Los Tratados de Westfalia en El Derecho Internacional
Los Tratados de Westfalia en El Derecho Internacional
Los Tratados de Westfalia en El Derecho Internacional
DERECHO INTERNACIONAL
La paz de westfalia ha sido uno de los escritos más trascendentales dentro del entorno
jurídico del derecho internacional conociéndose como el primer tratado formal a través del
cual se desglosan una serie de principios que fungen como eje catalizador en el proceso de
consolidación de esta rama del derecho en la sociedad. Los tratados que mediante un
trabajo simbiótico y armonioso sustentan la paz de westfalia dentro del desarrollo doctrinal
son: primero, el de Paz de Münster, entre los Países Bajos y España, que daba fin a 80 años
de guerra, y fue firmado el 15 de mayo de 1648 en esa ciudad que hoy pertenece al estado
federado de Renania de Norte-Westfalia. El segundo Tratado, el de Münster, entre el
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Francia y sus aliados. Por último, un
tercer Tratado, el de Osnabrück (ciudad en el actual estado de Baja Sajonia) entre el
Imperio, Suecia y otros aliados protestantes. Los tratados de Münster y de Osnabrück se
consignaron el 24 de octubre de ese mismo año. Este suceso histórico, marco el inicio de la
propugna por la unidad internacional bajo la tesis de la soberanía incondicionada frente a
las diferentes vicisitudes que puedan converger en soslayar el arraigo a los principios
westfalianos.
Bajo una concepción sistemática del derecho, los principales legados que se esbozan en la
paz de westfalia son la consolidación de la libertad de culto, así como la paulatina
secularización estatal y la afirmación formal de la soberanía, asociada a la
autodeterminación prístina de los pueblos sin especto de los demás, este hecho resulta
relevante dentro de las relaciones de índole internacional esbozada en la figura jurídica del
reconocimiento interestatal de soberanía, debido a que inmiscuye una restricción diáfana de
respeto por las decisiones de los diferentes países del orbe en el marco diplomático. Para
muchos autores, la primera vez que se afirmó solemnemente la paridad jurídica de todos los
Estados entre sí fue al término de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), así como la
consecución de la paz mediante negociación diplomática, marcando un nuevo mecanismo
de solución de conflictos vanguardista frente al desarrollo execrable de guerras
internacionales.
Como corolario de lo anterior, se puede elucidar un cumulo de principios sobre los cuales
se edifica el denominado “paradigma westfaliano”, según el criterio más asiduo y aceptado
por la doctrina internacional, los cuales son:
Es admirable identificar unos principios claros entorno a las relaciones multilaterales, sin
embargo, en la realidad palpable de la política internacional se ve quebrantado el bosquejo
normativo que la sociedad mediante un proceso dilatorio y paulatino ha logrado concretar
máxime cuando las principales instituciones del derecho internacional público dependen
económicamente de los países a los cuales juzgan generando una dicotomía respecto a la
imparcialidad de las interpretaciones. Dentro del análisis acucioso realizado por diferentes
doctrinantes existe un debate jurídico respecto al reconocimiento de las normas
internacionales como derecho perse, debido a la inexistencia de la coercibilidad como
característica sine qua non del derecho; con fundamento en lo anterior, se precisan las
penumbras existentes respecto al denominado “derecho internacional”, debido a la
inexistencia de coercibilidad en la jurisdicción internacional se ha generado una falta de
legitimación en el marco regulatorio de las relaciones internacionales siendo óbice para que
dentro de las interacciones globales se presenten violaciones execrables a las normas y
principios de derecho internacional.
Se puede apreciar de forma diáfana las constantes transgresiones que en la mayoría de los
casos los países que poseen mayor influencia global se eximen de responsabilidades o
simplemente eluden las mismas, todo ello debido a la lamentable inexistencia de
coercitividad en el marco regulatorio de las políticas y relaciones internacionales. Resulta
suasorio y verosímil lo anterior cuando se han presentado casos de esta magnitud, como la
intervención militar Rusa en la península de Crimea vulnerando el principio westfaliano de
integridad territorial en el año 2014 o la Intervención de Estados Unidos en Irak y
Afganistán vulnerando el principio de soberanía, integridad territorial y no intervención
(2003).
Las intervenciones que atentan de manera grosera con los principios westfalianos y por
ende del derecho internacional se suelen argumentar mediante preceptos farragosos,
irrisorios y/o falaces, buscando legitimidad que bajo una perspectiva objetiva se disipa y
dimana la intención de constreñir, someter o demostrar poderío respecto a los demás países
del orbe. El análisis crítico planteado, se basa en argumentos claros que demuestran la
actual circunstancia del derecho internacional público, suscitando interrogantes imperativos
respecto a la imparcialidad y capacidad de obligar al cumplimiento de la normativa
internacional a todos los países, generando una unidad internacional, el cual fue la
teleología planteada en la paz de westfalia. Es posible sucumbir en una expectativa utópica
respecto a la aplicación material de los principios del derecho internacional derivado del
paradigma westfaliano debido a las dinámicas narcisistas e individualistas que el mundo y
las sociedades han apremiado desde una concepción natural, como lo planteaba Hobbes en
su teoría del estado.