Tema 4 DIPr
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Tema 4 DIPr
1. ASPECTOS GENERALES.
Una vez que un proceso con elemento extranjero ha concluido con la pertinente resolución
judicial, el siguiente problema que se plantea en DIPr es el de la eficacia extraterritorial de
dicha resolución en otro Estado porque en virtud de la exclusividad de la soberanía estatal, una
decisión judicial sólo produce efectos en el territorio del Estado donde fue dictada (art.117.3
CE).
Para superar este ppio de soberanía territorial se articulan mecanismos que garantizan la
eficacia extraterritorial de las resoluciones judiciales al no existir, en DI, ninguna regla que
obligue a los Estados a conceder dicha eficacia. Argumentos tales como el ppio de cooperación
internacional, la seguridad jurídica, la economía procesal y la continuidad de las relaciones
jurídicas fundamentan la exigencia de conceder efectos a las decisiones judiciales extranjeras.
Los mecanismos que los sistemas de DIPr conocen para garantizar la eficacia extraterritorial de
las resoluciones judiciales extranjeras son el reconocimiento y el exequátur.
a) Efecto de cosa juzgada. Este efecto se configura como un instrumento de defensa del
litigante vencedor en un juicio desarrollado en el extranjero, ya que si el litigante perdedor
inicia un proceso en España entre las mismas partes y con la misma causa, el vencedor podrá
oponer la excepción de cosa juzgada.
En su aspecto positivo el efecto de cosa juzgada supone que el juez español estará vinculado
por esta decisión, es decir, la decisión extranjera vincula a nuestros tribunales, que la
apreciarán como si hubiera sido dictada por ellos. Y en su aspecto negativo significa que no se
puede volver a plantear ante las autoridades españolas el asunto ya resuelto por la resolución
extranjera.
c) Efecto registral. La decisión extranjera que constituye o declara un hecho o un derecho que
debe tener acceso al Registro civil español, debe ser reconocida previamente porque dicha
resolución es el título que permite realizar la inscripción registral. Por lo que se refiere al
Registro de la Propiedad se establece una regla análoga.
Por lo que se refiere a las normas internacionales, vamos a distinguir entre Reglamentos en
materia patrimonial y reglamentos en materia de derecho de familia. En el ámbito del derecho
patrimonial tenemos el Reglamento (UE) nº 1215/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 12 de diciembre, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de
resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (refundición), antes Reglamento 44/2001.
Conforme a los arts.67 y 71, el presente Reglamento no afectará a la aplicación de las
disposiciones que, en materias particulares, regulen el reconocimiento o la ejecución de las
resoluciones en actos de la Unión (o en legislaciones armonizadas en ejecución de dichas
disposiciones), o en convenios en que los EEMM sean parte. No obstante, el Reglamento
sustituye a los convenios bilaterales firmados entre EEMM en materia de reconocimiento y
ejecución de resoluciones (art.69).
Existen otros Reglamentos que, en la materia patrimonial, recogen como solución la supresión
del exequátur: Reglamento (CE) nº 805/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de
abril, por el que se establece un título ejecutivo europeo para créditos no impugnados;
Reglamento (CE) nº 1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre, por
el que se establece un proceso monitorio europeo; Reglamento (CE) nº 861/2007 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de julio, por el que se establece un proceso europeo
de escasa cuantía (estos dos últimos modificados por el Reglamento (UE) nº 2015/2421 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre); Reglamento (UE) nº 655/2014 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de mayo, por el que se establece el procedimiento
relativo a la orden europea de retención de cuentas a fin de simplificar el cobro transfronterizo
de deudas en materia civil y mercantil.
El Reglamento 2201/2003 prevalece sobre los convenios bilaterales que nuestro país tiene
firmado con otros Estados de la UE y que regulan el reconocimiento y exequátur de
resoluciones en las materias cubiertas por el Reglamento.
Además existen otros Convenios que, en materias muy concretas, regulan el reconocimiento y
exequátur de resoluciones judiciales extranjeras (p.ej., el Convenio europeo de Luxemburgo,
de 20 de mayo de 1980, relativo al reconocimiento y ejecución de decisiones en materia de
custodia de menores, así como al restablecimiento de dicha custodia).
Hay que tener en cuenta que, en el plano bilateral, cuando el convenio es firmado con un EM,
se aplica el Reglamento 1215/2012 porque éste sustituye a dichos Convenios en aquellas
materias que regula. En consecuencia, el Reglamento sustituye a los Convenios firmados con
Francia, Italia, Alemania, Austria, Checoslovaquia (actual República Checa y República
Eslovaca), Bulgaria y Rumanía. De forma análoga, el Reglamento 2201/2003 sustituye a los
Convenios bilaterales firmados entre EEMM en las materias cubiertas por el Reglamento.
Además, el Convenio de Lugano desplaza, en las materias que regula, al Convenio hispano-
suizo de 19 de noviembre de 1896.
El reconocimiento puede ser denegado, a petición de cualquier parte interesada, por los
motivos del art.45. La solicitud de denegación del reconocimiento se efectuará de conformidad
con el procedimiento previsto para la denegación de la ejecución.
La gran novedad del Reglamento 1215/2012 ha sido suprimir el procedimiento de exequátur,
es decir, el procedimiento destinado a declarar ejecutiva la resolución en el EM requerido.
Art.39: “las resoluciones dictadas en un EM que tengan fuerza ejecutiva en él gozarán también
de ésta en los demás EEMM sin necesidad de una declaración de fuerza ejecutiva”. De forma
análoga al reconocimiento, nos encontramos con un exequátur automático. Esto quiere decir
que ya no hay que solicitar al tribunal requerido que declare ejecutiva la resolución, sino que
lo que se le pide es su ejecución.
Una vez solicitada la ejecución se deberá notificar el certificado expedido por la autoridad de
origen a la persona contra quien se insta y, a petición de ella, se denegará la ejecución por los
motivos de denegación del art.45. También se aplicarán los motivos de denegación o
suspensión previstos en la legislación del EM requerido, siempre que no sean incompatibles
con los enumerados en el Reglamento (art.41.2).
En nuestro ord.jurídico la Disposición Final 25ª LEC establece que la denegación de la ejecución
se tramitará por los cauces del juicio verbal, siendo competente el JPI que conozca de la
ejecución. La demanda deberá presentarse en un plazo de 10 días a contar desde la fecha de la
notificación al demandado del despacho de la ejecución (art.437 LEC). Tras la solicitud de
denegación de la ejecución, y a instancia de la parte que la instó, el JPI podrá decidir: a) limitar
el procedimiento de ejecución a medidas cautelares; b) condicionar la ejecución a la
constitución de las garantías que determine el propio órgano; o c) suspender, en todo o en
parte, el procedimiento de ejecución. En todo caso, si en el EM de origen se hubiera
suspendido la fuerza ejecutiva de la resolución, deberá suspenderse sin más dilación el
procedimiento de ejecución en España. El Letrado de la AJ dará traslado de la demanda al
demandado para que conteste en un plazo de 10 días, dándose traslado al actor de este escrito
y de los documentos que lo acompañan.
El orden público del art.45.1.a) comprende tanto la dimensión material como la procesal.
Pueden existir supuestos de lesión de los derechos de defensa no cubiertos expresamente por
el Reglamento, supuestos en los que se puede invocar la cláusula del orden público en su
dimensión procesal. No obstante, el derecho de defensa no puede concebirse como una
prerrogativa absoluta puesto que, en ocasiones, puede sufrir restricciones siempre que estén
justificadas por la medida de que se trate y siempre que no constituyan un menoscabo
desproporcionado del derecho de defensa.
Esto no quiere decir que a todas las resoluciones dictadas en rebeldía se les denegará la
eficacia, ya que dicha rebeldía debe conectarse con las condiciones exigidas en la norma
(notificación de la cédula de emplazamiento o documento equivalente en forma tal y con
tiempo suficiente para preparar su defensa). Por lo tanto, si el demandado tuvo conocimiento
del procedimiento entablado contra él, no sufrió lesión de sus derechos de defensa y no
compareció porque no quiso hacerlo, la resolución será reconocida y ejecutada en el EM
requerido.
c) Inconciliabilidad de resoluciones.
Los mecanismos procesales del litispendencia y conexidad regulados en los arts. 29 a 34 tienen
como finalidad evitar que se dicten resoluciones judiciales inconciliables. El Reglamento
distingue dos supuestos de inconciliabilidad:
- El primero hace referencia a que “la resolución es inconciliable con una resolución dictada
entre las mismas partes en el EM requerido” (art.45.1.c)).
La norma exige que se hayan dictado dos resoluciones inconciliables y existirá esa
inconciliabilidad cuando las sentencias “implican consecuencias jurídicas que se excluyen
recíprocamente”. El art.45.1.c) sólo contempla la inconciliabilidad de resoluciones (por lo que
se excluyen las transacciones judiciales); dictadas entre las mismas partes; y con
independencia de que la del EM requerido haya sido dictada con anterioridad o no a aquella
cuyo reconocimiento se ha solicitado.
- El segundo se produce cuando “la resolución es inconciliable con una resolución dictada con
anterioridad en otro EM o un Estado tercero entre las mismas partes en un litigio que tenga el
mismo objeto y la misma causa, cuando esta última resolución reúna las condiciones
necesarias para su reconocimiento en el EM requerido” (art.45.1.d)).
Las dos únicas excepciones en las que el juez requerido puede controlar la competencia
judicial internacional del juez de origen son las que se contemplan en el art.45.1.e): cuando se
vulneraron los foros de protección en el supuesto de que el demandado sea la parte débil y
cuando no se respetaron los foros exclusivos del art.24. En la apreciación de estos criterios de
competencia, el órgano jurisdiccional requerido quedará vinculado por los antecedentes de
hecho en los que el órgano jurisdiccional del EM de origen haya fundado su competencia.
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La LCJIMC se aplica en materia civil y mercantil con independencia de la naturaleza del órgano
jurisdiccional, incluyendo la responsabilidad civil derivada de delito y los contratos de trabajo.
En virtud de lo dispuesto en su art.41, son susceptibles de reconocimiento y exequátur:
Por regla general, se exige la firmeza de la resolución, es decir, que no quepa ningún recurso
contra ella en el Estado de origen (art.43). La única salvedad se establece para las medidas
cautelares y provisionales pero siempre que se cumplan las condiciones que se establecen.
Desde un punto de vista temporal las nuevas reglas de la Ley se aplican a las demandas de
exequátur que se presenten ante los órganos jurisdiccionales españoles con posterioridad al
21 de agosto de 2015, con independencia de la fecha en que se hubiese dictado la resolución
extranjera (Disposición Transitoria Única).
2. EL RECONOCIMIENTO.
En virtud del reconocimiento, la resolución extranjera podrá producir en España los mismos
efectos que produce en el Estado de origen (tesis de la extensión de los efectos) y si la
resolución contiene una medida que es desconocida en nuestro ordenamiento, se adaptará a
una medida conocida que tenga efectos equivalentes, si bien tal adaptación no tendrá más
efectos que los dispuestos en el Derecho del Estado de origen (art.44.4).
Las resoluciones extranjeras firmes no se reconocerán si concurre alguna de las causas que
enumera el art.46. Se prohíbe la revisión de fondo y el control de la competencia legislativa
(art.48) y se permite el reconocimiento parcial (art.49).
Debe entenderse que la contrariedad debe ser “manifiesta”, es decir, el orden público debe
intervenir siempre de forma excepcional y su interpretación debe ser restrictiva.
Esta causa recoge la dimensión procesal del orden público, ya que se denegará el
reconocimiento de la sentencia extranjera “cuando se hubiera dictado con manifiesta
infracción de los derechos de defensa de cualquiera de las partes”. Si la resolución se dictó en
rebeldía se entiende que existe una manifiesta infracción de los derechos de defensa “si no se
entregó al demandado la cédula de emplazamiento o documento equivalente de forma regular
y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse” (art.46.1.b)).
El orden público del art.46.1.a) debe entenderse referido al “orden público material”.
La finalidad de esta condición es verificar que existía un ppio de proximidad entre el órgano
jurisdiccional extranjero que dictó la resolución y el litigio. En todo caso se denegará el
reconocimiento si la sentencia extranjera se dictó vulnerando los foros exclusivos españoles.
Se presumirá la existencia de una conexión razonable con el litigio cuando el órgano
jurisdiccional extranjero hubiere basado su competencia judicial internacional en criterios
similares a los previstos en la legislación española. Con esta formulación la norma está
recogiendo la denominada “técnica bilateralista”, es decir, si el tribunal extranjero se declaró
competente sobre la base de unos foros parecidos a los previstos en la legislación española se
entenderá que era competente porque, en un supuesto similar, un tribunal español lo hubiera
sido.
d) Inconciliabilidad de resoluciones.
El ppio de seguridad jurídica justifica esta condición. Se recogen en la norma dos supuestos de
inconciliabilidad: de un lado, “cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución
dictada en España” (art.46.1.d)); y de otra parte, “cuando la resolución fuera inconciliable con
una resolución dictada con anterioridad en otro Estado, cuando esta última resolución
reuniera las condiciones necesarias para su reconocimiento en España” (art.46.1.e)).
Para que exista inconciliabilidad no se exige que exista una triple identidad (objeto, partes y
causa), ya que se considera que existe contradicción entre sentencias cuando ambas no
pueden cumplirse al mismo tiempo. En el supuesto de que la inconciliabilidad sea con una
resolución española no se exige que ésta se haya dictado con anterioridad a aquélla cuyo
reconocimiento se solicita. La española prevalece siempre. En el segundo caso sí porque
ninguna de las dos resoluciones ha sido dictada por nuestros órganos jurisdiccionales.
5. EL PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR.
Conforme a estos mismos criterios corresponde a los Juzgados de lo Mercantil conocer de las
solicitudes de exequátur de resoluciones judiciales extranjeras que versen sobre materias de
su competencia. Si la parte contra la que se insta el exequátur estuviera sometida a proceso
concursal en España y la resolución tuviese por objeto algunas de las materias competencia del
juez del concurso, la competencia para conocer de la solicitud de exequátur corresponderá al
juez del concurso y se sustanciará por los trámites del incidente concursal.
Una vez que la resolución judicial extranjera ha sido declarada ejecutiva podrá ejecutarse en
España, como si fuese una sentencia española, siguiendo las disposiciones LEC.