Análisis Critico Sobre La Pedofilia, Alexander Apóstol

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ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE LA PEDOFILIA Y EL MAP

(MOVIMIENTO ACTIVISTA PEDÓFILO):

Autor: Alexander Apóstol


C.I. 24.325.062

Para este análisis primeramente es importante aclarar el término de pedofilia y la


definición de las siglas MAP. La pedofilia o trastorno pedófilo según el Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM -V, es una forma de parafilia
que se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos
sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados a los niños. Mientras que las
siglas MAP, es la abreviatura de un movimiento conocido como “Movimiento Activista
Pedófilo” que busca cambiar el concepto que se tiene de la pedofilia en relación al
abuso de menores, queriendo que se perciba como si fuera una orientación sexual, de
esta formal normalizarla en la sociedad y retirarla como un trastorno mental.

Con base a lo anterior, es importante clarificar que definitivamente la pedofilia


no es una orientación sexual, se trata de un trastorno y existen diferencias significativas
entre ambas cosas, en primer lugar la orientación sexual alude a la atracción erótico-
afectiva que una persona siente por otra persona de uno u otro sexo, atracción que es
manejada mediante el acuerdo o consenso de las partes involucradas libremente;
mientras que la pedofilia se refiere a la excitación o el placer sexual que obtiene una
persona adulta o un adolescente mayor de edad, al llevar a cabo actividades o al tener
fantasías sexuales con niñas/os menores, generalmente de entre 6 y 12 años (infancia y
pre-adolescencia) aun cuando no tienen la capacidad de comprender o corresponder,
generándoles: confusión, miedo, sufrimiento emocional, acercamiento negativo a la
sexualidad y secuelas traumáticas a futuro.

De esta forma, la pedofilia conlleva aspectos mentales, institucionales, de


actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones y otros; que de
no ser tratada terapéuticamente puede producir que un adulto abuse sexualmente de un
menor, incumpliendo así con la ley y convirtiéndose en un pederasta (práctica criminal
de la pedofilia yendo más allá de las fantasías y el deseo, a la acción y el ejercicio
abusivo) y en un delincuente. Por lo tanto, la pedofilia no puede ser concebida como
una orientación sexual y su normalización en la sociedad acarrearía muchos
inconvenientes y consecuencias a nivel físico y psicológico para los niños y
preadolescentes.

Así pues, es importante no solamente detener las acciones que pueden producir
las personas pertenecientes al MAP ya sea en las redes sociales o en manifestaciones
presenciales, sino también alertar a las personas al respecto y educar a todos acerca de
lo que es una persona con el trastorno pedófilo, como se comporta, cuáles son las
consecuencias que pueden producir sus acciones y el hecho del porque no es
considerada una orientación sexual, ni debería serlo.

Asimismo, es importante aclarar que los niños no presentan una edad suficiente
para concebir ninguna relación de índole sexual ya sea a nivel físico, pues su cuerpo aún
está creciendo y desarrollando, ni a nivel mental pues no cuentan con la maduración
intelectual, psicológica o emocional para afrontar el acto sexual; por lo que incitarlos o
incluso obligarlos a ello es un abuso desproporcionalmente aberrante, la infancia es una
etapa de descubrimiento, de interactuar, de jugar y aprender, ningún niño o niña debería
pasar por una situación que comprometa su salud psicológica y física. Además, una
violación sexual a temprana edad se ha demostrado que conlleva a traumas psicológicas
y secuelas por años y años, por lo tanto, también es importante hablarles a los niños de
estos temas, educarles a proteger sus partes íntimas, a avisar ante algún comportamiento
de algún adulto que les parezca extraño relacionado con que estos deseen tocar sus
genitales, así como pedir ayuda si fuera necesario.

Por último, es importante mencionar que desde el gremio psicológico como


especialistas en el bienestar y la salud mental, tenemos el deber de propiciar la
prevención de estos actos desde varios aspectos; primeramente proporcionando terapia
tanto a los individuos que presenten este trastorno para evitar posibles abusos y
violaciones, como también abordaje a los sujetos y niños que lamentablemente hayan
sido víctimas de algún abuso sexual, sin olvidar de ser entes garantes de la educación
sexual en todo contexto, para que así ese tipo de movimientos disminuyan y en el caso
de que surjan nuevamente las personas comprendan su gravedad y sean detenidos y
penados inmediatamente.

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