Martim Lutero
Martim Lutero
Martim Lutero
Martín Lutero, nacido como Martin Luder,1 después cambiado a Martin Luther, como es conocido en
alemán (Eisleben, Alemania, 10 de noviembre de 1483-ibidem, 18 de febrero de 1546), fue un teólogo y
fraile católico agustino que comenzó e impulsó la reforma religiosa en Alemania y en cuyas enseñanzas
se inspiraron la Reforma protestante y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo.
Lutero exhortaba a la iglesia cristiana a regresar a las enseñanzas originales de la Biblia, lo que produjo
una reestructuración de las iglesias cristianas en Europa. La reacción de la Iglesia católica ante la reforma
protestante fue la Contrarreforma. Sus contribuciones a la civilización occidental se extienden más allá
del ámbito religioso, ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de
la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción. Su matrimonio con
Catalina de Bora, el 13 de junio de 1525, inició un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro
de muchas corrientes cristianas.2
Biografía
Primeros años
Retratos de Hans y Margarita Luder, padres de Martín, por Lucas Cranach el Viejo (1527).
La casa de Lutero, donde vivió entre los 14 y 17 años mientras asistía a una escuela privada en Eisenach.
Hijo de Hans y Margarethe Luder, Martín nació el 10 de noviembre de 1483 y fue bautizado al día
siguiente de la celebración de la festividad de san Martín de Tours, por lo que le dieron el nombre de ese
santo. En 1484 la familia se trasladó a Mansfeld, donde su padre dirigía varias minas de cobre.
Habiéndose criado en un medio campesino, Hans Luder ansiaba que su hijo llegara a ser funcionario civil
para darle más honores a la familia. Con este fin, envió al joven Martín a varias escuelas en Mansfeld,
Magdeburgo y Eisenach.3
En 1501, a los 18 años, Lutero ingresó en la Universidad de Erfurt, donde tocaba el laúd y recibió el
apodo de El filósofo.
Recibió el grado de bachiller en 1502 y una maestría en 1505, como el segundo de 17 candidatos.4
Siguiendo los deseos de su padre, se inscribió en la Facultad de Derecho de esta universidad. Pero todo
cambió durante una tormenta eléctrica el 2 de julio de 1505. Un rayo cayó cerca de él mientras
regresaba de una visita a la casa de sus padres. Aterrorizado, gritó: «¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré
monje!». Salió con vida y abandonó la carrera de Derecho, vendió sus libros con excepción de los de
Virgilio y entró en el monasterio agustino de Erfurt el 17 de julio de 1505.56
Johann von Staupitz, el superior de Lutero, concluyó que el joven necesitaba más trabajo para distraerse
de su excesiva reflexión, y ordenó al monje que comenzara una carrera académica.
En 1507 Lutero fue ordenado sacerdote y en 1508 comenzó a enseñar Teología en la Universidad de
Wittenberg. Lutero recibió su grado de bachiller en Estudios Bíblicos el 9 de marzo de 1508.
Durante esta época estudió el griego y el hebreo para profundizar en el significado y los matices de las
palabras utilizadas en las escrituras, conocimientos que luego emplearía para la traducción de la Biblia
judía.
Más tarde, Lutero definió y reintrodujo el principio de la distinción propia entre la Ley de Moisés y los
Evangelios que reforzaban su teología de la gracia. Como consecuencia, Lutero creía que su principio de
interpretación era un punto inicial esencial en el estudio de las Escrituras. Notó que la falta de claridad al
distinguir la Ley Mosaica de los Evangelios era la causa de la incorrecta comprensión del Evangelio de
Jesús en la Iglesia de su época, institución a la que responsabilizaba de haber creado y fomentado
muchos errores teológicos fundamentales.
Una indulgencia es la remisión (parcial o total) del castigo temporal que aún se mantiene por los pecados
después de que la culpa ha sido eliminada por absolución. En aquella época, cualquier persona podía
comprar una indulgencia,11 ya fuera para sí misma o para sus parientes muertos que permanecían en el
Purgatorio. El fraile dominico Johann Tetzel había sido reclutado para viajar por los territorios
episcopales de Alberto de Brandeburgo (arzobispo de Maguncia) vendiendo indulgencias. Con el dinero
obtenido por dicho medio, se esperaba financiar la edificación de la basílica de San Pedro en Roma,
Italia, y comprar un obispado para Alberto de Hohenzollern.
Lutero vio este tráfico de indulgencias no solo como un abuso de poder, sino como una mentira, que, no
teniendo base en las Escrituras, podría confundir a la gente y llevarla a confiar solamente en la mentira
de las indulgencias, dejando de lado el sacramento de la confesión y el arrepentimiento verdadero.
Lutero predicó tres sermones contra las indulgencias en 1516 y 1517. Una noche leyó un pasaje de la
Carta a los Romanos 1:16 y 17 que le llevaría a hacer la Reforma: Porque no me avergüenzo del mensaje
del evangelio porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en
primer lugar y luego a los griegos. Pues este mensaje nos muestra de que manera Dios nos libra de
culpa: es por fe y solamente por fe. Así lo dicen las Escrituras: El justo por la fe vivirá.1012 Pero su enojo
siguió creciendo y, según la tradición, el 31 de octubre de 1517 fueron clavadas las noventa y cinco tesis
en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas.13 Las tesis
condenaban la avaricia y el paganismo en la Iglesia como un abuso, y pedían una disputa teológica en lo
que las indulgencias podían dar. Sin embargo, en sus tesis no cuestionaba directamente la autoridad del
Papa para conceder indulgencias.14
Las noventa y cinco tesis de Martín Lutero15 fueron traducidas rápidamente al alemán y ampliamente
copiadas e impresas. Al cabo de dos semanas se habían difundido por toda Alemania y, pasados dos
meses, por toda Europa. Este fue uno de los primeros casos de la Historia en los que la imprenta tuvo un
papel importante, pues facilitaba una distribución más sencilla y amplia de cualquier documento.
Mientras tanto, Lutero escribió su Sermón sobre la indulgencia y la gracia y posteriormente tomó parte
en la convención agustina en Heidelberg, donde presentó una tesis sobre la esclavitud del hombre al
pecado y la gracia divina. En el curso de la controversia por las indulgencias, el debate se elevó hasta el
punto de que puso en duda el poder absoluto y la autoridad del papa, debido a que las doctrinas de
"Tesorería de la Iglesia" y la "Tesorería de los Méritos", que servían para reforzar la doctrina y práctica de
las indulgencias, se basaban en la bula Unigenitus (1343) del papa Clemente VI. En vista de su oposición
a esa doctrina, Lutero fue calificado de hereje, y el papa, decidido a suprimir sus puntos de vista, ordenó
llamarlo a Roma, viaje que no se realizó por problemas políticos.
Lutero, que antes profesaba obediencia implícita a la Iglesia, negaba ahora abiertamente la autoridad
papal y apelaba a que se celebrara un concilio. También declaraba que el papado no formaba parte de la
inmutable esencia de la Iglesia original.
Deseando mantenerse en términos amistosos con el protector de Lutero, Federico el Sabio, el papa
realizó un intento final de alcanzar una solución pacífica al conflicto. Una conferencia con el chambelán
papal Karl von Miltitz en Altenburgo, en enero de 1519, llevó a Lutero a decidir guardar silencio en tanto
así lo hicieran sus oponentes, escribir una humilde carta al papa y componer un tratado demostrando
sus respetos a la Iglesia católica. La carta escrita nunca fue enviada porque no contenía retractación
alguna. En el tratado que compuso más tarde, Lutero negó cualquier efecto de las indulgencias en el
Purgatorio.
Cuando Johann Eck retó a Carlstadt, un colega de Lutero, a un debate en Leipzig, Lutero se sumó a este
debate (27 de junio–18 de julio de 1519), en el curso del cual negó el derecho divino del solio papal y la
autoridad de poseer el "poder de las llaves", que según él había sido otorgado a la Iglesia (como
congregación de fe). Negó que la pertenencia a la Iglesia católica occidental bajo la autoridad del papa
fuera necesaria para la salvación, manteniendo la validez de la Iglesia Ortodoxa de Oriente. Después del
debate, Johann Eck aseguró que Lutero se vio forzado a admitir la similitud de su propia doctrina con la
de Jan Hus, quien había sido quemado en la hoguera.
La brecha se ensancha
Lutero a través de los acontecimientos
Lucas Cranach, Martín Lutero como monje agustino, 1520. Grabado calcográfico.
De esta forma, no había esperanzas de paz. Los escritos de Lutero circulaban ampliamente por Francia,
Inglaterra e Italia en 1519, y los estudiantes se dirigían a Wittenberg para escuchar a Lutero, quien
publicaba ahora sus comentarios sobre la Epístola a los Gálatas y su Operationes in Psalmos (Trabajo en
los Salmos).
Las controversias generadas por sus escritos llevaron a Lutero a desarrollar sus doctrinas más a fondo, y
su "Sermón en el Sacramento Bendecido del Verdadero y Santo Cuerpo de Cristo, y sus Hermandades"
extendió el significado de la eucaristía para el perdón de los pecados y el fortalecimiento de la fe en
aquellos quienes la reciben, apoyando además a que se realizara un concilio para restituir la comunión.
El concepto luterano de "iglesia" fue desarrollado en su Von dem Papsttum zu Rom (En el Papado de
Roma), una respuesta al ataque del franciscano Augustín von Alveld en Leipzig (junio de 1520); mientras
que su Sermon von guten Werken (Sermón de Buenas Obras), publicado en la primavera de 1520, era
contrario a la doctrina católica de las buenas obras y obras de supererogación (aquellas efectuadas por
encima de los términos de la simple obligación), mantenía que las obras del creyente son
verdaderamente buenas en cualquier llamado secular (o vocación) ordenado por Dios
La Nobleza Alemana
La controversia en Leipzig (1519) hizo que Lutero tomara contacto con los humanistas, particularmente
Melanchthon, Reuchlin y Erasmo de Róterdam, y que mantuviera relaciones con el caballero Ulrich von
Hutten, quien a su vez influyó al caballero Franz von Sickingen. Von Sickingen y Silvestre de Schauenburg
querían mantener a Lutero bajo su protección, invitándolo a su fortaleza en el caso de que no se sintiera
seguro en Sajonia a causa de la proscripción papal.
Bajo estas circunstancias de crisis y confrontando a los nobles alemanes, Lutero redactó A la Nobleza
Cristiana de la Nación Alemana (agosto de 1520), donde encomendaba al laicado, como un sacerdote
espiritual, la reforma requerida por Dios pero abandonada por el Papa y el clero. Por primera vez, Lutero
se refirió públicamente al Papa como el Anticristo.18 Las reformas que Lutero proponía no solo se
referían a cuestiones doctrinales, sino también a abusos eclesiásticos: la disminución del número de
cardenales y demandas de la corte papal; la abolición de los ingresos del Papa; el reconocimiento del
gobierno secular; la renuncia del papado al poder temporal; la abolición de los interdictos y abusos
relacionados con la excomunión; la abolición del peregrinaje dañino; la eliminación del excesivo número
de días santos; la supresión de los conventos de monjas, de la mendicidad y de la suntuosidad; la
reforma de las universidades; la abrogación del celibato del clero; la reunificación con los bohemios y
una reforma general de la moral pública.
El Cautiverio Babilónico
Lutero escribió polémicas doctrinales en el Preludio en el Cautiverio Babilónico de la Iglesia,
especialmente con respecto a los sacramentos.
En lo que se refiere a la eucaristía, apoyaba que se devolviera el cáliz al laicado; en la llamada cuestión
del dogma de la transustanciación, afirmaba la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la
eucaristía, pero rechazaba la enseñanza de que la eucaristía era el sacrificio ofrecido a Dios.
Con respecto al bautismo, enseñó que traía la justificación solo si se combinaba con la fe salvadora en el
receptor. Sin embargo, mantenía el principio de la salvación incluso para aquellos que más tarde cayeran
y se reivindicasen.
Sobre la penitencia, afirmó que su esencia consiste en las palabras de la promesa de exculpación
recibidas por la fe. Para él, solo estos tres sacramentos podían ser considerados como tales, debido a su
institución divina y a la promesa divina de salvación conectada con ellos. Estrictamente hablando, solo el
bautismo y la eucaristía son sacramentos, dado que solo ellos tienen un "signo visible divinamente
instituido": el agua en el bautismo y el pan y el vino en la eucaristía. Lutero negaba en su documento que
la confirmación, el matrimonio, la ordenación sacerdotal y la extremaunción fueran sacramentos.
la libertad cristiana
De manera análoga, el desarrollo completo de la doctrina de Lutero sobre la salvación y la vida cristiana
se expuso en su opúsculo La libertad cristiana (publicado el 20 de noviembre de 1520), donde exigía una
unión completa con Cristo mediante la Palabra a través de la fe, la entera libertad de un cristiano como
sacerdote y rey sobre todas las cosas externas, y un amor para con el prójimo.
La excomunión de Lutero
Primera página de la bula Exurge Domine, mediante la cual se le advirtió a Lutero que sería
excomulgado.
El Papa advirtió a Martín Lutero el 15 de junio de 1520, con la bula Exsurge Domine, de que se arriesgaba
a la excomunión, a menos que en un plazo de sesenta días repudiara 41 puntos de su doctrina
seleccionados de sus escritos. Cumplido dicho plazo, se rumoreaba que Eck había llegado a Meissen con
una prohibición papal, la cual se pronunció realmente el 21 de septiembre.19 En octubre de 1520 Lutero
envió su escrito En la Libertad de un Cristiano al papa, añadiendo la significativa frase: "Yo no me someto
a leyes al interpretar la palabra de Dios".20 El 12 de diciembre Lutero arrojó personalmente al fuego la
bula, la cual tomaba efecto en un plazo de 120 días, y el decreto papal en Wittenberg, defendiéndose en
su Warum des Papstes und seiner Jünger Bücher verbrannt sind y su Assertio omnium articulorum;
durante la quema de esa bula Lutero exclamó parafraseando el Salmo 9: Ya que has confundido la verdad
[o a los santos] de Dios, hoy el Señor te confunde a ti. Al fuego contigo.21 El papa León X excomulgó a
Lutero el 3 de enero de 1521 mediante la bula Decet Romanum Pontificem.22
La ejecución de la prohibición, sin embargo, fue evitada por la relación del papa con Federico III de
Sajonia y por el nuevo emperador Carlos V quien, viendo la actitud papal hacia él y la posición de la
Dieta, encontró contraindicado apoyar las medidas contra Lutero. Este fue a Worms diciendo que "Iría
allí aunque hubiese tantos demonios como
Dieta de Worms
Artículo principal: Dieta de Worms
El 3 de enero de 1521 fue publicada en Roma la bula Decet Romanum Pontificem, por la que el papa
León X excomulgaba a Lutero.23
El emperador Carlos V inauguró la Dieta imperial de Worms el 22 de enero de 1521. Lutero fue llamado a
renunciar o reafirmar su doctrina y le fue otorgado un salvoconducto para garantizar su seguridad.
Lutero se presentó ante la Dieta el 16 de abril. Johann Eck, un asistente del arzobispo de Tréveris,
presentó a Lutero una mesa llena de copias de sus escritos. Le preguntó a Lutero si los libros eran suyos y
si todavía creía en lo que esas obras enseñaban. Lutero pidió un tiempo para pensar su respuesta, el cual
le fue concedido. Lutero oró, consultó con sus amigos y mediadores y se presentó ante la Dieta al día
siguiente. Cuando se trató el asunto en la Dieta, el consejero Eck le pidió a Lutero que respondiera
explícitamente: "Lutero, ¿rechaza sus libros y los errores que en ellos se contiene?", a lo que Lutero
respondió: «Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón
—porque no le creo ni al papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado,
contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi
conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer
algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable». De acuerdo con la tradición, Lutero entonces
dijo estas palabras: «¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude!».24
En los siguientes días se hicieron conferencias privadas para determinar el destino de Lutero. Antes de
que la decisión fuese tomada, Lutero abandonó Worms. Durante su regreso a Wittenberg
desapareció.25
El emperador redactó el Edicto de Worms el 25 de mayo de 1521, declarando a Martín Lutero prófugo y
hereje, y prohibiendo sus obras.26
La desaparición de Lutero durante el viaje de regreso de Wittenberg fue planeada. Federico el Sabio
dispuso que una escolta enmascarada a caballo capturase a Lutero y lo llevase al castillo de Wartburg en
Eisenach, donde permaneció cerca de un año. Le creció una amplia y brillante barba, tomó el atuendo de
un caballero y se asignó el pseudónimo de Junker Jörg (Caballero Jorge). Durante este periodo de estadía
forzada, Lutero trabajó a paso firme en la traducción del Nuevo Testamento.
En sus ataques a Jacobus Latomus, avanzó en su visión de la relación entre la gracia y la ley, así como en
la naturaleza comunicada por Cristo, distinguiendo el objetivo de la gracia de Dios para el pecador, quien,
al creer, es justificado por Dios debido a la justicia de Cristo, de la gracia salvadora que mora dentro del
hombre pecador. Al mismo tiempo puso énfasis en la insuficiencia del «principio de justificación», en la
persistencia del pecado después del bautismo y en la inherencia del pecado en cada buena obra.
Lutero a menudo escribía cartas a sus amigos y aliados respondiendo o preguntándoles por sus puntos
de vista o por consejos. Por ejemplo, Philipp Melanchthon le escribió preguntándole cómo responder a
la acusación de que los reformistas renegaban del peregrinaje, del ayuno y de otras formas tradicionales
de piedad. Lutero le respondió el 1 de agosto de 1521: «Si eres un predicador de la misericordia, no
predicas una misericordia imaginaria, sino una verdadera. Si la misericordia es verdadera, debes padecer
el pecado verdadero, no imaginario. Dios no salva a aquellos que son solo pecadores imaginarios. Sé un
pecador y deja que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte, y
regocíjate en Cristo, quien es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados
mientras estemos aquí, porque en esta vida no hay un lugar donde la justicia resida. Nosotros, sin
embargo, dice Pedro (2ª Pedro 3:13), estamos buscando más allá un nuevo cielo y una nueva tierra
donde reine la justicia
Mientras tanto, algunos sacerdotes sajones habían renunciado al voto del celibato, en tanto que otros
atacaron la validez de los votos monásticos. Lutero en su De votis monasticis (Sobre los votos
monásticos) aconsejó tener más cautela, aceptando en el fondo que los votos eran generalmente
tomados «con la intención de la salvación o la búsqueda de justificación». Con la aprobación de Lutero
en su De abroganda missa privata (Sobre la abrogación de la misa privada), pero en contra de la
oposición firme de su prior, los agustinos de Wittenberg realizaron cambios en las formas de adoración y
suprimieron las misas. Su violencia e intolerancia, sin embargo, desagradaron a Lutero, que a principios
de diciembre pasó unos días entre ellos. Al regresar a Wartburg, escribió Eine treue Vermahnung... vor
Aufruhr und Empörung (Una sincera amonestación por Martín Lutero a todos los cristianos para
guardarse de la insurrección y rebelión). Aun así, Carlstadt y el ex-agustino Gabriel Zwilling demandaron
en Wittenberg la abolición de la misa privada y de la comunión bajo las dos especies, así como la
eliminación de las imágenes de las iglesias y la abrogación del magisterio
El 8 de abril de 1523, Lutero le escribe a Wenceslaus: "Ayer recibí a nueve monjas de su cautiverio en el
convento de Nimbschen". Lutero había decidido ayudar a escapar a doce monjas del monasterio
cisterciense en Nimbschen, cerca de Grimma en Sajonia, sacándolas del convento dentro de barriles.
Tres de ellas se marcharon con sus parientes, mientras que las otras nueve fueron llevadas a Wittenberg.
En este último grupo se encontraba Catalina de Bora. Entre mayo y junio de 1523 se pensó que la mujer
se casaría con un estudiante de la Universidad de Wittenberg, Jerome Baumgartner, aunque
probablemente su familia se lo negó. El Dr. Caspar Glatz era el siguiente pretendiente, pero Catalina no
sentía "ni deseo ni amor" por él. Se supo que se quería casar con Lutero o con Nicolás von Amsdorf.
Lutero sentía que no era un buen marido, ya que había sido excomulgado por el Papa y era perseguido
por el Emperador. En mayo o a principios de junio de 1525 se conoció en el círculo íntimo de Lutero su
intención de casarse con Catalina. Para evitar cualquier objeción por parte de sus amigos, actuó
rápidamente: en la mañana del martes 13 de junio de 1525 se casó legalmente con Catalina, a quien
afectuosamente llamaba "Katy". Ella se mudó a la casa de su marido, el antiguo monasterio agustino en
Wittenberg, y comenzaron a vivir en familia. Los Lutero tuvieron tres hijos y tres hijas:
Johannes, nacido el 7 de junio de 1526, quien posteriormente estudiaría leyes y llegaría a ser funcionario
de la corte, falleciendo en 1575.
Martín, hijo, nacido el 9 de noviembre de 1531, estudió Teología pero nunca tuvo un llamado pastoral
regular antes de su muerte en 1565.
Paul, nacido el 28 de enero de 1533, fue médico, padre de seis hijos y murió el 8 de marzo de 1593,
continuando la línea masculina de la familia de Lutero mediante Juan Ernesto, que se extinguiría en
1759.
Margaretha, nacida el 17 de diciembre de 1534, casada con el noble prusiano George von Kunheim, pero
falleció en 1570 a la edad de 36 años; es el único linaje de Lutero que se mantiene hasta la actualidad.
Cuando Lutero tradujo la Biblia al idioma alemán, la mayoría de la sociedad era analfabeta. La Iglesia
tenía el depósito del conocimiento, sus miembros eran estudiosos y educados, en contraste con la
sociedad analfabeta que adquiría sus conocimientos a través de la transmisión oral, la memorización y la
repetición de los textos bíblicos. Lutero hizo posible el acceso a la Biblia en alemán apoyado en el uso de
la imprenta. facilitando la propagación del protestantismo, aunque no fue el primero que imprimió la
Biblia en alemán, la cual tradujo de un manuscrito sagrado a la lengua materna de esa nación. De esta
forma escindió la Iglesia católica del pueblo alemán, y precursó la reforma protestante, que ocurrió
gracias a la impresión de la Biblia que Lutero había traducido. La intención de Lutero era que el pueblo
tuviera acceso directo a la fuente en lengua vernácula sin la necesidad de conocimientos de latín,
haciendo posible la interpretación libre de los textos sagrados. La traducción de la Biblia la inició durante
su estadía en el castillo de Wartburg en 1521. Estando escrita esta en latín medieval, Lutero la tradujo al
griego para posteriormente hacerlo al idioma alemán, con la ayuda de diccionarios en griego, latín,
hebreo y alemán. Este deseaba traducirla del griego al alemán, con la intención de hacerlas accesibles al
pueblo. Inicialmente solo incluyó el Nuevo Testamento, ya que los textos originales del Antiguo
Testamento no estaban escritos en latín o en griego. El Antiguo Testamento estaba escrito en hebreo y
arameo (idiomas que carecen de vocales en el sistema escrito; compuesto por letras consonantes).
Lutero utilizó una edición griega del Nuevo Testamento que originalmente fue escrita en griego por
Erasmo, texto que más tarde fue llamado Textus Receptus. Durante el proceso de traducción, Lutero
visitó pueblos y mercados cercanos con la intención de investigar el dialecto común de la lengua
alemana. Escuchaba a las personas hablar, para así poder transcribir en lenguaje coloquial. En efecto,
incorpora "elementos sintácticos y estilísticos cultos, pero sin perder la vena expresiva popular"27 La
traducción se publicó en septiembre de 1522, lo que causó gran conmoción en la Iglesia católica. Lutero
le dedicó la Biblia alemana a Federico El Sabio, a quien estimaba grandemente.
Lutero tenía una mala percepción de los libros de Ester, Hebreos, Santiago, Judas y del Apocalipsis.
Llamaba a la epístola de Santiago una "epístola de paja", encontrando que era muy poco lo que
apuntaba a Cristo y su obra salvadora. También tenía duras palabras para el Apocalipsis, del que decía
que no podía "de ninguna forma detectar que el Espíritu Santo lo haya producido".28 Creía tener
razones al cuestionar la apostolicidad de estos libros, debido a que la iglesia primitiva los catalogaba
como antilegomena, lo que significaba que no eran aceptados sin reservas, al contrario que los
canónicos. Aun así Lutero no los eliminó de su edición de las Escrituras. Lutero incluyó como apócrifos
aquellos pasajes que, encontrándose en la Septuaginta griega, no lo estaban en los textos masoréticos
disponibles en aquel entonces.
Debe puntualizarse que la Biblia de Lutero incluye el texto íntegro de 14 de estos documentos: la Oración
de Manasés, Tobías, Judit, el Resto de Ester, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, la Oración de Azarías, el
Cántico de los Tres Jóvenes, la Historia de Susana, la Historia de Bel, la Historia del Dragón, 1 Macabeos y
2 Macabeos. Así suelen usarla desde entonces la iglesia luterana, y los anabaptistas (congregados en
granjas comunitarias rurales). Si bien, siglos más tarde, se hicieron ediciones desprovistas de ellos en
demanda de grupos protestantes tardíos, así como ediciones católicas conservando los libros. Aquí se
ven los textos íntegros de esta Biblia.
La primera traducción completa al alemán, inclusive el Antiguo Testamento, se publicó en 1534 en seis
tomos y fue producto del esfuerzo común de Lutero, Johannes Bugenhagen, Justus Jonas, Caspar
Creuziger, Philipp Melanchthon, Matthäus Aurogallus y George Rörer. Lutero continuó refinando su
traducción durante el resto de su vida, trabajo que fue tomado como referencia para la edición de 1546,
el año de su muerte. Como se ha mencionado anteriormente, el trabajo de traducción de Lutero ayudó a
estandarizar el alemán del Sacro Imperio —lo que facilitaría la unificación de la nación alemana en el
siglo XIX— y es considerado como uno de los pilares de la literatura alemana. También tenía 117
grabados o ilustraciones del pintor y grabador Lucas Cranach el Viejo, amigo de Lutero, y fue impresa en
Wittenberg en 1534.29
Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan reconoció que habían recibido la Biblia por medio de la
Iglesia católica: «Estamos obligados a reconocer a los papistas que son ellos los que tienen la Palabra de
Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de esta».
En mayo de 1525 tuvo lugar en Wittenberg la primera ordenación evangélica. Lutero había rechazado la
visión católica de la ordenación como un sacramento. Un servicio de ordenación, con la imposición de
manos junto con una oración en un servicio congregacional solemne, era considerado suficiente.
Para suplir la falta de altas autoridades eclesiásticas debida a que muy pocos obispos adoptaron la
doctrina reformadora en tierras alemanas, Lutero sostuvo a partir de 1525 que las autoridades seculares
deberían tomar parte en la administración de la iglesia. Estas tareas no eran necesariamente exclusivas
de las autoridades seculares, y Lutero hubiera preferido que recayeran en manos de un episcopado
evangélico. Declaró en 1542 que los príncipes evangélicos solo serían "obispos de urgencia" y preconizó
que los poderes eclesiásticos pudieran ser ostentados por congregaciones cristianas,32 si bien decidió
esperar el curso de los acontecimientos y ver qué hacían los párrocos y estudiosos para que
descubrieran por sí mismos cuáles eran las personas apropiadas. Los resultados de su viaje a Sajonia
(1527-29) le hicieron ver que los párrocos y estudiosos no estaban preparados para tal responsabilidad,
siendo necesario que se mantuvieran las estructuras eclesiásticas tal y como fueran diseñadas al
principio de la Reforma.
Lutero tuvo especial interés por la educación. En sus diálogos con George Spalatin en 1524 se planeó un
sistema escolar, declarando que era deber de las autoridades civiles el proveer escuelas y el velar por
que los padres enviaran a sus hijos a ellas. También apoyaba el establecimiento de escuelas primarias
para la educación femenina.
Mientras tanto, las iglesias luteranas en Escandinavia y muchos estados bálticos mantuvieron el
Episcopado Apostólico y la sucesión apostólica, incluso aquellas que habían adoptado la teología
antipapista de Lutero.
La disputa de Marburgo (cuadro de August Noack hecho en el siglo XIX), que muestra el debate entre
Lutero y Ulrico Zuinglio en 1529.
Debido a los peligros de las medidas que se toman de la Segunda Dieta de Espira en 1529 contra el
protestantismo, y a la coalición del Emperador con Francia y el Papa, el Landgrave Felipe deseaba una
unión de todos los reformistas, pero Lutero se declaró opuesto a cualquier alianza que ayudara a la
herejía, aunque aceptó la invitación del Landgrave a asistir a un coloquio en Marburgo (1529) para
resolver las materias en controversia. En dicha dieta el 19 de abril de dicho año, 19 delegados, 5
príncipes y 14 ciudades protestaron contra la derogación de la tregua de tolerancia acordada en la Dieta
de Worms y por eso se les llamó protestantes a los partidarios de Lutero. En Marburgo, Lutero se
enfrentó a Ecolampadio, mientras que Melanchthon fue antagonista de Zuinglio. Aunque establecieron
una armonía no esperada en otros aspectos, no se pudo alcanzar un acuerdo en la Eucaristía. Lutero
rehusó llamar a sus oponentes "hermanos", aunque les deseaba paz y amor. Lutero estaba convencido
de que Dios había cegado los ojos de Zuinglio, por lo que no podía ver la doctrina verdadera de la Cena
del Señor. Con su habitual estilo polémico, Lutero denunció a Zuinglio y sus seguidores llamándolos
"fanáticos" y "demonios".
Los mismos príncipes habían suscrito los Artículos de Schwabach, respaldados por Lutero como una
condición para la alianza con él. Las bases de Lutero en materia de doctrina eucarística partían del
entendimiento simple y directo de las palabras de Cristo, si bien daba importancia al sacrificio corporal
de Cristo y al hecho de ofrecer ese mismo cuerpo a los comulgantes en la Eucaristía. Cuando Zuinglio
excluyó la posibilidad de la presencia real por la incapacidad de la naturaleza humana de Cristo para
bilocarse o estar en otra parte que no fuera un lugar concreto, Lutero reafirmó la integridad de la unión
hipostática: Cristo no está dividido y dondequiera que esté es Dios, incluso como hombre. Lutero citaba
como evidencia los tres modos de la presencia según Guillermo de Ockham: "local, circunscrita"
(estando en un lugar a la vez, ocupando espacio y teniendo peso), "definitiva" (desligado del espacio
pero estando donde se precise) y "repletiva" (llenando todos los espacios a la vez) para introducir la
probabilidad de que el cuerpo y la sangre de Cristo estén realmente presentes en la Eucaristía.34
Lutero sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe. Insistió en que los impíos e incluso
las bestias que toman y beben los elementos consagrados, comen y beben la sangre y el cuerpo de
Cristo, pero el beber y comer "indignamente" les sería juzgado (1ª Corintios 11:29). Aunque no
compartía la visión de que la Eucaristía fuese solo una simple conmemoración, reconoció la existencia de
una dimensión conmemorativa. En cuanto al efecto del sacramento en los creyentes, recordaba con
fervor las palabras "fue entregado por todos vosotros", poniendo así énfasis en la expiación y en el
perdón mediante la muerte de Jesucristo.
Este contexto político tuvo su dimensión teológica en la llamada cuestión de la desobediencia civil. Hasta
ese instante Lutero sostenía que de ningún modo desobedecería al Emperador, incluso si su decisión era
equivocada. De esa manera se opuso a cualquier alianza entre los príncipes, ya fuera ofensiva o
defensiva. Martín Lutero mantuvo esta actitud incluso ante la Liga de Esmalcalda. Pero su posición fue
cambiando poco a poco al escuchar la opinión de juristas que aseguraban que, en los casos de notoria
injusticia pública, las propias leyes imperiales otorgaban derecho de resistencia. Fue en 1531 cuando
aceptó la posibilidad de adoptar la desobediencia civil en su escrito Warnung an die lieben Deutschen
(1531), siempre y cuando se efectuara "por las causas correctas". Más tarde, en cartas escritas en 1539,
se retractaría de tales afirmaciones.
Con relación a esta participación de Lutero en la vida política se ha dicho36 que, si suele afirmarse que
Maquiavelo y los humanistas buscaron emancipar a la política de la teología, Lutero y los primeros
reformadores pretendieron emancipar a la teología de la política, despolitizando la religión. Sin embargo,
es precisamente por ello que Lutero quedaría convertido "forzosa y paradójicamente" en un pensador
político pues37:
Judensau de la Iglesia de Santa María en Wittenberg, hecho entre 1300-1470, mencionado por Lutero en
'Vom Schem Hamphoras'.
Las opiniones de Lutero sobre los judíos han sido descritas como antisemitismo racial por unos o
religioso por otros.38 En otros casos como antijudaísmo.39
En los inicios de su carrera pensaba que los judíos no habían creído en Jesús a causa de los errores de los
cristianos y de la proclamación de lo que para él era un evangelio impuro. Sugería que responderían
favorablemente al mensaje evangélico si se les presentaba de la forma adecuada. Cuando descubrió que
no era así, atacó con furia a los judíos.
En su Von den Juden und ihren Lügen (Sobre los judíos y sus mentiras), publicado en 1543, escribió que
debían realizarse contra los judíos acciones como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración,
prohibir predicar a los rabinos, «aplastar y destruir» sus casas, incautarse de sus propiedades, confiscar
su dinero y obligar a esos "gusanos venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos «para
siempre». Según la opinión del Dr. Robert Michael, parece que Lutero también aprobaba el asesinato de
judíos.40
Como sea el caso, lo cierto es que en ese libelo solicita a los estados alemanes que actúen tomando
como referencia estos puntos: "¿Qué debemos hacer, nosotros cristianos, con los judíos, esta gente
rechazada y condenada? Dado que viven con nosotros, no osamos tolerar su conducta ahora que
estamos al tanto de sus mentiras, sus injurias y sus blasfemias… En primer lugar, debemos prender fuego
a sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos fuego, para que
ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. Esto ha de hacerse en honor a nuestro Señor y a la
cristiandad, de modo que Dios vea que nosotros somos cristianos y que no aprobamos ni toleramos a
sabiendas tales mentiras, maldiciones y blasfemias a su Hijo y a sus cristianos… En segundo lugar,
también aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines
que en sus sinagogas… En tercer lugar, aconsejo que sus libros de plegarias (sidurim) y escritos
talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les
sean quitados… En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante se les prohíba a los rabinos enseñar
sobre el dolor de la pérdida de la vida o extremidad… En quinto lugar, que la protección en los caminos
sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades
dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni nada por el estilo… En sexto lugar, aconsejo que
se les prohíba la usura, y que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que luego
todo esto sea guardado en lugar seguro... En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o un hacha o
una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que
coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán."
Estas palabras duras como son, han hecho que muchos eruditos reconsideren la obra de Lutero bajo una
nueva perspectiva, por ejemplo, el historiador británico Paul Johnson, declaró que el libelo "Sobre los
judíos y sus mentiras" fue el «Primer trabajo del antisemitismo moderno y un paso gigantesco en el
camino hacia el Holocausto». De igual manera, los historiadores del nazismo no pueden dejar de señalar
que cuatro siglos después de haber sido escritos tales ensayos, los nazis los citaron para justificar la
llamada Solución Final. Incluso, algunos estudiosos como Simon y Schuster han atribuido el Shoa u
Holocausto directamente al antijudaísmo de Lutero.41 En cambio, otros investigadores, como Uwe
Siemon-Netto refutan ese punto de vista como una distorsión histórica.42
Ciertamente, el tema puede estar sujeto a debate; sobre todo, por el enorme peso histórico y religioso
que la obra de Lutero posee. Sin embargo, es innegable que para los filósofos del nazismo las ideas del
reformador allanaron el camino para la creación de los campos de exterminio. La recomendación
luterana de una “áspera misericordia” o scharfe Barmherzigkeit, que en términos llanos significó
“intolerancia absoluta” como "medida profiláctica" contra el judío fue tomada por los nazis como una
apología para su visión del mundo. Durante el juicio de Núremberg, el general de la SA, Gauleiter de
Franconia y Editor del periódico Der Stürmer, Julius Streicher defendió su causa cuando se le cuestionó
por el antisemitismo de sus artículos, diciendo: “Publicaciones antisemitas han existido en Alemania
durante siglos. Por ejemplo, un libro que yo tenía, y a la postre confiscado, fue escrito por el Dr. Martín
Lutero. Si este libro hubiera sido tomado en consideración por la fiscalía, seguramente hoy el Dr. Martín
Lutero estaría en mi lugar en el banquillo de los acusados. En este libro, “Los judíos y Sus Mentiras”, el Dr.
Martín Lutero describe a los judíos como hijos de víbora y recomienda prender fuego a sus sinagogas y
destruirlos.”43 La fiscalía difícilmente pudo rebatir tales pruebas.44
Desde la década de 1980, algunos organismos de la Iglesia Luterana han denunciado formalmente los
escritos antisemitas de Lutero. En noviembre de 1998, en el 60º aniversario de la Kristallnacht o la
"Noche de los Cristales Rotos" la Iglesia Luterana de Baviera emitió el siguiente comunicado: "Es
imperativo para la Iglesia Luterana, la cual ella misma está en deuda con la obra y tradición de Martín
Lutero, tomar seriamente sus pronunciamientos antijudíos, reconocer su influencia teológica, y
reflexionar sobre sus consecuencias para así distanciarse de cada expresión de antijudaísmo dentro de la
teología luterana".45
La más completa colección de los voluminosos escritos de Lutero es Weimar Ausgabe (Edición de
Weimar), que consta de 101 volúmenes infolio, aunque solo una fracción de estos escritos ha sido
traducida.
Algunos de sus libros explican cómo se establecieron las epístolas con su canonicidad, hermenéutica,
exégesis y exposición, y muestran cómo se integran los libros de la Biblia entre sí. Destacan entre ellos
los escritos sobre la Epístola a los Gálatas, en los cuales se compara a sí mismo al Apóstol Pablo en su
defensa del Evangelio (por ejemplo, el comentario en Lutero y la Epístola a los Gálatas
El estilo literario de Lutero era polémico, en parte porque cuando le apasionaba un tema llegaba a
insultar a sus oponentes. Al igual que otros reformadores era muy intolerante con otras creencias y con
los puntos de vista opuestos al suyo48 y esto puede haber exacerbado la Reforma protestante en
Alemania.
Sabiendo que su muerte era inminente, le agradeció a Dios por haberle revelado a su Hijo, en quien él
había creído. Sus compañeros Justus Jonás y Michael Coelius gritaron: «Reverendo padre, ¿está listo
para morir confiando en su Señor Jesucristo y confesando la doctrina que enseñó en su nombre?». Un
distintivo «sí» fue la respuesta de Lutero. Murió a las 2:45 del 18 de febrero de 1546 en Eisleben, la
ciudad donde nació. Fue enterrado en la iglesia del Palacio de Wittenberg, cerca del púlpito.5152
Su legado
Lutero fue el principal artífice de la Reforma Protestante, en la que tuvo un papel mucho más destacado
que otros reformadores. Gracias a la imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y ejercieron
influencia sobre otros muchos reformadores y pensadores, dando origen a diversas tradiciones
protestantes en Europa y en el resto del mundo.
Se ha alegado que en los territorios luteranos disminuyó mucho el poder absoluto de los reyes.[cita
requerida] Lo cierto es que “la influencia de la doctrina protestante sobre los planteamientos políticos ha
sido interpretada según criterios tan variados como para llegar a vincular al protestantismo tanto con la
implantación de regímenes democráticos como totalitarios o absolutistas. Una primera circunstancia a
tener presente es el hecho de que el protestantismo supuso una reformulación de las relaciones entre
Iglesia y Estado”.53 Católicos y protestantes sostuvieron entre sí terribles guerras religiosas. Un siglo
después de las protestas de Lutero, una revuelta en Bohemia provocó la guerra de los Treinta Años, un
conflicto entre católicos y protestantes que arrasó gran parte de Alemania.
"Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos 'luteranos', sino Cristianos. ¿Quién es
Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie. ¿Cómo podría, pues, beneficiarme a
mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Dejen, mis queridos
amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen que nos
llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene".5455
56575859
Por otro lado, se ha hablado de que "hasta tal punto fue un hombre contradictorio y poco sistemático
que cabría preguntarse si acaso Lutero habría sido «luterano», puesto que luteranismo implica
sistematismo y esto es algo difícil de encontrar en él".60 A pesar de ello, en la historicidad de la reforma
protestante, se fue designando el apelativo "luterano" y "luteranismo" para referirse a la doctrina
interpretativa y enseñanzas que Lutero hizo acerca del cristianismo. Este término fue usado de igual
forma por la Iglesia católica para referirse a los simpatizantes de las interpretaciones que Lutero tenía
respecto al cristianismo. No obstante, fueron consolidándose diversas iglesias autodenominadas
luteranas, y con ello se fue formando esa denominación cristiana.
Reforma protestante
Se conoce como Reforma protestante —o, simplemente, la Reforma— al movimiento religioso cristiano
iniciado en Alemania en el siglo XVI por Martín Lutero, que llevó a un cisma de la Iglesia católica para dar
origen a numerosas iglesias agrupadas bajo la denominación de protestantismo.
Otra denominación usada para este movimiento por algunos historiadores como Ricardo García-
Villoslada es el de Revolución Protestante.
La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos, pensadores y
políticos europeos buscaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la
Iglesia católica, además de negar la jurisdicción del papa sobre toda la cristiandad. El movimiento
recibirá posteriormente el nombre de Reforma protestante, por su intención inicial de reformar el
catolicismo con el fin de retornar a un cristianismo primitivo, y debido a la importancia que tuvo la
Protesta de Espira, presentada por algunos príncipes y ciudades alemanas en 1529 contra un edicto del
emperador Carlos V tendiente a derogar la tolerancia religiosa que había sido anteriormente concedida a
los principados alemanes.
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el de los
Alumbrados y la reforma del Cardenal Cisneros en España,1 y también el movimiento de la Devoción
moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo.
Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación
del sacerdote agustino Martín Lutero, que revisó la doctrina de la Iglesia católica según el criterio de su
conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó la teología sacramental católica que, según
Lutero, permitía y justificaba prácticas como la «venta de indulgencias», consideradas un secuestro del
Evangelio, el cual debía ser predicado libremente y no vendido.
La Reforma protestante dependió del apoyo político de algunos príncipes y monarcas para poder formar
iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los principales exponentes de
la Reforma protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.
El protestantismo ha llegado a constituir la segunda gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles
que actualmente supera los 900 millones.
En el siglo XVI se produjo una gran crisis en la Iglesia católica en Europa Occidental, debido a numerosas
acusaciones de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Fue la venta de indulgencias para
financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma lo que dio inicio a la Reforma protestante,
la cual provocaría finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos: una liderada por la Iglesia
católica, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la verdadera heredera de la
cristiandad occidental, expulsando cualquier disidencia y sujetándose a la jurisdicción del papa, y otra
mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su
mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo
idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al
papa, como máximo pontífice de la Iglesia católica, y los países que rechazaban la teología católica y la
autoridad de Roma y que recibieron el nombre común de protestantes. Dicha división provocó una serie
de guerras religiosas en Europa.
La Reforma protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las condiciones económicas y
sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico. Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al
comercio, además los burgueses eran partidarios del humanismo y de reformar la corrupción de la
Iglesia católica. Pero el grupo más importante en Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran
casi independientes y señores de numerosas tierras y vasallos campesinos, siempre estaban conspirando
contra la autoridad del emperador germánico, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a la alta
nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles más pobres y los segundones de las
grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XV, esta pequeña nobleza estaba completamente
arruinada y para recuperar sus ingresos, los pequeños nobles buscaban una oportunidad para
apoderarse de los bienes y las improductivas tierras de la Iglesia católica. La pequeña nobleza aprovechó
las ideas de los humanistas, que criticaban las excesivas riquezas, pompas y boatos de la Iglesia católica,
para proclamar que ella no tenía necesidad de propiedades e intentar apropiarse de sus cuantiosas
riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar y aprovechar las convulsiones
reformadoras.
Además, existía la figura del emperador del Sacro Imperio, uno de los poderes universales forjados en
mutua competencia durante la Edad Media (el otro era el papa), cuyo poder efectivo dependía de su
capacidad de hacerse obedecer en cada uno de los territorios, prácticamente independientes, y antes de
eso de ser elegido por los príncipes electores, unos laicos y otros eclesiásticos. También disponía de unas
funciones de dimensión religiosa indudable, que le permitía incluso convocar Dietas con contenido
organizativo e incluso doctrinal, como Carlos I de España hizo de hecho durante todo el proceso de la
Reforma protestante. Para algunos autores, la postura recelosa de los pueblos germánicos desde la alta
Edad Media (Concilio de Frankfurt, 794, frente al Concilio de Nicea II, 787) se había expresado también
en esas luchas entre pontificado e imperio,23 de una forma incluso protonacionalista, en la que Roma
era vista como
« … el último de los imperios paganos de la profecía y la representación del reino terrenal, en tanto que
la monarquía franca –por ejemplo- poseía la superior dignidad de rector y guía del pueblo de Dios».4
El fundador de la Reforma protestante fue el monje católico agustino alemán Martín Lutero, quien
ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos.
En el convento católico, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los
autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la
nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia. A partir de la
revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera
en emperador germánico en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua
contienda por la supremacía en los asuntos espirituales y temporales.
Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del papado, pero creó profundos antagonismos
entre Roma y el Imperio Germánico, que aumentaron durante los siglos XIV y XV. La animosidad
provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras
zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la
jurisdicción papal empezó con la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y
Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia católica en el control del
gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la
autoridad.
Las indulgencias
En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias,
concepto de la teología católica consistente en que ciertas consecuencias del pecado, como la pena
temporal del mismo, pueden ser objeto de una remisión o indulgencia concedida por determinados
representantes de la Iglesia y bajo ciertas condiciones. Esta institución se remonta al cristianismo antiguo
y tanto su práctica como su formulación han evolucionado a lo largo del tiempo.[cita requerida]
Muchos consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de
prácticas anticristianas fomentadas por el clero católico, pero será Lutero el primero que expondrá
públicamente su opinión contraria a la doctrina de las indulgencias.
Para Lutero, las indulgencias eran una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de
sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus noventa y cinco tesis, en las
que atacaba las indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe. Este
documento es conocido como las noventa y cinco tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la
Reforma Protestante.
Las noventa y cinco tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero
se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia católica. En algunos
lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la misma Iglesia católica. Por sus noventa y
cinco tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra lo que ellos
consideraban prepotencia de la Iglesia católica. Lutero arriesgaba además su vida, ya que podía ser
declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la hoguera.
La Reforma luterana
Al principio, la Iglesia católica no dio demasiada importancia a las ideas de Lutero, ni a sus ataques
contra la doctrina de salvación por las obras, pero muy pronto tuvo que reaccionar ante las noticias que
llegaban de Alemania, de que gran parte de la gente estaba desafiando la autoridad del papa.
Lutero continuó atacando las indulgencias y la doctrina que sustentaba tal práctica mediante escritos
que la imprenta difundía por toda Alemania. Lutero hacía un llamado a la nobleza alemana para que
negase obediencia al papa y apoyase la formación de una Iglesia alemana; afirmaba también que, de
acuerdo a la Biblia, todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y
negaba la jurisdicción suprema del papa sobre la cristiandad universal. Lutero criticaba así mismo los
sacramentos de la Iglesia católica, reduciéndolos a solo dos, que él pensaba eran bíblicamente
fundamentados y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre
la Iglesia católica. Esto iba más allá de la doctrina de la salvación por la fe y suponía una auténtica
amenaza para el catolicismo. Finalmente, el papa declaró a Lutero un hereje y lo excomulgó, es decir, lo
declaró separado de la comunidad de la Iglesia católica.
En 1521, el recién elegido emperador Carlos V de Alemania (Sacro Imperio Romano) (rey de España
como Carlos I) convocó una Dieta (asamblea de todas las autoridades del imperio) en la ciudad de
Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la misma para explicar su postura.
Muchos advirtieron a Lutero que se trataría de una trampa, pero Lutero estaba decidido a acudir pese a
todos los peligros. La Dieta se celebró y Lutero expuso su doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no
quedó convencido por Lutero y, en cambio, hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de
la Iglesia católica. A partir de entonces, la dinastía de los Habsburgo se convertirá en la primera
defensora de la Iglesia católica contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de
España, la defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española, durante
siglos.
La Dieta terminó y Lutero se dispuso a regresar a Wittenberg, pero en el camino de vuelta, fue
secuestrado por agentes de Federico III de Sajonia, que quería protegerle y que lo escondió con nombre
falso en el castillo de Wartburg.
El duque quería salvar a Lutero de posibles maniobras de la Iglesia católica, por lo que Lutero tuvo que
quedarse en el castillo y aprovechó ese tiempo para realizar su primera traducción al alemán de la Biblia.
Mientras Lutero estaba escondido, sus partidarios empezaron a interpretar sus doctrinas, en un sentido
que Lutero no había previsto, como producto de la doctrina de Lutero de la interpretación libre de las
Escrituras.
Varios seguidores de Lutero (pronto serían rechazados por el propio Lutero y denominados
«reformadores radicales») comenzaron a decir que se debían destruir todas las pinturas, estatuas e
imágenes religiosas, que los sacerdotes tenían el deber de casarse, y no solo afirmaban que la Iglesia
cristiana no debía tener propiedades, sino que, según la Biblia, todos los cristianos debían tener las
mismas propiedades y que, por lo tanto, se debía abolir la propiedad privada y repartir todos los bienes
entre los integrantes de la comunidad cristiana. De esta manera, corrientes radicales que apoyaban todo
esto, como el anabaptismo, fueron criticadas por Lutero y posteriormente combatidas por católicos y
protestantes por igual.
La alta nobleza reunió un gran ejército que derrotó brutalmente a estos protestantes radicales
sublevados en una sola batalla. La represión fue durísima y miles de protestantes fueron ejecutados con
extrema crueldad; entre los ejecutados se encontraba el dirigente más importante de esta reforma
radical, Thomas Müntzer.
Lutero apoyó desde un primer momento a la nobleza, ya que pensaba que su autoridad era legítima y
que su apoyo era indispensable para el triunfo de la reforma de la Iglesia cristiana. Durante estos años,
Carlos V no pudo intervenir en Alemania, pues debió proseguir sus guerras contra Francia y sus
campañas contra los turcos, pero en 1529 consiguió un periodo de paz con Francia que le permitió
ocuparse de la situación religiosa en Alemania.
En 1529, Carlos V convoca una Dieta en la ciudad de Espira y en ella intenta convencer a los nobles que
se han convertido al luteranismo, para que se sometan a la jurisdicción del papa, pero los príncipes y
señores luteranos se niegan y protestan en la convocatoria de la Dieta, y a causa de esta protesta los
católicos comenzarán a llamarlos con el nombre de protestantes.
En 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella intentó conseguir que los
luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una doctrina cristiana común que superase
la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo
Philipp Melanchthon. Los esfuerzos de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, pues Melanchthon se negó a
cualquier acuerdo y en su lugar los protestantes redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la
que exponían sistemáticamente los principios de su doctrina. Los católicos seguirían pronto su ejemplo,
redactando también su compendio doctrinal, de modo que la cristiandad occidental se había dividido
irremediablemente.
Lutero muere en 1546 mientras Carlos V preparaba en Alemania una campaña contra la liga de
Esmalcalda, defensora del protestantismo. Carlos V presentó su campaña no como una guerra contra los
protestantes, sino como un castigo contra los nobles que se habían rebelado contra su emperador; en su
ejército había, sobre todo, tropas españolas, pero también nobles protestantes que no se habían unido a
la liga y que permanecían fieles a Carlos V. El ejército de Carlos V derrotó a la liga de Esmalcalda en 1547
en la gran batalla de Mühlberg. Parecía que el triunfo de Carlos V era total y toda Sajonia fue ocupada
por las tropas del emperador germánico.
Carlos V se proponía ahora encontrar una solución a la división religiosa de Alemania, pero su triunfo
había asustado a todos los nobles de Alemania, tanto a los católicos como a los protestantes, que temían
que el emperador se volviera demasiado poderoso. Todos estos nobles van a formar posteriormente en
secreto una alianza contra Carlos V anulando las ventajas conseguidas por la victoria de Mühlberg.
En un momento en que Carlos V se encontraba en Alemania sin tropas españolas, los nobles alemanes
se rebelan contra él y el emperador tuvo que escapar hacia Italia, mientras su poder y autoridad se
derrumbaban en Alemania.
Carlos V se vio obligado a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó la paz de
Augsburgo. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que quisiera sin que el
emperador lo pudiese impedir (cuius regio eius religio); sin embargo, todos los vasallos de un noble
tenían que tener la misma religión. Finalizaba así el anhelo de Carlos V de mantener la unidad religiosa
en sus dominios.
La Contrarreforma católica
Durante aproximadamente 20 años, la Iglesia católica había visto cómo gran parte de sus fieles se
peleaban entre ellos en Europa, y obispos que dejaban de reconocer al papa como Primus inter pares o
como máximo pontífice de la Iglesia católica, y se separaban de Roma incluso algunos cardenales, en
consecuencia, hubo muchos católicos que requerían una reacción de la Iglesia que mejorase las
costumbres, corrigiendo los abusos que habían alimentado la Reforma protestante. A esta reacción de la
Iglesia católica ante el protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma
católica, aunque algunos historiadores consideran más preciso el término «Reforma católica».
Aunque muchos creían que era necesario reformarse, no sabían el modo de hacerlo. Pronto, se llegó a la
idea de que la mejor solución era convocar a un Concilio donde se pudiesen discutir las posibles
reformas. Carlos V presionaba también a los papas para que se convocase ese concilio con la esperanza
de que la Iglesia católica volviese a existir unificada, pero los papas desconfiaban de las pretensiones
políticas de Carlos V en Italia y no convocaron este concilio sino hasta 1545, reunión que sería conocida
como Concilio de Trento.
Las sesiones del Concilio de Trento duraron casi 17 años, ya que fueron interrumpidas muchas veces.
Varios papas se sucedieron en Roma en ese lapso y cuando dicho concilio finalizó, en 1562, ya había
muerto Carlos V.
El concilio se desarrolló sin la participación de los adherentes al emergente protestantismo (aunque fue
Lutero quien primero propuso la necesidad de un concilio, en 1518), debido a que ellos mismos se
negaron a participar, pues ya habían creado nuevas iglesias separadas del catolicismo.
En el Concilio de Trento se reformaron los abusos anteriores: se cuidó la formación de los obispos, se
establecieron medidas de disciplina para los sacerdotes y se crearon seminarios para que los nuevos
sacerdotes tuvieran una preparación religiosa adecuada para poder enseñar la fe católica.
Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina milenaria católica frente a las protestantes:
Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la Sagrada
Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia católica que junto con la Biblia forman parte del único
depósito de la fe).
La salvación es por gracia de Dios mediante la fe y las obras juntas (Decreto de la Justificación).
La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el cuerpo de Cristo y del vino
en su sangre, que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la cruz.
La veneración a las imágenes iconográficas y a las reliquias, muchas de ellas vinculadas al culto cristiano
de María (madre de Jesús) como virgen y a los santos fueron confirmadas como práctica cristiana, junto
a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una enorme importancia en el desarrollo del arte en las
iglesias católicas europeas, el llamado arte barroco será la expresión artística de la Contrarreforma
católica, con gran abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica.
Se unificaron los ritos de la Iglesia católica Occidental en uno solo, la Misa tridentina.
La Contrarreforma alimentó un renacer en el catolicismo, impulso que se manifestó en el reavivamiento
de antiguas órdenes religiosas, como la Orden de los carmelitas descalzos, reformada en España por
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los dos grandes escritores místicos de la península ibérica.
Pero la orden religiosa que más ayuda prestó a la Contrarreforma católica fue la Compañía de Jesús,
fundada por San Ignacio de Loyola, de la que se distinguieron varios teólogos participantes en el Concilio
de Trento.
Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó por los
problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró
canciller de Inglaterra.. Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la
primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello fue declarado «Defensor de la Fe» (Fidei Defensor) por el
papa León X tras publicar «La Defensa de los Siete Sacramentos» (1521),5 donde argumentaba con
vehemencia a favor de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de
Inglaterra se haya separado de la Iglesia católica a mediados del siglo XVI, no por aceptar o compartir las
ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa del rey Enrique VIII.6
Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de Inglaterra tras decretar el Acta de
supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se realizó
ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su gobierno, solo se prohibió a obispos y
sacerdotes ingleses tener relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la
Iglesia católica en beneficio de la Corona Real. A partir de esto emergieron, en Inglaterra, muchísimas
sectas.7
Al sucederle su hijo Eduardo con el nombre de Eduardo VI, con apenas 9 años de edad, se produjeron los
primeros avances efectivos de la reforma de la Iglesia de Inglaterra, pues se redactó el primer Libro de
Oración Común, que introdujo, gracias al trabajo del arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ciertos
cambios menores en la doctrina y sobre todo en la forma de celebrar la misa. Este libro fue la primera
expresión concreta de la reforma de la Iglesia de Inglaterra.
En 1553, Eduardo VI muere a la edad de 15 años, dejando como sucesora a Jane Grey (coronada el 10 de
julio de 1553), quien gobernó solo unos días. Se produjo una breve guerra de sucesión hasta que se
impuso como reina (con el apoyo de la mayoría) María I de Inglaterra, quien rápidamente abrogó las
reformas religiosas introducidas durante el reinado de Eduardo VI y sometió nuevamente a la
jurisdicción papal a la Iglesia de Inglaterra, en noviembre de 1554.
María murió en 1558 a los 42 años de edad y sin hijos, por lo que su media hermana, Isabel I de
Inglaterra fue proclamada reina. Isabel asumió el trono de Inglaterra tratando de mantener la unidad
nacional por sobre las diferencias religiosas, por lo que no mostró inicial apoyo a ninguno de los bandos
en disputa (protestantes y católicos), sin embargo, la política internacional y especialmente las
conspiraciones y rebeliones, la hicieron dar cada vez más apoyo al bando protestante.
Isabel restauró el Acta de Supremacía, por lo que los obispos partidarios de la supremacía católica fueron
depuestos y sustituidos, proclamó luego el Acta de Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de
la Iglesia de Inglaterra a utilizar el Libro de Oración Común (con aquellos pequeños cambios introducidos
por Cranmer) con su texto en inglés y no en latín. Todo ello dio espacio para la difusión de las ideas de la
Reforma protestante en Inglaterra, no obstante la moderación que en general siguió teniendo la Iglesia
de Inglaterra al conservar casi intacta su tradición medieval.
Debate sobre el bautismo en Zúrich en 1525. Al fondo a la izquierda dos anabaptistas (Felix Manz y
Georg Blaurock), en el centro los dos alcaldes; a la derecha Zwinglio y Jud. Dibujo de Heinrich Thomann.
En Suiza también se van a separar algunos territorios de la Iglesia católica; las ideas de Lutero llegaron
muy pronto a Suiza y aparecieron una serie de predicadores que criticaban la corrupción de la Iglesia
católica y defendían la creación de una «Iglesia» distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque
compartía muchas de las ideas de Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva «Iglesia»
cristiana y rechazaba el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el
mismo Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte en un combate contra los suizos
católicos.
Pero el principal foco de la Reforma protestante en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra, gracias a la
actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la Reforma protestante.
En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos expulsando a los
sacerdotes católicos, pero estos reformadores no sabían cómo organizar la nueva «Iglesia» que
pretendían crear ni tampoco tenían claro qué nueva doctrina querían establecer, por lo que llamaron a
una figura de prestigio dentro del campo protestante, que supiera cómo organizar la nueva Iglesia y diera
un contenido religioso claro, y llamaron a la ciudad a Juan Calvino.
Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades, entre ellas la de París; aunque
al principio acepta algunas de las ideas luteranas, muy pronto piensa que Lutero ha conservado
demasiadas cosas de la Iglesia católica que debían ser suprimidas. Calvino también opina que el hombre
debe acceder a la fe por medio de la lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos
los sacramentos de la Iglesia católica, incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las
imágenes debían ser eliminadas de los templos religiosos.
Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes religiosos debían
ser pastores elegidos por la congregación; pero la teoría religiosa más importante que Calvino predicó
como producto de su libre interpretación de la Biblia es la predestinación: según esta teoría el hombre
por sí mismo no puede hacer nada para alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes
de nacer Dios ya ha elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no puede hacer
nada para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres elegidos
para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que tienen riquezas y éxito
material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios.
Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que huir del Reino y
refugiarse en el extranjero. Ya empezaba a ser conocido entre los protestantes europeos como un
hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen organizador que sabía dirigir a los hombres, y por
esta razón fue llamado por los protestantes de Ginebra.
Cuando Calvino llega a Ginebra, toma la decisión de que si quiere imponer una nueva «iglesia» que
adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la ciudad; intenta dar órdenes al
consejo municipal, que termina por expulsarle de Ginebra.
Sin embargo, la situación en Ginebra continuaba sin aclararse, las autoridades de la ciudad eran
incapaces de organizar una «Iglesia» nueva y Calvino seguía teniendo partidarios en la ciudad; estos
partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para que permitan el regreso de Calvino a Ginebra
con la promesa de que no se entrometerá en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades
autorizan el regreso de Calvino a Ginebra en 1541.
Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía curiosidad por todas
las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y la religión. Como muchos hombres
de su tiempo estaba descontento con la Iglesia católica y rechazaba la doctrina católica milenaria. Servet
desarrolló sus propias ideas religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo
tenía naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del
cristianismo, que la Iglesia católica había condenado por herética en el siglo IV y que todos los
protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las universidades francesas y también en
la de París, donde conoció a Calvino. Allí Calvino comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español
al que consideraba un peligroso hereje.
A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se instaló como médico
en Vienne de Isère, localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo éxito como médico y llegó a adquirir
una respetable situación económica y fue en esos años cuando descubrió la circulación de la sangre.
Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió un libro sobre sus doctrinas acerca de
Jesucristo, que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.
Pero Servet cometió el error de escribir a Calvino en Ginebra enviándole ejemplares de su libro, y Calvino
en una carta lo denuncia a la Inquisición francesa católica. Sin embargo, Servet tenía amigos que le
protegieron y ayudaron a ocultar su imprenta, y la Inquisición católica renunció a investigar. Pero Calvino
envió las cartas que el propio Servet había escrito; las cartas eran una prueba irrefutable de que aquel
médico era el español Miguel Servet.
La Inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución sus amigos
ayudan a Servet a escapar. Servet no sabe la influencia política que Calvino tiene en Ginebra y comete el
tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad, creyendo que allí estaría seguro. En Ginebra,
Calvino lo reconoce y consigue que las autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere
que se juzgue a Servet y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la
ciudad y el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la ciudad que
se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la muerte en la hoguera.
La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se habían refugiado en
Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y
escaparon de la ciudad; el más famoso de estos refugiados fue Sebastián Castellion que desde el
extranjero denunció a Calvino por la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho
del hombre a tener sus propias opiniones; Castellion es considerado el padre de la libertad de
pensamiento en Europa.
Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con el gobierno de
la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno municipal y algunos de ellos
ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de Calvino.
Calvino quiso hacer de Ginebra la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso obligar a sus
habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron todos los bailes, se
prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos y representaciones teatrales, se
cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las borracheras, todos debían ser buenos cristianos a
la fuerza.
Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada solo al trabajo y a la oración. Pero Calvino
quería extender toda su comunidad cristiana por toda Europa y en Ginebra se fundaron escuelas
calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la ciudad; estos extranjeros debían
regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina calvinista.
El más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox, que consiguió que toda Escocia se
convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el
único país donde el calvinismo se convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en
Holanda y hubo importantes minorías calvinistas en Alemania, Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los
calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de hugonotes.
Pronto el Reino de Hungría tras la derrota se dividió en tres partes: una al Oeste controlada por los
germánicos, donde Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico fue coronado como rey húngaro; una región central controlada por los otomanos, y una
región oriental independiente en la forma del Principado de Transilvania, donde el conde húngaro Juan
Segismundo Szapolyai fungió de Príncipe. Szapolyai y toda Transilvania, si bien eran independientes, el
Estado era vasallo del Imperio otomano y el sultán decidía qué noble húngaro ocuparía el trono del
Principado y cuáles serían sus movimientos políticos principales.9
De esta forma el nuevo mapa húngaro tomó forma, y Transilvania y sus Príncipes se convirtieron en las
figuras representantes de Hungría, contraponiendo a la dinastía de los Habsburgo que por otra parte
portaba la corona del reino. Juan Segismundo Szapolyai se convirtió al protestantismo y comenzó a
albergar a todos los filósofos y religiosos checos y germánicos que huían del Imperio Germánico y de los
Habsburgo. La estrategia de Szapolyai y de los posteriores príncipes de Transilvania fue utilizar al
protestantismo como instrumento contra los Habsburgo fielmente católicos, de los cuales querían
deshacerse para así poder reunificar el reino húngaro dividido bajo la figura húngara de mayor
relevancia, el líder transilvano.
En el año de 1541 se publicó la primera traducción al húngaro del Nuevo Testamento, obra del monje
Juan Sylvester y luego en 1590 el pastor protestante Gáspár Károli publicó la primera Biblia completa en
húngaro, conocida como la Biblia de Károli. Los príncipes transilvanos promovieron las escuelas
protestantes, las cuales eran cada vez más populares en ciudades como Bratislava, Sopron, Szárlőrinc,
Sárvár, de igual forma como los asentamientos sajones en el Principado húngaro independiente. Al
mismo tiempo, el nuevo movimiento religioso protestante de Juan Calvino, conocido como calvinismo
continuó con la misión del luteranismo y pronto la región Nor-Este del Reino húngaro se sumergió a tal
punto en la nueva confesión religiosa, que la ciudad de Debrecen era denominada en aquella época «La
Roma Calvinista».
Uno de los pensadores protestantes más significativos fue el pastor húngaro Ferenc Dávid (1510-1579),
quien primero profesó el luteranismo y luego el calvinismo, posteriormente se volvió un gran defensor
del antitrinitarismo, es decir, no aceptaba la existencia de la Santísima Trinidad, y de esta manera, pronto
se convirtió en el fundador del unitarismo en Transilvania, agregando aún una confesión religiosa más al
gran mosaico existente en aquel tiempo. La diversidad religiosa en el Principado alcanzó tales niveles,
que el príncipe Juan Segismundo Szapolyai, de confesión protestante, aconsejado por sus religiosos,
convocó a la Gran Asamblea transilvana en la cual se sancionó el Edicto de Turda en 1568. Este
documento rezaba que todas las confesiones religiosas cristianas eran aceptadas por igual en el
Principado húngaro. Así, éste sería el primer Estado en el mundo en reconocer la diversidad de culto
cristiano: catolicismo, luteranismo, calvinismo y unitarismo.10
Posteriores príncipes como el barón húngaro Esteban Bocskai (1605-1606) y el conde húngaro Gabriel
Bethlen (1613-1629) fueron fuertes defensores del protestantismo en Transilvania y Hungría,
catapultando a los húngaros a un nivel cultural, socio-político y económico de desarrollo a la par con
Francia, el Imperio Germánico e Inglaterra. Ellos condujeron guerras de independencia contra los
Habsburgo, e inglusive Gabriel Bethlen participó en la guerra de los Treinta Años (1618-1648) apoyando
la confederación protestante.11
La situación religiosa en la región central del reino húngaro se inclinaba igualmente hacia el
protestantismo, pues ahí eran raramente vistos los sacerdotes católicos. Los predicadores protestantes
contaban con la protección de los otomanos, quienes en realidad no se entrometían en los conflictos
religiosos de los cristianos, sino que lo único que les importaba era que estos pagasen los impuestos a
los turcos. Como era de suponerse, en la región del reino húngaro bajo control germánico, el catolicismo
se mantuvo con gran fortaleza, y si bien los predicadores protestantes eran comunes, la influencia del rey
Habsburgo no permitía su predominancia.
Posteriormente los Habsburgo introdujeron en Hungría la contrarreforma católica, y la ardua labor de los
jesuitas como el cardenal Pedro Pázmány lograron la paulatina conversión de gran parte de la población
al catolicismo (sin embargo, Transilvania permanecerá, a grandes rasgos, protestante hasta la época
actual).
1517: 31 de octubre; Lutero clava las noventa y cinco tesis en el portal de la Iglesia del Castillo de
Wittenberg.
1520: 15 de junio; León X emite la Exsurge Domine bula en la que intima a Lutero a que se retracte de 41
de sus 95 tesis.
10 de diciembre; a la expiración del último día para la retractación de su tesis, Lutero quema
públicamente la bula papal.
Abril; Dieta de Worms; en presencia del emperador Carlos V, Lutero se niega a retractarse de sus
posiciones; pronuncia la famosa frase: «Aquí estoy, no puedo de otra forma».
En el camino de regreso de Worms, el votante Filippo de Sajonia monta un falso secuestro y lleva a
Lutero, a salvo, al Castillo de Wartburg. Aquí Lutero traduce el Nuevo Testamento al alemán.
1523: En Zúrich, disputa acerca de la predicación según las Escrituras, la misa y las imágenes.
1525: Los Doce Artículos de Memmingen expresan las demandas de los campesinos alemanes.
1529: 21 de febrero; la Segunda Dieta de Espira pone fin a la tolerancia de los luteranos en los territorios
católicos. Seis príncipes y catorce ciudades protestan contra la decisión, dando lugar al término
«protestante».
1-4 de octubre; los coloquios de Marburgo entre Lutero y Zuinglio marcan la división entre alemanes y
suizos sobre el tema de la Cena del Señor. Participaron las principales figuras del protestantismo. Lutero,
Brenz, Osiander y Melanchton se oponían a Zuinglio y Ecolampadio, en tanto que Bucero, Hedio y Capito
se esforzaron en conciliar a las dos partes.
1530: El teólogo luterano Philipp Melanchthon elabora las Confesiones de Augsburgo, la primera
exposición de la fe cristiana luterana presentada al emperador Carlos V en la Dieta de Augsburgo (de allí
el nombre) como un intento de reconciliación.
1531: 11 de octubre; Zuinglio muere en la batalla de Kappel.
1532: En el Sínodo de Chanforan (en los Valles Valdenses de Piamonte), los valdenses se adhieren a la
Reforma.
1534: El Parlamento inglés promulga el acto de supremacía que libera a la Iglesia inglesa de cualquier
subordinación al papado.
Nace una Iglesia anglicana, cuyo líder supremo es el rey Enrique VIII.
Guillaume Farel, reformador de Neuchâtel, se reúne con Calvino, al regresar de Ferrara, donde había
permanecido bajo la protección de Renata de Francia, y lo retiene en Ginebra para dirigir la Reforma.
Coloquios de Ratisbona, cuyo fracaso marca la división definitiva entre la Reforma y la Iglesia romana.
1542: El papa Pablo III con la bula Licet ab initio instruye a la Inquisición romana.
Bernardino Ochino y Pietro Martire Vermigli, este último prior del monasterio de San Frediano en Lucca,
se escapan de Italia.
Hasta 1590, huyeron de Lucca a Ginebra varias familias de notables locales que se habían unido a la
Reforma. Entre ellos, los Diodat, los Zanchi, los Burlamacchi, y los Turretini.
1549: Pier Paolo Vergerio, obispo de Capodistria, se retira a los Grigiones para escapar de un proceso
inquisitivo con la acusación de herejía protestante.
1553: Condena por herejía y ejecución del antitrinitario Miguel Servet en Ginebra.
1555: Paz de Augsburgo. Las divisiones territoriales existentes en el Sacro Imperio Romano se reconocen
con el principio «Cuius regio, eius religio».
1559: El teólogo John Knox, después de pasar algunos años en el exilio en Ginebra, regresa a Escocia
para dirigir la Reforma, e instituye la Iglesia Presbiteriana (calvinista).
1561: El 5 de junio, con los Acuerdos de Cavour, los Saboya garantizan a los valdenses la oportunidad de
profesar públicamente su fe en los territorios de sus valles.
Entre mayo y junio, se lleva a cabo la masacre de los valdenses de Calabria en el actual municipio de
Guardia Piemontese.
1562: Estallan las guerras de religión en Francia, que se extenderán hasta el Edicto de Nantes (1598).
1563: Bajo el reino de Elisabeth I, se publican los «39 Artículos de Religión», una confesión de fe
fundamental de la Iglesia Anglicana.
30 de junio; el papa Pío IV aprobó los decretos del Concilio de Trento concluidos el año anterior.
1572: 24 de agosto; durante la Cuarta Guerra de Religión, tendrá lugar la masacre de 20,000 hugonotes
en la noche de San Bartolomé.
1598: El Edicto de Nantes pone fin a las guerras de religión en Francia, declarando la religión del Estado
el catolicismo y, al mismo tiempo, concediendo una serie de derechos los hugonotes, incluida la libertad
de culto (con la excepción de París y algunas otras ciudades).