Langlois y Seignobos

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LANGLOIS Charles-Victor y

SEIGNOBOS Charles. Introducción a


los estudios históricos, Publicaciones
Universidad de Alicante, Alicante (España), 2003
Danikka Macías Martínez
2180851

Introducción a los estudios históricos, es un texto que forma parte de una serie muy nutrida
de propuestas de carácter epistemológico sobre el conocimiento histórico, escrito por Victor
Langlois y Charles Seignobos, dos profesores pertenecientes al equipo intelectual de la
revista la Revue Historique. Constituido como uno de los dos textos que fundamentan los
principios de la escuela metódica1, será concebido como un manual en el que se presenten
las bases para la construcción de una ciencia histórica científica, en el marco de la búsqueda
de formalización y especialización de las disciplinas sociales que sean concebidas como
ciencias, y en el caso de la historia, como una ciencia que sea una en sí misma y que no
exista como disciplina auxiliar de otras ciencias.

Langlois y Seignobos fueron dos historiadores de los que se puede decir, tuvieron una
trayectoria académica bastante parecida, ambos especializaron sus estudios en el medioevo
y fueron profesores en La Sorbona, también hicieron parte de ambiciosos estudios que
buscaban escribir la historia de Francia, dirigidos en su mayoría por el Ernest Lavisse. En
ese sentido, es posible observar una concordancia en su rumbo, lo que también será útil
para entender por qué sus postulados y propuestas metodológicas son tan similares.

El lector de este texto encontrara en este libro un postulado, el central en toda la


introducción, sobre el que basaran las teorías de la escuela metódica, ese será el de la
objetividad de la ciencia histórica, planteado por todos los historiadores que son
considerados positivistas, basando este postulado en la teoría de la historia de Ranke, y en
su concepto de “teoría del reflejo”, Langlois y Seignobos proponen que el historiador no
puede tener ninguna relación ni acercamiento con el documento cuando este analizándolo,
entendiendo que esta postura es expuesta en el proyecto de consolidar a la historia como
una ciencia, en la cual la subjetividad sea de plano desechada y la relación entre el objeto
de estudio (el pasado) y el sujeto que lo estudia (el historiador) sea completamente objetiva,
en donde el historiador sea un sujeto pasivo al que se le recomienda prácticamente
desaparecer para que el pasado pueda ser comprendido de manera correcta. También será
1
Según Bourde, la introducción a los estudios históricos, junto con el manifiesto escrito por G. Monod en el
primer número de la Revue Historique, son los dos textos en los que son expuestos los principios básicos de
la escuela metódica. BOURDÉ Guy, HERVÉ Martin, Las Escuelas Históricas, editorial AKAL, Madrid 1992
evidente la supremacía que tiene el documento escrito en la escuela metódica, que planteara
que el pasado puede ser conocido únicamente por medio de los vestigios que puedan ser
encontrados en los testimonios del pasado, es decir, los documentos escritos, sin embargo,
aquí se planteara uno de los problemas metodológicos de estudiar únicamente lo escrito, en
razón de que los documentos pueden perderse muy fácilmente. En este problema
metodológico se hará evidente la consideración de pasado que tenían estos dos
historiadores, y que tanto puede llegar a ser conocido, pues bien, el historiador se encuentra
con que el pasado nunca podrá llegar a ser conocido, únicamente puede acercarse a él por
medio de los documentos que analice con el método que proponen estos dos profesores,
para encontrar que tanta certeza, que tan verídico es el documento que está analizando,
siguiendo esta idea, Langlois y Seignobos serán claros en afirmar que la primera tarea del
historiador será rastrear estos documentos disponibles para organizarlos e inventariarlos,
consiguiendo que su tarea sea ligeramente más sencilla, a esto le llamaran “heurística”.

En materia de método, los autores lo dividirán en dos operaciones, las analíticas y las
sintéticas, las analíticas son las que se deben llevar a cabo primero, en primer lugar con la
crítica externa, en la que serán usadas ciencias auxiliares como la paleografía o la
diplomática, para identificar la autenticidad del documento y poder tomar los datos
relevantes, en segunda lugar, se debe realizar la hermenéutica, inmersa en la crítica
interna. Por su parte, las operaciones sintéticas comprenden todas las operaciones de
agrupación, es decir, en primer lugar, es necesario identificar un hecho particular,
posteriormente deben ser agrupados esos hechos particulares en marcos generales como los
denomina Bourde, lograr juntarlos con otros sucesos para tener una visión más completa, y
ser capaces de elegir entre todos a los más vitales. Es una propuesta metodológica compleja
y ambiciosa, por lo tanto, debe concebirse como un trabajo conjunto entre varios
estudiosos, para que las tareas sean cumplidas de manera correcta y el método pueda tener
validez como método científico en la historia.

En este postulado que defienden a capa y espada Langlois y Seignobos, y en la propuesta


metodológica que plantean, se pueden dar diversas críticas, sin embargo, es primordial
comprender el contexto en el que fue escrito este manual, así como los intereses de los que
bebían estos dos escritores. En primer lugar, eran parte de la revista la Revue Historique,
dirigida por G. Monod, en la que coexistían diversos intelectuales que también hacían parte
de esta escuela metódica; aunque esta revista era concebida por sus integrantes como un
proyecto para realizar la historia de Francia de manera completamente objetiva y
desechando cualquier filosofía histórica, se encontraban con la subjetividad de sus propios
intereses, esto queda demostrado en sus publicaciones cargadas de nacionalismos,
consideraciones negativas en contra de la iglesia católica, la forma de enaltecer a la tercera
república francesa, y las justificaciones a los procesos colonialistas e imperialistas. Estos
intereses subjetivos también son admirados en el manual, en el que L. y S. se encargan de
promover propaganda nacionalista y de admiración al estado-nación francés, tal como lo
expresa Bourde:

“Todos tienen los mismos objetivos: formar a las nuevas generaciones en el


amor a la república, rechazar el obscurantismo clerical, retirándole a la iglesia
el control sobre los espíritus; preparar la venganza contra el enemigo
hereditario, contra el Reich alemán” 2

Langlois y Seignobos no son ajenos a estos intereses, de hecho, se perciben muy de acuerdo
con ellos, manifestándolos de manera implícita. Ahora bien, entendiendo que escriben y
responden a las dinámicas del tiempo histórico en el que vivieron, las criticas deben ser
planteadas a esta forma de concebir y hacer la historia. Una forma de hacer historia
cuadriculada y poco ambiciosa, que no permite explorar otras fuentes que puedan
convertirse en aportes valiosos para el análisis de cualquier suceso histórico, que concibe al
pasado únicamente por medio de los documentos y que promueve la supremacía de los
hechos históricos políticos; restándole importancia al estudio de las masas desde ámbitos
distintos a la vida política, tales como las condiciones económicas, la vida cultural, las
nociones mentales, entre otras. En conclusión, puede considerarse como un proyecto
importante en la medida en que fue útil para el avance de la historia como ciencia, sin
embargo, al ser concebirla como objetiva, con una supremacía por el documento y desde
una mirada alejada de las masas fuera de su contexto político, se queda corta para realizar
análisis históricos que sean más completos y que posean en sí mismos propuestas
metodológicas ambiciosas, que promuevan a la historia más allá de historiadores
cuadriculados que se sumergen en un archivo sin una consideración propia y únicamente
sirviendo como espejo de los pocos vestigios que puedan encontrarse en los documentos.

2
BOURDÉ Guy, HERVÉ Martin, Las Escuelas Históricas, editorial AKAL, Madrid 1992, Pg 139.

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