Dominio de Sí Mismo

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El dominio de sí mismo

Por Émile Cou é

Traducido por:
Margarita Mosquera Zapata

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El dominio de s í mismo

EL DOMINIO DE SÍ MISMO
TABLA DE CONTENIDO

PRÓLOGO __________________________________________________________4
CONFERENCIA 1 ____________________________________________________7 El
dominio de sí mismo ________________________________________________7 El ser
consciente y el ser inconsciente _____________________________________7
He aquí algunos ejemplos: ____________________________________________8
Voluntad e imaginación ________________________________________________8
Sugestión y Autosugestión _____________________________________________11
Empleo de la autosugestión ____________________________________________12
Manera de proceder de un sujeto para aprender el tema para auto-sugestionarse ___16
Manera de proceder para hacer que la sugestión sea curativa __________________16
Cómo practicar la autosugestión consciente________________________________19
Seguir toda la vida este método es, a la vez, preventivo y curativo. ___________20
CONFERENCIA 2 ___________________________________________________20
Superioridad del Método ______________________________________________20
¿Cómo actúa la sugestión? _____________________________________________22
¿Cómo explicar tal fenómeno de la forma más simple?_____________________23
Empleo de la sugestión para la curación de las afecciones morales y defectos _____23
Llevar a mas del 50% por camino más adecuado____________________________24
Algunos casos de curación _____________________________________________25
CONFERENCIA 3 ___________________________________________________33
Conclusión _________________________________________________________33
¿Qué conclusión extraer de todo esto? __________________________________33 La
Educación tal cual debería ser ________________________________________34
Ejemplos de sugestiones _______________________________________________36

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El dominio de s í mismo

CONFERENCIA 4 ___________________________________________________39 Lo
que yo digo ______________________________________________________39 La
autosugestión es un instrumento peligroso ______________________________42
CONFERENCIA 5 ___________________________________________________50 La
imaginación, la primera facultad del hombre ____________________________50
CONFERENCIA 6 ___________________________________________________63
Cómo practicar la autosugestión consciente________________________________63
Algunas reflexiones sobre lo Inconsciente _________________________________64
Voluntad e Imaginación. ______________________________________________68
CONFERENCIA 7 ___________________________________________________68
Pensamientos, preceptos y consejos de Émile Coué _________________________68
ANEXOS __________________________________________________________75
ANEXO 1: DENIS PAPIN_____________________________________________75
ANEXO 2: SIR ISAAC NEWTON ______________________________________76
ANEXO 3: OVIDIO__________________________________________________78

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El dominio de s í mismo

PRÓLOGO
El Doctor Coué, continúa las experiencias de Nancy, en Nancy precisamente, allí en
donde de Charcot1, la humanidad recibiera la revelación de la época: no es la razón la
que determina nuestros actos, sino, que hay algo otro en nosotros: Lo INCONSCIENTE,
El Dr. Coué trabaja también en Troyes y en otras latitudes no sólo de su país; Francia,
sino en américa y otros destinos de europa, como reconfirmando la época y la
experiencia de la que Sigmund Freud, obtuviera su obra al llevar por cauces
insospechados las postrimerías de lo que él llamara pulsión. Y precisamente, por la
misma época.

Coué, presenta, sin proponérselo, las relaciones entre el deseo, y su realización, así
como entre el deseo y la necesidad, enseñándonos cómo, por nosotros mismos obtener
el bienestar del que somos capaces. o, en su defecto, el sufrimiento, rostro de la vida
del que hemos dado prueba de también poder construir.

Coué, opone, no sin experiencia, al malestar, algo que es muy importante, pienso yo,
un dar cuenta de ese “impedirse” sufrir, al sustituir las órdenes sugeridas a lo
inconsciente, por unas nuevas que procuren cumplir con nuestra obligación
fundamental, y derecho, por lo tanto, “vivir” y “vivir bien”.

1 1885 - Jean-Martin Charcot (*)


En marzo de 1885 Freud se marchó a París, usufructuando la beca que había conseguido a través de
sus maestros en Viena. Dedicó las primeras semanas al estudio microscópico de cerebros de niños en
el Laboratorio Patológico de Charcot en la Salpêtrière, haciendo publicaciones sobre la parálisis
cerebral en niños y la afasia. Pero la poderosa atracción de Charcot lo fue separando cada vez más de
la neurología y lo llevó a la psicología. Ese hombre teatral, siempre lúcido, habitualmente serio aunque
a veces humorístico, fascinó a Freud. "Nunca parece más grande ante sus oyentes que después de haber
realizado el esfuerzo de reducir el abismo entre maestro y alumno, brindando el más detallado informe
de su cadena de pensamientos, con la mayor franqueza acerca de sus dudas y vacilaciones". En sus
presentaciones de enfermos en la Salpêtrière, Charcot diferenciaba una enfermedad mental de otra y de
los trastornos físicos, lo cual era una rareza en aquellos tiempos. Freud admitió que "autoridades de
Viena más grandes que yo solían diagnosticar la neurastenia como un tumor cerebral". Charcot
disfrutaba de un prestigio sin par como la luminaria médica que era. Había diagnosticado la histeria
como la dolencia médica que era y descubrió que también afectaba a los hombres. Había puesto la
hipnosis al servicio de los serios propósitos de la curación mental. Freud se asombró de ver a Charcot
curando parálisis histéricas por medio de la hipnosis. Charcot era un artista, un gran observador, un
"hombre que ve" según Freud. Confiaba en lo que veía y lo defendía por encima de la teoría. Freud
nunca olvidó una de sus observaciones: "La théorie, c'est bon, mais ça n'empêche pas d'exister" ("La
teoría está muy bien, pero eso no impide que los hechos existan"). Charcot no resolvió de modo
completo cual era la naturaleza de la hipnosis. Definía el estado hipnótico como "una condición
morbosa producida artificialmente, una neurosis", o sea, un desorden nervioso, la histeria con
componentes orgánicos, y aducía que la hipnosis solo podía provocarse en histéricos. Freud llamó
Jean-Martin a su primer hijo en honor a Charcot. (11 Bb)
http://www.geocities.com/athens/parthenon/9581/escritos/libro/charcot.htm

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El dominio de s í mismo

Es curioso, y sorprendente notar que; al igual que no terminamos de acostumbrarnos a


la muerte, no obstante, fundar, crear la vida, sobre la creencia que respecto de esta
inventemos, tampoco nosotros terminamos de acostumbrarnos y de entender, cómo el
cuerpo al darle su dueño, y creador: nosotros, una orden, responde, inmediatamente.

Al presentar, esta tal y sorprendente experiencia, el Dr. Coué, nos confronta con, lo que
para justificar nuestra pesadez, denominamos incapacidades o incompetencias,
nuestras. No hay tal, nos enseña Coué, no hay discapacidad o incompetencia, hay sólo
un NO que su dueño no logra decirle a un cuerpo, que no obstante habitarlo, nos es
des-conocido.

Ese cuerpo, creado no sin compleja sencillez, no obstante, no sólo responde sino que
requiere, irremediablemente de ese, “NO”. Requiere tanto, de este “NO” como los
chiquillos requieren del saberse deseados por sus padres y de conocer de éstos sus
expectativas sobre ellos.

El deseo, está unido a una renuncia. Así mismo como el que los padres logren,
claramente enunciar sus expectativas, sobre los hijos, requiere de su parte, asumir su
falta, renunciar a ambiciones ilusorias y encontrar sus límites.

Al enunciar, los padres, lo que desean que sus hijos logren, lo que enuncian es su
propio deseo. Es decir, su falta; su limite, su imposibilidad.

Deseamos lo que no hemos logrado. Los padres desean en su hijo lo que a ellos les
falta. Quizá por ello, se hace tan sobreentendido, para los adultos, el que sus hijos
sepan qué es lo que ellos esperan de éstos.

La palabra vence lo que la insistencia no alcanza. Se requiere de la palabra. Lo


inconsciente es un mecanismo hecho de palabras. Y como tal, una estructura
lenguajera, en la que, ciertos personajes, en determinada posición, funcionan.

El padre. Ese padre deseante de que su hijo viva; funda un lugar para su hijo; un lugar
simbólico en el que éste finalmente habita. En su función, el padre, posibilita así que el
pequeño pueda separarse del pecho de mamá, y recurra a sus propios recursos,
recursos siempre y aunque des-conocidos; humanos, recursos para ganarse la vida.

Nos enseña el Dr. Coué que, ganarse la vida es aprender a vivir, a vivir bien.

¿Cómo?.

Reconociendo el deseo que nos habita, asumiéndolo y llevándolo a cabo.

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Éste deseo no perdona, insiste a manera de síntomas generadores de sufrimiento,
hasta ser escuchado, hasta que cada uno tome; como decimos nosotros, los de habla
castellana, “la sartén por el mango”. Hasta que se tome la vida, desde el deseo que nos
habita.

El Dr. Coué nos lleva por estos caminos, del hacer uso del servicio que nos presta ese
mecanismo lenguajera: Lo inconsciente.

A la vez el Dr., Coué, nos hace revivir épocas que muchos de ustedes, y tampoco mi
generación vivió, pero de las que algún eco, rumor, nos queda, aquí, reconoceremos
esos rumores, de los que no hay duda, hasta estos lares hispánicos llegaros. Mis
abuelos decían por ejemplo: “Querer es poder”, pero si no puedo abuelito, decía esta
chica, y el viejo Justo Lorenzo Zapata, respondía, entonces es que no quieres, hija. Y
yo no entendía.

Les deseo muchos logros y encuentros en el deseo.


Margarita Mosquera Zapata
traductora

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El dominio de s í mismo

CONFERENCIA 1

El dominio de sí mismo
La sugestión o más bien la autosugestión es un tema reciente pero tan antiguo como el
mundo. Es un tema nuevo en el sentido en que, hasta el presente, ha sido mal estudiado
y, por consecuencia, mal conocido; es antiguo porque data desde que apareció el
hombre sobre la tierra.

En efecto, la autosugestión es un instrumento que poseemos al nacer, y este instrumento


o, mejor esta fuerza, está dotada de una inaudita e incalculablepotencia, tal que, según las
circunstancias, produce los mejores o los peores efectos.

El conocer sobre esta fuerza no sólo es útil para cada uno de nosotros en general, sino y
en particular, es indispensable para los médicos, los magistrados, los abogados, los
educadores de jóvenes, los padres de familia, etc.

Cuando se la pone en práctica de manera consciente, se evita, en principio, provocar en


los otros autosugestiones que, por nocivas, pueden traer por consecuencia
desastres. Y por otra parte, puede con el uso conciente de la misma, provocar bienes que
traigan la salud física a los enfermos, la salud moral a los neuróticos (víctimas
inconscientes de autosugestiones anteriores), y sobretodo a personas que tienen
tendencia a mezclarse con lo desagradable.

El ser consciente y el ser inconsciente

Para comprender los fenómenos de la sugestión o, para hablar más precisamente, de la


autosugestión, es necesario saber que existen, en nosotros, dos individuos
absolutamente distintos el uno del otro. Los dos son inteligentes, pero, mientras que el
uno es consciente, el otro es inconsciente.

Ese estado de “inconsciente” es la razón por la cual, la existencia de este ser, pasa,
generalmente desapercibida.

Es fácil de constatar, no obstante, esta existencia, por poco que se tome uno la pena de
examinar ciertos fenómenos y de reflexionar en ellos algunos momentos.

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El dominio de s í mismo

He aquí algunos ejemplos:


Todo el mundo conoce el sonambulismo, sabemos que un sonámbulo se levanta en la
noche, sin despertarse; que sale de su habitación luego de vestirse, o no, desciende las
escaleras, atraviesa corredores y que, luego de ejecutar ciertos actos o terminar cierto
trabajo, retorna a su habitación, se vuelve a acostar, y muestra, a la mañana, la mayor
sorpresa al encontrar terminado un trabajo que había dejado inacabado, la
víspera. No sabe que fue él quien lo hizo. ¿A cuál él se preguntará, sorprendido,
atribuir su trabajo terminado? ¿A qué fuerza obedece su cuerpo sino a una fuerza
inconsciente, a su ser inconsciente?

Consideremos ahora, si ustedes quieren, el caso muy frecuente, de un alcohólico atacado


de “delirium tremens”. Como tomado por un acceso de demencia, se hace a cualquier
arma (cuchillo, martillo, hacha) y golpea furiosamente a aquellos que tienen el infortunio
de estar a su alrededor. Cuando el acceso termina, el hombre recobra el sentido,
contempla con horror la masacre que se ofrece a su vista, ignorante de que él mismo es el
autor. ¿Acaso, no es el inconsciente quien ha ordenado este malestar?

Si comparamos el ser consciente con el ser inconsciente, constatamos que, mientras


que el consciente está dotado de una memoria no muy fiel, el inconsciente, al
contrario, está provisto de una excelente e impecable memoria, grava, a nuestro pesar,
los más mínimos acontecimientos, los más mínimos hechos de nuestra existencia.
Además, es crédulo y acepta, sin razonar, lo que se le ndice. Y, como es quien
preside el funcionamiento de todos nuestros órganos, por intermedio del cerebro, se
produce el hecho de que, -cosa que usted encontrará paradójica-, tal o cual órgano
funcione bien o mal o, de sentir tal o cual impresión que, determina nuestro quehacer
diario.

Lo inconsciente, no sólo, preside, las funciones de nuestro organismo sino también, el


cumplimiento de todas nuestras acciones, sean cuales sean éstas.

Lo que llamamos “imaginación” y que, contrariamente a lo que es admitido, nos hace


siempre trabajar, incluso contra nuestra voluntad cuando hay antagonismo entre estas
dos fueras, es lo inconsciente.

Voluntad e imaginación

Si abrimos un diccionario y buscamos el significado del término voluntad,


encontraremos esta definición: “Facultad de libre determinación de nuestros actos”.

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