Reporte 3 - Carmely de Jesús 2017-1282

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Carmely de Jesús 2017-1282

Capítulo 3 - Variables intervinientes en la evaluación del proceso psicodiagnóstico

Cuando hablamos de las variables que intervienen en la evaluación de un material,


solemos hablar de una multiplicidad de factores que inciden en dicha acción. Ellos
podrían ser condensados en cuatro grandes aspectos:

1. Las características y capacidades relevantes del sujeto entrevistado.

2. Los objetivos que persiguen la implementación de las técnicas auxiliares de


diagnóstico y el proceso psicodiagnóstico en general.

3. La confiabilidad y validez de las técnicas de evaluación a administrar.

4. La formación y los rasgos del entrevistador.

Los características y capacidades relevantes del entrevistado tienden a plantearnos por


sobre todas las cosas, aquellos ítems necesarios a tener en cuenta en el momento de
diseñar y aplicar un proceso psicodiagnóstico. Nos estamos refiriendo aquí, por
ejemplo, la edad, procedencia, nivel de educación sistemática obtenida, ambiente
sociocultural y económico, y por supuesto, todo tipo de discapacidades físicas o
funcionales que pudiera llegar a poseer.

Acerca de la interpretación

L. Levy que "la interpretación psicológica consiste en poner en juego, dentro de una
situación particular, un nuevo marco de referencia, un nuevo sistema de lenguaje, una
nueva teoría. Como resultado de ello se generan declaraciones específicas sobre la
situación… La interpretación presenta dos aspectos fundamentales: La simple
traducción, y la formulación de proposiciones cuyas consecuencias son potencialmente
comprobables."

Agrega luego: "El manejo interpretativo del material clínico no se basa en la aplicación
de ninguna regla mecánica sino que descansa fundamentalmente en la habilidad del
psicólogo para encontrar e integrar indicadores significativos. De ahí que no sólo
indican el marco teórico que éste maneje y su experiencia clínica, sino también las
características de su personalidad y su estilo cognitivo."

Criterios para la construcción de hipótesis diagnósticas

Para poder desplegar más extensamente este importante ítem, nos adentraremos a la
conceptualización que realizó Roy Schafer acerca de la construcción de inferencias e
hipótesis diagnósticas.

El ha sugerido plantear dicha construcción sobre la base de seis criterios, los cuales nos
permitirán una mayor adecuación de las mismas. Dichos criterios enunciados son los
siguientes:

1. En el análisis de un material, debe haber suficiente evidencia para su


interpretación.
2. La profundidad de la interpretación que se realice debe corresponderse al
material que se encuentra disponible.
3. Cuando sea posible, la forma manifiesta de las tendencias interpretadas deben
ser especificadas.
4. Debe hacerse una estimación de la intensidad de cada tendencia interpretada.
5. A la tendencia interpretada se le debe asignar una posición jerárquica dentro
del cuadro total de la personalidad.
6. Deben ser especificados tanto los aspectos adaptativos como patológicos de la
tendencia interpretada.

Ahora bien, si bien Schafer habla de estos seis criterios, aclara, sin embargo, que no
necesariamente deben estar presentes todos ellos en este proceso interpretativo.

1. Debe haber suficiente evidencia para la interpretación.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “suficiente evidencia”?

Cuando se sostiene que cada lámina perteneciente a alguna de las técnicas narrativas
posee un determinado significado, y tomamos este concepto independientemente de
lo que el paciente diga, corremos el riesgo de producir un error grave interpretativo.
Como lo señala Schafer “…allí estamos volando a ciegas… estamos cometiendo serios
errores psicológicos y ellos son:

A. Como si las funciones defensivas y adaptativas no se pusieran en juego,


B. Como si no hubiese imágenes relativamente neutrales disponibles para el
paciente,
C. Como si pudiera haber sólo un significado dinámico para esa lámina o área en
cuestión,
D. Como si una tendencia estadística fuese lo mismo que una correlación perfecta,
E. Como si no existieran diferencias individuales”.

2. La profundidad de la interpretación debe corresponder al material disponible.

Como señala Schafer, “La interpretación propia del test, no debería empujarnos más
allá del nivel de la defensa, se pueden observar esfuerzos defensivos contra tendencias
pulsionales, pero es equívoco redactar los informes de los test como si, por ejemplo la
"analidad" fuera vista en un protocolo del test”.

¿Qué nos está indicando este criterio? Nos advierte sobre el grado de “profundidad”
que podemos llegar a alcanzar por medio de la aplicación de las técnicas auxiliares. Es
probable llegar a inferir sobre un determinado rasgo de carácter que tiende a
manifestarse más insistentemente, llevándonos a inferir así una determinada
tendencia pulsional, pero no podemos abordar sobre lo pulsional propiamente dicho.

Afirmar que un gráfico, por ejemplo, nos remite a considerar su complejo de Edipo, sus
tendencias homosexuales, o su marcada falicidad, nos encamina a una dirección
sumamente frágil y sinuosa. Las técnicas de evaluación psicológica, y las técnicas
proyectivas en particular, nos permiten acercarnos a la concepción de rasgos de la
estructura de la personalidad, no a estratos profundos del psiquismo. Al decir de
Schafer: “Es equívoco redactar los informes de los test como si la analidad fuera “vista”
en el protocolo del test”.

3. Cuando sea posible, la forma manifiesta de las tendencias interpretadas deben ser
especificadas.
No es suficiente la observación de una pauta o indicador, ya que existe una
multiplicidad de determinantes que se encuentran afectando directa o indirectamente
su producción, y el propio momento de la elaboración de las hipótesis. El entrevistador
debe tener presente una serie de ítems al momento de realizar la construcción de
inferencias y el límite que debe ser considerado al momento de la elaboración.

4. Debe hacerse una estimación de la intensidad, de la fuerza de cada tendencia


interpretada.

Una de las ideas que propone Schafer al momento de incluir tendencias, es de utilizar
una escala compuesta con cinco ítems, para poder especificar cuantitativamente, el
grado de intensidad de la tendencia. Estos cinco términos propuestos son:

 Extremo (intenso)
 Fuerte (marcado, sobresaliente)
 Moderado Pobre (leve)
 Irrelevante (No considerable)

Ello, refiere, nos posibilitará ser más específicos a la hora de transcribir un informe, en
el cual debemos entrelazar manifestaciones que hasta pueden llegar a contradecirse
entre sí.

No podemos quedarnos solamente con la expresión gráfica, seguramente habríamos


fracasado en las hipótesis diagnósticas sobre el acontecer y la personalidad de este
sujeto.

Esto lleva a plantearse constantemente la necesariedad de una integración de


indicadores y variables que conforman la totalidad del proceso psicodiagnóstico y no la
realización de un mero correlato de significaciones.

Como bien lo ha señalado John Buck: "El material obtenido durante la sesión de dibujo
del HTP no será calificado en el sentido usual de la palabra. El folleto para la
interpretación del HTP es solamente un instrumento que ayuda al clínico a enfocar
rasgos relevantes en el dibujo del 'cliente' para el desarrollo de una interpretación
clínica".
5. A la tendencia interpretada se le debe asignar una posición jerárquica dentro del
cuadro total de la personalidad. Requiere, en lo posible, que cada tendencia
interpretada sea explícita o implícitamente relacionada con otras tendencias más
importantes.

Ello significa que debe haber un reordenamiento de las observaciones que se desea
resaltar sobre la personalidad del sujeto, Tendiendo a mantener una línea discursiva
que guarde coherencia dentro de la redacción del informe. Dicha integración debe
atenerse igualmente a la suficiente evidencia que la esté sosteniendo.

6. Tanto los aspectos adaptativos como patológicos de la tendencia interpretada


deben ser especificados.

Este último criterio que plantea Schafer, nos enmarca en la necesidad de tener una
visión amplia acerca del estudio de la personalidad del sujeto.

Utilizando sus propias palabras: “…La interpretación debe tener en cuenta el hecho de
que la gente no sublima completamente todas las tendencias infantiles, no posee
completa seguridad en todas las relaciones interpersonales, ni completa resolución de
todos los conflictos entre conductas, valores o metas en su vida”.

Con estos términos, el autor nos ayuda a pensar que no todo tipo de formación
reactiva, por ejemplo, necesariamente debe ser tomado en forma patológica o
negativa, como así también, toda manifestación neurótica, no necesariamente es
índice de alteración psíquica que revista gravedad. “

En algunos casos, los aspectos positivos pueden predominar, en otros lo harán los
aspectos limitantes o destructivos. Pero con respecto a cada paciente, deberíamos
tratar de establecer por qué vías y en qué extensión, una cierta tendencia facilita o
entorpece sus esfuerzos adaptativos.

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