Langlois y Seignobos
Langlois y Seignobos
Langlois y Seignobos
Introducción a los estudios históricos, es un texto que forma parte de una serie muy nutrida
de propuestas de carácter epistemológico sobre el conocimiento histórico, escrito por Victor
Langlois y Charles Seignobos, dos profesores pertenecientes al equipo intelectual de la
revista la Revue Historique. Constituido como uno de los dos textos que fundamentan los
principios de la escuela metódica1, será concebido como un manual en el que se presenten
las bases para la construcción de una ciencia histórica científica, en el marco de la búsqueda
de formalización y especialización de las disciplinas sociales que sean concebidas como
ciencias, y en el caso de la historia, como una ciencia que sea una en sí misma y que no
exista como disciplina auxiliar de otras ciencias.
Langlois y Seignobos fueron dos historiadores de los que se puede decir, tuvieron una
trayectoria académica bastante parecida, ambos especializaron sus estudios en el medioevo
y fueron profesores en La Sorbona, también hicieron parte de ambiciosos estudios que
buscaban escribir la historia de Francia, dirigidos en su mayoría por el Ernest Lavisse. En
ese sentido, es posible observar una concordancia en su rumbo, lo que también será útil
para entender por qué sus postulados y propuestas metodológicas son tan similares.
En materia de método, los autores lo dividirán en dos operaciones, las analíticas y las
sintéticas, las analíticas son las que se deben llevar a cabo primero, en primer lugar con la
crítica externa, en la que serán usadas ciencias auxiliares como la paleografía o la
diplomática, para identificar la autenticidad del documento y poder tomar los datos
relevantes, en segunda lugar, se debe realizar la hermenéutica, inmersa en la crítica
interna. Por su parte, las operaciones sintéticas comprenden todas las operaciones de
agrupación, es decir, en primer lugar, es necesario identificar un hecho particular,
posteriormente deben ser agrupados esos hechos particulares en marcos generales como los
denomina Bourde, lograr juntarlos con otros sucesos para tener una visión más completa, y
ser capaces de elegir entre todos a los más vitales. Es una propuesta metodológica compleja
y ambiciosa, por lo tanto, debe concebirse como un trabajo conjunto entre varios
estudiosos, para que las tareas sean cumplidas de manera correcta y el método pueda tener
validez como método científico en la historia.
Langlois y Seignobos no son ajenos a estos intereses, de hecho, se perciben muy de acuerdo
con ellos, manifestándolos de manera implícita. Ahora bien, entendiendo que escriben y
responden a las dinámicas del tiempo histórico en el que vivieron, las criticas deben ser
planteadas a esta forma de concebir y hacer la historia. Una forma de hacer historia
cuadriculada y poco ambiciosa, que no permite explorar otras fuentes que puedan
convertirse en aportes valiosos para el análisis de cualquier suceso histórico, que concibe al
pasado únicamente por medio de los documentos y que promueve la supremacía de los
hechos históricos políticos; restándole importancia al estudio de las masas desde ámbitos
distintos a la vida política, tales como las condiciones económicas, la vida cultural, las
nociones mentales, entre otras. En conclusión, puede considerarse como un proyecto
importante en la medida en que fue útil para el avance de la historia como ciencia, sin
embargo, al ser concebirla como objetiva, con una supremacía por el documento y desde
una mirada alejada de las masas fuera de su contexto político, se queda corta para realizar
análisis históricos que sean más completos y que posean en sí mismos propuestas
metodológicas ambiciosas, que promuevan a la historia más allá de historiadores
cuadriculados que se sumergen en un archivo sin una consideración propia y únicamente
sirviendo como espejo de los pocos vestigios que puedan encontrarse en los documentos.
2
BOURDÉ Guy, HERVÉ Martin, Las Escuelas Históricas, editorial AKAL, Madrid 1992, Pg 139.