El Método Hipotético
El Método Hipotético
El Método Hipotético
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I. EL MÉTODO DEDUCTIVO:
Podemos definir el método deductivo como aquel método que partiendo de unas premisas
teóricas dadas llega a unas conclusiones determinadas a través de un procedimiento de
inferencia o cálculo formal. El paso de las premisas a la conclusión o conclusiones se realiza a
través de ciertas reglas lógicas específicas (por ejemplo, la regla del modus ponens o
procedimientos silogísticos derivados de ella) o de ciertos procedimientos matemáticos.
Pondremos algún ejemplo:
Kuki es un cisne.
Otro problema que plantea el método deductivo es cómo introduce en sus premisas
información empírica. En el ejemplo, el dato de que todos los cisnes son blancos ¿cómo se
obtuvo? ¿qué método se usa para introducir datos de la experiencia en las premisas? Téngase
en cuenta que en la definición de la deducción expuesta más arriba no entra para nada ningún
procedimiento de introducción de datos empíricos.
El ángulo A de un triángulo mide 40º, el ángulo B mide 60º ¿cuánto mide en tercer ángulo?
Es claro que la resolución del problema se resuelve con los datos expresados en las premisas y
conociendo los procedimientos pertinentes con los que operar con esos datos. No se introduce
elementos de la experiencia sensible de ningún modo.
Un ornitólogo europeo estudia a los cisnes, realizando múltiples observaciones de cisnes llega
a la conclusión inductiva de que como todos los cisnes que ha visto son blancos todos los
cisnes que existen son blancos.
Para terminar una curiosidad zoológica: todos los cisnes no son blancos, de hecho hay una raza
de cisne de color negro pero no se encuentra en el ámbito europeo sino en Australia; durante
siglos los europeos pudimos decir que todos los cisnes eran blancos por una sencilla razón: no
habíamos descubierto Australia.
III.A.1. Observación: el investigador observa un hecho sobre el que desea encontrar una
explicación o elaborar una ley.
Un antropólogo observa que en los alrededores del ecuador los nativos de esas tierras suelen
tener una piel más oscura que los oriundos de zonas más cercanas a los polos. Una vez hecha
esta observación se pregunta ¿por qué es esto así?
III.A.2. Construcción de hipótesis: tras hacer la observación de un hecho o de una regularidad
el investigador busca una explicación si no existe ninguna en el corpus aceptado de la ciencia,
así construye una hipótesis. El investigador construye una teoría o ley que explique los hechos
observados, para la construcción de esta hipótesis debe tener en cuenta numerosas
limitaciones que trataremos más adelante. Esta es, quizás, la parte más importante, creativa y
compleja del método hipotético-deductivo.
El antropólogo del ejemplo anterior establece una hipótesis para explicar el color oscura de
piel de los habitantes del ecuador: los habitantes del ecuador están expuestos a más horas de
sol que los habitantes de las zonas templadas como consecuencia su piel ha sido oscurecida
por el sol. Otro antropólogo establece otra hipótesis diferente a la de su compañero: los
nativos del ecuador poseen unos rasgos genéticos diferentes a los habitantes de las zonas
templadas que les hace tener un color de piel más oscura, este rasgo genético hace a los
habitantes del ecuador más resistente al calor y a los enfermedades de la piel propios de su
zona.
III.A.3. Deducción de las consecuencias de la hipótesis: el investigador una vez elaborada una
hipótesis explicativa debe de sacar las consecuencias empíricas y teóricas de esta hipótesis. En
otras palabras debe preguntarse ¿si mi hipótesis fuera cierta qué ocurriría?
El primer antropólogo llega a las siguientes conclusiones: si es el sol el que hace que la piel de
los habitantes del ecuador sea oscura entonces: a) los niños de los habitantes ecuatoriales
tendrán el mismo color que los niños de los habitantes de las zonas más cercanas a los polos; y
b) a un habitante de zonas templadas que pase un tiempo suficiente en el ecuador su piel se le
oscurecerá como la de los indígenas.
El segundo antropólogo llega a las conclusiones de que: a) los niños recién nacidos tendrán una
piel aproximadamente tan clara o tan oscura como sus progenitores independientemente de
la zona en la que nazca; y b) las persona de tez blanca que vivan en el ecuador tendrán
mayores problemas de adaptación climática y de salud dérmica que los nativos.
El filósofo analítico ingles B. Russell puso un ejemplo, que se hizo famoso, para mostrar lo
erróneo de suponer que las hipótesis científicas tienen un valor de verdad absoluto, es el
llamado caso del “pollo de Russell” : Un pollo observa que el granjero va cada día a darle de
comer, y construye una hipótesis según la cual esta conducta es una ley universal que se
repetirá indefectiblemente. Podríamos decir que el pollo ha “extrapolado” sus observaciones
en una teoría, y que cada comida la justifica un poco más. Un buen día, sin embargo, aparece
el granjero y, en vez de darle de comer, le retuerce el pescuezo al pollo. Millones de pollos
probablemente hayan construido una hipótesis como esta y se han visto igualmente
defraudados. ¿Están equivocados los pollos? Si es así ¿en qué?
Un científico cree que una persona sufre una enfermedad desconocida por la exposición a un
virus indeterminado; otra persona creyente piensa que esa misma persona sufre la
enfermedad por un castigo divino. Mientras que el científico puede falsar su teoría (si en un
análisis de sangre no hay rastro de virus su hipótesis sería falsa) la persona religiosa nunca
vería falsada su teoría ya que sería necesario para ello una declaración de Dios diciendo que no
ha castigado a la persona enferma esto es, a todas luces, no contrastable empíricamente.
Sin embargo, en contra de lo que defendía Popper, puede suceder que una hipótesis sea
refutada por la experiencia y que sin embargo los científico no la abandonen. Las motivaciones
pueden ser varias y no podemos analizarlas todas pero las más usual es que, cuando una
hipótesis ha sido corroborada por un número elevado de experiencias y solamente falsada por
una o muy pocas experiencias los investigadores tienden a despreciar esas experiencias
contradictorias o a formular una hipótesis explicativa “ad hoc”.
Hipótesis “ad hoc” significa literalmente hipótesis “para esto”. En el contexto de la filosofía de
la ciencia significa una hipótesis que sirve para justificar datos empíricos que no están de
acuerdo con la teoría que mantenemos. En otras palabras es una hipótesis auxiliar que nos
permite seguir usando la hipótesis principal a pesar de que los datos de la experiencia nos la
muestran como falsa. Popper considera que el uso de hipótesis “ad hoc” en ciencia debe ser
nulo o mínimo.
III.B.1. Posibilidad de contrastación empírica: Por todo lo visto anteriormente es claro que para
que una hipótesis sea considerada científica es necesario que pueda analizarse sus
consecuencias de modo empírico y riguroso. Este rasgo es esencial ya que podemos construir
infinidad de hipótesis que no tengan basamento empírico alguno ni posibilidad de tenerlo.
III.B.3. Amplitud explicativa de la hipótesis: puede darse el caso de que dos hipótesis expliquen
con igual exactitud un mismo hecho a traves del lenguaje matemático en este caso ¿cuál
elegir? Los científicos tenderán a adoptar las hipótesis que tengan un mayor campo explicativo
es decir, que expliquen un mayor número de fenómenos.
Las leyes de Kepler (1571-1630) permitían predecir el movimiento de los astros sin embargo, la
teoría de Isaac Newton (1643-1727) explicaba no solo el movimiento de los planetas sino los
fenómenos de movimiento de caída libre en la Tierra. Esta fue la razón por la que las leyes de
Kepler fueron abandonadas por la teoría de la gravitación universal de Newton nacida en 1685.
III.B.4. Coherencia con el corpus científico: las hipótesis deben ser coherentes con el resto de
hipótesis ya contrastadas por la experimentación.
Entender, por ejemplo, que la construcción de las pirámides de Egipto fue realizada por los
atlantes es una hipótesis que no tiene coherencia con los conocimientos históricos actuales, no
es una hipótesis científica.
III.B.5. El principio de economía o la navaja de Occam: este principio hace referencia a un
razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más
sencilla es probablemente la correcta. En su forma más simple, el principio de Occam indica
que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad. Cuando dos
explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple es preferible.
Si vemos una res muerta en el campo y con señales de haber sido mordida, puede haber sido
víctima de los carroñeros o de una especie de mascota espacial llamada “chupacabras”. La
explicación más simple y suficiente es la lógica —mas no necesariamente la verdadera— según
el principio de Occam. En el caso de la res muerta, los culpables de sus mordiscos serán los
carroñeros terrestres con mayor probabilidad que un bicho intergaláctico.
* Suponer que los planetas orbitan alrededor del sol en órbitas fijas y elípticas. Unas leyes
simples nos permitirían predecir la posición de todos los cuerpos celestes.
* Suponer que los planetas giran alrededor de la Tierra. Para mantener esta teoría habría que
suponer cosas como que el tipo de movimiento de los planetas es diferentes en cada uno de
ellos, la necesidad de epiciclos para explicar sus retrocesos etc.
Entre estas dos teorías la ciencia escogerá la más simple y que necesite menos supuestos
auxiliares, en este caso la teoría heliocéntrica. “La Naturaleza goza de la simplicidad”.