La Revolucion de Los Cuidados PDF
La Revolucion de Los Cuidados PDF
La Revolucion de Los Cuidados PDF
de los cuidados
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
■■ Edita: InteRed
■■ ISBN: 978-84-937893-6-7
No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de esta obra.
pág. 7
4| LA LÓGICA DE LA SOSTENIBILIDAD DE
LA VIDA EN 3D pág. 31
ANEXO
UNO
| LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA EN
LA AGENDA INTERNACIONAL pág. 57
3
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Fue un 4 de marzo de 2012, en el parque Casino de la Reina del madrileño barrio de Lavapiés. El día estaba
más bien feo, nublado y fresquito, pero el parque se llenó de globos verdes con corazones morados. Así se
presentó “Actúa con cuidados. Transforma la realidad”, una campaña de sensibilización, formación, movi-
lización e incidencia política, apoyada por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo,
en el marco del Convenio “Una propuesta socioeducativa para la transformación social: Educación para el
Desarrollo y la Ciudadanía Global”, que las personas vinculadas a InteRed han hecho crecer desde entonces.
Tres años de campaña dan para mucho: para pensar, para actuar, para escribir, para jugar, para gritar, para
preguntar, para exigir, para abrazar, para ir aprendiendo poquito a poco a vivir de manera más sostenible
y a poner la vida en el centro. ¡Toda una revolución! Y como guía para el camino, hemos contado con el
documento “Pistas para un modelo de vida sostenible”1.
Con aquellas pistas pudimos analizar el modelo de desarrollo capitalista en el que vivimos, cuestionar
sus mitos, visibilizar lo que casi nunca se ve, reconocer nuestras deudas con aquellas personas que están
sosteniendo la(s) vida(s) y reclamar corresponsabilidad. Y lo hicimos en aquellos lugares que nos son
conocidos, donde InteRed lleva presente desde hace más de veinte años: en los centros educativos, en
los espacios de educación no formal, en los lugares de encuentro de mujeres, de jóvenes, de migrantes.
5
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Durante estos años InteRed, a través de su voluntariado y de las personas y colectivos que colabo-
ran con la organización, ha llevado a cabo iniciativas y acciones de sensibilización y movilización con
alumnado de todo el territorio español; ha formado al profesorado con herramientas metodológicas
que han enriquecido su actividad docente; ha hecho llegar el mensaje de cambio y de transformación
a miles de personas; en definitiva, ha promovido un nuevo modelo de desarrollo en el que la vida es
el motor de toda acción humana. Y algunas de estas iniciativas y propuestas están recogidas en el
presente documento.
Pero no hemos terminado. Después de tres años, queremos ir más allá. Ahora toca definir la propuesta y
trazar el mapa para seguir con nuestra revolución. Una revolución lenta pero imparable, tan tierna como
radical, la “Revolución de los cuidados”, y hacerla llegar a otros colectivos, a otros espacios. Así, tras un
tiempo más interno en el que hemos puesto las bases para hacerla posible, ahora toca salir del contexto
más cercano y conocido para promover procesos de construcción de ciudadanía basados en el derecho
universal al cuidado. Y hacerlo con nuevos públicos y en relación con otros actores.
Con ese deseo se presenta el material que tienes entre tus manos. En él empezaremos por retomar el
análisis que nos hizo comprender que, en el capitalismo, los mercados han ocupado el centro del sistema
y la vida está amenazada (Cap. II). A partir de esta visión empezaremos a desintoxicarnos de esta lógica
y definiremos los principios que nos han de guiar en nuestra revolución: el cuidado como ética (revolu-
cionaria) y como derecho, el paso de lo personal a lo político y de lo individual a lo colectivo y la premisa
imprescindible de reconocernos, aceptarnos y responsabilizarnos ante la realidad (Cap. III). Finalmente
identificaremos tres dimensiones o ámbitos estratégicos para empezar a darle la vuelta al sistema: la
dimensión reproductiva, desde la que exigimos el cuidado como responsabilidad social colectiva; la
dimensión ambiental, con la que, reconociéndonos ecodependientes, planteamos modos de vida alter-
nativos y sostenibles y la dimensión social, desde la que apostamos por la construcción de formas de
organización social cuidadosas (Cap. IV).
Hemos querido recoger en este material las propuestas teóricas de las que hemos aprendido, vincula-
das al ecofeminismo y a la economía feminista en su mayoría, así como los colectivos, movimientos y
experiencias (propias y ajenas) que nos han inspirado, con el objetivo de que puedan inspirar también
a otras personas. Son muchas las que aparecen pero son más aún las que faltan, porque el capitalismo
(como el patriarcado2) nunca lo ha ocupado todo, porque las personas cooperamos y nos relacionamos
fuera de su lógica, muy a su pesar, y porque son muchos los colectivos, en todas las latitudes, que traba-
jan para transformar el mundo, para hacerlo más justo y cuidadoso. Por eso te invitamos a seguir leyendo,
a ir revisando tu propia experiencia, a transformar poquito a poco tus visiones y acciones. Te invitamos,
en definitiva, a formar parte de nuestra “Revolución de los cuidados”.
2 - Esta es una de las aportaciones del feminismo de la diferencia sexual, recordarnos que las mujeres siempre han
pensado, han creado y han hecho política desde los márgenes del patriarcado.
6
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
2|
LA (SOSTENIBILIDAD DE LA) VIDA
EN PELIGRO
Miles de personas salen a la calle en Canarias para protestar contra las prospecciones petrolíferas.
El 1% de la población mundial acumula el 46% de la riqueza, mientras que el 80% se reparte poco
más del 6%. En España la pensión media de las mujeres es de 659€ mientras que la de los hombres
es de 1.067€, un 38% más. En Camboya trabajadores de la industria textil trabajan hasta 80 horas
semanales, especialmente durante los periodos de mayor consumo en los países enriquecidos,
como las Navidades, consiguiendo así incrementar su salario base de 78€ mensuales a los 124€.
De vuelta a España, 37.241 familias fueron desahuciadas de sus casas en la primera mitad de
2014. Se estima que en América Latina y el Caribe más de 2 millones de niños, niñas y adolescen-
tes trabajan en el servicio doméstico. De estos, el 90% son niñas. Nuevamente en España, baja la
natalidad, situándose en 2013 en 1,27 hijos/mujer, lo que nos convierte en la sociedad más enve-
jecida del mundo. Las empresas Facebook y Apple anunciaron en octubre de 2014 que financiarán
la congelación de óvulos de sus empleadas para que retrasen su maternidad hasta un momento
de menor compromiso profesional. En 2013 el número de personas migrantes en el mundo se ha
incrementado hasta alcanzar los 232 millones. En América Latina, hasta el 60% del contingente de
personas que migran, mujeres en su mayoría, lo harán para asumir el trabajo doméstico en Europa
y Norteamérica3.
Todos estos datos, aparentemente desconectados, tienen en común una misma problemática de origen,
punto de arranque de la campaña “Actúa con cuidados”: son resultado del conflicto entre el capital y la vida.
Nuestro modelo de desarrollo económico capitalista se caracteriza por la centralidad que otorga a los
mercados. Y es en torno a estos mercados capitalistas que se organizan nuestras sociedades. Nuestros
horarios, nuestras rutinas, nuestros hábitos alimentarios, nuestros estudios, nuestro ocio, nuestra concep-
ción del bienestar, etc. se configuran para el mejor funcionamiento en y del mercado, para favorecer el
crecimiento, en definitiva, para la acumulación del capital.
3 - El Mundo (18/10/2014); Informe “Gobernar para las élites”, Intermón Oxfam (2014); Informe” Impacto de las
pensiones en la mujer”, IESE (2014; “Desmayos, abusos y muertes: así se fabrica la ropa en Camboya”, El diario
(17/09/2014); “Datos sobre el efecto de la crisis en los órganos judiciales”, CGPJ (10/10/2014); Oficina de la OIT
para AL y el Caribe (12/06/2014); INE-Movimiento Natural de Población (7/7/2014) e Informe de la Población
Mundial 2014-UNPFA ; “Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo
después de 2014”, ONU.
7
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Pudiera pensarse que la lógica del sostenimiento de la vida y la lógica de la acumulación del capital
son compatibles y sinérgicas, que las dos actúan a favor del desarrollo y bienestar de todos los seres
humanos, pero nada más lejos de la realidad. El mercado, en el capitalismo, tiene como objetivo la
generación de beneficios a través de la búsqueda del enriquecimiento individual, mientras que
el espacio de trabajo para la sostenibilidad de la vida busca satisfacer las necesidades de todas
las personas, con el máximo bienestar colectivo. En los merca-
dos capitalistas se compite, mientras que en los espacios en
los que se sostiene la vida se coopera. Por otro lado, estos
8
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
En paralelo a la crisis ambiental, observamos que la esfera en la que se sostiene la vida, una vida digna
de ser vivida, también está en crisis. Es lo que se ha llamado la crisis de los cuidados.
Los trabajos de cuidados son todas aquellas actividades orientadas a la reproducción social, a sostener la
vida, una vida que es vulnerable y que, si no se sostiene, no es viable. El peso de estos trabajos en nuestra
sociedad no es ni mucho menos residual, minoritario, sino que supone más del 66% del tiempo total de
trabajo, el equivalente a 34,74 millones de empleos4. Además de su gran peso cuantitativo, es el espacio
9
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
de cuidados el que asume la responsabilidad de que todo el conjunto funcione, de que la vida continúe,
encajando la tensión entre un modelo centrado en el mercado y las necesidades insoslayables de los seres
humanos. Hablando “en plata”, sin cuidados ni el mercado capitalista ni el resto del sistema funciona.
Dentro de este sistema, que toma a la familia como sujeto de derechos más allá de la diversidad de
intereses y necesidades de sus miembros, se impone una ética diferente en función del sexo de las
personas, que en el caso de las mujeres es una ética de entrega y sacrificio, lo que se ha llamado la
10
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Ética Reaccionaria del Cuidado. Según este modelo de desarrollo moral, las mujeres alcanzarían su
máxima plenitud y satisfacción personal a través del cuidado de otras personas, de olvidarse de sí
mismas y “ser para otros”. Así, desde niñas, las mujeres nos vemos “bombardeadas” con imágenes
de mujeres con una intensa vida profesional y capaces también de cocinar, lavar, ayudar a hacer los
deberes y lucir “divinas” sin morir en el intento, mujeres que cumplen con la imagen de “Superwoman”
y reciben por ello el reconocimiento público, sin cuestionarse si sus necesidades, su salud o su libertad
no estarán quedando en un segundo plano inaceptable.
Esta visión de la familia se alimenta de una idea del Amor que, lejos de ser un amor abierto a la libertad y
a la diversidad (un amor solidario y comprometido con “el otro”, sea “el otro” miembro de nuestra familia
nuclear o un ser humano cualquiera del planeta) es un amor de consumo, un amor privatizado y estereoti-
pado, con roles para hombres y mujeres bien definidos. Una idea de “Amor romántico” fundamentalmente
dirigido a las mujeres que, por mucho que hayamos cambiado, nos podemos sorprender emocionándonos
viendo “Pretty Woman”, buscando “la pareja ideal” o con ganas de tirar la toalla ante cualquier discrepancia
con nuestra pareja por sentir la diferencia como indicador de falta de complementariedad. Por eso, también
podemos hablar de un Capitalismo Romántico, entendiendo que este ideal de amor es plenamente funcio-
nal al sistema, pues favorece la entrega gratuita de los tiempos y “energías amorosas” de las mujeres para
mayor crecimiento y mejor acumulación del capital. Y es que, al fin y al cabo, podría pensarse que la lógica
de la sostenibilidad de la vida, lejos de estar en conflicto con la lógica del capital, se ha puesto a su servicio.
11
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
La crisis de los cuidados tiene múltiples causas que operan de manera diversa y combinada a lo largo y
ancho del planeta. En el contexto de las sociedades industrializadas, y en lo que concierne fundamental-
mente a las clases medias, es la incorporación de las mujeres al empleo —las mujeres de ámbito rural o de
clases más desfavorecidas siempre estuvieron entrando y saliendo precariamente del mercado laboral— lo
que genera un desplazamiento de parte de los tiempos y energías antes puestos al servicio de la sostenibi-
lidad de la vida para ser puestos al servicio del mercado. También contribuyen a la crisis las extensas jorna-
das de trabajo, la carencia de servicios en el ámbito rural o un desarrollo urbanístico que nos hace vivir
en las ciudades junto a perfectos desconocidos o nos obliga a pasar muchas horas trasportándonos para
llegar al puesto de trabajo, haciendo muy difícil tejer redes de cuidados compartidos. En otras sociedades,
a la incorporación de las mujeres de clases medias al empleo y a las largas jornadas laborales se suma la
ausencia de las cuidadoras principales de muchos hogares por haber migrado, la dejación del Estado de sus
responsabilidades o los altos requisitos de trabajo por la carencia de tecnología (como cocinas o refrigera-
dores) o recursos básicos (como agua o combustible). Por poner un ejemplo, según la FAO, las mujeres en el
África subsahariana gastan un promedio de unos 200 millones de horas al día en recoger agua, la friolera de
40.000 millones de horas por año5, el equivalente de un año de trabajo de toda la fuerza laboral de Francia.
Pero las personas (y el mercado) siguen necesitando cuidados. Nos gustaría decir que una nueva orga
nización social de los cuidados emerge para dar respuesta a esta crisis y que los hombres o las institucio-
nes sociales se han hecho corresponsables del cuidado en la misma proporción que las mujeres se han
incorporado al empleo, pero bien sabemos que no es así. ¿Entonces cómo se está sosteniendo la vida?
Pues, en muchos casos, yendo también al mercado a comprar cuidados: empleadas domésticas, escuelas
infantiles con horarios ampliados, residencias de ancianos, centros de ocio infantil, servicios de lavandería,
arreglos de costura, comida para llevar, profesionales que visitan personas ancianas, llevan a las niñas o
niños al parque o nos atienden cuando enfermamos. Esta es una de las paradojas del sistema, dedicamos
tiempo a trabajar para obtener los ingresos que nos permitan comprar los cuidados que no tenemos tiempo
de darnos. Pero no todos los hogares pueden comprar los cuidados que necesitan y, además, no todos los
cuidados se pueden comprar y vender. Ante esta limitación la solución más habitual es la doble jornada de
las mujeres que, además de realizar el 45% del trabajo remunerado en nuestro Estado, se hacen cargo del
80% de los cuidados, asumiendo, en conclusión, el 69% de la carga global de trabajo de nuestra sociedad6.
Para visibilizar este desigual reparto de responsabilidades y cargas de trabajo se ha concebido la Deuda
de Cuidados, que sería la relación entre el tiempo y la energía que las personas reciben para atender sus
necesidades (su “Huella de cuidados”) y las que aportan para garantizar la continuidad de otras vidas
humanas. El balance de esa deuda sería negativo para la mayor parte de los hombres que consumen más
energía cuidadora de la que aportan. Para la mayor parte de las mujeres, por el contrario, el balance sería
altamente positivo, lo que representa un serio riesgo para su salud y bienestar, así como un obstáculo en
su desarrollo personal. También las empresas, el Estado y la sociedad tienen una deuda no reconocida
con las mujeres por los trabajos de cuidados prestados para el sostenimiento de la sociedad.
La otra solución dada en nuestras sociedades a la crisis de la reproducción social ha sido la globa
lización de la organización social de los cuidados, es decir, la “importación” de tiempos y energías
para el cuidado. Así, como una evolución de la tradicional migración del campo a ciudad para
“ponerse a servir”, se han conformado Cadenas Globales de Cuidados, a través de las cuales se
transfieren trabajos de cuidados de unos hogares a otros según su desigual posición con respec-
to a ciertos ejes de poder, como el género, la identidad cultural, la clase social, la edad o el lugar
5 - FAO (2011) “El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2010-2011”. Roma.
6 - “Encuesta de Usos del Tiempo”, CIS 2009 y Mª A. Durán (2009) “La contabilidad del tiempo”.
12
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Si comparamos la
evolución del PIB y del
IPG (GDP y GPI, en inglés)
de Estados Unidos entre
1950 y 2000, observamos
que mientras el primero
se triplicó, el segundo se
mantuvo prácticamente
estable.
13
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
3|
PONER LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA
EN EL CENTRO
Hemos dicho que los mercados capitalistas ocupan el centro en nuestro modelo de desarrollo, pues bien,
con nuestra Revolución de los Cuidados queremos poner la sostenibilidad de la vida en el centro, es
decir, descentrar a los mercados para ponerlos al servicio de la vida y situar esta como eje o prioridad en
torno al que organizar nuestras sociedades. Por tanto, nuestra propuesta va mucho más allá de revalo-
rizar o redistribuir los cuidados, como si fuera posible hacerlo sin alterar la lógica dominante. Nuestra
propuesta es cambiar de lógica para darle la vuelta al sistema, para transformarlo desde la raíz.
Pero además, nos encontramos con que, después de toda una vida dentro del sistema, habiéndonos
socializado en él, educándonos para él y habiéndole entregado buena parte de nuestro tiempo y energía,
los mercados capitalistas ocupan también buena parte de nuestra manera de entender la vida, de nuestra
cultura, del imaginario colectivo. Y ese “estrabismo”, esa naturalización de la lógica de los mercados, nos
puede limitar a la hora de concebir otro mundo posible. Por eso, como decía una pancarta: La lucha contra
el sistema que nos rodea no es más importante que la lucha contra lo que del sistema tenemos interiorizado.
Así, debemos empezar por descentrar a los mercados también de nuestro análisis y de nuestras metas; en
definitiva, debemos sacar al capitalismo de nuestros deseos y nuestra revolución.
En los últimos años hemos contemplado cómo miles de familias perdían sus viviendas porque el
Estado y las leyes daban prioridad al derecho a la propiedad privada de los prestamistas o las enti-
dades bancarias, frente al derecho a la vivienda. Sabemos también que las farmacéuticas no inves-
7 - Cita extraída de la comunicación “La sostenibilidad de la vida en el centro... ¿y eso qué significa?”, presentada al IV
Congreso de Economía Feminista organizado por la Univ. Pablo de Olavide en 2013.
14
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
tigan tratamientos para las enfermedades más extendidas porque las sufren los “pobres”, o para
las enfermedades raras porque no son rentables. La ley de los Estados lo permite, pero también la
ciudadanía lo hemos naturalizado y consentido.
Moviéndonos en dirección opuesta, para empezar a poner la vida en el centro de nuestro análisis y de
nuestras propuestas debemos cuestionar, por ejemplo, que las pensiones de jubilación se establez-
can en relación al valor que se da en el mercado al trabajo realizado y no al valor social del mismo,
o a su penosidad, o a la cantidad del tiempo dedicado. Ahondando en la cuestión de las pensiones,
si adoptamos una perspectiva no capitalista que priorice a las personas y sus necesidades, no se
puede comprender la denominación de “no contributiva”8 dada a las pensiones mínimas que muchas
mujeres mayores reciben en nuestro Estado, tras una vida entera “contribuyendo” a la reproduc-
ción social, al cuidado de trabajadoras y trabajadores, “contribuyentes” además de al erario público,
sin límites de horario ni calendario. En definitiva, si empezamos a desnaturalizar o descentrar a
los mercados también de nuestras cabezas,
debemos rechazar que sea nuestra posición
con respecto a él lo que determina si somos
sujeto de derechos o, en el mejor de los casos,
objeto de ayuda.
Decíamos en el documento “Pistas para un modelo de vida sostenible” que este pensamiento, caracte
rizado por su fuerte antropocentrismo y androcentrismo9 y sobre el que se ha asentado el capitalismo, es
el pensamiento de la Modernidad, que se abre paso a partir del siglo XVI. En relación a este pensamiento se
opone civilización a naturaleza, ciencia a tradición, razón a emoción o mente a cuerpo. También, en relación
8 - En 2011, 22 organizaciones feministas firmaron el Manifiesto por la Igualdad de Género en el Sistema de pensio-
nes (www.feministas.org/manifiesto-por-la-igualdad-de.html).
9 - Androcentrismo: sesgo según el cual se considera lo propio y característico de los varones como parámetro de
estudios y análisis de la experiencia universal de la especie humana, ocultando lo propio de las mujeres y su papel a
lo largo de la historia.
Antropocentrismo: sesgo según el cual los seres humanos se autoperciben como dueños de la naturaleza y que se
ha materializado en la dominación del hombre sobre el resto del planeta.
15
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
a este pensamiento, llegamos a creer que el progreso es bueno por definición, que la tecnología resolverá
todos nuestros problemas o que el ser humano puede vivir al margen de la naturaleza, como si no fuera una
especie animal más. Pues bien, para empezar a poner la vida en el centro será necesario, además de superar
estas visiones tan limitadas y limitantes, empezar a superar nuestro “mercadocentrismo”.
Y una vez que hemos “hecho hueco”, que hemos abierto una grieta en nuestra concepción del
mundo para que empiece a instalarse en ella la lógica de la sostenibilidad, no podemos sino
preguntarnos ¿a qué vida nos referimos cuando hablamos de poner la vida en el centro? Y en
oposición a esa vida precarizada que no es un fin, sino un medio al servicio del crecimiento,
hablamos de una vida digna de ser vivida, una vida vivible. Pero si queremos redefinir lo que
significa una vida vivible, no desde los parámetros del mercado capitalista, sino desde la vida
misma, no podemos acudir a las dimensiones materiales y de consumo con las que habitual-
mente se relaciona. Una vida vivible no se puede seguir relacionando con el bienestar material,
con la comodidad o con el control y la seguridad que emanan de la buena posición social, del
privilegio. Una vida buena no puede definirse por oposición a lo que es una vida precarizada,
aspirando todo el mundo a estar del lado bueno, sin darnos cuenta de que uno y otro son dos
caras de la misma moneda, pues el bienestar de unas personas depende de la pobreza de las
otras, de la apropiación de su tiempo, su trabajo y los recursos que son necesarios para la satis-
facción de sus necesidades.
Sin duda, el progreso nos ha brindado muchos de los elementos de una vida vivible, como la disminución de
la mortalidad infantil o el acceso a la educación básica, pero también nos ha restado salud y bienestar en otras
dimensiones. Según datos de la OMS, en la década de 1950 había menos de un 1% de personas con depresión
en el conjunto de los países de Europa y Estados Unidos. En la actualidad se sitúa en un 15%. En el periodo
de máximo crecimiento de la economía española, entre 1997 y 2002, el consumo total de antidepresivos en
10 - Puleo, A. (2007): “Medio ambiente y naturaleza desde la perspectiva de género”, en El paradigma ecológico en
las ciencias sociales, de Garrido, F., González, M., Serrano, J. L. y Solana, J. L. (eds.), Icaria.
16
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Fuente: http://www.happyplanetindex.org/
17
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
El “Vivir Bien” está ligado a la comunidad, es necesariamente un “Vivamos bien”. Parte de aceptar
la interdependencia y solo concibe la felicidad en relación y complementariedad, esto es, a partir del
reconocimiento a la diversidad y a la participación de los que son diferentes. Es, por tanto, una propuesta
que habla de los multiuniversos frente a los universos homogeneizadores o monoculturales y de la
importancia de la identidad, de saber quiénes somos para no ser explotados por quienes nos dicen lo
que debemos ser.
Desde el “Vivir Bien” se redefinen conceptos que en nuestra sociedad están definidos por el mercado
capitalista, como el trabajo, que pasa de entenderse como la venta de tiempo de vida a concebirse como
la alegría que produce el encuentro entre personas. De hecho antes de la colonización, en lenguas
originarias como el Cañarí de Ecuador, se contemplaban múltiples fórmulas equivalentes y reconocidas
para hablar de trabajo, como el Ayni (trabajo colectivo familiar) o el Rantinpac (trabajo solidario de
ayuda mutua). Sin embargo, conceptos como empleo no existían porque las formas de organizar y de
comprender el trabajo no venían marcadas por la venta de la mano de obra en el mercado, con lo que
tampoco existía traducción para palabras como sueldo, salario, oferta, privado, acumular o individuo**.
* - Fernando Huanacuni, funcionario aymara de la Cancillería de Bolivia y estudioso del “Buen Vivir".
** - Escobar, Lorena, “Visión Económica de la Lengua Cañari”, mimeo, ensayo para el curso Género y economía,
FLACSO-Ecuador, 2008. A través de Pérez Orozco, A. (2014) Subversión feminista de la economía. Traficantes
de Sueños, Madrid.
18
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
■■ Porque las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo.
Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas
del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio.
Audre Lorde
Hasta aquí hemos denunciado la lógica que amenaza la sostenibilidad de la vida y hemos empezado a
vislumbrar cómo es esa vida más allá del capitalismo. Una vida vivible, sencilla y sobre todo libre que,
de hecho, ya está existiendo pues, como decíamos, el capitalismo nunca lo ha ocupado todo, aunque
se hayan encargado de ocultarla y minusvalorarla. La estrategia de nuestra Revolución de los cuidados
no puede ser otra que mostrarla, alimentarla, animarla..., en definitiva, cuidarla y sostenerla. Pero no
podemos hacerlo de cualquier manera porque también necesitamos sacar la lógica de la acumulación
y la competencia de nuestros “actos revolucionarios” para no acabar reproduciendo el sistema del que
deseamos salir. ¿Cómo actuar entonces? ¿Según qué principios guiar nuestros actos? ¿Cómo resolver
nuestros conflictos? Pues por ahora se nos ocurre que esta revolución, tan radical como cuidadosa,
debería seguir, al menos, cinco principios:
Doris Lessing
Entendiendo la ética como el sistema moral según el cual una persona o colectivo determinarán aquello
que es “bueno” o “malo”, “correcto” o “incorrecto”, “deseable” o “indeseable”, con este primer principio
queremos proponernos nuevos valores con los que guiar nuestra conducta y juicio. Una nueva ética que
sitúe el Cuidado, entendido como un valor, en equivalencia con la Justicia, las responsabilidades con los
derechos, sin renunciar ni priorizar a ninguno de ellos, sino al contrario, entendiéndolos como comple-
mentos imprescindibles. Conocer la evolución de las teorías sobre el Desarrollo Moral que llevaron a
cabo Carol Gilligan y Lawrence Kohlberg nos puede ayudar a comprender mejor esta propuesta.
A largo de los años 60 y 70 el psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg formuló su teoría del desa
rrollo moral según la observación de la evolución de 84 personas de diferentes sociedades a lo largo de
19
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
20 años. Kohlberg definió un proceso de desarrollo moral en estadios, desde un estadio preconvencional
claramente egoísta, pasando a un estadio convencional en el que el juicio moral se basa en la cultura en
la que se está inserto y la percepción de las expectativas de los demás, hasta llegar a un estadio poscon-
vencional en el que, a través de la razón, se es capaz discernir los valores universales con los que guiar
la conducta, incluso por encima de las normas sociales. Este modelo, conocido como el de la Ética de la
Justicia o de los Derechos, sería en definitiva un modelo racional y universalista, marcado por la capacidad
de valorar de manera individual y autónoma lo que está bien y lo que está mal, independientemente de las
situaciones concretas. Dicho de otro modo, una persona que haya alcanzado el estadio moral posconven-
cional podrá reconocer y respetar los derechos de los demás, o decidir que lo moralmente bueno es aquello
que es justo aunque vaya en contra de sus propios intereses, de los intereses de su comunidad o incluso de
lo que dicta la cultura en la que se ha educado.
Curiosamente según el modelo de Kohlberg las mujeres alcanzaban, por lo general, un desarrollo moral
inferior a los hombres. Es entonces cuando Gilligan revisa dicho modelo y denuncia que la observación en
la que se basó se había realizado exclusivamente con varones, e ignoraba por lo tanto la experiencia vital
de las mujeres. Gilligan identifica un desarrollo moral diferenciado en las mujeres, que también trascurre
desde un estado preconvencional, pasando por un estadio convencional fuertemente influenciado por una
socialización diferenciada según estereotipos de género, hasta un estadio posconvencional, que en este
caso no está marcado por el abandono de las relaciones sociales y los juicios concretos, sino que supone la
extensión de la preocupación por los demás, de una actitud de responsabilidad hacia mis semejantes, hasta
llegar al principio moral del cuidado y la no-violencia como finalidad de las relaciones humanas.
Ética de la Justicia y Ética del Cuidado, derechos y responsabilidades, se han presentado repetida
mente como opuestas, pero desde nuestra perspectiva no sería necesario elegir entre una u otra, sino
que su comprensión amplia mejora nuestra concepción de la moral. Como nos explica Irene Comins: “si
la Ética de la Justicia nos recuerda la obligación moral de no actuar injustamente con los otros, la Ética
del Cuidado nos recuerda la obligación moral de no abandonar, de no girar la cabeza ante las necesi-
dades de los demás”. José Luis Soto13 también lo ejemplificaba de la siguiente manera: “Si la primera
nos dice —No matarás..., la segunda nos impone un —... ni dejarás morir a nadie”.
La Ética de la Justicia promueve un razonamiento abstracto, imparcial y universal, básico para el fun
cionamiento de nuestros Estados democráticos y para el reconocimiento a escala global de la digni-
dad humana, pero descuida la vulnerabilidad de las personas reales, sus necesidades específicas y las
circunstancias concretas. Así, la aplicación de la Ética del Cuidado, más propia de la esfera privada, a la
esfera pública nos aporta la percepción de un sujeto concreto y una perspectiva no solo centrada en la no
agresión, sino también en la satisfacción de necesidades. En dirección opuesta, la aplicación de una Ética
de los derechos al ámbito privado supondría el reconocimiento a la igualdad dentro de las relaciones
personales, desmontando jerarquías y privilegios por razón de sexo, edad o capacidad y favoreciendo
una “ciudadanía” también en la familia o en el amor.
El riesgo que para las mujeres supone un desarrollo moral basado exclusivamente en la Ética del Cuidado,
y al que anteriormente nos hemos referido como Ética Reaccionaria del Cuidado, está en la posibilidad
13 - Nuestro compañero José Luis Soto fue Responsable de Voluntariado de InteRed entre 2006 y 2008.
20
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
REVOLUCIONARIA
propias. Por otro lado, RESPONSABILIDAD DERECHOS
DEL CUIDADO
también un desarro
llo moral basado en Juicio: particular, Juicio: autónomo,
ÉTICA
la Ética de la Justicia, contextual, emocional, universal, imparcial,
pero completamente relacional. racional.
exento de empatía
o de comprensión de El otro es un otro El otro es un otro
la diversidad, puede concreto, atiende a la generalizado, busca
conducir a una Ética de singularidad. la universalidad.
los Derechos que sea,
exclusivamente, una Ética
de (mis) Derechos o una ética
deshumanizada.
Esta propuesta de nueva ética que formulamos aquí supondría la aplicación, en todo dilema moral, de
dos criterios de valoración igualmente importantes. Y solo aquello que cumpliera con lo que se puede
considerar “bueno” o “correcto” desde ambas perspectivas, aquellos juicios o conductas tan respetuosas
con los derechos, como corresponsables respecto a las necesidades, tan justas como cuidadosas, podrían
ser revolucionarias y contribuir a poner (el sostenimiento de) la vida en el centro.
Si nuestros cuerpos son vulnerables, si las vidas de las personas dependen del cuidado de otras y otros,
desde el momento en el que somos gestadas hasta el momento en que somos lloradas, el Derecho al
Cuidado no es más que una consecuencia del artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Porque
hay vidas que si no se sostienen se derrumban, es imprescindible que el Derecho al Cuidado sea recono-
cido como tal, no solo para ser incorporado a las múltiples declaraciones y convenios internacionales,
sino para que sus titulares, quienes tienen derecho al cuidado, se reconozcan como tales y lo exijan, a la
vez que se convierta en mandato y responsabilidad para aquellos que tienen el deber de hacerlo cumplir
y, en especial, para los Estados.
21
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
En palabras de Amaia Pérez Orozco: “La ruptura del círculo vicioso cuidados-desigualdad-exclusión exige
la configuración de un derecho al cuidado que sea constitutivo del núcleo duro de la ciudadanía y de los
procesos de desarrollo. Es urgente abrir un debate democrático: quién debe cuidar, a quién, cómo, dónde,
a cambio de qué”. Pero este derecho está aún en proceso de construcción y es un derecho multifacé-
tico. Por un lado defendemos el derecho a recibir los cuidados precisados en distintas circunstancias
y momentos de la vida, pero por otro está el derecho de elegir si se desea o no cuidar, combinando un
derecho a cuidar en condiciones dignas con un derecho a no cuidar en el marco de una relación de explo-
tación. Finalmente, hay que abordar la imperiosa igualación de los derechos laborales de las personas
que cuidan de manera remunerada, del empleo doméstico y de cuidados, que hasta ahora han estado
marcados por relaciones de desigualdad por razón de sexo, edad, origen, etc.
Podría parecer un contrasentido dedicar un material “enterito” como este a la propuesta de poner el
cuidado de la vida en el centro y luego afirmar el derecho a elegir si cuidar o no cuidar. No lo es si pensa-
mos en que a ninguna persona se le obligue, a costa de sus propias necesidades, a hacerse cargo de un
cuidado para el cual no existe responsabilidad social. Así, el derecho a no cuidar es también una manera
de reconocer el derecho al tiempo y al cuidado propio, la garantía de que a nadie se le obligue, por su
mala posición en el marco de unas relaciones de poder, a responsabilizarse de la vida en un sistema que
no solo desprecia la vida, sino que la concibe como un recurso.
22
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
A pesar de lo afirmado, esta idea del autocuidado ha dado mucho que reflexionar en los tres
años de recorrido de la campaña “Actúa con cuidados”. Para una organización como InteRed, en
cuyas bases se encuentra una aplastante mayoría de mujeres, hablar de cuidados es hablar, casi
siempre, de una situación de subordinación de las necesidades propias a las necesidades de otras
personas o instituciones. Así, comprender que tenemos derecho a cuidarnos y a elegir si cuidar
o no cuidar, resultó al inicio profundamente liberador y autoafirmante. Sin embargo también ha
generado dudas y una riquísima reflexión interna. ¿Hasta qué punto podemos priorizar nuestro
propio derecho al cuidado frente al derecho de otras personas? Si es evidente que todas las perso-
nas necesitamos disponer de tiempo y energía para el autocuidado, también nos resulta evidente
que la propuesta no podía quedarse en que cada cual se cuide a sí mismo tanto como necesite y
cuide del resto con el tiempo y energías que le sobre (si es que le sobra). Esta primera conclusión
probablemente resolvería el dilema desde los criterios de la Ética de los Derechos, pero no sería
aceptable desde una Ética de la Responsabilidad y, en consecuencia, no respondería a lo “bueno”
o “deseable” desde nuestra propuesta de una Ética Revolucionaria del Cuidado.
No, no podemos seguir permitiendo que el cuidado del que se apropia el mercado capitalista, el
Estado y los hombres, en un sentido genérico14, en vez de ser reclamado a quien lo adeuda, sea
sustraído a las personas, o sociedades enteras, que tienen una peor posición social, política o
económica. Se trataría, más bien, de concebir formas de autocuidado personal y colectivo más
sostenibles y solidarias, a través de las cuales podamos cuidar de nosotras o nosotros mismos a la
vez que lo hacemos de otras personas. Formas de cuidado sinérgicas, en permanente alerta para
no basarse en la vulneración del derecho al autocuidado de otras personas o colectivos, sino en las
que el trabajo que realizo al cuidarme, cuide de otros por igual. Dicho de otro modo, se trataría de
conjugar el derecho propio, como nos dictaría la Ética de la Justicia, con las necesidades de otras
personas, como nos recordaría la Ética del Cuidado, para dar a luz una concepción del autocuidado
que empieza en mí, pero se abre progresivamente a quienes me rodean y se proyecta hacia todos
los seres humanos, y no humanos, a través de la participación en la comunidad.
14 - Sabemos que hay muchos hombres que cuidan y que cada vez son más, pero lamentablemente las encuestas
nos demuestran que el reparto de la carga de trabajos sigue siendo enormemente desigual.
15 - Puleo, A. (2000): “Ecofeminismo: hacia una redefinición filosófico-política de ‘naturaleza’ y ‘ser humano’”, en Femi-
nismo y filosofía, de Amorós, C. Ed. Síntesis, Madrid.
23
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
¿Y cómo daríamos forma al Derecho al Cuidado? ¿Cómo nos organizaríamos o cómo debería el
Estado organizarse para hacerlo efectivo? No vamos aquí a dar una respuesta detallada, pero sí a
recoger dos criterios éticos irrenunciables que deben estar presentes en la definición del Derecho
al Cuidado: la universalidad y la singularidad.
Desde su formulación en 1947, la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama que
todos los seres humanos tienen derecho a los Derechos Humanos. Es decir que la universalidad es
uno de sus principios fundamentales. Sin embargo, esta apuesta no ha impedido que los Derechos
Humanos de unos pueblos e individuos, los enriquecidos, se ejerzan a costa de los Derechos
Humanos de otros, los empobrecidos, de sus recursos naturales, de sus tiempos y energías y hasta
de sus propios proyectos colectivos. Por eso, cuando hablamos de la universalidad del Derecho al
Cuidado, del derecho universal a una vida vivible y partiendo de la aceptación de los límites de
este planeta finito, así como de los límites de los cuerpos vulnerables, necesitamos incorporar un
principio de autocontención, de sencillez, de (la tan maltratada) austeridad. Si nuestra manera
de proporcionarnos el ejercicio del derecho al Cuidado no es sostenible ambiental o socialmente
para el resto de la población, presente y futura, entonces, sencillamente, no es universal.
Pero, además, el bienestar es una experiencia personal, que pasa por los cuerpos, por las emocio-
nes, por las necesidades e intereses diversos y originales de cada una de las personas del planeta.
Por eso respetar la singularidad de los sujetos de derechos, sean estos individuales o colectivos,
será el segundo criterio ético en la definición del Derecho al Cuidado.
Afirmar que el cuidado debe ser dado y recibido de manera vinculada a la singularidad de cada persona o
comunidad es dar espacio a la diversidad para que la diferencia no se convierta en desigualdad.
24
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Tradicionalmente hemos concebido las revoluciones como sucesos con una fecha de inicio y final bien
determinado y cuyos protagonistas tienen nombres y apellidos concretos que han pasado a los libros de
historia. Tradicionalmente hemos entendido que las revoluciones se producían en el espacio público,
en el parlamento, en la calle o incluso en el campo de batalla. Pues bien, desde “Actúa con cuidados”
queremos reivindicar que las verdaderas revoluciones, las que transforman profundamente la cultura
y las relaciones de una comunidad, se componen de un sinfín de pequeños actos, llevados también a
cabo por gente anónima y en ámbitos de su vida considerados privados o personales. En otras palabras,
reivindicamos que lo personal es político.
Podemos entender la Política como el proceso de definición y articulación de las metas colectivas. La Políti-
ca, así entendida, estará siempre unida al conflicto, cuando personas o grupos diversos, con necesidades,
intereses y visiones diversas, se pongan a la tarea de definir y articular las metas por las que unas y otros
se han de organizar. Cuando el conflicto se niega u oculta, excluyéndose a una parte de la ciudadanía de su
abordaje, se produce la despolitización, que no es más que la victoria aplastante de quienes ocupan posi-
ciones de privilegio y tienen la capacidad de imponer su “pensamiento único”. Por eso, para poner la vida
en el centro, es imprescindible hacer visible el conflicto entre el capital y la vida que ahora se resuelve en
los hogares de manera invisible y sin la participación de todas las personas implicadas. Necesitamos reco
nocerlo, repolitizarlo y permitir la participación de todas y todos en la articulación de una nueva solución (y
una nueva sociedad) más democrática, más inclusiva y, en último término, más justa.
Cuando proclamamos que “Lo personal es político” lo hacemos gracias a que, en los años 70, Kate Millet
y otras mujeres de la corriente del Feminismo Radical se plantearon que lo que ocurre en el espacio
privado, en este caso en el seno de las relaciones familiares, tiene consecuencias en el espacio público,
en el orden social. Y, al hacerlo, lo que consiguieron fue romper con la separación misma entre lo público
y lo privado que, desde la aparición del pensamiento de la Modernidad, con su gusto por los binarismos
jerarquizados, había confinado a la emoción, la naturaleza, el cuerpo, los cuidados y, cómo no, las mujeres
al espacio de la invisibilidad, de lo no público, de lo no político. Pero la política se hace también, muy a
pesar del pensamiento de los “modernos”, en los espacios habitados por las mujeres. Por eso, las femi-
nistas de los 70 comenzaron a utilizar la consigna de “Lo personal es político” para defender los grupos
de autoconciencia de mujeres, tachados de “terapia” por parte de la izquierda tradicional como forma de
negar su dimensión política y de desvalorizar su trabajo. Y, en aquel entonces, ellas no afirmaron que “lo
privado es político”, que hubiera sido revolucionario de por sí, sino que negaron de raíz dicha dicotomía
para afirmar que “lo personal”, lo que tiene que ver con la cotidianidad, con la intimidad, con los cuerpos,
con las relaciones, con los afectos..., independientemente del ámbito público o privado en el que se dé,
tiene una radical dimensión política.
25
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Así, podemos reivindicar la tan denostada Política y entenderla, en palabras de Luisa Murano, como
“el arte de conciliar la libertad y la convivencia”, es decir, como la lucha por el ejercicio de los propios
derechos a la vez que nos hacemos responsables de los derechos de las demás personas. Podemos, así
mismo, comprender la trascendencia política de nuestro actuar cotidiano. Y así, finalmente, podemos
hacer Política, no desde la teoría o desde las instituciones, sino desde la vida (real). En palabras de Laura
Cortes: "de tal forma que nos ayude a ensayar prácticas políticas que se ajusten más a la vida".
■■ El 1 de diciembre de 1955 una costurera negra final de los cuales desapareció legalmente la
llamada Rosa Parks se negó a cederle el sitio segregación.
a un hombre blanco. “No”, dijo, y continuó
mirando por la ventanilla. Aquel “no” obligó (...) También las leyes de los mundos cerrados
al conductor a detener el autobús e interpelar y pequeños se pueden modificar, y se deben
a la rebelde. Pero Rosa Parks volvió a dar a modificar. Es más, su cambio suele constituir
la autoridad competente un “no” que tuvo el una especie de Big Bang que da lugar a
efecto de un puñado de tierra en el carburador. nuevos universos. El “no” de Rosa Parks
Parecía imposible arrancar de nuevo creció como un mundo en expansión, dando
mientras el “no” de aquella negra insolente al traste con las leyes racistas de EE. UU.
permaneciera dando vueltas por el interior Y continúa expandiéndose, pues si bien es
del autobús. Se avisó a la policía, que detuvo cierto que la costurera de Montgomery ganó
y multó a la mujer, pero el “no” se extendió la batalla legal, la social continúa librándose
como un virus afectando a toda la flota de calle a calle.
autobuses. Los negros dieron al transporte Juan José Millás en
público un “no” colectivo que duró 381 días, al El País del 5 de agosto del 2006
Esta es una idea con potencial infinito. Como dice Encina Villanueva, "la transformación desde lo personal
y cotidiano, vinculándola a lo colectivo y público, es factible y es necesaria". Frente a la sensación de que
los grandes cambios escapan a nuestras capacidades, hay opciones de cambio posible desde lo diario16.
Necesitamos, entonces, transformarnos para transformar el mundo, pues si bien es cierto que no toda
transformación personal es política, especialmente si no tiene implicaciones más allá de lo individual,
más aún lo es que toda propuesta política que no implique lo personal, que no conecte con la vida, no
llegará nunca a ser transformadora.
Un ejemplo de lo anterior, una pareja se encuentra con la dificultad de cuidar a su bebé durante
unas horas al día por incompatibilidad con sus empleos. La solución más sencilla, si es que cuentan
con ello, es disponer del tiempo de la abuela o de los abuelos. Con ello, la vida continúa y las nece-
sidades de las personas se cubren sin “molestar” al mercado capitalista, amortiguando o resolvien-
do en el hogar el conflicto entre el capital y la vida. Si deciden juntarse con más madres y padres en
16 - Cita y ejemplo extraídos de la comunicación: Politizando lo cotidiano en educación para el desarrollo: Hacia
una “Revolución de los cuidados”, presentada por nuestra compañera Encina Villanueva para el IV Congreso de
Educación para el Desarrollo de Hegoa, celebrado en Vitoria-Gasteiz entre el 9 y el 11 de octubre de 2014.
26
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Como principio para nuestra “Revolución de los cuidados” esta idea nos anima a buscar nuevas
formas de hacer Política que pasen por nuestra propia experiencia del mundo, por nuestra lectura
de la realidad, por nuestros cuerpos y nuestros deseos y no por los de un plural impersonal que no
refleja más que la lógica hegemónica del poder. Digamos que nuestro carro de combate puede ser
un carro de la compra... o el carrito de un bebé. Tal y como lo explica Anna María Piussi: "conferir
sentido a sí mismas, a los otros, al mundo, a partir de la propia experiencia, necesidades, deseos, es la
condición para poder modificar la realidad de manera profunda y no solo en sus aspectos exteriores
y superficiales".
Una mujer que decide no comprar más en una gran tienda de informática y electrodomésticos
porque emplea repetidamente una publicidad sexista; un colectivo de familias que deciden orga-
nizar una “tienda gratis” de ropa de bebés para intercambiarse aquellas prendas que ya no necesi-
tan; una Asociación de Madres y Padres de una escuela pública que organiza un Banco de Libros de
Texto con el apoyo del profesorado... Desde lo más individual, hasta lo que llega a toda la comuni-
dad, podemos concebir acciones transformadoras.
27
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Por eso nuestra propuesta es coordinar nuestro actuar individual “con sentido político”, a la vez que nos
organizamos para actuar colectivamente “con sentido político”, pues lamentablemente no sería suficiente
con lo personal y cotidiano para cambiar este sistema. Así lo explica el activista ecologista Derrik Jensen:
“En 2005, la producción municipal de basura fue de unos 705 kilos per cápita en los EE. UU. Suponga-
mos que es usted un activista muy exigente y con una forma de vida muy sencilla y reduce esto a cero.
Recicla todo. Lleva las bolsas de la ropa para hacer compras. Arregla el tostador, sus dedos sobresalen por
la puntera de sus zapatillas. Pues aun así, no es suficiente. Dado que la basura municipal no solo incluye a
la residencial, sino también la que emana de las oficinas públicas y de los negocios, se va en manifestación
a estas oficinas, con los panfletos de reducción de desechos en la mano y les convence para eliminar la parte
de la basura que a usted le corresponde. Vaya, hay malas noticias: la basura municipal apenas supone el 3
por ciento de toda la producción de residuos en los EE. UU”.
Uno de los problemas que presenta quedarnos en las soluciones individuales, como ahorrar agua de la
ducha, reciclar residuos domésticos o desplazarnos en bicicleta es que, a pesar de su profundo sentido
político y de ser la “avanzadilla” de la conducta que todo el mundo habrá de observar en el futuro, se
basan en no aumentar el daño más que en revertirlo. Además, pareciera como si cargáramos toda la
responsabilidad, incluso la culpabilidad, en las personas individuales, olvidando que son los grandes
grupos de poder (y estos sí actúan colectivamente) los máximos responsables de que hayamos llegado
hasta aquí. Finalmente, limitándonos a lo individual parece que interiorizamos la concepción capitalista
que nos considera, más que ciudadanos, consumidores. Así, al aceptar esta redefiniciónwq reducimos
nuestras posibles formas de resistencia a consumir o a no consumir. Pero la ciudadanía tiene muchas
más tácticas de resistencia a su disposición, incluyendo votar o no votar, organizarnos, postularnos,
hacer panfletos, boicotear, manifestarnos, agruparnos, protestar y, cuando un gobierno atente contra la
sostenibilidad de la vida, tenemos también el derecho de expulsarlo.
28
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
En estos años de campaña han sido muchas las personas que, sensibilizadas por el análisis realizado y por
las problemáticas a las que se habían acercado, planteaban la clásica pregunta “¿Qué puedo hacer yo?”.
Otras muchas compartían la sensación de que lo expuesto era de “sentido común”, pero que las soluciones
estaban demasiado lejos de sus capacidades, que se sentían pequeñas ante estos problemas, poca cosa.
Más valientes fueron quienes confesaron sentirse mal, “culpables” por no estar haciendo nada o por no
estar haciendo todo lo que “deberían”. Y no pocos culpaban a los demás: “Nadie hace nada”, “A la gente le
da igual”... consiguiéndose para sí cierta descarga, “No seré yo el primer tonto que deje de usar el coche”.
Pero la culpa es mal motor para esta revolución. La culpa no nos cuida, no nos sostiene ni nos hace crecer
y, lejos de ayudarnos a transformar la realidad, nos hace sentirnos menos poderosas y poderosos de
lo que somos. Sentirnos culpables nos paraliza, nos debilita y culpar a otras personas supone otorgar-
les el control de nuestras acciones. Por eso, frente a víctimas o culpables, necesitamos reconocernos
responsables, atrevernos a tomar las riendas de esta revolución, no por el deber que genera culpa al
incumplirse, sino por el deseo de hacerla, por la ilusión y el placer de poner la vida en el centro.
Aun así, lo cierto es que es no es fácil transformar nuestro modo de vida. Menos aún si, tras años de ser
tratados más como consumidoras o consumidores que como ciudadanía, hemos perdido la confianza y
las habilidades para la articulación y la acción colectiva. Pues bien, para revertir ese proceso de pérdida
de poder ciudadano, para poder hacernos responsables, la propuesta es el empoderamiento, concebido
por el movimiento feminista allá por los años 80. Empoderarse, en palabras de Marcela Lagarde, sería
"facultarse, habilitarse, autorizarse, desarrollar la consciencia de tener el derecho a tener derechos, reco
nocer la propia autoridad y confiar en la capacidad de lograr propósitos".
Esa consciencia y esa autoridad a la que nos referíamos se producen cuando una persona genera autocon-
fianza, seguridad y legitimidad para ser quien es, cuando se autoafirma. Pero no resulta fácil confiar en
29
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
nuestro propio poder sin reconocernos, sin aceptar lo que somos, con todos nuestros rasgos de identidad.
Así, el primer paso para la transformación es, aunque pueda resultar paradójico, la aceptación. Frente a los
valores de competencia y autoexigencia, tan propios del capitalismo y que son origen del “sueño ameri-
cano” (según el cual todo el que lo intente lo suficiente será recompensado y, por lo tanto, todo aquel que
no tenga éxito social o económico será que no se ha esforzado lo suficiente), es difícil aceptar la realidad
y, mucho más aún, aceptarnos. Pareciera como si la aceptación, el reconocimiento y respeto a nuestros
límites nos condujera irremediablemente a la resignación o a la mediocridad, pues ¿quién se esforzaría por
cambiar algo que acepta? Sin embargo, la aceptación, especialmente la aceptación de lo que somos, con
nuestros miedos y bloqueos, con nuestras ilusiones y deseos, es imprescindible para iniciar el camino de la
transformación individual y colectiva. De alguna manera es la energía que fluye entre el malestar que me
producen algunas cosas y el amor que me tengo y tengo a los que me rodean y, en consecuencia, el deseo
de cambiar para corregir el malestar y volver a sentirme bien, el que nos puede empujar a movernos.
■■ Pensad ahora en un hombre que, abrumado darse de golpes contra una pared. Finalmente,
ante la realidad del cambio climático, percibe un si acepta la realidad tal cual es, con toda su
fuerte inmovilismo social ante este hecho tan crudeza, le será más fácil ser parte del mundo,
central para nuestro futuro. Si él se resigna ante o sea, sumergirse en la realidad con su deseo,
esta situación, se cruzará de brazos diciéndose sus reflexiones, sus miedos o su creatividad,
a sí mismo que ‘no hay nada que hacer’ dejando sintiendo, entendiendo y dialogando con lo
mudo su miedo y su deseo. Si lucha contra que tiene, con lo que hay, transformando,
la realidad porque no soporta que esta sea transformándose.
la que es, es probable que quiera imponer
consignas y propuestas a personas que no le
querrán escuchar, en un ejercicio estéril de Graciela Hernández Morales
30
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
4|
LA LÓGICA DE LA SOSTENIBILIDAD
DE LA VIDA EN 3D
En estos tres años de campaña nos han preguntado muchas veces cuál es “la alternativa” (así, en
singular), como si pudiera existir una receta sencilla, un Manual para el cambio. Pero no, no lo hay.
Si afirmáramos que poner la vida en el centro es algo que se puede hacer de un día para otro, intro-
duciendo una o dos modificaciones en nuestra rutina, estaríamos proponiendo un cambio muy
superficial, no una revolución. Pero eso no significa que estemos bien donde estamos o que nues-
tra propuesta no tenga sentido. Simplemente nos resistimos a trazar un único camino para llegar a
poner la vida en el centro y sentimos que ir dibujando el mapa a medida que vamos avanzando por
él, con las ideas claras sobre qué características tendrá nuestra meta aún sin contar con una imagen
nítida de esta es, aunque parezca contradictorio, la manera más fácil de empezar a caminar y, sobre
todo, de seguir haciéndolo hasta el final.
Así, la propuesta de la campaña “Actúa con Cuidados” no es una imagen fija sino un proceso: que cada
persona y cada colectivo encuentre las formas de transformación que más sentido tengan para ella, que
más apropiadas resulten en su contexto y en el orden en el que sean más viables. Apostamos por el
proceso, más que por el resultado, pues no nos convence eso de que, en todo caso, “el fin justifica los
medios”. Y, sin embargo, reconocemos que, a veces, los medios son tan enriquecedores que justifican
el fin. Promovemos un proceso de deconstrucción y reconstrucción cultural que es, al fin y al cabo, un
proceso educativo. Un proceso que nos ayude a entender la realidad desde otros parámetros, con otra
mirada y en el que vayamos desarrollando las competencias necesarias para llevar adelante una vida
social y ambientalmente sostenible, sostenedora, comprometida y corresponsable.
A lo largo de la vida de la campaña “Actúa con cuidados” se ha ido conformando esta nueva manera
de mirar, que se ha nombrado como “Enfoque de cuidados”, o Enfoque de la sostenibilidad de la vida.
Así, por ejemplo, cuando se ha participado en el Consejo de Igualdad de Málaga o se ha trabajado la
formación del profesorado se ha intentado incorporar un enfoque de cuidados a las políticas de igualdad
31
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Reconocernos vulnerables e interdependientes no es nada fácil en un mundo que nos invita constan-
temente a superar nuestros límites, como si fuéramos inmortales. Pero no, no somos inmortales,
nuestros cuerpos son precarios, tienen límites, son finitos. Esto quiere decir, como hemos repetido, que
de manera muy diversa necesitamos de los cuidados de otras personas para llevar adelante una vida
vivible. Negando esta evidencia tal vez sea posible seguir relegando los cuidados a la esfera privati-
zada y feminizada de los hogares pero, una vez que reconocemos su importancia y las consecuencias
de su injusta distribución, no cabe si no plantear transformaciones profundas. Así, si afirmamos que
hay que hacer política desde lo personal, empezaremos por hacer política desde el escobero, desde el
cesto de la ropa sucia, desde el cajón de los medicamentos y, sin dudarlo, desde el váter.
Cuando nos pusimos por primera vez las gafas de la sostenibilidad de la vida y empezamos a obser-
var el mundo desde este enfoque la visión fue deslumbrante. No cabía otra opción que dedicar
el trabajo de educación y sensibilización de varios años a visibilizar y reivindicar el valor de los
cuidados. Pero, tres años después, evaluando el camino recorrido, nos damos cuenta de que en algu-
nas de las actividades realizadas ha primado un discurso algo dulcificado en relación a los mismos,
como si los cuidados siempre resultaran gratificantes, como si siempre se ofrecieran en el marco
de una relación de compromiso afectivo libre y elegido, como si la faceta inmaterial de los mismos
(los afectos, la escucha, la ternura...) tuviera más importancia que la material (la limpieza, la cocina,
la compra...). Y sí, los trabajos que sostienen la vida deben situarse en el centro de la organización
social y deben poder ofrecerse en el marco de relaciones libres y elegidas de compromiso y respon-
sabilidad, pero no porque sean siempre hermosos y den sentido a nuestras vidas sino porque, en
muchas ocasiones, son duros y penosos. Y a pesar de todo, son imprescindibles.
Por eso, en esta segunda fase de la campaña “Actúa con Cuidados” deseamos poner el acento en la
redistribución de los trabajos que sostienen la vida y el reconocimiento (y restitución) de la deuda
contraída con las personas que se hacen cotidianamente cargo de él. Es lo que la “Comisión de
Feminismos Sol” del 15M definió como la democratización de los hogares, entendiendo el término
democracia no en el sentido estéril del sistema formal desde el que nos gobiernan, sino como el
ejercicio político de toma de decisiones que afectan a una comunidad y en el que todos sus miem-
bros pueden participar reconociéndose tanto su derecho universal a hacerlo como su singularidad a
la hora de hacerlo.
Pues bien, la democratización de los hogares pasa por reconocer, en primer lugar, que lo que ocurre dentro
de los hogares concierne al conjunto social, que en ellos se está resolviendo el conflicto capital-vida y que,
hasta ahora, se está haciendo de manera profundamente injusta y desigual, siendo el origen de la exclusión
y desigualdad social a gran escala. A partir de ahí podemos movernos en cinco direcciones:
32
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
33
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
18 - La idea de vivir las relaciones amorosas como ciudadanía de pleno derecho, sin miedo a la negociación ni a la
libertad, la tomamos del maravilloso texto de Marcela Lagarde “Claves feministas para la negociación en el amor”.
19 - La propuesta de los círculos concéntricos para la organización social de los cuidados es una adaptación de la
presentada por Ana F. Vega en las Jornadas de Economía Crítica de Barcelona en el año 2006, recogida por Amaia
Pérez Orozco en su Subversión Feminista de la Economía (2014).
34
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
35
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
36
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
de los casos. A nivel global, la regulación del trabajo doméstico por parte de la Organización
Internacional del Trabajo, cuyo Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y
los Trabajadores Domésticos es reclamado por todas las asociaciones y movimientos del sector.
A finales de 2014, España aún no lo ha ratificado.
■■ Frente a la globalización de los cuidados, reconocer la deuda contraída con otras sociedades
por la apropiación de sus tiempos y energías para el cuidado, asumir el peso de nuestro propio
modelo civilizatorio como vía para empezar a transformar dichos modelos y compensar, en la
medida de lo posible, a otras comunidades y sociedades por el impacto sufrido por la confor-
mación de las Cadenas Globales de Cuidado. Así mismo, para las personas migrantes que trabajan
en nuestros hogares amortiguando la crisis de cuidados que nos afecta, casi siempre en condicio-
nes de gran precariedad, este reconocimiento debería conducir al reconocimiento pleno de los
derechos de residencia y trabajo, de reagrupación familiar y todos los derechos laborales que se
contemplan para el resto de trabajadoras y trabajadores por cuenta ajena.
■■ Es justo visibilizar el trabajo por la defensa de “desafiamos las fronteras en busca de una vida
los derechos de las personas empleadas en el mejor y nos ayudamos a no olvidar quiénes
sector doméstico y de cuidados que se lleva a somos y que tenemos una historia y un proyecto
cabo por organizaciones de mujeres, migrantes de vida valioso que es el que nos ha traído
en su mayoría. Una de estas organizaciones, hasta aquí, aunque pase por muchos avatares”.
que han contribuido con la fuerza de sus Esta y otras organizaciones de empleadas de
reflexiones al discurso de la campaña “Actúa hogar reivindican su reconocimiento como
con cuidados” es Territorio Doméstico, un interlocutoras para la negociación y la ratificación
grupo de mujeres dominicanas, colombianas, del Convenio 189 de la OIT y a la inclusión
salvadoreñas, ecuatorianas, rumanas, españolas, del empleo doméstico en el Régimen General
senegalesas, nicaragüenses, bangladeshies, de la Seguridad Social sin distinción alguna
bolivianas, marroquíes... que, en sus palabras, respecto a las condiciones de otros empleos.
SIGUE EN LA PÁGINA 38 ➜
37
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
➜ VIENE DE LA PÁGINA 37
■■ Flexibilizar la concepción del hogar, que no se limite a la familia tradicional, sino que pueda esta
blecerse de manera libre y elegida. Hogares diversos que reflejen la diversidad. Una mujer que vive
sola con su hijo en el mismo edificio que su madre viuda; un matrimonio con cuatro hijos que acoge en
su casa a una mujer inmigrante y su hija; una mujer mayor que vive con su nieto; un hombre y una mujer
separados que conviven con los hijos de ella y, fines de semanas alternos, con la de él; un matrimonio
de dos hombres que adoptan una niña china; dos amigas que se apoyan mutuamente en la crianza de
sus hijas... La realidad se impone pues todas estas formas de convivencia, de verdaderos hogares donde
se cuida y construye bienestar, existen y sostienen la vida. Sin embargo, estos hogares no disfrutan de
los mismos derechos y, no en todos, la crisis de los cuidados se presenta con la misma intensidad. Así,
el porcentaje de pobreza se dispara en las familias monoparentales, más de medio millón en nuestro
Estado, de las que el 88% están encabezadas por mujeres, por la dificultad de compartir responsabi-
lidades de cuidado, unida a la discriminación laboral tanto en las condiciones como en el acceso al
empleo. Esta situación afecta de manera directa a las niñas y niños que forman parte de estas familias,
de los que el 47% está en riesgo de pobreza.
38
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
“¡Están locos estos romanos!”, decía Obelix. Y ciertamente los descendientes culturales de aquellos
romanos estamos un poco locos, solo así se comprende nuestro estilo de vida, tan inconsciente, tan dese-
quilibrado, tan devastador. Nuestro distanciamiento del resto de la naturaleza es tan profundo y está tan
instalado en nuestro imaginario colectivo que, a veces, hasta dudamos de ser animales. Normal, por otro
lado, pues a las niñas y niños tarda muchos años en enseñárseles que efectivamente lo somos. Conce-
bir, por ejemplo, la extinción de la especie humana es algo que apenas si cabe en nuestra imaginación,
a pesar de lo directos que podría decirse que vamos hacia ella. Nuestro pensamiento tan “moderno”
es profundamente antropocéntrico por eso, para empezar a poner la vida, humana y no humana, en el
centro, el primer paso es necesariamente aceptar nuestra ecodependencia.
A partir de ahí el ejercicio es, en teoría, sencillo. Se trataría de adaptar nuestro modo de vida para no
incurrir en deuda ambiental, es decir, para no consumir más materiales y energías de los que el planeta
es capaz de regenerar. No se trata de vivir como en la Edad de Piedra, como exclaman aquellos que no
pueden concebir la vida sin aire acondicionado, sino simplemente adaptarnos a los niveles de consumo
de nuestra sociedad en los años 70, con una mejor distribución, vaya eso por delante. Es una evidencia
que hemos superado los límites
biofísicos del planeta, que el
petróleo, el gas y el carbón
Foto: Ingrid (Flickr - CC).
seacaban también. Podemos
discutir si será dentro de 5,
10 o 30 años, pero sucederá,
porque la humanidad necesi-
taría hoy más de un planeta y
medio para sostenerse. Enton-
ces el debate no es si reducir o
no nuestro consumo, el debate
es si hacerlo de manera injusta
y violenta o si hacerlo con equi-
dad y democracia.
39
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
de quienes quieren seguir ofreciendo sacrificios humanos al mercado, sino como camino a la libertad
que se alcanza cuando se es consciente de que el bienestar no está tan vinculado a lo material como a lo
afectivo, a las relaciones personales. Pero, además, frente a la imagen sombría de una austeridad gris y
aburrida, en la que la diversión está prohibida y que solo se adoptaría por miedo o por un estricto y disci-
plinado sentido del deber, apostar por una vida sostenible es apostar por una vida gozosa y felizmente
sencilla. Al fin y al cabo es a través de la promesa de una felicidad conseguida a través del bienestar
material, una felicidad de consumo, cómo el sistema capitalista consigue mantenernos a todas y todos
“enganchados”, es decir, no es tanto por lo que nos da, como por lo que promete darnos y, sobre todo, por
lo que promete quitarnos si lo ignoramos. Se trataría, entonces, de conseguir una felicidad más tranquila,
más cercana, no libre de dificultades o esfuerzos pero sí más autónoma, que no estuviera constante-
mente amenazada.
Necesitamos entonces examinar de cerca cómo vivimos y preguntarnos si así es realmente como
deseamos vivir, o si es una vida que llevamos por rutina, por la dificultad de ir a contracorriente. La vida
tiene un abanico infinito de posibilidades y tal vez no estemos viviendo tan plenamente como podría-
mos. Así, el primer paso para adoptar un modo de vida sostenible es parar (nada fácil en nuestros días),
reflexionar y hacer una elección, elegir conscientemente, con todo lo que sabemos y todo lo que senti-
mos, cómo queremos vivir.
Muchos grupos a lo largo de la historia han optado por la simplicidad voluntaria en su estilo de vida,
como Estoicos, Cuáqueros, Menonitas o Sufíes. También son muchas personas las que la han adoptado y
predicado, como Buda, Gandhi, San Francisco de Asís o Santa Teresa de Jesús. En nuestros días la simpli-
cidad voluntaria ha superado los límites de las pequeñas comunidades para convertirse en un movimien-
to ampliamente difundido en Europa y Norteamérica. No existe un único colectivo y no hay un único
programa, sino que dentro de él se pueden incluir propuestas como el Decrecimiento, el Movimiento de
Transición o el Movimiento Slow, grupos como los “Círculos de la Felicidad” o los Simplícity Collective,
campañas como “Consume hasta Morir” o la Downshifting Week, instituciones como el Instituto de la
Simplicidad (Simplicity Institute) o redes como la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS).
En cuanto a las acciones concretas, siguiendo en este caso la propuesta del Decrecimiento, podríamos
señalar algunos puntos:
■■ Limitación en nuestro uso de energías, materiales y tiempos puestos a disposición del mercado para
poder destinarlos, especialmente en lo que se refiere al tiempo, a la sostenibilidad de la vida, a las
relaciones afectivas, a la organización comunitaria o la trascendencia. Nuestro consumo energético es
insostenible y lo será más aún en el futuro, por lo que no basta con reciclar o apagar los electrodo-
40
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
mésticos del todo cuando no los vayamos a usar durante un largo tiempo —que también—, sino que
debemos repensar nuestros hábitos de viaje, nuestras formas de transporte o el coste ecológico de la
climatización de nuestros hogares, oficinas y centros comerciales. Las basuras de nuestros hogares,
que son hoy el doble que hace 20 años, se componen en un 70% de materia inorgánica que, una vez
“producida” con un alto coste de energía y recursos, se considera residuo de problemática gestión. Pues
bien, también en lo que se refiere a la basura hay grandes diferencias, ya que en América Latina esta
proporción de materia no orgánica es tan solo del 30% y si en Estados Unidos llega a suponer 2 kg por
persona y día, en África no alcanza los 800 gr.
■■ Revalorización de los saberes tradicionales, de aquellos que nos permitían vivir en mayor equilibrio
con el planeta, fluyendo en sus propios ciclos y no tratando de alterarlos para ponerlos a nuestro servi-
cio. Propuestas como la Permacultura, una rama del diseño, la ingeniería o la arquitectura de carácter
ecológico, que desarrolla la arquitectura sostenible y los sistemas agrícolas de automantenimiento
modelados desde los ecosistemas naturales son ejemplos de integración dinámica de los saberes tradi-
cionales con el desarrollo tecnológico más actual.
SIGUE EN LA PÁGINA 42 ➜
41
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
➜ VIENE DE LA PÁGINA 41
■■ Relocalización económica para volver a la producción local. Es decir, volver a acercar el lugar donde se produ-
cen o, hablando con propiedad, donde se extraen y transforman los productos que consumimos con el lugar
en que los consumimos. No tiene sentido, ni será posible dentro de unas décadas, comer melones o salmones
traídos de América Latina cuando para su cultivo o pesca se ha deteriorado el medio natural y en su trans-
porte se han generado insostenibles cantidades de dióxido de carbono. No tiene sentido vestirnos con unos
pantalones o usar unas zapatillas que han cruzado medio planeta y para cuya fabricación, a un coste que
podamos pagar, se ha necesitado del trabajo en condiciones de riesgo para la vida y con salarios de miseria
de otros seres humanos. Este modelo de felicidad ligada a la propiedad y al consumo es un modelo de felici-
dad imposible de universalizar.
■■ Promover una nueva cultura de consumo basada en las pequeñas producciones locales, además de en
la reutilización y el intercambio no lucrativo. De hecho, hasta hace no demasiado funcionábamos así y
aún hoy lo hacemos con frecuencia. Pasar la ropa que se le ha quedado chica a un niño para que la use
42
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
su primo pequeño. Coser un agujero en los calcetines. Hacer caldo con las cabezas de pescado o
el hueso del jamón. Hacer la compra en el mercado del barrio. Llevar un bocata de chorizo para el
patio en vez de un snack de origen y embalaje industrial. Cuidar de los rotus como si no hubiera
un “chino” a la vuelta de la esquina. Participar en la puesta en marcha de una “tienda gratis” o
acudir a ella a por aquello que necesitemos. Intercambiar arreglos de bricolaje casero por cuida-
do de los peques en un Banco
del Tiempo. Desterrar los
productos de limpieza como
el amoniaco o la lejía y
aprender a limpiar con limón,
vinagre o bicarbonato. Puede
no ser tan cómodo como
nuestro actual modelo de
consumo, pero son acciones
al alcance de cualquiera que
pueden terminar por marcar
la diferencia.
■■ El tiempo no es oro,
el oro no vale nada.
El tiempo es vida.
43
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
44
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Como decíamos cuando hablábamos de intentar abarcar medidas que vayan desde lo individual a lo colec-
tivo, el impacto que puede tener que una sola familia decida dejar el coche en casa e ir al colegio en autobús
puede ser limitado. Si son varias las familias que quedan para ir juntas, el viaje se hace más gozoso y algo
puede empezar a cambiar. Así, incluso puede ser que se pongan de acuerdo y vayan alternando las madres
o padres que acompañan cada día al grupo de escolares. Si es el AMPA del centro, con apoyo del equipo
educativo, el que gestiona la propuesta, el impacto empieza a ser considerable y muy transformador no solo
en lo ambiental, sino especialmente en lo social. Pues una de las necesidades y a la vez uno de los grandes
beneficios de llevar una vida más sostenible es su potencia a la hora de crear tejido social y nuevas formas
de auto-organización colectiva. Por eso, desde hace años, se han puesto en marcha Grupos de autoapren
dizaje, de “aprender para la vida”, en palabras de Cecile Andrews, en los que poder compartir información,
desahogos, sueños y responsabilidades. “Círculos de estudio”, como se han llamado en Suecia, o “Círculos
de simplicidad”, como se han conocido en Estados Unidos, serían grupos pequeños, donde se llevan a cabo
conversaciones amigables (no son grupos de discusión), de diálogo y cooperación, donde se pone el foco
en las experiencias personales, para poder realizar una crítica a la propia cultura, tomar conciencia de cómo
opera y concebir opciones que ayuden a sus miembros a ir tomando el control de sus vidas.
45
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
Continuando con la reflexión sobre los derechos, decíamos anteriormente que actualmente es
el mercado capitalista el que tiene potestad para reconocer o no a las personas como titulares de
derechos. Es la idea de “emancipación a través del empleo”, según la cual las mujeres se han incorpo-
rado al mercado laboral en busca de derechos de ciudadanía o según la cual se le dice a una persona
joven que hasta que no pueda “ganarse la vida” hará lo que digan sus padres. Solo así se comprende
el poder de los grandes capitales para influir en las decisiones políticas adoptadas en las democracias
representativas. Si la ciudadanía es hoy una ciudadanía mercantilizada, más cercana al “consumo,
luego existo” que al ideal democrático, la propuesta de poner la vida en el centro pasa necesariamente
por proponer un nuevo pacto social basado en el derecho universal al cuidado: la “cuidadanía”21 (sí,
no es una errata, pone cUIdadanía).
21 - Nos cuenta Amaia Pérez Orozco que el concepto de “cuidadanía” es producto de un error tipográfico en la placa
que identificaba un centro vecinal en El Pumarejo (Sevilla), en mayo del 2008. Esta feliz errata fue aprovechada por
colectivos como Precarias a la Deriva y autoras como Carolina Junco o Ana F. Vega, llegando a colarse en el ámbito
académico y a institucionalizarse, como en una campaña de la Secretaría de Integración Social del Distrito de Bogotá
relativa al cuidado del espacio urbano.
46
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Por otro lado, podemos usar el empoderamiento propio para legitimar, autorizar o sustentar a otras perso-
nas, sus creaciones, propuestas y acciones, así como a instituciones, movimientos o causas y, de manera
recíproca, recibir su reconocimiento para empoderarnos. Esta propuesta, propia del empoderamiento femi-
nista, pone de manifiesto una concepción del poder muy alejada de la concepción jerárquica tradicional,
ya que se basa en el reconocimiento de la autoridad que fluye en las relaciones horizontales y libremente
establecidas entre las personas. Esta diferencia entre Poder y Autoridad se plantea en el marco del Femi-
nismo de la Diferencia Sexual. Mientras que el poder es siempre un poder sobre otros, que tiene una fuente
externa a mí, tanto si lo acepto sumisamente como si decido revelarme a él, la autoridad emana del interior
de cada persona, no se impone, sino que se reconoce. Es una cualidad que, cuando está presente en una
relación, nos permite reconocer la maestría de otra persona y vivirla como una referencia para crecer y dar
rienda a los propios deseos. Implica humildad y reconocimiento de la disparidad y genera libertad y agra-
decimiento. No tiene nada que ver con las jerarquías ni con la instrumentalización de las relaciones22. Esta
22 - Glosario del curso “Coeducación. Dos sexos en un solo mundo”, Ministerio de Educación 2010.
47
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
autoridad horizontal nos permite hacer política en relación, esto es, cooperando y estableciendo redes, sin
necesidad de competir incluso dentro de los propios movimientos, sino construyendo desde lo que cada
persona es y reconociendo lo que son los demás.
■■ Hay que feminizar la política. Dejar atrás esa idea (...) del líder
político que todo lo sabe y todo lo responde.
48
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
49
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
23 - La conceptualización de estas cuatro formas de poder, y su importancia para el empoderamiento, se la debemos
fundamentalmente a Jo Rowland, politóloga especializada en cuestiones de Paz y Desarrollo.
■■ Las Madres y Abuelas de Plaza Mayo demostraron por ser mujeres, para que la dominación, la
a los que desprecian las tareas domésticas que explotación, el egoísmo y la búsqueda desenfrenada
preparar croquetas y zurcir calcetines para los hijos del lucro que traen injusticias, guerras, conquistas y
durante años y años es también una buena manera violencias tengan un fin".
de entrenarse para combatir contra una dictadura
feroz. La ampliación del ámbito de su lucha desde
La defensa de la paz por parte de las mujeres es
las cocinas de sus hogares y la expansión de su
tan antigua como el mundo. Durante la Primera y
conciencia social y su actividad militante más allá
Segunda Guerra Mundial, numerosos grupos de
de las fronteras de su país confirma el paso natural
del cuidado de los cuerpos al cuidado del mundo que mujeres lideraron campañas contra la guerra y
llamamos política. durante varias décadas los movimientos feministas
y antimilitaristas caminaron juntos oponiéndose
Santiago Alba Rico a la militarización y a la exclusión social. Mujeres
como Berta Von Suttner, Virginia Woolf, Rosa
Luxemburgo o Hannah Arendt trataron, a través de
sus escritos, de plantear alternativas a la guerra.
Al igual que nos hemos dado cuenta, gracias al En 1915 se creó en Washington el Woman`s Peace
ecofeminismo, de los paralelismos existentes Party y ese mismo año se celebró en La Haya el
entre la invisibilización y la crisis de la naturaleza Primer Congreso Internacional de Mujeres por la
y los cuidados, la experiencia de las mujeres en la Paz Segura, del que surge la Liga Internacional de
defensa de la paz, de una paz justa y sostenible, Mujeres por la Paz y la Libertad.
nos ha hecho percatarnos de la relación entre la
violencia y el capitalismo patriarcal. Como nos En nuestros días, las MUJERES DE NEGRO
explican las integrantes de la MARCHA MUNDIAL DE representarían esa lucha por superar los
LAS MUJERES: "Nosotras, las mujeres, hace mucho antagonismos y afrontar los conflictos como
tiempo que estamos marchando para denunciar y hechos consustanciales a la convivencia y
exigir el fin de la opresión a la que somos sometidas que deben ser resueltos de manera pacífica y
50
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
Mientras el primer poder es de suma cero, “si yo gano poder, tú lo pierdes”, e incompatible con
los demás tipos de poderes, estos últimos son de suma positiva, es decir, se van realimentando
mutuamente.
Y una vez que somos capaces de concebir nuevas formas de relación, más horizontales, más inclusi-
vas, basadas en el empoderamiento individual y colectivo, tenemos que ponernos manos a la obra.
Necesitamos construir formas de organización y lucha cuidadosas, tan firmes como creativas, a
través de las que podamos participar de la toma de decisiones que nos afectan para que los diferen-
tes niveles de organización comunitaria, de la Asociación de Vecinos al Consejo de Ministros, de la
Asociación de Madres y Padres de Alumn@s a la Unión Europea, se pongan también al servicio de la
sostenibilidad de la vida.
El primer paso sería la organización y definición de metas colectivas, para lo que necesitamos
crear espacios de encuentro, de discusión, de análisis, de empoderamiento. Espacios y tiempos que
nos faltan, en estas ciudades que poco a poco han ido creciendo para mayor y mejor servicio al
mercado capitalista. Si en la Antigüedad la plaza pública, el ágora, era el espacio para el encuentro
y la participación ciudadana, en nuestros días las plazas se han tornado en espacios para la activi-
radicalmente democrática. Este colectivo nació ocupación pacífica del espacio público. La Ruta
en 1988 cuando ocho mujeres judías, vestidas de ha llevado a cabo toda una serie de propuestas
negro para expresar su dolor, se concentraron simbólicas (vigilias, antorchas, danzas, música, el
en una céntrica plaza de Jerusalén para exigir tejer y destejer, ollas adornadas traídas directamente
el fin de la ocupación de Palestina. Pocos años desde cada cocina
) que pretenden cuestionar la
después, bajo el lema “No en mi nombre”, las forma tradicional de hacer política y de afrontar el
Mujeres de Negro de Belgrado denunciaron los conflicto a través del uso de otro tipo de lenguajes y
crímenes de guerra que su gobierno cometía no solo desde el discurso racional.
y llamaron a la objeción de conciencia de
los militares serbios. Mediante acciones de Son incontables los movimientos de mujeres que
desobediencia civil y de resistencia pacífica, su han trabajado para construir la paz como una
ejemplo ha motivado la construcción de una Red proyección de su sentido de responsabilidad a
Internacional de Mujeres de Negro que trabaja por la hora de sostener la vida. Como expresión de
crear lazos solidarios con los movimientos civiles esa Ética del Cuidado que es capaz de superar
que sufren conflictos armados, ser altavoz de las normas de la cultura de origen para extender
sus denuncias y reforzar un compromiso común la responsabilidad respecto a las necesidades de
ante las injusticias y violaciones de los Derechos otros seres humanos más allá de los límites de la
Humanos. familia, la comunidad o el Estado. Sería, tal vez, la
empatía y la experiencia de enfrentarse día a día con
En Colombia la organización que impulsó el la vulnerabilidad de la vida y la interdependencia
Movimiento de Mujeres de Negro fue la RUTA de todas las personas, el punto de partida de estos
PACÍFICA DE LAS MUJERES, cuyo principal grito movimientos. Y, entendiendo que ninguna de estas
es “No parimos hijos e hijas para la guerra”. dos características está determinada por el hecho de
La Ruta fue concebida como una propuesta de ser mujeres, sino por su experiencia vital, podríamos
resistencia civil no violenta y de neutralidad activa, tal vez apoyarnos en su ejemplo como inspiración
que expresaba su rechazo a la guerra en forma de en este proceso de construir “Cuidadanía”.
51
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
❚ Asamblea del colectivo Marea Roja del 15M. Alicante, 2013. ❚ Flashmob "Carrera de los cuidados". Feria de las Culturas y la
Cooperación. Málaga, 2014.
dad comercial, el mensaje publicitario y el tráfico. Por eso ha resultado tan revolucionaria la acción
de tomar las calles, tomar las plazas y convertirlas en espacios de asamblea. Crear esos espacios,
tanto a nivel material como inmaterial, es volver a buscarnos, reaprender a encontrarnos, robarle
tiempo al mercado para dedicárselo a tejer redes “cuidadanas”, idear formas de participación que
sean más inclusivas y no estén siempre marcadas por quién habla más alto o con un estilo más
agresivo y concebir formatos más conciliables con las responsabilidades de cuidado. Crear espacios
es también aprovechar las nuevas tecnologías, relacionarnos virtualmente, acercarnos, pero sin que
su uso termine excluyendo a quien no está familiarizado con ellas o acabe suplantando al encuentro
real entre personas, a ponerse en juego, a expresar emociones, a hacernos cuerpo social.
Después, una vez que nos hemos encontrado y hemos asegurado que todas las personas han teni-
do oportunidad real de participación, que todas las necesidades están siendo expresadas, toca
concretar las metas colectivas en una agenda común24. Una agenda en la que se plasme el proyecto
de sociedad que centraliza la sostenibilidad de la vida que estamos proponiendo.
Y si, tradicionalmente, el trabajo a partir de este momento ha consistido en hacer lobby o cabildeo,
es decir, en presentar dicha agenda a los tomadores últimos de decisión (miembros del parlamen-
to, del gobierno, de la administración...), nuestra propuesta actualmente es exigirla y empezar a
construirla desde todos los espacios concebibles, porque todos los espacios son igualmente políti-
cos, todas y todos somos tomadores de decisión. La movilización y la incidencia política han de
romper también la dicotomía entre espacio público y privado, pues el tiempo de los despachos, de
las negociaciones poco transparentes, de las promesas e intercambios ha pasado. Una democracia
radical y “cuidadana” no puede seguir recluida en los espacios que han servido por tan largo tiempo
a la lógica de la acumulación, sino que, para ponerla al servicio de la vida, hay que hacerla desde
donde se hace la vida:
24 - En el Anexo I a este documento se presenta un breve análisis sobre la presencia “La sostenibilidad de la vida en
la Agenda Internacional”.
52
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
■■ Habiendo reconocido que cuidar no siempre es agradable, sino que a veces hay momentos
duros que hay que aceptar para sostener la vida, también entre las formas de actuar de una
ciudadanía activa y cuidadosa habrá que incluir acampadas, sentadas, caceroladas y encier
ros para hacerse escuchar y proteger físicamente espacios comunitarios en riesgo.
■■ Yendo más allá de las tradicionales recogidas de firmas y aprovechando las nuevas tecnologías
de la información, se han puesto en marcha plataformas de recogida de firmas o apoyos virtu
ales para un sinfín de iniciativas y problemáticas concretas, que no solo facilitan la partici-
pación de personas que de otra manera no sería fácil convocar, sino que brindan información
a la ciudadanía sobre diversas problemáticas de las que anteriormente no tenía noticia.
53
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
■■ La campaña “Actúa
con cuidados” ha
realizado múltiples
actividades para
promover modos de
vida sostenibles. Por
ejemplo:
✔ Durante el mes
de octubre de 2013,
las comunidades
educativas de
varios colegios
participantes en la
campaña, como el ❚ "Abraza tu cole" en el colegio
José Arnauda (Alcoy), Ikasbide. Bilbao, 2013.
el Armelar (Valencia),
el Santa Teresa
(Alicante), el Bética-
Mudarra (Córdoba)
y el Ikasbide (Bilbao), llevaron a cabo de Clara Campoamor en una céntrica plaza
la actividad “ABRAZA TU COLE”. de Madrid.
Formando una cadena humana, alumnado,
profesorado y familias abrazaron los ✔ A lo largo de estos últimos dos años,
centros educativos visibilizando la el comité de InteRed Málaga ha venido
necesidad de cuidar del contexto más participando en el Consejo de Igualdad
cercano, representado por la escuela y del municipio y ha trabajado mano a mano
las personas que forman parte de ella y con las agentes de igualdad para incluir
reconociendo a los “coles” como centro la cuestión de los cuidados en el Plan
motor de transformación social. de Igualdad Municipal. Las compañeras
de Málaga han podido presentar algunas
✔ Entre septiembre de 2013 y febrero de sus propuestas en el pleno del
de 2014 se realizaron los encuentros ayuntamiento y, en la segunda fase de
“ENTRETEJIENDO”, una iniciativa campaña, seguirán trabajando para
de Economistas sin Fronteras y la construir una AGENDA DE CUIDADOS para
organización peruana Manuela Ramos para la ciudad.
promover el trabajo de esta última por los
derechos económicos de las mujeres, a los ✔ Se ha trabajado en la MOVILIZACIÓN
que fue invitada a participar la campaña SOCIAL DE MUJERES EN ZONAS
“Actúa con cuidados”. Así, tejiendo (o más RURALES, concretamente, en Coria del Río
bien haciendo ganchillo), como hacen las (Sevilla) y Alhaurín de la Torre (Málaga).
mujeres peruanas, se fueron hilando unos Mediante procesos de empoderamiento,
temas con otros. Se habló de cuidados, de a través del acercamiento a las nuevas
empoderamiento, de comercio justo, de tecnologías y a la Arteterapia y con la
solidaridad y de participación política y el 9 creación de redes que fortalezcan el
de febrero, coincidiendo con el aniversario trabajo realizado en el seno de otras
de su nacimiento, este proyecto se cerró asociaciones y colectivos organizados,
arropando con cuadraditos, tejidos por se ha fomentado la participación de las
todas las personas participantes, el busto mujeres en los espacios ciudadanos.
54
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
5|
“IGNORAMOS NUESTRA VERDADERA
ESTATURA HASTA QUE NOS
PONEMOS EN PIE”
A MODO DE CONCLUSIÓN...
Con esta frase de la poeta estadounidense Emily Dickinson nos dejamos de palabras y nos ponemos
manos a la obra. Porque hemos compartido ya muchas ideas, muchas propuestas, muchos deseos..., pero
queremos volver a compartir muchos espacios, muchos talleres, muchas calles, muchos abrazos.
Se inicia en 2015 una segunda fase de la campaña “Actúa con cuidados”, en un contexto incierto en el
que la Cooperación al desarrollo ha sufrido, como ninguna otra política de Estado, las consecuencias de
las políticas de ajuste estructural, políticas que están pensadas para seguir estimulando el crecimiento y
la acumulación del capital, alimentando al “monstruo” con vidas humanas y también no humanas.
Pero, a la vez que constatamos que la (sostenibilidad de la) vida está profundamente amenazada, también
sentimos que cada vez está más firmemente defendida. Una nueva “cuidadanía” está naciendo y quere-
mos formar parte de ella. Por eso, vamos a seguir “actuando con cuidado” en los coles, en las asociacio-
nes de mujeres, en los espacios de definición de políticas, en los cursos de formación del profesorado,
en los medios de comunicación, en los barrios y las plazas, en las universidades y, cómo no, en casa. En
la casa de cada cual y en la casa que es InteRed, en nuestros encuentros, en nuestras formaciones de
55
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
voluntariado, en nuestros puestos de trabajo y nuestros momentos de celebración. Porque, como decía
Petra Kelly, nuestro actuar debe “ser tierno y al mismo tiempo subversivo”.
Porque se abre ante nosotras y nosotros una oportunidad para subvertir el sistema, para darle la
vuelta, y no la queremos desaprovechar. Porque no queremos “refundar el capitalismo”, sino deste
rrarlo a los libros de historia, para ayudar a alumbrar un modelo que promueva la cooperación, la
justicia, la igualdad, la corresponsabilidad, el equilibrio, la diversidad..., la vida.
56
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
|
ANEXO
UNO
LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA EN LA
AGENDA INTERNACIONAL
El 18 de diciembre de 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la CEDAW. Ya entonces se hace
alusión a la necesidad de repensar los roles familiares y de favorecer la corresponsabilidad. Así, por
ejemplo, el artículo 5 llama a “Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada
de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y
mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos”. De la misma manera, el artículo 11 convoca
a los Estados para “Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo necesarios para permitir
que los padres combinen las obligaciones para con la familia con las responsabilidades del trabajo y la
participación en la vida pública, especialmente mediante el fomento de la creación y desarrollo de una
red de servicios destinados al cuidado de los niños”. Posteriormente, en la recomendación general que
el Comité que vigila el cumplimiento de la CEDAW emitió en 1994, en relación a “La igualdad en el matri-
monio y en las relaciones familiares”, se actualiza la propuesta reconociendo que: “11. Históricamente,
la actividad humana en las esferas pública y privada se ha considerado de manera diferente y se ha regla-
mentado en consecuencia. En todas las sociedades, por mucho tiempo se han considerado inferiores
las actividades de las mujeres que, tradicionalmente, han desempeñado su papel en la esfera privada
o doméstica. 12. Puesto que dichas actividades tienen un valor inestimable para la supervivencia de la
sociedad, no puede haber justificación para aplicarles leyes o costumbres diferentes y discriminatorias”.
Sin embargo, a pesar de la existencia de la CEDAW, los trabajos de cuidados y las problemáticas derivadas
de la crisis de la reproducción social se han tenido hasta ahora poco o nada en cuenta en las políticas de
desarrollo. Así, aunque la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijín
hizo un llamamiento a los países para “reconocer y hacer visible en toda su extensión el trabajo de la
mujer y todas sus contribuciones a la economía nacional, incluso en el sector no remunerado y en el
hogar”, en 1995 se estaba muy lejos de cuestionar el sistema económico que invisibiliza la importan-
cia nuclear de los trabajos que sostienen la vida. Entonces se quiso llamar la atención sobre la enorme
carga de trabajo no remunerado que las mujeres de todo el planeta realizan, promoviéndose el estudio
y medición de las horas dedicadas o la cuantificación de su valor económico, pero la definición de estos
trabajos desde lo que “no son” y el intento de valorarlo desde los parámetros del mercado, ponen en
evidencia que simplemente se concebían estos como un obstáculo para el desarrollo de las mujeres y
su incorporación al mundo público tradicionalmente ocupado por los hombres. Por otro lado, poniendo
el acento más en la remuneración o no remuneración que en la naturaleza del mismo, se invisibilizan las
problemáticas derivadas de la precariedad del trabajo remunerado doméstico o de cuidados que, según
la OIT, ocupa en el mundo a entre 50 y 100 millones de personas mayores de 15 años, de las que el 83%
son mujeres, y que representa alrededor del 4% de la fuerza de trabajo asalariada global.
A pesar de lo dicho anteriormente, es justo reconocer que la Plataforma para la Acción de Beijing sirvió
para abrir la puerta y empezar a difundir el concepto de trabajo reproductivo, y que fue mucho más
allá de lo que lo hicieron los Objetivos del Milenio del año 2000, en cuya formulación simplemente no
aparecen. Paradójicamente, la cuestión de los cuidados se ha revelado, en las sucesivas revisiones. como
uno de los mayores obstáculos para alcanzar cada uno de los ocho objetivos formulados. Así, más allá
de la evidente relación entre una mejor distribución de los trabajos de cuidado y el empoderamiento
de las mujeres, a los que alude el objetivo 3, pensemos en cómo las responsabilidades de cuidado que
recaen sobre niñas y niños dificultan su acceso a la educación, o cómo la enorme carga de trabajo para
las mujeres afecta su salud materna o sus capacidades para producir alimentos y erradicar el hambre.
En 2005 tampoco la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo, cuya carencia de
enfoque de género preocupó a las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, tuvo en
cuenta la cuestión de los cuidados. Y poquito se avanzó en la Plataforma para la Acción de Accra de
57
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
58
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
❚ Mujeres africanas en la celebración de los 15 años de la Conferencia de Beijing. Nueva York, 2010.
reconociendo la importancia del cuidado y del trabajo doméstico para la reproducción económica y el bien-
estar de la sociedad como una de las formas de superar la división sexual del trabajo”. También, en lo rela-
tivo a la corresponsabilidad del Estado respecto al sostenimiento de la vida, plantea: "XXVII. Adoptar las
medidas necesarias, especialmente de carácter económico, social y cultural, para que los Estados asuman
la reproducción social, el cuidado y el bienestar de la población como objetivo de la economía y responsabi-
lidad pública indelegable".
Tres años más tarde, en el Consenso de Brasilia, los representantes de los 25 Estados participantes
reconocieron que "el derecho al cuidado es universal y requiere medidas sólidas para lograr su efectiva
materialización y la corresponsabilidad por parte de toda la sociedad, el Estado y el sector privado" y se
comprometieron a "Fomentar el desarrollo y el fortalecimiento de políticas y servicios universales de
cuidado, basados en el reconocimiento del derecho al cuidado para todas las personas y en la noción de
prestación compartida entre el Estado, el sector privado, la sociedad civil y los hogares, así como entre
hombres y mujeres". Lamentablemente, el carácter de estos consensos es eminentemente político y no
son jurídicamente exigibles hasta que la legislación de cada Estado no los incorpora a su ordenamiento,
lo que sin duda no sucederá sin la movilización e incidencia de la sociedad civil.
59
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
|
RECONOCIENDO LA AUTORIDAD...
Muchas son las personas y colectivos de los que hemos aprendido, pero necesitamos reconocer expresa-
mente la autoridad de aquellas mujeres cuyas propuestas han iluminado esta campaña de manera más
significativa.
■■ Amaia Pérez Orozco es referente de la economía feminista a nivel internacional, además de refe
rente del activismo feminista en España. Es doctora en Economía Internacional y Desarrollo y ha sido
responsable en el UN-INSTRAW del estudio de propuestas para reorganizar los cuidados. En cuanto
a movilización social, ha participado activamente en colectivos y movimientos tan necesarios como
Precarias a la Deriva, Feminismos Sol o La Eskalera Karakola. Sus investigaciones sobre el conflicto
entre el capital y la vida, así como sobre cadenas globales de cuidado y las condiciones de trabajo
de las empleadas domésticas, han sido piedra angular sobre la que construir esta publicación y esta
campaña.
■■ Yayo Herrero es ecologista y feminista y una de las mujeres de las que más hemos aprendido sobre
ecofeminismo. Es Antropóloga, Educadora Social e Ingeniera Técnica Agrícola y dirige, en la actuali-
dad, la FUHEM. Además, es miembro de Ecologistas en Acción y, hasta hace no mucho, su co-coor-
dinadora estatal. Forma parte, finalmente, junto a otras sabias mujeres como Marta Pascual o Marta
Monasterio, del grupo de Ecofeminismo de dicha organización.
■■ Irene Comins Mingol es la persona de la que más hemos aprendido sobre Ética del Cuidado. Es profe-
sora de «Filosofía y Cultura de Paz» en la Universitat Jaume I de Castellón. Es Co-Directora del Máster
Universitario Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo de la misma Universidad, en la
que se doctoró con la tesis doctoral L a ética del cuidado como educación para la paz.
■■ Alicia Puleo es una de las principales referentes en el pensamiento ecofeminista actual, no solo en
cuanto a su producción, sino en el trabajo de trazar una genealogía y analizarlo de manera crítica. Es
doctora en Filosofía, profesora titular en la Universidad de Filosofía Moral y forma parte de la Cátedra
de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid y del Instituto de Investigaciones Feministas
de la UCM. Sus investigaciones giran en torno a las relaciones entre feminismo y ética ecológica,
teoría de la sexualidad y construcción de Europa desde la perspectiva de género y en la tradición
ilustrada.
■■ Marcela Lagarde y de los Ríos es un referente del feminismo latinoamericano. Antropóloga e inves-
tigadora mexicana, es autora de numerosos artículos y libros sobre estudios de género, feminismo,
desarrollo humano, democracia, poder y autonomía de las mujeres. Entre 2003 y 2006 fue diputada
en el Congreso Federal de México, donde acuñó el término Feminicidio y logró la creación de una
Comisión Especial de Feminicidio para investigar el asesinato de mujeres en Ciudad Juárez y en todo
el Estado. Sus “Claves feministas...” son de obligada (y deliciosa) lectura.
60
TÁCTICAS Y
ESTRATEGIAS
|
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
De Blas García, Alicia (2012). Pistas para un modelo de vida sostenible. InteRed, Madrid.
Carrasco, Cristina (2009). “Mujeres, sostenibilidad y deuda social”, Revista de Educación, núm.
Extraordinario 2009, págs. 169-191. Disponible en: http://www.revistaeducacion.mec.es/re2009/
re2009_08.pdf
Herrero, Yayo (2008). Tejer la vida en verde y violeta. Vínculos entre ecologismo y feminismo, Ecologis-
tas en Acción, Madrid. Disponible en: http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf_Cuaderno_13_
ecologismo_y_feminismo.pdf
Herrero, Yayo (2010). “Cuidar: una práctica política anticapitalista y antipatriarcal”; en Taibo Arias,
Carlos, eds.; Decrecimientos: sobre lo que hay que cambiar en la vida cotidiana. Madrid: Catarata.
Herrero, Yayo; Cembranos, Fernando; Pascual, Marta, eds. (2011). Cambiar las gafas para mirar al
mundo. Libros en Acción, Madrid.
Lagarde y de los Ríos, Marcela (2004). Vías para el empoderamiento de las mujeres. Proyecto Equal
Igualdad de Oportunidades en el Metal, Valencia.
León T., Magdalena (2009). “Cambiar la economía para cambiar la vida”, en A. Acosta y E. Martínez
(comp.), El buen vivir: una vía para el desarrollo. Abya-Yala, Quito. Disponible en: www.fedaeps.org/
IMG/pdf/CAMBIAR_LA_ECONOMIA_PARA_CAMBIAR_LA_VIDA.pdf
Pascual Rodríguez, Marta y Herrero López, Yayo (2010). “Ecofeminismo, una propuesta para repensar
el presente y construir el futuro”, Boletín ECOS nº 10. FUHEM. Madrid.
Pérez Orozco, Amaia (2014). Subversión feminista de la economía. Traficantes de sueños. Madrid.
Disponible en: www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/map40_subversion_feminista.pdf
Pérez Orozco, A. (2010). Cadenas globales de cuidados. ¿Qué derechos para un régimen global de
cuidados justo? UN-INSTRAW, Santo Domingo.
Villanueva, E. (2014). “Politizando lo cotidiano en la educación para el desarrollo: Hacia una “revolu-
ción de los cuidados”. Comunicación presentada para el IV Congreso de Educación para el Desarrollo.
Vitoria-Gasteiz, Hegoa.
VV. AA. (2010). Menos para vivir mejor. Revista El Ecologista nº 64. Ecologistas en Acción. Madrid.
VV. AA. (2012) Respuestas ante la crisis de la civilización. Dossier FUHEM, Madrid.
61
LA REVOLUCIÓN
DE LOS CUIDADOS
|
Este texto es resultado de la reflexión, ilusión y cuidado de muchas personas
implicadas en “Actuar con Cuidados” que sería imposible citar aquí pero que han sido
imprescindibles para llevarlo a cabo.
Además este documento sería distinto sin todo lo que yo, personalmente, he podido
aprender junto a mis hijas, Teresa y Gabriela. Sostener su vida ha sido chispa y
combustible inagotable de mi propia Revolución de los Cuidados y cada día me siguen
enseñando, con su ternura y autenticidad, a poner la vida en el centro.
Alicia de Blas García
www.intered.org