Discurso Guttember

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INTRODUCCIÓN

El discurso de Gettysburg es uno de los discursos más famosos del ex presidente de


los Estados Unidos, Abraham Lincoln. El discurso fue pronunciado en la Dedicatoria
del Cementerio Nacional de los Soldados que se encuentra en la ciudad de
Gettysburg, Pensilvania, Estados Unidos, aproximadamente cuatro meses después de
la Batalla de Gettysburg, el 19 de noviembre de 1983, durante la Guerra Civil
Estadunidense. Es un discurso corto pero con una gran implicación al ser pronunciado
en plena guerra civil, honrando a los soldados que cayeron en esa ciudad defendiendo
los ideales libertarios del norte de Estados Unidos.
EL DISCURSO DE GETTYSBURG

Pronunciado el 19 de noviembre de 1863 por Abraham Lincoln, éste es uno de los


mejores discursos, si no el mejor, de la historia humana. Concisa y brillante, la versión
original en inglés contiene tan sólo 272 inmortales palabras con las que Lincoln supo
condensar el sentimiento de una nación y que marcaron el renovado empeño por la
libertad de la nación americana. 

Hace ochenta y siete años, nuestros padres crearon en este continente una nueva
nación, concebida en libertad y consagrada a la premisa de que todos los hombres
son creados iguales.

Hoy estamos abocados a una gran guerra civil que pone a prueba el que esta nación,
o cualquier otra así concebida y así dedicada, pueda resistir mucho tiempo. Nos
hemos reunido en el escenario donde se libró una de las grandes batallas de esa
guerra. Hemos venido a consagrar parte de este campo de batalla como último lugar
de descanso de quienes han entregado su vida por la nación. Es plenamente
adecuado y apropiado que así lo hagamos.

Pero, en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no


podemos santificar este suelo. Los valientes hombres, vivos y muertos, que aquí
combatieron, lo han consagrado ya muy por encima de nuestro escaso poder para
añadir o restarle algo. El mundo apenas advertirá ni recordará mucho lo que aquí se
diga, pero no olvidará jamás lo que ellos hicieron aquí. Nos corresponde a nosotros los
vivos dedicarnos más bien a completar la obra inconclusa que tan noblemente han
adelantado aquellos que aquí combatieron. Nos corresponde ocuparnos de la gran
tarea que aún resta ante nosotros: que de estos venerables muertos aprendamos a
dedicarnos con mayor ahínco a la causa por la que dieron hasta la última medida de
entrega; declarar aquí solemnemente que estos muertos no han perecido en vano; que
esta nación, Dios mediante, vea renacer la libertad y que el gobierno del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra.

BIOGRAFÍA DEL ORADOR

Abraham Lincoln (Hodgenville, Kentucky, 12 de febrero de 1809-Washington D. C., 15


de abril de 1865) fue un político estadounidense, decimosexto presidente de los
Estados Unidos y primero por el Partido Republicano.
Como un fuerte oponente de la expansión de la esclavitud en los Estados Unidos,
Lincoln ganó la nominación del Partido Republicano en 1860 y fue elegido presidente a
finales de ese año. Durante su período, ayudó a preservar los Estados Unidos por la
derrota de los secesionistas Estados Confederados de América en la Guerra Civil
estadounidense.4 5 Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la
esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la
promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en
1865.6

Lincoln supervisó estrechamente el resultado de la guerra hasta que llegó a su fin, en


particular la selección de los mejores generales, incluyendo a Ulysses S. Grant.
Lincoln movilizó con éxito a la opinión pública a través de su retórica y discursos; su
discurso de Gettysburg es sólo un ejemplo de ello. Al finalizar la guerra, Lincoln
estableció la reconstrucción, tratando de reunir rápidamente al país a través de una
generosa política de reconciliación. Su asesinato en 1865 fue el primer magnicidio en
Estados Unidos.

Nació el 12 de febrero de 1809 en una granja situada cerca de la ciudad de


Hodgenville, en el actual condado de LaRue del Estado de Kentucky, lugar que en la
actualidad es parque histórico nacional. Sus padres, Thomas Lincoln y Nancy Hanks,
habían nacido en Virginia y como tantos pioneros agricultores se habían trasladado al
oeste. La familia Lincoln procedía de Inglaterra. En 1637, Samuel Lincoln, aprendiz de
tejedor, abandonó Gran Bretaña y se trasladó a América del Norte, instalándose en
Hingham, Massachusetts. Más adelante, los Lincoln se fueron estableciendo en Nueva
Jersey, Virginia, Pensilvania, hasta llegar finalmente a Kentucky, donde Thomas
Lincoln, a sus veintiocho años, se casó con Nancy Hanks, el 12 de junio de 1806,
cuando Nancy contaba con veintidós años de edad.

Religión

Abraham Lincoln era escéptico con respecto a las religiones. Creció en una familia
altamente religiosa pero nunca se unió a ninguna iglesia. Era reservado acerca de sus
creencias y de las creencias de los demás.7

Adolescencia

Abraham fue criado en el seno de una familia bautista, ya que tanto Thomás como
Nancy Lincoln, sus padres, pertenecían a la Iglesia Bautista de Little Mount, situado
cerca de Elizabethtown en el estado de Kentucky.
Cuando Abraham Lincoln tenía siete años de edad, su familia se mudó a Indiana. Al
cumplir los dieciséis años, Abraham fue contratado por James Gentry para conducir
una almadía de géneros hasta Nueva Orleans. Él y el hijo de Gentry comerciaron río
abajo, a lo largo de la costa de azúcar. Fue en aquel viaje donde se vieron obligados a
rechazar el ataque de una banda de personas negras

Por fin llegaron a Nueva Orleans; tiempo después de regresar a su hogar, su padre
decidió mudarse de nuevo. La hacienda en Indiana producía poco y la fiebre láctea
amenazaba su ganado. John Hanks vivía en Illinois, desde donde enviaba noticias
sobre aquellas tierras. Y Thomas decidió irse de allí. Tras un largo viaje, el grupo llegó
a orillas del río Sangamon, en el área cercana a Springfield, Illinois, en el año 1829.
Allí construyeron su nueva casa.

Denton Offutt, un hombre que le tomó afecto a Abraham, lo contrató para que a su
regreso de Nueva Orleans tomara cargo de un almacén con molino en Nueva Salem.
Y allí fue Abraham, en julio de 1831. Lincoln contaba ya con veintidós años de edad, y
era dueño de su persona. Se dijo él mismo más adelante:

SITUACIÓN SOCIAL, ECONÓMICA Y CULTURAL EN LA QUE SE


DESARROLLÓ EL DISCURSO

GETTYSBURG: DISCURSO CAPITAL DE LINCOLN

Si alguna fecha ha marcado la historia de Estados Unidos en forma definitiva ella ha


sido, sin duda, la del 4 de julio. En este día, en 1776, los delegados de las Trece
Colonias firmaron la Declaración de Independencia y se constituyeron como un estado
unitario. Medio siglo después, el 4 de julio de 1826, murieron, con apenas unas horas
de diferencia, dos de los principales actores de la política estadounidense: Thomas
Jefferson, quien fue uno de los principales baluartes e inspiradores de la Constitución
norteamericana, y John Adams, segundo presidente elegido por las antiguas colonias.
Otro 4 de julio, en 1863, casi para conmemorar el primer centenario de la Declaración
de Independencia, el entonces presidente Abraham Lincoln, en medio de los fragores
de la guerra de Secesión, decretada por los estados del Sur contra los del Norte,
telegrafiaba alborozado a todo el país para dar su parte de victoria de la batalla de
Gettysburg y confirmar la derrota de los rebeldes.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA DONDE SE DESARROLLÓ EL
DISCURSO

El Discurso de Gettysburg es el más famoso discurso del presidente Abraham Lincoln.


Fue pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados en la
ciudad de Gettysburg (Pensilvania) el 19 de noviembre de 1863, cuatro meses y medio
después de la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense. Aunque
el cuidadosamente redactado discurso de Lincoln era secundario con los otros
discursos del día, ha sido considerado con posterioridad como uno de los más grandes
discursos en la historia de la humanidad, o, al menos, uno de los más famosos y
citados de la era moderna.1 Invocando los principios de igualdad de los hombres
consagrados en la Declaración de Independencia, Lincoln redefinió la Guerra Civil
como un nuevo nacimiento de la libertad para los Estados Unidos y sus ciudadanos.

Lo que era considerado como el Discurso de Gettysburg ese día no era el breve
discurso pronunciado por el presidente Lincoln, sino el discurso pronunciado por
Edward Everett. Everett era un reconocido diplomático y académico considerado como
el mejor orador de su época.

El discurso de Everett tenía 13.609 palabras y duró dos horas. En contraste, las
breves palabras de Lincoln resumieron la guerra en dos o tres minutos, en diez
oraciones, y en menos de 300 palabras.

Las pocas palabras selectas de Lincoln resonaron a través de la nación y a través de


la historia, desafiando la propia predicción de Lincoln de que «el mundo notará poco,
ni mucho tiempo recordará lo que decimos aquí». Mientras que hay poca
documentación de los otros discursos de ese día, las palabras de Lincoln, que citamos
a continuación en una traducción al castellano son consideradas como uno de los
grandes discursos en la historia. Su influencia ha sido tan grande, no sólo en los
Estados Unidos, que la fórmula del "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo" para definir la democracia ha sido adoptada incluso en el artículo 2.º de la
Constitución de la Quinta República Francesa.

CRÍTICA DEL DISCURSO


El discurso de Gettysburg es uno de los discursos más famosos del ex presidente de
los Estados Unidos, Abraham Lincoln. El discurso fue pronunciado en la Dedicatoria
del Cementerio Nacional de los Soldados que se encuentra en la ciudad de
Gettysburg, Pensilvania, Estados Unidos, aproximadamente cuatro meses después de
la Batalla de Gettysburg, el 19 de noviembre de 1983, durante la Guerra Civil
Estadunidense. Es un discurso corto pero con una gran implicación al ser pronunciado
en plena guerra civil, honrando a los soldados que cayeron en esa ciudad defendiendo
los ideales libertarios del norte de Estados Unidos.

Lincoln utiliza predominantemente una estrategia discursiva de pasado-presente, para


captar la atención de sus escuchas, y también al mismo tiempo enaltecer el amor a su
país de parte de los mismos:

Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente
una nueva nación concebida en la libertad y consagrada al principio de que todas las
personas son creadas iguales.

Lincoln habla de “nuestros padres” para generar unión entre el pueblo estadunidense
que lo está escuchando. Habla de los ochenta y siete años que llevan de vida los
Estados Unidos basándose en los principios libertarios y democráticos de un Estado
Liberal moderno, frases que reproducen la línea política del entonces presidente
norteamericano.

Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación,
o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo.
Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a
consagrar una porción de ese campo como último lugar de descanso para aquellos
que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente
correcto y apropiado que hagamos tal cosa.

Abraham Lincoln era el líder de los ejércitos de “La Unión”, la parte norte de Estados
Unidos que estaba en desacuerdo y en guerra con los Estados Confederados, quienes
buscaban que la esclavitud no se aboliera y su total independencia del Gobierno
Federal, por lo tanto cuando el ex presidente menciona que “estamos empeñados en
una gran guerra civil” está dejando claro que no está de acuerdo con que esa guerra
continúe, el uso del verbo “empeñados” generalmente tiene una connotación negativa.
Sin embargo cuando dice “hemos venido a consagrar una porción de ese campo como
último lugar de descanso para ellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación
pudiera vivir” quiere decir que la muerte de esos soldados en esa guerra no ha sido en
vano y que la guerra como tal es una prueba para la unión americana.
Pero, en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, no podemos
consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y
muertos, que lucharon aquí lo han consagrado ya muy por encima de nuestro pobre
poder de añadir o restarle algo. El mundo apenas advertirá y no recordará por mucho
tiempo lo que aquí decimos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí.

Lincoln hace un ejercicio de humildad junto con su pueblo al otorgar todo el acto de
“consagración de ese terreno” a los soldados muertos. El hablar de consagración es
una clara referencia religiosa (recordemos que el pueblo estadunidense tiene una gran
fe religiosa, por ejemplo: sus billetes dicen “In God We Trust”) utilizada nuevamente
para generar la unión entre los escuchas para conseguir el apoyo a su discurso
antibélico.

Somos, más bien, nosotros, los vivos, los que debemos consagrarnos aquí a la tarea
inconclusa que, aquellos que aquí lucharon, hicieron avanzar tanto y tan noblemente.
Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún
resta ante nosotros: que, de estos muertos a los que honramos, tomemos una
devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron hasta la última medida
completa de celo.

Finalmente con esta última parte del discurso, Lincoln por medio de la aliteración en
donde incluye que son más bien ellos, los vivos, los que deben consagrarse a la tarea
de dar fin a la guerra por la que estos muertos dieron su vida, busca generar una
conciencia antibélica y de trabajo patriótico en sus escuchas.

El discurso de Lincoln posee frases un poco ambiguas, pensando en que la Guerra


Civil Estadunidense generó una gran división en el pueblo norteamericano, es
entendible que no se refiera directamente a esta guerra a pesar de que es un discurso
pronunciado para honrar a los caídos por la misma.

En síntesis, es un poco difícil ver la connotación antibélica del discurso lincolniano


pero existe. Utilizando frases con tintes religiosos y buscando resaltar el patriotismo de
su pueblo, el ex presidente busca que Estados Unidos se una para dar fin a la guerra,
y que no haya más soldados muertos como los que se honraron ese día en
Gettysburg.
CONCLUSIÓN

«Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente
una nueva nación concebida en la libertad y consagrada al principio de que todas las
personas son creadas iguales.

Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación,
o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo.
Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a
consagrar una porción de ese campo como lugar de último descanso para aquellos
que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente
correcto y apropiado que hagamos tal cosa.

Pero, en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, no podemos


consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y
muertos, que lucharon aquí ya lo han consagrado, muy por encima de lo que nuestras
pobres facultades podrían añadir o restar. El mundo apenas advertirá y no recordará
por mucho tiempo lo que aquí digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron
aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, quienes debemos consagrarnos aquí a la
tarea inconclusa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente.
Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún
resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción
incrementada a la causa por la que ellos dieron la última medida colmada de celo. Que
resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que
esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno
del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra».

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