Gvirtz - Cap 1 y 2
Gvirtz - Cap 1 y 2
Gvirtz - Cap 1 y 2
Silvia Grinberg
Victoria Abregú
El ABC de la Pedagogía
CAPÍTULO 1
tan poco cultivado, que recibía con la misma indiferencia el aroma de los
perfumes y la exhalación fétida de los desechos que llenaban su cama;
por último, el órgano del tacto, restringido a las funciones mecánicas de
la aprehensión de los cuerpos (Merani, 1972: 94) 1.
A la luz del comienzo del siglo XXI, nos proponemos revisar cuan
necesario es que se encuentren una generación adulta y una generación
joven para que se produzca un acto educativo. Si bien muchos, tal vez la
mayoría, de los procesos educativos se originan a partir del par adulto-
niño o adulto-joven, sería completamente reduccionista considerar que
no existen otros procesos educativos entre pares, es decir, procesos en
los que los jóvenes enseñan a los jóvenes, o en los que los niños
enseñan a los niños, o incluso, procesos educativos en que los adultos
enseñan a otros adultos. Podríamos avanzar más en esta dirección y
observar cómo, en la actualidad, se generan procesos educativos en los
que los niños enseñan a los adultos. ¿Será esto posible?
Desde tiempos remotos, el adulto siempre ha ocupado el lugar del
saber; y el niño, el de la ignorancia o el del no-saber. Todavía hoy, esta
creencia es compartida por el común de la gente. Sin embargo, este
nuevo siglo nos invita a repensar estas categorías y a observar procesos
educativos actuales en los que los niños son los poseedores del saber; y
los adultos son quienes deben ser enseñados. En el caso de la
tecnología de los electrodomésticos, por ejemplo, suelen ser las
generaciones jóvenes las que enseñan a las generaciones adultas. Pues,
aquellas suelen tener mayor dominio de esta tecnología; mientras que el
conocimiento de los adultos, en esta área, suele ser limitado. No es una
situación
infrecuente que la abuela llame al nieto o a la nieta para, que le
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programen la videocasetera. Ni que hablar cuando se trata de la
computadora y del acceso a Internet...3
Además, es posible observar otro tipo de fenómenos educativos:
aquellos que acontecen intrageneracionalmente. Se trata de saberes que
se transmiten entre los miembros de una misma generación (jóvenes a
jóvenes, adultos a adultos). Los códigos culturales de los adolescentes
son un buen ejemplo de esto. Los padres no suelen tener un
conocimiento completo sobre la moda de los adolescentes o sobre su
forma de hablar, pero este saber sí circula de boca en boca entre los
jóvenes de una misma generación. Este ejemplo muestra saberes que se
transmiten entre los jóvenes, saberes que varían de generación en
generación y que definen pertenencias.
También, entre los adultos, se producen procesos educativos. Los
planes de alfabetización de adultos llevados a cabo en distintas épocas
en nuestro país son una muestra de que la educación intrageneracional
entre los adultos es una realidad que no puede desconocerse.
Definir la educación como un fenómeno intergeneracional de adultos a
niños o a jóvenes excluye del campo un conjunto de fenómenos no poco
significativos. Una definición semejante le quita riqueza y posibilidades
explicativas al término educación y exigiría encontrar un vocablo
adicional para explicar todos los procesos que quedan fuera de este
universo definido de una manera acotada.
Por todo lo expuesto hasta aquí, la definición de educación que
nosotros presentamos no se reduce a quién enseña a quién. Lejos de
considerar este aspecto como definitorio de lo educativo, lo concebimos
como un aspecto complementario que varía histórica y culturalmente.
Una vieja polémica: las posibilidades y los límites de la educación
Pigmalión es una obra de la literatura anglosajona escrita por George
Bernard Shaw y fue llevada al cine con el título de Mi bella dama. Su
trama cuenta la historia de Elisa Doolittle, una muchacha de los barrios
bajos, por la que ciertos caballeros hacen una apuesta. Unos dicen que
una buena educación podría cambiarle
3
Al respecto, uno de los grandes investigadores sobre este tema señala que la
cultura y los nuevos juguetes de los niños pueden enseñarnos, a nosotros, los
adultos, a manejarnos exitosamente en la era del caos. En un libro reciente,
Playing the future, título cuya traducción sería 'Jugando al futuro', su autor
señala: "Por favor, dejemos, por un momento, de ser aquellos adultos en su
función de modelos y educadores de nuestra juventud. Antes de centrarnos en
cómo hacer para que las actividades infantiles estén plenas de metas
educacionales para su desarrollo futuro, apreciemos la capacidad demostrada
por nuestros niños para adaptarse y miremos hacia ellos para buscar las
respuestas a nuestros propios problemas de adaptación a la posmodernidad.
Los niños son nuestro ejemplo para ello, nuestros scouts adelantados. Ellos ya
son lo que nosotros todavía debemos devenir". [La traducción es nuestra].
(Rushkoff, 1996: 13).
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tanto por su organización, cuanto por los pasos que se deben cumplir
para poder avanzar a lo largo de la carrera escolar. Con la constitución
del sistema educativo moderno, se ha tendido a privilegiar este tipo de
educación por sobre otras formas. Por esta razón, cuando se habla de
educación, en general, todos pensamos en la escuela. Sin embargo, en
la actualidad, cada vez, poseen mayor presencia las propuestas y formas
educativas alternativas a la escuela. A pesar del bajo grado de
formalidad, estas opciones educativas tienen un importante impacto en la
población, como el que generan, por ejemplo, las propuestas de
capacitación y actualización en el transcurso de la vida laboral.
Educación permanente
Si bien el concepto de educación permanente no se menciona con
mucha frecuencia entre los pedagogos, es muy tenido en cuenta. Este
concepto parece algo tan evidente, tan esencial que es casi un sujeto
tácito de la pedagogía: aun sin nombrarla, la educación permanente
siempre está presente, como un gran sobrentendido.
La educación permanente es una respuesta social a los continuos
nuevos saberes que se producen y a los profundos cambios que se viven
día a día en relación con el mundo del trabajo. La educación, en estos
contextos de cambio continuo, no puede limitarse a unos pocos años,
como acontecía (y lo veremos en el capítulo siguiente) en siglos
anteriores. El médico tiene que estudiar en forma constante
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Eudación y escolarización
Si bien ya nos hemos referido al tema en anteriores apartados, resulta
indispensable distinguir, ahora desde otra perspectiva y empleando otro
vocabulario, escolarización de educación. Por escolarización,
entendemos el conjunto de los fenómenos de producción, distribución y
apropiación de saberes que lleva a cabo en la institución escolar.
Los procesos de escolarización son muy particulares, que se
diferencia de los procesos educativos que acontecen fuera de la escuela.
Por ello, aquellos merecen un análisis en detalle- Rigurosas
investigaciones mostraron que por ejemplo, enseñar a leer y escribir en
la escuela o fuera de ella produce resultados completamente diferentes.
Estos trabajos realizados hace unas décadas examinaron, a través de
diversos test, los aprendizajes de poblaciones alfabetizadas en la
escuela y de poblaciones alfabetizadas informalmente con planes de
alfabetización. Los grupos alfabetizados a través de planes de
alfabetización ligaban sus respuestas a su contexto material más
inmediato. Los grupos alfabetizados en la institución escolar, en cambio,
daban respuestas menos ligadas a su contexto material inmediato, eran
respuestas de una mayor abstracción. (6)
Por ello, la escuela no sólo distribuye entre los alumnos los saberes
provenientes de las distintas disciplinas, tales como la Matemática, la
Física o la Química. La escuela no sólo simplifica los saberes complejos
para hacerlos entendibles, sino que también produce saberes diferentes
de los encontrados fuera de la institución escolar. Por ejemplo, la
Geografía, que es hoy una disciplina universitaria y un campo de
investigación en pleno desarrollo, surge históricamente como asignatura
escolar, vinculada a las necesidades prácitcas y luego, se constituye en
una disciplina
6
Un desarrollo profundo de estas investigaciones puede verse en Gvirtz (1996)
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2
Un análisis semejante, sobre los elementos que se encuentran en la escuela,
puede verse en Poggi (2002).
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Nuestra intención es, antes que conocer los detalles por su propio
valor, trazar un recorrido que nos permita capturar el carácter hisotórico,
contingente – no eterno ni natural – de las prácticas educativas, ya que,
pedagógicamente, no es posible construir un conocimiento acerca de un
objeto sin cuestionar su forma, su contenido y las prácticas y relaciones
sociales, que le dieron forma y lo sustentan. El desafío, entonces, nos
anima a desnaturalizar nuestras concepciones y a intentar, como
propone Jorge Larrosa, ―suspender la evidencia de nuestras categorías y
de nuestros modos habituales de pensar y de describir las prácticas
pedagógicas por el mero recurso de intentar pensarlas de otro modo, a
otra escala, con otras conexiones‖ (1995:13).
4
Para realizar una lectura histórica, recomendamos los textos de Bowen
(1976) y Zuretti (1964), en quienes nos hemos basado.
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Escuelas sobre alfombras en Oriente
5
Para profundizar este tema, sugerimos la lectura de Infancia y poder, de
Narodowski (1999).
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Sin embargo, debieron pasar muchos años para que propuestas como la
de Comenio se realizaran.
A continuación, revisaremos brevemente el proceso que se desarrolló
hasta que los sistemas educativos modernos se conformaran.
t
ttttttttttttttt
ttttttttttttttt En el esquema de la enseñanza
ttttttttttttttt simultánea, el docente se sitúa
ttttttttttttttt en un lugar central, destacado
ttttttttttttttt y diferenciado respecto de los
ttttttttttttttt alumnos que ocupan, cada uno,
ttttttttttttttt su lugar en una cuadrícula,
ttttttttttttttt conformada por los pupitres que
ttttttttttttttt los mantienen inmovilizados y
ttttttttttttttt controlados.
6
Al respecto, Trilla sostiene que los roles del docente y discente ―son
inseparables‖ pues constituyen una relación asimétrica. Además, se
"encuentran perfectamente diferenciados", diferenciación que caracteriza a una
escuela como tal (1985: 26 y 28).
51
7
Narodowski refiere al respecto: "Es preciso recordar que ni Bell ni Lancaster
introducen en la tradición pedagógica, por primera vez, el accionar de
monitores en el marco de un modelo escolar" (1999: 135). Dussel y Caruso, por
su parte, señalan "la semejanza de los ayudantes-alumnos con los decuriones
jesuítas" (1999: 101).
8
En el trabajo de Dussel y Caruso, se considera que la Ratio Studiorum
"asumió el carácter de texto pedagógico fundador de la Orden" (1999: 65).
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I I
IIIIIII IIIIIII En este esquema de un aula jesuíta,
IIIIIII IIIIIII inspirado en el gráfico de Trilla
IIIIIII IIIIIII (1985:43), se advierten dos
IIIIIII IIIIIII bandos de alumnos, organizados
IIIIIII IIIIIII en decurias, y los decuriones, que
IIIIIII IIIIIII presiden cada bando. En el extremo,
IIIIIII IIIIIII en un lugar central, se ubica el
IIIIIII IIIIIII maestro.
Y ahora, ¿qué?
Hemos planteado, al inicio de este capítulo, que la escuela, tal como
hoy la concebimos, es el resultado de una construcción histórico-social
—y no, de una existencia natural—, lo que permite identificar la estrecha
relación que existe entre institucionalización de la educación y los valores
relevantes que cada sociedad asume. Los mayores niveles de
organización y complejidad de la vida social se vinculan con una mayor
sistematicidad e institucionalidad de la educación. En directa relación,
esto se traduce en procesos de distribución diferencial de los saberes. A
medida que la educación comienza a tener un valor económico,
comienzan a establecerse circuitos formativos diferenciados, vinculados
con la división social de trabajo y con la división de la sociedad en clases.
10
Estos datos han sido extraídos de Blumenfeld (1998: 2).
11
Para ampliar estos conceptos, ver Narodowski (1999).
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