BÁSICOS VIDA EN SOMBRAS

Llorenç Llobet-Gràcia. 1948

FILMOTECA CAIMÁN CDC PRESENTA

Sesión 5 / Jueves 19 de diciembre de 2013

CINE ESPAÑOL
Presentación y coloquio a cargo de Carlos Losilla,
crítico de la revista.

(1930 – 1980)

VIAJE A LA TIERRA DE LOS MUERTOS un horror sin significado político, a un tiempo externo que viene
a perturbar el tiempo del yo y del cine, estos sí estrechamente
No está exenta Vida en sombras de molestas exaltaciones ligados. Ese tiempo pasa porque el cine así lo quiere, porque usa
cinéfilas, ni de dudosas identificaciones entre el-cine-y-la-vida, las elipsis y los saltos para reducirlo a alusiones, y porque Vida en
como acostumbra a suceder en este tipo de películas. Vemos sombras quiere mostrar otro: el tiempo interior y sus tormentos.
a niños en una sala, absortos en las imágenes en movimiento
y discutiendo sobre sus actores favoritos. También cromos de ¿De qué manera puede el cine, una película como esta, filmar esa
Charlot, alusiones a Eddie Polo, incluso una improvisada crítica intrahistoria de raíz unamuniana? Hay dos secuencias básicas al
de Rebeca (Hitchcock, 1940): “¡Qué buen arranque el de Rebeca, respecto. En la primera, Carlos y Ana (Mª Dolores Pradera) están
y qué magnífica utilización de la voz en off! Una estupenda en casa, cenando, mientras la radio narra los acontecimientos del
interpretación perfectamente realizada... Ahora comprendo el éxito 19 de julio de 1936. La secuencia es sombría y pesarosa, y los
de público” (sic), dice Carlos Durán (Fernando Fernán Gómez) tras personajes se pasean por el salón, sumido en la semioscuridad,
ver la película. A esta ingenuidad algo petulante, deben unirse en planos largos, ininterrumpidos, mientras de la noche se pasa
la teatralidad de los diálogos, unos actores siempre hieráticos al amanecer. En el bloque siguiente, Carlos sale con su cámara a
y despistados (a excepción del protagonista, claro está) y esa filmar los enfrentamientos que se producen en Barcelona, atraviesa
chirriante pátina de herrumbre que parece llevar consigo la mayor calles desiertas, contempla escaramuzas y cadáveres, pero lo
parte del cine español de la época. ¿Por qué, a pesar de todo eso, único que parece llamarle la atención es un tonel agujereado y
Vida en sombras es una película que conmueve, y que construye un gran rollo de tela que se despliega: su subjetividad creadora
un clima enrarecido, misterioso, hasta el punto de situarse en el está por encima de la Historia, y de ahí que la muerte de su mujer
límite de un cierto fantastique? le provoque una grave crisis, pues se culpa de no haber sabido
preservar ese espacio íntimo de las adversidades externas.
Ante todo, el paso del tiempo. Carlos nace en una barraca de feria,
la barraca del cinematógrafo, y el resto de su biografía (esa “vida Vida en sombras, en sus mejores momentos, es una película
en sombras” del título, tanto por vivirla bajo el signo del cine como sobre ese poder del cine para ocultar la realidad. Con la visión de
por verse destinada al dolor y el sufrimiento) estará marcada por Rebeca, Carlos encuentra, de nuevo en la pantalla, el espejo que
el hecho de ver y fabricar imágenes, de sentirse siempre atrapado buscaba, y todo vuelve a empezar. Se ha paseado por el reino de
en sus redes. Hasta el punto de que la Historia es para él solo un las sombras y ha regresado a la vida tras haberse hecho uno con
trasfondo, como lo es también para la propia película: Llorenç el cine, en ese prodigioso plano en que se funde literalmente con
Llobet Gràcia, en su primer y único largo, utiliza sobreimpresiones, las imágenes que una vez tomó de Ana, ahora vueltas a proyectar
rótulos, alusiones temporales por medio del diálogo, todo lo que después de muchos años. El fantasma está en su interior, se ha
está a su alcance para que los hechos del periodo que narra fusionado con él. Y de este modo la película de Llobet alcanza una
(España ante la Primera Guerra Mundial, pero sobre todo ante la intensidad poética, una tensión entre imagen real y trasmutación
Segunda República y la Guerra Civil) queden difusos, reducidos a fílmica que también está en la base de una cierta revolución que el
cine estaba atravesando en el año de su rodaje, en 1948: películas su andadura con un título tan arriesgado y costoso como Vida en
fundamentales como Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica) o Los sombras entraría en un proceso de descapitalización que solo le
amantes de la noche (Nicholas Ray) se dedicaban a experimentar permitió concluir su segunda y más modesta película Noventa
también en ese sentido. minutos, quedando inconcluso su atractivo tercer proyecto, Cerco
de ira, cuyo rodaje había comenzado en noviembre de 1949
Carlos Losilla Serrano de Osma.
en Caimán Cuadernos de Cine, nº 22, diciembre de 2013.
No debe extrañar, con todo, el estupor provocado en su momento
por el complejo discurso fílmico y las extremas propuestas formales
LA PRODUCCIÓN DE VIDA EN SOMBRAS
y semánticas de la excepcional película de Llobet-Gràcia, que
Empresario de transportes y prestigioso cineasta amateur, postula, a través del cine mismo, una dramática reflexión sobre
movilizador de numerosas actividades cinematográficas en su el imposible cumplimiento del deseo, atrapado aquí en las redes
Sabadell natal, y buen amigo tanto del realizador Carlos Serrano de una imagen (fílmica y por ello ilusoria) que devuelve además,
de Osma como de Adriano del Valle, director de la revista siniestramente multiplicada, su radical huella de lo que allí, ante
cinematográfica Primer Plano (Torrella, 1991), Lorenzo Llobet- la cámara, estuvo.
Gràcia (1911-1976) decide iniciarse profesionalmente en el
largometraje con un muy personal argumento, contando para ello Tal reflexión se halla penetrada, todavía, profunda y muy
con la inestimable colaboración de un selecto círculo de amigos sutilmente, por el trauma de la Guerra Civil que “más allá de su
(Serrano de Osma, inicialmente previsto como supervisor del film; exclusión” pugna, como señaló González Requena, “por hacerse
el entonces ayudante de dirección y guionista Pedro Lazaga; el presente en el discurso” (Revista de Occidente nº 53, octubre de
director de fotografía Salvador Torres Garriga; el productor José 1985). Y el interés de tal proceso no viene marcado sólo porque
A. Martínez de Arévalo o Fernando Fernán-Gómez) preocupados, sean narrados los comienzos de la contienda desde territorio
como él, por un cine comprometido en lo estético e integrantes republicano, o se oigan por la radio fragmentos de los partes
de esa difusa corriente que a finales de los años cuarenta se informativos de la época o del discurso en catalán del presidente
autoproclamó “cine telúrico”. Companys, sino, y sobre todo, porque la puesta en forma del texto
anuda con singular contundencia la pérdida del objeto de deseo
Llobet debe enfrentarse, sin embargo, con los muy negativos (Ana) con, en otro nivel significante, la muerte de ese personaje
informes sobre su guión por parte de la comisión correspondiente durante las primeras escaramuzas en las calles barcelonesas,
de la Dirección General de Cinematografía y Teatro, que no sólo identificando después y sin ambages la dura posguerra con la
advierte a la productora Castilla Films, responsable del proyecto herida, la cicatriz del sujeto.
(del que previamente había presentado ya una primera versión
titulada Bajo el signo de las sombras), del nulo interés dramático Un solo plano –que sirve a la vez de transición entre las dos
del mismo, sino que señala bien a las claras objeciones que no partes del film, fracturado él mismo por la brutal elipsis bélica–
dejan de referirse, aún burdamente y en negativo, a algunos de condensa magistralmente lo que decimos. En plena guerra, y
los más íntimos núcleos de la densa red significante del film (“El tras renunciar a su puesto de reportero cinematográfico en el
protagonista... ¿No estaba en zona roja? ¿Cómo aparece en el bando insurrecto, un primer plano de Carlos Durán recoge –en
plano 243 en la zona nacional?”; “Resulta falsa la reacción del la cuidadísima interpretación de Fernán-Gómez– todo el dolor
protagonista cuando se considera culpable de la muerte de su que la simple referencia a una cámara le produce. Entonces,
mujer, ¿qué culpa tiene él de lo que le ha pasado?” [Exp. Adm. y manteniéndose su cercano rostro sobreimpresionado, vemos
269-47, c/ 7.644]). En tales circunstancias no debe extrañar fragmentos documentales de combate bélico que dan paso a la
que a mitad del rodaje –que se desarrolla entre noviembre de aparición, en la parte inferior derecha del encuadre –y mientras
1947 y febrero de 1948– llegue la noticia de la no concesión del se aprecian todavía las nubes sobre el campo de batalla–, del
crédito sindical al proyecto, lo que obliga al propio Llobet-Gràcia nombre de Ana grabado en su lápida. La música y la banda de
a involucrarse él mismo en la financiación de la película que, ruidos que acompaña las imágenes de guerra continúa, pero va
finalmente y como era previsible, será durísimamente valorada transformándose poco a poco a medida que el plano se ilumina
por la Junta Superior de Orientación Cinematográfica de la y la cámara se aleja. Es la banda sonora la que nos informa
Subsecretaría de Educación Popular del Ministerio de Educación del fin de la contienda. La paz franquista –música dramática
Nacional (“...sin interés en ningún aspecto”, “inconcebible, entremezclada con el surgir inequívoco de algunos acordes del
inaceptable, inadmisible, impresentable”. [Exp. Adm. 8.424, c/ himno nacional–, coincide así con el encuadre final: la tumba
34.336]) y calificada en agosto de 1948 en 3ª categoría. Ante de Ana, con la sombra de una cruz atravesándola violentamente.
tan ruinosa calamidad el equipo productor, a efectos de poder Entonces, Carlos entra en campo para depositar unas flores sobre
presentarla a revisión administrativa, introdujo algunos cambios, aquella. Funde en negro. El discurso enunciativo no deja así lugar
añadiendo material de archivo y reorganizando el montaje (y a dudas sobre su posicionamiento: la paz franquista como paz de
fragmentando un largo plano secuencia), tarea de la que se cementerios fundada sobre la muerte inocente; pese a los planos,
responsabilizó el cineasta Antonio del Amo –que en esos momentos añadidos posteriormente, que explicaban el geográfico trasiego
preparaba la segunda película de la productora (Noventa minutos, del protagonista hacia el bando sublevado o, antes, la sintética (y
1949)– ya que Llobet se encontraba acosado por problemas voluntariamente ambigua) rotura de las urnas durante un mitin del
familiares. Finalmente, esta nueva y más larga versión de Vida Frente Popular.
en sombras lograría en diciembre ser calificada en una menos
agresiva 2ª B. Con tales antecedentes –a pesar de los elogios de Guerra, muerte, incurable herida del deseo. Sobre estos tres
José Torrella en Primer Plano (nº 410, 22 de agosto de 1948)– el densos pilares, insolublemente entrelazados por la puesta en
film no conseguirá estrenarse ni en Madrid ni en Barcelona hasta escena, articulará este magnífico film sus estrategias de sentido. Y
1953 y en circuitos de segunda categoría. Estos hechos truncarán todavía, en un nuevo círculo que –como la extremadamente móvil
definitivamente la preparación del segundo largometraje de Llobet cámara de Llobet– todo lo envuelve, el cine como lugar donde
(El refugio) y darán al traste con las expectativas de Castilla Films, el deseo del sujeto (cineasta, protagonista, espectador) se halla
productora puesta en pie por Francisco de Barnola –perteneciente radicalmente concernido. El protagonista es, en Vida en sombras,
al equipo de producción de las películas de Serrano de Osma tanto el cine mismo encarnado –literalmente, “dado a luz” por el
Embrujo y La sirena negra (ambas de 1947)–, que tras iniciar primitivo proyector–, como un Carlos fascinado por una imagen
femenina que toma cuerpo en un film (cfr. el beso de la pareja todo lo anterior y por su escasa suerte comercial, Vida en sombras
que se [con]funde con el de Romeo y Julieta), y que sólo a través se fue convirtiendo poco a poco en una película maldita cuya
de otro film (después de eso otro fantasmático plano-contraplano revalorización vino dada por el interés cinéfilo de rescatar la única
con el señor de Winter de Rebecca en el que Carlos se reconoce película comercial de Llobet-Gràcia.
radicalmente), podrá comprender, aunque ya no eludir, los límites
de sus imaginarias pasiones. Lo más llamativo de Vida en sombras es que posee un
planteamiento y una sensibilidad extraordinaria para su época;
Delirante, tras confrontarse directamente con el rostro vivo de en muchos aspectos, también para la nuestra. Jugando con la
su esposa muerta, puede entonces rodar su película no por la realidad y la ficción, Llobet Gràcia se acerca a Carlos Durán
paciente ayuda de Clara (ineficaz sustituta de la amada, al margen (Fernando Fernán Gómez) a modo de biografía para, poco a poco,
del cine –“¿Qué pinto yo aquí?”, comenta mientras Carlos y David ir convirtiendo la película en algo diferente, en toda una reflexión
hablan de su proyecto–), sino porque es la (única) forma a su sobre el cine en su relación con la realidad desde diferentes
alcance de lograr un precario equilibrio: inscribir la falta en el puntos de vista. Durante un tiroteo, su mujer muere bajo las balas
celuloide y regresar así, en deformado círculo, a los orígenes, a su mientras él, operador, rueda una toma. A partir de entonces, Durán
propio nacimiento. Llobet y Durán se identifican por fin, como la marcha al frente para convertirse en reportero bélico, siempre
crítica siempre ha sugerido, pero en el espejo de la angustia. con la imagen de su mujer muerta ante sí. Hay algo de pesadilla
en Vida en sombras, también de itinerario personal dentro de esa
José Luis Castro de Paz
pesadilla personal en la que se ve introducido Durán y donde el
Julio Pérez Perucha (ed.). Antología crítica del cine español 1906-
cine y la imagen poseen un lugar especial, de gran importancia.
1995. Madrid: Cátedra / Filmoteca Española: 1997.
No es de extrañar que se haya señalado que hasta Arrebato, de
Iván Zuleta, no había existido una reflexión acerca del medio
Salvando las distancias existentes, Vida en sombras, la única cinematográfico del calado y profundidad de la película de Llobet-
película comercial dirigida por el cineasta Lorenzo Llobet Gracia, Gràcia en el marco del cine español. Ambas películas, además, se
siempre me recuerda a El cuarto mandamiento de Orson Welles adentran a su manera en el cine y en la imagen a través de una
en tanto a que las versiones que hoy conocemos de ambas son cierta idea de vampirización y de juegos de espejos.
productos de una mutilación, aunque de diferente naturaleza. Si
la película de Welles la sufrió en el momento de su producción al Vida en sombras, por otra parte, presenta una puesta en escena
no permitir al cineasta el poder montar el material que él deseaba sorprendente y unas resoluciones visuales casi rompedoras
y, por tanto, entregar una película que, en principio, no se ajusta entonces en una cinematografía como la española. Incluso,
a la idea inicial de Welles, la obra de Llobet Gracia la sufrió con el muchos años después, seguía siéndolo, algo que pone de relieve
paso del tiempo. Estrenada comercialmente de mala manera y sin la innovación de sus imágenes. También su misterio, pues aunque
demasiada repercusión, la copia que nos ha llegado y que hoy en estamos ante una película de narración convencional, hay algo bajo
día se puede disfrutar es el resultado del trabajo de restauración sus imágenes enigmático. Resulta casi increíble que una película
realizada por el cineasta Ferrán Alberich a partir de los materiales construida a través de retazos encontrados pueda transmitir tantas
existentes, como se indica al comienzo de la película, pues no emociones. Y quizá sea esto lo que le confiere aún más ese halo
se han llegado a encontrar los negativos originales. Es posible de misterio que se mantiene de un visionado a otro, siempre
que la película que puede verse en la actualidad se acerque a la sorprendiendo.
original, o puede que no; sin embargo, al igual que sucede a la
obra maestra de Welles, no es ápice para no disfrutar con una obra Israel Paredes
insólita, sin parangón dentro de la historia del cine español. Por Miradas de cine, nº 78, septiembre 2008
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