Eleanor Roosevelt y La Declaracion de Los DDHH PDF

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UN MUNDO NUEVO. ELEANOR


ROOSEVELT Y LA DECLARACIÓN
UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS1

GUILLERMO ALEJANDRO GATT CORONA

During my years at the UN it was my work on the


Human Rights Commission that I considered my most
important task, though as I have explained I was also a
delegateto the General Assembly, which, at times, when the
two jobs more orless fused, caused some confusion.2

Cuando Thomas Buergenthal, quien fuera juez de la Corte In-


ternacional de Justicia del año 2000 al 2010 se refiere a lo que él

Glendon, Mary Ann, Un Mundo Nuevo; Eleanor Roosevelt y la


1

Declaración Universal de los Derechos Humanos, Fondo de Cultura Económica


– Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal – Universidad
Panamericana, trad. Pedro de Jesús Pallares Yabur, México, 2011. Agradezco a
Melina Beas, Santiago Brusco y Carlos Diz por sus comentarios a este texto.
2
Roosevelt, Eleanor, The autobiography of Eleanor Roosevelt, Da Capo
Press ed., 1992, New York, p. 314.

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denomina The International Bill of Human Rights,3 incluye en el


listado de instrumentos internacionales fundamentales para el
tema de los derechos humanos, la Carta de la Organización de
las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, los dos Pactos Internacionales de Derechos Humanos
de 1966 y sus Protocolos Adicionales.4
Todos los documentos citados por Buergenthal, excepto la
Declaración Universal son tratados internacionales y por ende,
tienen la naturaleza jurídica que de dicha instrumentación se
deriva.5 Los tratados son una de las fuentes esenciales del de-
recho internacional público, en los términos planteados por el
Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y
entre otros atributos, son vinculantes para los sujetos de dere-
cho internacional público que lo suscriben, de conformidad con
el principio res inter alios acta y ex consensu advenit vinculum.
En cambio, la Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos no es un tratado internacional, sino un documento de
carácter declarativo enunciado de manera propositiva por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre
de 1948, es decir, tres años después de que concluyera la de-
vastación que significó la segunda guerra mundial, y en plena
crisis en el Medio Oriente por los conflictos que ocurrieron a
partir del nacimiento de Israel como Estado, durante el conflic-
to en China entre Mao Tse-tung y Chiang Kai-shek y un par de
años antes de que la guerra fría desembocara en la crisis bélica
de Corea.

Buergenthal, Thomas, et. al., International Human Rights in a nutshell,


3

West Publishing Co, St. Paul, 2009, p. 36.


4
Los textos íntegros en español pueden ser consultados en REMIRO
BROTÓNS Antonio, Derecho Internacional. Tratados y Otros Documentos,
McGraw Hill, Madrid, 2001.
5
“The most frequent means of creating international rules is
the conclusion of agreements. These are also called treaties, conventions,
protocols, covenants, ‘acts’, and so on. The terminology varies but the
substance is the same: they all denote a merger of the wills of two or
more international subjects for the purpose of regulating their interests by
international rules”. Cassese, Antonio, International Law, Oxford University
Press, 2ª Edición, Oxford, 2005, p. 170.

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Habría que plantearse primero la pregunta acerca de si


conocer el origen, desarrollo e implementación de una “Decla-
ración” es relevante en alguna medida. Si se responde a dicha
pregunta analizando la naturaleza jurídica de una “Declaración”
de la Asamblea General de la ONU, habría que minimizar su
jerarquía y relevancia.6
No obstante, si se reconoce la auctoritas que obtuvo por
su aprobación sin votos en contra por la Asamblea General de
la ONU y por el desarrollo que fomentó (y sigue fomentando)
en el tema, se ha de reconocer que la Declaración es un par-
te aguas fundamental en el reconocimiento global de derechos
humanos, a partir de la dignidad7 de la persona, así como en la
implementación de tratados internacionales y normas locales
que fomentan el reconocimiento y protección de los derechos y
el establecimiento de garantías y mecanismos de cumplimiento
de tales derechos.8 “Hoy pocos abogados internacionalistas ne-

6
“Una declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas
adquiere la naturaleza de resolución que, como resolución de cualquier
asamblea, no tiene por sí misma fuerza legal. En cambio, los pactos,
convenciones y tratados... son acuerdos por medio de los cuales las naciones
asumen obligaciones legalmente vinculantes”. Glendon, Mary Ann, op.
cit., p. 140. “Cabe definir una declaración como un instrumento oficial y
solemne, que se justifica en raras ocasiones cuando se enuncian principios
que tienen gran importancia y valor perdurable”. Memorandum preparado
por el Servicio Jurídico de la Secretaría de la ONU, 34 UNESCOR, Sup. (no 8)
15, documento ONU E/CN.4/L.610 (1962) citado por <www.ilo.org/public/
spanish/standards/relm/ilc/ilc86/rep-vii.htm>. Consultado el 24 Marzo, 2012.
7
“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen
por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de los derechos iguales
e inalienables de todos los miembros de la familia humana...” Preámbulo de
la Declaración Universal de Derechos Humanos citada por Glendon, Mary
Ann, op. cit., p. 404.
8
“The cornerstone of UN activity has been without doubt the
Universal Declaration of Human Rights adopted by the UN General
Assembly on 10 December 1948. The Declaration was approved without a
dissenting vote (the Byelorussian SSR, Czechoslovakia, Poland, Ukrainian
SSR, USSR, Yugoslavia and Saudi Arabia abstained). It was intended not as a
legally binding document as such but, as its preamble proclaims, ‘a common
standard of achievement for all peoples and nations’”. Shaw Malcolm,
International Law, Cambridge University Press, 6ª Edición, Cambridge 2008,
pp. 278-279.

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garían que la Declaración es un instrumento normativo que crea


o cuando menos refleja algunas obligaciones jurídicas para los
Estados Miembros de la ONU”.9
Normalmente cuando se estudia la historia del derecho
internacional público, la narración suele ser técnica y fría: tra-
tados, costumbre, resoluciones. Ahora, Mary Ann Glendon
nos provee una fresca mirada a la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, involucrándonos de manera profunda, en
los eventos históricos que llevaron a su expedición, contenido,
virtudes y omisiones, así como a los personajes que la hicieron
posible.
La Declaración se comprende mejor cuando se ve desde la
perspectiva de sus protagonistas, cada uno inmerso en sus pro-
pias condiciones que generaban complejas aristas en la discusión
y avance en la redacción y aprobación del instrumento: Charles
Malik y sus apasionadas posturas,10 la inteligencia de René Cassin
quien había vivido personalmente la discriminación religiosa, el
filósofo y diplomático Peng-chun Chang y sus siempre acertados
proverbios, del liderazgo energético de Eleanor Roosevelt como
Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, re-
cientemente viuda del cuatro veces presidente Franklin D. Roo-
sevelt y ahora amiga (pero también representante) del presidente
Truman, de Carlos Rómulo enfático en su anticolonialismo, del
canadiense Humphrey quien siguió con paciencia el caminar del
documento desde el primer borrador que él mismo preparó y has-
ta su aprobación, de Hansa Mehta y su énfasis en los derechos
de la mujer, del chileno Hernán Santa Cruz con su profundo co-

Buergenthal, Thomas et al, op. cit., p. 42.


9

“Working in tandem with Eleanor Roosevelt, he played a key role


10

in shepherding the Universal Declaration of Human Rights through the


tortuous process that lead to its approval in December 1948. He finally came
to accept that ‘if decent people do not go into politics, leadership must pass
to others, no matter how perverted and false those others may be.’ But he
never overcame his distaste for what he regarded as a world of ‘untruth’”.
Glendon, Mary Ann, The Forum and the Tower: How scholars and politicians
have imagined the world from Plato to Eleanor Roosevelt, Oxford University Press,
Nueva York, 2011, p. 5

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nocimiento de derechos económicos y sociales, y muchos otros


actores, cuyas opiniones, acciones, iniciativas y reticencias, mol-
dearon el texto que hoy conocemos. Con Glendon, la Convención
adquiere profundidad, perspectiva y tono humano.11
En “Un Mundo Nuevo...”, Glendon nos refiere cómo Malik
presentó a la Asamblea General, el borrador de Declaración para
su aprobación. Ante el pleno de las Naciones Unidas, sintetizó lo
que desde entonces podía enaltecerse de este nuevo instrumento:

Miles de manos e inteligencias han ayudado en su elaboración.


Cada uno de los miembros de Naciones Unidas se ha compro-
metido para lograr el respeto y la observancia de los derechos
humanos. Pero, precisamente nunca habíamos dicho cuáles
eran estos derechos, ni en la Carta ni en cualquier otro instru-
mento internacional. Esta es la primera vez que los principios
de derechos humanos y libertades fundamentales se describen
con autoridad y al detalle. Ahora sé a lo que mi gobierno se ha
comprometido a promover, conquistar y respetar cuando tuve
el honor de firmarla. No quiero comprometer a mi gobierno,
pero si no cumple su compromiso, tendré y sentiré el apoyo de
todo el mundo.12

De alguna manera, Malik sostiene este lazo indisoluble


entre los derechos humanos referidos de manera indeterminada
en la Carta de la ONU13 y su precisión en la Declaración. “Con

11
Esto, a pesar de que en ocasiones el libro parece escrito fundamen-
talmente para el público norteamericano al detallar en materia de legislación
de dicho país, los requisitos para que un tratado sea vinculante en ese país,
o al enunciar cuáles de los derechos Constitucionales de EUA no están
considerados en la Declaración.
12
Charles Malik, 9 de Diciembre de 1948, discurso a la Asamblea
General. MALIK Habib C. (Editor), The Challenge of Human Rights: Charles
Malik and the Universal Declaration, Oxford, Centre for Lebanese Studies,
2000, p. 117, citado por Glendon, Mary Ann, Un Mundo Nuevo; Eleanor
Roosevelt y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, op. cit., pp. 242-
243.
13
“Despite proposals to the contrary, the Charter stopped shy of
incorporating a bill of rights. Instead, there were proposals for developing

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ello se excluirían las interpretaciones individuales y a menudo dis-


crepantes del contenido, significado y alcance de las obligaciones
consagradas en la Carta... en materia de derechos humanos”.14
El hecho de que la propia Declaración considere, aún de
manera implícita a la dignidad de la persona humana como el
fundamento de los derechos humanos no es cosa menor. “El fun-
damento de los derechos humanos que se asienta en la dignidad
de la persona hace énfasis en la forma particular de ser que co-
rresponde a los individuos de la especie humana, sobre todo el
hecho de que ellos mismos son el principio de su dinamismo
existencial, por lo que deben ser tratados como fines en sí”.15
Hoy resulta contundente que “un Estado que pretende
estrechar sus vínculos con otros, tendrá que sujetarse a los pa-
rámetros internacionales establecidos respecto a los derechos
humanos”,16 y esa construcción jurídica, partió claramente de la
cimentación que significa la Declaración Universal.
Después de la irracional y masiva violación de derechos
humanos que significó la segunda guerra mundial (y no sólo me

one through the work of a special commission that would give separate
attention to the issue. That commission was contemplated by Charter
Article 86, which provides that one of the UN organs, the Economic and
Social Council (ECOSOC), ‘shall set up commissions in economic and
social fields and for the promotion of human rights’”. Steiner, Henry J, et al,
International Human Rights in Context; law, politics, morals, Oxford University
Press, 3ª Edición, Oxford, 2007, p. 135.
14
Villán Durán, Carlos, Curso de Derecho Internacional de los derechos
humanos, Editorial Trotta, Madrid, 2002, p. 211.
15
“Este deber se concreta en la no obstaculización y promoción del
disfrute de determinados bienes, exigibles como derechos humanos, y en
cuya ausencia la vida de los hombres sería inhumana. Asimismo, este modo
de fundamentar los derechos humanos se centra en conocer la realidad de la
persona humana y, a la vez, reconoce que ese conocimiento implica siempre
un ‘reaprender’ y ‘redescubrir’ la manera en que las exigencias de la dignidad
humana se hacen presentes en la historia y la cultura”. Ramírez García, Hugo
Saúl y Pallares Yabur, Pedro de Jesús, Derechos Humanos, Oxford University
Press, México, 2011, p. 55.
16
Del Rosario Rodríguez, Marcos, Universalidad y primacía de los
Derechos Humanos: Ensayos en torno a la consolidación de los Derechos Humanos
como factores supremos en el sistema constitucional mexicano, Editorial Ubijus,
México, 2012, p. 15.

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refiero al salvaje genocidio llevado a cabo por los Nazis, sino a


la que cometieron actores de todos los bandos)17 el mundo fi-
nalmente se había percatado que los derechos humanos debían
ser reconocidos y protegidos, no sólo por los Estados, sino por
la comunidad internacional en su conjunto. Esto significará una
compleja y significativa dicotomía de equilibrio entre la protec-
ción de los derechos humanos, y el respeto a la soberanía estatal.
La Declaración ha ido desarrollando su propia validez
formal, y es citada frecuentemente como constitutiva de cos-
tumbre internacional, así como de declarar principios generales
de derecho. Se ha convertido en un asidero común de lo que la
comunidad internacional considera como “derechos humanos”
y ha fortalecido con el paso del tiempo, la convicción de que los
gobiernos y en general, los distintos sujetos de derecho interna-
cional público, tienen obligaciones para garantizar el disfrute de
los derechos que la Declaración reconoce.
La autora realiza en un texto detallado pero de fácil lec-
tura, el recorrido histórico de la Declaración partiendo de “las
cuatro libertades” de Franklin Roosevelt hasta su aprobación.
Se trata de una larga secuencia desde las primeras sesiones de la
Comisión de Derechos Humanos en una vieja fábrica de Lake
Success, en el Estado de Nueva York (apenas meses después de
que Rockefeller donara los fondos para adquirir los terrenos en
Manhattan que hoy ocupa la sede principal de la ONU), pasan-

17
Bassiouni se refiere a este tema, al explicar cómo a pesar de los
avances que significaron Nüremberg y Tokio, seguía tratándose de la justicia
de los vencedores, y lo ejemplifica con el caso de la masacre del bosque Katyn.
“This is the case involving the senior commanders of the Wehrmacht who were charged
with the killing of some 15,000 Polish officers and soldiers in the Katyn forest. This
was an absolute falsification by the Soviet Prosecutor since it was the Red Army that
committed the mass murder. The other three Allied prosecutors representing the US,
France, and Great Britain had to know of this falsification, or could have at least
inquired more of that charge, but they did not press the Soviet prosecutor probably
for political reasons. To date, there has been no correction of the judicial record of
this historic falsification”. Bassiouni, M. Cherif, International Criminal Justice
in Historical Perspective: The Tension between States’ Interests and the Pursuit of
International Justice, en Cassese, Antonio (Editor), The Oxford Companion to
International Criminal Justice, Oxford University Press, Oxford, 2009, p. 135.

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do por Ginebra, los trabajos del comité redactor, las discusiones


en Paris, su aprobación en la Comisión de Derechos Humanos,
el Consejo Económico y Social, en la Tercera Comisión de la
Asamblea General y finalmente en el Pleno de ésta.
Los debates tienen una profunda riqueza histórica, filosó-
fica y humana. Las grandes definiciones (por ejemplo el debate
en el uso de conceptos fundamentales tales como “individuo” o
“persona”), y aquello que debía aparecer o no (¿referirse a la Di-
vinidad o no?, etc.) se definieron en esta Declaración de una ma-
nera que ha perdurado y definido el rumbo en el desarrollo de los
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos.
No resultaba fácil para los promotores de la Declaración, lo-
grar un texto congruente y aceptable para la comunidad interna-
cional cuando los gulags soviéticos vivían su apogeo, y la doctrina
de separate but equal permitía la legal pero profundamente injusta
discriminación racial en Estados Unidos. No era casualidad que
las referencias a los derechos humanos y su protección en la Carta
de San Francisco fueran tan someras y ambiguas.18 Menos aún,
conseguir que en vez de Declaración, se redactara inicialmente
un tratado vinculante, como querían los representantes del Reino
Unido (lord Dukeston) y Australia (William Roy Hodgson).
Glendon no sólo realiza una detallada y clara exposición
del contenido de la Declaración,19 sino que (mucho más impor-
tante) explica los debates entre grupos con opiniones distintas
y a veces confrontadas (no sólo se trataba de contraposición
en algunos temas entre el grupo pro soviético y el occidental,
sino también el latinoamericano, los países orientales, y los is-

“The human rights provisions of the United Nations Charter have


18

been described as ‘scattered, terse, even cryptic’ (Steiner, H. Alston, P, and


Goodman...). No comprehensive system for protecting human rights was
enshrined in the Charter. Rather, the goal of securing respect for human
rights was specified with States pledging to encourage the promotion and
observance of rights within their territories”. Smith, Rhona K. M., Textbook
on International Human Rights, Oxford University Press, 4ª Edición, Oxford,
2010, p. 27.
19
Como apoyo, la obra de Glendon incluye en sus apéndices, los
textos de borradores de Declaración, desde el de Humphrey y hasta el texto
aprobado.

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lámicos), que llevaron a que ciertos artículos fueran ambiguos y


generales, otros no incluyeran temas que algunos consideraban
necesarios y que se emplearan los términos citados y no otros.
Además, la obra sigue el avance de la Declaración desde
su aprobación por la Asamblea General, y durante los primeros
difíciles años de la guerra fría, logrando sus mayores avances
sustanciales en materia de promoción de suscripción de tratados
multilaterales de alcance general en 1966 con los Pactos de Dere-
chos Civiles y Políticos y el de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, que entrarían en vigor 10 años después. El desarrollo
de la legislación internacional en materia de derechos humanos,
tenía en la Declaración su más firme sustento.
Coincido plenamente con Glendon, “mientras no haya
algo mejor, la Declaración es, como alguna vez dijera Eleanor
Roosevelt respecto de las Naciones Unidas, ‘un puente sobre el
que podamos encontrarnos y conversar’”.20

“It’s your life – but only if you make it so. The standards
by which you live must be your own standards, your
own values, your own convictions in regard to what is
right and wrong, what is true and false, what is impor-
tant and what is trivial.
When you adopt the standards and the values of someo-
ne else or a community or a pressure group, you surren-
der your own integrity. You become, to the extent of
your surrender, less of a human being”.21

Recibido: 25-03-2012
Aprobado: 31-05-2012

Glendon, Mary Ann, Un Mundo Nuevo; Eleanor Roosevelt y la


20

Declaración Universal de los Derechos Humanos, op. cit., p. 31.


21
Roosevelt, Eleanor, You Learn by Living, Eleven keys for a more fulfilling
life, Harper & Row, New York, 1983, p. 111.

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