Jimena y El Sapo
Jimena y El Sapo
Jimena y El Sapo
Jimena, esta vez de la mano de su abuelo, se acercó a ver lo que había. ¡Un
sapo! ¡Era un sapo enorme!
- ¡No tengas miedo! - le dijo su tío, y con cuidado metió al sapo en un cubo.
- ¡Adiós Sapón! - gritó Jimena un poco triste, pero a la vez contenta por dejar
al sapo en libertad.
Todos vieron cómo Sapón saltó a una piedra en medio del río y se volvió a
mirar al grupo: parecía estar agradecido.
Comieron una rica paella que había preparado el tío Miguel. Después, Jimena
jugó con sus primos dándose un baño con la manguera, armando un gran
jolgorio; estuvo toda la tarde jugando, y entrada la noche sus tíos hicieron una
deliciosa barbacoa que le supo de rechupete.