John Keane - El Legado de Max Weber

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John Keane: “El legado de Max Weber”

Burocracia: el principio organizador de la vida moderna


Weber estaba convencido de que la moderna realidad burguesa está marcada por una pasión por la
burocracia que no tiene antecedentes. Nunca antes se había presenciado la realidad de forma tan
calculada, racionalizada de organización y su alcance e influencia tiende a ser universal. El proceso de
la burocracia parece irreversible.
Insistió, en que los procesos occidentales modernos de burocratización no tienen precedente alguno.
Su novedad fundamental se encuentra en el hecho de que tienden a penetrar y capturar todos los
campos de la vida. El proceso civilizador moderno es prácticamente idéntico al desarrollo de la
organización calculadora burocrática. La totalidad de la vida cae bajo el arrastre de la racionalidad
formal o intencional.
Analiza cuatro elementos comunes a las instituciones burocráticas modernas:
1. se puede analizar la burocracia como un conjunto de relaciones consistentes, metódicamente
preparadas y precisamente ejecutadas, de mandato y obediencia. Los funcionarios y sus
clientes tienen que ser despolitizados y gobernados anónimamente como seres que necesitan
orden.
2. estas relaciones de subordinación están sujetas a una severa diferenciación interna, es decir
que están estructuradas de conformidad con una división habitualmente compleja de tareas o
puestos.
3. las formas burocráticas de organización están marcadas por una impersonalidad clara. Este
impersonalismo de principio implica que tales organizaciones son inconmoviblemente
neutrales. La disciplina burocrática, sometida a la rutina, aplaca cualquier éxtasis heroico,
culto al honor o lealtad animosa y personalizada a los líderes.
4. en las condiciones modernas las organizaciones burocráticas formales tienden a predominar en
virtud de superioridad técnica. Al depender del conocimiento especializado y la información
concreta que compete a su rendimiento, la burocracia es cualitativamente más precisa, sin
ambigüedades, flexible, funciona sin tropiezos y tiene mayor eficiencia que otras formas.
El capitalismo moderno
Las grandes empresas capitalistas se han convertido en el modelo burocrático de organización. Esta
tendencia que tiene la empresa de responsabilidad limitada a adherirse a la lógica de la contabilidad de
capital racional y continuo es contingente con el cumplimiento de varias condiciones fundamentales.
1. las empresas capitalistas autónomas tienden a incrementar sus expectativas calculadas de
utilidad al esforzarse por ejercer el control exclusivo sobre los medios físicos de producción
utilizados.
2. el monopolio de carácter corporativo y la concentración geográfica de los medios físicos de
producción dependen de un sistema de mercados de una fuerza de trabajo anteriormente libre,
pero ahora dominada.
3. la proliferación de los estratos de funcionarios técnicos promueve que las corporaciones
modernas cumplan una tercera condición de la contabilidad racional del capital: basarse en
una tecnología mecánicamente racional. Los medios técnicos racionales son sumamente
productivos. También sirven para disciplinar y ahorrar la fuerza de trabajo, y para llevar a un
máximo la uniformidad y calculabilidad del rendimiento de la organización burocrática.
4. el hecho de que la corporación moderna alcance el grado más alto posible de la contabilidad
eficiente del capital depende de un conjunto de condiciones político-legales que son
estimables con cierto grado de certidumbre. El problema de si el moderno Estado burocrático
podría satisfacer esta condición de certidumbre tiene gran importancia para Weber.
El Estado-nación burocrático
El énfasis que pone Weber sobre el estado moderno como una forma especifica de dominación
burocrática, complementa su insistencia general en que la burocratización del mundo moderno no fue
una simple consecuencia de la actividad capitalista. El surgimiento y triunfo de las empresas
capitalistas racionales no se pueden explicar sólo mediante el razonamiento económico. Tampoco la
burocracia estatal es resultado de la división de la sociedad moderna en clases y de las luchas de
clases.
El Estado burocrático moderno no es un efecto necesario del capitalismo moderno. Más bien, la
formación de dicho Estado ha sido instada más por la necesidad que tienen los bloques nacientes de
poder de crear, dentro de un contexto de políticas de poder, ejércitos regulares disciplinados y
administrados mediante el derecho y pagados por un sistema regularizado de finanzas publicas. Weber
propone que cuando prevalecían condiciones no modernas como las milicias de las primeras ciudades
medievales y el feudalismo, era típico que quienes luchaban se equipararan y proveyeran a sí mismos
(administración privada). Contrariamente los comandantes del Estado moderno concentran en sus
manos los medios materiales de la violencia. Esta expropiación de las élites del Estado centralizado se
combinó con acontecimientos similares en el terreno del derecho y la administración. Como
consecuencia de este proceso de expropiación el sentido de la política tiende a hacerse idéntico a la
lucha por el control sobre el Estado, entendido como sistema territorialmente delimitado y obligatorio
de un poder continuamente administrado. Esta burocratización de la vida pública se facilita por medio
de la creciente interdependencia de la prensa y el Estado capitalistas, y por la expansión de la política
maquinista guiada por los políticos y funcionarios de partido profesionalmente entrenados. La
creciente influencia del partido político burocrático señala también la decadencia de las legislaturas
como puntos que originan la confección de la política estatal. Esta decadencia a su vez se ve acelerada
por la creciente importancia de los funcionarios especializados del Estado en los asuntos de la política
pública. Las democracias modernas están siendo transformadas en regímenes estatales burocráticos
sumamente ordenados.
La fusión de la burocracia corporativa y la estatal
Weber propone que en el periodo contemporáneo la contabilidad capitalista racional de la empresa
lucrativa se hace cada vez más dependiente de la administración estatal calculable y predecible. En la
actualidad, aunque sólo fuera por su supervivencia mutua, el Estado burocrático y el capitalismo
corporativo se han hecho interdependientes en sus planes de reproducción y crecimiento. Hay varias
explicaciones:
1. desde el punto de vista de la economía capitalista, la dependencia cada vez mayor de la
empresa de un sistema monetario calculable y un marco administrativo, legal y militar estricto
y estable.
2. Weber insiste en que la creciente interdependencia entre la sociedad y el Estado también se
deriva del hecho de que el funcionamiento exitoso y preciso del Estado burocrático moderno y
por consiguiente de la corporación, está cada vez más condicionado por su control
centralizado de los sistemas de telecomunicaciones y transporte, lo que ha incrementado la
necesidad de su despliegue estatal centralizado y ha tendido a mejorar la eficiencia técnica de
las reacciones del Estado respecto a varias situaciones.
3. Observa que la erosión de las fronteras que median entre el Estado y la sociedad civil es
promovida por el crecimiento de las demandas que hace al Estado la esfera de la sociedad civil
misma.
4. Conclusión: estos ejemplos de interpenetración creciente del Estado y la sociedad civil tienen
una gran importancia porque revelan la creciente convergencia de los medios burocráticos de
funcionamiento del Estado y la corporación moderna. La organización del Estado, la forma
específicamente política de la dominación burocrática moderna, es el medio indispensable de
dominación de la burocracia moderna.
Indispensabilidad y límites de la dominación burocrática
Según Weber la concentración burocrática de los medios de operación es la que hace tan problemática
la fase actual de la vida moderna. Al consumir y sustituir a otras formas de vida, los procesos
burgueses de racionalización tienden a convertirse en una finalidad en sí misma. Bajo su arrastre
monopolista, las sociedades capitalistas contemporáneas se atan a sí mismas dentro de una jaula de
hierro sometedora que las esclaviza.
Insiste en que los efectos irracionales generados por las sociedades capitalistas organizadas son
necesarios porque resultan sintomáticos de un desequilibrio que se está desarrollando entre los
requerimientos de los modos formales de racionalidad y los de racionalidad sustantiva. Este
desequilibrio dentro del proceso burocrático es una fuente clave, tanto de los logros como de las
limitaciones.
Racionalidad formal: grado de la acción hasta el que pueda y esté estructurada para apoyarse en el
cálculo cuantitativo. Tal actividad está orientada hacia una finalidad.
Racionalidad sustantiva: la acción y sus resultados son sustantivamente racionales en tanto que estén
orientados hacia valores supremos y que sean juzgados por estos valores que, en principio, son
sumamente variables en número y contenido.
Primer caso de desequilibrio: se refiere al modo general abstracto de funcionamiento que es típico de
todas las organizaciones burocráticas eficientes. Desde el punto de vista de los criterios
sustantivamente racionales (diversas y contradictorias concepciones de las necesidades humanas), el
fetichismo que sienten las burocracias por el cálculo estandarizado y general contradice a la pluralidad
o particularidad que se cierne típicamente sobre la definición de esas necesidades. Esta contradicción
entre el cálculo formalmente racional que la corporación hace de la rentabilidad y las finalidades
sustantivas especiales dentro de la esfera de la producción, se duplica dentro de la de consumo.
Dentro de la esfera de la acción estatal, el rechazo burocrático a negociar de caso en caso también
presupone directamente la invalidación o el rechazo de las necesidades de individuos y grupos
particulares. Weber estaba convencido de que esta supresión de la particularidad era ya evidente
dentro de los sistemas capitalistas estatales modernos y que llegaría a ser especialmente problemática
en las condiciones del socialismo de Estado. Esta convicción lo llevó a serias diferencias con el
estatismo ingenuo de sus contemporáneos socialistas.
Segundo caso de desequilibrio: se refiere a la incapacidad crónica de las modernas organizaciones
burocráticas para justificar su razón de ser ante sí mismas y los demás. La vida burocrática moderna
está marcada por tendencias nihilistas definidas, que deben considerarse como el efecto
sustantivamente irracional generado por la adoración de la eficiencia técnica en todas las esferas de la
vida contemporánea. Debido a este fetichismo de las consideraciones técnicas, esto es, orientadas
hacia los medios, el mundo burocrático moderno se ve confrontado cada vez más a menudo con una
pérdida del sentido del propósito. Este adelanto es paradójico porque Weber considera que la
racionalización formal de la economía política moderna temprana fue en parte consecuencia del
movimiento religioso del protestantismo, marcado por su ferviente defensa de las finalidades
sustantivas. En las condiciones de la jaula de hierro del capitalismo contemporáneo, la despiadada
búsqueda de la riqueza mediante la racionalización formal se ha llegado a separar de los viejos
soportes religiosos. El resultado de esta evolución es el nihilismo. Al asumir a la totalidad de la vida en
el cálculo burocrático, el capitalismo genera en forma continua problemas de legitimidad.
Tercer caso de desequilibrio: la salvación del nihilismo ético generado por el proceso de
burocratización no se podrá encontrar mediante una confianza acrítica en la ciencia empírico-analítica.
Weber recuerda que la objetividad de sus explicaciones de la dominación de la burocracia moderna no
puede trascender las tendencias nihilistas de esta última.
El destino de la democracia
Aunque la burocracia tiene consecuencias sustantivas irracionales Weber reconoce que es
indispensable. El destino material de las masas depende cada vez más del funcionamiento continuo y
correcto de la organización, crecientemente burocrática, del capitalismo privado. La idea de eliminar
estas organizaciones se hace cada día más utópica. Si la burocracia es una necesidad Weber propone
que se atenúen o superen sus efectos irracionales mediante la expansión y despliegue del poder del
Estado-nación. El problema político fundamental planteado por la organización burocrática es cómo
subordinar, restringir y refrenar sus cuadros técnicos de expertos y su eficiencia. Madurez política:
capacidad que tiene el Estado para colocar a las burocracias sociales y políticas bajo el signo del poder
de la nación. Tal liderazgo facilitaría la protección, aburguesamiento y aculturación de las masas
laborantes, y la expansión continua de la producción capitalista. Para Weber la lucha entre los
Estados-naciones no sólo es inevitable sino que además sirve como manantial de vigor político.
En contra de la invasión general de la burocracia lo que se necesita ahora es obtener primacía de la
política sobre la organización burocrática a través del liderazgo político auténtico. Este liderazgo debe
demostrar un sentido altamente evolucionado e intransferible de la responsabilidad personal de los
actos que lleva a cabo. Para Weber el líder típico-ideal debe tener por lo menos 3 cualidades
1. devoción apasionada a una causa, incondicional que debe basarse en la fe.
2. sin embargo la devoción no debe sucumbir ante la excitación estéril, es decir que deben
cultivar un sentido de sus responsabilidades.
3. capacidad para atribuir el peso justo a las realidades, a tomarlas sobria y calmadamente en
cuenta.
Los líderes prudentes y maduros tienen que estar guiados por una ética de la responsabilidad, y en
numerosas situaciones tienen que reconocer que alcanzar los buenos objetivos depende del uso de
medios dudosos o hasta peligrosos. Así pues la burocratización de la esfera del Estado facilitaría el
surgimiento de individuos comprometidos, responsables y experimentados que podría compensar en
parte el irracionalismo sustantivo de la dominación burocrática.
¿Progreso hacia delante de la burocracia?
Weber sabía que ya en su tiempo el proceso político dentro de los países capitalistas industriales se
parecía cada vez más a una dictadura que se apoya en la explotación de la emocionalidad de las masas.
Reconoció que el líder auténtico esta constantemente en peligro de convertirse en actor y tomar a la
ligera la responsabilidad del resultado de sus acciones y preocuparse de sus sólo de la impresión que
deja. Sin embargo, dice que el liderazgo carismático en sus diferentes formas podría resistir tales
peligros y por eso sería manantial de comprensión, madurez y sabidurías políticas. No se debe olvidar
que las descripciones de Weber son de típico-ideal.
Críticas de la defensa de Weber de la dominación burocrática:
1. Weber sobrestimó considerablemente la eficiencia técnica de la organización burocrática,
tanto la pública como la privada. Sostenía que el avance de la organización burocrática era
consecuencia de su superioridad técnica.
2. exagera seriamente el grado hasta donde las organizaciones burocráticas pueden conducir sus
operaciones de conformidad con un criterio clave de eficiencia, esto es sin tomar en
consideración a las personas y de acuerdo con reglas generales abstractas.
3. incapacidad para seguir analizando las condiciones de posibilidad del principio del liderazgo
nacionalmente consciente, plebiscitario, en pro de este y no otro principio.

Weber no pudo demostrar la imposibilidad de defender la vida pública autónoma contra el progreso
hacia delante de la dominación burocrática.

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