La - Fisiologia de - La - Madera - Frutal

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Walter Feucht

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lVER S lD A D DE C HIL É

F ACU LTAD DE AG RO 1 0M I A

PUBLICAC IONES E CIE C IAS AGRICOLAS


No. I

COMITE E DITORIAL

Luciano E. Campos, R oberto H. González

para referencia bibliogr.Hica citar:


Pub!. Cicnc. Agric. Univ. Ch ile.
Fac. Agronomía, Sant iago

La Fisio ogía de la
Madera Frutal
326.5
por

Dr. Agr. Walter Feucht


investigador en Fisiología Frutal, Es-
tación Experimental Agronómica y Pro-
fesor contra tado de la Cátedra de
Fruticultura General, Escuela d e Agro-
nomía, Universidad de Chile
INDICE

PRÓLOGO. 3

INTRODUCCIÓN 4

Causas de escasa floración en árboles frutales 4


Producción óptima de frutas, flores y brotes . 9
Estudio crítico sobre la producción de un huerto con buen rendimiento 11
Frutas de calidad derivan de flores de calidad . 11
Distribución de la madera más valiosa en la copa del árbol 13
Brotes fructíferos del manzano 16
Los brotes frutales del peral 21
Membrillo 24
Influencia de la posición vertical y horizontal sobre la fertilidad 25
Función de la estructura del árbol con respecto a su fertilidad 29
El frutal de carozo . !10
Guindo dulce (cerezo) 30
Guindo (ácido) !13
Ciruelo 34
Dama~o 37
Almendro 40
Duraznero 40
La nutrición de la madera frutal 44
Nitrógeno 44
Hidratos de carbono 48
Potasio 50
Fósforo 51
Magnesio 53
Calcio 55
Distribución de las sustancias nu tritivas en las frutas, brotes y yemas del manzano 55
Microelementos 56
Boro 57
Cobre 57
Manganeso 58
Hierro 58
Cinc. 59
Epilogo 60
Summary 61
BIBLIOGRAFÍA 62

--
PROLOGO

Desde los comienzos de la fruticultura como de la Facultad de Agronomia, Universidad de


'f!ráctica agrícola, el productor ha dedicado un Chile, Feucht y colaboradores han continuado
interés especial a la obtención de una madera realizando investigaciones sobre la compleja
frutal de la más alta calidad. Ya durante la cadena de factores que condicionan y regulan
Edad M edia, sobre todo en Francia, se publi- el proceso de la inducción floral en frutales
có una serie de tratados que tenían como tema de hoja caduca. Los resultados logrados hasta
la obtención de madera frutal de óptima cali- el momento se presentan en este primer núme-
dad. Más tarde especialistas alemanes se dedi- ro de Publicaciones Misceláneas, nueva con-
caron a investigar este problema con mayor tribución científica en Ciencias Agrícolas que
intensidad, y en tiempos más modernos, dife- la Facultad de Agronomía entrega al país para
rentes grupos han contribuido en considerable uso del estudioso, del técnico y del agricultor.
escala a la normalización y esquematización de El objeto de la presente publicación es dar
la poda para la obtención de mejores cosechas. a conocer las técnicas para la obtención de la
Además se han investigado los aspectos más madera frutal y demostrar además que la pro-
diversos del problema, para la racionalización ducción de frutas de buena calidad no sólo
de la poda con fines económicos. puede valorarse cuando éstas llegan a su ma-
Las primeras publicaciones sobre la obten- durez y empiezan a ser cosechadas, sino muchos
ción de la madera frutal tenían como base la meses antes, cuando potencialmente están bos-
experiencia (recogida en el trato diario) con los quejadas en una yema frutal y poco más tar-
árboles frutales y el aprovechamiento amplio de en un ramillete floral. Las flores, frut os en
de todos los conocimientos provenientes de las embrión, responden directamente ante los fac-
más antiguas y 1·emotas tradiciones. tores cultivo y clima, razón por la cual deben
Posteriormente se comenzaron a combinar tenerse amplios conocimientos sobre los dis-
las experiencias de poda con la determinación tintos procesos fisiológicos que ocurren, a fin
científica del correspondiente rendimiento, de ayudar al árbol a cumplir con su función
para obtener datos estadísticos precisos sobre de formador de frutos.
las ventajas y desventajas de los distintos méto- Publicaciones de Ciencias Agrícolas de la
dos. Pero, a pesar de todo esto, no debe olvi- Facultad de A~ onomía se honra en salir a
darse que la cosecha depende en todo caso de la luz pública siendo portadora de tan impor-
una multitud de aspectos asociados a las me- tan te trabajo científico. Esperamos que el pre-
didas de cultivo aplicadas. sente y próximos aportes contribuyan al des-
Al brote individual, objeto principal de la arrollo de las ciencias (lJgronómicas y conse-
formación de la madera frutal, se ,h a dedicado cuentemente a un engrandecimiento de la
en general hasta la fecha una escasa atención agricultura nacional.
y todas las investigaciones referentes a este pro-
blema han sido de poco alcance. Esta escasez RonERT'O H. GoNZÁLEZ, Ing. Agr. Ph. D.
de datos indujo a R U DLOFF y FEUCHT (1957) Jefe
a efectuar investigaciones más amplias sobre la Estación Experimental Agronómica
calidad de los distintos brotes o yemas frutales.
En la Estación Experimental Agronómica Maipú, diciembre, 1966.
.L

lNTRODUCCION árboles frutales, el r itmo que induce la for-


mación de flores coincide tempora lmente con
La producción fru tal depende de una serie de la formación de brotes y frutas. La formación
fac tores entre los cuales debe con siderarse, en- de frutas o fructificación puede influir sobre el
tre otros, el clima, suelo, tipo de cultivo y metabolismo de las yemas jóvenes de tal modo
variedad. LoNGLEY (1960), en un am plio es- que puede afectar e incluso inhibir la flora-
tudio estadístico encontró una estrech a rela- ción de la próxima temporada.
ción entre la cantidad de flores p roducidas El desarrollo estructural de los distintos
por árbol y la cosecha. Sin embargo, esto no de- órganos que conformarán la flor en la próxi-
p enderá sólo de la cantidad de flores, sino que ma primavera comienza en las pomáceas nor-
también de su calidad (FEUCHT, 1955). Ya en malmente a fines de diciembre, F EUCHT y
191.7, HEINICKE en un estud io sobre manzanos ARANCIBIA (no publicado), pero los procesos
señala que la capacidad productiva ele la flor metabó licos que provocan la floración han co-
depende del vigor del d ardo y brote que dará menzado ya en seman as a n teriores.
origen a ella. Es evidente que el período de la inducción
Es entonces la estructu ra básica o armazón floral (fines de noviembre hasta fines de di-
del árbol el que influirá en la capacidad pro- ciembre) es mucho más importante que el
ductiva de la madera frutal. El objetivo ele la período siguien te d e formación de los d istin-
poda es obtener, regulando esta estructura, un tos órganos de la flor, pues este último pro-
árbol <le alta capacidad de producción. ceso, una vez comen zado, no se interrumpe
L as especies frutales se caracterizan por po- sino a causa de condiciones de insuficiencia
seer diferentes hábitos vegetativos, lo que con- muy ex tremas. Noviembre y diciembre, los me-
d uce a una forma típica de fructificar. Este tra- ses críticos de la determinación floral, coinci-
baj o pretende describir y señalar p ar a la m a- d en en las pomáceas con los meses d el creci-
yor parte de las especies la madera que poseerá miento vigoroso de la fruta. En la figura I
la mejor calidad frutal. Estos conocimientos ·se aprecia que en los frutales de pepa el
ayudarán a l fruticultor en la formación de -desarrollo de los frutos de la temporada inter-
árboles vigorosos con copas llenas ele brotes 'fiere considerablemente con el período d e for-
altamente productivos. mación de yemas que en la próxima primavera
darán origen a flores, y por lo tanto es frecuen-
U n factor importante para la obtención de te encontrar muchas especies de pomáceas que
una buena madera frutal es la nutrición armó-
muestran una floración an ua l muy irregular.
nica de ramas y ramillas. La intervención de
los nutrientes miner ales en los procesos de la En la fruta de carozo, la inducción floral co-
inducción floral y de la fructificación es multi- mienza, según la especie y variedad frutal, a
lateral y compleja. Se h a pretendido en este fines de diciembre y duran te enero, o sea, en
estudio ad emás, hacer un análisis de la impor- una época en que ya termina o está por termi-
tancia de cada uno de los minerales que inter- nar la cosecha de la fruta . Por lo tanto los p e-
vienen en dicho metabolismo. ríodos de desarrollo de frutos y de formación
de yemas frutales se entrecruzan en fom1a me-
nos pronunciada (Fig. 1) . Los cerezos, cirue-
CAUSAS DE LA ESCASA FLORACION EN los, d amascos y durazneros son, por regla ge-
ARBOLES FRUTALES ner al, más perseverantes o constan tes en su
floración anual que las pomáceas.
Floración débil por interferencia entre los p e-
ríodos de la formación de la flor y de la fruta
Posición de la fruta en la rama y su influencia
Muchas plantas de cultivo, como cereales y sobre la f [oración
otras, florecen regularmente cada año. Existe
una secuencia o cadena d e procesos bien pre- Las pomáceas, generalmente poseen bro tes jó-
cisa que no permite la interferencia de una venes cortos que teóricamente debieran pro-
etapa con otra. A sí, por ejemplo, el trigo ger- ducir flores y se ubican en el centro frutal por
mina, forma tallos, después yemas y espigas debajo d e los frutos. Sin embargo, en los árbo-
en un proceso consecutivo. En cambio en los les frutales, el órgano físicamente más desarro-

---....
- - Duraznero
~ Cerezo
___ Ciruelo

1.10 1.1.

ema floral
110 de la Y
Manzano
(Diferenciación)
Peral

1.11. 1.1. 1.2. 1.J 1.5


Octubre Enero Mayo

Figura 1. Esquema de los períodos de desarrollo de frutas, ind ucción y diferenciación floral
en árboles frutales. Ambos períodos se cruzan en el caso de las pomáceas, pero no en el caso
de las prunoideas. El sector correspondiente al mes de diciembre muestra el período de in-
ducción flora l, el sector siguiente corresponde a la diferenciación floral y, por último, se abren
las flores en la primavera

liado tiene, por regla general, mayor fuerza Otros ejemplos de deficiencia en la formación
competitiva que un órgano menos desarrolla- de flores en pomoideas a causa de la inhibición
do. Es esta la causa de que la fruta del man- ele la yema
zano, por ejemplo, inhiba el crecimiento de
la yema la cual en vez ele producir flores, sólo En la figura 3 se mu estran dos extremos de
produce pequeñas hojas en la mayoría de los un brote que h a fructificado el año anterior. A
casos (Fig. 2) . causa de esto se ha hinchado la bolsa o centro
Hay varios trabajos sobre el efecto inhibi- de producción. Los dos brotes cortos laterales
dor de los órganos de mayor desarrollo en crecieron bajo la influencia inhibidora de la
árboles forestales y arbustos herbáceos. En los fruta y formaron solamente yemas foliares.
estudios de KosLOWSKI (1964) se encuentran En cambio, en el otro brote (Fig. 4), la
amplios da tos al respecto. flor o la fruta joven se desprendió muy tem-
En los frutales de carozo, con mayor facili- pran o, a causa de lo cual quedó anulado el
dad p ara producir flores que las pomáceas, lqs efecto inhibidor pudiendo formarse yemas flo-
yemas jóvenes quedan dispuestas en la zona rales.
distal de la ramilla por encima de los frutos Tal como la fruta, los brotes de fuerte desa-
(Fig. 2) . La fruta se encuentra, en estos casos, nollo pueden ejercer un efecto inhibidor so-
lateralmente en un brote de un año. Por en- bre yemas vecinas. Impiden entonces la for-
cima de este brote y a partir de la yema ter- mación de una flor. Este caso se presenta en
minal se desarrolla entonces el brote joven brotes largos de un año en muchas especies de
que, a su vez, producirá flores. Estos fenóme- frutales de pepitas.
nos se d escriben para todas las especies ele fruta Cuando los extremos de estos brotes o dar-
de carozo, FEUCHT ( 1961) . dos se ven debilitados a causa, por ejemplo,

5
Fruta
dominante

Yemas
florales

Dar do
subordin ado

A B
Figura 2. Dardo de manzano (B) dominado por la fruta. Se desarrolla una yema vegetat iva. En el caso de amig-
daláceas las flores estfo ubicadas sobre los frutos (A) y se produce todos los años fl oración m,\s regular

Figura 4·. . Extremo de u na r amilla que no fructificó


el aiio anteriC'r. No hubo dominancia apical y las
yemas son fructíferas

+-
Figura 3. Ramilla con bolsa de prod ucción que tuvo
fruto el año an terior; por eso los brotes cortos llevan
sólo yem as vegetativas
de alg una enfer med ad, existe la posibilidad las yemas later ale5. Esto hace que sólo las ye•
de estimular las yemas la terales de los brotes mas la terales rela tivamente vigorosas de la gro-
de un año para que produzcan flo res en mayor sella sean abundantes en flores (LENz, 1961) .
escala (Fig. 5) .
N AsR y W ARE1NG (1961) exponen que, en Eliminación de la inhibición para producir
Grosella Negra, la floración está asociada a un yemas florales al disminuir la dominancia
debilitamiento de la yema terminal, acompa- apical
ñado simultáneamente de una activación de
Los árboles jóvenes tienen normalmente una
enorme potencia para desarrollar sus extremi-
dades, es decir, su desarrollo anual es extra-
ordinariam ente vigoroso. Este fenómeno cau-
sa la inhibició n propo rcionalmente fuer te de
las yem as que se encuentran cerca de la base
y, por lo tanto, éstas no llegan a florecer.
E n cambio, donde este crecimiento de las
extremidades es casi nulo, ta l como sucede
por ejemplo en árboles atacados de enferme-
dad es o insectos, o debilitados por otra causa,
queda eliminado también el efecto inhibidor
sobre las partes básicas del árbol. Las yemas
terminales de los brotes cortos se desarrollan
con mayor vigor y tien en , en consecuen cia, ma-
yor capacidad de floración . Como se ve, existe
una interdependencia entre las extremidades
y las partes b ásicas de la ramas (Fig. 6) .
Casos como éstos despertaron en gen era-
ciones de fruticultores la idea q ue un desarro-
llo débil o un crecimiento escaso de la planta
con stituía la clave p ara lograr una profusión
0 abundan cia de flores. Se creía que la poda
de las r aíces, el d escortezamiento en forma de
anillos, el estrangulamiento, el deshoje y o tros
maltra tos podrían debilitar el crecimiento en
beneficio de un mayor r endimiento frutal.
H ay que tener presente que un desarrollo
débil de toda la copa del árbol causará en el
curso de los años una decrepitud o un enve-
jeci miento de toda la madera frutal. En árbo-
les j óven es, las ramas g uías o principales tie-
n en que tener siem pre un crecim iento vigoro-
so, lo que n o excluye que sim ultáneamente
existan r am as fructíferas de menor crecimiento
que puedan producir una cosech a m ás tem-
prana.
T sELUIKO (1964) obtuvo en un m anzano,
por despunte de los brotes largos, un adelan-
tamiento de la fase d e floració n, pues logró
anular de este modo el efecto inhibidor de las
puntas de los bro tes.
R esultados similares obtuvieron BATJER,
, ,v1LLIAMS y M ARTIN (1964) en manzanos muy
desarrollados. P or medio de la pulverización
con el agente inhibidor B 995 pudieron r etar-
d ar el crecimiento y obtener así una floración
Figura 5, R amilla de m anzano infectada por Podos- m ás abundante. El mismo resultado lograron
p haera leucotricha (lado izquierdo) . La p unta de la BuKo vAc, EDGERTON y HoFFMANN (1963) con
ramilla se encuentra debilitada y como consecuencia el inhibidor "TrnA".
se estim u la la producción de flores laterales. Como El efecto inhibidor de la fruta sobre la flo-
comparación (lado derech o) hay una rama san a. La
p unta presen ta dominancia apical y en consecuen cia ración se propaga en dirección descendente en
no hay flores laterales el brote,

7-
Figura 6. Rama de manzano con crecimiento débil. La dominancia apical es escasa; en consecuencia, tiene gran
número ele flores

FuLFORD (1962) describe en forma muy de-


ta llada y clara el efecto inhibidor sobre la flo- Frutos del año on terior
ración causada por la fruta. A través de va- 1
0 o o 9
rios experimen tos de raleo llega a la conclusión : 6 6 ó
<le que la fruta ejerce un efecto inhibidor m uy
pron unciado hacia abajo, lo que a su vez con-
duce a la formación de yemas foliares.
( ::::==:='.·====== ~·======
Todos los demás botones o yemas que se o,8¼ 0,4 ¼
Flores del año siguiente
encuen tran por encima de la fruta, o sea, m ás
hacia la punta del brote, son yemas florales,
especialmente en las ramas de dos e incluso
de un año. Los experimentos de FULFORD, con- :º ó o o o ó o
firman, por lo tanto, la irrefu table con stancia
y superioridad de la floración especialmente (
en el ramaje de uno y de dos años.
La figura 7 muestra, desde arriba hacia aba-
:* 'it
jo, lo siguiente: 20,2¼ 87.7¼
Si se ralean totalmente las ramas sólo en su
mitad inferior (izquierda de la figura) y se onillodp
dej a en la mitad superior una abundante car-
ga de frutas, se desarrollan muy pocas flores en : !? o o 9 ,
la próxima témporada.
Si, en cambio, se ralea sólo la mitad supe- ( ::•~~:;;::•~~•:::::::;::<j!!~==•=ó::::;:ó==ó~\ff= =
rior, al año sig uiente se formarán muchas flo-
" • 48 ..
res en esta misma sección de la rama, es decir 75,3¼
el efecto inhibidor de las frutas no asciende
por el brote.
Por otra parte, si se ralea sólo la mitad in- Figura 7. D e.mostración ele los experimentos de raleo
ferior de una rama y se circunda la rama en de F u U-ORD. Se pone de relieve que la inhibición ele la
indu cción floral solamente se produce hacia abajo, por
el centro, se producirán al año siguiente mu- eso se encuentran, eu general, menos flores en las partes
rhas flores en la parte inferior de la rama. A m,\s viejas de las ramas

8
causa de la circunc1S1on, el agente inhibidor to. Cosechas máximas que sobrepasan esta pro-
procedente de las frutas no puede desplazarse ductividad desequilibran la potencia producti-
hacia abajo. Aún no se sabe d e qué agentes, va y el crecimiento, produciéndose así cosechas
sustan cias b elementos se trata, p ero se sabe irregulares. El esquema de producción de· flo-
que aquellos que fomentan el crecimiento se res y frutas sigue en gen eral un proceso como
mueven p referentemente en dirección descen- el indicado en la figura 8.
dente (GREGORY y HANOOCK, l 955) . Se supone Las condiciones locales, es decir, el suelo y el
que algo similar sucede con otros elementos clima, influyen poderosamen te sobre el rendi-
reguladores. miento óptimo obtenible. Cada región presen-
Los experimentos de FuLF0RD demuestran ta un nivel productivo óptimo típico para las
claramen te que los brotes más jóvenes de uno distintas especies y variedades ele frutales. La
y dos años son ele la mayor importancia para condición óptima en relación al rendimiento,
la productividad del manzano no importa dón- floración y brotación se manifiesta a través ele
de se encuentren ubicados. Por lo tanto, el cre- cosechas abunda n tes y regulares año a año. La
cimiento del árbol tiene que ser bastante fuer- misión del fruticu ltor práctico consiste en tra-
te para que siempre exista una cantidad sufi- ta r a sus árboles frutales de tal fonna que, bajo
ciente de material joven capaz de producir las condiciones locales existentes, produzcan co-
flores. Por esta misma razón deben sacarse del sechas altas, continuas y parejas. ·
árbol todas aquellas partes de la rama que ya
proclu jeron y cargaron frutas en repetidas co- La floración puede su frir también a causa
sech:is y que acusan una débil florescencia. de la formación excesiva de brotes, aunque esto
es menos inhibiclor que un exceso de carga fru-
PRODUCCION OPTIMA DE FR UTAS, tal. La brotación excesiva se debe generalmen-
FLORES Y BROTES te a la abundancia de N (nitrógen o). EMBLE-
T0N y sus colaboradores (1959) ex ponen que
Equilibrio fisiológico del árbol si el contenido ele n itrógeno en hojas de palto
excede del 1,8%, la cosech a disminuye. Man-
Cada especie frutal se caracteriza por una capa- zanos con un crecimiento excesivo forman po-
cidad ele producción particular óptima ele fru- cas flores (MARCELLE y SIR0NVAL, )963).
tas y flo res y de un ritmo especial ele crecimien- FELIUS y To0RENAAR (1959) demostraron el

• Fruta
f Yema floral
I Yema vegetativa

Figura 8. Desde las frutas hacia aniba se produce una fl oració11 regular y abundante. Anualmente. un crecimien to
fuerte estim ula la floración regular

9
efecto que tiene la fruta sobre la formación de reduce el crecimiento de los brotes en 80-90
brotes. Según ellos, cada kilogramo de fruta cm. (figura 9).

Figura 9. Ramillas en que el crecimiento en exceso provoca la caída de las frutas (izquierda);
en otras las frutas dominan e inhiben el crecimiento de la ramilla (derecha)

,
El raleo o extirpación de yemas por me~io ,de dos en olivos gracias a estas medidas con res-
la poda de la madera frutal ' pecto al añerismo.

En árboles con un número excesivo de yemas, Otros métodos para el raleo de las yemas
la madera fru tal se poda en mayor proporción
durante el invierno que en aquéllos con escaso En muchas ;zonas se suele recurrir al raleo de
número de yemas. Este método es el más segu- yemas en forma mar¡.ual. Las ventajas y des-
ro entre todos los demás sistemas de raleo, ven tajas de este sistema dependen en primer
siempre que el podaclor sepa ?istinguir entre luga1 de factores económicos, pues los costos
yemas florales y yemas vegetativas. Es muy re- - son de fuerte incidencia en estos casos.
comendable eliminar, ante todo, la~ partes más Por esta razón se trata de resolver el proble-
viejas de las ramas. ' ma por medio de la aplicación de· máquinas
Esta labor tiene el objeto de· fomentar simul- sacudidoras. Aún -hay que espérar los resulta-
táneamente el crecimiento durante el p eríodo dos que pueden obtenerse con estos aparatos
vegetativo siguiente, lo que es muy favorable en la práctica.
para la floración próxima. Las situaciones anteriores pueden ventajo-
KoBEL (1954) considera la poda de raleo samente ser ree1pplazaclas por el raleo químjco,
una medida muy positiva para la atenuación aplicando sustancias hormonales o de otra na"
del añerismo. KosENKO y sus colaboradores turaleza cuando el árbol se encuentra en ple-
(1'965) recomiendan también la regulación de na floración. Pero este procedimiento rinde el
la fructificación por medio de la poda. Dr CREC- resultado deseado sólo raras veces, pues para
CHIO (1963) señala también los éxitos obteni- que constituya éxito no sólo se necesita bas-
tante experien cia, sino también una buena gan sino al 30% ele su verdadera capacidad ele ...__
porción ele suer te. Además, lÓs efectos ele la rendimiento, encontrándose en cambio otros
pulverización (aspersión) ele raleo dependen árboles sobrecargados, cuyas ramas tienden a
ele una serie ele factores, tales como tempera- desgan charse, por crecimiento defilciente y
tura, horas ele sol, hwneclacl del aire, intensidad agotamiento. Estos serán los "Frustrados" d el
del viento, tamaño y cantidad ele gotas, vigor a ño próximo que, habiendo perdido su equi-
vegetativo del árbol, variedad, período ele flo- librio, van cayendo en forma alternativa ele
r ación y tam año de la fruta. Fuera ele esto que- un extremo a otro.
dan aún alg unos puntos por aclarar en cuanto Resumiendo, vemos que al fin de cuentas
al transporte en el tejido vascular y a la fun- queda sólo un pequeño porcentaje ele árboles
ción propiamente dicha ele los agentes quími- que se en cuentran en condiciones óptimas, es
cos usados en el raleo. decir, que conservan el llamado equilibrio fi-
FuLFORD (1960) expone que los experimen- siológico.
tos de raleo químico rind ieron muchas veces Aun reconociendo que la fruticultura mo-
resultados insatisfactorios en Inglaterra, y sin derna tiene poco tiem po para fij arse en estas
embargo muchos o tros autores se pronuncian " menudencias", nos par ece a veces muy conve-
favorablem ente sobre este sistem a, especialmen- niente analizar las causas de malas cosechas,
te en EE.UU. par a poder corregirlas h asta donde nos sea
La na[talenacetamicla ha d ad o buenos re- posible.
sul tados en EE.UU. Otras sustancias producen Para que la fruticultura n os dé un rendi-
frecuentemente reacciones secundarias indesea- miento satisfactorio es indispen sable que la
bles y su efecto ralead or dep ende dem asiado madera frutal y las flores que produzcan sean
ele las condiciones ambientales. En los EE.uu. de la m ás alta calidad.
se usa el producto ele valor insecticida conocido
como Sevin (n-carbama to ele sodio) con buen FRUTAS DE CALIDAD DERIVAN DE
éxito (BATJ ER y WESTWOOD, 1960 y WrLLIAMS FLORES DE CALIDAD
y BATJER, 19&4) . Sin embargo, este mismo agen-
te no dio ningún resultado positivo en los ex- Entre las numerosas flores de un árbol frutal
perimentos ele GRrGGs e lwAKIRI (1962) . Por encontraremos diferencias en su forma. Estas
o tra parte, su valor insecticida lo h ace muy diferencias, son la cau sa que las flores tengan
tóxico p ara la abeja m elífer a y puede además distinta cap acidad p ar a la fructificació n. Flo-
favorecer el "russet" . res débiles p roducirán fru tas· con tendencia a
Las concentraciones m ás u sadas ele naftale- caer prema turamente o a producir una fruta
nacetamicla son entre 20 y 175 mg. por litro ele p equeña. Un ejemplo es la fruta pequeñ a, de
líquido. E n una aplicación temprana hay que tallo largo que procede ele una [lor mal desa-
usar una con cen tració n m ás débil. Sí se aplica rrollada (Fig. 10) .
tres semanas después ele finalizada la floración ,
su efecto es generalmente muy escaso. Sin em- Características de la flor de calidacl y de la
bargo, no se ha logr ado quebrar el añerismo flo r ele desarrollo an ormal
en todos los casos ele su aplicación y en varias
ocasiones se h a informado sobre un desm ejo- Si las hoj as qu e se d esarrollan simultáneamen-
ramiento ele la calidad de la fruta. Hubo casos te con una flor son pequeñas y débiles o extre-
en que frutas de damasco se partieron a causa m adamente g raneles y vigorosas, se tra ta de
de un tra tamiento con ésta. FARMER, H AWKINS una yema ele baja calidad. El follaje semifuerte
y Ro&ERTS ( 1958) . es la característica d e un desar rollo bueno y
conveniente.
Estudio crítico sobre la producción de u n P edúnculos muy largos o muy cortos indican
huerto con buen rendimiento mala calidad, los pedúnculos medianos pueden
considerarse como normales.
En forma general puede estimarse la calidad De importancia especial es el tamaño d el
y buena producción de un huerto, cuando fru- tálam o ele la nor, ya que a sus expen sas se for-
tas sanas, de buen tam añ o y bien coloreadas ma la fruta. T álamos fuertes garantizan una
asoman en abundan cia por entre el fron doso buena fructificación (Fig. l l ) . Los embriones
follaje. Sin embargo, si se hace un estudio m ás que m ás tarde formarán las pepitas de la m an-
minucioso para cad a árbol y cada ram a, se des- zana, al comienzo ele la fructificación, fomen-
cubrirá una serie de defectos. L as llam adas zo- tan el crecimiento. T á lamos mu y pequeños al-
nas baldías, totalmente calvas o sólo cubiertas bergan, por r egla general, sólo un escaso nú-
de follaje sin ninguna fruta, abren profundos m ero de embriones y, al mismo tiempo, una
abismos econó micos en el p anorama aparente- cantidad muy reducida de estambres, lo que
mente su culento del manzan ar. Puede por lógicamente cond uce a una fructificación d e-
ej emplo calcularse que muchos árboles no lle- fi ciente (R uDLOFF y FEUCHT, 1957) .

11

Figura JO. Frutas que se ha n• desarrollado a partir de un a fl or bien desarroll ada (derecha) y de un a m al desarro-
llada (izq uierda). Condiciones climáticas anormales y cu ltivos in adecuados prod ucen con frecuen cia flores mal con -
form adas
Flor mol Flor bien
desarro llado desarrollado

5 Pis tilos 20 Estambres

Diáme tro
5-7 m m
Diámetro 3-4 mm

Pedúnculo Pedúnculo
largo o corto normal

3 -5 Flores ""\ú- ~-7Flom

Ho1os gronde~icos
Hojas norm ales
Figura 11. Esquema de flores ele manza no bien y m al desarrolladas. Un a·ecimiento demasiado
fuerte o débil favorece la formación ele flores mal desarrolladas. La fertilización y el cultivo son
facto.r es que influyen más que el clim a en la ca lidad de las fl ores (S tLBEREISEN y 1:wc H-r, 1962)

12
En la figura 12 se muestra un ejemplar de \1V1L1. IAMS ( 1965) logró mejorar la calidad
[ruta especialmen te mala, procedente de una de las flores median te fertilizaciones con ni-
flor extremadamente deformada. Ejemplos CO· trógeno ap licándolo hacia fines del verano y
mo éste ocurren afortunadamente sólo en muy afirma que esto tiene cierta influencia sobre
pocos casos y, por lo tan to, no se les puede atri- su capacidad de fructificación.
buir ningún valor práctico. En r ealidad, el desarrollo selectivo de los
distintos órganos de la flor necesita del agre-
gado o d e la fo rmación de nuevas proteínas,
ele modo gue es perfectamente comprensible
que también en los meses de enero a marzo
debe proporcionárseles la can tidad suficiente
ele N. La luz del sol en otoi'ío fomenta la for-
mació n de combinaciones orgánicas nitrogena-
das que m ás tarde emigran desde las hojas para
ser absorbidas en p arte por las raíces y por el
tronco (BAXTER, 1965) y también por las
yemas.
Para compen sar la escasez ele agua puede au-
mentarse el número de flores por yema y árbol
por medio ele una lluvia artificial (PACKER y
colaboradores, 1·% 3) . El pistilo ele la flor del
oli,·o se desarrolla m al por falta ele agua en la
primavera (H ARTMANN y HoFFl\1ANN, 19613) .
En otras especies, por ejernplo en el limone-
ro, las yemas de la floración tardía se caracte-
rizan por su reducido vigur y, según KLEIN y
MoNSELIESE ( l 962) y ORTUÑo y colaboradores
(1964) por un menor contenido de N . OLAND
(1960) logró aumentar el contenido ele N en
los brotes fruta les hasta abril por medio de
aspersiones con uratos al 4% efectuados en
marzo. Por otra parte, SALMANOV (1958) pudo
a umentar el número ele flores hasta un máxi-
mo de 69% , aplicando determinadas dosis ele
P y K a fines de febrero (grosella negra) .

DISTRIBUCION DE LA MADERA MAS


figura 12. Máxima deforma ción de una huta que de. VALIOSA EN LA COPA DEL ARBOL
riva de una fl or mal desarrollada. Un cultivo cuidado•
so, sobre tcdo en lo referente a fertilización y poda, a u• Desde la copa de crecimiento natural a la copa
mema la calidad de las frutas
cultivada
Pero ele mayor importancia para la práctica Tocio árbol no cultivado, desarrolla una copa
son todas aquellas numerosas flores que aún de crecimiento na tura l. La estructura predo-
merecen la calificación de "aceptables", o sea, minante en esta copa natural depende princi-
la llamada categoría standard. Por regla gene- palmente de la inhibición mutua entre los
r al, el fruticultor práctico no se da cuenta ele brotes. Entre dos brotes vecinos será siempre
estos defectos, pues las deformaciones son tan el más fuerte el que predominará sobre el más
pequei'ías que son difíciles ele descubrir. Recién débil. El crecimiento ele los brotes se orienta
después de la cosecha y a l clasificar la fruta ante todo hacia la luz. De este modo se con-
se sorprende ante el alto porcentaje ele frutas centra el desarrollo y la distribución ele las ra-
tipo standard o país. Pa ra poder cosechar una mas preferentemente hacia la periferia de la
fruta ele alta calidad y obtener un alto rendi- copa, o sea, hacia la zona más favorecida por
miento, es indispensable que las flores sean la luz. Debido a la gran cantidad ele brotes,
también de alta calidad. Las "flores rezagadas", cada uno, mirado como individuo, tiene que
o sea, las que aparecen en una época tardía ser forzosamente débi l, una debilidad que le
y cuyo desarrollo es deficiente, no pueden re- depara una vida muy corta. Por esta misma
cuperarse durante la época ele la fructificación razón, los brotes en el interior ele la copa son
(RUDLOFF y FEUCHT, 1957; LUCKE, 1958) (Fig. muy raquíticos y en gran parte están muertos.
113). Todos los detalles que en conjunto cons• El núcleo o centro ele la copa produce un nú-
tituyen el cuidado del árbol, desde la fertili- mero muy reducido de frutas y sólo una zona
zación hasta la poda, ejercen su influencia so- muy estrecha en su periferia acusa una activi-
bre la calidad de las flores. dad normal.

13
1

1
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1 1 l
1
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1
1
1
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1
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Figura 13. Una yema débil muestra una caída mayor de flores y frutas (izquierda) .
En cambio, una yema fuerte es capaz ele retenerla (derecha)
Para una producción de fruta en escala co- minado ritmo de fertilidad, que se pone de ma-
mercial, o sea, para una fruticultura que d~ nifiesto especialmente en ramas de varios años
un rendimiento económico satisfactorio, es ev1- no podadas.
dente que una copa natural es absolutamente Por regla general, la productividad va dis-
inapropiada. minuyendo desde las zonas exteriores, es decir
La poda convierte la copa natural en copa desde las zonas más jóvenes, hacia las más vie-
de cultivo (Fig. 14), interfiriendo el principio jas. Los brotes que florecen por v~z pri~era
de la inhibición mutua de los brotes. Se fornen- producen el mayor número y la me1or calidad
ta intencionalmente el crecimiento de determi- de flores y con esta potencia corre pareja una
nados brotes, eliminando los demás que pu- mayor capacidad de fructificación. La fuerza
dieran significar una competencia. De este mo- o capacidad de floración va disminuyendo gra-
do se obtiene una estructura vigorosa. La re- dualmente hacia las zonas más viejas de la
ducción del número de brotes que contribuye copa. Lógicamente, la fonnación de frutas o
al fortalecimiento de los que quedan, se em- fructificación sigue esta misma tendencia. Sólo
plea también en la poda de conservación y de por medio de una verdadera renovación de los
fructificación. De esta manera se favorece la brotes, partiendo desde el centro de la copa,
incidencia de la luz hasta el interior de la copa puede compensarse la esterilidad del interior
y se amplía considerablemente la zona más que se va haciendo más pronunciada año a año.
productiva del árbol. Muchas variedades de manzanos, perales y
ciruelos dan flores terminales en brotes o dar-
Las zonas fértiles en la copa del árbol dos cortos de un año que, a su vez, se originan
Dentro de la copa puede observarse un deter- en el sector del brote de dos años. La fructifica-

14
Copo natural Copo del cultivo

Figura 14. Copa natural con periferia muy 1·amificada y frondosa. Su centro improductivo es grande. Copa culti-
vada con menor número de ramas, con ma yor crecimiento, luz y productividad

_f__l_Formoc,ón
- , fovorec,do de llores

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Cerezo

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Figura 15. La facilidad de floración baja lentamente en la madera v1ep. Esto es más notorio
en el caso del duraznero y menos en el cerezo. Las otras especies ocupan lugares in termedios
que varían según la variedad

15
ción comienza en tonces recién en la sección de En el ciruelo, manzano, peral, damasco y al-
tres años d el brote largo. Este esquema se mendro, la productividad satisfactor ia de los
muestra en la figura 15. brotes cortos se mantiene n ormal, según la es-
Alg unas variedades de manzanos, perales y pecie y la variedad en las secciones d e las ramas
ciruelos y especialmente los durazneros, da- de dos y tres e incluso cuatro años. La renova-
mascos, almendros y cerezos producen además ción de los brotes tien e que seguir este esquema
flores laterales en los brotes largos de un año, en su aspecto general, con las modificaciones
y por consiguiente los de dos años ya cargan que puedan ser aconsejables por el suelo y las
fruta. condiciones climáticas (fig. 15) .
Vitalidad y constancia de f /oración ele la BROTES FRUCTIFEROS DEL MANZANO
madera frutal
Las yemas de todos los frutales se encuentran
La ferti lidad o productividad de la copa de u n principalmente en la madera de un año. Tam-
árbol depende fundamentalmente de la vita- bién los brotes cortos, fuertemente comprimi-
lidad de los brotes o dardos cortos. De vida dos, con un crecimiento m ínimo de 1 mm.,
muy corta son especialmente los dardos del aunque la yema terminal tiene el aspecto como
duraznero, lo q ue conduce al rápido desnuda- si estuviera asentada en madera de varios años
mien to o despojo ele las porciones más viejas (LUCKE, ! 958) .
de las ramas. Este decaimiento puede evitarse En los brotes cortos se encuentran las yem as
exclusivamente por medio de la poda anu al. florales gen eralmente en el extremo, mientras
Los brotes del cerezo, en cambio, florecen que en los brotes más largos pueden producirse
con regular constancia a través de varios años. flores también en las axilas de hojas laterales.
La zona productiva del árbol alcanza partien- Ciertas variedades producen flores laterales en
do desde la periferia, hasta una rela tiva profun- brotes largos en mayor escala, pero éstas son
didad dentro d e la copa. Por lo tanto, el cerezo ele calidad inferior (L ucKE, 1958) .
no necesita generalmen te una poda tan inten- Las distintas variedades d e manzanos pro-
siva como otras especies. ducen la mayoría de las flores cualitativamente

• Yemas con mucha facilidad ' de fructificación

o Yemas con poco facilidad de fructificoción

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1• • .•••1 ,e::
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E Fructificación i
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óptima
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Figura 16. Zona de floración, de ramas de manzanos. Las ramas comprend idas entre I 25 cm. de longitud tienen la
más alta fructificación. Este principio también es aplicable a peral

16
va liosa~, que son las que rinden al fin las me- cesarios para obtener un rendimiento máximo
jores cosechas, en brotes d e un largo entre l (Fig. 17) .
y :25 cm. LucKE (1958) d io a conocer este fe. La zona de brotes florales es, hasta cierto
nómeno detalladamente, tornando como ejem- grado, típica de determinadas variedades. Com-
plo dos variedades ele manzanos. La p or ción prende en mayor escala los brotes largos en
Lota! de floración se extiende frecuentemente variedades tales como D elicious y J ames Grie-
d esde O, l cm. hasta más de l rn. ele largo ve. Al revés, en la R eineta Champán, florecen
(Fig. l r6). casi exclusivamente los brotes cortos.
La zona de las yemas florales puede cambiar
considerablemente de un año a otro en el La madera frutal larga, fuera de la zona de los
mismo árbol. Bajo condiciones muy desfavo- dardos frutales óptimos
rables puede presentarse el caso de que se pro-
duzcan flores en pocos brotes d e 1 a 5 cm. d e Los brotes d el manzano cuyo largo sobrepasan
largo. Son éstos enton ces los brotes más pro- los 20-25 cm. florecen con menor frecuencia y
pensos y más segu ros para la floració n. C uanto menor escala mientras más vigorosos se desa-
más brotes cortos de esta clase lleva el árbol, rrollan . L a calidad de las flores y la capacidad
tanto más flores y frutas prod ucir{t, incluso de fructificar disminuyen en proporción inver-
bajo condiciones desfavora bles. E stos brotes se sa al largo d e los brotes.
encuentran preferentemente en la llamada ma- En los b rotes largos de un afio, se encuen-
d era j oven . tran frecuentemente flores aun en las axilas
Bajo condiciones muy favorab les florecen en de las hojas la terales. Su calidad es muchas
el mismo árbol también los brotes de más de veces müs baj a, de modo que tienen poca in-
l m. de largo e incluso p uede darse el caso que [luencia sobre el rendimiento.
flo rezca la madera de dardos cortos avejentada. E l valor práctico d e las ramas largas en re-
Sin em bargo, esta clase d e brotes no propor- lación con la producción de frutas depende
ciona, en uno d e estos afios d e gra n floración, natura lmen te de su propio vigor, pues la po•
un buen resultado. Son de poco valor e inne- tencia vegeta ti va de un brote se transmite al

Figura 17. Fila ascenden te de dardos de manzanos en crecimiento. Los más pequeüos corresponden a dardos estéri-
les. A m edida que avanzan en crecimiento alcanzan un estado óptimo para la fructificación

17
afio siguiente a los brotes jóvenes de los dardos gran parte de los brotes cortos de las especies
laterales cortos. Si éstos se desarrollan dema- añeras no son capaces de florecer. Según LEWIS,
siado débiles a causa de la falta d e vigor del GoGGINS y HIELO (1964), un ciclo regulado por
brote principal, sólo dispondrán de una ca- la fruta (tal como en mandarinas añeras), ya
pacidad de floración muy reducida. no dispone del material necesario para la flo-
ración de las yemas. E n la sección de tres a ños
Madera frutal en la sección de la ramilla de de la rama se disting uen los brotes cortos más
tres años vigorosos por su mayor capacidad ele floración,
Esta sección de tres años de la r ama se caracte- tal como ya se expuso con resp ecto a otras sec-
riza por el hecho ele que ya fructificó una vez, ciones o porciones del árbol. Según MATLOCK
de modo que existe la posibilidad ele que las y CHILDERS ( I 954) , las hojas ele las ramas más
sustancias nutritivas ya hayan siclo con sumidas fuertes del manzano dispon en de m ayor can -
en mayor o menor escala. Como la carga de tidad ele P, K, Ca, Mg, y Mn que los brotes
fruta va aumen tando en el resto del árbol, más débiles del mismo árbol (Fig. 18) .

Figura 18. Dardos de una rama de tres años. Se muestra la primera etapa de bifurcación. Los sistemas débiles no
producen flores, en cambio, los fuertes sí producen

Madera frutal en la sección ele la rama ele Estas secciones de las ramas van quedando,
cuatro años gr adualmente más y más en la sombra. MAY
(1965) pudo comprobar que en la vid, bajo la
Esta sección cargó ya por segunda vez y, por lo influencia de la sombra, disminuye la capaci-
tanto, su grado de agotamiento está, en muchos dad de fructificación de la yema.
casos, en un estado bastante avan zado. La for-
mación ele flores se vuelve aún más escasa que Sección de la rama con madera frutal de cinco
la que puede observarse en la sección ele tres y más mios
años. Debido al mayor distanciamiento ele la
zona de crecimiento intensivo ele la periferia La madera fru tal de estas secciones ya cargó va-
de la copa, e.sta sección de la rama va entrando rias veces. Las frutas se agotan frecuentemente
más y m ás en la zona de nutrición deficiente. debido a sus gran des necesidades de su stan cias
Esto afecta naturalmente las condiciones nece- nutritivas, especialmente de N, P, y K, las sec-
sarias para la formación de las flores y para el ciones más viejas de las ramas en escala bas-
desarrollo de fruta abundante y cualita tiva- tante alta. A causa de este agotamiento d ismi-
men te satisfactoria. nuye notablem ente el crecimiento de los bro-
En la figura 19 se muestran segmentos de tes cortos, lo que a su vez afecta generalmente
brotes de las secciones de dos, tres y cuatro las condiciones que son necesarias p ara la for-
años de la rama. Los segmentos más jóvenes mación de flores (LucKE, 1958; R uoLOFF y
son capaces de diferenciar yemas florales, no L ucKE, 1958) . Gran p arte de las su stancias nu-
así el del cuarto año, a unque en el mismo tritivas, tales como P y K necesarias par a la
año n o se haya formado ninguna fruta en floración y también N emigran h acia donde
este punto. Esto demuestra la decadencia de la la demanda es alta, desde los brotes más viejos
cap acidad de floración que se va gen eralizando hacia los más jóvenes. Las yemas terminales
en todo el árbol (R uoLOFF y L ucKE, 1960; que aún puedan formarse son muy débiles y
N EUMJANN, J963) . no son capaces de reconstituir, por sí mismas

18
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Figura 19. Dardos de ramas de 2, 3 y ·1 años. La yema terminal de la r ama de~ alios permanece vegetativa por in-
hibición basal. Las yemas de las otras ramas producirán fl ores. eg1,11 EsAJAN (1962), las ramas de manzanos de 2
años producen más hidrates de carbono y tienen u na fructificación mejor que las ramas más viejas.

las sustancias necesarias ni atraerlas desde otros tarniemo de las sustancias nutritivas, de los
puntos. En caso que no haya suficien te dispo- ataques por parásitos, animales y Yegetales y
nibilidad de K y N, también se ve inhibida la finalmente también de la menor cantidad de
formación de frutos en las secciones de cinco abejas que es ca usa del decaimiento de la fru c-
y más años de las ramas. Al presentarse esta tificación. Las numerosas bifurcaciones, lo en-
decadencia de la capacidad de floración y de u-ecruzamien tos y los anudamientos con su
fructificación, debe comenzai- inmediatamente corteza a veces agrietada y otras desprendida,
la renovación de la madera frutal de aquellas son escondites predilectos y bien protegidos
secciones afectadas (Fig. •20) eliminando los para colonias de una serie de p arásitos.
centros frutales viejos. El vigor de la madera de dardos cortos es
mayor en algunas variedades y menor en o tras.
Madera de dardos cortos
En la indispen able poda rejuvenecedora ra-
En las pomáceas, la madera frutal de varios dial tendrá que tenerse presente el grado de
años se convierte, por regla general, en made- agotamiento individual de cada árbol.
ra ele dardos cortos. La formación de flores en Una madera de dardos cortos y débiles pro-
esta última es iJTegular y ele menor calidad. d uce yemas igualmente débiles, ele las cuales
Igualmente disminuye la fructificación en com- naturalmente no pueden desarrollar e sino [lo.
paración con las secciones o porciones más jó- res pequeñas (Fig. 21). El tamaño de la flor,
venes del árbol. Esto no se debe exclusivamente como ya hemos cücho, inCTuye lógicamente, a
al débil desarrollo de los brotes cortos. Es con- su vez, sobre el tamaño de la fruta (DENNE.
secuencia también de la falta de luz, del ago- 1963) .

19
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Fig u,a :w. J'ormación [rucLífc r:t licja con nu111crosas rami1irnciones. Ellas fo1man pocas fl ores que rara ,•ez fructifl•
ca n . .·\ 111udu ck comparación, a la dcrPrha 1111 clarclo nue,·o

~1

i; !li!l !l !ill 1111 q11 11¡1111 j1lli 1111 1111¡11111111 11 11 111

1 2 3f 4 5 6
'
Fig ura 21. Dardos de madera Yieja con un crecimiento anual de I a 2 mm ., que no basta para la fl oración . Como
comoaración , a la derecha u11 dardo vigoroso con yema floral en, m adera nuc,a. EL abono con N, P, K produce más
flores) los :\rbolcs muestran m enos ai'íerismo (M611RtNG, 1964)

20
Circulación ele la fertilidad en la copa del árbol !ación desde las zonas de máxima a las de
decadente fertilidad de manera perfecta. La in-
De todo lo expuesto se deduce que la fertilidad
hibición del crecimiento de una rama causa la
depende del ritmo de crecimiento de ramas y
tallos. La copa del árbol alcanza su mayor pro- interrupción de esta circulación . Sin embargo,
ductividad en la llamada madera joven. Par- el principio mismo de la circulación no se inte-
tiendo de ésta y siguiendo en dirección hacia rrumpe. La distribución de las flores y frutas
la madera más vieja, la productividad o ferti- en el árbol que a primera vista puede parecer
lidad va disminuyendo gradualmente (Fig. 22). caótica, puede encauzarse hacia un orden sen-
Una rama cuyo crecimiento sigue año tras cillo a base ele los fenómenos característicos ya
año con el mismo ritmo demuestra la circu- discutidos.

' b•
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y~\:(:

• :1
'!".',:

Figura 22. Los dardos de alta calidad colocados en ramas de 2 afios producen al a11o siguiente un mayor número
de frutas. La figura muestra una rama cuya parte basal tiene 3 afios y está cargada de frutos. La porción distal de 2
arios producirá al próximo afio

La poda del árbol se convertirá entonces en tal. Se puede frenar este proceso por medio
una práctica lógica y sencilla si se efectúa to- de la poda, produciendo dardos nuevos y vi-
mando en consideración las fluctuacion es de gorosos (Fig. 24).
la capacidad de floración propias de la rama
(Fig. 23) .
LOS BROTES FRUTALES DEL PERAL
Vigor del clardo. Principio determinante de la
fructificación La estructura general del peral es en muchos
aspectos similar a la del manzan o. Consecuen-
De lo anterior se concluye que la productivi- temente, las flores se distribuyen en forma muy
dad de los dardos aumenta desde la madera parecida sobre los mismos grupos de brotes.
vieja hacia la nueva. Una vez que ernpieza la Hay algunas variedades que son capaces de pro-
fructificación, las frutas ejercen una inhibi- ducir flores con relativa facilidad incluso en
ción sobre las yemas; cuanto más se repite la brotes muy largos. Pero cada árbol dispon e
inhibició n en el transcurso de los años, mayor sólo de un número limitado de estos brotes
es la inhibición del crecimiento y de la fructi- tan vigorosos, de modo que en la práctica son
ficación , hasta llegar a un envejecimiento to- más bien de poco interés.

21
-


'v

renovación

Figura 23. La fructificación disminuye en la madera vieja. El rej uvenecimiento ele las ramas sirve oara alcanzar la
fructifi cación óptima

Figura 24. El dardo m ás fuerte (A) de la bifurcación produce frutos; en cambio, el otro
(B) permanece vegetativo, produciendo una ramilla

22
La masa principal ele flores económicamente gen eral, acumulados en mayor cantidad en es-
importante la encontraremos, al igual como en tas regiones del árbol. Por lo tanto, la floración
el manzano, en los brotes cortos y en la 111adera que en parte depende de la presencia de estas
frutal de un largo de 1 a 30 cm. sustancias nutritivas, es especialmente abun•
En la práctica es de mayor importancia evi• dante en estas partes. El fósforo, otra sustancia
tar que se produzcan los brotes cortos más dé- nutritiva importante y necesaria para la for-
biles que acusan un crecimien to de algunos mación de la flor y ele las frutas, se d esplaza,
milímetros, pues esta clase de brotes cortos dentro de la copa del árbol, preferentemente
puede adq uirir numéricamente un significado hacia las ramas mús vigorosas (MocHIZUKI,
considerable cuando la condición general del 1963). Estas ramas son generalmente los brotes
árbol es débil. Por ejemplo después ele un año más jóvenes y los brotes cortos ele un afio.
ele abundante carga, los dardos frutales débiles
quedan inhibiclos en su creciroien to y forman La madera frutal del p eral en las secciones de
yemas foliares. Sólo un número muy reducido tres y cua tro afíos de las ramas
de ellos es capaz de atraer las su stancias nutri-
tivas necesarias para la formación de una flor. Los dardos del peral comienzan a fructificar
En la figura ·25 se muestra un ejemplo de al• en las secciones ele tres a1ios. En el punto de
gunos brotes cortos. incisión de la fruta se forma una bolsa de pro·
el ucción vigorosa que, a su vez, produce otros
La madera frutal en la sección de dos años de brotes cortos. Si esta sección ele tres años es vi-
la rama gorosa, este vigor se transmite al nuevo brote
corto de tal modo que es capaz de producir
En esta sección del cargador se encuentran, al una flor fértil. Si en la bolsa de producción se
igual como en el manzano, los dardos más va• en cuentra un brote corto muy débil, se forma
liosos. Siendo brotes jóvenes que aún no han gen eralmente una yema vegetativa (Fig. 26).
cargado (Fig. 25), son capaces de producir El grado ele agotamiento de la madera fru•
flores d e alta calidad. El nitrógeno y los hidra- tal aumenta hacia la sección ele cuatro años ele
tos de carbono necesarios para la formación de la rama que ya h a cargado dos veces. Además,
la flor (OG!AKJ, 1963) se encuentran, por regla en esta parte es mayor la inhibición basal. Si la

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¡; ll ¡d! jl 111 ¡i !!i¡ HI I j: l[! 11 'JIPInpn1¡¡
1 2 .3 41 si, ;,,º¼6J. rL ·
Figura 25. Tres sectores de ramas de la misma edad en que el vigor d e crecimiento ha siclo diferente. El vigor y la
facilidad para fructificar están directamente relacionados con el brrosor de la rama

23
Figura 26. Rama de peral de t res ai'íos con gran facilidad ele fructificación (se h an sacado las h ojas). El sector de
dos aiios corresponde a la parte de floración óptima (con l1 ojas)

respectiva sección d e la rama es d e por sí muy del m aterial necesario para su crecimiento. La
d ébil, en to nces se prod ucen preferentemente falta de luz y la mayor población de par ásitos
yemas vege tativas. contribu yen al debilitamiento de la mad era
La capacidad de floración en el peral dismi- frutal en el in terior d e la copa.
nuye gen eralmente hacia las secciones m ás vie- L a madera de dardos cortos envejecida y se-
jas ele la rama ( F EUCHT, 1961). n il pierde finalmente toda fertilidad o produc-
tividad que pueda considerarse d e alg una
La madera f rulal en la sección de cinco aiios importan cia para el rendim iento del árbo l
o más de la rama (Fig. 27).
Como ya se explicó en el ejemplo d el manzano,
MEMBRILLO
el vigor de los brotes cortos disminuye en pro-
porción a la edad de la respectiva sección d e
la rama. El agotamiento debido a la fructifica- E l membrillo produce flores en las ax ilas ele las
ción y la inhibición básica natural ej ercen un r amas largas. Esas mismas yemas florales pro-
efecto inhibidor común sobre el crecimiento el ucen al brotar una r amilla fuerte que en su
ele los dardos frutales. extremo lleva la flor. La misma ramilla pro-
En noviembre y diciembre, o sea, en la época duce también yem as florales y en ellas se efec-
del crecimiento ele la fruta o de inducción d e túa el mismo proceso al año siguiente.
las fl ores respectivamente, los elementos N , P , Con el transcurso de los años estas ramillas
K y Mg flu yen hacia la periferia de la copa y siguen d ebilitándose. Mientras m ás fuerte es la
se va n concentrando preferentemente en ma- r ama madre m:'ts aiios viven las ramillas fruc-
yor escala en esta región. L as p artes basales d e tíferas que tuvieron su origen en ella. Por eso
la copa acusan generalmen te un nivel más bajo con viene efectuar cada año una poda al mem-
d e aquellos elementos y la falta o escasez d e brillo para estimular su d esarrollo vegetativo.
uno ele ellos agrava el d éficit, pues justamente La m ad era ago tada hay que eli minarla como
esta escasez en la base ele la rama permite que en todos los frn tales, porque la madera d ébil
las por ciones más jóven es y activas d el árbol no es capaz ele soportar hasta la madurez las
tengan para su consumo una mayor cantidad frutas gra ndes del membrillo.

24
1
Muchos prod uctores creen q ue el membrillo,
es aULofértil; en realidad sólo existen algunas
,·ariedades au tofértiles (ScH ANDERL, 1965) . En
esos casos se debe p lantar un m embrillo a uto-
fértil j 1m to a uno que n o lo es (Fig. 28).

l NFLU ENCI A DE LA POSl CIO VERTI-


CAL Y HORJZ01 T AL SOBRE LA
FERTILIDAD

E l estudio ele este tema interesad mayor mente


sólo a aq uellos q ue no se con tentan con una
generalización superficial del pro blema, pues
la in[luencia de la posición ele la ram a con res-
pecto a la for mación ele las (lor es es sólo limi-
tada. Varios son los faccores que actúan sim ul-
trl nearnen te. Entre ellos mencionaremos los si-
gu ientes: la distribución ele las susta ncias nu-
tr itivas en tr e los bro tes ele di feren te edad del
árbol; la carga del brote en a ños an teriores;
la edad del á.rbo l; su especie; el su elo en que
arraiga; la p o ten cia o el vigor del crecim ien to
del año anterio r y del presente; y, finalmente,
Ja posici6 n favo rable o desfavorable del brote
con relación a los brotes vecinos. Es m uy raro
que un brote vertical sea idén tico a o tro. L o
m ismo p uede decirse de los brotes horizontales.
Figu ra 27. Dardos viejos de peral con poca faci lidad Naturalmen te, las d iferencias son más acusadas
ele floración.. E l crecimiento es débi l debido a una aun en tre u n {trbol y otro y de h uer to en
nulrición deficiente h uerto.

Figura 28. Sectores de ram i.llas d,-, meml>rillo de un, dos, tres y ci nco anos (tic i1.qL1ierda a derecha). En la última
se obse rva. q ue cst~ perdiendo su crecim ien to.

25
------

Figura 29. La relación entre el crecimiento de un año y el de años anteriores, deter mina el grado de inh ibición de
los clarclos y, en consecuencia, influ ye en el desarrollo floral. Estos principios son válidos para ramas horizontales
y verticales

.........
Crecimiento
débil

\ Crecimiento
♦ Yema floral

fuerte t Yema vegetativo

/
lnhibiciór,
basal

Figura 30. El efecto de inclinar las ramas en forma horizontal depende del grado de agota-
miento, del crecimiento an ual, y de la competencia de las ram as adyacentes. Los árboles jóvenes
reaccionan mejor q ue los viejos

.!
1
Puede presentarse el caso, por lo tanto, que TER, 1960; HILKENBAEUMER, 196] ; L UCKE, '--
un brote horizontal con mucha fruta produzca 1961) (Fig. 30).
menos flores que uno vertical con menor carga, Según los trabajos de W AREING y sus colabo-
o bien, un brote horizontal de escaso creci- radores (1965), en el cirµelo y en el cerezo no
miento en los dos años anteriores y que acusa se observa nmguna reacción con respecto a
en el último año un crecimiento fuerte, produ- una floración más abundante a causa efe! ama-
ce menos flores que un brote vertical cuyo rre horizontal.
crecimiento se efectuó en forma inversa (Fig. ENGLERT (1961) pudo comprobar en man-
129) . El amarre horizontal de brotes verticales zano que una inflorescencia más fuerte se pro-
vigorosos causa un debilitamiento del creci- duce sólo si se amarran horizontalmente los
miento del extremo del brote. Por esta razón, brotes en noviembre. Además, señala que en
todos los brotes de a sien to basal en esta rama variedades de gran floración, el amarre hori-
y los brotes cortos anteriormente inhibidos, re- zontal no tiene sino una influencia muy esca-
ciben un impulso mayor para su crecimiento. sa sobre la cosecha.
Si este estímulo del crecimiento se mantiene En vista de que los brotes verticales crecen
dentro de los límites que incluyen los brotes muchas veces con mayor fuerza que los hori-
óptimos para la floración, entonces podrá afir- zontales, la inhibición de sus brotes cortos es
marse que el amarre horizontal ha tenido tan fuerte en su s secciones más viejas que no
éxito (WIAREING y NASR, 1958; LoNGMAL'I, se produce formación de flores.
1961) . Sin embargo, con mucha frecuencia Los brotes de orientación horizontal que
pueden formarse brotes no florescentes muy vi- llevan en su zona inferior algunas yemas, pier-
gorosos en la vecindad del vértice del brote den buena parte ele su capacidad de crecimien-
amarrado horizontalmente. to y de floración. En cambio, queda favorecido
Debido a los factores arriba mencionados, el crecimiento ele algunas yemas ubicadas en
los brotes obligados a la posición horizontal re- su zona superior. Estas pueden formar flores
accionan a veces de modo muy distinto (LIEBS- o, si son bastante fuertes, pueden servir incluso

Inhibición

Yema
estimulada

I
Rama
partida

Figura 31. Esquema de los experimentos de M ULLINS (1964) . Un inhibidor que impide el
desarrollo de las yemas se moviliza de arriba hacia aba jo. Por eso las yemas de las partes basales
de las ramas quedan más chicas, aunque la rama esté en, posición vertical. Al partir una rama
· horizontal se anula el efecto del inhibidor hacia abajo

fl.7
para la renovación posterior generando un las verticales, seguramente a causa de que las
brote nuevo. horizontales han crecido menos. NEUMANN
M uLLINS (1964) pudo comprobar, en una se- (1962) encontró más m inerales en el creci-
rie de experimentos originales, que cierta sus- mien to nuevo de ramas horizontales que en el
tancia inhibidora del crecimiento se desplaza de ramas ver ticales.
dentro de los brotes siguiendo la fuerza de La fuerza y el caudal del flujo de sustan cias
graved ad. Esto se supone que es la causa ele nutrilivas depende en primer l ugar del respec-
que en los brotes horizontales son siempre las Livo consumo de las partes afectadas. Aquellas
yemas de la cara inferior las que están más porciones del ,irbol que acusan un mayor con-
expuestas a la inhibición. E n his ramas verti- sumo a traen hacia sí g rand es cantidades para
cales, en cambio, lo son las yemas ele las sec- satisfacer sus necesidades ele materias nutriti-
ciones basales de la rama que son las más dé- vas (ZIEGLER, 1964). Por lo tan to, las materias
biles (Fig. 31) . m inerales fluyen hacia arriba o hacia abajo
En las ramas horizontales puede acumularse indistintamente, pero siempre h acia aquellos
mayor cantidad de sustancias nutritivas que en puntos de mayor demanda y consumo, de mo-

Figura 32. Arbol joven cuyas ramas principales se h an llevado a un {mgulo mayor colocando
entre el las palos extendidos. Las ramas secu nda rias se han colocado en posición horizontal para
estimu lar la fructificación

28
do que la posición ,·enical y horiwntal d el Los árboles jóvenes d e crecimiento vigoroso
brote es ele importancia secundaria. I gualmen- responden al amarre horizontal frecuentemen-
te las sustancias n u tri ti vas pueden desplazar e te con un a mejor formación ele flores, no su-
en gran escala h acia ]os brotes , ·erticalcs, en cede así en los árboles viejos o envejecidos. En
caso t¡ue sea exi gido por el creci miento o la ésLOs, el efecto es en la mayoría de los casos
exactamente el opuesto. Los brotes verticales
frucLificación. Lis ~ustancias nutritivas se des- forma n aquellas bases fuertes ele dos años,
plazan o emigran hacia todos aq ucllos pu n tos desd e las cuales se desarrollan más tarde los
del manzano en que la acliviciad de los tejidos brotes cortos ele gran capacidad d e floración
las requiera (Q u 1:--1LAN, 1964) (Fig. 32). en el orden óptimo de 1 hasta 20 cm. (Fig. 33).

Figura 33. Los ürboles viejos necesi1a11 estimula r su creci mien to median te ramas verticales,
pues ellas producen dardos que Jograu fru ctifica r, como se ve en este manzano de 60 años

FUNCION DE LA ESTRUCTURA DEL ca paces ele realizar los complejos procesos d e


ARBOL CON RESPECTO A SU la acumu lación.
FERTILIDAD ÜLAND (1959) , GouNY y CLAIRE-HucuET
(1964) y B AXTER (l 965) señalan la necesidad
E l amarre ele ramas en árboles jóvenes y de cre- e importan cia de la formación ele reservas en
cimien to vigoroso (Fig. 34) discutido en los todos los frutales. Cuanto mayor sea la sustan-
p{1rrafos anteriores, conduce a una fertilidad cia de reserva acurnulada en el manzano, tan-
más temprana, pero, aplicado en exceso, p uede to mayor será la nueva brotación (HARLEY,
ca usa r el debilitamiento de toda la estructura R EGEIMB.\L y MooN, 1958) . Por otra parte,
<le! árbol. Fuera d e su funció n corno cuerpo de cuan LO mayor sea la fuerza de los brotes fru-
ta les en el manza no, tanto mayor será la carga
apoyo p ara fas ramas frutales, la estructura del d e frutas (URJU y L1LLELAl',D, 1959) . Mientras
árbol, es decir, sus componentes son d e gran m;'1s grande sea el armazón de un árbol, mayor
importancia para el almacenamiento o acumu- será la can ti dad de sustancias ele r eserva que
lació n ele sustancias nutritivas. Los frutales son podr{t acumular (GRUPPE, 1961). Seg ún PR1Es-
árboles longevos que n ecesitan , tanto para p a- TLEY (1962) , es Las reservas están distribuidas
sa r el invierno como para el r ebrote prima ve- en las r aíces y en el tron co y b rotes. Durante el
r a!, ele ca n ti el acles considerables de sustancias rebrote, o sea, al comienzo de la actividad pri-
de reser v::i. En la primavera, el árbol tiene que maveral, un tercio ele las reservas d e N va hacia
produci r y alimen tar, del material ele reserva, los centros de crecimientos (YoKOMIZO y co-
un sinnúmero de hojas, hasta que éstas sean laboradores, 1964).

29
Figura 34. Manzano sobre pie de semilla formado según sistema palmeto, el armazón está formado por un eje y dos
ramas principales en forma de Y. Las ramas secundarias que salen del eje del armazón se han inclinado hacia a bajo,
para adelantar la edad de producción

R YUGO y DAv1s (1959) describen para el du- EL FRUTAL DE CAROZO


raznero la demanda de reservas (almidón)
por la carga de frutas y la función de la estruc- En la práctica hay dos puntos importantes en
cuanto a las yemas de los frutales de carozo:
tura del árbol como a1macén de sustancias nu- 1) Todas las yemas laterales de los brotes
tritivas después de la cosecha. La fruta consu- cortos reprimidos florecen;
me, como máximo, entre el 40 y el 50% de 2) Las yemas florales no producen ninguna
1

las sustancias nutritivas producidas. Después de hoja.


la cosecha, el contenido de almidón en la ma- Esto significa que una pronunciada debili-
dera aumenta más o menos de 5 a 10 y 13% dad del crecimiento conduce, en los frutales
(Fig. 13 5). de carozo, al agotamiento rápido del árbol a
MrLLER (1959) efecLuó una experiencia va- causa de la escasa formación de hojas.
liosa sobre el ángulo óptimo de las ramas con Por lo tanto, el brote corto del frutal de ca-
respecto al desganche, llegando a la conclusión rozo tiene que estar acompañado forzosamente
de que a más ángulo corresponde menos por- por un brote largo de hojas.
centaje de desganche (Fig. 36). Brot es fructíferos corto .s
Para evitar el desganche en un árbol ya for- GUINDO DULCE (CEREZO)
mado, se deben ampliar los ángulos de las ra-
mas principales cuando esté recién plantado, Inflorescencia de los brotes cortos del cerezo
esto se puede lograr colocando un trozo de
El cerezo tiene una gran capacidad de flora-
madera entre la rama y el eje principal (Ver ción y, al mismo tiempo, una relativa perse-
Fig. 34) o bien, inclinando la rama afectada verancia en este aspecto. La carga frutal in-
con rafia (esto último es muy aconsejable en fluye sobre la formación de flores en escala
árboles con hábito vegetativo muy cerrado es- menor que en las pomáceas. Una vez que se
pecialmente en el caso de perales) . han formado las yemas laterales en los brotes

30

---
Acumulación de almidón
Antes de lo Oespues de
cosecha lo cosecho

Figura 35. Una cosecha máxima exige al duraznero la mitad de los hidratos de carbono, R vuco y DAvrs (1959).
A la derecha, se presenta en negro la gran can.tidad de almidón almacenada después de la cosecha en el armazón del
árbol. D e importancia vital es la acumulación de reservas para el damasco

cortos reprimidos, éstos pocas veces dejan de


florecer. La producción será menor en los bro-
tes cortos de desarrollo débil. Estos brotes dé-
biles generan casi siempre sólo una yema termi-
nal vegetativa, pero ninguna yema floral late-
ral (Fig. 37) . Es sabido que esto ocurre con
mucha frecuencia en el interior de la copa.
En la madera joven puede presentarse el
caso que los brotes cortos estén tan inhibidos
que la formación de las flores quede considera-
blemente afectada (GoETZ, 1962). La deca-
dencia de la vegetación en la madera frutal
joven no es igual en todas las variedades.
El descuido en la poda y en la fertilización,
un clima desfavorable y una nutrición defi-
ciente son factores que pueden conducir a una
decadencia prematura de la vegetación en las
secciones de tres, cuatro y cinco años de las
ramas (Fig. 38) .
El brote corto del cerezo se distingue de
otras especies frutales especialmente por su
longevidad. Es ésta una de las principales ra-
zones del por qué se encuentra incluso en el
interior de la copa una cierta cantidad de flores
o de frutos respectivamente. H ay brotes cortos
de diez años y aún más que conservan su ca-
pacidad productora. Las yemas que se desarro-
llan en ellos acusan muy pocas diferencias en
comparación con las yemas en la madera frutal
más joven. Forman de 2 a 4 flores cuya capa-
Figura 36. Porcentaje de desganche de las ramas de cidad fructífera se distingue muy poco de aque-
un árbol. Se observa que mientras más pequeño sea el lla de la madera joven (FEUCHT, 1959).
ángulo formado por las ramas principales mayor es el A pesar de todo lo anteriormente dicho, la
porcentaje de desganche. El ángulo más conveniente es
entre 45 y 60° (porcentaje de desganche estudiado por cosed1a del cerezo depende en primer lugar de
MILLER, l 959) la productividad de las porciones más jóvenes

81
E
lJ

• Yemas con mucha facilidad de fructificación


o Yemas con poca facilidad de fructificación

E
u

E
u
-
C)

c:i

Figura 37. Los d ardos corlos del cerezo tienen en su ma yoría yemas florales. Para la producción de yemas vegeta-
tivas se necesitan ramas medianas y largas. Los d~rdos comprendtclos entre 0,3 y 25 cm. de longiturl oroducrn lama-
yor parte ele la cosecha

1 '! 11 ii 11 11
1\ 1 11 1 111 iq !'
11 11 111 11 11 11111 111 1 l11 1111 111 ji ti
' l! 2 1, • 3t ' 4 5 bl
Figura 38. Dardos cortos ele guindos. Mientras más vigorosos mayor cantidad de yemas florales

----
tic la~ rauia~. En ella se desarrollan broLes cor- Como se ve, la cosecha o c1 rendimiento fru-
tos que llevan una can tidad mucho mayor de tal del cerezo depende ante todo del grado de
yemas fr utales que los dardos m ás viejos. Los su crecimiento que, por otra pa rte, no deber á
brotes cor tos d e alta capacidad ele fructifica- sobrepasar un deter minado estado ele condi-
ción en las secciones ele dos y tres aííos de la ción ó p tima. Un crecimien to excesivo sustrae-
rama se presenta n en mayor cantidad, cuanto ría a los ó rganos fr uctíferos las st1stan cias n u-
m,ís fuerte sea el desarrollo de 1a sección r es- tri tivas i nd ispensables para su rn<1duració n.
pectiva de la r;ima (Fig. 39).

figu ra 39. D:Lrdos cortos en nunas de 2 años que produ cen, m uchas flores (izquierda). Danlos de madera más vieja
que producen m enos flores y a l fin perecen (derecha)

Brote s fructífe r os cortos y Los brotes cortos o dardos


largos
Los dardos florales del guindo se presentan
GUI NDO ACIDO Crecuen tem en te en forma de rose tas o r amille-
te que suelen llamarse tam bién " bro tes bou-
Zona fructífera de los brotes en el guindo ácido q uet''. Cuanto más vigorosos son, m ayor can-
tidad ele flores producen. En vista ele que el
La distribución ele las flores en los brotes del ,·igor del dardo depende de la vitalidad o de
g uindo no es en ning ún caso idén tica a la que la fuerza de crecimiento ele la sección respec-
se observa en el cerezo. Al contrario, son ante tiva del brote q ue lo lleva, un buen crecimien-
todo 1os brotes semi fuertes los q ue forma n flo- to ele estos brotes promete una abundante fo r-
res en cantidades considerables. mación ele flores.
Los brotes cortos del guindo se compor ta n Sin embargo, la vi ta lidad del guindo no
de manera muy similar a los cerezos. Forman d ebe exceder cier tos lirnites, pues al sobrepa-
ab undante cantidad de flores, m ientras sus ye- sarlos se in hibirían demasiado los dardos ele
mas terminales producen hojas y eventualmen - las seccion es de tres o más años de las ramas.
te u n brote débil. De esta man era, estos brotes Los dardos mejor desarrollados se encuen -
cortos se mantienen activos d uran te años (Fig. tra n, tal como en las esp ecies ya discutidas, en
40). la m adera de dos años. Abu ndan en esta p arte

33
• Yemas con mucha facilidad de fructificación
o Yemas con poca facilidad de fructificación E
V
C)
11')
/ ,I
1

'--
_Figura 40. Zona de floración en ramas de guindo~. Los dardos y ramas de vigor medio fructifican (FEUCHT, 1961)

y tienen un extraordinario poder de fructifi- bil o ninguna. R.ErCHEL y MEJER (1961) y


cación. Acercándose a la sección de tres años ScHULZ (I 959) recomiendan que se limite la
de la rama se va manifestando cie:r,ta inhibi- poda a unos pocos brotes largos (Fig. 42) .
ción. Los dardos nuevos son en parte más del-
gados o más cortos y, por lo tanto, la forma- CIRUELOS
ción de flores es menor (Fig. 41) .
Esta tendencia aumenta h acia la madera de Los brotes cortos
cuatro o más años. La importancia económica
de la producción frutal, está ligada a las par- Los brotes más vigorosos se en cuentran en la
tes o zonas más jóvenes de la rama. sección de dos años de la rama. Las flores que
en ella se desarrollan tienen una alta capaci-
Brotes largos dad de fructificación. Además, son justamente
estas las secciones de la rama en que se desano-
Los brotes largos del g·uindo ácido aportan lla la madera frutal en gran abundancia.
una considerable porción de la cosecha. Por Hacia la madera más vieja disminuye el cre-
ejemplo, en el Morello (guinda negra) , los cimiento y la capacidad productiva (Fig. 43).
brotes entre 125 y 60 cm. de largo llevan una Disminuye también el número de flores por
cantidad sorpren dente de flores, desaparecien- brote corto pero sin afectar su calidad. Por
do las yemas vegetativas. La escasa formación otro lado, W AUGH, citado por GARDNER, BRAD·
de hojas conduce muchas veces al agotamiento FORD y HOOKER (1952), afirma que en árbo-
del árbol. Sólo los brotes largos muy vigorosos les jóvenes de ciruelos pueden formarse pistilos
vuelven a producir una mayor cantidad de mal desanollados, y por lo tanto la cosecha se
yemas vegetativas. Por lo tanto, en muchos ca- verá disminuida.
sos es conveniente que el crecimiento del guin- En la sección de cinco años de la rama, la
do sea vigoroso y podar o recortar sólo algunos inhibición puede llegar a un extremo tal que
pocos brotes largos vigorosos. No vale la pena el brote corto, como individuo, incluso muere.
podar los brotes más cortos que ,30 cm. pues no En consecuencia el ciruelo también necesita
reaccionan en la forma deseada. Generalmente una renovación o rebrote anual, p ara que su
tienen en su centro una sola yema de brote dé- fertilidad se renueve en la madera joven.

34
figura 41. Ramillas cortas de guindo de un sector de dos (izquierda) y tres (derecha) afios. El mejor desarrollo
está en el sector más joven. Por eso el árbol exige un rejuvenecimiento constante

-
r:::::
..;,..._
~-----1
~i

~,,..,,.
:::: ~

Figura 42. Sectores de ramillas largas de guindo ácido. Los dos sectores de la izquierda llevan yemas vegetativas
(alargadas) • El siguiente es floral (yemas redon.das) y el último sector lleva una yema vegetativa (alargada) y flo-
ral (rei:londa)
b 7
Figura 43. Dardos cortos colocados en ramas de ciruelos de 2, 3 r 4 años (de derecha a izqu ierda). A medida q ue
aumenta la inh ibición de los dardos d isminuye la fe rtilidad

l\"o sólo el número absoluto de los brotes Mirabelle, el crecimiento i nfluye favorable-
cortos o dardos, si no también su largo influye mente sobre el rendimiento. De manera simi-
sobre el rendimiento. Po r ejemplo, en la va- lar se compo r tan por ejemplo, la ciruela Onta-
riedad Nancy l\lirabelle son los dardos más rio o la Claudia i ta liana. En cambio, otras va-
largos los que p roducen mayor cantidad de ried ades se limitan generalmente a pocas flo-
flores y son justamente ellos los que se encuen- re en la base del dardo independiente ele su
tra n a su vez, en la madera más vigorosa (Fig. largo. Naturalmente, es tos ejemplos tien en va-
'H). Corno puede ver e en la variedad Tan cy lidez absoluta sólo para el lugar en que se en-

2 3 4 7 8
Figura 44 . Dardos cortos ele mirobolan. U n crecimiento vigoroso aumenta las flores
y, por lo tanto, la cosecha

36
cuentra el árbol o la huerta. influencias cli- como ocurre muchas veces en la Zona Central
nuhicas y condiciones del suelo son factores de Chile se produce una fructificación abun-
que evidentemente pueden variar la floración dante que puede conducir a un añerismo ele
de modo más o menos perceptible. los árboles. Los árboles con muchas frutas en
Según RIERA (1953) , se puede hacer una di- los cuales no se produjo inducción floral tie-
ferenciación ele variedades japonesas y euro- nen más Ca en sus brotes que aquellos en que se
peas en cuanto a la formación de los dardos. ha producido (FEUCHT y ARANCIBPA, inédito) .
En el primer caso son de más corta vida y la Esto concuerda con los ensayos de R1cHTER
poda debe ser mt1s profunda para estimular la citado por GARDNER y colaboradores ( 1952) .
renovación ele los brotes. Lo contrario sucede según el cual las yemas vegetativas de los ci-
en las variedades europeas (Fig. 45) . Cuando ruelos contienen más Ca que las yemas flo-
el clima durante la floración es seco y caluroso rales.

Figura 45. R ama de ciruelo de tres ai'ios, que en la mayoria tle las va riedades Licnc la 11rn yor
parte de la cosech a

El brote largo los brotes cortos en la madera vieja son de bue-


na longevidad y tienen bastante capacidad de
En ciruelos japonés y europeo tiene el brote floración.
largo ele un año una gran importancia econó- La zona de floración predominante se en-
mica debido a su contribución a la cosecha, cuentra en el damasco generalmente en un
aunque no en todas las variedades. En las res- brote largo y en dardos de u no a tres años. De
pectivas huertas en que se hicieron las investi- ahí resulta que es indispensable que se renue-
gaciones se nota en los brotes largos de Reina ven los brotes constantemente, pues la madera
Claudia y ele la ciruela "Buhler" la ausencia o vieja dispone sólo de una fertilidad más res-
escasez ele flores. Otras variedades, en cambio, tringida (Fig. -1-7) .
por ejemplo la ciruela Ontario o Reina Vic- U n crecimiento débil conduce en el damas-
toria producen muchísimas flores en el brote co a una reducida fo rmación de hojas, con el
largo de un año. Estas variedades tienen una consecuente agotamien to del árbol. La madera
marcada tendencia al agotamiento o a un cre- débil de un año no produce ningún brote en
cimiento demasiado débil a través del año y, el año siguien te, de modo que no se forman ni
por lo tanto, hay que dedicarles un cuidado y flores ni frutas, es decir, se desyema_
atención especiales (Fig. 46) _ Sólo los brotes largos vigorosos son capaces
de con servar su fertilidad durante va1ios años.
DAMASCO Nacidos en la sección ele dos años de la rama
generan brotes cortos que, a su vez, producen
E n el damasco, el crecimiento de los extremos yemas florales y vegeta ti vas y conservan even-
ele la copa es mediano. Por lo tanto, la renova- tualmente su poder productor durante uno
ción de los brotes en el interior ele la copa no o .dos años mús (Fig. 48).
necesita de un rProqe mµv intensivo. ln.clltso La fig ura sig-uiente dernuesira esquemática-

37
Figura 46. La madera vigorosa y joven produce muchas y grandes frutas. La parte de la rama
que tiene pocas hojas corresponde al sector de tres afios. Al empezar la inhibición disminuye la
productividad

Figura 47. Las dos últimas ramas de la derecha que producen muchas yemas florales y vegetativas, son de un año.
Las dos siguientes son ramas de dos y tres años con muchas flores. Por último a la izquierda ramas de cuatro y
o nco años cuyos dal:dos empiezan a morir

38
Fig ura 48. Abajo: Rama débil ele d amasco con yemas laterales muertas, sólo la yem a te rm ina l ha alcanzado a
brotar y fruct ificar. Arriba: R amas m ,ís fuertes que siguen con su activiclacl con respecto a las yemas late rales
mente los efectos desfavorables del crecimien- P or otra p arte, el poder procreador ele un
to débil con respecto a la fertilidad de los dar- brote vigoroso de un año se transmite también
dos o brotes cortos. Ram as de crecim iento de- a los b rotes laterales cortos que, por lo tanto,
ficiente pueden producir sólo una madera ra- son capaces de producir yemas florales y vege-
q uítica. ta tivas ele gran vitalidad y llegar a la formación
ele frutas (Fig. 49) .
Crecimiento fuerte

Dardos acNvos

Puntos límites del


crecimiento
_ _ _ - anual

Crecimiento débil

Dardos muertos
Figura 49. Un crecimiento dé bil de la rama m adre conduce a un crecimiento débil ele los dardos laterales. Por
otro lacio un. desarrollo vigoroso se traslada al crecimie nto lateral
A LMENDRO existen en las ramas largas d a rdos fuertes los
cuales se m a ntien en dos o tres afios activos y
El almendro lleva much as yem as florales la- fr uctifican. P or eso convien e ma nten er el al-
terales en las r am as la rgas d e un año. Com o men dr o en condicion es d e buen crecim ien to,
estas ram as además tien en una cantidad apre- como un a ayu da p ara i m pedi r u n afieri sm o
ciable d e yemas vegeta tivas, son cap aces d e p ro- (Fig . 50).
du cir gra n cantidad ele frutas. Al afio sig ui ente

a)

. lD

Fig ura 50. R a millas de almendro. De izquierda a derecha: Sector de una rami lla la rga de 1111
a lio con yemas vegetativas y florales. Ramilla corta de un a1io con flores late rales. T ercera y
cuarta ramillas con. yemas muertas

Esta especie [recuen tem en te florece m uch o, Br o t es f r u.cti f e r os lar gos


pero a p esar de esto a veces d a pocas frutas. La
D U R AZNER O
ca usa pod ría ser la m ala p olinización (KEsTER
y G R1ccs, 1959) , y d e esto es responsable el La zona fru ctifera de los brotes
ma l tiempo durante la ép oca de flor ació n. Por
L os bro tes del d ura znero t ien en una zona fruc-
otra p arte, com o indica n los autores mencio- tífer a a mplísima. Tanto los br otes cortos más
n ados, la ca lidad d e las flores puede disminuir d ébiles como los b rotes largos m ás gran des p ro-
d ura nte el d esarrollo mism o . U n invierno su a- d u cen flores la teralmente en las axilas de las
ve prod uce en la primavera sig uiente una caí- hoj as.
da de flores en forma abundante ( BROWN, Sin emba rgo, a p esar d e esto h ay ciertas fluc-
1952) . tuacion es a nuales en el n úmero ab soluto de flo-
La elección ele un terren o ad ecuad o, sue lo li- res en u n mismo á rbol. U n a carg a a b u nda n te
via no, un clima sin n eblina y bastante lumi- ele frutas y con d icion es climáticas d esfavora bles
son cap aces d e red ucir el núme ro de flores.
n osidad es importante p ara el cultivo d e al-
E sto se n o ta prin cipalmente en los dardos r e-
mendro. KAusc H y H A'AS (1965) h an in vesti- primidos, que p ierden su f u n ció n com o p or-
gado las d ife re n cias entre las hojas ele la p eri- tad ores de flores (Fig. 51) .
feri a y e l cen tro ele una cop a (roble) . Las que
est;Ín expu estas a l sol p roducen más su sta n cias Los brotes anticipados del duraznero
orgánicas y contien en más miner ales. La cali- El crecimien to ex traordinariam en te f uerte d el
d ad ele los d ardos d ism in u ye mientras m ás a l duraznero produce brotes anticipad os q u e sa-
cen tro de la copa se en cu entren . len d e b rotes cte un afio m uy vigorosos,

40
E
u
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/
/
/
Yemas con mucha facilidad de fructificación /
/
o Yemas con poca facilidad de fructificación /

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::,
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E
u

Figura 51. Zona de floración de ramas de d uraznero. Las flores de ramas vigorosas poseen una
ma yor facilidad de fructificación-

Estos brotes anticipados desarrollan numero- ig ualmen te el número de flores. En vez de ye-
sas yemas florales. P ero estas flores son de baja mas florales se d esarrollan enton ces sólo yemas
calidad e incluso a veces clefonnadas. Su capa- vegetativas débiles que producen hojas peque-
cidad fructífera es mínima (FEUCHT, 1955). iias. Una fuerte caída de flores en primavera
Por lo tanto, hay que eliminar estos brotes pre- es la con secuencia del agotamiento (Asm zAwA
maturos. En todo caso debe h acerse una poda y KuRETANI, 1961 ). La cantidad ele flores pue-
ele recorte severa en los durazneros de creci- de sufrir una merma a causa de temp eraturas
miento fuerte, pues son justamente éstos los muy altas durante el día y especialmente du-
árboles que tienen tendencia a desyemarse en ran te la noche (HIRAI y col., 1961). Los mis-
las zonas interiores de sus copas. En el duraz- mos investigadores señ alan que la fertilización
nero el traslado de la actividad ele crecimiento con P fomenta la formación de flores, pero
hacia los brotes ele un año produce una inhibi- que una extrema sequía o una excesiva hume-
ción en las zonas básicas de la copa (Fig. 52) . dad atrasan su desarrollo. El a traso de la flo-
ración en el duraznero significa menor calidad
El brote largo, la madera frutal más impor- de flores (FEUCHT, 1955) .
tante del duraznero El b rote ]argo produce, junto con un gran
número de yemas florales, una cantidad sufi-
Al contra,rio de otras especies frutales, en el ficiente el~ yemas vegetativas que impiden el
duraznero es ante todo el brote largo el que agotamiento del árbol (Fig. 5~) . Las yemas
contribuye en mayor escala a la producción del florales situad as al lado de las yemas vegeta-
árbol. Por esta mism a razón son sólo los duraz- tivas son de buena calidad y fructifican en alto
neros de crecimiento vigoroso y fuerte los que grado (FEUCHT, 1955).
valen en la fruticultura (FEUCHT, I 955) .
Exceso de fruta, escasa formación ele h ojas, El brote frutal " falso" del duraznero
período vegetativo corto y falta de sol condu-
cen al agotamiento del duraznero. A p esar de Los brotes débiles del duraznero se.distinguen
que el duraznero tiene una extraordinaria ca- a veces por un exceso de flores, mientras las
pacidad de floración, aquellos factores reducen hojas disminuyen . Las ramas en el próximo

: 41
...

'F igura 52. Ramas vigorosas de duraznero producen ramillas anticipadas. Las flores de las
ramillas an.ticipadas son de mala calidad

período vegetativo están expuestas a la inhibi- árbol (Fig. 54) . Ocurre exactamente lo mismo
ción en su desarrollo. Las yemas axilares están a causa de falta de frío (WErNBERGER, 1950) .
en su mayoría atrofiadas, de manera que no
hay posibilidades gue se desarrollen brotes cor- El brote corlo reprimido
tos laterales. Conuenzan entonces a desyemar-
se. Por lo tanto, esta clase de brote es impro- Entre aquellos brotes cortos de los frutales, el
ductivo y debe ser eliminado de la copa del brote reprimido ocupa un lugar aparte, de-

42
ya que t le ellas sólo saldrán yemas florales lla-
madas "ojos dormilones". Esta clase de brote
corto se seca generalmente pasado el período
d.e vegetación siguiente y muere. Había fruc-
tificad o una vez. En cambio, recordémonos de
los brotes cortos del cerezo que muchas veces
siguen o -eciendo duran te unos 10-15 ;dios v
(l ~1e aún entonces cargan frutas. '
La vida tan breve de los brotes dé biles del
duraznero, característica de esta especie, exige
forzosamente un recorte anual inten sivo y, en
consecuencia. una poda más bien severa (Fig.
55) .

co

,._r

o l

Figura 53. Las ramas largas de durazneros producen


numerosas flores y hojas, por lo tanto, tienen mayor
producción que las ramillas

biclo a su efímera vida. La yema terminal ele


hojas que eventualmente pudiera ser la base
para un futuro crecimiento, es muchas veces
tan débil que no tiene la fuerza suficiente para
segui r clesarroll{mclose. Tampoco ocurrini un l·igura 51. Ra mil la de d uraznero que p rod uce m1.1cl1a -
futuro crecimiento desd e sus yemas la terales, flores y pocas hojas; por eso se agota 111u y r:lpido
LA NUTRICION DE LA MADERA trar al frutal por medio de un fertili zante bien
FRUTAL dosificado, el nivel óptimo d e sustancias nu-
tritivas para la formación ele flores y frutas.
La descripción de los fenómenos morfológicos A continuación trataremos de sintetizar en
propios de la madera frutal nos demostró las forma breve todos los conocimien tos recogidos
considerables cl i(erencias que existen entre los hasta el presen te. Desafortunadamente nos da-
brotes de alta y b aja calidad. Estas diferencias r emos cuen ta que existen muchos puntos no
se manifiestan an te tocio en su poder de creci- aclarados hasta la fecha, ele modo que una se-
m iento. rie ele ellos ele gran importancia para la prác-
Las diferencias en el crecimien to se deben tica deben ser es tudiados.
en parte a buena o mala alimen tación de los
cli(eren tes brotes. ' ITROGENO
Como q ueda dicho, en los frutales en gene-
ral y sobre tocio en las especies afieras, la fruta S11 distrib ución en Ta copa clel árbol
en gestació n tiene una influencia decisiva so-
bre la madera fru tal vecina. La fruta es capaz El flujo o la a fluencia de N se di rige primor-
<le inhibir el fluj o de sustancias minerales y d ialmente hacia aquellos puntos ele mayor de-
org{micas hacia los dardos fruta les más cerca- manda. Estos puntos son las frutas jóvenes y
los extremos ele los brotes en crecimiento. El
nos. Ahora bien , la escasez d e cualquiera de crecimiento ele los brotes y la afluencia de 1\
estas sustancias nutritivas produce en deter- están en íntim a correlación . Las (lores de las
minados puntos donde ocurre el meta bolism o pomáceas se desa rroll an preponclerantemente
u na perturbación del proceso de desarrollo en el extremo o la punta del brote, es decir
normal. en lnga res de aflnencia de nitn'>geno. En los
El conocimiento de la <lemancla de sustan- capíLUlos an teriores se dejó establecido que son
cias mi nerales de la madera frutal n os propor- lo~ d ardos más vigorosos los gue tienen mayor
ciona los elatos necesarios para poder suminis- c;i paciclad de fl oración .

Figura 55. P ardos de d11ra2.11cro con yem as laterales ,· ter mina les 111u y inhibidas, Estos dardos son in.útiles,

44-
U na gran carga <le fruta tiene como conse- necesarios para la formación de la flor. Esto
cuenci¡i un a acumulació n de N en las hojas de coincide con el hecho de que las yemas flora-
los brotes largos (CA1N y BoYNTON, 1948; les brotan ante todo en los dardos más vigoro-
EMMERT, 1954; MASON, 1955; LAMB, GoLDEN y sos de las pomáceas, mientras que los brotes
PowERS, 1956) . Esto se explica teniendo pre- cortos m ás débi les se mantienen con mucha
sente que asimilan más que las hojas de árbo- mayor frecuencia estériles o se pliegan al añe-
les sin fruta (KAZARIAN y col., 1963). rismo (LucKE, 1958; R uDLOFF y LucKE, J 960;
Por otra parte, en el na ranjo las hojas en EITEL, ]96 1).
inmedia ta vecindad de la fruta contienen me- ÜSTROUHov ( 1952) destaca la influencia po-
nos N que aquellos que se encuentran a ma- sitiva d el ni trógeno con resp ecto a la forma-
yor distancia ele ella (EMBLETON y col., 1963) . ción de proteínas y a la floración. KoBEL
Es ind ucla ble que las fru tas jóvenes demandan (1954) informa detalladamente sobre la posibi-
graneles cantidades ele nitrógeno, pues los com- lidad de fomentar la floración por medio del
puestos solubles de N clesempefian un papel abono de N, siempre que se cuide de que el
decisivo en la formación de la fruta (GouNY abono no se aplique en cantidad tan abundan-
y H uGUET, 1964). M uRNEEK, citado por KRA- te que el crecimiento llegu e a ser excesivo.
MER y KosLOWSKI (1960), m en ciona un ejem- FRITZSCHE y sus colaboradores (1964), en con-
plo de la distribución de N en un árbol en que tra ron que una dosis m ediana de N favorece
la carga de fruta era normal. El consumo d e en el cerezo la floración. En cambio, disminu-
N se divide en tres tercios repartidos más o yendo o a umentando esta dosis pudieron
menos uniformemente para la formación ele observar que la cantidad de flores era menor.
madera, hojas y frutas (Fig. 56) . Pero tal como pudo observarse en miles y
miles de casos, en las especies añeras, ni los
El nitrógeno y la //oración árboles mejor alimentados ni los más hermosos
brotes cortos produjeron flores, cuando la car-
La inducció n flora l trae consigo una mayor ga frutal era excesiva. La fruta joven tiene un
actividad de las yemas (THO:MAS, 1963) . Esta inmen so poder ele absorció n de nitrógeno
actividad exige la presencia de proteínas y de (N1TSCH, 1965). Esto provoca un d éficit de N
otras sustancias nitro~enadas (CoLLINS y col., en las yemas vecinas a las frutas. Quedan más
1963) . El n itrógeno sirve además para la acti- chicas y forman únicamente hojitas. Fenóme-
vación de potasio y fósforo (HA ERDTL, 1963) nos similares pueden observarse en otras plan-

Figura 56. Un ejemplo ele la distribución del N en cliícrenies órganos del manzano

45
la. CHAMPAGNAT (1961) y G REGORY y VEA- nilrógeno, eran consideradas, al contrario d e
LE (1957) deducen que 'la inhibición del cre- los hidra tos de carbono, como inhibidores de
cimiento no sólo se debe a los procesos contro- la floración.
lados por inhibidores, sino también a la esca- En aquellos tiempos de cultivo la fruta col-
sez de gaba incluso de la madera de dardos cortos y
ALLEWELDT (1964) ootuvo en la vid, por aun en ,írboles empalizados. El abono de N,
medio d e abono con N, un aumento de la flo- fomentan do los indeseables brotes largos, te-
ración. nía efectivamente un efecto desfavorable so-
Unos expei'imentos para conseguir por me- bre la madera de dardos cortos debilitando en
dio de determinadas dosis de N que las varie- ella su capacidad de floración.
dades añeras de manzano ,produjeran una co- Hoy en día, por falta de tiempo para que
secha con stante y regular, no dieron ningún se cuide el árbol con dedicación, con el fin de
resultado positivo (WEEKs y SouTHWICK, 1956}. formar sólo madera de dardos cortos con cui-
B OYNTON y sus colaboradores (1950) observa-
dado y p aciencia, se prefieren los brotes largos
ron que al alternar desde una floración débil jóvenes y vigorosos. Brotes n umerosos y de
a una fuerte ocurre un aumento del conteni- fuerte crecimiento sólo pueden obtenerse por
do de N en los dardos frutales. Pero en pre- medio de una alimentación con N.
sencia de un añerismo fuerte no ocurre esto. No h ay ninguna duda que las yemas flore-
cen aun en árboles no fertilizados. Pero la ex-
hibición floral que ofrecen es sólo de corta du-
La nutrición y la fertilización de nitrógeno con ración, pues tanto el árbol como la madera
respecto a la fructificación frutal envejec-en rápidamente y en con secuen-
cia disminuye la fructificación. Por otra parte,
Durante much o tiempo el "miedo al nitróge- una fertilización exagerada de N puede aumen-
no" era en la fruticultura una verdadera p esa- tar el crecimiento de los brotes largos de un
dilla que empañaba los sueños florales. Fruti- año de tal manera que pronto las p artes de dos
cultores muy competen tes habían sobrestima- y de tres años se verán afectadas y expuestas
do los experimentos botánicos efectuados con a un cierto efecto inhibidor. Los dardos que
otras plantas, por ejemplo siemprevivas (KLEBS, se encuentran en estas partes y que normal-
191 8) y los h abían aplicado a los frutales. Las mente son d e buena capacidad de floración,
sales nutritivas, especialmente las que llevan estarán sometidos a mayor inhibición y no

• Yemas florales

o Yemas vegetativos

Figura 57. Ni un nivel de N excesivo, ni un n ivel deficiente conducen a la formación de


flores, en el caso de las pomoideas

46
florecerán. Son justamente las esp ecies de cre- vor ece las cond iciones n ecesarias para la for-
cim iento más fuerte las que, p or cau sas natura- mación ele n a res, pues la dismin ución de la
les, están m ás expuestas a estos fenómenos de actividad coincide con la fo rmació n de las
inhibición. La producción frutal es o tro factor flores.
que incremen ta el efecto in hibidor y los.árbo- En gener al, en las pomáceas y en las bayas
les comienzan luego a alternar . la mayor capacidad de flor ación se concentra
P or lo tanto, son especialmente las especies en aquellas yemas que acusan un determinado
afieras las que n ecesitan m ás que o tras de una grad o de actividad (L ENZ, 1961). E n estas ye-
inteligen te dosificación de N. El crecimiento m as n o h ay escasez de nitrógen o. YAMAZAKI y
debiera ser siempre ig ual, año por afio. D e MoR1 (1957) observaron que una privación
este m odo se pod ría obtener, en la sección de de N en noviembre y diciembre disminuye la
dos añ os de la rama, que la vitalidad de los flo ración en el manzano. AMBARCAMJ Ai'I (1958)
dardos frutales sea lo más p arej a posible, fo. obtuvo en el damasco, p or medio del abono
m entando con ello la cap acidad o disposición de P y N, un 43% m ás d e flores en compara-
d e floración . ción con los dem ás árboles participan tes en un
N o debe olvidarse que una fertilización casi exp erimen to controlad o. HrLKENBAEUMER y
exclusiva ele N empeora en tod o caso la situa- ScHROW (1965) obtuvieron una floración m ás
ció n. Ante tod o, puede desequilibrar la pro- abundante por m edio de d osis adicionales de N
p orción de fósforo en h oj as y bro tes. SMrTH d urante el verano.
(1962) publicó una serie de trab ajos, en los cua- El vol umen de la dosis de N depen de natu-
les se confirma este tema. L A~ANAUSKAS, EM- ralmente del crecimiento del árbol y tiene que
BLETON y JoNES (1957) afirman que una dosis estar de acuerdo con él. Tanto la fertilización
excesiva d e N aplicada a los citrus es capaz de excesiva como la escasa de N aminora el ren-
reducir el por centaje d e cinc, cobre y boro d imiento. En el palto, BMlnLETON y colabora-
(Fig. 57) . dores (1959) en con traron que el valor óptimo
U na brotación adelantad a y la correspon- de nitrógeno en las hoj as era de 1,8% en lo
diente terminación temp rana de la misma, fa- que a fertilidad se refiere. T an to un cante-

35 7.

Figu ra 58. Un ejemplo del con su mo de carboh idratos en m anzanos (HEINJCKE citado por K RAMER
y KosLOWSKI, 1960). El tronco y las ramas exigen un 35% de los carbohidratos. De ese 35% las
yemas sólo requieren una pequeña fracción

47
nido mayor (2,4%), como u no men or (1,2%) do la energía necesaria para la activación de
de nitrógeno, produjeron una disminución del las sustancias fosforadas y n itrogenadas n ece-
rendimien to. BALLINGER (1958) expone que sarias para el proceso de la inducción floral.
el blueberr y (Vacciniurn rnyrtillus) tiene un E1sENHUT ( 1959) pudo comprobar que el lado
comportamien to parecido. sur de la copa del tilo p roducía m ás flores que
Ultimamen te, FRIZTSCHE y otros (1964) pu- el lado norte (ambos referidos al hemisferio
dieron confi rmar, p or medio de experimen tos norte). La copa del tilo es más frondosa que la
ele fertilizaciones en man zanos, que tanto el ele cualquier fru tal, y por lo tanto, la l uz no
exceso como la escasez de n itrógeno disminu- puede pen etrar al i n terior de la copa con la
yen el n úmero de flores. U na dosis median a misma in tensidad. Los brotes y la fruta en de-
de N acomodada a las n ecesidades de la espe- sarrollo ejercen un fuer te efecto de absorción
cie y a las d em ás condiciones locales, tien e las sobre los hidratos ele carbon o (BACH0FEN y
mejores probabilidades para que el m anzano "'WANNER, 1962; H ALE y WEAVER, 1962). Un a
mantenga un ritmo parejo de fertilidad acom- producción frutal muy abundante produce un
pafiado de un alto rendimien to (KonEL, 1954) agotamien to en el resto del ár bol, especialmen-
(Fig. 58) . te sobre su s partes básicas. L a consecuencia es
el envejecimiento. La fr u ta requiere ele gr an
HIDRATOS D E CAR BONO can tidad ele sustancias nutritivas justamente
en noviem bre y cl.iciernbre que es el período
Distribución de los hidratos de carbono en la crítico ele la in ducción floral (Fig. 59) .
copa del árbol

La in cidencia de la luz es naturalmente más Los hidratos de carbono y la formación de


inten sa en las porciones más jóvenes de la co- flores
pa, o sea, en la periferia, q ue en su i nterior. Es
ésta también la zona de m ayor floració n . La Son pocos los lemas ele fru ticul tura d iscutidos
luz produce un efecto estimulante sobre la a base de ma terial argumentativo y de ta ntos
yema (l\lIA v, 1965), p ues proporciona ante to- y tan ar raigados prejuicios, como son los q ue

\
mas N
Azúcares

yema floral
vegetativa
:✓ --¡~ ., '
.., /

)'

\ menos N
mas Azucares

Figura 59. Las yemas con ---inducción floral contienen en los meses ele noviem bre y diciembre más N y menos hexo-
sas (azúcares) q ue las yemas vegetativas (sin inducción floral)

48
se refieren a las relaciones hipotéticas en tre las Entre los azúcares y las sustancias nitroge-
sustancias nutritivas y la formación de las nadas existe una estrecha relación de natura-
flores. leza metabólica. A un aumento de sustancias
Animados por ciertos experimentos botáni- nitrogenadas corresponde una disminución de
·cos, algunos investigadores en EE. uu. decidie- azúcares.
ron dedicarse a este problema, partiendo de la Al estimular el metabolismo en las yemas
hipótesis que las futuras yemas florales debían florales se intensifica su r espiración. Este au-
contener más azúcar (sustancias nutritivas) que mento de la respiración significa, a su vez, un
las yemas vegetativas. Sin embargo, los resulta- mayor consumo de azúcar. En resumidas cuen-
dos fueron negativos. Las yemas florales con- tas, esto quiere decir que las yemas florales ne-
tenían menos azúcar, lo que demostró que la cesitan de la cantidad suficiente de hidratos
hipótesis no era verdadera. de carbono (azúcares) como m ateria prima pa-
Los experimentos que ya se habían efectua- ra mantener su respiración y para la síntesis
do con respecto a toda clase de dardos frutales, de proteínas.
se repitieron en las yemas terminales, verda- Como puede verse, aquella fórmula que in-
deros órganos de formación de flores (FEUCHT, cluye a los hidratos de carbono en la formación
1964). Pero también en este caso, se constató ele flores y que quedó esculpida en piedra por
que las yemas florales contenían menos glu- los fruticultores, m an tiene su validez. Sólo fa}.
cosa y menos levulosa que las yemas vegetati- ta agregar que los azúcares se reducen en pro-
vas. Esto permite suponer que el azú car es porción a la aceleración de la respiración y a
reducido y transformado inrnediatamente des- la formación ele sustancias nitrogenadas. Los
pués de haber llegado a las yemas florales. hidratos ele carbono son el comienzo y no el
Hay distintas posibilidades de introducir el término ele los procesos de la formación de las
azúcar en el proceso metabólico. Por ejemplo, flores (Fig. 60) .
la síntesis de proteínas depende de los produc- HoFFMANN, cit. por PR1ESTLEY (1962), re-
tos ele la r educción de los azúcares. Pudo com- conoce plenamente estos hechos, al expresar
proba rse efectivamente un descenso del nivel que el azúcar y las proteínas son necesarias
de azúcar en los tejidos celulares, proporcional para la fonnación de las flores. KoLoMIEC
al de la síntesis de proteínas (SucruRA, 1962; (1952) seña la en sentido más amplio que la
YEMM y FOLKES, 1954). Teniendo presente que formación de flores es posible sólo gracias a la
las yemas florales del m anzano y del peral, con- alta concentración de sustancias nutritivas en
tienen mayor cantidad de sustancias nitroge- las células.
nadas es comprensible que en estas yemas se Según ÜGAKI y sus colaboradores (1963), un
encuentren en m enor escala las dos clases de alto contenido de nitrógeno y de hidratos de
azúcares predominantes (levulosa y glucosa) . carbono en los brotes favorece la floración. Su-
Las suposiciones con referencia al alto conte- ponen, además, que la acumulación de almi-
nido de N y al escaso contenido de azúcar en dón, como "sustancia iniciadora", produce
las futuras yemas florales, consideradas anti- otras sustancias que toman parte en el proceso
g uamente antagónicas, toman un aspecto lógi- de la floración que es de absoluta necesidad.
co miradas a la luz de estos descubrimientos. Ya con anterioridad, HARLEY y sus colaborado-

Demandas del Transformación


Crecimiento a reservas de N

-::::--
~ -.
~ - · -.
~-= ": .
,:..:..;:...•

Figura 60. En los árboles frutales h ay una verdadera competencia por los hidratos de carbono entre el crecimien-
to y la reserva de N. (OLAND, 1963)

4-9
res, cit. por Ko.aEL (1954), d efendieron este El potasio favorece la síntesis de fosfatos ac-
mismo punto de vista. tivos n ecesarios para la formación de flores.
Sin embargo, al reflexionar sobre este tema Además, se acumula como agente activador
debe tenerse presente que las cantidades de del metabolismo en aquellas p artes donde
hidratos ele carbono que se almacen an en las ocurre división ele células (SCHIMALFUSS, 1936).
yem as son muy pequeñas, comparadas con la Para la formación de flores es indispensable
cantidad total que produce el árbol. la diferenciación de nuevos complejos celula-
res. Además, favorece la síntesis de proteínas
POTASIO y aumenta la actividad de las enzimas. Ambos
procesos son importantes para la inducción
Su distribución en el árbol floral y diferenciación floral. La escasez ele po-
tasio puede traer consigo una sobresaturación
El potasio se con sidera generalmente con g ran ele azúcar, debido a la disminución del con su-
poder de desplazamiento, pues puede fluir o mo de esta última (BAUMEISTER, 1958) . Co-
moverse con ig ual facilidad hacia el extremo mo ya queda dicho, las yemas vegetativas ele los
de los brotes o en dirección de las raíces. ÜLAND brotes cortos alternantes contienen mayor can-
(1963) destaca su buena movilidad dentro de tidad ele azúcar y su actividad es menor en
la corteza del árbol. En el período de creci- comparación con la de las futuras yemas flo-
miento primaveral fluye en primer lugar hacia rales.
las regiones de mayor crecimien to, es decir, MoEHRING (I 963) pudo comprobar, bajo
hacia los órganos m ás jóvenes del árbol. El determinadas condiciones experimentales, que
potasio movilizado duran te todos estos movi- el potasio es capaz ele favorecer la formación
mientos, proviene en parte d e los tejidos de de flores en el manzano. En frutales cuya pro-
reserva del árbol y de las raíces. Debido a esto, ducción sobrepasa el término medio es dudoso
MASON y WHITFIELD (1960) encontraron en si el potasio provoca siempre aquellos fenó-
el período crítico de la inducción floral, o sea menos, máxime tomando en consideración que
en noviem bre y d iciembre, más potasio en los este elemento afluye ante tocio a las frutas.
brotes jóvenes que en las r egiones más viejas
ele la copa del árbol. Nutrición y fertilización de potasio con res-
Esto quiere decir que las porciones de mayor pecto a la fructifica ción
capacidad de floración contien en m ás potasio
durante el período de inducción floral. Una dosificación adecuada de potasio debe
Por otra parte, debido a la movilidad rela- considerarse como condición previa para que
tivamente amplia del po tasio, existe el p eligro la floración sea suficiente en frutales. Para
que, en caso ele deficiencia de K, se produzca que el potasio sea de utilidad efectiva, debe
un empobrecimiento r ápido de las porciones estar a disposición de las yemas en noviembre
interiores clt; la cop a, por migración de este y diciembre. Según BAR.BIER y TROCME (1963)
elemento h acia las partes más jóven es de ella. la fertilización con potasio provoca un efecto
En consecuencia, el interior ele la copa expe- más rápido que el potasio depositado corno
rimenta una merma en su productividad. reserva en el suelo. Especialmente en fru tales
R ecién en otoño, antes ele la caída de las ele abundante cosecha puede recomendarse que
hojas, ocurre una remigración ele parte del po- se aplique un abono adicional en primavera,
tasio desde las h ojas marchitas hacia las r amas puesto que la fruta tiene tendencia a movilizar
(MASON y WHITFIELD, I 960) . el potasio desde otros órganos del árbol. Por
lo tanto, para que el potasio pueda ser absor-
El potasio y la formación de flores bido rápidamente, es n ecesario que el suelo
tenga la humedad suficiente (SALVADOR!, 1964).
El potasio estimula la formación de los hidra- El aumento de temperatura en el suelo favo-
tos de carbono. Esto se d ebe en p arte a su ca- rece la absorción de potasio. La fertilización
pacidad de activar determinadas proteínas de con estiércol de establo proporciona mayores
'fermentación en el metabolismo asimilador reservas ele potasio disponible (TAMM y
(SCHEK; cit. por BAUMEISTER, 195'8). Los hidra- KRZYCH, 1964) .
tos de carbono, tales como el azúcar y el almi- Suelos arcillosos, ilíticos y biolíticos son ca-
dón, tienen que ser reducidos para poder ser paces de r etener el potasio de tal forma que
aprovechados durante el proceso m etabólico la planta no puede absorberlo, especialmente
siguiente que incluye la formación de flores, d ura nte períodos ele sequía (ToRSTENSON,
Se encontró mayor cantidad de potasio en ye- 1963). Según WALSH y CLARKE (1950), los sue-
mas de manzanos y per ales (FEUCHT, 1965-1966) los formados por materias calcáreas son gene-
que produjeron flores, que en aquellas que ralmente escasos en potasio. Además, debido
produjeron sólo hojas, a base de peso seco o a su contenido de arcilla son capaces de fijar el
por yema. potasio. Los autores mencionados con sideran

50
que los mejores suelos para manzanos son aque-
llos que contienen poca a rcilla. Los suelos po-
bres en oxígeno tampoco son apropiados para
las zonas de mayor floración de la copa acusan
el nivel de fosfatos más alto. En el manzano
(RoGERS y col., 1953) o en el peral {BATJER y
--
un abastecimiento suficiente de potasio para WESTwooo, 1958), disminuye el porcentaje ele
los árboles que en ellos crecen. fosfatos desde las hoj as de las partes más jóve-
La escasez de potasio puede conducir a un nes hacia las hojas de las partes más viejas.
exceso d e calcio (GRUPPE, 1961). Esto es total- Donde hay escasez de fosfatos, son general-
mente inadecuado si se toma en consideración men te las partes basales de la copa las primeras
el alto porcentaje ele calcio en las yemas vege- ·que muestran síntomas de decadencia; son
tativas. Por otra parte, la fertilización con po- justamen te las partes que alternan más. En los
tasio es cap az de restringir la absorción de lugares en que la carga frutal es mayor, se pre-
calcio (B<AlillIER y TRoCME, 1963). Un nivel senta una demanda de fósforo más alta, pues
alto de potasio en las hojas está ligado, según la fru ta absorbe este elemento con relativa
R EUTER, &vrITH y SPECHT (1949), a un nivel rapidez (Fig. 61) .
bajo de calcio, incluso en donde las raíces se
extienden en un substrato rico en materias cal- Los fosfatos y la formación de flores
cáreas. Este hed10 pone claramente de mani-
fiesto el verdadero efecto de la fertilización con Es evidente que el consu mo de fosfatos de la
potasio. Bajo otras condiciones experimentales, fruta influye sobre el contenido de P en los
la fertilización con potasio n o acusó ningún brotes cortos vecinos, pues se h a observado
efecto sobre el nivel de Ca (Qu IDET y RICHARD, que éstos dispon en de un nivel de P muy
1964). bajo, formando únicamente yemas vegetativas
La fertilización con potasio favorece en pri- (FEUCHT, 1965) . En cam bio, las futuras yemas
m er lugar el crecimiento de brotes y frutas florales se destacan ya en diciembre, o sea en
(BRADFORD, GARDNER y H o0KER, 1950), a pe- el período crítico de su desarrollo, por un ni-
sar de que también hay excepciones en este vel de P alto (FEUCHT, 1965). D e este modo se
sentido. Esto significa que la fertilización con confirma una an tigua suposición recogida en
potasio no llega n ecesariamente a las yemas, la p ráctica por medio del análisis químico.
especialmente en variedades y árboles d e abun- KoBEL (1954) pudo señalar ya anteriormente,
dante cosecha. Las hoj as vecinas a las frutas basado en experimen tos de fertilizaciones, el
contienen frecuentemente menos potasio efecto positivo del P con respecto a la forma-
(CAlN y BoYNTON, 1948; LAMB, GoLDEN y Po- ción de flores, lo que fue confirmado última-
WER, 1959; MASON, 1955; EMMERT, 1959; mente por PFAFF (1963).
McLuNG y Lorr, 1959). Lo mismo puede ob- Se ha demostrado experimentalmente que el
servarse con r especto a las yemas (FEUCHT, P se acumula con gran rapiqez en el tejido ac-
1965) . Una fertilización con potasio m u y abun- tivo (WILLIAMS y DOWRICK, 1958; MASON,
da nte, que no era capaz ele aumentar el tama- 1958; REINKEN, 1963). Además, los iones fos-
ño de las frutas ni el volumen de la cosecha, fatos tienen la capacidad d e activar la absor-
aumentó sin embargo el contenido de potasio ción de Mg. Más adelan te se demostrará que
en hojas y frutas (BUENElMANN, 1965), pero el magn esio es indispensable para la formación
no en la corteza ni en la madera d el árbol de flores. Finalmente, los fosfatos sirven como
(BARDEN y THOMPSON, 1962) . Aún queda por elementos formadores de varias sustancias (áci-
aclarar hasta dónde la fertilización abundante dos nucleicos, fosfoproteínas), que también
de potasio pueda favorecer, en las especies de son necesarios para que las yemas puedan flo-
abundante cosecha, simultáneamente la forma- recer. Es esta la razón porque KANDELER (1964)
ción de las flores, sin entorpecer la absorción considera que los procesos de la floración está n
y la actividad de otras sustancias nutritivas, relacionados con un metabolismo. fosfórico. La
por ejemplo de Mg (DE HAAS, 1965) . prod ucción d e proteín as se inhibe más por la
escasez de P que por la escasez de hidratos de
FOSFORO carbono (BAUIM.EISTER, 1958). Esto es de es-
pecial interés en la síntesis d e proteínas duran-
Su distribución en la copa del árbol te la floración. S1RONVAL (1961) señala que
los fosfatos, p ortadores de energía, son necesa-
El flujo de fosfatos ocurre en n oviembre y rios para la producción d e proteínas que, a su
diciembre h acia los puntos de mayor consu- vez, son factores indispensables p ara la flora-
mo del árbol (SATO, citado por SMITH, 1962). ción.
Estas son las zonas más jóvenes d e la copa. En las yemas florales del manzano se encuen-
MAS0N y WHITFIELD (1960) en contraron en tra mayor cantidad ele fósforo que en sus ye-
los brotes más nuevos del manzano mayores mas vegetativas. KoLESNIKOW (1958) en contró
cantidades de P que en las rnm as más viejas en la madera fructífera mayor cantidad de P
y que en el tronco. Como puede apreciarse, que en las hojas y ramas. El fósforo se mueve

51
,.

11

Figura 6l. El crecimiento nuevo se distingue po r una mayor producción y por un aumento en, la cantidad
deN. P, K

_preferentemente hacia yemas activas (W1L- brotación ele los árboles. Esto puede tener r e-
LIAIMS y DowRICK, 1958). sultados nega ti vos en la formación de las flores.
En la época de la inducción floral, en diciem- La escasa humedad del suelo en la primavera
bre, las futuras yemas florales son más activas y la falta ele precipitaciones son causas de es-
que las vegetativas. El proceso de diferencia- casez ele P (SALVADOR!, J964). Sólo en octubre
ción en las yemas exige un metabolismo más favorece la lluvia la movilización del fósforo,
intensivo (Fig. 62) . siendo menor su efecto en noviembre. (FERGU-
soN, 1964) . Arboles bien abastecidos de P asi-
N utrición y fertilización de fosfatos con milan más en el otoño (REINKEN, 1963). Es-
respecto a la fructificación to es importante no sólo con respecto a la
productividad y a la r ecolección misma de la
Según RE1NKEN (1963), una buena produc- fruta , puesto que después de la cosecha las
ción media ele varios años, relacionada con un yemas pueden recibir el abastecimiento ne-
elevado número de flores y una fertilidad sa- cesario ele las hojas. Con esto mejora su ca-
tisfactoria, está ligada a un abastecimiento su- lidad.
ficiente de fosfatos. En esto coincide con FLE1s- La can tidacl de ab ono fosfatado (entre 50
CHEL (1963), quien dice que la escasez de P a 80 kg P / H a.) depende parcialmente de la
es causa de una excesiva caída de frutas y de clase del suelo. El calcio, hierro y aluminio son
una baja fertilidad. Por otra parte no es reco- capaces de fij ar el P del suelo, haciéndolo in-
m endable que se exageren las dosis de P accesible para los árboles (KN1CKMANlN, 1963).
(REI NKEN, 1963). Una fertilización excesiva E l guan o favorece la disponibilidad de fósfo-
con P reduce cuan titativamente, en las hojas, ro. Bajo condiciones muy desfavorables de cli-
los microelementos Cu, Mn y Zn (LABANAUS- ma y de suelo puede aplicar se, con rela tivo
KAS y col., 1960) . éxito, una pulverización o aspersión de fosfa-
La escasez de P retarda en la primavera la tos. KoNAKAHARA (1956), pudo reducir el añe-

52
mas P
mas K
menos Ca
\

........ ~ 1-
Yema floral
vegetativa
----
----=-./..~
,Y
/

menos P
menos K
mas Ca

Figura 62. La yema con inducción floral contiene más P y K y menos Ca que la yema vegetativa. Las frutas que
dominan las yemas vegetativas exigen bastante K

rismo en frutales por medio de una aspersión las hojas vecinas a las fru tas, en árboles que
sobre el follaje con solución de KH 2P04 al adolecían de una deficiencia de Mg.
0,13%. Experimentos controlados demostraron Las partes vecinas a las frutas y la madera
que el elemento fósforo de la solución produ- de dardos cortos regularmente tienen tenden-
cía mayor efecto que el potásico (Fig. 63) . cia al añerismo.

MAG ESIO El magnesio y la formación ele flores

Su distribución en la copa del árbol El efecto fisiológico del Mg debe examinarse


tomando en consideració n su acció n con res-
En la época de mayor actividad de la brotación pecto a otras sustan cias nutritivas. Está asocia-
y de la fructificación , o sea, en el período de la do especialmente al transporte y síntesis de fos-
inducción o formación de flores, el magnesio fatos activos. El magnesio estimula, en las di-
se mueve principalmente hacia las partes más ferentes etapas del metabolismo, la formación
jóvenes ele la copa. La escasez ele magnesio se de compuestos orgfoicos nitrogen ados solubles,
manifiesta en primer lugar en la madera vieja. tal c;omo se pudo comp_i;-obar e11 ~l peral (LE-
L AJMIB y sus colaboradores ( I 959) y CAfN y w1s y col., 1963) . Además, toma parte en la
BoYNTON (l 948) no pudieron descubrir nin- reducción del azúcar. La reducción del azúcar
gun a diferencia perceptible entre el contenido y la síntesis o formación de compuestos de N
de magnesio en árboles en producción y otros son necesarias para la formación de las flores.
sin fructificación. MASON (1955) encontró un Basados en estos factores conocidos puede lle-
poco más de Mg en las hojas ele árboles fruc- garse a la conclusión que en las yemas que se
tificados, lo que se debe seguramen te a su ma- desarrollan en noviembre y diciembre, debe
yor actividad procl uctora. h aber una cantidad suficiente de Mg. Inves-
MooN y sus colaboradores (1952), en cam- tigaciones en variedades fuertemente añeras de-
bio, pudieron comprobar un déficit de Mg en mostraron esto (FEUCHT, 1966) .

------=-- - -
j!!J- --➔ 1
_j_
1
➔ ¿;'
-
1
Yema vegetati va Yem a f lo ral •Yema vegetativa
f

Fig ura 63. Al aumentar el nivel de N se p rod uce una d isminución d el nivel de P, en conse-
cuencia, no se producen flores (S~IITH, 1962)

L a fertiüzación y n utrición de Mg con respecto De todos los cultivos agrícolas, los árboles
a la fructificación fr utales y la vid son los que tien en mayor ten-
dencia a la deficiencia de Mg (HASLER y PuL-
La fertilización con Mg debe estar siempre en VER, 1964). Frecuentemen te los sín tomas se
relación armónica con el K y Ca. Una dosifica- h acen visibles sólo cuando la deficiencia ha
ción excesiva de Mg puede con ducir a una de- llegado a un grado extremo.
ficiencia d e K (GRUPPE, 1961).
El palto deficiente en Mg presenta una caída El análisis del suelo no siempre expresa sa-
de las frutas muy pronunciada (BINGHAL.\f, tisfactoriamen te la d isponibilidad, como des-
1963) . Esto fue corroborado por FoRSHEY, taca CuMMINGS ( 1965) para u n caso d e huerto
(1963) e_n manzanos, aunque la caída de las de durazneros.
frutas fue menos pronunciada que en el caso Como la fertilización con Mg tiene un efec-
anterior. •· · · Lo len to (F0RSHEY, 1963), es conveniente agre-
La caída de-las frutas es compren sible si se garlo regularmen te en forma de MgO en dosis
toma ~n cuenta la _fun c_ión que tiene el elemen- ele 30 Kg. / H a. ·
to Mg en la movilización de los n u trientes en T ambién merecen una aten ción esp ecial los
el árbol. Los co_mpuestos fosfatados s4minis- años mu y hú medos o muy secos, en ambos ca-
tran la energía necesaria para la movilización
de los nutrien tes y la fun ción del el_e mento Mg sos baja el nivel de Mg en las hojas (Fons-
en este caso es activar los compuestos fosfa- HEY, 196'3).
tados. Las frutas en desarrollo reciben los hi- En citrus se observó un añerismo más pro-
d ratos de carbono p or medio del tejido vas- nunciado relacionado con la escasez de Mg
cular de los dardos, por esto se encuentra mu- (CHANDLER, 1950) . Esto se comprende perfec-
d10 Mg en ~l tejido vascular de los árboles tamen te teniendo presen te las funciones del
(SCHMA LFUSS y S CJiULZE, 1961) . wfg en el metabolismo,

54
CALCIO parte, son las yemas vege tativas las que con-
tienen mayor cantidad ele calcio.
Su distribución en el árbol También en las zonas de madera de dardos
muy débiles de manzanos y perales encontra-
El calcio es considerado generalmente como mos una inhibición del crecimiento y el calcio
muy poco móvil y, por lo tanto, se acumula se acumula con especial preferen cia y abundan-
preferentemente en las partes viejas del árbol cia en las partes más viejas dentro ele la copa
especialmente en la corteza. En cambio, en los del árbol (MASON y Wtt!TF!ELD, I 960) .
b ro tes más jóvenes y ele mayor floración la
acumulación es m ás bien pobre (GRUPPE, La fertilización y nutrición de Ca con respeto
1961). MASON y WHITFJELD (1960) señalaron a la fructificación
el ascenso del nivel ele Ca en dirección hacia
las ramas más viejas y que el con tenido ele Ca El calcio, como sustancia nutritiva, es indis-
en la copa a umentaba con siderablemente con p en sable en los frutales. L a escasez ele calcio
la edad del {1rbol (GERICKE, KuRMIES y BAER- inhibe el crecimiento ele brotes y raíces (MEN-
MJANN, 1963) . En las hojas del manzano con GEL, 1961) o afecta el transporte de sustan cias
producción, el Ca se acumula en m ayor escala asimiladas (JoHAM, 1957; GARDNER, BRADFORD
(EMMERT, 1954; MASON, 1955; ÜA!N y B0YN- y HOOKER, 1952) .
T0N, 1'9 48). FEUCHT (1966), pudo observar el Los suelos con un alto contenido de Ca ne-
mismo fenómen o en los brotes en inmediata cesitan, si se plan tan frutales en ellos, ele una
vecindad que llevaban frutas. Estos órganos aten ción p articulai-. En los suelos calcáreos
están ligados en forma mu y pronunciada al formados p or sedimentos de con chas marin as
ritmo bienal ele floración . se observa la deficiencia de potasio y fósforo,
ambos n ecesarios para la formació n de flores.
El calcio y la fo rmación de flores GRUPPE (1961) opin a que un aporte dema-
siado grande de cal no es recomendable p ara
El calcio es indispensable para el m etabolismo los huertos frutales. Según él, el abastecimien-
ele las plantas, p er9 su p roporción tiene que to de Ca está asegurado en todo caso, incluso
observar la relación más favorable posible con con un pH 5 del suelo. Según ME1ER (1940) ,
respecto al resto de las su stancias nutritivas. la aplicación ele cal en suelos arenosos conduce
Según MAsON (1960), los tejidos activos del a un decaimiento del crecimiento de los ár-
ma nzano tienen valores r elativamente altos en boles.
fósforo y bajos en calcio. Las yemas florales BAXTER (I 957) pudo observar, a través ele
son más activas que aquellas que pasan por experimentos ele fertilización en m anzanos
un proceso de diferenciación más o menos per- que duraron varios años, un efecto reductor
ceptible. Las yemas florales futuras contienen de la cosecha debido a la actividad del calcio.
más P y más K. El potasio es, en sentido meta- En cambio, el potasio tenía un efecto visible-
bólico, un rival importante del calcio, de modo mente favorable sobre la producción. La dis-
que no cau sa ninguna sorpresa que las yemas minución de Ca en m an zanos en maceteros
vegeta tivas del manzano tengan más Ca y me- tuvo como resultado un aumento del número
nos potasio (FEUCHT, 1966) _ de flores (FRITZSCHE, KRAPF y H uBER, 1964) .
SMITH (1964) pudo ob servar en limoneros PR1CE y MoscHLER (1965) señalan igu al-
yue el encalado provocaba una visible r educ- mente las desventajas de un nivel de Ca de-
ción en la formación ele flores y REuTHER, masiado alto. La planta absorbe en menor es-
SM!TH y SPECHT (1949) informan q_¡,1e es bien cala los microelementos hierro, cobalto, cobre,
conocida la escasa fertilidad de los limoneros cinc y manganeso, lo que también p uecle·a fec-
que crecen en los suelos calcáreos de Florida, tar la formación de flores. -
Arizona y California.
Un a fuerte fertilización de potasio es capaz DISTRIBUCION DE LAS SUSTANCIAS
ele bloquear la absorción de calcio (BARB!ER y NUTRITIVAS EN LAS FRUTAS,
TRodME, 1963) . El calcio, en cantidades fisio- BROTES Y YEMAS DEL MANZANO
lógicamente al tas, puede hacer descender el
contenido ele hierro y de m agnesio en los te- In teresantes asp ectos se observan al comparar
jidos. Además un alto contenido ele cal en el la proporción de las su stan cias nutritivas en
suelo puede menoscabar la absorción de boro, las fru tas, brotes y yemas del manzano. Si
cobre y cinc (SHEAR, I 964) . indicamos el contenido to tal de su stancias nu-
B0NNER (196 1) y T HIMANN (1963) señalan tritivas en la fru ta como equivalente a 100%
el efecto inhibidor del calcio en altas concen- (excluyendo los microelementos) encontramos
traciones. En di ciembre, o sea en el período que la proporción d el potasio es del 68% . Es-
de la inducción floral, las yemas vegetativas es- to demuestra la extrao rdinaria cap acidad c:le
t,ín m~s ir¡hjbidas que las florales, Por o tra absorción de potasio por la {ruta ,

55
....

Siguen con el 20% y el 5,0% el N y el P res- les que existen sólo en escala muy reducida en
pectivamen t_e. Comparado con esto, la deman- las yemas que no florecen. Esto nos lleva a la
da de Mg y Ca de la fruta con sólo un 7,0% conclusió n que la fruta bloquea el flujo de
es muy baja (estos datos se tomaron de la pu- estas sustancias nutritivas hacia las yemas ve-
blicación de N1cHoL y 1\1ACK, 1964). El con- cinas (Fig. 64) .
tenido de microelementos se reparte en la man-
zana, según los autores mencionados, en esca-
la descendente en la sigui en te forma: hierro, MICRO ELEMENTOS
cobre, manganeso y cinc.
En el contenido de su stan cias nutritivas de Su distribución en la copa del árbol
los brotes, se destaca, según MAsoN y WH1T-
FIELD (1960) una mayor proporción de calcio.
Además, en el brote, comparado con la fruta, En con exión con la floración existe el hecho
se encuentra una proporción relativamente pe- interesante que los microelementos nutritivos:
queña de potasio y fósforo. boro, cobre, manganeso, cinc y hierro, al ser
Es evidente que la fruta no aprovecha las deficiente el abastecimiento gen eral del árbol,
amplias reservas ele Ca ele los brotes. En cam- descienden a un nivel más bajo, principalmen-
bio, las yemas vegetativas veci nas a la fruta te en el tejido tierno de los extremos de los bro-
de manzanos y perales añeros contienen , com - tes. Puesto que en los frutales se desarrolla el
parado con las yemas florales, una cantidad mayor número ele yemas florales en las zonas
relativamente alta de calcio y una p equeña de más j óvenes de la copa del árbol, es muy po-
potasio, nitrógeno y fósforo. sible que la deficiencia en el abastecimiento
Como puede verse, la fruta tiene una m a- de uno u otro microelemento se manifieste por
yor proporción ele aquellas sustancias minera- una menor floración.

fvfg 4¼

fvfg
Figura 64. Las manzanas exigen en primer lugar K que sacan de las ramas; por otra parte las ramas también
contienen much o Ca que sin embargo casi no es absorbido por las frutas

56
BORO rela tivamente gra nde d e boro. GAERTEL (1953) ....._
afi rm a que lo m ismo suced e en las flores d e
El boro y la form ación ele f lores la vid. Puesto que el boro fa vorece d e manera
general la d ivisión de las cél ulas, un proceso
El boro en esp ecia l tiene tendencia a escasear especialmente intensivo en flo res y frutas jó-
en los extremos d e los bro tes, sobre tod o en venes, se comprende lo q ue dice K0 LESNIK
regiones secas o d e pocas precipitaciones. (1965), q uien afirma que la adición de boro al
G AERTEL (1955) describe los sín tomas d e dete- abono d el frutal disminuye la caída d e flores
rioro en las yemas d e la vid que se presentan y fru tas.
en tales casos. L a escasez ele boro perturba
ante todo el desarrollo normal de las células, COBRE
lo q ue trae como consecuen cia la d egeneración
de las yemas jóvenes en gestación (OoHNOFF, El cobre y la formación ele flores
1957). L a inducción floral está acompañad a
de u na división de células. A sí se comprende El cobre está íntimamente relacion ad o con el
que las yemas flo rales d el m an zano acusen, en me tabolismo p roteico. Favorece generalmente
su d iferenciación fisio lógica, m ayor cantidad d e la formación d e p roteínas, ele modo que es
boro que en las fu turas yemas vegeta tivas comprensible q ue este microelemento tenga
(FEUCHT, l 966). Justam ente en la época ele la tam bién cierta influen cia sobre la formación
inducción floral, en noviembre y d iciembre, la ele flores. Ya en una o casión anterior se han
fru ta j oven, cu ya abundancia puede causar sefialaclo claramente las relaciones íntimas en-
a1ierismo, absorbe can ticlacles graneles ele boro tre la sín tesis de p roteínas y la inducción flo-
(KHALJL y TH0 MPSON, 196 1) . BATJ ER y R o - ral. La escasez de cobre afecta el metabolismo
GERS (l 953) d an a conoce r la d eficiente b ro- d e los hidratos d e carbono, cuya formació n
tación y el desarrollo incompleto de las flores depende e.le la in tensidad d e la fotosíntesis,
del peral al escasear el boro. efectuad a por los clorop lastos que contienen
clorofila y un 70% del cobre ele las células.
Nutrición y f erlilización ele boro con respecto L a p rod ucción frutal tiene influencia sobre
a la fructificación o tras partes d el árbol. En los nar anjos, las
hoj as vecinas a frutas contienen menos cobre
De gran importancia son las relaciones entre que las hojas m ás d istanciadas (EMBLET0 N y
la absorción de boro y el contenido de Ca en col., 1963 y BRADFORD y col., 196'3) . T ambién
las plantas. La a bsorción d e boro p ued e sufrir en los n aranjos se p resenta añ erismo.
una reducción en p resencia d e ca ntidad es ele- En el man zano ocurre lo mismo con las
vad as d e calcio. yemas (FEUCfff, 1966) . L as yemas vegetativas
L as yemas vegeta tivas del man zano acusan vecinas a fr u tas contienen menos cobre q ue
una can tid ad relativamente al ta d e calcio y las yemas florales. E l metabolismo celular n e-
una pequeña de boro. Según GAERTEL (1955) cesita d el cobre, pues hay una serie ele enzimas
u na elevad a dosis d e Ca O aumenta la fijació n que d ependen d e este microelemen to. L as ye-
del boro. El mism o auto r señala el p eligro d e mas q ue se encuen t ran en tr an sformació n par,l
una rápida lix iviación del boro en suelos áci- la inducción tienen un metabolismo m ás ac-
d os. El suelo húmico es capaz d e acumular cier- tivo que las vege ta tivas. También se sabe que
tas reser vas d e boro. Los fru tales necesitan del el cobre pued e favorecer la floració n en el
boro para su desarrollo. P ara compensar las " blu eberr y" (Vaccin ium myrtillus) (Cu M-
pérdid as d e boro, GAERTEL (1955), recomien - '.\IINGS, ] 964).
d a un ciclo bienal a trien al d e 20-30 kg d e
boro/ H a., esp ecialmente para viñedos. N utrición y fertilización de cobre con respecto
P ero h ay que ten er cuid ado d e no exagerar a la fruc tificación
la aplicación d e boro, pues el exceso de este
elemento es tan pernicioso para los frutales Las can tid ades d e cobre que necesitan los
como su escasez. L a sequía suele causar escasez fru tales son extremad amente peq ueñas. Parte
d e boro en los huertos frutales (OnERLY, 19&3). d el cobre llega al árbol j u n to con los fungici-
Si se ap lica en este caso una dosis adicional de das cúpricos que se aplican . Son sólo los suelos
boro, d espués d e fuertes p recip i taciones pued e aren osos m{1s pobres los que p ued en adolecer
man ifestarse un exceso d e boro. even tualmente d e un a escasez d e cobre. El
E l boro es, según MENGEL (1961) , un micro- en calado pued e reducir el contenid o d e cob re
elemento, n utritivo de gra n importancia p ara (SHEAR, 1962; R EITH y MITCJ-IEL, 1952) .
el rendimiento y para la calid ad . L a produc- Po r otra parte, una can tidad excesiva de
tividad clepencle, como ya se elijo anteriormen- co bre p ued e tener efectos perniciosos. E l hie-
te, ele la calidad ele las yemas. L as flores con- JT O p ued e ser d esplazado por el cobre, lo que
tienen, según MENGEL (196 1), una can tidad co nd uce a la clorosis. Esta, a su vez, impide
Loda asimilación en el árbol y puede conducir tancia (McCLUNG y Lon-, 1956). Esto permite
rápidamente al añerismo. suponer que las hojas vecinas a frutas atraen
n:iás manganeso debido a la ma yor demanda a
MANGANESO que están sometidas. Un árbol que carga en
forma abundante durante varias temporadas,
El manganeso y la formación ele flores necesita suficiente Mn y en el transcurso de
los años puede producirse deficiencia.
El manganeso, sustancia nutritiva indispensa-
ble para las plantas, interviene en varios pro- HIERRO
cesos activos que, a su vez, están relacionados
con la formación de flores y frutas. El manga- El h ierro y la forma ción ele flores
neso es necesario tam bién para la síntesis de
importantes sustancias orgánicas nitrogenadas La escasez, inactivación o reducción del
(HEWJlT, J958; STEWARD y M!ARGOLIS, I 962) . hierro son fenómenos rela tivamente frecuen-
Como es sabido, las yemas florales del manza- tes en los frutales. Se manifiestan visiblemente
no contienen más nitrógeno orgánico que las a través de síntomas cloróticos bien conocidos
yemas vegetativas. en las hojas. Puede suponerse que en ,frboles
En vista de que aquellas yemas que en vías con clorosis férrica, queden afectadas también
de flo recer irán a diferenciar flores son más las yemas a causa de la alteració n de las con-
activas que las yemas vegetativas, el manganeso diciones normales. La reducción y acumulación
va adquiriendo mayor inter és. Si su concen- de hidratos de carbono, la respi ración y las
Lración en las células de la planta es de pro- funciones de una serie de enzimas dependen
porción adecuada, es capaz de estimular el me- del concurso del h ierro. lLJIN (1951) y STE-
Labolismo. vVART (1962) dan a conocer perturbaciones
El manganeso tiene también ciertos enlaces en el proceso normal del desarrollo causadas
con el metabolismo fosfórico de la planta y por la escasez de hierro.
participa en éste en forma activa (HEwrn, El contenido de hierro en contrado en las
1958) . Las futuras yemas Uorales del manzano futuras yem as vegetativas y flo rales del man-
contienen en diciembre, en el momento crítico zano es similar al encontrado en las hojas
de su inducción, más fósforo que las yemas ( f EUCHT, 1966) .
vegetativas. Así se comprende que BucHER
(1959) atribuya al manganeso un efecto esti- Nu trición y fertilización ele Fe con respecto
mulador de la inducción floral en los frutales. a la f ruclificación

Nutrición y fertilización ele manganeso con Los árboles con clorosis férrica se tratan gene-
respecto a la fructificación ralmente con sulfatos y quelatos de hierro, pero
muchas veces no se obtiene ningún resultado
Es evidente que el abastecimiento de manga- visible. Sólo los árboles levemente cloróticos
neso favorece las condiciones que son necesa- reaccionan con mayor prontitud que aquellos
r ias para la floración en los frutales. Esto se en que la enfermedad se en cuentra en estado
manifiesta principalmente en los extremos de avanzado. A veces se inyectan en el tronco y
los brotes, los lugares preferidos de floración en las ramas principales.
en las pomáceas, pues es ahí donde comien- Si se logra que las hojas vuelvan a su pro-
za n a presentarse las señales de la deficiencia ducción n ormal ele clorofila, las yemas aprove-
del manganeso. Frecuentemente se observa una charán la total recuperación de la actividad
escasez de manganeso en suelos calcáreos. Esta general del árbol. La yema depende íntima-
p uede compensarse por medio de aspersiones mente, en sentido metabólico, ele la h oja co-
de sulfa to de m anganeso al 0,3% , por ejemplo, rrespondiente. Está en comunicación con el
sobre las hojas. pecíolo de la hoja por medio de tejido vascular
Existe también la posibilidad de escasez de a través de los cuales se p roduce un intercam-
manganeso en suelos li vianos y arenosos (KER- bio mutuo ele sustancias.
BY y SKEPPER, 1948). Puesto que la movilidad Pero la süuación se complica en caso de
del manganeso es reducida dentro del árbol, que no se trate de una escasez absoluta de
es más conveniente aplicar en noviembre as- hierro, sino más bien de una inactivación del
persiones sobre las hojas, en vez de abonar el elemento que en realidad existe en cantidad
suelo. De este modo se lleva el manganeso suficiente en la parte a fectada. El hierro que
directamente a las regiones de floración del llega a la hoja por medio de pulverizaciones
árbol. no siempre pasa a la yema, pues puede impe-
Las hojas de dardos con fruta contienen d irlo el nivel de fosfato, de calcio o de cobre.
más manganeso (por gramo d e materia seca) Si se intenta, en un caso de esta índole, forzar
que aquellas que se encuentran a mayor dis- las medidas con ·ectivas por medio de asper-

58
siones repetidas y frecuentes, puede producirse activado ras del crecimiento (SKOOG, I 940) . Ya ..___
u n exceso de hierro (BRYAN, 1950). La mane- en ocasiones anteriores se había destacado la
ra más indicada para obtener un resultado importancia de una expansión o de un cr eci-
más satisfactorio, aunque sea sólo a largo pla- miento normal tanto de los brotes largos como
zo, es el mejoramiento general de las condicio- de los dardos frutales, para que puedan pro-
nes del suelo para estimular y fortalecer la ducir una inflorescencia satisfacto ria.
formación de raíces.
Nutrición y fertilización de cinc con respecto
CINC a la fructificación

El cinc y la formación de flores La escasez ele cin c en los frutales es un tema


que ha sido tratado en repetidas ocasiones.
La importancia del cin c reside, en forma si- SnLEs y GoFF (1965), destacan que el cinc
milar al resto de los microelementos nutritivos, aumenta la cosecha ele i,nanzanas. Indepen-
ante todo en su s funciones reguladoras de los dientemente de si el cinc colabora directamen-
procesos metabólicos. Para que las yemas de te en la formación de las flores, hay que atri-
los frutales puedan producir flores, son nece- buirle un papel importan te en los procesos de
sarias varias reorganizaciones de los procesos desarrollo que, a su vez, están relacionados con
de los cuales depende el desarrollo de la planta. la fructificación. Según SAIMOLADAS (1964), en
Estos cambios están íntimamente ;relacionados el naranjo mandarino puede aumentarse el
con la reagrupación y formación de ácidos nu- rendimiento y equilibrarse el añerismo por me-
cleicos. A l cinc se le atribuye una función ac- dio del cinc.
tivaclora determinante en estos procesos (\NE- También en este caso son las materias cal-
GENER y RO.\,fANO, 1963). En vista de que los cáreas o los altos valores del pH en el suelo
ácidos nucleicos están ligados a la síntesis de los que conducen a la escasez de cinc (SA!MISH
proteínas, es de suponer que la escasez de cinc 'y HOFFMANN, 1964). Los quelatos de cinc
contribuye a la inhibición del metabolismo son más apropiados .gue los sulfatos para abo-
del N (MENGEL, 1961). Las proteínas que, se- nar el suelo (STEWARD y LEONARD, 1955). Sin
gún sabemos, son necesarias para la formación em bargo, las aspersiones ·de sulfato de cinc
de flores, se producen entonces en escala sólo (por ejemplo al 0,3%} sobre el follaje, pro-
ducen un buen resultado. Para que estas apli-
muy reducida (STEWART, 196'2). Esto explica
caciones rindan su efecto aun dentro del pe-
el desarrollo anormal de tejidos jóvenes obser- ríodo crítico de la floración, debe efectuarse
vado por STuTZ (1963) en sus estudios sobre la aspersión an tes de fines de noviembre. La
escasez de cinc. aspersión o pulverización de cinc puede me-
La escasez de cinc p uede causar perturba- jorar incluso las yemas y flores ya totalmente
ciones en el crecimiento, puesto que es r es- desarrolladas, pues aumenta la producción de
ponsable ele la escasa producción de sustancias fruta (ALEXANDER y WüODHAM, 1964).
....

EPILOGO

En todo lo dicho anteriormente se tratan exclusivamente temas especiales que


se refieren a fa calidad y a la nutrición de la madera frutal. Se limitó el marco
de este trabajo intencionalmente a la biología de la madera frutal, una materia
que hasta la fecha sólo merecía muy poca atención. Existe una serie de tratados
dedicados a temas afines, tales como la poda del árbol frutal, la biología de
las flores y la fructificación o formación de la fruta.
El presente trabajo no toma en consideración. la literatura sobre la madera
frutal, publicada con anterioridad al año 1954 y que ya fue analizada y discutida
en forma tan brillan te por KoBEL ( l 954) . Las investigaciones m{ts recientes,
especialmente en lo referente a los problemas de la fisiología de la nutrición,
son tan numerosas que es realmente imposible mencionarlas todas. El presente
trabajo no persigue el fin de presentar algunas recetas que, aplicadas en forma
y lugares erróneos, podrían producir un efecto justamente opuesto al deseado.
Nuestro trabajo tiene más bien el objeto de proporcionar un mejor entendi-
miento y de presentar un panorama más amplio de la naturaleza del brote
frutal, considerado como individuo. Nos guía la esperanza que esta contribu-
ción pueda servir de ayuda al fruticultor para que comprendiendo mejor los
complejos problemas fisiológicos que se plantean en su huerto, pueda analizarlos
o resolverlos con mayor propiedad.

60
"'---

SUMMARY

THE FRUITINC WOOD OF DECIDUO US FRUJT TREES

The au thor deals exclusively with sorne special aspects affecting thc nutnuon
and quality of the fruiting wood of the majority of our deciduous fruit trees.
T his review is purposely limited to the biology of the fruiting wood, a matter
which has received little a ttentio n until now. There are many papers that <leal
with related subjects not included in this review such as pruning of the bearing
trce, biology of the flowers and fruit set and growth.
Literature prior to I 954, already discussed by K oBEL, has not been included
in this paper. R ecen t publications specially on the physiology of nutrition ar e so
1111merous tha t only the most important are mentioned h erein.
Considerations on the nutritional aspects in relation to major and minor
elements in the different fruit crops, are also discussed, in particular their
interaction with carbohydra tes.

AGRADEC IMI ENTOS

Deseo agradecer sinceramente a todas aqu ellas perso- Al Ing. Agr. Sr. Ernesto Saavedra O., Investigador
nas que en una u otra forma han colaborado en la de la Estación Experimental Agronómica.
realización de este trabajo. A la Srta. Mercedes Arancibia L., Ayudante Inves-
En forma especial: tigador.
A la Srta. Isabel Gallardo U., Secretaria de la Esta-
Al lng. Agr. Dr. ROBERTO GoNZÁLEZ R ., Jefe de la
ción Experimental ~gronómica.
Estación Experimental Agronómica d e la Facultad de
A la Sra. Anneliese Jung, Sr. Leopold Schlein y
Agronomía de la Universidad de Chile. Sr. Jorge Castro, quienes h an colaborado en la prepa-
Al Ing. Agr. Dr. Luciano Campos S., J efe del Depto. ración del material fotográfico que ilustra el presente
ele Biología ele la Facultad ele Agronomía. trabajo.

61

Mi I Wli ■•
1 .1

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