Cuento Perseverancia PDF

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Autor:

Eva María Rodríguez


Valores:
superación, perseverancia, ser uno mismo
A Piluca le gustaba mucho hacer aviones de papel
y jugar con ellos. Piluca decía que de mayor quería
ser piloto. Por eso todo el mundo la llamaba Piluca
Pilota.

Al principio era muy gracioso. Incluso a Piluca le


encantaba que la llamaran Piluca Pilota. Pero
cuando se fue haciendo mayor la gente empezó a
reírse de ella y de su mote.

-El trabajo de piloto es para chicos, Piluca -le


decían-. Por eso solo existe la palabra piloto, y no
pilota.

- Es mentira, hay muchas chicas pilotas, aunque de momento haya menos


-contestaba ella-. Y, además, pilota está bien dicho. Pilota existe.

Y es verdad. Pilota está bien dicho. Pero como la ignorancia es atrevida y


no tiene vergüenza, ahí seguían metiéndose con Piluca, unos y otros,
riéndose y burlándose de ella.

Piluca no entendía qué tenía de gracioso intentar acabar con los sueños de
los demás, ni por qué lo hacían.

“¿Por qué no se centran en tener sus propios sueños, en vez de reírse de


los de los demás?”, se preguntaba Piluca.

El tiempo fue pasando y Piluca cada vez hacía aviones de papel más
interesantes, pero no se los enseñaba a nadie. También había empezado a
hacer maquetas, primero pequeñas, luego más grandes. Pero esto solo lo
sabían en su casa.

Y cuando cumplió 10 años pidió que le compraran un avión de radiocontrol.


Y así empezó a volar Piluca, desde el suelo. ¡Qué piruetas hacía en el aire!
¡Qué figuras!

Tanto entrenó que en dos años se convirtió en campeona nacional de su


categoría. Todo el mundo quería entrevistar a Piluca Pilota, que llevaba su
mote con orgullo para demostrar que sí, que ella quería ser pilota.

Cuando los que se reían de ella vieron a dónde había llegado con tan solo
doce años se pusieron rojos de vergüenza -alguno también verde de
envidia-.

“¿Quién se ríe ahora, eh?”, pensaba Piluca. Pero se lo callaba, porque en el


fondo le daba igual. Piluca tenía claro su objetivo, que no tenía nada que
ver con demostrarle nada a nadie.

Y ahí sigue Piluca, luchando por su sueño. Y cuando se ríen de ella, Piluca
piensa que la burla es una piedra. Pero en vez de ocultarse para que la
piedra no le dé, Piluca se retira, la deja caer y luego la coloca sobre las
demás para subirse en ellas y llegar más alto.

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