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Elis Regina

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Es palo, es piedra,

es el fin del camino.

……………………………

Son las aguas de marzo

cerrando el verano.

Es la promesa de vida

en tu corazón...

Esta descripción detallada de imágenes y símbolos propios de Brasil, marca la llegada de


marzo, mes en el que termina el verano y comienza a llover en el país homenajeado de hoy.

Escuchábamos Aguas de marzo. En marzo de 2012, al conmemorarse cuadragésimo


cumpleaños de esta famosa canción Tom Jobim, una encuesta realizada por Folha de São Paulo
la eligió como la mejor canción brasileña. Aquí interpretada por la bellísima voz de Elis Regina.
Y hablando de o mais grande, o melhor do Brasil no podemos dejar de mencionar que Elis es
una de las mayores representantes de la música popular brasileña. Y al mismo tiempo
responde a todos los estereotipos con que se cataloga a las divas, artistas exitosas, jóvenes,
talentosas y bellas: un cúmulo de conflictos, excesos, inseguridades, inestabilidades, una vida
cortísima y muy agitada. Paso a contarles.

Elis Regina Carvalho Costa, más popularmente conocida como Elis Regina, nació en Porto
Alegre un 17 de marzo de 1945.

Inició su carrera muy tempranamente. A los 7 de edad, en 1952, se presentó en una emisora
de radio local, pero no pudo abrir la boca, debido al pánico escénico. Cuatro años, a los once,
participa en el programa de radio para niños O Clube do Gurí en la Radio Farroupilha y así logra
su primer contrato profesional. Luego (en 1959) fue contratada por Rádio Gaúcha y en 1960
viaja a Río de Janeiro donde firma contrato con el que graba su primer LP, Viva a Viva a
Brotolândia. Aparece cinco años más tarde un nuevo disco, Dois na bossa que fue récord de
ventas.

Pero su consagración llegaría en 1965. En ese año, una multitud se sentó frente al televisor
para disfrutar del primer Festival de Música Popular Brasileña, al que Elis se presentó con el
tema ‘Arrastao’. Su actuación ese día fue un hito fundacional: al abrir sus brazos imitando al
Cristo Redentor, ingresó definitivamente en el olimpo de los ídolos brasileños.

Tenía 20 años y ganaba 15.000 dólares al mes con sus grabaciones y actuaciones en radio y en
TV donde conducía su propio programa.

Tuvo un hijo con Ronaldo Bôscoli, su primer esposo y quien la acompañaba en la tele. Cuando
el pequeño tenía unos dos años, Elis Regina se enamoró de su pianista, César Camargo
Mariano, con el que tuvo otros dos pequeños, Pedro y Maria Rita, quien también se dedicó a
cantar.
En 1969 la entrevista la escritora Clarice Lispector para la revista Manchete. Lispector la
describe y la presenta así:

Pequeñita, de rasgos delicados, cabello cortado al ras, movimientos libres, gesticulando


un poco, con una inteligencia alerta y rápida, con facilidad para expresarse
verbalmente, he aquí Elis Regina, o por lo menos una de ellas.

Clarice Lispector: ¿Por qué cantas, Elis? ¿Sólo porque tienes una voz magnífica? Conozco
personas con una gran voz que no cantan ni en el baño.

Elis Regina: No sé, Clarice. Pienso que comencé a cantar por una absoluta y total necesidad de
afirmación. Yo me sentía completamente una basura, sabía que tenía una buena voz, y
entonces esa fue la manera que encontré de escapar de mi complejo de inferioridad. Fue mi
manera de hacerme notar.

-Si no estuvieras en el escenario, ¿qué harías de tu vida?

-No sé. Realmente no tengo la menor idea.

-Piénsalo ahora, entonces.

-Es que el escenario está tan ligado a mi manera de ser, a mi evolución, a mis traumas, que yo
pienso que separarme del escenario sería lo mismo que castrar a un semental: él deja de tener
motivo para existir.

-Cuando entras a tu casa, con disponibilidad de tiempo, y pones un disco en el tocadiscos,


¿quién canta en ese disco?

-Frank Sinatra –responde Elis rápidamente, sin vacilación.

Elis tenía una personalidad que le permitía exteriorizar todo lo que pensaba: “En este país, sólo
hay dos que cantan: Gal Costa y yo”. En 1969, recordemos que Brasil soportaba por esos años
una dictadura militar igual que el resto de sus países vecinos, definió al gobierno como “una
camarilla de gorilas” dedicada a la persecución de los artistas. Su enorme popularidad la salvó
de la prisión. Tiempo después cantó el himno nacional de Brasil durante las Olimpiadas del
ejército, lo que generó rechazo entre parte de sus seguidores, lo que la hirió profundamente.
Elis pasó el resto de su vida tratando de explicar que había sido obligada por los militares a
presentarse.

A finales de los años sesenta y principios de los setenta, ayudó a popularizar el trabajo del
movimiento Tropicalia, grabando canciones de músicos como Gilberto Gil y también cantó
temas de músicos hasta entonces poco conocidos, como Milton Nascimento.

Elis incursionó en diversos géneros: del choro y la música tradicional brasileña a la bossa nova,
pasando por el samba, el rock, el jazz. También grabó tangos, como Uno de Discepolo.

Su tesitura es la de una típica mezzo-soprano, con un fondo levemente metálico y un dejo de


ronquera que la hace tan sensual. Al mismo tiempo un dominio actoral de la escena al cantar
la convirtieron en ídola indiscutida de su generación.

Su presencia artística más memorable quizás esté registrada en los álbumes Em Pleno Verão
(1970), Elis & Tom (1974, del cual escuchamos esta versión de Aguas de marzo), Falso Brilhante
(1976), Transversal do Tempo (1978), Saudade do Brasil (1980) y Elis (1980).
Su corta pero intensa carrera llegó a su fin el 19 de enero de 1982, día que la encontraron
muerta en su departamento de San Pablo. Oficialmente, la causa de su muerte fue sobredosis
de cocaína y alcohol, pero siempre sobrevoló la duda de si no había sido la dictadura militar la
que la había mandado matar. Tenía 36 años.

Sin embargo, quedan sus memorables grabaciones, videos y demás registros que nos ayudan a
recordarla. La voz de una grande, una diosa…¡Una voz grandiosa!

Tú me abrazas, la noche pasa

Me vuelves loca... '

'Para la novela' Brillante ", Elis hizo su última grabación. Le pedí que grabara ′′ Me vuelves
loca". (Me vuelves loco" de Armando Manzanero, traducida por Paulo Coelho)

Testimonio de Daniel Filho (del libro El circo electrónico):

Recuerdo que ella me llamó desde el estudio:

Daniel, ¿cómo quieres que cante esa canción, ese bolero?

Y yo dije:

- Trepando, Elis, trepando. Como dice la letra: ¡trepa Elis, trepa!

Ella se reía de ella en el otro lado. Al escuchar esta grabación de Elis, nos damos cuenta de la
llevada arañada, susurrada, cariñosa, afectiva, femenina que le dio a la música. ' '

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