14.1 Intervenciones Con Abejas

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Bomberos Comunidad de Madrid Intervenciones con abejas

INTERVENCIONES CON ABEJAS

1. BIOLOGÍA DE LA ABEJA.
2. CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE ENJAMBRES.
3. MATERIAL NECESARIO PARA CAPTURAR ENJAMBRES.
4. MÉTODOS PARA LA CAPTURA DE ENJAMBRES.
5. ENJAMBRES Y CUERPO DE BOMBEROS.
6. REACCIONES ALÉRGICAS.
7. BIBLIOGRAFÍA.

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1. BIOLOGÍA DE LA ABEJA

La abeja (la más común es la especie Apis mellifera) es un insecto social que vive en
comunidades que oscilan entre 20.000 y 80.000 individuos en colmenas.
Tiene gran importancia en la polinización de las plantas, contribuyendo de forma esencial en
la regeneración y proliferación de las especies vegetales.

1.1 TIPOS DE ABEJAS


• Reina: es 1,5 veces más larga que la obrera, aunque más pequeña que el zángano.
Es alimentada por un séquito exclusivamente con jalea real.
A la semana de nacer ya está preparada para su fecundación por un zángano, realizándose
esta sólo una vez, cerca de la colmena y en pleno vuelo vertical.
Tras el apareamiento realiza la puesta de huevos, llegando a poner hasta 2.500 por día.
Mantiene la cohesión en la colonia mediante diferentes tipos de feromonas que exhala y
que el resto de abejas detecta.

• Obreras: forman el grueso de la colmena. Alimentadas al principio también con jalea


real, luego por una mezcla de miel, polen y agua.
Viven unos 40 días, durante los cuales desempeña distintas funciones: limpiadora sacando
los restos e impurezas al exterior (3 días), nodriza alimentando a la reina y larvas (7 días),
cerera construyendo y reparando los panales (10 días) y el resto del tiempo y hasta su
muerte se convierte en recolectora, realizando labores de pecoreo y acarreando néctar,
polen y agua a la colmena.
También realizarán funciones de guardianas de la colmena, así como de ventilación para
regular la temperatura interior.
En estado normal son inofensivas, pero cuando intuyen un peligro se vuelven muy
agresivas, hasta el punto de dar su vida en defensa de la colonia, clavando su aguijón.

• Zánganos: Sólo presente en primavera y verano. Es el individuo más grande de la


colmena, con la función única de fecundar a la reina.
Al igual que la reina, es incapaz de alimentarse por sí mismo, por lo que está a expensas
de abejas nodrizas.
Es inofensivo ya que carece de aguijón.

1.2 LA COLMENA
La colmena es un habitáculo de tamaño variado, impermeabilizado y con una entrada
(piquera). Originalmente las colmenas surgían de manera espontánea, pero las que existen
actualmente son fabricadas por el hombre para obtener sus productos.

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La estructura interior de la colmena está formada por panales de cera, dispuestos de forma
vertical y paralelos entre sí, constituidos por numerosas celdillas hexagonales que sirven tanto
de almacén de alimentos como de nido para la cría.
En toda colmena activa existe una reina, varios miles de abejas y un pequeño grupo de
zánganos (sólo en primavera y verano), que varía en número, según la estación del año:
• Invierno: reducción brusca del número de habitantes, permaneciendo apiñadas en una
especie de racimo, manteniendo así la temperatura interior en unos niveles mínimos de
habitabilidad.
• Primavera: Según aumenta la temperatura, aparecen las primeras floraciones, con lo que
la reina reanuda la puesta de huevos gradualmente. La actividad pasa a ser completa.
• Verano: las flores escasean y el néctar con ellas, por lo que las pecoreadotas acarrean
agua, para regular la temperatura de la colmena.
• Otoño: sólo se recolectan propóleos, la puesta se reduce drásticamente y las larvas son
alimentadas con una dieta más rica para resistir todo el invierno. Los zánganos son
expulsados al exterior, donde perecen.

1.3 PRODUCTOS DE LA COLMENA

Polen: fuente de proteínas (aminoácidos esenciales), sales minerales y vitaminas (B, K, C).
Jalea Real: secretada por las abejas, cremosa de color nacarado y sabor ácido. Es el alimento
de la reina y de todas las larvas hasta que cumplen 3 días. Composición: proteínas,
aminoácidos, vitaminas, sales minerales, azúcares, grasas, hormonas, antibióticos.
Cera: secretada por las abejas.
Propóleos: pasta muy viscosa marrón, recolectada de grandes plantas, utilizada para tapar
grietas grandes (las menores se tapan con cera) y para envolver a los depredadores que no se
pueden sacar de la colmena por su tamaño. Tiene propiedades antibióticas.
Miel: fabricado por las abejas a partir del néctar de las plantas. Composición: azúcares
simples (glucosa y fructosa) de rápida asimilación. Es muy energético.
Veneno: usado por las obreras para defenderse, clavando su aguijón. Eficaz contra el reuma,
artritis. Propiedades antibacterianas, antineurálgicas, analgésicas y antiinflamatorias.

2. CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE ENJAMBRES

2.1 LA ENJAMBRAZÓN
Es el mecanismo natural de reproducción de la colonia, que se pone en marcha o se dispara
cuando se cumplen determinados estímulos con determinadas intensidades.
Las diversas teorías de este fenómeno se basan en: falta de espacio, temperatura de la colonia,
feromonas, desequilibrio entre nodrizas y pecoreadotes, sanitario, genético, climatológico.
Tras un año climatológicamente malo, en la siguiente primavera las colmenas enjambran más.

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2.2 FORMACIÓN Y SALIDA DEL ENJAMBRE


El resultado del complejo mecanismo de la enjambrazón, en el que se combinan una serie de
impulsos e instintos, es la salida desde la “colonia madre” de un determinado número de
abejas, que suele oscilar entre las 10.000 a las 20.000 abejas, aunque ocasionalmente puede
llegar a cifras muy superiores, acompañadas de la correspondiente reina. Esta reina
generalmente es la antigua reina que estaba en la colonia, por lo que podríamos llamarla la
“reina madre”, y en muchas ocasiones junto a ella abandonan la colonia otras “reinas hijas”
aún sin fecundar, que junto a las abejas obreras, y un determinado número de zánganos van a
buscar un nuevo alojamiento en el que construir su colonia.
La formación y salida de un enjambre es, por tanto, el mecanismo natural por el que se
reproducen las colonias y abejas, contribuyendo de esta forma a la perpetuación de la especie.
En la fase previa a la formación del enjambre, y como consecuencia del conjunto de estímulos
y factores que desencadenan este proceso, las abejas o bien han iniciado la cría de nuevas
reinas, o bien estas ya han nacido, lo que asegura a las abejas que la salida de la colonia de su
“vieja reina” no pondrá en peligro la continuidad de la colonia.
El enjambre inicialmente se posará en una rama, arbusto o saliente próximo a su antigua
colonia, adoptando el clásico y conocido aspecto de una piña o racimo, que en términos
apícolas se conoce con el nombre de “barba de abejas”, para desde allí enviar abejas
exploradoras con la misión de encontrar una ubicación definitiva para la nueva colonia, que
deberá reunir unas características mínimas de habitabilidad: un sitio cerrado y cubierto, a ser
posible limpio, sin humedades, aislado de la luz solar, sin grandes corrientes de aire, algo
elevado y con una o varias entradas, que permitan una buena defensa de la futura colonia.
No es infrecuente que antes de iniciar su salida del enjambre, tengan ya localizada su futura
morada. Esta experiencia es bien conocida por los apicultores que, en la época de la
enjambrazón, sitúan “colmenas trampa” en los alrededores del colmenar, con la finalidad de
recoger los enjambres que se puedan producir.
Si en este primer intento las abejas no encuentran un sitio idóneo para instalarse, el enjambre
levantará nuevamente el vuelo, para trasladarse a una rama distinta o a otra ubicación,
también provisional, desde la que emprender nuevamente la búsqueda.
El tiempo que un enjambre tarda en encontrar su destino final es muy variable, ya que
depende de múltiples factores, pero, como es evidente, está sobre todo en función de la
disponibilidad de sitios donde albergarse. No es extraño que el enjambre pueda pasar su
primera noche a la intemperie, o incluso dos o tres días, al no haber encontrado un mejor
refugio, pero también es posible que desde la rama donde se situó inicialmente reemprenda el
vuelo a los pocos minutos, bien por que ya dispone de un sitio adecuado para instalarse o bien
por que esa parada no fue sino lo que podríamos denominar un alto en el camino para
reagruparse y descansar.
La reina es quien decide las paradas que realiza el enjambre, sobre todo cuando son reinas
viejas, es decir cuando la que acompaña al enjambre es la antigua reina de la colmena. El
motivo es por su menor capacidad de vuelo, debida tanto a su mayor envergadura y mayor
peso, como al hecho de que con la edad las alas se le han ido ajando y deshilachando y
perdiendo con ello potencia para batir el aire y poder volar. Además, de todos los
componentes del enjambre ella es la que lleva más tiempo sin ejercitar esta función, lo que
hace que se muestre algo más torpe. Cuando el enjambre lleva reinas jóvenes, resulta todo lo
contrario ya que son ellas las que tienen mayor resistencia al vuelo, aunque no mayor
velocidad.

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Una vez localizado el o los posibles emplazamientos, las abejas exploradoras regresan al sitio
en el que dejaron al enjambre, para informarle de su hallazgo, mediante una serie de
movimientos, verticales, elípticos y circulares, conocidos como “danza”, que ejecutan en la
parte periférica de la barba y que constituye un completo lenguaje de signos. Mediante esta
danza las exploradoras informan a las abejas del enjambre, y a las demás abejas exploradoras,
la distancia y dirección a la que se encuentra el lugar que han descubierto, y tal vez también
sobre sus características más básicas. Es probable que la mayor insistencia con la que danzan
algunas exploradoras esté precisamente en relación con estas características.
Antes de salir de la colmena madre las abejas habrán llenado su buche de miel, esto explica
que el enjambre pueda estar varios días sin un habitáculo definitivo y que pasen la noche a la
intemperie sin acusar el cambio de temperatura ya que la miel les proporciona la energía
suficiente para producir el calor necesario en el centro del racimo e irlo irradiando hacia el
exterior por una especie de pasillos abiertos al efecto y así mantener la temperatura optima
para la subsistencia, y con ello minimizar el consumo de miel, que van a necesitar cuando
decidan trasladarse. Se ha observado que para ello las abejas efectúan un movimiento de
traslación, es decir las de la parte externa, pasan a la parte central, y viceversa. De esta forma,
en el momento de volar todas las abejas están en condiciones óptimas de temperatura.
Estos cambios de temperatura, que como hemos visto son fundamentales para el ahorro de
energía, se hacen efectivos a través de una especie de temblor, cuando se trata de subirla y a la
hora de bajarla combinarán la inmovilidad con la formación de “canales de ventilación” a
modo de radiador natural.
En cuanto a la distancia del nuevo emplazamiento con respecto a la colmena de origen se
menciona que la nueva localización no estará a una distancia mayor de cuatrocientos metros,
sin embargo se ha podido comprobar que en ocasiones los enjambres recorren varios
kilómetros hasta dar con el lugar adecuado a sus necesidades.
Los sitios que suelen elegir las abejas para su nuevo hogar son de lo más variado, desde una
angostura o grieta en unos peñascos a un tronco de árbol o una vieja caja que han encontrado
en su camino. Se han observado enjambres instalados en el interior del habitáculo de coches,
en el hueco del parachoques o en el propio radiador del vehículo.
En las viviendas los sitios más habituales son los huecos de los tambores de persianas, el
espacio entre dobles tabiques de paredes, en el hueco de los tiros de chimenea, en desvanes y
altillos, en el espacio entre el tejado y la escayola o cañizo del techo, o incluso en un rincón en
una habitación desocupada.
Igualmente es frecuente que un determinado sitio sea ocupado en años o temporadas
diferentes por distintos enjambres. Esto puede ser debido a tanto a las condiciones del lugar
como al hecho de que la vivienda se encuentre en la línea de vuelo de un colmenar o de un
asentamiento apícola, y que por tanto sea sitio de paso casi obligado para los enjambres.

2.3 TIPOS DE ENJAMBRES SEGÚN SU DESARROLLO

• Enjambres desnudos: serán todos aquellos que todavía no han encontrado la ubicación
definitiva y se caracterizarán por formar lo que hasta ahora hemos dado en llamar racimo,
barba de abejas. Es el enjambre propiamente dicho.
Este tipo de enjambres nos los podemos encontrar en alguna de estas circunstancias y lugares:

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a) En la vía pública, colgando de farolas, árboles, semáforos,..


b) En propiedades privadas, en jardines o en el exterior o interior de viviendas y anexos.
c) En el campo.

• Enjambres establecidos. Estos enjambres ya habrán encontrado una ubicación definitiva


y su funcionamiento será en régimen de colmena con todas las características de esta. Es
decir ya habrán elaborado panales de cera, que tendrán su eje longitudinal orientado hacia
el norte magnético terrestre, y en los que podremos encontrar algo de cría, en diferentes
estadios, así como miel y polen almacenados.
Los enjambres establecidos nos los encontraremos en: vía pública, propiedades y en el campo.

2.4 EVOLUCIÓN DEL ENJAMBRE

La situación y ubicación nos permiten en muchos casos suponer y casi predecir cual va a ser
el destino o evolución del enjambre. Así, un enjambre desnudo, instalado en la vía pública,
situado tanto en el mobiliario urbano como en un árbol o arbusto, con toda seguridad
levantará el vuelo en un plazo de tiempo variable, difícil de señalar “a priori”, en busca de un
mejor destino. Si se encuentra en el interior de una vivienda, publica o privada, o en algún
refugio, que constituya para las abejas una ubicación definitiva, al reunir las condiciones de
habitabilidad requeridas, lo más seguro es que permanezca allí hasta que las abejas decidan
por algún motivo abandonar esta morada, lo que probablemente no sucederá con facilidad si
el lugar reúne las mínimas condiciones.
Por tanto en muchas ocasiones y sólo con una correcta observación del enjambre podemos
saber cual será su evolución y la posible urgencia para su captura y recogida. De la misma
forma, aunque en sentido contrario, en otros casos será necesario observarlo muy
detenidamente para poder deducir en qué estado de maduración se encuentra y las
probabilidades de que abandone por propia voluntad el lugar en el que se encuentra, o las
dificultades que encontraremos para recogerlo.
Generalmente los intentos casi desesperados de los propietarios de viviendas para que las
abejas abandonen su alojamiento, utilizando para ello los insecticidas habituales o
introduciendo en el hueco donde se supone que está el enjambre diversos productos, como
insecticidas y trapos empapados en gasoil, lo único que logran es que las abejas, enfurecidas,
ataquen a los intrusos o a quien intenta desalojarlas, al tiempo que se refugian en una zona si
cabe más inaccesible que la original. Las abejas, con el potente batir de sus alas son capaces
de evaporar en pocos minutos la gran mayoría de los productos con los que supuestamente se
intenta ahuyentarlas.

2.5 CARACTERÍSTICAS FISICAS DE LOS ENJAMBRES


• Composición del enjambre.
La estructura de un enjambre en cuanto a su composición no tiene variaciones, salvo muy
raras excepciones, es decir un enjambre siempre está constituido por una reina, un grupo no
muy numeroso de zánganos y un gran número de obreras (que en ocasiones sobrepasa las
50.000) de diferentes edades.

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Hay que considerar que cuando el racimo de abejas encuentre su nuevo habitáculo, tendrá que
establecer el mismo orden de cualquier colmena ya establecida, es decir un gran numero de
abejas se dedicará sin demora a formar los nuevos panales que constituirán, el almacén de
alimentos y los nuevos nidos para la cría, otro grupo menos numeroso realizará las labores de
limpieza, de una forma tan exhaustiva que roza la obsesión, también se repararán o taponarán
con propóleos las posibles grietas que permitan el paso de la luz así como una ventilación
excesiva, la defensa de la nueva colonia también constituirá una de las labores
fundamentales, en resumen: en el momento en que un enjambre encuentra el lugar apropiado
pasa inmediatamente a convertirse en una colmena en toda la amplitud del termino.

• Tamaño del enjambre.


El tamaño de un enjambre oscila en función del número de abejas que lo componga, y este
puede ir desde varios cientos a unos pocos miles. Un enjambre de 10.000 abejas colgado de
una rama o similar tiene el tamaño de un balón de rugby.

• Peso.
El peso del enjambre está en función del número de abejas y del tiempo transcurrido desde la
salida de la colmena. Pesando el enjambre podremos realizar un cálculo aproximado del
número de abejas que lo componen, teniendo en cuenta que un kilogramo de abejas supone
unas diez mil, aunque si queremos ser más exactos se puede aceptar como promedio (sin
olvidar que existen algunas discrepancias) que una abeja obrera pesa 100 mg, una reina 250
mg y un zángano 230 mg, y que transportan normalmente unos 40 mg de miel en el buche.

• Tiempo de supervivencia.
El tiempo de supervivencia de un enjambre al aire libre, dependerá de la temperatura
ambiental y las reservas alimenticias. En condiciones experimentales (con una temperatura
constante de 35 ºC y sin alimentación adicional) la supervivencia máxima es de seis días. En
condiciones controladas, con temperatura que oscila entre los 17º C hasta los 38º C la
supervivencia en ausencia de alimentación, es decir a expensas de las reservas que llevan en
el buche, es de cuatro días.

• Velocidad de vuelo.
El enjambre se desplaza a una velocidad que oscila entre los 20 a los 24 kilómetros por hora.

• Temperatura del enjambre.


El enjambre mantiene una temperatura central de 35 a 36º C, siendo de 19 ºC en la periferia.

• Manejo.
La irritabilidad del enjambre está en función del tiempo transcurrido desde que abandonó la
colmena, de la temperatura ambiental, y de las agresiones externas que haya podido sufrir.
Las abejas de un enjambre, recién salido de su colmena, tienen el buche repleto de miel. Esta

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circunstancia les dificulta enormemente sacar el aguijón, por lo que estas abejas son muy
dóciles y raramente picarán. Por el contrario, cuanto más tiempo haya transcurrido, el
enjambre estará más nervioso, y las abejas con menos reservas, por lo que estarán más
irritables y “picajosas”. Si además se las ha estado excitando, la agresividad puede ser más
elevada. De cualquier forma no debe olvidarse que el primer instinto de todo ser vivo es el de
la supervivencia, por lo que las abejas harán todo lo posible para sobrevivir, incluyendo el no
picar, salvo en condiciones de extrema necesidad.

2.6 TIPOS DE ENJAMBRE SEGÚN TAMAÑO


Los enjambres también pueden clasificarse en función de su tamaño, lo que a su vez suele
estar en relación directa con el de la colmena de origen (en cuanto a densidad de población se
refiere) y el orden de salida de la misma. Con respecto a esta última variable se suele
establecer una clasificación, muy sencilla, que nos permite distinguir o diferenciar unos
enjambres de otros, así será primario el enjambre que sale primero, al que sale segundo se le
llamara secundario o jabardo, terciario se denominará al tercero también conocido por
jabardillo y así sucesivamente.
Entre todos estos enjambres podemos establecer varias diferencias pero, sin duda, la más
importante consiste en que en el enjambre primario, la reina que lo comanda es la reina
antigua de la colmena de origen y por consiguiente es una reina fecundada y dispuesta a
continuar con la puesta de huevos en cuanto se empiecen a vislumbrar los primeros retazos de
panal, esto junto con la diferencia de tamaño (se ha podido comprobar que de forma
generalizada el número de abejas que abandona la colmena es muy aproximado a la mitad de
la población de la misma) es lo que va a situar este enjambre en un orden de superioridad con
respecto a los siguientes y nos permite asegurar con muchas garantías que cuando llegue la
época invernal, lo que en principio era un simple enjambre se habrá convertido en una
colmena que no tendrá problemas para afrontar la invernada por muy dura que sea.
En el caso de que la colmena no tenga aún nueva reina, esta nacerá en los días siguientes
después de la salida del primer enjambre, y normalmente matará a las reinas que todavía no
han nacido utilizando para ello su aguijón atravesando la cera de los maestriles. En el caso de
nacer dos reinas al mismo tiempo entablarían combate hasta que una de ellas salga victoriosa,
restableciéndose la normalidad en la colmena.

2.7 OTROS TIPOS DE ENJAMBRES


Existen también enjambres atípicos (se forman fuera de temporada), siendo los motivos que
llevan a las abejas a enjambrar en estas ocasiones muy distintos de los que ya conocemos, de
los que se puede destacar: la invasión de la colmena por animales depredadores, una mala
manipulación de la colonia por parte de un apicultor con poca experiencia.
En todos estos casos el enjambre esta compuesto por la totalidad de la población de la
colmena que en su huida abandona las reservas de alimento así como a la cría existente en ese
momento en la colmena. Estos enjambres no tendrán posibilidades de sobrevivir y acabarán
pereciendo debido a la falta de floración y a la escasez de tiempo para reunir suficiente
alimento con el que afrontar las inclemencias del tiempo.

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3. MATERIAL NECESARIO PARA CAPTURAR ENJAMBRES

El material necesario para la captura y recogida de enjambres, debe incluir una serie de
componentes específicos a utilizar en cada caso que dependerán del lugar en el que se haya
situado el enjambre, de su grado de desarrollo y de la posibilidad de que en el mismo se
encuentren niños, personas ancianas o alérgicos al veneno de abeja. En estos casos, y además
de procurar que estas personas no sufran riesgos innecesarios, alejándolas del lugar y
dándoles unas nociones básicas de autoprotección, deberá utilizarse el material más apropiado
para lograr una rápida recogida del enjambre.
Para trabajar de la forma más cómoda posible, lo adecuado es disponer de un recipiente-
contenedor, a ser posible con tapa, en el que poder transportar y tener convenientemente
ordenadas todas las herramientas, utensilios y productos que vamos a necesitar. Una cesta,
una caja de madera o de herramientas, podrán servir perfectamente para ello, dado que no
existe en el mercado ningún contenedor especifico para esta finalidad.

3.1 DESCRIPCION Y CARACTERISTICAS DEL MATERIAL

• Mono de apicultor
El mono debe ser de color claro, preferiblemente blanco o amarillo; preferentemente debe
estar confeccionado con un material que no permita que las abejas nos piquen mientras
estamos manipulando, esto evitará tener que llevar ropa de protección debajo del mono, nos
dará más libertad de movimiento y reducirá la sensación de agobio debido a las altas
temperaturas. Actualmente hay en el mercado unos monos denominados “sanforizados”, por
la textura del material con el que están fabricados, las abejas resbalan sobre este material, al
no poder agarrarse, lo que hace que disminuyan las probabilidades de picaduras a través de él.
Por lo que respecta al color del mono, las abejas tienen desplazada la percepción del espectro
hacia las ondas más cortas, o sea hacia el extremo violeta, así que para ellas el rojo es negro, y
el ultravioleta lo distinguen perfectamente como color diferenciado, mientras que para
nosotros es absolutamente invisible. Debido a esto son preferibles los de color claro. Además
los colores oscuros (negro, azul oscuro, ...) dan lugar a una mayor agresividad en las abejas.
El mono también debe llevar el remate de las mangas y las perneras cogidas con elástico para
evitar pliegues por los que se puedan introducir las abejas, este mono es conveniente que no
se ciña al cuerpo para evitar el contacto continuo de la piel, el cerramiento debe ser por
cremallera, a ser posible reversible.

• Guantes de apicultor
La mayoría están realizados en cuero y llevan cosidos unos manguitos con elástico que se
ajustan al antebrazo. Es importante que el espesor del cuero sea lo suficientemente grueso
para que no lo traspasen los aguijones, pero su grosor no debe impedir realizar trabajos que
requieran cierta sensibilidad. Los manguitos también deberán ser de material “sanforizado”, o
de loneta gruesa.

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• Careta de apicultor
Lo más importante es que lleve protección para las orejas y la parte posterior del cuello. Para
protegernos la nariz podemos usar una gorra de forma que la visera haga tope con la rejilla de
la careta y no permita el contacto (Las picaduras en la nariz son extremadamente dolorosas).
También existen caretas que van integradas en el mono, estas son las más aconsejables tanto
por comodidad como por seguridad.

• Caja cazaenjambres con sus cuadros


Una cuestión básica es tener un contenedor apropiado donde recoger el enjambre. En este
sentido, y aunque en principio podría utilizarse cualquier caja de cartón, madera, plástico o
incluso un saco de arpillera o una tela grande, lo ideal es disponer de una caja
convenientemente preparada para este fin. Lo aconsejable es utilizar el mismo modelo
siempre, dado que esto facilita el intercambio de piezas o componentes entre dos o más
cazaenjambres, lo que optimiza los recursos disponibles.
Es conveniente que la caja esté provista de sus correspondientes cuadros, que deberán
estar preparados de antemano para realizar posibles injertos.

• Tijeras de podar
Cuando el enjambre se encuentre en un jardín, o en la calle en una rama de árbol, nos vendrá
muy bien disponer de unas tijeras para cortarla o para desbrozar la zona de trabajo.

• Cepillo apícola
Es un elemento casi siempre necesario, que nos ayudará a barrer abejas en los sitios que así lo
exijan. Si no se dispone de él, podremos usar unas ramitas o mejor aún una pluma de ave.

• Espuma expansiva, silicona


La usaremos para taponar entradas de abejas (piqueras naturales) en aquellos sitios en los que
no se pueda acceder al enjambre de ninguna otra manera. Cuando utilicemos este sistema
hemos de asegurarnos que no hay más salidas por las que puedan escapar las abejas.

• Caja de herramientas
Con algunos elementos auxiliares como: cuerda, cinta adhesiva, alicates, espátula.

3.2 MANTENIMIENTO DEL MATERIAL

Todo material que esté en contacto directo, o que pueda estarlo, con las abejas debe ser
limpiado y desinfectado cuidadosamente después de su uso, una forma sencilla y poco costosa
de realizarlo, consiste en introducir el material en una solución de sosa cáustica y agua
caliente en una proporción de 1/10.

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4. MÉTODOS PARA LA CAPTURA Y RECOGIDA DE ENJAMBRES

Cualquier contacto con un núcleo de abejas, ya sea en forma de enjambre o de colmena


establecida, requiere unos conocimientos que sólo se pueden adquirir con la práctica y con el
estudio. Las maniobras que se efectúen sin una técnica correcta pueden suponer una agresión
a estos insectos, que podrán dar lugar a situaciones de muchísimo más peligro que el que
representaban las abejas antes de ser manipuladas.

4.1 NORMAS GENERALES DE ACTUACIÓN


Las abejas de un enjambre desnudo, en general no son agresivas y sólo se defenderán si se
efectúan maniobras inadecuadas, o si se las provoca intencionadamente. Siempre actuaremos
con el equipo de protección personal específico para este tipo de intervenciones.
Los ruidos estridentes, como son los producidos por los aparatos de radio a mucho volumen,
las alarmas o las bocinas de los coches, e incluso el propio sonido de los motores de
explosión, puede molestar y, por tanto, excitar a las abejas.
Los movimientos que ejecutemos deben ser suaves y pausados.
Es muy importante permanecer siempre serenos. Las abejas, al igual que otros animales,
“huelen” nuestro nerviosismo, lo que las hace ser más agresivas.
Deben evitarse las ropas y materiales de color oscuro, así como los perfumes intensos.
Salvo situaciones excepcionales no deben manipularse las colonias de abejas o los enjambres
durante la noche o cuando se prevea que puede anochecer mientras se esté trabajando con
ellas, así como en días de mucho viento o de condiciones atmosféricas desfavorables.
Es fundamental considerar al enjambre en su conjunto como un ser vivo, que reacciona ante
los diferentes estímulos que le propongamos.
A la hora de almacenar enjambres los debemos situar en un sitio fresco y a la sombra y nunca
le tendremos metido en el cazaenjambres y con la piquera cerrada más de dos días.
Algo muy importante es intentar prever los materiales que vamos a necesitar para tenerlos
todos preparados antes de iniciar la captura y recogida del enjambre. No resulta nada cómodo
tener que preparar el material con las abejas revoloteando a nuestro alrededor.

4.2 RECOGIDA DE ENJAMBRES DESNUDOS.


Un “enjambre desnudo” es aquel que aún no ha encontrado la ubicación definitiva, su
situación es temporal, y por lo tanto, sólo es cuestión de tiempo el hecho de que reanude el
vuelo hacia un nuevo emplazamiento. Nuestra actuación va a consistir en anticiparnos a su
marcha proporcionándole un sitio que, aunque provisional, reúna las condiciones necesarias
de habitabilidad para que no sea rechazado.
Lo más complejo y laborioso será introducir el grueso de abejas dentro del habitáculo que
tengamos reservado para ellas, ya que esto dependerá mucho de la accesibilidad; no siempre
se nos presenta el típico enjambre colgado de una rama, a 1,5 metros de altura.
Cuando nos encontramos con un enjambre colgando de un punto determinado, (rama de árbol,
farola, señal de tráfico, etc.) debemos situarnos lo más cerca posible y, con mucho cuidado,

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meterlo en el cazaenjambres que anteriormente habremos desprovisto de cuadros para facilitar


esta maniobra. A continuación bastará con dar un golpe seco encima de la rama para que el
enjambre de abejas se desprenda, quedando dentro del contenedor.
Posteriormente procederemos a colocar los cuadros con cera estampada, teniendo mucha
precaución para no aplastar a ninguna abeja. Luego situaremos la caja lo más cerca posible
del lugar en que se encontraba el enjambre, dejando la piquera abierta y la tapa cerrada, para
recogerlo después del anochecer, para no perder la pecorea ni las exploradoras que no estén
en el momento de la captura.
Si las circunstancias lo requieren (gran alarma social, excesiva altura) podremos cortar la
rama en que está situado el enjambre y llevárnoslo hasta una zona más apropiada, donde
realizar las operaciones anteriores. Todo esto hay que realizarlo con cuidado ya que un
movimiento brusco podría hacer desprenderse parte de las abejas y arruinar toda la operación.
Antes de retirar el cazaenjambres, cerraremos la piquera, y después de comprobar que no hay
escapes de abejas, lo trasladaremos al sitio que tengamos habilitado.
En algún caso es posible que cuando vayamos a recoger el cazaenjambres, nos encontremos
que la gran mayoría de las abejas han vuelto al lugar donde se encontraba el enjambre. Esto
puede ser debido a que la reina no entró con el grueso de las abejas, ya que escapó volando o
se quedó con algunas abejas en la rama. Lo más práctico es volver al día siguiente y repetir el
mismo procedimiento que el día anterior, teniendo además la precaución de “cambiar el olor”
de la zona en la que estaba el enjambre, pulverizando sobre él agua con esencia de trementina,
o cualquier otro producto de olor intenso pero que no dañe a las abejas (por ejemplo vino).
Así desorientaremos a las abejas y las forzaremos para que no abandonen el cazaenjambres.
Cuando por algún motivo el enjambre esté menos accesible, y no podamos colocar el
cazaenjambres debajo de él, se pueden coger con el guante el mayor número de abejas posible
y las introduciremos en la caja. Cerraremos la tapa y dejaremos el cazaenjambres con la
piquera abierta, enfrentada y muy próxima al lugar original en que se encontraba el enjambre,
para posteriormente provocar un pequeño revuelo en el resto de las abejas.
También se puede ir “empujando” a las abejas hacia el cazaenjambres con una pluma de ave.
De esta forma las incitaremos a que se introduzcan en la caja. No es recomendable emplear el
cepillo, ya que muchas abejas se enredarán con sus cerdas y se irritará el enjambre.
En las intervenciones de emergencia que realiza el Cuerpo de Bomberos, es más aconsejable
retirar directamente el cazaenjambres sin dejar la piquera abierta todo el día, ya que lo único
que va a pasar es que recojamos menos abejas y que las que estén fuera del enjambre, mueran,
sin suponer ningún peligro, ya que al no estar ya la colmena, dejan de ser agresivas.

4.3 TRANSPORTE DE ENJAMBRES


Sobre un camino de tierra el movimiento predominante en el interior del vehículo es en el
sentido transversal a la marcha, por lo que la colmena con el enjambre se debe colocar con los
cuadros también en este sentido, es decir con la piquera hacia un costado del vehículo.
En el caso de transitar sobre una carretera asfaltada los movimientos predominantes son
longitudinales al sentido de la marcha, por lo que los cuadros deben estar también en esta
orientación, es decir con la piquera hacia adelante o hacia atrás.
En cualquier caso lo fundamental es que el enjambre no esté sometido a movimientos
demasiado bruscos, caídas o golpes, o a temperaturas excesivamente elevadas, ya que además
de irritar a las abejas se puede ocasionar una cierta mortalidad por aplastamiento.

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5. ENJAMBRES Y CUERPO DE BOMBEROS

5.1 CONSIDERACIONES LEGALES SOBRE LA INTERVENCION DE LOS


BOMBEROS EN LA RECOGIDA DE ENJAMBRES
La intervención del Cuerpo de Bomberos en la recogida de enjambres se realiza por:

• El salvamento o recuperación de semovientes.


Las abejas tienen la consideración de ganado, es de decir de “semovientes” mientras se
encuentran en una colmena, o mientras son perseguidos por el propietario de la colmena de la
que salió el enjambre, quien mantiene la propiedad sobre el mismo mientras dura esta
persecución.
Sin embargo las abejas silvestres, o el enjambre cuya persecución es abandonada durante 48
horas por su dueño, pierde esta condición, pasando a ser “animal salvaje” o “res nullius”, y
como tal puede ser propiedad del que lo recoja o reclame (Código Civil, artículo 612).
El dueño de una colmena de la que sale un enjambre puede solicitar la ayuda del Cuerpo de
Bomberos para recuperarlas, como si de otro animal se tratara, ya que es su legítimo dueño.
Pero también el propietario del lugar en el que el enjambre se ha instalado puede solicitar esta
ayuda para su captura, dado que la legislación le permite ocupar esta propiedad (es decir las
abejas) siempre que las recupere. Y nada impide que el Cuerpo de Bomberos, o cualquier otro
organismo o un particular le preste la ayuda que necesita y que está solicitando.
Otra cuestión diferente es sobre el destino que deberá dársele a este enjambre en el caso de
que la persona que solicitó la ayuda no desee quedarse con él.

• Protección de personas y bienes.


A diferencia de lo que suele suceder en el medio rural, la aparición en las ciudades de un
enjambre en la vía pública o en el interior de una vivienda, crea una cierta alarma social, ante
la sensación de indefensión frente a unas abejas que el ciudadano medio no sabe manipular
adecuadamente, lo que se ve potenciado por la sensación de que suponen un riesgo para su
integridad física, lo que sólo tiene una cierta base en el caso de niños, ancianos o personas
hipersensibles al veneno de abeja.

• La intervención en servicios de interés público por razón de la específica


capacidad de sus miembros y la adecuación de los medios materiales de que
disponen.
Es frecuente que los enjambres se sitúen en zonas que resultan de muy difícil acceso, sobre
todo debido a la altura a la que se han instalado, y que para poder alcanzarlos se precisen
mecanismos o herramientas que en general solo posee el Cuerpo de Bomberos.
Aunque las diferentes normativas contemplen la posible intervención del Cuerpo de
Bomberos en la recuperación de enjambres, su puesta en práctica es mucho más complicada
de lo que parece, ya que asumir este tipo de actuaciones supone para esta institución un gran
esfuerzo a la hora de adaptar su estructura de intervención a un problema tan complejo;
adaptación que conlleva la adquisición de nuevos y desconocidos materiales de trabajo así
como la formación y especialización del personal en un campo tan singular y sorprendente.

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Esta labor no sería posible sin el alto grado de profesionalización y la natural predisposición
que caracteriza a los miembros de este cuerpo, siempre dispuestos a actuar en pro de los
ciudadanos sin sopesar el esfuerzo que pueda suponer y que no busca otra gratificación que la
propia satisfacción por el trabajo bien hecho.

5.2 RECOGIDA DE ENJAMBRES POR BOMBEROS


Se debe establecer de forma clara cuándo se debe actuar, dado que aunque la mayoría de los
enjambres no suponen ningún tipo de amenaza y por lo tanto no se necesita una actuación de
emergencia para recuperarlos, por el contrario, una mala manipulación sí que podría conllevar
un verdadero riesgo. Por ello, y precisamente para minimizar los posibles riesgos y lograr la
máxima eficacia, lo más oportuno sería limitar las intervenciones a la recogida de enjambres
“desnudos”, a no ser que la situación, por sus características especiales, suponga un peligro
real e inminente para las personas.

Dadas las características particulares de este ganado hay que elaborar una serie de medidas:

• Adquisición de material (normalizado), suficiente para hacer frente a la situación.


• Establecimiento de metodologías, sistemáticas y técnicas de intervención que se
adapten a las características del servicio actuante y que determinen los pasos y el
orden a seguir así como el personal que los llevará a cabo y la uniformidad necesaria.
• Formación, tanto teórica como práctica, del personal que va a realizar el trabajo.
• Elaboración de un sistema de mantenimiento o reposición del material deteriorado.
• Habilitación de un lugar resguardado del sol, sin humedades ni ruido para almacenar
los enjambres capturados.
• Formalización de un acuerdo con apicultores de la zona en el que se comprometan a
recoger los enjambres almacenados, en un periodo de tiempo límite.
• Disposición de un espacio en el que se puedan situar los cazaenjambres con las
piqueras abiertas, previendo los posibles retrasos en la recogida de los enjambres, y
contando con que dicho lugar reúna las condiciones establecidas por la normativa
autonómica y local para el establecimiento de núcleos apícolas.
• Preparación de un botiquín especializado para este tipo de intervenciones y formación
sobre su utilización a fin de poder resolver las emergencias que puedan producirse por
reacciones alérgicas al veneno de abeja.

5.3 PROTOCOLO DE ACTUACION: RECOGIDA DE ENJAMBRE DESNUDO


La recogida de enjambres desnudos no plantea en general grandes problemas técnicos, salvo
los derivados de su accesibilidad (sobre todo de altura), lo que hace que se precisen los
medios adecuados para acceder hasta ellos, para efectuar su recuperación con las garantías de
seguridad necesarias. Igualmente el manejo de estos enjambres tampoco presenta,
habitualmente, riesgos adicionales para las personas que intervienen en su recuperación, ni
para cuantos puedan estar en las proximidades de la zona en la que este se halla. No obstante
conviene adoptar una serie de medidas y precauciones, con el fin de minimizar riesgos.

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• Enjambres desnudos en vía pública o en espacios públicos:


1. Evaluar los riesgos: dónde se encuentra el enjambre.
2. Reducir los riesgos: notificar a los interesados la situación del enjambre y que se
va a proceder a su recuperación, al objeto de que se cierren las ventanas que dan a
la zona, situando a los niños en lugares más seguros y limitando la circulación o el
tránsito por las inmediaciones del lugar.
3. Señalizar: establecer un perímetro de seguridad a su alrededor, a fin de impedir que
los posibles espectadores entorpezcan la intervención o puedan sufrir picaduras.
4. Garantizar la circulación viaria: tránsitos alternativos, así como tener dispuesta una
vía de acceso para la circulación de los vehículos, incluso el de medios sanitarios.
5. Recuperación del enjambre mediante la técnica más apropiada.
6. Traslado a lugar seguro hasta su instalación en sitio definitivo.

• Enjambres desnudos en propiedad privada


1. Evaluar los posibles riesgos: existencia en la zona de niños, ancianos, personas con
algún tipo de cardiopatía o con sensibilidad conocida al veneno de abeja.
2. Reducir los riesgos: alejar del lugar a las personas de riesgo, y aislar las zonas
próximas, a fin de que las abejas no penetren en las viviendas, cerrando puertas y
ventanas.
3. Establecer un perímetro de seguridad alrededor del enjambre.
4. Recuperación del enjambre mediante la técnica más apropiada.
5. Traslado a lugar seguro hasta su instalación en sitio definitivo.

6. REACCIONES ALÉRGICAS

El sistema defensivo de las abejas está constituido por un aguijón, situado en el extremo
posterior del abdomen, por el que fluye veneno al clavarlo en el cuerpo de su atacante.
Normalmente el sistema retractor por el que se vuelve a reintroducir el aguijón en el abdomen
falla, por lo que pierde parte del abdomen y fallece la abeja en el término de 48 horas.
El grado de agresividad de las abejas depende de varios factores como son: genéticos,
situación de la colmena, ambientales, apicultor, feromonas.
Tras las primeras picaduras, se liberan masivamente feromonas, aumentando su agresividad.
Una reacción alérgica es una respuesta anormal y exagerada del organismo ante un alergeno,
en la que se liberan diversas sustancias, como la histamina (produce inflamación).

6.1 REACCIONES LOCALES


Afectan a la parte del cuerpo donde se ha producido la picadura. Pueden ser leves o intensas.
Las leves se caracterizan por: hinchazón, enrojecimiento, aumento del calor local y dolor.
Los síntomas suelen desaparecer en horas. Cuidados:

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• Extraer el aguijón y limpiar la zona (agua y jabón). Es importante evitar oprimir el


saco del veneno, para lo que se puede usar una navaja. Si el picotazo es en los ojos,
acudir de inmediato a un servicio de urgencia.
• Aplicar frío local. No aplicar hielo directamente sobre la piel (envolverlo en paños).
• Elevar la zona de la picadura. En brazos y manos realizar un cabestrillo.
• Aplicar amoniaco o similares.
Las reacciones locales intensas son de mayor extensión y duración (más de 24 horas).
Los cuidados inmediatos son los mismos que anteriormente, aunque es conveniente que sean
evaluadas por personal sanitario para un posible tratamiento antiinflamatorio.

6.2 REACCIONES GENERALES Y GRAVES


Afecta a todo el organismo, normalmente tras los primeros 15 minutos tras la picadura.
La gravedad suele ser proporcional a la rapidez con que se inicie la reacción. Fases:
• Mareo, dolor de cabeza, temblores y enrojecimiento generalizado.
• Vómitos, palpitaciones por taquicardia, sensación de disnea (falta de aire), descenso
de la tensión arterial, palidecimiento de la piel.
• Estrechamiento de las vías respiratorias (bronco espasmo), mayor disnea, pitos al
respirar, shock (piel fría, sudoración, baja tensión arterial, pérdida de conocimiento).
• Parada respiratoria y cardiaca.
Nos encontramos ante una situación de máxima gravedad, que puede producir el fallecimiento
en un plazo de tiempo que varía desde minutos (unos 30) a horas (entre 1.5 y 2).
Los expertos afirman que entre un 1 y un 3% de la población puede sufrir una reacción grave
ante una picadura de abeja, si bien no siempre tienen por qué aparecer todas las fases.
No suele producirse en personas que previamente no han tenido antes contacto con el veneno.
Si se presenta este tipo de reacción, deberemos acudir urgentemente a un centro médico, en el
que, entre otros medicamentos, se le administrará seguramente adrenalina.
Valorar la posibilidad de realizar un torniquete en la extremidad afectada.

6.3 REACCIONES ALÉRGICAS TARDÍAS


En ocasiones, a los varios días de sufrir la picadura (entre 2 y 10 días), puede aparecer fiebre,
inflamación generalizada de la piel, dolores articulares e inflamación ganglionar.
En este caso, se debe acudir al médico cuanto antes.

7. BIBLIOGRAFÍA

José Ramón Luis-Yagüe Sánchez y Juan Carlos Saceda de Marcos (miembro del Cuerpo de
Bomberos de la Comunidad de Madrid). Los enjambres: captura, control y manejo. Montagud
Editores. 2002

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