GADOR Medicina Interna en El Consultorio
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GADOR Medicina Interna en El Consultorio
en el Consultorio
Departamento de Medicina
Hospital Gral. de Agudos Dr. Cosme Argerich
Juan A. Gagliardi
Alejandro Stewart Harris
Comité Editorial
Cecilia Garbarino
Malena Viola
Andrés Bruno
Lucía Kazelian
www.ccmedargerich.org
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
ISBN 978-987-46969-2-2
ISBN: 978-987-46969-2-2
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Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
Prólogo
El Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich es un Hospital centenario pertene-
ciente a la red de Hospitales Públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por sus
salas han pasado grandes maestros de la medicina formando profesionales médicos,
colaborando así con la salud pública desde sus inicios, haciendo honor al prócer que le
da su nombre.
En estos años, quienes estamos actualmente ejerciendo, hemos tratado de continuar
con la labor formadora de nuestros predecesores, con el compromiso tácito de mejorar
la calidad de atención y la formacion profesional.
El Hospital público en nuestro pais cumple con los objetivos de promoción de la salud
pública, investigación y desarrollo profesional, mejorando los conocimientos biomédi-
cos, enseñando a futuros médicos y a los diferentes profesionales de la salud, en sínte-
sis favoreciendo la salud integral de la población.
El Departamento de Medicina está constitiuido por dieciseis servicios de distintas es-
pecialidades clínicas que realizan actividades docentes de pre y posgrado, es sede de
la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), formando médicos
especialistas en las distinas ramas de la medicina interna por medio de Residencias,
Posgrados Universitarios y distintos cursos de formación profesional.
En este contexto los integrantes del Departamento de Medicina del Hospital, decidi-
mos escribir un libro con temas de medicina interna frecuentes en la práctica diaria de
consultorio clínico general, constituyendo así la primera obra en conjunto del Departa-
mento de Medicina del Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich.
La idea fue generar un libro de consulta sobre las patologías y prácticas más comunes
y frecuentes, no sólo para el clínico o el médico generalista sino también para todos
aquellos que desarrollan su práctica en el consultorio. Repasamos casi todas las espe-
cialidades clínicas de nuestro departamento seleccionando los temas habituales de la
consulta ambulatoria.
En cada capítulo hemos tratado de sintetizar, luego de una breve introducción, los as-
pectos clínicos y prácticos del diagnóstico y tratamiento, así como de las conductas
habituales en cada caso particular. Cuando fue posible, hemos desarrollado cuadros y
tablas que permiten destacarlos.
Todos los autores son integrantes de los distintos servicios y han interactuado en algu-
nos capítulos, logrando así una visión interdisciplinaria y de trabajo en equipo dentro
del Departamento.
Siempre escribir una obra literaria médica, enaltece a los equipos que la producen por-
que generan renovación en la informacion médica, pone en evidencia el compromiso
diario de la actualización en la formación, incrementa la responsabilidad de la produc-
ción científica y el aporte propio de cada servicio, todo lo cual tiene un impacto directo
en la calidad de la oferta médica en la sociedad.
Cuando se realizan estos proyectos están implícitos los ejemplos de las historias pre-
vias, los libros de nuestros maestros son parte nuestra y nosotros somos su legado. Es
por eso que también es nuestra responsabilidad continuar en ese camino de enseñanza
y mejorarlo para las generaciones que nos sucedan.
Se requirió un arduo trabajo del Comité Editorial para lograr llegar al final de lo pro-
puesto en el plan de la obra. Este equipo se encargó de reunir los manuscritos, corregir-
los, mantener una línea editorial y respetar el índice propuesto.
Realizar una obra de estas características implica mucho tiempo, restando horas a la
familia, las actividades personales y al tiempo libre. Este equipo merece todo nuestro
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Los textos que en esta publicación se editan expresan la opinión de sus firmantes o la de los
autores que han redactado los artículos originales, por lo que se deslinda a GADOR S.A. de
toda responsabilidad al respecto.
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Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
Colaboradores
Médica Especialista en Dermatología. Jefa de la Unidad Dermatología. Jefa
Abeldaño, Alejandra
de Oncodermatología.
Médica Psiquiatra de planta. Servicio de Salud Mental. Secretaria del Capítu-
Agote, Dorotea
lo de Trastornos del Estado de Ánimo, APSA.
Di Rado, María Julia Especialista en Medicina Interna. Médica de Planta, División Clínica Médica.
Di Tullio, Daniel Médico Nefrólogo. Jefe Sección de Nefrología Clínica, División Nefrología y
Pedro Trasplante Renal.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Fornasari, Leticia Especialista en Medicina Interna. Médica de Planta, División Clínica Médica.
Garbarino, María Médica especialista en Medicina Interna. Médica de planta División Clínica
Cecilia Médica. Máster en Enfermedades Autoinmunes.
Médico Psiquiatra. Jefe del Servicio de Salud Mental. Psiquiatra de los Equi-
Gómez, Gonzalo
pos Interdisciplinarios de Trasplante de Órganos.
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Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
Kleinert, María Médica Especialista Universitaria en Neumonología. Jefa del Servicio de Ti-
Mercedes sioneumonología. Docente Adscripta de la UBA.
Mariucci Vázquez,
Médica Residente 2° año. Unidad de Dermatología.
María Belén
Mata, Darío Oscar Médico Especialista en Reumatología, Médico de Planta, Sección Reumatología.
Mosquera Trelles,
Concurrente Servicio de Neurología.
Ladys
Osorio González,
Médico de Planta, Servicio de Gastroenterología y Endoscopía.
Graciela
Penalba, Marina Especialista en Medicina Interna. Médica de Planta, División Clínica Médica.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Robledo Viano,
Médica Psiquiatra de planta Servicio de Salud Mental.
Marina
Russo, Alba María Médica Reumatóloga UBA. Médica Legista UBA, Médica de Planta Sección
de Luján Reumatología.
Salvador, Elsa
Médica Hematóloga. Médica de Planta de Hematología.
Teresa
Viola, Malena Especialista en Medicina Interna. Médica de Planta División Clínica Médica.
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ÍNDICE
Prólogo..................................................................... 3 Aproximación diagnóstica..............................34
Colaboradores ..................................................... 5 Localizadas.................................................................34
Generalizadas............................................................34
1. ENTREVISTA MÉDICO-PACIENTE
Introducción.......................................................... 10 4. RASTREO DE CÁNCER BASADO
Entrevista eficiente............................................. 10 EN LA EVIDENCIA
Conclusión.............................................................28 Introducción..........................................................50
Evaluación clínica inicial..................................50
3. ADENOPATÍAS PERIFÉRICAS Interrogatorio ....................................................... 51
Introducción..........................................................30 Características del dolor.......................................51
Definición...............................................................30 Síntomas asociados................................................53
Clasificación..........................................................30 Otros antecedentes para tener
Etiología..................................................................30 en cuenta ....................................................................54
Localizadas.................................................................30 Examen físico.......................................................55
Generalizadas............................................................31 Signos vitales y saturación de oxígeno..........55
Evaluación..............................................................32 Aparato cardiovascular .........................................55
Anamnesis...................................................................32 Aparato respiratorio ...............................................56
Examen físico.............................................................32 Examen abdominal .................................................56
Estudios complementarios..................................33 Aparato musculoesquelético y piel .................56
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
10
Índice
Tratamiento..........................................................106 Angioedema..............................................................134
Extrasístoles ventriculares.........................109 Diagnóstico..........................................................134
Hallazgos clínicos de las arritmias Tratamiento..........................................................136
ventriculares........................................................109
14. VASCULITIS CUTÁNEAS
Valor pronóstico de la arritmia
ventricular y su historia...................................110 Definición..............................................................140
¿Cuáles son las recomendaciones de Clasificación.........................................................140
tratamiento?......................................................... 111 Epidemiología......................................................141
Características clínicas...................................141
11. SÍNCOPE
Diagnóstico..........................................................142
Introducción......................................................... 114
Tratamiento..........................................................143
Diagnóstico clínico.................................................115
Estudios complementarios.................................117 15. INFECCIONES DE PIEL Y
Tratamiento y pronóstico................................ 118 PARTES BLANDAS
Introducción.........................................................144
12. RINITIS ALÉRGICA
Toma de muestras y envío al laboratorio
Introducción.........................................................120 de microbiología.................................................144
Definición..............................................................120 Clasificación de las IPPB................................145
Epidemiología......................................................120 IPPB no purulentas............................................145
Fisiopatología......................................................120 Impétigo.......................................................................145
Clasificación.........................................................121 Ectima...........................................................................146
Factores de riesgo.............................................122 Erisipela.......................................................................146
Cuadro clínico.....................................................122 Celulitis.........................................................................147
Diagnóstico..........................................................123 Infecciones necrotizantes...................................148
Historia clínica..........................................................123 IPPB purulentas..................................................149
Pruebas cutáneas de alergia.............................123 Abscesos cutáneos................................................149
Laboratorio.................................................................124 Forúnculos y carbunclo........................................149
Diagnósticos diferenciales............................124 Algoritmo de diagnóstico y tratamiento...150
Tratamiento..........................................................125
16. FARMACODERMIAS
Medidas generales.................................................125
Introducción.........................................................152
Tratamiento farmacológico.................................125
Factores de riesgo de RAD...........................152
Tratamiento de rescate.........................................127
Manifestaciones clínicas................................152
Inmunoterapia...........................................................128
Evaluación inicial................................................153
Conclusiones.......................................................129
Erupción exantemática...................................153
13. URTICARIA Necrólisis epidérmica (síndrome de
Stevens-Johnson, síndrome de super-
Introducción.........................................................132 posición Stevens-Johnson/NET y
Fisiopatogenia.....................................................132 necrólisis epidérmica tóxica)........................154
Clínica.....................................................................132 Clínica...........................................................................154
Clasificación.........................................................132 Diagnóstico................................................................155
Urticarias crónicas..................................................132 Tratamiento................................................................155
11
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
12
Índice
13
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Epidemiología...........................................................250 Diagnóstico................................................................272
Etiología.......................................................................250 Tratamiento................................................................272
14
Índice
Manejo de vasopresores.....................................314
Diagnóstico..........................................................346
15
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
16
Índice
17
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
18
1. ENTREVISTA MÉDICO-PACIENTE
Verónica Torres
“La Medicina es un arte cuya capacidad mágica y creativa ha sido desde hace tiempo reco-
nocida como residente en los aspectos interpersonales de la relación médico-paciente”.1
Introducción
La entrevista médico-paciente constituye el medio fundamental del cuidado del pa-
ciente. Por ello, su análisis y estudio es de fundamental importancia, tanto desde la
perspectiva profesional como desde la personal.
La entrevista médica es una instancia determinante, ya que permite recoger de forma
completa y precisa la información brindada por el paciente, necesaria para conocer y
abordar sus problemas de salud. Influye en la adherencia a las estrategias consensua-
das de tratamiento y es un punto clave para lograr la satisfacción del paciente, con-
siderando que la mayor parte de los diagnósticos provienen de la entrevista médica.
Asimismo, ésta tiene un demostrado impacto en algunos objetivos del cuidado de la
salud como por ejemplo: resolución de síntomas, estado funcional, control del dolor
y salud emocional, entre otros. Por último, la entrevista médico-paciente es un factor
relevante para la satisfacción del médico, así como también puede determinar o evitar
conflictos médico-legales.2-5
Desde el punto de vista epidemiológico, la entrevista médica es la actividad de mayor
prevalencia en la práctica profesional (a excepción de una minoría de disciplinas de
la Medicina que tienen menor o ningún trato con pacientes). Se ha calculado que un
médico generalista alcanzará no menos de 250.000 entrevistas al cabo de 40 años de
profesión. Cada uno de estos encuentros puede provocar satisfacción, aprendizaje, ins-
piración o por el contrario, generar estrés, apatía, desaliento o frustración.2
A pesar de su alta prevalencia y de la gran importancia que reviste la entrevista médi-
co-paciente en la labor profesional diaria, resulta paradójico que la mayoría de los mé-
dicos inviertan tan poco tiempo en actividades de monitoreo y/o perfeccionamiento de
sus habilidades comunicacionales. En un estudio sobre comunicación médico-paciente
se demostró la insatisfacción de los pacientes, aun cuando muchos médicos considera-
ban que su comunicación era adecuada, o incluso excelente.6 En otro estudio también
se comprobó una discordancia entre la percepción de los médicos de su comunicación,
considerada satisfactoria en un 75%, mientras que solo el 21% de los pacientes la re-
portaban así.7 Esto demuestra que los médicos sobreestimamos nuestras habilidades
en la comunicación.
En este capítulo nos proponemos repasar algunos aspectos fundamentales de la entre-
vista médico-paciente.
Entrevista eficiente
En tiempos en los que se ha acortado la duración de cada encuentro y considerando la
complejidad creciente de la atención de los pacientes (más scores de riesgo para eva-
luar, más métodos diagnósticos y tratamientos para elegir y explicar), la estrategia más
eficiente es la entrevista centrada en el paciente.
19
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Esta consiste en la obtención de una lista de todos los problemas a través de preguntas
abiertas que permitan al paciente narrar su historia libremente, con el fin de elaborar y
completar la información necesaria para cada problema. Las preguntas abiertas, en este
sentido, son más eficientes para la recolección de datos, en comparación con una lista
de preguntas cerradas. Esta estrategia asegura la comprensión de todas y cada una de
las preocupaciones del paciente, constituyendo esto un predictor de mayor aceptación
y adherencia por su parte. Una vez que éste ha concluido su relato, el médico tendrá
tiempo de volver sobre ciertos temas y realizar preguntas específicas (cerradas) para
esclarecer algún punto en particular.
La evidencia demuestra que esta estrategia se traduce en mejores resultados en el cui-
dado de los pacientes: información más completa y de mejor calidad; reducción de pro-
cedimientos y estudios redundantes; reducción de costos, efectos adversos y compli-
caciones innecesarias. Por otro lado, de esta forma, los pacientes adquieren un rol más
activo en el cuidado de su propia salud.2
La entrevista centrada en el paciente implica una escucha activa por parte del profesio-
nal, en múltiples niveles: la escucha de todo aquello que el paciente dice, cómo lo dice, qué
incluye y qué excluye en el relato, y cómo ese relato refleja las características culturales
del paciente, su personalidad, su motivación, su estado de ánimo y su cognición. Estas
observaciones, provenientes de una escucha activa y sopesadas por un profesional ex-
perimentado, podrán ser utilizadas en favor de los pacientes, ya sea para consensuar
un método diagnóstico o estrategia terapéutica, para motivar a un paciente a desarro-
llar hábitos saludables, para brindar información, discutir pronósticos o para comuni-
car malas noticias.
20
Capítulo 1. Entrevista Médico - Paciente
21
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
* ALICIAD: mnemotecnia utilizada para orientar la revisión dimensional de los síntomas (originalmente idea-
do para evaluar dolor, pero de utilidad para cualquier otro síntoma): aparición, localización, intensidad, carác-
ter/concomitancias, irradiación, atenuación/agravación, duración.
22
Capítulo 1. Entrevista Médico - Paciente
Empatía
El concepto de empatía varía desde la capacidad intelectual hasta una combinación de
capacidades cognitivas y afectivas para comprender e identificarse con emociones, sen-
timientos, pensamientos, o actitudes de otro individuo. Esta comprensión del otro va
más allá de la mera detección racional de sentimientos. En un sentido más filosófico, la
empatía es consciente, o sea, no implica la disolución de nuestro propio ser, sino más
bien una identificación momentánea con el estado emocional de otra persona. En la
empatía, el individuo, desde afuera, es consciente de su intento para alcanzar el inte-
rior del otro.12,13 En el contexto clínico, el médico no solo será capaz de comprender el
estado emocional del paciente, sino de demostrar dicha compresión.
23
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
En resumen
Las habilidades y comportamientos en relación a la empatía pueden ser aprendidos.
Numerosos trabajos sugieren que la empatía se pierde progresivamente con el correr
del ejercicio profesional, incluso, tempranamente, durante la formación de pregrado
o la residencia.14,15 En este sentido, existen determinadas intervenciones que pueden
resultar útiles para fortalecer o mejorar la empatía, en todos los niveles de aprendizaje
de la profesión (alumnos de pregrado, residentes y profesionales de mayor experien-
cia). Estas intervenciones incluyen sesiones didácticas sobre comunicación efectiva y
empatía, talleres de medicina del comportamiento, entrenamiento en comunicación,
práctica de las habilidades comunicacionales mediante entrevistas con pacientes y de-
volución por parte de un supervisor, intervenciones basadas en el role-play, utilización
de filmaciones y/o grabaciones de entrevistas, sesiones de resolución de problemas en
relación a la comunicación y la empatía, grupos de discusión u otros menos convencio-
nales como talleres de literatura o teatro.16,17 Spiro H. opina, en relación a la empatía y
su enseñanza: “Los médicos necesitan tanto la retórica como el conocimiento, y necesitan tanto
las historias como el diario, para ser más empáticos que las computadoras”.17
Las habilidades comunicacionales, en especial aquellas relacionadas con la empatía,
deberían formar parte del currículo de grado y de posgrado. Para evaluar empatía
como una competencia clínica importante, existen escalas validadas y confiables como
la de Jefferson (JSPE: Jefferson Scale of Physician Empathy).18
El propósito general de emplear la empatía en el contexto clínico es mejorar los resul-
tados en la salud de los pacientes. Ésta facilita la confianza y permite la apertura del
paciente, por lo que es más probable que éste brinde información relevante y más com-
pleta. Asimismo, la confianza permitirá una mayor adherencia al tratamiento propues-
to. Por otro lado, la empatía disminuye el nivel de ansiedad de muchos pacientes (efecto
terapéutico directo) y resulta esencial en la comunicación de malas noticias.12,19 Existen
estudios que demuestran un efecto positivo de la empatía sobre la satisfacción de los
pacientes,20 sobre su adherencia,21 y algunos resultados clínicos específicos. En un estu-
dio retrospectivo de correlación que incluyó a 242 médicos y 20.961 pacientes diabéticos
(tipo 1 y tipo 2), se demostró un efecto protector de la empatía con respecto a las com-
plicaciones metabólicas agudas de la diabetes mellitus (cetoacidosis diabética, estado
hiperosmolar y coma). Los pacientes cuyos médicos tenían un score de empatía (JSPE)
alto presentaron una tasa de complicaciones significativamente menor en comparación
con aquellos pacientes cuyos médicos tenían scores de empatía moderados o bajos.22
En otro estudio de correlación que incluyó a 29 médicos de familia y 891 pacientes dia-
béticos ambulatorios, se constató un mejor control metabólico (HbA1c < 7%, LDL < 100
mg/dL) entre aquellos pacientes cuyos médicos tenían un score de empatía (JSPE) alto.23
Por otro lado, la empatía también se ha asociado a mayor satisfacción profesional,
demostró un efecto protector contra el burnout24 e incluso contra los conflictos médi-
co-legales. En un estudio que investigó los motivos por los cuales los pacientes deciden
realizar demandas legales (por mala praxis), se identificaron problemas en la relación
médico-paciente en el 71% de las declaraciones de los demandantes cuando respon-
dieron a la pregunta: “¿por qué está demandando?”. En el marco de la relación médi-
co-paciente, la falta de empatía y de compasión por parte de los médicos son factores
determinantes para los pacientes a la hora de iniciar una demanda.25
24
Capítulo 1. Entrevista Médico - Paciente
biopsicosocial, la discusión acerca de las emociones se hace aún más improbable. In-
cluso, los pacientes pueden sentir que es más válido presentarle al médico síntomas
físicos, que sus problemas emocionales (sensación muchas veces alimentada por los
propios médicos).
Existen numerosas barreras, tanto desde la visión del paciente como de parte del médi-
co, para abordar estos temas durante la entrevista médica. Entre las barreras referidas
por los pacientes se pueden mencionar las trabas culturales para discutir emociones, la
preferencia del modelo biomédico para la interpretación de la ansiedad/angustia, tras-
torno de somatización (cuando los síntomas son físicos es especialmente difícil para el
paciente pensar en las emociones como fuente de los mismos), deseo de cumplir con las
expectativas del médico, preocupación por estar emocionalmente abrumado, falta de
conocimiento del lenguaje de las emociones.12
En la Tabla 3 se detallan las principales barreras detectadas en diversos estudios, y al-
gunas ideas y conceptos útiles para su superación.
Tabla 3. Barreras para abordar las emociones referidas por los médicos.12
25
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
26
Capítulo 1. Entrevista Médico - Paciente
Facilitador de
Respuesta
la oportunidad
empática
potencial
Oportunidad El paciente
Oportunidad
empática se siente
empática
potencial comprendido
Finalizador de
Finalizador de
la oportunidad
la oportunidad
potencial
Tanto los pacientes como los médicos se enfrentan a situaciones difíciles en las que
éstos deben comunicar malas noticias al paciente y/o a su entorno afectivo. Podríamos
definir a una mala noticia como cualquier información que afecta adversa y seriamente la vi-
sión que tiene el individuo sobre su futuro.27 Ejemplos de malas noticias podrían ser: un
resultado positivo de VIH, el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, el diagnóstico
de cáncer, la imposibilidad de tener hijos para una pareja, la recurrencia o propagación
de una enfermedad, la falla de un tratamiento, las secuelas o efectos adversos irrever-
sibles, resultados de estudios genéticos adversos, etc.
Antes de comunicar malas noticias, es necesario conocer cuánto sabe o sospecha el pa-
ciente (y su entorno afectivo), qué y cuánto quiere saber, a qué ritmo y cómo prefiere
enterarse, y cuál es su nivel educativo, y su estado cognitivo y emocional. En ocasiones
puede ser útil conocer las reacciones previas del paciente frente a otras malas noticias,
e identificar cuáles son los recursos personales y sociales con los que el paciente cuen-
ta para afrontar dicha situación. Estos recursos de afrontamiento son los que podrán
permitirle, o no, al paciente adaptarse mejor a la situación.
Es importante destacar que, si bien estadísticamente la mayoría de los pacientes quie-
ren saber la verdad acerca de su proceso de salud-enfermedad, existe una fracción que
no desea saber esa verdad, y comunicarla puede resultar una agresión innecesaria. Por
otro lado, el médico deberá identificar y respetar las estructuras de negación que pue-
den estar permitiéndole al paciente afrontar una situación por demás difícil. A veces,
es el entorno afectivo del paciente quien no quiere comunicarle la mala noticia, cons-
truyendo un cerco de silencio que habrá que identificar, y sobre el que habrá que traba-
jar antes de comunicarla.
La comunicación de malas noticias tiene un gran impacto en la vida del paciente y en la
relación con su médico, y la entrega inapropiada de esta información puede tener con-
secuencias devastadoras y duraderas. Este proceso requiere un manejo muy efectivo
de las habilidades comunicacionales por parte del médico. No existen reglas estrictas
27
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
para este fin, sin embargo, numerosos autores han abordado esta desafiante tarea, y
han propuesto diferentes protocolos para la comunicación de malas noticias.
Perception Evaluar la percepción del paciente (antes de hablar, preguntar). ¿Qué sabe?.
• Utilizar preguntas abiertas (indagar cómo percibe el paciente su situación). Por
ejemplo: ¿Qué es lo que se le ha explicado de su enfermedad hasta ahora? ¿Qué
entiende Ud. sobre los motivos para hacer la radiografía?.
• Corregir información errónea y orientar la mala noticia hacia lo que el paciente
comprende.
28
Capítulo 1. Entrevista Médico - Paciente
Conclusión
Considerando todo lo expuesto en este capítulo, queda claro que la entrevista médica
es una instancia fundamental en el vínculo con nuestros pacientes, tiene un fuerte im-
pacto sobre los resultados relacionados con su salud, y es un punto clave para lograr
la satisfacción de los mismos. Por este motivo, resulta esencial dedicarle el suficiente
espacio durante nuestra formación médica continua al aprendizaje, ejercitación, moni-
toreo y perfeccionamiento de nuestras habilidades comunicacionales, especialmente
aquellos comportamientos y técnicas relacionados con la empatía que, como hemos
visto, poseen una relevancia singular.
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30
2. CONTROL PERIÓDICO DE SALUD
María Cecilia Garbarino, Malena Viola, Marcelo Zylberman
Introducción
El control de salud implica una instancia de contacto entre el paciente y el profesional
de salud que permite identificar factores de riesgo de determinadas enfermedades, ha-
llar signos y síntomas de una patología nueva aun no diagnosticada o realizar el con-
trol y seguimiento de enfermedades ya conocidas.
En este capítulo abordaremos el control periódico de salud (CPS) de personas asinto-
máticas que concurren al consultorio a realizarse un “chequeo” de salud. El mismo
debe ser individualizado, acorde a la edad y riesgos específicos de cada persona.
Se deben realizar tareas de prevención primaria y de screening de patologías prevalen-
tes. La prevención primaria se define según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como las medidas orientadas a evitar la aparición de una enfermedad o problema de sa-
lud, mediante el control de los factores causales y los predisponentes o condicionantes.
El CPS debe incluir acciones de screening o rastreo, orientadas a detectar aquellas condi-
ciones que sean potencialmente modificables. Asimismo, se incluirá el consejo médico
sobre estilo de vida saludable, la indicación de inmunizaciones en caso que correspon-
da y la quimioprofilaxis en pacientes de alto riesgo. No abordaremos el rastreo de neo-
plasias y la indicación de inmunización según la edad porque serán desarrollados en
otros capítulos de este libro.
La entrevista médica para ser completa, ordenada y orientada al problema del paciente,
puede estructurarse de la siguiente manera:
S. Subjetivo Datos del interrogatorio.
31
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Screening de dislipemia. B
40-70 años
Si sobrepeso u obesidad: glucemia en ayunas. B
32
Capítulo 2. Control Periódico de Salud
Recomendación de intervenciones
33
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Se observó una reducción estadísticamente significativa del mismo en el grupo con AAS
(RR: 0,88; IC95%: 0,79-0,97), a costa de un aumento significativo del sangrado mayor
(RR: 1,29; IC95%: 1,09-1,52). Los autores concluyen que los beneficios absolutos se con-
trarrestaron en gran medida por el riesgo de hemorragia.
Con respecto a la reducción de la incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal (CCR)
en los pacientes tratados con aspirina, esta evidencia proviene de estudios de preven-
ción primaria y secundaria de AAS en prevención CV con más de 10 años de segui-
miento. Es por este motivo que la recomendación se basa en el beneficio combinado de
reducción de enfermedad CV y CCR en pacientes con riesgo CV estimado > 10% y no se
recomienda para la disminución de CCR en aquellos sin riesgo CV aumentado. La re-
ducción de riesgo ha sido reportada en un 40% en una revisión realizada por la USPSTF
(RR: 0,60; IC95%: 0,47-0,76). Este beneficio se observa después de 10 años de consumo
de AAS. Lo mismo sucede con la reducción de la mortalidad del CCR. El efecto beneficio-
so de la AAS en el tiempo, luego de discontinuado el tratamiento, se desconoce.
Qué NO hacer
La solicitud indiscriminada de estudios complementarios, si bien pueden generar
tranquilidad de conciencia en médicos y pacientes, lejos están de ser la estrategia ópti-
ma para el bienestar y la seguridad del paciente. Más, no siempre es mejor en medicina.
Producto del avance excesivo en la utilización de recursos en términos de prevención,
diagnóstico y terapéutica, se ha incorporado en los últimos años un nuevo concepto
a los 3 niveles clásicos de prevención (primaria, secundaria y terciaria), la prevención
cuaternaria. Ésta se define como la intervención que evita o atenúa las consecuencias
de la actividad innecesaria o excesiva del sistema sanitario. Intenta evitar los efectos
adversos del exceso de cuidados médicos, priorizando la seguridad del paciente y
exaltando el principio de bioética de Beauchamp y Childress: “primum non nocere”.
En consonancia con este concepto, surge en 2012 en Estados Unidos la Campaña Choo-
sing Wisely, como una iniciativa de educación en salud que persigue disminuir la uti-
lización de test y terapéuticas innecesarias o potencialmente dañinas para el paciente.
En 2018 dentro de las 13 nuevas recomendaciones se incluyeron la de no realizar un
examen físico anual o análisis de laboratorio anual de rutina en pacientes asintomá-
ticos, a menos que el perfil de riesgo del paciente, basado en sexo, edad y factores de
riesgo lo amerite. También incluyen no solicitar rutinariamente radiografía de tórax o
electrocardiograma (ECG) en pacientes asintomáticos sin factores de riesgo.
El riesgo de solicitar estudios complementarios sin indicación recae en la posibilidad de
falsos positivos y hallazgos incidentales, con el consecuente riesgo de sobrediagnóstico
34
Capítulo 2. Control Periódico de Salud
35
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Qué NO sabemos
Con respecto a las recomendaciones con clasificación de evidencia insuficiente tene-
mos:
• La realización del índice brazo-tobillo, PCR de alta sensibilidad o score de calcio en
arterias coronarias para la evaluación de riesgo de enfermedad CV en adultos asin-
tomáticos.
• El screening de disfunción tiroidea en adultos asintomáticos.
• El screening de deficiencia de vitamina D en adultos asintomáticos.
36
Capítulo 2. Control Periódico de Salud
Conclusión
El control periódico de salud en personas sanas asintomáticas debe ser guiado por las
recomendaciones basadas en la evidencia de aquellas intervenciones que generen un
beneficio demostrado para el paciente, evitando de esta manera incurrir en sobrediag-
nósticos y sobretratamientos innecesarios y potencialmente dañinos para el paciente.
Bibliografía
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37
3. ADENOPATÍAS PERIFÉRICAS
María Julia Di Rado, Leticia Fornasari
Introducción
Las adenopatías periféricas sin causa evidente se presentan como un dilema
de la práctica clínica. Existen múltiples potenciales etiologías. El diagnóstico
definitivo en ocasiones requiere la realización de una biopsia. Sin embargo, este méto-
do debe ser usado en forma criteriosa.
Definición
Los ganglios linfáticos normalmente miden menos de 1 cm de diámetro y tienden a
crecer durante la adolescencia. En determinadas regiones, como a nivel inguinal pue-
den medir hasta 1,5 cm. Se define como adenopatía al aumento del tamaño o a la alte-
ración de la consistencia nodular.
Clasificación
Resulta clínicamente útil clasificar las linfadenopatías según su ubicación. Pueden
ser localizadas cuando comprometen sólo una región, como cuello o axilas, o
generalizadas cuando compromenten más de una región. En el 75% de los casos son
localizadas y de ellas más del 50% se encuentran en cabeza o cuello.
Etiología
Pueden ser secundarias a una enfermedad regional, sistémica o a drogas. La localiza-
ción puede ayudar a identificar etiologías específicas.
Localizadas
39
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Generalizadas
Las linfadenopatías generalizadas suelen ser manifestación de enfermedades sistémi-
cas que pueden ser reconocidas por otros hallazgos clínicos.
• Infección por VIH. Generalmente se presentan como adenopatías no dolorosas axila-
res, cervicales y occipitales durante la segunda semana de la infección aguda sinto-
mática por VIH. Luego tienden a disminuir de tamaño.
• Infección por micobacterias. Pueden presentarse solo como adenopatías, especialmente
en el cuello (escrófula). Son típicamente indoloras y crecen en semanas a meses sin
síntomas sistémicos. Pueden ser fluctuantes e incluso ulcerarse.
• Mononucleosis. La tríada clínica clásica se caracteriza por fiebre, faringitis y linfa-
denopatías. La afectación ganglionar es típicamente simétrica y de los ganglios
cervicales posteriores. También pueden verse adenopatías axilares e inguinales que
ayudan a distinguir el cuadro de otras causas de faringitis.
Otras causas de síndromes mononucleosiformes son CMV, virus del Herpes Simple
(VHS; VHS-6), adenovirus, Streptococcus pyogenes y Toxoplasma gondii.
• Lupus eritematoso sistémico. El aumento de tamaño de los ganglios linfáticos ocurre
en el 50% de los pacientes con lupus. Son típicamente indoloros, discretos (5 mm
aprox.) y se ubican a nivel cervical, axilar e inguinal. Se asocian con el debut o con
las exacerbaciones.
• Drogas. Algunos medicamentos pueden producir enfermedad del suero con fiebre,
artralgias, rash y linfadenopatías generalizadas. La fenitoína puede causar linfade-
nopatías en ausencia de enfermedad del suero.
• Sarcoidosis. El 40% de los pacientes presentan adenopatías periféricas.
40
Capítulo 3. Adenopatías Periféricas
• Linfoma. Los pacientes con linfoma Hodgkin (LH) y linfoma no Hodgkin (LNH) pue-
den presentar adenopatías periféricas indoloras y firmes. La mayorías de los LH pre-
sentan linfadenopatías cervicales.
• Causas infrecuentes.
-- Enfermedad de Castleman
-- Enfermedad de Kikuchi
-- Enfermedad de Kawasaki
-- Linfoma T angioimmunoblástico
-- Pseudotumor inflamatorio
-- Amiloidosis
-- Enfermedad de Kimura
-- Enfermedad de Rosai-Dorfman
-- Enfermedad por IgG4
Evaluación
La evaluación debe iniciarse con un interrogatorio y un examen físico exhaustivo para
plantear los diagnósticos diferenciales y así definir la necesidad de estudios comple-
mentarios.
Anamnesis
La anamnesis debe ser detallada e incluir detalles que ayuden a orientar el diagnóstico:
• Edad: la probabilidad de que la causa sea neoplásica aumenta con la edad.
-- En menores de 30 años: 80% inflamatorias.
-- En mayores de 30 años: 60% neoplásicas.
• Signos y síntomas que sugieran infección o neoplasia.
• Exposición a agentes causales: profesión, contacto con animales, medicamentos,
viajes recientes, etc.
• Tiempo de evolución: si es inferior a 2 semanas o superior a 1 año sin que haya cam-
bios en el tamaño o características, tiene baja probabilidad de ser de origen neoplá-
sico.
• Síntomas acompañantes: fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, artralgias,
rash, mialgias.
• Consumo de alcohol, tabaco.
Examen físico
Se deben examinar las siguientes características de los nódulos linfáticos:
• Localización. Las linfadenopatías localizadas sugieren causas locales y llevan a la
búsqueda de patología en el área de drenaje. Sin embargo, algunas enfermedades
sistémicas como turalemia y linfomas agresivos pueden presentarse de esta manera.
Las adenopatías generalizadas sugieren enfermedad sistémica.
• Tamaño. Los ganglios mayores de 1 cm requieren estudio si no hay una causa conoci-
da.
• Consistencia. Los ganglios con consistencia blanda suelen ser de origen infeccioso,
aquellos con consistencia firme son típicos de linfoma y los duros son característi-
cos de metástasis.
41
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• Movilidad. Los ganglios infiltrados por linfoma o de origen infeccioso suelen ser mó-
viles y los metastásicos fijos y adheridos a planos profundos.
• Dolor. Las adenopatías por infección aguda son típicamente dolorosas por producir
distensión rápida de la cápsula. Más raramente el dolor puede deberse a necrosis
o hemorragia. Las adenopatías asociadas a inflamación previa, linfoma o metásta-
sis son indoloras, sin embargo el dolor no es un buen criterio discriminatorio entre
malignidad y benignidad. El dolor tras el consumo de alcohol, aunque raro, es casi
patognomónico de enfermedad de Hodgkin.
Debe realizarse un examen físico completo en búsqueda de signos y síntomas sistémi-
cos. Por ejemplo, el hallazgo de esplenomegalia orienta a linfoma, leucemia linfática
crónica, leucemia aguda o mononucleosis.
Estudios complementarios
En base a los hallazgos del interrogatorio y el examen físico se plantearán los diagnós-
ticos diferenciales y se dirigirán los estudios complementarios.
Laboratorio
Además de los análisis de laboratorio de rutina, las siguientes determinaciones orien-
tan al diagnóstico:
• LDH: aumentada en enfermedades neoplásicas.
• Beta-2 microglobulina: linfoma Hodgkin y no Hodgkin.
• Serologías: VIH, VEB, rubéola, brucelosis, adenovirus, clamidia, sífilis.
• Autoanticuerpos: FAN, anti DNA.
• PPD.
• Eritrosedimentación y PCR: pueden estar aumentados como marcadores de inflamación.
Imágenes
Los estudios de imágenes pueden ayudar a definir el tamaño y la distribución de una
forma más precisa que el examen físico.
• Ecografía: sirve para realizar diagnóstico diferencial con masas no linfáticas.
• TAC: permite el diagnóstico de adenopatías intratorácicas o intraabdominales o
como estudio prequirúrgico.
• RNM: si no es posible realizar la TAC (embarazo, alergia al yodo).
Biopsia ganglionar
La biopsia ganglionar está indicada para el diagnóstico de adenopatías clínicamente
significativas que persisten o aumentan de tamaño y la etiología no puede establecerse
con las otras pruebas diagnósticas. Es imprescindible para el diagnóstico de linfomas.
Para la biopsia debe seleccionarse la adenopatía de mayor tamaño, de características
más patológicas y de mayor accesibilidad. En casos dudosos la tomografía por emisión
de positrones (PET-TC) puede usarse para seleccionar el mejor sitio de biopsia.
Si no hay un nódulo predominante deben elegirse en el siguiente orden: supraclavicu-
lar, cuello, axila e ingle. Los ganglios a nivel inguinal y axilar presentan más cambios
inespecíficos y tienen mayor riesgo de complicaciones (infección y daño de estructuras
neurovasculares).
El material debe procesarse o almacenarse teniendo en cuenta que además del estudio
histológico son necesarias técnicas inmunológicas, citogenéticas, moleculares y/o cultivo.
42
Capítulo 3. Adenopatías Periféricas
Aproximación diagnóstica
• Sospecha de causa no maligna. Se pueden utilizar los tests apropiados para identificar
la causa. Sin embargo, en algunos casos no es necesario el diagnóstico definitivo.
Puede realizarse el seguimiento de la linfadenopatía luego de la resolución del cua-
dro o del tratamiento apropiado.
• Sospecha de causa maligna. En pacientes con adenopatías, la probabilidad de carcino-
mas, especialmente en cabeza, cuello y mama, crecen con la edad. En pacientes jóve-
nes hay más riesgo de leucemias y linfomas. Sin embargo, en pacientes de cualquier
edad, basándonos en las características del nódulo y/o los síntomas del paciente, la
evaluación apropiada debe dirigirse a la sospecha diagnóstica. Estos pacientes nece-
sitan una mayor evaluación (imágenes específicas según la malignidad sospechada)
y biopsia (del nódulo y/o otras estructuras sospechosas de malignidad)
• Linfadenopatías inexplicadas. Estos pacientes sin una causa obvia luego del interroga-
torio o el examen físico representan un verdadero dilema. Su evaluación dependerá
de si las mismas son localizadas o generalizadas.
Localizadas
Si no hay sospecha de malignidad se sugiere realizar un hemograma, un laboratorio di-
rigido según la edad del paciente, historia y factores de riesgo. Por ejemplo, en un joven
con fiebre reciente, adenopatías y faringitis, se debería realizar un hemograma, un mo-
notest, IgM para CMV y toxoplasmosis. En un adulto con adenopatías, fiebre, pérdida
de peso y sudoración norcturna, se debería realizar un hemograma, una radiografía de
tórax y una PPD para descartar una tuberculosis.
En caso de no hallarse el factor causal, el paciente debe observarse por 3 a 4 semanas.
Si no se resolviese en este lapso, estaría indicada la biopsia. Esta ventana evita biopsias
innecesarias y permite realizar el tratamiento oportuno en caso de diagnosticarse un
linfoma de Hodgkin, cáncer de cabeza y cuello o tuberculosis.
43
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Generalizadas
Debe iniciarse la evaluación realizando un hemograma, radiografía de tórax y serolo-
gía para VIH. Si fueran normales deben agregarse tests para tuberculosis, sífilis, ANA
(anticuerpos antinucleares). Si fueran negativos, debe obtenerse la biopsia del ganglio
más significativo.
En resumen
• Los nódulos linfáticos normales miden menos de 1 cm de diámetro.
• Las linfadenopatías periféricas pueden ser causadas por múltiples enfermedades y
drogas.
• La localización generalmente ayuda a identificar la causa específica.
• El interrogatorio y el examen físico son fundamentales para el planteo de diagnós-
ticos diferenciales y guían la posterior evaluación (laboratorio, imágenes, biopsia).
• Debe realizarse una evaluación completa para poder confirmar o descartar la sospe-
cha inicial (causa maligna o no maligna).
• Si no existiese una causa evidente, debe dirigirse el estudio según la localización de
las mismas. Si son localizadas y sin hallazgos patológicos en el estudio inicial, pue-
den observarse por 3 a 4 semanas. Luego sería apropiado realizar la biopsia. Si son
generalizadas, debe completarse el estudio con hemograma, radiografía de tórax y
serología para VIH.
Acrónimo para recordar causas de linfadenopatías: CHICAGO
Cancer (Malignancy)
Hypersensibility syndrome
Infections
Colagen disease
Atypical lymproliferative disorders
Granulomatous disease
Others (misceláneas)
Bibliografía
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44
4. RASTREO DE CÁNCER BASADO EN LA
EVIDENCIA
Marina Penalba, César Sánchez
Introducción
El cáncer es un problema de Salud Pública en el mundo. Es la segunda causa de muerte
en Argentina, concentrando a lo largo de los años el 20% del total de las defunciones.1
En las Figuras 1 y 2 podemos observar la estimación de la incidencia y mortalidad de
los principales sitios tumorales en Argentina en el año 2012 (tasas ajustadas por edad
por 100.000 hab.).
Figura 1. Principales sitios tumorales en Figura 2. Principales sitios tumorales en mu-
hombres. Tasas de incidencia y mortalidad. jeres. Tasas de incidencia y mortalidad (Mo-
(Modificado de: Sala de situación del cáncer dificado de: Sala de situación del cáncer en la
en la República Argentina 2016).1 República Argentina 2016).1
Próstata Mama
Pulmón Cérvix
Colon-recto Colon-recto
Riñon Pulmón
Vejiga Ovario
Estómago Útero cuerpo
Páncreas Tiroides
LNH Páncreas
Leucemias LNH
Esófago Riñon
Encéfalo, otros SNC Estómago
Testículo Leucemias
Laringe Encéfalo, SNC
Hígado Vesícula biliar
Labio, cavidad oral Hígado
0 20 40 60 0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0 70.0 80.0
Incidencia Mortalidad
45
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
46
Capítulo 4. Rastreo de Cáncer Basado en la Evidencia
o hija) o pacientes que recibieron radioterapia torácica. Existen herramientas para cal-
cular el riesgo de cáncer de mama a las que se puede acceder en el siguiente enlace:
www.cancer.gov/BCRISKTOOL.
Tabla 2. Recomendaciones USPSTF para el rastreo de cáncer de mama. 4
Parámetro 40-49 años 50-74 años ≥ 75 años
47
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
hombres de 55-69 años comparó la mortalidad por cáncer de próstata en el grupo tami-
zado con PSA vs el grupo control, a 9, 11 y 13 años. El riesgo relativo (RR) de mortalidad
por cáncer de próstata a los 13 años fue 0,79 (IC95% 0,69-0,91). Esto corresponde a una
reducción del 21% en el RR de muerte a los 13 años en el grupo intervención, que signi-
fica una reducción del riesgo absoluto de 0,11 por 1.000 personas/año.8
La USPSTF, a raíz de este estudio europeo, cambia en 2018 la recomendación en relación
con el cáncer de próstata sugiriendo la decisión individualizada y conversada con el
paciente de 55 a 69 años luego de explicar los riesgos y beneficios (recomendación C) y
recomienda en contra del rastreo en pacientes ≥ 70 años (recomendación D). Para faci-
litar la decisión informada desarrolló un folleto explicativo para pacientes, disponible
en https://screeningforprostatecancer.org/get-the-facts/.
48
Capítulo 4. Rastreo de Cáncer Basado en la Evidencia
VPH. Numerosos estudios han demostrado que VPH puede ser detectado en el 95-100%
de las muestras de cáncer de cérvix.12
En el 2011 el Ministerio de Salud de Nación incorporó el test de VPH para tamizaje
primario en Argentina en mujeres de 35 a 64 años, comenzando en la provincia de Jujuy
y progresivamente en todas las provincias. Por técnica molecular, detecta la presencia
de ADN de VPH de alto riesgo (16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 68) en células
de cérvix. Un test negativo se repite a los 5 años. Si el test es positivo, se realiza PAP. Si es
normal, se repite a los 18 meses y si es nuevamente anormal, se realizan otros métodos
diagnósticos.13 El Programa de Prevención de Cáncer Cervicouterino implica que junto
con el test de VPH a la mujer se le realice un PAP que sólo será evaluado si el test de
VPH es positivo. La OMS recomienda no tamizar mediante el test de VPH a mujeres
menores de 30 años, debido a que la mayoría de las infecciones por VPH en este grupo
son transitorias.14
La USPSTF recomienda el rastreo de cáncer de cérvix en mujeres de 21 a 65 años con
PAP cada 3 años. Las mujeres de 30 a 65 años pueden optar por prolongar el intervalo
realizando ambas pruebas (PAP y test VPH) cada 5 años (recomendación A). Recomienda
en contra del rastreo de cáncer de cérvix en menores de 21 años (independientemente
de su historia sexual) o en mayores de 65 años con adecuado tamizaje previo
(recomendación D).15
Una revisión sistemática de la colaboración Cochrane en 2017, que incluyó 40 estudios
con un total de 140.000 pacientes de 20-70 años, comparó el PAP vs el test molecular de
VPH para el rastreo de cáncer de cérvix. La sensibilidad y especificidad para detectar
neoplasia intraepitelial cervical de grado 2 o mayor fue de 62,5% y 96,6% para PAP
y 89,9% y 89,9% para test molecular de VPH, respectivamente. Estos hallazgos no
difieren según la edad de las mujeres.16 En base a esta revisión, cabría esperar alguna
modificación en las recomendaciones futuras de la USPSTF.
Por otro lado, en el 2011 en la Argentina se incorporó en el Calendario Nacional de
Vacunación la vacuna para VPH en mujeres de 11 años en forma gratuita y obligatoria y
en el año 2017, se añadieron a los varones de 11 años (nacidos a partir del 2006). Habrá
que evaluar en un tiempo prudente la eficacia de esta vacuna para reducir la incidencia
de cáncer de cuello uterino. Es importante señalar que el antecedente de vacunación no
exime la necesidad de rastreo de cáncer de cuello de útero (Tabla 3).
Tabla 3. Recomendaciones USPSTF para el rastreo de cáncer de cuello uterino.
Población Método Intervalo Recomendación
49
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
hacia CCR es un proceso que conlleva alteración de genes supresores y oncogenes que
se desarrollan en forma lenta, estimándose un tiempo de 10 años para adenomas de
menos de 1 cm. Esta ventana brinda una oportunidad para el rastreo, resección y vigi-
lancia posterior y una excelente estrategia para disminuir la incidencia del CCR.19
El Programa de Prevención y Detección Temprana del CCR del Ministerio de Salud de la
Nación en la Argentina divide a la población en 3 grupos de riesgo:18
1. Grupo de riesgo bajo o promedio (70-80% del total):
-- Toda la población de 50 años o más sin factores de riesgo.
-- Antecedente de CCR en un familiar de 2° o 3° grado.
-- Antecedente de CCR en un familiar de 1° grado mayor de 60 años o en 2 familiares
de 2° grado.
2. Grupo de riesgo moderado (20-30% del total):
-- Antecedente personal de adenomas.
-- Antecedente personal de CCR resecado previamente con intento curativo. Régi-
men de vigilancia.
-- Antecedente de CCR o pólipos adenomatosos en un familiar de 1° grado menor de
60 años o en 2 familiares de 1° grado independientemente de la edad.
3 . Grupo de alto riesgo (5-10% del total):
-- Antecedente de poliposis adenomatosa familiar.
-- Antecedente de CCR hereditario familiar no asociado a poliposis (síndrome de Lynch).
-- Enfermedad inflamatoria intestinal.
A continuación, nos referiremos al rastreo del CCR en la población con riesgo promedio
que, como se señaló, abarca aproximadamente al 80% de la población.
Existen en la actualidad varios métodos disponibles para el rastreo del CCR. Estos pue-
den dividirse en aquellos de observación directa o en el hallazgo de sangre en materia
fecal (Tabla 4).
Tabla 4. Métodos para el rastreo de CCR.
• Anual o bienal.
Hemoccult (sangre • Reducción de mortalidad específica de CCR. (RR 0,78;
oculta basada en IC95% 0,65-0,93).20
guayaco). • Dieta previa sin carnes ni derivados. 3 muestras.
• Si es positiva, se debe realizar VCC.
• Cada 3 años.
ADN en materia • Busca alteraciones moleculares en el ADN asociadas al CCR.
fecal. • Combinado con SOMFi: 92% (84-97%) E: 84% (84-85%).20
Especificidad más baja que SOMFi.
50
Capítulo 4. Rastreo de Cáncer Basado en la Evidencia
• Cada 5 años.
Rectosigmoideos- • Disminución de la mortalidad por CCR (RR 0,73; IC95%
copía. 0,66-0,82). Examina solo colon distal.20
• Preparación sencilla. Riesgo de perforación.
• Cada 10 años.
• Adenomas > 6 mm; S: 75-93%.
Videocolonoscopía Adenomas > 10 mm; S: 89-98%.20
Visualización
(VCC). • Reducción del riesgo de muerte por CCR 67%. (OR 0,33;
directa
IC95% 0,21-0,52).21
• Costo alto. Riesgo de perforación y sangrado.
• Cada 5 años.
Colonografía virtual
• Adenomas > 6 mm; S: 73-98% E: 89-91%.
por tomografía con
• Adenomas > 10 mm; S: 67-94%, E: 96-98%.20
preparación
• Alto costo. Si es positiva, se debe realizar VCC.
gastrointestinal.
• Alto porcentaje de hallazgos incidentales.
S: sensibilidad; E: especificidad
En base a lo anteriormente expuesto, la USPSTF concluye que los potenciales daños del
rastreo del cáncer de ovario superan a los probables beneficios y no ha demostrado
reducir la mortalidad por la enfermedad. La USPSTF recomienda en contra de realizar
tamizaje en pacientes asintomáticas con riesgo promedio (recomendación D).25
Bibliografía
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trada 21/05/2018.
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52
5. LUMBALGIA
María Cecilia Garbarino
Definición
La lumbalgia es un dolor o sensación de disconfort localizado entre la última costilla
y el pliegue glúteo inferior, y puede acompañarse o no de irradiación a nivel de las ex-
tremidades inferiores. Es una causa muy frecuente de consulta médica y en el 80% de
los casos no puede ser identificada su etiología con exactitud (lumbalgia inespecífica).
Sólo el 5% de las lumbalgias implica patología grave, 4% fracturas compresivas y 1%
neoplasia asociada.
Muchos de los episodios de lumbalgia suelen estar asociados a problemas en la esfera
psicosocial del paciente, los cuales deben ser detectados tempranamente para un ade-
cuado tratamiento y prevención de la evolución a lumbalgia crónica.
Etiología
La lumbalgia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que puede estar ori-
ginado en el cuerpo vertebral, en los discos intervertebrales, las articulaciones o los
tejidos blandos (músculos o ligamentos), o ser un dolor referido de origen visceral. Las
distintas causas de lumbalgia aguda se listan en la Tabla 1.
Tabla 1. Causas de lumbalgia aguda.
Clasificación
Es importante determinar el tipo de dolor, el tiempo de evolución de los síntomas y la
presencia o no de síntomas acompañantes para caracterizarla, según se muestra en la
Tabla 2. Debemos resaltar que en la lumbalgia aguda con frecuencia es difícil distin-
guir entre el carácter mecánico y no mecánico del dolor.
53
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Mecánica Empeora con la actividad física, mejora con el reposo y se incrementa a lo largo del día.
No cede con el reposo, puede mejorar con la actividad y suele despertar por la noche.
Inflama- Se acompaña de rigidez matutina. En muchas ocasiones se acompaña de síntomas
toria sistémicos. Es característico de las espondiloartritis y suele responder bien a antiinfla-
matorios no esteroideos.
Evaluación y diagnóstico
Lo más importante en la primera consulta es identificar la presencia o no de banderas
rojas (Cuadro 1) o amarillas (Cuadro 2) de dolor lumbar, para guiar la conducta diag-
nóstica
Banderas rojas: son factores de riesgo que se detectan en la historia clínica o el examen
físico del paciente y que se asocian a un mayor riesgo de patología grave subyacente, y
que por lo tanto requiere de mayor evaluación con estudios complementarios.
Banderas amarillas: son factores de riesgo de evolución a lumbalgia crónica, de perpe-
tuación de la misma y de discapacidad a largo plazo.
Cuadro 1. Banderas rojas en lumbalgia. Cuadro 2. Banderas amarillas en lumbalgia.
Interrogatorio
En la anamnesis se debe determinar la forma de comienzo, el tiempo de evolución, la
localización e irradiación del dolor, la relación con posturas o movimientos, los facto-
res que pueden agravarlo y el antecedente de episodios previos. Además, se debe te-
ner en cuenta la edad, el sexo y el tipo de actividad laboral y deportiva que realiza el
paciente. Interrogar sobre los siguientes factores: traumatismo previo, consumo de
corticoides, historia de cáncer, síndrome constitucional, fiebre, hábitos posturales,
tipo de ejercicio, alteraciones del estado de ánimo y antecedentes familiares o persona-
les de enfermedad reumática.
54
Capítulo 5. Lumbalgia
Examen físico
En el mismo deben evaluarse sistemáticamente:
• La columna lumbar: valorar la postura, la alineación o la presencia de alteraciones en
la piel. Localizar la línea media, los puntos dolorosos en las apófisis espinosas, sa-
croilíacas o crestas ilíacas. Explorar la movilidad mediante la flexoextensión, rota-
ciones, lateralizaciones y amplitud de la flexión mediante la prueba de Schöber (con
el paciente en bipedestación se efectúa una marca sobre la apófisis espinosa de S1, y
otra 10 cm más arriba de ésta. En flexión anterior, la distancia entre las 2 marcas se
debe ampliar hasta 15 cm).
• La fuerza muscular y la sensibilidad: realizar maniobras de elongación radicular como
la maniobra de Lasegue (con el paciente en decúbito dorsal se levanta la pierna ex-
tendida. Se considera positiva cuando aparece un dolor intenso a nivel lumbar, en la
pierna o en ambos niveles, entre los 30-75º de flexión en la cadera, debido al estira-
miento del nervio ciático). Permiten identificar la presencia de irritación radicular.
Los sitios más frecuentes de compromiso radicular son a nivel de la quinta raíz lum-
bar (L5) y primera raíz sacra (S1). En el caso de compresión de L5 (entre las vertebras
L4-L5) se afecta la dorsiflexión del pie (marcha sobre los talones) y la sensibilidad
de la cara lateral de la pierna, mientras que en las lesiones de S1 se afecta la marcha
sobre la punta de los dedos y la sensibilidad de la cara posterior de muslo y pierna,
así como la cara lateral del pie.
• La presencia de foco neurológico: es fundamental identificar la presencia de:
-- Déficit motor.
-- Síndrome de cola de caballo: disfunción vesical (retención aguda de orina o menos
frecuentemente incontinencia urinaria), alteración en la tonicidad de los esfínte-
res, anestesia en silla de montar, debilidad global o progresiva en los miembros
inferiores y trastorno de la marcha.
Con el interrogatorio y el examen físico es posible realizar una clasificación práctica de
lumbalgia, como se muestra en la Tabla 3.
Tabla 3. Clasificación práctica de lumbalgia.
• Es aquella donde no se identifica una causa subyacente y no hay pre-
Lumbalgia sencia de signos de alarma.
inespecífica • Es la forma más frecuente (80-90%).
• No están indicados estudios rutinarios de imágenes.
Estudios complementarios
Se solicitarán según corresponda:
• Laboratorio (hemograma y eritrosedimentación): útil para detectar compromiso
sistémico, si se sospecha infección, neoplasia o lumbalgia inflamatoria.
55
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
En la lumbalgia inespecífica el objetivo es aliviar el dolor, mejorar la capacidad funcio-
nal y prevenir la recurrencia y la cronicidad. En el caso de lumbalgia con radiculopatía
asociada y lumbalgia de causa secundaria además del alivio sintomático, el tratamien-
to se orientará hacia el control de la enfermedad de base. Se recomienda:
1. Informar: es muy importante transmitir al paciente que la lumbalgia es una patolo-
gía muy frecuente, de causa desconocida en la mayoría de los casos, y que no implica
enfermedad grave. Enfatizar sobre el pronóstico benigno.
2. Actividad física: es fundamental recomendar al paciente que se mantenga activo. No
prescribir reposo en cama, ya que favorece la rigidez articular, la debilidad muscular
y la pérdida de la densidad mineral ósea, perpetuando la discapacidad y perjudi-
cando la rehabilitación. Si es necesario por la severidad del dolor, el mismo no debe
superar las 48 hs.
De ser necesario se puede indicar reposo relativo, disminuyendo la actividad física o
deportiva hasta que mejore el dolor.
Los ejercicios activos de elongación, flexión o extensión no son efectivos en la lum-
balgia aguda, aunque podrían considerarse en la lumbalgia subaguda/crónica para
fortalecer la musculatura lumbar.
3 . Tratamiento sintomático: si es necesario, prescribir fármacos para el alivio del do-
lor. Los analgésicos se deben prescribir con intervalos de dosis establecidos, no a
demanda. La primera elección es el paracetamol por su bajo perfil de efectos adver-
sos. Si no hay mejoría, indicar AINEs, siendo los más utilizados el ibuprofeno y el
diclofenac, aunque no existe evidencia de mayor efectividad de uno sobre otro. Tam-
bién se puede utilizar paracetamol con codeína.
Solo utilizar miorrelajantes (diazepam) cuando los anteriores no hayan sido efecti-
vos, y se deben suspender lo antes posible, por el riesgo de dependencia.
No hay evidencia para el uso de corticoides por vía epidural para dolor lumbar ines-
pecífico.
En los pacientes que no presentan mejoría con estas medidas terapéuticas deben con-
siderarse terapias no farmacológicas que mostraron beneficio, aunque con moderada
calidad de evidencia: terapia de manipulación espinal para la lumbalgia aguda (mani-
pulación y movilización de la columna) y rehabilitación interdisciplinaria, acupuntu-
ra, masajes, yoga, terapia de manipulación espinal y terapia cognitivo-conductual para
la lumbalgia crónica.
56
Capítulo 5. Lumbalgia
Tabla 4. Abordaje diagnóstico y terapéutico de los pacientes con lumbalgia (Adaptado de Kinka-
de S. Evaluation and treatment of acute low back pain. Am FamPhysician. 2007;75:1181-8).
Fiebre, escalofríos,
infección urinaria
o cutánea reciente, X 1 1 1
herida penetrante
lumbar
Trauma importante X 1 2
Dolor en reposo
o que despierta al X X 1 1 2
paciente
Anestesia en silla
de montar, ciática
bilateral o debilidad X 1E
MI, dificultad urinaria
incontinencia fecal
Pérdida de peso
X 1 1 2
inexplicada
Historia de cáncer o
sospecha fuerte de X 1 1 2
cáncer
Historia de osteopo-
X 1 2
rosis
Inmunosupresión X 1 1 2
Uso crónico de
X X 1 1 2
corticoides
Uso de drogas EV X 1 1 2
Abuso de sustancias X X 1 1 2
57
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Conclusiones
En la mayoría de los pacientes no es posible identificar la estructura anatómica que
origina el dolor lumbar. Debe evaluarse la presencia de banderas rojas en todos los
pacientes para guiar el algoritmo diagnóstico y terapéutico, y considerar la presencia
de banderas amarillas como factores pronósticos y de recurrencia. El tratamiento de la
lumbalgia inespecífica debe ser individualizado y enfocado a la recuperación funcional
del paciente. Es fundamental que el paciente se mantenga activo y continúe con sus ac-
tividades de la vida diaria o regrese lo antes posible, ya que favorecen una recuperación
más rápida y mejoran el estatus funcional. El tratamiento analgésico debe ser indicado
a intervalos regulares y guiado por el médico para evitar la dependencia.
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58
6. DOLOR TORÁCICO EN EL CONSULTORIO
Elisabet Ulmete
Introducción
Los pacientes que concurren al consultorio médico por dolor de pecho representan un
importante desafío diagnóstico debido a la amplia gama de posibilidades etiológicas
y el riesgo que conllevan ciertos cuadros clínicos que, de no ser detectados y tratados
adecuadamente, pueden terminar con la vida del paciente.
El dolor torácico es uno de los motivos de consulta más frecuentes, tanto en el consul-
torio como en los servicios de emergencias, representando entre 5 y 10% de todas las
consultas.1 El amplio espectro de su etiología incluye cuadros simples e indefinidos;
síndromes específicos que merecen un seguimiento ambulatorio adecuado (reflujo
gastroesofágico, úlcera duodenal, angina crónica estable) y cuadros muy graves que
requieren internación y toma de decisiones inmediatas como los síndromes corona-
rios agudos (SCA) que incluyen al infarto agudo de miocardio (IAM), la angina inesta-
ble (AI), el tromboembolismo de pulmón (TEP) y la disección aórtica o el neumotórax.
Por lo tanto, una evaluación eficiente del dolor torácico permitirá identificar en forma
apropiada cada tipo de paciente.
Las causas más comunes del dolor de pecho en los pacientes que se presentan en el
consultorio son de origen musculoesquelético y gastrointestinal que, según algunos
estudios, se estima entre 30 y 50% y entre 10 y 20% de las consultas, respectivamen-
te.1-3 Asimismo, un 10% presenta angina crónica estable, un 5% cuadros respiratorios
y aproximadamente entre 2 y 4% tiene isquemia miocárdica aguda incluyendo IAM.1-3
El principal problema en la atención médica de los pacientes con dolor torácico en el
ámbito del consultorio es el de aquellos que presentan manifestaciones dudosas, por lo
que el dilema del médico radica en enviar a internar a un paciente sin que tenga una
causa cardíaca o no cardíaca grave, con el consiguiente aumento de los costos para el
sistema de salud y las consecuencias psicológicas para el paciente, frente al riesgo de
no derivarlo para internación y predisponerlo a una mayor mortalidad. En el caso de
los SCA, aproximadamente entre el 1 y el 8% de los que consultan a la guardia con un
IAM en evolución son erróneamente enviados a sus casas; este porcentaje aumenta si
se tiene en cuenta la totalidad de los SCA que incluyen la AI, pudiendo llegar al 20% en
lugares donde la experiencia de manejo de estos casos es menor. 4 Un estudio realizado
en nuestro país reportó un 3% para IAM y un 10% para la totalidad de los SCA.5,6 Los
pacientes con IAM dados de alta en forma errónea tienen una mortalidad del 25%, el
doble que la de los pacientes apropiadamente evaluados e internados, debido al riesgo
de muerte súbita y al retraso en la implementación de medidas efectivas para el trata-
miento tanto del IAM (reperfusión) como de la AI.7
59
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Psiquiátricas y
Osteomusculares Digestivas
funcionales
Interrogatorio
El relato de un paciente con dolor torácico incluye una descripción detallada del dolor y
de los síntomas asociados. Una buena descripción es una de las principales herramien-
tas diagnósticas y la llave que conduce a evaluaciones y conductas subsiguientes.
60
Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
En aquellos pacientes que están cursando un SCA (IAM o angina inestable) la angina
puede presentarse súbitamente en reposo, como en la angina de reciente comienzo no
predecible con el esfuerzo, o puede progresar en frecuencia y duración y desarrollarse
cada vez a menor esfuerzo.
Es muy importante interrogar si las características del dolor de pecho son similares a
episodios previos en los que ya se estableció un diagnóstico. En pacientes con enferme-
dad coronaria conocida un dolor similar a los presentados previamente hace sospechar
un nuevo episodio de isquemia.
Entre otras cualidades que puede reunir el dolor de pecho se encuentran:
• Dolor pleurítico: punzante, en puntada de costado, a veces intermitente que se agrava
con los movimientos respiratorios, con la tos y estornudos. Las causas de este tipo de
dolor incluyen la pericarditis, TEP, neumotórax, pleuritis y neumonía.
• Dolor posicional: mejora con la flexión del tronco y empeora con el decúbito supino,
sugiere pericarditis.
• Dolor tipo desgarrante: hace sospechar disección aórtica.
• Dolor tipo urente: con sensación de quemazón y a veces opresivo puede observarse
en el espasmo esofágico y reflujo gastroesofágico. Este tipo de dolor también pue-
de originarse en la tráquea y grandes bronquios, asociado a síntomas de bronquitis
exacerbándose con la tos.
Localización e irradiación
El dolor isquémico se ubica habitualmente en la región retroesternal o hemitórax iz-
quierdo, pero es difuso sobre un área extensa, difícil de localizar en forma precisa. Si
bien los pacientes con IAM de cara inferior tienen más síntomas digestivos, los estu-
dios demuestran que la localización del infarto no guarda relación con la región del
dolor en el pecho.
La irradiación del dolor por isquemia miocárdica puede ser a cuello, garganta, mandí-
bula, dientes, miembros superiores y hombros. Una amplia extensión de la irradiación
del dolor torácico aumenta las probabilidades de que se deba a un IAM.9,10
En el caso de una pericarditis, el dolor suele percibirse en el precordio, hombro izquier-
do o región retroesternal semejante a un IAM.
En la disección aórtica, la localización del dolor suele ser interescapular cuando co-
mienza en la aorta descendente o retroesternal y precordial cuando el inicio es en la
ascendente. La irradiación característica es a cuello, dorso o los flancos, pudiendo irra-
diarse también hacia abdomen y las extremidades inferiores, de acuerdo a la extensión
de la disección.
Un dolor bien localizado, en un área pequeña del tórax, como la punta de un dedo tiene
baja probabilidad de ser de origen coronario y se vincula más a origen musculoesquelético.
En las mediastinitis, neumomediastino y en los tumores del mediastino, el dolor tam-
bién puede ser retroesternal, pero tiene un carácter sordo y constante que apenas se
modifica con los movimientos respiratorios.
En el caso de dolor pleurítico, cuando se afecta la porción central de la pleura diafrag-
mática, el dolor se proyecta en sentido ascendente hacia el hombro y el cuello de ese
mismo lado, mientras que el compromiso de la porción periférica de la pleura diafrag-
mática crea un dolor localizado a lo largo del reborde costal, con irradiación hacia la
mitad homolateral del epigastrio.
61
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Variables temporales
El comienzo abrupto del dolor sugiere neumotórax, disección aórtica, ruptura/perfo-
ración esofágica o TEP. El comienzo del dolor de origen coronario es habitualmente
gradual (en pocos minutos) con una intensidad creciente con el tiempo. La angina de
esfuerzo dura entre 2 y 10 minutos, en tanto que, un dolor de reposo o mínimo esfuer-
zo, con una duración de entre 10 y 30 minutos es más sugerente de angina inestable. En
este último caso, en algunas oportunidades el dolor es recurrente (“va y viene”) hasta
que se instala con una duración mayor de 30 minutos que hace sospechar el desarrollo
de un IAM.
Un dolor torácico, que dura solo segundos o es estable y constante durante semanas a
meses, no es de origen coronario.
Factores precipitantes
Si bien la molestia precordial provocada por el ejercicio es un síntoma clásico de la an-
gina de pecho, el dolor esofágico puede presentarla en forma similar. Otros factores
que pueden provocar dolor isquémico incluyen el frío, estrés emocional, las comidas o
las relaciones sexuales. Todo dolor de características anginosas, que ocurre de reposo
o es progresivo y aparece con mínimos esfuerzos, sugiere un SCA.
Un dolor que aparece al tragar es probablemente de origen esofágico y aquel que se
exacerba con cambios posturales o con los movimientos, orienta hacia un origen mus-
culoesquelético.
Alivio del dolor
Aunque todo dolor que disminuye al detener la realización de una actividad física es de
alta sospecha isquémica, no es un origen exclusivo ya que también puede observarse
en los de causa esofágica. En el caso de una pericarditis el síntoma mejora al sentarse
o inclinarse hacia adelante y cuando se trata de un origen gastroesofágico calma con
antiácidos.
Si bien el dolor que responde a la administración de nitroglicerina sublingual hace
pensar en un origen cardíaco, también puede ser debido a espasmo esofágico.11
Severidad
No es un predictor útil de la presencia de enfermedad coronaria. Por el contrario, un
dolor muy intenso puede observarse en la disección aórtica. Sin embargo, en este as-
pecto cabe citar que en algunas circunstancias puede observarse dolor torácico carac-
terístico para enfermedad coronaria, de reposo, que se inicia con baja intensidad y que
aumenta progresivamente, persistiendo por alrededor de 15 minutos para luego decre-
cer lentamente. Este comportamiento debe alertar sobre la posibilidad de vasoespasmo
coronario.
Síntomas asociados
Los síntomas asociados pueden ayudar a distinguir las distintas etiologías del dolor de
pecho. Sin embargo, en algunos casos, éstos no pueden distinguirse en forma segura
entre el origen cardíaco de aquel de origen gastrointestinal.9
Cardíacos
Si bien la isquemia miocárdica puede estar asociada con presíncope, tanto el síncope
como el presíncope se encuentran también vinculados con otras etiologías del dolor
como la disección aórtica, un TEP con repercusión hemodinámica significativa o es-
tenosis aórtica crítica (particularmente en pacientes con antecedentes de disnea de
62
Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
63
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hemoptisis 1
Probabilidad de TEP
0a1 Bajo
2a6 Moderado
>6 Alto
Examen físico
Aparato cardiovascular
Se debe realizar un examen cardíaco completo en el que la auscultación es fundamen-
tal para evaluar soplos, ruidos extracardíacos y ritmo. De esta manera, un soplo sis-
tólico aórtico puede sugerir estenosis aórtica o miocardiopatía hipertrófica, mientras
que uno de insuficiencia, puede hallarse en casos de disección aórtica con compromiso
de la válvula homónima. Un tercer ruido por falla ventricular izquierda y la presencia
64
Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
de un soplo de regurgitación mitral, que sugiere disfunción del músculo papilar, son
posibles hallazgos en pacientes con sospecha de angina inestable o IAM. Por otro lado,
la presencia de un frote pericárdico advierte sobre una pericarditis en curso y en casos
de taponamiento cardíaco la auscultación de ruidos cardíacos apagados acompaña al
resto de los signos clásicos como son el pulso paradojal (disminución de la amplitud
del pulso y caída de la tensión arterial sistólica mayor de 10 mmHg) y la ingurgitación
yugular (signo de Kussmaul) que se observan durante la inspiración.
Por otra parte, en la exploración de los pacientes con sospecha de disección aórtica es
importante palpar los pulsos centrales y periféricos para detectar asimetría o ausencia
de pulsos, así como valorar la diferencia de la presión arterial en las extremidades.
Aparato respiratorio
En el examen pulmonar se debe evaluar la simetría de los sonidos respiratorios, si-
bilancias, crepitantes y evidencia de consolidación. En la auscultación respiratoria se
puede encontrar hipoventilación en casos de neumotórax o de derrame pleural, cre-
pitantes o soplo tubárico si la causa es una neumonía o un infarto de pulmón y fro-
te pleural en las pleuritis. En la mediastinitis aguda se puede oír un ruido crujiente
en la parte anterior del tórax, sincrónico con la sístole denominado signo de Hamman.8
En los pacientes con neumotórax a tensión se constata: disnea, enfisema subcutáneo,
desplazamiento de las estructuras laríngeas hacia el lado contrario, asimetría de los
movimientos respiratorios con disminución de la motilidad del hemitórax afectado,
abolición del murmullo vesicular a la auscultación y timpanismo a la percusión.
Una mención especial tiene el dolor que produce el tumor de Pancoast (tumor en el vér-
tice pulmonar) que destruye 1 o más arcos posteriores de las 3 primeras costillas y de
las apófisis transversas adyacentes. Se caracteriza por dolor a lo largo de la distribución
de la VIII raíz cervical y la I y II torácicas, síndrome de Horner (miosis, ptosis palpebral y
anhidrosis de la hemicara del lado afectado) y atrofia de los músculos de la mano.8
Examen abdominal
Un examen cuidadoso del abdomen es de relevancia para evaluar la irradiación del do-
lor, prestando atención al cuadrante superior derecho, epigastrio y aorta abdominal.
Estudios complementarios
Electrocardiograma
Salvo que exista una causa obvia de dolor torácico, se debe realizar un electrocardio-
grama (ECG) a todos aquellos pacientes con dolor torácico de reciente aparición, o con
dolor diferente al de episodios previos asociado a una etiología no cardíaca ya estable-
cida. El ECG es útil en la evaluación de pacientes con sospecha de isquemia miocárdica,
así como también de muchas otras etiologías.
65
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Los pacientes con un ECG sugestivo de SCA (Tabla 3) deben ser enviados a una sala de
emergencias para una mayor evaluación.13 Aquellos individuos con antecedentes que
sugieran enfermedad coronaria, pero presenten un ECG normal deben tener un regis-
tro electrocardiográfico seriado y también deben ser derivados a la guardia. Si bien
un ECG normal reduce la probabilidad de que el dolor torácico sea debido a un IAM,
no excluye isquemia miocárdica como etiología, particularmente la angina inestable.10
Los hallazgos electrocardiográficos deben ser considerados en el contexto de los ante-
cedentes y el examen físico, ya que otras patologías pueden alterar la morfología del
trazado del ECG (Tabla 4).13
Tabla 3. Cambios electrocardiográficos sugestivos de isquemia aguda en pacientes con dolor
precordial.13
De esta manera una elevación difusa (todas las derivaciones) del segmento ST es su-
gestiva de pericarditis, o el desvío del eje del QRS a la derecha con patrón S1 - Q 3 - T3,
bloqueo de rama derecho agudo y/u ondas T negativas en V1 a V3 orientan hacia un TEP.
Se debe tener especial atención cuando se observa bloqueo completo de rama izquierda
(BCRI). Es importante comparar el ECG con uno previo ya que en caso de que sea agudo
es un indicador de mal pronóstico por su asociación con infartos extensos con compro-
miso de la arteria descendente anterior.
Tabla 4. Hallazgos electrocardiográficos confundidores en el diagnóstico de IAM.13
Falsos positivos
Falsos negativos
66
Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
Aproximación diagnóstica
Frente a la amplia variedad de causas de dolor torácico, en primer lugar, se deberá iden-
tificar a los pacientes con dolor de pecho cuya forma de presentación obliga a encontrar
aquellas condiciones que amenazan la vida y que determinan la necesidad de deriva-
ción en forma urgente al departamento de emergencias. Para ello se deberá prestar
atención a los siguientes datos:
1. Pacientes con signos vitales inestables.
2. Comienzo abrupto del dolor y/o sospecha de etiología con alto riesgo de muerte
como disección de aorta, ruptura esofágica, neumotórax a tensión, TEP. Para este
último caso, como mencionamos, se puede estimar su probabilidad usando el score
de Wells (Tabla 2).
3 . Alta sospecha de SCA por las características del dolor (angina de pecho de reposo
prolongada o en episodios progresivos) o por cambios en el electrocardiograma
(ECG). De ser posible, estos pacientes siempre deben tener realizado un ECG antes
de ser derivados a la guardia y recibir aspirina 325 mg, e intervenciones iniciales
apropiadas (por ejemplo: nitroglicerina sublingual).
Una vez descartados los cuadros clínicos presuntamente más graves los pacientes de-
ben ser evaluados pensando en una isquemia miocárdica estable o en otras etiologías
del dolor torácico.
Causas no cardíacas
• Hipertermia • Anemia
• Hipertiroidismo • Hipoxemia
• Toxicidad simpaticomimética (cocaína) • Neumonía
• Hipertensión arterial • Asma
• Ansiedad • EPOC
• Fístula arteriovenosa • Hipertensión pulmonar
• Fibrosis pulmonar intersticial
• Apnea obstructiva del sueño
• Anemia falciforme
• Toxicidad simpaticomimética (cocaína)
• Hiperviscosidad sanguínea
67
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• Policitemia
• Leucemia
• Trombosistosis
• Hipergamaglobulinemia
Causas cardíacas
En este punto es muy importante comprender que para definir si un dolor torácico
puede ser de origen coronario se debe tener en cuenta el valor predictivo del síntoma,
con sus características y formas de presentación según la prevalencia de la enfermedad
en el grupo epidemiológico al que pertenece el paciente. En este sentido entonces, un
paciente que corresponde a un grupo epidemiológico con alta prevalencia de enfer-
medad coronaria según edad, sexo, y factores de riesgo, tendrá una probabilidad de
enfermedad coronaria cercana al 90% si la angina es definida, del 50% si el dolor es
probablemente anginoso y no más del 10% si no es anginoso. Por el contrario, la pro-
babilidad será significativamente menor en aquel paciente con muy baja prevalencia
de enfermedad coronaria (por ejemplo: mujer de 45 años sin factores de riesgo), y se
deberá orientar el diagnóstico hacia otra etiología.13 De esta manera, en pacientes con
sospecha de enfermedad coronaria, una prueba de esfuerzo y/o una perfusión miocár-
dica podrían estar indicadas no sólo para confirmar el diagnóstico sino también para
estratificar el riesgo (Tabla 6).13
Tabla 6. Probabilidad (%) de enfermedad coronaria según sexo, edad y tipo de dolor (Consenso para
el manejo de pacientes con dolor precordial. Consenso de la Sociedad Argentina de Cardiología).
Asimismo, esta evaluación puede también estar justificada en aquellos pacientes con
dolor torácico sin síntomas clásicos de angina y sin otra causa demostrable. Exis-
ten evidencias que sugieren que ciertos pacientes con dolor torácico incaracterís-
tico pueden tener un elevado riesgo de mortalidad especialmente por enfermedad
68
Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
coronaria.15-18 Por lo tanto, deben ser evaluados para descartar enfermedad coronaria,
particularmente si poseen múltiples factores de riesgo para enfermedad cardiovascu-
lar (por ejemplo: diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo, dislipemia) o son parte
del grupo de pacientes que pueden tener isquemia miocárdica con síntomas atípicos
(mujeres, diabéticos, ancianos).
En el momento de decidir qué prueba elegir, se debe tener en cuenta que los pacientes
con anormalidades basales del ECG (infradesnivel del ST, ondas T negativas) deberán
realizar una perfusión miocárdica o, una ecografía junto con el ECG de esfuerzo (cáma-
ra gama o ecocardiograma con estrés) para evitar falsos positivos del ECG. Aquellos pa-
cientes que no pueden realizar esfuerzo pueden ser evaluados con una prueba de estrés
farmacológico con dipiridamol, dobutamina o adenosina. De acuerdo con el resultado
se avanzará o no a instancias superiores de diagnóstico (cinecoronariografía) para lo
cual se recomienda la derivación del paciente a un médico cardiólogo. En la Figura 1 se
presenta un algoritmo de evaluación del paciente que se presenta con dolor precordial.
Elevación
difusa del
Cardiomegalia
segmento Normal o
Pericarditis (“tienda de cam- Normal. Ecocardiograma.
ST con leucocitosis.
paña”).
concavidad
superior.
Normal, infiltra-
do triangular Hipoxe- AngioTAC
BCRD o Elevación
de base pleural, mia, hipo Centellograma
TEP patrón S1, del dímero
atelectasias o normo- V/Q Arteriografía
Q3, T3. D.
laminares o de- capnia. pulmonar.
rrame pleural.
Línea Normal o
Neumotórax Normal. Normal.
pleural. hipoxemia.
69
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Dolor torácico
Signos vitales
ECG + Rx tórax
NO
Evaluación
ECG + Rx tórax
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Capítulo 6. Dolor Torácico en el Consultorio
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71
7. HIPERTENSIÓN ARTERIAL
Judith M. Zilberman, Victor Fabián Contreras, Alberto S. Villamil
Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad de etiología multifactorial, que dis-
minuye la calidad y expectativa de vida. El incremento de la presión arterial (PA) se
relaciona en forma positiva, lineal y continua con el riesgo cardiovascular (RCV).
Se deben considerar estos valores sin tomar medicación antihipertensiva y sin enfer-
medad aguda, con el promedio de 2 o más lecturas obtenidas en 2 o más visitas luego
de la inicial.
Cuando las presiones sistólica y diastólica se encuentran en categorías diferentes, se
debe elegir la mayor.
73
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
74
Capítulo 7. Hipertensión Arterial
Anamnesis
El interrogatorio del paciente hipertenso debe abarcar sus antecedentes familiares y
la pesquisa de otros factores de riesgo que van a influenciar su RCV global más allá de
los valores absolutos de PA, así como interrogar sobre características clínicas que nos
hagan sospechar causas de HTA secundaria.
Siempre se debe preguntar a los pacientes hipertensos por hijos y nietos, ya que los
mismos tienen un mayor riesgo de desarrollar HTA a lo largo de la vida y aún a edad
temprana. En el caso que fueran normotensos, se debe comenzar con medidas de pre-
vención primaria.
Examen físico
El examen físico debe incluir además de la medición de PA, el control de la frecuencia
cardíaca, peso, altura, el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura.
Se debe prestar atención a la auscultación cardíaca y la pesquisa de soplos carotídeos o
abdominales, palpación de pulsos en los 4 miembros y la auscultación pulmonar.
La palpación de abdomen debe realizarse en busca de signos de visceromegalias o su-
gestivos de aneurisma de aorta abdominal. De la misma forma, debe incluirse la pal-
pación tiroidea.
El examen neurológico para evaluar la orientación témporo-espacial y la presencia de
signos de foco neurológico, debe incluir una evaluación de deterioro cognitivo me-
diante mini mental test y síntomas de depresión.
75
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Exámenes complementarios
En la Tabla 3 se enumeran los exámenes complementarios para la evaluación del pa-
ciente hipertenso. A todos los pacientes se les debe solicitar un examen de sangre que
incluya: hemograma, creatinina, colesterol total, HDL y LDL, triglicéridos, glucemia e
ionograma sérico.
Es para destacar que la ergometría o el ecocardiograma con estrés no son estudios que
se solicitan en el diagnóstico de HTA y/o en el seguimiento del paciente hipertenso, ya
que los protocolos de estos estudios están diseñados para poner de manifiesto cardio-
patía isquémica.
Tabla 3. Estudios para evaluar al paciente hipertenso.
Cociente albuminuria/
Nefropatía. Diagnóstico de nefropatía incipiente.
creatininuria
76
Capítulo 7. Hipertensión Arterial
Estratificación de riesgo/pronóstico
La anamnesis, el examen físico y los exámenes complementarios nos brindan los ele-
mentos necesarios para poder establecer el riesgo cardiovascular global como se indica
en la Tabla 4, y nos permite sospechar causas de hipertensión secundaria,8,9 sobre todo
en menores de 40 años, refractariedad al tratamiento y en pacientes con deterioro de la
función renal.
Tabla 4. Estratificación de riesgo/pronóstico.
Factores de riesgo Limítrofe HTA nivel 1 HTA nivel 2 HTA nivel 3
adicionales DBT - DOB - CCA PAS 130 - 139 PAS 140 - 159 PAS 150 - 179 PAS ≥ 180
PAD 85 - 89 PAD 90 - 99 PAD 100 - 109 PAD ≥ 110
Riesgo Moderado
Sin otros factores de riesgo Bajo riesgo Alto riesgo
promedio riesgo
¿Cuáles son las causas más frecuentes de HTA secundaria con sus
principales estigmas?
• Insuficiencia renal crónica.
• Aldosteronismo primario: hipokalemia, hipertensión resistente, HTA grado 3, inciden-
taloma adrenal.
• Feocromocitoma: HTA con la triada de cefaleas, palpitaciones y sudoración, incidenta-
loma adrenal, antecedentes familiares de feocromocitoma.
• HTA renovascular: HTA grado 3, HTA resistente con daño renal progresivo, aumento
súbito de la creatinina luego de tratamiento con inhibidores del sistema renina an-
giotensina (SRAA).
• Apnea del sueño: ronquidos, somnolencia diurna, obesidad, HTA resistente, síndrome
metabólico e HTA nocturna en el MAPA de 24 horas.
Tratamiento
Objetivo
El objetivo del tratamiento antihipertensivo es disminuir la morbimortalidad car-
diovascular, cerebral y renal a través del descenso de la PA. Para ello es importante
77
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento no farmacológico
El tratamiento no farmacológico se basa en los cambios de estilo de vida con hábitos sa-
ludables y en general acompañan al tratamiento farmacológico en caso de ser requerido.
• Reducción del consumo de sodio: se recomienda no consumir más de 6 g de sal diarios,
evitar agregarle sal a las comidas y el consumo de panificados, alimentos procesa-
dos como quesos, fiambres y enlatados. La reducción de la ingesta de sodio reduce
la PAS 2-8 mmHg.
Pueden usarse sales modificadas o ricas en potasio, teniendo precaución en pacien-
tes con enfermedad renal. El aumento de la ingesta de alimentos ricos en potasio
reduce la PA en hasta 5 mmHg.
• La disminución de la ingesta de alcohol reduce la PAS entre 2 a 4 mmHg.
• Tabaquismo: el hábito de fumar produce incrementos leves y transitorios (hasta 10-
15 mmHg) de la presión arterial. El fumar debe ser desalentado en todo paciente
hipertenso.
• Realizar actividad física: el paciente puede realizar ejercicio aeróbico, de sobrecarga e
isométrico ya que tienen una reducción esperada de la PAS de 4 a 9 mmHg.
• Descenso de peso: es una de principales medidas para lograr el buen control de la PA ya
que además mejora la insulino-resistencia, la glucemia, la dislipidemia y las apneas
del sueño.1
• Buena alimentación: es también la base de la prevención y control de la PA, se recomien-
da la dieta DASH,10 que se fundamenta en el consumo de frutas, verduras, cereales,
lácteos descremados, ácidos grasos monoinsaturados, pescado, aves y nueces. El des-
censo promedio de la PA sistólica y diastólica es de 5,5/3,5 mmHg luego de dos sema-
nas de iniciada la dieta. Se recomienda una dieta rica en potasio con frutas y verduras.
Si relacionamos la buena alimentación y la actividad física con un mantenimiento de
un peso corporal adecuado, se espera una reducción de 5 a 20 mmHg de PAS cada 10 kg
de reducción de peso.1
Tratamiento farmacológico
¿Cuándo iniciamos el tratamiento farmacológico antihipertensivo?
En pacientes con bajo riesgo cardiovascular se puede iniciar el tratamiento con cam-
bios al estilo de vida por un lapso no mayor a 3 meses.
La duración de las medidas no farmacológicas, como único tratamiento antihiperten-
sivo, está condicionada por el nivel de HTA, el RCV global, la respuesta del descenso de
PA y la adherencia al tratamiento indicado.
El beneficio del tratamiento se obtiene con la reducción de la PA independientemente
del fármaco utilizado. En la elección de un fármaco antihipertensivo se debe conside-
rar tanto su eficacia terapéutica como la prevención de ECV y renal. Se recomienda el
78
Capítulo 7. Hipertensión Arterial
79
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Paso 2 PA no controlada
IECA/ARA II o BB1+ AC DHP + tiazidas/símil tiazidas
Paso 3 PA no controlada
IECA/ARA II o BB1+ AC DHP + tiazidas/símil tiazidas + espironolactona2
1 Considerar BB de 2º o 3º generación en pacientes con contraindicaciones para el uso de IECA/ARA II o indicaciones específicas de BB.
2 En caso de contraindicaciones para el uso de espironolactona, considerar eplerenona, alfa-bloqueantes o BB si aun no fueron utilizados.
PA: presión arterial; IECA: inhibidores de la enzima convertidora; ARA II: antagonista de los receptores de la angiotensina II; BB: beta-blo-
queantes; AC DHP: antagonistas del calcio dihidropiridínicos.
Adherencia al tratamiento
La falta de adherencia es muy frecuente y particularmente importante en las enferme-
dades crónicas y asintomáticas como la HTA, donde constituye un factor crítico en el
inadecuado control de la PA. Se considera adherente al paciente que presenta un grado
de cumplimiento entre 80 y 100%.13 La falta de adherencia al tratamiento se relaciona
con peor control de la PA, mayor morbimortalidad CV y mayor número y complejidad
de hospitalizaciones.14,15
Se ha estimado que sólo el 30 a 40% de los hipertensos continúa tomando la medica-
ción al año de su prescripción, mientras que a los 5 años la adherencia desciende al
10-15%.13 En nuestro país, el único estudio diseñado para valorar la adherencia tera-
péutica mostró que a los 6 meses de iniciado el tratamiento el 52% de los pacientes ya
no eran adherentes.16
Reflexiones finales
La HTA es altamente frecuente, asintomática y con un bajo control a nivel mundial. Por
lo tanto, se debería:
1. Detectar a los hipertensos lo antes posible.
2. Evaluar el riesgo y sus comorbilidades.
3 . Comenzar el tratamiento y ajustarlo hasta alcanzar el objetivo apropiado de control
de la PA.
4 . Lograr que el paciente cumpla el tratamiento y tenga persistencia a largo plazo.
80
Capítulo 7. Hipertensión Arterial
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81
8. INSUFICIENCIA CARDÍACA
Guillermo Liniado, Pablo Rivara
Introducción
La insuficiencia cardíaca (IC) es uno de los problemas de salud más importantes en el
mundo occidental. El incremento en la expectativa de vida de la población general llevó
a un aumento, tanto en la prevalencia (número de casos en la población) como en la
incidencia (número de nuevos casos en un determinado tiempo),1 ya que la IC es una
entidad que crece exponencialmente con la edad. Pacientes que otrora morían en el
episodio cardíaco agudo, hoy son tratados con éxito y sobreviven, pero con el costo de
un corazón con daño permanente y que frecuentemente conduce a la IC.
Ésta es un síndrome clínico que tiene características muy peculiares. En primera ins-
tancia es difícil de definir. No hay un método inequívoco para su diagnóstico y, como
ocurre usualmente en la medicina, es fácil de diagnosticar en el paciente con una pa-
tología cardíaca previa definida y con signos y síntomas floridos. Sin embargo, es muy
frecuente que esto no sea así y que la incertidumbre sea tan, o más frecuente que la
certeza.
Para complicar aún más el panorama, existe IC con función sistólica preservada. Hay
un elevado número de enfermedades asociadas a la IC (comorbilidades) que comparten
muchas de sus manifestaciones clínicas; hay entidades como la obesidad (cada vez más
prevalente) que dificultan mucho el diagnóstico.
Intentaremos en este capítulo brindar algunas herramientas que nos ayuden a enfren-
tar el problema de la IC, tanto en el diagnóstico como en el pronóstico y en el tratamien-
to. Pondremos especial énfasis en los problemas más habituales de la práctica cotidia-
na en el consultorio.
Epidemiología
El avance en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovas-
culares en los últimos 50 años ha sido muy alentador. Las muertes de origen cardio-
vascular (CV) ajustadas para la edad, en los países industrializados, han disminuido
alrededor de dos tercios.2 Las tasas de mortalidad asociadas a síndromes coronarios
agudos, hipertensión arterial no controlada, enfermedad valvular y muchas arritmias,
han caído en forma significativa. La IC es, en este aspecto, una excepción, con una tasa
de internación que viene aumentando en forma sostenida, aunque con una tendencia
a estabilizarse en los últimos años. Es una enfermedad del anciano que aumenta en
forma significativa con la edad. Tiene una prevalencia de 8 y 10% en mujeres y hombres
después de los 60 años de edad.3 La mortalidad por infarto se ha reducido un 75% en
las últimas décadas, pero la enfermedad coronaria persiste, y así nuevos episodios is-
quémicos pueden llevar a la IC.
La etiología isquémica es sin duda la principal causa de IC, por ende, cualquier factor
de riesgo que precipite la cardiopatía isquémica inducirá al desarrollo de la misma (Fi-
gura 1).
83
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Sexo
masculino
Edad Enfermedad
valvular
Hipertrofia
HTA INSUFICIENCIA del ventrículo
CARDÍACA izquierdo
Diabetes Obesidad
IAM
Diagnóstico y pronóstico
Clínica
El diagnóstico es, en ocasiones simple y en otras muy esquivo y complejo. No hay nin-
gún dato aislado inequívoco para diagnosticar IC, por tal motivo se han propuesto va-
rios scores clínicos que sumando datos proponen llegar al diagnóstico.
Aunque no haya validación universal en el diagnóstico, el score de Framingham se ha
impuesto como uno de los más emblemáticos para el mismo (Tabla 1).5
Tabla 1. Criterios de Framingham para el diagnóstico de IC.
Criterios mayores
84
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
• Cardiomegalia.
• Edema agudo de pulmón.
• Tercer ruido con galope.
• Aumento de la presión venosa central (> 16 cm de agua a nivel de la aurícula derecha).
• Reflujo hepatoyugular positivo.
• Pérdida de peso ≥ 4,5 kg en 5 días en respuesta al tratamiento de la IC (criterio menor si no es en
respuesta al tratamiento de la IC).
Criterios menores
Este score tiene datos subjetivos como la disnea o la fatiga. La disnea de reposo es clave
en el diagnóstico y el score considera tanto a la disnea paroxística nocturna como a la
ortopnea o al edema agudo de pulmón como criterios mayores, mientras que la disnea
de esfuerzo es un criterio menor.
El dato subjetivo más sensible es la ortopnea, que es la disnea en posición de decúbito
supino, o dificultad para respirar al estar acostado y en muchos estudios ha sido uno
de los datos más relevantes.6
La disnea paroxística nocturna (DPN) también es muy valiosa como dato, sobre todo
cuando el paciente la refiere en forma espontánea. En el paciente con IC, es muy raro en-
contrar que tenga DPN y no ortopnea, sin embargo, es frecuente observar lo contrario.
La disnea de esfuerzo es más útil para categorizar la severidad que para hacer el diagnós-
tico, por lo que en el score de Framingham es un criterio menor de diagnóstico. Sin em-
bargo, y pese a las limitaciones que tiene, la clasificación de la New York Heart Association
(Tabla 2) sigue siendo la primera aproximación en la categorización de la entidad.
Tabla 2. Clasificación funcional de pacientes con insuficiencia cardíaca de la New York Heart
Association.
Clase I Sin limitación para la actividad física. La actividad física normal no causa excesiva
disnea, fatiga o palpitaciones.
Clase II Ligera limitación para la actividad física. Cómodo en reposo, pero la actividad física
normal resulta en excesiva disnea, fatiga o palpitaciones.
Marcada limitación para la actividad física. Cómodo en reposo, si bien una actividad
Clase III
física menor que lo normal resulta en excesiva disnea, fatiga o palpitaciones.
Incapacidad para mantener actividad física sin molestias. Puede haber síntomas en
Clase IV reposo. Si se realiza alguna actividad física, las molestias aumentan.
85
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
86
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
15 mmHg
A
al paciente que exhale a glotis cerrada (ini-
PAS
Fase 2 Fase 3 cio del esfuerzo) durante 10 segundos.
La respuesta normal (A) es un aumento
inicial de la presión arterial (fase 1) gene-
Inicio 10s fin
del esfuerzo del esfuerzo
ralmente durante ≤ 3 latidos, seguido de
un descenso agudo niveles por debajo de
B la línea de base a medida que se mantiene
el esfuerzo (fase 2). Cuando el esfuerzo
se libera, hay una disminución breve de la
presión arterial (fase 3) que es seguida por
unos latidos de sobreestimulación (fase 4).
La "respuesta de ausencia de sobrees-
C
timulación" (B) se observa en insuficien-
cia cardíaca menos grave y muestra una
fase 1 normal con ausencia de fase 4.
La "respuesta de onda cuadrada" (C) es
observada en la insuficiencia cardíaca más
severa y se distingue por un aumento de la
PAS que permanece elevada durante todo
el período del esfuerzo.
Figura 3. Rx de tórax en un paciente con miocardiopatía dilatada y aumento del índice cardio-
torácico (ICT).
87
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Ecocardiograma
El eco-Doppler cardíaco con el agregado de Doppler tisular y el “strain” es la herramien-
ta más valiosa para estudiar a un paciente con IC. Este método diagnóstico brinda in-
formación apreciable, no sólo en el diagnóstico inicial para desentrañar la causa de los
síntomas, sino también en el seguimiento de muchas de las patologías (Figura 4).
Los índices de función sistólica y en especial, la medición de la fracción de eyección
(FEy) es decisiva al momento de tratar pacientes con IC. Clásicamente se dividió a la po-
blación en pacientes con FEy reducida (FEr) cuando era ≤ 40% y preservada (FEp) > 40%.
En la guía Europea de 20169 y en la de la Sociedad Argentina de Cardiología10 del mismo
año se reclasificó a la IC de acuerdo a su fracción de eyección en reducida con FEy ≤ 40%,
intermedia (ICFEi) entre 41 y 49%, y preservada con 50% o más. Esta nueva clasificación
intenta estratificar más la población para evaluar el comportamiento pronóstico y la
respuesta terapéutica. Se están llevando a cabo actualmente análisis de este subgrupo
de pacientes con ICFEi que en general se comporta más como los pacientes con FEp.
La función sistólica del ventrículo izquierdo también se puede evaluar mediante otros
parámetros como la fracción de acortamiento, su valor suele correlacionar bien con la
fracción de eyección, pero como se basa en diámetros y no en volúmenes, dependerá
de si ese diámetro es representativo del volumen. En pacientes con antecedentes de in-
farto de miocardio, en especial en aquellos que comprometen la punta del ventrículo
izquierdo (recordemos que las mediciones del eco se realizan en la base del ventrículo
izquierdo), el valor de la fracción de acortamiento puede no ser un dato cierto del de-
terioro sistólico. En general cuando los trastornos de la contracción son difusos y no
segmentarios, la correlación es adecuada.
Por último, es frecuente en la práctica clínica que se informe subjetivamente el grado
de disfunción sistólica como normal, leve, moderada o severa. En un observador ex-
perimentado, esta información es muy valiosa y correlaciona bien con otras formas de
evaluación.
La distancia mitroseptal o distancia E-septum es un dato útil. Durante la apertura de la
válvula mitral, la valva anterior se acerca al septum interventricular y, si no hay una pa-
tología intrínseca de la válvula mitral (por ejemplo: estenosis mitral) o no se interpone
un jet de regurgitación aórtica entre la valva anterior y el septum en diástole (como
88
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
ocurre durante la insuficiencia aórtica), esa distancia (normal es ≤ 7 mm) tiene buena
correlación con la FEy. Una distancia E-septum > 7 mm se asocia a una FEy en 50% y una
> 20 mm se asocia a una FEy en < 30%.
Figura 4. Etiologías de la IC.
Insuficiencia cardíaca
· Coronariopatía.
· Idiopática. · Idiopática.
· Amiloidosis. · Familiar (genética).
· Sarcoidosis. · Enfermedad de Chagas.
· Hemocromatosis. · Miocarditis.
· Fibrosis endomiocárdica. · Posparto.
· Síndrome hipereosinofílico. · Taquicardiomiopatía.
· Metástasis de procesos · Drogas cardiotóxicas:
malignos. alcohol, cocaína, drogas
· Radiación. oncológicas.
89
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
La ecocardiografía también permite evaluar las válvulas cardíacas, que cuando están
afectadas, especialmente en sus formas avanzadas, son una causa frecuente de IC.
La evaluación de la enfermedad pericárdica, las enfermedades infiltrativas del miocar-
dio, las masas intracardíacas además de la función sistólica y diastólica del ventrículo
derecho y el diámetro de la vena cava (normalmente < 21 mm) y su comportamiento
durante el ciclo respiratorio (normalmente debe colapsar un 40-50% durante la inspi-
ración) que nos permite inferir la presión media en la aurícula derecha, son otros de los
aportes de la ecocardiografía en la IC.
Resonancia magnética
La resonancia magnética cardíaca (RMC) presenta una combinación única de segu-
ridad, claridad de visualización anatómica, consistencia interobservador y precisión
cuantitativa. Cuenta con la ventaja de poder adquirir cualquier plano cardíaco (tanto
del ventrículo izquierdo, como del derecho) sin importar la ventana acústica del pa-
ciente, con una alta resolución espacial y temporal, además de poder analizar la carac-
terización tisular del miocardio.
La función sistólica biventricular por RMC se mide luego de adquirir imágenes con-
tiguas y consecutivas a lo largo del eje menor cardíaco de la base al ápex. A diferencia
de la ecocardiografía, donde los volúmenes ventriculares se infieren con una fórmula
matemática asumiendo una forma geométrica que no siempre es real, con la RMC los
mismos se miden directamente.
En el paciente con IC, la RMC demostró ser útil para el diagnóstico etiológico, la evalua-
ción del remodelado cardíaco y el pronóstico y asesoramiento en el uso de dispositivos.
Otras utilidades pueden ser la evaluación de la válvula mitral dado el advenimiento de
nuevas técnicas de intervención percutánea para la insuficiencia mitral.
La caracterización tisular es una de las funciones primarias de la RMC y la diferencia de
la gran mayoría de las modalidades de imágenes. El agregado de material de contraste
con gadolinio, así como la manipulación de los gradientes, los pulsos de radiofrecuen-
cia y el tiempo de la adquisición de la señal, son todos los elementos que permiten la
caracterización tisular tanto en la imagen estática como en la dinámica. Estas variadas
técnicas pueden utilizarse para establecer la presencia y extensión de las anormalida-
des tisulares. Así se pueden caracterizar fibrosis, edema, infiltración grasa, depósitos
de hierro, trombo e identificación de tumores. Las secuencias T1 y T2 expresan las pro-
piedades de las señales de los tejidos en escalas de negros y grises. La diferencia entre
una secuencia y otra depende del tipo de pulsos de frecuencia utilizados y del tiempo
que hay entre ellos. La secuencia spin echo, puede ser potenciada en T1 caracterizada
por poseer un excelente detalle de la anatomía y potenciada en T2 (conocida como flair)
caracterizada porque las alteraciones patológicas se observan hiperintensas. El realce
tardío con gadolinio caracteriza la presencia de fibrosis, cicatrices e inflamación y es
útil para evaluar isquemia y viabilidad.
La miocardiopatía dilatada es la respuesta final común a diversas injurias al miocar-
dio. Definir la etiología es importante porque puede permitir un tratamiento específi-
co, u orientar el consejo a familiares cuando se identifiquen causas genéticas.
En el caso de la miocardiopatía isquémica, la RMC con realce tardío de gadolinio (RTG)
permite identificar un IAM previo (distribución subendocárdica o transmural), así
como evaluar la viabilidad miocárdica para una eventual revascularización. También
la distribución del RTG establece patrones para determinadas etiologías como por
ejemplo distrofia muscular, miocarditis, sarcoidosis o el compromiso miocárdico de la
enfermedad de Chagas.
90
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
Tratamiento
El tratamiento debe encararse desde todos los estadios de la IC y debe ser multidisci-
plinario.
El tratamiento de la IC con fracción de eyección reducida puede resumirse en 3 escena-
rios fundamentales: tratamiento de la congestión, bloqueo neurohormonal y disposi-
tivos.
Tratamiento de la congestión
El tratamiento de la congestión se basa principalmente en el uso de diuréticos. La furo-
semida es el de elección. Se debe administrar en ayunas y, en pacientes muy congestivos,
se les recomienda volver a acostarse después de su ingesta ya que su efecto sería más
intenso. Las dosis siguientes deben ser 30-60 minutos antes de las comidas. En pacien-
tes con escasa congestión la dosis de 20 mg puede ser suficiente. Debe tenerse especial
cuidado en los pacientes que tienen deterioro de la función renal, ya que, si bien la furo-
semida puede usarse, la contracción excesiva del volumen puede causar empeoramien-
to de la función renal. En muchas oportunidades es necesaria la vía endovenosa ya que
la absorción oral de la furosemida es errática por congestión esplácnica. Actualmente
se están estudiando formas de administración subcutánea que podrían ser de ayuda.
Las tiazidas se indican en pacientes que presentan HTA y en quienes persisten conges-
tivos a pesar de altas dosis de furosemida, siempre que la función renal lo permita y
teniendo en cuenta que produce trastornos metabólicos (aumento de la glucemia, el
ácido úrico y de los lípidos). Las tiazidas que se utilizan son la hidroclorotiazida, la clor-
talidona o la indapamida. La combinación de tiazida con furosemida y espironolactona
91
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
(triple bloqueo tubular) es tan efectiva como peligrosa. En pacientes con clearence de
creatinina < 30 mL/kg/min, están contraindicados las tiazidas y los antagonistas del
receptor de mineralocorticoides.
El manejo de la congestión en pacientes con IC y FEp puede ser más complejo porque
los márgenes de seguridad terapéutica son más estrechos. En general, son pacientes
más añosos, con clearence de creatinina más bajos, con una o varias comorbilidades.
Un grupo de pacientes especialmente vulnerables son los diabéticos. Es frecuente que
la nefropatía diabética imponga un riesgo adicional por lo que deben extremarse los
cuidados.
Bloqueo neurohormonal
El bloqueo neurohormonal se lleva a cabo a través de varias vías:
1. Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) con el enalapril como droga
emblemática o los antagonistas del receptor de angiotensina II (ARAII) como el lo-
sartán, el valsartán, el candesartán y el telmisartán.
2. Sacubitrilo/valsartan.
3. Betabloqueantes como el carvedilol, el metroprolol, el bisoprolol y el nevibolol.
4. Antagonistas del receptor de mineralocorticoides (ARM) como la espironolactona y la
eplerenona.
Respecto del bloqueo del sistema renina-angiotensina-aldosterona, si bien hay en el
mercado muchas opciones, el enalapril es la droga más empleada. También están dis-
ponibles lisinopril, perindopril y ramipril. Un clearence de creatinina < 30 mL/kg/min
(o una creatinina > 2,5 mg/dL) o un potasio > 5mEq/L contraindican su empleo. Tam-
bién están contraindicados en pacientes con antecedentes de angioedema o con este-
nosis severa de ambas arterias renales. La dosis inicial de enalapril en pacientes muy
hipotensos, con la función renal o el potasio en el límite, es de 1,25 mg, 2 veces por
día. El aumento progresivo de las dosis se realiza cada 14 días. Si el paciente está muy
hipotenso preferimos aumentar primero la dosis de la noche durante unos días y luego
la de la mañana y así sucesivamente. En general, las limitaciones son los mareos, la hi-
potensión y en algunas oportunidades la tos. Cuando se presentan mareos como efecto
adverso, si el paciente no está muy congestivo, estimulamos la ingesta de líquidos y los
cuidados para evitarlos (evitar cambios bruscos de posición al levantarse de la cama,
sentarse unos segundos antes de ponerse de pie). Si aun así persisten, reducimos la do-
sis, aunque siempre intentamos llegar a la dosis máxima para, junto con los beta-blo-
queantes lograr el mayor bloqueo neurohormonal.
Cuando el paciente no tolera los IECA, en general por tos y ocasionalmente por angioe-
dema u otro efecto adverso, empleamos ARA II siendo la droga más utilizada el losar-
tan. Los lineamientos generales del empleo y el cuidado con el uso de estas drogas no
difieren de la de los IECA.
El sacubitrilo/valsartán surge de la combinación de un antagonista del receptor de
angiotensina (valsartán) con un inhibidor de la neprilisina, una enzima que degrada
los péptidos natriuréticos que se liberan en la insuficiencia cardíaca como mecanis-
mo compensador y que producen vasodilatación y excreción de agua y sodio. Produjo
una reducción de aproximadamente el 20% en la morbimortalidad de pacientes con
IC y deterioro de la FEy que hubieran tolerado 20 mg/día de enalapril, por lo que su
utilización, por el momento, se restringe a este grupo de pacientes.16 El enalapril debe
suspenderse al menos 36 horas antes de iniciar el tratamiento y requiere un monitoreo
estricto de la función renal.
92
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
Los beta bloqueantes (ßbloq) representan la otra piedra angular para el tratamiento
de la IC con FEy deteriorada. Los que han demostrado beneficio son el carvedilol (dosis
diaria de 25 mg c/12 horas o 50 mg c/12 horas en pacientes con peso mayor a 85 kg), el
bisoprolol (dosis diaria de 10 mg/día, con la ventaja de ser beta 1 selectivo y teóricamen-
te mejor tolerado en pacientes con enfermedad pulmonar), el metoprolol (menos em-
pleado en nuestro medio) y el nevibolol (que además estimularía la liberación de óxido
nítrico, se emplea en dosis idénticas al bisoprolol). Estos medicamentos, que antes de la
década del 90 estaban contraindicados en la IC, deben emplearse en todos los pacientes
que lo toleren. Los ßbloq antagonizan la acción de las catecolaminas y estas sustancias
son, frecuentemente, imprescindibles para mantener el volumen minuto. Sin embargo,
niveles de catecolaminas elevadas en el largo plazo producen daño miocárdico y mayor
deterioro de la función ventricular por lo que, paradójicamente, el uso adecuado de
ßbloq mejora la fracción de eyección al cortar ese círculo vicioso.
El inicio del tratamiento con ßbloq debe ser muy paulatino y progresivo para evitar,
este deterioro inicial de la función ventricular que pueden provocar. Cuando el pacien-
te lo tolera, la frecuencia cardíaca se suele mantener cerca de 60 latidos por minuto y la
hemodinamia se reacomoda, induciendo una gran estabilidad clínica y ejerciendo no
solo un beneficio en disminuir el deterioro por progresión de la IC, sino también una
disminución de la muerte súbita.
En la mayor parte de los pacientes la frecuencia cardíaca se reduce hasta menos de 70
latidos por minuto (en este caso el bisoprolol es más efectivo que el carvedilol) pero hay
un subgrupo de pacientes en los que este objetivo no se logra y que persisten taquicár-
dicos pese al intento de opitimizar el uso de ßbloq. En este grupo, el uso de ivabradina
puede brindar un beneficio adicional (ver más adelante).
Los antialdosterónicos (espironolactona y eplerenona) demostraron reducir la mor-
bimortalidad en pacientes en CF III-IV con espironolactona (estudios RALES)17 y en
pacientes en CF II (con algún criterio de severidad: internación por IC en los últimos
6 meses, péptidos natriuréticos elevados o QRS ≥ 130 mseg) con eplerenona (estudio
ENFASIS).18 Deben prescribirse en pacientes previamente tratados con IECA, ARA II o
sacubitrilo/valsartán y ßbloq cuando estos fármacos fueran tolerados.
Si bien es una práctica habitual, en teoría estos fármacos no son intercambiables. Si el
paciente en tratamiento con espironolactona desarrolla efectos adversos como gineco-
mastia o impotencia sexual, debería sustituirse por eplerenona. De la misma manera,
si el paciente tratado con eplerenona presenta interacciones clínicas medicamentosas,
es razonable sustituirla por espironolactona. Debe realizarse una cuidadosa monito-
rización del potasio sérico y de la función renal para minimizar los riesgos del tra-
tamiento (hipercalemia e insuficiencia renal). En general los antialdosterónicos son
menos tolerados que los IECA/ARA II y los ßbloq.
Dispositivos
Los dispositivos con que contamos son el cardiodesfibrilador implantable (CDI) y la
terapia de resincronización cardíaca.
Como mencionamos, los pacientes con IC y FEr tienen un mayor riesgo de eventos arrít-
micos y muerte súbita cardíaca (MS). El CDI ha demostrado que la terapia reduce la MS
y la mortalidad por todas las causas en prevención primaria y secundaria (sobrevivien-
tes de un paro cardíaco debido a FV o episodio documentado de TVS con inestabilidad
hemodinámica o síncope de origen desconocido). Es indicación clase 1A para preven-
ción primaria en pacientes sintomáticos (CF II-III de la NYHA) y fracción de eyección ≤
35%, a pesar de tratamiento óptimo por más de 3 a 6 meses.
93
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
94
Capítulo 8. Insuficiencia Cardíaca
Cardíaca
· Disfunción sistólica y/o diastólica.
· Reducción del volumen minuto.
· Aumento del las presiones de llenado.
· Hipertensión pulmonar y disfunción del VD.
· Insuficiencia mitral.
· Reducción de la reserva cronotrópica.
95
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
que podría atenuarse con el entrenamiento, sin embargo, es raro que el paciente con IC se
vuelva hipóxico con el ejercicio.
El ejercicio físico mejora el consumo máximo de oxígeno, el sistema nervioso autóno-
mo, la vasodilatación periférica, la función del músculo esquelético y la tolerancia al
ejercicio. Los estudios muestran un aumento entre el 18 y el 25% en el VO2max, y 18 a
34% en la duración del ejercicio, mejoría subjetiva de los síntomas de la clase funcional
y de la calidad de vida.24
Los mecanismos a través de los cuales el ejercicio físico mejora a los pacientes con IC
han sido variados. En general se considera que la acción predomina sobre la periferia y
no sobre el corazón. Existe información sobre la potencialidad de que el ejercicio físico
pueda producir remodelado reverso en IC. Hambrecht y cols., han demostrado que el
ejercicio físico programado generó remodelado reverso con una modesta mejoría de la
fracción de eyección de 30 a 35 % y una reducción del volumen de fin de diástole en una
población en IC con deterioro de la función sistólica del ventrículo izquierdo.
Las anormalidades del músculo esquelético y el tono vasomotor característico de la
IC pueden revertirse con el ejercicio físico. Asimismo el ejercicio produciría un efecto
modulador del sistema nervioso simpático con disminución de los niveles de norepin-
efrina y un aumento de la variabilidad en la frecuencia cardíaca y sobre los mediadores
de la inflamación (factor de necrosis tumoral e interleuquina-6).25
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97
9. DISLIPEMIAS Y RIESGO CARDIOVASCULAR
Lucía R. Kazelian
Introducción
La enfermedad cardiovascular (ECV) es la primera causa de muerte en el mundo tanto
en hombres como en mujeres y sigue siendo la principal causa de morbilidad y morta-
lidad también en nuestro país. Los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación
de 2016,1 muestran que la mortalidad total para ambos géneros fue 352.992. La mor-
talidad total en mujeres fue 171.408 y de estas 51.283 (29,9%) fueron por ECV, mien-
tras que en varones la total fue de 181.339 y la cardiovascular 50.594 (27,9%). En ambos
géneros el cáncer ocupa el segundo lugar (17%). Estos datos se observan desde hace
varias décadas, sin embargo, se puede apreciar una disminución en la mortalidad car-
diovascular (CV), más marcada en los hombres. Esta reducción en la mortalidad CV, se
ha atribuido a cambios en los factores de riesgo cardiovascular como reducción en los
niveles de colesterol, el control de la presión arterial y disminución en el consumo de
tabaco. Por otro lado, esta tendencia se contrarresta con el aumento de la prevalencia de
diabetes y sobrepeso/obesidad, como mostró la última Encuesta Nacional de Factores
de Riesgo (ENFR) realizada en nuestro país (Tabla 1).2
Tabla 1. Evolución de la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular a través de los años
según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2005-2009-2013.
Las dislipemias son el factor de riesgo más relevante para el desarrollo de la enferme-
dad aterosclerótica. Tanto la hipercolesterolemia como la hipertrigliceridemia son fac-
tores de riesgo cardiovascular modificables y ahí radica la importancia del diagnóstico
y tratamiento para prevenir la ECV.
La hipercolesterolemia puede deberse a trastornos genéticos o ser secundaria a otras
patologías, en las cuales el control de la dislipemia está directamente relacionado con
el tratamiento de la enfermedad de base que da origen a las mismas. No hay un nivel
de colesterol que la defina. Los objetivos del tratamiento dependen de cada paciente, su
etiología y su riesgo cardiovascular.³
En la hipertrigliceridemia (HTG) se sabe que hay factores moduladores de la concentra-
ción sérica de triglicéridos (TG) en la población general como la edad y el sexo, la etnia y
99
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
el estilo de vida. Los datos recientes indican que las lipoproteínas ricas en TG también
son un factor de riesgo CV. 4 La HTG grave es rara, suele aparecer cuando existen muta-
ciones monogénicas y se asocia a un riesgo aumentado de pancreatitis.
Las causas de la dislipemias, como comentamos, pueden ser múltiples: predisposición
genética, obesidad, síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2, consumo de alco-
hol, dieta rica en hidratos de carbono simples, insuficiencia renal, hipotiroidismo, em-
barazo, enfermedades autoinmunes, paraproteínas, anorexia nerviosa, medicaciones
como: corticoides, estrógenos, tamoxifeno, beta bloqueantes, tiacidas, isotretinoina,
resinas fijadoras de ácidos biliares, ciclosporina, tratamientos antirretrovirales (inhi-
bidores de proteasa), psicotrópicos.
180 4 4 5 6 7 8 9 10 11 13 9 11 13 15 18 18 21 24 28 33 180 3 3 3 4 4 5 5 6 7 8 5 6 7 8 9 10 11 13 15 18
160 3 3 3 4 5 5 6 7 8 9 6 7 9 10 12 12 14 17 20 24 160 2 2 2 2 3 3 4 4 5 5 60 3 4 5 5 6 7 8 9 11 13
60
140 2 2 2 3 3 3 4 5 5 6 4 5 6 7 9 8 10 12 14 17 140 1 1 1 2 2 2 2 3 3 4 2 3 3 4 4 5 5 6 7 9
120 1 1 2 2 2 2 3 3 4 4 3 3 4 5 6 6 7 8 10 12 120 1 1 1 1 1 1 2 2 2 3 2 2 2 3 3 3 4 4 5 6
180 2 2 3 3 4 4 5 5 6 7 6 7 8 10 12 12 13 16 19 22 180 1 1 2 2 2 3 3 3 4 4 3 4 4 5 6 6 7 8 10 12
160 1 2 2 2 3 3 3 4 4 5 55 4 5 6 7 8 8 9 11 13 16 160 1 1 1 1 1 2 2 2 3 3 55 2 2 3 3 4 4 5 6 7 8
140 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3 3 3 4 5 6 5 6 8 9 11 140 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 1 2 2 2 3 3 3 4 5 6
120 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 3 3 4 4 4 5 6 8 120 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3 4
1 1 1 2 2 2 2 3 3 4 4 4 5 6 7 7 8 10 12 14 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 3 3 4 4 4 5 6 7
Presión arterial sistólica
180 180
160 1 1 1 1 1 1 2 2 2 3 50 2 3 3 4 5 5 6 7 8 10 160 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 50 1 1 2 2 2 2 3 3 4 5
140 0 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3 3 4 5 6 7 140 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3
120 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3 4 5 120 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2
180 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 2 2 2 2 3 3 4 180 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 2 2
40 40
160 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 2 2 2 3 160 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1
140 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 2 2 140 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1
120 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 120 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1
4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8 4 5 6 7 8
Riesgo a 10 años de ECV mortal en poblaciones de riesgo de ECV bajo > 15% 10-14% 5-9% 3-4% 2% 1% < 1%
100
Capítulo 9. Dislipemias y Riesgo Cardiovascular
Riesgo alto
• Personas con factores de riesgo aislados muy elevados, sobre todo colesterol > 310
mg/dL o presión arterial ≥ 180/110 mmHg.
• La mayoría de las demás personas con diabetes mellitus (excepto jóvenes con diabe-
tes tipo 1, sin factores de riesgo mayores, que pueden tener un riesgo bajo o mode-
rado).
• Enfermedad renal crónica moderada (tasa de filtrado glomerular 30-59 ml/
min/1,73m²).
• Estimación SCORE ≥ 5 y < 10%.
Riesgo moderado
• Estimación SCORE ≥ 1 y < 5% a 10 años. (Muchas personas de edad mediana a avan-
zada pertenecen a esta categoría).
Riesgo bajo
• Estimación SCORE < 1%.
101
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Las moléculas de LDL son fagocitadas por los macrófagos, que al fusionarse entre si
dan lugar a las células espumosas. Esta primera etapa es la de formación de estrías
grasas. Las LDL se oxidan por la acción de las interleuquinas 1 y 6 y la liberación de ra-
dicales libres del endotelio disfuncional, trasformándolas en aterogénicas. Las células
musculares lisas migran hacia el endotelio y se ubican por debajo de éste. Cambian su
función y comienzan a sintetizar colágeno y elastina formando la capa fibrosa de las
placas ateroscleróticas.
En individuos con niveles altos de colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad
(HDL), se observa el fenómeno de “transporte reverso del colesterol” que consiste en
que estas lipoproteínas se cargan de colesterol oxidado y lo transportan al hígado para
su destrucción.
El acúmulo de colesterol y la presencia del factor tisular, interleuquina 6, y el factor tu-
moral de necrosis alfa participan en el proceso de inflamación que lleva al crecimiento
gradual de la placa. Además, este cambio de volumen provoca turbulencia que final-
mente puede producir la ruptura de la placa con la aparición de trombosis.
102
Capítulo 9. Dislipemias y Riesgo Cardiovascular
Objetivos de prevención
A los efectos de la prevención de la enfermedad cardiovascular, el objetivo principal
es el valor de LDL. Si el riesgo es muy alto se busca alcanzar un LDL < 70 mg/dl o una
reducción de ≥ 50% cuando el valor basal está entre 70-135 mg/dl. Cuando el riesgo es
alto: LDL < 100 mg/dl o una reducción ≥ 50% cuando el valor basal fuera 100-200 mg/dl.
En los casos de riesgo bajo a moderado el objetivo de LDL es < 115 mg/dl.
Los objetivos secundarios de colesterol no-HDL para sujetos con riesgo muy alto, alto y
moderado son de < 100, 130 y 145 mg/dl respectivamente.
No hay un objetivo para el colesterol HDL, pero indica bajo riesgo cuando es > 40 mg/dl
en varones y > 48 mg/dl en mujeres.
Los TG no tienen un objetivo establecido, pero indica menor riesgo cuando es < 150 mg/
dl; la presencia de valores más altos indica que se deben buscar otros factores de riesgo.
Tratamiento
103
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Se debe consumir frutas, verduras, legumbres, nueces, alimentos con cereales integra-
les y pescado (sobre todo los de mar de aguas profundas o azules)
Se deben sustituir los alimentos ricos en grasas trans o saturadas (margarinas, aceites
tropicales, carnes grasas o procesadas, dulces, crema, mantequilla, queso) por los ali-
mentos por grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y grasas poliinsaturadas (aceites
vegetales no tropicales) para mantener el consumo de grasas trans < 1,0% de la energía
total y las grasas saturadas < 10% (< 7% si el colesterol plasmático esta elevado).
En el cuanto a las bebidas alcohólicas, se debe recomendar moderación (< 10 g/día para
las mujeres y < 20 g/día para los varones); si el paciente tiene hipertrigliceridemia, debe
abstenerse.
El consumo de bebidas y alimentos con azucares añadidos, sobre todo refrescos, debe
limitarse, especialmente en personas con sobrepeso, hipertrigliceridemia, síndrome
metabólico o diabetes.
Se debe promover la actividad física, con el objetivo de practicar ejercicio físico regular
durante al menos 30 minutos todos los días.
Tratamiento farmacológico
Estatinas
Son las drogas de elección en las hipercoesterolemias. El mecanismo de acción es a tra-
vés de la inhibición competitiva y reversible de la HMG-CoA reductasa, que se traduce
en disminución del colesterol intrahepático. Esto lleva a un aumento de los receptores
de LDL en los hepatocitos y aumento de la captación de LDL desde la sangre.
La lovastatina y la simvastatina son profármacos. El resto se comercializa en su forma
activa. El metabolismo es hepático, a través de la enzima citocromo P450 (CYP), salvo
para la pravastatina, la rosuvastatina y la pitavastatina. Es importante tener en cuenta
el metabolismo a través de la CYP, por las interacciones medicamentosas que compar-
ten esta vía de metabolización.
La utilidad de las estatinas en la disminución de la morbilidad y mortalidad CV está
ampliamente comprobada.10 El beneficio no depende del tipo de estatina sino de la re-
ducción en los niveles de LDL. Además, las estatinas tienen un efecto pleiotrópico, es
decir, efecto antiinflamatorio y antioxidante que reviste importancia en la ECV.
También reducen moderadamente los TG (alrededor de 20%) y esta reducción está rela-
cionada con la potencia de cada estatina. Las dosis de cada estatina se deben titular de
acuerdo con cada paciente y el objetivo de LDL a alcanzar (Tabla 2). El momento óptimo
de administración de las estatinas es diferente para cada una de ellas. Es por la noche
para pravastatina, fluvastatina, y pitavastatina, por la tarde para lovastatina, simvasta-
tina y atorvastatina y en cualquier momento del día para la rosuvastatina.11
Tabla 2. Estatinas. Drogas disponibles según su intensidad de acción y dosis habituales.
Fluvastatina 20-40
Pravastatina 10-20
Baja intensidad
Simvastatina 10
(reducción de LDL < 30%)
Lovastatina 20
Pivastatina 1
104
Capítulo 9. Dislipemias y Riesgo Cardiovascular
Simvastatina 20-40
Atorvatatina 10-20
Rosuvastatina 5-10
Moderada intensidad
Fluvastatina 40-80
(reducción de LDL 30-50%)
Lovastatina 40
Pravastatina 40-80
Pivastatina 2-4
105
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Droga Dosis
Ezetimibe
El ezetimibe inhibe la absorción intestinal del colesterol biliar o el que llega con la dieta
y por lo tanto, reduce el colesterol que llega al hígado.
Si bien como monoterapia reduce el LDL, el colesterol no-HDL y los TG, la asociación con
estatinas produce una disminución significativa. La dosis recomendada es 10 mg/día y
no hay relación con la dieta, se absorbe de igual manera por lo que se puede adminis-
trar en cualquier momento del día.
No se conocen efectos adversos clínicamente significativos
Fijadores de ácidos biliares
Los fijadores de los ácidos biliares se unen a estos y alteran el circuito enterohepático
y son excretados con las heces. Los ácidos biliares se sintetizan en el hígado a partir
del colesterol, a través de la bilis se liberan a la luz intestinal y se absorben en el íleon
retornando al hígado. Al interrumpir este circuito, se estimula la síntesis de colesterol
para generar nuevos ácidos biliares, aumentar los receptores de LDL y reducir así mar-
cadamente los niveles de LDL circulantes. No afectan los niveles de triglicéridos y los
efectos sobre HDL son mínimos.
Los estudios clínicos demostraron una reducción del LDL a dosis máxima de colestira-
mina, colestipol o colestagel, con reducción del riesgo CV en pacientes con hipercoles-
terolemia.
Los efectos adversos son de tipo gastrointestinal como flatulencia, dispepsia, náuseas
y constipación. Las interacciones medicamentosas son frecuentes por lo que se deben
administrar alejados de la toma de otros medicamentos.13
Inhibidores de la PCSK9
Este fármaco es un anticuerpo monoclonal de IgG2 humana que se une a la PCSK9 (pro-
teína que participa en la regulación de los receptores LDL por degradación). Como con-
secuencia, se observa un aumento de estos receptores en el hepatocito con disminución
de las LDL plasmáticas.
Estos anticuerpos se administran en forma subcutánea, cada 2 semanas o en semanas
alternas con una dosis máxima de 150 mg. Los efectos adversos se relacionan con la vía
de administración y síntomas gripales. Los estudios clínicos que se llevaron a cabo con
estos fármacos (alirocumab, evolocumab y bococizumab) mostraron un beneficio en
todos los casos.14,15
Tiene indicaciones precisas debido a su alto costo en pacientes con hipercolesterolemia
familiar que estén en alto riesgo de ECV y que no sean capaces de disminuir sus niveles
de LDL con dosis máximas de las terapias existentes o por intolerancia a las estatinas.
106
Capítulo 9. Dislipemias y Riesgo Cardiovascular
En resumen
Las recomendaciones para el tratamiento farmacológico según las últimas guías euro-
peas de tratamiento de las dislipemias son:8
• Hipercolesterolemia: indicar una estatina a la dosis máxima recomendada o la dosis
máxima tolerada para alcanzar el objetivo. En caso de intolerancia a las estatinas, se
debe considerar ezetimibe o fijadores de ácidos biliares o una combinación de ambos.
Si no se alcanza el objetivo, se debe considerar la combinación de estatina y ezeti-
mibe.
Si no se alcanza el objetivo, se puede considerar la combinación de estatina y fijador
de ácidos biliares.
Para pacientes con riesgo muy alto y LDL persistentemente elevado a pesar del tra-
tamiento con la dosis máxima tolerada de estatina combinada con ezetimibe o pa-
cientes que no toleran las estatinas, se puede considerar un inhibidor de la PCSK9.
• Hipertrigliceridemia: se debe considerar el tratamiento farmacológico de los pacientes
con riesgo alto y TG > 200 mg/dl. Se puede considerar el tratamiento con estatinas
como fármacos de primera elección para reducir el riesgo de ECV de los pacientes
con riesgo alto e hipertrigliceridemia. Se puede considerar el tratamiento con fenofi-
brato en combinación con estatinas para pacientes con riesgo alto y TG > 200 mg/dl
a pesar del tratamiento con estatinas.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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108
10. ARRITMIAS
Darío Di Toro, Leonardo Celano, Carlos Labadet
TAQUICARDIAS SUPRAVENTRICULARES
Introducción
La definición de las taquicardias supraventriculares (TS) involucra a las arritmias ori-
ginadas en la cercanía o por encima de la bifurcación del haz de His. La incidencia de
las TS es del 15% en la población general, aunque para el caso de la fibrilación auricular
(FA), el aleteo auricular (AA) o la taquicardia auricular focal (TA), la misma se incre-
menta con la edad, hipertensión arterial, diabetes y presencia de miocardiopatía.
Las arritmias supraventriculares que más frecuentemente motivan las consultas en los
servicios de emergencias son la FA, AA, TA, taquicardia por reentrada intranodal (TRIN)
y las taquicardias mediadas por una vía accesoria (TVAC). Habitualmente presentan
frecuencias cardíacas por encima de los 100 lpm, aunque en el caso de las taquiarrit-
mias originadas en la aurícula, la frecuencia ventricular dependerá de la refractariedad
del nodo AV a la conducción de los latidos auriculares, permitiendo muchas veces con-
ducción tipo Wenckebach 2:1, 3:1, 4:1, etc.1
La morfología del QRS es igual al sinusal, excepto en aquellos casos en donde se pro-
duce un ensanchamiento transitorio del mismo debido a la refractariedad de las ra-
mas del haz de His. Esta aberrancia se expresa como bloqueo de rama derecha (BRD) o
bloqueo de rama izquierda (BRI). Asimismo, la TS antidrómica, una variante de TVAC,
presenta QRS ancho debido a una activación anterógrada ventricular a través de una
vía accesoria, cuya retroconducción se produce a través del nodo AV.
Presentación clínica
Las TS pueden iniciarse en reposo, durante el ejercicio físico o en la recuperación del
mismo. Infrecuentemente, los pacientes pueden identificar una situación que desenca-
dena la arritmia como ser ingestas excesivas de alcohol, estrés físico o psíquico, ingesta
de bebidas energizantes con alto contenido de cafeína, descongestivos nasales con efe-
drina o alfa agonistas adrenérgicos.
Las palpitaciones son el principal motivo de consulta y las mismas pueden tener un
inicio y terminación súbita (TRIN, TVAC o TA). La duración es variable, desde minutos
hasta horas, y pocas veces es incesante. Cuando la duración es corta, los pacientes no
presentan alteraciones del ritmo cardíaco al momento de la consulta, y el diagnóstico
puede demorarse. En estos casos pueden necesitarse estudios de monitoreo ambulato-
rio del ritmo.
Otras formas de presentación son latidos pulsátiles en el cuello (más frecuente en
TRIN), presíncope, síncope, dolor precordial e insuficiencia cardíaca. Tanto el presín-
cope como el síncope, pueden provocarse como consecuencia de una taquiarritmia de
muy alta frecuencia cardíaca capaz de provocar disminución del volumen minuto car-
diaco. Este síntoma puede aparecer también secundario a una pausa prolongada post
reversión de la TS. Ocasionalmente algunos pacientes refieren poliuria durante o pos-
terior a la taquicardia debido a la liberación de péptido natriurético auricular. Este dato
109
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Mecanismos y clasificación
El mecanismo arritmogénico de las TS difiere según su tipo. Las TRIN, TVAC y los AA
tienen un circuito de reentrada que permite la perpetuación de la taquicardia una vez
iniciada. Las TA pueden ser producto de un mecanismo distinto, como ser automatis-
mo anormal, microreentrada o actividad gatillada. Para el caso de la FA probablemente
se trate de una microreentrada auricular o actividad gatillada.
Las TS pueden clasificarse clínicamente de distintas formas. De acuerdo con las estruc-
turas involucradas, si el nodo AV (NAV) forma parte indispensable del circuito de la
taquicardia, los diagnósticos más probables son TRIN o TVAC. Si el NAV no es indispen-
sable para la perpetuación de la taquicardia, es probable que se trate de FA, TA o AA.2
En los servicios de emergencias, la realización del masaje del seno carotídeo (MSC),
maniobra de Valsalva o la utilización de adenosina, pueden ayudar a la interpretación
de la arritmia involucrada, ya que pueden interrumpir las arritmias dependientes del
NAV.3 Si estas maniobras no revierten y simplemente prolongan la conducción AV, la TS
está provocada por una arritmia NAV independiente. Existen TA adenosina sensibles y
en ese caso puede interrumpirse la taquicardia, siendo la prolongación de la conduc-
ción AV previo al corte de la arritmia, el único elemento para discernirlas de las TS NAV
dependientes.
También se pueden clasificar en regulares o irregulares. Las taquiarritmias irregula-
res (intervalos RR no fijos) son FA, AA y TA. Para el caso de las 2 últimas, la conducción
variable del NAV dependiente de propiedades electrofisiológicas individuales y estado
autonómico nodal del paciente, determina cierta irregularidad. Sin embargo, es fre-
cuente observar TA o AA con conducción AV fija con intervalos RR regulares.
Desde el punto de vista electrocardiográfico también pueden clasificarse en: TS con
intervalo RP (tiempo desde la onda R hasta P) largo o intervalo RP corto.2,3 Las TS con RP
corto, con intervalo RP menor que el PR, son la TRIN variedad lenta-rápida (típica) y la
TVAC. A su vez, estas 2 se diferencian, entre sí, porque la TRIN es una reentrada peque-
ña en el NAV, por lo que el intervalo RP es > 90 mseg, a diferencia de las TVAC en las que
es < 90 mseg (Figura 1). Las TS con RP largo, con el intervalo RP mayor que el PR, son la
TRIN variedad rápida-lenta o lenta-lenta (atípica), TVAC con conducción decremental y
TA (Figura 2).
Fibrilación auricular
Es la arritmia supraventricular más prevalente y el motivo más frecuente de consulta
a los servicios de emergencias por taquicardia. Su incidencia aumenta con la edad y se
observa en los pacientes portadores de miocardiopatía previa, hipertensión arterial,
diabetes, obesidad y apnea del sueño. Se trata de circuitos micro reentrantes auricula-
res, muchas veces gatillados desde las venas pulmonares, seno coronario, o vena cava
superior. Puede ser aguda o crónica, subclasificándose estas últimas en: paroxística,
persistente, persistente de larga duración y permanente (Figura 3). El diagnóstico elec-
trocardiográfico se caracteriza por la irregularidad de los intervalos RR en ausencia
110
Capítulo 10. Arritmias
Aurícula Aurícula
NAV Vía
accesoria
Vía Vía
lenta NAV rápida
Ventrículo
Ventrículo
Taquicardia QRS
angosto (< 120 mseg)
Sí Regular No
Sí P visible No FA
AA/TA con
conducción variable
Frecuencia TRIN con P
auricular mayor no visible
que ventricular
Sí No
TA o AA Sí RP < PR No
TRIN TVAC
TRIN atípica
TA
FA: fibrilación auricular; AA: aleteo auricular; TA: taquicardia auricular; TRIN: taquicardia por reentrada intranodal; TVAC: taquicardia mediadas
por una vía accesoria.
111
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Aleteo auricular
Es más prevalente en pacientes de edad avanzada, particularmente portadores de mio-
cardiopatías, cuyo mecanismo arritmogénico es una macro reentrada auricular.
Se manifiesta en el ECG como una taquicardia con un ciclo auricular de 200 a 280 mseg
que se expresa con ondas sinusoidales (ondas F), con conducción ventricular variable
o no (conducción AV 2:1-3:1-4:1 o Wenckebach), sin línea isoeléctrica entre las ondas F.
Las características electrocardiográficas ayudarán a definir el tipo de circuito implica-
do dentro de la aurícula. En el circuito reentrante más frecuente, denominado típico, la
activación auricular desciende por la pared anterolateral de la aurícula derecha (AD) y
asciende por la región posteroseptal de la misma. Es decir, gira en sentido antihorario
alrededor del anillo tricuspídeo y pasa a través de un gap en el istmo cavo tricuspídeo
(ICT). La característica del ECG es una ondulación auricular negativa en forma de “dien-
tes de sierra” en las derivaciones inferiores y ondas positivas en V1, siendo más raro
bifásicas o negativas. En las derivaciones DI y aVL presentan bajo voltaje (Figura 5). La
forma típica (antihoraria) es 9 veces más frecuente que la forma típica reversa (horaria).
El típico reverso es un circuito similar al previo, pero en sentido opuesto (horario),
de tal manera que asciende por la pared anterior y desciende por la pared posterior y
septal de la AD. Electrocardiográficamente se reconoce por ondas positivas en las deri-
vaciones inferiores y negativas en V1.
Termina No se logra
espontáneamente Duración Duración reversión o se
o dentro de los > a 7 días. > a 12 meses. decide no revertir
7 días con dejándose bajo
intervención. FA.
112
Capítulo 10. Arritmias
Taquicardia auricular
Es una TS que puede presentarse por distintos tipos de mecanismos arritmogénicos.
En general, es un mecanismo focal y circunscripto de la pared auricular, desde donde
se conduce en forma centrífuga al resto de la aurícula. Constituye alrededor del 5-10%
de las TS. En el ECG se manifiesta con una onda P definida, con línea isoeléctrica in-
terpuesta, cuyo análisis vectorial puede sugerir foco originario de la TA. Resumiendo,
si es positiva en V1 o negativa en aVL el origen es la aurícula izquierda, y viceversa.
Asimismo, la polaridad en DII, DIII y aVF define un origen inferior o superior.2 En los
casos donde la P no es claramente visible se puede usar MSC, maniobras de Valsalva o
adenosina para ver con más claridad la morfología.
Este tipo de TA se ubica en orden de frecuencia en la aurícula derecha, seno coronario
y la aurícula izquierda; esta última, de incidencia en aumento como consecuencia de
procedimientos de ablación de FA que generan circuitos pasibles de desencadenar TA
reentrantes en esta cámara.
Reentrada intranodal
Se trata de una reentrada a nivel del NAV relacionado con la presencia de 2 o más vías de
conducción nodal, una rápida y otra lenta. Es muy prevalente, alrededor del 40-50% de
las TS. Es más común después de los 40 años y en mujeres. Electrocardiográficamente
en ritmo sinusal la conducción a través del NAV se produce por la vía rápida (PR nor-
mal) que impide poder discernir un mecanismo arritmogénico subyacente.
Se clasifican en típica (más frecuente), el impulso desciende al ventrículo por la vía len-
ta y ascenso a la aurícula por la vía rápida (lenta-rápida), o atípica, mecanismo inverso
(rápida-lenta o lenta-lenta). En el ECG de la forma típica la onda P retrógrada negativa
(activación caudo-cefálica) se inscribe detrás, dentro o delante del QRS, resultando en
una P visible o no (Figura 5). La P se inscribe como pseudo S en las derivaciones inferio-
res, pseudo r´ en V1 y aVR, y como una muesca en aVL (RP menor 90 mseg) (Figura 6).5
En la forma atípica en su variedad rápida-lenta o lenta-lenta (dos vías nodales lentas),
la onda P con una polaridad negativa en la cara inferior simula una onda T invertida, o
positiva en V1. El diagnóstico diferencial es con TVAC ortodrómica.
113
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Figura 5. Aleteo auricular típico. Ondas auriculares sinusoidales negativas en derivaciones in-
feriores y positivas en V1.
Figura 6. Reentrada intranodal típica. Las flechas demuestran la onda P retroconducida (pseudo
s inferior, r´ V1 y aVR, y muesca aVL).
izquierdo, región lateral del VD y zona anteroseptal o medioseptal del VD. Pueden con-
ducir sólo en forma anterógrada, sólo retrógrada (vía oculta) o frecuentemente ambas.
En ritmo sinusal las vías que conducen de forma anterógrada se expresan con preex-
citación ventricular, manifestándose como onda delta (primoactivación del QRS). La
polaridad de la onda delta define la localización de la vía (Figura 7).
Durante una taquicardia ortodrómica, el ventrículo se activa a través del NAV, la acti-
vación auricular se produce de forma retrógrada por el haz de Kent (RP > 90 mseg) y la
polaridad de la onda P permite definir la localización del haz.3 Si la onda P en taquicar-
dia es negativa en DI o aVL, la vía es izquierda y si es positiva es derecha. Asimismo, si la
onda P es negativa en las derivaciones DII, DIII y aVF la localización orienta a la región
posterior. Existen taquicardias ortodrómicas por vías accesorias con conducción de-
cremental, siendo el RP bastante más prolongado (taquicardia con RP largo).
Un tipo de TVAC infrecuente es la forma antidrómica, en cuyo caso la activación ventri-
cular se produce a través del haz anómalo, y la activación auricular por retroconducción
por el NAV. Esto se expresa en el ECG como una TS con QRS ancho por la preexcitación
total del ventrículo con una onda delta definida, cuya morfología es dependiente de la
localización de la vía accesoria. Como el haz de Kent conecta la aurícula con el ventrí-
culo miocárdico no especializado, la morfología del QRS suele ser aberrante. Dentro de
114
Capítulo 10. Arritmias
Figura 7. En la figura izquierda se puede observar una onda delta (preexcitación ventricular),
que no se ve en la derecha (luego de la ablación de la vía posteroseptal).
Metodologías diagnósticas
El análisis ECG es la principal herramienta diagnóstica, sin embargo, muchas veces se
requieren maniobras que ayuden a la interpretación del mismo.
La realización de un ECG intraesofágico, magnifica la expresión ECG de la actividad au-
ricular. En las áreas de cuidados intensivos, a los pacientes que tienen un acceso venoso
central colocado (particularmente yugular o subclavio derecho), se les puede realizar
un ECG intravascular con el mismo fin que el intraesofágico.
También es importante la realización de un ecocardiograma doppler, monitoreo ambu-
latorio del ritmo y ergometría que permitan diagnosticar la presencia de miocardiopa-
tía u obtener más información acerca del mecanismo involucrado en la TS.
Tratamiento
Durante una TS, se debe realizar análisis de sangre, monitoreo continuo del ritmo, sa-
turación de oxígeno y de presión arterial.
El primer paso es determinar la estabilidad hemodinámica para definir la conducta
(Figura 8). Los pacientes con descompensación hemodinámica (DH) necesitan una re-
versión urgente de la TS, resultando más eficaz la realización de una cardioversión eléc-
trica (CVE) con 100-200 joules sincrónica. En aquellos casos donde la sospecha de una
taquicardia dependiente del NAV es muy elevada la administración de adenosina en
bolo, durante la preparación del procedimiento de CVE, puede evitar la desfibrilación.
En los pacientes sin DH, es importante determinar si se trata de TS que dependen del
NAV o no. En las primeras, la utilización de maniobras vagales (masaje del seno caro-
tídeo o maniobra de Valsalva) permiten interrumpir un 27% de las TS. Si no revierten
se debe administrar 6 mg de adenosina endovenosa en bolo rápido, con una eficacia de
78-96%. Esta droga posee un efecto inmediato y una duración de acción de 5-10 segun-
dos, y puede resultar molesto para el paciente porque ocasiona disnea transitoria. Si no
se interrumpe con esa dosis, se puede repetir una de 12 o 18 mg. Asimismo se puede
utilizar verapamilo, diltiazem o beta-bloqueantes endovenosos con la misma finalidad
(Tabla 1).
115
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Taquicardia
supraventicular
regular
MSC/maniobras
vagales
Reversión
Sí No
Beta bloqueantes
Estabilidad
Bloqueantes cálcicos hemodinámica
Flecainida/propafenona
Ablación
Sí No
Si Reversión No
CVE: cardioversión eléctrica; EV: endovenoso; MSC: masaje del seno carotideo.
Bolo EV muy
Adenosina 6-18 mg No Asma, broncoespasmo.
rápido
116
Capítulo 10. Arritmias
15 mg/kg/EV/24
5 mg/kg/ Infusion con-
Amiodarona hs. Luego 200- Insuf. cardíaca, hipotensión.
EV/1 hs tinua
400 mg/día/VO
450-600 mg
Propafenona Dosis única 150 mg/8 hs VO Insuf. cardíaca, BAV.
VO x 1 dosis
No usar para
Insuf. cardíaca, hipokale-
Sotalol No aplica reversion 40-160 mg/12 hs
mia, QT prolongado.
aguda
117
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
FA/AA
Comienzo < 48 hs
Si No
ACO 3 ETE
Cardioversión semanas
farmacológica
Si Reversión No
ACO: anticoagulación oral; ETE: ecocardiograma transesofágico; CVE: cardioversión eléctrica; OI: orejuela izquierda; VO: vía oral; HBPM: hepa-
rina de bajo peso molecular.
EXTRASÍSTOLES VENTRICULARES
118
Capítulo 10. Arritmias
119
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
A medida que los estudios intentaban demostrar la utilidad de las drogas antiarrítmi-
cas sin éxito, diversos ensayos clínicos en insuficiencia cardíaca revelaron el efecto be-
neficioso de otros fármacos en la mortalidad, como los beta-bloqueantes. Estas drogas
demostraron en forma inequívoca una disminución de la mortalidad por insuficiencia
cardíaca y una reducción significativa de la muerte súbita en pacientes con insuficien-
cia cardíaca y disfunción ventricular izquierda. El beneficio se observó en presencia o
ausencia de arritmia ventricular.
Otros estudios con inhibidores de la enzima convertidora o de la aldosterona, también
mostraron reducción de la mortalidad en IC.
Precisamente uno de los estudios más grandes en prevención primaria con cardiodes-
fibriladores en insuficiencia cardíaca y depresión severa del VI, el estudio SCD-Hf, ran-
domizó 2.200 pacientes a 3 grupos, placebo, CDI y amiodarona.17 En este estudio la tasa
de uso de beta-bloqueantes fue del 70-80%. Si bien el CDI disminuyó la mortalidad, los
más sorprendente fue que no hubo diferencias en mortalidad entre el placebo vs. amio-
darona en el grupo de IC en clase funcional II, y se observó un aumento significativo de
la mortalidad con amiodarona al analizar los pacientes en clase funcional III.
En conclusión, en pacientes con cardiopatía estructural, básicamente de origen post
IAM y disfunción VI, las arritmias ventriculares son marcadores de mayor mortalidad,
pero hay nulas evidencias que su tratamiento mejore el pronóstico. El valor predictivo
para mortalidad es bajo.
Por estos motivos no sorprende que, en la mayoría de los estudios de cardiodesfibri-
ladores (CDI) en prevención primaria de muerte súbita, las arritmias ventriculares no
hayan sido consideradas dentro de los criterios de inclusión, a excepción de los estu-
dios MADIT I y MUSTT.
Por su resultado neutro en mortalidad y fracción de eyección, la amiodarona sería la
única droga a utilizar en el contexto de pacientes con IC con depresión de la función del
VI, que requieran antiarrítmicos (por ejemplo: fibrilación auricular o arritmia ventri-
cular sintomática).
120
Capítulo 10. Arritmias
En los últimos años, se han presentado diversos estudios que demuestran que algunos
pacientes pueden desarrollar disfunción ventricular izquierda debido a extrasistolia
ventricular muy frecuente, especialmente cuando la carga diaria de extrasístoles su-
pera el 17-20% del total de latidos y no hay otro motivo que explique el deterioro ven-
tricular.
En efecto, la eliminación de la arritmia mediante ablación por radiofrecuencia, es decir,
sin el efecto deletéreo de las drogas antiarrítmicas, ha demostrado en numerosos es-
tudios la mejoría posterior de la función cardíaca. Esta nueva entidad se conoce como
miocardiopatía gatillada por EV.19
En la actualidad, el tratamiento con ablación por radiofrecuencia puede ser conside-
rado en casos seleccionados.20 La mayor experiencia se concentra en los pacientes sin
cardiopatía o con alta sospecha de disfunción secundaria a EV, como son las miocardio-
patías dilatadas de origen desconocido, con densidad de EV > 17%, y cuando el origen
de la arritmias es en los tractos de salida ventricular. Esta particular localización se
sospecha cuando la morfología de las EV muestra eje a la derecha y bloqueo de rama
izquierda. El éxito de la ablación oscila entre el 70-90% con una muy baja tasa de com-
plicaciones.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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122
11. SÍNCOPE
Claudio Hadid, Edgar Antezana
Introducción
El síncope se define como la pérdida transitoria de la conciencia y del tono postural,
debido a hipoperfusión cerebral global transitoria, de inicio rápido, duración corta y
recuperación espontánea y completa, según el Consenso de la Sociedad Argentina de
Cardiología.1
Pese al gran número de patologías capaces de provocarlo, todas tienen en común ge-
nerar hipoflujo cerebral de forma transitoria, por disminución del gasto cardíaco, por
disminución de la resistencia arterial periférica o ambos (Tabla 1).
Tabla 1. Mecanismos fisiopatológicos del síncope.
Síncope
Hipoperfusión cerebral
Daño del
Retorno
sistema
Drogas Reflejos inapropiados Cardíaca venoso
nervioso
inadecuado
autónomo
Vaso- Causa
DAP DAS Cardíaca Mixta Arrítmica DV DRV
depresora estructural
Hipotensión Hipotensión
Síncope reflejo Síncope cardíaco
ortostática ortostática
DAP: disfunción autonómica primaria; DAS: disfunción autonómica secundaria; DV: depleción de volumen; DRV: disminución del retorno venoso.
123
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Síncope
Diagnóstico clínico
En la evaluación inicial del paciente es importante realizar una anamnesis detallada
para determinar que el cuadro corresponde realmente a un episodio sincopal y tam-
bién obtener datos que nos ayuden a establecer la causa del síncope, lo cual es suficien-
te para llegar a un diagnóstico en 40% de los casos.2
La pérdida de conciencia que dura más de 5 minutos es poco común en un síncope y
debe obligarnos a pensar en una convulsión, así como también la presencia de con-
fusión postictal o heridas por mordedura en la lengua. Si bien los movimientos tóni-
co-clónicos son característicos de las convulsiones, éstos pueden presentarse también
124
Capítulo 11. Síncope
en episodios sincopales por hipoflujo cerebral, pero con una duración de solo unos
segundos. 4
Por otro lado, los antecedentes de trastornos de ansiedad o somatización, asociados a
episodios prolongados de pérdida de la conciencia nos llevan a pensar en un pseudo
síncope psicógeno.
Será importante establecer si existieron factores disparadores del episodio tales como
cambios posturales que orienten a pensar en un síncope ortostático, o estímulos de
dolor, micción, movimientos o estímulos en el área cervical que sugieren síncope neu-
romediado. Es necesario remarcar que estímulos como el miedo o la ansiedad pueden
originar reacciones autonómicas que den origen a un síncope reflejo.
Del mismo modo, es fundamental recolectar información acerca de factores concomi-
tantes que puedan contribuir a desencadenar el episodio, dado que la presencia de des-
hidratación, o el antecedente de consumo de fármacos antihipertensivos son causas
frecuentes de síncope ortostático. Pacientes con enfermedad de Parkinson, diabetes
mellitus u otras alteraciones del sistema neurovegetativo de origen autoinmune, in-
feccioso (como la enfermedad de Chagas) o tumorales suelen presentar también este
tipo de síncope.
En la mayor parte de los pacientes con síncope reflejo u ortostático podrán encontrarse
síntomas previos al episodio como mareos, sudoración profusa, pérdida de la visión
o de la audición, náuseas o falta de aire. Si bien la falta de estos pródromos debe hacer
sospechar un síncope cardíaco, no es inusual que, especialmente en ancianos, éstos
sean de muy corta duración o estén ausentes.
Es necesario interrogar a los testigos del episodio que puedan aportar datos acerca de
la presencia de síntomas previos, la duración del episodio y su recuperación. Habitual-
mente el paciente recupera la conciencia rápidamente. Sin embargo, suele referir can-
sancio, debilidad o náuseas durante minutos u horas posteriores en un síncope neuro-
mediado, y no así en los síncopes cardíacos.
En el examen físico de estos pacientes es mandatorio tomar la presión arterial con el
paciente sentado y de pie en búsqueda de hipotensión ortostática. Ésta se define como
el descenso de la presión arterial sistólica > 20 mmHg, o de la presión arterial diastólica
> 10 mmHg dentro de los 3 minutos de ortostatismo activo o pasivo (tilt test). La aus-
cultación cardíaca puede permitirnos detectar la presencia de soplos que sugieran la
presencia de cardiopatía. También puede realizarse masaje del seno carotídeo cuando
no se obtienen datos que orienten claramente a otra causa del síncope.
Estos datos clínicos deben guiarnos a definir la posibilidad de origen cardíaco del sín-
cope (Tabla 3), y posteriormente orientar los estudios complementarios necesarios
para determinar el estado CV del paciente cuando la anamnesis y el examen físico no
fueran concluyentes.
Tabla 3. Factores asociados con probabilidad de síncope cardíaco y no cardíaco.
125
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Antecedente de muerte súbita familiar. Relacionado con tos, micción, defecación, deglución.
Estudios complementarios
Los diversos estudios por realizar en estos pacientes intentan mostrar la presencia de
cardiopatía estructural y la presencia de arritmias con o sin correlación con el síntoma.
El electrocardiograma (ECG) normal sugiere una baja posibilidad de síncope cardíaco.
En el 90% de casos de síncope cardíaco el ECG es anormal y solo en el 6% de los sín-
copes neuromediados, pudiendo encontrarse alteraciones que hagan sospechar una
cardiopatía (hipertrofia miocárdica, signos de isquemia o necrosis) o la presencia de
bradiarritmias (bradicardia sinusal, bloqueo aurículo-ventricular, bloqueos de rama).
Es menos frecuente encontrar en el ECG la presencia de una taquiarritmia. Pese a que
en muchas arritmias cardíacas la duración del ECG es demasiado breve para poder
identificar la causa del síncope, se considera un estudio esencial en la evaluación de
todo paciente.
El holter cardíaco también tiene un bajo rédito diagnóstico para identificar un síncope
arrítmico, aunque permite detectar de manera específica la correlación entre los sín-
tomas, episodios sincopales o presincopales con las alteraciones del ritmo cardíaco.
Por este motivo, la monitorización prolongada del ritmo cardíaco puede ser necesaria
para registrar un episodio. Habitualmente es necesario solicitar múltiples estudios de
holter, o el uso de éste durante varios días cuando se sospecha de una arritmia cardíaca
o en pacientes con síncope a repetición.
Cuando la evaluación exhaustiva del paciente no puede establecer la causa del síncope,
debe considerarse un grabador de eventos implantable subcutáneo (loop recorder) con el
objetivo de registrar el ritmo cardíaco durante el episodio.5 Este dispositivo tiene una
batería con duración de 3 años, lo cual incrementa las posibilidades diagnósticas al
prolongar el tiempo de monitorización. El equipo se programa para que registre arrit-
mias y también puede ser activado por el paciente al presentar síntomas. La informa-
ción se recoge fácilmente mediante la telemetría de los programadores de marcapasos.
Una vez establecido el diagnóstico es extraído fácilmente. El procedimiento de implan-
te y extracción es ambulatorio. La indicación, implante y seguimiento debe realizarse
por un servicio de electrofisiología.
El ecocardiograma doppler es un estudio esencial para la detección y evaluación de una
cardiopatía estructural. Debe solicitarse siempre que se sospeche de un síncope car-
díaco, o en aquellas personas de más de 60 años por la elevada prevalencia de una
cardiopatía en este grupo. Algunos hallazgos pueden sugerir la etiología del síncope
como una miocardiopatía hipertrófica obstructiva, una estenosis valvular severa, un
mixoma auricular o la presencia de trombos obstructivos. También permite evaluar la
función sistólica del ventrículo izquierdo, cuyo deterioro es la variable más relacionada
con la aparición de arritmias ventriculares malignas y por tanto el principal predictor
de muerte súbita.
126
Capítulo 11. Síncope
Tratamiento y pronóstico
El pronóstico del síncope cardíaco suele depender de la patología de base por lo cual el
tratamiento será el de su cardiopatía. Por otro lado, el pronóstico del síncope reflejo u
127
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
ortostático es muy bueno por lo que el tratamiento estará dirigido a prevenir las recu-
rrencias y las lesiones asociadas con el objetivo de mejorar la calidad de vida. Pese a los
diferentes mecanismos fisiopatológicos entre el síncope reflejo y el sincope ortostático,
el tratamiento de ambas entidades suele ser similar.
El abordaje inicial está dirigido a evitar la deshidratación, incentivando la ingesta
abundante de líquidos, así como evitar factores desencadenantes del episodio como
períodos prolongados de bipedestación estática, cambios súbitos de decúbito u otras
situaciones que lo hayan desencadenado previamente. Es importante evaluar el uso de
fármacos que reducen la presión arterial para poder evitar o disminuir la dosis.
Será importante el reconocimiento de los pródromos, así el paciente puede realizar
maniobras para intentar cortar el episodio, o por lo menos sentarse, acostarse o tomar
medidas en el momento para disminuir el riesgo de traumatismos en caso de caídas.
Finalmente, en los casos de múltiples recurrencias pese al cumplimiento de estas me-
didas no farmacológicas, puede considerarse el uso de agonistas alfa o mineralocorti-
coides. La fludrocortisona puede ser útil en pacientes jóvenes, hipotensos con cuadros
vasovagales u ortostáticos. El midodrine, un agonista alfa, es de utilidad en el síncope
vasovagal en ausencia de hipertensión arterial y de antecedentes de retención urinaria.
La guía de la American Heart Association ubica a este fármaco en clase IIa.7
El uso de marcapasos definitivo en el sincope reflejo no está definido. Las guías sugie-
ren, basados en el uso de los monitores subcutáneos implantables, la posibilidad de
implante de marcapasos bicamerales en casos de pacientes ancianos, con frecuentes
lesiones por síncopes recurrentes, con documentación de pausas mayores a 3 segundos
en presencia de síntomas, o mayores a 6 segundos en su ausencia. Debe considerarse
que el marcapasos produce una disminución de los episodios, pero no su eliminación,
debido al componente vasodepresor presente en muchos de estos casos.
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128
12. RINITIS ALÉRGICA
Darío I. Colombaro
Introducción
La OMS (Organización Mundial de Salud) declara que la rinitis alérgica,1 es una de las
afecciones crónicas más comunes en niños y adultos, que impacta en la salud y la pro-
ductividad. El peso de esta enfermedad tiene efecto negativo en el funcionamiento fí-
sico, social e incluso económico por los gastos médicos y días de ausentismo laboral y
escolar que genera.
El diagnóstico oportuno y la efectividad del tratamiento pueden prevenir otras enfer-
medades, en especial las de la vía aérea inferior, así como también mejorar la calidad
de vida de los pacientes.
La respiración comienza en la nariz, que actúa como un acondicionador de aire; cum-
pliendo funciones de filtrado, calentamiento y humectación de más de 10.000 litros
de aire diarios, antes que éste progrese a los pulmones.2 Los conductos nasales y las
estructuras asociadas son el primer sitio de deposición de alérgenos, microbios y par-
tículas. Como consecuencia, la vía aérea superior es la ubicación de un sistema inmune
innato y adaptativo altamente desarrollado donde el aclaramiento mucociliar eficaz es
vital para la salud respiratoria.
Las enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias generalmente comienzan en
la nariz; la capacidad de reconocer y diagnosticar con precisión y precocidad la enfer-
medad nasal debe formar parte del arsenal de todos los alergólogos, neumólogos, clí-
nicos y pediatras, así como los cirujanos otorrinolaringólogos.
Definición
Se define rinitis como la inflamación del revestimiento nasal, caracterizado por sínto-
mas que incluyen: rinorrea anterior o posterior, estornudos, congestión y obstrucción
nasal y/o prurito nasal.1,3 La forma más común de rinitis no infecciosa es la rinitis alér-
gica (RA), asociada con una respuesta mediada por IgE contra los alérgenos.
La RA se asocia en un 70% con conjuntivitis dando: ojo rojo, lagrimeo, prurito ocular,
y alteración visual concomitante.3 La rinitis es un factor de riesgo independiente para
asma.
Epidemiología
La prevalencia de RA estacional varía del 1 al 40% en adultos y de 2 a 25% en niños.2,4 La
prevalencia de rinitis perenne va de 1 a 13%. Según definición por ARIA (Allergic Rhinitis
and its Impact on Asthma), la prevalencia global se encuentra en un 25%.
Fisiopatología
La mucosa nasal es un área vascularizada, cubierta por una capa epitelial, con un epite-
lio cilíndrico seudoestratificado constituido por células ciliadas, células caliciformes
secretoras de moco y células basales (stem) y tapizada de secreción mucosa, la cual es
importante para la fisiología nasal.5,6
129
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
La nariz contiene estructuras que captan diversas partículas, las que cuando se acu-
mulan en gran cantidad, son eliminadas al exterior mediante el reflejo del estornudo a
través de terminales colinérgicas que estimulan al sistema nervioso autónomo (SNA).
Mediante estimulación colinérgica se incrementa la producción de moco y se produce
vasodilatación que genera congestión nasal, mientras que el estímulo alfa adrenérgico
induce vasoconstricción, disminución de la secreción mucosa y aumento de la permea-
bilidad de las cavidades nasales.6 Algunas moléculas permanecen en contacto con la
mucosa nasal, por lo cual son fagocitadas por los macrófagos y presentados a los linfo-
citos T junto con las células dendríticas.7,8
Al reconocer el antígeno, los linfocitos T inician una cascada de eventos que conducen
a la formación de inmunoglobulinas (Ig) específicas o anticuerpos contra los antíge-
nos por parte de los linfocitos B y los plasmocitos. Se establece así un período inicial
de desensibilización, en el cual, el antígeno entra en contacto con el organismo y no
produce síntomas. Los contactos reiterados pueden hacer que el organismo reaccione
luego dando manifestaciones de hipersensibilidad típicas.
La interacción de los alérgenos con IgE alérgeno-específica en la superficie de los mas-
tocitos, conduce a una rápida liberación de mediadores preformados como la histami-
na, que causa los síntomas de la respuesta nasal temprana, es decir, estornudos, rino-
rrea y picor nasal. Tanto la histamina como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α),
así como mediadores lipídicos generados de novo, tales como leucotrieno C4 y prosta-
glandina D2, contribuyen a la afluencia de células inflamatorias como los eosinófilos,
células CD4+ y basófilos. La afluencia de estas células caracteriza la respuesta alérgica
tardía con la obstrucción nasal como su síntoma principal. Tanto la IgE específica, así
como la inflamación eosinofílica nasal son características de la RA y la distinguen de
otras formas de rinitis, como la infecciosa, la hormonal o la medicamentosa, rinitis en
la vejez y la ocupacional no alérgica.
Clasificación
Existen varias formas de clasificarlas.9-12
• Por su etiología
I. Infecciosa: viral, bacteriana, otros.
II. Alérgica
a. Alérgeno responsable: perenne, estacional, ocupacional.
b. Duración: intermitente y persistente.
c. Gravedad: leve, moderada y grave.
III. Ocupacional
a. Duración: intermitente y persistente.
b. Gravedad: leve, moderada y grave.
IV. Inducida por fármacos: aspirina, otros.
V. Hormonal
VI. Otras causas: NARES (Síndrome de Rinitis No Alérgica con Eosinofilia), irritan-
tes, alimentos, emocional, atrófica, anatómica.
VII. Idiopática
• Por su duración y gravedad
-- Según duración
a. Intermitente: los síntomas están presentes menos de 4 días a la semana o me-
nos de 4 semanas consecutivas.
130
Capítulo 12. Rinitis Alérgica
Factores de riesgo
Debemos tener en cuenta la genética y los antecedentes familiares, la edad temprana,
los diferentes grupos étnicos, los alérgenos intramuros (animales domésticos, áca-
ros, hongos) y extramuros (pólenes), los alérgenos alimentarios y ocupacionales. En-
tre otros factores merecen mencionarse como factores desencadenantes: las virosis, el
humo del tabaco y la contaminación ambiental de la industria y la cocina a leña.
Cuadro clínico
Se caracteriza por la presencia de rinorrea anterior o posterior, estornudos y conges-
tión nasal. Estos síntomas deben manifestarse durante 2 o más días consecutivos y más
de 1 hora diaria la mayoría de los días.1,3
Los síntomas son reversibles de manera espontánea o con tratamiento; puede haber
descarga retronasal con rinorrea anterior profusa de tipo hialina o acuosa. La obstruc-
ción nasal puede ser el único síntoma en preescolares y los estornudos pueden ser pa-
roxísticos o en salva. La obstrucción nasal y el purito nasal pueden asociarse con con-
juntivitis. Desde el punto de vista clínico según la forma de presentación, los pacientes
pueden ser: estornudadores o bloqueados (Tabla 1).
Tabla 1. Diferencias clínicas de las rinitis.
Estornudadores Bloqueados
Prurito Sí No
131
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hay síntomas usualmente NO asociados a rinitis alérgica, como ser síntomas unilate-
rales, obstrucción nasal sin otro síntoma, rinorrea mucopurulenta, descarga posterior
(con moco espeso con o sin rinorrea anterior), dolor, epistaxis recurrente, anosmia.
Diagnóstico
El diagnóstico es fundamentalmente clínico. La historia familiar de alergia, la estacio-
nalidad de los síntomas, la coincidencia de síntomas oculares, respiratorios y nasales,
y la relación con la exposición a epitelios de animales, a pólenes o a polvo doméstico,
son datos clínicos con alto valor predictivo en el diagnóstico de sospecha de rinitis
alérgica.
Por lo tanto, el diagnóstico se basa en un trípode que está conformado por una historia
clínica completa, la realización de pruebas cutáneas de alergia y determinaciones de
laboratorio, como es la inmunoglobulina E (IgE) y la IgE específica.
Historia clínica
La historia clínica debe ser exhaustiva y apuntar a la búsqueda de la causa: infecciosa o
no infecciosa y dentro de ésta recabar todos los datos sospechosos de alergia como los
antecedentes familiares de atopía, los antecedentes patológicos personales como der-
matitis atópica, alergia alimentaria o asma, y datos como la cronicidad de los síntomas,
variación estacional o ritmo diario.
132
Capítulo 12. Rinitis Alérgica
Laboratorio
El 80% de los casos presenta elevación de IgE total. En aquellos casos con IgE total nor-
mal, una IgE específica en general es positiva o se acompaña de una prueba cutánea
también positiva. El hemograma puede mostrar eosinofilia. También se puede solicitar
IgE específica en mucosa nasal.
Diagnósticos diferenciales
Es importante tener presente diferentes patologías que puedan simular una RA14 como:
1. Alteraciones anatómicas y estructurales: desviación septal, hipertrofia de cornetes, tu-
moración nasal, hipertrofia adenoidea, reflujo gastroesofágico, pólipos nasales, atresia
de coanas, trauma nasal/cuerpo extraño, rinorrea de líquido cefalorraquídeo, rinitis
no alérgica eosinofílica y 2. Enfermedades sistémicas: disquinesia ciliar primaria, fibro-
sis quística, poliangitis con granulomatosis eosinofílica (síndrome de Churg-Strauss),
poliangitis con granulomatosis (enfermedad Wegener), sarcoidosis, amiloidosis, po-
liocondritis recidivante.
Se deberá diferenciar también de la rinosinusitis aguda viral (resfriado común) que
tiene una duración menor a 10 días; la rinosinusitis aguda que presenta un incremento
de los síntomas después de 5 días o síntomas desde 10 días a 12 semanas; y la rinosinu-
sitis crónica que tiene una duración mayor de 12 semanas.
133
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
La rinitis alérgica local14 tiene síntomas como rinorrea hialina, prurito, congestión na-
sal y estornudos. Es de inicio temprano, y tiene antecedentes heredofamiliares, atopía y
asociación con conjuntivitis y asma. El diagnóstico se hace con eosinófilos en citología
nasal, prueba de provocación de alérgenos, IgE específica y triptasa en lavado nasal.
Tratamiento
Medidas generales
Es preciso combinar: la educación del paciente para evitar alérgenos y contaminantes,
la farmacoterapia y la inmunoterapia específica.
Algunas medidas de prevención primaria pueden ser muy útiles: 1) la lactancia materna
exclusiva por 3 meses; 2) no prescribir dieta libre de alérgenos a mujeres embarazadas
o en lactancia; 3) la supresión de exposición al humo de tabaco; 4) el control ambiental
para reducir la exposición temprana a ácaros y polvo; 5) las medidas de prevención que
eliminen o reduzcan exposición ocupacional.
Es importante comenzar con el control del medio ambiente,2 por lo que se deben brindar
consejos sobre las principales medidas para reducir los alérgenos intradomiciliarios
como utilizar cobertores impermeables, lavar la ropa de cama a 55-60 ºC, retirar mas-
cotas de la casa o utilizar filtros de alta eficiencia (HEPA por su sigla en inglés).
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico de la RA es escalonado de acuerdo con la severidad de la
misma y se debe tener en cuenta la eficacia, la seguridad, el costo-beneficio, la preferen-
cia del paciente, el apego a las recomendaciones, la gravedad y control de la enfermedad
y sus comorbilidades (Algoritmo 1). En el primer estadio se indica monoterapia con
antihistamínico H1 oral (de preferencia) o intranasal, o antileucotrieno. En el segun-
do estadio se indica monoterapia: corticoides intranasales (CI) o antihistaminico H1
oral (de preferencia) o intranasal, o antileucotrieno. En el tercer estadio se indica trata-
miento combinado con CI y antihistaminico intranasal u oral o antileucotrieno y en el
cuarto estadio se deberá considerar omalizumab solo, si la RA está asociada con asma
severa o de difícil control. En casos de necesidad se indica cirugía o se agregan cromo-
nas o antihistamínicos oculares en caso de conjuntivitis alérgica asociada.
Los antileucotrienos pueden ser útiles cuando existe asma asociado a la rinitis. La in-
munoterapia alérgeno específica deberá tenerse siempre en consideración, tanto en
niños como adultos, en todas aquellas rinitis persistentes y moderadas/graves, con in-
adecuado control con el tratamiento farmacológico (Tabla 2). Así mismo, se debe valo-
rar su utilidad como herramienta terapéutica para evitar el progreso de la enfermedad
alérgica respiratoria hacia el asma bronquial.
El tratamiento por lo general comienza con antihistamínicos orales, con frecuencia
iniciado por el paciente, ya que hay disponible una variedad de estos agentes de venta
libre. Se prefiere el uso de antihistamínicos de última generación, ya que son menos
sedativos que los agentes más antiguos e igual de efectivos. Debido a su inicio de ac-
ción relativamente rápido, los antihistamínicos se pueden utilizar en función de las
necesidades.
El efecto de los antihistamínicos sobre los síntomas, especialmente la congestión na-
sal, es modesto. Pueden combinarse con descongestivos orales para mejorar el flujo de
aire nasal en el corto plazo, a costa de algunos efectos secundarios.
Los corticoides intranasales incluyen al dipropionato de beclometasona, budesonide, flu-
nisolide, propionato de fluticasona, furoato de mometasona y acetonide triamcinolona.
134
Capítulo 12. Rinitis Alérgica
Intermitente Persistente
Antihistamínicos H1 orales A A
Antihistamínicos H1 nasales A A
Corticoides nasales A A
Corticoides orales A B
Cromonas nasales A A
Descongestionantes nasales C C
Inmunoterapia subcutánea A A
Inmunoterapia sublingual A A
Anti IgE A A
Evitación alergénica D D
A, B, C, D: grado de recomendación según medicina basada en evidencias
135
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Estos agentes son considerados la clase de medicación más eficaz en controlar los sín-
tomas de rinitis alérgica, de acuerdo con la reciente Guía de Tratamiento del Colegio
Norteamericano de Alergia, Asma e Inmunología (Tabla 3).15
Más allá de aliviar los síntomas de rinorrea, prurito nasal y estornudos, son eficaces en
reducir la congestión nasal y, como los antihistamín icos no sedantes H1, son capaces
de aliviar parcialmente el prurito ocular. Originalmente fueron considerados opción
terapéutica para los pacientes con rinitis severa, pero están emergiendo como trata-
miento de primera línea en formas más leves de rinitis alérgica por su eficacia percibi-
da y bajo potencial de efectos adversos.
En la rinitis se debe iniciar el tratamiento con la dosis máxima recomendada para cada
CI y para cada edad. Una vez que los síntomas se controlan adecuadamente (normal-
mente al cabo de 1-2 semanas), se debe reducir a intervalos de una semana hasta la do-
sis eficaz más baja. Si los síntomas reaparecen, la dosis puede ir incrementándose hasta
la máxima inicial para luego volver a la dosis en la que se había alcanzado un control
adecuado de los síntomas. Se deberá revaluar a las 2-4 semanas si no se consigue el con-
trol de los síntomas. Se debe recomendar a los pacientes que continúen el tratamiento
hasta que termine la exposición al alérgeno y si los síntomas persisten a lo largo de
todo el año, el tratamiento deberá ser continuo.
En las personas con episodios recurrentes de rinitis alérgica que se controlan adecua-
damente con los CI, se debe recomendar iniciar el tratamiento una semana antes de la
exposición al alérgeno. Si el momento de la re-exposición no se conoce con exactitud
(por ejemplo, el inicio de la estación de polinización), es recomendable comenzar el
tratamiento varias semanas antes de la probable re-exposición.
Los CI utilizados a las dosis recomendadas producen pocos efectos adversos locales
(irritación nasal, epistaxis, costras nasales, raramente perforación del tabique nasal),
aunque en ocasiones pueden ser motivo de abandono del tratamiento. Los efectos ad-
versos a menudo se relacionan con una técnica de administración inapropiada.
Para los síntomas oculares de la alergia, los glucocorticoides intranasales parecen ser
al menos tan eficaces como los antihistamínicos orales.
El efecto de los antagonistas de los receptores de leucotrienos, en especial el monte-
lukast se observa en dosis de 10 mg en mayores de 15 años, de 5 mg en niños de 6 a 14
años, y 4 mg de 12 meses a 5 años. Su eficacia sobre los síntomas de la RA es similar o
ligeramente menor que los antihistamínicos orales, y algunos ensayos han mostrado
un beneficio al añadir el montelukast a un antihistamínico.
Tratamiento de rescate
Como tratamiento de rescate se pueden usar: 1. Corticoesteroides orales: en RA con sínto-
mas graves intratables, para evitar el rebote de los mismos en pacientes con rinitis me-
dicamentosa (descongestivos) o en rinosinusitis crónica con pólipos nasales; 2. Lavados
nasales: con solución salina isotónica o hipertónica. Estos lavados favorecen el aclarado
de la mucosa nasal y remueven los mediadores inflamatorios; 3. Bromuro de ipratropio:
es un agente anticolinérgico indicado cuando la rinorrea es el síntoma predominante.
Tiene propiedades antisecretorias y actúa localmente como inhibidor de las secrecio-
nes serosas y seromucosas que recubren la mucosa nasal. Se utilizan 2 pulverizaciones
en cada fosa nasal 2/3 veces al día (dosis total 252 mcg/día) en adultos y adolescen-
tes mayores de 12 años; y 1 o 2 dosis en cada fosa nasal (42 mcg) 2 veces por día en
niños de 6 a 12 años; 4. Descongestivos nasales: están disponibles en forma de líquidos,
comprimidos y aerosoles nasales. Están indicados cuando la obstrucción nasal es el
síntoma predominante. Los orales incluyen la pseudoefedrina, y los aerosoles nasales
incluyen la fenilefrina, xylometazoina y la oximetazolina. Los descongestivos nasales
136
Capítulo 12. Rinitis Alérgica
tópicos son más efectivos que los agentes orales, pero existen informes de congestión
de rebote (rinitis medicamentosa) o de menor eficacia por lo que sólo se recomienda su
uso a corto plazo. Los descongestivos orales pueden provocar varios efectos secunda-
rios, como el aumento de la presión arterial, insomnio, irritabilidad y dolor de cabeza.
Tabla 3. Corticoides intranasales: dosis por edades e Indicaciones.
Beclometa- No indica- ≥ 18
Rinitis alérgica. 2 aplic./12 h. 1 aplic./12 h.
sona do. (FDA ≥ 6).
2 aplic de
50 mcg/12
Budesonide h o 2 de 100 1 aplic. de 50
mcg/24 h mcg/12 h o 1 de
50 y 100 mg Rinitis alérgica. (en poliposis 100 mcg/24 h.
Rinitis no alér- hasta 400 Igual que
≥ 6.
gica. mcg/día). en adultos.
Pólipos.
La mínima
2 aplic./24 h
Budesonida necesaria para
o
64 mg controlar los
1 aplic./12 h.
síntomas.
1 aplic./24 h
2 aplic./24 h si no hay
Fluticasona ≥6
Rinitis alérgica. o 1 aplic./24 h. respuesta
furoato (FDA ≥ 2).
1 aplic./12 h. hasta 2
aplic./24 h).
2-4 aplic./24
Mometa- Rinitis alérgica. h (en polipo- 1 aplic./24 ≥6
1 aplic./24 h.
sona Pólipos. sis hasta 2 h. (FDA ≥ 2).
aplic./12 h).
1 aplic./24
h (si muy
grave se
Triamcino- ≥6
Rinitis alérgica. 2 aplic./24 h. 1 aplic./24 h. puede
lona (FDA ≥ 2).
iniciar con
2 aplic./24
h).*
* No se recomienda uso continuado > 3 meses; aplic: aplicación; FDA: Food and Drugs Adminstration (EEUU).7
Inmunoterapia
La inmunoterapia consiste en la administración controlada de los alérgenos que pro-
ducen los síntomas en el paciente, con el fin de suprimir la reacción alérgica progresi-
vamente.1,8,14,16 Este proceso induce cambios en la reacción inmunitaria inducida por
137
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
alérgenos por medio de: 1) la supresión de las células presentadoras de antígeno que
llevan a la generación de células T efectoras; 2) la supresión de las células Th1 y Th2; 3)
la supresión de la IgE específica y la inducción de la IgG4 específica; 4) la supresión de
mastocitos, basófilos y eosinófilos.
La OMS recomienda la inmunoterapia específica para el alérgeno en cuestión cuando
la RA es persistente y no se ha controlado completamente con el tratamiento indica-
do, o cuando los medicamentos han sido rechazados por el paciente o han producido
efectos secundarios. Sin embargo, en varios consensos las características de los candi-
datos a recibir inmunoterapia son más amplias y ello permitiría prescribirla a todos
los pacientes con síntomas dependientes de IgE. Se debe tener en cuenta que en las RA
perenne y estacional, la inmunoterapia subcutánea y sublingual, tiene una indicación
con evidencia de Clase A.
Las metas de la inmunoterapia en la rinitis son reducir los síntomas y las necesidades
de medicación, lo cual a veces se consigue de forma total. Se ha observado que cuanto
más graves sean los síntomas del paciente, mayor es el efecto clínico de este tratamien-
to, y que, además, tiene un efecto preventivo a largo plazo, dado que se prolonga hasta
15 años después de su suspensión y evita el desarrollo del asma.
Entre 40 y 75% de los pacientes puede presentar reacciones locales leves y transitorias
en el sitio de la inyección o en la mucosa oral, las cuales rara vez requieren la reducción
o interrupción del tratamiento.
Puede aplicarse por diversas vías: subcutánea, sublingual, en parches epidérmicos,
mediante aplicación directa en los ganglios linfáticos, y en la mucosa conjuntival y na-
sal, entre otras. Sin embargo, actualmente se cuenta con mayor evidencia científica so-
bre la eficacia de la aplicación por las vías subcutánea (usualmente aplicadas una vez al
mes cuando se alcanza la dosis de mantenimiento) y sublingual (de 2 a 6 gotas diarias).
La elección de la frecuencia y la vía de administración dependen de la enfermedad y de
las preferencias del paciente y el médico alergólogo tratante.
Los esquemas de aplicación de la inmunoterapia se dividen en la fase de inicio, la cual
puede durar días o semanas, y en la de mantenimiento que, por lo general, implica una
aplicación mensual durante 3 a 5 años.
La inmunoterapia mejora la calidad de vida de los pacientes y altera la evolución natu-
ral de las enfermedades alérgicas con disminución en el uso de medicación como son
los antihistamínicos y otros.
Conclusiones
La RA es una enfermedad crónica inflamatoria de la nariz que tiene un alto impacto
por alterar la calidad de vida. Se presentan numerosas formas clínicas de rinitis (fe-
notipo), siendo la RA una de las más frecuentes. Desde esta perspectiva se debe abor-
dar el enfoque para el diagnóstico y tratamiento de esta patología. El tratamiento de
elección son los antihistamínicos H1 orales e intranasales, los corticoides intranasales,
los antileucotrienos, y la inmunoterapia que es la única terapia que puede cambiar la
evolución natural de las enfermedades alérgicas cuando es realizada por un alergólogo
adiestrado.
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Capítulo 12. Rinitis Alérgica
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139
13. URTICARIA
María Belén Mariucci Vázquez, Victoria Gaete Orueta, Alejandra Abeldaño
Introducción
La urticaria es una dermatosis causada por la activación y degranulación de mastocitos
y la liberación de mediadores inflamatorios. Se caracteriza por la presencia de ronchas
evanescentes, con o sin angioedema.1,2
Aproximadamente un 20% de las personas cursarán algún episodio de urticaria a lo
largo de su vida, con predominio de la forma aguda. La urticaria crónica, que se define
como aquella con duración mayor a 6 semanas, es más frecuente en adultos entre la ter-
cera y sexta década de vida, con una relación mujeres/hombres de 2:1. De las crónicas,
la variante espontánea es la más frecuente, mientras que solo un 20 a 30% corresponde
a la variante física.3
Fisiopatogenia
La urticaria es una patología que involucra la activación de mastocitos, ante diversos
estímulos, con posterior liberación de mediadores preformados y sintetizados de novo,
tales como: histamina, factor activador de plaquetas, citoquinas, leucotrienos y pros-
taglandinas. Estos mediadores desencadenan activación nerviosa sensitiva, vasodila-
tación, y extravasación de plasma, así como el reclutamiento de otras células inflama-
torias. La vasodilatación localizada genera eritema, y el incremento del flujo, calor y
aumento de la permeabilidad vascular, responsable del edema.1
El angioedema presenta el mismo mecanismo fisiopatogénico que la urticaria, pero la
patología se localiza en la dermis profunda y en el tejido celular subcutáneo.
Clínica
La urticaria se caracteriza por la presencia de pápulas eritematoedematosas, de forma y
tamaño variable, pruriginosas y evanescentes (duran menos de 24 hs) conocidas como
“ronchas”. Suelen ser múltiples, ubicuas y en algunos casos se agrupan.1,2,4
El angioedema se presenta como un área tumefacta, de color pálido o levemente erite-
matoso y de límites poco definidos. Afecta áreas de piel fina como párpados y labios con
o sin compromiso del tracto respiratorio. Genera tensión o dolor y puede durar hasta
72 hs.1,2
Ambas lesiones clínicas, pueden hallarse de forma aislada o coexistir.
Clasificación
Las urticarias se clasifican por su tiempo de evolución en agudas y crónicas (Tabla 1).
Urticarias crónicas
Urticaria espontánea. Es más frecuente en adultos, a predominio de mujeres.1 Infeccio-
nes, mecanismos de autorreactividad y reacciones pseudoalérgicas (reacciones de hi-
persensibilidad no alérgicas) a alimentos y drogas, se describen como desencadenan-
tes, mientras que en otros casos persiste como idiopática.6
141
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Las infecciones pueden ser causa de urticaria crónica, así como también reponsables de
exacerbaciones (principalmente infecciones virales de vías aéreas superiores). Algunos
procesos inflamatorios no infecciosos también demostraron ser causa de urticaria cró-
nica, tales como enfermedades autoinmunes,6 dentro de las cuales se pueden mencio-
nar el vitiligo, la anemia perniciosa, alteraciones tiroideas, artritis reumatoidea, lupus
eritematoso sistémico (LES), síndrome de Sjögren y enfermedad celíaca entre otros.7
La evolución es variable; el 50% de los pacientes se encuentran asintomáticos a los 3
meses, un 80% al año y aproximadamente un 11% continúan con síntomas a los 5 años
del diagnóstico.8 Existen 4 factores que se asocian a mayor duración del cuadro: la seve-
ridad, la presencia de angioedema,9 la asociación con urticarias físicas10 y la autorreac-
tividad (test del suero autólogo positivo).8,9
Dermografismo. Es la más frecuente de las urticarias físicas (aproximadamente 50%),1,3,4
con una prevalencia del 2-5% de la población general.3,11 Se caracteriza por la aparición
de pápulas lineales que pican o arden ante una presión deslizante sobre la piel, como
rascarse o frotarse. Las lesiones aparecen entre 5 y 10 minutos luego del estímulo, des-
criben el trayecto del mismo y desaparecen rápidamente dentro de la primer hora.1
Urticaria por calor. Es muy infrecuente. Se producen pápulas eritematoedematosas mi-
nutos después del contacto de la piel con un estímulo caliente. Resuelven luego de 1 a
3 horas.1,3,4,11
Urticaria por frío. Se produce ante la exposición al aire, líquidos u objetos fríos. General-
mente los síntomas se producen en el área de contacto, pero si estos son extensos pue-
den producir síntomas generalizados y/o reacciones sistémicas como cefalea, hipoten-
sión y deterioro del sensorio.1,4,11,12 Afecta principalmente adultos jóvenes, y con mayor
frecuencia mujeres. 4,11,12 Con respecto al tiempo, se describen la urticaria por frío y la
urticaria por frío retardada, cuando los síntomas aparecen 24 hs después de la expo-
sición. Existen casos publicados en grupos familiares de carácter hereditario y otros
en asociación con infecciones virales (hepatitis, mononucleosis, VIH), bacterianas (He-
licobacter pylori), parasitarias, y con menor frecuencia asociadas a crioglobulinemia.11
De causa De causa
De causa De causa
descono- descono- Físicas Otras
conocida conocida
cida cida
142
Capítulo 13. Urticaria
Angioedema
El angioedema se puede clasificar en:
• Angioedema por inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).
• Angioedema hereditario.
• Angioedema adquirido.
Angioedema por IECA. Ocurre en 1 de cada 1.000 pacientes tratados con este grupo de
drogas. Es más frecuentes en africanos y afroamericanos. La aparición del cuadro pue-
de desencadenarse luego de años del inicio de la droga, se asocia a dolor abdominal
y raramente se encuentran ronchas. Se produce por acumulación de bradicinina, y se
describió que ciertos pacientes desarrollan el cuadro por presentar polimorfismos de
la ECA, responsables de la degradación de cininas.1
Angioedema hereditario. Se produce por un déficit de la proteína inhibidora de la C1 es-
tearasa activada, lo cual provoca un déficit o la síntesis anómala de la misma, que evita
la activación del sistema de complemento. Los episodios se desencadenan por estrés,
traumas mínimos, cambios hormonales, drogas e infecciones. Suele iniciar en la in-
fancia con cuadros de angioedema con compromiso de piel, tracto gastrointestinal, y
tracto respiratorio, con riesgo de vida.1
Angioedema adquirido. Se caracteriza por bajas concentraciones de la proteína inhibi-
dora de la C1 estearasa activada y de C1, C1q, C2 y C4. No hay evidencia de familiares
comprometidos, y el inicio se produce en la edad media de la vida.1
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico y se basa en el hallazgo de ronchas y/o angioedema al examen
físico (Figura 1). Resulta de vital importancia una anamnesis detallada a fin de detectar
la causa. En la Tabla 2 se resumen la conducta diagnóstica en la urticaria.
143
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tiempo de evolución
Anamnesis
¿Desencadenantes?
No Sí
Sí No
Conducta diagnóstica
144
Capítulo 13. Urticaria
Conducta diagnóstica
- Urticaria acuagénica. Test con ropa mojada sobre la piel por 20 minutos.
- Urticaria colinérgica. Provocación con ejercicio y baño con agua caliente.
- Urticaria de contacto. Test de provocación cutánea (por ejemplo: Prick test).
3. Si los tests son negativos, se diagnostica urticaria espontánea y se deben realizar estudios diag-
nósticos de rutina para descartar foco y/o asociación con enfermedad sistémica.
- Hemograma con ERS y PCR.
- Perfil tiroideo y anticuerpos antitiroideos.
- Perfil inmunológico (anticuerpos antinúcleo, factor reumatoideo, C3 y C4).
- Coproparasitológico.
- Anticuerpos para enfermedad celíaca (antiendomisio y anti transglutaminasa).
- Exudado de fauces y cultivo.
- Serologías (VIH, hepatitis B y C) y VDRL.
En aquellas lesiones que perduren más de 24 hs, que el síntoma predominante sea el
dolor (y no el prurito), y presenten hiperpigmentación postinflamatoria, se recomien-
da realizar biopsia con estudio anatomopatológico para descartar urticaria vasculitis
u otros diagnósticos diferenciales como prurigo, eritema polimorfo y farmacoder-
mias.1,13
Tratamiento
El manejo de la urticaria se basa principalmente en 2 pilares:
1. Eliminar el desencadenante
Se deben suspender o sustituir las drogas sospechosas (por ejemplo IECA), erradicar
los procesos infecciosos y tratar los procesos inflamatorios.2 En relación a los alimen-
tos, se recomienda eliminar el que se considere desencadenante; las dietas libres de
alérgenos solo están indicadas en las urticarias crónicas espontáneas que cursan con
síntomas diariamente. En las urticarias físicas, se debe eliminar o evitar el estímulo.
En casos en que esto no sea posible o afecte la vida diaria, debería evaluarse la desen-
sibilización.
2. Tratamiento sintomático
Consiste en reducir los niveles de los mediadores mastocitarios con antihistamínicos.
Los casos donde otros mediadores mastocitarios distintos a la histamina (como el fac-
tor activador plaquetario, los leucotrienos y citoquinas) estén involucrados, suelen ser
refractarios a los antihistamínicos.2
Los antihistamínicos (anti-H1), se utilizan para el tratamiento de la urticaria desde
1950. Los de primera generación (prometazina, difenhidramina, clorfeniramina, hi-
droxicina) tienen efectos anticolinérgicos y sedativos. Presentan múltiples interaccio-
nes medicamentosas (alcohol, analgésicos, hipnóticos y sedativos). Por lo tanto, están
fuertemente desaconsejados en el tratamiento actual de primera línea, de la urticaria
crónica.2
145
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
1ª línea de tratamiento
2ª línea de tratamiento
Aumentar la dosis de antihistamínicos de segunda generación, hasta 4 veces las dosis habituales:
• Cetririzina 40 mg/día.
• Levocetirizina 20 mg/día.
• Loratadina 40 mg/día.
• Desloratadina 20 mg/día.
• Fexofenadina 480 mg/día.
3ª línea de tratamiento
146
Capítulo 13. Urticaria
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147
14. VASCULITIS CUTÁNEAS
Alejandra Márcico, Sabrina Meik, María Inés Hernández, Alejandra Abeldaño
Definición
Las vasculitis cutáneas comprenden un grupo de enfermedades que se caracterizan
por inflamación y necrosis de la pared de los vasos sanguíneos. Pueden cursar sólo con
compromiso cutáneo, o acompañarse de manifestaciones sistémicas.
De acuerdo a su origen, pueden clasificarse en primarias (idiopáticas), o secundarias a
la ingesta de fármacos o a diversas patologías (infecciones, neoplasias, enfermedades
del tejido conectivo entre otras) (Tabla 1). Poseen diversas manifestaciones clínicas se-
gún el tamaño del vaso afectado, y pueden cursar en forma indolente con resolución
espontánea en menos de 6 meses (como las producidas por fármacos o infecciones),
evolucionar en brotes y remisiones (como la púrpura de Schönlein-Henoch), o tener un
curso crónico (como las paraneoplásicas). Se describe que hasta un 4% puede desarro-
llar un desenlace fatal.
Tabla 1. Causas de vasculitis.
• Estreptococo, estafilococo.
• VIH.
Infecciones • Virus hepatitis B y C (VHB, VHC).
• Otros: meningococo, gonococo, pseudomona, micobacterias,
citomegalovirus, influenza.
• (Cualquier fármaco).
• Beta lactámicos.
• Sulfamidas.
• Minociclina.
Fármacos
• Antiinflamatorios no esteroideos.
• Anti-TNF.
• Levamisol-cocaína.
• Insecticidas, herbicidas.
Neoplasias • Hematológicas
• Órganos sólidos
Clasificación
Las clasificaciones más utilizadas son la del Colegio Americano de Reumatología de
1990, y el Consenso Clasificación de Vasculitis de Chapel Hill de 1994, revisado y modi-
ficado en el 2012 (Tabla 2). Este último considera el tamaño de los vasos, el compromiso
de distintos órganos, y las patologías asociadas. A éstos se les suma el criterio de clasi-
ficación según la medida de los vasos propuesta por Fiorentino:
149
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• Vasculitis de grandes vasos: afectan en forma predominante a la aorta y sus ramas prin-
cipales.
• Vasculitis de vasos medianos (más de 50 micrones): afectan arterias medianas definidas
como las arterias de los órganos y sus ramas.
• Vasculitis de vasos pequeños (menos de 50 micrones): comprometen vasos intraparenqui-
matosos (arterias, arteriolas, capilares y vénulas).
Tabla 2. Nomenclatura de Vasculitis adoptada por el Consenso de Chapell Hill 2012 (Arthritis
Rheum 2013;65:1-11).
Epidemiología
Según las distintas series, las vasculitis cutáneas presentan una incidencia de entre
15,4 y 59,8 casos/millón, mientras que la incidencia de las vasculitis sistémicas es de 42
casos/millón. Predomina en mujeres (2/3:1), en un rango de edad de entre 30 a 60 años.
Los niños se afectan con menos frecuencia.
Características clínicas
Las vasculitis pueden presentar manifestaciones exclusivamente cutáneas (30-60% de
los casos) o cursar con compromiso sistémico. Es importante recalcar que aunque las
150
Capítulo 14. Vasculitis Cutáneas
vasculitis afecten solo piel, pueden tener síntomas generales como mialgias, artralgias
o artritis, cefalea, fiebre y pérdida de peso.
Las vasculitis cutáneas pueden expresarse con distintas lesiones elementales, que de-
penderán del calibre del vaso afectado, de la localización y del tiempo de evolución.
Las lesiones más frecuentes (50%) son las máculas o pápulas purpúricas (“púrpura
palpable”) que no desaparecen con la vitropresión (técnica que permite observan un
blanqueamiento parcial que corresponde al edema con la persistencia del área roja que
corresponde a la hemorragia, al presionar la piel con un vidrio). Se producen por el
compromiso de vasos dérmicos de pequeño calibre.
También se pueden observar pápulas y placas urticariformes, ampollas de contenido
hemorrágico y pústulas. Pueden ser asintomáticas, pruriginosas o dolorosas. Cuando
los vasos afectados son profundos y de mayor tamaño (correspondientes a dermis pro-
funda o hipodermis), se puede observar la presencia de nódulos, úlceras, livedo reticu-
laris, así como placas eritematosas infiltradas de aspecto paniculítico. Las lesiones se
localizan principalmente en miembros inferiores; cuando se generalizan, debe sospe-
charse una vasculitis con afección sistémica.
Diagnóstico
Para arribar al diagnóstico se requieren varias instancias:
1. Historia clínica. La historia clínica detallada y exhaustiva, asociada a un examen fí-
sico completo son claves para acercarnos al diagnóstico, ya que gran parte de las
vasculitis secundarias se asocian con infecciones e ingesta de fármacos (Tabla 1),
en cuyo caso el reconocimiento del gérmen y su tratamiento, o la suspensión de la
droga constituyen la primera conducta en el tratamiento.
2. Biopsia. El principal método de diagnóstico es la histopatología. Las técnicas de he-
matoxilina/eosina muestran un infiltrado inflamatorio dentro y alrededor de los va-
sos sanguíneos, necrosis fibrinoide, edema, apoptosis celular (leucocitoclasia) y ex-
travasación de glóbulos rojos. La selección de las lesiones para la toma de biopsia es
fundamental. Las de reciente aparición (dentro de las primeras 24 a 48 hs) permiten
observan un infiltrado inflamatorio predominantemente de neutrófilos, que con el
correr de los días va a ser reemplazado por infiltrado con predominio de linfocitos y
macrófagos. La selección de la técnica de la biopsia (punch, shave o losange), se debe
basar en la sospecha diagnóstica y la lesión cutánea. Frente a una púrpura palpable
(vasculitis de vasos pequeños), la técnica de punch o shave suelen brindar material
suficiente. Si se sospecha vasculitis de vasos medianos, se recomienda la técnica de
losange que permite obtener tejido celular subcutáneo. En caso de lesiones ulcera-
das, el borde de la misma es el sitio de biopsia de preferencia. En el livedo se prefiere
una biopsia profunda del centro de la trama (zona aparentemente “normal”).
La inmunofluorecencia directa (IFD) aporta datos claves que permiten diferenciar la
vasculitis a IgA (púrpura de Schonlein-Henoch) del resto de las vasculitis. Por lo
tanto, es recomendable realizar 2 tomas, 1 para microscopia óptica (que debe ser en-
viada en formol) y otra para IFD (que debe ser enviada en solución fisiológica estéril).
3 . Estudios complementarios en vasculitis cutáneas. Si bien el 45-55% de las vasculitis cu-
táneas de pequeños vasos son idiopáticas, deben realizarse estudios complementa-
rios para descartar posibles causas, así como para evaluar compromiso sistémico.
Según distintos autores, la vasculitis de pequeños vasos se asocia con infecciones
(15-20%), enfermedades autoinmunes del tejido conectivo o enfermedades infla-
matorias (15-20%), reacciones por hipersensibilidad a drogas (10-15%), desórdenes
linfoproliferativos o tumores sólidos (5%). Frente al primer episodio se solicita una
rutina básica completa con examen de orina y se puede acompañar la evolución.
Cuando la causa no es evidente, y se ha descartado el antecedente de fármacos, se
deben ampliar los estudios complementarios de acuerdo a los síntomas presentes.
151
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El tratamiento varía según la severidad, tiempo de evolución, causa subyacente, y pre-
sencia o no de compromiso sistémico.
En la mayoría de los casos con vasculitis cutáneas idiopáticas que cursan el primer epi-
sodio, y/o de causa conocida en la que pudo eliminarse el desencadenante, las medidas
generales (reposo, elevación de los miembros, medias de compresión) son suficientes.
Se pueden asociar tratamientos sintomáticos si presentan dolor o prurito (antihista-
mínicos o corticoides a bajas dosis).
En el caso de cursar con brotes recurrentes, o extensión de las lesiones, se puede indicar:
• Primera línea de tratamiento
1. Corticoides orales (meprednisona 0,2 a 0,5 mg/kg/día); evaluar su descenso lento
después de 3-4 semanas.
2. Colchicina 0,6 mg 3/día (inhibe la proliferación de polimorfonucleares).
3. Dapsona 100-200 mg/día (altera la quimiotaxis de neutrófilos).
• Segunda línea. Inmunosupresores
1. Corticoides: meprednisona 1 mg/kg/día.
2. Metotrexato: 20 a 25 mg/semana.
3. Ciclofosfamida: 2 mg/kg/día.
4. A zatioprina: 2-3 mg/kg/día.
5. Micofenolato mofetil: 2-3 g/día.
• Casos refractarios
1. Hidroxicloroquina: 200-400 mg/día.
2. Inmunoglobulina:2 g/kg dividido en 5 días.
3. Infliximab:3-5 mg/kg cada 1 o 4 semanas.
4. R ituximab:1 g/EV día 1 y 15.
Si bien la utilización de plasmaféresis no evidenció un aumento de la sobrevida global,
sí mostró mejoría a nivel renal cuando se utilizó en conjunto con corticoides y ciclofos-
famida. Por eso se recomienda para los casos de rápida progresión y daño renal severo.
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152
15. INFECCIONES DE PIEL Y
PARTES BLANDAS
Bárbara Alonso, Laura Morganti, María Eugenia Buonsante, Alejandra Abeldaño
Introducción
Las infecciones de piel y partes blandas (IPPB) se han incrementado en los últimos años
en frecuencia y severidad y se asocian a una amplia variedad de presentaciones clínicas.
En su evaluación clínica es de relevancia obtener información acerca de: estado inmu-
nológico del paciente, lugar de residencia, viajes recientes, traumatismos o cirugías,
exposición al agua, hobbies, uso previo de antimicrobianos, exposición a animales,
picaduras o mordeduras; todos éstos, elementos esenciales para su diagnóstico dife-
rencial.
Además, el reconocimiento en el examen físico del compromiso anatómico de la piel y
de los tejidos subyacentes, son cruciales para establecer un diagnóstico correcto. Las
IPPB incluyen la afectación de una amplia variedad de sitios anatómicos: epidermis,
dermis, tejido subcutáneo y músculos. En algunos casos, esta información no está
clara, con lo cual es necesario realizar determinados procedimientos como punción
aspiración, y/o biopsia de tejido, como así también métodos radiológicos complemen-
tarios para determinar el nivel de infección y la presencia de gas, abscesos o procesos
necrotizantes que, por ejemplo, en pacientes seleccionados con inmunocompromiso
puede ser de gran relevancia. Las IPPB se presentan con un amplio espectro de mani-
festaciones clínicas desde formas leves hasta formas de compromiso con riesgo de vida
para el paciente.1
La designación de IPPB severa incluye pocos casos denominados IPPB complicada
(IPPBc), que típicamente implican la necesidad de hospitalización para su adecuado
diagnóstico y tratamiento. También ante la presencia de enfermedades predisponentes
significativas como diabetes, insuficiencias vasculares o inmunosupresión sistémica
que pueden complicar su respuesta a la terapia y/o para realizar procedimientos qui-
rúrgicos, está indicada la hospitalización.2
Para ello deben tenerse en cuenta los siguientes parámetros: fiebre, presencia de co-
morbilidades (insuficiencia vascular, neuropatía, diabetes e inmunocompromiso), si-
tio de la infección (mano y cabeza tienen el potencial de mayor daño), resultados de
laboratorio (elevación de los glóbulos blancos y niveles de ácido láctico) compromiso
renal y de una gran superficie corporal (> 9%).3,4 A su vez, la presencia de falla cardíaca,
insuficiencia renal crónica, patología vascular periférica o infección necrotizante son
factores de peor pronóstico. Un tratamiento empírico inicial erróneo se relaciona con
mayor mortalidad.5
153
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Las muestras de hemocultivos sólo son positivas en menos de 10% de los casos 7 y se
recomiendan en aquellas infecciones severas que requieren hospitalización.
Los hemocultivos deberán ser obtenidos previo al inicio de la terapia antibiótica y rea-
lizados en las siguientes circunstancias:8,9
• Toxicidad sistémica.
• Compromiso extenso del tejido cutáneo o subcutáneo.
• Comorbilidades: linfedema, enfermedades oncológicas, neutropenia, inmunodefi-
ciencias, esplenectomía, diabetes, etcétera.
• Exposiciones especiales: mordeduras de animales, injurias con exposición al agua.
• Celulitis persistente.
Los cultivos por punción de piel tienen un rendimiento de < 5 a 40%, mientras que los
cultivos por biopsia cutánea pueden tener un rescate de microorganismos de entre un
20-30%.10
Si un absceso está presente, se debe realizar una punción y aspiración de su contenido.
Si no hay colección liquida, la mejor muestra a tomar es una biopsia de piel o de tejidos
blandos después de la desinfección y remoción del tejido necrótico, de estar presente.
IPPB no purulentas
Impétigo
Es una infección superficial de la piel que compromete la epidermis. Generalmente es
ocasionado por Streptococcus beta-hemolítico y/o Staphylococcus aureus.11 Es más frecuente
en niños entre 2 y 5 años, en meses de verano y nivel socioeconómico bajo. Se presenta
en áreas expuestas, tales como rostro y extremidades, suelen ser lesiones múltiples,
localizadas en un área anatómica.11,12
Existen 2 tipos de impétigo: el ampollar, producido por Staphylococcus aureus y no am-
pollar (70% de los casos) debido a Staphylococcus aureus y/o Streptococcus. La variante no
ampollar comienza con vesículas o pústulas, apenas perceptibles, que pueden asentar
sobre una base eritematosa y que se rompen rápidamente, con la consiguiente apari-
ción de costras melicéricas. La variante ampollar comienza con máculas eritematosas
que evolucionan a ampollas superficiales de contenido seroso, con signo de Nikolsky
negativo, que se rompen fácilmente y se cubren de costras. Ambos tipos pueden evo-
lucionar con lesiones satélites por diseminación hacia otras áreas, secundarias al ras-
cado.13
El diagnóstico es clínico, y en el caso de la variante no ampollar, se debe realizar diag-
nóstico diferencial con herpes simplex, herpes zóster y escabiosis. Mientras que en
el tipo ampollar, el diagnóstico diferencial es con farmacodermia ampollar, varicela,
herpes simplex, síndrome stafilocóccico de la piel escaldada, dermatitis herpetiforme,
eritema multiforme, penfigoide ampollar y pénfigo vulgar.13
Se describe la glomerulonefritis postestreptocóccicca luego del impétigo ocasionado
por cepas nefrogénicas de Streptococcus del grupo A, aunque no se ha demostrado que
154
Capítulo 15. Infecciones de Piel y Partes Blandas
En caso de que el impétigo sea ocasionado sólo por estreptococo (demostrado en culti-
vo de la lesión) la droga de elección es la penicilina oral. Los niños pueden retomar sus
actividades sociales luego de los 2 días de iniciado el tratamiento.12
Ectima
Es una forma ulcerada y profunda del impétigo no resuelto, más frecuente en pacientes
con higiene deficiente, malnutrición e inmunodepresión. Se manifiesta como una placa
eritematosa sobre la que asienta una vesícula o vesiculo-pústula que rápidamente evo-
luciona a una úlcera de bordes indurados y violáceos, que se cubre de una gruesa costra
amarillenta adherente. En ocasiones estas lesiones son múltiples. Se plantean como
diagnósticos diferenciales las úlceras por estasis y leishmania cutánea.13 Se indica el
mismo tratamiento antibiótico sistémico indicado en impétigo.10
Erisipela
Se manifiestan como áreas de la piel con eritema, aumento de temperatura local, edema
e induración (“piel de naranja”). Tienen una clara demarcación entre el tejido compro-
metido y el sano, son sobreelevadas con respecto al tejido circundante. Comprometen la
dermis superficial y los linfáticos superficiales. Habitualmente existe una disrupción
de la barrera o puerta de entrada (el intertrigo suele ser la principal)14 que permite el
ingreso de organismos, aunque en muchas ocasiones estas heridas son imperceptibles.
La erisipela no presenta supuración, pero puede desarrollar otras manifestaciones lo-
cales como linfangitis e inflamación de nódulos linfáticos regionales, vesículas, ampo-
llas, equimosis y petequias, a veces con necrosis. Generalmente se presentan en miem-
bros inferiores, el sitio más frecuentemente afectado, en forma unilateral.
Su presentación suele ser de comienzo agudo, algunas veces con manifestaciones sisté-
micas, que incluyen fiebre y escalofríos además de los síntomas locales. Ante la presen-
cia de estos síntomas, el cuadro se considera moderado o severo.
El diagnóstico se realiza con la presentación clínica. Raramente es necesaria la realiza-
ción de una punción aspiración para cultivo o una biopsia cutánea para el diagnóstico.
Este procedimiento queda relegado a situaciones especiales tales como pacientes neu-
tropénicos u otros estados de inmunodeficiencia en las que el agente etiológico no es
155
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Celulitis
Es una infección aguda de la piel, que compromete la dermis más profunda y el tejido
celular subcutáneo. Se presenta con eritema, edema, calor y dolor, es de límites no defi-
nidos y puede dejar necrosis. La piel adquiere un aspecto de piel de naranja debido a la
presencia de edema superficial alrededor de los folículos pilosos. En ocasiones puede
observarse equimosis, petequias, crepitación y celulitis gangrenosa que son manifes-
taciones inusuales debido a clostridios y otros anaerobios. Comparte con la erisipela el
sitio de presentación: los miembros inferiores es la localización más frecuente, segui-
da de miembros superiores, cabeza y cuello, tronco y abdomen. Los pacientes pueden
presentar manifestaciones sistémicas, que suelen ser leves, y en ocasiones preceden a
las lesiones cutáneas.11 Los factores que predisponen su presentación se resumen en la
Tabla 2.
Tabla 2. Factores de riesgo en erisipela, celulitis y fascitis necrotizante.11,14,15
156
Capítulo 15. Infecciones de Piel y Partes Blandas
Infecciones necrotizantes
Estas infecciones subcutáneas profundas agresivas comprometen las fascias e incluso
compartimientos musculares y son potencialmente devastadoras debido a la destruc-
ción del tejido principal y a que pueden llevar a la muerte. Generalmente son conse-
cuencia de traumatismo cutáneo o cirugía.
Las características que sugieren el compromiso de tejidos profundos son:
• Dolor intenso que parece desproporcionado a la lesión.
• Falla de respuesta al tratamiento antimicrobiano inicial.
• A la palpación del tejido subcutáneo, se evidencia una lesión dura como madera que se
extiende más allá del área con aparente compromiso cutáneo, con anestesia cutánea.
• Signos de toxicidad sistémica (fiebre, leucocitosis, alteración del sensorio, falla renal).
• Edema e hipersensibilidad que se extiende más allá del eritema cutáneo.
• Crepitación (presencia de gas en los tejidos).
• Flictenas.
• Necrosis cutánea o equimosis.
Estas infecciones pueden ser:
• Monomicrobiana: usualmente causada por Streptococcus pyogenes, Staphylococcus au-
reus, Aeromonas hydrophila o Vibrio vulnificus y estreptococos anaerobios (Peptostrep-
tococcus).
157
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
IPPB purulentas
Abscesos cutáneos
Los abscesos son colecciones purulentas dentro de la dermis o tejido celular subcutá-
neo, que se presentan con dolor y fluctuación con o sin celulitis circundante, en ocasio-
nes con pústula central. El compromiso sistémico es inusual.
La presencia de abscesos drenables o celulitis asociadas a drenaje purulento (ausencia
de absceso), se atribuyen potencialmente a Staphylococcus aureus (meticilino sensible o
resistente), hasta en el 75% de los casos.
Se ha observado en los últimos años un aumento en la prevalencia de Staphylococcus
aureus meticilino resistente de la comunidad (SAMR-CO) con patrón definido por la
presencia de resistencia a oxacilina y a un antibiótico no beta-lactámico.16
En un estudio de vigilancia realizado en nuestro hospital se observó una prevalencia
elevada de S. aureus meticilino resistente de la comunidad, el principal patógeno a con-
siderar en el tratamiento empírico de IPPB. Este estudio además mostró una dismi-
nución importante del nivel de resistencia a clindamicina,17 aunque este dato puede
resultar variable en análisis futuros.
Los abscesos pueden ser causados por más de un patógeno, especialmente en el caso
de abscesos periorales, perirectales o vulvovaginales. Los agentes etiológicos involu-
crados incluyen S. aureus junto con S. pyogenes y bacilos gram negativos con anaerobios.
Los abscesos deben ser drenados por medio de una incisión. Antes del procedimiento,
se deben administrar antimicrobianos con actividad frente a S. aureus y Streptococcus
beta hemolítico. Las celulitis purulentas solo deben recibir antibióticos y no requieren
drenaje.18
Forúnculos y carbunclo
El forúnculo es la infección del folículo piloso, en el cual la supuración se extiende a
través de la dermis y tejido subcutáneo formando un pequeño absceso. Clínicamente
son nódulos inflamatorios con pústulas a través de la emergencia del folículo piloso.
Con frecuencia drenan espontáneamente y no requieren tratamiento, curan con una
cicatriz.
El carbunclo o ántrax es la infección que compromete varios folículos adyacentes, que
forman una masa coalescente, con drenaje de pus por múltiples orificios foliculares
(conocido como “signo de la espumadera”), lo cual puede estar asociado con síntomas
158
Capítulo 15. Infecciones de Piel y Partes Blandas
IPPB
No purulentas Purulentas
Erisipela - Celulitis - Infección necrotizante Abscesos - Forúnculo - Carbunclo
I–D / C-S: incisión y drenaje / cultivo y sensibilidad; SAMS: Staphylococcus aureus metilicio sensible, SAMR: Staphylococcus aureus meticilino
resistente, TMS/SMX: trimetoprima/sulfametoxazol.
159
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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160
16. FARMACODERMIAS
Florencia Quadrana, María Inés Hernández, Sabrina Meik, Alejandra Abeldaño
Introducción
Las reacciones adversas a drogas (RAD) constituyen un problema frecuente en la prác-
tica clínica y afectan del 10 al 15% de los pacientes bajo tratamiento farmacológico. La
piel es uno de los principales órganos afectados, comprometiéndose en el 20% de las
RAD. Se desconoce la prevalencia de farmacodermias en pacientes ambulatorios, pero
se estima que ocurren en el 3% de los pacientes internados. El 95% presenta exantemas
maculopapulares o urticaria y solo el 5% restante farmacodermias severas como reac-
ción a fármacos con eosinofilia y síntomas sistémicos (síndrome de DRESS), pustulosis
exantemática generalizada aguda (PEGA), síndrome de Steven-Johnson (SSJ) y necróli-
sis epidérmica tóxica (NET).¹
Manifestaciones clínicas
Son muy variadas, siendo la más frecuente el rash morbiliforme.¹ También se pueden
encontrar lesiones purpúricas, urticariformes o en diana, pústulas, ampollas, erosio-
nes y lesiones mucosas que pueden estar asociadas a síntomas sistémicos.
Los signos de alarma que deberían hacer sospechar de una farmacodermia severa son:
1. Cutáneos
- Edema facial o de la lengua.
- Dolor cutáneo.
- Púrpura palpable.
- Lesiones ampollares, pustulosas o en diana.
- Necrosis cutánea.
- Erosiones cutáneas o signo de Nikolsky positivo (desprendimiento cutáneo ante la
presión suave de la piel).
- Lesiones erosivas en mucosas (especialmente si afecta más de una).
- Afectación de grandes superficies cutáneas o eritrodermia.
161
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
2. Síntomas sistémicos
- Fiebre.
- Adenopatías.
- Artralgias.
- Disnea, sibilancias o hipotensión.
3 . Alteraciones de laboratorio
-- Eosinofilia mayor a 1.000/mm³.
-- Linfocitosis con linfocitos atípicos.
-- Neutrofilia.
-- Alteraciones de los parámetros de función renal o hepática.1,2
La presencia de alguno de estos signos debe hacer sospechar de una farmacodermia
“complicada” (síndrome de DRESS, SSJ/NET y PEGA) y requiere de un seguimiento es-
tricto del paciente.
En el caso de no evidenciarse ninguno de los signos de alarma, la erupción se puede
clasificar como una farmacodermia "no complicada". Dentro de este grupo están la ur-
ticaria y las erupciones exantemáticas.2
Evaluación inicial
Frente a la sospecha de una farmacodermia es fundamental el interrogatorio sobre el
antecedente de uso de fármacos, la dosis y el momento en el que fueron administrados.
La mayoría de los efectos adversos se produce entre el día 8 al 21 posterior al inicio del
tratamiento, aunque las reacciones de hipersensibilidad retardada como el síndrome
de DRESS pueden tener una latencia más prolongada. Es importante interrogar sobre
el consumo de drogas de venta libre y productos herbales.³ Asímismo, para investigar
cual fue el fármaco causante, es importante conocer las drogas de alto riesgo para el
desarrollo de reacciones cutáneas.³
Posteriormente, el examen físico completo debe incluir piel, mucosas y la búsqueda de
adenopatías, hepatomegalia, esplenomegalia y artritis. Además, se recomienda solici-
tar un examen de laboratorio que incluya hemograma completo, función renal, hepáti-
ca, VDRL y serología para VIH y hepatitis virales.²
Se deben suspender todos los fármacos que no sean indispensables y/o rotar por otro
que tenga un mecanismo de acción similar pero que no presente reacción cruzada.³
Erupción exantemática
Es la farmacodermia más frecuente (90% de los casos). El exantema aparece 4 a 14 días
después de iniciada una nueva droga, pero en caso de reintroducción de la misma el
tiempo de latencia puede disminuir a 6-12 horas. 4 Los fármacos utilizados en la prác-
tica diaria, pueden causar rash morbiliforme en el 1% de los pacientes tratados. Sin
embargo allopurinol, aminopenicilina, antiepilépticos, cefalosporinas y sulfonas lo
producen con mayor frecuencia.5
Se presentan como maculopápulas que confluyen y dejan recortes de piel sana, pru-
riginosas, localizadas inicialmente en tronco con extensión centrífuga y simétrica a
raíz de miembros y en algunos casos pueden generalizarse.5 En ocasiones se puede ob-
servar polimorfismo lesional con lesiones purpúricas y urticariformes. Si bien pueden
coexistir otras manifestaciones sistémicas, esto es infrecuente y obliga a descartar una
farmacodermia severa.2,5 El principal diagnóstico diferencial es el exantema secunda-
rio a infección viral (CMV, VEB, parvovirus B19, etc.), más frecuente en los niños. Otro
162
Capítulo 16. Farmacodermias
Clínica
Las manifestaciones clínicas comienzan de 4 a 30 días después de la exposición al fár-
maco con fiebre, cefalea, mialgias, rinitis, faringitis y conjuntivitis que preceden a las
lesiones en piel de 1 a 3 días.7
El compromiso cutáneo comienza con máculas purpúricas, en forma de diana o exan-
tema maculopapular morbiliforme, que aparecen en el torso y se extienden de manera
centrífuga hasta generalizarse. Un síntoma característico en esta etapa es el dolor cutá-
neo, que debe alertar al médico de una posible necrosis epidérmica incipiente.6,7,12 Las
zonas afectadas evolucionan con ampollas fláccidas, que se rompen y dejan extensas
zonas de denudamiento cutáneo y llegan a su máxima extensión una semana después
de iniciada la enfermedad.12 Posteriormente, comienza la reepitelización que se com-
pleta en 3 semanas.11 La fragilidad de la piel se pone en evidencia con el signo de Ni-
kolsky, que es un indicador de necrólisis epidérmica pero no es patognomónico, ya que
se puede observar en otras patologías como el pénfigo vulgar.12
La mucositis se presenta en el 97% de los casos de manera temprana y severa con erosio-
nes y hemorragia en mucosa ocular, nasal, oral y genital.12 En la mucosa y semimucosa
oral se evidencian erosiones hemorrágicas dolorosas cubiertas por pseudomembranas
gris-blanquecinas y costras serohemáticas que provocan odinofagia y disfagia.7,11,12 Las
alteraciones oftálmicas generan hiperemia, quemosis, formación de pseudomembra-
nas, fotofobia, conjuntivitis, úlceras corneales, uveítis anterior y madarosis.7,12
163
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Diagnóstico
Es clínico e histológico, por lo cual es importante la realización de una biopsia cutánea.
La histopatología se caracteriza por necrosis de todo el espesor de la epidermis y un in-
filtrado inflamatorio mononuclear en dermis papilar. La inmunofluorescencia directa
(IFD) es negativa y es útil para descartar enfermedades ampollares autoinmunes.7 Los
diagnósticos diferenciales son: eritema multiforme mayor, síndrome de piel escaldada
estafilocóccica, erupción exantemática morbiliforme secundario a drogas, enfermeda-
des autoinmunes ampollares, enfermedad de injerto contra huésped, y otras farmaco-
dermias graves como síndrome DRESS y PEGA.9
Tratamiento
La necrólisis epidérmica es una patología severa que requiere internación en unidad de
cuidados intensivos. La suspensión del fármaco causante y las medidas de sostén son
las intervenciones terapéuticas imprescindibles.12
El denudamiento cutáneo lleva a pérdida transepidérmica de fluidos por lo que se debe
instaurar un plan de hidratación de acuerdo a los requerimientos del paciente. Se reco-
mienda un manejo conservador de heridas: drenaje de ampollas sin destechamiento de
las mismas y lavado de áreas denudadas con solución fisiológica o clorhexidina (0,05%)
y posterior aplicación de membranas antiadherentes. Solo se debe remover tejido ne-
crótico o infectado.12 No están indicados los antibióticos profilácticos y deben admi-
nistrarse solo ante la sospecha de infección.7 El adecuado cuidado de mucosas previene
futuras complicaciones y requiere de una participación interdisciplinaria.12
Dentro de las opciones terapéuticas se recomienda utilizar ciclosporina 3 a 6 mg/kg/
día que se puede asociar a meprednisona VO o metilprednisolona EV. Este tratamien-
to se debe instaurar sólo si hay progresión de la enfermedad, y antes de los 8 días de
iniciadas las manifestaciones clínicas, por el carácter autorresolutivo de la enferme-
dad.13,14 Otras propuestas terapéuticas incluyen los anti-TNF que fueron utilizados en
un escaso número de pacientes.15
Síndrome DRESS
Es una farmacodermia con repercusión sistémica, causada principalmente por antiepi-
lépticos aromáticos, seguidos en frecuencia por allopurinol, sulfonamidas y dapsona.
De los antibióticos restantes, la vancomicina es el causante más frecuente. Los factores
predisponentes son sexo femenino (relación hombre/mujer de 0,8), colagenopatías y
haplotipos específicos para drogas como el allopurinol y la carbamacepina.16 Asimis-
mo, tiene una tasa de mortalidad del 10%. La fisiopatología se basa en una reacción
de hipersensibilidad de tipo IV a la droga o a sus metabolitos y, en algunos casos, a la
infección o reactivación de virus herpes 6 (HHV-6).
Clínica
Generalmente, aparece entre 1 a 8 semanas posteriores a la exposición al fármaco. Se
caracteriza por fiebre, adenopatías, compromiso cutáneo y visceral. La fiebre suele
ser la manifestación inicial.16 Posteriormente aparece edema facial, labial y palpebral
164
Capítulo 16. Farmacodermias
Diagnóstico
Es clínico e histológico. El criterio diagnóstico propuesto por el grupo RegiScar es el
más utilizado (Tabla 1).En el estudio histopatológico de piel se observa: epidermis con
hiperqueratosis, disqueratosis, exocitosis linfocitaria, espongiosis, edema papilar y
degeneración vacuolar y en dermis infiltrado inflamatorio perivascular o difuso con
presencia de eosinófilos.17
Tabla 1. Criterio diagnóstico para síndrome DRESS. El caso se clasifica como definitivo (puntaje
> 5), probable (4-5 puntos), posible (2-3 puntos) o no relacionado (< 2 puntos).
Puntaje
-1 0 1 2
Fiebre ≥ 38,5 °C No Sí
Adenopatías No Sí
Eosinófilos Eosinófilos
Eosinofilia asociada a leucopenia
10-19,9% ≥ 20%
Linfocitos atípicos No Sí
Biopsia compatible No Sí
Afectación de 1 órgano Sí
165
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El tratamiento consiste en la suspensión inmediata de los fármacos potencialmente
causantes e internación de todos los pacientes. Se pueden utilizar corticoides tópicos
de alta potencia, excepto en casos de compromiso visceral importante (por ejemplo:
aumento de transaminasas por encima de 150 UI/L o afectación renal o pulmonar), que
requieren el uso de corticoides sistémicos (meprednisona 1 mg/kg/día). Frente a la falta
de respuesta y signos de severidad, se puede agregar inmunoglobulina intravenosa (Ig
IV 2 g/kg) dividido en 5 días. Se debe solicitar serología para HHV-6 en todos los casos
y si hay una infección comprobada agregar ganciclovir.18
Clínica
Se caracteriza por la aparición aguda de rash eritematoso, pruriginoso, que predomina
en pliegues y pústulas pequeñas, estériles, no foliculares que aparecen horas a días
después de la administración de la droga concomitante.20 También se pueden observar
lesiones en diana atípicas, púrpura en miembros inferiores y edema facial.19 La afecta-
ción visceral ocurre en un 20% de los pacientes aproximadamente. Los órganos más
implicados son hígado, riñón y pulmón. Pueden presentarse lesiones mucosas no ero-
sivas en el 20% de los casos, que generalmente afectan la mucosa oral.19 La alteración
de laboratorio típica es la leucocitosis con neutrofilia. La PEGA tiene un pronóstico fa-
vorable y cuando se discontinúa la droga el cuadro clínico resuelve en pocos días con
descamación generalizada.21
Diagnóstico
Es principalmente clínico. La histología se caracteriza por pústulas subcórneas y, en
menor medida, intraepidérmicas; edema en dermis papilar e infiltrado polimorfonu-
clear con neutrófilos y eosinófilos. Los criterios diagnósticos del grupo EuroSCAR son
los más utilizados (Tabla 2).
El diagnóstico diferencial principal es con la psoriasis pustulosa, que generalmente se
presenta en pacientes con antecedentes personales o familiares de psoriasis, el rash es
más prolongado y tiene peor pronóstico. También se debe diferenciar de otras patologías
que se presentan con pústulas como la foliculitis, acné, la dermatosis pustulosa sub-
cornea de Sneddon-Wilkinson y síndrome de DRESS (Tabla 3). En casos severos la PEGA
presenta lesiones en diana y gran cantidad de pústulas que confluyen y generan denu-
damiento cutáneo y signo de Nikolsy positivo, por lo que se debe descartar SSJ.19
166
Capítulo 16. Farmacodermias
Puntaje
Típica. +2
Compatible. +1
Eritema
Típico. +2
Compatible. +1
Típica. +2
Compatible. +1
Lesiones mucosas. -2
Fiebre ≥ 38 °C. +1
Histopatología
Exocitosis de PMN. +1
167
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Infiltrado linfocítico
Histología Necrosis epidérmica. Pústulas subcorneas.
perivascular.
Adenopatías +++++ - +
+++++ +++ +
Afectación visceral
Hepática y renal. Respiratoria y renal. Hepática y renal.
Laboratorio
Neutrófilos
Eosinófilos
Linfocitos atípicos + - -
CTC tópicos
1° Ciclosporina
Tratamiento Signos de gravedad: CTC tópicos
2° CTC sistémicos
CTC sistémicos
CTC: corticoides
Tratamiento
La PEGA es una patología benigna y autorresolutiva por lo que la principal medida es la
suspensión del fármaco causante. Las pústulas se deben curar con antisépticos y cubrir
con curas húmedas (por ejemplo gasas vaselinadas). También se pueden aplicar corti-
coides tópicos de alta potencia para disminuir el prurito y la inflamación.21 El trata-
miento con corticoides sistémicos es controversial y, por ser una patología autorresolu-
tiva en pocos días, hay autores que desaconsejan su uso. Sin embargo, se podría utilizar
en los pacientes que evolucionen de manera desfavorable o presenten superposición
con otra farmacodermia.22
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168
Capítulo 16. Farmacodermias
169
17. ENFERMEDADES DE LA
GLÁNDULA TIROIDES
Adriana Osorio, Virginia Bustos, Elena Lupo, Diana S. Hossen,
Soledad Malachane, Lila Urzich
171
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo es la situación clínica caracterizada por un déficit de secreción de
hormonas tiroideas producida por una alteración orgánica o funcional de la tiroides.
La prevalencia de hipotiroidismo espontáneo sintomático es de 1-2% y es 10 veces más
frecuentes en mujeres, mientras que se presenta en forma subclínica en un 4 a 10%,
siendo el 8% mujeres y el 3% hombres; este último es más frecuente en áreas con ade-
cuada ingesta de yodo.5 Los grados de hipotiroidismo se definen de acuerdo con el do-
saje de hormonas tiroideas en sangre (Tabla 1).
Tabla 1. Grados de hipotiroidismo.6
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas se resumen en la Tabla 2.7
Diagnóstico
Se basa en la evaluación clínica y el perfil hormonal. La presencia de TSH normal des-
carta el hipotiroidismo, mientras que la elevación de TSH combinada con los resul-
tados de T4 libre y/o T4 y T3 establece el grado de hipotiroidismo (subclínico, leve o
172
Capítulo 17. Enfermedades de la Glándula Tiroides
clínico) (ver Tabla 1). Los anticuerpos antiperoxidasa (ATPO) y antitiroglobulina (ATG)
positivos orientan el diagnóstico de tiroiditis de Hashimoto. La ecografía es un exa-
men complementario que permite identificar nódulos que son habituales en el hipoti-
roidismo por tiroiditis autoinmune.
Tratamiento
La levotiroxina es la droga de elección. La dosis de inicio suele ser 1,6 ug/kg y la mayo-
ría de los pacientes requieren dosis entre 75 y 150 ug diarios. En los pacientes ancianos
la dosis de reemplazo es más baja. La levotiroxina debe tomarse en ayunas ya que la
fibra de la dieta y productos de la soja interfieren en su absorción. Por tal motivo, se
aconseja no ingerirlos hasta luego de 2 hs de la toma del medicamento. El objetivo del
tratamiento es disminuir la TSH al rango normal y la T4 libre por encima de la mitad
del rango normal. Alcanzado ese objetivo, el control de TSH se debe realizar en forma
anual.7
Tratamiento del hipotiroidismo subclínico
Los pacientes con hipotiroidismo subclínico deben ser tratados con levotiroxina en
presencia de las siguientes condiciones: 1) signos clínicos compatibles con hipotiroi-
dismo, 2) bocio, 3) hipercolesterolemia, 4) embarazo y 5) infertilidad.7 En la Figura 1 se
presenta un algoritmo para el manejo individual de los pacientes con hipotiroidismo
subclínico.
Tabla 2. Manifestaciones clínicas del hipotiroidismo.
Piel fría (por vasoconstricción), seca y pálida, cabello seco y opaco con alo-
Piel y faneras pecia difusa, disminución del vello corporal, pérdida de la cola de las cejas,
vitíligo, uñas frágiles y quebradizas.
Aparato
Disnea de esfuerzo progresiva, tos y fatiga.
espiratorio
Articulaciones y
Derrames articulares no inflamatorios, calambres y parestesias.
musculares
173
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
1. Síntomas.
2. ATPO positivo.
3. Factores de riesgo.
Considerar tratamiento
1. Sin síntomas.
2. ATPO negativo.
3. Sin factores de riesgo.
Sin tratamiento
Hipertiroidismo
Es el aumento de hormonas tiroideas producido por un incremento en la producción o
por una liberación a la sangre de hormonas preformadas (tirotoxicosis).9
La prevalencia de esta patología es de 8% en Europa, aumenta con la edad y es más fre-
cuente en el sexo femenino.
Puede clasificarse como:
• Hipertiroidismo primario: cuando la alteración es en la glándula tiroides, siendo la
causa más frecuente la patología autoinmune (enfermedad de Graves).
• Adenoma de Plummer o bocio multinodular tóxico: por la presencia de nódulo/nódulos
tiroideos calientes que sintetizan hormonas en exceso.
• Hipertiroidismo central: cuando se genera por patología hipofisaria o hipotalámica
con aumento del estímulo a la glándula generado por TRH o TSH.
• Hipertiroidismo iatrogénico: por exceso de administración de hormona tiroidea.
• Hipertiroidismo producido por drogas con alto contenido de iodo en su composición: amioda-
rona, litio, iodopovidona, etc.
• Hipertiroidismo ectópico: es extremadamente raro y se genera en las metástasis de cán-
cer de tiroides y en el estruma ovárico (tumor de ovario que contiene tejido tiroideo
funcionante).
174
Capítulo 17. Enfermedades de la Glándula Tiroides
Signos y síntomas
Puede presentarse muy sintomático, como en el caso de la enfermedad de Graves-Base-
dow, o de manera insidiosa.
La anamnesis del paciente debe dirigirse a los antecedentes familiares, antecedentes
de radiación en cabeza y cuello, cirugías previas, otras patologías autoinmunes y medi-
cación habitual. Las manifestaciones clínicas se resumen en la Tabla 3.
Tabla 3. Manifestaciones clínicas del hipertiroidismo.
Taquicardia/arritmias Miopatía/hiperreflexia
HTA Ansiedad/nerviosismo
Exoftalmos Osteoporosis
Diagnóstico
En primera instancia debe realizarse el diagnóstico de hipertiroidismo y luego de la
causa que lo genera, para establecer el tratamiento indicado. En la Figura 2 desarrolla-
mos un algoritmo diagnóstico.
Se debe solicitar perfil hormonal con TSH (mayor sensibilidad), T4 libre y T3. Si se sos-
pecha enfermedad de Graves (síntomas profusos + exoftalmos + mixedema pretibial en
paciente joven) es importante la medición de anticuerpos estimulantes del receptor de
TSH (TRAB).
También se debe solicitar ecodoppler tiroideo, y en caso de encontrarse un nódulo se
solicitará captación y centellograma con Iodo 131 (I131) (excepto en embarazadas, lac-
tancia y alergia al yodo).
Figura 2. Algoritmo diagnóstico en hipertiroidismo.
TSH
No Sí
175
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hipertiroidismo transitorio
Las tiroiditis se generan por liberación al torrente sanguíneo del pool de hormonas
preformadas en la tiroides, ocasionando un hipertiroidismo transitorio seguido de un
hipotiroidismo, para llegar al eutiroidismo en la mayoría de los casos.10
Tiroiditis subaguda
Es una patología que se atribuye posiblemente a una infección viral. El diagnóstico es
dificultoso ya que en general el paciente consulta en la etapa de normalización del la-
boratorio.
Luego de esta “explosión tiroidea” (tirotoxicosis) se genera una etapa de hipotiroidis-
mo para luego alcanzar la fase final de eutirodismo. En la etapa aguda se observa: TSH
suprimida, T4/T3 elevadas, dolor cervical y fiebre. La eritrosedimentación se encuentra
muy elevada. La captación de I131 está bloqueada.
Tiroiditis posparto
Es una patología similar a la anterior, pero sin los síntomas inflamatorios. Un 20% evo-
luciona al hipotiroidismo definitivo. Se observa dentro de los primeros 6 meses poste-
riores al parto y dependiendo de la etapa en que se estudie se puede encontrar: al inicio:
TSH suprimida, T4/T3 elevadas y TRAB -/+ y en fase hipotiroidea: TSH elevada y T4/T3
disminuidas. Es más frecuente en pacientes con autoinmunidad previa o antecedentes
de tiroiditis en embarazo previo.10
Tirotoxicosis y embarazo (hiperémesis gravídica)
Es la estimulación directa de la tiroides por la gonadotrofina coriónica (HCG), con in-
ducción de una forma transitoria de hipertiroidismo durante la primera mitad de la
gestación. Esta forma es mucho más frecuente, aunque mucho menos severa, que el
hipertiroidismo de la enfermedad de Graves.
Adenoma hipofisario productor de TSH
Cursa con TSH normal o elevada y T4/T3 elevadas. En estos casos es conveniente solici-
tar resonancia magnética nuclear (RMN) de región selar y supraselar con y sin contras-
te para confirmar el diagnóstico.
Hipertiroidismo y amiodarona
La amiodarona presenta en su estructura una alta concentración de iodo (37% de su
peso molecular), y por cada 100 mg aporta 3 mg de iodo a la circulación. Posee una
vida media larga de hasta 100 días. 4 Si bien puede ser causante de hipotiroidismo, nos
centraremos aquí en su efecto hipertiroideo, ya que un 6-10% de los pacientes en tra-
tamiento con amiodarona desarrollarán hipertiroidismo. Por este motivo, se aconseja
realizar evaluación tiroidea a los 3 meses de comenzado el tratamiento y continuar su
monitoreo en intervalos de 6 meses.
Tres son los mecanismos por lo que se produce esta alteración tiroidea:
• Alta concentración de iodo que induce hipertiroidismo
• Inducción de autoinmunidad tiroidea
• Tiroiditis destructiva
A su vez, la tirotoxicosis inducida se clasifica en tipo I (Ia/ Ib) y tipo II según su meca-
nismo de acción involucrado:
• Tirotoxicosis Ia: se genera por un aumento de la autonomía de la glándula, con au-
mento de la síntesis de hormonas tiroideas, generando un bocio tóxico. En la
176
Capítulo 17. Enfermedades de la Glándula Tiroides
ecografía puede observarse un bocio nodular o multinodular con aumento del flujo
sanguíneo. Presenta anticuerpos negativos y una captación de iodo que en general
está aumentada, aunque podría no presentar alteraciones.
• Tirotoxicosis Ib: se genera por autoinmunidad tiroidea, que desencadena una enfer-
medad de Graves que estaba silente. En la ecografía se puede observar un bocio di-
fuso o una glándula sin alteraciones. La captación de iodo está aumentada en forma
difusa.
• Tirotoxicosis II: es una tiroiditis destructiva con daño citotóxico. No presenta anti-
cuerpos. La captación de iodo se encuentra disminuida y en general no se observan
alteraciones ecográficas, aunque puede observarse una señal doppler disminuida.
La distinción entre ambos tipos no es siempre clara y los pacientes pueden presentar
características de ambos.
No siempre es posible discontinuar el tratamiento con amiodarona e implementar un
tratamiento alternativo. Además, la extensa vida media de la misma prolonga la tiro-
toxicosis hasta meses después de suspendido el tratamiento.
En la tirotoxicosis tipo Ia y Ib se sugiere indicar drogas antitiroideas como metimazol
en dosis de 30/40 mg/día en 2 tomas. En casos muy sintomáticos pueden adicionarse
beta-bloqueantes como el propanolol, que controlan los síntomas y disminuyen la con-
versión periférica de T4 a T3, en dosis de 60-240 mg/día.
En pacientes refractarios al tratamiento médico puede indicarse la cirugía (tiroidecto-
mía total).
En la tirotoxicosis II el tratamiento sugerido es con beta-bloqueantes en dosis de 60-
240 mg/día y/o corticoides como prednisona 30-60 mg/día, que se deben mantener por
1-2 meses.
Nódulos tiroideos
Los nódulos tiroideos son un hallazgo clínico frecuente, y su prevalencia varía según
diferentes factores como la edad, el sexo, y la suficiencia de yodo. La prevalencia de
nódulos tiroideos por palpación es alrededor del 5% para mujeres y 1% para hombres,
aunque este valor aumenta de 20 a 67% cuando se utiliza la ecografía como método
de detección. Los nódulos tiroideos son más frecuentes en mujeres, y su frecuencia
aumenta con la edad y con la deficiencia de iodo.11 La importancia del diagnóstico de
nódulo tiroideo radica en la necesidad de descartar patología maligna, la cual se puede
presentar en un 5% de los casos. Ante nódulos de igual tamaño, palpables o no, el ries-
go de cáncer es el mismo.12
177
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Diagnóstico
Ante el hallazgo de un nódulo tiroideo se debe realizar una historia clínica detallada,
prestando principal importancia a los antecedentes personales y familiares, y un cui-
dadoso examen físico. La mayoría de los casos son oligosintomáticos o incidentales.
Dentro de los síntomas podemos mencionar la aparición de masa visible en la región
anterior del cuello, dolor, disnea, tos y disfagia.
Laboratorio
Se debe solicitar determinación de TSH. En caso de que esta sea inferior al valor de cor-
te se debe solicitar T3 o T4 libre. Si por el contrario, el valor de TSH es elevado, se debe
solicitar anticuerpos antiperoxidasa.12 Si existe el antecedente familiar de carcinoma
medular de tiroides, solicitar calcitonina plasmática.
Imágenes
• Ecografía. Es el método de imágenes más sensible para detectar patología tiroidea,
aunque es de baja especificidad para diferenciar patología maligna. Es un método de
alta disponibilidad, bajo costo, que no utiliza radiación ionizante, pero es operador
dependiente. Proporciona una guía para la punción con aguja fina, y si se agrega la
función doppler podemos evaluar la vascularización de la lesión.13 Las característi-
cas ecográficas sugestivas de malignidad son: hipoecogenicidad, microcalcificacio-
nes, halo grueso e irregular, bordes irregulares, hipervascularidad en el dopppler.
• Estudios de captación. El centellograma tiroideo con I131 nos ayuda a distinguir nódu-
los funcionantes, que son en su gran mayoría benignos, mientras que un 5% de los
nódulos no captantes pueden presentar células malignas.
Citología
• Punción aspirativa con aguja fina (PAAF). Es la prueba más efectiva para diferenciar pa-
tología benigna de maligna. Desde el año 2010, los informes citológicos incluyen
la categoría Bethesda de la lesión, con los siguientes significados:14 Bethesda I: no
diagnóstico; Bethesda II: benigno; Bethesda III: atipía de significado indeterminado;
Bethesda IV: neoplasia folicular; Bethesda V: sospechoso de malignidad; Bethesda
VI: maligno. No existe consenso respecto a la indicación de punción de un nódulo
por su tamaño, siendo las características ecográficas del nódulo las que adquieren
relevancia al momento de indicar una PAAF.
178
Capítulo 17. Enfermedades de la Glándula Tiroides
Nódulo tiroideo
Anamnesis, examen
TSH normal/baja físico TSH TSH baja
Centellograma
Ecografía
Nódulo
Nódulo < 1 cm sin Nódulo > 1 cm con funcionante
características clínico/e- características clínico/e-
cográficas sospechosas cográficas sospechosas
I131. Cirugía.
Observaciones
Seguimiento PAAF bajo guía
y control ecográfica
Carcinoma de tiroides
Es el cáncer endocrino más frecuente y corresponde a menos del 1% de todos los cánce-
res. El aumento en su frecuencia es debido al aumento en la detección y no a una mayor
incidencia.17,18 Es más frecuente en mujeres (con una proporción 4:1), y aunque puede
aparecer a cualquier edad se observa más frecuentemente entre los 20 y 55 años. Tie-
ne, en general, baja mortalidad aunque hay factores condicionantes como la histología,
edad, presencia de metástasis y tamaño tumoral.19 Se clasifican en 3 grandes grupos:
carcinoma diferenciado (papilar o folicular), medular y anaplásico.
Carcinoma diferenciado
El carcinoma diferenciado (CDT) variante papilar corresponde al 80% del total y la
variante folicular al 10%. Son de crecimiento lento y en estadios iniciales no suelen
presentar síntomas. De acuerdo con el tamaño pueden ser encontrados casualmente
en un examen clínico, por el paciente o terceros. En estadios más avanzados pueden
presentar disnea, disfagia, voz ronca y adenopatías palpables.
La estadificación del cáncer de tiroides se hará según el tamaño tumoral y la presencia
o no de invasión ganglionar y metástasis (clasificación TNM), lo que tendrá correlación
con el pronóstico. La sobrevida del CDT llega al 95-97% a los 5 años en la enfermedad
localizada o con localización regional y al 56% en la enfermedad a distancia. En las eta-
pas combinadas la sobrevida es mayor en menores de 45 años.
179
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El primer paso siempre es la cirugía, seguida en general por ablación con yodo radioac-
tivo (RAI) y posterior sustitución con hormona tiroidea. En casos de desdiferenciación
se usa radioterapia externa y quimioterapia.
La cirugía de elección en general es la tiroidectomía total y vaciamiento ganglionar de
acuerdo con la invasión del tumor. Cuando ésta es extratiroidea (tráquea, faringe, esó-
fago) empeora el pronóstico. Si luego de la cirugía el paciente recibiera RAI la misma se
administrará cuando el valor de TSH sea mayor a 30 mUI/ml. Este valor se alcanza de
2 formas: dando al paciente levotiroxina en dosis sustitutiva y en el momento de RAI
usar TRH recombinante para estimular TSH o dejar al paciente durante 20/30 días sin
levotiroxina para que la TSH sea estimulada endógenamente. La elección de una u otra
es dependiente solo de los costos del TRH recombinante.
Para la ablación con RAI se utiliza I131 con el fin eliminar remanentes tiroideos norma-
les, micrometástasis o enfermedad persistente. La dosis depende del riesgo de recu-
rrencia. En los de muy bajo riesgo puede no usarse, en los de riesgo bajo a alto la dosis
varía de 30 a 200 mCi, dependiendo de la presencia o no de adenopatías regionales y
metástasis a distancia.20
A los 5-7 días de administrado el yodo se realiza un rastreo corporal total (RCT). La
medición de tiroglobulina y ATG previa a la ablación permite evaluar el riesgo de re-
currencia. Si el valor de tiroglobulina es menor de 10 ng/ml el riesgo es bajo (4-20%).
El RCT con dosis baja de I131 (5mCi) está solo indicado para evaluar la magnitud del re-
manente, a pacientes de alto riesgo o ante la sospecha de metástasis a distancia.
Luego del tratamiento se considera remisión de enfermedad cuando la ecografía es ne-
gativa, la tiroglobulina es < 1 ng/ml, y hay ausencia de ATG.21 Por el contrario, se habla
de persistencia de enfermedad por la presencia de ecografía, tomografía computada y
RCT positivos asociados en general a tiroglobulina > 1 ng/ml.
El riesgo de recurrencia en los pacientes de alto riesgo es del 45-85%, principalmente
en el lecho tiroideo y ganglios cérvico-mediastínicos (70%), mientras que un 30% pre-
senta metástasis en pulmón y hueso.
La radioterapia externa es adicional al tratamiento primario o como paliativo en caso
de no obtener respuesta con los tratamientos habituales. Se utiliza en metástasis ósea,
asociada a bifosfonatos endovenosos.21
La quimioterapia se indica en el cáncer tiroideo diferenciado en estadios avanzados
que no responde a otros tratamientos. En las metástasis pulmonares éste es el trata-
miento de elección cuando las mismas captan yodo.
Recientemente se ha incorporado al tratamiento de ciertos pacientes con cáncer de ti-
roides con enfermedad avanzada refractaria al yodo radioactivo el tratamiento con in-
hibidores de la tirosina quinasa. El único aprobado por la FDA es el sorafenib.
180
Capítulo 17. Enfermedades de la Glándula Tiroides
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181
18. DIABETES MELLITUS
Virginia Bustos, Daiana Hossem
Introducción
La diabetes mellitus (DM) es un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas
por hiperglucemia crónica y alteraciones en el metabolismo de los hidratos de carbono,
proteínas y grasas, ocasionadas por una deficiencia absoluta o relativa en la secreción
de insulina y/o en su acción periférica, que llevan al desarrollo de complicaciones mi-
crovasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía) y macrovasculares.1
En Argentina la prevalencia general de DM es de 9,8%; en menores de 30 años es infe-
rior al 5% y después de los 60 años aumenta al 20,3%.2
La DM tipo 2 ocupa uno de los 10 primeros lugares como motivo de consulta, por su
carácter crónico y su asociación con otros factores de riesgo.3
El mal control metabólico aumenta la morbimortalidad y disminuye la calidad de vida
de estos pacientes y sus familias. El 30% de los diabéticos requieren 2 o más hospi-
talizaciones por año por la evolución de las complicaciones crónicas, en especial las
cardiovasculares y renales, evitables con tratamiento adecuado. 4
Clasificación
La clasificación de la DM se basa fundamentalmente en su etiología y características
fisiopatológicas, e incluye 4 clases clínicas (Tabla 1).1-4
Tabla 1. Clasificación de la DM y su prevalencia.
Diabetes tipo 1 7 a 12
Diabetes tipo 2 87 a 91
Diabetes gestacional 6 a 13
183
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Diagnóstico
Para el diagnóstico de DM se puede utilizar cualquiera de los siguientes criterios:5
• Síntomas de diabetes (poliuria, polidipsia y pérdida de peso) asociados a niveles
plasmáticos de glucosa tomados al azar (en cualquier momento del día, sin impor-
tar el tiempo transcurrido desde la última ingesta) mayores o iguales a 200 mg/dl.
• Valor de glucosa plasmática en ayunas, sin ingesta durante al menos 8 horas, mayor o
igual a 126 mg/dl, confirmada mediante una segunda determinación de laboratorio.
• Valor de glucemia plasmática durante una prueba de tolerancia oral a la glucosa
(PTOG) igual o mayor a 200 mg/dl medida a las dos horas.
• Hemoglobina glicosilada (HbA1c) igual o mayor a 6,5% empleando una metodología
estandarizada y trazable al estándar de la National Glucohemoglobin Standardization
Program.
En pacientes con síntomas clásicos, la medición de glucemia en ayunas es suficiente
para el diagnóstico y la HbA1c permite determinar el tiempo previo con hiperglucemia.
Para el diagnóstico en las personas asintomáticas, la glucemia en ayunas ≥ 126 mg/dl y
la postprandial ≥ 200mg/dl en la PTOG debe ser confirmada en una segunda muestra.
Si la determinación de la segunda muestra es negativa, se deben considerar los factores
de riesgo y volver a testear en un corto plazo.
Las mediciones glucométricas pre y postprandiales no sirven para el diagnóstico.
La Sociedad Argentina de Diabetes no incluye a la HbA1c > 6,5% como criterio diagnós-
tico (Tabla 2).
184
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
Prediabetes Diabetes
Normal
Glucemia en ayu- Tolerancia anormal mellitus
nas alterada (GAA) a la glucosa (TAG)
Glucemia en ayunas < 100 mg/dl 100 a 125 mg/dl - ≥ 126 mg/dl
Glucemia 2 horas
< 140 mg/dl - 140 a 199 mg/dl ≥ 200 mg/dl
postcarga
185
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
7% del peso corporal y aumento de la actividad física, con caminatas de 150 minutos
semanales.10
El Diabetes Prevention Program demostró en estos pacientes una reducción de la inciden-
cia de DM tipo 2 del 58% a los 3 años y del 27% en el seguimiento a 15 años. Este pro-
grama incluye el uso de metformina en pacientes con IMC ≥ 35, mayores de 60 años y
mujeres con antecedentes de diabetes gestacional.11
Evaluación clínica
La evaluación clínica inicial ayuda al médico a clasificar al paciente, detectar la presen-
cia de complicaciones y comorbilidades, y establecer un plan de tratamiento y segui-
miento.
Se basa en la historia personal y familiar completa, examen médico, revisión de tra-
tamientos anteriores, incluyendo efectos adversos, y grados de control glucémicos
previos. También se debe evaluar el tipo de alimentación con hábitos nutricionales, el
grado de actividad física, el grado de educación diabetológica (ED) y el automonitoreo
(Tabla 3).1
186
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
Tabla 3. Frecuencia y contenidos recomendados de las visitas en personas con DM Tipo 2 que se
encuentren en una situación estable y con buen control metabólico.
Historia clínica X X X
Talla X X X
Peso e IMC X X X
Presión arterial X X X
Inspección pies X X X
Pulsos MMII X X X
Sensibilidad pies X X X
Reflejos MMII X X X
Si es normal, repetir
Fondo de ojo X X
cada 2 años
Examen Odontológico X X
Glucemia X X X
Si es normal, repetir
Perfil lipídico X X X
anualmente
ECG X X
Vacunación * X X
Educación diabeto-
X X X
lógica
IMC: índice de masa corporal; MMII: miembros inferiores; HbA1c: hemoglobina glicosilada; ECG: electrocardiograma; * Vacunas adicionales al
calendario de vacunación según Ley N° 22.909 para pacientes con diabetes mellitus (población de riesgo).
Control metabólico
La meta general de HbA1c en la DM tipo 2 debe ser un valor menor a 7%. En menores de
60 años con reciente diagnóstico y sin comorbilidades, se puede considerar una meta
de 6,5%.
En el adulto mayor con deterioro importante y/o comorbilidades que limitan la expec-
tativa de vida se puede considerar una HbA1c de hasta 8%.13
El estudio UKPDS y el Steno-2 en pacientes con DM tipo 2 mostraron que el tratamiento
intensivo asociado a normalización de la presión arterial, reduce un 43% la enferme-
dad vascular periférica y un 37% las complicaciones microvasculares.14,15
187
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Estudios en adultos mayores tales como ACCORD, VADT y ADVANCE no observaron re-
ducción de las tasas de eventos cardiovasculares con HbA1c menores a 7% y en especial
en el ACCORD el control estricto de la glucemia se asoció a mayor mortalidad por hipo-
glucemia.16-18
Las recomendaciones de objetivos glucémicos fuera del embarazo se muestran en la
Tabla 4. Estos objetivos glucémicos correlacionan con HbA1c < 7%.
El automonitoreo y la HbA1c son las herramientas complementarias que permiten el
seguimiento y valoración del control glucémico:19
• Automonitoreo glucémico: es la herramienta que muestra los valores de glucemia ca-
pilar registrados por el paciente en su domicilio y permite el manejo del plan te-
rapéutico. Se recomienda cuando se está iniciando o ajustando la medicación, y en
situaciones intercurrentes que pueden descompensar el control glucémico. Cuando
se usa insulina, el automonitoreo es parte del tratamiento.
La frecuencia de realización de glucemia capilar en DM tipo 2 es la siguiente según
el esquema de tratamiento:
-- Sólo con hipoglucemiantes orales (HO): 3 a 5 controles por semana en ayunas y
precomidas en forma rotativa.
-- HO + insulina NPH Bedtime: 3 a 5 veces por semana en ayunas.
-- Insulina en pauta basal/bolo: 3 a 5 controles por día preprandiales.
• HbA1c: refleja el promedio de las glucemias de los últimos 3 meses y tiene valor pre-
dictivo para las complicaciones crónicas. No es representativa de la variabilidad glu-
cémica o de las hipoglucemias. Situaciones que afectan la vida media del glóbulo
rojo, como anemia e insuficiencia renal crónica, alteran la relación de la HbA1c/glu-
cemia. Se solicita al inicio del tratamiento, y la frecuencia del test varía entre 2 a 4
por año según el control glucémico.19
El buen control metabólico incluye:12
• Mejorar el estilo de vida.
• Optimizar el control metabólico.
• Lograr un peso aceptable.
• Control de la tensión arterial.
• Cese tabáquico.
• Controlar todos los factores de riesgo cardiovascular.
• Adquirir conocimientos sobre ED.
• Evitar la progresión de las complicaciones crónicas.
Tabla 4. Objetivos glucémicos y no glucémicos en adultos con diabetes (no embarazo).13
Objetivo Meta
HbA1c < 7%
188
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
Objetivo Meta
Nota: los objetivos glucémicos postprandiales pueden buscarse cuando no se alcanzan los de la HbA1c a pesar del buen control de la glucemia
preprandial.
Evaluación y prue-
Parestesias, dolor, disminución
Es la lesión en nervios bas clínicas (prue-
de la sensibilidad, arreflexia,
Neuropatía periféricos y/o autonó- ba de microfila-
disfunción eréctil, incontinencia
micos. mento, evaluación
urinaria, diarrea, etc.
de reflejos).
189
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Inspección de
Pacientes con disminución de la
pies en cada
Infecciones, úlceras, sensibilidad y motricidad. Mayor
Pie diabético consulta.
micosis. propensión a heridas.
Educación de
Úlceras con signos de flogosis.
cuidado de pies.
Tratamiento de la DM tipo 2
El tratamiento de la enfermedad debe ser integral para todos los pacientes, incluyendo
cambios en el estilo de vida, enseñando hábitos saludables en la alimentación, activi-
dad física aeróbica y de resistencia en forma periódica, abandono del hábito tabáquico y
del consumo de alcohol, educación diabetológica, monitoreo glucémico y medicación.12
Requiere un equipo de atención multidisciplinario con objetivos terapéuticos claros:
mejorar el metabolismo, mantener un peso adecuado, prevenir hipoglucemias, preve-
nir las complicaciones crónicas, evitar o aliviar los síntomas y mejorar la calidad de
vida.
Se recomienda evaluar el riesgo cardiovascular en todos los pacientes desde el diag-
nóstico y determinar el tratamiento de las principales comorbilidades como: hiperli-
pemias, hipertensión arterial y obesidad.
Cambios en el estilo de vida. Plan de alimentación y educación diabetológica
Los cambios en el estilo de vida se instituyen antes del inicio de la farmacoterapia (que
se agrega cuando no se logran los objetivos glucémicos) o desde el inicio (en situacio-
nes de hiperglucemia sostenida o de compromiso clínico).
La estrategia seleccionada tendrá que alcanzar el objetivo de glucemia medido por
HbA1c dentro de un período de 3 a 6 meses.
Plan de alimentación
Debe ser individualizado, teniendo en cuenta la edad del paciente, necesidades biológi-
cas, patologías concomitantes, hábitos culturales, estilo de vida, posibilidades econó-
micas, actividad habitual y preferencias personales.
La dieta debe ser suficiente, armónica, completa y adecuada a cada paciente, asegu-
rando el consumo de equilbrado de hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas,
minerales y fibra dietaria.
190
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
En los pacientes con obesidad y/o sobrepeso la meta inicial de pérdida de peso debe ser
al menos 7%, lo que permite aumentar la sensibilidad a la insulina, mejorar la capta-
ción periférica de glucosa y disminuir la neoglucogénesis hepática.
La terapia nutricional logra efectos benéficos significativos en otros factores de riesgo
como la tensión arterial, los lípidos plasmáticos y puede reducir la HbA1c en un 1 a 2%.
La prescripción dietética (PD) recomendada incluye los macro y micronutrientes, como
se muestra en la Tabla 6, teniendo en cuenta que la presencia de comorbilidad y/o com-
plicaciones requiere modificaciones específicas.
Tabla 6. Prescripción dietética: fórmula sintética.
Valor calórico total El necesario para lograr el peso objetivo según IMC
Fibra 10 a 25 g/día
IMC: índice de masa corporal; AG: ácidos grasos
191
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Es necesario evaluar las comorbilidades que puedan limitar la actividad física o reque-
rir de programas especiales tales como hipertensión arterial, retinopatia proliferativa
activa, neuropatía periférica, neuropatía autonómica cardíaca y nefropatía.
En los pacientes tratados con insulina o drogas insulinosecretagogas, es fundamental
dar las indicaciones adecuadas para prevenir hipoglucemias.
Tratamiento farmacológico
Se recomienda iniciar el tratamiento farmacológico desde el momento del diagnóstico
simultáneamente con los cambios en el estilo de vida.12
El ajuste de la dosis de los fármacos debe hacerse en forma temprana según los objeti-
vos glucémicos del automonitoreo.
La progresión desde la monoterapia a terapia combinada deberá hacerse en forma opor-
tuna cuando no se alcanzan las metas de control metabólico de HbA1c.
La combinación de fármacos es en general más eficaz y tiene menor riesgo de efectos
secundarios que el tratamiento con dosis máximas del medicamento inicial, especial-
mente si son fármacos elegidos por poseer efectos complementarios con fundamentos
fisiopatológicos.
La prescripción de 3 antidiabéticos orales (ADO) simultáneamente tiene poca evidencia.
En general se debe iniciar monoterapia con metformina, mientras el paciente no esté
inestable (con hiperglucemia extrema, cetosis o pérdida rápida de peso).
Los principales efectos adversos de la metformina son de tipo gastrointestinal. Por ello
se debe administrar en dosis ascendentes a partir de 500 mg/día hasta llegar a 2.000
mg/día. La acción máxima de la metformina se logra a los 2 meses de su prescripción,
tiene un riesgo bajo de hipoglucemia, facilita la disminución de peso y ha demostrado
reducir eventos cardiovasculares.
Debe suspenderse en caso de estudios contrastados y cirugía.
Si la metformina no se tolera o está contraindicada, se puede iniciar el manejo con otro
ADO como glimepirida, glicazida, meglitinidas, inhibidores de dipeptidil peptidasa
4 (iDPP-4) o análogos de GLP1. Un iDPP-4 es la mejor alternativa porque no produce
aumento de peso y tiene poco riesgo de hipoglucemia. Sin embargo, los iDDp-4 y los
análogos GLP1 tienen un costo elevado y no se utilizan en casos de antecedentes de
pancreatitis. Las sulfonilureas tienen riesgo de hipoglucemias y aumento de peso,
por lo que deben iniciarse en forma conservadora e incrementar las dosis lentamente,
mientras que las meglitinidas son de acción corta y son una opción en pacientes con
falla renal leve (Tabla 7).
Tabla 7. Principales antidiabéticos orales usados actualmente.
Biguanida
192
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
Sulfonamidas
Glipizida 5 a 20 mg
HbA1c 0,9 a 2,5%. Riesgo de hipo-
Glimepirida 2 a 8 mg Secreción de Bien tolerados. glucemias.
Glicazida 80 a 320 mg insulina Eventos cardio- Ganancia de
vasculares. peso.
Glicazida MR 30 a 120 mg
Meglitinidas
Inhibidores de la DPP-4 *
Análogos GLP-1 *
La HbA1c a los 3 meses del inicio del tratamiento evalúa la posibilidad de combinar el
tratamiento con una segunda o tercer droga y/o agregar insulina basal.
En adultos mayores, mantener objetivos glucémicos de HbA1c ≤ 8,5%. Indicar metfor-
mina según tolerancia digestiva y el peso corporal.
Insulinización en el diabético tipo 2
Se recomienda utilizar desde el inicio insulina basal (NPH, glargina, detemir o deglu-
dec) en pacientes clínicamente inestables, con pérdida severa de peso, glucemias en
ayunas > 240 mg/dl, HbA1c >9%, síntomas de descompensación persistente y/o cetonu-
ria en cualquier etapa de su evolución.12 Las características de las insulinas humanas y
análogos utilizados en tratamiento de la diabetes tipo 2 se resumen en la Tabla 8.
Estos pacientes pueden recibir insulinoterapia en forma transitoria en descompen-
saciones agudas, infecciones, eventos cardiovasculares, uso de fármacos hipergluce-
miantes (corticoides, antiretrovirales, etc), cirugías, alimentación por vía de excepción,
quemaduras y traumatismos graves, desnutrición y embarazo.
Durante el seguimiento, cuando no se alcanzan objetivos glucémicos con dosis máxi-
mas de metformina o sulfonilureas, se debe agregar insulina.
193
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Momento de acción
Lispro
Análogo
Aspártica < 15 minutos 0,5 – 1,5 hs 3-6 hs
rápido
Glulisina
Acción
Regular 30 – 60 minutos 2-3 hs 5-12 hs
rápida
Acción
NPH 2-4 hs 6-10 hs 10-16 hs
intermedia
Análogo Glargina 20 – 24 hs
< 2 hs No
lento Detemir 12 – 24 hs
194
Capítulo 18. Diabetes Mellitus
-- Si luego de 3 meses se logra el objetivo de HbA1c (< 7%), se continuará con el tra-
tamiento instaurado.
-- En pacientes adelgazados con IMC < 18 o pérdida involuntaria del 10% de su peso
corporal en los últimos 3 meses, suspender metformina y continuar con insulina
exclusivamente.
En la Figura 1 se resume el algoritmo de tratamiento de los pacientes con diabetes tipo 2.12
Tratamiento de la DMT2
Modificaciones en el estilo de vida
(Dieta -actividad física) por 3 meses (algunos especialistas recomiendan no esperar).
MONOTERAPIA
Si no logra objetivo Insulinoterapia basal
(Metformina –ISGLT2)
en 3 meses. NPH - Glargina - Determir
0,2 UI/Kg/d o 10 UI bedtime.
IDPP4 - sulfonilureas -
meglitinidas 2º o 3º droga Insulinoterapia intensificada
complementaria. Basal / bolo
Bolo: regular / análogo rápido.
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196
19. TRASTORNOS FUNCIONALES
DEL TUBO DIGESTIVO
Mariela Golub, Pedro Viúdez, Silvio Stupnik,
Graciela Osorio González, Claudio Rafaelli
Definición
Los trastornos funcionales gastrointestinales se definen como “una combinación va-
riable de síntomas gastrointestinales crónicos o recurrentes no explicados por anor-
malidades estructurales o bioquímicas”. La razón que explica el interés creciente por
estos desórdenes se relaciona con su legitimación como entidades diagnósticas, con
base en el uso de nuevas técnicas de investigación de la fisiología digestiva, epidemio-
logía y valoración clínica para categorizar estas patologías.
Sólo cerca del 10% de los síntomas valorados clínicamente, son explicados por enfer-
medades específicas; no obstante, existen dificultades para tratar de entender y evaluar
la mayoría de los pacientes que sufren síntomas funcionales sin una base estructural,
bioquímica o fisiológica claramente definida.
Aunque los trastornos funcionales del tubo digestivo son múltiples, los más frecuentes
y que explican la inmensa mayoría de las consultas al médico general y al gastroente-
rólogo son: la dispepsia funcional y el síndrome del intestino irritable entre los más
relevantes.
Dispepsia
La dispepsia es un complejo sintomático que se presenta con elevada frecuencia en la
población general. Se define como la presencia de malestares crónicos, recurrentes en
el epigastrio, entre los que se incluyen una amplia variedad de síntomas como: dolor,
ardor, distensión, saciedad precoz, plenitud postprandial, eructos, náuseas o vómitos
que pueden ser continuos o intermitentes.
Este síndrome puede ser la manifestación de diversas enfermedades orgánicas, sisté-
micas o metabólicas (dispepsia orgánica o secundaria) o no tener una causa evidente
(dispepsia funcional).
• Prevalencia
La prevalencia informada en Estados Unidos y los países occidentales es del 25%; si se
incluye la pirosis en la definición, la prevalencia puede alcanzar al 40% de la población
general.
Sin embargo, sólo el 50% de los pacientes consulta al médico (clínico o de atención pri-
maria) y representa el 2-5% de las consultas en atención primaria.
En Argentina, la prevalencia es de 40%, y con respecto a la presentación clínica 27% se
presenta con síntomas leves, 60% con síntomas moderados y 13% síntomas severos.
• Clasificación
La dispepsia se clasifica en:
1. No investigada: cuando aún no se ha estudiado su posible causa.
2. Orgánica o secundaria: cuando se han identificado lesiones estructurales o enferme-
dades sistémicas que expliquen los síntomas.
197
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
198
Capítulo 19. Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Se define como molestias de tipo ardor o dolor retroesternal refractarios a una terapia
antisecretora óptima, en ausencia de ERGE, de lesiones mucosas y de trastornos moto-
res primarios del esófago, o de cualquier otra anomalía estructural del esófago.
Los criterios diagnósticos incluyen todos los siguientes:
-- Molestias o dolor retroesternal en forma de quemazón.
-- No se produce alivio de los síntomas a pesar de un tratamiento antisecretor óptimo.
-- No hay evidencia de RGE o de que la EEO sea la causa de los síntomas.
-- Ausencia de los PTEMP.
Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses, con inicio de los síntomas
por lo menos 6 meses antes del diagnóstico y con una frecuencia de, por lo menos 2
veces a la semana.
En cuanto al tratamiento, debe evitarse la terapia (escalonada) de la ERGE, en particular
la cirugía antirreflujo, por la falta de respuesta de los síntomas a los inhibidores de la
bomba de protones (IBP). Dado que la sensibilización periférica y el procesamiento cen-
tral esofágico parecen anormales, y se consideran relevantes en la patogenia de la mis-
ma, es razonable considerar el uso de moduladores centrales del dolor esofágico, tales
como los ADT en dosis bajas y los ISRS, de forma similar al dolor torácico funcional.
• Hipersensibilidad por reflujo
La hipersensibilidad por reflujo identifica a pacientes con síntomas esofágicos (ardor
de estómago o dolor torácico) sin evidencia de reflujo en la endoscopia.
Para el diagnóstico se deben incluir todos los siguientes:
1. Síntomas retroesternales, incluyendo ardor de estómago y dolor torácico.
2. Video-endoscopía normal y ausencia de evidencia de que la EEO sea la causa de los
síntomas.
3. Ausencia de los PTEMP.
4. Evidencia de que el RGE fisiológico activa los síntomas, a pesar de que la exposi-
ción al ácido (en la pH-metría o impedanciometría esofágicas) sea normal.
Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses, con la aparición de los sín-
tomas por lo menos 6 meses antes del diagnóstico y con una frecuencia de por lo me-
nos, 2 veces a la semana.
El tratamiento sigue siendo empírico, pero la respuesta a los antisecretores puede ser
mejor que en los casos anteriores. No obstante, la base del tratamiento de la hipersen-
sibilidad esofágica es con moduladores del dolor, incluyendo los ADT, ISRS, IRSN, y con
los gabapentinoides.
199
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Dispepsia funcional
La dispepsia funcional (DF) se caracteriza por 1 o más de los siguientes síntomas: ple-
nitud postprandial, saciedad temprana y dolor o quemazón epigástricos, sin evidencia
de ninguna enfermedad estructural que pudiera justificar los síntomas, tras una eva-
luación clínica rutinaria.
Los criterios diagnósticos incluyen 1 más de los siguientes:
• Plenitud postprandial molesta (se habla de “molesto” cuando el síntoma no es su-
ficientemente intenso como para tener un impacto significativo en las actividades
cotidianas).
• Saciedad temprana molesta.
• Dolor epigástrico molesto.
• Ardor epigástrico molesto.
• Sin evidencia de enfermedad estructural (habitualmente se realiza una endoscopia)
que pueda explicar los síntomas.
Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses y los síntomas deben haber
comenzado al menos 6 meses antes del diagnóstico.
Síndrome de distrés postprandial
El síndrome de distrés postprandial se caracteriza por la presencia de plenitud pos-
tprandial molesta y/o saciedad precoz que impide continuar la alimentación al menos
3 días por semana.
Síndrome de dolor epigástrico
El síndrome de dolor epigástrico incluye al menos 1 de los siguientes síntomas, por lo
menos 1 día a la semana: dolor epigástrico molesto y/o ardor epigástrico molesto.
En ambos subtipos no hay evidencia de enfermedad orgánica, sistémica o metabólica
que pueda explicar los síntomas.
Los criterios diagnósticos se deben cumplir durante los últimos 3 meses y los síntomas
deben haber comenzado al menos 6 meses antes del diagnóstico.
En la Figura 1 se presenta un algoritmo diagnóstico y de manejo de la dispepsia.
Figura 1. Algoritmo diagnóstico de manejo de la dispepsia modificado de Gisbert JP y cols. (Gas-
troenterol Hepatol 2012; 35:725 e1-38).
200
Capítulo 19. Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Trastornos de la eructación
El eructo se define como la expulsión audible de aire desde el esófago o el estómago
hacia la faringe. Es una situación fisiológica y común que sólo se considera patológica
cuando es excesiva y se convierte en molesta e incómoda para el paciente, que puede
provocar una interrupción de las actividades de la vida diaria y un impacto negativo en
la calidad de vida de la persona.
Existen 2 subtipos de trastornos de los eructos: los eructos supragástricos (desde el
esófago) y los eructos excesivos gástricos. Los criterios de Roma IV para el trastorno de
los eructos son los siguientes: eructos molestos desde el esófago o desde el estómago de
más de 3 días a la semana. Los síntomas deben estar presentes en los últimos 3 meses
con inicio de los mismos 6 meses antes del diagnóstico.
La fisiopatología es diferente para ambos subgrupos; en los supragástricos existen 2
posibilidades: la más común es la provocada por una relajación del esfínter esofági-
co superior (EES) con una succión de aire a nivel del esófago, provocada por una pre-
sión negativa en el tórax por un descenso del diafragma. La segunda, es una inyección
de aire desde la faringe hacia el esófago tras una apertura del EES. En ambas el aire
introducido en el esófago vuelve a la faringe muy rápidamente y sin provocar nunca la
apertura del esfínter esofágico inferior (EEI).
El eructo gástrico se provoca primero por una apertura del EEI y posterior subida del
aire desde el estómago hacia la faringe tras la relajación del EES.
También sirve para diferenciarlo de la verdadera aerofagia donde se provoca una de-
glución, pero de aire con apertura del EES, ondas propulsivas esofágicas y apertura del
EEI.
Todas estas características se diferencian claramente en la manometría de alta reso-
lución y en la impedanciometría esofágica, por lo que son las pruebas a realizar para
esclarecer el diagnóstico
Los eructos supragástricos excesivos desaparecen durante el habla, la distracción o el
sueño por lo que suele ser un trastorno conductual y que suele ser típico de pacien-
tes con aumento marcado del estrés o con cuadros ansiosos, así como en personas con
trastornos obsesivos o bulimia. También puede darse en personas con hernia de hiato
y sensación de presión retroesternal que inician esta conducta buscando un alivio de
la sensación de opresión de manera repetida hasta que pasa a realizarse de manera
automática e incontrolada.
Los eructos gástricos excesivos son menos frecuentes que los supragástricos y los epi-
sodios más graves y agudos suelen darse en personas con trastornos neurológicos o
neuromotores importantes en los cuales puede existir hasta riesgo de volvulación.
En el tratamiento de los eructos supragástricos es fundamental que el paciente com-
prenda el mecanismo del mismo para que reconozca su conducta involuntaria. Es im-
portante también, tratar primero otros trastornos como el reflujo gastroesofágico o la
dispepsia funcional si los hubiera.
Se deben evitar las bebidas gaseosas y chicles. Los caramelos junto con degluciones
lentas y de pequeñas cantidades de alimento puede ser útil. La terapia del habla con un
fonoaudiólogo bien informado y sensibilizado hacia el problema, a través de técnicas
de respiración diafragmática puede reducir significativamente los síntomas.
Si existen síntomas de un trastorno psiquiátrico es necesario derivar al especialista
para su diagnóstico y tratamiento, así como pueden ser de ayuda técnicas de manejo
del estrés.
201
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
En los eructos gástricos excesivos graves con riesgo de volvulación puede ser recomen-
dable la colocación de una sonda nasogástrica para aspirar el aire gástrico y disminuir
el riesgo de volvulación. En los casos crónicos se aplican los mismos tratamientos que
en los supragástricos. No existe evidencia en el uso de reductores de la tensión super-
ficial, como la simeticona, aunque podrían disminuir la formación del gas intestinal y
aliviar parte de los síntomas.
El baclofeno (agonista de los receptores GABA-B) produce una disminución de la fre-
cuencia de apertura de EEI junto con disminución de la tasa de degluciones mediante
un efecto central y podría ser útil en ambos casos.
202
Capítulo 19. Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Trastornos de rumiación
Los criterios de Roma IV para el síndrome de rumiación son 2 y deben cumplirse ambos:
1. Regurgitación de la comida recién ingerida hasta la boca sin esfuerzo y repetida-
mente seguida de la expulsión del bolo o su nueva masticación y deglución.
2. La regurgitación no debe precederse de arcadas.
Los criterios deben estar presentes en los últimos 3 meses con inicio de los síntomas al
menos 6 meses antes del diagnóstico.
Como punto a resaltar se enfatiza la importancia de la regurgitación sin esfuerzo. Ade-
más, típicamente la regurgitación debe ser de comida reconocible que puede tener un
sabor agradable y suele ceder cuando ésta se vuelve ácida, habiéndose propuesto dife-
rentes mecanismos para la rumiación.
A partir del uso de la manometría de alta resolución esofágica y duodenal y a la impe-
danciometría, se puede diferenciar bien este proceso de otros como los eructos gástri-
cos o la regurgitación.
Desde el punto de vista fisiopatólogico existe un aumento de la presión intragástrica
previa o simultánea, con una relajación del EEI y del diafragma, lo que provoca una
propulsión de fluido hacia el esófago. También existen contracciones de los músculos
intercostales que sugiere la participación de estas estructuras.
Es importante conocer que se puede asociar la rumiación con trastornos psicológicos,
así como la bulimia nerviosa, aunque con expulsión del bolo regurgitado mucho más
comúnmente.
Para el tratamiento se han propuesto varias opciones como: cambios de estilo de vida,
medicación y tratamiento conductual. Paradójicamente, el mascar chicle parece dismi-
nuir los episodios de rumiación en niños, los IBP son fundamentales para controlar
el reflujo y el daño de la mucosa esofágica, aunque pueden prolongar los episodios de
rumiación al disminuir la acidez del bolo regurgitado. Se han ensayado otros fárma-
cos, como el baclofeno, aunque los datos actuales no apoyan su uso en esta patología.
La línea principal de tratamiento y que resulta de gran importancia es el tratamiento
conductual. El uso de las técnicas de respiración diafragmática parece ser útil y tener
buenos resultados en controlar los episodios de rumiación.
Tratamiento
El tratamiento de la dispepsia funcional dependerá del subtipo. Pueden ensayarse un
tratamiento erradicador de Helicobacter pylori y los IBP en el síndrome de dolor epigás-
trico, o un agente procinético (levosulpirida, cinitapride, mosapride, etc.) en el caso del
síndrome de distrés postprandial.
En casos refractarios, como fármacos de segunda línea, se pueden utilizar antidepresi-
vos, en particular dosis bajas de amitriptilina en casos de síndrome de dolor epigástri-
co, dado que parece asociarse con una mejoría significativa de los síntomas dispépticos
por su efecto antinociceptivo.
Los fármacos utilizados en el tratamiento de la dispepsia son múltiples y de acción
periférica y central; deben ser utilizados con precaución una vez descartada la causa
orgánica, teniendo en cuenta los efectos adversos y las variadas alternativas terapéu-
ticas (Tabla 1).
Las dosis de los mismos son variable y deben adecuarse a cada paciente y a su sintoma-
tología clínica.
203
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Metoclopramida
Domperidona
Cisapride
Prucalopride
Alosetrón
Itopride
Ranitidina
Cimetidina
Antagonistas del receptor H2
Famotidina
Nizatidina
Omeprazol
Lansoprazol
Rabeprazol
Esomeprazol
Antiácidos
Mucoprotectores
Sucralfato
Amitriptilina
Antidepresivos tricíclicos
Inhibidores de la recaptación de la serotonina
Bromuro de pinaverio
Espasmolíticos
Bromuro de otilonio
Buspirona
Agonistas receptores 5HT1
Sumatriptan
204
Capítulo 19. Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Trastornos intestinales
Los trastornos funcionales intestinales se caracterizan por el predominio de signos
o síntomas de dolor abdominal, distensión y/o alteración de los hábitos intestinales
(estreñimiento, diarrea o alternancia de ambos). Se distingue de otros trastornos gas-
trointestinales basándose en su cronicidad (los síntomas llevan más de 6 meses de evo-
lución antes del diagnóstico), en su actividad actual (los síntomas están presentes en
los últimos 3 meses), en la frecuencia (síntomas presentes al menos 1 día a la semana)
y por la ausencia de otras anomalías anatómicas, metabólicas o fisiológicas evidentes.
Se clasifica en 5 categorías:
I. Síndrome del intestino irritable.
II. Estreñimiento funcional.
III. Diarrea funcional.
IV. Distensión abdominal funcional.
V. Trastorno funcional intestinal no especificado.
VI. Síndrome del intestino irritable.
Es un trastorno intestinal caracterizado por dolor abdominal recurrente, asociado con
la defecación o con un cambio del hábito intestinal, ya sea diarrea, estreñimiento, o
alternancia de ambos, así como la distensión abdominal. Los síntomas deben ocurrir
al menos 6 meses antes de diagnóstico y estar presentes durante los últimos 3 meses.
El criterio para el diagnóstico es la presencia de dolor abdominal recurrente (síntoma
predominante) al menos un día por semana, en promedio en los últimos tres meses,
asociado con dos o más de los siguientes criterios:
a. Relacionado con la defecación,
b. Cambio de frecuencia de las heces,
c. Cambio en la forma de las heces, teniendo en cuenta la Escala de Bristol desarrolla-
da por Heaton y Lewis en la Universidad de Bristol (Figura 2).
205
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Estreñimiento funcional
El estreñimiento funcional es un trastorno funcional intestinal en el que predominan
síntomas de defecación dificultosa, infrecuente o incompleta. Estos pacientes no deben
cumplir criterios de SII, aunque el dolor y/o la distensión abdominal pueden estar pre-
sentes, pero sin ser los síntomas predominantes.
Los criterios diagnósticos incluyen 2 o más de los siguientes:
a. Esfuerzo excesivo al menos en el 25% de las deposiciones.
b. Heces duras al menos en el 25% de las deposiciones (tipos 1-2 de Bristol).
c. Sensación de evacuación incompleta al menos en el 25% de las deposiciones.
d. Sensación de obstrucción o bloqueo anorrectal al menos en el 25% de las deposiciones.
e. Se realizan maniobras manuales para facilitar la defecación al menos en el 25% de
las deposiciones.
f. Menos de 3 deposiciones espontáneas completas a la semana.
La presencia de heces líquidas es rara sin el uso de laxantes. Los criterios deben cum-
plirse al menos durante los últimos 3 meses y los síntomas deben haberse iniciado
como mínimo 6 meses antes del diagnóstico.
El tratamiento del estreñimiento funcional se puede resumir en suplementos de fibra
(psyllium) y laxantes cuando no es suficiente con la adición de fibras: osmóticos (lactu-
losa, lactitol, polietilenglicol), salinos (citrato de magnesio, sulfato de magnesio, fosfa-
to monosódico y disódico), estimulantes (bisacodilo, picosulfato sódico), derivados de
antraquinona, tipo cáscara sagrada, aloe y senósidos. En un tercer escalón terapéutico
están los agentes secretagogos como la lubiprostona y linaclotida. Finalmente, la pru-
caloprida, un agonista de los receptores 5-HT4, mejora la frecuencia y consistencia de
las heces en casos graves refractarios a otros tratamientos.
206
Capítulo 19. Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Diarrea funcional
La diarrea funcional es un trastorno funcional intestinal caracterizado por la emisión
recurrente de heces sueltas o acuosas, cuyo comienzo debe haber ocurrido al menos 6
meses antes del diagnóstico y los síntomas estar presentes durante los últimos 3 me-
ses. Estos pacientes no deben cumplir criterios de SII-D, aunque el dolor y/o la disten-
sión abdominal pueden estar presentes, pero sin ser los síntomas predominantes.
El criterio diagnóstico es la presencia de heces sueltas o acuosas, en más del 25% de
las deposiciones, sin que el dolor o la distensión abdominal molesta sean los síntomas
predominantes.
En cuanto al tratamiento, pueden ensayarse la loperamida y la colestiramina. Los pro-
bióticos, antibióticos (tipo rifaximina) y los antagonistas tipo 5-HT3 pueden mejorar la
diarrea, empíricamente, pero no han sido probados específicamente en estos pacientes.
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207
20. ENFERMEDAD POR REFLUJO
GASTROESOFÁGICO
Pedro Viúdez, Mariela Golub, Silvio Stupnik,
Graciela Osorio González, Claudio Raffaelli
Introducción
El reflujo gastroesofágico (RGE) es una condición fisiológica que consiste en el paso del
contenido gástrico hacia el esófago. Este fenómeno, debe diferenciarse de la enferme-
dad por reflujo gastroesofágica (ERGE), que se define por la aparición de síntomas o
complicaciones como consecuencia del RGE.
Se trata de una enfermedad muy prevalente, entre 10-20% de la población, en los países
occidentales y un 5% en Asia. En Latinoamérica la prevalencia de la ERGE es del 11,9-
31.3% según una revisión sistemática realizada sobre 8 estudios (1 de Argentina, 5 de
Brasil y 2 de México). En Argentina se realizó un estudio poblacional para evaluar la
prevalencia de ERGE, utilizando un cuestionario de auto-informe validado; éste con-
cluyó que la prevalencia de pirosis y/o regurgitación fue del 23% al menos una vez por
semana. Con respecto a la prevalencia de esofagitis erosiva según un estudio realizado
en nuestro país donde se incluyeron 397 pacientes a los que se les realizó una endosco-
pia alta, la prevalencia de esofagitis por reflujo fue del 35%, de las cuales el 80% eran
forma leves o moderadas y un 20% severas; el 60% tuvieron formas no erosivas y el 5%
esófago de Barrett.
Según el meta-análisis de El Serag y cols, Argentina, EEUU, Reino Unido, Turquía y Suecia
tienen las prevalencias de ERGE más altas del mundo.
Fisiopatología
La ERGE es una enfermedad multifactorial resultante de la interacción de diferentes
factores del tracto digestivo superior como:
• El material gástrico refluido como la pepsina, el ácido, las sales biliares y enzimas
proteolíticas que son nocivas para la mucosa esofágica.
• La barrera antirreflujo a nivel de la unión gastroesofágica (UGE), constituida por el
EEI (esfínter esofágico inferior) y la crura diafragmática, normalmente actúan de
manera integrada y sinérgica. La alteración mecánica de la UGE secundaria a la falta
de sinergismo y/o laxitud del anclaje entre el EEI y el diafragma crural, un incremen-
to en su distensibilidad o un aumento de la presión intraabdominal, predisponen
al ERGE.
• Factores gástricos, como el retardo en el vaciamiento, desencadenan aumento de la pre-
sión intragástrica que puede “gatillar” relajaciones transitorias espontáneas del EEI.
• Trastornos motores del esófago, el 30% de los pacientes presenta trastornos moto-
res, el más prevalente es la motilidad inefectiva.
• Saliva: la deglución de la saliva promueve la peristalsis primaria y permite la neutra-
lización del reflujo ácido debido a la presencia de bicarbonato en la misma.
• El reflujo biliar tiene un rol importante en la patogénesis del ERGE, la concentración
total de ácidos biliares en el aspirado del esófago se encuentra aumentada en los
pacientes con ERGE, con esofagitis moderada a severa.
209
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Síntomas
La ERGE se puede presentar con síntomas típicos, siendo los más frecuentes la pirosis
y la regurgitación alimentaria y en menor medida la disfagia y odinofagia o síntomas
atípicos, como el dolor torácico no cardiogénico, manifestaciones otorrinolaringológi-
cas (laringitis posterior, faringitis, globo laríngeo, otitis media aguda recurrente, etc.)
manifestaciones respiratorias (tos crónica, asma bronquial, neumonitis recidivante,
etc.) y manifestaciones orales (erosiones dentales).
Hasta un 38% de los pacientes pueden presentar síntomas dispépticos (saciedad pre-
coz, epigastralgia, eructos, náuseas) en forma concurrente (sobreposición). Según un
estudio epidemiológico realizado en nuestro país la sobreposición entre ERGE y dis-
pepsia fue del 13,6%.
Criterios diagnósticos
La presencia de síntomas típicos 2 o más veces por semana en un paciente joven (menos
de 50 años) sin datos de alarma, establecen el diagnóstico presuntivo de ERGE. En estos
casos se recomienda una prueba terapéutica con inhibidores de la bomba de protones
(IBP). La disfagia y la odinofagia son síntomas de alarma que obligan a la realización de
una endoscopia; de igual forma si los síntomas típicos no mejoran con el tratamiento o
si existen síntomas atípicos puede ser necesaria la realización de pruebas complemen-
tarias como la endoscopia y la pH-impedanciometría esofágica. La existencia de esofa-
gitis péptica y/o de reflujo gastroesofágico patológico permite establecer el diagnóstico
de ERGE de forma objetiva, pero su ausencia no la descarta.
La endoscopia es la primer prueba a realizar y permite visualizar lesiones mucosas
ocasionadas por la ERGE (esofagitis, esófago de Barrett, adenocarcinoma, estenosis),
en cuyo caso ya no es preciso realizar más pruebas diagnósticas. Es importante sus-
pender los IBP 15 días antes de la realización del estudio para la obtención de biopsias
endoscópicas y descartar de esta forma otras entidades como por ejemplo la esofagitis
eosinofílica. La esofagitis por reflujo es la alteración endoscópica más frecuente de la
ERGE. Los hallazgos endoscópicos permiten su clasificación siendo la más utilizada la
Clasificación de Los Ángeles (Tabla 1). Sin embargo, es importante resaltar que la inten-
sidad de los síntomas no se correlaciona con los hallazgos endoscópicos.
Ante un paciente con sospecha de ERGE que no mejora con IBP y presenta una endos-
copia normal es necesario preguntarse: ¿los síntomas son por ERGE que no mejora con
IBP? o ¿los síntomas no se deben a ERGE?
Para ello se sugiere realizar:
• Manometría esofágica
Estudia la motilidad esofágica a través de un catéter que mide la presión a distintos
niveles del esófago y la coordinación de las contracciones. Tiene un valor limitado para
el diagnóstico de ERGE, permite localizar el esfínter esofágico inferior, necesario para
la correcta colocación del electrodo de registro de la pH-metría ambulatoria y antes de
210
Capítulo 20. Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico
Tabla 1. Clasificación de Los Ángeles. Hallazgos endoscópicos en la enfermedad por reflujo gas-
troesofágico.
considerar una cirugía antirreflujo, con el objeto de descartar trastornos motores (aca-
lasia, hipomotilidad severa) que la contraindiquen.
• pH-metría con/sin impedanciometría ambulatoria
Es el estudio que permite la confirmación del reflujo gastroesofágico patológico. Exis-
ten 2 técnicas: la pH-metría ambulatoria, que registra el reflujo ácido y la pH-metría
con impedanciometría que permite confirmar si existe RGE además de clasificar el re-
flujo según su pH en ácido y no ácido, y la asociación con los síntomas que presenta el
paciente.
La pH-metría con impedanciometría se realiza mediante una sonda que además de un
sensor de pH incorpora electrodos que generan un campo eléctrico que permite valo-
rar la resistencia eléctrica entre ellos (impedancia).
211
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
Objetivos
El tratamiento de la ERGE debe individualizarse y debe orientarse a la presentación
clínica de la enfermedad y a la intensidad de los síntomas.
En la variante no erosiva con síntomas típicos el objetivo será el control de los síntomas.
En la variante erosiva, el objetivo será la cicatrización de las erosiones y evitar el desa-
rrollo de complicaciones.
En los pacientes con Esófago de Barrett, se deberá evitar la progresión a displasia y ade-
nocarcinoma.
En los pacientes con ERGE atípico (tos, asma, laringitis, etc.) es fundamental el control
de los síntomas y evitar el desarrollo de complicaciones, siempre y cuando exista evi-
dencia que asocie los síntomas laríngeos con ERGE.
Tratamiento no farmacológico
Modificaciones en el estilo de vida
Las modificaciones en el estilo de vida y las recomendaciones dietéticas deben de indi-
vidualizarse para cada paciente.
La evidencia demuestra que es recomendable:
• Bajar de peso en sujetos con sobrepeso y obesidad.
• Evitar el tabaco.
• Disminuir el consumo de alcohol.
• Elevar la cabecera de la cama 10-20 cm.
• Dormir en decúbito lateral izquierdo.
• Evitar la ingesta de alimentos de forma abundante al menos 2 horas antes de acos-
tarse en la noche, en especial si el sujeto presenta síntomas nocturnos.
Tratamiento farmacológico
Los medicamentos utilizados en el manejo de la ERGE son: los antiácidos, alginatos,
sucralfato, antagonistas de los receptores de histamina H2 (ARH2), procinéticos e IBP.
Antiácidos y alginatos
Los antiácidos y los alginatos se recomiendan para el alivio sintomático y no contribu-
yen a la cicatrización de las erosiones ni evitan el desarrollo de complicaciones. No hay
evidencia que apoye su uso crónico.
Antagonistas de los receptores de histamina H2
No deben ser utilizados como tratamiento de primera línea y son auxiliares en el ma-
nejo con IBP. Pueden ser utilizados en casos de ERGE con síntomas típicos y esporádi-
cos. En casos de ERGE nocturno, se indican junto con IBP por la mañana, pero se re-
comiendan por períodos cortos, ya que después de 7 días se produce taquifilaxia al
medicamento. También se encuentran indicados en la ERGE en el contexto de efectos
secundarios o hipersensibilidad a los IBP.
Procinéticos
Estos medicamentos no deben ser utilizados como único tratamiento en el manejo
de la ERGE. Se considera su uso en aquellos pacientes que tengan alteraciones en el
212
Capítulo 20. Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico
Convencionales
De liberación inmediata
213
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Sospecha de ERGE
Pirosis / regurgitación
¿Síntomas de alarma?
No Sí
Tratamiento empírico
con IBP x 4 -8 sem.
Tratamiento quirúrgico
Indicaciones de cirugía
En las hernias por deslizamiento, el tratamiento depende exclusivamente del grado
de reflujo y de la respuesta al tratamiento médico antisecretor. Podemos distinguir las
siguientes indicaciones de cirugía:
• Indicaciones absolutas
-- Pacientes que, correctamente informados, rechazan el tratamiento médico por
coste excesivo o temor a los efectos secundarios.
-- Falta de respuesta completa a pesar del tratamiento médico (persistencia de sínto-
mas o de lesiones endoscópicas).
-- Complicaciones respiratorias de repetición (aspiración, neumonía, laringitis, etc.).
• Indicaciones relativas
-- Recidiva precoz tras completar el tratamiento antisecretor.
-- Estenosis esofágica y/o úlcera péptica de esófago.
-- Esófago de Barrett.
214
Capítulo 20. Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico
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215
21. ENFERMEDAD CELÍACA
Pedro Viúdez, Mariela Golub, Silvio Stupnik,
Graciela Osorio González, Claudio Raffaelli
Introducción
La enfermedad celíaca (EC) es una enteropatía de sustrato inmunológico debida a la
intolerancia permanente al gluten, que es un grupo variado de péptidos presentes en
el trigo, la cebada y el centeno.
Su causa es desconocida, pero en su desarrollo contribuyen factores genéticos, inmu-
nológicos y ambientales. Su prevalencia en la población general es del 1%.
Tiene diferentes formas de presentación:
• Con lesión histológica.
-- Sintomática.
-- Subclínica.
-- Asintomática.
• Sin lesión histológica.
-- Susceptibilidad genética.
Como un gran bloque de hielo a la deriva, solo es conocida una pequeña parte de la
población que padece la enfermedad (sintomáticos) (Figura 1). Por el contrario, existe
una gran cantidad de pacientes que no han sido diagnosticados y que representan las
formas subclínicas y asintomáticas con alto riesgo de padecer la enfermedad, y aque-
llos potenciales y/o con susceptibilidad genética, entre los que se encuentran: los fa-
miliares de primer grado con EC, pacientes con diabetes tipo 1, síndrome de Down, hi-
pertiroidismo, hipotiroidismo, psoriasis y artritis reumatoidea dentro de los de mayor
importancia. Estos pacientes son el verdadero desafío de los profesionales de la salud,
ya que se encuentran por debajo de la superficie y desconocen que tienen o pueden
llegar a tener esta enfermedad.
Figura 1. Formas de presentación de la enfermedad celíaca.
Potenciales
Sin lesión
histológica
Susceptibilidad
genética
217
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Enfermedad celíaca
Desorden autoinmune multisistémico
Hepático
Hematológico Hepatitis AU: 2,7%.
Anemia crónica: 20%. CBP: 4%, esteatosis,
aumento transaminasas.
Óseo
Osteopenia: 70%. Cutáneo
D. herpetiforme a-TG 3. Aftas: 2%
Osteoporosis: 25 -40%.
Alopecía areata psoriasis: 3%.
Fracturas.
Neurológico
Endocrinológico Neuropatía, ataxia, epilepsia,
Hiper e hipotiroidismo: 4 al 14%. T. cognitivos, mielopatías,
Tiroiditis de Hashimoto: 10%. miastenia, esclerosis múltiple.
Diabetes tipo 1: 6 al 10%.
Reumatológico
Sjörgen: 2% Otras enfermedades
Miocardiopatías AR: 5%; LES autoinmunes
D. herpetiforme a-TG-3: dermatitis hepetiforme autoantígenos transglutaminasa 3 tisular; AU: autoinmune; CBP: cirrosis biliar primaria;
AR: artritis reumatodoidea; LES: lupus eritematoso sistémico; T. cognitivos: trastornos cognitivos.
218
Capítulo 21. Enfermedad Celíaca
Diagnóstico
La serología o detección de anticuerpos en sangre debe ser la primer exploración com-
plementaria a realizar ante la sospecha de enfermedad celíaca.
Los principales marcadores serológicos para el cribado y diagnóstico de la EC son:
• Anticuerpos antiendomisio (EMA IgA).
• Anticuerpos antitransglutaminasa tisular (a-tTG IgA).
• Péptidos deaminados de gliadina (DPG).
• IgA total.
Dado que los anticuerpos son de tipo IgA, siempre se debe solicitar titulación de IgA to-
tal, para poder descartar el déficit de la misma que podría dar un resultado falsamente
negativo.
Además, los EMA y los a-tTG sirven para el seguimiento de la enfermedad. Su negativi-
zación indica el buen cumplimiento de la dieta libre de gluten (DLG).
Hay enfermedades que pueden cursar con a-tTG falsamente positivos como:
• Insuficiencia cardíaca congestiva
• Enfermedad hepática crónica
• Artritis reumatoidea
• Enfermedad inflamatoria intestinal
• Hipergammaglobulinemia.
• Infección entérica.
También hay situaciones en la que los a-tTG IgA son falsamente negativos:
• Déficit de IgA (< 20 mg/dl) (2% en celíacos, 0,2% en población general).
• Menores de 2 años.
• Grado de enteropatía leve (Marsh I-II) (ver más abajo).
• Seronegativos (6-10%).
• Dieta con bajo consumo de gluten.
• Uso de corticoides o inmunomoduladores.
En estos casos se debe solicitar a-tTG IgG, EMA IgG, DPG IgG, HLA teniendo en cuenta
que siempre puede haber hasta un 6-10% de paciente seronegativos.
La biopsia mediante endoscopia alta del intestino delgado sigue constituyendo la clave
diagnóstica de la enfermedad.
Dado que la lesión puede ser parcheada, se aconseja tomar 4 muestras duodenales y 2
del bulbo duodenal.
Dentro de las imágenes endoscópicas se encuentran el “peinado y el mosaico” con una
sensibilidad del 89% y especificidad del 100% (Figura 3).
Clasificación de Marsh
Para clasificar el espectro de lesiones histológicas utilizamos la clasificación de Marsh
modificada:
• Marsh I o enteritis linfocítica: aumento de linfocitos intraepiteliales (> 25%).
• Marsh II: cuando además se asocia una hiperplasia de las criptas.
• Marsh III: cuando a las lesiones anteriores se asocia atrofia vellositaria que a su vez
puede ser:
219
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
-- IIIa: parcial
-- IIIb: subtotal
-- IIIc: total
La lesión histológica intestinal no es específica de la EC y puede estar presente en otras
entidades, por lo que para establecer el diagnóstico hay que comprobar que el paciente
presenta respuesta clínica, serológica y/o histológica a la dieta sin gluten.
Marcadores genéticos
Los únicos marcadores genéticos de riesgo con utilidad clínica son la determinación de
los alelos que codifican las moléculas HLA-DQ2 o DQ8.
El 90% de los pacientes con EC expresa el heterodímero HLA-DQ2 y el resto presenta el
heterodímero HLA-DQ8. Sin embargo, entre un 20-30% de la población general puede
expresar estos alelos.
Su utilidad diagnóstica radica en su alto valor predictivo negativo, de tal manera que
su ausencia, excluye con gran probabilidad el diagnóstico.
La determinación de los marcadores genéticos es útil en las siguientes situaciones:
• Como apoyo para el diagnóstico en pacientes con alta sospecha clínica y presencia de
lesión histológica poco concluyente (Marsh I-II).
• En formas de enteropatía leve en las que la serología es negativa.
• Como cribado de EC en grupos de riesgo (familiares con EC).
En la Figura 4 se presenta un algoritmo diagnóstico de la enfermedad celíaca.
Peinado Mosaico
220
Capítulo 21. Enfermedad Celíaca
Paciente sintomático
Serología
Re-evaluación
HLA DQ2 y DQ8.
Considerar otra Re-evaluación
etiología HLA DQ2 y DQ8.
Considerar otro estudio
serológico.
Hallazgos
Biopsia
discordantes Considerar otro
diagnóstico
Hallazgos incidentales a la
Serología Biopsia endoscopía e histología
Re-evaluación
Población de ¿Enfermedad
alto riesgo celíaca potencial?
Tratamiento
La dieta sin gluten (DLG), que excluye de forma rigurosa el trigo, la cebada y el cente-
no de forma indefinida, es el único tratamiento eficaz, logrando la recuperación de la
mucosa en la mayoría de los pacientes. En la Tabla 1 se presenta una clasificación de los
alimentos en función del contenido de gluten.
Existen 2 formas de monitorizar el cumplimiento a la dieta: la serología (descenso y
eventual normalización de los anticuerpos al iniciar la DLG) y la entrevista clínica.
En los pacientes que no muestran respuesta a la dieta sin gluten es importante descartar:
• El no cumplimiento de la DLG y/o la toma inadvertida de gluten en la dieta.
• Otras patologías y un diagnóstico inicial erróneo.
Si se descartan estas condiciones, podemos estar ante una EC refractaria o ante compli-
caciones derivadas de la enfermedad como la enteritis ulcerativa o el linfoma intesti-
nal. En estos casos pueden ser necesarias exploraciones adicionales como la tomogra-
fía computada o la enteroscopía, y alternativas terapéuticas como los corticoides o la
quimioterapia.
221
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tabla 1. Clasificación de los alimentos en función a su contenido de gluten (modificado de: Sa-
turni L y cols. Nutrients. 2010;2:16-34).
Resumen
• En adultos, la presentación clínica clásica es poco habitual, siendo más frecuente la
presencia de síntomas atípicos.
• Los a-tTG son de elección para el diagnóstico de pacientes de alto riesgo, pero un
resultado negativo no excluye la enfermedad.
• El estudio genético es de utilidad clínica en casos de alta sospecha y serología nega-
tiva, así como en grupos de riesgo. Un estudio genético negativo excluye casi total-
mente la EC.
• La biopsia y demostración de lesión histológica sigue siendo el patrón de referencia
para el diagnóstico de la EC.
• La DLG logra la remisión clínica y la recuperación histológica cuando se realiza de
forma estricta.
• El diagnóstico precoz y la DLG se asocian a mejor pronóstico y baja tasa de complica-
ciones secundarias.
222
Capítulo 21. Enfermedad Celíaca
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223
22. ANEMIA
Gabriela Nuñez, Elsa Teresa Salvador
Introducción
Se define anemia como la disminución de la concentración de hemoglobina por debajo
del segundo desvío estándar respecto de la media para la edad, sexo, hábitat y estado
fisiológico. Los valores de referencia se resumen en la Tabla 1.
El estudio de un paciente con anemia comienza con el interrogatorio, el examen físico
y los exámenes de laboratorio básicos: hemograma completo, recuento de reticulocitos
y de plaquetas, y perfil de hierro, que incluye ferremia (FE), transferrina (T), saturación
de transferrina (ST) y ferritina sérica (FI). Otros exámenes generales son eritrosedi-
mentación (ERS), hepatograma, función renal, perfil tiroideo, lactato deshidrogenasa
(LDH) y haptoglobina sérica.
Los índices hematimétricos y el recuento absoluto de reticulocitos nos permiten reali-
zar una clasificación morfológica de las anemias.
Tabla 1. Valores normales de referencia.
Valores de referencia
Análisis Unidades de medida
Hombres Mujeres
Hematocrito % 40 - 47 37 - 42
Hemoglobina % 14 - 16 12 - 14
Cuando los índices se encuentran disminuidos: volumen corpuscular medio (VCM) <
80 fl y hemoglobina corpuscular media (HCM) < 27 pg estamos en presencia de anemias
microcíticas e hipocrómicas. Las más frecuentes son las ferropénicas y los síndromes
talasémicos, pero también la anemia sideroblástica, la anemia por intoxicación con
plomo o aluminio, el déficit de cobre, y en un 25% las anemias de los procesos crónicos.
Las anemias normocíticas normocrómicas tienen índices normales (VCM: 80 a 100 fl
y HCM: 27 a 33 pg). Con reticulocitos elevados, se debe valorar hemólisis o hemorra-
gias agudas, y con reticulocitos bajos: anemia crónica simple asociada a enfermedades
crónicas como insuficiencia renal crónica, enfermedades infecciosas (sepsis, malaria,
babeliosis, paludismo) o malnutrición.
225
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Anemia
• Trastornos crónicos
• Insuficiencia renal
• Síndrome mielodisplásico
• Endocrinopatías
Anemia ferropénica
La anemia ferropénica (AF) es la más frecuente de las anemias, ocurre en todas las
edades, pero tiene mayor prevalencia en niños pequeños y mujeres en edad fértil. Está
relacionada con dietas deficientes en hierro o desbalanceadas. El estado nutricional
de hierro de una persona depende del balance determinado por la interacción entre
los nutrientes que componen la dieta, la biodisponibilidad, las pérdidas y los requeri-
mientos por crecimiento.
226
Capítulo 22. Anemia
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son: corregir la anemia, los depósitos de hierro y la causa
primaria.
Sólo en algunos casos se requiere transfusión de glóbulos rojos sedimentados.
Se utiliza sulfato ferroso 3-6 mg/k/día fraccionado en 1 a 3 tomas, 30 minutos antes o
2 horas después de almuerzo y cena por VO durante 45 días y control con suspensión
previa de 15 días. Si la intolerancia es importante se debe intentar indicar otros pre-
parados de hierro. Una vez alcanzados valores normales de Hto y Hb se continúa el
tratatamiento hasta completar los depósitos de hierro.
Los efectos adversos más frecuentes son la intolerancia digestiva con naúseas, sabor
metálico en la boca, constipación, diarreas, dolor abdominal y coloración negra de la
materia fecal.
En casos de intolerancia severa a la vía oral o patología del aparato digestivo que con-
traindique esta vía se utiliza la vía parenteral. Se prefiere la vía endovenosa sobre la
intramuscular.
La dosis se calcula según la siguiente fórmula:
227
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El tratamiento es de sostén y de la enfermedad de base. Al ser bien tolerada general-
mente no requiere corrección. Se debe evitar la administración de hierro en ACS secun-
darias a infecciones crónicas y tumores, y evaluar su beneficio en el caso de enfermeda-
des autoinmunes o reumáticas.
Al existir una deficiencia relativa de eritropoyetina sérica se puede utilizar la misma en
dosis de 150 U/kg 3 veces por semana en artritis reumatoidea y tumores hematológicos
y no hematológicos mejorando la calidad de vida con independencia transfusional en
alrededor del 80% de los pacientes. La respuesta al tratamiento se valora luego de 4 a
8 semanas.
Tratamiento
Consiste en el sostén hemoterapéutico con transfusión de eritrocitos 1 unidad por vez,
con control hidroelectrolítico para evitar la sobrecarga de volumen. Se indica además
cianocobalamida 50-150 mcg/día EV por 12 días y luego cada 72 horas por 2 semanas más.
Según la causa desencadenante será el tratamiento posterior. Debe realizarse un moni-
toreo del potasio en sangre al suministrar vitamina B12 por el riesgo de hipokalemia.
228
Capítulo 22. Anemia
Anemias hemolíticas
Son aquellas que se producen por destrucción excesiva de los glóbulos rojos, manifes-
tándose por un acortamiento en la sobrevida de éstos. Para su diferenciación las clasi-
ficaremos en:
1. Anemia hemolítica hereditaria.
2. Anemia hemolítica adquirida: inmune o no inmune.
3. Anemia hemolítica extravascular o intravascular.
Es útil diferenciar a las anemias hemolíticas según el sitio de destrucción del glóbulo
rojo, pues nos orienta hacia su etiología y nos ayuda a efectuar un tratamiento adecua-
do (Tabla 2).
Ante la presencia de anemia e ictericia se debe solicitar hemograma, recuento de reticu-
locitos y frotis de sangre periférica (FSP) donde se observa la presencia de esferocitos,
esquistocitos, equinocitos, dianocitos, policromasia, etc.
En el hepatograma hay aumento de la bilirrubina no conjugada. La LDH está aumenta-
da y la haptoglobina puede estar disminuida o ausente (hemólisis intravascular). Por
espectroscopía se determina metalhemoglobinemia en sangre (hemoglobina unida a
albúmina por saturación de la haptoglobina) confirmando una AH intravascular.
La presencia de hemosiderina en orina nos puede orientar hacia hemoglobinuria pa-
roxística nocturna (HPN) y la presencia de esplenomegalia a una AH extravascular.
Tabla 2. Anemias hemolíticas según el sitio de destrucción de los glóbulos rojos.
• Anemia microangiopática
• Anemia de la marcha Anticuerpos anti GR
AH intravascular
• Anemia secundaria a cuerpo extraño Activación del complemento
• AH adquiridas
229
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Mecanismo Causa
Las manifestaciones clínicas incluyen disnea, fatiga, palidez de piel y mucosas, taqui-
cardia. La presencia de orina roja, marrón o negra como en las hemoglobinurias debe
ser investigada.
En la anemia hemolítica hereditaria (AHH) se deben indagar los antecedentes familia-
res o personales de anemia refractaria al tratamiento, litiasis vesicular, ictericia, es-
plenomegalia, úlceras en miembros inferiores, consumo de habas u otros alimentos o
drogas.
Laboratorio
Nos permitirá confirmar la hemólisis y determinar la etiología: hemoglobina baja,
frotis de sangre periférica con esferocitosis, fragmentación de glóbulos rojos (esquis-
tocitos), equinocitos, policromatofilia por reticulocitosis. Hay aumento de bilirrubina
indirecta y LDH, y disminución de haptoglobina. Se observa la presencia de hemoside-
rina urinaria. Se deben realizar además el test de Schumm (para la determinación de
metahemoglobina) y el estudio inmunohematológico.
Los estudios adicionales para establecer el diagnóstico de la AH varían según el meca-
nismo involucrado:
• AHI a anticuerpos fríos: investigar infección por micoplasma, virus Epstein Barr,
prueba de Coombs directa (PCD). Determinar si está asociada a IgG o C3 y el rango
térmico (anticuerpos fríos: 4 °C, calientes +35 °C). Dosaje de anticuerpos anti I y anti
i, anticuerpos de Donath-Landsteiner. Realizar prueba de Coombs indirecta (PCI) en
madre de neonato con ictericia y en Rh negativo.
• AHI a anticuerpos calientes: se observa esferocitosis, reticulocitosis, prueba de Coombs
directa IgG positiva. Ante la presencia de linfocitosis se debe descartar la presencia
de adenopatías, visceromegalias y proceso linfoproliferativo.
• AH no I por hemólisis intravascular: hemoglobinuria urinaria, test de Shumm.
• AH no I por parásitos: paludismo, leishmaniasis, babeliosis.
• AH no I por dengue, fiebre amarilla, hantavirus, etc. Solicitar serología especifica.
230
Capítulo 22. Anemia
Anticuerpos Presentación
• Idiopática.
Inducida por anticuerpo calientes • Asociada a síndromes linfoproliferativo (leucemia linfocítica
crónica, linfoma no Hodgkin, etc.), lupus eritematoso sistémico.
• Idiopática.
• Crioaglutininemia.
Inducida por anticuerpos fríos
• Infección por micoplasma, Virus Epstein Barr, etc.
• Linfomas.
• Idiopática.
Hemoglobinuria paroxística a • Secundario a infección viral.
anticuerpos fríos • Congénita.
• Sífilis terciaria.
231
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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232
23. ENFOQUE DEL PACIENTE CON
HEPATOGRAMA ALTERADO
Andrea Odzak, Andrés Bruno
Introducción
En la práctica diaria durante una consulta de control clínico es habitual solicitar entre
los análisis de laboratorio, un hepatograma. Bajo esta denominación se incluyen las de-
terminaciones de bilirrubina total y sus fracciones (directa e indirecta), transaminasas
hepáticas (TGO -transaminasa glutámico oxalacética- o ASAT -aspartato amino trans-
ferasa- y TGP -transaminasa glutámico pirúvica- o ALAT -alanina amino transferasa-),
fosfatasa alcalina (FAL) como así también la albuminemia y el colesterol total. Otras
enzimas hepáticas como la gamma glutamiltranspeptidasa (GGT), la 5’ nucleotidasa y
la lactato deshidrogenasa (LDH) pueden solicitarse, pero por lo general no se informan
dentro del “hepatograma”.
233
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Motivo de Consulta
Situación A Situación C
Patrón injuria
Patrón de Hepatitis aguda TGO y TGP X 2-5 VN
TGP y/o TGO
alteración TGO y TGP x 10 VN c/ictericia TGP hasta x 2 aislada
del Situación D
hepato- Patrón colestásis Situación B FAL y GGT X >2 VN
grama FAL y GGT claro FAL Y GGT c/ictericia GGT hasta x 2 VN aislada
FAL aislada hasta 50% VN
VN: valor normal.
234
Capítulo 23. Enfoque del Paciente con Hepatograma Alterado
235
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hiperbilirrubinemia aislada
Ante aumentos de la bilirrubina total se deberá evaluar cuál de las 2 fracciones es la
que predomina.
El aumento de bilirrubina indirecta o no conjugada suele corresponder a cuadros de
superproducción (hemólisis o eritropoyesis ineficaz) o alteraciones en la conjugación
biliar hepática (el síndrome de Gilbert es el más frecuente en la población adulta).
Descartada la hemólisis (se debe evaluar la presencia de anemia, los niveles de LDH y
haptoglobina) y sospechado el déficit de conjugación por estrés o ayuno (síndrome de
Gilbert), el paciente no requiere mayores estudios.
El síndrome de Gilbert es una condición benigna que afecta entre el 3 a 7% de la pobla-
ción de occidente y sin repercusión clínica de trascendencia. En estos pacientes el resto
del hepatograma es normal.
El aumento de la bilirrubina directa o conjugada sin compromiso de la vía biliar se
observa en los síndromes de Rotor y Dubin Johnson, donde existe un déficit de elimi-
nación biliar de la bilirrubina conjugada. Se manifiestan por ictericia aislada hacia la
segunda década de la vida. Son entidades benignas.
236
Capítulo 23. Enfoque del Paciente con Hepatograma Alterado
Diagnóstico
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237
24. ENFERMEDAD GRASA HEPÁTICA
NO ALCOHÓLICA
Andrea Odzak
Introducción
La enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA), también conocida por su sigla
en inglés NAFLD (Non Alcoholic Fatty Liver Disease) se define por la presencia de grasa
hepática en ausencia de consumo de alcohol y causas secundarias de infiltración grasa
(Tabla 1). Es considerada en la actualidad la principal causa de aumento de transami-
nasas en el paciente ambulatorio.
La EHGNA comprende un espectro amplio de afectación hepática. Inicialmente, se con-
sideran 2 grandes categorías: el hígado graso simple, el cual se caracteriza por la presencia
de infiltración grasa (esteatosis) sola o con mínima inflamación y la esteatohepatitis no
alcohólica (non alcoholic steatohepatitis o NASH), la cual presenta esteatosis juntamente
con grado variable de infiltrado inflamatorio, necrosis, balonización hepatocitaria y/o
fibrosis. Según las distintas series, se estima que el 20% de los pacientes con esteatosis
simple pueden progresar su cuadro clínico a esteatohepatitis, con fibrosis avanzada. El
estadio final constituye histológica y clínicamente un cuadro de cirrosis hepática, con
todas sus potenciales complicaciones (incluida una mayor prevalencia de hepatocarci-
noma).
Los principales factores de riesgo para presentar EHGNA son el sobrepeso, la obesidad,
la presencia de dislipemia y diabetes tipo 2, por lo que es frecuente definir a la EHGNA
como el “componente hepático” del síndrome metabólico.
Considerando que a nivel mundial las tasas de prevalencia de sobrepeso y obesidad es-
tán en continuo crecimiento, la EHGNA también es una patología que está en aumento
y conlleva un grave problema de salud pública. La principal morbimortalidad asociada
a la EHGNA es la cardiovascular pero al ser causa de cirrosis, se considera que la EHGNA
será en 10 años la principal causa de trasplante hepático a nivel mundial.
Tabla 1. Causas secundarias de esteatosis.
• Consumo de alcohol.
• Hepatitis C (en especial genotipo 3).
• Enfermedad de Wilson.
• Lipodistrofia.
• Desnutrición/rápida pérdida de peso.
• Nutrición parenteral total.
• A-beta-lipoproteinemia.
• Medicación: amiodarona, metotrexate, tamoxifeno, glucocorticoides, ácido valproico, anti-retrovirales.
• Síndrome de Reye.
• Hígado graso agudo del embarazo/Síndrome HELLP (hemólisis, elevación de enzimas hepáticas,
trombocitopenia).
• Trastornos innatos del metabolismo (déficit de lipasa ácido lisosomal, enfermedad de Wolman,
déficit de LCAT - lecitina-colesterol-acil-transferasa-).
• Enfermedad celíaca.
239
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Fisiopatología
La esteatosis es la consecuencia del aumento de depósito de triglicéridos a nivel he-
pático. Teniendo en cuenta que por definición la EHGNA implica que no haya causas
secundarias de esteatosis, se considera que la insulino-resistencia es el mecanismo
subyacente para el inicio del depósito hepático de grasa y muy probablemente para su
progresión a esteatohepatitis.
La obesidad y la diabetes tipo 2 son situaciones clínicas muy comunes que se carac-
terizan por un grado variable de insulino-resistencia. Es conocido que el aumento de
grasa visceral genera mayor oferta de ácido grasos libres a nivel de la circulación portal,
mayor gluconeogénesis hepática y mayor liberación de sustancias inflamatorias sis-
témicas (citoquinas, adipoquinas). La insulino-resistencia de la EHGNA no se limita
sólo a la transducción de señal a nivel del receptor de insulina. Se considera que son
múltiples las sustancias endógenas que condicionan esta patología y existen variables
grados de polimorfismo genético en los distintos pacientes con esteatohepatitis. La
EHGNA es una entidad heterogénea desde el punto de vista genético y fisiopatológico.
Cuando se aborda la fisiopatología de la EHGNA se considera la teoría de los “2 im-
pactos”. El primero es la insulino-resistencia y el segundo es la sumatoria de muchos
fenómenos que se agregarían al rol que la insulino-resistencia conserva en si: estrés
oxidativo, peroxidación lipídica, disfunción mitocondrial, sobrecrecimiento bacteria-
no y predisposición genética.
La persistencia del daño, el “segundo impacto”, sería la responsable de la progresión
a necroinflamación y fibrosis en cierto grupo de pacientes. No todos los pacientes pa-
decerán fases avanzadas de daño hepático. Actualmente existen numerosos estudios
de investigación y otros tantos con fines terapéuticos centrados en el mecanismo de
progresión del daño en NASH.
240
Capítulo 24. Enfermedad Grasa Hepática No Alcohólica
Ya desde fines de la década del ’90 sabemos que padecer síndrome metabólico implica
5 veces mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en los próximos años y tener 2,4 ve-
ces más riesgo cardiovascular. El hallazgo de esteatosis en una imagen se debe utilizar
como puntapié inicial para encarar al paciente como uno con síndrome metabólico,
informarle sus riesgos y proponerle los cambios adecuados para lograr una mejoría.
En la práctica se deberá pesar al paciente, medir su altura, calcular el índice de masa
corporal (IMC) y situarlo en la categoría de peso (Tabla 3). También se debe medir perí-
metro de cintura, el cual forma parte de los criterios diagnósticos del SM. Los análisis
clínicos a solicitar incluyen hepatograma con gamma glutamil transpeptidasa (GGT),
perfil lipídico completo (colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos), glucemia y proba-
blemente en función de los resultados y/o antecedentes del paciente hemoglobina gli-
cosilada A1c.
Es discutido por muchas sociedades científicas el uso del índice de resistencia a la in-
sulina (HOMA-IR, sigla en inglés del modelo homeostático para evaluar la resistencia
a la insulina «homeostatic model assessment»), como predictor de insulino-resistencia en
estos pacientes. Clínicamente, la forma más sencilla de saber si un individuo tiene IR es
medir el perímetro abdominal. Si hay perímetro patológico, habrá insulino-resistencia.
241
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Categoría IMC
242
Capítulo 24. Enfermedad Grasa Hepática No Alcohólica
eventual asociada. A su vez, es destacable que la mayoría de pacientes sólo tendrán hí-
gado graso simple y sólo un grupo menor tendrá cambios encaminados a la fibrosis y
mayor afectación hepática. Si bien son relativamente pocos los pacientes que “avanzan”
hacia la cirrosis, debemos tener en cuenta una vez más, que la obesidad y el sobrepeso
afectan a un tercio de la población mundial y que los potenciales pacientes con cirrosis
por EHGNA se convertirán en un desafío para los sistemas de salud en el corto y me-
diano plazo.
Por tales motivos, discriminar en qué situación hepática se encuentra un paciente sin
recurrir a la PBH es actualmente uno de los desafíos en esta patología.
En el diagnóstico no invasivo se proponen estudios por imágenes y test de predicción
basados en reglas de predicción clínica y marcadores serológicos.
243
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
244
Capítulo 24. Enfermedad Grasa Hepática No Alcohólica
Derivación al hepatólogo
Si bien no existen guías de derivación al especialista en esta patología, es deseable que
aquel paciente con esteatosis moderada o severa en imágenes (con o sin hepatograma
alterado) y en especial aquellos pacientes con hepatograma alterado sean evaluados al
menos una vez por el especialista.
El hepatólogo definirá la necesidad de realizar estudios de elastografía en función a los
test de predicción clínica y la presentación clínica del paciente. También considerara la
necesidad de realizar PBH en casos determinados. Si el médico de cabecera sospechara
alguna otra causa de esteatosis (Tabla 1), será el especialista quien llevara adelante el
estudio correspondiente y el tratamiento. Si el médico de cabecera tuviese que utilizar
medicación eventualmente hepatotóxica en un paciente con hepatograma alterado y
esteatosis, se aconseja la evaluación por el especialista.
Al día de hoy no existe medicación que cure la EHGNA. Es frecuente el uso de vitamina E
como antioxidante en casos de NASH no diabéticos y existen trabajos publicados sobre
la mejora de los parámetros histológicos bajo el uso de pioglitazona. Cabe destacar que
la comunidad médica internacional que trata pacientes con EHGNA no adhirió al uso
prolongado de pioglitazona por 2 grandes motivos: no está libre de efectos adversos a
largo plazo y el uso de esta medicación en no diabéticos está fuera de la indicación de
la droga.
Actualmente existen numerosos estudios de investigación clínica utilizando distintos
objetivos metabólicos que intervienen en la fisiopatología del NASH. Sin dudas, la in-
vestigación actual está en pleno auge y marcará el camino a seguir durante los próxi-
mos años.
245
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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246
25. VACUNACIÓN EN ADOLESCENTES
Y ADULTOS
María Inés Lespada, Verónica Bermejo
Introducción
Las vacunas en la adolescencia y la adultez son tan importantes como en la infancia.
Existe, en esta población, un alto porcentaje de morbimortalidad asociada a enferme-
dades inmunoprevenibles, por lo que es clave la administración de las vacunas nece-
sarias según corresponda por edad o por la presencia de condiciones particulares de
riesgo de contraer infecciones leves o de mayor gravedad.
Por otro lado, existe un beneficio secundario además de la protección individual que es
evitar el contagio, generando en muchas ocasiones protección indirecta (“inmunidad
de rebaño”).
Es importante lograr que la inmunización en adolescentes y adultos forme parte de la
práctica habitual de la consulta médica y no perder oportunidades de vacunación ante
el contacto con el sistema de salud.
Influenza
Agente inmunizante
Debido a la variación antigénica del virus, la vacunación antigripal debe repetir-
se anualmente. Para ello, la Organización Mundial de la Salud cada año entrega las
recomendaciones de las cepas que debe incluir la vacuna para el hemisferio norte y
para el hemisferio sur. Esto se hace a partir de la información recopilada por una red
mundial de vigilancia epidemiológica. La vacuna suele incluir 2 cepas de influenza A
247
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
y 1 de influenza B (vacuna trivalente) que han sido las de mayor circulación durante las
temporadas previas.
En la actualidad existen distintas vacunas antigripales disponibles en el mundo: in-
activadas, de aplicación intramuscular e intradérmica, y atenuadas. En Argentina se
dispone de la vacuna inactivada, compuesta de subunidades purificadas de H y N, ela-
borada en huevos embrionados de pollo para administración intramuscular.
Indicaciones
1. Personal de salud.
2. Embarazadas y puérperas:
- Embarazadas en cualquier trimestre de la gestación.
- Puérperas hasta 10 días después del parto si no la recibieron antes.
3. Personas de edad ≥ 65 años.
4. Personas entre los 2 años y hasta los 64 años inclusive con 1 o más de los siguientes
factores de riesgo:
- Enfermedades respiratorias (enfermedad respiratoria crónica, hernia diafragmática,
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema congénito, displasia bronco-
pulmonar, traqueostomizados crónicos, bronquiectasias, fibrosis quística, asma
moderada y grave).
-- Enfermedades cardíacas (insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, reemplazo
valvular, valvulopatía, cardiopatías congénitas).
-- Inmunodeficiencias (infección por VIH, utilización de medicación inmunosupreso-
ra o corticoides en altas dosis, inmunodeficiencia congénita, asplenia funcional o
anatómica, desnutrición grave, trasplantados, pacientes oncohematológicos).
-- Otros (obesos con índice de masa corporal mayor a 40, diabéticos, insuficiencia
renal crónica en diálisis, retraso madurativo grave en < 18 años, síndromes gené-
ticos, enfermedades neuromusculares con compromiso respiratorio, tratamiento
crónico con ácido acetilsalicílico en < 18 años).
Dosis y vías de administración
La vacuna se administra por vía intramuscular, idealmente durante el otoño, aunque
en caso de no haber sido aplicada puede administrase en época de circulación viral.
Se debe tener en cuenta que los anticuerpos tardan aproximadamente 10 a 14 días en
aparecer.
La aplicación debe hacerse anualmente porque la cepa viral circulante cambia y los an-
ticuerpos se pierden en aproximadamente 10 meses. La vacuna está contraindicada en
personas con antecedente de anafilaxia al huevo o a algún componente de la vacuna.
Difteria
La difteria es una enfermedad de distribución universal, producida por Corynebacterium
diphteriae. La incidencia de difteria ha disminuido significativamente a nivel mundial a
partir de la vacunación con toxoide diftérico (TD) en la infancia (en Argentina desde la
década del 50). Sin embargo, se siguen registrando casos o brotes aislados. En la región
de las Américas en el año 2016 se notificaron 78 casos confirmados, distribuidos en
248
Capítulo 25. Vacunación en Adolescentes y Adultos
3 países: Haití (56 casos), República Dominicana (2 casos) y Venezuela (20 casos); mien-
tras que en el 2017 se observó una tendencia creciente, registrándose casos también en
Colombia y Brasil. En Argentina el último caso registrado fue en 2004.
Tétanos
El tétanos es una enfermedad producida por Clostridium tetani, que se encuentra en los
suelos y se transmite por contaminación de heridas. Es de distribución universal. En el
mundo, se reportan anualmente un millón de muertes por tétanos, la gran mayoría en
países en vías de desarrollo. En Argentina se encuentra controlado, registrándose casos
aislados, aunque en el año 2012 se observó un aumento cuando se notificaron 10 casos
con un 50% de letalidad.
Tos convulsa
La tos convulsa, tos ferina o coqueluche, es una enfermedad producida por Bordetella
pertussis, cocobacilo aeróbico que se transmite por vía aérea. La enfermedad es más fre-
cuente y grave en < 1 año, aunque puede afectar a cualquier grupo etario, sobre todo
preescolares (2 a 4 años), y adolescentes y adultos jóvenes (15 a 49 años), los cuales gene-
ralmente son asintomáticos o presentan una enfermedad subclínica, contribuyendo de
esta forma al contagio de individuos susceptibles (fundamentalmente niños menores
de 1 año) y originando, en ocasiones, situaciones de brote.
Agente inmunizante
El agente inmunizante está compuesto por:
• Tétanos (T): toxoide tetánico (toxina tetánica inactivada en formaldheído) adsorbido
en hidróxido o fosfato de aluminio.
• Difteria (D): toxoide diftérico (toxina diftérica inactivada en formaldheido) adsorbi-
do en hidróxido o fosfato de aluminio. La formulación para ser aplicada en adultos
tiene menor componente de toxoide y por eso se la designa con la letra en minús-
cula (d).
• Tos convulsa: existen 2 tipos de vacunas:
-- A célula entera (P): es una suspensión de cultivos de microorganismos enteros de
Bordetella pertussis, inactivados con formalina o por calor. Esta vacuna está contra-
indicada en > 7 años.
-- Acelular (pa): contiene antígenos purificados de Bordetella pertussis. La formulación
para ser aplicada en adultos tiene menor componente antigénico y por eso se la
designa con la letra en minúscula (pa).
Indicaciones
• Vacuna doble adultos (dT): luego de un esquema completo de vacunación en la niñez,
debe aplicarse un refuerzo cada 10 años, dado que los títulos de anticuerpos caen en
este período.
• Vacuna triple bacteriana acelular (dTpa): el objetivo de aplicar esta vacuna en
adolescentes y adultos es disminuir la posibilidad de colonización e infec-
ción y evitar la transmisión de Bordetella pertussis a la población infantil.
Las indicaciones vigentes de la vacuna dTpa son:
-- Adolescentes de 11-12 años como una dosis adicional.
-- Personal de salud en contacto con niños < 1 año.
-- Una dosis única como reemplazo de la vacuna doble adultos en la población ge-
neral.
249
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
NO NO
Esquema básico completo (administrar 1 dosis si (administrar 1 dosis si
NO NO
(3 o + dosis) hace + 10 años des- hace + 5 años después
pués de la última) de la última)
a: heridas contaminadas con suciedad, heces o tierra; heridas que contienen tejidos desvitalizados, necróticas o gangrenosas; heridas por
punción o congelamiento.
b: IGT: inmunoglobulina antitetánica. Se debe administrar en un sitio separado de la vacuna.
250
Capítulo 25. Vacunación en Adolescentes y Adultos
Agente inmunizante
Existen 2 vacunas disponibles contra el neumococo:
• Vacuna polisacárida de 23 serotipos (VPN23):
Incluye antígenos capsulares purificados de 23 serotipos de S. pneumoniae (1, 2, 3, 4,
5, 6B, 7F, 8, 9N, 9V, 10A, 11A, 12F, 14, 15B, 17F, 18C, 19A, 19F, 20, 22F, 23F y 33F).
Por ser una vacuna compuesta por polisacáridos y no conjugada produce una res-
puesta inmune T-independiente motivo por el cual no es inmunógena en < 2 años,
no previene la portación nasofaríngea y genera una memoria inmunológica pobre.
• Vacuna conjugada de 13 serotipos (VCN13):
Es una vacuna que contiene polisacáridos purificados de 13 serotipos de neumococo
(1, 3, 4, 5, 6A, 6B, 7F, 9B, 14, 18C, 19A, 19F y 23F) conjugadas con un transportador, lo
que genera una respuesta T dependiente por lo que presentan memoria inmunoló-
gica, son efectivas en < 2 años y previenen la portación respiratoria del Streptococcus
pneumoniae.
Indicaciones
1. Personas > 65 años (no requieren orden médica para vacunarse).
2. Personas entre 5 y 64 años que presenten factores de riesgo para el desarrollo de
enfermedad neumocócica invasiva. Pueden ser divididos en 3 grupos:
-- Inmunocomprometidos
·· Inmunodeficiencias congénitas o adquiridas.
·· Infección por VIH.
·· Insuficiencia renal crónica.
·· Síndrome nefrótico.
·· Leucemia, linfoma y enfermedad de Hodgkin.
·· Enfermedades neoplásicas.
·· Inmunodepresión farmacológica.
·· Trasplante de órgano sólido.
·· Mieloma múltiple.
·· Asplenia funcional o anatómica.
·· Anemia de células falciformes.
-- No inmunocomprometidos
·· Cardiopatía crónica.
·· Enfermedad pulmonar crónica.
·· Diabetes mellitus.
·· Alcoholismo.
·· Enfermedad hepática crónica.
·· Tabaquismo.
-- Condiciones de alto riesgo de ENI
·· Implante coclear.
·· Fístula de LCR.
251
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Inmunocomprometidos:
• Inmunodeficiencias congénitas o adquiridas.
• Infección por VIH.
• Insuficiencia renal crónica. 1º dosis: VCN13.
• Síndrome nefrótico.
2º dosis: VPN23 con un intervalo mínimo de
• Leucemia, linfoma y enfermedad de Hodgkin.
8 semanas luego de la VCN13.
• Enfermedades neoplásicas.
• Inmunodepresión farmacológica. 1º refuerzo: VPN23 a los 5 años de la dosis
• Trasplante de órgano sólido. anterior de VPN23.
• Mieloma múltiple. 2º refuerzo: VPN23 a los 65 años (si el 1º
• Asplenia funcional o anatómica. refuerzo fue administrado antes de los 60
• Anemia de células falciformes. años).
Condiciones de alto riesgo de ENI
• Implante coclear.
• Fístula de LCR.
252
Capítulo 25. Vacunación en Adolescentes y Adultos
1º dosis: VCN13.
Personas > 65 años
2º dosis: VPN23 con un intervalo mínimo de
(Ver Figura 1)
12 meses luego de la VCN13.
Figura 1. Esquema de vacunación contra neumococo para personas ≥ 65 años (Adaptado de:
Lineamientos técnicos. Vacunación contra neumococo en adultos. Estrategia Argentina 2017-
2018. Ministerio de Salud. Argentina).
VCN13 VPN23
12 meses
1 dosis de VPN23
VCN13
luego de los 65 años
≥ 12 meses
1 dosis de VPN23
VCN13 ≥ 65 años VPN13
antes de los 65 años
≥ 12 meses ≥ 12 meses
≥ 5 años
Hepatitis B
Agente inmunizante
Vacuna compuesta por el HBsAg elaborado por ingeniería genética, utilizando la técni-
ca de ADN recombinante.
253
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Agente inmunizante
Se utiliza una vacuna cuadrivalente compuesta por cuatro genotipos: los dos genotipos
oncogénicos más frecuentes (el 16 y 18) y los dos más frecuentes asociados al desarrollo
de verrugas (el 6 y el 11). La vacuna está formada por proteínas L1 de la cápside viral
altamente purificadas.
254
Capítulo 25. Vacunación en Adolescentes y Adultos
Indicaciones y dosis
• Mujeres y varones a los 11 años: esquema de 2 dosis (0-6 meses).
• Mujeres y varones de 11 a 26 años que vivan con VIH o quienes hayan sido trasplan-
tados, esquema de 3 dosis (0, 2 y 6 meses).
La vía de administración es intramuscular. Se encuentra contraindicada en casos de
hipersensibilidad a los principios activos de la vacuna o a alguna dosis previa de la
misma.
Herpes zóster
Agente inmunizante
Existen 2 vacunas licenciadas contra el herpes zóster:
• Vacuna recombinante: compuesta por la combinación del antígeno de superficie (la
glicoproteína E) y un adyuvante (AS01B).
Esta vacuna está indicada para su uso en adultos a partir de los 50 años. El esquema
consiste en 2 dosis separadas por un intervalo de entre 2 y 6 meses administrados
por vía intramuscular. Es una vacuna altamente eficaz (97,2% en prevenir el herpes
zóster) y presenta la ventaja de poder ser administrada en pacientes con inmuno-
compromiso. En la actualidad no se encuentra disponible en Argentina.
• Vacuna a virus vivos atenuados: elaborada con la cepa atenuada Oka/Merck del virus de
varicela-zóster. Se administra por vía subcutánea en una sola dosis. Su eficacia para
prevenir el herpes zóster es del 51,3%.
Indicaciones
La Sociedad Argentina de Infectología recomienda la inmunización con la vacuna a vi-
rus vivos atenuados a los adultos a partir de los 60 años, enfatizando en la vacunación
antes de los 70 años. También recomienda considerar la vacunación en personas > 50
años que por su condición de base sean más vulnerables a la enfermedad. No es nece-
sario realizar serología previa a la vacunación dada la alta prevalencia de antecedentes
de varicela en esta población.
La vacuna compuesta por virus atenuados se encuentra contraindicada en pacientes
inmunodeprimidos y embarazadas.
255
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Agente inmunizante
Se utiliza una vacuna cuadrivalente conjugada compuesta por los polisacáridos A, C, Y
y W conjugados con la proteína CRM197.
La vacuna se encuentra incorporada al calendario nacional de vacunación desde enero
de 2017 para ser aplicadas en lactantes a partir del 3º mes de vida (3 dosis) y en los
adolescentes a los 11 años (única dosis). Dado que los adolescentes constituyen uno de
los principales portadores asintomáticos de esta bacteria, el objetivo de la vacunación
en esta población es disminuir la portación nasofaríngea de Neisseria meningitidis y así
disminuir la incidencia de esta enfermedad en el grupo más vulnerable.
La vía de administración es intramuscular. Se encuentra contraindicada en casos de
hipersensibilidad a algunos de los componentes del producto.
256
Capítulo 25. Vacunación en Adolescentes y Adultos
257
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Vacunas contraindicadas
• Vacuna oral contra la poliomielitis.
Aplicar con precaución
• Vacuna contra rotavirus oral.
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258
26. INFECCIONES RESPIRATORIAS
Ezequiel Córdova, Brenda Bacelar, Claudia Rodríguez.
Epidemiología
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) es una enfermedad común y potencial-
mente grave.1,2 Se define como la infección aguda del parénquima pulmonar en un pa-
ciente que la ha adquirido en la comunidad. En adultos, la NAC tiene una incidencia de
5-11 casos por cada 1.000 personas por año; esta tasa aumenta con la edad del paciente
y es más frecuente en hombres que en mujeres.3,4 Además, existen variaciones estacio-
nales, la mayoría de los casos ocurren durante los meses de invierno. La mortalidad
varía entre 0,1 y 5% en los pacientes asistidos en forma ambulatoria y puede superar el
50% en los pacientes que requieren hospitalización, especialmente en los ingresados
en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y los que presentan comorbilidades. 4
Etiología
El principal desafío del diagnóstico etiológico de la NAC consiste en la gran cantidad de
microorganismos que la pueden producir, incluyendo bacterias, virus, parásitos y hon-
gos. Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, Staphylococcus aureus, Mycoplasma
pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae y los virus son los principales agentes producto-
res de NAC en adultos.
El Streptococcus pneumoniae continúa siendo el agente etiológico más importante con
una prevalencia que varía entre 16 y 60%. Le sigue el Haemophilus influenzae, con una
prevalencia de 3 a 38%).1 La edad de los pacientes, la presentación clínica y las comorbi-
lidades son similares en ambas etiologías.
Clásicamente la neumonía por Staphylococcus aureus se produce en adultos mayores y
en pacientes con enfermedad por virus influenza, variando su prevalencia entre 2 y
5%.1 Sin embargo, recientemente se han descripto brotes de neumonía necrotizante por
Staphylococcus aureus meticilino resistente de la comunidad (SAMR-CO) en pacientes jó-
venes sin comorbilidades.5
Los bacilos gram negativos (BGN) se observan con más frecuencia en adultos mayo-
res y en pacientes con consumo excesivo de alcohol.1 Su prevalencia varía del 7 al 18%
de los casos de neumonía siendo Klebsiella pneumoniae, Enterobacter spp. y Pseudomonas
aeruginosa los agentes etiológicos más frecuentes. Pseudomonas aeruginosa también debe
ser considerada en pacientes con patología pulmonar crónica (por ejemplo: bronquiec-
tasias, fibrosis quística) o inmunosupresión.1,6 Moraxella catarrhalis es una causa rara
de NAC y ha sido identificada principalmente en pacientes con enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) o inmunosupresión.7
La presencia de una infección por anaerobios debe sospecharse en pacientes con una
mala dentición y con factores de riesgo para la aspiración de secreciones nasofaríngeas
hacia el parénquima pulmonar. Dentro de los llamados agentes atípicos deben con-
siderarse a Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae, Legionella pneumophila y
virus respiratorios. La prevalencia de M. pneumoniae varía entre el 10 y el 30% de los
259
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
260
Capítulo 26. Infecciones Respiratorias
Diagnóstico
El diagnóstico de NAC es básicamente clínico. Los síntomas más frecuentes son taquip-
nea, disnea, tos, fiebre y dolor torácico. Ante la presencia de estos síntomas, acompa-
ñados o no por hallazgos patológicos en la auscultación pulmonar, se debe efectuar el
diagnóstico presuntivo de NAC.
La posibilidad de predecir la etiología de la neumonía sobre la base de las características
clínicas o antecedentes epidemiológicos no siempre es posible.9 Es por este motivo que
el diagnóstico microbiológico es muy importante, ya que puede resultar en un cambio
terapéutico, ya sea para ampliar la cobertura de patógenos no tratados inicialmente o
para disminuir el espectro antibiótico ante gérmenes sensibles. En caso de sospecha
epidemiológica, clínica y/o falta de respuesta al tratamiento se pueden investigar la
presencia de virus respiratorios, Chlamydia psittaci y Pneumocystis jiroveci, entre otros.6
Es importante destacar que la sensibilidad del cultivo de esputo es baja, no superando
habitualmente el 50%, al igual que el hemocultivo, cuya sensibilidad ronda el 10%.6,10
Tanto el examen directo como el cultivo de esputo son adecuados para confirmar o des-
cartar una infección por Staphylococcus aureus o BGN, no así para el Streptococcus pneumo-
niae cuyo aislamiento puede estar afectado por diferentes factores, incluyendo el inicio
reciente de antibioticoterapia.11 En cambio, la detección de antígeno urinario para neu-
mococo puede permitir un diagnóstico rápido de esta infección, con alta sensibilidad y
especificidad. Con respecto al hemocultivo, está principalmente indicado en NAC seve-
ra, y en pacientes con comorbilidades que aumenten la incidencia de bacteriemia como
asplenia, hepatopatía crónica y leucopenia.12,13
Para el manejo de estos pacientes la Sociedad Argentina de Infectología recomienda
realizar los siguientes métodos diagnósticos de acuerdo al paciente y a la disponibili-
dad. 4
• Pacientes ambulatorios < 65 años y sin comorbilidades
-- Opción mínima: radiografía tórax frente + oximetría.
-- Opción máxima: radiografía tórax frente y perfil + oximetría + Gram y cultivo de
esputo, hemocultivos, recuento y fórmula leucocitaria.
• Pacientes ambulatorios > 65 años o con comorbilidades
-- Opción mínima: radiografía de tórax frente + oximetría + laboratorio básico (hemo-
grama, uremia, glucemia).
-- Opción máxima: radiografía de tórax frente y perfil + oximetría + laboratorio básico
(hemograma, uremia, glucemia) + Gram y cultivo de esputo + hemocultivos.
Hay que recordar que, en adultos mayores, especialmente si se encuentran deshidrata-
dos o neutropénicos, la sensibilidad de la radiografía de tórax puede ser menor, por lo
261
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
que ante la persistencia de la sospecha de neumonía se debe repetir a las 24-48 horas.9
Se sugiere realizar serología para HIV en todos los casos.
Condición Puntaje
Confusión 1
Los pacientes con CURB-65 entre 0-1 podrían ser tratados ambulatoriamente, con 2 puntos debe-
rían ser admitidos y con 3 o más puntos requerirían internación en UCI.
Los pacientes con CRB-65 0 podrían ser tratados ambulatoriamente, con 1 o más puntos deberían
ser admitidos.
Para la decisión de internación en UCI se prefiere utilizar los criterios de ATS (American
Thoracic Society) modificados o el índice SMART-COP.11,16
Los criterios de ATS modificados se dividen en criterios mayores (ARM y necesidad de
vasopresores) y menores (frecuencia respiratoria > 30 por minuto, PaO2 /FiO2 < 250,
compromiso multilobar, confusión, uremia > 20 mg/dl, leucopenia, trombocitopenia,
hipotermia e hipotensión que requiere la reanimación con fluídos). Se recomienda la
internación en UCI en aquellos pacientes con 1 criterio mayor o 3 menores.6,11
El índice SMART-COP consta de ocho variables con diferentes puntos de corte en fun-
ción de la edad. El índice SMRT-CO simplifica el puntaje para los centros de atención
primaria pues prescinde del pH, la PaO2 y la albúmina sérica (Tabla 3).
En todos los casos, los scores se deben suplementar con la valoración de factores subje-
tivos como la posibilidad del paciente de recibir medicación vía oral, el medio socioe-
conómico y la presencia de derrame pleural.6,11,17
262
Capítulo 26. Infecciones Respiratorias
Confusión 1
PaFi (PaO2/FiO2) *
En < 50 años, PaFi < 333 mmHg 2
En > 50 años, PaFi < 250 mmHg
Tratamiento antibiótico
Debido a que el diagnóstico etiológico inicial no es posible en la mayoría de los casos, el
médico debe decidir qué tratamiento empírico es el más apropiado ante cada situación.
Además, el aumento en la prevalencia de resistencia antibiótica a los patógenos más
frecuentes dificulta aún más el escenario. Por lo tanto, se recomienda:4
Pacientes ambulatorios
Tratamiento de elección:
• Pacientes < 65 años sin comorbilidades.
-- Amoxicilina 1 g cada 8 horas vía oral.
• Pacientes ≥ 65 años o con comorbilidades.
-- Amoxicilina/clavulánico 875/125 mg cada 12 horas vía oral.
Tratamiento alternativo (alergia mayor a betalactámicos):
• Claritromicina 500 mg cada 12 horas vía oral.
• Levofloxacina 750 mg cada 24 horas vía oral.
263
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento antiviral
Ante la sospecha de virus influenza el tratamiento antiviral con oseltamivir o zana-
mivir se indica a pacientes con factores de riesgo de influenza complicada y tiempo de
evolución de los síntomas de 48 horas o menos, en el caso de pacientes ambulatorios.
En los pacientes internados se indica tratamiento en todos los pacientes con infección
respiratoria aguda (IRA) independientemente del tiempo de evolución y sin esperar el
resultado del laboratorio.17
La duración del tratamiento con oseltamivir (75 mg cada 12 hs VO) es de 5 días. La pro-
longación del tratamiento más allá del 5º día deberá ser evaluada por el equipo médico
en función de la evolución del paciente y los resultados de exámenes complementarios.
La indicación de tratamiento antiviral con oseltamivir deberá continuar durante todo
el período en que se evidencie circulación de virus influenza. Se recomienda consultar
periódicamente los reportes y recomendaciones del Ministerio de Salud sobre el ma-
nejo y tratamiento de pacientes con sospecha o infección por virus influenza (www.
msal.gob.ar).
264
Capítulo 26. Infecciones Respiratorias
Rinitis
Los rinovirus son los responsables del resfriado común con mayor frecuencia y están
presentes todo el año, aunque predominan en el inicio del otoño y al final de la prima-
vera.
El rinovirus se replica preferentemente a temperaturas relativamente bajas como las
del tracto respiratorio superior. El coronavirus y el virus sincicial respiratorio son, asi-
mismo, frecuentes causantes del resfriado común. También son agentes etiológicos,
aunque más raramente, adenovirus, enterovirus, influenza y parainfluenza. El virus
sincicial respiratorio, influenza y parainfluenza predominan en invierno.
El gran número de virus involucrados en el resfriado común (101 serotipos de rinovi-
rus conocidos) supone, por tanto, un obstáculo para el desarrollo de una inmunidad
absoluta ante la enfermedad, si bien la inmunidad específica de serotipo es de por vida.
Muy ocasionalmente, infecciones no víricas producidas por bacterias pueden presen-
tar una sintomatología indistinguible del resfriado común en las fases iniciales.
Respecto a la patogénesis, las células epiteliales del tracto respiratorio superior son in-
vadidas por el virus, lo que provoca la liberación de mediadores de la inflamación que
incrementan la permeabilidad vascular y, como consecuencia, producen edema y obs-
trucción nasal. Probablemente el frío también contribuya a la etiología del resfriado
común. Así, la rinitis vasomotora que se produce como reacción al frío podría favorecer
cierta atonía en el aclaramiento mucociliar del epitelio respiratorio, lo que se supone
que podría facilitar la colonización de la mucosa por virus respiratorios.
El tratamiento del resfriado común debe basarse en la mayoría de los casos, en el trata-
miento sintomático con antitérmicos y medidas generales de soporte. Ocasionalmente,
pueden prescribirse antitusígenos, antitérmicos, mucolíticos, descongestivos nasales
y antihistamínicos para el alivio de los síntomas (fiebre, dolor, tos), y antibióticos, de
forma muy restrictiva, cuando exista sospecha de sobreinfección.
Faringitis aguda
La faringitis aguda es una de las causas más frecuentes de consulta médica. A pesar de
que un bajo porcentaje de los casos es producido por bacterias, más del 70% de los pa-
cientes con faringitis aguda reciben antibióticos como parte del tratamiento y en más
del 60% de los casos éstos son de mayor espectro al indicado en las guías de práctica
clínica.
265
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Aproximadamente la mitad de las faringitis agudas son de origen viral, siendo el virus
más frecuente el rinovirus (20%) seguido de virus de influenza, parainfluenza, coro-
navirus, adenovirus, enterovirus, virus sincicial respiratorio, virus herpes, metapneu-
movirus, virus Epstein-Barr y el virus de la inmunodeficiencia humana. Dentro de las
causas bacterianas, el estreptococo beta hemolítico del Grupo A (EBHGA) es el princi-
pal patógeno (15-20%) y con menor frecuencia: Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila
pneumoniae, Neisseria gonorrhoeae, estreptococo beta hemolítico del grupo C, estrepto-
coco beta hemolítico del grupo G, Arcanobacterium haemolyticum y Corynebacterium diph-
teriae. En aproximadamente un 30% de las faringitis agudas, no es posible identificar
al agente causal.19
Las características clínicas más frecuentes son: odinofagia, fiebre o febrícula, cefalea,
astenia y mialgias. Si bien existen pocas características clínicas que permitan identifi-
car a los agentes causales, existen ciertos signos y síntomas que ayudan a diferenciar la
etiología viral de los cuadros debido a EBHGA como se muestra en la Tabla 4.
Tabla 4. Características clínicas de la faringitis aguda según el agente etiológico.
Característica EBHGA VIRAL
266
Capítulo 26. Infecciones Respiratorias
El resultado demora entre 24 y 48 horas, por lo que no es útil para decidir el tratamiento
en forma inmediata. Con respecto a la detección rápida de antígenos, la mayoría de los
métodos comerciales utilizados actualmente tienen una sensibilidad entre 70 y 90%
y una especificidad entre 90 y 100%, obteniendo el resultado en 30 a 60 minutos. El
dosaje de antiestreptolisina O (ASTO) no es útil para el diagnóstico de faringitis aguda.
Tabla 5. Criterios de Centor para el diagnóstico de faringitis aguda por EBHGA.
Criterio Puntaje
Temperatura > 38 ºC 1
Ausencia de tos 1
Exudados amigdalinos 1
Edad
3 a 14 años 1
14 a 44 años 0
> 45 años -1
Tratamiento
Las razones que justifican el tratamiento con antibióticos incluyen disminuir la dura-
ción del cuadro y la intensidad de los síntomas; prevenir las complicaciones supurati-
vas tales como otitis media aguda, sinusitis, absceso periamigdalino o retrofaríngeo;
disminuir en un 80% la incidencia de fiebre reumática, aun cuando se inicie el trata-
miento hasta 9 días después del comienzo de la enfermedad y prevenir la transmisión.
El tratamiento antibiótico no previene la glomerulonefritis postestreptocócica.
El manejo de los pacientes con faringitis aguda y la indicación de antibióticos se debe
realizar siempre en base a los criterios de Centor (Tabla 6).20
Tabla 6. Indicación de antibióticos según los criterios de Centor.
267
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
268
Capítulo 26. Infecciones Respiratorias
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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271
27. INFECCIONES DEL TRACTO
GENITOURINARIO
Brenda Bacelar, Franco Garibaldi, Diego Cecchini, Claudia Rodríguez
Introducción
Las infecciones urinarias (IU) comprenden una gran variedad de entidades clínicas
cuyo común denominador es la invasión bacteriana del parénquima renal y/o sus vías
de excreción.
La infección puede manifestarse por compromiso de la vejiga (cistitis), del riñón (pielo-
nefritis) o puede estar limitada sólo a la presencia de bacterias en la orina en ausencia
de síntomas (bacteriuria asintomática).
La IU se denomina “no complicada”, cuando no existen condiciones que predisponen a
la misma o a la falla del tratamiento. La diferenciación entre episodios de IU complica-
da y no complicada tiene importantes implicancias en la evaluación inicial del pacien-
te, en el tratamiento y su duración, y en la evaluación de la vía urinaria postratamiento.
Teniendo en cuenta estos factores, podemos ubicar a los pacientes con IU no compli-
cada en las siguientes categorías: cistitis aguda e IU alta o pielonefritis en la mujer no
embarazada. El resto de las entidades son consideradas como IU complicada.
Agentes etiológicos
El agente etiológico más frecuente es Escherichia coli (75 a 95% de los casos), otros agen-
tes frecuentes son: Klebsiella pneumoniae, Proteus mirabilis y otras bacterias como Sta-
phylococcus saprophyticus y Enterococcus spp.
Diagnóstico
El sedimento urinario orienta al diagnóstico y el urocultivo lo confirma; ambas mues-
tras deben ser obtenidas por “chorro medio”. El límite superior normal de glóbulos
blancos en orina es de 10 a 50 por mililitro, que equivalen a 10 leucocitos por campo. La
presencia de leucocitos en orina por encima de dicho valor sugiere el diagnóstico de IU.
273
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
La elección del antibiótico empírico debe basarse en la sensibilidad de los uropatóge-
nos locales.
El tratamiento de las cistitis puede realizarse con:
• Ciprofloxacina 500 mg cada 12 hs VO por una duración de 5 a 7 días. Se debe tener
en cuenta que en aquellos centros donde la resistencia a fluoroquinolonas es > 10%,
deberían utilizarse otros esquemas alternativos como tratamiento empírico inicial.
• Nitrofurantoína 100 mg cada 12 hs VO de 5 a 7 días. Debe evitarse si hay sospecha de
pielonefritis o si el clearence de creatinina es menor a 30 ml/minuto.
• Fosfomicina en una única dosis de 3 g.
En el caso de las pielonefritis, la mayoría de las veces no requieren hospitalización y
pueden ser tratadas en forma ambulatoria con ciprofloxacina 500 mg cada 12 hs VO. En
aquellos centros donde la resistencia a fluoroquinolonas es > 10%, se recomienda ini-
ciar tratamiento con ceftriaxona parenteral (1 g/día) hasta el resultado del urocultivo
y el antibiograma.
Cuando los síntomas son graves, o hay intolerancia digestiva, el manejo recomendado
consiste en iniciar el tratamiento por vía parenteral, observar la evolución, y luego con-
tinuar el tratamiento en forma ambulatoria. En caso de inestabilidad hemodinámica,
embarazo, dudas diagnósticas o vómitos, se recomienda la internación. En estos casos
las opciones para el inicio del tratamiento son las cefalosporinas y fluoroquinolonas en
forma parenteral por una duración de 7 a 14 días.
En general, tras 48 a 72 hs de tratamiento los síntomas se resuelven. Cuando la fiebre
o el dolor lumbar persisten más allá de las 72 hs, debe descartarse la presencia de una
colección renal o perirrenal, anomalías urológicas u obstrucción.
274
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
ITU-ACS ITU-CO p
Resistencia
n (%) n (%) (valor)
Enterobacteria (n) 36 37
275
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Diagnóstico
En los pacientes sondados, la leucocituria en el sedimento no es un elemento útil para de-
cidir la toma de cultivo. Para la toma de la muestra del urocutivo, se sugiere el recambio
276
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
Tratamiento
Los esquemas empíricos deben estar ajustados a la flora prevalente local. En los pacien-
tes que han estado institucionalizados, se debe orientar el esquema empírico inicial se-
gún los antibióticos recibidos previamente y los perfiles de resistencia antimicrobiana
propios de cada unidad hospitalaria.
La duración del tratamiento será de 7 a 10 días en los casos de IU complicada sin bacte-
riemia y de 10 a 14 días en los casos con sospecha o confirmación de la misma.
Bacteriuria asintomática
La bacteriuria asintomática (BA) es la presencia de un número específico de bacterias
en una muestra de orina correctamente recogida, en una persona sin síntomas atribui-
bles a una infección urinaria.
En las mujeres sanas, la BA aumenta en frecuencia con la edad y su presencia en la juven-
tud está claramente asociada con la actividad sexual. A medida que aumenta la edad,
algunos factores como el déficit de acción de los estrógenos en la vagina, y el prolapso
vaginal, aumentan la incidencia de bacteriuria.
En el caso de los pacientes diabéticos, la BA correlaciona con la duración de la diabetes
y con las complicaciones a largo plazo, más que con el control metabólico de la enfer-
medad.
En hombres jóvenes la prevalencia es baja, pero va aumentando con la edad debido a
diversos factores como la uropatía obstructiva, la hipertrofia prostática y la pérdida de
la capacidad bactericida de los fluidos prostáticos.
Con respecto a la etiología, las bacterias suelen provenir del intestino, y no difieren de
las causantes de IU. El germen hallado con mayor frecuencia es Escherichia coli, pero las
cepas aisladas de pacientes con BA tienen menos factores de virulencia que aquellas
que causan IU.
Diagnóstico
Para el diagnóstico de BA se han establecido los siguientes puntos de corte:
• Mujeres asintomáticas: 2 muestras tomadas por chorro medio en las que se aísla igual
germen en recuento > 105 UFC/ml.
• Hombres asintomáticos: 1 muestra con conteo > 105 UFC/ml con una sola especie.
• Pacientes sondados: 1 muestra con conteo > 102 UFC/ml.
Tratamiento
Debe realizarse la búsqueda y eventual tratamiento antibiótico de la BA en las siguien-
tes poblaciones:
277
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Diagnóstico de IU
278
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
Introducción
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se caracterizan por ser de alta prevalencia
y afectar predominantemente a población en edad fértil. Pueden ser asintomáticas en
un considerable porcentaje de los casos y su morbilidad es elevada dado el impacto
deletéreo en la fertilidad, su capacidad de provocar complicaciones en el embarazo y de
ser potencialmente transmisibles al recién nacido.
En el abordaje de todo paciente con ITS debe interrogarse sobre:
• Parejas: número (en el último año) y tipo de pareja (hombres, mujeres o ambos).
• Prácticas: tipo de relación sexual (anal, vaginal, oral) y uso de preservativo (siempre,
a veces, nunca). Identificar en qué situaciones el paciente no usa preservativo y con-
sultarle por qué.
• Estrategias de prevención del embarazo.
• Antecedentes de ITS: del paciente y sus parejas.
• Consumo de alcohol y sustancias de abuso.
• Si el paciente o sus parejas intercambiaron dinero por sexo.
A lo largo de este capítulo abordaremos las ITS más frecuentes en el consultorio del
médico generalista, clasificándolas en ulcerativas y secretorias.
ITS ulcerativas
Sífilis
El agente etiológico es Treponema pallidum subespecie pallidum (espiroqueta). La vía
de transmisión es sexual siendo particularmente transmisible durante la enfermedad
temprana (lesiones de sífilis primaria y secundaria). Se estima que aproximadamente
el 30% de quienes presentan una relación sexual no protegida con portador de lesiones
activas contrae sífilis. No obstante, los estadios tempranos de la enfermedad los que
presentan mayor transmisión, la contagiosidad de una persona con sífilis no tratada
debe considerarse prolongada e indefinida. Es fundamental la detección y tratamiento
de esta ITS durante la gestación ya que es transmisible por vía transplacentaria, siendo
importante causa de morbimortalidad neonatal. En el Hospital General de Agudos Cos-
me Argerich se notificaron en 2016, 332 casos de sífilis, de los cuales el 36% correspon-
dió a varones y el 64% a mujeres, incluyendo casos de sífilis congénita. De total (332),
26% correspondió a pacientes embarazadas.
Clasificación
Temprana: infección que ocurre antes del año postinfección. Comprende el período de
incubación, la sífilis primaria, secundaria y latente (asintomática) temprana.
• Período de incubación: varía de 10 a 90 días (en promedio, 3 semanas).
• Sífilis primaria: se caracteriza por la presencia de una úlcera indolora de bordes netos,
indurada y eritematosa (chancro duro) asociada generalmente a adenopatía regional
que cura espontáneamente en 3 a 6 semanas.
• Sífilis secundaria: el hallazgo más característico es el rash que se caracteriza por la
presencia de máculas difusas que comprometen tronco y extremidades, incluyen-
do (dato característico) palmas y plantas. Puede encontrarse acompañado por sín-
tomas sistémicos, adenopatías indoloras, alopecia transitoria, hepatitis colestásica,
uveítis anterior y síndrome nefrótico. Pueden presentarse los signos y síntomas de
279
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Métodos de diagnóstico
T. pallidum no puede cultivarse. El diagnóstico depende de métodos:
• Directos: inmunofluorescencia directa, PCR, campo oscuro sobre material tomado
del chancro. Permiten el diagnóstico en la sífilis primaria pero no se encuentran
disponibles en la práctica diaria.
• Serológicos:
-- No treponémicos: VDRL (prueba de tamizaje, siempre requiere confirmarse con
prueba treponémicas). Es una prueba cuantitativa, útil para posterior control pos-
tratamiento.
-- Treponémicos: prueba de absorción de anticuerpos treponémicos fluorescentes
(FT-Abs), microhemaglutinación para Treponema pallidum (MHA-TP), ensayo de
aglutinación de partículas de Treponema pallidum (TP-PA), sirven para confirmar
el diagnóstico, son positivas de por vida y no tienen utilidad para evaluar respues-
ta al tratamiento.
Tratamiento
La sífilis primaria, secundaria o latente temprana (< 1 año postinfección) se trata con
1 única dosis de penicilina benzatínica 2.400.000 UI intramuscular (IM). En las em-
barazadas, se requieren 2 aplicaciones, 1 por semana. Como tratamientos se pueden
utilizar: doxiciclina 100 mg VO cada 12 hs por 14 días; tetraciclina 500 mg VO cada 6 hs
por 14 días; ceftriaxona 1 g IM o IV (intravenoso) por día por 10-14 días; azitromicina
2 g VO (única dosis).
Para la sífilis latente tardía o de duración desconocida se indican 3 dosis de penicilina
benzatínica 2.400.000 UI (IM), 1 por semana (siempre el mismo día). El esquema de la
embarazada en este escenario no difiere respecto a la población general. Los tratamien-
tos alternativos son: doxiciclina 100 mg VO cada 12 hs por 28 días; tetraciclina 500 mg
VO cada 6 hs por 28 días; ceftriaxona 1 g IM o IV/día por 10-14 hs.
Tanto para la sifilis primaria, secundaria o latente temprana como para la latente tardía
o de duración desconocida, las pacientes embarazadas, no pueden recibir tratamientos
alternativos, siendo mandatoria la desensibilización a penicilina.
El tratamiento en los pacientes infectados por VIH no difiere de la población general.
No es necesario realizar test de alergia sistemáticamente a todo paciente que vaya a
recibir penicilina, ni esto es justificativo para demorar el tratamiento. El Consenso In-
ternacional de Alergia a Fármacos recomienda la utilización de formularios específicos
de recolección de antecedentes de alergia. En 2 hospitales de la Ciudad de Buenos Aires
se implementó desde 2013 la utilización de un modelo de score de riesgo adaptado y
aplicado en pacientes con indicación de penicilina benzatínica. En nuestro Hospital,
su utilización se originó en la recomendación del Comité de Farmacovigilancia luego
de un análisis de 2.420 reacciones medicamentosas adversas reportadas al ANMAT
entre 2008 y 2012. Por lo tanto, el test de alergia se reemplaza por la aplicación de un
score de valoración de factores de riesgo a medicamentos en general (Figura 2). Aquellos
280
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
pacientes con puntaje de 2 o más requieren la evaluación por el alergista (Figura 3). Los
contactos sexuales de los pacientes con diagnóstico de sífilis deben ser informados,
evaluados y eventualmente tratados.
Monitoreo
El control y seguimiento de los pacientes se realiza con la realización de una VDRL a
los 3, 6 y 12 meses posteriores al tratamiento y se comparan los títulos postratamiento
con los basales. Debe tenerse en cuenta que los primeros 3 meses los títulos de VDRL
permanecen estables y luego comienzan a descender.
Herpes genital
Los virus Herpes simplex infectan mucosas y epitelios, siendo la causa más común de
úlceras genitales a nivel mundial (Herpes simplex tipo 2). El herpes genital se caracteriza
por tener un episodio inicial, siendo pasible de presentar recurrencias posteriores. Las
recurrencias se presentan, en general, en contexto de situaciones de stress psicofísico,
otras infecciones o desarrollo de inmunodeficiencias. Debe tenerse en cuenta que el
herpes genital recurrente es una enfermedad dolorosa que puede afectar seriamente
la calidad de vida.
Manifestaciones clínicas
Se caracteriza por vesículas que evolucionan a pústulas y por último se transforman en
úlceras superficiales sobre una base eritematosa, dolorosas y agrupadas. Se presentan
en el pene y glande en el varón y en los labios mayores y menores, perineo y cérvix en
la mujer. La primoinfección puede acompañarse de síntomas sistémicos tales como fie-
bre, mialgias y malestar general.
No tratada se resuelven en 3 semanas en el caso de primoinfección y en 5 a 12 días las
recurrencias.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico. Puede realizarse inmunofluorescencia para antígenos virales
sobre material tomado de las lesiones ante dudas diagnósticas.
Tratamiento
• Primoinfección: aciclovir 400 mg cada 8 hs por 7 a 10 días VO; valaciclovir 1 g cada 12
hs por 7 a 10 días VO; famciclovir 250 mg cada 8 hs por 7-10 días VO.
• Recurrencias: aciclovir 400 mg cada 8 hs por 5 días VO o valaciclovir 1 g/día por 5 días
VO; famciclovir 125 mg cada 12 hs por 5 días.
• Tratamiento supresivo (herpes recurrente): aciclovir 400 mg cada 12 hs VO o valaciclovir
1 g/día. La duración de este tratamiento no se encuentra predeterminada y depende-
rá de la respuesta clínica.
Chancro blando
El agente etiológico es Haemophilus ducreyi (cocobacilo gram negativo). La lesión típica
es una úlcera dolorosa de bordes netos e irregulares, que puede medir desde pocos mi-
límetros hasta 5 centímetros. Su lecho está cubierto de restos necróticos y sangra con
facilidad. Puede acompañarse de adenopatías inguinales que pueden supurar. Plan-
tean diagnóstico diferencial con las úlceras herpéticas y el chancro sifilítico. El diag-
nóstico requiere de toma de muestra para cultivo en medios específicos.
281
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
• Azitromicina 1 g VO única dosis.
• Ceftriaxona 250 mg IM única dosis.
• Ciprofloxacina 500 mg cada 12 hs VO por 3 días.
• Eritromicina 500 mg VO cada 8 hs por 7 días.
Granuloma inguinal
Su agente etiológico es Klebsiella granulomatis (bacilo gram negativo intracelular), se
observa en áreas tropicales y subtropicales. Se caracteriza por presentar úlceras indo-
loras, altamente vasculares, lentamente progresivas con granulomas subcutáneos, sin
linfadenopatía. El diagnóstico requiere de realización de biopsia.
Tratamiento
El tratamiento de elección es: doxiciclina 100 mg cada 12 hs VO por 3 semanas.
Como tratamientos alternativos se pueden utilizar: ciprofloxacina 750 mg cada 12 hs
por 3 semanas; trimetoprima-sulfametoxazol 160/800 mg cada 12 hs VO por 3 sema-
nas; azitromicina 1 g VO por semana por 3 semanas; eritromicina 500 mg cada 6 hs VO
por 3 semanas.
La respuesta se observa en general dentro de la 1° semana, debe prescribirse el trata-
miento hasta que las lesiones hayan curado. Si no hay mejoría evidente dentro de los
primeros días se puede considerar la adición de otro antibiótico como gentamicina 1
mg/kg IV cada 8 hs.
Linfogranuloma venéreo
El agente etiológico de esta entidad es Chlamydia trachomatis serovares L1, L2, o L3. Clí-
nicamente se manifiesta como úlceras genitales que se acompañan de adenomegalias;
en ocasiones puede producir proctitis. Comienza como una pápula pequeña o úlcera
de aspecto herpetiforme, que suele ser asintomática. Posteriormente la infección se di-
semina a los ganglios linfáticos inguinales y tejidos vecinos. Las adenopatías son do-
lorosas y pueden adherirse y drenar material purulento. Puede acompañarse de fiebre,
malestar y otros síntomas sistémicos.
En cuanto al diagnóstico, títulos de fijación del complemento ≥ 1:64 o títulos de mi-
croinmunofluorescencia > 1:256 en la serología de Chlamydia, podrían ser compatibles
con el diagnóstico en el contexto clínico apropiado. También puede realizarse biopsia
ganglionar.
Tratamiento
El tratamiento recomendado es doxiciclina 100 mg cada 12 hs VO por 21 días. Como al-
ternativa se puede utilizar eritromicina 500 cada 6 hs VO por 21 días. Este tratamiento
es de elección en embarazadas.
282
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
Gonorrea
Neisseria gonorrhoeae es un diplococo gramnegativo pequeño que puede visualizarse
libre y en el interior de macrófagos y polimorfonucleares. Produce diversos cuadros
clínicos habitualmente en el área genital o en otras localizaciones, vinculados con la
actividad sexual. En cuanto a la uretritis, el período de incubación es de 4 días a 2 se-
manas. Se caracteriza por secreción uretral francamente purulenta, de inicio abrupto.
El 75-88% de los enfermos presentan disuria y en el 71% de los casos la combinación
de secreción y disuria. Debe tenerse en cuenta que los signos y síntomas desaparecen
aún sin tratamiento en semanas o meses. En cuanto a la cervicitis, es de tipo muco-
purulenta. El orificio cervical se observa eritematoso con exudado purulento visible.
En la mayoría de los casos la infección es asintomática pero alrededor del 33% presenta
secreción vaginal.
Otras manifestaciones clínicas incluyen orquitis, epididimitis, bartolinitis y proctitis.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico. El método de elección para el examen directo es la coloración
de Gram del exudado uretral, donde se observan diplococos gramnegativos ubicados
intracelularmente en leucocitos polimorfonucleares. El cuadro clínico, la presencia de
≥ 2 leucocitos polimorfonucleares por campo de inmersión en aceite y la observación de
diplococos intracelulares permiten confirmar el diagnóstico en la mayoría de los casos.
El método es altamente sensible (95%) y específico (98%). Para cultivo, se utilizan me-
dios de agar selectivos como Thayer-Martin o medio de New York City (NYC).
Tratamiento
El tratamiento recomendado es ceftriaxona 250 mg IM (única dosis) + azitromicina 1
g VO. Como alternativa, se puede utilizar: cefixima 400 mg + azitromicina 1 g, ambas
drogas por VO.
El tratamiento indicado en caso de proctitis es ceftriaxona 250 mg intramuscular (úni-
ca dosis) + doxiciclina 100 mg VO cada 12 hs por 7 días. En la mujer se puede producir
una infección ascendente del tracto genital, produciendo un cuadro de enfermedad in-
flamatoria pélvica. Asimismo, puede presentarse infección diseminada, caracterizada
por exantema, artritis séptica e incluso meningitis y endocarditis.
283
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
secreción a través del orificio. Este patógeno puede presentar infección ascendente en el
tracto genital femenino, produciendo enfermedad inflamatoria pélvica, perihepatitis
(síndrome de Fitz-Hugh-Curtis), embarazo ectópico e infertilidad.
Mycoplasma genitalium es un agente patógeno que se estima como causal del 15-20% de
las uretritis no gonocócicas. Su rol patogénico está bien definido en hombres, aunque
es más discutido en mujeres, pudiendo asociarse con cervicitis y enfermedad inflama-
toria pélvica.
Tratamiento
El tratamiento de elección de la uretritis y cervicitis causada por C. trachomatis es azi-
tromicina 1 g VO, dosis única o doxiciclina 100 mg cada 12 VO 7 días. Como regímenes
alternativos se pueden utilizar: eritromicina 500 mg cada 6 hs VO por 7 días; ofloxacina
300 mg cada 12 hs VO por 7 días o amoxicilina 500 mg VO cada 8 hs por 7 días.
El tratamiento de las infecciones por M. genitalium es con azitromicina 1 g, única dosis
por lo que se encuentra cubierto con los esquemas de tratamiento de C. trachomatis.
Conclusiones
Las ITS constituyen patologías prevalentes que requieren rápida intervención por par-
te del sistema de salud. Deben ser tratadas en los niveles de atención primaria y no
requieren mayor complejidad. Considerando esto, es fundamental proveer tratamiento
expeditivamente, sin demoras en caso de dificultad para acceder a los exámenes com-
plementarios. Asimismo, es fundamental la solicitud de serología de VIH, VDRL, hepa-
titis B y C en todo paciente con cualquier ITS.
Figura 2. Formulario de evaluación de riesgo a medicamentos en general (modelo), Hospital
General de Agudos Cosme Argerich.
Antecedentes personales de reacción alérgica con la droga específica (que se habrá de prescribir)
284
Capítulo 27. Infecciones del Tracto Genitourinario
CONSENTIMIENTO INFORMADO
A solicitud del Dr. …...……………………….………se me aplicará el medicamento …………………....…..…………………………
en un sector del Hospital específicamente destinado para dicho fin, evaluando reacciones locales y/o
generales.
Declaro que:
1. Fui informado que no es descartable la posibilidad de aparición de reacciones adversas durante el
tiempo de control, de intensidad no predecible.
2. Todo esto me fue interrogado e informado, se respondieron todas mis preguntas y acepto la aplica-
ción del medicamento.
3. Acepto el cumplimiento del tiempo de control durante 90 minutos y no puedo retirarme sin avisar al
médico y/o enfermero.
Firma y sello del médico solicitante Firma, aclaración y DNI del paciente
Figura 3. Algoritmo de manejo del paciente según el puntaje obtenido en el cuestionario de fac-
tores de riesgo de medicación.
285
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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286
28. INFECCIONES ENDÉMICAS Y
EMERGENTES DE ORIGEN ZOONÓTICO
Néstor R. Jacob, Claudia C. Herrera
Introducción
La evolución del conocimiento a lo largo de la historia nos permite afirmar que las in-
fecciones acompañan al ser humano desde sus orígenes. Muchos microorganismos
considerados patógenos provocan infecciones de distinta severidad, otros co-evolu-
cionaron con la humanidad logrando distintos grados de adaptación y finalmente,
como se ha demostrado hace pocos años, algunos forman parte de nuestro genoma por
transferencia lateral de genes o son integrantes del microbioma humano.
Pocas enfermedades han gravitado tanto en la conducta humana (individual y social)
como las infecciones. Posiblemente el hombre, consciente de su muerte, reconoce en
las infecciones una de las principales y más temibles causas. Por otra parte, es frente a
situaciones de epidemias o pandemias donde se expresan los comportamientos y con-
ductas extremas del ser humano que van desde el pánico y la huida que obnubilan la
razón, hasta las más altruistas y nobles que se expresan en la compasión y solidaridad
con el sufriente y finalmente con búsqueda racional de la causalidad que tiende a la
solución del problema.
Hasta hace aproximadamente 11.000 años (fecha de radiocarbono calibrado), el hom-
bre primitivo procuraba su alimento a través de la caza de animales y la recolección
de frutos; no estaba organizado en sociedades y vivía aislado o en pequeños grupos
en estado nómade. A partir de entonces (paleolítico superior) se produce un cambio
trascendental en su comportamiento (algunos autores consideran que fue el cambio
que le permitió evolucionar hasta nuestros días): aprendió a domesticar animales y a
cultivar vegetales. Al mismo tiempo, comenzó a organizarse en grupos (sociedades) y
se estableció en regiones geográficas, pasando del nomadismo al sedentarismo.
Las infecciones acompañan a la especie humana en su evolución desde aproximada-
mente 7-9 millones de años; es probable que las infecciones de los primates y del hom-
bre primitivo (cazador-recolector) se transmitieran de otros animales con los cuales
tenía contacto circunstancial o fueran causadas por organismos que coevolucionaron
a partir de homínidos ancestrales. No es sino hasta que se producen y consolidan los
cambios enumerados antes (actividad agrícola – pastoril; organización en comunida-
des sedentarias), junto al aumento significativo en las poblaciones humanas, cuando
las enfermedades infecciosas adquieren relevancia. Emergen organismos que tiene su
origen en especies animales, se adaptan al humano y sólo pueden mantenerse en el
tiempo en grupos humanos de alta densidad.
Las infecciones de origen zoonótico representan más de la mitad de todas las enferme-
dades infecciosas registradas por la medicina; por lo cual sería imposible el desarrollo
detallado de cada una de ellas. En este capítulo nos referiremos a las características
generales de las zoonosis, y en forma sumaria a las que tienen mayor impacto en la
salud pública.
287
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
288
Capítulo 28. Infecciones Endémicas y Emergentes de Origen Zoonótico
Patógeno animal que puede experimentar unos pocos ciclos replicativos de transmi-
sión secundaria en la especie humana. Los brotes de infección en humanos que se
3
producen luego de una infección primaria, se autolimitan y desaparecen en breves
períodos (por ejemplo: infección por virus del Ébola).
289
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Cambio
climático, impacto
en los vectores
Translocación de Viajes y
animales o personas turismo
infectadas
Alimentos Cambios en
exóticos el uso
(animales
salvajes)
Infecciones de la tierra
del hombre y
de los Adaptaciones
Mascotas animales de patógenos
exóticas a nuevos
huéspedes
Cambios en la Adquisición
producción de de factores de
alimentos y manejo virulencia y/o
del ganado Animales de resistencia
compañía
290
Capítulo 28. Infecciones Endémicas y Emergentes de Origen Zoonótico
Zooantroponosis o
Metazoonosis Parasitarias
antroponosis
Anfixenosis Fúngicas
291
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Vías de infección
Contacto Vectorial
Agente Enfermedad Diges- Respira-
/ morde- /artrópo-
tiva toria
dura dos
Leptospira
Leptospirosis X X
interrogans
Mycobacterium
Tuberculosis X X X
bovis
Bacillus
Carbunclo X X X X
anthracis
X
henselae tosis bacteriana
Chlamydophila
Psitacosis X
psittaci
Listeria
Listeriosis X
monocytogenes
Rickettsia
rickettsii Fiebres manchadas X
Rickettsia parkeri
292
Capítulo 28. Infecciones Endémicas y Emergentes de Origen Zoonótico
Vías de infección
Contacto Vectorial
Diges- Respira-
Agente Enfermedad / morde- /artrópo-
tiva toria
dura dos
Yersinia
Yersiniosis X
enterocolítica
Cont. BACTERIANAS
Ehrlichiosis humana
Ehrlichia spp. X
monocítica
Anaplasmosis humana
Anaplasma spp. X
granulocitica
Fiebre Chikunguñya X
Encefalitis equina del X
este
Togaviridae
Encefalitis equina vene- X X
zolana
VIRALES / PRIÓNICAS
Fiebre de Lassa X
Coriomeningitis linfo- X X
Arenaviridae citaria
Fiebre hemorrágica X
argentina
293
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Vías de infección
Contacto Vectorial
Diges- Respira-
Agente Enfermedad / morde- /artrópo-
tiva toria
dura dos
Hantavirus: síndrome X X
pulmonar
Hantavirus: fiebre X
Bunyaviridae hemorrágica con sme.
renal
Fiebre hemorrágica de X
Congo-Crimea
Hepeviridae Hepatitis E X
Cont. VIRALES / PRIÓNICAS
Fiebres hemorrágicas
Filoviridae por virus Marburgo y X
Ébola
Influenza A-B-C X
Orthomyxoviridae
Virus Thogoto, Dhori X
Encefalitis esponjifor-
Prot. priónica X X
me (J C y variantes)
Angyostrongylus
Angiostrongilosis X
spp.
Baylisascaris
Bailisascariosis
procyonis
Cyptosporidium
Criptosporidiosis X
spp.
Cyclospora
Ciclosporosis X
cayetanensis
294
Capítulo 28. Infecciones Endémicas y Emergentes de Origen Zoonótico
Vías de infección
Contacto Vectorial
Diges- Respira-
Agente Enfermedad / morde- /artrópo-
tiva toria
dura dos
Dioctophyma
Dioctofimosis X
renale
Dirofilaria immitis
Dirofilariosis X
D. reppens
E. multilocularis
Poliquística X
E. vogeli
Uniquística X
E. oligharthrus
Fasciola
Fasciolosis X
hepática
ICTIOZOONOSIS
Cont. PARASITARIAS
PARASITARIAS
Anisakis simplex Anisakidosis X
Diphylobotrium Difilobotriosis X
latum
Gnathostoma Gnatostomiosis X
spp.
Paragonimus spp. Paragonimiosis X
LARVAS MI-
GRANTES (LM)
Toxocara canis
Toxocariosis X
T. cati
Ancylostoma
caninum LM cutánea X
A. brasiliensis
Leismaniosis X
Leishmania spp. cutánea - mucosa
Visceral X
Plasmodium
Paludismo simiano X
knowlesi
Teniosis X
Taenia solium
cisticercosis
Taenia saginata
Teniasis X
295
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Vías de infección
Contacto Vectorial
Diges- Respira-
Agente Enfermedad / morde- /artrópo-
tiva toria
dura dos
Toxoplasma
Toxoplasmosis X
gondii
Cont. PARASITARIAS
Trichinella
Triquinosis X
spiralis
DERMATOFITOS
Microsporum
canis
M. gypseum Tineas X
Trychophyton
mentagrophytes
T. verrucosum
Histoplasma
Histoplasmosis X
FÚNGICAS
capsulatum
Cryptococcus
Criptococosis X X
neoformans
Sporothrix
Esporotricosis X X
xchenkii
Emonsia
crescens Adiaspiromicosis X
Emonsia parva
Malassezia
Malasseziosis X
pachidermatis
296
Capítulo 28. Infecciones Endémicas y Emergentes de Origen Zoonótico
planteaba que “entre la medicina animal y la humana no hay líneas divisorias, ni de-
berían existir”.
En la primera década del siglo XXI, el término fue reemplazado por “Una Salud (One
Health)”; éste reconoce que los humanos y los animales no existen aislados, sino que
son parte de un todo más grande, un ecosistema vivo, y que las actividades de cada
miembro afectan a los demás (Figura 2). Por lo tanto, considera a la salud como un todo:
la de los humanos, los animales y el entorno en el que existen (Kaplan y Scott 2011).
El concepto de “Una Salud” definido como “el esfuerzo colaborativo de múltiples dis-
ciplinas trabajando a nivel local, nacional y global para lograr una salud óptima para
las personas, los animales y el medio ambiente”, debiera ser la idea directriz y el marco
conceptual para la búsqueda de soluciones a los problemas de salud pública en los dis-
tintos niveles (local, regional, global).
La emergencia de las EIE no responde a patrones previsibles a nivel global, por el con-
trario, sucede en modo contingente; por lo tanto, el desarrollo de capacidades para pre-
decir, detectar y responder adecuadamente a la contingencia es crucial para prevenir
su propagación y evitar brotes o epidemias.
El trabajo integrado en la vigilancia y la detección temprana de infecciones potencial-
mente emergentes en la fauna silvestre, no sólo puede proteger a la vida silvestre sino
que permitirá la adopción de medidas que prevengan la extensión a los animales do-
mésticos y a las poblaciones humanas.
“Tal vez la única buena noticia de la trágica epidemia de fiebre de Ébola en Guinea,
Sierra Leona y Liberia es que puede servir como un llamado de atención: debemos pre-
pararnos para futuras epidemias de enfermedades que pueden diseminarse más efi-
cazmente que el Ébola.
Una epidemia es una de las pocas catástrofes que podría retrasar drásticamente al
mundo en las próximas décadas. Al construir un sistema global de alerta y respuesta,
podemos prepararnos para evitar millones de muertes”. (Bill Gates. N. Engl. J. Med.
2015:372;15).
Figura 2. Esquema conceptual de “Una Salud”.
AMBIENTE
ANIMALES
HUMANOS
DOMÉSTICOS
SALUD
ENFERMEDAD
ANIMALES
SILVESTRES
ECOSISTEMA
297
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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298
29. EL SEDIMENTO URINARIO
Daniel Pedro Di Tullio
SEDIMENTO URINARIO
299
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
300
Capítulo 29. El Sedimento Urinario
Cilindros
Son estructuras cilíndricas formadas en los túbulos distales y contorneados de la ne-
frona. Su matriz está constituida por la glicoproteína de Tamm-Horsfall secretada por
el asa ascendente de Henle que tiene la capacidad de atrapar diferentes sustancias de la
orina por lo cual los cilindros pueden ser acelulares o contener eritrocitos, leucocitos o
células epiteliales (Figuras 2 y 3).
Figura 1. A: Abundantes leucocitos, escasos eritrocitos isomórficos y células epiteliales. B: eri-
trocitos dismórficos.
A B
A B
Figura 2. C. Cilindro hialino. D. Cilindro granuloso y cristales de ácido úrico. E. Cilindro céreo
A B
C D E
C D E
C D E
Figura 3. F. Cilindro eritrocitario. G. Cilindro leucocitario.
F G
F G
F G
(Gentileza: Doctoras Aguirrezabala Verónica, Pasalacqua Rosario y técnica Di Chiazza Sofía. Sector Bioquímica, Laboratorio Central, Htal. Gral.
de Agudos Dr. Cosme Argerich).
301
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Por lo tanto, hay diferentes tipos de cilindros entre los cuales mencionamos:
a. Hialinos: constituidos exclusivamente por glucoproteína de Tamm-Horsfall, son
transparentes difíciles de ver en la microscopía habitual de campo brillante por lo
cual se recomienda observarlos en microscopio con fase de contraste. Se pueden en-
contrar en la orina de personas sanas y en aquellas con enfermedad renal general-
mente acompañados de otro tipo de cilindros.
b. Granulosos: son más anchos y grandes que los hialinos y de aspecto granular fino o
grueso. Casi siempre se correlacionan con enfermedad renal. Su asociación con célu-
las epiteliales tubulares y cilindros tubulares debe despertar la sospecha de NTA.
c. Hialino-granulosos: son mixtos compuestos por una matriz hialina de Tamm-Horsfa-
ll y variable cantidad de gránulos. Casi siempre asociados a enfermedad renal.
d. Céreos: denominados así por su aspecto a cera derretida, son más anchos que los hia-
linos de color amarillento y con muescas en sus bordes. Se observan en enfermedad
renal asociada a deterioro agudo o crónico de la función renal.
e. De grasa: contienen una cantidad variable de gotas de grasa aisladas, en grupos, em-
paquetadas, en cuerpos ovales o en cristales de colesterol. Se asocian a proteinuria
masiva o síndrome nefrótico.
f. Eritrocitarios: contienen cantidades variables de eritrocitos se correlacionan con glo-
merulopatías, pero también pueden verse en el 30% de las NTA.
g. De hemoglobina: derivan de la degradación de los eritrocitos, tienen un tono marrón
y son de aspecto granular grosero. Correlacionan con las mismas patologías que los
eritrocitarios.
h. Leucocitarios: contienen cantidades variables de neutrófilos. Se asocian a pielonefri-
tis aguda, NIA y glomerulonefritis proliferativas.
i. De células epiteliales tubulares: tienen variable cantidad de células que se destacan por
sus núcleos grandes. Indican daño tubular pueden verse en NTA, NIA, pero también
en enfermedad glomerular.
En la Tabla 1 se resumen los diferentes tipos de cilindros y sus principales asociaciones
clínicas y en la Tabla 2 se describe el sedimento urinario en los síndromes asociados
de injuria renal.
Tabla 1. Tipos de cilindros y sus principales asociaciones clínicas (adaptado de Johnson R, Fee-
hally J, Floege J, Tonelli M. Comprehensive Clinical Nephrology. 6th ed. Elsevier. 2018).
302
Capítulo 29. El Sedimento Urinario
Tabla 2. Sedimento urinario y los síndromes asociados de injuria renal [adaptado de Cavanaugh
C, Mark A. Sediment Examination in the Diagnosis and Management of Kidney Disease: Core Curriculum
2019. Am J Kidney Dis. 2018;72(4)].
Lesión renal / Sedimento urinario Tira reactiva
síndrome
Cristales
Se producen cuando la orina está sobresaturada de sustancias producidas por enfer-
medades metabólicas, hereditarias o por exposición a drogas. Su formación es depen-
diente del pH de la orina. Cada cristal tiene una forma, color y birrefringencia a la luz
polarizada propios que los identifica. Pueden ser patológicos o no tener significancia
clínica. Primero se deben observar con microscopio de campo brillante o de fase de
contraste y luego ver su refringencia bajo luz polarizada (Figura 4).
Se clasifican en 4 categorías: comunes, patológicos, secundarios a drogas y otros cris-
tales.
a. Comunes (Tabla 3):
1. De ácido úrico-urato amorfo: se encuentran en orinas con pH ácido (5-5,8). Son
transparentes o de color ámbar y sus formas son muy variables. Son muy re-
fringentes a la luz polarizada. Aparecen en orinas concentradas y siempre áci-
das. Generalmente no tienen significancia clínica y sólo reflejan sobresatura-
ción de la orina y deshidratación, pero pueden asociarse a hiperuricosuria.
Los cristales de urato amorfo son pequeños gránulos muy refringentes, seme-
jantes a los de fosfato amorfo, pero a diferencia de éstos que se encuentran en
orinas alcalinas, precipitan con pH urinario ácido.
2. De oxalato de calcio: hay 2 tipos, los bihidratados weddellita que tienen forma
bipiramidal o en sobre de carta y no son refringentes, y los monohidratados
whewellita que son ovales o bicóncavos portan refringencia, ambos precipitan
con pH urinario entre 5,4-6,7. Generalmente no tienen significancia clínica,
sólo reflejan sobresaturación de la orina y deshidratación, pero se pueden ver
en las hiperoxalurias primarias o secundarias, cuando hay alta ingesta de ali-
mentos con oxalato o vitamina C y en la intoxicación con etilenglicol.
303
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
3. De fosfato de calcio (brushita) y fosfato amorfo: son pleomórficos con forma de pris-
mas, agujas, estrellas. Son muy refringentes. Generalmente no tienen signifi-
cancia clínica y solo reflejan sobresaturación de la orina y deshidratación, pero
se pueden asociar a hipercalciuria e hiperfosfaturia. Los cristales de fosfato
amorfo son pequeños gránulos, carecen de significancia clínica. Ambos crista-
les precipitan en pH urinario alcalino (≥ 7).
4. De triple fosfato (estruvita): contienen amonio y magnesio fosfato. Tienen forma
de tapa de ataúd. Son muy refringentes y precipitan en pH urinario alcalino. Se
asocian a la fermentación amoniacal que puede producirse en las infecciones
urinarias y en la contaminación bacteriana de la orina.
b. Patológicos
1. De colesterol: son cuadrados, incoloros, de tamaño variable y no son refrin-
gentes. Precipitan en un amplio espectro de pH urinario. Se ven en casos de
quiluria por obstrucción de los linfáticos abdominales.
2. De cistina: Son placas hexagonales incoloras, refringentes que aparecen con
pH urinario bajo. Se asocian a la presencia de cistinuria y proteinuria.
c. Causados por drogas
Generalmente se asocian a un excesivo ingreso de la droga causal, deshidratación,
hipoalbuminemia y un pH urinario que favorece su cristalización. La lista de drogas
que producen cristales es grande, entre ellas están:
1. Antibióticos: sulfamidas, amoxicilina, ciprofloxacina.
2. Antivirales: aciclovir, indinavir, atazanavir, darunavir.
3. Vasodilatadores: piridoxilato, naftidrofurilo.
4. Antiepilépticos: felbamato, primidona.
5. Miscelánea: orlistat y vitamina C intravenosa.
6. Los fármacos naftidrofurilo, orlistat y la vitamina C, causan cristales de oxala-
to de calcio indistinguibles de los generados por otras causas.
d. Otros
Como los cristales de ácido hipúrico, carbonato de calcio y biurato de amonio
son muy raros y carecen de significación patológica.
Tabla 3. Características de los cristales más comunes hallados en el sedimento urinario.
NS
Ácido úrico Ácido +++ Variable. Ámbar
Hiperuricosuria
Gránulos peque-
Urato amorfo Ácido + NS
ños
NS
Weddellita inco- Drogas
loro bipiramidal
(-) weddellita Etilenglicol
Oxalato de calcio Ácido Wewhellita in-
(+++) whewellita Alta ingesta
coloro ovales,
pesas, varillas. oxalato
Vitamina C
304
Capítulo 29. El Sedimento Urinario
Hexagonales
Cistina Ácido + Cistinuria
Incoloros
Quiluria
Colesterol Variable - Cuadrados
Proteinuria
Infección urinaria
Tapa de ataúd
Fosfato triple Alcalino +/+++ Contaminación
Prismas
de la orina
Gránulos
Fosfato amorfo Alcalino + NS
pequeños
Variable NS
Fosfato cálcico
Alcalino ++ Prismas, agujas, Hipercalciuria
(Brushita)
estrellas Hiperfosfaturia
NS: No significativa.
A B C
D E F
(Gentileza: Doctoras Aguirrezabala Verónica, Pasalacqua Rosario y técnica Di Chiazza Sofía. Sector Bioquímica, Laboratorio Central, Htal. Gral.
de Agudos Dr. Cosme Argerich).
Hematuria
La hematuria es la presencia de sangre en orina, y puede ser un signo de enfermedad
grave del riñón o de las vías urinarias.
De acuerdo con la cantidad de sangre detectada se clasifica en:
1. Macroscópica o macrohematuria: es la presencia de sangre en orina que se ve a simple
vista.
305
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hematuria microscópica
Prevalencia en la población general
Oscila entre menos del 3 y más del 20%, dependiendo de la edad, sexo y método de
detección, siendo mayor en hombres mayores de 50 años, personas con antecedentes
de tabaquismo y en aquellos sujetos en que el análisis del sedimento urinario fue re-
petido más veces.
Tipos
De acuerdo con su origen se reconocen 2 tipos: glomerular y no glomerular.
La microhematuria glomerular se caracteriza por presentar en el sedimento:
1. Glóbulos rojos dismórficos, denominados de esta forma por tener alteración de su
forma y tamaño.
2. Acantocitos, que son glóbulos rojos con vesículas en su superficie, en una propor-
ción mayor al 5%. Su presencia tiene una sensibilidad del 52% y especificidad del
98% y predicen mejor la hematuria glomerular que los hematíes dismórficos.
3 . Cilindros eritrocitarios.
4 . Asociación a proteinuria mayor de 500 mg/día, en relación temporal con la hema-
turia (una relación albuminuria/proteinuria total > 0,59 tiene una sensibilidad del
97% para diagnóstico de proteinuria glomerular).
5. Alteración de la función renal.
La mejor forma de evaluar el dismorfismo es por microscopía de fase de contraste, si
más del 80% de los eritrocitos son dismórficos es probable que la hematuria sea glo-
merular y si más del 80% son isomórficos (hematíes que conservan forma redondeada
y tamaño) es probable que se trate de una hematuria no glomerular. Los resultados
intermedios son dudosos.
Para algunos autores la magnitud del dismorfismo se expresa mejor en números ab-
solutos que en forma de porcentaje, dependiendo su número absoluto de la cantidad
de hematíes excretados en orina (normal 8.000/ml en orina no centrifugada y 13.000/
ml en orina centrifugada). Esto significa que la orina con hematuria puede tener un
alto número de hematíes dismórficos independientemente del porcentaje de éstos en
relación con el total de hematíes en orina. El hallazgo de una hematuria glomerular es
motivo de interconsulta con el nefrólogo.
La microhematuria no glomerular presenta hematíes isomorfos y no está asociada a pro-
teinuria > 500 mg/día (salvo existencia de enfermedad renal previa). La presencia de
hematuria no glomerular puede justificar en algunos casos la realización de estudios
por imágenes y la evaluación urológica incluyendo un estudio por cistoscopia. Los fac-
tores de riesgo para enfermedad grave del aparato urinario en pacientes con hematuria
microscópica isomórfica se resumen en la Tabla 4.
306
Capítulo 29. El Sedimento Urinario
Tabla 4. Factores de riesgo para enfermedad grave del aparato urinario en pacientes con hema-
turia microscópica isomórfica.
• Edad > de 40 años.
• Antecedentes de tabaquismo.
• Antecedentes de hematuria macroscópica.
• Exposición laboral a productos químicos o colorantes (benceno, aminas aromáticas).
• Infecciones urinarias a repetición.
• Síntomas miccionales irritativos.
• Antecedentes de tratamientos con altas dosis de ciclofosfamida.
• Radiación pélvica.
• Consumo de analgésicos.
Tira (+) / sedimento (+) Tira (+) / sedimento (-) Tira (-) / sedimento (-)
En caso de que el paciente presente microhematuria, inicialmente hay que descartar las
causas transitorias de la misma (traumas, menstruación, coito, ejercicio intenso, fiebre,
instrumentación uretral reciente). Las causas más frecuentes de hematuria y seudohe-
maturia se describen en la Tabla 6.
Si presenta piuria se debe realizar un urocultivo. Si éste es positivo, tratar según resul-
tados del antibiograma y repetir el sedimento en 6 semanas para evaluar persistencia o
no de la hematuria (en caso de urocultivo negativo se puede ensayar la misma conducta
que si fuera positivo). Si la hematuria desapareció no es necesario realizar estudios
adicionales.
Ante la presencia de dismorfismo, acantocitos y/o cilindros eritrocitarios se interpreta
como hematuria glomerular, y se debe evaluar si hay proteinuria (> 500 mg/día) y/o
307
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
deterioro de la función renal. De estar presente alguno de estos hallazgos, se debe de-
rivar al nefrólogo para decidir si es necesario realizar una biopsia renal. Ante ambos
parámetros negativos se debe continuar seguimiento anual de la función renal y de
proteinuria.
Si la microhematuria es isodismórfica, se debe evaluar si es alta (compromiso renal
y uréteres) o baja (compromiso vesical, próstata y uretra), la edad del paciente (si es
joven o ˃ 40 años) y la presencia o no de factores de riesgo de neoplasia urológica. Las
causas más frecuentes son infección, que se descarta con el urocultivo negativo, y la
litiasis renal, que se recomienda estudiar con tomografía computada del árbol urinario
(URO-TAC) multicorte sin contraste (que tiene una sensibilidad 94-98% para detección
de cálculos). La URO-RNM tiene una sensibilidad pobre para el diagnóstico de litiasis.
Si se desea descartar una colección infectada intrarrenal y/o perirrenal el estudio de-
berá ser la URO-TAC con contraste, al igual que para el diagnóstico de una pielonefritis
crónica. En el caso de una infección o colección infectada renal y/o perirrenal y el con-
traste yodado y/o el gadolinio estén contraindicados, se puede realizar una ecografía
renal y/o URO-TAC sin contraste. Ambos procedimientos a su vez pueden asociarse a un
estudio con radioisótopos (centellograma con galio corporal total).
Si el paciente es > 40 años y/o presenta factores de riesgo de neoplasia (carcinoma renal
o transicional de vejiga), se debe comenzar el estudio con una URO-TAC con contraste
intravenoso porque tiene mayor sensibilidad que la asociación de la pielografía IV con
la ecografía renal, aunque tiene mayor costo y exposición a radiación. Si el paciente
tiene contraindicación para recibir contraste se puede indicar una URO-RNM con o sin
gadolinio, dependiendo de la función renal, y/o una ecografía renal para descartar neo-
plasia.
Para el estudio de masas o neoplasias ureterales ambos procedimientos tienen baja
sensibilidad y en caso de contraindicación para el uso de contraste se recomienda una
pielografía ascendente o una ureterorrenoscopía. Si no se halla causa de microhema-
turia alta en estos pacientes de riesgo aumentado, se procederá al estudio citoscópico
asociado a la citología urinaria (la sensibilidad es mayor para el cáncer vesical transi-
cional y de alto grado, pero es pobre para el cáncer renal). Algunos autores sólo la reco-
miendan en aquellos pacientes con riesgo de neoplasia vesical (sensibilidad del 65-80%
y especificidad del 95-100% para cáncer de vejiga) (Figura 1).
Si no se halla causa de microhematuria alta y baja y ésta desaparece, se suspende el
estudio. Por el contrario, si la microhematuria es persistente se aconseja repetir la eva-
luación urológica completa cada 3-5 años.
Hematuria macroscópica
Estudio de la macrohematuria
Todos los pacientes con macrohematuria deben ser evaluados. Es importante deter-
minar la presencia o ausencia de coágulos en la orina. En caso de estar presentes es
improbable que el origen sea glomerular y se recomienda la evaluación urológica. En
caso de no presentar coágulos se debe continuar con el mismo algoritmo de estudio de
la microhematuria, diferenciando su origen glomerular o no glomerular (Figura 5). La
anticoagulación fuera de rango terapéutico puede producir hematuria, no obstante, se
justifica su estudio porque puede haber una patología subyacente enmascarada.
308
Capítulo 29. El Sedimento Urinario
(-)
Hematuria Proteinuria o TAC helicoidal o Pacientes con Piuria
microscópica insuficiencia pielografía IV con factores de riesgo
aislada renal ecografía renal TAC helicoidal o
pielografía IV con Urocultivo (+)
(+) (+)
ecografía renal Tratamiento
Seguimiento Derivación a Derivación antibiótico según
adecuado nefrología según la lesión antibiograma.
evaluación de Repetir sedimento
biopsia renal (+) (-) a la 6°semana de
(+)
Derivación según Citoscopía finalización del ATB
la lesión Citología empírico.
(-)
Seguimiento
adecuado
Hematuria Seudohematuria
Glomerular Enfermedades
• Porfiria
• Fenilcetonuria
• Alcaptonuria
• Ictericia
• Intoxicación con cobre
• Melanomas con melanocituria
• Tirosinosis
No glomerular Drogas
309
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Hematuria Seudohematuria
• Anticoagulados • Remolacha
• Hematuria de ejercicio. • Moras
• ß-carotenos
• Espárragos
• Suplementos de vitamina C
• Suplementos de vitamina B
• Habas
• Aloe
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30. LESIÓN RENAL AGUDA.
INSUFICIENCIA RENAL AGUDA
Miguel Raño
Introducción
La lesión renal aguda (LRA) es un síndrome heterogéneo definido por una rápida dis-
minución, en horas o días, de la tasa de filtrado glomerular (TFG) que resulta en la
retención de productos metabólicos de desechos, incluyendo urea y creatinina, desre-
gulación de líquidos, electrolitos y de la homeostasis acido-base. Aunque a menudo se
considera un síndrome discreto, LRA representa una constelación amplia de procesos
fisiopatológicos de variada severidad y causa.
Estos incluyen disminuciones en la TFG como resultado de las cambios hemodinámi-
cos que alteran la perfusión renal normal sin causar lesión parenquimatosa; obstruc-
ción parcial o completa del flujo urinario; y un espectro de procesos con los patrones
característicos de lesiones parenquimatosas glomerulares, intersticiales, tubulares o
vasculares.
Los eventos iniciales de la lesión renal aguda a menudo son multifactoriales y se produ-
cen en una población heterogénea de pacientes, caracterizados por su genética, edad,
estado funcional del riñón y diferentes comorbilidades acompañantes.
A esta diversidad se suman múltiples procesos fisiopatológicos tales como: necrosis,
apoptosis, transformación mesenquimal, infiltración celular, coagulación, activación
del complemento y los diferentes tipos de células y procesos dentro de la respuesta
inmune innata y adaptativa.
El término LRA ha suplantado en gran parte al término más antiguo de insuficiencia
renal aguda (IRA). Este cambio refleja el reconocimiento de graves deficiencias de la
terminología anterior.
Por otra parte, el término IRA sugiere una relación dicotómica entre la función renal
normal y la falla multiorgánica, por lo que se limita a utilizarlo en los casos de terapia
de reemplazo renal.
En contraste, el término LRA permite asociar pequeños a moderados cambios, agudos
y transitorios de caída del filtrado glomerular con resultados adversos graves. Si bien
ésta terminología más reciente enfatiza el aspecto gradual de la enfermedad renal agu-
da, debe reconocerse que también es imperfecta, ya que el término "lesión" puede ser
interpretado como la presencia de daño en órganos parenquimatosos, que puede estar
ausente en una variedad de cuadros asociados a una declinación aguda en la función
renal, como la enfermedad obstructiva precoz y la pre-renal asociada a depleción de
volumen.
Aunque el término disfunción renal aguda podría caracterizar mejor todo el cuadro
del síndrome, la LRA es el término que ha sido adoptado por consenso y ahora es cada
vez más utilizado en la literatura médica.
En este capítulo el término LRA se utilizará para describir el espectro del síndrome,
mientras que el de IRA se limitará a situaciones de fracaso de órganos que requieren
terapia renal del reemplazo (TRR).
313
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Debemos aclarar también que en la práctica clínica es de uso frecuente el término ne-
crosis tubular aguda (NTA) el cual muchas veces es considerado un sinónimo de LRA.
Sin embargo, no pueden usarse indistintamente ya que NTA es la forma más común
de LRA intrínseca, especialmente en pacientes gravemente enfermos y representa sólo
una de las múltiples formas de LRA. Además, puede existir una falta de concordancia
entre el síndrome clínico y los resultados histopatológicos clásicos de NTA.
La disminución de la diuresis es una manifestación (aunque no universal) de LRA, y los
pacientes a menudo se clasifican, basados en las tasas de flujo de la orina, como no-oli-
gúricos (diuresis > 400 ml/día), oligúricos (diuresis < 400 ml/día) o anúricos (diuresis
< 100 ml/día).
La oliguria transitoria que puede ocurrir en ausencia de disminución significativa en
la función renal con aumento de reabsorción tubular de agua y sal es una respuesta
fisiológica normal a la depleción de volumen.
En contraposición, la oliguria persistente, a pesar de la presencia de un volumen in-
travascular adecuado, es casi siempre una manifestación de LRA, con caída de la diu-
resis normalmente asociada con la lesión renal inicial más severa. La categorización
de LRA basado en el volumen de orina tiene implicancias clínicas por el desarrollo de
sobrecarga de volumen, gravedad de los disturbios de electrólitos y pronóstico global.
Aunque la LRA oligúrica se asocia con mayor riesgo de mortalidad que la no oligúrica,
las intervenciones terapéuticas para aumentar la diuresis no han demostrado mejorar
los resultados del paciente.
La LRA puede desarrollarse de novo en el ajuste de una función renal intacta o puede
sobreimponerse a una enfermedad renal crónica subyacente (lesión renal aguda cróni-
ca). De hecho, la presencia de función renal disminuida subyacente ha demostrado ser
uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de LRA. Múltiples me-
canismos pueden contribuir a esta mayor susceptibilidad: la reserva funcional renal
disminuida, el deterioro y conservación de agua que predispone a la contracción del
volumen intravascular, la disminución de la actividad de desintoxicación, el aumento
de susceptibilidad a la lesión citotóxica, el deterioro de la remoción de nefrotoxinas que
aumentan la duración de la exposición y la enfermedad macrovascular y microvascular
asociada que aumenta el riesgo de lesión isquémica.
Clasificación
La epidemiología de la LRA ha sido difícil de explorar en el pasado, debido a las más
de 35 diferentes definiciones que existían. Una contribución importante para el en-
tendimiento de la LRA fue la introducción de los criterios de Risque, Injury, Failure, Loss
y End Stage Kidney Disease (RIFLE) y Acute Kidney Injury Network (AKIN) que nos brinda-
ron definiciones universales que permitieron la comparación de estudios clínicos en
todo el mundo. Es importante tener en cuenta que cuando ya se evidencia elevación de
la creatinina, el proceso de daño renal está avanzado y tiene implicaciones graves en
morbimortalidad. Por ejemplo, un aumento de la creatinina 1,5 veces el valor basal, co-
rresponde a una pérdida aproximada del 40% del filtrado glomerular; 2 veces un 60%
y 3 veces un 80%. Y más grave aún es que es un marcador tardío, por lo que cuando se
documenta la elevación, el proceso ya lleva 24 a 48 horas de evolución. Además, posee
una amplia variación entre individuos y al ser secretada por células del túbulo renal,
puede verse modificada por fármacos.
Las guías Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO) de LRA de 2012 unificaron
las clasificaciones RIFLE y AKIN con el fin que universalmente se hablara el mismo
idioma sobre este tema y así se facilitara el diagnóstico y seguimiento.
314
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
Según esta clasificación LRA se define de acuerdo a uno de los siguientes criterios:
1. Incremento de la creatinina sérica > 0,3 mg/dl dentro de las 48 horas de iniciación del
cuadro.
2. Incremento de la creatinina sérica > 1,5 veces del valor basal conocido o sospechado,
el cual ocurre dentro de los primeros 7 días de iniciado el cuadro.
3 . Diuresis < 0,5 ml/kg/h en menos de 6 horas.
Tabla 1. Comparación de las definiciones diagnósticas: RIFLE, AKIN y KDIGO.
Criterios RIFLE
Riesgo Aumento de Cr ≥ 50% o disminución > 25% FG. < 0,5 ml/kg/6 h
Injuria Aumento de Cr ≥ 100% o disminución > 50% FG. < 0,5 ml/kg/12 h
Criterios AKIN
Criterios KDIGO
Etapa 1 Aumento de Cr ≥ 0,3 mg/dl o Cr x 1,5 a 1,9. < 0,5 ml/kg/h x > 6 h
315
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
determinada en base a la formula MDRD (Modification of Diet in Renal Disease) sobre TFG
de 75 ml/min/1,73 m² (Tabla 2).
La definición de LRA y clasificación de acuerdo con RIFLE y AKIN, basados en los cam-
bios primarios y desenlaces terminales, han abierto el panorama para incorporar la
LRA como un problema prevenible y tratable desde estadios tempranos por lo que es
importante destacar fisiopatológicamente los factores predisponentes, así como los
insultos que derivan en la progresión a LRA. Actualmente es importante la estanda-
rización y el uso de criterios unificados para el diagnóstico oportuno, prevención de
cronicidad y generación de nueva información.
Tabla 2. Valores de creatinina determinados en base a la fórmula MDRD sobre una TFG = 75 ml/
min/1,73 m².
Teniendo en cuenta estos criterios se proponen 3 estadios de LRA de acuerdo con los
valores de creatinina y/o diuresis (Tabla 3).
Tabla 3. Estadios de gravedad de la lesión renal aguda y la mortalidad hospitalaria estimada en
base a los criterios RIFLE.
Mortalidad
Estadio Creatinina sérica Volumen urinario hospitalaria
(OR)
Aún está por definirse el papel de los nuevos biomarcadores para las clasificaciones de
LRA, teniendo en cuenta como ya se mencionó que las elevaciones de creatinina y la
disminución de la diuresis son marcadores tardíos.
Entre más avanzado sea el estadio de la LRA, peor es el pronóstico. Es así como el esta-
dio 1 tiene un odds ratio (OR) para mortalidad hospitalaria de 2,5, el estadio 2 un OR de
5,4 y el estadio 3 un OR de 10,1 (extrapolado de los criterios RIFLE).
316
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
317
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Epidemiología
Como mencionamos, la epidemiología de la LRA ha sido difícil de conocer por las dife-
rentes definiciones que existían.
Actualmente y gracias a la introducción de los nuevos criterios diagnósticos podemos
decir que la incidencia de LRA en el ámbito ambulatorio es < 1%, en servicios de hospi-
talización entre 2 y 20% y en unidades de cuidados intensivos (UTI) varía del 30 al 70%
según la complejidad del servicio. En estas unidades, cuando hay necesidad de TRR la
mortalidad es del 50 al 70%, en especial cuando se asocia a disfunción multiorgánica.
La IRA que requiere TRR es un factor de riesgo independiente de mortalidad hospi-
talaria, pequeños cambios en la creatinina plasmática se asocian con aumento de la
mortalidad. Teniendo en cuenta que los pacientes asistidos con TRR son en gran nú-
mero ancianos, con múltiples factores de riesgo y daño multiorgánico, la IRA se asocia
con aumento de los costos, mayor cantidad de días de internación y mayor riesgo de
evolucionar a ERC.
El aumento en la incidencia de IRA no parece estar relacionado con la iniciación más
temprana y agresiva de diálisis sino que parece estar asociado con el incremento de la
incidencia de sepsis y el mayor uso de procedimientos invasivos, en especial los estu-
dios hemodinámicos con utilización de contrastes iodados.
Diagnóstico
Debemos abordar el enfoque diagnóstico de la IRA desde 4 puntos de vista (Tabla 4):
1. Diagnóstico sindrómico: ¿deterioro agudo o crónico?
El interés está en confirmar el carácter agudo de la lesión renal, descartar la ERC
teniendo en cuenta que puede haber IRA sobre una ERC.
2. Diagnóstico funcional: ¿cuánto se ha deteriorado la función renal?
El objetivo es graduar el descenso de la función renal utilizando los criterios diag-
nósticos RIFLE – AKIN – KDIGO.
3. Diagnóstico fisiopatológico: ¿prerrenal, parenquimatoso u obstructivo?
Al establecer el mecanismo principal de la IRA, se facilita el enfoque terapéutico.
4. Diagnóstico etiológico: ¿qué causa lo produce?
Identificar la causa ayuda a determinar el tipo de IRA (Figura 1).
318
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
Deterioro FG
ERC IRA
IRA OBSTRUCTIVA
319
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Lesión tubular
• Isquemia por hipoperfusión: hipovolemia, sepsis, hemorragia, cirrosis, insuficiencia cardíaca
congestiva.
• Toxinas endógenas: mioglobina, hemoglobina, paraproteinemia, ácido úrico.
• Toxinas exógenas: antibióticos, agentes de quimioterapia, medios de contraste radiológico,
preparaciones de fosfato.
Lesión tubulointersticial
• Nefritis intersticial alérgica aguda, infecciones, infiltración, rechazo del injerto: antiinflamato-
rios no esteroideos, antibióticos, infecciones virales, bacterianas y fúngicas, linfoma, leuce-
mia, sarcoidosis.
320
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
Lesión glomerular
• Inflamación: Enfermedad anti-membrana basal glomerular, enfermedad por anticuerpos anti-
citoplasma de neutrófilos (ANCA), infección, crioglobulinemia, glomerulonefritis membrano-
proliferativa, nefropatía por IgA, lupus eritematoso sistémico, púrpura de Henoch-Schönlein,
poliarteritis nodosa.
• Desórdenes hematológicos: síndrome urémico hemolítico, púrpura trombocitopénica trom-
bótica, drogas.
Microcirculación renal
• Hipertensión maligna, toxemia del embarazo, hipercalcemia, medicamentos, medios de
contraste radiológico, esclerodermia, drogas.
Grandes vasos
• Arterias: trombosis, vasculitis, disección, tromboembolismo, ateroembolismo, trauma.
• Venas: trombosis, compresión, trauma.
Tratamiento
El mejor “tratamiento” de la LRA es la nefroprotección, porque una vez instaurada, el
pronóstico del paciente indefectiblemente empeora. De ahí la importancia de establecer
protocolos de nefroprotección en los servicios de hospitalización y unidades de terapia
intensiva (UTI). Las mejores medidas para evitar la LRA son: rápida administración
de antibióticos en las infecciones graves, mantener el estado hemodinámico, hidratar
bien los pacientes, evitar el balance positivo de líquidos, el uso racional de diuréticos,
evitar o limitar la administración de nefrotóxicos, el monitoreo periódico de la función
renal y la identificación temprana de la LRA.
321
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
322
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
Manejo de vasopresores
La autoregulación renal se define como la capacidad que tienen los riñones de mante-
ner la misma TFG entre ciertos extremos de presión arterial. La autoregulación renal
funciona muy bien en pacientes críticos previamente normotensos con una PAM en-
tre 65 y 100 mmHg o una presión sistólica (PS) entre 90 y 160 mmHg. Sin embargo,
en pacientes críticos previamente hipertensos mal controlados la autoregulación se
mantiene con PAM entre 80 y 120 mmHg o una PS entre 120 y 180 mmHg. Estos datos
deben ser tenidos en cuenta porque los pacientes pueden presentar mayor daño renal
con presiones arteriales que se consideran normales. Por tal motivo, cuando hay IRA, es
fundamental mantener una buena presión de perfusión renal adecuada a cada paciente
para evitar perpetuar el daño.
En base a esto las recomendaciones para el uso racional de los vasopresores en la LRA
son:
• Usar los vasopresores cuando ya se ha manejado adecuadamente el volumen san-
guíneo de los pacientes.
• Limitar el uso de vasopresores en pacientes hipovolémicos.
• El vasopresor de elección en pacientes con LRA es la norepinefrina.
• La vasopresina no ha demostrado ser superior a la norepinefrina para mejorar des-
enlaces de IRA .
• No se recomienda el uso de dopamina en pacientes con IRA.
• En pacientes críticos en estado de shock, sin historia de HTA, la meta de PAM es entre
65 y 70 mmHg. Mayores presiones no han mostrado mejorar los desenlaces y pueden
aumentar los riesgos.
• En pacientes críticos en estado de shock, con historia de HTA mal controlada, la meta
de PAM debe ser ≥ 80 mmHg porque en este subgrupo de pacientes se ha demostrado
mejores desenlaces que con presiones menores.
323
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• En pacientes con falla cardíaca aguda con fracción de eyección deprimida e IRA, se
recomienda el uso de inotrópicos como la dobutamina.
• En pacientes con síndrome hepato-renal tipo 1 se recomienda el uso de terlipresina
para estabilizar la situación clínica del paciente y como puente para el trasplante
hepático.
324
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
Consideraciones finales
1. IRA se define de acuerdo con 1 de los siguientes criterios:
- Incremento de la creatinina sérica > 0,3 mg/dl dentro de las 48 horas de inicio del
cuadro.
- Incremento de la creatinina sérica > 1,5 veces del valor basal conocido o sospecha-
do, el cual ocurre dentro de los primeros 7 días de iniciado el cuadro.
- Diuresis < 0,5 ml/kg/h en < 6 horas.
325
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
326
Capítulo 30. Lesión Renal Aguda. Insuficiencia Renal Aguda.
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327
31. ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
Miguel Raño
Introducción
La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud mundial declarada pan-
demia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto la Organización Paname-
ricana de la Salud (OPS) como la OMS y la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e
Hipertensión (SLANH) han llamado a prevenir la enfermedad renal crónica y a mejorar
el acceso a su tratamiento. Estas instituciones se aliaron para promover estrategias que
reduzcan la brecha que separa a los pacientes del tratamiento que puede prolongar y
salvarles la vida.
La ERC está subdiagnosticada. Afecta a cerca del 10% de la población mundial y a más
del 20% de los > 60 años. En pacientes seguidos en atención primaria con enfermeda-
des tan frecuentes como la hipertensión arterial (HTA) o la diabetes, la prevalencia de
ERC puede alcanzar el 35-40%.
De acuerdo con Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la Re-
pública Argentina (SINTRA), al 15 de agosto de 2018 se trataban en Argentina 29.880
pacientes con diálisis crónica, lo que se corresponde con una tasa bruta de 671 pacien-
tes por millón de habitantes (ppm). El número de pacientes ha tenido un constante cre-
cimiento desde 2004, no así la tasa bruta que se estancó desde 2013, como consecuencia
de una caída de la incidencia acompañada de un aumento de los egresos, en especial
en el bienio 2015-16. Considerando los egresos, la tasa de trasplante disminuyó, pero
aumentó significativamente la tasa de muerte.
No solo ingresaron menos pacientes que los esperados, sino que los que ingresaron lo
hicieron en peores condiciones y con evidencias de menor contacto previo con el nefró-
logo. La población que ingresa por primera vez a diálisis crónica llega anémica, con ma-
las condiciones nutricionales, mayor uso de catéteres transitorios como primer acceso
para hemodiálisis (72% de los ingresos con catéteres en 2016, el máximo porcentaje
desde 2004) y creciente porcentaje de pacientes no vacunados contra la hepatitis B. A
todo esto, se agrega que los bajos o nulos ingresos económicos del paciente en el mo-
mento del ingreso a diálisis son un factor de riesgo independiente de menor sobrevida
inmediata.
Es muy probable que exista además un contacto tardío con el sistema de salud en la
población, ya sea por falta de conocimientos, por necesidades económicas o falta de
recursos adecuados para la atención de pacientes vulnerables.
Diagnóstico
La ERC se define por la presencia de alteraciones en la estructura o función renal du-
rante más de 3 meses.
La presencia de cualquiera de los siguientes criterios (> 3 meses) es diagnóstico de ERC:
• Albuminuria elevada.
• Marcadores de daño renal.
-- Alteraciones en el sedimento urinario.
329
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Factores de riesgo
Existen factores de riesgo de inicio o desarrollo de ERC y, asimismo, factores de riesgo
de progresión. Los factores iniciadores característicos son: edad > 60 años, HTA, dia-
betes, enfermedad cardiovascular o antecedentes familiares de enfermedad renal. La
proteinuria y la HTA son los 2 factores de riesgo de progresión modificables mejor do-
cumentados. Además, hay otros “presuntos implicados” en el inicio y en la progresión
de la ERC. La mayoría de estos factores han demostrado asociación más que causalidad
y muchas veces de forma inconstante. Aquellos potencialmente modificables deben ser
corregidos (Tabla 1).
La diabetes es un potente factor iniciador y de hecho es la causa más frecuente de ERC
terminal. Como factor de progresión tiene otros condicionantes. En estudios pobla-
ciones los niveles elevados de HbA1c se han asociado a evolución adversa. En estadios
más avanzados de ERC su influencia depende del grado de proteinuria: diabéticos y no
diabéticos progresan igual a similares niveles de proteinuria.
Otras circunstancias modificables favorecedoras de un desenlace renal desfavorable
son: la presencia de comorbilidades, complicaciones sistémicas, factores reversibles o
evitables de daño renal, y la derivación tardía al nefrólogo.
Tabla 1. Factores de riesgo de la enfermedad renal crónica.
• Edad avanzada.
• Historia familiar de ERC.
• Masa renal disminuida.
• Bajo peso al nacer.
• Raza negra y otras minorías étnicas.
• Hipertensión arterial.
• Diabetes.
• Obesidad.
• Nivel socio-económico bajo.
• Enfermedades autoinmunes.
• Infecciones sistémicas.
330
Capítulo 31. Enfermedad Renal Crónica
• Infecciones urinarias
• Litiasis renal
• Obstrucción de las vías urinarias bajas.
• Fármacos nefrotóxicos, principalmente AINEs.
• Hipertensión arterial.
• Diabetes.
• Proteinuria persistente.
• Hipertensión arterial mal controlada.
• Tabaquismo.
• Dislipemia.
• Anemia.
• Enfermedad cardiovascular asociada.
• Obesidad.
Cribado de la ERC
El cribado de la ERC en poblaciones de riesgo debe hacerse mediante la evaluación del
filtrado glomerular (FGe) y de la albuminuria al menos 1 vez al año.
El diagnóstico no debe basarse en una única determinación de FGe y/o albuminuria y
siempre debe confirmarse.
Recomendamos el cribado de la ERC en pacientes con:
• HTA.
• Diabetes mellitus tipo 2 o enfermedad cardiovascular establecida.
• Personas mayores de 60 años, obesas (índice de masa corporal [IMC] > 35 kg/m2).
Diabetes mellitus tipo 1 con más de 5 años de evolución.
• Familiares de primer grado de pacientes con enfermedad renal o con enfermedades
renales hereditarias, o enfermedades obstructivas del tracto urinario.
• Pacientes en tratamiento prolongado con fármacos nefrotóxicos (incluidos antiin-
flamatorios no esteroideos [AINEs]).
• Presencia de otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (hiperlipidemia,
síndrome metabólico, fumadores).
• Antecedentes de insuficiencia renal aguda.
• Pacientes con infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y neoplasias que es-
tén asociadas a ERC.
331
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
332
Capítulo 31. Enfermedad Renal Crónica
Etnia blanca
Mujeres Varones
• Creatinina < 0,7 mg/dl FGe = 144 x (creatinina/ • Creatinina ≤ 0,9 mg/dL FGe= 141 x (creatinina/
0,7)-0,329 x (0,993)edad. 0,9)-0,411 x (0,993)edad.
• Creatinina > 0,7 mg/dl FGe = 144 x (creatinina/ • Creatinina > 0,9 mg/dL FGe= 141 x (creatinina/
0,7)-1,209 x (0,993)edad. 0,9)-1,209 x (0,993)edad.
Etnia negra
Mujeres Varones
• Creatinina < 0,7 mg/dl FGe = 166 x (creatinina/ • Creatinina < 0,9 mg/dl FGe = 163 x (creatinina/
0,7)-0,329 x (0,993)edad. 0,9)-0,411 x (0,993)edad.
• Creatinina > 0,7 mg/dl FGe = 166 x (creatinina/ • Creatinina > 0,9 mg/dl FGe = 163 x (creatinina/
0,7)-1,209 x (0,993)edad. 0,9)-1,209 x (0,993)edad.
FGe: filtrado glomerular estimado (ml/min/1,73 m2); Creatinina en mg/dl; edad en años. CKD-EPI: Chronic Kidney Disease-Epidemiology Co-
llaboration.
333
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
A1 A2 A3
Riesgo compuesto por FG y CAC Normal o Moderado Severo
leve aumento aumento aumento
< 30 mg/g 30-300 mg/g > 300 mg/g
E1 Normal o aumentado ≥ 90
Leve a moderada
E3a 45-59
disminución
Moderada a severa
E3b 30-44
disminución
334
Capítulo 31. Enfermedad Renal Crónica
CRIBADO DE ERC
Mayores de 60 años
HTA
Diabetes mellitus No NO cribado
Enfermedad cardiovascular
Antecedentes familiares de ERC
Sí
Ecografía renal
335
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
336
Capítulo 31. Enfermedad Renal Crónica
1. Indicadas en general
-- Hemograma completo-determinación seriada de creatinina/Na/K/FG/albúmina.
-- Lípidos y glucemia en ayunas.
-- Sedimento urinario.
-- Ecografía renal bilateral con las tres mediciones.
2. Indicadas en ocasiones
-- Hemoglobina glicosilada en diabéticos.
-- Calcemia, fosfatemia, paratohormona y hierro (si FG < 60ml/min/1,73m2).
-- Electroforesis de suero y orina en > 40 años.
-- FAN, Anti-ADN, complementemia (en caso de exantemas, artritis o datos sugestivos de enferme-
dad del tejido conectivo).
-- Anticuerpos anti-membrana basal glomerular (si hay síntomas pulmonares o deterioro agudo de
la función renal).
-- ANCA, crioglobulinas (si hay síntomas constitucionales, exantema o síntomas respiratorios o
deterioro de la función renal).
-- Serología para hepatitis B, C y VIH (si hay factores de riesgo).
337
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Cada mes
• Presión arterial
• Peso
• CAC-U (trimestral) Lo anterior más:
• Urea, creatinina, electrolitos
• Derivación a nefrología para la pre-
4 - 5 (FG < 30) • FG
paración física y psicosocial para la
• Glucemia en ayunas
diálisis, el trasplante o el tratamiento
• Lípidos en ayunas
médico conservador.
• Hemograma completo
• Depósitos de hierro (3-6 meses)
• Calcio y fósforo
• Hormona paratiroidea (trimestral)
ERC: enfermedad renal crónica; CAC-U: cociente albúmina/creatinina urinaria; FG: filtrado glomerular.
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339
32. SÍNDROME DE APNEA-HIPOPNEA
OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO
Carlos María Franceschini
Introducción
Los seres humanos pasamos un tercio de la vida aproximadamente durmiendo, sin em-
bargo, la naturaleza, la función e incluso los acontecimientos que suceden durante el
sueño son muchas veces desconocidos.
El sueño es un proceso activo, durante éste se suceden de un modo cíclico una serie de
diferentes estadios caracterizados por patrones neurofisiológicos definidos.
Normalmente el sueño se inicia con estadio de sueño no-REM (Rapid Eye Movement en
inglés por movimientos oculares rápidos) con fase I y es seguido por fases II y III.1 Pos-
teriormente de nuevo aparece el estadio I-II y finalmente a los 60-90 minutos del inicio
del sueño aparece el sueño REM.2 Este ciclo se repite cada 60-90 minutos.
La polisomnografía con oximetría es el estudio que permite evaluar las características
de los movimientos corporales, el ritmo cardíaco, la respiración, la oximetría de pulso
y la actividad eléctrica cerebral durante el sueño (Figura 1).
Figura 1. Registro de polisomnografía con oximetría.
Electrooculograma
Electroencefalograma
Electromiograma mentoniano
Electrocardiograma
341
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
342
Capítulo 32. Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño
Introducción
La apnea obstructiva del sueño (AOS) es una enfermedad que se produce durante el
sueño y su repercusión clínica se observa durante la vigilia.
Debemos incrementar la difusión de las enfermedades que se desarrollan mientras
dormimos, ya que el 30% de la vida aproximadamente, la dedicamos al sueño.
En 1976 Christian Guilleminault introdujo la expresión de síndrome de apneas del sue-
ño para definir a los pacientes con apneas obstructivas y excesiva somnolencia diurna. 4
Varios estudios demuestran la existencia de una relación entre pacientes con AOS no
tratado y deterioro de la calidad de vida, portadores de obesidad,5 enfermedades car-
diovasculares como la hipertensión arterial (HTA),6 insuficiencia cardíaca, enferme-
dad coronaria, arritmias cardíacas,7 accidentes de tránsito y aumento de mortalidad
asociada. Las complicaciones mediatas y a largo plazo incluyen aquellas relacionadas
con la morbilidad cardiovascular y las alteraciones del metabolismo de la glucosa. En el
estudio ESADA (Estudio Europeo para la Asociación de Apneas y Diabetes) se encontró
que los pacientes en tratamiento de AOS con CPAP, tenían mejor respuesta al tratamien-
to con hipoglucemiantes orales en diabetes tipo II, estabilizando las cifras de glucemia.
También hay evidencia de que el síndrome metabólico está asociado al SAHOS, consti-
tuido éste por obesidad central, insulinoresistencia y disminución de la tolerancia a la
glucosa, dislipidemia e hipertensión. La obesidad en si representa un estado inflama-
torio con manifestaciones metabólicas que afectan el control ventilatorio a través de la
acción de adipoquinas como la leptina que actúan en el ámbito del control ventilatorio
central. Los pacientes con SAHOS tienen, considerando un IPR ≥ 15 (índice de pertur-
bación respiratoria = índice de apnea hipopnea por hora de sueño (IAH) más los micro-
despertares), una prevalencia de asociación del 37% con diabetes tipo II. Se determinó
por regresión múltiple que el sexo masculino y el IAH estaban asociados a la diabetes
mellitus y la intolerancia a la glucosa.
Basados en estudios poblacionales de Punjabi et al., en 2008, la prevalencia de ap-
nea-hipopnea del sueño acompañadas de somnolencia durante el día en hombres adul-
tos es del 3-7%, mientras que en las mujeres es del 2-5% de la población general.8
Dada las repercusiones sociales, laborales y su impacto negativo en la calidad de vida y
la supervivencia, se afirma que es un problema de salud pública.
Otros factores muy importantes son los genéticos, los familiares y los raciales. Hay ma-
yor prevalencia de la enfermedad en afroamericanos.
El grupo vasco de Vitoria-Gasteiz encontró una fuerte asociación entre IAH y la edad,
ajustando por sexo e índice de masa corporal (IMC), sugiriendo que otros factores, ade-
más de la obesidad, pueden jugar un papel en la prevalencia del AOS.9 Este grupo estu-
dió con polisomnografía a 428 pacientes de 71 a 100 años y observaron que el 81% de
los hombres y el 79% de las mujeres tenían un IAH ≥ 5. Estos datos evidencian que este
síndrome es muy prevalente en la población anciana y que la relación hombre/mujer se
reduce con la edad hasta aproximadamente 1:1 en esta población.
La menopausia es un factor de riesgo para AOS, hay evidencia en un estudio transversal
sobre 1.000 mujeres de la población general, Bixler y col. encontraron una prevalencia
343
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Definición
El síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS), es un conjunto de sig-
nos y síntomas producto de la presencia de pausas respiratorias, seguidas de alerta-
mientos y/o desaturación de oxígeno que generan fraccionamiento de sueño, que no
permite generar y mantener el sueño profundo o de ondas lentas (sueño reparador).
Esto sucede como consecuencia de una alteración en la anatomía y fisiología de la vía
aérea superior, que conduce al colapso.
Es importante recordar que el área retrofaríngea es un segmento colapsable y normal-
mente la vía aérea se mantiene permeable gracias a los músculos dilatadores de la fa-
ringe, que evitan el colapso.
Las pausas respiratorias las conocemos como apnea: cese de la señal respiratoria (>
90%), de una duración > 10 segundos e hipopnea: reducción claramente discernible de
la señal respiratoria que cursa con una desaturación de oxígeno y/o microdespertar en
el EEG.
El cuadro clínico se define por la presencia de somnolencia diurna, ronquidos, tras-
tornos neuropsiquiátricos, y cardiorrespiratorios secundarios a una alteración anato-
mo-funcional de la vía aérea superior, que conduce a episodios repetidos de obstruc-
ción de ésta durante el sueño, provocando despertares y/o desaturación de O2 que dan
lugar a un sueño no reparador.
Las apneas y las hipopneas pueden ser obstructivas, cuando se acompañan de esfuerzo
toraco-abdominal (Figura 3); centrales, si este esfuerzo está ausente (Figura 4), o mix-
tas, como combinación de ambas. Las últimas comienzan con un componente central y
terminan con un componente obstructivo.
Cuando el IAH es > 5 se considera anormal, aunque esto no define SAHOS por sí mismo.
La academia americana de medicina del sueño definió SAHOS con un IAH > 5 asociado
a síntomas y signos clínicos relevantes.
Fisiopatología
La clave del mecanismo, son las alteraciones que llevan al colapso de la vía aérea su-
perior (VAS) ocasionado por una desigualdad de fuerzas entre la presión negativa de
la inspiración a nivel de la faringe y el descenso o pérdida de fuerza en los músculos
dilatadores de la faringe (MDF) durante el sueño.
Está demostrado que en los pacientes con SAHOS existen modificaciones en las fibras
musculares de los músculos dilatadores de la faringe, que reducen su eficacia para evi-
tar el colapso. En la actualidad existen diferentes teorías que están en estudio, acerca de
los factores no musculares que contribuyen a generar el colapso de la VAS.
344
Capítulo 32. Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño
Desaturación
Apnea obstructiva
Desaturación
Desaturación
Apnea
Apneaobstructiva
central
345
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Manifestaciones clínicas
Los síntomas más frecuentes del SAHOS son la excesiva somnolencia diurna,11 los ron-
quidos y las pausas respiratorias repetidas durante el sueño, observados por el compa-
ñero/a de dormitorio.
Las apneas e hipopneas condicionan el descenso del oxígeno en sangre (hipoxemia)
que puede ocasionar enfermedades cardiovasculares y por otro lado producen dis-
torsión en la arquitectura del sueño, que conduce a la hipersomnia diurna, trastornos
cognitivos y de la personalidad. Hay un patrón clásico que se repite constantemente:
sueño, apnea, desaturación de oxígeno, despertar transitorio y fin de la apnea.
Los microdespertares transitorios o arousals repetidos, son los responsables del frac-
cionamiento del sueño y por ende de la somnolencia diurna producto de la deprivación
de sueño reparador o de ondas lentas (fase III de sueño no-REM).
Otros de los síntomas que pueden presentar los pacientes son: trastornos de atención,
dificultad para la concentración, bradipsiquia, cansancio matutino (especialmente las
mujeres), cefalea, nicturia, disminución de la líbido o impotencia sexual, despertares
con sensación asfíctica.
Es muy importante interrogar al compañero de cama del paciente y que describa en de-
talle los eventos respiratorios, preguntando si el ronquido es constante o cambia con la
posición, si presenció pausas respiratorias, si el paciente presenta sudoración en el sue-
ño y si hay movimientos repetidos y frecuentes de miembros superiores y/o inferiores.
La evolución de esta enfermedad sin tratamiento adecuado puede llevar a sufrir acci-
dentes de tránsito, accidentes laborales, al desarrollo de hipertensión arterial, arritmia
cardíaca, hipertensión pulmonar, cardiopatía isquémica y/o accidente cerebro vascular.
Hipertensión arterial sistémica
Los repetidos episodios de apnea-hipopnea nocturna causan elevación transitoria de
la presión arterial durante el sueño y estos episodios llevan a la elevación de la presión
arterial diurna. El estudio de San Marino fue el primero en demostrar la relación entre
el ronquido, como síntoma de AOS y la HTA. El SAHOS está presente en el 30% de los
hipertensos, pero más tarde Guilleminault y col. demostraron que el 50% de los pa-
cientes con AOS tienen HTA.12
La evidencia más fuerte a favor del AOS como causa de HTA es el descenso significativo
o normalización de las cifras de tensión arterial durante el tratamiento con CPAP, sin
cambios en el peso o en el tratamiento farmacológico.13
Como consecuencia de las apneas e hipopneas obstructivas, la hipoxemia, la hiper-
capnia, los microdespertares y la gran presión negativa intratorácica, se alteran los
mecanismos de regulación humoral y neural. Está demostrado que los pacientes con
trastornos respiratorios durante el sueño tienen la actividad nerviosa simpática incre-
mentada (al final de la apnea), disminución de la sensibilidad de los barorreceptores,
respuesta vascular acentuada y anormalidades en metabolismo hidroelectrolítico.
También influyen los cambios en la secreción pulsátil del sistema renina-angiotensina
y del péptido natriurético atrial, hormonas que intervienen en la regulación del volu-
men vascular.13
Es reseñable que a las 12 semanas de seguimiento de pacientes en tratamiento con
CPAP, experimentan un cambio en el patrón nocturno de tensión arterial con un 35,9%
de patrón dipper frente al 21,6% previo. Asimismo, había una correlación significativa
entre las horas de uso de CPAP y la disminución de la presión arterial media de 24 hs. En
esta dirección es interesante un metanálisis de Bakker y col. en 2014, donde analizan
346
Capítulo 32. Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño
347
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
348
Capítulo 32. Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño
El paciente con AOS, especialmente cuando se relaciona con HTA, diabetes mellitus y
cardiopatía estructural, puede ser un factor desencadenante de fibrilación auricular
(FA) debido a los aumentos en la presión y el tamaño auriculares inducidos por la apnea
o los cambios autonómicos.24
Tratamiento
Tratamiento médico
Medidas generales
El objetivo del tratamiento es resolver los signos y síntomas de la enfermedad, norma-
lizar la calidad de sueño, el IAH y las desaturaciones de O2 , reducir el riesgo de compli-
caciones sistémicas, mejorar la calidad de vida y disminuir los costos de la enfermedad.
Dentro de las medidas generales es imprescindible el descenso de peso en la obesidad.
Se ha demostrado que con un descenso del 8-10% es posible disminuir el IAH y mejorar
significativamente la sintomatología.
Es importante evitar la indicación de sedantes e hipnóticos porque contribuyen a em-
peorar la enfermedad. Es importante evitar el alcohol, especialmente las horas previas
a iniciar el sueño, dado que aumenta el lago faríngeo y contribuye a la obstrucción de la
vía aérea superior. También es recomendable la cesación tabáquica, dado que favorece
y reagudiza el AOS.
Por último, es importante evitar la posición en decúbito supino, dado que empeora
todos los AOS, por lo tanto, es recomendable los decúbitos laterales o elevar la cabecera
de la cama.
Prótesis de avance mandibular
Los dispositivos de avance mandibular (DAM) durante el sueño producen una protru-
sión de la mandíbula y con ello un aumento del espacio retrofaríngeo.
Los estudios publicados evidencian una reducción del 50-80% de los casos. La adap-
tación es dificultosa dada la incomodidad que genera al inicio del tratamiento. La in-
dicación es en el AOS leve y el ronquido primario cuando no responden a las medidas
generales. En el AOS moderado a severo la mejor terapia es la CPAP nasal.
Presión positiva continua en la vía aérea (CPAP)
La CPAP es el tratamiento de elección para AOS con evidencia científica indiscutible. Se
trata de un compresor que transmite presión positiva predeterminada a través de una
mascarilla nasal adaptada a la cara del sujeto y fijada con un arnés, con lo que cierra el
349
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
circuito, de esta forma se produce una férula neumática que transmite la presión posi-
tiva a toda la vía aérea superior impidiendo su colapso durante el sueño.
La presión positiva continua corrige las apneas obstructivas, las mixtas y en algunos
casos las centrales, elimina las hipopneas y debe suprimir el ronquido. Evita la desa-
turación de oxígeno y los despertares electroencefalográficos o arousals secundarios
a eventos respiratorios, normalizando la arquitectura del sueño. La CPAP produce re-
misión de los síntomas del SAHOS, disminución y/o eliminación del excesivo sueño
durante el día, medido por escalas clínicas y por test de latencias múltiples de sueño
y recuperación de la capacidad de atención, así como la mejoría de la calidad de vida.
El tratamiento con CPAP reduce el riesgo de accidente de tránsito en pacientes con AOS,
normaliza las cifras de TA en un porcentaje relevante de sujetos hipertensos con som-
nolencia diurna. También se puede indicar tratamiento con CPAP autoajustable (APAP).
Ésta es una modalidad que permite variar la presión de CPAP entre un valor de presión
mínimo y uno máximo, de acuerdo a los cambios de resistencia en la vía aérea del pa-
ciente, que se producen por sus cambios de posición durante el sueño y las diferentes
etapas de cada ciclo de sueño, generando una ventilación más fisiológica y adaptada
al paciente favoreciendo la adherencia al tratamiento. A través de un algoritmo de li-
mitación al flujo, aumenta la presión a medida que aumenta resistencia y viceversa. Se
sugiere utilizar en pacientes con dificultad para adaptarse a la presión fija y que tienen
cambios importantes de resistencia en via aérea y se sugiere no utilizar en pacientes
con función ventricular disminuida.
Es un tratamiento incómodo durante las primeras semanas, sin embargo, luego de un
período de adaptación, más del 70% de los pacientes lo usan al menos 4 horas por no-
che y 5 noches por semana. Es imprescindible realizar un seguimiento adecuado para
ayudar a tratar efectos adversos secundarios esperados del tratamiento. Cerca del 50%
de los pacientes tienen algún efecto secundario de grado leve y transitorio en la fase
inicial del tratamiento, el más frecuente es la congestión nasal, que se puede tratar con
vasoconstrictores nasales, antihistamínicos, corticoides inhalatorios nasales. Además,
es útil agregar un humidificador al equipo de CPAP para evitar la sequedad de la mu-
cosa de la vía aérea.
Si hay fuga de presión en la mascarilla y/o por apertura oral, se puede utilizar una men-
tonera o usar una máscara oronasal. La máscara puede producir erosión y ulceración de
la piel en el área de contacto, por lo tanto, sugerimos el uso de parches de silicona facial,
en puntos de contacto con la mascarilla. La fuga de presión puede causar conjuntivitis y
se han descripto casos aislados de barotrauma y ruptura timpánica. Una buena opción
en pacientes que no toleran el contacto facial de la mascarilla, son las almohadillas
nasales como interfase para el uso de CPAP.
Es importante tener en cuenta que este tratamiento ha demostrado tener un importan-
te efecto terapéutico en aquellos pacientes que tienen IAH altos con síntomas clínicos
y la respuesta es pobre o nula si le IAH es bajo con escasos síntomas clínicos o sin ellos.
Cuando decidimos indicar tratamiento con CPAP en un paciente con SAHOS, debemos
descartar patología de la vía aérea superior, realizar interconsulta con otorrinolaringo-
logía, elegir el tamaño y el tipo de mascarilla y realizar la titulación de CPAP. La misma
tiene como objetivo encontrar un valor de presión de CPAP que corrija las apneas e hi-
popneas, estabilice la oximetría de pulso y permita mejorar la arquitectura de sueño,
permitiendo al paciente ingresar y permanecer en el sueño de ondas lentas (el sueño
reparador).
Lo ideal es realizar una titulación de CPAP de noche completa en forma manual (Figura
5) o automática (Figura 6), ésta permite registrar valores de fuga, IAH, oximetría de
350
Capítulo 32. Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño
pulso y presión promedio de CPAP durante varias noches, lo que permite al paciente
adaptarse al tratamiento y aumenta sensibilidad del valor terapéutico de presión.
Figura 5. Oximetría nocturna de un paciente portador de SAHOS severo con y sin CPAP.
%TTS vs %Sa02
Saturación de Oxígeno
Tratamiento quirúrgico
El objetivo es asegurar un flujo aéreo suficiente hacia los pulmones, para la cual pode-
mos derivar la zona obstruida mediante una traqueotomía o realizar una corrección
351
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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353
33. ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA
CRÓNICA. DIAGNÓSTICO,
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
María Mercedes Kleinert
Introducción
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad frecuente,
prevenible y tratable, caracterizada por síntomas respiratorios persistentes y obstruc-
ción al flujo aéreo debido a alteraciones en la vía aérea o en el alvéolo, consecuencia de
la exposición al humo del tabaco, partículas o gases nocivos.1 Según la Organización
Mundial de la Salud representa la cuarta causa de muerte en todo el mundo. El 90% de
las muertes en pacientes con EPOC ocurren en los países de medio y bajo ingreso per
cápita. En Argentina mueren cada año, aproximadamente 40.000 personas por enfer-
medades relacionadas con el tabaquismo. La prevalencia del consumo de tabaco fue del
25,1% en 2015, mayor en los varones (29,9%) con respecto de las mujeres (20,9%) y con
mayor prevalencia entre los 25 a 34 años.2
La EPOC presenta inflamación crónica que provoca cambios estructurales, estrecha-
miento de la pequeña vía aérea y destrucción del parénquima pulmonar, variable de
paciente en paciente. La limitación al flujo aéreo por afectación de la pequeña vía aé-
rea y la disfunción mucociliar son características de la enfermedad. La variabilidad de
la enfermedad explica la existencia de fumadores sin limitación al flujo aéreo y con
evidencia tomográfica de enfisema, atrapamiento aéreo y engrosamiento de la pared
bronquial, o bien con síntomas crónicos y espirometría normal. La evolución de algu-
nos pacientes se ve complicada por episodios agudos denominados exacerbaciones que
oscurecen el pronóstico.1
Epidemiología
La EPOC es una de las mayores causas de morbimortalidad en el mundo. La prevalencia
de la enfermedad ha aumentado en las últimas décadas, debido a la exposición conti-
nua a factores de riesgo y al envejecimiento de la población, situación que probable-
mente continuará en el futuro. La prevalencia global de la EPOC es aproximadamente
un 10% en la población mayor de 40 años. Es probable que muchos pacientes con EPOC
no estén diagnosticados ni tratados.
El factor de riesgo más conocido es el tabaco. Otros factores de riesgo incluyen: expo-
sición ocupacional a polvos orgánicos e inorgánicos, químicos, humo y polución am-
biental. Los factores relacionados con el huésped incluyen factores genéticos, edad,
sexo, crecimiento pulmonar alterado por enfermedades ocurridas durante la gesta-
ción, nacimiento, infancia o adolescencia e hiperreactividad bronquial. La susceptibili-
dad genética como en la deficiencia de alfa-1 antitripsina y el asma severa en la infancia
también son factores relacionados.3
Diagnóstico
El diagnóstico de EPOC debe ser considerado en cualquier paciente que refiera disnea,
tos o expectoración crónicas y/o exposición a factores de riesgo (Figura 1).
355
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tabla 1. Evaluación de la limitación al flujo aéreo. Estadios crecientes de gravedad según la Ini-
ciativa Global para la EPOC (GOLD). En pacientes con VEF1 /CVF < 0,7 postbroncodilatador.
VEF1
356
Capítulo 33. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Diagnóstico, Prevención y Tratamiento
La EPOC no es sólo una enfermedad progresiva, sino que también puede afectar otros
órganos como el corazón, vasos sanguíneos, músculo, cerebro y la función renal, hepá-
tica e intestinal, que constituyen importantes determinantes de condiciones comórbi-
das de variada severidad que especialmente en lo ancianos, están asociadas a mayor
mortalidad, pobre adherencia al tratamiento y disminución de la calidad de vida. La
prevalencia de comorbilidades cardiovasculares, cerebrovasculares, hipertensión ar-
terial, diabetes mellitus, trastornos neurológicos y psiquiátricos, alteraciones muscu-
loesqueléticas, trastornos renales e intestinales y el cáncer son más frecuentes en los
pacientes con EPOC en comparación con controles.6
En el estudio argentino “Repensar”,7 el 17% de los pacientes con EPOC tenían disfun-
ción ventricular no sospechada y el 37,3% de los pacientes con disfunción cardíaca sis-
tólica tenían obstrucción bronquial.
El examen físico raramente es diagnóstico. Los signos físicos de limitación al flujo aé-
reo o hiperinsuflación sólo están presentes en casos muy avanzados.
Figura 2. Cuestionario CODE.
Evaluación
Los objetivos de la evaluación para guiar el tratamiento son:
1. Determinar el grado de la limitación al flujo aéreo.
2. Establecer la naturaleza y magnitud de los síntomas.
357
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
358
Capítulo 33. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Diagnóstico, Prevención y Tratamiento
0 o 1 sin hospitalización A B
mMRC: escala modificada de disnea: 0: ausencia de disnea al realizar ejercicio intenso; 1: disnea al andar deprisa en llano, o al andar subiendo
una pendiente poco pronunciada; 2: la disnea le produce una incapacidad de mantener el paso de otras personas de la misma edad caminando
en llano o tener que parar para descansar al andar en llano a su propio paso; 3: la disnea hace que tenga que parar a descansar al andar unos
100 metros o pocos minutos después de andar en llano; 4: la disnea impide al paciente salir de casa o aparece con actividades como vestirse
o desvestirse.
Prevención de la EPOC
Tabaquismo
La cesación del hábito de fumar influye significativamente en la historia natural de
la enfermedad.14 Se sugiere utilizar la entrevista motivacional para estimular el
359
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
abandono y durante todas las etapas del tratamiento, previo a conocer la fase en la que
se encuentra el paciente del modelo de cambio de conducta de Prochaska (Tabla 3). La
intervención breve de hasta 3 minutos por cada intento, aumenta las posibilidades de
abstinencia y tiene como objetivo ayudar a las personas a que cambien de una etapa a
otra (Figura 4).
Tabla 3. Cuestionario de detección de la fase de cambio.
Sí Fumador.
360
Capítulo 33. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Diagnóstico, Prevención y Tratamiento
Hasta 5 minutos 3
Más de 60 minutos 0
Sí 1
2. ¿Encuentra difícil no fumar en lugares donde no está
permitido, como el cine o la biblioteca?
No 0
El 1º de la mañana 1
3. ¿Qué cigarrillo le desagrada más dejar de fumar?
Cualquier otro 0
10 o menos 0
11-20 1
4. ¿Cuántos cigarrillos fuma cada día?
21-30 2
31 o más 3
Sí 1
5. ¿Fuma con más frecuencia durante las primeras horas
después de levantarse que durante el resto del día?
No 0
Sí 1
6. ¿Fuma aunque esté tan enfermo que tenga que guardar
cama la mayor parte del día?
No 0
361
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Precaución en arritmias
Desde el día D, 1 aplicación
Una aplicación graves, angina inestable y
Spray nasal en cada fosa nasal hasta un
(0,5 mg), 1 a 2 dentro de las 2 semanas
de nicotina máx de 5 dosis/hora por 12
veces por hora de un infarto de miocardio
semanas.
agudo.
Vacunación
La Dirección Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles indica la vacu-
nación antigripal a las personas entre 2 y 64 años con EPOC y enfisema congénito y a
todas las personas ≥ 65 años.15
Las enfermedades neumocóccicas invasivas son más frecuentes en la EPOC (62,9 ca-
sos/100.000 personas). Existen actualmente 2 vacunas contra el neumococo, la polisa-
cárida de 23 serotipos (VPN23) y la vacuna conjugada 13 valente (VCN13) (Tabla 6).16 El
propósito de la vacunación es reducir la incidencia, complicaciones, secuelas y mortali-
dad por neumonía y enfermedad neumocóccica invasiva en Argentina.
362
Capítulo 33. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Diagnóstico, Prevención y Tratamiento
1a dosis VCN13.
1º refuerzo VPN23 a los 65 años (respetando el intervalo mínimo de 5 años de la dosis anterior).
Bajo riesgo,
A GOLD 1-2 ≤1 < 10 0-1
pocos síntomas
Bajo riesgo,
B GOLD 1-2 ≤1 ≥ 10 ≥2
más síntomas
Alto riesgo,
C GOLD 3-4 ≥2 < 10 0-1
pocos síntomas
Alto riesgo,
D GOLD 3-4 ≥2 ≥ 10 ≥2
más síntomas
SAMA o SABA
A LAMA o LABA
si no mejora
LAMA o LABA
B LAMA + LABA
si no mejora
SABA: agonista ß 2 de acción corta; SAMA: anticolinérgico de acción corta; LABA: agonista β 2 de acción prolongada; LAMA: anticolinérgico de
acción prolongada; CI: corticoides inhalados; * roflumilast: inhibidores de la fosfodiesterasa 4.
363
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
10 a 20 gotas en 2,5
Salbutamol ml de sol fisiológica:
10 gotas = Hipersensibi-
Solución 4 inhalaciones c/6 Temblor,
250 mcg lidad, precau-
horas o 1 NBZ c/6 taquicardia
horas; dosis reglada. ción en enf.
palpita-
cardiovascula-
2 inhalaciones a ciones,
Aerosol 100 mcg res, enf. con-
demanda. calambres,
vulsiva, hiper-
hipopota-
tiroidismo,
10 a 20 gotas en semia.
diabetes.
Fenoterol 2,5 ml de solución
10 gotas = fisiológica: 4 inha-
Nebulización
250 mcg laciones c/6 horas
o 1 NBZ c/6 horas;
dosis reglada.
20 mcg 1 a 2 inhalaciones a
Aerosol por aplica- demanda - 2 inhala- Glaucoma de
Sequedad bucal,
ción ciones c/6 h. ángulo estrecho,
gastrointestinal,
hipertrofia benigna
Ipratropio 10 a 20 gotas en 2,5 visión borrosa y
de próstata u obs-
10 gotas = ml en solución fisio- retención uri-
Solución trucción vesical no
125 mcg lógica o 1 NBZ c/6 h naria.
tratados.
dosis reglada.
Combinaciones: salbutamol/ipratropio; fenoterol/ipratropio.
Contraindica-
Droga Presentación Indicación Efectos Adversos
ciones
364
Capítulo 33. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Diagnóstico, Prevención y Tratamiento
Contraindica-
Droga Presentación Indicación Efectos Adversos
ciones
Cápsulas de
Indacaterol 150 mcg/ 300 mcg/
polvo seco Palpitaciones, ta-
(ultraLABA) 300 mcg. día.
(breezehaler). quicardia, temblor,
calambres, dis-
Vilanterol Hipersensibilidad.
En asociación. turbios del sueño,
(ultraLABA)
indacaterol: tos
Olodalterol Dispositivo postinhalación.
(ultraLABA) respimat.
Efectos Contraindi-
Droga Presentación Indicación
Adversos caciones
1 inhalación
Cápsulas de
cada 24 h o 2
polvo seco para
18 mcg/ inhalaciones
Tiotropio inhalar (handi- Sequedad Glaucoma de
2,5 mcg. cada 24 h -
haler) o disposi- bucal, gas- ángulo estre-
18 mcg/día o
tivo respimat. trointesti- cho, hipertro-
5 mcg/día.
nal, visión fia benigna
1 inhalación borrosa y de próstata
Polvo para inha-
Umeclidinium 55 mcg. cada 24 horas - retención y retención
lar (Ellipta).
55 mcg/día. urinaria poco urinaria no
frecuente. tratados.
Cápsulas de 1 inhalación
Glicopirronio polvo seco 50 mcg. cada 24 horas -
(breezehaler). 50 mcg/día.
Combinaciones de LAMA/LABA.
Indacaterol/glicopirronio, Vilanterol/umeclidinium, Olodalterol/tiotropio.
365
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Rehabilitación respiratoria
Los beneficios de la rehabilitación respiratoria considerada como una intervención
guiada según la condición del paciente e integrada que incluye entrenamiento, edu-
cación e intervenciones basadas en el auto manejo, son relevantes en especial en los
pacientes con EPOC moderado en adelante. Mejora la condición física y psicológica, la
calidad de vida, la adherencia a los cuidados de la salud y puede reducir las rehospita-
lizaciones y la mortalidad luego de una exacerbación reciente. Se ha desarrollado en
centros hospitalarios con duración de 8 a 12 semanas, pero también se puede realizar
en forma extrahospitalaria y continuarse en el hogar al menos 3 días por semana.18
Oxigenoterapia
Todas las guías actuales (GOLD, NICE y ACP) recomiendan la oxigenoterapia domicilia-
ria (OCD) en los casos de hipoxemia crónica severa de reposo: PaO2 < 60 mm Hg) entre
15 a 20 horas diarias para mantener la PaO2 > 60 mmHg, con el objetivo de reducir la
mortalidad, basándose en los estudios originales.19,20 Cuando la PaO2 se halla entre 55
y 60 mmHg está indicada la OCD si hay evidencia de hipertensión arterial pulmonar,
edemas que sugieran insuficiencia cardíaca congestiva o policitemia. De otro modo, no
demuestra beneficios.
Trasplante pulmonar
La evolución de la EPOC es más impredecible que otras enfermedades que requieren
trasplante pulmonar. Por este motivo es difícil precisar el momento en que un paciente
con EPOC debería ser valorado en un centro de trasplante pulmonar. Se considera que
un FEV1 < 30% es un valor umbral para contemplar un paciente para trasplante, pero es
un indicador débil de mortalidad y se deben considerar otros factores. La hipoxemia y
especialmente la hipercapnia incrementan la mortalidad y deben ser tenidos en cuenta.
El score BODE puede ser de utilidad para esta valoración. Un score de 7-10 tiene una
mortalidad del 80% a 52 meses. Si se considera que el promedio de sobrevida del tras-
plante pulmonar es en promedio de 5 a 6 años, este índice parece identificar con mayor
precisión a aquellos pacientes que se beneficiarían de esta intervención.21W
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367
34. TUBERCULOSIS PULMONAR Y
EXTRAPULMONAR
María Mercedes Kleinert, Daniel Alberto Kijko
Definición
Es una enfermedad producida por algunas de las especies de Mycobacterium tuberculo-
sis complex. Comprende especies como M. tuberculosis, M. bovis, africanum, caprae y otras
menos frecuentes.
La tuberculosis (TB) es una enfermedad ancestral ya que se han encontrado lesiones
tuberculosas en el hombre neolítico, en las momias egipcias y en cráneos precolombi-
nos en América, lo que pone de manifiesto que esta dolencia acompaña al hombre en su
desarrollo evolutivo. Hipócrates —el padre de la Medicina— la llamó tisis, por los de-
terioros que causaba. Por esta denominación se la conocíó hasta 1839 cuando el médico
alemán Johann Shonlein parece ser el primero en utilizar el nombre de tuberculosis.
El 24 de marzo de 1882, Robert Koch, médico alemán, informa del descubrimiento del
agente causal de la enfermedad y, en su homenaje se le denomina bacilo de Koch. La
OMS ha declarado esa fecha como “Día Mundial de la lucha contra la Tuberculosis”.
Epidemiología
La TB es una enfermedad provocada por un único agente patógeno, Mycobacterium tu-
berculosis que es el más frecuente del mundo: 10,6 millones de casos nuevos y 1,8 millo-
nes de muertes en 2015.
Está fuertemente ligada a la pobreza, ya que del total de casos y de muertes por TB a
nivel mundial, más del 90% ocurre en los países subdesarrollados.
En la Argentina hubo 10.592 casos nuevos de TB en 2016.
La incidencia fue de 23,9 casos por 100.000 habitantes y la tasa de mortalidad de 1,66 x
100.000 habitantes.
Patogenia
El Mycobacterium tuberculosis es un gérmen con las siguientes características:
• Gram positivo.
• Ácido alcohol resistente.
• Aerobio estricto.
• Inmóvil.
• De crecimiento lento.
• Intracelular facultativo.
• Resistente al medio ambiente, menos a la desecación y al sol.
La vía de ingreso habitual en más del 90% de los casos es aerógena. El germen ingresa
al organismo a través de los núcleos desecados de las microgotas de Flügge que exhala
un paciente bacilífero al toser, estornudar, reír o hablar. Estos núcleos desecados se
369
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
370
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
Diagnóstico clínico
Tuberculosis pulmonar
La localización pulmonar de la TB es la más frecuente, aunque puede afectar cualquier
órgano.
El concepto principal para tener en cuenta para diagnosticar una tuberculosis pulmo-
nar es que se trata de un paciente que tiene las siguientes características:
371
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tuberculosis extrapulmonar
La TB puede afectar cualquier órgano de nuestro cuerpo. La afectación extrapulmonar
de la TB varía en frecuencia según el estado de inmunidad del paciente. En inmuno-
competentes se observa en 15% de los casos mientras que inmunodeprimidos la fre-
cuencia es de un 70%.
Tuberculosis pleural
La TB pleural puede presentarse aislada o concomitante a una forma pulmonar (en un
tercio de los casos).
El cuadro clínico consiste en tos, dolor torácico pleurítico, fiebre, síndrome de impreg-
nación y sudoración nocturna, de semanas o meses de evolución. Al examen físico se
observa asimetría en la auscultación con semiología de derrame pleural.
La radiografía de tórax presenta imagen de derrame pleural que suele ser unilateral y
de tamaño variable. Con este cuadro clínico y radiológico se debe realizar una punción
pleural con la obtención de un líquido de color amarillento, generalmente con caracte-
rísticas de exudado linfocitario, rico en proteínas, con menos de 5% de células mesote-
liales. Al inicio de la enfermedad puede haber predominio celular polimorfonuclear. La
baciloscopía directa del líquido pleural tiene bajo rendimiento (5%).
El diagnóstico definitivo de pleuresía TB se obtiene con el aislamiento del bacilo por
cultivo en muestras de pleura, líquido pleural, o el hallazgo de granuloma caseoso en
una muestra de biopsia pleural. El cultivo puede requerir 4 a 8 semanas, y es positivo en
1/3 de los líquidos pleurales y en menos de 2/3 de las biopsias de pleura.
372
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
La biopsia pleural se puede realizar con aguja de Abrams o Cope. Deben tomarse al
menos 4 fragmentos de pleura, 3 para análisis anatomopatológico y 1 para cultivo, con
lo que se obtiene una sensibilidad del 86% para el diagnóstico de TB pleural frente a un
96% de sensibilidad para la toracoscopía.
Debido a que menos del 40% de los pacientes con TB pleural presenta cultivos posi-
tivos, se utilizan otras técnicas para el diagnóstico, con mayor sensibilidad, como el
dosaje de adenosindeaminasa (ADA), reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para
ADN de M. tuberculosis e interferón gamma.
La enzima ADA aparece en altos niveles en el líquido de derrame tuberculoso, pero tam-
bién puede encontrarse elevada en los empiemas, linfomas y en pleuresía reumatoidea.
En poblaciones con alta prevalencia, la sensibilidad y la especificidad son cercanas al 95
y 90% respectivamente.
Punto clave: en un paciente < 46 años, con un derrame pleural cuyo líquido demuestra
ser un exudado con linfocitos > 80% y un ADA > 40-60 U/I, el diagnóstico de TB prácti-
camente se confirma con una probabilidad del 98%, autorizando a iniciar tratamiento
antituberculoso.
Las complicaciones más frecuentes son el empiema tuberculoso con aparición de ma-
terial purulento, con gran cantidad de carga bacilar que obliga a drenaje y eventual ci-
rugía. Evoluciona a la calcificación. Es aconsejable también el drenaje cuando el líquido
supera los 500 ml para evitar la organización y fibrosis que generará una paquipleura
que aprisiona el pulmón y requiere efectuar cirugía de decorticación o peeling pleural.
Tuberculosis ganglionar
La localización más frecuente es en los ganglios linfáticos cervicales y de la región su-
praclavicular. La patogenia es a partir de la infección faringo-amigdalina con la co-
rrespondiente adenitis. Cuando se ingiere leche sin pasteurizar, entre otras causas, es
producida por el M. Bovis. También es producida por micobacterias atípicas (M. Scrofu-
laceum).
La tumoración cervical es la forma de presentación más frecuente. No suele acompa-
ñarse de sintomatología constitucional ni fiebre.
Las adenopatías tienden a crecer gradualmente y en principio son de consistencia rí-
gida e indolora. Con el tiempo puede sufrir necrosis, fluctuar y presentar signos in-
flamatorios con fistulización y drenaje de caseum al exterior, lo que se conoce como
escrófula. Las adenopatías pueden permanecer e incluso aumentar de tamaño a pesar
de un tratamiento eficaz. La evolución habitual es tórpida.
El diagnóstico se puede hacer por punción aspirativa y frotis del material aspirado que
suele ser bacilos acido-alcohol resistentes (BAAR) (+).
Se puede hacer biopsia de ganglio y remitir muestras para determinación de género,
y la sensibilidad. El diagnóstico diferencial es con nocardiosis, actinomicosis, micosis
profundas y micobacterias ambientales.
Tuberculosis osteoarticular
Generalmente es consecuencia de diseminación hematógena bacilar. La localización
vertebral es la más frecuente (mal de Pott). La sintomatología inicial es muy inespe-
cífica, de evolución lenta y falta de sintomatología constitucional por lo que el retraso
diagnóstico habitualmente es elevado. El paciente presenta dolor y molestias inespe-
cíficas localizadas. Las lesiones habitualmente comienzan en el disco intervertebral
(discitis) con propagación a cuerpos vertebrales, afectando la parte anterior de éstos
373
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Meningitis tuberculosa
Es la más grave de las presentaciones de la TB. Se produce como consecuencia de la dise-
minación hematógena desde un foco distante, o en el contexto de una TB diseminada.
Así, se genera un síndrome meníngeo de lenta instalación (desde días a más de un mes).
El cuadro clínico muestra alteraciones del sensorio, fiebre, cefaleas, vómitos en chorro,
rigidez de nuca y los signos meníngeos de Kernig y Brudzinsky son positivos. Puede
haber afectación de pares craneanos, especialmente los oculomotores y nervio óptico.
El Mycobacterium tuberculosis produce una intensa vasculitis a nivel del sistema nervioso
central. El paciente evoluciona progresivamente al coma.
El diagnóstico presuntivo se hace mediante punción lumbar (PL), que muestra un lí-
quido cefalorraquídeo cristal de roca (meningitis a líquido claro), hipertenso, con las
siguientes características bioquímicas:
• Hiperproteinorraquia (> 2 g/dl).
• Hipoclorurorraquia.
• Pleocitosis linfocitaria no mayor a 500/mm3.
• BAAR directo (-).
EL cultivo es positivo en menos de la mitad de los casos. En el líquido cefalorraquídeo
(LCR) se puede solicitar ADA, que tiene valor cuando es > 10 UI, y PCR que detecta ADN
del bacilo de Koch.
Muchas meningitis TB reciben tratamiento empírico, que es preferible a dejar evolu-
cionar un cuadro mortal. Las complicaciones pueden ser hidrocefalia con hipertensión
intracraneal, sordera, trastornos mentales, convulsiones.
Tuberculosis renal
Es causada por diseminación hematógena. La sintomatología es inespecífica o inclu-
so asintomática en fases iniciales de la afectación renal. Los síntomas de inicio más
frecuentes son disuria, polaquiuria y hematuria. Es una pielonefritis crónica de evo-
lución intermitente que da una característica en el laboratorio particular: piuria ácida
abacteriana. El paciente habitualmente es medicado reiteradamente en forma empírica
con antibióticos, muchas veces con fluoroquinolonas, con potente actividad antituber-
culosa que retrasan el diagnóstico. Esto lleva muchas veces a un diagnóstico tardío de
la enfermedad, con secuelas en la vía urinaria importantes. El diagnóstico se realiza
con el cultivo de orina para bacilo de Koch. Las secuelas son estrecheces ureterales y/o
uretrales, hidronefrosis, destrucción renal (riñón mastic) que lleva a nefrectomía.
374
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
Laboratorio
El diagnóstico de TB de basa en la identificación del agente etiológico: Mycobacterium
tuberculosis.
Las muestras pueden ser: respiratorias (esputo, lavado gástrico, lavado bronquial, lava-
do broncoalveolar -BAL-, biopsia endoscópica o quirúrgica) o no respiratorias (sangre,
orina, LCR, punción aspirativa, biopsia, médula ósea).
La baciloscopía de esputo es el estudio diagnóstico más económico y accesible en TB. La
técnica habitual es la tinción de Ziehl Nielsen que demuestra los BAAR. Permite detec-
tar en muestras clínicas todos los miembros del género Mycobacterium, pero para que
sean detectables debe haber por lo menos 5.000 a 10.000 bacilos/ml de muestra. Esto
hace que un porcentaje que va de 30 a 50% de los casos de TB no sean bacilíferos, por lo
que una baciloscopía negativa nunca descarta la enfermedad.
La baciloscopía se informa negativa (-) o positiva (+). Esta última se cuantifica en cruces
luego de la lectura de por lo menos 100 campos.
• (+++): > 10 BAAR x campo.
• (++): 1-10 BAAR x campo.
• (+): 1-10 BAAR x 10 campos.
Se considera (+) la baciloscopía con más de 5 BAAR x 10 campos. Menos cantidad se
considerará en el contexto clínico.
La muestra debe tomarse en la mañana al levantarse, 3 muestras, durante 3 días se-
guidos (esputo seriado); deben guardarse en la heladera en el período de toma hasta
remitirlas al laboratorio. Es importante que las muestras sean representativas (más de
25 leucocitos x campo y menos de 10 células planas) o sea provenientes de la vía aérea
inferior.
Los métodos de cultivo pueden ser:
• Tradicional: Lowestein Jensen (sólido) resultados como mínimo en 20 días a partir de
muestras positivas.
• Automatizado: Bactec MGIT (método rápido de referencia, líquido). Se detecta desa-
rrollo bacteriano por fluorescencia. Permite dar resultados de cultivos positivos en
10-13 días. Los resultados negativos se observan hasta los 42 días.
Se considera cultivo (+) al desarrollo de 10 o más colonias. Para poder efectuar antibio-
grama debe contarse con un desarrollo mínimo de 20 colonias.
El estudio de sensibilidad de M. tuberculosis se basa en la detección en el cultivo de un
porcentaje superior al 1% de bacterias resistentes en comparación con un control de
crecimiento sin antibiótico.
Se aconseja el estudio como mínimo de la resistencia a rifampicina (R) o isoniacida
(H) o mejor a H y R en todos los casos de TB pulmonar bacilífera. Los métodos para el
estudio de la sensibilidad son varios:
• Método de Cannetti, consiste en sembrar la muestra en tubos con distinta concen-
tración de drogas antituberculosa de 1º y 2º línea. Se necesita como mínimo el desa-
rrollo de 20 colonias en el cultivo para efectuar la prueba de sensibilidad. La obten-
ción de resultados tarda entre 60 a 120 días.
• Existen métodos rápidos y económicos. Nitratasa (Griess), Resazurina y el MODS que
permiten detectar resistencia a H y R en períodos de 7 a 30 días, con costos mínimos.
375
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Radiología
Las manifestaciones radiológicas dependen del estado inmunitario del paciente, la
edad, TB previa. Depende si es primaria o extraprimaria.
• TB primaria
-- Linfadenopatía hiliar: se ve en niños y en adultos con VIH. Es más frecuente unila-
teral y del lado derecho.
-- Opacidades parenquimatosas: consolidación localizada, a predominio de lóbulos in-
feriores, con compromiso de linfadenitis y adenopatía hiliar (complejo primario
de ANKE)
-- Afectación intersticial: se puede observar en inmunodeprimidos. Son opacidades
nodulillares de 2-3 mm diseminadas de vértice a base.
-- Derrame pleural: localizado, unilateral, raramente evoluciona a empiema. Puede
producir engrosamientos pleurales y calcificaciones (secuela).
• TB extraprimaria
Las lesiones pulmonares iniciales consisten en imágenes de consolidación del espacio
aéreo mal definidos ubicados en segmentos apicales y posteriores de los lóbulos supe-
riores. Son nodulillos que confluyen y forman nódulos y masas que contienen cáseum.
Al expulsarse este material necrótico por los bronquios de drenaje se producen la cavi-
dad tuberculosa. Dicha cavitación se produce en un 50% de los pacientes. La cavidad de
origen tuberculosa se denomina caverna.
Las características radiológicas de la cavidad son:
• Hiperclaridad circular.
• Contorno radio-opaco (paredes).
• Bronquio de drenaje.
• Nivel hidroaéreo.
Con que estén los 2 primeros ítems y el contorno que ocupe las ¾ partes del borde de la
hiperclaridad, ya hace diagnóstico de cavidad.
Al avanzar la enfermedad y ocupar todo o la mayor parte del lóbulo superior con cavi-
tación, se denomina lobitis superior excavada.
Las lesiones apicales pueden diseminarse en forma broncógena, dando origen a siem-
bras nodulillares en las bases pulmonares homo y/o contralaterales o hematógenas:
originando la TB miliar (miliar: del latín: milium = mijo), presentando nodulillos de 1
a 3 mm de diámetro.
A medida que pasa el tiempo se produce reparación de la zona afectada con fenómenos
fibroretráctiles, observándose desviación de la tráquea, tracción hiliar diafragmática e
intercostal. En el 5% de los enfermos se pueden ver linfadenopatías. En un 18% de los
376
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
casos se observa derrame pleural que puede ser libre o tabicado y evolucionar a empie-
ma ó fistula broncopleural.
La radiografía descentrada de vértices es útil en lesiones mínimas apicales no visibles
con técnicas habituales.
Tomografía de tórax
La tomografía (TC) de tórax es de utilidad en las formas de TB extrapulmonar. En la TB
pulmonar se reserva para los casos en que haya alta sospecha clínica y los resultados de
la radiografía simple y los estudios bacteriológicos no lleven a un diagnóstico.
La TC de tórax permite detectar lesiones mínimas, enfermedad de la vía aérea, y dise-
minación endobronquial, dando el patrón típico de árbol en brote, que no es específico
de la TB y corresponde al llenado de bronquios centrolobulillares con exudado infla-
matorio.
En el caso de adenopatías hiliares, la TC puede detectar hipodensidades centrales en
ganglios secundaria a necrosis, sugiriendo enfermedad activa.
Ecografía
Es útil en los siguientes casos:
• Estudio de colecciones serosas (pleura, pericardio, peritoneo) para detectar líquido
libre, engrosamientos y tabicaciones.
• En las adenomegalias, permite detectar contenido líquido y así facilitar las puncio-
nes y obtener buen material para diagnóstico.
• La ecografía abdominal es de gran utilidad ante la sospecha de afectación abdomi-
nal en TB pudiendo detectar granulomas hepáticos, esplénicos, adenopatías retro-
peritoneales, frecuentemente asociada a enfermos VIH.
Tratamiento
El tratamiento de la TB se fundamenta en el uso de combinación de fármacos. Existe un
esquema estándar de uso generalizado desde hace más de 30 años, en base a los 4 fár-
macos de 1ª línea: H (isoniacida), R (rifampicina), Z (pirazinamida) y E (etambutol). Las
drogas HRZ son bactericidas, E se agrega para prevenir la emergencia de resistencias.
Puede reemplazarse por S (estreptomicina) (Tabla 2). En casos de resistencia o efectos
colaterales importantes pueden utilzarse fármacos de 2ª línea (Tabla 3).
El tratamiento original es el que se aplica a los casos de TB sin tratamiento previo o con
tratamiento menor a 1 mes.
Esquemas de tratamiento
Los esquemas habituales constan de 2 fases:
A. Fase intensiva o esterilizante: 2 meses de HRZE en tomas diarias.
B. Fase de consolidación: 4 meses de HR en forma diaria o en fase intermitente (3 veces x
semana).
La fase intensiva suele extenderse empíricamente hasta 3 meses si la enfermedad es
grave y la baciloscopía persiste (+) al 2º mes. Se recomienda una fase de consolidación
más prolongada, de 7 a 10 meses con HR diaria para los pacientes con formas graves de
TB pulmonar, extrapulmonar y diseminada.
En la forma pulmonar mínima y moderada, así como la pleural se utiliza el esquema de
6 meses de duración (2HRZE/4HR). Estos esquemas terapéuticos logran una curación
de casi el 100% de los enfermos, con 1 a 2% de recaídas.
377
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Bactericidas
• Hepatitis tóxica
Concen-
Isoniacida 5 mg/kg/d Comprimidos (< 2%, aumenta con
10 mg/ traciones
100 y 300 la edad).
(H) (300 mg/d) kg/d iguales a las
mg • Neuropatía perifé-
séricas
rica.
• Intolerancia gás-
trica.
• Hipersensibilidad
cutánea.
• Hepatitis tóxica.
• Reacciones inmuno-
lógicas: 10-20% de
Cápsulas -- Leves: sínd. seu- los niveles
Rifampicina 10 mg/kg/d 10 mg/ 300 mg dogripal. séricos.
(R) (600 mg/d) kg/d Jarabe 20 -- Graves*: PTT, Mejora con la
mg/ml anemia hemolíti- inflamación
ca, IRA. meníngea.
• Trombocitopenia.
• Interacciones farma-
cológicas.
• Coloración naranja
de fluidos corpo-
rales.
• Hepatitis tóxica.
• Trastornos GI.
• Artritis gotosa.
Concen-
Pirazinamida • Hiperuricemia
35 mg/ Comprimidos traciones
25 mg/kg/d • asintomática,
(Z) kg/d 250 mg iguales a las
• Rush por hipersen-
séricas.
sibilidad.
• Dermatitis fotosen-
sible.
10-30% de
Estreptomi- 15 mg/kg/d los niveles
• Ototoxicidad.
cina IM o EV en 15 mg/ Frasco am- séricos.
• Nefrotoxicidad.
infusión kg/d polla 1 g Mejora con la
(S) • Neurotoxicidad.
lenta inflamación
meníngea.
Bacteriostático
• Neuritis óptica
Penetración
Etambutol retrobulbar.
30 mg/ Comprimidos escasa aún
20 mg/kg/d • Hipersensibilidad
(E) kg/d 400 mg con inflama-
cutánea.
ción.
• Alopecía.
IM: intramuscular; EV: endovenoso; PPT: púrpura trombótica trombocitopénica; IRA: insuficiencia renal aguda; GI: gastrointestinal.
378
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
• Neurotoxicidad.
Cicloserina 10-15 mg/kg oral. • Convulsiones, Sí Ajustar
psicosis, suicidio.
• Sabor metálico.
Etionamida 15 mg/kg oral. • Hepatitis tóxica, No Ajustar
• Hipotiroidismo.
• Intolerancia di-
PAS (ácido
gestiva
paraaminosali- 150 mg/kg oral. Sí Dosis usual
• Hepatitis tóxica,
cílico)
• Hipotiroidismo.
379
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
380
Capítulo 34. Tuberculosis Pulmonar y Extrapulmonar
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381
35. TEMBLOR
Romina Lugo, Rosana Guerreros
Introducción
El temblor es un motivo de consulta muy frecuente en el consultorio tanto del médico
general como del especialista. Es un movimiento involuntario, oscilatorio, rítmico, que
se observa con mayor frecuencia en manos, aunque puede afectar brazos, cabeza, cuer-
das vocales, torso y piernas. Puede ser continuo, intermitente, de reposo o de acción
Es más común en adultos de mediana edad y adultos mayores, aunque puede presen-
tarse a cualquier edad sin predilección de sexo.
Si bien el temblor es considerado dentro de los movimientos anormales, existe un tipo
de temblor llamado fisiológico que está presente en todas las personas y se hace evi-
dente ante determinadas circunstancias como estrés físico, psíquico o farmacológico.
El temblor puede formar parte de un síndrome como el extrapiramidal, cerebeloso, o
presentarse como una entidad aislada como es el caso del temblor esencial.
Este síntoma en presentaciones severas puede ser altamente invalidante para el pacien-
te alterando sus actividades cotidianas.
Para llegar al diagnóstico es necesario realizar una exhaustiva anamnesis y completa
evaluación clínica.
Clasificación
Puede clasificarse según su frecuencia, fenomenología y localización.
Según su frecuencia: se refiere al número de oscilaciones del segmento afectado por se-
gundo.
• De baja frecuencia: menos de 4 Hz/seg.
• De mediana frecuencia: entre 4 - 7 Hz/seg.
• De alta frecuencia: más de 7 Hz/seg.
Según su fenomenología:
• Reposo: se produce en una parte del cuerpo que está relajada y completamente apo-
yada contra gravedad (por ejemplo: cuando las manos están apoyadas en el regazo).
Se pueden ver afectados las manos, la cabeza, y/o las piernas. Este temblor es carac-
terístico en la enfermedad de Parkinson.
• Acción: ocurre con la contracción voluntaria de los músculos.
Se puede dividir a su vez en varias subcategorías, muchas de las cuales se superpo-
nen:
-- Postural: ocurre cuando una persona mantiene una posición en contra de la grave-
dad tal como mantener los brazos extendidos.
-- Cinético: asociado a cualquier movimiento voluntario como mover las muñecas ha-
cia arriba y hacia abajo o abrir y cerrar los ojos.
-- De intención: se produce con un movimiento voluntario hacia un objetivo, como
alzar el dedo para tocarse la nariz y por lo general empeora al acercarse al objetivo.
383
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Temblor fisiológico
Puede ser normal o acentuado por estrés, ansiedad, miedo o fatiga. Existen causas en-
dócrinas que pueden acentuarlo como: tirotoxicosis, hipoglucemia o feocromocitoma.
Entre los fármacos (Tabla 1) y tóxicos que se relacionan, los más frecuentes son: epi-
nefrina, isuprel, cafeína, teofilina, catecolaminérgicos, levodopa, anfetaminas, litio,
antidepresivos tricíclicos, fenotiazonas, butirofenonas, hormona tiroidea, agentes hi-
poglucemiantes, corticosteroides, abstinencia alcohólica, mercurio, plomo, arsénico,
bismuto, monóxido de carbono, bromuro de metilo, glutamato monosódico, valproato
de sodio.
Tabla 1. Medicamentos que pueden producir temblor.
• Amiodarona • Haloperidol
• Anfetamina • Hipoglucemiantes
• Atorvastatina • Litio
• Betabloqueantes • Pseudoefedrina
• Cafeína • Hormonas tiroideas
• Carbamazepina • Antidepresivos triciclicos
• Corticosteroides • Acido Valproico
• Fluoxetina • Verapamilo
Temblor parkinsoniano
Es un temblor de 4 a 6 Hz, que aparece más frecuentemente en reposo. Se asocia a otros
signos neurológicos que apoyan el diagnóstico.
Temblor esencial
El temblor esencial era considerado un trastorno monosintomático, cuya única mani-
festación era el temblor. Esta visión ha sufrido modificaciones en los últimos años, y el
concepto actual es que se trata de una enfermedad compleja y heterogénea, progresiva,
y probablemente causada por diferentes mecanismos patogénicos. Tiene un comienzo
lento e insidioso, se observa al final de la adolescencia y después de los 50 años, sin
predilección de sexo. La ingesta de alcohol mejora la sintomatología.
Es la forma más común de temblor y se caracteriza por ser cinético y postural, o
una combinación de ambos, suele desaparecer durante el reposo o el sueño, afecta
cualquier parte del cuerpo, con mayor frecuencia a los miembros superiores y la cabe-
za. Al inicio, el cuadro puede ser asimétrico. Para el diagnóstico, el consenso propuesto
por la Movement Disorder Society es uno de los más utilizados. Divide los criterios diag-
nósticos en principales y secundarios (Tabla 2).
384
Capítulo 35. Temblor
Tabla 2. Criterios diagnósticos de temblor escencial propuestos por la Movement Disorder Society.
Enfoque diagnóstico
Se basa generalmente en la información clínica obtenida de la historia clínica, el exa-
men físico y las características intrínsecas de cada temblor.
El primer paso es categorizar el temblor de acuerdo con su modalidad (reposo, inten-
ción, postural, o isométrica), topografía, distribución y frecuencia (ver Tabla 3).
El examinador le pide al paciente que apoye sus manos dejándolas en reposo, para evi-
denciar o no el temblor. Para aquellos de temblor postural y cinéticos, se solicita al pa-
ciente estirar sus brazos y manos, seguido luego por un simple análisis de dedo-nariz.
Si se presenta en reposo es prácticamente patognomónico de parkinsonismo, mientras
que un temblor de intención a menudo, indica una lesión del cerebelo. En cuanto al
temblor postural y de acción, indican temblor esencial. En la Figura 1 se presenta un
algoritmo para el estudio de los pacientes con temblor.
La evaluación del tratamiento puede ser subjetiva, mediante el análisis del paciente y
objetiva a través de la observación clínica, pruebas de desempeño y destreza como la
escritura, construcción y dibujo (espiral de Arquímedes) (Figura 2).
Tabla 3. Características de los tipos de temblor.
385
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Figura 1. Algoritmo de para el estudio y diagnóstico de los pacientes con temblor fisiológico o
de causa orgánica.
Temblor
Fisiológico
Sí No
Sí No
Temblor
Causa
psicógeno
orgánica
Salud
mental
386
Capítulo 35. Temblor
Sí No
No Acción Reposo
Si cupremia y
ceruplasmina +
Antecedentes Parkinson
Signos y
de alcoholismo probable
Enf. de Wilson síntomas
neurológicos
Sí No
Quelación
Sí No Retirar alcohol, Temblor de
tratamiento de intención o
abstinencia postural?
Causa orgánica, Temblor
metabólica, esencial
genética Intención Postural
cerebeloso T. esencial
Betabloqueantes
Imagen cerebral Betabloqueantes
Figura 2. Espiral de Arquímedes utilizada para el diagnóstico de temblor. Es utilizada para eva-
luar la severidad del temblor. Se pide dibujar una espiral de Arquímedes desde el interior hasta
el exterior de una plantilla. El análisis del dibujo permite extraer información sobre la severi-
dad del temblor del paciente.
387
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El tratamiento del temblor es en base a la causa subyacente. En cuanto al temblor par-
kinsoniano, se utiliza agonistas dopaminérgicos o levodopa.
El temblor esencial, tiene una variedad de tratamientos, que va desde los betablo-
queantes, primidona, benzodiacepinas, anticonvulsivantes como el gabapentin y topi-
ramato, a la toxina botulínica, aprobada en los últimos años.
Como primera línea se encuentra el propranolol, con dosis de inicio de 40 mg/día, y
mantenimiento de 120 a 320 mg/día, pero el mismo está contraindicado en bloqueo AV,
insuficiencia cardíaca y broncoespasmo.
Otras opciones son el topiramato (dosis de inicio 25 mg/día y de mantenimiento de 100
a 200 mg/día); la primidona (dosis de inicio 12,5-25 mg/día y mantenimiento de 50-250
mg/día) y el gabapentin (dosis de inicio 300 mg/día y de mantenimiento 1.200 mg/día).
En pacientes refractarios al tratamiento médico y en los que el temblor genera discapa-
cidad se puede evaluar el tratamiento quirúrgico.
Conclusión
El temblor es una enfermedad heterogénea de etiología multifactorial, fisiopatología
desconocida y con respuesta parcial o refractaria al tratamiento en algunos pacientes.
Es fundamental la búsqueda etiológica mediante la anamnesis y la evaluación clínica,
ya que permite brindar un tratamiento específico orientado a la causa subyacente
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Capítulo 35. Temblor
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389
36. VÉRTIGO – MAREOS
Gustavo Albanese, Ladys Mosquera Trelles
VÉRTIGO
Definición
Vértigo es una palabra que deriva del latín y significa: “trastorno del sentido del equi-
librio”. Es una alucinación del movimiento (“algo que no existe”) que afecta entre el 20
y el 30% de la población general.
La persona que sufre vértigo tiene la sensación de que los objetos y hasta la habita-
ción giran a su alrededor o que ella misma experimenta un movimiento rotatorio de
su cuerpo. Se puede acompañar de náuseas y vómitos. El paciente también lo puede
describir como una marcha imprecisa o una falta de dominio de su propio cuerpo.
Fisiopatología
El sistema vestibular está diseñado para captar vibraciones de tipo sacádicas: sonido y
movimiento, y se compone de una porción periférica: el receptor (ganglio de Scarpa), y
una porción central: el núcleo del VIII par, cuyas conexiones con otros niveles del tron-
co generan respuestas vegetativas y oculares. Las respuestas conscientes ascienden al
tálamo y desde allí a la corteza generando la sensación de movimiento, enviando la
información a los núcleos vestibulares ubicados en el tronco cerebral.
Las vibraciones sonoras son percibidas por la cóclea y una parte de esta información
también arriba al sáculo del laberinto, ésto provoca vértigo ante la percepción de algu-
nos sonidos (fenómeno de Tullio).
El conjunto de los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, nos permite conocer
la posición del cuerpo en relación con el espacio y sus desplazamientos con relación a
la fuerza de gravedad. Además, está comprobado que las articulaciones de los primeros
segmentos de la columna cervical envían fibras que llegan a los núcleos vestibulares,
contribuyendo a la estabilidad. Estas aferencias informan sobre la relación de la cabeza
con el cuerpo y el espacio.
Anatómicamente, la primera neurona de la vía vestibular está en el ganglio de Scarpa,
alojado en el peñasco junto con el nervio facial y la arteria auditiva interna, desde don-
de atraviesa el ángulo pontocerebeloso para dirigirse a los núcleos vestibulares.
Las lesiones del nervio (neuritis-rama vestibular) originan síndromes armónicos (pe-
riféricos) que se manifiestan como pulsión hacia el lado hipovalente, nistagmo hacia el
lado opuesto y vértigo hacia el lado opuesto. Esto puede deberse a lesiones del peñasco,
neurinomas del acústico o al compromiso de la arteria auditiva interna cuando se pre-
senta con síntomas intermitentes.
Las lesiones de los núcleos vestibulares (desde la parte media de la protuberancia hasta
la zona bulbo-protuberancial), producen síndromes disarmónicos como pulsión sin
vértigo o nistagmo sin pulsión. En estos casos puede haber nistagmo rotatorio-hori-
zontales. Las causas más frecuentes son el síndrome de Wallember, tumores o enfer-
medades desmielinizantes.
391
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Interrogatorio al paciente
El interrogatorio del paciente debe incluir la hora del día de comienzo (si coincide con
alguna actividad específica), días de las crisis (si coincide con eventos especiales como
tensión, estrés, menstruación, días laborales, etc.), si las mismas aumentan con los
cambios de posición, su duración y frecuencia, así como la presencia de síntomas neu-
rovegetativos concomitantes.
Se debe interrogar también por la presencia de cambios en la visión, afecciones audi-
tivas previas, cefaleas previas o acompañantes, afecciones cardiovasculares y medica-
ciones ototóxicas.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas más importantes son el nistagmo y la pulsión.
El nistagmo es el principal signo del disbalance del tono vestibular, es periférico cuan-
do se realiza la fijación vertical y aumenta cuando se suprime esta fijación.
La intensidad de éste, tanto en el central como en el periférico, depende de la fase lenta
y se evidencia más cuando la mirada es dirigida hacia la fase rápida (ley de Alexander).
392
Capítulo 36. Vértigo - Mareos
El nistagmo puramente vertical o torsional casi siempre tiene un origen central, mien-
tras que un nistagmo horizonto-torsional es periférico debido a lesión del nervio ves-
tibular y de los canales semicirculares en el laberinto (neuritis vestibular periférica).
Por otro lado, la valoración de la pulsión en el consultorio se puede realizar por medio
de varias maniobras sencillas.
• Índice de Barany: se realiza con el paciente sentado y los brazos extendidos. Se le soli-
cita que cierre los ojos y se evidencia una desviación mayor a 2 cm con respecto a la
posición inicial.
• Maniobra de Romberg: se realiza con el paciente de pie con los pies juntos y los brazos
a los costados. Si con los ojos abiertos presenta importantes oscilaciones se conside-
ra negativa, mientras que, si las oscilaciones son con los ojos cerrados únicamente,
se considera positiva. Esta maniobra es positiva en cuadros vestibulares (pulsión
derecha o izquierda) y negativa en cuadros cerebelosos. Si existen dudas sobre la
respuesta, se realiza la Maniobra de Romberg Sensibilizada, solicitando al paciente que
coloque un pie delante del otro, lo que disminuye a la mitad la base de sustentación.
Estas maniobras son pruebas estáticas. También existen pruebas dinámicas que se rea-
lizan con el estudio de la marcha como la Maniobra de Babinski, donde se le solicita al pa-
ciente que camine con los ojos abiertos y los brazos cruzados, cinco pasos hacia delante
y otros tantos hacia atrás. Luego se lo invita a cerrar los ojos y si hay lesión vestibular,
se evidencia la desviación de la marcha hacia el lado de la lesión. Ante la necesidad de
espacio para realizarla, Unterberger describió una variante marcando el paso en el mis-
mo lugar sin desplazamiento con el mismo resultado.
Diagnósticos diferenciales
• Vestibular: la principal diferencia es que éstos se modifican cambiando la posición
de la cabeza.
• Hemiparesias: presentan síntomas piramidales.
• Ataxias: si son bilaterales no presentan pulsión sino inestabilidad, siendo la manio-
bra de Romberg negativa.
• Hemisíndromes sensitivos: hay una alteración de la sensibilidad profunda (por afección
del cordón posterior).
• Hemisíndromes parietales: la sensibilidad superficial y profunda son normales, con
agrafaestesia (incapacidad de reconocer, estando con los ojos cerrados, un número o
signo que el examinador escribe con un objeto de punta roma o con la yema del dedo
en la palma de la mano u otra parte del cuerpo) y extinción sensorial.
• Pulsión antero-posterior: de origen en los núcleos de la base (extrapiramidal).
Clasificación
Teniendo en cuenta lo expresado podemos clasificar el vértigo en:
1. Vestibular
a. Periférico (órgano sensorial periférico o vías nerviosas).
Se caracteriza por ser de inicio brusco, con sensación de movimiento del cuerpo
o del ambiente, sudoración, náuseas, vómitos, palpitaciones, palidez (síntomas
neurovegetativos). Suele acompañarse de nistagmo. Tiene períodos intercríticos
normales, con crisis que duran menos de 2 semanas, pudiendo acompañarse de
disminución de la audición y acúfenos frecuentemente.
b. Central (cerebro, cerebelo, médula espinal).
393
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Periféricos
a. Irritativos
-
-Vértigo posicional paroxístico benigno.
-
-Paroxismia vestibular (compresión “microvasular”).
-
-Síndrome de Ménière.
-
-Fístula perilinfática.
b. Paréticos
-
-Neurinoma del VIII par.
-
-Neuritis vestibular.
-
-Infarto laberíntico.
-
-Neurosífilis o enfermedad de Lyme.
-
-Granulomas o aracnoiditis.
-
-Carcinomatosis meníngea.
-
-Ototoxicidad.
-
-Enfermedad autoinmune.
Centrales
a. Ictus tronco-cerebelo.
b. Degeneración espinocerebelosa.
c. Esclerosis múltiple y otras enfermedades desmielinizantes.
d. Malformaciones (charnela occipito-vertebral).
e. Tumores.
f. Epilepsia.
g. Síndromes paraneoplásicos.
h. Encefalopatía de Wernicke.
i. Ataxias periódicas
j. No vestibulares.
k. Arritmia cardíaca.
l. Síncope vasodepresor u ortostático.
m. Psicógeno (con o sin síndrome de hiperventilación).
n. Síndrome de defecto “multisensorial”.
394
Capítulo 36. Vértigo - Mareos
Estudios complementarios
Los estudios complementarios a solicitar son:
• Laboratorio completo (permite descartar causas metabólicas).
• Electrocardiograma (es sumamente útil en casos de síncope).
• Tomografía computada (es el estudio de elección para la evaluación de partes óseas
y sangrados).
• Resonancia nuclear magnética (según corresponda en los vértigos centrales obser-
vados por ejemplo en la esclerosis múltiple o accidente cerebrovascular).
• Audiometría tonal (es una prueba subjetiva de pérdida de audición).
• Potenciales evocados auditivos (prueba objetiva de disminución de la audición con-
ductiva, perceptiva o ambas).
• Electronistagmografía (graficación del nistagmo).
• Videoelectronistagmografía (cuantificación del nistagmo).
Tratamiento
En el vértigo periférico se indican maniobras de rehabilitación y compensación de sin-
tomatología (es fundamental comenzar rápidamente), acompañadas de betahistina y
en personas < 60 años se puede agregar vasodilatadores como las cinarizinas para el
control de los síntomas. En estos casos la consulta con el neuro-otólogo es primordial.
En el vértigo central es necesario primero tipificar la causa y luego realizar el trata-
miento correspondiente.
MAREOS
Es un término inespecífico que intenta describir una alteración en la percepción de la
relación cuerpo-espacio.
Existen 4 subgrupos descriptos por Drachman y Hart:
-- Vértigo: ilusión de movimiento habitualmente rotatoria en donde el paciente per-
cibe que él o el medio se mueven. Es episódico y comienza abruptamente, se acom-
paña de sudoración, palidez y vómitos, sin pérdida de conocimiento.
-- Presíncope: sensación aguda de inminente pérdida de la consciencia. Se caracteri-
za por oscurecimiento visual, palidez, diaforesis y náuseas. Es por flujo cerebral
insuficiente por trastornos cardíacos, por hipotensión ortostática o hemorragias.
-- Desequilibrio: trastorno de la marcha, sin asociación de sensaciones extrañas en la
cabeza.
-- Sensación de “cabeza vacía”: los pacientes lo describen como “cabeza pesada” o “sen-
tirse en las nubes”, es totalmente inespecífico.
Epidemiológicamente el 50% de los mayores de 70 años presentan mareos, el 65% de
ellos son mujeres.
Su diagnóstico es muy difícil debido a la poca o escasa batería de estudios objetivos,
por lo que es fundamental un interrogatorio y un examen físico completo que bien
interpretados, permiten llegar al diagnóstico en más del 75% de los casos.
Para ello hay 5 datos clínicos orientadores:
1. ¿Qué tipo de mareo tiene el paciente?
395
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
2. ¿Cuáles son los síntomas y medicaciones asociados? Hipoacusia y/o acúfenos; osci-
lopsia (sensación de oscilación de pequeña amplitud del entorno o del propio cuer-
po). Síntomas neurológicos: diplopía, pérdida de la visión, disartria, hipoestesia,
paresia o ataxia; la presencia de latero-pulsión indicaría afectación periférica (inca-
pacidad de moverse).
3 . Edad: los pacientes jóvenes tienen más chances de presentar hiperventilación en ata-
ques de pánico o la esclerosis múltiple, mientras que en los adultos mayores son más
frecuentes los accidentes vasculares, las enfermedades neurodegenerativas, medi-
caciones múltiples, etc.
4 . ¿Qué relación existe entre el mareo, la posición y el movimiento? Hipotensión or-
tostática solo al pararse y vértigo benigno paroxístico al cambiar rápidamente de
posición. Los mareos que mejoran con la actividad física sugieren origen psicológico
5. Curso de los mareos: duración.
Estos datos clínicos junto con el examen físico son los elementos que nos ayudan a
diagnosticar la gran mayoría de estas patologías.
Tratamiento
El tratamiento actual es dependiente del diagnóstico: si es primario o secundario a otra
patología.
En el vértigo secundario es prioritario un diagnóstico exacto y el tratamiento depende-
rá del éxito del éste en la patología primaria, muchas veces con escasa respuesta tanto
para el vértigo como para el mareo.
Con respecto al tratamiento farmacológico se sugiere comenzar con beta-histina 16 mg
cada 8 hs, y luego de 5 días pasar a 8 mg cada 12 hs.
En algunos casos que no responden favorablemente a este tratamiento se podría agre-
gar dimenhidrinato, teniendo en cuenta la gran somnolencia que ocasiona, por lo que
debe ser indicado por la noche.
En personas jóvenes (< 50 años) y que no presenten síntomas extrapiramidales podría
ayudar la administración de cinarizina 75 mg 1 o 2 veces al día.
También se pueden agregar relajantes musculares y analgésicos, ya que los pacientes
que presentan síntomas de vértigos y/o mareos muchas veces contraen en forma volun-
taria los músculos para espinales cervicales provocando una contractura refleja la que
a su vez conlleva dolor, provocando de este modo un círculo vicioso (contractura-do-
lor-contractura).
Otra medida importante es la derivación a kinesiología para la realización de ejercicios
específicos de desensibilización del aparato vestibular, con el fin de mejorar la estabili-
zación de los conductos semicirculares.
Conclusión
Tanto los vértigos como los mareos constituyen una entidad en sí mismos, pero son
además síntomas componentes de muchos síndromes secundarios a otras patologías.
Son sumamente frecuentes en la población general y de muy difícil tratamiento, siendo
por lo tanto también muy difícil su erradicación. Tienen una pobre respuesta al trata-
miento y una gran recidiva.
396
Capítulo 36. Vértigo - Mareos
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397
37. CEFALEA
Yanina Flomin, Gabriel Bravo, Maribel Casazola
Introducción
La cefalea es uno de los motivos más frecuente de consulta en atención primaria y re-
presenta un problema para los sistemas sanitarios de los países avanzados.
Es necesario que los profesionales encargados de asistir al individuo con cefalea no
subestimen el síntoma y escuchen atentamente a los pacientes poniendo a su dispo-
sición todas las herramientas terapéuticas para mejorar las crisis y prevenir el dolor.
Es importante descartar una lesión intracraneal o sistémica grave y tranquilizar al pa-
ciente sobre el significado de su cefalea.
Gran cantidad de pacientes no buscan regularmente atención médica por este sínto-
ma y recurren a la automedicación. Se deben identificar los motivos por los cuales los
pacientes no consultan o no reciben un tratamiento adecuado, para poder prevenir y
abortar las crisis, mejorar su calidad de vida, disminuir el consumo de analgésicos y el
riesgo de evolución hacia una cefalea diaria crónica con abuso de fármacos.
Definición
El término se refiere a todos aquellos dolores que se localizan en la cabeza. Sin embar-
go, en la práctica clínica, se restringe a los malestares referidos a la bóveda craneana.
El diagnóstico de una cefalea primaria requiere explícitamente la exclusión de causas
secundarias.
Fisiopatología
Todas las cefaleas y las algias craneales se deben a la estimulación de las terminaciones
libres y receptores sensibles en numerosas estructuras del cráneo y la cara. A excepción
de los núcleos del rafe, el parénquima cerebral es insensible al dolor, lo que explica la
baja incidencia de cefalea como síntoma precoz en las lesiones expansivas cerebrales.
Las estructuras sensibles al dolor son el cuero cabelludo y el tejido celular subcutáneo,
el músculo, el periostio craneal, la duramadre, los vasos meníngeos, las ramas de la ar-
teria carótida externa, las porciones proximales extracraneales de las grandes arterias,
las ramas de la carótida interna y los senos venosos.
Los estímulos generados en estas estructuras son recogidos por el nervio trigémino (en
el caso de las estructuras supratentoriales) y las tres primeras raíces cervicales (para
las estructuras infratentoriales). Asimismo, los nervios vago y glosofaríngeo recogen
los estímulos dolorosos de parte de la fosa craneal posterior. Por lo tanto, aquellos pro-
cesos que afecten (mediante lesiones mecánicas, físicas o químicas) esos elementos,
serán los responsables del dolor cefálico.
Clasificación
Las cefaleas se clasifican en primarias y secundarias. En las primarias no existe una
lesión que explique la génesis del dolor, y pueden ser de gran intensidad y recurrentes.
Las secundarias son las que se pueden atribuir a un proceso subyacente (Tabla 1).
399
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
400
Capítulo 37. Cefalea
Anamnesis
La anamnesis es fundamental dado que la causa de la gran mayoría de las cefaleas se
puede determinar mediante una cuidadosa historia clínica y el examen físico com-
pleto.
El tiempo de evolución de los síntomas orienta el diagnóstico etiológico dado que la
mayoría de las cefaleas con base orgánica lesional suelen ser de reciente aparición y las
cefaleas primarias se caracterizan por ser de larga evolución con episodios recurrentes.
Es fundamental evaluar la presencia de síntomas y signos de alarma, que sugieran una
cefalea orgánica secundaria.
En aquellos pacientes con cefalea recurrente se deberá interrogar respecto a las carac-
terísticas de último episodio.
Examen físico
El examen físico es muy importante dado que la cefalea es un acompañante inespecí-
fico de muchos trastornos sistémicos. El examen neurológico ayuda a descartar una
401
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
patología secundaria grave como causa de la cefalea. Mediante el fondo de ojo es posible
detectar la presencia de papiledema, que indica la presencia de hipertensión intracra-
neal.
La presencia de signos neurológicos focales es indicador de patología intracraneal y no
debe ser atribuida a migraña, salvo que sean episodios repetidos. La exploración neu-
rológica de las cefaleas primarias típicamente no muestra hallazgos.
Signos de alarma en cefalea:
1. De comienzo en > 50 años.
2. Progresión en intensidad.
3 . Empeora en el sueño, con decúbito y/o maniobras de Valsalva.
4 . Intensa de inicio brusco.
5. Aura atípica.
6. Asociada a fiebre sin foco aparente y/o alteración del nivel de conciencia.
7. Asociada a disfunción neurológica.
8. Cambios en las características de la cefalea.
9. Falta de respuesta al tratamiento habitual.
Cefaleas primarias
Migraña
La migraña es un tipo frecuente de cefalea, que predomina en mujeres, y puede comen-
zar en la primera década de la vida, pero es más frecuente en adultos entre los 20 y 40
años. Es habitual la presencia de antecedentes familiares.
Se caracteriza por crisis recurrentes de dolor hemicráneo, pulsátil, invalidante, en
ocasiones precedido por pródromos (en las horas o días previos: fatiga, irritabilidad,
visión borrosa, etc.) o auras, pudiendo estar asociada a síntomas focales o vegetativos,
intolerancia a la luz, sonidos y olores. La duración es de 1 hora a 3 días y puede repetirse
varias veces al mes (no suele superar los 3 episodios). La migraña sin aura a veces está
relacionada con los períodos menstruales.
El aura se define como un conjunto de síntomas neurológicos que por lo general se
manifiesta antes de la cefalea, pero también puede comenzar después del inicio de la
fase de dolor o continuar durante la misma. El aura visual es el tipo más común, con
una incidencia de un 90% de los pacientes, al menos en algún episodio. Los siguientes
en frecuencia son los trastornos sensitivos en forma de hormigueos que se desplazan
lentamente desde el origen y afectan una menor o mayor parte de un lado del cuerpo, el
rostro o la lengua. Menos frecuentes son los trastornos del lenguaje, normalmente de
tipo afásico, aunque de difícil caracterización.
En caso de que el aura incluya debilidad motora, el trastorno debe ser clasificado como
migraña hemipléjica, o uno de sus subtipos.
La duración aceptada de la mayoría de los síntomas de aura es de 1 hora, pero los sínto-
mas motores suelen prolongarse.
Criterios diagnósticos de migraña sin aura
a. Al menos 5 crisis que cumplen los criterios b-d.
b. Episodios de cefalea de entre 4 y 72 horas de duración (no tratados o tratados sin
éxito).
402
Capítulo 37. Cefalea
403
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Cefalea tensional
Se trata de la variedad más común de cefalea, su incidencia es mayor que la de la mi-
graña. Predomina en mujeres, es más frecuente en la adultez que en la infancia/ ado-
lescencia, coincide con síntomas de ansiedad, fatiga, depresión o estrés y/o contractura
muscular de estructuras pericraneales y cervicales.
Se caracteriza por ser bilateral, localizada en región occipital, vértex, frontal o en re-
gión temporal. Habitualmente el dolor es opresivo o sordo, de intensidad leve a mode-
rada, no suele acompañarse de otros síntomas y no interfiere en las actividades de la
vida diaria como lo hacen otros tipos de cefaleas.
Subtipos
De acuerdo con la frecuencia de aparición de los episodios se divide en 3 subtipos:
1. Episódica infrecuente: si su frecuencia es de menos de 1 día al mes.
2. Episódica frecuente: si aparece entre 1 y 14 días al mes.
404
Capítulo 37. Cefalea
Cefalea en racimos
También denominada cefalea en brotes, cluster headhache, cefalea de Horton. Su diag-
nóstico es clínico.
Aparece predominantemente en varones entre los 20 y 50 años de edad.
405
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
406
Capítulo 37. Cefalea
Conclusión
Las cefaleas son uno de los procesos más frecuentes y discapacitantes que existen. Es
fundamental un conocimiento adecuado de las mismas no solo por las posibilidades
terapéuticas sino por la necesidad de realizar un diagnóstico adecuado y descartar
otras enfermedades que puedan cursar con este síntoma.
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407
38. DEBILIDAD MUSCULAR AGUDA
Luis M. Fiorotto, Paula Landriscina
Introducción
El síntoma principal en las urgencias neuromusculares es la debilidad motora, expre-
sión de patología neuromuscular preexistente o de una enfermedad neurológica de
reciente comienzo. Se define debilidad muscular aguda (DMA) a la pérdida de fuerza
instaurada en horas o días (menos de 4 semanas) usualmente generalizada, causada
por una alteración en algún punto de la unidad motora (UM).
La UM es la unidad anatómica del sistema neuromuscular, integrada por el cuerpo ce-
lular de la neurona motora del asta anterior o de los núcleos motores del tronco cere-
bral, su axón y todas las fibras musculares inervadas por dicho axón.
La DMA constituye una urgencia médica sobre todo si afecta a la musculatura orofarín-
gea y respiratoria; supone el 0,26-1,1% de los ingresos en unidad de cuidados intensi-
vos (UTI) requiriendo ventilación asistida el 60% de estos pacientes.
Es un síndrome de etiología variada y con diferente topografía lesional según el nivel
del daño de la unidad motora. En la valoración del paciente con DMA hemos de conside-
rar otras causas de debilidad generalizada, excluyendo patologías de sistema nervioso
central como enfermedades del tronco encefálico o medulares (Figura 1).
Una historia clínica detallada y una exploración clínica precisa permitirá localizar el
nivel lesional y así solicitar los estudios complementarios necesarios para confirmar la
sospecha diagnóstica (Tabla 1). Revisamos aquí las entidades que pueden observarse
en el consultorio o la consulta ambulatoria.
Tabla 1. Etiologías de la debilidad muscular aguda.
• Miastenia gravis.
• Síndrome de Lambert - Eaton.
Unión neuromuscular • Botulismo.
• Hipermagnesemia.
• Fármacos (aminoglucósidos, agentes bloqueadores neuromusculares).
409
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
(+) (-)
CKP: creatin-fosfo-quinasa; ESD: eritrosedimentación; EMG: electromiograma; RNM: resonancia nuclear magnética; TSH: hormona estimulan-
te de la tiroides, que viene del primer cuadro; SNP: sistema nervioso periférico; SNC: sistema nervioso central; ACV: accidente cerebrovascular.
Poliomielitis
Es una enfermedad producida por un enterovirus y su presentación en países donde la
vacunación está establecida, es excepcional. Cursa con debilidad asimétrica que evolu-
ciona en días y se acompaña de fiebre, meningitis aséptica, arreflexia, fasciculaciones y
atrofia muscular. El virus de la parotiditis de las infecciones por herpes pueden origi-
nar cuadros clínicos similares. En el 30% de los pacientes pueden reaparecer síntomas
de debilidad, dolor y fatiga décadas después de que la parálisis por poliomielitis se
haya recuperado o sobre las secuelas residuales, constituyendo el síndrome postpolio.
410
Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
411
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
desencadenantes. Las crisis típicas se inician con dolor abdominal y en 75% de los ca-
sos hay clínica neurológica siendo lo más habitual la neuropatía tipo SGB axonal.
La polirradiculopatía puede afectar a musculatura respiratoria y requerir ventilación
mecánica. Son frecuentes las manifestaciones neuropsiquiátricas (70%) y puede haber
crisis convulsivas hasta en el 20% de los casos. El diagnóstico se basa en la detección de
elevación de ácido delta-amino-levulínico (ALA), PBG y uroporfirina en orina durante
los ataques. El estudio de LCR es normal.
El estudio neurofisiológico es de polineuropatía axonal mixta de predominio motor. El
tratamiento se basa en la prevención, evitando factores desencadenantes, e infusión de
hematina para inhibir síntesis de ALA sintetasa durante los ataques.
Miastenia gravis
La miastenia gravis (MG) adquirida es una enfermedad autoinmune producida por
anticuerpos que bloquean el receptor postsináptico de la acetilcolina en la unión
neuromuscular. Es frecuente su asociación con otras enfermedades autoinmunes y con pa-
tología del timo en el 70% de los casos (timoma en 10-15% y en el resto hiperplasia tímica).
Las características clínicas primordiales de la debilidad muscular en la MG son la fatiga-
bilidad, fluctuación a lo largo del día, localización especial, reproductibilidad median-
te maniobras dirigidas a demostrar fatigabilidad y mejoría con anticolinesterásicos.
Los músculos más frecuentemente afectados en MG son el elevador de los párpados, la
musculatura ocular extrínseca, la musculatura facial y masticatoria, lengua, músculos
413
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
faríngeos, laríngeos, flexores cervicales, respiratorios, músculos del tronco, del abdo-
men, musculatura proximal y distal en extremidades inferiores y proximal en extre-
midades superiores.
Se distinguen básicamente 2 formas clínicas: la miastenia ocular y la generalizada.
La MG ocular es aquella en la que las manifestaciones clínicas se restringen a la mus-
culatura ocular extrínseca, aunque alrededor del 50% se generalizarán en los 2 años
posteriores. Es la forma clínica más benigna, aunque genera dudas diagnósticas y tera-
péuticas. La forma generalizada de la enfermedad se produce cuando están implicados
músculos extraoculares, con o sin compromiso ocular. Cuando los síntomas afectan de
manera predominante a extremidades se consideran síntomas A y si predominan en la
musculatura bulbar se consideran síntomas B.
El diagnóstico se basa en 4 puntos:
1. Clínica sugestiva y exploración que ponga de manifiesto la fatiga muscular.
2. Test farmacológico positivo que consiste en mejoría sintomática tras inyección de
edrofonio.
3. Estudio electrofisiológico dirigido a demostrar el trastorno en la transmisión neuro-
muscular mediante la estimulación repetitiva y electromiograma de fibra única que
valora el jitter o tiempo diferencial entre la activación de 2 fibras musculares de la
misma unidad motora; el aumento del jitter ocurre en 88-99% de pacientes con MG.
4. Determinación de anticuerpos anti-receptor de acetilcolina. Pueden estar ausentes
o a bajos títulos en el 50% de la MG ocular o infantil. En las formas seronegativas
pueden detectarse IgG anti-MuSK, anticuerpos dirigidos a una proteína intrínseca
de membrana, tirosina quinasa músculo-específica, que pueden llegar a detectarse,
según las series en el 34-71% de las MG generalizada seronegativas y configuran un
subgrupo clínico, evolutivo y de respuesta terapéutica diferente a aquellas en las
que el antígeno es el receptor de la acetilcolina.
Existen 2 tipos de tratamiento, el sintomático dirigido a prolongar la acción de la ace-
tilcolina en la membrana postsináptica y mejorar así la transmisión neuromuscular y
el etiopatogénico o modificador de la historia natural de la enfermedad que engloba la
timectomía, los agentes inmunosupresores e inmunomoduladores a corto plazo como
la plasmaféresis o las Ig IV.
Los anticolinesterásicos actúan en la sinapsis colinérgica inhibiendo la acetilcolines-
terasa; el más usado es el bromuro de piridostigmina cuya acción comienza a los 15-30
minutos y dura de 3 a 4 horas; la dosis debe ajustarse según la respuesta clínica y la
aparición o no de efectos adversos. La timectomía está indicada en la MG generalizada
en pacientes comprendidos entre los 8-55 años y si hay timoma por el riesgo de exten-
sión del tumor a estructuras mediastínicas. Su eficacia se evidencia a partir de los 6
meses de la cirugía y es mayor cuando la enfermedad comienza antes de los 50 años y si
se realiza durante los 2 primeros años de la enfermedad en caso de hiperplasia tímica.
Dentro de los tratamientos dirigidos a modificar la respuesta inmune, los corticoi-
des siguen siendo el principal pilar en la MG. Son eficaces para inducir remisión de la
enfermedad en el 50-80% de los casos e inducir mejoría en todos los grados de debilidad.
Dosis altas iniciales pueden empeorar los síntomas por lo que se recomienda iniciar la
medicación con dosis de 15-20 mg/día e incremento gradual o dosis de 1mg/kg/día si
se realiza en régimen de ingreso hospitalario y monitorizando función respiratoria.
La urgencia más frecuente es la crisis miasténica (CM), definida por el deterioro en
la función bulbar con insuficiencia respiratoria aguda y riesgo de paro respiratorio.
Ocurre en un 15-20% de pacientes miasténicos en algún momento de la enfermedad y
pueden desencadenarse por infecciones, enfermedades sistémicas, estrés o embarazo;
la mortalidad es del 4%.
414
Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
Botulismo
Está causado por la exotoxina del Clostridium botulinum que bloquea la liberación pre-
sináptica en la unión neuromuscular. Hay 7 tipos de toxinas, de ellas la A es la que
produce formas clínicas más severas, pudiendo requerir ventilación mecánica hasta
un 67% de los pacientes. Los síntomas comienzan 12 a 36 hs posteriores a la ingesta
de comida contaminada (margen de 2 horas a 1 semana) con sintomatología bulbar
(disfagia, disartria, parálisis oculomotora) y disfunción autonómica con midriasis
arreactiva (boca seca, estreñimiento o retención urinaria), expresión del bloqueo pa-
rasimpático. El grado de debilidad muscular es variable pudiendo presentar parálisis
flácida con progresión descendente proximal y en ocasiones afectación respiratoria. La
ausencia de síntomas sensitivos es útil en el diagnóstico diferencial con SGB aunque
hay dudas diagnósticas con el SMF. El examen del LCR es normal. Salvo complicaciones,
la recuperación es total, aunque algunos pacientes pueden presentar secuelas: fatiga o
xerostomía.
El diagnóstico debe sospecharse ante un cuadro clínico compatible asociado al ante-
cedente epidemiológico de ingesta de conservas caseras mal esterilizadas. Se confirma
con la detección de toxina en suero, heces o restos de comida contaminada y el test de
toxicidad en ratón. Se apoya con el estudio neurofisiológico que cursa con reducción de
potencial motor evocado, un 20% de incremento en estimulación repetitiva, potencia-
les miopáticos en EMG y aumento marcado del jitter.
El tratamiento es de soporte con vigilancia en unidad de cuidados intensivos (UCI) en
casos graves y ventilación mecánica en aquellos que lo requieran. La utilización de an-
tibióticos es eficaz. En niños y en las formas ocultas del adulto la antitoxina sólo es
eficaz si su administración es muy precoz. El uso de guanidina y aminopiridina es de
escaso beneficio.
415
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Miopatías
416
Capítulo 38. Debilidad Muscular Aguda
tratamiento va dirigido a evitar las arritmias con gluconato cálcico, seguido de suero
glucosado e insulina, bicarbonato sódico e incluso diálisis.
Rabdomiólisis
Es definida por la lesión de las fibras musculares con liberación de la mioglobina y
otros compuestos intracitoplasmáticos. La mioglobina es un pigmento de gran peso
molecular que participa en el transporte de oxígeno a través de membranas y pasa al
plasma y posteriormente a orina produciendo su pigmentación (mioglobinuria). Puede
ocurrir en múltiples situaciones: necrosis muscular por traumatismos, inmovilización
prolongada, infecciones, fármacos o tóxicos; es frecuente en miopatías inflamatorias y
trastornos musculares metabólicos o hereditarios. Los síntomas predominantes son
mialgias, debilidad muscular proximal o generalizada y marcada elevación de CK séri-
ca y mioglobinuria.
El tratamiento es el de la enfermedad de base y de la insuficiencia renal y las complica-
ciones sistémicas si las hubiera.
417
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Valoración inicial
Seguimiento
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419
39. DETERIORO COGNITIVO
Fabiana Olga Rodríguez, Paula Belén Funes
Introducción
El envejecimiento normal es un proceso fisiológico que se ve influenciado por facto-
res propios e inherentes a cada persona y por factores ambientales. En este proceso se
producen cambios psicofísicos y conductuales esperables para la edad de las personas.
Durante esta etapa el hombre experimenta un leve enlentecimiento en la velocidad de
procesamiento de la información y cierta disminución de la capacidad de adquirirla,
evocarla y almacenarla.
En la senectud, aparecen cambios en el sistema nervioso central al igual que en otros
sectores del organismo. El cerebro disminuye su peso a partir de los 55 años, el espesor
de la corteza cerebral se reduce levemente en áreas frontales y temporales, y el tamaño
de las neuronas y la interconectividad sináptica experimenta cambios similares.
Ciertos estados en los adultos, como la depresión, ansiedad y el estrés, deben ser teni-
dos en cuenta, ya que pueden facilitar la aparición de déficit de atención, concentración
y memoria, sin que ello implique un proceso patológico. De lo dicho hasta aquí se des-
prende que como la mayoría de la población presenta estas características deberían ser
tomadas como parte de un proceso normal.
Ahora bien, existe un intervalo entre el funcionamiento cognitivo óptimo y la demen-
cia clínicamente determinada. Los individuos que experimentan declinación cognitiva
buscan ayuda médica más frecuentemente que en el pasado y ello permite que los pa-
cientes puedan ser evaluados en estadios pre-demencia.
421
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
422
Capítulo 39. Deterioro Cognitivo
En la actualidad el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual for Mental Disorders), recono-
ce un estado predemencia que tiene algunas de las características del DCL y lo deno-
mina desorden neurocognitivo (DNC) leve y luego lo divide en uno menor y uno mayor.
El DNC menor evidencia un declive cognitivo modesto desde un nivel previo de mayor
desempeño en 1 o más de los dominios cognitivos referidos.
El DNC mayor evidencia un declive cognitivo sustancial desde un nivel previo de mayor
desempeño en 1 o más de los dominios cognitivos referidos.
Destaca en que no hay batería de tests neuropsicológicos específicos que sean conside-
rados estándar de oro. Lo importante es examinar todas las áreas cognitivas, evaluan-
do funciones ejecutivas, atención, lenguaje memoria y habilidades visuoespaciales.
Figura 1. Clasificación del deterioro cognitivo leve.
DCL
Los pacientes con DCL que presentan una tasa de conversión alta a EA tienen un perfil
amnésico hipocámpico que se caracteriza por deterioro temprano y marcado de la me-
moria episódica, que se presenta por más de 6 meses en forma gradual y progresiva.
Las pruebas neuropsicológicas muestran déficit en recuerdo libre con intrusiones. No
mejora con claves o con el reconocimiento.
Factores de riesgo
Se considera a la edad como el principal factor de riesgo para EA de aparición tardía.
Una historia familiar de demencia, factores genéticos como apolipoproteína E4 (Apo E)
y congénitos, enfermedad de Down, bajo nivel educacional, historia de depresión, fac-
tores de riesgo cardiovasculares (hipertensión arterial, hiperhomocisteinemia plas-
mática, diabetes, obesidad, tabaquismo, sedentarismo, dislipemias, hipotensión ar-
terial, accidente cerebrovascular -ACV-, transitorios e isquémicos, etc.), sueño de baja
eficiencia, alcohol, baja actividad social, traumatismos de cráneo, uso de sustancias
tóxicas (veneno, pesticidas, metales) y nivel socioeconómico bajo.
Diagnóstico
Para arribar al diagnóstico es preciso realizar una minuciosa anamnesis investigando
antecedentes personales, familiares, tratamientos médicos recibidos por el paciente,
tiempo de evolución del cuadro clínico. Es necesario interrogar a familiares o tercero
informante y evaluar impacto en las actividades de la vida diaria e instrumentales.
Luego de un examen clínico y neurológico completo se deben solicitar los siguientes
estudios complementarios:
• Laboratorio: además de la rutina habitual, se debe solicitar: serología para VIH,
VDRL, dosaje de vitamina B12 y ácido fólico, perfil tiroideo, homocisteína plasmáti-
ca y perfil lipídico.
• Neuroimágenes: RMN de cerebro, tomografía computada de cerebro.
• Valoración cardiológica.
423
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• Pruebas neuropsicológicas básicas para la detección de DCL realizadas por el médico gene-
ralista, que incluyen test de screening como: a) MMSE (Mini Mental State Examination).
Es un test de fácil administración que insume unos 5 a 10 minutos: evalúa concen-
tración, atención, orientación temporoespacial, memoria, lenguaje y visuoconstruc-
ción. Su puntaje máximo es de 30 con un punto de corte en 26. La desventaja de este
test es que no evalúa función ejecutiva y b) test del reloj, que permite evaluar funcio-
nes visuoespaciales.
Los pacientes con DCL deben ser seguidos en el tiempo, con controles periódicos y ser
derivados al neurólogo en caso de obtener resultados disminuidos con relación a lo
normal, para ser testeado en forma extensa mediante pruebas neuropsicológicas espe-
cíficas que permitan una evaluación exhaustiva de cada función.
Tratamiento
Hay factores modificables que podrían reducir la progresión a la demencia: actividad
física regular, manejo de los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, obesidad, hi-
pertensión arterial, tabaquismo), vida saludable, entrenamiento cognitivo, mejorar el
nivel educacional y el aprendizaje. No existe un tratamiento farmacológico que resulte
efectivo para el DCL. Los estudios de revisión demuestran que no serían efectivos el
uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepecilo, galantamina, rivastigminina)
ni los antagonistas del receptor del NMDA (N-metil d-aspartato) como la memantina, a
pesar de que en la práctica diaria son usados por la mayoría de los profesionales.
Criterios diagnósticos
a. Deterioro de memoria corto plazo - largo plazo.
b. Por lo menos 1 de estos trastornos: afasia, apraxia, agnosia, trastornos de la función
ejecutiva.
c. Interfiere en la vida personal, social y laboral del paciente.
d. No deben ocurrir en medio de un episodio confusional agudo.
Las demencias pueden ser clasificadas en degenerativas y no degenerativas.
1. Degenerativas: enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal, enfermedad
por cuerpos de Lewy, degeneración corticobasal, parálisis supranuclear progresiva,
atrofias multisistémicas, enfermedad de Huntington, demencia asociada al Parkin-
son.
424
Capítulo 39. Deterioro Cognitivo
2. No degenerativas:
a. Demencia vascular: secundaria a la patología de grandes y pequeños vasos.
b. Infecciosas: VIH, sífilis, enfermedad por priones.
c. Desmielinizantes e inflamatorias: esclerosis múltiple, leucoencefalopatía multifo-
cal progresiva.
d. Metabólicas y nutricionales: disfunción tiroidea, hipovitaminosis B12, leucodis-
trofias, enfermedad celíaca.
e. Tóxicas: demencia alcohólica, por agentes químicos, medicamentosos, drogas.
f. Neuroquirúrgicas: tumores, hidrocefalia, hematoma subdural.
g. Secuelares: traumatismo craneoencefálico, anoxia cerebral, intoxicación por
monóxido de carbono.
Entre las demencias más frecuentes se encuentran: la enfermedad de Alzheimer (que
representa al 60-70% de todos los casos), las demencias vasculares (15%), la demencia
por cuerpos de Lewy (10%), la demencia frontotemporal (10%) y otras causas (5%) (aso-
ciada a procesos tumorales, trauma, infecciones, etc.).
Enfermedad de Alzheimer
Puede aparecer entre los 40 y 90 años. Afecta al 2-5% de la población mayor de 65 años
y al 40% de los mayores de 80 años. Sin embargo, se realizan aproximadamente un 20-
30% de diagnósticos equivocados de EA.
Hay 2 formas de presentación: precoz y tardía.
• Forma precoz: las formas familiares de EA con patrón de herencia autosómico domi-
nante (forma mendeliana) se presentan antes de los 65 años y se observan en el 1%
de los casos. La mutación en los genes presenilina 1 que codifica la síntesis de la
proteína precursora de amiloide se localiza en cromosoma 14 y 21 y la mutación del
gen presenilina 2 en el cromosoma 1.
• Forma tardía: se presenta después de los 65 años, puede ser esporádica o haber ante-
cedentes familiares. Representa el 95% de los casos. Cuando el patrón de herencia
no es definido, se habla de formas no mendelianas. El locus de riesgo para EA forma
tardía, es el de la apolipoproteína E (Apo E) y el gen que la codifica se encuentra en
el cromosoma 19.
Fisiopatología
Si bien no se conoce con exactitud la patogenia de la EA, se sabe que múltiples factores
intervienen en el proceso que lleva a una alteración bioquímica con acumulación anor-
mal de proteínas (amiloide y TAU), que con el tiempo generan daño neuronal y glial,
degeneración neurofibrilar y muerte neuronal provocando deterioro cognitivo.
Conforme la teoría de la cascada de amiloide, la EA es una enfermedad neurodegenera-
tiva que resultaría de una acumulación anormal de péptido amiloide (beta-amiloide)
el cual está constituido por 42 aminoácidos que son insolubles. Ellos son producidos
a nivel de la membrana celular y su agregación generaría la formación de placas de
amiloide a nivel extracelular: las placas neuríticas. Están formadas por depósito de be-
ta-amiloide y en particular de Apo E y proteoglicanos. En la EA dichas placas abundan
en la corteza y son escasas en la región límbica.
A nivel intracelular la proteína TAU, cuya función es estabilizar los neurotúbulos, sufre
un proceso de hiperfosforilación con la consiguiente alteración y aparición de ovillos
neurofibrilares. El origen exacto de porqué se produce esta alteración es desconocido,
425
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Biomarcadores
El proceso neurodegenerativo en la EA comenzaría varias décadas (20 años) antes de la
aparición de las manifestaciones clínicas. Las primeras áreas comprometidas por este
proceso son la corteza hipocámpica, la amígdala cerebral y más tarde la corteza para-
hipocámpica, lóbulo temporal, frontal y sistema límbico. En los últimos años se han
producido importantes avances en cuanto a estudios complementarios que apoyan el
diagnóstico de EA.
1. Laboratorio. Para descartar otras casusas, entre ellos: dosaje de ácido fólico y vi-
tamina B12, TSH para descartar hipotiroidismo, VIH, VDRL, homocisteinemia.
En líquido cefalorraquídeo pueden dosarse marcadores específicos y sensibles: la
disminución de la proteína beta-amiloide y el aumento de la proteína TAU hiperfos-
forilada son indicativos de EA. Las desventajas del método es que es invasivo y hay
gran variabilidad en los resultados de laboratorio y en su correcta interpretación.
2. Neuroimágenes estructurales. La tomografía de cerebro (TAC) y la resonancia magnética
(RMN) se utilizan para descartar patología expansiva o estructural de otra índole.
La RMN permite la observación de atrofia hipocampal, parahipocampal, así como la
realización de estudios de volumetría hipocámpica.
3 . Neuroimágenes funcionales. La tomografía por emisión de positrones (PET) con fluo-
desoxiglucosa (FDG) permite observar hipometabolismo en la región del lóbulo
parietal posterior, precúneus y en corteza parietal. Estas alteraciones pueden obser-
varse en etapas iniciales de la enfermedad.
4 . Neuroimágenes moleculares. Permiten valorar la carga proteica en el tejido cerebral. En
la EA se deposita amiloide en corteza frontal, temporoparietal y precúneus. Cuando
es negativa tiene alto valor pronóstico, ya que excluye la enfermedad. Un PET que
detecta carga amiloidea aumentada no es sinónimo de enfermedad.
Estadios
La EA puede presentarse en forma típica, con una evolución lenta y sobrevida de 7 a 10
años, o con formas atípicas.
En la forma típica se considera básicamente 3 etapas:
a. Enfermedad de Alzheimer preclínica (se extiende desde la aparición de las prime-
ras alteraciones patogénicas hasta la aparición de las manifestaciones clínicas de
disfunción cognitiva).
426
Capítulo 39. Deterioro Cognitivo
b. DCL.
c. Demencia tipo Alzheimer leve, moderada, grave.
La EA típica se presenta clínicamente con trastornos de memoria, pérdida de habili-
dades visuoespaciales, alteraciones para realizar cálculos mentales, apraxias, afasia
nominativa, síndromes disejecutivos y agnosias. En etapas avanzadas de la enferme-
dad pueden aparecer mioclonías, convulsiones, depresión, acinesia, agitación, apatía,
mutismo, sexualidad inapropiada e incontinencia esfinteriana.
Hay variantes de EA como la forma frontal que comienza con trastornos conductuales
y de las funciones ejecutivas y que puede confundirse con la demencia frontotemporal.
La afasia progresiva primaria en su variante logopénica se relaciona con la EA.
Las pruebas neuropsicológicas en la EA típica muestran un perfil cognitivo cortical con:
• Amnesia: alteraciones en memoria episódica que no mejora con claves.
• Afasia: denominación - fluencia semántica.
• Apraxia: visuoconstrucción.
• Agnosia.
• Trastornos de las funciones ejecutivas.
Las formas atípicas de EA se manifiestan con una velocidad de progresión distinta a la
típica y con perfil cognitivo y clínico diferente.
Frente a la aparición de estos síntomas, además de la evaluación neuropsicológica de-
ben realizarse los exámenes complementarios de laboratorio, RMN de cerebro, TAC,
AngioRMN si fuera necesario, evaluación cardiológica y ecocardiograma. El SPECT ce-
rebral permite, a través del estudio de la perfusión cerebral con tecnecio 99 y así evi-
denciar hipoperfusión temporo-parietal uni o bilateral. Los biomarcadores no son uti-
lizados en la práctica diaria.
Demencia vascular
La demencia vascular (DV) se define por un conjunto de alteraciones cognitivo-conduc-
tuales adquiridas, con impacto en las actividades de la vida diaria, donde factores de
orden vascular juegan un rol fundamental en el desarrollo del cuadro clínico. La pérdi-
da de funciones cognitivas resulta de una enfermedad cerebrovascular isquémica, he-
morrágica o circulatoria, que afecta regiones cerebrales importantes para la memoria,
la cognición y el comportamiento.
El 15 al 20% de las demencias son de causa predominantemente vascular. Es la segunda
causa de demencia después de la enfermedad de Alzheimer.
El diagnóstico se realiza cuando aparece un síndrome demencial con evidencia de en-
fermedad cerebrovascular y la existencia de una relación temporal entre el ACV y la DV.
Los factores de riesgo cardiovascular y el estilo de vida se han relacionado o vinculado
al riesgo de desarrollar demencia. La demencia post ACV puede observarse en el 25 al
30% de los sobrevivientes y es una de las mayores causas de dependencia posterior a
un ACV.
Hay variables preexistentes que se asocian al aumento del desarrollo de demencia
como: a) deterioro cognitivo sin clínica, b) infartos cerebrales silentes, c) atrofia medial
del lóbulo temporal, d) cambios en la sustancia blanca. Los factores relacionados a ries-
go incrementado de demencia posterior a un ACV son: a) edad avanzada, b) bajo nivel
educacional, c) diabetes, d) fibrilación auricular.
Otras variables relacionadas son la severidad del ACV, la causa, la localización (infarto
estratégico: región límbica cortical, corteza frontal, lesiones en hipocampo y corteza
427
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Tratamiento
El tratamiento se basa en el control de los factores de riesgo cardiovascular. El uso de ci-
ticolina, donepecilo, galantamina y rivastigmina podrían resultar efectivos en el trata-
miento del deterioro cognitivo vascular (Clase II A) y los antagonistas no competitivos
de la recaptación del N-metil aspartato (memantina).
Conclusiones
El deterioro cognitivo post ACV se produce por un mecanismo incierto. Las lesiones de
áreas estratégicas por isquemias o microhemorragias como resultado de enfermedad
de pequeños vasos, puede verse tanto en la EA como en DV.
Las estrategias de tratamiento están dirigidas al control de la enfermedad cerebrovas-
cular y al tratamiento de las demencias propiamente dicho.
Los factores de riesgo cardiovascular, la edad, el nivel educacional y el estilo de vida
jugarían un rol importante en la aparición de deterioro y demencia vascular.
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429
40. DETECCIÓN DEL PACIENTE CON
CUADROS PSICOPATOLÓGICOS
Gonzalo Gómez, Silvia Pujol, Sergio Soler, Dorotea Agote,
Martín Fortunato, Romina Gamaldi
Introducción
Un gran número de pacientes con cuadros psicopatológicos, por diversos motivos, no
suelen demandar atención espontáneamente a salud mental, siendo el contacto con el
médico clínico su modo de ingreso a los servicios sanitarios. A su vez, la coexistencia
de cuadros psicopatológicos y clínicos puede interferir en el diagnóstico, la evolución y
el tratamiento de los pacientes.
Estos pacientes sufren mayores niveles de discapacidad y los costos de su atención re-
sultan más altos: permanecen hospitalizados por más tiempo, requieren de mayor nú-
mero de exámenes complementarios y de complejidad creciente, presentan con mayor
frecuencia reiteradas consultas y/o rehospitalizaciones, demandan más tiempo profe-
sional y su respuesta a los tratamientos parece ser menos satisfactoria.
Entre los pacientes hospitalizados es esperable encontrar niveles importantes de sínto-
mas psiquiátricos asociados a la presencia de enfermedades clínicas, muchas de ellas
crónicas, y al estrés de la hospitalización. Los estudios internacionales muestran por-
centajes cercanos al 50% de comorbilidad en los pacientes hospitalizados. La gran ma-
yoría de estos trabajos se han centrado en la detección de alteraciones en el afecto, el
consumo problemático de sustancias y la presencia de ideación suicida en la población
que recibe atención médica general, lo mismo que en el estudio de pacientes con pato-
logías médicas específicas.
431
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
El paciente difícil
El equipo de salud mental interviene también cuando el profesional se ve confronta-
do por un paciente difícil, entendiendo a éste como aquel que por su comportamiento
constituye una fuente de estrés para el agente de salud. Es aquel que impide o dificulta
la capacidad del médico para establecer una relación terapéutica. MacDonald (2003)
definió al paciente difícil como: “una persona que no asume el papel de paciente que espera
el profesional de la salud, que pueden tener creencias y valores u otras características personales
que difieren de las del profesional, y que hace que el médico experimente dudas sobre sí mismo”.
Los pacientes difíciles también tendrían más síntomas, mayor deterioro funcional,
una mayor utilización de asistencia sanitaria, y la menor satisfacción con su atención,
por lo cual termina convirtiéndose en un circuito no virtuoso para el paciente. Es de
suma importancia identificar en nuestra práctica habitual a este tipo de pacientes y
no confundirlo con aquel que ocasionalmente pudiera tener una conducta inapropia-
da, ya que el paciente difícil es aquel que muestra un tipo de conducta inapropiada de
432
Capítulo 40. Detección del Paciente con Cuadros Psicopatológicos
433
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
escaso abordaje conjunto con otras especialidades, aspecto determinante para que el
contacto del paciente con el sistema de salud sea una oportunidad de tratamiento in-
tegral e intentar que el consumo se configure como un síntoma egodistónico, es decir,
se torne un problema para él y lo motive a iniciar y mantener el tratamiento específico.
Conclusión
Un alto porcentaje de la población que consulta al médico clínico presenta algún cuadro
psicopatológico, y esta especialidad suele ser la vía de entrada del paciente al contacto
con la salud mental. Asimismo, la alta prevalencia de comorbilidad entre enfermedad
física y psíquica hace necesario que el médico clínico conozca aquellas patologías que
con mayor frecuencia se encuentran en este tipo de servicio. Este conocimiento permite
la reducción de la mortalidad, la morbilidad, la duración de la estancia y los costos de
hospitalización, haciendo hincapié en el enfoque global del paciente, entendiendo el
concepto integral de salud para su recuperación.
El propio saber médico reconoce la importancia de los factores subjetivos en el origen
y evolución de las enfermedades. La sugestión, el efecto placebo y las remisiones es-
pontáneas son algunos ejemplos de este reconocimiento, tanto como de los límites de
su saber. El reencuentro con esta dimensión subjetiva del paciente –cuyo cuerpo no es
reducible a órganos y funciones, ni sus vicisitudes son únicamente efecto de las con-
diciones biológicas en las que se desenvuelve– implica la recuperación, revaloración,
reformulación y desarrollo de concepciones y prácticas referidas a su salud, en las que
el propio sujeto se reconoce.
Un buen diagnóstico y prescripciones terapéuticas correctamente establecidas son la
condición necesaria de un buen tratamiento, pero no son su condición suficiente. Esta
exige, en efecto, que la relación entre el enfermo y su médico sea satisfactoria.
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435
41. GRANDES CUADROS PSICOPATOLÓGICOS
EN MEDICINA INTERNA
Gonzalo Gómez, Agostina Oddino, Marina Robledo Viano
Introducción
La prevalencia de trastornos mentales en pacientes de servicios médico-quirúrgicos
oscila entre 20 y 62%. La coexistencia de síntomas o trastornos psiquiátricos y enferme-
dades médicas ha demostrado ser una condición que afecta la evolución y el pronóstico
de los pacientes, el costo de las hospitalizaciones y el tiempo de estadía hospitalaria.
En la etiopatogenia de la patología psiquiátrica se integran los aspectos biológicos, ge-
néticos, psicológicos y sociales que atraviesan al paciente.
Si consideramos la enfermedad somática como un estrés, y a éste como una situación
de exigencia psicológica y biológica, es altamente probable que la población hospitali-
zada en un momento dado presente una incidencia aún mayor de trastornos emocio-
nales o conductuales.
En un estudio de relevamiento nacional a nivel de atención primaria de salud en Aus-
tralia, se detectó que el 68% de los pacientes diagnosticados con trastorno depresivo
mayor padecía en ese momento, o había padecido en los últimos 12 meses una enfer-
medad física comórbida.
El paciente con enfermedades orgánicas tiene mayor riesgo de presentar enfermeda-
des psiquiátricas que los pacientes sanos (var capítulo “Detección del paciente con cuadros
psicopatológicos”). Por lo que el médico generalista deberá siempre tener en cuenta la
repercusión psíquica del padecer físico que tarde o temprano impactará al paciente.
También se debe recordar que un paciente con trastorno mental puede desarrollar
cualquier enfermedad somática, por lo que no se debe desestimar escuchar las refe-
rencias sintomáticas de pacientes con antecedentes psiquiátricos cuando consultan.
En este capítulo desarrollaremos los cuadros psicopatológicos que más encontramos
en nuestra práctica clínica diaria.
437
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Clasificación
Habitualmente el SCA se clasifica en 3 tipos: hipoactivo, hiperactivo o mixto.
• Hipoactivo o inhibido: es el de mayor dificultad diagnóstica. Presenta: somnolencia,
bradipsiquia, inhibición psicomotriz. Se observa frecuentemente por encefalopatías
metabólicas, intoxicación con benzodiacepinas y deshidratación.
• Hiperactivo o agitado: presenta alucinaciones, delirios, agitación psicomotriz y es fre-
cuente por síndromes de abstinencia.
• Mixto: es la forma más frecuente y combina elementos de ambos tipos.
Factores predisponentes
Los factores predisponentes son edad avanzada, enfermedad grave (especialmente
cáncer), reserva cognitiva previa (deterioro cognitivo), deshidratación, fiebre o hipo-
termia, uso de sustancias, hiperamoniemia, hipoalbunimenia, alteraciones de las con-
centraciones de sodio, déficits sensoriales y la polifarmacia. Los fármacos que pueden
asociarse a estos cuadros son: anticolinérgicos, codeína, nifedipina, ranitidina, dini-
tratato de isosorbide, procainamida, quinidina, teofilina, warfarina, antidepresivos
tricíclicos, difenoxilato, atropina, hioscina, oxibutinina, amantadina, biperideno, tri-
hexifenidilo, dipiridamiol, clorpromazina, clozapina, pimozida, prednisolona, furose-
mida, digoxina y antihistamínicos).
Etiología
El SCA se asocia a la presencia de tumores, infecciones cerebrales o sistémicas (la más
frecuente es la infección urinaria), traumatismo encéfalo craneano, epilepsia, enfer-
medades cardio y cerebrovasculares, metabólicas (hipoxia; insuficiencia hepática, re-
nal o respiratoria; hipo/hiperglucemia), endocrinopatías (hipo/hipertiroidismo, hipo/
hiperparatiroidismo y alteraciones producidas por los corticoides), alteraciones elec-
trolíticas y deficiencias vitamínicas, intoxicaciones, abstinencias (alcohol y benzodia-
cepinas).
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico, pudiendo realizarlo un médico o un psicólogo. El uso de esca-
las como Delirium rating scale, CAM, CAM-ICU, son propicias para evaluar objetivamente
la evolución del SCA o para pacientes intubados en cuidados intensivos.
Los estudios complementarios se orientarán de acuerdo con las causas más frecuentes
y sospechas diagnósticas.
438
Capítulo 41. Grandes Cuadros Psicopatológicos en Medicina Interna
Tratamiento
El tratamiento está dirigido a resolver la etiología y a reducir los factores predisponen-
tes (medidas no farmacológicas para facilitar la orientación témporoespacial, reducir
los déficits sensoriales, utilizar fármacos que no predispongan a SCA, control del dolor
y evitar estímulos intensos).
Cuando el SCA es hiperactivo, el tratamiento sintomático apunta a reducir los riesgos
que conlleva la agitación, el principal objetivo es eliminarla y regularizar el sueño. El
tratamiento farmacológico debe ser a corto plazo (hasta 7-10 días después de la remi-
sión sintomática), prefiriendo fármacos sin metabolitos activos como el haloperidol
que no presenta primer paso hepático y no requiere ajuste en la falla renal, con poca
acción anticolinérgica y que requiere control de QTc en el electrocardiograma, pero en
menor medida que otros antipsicóticos.
Es importante recordar que los antipsicóticos deben evitarse en pacientes con QTc > 450
ms, o antecedentes de arritmias, ya que pueden generar torsade de pointes. Para SCA con
agitación leve se recomienda en pacientes jóvenes una dosis inicial de haloperidol de
0,5 a 1 mg por vía oral o IM, en agitaciones moderadas y severas de 2 a 5 mg. Se evalúa
la agitación cada media hora. En el caso de que no ceda se repite la dosis, separado de
30 minutos, hasta que ceda la agitación o hasta llegar a 4 administraciones. La dosis
utilizada inicialmente, a partir del segundo día se repartirá en varias tomas, prefe-
rentemente por vía oral. Una vez que el paciente recupere la conciencia se retirará la
medicación lentamente reduciendo la dosis en un 25% por día.
En el SCA secundario a abstinencia alcohólica o benzodiacepinas se puede administrar
por vía oral como parenteral lorazepam, de 2 a 4 mg, cada media hora hasta que ceda la
agitación o hasta 4 administraciones en total.
No hay medicamentos aprobados por la FDA para la prevención y el tratamiento del SCA.
Una vez resuelta la causa, el síndrome se resuelve por completo en la mayoría de los
casos. En caso de demencia previa o hipoxia, el delirium hipoactivo grave puede evolu-
cionar con deterioro cognitivo irreversible.
Trastornos psicóticos
Las psicosis se caracterizan por la pérdida de la función psíquica del juicio, de manera
episódica o permanente. Es un fenómeno caracterizado por generar un error perma-
nente de la crítica y valoración de una idea. El resultado es una idea delirante o una
certeza irreductible en la sensopercepción de una alucinación. Este juicio patológico,
semiológicamente se denomina desviado. La consecuencia es el condicionamiento per-
manente de la conducta del paciente, provocado por la certeza irreductible de la idea
errónea delirante o de una alucinación.
Se caracterizan por presentar fenómenos alucinatorios, ideación delirante y/o conduc-
ta o pensamiento condicionados por las anteriores, con o sin conciencia de síntoma.
439
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Estos cuadros pueden ser por causa primaria psiquiátrica o por causas orgánicas se-
cundarias.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico. Los estudios complementarios se orientan por la sospecha
diagnóstica. Ante la presencia de síntomas descriptos, se debe realizar la interconsulta
con el psiquiatra.
La sintomatología psicótica debe ser evaluada activamente por parte del entrevistador
con preguntas simples como: ¿ha escuchado voces u otros sonidos que otros no pueden
escuchar? ¿Ha tenido experiencias sensoriales que no pudo compartir con otros como
ver cosas o sentir olores que otros no o tener sensaciones en el cuerpo extrañas? ¿Ha
sentido que lo observan o que lo quieren perjudicar? ¿Le ha pasado sentir que otros
pueden leer o conocen su pensamiento? ¿Tiene alguna forma de comunicación con Dios
o tiene algún poder que otros no?
Se debe preguntar por qué piensa que eso le acontece y qué actitud toma al respecto
para evaluar gravedad (si los síntomas condicionan o no la conducta del paciente). Rea-
lizar estas preguntas no empeorarán el cuadro.
Tratamiento
Los fármacos antipsicóticos se diferencian en típicos (haloperidol, trifluperazina) o
atípicos (risperidona, olanzapina, quetiapina, clozapina, aripiprazol, paliperidona,
440
Capítulo 41. Grandes Cuadros Psicopatológicos en Medicina Interna
Depresión
Según la OMS la depresión es un trastorno mental frecuente. Se calcula que afecta a
más de 300 millones de personas en el mundo. Es la principal causa mundial de dis-
capacidad y contribuye marcadamente a la carga mundial general de morbilidad. Es el
resultado de interacciones complejas entre factores biológicos, psicológicos y sociales.
Puede convertirse en un problema de salud grave, especialmente cuando es de larga
duración e intensidad moderada a grave, causando gran sufrimiento y deterioro de las
actividades laborales, escolares y familiares.
La depresión puede generar más estrés y disfunción orgánica, y empeorar la situación
vital de la persona afectada y, por consiguiente, llevarlo a una situación de aislamien-
to. Una consecuencia grave de la depresión son los suicidios, produciéndose cerca de
800.000 por año. Es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
Hay relaciones directas entre la depresión y la salud física. Así, por ejemplo, las enfer-
medades cardiovasculares pueden provocar depresión y viceversa. Numerosos estu-
dios han encontrado que los individuos con depresión, incluso siendo personas sanas
físicamente en sus 20 o 30 años tienen un riesgo mayor de adquirir o morir de enfer-
medad cardíaca que las persona no depresivas de la misma edad y con el mismo perfil
de los otros factores de riesgo. La prevalencia de depresión en pacientes coronarios se
ubica entre el 14 y 47%. También predice la morbilidad y mortalidad entre los pacientes
que sufren patología cardiovascular. Los pacientes depresivos con resultados positivos
en angiografía coronaria o en las pruebas de estrés por ejercicio y los pacientes que han
sido intervenidos recientemente de una cirugía coronaria de bypass, tienen un riesgo
mayor de sufrir un evento cardíaco letal o no, que los pacientes comparables no depre-
sivos. También se ha determinado que la depresión es un factor de riesgo significativo
para morbi-mortalidad en los pacientes que han sufrido un IAM con un riesgo ajustado
de muerte durante los primeros seis meses hasta cuatro veces mayor en los pacientes
depresivos (Frasure-Smith, 1993).
441
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Un dato alarmante es que, aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de
la mitad de los afectados en todo el mundo (más del 90% en muchos países) no recibe
ningún tratamiento.
Otro ejemplo claro es lo que sucede en pacientes con diabetes mellitus. Se ha comu-
nicado que la falta de adherencia es tres veces mayor en pacientes con depresión, con
pérdida del autocuidado general (Gonzalez JS, 2008). La depresión genera cambios en
el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, por lo que a su vez aumenta el riesgo de generar
diabetes.
También se ha observado que la depresión es el cuadro psicopatológico más frecuente
en la insuficiencia renal crónica o pacientes con enfermedad renal terminal.
También hemos observado que alrededor del 60% de los pacientes trasplantados pre-
sentan depresión a partir del segundo año. La consecuencia impacta en la adherencia
al tratamiento inmunosupresor y la pérdida del injerto.
La depresión se caracteriza por ánimo triste, cogniciones depresivas (ideas de ruina,
culpa, muerte y desesperanza), desinterés, desgano, clinofilia, cambios de peso y ape-
tito, anhedonia, disminución de la capacidad de concentración o indecisión. Las depre-
siones atípicas se caracterizan por aumento de apetito e hipersomnia con ausencia de
reactividad emocional ante eventos del entorno.
Una clasificación posible las divide en formas unipolares (DU) y bipolares (DB). Son clí-
nicamente indistinguibles, siendo los antecedentes, la evolución del cuadro completo y
la respuesta al tratamiento lo que las diferencia. La depresión bipolar tiene anteceden-
tes de manía o hipomanía, temperamento ciclotímico, inicio brusco y más temprano,
numerosos episodios, mayor asociación a aparición posparto, con síntomas psicóticos,
inhibición psicomotriz e hipersomnia.
Un dato importante para el médico general es que la queja somática o hipocondría-
ca puede enmascarar una depresión, hecho que se observa más frecuentemente en los
adultos mayores. La apatía de las enfermedades degenerativas (pérdida de iniciativa e
interés, así como pérdida de la reactividad emocional) no debe confundirse con ánimo
depresivo (tristeza y cogniciones depresivas).
En el trastorno adaptativo con ánimo depresivo los síntomas emocionales (malestar
mayor al esperable) son reactivos a un estrés identificable, que acontece dentro de los 3
meses a la aparición del estresor.
Causas orgánicas
Múltiples enfermedades pueden causar depresión como ser hipotiroidismo, anemia,
enfermedad de Cushing y Addison, enfermedades del SNC (ACV, enfermedad de Par-
kinson y Alzheimer, epilepsias, corea de Huntington, miastenia gravis, esclerosis múl-
tiple, demencia vascular), enfermedades infecciosas (VIH, encefalitis), colagenopatías
(lupus eritematosos sistémico, artritis reumatoidea), neoplasias (cáncer de cabeza de
páncreas), postinfarto agudo de miocardo, hidrocefalia normotensiva, traumatismo
de cráneo, etc.
Muchos fármacos también pueden generar depresión (Tabla 1).
Tabla 1. Fármacos que pueden causar depresión.
Grupo Fármaco
• Digital. • Propanolol.
Cardiovasculares • Clonidina. • Reserpina.
• Metildopa. • Guanetidina.
442
Capítulo 41. Grandes Cuadros Psicopatológicos en Medicina Interna
Grupo Fármaco
• Prednisona. • Noretisterona.
Esteroides y hormonas corticoides • Triamcinolona. • Anticonceptivos orales.
• Danazol.
• Anfetaminas. • Fenmetracian.
Estimulantes e Inhibidores del apetito
• Dietilpropion. • Fenfluramina.
• Amantadina. • Levodopa.
• Baclofeno. • Metosuximida.
Agentes neurológicos
• Bromocriptina. • Tetrabenacina.
• Carbamazepina. • Difenilhidantoina.
• Ibuprofeno. • Pentazocina.
Analgésicos y antinflamatorios • Fenilbutazona. • Bencidamina.
• Indometacina. • Opiodes.
• Ampicilina. • Tetraciclina.
• Sulfametosaxol. • Griseofulvina.
• Clotrimazol. • Metronidazol.
Antibacterianos y antimicóticos
• Ciclocerina. • Nitrofurantoina.
• Dapsona. • Sulfonamidas.
• Etionamida. • Estreptomicina.
• C-aspariniginasa. • Vincristina.
• 6-Azauridina. • Trimetoprima.
Antineoplásicos
• Mitramicina. • Zidovudina.
• Bleomicina.
• Acetazolamida. • Disulfiramo.
• Anticolinestersa. • Lisergida.
• Colina. • Metisergida.
Varios
• Cimetidina. • Metoclopramida.
• Ciproheptadina. • Salbutamol.
• Difenoxilato.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico. Se utilizan las escalas de Hamilton, el inventario de depresión
de Beck y la Montgomery Asberg. Los estudios complementarios se orientan a descar-
tar depresión secundaria a enfermedad médica.
Tratamiento
El tratamiento farmacológico apunta al control de los síntomas predominantes (depre-
siones agitadas, inhibidas, patrón de sueño y alimentación, presencia de síntomas an-
siosos). Los antecedentes personales y familiares de respuestas a psicofármacos son de
utilidad a la hora de elegir la medicación. En la DU se utilizan los inhibidores selectivos
de la recaptación de serotonina (ISRS) (sertralina, citalopram, escitalopram, fluoxeti-
na), antidepresivos duales (mirtazapina, venlafaxina, desvenlafaxina) y quetiapina. En
443
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
la DB se utiliza litio con litemia 0,8 mEq/L (reduce riesgo suicida), quetiapina, lamotri-
gina y lurasidona.
La latencia de acción de antidepresivos es de 2 a 4 semanas (según algunos autores de
hasta 8 semanas) y la duración del tratamiento en la DU es de 9 meses a 1 año luego de
un único episodio, de 2 años a 5 años luego de 3 o más episodios previos y/o con alto
riego de recurrencia (episodio depresivo grave, distimia previa, comorbilidad con an-
siedad o con abuso de sustancias).
Trastornos de ansiedad
Se caracteriza por ansiedad patológica permanente con manifestaciones psíquicas y
físicas. Comparten una aprensión ante situaciones y objetos, acciones protectoras y re-
ductoras de la ansiedad y difieren en el contenido o foco de la aprensión o en la forma de
la evitación: situacional en agorafobia y fobias, compulsiones en el trastorno obsesivo
compulsivo (TOC) y conductas de seguridad en todos los trastornos de ansiedad.
Se manifiesta por síntomas físicos como temblor, estremecimiento, dorsalgia, cefalea,
tensión muscular, disnea, hiperventilación, fatigabilidad, respuesta de alarma, hipe-
ractividad autonómica, parestesias y dificultad deglutoria. Los síntomas psíquicos son
sentimientos de terror, dificultad de concentración, estado de hipervigilancia, insom-
nio y sensación de desrealización.
La ansiedad puede constituir una manifestación de una enfermedad clínica, de una
respuesta psicológica al estrés o de un trastorno de ansiedad específico u otro trastor-
no psiquiátrico.
La coexistencia de ansiedad y enfermedades médicas empeora la evolución de las últi-
mas, generando muchas veces baja respuesta a los tratamientos de base. La ansiedad
genera una reacción autonómica excesiva con aumento del tono simpático y liberación
de catecolaminas aumentada.
Debe considerarse la utilización de fármacos y otras sustancias como penicilina, sul-
fonamidas, mercurio, arsénico, órganofosforados, benceno, cannabis, anfetaminas,
cafeína, corticoides, agentes simpaticomiméticos y vasopresores.
Clasificación
• Trastorno de angustia (pánico) con o sin agorafobia: caracterizado por crisis de angustia
inesperadas y recidivantes, preocupación persistente acerca de nuevas crisis y/o sus
consecuencias, agorafobia: miedo/evitación de situación en las que puede sobreve-
nir crisis de angustia.
• Fobias: miedo/evitación de situación/es u objetos.
• Trastorno de ansiedad generalizada: preocupación crónica excesiva e incontrolable por
varias cuestiones cotidianas, encadenamiento catastrófico.
• Trastorno obsesivo compulsivo: pensamiento, imágenes o impulsos recurrentes e intrusi-
vos (por ejemplo: ideas de contaminación, agresivas, sexuales, etc.) y comportamien-
tos o actos mentales repetidos para reducir el malestar o neutralizar las obsesiones.
• Trastorno por estrés postraumático: repetición persistente de la vivencia (pesadillas,
imágenes) y malestar y evitación de estímulos asociados con la exposición previa al
estrés extremo.
Diagnóstico
Los estudios complementarios deben ser orientados a la sospecha diagnóstica para
descartar causas orgánicas. Se utilizan la escalas de Hamilton para la ansiedad (HARS),
de ansiedad clínica (CAS), de obsesiones y compulsiones de Yale-Brown (Y-BOCS).
444
Capítulo 41. Grandes Cuadros Psicopatológicos en Medicina Interna
Tratamiento
Para el tratamiento existen principalmente 2 grupos de fármacos: benzodiacepinas y
antidepresivos. Las benzodiacepinas de elección son las de vida media larga, se indican
para el tratamiento rápido y efectivo, en la menor dosis y tiempo posible, para dismi-
nuir el riesgo de dependencia: diazepam de 5 a 20 mg/día o clonazepam de 0,25 a 2
mg/día, dosificadas en 2 tomas. También se las puede indicar mientras se aguarda el
período de latencia de los antidepresivos. No están indicadas en el trastorno por estrés
postraumático ya que no mejora la sintomatología y presentan mayor potencial de abu-
so. También puede utilizarse pregabalina.
Los ISRS son los antidepresivos de elección para el tratamiento de ansiedad patológica.
Se los indicarán en bajas dosis y titulación lenta debido a hipersensibilidad a efectos
adversos.
Síndrome catatónico
El síndrome catatónico (SC) se caracteriza por presentar anomalías motoras específi-
cas, íntimamente relacionadas con los trastornos de estado de ánimo, afecto, pensa-
miento y cognición. Los síntomas principales son mutismo, inmovilidad generalizada,
negativismo, adopción de posturas, estereotipia, ecofenómenos y rigidez cérea. Bastan
2 signos clásicos de catatonía que estén presentes al menos 1 hora o que sean reprodu-
cibles en más de una oportunidad para cumplir con el diagnóstico de síndrome catató-
nico. Puede tener 2 formas de presentación: inhibida o excitada, de evolución benigna
o maligna. Las manifestaciones malignas son hipertermia, hemorragias, anuria y adel-
gazamiento endógeno.
Con una incidencia del 2 al 8%, se puede presentar debido a causas psiquiátricas como
depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastornos disociativos o causas exógenas
como alteraciones metabólicas, sistémicas, trastornos neurológicos, agentes tóxicos y
drogas como los antipsicóticos neurolépticos o ISRS.
Tratamiento
El tratamiento es el de la causa médica subyacente, cuando es identificada. Se deben
suspender los neurolépticos de manera inmediata por el riesgo de agravar la catatonia
e inducir un síndrome neuroléptico maligno e instaurar el tratamiento farmacológico
que consiste en benzodiacepinas, especialmente lorazepam. Ante la falta de respuesta
hay indicación de terapia electroconvulsiva.
Abordaje
El abordaje de estos pacientes es estar alerta, detectar signos tempranos de excitación/
agresión inminente, mantener la distancia en el lugar con una puerta abierta, no ofre-
cer la espalda, estar acompañado, contar con información previa a la entrevista.
445
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
De ser necesario se utilizará contención mecánica terapéutica para lo que hay proto-
colos específicos. Un profesional debe dirigir y planear la contención. Se debe llevar a
cabo en una habitación aislada, ventilada, con temperatura adecuada. La contención
puede ser de 2 a 5 puntos dependiendo de la intensidad del cuadro de agitación. Se
requiere correcta hidratación, heparina si la duración es mayor a 24 hs, control estricto
de signos vitales cada 15 minutos, control de la hidratación y alimentación, diuresis y
catarsis. Durante la sujeción, explicarle al paciente los motivos e intentar tranquili-
zarlo verbalmente. Debe reevaluarse cada media hora el requerimiento de contención
debiendo mantenerse el menor tiempo posible.
Tratamiento
El tratamiento de elección es con fármacos sedativos: haloperidol, con una dosis dia-
ria máxima de 20 mg. También se recomienda el uso de lorazepam por su vida media
corta, falta de metabolitos activos (no se acumula) y por poder administrarse por VO
y vía parenteral. Cuando se sospecha abstinencia a alcohol o benzodiacepinas, crisis
comiciales, demencia por cuerpos de Lewy o intoxicación con estimulantes (cocaína y
anfetaminas) el lorazepam es el fármaco de primera línea. En caso de sospecha de in-
toxicación alcohólica, psicosis aguda y lesiones SNC el haloperidol es de elección. Otros
fármacos disponibles son olanzapina y risperidona (sedativa, menos efecto extrapira-
midal) y loxapina inhalatoria para la agitación leve a moderada.
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446
Capítulo 41. Grandes Cuadros Psicopatológicos en Medicina Interna
447
42. ABORDAJE INTERDISCIPLINARIO DE
SALUD MENTAL PARA PACIENTES CON
ENFERMEDADES ORGÁNICAS CRÓNICAS
Gonzalo Gómez, Liliana Celman, Susana Frigerio
Introducción
El abordaje interdisciplinario posibilita un beneficio adicional tanto para el paciente
como para el médico tratante. Definitivamente mejora la calidad de la relación médi-
co-paciente, brinda la oportunidad de establecer un diagnóstico diferencial, con una
atención más adecuada de la problemática integral del paciente.
Uno de los objetivos principales del abordaje interdisciplinario es que el paciente ad-
quiera una conciencia de situación y de enfermedad, lo que favorecerá la adherencia a
los tratamientos, mejorando el pronóstico y la calidad de vida.
Desde el campo de la salud mental es posible realizar aportes para la construcción de
dispositivos y abordajes interdisciplinarios en la prevención y el tratamiento de enfer-
medades orgánicas crónicas.
Los sujetos que padecen una enfermedad están expuestos a diversas modificaciones en
el estado de ánimo, manifestaciones de angustia, aislamiento social y dificultades para
adaptarse a situaciones de la vida cotidiana.
449
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Enfoque interdisciplinario
El enfoque interdisciplinario puede ayudar a mejorar la evolución de estos pacientes.
A modo de ejemplo podemos citar una investigación que realizamos en el Hospital Ge-
neral de Agudos Dr. Cosme Argerich entre la Unidad de Dermatología y el Servicio de
Salud Mental (Equipo de Asistencia e Investigación en Psicosomática) a fin de estable-
cer la prevalencia de la depresión en pacientes con psoriasis, teniendo en cuenta que
la depresión es un trastorno mental muy frecuente y una de las principales causas de
muerte en nuestro medio, y la psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, sis-
témica, multifactorial, de origen autoinmune y asociada a numerosas comorbilidades.
Múltiples estudios resaltan la prevalencia de esta asociación, por lo que resulta impor-
tante realizar el diagnóstico correcto y precoz de los desórdenes psiquiátricos acompa-
ñantes, ya que generan mayor alteración de la calidad de vida y constituyen un riesgo
para el suicidio y para el fallo en el tratamiento de su dermatosis. No existen estudios
similares en nuestro país.
450
Capítulo 42. Abordaje Interdisciplinario de Salud Mental para Pacientes con Enfermedades Orgánicas Crónicas
451
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Dispositivos de abordaje
Entre los dispositivos de abordaje implementados en la práctica hospitalaria para aten-
der a la necesidad de una respuesta integral a la atención del paciente con enfermedad
crónica, desde el Servicio de Salud Mental se realizan encuentros grupales de pacientes
y profesionales.
Estos encuentros revisten la forma de talleres de pacientes, en conjunto con otros ser-
vicios médicos del Hospital (como Cardiología, Dermatología, etc.)
Objetivos
Los objetivos de estos talleres están centrados en:
• La posibilidad de construir información acerca de la enfermedad y promover con-
fianza en el tratamiento y equipo tratante.
• Generar espacios de reflexión y elaboración de problemáticas.
• Promover el intercambio de experiencias y circulación de la palabra.
Estos encuentros están constituidos como espacios abiertos, con participación de pro-
fesionales y pacientes, desde el cual se propicia la interacción y la creatividad. Se desa-
rrollan a modo de conversaciones, y a través de la implementación de técnicas lúdicas,
con una frecuencia quincenal o mensual.
La enfermedad se constituye como el rasgo común que determina la convocatoria y cri-
terio de inclusión en los encuentros grupales y funciona como facilitador de la integra-
ción en el taller. Pero, en el desarrollo del mismo, surgen, a partir de las intervenciones,
tanto las cuestiones compartidas, como las particularidades de cada sujeto respecto a
los factores en común.
El taller actúa además como espacio intermedio entre la derivación por parte del pro-
fesional médico y la consulta individual, lo que posibilita, muchas veces la decisión de
una consulta a salud mental.
Como resultado de la implementación de estos dispositivos, se pudo verificar:
• Mayor y mejor disposición a los tratamientos médicos.
• Alivio de las ansiedades e incertidumbres respecto de la enfermedad.
• Mejoramiento de la relación médico-paciente.
• Nuevas formas de afrontamiento.
Para concluir resaltamos entonces la utilidad de abordajes interdisciplinarios, en los
que se apunte a la construcción de nuevas herramientas, que contribuyan a los trata-
mientos de pacientes con enfermedades orgánicas crónicas.
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transmisibles: manejo integral en el primer nivel de atención: Argentina 2016. – 1° Ed. 1° reimp. - Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Salud de la Nación. Dirección de Promoción de La Salud
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Capítulo 42. Abordaje Interdisciplinario de Salud Mental para Pacientes con Enfermedades Orgánicas Crónicas
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43. FIBROMIALGIA
Osvaldo Daniel Messina, Alba María de Luján Russo, Claudia Rita Uña
Introducción
La fibromialgia como enfermedad es un desafío para la medicina del siglo XXI. Hoy ya
no existe la controversia inicial que dividía en 2 sectores al saber médico: los que creían
en su existencia y los que no. A diferencia de otras patologías del campo de la reuma-
tología, no hay en la fibromialgia cambios visibles al examen físico; tampoco existe co-
rrelato anatómico o patológico, con ausencia de análisis de laboratorio o de imágenes
que confirmen o descarten el diagnóstico que durante décadas se trató de eludir o de
ignorar.
En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) - 10 se la clasifica con el código
M79.7. y la FDA aprobó en 1996 la pregabalina como primer fármaco de elección en esta
entidad.
Hoy en día, la fibromialgia, está aceptada mundialmente.
Es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones mé-
dicas internacionales como una patología de reumatismo no articular, que se caracte-
riza por un cuadro de dolor músculo-esquelético crónico y generalizado de origen des-
conocido, sin que existan otras patologías o alteraciones que lo expliquen.1 La misma
organización pronostica que para 2020, la fibromialgia será la causa más frecuente de
incapacidad de las mujeres en el mundo.
455
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Patogenia
Existen diferentes teorías respecto de la fisiopatología de esta enfermedad. Inicialmen-
te se creía que existía una lesión anatómica (teoría nodular) específica o el depósito de
una sustancia anormal en el músculo.
Otra teoría fue la neurovascular según la cual el trauma o algún otro factor físico sería
el responsable de activar las vías nerviosas regionales que serían las mediadoras de
vasodilatación y dolor distal en estos pacientes.
La teoría psicogénica fue una de las más importantes; se basaba en que la depresión
y otros disturbios psicológicos alteraban el patrón normal del sueño, en particular la
fase IV del sueño No-REM. Durante esta fase, se produce la tasa máxima de síntesis de
serotonina en el sistema nervioso central (SNC) y a su vez ocurre un importante flujo
sanguíneo a los músculos y tendones.
Se desarrollaron varias teorías más hasta llegar a la neurohormonal, de mayor acepta-
ción actual. Se relaciona con los niveles séricos de serotonina que en estudios clínicos
se hallaron disminuidos respecto de los de control, hallazgo que reforzó el papel de
este neurotransmisor en la fibromialgia.
La serotonina es producto del metabolismo del triptófano (un aminoácido esencial),
que circula en sangre unida a la albúmina. Una consecuencia de la disminución del
triptófano podría ser la limitación en la producción de serotonina, y por lo tanto reduc-
ción de este neurotransmisor para la regulación de la percepción del dolor y del sueño
restaurativo profundo en el SNC.
Es conveniente agregar que la amitriptilina a dosis bajas ha sido empleada en fibro-
mialgia. Se postula que uno de los mecanismos es el bloqueo de la recaptación de sero-
tonina por los receptores en el cerebro.
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Capítulo 43. Fibromialgia
Cuadro clínico
La mayoría de los pacientes con fibromialgia refieren antecedentes de dolor múscu-
lo-esquelético crónico (100%), rigidez matutina (80%), alteraciones del sueño (80-
90%) y fatiga (80-90%). La duración de los síntomas antes de diagnosticarse fibromial-
gia varía entre 2 y 7 años.
Otros síntomas son: ansiedad, sensación de hinchazón de partes blandas, parestesias,
mareos o vértigos, depresión, tinnitus, síntomas tipo Sicca (boca y ojos secos), fenó-
meno de Raynaud. Pueden observarse signos como: puntos dolorosos, maniobra del
deslizamiento de la piel positiva, hiperemia cutánea y nódulos fibrosíticos.
Se agregan en ocasiones al cuadro clínico descripto: cefaleas, dismenorreas, colon-veji-
ga irritable y síndrome de piernas inquietas.
El dolor usualmente es difuso y difícil de localizar; el paciente, en general, usa la palma
de su mano para señalar las áreas dolorosas. Algunos lo definen como molestia leve y
para otros puede ser tan intenso que limita seriamente las actividades físicas. A veces,
el estímulo táctil por sí solo causa dolor (alodinia, definida como dolor causado por
estímulos no dolorosos). Por su parte, la hiperalgesia es una respuesta exagerada a un
estímulo doloroso. Junto con la alodinia, son los 2 términos clínicos que se han em-
pleado para describir la naturaleza del dolor en fibromialgia. Una frase escuchada en la
mayoría de las consultas es: “…Doctor…, me duele todo el cuerpo”.
La fatiga es una de las molestias más frecuentes en fibromialgia. Los pacientes la refie-
ren como sensación de agotamiento, debilidad general, cansancio, menor resistencia
al esfuerzo (parecida a la que ocurre en un cuadro gripal). Suele ser más intensa en las
mañanas, pero puede persistir a lo largo de todo el día.
La rigidez matutina es un síntoma muy común. Puede durar desde pocos minutos has-
ta horas. Afecta generalmente a las manos, pero también pueden verse comprometidos
los brazos, muslos e incluso la columna lumbar, cervical y dorsal.
Las alteraciones del sueño se observan en pacientes que refieren insomnio terminal,
sueño no reparador, intranquilidad nocturna, sensación de estar en vigilia o sueño
interrumpido. Dichas alteraciones pueden exacerbar el dolor al día siguiente. En fibro-
mialgia el estrés se asocia a las alteraciones del sueño.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Puntos dolorosos
Se definen como áreas anatómicas específicas, predecibles y constantes, en las cuales
es posible evocar dolor a la palpación, mientras que, en sujetos sanos, profundizando
la misma presión se ocasiona un ligero malestar local.
Los puntos dolorosos son los únicos hallazgos objetivos que facilitan la confirmación
del diagnóstico.
El examen se puede realizar mediante palpación digital y los puntos dolorosos son 9
(bilaterales), a saber (Figura 1):
1. Occipitales: en la inserción de los músculos suboccipitales.
2. Cervicales bajos: en la cara anterior del espacio intertransverso a nivel de C5-C7.
3. Trapecio: en el punto medio del borde superior.
4. Supraespinoso: sobre la espina escapular, cerca del borde medial.
5. Segunda costilla: en la segunda unión condrocostal, justo lateralmente a las uniones
de las superficies superiores.
6. Epicóndilo lateral: 2 cm distal a los epicóndilos.
7. Glúteos: en el cuadrante superior y extremo del glúteo, en la parte anterior del mús-
culo.
8. Trocánter mayor: posterior a la prominencia trocantérica.
9. Rodillas: en la porción de la almohadilla grasa medial, proximal a la línea articular.
458
Capítulo 43. Fibromialgia
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico y de rápida confección de acuerdo a los criterios planteados
por el Colegio Americano de Reumatología (ACR). Los primeros criterios datan de 1990
con presencia de dolor musculoesquelético generalizado, con al menos 11 de los 18
puntos dolorosos presentes.
En 2010, la ACR no requiere el examen de los puntos dolorosos sino la magnitud del
dolor.10 Considera para el diagnóstico el índice de dolor generalizado (del inglés:
widespread pain index, WPI) y la escala categórica para síntomas cognitivos, sueño no-re-
parador, fatiga y un número de síntomas somáticos en la escala de severidad de los
síntomas (SS).11 Los criterios se resumen en la Tabla 1.
Tabla 1. Criterios diagnósticos para la clasificación de fibromialgia del Colegio Americano de
Reumatología (ACR) (2010). Para el diagnóstico debe cumplir las 3 condiciones.
Criterios
Comprobación
Para la comprobación de estos criterios diagnósticos se registra el número de áreas en
las que el paciente ha tenido dólar durante la última semana. La puntuación estará
entre 0 y 19.
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
460
Capítulo 43. Fibromialgia
Tratamiento
Teniendo en cuenta la severidad de los síntomas y el sufrimiento destacado por los
pacientes, lo más importante es establecer una relación vincular médico-paciente com-
prometida, eventualmente acompañada de psicoterapia individual y/o grupal, a los fi-
nes de manejar el estrés y programar las actividades (preferentemente aquellas que
demandan mayor concentración planificarlas en horario matutino).
El ejercicio físico regular es muy importante porque no solo favorece un estado físico
óptimo sino también incrementa las endorfinas que ayudan al sueño, mejoran la fuer-
za muscular y permiten controlar el sobrepeso.
Para pacientes añosos, se indica gimnasia acuática en piscina climatizada (acqua gym).
Farmacológicamente, se utilizan analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos, los
cuales han demostrado ser eficaces a corto plazo, tanto para aliviar el dolor como para
mejorar algunas medidas del impacto general de la enfermedad.
El uso de analgésicos como el tramadol, solo o combinado con paracetamol, han de-
mostrado ser de suma utilidad y son los únicos analgésicos considerados por la Socie-
dad Española de Reumatología sobre fibromialgia.12
Los antidepresivos más frecuentemente utilizados son:
• Los tricíclicos.
• Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
• Los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRNS).
La amitriptilina era de uso común y se prescribía a dosis de 25 a 50 mg en una sola toma
nocturna. Los ISRS se han empleado en fibromialgia por tener un mejor perfil de tole-
rabilidad que los tricíclicos. Adicionalmente ayudarían en el control de la depresión
y otros desórdenes mentales y podrían responder mejor a medicamentos que actúan
primariamente sobre la serotonina.
Los IRNS son superiores a los ISRS en el control del dolor. La duloxetina ha demostrado
efecto dual en dosis de 60 mg dos veces al día. La eficacia se demostró solo en mujeres
(dada la escasa población masculina padeciente). Es generalmente bien tolerada y los
eventos adversos más frecuentes son: náuseas, sequedad de boca, insomnio, cefalea,
fatiga, diarrea, disminución del apetito, mareos e hiperhidrosis, pudiendo elevar la
presión arterial, por lo cual se recomienda monitorearla en el tratamiento. También
puede elevar las enzimas hepáticas, por lo que no se recomienda emplearlo en pacien-
tes con enfermedad hepática crónica y/o alcoholistas. Su asociación con los IMAO está
especialmente contraindicada.
La ciclobenzaprina es un relajante muscular muy parecido, estructuralmente, a la ami-
triptilina, pero sin efecto antidepresivo. Actúa modulando la tensión muscular a nivel
supraespinal. Ofrece una importante mejoría en el sueño, fatiga y dolor.
La gabapentina es un agente anticonvulsivante que ha demostrado ejercer un efecto
analgésico potente y un efecto anti-alodínico en los síndromes secundarios asociados
a sensibilización central.
La pregabalina es el fármaco de elección actual. Es un aminoácido estructuralmente
relacionado al neutransmisor ácido gammaaminobutírico (GABA), pero funcional-
mente, es inactivo contra los receptores GABA. Fue el primer medicamento aprobado
por la FDA para fibromialgia. Además, se utiliza en epilepsias, manejo del dolor neu-
ropático asociado con neuralgia postherpética, neuropatía diabética periférica y en
el tratamiento del desorden de ansiedad generalizado en adultos. Este medicamento
ha mostrado eficacia en disminuir la latencia del sueño, reduce los períodos de sueño
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MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
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44. OSTEOARTRITIS
Augusto Martín Riopedre, Alba María de Luján Russo
Introducción
La osteoartritis (OA) es la enfermedad articular crónica más frecuente que causa dolor
y discapacidad. Compromete diferentes partes de la articulación como el cartílago, el
hueso y la sinovial. Por lo tanto, es una enfermedad de toda la articulación como resul-
tado de un disbalance entre el proceso anabólico y catabólico en el cartílago articular,
con bajo grado de inflamación y con el desarrollo de una reparación secundaria com-
pensadora, llevando finalmente, a una disfunción articular.
Tradicionalmente, se clasifica en OA primaria (idiopática) y OA secundaria, que es el
resultado de una injuria traumática, infecciosa, metabólica, inflamatoria o por otras
condiciones.
Factores de riesgo
Edad: es el mayor factor de riesgo para el desarrollo de la OA.¹ La relación entre OA
y envejecimiento es un hecho y el mecanismo de acción incluye pequeños cambios
anatómicos de las articulaciones, así como alteraciones en el cartílago articular que
deterioran las propiedades mecánicas del cartílago. La gravedad de la enfermedad se
incrementa con la edad. El 10% de la población mundial mayor de 60 años padece OA
sintomática, estimándose que los hombres, a esa edad, la padecen en el 10% y las muje-
res el 18% aproximadamente. Hay consenso en pensar que la OA llegaría a ser la cuarta
causa de discapacidad.
Genética: la contribución de la genética en el desarrollo de OA ha sido estimada en un
rango del 40 al 80%.² Estos factores genéticos están influenciados por factores ambien-
tales que contribuyen, probablemente, al desarrollo de la OA.
Sexo: las mujeres tienen mayor prevalencia y severidad que los hombres, en especial las
mujeres postmenopáusicas. Los estrógenos juegan un rol en desarrollo de la OA, sin
embargo, trabajos clínicos han producido resultados controvertidos. Se observan dife-
rencias anatómicas entre el hombre y la mujer, presentando estas últimas, un cartílago
más delgado.
Trauma: la presencia de antecedentes de injuria articular es un factor de riesgo para el
desarrollo de la OA. Es común observar OA siguiendo a una injuria meniscal o ligamen-
taria. No solo la injuria articular sino también el estrés articular repetitivo puede jugar
un rol en el desarrollo de OA, como ocurre con los carpinteros, trabajadores portuarios
o atletas profesionales.³
Obesidad: se asocia con OA de manos y de rodilla mientras que la asociación con OA de
cadera resulta menos clara. 4,5 Los obesos tienen tres veces más riesgo de padecer OA
de rodilla comparado con individuos de peso normal. Reduciendo el índice de masa
corporal en dos unidades o 5 kg, se obtiene reducción del riesgo, en mujeres, de de-
sarrollar OA de rodilla sintomática en más del 50%. Las personas que bajan de peso
tienden a mejorar los escores de dolor, por lo que la pérdida de peso es protectora para
la articulación. Es conocido además que el tejido adiposo tiene propiedades inflamato-
rias. La secreción de adipoleptina y resistina pueden contribuir a la inflamación en OA
463
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Fisiopatología
La articulación está compuesta por hueso, cartílago, tendones, ligamentos y una mem-
brana sinovial funcionando sincronizadamente. El cartílago articular en condiciones
normales está compuesto por matriz extracelular, que contiene mayormente colágeno
tipo II y en menor proporción colágeno tipo IX y XI, proteoglicanos (principalmente
aggrecan) y condrocitos, que son las células propias del cartílago. Normalmente hay un
balance entre degradación y producción de cartílago. La llave inductora del proceso ca-
tabólico en OA es la interleuquina 1B (IL-1B) y el factor de necrosis tumoral α (TNFα).6
Tanto la IL-1B como el TNFα son sintetizados por condrocitos, osteoblastos, células
de la membrana sinovial y células mononucleares. Ambas inhiben la producción de
proteoglicanos y de colágeno tipo II, así como estimulan la síntesis de enzimas degra-
dantes del cartílago como MMP1, MMP3, MMP13 y metaloproteasas–desintegrinas
(ADAM’S del inglés: A Disintegrin And Metalloprotease).
La interleuquina 6 (IL-6) disminuye la producción de colágeno tipo II y la producción
de metaloproteasas. Asimismo, es considerada la llave que contribuye a los cambios
patológicos en el hueso subcondral, promoviendo la resorción ósea vía la activación de
los osteoclastos.
En una fase temprana de la OA, la actividad anabólica está incrementada, pero esta
respuesta falla en la reparación del cartílago por ser insuficiente tanto cuanti como
cualitativamente. Del mismo modo, la actividad catabólica es gatillada por citoquinas
proinflamatorias como IL-1B, IL-6 y TNFα.
Hay una regulación en más de las enzimas que degradan el cartílago que son las me-
taloproteinasas (MMP) y una disminución de los inhibidores de metaloproteinasas.
Durante la fase tardía de la OA, el cartílago se vuelve hipocelular con numerosas lagu-
nas vacías y la tasa de condrocitos apoptóticos puede llegar a ser tan alta como el 20%.
La apoptosis de condrocitos puede llevar a una reducción de la matriz extracelular.
El hueso subcondral juega un rol crucial en la iniciación y progresión de la OA. Es con-
siderado como soporte del cartílago articular y distribuye las cargas mecánicas a tra-
vés de la superficie articular. En etapas tempranas de la enfermedad se corrobora la
pérdida de hueso subcondral con un afinamiento y una incrementada porosidad del
platillo subcondral, deterioro de las trabéculas subcondrales y disminución de la den-
sidad mineral. En la fase subsecuente, hay esclerosis subcondral con un incremento
de la síntesis de colágeno, pero pobremente mineralizado y con desarrollo de quistes
subcondrales. Esta falta de mineralización se debe al aumento del recambio (turn over)
óseo por activación del osteoclasto.
En las fases tardías, hay una esclerosis subcondral debido al engrosamiento del platillo
óseo subcondral y a un incremento del grosor de las trabéculas.
Presentación clínica
El dolor es el síntoma más común en la OA, por el cual el paciente concurre a la consulta
médica. Dicho dolor empeora con la actividad y mejora en reposo. Suele acompañarse
de rigidez articular de corta duración (minutos). Las articulaciones que soportan peso
como rodillas y caderas están frecuentemente afectadas, pero también las manos en la
articulación trapecio metacarpiana, interfalángica proximal y distal, presentado nó-
dulos de Heberden y de Bouchard respectivamente (Figura 1).7
464
Capítulo 44. Osteoartritis
Radiología
Característicamente, la radiología se presenta con disminución del espacio articular,
osteofitos, quistes subcondrales y esclerosis. Clásicamente se evalúa de acuerdo con
los grados de Kallgren y Lawrence8 que son usados para valorar OA de manos, rodillas
y cadera, en una escala de 0 a 4, como se muestra en la Tabla 1.
Tabla 1. Escala radiológica de Kallgren y Lawrence para la valoración de la osteoartritis.
Grado Características
0 Normal
La resonancia magnética evidencia mejor los defectos del tejido blando, la tumefacción,
sinovitis, lesiones cartilaginosas, derrame articular y lesiones osteocondrales.
La ecografía está siendo incorporada en la práctica clínica, tiene la ventaja del bajo cos-
to pero es operador dependiente.
465
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Laboratorio
El examen físico y radiológico confirman el diagnóstico de OA. Sin embargo, es de uti-
lidad el laboratorio completo para el diagnóstico diferencial. Por lo general la eritro-
sedimentación y la PCR son bajos. El análisis del líquido sinovial se caracteriza por ser
viscoso, claro, no inflamatorio y con ausencia de cristales.
Diagnóstico diferencial
Es importante diferenciar OA no inflamatoria de artritis inflamatoria. El dolor infla-
matorio se presenta con rigidez matinal prolongada, con articulaciones eritematosas
y tumefactas, tal como se ve en enfermedades autoinmunes sistémicas (artritis reu-
matoidea y artropatías seronegativas) y monoartritis de causa traumática, infecciosa
o cristálica.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento en la OA es reducir el dolor y la discapacidad y mejorar la
capacidad funcional y la calidad de vida del paciente. Esto incluye tratamientos no far-
macológicos, educación del paciente, fisioterapia, reducción del peso, ortesis, técnicas
quirúrgicas y tratamiento farmacológico (Figura 2).9-16
Tratamiento no farmacológico
Se recomienda estimular y considerar la educación sanitaria del paciente. Los pacientes
deben familiarizarse con su enfermedad, conocer los factores de riesgo para el desarro-
llo de la OA y las opciones de tratamientos disponibles.
Ejercicios y terapia ocupacional deben indicarse al paciente, no solo para fortalecer
músculos sino también para evitar desviación del eje articular. La mayoría se benefi-
ciará al inicio, de los ejercicios de bajo impacto, como caminar, gimnasia en el agua y
bicicleta fija. Los ejercicios de tipo aeróbico y de fortalecimiento muscular, conducen a
una moderada reducción del dolor. De esta forma se previenen o corrigen contracturas,
mantienen o aumentan el rango de movilidad articular, reduciendo el dolor.
El ejercicio está incluido en las recomendaciones para el manejo de la OA por la Ameri-
can College of Rheumatology (ACR), European League Against Rheumatism (EULAR) y la Os-
teoarthritis Research Society International (OARSI). EULAR sugiere específicamente ejerci-
cios isométricos de ambas piernas, que incluyen al cuádriceps y la región proximal de
caderas, actividad aeróbica, elongación y rutina de ejercicios.
En combinación con régimen de ejercicios, en algunos casos incluyen férula para la
base del pulgar (rizartrosis), elementos de descarga como bastones, muletas y anda-
dores para caminar. Se recomienda a los individuos con OA de miembros inferiores,
utilizar calzado adecuado, sin una gran elevación del talón. Una cuña lateral inserta en
el zapato puede ser usado en OA del compartimiento medial de la rodilla.
Tratamiento farmacológico
Las preparaciones de drogas antiinflamatorias no esteroides (DAINEs) tópicos produ-
cen un efecto antiinflamatorio local con mínima absorción sistémica. Cuando fueron
comparados con las DAINEs orales su eficacia fue similar en el tratamiento de OA de
rodilla a un año, con menores efectos colaterales.
La ACR recomienda en adultos de más de 75 años las DAINEs tópicos sobre los orales
debido a los efectos colaterales de éstos en pacientes de edad avanzada. Debido a su
excelente perfil de seguridad, son además una excelente intervención inicial para el
tratamiento farmacológico de la OA de rodilla.
466
Capítulo 44. Osteoartritis
PASO 1 Si es sintomático:
Paracetamol en dosis adecuadas o prescripción de SYSADOA: sulfato de
glucosamina y/o condroitinsulfato con o sin paracetamol.
SYSADOA: drogas de acción lenta para la osteoartritis; DAINEs: drogas antiinflamatorias no esteriodes; Gl: gastrointestinal; CV: cardiovascular;
IBP: inhibidores de la bomba de protones; AAS: aspirina; AH: ácido hialurónico; GC: glucocorticoides.
La capsaicina tópica reduce el dolor a través de la depresión de las fibras nerviosas no-
ciceptivas, impide la liberación de la sustancia P y modula la respuesta local sensorial.
Su eficacia sobre el dolor es moderada y puede producir reacciones de irritación local en
la piel por lo cual su uso es limitado.
El paracetamol en dosis de hasta 3 g/día puede producir un alivio del dolor en pacientes
con osteoartritis, aunque el tamaño de su efecto (ES por su sigla del inglés: size effect) es
467
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
limitado (ES -0,20 cuando el mínimo clínicamente importante es -0,37) y debe tenerse
cuidado con los efectos tóxicos a nivel hepático y renal a dosis altas.17
Los guías de ACR, EULAR y la European Society for Clinical and Economic Aspects of Osteopo-
rosis and Osteoarthritis (ESCEO) recomiendan las DAINEs orales en pacientes con sínto-
mas persistentes que no respondieron adecuadamente al paracetamol con o sin DAI-
NEs tópicos. La respuesta al dolor es moderada (ES -0,29).
El riesgo de eventos serios cardiovasculares con el uso de DAINEs está en debate, ade-
más de su ya conocido riesgo gastrointestinal. Se prefiere el naproxeno a otros DAINEs
por su menor riesgo cardiovascular (dosis recomendada entre 500 mg y 1 g diarios).
Si son utilizados, se recomienda su uso por cortos períodos, en forma intermitente y
no en forma crónica.
Los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa 2 (COX-2) como el celecoxib y etoricoxib
son una nueva generación de DAINEs y tienen efectos gastrointestinales secundarios
reducidos. Se deben evitar en pacientes con antecedentes de enfermedad cardíaca y/o
cerebrovascular isquémica.
En pacientes con riesgo gastrointestinal aumentado, se recomienda el uso de inhibi-
dores de la bomba de protones. Se debe evitar el uso en pacientes con riesgo renal au-
mentado.
El sulfato de glucosamina y el condroitin sulfato, son conocidos como SYSADOA (del
inglés: Symptomatic Slow Action Drugs for Osteoarthritis): drogas de acción lenta para la
osteoartritis. Su eficacia para el tratamiento de la OA de rodilla no tiene un acuerdo
unánime, existiendo controversias. EULAR recomienda ambos para el tratamiento sin-
tomático en base a su alto nivel de evidencia (1A), pero las guías 2012 de ACR no lo
recomiendan. La OARSI lo califican como incierto para el control del dolor, pero debe
tenerse en cuenta que en Estados Unidos no hay una droga de prescripción farmacéu-
tica disponible, debido a que es de venta libre, no pudiendo controlarse la calidad del
fármaco y por lo tanto la falta de efectividad aducida puede ser debida a este motivo.
El grupo de expertos de ESEO está de acuerdo en considerar a los SYSADOA como parte
del tratamiento de la OA en el primer escalón terapéutico, antes de continuar con otros
tratamientos menos tolerados. Las formulaciones de prescripción de condroitin sulfa-
to y glucosamina son considerados relevantes para mejorar el dolor y la función y son
similares a las DAINEs especialmente en tratamientos a largo plazo. Las guías PANLAR
(Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología) recomiendan su uso en OA de
rodilla y mano.
Respecto del uso del ácido hialurónico intraarticular en el tratamiento de OA de rodilla
existen datos controversiales. Están disponibles diferentes preparaciones y el rango
de frecuencia de aplicación es desde una sola a multidosis. Las inyecciones de ácido
hialurónico han demostrado reducir el dolor y mejorar la función articular, según se
destaca en algunos estudios. EULAR apoya la eficacia basado en un nivel de evidencia
1B para la reducción del dolor y mejorar la función. En 2014, las guías de OARSI lo ubi-
can con una recomendación incierta. Las guías ACR y ESEO recomiendan el tratamiento
con ácido hialurónico en pacientes en los cuales los síntomas persistieron después de
tratamientos previos incluyendo las DAINEs. Se ha sugerido que el ácido hialurónico
podría ser una buena alternativa a DAINEs orales en pacientes mayores con OA de rodi-
lla o en aquellos con alto riesgo de efectos colaterales. El efecto sobre el alivio del dolor
puede aparecer después de 8 semanas y puede prolongarse por varios meses. En 2011,
un metaanálisis reporta un ES de -0,46, que fue mayor que para el paracetamol y las
DAINEs. El ácido hialurónico intraarticular es una opción viable con un perfil relati-
vamente seguro.
468
Capítulo 44. Osteoartritis
Tratamiento quirúrgico
Está indicado cuando todos los recursos farmacológicos y no farmacológicos no logran
revertir la sintomatología y mejorar la función. El deterioro radiológico por sí solo no
es indicación para una cirugía de reemplazo articular; sí lo es el dolor nocturno y/o de
reposo que no responde a los tratamientos y la pérdida de la capacidad funcional. La
osteotomía de corrección en jóvenes con OA de rodilla y deformidades en varo o valgo,
puede ser considerada como una alternativa previa al reemplazo de rodilla.
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45. ARTRITIS REUMATOIDEA
María de la Vega, Darío Mata
Introducción
La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica, progresiva con
compromiso poliarticular de pequeñas y grandes articulaciones, caracterizada por si-
novitis con daño articular irreversible, discapacidad y aumento de la mortalidad.
En ocasiones presenta manifestaciones extraarticulares como nódulos reumatoides,
enfermedad pulmonar intersticial, derrame pleural o alteraciones hematológicas (ane-
mia, leucopenia).
Tiene una incidencia anual de 40 personas cada 100.000 habitantes y una prevalencia
en la Argentina entre el 0,2 y el 0,9% de la población.
Afecta personas de ambos sexos y todas las edades con un pico de incidencia tanto en
mujeres como en hombres entre los 60 y 70 años.
Características Puntaje
b. Serología
-
-Factor reumatoideo y ACPA negativos. 0
-
-Factor reumatoideo y ACPA levemente positivos (títulos bajos). 2
-
-Factor reumatiodeo y ACPA fuertemente positivos. 3
471
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Características Puntaje
c. Duración de síntomas
- 6 semanas.
-< 0
- 6 semanas.
-≥ 1
ACPA: anticuerpos anti-péptidos citrulinados; PCR: proteína C reactiva; ESD: eritrosedimentación.
Si el paciente no logra sumar los 6 puntos, pero presenta erosiones (al menos 3 erosio-
nes en manos y pies) o sinovitis por clínica o por imágenes, también se clasifica como
AR.
Evolución
La AR es una enfermedad crónica, de pronóstico variable cuyos efectos destructivos
comienzan lenta y tempranamente desde el inicio de la enfermedad.
Es necesario identificar aquellos pacientes que evolucionarán a una enfermedad con
destrucción articular severa, para iniciar tratamiento precozmente.
Se consideran como factores de mal pronóstico o mayor morbi-mortalidad a:
• Enfermedad de afectación poliarticular.
• Compromiso de 2 o más articulaciones grandes.
• Sexo femenino.
• Genotipo: presencia de epítope compartido.
• Serología positiva (factor reumatoideo (FR) y/o anticuerpos antipéptidos citrulina-
dos (ACPA)).
• Rápida progresión del daño articular (quistes y erosiones).
• Enfermedad persistentemente activa.
• Pacientes con compromiso sistémico (vasculitis reumatoidea, nódulos subcutáneos,
compromiso pulmonar, etc.).
• Retraso en el inicio del tratamiento. Cabe destacar que un retraso de más de 3 meses,
puede resultar en un peor pronóstico para estos pacientes a 5 años de seguimiento.
• Pérdida de la capacidad funcional.
472
Capítulo 45. Artritis Reumatoidea
> 3,2 a < 5,1 Moderada respuesta Moderada respuesta Sin respuesta
Tratamiento
El tratamiento de la AR tiene como objetivo la remisión de la enfermedad según los ín-
dices compuestos de evaluación. De no lograrse la remisión, debe buscarse la mínima
actividad posible de la misma.
473
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Esto se logra con el control de las manifestaciones clínicas, previniendo el daño es-
tructural, conservando la función articular y reduciendo la morbilidad y mortalidad
asociadas.
Es importante el inicio temprano del tratamiento con drogas modificadoras de la ar-
tritis reumatoidea (DMAR) en forma consensuada con el paciente, ya que la falta de
tratamiento temprano, adecuado y de adherencia empeoran el pronóstico.
Biosimilares
Han demostrado ser comparables a la droga biológica de referencia, en términos de ca-
lidad, seguridad y eficacia, de acuerdo a los estándares internacionales, pero las prue-
bas aún son insuficientes para garantizar la intercambiabilidad automática.
474
Capítulo 45. Artritis Reumatoidea
Tabla 3. Dosis e indicaciones de las drogas de primera línea (sintéticos convencionales) para el
tratamiento de la AR.
Droga Dosis recomendada Indicación
Biológicos anti-TNF
50 mg/mes Subcutánea
Golimumab
2 mg/kg c/8 semanas Intravenoso
Biológicos no anti-TNF
Anti IL 6
Anti CD20
475
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
Sintéticos dirigidos
Inhibidores de Janus-Kinasa
476
Capítulo 45. Artritis Reumatoidea
Otros tratamientos
AINEs/Inhibidores de COX2
Para la indicación de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o inhibidores de la
COX2, es necesario considerar la edad y comorbilidades del paciente, para asociarlos a
inhibidores de la bomba de protones en personas con riesgo de sangrado o uso combi-
nado de corticoides.
Figura 1. Algoritmo de tratamiento de la artritis reumatoidea.
Control, cada 1-3 meses, clínico y con laboratorio. ¿Se logró remisión o disminución
de la actividad a las 16 semanas con dosis máximas de DMARD?
No Sí
No Factores de mal pronóstico Sí
No Sí
Glucocorticoides
En personas con enfermedad de reciente comienzo o reactivaciones se pueden ofrecer
pulsos cortos de corticoides a bajas dosis para lograr disminución rápida de la inflama-
ción. En este caso agregar calcio 1500 mg + Vitamina D 400 mg 1 a 2 comprimidos por día.
Ácido Fólico
En pacientes que toman MTX indicar ácido fólico 1 mg durante 5 días consecutivos por
semana o 5 mg semanales, ambas alejadas al menos 48 hs de la toma de MTX.
Vacunación
El paciente debe completar el plan de vacunación
• Vacuna hepatitis B: 3 dosis.
• Vacuna hepatitis A: 2 dosis.
477
MEDICINA INTERNA EN EL CONSULTORIO
• Vacuna Anti neumocóccica: 1º dosis: VCN13 conjugada trece valente. 2º dosis: VPN23
Polisacárida 23 valente con un intervalo mínimo de 8 semanas luego de la VCN13.
• Vacuna antigripal anual.
• Difteria-tétanos (Dta): 1 dosis cada 10 años.
• Vacuna HPV cuadrivalente: 3 dosis para los pacientes que se encuentren entre los 11
y 26 años.
Dado que se trata de pacientes inmunocomprometidos, están contraindicadas las si-
guientes vacunas: BCG, sarampión / rubéola / paperas (triple viral), varicela, varicela
zoster, fiebre amarilla, influenza inhalatoria, salmonella tiphy oral y rotavirus
Situaciones especiales
• Infecciones activas: en personas con sospecha de infecciones activas, el tratamiento
para la AR debe suspenderse. En pacientes con internaciones por infecciones severas
durante tratamiento con biológicos, se prefiere abatacept sobre los anti-TNF.
• Hepatitis B/C: es mandatorio una consulta con hepatología.
• Insuficiencia cardíaca clase funcional III-IV: está contraindicada la terapia con biológico
anti-TNF.
• Cirugías programadas: se aconseja suspender el biológico 2 vidas medias previas a la
cirugía, si la misma es limpia y 5 vidas medias si es contaminada.
• Enfermedades desmielinizantes: se debe evitar el uso de biológico anti-TNF.
• Enfermedades linfoproliferativas: se prefiere el uso de rituximab.
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