El ABC de La Medicina Interna 2019
El ABC de La Medicina Interna 2019
El ABC de La Medicina Interna 2019
INTERNA 2019
El ABC de la medicina
interna 2019
Laura Jáuregui Camargo
Médico Internista. Profesora del Curso de Medicina Interna,
Centro Médico ABC.
Certificada por el Consejo Mexicano de Medicina Interna.
Todoslosderechosreservadospor:
E2019EditorialAlfil,S.A.deC.V.
InsurgentesCentro51A,Col.SanRafael
06470México,D.F.
Tels. 5 56 69 67 6/ 5 70 54 84 5/ 5 54 69 35 7
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www.editalfil.com
ISBN 978--607--741--229--8
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Revisión editorial:
Berenice Flores, Irene Paiz
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Impreso por:
Impresiones Editoriales FT, S. A. de C. V.
Calle 31 de Julio Manz. 102 Lote 1090, Col. Leyes de Reforma
09310 Ciudad de México
10 de febrero de 2019
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colaboradores
V
VI El ABC de la medicina interna 2018 (Colaboradores)
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XV
Alejandro Alfonso
SECCIÓN I. NEUROLOGÍA
1. Isquemia cerebral transitoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Juan Manuel Calleja Castillo, Arturo Cadena Fernández,
Adib Jorge de Saráchaga, Juan Carlos de la Fuente
2. Delirium . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Alonso Alvarado Bolaños, Valentín Trujillo Gutiérrez,
Héctor Rubén Martínez Hernández
XI
XII El ABC de la medicina interna 2018 (Contenido)
6. Hipotiroidismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
José Miguel Álvarez Blanco, Alejandra Correa Morales
9. Neumonías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Fernanda Guillén Plascencia, Alejandra Ruiz Buenrostro,
Luis Espinosa Aguilar
10. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica . . . . . . . . . . . . . . 133
Juan Pablo Rivas de Noriega, Jesús Martínez Gutiérrez,
José Padua García
11. Tromboembolia pulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Eduardo Buendía Villar, Zaniru Raúl Marín,
Luis Álvarez Contreras
SECCIÓN V. GASTROENTEROLOGÍA
XV
XVI El ABC de la medicina interna 2018 (Prólogo)
Sección I. Neurología
2 El ABC de la medicina interna 2018 (Capítulo 3)
1
Isquemia cerebral transitoria
Juan Manuel Calleja Castillo, Arturo Cadena Fernández,
Adib Jorge de Saráchaga, Juan Carlos de la Fuente
DEFINICIÓN E HISTORIA
3
4 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 1)
se replanteó este concepto, ya que con estos estudios se describió que 30% de los
pacientes con signos y síntomas compatibles con ICT de duración menor de 24 h:
Así surgió una definición nueva, que considera la presencia de ICT si la duración
de los síntomas es menor de una hora y no hay evidencias de infarto en un estudio
de IRM en secuencia de difusión.1
Esta definición no es definitiva, dado que hay pacientes con síntomas de dura-
ción mayor de una hora que no tienen imagen de infarto en la IRM. Para evitar
la discrepancia, la American Heart Association adoptó en su última guía clínica2
una definición puramente basada en imagen: “episodio corto de una disfunción
neurológica como resultado de una isquemia cerebral focal, de médula espinal
o retiniana, sin evidencia de infarto agudo”.
No obstante, algunos autores (principalmente europeos) consideran que hay
pequeñas áreas de restricción de la difusión que pueden aparecer en una ICT si
los síntomas han desaparecido, incluso consideran la anormalidad en los estudios
de imagen como un factor de riesgo para desarrollar infarto cerebral (escala
ABCD3i, vide infra). Asimismo, en otros estudios se observó que algunas lesio-
nes en la IRM por difusión pueden ser reversibles si se restablece la circulación
sanguínea. Este hecho pone a discusión su existencia como criterio absoluto para
la presencia de infarto cerebral. El tiempo y la mayor información clínica decidi-
rán si la mejor definición de ICT se basa en el tiempo de evolución de los síntomas
o en la presencia de lesiones en la IRM, o en una combinación de ambos.
EPIDEMIOLOGÍA
FACTORES DE RIESGO
Los principales factores de riesgo para desarrollar una ICT se pueden dividir en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
No modificables Modificables
Edad (> 60 años) Hipertensión arterial Enfermedades cardiacas
Sexo (< hombres) Diabetes mellitus Abuso del consumo de alcohol
Raza Dislipidemia Obesidad
Historia familiar Sedentarismo Sedentarismo
Estenosis carotídea Uso de drogas
Historia de migraña Historia de aborto espontáneo
Tabaquismo
6 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 1)
ETIOLOGÍA
CLÍNICA
Tomado de la referencia 4.
EVALUACIÓN ETIOLÓGICA
La prioridad en un paciente que sufre una ICT es evitar que desarrolle un infarto
cerebral. Para ello, y por la limitación de la disponibilidad de los servicios de
10 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 1)
ALGORITMO DE ESTUDIO
TRATAMIENTO4
Síndrome
cerebrovascular agudo
Síntomas
<1h Infarto cerebral
Tratamiento
del infarto
ICT
Estudios de extensión:
Carótidas: US o IRM
Cardiológico (ECG, ECO)
Ultrasonido transcraneal, etc.
Etiología
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS
1. Albers GW, Caplan LR, Easton JD, Fayad PB, Mohr JP et al.: Transient ischemic at-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
DEFINICIÓN
15
16 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 2)
CUADRO CLÍNICO
DIAGNÓSTICO
Los siguientes estudios deben ser considerados en todos los pacientes como parte
del abordaje: biometría hemática, electrólitos séricos, calcio, fósforo, magnesio,
química sanguínea, pruebas de funcionamiento hepático, examen general de ori-
na, urocultivo, radiografía de tórax y electrocardiograma. Algunos estudios adi-
cionales pueden ser necesarios dependiendo del contexto clínico; pueden incluir,
sin limitarse, perfil tiroideo, cortisol sérico matutino, gasometría arterial, niveles
de amonio, hemocultivos, perfil toxicológico, electroencefalograma y resonan-
cia magnética de encéfalo, entre otros.
Diagnóstico diferencial
Los principales diagnósticos diferenciales a considerar en un paciente con dete-
rioro de la atención y la conciencia incluyen:
18 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 2)
Complicaciones
Tratamiento
NOVEDADES
REFERENCIAS
1. Villalpando BJM, Pineda CAM, Palacios P, Reyes GJ, Villa AR et al.: Incidence of deli-
rium, risk factors, and long--term survival of elderly patients hospitalized in a medical spe-
cialty teaching hospital in Mexico City. International Psychogeriatrics 2003;15(04):325--
336.
2. Siddiqi N, Harrison JK, Clegg A, Teale EA, Young J et al.: Interventions for preventing
delirium in hospitalized non--ICU patients. Cochrane Database Syst Rev 2016.
3. American Psychiatric Association: DSM 5. American Psychiatric Association, 2013.
4. Kishi T, Hirota T, Matsunaga S, Iwata N: Antipsychotic medications for the treatment
of delirium: a systematic review and meta--analysis of randomized controlled trials. J Neu-
rol Neurosurg Psychiatry 2016;87(7):767--774.
5. Neufeld KJ, Yue J, Robinson TN, Inouye SK, Needham DM: Antipsychotic medica-
tion for prevention and treatment of delirium in hospitalized adults: a systematic review and
meta--analysis. J Am Geriatr Soc 2016;64(4):705--714.
Sección II
Endocrinología
INTRODUCCIÓN
FISIOPATOLOGÍA
25
26 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 3)
Aumento de Aumento de
la secreción Hiperglucemia la reabsorción
de glucagón de glucosa
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
DIAGNÓSTICO
Tamizaje
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
* Es el estudio más sensible. Para tener un diagnóstico confirmado es necesario tener dos pruebas
positivas (repetir la prueba o tomar una diferente), excepto si existen datos inequívocos de hiper-
glucemia.
30 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 3)
S Adultos de cualquier edad con un índice de masa corporal > 25 más uno de
los siguientes factores de riesgo:
S Sedentarismo.
S Familiares de primer grado con diabetes mellitus.
S Etnicidad de alto riesgo: afroamericanos, latinos, asiático--americanos.
S Madre con producto macrosómico > 4 kg.
S Paciente que cursó con diabetes gestacional durante el embarazo previo.
S Pacientes hipertensos o con tratamiento antihipertensivo.
S Colesterol de lipoproteínas de alta densidad < 35 mg/dL o triglicéridos
> 250 mg/dL.
S Síndrome de ovarios poliquísticos.
S HbA1c mayor o igual a 5.7% o prueba previa alterada (glucosa en ayuno
o glucosa poscarga).
S Obesidad severa o pacientes con acantosis nigricans.
S Historia de cardiopatía isquémica.
S Todo adulto a partir de los 45 años de edad.
Si el resultado es normal la prueba se debe repetir cada tres años en los pacientes
pertenecientes a grupos de riesgo.
TRATAMIENTO
sorción
sistémica
8 riesgo
CV en
intoleran-
cia a los
carbohi-
dratos
Inhibidores Sitagliptina Inhiben la 8 secre- No hay Angioede- 0.5 a 0.8% 8 Sitagliptina
de DPP--4 Vildagliptina degrada- ción insu- hipogluce- ma/urtica- de 50 mg/
Saxagliptina ción de lina y mia ria día
Linagliptina GLP--1 8 secre- Pancreati- 100 mg/
Alogliptina ción de tis día
glucagón C hospitali- Linaglip-
(depen- zaciones tina de 5
dientes de por falla mg/día
glucosa) cardiaca Saxaglip-
Alto costo tina de 2.5
mg/día
5 mg/día
32 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 3)
Inhibidores Canagliflozina Inhibe la Inhibe la No hay hi- Infeccio- 0.5 a 0.7% 8 Canagliflo-
de SGLT2 Dapagliflozina SGLT2 en reabsor- pogluce- nes geni- zina
Empagliflozina la nefrona ción de mia tourinarias de 100 a
proximal glucosa 8 tensión Poliuria 300 mg/
renal, arterial Depleción día
aumenta la 8 riesgo de volu- Dapagliflo-
glucosuria CV y pro- men zina de
gresión de C LDL 5 a 10 mg/
nefropatía C transito- día
(empagli- ria de Cr Empagli-
flozina) Riesgo de flozina de
cetoacido- 10 a 25
sis euglu- mg/día
cémica
No útiles
con TFG <
30
Agonistas Exenatida Activación 8 secre- No hay hi- Efectos GI 1% 8 Exenatida
del recep- Liraglutida de los ción insu- pogluce- Pancreati- de 5 a
tor GLP--1 Dulaglutida receptores lina mia tis 10 Ng/día
de GLP--1 8 secre- 8 hiperglu- C tumor Liraglutida
ción de cemia pos- medular de 0.6 a
glucagón prandial tiroideo en 1.8 mg/día
(depen- 8 eventos animales Dulagluti-
dientes de CV Inyectable da de
glucosa) Alto costo 0.75 a 1.5
8 vacia- mg/se-
miento mana
gástrico y
C saciedad
Insulinas Ultrarrápidas: Activación C uso de Control Hipogluce- Ilimitado C Insulina
lispro, aspart de los glucosa glucémico mia basal
glulisina receptores 8 gluco- muy efec- Inyectable de 0.1 a
Inicio de 5 a de insulina neogéne- tivo Resisten- 0.2 U/kg
15 min sis hepá- 8 cia del antes de
Pico entre 30 tica complica- paciente dormir á
y 90 min ciones mi- hipogluce-
Duración < 5 h crovascu- miantes
Rápida/regu- lares orales
lar (UKPDS)
Inicio de 30 a
60 min
Pico entre 2 y
3h
Duración de 6
a8h
Intermedia:
NPH: inicio de
2a4h
Pico entre 4 y
10 h
Duración de
10 a 16 h
Larga:
glargina, dete-
mir, degludec
Diabetes mellitus 33
Inicio de 2 a 4
h
Pico: detemir
entre 6 y 10 h
(glargina y
degludec no
tiene)
Duración de
24 h (deglu-
dec hasta 42
h)
COMPLICACIONES AGUDAS
Los pacientes con diabetes mellitus (tipo 1 o tipo 2) pueden cursar con cetoacido-
sis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, complicaciones agudas que
confieren una mortalidad de hasta 5 y 15%, respectivamente; el pronóstico em-
peora en los extremos de la vida.
En el cuadro 3--3 se exponen las características más importantes de cada una
de ellas, así como su fisiopatología, síntomas, precipitantes, diagnóstico y trata-
miento.
34
Monoterapia Metformina
Si continúa con HB1AC elevada después de 3 meses de tratamiento con monoterapia, agregar un segundo fármaco
Si continúa con HB1AC elevada después de 3 meses de tratamiento con terapia dual, agregar tercer fármaco
Si continúa con HB1AC fuera de meta después de 3 meses de terapia triple y el paciente sólo está con medicamentos orales,
cambiar a inyectables. Si está utilizando insulina A--GLP1 o insulina preprandial. Si está utilizando insulina A--BLP1, añadir insulina
Metformina
Figura 3--2. Tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. TZD: tiazolidinediona; I--DDP--4: inhibidor de DDP--4; I--SGLT2: inhibidor de
SGLT2; A--GLP1: agonista del receptor GLP--1. Iniciar con insulina directamente cuando la HbA1C sea > 9% o si se encuentran
(Capítulo 3)
niveles de glucosa > 250 mg/dL. Adaptado de las Guías de tratamiento de diabetes mellitus tipo 2 de la ADA, 2016.
Diabetes mellitus 35
aInfusión de insulina (100 U de insulina rápida en 100 cm3 de solución salina). b Criterios de resolu-
ción de la cetoacidosis diabética @ glucosa < 200, HCO3 >15, pH > 7.3, anion gap < 12. * Hay que
tomar en cuenta que el paciente debe tener un volumen urinario adecuado para la reposición de
potasio. DM2: diabetes mellitus tipo 2.
COMPLICACIONES CRÓNICAS
COMPLICACIONES MICROVASCULARES
COMPLICACIONES MACROVASCULARES
Enfermedad cardiovascular
(< 140/90 mmHg, con manejo inicial con IECA o ARA II) y dislipidemia (coles-
terol de lipoproteínas de baja densidad < 70 mg/dL, colesterol de lipoproteínas
de alta densidad > 40 mg/dL, triglicéridos < 150). El uso de Aspirina (de 75 a
162 mg/día) está indicado en la prevención secundaria del riesgo cardiovascular,
y debe usarse en pacientes mayores de 40 años de edad o en aquellos mayores de
30 años con otros factores de riesgo cardiovascular.
REFERENCIAS
1. The Journal of Clinical and Applied Research and Education: Diabetes care, standards of
medical care in diabetes 2017. 2017.
2. Defronzo RA: From the triumvirate to the ominous octet: a new paradigm for the treatment
of type 2 diabetes mellitus. Diabetes 2009;58(4):773--795.
3. Inzucchi S, Bergenstal, Buse J et al.: Management of hyperglycemia in type 2 diabetes,
2015: a patient--centered approach: update to a position statement of the American Diabetes
Association and the European Association for the Study of Diabetes. Diabetes
Care 2015;38(1):140--149.
4. Alegre J, Herrington W, López CM: Diabetes and cause--specific mortality in Mexico
City. N Engl J Med 2016;375:1961--1971.
5. Patel P, Macerollo A: Diabetes mellitus: diagnosis and screening. Am Fam Phys 2010;8(7).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
40 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 3)
4
Insuficiencia suprarrenal
Paola Roldán Sarmiento, Fernanda Guillén Plascencia,
Jorge Carlos Valladares García
INTRODUCCIÓN
La insuficiencia suprarrenal es una afección que pone en riesgo la vida del pa-
ciente, pues la falta de un diagnóstico temprano y un tratamiento precoz puede
conllevar a un desenlace fatal. El Dr. Thomas Addison fue el primero en docu-
mentarla en 1855; en ese entonces invariablemente causaba la muerte, pero en
1949 fue sintetizada por primera vez la cortisona y fue posible otorgarle al pa-
ciente un adecuado reemplazo de glucocorticoides.
Es definida como “la manifestación clínica de una producción o acción defi-
ciente de los glucocorticoides, con o sin deficiencia de los mineralocorticoides
o andrógenos adrenales”. La insuficiencia suprarrenal puede resultar tanto de una
falla adrenal primaria como de un desorden del eje hipotalámico--hipofisario (in-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
41
42 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 4)
FISIOPATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
Las causas de la insuficiencia suprarrenal primaria son todas las que resultan de
una enfermedad intrínseca de la glándula; la central se divide en secundaria y ter-
ciaria según la zona de eje afectado. La secundaria está causada por un padeci-
miento en la hipófisis que impide la liberación de HACT o la falta de respuesta
de esta hormona por parte de las glándulas suprarrenales. La terciaria resulta de
una afección hipotalámica de la síntesis o la acción de la hormona liberadora de
HACT u hormona antidiurética, o ambas, lo que secundariamente evita la libera-
ción de la HACT por parte de la hipófisis.
Insuficiencia suprarrenal 43
Por lo anterior, van a existir diferentes etiologías para cada uno de los tipos de
insuficiencia suprarrenal. Las principales etiologías se resumen en los cuadros
4--1 y 4--2.
Como se mencionó, en los países desarrollados la principal causa es la autoin-
munitaria (de 80 a 90%), la cual es conocida como adrenalitis autoinmunitaria
o síndrome de Addison, cuando se presenta como una entidad aislada (40%). Es
importante mencionar que 60% de las causas autoinmunitarias se presentan como
parte del síndrome de poliendocrinopatía autoinmunitaria (SPA).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 4--2.
Inducida Genética Hiperplasia/ Resistencia a gluco-
por drogas hipoplasia corticoides
DIAGNÓSTICO
Existen múltiples pruebas que nos guían hacia el diagnóstico; sin embargo, des-
pués de una adecuada historia clínica uno de los factores más importantes a des-
cartar es la administración exógena de esteroides. La cronicidad y la severidad
de los síntomas son otros datos que deben ser identificados.
Para realizar el diagnóstico de insuficiencia suprarrenal es necesario identifi-
car, en primer lugar, los niveles disminuidos de cortisol sérico por la mañana.
Para la medición de cortisol sérico se debe tomar en cuenta que en algunas pa-
tologías, como la cirrosis y el síndrome nefrótico, puede estar alterado, debido
a modificaciones de la proteína de unión al cortisol y los niveles de albúmina.
Habitualmente los niveles de cortisol sérico por la mañana se encuentran en
un rango de 10 a 20 Ng/dL, por lo que una medición menor de 3 Ng/dL es sugestiva
de insuficiencia suprarrenal.
Para las mediciones entre 5 y 12 Ng/dL se debe complementar el estudio con
una prueba de HACT, en el que se espera una respuesta adrenal por arriba de 20
Ng/dL; en caso contrario se considera la presencia de insuficiencia adrenal prima-
ria.
Sin embargo, no en todos los lugares se encuentra disponible la medición de
HACT o podría tardar mucho tiempo la obtención del resultado, por lo que se rea-
liza una prueba de estimulación con HACT para encontrar el nivel del eje en el
que se encuentra el problema. En la figura 4--1 se muestra el algoritmo de la prue-
ba de estimulación con ACTH. La figura 4--2 incluye los pasos para el diagnósti-
co de la insuficiencia suprarrenal.
COMPLICACIONES
Crisis adrenales
Estimulación con
250 Ng de HACT
Respuesta Ausencia de
exagerada respuesta
Insuficiencia Descartar de HACT
suprarrenal insuficiencia
suprarrenal
Insuficiencia Insuficiencia
suprarrenal suprarrenal
terciaria secundaria
Cortisol
Evaluar: ACTH,
renina, aldosterona
IS primaria IS secundaria
ACTH y PRA elevados ACTH normal--baja, PRA normal,
Aldosterona baja aldosterona normal
RMN hipófisis
Positivos Negativos:
Autoinmunitario: Rx tórax
Adrenalitis 170OHP
SPGA Homabres: ácidos Masa hipotála- Imagen negativa
grasos de cadena mo/hipofisaria Historia de
muy larga Hipofisitis glucocorticoides
TAC suprarrenales Infiltración exógenos
(evaluar resto TCE
de los ejes) Deficiencia aislada
(evaluar resto de
ejes hipofisarios)
TRATAMIENTO
REFERENCIAS
1. Bornstein S, Allolio B, Artl W, Barthel A, Don Wauchope A: Diagnosis and treatment
of primary adrenal insufficiency: an Endocrine Society clinical practice guideline. J Clin
Endocrinol Metabol 2016:364--389.
2. Holst J, Soldin S, Tractenberg R, Guo T, Kundra P: Use of steroid profiles in determining
the cause of adrenal insufficiency. Steroids 2007:71--84.
3. Singh Ospina N, Al Nofal A, Bancos I, Javed A, Benkhadra K: ACTH stimulation tests
for the diagnosis of adrenal insufficiency: systematic review and meta--analysis. J Clin En-
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5
Dislipidemia
Carolina Lara Sánchez, Jesús Martínez Gutiérrez,
Joaquín Joya Galeana
INTRODUCCIÓN
51
52 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 5)
DEFINICIÓN
El colesterol está presente en todas las células animales, es vital para la estructura
de la membrana celular y actúa como precursor de la vitamina D, las hormonas
y los ácidos biliares. El cuerpo absorbe colesterol de la dieta, así como también
lo sintetiza de novo.
En una dieta occidental típica se consumen de 300 a 450 mg al día y se sinteti-
zan de 800 a 1 400 mg al día, de los cuales el intestino delgado absorbe entre
1 000 y 2 000 mg de colesterol al día. El colesterol plasmático es la suma de la
cantidad de colesterol absorbido por la sangre y la cantidad de colesterol sinteti-
zada por el hígado (excreción biliar y uso celular).
El colesterol se transporta por el cuerpo como partículas de lipoproteínas de
tres clases:
TIPOS DE DISLIPIDEMIAS
Guías
ESC/EACPR
2016*
Clasificación
de riesgo
Riesgo estimado
Guías AHA/ACC
Clasificación
de riesgo
> 21 años + clí- LDL > 190 Diabetes, 40 Si riesgo de EC- 40 a 50 años
nica de ECVAS mg/día a 75 años VAS > 7.5% a con riesgo de
10 años** ECVAS a 10
años > 7.5%**
Alta* Moderada*
TRATAMIENTO
Intervenciones no farmacológicas
Intervenciones farmacológicas
Los niveles de colesterol están determinados por múltiples factores genéticos, así
como por el estilo de vida y los hábitos dietéticos. La hipercolesterolemia tam-
bién puede ser secundaria a otras condiciones médicas.
Es importante que antes de iniciar la terapia farmacológica se considere la pre-
sencia de hipercolesterolemia secundaria a hipotiroidismo, síndrome nefrótico,
58 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 5)
Estatinas
Las estatinas (o inhibidores de la HMG--CoA reductasa) reducen la concentra-
ción intracelular de colesterol, induciendo la expresión del receptor de lipoproteí-
nas de baja densidad (LDL) en la superficie del hepatocito, lo cual resulta en la
extracción de LDL séricas y la disminución de la concentración circulante de
LDL, apolipoproteína B (ApoB) y partículas ricas en triglicéridos.
Las estatinas se encuentran de los fármacos más estudiados en prevención car-
diovascular y constituyen el tratamiento de elección. Han demostrado disminuir
la progresión de la aterosclerosis coronaria e incluso promover la regresión de la
enfermedad aterosclerótica. En las guías europeas no se discute la potencia de
cada fármaco ni se recomiendan fármacos específicos para el inicio del trata-
miento.
Los cuatro grupos principalmente beneficiados del tratamiento con estatinas fue-
ron identificados en el desarrollo de las guías de dislipidemia de 2013 de la ACC/
AHA:
La ECVAS clínica se define por los criterios de inclusión para prevención secun-
daria con estatinas y la presencia de síndromes coronarios agudos, historia perso-
nal de IAM, angina estable o inestable, revascularización coronaria o periférica,
enfermedad vascular cerebral, ataque isquémico transitorio y enfermedad arte-
rial periférica.
Intervenciones farmacológicas
S Prevención primaria. Se debe iniciar con estatinas de alta intensidad en
todo paciente mayor de 21 años de edad con C--LDL arriba de 190 mg/dL,
buscando una reducción de al menos 50% del valor de C--LDL basal.
S Diabetes mellitus (tipos 1 y 2). También se recomienda como prevención
primaria el uso de la calculadora de riesgo estimado a 10 años para guiar
la terapia farmacológica con estatinas. Los pacientes con evidencia clínica
de ECVAS o LDL > 190 mg/dL se encuentran ya en el grupo con beneficios
por el uso de estatinas, por lo que no es apropiado estimar su riesgo cardio-
vascular a 10 años.
S Prevención secundaria. La terapia con estatinas debe ser iniciada o conti-
nuada como primera línea de tratamiento en las mujeres y los hombres > 75
años de edad con evidencia clínica de ECVAS si no existe ninguna contrain-
dicación. En los pacientes con evidencia clínica de ECVAS en los cuales
esté indicada la terapia con estatinas de alta intensidad, de presentar efectos
adversos debe intentarse terapia de intensidad moderada como segunda op-
ción, de ser tolerada. En pacientes > 75 años de edad con evidencia clínica
de ECVAS es razonable ponderar el beneficio de la reducción de riesgo con-
tra los efectos adversos de los fármacos. Es adecuado continuar la terapia
con estatinas, de ser tolerada.
S Pacientes con insuficiencia cardiaca y hemodiálisis. El panel de expertos
no genera ninguna recomendación a favor o en contra del inicio o continua-
ción del tratamiento en los pacientes dentro de los siguientes dos grupos:
1. Pacientes con insuficiencia cardiaca clases II a IV de la New York Heart
Association.
2. Pacientes en terapia de mantenimiento con hemodiálisis.
La terapia con estatinas no redujo el riesgo de ECVAS en los pacientes dentro de
estos grupos analizados. Se consideró que la información representada por los es-
tudios analizados fue insuficiente para establecer una recomendación.
Metas de tratamiento
El panel de expertos no realiza recomendación alguna a favor o en contra de las
metas específicas de LDL durante el tratamiento para prevención primaria o se-
cundaria de ECVAS con estatinas (cuadro 5--4).
Dislipidemia 61
Ezetimiba
CONCLUSIONES
Las guías europeas proponen objetivos concretos de C--LDL para cada categoría
de riesgo. Ambas guías tienen aspectos positivos, pero tal vez la mejor práctica
clínica resulte del conocimiento y la adaptación de ambos puntos de vista por par-
te del personal de salud.
REFERENCIAS
1. Piepoli MF, Hoes AW, Agewall S et al.: European guidelines on cardiovascular disease
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6
Hipotiroidismo
José Miguel Álvarez Blanco, Alejandra Correa Morales
INTRODUCCIÓN
CUADRO CLÍNICO
67
68 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 6)
miento del hipotiroidismo en los niños y los recién nacidos, dado que no es el ob-
jetivo.
En los adultos causa una variedad de síntomas inespecíficos y el cuadro se ins-
tala gradualmente. En general los pacientes experimentan fatiga e intolerancia al
frío, que es el síntoma más específico; existe una modesta ganancia de peso, pese
a la falta de apetito, la cual se debe en gran parte a retención de agua y sal, y en
menor medida a la acumulación de grasa. Otros síntomas frecuentes son calam-
bres, constipación, alteraciones en la memoria y la atención, irregularidades
menstruales e infertilidad. Durante la exploración física es posible encontrar hi-
pertensión, bradicardia, bocio, piel seca y fría, color amarillento (por hipercaroti-
nemia), caída de cabello, edema facial, periorbitario o de extremidades sin signo
de Godet (mixedema), voz ronca y reflejos osteomusculares disminuidos (retraso
en fase de relajación), que constituyen el signo más específico.
En los adolescentes, además de los síntomas que se aprecian en los adultos, el
cuadro se caracteriza por retraso en el crecimiento y talla baja. Las alteraciones
en la atención con frecuencia conllevan a un pobre desempeño escolar. Puede ser
causa de pubertad precoz.
Las alteraciones de las pruebas de laboratorio más frecuentes son anemia nor-
mocítica, hiponatremia hipoosmolar euvolémica, hipercolesterolemia, hipertri-
gliceridemia y cambios en la creatinfosfocinasa. El hipotiroidismo primario
puede causar hiperprolactinemia.
En el cuadro 6--1 se exponen las alteraciones que pueden ser encontradas en
los pacientes con hipotiroidismo por aparatos y sistemas.
Causas
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico bioquímico
Hipotiroidismo primario: T4 libre (T4L) baja con TSH elevada es el perfil tiroideo
diagnóstico de hipotiroidismo; generalmente la T3 puede variar entre normal,
normal baja o baja. En el hipotiroidismo subclínico la TSH se encuentra elevada
y la T4L se encuentra en rango normal o normal bajo.
Hipotiroidismo central: T4L baja con TSH inapropiadamente baja para el nivel
de T4L. Aunque el diagnóstico es bioquímico, en esta situación el siguiente paso
Hipotiroidismo 71
Niveles Niveles
elevados elevados
Rango Rango
normal normal
Tamizaje
No hay un consenso entre las diferentes sociedades endocrinológicas para reco-
mendar el tamizaje con TSH en la población general, por lo que sólo se sugiere
en personas con factores de riesgo: uno o más síntomas de hipotiroidismo, bocio,
historia de enfermedades tiroideas, recepción previa de tratamiento recibido para
cualquier enfermedad tiroidea, historia de otra enfermedad autoinmunitaria (dia-
betes mellitus tipo 1, insuficiencia suprarrenal, vitíligo, anemia perniciosa), fa-
miliar de primer grado con enfermedad tiroidea, historia personal de irradiación
al cuello o terapia con yodo, historia personal de disfunción tiroidea o cirugía ti-
roidea, consumo de medicamentos (litio, interferón--B, amiodarona), enfermeda-
des psiquiátricas, cirugía hipofisaria, radioterapia hipofisaria y edad avanzada).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Diagnóstico diferencial
Tiroiditis de Hashimoto
La tiroiditis posparto ocurre en 10% de las mujeres posparto en EUA. Es más fre-
cuente en las mujeres con títulos altos de Ac TPO durante el primer trimestre del
embarazo o en el puerperio inmediato, en las que padecen diabetes mellitus tipo
1 y en las que tienen historia familiar de enfermedades tiroideas autoinmunitarias.
Típicamente la fase de tirotoxicosis inicia entre uno y seis meses después del
parto, y posteriormente un tercio de las pacientes cursan con las fases previamen-
te descritas de la tiroiditis subaguda no dolorosa. Se puede realizar la gammagra-
fía de captación de 24 h de 123I para el diagnóstico diferencial con enfermedad
de Graves. La captación gammagráfica en el caso de tiroiditis subaguda es < 5%.
La VSG es normal. En cuanto al tratamiento y el pronóstico, están contraindica-
dos los medicamentos antitiroideos durante el embarazo, pero en caso de ser ne-
cesarios se utiliza el propiltiouracilo en el primer trimestre y el tiamazol en el
segundo y el tercer trimestres. Después de siete años hasta 50% de las mujeres
desarrollan hipotiroidismo; la enfermedad tiene una recurrencia de 70% en los
embarazos subsiguientes.
Hipotiroidismo 75
Tiroiditis supurativa
bien con anomalías congénitas, como fístula del seno piriforme, e inmunosupre-
sión. En los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida es causada
por microorganismos oportunistas, como Pneumocystis jiroveci.
Clínicamente se aprecian deterioro agudo, mal estado general, fiebre, dolor in-
tenso al palpar la glándula tiroidea, eritema y aumento de la temperatura. Puede
tener una presentación más insidiosa y hasta crónica, sobre todo cuando los agen-
tes etiológicos son hongos, parásitos o microorganismos oportunistas e inmuno-
comprometidos.
Generalmente son eutiroideos, aunque pueden cursar con tirotoxicosis o hipo-
tiroidismo. Clásicamente se encuentran leucocitosis y aumento de la VSG. La
gammagrafía con captación de 24 h de 123I muestra una nula captación en las zo-
nas supurativas. Se utiliza biopsia con aspiración con aguja fina con tinción de
Gram y cultivo. El tratamiento incluye antibióticos y drenaje de los abscesos.
Tiroiditis de Riedel
Coma mixedematoso
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TRATAMIENTO
Levotiroxina
Es el tratamiento de primera línea para el tratamiento del hipotiroidismo, ya que
resuelve la sintomatología, evita complicaciones, tiene buena biodisponibilidad
por vía oral y su costo es bajo.
La T4 es un profármaco que a través de las desyodinasas tipo 1 y tipo 2 es con-
vertido en T3 (el metabolito activo). La desyodinasa tipo 1 se expresa predomi-
nantemente en los tejidos hepático y renal, y en menor cantidad en el tejido tiroi-
deo. Es responsable de alrededor de 24% de la T3 circulante. La desyodinasa tipo
2 se expresa en el sistema nervioso central, la hipófisis, la glándula tiroidea, el
corazón, la grasa parda y el músculo esquelético. Es responsable de alrededor de
60% de la T3 circulante. Existe un tercer tipo de desyodinasa, la tipo 3, encargada
de convertir T3 en T2 y T4 en T3 reversa (rT3), que son metabolitos inactivos.
La levotiroxina debe ser administrada 60 min antes del primer alimento o tres
horas después del último alimento del día, para optimizar su absorción. El carbo-
nato de calcio y el sulfato ferroso disminuyen su absorción, por lo que se deben
administrar con una diferencia de cuatro horas. Hay medicamentos que interfie-
ren con el metabolismo o transporte de T4, por lo que requieren monitoreo de la
efectividad de las dosis de T4, como andrógenos, estrógenos, inhibidores de tiro-
sincinasa, fenobarbital, fenitoína, carbamazepina, rifampicina y sertralina.
Los objetivos del tratamiento son:
S Eliminar la sintomatología y las alteraciones de laboratorio del hipotiroi-
dismo.
S Normalizar las concentraciones de T4 libre circulante.
S Evitar el sobretratamiento.
Generalmente la dosis utilizada de T4 es de 1.6 a 1.8 Ng/kg de peso ideal. Existen
varias estrategias para el inicio de la reposición con T4:
Basándose en el nivel de TSH:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Menores de 65 años de edad con TSH < 10 mUI/L con sintomatología su-
gestiva de hipotiroidismo.
S Hipotiroidismo subclínico persistente posterior a hemitiroidectomía.
S Hipotiroidismo subclínico persistente en pacientes con bocio multinodular
difuso.
S Pacientes con hipotiroidismo subclínico con hipercolesterolemia.
S Menores de 65 años de edad asintomáticos, con TSH > 10 mUI/L.
HIPOTIROIDISMO Y EMBARAZO
REFERENCIAS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
DEFINICIÓN
85
86 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 7)
con los criterios de diagnóstico de IAM se requiere una detección sérica de enzi-
mas cardiacas, de preferencia troponina (Tn) ultrasensible, con al menos un valor
arriba del percentil 99 (p99) del límite de referencia superior (LRS) y al menos
uno de los siguientes hallazgos:
CUADRO CLÍNICO
EXPLORACIÓN FÍSICA
DIAGNÓSTICO
Electrocardiograma
El electrocardiograma de 12 derivaciones debe ser tomado e interpretado dentro
de los primeros 10 min desde que el paciente con sospecha de síndrome isquémi-
co llega a urgencias. Los hallazgos en el electrocardiograma en el paciente con
síndrome coronario agudo sin elevación del ST (AI, IAMSEST) incluyen depre-
sión del segmento ST, elevación transitoria del segmento ST o inversión de la
onda T. La elevación persistente del segmento ST y la depresión anterior del seg-
mento ST indicativa de IAM posterior debe ser considerada como un IAMEST
y tratada de acuerdo con las guías.
Si el electrocardiograma es relativamente normal o no congruente con ningún
diagnóstico se deberá repetir en intervalos de 15 a 30 min, especialmente si los
síntomas persisten o recurren. Aproximadamente de 1 a 6% de los pacientes con
un SICA presentan un ECG normal. Un ECG normal puede asociarse con patolo-
gía de la arteria circunfleja (dominancia izquierda) o de la arteria coronaria dere-
cha, las cuales pueden ser eléctricamente silenciosas. Es necesario obtener deri-
vaciones derechas (V3R--V4R) ante la sospecha de un infarto inferior, para
detectar el compromiso del ventrículo derecho (VD).
La hipertrofia ventricular izquierda, los bloqueos de rama con anormalidades
en la repolarización y el ritmo ventricular pueden enmascarar signos de isquemia
o lesión miocárdica.
El electrocardiograma también resulta de utilidad para la localización topo-
gráfica de la lesión coronaria.
Biomarcadores cardiacos
La medición de biomarcadores es necesaria en el abordaje de todo paciente con
sospecha de SICA. Si la presentación clínica es compatible con infarto del mio-
Evaluación anatómica
Evaluación funcional
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
COMPLICACIONES
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TRATAMIENTO
SICA--SEST
(AI--IAMSEST)
Figura 7--1. Manejo inicial del infarto agudo del miocardio sin elevación del segmento
ST (IAMSEST) y la angina inestable (AI). SICA--SEST: síndrome coronario agudo sin
elevación del segmento ST; ASA: ácido acetilsalicílico; HBPM: heparina de bajo peso
molecular; HNF: heparina no fraccionada; GP: glucoproteína; FEVI: fracción de eyec-
ción del ventrículo izquierdo.
Tratamiento médico
Medidas generales de soporte
La meta de las medidas de soporte y tratamiento farmacológico administrado en
la terapia antiisquémica es disminuir el consumo miocárdico de oxígeno (secun-
96 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 7)
Medicamentos antianginosos
Todos los pacientes con dolor precordial isquémico y con sospecha de AI o IAM-
SEST deben ser tratados con AspirinaR, betabloqueadores y nitratos. Los beta-
bloqueadores deben utilizarse en todos los pacientes que no tengan contraindica-
ción (falla cardiaca descompensada, bloqueo AV avanzado o broncoespasmo
severo). Se puede considerar el uso de betabloqueadores por vía intravenosa
(IV); sin embargo, se debe tener precaución en los pacientes con falla cardiaca,
hipotensión o inestabilidad hemodinámica o eléctrica, y en los ancianos.
El uso de nitratos depende de la presentación clínica. Se deberá utilizar nitro-
glicerina IV en los pacientes en los que persista el dolor precordial; las vías orales
y parenterales pueden utilizarse en pacientes con episodios recientes, pero no son
de elección en los pacientes con síntomas activos. Los nitratos están contraindi-
cados en los pacientes que hayan tomado inhibidores de la fosfodiesterasa (silde-
nafil, tadalafil, etc.) en las últimas 24 h.
En los pacientes con síntomas persistentes a pesar de las terapias descritas es
razonable el uso de medicamentos opiáceos en aquellos sin hipotensión arterial.
Se pueden utilizar los bloqueadores de los canales de calcio (a excepción del
nifedipino) en los pacientes con contraindicaciones para el tratamiento con be-
tabloqueadores y en aquellos que persistan con angina a pesar de las dosis ópti-
mas de nitratos y betabloqueadores.
Antiagregantes plaquetarios
mentado. Los pacientes con un riesgo bajo de acuerdo con la escala de TIMI y
con tratamiento no invasivo deberán continuarlo durante al menos un año. Los
pacientes que se sometan a colocación de stent desnudo o liberador de fármaco
deberán tomarlo con apego estricto durante un año. Los pacientes en los que se
identifique enfermedad multivaso y se requiera revascularización quirúrgica
deberán suspender el uso de clopidogrel entre cinco y siete días antes del procedi-
miento.
El clopidogrel (dosis de carga de 300 a 600 mg y dosis de mantenimiento de
75 mg/día) es un profármaco inactivo que requiere oxidación hepática para gene-
rar un metabolito activo. La terapia antiplaquetaria dual (DAPT) basada en clopi-
dogrel y AspirinaR ha demostrado una disminución de la recurrencia de eventos
isquémicos en los pacientes con antecedente de SICA, en comparación con la As-
pirinaR como monoterapia. Sin embargo, 10% de los pacientes tendrán un even-
to isquémico recurrente durante el primer año y aproximadamente 2% presenta-
rán trombosis del stent.
El prasugrel (dosis de carga de 60 mg al día y mantenimiento de 10 mg al día)
es un profármaco que inhibe de manera irreversible los receptores plaquetarios
P2Y12, con un inicio más rápido y un efecto inhibidor más profundo. Los estudios
han demostrado una disminución de la incidencia de trombosis intrastent al utili-
zar DAPT basada en prasugrel vs. clopidogrel (1.13 vs. 2.31%), a expensas de un
incremento de la incidencia de sangrados. Su uso está contraindicado en los pa-
cientes con antecedente de evento vascular cerebral o ataque isquémico transito-
rio. Los estudios demuestran que no tiene un beneficio aparente sobre el clopido-
grel en los pacientes mayores de 75 años de edad o de menos de 60 kg de peso.
El ticagrelor, como el prasugrel, tiene un inicio de acción más rápido y consis-
tente, con una recuperación plaquetaria también más rápida (vida media de 6 a
12 h). Incrementa los niveles séricos de medicamentos metabolizados por
CYP3A, como la simvastatina. Los estudios demuestran una reducción de la pre-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sencia de infarto del miocardio, muerte por causas cardiovasculares o EVC en los
pacientes con antecedente de SICA, en comparación con el clopidogrel, a expen-
sas de un pequeño mayor riesgo de sangrado, sin diferencia en los eventos de san-
grado mayor.
El uso de DAPT con ticagrelor demuestra una menor incidencia de trombosis
del stent vs. DAPT a base de clopidogrel. Los efectos adversos incluyen disnea
(sin broncoespasmo), incremento de la frecuencia de presentación de pausas ven-
triculares e hiperuricemia.
El cangrelor es un análogo de ATP IV que se une de manera reversible con gran
afinidad al receptor P2Y12. Tiene una vida media plasmática de 10 min. Permite
una adecuada inhibición plaquetaria durante la realización de un cateterismo,
posterior a un bolo IV, con restauración de la función plaquetaria entre una y dos
horas después de descontinuar la infusión.
98 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 7)
Anticoagulación
Terapia hipolipemiante
Terapia de reperfusión
Terapia trombolítica
Dolor precordial
Sospecha de SICA
Iniciar tratamiento:
ASA, betabloqueador,
nitratos, HBPM
ECG, biomarcadores
IAMEST
(ECG con elevación del ST)
Terapia de reperfusión
Sí No
Considerar la trombólisis
¿Existen contraindicaciones?
Realizar ACP Sí No
Administrar trombolítico
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ACP de rescate
No ¿Reperfusión exitosa?
Figura 7--2. Abordaje del paciente con infarto agudo del miocardio con elevación del
segmento ST (IAMEST). SICA: síndrome coronario agudo; ECG: electrocardiograma;
ASA: AspirinaR; HBPM: heparina de bajo peso molecular; ACP: angioplastia coronaria
percutánea.
104 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 7)
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8
Fibrilación auricular
Juan Carlos de la Fuente, Moisés Levinstein Jacinto,
Santiago Nava Townsed
DEFINICIÓN
105
106 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 8)
CUADRO CLÍNICO
Es de vital importancia recordar que no todos los pacientes con FA son sintomáti-
cos y que los que sí los son presentan una gran heterogeneidad de síntomas. Los
síntomas típicos suelen estar asociados a frecuencia ventricular media, la cual
cuanto más elevada se encuentre más síntomas ocasionará en los pacientes. Los
síntomas más comunes incluyen palpitaciones, fatiga, mareo, disminución de la
clase funcional y disnea; los pacientes con mayor repercusión de la FA pueden
presentar angina, síncope y disnea en reposo.
Durante la exploración física es característica la presencia de ruidos cardiacos
arrítmicos e irregulares; durante la palpación es posible detectar pulsos irregula-
res. Dependiendo de las comorbilidades asociadas se observan distintos hallaz-
gos en la exploración, como datos de sobrecarga hídrica en los pacientes con insu-
ficiencia cardiaca o soplos de insuficiencia, o estenosis mitral en aquellos con
valvulopatías.
DIAGNÓSTICO
I aVR V1 V4
II aVL V2 V5
III aVF V3 V6
Abordaje diagnóstico
todos los pacientes de reciente diagnóstico. Este estudio es útil para descartar car-
diopatías estructurales, tales como valvulopatías, y para evaluar las funciones sis-
tólica y diastólica del ventrículo izquierdo, así como el tamaño de las aurículas,
la función del ventrículo derecho y las presiones pulmonares.
En los pacientes con datos clínicos compatibles con miocardiopatía isquémica
se recomienda la realización de una angiografía coronaria o pruebas de perfusión
miocárdica de acuerdo con las recomendaciones de las guías actuales; los pacien-
tes con datos sugestivos de déficit neurológico deberán ser sometidos a estudios
de tomografía simple de cráneo o resonancia magnética en busca de enfermedad
cerebrovascular.5
De acuerdo con las últimas guías publicadas en 2016 por la Sociedad Europea
de Cardiología, la FA puede clasificarse de acuerdo con cinco patrones diferentes
de presentación (cuadro 8--1) y siete tipos clínicos (cuadro 8--2).5
108 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 8)
Cuadro 8--1.
Patrones de la Definición
fibrilación auricular
FA de reciente diagnóstico FA de nuevo diagnóstico, independientemente de la duración o la
gravedad de los síntomas
FA paroxística Episodio con duración no mayor de siete días, incluyendo a
aquellos con terminación espontánea o por cardioversión
FA persistente Episodios con duración mayor de siete días, incluyendo a aque-
llos terminados por cardioversión farmacológica o eléctrica
FA persistente de larga FA con duración mayor de un año al momento en el que se deci-
duración de optar por una estrategia de control de ritmo
FA permanente FA en la cual tanto el paciente como el médico optan por no bus-
car una estrategia de control del ritmo
FA: fibrilación auricular. Adaptado de las Guías para el manejo de la fibrilación auricular de la Socie-
dad Europea de Cardiología desarrolladas en colaboración con la Sociedad Europea de Cirugía
Cardiotorácica de 2016.
COMPLICACIONES
TRATAMIENTO
Cuadro 8--2.
Tipo de FA Presentación clínica Fisiopatología
FA secundaria a FA en pacientes con disfunción sis- Incremento de la presión auricular y
cardiopatía tólica o diastólica, hipertensión remodelación estructural, con
estructural con hipertrofia del ventrículo activación del sistema simpático
izquierdo u otra cardiopatía y del sistema renina--angioten-
estructural. En estos pacientes la sina
FA es una causa común de hos-
pitalización y un factor predictor
de mal desenlace
FA focal Pacientes con descargas focales Focos ectópicos localizados la
repetitivas y episodios cortos de mayor parte de las veces en las
FA paroxística. Suelen ser alta- venas pulmonares
mente sintomáticos y presentarse
en pacientes más jóvenes, con
ondas auriculares distinguibles en
el ECG
FA poligénica FA en portadores de variantes gené- Actualmente es motivo de estudio,
ticas asociadas con FA de inicio ya que se sospecha que algunas
temprano variantes genéticas pueden influir
en el desenlace del paciente
FA posoperatoria FA de reciente inicio y usualmente Factores en agudo: inflamación,
autolimitada, posterior a cirugía estrés oxidativo, tono simpático
mayor (usualmente cirugía car- alto, alteraciones hidroelectrolíti-
diaca), en pacientes que previo al cas y sobrecarga de volumen
procedimiento se encontraban en
ritmo sinusal y sin antecedentes
de FA
FA en pacientes FA en pacientes con estenosis Incremento de la poscarga de la
con estenosis mitral grave o posterior a cirugía aurícula izquierda en pacientes
mitral o válvu- de reparación valvular con estenosis o sobrecarga de
las protésicas volumen y pacientes con insufi-
ciencia mitral
FA en atletas Usualmente paroxísticas, relaciona- Tono vagal y volumen auricular
das con la duración y la intensi- incrementados
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Existen evidencias preliminares de que el control del ritmo podría conferir una
ventaja de supervivencia en los pacientes menores de 65 años de edad, pero las
guías más recientes recomiendan iniciar una estrategia de control del ritmo sola-
mente en los pacientes que se mantienen sintomáticos a pesar de una adecuada
terapia de control de la frecuencia.5
Control de la frecuencia
que ofrecen estos fármacos para los pacientes con insuficiencia cardiaca se pierde
en los pacientes con FA. Los calcioantagonistas no dihidropiridínicos verapa-
milo y diltiazem deben ser evitados en los pacientes con insuficiencia cardiaca
con fracción de expulsión reducida, debido a sus efectos inotrópicos negativos.
Finalmente, en las guías de la Sociedad Europea de Cardiología la digoxina reco-
bra su lugar como medicamento de primera línea para el control de la frecuencia,
tanto en pacientes con fracción de expulsión normal como en aquellos con frac-
ción de expulsión reducida.5
En los últimos años ha existido controversia en cuanto al supuesto incremento
de la mortalidad asociada al uso de digoxina en pacientes con FA, aunque esto
se basa solamente en estudios observacionales y parece ser resultado de un sesgo
de selección de pacientes, ya que usualmente los pacientes tratados con digoxina
suelen tener más comorbilidades.
112 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 8)
Anticoagulación oral
El uso de AVK en los pacientes con FA que son sometidos a angioplastia corona-
ria percutánea con colocación de stents reduce el riesgo de trombosis del stent y
Fibrilación auricular 115
Figura 8--2. Resumen de manejo del paciente con fibrilación auricular. EVC: evento vas-
cular cerebral; AV: auriculoventricular. Adaptado de la referencia 4.
más inhibidor de P2Y12, en el grupo 2 rivaroxabán en dosis muy bajas (2.5 mg)
más terapia antiagregante dual con Aspirina e inhibidor de P2Y12, y en el grupo
3 AVK más terapia antiagregante dual (terapia estándar). Las tasas de sangrado
clínicamente significativas fueron menores en los grupos de rivaroxabán, en
comparación con la terapia estándar, mientras que las muertes cardiovasculares,
los infartos del miocardio y los EVC isquémicos fueron similares en los tres gru-
pos, concluyendo así que el uso de rivaroxabán en este grupo de pacientes es se-
guro y ofrece resultados similares a los de la terapia estándar.
en los pacientes que persisten con recurrencias sintomáticas a pesar del trata-
miento con algún antiarrítmico,5 pero no existe recomendación sobre la modali-
dad de ablación; asimismo, recomiendan con igual grado de evidencia la radio-
frecuencia y la crioterapia con balón.
Es por esto que se llevó a cabo el estudio FIRE AND ICE, que comparó la efi-
cacia de ambos métodos; la radiofrecuencia actualmente es el método más utili-
zado, pero requiere un alto grado de entrenamiento, lo cual restringe su uso a po-
cos centros.
El estudio aleatorizó a 378 pacientes a recibir crioablación y a 384 a recibir
radiofrecuencia, y comparó el tiempo de la presentación de la primera falla clíni-
ca, determinado como un nuevo episodio de FA, la ocurrencia de aleteo auricular,
el uso de antiarrítmicos o la necesidad de un nuevo procedimiento; de este modo
logró demostrar la no inferioridad de la crioablación, sin diferencias en cuanto
a la seguridad de ambos procedimientos.
Las nuevas guías recomiendan con el mismo grado de evidencia los cuatro NAO
mencionados en el artículo; sin embargo, no existen comparaciones prospectivas
de la efectividad y seguridad entre cada uno de ellos.
En la revista JAMA Internal Medicine se publicó una cohorte retrospectiva que
incluyó cerca de 120 000 pacientes mayores de 65 años de edad que usaban dabi-
gatrán o rivaroxabán. Se reportó un incremento significativo de hemorragia intra-
craneana en el grupo de pacientes con rivaroxabán, así como un incremento de
sangrados clínicamente mayores, incluidos los sangrados gastrointestinales, y
una elevación de la mortalidad en los pacientes mayores de 75 años de edad con
un puntaje de la escala CHADS2 > 2.
El incremento de hemorragias intracraneanas asociadas al uso de rivaroxabán
excedió la tasa de reducción de riesgo de presentar eventos tromboembólicos.
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118 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 8)
Sección IV
Neumología
INTRODUCCIÓN
121
122 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 9)
Los adultos mayores y las personas con comorbilidades tienen un mayor riesgo
de adquirir neumonía, así como de desarrollar un curso más grave de la enferme-
dad con respecto a la población general. Las comorbilidades que se asocian a un
mayor riesgo de sufrir neumonía son las enfermedades respiratorias crónicas,
como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las enfermedades car-
diovasculares, la diabetes mellitus y la enfermedad hepática crónica. Otras pobla-
ciones en riesgo las constituyen los pacientes con infección por VIH, otros tipos
de inmunosupresión, cáncer, enfermedad renal crónica y asplenia anatómica o
funcional, así como enfermedades neurológicas, que puedan condicionar bron-
Neumonías 123
ces la normal) a los adultos mayores de 65 años de edad, pues confiere una mayor
protección. Según algunos estudios, reduce hasta 50% el número de neumonías
y las hospitalizaciones, y hasta 68% la mortalidad.
La neumonía se presenta generalmente como un cuadro agudo con síntomas
tanto respiratorios como sistémicos, principalmente en el paciente joven e inmu-
nocompetente. Se debe sospechar en un paciente con tos, esputo purulento, dis-
nea, dolor torácico de tipo pleurítico y fiebre. En presencia de hemoptisis puede
tratarse de una neumonía necrosante, con la existencia de abscesos pulmonares,
tuberculosis o neumonía por gramnegativos. Los pacientes ancianos pueden pre-
sentar neumonía sin un cuadro típico, con ausencia de fiebre y sin síntomas respi-
ratorios, al igual que los pacientes con inmunocompromiso, que pueden presen-
tar únicamente síntomas como confusión, debilidad, letargo y descompensación
de la enfermedad crónica de base.
Existen algunas escalas de clasificación y predicción de la mortalidad por neu-
monías que sirven como una herramienta para poder clasificar a cada paciente
según la gravedad del cuadro, utilizando criterios clínicos, de laboratorio y de
imagen. Es necesario clasificar e individualizar a cada paciente, para decidir si
su manejo se puede llevar a cabo de forma ambulatoria o si requiere hospitaliza-
ción; de ser así, habrá que evaluar su ingreso a la unidad de terapia intensiva. Esta
decisión es fundamental, ya que el hecho de recibir el tratamiento adecuado en
el lugar adecuado puede tener una repercusión en la mortalidad del paciente. Alg-
unas de las escalas más utilizadas para la valoración son la escala CURB--65 y
el Pneumonia severity index (PSI) para NAD, así como los criterios de la Infec-
tious Diseases Society of America/American Thoracic Society.
En la escala CURB--65 se asigna un punto por cada criterio: de 0 a 1 general-
mente es apropiado el tratamiento ambulatorio, los pacientes con 2 puntos debe-
rían ser hospitalizados, de 3 a 5 puntos se indica hospitalización y se debe valorar
la necesidad de ingresar al paciente en la unidad de terapia intensiva, especial-
mente si cuenta con 4 o 5 puntos (cuadro 9--1).
El índice PSI se hizo con la finalidad de identificar a los pacientes que requie-
ren hospitalización para su tratamiento, además de que predice la mortalidad a
30 días. Utiliza criterios clínicos, radiológicos y antecedentes del paciente. Se
una mayor probabilidad de adquirir una infección por neumococo resistente. Los
virus también pueden causar neumonía; los más asociados son los de influenza
y parainfluenza, seguidos del virus sincicial respiratorio y el adenovirus (cuadro
9--4).
DIAGNÓSTICO
Los hemocultivos se sugieren en los pacientes que presenten alguna de las in-
dicaciones clínicas mencionadas; en el caso de las neumonías se ha estimado que
son positivos en 10 a 20% de los casos; la muestra se debe obtener antes del inicio
del tratamiento. El cultivo de expectoración es positivo en aproximadamente
40% de los casos; el desarrollo depende principalmente de la calidad de la mues-
tra (> 10 células epiteliales), por lo que se debe obtener antes del inicio de los anti-
bióticos o hasta 12 h después, según algunos autores. En el caso de Streptococcus
pneumoniae puede ser positivo hasta en 80% de los casos con una buena calidad
de la muestra. En algunos casos, como en los pacientes intubados o con imposibi-
lidad para expectorar, es posible emplear otras técnicas, como aspiración endo-
traqueal o lavado bronquioalveolar.
En los pacientes que presenten derrame pleural mayor de 5 cm se debe realizar
una toracocentesis y un cultivo de la muestra; aunque la sensibilidad de los culti-
128 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 9)
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
No todas las alteraciones radiológicas implican neumonía, por lo que se debe ha-
cer el diagnóstico diferencial con la historia clínica del paciente. En ocasiones se
inicia el tratamiento sin presentar mejoría de la sintomatología a las 48 h, por lo
que se deben considerar dos opciones: los microorganismos resistentes y la enfer-
medad no infecciosa.
Algunos diagnósticos a considerar son la bronquiolitis obliterante con neumo-
nía organizada, la vasculitis, la neumonitis, las enfermedades intersticiales, el
cáncer pulmonar, la diseminación linfangítica, el linfoma, la insuficiencia car-
diaca congestiva y el embolismo pulmonar.
Es importante tomar en cuenta los diferentes patrones en imagen que se po-
drían confundir con una neumonía; cuando existe duda se deben considerar estu-
dios de extensión, como la tomografía computarizada, y en algunos casos la bron-
coscopia o la biopsia.
COMPLICACIONES
TRATAMIENTO
nico) más macrólido. Las guías de Reino Unido proponen amoxicilina o penici-
lina para los pacientes ambulatorios.
Para los pacientes que requieren hospitalización el tratamiento empírico con-
siste en betalactámicos más macrólido o únicamente quinolona. Estos esquemas
han sido ampliamente estudiados y han mostrado una curación en 90% de los ca-
sos de neumonía de leve a moderada.
Para los pacientes que requieren permanecer en la unidad de cuidados intensi-
vos la recomendación de las guías implica betalactámico más macrólido o beta-
lactámico más quinolona.
Es necesario considerar algunas situaciones específicas. En el caso de influen-
za se debe iniciar el manejo con oseltamivir, incluso 48 h después del inicio de
los síntomas, debido a la alta tasa de sobreinfección bacteriana, principalmente
por SARM, por lo que se recomienda iniciar el manejo con ceftriaxona más van-
130 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 9)
Se debe agregar cobertura para los anaerobios en los pacientes con neumonía
por broncoaspiración, historia de pérdida de la conciencia, sobredosis de drogas
o alcohol, crisis epilépticas y enfermedades de la motilidad esofágica; en ocasio-
nes se sobreestima a los pacientes que requieren esta cobertura.
Los esquemas empíricos mencionados se deben ajustar en cuanto exista el ais-
lamiento y la susceptibilidad.
El cuadro 9--5 muestra los esquemas de tratamiento empírico dependiendo de
las condiciones del paciente.
La neumonía por SARM o bacilos gramnegativos suele ser destructiva y for-
mar abscesos, por lo que se debe extender el tratamiento. Los pacientes con
SARM con hemocultivos positivos deben recibir tratamiento durante cuatro se-
manas y los pacientes con neumonía lobar o segmentaria deben ser tratados dos
semanas.
REFERENCIAS
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lines/Infections_by_Organ_System/Lower/Upper_Respiratory/Hospital--Acquired_Pneu-
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
132 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 9)
10
Enfermedad pulmonar
obstructiva crónica
Juan Pablo Rivas de Noriega, Jesús Martínez Gutiérrez,
José Padua García
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
133
134 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 10)
sentan 6.3% de los años vividos con enfermedad y 4.5% de los años de vida perdi-
dos ajustados por discapacidad, siendo la EPOC la principal responsable en am-
bos casos.1 De acuerdo con el programa Burden of Obstructive Lung Diseases
(BOLD), la prevalencia global es de 11.7%. En 2011 en EUA fue considerada la
tercera causa de muerte en el mundo, por detrás de la cardiopatía isquémica y de
los eventos vasculares cerebrales.1,2 El tabaquismo, que incluye el cigarro, otros
tipos de tabaco y la marihuana, es el principal factor de riesgo de la enfermedad.
De los individuos con el hábito de fumar únicamente de 20 a 30% desarrollan
EPOC, lo que implica una susceptibilidad genética de los pacientes asociada al
desarrollo y la gravedad de la patología.3 Otros factores de riesgo son la edad, el
estado socioeconómico bajo, los factores genéticos —como deficiencia de B--1
antitripsina—, el asma, la hiperreactividad bronquial y la exposición a polvos or-
gánicos, inorgánicos, químicos y biomasa.2
PATOGÉNESIS
La bronquitis crónica es generada por una irritación, por lo general provocada por
humo de tabaco o algunos otros contaminantes, los cuales producen inflamación
inicial que induce a hiperplasia e hipertrofia de las células caliciformes, con au-
mento de la producción de moco y limitación del barrido ciliar e hipertrofia del
músculo liso, lo cual favorece la hiperreactividad.
El enfisema es producido por agresión del epitelio pulmonar, que condiciona
la activación de macrófagos; éstos comienzan la liberación de citocinas proinfla-
matorias (factor de necrosis tumoral--B, interleucina 8) y moléculas proteolíticas,
además de reclutar neutrófilos, los cuales producen elastasa de macrófagos (me-
taloproteasa de matriz--12) involucrada en la destrucción del tejido pulmonar. La
pérdida de parénquima crea espacios que son ocupados por aire sin existencia de
tejido pulmonar.4 El incremento de factor de necrosis tumoral--B e interleucinas
6 y 8 asociado a la inflamación sistémica y el aumento de radicales libres explican
las manifestaciones sistémicas de la enfermedad (osteoporosis, depresión, ane-
mia de enfermedad crónica).3
La B1 --antitripsina es un inhibidor de proteasa sérico. La identificación de su
deficiencia condujo al concepto de un desequilibrio entre las proteasas y las anti-
proteasas como parte del mecanismo fisiopatológico de la enfermedad. Su defi-
ciencia genera mayor susceptibilidad a la actividad de la elastasa, que está anor-
malmente elevada debido a una mayor producción por parte de los neutrófilos
activados por el agente irritante, con el desarrollo concomitante de enfisema pul-
monar a temprana edad. Se debe sospechar en pacientes con edad menor de 45
años, afección de los campos inferiores y manifestaciones extratorácicas (enfer-
medad hepática, pancreatitis y displasia fibromuscular).2,3
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 135
FISIOPATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
Los síntomas principales son tos, disnea y expectoración. La tos es crónica y sue-
le ser la primera manifestación; es importante diferenciarla de otras causas de tos
136 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 10)
crónica, como asma, tuberculosis, cáncer de pulmón, falla cardiaca izquierda, ri-
nitis alérgica crónica, síndrome de descarga nasal posterior, enfermedad por re-
flujo gastroesofágico y medicamentos (inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina). La disnea es progresiva, persistente y aumenta con la actividad fí-
sica; es la principal causa de ansiedad y depresión asociada a la EPOC. La expec-
toración es habitual en todos los pacientes; cuando ocurre más de tres meses al
año durante dos años consecutivos se define como bronquitis crónica.2
Se distinguen dos fenotipos de presentación clínica: enfisematoso y bronquitis
crónica. En los pacientes con fenotipo enfisematoso (soplador rosado o pink puf-
fer) se debe integrar un cuadro clínico--radiológico, ya que la simple presencia
de enfisema no lo define; clínicamente se caracteriza por disnea e intolerancia
como síntomas principales; además, se presentan aspecto caquéctico, rubicundez
y tórax en tonel debido a hiperinflación. El fenotipo de la bronquitis crónica (abo-
tagado azul, blue bloater) se caracteriza por tos y expectoración, además de cia-
nosis, obnubilación, obesidad, ronquido, sibilancias, edema e hipertrofia car-
diaca.
Fenotipo
Fenotipo Fenotipo agudizador
agudizador agudizador con
( 2 agudiza- con enfisema bronquitis
ciones/año) crónica Fenotipo
mixto
EPOC--asma
Fenotipo
no agudizador Fenotipo no agudizador
(< 2 agudiza-
ciones/año)
ABORDAJE DIAGNÓSTICO
Espirometría
Otros estudios
Valoración de la gravedad
El índice BODE (body mass index, obstruction, disnea [por el cuestionario de
disnea mMRC] and exercise [prueba de caminata de seis minutos]) se utiliza para
conocer a los pacientes con un mayor riesgo de hospitalización y peor pronóstico,
así como para la evaluación del trasplante pulmonar. Es una escala de 10 puntos,
en la que se indica la mortalidad global al año: de 0 a 2 puntos es de 20%, de 3
a 4 puntos es de 30%, de 5 a 6 puntos es de 40% y de 7 a 10 puntos es de 80%.2
El índice de BODEx se utiliza en el primer nivel de atención; en él no se puede
realizar la prueba de distancia caminada en seis minutos, pero se toma en cuenta
el número de exacerbaciones graves; esto sólo es útil en los pacientes con EPOC
leve y moderada (cuadro 10--3).
COMPLICACIONES
Exacerbación de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Se define como un agravamiento agudo de los síntomas respiratorios que conlle-
va a terapia adicional. Son eventos que tienen un impacto importante en el estado
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 141
Exacerbaciones
GOLD FEV1 (% predicho) 2 o 1 que requirió C D
I 80 hospitalización
II 50 a 79
III 30 a 49
IV < 30 0 a 1 que no requirió A B
hospitalización
Síntomas
Figura 10--2. Nivel de gravedad y grupos de acuerdo con la Iniciativa Global para la En-
fermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.
Otras complicaciones
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TRATAMIENTO
Sólo hay dos medidas terapéuticas que han demostrado una mayor capacidad
para modificar la historia natural de la EPOC: suspensión del tabaquismo y oxi-
genoterapia.
142 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 10)
Tratamiento no farmacológico
Tratamiento de soporte:
S Terapia con oxígeno: saturación blanco de 88 a 92%. Una vez que se inicia
el tratamiento con O2 se deberá verificar la adecuada oxigenación a través
de gasometrías seriadas, sin incrementar la retención de CO2 o empeorar la
acidosis.
S Soporte ventilatorio: el uso de VMNI se prefiere sobre la ventilación inva-
siva como el método inicial de ventilación en pacientes con falla respirato-
ria aguda hospitalizados por exacerbación aguda de la EPOC. La VMNI
tiene una tasa de éxito de 80 a 85%. Mejora la oxigenación y corrige la aci-
dosis. El paciente debe ser tratado con VMNI si presenta alguno de los si-
guientes criterios: acidosis respiratoria, PaCO2 > 45 mmHg o pH arterial $
a 7.35, disnea severa con datos de fatiga de los músculos inspiratorios o
hipoxemia persistente a pesar del uso de oxígeno suplementario. Las indi-
caciones para el uso de ventilación mecánica invasiva incluyen mala tole-
rancia a la VMNI o fracaso, estatus posparo, disminución de la conciencia
o agitación psicomotora, aspiración masiva o vómito persistente, mal ma-
nejo de las secreciones, inestabilidad hemodinámica o arritmias ventricula-
res o supraventriculares.
REFERENCIAS
1. Alvar et al.: Global strategy for the diagnosis, management, and prevention of chronic obs-
tructive pulmonary disease 2017. GOLD.
2. Balkissoon R, Lommatzsh S, Carolan B: Chronic obstructive pulmonary disease: a con-
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Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 147
3. Echeverría et al.: Validation of the DECAF score to predict hospital mortality in acute exa-
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(Supl 1):1--16.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
148 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 10)
11
Tromboembolia pulmonar
Eduardo Buendía Villar, Zaniru Raúl Marín, Luis Álvarez Contreras
DEFINICIÓN
FISIOPATOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
149
150 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 11)
CUADRO CLÍNICO
S Taquipnea (54%).
S Inflamación de la pantorrilla o del muslo, eritema, edema, cordones palpa-
bles (47%).
S Taquicardia (24%).
S Estertores pulmonares (18%).
S Disminución de los sonidos respiratorios (17%).
S Componente pulmonar acentuado del segundo ruido cardiaco (15%).
S Ingurgitación venosa yugular (14 %).
S Fiebre (3%).
DIAGNÓSTICO
Estudios de laboratorio
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estudios de imagen
Electrocardiografía (ECG): las anomalías del ECG son comunes en los pacientes
con sospecha de TEP. Sin embargo, son inespecíficos, con valor limitado para el
diagnóstico. Los hallazgos más frecuentes son taquicardia y cambios inespecífi-
cos del segmento ST y la onda T (70%). Las anomalías, históricamente conside-
radas sugestivas de TEP (patrón S1Q3T3, nuevo bloque incompleto de rama de-
recha), son infrecuentes (< 10%). Las anormalidades en la ECG que se asocian
a un mal pronóstico en los pacientes con diagnóstico de TEP incluyen:
DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES
Escalas de
probabilidad
Dímero D Angiotomografía
Angiotomografía
Figura 11--1. Abordaje diagnóstico de acuerdo con las escalas de probabilidad. TEP:
tromboembolia pulmonar aguda.
Fiebre + consolidación en la
imagen del tórax + leucocitosis
Neumonía
Diagnóstico diferencial de TEP
Vasculitis
Patrón intersticial en la radiogra-
fía de tórax más condición reu-
matológica subyacente --> vas-
culitis
COMPLICACIONES
Los pacientes que no reciben tratamiento presentan una mortalidad de 30%, que
disminuye significativamente con la anticoagulación. En general tienen una mor-
talidad de 13% a los 30 días, de 26% a un año y de 35.3% a tres años.
La recurrencia en las primeras dos semanas posteriores al evento es mayor.
Los factores relacionados con una recurrencia temprana incluyen la presencia de
cáncer y la falla para alcanzar los niveles terapéuticos de anticoagulación.
Tromboembolia pulmonar 157
S Entre 1.9 y 2.2% de los pacientes con fibrinólisis pueden presentar sangrado
intracraneal.
S Los pacientes con anticoagulación pueden sufrir:
S Sangrado.
S Trombocitopenia inducida por el uso de heparina no fraccionada y hepa-
rina de bajo peso molecular (HBPM) (menos común).
S Los pacientes con trombectomía mecánica pueden presentar:
S Hemorragia pulmonar.
S Perforación atrial o ventricular.
TRATAMIENTO
Alto riesgo
S Los pacientes con inestabilidad hemodinámica con TEP masiva deben con-
siderarse pacientes de alto riesgo, por lo que requieren tratamiento inme-
diato para restaurar la perfusión pulmonar. En primera instancia se reco-
mienda la trombólisis sistémica (grado IB); en caso de contraindicación se
puede realizar una embolectomía quirúrgica (grado IC) o percutánea (gra-
dos IIA a IIC)
S El beneficio de la trombólisis sistémica es mayor si se realiza en las pri-
meras 48 h, aunque se han visto buenos resultados hasta entre 6 y 14 días
de iniciado el evento.
S Disminuye la mortalidad en los pacientes con inestabilidad hemodiná-
mica.
158 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 11)
Riesgo intermedio
¿Choque/hipotensión?
Sí No
ambos negativos
Anticoagulación--monitoreo Hospitalización--
considerar la reperfusión anticoagulación
de rescate
Bajo riesgo
Anticoagulación
S Uso de tomografía por emisión de fotón único. Tiene las ventaja de que
no utiliza contraste y detecta los émbolos pulmonares subsegmentarios pe-
queños. Los estudios preliminares han mostrado resultados similares a los
de la angiotomografía pulmonar.
S Uso de la escala PERC como alternativa al uso de dímero D en los pa-
cientes con “poca probabilidad” de TEP. Incluye como criterios la edad
< 50 años, la frecuencia cardiaca > 100 lpm, la saturación de oxígeno > 95
y la ausencia de hemoptisis, de uso de estrógenos, de antecedente de TEP
o TVP, de edema unilateral de extremidad y de cirugía o trauma que requirió
hospitalización en las cuatro semanas previas. En caso de presentar las ocho
variables es poco probable la presencia de TEP y no es necesario realizar
más estudios de imagen confirmatorios.
162 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 11)
REFERENCIAS
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line and expert panel report. Chest 2016;149(2):315--352.
Sección V
Gastroenterología
Sección V. Gastroenterología
164 El ABC de la medicina interna 2018 (Capítulo 3)
12
Diarrea por Clostridium difficile
Sofía Canales Albarrán, Valentín Trujillo Gutiérrez,
Irma Hoyo Ulloa
DEFINICIÓN Y FISIOPATOLOGÍA
165
166 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 12)
tulos elevados de IgG contra las toxinas y que esto ejerce un efecto protector, in-
cluso en los pacientes hospitalizados con exposición prolongada a antibióticos.
También se ha probado que los niveles de anticuerpos antitoxinas se encuentran
altos después de la resolución clínica de colitis por C. difficile, lo cual se asocia
a una menor recurrencia.
La NAP1/B1/027, que es la cepa endémica más conocida, produce una tercera
toxina, llamada toxina binaria, la cual potencia el efecto de la enterotoxina y se
asocia a mayores niveles de recurrencia, gravedad y mortalidad a 30 días.
EPIDEMIOLOGÍA
Este bacilo fue identificado por primera vez como patógeno causal de diarrea
asociada a antibióticos en el decenio de 1970. Su incidencia se ha incrementado
de forma importante en los últimos 10 años, convirtiéndose en una de las princi-
pales causas de diarrea intrahospitalaria e infección nosocomial en los países de-
sarrollados. Recientemente se evidenció un aumento de la frecuencia de casos en
distintas regiones de América Latina y Asia.
La prevalencia en los hospitales europeos es de 7 por cada 10 000 pacientes
hospitalizados. En 2011 en EUA se reportaron un total de 453 000 casos, de los
cuales aproximadamente 29 300 murieron. Se estima que de 4 a 10% de los pa-
cientes que ingresan ya se encuentran colonizados por cepas patógenas, y que el
riesgo de contraerla para los no colonizados es proporcional al tiempo de hospita-
lización y al contacto cercano con un portador o infectado.
Existe también la colitis por C. difficile adquirida en la comunidad, que repre-
senta casi un tercio de los casos y afecta con más frecuencia a los individuos jóve-
nes sanos.
En 2002 se identificó por primera vez a la bacteria NAP1/B1/027, que causó
gran morbimortalidad, principalmente en Europa y América del Norte. En 2005
se reportó una epidemia por C. difficile en México; sin embargo, no se especificó
la cepa. Hasta 2010 fue detectado el ribotipo 027 en América Latina, específica-
mente en Costa Rica.
Se han descrito otros factores de riesgo para la colitis por C. difficile, como la
edad avanzada, la enfermedad inflamatoria intestinal, la quimioterapia, la cirugía
abdominal y la alteración del pH gástrico por el empleo de inhibidores de la bom-
ba de protones; sin embargo, el más importante continúa siendo el uso de antibió-
ticos. Entre los asociados con más frecuencia están la clindamicina, las fluoroqui-
nolonas y las cefalosporinas. Algunos estudios consideran que esta relación
puede deberse a que son los grupos de antimicrobianos más utilizados, ya que el
empleo de cualquier antibiótico puede predisponer a colitis por C. difficile.
Diarrea por Clostridium difficile 167
CUADRO CLÍNICO
El tiempo que transcurre entre la ingestión de las esporas y el inicio de las mani-
festaciones clínicas es variable, aunque suele ser de alrededor de cuatro semanas.
El cuadro característico implica diarrea (heces tipo 5 a 7 de la escala de Bris-
tol), con tres o más evacuaciones en 24 h o una frecuencia mayor, en comparación
con los hábitos intestinales normales. Puede haber datos de toxicidad sistémica
y en algunos casos puede debutar como íleo.
DIAGNÓSTICO
portara como negativa existe un tercer paso en el algoritmo que es opcional, que
consiste en el cultivo toxígeno o prueba acumulada de amplificación de ácido nu-
cleico, con el fin de determinar si el paciente está infectado o es portador (figura
12--1).
Se debe considerar la colonoscopia en los casos cuyo diagnóstico sea incierto
o en pacientes que no presenten mejoría a pesar del tratamiento adecuado.
La infección por C. difficile se debe distinguir de otras causas infecciosas y no
infecciosas de diarrea. La mayoría de las veces la diarrea relacionada con el uso
de antibióticos se debe a cambios osmóticos. Sin embargo, en presencia de colitis
la etiología más frecuente es C. difficile.
Los principales diagnósticos diferenciales dependerán de la historia clínica y
la exploración física completa, así como del resto de las manifestaciones. El cua-
dro 12--2 presenta las patologías alternativas que hay que considerar en el abordaje.
COMPLICACIONES
Megacolon tóxico
Es una complicación altamente letal, con una mortalidad de hasta 80%. Se diag-
nostica por tomografía simple, que evidencia una dilatación del colon de predo-
Diarrea por Clostridium difficile 169
Hacer un cultivo
toxigénico o NAAT si la
primera prueba fue GDH
Recurrencia
Se define como una infección dentro de las ocho semanas siguientes al tratamien-
to de un primer cuadro de colitis por C. difficile. El riesgo de una primera recu-
rrencia es de 15 a 25%, pero una vez que el paciente la presentó la posibilidad de
un tercer episodio es de 40 a 65%.
Peritonitis
TRATAMIENTO
La base del tratamiento es, de ser posible, la suspensión de los antibióticos. Con
esta maniobra se ha reportado una curación de 15 a 23%. Es fundamental el ma-
nejo hidroelectrolítico y evitar el uso de inhibidores de la bomba de protones y
de los medicamentos que disminuyen la motilidad.
El tratamiento antibiótico deberá instituirse de acuerdo con la gravedad del
cuadro (cuadros 12--3 y 12--4). Los medicamentos recomendados para el trata-
miento de la infección por C. difficile son metronidazol, vancomicina y fidaxomi-
cina. La efectividad del metronidazol y la vancomicina es equivalente, aunque
recientemente se detectó superioridad con el uso de vancomicina, principalmente
en los casos graves.
La fidaxomicina es un medicamento que inhibe la síntesis de ácidos nucleicos,
tiene actividad bactericida para C. difficile y fue aprobada en 2011 para su em-
pleo. Tiene una eficacia de curación similar a la de la vancomicina; sin embargo,
en un estudio realizado por Louie y col. se demostró una menor recurrencia en
infección por cepas no BI/NAP1/027 (10 vs. 28%; P = 0.004). Es una opción de
tratamiento en caso de alto riesgo de recurrencia, pero no en caso de infección
complicada. Su uso está limitado por su alto costo.
Existen reportes anecdóticos del uso de otros antibióticos en la colitis por C.
difficile, tales como nitazoxanida, rifaximina, teicoplanina y tigeciclina.
Grave, com- Datos de infección sistémica más Cirugía reciente, enfermedad inflama-
plicada choque, íleo o megacolon toria intestinal
Recurrente Reaparición del proceso infeccioso Edad > 65 años, uso de inhibidor de
dentro de las ocho semanas de la bomba de protones o de antibió-
completado exitosamente el trata- tico concomitante, comorbilidades
miento significativas, infección grave inicial
ron estudios más formales del trasplante fecal utilizando diferentes vías de admi-
nistración (sonda nasoduodenal, colonoscopia o sonda rectal), con efectividad
similar.
Múltiples publicaciones han demostrado los beneficios del trasplante de mi-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
crobiota fecal (TMF). En 2013 Nood y col. valoraron la recurrencia de colitis por
C. difficile al comparar el TMF más vancomicina vs. vancomicina. El estudio fue
detenido prematuramente, debido a la contundente diferencia de 81 vs. 31%, fa-
voreciendo al grupo de trasplante fecal. Se ha propuesto su uso en infección mo-
derada que no responde al tratamiento estándar durante al menos una semana y
en casos graves que no mejoran con tratamiento estándar durante 48 h.
Actualmente se están empleando técnicas de criopreservación de materia
fecal, las cuales han demostrado una efectividad similar a la de los métodos tradi-
cionales. Esto último podría facilitar el almacenamiento, el transporte y la dispo-
nibilidad para lograr realizar el TMF en más centros hospitalarios, debido a que
la selección de personas candidatas para la donación de materia fecal es minucio-
sa y sólo un pequeño grupo cumple los requisitos. El abordaje para posibles do-
nantes incluye biometría hemática, pruebas de función hepática, perfil de hepati-
172 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 12)
Tratamiento quirúrgico
ca. Generalmente se realiza una colectomía total; sin embargo, no existe un proto-
colo establecido, por lo que un tratamiento alternativo es la realización de una
ileostomía en asa más lavado colónico intraoperatorio.
Otros tratamientos
PREVENCIÓN
NOVEDADES
Antibióticos en desarrollo
Terapia biológica
Vacunas
Entre las nuevas opciones para la prevención de la colitis por C. difficile la vacuna
es la única que podría inducir protección a largo plazo. Actualmente existen tres
vacunas candidatas en fases II y III.
REFERENCIAS
1. Cohen SH, Gerding DN, Johnson S, Kelly CP, Loo VG et al.: Guías de práctica clínica
para la infección por Clostridium difficile en adultos: actualización 2010 realizada por la
Sociedad de Salud Epidemiológica de Norteamérica (SHEA) y la Sociedad de Enfermeda-
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3. Vickers RJ, Tillotson GS, Nathan R, Hazan S, Lucasti C et al.: Ridinilazole for Clostri-
dium difficile infections: safety and efficacy compared with vancomycin from the CoDIFy
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5. Wilcox MH, Gerding DN, Poxton IR, Kelly C, Nathan R et al.: Bezlotoxumab for pre-
vention of recurrent Clostridium difficile infection. N Engl J Med 2017;376:305--317.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Bagdasarian N, Rao K, Malani PN: Diagnosis and treatment of Clostridium difficile in
Diarrea por Clostridium difficile 175
177
178 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 13)
HEMORRAGIA VARICEAL
La hemorragia variceal aguda ocasiona hasta un tercio de todas las muertes rela-
cionadas con cirrosis. Es la etiología que se aprecia en hasta 90% de los pacientes
que se presentan con sangrado del tubo digestivo alto (STDA).
En la fase aguda sólo 50% de los pacientes con hemorragia variceal dejan de
sangrar espontáneamente, en comparación con 90% de los STDA por otras etio-
logías. Después del control de la hemorragia existe un periodo de seis semanas
en el cual el riesgo de recurrencia es mayor, y 50% de los sangrados tempranos
ocurrirán en un periodo de 10 días. Los factores de riesgo para sangrado temprano
identificados son la edad mayor de 60 años, la falla renal, las varices grandes y
la hemoglobina < 8 g/dL.
Los objetivos del manejo consisten principalmente en reanimación hemodiná-
mica y prevención y tratamiento de las complicaciones. El primer paso para dete-
ner una hemorragia variceal es el inicio del tratamiento farmacológico en los pa-
cientes con STDA con varices confirmadas o sospechadas. La terapia inicial
consiste en un bolo de 50 Ng de octreótida, seguido de una infusión a 50 Ng/h. La
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
terlipresina es una alternativa en dosis de 2 mg por vía intravenosa (IV) cada cua-
tro horas. El tratamiento normalmente continúa durante tres a cinco días posterio-
res al cese de la hemorragia.
El manejo endoscópico es esencial. La meta es realizar una endoscopia a las
12 h de la presentación. Si el sangrado es incontrolable otras opciones son la reali-
zación de una derivación portosistémica intrahepática transyugular (DPIT, por
sus siglas en inglés) o un shunt quirúrgico. Para las varices gástricas se utilizan
las inyecciones con cianoacrilato, pero si no está disponible la DPIT es una op-
ción. El manejo de las varices con un balón inflable puede ser útil cuando es el
único método disponible; sin embargo, se asocia a complicaciones graves, como
ruptura esofágica.
Hasta 20% de los pacientes hospitalizados por STDA y cirrosis presentan una
infección bacteriana y 50% más la desarrollarán durante la hospitalización, lo
180 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 13)
ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA
ASCITIS
Definición
Clasificación
Paracentesis
Se debe realizar una paracentesis de diagnóstico en todo paciente con cirrosis con
ascitis grado 2 o 3 de nueva aparición y que haya sido hospitalizado por empeora-
184 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 13)
Abordaje de la ascitis
Manejo
de diuréticos.
Ascitis refractaria
Epidemiología
Cuadro clínico
Sin embargo, se debe enfatizar que la PBE puede cursar de forma asintomática,
especialmente en los pacientes ambulatorios.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Los inhibidores de la bomba de protones se han asociado a un mayor riesgo de
desarrollar PBE, por lo que restringir su uso a los casos con una indicación clara-
mente establecida podría ayudar a reducir el riesgo de PBE. Existen tres situacio-
nes que justifican el uso de antibióticos como profilaxis de la PBE:
1. Hemorragia gastrointestinal aguda: las infecciones bacterianas ocurren
en 25 a 65% de los pacientes con hemorragia gastrointestinal (variceal o no)
y confieren un mayor riesgo de resangrado y mortalidad. Se recomienda el
norfloxacino en dosis de 400 mg VO cada 12 h durante siete días. En pacien-
tes con cirrosis avanzada (dos de los siguientes factores: ascitis, desnutri-
ción grave, encefalopatía, bilirrubina total > 3 mg/dL) la ceftriaxona en do-
sis de 1 g IV cada 24 h durante siete días es más efectiva que el norfloxacino.
2. Proteínas totales en el líquido ascítico < 1.5 g/dL sin PBE previa: los pa-
cientes presentan un alto riesgo de presentar un primer episodio de PBE. En
los pacientes con cirrosis avanzada (clasificación de Child--Pugh 9 pun-
tos con bilirrubina total 3 mg/dL, creatinina 1.2 mg/dL, BUN 25
mg/dL o sodio $ 130 mEq/L) el norfloxacino en dosis de 400 mg VO cada
24 h de forma indefinida reduce el riesgo de mortalidad a tres meses, así
como de PBE y SHR a un año. En los pacientes con hepatopatía moderada
el beneficio de la profilaxis antimicrobiana aún no es tan claro.
3. PBE previa: la tasa de recurrencia de PBE es de 70% a un año. El norfloxa-
cino en dosis de 400 mg VO cada 24 h de forma indefinida es el tratamiento
de elección para la profilaxis secundaria de PBE. Otras alternativas son el
ciprofloxacino de 750 mg VO cada siete días y el trimetoprim/sulfametoxa-
zol a razón de 800/160 mg VO cada 24 h, aunque la evidencia de estos fár-
macos no es tan sólida como la del norfloxacino. Los pacientes con un epi-
sodio de PBE tienen una pobre sobrevida a largo plazo, por lo que deben
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SÍNDROME HEPATORRENAL
Definición
El síndrome hepatorrenal (SHR) consiste en una lesión renal debida a cambios
hemodinámicos secundarios a una hepatopatía avanzada en ausencia de una cau-
194 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 13)
Diagnóstico
Tratamiento
1. SHR tipo 1. Es una lesión renal rápidamente progresiva, con una duplica-
ción de la creatinina basal a niveles > 2.5 mg/dL o una reducción de 50%
de la depuración de creatinina en orina de 24 h a un nivel < 20 mL/min en
un plazo menor de dos semanas. El tratamiento de primera línea consiste
en una combinación de albúmina (1 g/kg IV el primer día y después de 20
a 40 g/día IV) más terlipresina, un análogo de la vasopresina con efecto
Cirrosis descompensada 195
REFERENCIAS
1. Runyon BA et al.: Management of adult patients with ascites due to cirrhosis: update 2012.
Hepatology 2013;57:1654--1680.
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3. Tsochatzis E, Bosch J, Burroughs A: Liver cirrhosis. Lancet 2014;383:1749--1761.
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5. Hauser SC, Oxentenko AS, Sánchez W: Mayo Clinic Gastroenterology and Hepatology
Board review. Rochester, Mayo Clinic Scientific, 2015.
196 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 13)
14
Enfermedad ácido--péptica
Ramiro Tapia Sosa, Cristina Moreno del Castillo,
Esteban de Icaza del Río
DEFINICIÓN
197
198 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 14)
tipo I), drogas (cocaína), isquemia (úlceras por estrés en el paciente crítico), en-
fermedades infiltrativas y radioterapia, entre otras. El uso de clopidogrel se ha
asociado a una tasa de resangrado de úlceras de 8.6%, en comparación con 0.7%
de resangrado con el uso de AspirinaR. A su vez, hay un aumento del riesgo de
sangrado debido a interacciones medicamentosas de AINE con esteroides, anti-
coagulantes, otros AINE, alendronato e inhibidores selectivos de la recaptura de
serotonina. Los nuevos anticoagulantes orales directos en dosis terapéuticas (da-
bigatrán, apixabán, rivaroxabán, edoxabán) se han asociado en metaanálisis re-
cientes a un aumento de la tasa de sangrado, en comparación con el tratamiento
estándar con inhibidores de la vitamina K.
FISIOPATOLOGÍA
El sistema de defensa gastroduodenal está compuesto por una barrera de tres ni-
veles: preepitelial (barrera mucosa y bicarbonato), epitelial (extrusión de ácido)
y subepitelial (flujo sanguíneo). La primera defensa es la capa de moco, bicarbo-
nato y fosfolípidos. Las células epiteliales secretan moco (formado sobre todo
por agua y mucina) que impide la difusión de iones y moléculas, como la pepsina.
El bicarbonato, secretado por las células epiteliales de superficie de la mucosa
gastroduodenal en el gel mucoso, forma un gradiente de pH que varía entre 1 y
2 a nivel de la superficie de la luz gástrica y alcanza de 6 a 7 a lo largo de la superfi-
cie celular epitelial. La mucosa gástrica contiene prostaglandinas, que regulan la
liberación de bicarbonato y moco en la mucosa, inhiben la secreción de ácido de
las células parietales y son importantes en el mantenimiento del flujo sanguíneo
mucoso y la restitución celular epitelial. Su producción es inhibida por los antiin-
flamatorios no esteroideos. El óxido nítrico sintetizado en la mucosa contribuye
al mantenimiento de su perfusión y ayuda a conservar la función de barrera de
las células epiteliales. Las células gástricas secretan ácido clorhídrico y pepsinó-
geno, necesarios para la digestión y absorción de vitaminas y minerales, y para
la destrucción de bacterias.
Helicobacter pylori es una bacteria gramnegativa con forma de espiral, micro-
aerofílica flagelada con transmisión oral--oral o fecal--oral. Habita en la capa mu-
cosa del estómago y debe su supervivencia en el pH gástrico a su capacidad de
convertir urea en amonio gracias a la enzima ureasa (así como a sus proteasas,
fosfolipasas y mucinasas) y a la inducción de una respuesta inmunitaria local.
Factores como la citotoxina vacuolizante VacA y el gen Cag A le confieren viru-
lencia y capacidad de daño a la mucosa. Las cepas Cag A positivas son capaces
de general una respuesta inflamatoria crónica, y se las ha asociado con aumento
del riesgo de cáncer gástrico, primordialmente de tipo intestinal (siguiendo la se-
Enfermedad ácido--péptica 199
PREVENCIÓN
En los pacientes en los que es necesario el uso de AINE de forma crónica se pue-
den usar inhibidores de la bomba de protones o misoprostol. En todo paciente en
el que se planea una terapia crónica con agentes antiplaquetarios están recomen-
dados el tamizaje y la erradicación de Helicobacter pylori. El uso de inhibidores
selectivos de ciclooxigenasa--2 (COX--2) se asocia a un menor riesgo de sangrado
que otros AINE no selectivos. Sin embargo, su uso concomitante con otros AINE
elimina este efecto protector. Además, existe una asociación entre el uso de inhi-
bidores selectivos COX--2 y AINE y el aumento del riesgo cardiovascular, con
excepción del naproxeno. Por lo tanto, es necesario ponderar el riesgo y el benefi-
cio de cada uno de los agentes, así como definir la necesidad de profilaxis y estra-
tificar a los pacientes según el riesgo de sangrado gastrointestinal y el riesgo
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CUADRO CLÍNICO
Riesgo cardiovascular
(alto: necesidad de AspirinaR para prevenir eventos cardiovasculares)
y por la noche; el dolor mejora con los alimentos y los antiácidos, por lo que estos
pacientes pueden aumentar de peso.
DIAGNÓSTICO
todo paciente con úlcera gástrica o duodenal, o ambas, se realicen pruebas invasi-
vas o no invasivas (cuadro 14--1) para la detección de la bacteria, a menos que
las lesiones se asocien fuertemente al uso de medicamentos.
Es de suma importancia conocer los medicamentos utilizados por el paciente
para identificar y retirar, si es posible, el agente causal. Los antiinflamatorios no
esteroideos son los fármacos causales más frecuentes; sin embargo, existe un gru-
po grande de otros fármacos que pueden favorecer el desarrollo de esta patología
(cuadro 14--2).
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Diagnóstico diferencial
El cuadro clínico de EAP puede ser muy similar al de otras entidades, como cán-
cer gástrico, enfermedad celiaca, pancreatitis crónica, síndrome de Zollinger--
Ellison, enfermedad biliar y enfermedad por reflujo gastroesofágico, las cuales
requieren pruebas más dirigidas.
Complicaciones
1. Hemorragia del tubo digestivo alto: el principal factor de riesgo para esta
complicación es el uso de AINE, especialmente ketorolaco y AspirinaR,
con un riesgo relativo dependiente de la dosis de 14.4 y 5.3, respectivamen-
te.1 El uso de este último fármaco con cualquier AINE tiene un riesgo relati-
vo de 12.7. La infección por Helicobacter pylori confiere riesgo de sangra-
do, pero de predominio duodenal.
2. Perforación: la localización más común es el duodeno, seguido del antro
gástrico; hasta 10% de las úlceras pueden evolucionar a esta complicación,
presentándose como dolor abdominal súbito, intenso y difuso, cuya identi-
ficación en las primeras seis horas es esencial para un mejor pronóstico.
3. Penetración de la úlcera: se define como la úlcera que compromete la pa-
red gástrica sin perforarla y puede involucrar estructuras adyacentes, sien-
Enfermedad ácido--péptica 203
TRATAMIENTO
Todos los pacientes con alguna de las situaciones mencionadas deben ser tratados
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Preguntas clave
1. ¿Alergia?
2. ¿Exposición o
resistencia?
Figura 14--2. Selección del tratamiento de primera línea contra Helicobacter pylori.
Una opción en las regiones con alto índice de resistencia es la terapia triple con
levofloxacino en dosis de 500 mg al día, inhibidor de la bomba de protones en
dosis alta y amoxicilina a razón de 1 g cada 12 h con una duración de dos semanas.
Todos los esquemas anteriores tienen un éxito de erradicación similar, con una
efectividad de 85 a 90% (figura 14--2).
La confirmación de la eliminación de Helicobacter pylori debe ser evaluada
en todos los pacientes que recibieron tratamiento con al menos cuatro semanas
de separación del término del esquema, así como la suspensión de inhibidores de
la bomba de protones por dos semanas; se puede realizarse con la prueba de urea-
sa (de aliento), antígeno fecal o biopsia.
Enfermedad ácido--péptica 205
REFERENCIAS
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DEFINICIÓN
CUADRO CLÍNICO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
209
210 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 15)
DIAGNÓSTICO
El abordaje diagnóstico de la lesión renal aguda comienza con una historia clínica
detallada, examen físico y estudios de laboratorio e imagen.
El diagnóstico de lesión renal aguda se realiza mediante pruebas de laboratorio
en las que se encuentra incremento de los niveles séricos de creatinina y nitrógeno
ureico, en ocasiones durante el transcurso de otra enfermedad aguda. El análisis
urinario —con electrólitos urinarios—, los índices y la microscopia del sedimen-
to son útiles para determinar la causa. El ultrasonido renal debe realizarse para
descartar uropatía obstructiva como posible causa, además de encontrar informa-
ción útil, como el tamaño renal, la ecogenicidad y los flujos vasculares. La biop-
sia renal puede ser necesaria cuando se sospeche una enfermedad renal primaria
diferente a una necrosis tubular aguda o tóxica (cuadro 15--2).
FISIOPATOLOGÍA
Según las causas, la lesión renal aguda se puede categorizar o dividir en prerrenal,
intrínseca o renal y posrenal. La lesión renal aguda prerrenal es la causa más co-
mún de lesión renal aguda en los pacientes hospitalizados. Es consecuencia de
cualquier alteración que conlleve a hipoperfusión renal. Los pacientes con LRA
prerrenal tienen una historia de depleción de volumen (vómito, diarrea, hemorra-
gia, poco apetito, uso de diuréticos, quemaduras) o reducción del volumen circu-
lante efectivo (falla cardiaca, síndrome nefrótico, cirrosis, sepsis y choque).
Estos mecanismos de daño activan el sistema nervioso simpático, el eje renina--
angiotensina--aldosterona y la secreción de hormona antidiurética, lo cual resulta
en vasoconstricción de la arteria renal. Se activa el sistema de coagulación a nivel
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Arritmias cardiacas,
debilidad muscular,
parálisis, alteración
del estado mental
Trastornos
electrolíticos
Aumento de la Catabolismo
permeabilidad proteico,
microvascular, Lesión Trastorno reducción del
diátesis Uremia renal aguda ácido--base flujo sanguíneo
hemorrágica, hepático,
alteración del inestabilidad
estado mental hemodinámica
Sobrecarga
de volumen
Edema intersticial,
alteración en la
difusión de oxígeno
aumento de la presión
Lesión renal aguda
intraabdominal
211
ENFERMEDADES INTRÍNSECAS/RENALES
GLOMERULONEFRITIS
Síndrome cardiorrenal
Incluye un espectro de enfermedades entre las cuales tanto el riñón como el cora-
zón se encuentran involucrados de manera aguda o crónica. Este síndrome ha
sido utilizado para definir diferentes condiciones clínicas, en las que las disfun-
ciones cardiaca y renal se sobreponen (cuadro 15--4).
El tratamiento del síndrome cardiorrenal se basa primero en la identificación
del tipo de síndrome y después en la identificación del evento desencadenante,
por ejemplo, en el síndrome cardiorrenal tipo 1, el cual se presenta hasta en 50%
Síndrome hepatorrenal
Es una de las principales causas de lesión renal aguda en los pacientes con enfer-
medad hepática aguda o crónica. Representa la etapa terminal de una secuencia
de reducciones en la perfusión renal inducida por aumento del daño hepático. Es
un diagnóstico de exclusión, y se asocia a un mal pronóstico (más de 50% de los
pacientes con falla renal y cirrosis presentan mortalidad a un mes después del
diagnóstico).
Los criterios de diagnóstico para síndrome hepatorrenal revisados en 2007 se
dividen en dos tipos:
Criterios de diagnóstico
S Creatinina sérica > 1.5 mg/dL. Si no hay mejoría en los niveles de creatinina
después de al menos dos días de suspender los diuréticos se debe iniciar la
expansión de volumen con albúmina.
S Ausencia de choque.
S Ausencia de tratamiento actual o reciente con nefrotóxicos.
S Ausencia de enfermedad parenquimatosa.
La acidosis metabólica está presente en casi todos los casos de LRA; sin em-
bargo, rara vez requiere tratamiento. En los pacientes con LRA que no presentan
sobrecarga de volumen y no cuentan con otra indicación para diálisis aguda se
puede utilizar una infusión de bicarbonato; sin embargo, en los pacientes con so-
brecarga de volumen y pH < 7.1 se prefiere la diálisis, debido a que la administra-
ción de bicarbonato resulta en altas concentraciones de sodio que pueden empeo-
rar la sobrecarga de volumen.
El tratamiento de la hiperfosfatemia y la hipocalcemia observadas con fre-
cuencia en los pacientes con lesión renal aguda dependerá, como en el caso de
la hipercalemia, del grado y la presencia o ausencia de síntomas asociados.
Diálisis
Las indicaciones aceptadas para diálisis en los pacientes con LRA son:
Puede estar indicada la diálisis no urgente en los pacientes con LRA prolongada,
aun en la ausencia de las indicaciones previamente señaladas, aunque es contro-
versial el tiempo en que se debe iniciar.
Nutrición
Cuadro 15--5.
Etiología Análisis urinario
Sedimento/Índices
Prerrenal
S Disminución del volumen arterial efectivo: Blando
hipovolemia, disminución del gasto cardiaco, Cilindros hialinos
vasodilatación sistémica FENa < 1%
S Vasoconstricción renal: AINE, IECA/ARAII, BUN/Cr > 20
medio de contraste, inhibidores de calcineu- Nau < 20
rina, hipercalcemia Osmu > 500
S Grandes vasos: estenosis bilateral de la arte-
ria renal, vasculitis, síndrome compartimental
Renal
Necrosis tubular aguda Cilindros granulosos
S Isquemia, progresión prerrenal á Cilindros eritrocitarios y proteinuria por
S Toxinas, aminoglucósidos, anfotericina, cispla- daño tubular
tino, hemoglobina, mioglobina, cadenas lige- FENa > 2%
ras Ig, cristales BUN/Cr < 20
S LRA inducida por medio de contraste = dismi- Nau > 20 Osmu < 350
nución de la perfusión renal más toxina
Nefritis intersticial aguda Cilindros leucocitarios, hematuria, leucoci-
S Alérgica por medicamentos IBP, AINE, beta- tos con cultivo negativo
lactámicos Eosinófilos en orina
S Infecciosa: Legionella, tuberculosis, leptospi- Linfocitos (AINE)
rosis
S Enfermedad infiltrativa: sarcoidosis, linfoma,
leucemia
S Autoinmunitaria: síndrome de Sjögren, lupus
eritematoso sistémico, IgG4
Pequeños y medianos vasos Hematuria
Microangiopatía trombótica, poliarteritis nodosa,
émbolos de colesterolaguda
Glomerulonefritis Cilindros eritrocitarios, eritrocitos dismórficos
Posrenal Blando
Vesical: hiperplasia prostática benigna, cáncer de Hematuria, eritrocitos no dismórficos
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Cuadro 15--6.
Entidad Características Tratamiento
Nefropatía por contraste Uso reciente de medio de contraste Prevención, medidas de so-
en el cuadro clínico apropiado porte hasta la recuperación
Nefritis intersticial Fiebre, rash cutáneo, cilindros leu- Suspender el medicamento
cocitarios en orina, eosinofilia y Prednisona
eosinofiluria
Glomerulonefritis aguda Hipertensión, retención hídrica, Soporte más tratamiento
hematuria, proteinuria específico para cada una
de las etiologías
Necrosis tubular aguda Evento hipotensivo reciente, expo- Tratamiento de soporte
sición a algún neurotóxico
Nefropatía por pigmen- Creatinfosfocinasa sérica elevada Hidratación intravenosa, alca-
tos (>10 000), cilindros pigmentados, linización orina, vigilar el
hemoglobinuria, sin eritrocitos gasto urinario > 300 mL/h
Enfermedad ateroembó- Complemento bajo, eosinofilia, cris- Soporte
lica renal tales de colesterol en biopsia
renal
Enfermedad renal trom- Dolor en el flanco, hematuria, des- Soporte, anticoagulación
boembólica hidrogenasa láctica elevada
REFERENCIAS
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4. Bellomo R, Kellum AJ, Ronco C: Acute kidney injury. Lancet 2012;380:756--766.
16
Hipertensión arterial
Juan Diego Lecona García, Carolina Lara Sánchez,
Marco Antonio Serrano Traconis
INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN
La hipertensión arterial (HAS) se define como una presión sistólica (PAS) 140
mmHg o una presión diastólica 90 mmHg, o ambas, con o sin daño a órgano
221
222 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 16)
Se define como una PAS 210 en los hombres y 190 mmHg en las mujeres.
La presencia de hipertensión por ejercicio predice el desarrollo de hipertensión
en los pacientes normotensos, independientemente de la presión arterial en repo-
so. Sin embargo, no se recomienda la toma de TA en los pacientes que están reali-
zando ejercicio, pues no hay una estandarización de la metodología.
EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los pacientes con HAS deben ser evaluados de manera integral, debido a que la
hipertensión por lo general tiene otros factores que aumentan el riesgo cardiovas-
cular. La evaluación de los pacientes con hipertensión se debe enfocar en seis
componentes principales: la confirmación del diagnóstico, la búsqueda de causas
específicas de hipertensión, la identificación de comorbilidades, la discusión so-
bre el estilo de vida, la evaluación de daño a órgano blanco y la decisión conjunta
de un plan de tratamiento. La historia familiar de hipertensión o ECV a edades
tempranas es indicador importante de predisposición genética, y aumenta cuatro
veces el riesgo de desarrollar HAS.
Durante el interrogatorio del padecimiento actual es importante documentar
el consumo de medicamentos antihipertensivos previos y actuales, así como sus-
tancias que estén interfiriendo con el efecto de los antihipertensivos (simpatico-
miméticos, suplementos alimenticios, eritropoyetina exógena, antiinflamatorios
224 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 16)
S Edad.
S Obesidad.
S Antecedentes heredofamiliares.
S Raza negra.
S Reducción del número de nefronas (factores genéticos, nacimiento prema-
turo o eventos posnatales, como desnutrición o infecciones).
S Consumo > 3 g o excreción de > 150 mmol de sodio al día.
S Consumo excesivo de alcohol.
S Sedentarismo.
S Diabetes.
S Dislipidemia.
S Depresión.
Exploración física
Maniobra de Osler
Soplo
carotídeo
Palpación de
los riñones
Causas
secundarias
Soplo
abdominal
Medición en
Exploración física
ambos brazos
Fondo de ojo
S3 y S4
Asimetría de
Daño a órgano pulsos
blanco
Déficit motor
o sensitivo
Edema
periférico
cremento abrupto de creatinina (> 30%) después del uso de inhibidores de la enzi-
ma convertidora de angiotensina (IECA) o antagonistas del receptor de angioten-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sina II (ARAII). La enfermedad crónica del parénquima renal, por lo general de-
bida a nefropatía diabética o nefrosclerosis hipertensiva, y la aortosclerosis
renovascular, son las causas más comunes de hipertensión secundaria. Cuando
se sospecha hipertensión secundaria es necesario descartar enfermedades (cua-
dro 16--3) como hipertiroidismo, síndrome o enfermedad de Cushing, feocromo-
citoma, coartación de la aorta y síndrome de apnea obstructiva de sueño.
Los síndromes genéticos asociados a hipertensión secundaria son:
Exámenes de laboratorio
TRATAMIENTO
TA 130/80
Tiazida si FG 30 mL/min
Diurético de asa si FG < 30 mL/min
TA 130/80
Calcioantagonistas de larga acción
TA 130/80
Alfabloqueadores, betabloqueadores
u otro calcioantagonista
diaca. Las tiazidas son los antihipertensivos más efectivos para mejorar el desen-
lace de falla cardiaca, seguidos por los IECA y los antagonistas de calcio. No se
recomiendan los alfa--antagonistas, porque tienen un peor desenlace cerebro-
vascular, cardiovascular y de falla cardiaca, en comparación con los diuréticos.
En los pacientes con enfermedad renal crónica la nefropatía diabética, la
nefropatía hipertensiva y la glomerulonefritis primaria son las causas más fre-
cuentes de insuficiencia renal. En principio todos los fármacos son efectivos,
pues las acciones más importantes para enlentecer el deterioro de la función renal
son el descenso y el control de la presión arterial en las cifras adecuadas (130/80).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los IECA y los ARAII han demostrado mayor eficacia, pero deben ser utilizados
con cuidado en los pacientes con creatinina > 3 mg/dL o con niveles de potasio
> 4.5 mEq/L (figura 16--2).
* Recomendación con mayor grado de evidencia, ya que logra reducir la incidencia de enfermedad
cerebrovascular, falla cardiaca y enfermedad coronaria. ** Reduce la incidencia de enfermedad
cerebrovascular, falla cardiaca y mortalidad. PAS: presión arterial sistólica; PAD: presión arterial
diastólica.
Seguimiento
S Una vez que se haya llegado a la meta de presión arterial las visitas se deben
hacer cada tres a seis meses.
S Buscar intencionadamente daño a órgano blanco cada dos años.
S Solicitar un electrocardiograma, un ecocardiograma o una resonancia mag-
nética para descartar hipertrofia del ventrículo izquierdo.
S Evaluación de la función renal con la excreción de proteínas.
S Solicitar un ultrasonido carotídeo para evaluar el engrosamiento de la pared
carotídea.
S Medición del índice tobillo--brazo.
S Estudios de laboratorio complementarios: perfil de lípidos, glucosa, creati-
nina y potasio (cuadro 16--9).
riesgo de ECV a 10 años de 15% o más por escala de Framingham o una edad
75 años), y comparó las metas de control de la TA, así como el control estándar
(140 mmHg de presión sistólica) contra el control intensivo (120 mmHg de pre-
sión sistólica). Sin embargo, la tasa de eventos adversos, como hipotensión, sín-
cope, anormalidades electrolíticas y lesión renal aguda, fue más alta en el grupo
de control intensivo (38.3 vs. 37.1%). Gracias a ello se concluye que el tratamien-
to antihipertensivo debe ser individualizado de acuerdo con la edad y los riesgos
cardiovasculares, así como con las comorbilidades asociadas que beneficien al
paciente, siempre teniendo en cuenta el logro de las metas de TA de acuerdo con
las guías JNC 8 o las guías europeas de hipertensión.
PUNTOS PRINCIPALES
REFERENCIAS
1. Cardiology TT: ESH/ESC Guidelines for the management of arterial hypertension. ESH
and ESC guidelines 2013;34:2159–2219.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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5. Moser MM: Resistant or difficult--to--control hypertension. N Engl J Med 2006:385--392.
236 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 16)
17
Hiponatremia
Ana Lucía Díez de Sollano Basila, Juan Pablo Rivas de Noriega,
Fernando Magaña Campos
PREVALENCIA
ocurre hasta en 30% de los pacientes hospitalizados. Existen reportes en los que
se ha observado hiponatremia en 27% de los pacientes admitidos en el hospital
por falla cardiaca aguda y hasta en 50% de los pacientes con cirrosis hepática y
ascitis.
ASOCIACIÓN DE LA HIPONATREMIA
CON DESENLACES ADVERSOS
237
238 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 17)
cientes con edema cerebral osmótico inducido por hiponatremia aguda. Otro
ejemplo es la asociación independiente que existe entre la hiponatremia y la mor-
talidad aumentada en los pacientes con falla cardiaca hospitalizados y ambulato-
rios, a pesar del uso de terapias de bloqueo neurohormonal, así como en los pa-
cientes con cirrosis hepática, en los que la hiponatremia es un factor predictor
mayor de síndrome hepatorrenal, encefalopatía hepática y muerte.
De igual manera, la hiponatremia se ha asociado a peores desenlaces clínicos
en los pacientes hospitalizados, pues un sodio menor de 130 mmol/L en los pa-
cientes con neumonía duplica la probabilidad de mortalidad intrahospitalaria, los
pacientes en unidades de terapia intensiva con hiponatremia presentan una mor-
talidad de hasta 38% y en los pacientes con hiponatremia severa (menor a 124
mmol/L) la mortalidad aumenta a más del doble. La hiponatremia preoperatoria
también se asocia a complicaciones perioperatorias, incluyendo la mortalidad.
Prácticamente en cualquier enfermedad la presencia de hiponatremia es un factor
de riesgo independiente para mortalidad.
Hasta 20% de los pacientes con hiponatremia crónica asintomática presentan
caídas, debido a que causa inestabilidad en la marcha. Los pacientes con hipona-
tremia tienen un mayor riesgo de osteoporosis y fracturas que los pacientes que
no la padecen.
La carga económica que conlleva la hiponatremia es elevada, debido a su alta
prevalencia; se estima que los costos en EUA derivados de tratarla alcanzan entre
1.6 y 3.6 millones de dólares anualmente. Esto se debe a que la hiponatremia au-
menta el tiempo de estancia hospitalaria, los costos de hospitalización y el riesgo
de readmisión.
SÍNTOMAS
FISIOPATOLOGÍA
4 en sus procesos podálicos, que permiten movilizar agua en relación con la os-
molaridad sérica, por lo que sirven como una línea de primera defensa para el res-
to de las células del SNC contra el estrés osmótico causado por alteraciones del
sodio plasmático. En el contexto de la hipotonicidad hay edema celular, ya que
el agua se mueve al espacio intracelular, y esto activa canales de membrana que
permiten salida de potasio, cloro y agua. La hipotonicidad que persiste produce
una pérdida de solutos orgánicos, como mioinositol, y de aminoácidos, como glu-
tamato y taurina, con el fin de mover agua de regreso al intersticio y fuera de la
célula. En cambio, los estados hipertónicos presentan deshidratación celular, a
lo que las células responden permitiendo la entrada de sodio, potasio y cloro; su
persistencia lleva a un aumento de la concentración de solutos orgánicos intrace-
lulares que permiten la entrada de agua en la célula. A pesar de estos mecanismos
de osmoprotección a nivel del SNC las alteraciones en el sodio causan sintomato-
logía neurológica. El conocimiento de esto es de especial importancia para el tra-
tamiento, ya que el movimiento de iones orgánicos y aminoácidos a través de las
membranas celulares de los astrocitos ocurre de forma libre durante 48 h, antes
de que haya una regulación a la baja de los canales transportadores de los mismos
(lo que permite cambios más bruscos de sodio sérico durante este periodo de
tiempo).
Después de esta ventana de tiempo los cambios bruscos en los niveles de sodio
plasmático ocasionan que los astrocitos pierdan volumen más rápido de lo que
recuperan los iones orgánicos y los aminoácidos que liberaron, llevando a deshi-
dratación y ruptura de dichas células, inestabilidad de la barrera hematoencefáli-
ca y daño neuronal subsecuente.
CLASIFICACIÓN DE LA HIPONATREMIA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
los que el sodio urinario aumentaría y el sodio sérico se mantendría igual o más
bajo conforme se administra volumen.
Los pacientes con este tipo de hiponatremia tienen pérdidas de sodio renales
o extrarrenales. Las causas son las siguientes:
1. Pérdidas extrarrenales:
S Pérdidas gastrointestinales: vómito y diarrea. En el caso de diarrea se-
vera los riñones responden mediante la preservación de sodio, por lo que
el sodio urinario se encuentra bajo. En caso de vómito existe una alcalo-
sis metabólica por pérdida del ácido gástrico clorhídrico, que produce
pérdidas renales de sodio, ya que el sodio acompaña al bicarbonato en
la orina, a pesar de la activación del eje renina--angiotensina--aldostero-
na. Por ello, en caso de vómito el sodio urinario puede estar elevado, si-
244 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 17)
libre e hiponatremia.
5. Polidipsia primaria: es una causa infrecuente de hiponatremia, y en la ma-
yoría de los casos se asocia a un trastorno psiquiátrico, principalmente a es-
quizofrenia con psicosis aguda. Se desarrolla hiponatremia por ingerir
grandes cantidades de líquido, que exceden la capacidad renal para excretar
volumen.
brio en la HAD o por factores intrarrenales que limitan la excreción de agua libre,
o ambos. El diagnóstico de hipervolemia se realiza clínicamente mediante la his-
toria clínica y la exploración física (edema subcutáneo, ascitis, edema pulmonar).
Los estudios de laboratorio que pueden apoyar la hipervolemia son el péptido na-
triurético cerebral elevado, el sodio urinario menor de 20 a 30 mmol/L y la frac-
ción de excreción de sodio baja, debido a la activación del eje renina--angiotensi-
na--aldosterona con preservación renal secundaria del sodio urinario a pesar de
la sobrecarga de volumen corporal. Las causas son:
TRATAMIENTO
Una vez que se determina por medio de la osmolaridad sérica < 275 mOsm/kg
o el gap osmolar < 10 que se trata de una hiponatremia hipoosmolar, es necesario
buscar signos y síntomas que sugieran edema cerebral severo, ya que en ese caso
se debe dar manejo inicial con solución salina hipertónica (SS) a 3% a un ritmo
de infusión de 1 mL/kg/h hasta la resolución de la sintomatología, independiente-
mente de la temporalidad y de los niveles séricos de sodio. En los pacientes con
crisis convulsivas o signos de herniación cerebral se debe dar a un ritmo de infu-
sión de 2 a 3 mL/kg/h. En estos pacientes el ritmo de corrección puede ser de hasta
1.5 a 2.0 mEq/h por hasta cuatro horas, en lo que resuelvan los síntomas, ya que
una elevación > 5 mEq/L del sodio sérico disminuye hasta 50% la presión intra-
craneal. En estos pacientes hay que revisar los niveles de sodio cada una a dos
horas.
Una vez resuelta la emergencia se retira la solución hipertónica, se determinan
la temporalidad, el estado de volemia y la causa subyacente de la hiponatremia
para ajustar un plan, establecer metas de seguridad y evitar la sobrecorrección.
Sterns y col. proponen la regla de los seis, en la que establecen el aumento de so-
dio no más de 6 mEq/L al día en la hiponatremia crónica y el aumento de no más
de 6 mEq/L en seis horas en presencia de síntomas severos.
Hay varias fórmulas (Adrogué--Madias, Barsoum--Levine, excreción de agua
libre urinaria) para la estimación del ritmo de corrección del sodio sérico al infun-
dir soluciones intravenosas, pero es importante entender que son sólo estimacio-
nes y no calculan las pérdidas concomitantes de sodio, además de que suelen in-
fraestimar la corrección real, por lo que no sustituyen el seguimiento con niveles
de sodio sérico para el control. Se debe tener especial cuidado en los pacientes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En caso de corregir los niveles de sodio sérico a un ritmo mayor que los límites
de seguridad establecidos se puede optar por dos terapias:
Algunos autores consideran que en los pacientes con alto riesgo de mielinólisis
pontina un abordaje terapéutico apropiado consiste en emplear SS 3% con des-
mopresina para lograr un control más apropiado, con menor riesgo de mielinólisis
(en especial en los pacientes con causas rápidamente corregibles y alteraciones
neurológicas severas que requieren mayor volumen de soluciones hipertónicas).
La hiponatremia hipoosmolar hipovolémica se maneja con SS 0.9% para repo-
ner las pérdidas renales o gastrointestinales de volumen, y se suspenden los fár-
macos que perpetúen dichas pérdidas (diuréticos y laxantes). Por lo general se
trata de causas rápidamente corregibles, por lo que se debe ser cauteloso. En el
cuadro 17--3 se muestran las recomendaciones del tratamiento de la hiponatremia
en los pacientes hospitalizados con base en las guías europeas y americanas.
El SIHAD constituye un estado euvolémico, por lo que la aldosterona está
suprimida y el sodio es eliminado a través de la orina. La excreción renal de agua
libre de electrólitos dependerá de la excreción de soluto. Se debe restringir el in-
greso de líquidos calculando la relación de electrólitos en orina y plasma (U/P)
de la siguiente forma: U/P = (Na urinario + K urinario) / Na sérico. Cuando la
relación es > 1 no hay excreción de agua libre en la orina, por lo que la restricción
debe ser < 500 mL/día; si la relación está en 1 debe ser entre 500 y 700 mL/día,
y si es < 1 hay algo de excreción de agua libre, por lo que debe ser < 1 000 mL/día.
La osmolaridad de la solución debe ser mayor que la osmolaridad urinaria para
evitar retención de agua libre (OsmInf/OsmU < 1 = retención; 1 = sin efecto; >
1 = excreción de agua libre de ES). Es importante suspender los fármacos que
puedan causar SIHAD. Otras opciones terapéuticas incluyen:
SS: solución salina; ERC: enfermedad renal crónica; SIHAD: síndrome de secreción inapropiada
de hormona antidiurética.
cos por haber una mayor pérdida de agua libre. El uso conjunto de furosemida
con albúmina en los pacientes con hipoalbuminemia demostró una mejoría tran-
sitoria leve, pero que no es generalizable, por lo que no puede ser recomendado
aún como manejo de rutina. Se podrán administrar también vaptanos como coni-
vaptán o tolvaptán como segunda línea de tratamiento en los pacientes con insufi-
ciencia cardiaca, ya que aumentan la pérdida de agua libre por orina; sin embargo,
no mejoran la sobrevida (no son útiles en la cirrosis).
REFERENCIAS
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3. Spasovski G, Vanholder R, Allolio B, Annane D, Ball S et al.: Clinical practice guideline
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ing harm. Cleve Clin J Med 2010;77(10):715--726.
5. Buffington M, Abreo K: Hyponatremia: a review. J Intens Care Med 2015;31(4):223--
236.
Sección VII
Hematología
255
256 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 18)
El hierro es absorbido en el duodeno por los enterocitos, para después ser liberado
a la circulación, transportado por la transferrina, para ser utilizado en la médula
ósea durante la eritropoyesis. El exceso de hierro es almacenado como ferritina
en el hígado y el sistema fagocítico mononuclear (1 g en los hombres y de 300
a 600 mg en las mujeres en edad reproductiva). La hepcidina es una hormona pep-
tídica, producida en el hígado, que es la principal reguladora de la homeostasis
del hierro. Al aumentar su producción disminuyen la absorción y la liberación de
hierro en los enterocitos, los hepatocitos y los macrófagos, mediadas por la ferro-
portina.
La absorción de hierro depende de la cantidad de hierro en la dieta, de su bio-
disponibilidad y de los requerimientos. La mayor parte del hierro en la dieta se
encuentra en forma inorgánica (cereales y legumbres) y como hierro heme (car-
nes rojas y pescado). El hierro inorgánico se absorbe con menor facilidad que el
hierro heme (10 vs. 30%).
Aproximadamente dos tercios del hierro se encuentran en la forma heme e in-
corporados en el eritrocito como hemoglobina. El otro tercio se encuentra alma-
cenado como ferritina o hemosiderina. Una cantidad significativa de hierro es
reciclada de los eritrocitos senescentes. Los eritrocitos senescentes son fagocita-
dos por los macrófagos del sistema fagocítico mononuclear, los cuales degradan
la hemoglobina y excretan el hierro al plasma, en donde se une a la transferrina.
El hierro unido a la transferrina es liberado más tarde en la médula ósea y es utili-
zado para la producción de eritrocitos. El hierro proveniente de la dieta (de 1 a
2 mg/día) reemplaza las pérdidas naturales.
Anemia 257
Tratamiento
B12. El ácido metilmalónico puede estar elevado en la enfermedad renal, pero los
niveles superiores a 500 nmol/L son específicos de deficiencia de cobalamina.
La homocisteína es menos específica, y también puede estar elevada ante la defi-
ciencia de folatos.
Los anticuerpos anticélulas parietales son sensibles para anemia perniciosa,
aunque los anticuerpos antifactor intrínseco son más específicos. En los pacien-
tes con deficiencia de vitamina B12 que no se explique por otra causa se deben
evaluar estos anticuerpos.
Los pacientes con deficiencia de vitamina B12 pueden ser tratados con cobala-
mina parenteral. La cianocobalamina intramuscular se administra a razón de
1 000 Ng/día durante una semana y se continúa con 1 000 Ng/semana por cuatro
semanas. Si la enfermedad de base continúa hay que administrar 1 000 Ng/mes.
Después del inicio del tratamiento algunos pacientes presentan hipocalemia y de-
ficiencia de hierro, lo cual debe ser corregido.
Deficiencia de folatos
Anemia hemolítica
Las anemias hemolíticas se caracterizan por una destrucción eritrocitaria tempra-
na, lo cual puede suceder en el sistema circulatorio (intravascular), en el bazo,
en el hígado o en la médula ósea (extravascular), o ser de ambos tipos. Puede dar-
se por un defecto hereditario o una alteración adquirida.
La hemólisis se caracteriza por un aumento compensatorio de los reticulocitos,
signos de destrucción eritrocitaria, como incremento en las bilirrubinas (princi-
palmente indirectas) y deshidrogenasa láctica (DHL). El frotis de sangre periféri-
ca es útil para determinar las diferentes etiologías.
Los síntomas en la anemia hemolítica dependen de la gravedad y la cronicidad.
Además de los síntomas de síndrome anémico se observan ictericia y colelitiasis
(formas crónicas). En los casos crónicos graves puede ocurrir eritropoyesis extra-
medular, que resulta en hepatoesplenomegalia (cuadro 18--4).
Esferocitosis hereditaria
Es una causa común de anemia hereditaria en las personas que descienden de Eu-
ropa del Norte. En 75% de los pacientes se presenta como una alteración autosó-
mica dominante. Estos pacientes presentan mutaciones que ocasionan deficien-
cias o disfunción en cinco proteínas de la membrana del eritrocito (B--espectrina,
C--espectrina, anquirina, banda 3 y proteína 4.2), lo que afecta la internación entre
la membrana y el citoesqueleto del eritrocito, resultando en esferocitos osmótica-
mente frágiles (hemólisis) y secuestro esplénico (esplenomegalia).
En los estudios de laboratorio se encuentran esferocitos en frotis de sangre pe-
riférica, reticulocitosis, elevación de bilirrubinas y aumento de la hemoglobina
corpuscular media.
262 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 18)
Los pacientes con sospecha con historia familiar de anemia hemolítica no re-
quieren más estudios; sin embargo, en los pacientes con cuadro clínico más som-
brío se puede realizar el examen de criohemólisis y la prueba de unión de eosin--
5--maleimida como prueba de escrutinio, con un alto valor predictivo positivo.
Igual que en otras anemias hemolíticas, el folato es consumido durante las cri-
sis de hemólisis, por lo que se recomienda la suplementación de ácido fólico. La
esplenectomía disminuye las crisis hemolíticas, por lo que se sugiere en casos
graves. Es importante vacunar a los pacientes contra bacterias encapsuladas.
Talasemia
B--talasemia
C--talasemia
Anemia drepanocítica
Anemia
Evidencia de sangrado
VCM < 80 fl VCM 80 a 100 fl VCM > 100 fl
Con datos de sangrado Sin datos de sangrado Anemia microcítica: Anemia normocítica: Anemia macrocítica:
Deficiencia de hierro Anemia de enfermedad Deficiencia de vitamina
Anemia de enfermedad crónica B12
crónica Falla renal Deficiencia de folato
Evaluar y tratar Anemia hemolítica Talasemia Síndrome Síndrome
apropiadamente Intoxicación por plomo mielodisplásico mielodisplásico
Anemia siderablástica Endocrinopatías Alcohol
Prueba de Coombs Mieloma múltiple Hipotiroidismo
Positiva: Enfermedad hepática
anemia hemolítica Drogas
autoinmunitaria
Negativa:
Figura 18--1. Anemia. LLC: leucemia linfocítica crónica; LES: lupus eritematoso sistémico; AR: artritis reumatoide; VCM: volumen
corpuscular medio; VEB: virus de Epstein--Barr; HPN: hemoglobinuria paroxística nocturna; PTT: púrpura trombocitopénica trom-
267
Se debe a una mutación en el gen (PIG--A), que codifica a una proteína de la mem-
brana celular localizada en el cromosoma X, llamada glucosilfosfatidilinositol.
Ésta ancla proteínas a la superficie de la célula, y su disminución da como resul-
tado una reducción de estas proteínas, entre las que se encuentran CD55 y CD59,
responsables de inactivar el complemento en la superficie del eritrocito, hacién-
dolo más susceptible a la lisis mediada por el complemento. Debido a que la lisis
mediada por complemento ocurre con un pH bajo, la hemólisis típicamente ocu-
rre en las noches, cuando se eleva la PCO2. Estos pacientes son susceptibles a la
generación de trombosis en sitios inusuales (trombosis portal).
Existe la hemoglobinuria paroxística nocturna clásica, caracterizada por he-
mólisis, y la asociada a síndromes de falla medular, como síndrome mielodisplá-
sico y anemia aplásica.
El tratamiento consiste en apoyo transfusional y reposición de hierro y ácido
fólico en los casos en que se presente deficiencia. El eculizumab es un anticuerpo
monoclonal que se une a C5 e inhibe la activación del complemento. disminuyen-
do la hemólisis y los requerimientos transfusionales.
Se puede considerar el trasplante alogénico de células progenitoras hematopo-
yéticas en los casos graves (figura 18--1).
Anemia 269
REFERENCIAS
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ogy Self--Assessment Program, 2013:127--168.
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2015:20--35.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
270 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 18)
Sección VIII
Infectología
El segundo vector, Aedes albopictus, no es atraído por los seres humanos con
la misma intensidad, pero puede sobrevivir en ambientes más frescos, por lo que
puede ser encontrado en áreas boscosas.
Los virus DENV (dengue), ZIKV (Zika) y CHKV (chikungunya) comparten
muchas características en común. Los tres virus son transmitidos por el mismo
vector, un mosquito de la especie Aedes.
La infección no se disemina solamente del mosquito al ser humano, sino que
también hay transmisión inversa del humano al mosquito y a otros huéspedes hu-
manos, sobre todo en la primera semana de la enfermedad, cuando se presenta
el pico de viremia en el paciente. A pesar de estas similitudes, cada infección tie-
nes características únicas (cuadro 19--1).
273
274 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 19)
El más estudiado de los tres virus es el DENV. La fiebre por DENV fue descrita
por primera vez por Benjamin Rush durante un brote en Filadelfia en la década
Enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes 275
CUADRO CLÍNICO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las personas con el riesgo más alto de infección por DENV, CHKV y ZIKV son
las que viven o han viajado a Latinoamérica, el sureste asiático y las islas del Pací-
fico. La presentación clínica de los tres virus puede ser difícil de diferenciar, y
las pruebas de diagnóstico actuales tienen reactividad cruzada con otros flavivi-
rus, complicando el diagnóstico.
El dengue es causado por cuatro serotipos del virus (DENV 1--4). La infección
por un serotipo puede conferir inmunidad de por vida para ese serotipo (homotí-
pica), pero sólo de forma transitoria para los demás (heterotípica), por lo que un
individuo puede infectarse más de una vez. Se han documentado casos de reinfec-
276 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 19)
ción homotípica por el serotipo 2. Las segundas infecciones están asociadas epi-
demiológicamente a un riesgo mayor de presentar enfermedad grave, lo cual se
ha atribuido al reforzamiento de la enfermedad dependiente de anticuerpos.
Después del periodo de incubación la enfermedad comienza abruptamente y
es seguida de tres fases: febril, crítica y de recuperación. La fase febril se caracte-
riza por la presencia de síntomas debilitantes, incluyendo fiebre alta, artralgias,
mialgias, anorexia, petequias o exantema y dolor retroorbitario. Los síntomas co-
mienzan entre 5 y 7 días (con un rango de 3 a 10 días) después de la picadura del
mosquito, pero la viremia puede comenzar 1.5 días antes del inicio de los sínto-
mas y puede persistir hasta una semana. Una pequeña minoría de los pacientes
con fiebre por dengue (menos de 5%) desarrollan dengue grave, pero la mayoría
cursan asintomáticos o con infección leve (sólo uno de cada cuatro infectados de-
sarrolla síntomas). La anormalidad más temprana en la biometría hemática es la
disminución progresiva de la cuenta total de glóbulos blancos.
Cuando la temperatura desciende a entre 37.5 y 38 _C y se mantiene por debajo
de este nivel se desarrolla un incremento de la permeabilidad capilar de forma
paralela al aumento del hematócrito. Esto marca el inicio de la fase crítica, con
un periodo importante de fuga plasmática que dura de 24 a 48 h, precedido por
leucopenia progresiva y trombocitopenia. Durante la fase crítica (del cuarto al
sexto día de la enfermedad) una fracción de pacientes (unos 500 000 al año) desa-
rrollan fiebre hemorrágica por dengue o síndrome de choque por dengue (FHD/
SCD), caracterizados por hallazgos clínicos y hematológicos bien descritos que
pueden facilitar el diagnóstico de dengue, aun sin la confirmación por laborato-
rio. Estas características incluyen trombocitopenia, manifestaciones hemorrági-
cas, daño hepático, leucopenia, derrame pleural y otros signos de fuga capilar,
choque hipovolémico y falla orgánica. En 2009 la Organización Mundial de la
Salud adoptó una nueva clasificación de enfermedad por dengue, dividiéndola
en dengue con o sin síntomas de alarma de progresión a dengue grave y dengue
grave (cuadro 19--2). Los pacientes que mejoran después de la defervescencia de
la enfermedad son clasificados como casos de dengue no grave. Algunos pacien-
tes progresan a la fase crítica, y los que se deterioran presentan datos de alarma.
Algunos casos de dengue con datos de alarma probablemente se recuperan con
hidratación intravenosa temprana, y el resto progresan a dengue grave.
Si el paciente sobrevive las 24 a 48 h de la fase crítica ocurre una reabsorción
gradual del líquido extravascular en las siguientes 48 a 72 h; las condiciones ge-
nerales del paciente mejoran, vuelve el apetito, los síntomas gastrointestinales
disminuyen y el estado hemodinámico se estabiliza. La bradicardia y los cambios
electrocardiográficos son frecuentes en esta etapa. El hematócrito se estabiliza
o puede estar disminuido debido al efecto dilucional del líquido reabsorbido. El
conteo de leucocitos comienza a incrementarse poco después de la defervescen-
cia y posteriormente mejora la trombocitopenia. Durante las fases crítica y de re-
Enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes 277
del inicio de la fiebre se presentan mialgias y artralgias intensas que con frecuen-
cia imposibilitan los cambios de posición. Entre 20 y 80% de los casos muestran
exantema, que típicamente es maculopapular y localizado en el tronco, aunque
se puede diseminar a la cara, los brazos, las piernas, las palmas de las manos y
las plantas de los pies. Una característica particular de la infección por CHKV es
la asociación típica con linfopenia, a diferencia de la marcada neutropenia obser-
vada en el DENV. Además, las artralgias en CHKV tienen una aparición más rá-
pida e intensa que en el DENV.
80% de las infecciones por ZIKV pueden tener un curso subclínico; el resto son
típicamente leves y autolimitadas, con una duración de cinco a siete días. Las ca-
racterísticas dominantes son exantema maculopapular pruriginoso, cefalea y fie-
bre. Las artralgias en las manos, las muñecas y los tobillos son comunes, pueden
durar semanas o meses y se asocian con frecuencia a edema periarticular.
DIAGNÓSTICO
Los pacientes con síntomas sugestivos de DENV, CHIKV o ZIKV con antece-
dentes epidemiológicos o contacto sexual deber ser tratados apropiadamente
mientras se espera el resultado de la prueba confirmatoria. La confirmación de
la enfermedad es importante, sobre todo en los pacientes con inestabilidad hemo-
dinámica y en las mujeres en edad reproductiva.
El diagnóstico de dengue mediante pruebas de laboratorio se realiza con la de-
tección directa de componentes virales en suero. La sensibilidad de cada método
depende de la duración de la enfermedad. Durante la fase febril la detección de
ácidos nucleicos en suero mediante reacción en cadena de la polimerasa por
transcripción reversa (RCP--TR) o proteína soluble no estructural (NS1) por en-
sayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) es suficiente para el diag-
nóstico confirmatorio. La sensibilidad diagnóstica de la detección de NS1 en los
primeros tres días de la fase febril supera 90% en los casos de primoinfección;
la antigenemia puede persistir varios días después de la resolución de la fiebre.
La sensibilidad de la detección de NS1 en la fase febril es menor en las infeccio-
nes secundarias (60 a 80%). El diagnóstico por serología no permite la tipifica-
ción del virus infectante, y es susceptible a reactividad cruzada con otros flavivi-
rus. La IgM puede ser detectada cuatro días después del inicio de la fiebre. La
seroconversión de IgM entre muestras pareadas se considera un diagnóstico con-
firmatorio, y la detección en una sola muestra de un paciente con el síndrome clí-
nico consistente con dengue establece el diagnóstico presuntivo.
La asociación entre fiebre aguda y artralgia es altamente predictiva de fiebre
chikungunya en áreas endémicas de la enfermedad. El principal hallazgo de labo-
ratorio es la linfopenia, que cuando es menor de 1 000 linfocitos/mm3 se asocia
fuertemente a viremia. El diagnóstico definitivo recae en la identificación del vi-
rus mediante RCP--TR durante la fase virémica (primera semana). La IgM es de-
tectable desde el quinto día hasta muchos meses después del inicio de la enferme-
dad. La seroconversión también se puede detectar mediante la elevación de la
IgG por un factor de incremento mayor que o igual a cuatro entre muestras de la
fase aguda y de convalecencia.
Los pilares en la rutina del diagnóstico de infección por virus del Zika son la
detección de ácidos nucleicos virales por RCP--TR y de anticuerpos IgM median-
Enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes 279
Diagnóstico diferencial
COMPLICACIONES
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El dengue representa un gran reto para los sistemas de salud. Aunque la enferme-
dad grave sólo ocurre en una pequeña proporción de las infecciones por dengue,
la identificación temprana de los pacientes de alto riesgo es complicada. Entre
los pacientes hospitalizados se necesita mucha atención para evitar complicacio-
nes iatrógenas, como la sobrecarga hídrica. Los pacientes con dengue grave de-
ben ser tratados idealmente en unidades médicas con personal médico experi-
mentado en el manejo de la enfermedad y con acceso a un laboratorio y equipo
de monitoreo confiable. En estas circunstancias la mortalidad en los pacientes
con choque es menor de 1% y se minimiza la necesidad de ventilación mecánica
invasiva y cuidados intensivos.
Algunas complicaciones raras se pueden presentar durante la fase aguda de la
enfermedad por virus chikungunya, incluyendo conjuntivitis, uveítis, iridocicli-
Pacientes con sospecha clínica de dengue, chikungunya o Zika, Convalecencia (> 6 días del
280
que hayan viajado o vivan en una zona endémica con brotes inicio de los síntomas)
simultáneos
Enfermedad
ZIKV CHKV descartada
Confirmar IgG
con PRNP dengue
Descartar coinfección
con ZIKV (10%) (--) ZIKV (+) ZIKV (+) CHKV (--) CHKV
descartado confirmado confirmado descartado
(+) > 22
unidades
(--) DENV (+) coinfección Coinfección
confirmado con ZIKV
Reinfección activa por
otro serotipo
Figura 19--1. Diagrama de flujo para el diagnóstico diferencial por laboratorio de infección por dengue, chikungunya y Zika. Abreviatu-
ras: NS1: proteína soluble no estructural 1; ELISA: ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas; RCP--TR: reacción en cadena
de la polimerasa por transcripción reversa; DENV: dengue; ZIKV: Zika; CHKV: chikungunya; IgM: inmunoglobulina M; PRNP: prue-
ba de neutralización por reducción de placas. Modificado de Beltrán SL, Chacón HSS, Moreno PE, Pereyra MJA: Clinical and diffe-
(Capítulo 19)
rential diagnosis. Dengue, chikungunya and Zika. Rev Med Hosp Gen Méx 2016.
Enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes 281
tis y retinitis, que típicamente se resuelven. Los pacientes con fiebre chikungunya
grave que requieren hospitalización suelen ser mayores y tener comorbilidades
cardiovasculares, neurológicas, respiratorias o diabetes. La enfermedad grave
también puede manifestarse como encefalopatía o encefalitis, miocarditis, hepa-
titis y falla orgánica múltiple. Las complicaciones hemorrágicas son raras. Los
neonatos son otro grupo de riesgo de presentar enfermedad grave asociada a com-
plicaciones neurológicas. La tasa de infección de neonatos nacidos de madres vi-
rémicas y expuestos al virus durante el nacimiento puede alcanzar 50%.
Se ha observado una relación temporal y geográfica entre el síndrome de Gui-
llain--Barré y los brotes de virus del Zika en el Pacífico y en América. En el brote
de la Polinesia Francesa ocurrieron 38 casos de síndrome de Guillain--Barré entre
28 000 personas que buscaron atención médica. En un estudio de casos y contro-
les en la Polinesia Francesa en encontró una fuerte asociación (OR > 34) entre
el síndrome de Guillain--Barré y la infección previa por virus del Zika. Entre no-
viembre de 2015 y marzo de 2016 se documentaron en Colombia casos de Gui-
llain--Barré durante el brote de infección por Zika confirmados con PCR--RT; en
48% de estos casos hubo un inicio de presentación parainfeccioso. También se
han reportado casos de Zika complicados con encefalitis y mielitis.
Los hallazgos de ácido ribonucleico (RNA) de virus del Zika en el líquido am-
niótico y en el tejido cerebral de fetos con microcefalia, así como las tasas altas
de microcefalia entre los infantes nacidos de madres con antecedente confirmado
de infección por Zika, proveen evidencias fuertes de la relación entre microcefa-
lia e infección materna por Zika. Entre octubre de 2015 y marzo de 2016 se repor-
taron en Brasil un total de 6 158 casos de microcefalia y otras malformaciones
del sistema nervioso central en los neonatos. Este incremento de malformaciones
congénitas sólo se ha reportado en Brasil y la Polinesia Francesa, con dos casos
adicionales en EUA y Eslovenia. Debido a esta asociación de riesgo, los Centers
for Disease Control and Prevention han publicado guías para el manejo de muje-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
res embarazadas con exposición potencial al virus del Zika. Las mujeres embara-
zadas con el antecedente de viajar a un área endémica que presenten dos o más
síntomas sugestivos de infección por Zika o que hayan tenido un ultrasonido con
hallazgo de microcefalia o calcificaciones intracraneales, o ambas situaciones,
deben ser evaluadas y recibir seguimiento. Aunque la microcefalia y otras anor-
malidades fetales pueden ser encontradas entre las semanas 18 y 20 de gestación,
con frecuencia no son detectadas hasta etapas del embarazo más tardías.
TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN
NUEVAS INVESTIGACIONES
Aunque la transmisión por mosquito causa virtualmente todas las infecciones por
Enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes 283
REFERENCIAS
1. Guidelines Review Committee: Dengue: guidelines for diagnosis, treatment, prevention
and control: new edition. Ginebra, WHO, 2009.
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and an antiviral monoclonal antibody controls chikungunya virus arthritis. Sci Transl Med
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ease. N Engl J Med 2015;372(13):1231--1239.
284 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 19)
20
Actualidades en el tratamiento
de la infección por VIH
Brenda Crabtree, Diego Ontañón Zurit
INTRODUCCIÓN
diagnosticados con VIH era menor de un año. En 1996 dio inicio el acceso pro-
gresivo a la terapia antirretroviral, en especial con la llegada de los inhibidores
de la proteasa (IP), con los cuales cambiaron de manera sustancial el pronóstico
y el desenlace de los pacientes con VIH.
Desde esa época se demostró que los inhibidores de la proteasa en combina-
ción con los medicamentos ya existentes (inhibidores de la transcriptasa, juntos
denominados tratamiento antirretroviral de alta actividad) lograban mejorar la
calidad de vida de los pacientes con VIH, pero principalmente retrasar el daño
al sistema inmunitario y mejorar el pronóstico de estos pacientes.
Dada la excelente respuesta que presentaban un gran porcentaje de los pacien-
tes, desde 1998 la Secretaría de Salud en México estableció un programa para
285
286 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 20)
acceso al tratamiento antirretroviral para todas las personas que son diagnostica-
das con esta enfermedad y no tienen seguridad social. Para 2003 se logró acceso
universal al tratamiento antirretroviral, con lo cual ha cambiado el pronóstico de
muchos pacientes en todo el mundo.
Actualmente se dispone de más de 20 fármacos en diversas presentaciones,
sean para niños o para adultos, para brindarle a cada paciente el tratamiento ade-
cuado. Es importante recalcar que el tratamiento íntegro de una persona con in-
fección por VIH tiene que tomar en cuenta una atención multidisciplinaria, ello
tomando en cuenta los fundamentos médicos y científicos, pero sin dejar a un
lado los aspectos sociales, económicos, éticos o psicológicos, que también resul-
tan necesarios.
Los médicos internistas se enfrentan al paciente que llega al consultorio por pri-
mera vez con reciente diagnóstico de VIH, por lo que es muy importante indagar
algunos datos de importancia para iniciar el tratamiento y solicitar algunos estu-
dios de laboratorio básicos para el inicio de la terapia antirretroviral.
Es importante realizar una historia clínica detallada de cada paciente, inician-
do con los antecedentes familiares de relevancia. Cada paciente es diferente, y
el logro del tratamiento adecuado para cada uno es un reto. Para iniciar la terapia
antirretroviral desde la primera consulta es importante saber:
A todos los pacientes se les debe realizar en cada consulta una exploración física
completa que incluya signos vitales, peso y talla, exploración de la piel, de la oro-
faringe, cardiopulmonar, del abdomen, musculosquelética y anogenital, así como
una evaluación neurocognitiva. En casos especiales se debe realizar una evalua-
ción psiquiátrica de forma anual o cuando el paciente lo solicite.
Cabe recalcar que la exploración del fondo de ojo es muy importante; en caso
del inicio de terapia antirretroviral es necesario realizarla cada tres meses durante
Actualidades en el tratamiento de la infección por VIH 287
un año en los pacientes que inician con terapia antirretroviral (TARV) con cuenta
de células CD4 < 200 cél/mL.
En la evaluación con pruebas de laboratorio se tomarán las siguientes conside-
raciones:
S Carga viral de VIH en plasma: se debe medir antes del inicio del trata-
miento, a las 12 y las 24 semanas posteriores al inicio o al cambio de TARV,
y después cada cuatro meses.
S Cuenta absoluta y porcentual de células CD4: se deben medir tres meses
después del inicio de la TARV. Cuando se alcanza la supresión de viremia
por más de un año con CD4 > 350 cél/mL se recomienda hasta en intervalos
de seis meses.
Actualmente está indicado para todas las personas con infección por VIH, inde-
pendiente de la cuenta de células CD4 o la presencia de síntomas. El objetivo de
iniciar de esta forma la TARV es reducir el riesgo de progresión de la enfermedad
y prevenir su transmisión.
El VIH produce morbilidad mediante inmunodeficiencia, daño a órganos
blanco o inflamación crónica por la misma presencia del virus. Varios estudios
han demostrado que:
S Iniciar la TARV aun en etapas avanzadas puede ser benéfico, pero no logra
revertir el daño ocurrido en las etapas tempranas de la enfermedad.
S Mantener la supresión de la viremia y cuentas altas de CD4 logra prevenir
o retrasar enfermedades no definitorias de SIDA, como nefropatía, hepato-
patía, neoplasias, complicaciones neurológicas, etc.
Es verdad que las personas con diagnóstico de VIH con conteo alto de CD4 tienen
una baja probabilidad de mortalidad a corto plazo, pero el sustento principal para
iniciar la TARV en cualquier circunstancia es la evidencia de que las personas con
infección por VIH no tratada muestran las enfermedades no definitorias de SIDA
previamente mencionadas.
S Ventajas potenciales:
S Disminuye la activación del sistema inmunitario y la inflamación cró-
nica.
S Minimiza:
S Evolución del VIH.
S Desgaste del sistema inmunitario.
S Diseminación del VIH a órganos reservorios celulares.
S Disminuye incidencia de enfermedades no definitorias de SIDA, como
renales, gastrointestinales, hepáticas, oncológicas, cutáneas.
S Evita la presentación de enfermedades oportunistas.
S Hay mayor expectativa de vida.
S Disminuye la transmisión del virus.
S Evita la pérdida de pacientes en atención médica.
S Desventajas potenciales:
S Tratamiento de por vida.
S Requiere una toma de medicamento adecuada; en caso de no hacerlo:
S Resistencia viral.
S Falla virológica.
S Limita las opciones a seguir.
S Cepas virales resistentes.
S Efectos adversos a los medicamentos ARV.
S Tener relaciones sexuales sin la protección adecuada.
S Mayor costo para los sistemas de salud.
S Desconocimiento de la enfermedad.
S Mayor número de muertes por causas relacionadas con la infección.
Actualidades en el tratamiento de la infección por VIH 289
Cuadro 20--1.
Condición Meta Grado de
recomendación
Existen pocas condiciones en las que el paciente no deba recibir TARV en el mo-
mento del diagnóstico, debido la mayoría de las veces a otras comorbilidades no
asociadas al VIH. Cuando el conteo de CD4 es alto (mayor de 500 cél/dL) es razo-
nable diferir el tratamiento en las siguientes condiciones, pero el hecho de tener
un conteo menor de 200 cél/dL sólo deberá diferirse en condiciones excepciona-
les:
dad de estas enzimas, para que no puedan cumplir su función y el proceso de re-
plicación del virus no sea adecuado.
Es importante tener en cuenta que la TARV en ningún momento logra eliminar
por completo al virus, por lo que el VIH siempre conservará el potencial de volver
a replicarse con rapidez si la terapia no es seguida al pie de la letra. Una vez inicia-
da la terapia antirretroviral deberá ser cumplida de por vida, respetando siempre
las dosis y el horario para impedir que el VIH prolifere nuevamente.
El VIH posee un ciclo corto de replicación, tan corto como dos días, desde el
ensamblaje hasta la infección de una nueva célula. Para este proceso el VIH usa
varias enzimas vitales en cada uno de los procesos. Por ejemplo, el VIH utiliza
la transcriptasa reversa para su conversión de RNA a DNA; actualmente este gru-
po se considera una de las bazas dentro de la TARV.
Actualmente hay cinco clases principales de medicamentos antirretrovirales:
Análogos de nucleósidos
En este grupo de fármacos se incluyen todos los que inhiben la transcriptasa re-
versa de manera competitiva y que son estructuralmente similares a los 2--desoxi-
nucleótidos, sustratos naturales que compiten por el sitio de unión a la enzima.
A diferencia de los no análogos de nucleótidos, este grupo necesita ser activado,
es decir, ser trifosforilado o bifosforilado para ejercer su acción inhibitoria. Pro-
ducen doble acción inhibitoria:
No análogos de nucleósidos
En este grupo se incluyen los fármacos que inhiben de forma selectiva, pero no
competitiva, a la transcriptasa reversa, por lo que no son estructuralmente pareci-
Actualidades en el tratamiento de la infección por VIH 291
Cuadro 20--2.
Fármaco (abreviatura) Efectos adversos más importantes
Abacavir (ABC) Diarrea, anorexia, náuseas, vomito (contraindicado si HLA--B 5701
negativo por potencial reacción de hipersensibilidad fatal)
Emtricitabina (FTC) Hiperpigmentación, rash, diarrea, cefalea
Lamivudina (3TC) Anorexia, cefalea, vómito, fatiga
Tenofovir (TDF) Toxicidad renal, osteopenia, diarrea
Zidovudina (ZDV) Anemia, leucopenia, miopatía, hiperlipidemia, diarrea, náuseas
dos a los nucleósidos naturales, ya que no compiten con ellos por el sitio de unión
de la enzima. En comparación con los análogos, este grupo no necesita activación
celular previa. Este grupo no posee doble acción inhibitoria, ya que no pueden
actuar como terminadores de cadena; su acción inhibitoria consiste en impedir
la transcripción de RNA genómico a DNA vírico. Otra gran diferencia entre di-
chos grupos es que los no análogos de nucleósidos solamente poseen actividad
contra VIH--1, pero no contra VIH--2. No son necesarias muchas mutaciones para
que se produzcan resistencias de alto grado (cuadro 20--3).
Actualmente, el efavirenz continúa siendo unos de los medicamentos más usa-
dos dentro de la terapia combinada. En varios estudios se demostró que la rilpivi-
rina ocasionaba menos efectos adversos que el efavirenz, en especial los asociados
con el sistema nervioso central; sin embargo, hubieron más fracasos virológicos
y selección de más resistencias en los pacientes con uso de rilpivirina.
Inhibidores de la proteasa
es una proteína compuesta por 99 aminoácidos codificada por el gen pol del virus.
Cuadro 20--3.
Fármaco /abreviatura Efectos adversos más importantes
Efavirenz (EFA) Síntomas del SNC (mareo, alucinaciones, dificultad para concen-
trarse, sueños vívidos), rash, hepatotoxicidad
Rilpivirina (RPV) Síntomas del SNC (menos que el efavirenz), prolongación del com-
plejo QT, incremento de las transaminasas, incremento de LDL
Requiere ácido para su absorción
Etravirina (ETR) Rash, reacciones de hipersensibilidad
Nevirapina (NVP) Hepatotoxicidad, reacciones cutáneas graves
SNC: sistema nervioso central; LDL: lipoproteínas de baja densidad.
292 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 20)
Cuadro 20--4.
Fármaco/abreviatura Efectos adversos más importantes
Atazanavir (ATZ) Hiperbilirrubinemia indirecta, prolongación del intervalo PR (blo-
queo auriculoventricular de primer grado sintomático), nefroli-
tiasis, hiperglucemia
Requiere ácido para su absorción
Darunavir (DRV) Hepatotoxicidad, rash, hiperglucemia, hiperlipidemia, incremento
de las transaminasas
Lopinavir/ritonavir (LPV/r) Alteraciones del tracto gastrointestinal (diarrea, vómito, náu-
seas), hipertrigliceridemia, aumento de transaminasas
Ritonavir (RTV) Parestesias, diarrea, hiperglucemia, hipertrigliceridemia, disgeú-
sia (usualmente usado como potenciador de otros inhibidores
de la proteasa)
Saquinavir (SQV) Alteraciones del tracto gastrointestinal, redistribución de grasa
corporal, diarrea, hiperlipidemia
Tipranavir (TPV) Hemorragia intracraneal, hepatotoxicidad, rash
Inhibidores de la fusión/entrada
Se trata de los fármacos que dificultan o logran impedir la unión del VIH a los
receptores que los linfocitos CD4 tienen en la superficie. Cuando el virus logra
anclarse a la célula del huésped la membrana celular sufre cambios que la hacen
Actualidades en el tratamiento de la infección por VIH 293
Cuadro 20--5.
Fármaco Efectos adversos más importantes
Enfuvirtide (inhibidor de la fusión) – unión a gp41 Reacciones graves de hipersensibilidad
Maraviroc (antagonista de los receptores de qui- Hepatotoxicidad, reacciones alérgicas y
miocinas) – unión a CCR5 cutáneas
permeable al virus, por lo que consigue acceder al interior de la célula. Los inhibi-
dores de fusión o entrada dificultan el anclaje del virus a la célula huésped y evi-
tan el ciclo vital del virus.
Los posibles inhibidores de la entrada viral se pueden dividir en tres clases se-
gún su mecanismo de acción:
Los dos medicamentos de este grupo se usan sólo como terapia de rescate (cuadro
20--5).
Inhibidores de la integrasa
El VIH emplea a la integrasa para insertar o integrar su DNA vírico en el DNA
del linfocito CD4 huésped. Únicamente son eficaces contra el VIH--1, son poten-
tes antirretrovirales y han demostrado gran eficacia en los últimos años. Los regí-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 20--6.
Fármaco/abreviatura Efectos adversos más importantes
Raltegravir (RAL) Incremento de la creatinfosfocinasa, fiebre, náu-
seas, diarrea
Elvitegravir (EVG) (sólo disponible coformu- Náuseas, diarrea, hiperlipidemia
lado con FTC/TDF/cobi)
Dolutegravir (DTG) Reacciones de hipersensibilidad, insomnio, cefa-
lea (en casos muy raros disfunción orgánica)
Definición de eventos
1. Control virológico: carga viral (CV) por debajo de 50 copias/mL de mane-
ra persistente e ininterrumpida.
2. Falla virológica: CV repentinamente por encima de 50 copias/mL a partir
de los seis meses del inicio de la TARV.
3. Viremia de bajo nivel: más de una CV consecutiva detectable por encima
del nivel de cuantificación (20, 40, 50 copias/mL) pero menor de 200 co-
pias/mL.
4. “Blip”: una sola CV detectable por encima del nivel de la cuantificación
(50 copias/mL) pero menor de 1 000 copias/mL, que antecede y precede a
una CV por debajo del nivel de cuantificación (50 copias/mL)
ABC: abacavir; 3TC: lamivudina; FTC: emtricitabina; TDF: tenofovir; EFV: efavirenz; ATV/r: ataza-
navir/ritonavir; ZDV: zidovudina; LPV/r: lopinavir/ritonavir; EVG: elvitegravir; NVP: nevirapina;
RAL: raltegravir; DRV/r: darunavir/ritonavir.
ZDV Ribavirina e interferón Cambiar ZDV por TDF o ABC cuando sea posi-
pegilado B--2 ble
IP/r Rifampicina De ser necesario continuar con IP/r, sólo usar
LPV/r en dosis de 400 mg cada 12 h del RTV
Sustituir por EFV o RAL
Usar 3 o 4 nucleósidos
ATV/r Inhibidores de la bomba Ante enfermedad ácido--péptica persistente y
ITRNN de protones sólo que sea necesario se recomienda cam-
biar a LPV/r o DRV/r
NVP Rifampicina EFV
Maraviroc Rifampicina Asesoría del comité especializado
ZDV: zidovudina; TDF: tenofovir; ABC: abacavir; IP/r: inhibidores de la proteasa/ritonavir; LPV/r:
lopinavir/ritonavir; RTV: ritonavir; EFV: efavirenz; RAL: raltegravir; ATV/r: atazanavir/ritonavir;
NVP: nevirapina; DRV/r: darunavir/ritonavir; ITRNN: inhibidores de la transcriptasa reversa no aná-
logos de nucleósidos.
296 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 20)
REFERENCIAS
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y control de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana.
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8. Rodger A, Phillips A, Lundgren J: Prevention of HIV--1 infection with antiretroviral ther-
apy. N Engl J Med 2011.
21
Actualidades en el tratamiento
de la infección por los virus de
hepatitis B y C
Alfredo Fonseca Chávez, Diego Ontañón Zurit,
Laura Jáuregui Camargo
HEPATITIS B
297
298 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 21)
crónica por VHB no puede erradicarse por completo debido a la persistencia del
DNA circular cerrado de manera covalente en el núcleo de los hepatocitos. El tra-
tamiento debe asegurar un grado de supresión virológica que genere la remisión
bioquímica, la mejoría histológica y la prevención de las complicaciones. La
meta es la inducción de una remisión virológica sostenida o mantenida. Es impor-
tante conocer las siguientes definiciones:
1. Respuesta bioquímica: normalización de los niveles de alanina amino-
transferasa (ALT). Es necesario un seguimiento de al menos un año después
del tratamiento, con determinaciones de ALT mínimo cada tres meses.
2. Respuesta serológica a la proteína HBeAg: pérdida de la HBeAg y la se-
roconversión a anti--HBe.
3. Respuesta serológica a la HBsAg: pérdida de la HBsAg y desarrollo de
anti--HBs.
4. Respuesta virológica con interferón (IFN)/IFN pegilado:
S Respuesta virológica: concentración de DNA < 2 000 UI/mL. Se deter-
mina a los 6 meses y al final del tratamiento, así como a los 6 y 12 meses
de haber finalizado.
S Respuesta virológica sostenida sin tratamiento: niveles de DNA <
2 000 UI/mL durante al menos 12 meses.
5. Respuesta virológica con análogos de nucleósidos/nucleótidos.
S Falta de respuesta primaria: disminución del nivel de DNA inferior a
1 log 10 UI/mL respecto al inicial, a los tres meses de tratamiento.
S Respuesta virológica de DNA indetectable mediante reacción en ca-
dena de la polimerasa: se evalúa a los tres y seis meses.
S Respuesta virológica parcial: disminución del DNA de más de 1 log 10
UI/mL, pero DNA detectable de al menos seis meses de tratamiento ade-
cuado.
S Recaída virológica: aumento confirmado del nivel de DNA de más de
1 log 10 UI/mL, en comparación con el nadir.
S Respuesta virológica sostenida: niveles de DNA < 2 000 UI/mL duran-
te al menos 12 meses.
6. Respuesta histológica: disminución de la actividad necroinflamatoria sin
empeoramiento de la fibrosis, en comparación con las observaciones pre-
vias al tratamiento.
7. Respuesta completa: respuesta virológica sostenida sin tratamiento, junto
con una pérdida de HBsAg.
Las indicaciones para el tratamiento se basan en la combinación de tres criterios:
niveles de DNA, niveles de ALT y gravedad de la hepatopatía. Se debe considerar
el tratamiento en los pacientes con niveles de DNA > 2 000 UI/mL, niveles de
ALT superiores al límite superior de la normalidad y una gravedad de la hepato-
Actualidades en el tratamiento de la infección por los virus... 299
Estrategias de tratamiento
Actualmente existen dos estrategias de tratamiento para los pacientes con VHB
con HBe positiva y negativa: tratamiento de duración finita con IFN o con un AN,
y tratamiento a largo plazo con uno o varios AN.
Las posibles ventajas del uso de IFN son la ausencia de resistencias y la posibi-
lidad de un control inmunitario de la infección por VHB, pudiendo obtener una
Actualidades en el tratamiento de la infección por los virus... 301
En los pacientes con tratamiento finito con IFN--PEG se deben realizar hemogra-
mas completos y determinaciones de ALT cada mes, así como determinaciones
302 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 21)
de TSH cada tres meses. En todos los pacientes debe realizarse una vigilancia de
seguridad a lo largo de 12 meses de tratamiento. Deben verificarse el HBeAG y
los anticuerpos anti--HBe, así como los niveles de DNA a los 6 y 12 meses de tra-
tamiento.
En el tratamiento finito con AN deben verificarse la HBeAg y el anti--HBe
cada seis meses. Se debe determinar el DNA cada tres a seis meses durante el tra-
tamiento. Los estudios sugieren que el tratamiento con AN puede interrumpirse
12 meses después de la seroconversión del anti--HBe. El tratamiento a largo plazo
con AN tienen como objetivo alcanzar una reducción del DNA hasta niveles in-
detectables mediante reacción en cadena de la polimerasa. Los niveles de DNA
deben supervisarse el tercer mes para determinar su respuesta virológica y luego
cada tres a seis meses. Se recomienda realizar un ajuste de la dosis en los pacien-
tes con tasa de filtración glomerular (TFG) < 50 mL/min.
Grupos especiales
HEPATITIS C
2. Tratamiento para VHC genotipo 2. Existen dos opciones como primera lí-
nea de tratamiento: la combinación de sofosbuvir y velpatasvir, y la combi-
nación de sofosbuvir y daclatasvir. Si no se dispone de alguna de estas op-
ciones la combinación de IFN--B pegilado y ribavirina o la combinación de
sofosbuvir y ribavirina pueden ser aceptables.
S Sofosbuvir (400 mg) y velpatasvir (100 mg) en una sola tableta una vez
al día. Deben recibir esta combinación los pacientes vírgenes y con expe-
riencia al tratamiento con o sin cirrosis compensada durante 12 semanas
sin ribavirina.
S Sofosbuvir (400 mg) y daclatasvir (60 mg) una vez al día. Los pacientes
vírgenes y con experiencia al tratamiento con o sin cirrosis compensada
deben recibir la combinación durante 12 semanas.
3. Tratamiento para VHC genotipo 3. La combinación de sofosbuvir y velpa-
tasvir o sofosbuvir y daclatasvir con o sin ribavirina son las opciones más
eficaces en los pacientes con infección por genotipo 3. En caso de no encon-
trarse disponible ninguna de las anteriores se puede utilizar la combinación
de IFN--B pegilado y ribavirina, sofosbuvir y ribavirina, e IFN--B pegilado,
ribavirina y sofosbuvir. No se recomienda la administración de ledipasvir,
ya que es menos potente contra el genotipo 3.
S Sofosbuvir (400 mg) y velpatasvir (10 mg) en una tableta una vez al día,
con o sin ribavirina.
Los pacientes vírgenes al tratamiento deben recibir esta combinación
durante 12 semanas sin ribavirina. Los pacientes con experiencia previa
del tratamiento y sin cirrosis o cirrosis compensada deben recibir esta
combinación durante 12 semanas con ribavirina. Si se detecta la resisten-
cia NS5A RAS Y93H deben recibir esta combinación durante 12 sema-
nas sin ribavirina.
S Sofosbuvir (400 mg) y daclatasvir (60 mg). Los pacientes vírgenes al tra-
tamiento deben recibir esta combinación durante 12 semanas sin ribavi-
rina. Los pacientes con experiencia previa al tratamiento y sin cirrosis
deben recibir la combinación durante 12 semanas con ribavirina. Si se
detecta la mutación NS5A RAS Y93H deberán recibir la combinación
durante 12 semanas con ribavirina. Aquellos vírgenes o con experiencia
del tratamiento y con cirrosis deben recibir la combinación durante 24
semanas con ribavirina.
4. Tratamiento para VHC genotipo 4. Existen seis opciones de tratamiento
para el genotipo 4. En caso de no estar disponible ninguna la combinación
de IFN--B pegilado y ribavirina o IFN--B pegilado, ribavirina y simeprevir
o sofosbuvir es aceptable.
S Sofosbuvir (400 mg) y ledipasvir (90 mg) en una tableta una vez al día.
Los pacientes vírgenes al tratamiento con o sin cirrosis compensada de-
Actualidades en el tratamiento de la infección por los virus... 307
S Sofosbuvir (400 mg) y daclatasvir (60 mg). Los pacientes vírgenes al trata-
miento con o sin cirrosis compensada deben recibir el tratamiento durante
12 semanas sin ribavirina. Los pacientes con experiencia previa del trata-
miento deben recibirlo durante 12 semanas con ribavirina. Aquellos con
contraindicación para el uso de ribavirina deben recibir el tratamiento du-
rante 24 semanas (cuadro 21--3).
Trasplante hepático
18 a 20 deben ser trasplantados primero sin tratamiento antiviral, con inicio del
tratamiento después del procedimiento. Si la lista de espera se extiende más allá
de seis meses se puede iniciar el tratamiento antes del trasplante. Los pacientes
con hepatocarcinoma en espera de trasplante deben iniciar el tratamiento antivi-
ral en cuanto sea posible.
Todos los pacientes postrasplantados con recurrencia de VHC deben iniciar el
tratamiento antiviral, de preferencia en cuanto el paciente se encuentre estable,
usualmente a los tres meses del procedimiento. Los pacientes con genotipo 1, 4,
5 o 6 sin cirrosis o con cirrosis compensada o descompensada deben ser tratados
con la combinación de sofosbuvir y ledipasvir o sofosbuvir y daclatasvir durante
12 semanas con ribavirina diaria basada en el peso. Aquellos con genotipo 2 de-
ben recibir la combinación de sofosbuvir y daclatasvir durante 12 semanas con
ribavirina diaria basada en el peso. Los pacientes con genotipo 3 deben recibir
la combinación de sofosbuvir y daclatasvir durante 24 semanas con ribavirina
diaria basada en el peso.
Los pacientes con cirrosis descompensada que no se encuentran en la lista de
trasplantes y que no cuentan con comorbilidades deben iniciar el tratamiento ur-
gente con alguna de las siguientes combinaciones: sofosbuvir y ledipasvir, sofos-
buvir y velpatasvir, sofosbuvir y daclatasvir con ribavirina diaria basada en el
peso.
Grupos especiales
1. Coinfección con VHB: deben ser tratados con los mismos regímenes y si-
guiendo las mismas reglas que los pacientes con monoinfección por VHC.
En los pacientes con hepatitis B crónica se inicia con un análogo nucleósido
de manera concurrente.
2. Manifestaciones de VHC mediadas por complejos inmunitarios: se debe
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
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hepatitis C 2016. J Hepatology 2016.
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312 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 21)
Sección IX
Reumatología
DEFINICIÓN
FISIOPATOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
315
316 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 22)
PATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
Puede iniciar en etapas tempranas con un cuadro insidioso con astenia, adinamia,
pérdida de peso, fiebre y malestar general, al que posteriormente se añade sinovi-
tis, la cual puede ser monoarticular, oligoarticular o poliarticular, siendo más fre-
cuente esta última, y generalmente es simétrica, afectando en mayor grado a las
pequeñas articulaciones de las manos, las muñecas, las rodillas y los pies, y en
especial las muñecas y las articulaciones metacarpofalángicas (MCF) e interfa-
lángicas proximales (IFP) de las manos. Es importante sospechar la enfermedad
en etapas tempranas, aunque pueda permanecer indiferenciada. Las característi-
cas más importantes son la persistencia del cuadro, que además suele presentar
Artritis reumatoide 317
un patrón aditivo de afección articular, es decir, afecta cada vez más articulacio-
nes, y el curso, que puede ser paulatino o súbito con múltiples recurrencias; todas
las articulaciones sinoviales son susceptibles de sufrir afección. La presentación
clínica en etapas crónicas incluye la deformidad articular, las manifestaciones ex-
traarticulares y la discapacidad, especialmente en los pacientes que nunca reci-
bieron tratamiento.
Los hallazgos más importantes en la exploración física son los relacionados
con las manifestaciones articulares; hay hipersensibilidad al manipular las articu-
laciones afectadas, datos de inflamación típicos con aumento de volumen, rubor,
calor, dolor y limitación de la movilidad, además de disminución de la masa mus-
cular, afección de los tejidos blandos, epicondilitis, bursitis, tendinitis, quistes si-
noviales, proliferación de la membrana sinovial con aspecto tosco y violáceo en
la superficie extensora de las articulaciones MCF e IFP. La deformidad sigue un
patrón típico con desviación cubital no reductible (a diferencia de otras enferme-
dades, como el lupus o la fiebre reumática) del eje de los metacarpianos, dedos
en “cuello de cisne” o deformidad de boutonnière, por afección de los ligamentos
y tendones de las articulaciones de las manos. En los pies es frecuente encontrar
hallux valgus. Es frecuente que las articulaciones MCF, IFP y metatarsofalángi-
cas se encuentran subluxadas. El esqueleto axial en general no resulta afectado,
pero es importante recordar la subluxación de la articulación atlantoaxoidea
como complicación grave que puede condicionar compresión radicular o incluso
sección medular (cuadro 22--1).
DIAGNÓSTICO
cas únicas o definitivas para hacer el diagnóstico de AR, por lo que se han pro-
puesto una serie de criterios de clasificación con las características clínicas y de
laboratorio con mayor capacidad para diferenciar entre AR y otras enfermedades.
En 2010 el American College of Rheumatology y la European League Against
Rheumatism propusieron unos nuevos criterios, con el objetivo de ser aplicados
en las etapas tempranas de la enfermedad; éstos, a diferencia de los criterios origi-
nales de 1987, poseen una mayor sensibilidad, pero una menor especificidad; sin
embargo, la utilidad de los nuevos criterios se basa en la detección temprana y
la selección de los pacientes para iniciar el tratamiento.
Este punto es relevante, porque se ha demostrado que el tratamiento en etapas
más tempranas modifica el curso y el pronóstico de la enfermedad, y se asocia
a una mejoría en la sobrevida y una menor discapacidad a largo plazo (cuadros
22--2 y 22--3).
318 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 22)
Diagnóstico diferencial
Debido a su presentación clínica poco específica, todos los pacientes con poliar-
tritis simétrica de pequeñas articulaciones deben ser evaluados para descartar la
Artritis reumatoide 319
Estudios de laboratorio
Estudios de imagen
Las radiografías convencionales continúan siendo la modalidad de imagen de elec-
ción en la evaluación de pacientes con sospecha o diagnóstico establecido de AR,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B
Figura 22--1. A. Cambios típicos por artritis reumatoide de larga evolución. B. Radiogra-
fías anteroposteriores de las manos con cambios típicos por artritis reumatoide. Se
aprecian pérdida del espacio articular en las articulaciones interfalángicas proximales
y las metacaprofalángicas, desviación cubital y subluxación de las articulaciones meta-
carpofalángicas, osteopenia yuxtaarticular y erosiones en las porciones distales de los
metacarpianos.
para descartar artritis séptica o artropatía por cristales; los hallazgos típicos en
estas últimas incluyen la observación de microorganismos en la tinción de Gram
y el cultivo, las altas concentraciones de proteínas y leucocitos, y el análisis de
cristales en un microscopio de luz polarizada.
TRATAMIENTO
Tratamiento quirúrgico
Su uso está indicado en los pacientes con dolor, deformidad y enfermedad cróni-
ca; incluye la sinovectomía, la corrección de la alineación a través de la repara-
ción de tendones y ligamentos, la alineación de los elementos óseos y la coloca-
ción de prótesis de diversos materiales. La subluxación de la articulación
atlantoaxoidea también se trata de forma quirúrgica, y tiene como objetivo la es-
tabilización de la columna y el alivio de síntomas compresivos.
324 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 22)
COMPLICACIONES
REFERENCIAS
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
326 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 22)
23
Lupus eritematoso sistémico
Alain Sánchez Rodríguez, María Fernanda Ortega,
Alonso Turrent Carriles
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
327
328 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 23)
FISIOPATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
Síntomas generales
Los síntomas constitucionales, como malestar general, fiebre, hiporexia y pérdi-
da de peso, son muy comunes en pacientes con LES. También son frecuentes las
Lupus eritematoso sistémico 329
Síntomas dermatológicos
Lupus discoide
Lupus profundo o paniculitis lúpica
Lupus de Chilblain
Lupus tumidus
Lesiones inespecíficas de LES
Vasculitis:
Vasculitis urticariana hipocomplementémica
Vasculitis leucocitoclástica
Livedo reticularis
Fenómeno de Raynaud
Alopecia no cicatrizante
Úlceras orales
Telangiectasias periungueales
Calcinosis cutis
LES: lupus eritematoso sistémico; LEC: lupus eritematoso cutáneo.
330 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 23)
Síntomas musculosqueléticos
Síntomas renales
El compromiso renal es una de las manifestaciones más serias del LES, pues se
asocia a importantes morbilidad y mortalidad. Puede llegar a afectar hasta a 70%
de los pacientes en el curso de la enfermedad y es un marcador de mal pronóstico.
La fisiopatología del daño renal se atribuye al depósito de complejos inmunita-
rios circulantes o formación de complejos in situ en glomérulos con la conse-
cuente activación del complemento y reclutamiento de células inflamatorias.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Síntomas neuropsiquiátricos
Las manifestaciones neuropsiquiátricas del LES son muy comunes y muy varia-
das. El American College of Rheumatology (ACR) ha identificado 19 síndromes
neuropsiquiátricos asociados a la enfermedad (cuadro 23--3).
Las manifestaciones más comunes son cefalea, alteraciones psiquiátricas y al-
teraciones cognitivas. Estos síndromes no siempre se correlacionan con la activi-
dad sistémica de la enfermedad.
Las únicas dos manifestaciones neurológicas incluidas en los criterios modifi-
cados de 1982 del ACR son las crisis convulsivas y la psicosis o síndrome orgáni-
co cerebral.
En los criterios de 2012 de las Systemic Lupus International Collaborating
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Síntomas gastrointestinales
Casi cualquier parte del sistema digestivo puede estar afectada por el LES o sus
complicaciones. Puede incluir alteraciones esofágicas, vasculitis mesentérica,
enfermedad inflamatoria intestinal, pancreatitis, enfermedad hepática y peritoni-
tis. Hasta 50% de los pacientes pueden presentar síntomas digestivos inespecífi-
cos, como náusea, hiporexia o vómito. El compromiso de las arterias mesentéri-
cas por vasculitis o trombosis es una causa grave de dolor abdominal agudo en
estos pacientes. Otra causa de dolor abdominal en estos pacientes es la inflama-
ción del peritoneo. Ésta se asocia con ascitis en 11% de los casos. Entre 5 y 10%
de los pacientes pueden presentar pancreatitis aguda. El compromiso hepático es
común, y se manifiesta con elevación de las enzimas hepáticas.
Síntomas reticuloendoteliales
Síntomas hematológicos
Síntomas pulmonares
Síntomas cardiacos
El lupus puede involucrar cualquier parte del corazón y causar endocarditis, mio-
carditis o pericarditis, o todas las afecciones. La manifestación cardiaca más
común es la presencia de derrame pericárdico a consecuencia de pericarditis, pre-
sente hasta en 30% de los pacientes. Se puede manifestar con datos clínicos clási-
cos de pericarditis (dolor torácico, frote pericárdico) o puede ser asintomática.
La pericarditis puede ser fibrosante, con la creación de adherencias en el saco
pericárdico. El compromiso valvular es común; se observan alteraciones en el
ecocardiograma hasta en 60% de los pacientes. La anormalidad más común es
el engrosamiento valvular, pero también se observan vegetaciones verrucosas
asépticas (endocarditis de Libman--Sacks) hasta en 30% de los pacientes. Única-
mente 10% de los pacientes con LES presentan datos de miocarditis. Ésta se debe
sospechar cuando existan arritmias, alteraciones en la conducción cardiaca o car-
diomegalia.
DIAGNÓSTICO
Criterios de clasificación
Los criterios de clasificación de 1997 del ACR y los revisados por el ACR/SLICC
en 2012 se han desarrollado y perfeccionado con el objetivo de incluir pacientes
en ensayos clínicos controlados y estudios epidemiológicos, además de orientar
hacia el diagnóstico en casos clínicos individuales. Los ítems que los componen
incluyen manifestaciones clínicas, serológicas e histopatológicas, y claves de la
enfermedad. Los criterios del ACR propuestos en 1997 fueron desarrollados en
centros académicos en población predominantemente caucásica, y se caracteri-
zaban por algunas debilidades, como su limitada sensibilidad para el diagnóstico
(p. ej., la biopsia compatible con nefritis lúpica como único dato no era suficiente
para cumplirlos), por lo que los criterios revisados del ACR/SLICC 2012 superan
algunas de las limitaciones de los criterios previos, siendo suficiente para clasifi-
car a un paciente con LES la presencia de 4 criterios de 17 que hay, de los cuales
por lo menos uno debe ser clínico y uno serológico, de los seis que hay, o la pre-
sencia de una biopsia renal compatible con nefritis lúpica en la presencia de ANA
o anticuerpos anti--DNA bicatenario. Así, algunos estudios comparativos han es-
timado que los criterios del ACR de 1997 tienen menor sensibilidad, pero mayor
especificidad que los del ACR/SLICC 2012 (sensibilidad 97 vs. 83 y especifi-
cidad 84 vs. 96, respectivamente) (cuadro 23--4).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
1. Artritis reumatoide: suele ser difícil de diferenciar del LES en etapas tem-
pranas de la enfermedad, dado que comparten la característica de artritis si-
métrica de pequeñas articulaciones; a diferencia de la AR, la artritis en LES
no es erosiva y la deformidad suele ser reductible. Algunas manifestaciones
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
lado, los pacientes con LES pueden tener vasculitis secundaria con un cua-
dro clínico indistinguible; sin embargo, la serología suele diferenciar el
cuadro, ya que las vasculitis primarias típicamente son negativas para anti-
cuerpos antinucleares y pueden ser asociadas a anticuerpos anticitoplasma
de neutrófilo o a infecciones crónicas, como hepatitis B, crioglobulinas, etc.
6. Dermatomiositis y polimiositis: los pacientes con LES pueden cursar con
un grado de miositis leve con debilidad proximal. Hasta 30% de los pacien-
tes con estas patologías pueden cursar con anticuerpos antinucleares positi-
vos. Otras manifestaciones que podrían diferenciar estas enfermedades de
los pacientes con LES son las lesiones típicas, como las pápulas de Gottron,
el eritema heliotropo y la poiquilodermia. Además, existen algunos anti-
cuerpos específicos para miositis, como los anti--Jo (en síndrome antisinte-
tasa).
7. Infecciones: muchas infecciones virales pueden simular signos y síntomas
presentes en el lupus, como el citomegalovirus y el virus de Epstein--Barr.
Además, la infección por virus de Epstein--Barr puede positivizar los anti-
cuerpos antinucleares. El parvovirus B9 puede ocasionar manifestaciones
sistémicas con malestar general, fiebre y alteraciones hematológicas simi-
lares, como leucopenia y trombocitopenia, así como artritis simétrica. Otras
infecciones que deben ser consideradas son el VIH, la hepatitis B y la hepa-
titis C, y las infecciones bacterianas, como Salmonella y tuberculosis.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
Anticuerpos
Los autoanticuerpos con mayor utilidad en el diagnóstico del LES incluyen los
anticuerpos antinucleares (ANA), los antifosfolípidos, el anticoagulante lúpico
y la anti--C2 glucoproteína 1.
Los ANA constituyen el pilar para el diagnóstico. Los métodos más utilizados
para su detección son inmunofluorescencia indirecta (IFI) y ensayo por inmu-
noadsorción ligado a enzimas (técnica de ELISA). El uso de sustrato celular hu-
Lupus eritematoso sistémico 341
TRATAMIENTO
Tratamiento no farmacológico
Las evidencias son limitadas; sin embargo, con base en la opinión de los expertos
existen varias recomendaciones. Debido a la evidencia de inducción de actividad
lúpica con la exposición a rayos UV--A y UV--B, es recomendable que todo
paciente con lupus utilice bloqueador solar con factor de protección solar > 50.
La suspensión de tabaquismo es importante, ya que está bien demostrado que el
humo de tabaco provoca exacerbaciones y recaídas; además, los fumadores en
general tienen mayores índices de actividad lúpica por SLEDAI que los no fuma-
dores.
Debido a que los pacientes con lupus tienen mayor tasa de aterosclerosis acele-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
rada, nunca deja de ser importante cuidar los factores de riesgo cardiovascular,
por lo que se debe incluir el ejercicio aeróbico.
Un factor publicado recientemente es la deficiencia de vitamina D en los pa-
cientes con lupus, en parte por no exponerse a luz solar. Los pacientes con defi-
ciencia de vitamina D tienen mayor riesgo de fracturas por osteoporosis, además
de presentar recaídas del lupus más frecuentes, lo cual es debido al importante
efecto de la vitamina D sobre el sistema inmunitario. El tratamiento también po-
dría inducir osteoporosis, por lo que los pacientes que reciban esteroides durante
más de tres meses deben tomar calcio (1 200 mg/día) y vitamina D, además de
evaluar con la herramienta FRAX, de la Organización Mundial de la Salud, la
necesidad de la profilaxis con bifosfonatos dependiendo del riesgo de fractura.
Existen fármacos que deben evitarse en los pacientes con lupus, sobre todo las
dosis altas de estrógenos y las sulfas; estas últimas pueden inducir alergia en una
344 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 23)
Tratamiento farmacológico
S La nefritis lúpica, definida por los criterios del ACR, se presenta hasta en
50% de los pacientes con lupus; su prevalencia y agresividad son mayores
en la población afroamericana y latina. En los pacientes en los que se diag-
nostica nefritis lúpica proliferativa (glomerulonefritis clase III o IV +/-- V)
se debe iniciar un tratamiento de inducción que incluye pulsos de metilpred-
nisolona, seguidos de prednisona por vía oral y un agente inmunosupresor.
El agente inmunosupresor se debe elegir dependiendo de la edad, la pari-
dad, el riesgo de infecciones y la capacidad económica del paciente. Los dos
fármacos que han demostrado ser efectivos y equivalentes en llevar al pa-
Lupus eritematoso sistémico 347
NOVEDADES
Hoy en día se sabe que en el lupus eritematoso generalizado el interferón alfa está
implicado en la fisiopatología y la pérdida de la autotolerancia, por lo que se están
estudiando, además de buscar tratamientos diana en contra de las células B y T,
fármacos monoclonales que puedan bloquear el efecto del interferón. El rontali-
zumab, el sifalimumab y el anifrolumab actualmente están en estudios fase II, y
se planean estudios fase III para probar su efectividad.
Otros fármacos que están en estudio son otros bloqueadores de las citocinas
BLyS/BAFF, que de forma similar a belimumab han buscado evitar la activación
348 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 23)
REFERENCIAS
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logic therapies for systemic lupus erythematosus. Curr Rheumatol Rep 2016;18:44.
Sección X
Temas selectos
DEFINICIÓN
351
352 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 24)
Principios de inmunización
El principio y el objetivo de la inmunización activa son que, a través de la exposi-
ción a un elemento patógeno previamente modificado, el receptor desarrolle una
respuesta inmunitaria primaria y más tarde pueda montar una respuesta inmuni-
taria duradera. La respuesta inmunitaria primaria por lo general se lleva a cabo
gracias a los linfocitos B, que proliferan y forman anticuerpos en contra del pató-
geno; además, existe una sensibilización de los linfocitos T. Si el individuo se ex-
pone de manera subsecuente al elemento contra el cual la vacuna o toxoide fue
dirigida, entonces habrá una respuesta secundaria con una proliferación más ve-
loz de linfocitos B y producción más abundante de anticuerpos; esta respuesta no
es de por vida, por lo que los esquemas de revacunación son necesarios.
Los agentes utilizados en la inmunización activa son las vacunas y los toxoi-
des. Las vacunas se componen de bacterias muertas, virus o bacterias vivas ate-
nuadas o subunidades antigénicas de los organismos. Algunas de las vacunas re-
comendadas para el adulto son las vacunas contra el neumococo, la influenza, la
hepatitis B, la varicela y la hepatitis A. A diferencia de las vacunas, los toxoides
generalmente están compuestos por toxinas bacterianas modificadas para hacer-
los no tóxicos. El otro espectro de la inmunización le corresponde a la inmuniza-
ción pasiva. Esta última casi siempre involucra la administración de inmunoglo-
bulinas que producen una inmunidad transitoria en un ser que tendrá o que tuvo
una exposición breve a determinado patógeno. Típicamente se utiliza en los pa-
cientes con inmunocompromiso que por su situación de base no pueden montar
una respuesta inmunitaria efectiva y que se expusieron a elementos que pueden
poner en riesgo su vida.
Contraindicaciones de vacunación
Uno de los problemas que enfrenta la generalización de la vacunación es la creen-
cia popular de que el individuo tiene una contraindicación para recibir determina-
da vacuna. Sin embargo, las contraindicaciones se pueden resumir en:
S Anafilaxia previa.
S Complicaciones neurológicas graves.
S La administración de vacunas de virus vivos atenuados en pacientes con in-
munocompromiso.
S La vacuna contra polio oral en familiares que viven con pacientes inmuno-
comprometidos.
S Las vacunas de virus vivos atenuados en mujeres embarazadas.
Las siguientes eventualidades no contraindican la administración de una vacuna:
S Enfermedad leve reciente con o sin fiebre o febrícula.
S Uso reciente o actual de antibióticos.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1. Hepatitis B:
a. El sistema mexicano de vacunación lo contempla únicamente a partir de
los 11 años de edad en los adolescentes que no tengan dosis previa de va-
cuna contra hepatitis B:
S En el caso de que la presentación de la vacuna sea de 10 Ng se aplicará:
S Primera dosis en la fecha elegida.
S La segunda un mes después de la primera.
S La tercera seis meses después de la primera dosis.
S Para la presentación de la vacuna de 20 Ng el esquema es de dos dosis:
S Primera dosis en la fecha elegida.
S Segunda dosis cuatro semanas después de la primera dosis.
S En los casos especiales de pacientes que son sometidos a hemodiálisis
o diálisis el esquema consta de tres dosis (de 40 Ng):
S Primera dosis en la fecha elegida.
S Segunda dosis un mes después de la primera dosis.
S Tercera dosis cinco meses después de la primera.
b. Los CDC recomiendan vacunar a cualquier persona que busca protec-
ción de infección por el virus de la hepatitis B tomando en cuenta las si-
guientes situaciones como indicación:
S Vida sexual activa con más de una pareja sexual en los seis meses pre-
vios, búsqueda de un tratamiento para una enfermedad de trasmisión
sexual, uso de drogas intravenosas, hombres que tienen sexo con
hombres.
S Proveedores de la salud que están potencialmente expuestos a fluidos
corporales.
S Personas menores de 60 años de edad con reciente diagnóstico de dia-
betes, tan pronto se haga el diagnóstico.
S Falla renal crónica, incluidos los pacientes en programas de hemodiá-
lisis, pacientes con VIH y pacientes con enfermedad hepática crónica.
S Contactos del hogar o parejas sexuales conocidos con antígeno de su-
perficie B positivo.
S Viajeros a sitios endémicos de hepatitis B.
c. Se recomienda completar la serie de tres dosis en cualquier paciente que
no completó su esquema:
S La segunda dosis se recomienda un mes después de la primera dosis
y la tercera dosis debe ser administrada dos meses después de la se-
gunda y al menos cuatro meses posteriores a la primera dosis.
2. Virus del papiloma humano:
a. Recomendaciones de la Secretaría de Salud mexicana:
S La vacuna está contemplada únicamente para las niñas de quinto gra-
do de primaria y las niñas de 11 años de edad no escolarizadas:
Vacunación del adulto 359
1. Varicela:
a. Incluida en el esquema de vacunación en el adulto por los CDC para todo
paciente que no documente inmunidad serológica.
360 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 24)
Td/Tdap: tétanos y difteria/tétanos, difteria y tos ferina o pertussis; CDC: Centers for Disease Con-
trol and Prevention. Adaptado de http://www.cdc.gov/vaccines/schedules/hcp/imz/adult.html.
fermedades propias del adulto que necesitan mayor protección, como la neumo-
nía en el adulto mayor, la cual sin una adecuada prevención puede ser mortal.
En los pacientes con inmunosupresión, con asplenia o con indicaciones, los
cuales se encuentran en un mayor riesgo de contraer patógenos, como meningo-
coco, neumococo o Haemophilus influenzae, es muy importante la recomenda-
ción de estas vacunas por parte del médico especialista (infectólogo) y de los mé-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
1. Halabe CJ, Hamui SA: Vacunación en el adulto. En: Narro RJ, Rivero SO, López BJJ:
Diagnóstico y tratamiento en la práctica médica. México, El Manual Moderno, UNAM,
2006:19--22.
2. Adult immunization schedule. 2016. http://www.cdc.gov/vaccines/schedules/hcp/imz/
adult.html.
3. Componentes. 2016. http://www.censia.salud.gob.mx/contenidos/vacunas/esquema.html.
362 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 24)
CÁNCER DE PRÓSTATA
363
364 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 25)
iniciar a los 40 años de edad. Existe la posibilidad de detectar masas en los pacien-
tes con APE normal. En aquellos con APE > 3 y un tacto positivo la posibilidad
de cáncer aumenta sustancialmente. Un ganglio palpable o un área endurecida se
consideran sospechosos de neoplasia. La Sociedad Americana de Cáncer reco-
mienda que el APE y el tacto rectal digital se realicen a la edad de 50 años en el
hombre que tiene una expectativa de vida larga, pero en el de alto riesgo a los 45
años de edad.
Después de la determinación del APE y el tacto rectal digital se procede a reali-
zar un ultrasonido endorrectal, en el que la presencia de un área hipoecoica sugie-
re un carcinoma localizado. Se toman biopsias prostáticas con la técnica de pa-
trón de cuadrícula, en la que se recogen muestras de 6 a 12 regiones de la próstata,
de modo que se reporta neoplasia prostática intraepitelial de alto o bajo grado.
Hasta 50% de los hombres tendrán neoplasia prostática intraepitelial de bajo gra-
do a los 50 años de edad.
recto. Afecta a hombres y mujeres por igual, siendo la tercera causa de muerte
a nivel nacional. En el hombre es la tercera neoplasia más común en incidencia
después de los cánceres de próstata y de pulmón. En la mujer también ocupa el
tercer lugar, después de los cánceres de mama y de pulmón. La incidencia global
del cáncer de colon y recto es muy semejante en el hombre y la mujer. Los tumo-
res del colon son discretamente más frecuentes en el hombre que en la mujer
(1.2:1), mientras que el cáncer rectal tiene una frecuencia similar, con una pro-
porción de 1.7:1.
El riesgo de desarrollar cáncer de colon y recto esporádico inicia a los 40 años
de edad y aumenta con la edad. La edad media de presentación es aproximada-
mente a los 67 años. En contraste, el riesgo de cáncer de colon hereditario inicia
entre los 25 y los 30 años de edad. La incidencia del cáncer de colon y recto es
mayor en las regiones industrializadas.
366 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 25)
Los criterios para identificar a los pacientes con alto riesgo de parecer cáncer de
colon y recto por enfermedad hereditaria incluyen:
S Tres familiares con cáncer de colon y recto, uno de ellos familiar de primer
grado de los otros dos.
S Familiares con cáncer de colon y recto en al menos dos generaciones.
S Un familiar diagnosticado antes de los 50 años de edad.
CÁNCER DE MAMA
1. Riesgo promedio:
a. Mujeres de entre 25 y 40 años de edad.
b. Examen clínico mamario cada uno a tres años y autoexploración mama-
ria.
c. Mujeres mayores de 40 años de edad:
S Examen clínico mamario y mastografía anual.
S Existe controversia acerca de la realización anual de mastografías en
las mujeres de 40 a 49 años de edad, pero por el momento se encuen-
370 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 25)
CÁNCER DE PULMÓN
pero no ha demostrado ser útil. Los estudios recientes han demostrado que la to-
mografía computarizada disminuye hasta 20% el riesgo de mortalidad por cáncer
pulmonar.
El consumo de tabaco es culpable de 85% de las muertes relacionadas con cán-
cer de pulmón. Los pacientes de 55 a 74 años de edad con un índice tabáquico
(IT) de 30 constituyen el grupo de más alto riesgo. Otro factor de riesgo importan-
te es la exposición laboral, en particular de los trabajadores expuestos a asbesto,
cromo, arsénico, níquel, cadmio, berilio, humo de carbón y diesel. Esta exposi-
ción es potenciada por la presencia de tabaquismo, y el riesgo perdura hasta 15
años después de haber dejado de fumar. Las guías de la National Comprehensive
Cancer Network no toman en cuenta el tabaquismo pasivo como factor de riesgo
para el desarrollo de cáncer o el tamizaje de pacientes. Los análisis recientes de-
muestran que los fumadores pasivos tienen un riesgo incrementado de padecer
372 El ABC de la medicina interna 2019 (Capítulo 25)
CÁNCER CERVICOUTERINO
REFERENCIAS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
contents/screening--for--prostate--cancer#H19.
8. Humphrey PA: Gleason grading and prognostic factors in carcinoma of the prostate.
Nature 2004. http://www.nature.com/modpathol/journal/v17/n3/full/3800054a.html.
Índice alfabético
A clorhídrico, 243
metilmalónico, 259, 260
abacavir, 291, 294, 295 nicotínico, 64
abatacept, 283, 323 taurocólico, 165
abciximab, 98 úrico, 214, 243, 244, 247
abdomen agudo, 169 acidosis, 141, 213, 217, 265
absceso láctica, 31, 151, 218, 274
cerebral, 246 metabólica, 195, 218
pulmonar, 124, 246 respiratoria, 146, 151
abstinencia tubular renal, 244
alcohólica, 16 acinesia, 92
medicamentosa, 16 aclidinio, 144
acantosis nigricans, 29 acromegalia, 228
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
375
376 El ABC de la medicina interna 2019 (Índice alfabético)
por Clostridium difficile, 166, dabigatrán, 112, 113, 116, 160, 198
167, 168, 170, 171, 174 daclatasvir, 305, 306, 307, 308, 309
seudomembranosa, 167, 171 dactilitis, 320
ulcerativa, 368 danazol, 266
crónica inespecífica, 169 daño
coluria, 262, 266 celular, 328
coma, 18, 47, 77, 158, 181, 251 endotelial, 52, 212
mixedematoso, 67, 69, 77, 78 hepático, 216, 276
compresión muscular traumático, 213
medular cervical, 318 neuronal, 241
radicular, 317 renal, 194, 331
conivaptán, 252 agudo, 216
conjuntivitis, 279 dapagliflozina, 32
exudativa, 274 dapsona, 347
constipación, 68, 182, 257 daptomicina, 192
crónica, 69 darunavir, 292, 295
contusión cardiaca, 91 dasabuvir, 305, 308
convulsión, 238, 251, 347 debilidad muscular, 211, 226, 324
cor pulmonale, 135 defecto ventricular septal, 94
cortisona, 41 deficiencia
costocondritis, 88, 93 de ácido fólico, 69
craneofaringioma, 44 de aldosterona, 49
crecimiento de cobalamina, 259, 260
glandular, 318 de folatos, 260
óseo, 319 de hierro, 69, 256, 257, 260, 262,
criptococosis, 43, 44 267
crisis de insulina, 25, 26
adrenal, 46, 49 de mineralocorticoides, 46
convulsiva, 77, 209, 333 de vitamina
epiléptica, 131 B12, 256, 259, 267
hemolítica, 262 D, 343
hepática, 265 de yodo, 70, 72
hiperglucémica, 29 nutricional, 16
hipertensiva, 91 vitamínica, 16
renal, 214 déficit
Cyclospora, 169 auditivo, 274
cognitivo, 239
de aldosterona, 45
D de hierro, 33
de insulina, 35
D--penicilamina, 321 de memoria, 18
Índice alfabético 381
87 neurológica, 122
celiaca, 43, 169, 202, 258, 260, neurovascular, 142
368 no transmisible, 51, 53
cerebrovascular, 107, 125, 232 obstructiva hepática, 54
coronaria, 38, 55, 63, 115, 221, parenquimatosa, 217
228, 230, 232, 234 por crioaglutininas, 261
crónica, 105 por dengue, 276
de Addison, 44, 245, 246, 251 por reflujo gastroesofágico, 88,
de Crohn, 169, 202 136, 202
de Cushing, 225 por virus chikungunya, 279
de Graves, 74, 75 psiquiátrica, 71
de Hashimoto, 74 pulmonar, 16, 130, 142, 153, 228
de Hodgkin, 357 crónica, 123, 158
384 El ABC de la medicina interna 2019 (Índice alfabético)
lipodistrofia, 54 macroglosia, 77
lipotimia, 224 malabsorción intestinal, 257
lipotoxicidad, 26, 27 malaria, 283
liraglutida, 32 malformación arteriovenosa, 101
litio, 70, 71, 72, 75, 76 manitol, 242
livedo reticularis, 329, 330 maraviroc, 293, 295
lopinavir, 64, 292, 295 marihuana, 134
lorazepam, 21 megacolon, 171
losartán, 233 tóxico, 167, 168, 170, 172
lovastatina, 61 melatonina, 21
lumbalgia inflamatoria, 320 melfalán, 246
lupus, 317, 328, 336, 340, 343, 346, meningitis, 244, 246
348 aséptica, 333
392 El ABC de la medicina interna 2019 (Índice alfabético)
ombitasvir, 305, 307, 308 con cirrosis, 178, 180, 181, 183,
omeprazol, 203 187, 193, 301, 302
opacidad corneal, 53 descompensada, 302, 304,
opresión torácica, 138 308, 309, 310
ortostatismo, 29, 247 hepática, 237, 238
oseltamivir, 129, 130 por alcohol, 179
osteoartritis, 321 con crisis convulsivas, 249
osteopenia, 263, 291, 324 con daño
yuxtaarticular, 321, 322 hepático, 180
osteoporosis, 80, 134, 141, 321, renal, 309
343, 345 con deficiencia
oxcarbamazepina, 246 de cobalamina, 260
oxicodona, 38 de glucocorticoides, 245
óxido nítrico, 177, 198, 233 de vitamina
oxitocina, 246 B12, 259, 260
oxitropio, 143 D, 343
con déficit neurológico, 11
agudo, 3
P con demencia, 20
con dengue, 279
paciente con derrame articular, 324
alcohólico, 125, 181 con diabetes, 59
cirrótico, 183, 188, 189, 190, mellitus, 33, 36
194, 217 con diálisis, 302
con acantosis nigricans, 30 con disección aórtica, 91
con anemia, 30, 265 con dolor
drepanocítica, 265 abdominal, 368
por deficiencia de hierro, 203 precordial
con angina refractaria, 98 agudo, 85
con ascitis, 180 isquémico, 96
refractaria, 189, 217 con edema, 186
con asplenia, 360 cerebral osmótico, 238
con autoinmunidad tiroidea, 76 con enfermedad
con bocio multinodular difuso, arterial coronaria, 110
80 cardiovascular, 99
con bronquiectasia, 125 hepática
con bronquitis crónica, 145 aguda, 216
con carcinoma lobular, 370 crónica, 216, 358
con cardiopatía isquémica, 79 descompensada, 308
con choque, 279 mixta del tejido conectivo, 337
cardiogénico, 101 pulmonar, 151
Índice alfabético 395
hepática a la insulina, 26
psoriasis muscular a la glucosa, 26
cutánea, 320 retención
ungueal, 320 de agua, 178
púrpura, 318 de sodio, 178
trombocitopénica hídrica, 187, 220, 277
idiopática, 203 urinaria, 364
trombótica, 261, 267, 268, 339 reteplasa, 101
reticulocitosis, 261
retinitis, 274, 281
Q retinopatía, 26, 344
diabética, 36
quemadura, 210 no proliferativa, 36
398 El ABC de la medicina interna 2019 (Índice alfabético)
vildagliptina, 31 xantoma
virus eruptivo, 53
de chikungunya, 273, 275, 279, tendinoso, 53
283 tuberoeruptivo, 53
de Epstein--Barr, 172, 266, 267, xerostomía, 339
328, 340
de influenza, 123, 126
estacional, 123 Z
de la hepatitis
A, 179 zidovudina, 291, 295
B, 179, 199, 287, 299, 300 Zika, 273, 274, 280, 283
404 El ABC de la medicina interna 2019 (Índice alfabético)