Resumen Sentencia Del Lunes

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HECHOS:

1. El Instituto de Desarrollo Urbano – IDU- adelantó la licitación pública


mediante la cual adjudicó el Contrato de Obra No. 127 de 2006 al
Consorcio Desarrollo Urbano, cuyo objeto consistió en el mantenimiento y
la rehabilitación de la malla vial del distrito capital, para la fase I del grupo 1,
correspondiente a la zona de Engativá y Usaquén

2. Se priorizaron los tramos asignados para construcción y rehabilitación, los


cuales, según narró el Consorcio, requirieron recursos por montos
superiores a los inicialmente presupuestados por el IDU y le impusieron
nuevas actividades de diseño, lo que llevó a una mayor permanencia en
obra y a la sobreejecución del gasto administrativo.

3. El Consorcio solicitó que se declarara que el IDU incurrió en el


incumplimiento del contrato, en la violación del principio de planeación
contractual, que causó la ruptura del equilibrio económico y que obró de
manera exorbitante al realizar las modificaciones.

4. Como consecuencia, solicitó que se impusiera condena por los intereses


del pago tardío y por los mayores costos y gastos en que incurrió.
LA DEMANDA
- el Consorcio Desarrollo Urbano y sus integrantes en ejercicio de la acción
contractual, solicitaron que se hicieran las siguientes declaraciones y
condenas contra el Instituto de Desarrollo Urbano – IDU.
DECLARARSE QUE EL INSTITUTO DE DESARROLLO URBANO
- incumplió con su obligación de planeación y de entregar estudios definitivos
que permitieran la estructuración de la oferta a cargo del CONSORCIO
DESARROLLO URBANO
- alteró las condiciones del contrato en perjuicio del CONSORCIO
DESARROLLO URBANO, de manera injustificada y sin tratarse del
ejercicio de una exorbitancia de la administración.
- IDU generó el rompimiento del equilibrio económico del contrato No. IDU-
127 de 2006
- indemnizar al CONSORCIO DE DESARROLLO URBANO por las sumas
que debió cancelar e invertir en el objeto del contrato IDU 127 de 2006
HECHOS DE LA DEMANDA
1. Previa licitación pública IDU-LP-DTM-028 de 2006, se suscribió el contrato
No. 127 de 2006 entre el IDU y el Consorcio Desarrollo Urbano, cuyo objeto
contractual consistió en las “INTERVENCIONES INTEGRALES A LA
MALLA VIAL LOCAL DEL GRUPO VIAL FASE 1, GRUPO 1
(LOCALIDADES DE USAQUÉN Y ENGATIVÁ)”, por un valor inicial de
$17.577’375.952.
2. El contrato 127 de 2006 fue adicionado en cuatro oportunidades, en virtud
de sendos acuerdos contractuales que incrementaron el plazo de ejecución
de 14 a 26 meses y adicionaron el monto del contrato hasta llegar a un
valor total de $25.121’143.400.
3. el IDU clasificó los tramos de acuerdo con las actividades que se debían
adelantar -de mantenimiento o de rehabilitación- y especificó que en los
segmentos priorizados como tramos rojos, que eran inicialmente los de
menor cantidad, se requerían las actividades de diseño y construcción.
4. Según narró el demandante, por fallas del IDU en el deber de planeación se
produjeron afectaciones y variaciones de importancia para el contratista,
por la modificación de los tramos incorporados, los cuales en su mayoría
quedaron asignados en los tramos rojos
5. como consecuencia de la suscripción del otrosí No. 4 y de los contratos
adicionales No. 1 y No. 2, durante el plazo comprendido entre el inicio del
contrato (13 de marzo de 2007) y la fecha de suscripción del otrosí No. 4
(12 de octubre de 2007), transcurrieron siete (7) meses durante los cuales
el Consorcio únicamente pudo ejecutar labores de mantenimiento y no de
rehabilitación, a lo cual se le añadió que, con ocasión de la suscripción del
otrosí No. 4, el contratista se vio obligado a realizar actividades de estudios
y diseños no previstas inicialmente en el contrato, teniendo todo lo anterior
como causa la falta de planeación por parte del IDU y la no entrega de los
diseños para las actividades de rehabilitación.
6. el demandante narró que puso de manifiesto a la interventoría que el área
de las vías a diseñar aumentó en más del trescientos por ciento (300%) por
encima de lo presupuestado

CONTESTACION DE LA DEMANDA

el IDU admitió parcialmente algunos de los hechos y negó otros, por cuanto
destacó que en el pliego de condiciones IDU-LP-DTM-028-2006 se advirtió de
manera expresa que la intervención de los segmentos viales que formaban parte
de la fase I, anexo 11, podían ser modificados por esa entidad y resaltó que en
dicho pliego de condiciones se encontraba prevista la posibilidad de que el
contratista tuviera que actualizar los estudios y diseños en el curso del contrato

El IDU afirmó que el contratista no cumplió con la entrega de los diagnósticos y


diseños dentro del plazo convenido, circunstancia que retrasó sin razón aquellas
obras de mantenimiento y rehabilitación que no requerían la presentación de un
diagnóstico, lo cual conllevó el correspondiente retraso de las obras que
correspondían a los tramos rojos.

PRIMERA INSTANCIA

la sentencia estableció los hechos probados de la etapa precontractual, observó


que el numeral 4.2. del pliego de condiciones indicó que los tramos a intervenir
estaban descritos en el anexo 11 y que en el punto 4.6. del mismo pliego de
condiciones se advirtió que el IDU podía incluir tramos rojos adicionales,
“diferentes a los relacionados en el Anexo 11

El Tribunal a quo hizo constar que en el pliego de condiciones se advirtió:


“Quedará a discreción del IDU incorporar, retirar, autorizar y priorizar
la intervención de los segmentos para que sean objeto de cualquiera
de las actividades de diagnóstico, diseño, rehabilitación,
construcción y mantenimiento”.

Concluyó que bajo las reglas anteriores no se podía configurar para el contratista
ningún imprevisto por los cambios en la intervención de las vías; precisó que la
variación de cantidades de obra fue una circunstancia que afrontó el IDU
adicionando el presupuesto y acordando las modificaciones al contrato, como
consecuencia directa de las estipulaciones del pliego de condiciones de la
licitación pública.
RECURSO DE APELACION

Inconforme con la decisión de primera instancia, el consorcio demandante


presentó y sustentó el recurso de apelación el 23 de marzo de 2019.

Expuso que se había previsto la posibilidad de modificar la intervención de los


segmentos viales, pero ello no podía llevar a la modificación “al libre arbitrio” por
parte del IDU, interpretación que se debió adoptar, con base en la regla del pliego
de condiciones, según la cual los estudios y diseños nuevos se pagarían por metro
cuadrado, de conformidad con los precios unitarios pactados, “ diferentes a los
relacionados en el anexo 11

El apelante indicó (se transcribe de forma literal):


“Volviendo a la idea principal del anterior argumento, la Sala parte
del error fáctico al considerar que el contratista estaba en capacidad
para presentar observaciones al contenido del anexo 11 durante la
licitación pública, cuando el mismo pliego estipuló que el numeral
4.7 que el diagnóstico de estos tramos debía realizarse en la etapa
de preconstrucción del contrato. Por ende, era imposible que el
Consorcio se anticipara a esta etapa contractual en la fase de
observaciones…”
Agregó que la interpretación del Tribunal a quo desconoció no solo el principio de
planeación sino también el de transparencia y buena fe contractual.

En el mismo acápite del recurso, el demandante puntualizó que el Tribunal a quo


faltó a su deber de pronunciarse sobre todas las pretensiones de la demanda,
dado que no realizó consideraciones sobre los intereses de la financiación de las
corporaciones financieras y del Banco de Occidente (pretensión 5.2.2.) ni en
relación con cada uno de los sobrecostos discriminados en las pretensiones de los
puntos 5.2.5 a 5.2.10 de la demanda.
ALEGATOS DE CONCLUSION EN LA SEGUNDA INSTANCIA
En su oportunidad para alegar, el Consorcio Desarrollo Urbano, obrando como
apelante, insistió en que no era de recibo la interpretación del Tribunal a quo en
cuanto entendió las facultades indicadas en el pliego de condiciones, de
“incorporar, retirar, autorizar y priorizar” las intervenciones, como una potestad de
modificar “a su libre arbitrio” el anexo 11.
Indicó que el Tribunal a quo ha debido advertir que existió una variación del objeto
contractual, por la modificación significativa de los segmentos viales a intervenir, y,
por otra parte, puntualizó que la sentencia de primera instancia dejó de considerar
que existió un “número mayor de tramos rojos, en consecuencia mayor tiempo
para su ejecución”

DEL ALEGATO PRESENTADO POR EL IDU SE DESTACA LO SIGUIENTE:

Acerca del silencio que guardó el Consorcio en la etapa precontractual, el IDU


advirtió que era responsabilidad del contratista conocer no solamente el contenido
literal del pliego sino también el fondo sustancial de los riesgos y obligaciones que
asumiría.
Concluyó que el demandante no cumplió con la carga de la prueba requerida para
acreditar el supuesto incumplimiento ni el desequilibrio contractual alegado.

El Ministerio Público guardó silencio en segunda instancia.

CONSIDERACIONES

1. Jurisdicción y competencia
Las controversias planteadas en el presente proceso se generaron en desarrollo
del Contrato No. 127 de 2006, celebrado entre una entidad pública, esto es, el
Instituto de Desarrollo Urbano – IDU y el Consorcio Desarrollo Urbano, contrato
regido por las normas del Estatuto de Contratación Estatal contenido en la Ley 80
expedida en 1993.
Por otra parte, la demanda se presentó en vigencia de la Ley 1437 de 2011
(CPACA), lo que reafirma la jurisdicción y competencia para conocer del presente
asunto, teniendo en cuenta que el artículo 104 del CPACA, aplicable a los
procesos que se presentaron a partir de 2 de julio de 2012, prescribe que la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo se encuentra instituida para juzgar
las controversias y litigios originados en los contratos.

2. Oportunidad en el ejercicio de la acción


En tanto la caducidad constituye un presupuesto procesal de imperativa
observancia para el ejercicio del medio de control, procede la Sala a efectuar el
análisis correspondiente, el cual se debe desplegar, de conformidad con el artículo
136 del CCA, por cuanto era la norma que estaba vigente para la fecha en que
empezó a correr el término respectivo
Se precisa que, faltando cinco días para el vencimiento del término, el 5 de
septiembre de 2013 se radicó la solicitud de conciliación extrajudicial según consta
en el acta de 20 de noviembre de 2013, expedida por la Procuraduría Novena
Judicial II para asuntos administrativos.

Por tanto, de acuerdo con lo establecido en la Ley 640 de 2001, el término de


caducidad se suspendía por el lapso de 3 meses o hasta la fecha del acta que
declaró fallida la conciliación, lo que ocurrió primero, de manera que la caducidad
volvió a correr por cinco días, el 21 de noviembre de 2013, habiéndose
presentado la demanda el 22 de noviembre de 2013, es decir, de manera
oportuna, antes del vencimiento del término fijado en el literal c) del numeral 10
del artículo 136 del CCA.
de manera que la caducidad corrió, vencido el plazo para la liquidación (cuatro
meses para la liquidación bilateral y dos más para la liquidación unilateral) por dos
años, es decir, desde el 15 de noviembre de 2009 hasta el 15 de noviembre de
2011, habiéndose llegado a un acuerdo de liquidación, con salvedades, el 9 de
septiembre de 2011, antes de que ocurriera la caducidad de la acción.
3. El principio de planeación se traduce en un deber y en una carga para las
partes – el principio de planeación es bifronte

las entidades públicas están obligadas a respetar y cumplir el principio de


planeación, en virtud del cual resulta indispensable la elaboración previa de
estudios y análisis suficientemente serios y completos.
La Ley 80 de 1993, en su artículo 25, se refirió a las actividades de la debida
planeación en la contratación, como expresión del principio de la economía, al
amparo de lo cual se dio mayor fuerza e identidad del principio de planeación en
toda la contratación estatal.

Bajo esa disposición, el manejo presupuestal se hizo más flexible, pero a la vez,
más exigente, desde la perspectiva de la cuantificación de posibles imprevistos o
cambios en las condiciones del contrato.

la Sala considera procedente mencionar la sentencia C-300 del 25 de abril de


2012, en la cual la Corte Constitucional se refirió al principio de planeación en la
contratación pública frente al estudio de las adiciones permitidas en el contrato de
concesión por virtud del artículo 28 de la Ley 1150 de 2007, oportunidad en la cual
declaró exequible de manera condicionada la norma demandada en cuanto
permitía la adición de nuevas obras.

Frente a las controversias relacionadas con el principio de planeación y el derecho


a pedir el restablecimiento de la ecuación económica del contrato, el Consejo de
Estado, en jurisprudencia que el Tribunal a quo acogió en el presente proceso y
que ahora se reitera, observó:

“También resulta pertinente traer a colación para decidir el presente


asunto, los razonamientos realizados por la Sección Tercera en el
sentido de que los inconvenientes derivados de la inobservancia del
principio de planeación por parte del contratista, a quien también le
resultan exigibles severas cargas de diligencia, rigor y seriedad a la
hora de estructurar las ofertas que presenta ante las entidades
estatales, que conducen a deficiencias en la configuración
económica de la propuesta que le privan de obtener las utilidades
que esperaba alcanzar como resultado de la ejecución del contrato,
no pueden escudarse tras el ficticio ropaje de desbalances
sobrevenidos en la ecuación financiera del negocio, pues en tal tipo
de eventos las circunstancias en cuestión debieron haber sido
previstas y planificadas por el contratista como experto y conocedor
de las artes o actividades en el marco de las cuales ofrece sus
servicios a la entidad estatal1”.
- Se puede afirmar que el principio de planeación en la contratación pública
es bifronte, es decir, se traduce en una carga tanto para la entidad estatal
como para el contratista, respecto de aquellos aspectos que compete definir
a cada parte.

1
- La exigencia de obrar de acuerdo con el principio de planeación se predica
en la formación del contrato y, de la misma forma, en la negociación de sus
modificaciones y adiciones.
- Dentro del marco de la colaboración que compete al contratista se
encuentra igualmente sometido a respetar el principio de planeación, es
decir, el contratista tiene la carga de analizar la suficiencia y consistencia de
los estudios previos y de los precios presupuestados, en orden a definir su
participación en la licitación y el contenido de su oferta; se entiende que es
una carga, en el sentido de que el contratista no podrá desconocer los
términos y condiciones que aceptó y mucho menos aquellos que negoció
con la entidad pública
Es común que el contratista sea el encargado de elaborar los análisis de precios
en forma consistente con los costos, en el caso de proponer las adiciones y
modificaciones al contrato, de manera que, en ese evento, como conocedor de la
contratación en curso, se le exige definir con suficiencia los requerimientos de
plazo y valor, por ello, respecto del contratista, se predica

Debe advertirse que las fallas en la planeación del contrato pueden o no generar
un incumplimiento, como, por ejemplo, frente a la insuficiencia de recursos para
atender oportunamente los pagos.
Frente a las condiciones de equilibrio económico, se le impone al contratista la
fuerza vinculante de sus negociaciones, especialmente cuando estuvo a su cargo
la debida planeación de los montos y plazos requeridos para terminar la obra o
gestión contratada, de manera que no podrá alegar posteriormente el hecho
imprevisto que ya había ocurrido cuando impulsó los requerimientos y los nuevos
análisis de precios, para modificar el contrato.
Por último, en relación con la carga de la prueba, resulta útil reiterar que el método
más adecuado para establecer y probar el desequilibrio económico debe partir de
la identificación de la ecuación financiera de equilibrio contractual sobre la cual se
estructuró el contrato y tiene que pasar por la comprobación de causas que se
invocan y demostrar el efecto económico real sobre la ejecución del contrato.
5. El caso concreto
- 5.1. Análisis del pliego de condiciones
El pliego de condiciones de la licitación pública IDM-LP-DTM-028 de 2006
estableció los presupuestos oficiales para cada grupo de obras y determinó la
evaluación de propuestas con base en los índices representativos que debían ser
ofrecidos con referencia a los respectivos presupuestos, dentro de un rango
predeterminado, de manera que resulta cierto que el IDU definía completamente
los precios, a lo cual se agrega que la competencia para la adjudicación no se
centraba en el menor precio.
Sin embargo, en el pliego de condiciones se dejó establecido con claridad que,
para la formación de los precios, los valores unitarios y globales definidos en los
anexos del pliego de condiciones contemplaban todos los costos directos y los
costos indirectos en que podía incurrir el contratista, tal como se observó en el
punto 2.2.9 del aludido pliego, así: (se transcribe de forma literal):

“ (…) los valores unitarios y globales propuestos deberán contemplar


todos los costos directos, como: materiales, equipos, herramientas,
topografía, transporte al sitio de las obras y dentro de las mismas,
mano de obra (incluyendo prestaciones sociales y aportes de ley)
teniendo en cuenta las especificaciones anexas a los pliegos y que
hacen parte integral de él, y los costos indirectos, como:
administración, imprevistos, utilidad, tasas, contribuciones de ley y
cualquier otro costo en que incurra el contratista para la correcta
ejecución de los trabajos contratados”,

el IDU dejó constancia de la metodología que siguió para clasificar las vías en
cuatro tipos de intervención: verde, amarillo, naranja y rojo (se transcribe de forma
literal):

“Para determinar el tipo de intervención que requiere cada uno de los segmentos
objeto del Programa, se llevó a cabo el levantamiento de fallas por parte de los
ingenieros de la STPE y de acuerdo a este diagnóstico, se le asignó el tipo de
intervención requerido. Con base en el tipo de intervención requerido, se calculó el
presupuesto indicativo que permite tener un orden de magnitud sobre las obras
que se ejecutarán, tal como se puede observar en la tabla No. 1.
En dicha metodología de cálculo el IDU explicó que se trataba de un presupuesto
indicativo y que se ajustaría, previa verificación por parte del contratista de la
condición estructural y superficial de los corredores “que será el insumo principal
para calcular el insumo definitivo de las obras.
Siendo este el contenido del pliego de condiciones, resulta cierto que el contratista
conoció que los precios comprendían todas las actividades que fueran requeridas
para la respectiva intervención y que aceptó el método bajo el cual podrían variar
los tramos asignados, el alcance de las labores y la base para liquidar el pago de
las prestaciones contractuales.
Por otra parte, se reafirma, como lo señaló la sentencia de primera instancia, que
el IDU advirtió que los segmentos viales se habían definido de conformidad con
los requerimientos de las localidades, pero que podría priorizar e introducir
cambios en las vías objeto de intervención, lo cual se hizo dentro de la misma
localidad, de manera que, de acuerdo con el acervo probatorio, se concluye que la
modificación de los tramos no constituyó un cambio sorpresivo ni arbitrario frente
al contratista.
Por ello, si el contratista resolvió presentar la propuesta, lo hizo bajo conocimiento
de esos términos y condiciones, bajo su determinación y comunicación explícita,
resulta ahora improcedente sacar avante los argumentos acerca de la falla en la
planeación contractual por parte del IDU o el supuesto desequilibrio económico a
cargo de la entidad estatal.
- 5.2. Análisis de las modificaciones contractuales
a diferencia de lo que afirma el apelante, que los contratos adicionales No. 1 de 19
de octubre de 2007, por valor de $4.730’230.621 y No. 2 de 29 de diciembre de
2007, por valor de $2.673’546.827, sí tuvieron dentro de sus consideraciones
económicas, respectivamente, la necesidad de atender el mantenimiento de
nuevos segmentos del “listado adicional” y la “mayor meta física, de acuerdo con
el diagnostico (sic) y presupuesto realizado por el contratista.
“Conclusión

“El aumento de tramos de rehabilitación, aumenta sustancialmente


los tiempos necesarios tanto para la elaboración de los estudios y
diseños como para su ejecución, lo que hace evidente una adición
en el tiempo, para terminar integralmente el contrato suscrito, así
como el convenio del IDU en asocio con la Alcaldía Local en
Usaquén, que será adicionado al contrato.

“Fundamentos de la Solicitud

“La suscripción del otrosí 4 y de los Contrato Adicionales N. 1 y No.


2. Si bien permitieron un mejor desarrollo del contrato IDU 127 de
2006, no previeron la totalidad del tiempo necesario para la
realización de las actividades de Estudios y Diseños, Ejecución de
obras no previstas de redes de acueducto y alcantarillado en las
calles 106 y 140

“Solicitud

“En mérito de lo expuesto solicito se amplíe el plazo del contrato IDU


127 de 2006 por el término de cinco meses, contados a partir del día
13 de noviembre, descontando de los siete meses solicitados, los
dos (2) meses dedicados al diagnóstico”
La solicitud reseñada abrió el trámite del adicional No. 3, según formato de adición
suscrito el 23 de octubre de 2008 por el mismo representante del consorcio, sobre
cuyo alcance dio cuenta el memorando STPE-110037942 de 5 de septiembre de
2008, dirigido por el encargado de planeación estratégica del IDU al gerente de la
unidad ejecutiva de localidades de la misma entidad, en el cual informó:

“(…) las vías relacionadas en el anexo y que no se encuentran


incluidas dentro de ningún contrato de mantenimiento o construcción
fueron cargadas como adicionadas al contrato 127/2006 en la
cobertura ‘Contratos UEL’ del servidor ‘mg01w201’ información que
puede ser consultada en el aplicativo ‘Seguimiento Proyectos IDU’”
´.

Por ello, sobre la referida solicitud se concluye que existió un acuerdo entre el IDU
y el consorcio para concluir las actividades pendientes y adicionar los nuevos
tramos de Usaquén dentro del mismo contrato, todo lo cual se estableció mediante
una tercera adición, ésta por el valor de $500’000.000, suscrita el 13 de noviembre
de 2008.
En realidad, las pruebas permiten afirmar que el IDU no varió sorpresivamente los
tramos viales objeto del contrato ni le impuso al contratista las modificaciones
contractuales, mediante las cuales, al inicio y, también, en las postrimerías del
contrato, decidieron ingresar nuevos tramos rojos para su ejecución.
De la misma forma, en el adicional de plazo No. 4, suscrito el 7 de abril de 2009,
se hizo constar que el contratista solicitó ampliación de un mes, para superar los
inconvenientes en el suministro de agregados pétreos a cargo del IDU y para
culminar el programa de espacio público en Usaquén, momento en el cual no
solicitó nuevos recursos, ni eran procedentes, dado que ya había negociado el
valor de las modificaciones para la terminación de las obras realizadas, de
acuerdo con el adicional No. 3.
Por otra parte, no se puede dejar de registrar que el contratista obtuvo
modificaciones financieras para aliviar sus cargas económicas, toda vez que en el
otrosí No. 5 suscrito el 31 de diciembre de 2007, se reformó la cláusula cuarta,
aumentando el porcentaje de anticipo inicialmente pactado, del 20% al 30% del
valor de la obra, de acuerdo con la solicitud CDU-0666-07 que presentó el
representante del contratista al IDU el 28 de octubre de 2007.
- 5.3. Análisis del dictamen
Abierta la audiencia de pruebas, el dictamen se presentó el 8 de septiembre de
2015 y las partes solicitaron las aclaraciones correspondientes; se fijó un plazo
adicional para atender dichas solicitudes, que fueron contestadas por el perito
mediante escrito radicado el 23 de septiembre de 2015.
En la audiencia de pruebas celebrada el 7 de octubre de 2015 la apoderada del
IDU presentó una objeción grave en cuanto a los gastos administrativos; en la
sentencia de primera instancia se consideró que no procedía tal objeción, sin
perjuicio de apreciar la prueba en lo que fuera pertinente.
no permite concluir sobre el desequilibrio económico del contrato.
- 5.3.1. Ítems que no fueron objeto de consideraciones específicas en la
sentencia de primera instancia
Se agrega que, en relación con el precio del cemento gris, el perito conceptuó que
el contratista pagó en promedio un valor de $332,09 por kilogramo, frente a $347
por kilogramo que constituyó el precio promedio ofrecido al IDU, de manera que
observó una reducción del 4.32% frente a los precios de la oferta, la cual indica un
resultado favorable al contratista en la ejecución de la referida cuenta
Al igual que en el ítem anterior, en las preguntas acerca del acarreo adicional de
escombros, el perito indicó que “no es factible establecer los mayores costos en
que incurrió el consorcio”, a la vez que advirtió que varios ítems de los análisis de
precios del IDU incluyeron el retiro y disposición de escombros, si bien no contó
con la información disponible para realizar las mediciones solicitadas.

- 5.3.2. Gastos de administración


Al resolver el cuestionario que presentó el demandante, el perito indicó que el
valor total del contrato ascendió a $25.121’143.400, con un gasto de
administración del 22,91%, equivalente a $4.036’775.739.
Sin embargo, aunque el dictamen refleja un pago superior al presupuestado, ello
no prueba el desequilibrio económico del contrato, ni sirve de base para concluir
que el mayor valor del gasto ejecutado por el consorcio quedaba a cargo del IDU,
dado que el contratista presentó la oferta definiendo su AIU –dentro del rango
estimado en el pliego de condiciones- y, por ello lo hizo bajo su propio riesgo.
Se reitera, tal como se reseñó en esta providencia, que en el pliego de
condiciones se indicó que la propuesta debía incluir todos los costos directos e
indirectos y los relacionados con el personal requerido, cuya asignación y
organización corría por cuenta del contratista.
Por el contrario, se recuerda que las ampliaciones de plazo del contrato se
acompañaron de adiciones de valor, en forma tal que fueron consentidas por el
contratista, quien tenía la carga de diligencia y cuidado al elaborar los
presupuestos definitivos que soportaron las solicitudes para las respectivas
adiciones.
Por último, el demandante no preguntó al perito por la ejecución de la cuenta de
imprevistos (I) ni por el resultado de utilidades (U), lo cual podría haber modificado
la comparación que, para efectos de estudiar el supuesto desequilibrio económico
del contrato, tenía que formularse en términos del AIU, pero sólo se concentró en
las cuentas de gasto por administración.
6. Costas
Teniendo en cuenta, por otra parte, que en la primera instancia se fijaron agencias
en derecho por la suma de $6’365.367 equivalentes al 0.3% del valor de las
pretensiones, considera la Sala que no resulta procedente incrementar las
agencias en derecho de manera porcentual.

Con fundamento en lo anterior, en atención a que el recurso de apelación será


fallado en forma totalmente desfavorable al apelante, se fijará un salario mínimo
legal mensual vigente a la fecha de esta providencia, como agencias en derecho
por la segunda instancia, a cargo del demandante y en favor de la entidad
demandada. Las costas se deberán liquidar de manera concentrada en la primera
instancia.
FALLA

PRIMERO: Confirmar la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de


Cundinamarca el 18 de enero de 2017, mediante la cual se negaron las
pretensiones de la demanda.
SEGUNDO: Fijar las agencias en derecho, por la segunda instancia, en la suma
equivalente a un (1) salario mínimo mensual legal vigente a la fecha de esta
providencia.
TERCERO: En firme esta providencia, devuélvase el expediente al Tribunal de
origen.

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