Tema 4 DIPr

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LECCIÓN 4: EL RECONOCIMIENTO, EL EXEQUÁTUR Y LA EJECUCIÓN DE

DECISIONES JUDICIALES EXTRANJERAS.


I. LA EFICACIA EXTRATERRITORIAL DE LAS DECISIONES JUDICIALES EXTRANJERAS.

1. ASPECTOS GENERALES.

Una vez que un proceso con elemento extranjero ha concluido con la pertinente resolución
judicial, el siguiente problema que se plantea en DIPr es el de la eficacia extraterritorial de
dicha resolución en otro Estado porque en virtud de la exclusividad de la soberanía estatal, una
decisión judicial sólo produce efectos en el territorio del Estado donde fue dictada (art.117.3
CE).

Para superar este ppio de soberanía territorial se articulan mecanismos que garantizan la
eficacia extraterritorial de las resoluciones judiciales al no existir, en DI, ninguna regla que
obligue a los Estados a conceder dicha eficacia. Argumentos tales como el ppio de cooperación
internacional, la seguridad jurídica, la economía procesal y la continuidad de las relaciones
jurídicas fundamentan la exigencia de conceder efectos a las decisiones judiciales extranjeras.

Los mecanismos que los sistemas de DIPr conocen para garantizar la eficacia extraterritorial de
las resoluciones judiciales extranjeras son el reconocimiento y el exequátur.

El reconocimiento es la aceptación por el Derecho del foro de que la resolución extranjera


puso fin al objeto de la controversia y que puede desplegar determinados efectos en su
territorio. Ahora bien, conceder eficacia a una resolución extranjera no significa su aceptación
incondicionada en el Estado requerido (Estado del reconocimiento); es necesario realizar un
control destinado a comprobar que dicha resolución cumple con determinadas condiciones de
regularidad.

El concepto de reconocimiento hay que distinguirlo del de exequátur o declaración de


ejecutividad. Si lo que se quiere es ejecutar en el Estado requerido el mandato de dicha
resolución será necesario previamente convertirla en título ejecutivo porque la resolución
extranjera no lo es. El exequátur es el procedimiento mediante el cual se declara ejecutiva la
resolución extranjera en el Estado requerido. Una vez que la resolución es convertida en titulo
ejecutivo podrá procederse a la ejecución propiamente dicha. El exequátur o declaración de
ejecutividad se configura, pues, como presupuesto de la ejecución.

Sólo las resoluciones de condena obtendrán el exequátur, no las declarativas ni constitutivas


que no son susceptibles de ejecución (arts.521.1 y 523 LEC). Si como regla general el
procedimiento de exequátur es un procedimiento que se desarrolla en el Estado requerido, la
última tendencia en las normas europeas es la supresión de dicho procedimiento. Si la
sentencia es ejecutiva en origen extiende su efecto al Estado requerido, solicitándose
directamente al tribunal requerido su ejecución.

2. LOS EFECTOS DE LAS DECISIONES JUDICIALES EXTRANJERAS EN ESPAÑA.

Tradicionalmente el estudio de los efectos de las resoluciones extranjeras en España se realiza


en función de si es necesario el reconocimiento de dicha resolución en nuestro país, dado que
la resolución puede concebirse como un acto jurisdiccional (debiendo reconocerse para
desplegar efectos en nuestro territorio) o como un documento público (no necesitando ser
reconocida para tener eficacia extraterritorial).
- Los efectos vinculados al reconocimiento son:

a) Efecto de cosa juzgada. Este efecto se configura como un instrumento de defensa del
litigante vencedor en un juicio desarrollado en el extranjero, ya que si el litigante perdedor
inicia un proceso en España entre las mismas partes y con la misma causa, el vencedor podrá
oponer la excepción de cosa juzgada.

En su aspecto positivo el efecto de cosa juzgada supone que el juez español estará vinculado
por esta decisión, es decir, la decisión extranjera vincula a nuestros tribunales, que la
apreciarán como si hubiera sido dictada por ellos. Y en su aspecto negativo significa que no se
puede volver a plantear ante las autoridades españolas el asunto ya resuelto por la resolución
extranjera.

b) Efecto constitutivo. Si una resolución extranjera crea, extingue o modifica un derecho o


relación jurídica, deberá reconocerse para que despliegue en nuestro ordenamiento dicho
efecto.

c) Efecto registral. La decisión extranjera que constituye o declara un hecho o un derecho que
debe tener acceso al Registro civil español, debe ser reconocida previamente porque dicha
resolución es el título que permite realizar la inscripción registral. Por lo que se refiere al
Registro de la Propiedad se establece una regla análoga.

- Si consideramos la resolución extranjera como documento público, no será necesario el


reconocimiento de dicha resolución para que despliegue efectos en España. Los efectos no
vinculados al reconocimiento son:

a) Efecto probatorio. La resolución judicial, aunque sea extranjera, es un documento público y


como tal servirá de prueba en un proceso español si reúne los requisitos exigidos por el art.323
LEC.

b) Efecto de la determinación de la capacidad para determinados actos inscribibles en el


Registro español, es decir, la resolución extranjera puede servir de prueba para la realización
de un acto que debe inscribirse.

- El efecto derivado del exequátur es el ejecutivo, ya que el exequátur es el procedimiento


mediante el cual la resolución extranjera se convierte en título ejecutivo.

II. EL SISTEMA ESPAÑOL DE EFICACIA EXTRATERRITORIAL DE DECISIONES JUDICIALES


EXTRANJERAS: PLURALIDAD DE FUENTES.

Las normas españolas en materia de reconocimiento y exequátur son normas de origen


internacional (Convenios y Reglamentos) y de origen interno (Ley 29/2015, de 30 de julio, de
cooperación jurídica internacional en materia civil). En virtud del ppio de jerarquía normativa
solo podrá acudirse a las normas internas en defecto de las internacionales (arts. 96 CE, 288
TFUE y 2 LCJIMC).

Por lo que se refiere a las normas internacionales, vamos a distinguir entre Reglamentos en
materia patrimonial y reglamentos en materia de derecho de familia. En el ámbito del derecho
patrimonial tenemos el Reglamento (UE) nº 1215/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 12 de diciembre, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de
resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (refundición), antes Reglamento 44/2001.
Conforme a los arts.67 y 71, el presente Reglamento no afectará a la aplicación de las
disposiciones que, en materias particulares, regulen el reconocimiento o la ejecución de las
resoluciones en actos de la Unión (o en legislaciones armonizadas en ejecución de dichas
disposiciones), o en convenios en que los EEMM sean parte. No obstante, el Reglamento
sustituye a los convenios bilaterales firmados entre EEMM en materia de reconocimiento y
ejecución de resoluciones (art.69).

Existen otros Reglamentos que, en la materia patrimonial, recogen como solución la supresión
del exequátur: Reglamento (CE) nº 805/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de
abril, por el que se establece un título ejecutivo europeo para créditos no impugnados;
Reglamento (CE) nº 1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre, por
el que se establece un proceso monitorio europeo; Reglamento (CE) nº 861/2007 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de julio, por el que se establece un proceso europeo
de escasa cuantía (estos dos últimos modificados por el Reglamento (UE) nº 2015/2421 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre); Reglamento (UE) nº 655/2014 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de mayo, por el que se establece el procedimiento
relativo a la orden europea de retención de cuentas a fin de simplificar el cobro transfronterizo
de deudas en materia civil y mercantil.

En la materia familiar, destaca el Reglamento (CE) nº 2201/2003 Del Consejo, de 27 de


noviembre, relativo a la competencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones
judiciales en materia matrimonial y de responsabilidad parental, por el que se deroga el
Reglamento (CE) nº 1247/2000. En virtud de su art.60, en las relaciones entre los EEMM el
Reglamento primará sobre el Convenio europeo de 20 de mayo de 1980 relativo al
reconocimiento y ejecución de decisiones en materia de custodia de menores, así como al
restablecimiento de dicha custodia; y conforme al art.61, en las relaciones con el Convenio de
La Haya de 19 de octubre de 1996 relativo a la competencia, la ley aplicable, el
reconocimiento, la ejecución y la cooperación en materia de responsabilidad parental y de
medidas de protección de los niños, el presente Reglamento se aplicará “en lo que respecta al
reconocimiento y ejecución en el territorio de un EM de una resolución dictada por el órgano
jurisdiccional competente de otro EM, aun cuando el menor afectado tenga su residencia
habitual en un Estado no miembro que sea parte contratante del citado Convenio”.

El Reglamento 2201/2003 prevalece sobre los convenios bilaterales que nuestro país tiene
firmado con otros Estados de la UE y que regulan el reconocimiento y exequátur de
resoluciones en las materias cubiertas por el Reglamento.

También contienen normas sobre eficacia extraterritorial de resoluciones en el ámbito familiar


el Reglamento (CE) nº 4/2009 del Consejo, de 18 de diciembre, relativo a la competencia, la ley
aplicable, el reconocimiento y la ejecución de las resoluciones y la cooperación en materia de
obligaciones de alimentos; el Reglamento (UE) nº 650/2012 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 4 de julio, relativo a la competencia, la ley aplicable, el reconocimiento y la
ejecución de los documentos públicos en materia de sucesiones mortis causa y a la creación de
un certificado sucesorio europeo; el Reglamento (UE) nº 2016/1103 del Consejo, de 24 de
junio, por el que se establece una cooperación reforzada en el ámbito de la competencia, la ley
aplicable, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones en materia de regímenes
económicos matrimoniales; y el Reglamento (UE) nº 2016/1104 del Consejo, de 24 de junio,
por el que se establece una cooperación reforzada en el ámbito de la competencia, la ley
aplicable, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones en materia de efectos
patrimoniales de las uniones registradas (estos dos últimos con fecha de aplicación diferida a
29 de enero de 2019).
Entre los convenios internacionales que contienen normas sobre reconocimiento y ejecución
de resoluciones judiciales hay que distinguir entre convenios multilaterales y bilaterales. El
Convenio multilateral más importante es el Convenio de Lugano de 30 de octubre de 2007,
relativo a la competencia judicial y a la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y
mercantil, que vincula a los Estados de la UE y a Islandia, Noruega y Suiza. El Convenio de
Lugano será de aplicación cuando el Estado de origen de la resolución o el Estado requerido
fuese un Estado parte del Convenio y no del Reglamento (art.64).

Además existen otros Convenios que, en materias muy concretas, regulan el reconocimiento y
exequátur de resoluciones judiciales extranjeras (p.ej., el Convenio europeo de Luxemburgo,
de 20 de mayo de 1980, relativo al reconocimiento y ejecución de decisiones en materia de
custodia de menores, así como al restablecimiento de dicha custodia).

En el plano bilateral, España ha suscrito más de una veintena de convenios en materia de


reconocimiento y exequátur de decisiones judiciales extranjeras. Todos, salvo los firmados con
Rumanía y con El Salvador, son convenios simples, es decir, sólo regulan el reconocimiento y
exequátur, dejando el tema de la competencia judicial internacional en manos de la legislación
de cada Estado. Son muy heterogéneos tanto en la materia que regulan como en el
procedimiento de reconocimiento establecido (la mayor parte establecen el reconocimiento
por un procedimiento de homologación, aunque otros, como p.ej. el Convenio con Alemania o
con Austria, admiten el reconocimiento automático).

Hay que tener en cuenta que, en el plano bilateral, cuando el convenio es firmado con un EM,
se aplica el Reglamento 1215/2012 porque éste sustituye a dichos Convenios en aquellas
materias que regula. En consecuencia, el Reglamento sustituye a los Convenios firmados con
Francia, Italia, Alemania, Austria, Checoslovaquia (actual República Checa y República
Eslovaca), Bulgaria y Rumanía. De forma análoga, el Reglamento 2201/2003 sustituye a los
Convenios bilaterales firmados entre EEMM en las materias cubiertas por el Reglamento.
Además, el Convenio de Lugano desplaza, en las materias que regula, al Convenio hispano-
suizo de 19 de noviembre de 1896.

Por último, las normas internas de eficacia extraterritorial de resoluciones judiciales


extranjeras se encuentran recogidas en los arts. 41 a 55 LCJIMC, normas que se aplicarán de
forma subsidiaria cuando no sea aplicable una norma internacional ni una norma especial que
contenga previsiones en materia de reconocimiento de resoluciones judiciales extranjeras
(art.2 y Disposición Adicional Primera).

Existen también normas de reconocimiento de resoluciones judiciales extranjeras en leyes


especiales, como p.ej. la Ley 15/2015, de la jurisdicción voluntaria.

III. EL REGLAMENTO 1215/2012, DE 12 DE DICIEMBRE (REFUNDICIÓN).

1. LOS PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN.

La regulación detallada de la competencia judicial internacional que realiza el Reglamento


1215/2012 se complementa con las disposiciones contenidas en el Capítulo III (arts.36 a 57),
relativas al reconocimiento y a la ejecución de resoluciones judiciales. Establece como solución
el reconocimiento y exequátur automáticos (sin procedimiento alguno), en aras del ppio de
reconocimiento mutuo y la libre circulación de resoluciones judiciales en el espacio judicial
europeo.
No toda decisión dictada por un tribunal de un EM se beneficia de los mecanismos de eficacia
previstos en el Reglamento, porque deben cumplirse los siguientes presupuestos: ha de
tratarse de una resolución judicial dictada por un órgano jurisdiccional de un EM en una
materia cubierta por el Reglamento.

a) Ha de tratarse de una resolución judicial y al respecto el Reglamento contiene, en el art.2.a)


un concepto propio de resolución. Recoge una noción muy amplia de resolución con
independencia de su denominación (auto, providencia, …), y sin exigirse su firmeza (p.ej.
quedarían incluidas las resoluciones dictadas en rebeldía, las provisionales, las definitivas, …).
No obstante, y con respecto a las medidas provisionales y cautelares, de un lado, sólo van a
reconocerse y ejecutarse conforme al Reglamento 1215/2012 las dictadas por un órgano
jurisdiccional de un EM competente para conocer del fondo del asunto, por lo que, en caso
contrario, su eficacia se circunscribirá al territorio del EM donde fue dictada; por otra parte, si
la medida cautelar se adoptó inaudita altera parte solo podrá ejecutarse en otro EM si la
resolución que contiene la medida fue notificada al demandado antes de su ejecución.

b) La resolución debe haberse dictado en una materia incluida en el Reglamento, es decir, en


materia civil y mercantil (art.1), con independencia de la naturaleza del órgano jurisdiccional
que conozca del asunto. Si la resolución es dictada en una materia excluida de su ámbito de
aplicación, el Reglamento no es aplicable.

c) La resolución debe haberse dictado por un órgano jurisdiccional de un EM (incluido


Dinamarca), quedan excluidas las dictadas por órganos jurisdiccionales de terceros Estados. El
dato relevante es el Estado de origen de la resolución con independencia de que las partes
estén o no domiciliadas en un EM y sea cual fuere su nacionalidad.

2. EL RECONOCIMIENTO Y EL EXEQUÁTUR AUTOMÁTICO.

Como regla general, las resoluciones dictadas por un órgano jurisdiccional de un EM se


reconocen automáticamente en el EM requerido. El reconocimiento automático significa que
toda decisión dictada por un tribunal de un EM puede ser invocada directamente ante las
autoridades de cualquier otro EM, sin necesidad de que se desarrolle ningún procedimiento ad
hoc de homologación, ni que haya una decisión de sus órganos jurisdiccionales. La resolución
es reconocida de pleno derecho y los efectos que de ella se derivan se extienden al EM
requerido.

La parte que solicita el reconocimiento deberá presentar al órgano jurisdiccional requerido la


documentación que señala el art.37: una copia de la resolución, que reúna los requisitos
necesarios para ser considerada auténtica, y el certificado expedido conforme al formulario
establecido en el Anexo I.

Cualquier parte interesada podrá solicitar, conforme al procedimiento previsto para la


denegación de la ejecución, que se dicte una resolución en la que se declare que no concurren
los motivos de denegación del reconocimiento (art.36.2). En el supuesto de que la denegación
del reconocimiento se invocase como una cuestión incidental de la que depende la conclusión
de un procedimiento ante un órgano jurisdiccional de un EM, dicho órgano será competente
para conocer de tal cuestión (art.36.3).

El reconocimiento puede ser denegado, a petición de cualquier parte interesada, por los
motivos del art.45. La solicitud de denegación del reconocimiento se efectuará de conformidad
con el procedimiento previsto para la denegación de la ejecución.
La gran novedad del Reglamento 1215/2012 ha sido suprimir el procedimiento de exequátur,
es decir, el procedimiento destinado a declarar ejecutiva la resolución en el EM requerido.
Art.39: “las resoluciones dictadas en un EM que tengan fuerza ejecutiva en él gozarán también
de ésta en los demás EEMM sin necesidad de una declaración de fuerza ejecutiva”. De forma
análoga al reconocimiento, nos encontramos con un exequátur automático. Esto quiere decir
que ya no hay que solicitar al tribunal requerido que declare ejecutiva la resolución, sino que
lo que se le pide es su ejecución.

Si la resolución es ejecutiva en el EM de origen extiende su efecto al EM requerido debiendo


ser ejecutada en las mismas condiciones que si se hubiera dictado en ese EM (art.41.1). A
petición de la parte interesada el órgano de origen expedirá el certificado conforme al
formulario del Anexo I, que deberá presentar a la autoridad del EM de la ejecución (en nuestro
país, ante el JPI), junto con una copia de la resolución que reúna los requisitos necesarios para
ser considerada auténtica. A dicha parte no se le exigirá que tenga una dirección postal en el
EM requerido, ni que tenga un representante autorizado, a menos que dicho representante
sea obligatorio con independencia de la nacionalidad o del domicilio de las partes (art.41.3).

Una vez solicitada la ejecución se deberá notificar el certificado expedido por la autoridad de
origen a la persona contra quien se insta y, a petición de ella, se denegará la ejecución por los
motivos de denegación del art.45. También se aplicarán los motivos de denegación o
suspensión previstos en la legislación del EM requerido, siempre que no sean incompatibles
con los enumerados en el Reglamento (art.41.2).

En nuestro ord.jurídico la Disposición Final 25ª LEC establece que la denegación de la ejecución
se tramitará por los cauces del juicio verbal, siendo competente el JPI que conozca de la
ejecución. La demanda deberá presentarse en un plazo de 10 días a contar desde la fecha de la
notificación al demandado del despacho de la ejecución (art.437 LEC). Tras la solicitud de
denegación de la ejecución, y a instancia de la parte que la instó, el JPI podrá decidir: a) limitar
el procedimiento de ejecución a medidas cautelares; b) condicionar la ejecución a la
constitución de las garantías que determine el propio órgano; o c) suspender, en todo o en
parte, el procedimiento de ejecución. En todo caso, si en el EM de origen se hubiera
suspendido la fuerza ejecutiva de la resolución, deberá suspenderse sin más dilación el
procedimiento de ejecución en España. El Letrado de la AJ dará traslado de la demanda al
demandado para que conteste en un plazo de 10 días, dándose traslado al actor de este escrito
y de los documentos que lo acompañan.

3. LOS MOTIVOS DE DENEGACIÓN.

Están enumerados de forma taxativa en el art.45. Son comunes para el reconocimiento y la


ejecución. Su interpretación debe ser restrictiva y su aplicación excepcional. En ningún caso la
resolución puede ser objeto de una revisión en cuanto al fondo (art.52). Los motivos de
denegación, que en el reconocimiento pueden ser invocados por cualquier parte interesada y
en fase de ejecución sólo por la persona contra la que se insta la ejecución, son:

a) Contrariedad manifiesta del reconocimiento de la resolución con el orden público del EM


requerido.

El orden público es un concepto jurídico indeterminado que comprende el conjunto de valores


o ppios básicos, fundamentales e irrenunciables del ord.jurídico del Estado requerido. El orden
público español ha adquirido una nueva dimensión a partir de la vigencia de la CE de 1978,
impregnado en particular por las exigencias del art.24 CE.
La función de este motivo de denegación es rechazar la eficacia de una resolución cuando se
derive de una violación manifiesta de los ppios esenciales del EM requerido. Por ello, su
aplicación debe ser muy excepcional (el orden público no puede invocarse para controlar la
competencia judicial internacional, ni para controlar la ley aplicada).

Si bien no corresponde al Tribunal de Justifica definir el contenido del concepto de orden


público de un Estado contratante, sí le corresponde controlar los límites dentro de los cuales
los tribunales de un Estado contratante pueden recurrir a este concepto para no reconocer
una resolución dictada por un órgano jurisdiccional de otro Estado contratante.

El orden público del art.45.1.a) comprende tanto la dimensión material como la procesal.
Pueden existir supuestos de lesión de los derechos de defensa no cubiertos expresamente por
el Reglamento, supuestos en los que se puede invocar la cláusula del orden público en su
dimensión procesal. No obstante, el derecho de defensa no puede concebirse como una
prerrogativa absoluta puesto que, en ocasiones, puede sufrir restricciones siempre que estén
justificadas por la medida de que se trate y siempre que no constituyan un menoscabo
desproporcionado del derecho de defensa.

b) Lesión de los derechos de defensa del demandado.

El art.45.1.b) establece que se denegará el reconocimiento cuando “la resolución se haya


dictado en rebeldía, si no se entregó al demandado la cédula de emplazamiento o documento
equivalente de forma tal y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse, a menos que
no haya recurrido contra dicha resolución cuando pudo hacerlo”.

A sensu contrario, si el demandado compareció no puede aplicarse este motivo de denegación.


El concepto de “rebeldía” ha sido interpretado de forma autónoma por el Tribunal de Justicia,
al entender que se encuentra en tal situación aquel demandado que no tuvo conocimiento del
procedimiento entablado contra él y no tuvo posibilidad de defenderse.

Esto no quiere decir que a todas las resoluciones dictadas en rebeldía se les denegará la
eficacia, ya que dicha rebeldía debe conectarse con las condiciones exigidas en la norma
(notificación de la cédula de emplazamiento o documento equivalente en forma tal y con
tiempo suficiente para preparar su defensa). Por lo tanto, si el demandado tuvo conocimiento
del procedimiento entablado contra él, no sufrió lesión de sus derechos de defensa y no
compareció porque no quiso hacerlo, la resolución será reconocida y ejecutada en el EM
requerido.

Se entenderá que la notificación se ha realizado correctamente cuando la forma en la que se


ha practicado permitió al demandado preparar su defensa, con independencia de lo dispuesto
en el Derecho del EM de origen. Por lo que se refiere a la notificación “con tiempo suficiente”,
ésta deberá ser apreciada por el juez requerido en función de todas las circunstancias
presentes en el caso, no estando vinculado en dicho examen ni por los plazos del ord.jurídico
del juez del EM de origen, ni por los establecidos en su propio ordenamiento.

Además, la norma exige que el demandado haya observado un comportamiento diligente


durante el proceso de origen, ya que si pudo recurrir la resolución y no lo hizo, el
reconocimiento y la ejecución no serán denegados al haber dejado pasar la oportunidad de
defenderse. No existe ninguna referencia a la posibilidad de que se pueda denegar la eficacia
porque se haya lesionado un derecho de defensa distinto del contemplado expresamente en la
norma (p.ej., al demandado se le notificó la demanda en tiempo y en forma y no pudo
comparecer por causa de fuerza mayor, el demandado fue privado de su derecho a la
asistencia letrada, …). En dichos supuestos podrá recurrirse a la cláusula del orden público en
su dimensión procesal.

c) Inconciliabilidad de resoluciones.

Los mecanismos procesales del litispendencia y conexidad regulados en los arts. 29 a 34 tienen
como finalidad evitar que se dicten resoluciones judiciales inconciliables. El Reglamento
distingue dos supuestos de inconciliabilidad:

- El primero hace referencia a que “la resolución es inconciliable con una resolución dictada
entre las mismas partes en el EM requerido” (art.45.1.c)).

La norma exige que se hayan dictado dos resoluciones inconciliables y existirá esa
inconciliabilidad cuando las sentencias “implican consecuencias jurídicas que se excluyen
recíprocamente”. El art.45.1.c) sólo contempla la inconciliabilidad de resoluciones (por lo que
se excluyen las transacciones judiciales); dictadas entre las mismas partes; y con
independencia de que la del EM requerido haya sido dictada con anterioridad o no a aquella
cuyo reconocimiento se ha solicitado.

- El segundo se produce cuando “la resolución es inconciliable con una resolución dictada con
anterioridad en otro EM o un Estado tercero entre las mismas partes en un litigio que tenga el
mismo objeto y la misma causa, cuando esta última resolución reúna las condiciones
necesarias para su reconocimiento en el EM requerido” (art.45.1.d)).

Se consagra expresamente la regla de la prioridad temporal, siendo la fecha relevante la de su


pronunciamiento.

d) Control de la competencia judicial internacional en los supuestos de vulneración de los foros


en materia de seguros, contratos celebrados por los consumidores y contrato individual de
trabajo, o no se hubieran respetado los foros exclusivos del art.24.

Como regla general, en el Reglamento se prohíbe el control de la competencia judicial


internacional, es decir, el juez del EM requerido no puede verificar si el órgano jurisdiccional
de origen se declaró competente respetando las disposiciones del Cap.II del Reglamento. El
ppio de confianza recíproca entre los jueces de los EEMM justifica esta ausencia de control.
Además, en esta materia no puede invocarse la cláusula del orden público (art.45.3).

Las dos únicas excepciones en las que el juez requerido puede controlar la competencia
judicial internacional del juez de origen son las que se contemplan en el art.45.1.e): cuando se
vulneraron los foros de protección en el supuesto de que el demandado sea la parte débil y
cuando no se respetaron los foros exclusivos del art.24. En la apreciación de estos criterios de
competencia, el órgano jurisdiccional requerido quedará vinculado por los antecedentes de
hecho en los que el órgano jurisdiccional del EM de origen haya fundado su competencia.

V. LA REGULACIÓN EN DEFECTO DE INSTRUMENTO SUPRAESTATAL.

1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.

La LCJIMC se aplica en materia civil y mercantil con independencia de la naturaleza del órgano
jurisdiccional, incluyendo la responsabilidad civil derivada de delito y los contratos de trabajo.
En virtud de lo dispuesto en su art.41, son susceptibles de reconocimiento y exequátur:

- Las resoluciones extranjeras firmas recaídas en un procedimiento contencioso.


- Las resoluciones extranjeras definitivas adoptadas en el marco de un procedimiento de
jurisdicción voluntaria.

- Los documentos públicos extranjeros.

- Las medidas cautelares y provisionales pero solo en el supuesto de que su denegación


suponga una vulneración de la tutela judicial efectiva y siempre que se hubieran adoptado
previa audiencia de la parte contraria.

Por regla general, se exige la firmeza de la resolución, es decir, que no quepa ningún recurso
contra ella en el Estado de origen (art.43). La única salvedad se establece para las medidas
cautelares y provisionales pero siempre que se cumplan las condiciones que se establecen.
Desde un punto de vista temporal las nuevas reglas de la Ley se aplican a las demandas de
exequátur que se presenten ante los órganos jurisdiccionales españoles con posterioridad al
21 de agosto de 2015, con independencia de la fecha en que se hubiese dictado la resolución
extranjera (Disposición Transitoria Única).

2. EL RECONOCIMIENTO.

Como regla general la LCJIMC somete el reconocimiento al procedimiento de exequátur.


Establece en el art.42 que el proceso de exequátur es el procedimiento “para declarar a título
principal el reconocimiento de una resolución judicial extranjera y, en su caso, para autorizar
su ejecución”. Además, el mismo procedimiento se podrá utilizar para declarar que una
resolución extranjera no es susceptible de reconocimiento, por incurrir en alguna de las causas
de denegación previstas en el art.46.

El procedimiento de exequátur se configura, pues, como un único procedimiento en el que se


pueden obtener dos pronunciamientos (reconocimiento y exequátur). Si la sentencia es
declarativa o constitutiva obtendrá el reconocimiento y si es de condena será convertida,
además, en título ejecutivo. Las resoluciones extranjeras que tengan fuerza ejecutiva en origen
podrán ejecutarse en España una vez que se haya obtenido el exequátur (art.50).

La LCJIMC admite también el reconocimiento automático, pero solo cuando el reconocimiento


de la resolución extranjera se plantee de forma incidental en un procedimiento judicial. El juez
que conozca del procedimiento deberá pronunciarse respecto a dicho reconocimiento. La
eficacia del reconocimiento incidental quedará limitada a lo resuelto en el proceso principal y
no impedirá que se solicite el exequátur de la resolución extranjera (art.44.2).

Además, no se requerirá procedimiento especial para la inscripción en los Registros españoles


de la Propiedad, Mercantil y de Bienes Muebles de las resoluciones extranjeras que no
admitan recurso con arreglo a su legislación, ya se trate de resoluciones judiciales firmes o de
resoluciones de jurisdicción voluntaria definitivas (art.59).

En virtud del reconocimiento, la resolución extranjera podrá producir en España los mismos
efectos que produce en el Estado de origen (tesis de la extensión de los efectos) y si la
resolución contiene una medida que es desconocida en nuestro ordenamiento, se adaptará a
una medida conocida que tenga efectos equivalentes, si bien tal adaptación no tendrá más
efectos que los dispuestos en el Derecho del Estado de origen (art.44.4).

Con respecto a las resoluciones judiciales extranjeras susceptibles de modificación, se


establece en el art.45 una doble posibilidad: a) solicitar el reconocimiento por vía principal o
incidental, de forma que una vez reconocida la resolución podrá ser modificada por los
órganos jurisdiccionales españoles; o b) plantear una nueva demanda en un procedimiento
declarativo ante los órganos jurisdiccionales españoles.

3. LAS CAUSAS DE DENEGACIÓN.

Las resoluciones extranjeras firmes no se reconocerán si concurre alguna de las causas que
enumera el art.46. Se prohíbe la revisión de fondo y el control de la competencia legislativa
(art.48) y se permite el reconocimiento parcial (art.49).

La principal novedad que ha introducido la LCJIMC en esta materia es la inversión de la carga


de la prueba de forma que ahora será la parte demandada en el proceso de exequátur la que
tendrá que invocar y probar, en su contestación a la demanda, la concurrencia de alguna de
esas causas.

Las causas de denegación son:

a) Contrariedad de la sentencia con el orden público.

Se denegará el reconocimiento de la resolución judicial extranjera “cuando fuera contraria al


orden público” (art.46.1.a)). El orden público es un concepto jurídico indeterminado que está
constituido por el conjunto de ppios y valores fundamentales que inspiran un ord.jurídico. El
TC ha afirmado que el orden público español es un “orden público institucional”.

Debe entenderse que la contrariedad debe ser “manifiesta”, es decir, el orden público debe
intervenir siempre de forma excepcional y su interpretación debe ser restrictiva.

b) Lesión de los derechos de defensa de cualquiera de las partes.

Esta causa recoge la dimensión procesal del orden público, ya que se denegará el
reconocimiento de la sentencia extranjera “cuando se hubiera dictado con manifiesta
infracción de los derechos de defensa de cualquiera de las partes”. Si la resolución se dictó en
rebeldía se entiende que existe una manifiesta infracción de los derechos de defensa “si no se
entregó al demandado la cédula de emplazamiento o documento equivalente de forma regular
y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse” (art.46.1.b)).

El orden público del art.46.1.a) debe entenderse referido al “orden público material”.

c) Control de la competencia judicial internacional.

Se denegará el reconocimiento “cuando la resolución extranjera se hubiere pronunciado sobre


una materia respecto a la cual fueren exclusivamente competentes los órganos jurisdiccionales
españoles o, respecto a las demás materias, si la competencia del juez de origen no obedeciere
a una conexión razonable (art.46.1.c)).

La finalidad de esta condición es verificar que existía un ppio de proximidad entre el órgano
jurisdiccional extranjero que dictó la resolución y el litigio. En todo caso se denegará el
reconocimiento si la sentencia extranjera se dictó vulnerando los foros exclusivos españoles.
Se presumirá la existencia de una conexión razonable con el litigio cuando el órgano
jurisdiccional extranjero hubiere basado su competencia judicial internacional en criterios
similares a los previstos en la legislación española. Con esta formulación la norma está
recogiendo la denominada “técnica bilateralista”, es decir, si el tribunal extranjero se declaró
competente sobre la base de unos foros parecidos a los previstos en la legislación española se
entenderá que era competente porque, en un supuesto similar, un tribunal español lo hubiera
sido.
d) Inconciliabilidad de resoluciones.

El ppio de seguridad jurídica justifica esta condición. Se recogen en la norma dos supuestos de
inconciliabilidad: de un lado, “cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución
dictada en España” (art.46.1.d)); y de otra parte, “cuando la resolución fuera inconciliable con
una resolución dictada con anterioridad en otro Estado, cuando esta última resolución
reuniera las condiciones necesarias para su reconocimiento en España” (art.46.1.e)).

Para que exista inconciliabilidad no se exige que exista una triple identidad (objeto, partes y
causa), ya que se considera que existe contradicción entre sentencias cuando ambas no
pueden cumplirse al mismo tiempo. En el supuesto de que la inconciliabilidad sea con una
resolución española no se exige que ésta se haya dictado con anterioridad a aquélla cuyo
reconocimiento se solicita. La española prevalece siempre. En el segundo caso sí porque
ninguna de las dos resoluciones ha sido dictada por nuestros órganos jurisdiccionales.

e) Pendencia de un proceso en España.

Se denegará el reconocimiento “cuando existiera un litigio pendiente en España entre las


mismas partes y con el mismo objeto, iniciado con anterioridad al proceso en el extranjero”
(art.46.1.f)). Al haberse iniciado antes el proceso en España, se prefiere que conozcan
nuestros órganos y se evitan comportamientos fraudulentos de las partes.

5. EL PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR.

Arts. 52 a 55 de la Ley. Se trata de un procedimiento de control formal que debe desarrollarse


siempre que se solicite el reconocimiento a título principal y el exequátur de una resolución
judicial extranjera.

Es competente el JPI del domicilio de la parte frente a la que se solicita el reconocimiento o


ejecución, o de la persona a quien se refieren los efectos de la resolución judicial extranjera
(art.52 LCJIMC). Subsidiariamente, la competencia territorial se determinará por el lugar de
ejecución o por el lugar en el que la resolución deba producir sus efectos, siendo competente,
en último caso, el JPI ante el que se interponga la demanda de exequátur.

Conforme a estos mismos criterios corresponde a los Juzgados de lo Mercantil conocer de las
solicitudes de exequátur de resoluciones judiciales extranjeras que versen sobre materias de
su competencia. Si la parte contra la que se insta el exequátur estuviera sometida a proceso
concursal en España y la resolución tuviese por objeto algunas de las materias competencia del
juez del concurso, la competencia para conocer de la solicitud de exequátur corresponderá al
juez del concurso y se sustanciará por los trámites del incidente concursal.

El proceso se inicia mediante demanda a instancia de cualquier persona que acredite un


interés legítimo y se habrá de dirigir contra aquella/s parte/s frente a las que se quiera hacer
valer la resolución judicial extranjera. Las partes deben estar representadas por procurador y
asistidas de letrado y podrán solicitar las prestaciones que pudieren corresponderles conforme
a la Ley de asistencia jurídica gratuita. En el mismo escrito podrán acumularse la demanda de
exequátur y la solicitud de ejecución.

La demanda deberá ir acompañada de los documentos que se enumeran en el art.54.4. Tanto


la demanda como los documentos presentados serán examinados por el Letrado de la AJ que
dictará decreto admitiendo la misma y dando traslado de ella a la parte demandada para que
se oponga en el plazo de 30 días.
Formalizada la oposición o transcurrido el plazo para ello sin que la misma se haya interpuesto,
el órgano jurisdiccional resolverá, en el plazo de 10 días, mediante auto. El MF intervendrá
siempre en el procedimiento de exequátur y se le dará traslado de todas las actuaciones
(art.54.8). Contra el auto de exequátur solo cabe interponer recurso de apelación y contra la
resolución dictada por la AP en 2ª instancia, puede interponerse recurso extraordinario por
infracción procesal o recurso de casación conforme a lo previsto en la LEC (art.55).

Una vez que la resolución judicial extranjera ha sido declarada ejecutiva podrá ejecutarse en
España, como si fuese una sentencia española, siguiendo las disposiciones LEC.

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