Monografia LA CIVILIZACION DEL ESPECTACULO-1
Monografia LA CIVILIZACION DEL ESPECTACULO-1
Monografia LA CIVILIZACION DEL ESPECTACULO-1
RESUMEN
La sexualidad debe ser descubierta por uno mismo, no de la sociedad, pues esta instruye
al ser en ciertos aspectos. Por lo que acabar con esta intimidad de la vida sexual no sería
la libertad de la misma, sino la destrucción de una dimensión importante de la sexualidad,
volviéndolo a la época de las cavernas. Los talleres mencionados son un eslabón más,
en la carrera librada por el Mayo del 68, en la liberación sexual, que pretendía poner fin a
los obstáculos impuestos por iglesias y demás ideas en la práctica del mismo. Este trae
consigo buenas consecuencias, como la evaporación del culto a la virginidad, más libertad
sexual a las mujeres y la aceptación del matrimonio homosexual. Todo esto constituye un
progreso, pero el error está en creer que de esta forma el sexo llegara a ser algo sano y
normal. Y lo es, pero solo en los animales y en nuestro pasado remoto, y es que el sexo
desempeña un papel protagónico en la creación del individualismo, cuando nos
emancipamos de las tribus. Tal como mostró Sigmund Freud, esta dimensión es
importante en el desarrollo de la personalidad. Con sexo público y normal, la sociedad
sería más aburrida y hasta violenta.
El erotismo es la des animalización del amor físico, gracias a la cultura y libertad sublima
el placer y es una obra de arte. Estableciendo una marcada frontera entre lo humano y lo
animal que en un principio no existió, a lo largo de la historia la vida sexual ha estado
desarrollándose, influenciada por ideas; representa un momento importante de la cultura.
Sin embargo esta también puede ser destructiva, pues saca a flote aquellas dimensiones
violentas de la personalidad, lo que lleva a veces en carnicerías. Así pues el erotismo está
ligado a la libertad y a la vez, a la violencia.
El autor cuenta que después de casado, en el 55` uno de sus trabajos más grato era el de
ayudante de bibliotecario del Club Nacional, porque se supone que debería estar
trabajando, pues por la falta de libros del club, el dedicaba ese par de horas a leer y
escribir. Y en esos momentos descubrió varias obras de arte de la literatura erótica, la
mayoría durante el siglo XVII. Y es que esos tiempos es donde irrumpe esta literatura,
pidiendo libertad y un desafío a las leyes de la iglesia, desarrollaron la literatura libertina,
muy desigual, pero que concentrados en la descripción del acto sexual, hacen que este
pierda su vitalidad y su carácter auténtico. Sin embargo, esta literatura libertina siempre
quiso la libertad social, política y sexual. El éxito de las monótonas obras del marqués de
Sade radica en demostrar como el sexo puede convertirse en sangre y caos.
Lo ideal sería ensanchar las fronteras de la sexualidad para el goce de los demás, pero
preservando su naturaleza íntima. Eso es el erotismo, el cual nace de la alta civilización,
un quehacer culto, reconoce y rechaza esas barreras morales, libera al sexo, mientras
preserva su privacidad. Sin el cuidado de las formas, volveríamos al sexo en ese impulso
salvaje sin emoción. Convirtiendo el erotismo en pornografía, principalmente por el autor
al descuidar los detalles literarios y desvela lo soez, exonera al sexo de su elegancia y
sentimiento. Hacer el amor hoy en día, está más cerca de la pornografía que del erotismo,
degradando la libertad. Los talleres de masturbación españoles, en realidad, es probable
que terminen convirtiendo al sexo en algo natural como comer, desacralizándolo y
desilusionando a las futuras generaciones del acto sexual, y entonces se buscará placer
en otros lugares, como las drogas. Por eso para que el amor físico enriquezca la vida,
liberémosle de prejuicios, pero no de las formas que lo embellecen.
El pintor en el burdel
Jean-Jacques Lebel, vanguardista, quiso montar un delirante texto teatral de Picasso, por
eso decidio entrevistarse con el pintor español en 1941. Este le presentaría una serie de
cuadros eróticos y desde entonces Lebel quiso montar una exposición de aquellas obras,
evento que ocurriría recién en el 2001. Se podría preguntar, ¿por qué demoraron tanto en
sacar la muestra?, nunca antes se había hecho una exposición de esa temática, temática
que obsesionó al pintor mostrando sus deseos y fantasías. El propio Picasso había
impedido la realización de aquella muestra por razones ideológicas, pero ¿cómo alguien
pudo imaginar tremenda efervescencia y sexualidad?, la trayectoria de sus obras tuvo
distintas etapas y el sexo no estuvo nunca ausente, a veces se manifestó simbólicamente
y en otras irrumpe con desnudez y crudeza. El sexo en las obras de Picasso no es
exquisito ni culto, es elemental, es de hambrientos y de ortodoxos, increíblemente
machista, el hombre es el todopoderoso al que la mujer debe complacer.
Y justamente el burdel era el lugar indicado para este sexo, sin sentimientos, donde solo
se compra placer, inmune a la nostalgia. Estas imágenes de sexo prostibulario resultarían
monótonas, sin los alardes risueños que a menudo brotan de él, imágenes de jocunda
vitalidad. Les demoiselles d'avignon es la apoteosis en el burdel en las obras de Picasso.
Con el pasar de los años, la aspereza sexual de la juventud se va suavizando, como el los
lienzos de la dinastía del Minotauro, donde expone su sensualidad y bestialismo. En
cambio en la serie de grabados dedicados a Rafael, de fines de los sesenta, se muestra
una soterrada tristeza. Ahí está discurriendo no sólo la dichosa entrega de los jóvenes al
amor físico; sino también la melancolía del observador al que los años han puesto fuera
de combate, resignado a mirar el goce ajeno. Esta muerte del sexo y de virilidad, y la
muerte total, serían temas recurrentes en las últimas obras de Picasso.
El sexo frío
Victor Hugo, escritor francés, copuló a su esposa 8 veces en una noche, sin embargo
¿qué son ante las grandes proezas sexuales de los grandes fornicadores del mundo
animal? Gracias a Catherine Millet, crítica francesa, estas bestias sexuales tienen una
émula capaz de medirse con ellos.
Esta distinguida crítica de arte es más conocida actualmente por La vie sexuelle de
Catherine M., un ensayo sexual autobiográfico, el cual no es un estimulante sexual sino
una reflexión cruda y franca. Aquí la autora se inclina sobre su propia vida sexual, la cual
comenzó a los 17 años, un poco tarde para su generación pero luego recuperaría el
tiempo a un ritmo enloquecedor. La señora Millet se describe como tímida y dócil, que en
las relaciones sexuales encontró una forma de comunicación óptima con sus congéneres,
haciendo el amor en múltiples lugares y con múltiples personas, personas a las cuales
nunca cobró pues tomaba el acto sexual como una afición y placer, nunca como un
negocio. Hasta entonces el hombre hacía así el amor, y ese ensayo demostró que no es
así, quizá esa fue lo verdaderamente escandaloso que hubo en él. En esas páginas Millet
no alardea de su vasta experiencia. Por el contrario su individualismo es muy visible,
entonces ¿por qué lo hizo público? Parecería que para ver si así se entiende mejor ese
pozo oscuro de excesos. Lo que más desconcierta en esta memoria es la frialdad con la
que está escrito, la prosa es eficiente, pero esa frialdad traspasa a la materia, el sexo. La
señora Millet cuenta cómo pese a la diversidad de personas con las que tuvo sexo, nunca
se sintió tan realizada sexualmente como en la masturbación.
Este libro confirma que separando al sexo de las demás actividades, se vuelve monótono
y hasta deshumanizador. Una vida imantada por él, rebaja esta función a una actividad
orgánica primaria. Solo cuando la cultura lo adorna con rituales y ceremonias, el sexo
enriquece la vida y para ello es imprescindible que se conserven ciertos tabúes, de modo
que pueda ser gozado y vivido. La libertad irrestricta solo la banalizaría y la convertiría en
mero pasatiempo.
RESUMEN
La civilización del espectáculo no solo está acabando con la cultura, sino también está
acabando con el erotismo. Por ejemplo, en España hace unos años se propuso unos
talleres de masturbación, el cual busca liberar a esta práctica de los antiguos prejuicios
que tenía, con un intento fallido de la Fiscalía por reprobarlo. Estos talleres pueden ser de
gran avance en el desarrollo de la educación sexual, sin embargo las consecuencias
negativas estarían en el campo sexual, pues con la masturbación enseñándose en
talleres uno lo verá de manera más natural y banal, y no como la fuente de pasión que es.
Estos talleres seguirían esa carrera por la libertad sexual, empezada en el Mayo del 68,
eliminar los prejuicios de la vida sexual y libertad las comunidades reprimidas en este
entorno, como las mujeres u homosexuales. Esto trae más libertad y progreso en parte,
pero se equivocan al querer normalizar el sexo, pues es solo normal para los animales. El
sexo es descubierto por uno mismo y forma en gran parte la personalidad. No se le debe
volver algo social y normal, pues esto pasaría de la libertad del sexo a la banalización de
la misma, formando no una sociedad sana sino una aburrida y violenta. Nuestra
humanización y cultura embelleció esta práctica, volviéndolo en placer sublime y no algo
instintivo. Sin embargo el erotismo no solo está ligado a la libertad, sino también a la
violencia, pues puede sacar demonios internos a la luz y traer caos.
El autor cuenta que uno de los trabajos que más le gustaba, haya por los 50´s, era el de
ayudante de bibliotecario en el Club Nacional, pues al no haber libros, tenía tiempo libre
que invertía en escribir y leer muchos libros. Descubriendo ahí a varios autores de
literatura erótica antiguos pidiendo libertad, desarrollando la literatura libertina, desigual
pero con un fin común. Pero estos cometían el mismo error que los protestantes del mayo
parisino, una vida sexual con una libertad tan exagerada, que más que libertador, es
banalizador. También leyó varias narraciones del Marqués de Sade, y es que este no solo
mostraba sexo monótono, sino mostraba el lado sangriento y cruel de este.
En una entrevista que Jean-Jacques Lebel le hizo a Picasso, el último le mostro varios
cuadros suyos, en los que el erotismo estaba impregnado, sin embargo pasarían casi 60
años hasta que estos pudiesen salir a la vista del público. El mismo Picasso lo impidió por
razones ideológicas, y es que en sus obras el sexo se ha mostrado a veces
simbólicamente y otras veces con crudeza, pero siempre el erotismo estuvo en sus obras.
Un sexo elemental, sin tiempo para el amor y refinamientos, uno de hambrientos,
machista a más no poder. Por eso el burdel era el lugar ideal para ese sexo sin
exquisiteces, con placeres comprados, del cual a veces brotan imágenes de gran
vitalidad. Con el pasar del tiempo, los cuadros eróticos nos han mostrado la vitalidad y
energía sexual y jocosa de los adolescentes y jóvenes, como por ejemplo en cuadros del
Minotauro y su entrego al amor físico; y la tristeza y desesperanza de alguien a quien el
tiempo ha socavado su vida sexual, limitado a solo gozar con el goce ajeno. Esta muerte
sexual junto con la muerte real y física serían los temas de los últimos cuadros de
Picasso.
El sexo frío
Las hazañas sexuales de los humanos son nada comparado a las de los más grandes
fornicadores del reino animal. Sin embargo hay una persona que puede estar a la par e
incluso superar a estas bestias, Catherine Millet, una crítica de arte de Francia. Esta
señora publicó varios artículos, el más conocido es una autobiografía sexual La vie
sexuelle de Catherine M., el cual es un ensayo reflexivo sobre esta dimensión de la vida y
no mera literatura pornográfica. Aquí cuenta cómo empezó tarde su vida sexual, a los 17
años, y luego como iría haciendo el amor por todos lados, pues lo considera como una
forma efectiva de relacionarse con sus congéneres, ya que se describía ella misma como
un ser tímido y consideraba al sexo como una pasión, nunca como un negocio. Tiene una
prosa eficaz y además su manera fría y gélida de hablar del tema hace ver que si se
separa a la acción sexual de las demás acciones, lo vuelves banal e irrelevante, algo que
pasaría con un exceso de libertad.
CONCLUCIONES
El pintor en el burdel
Resulta interesante como Pablo Picasso ha reprimido una exhibición de una de las
grandes dimensiones de sus pinturas, el erotismo, por razones ideológicas, pues este era
comunista. Algo que el español dejo en claro es que el sexo siempre estuvo ahí, sutil o
violentamente. Se podría decir que Picasso es machista por la manera en la que retrata el
sexo en sus obras, como el hombre imperial sobre la mujer que debe ser complacida por
esta, sin embargo creo que es más por la forma de adquirir el placer sexual, pues esta
forma de pensar solo se ha demostrado en el sexo, (ello nos da a entender el ensayo), tal
vez el humillar a la mujer no es el objetivo, solo el placer del hombre, aunque este punto
es muy debatible. El prostíbulo, el mejor lugar para este tipo de sexo exento de
sentimientos y emociones, el mejor lugar para el sexo de Picasso, aunque a veces se le
adorna de jocosos sentimientos; no es algo desalmado, es un erotismo más allá de los
sentimientos. Y así como el español muestra este tipo de erotismo, también representa la
muerte sexual de los ancianos, el cuál seguramente el propio Picasso lo vivió y
comprendió esa diferencia entre la energética vida sexual de la adolescencia y juventud,
entre la deprimente de la senectud, esta desvitalización del sexo y de la vida en general.
El sexo frío
La señora Catherine Millet ha demostrado que un ser humano puede estar a la par en
récords sexuales con los demás animales, como hipopótamos o sapos. Declarando el La
vie sexuelle de Catherine M. cuenta su vida íntima, manteniendo la palabra íntima, no
hace alarde de su experiencia sexual y da una visión especial y fría sobre el sexo, sobre
su sexo, al considerarlo como una efectiva forma de correlacionarse y describirse como
una persona tímida, tiene una concepción diferente sobre la timidez y la sexualidad que
vivió justo durante la revolución de París, una de libertad sexual. Esta autobiografía más
sexual que erótica, confirma el punto que Vargas Llosa a estado recalcando a lo largo de
este capítulo y sus antecedentes, la liberación del sexo, preservando su naturaleza íntima.