Informe Final y PMA Autorizacion 8450
Informe Final y PMA Autorizacion 8450
Informe Final y PMA Autorizacion 8450
Prospección arqueológica en la cuenca del Rio Frio, predio Brujas, vereda de Tiquiza
Chía, Cundinamarca.
Joseph Numpaque
Antropólogo Universidad Nacional
Auxiliar de campo
Bogotá
Enero de 2020
1
CONTENIDO
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1. Ubicación zona de estudio ................................................................................ 4
Figura 2. Diseño prospección arqueológica del predio Brujas ......................................... 9
Figura 3. Panorámica Rio Frio vista Oriental ................................................................. 10
Figura 4. Nivel freático en superficie ............................................................................. 10
Figura 5. Nivel freático por filtración ............................................................................. 11
Figura 6. Desarrollo trabajo de campo ........................................................................... 11
Figura 7. Distribución de restos cerámicos en la zona de investigación ........................ 12
Figura 8. Construcciones en la zona de estudio ............................................................. 13
Figura 9. Casa modelo proyecto Portobari ..................................................................... 13
Figura 10. Tipos cerámicos identificados ....................................................................... 14
Figura 11. Tipos cerámicos identificados ....................................................................... 14
Figura 12. Distribución de los sondeos imagen satelital Google Earth .......................... 17
Figura 13. Conteo restos cerámicos ................................................................................ 18
Figura 14. Cantidad fragmentos cerámicos por tipo....................................................... 18
Figura 15. Registro fotográfico actividad de divulgación .............................................. 20
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1. Cronologías Sabana de Bogotá. .......................................................................... 7
Tabla 2. Clasificación restos cerámicos ......................................................................... 15
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1. PRESENTACIÓN GENERAL DEL ESTUDIO
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Figura 1. Ubicación zona de estudio
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2. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
La sabana de Bogotá ha sido escenario de interacciones sociales durante una larga
ocupación temporal que se evidencia desde finales del Pleistoceno ± 10.000 (Etayo, 2002,
Arenas, 2005). Durante ese momento y en los siguientes milenios, grupos de cazadores
recolectores establecieron campamentos en abrigos rocosos debido posiblemente a las
condiciones climáticas adversas que pudieron caracterizarse por un clima frio y seco.
Ejemplo de estos yacimientos son: El Abra (Correal et al, 1969), Tequendama (Correal y
Van Der Hammen, 1977), Checua (Groot, 1992), Nemocón (Correal, 1979) y Chía
(Ardila, 1984).
Parece ser que este patrón de poblamiento cambio paulatinamente alternando espacios a
cielo abierto y abrigos temporales ubicados sobre los 2600 msnm gracias a un leve
mejoramiento del clima que hizo que la zona de Paramo Subiera con respecto al nivel del
mar (Correal y Van Der Hammen, 1977; Correal, 1990; Ardila, 1984). Antecedentes de
este tipo de yacimientos son: Tibitó (Correal, 2005), Galindo (Pinto, 2003), Aguazuque
(Correal, 1990), Potreroalto (Orrantia, 1997).
Las investigaciones arqueológicas pre cerámicas abarcan la extensión de la Sabana y
algunas de sus vertientes. Es posible que fueran continuos los movimientos de
poblaciones humanas entre el Valle del Magdalena y diversos puntos de la Sabana
(Correal, 1979, Ardila 1984). Si bien existen diversas discusiones sobre continuidades y
rupturas técnicas, tecnológicas, sociales y culturales; entre las poblaciones de cazadores
recolectores y grupos agroalfareros las evidencias genéticas sugieren continuidad de
poblaciones desde los primeros momentos de ocupación de la Sabana (Gómez, 2017).
Cambios en lo concerniente a la dieta y la adopción de la agricultura al parecer incidieron
en la economía de estas poblaciones humanas (Correal y Pinto, 1983; Boada, 2000, 2006,
2018). Recientes investigaciones sugieren que la agricultura o el manejo de plantas parece
ser más temprano de lo que se había pensado (± 5000 años AP), y además no tendría
relación con otros fenómenos como la alfarería (Correal, 1990a; Correal 1990, Cárdenas,
2002). Sin embargo, si guardan cierta relación temporal.
Se estima que la alfarería más temprana de la Sabana de Bogotá denominada Herrera,
puede tener una antigüedad de ± 3000 años AP. Para esta época las evidencias
arqueológicas sugieren que los asentamientos humanos empezaron a ser más dispersos
abarcando áreas cada vez mayores (Boada 2000, 2006). Se ha planteado que la cerámica
del periodo Herrera tiene relaciones estilísticas con la de poblaciones humanas del Valle
del Magdalena (Broadbent, 1970; Langebaek, 1986; Botiva, 1989; Peña, 1991). Los
modos de vida de estas poblaciones humanas al parecer dependían del acceso a recursos
faunísticos obtenidos mediante la caza y la recolección y prácticas agrícolas como el
cultivo de maíz (Correal y Van Der Hammen, 1977; Ardila, 1984; Correal y Pinto, 1983,
Boada, 2006).
En la vereda Yerbabuena en Chía. Ardila logra determinar la presencia de grupos
humanos alfareros hacia lo que sería el final de la ocupación del área de investigación.
Para este momento los grupos humanos utilizaban la cerámica como parte de su inventario
tecnológico en la transición de grupos de cazadores recolectores a grupos con posibles
procesos de sedentarización y establecimiento en habitaciones más permanentes (Ardila,
1984).
Análisis exhaustivos de datos recolectados mediante reconocimientos regionales en
Cundinamarca (Boada, 1999, 2006; Kruschek, 2003; Romano, 2003; Jaramillo, 2015) y
5
Boyacá (Boada 1999; Langebaek 1995; 2001; Henderson y Ostler 2009; Rodríguez, 2009;
Fajardo 2011) han permitido deducir que las poblaciones humanas del periodo Herrera y
Muisca funcionaban bajo diferencias sociales y jerárquicas expresadas en el acceso a
recursos y tierras, mediadas posiblemente por liderazgos y festejos (Boada, 2000, 2006;
2018; Henderson, 2008; Langebaek 1995, 2001).
Durante el periodo Herrera el modo de vida agrícola pareció proliferar, sin embargo, las
condiciones de la Sabana y su tendencia a la inundación debieron presentar un
inconveniente al que posiblemente se respondió con el patrón de asentamiento en las
terrazas sedimentarias formadas a partir de la geomorfología del antiguo lago
pleistocénico (Boada, 2000, 2006). Estas condiciones naturales también fueron
asimiladas a las dinámicas sociales de estas poblaciones humanas y configuradas en los
sistemas de canales y camellones Estos sistemas hidráulicos y agrícolas funcionaban en
doble vía las tierras podían ser distribuidas por un líder, que posiblemente no tenía un
poder absoluto, por el contrario, podía existir cierta independencia de centros nucleados
asociados a poblados mayores (Boada, 2018).
Para el caso de Chía Boada logra definir una posible densidad superior de habitación
humana en el borde de la terraza del Rio Frio que, según el ordenamiento de Chía,
corresponde a los predios Las Mercedes, Sidonia y el Cacique (Boada, 2006). Otra zona
de asentamiento delimitada por Boada, se encuentra en la terraza occidental del Rio
Bogotá, más exactamente en la verada Samaria en donde parece que pudo existir un centro
nucleado de ocupación bastante denso (Boada, 2000, 2006). Es de suma importancia lo
anterior, pues estos estudios de Ana María Boada están mostrando una racionalización
del paisaje, pues se están documentando asentamientos en áreas elevadas, pero en
cercanía a los dos grandes afluentes que circundan el municipio.
La investigación de Alejandro Patiño en la Finca La María, ubicada en la vereda la Balsa
y que colinda por el Oriente con el sector de Samaria. Se desprende del reconocimiento
ya mencionado en este sector y le permitió ver algunos comportamientos del material
cerámico y por ende de los seres humanos que habitaron en el pasado esta parte del actual
municipio de Chía (Patiño, 2005). Los objetivos del investigador estaban enfocados en
determinar la presencia de cerámica foránea en la producción alfarera de los
asentamientos humanos presentes en el área (Patiño, 2005); Estas observaciones son
corroboradas por Mayra Cuellar en el desarrollo de un proyecto de arqueología de rescate
para la constructora Amarilo. Cuellar hace referencia a la existencia de unidades
residenciales o áreas de actividad en una zona de terrazas en el predio de Samaria.
También logra determinar la presencia de grupos humanos del periodo Herrera, Muisca
(Cuellar, 2016).
Hacia el año 1000 DC momento estimado de inicio del periodo Muisca (Boada, 2018) los
asentamientos humanos siguen aumentando en concentración y tamaño (Boada, 2000,
2006). La alfarería durante este tiempo cambia en lo que respecta a decoraciones y formas
se mantiene como una de las producciones principales acompañada de la agricultura, el
tejido, la orfebrería entre otras actividades. Es posible identificar mercados y redes de
intercambio que abarcarían una parte importante del territorio nacional (Langebaek 1987,
2008, 2019).
Esta organización no solo aplicaba para los extensos sistemas productivos, también
parecía configurar a las poblaciones humanas que habitaron la Sabana de Bogotá y
algunas de sus vertientes durante el periodo que abarca de 1000 a 1600 años DC (Ver
Tabla 1. Cronologías Sabana de Bogotá.. Es así como se ha discutido sobre la idea de
6
grandes poderes centralizados expresados en grandes cacicazgos que ejercían control
sobre tierras y poblaciones, al parecer las poblaciones humanas denominadas muiscas,
tenía una organización base dentro de la que podían converger una gran variedad de
grupos humanos (Langebaek, 2008, 2019; Gamboa, 2016). Por el contrario, parece que
debieron mediar muchos comportamientos y prácticas lejanas a la acción bélica como:
festejos, intercambios, matrimonios, sucesiones entre otras (Henderson, 2008;
Langebaek, 2008; Quiroga, 2008, Langebaek, 2019).
Para el periodo Muisca en el territorio de Chía hay un aumento poblacional importante,
ya que se presentan dos concentraciones de evidencias en la orilla Occidental del Rio
Frio. Una población más dispersa en la vereda Cerca de Piedra que al parecer guarda
relación con asentamientos del periodo anterior (Boada, 2006). En este sector fue
realizada una prospección por López (2018), que evidencio concentraciones de materiales
de los periodos Herrera y Muisca como lo describe Boada.
Estos asentamientos pueden guardar relación con el Cacicazgo de Chía, donde parece se
dio una enorme concentración de población. Al parecer, el cacicazgo de Chía estaba
conformado por 9 capitanías llamadas: Caná, Tueca, Fagua, Fonquetá, Tinganico, Bojacá,
Nenqueta, Tansativa y Mueno. Como se puede observar, algunos de estos nombres
corresponden con los nombres de algunas de las veredas del municipio y, por ende,
pueden guardar relación espacial con las áreas pobladas actualmente. Sin embargo,
también es posible que el área de asentamiento del cacique de Chía haya estado en
relación con el asentamiento descrito en Samaria, por el tamaño y la concentración de
evidencias (Boada, 2006).
Con la llegada de los invasores españoles irrumpen nuevas formas de organización social.
Las poblaciones denominadas Muisca son insertadas a la fuerza en las diferentes
dinámicas coloniales, el mestizaje también se observa en la cultura material de este
periodo que ha sido documentada por investigaciones arqueológicas y ha sido
interpretado como fenómenos de resistencia al nuevo orden (Therrien et al; 2002; Ome,
2006). En Samaria en el municipio de Chía en un área con evidencias de asentamiento
prehispánico Cuellar (2006) hallo también evidencias de utilización del espacio tanto en
la época Colonial como en la Republicana, donde el uso principal parece estar asociado
a la agricultura.
Tabla 1. Cronologías Sabana de Bogotá.
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Existen dos antecedentes de programas de Arqueología Preventiva desarrollados en la
zona Suroccidental del municipio de Chía. El primero de ellos fue llevado a cabo por
Leonardo Navas Camacho en el marco de la construcción de la tienda Price Smart, el
investigador encuentra evidencias aisladas, unos pocos fragmentos cerámicos en el área
del proyecto y restos de arcilla quemada (Navas, 2014). Este eferente se encuentra a pocos
metros de los yacimientos identificados por Ardila. Otro proyecto, esta vez asociado a
una obra de Devinorte en cercanías al Puente del Común, desarrollado por Juan Carlos
Rodríguez, evidencia en primer lugar que las inmediaciones del área de interés han sido
escenario de múltiples afectaciones por obras de diversa índole (Rodríguez, 2016).
Durante el año 2018 y 2019 se desarrollaron varios proyectos de arqueología preventiva
que permiten conocer sobre poblamiento y usos de diversas zonas del actual municipio
de Chía. (Aristizabal, 2018; Bernal, 2018; López, 2018; Romero, 2018; Lozano, 2018,
2019) Llama la atención que proyectos desarrollados en áreas de alto potencial
arqueológico como el sector de Samaria sean atendidas con monitoreo y pequeños cortes
estratigráficos como metodologías de protección del patrimonio cultural de la nación.
Este recorrido somero por la historia y la arqueología de la Sabana de Bogotá es un
contexto necesario para entender como Chía se inserta dentro de diversas y extensas
dinámicas sociales y culturales. El área que será reconocida con esta propuesta de
investigación guarda relación espacial, temporal y cultural con asentamientos
prehispánicos que podrían remontarse incluso a grupos humanos pre cerámicos.
8
3. METODOLOGÍA
Trabajo de campo
9
En una visita a la zona de estudio anterior a la prospección, se habían identificado varias
condiciones que podrían influir en el uso del área tanto en el presente como en el pasado.
En primer lugar, la cercanía del cauce del Rio Frio tienen un área de influencia que abarca
entre 40 y 60 metros, esta situación es evidenciada por las condiciones observadas en
superficie como grandes charcos, nivel freático en superficie, e incluso algunos canales
naturales. Si bien estas condiciones no son favorables para el establecimiento de
asentamientos humanos, si pueden proveer de recursos de diversa índole (Ver Figura 3.
Panorámica Rio Frio vista Oriental. Ver Figura 4. Nivel freático en superficie).
El nivel freático entre los 20 y los 40 cm fue una constante, también se presentó en
sondeos con una profundidad mayor a 60 cm. Esta dinámica aluvial en relación con la
estratigrafía del área la cual presenta limos con contenido orgánico en capas variables con
contenido de arcillas, sugiere que estas zonas tienen un mal drenaje y un bajo contenido
orgánico. En la mayoría de los casos no se lograron caracterizar más de dos horizontes.
Siendo notable un cambio de color y textura entre los 40 y 80 cm de profundidad, este
cambio tiene como características una mayor compactación y presencia de arcillas de
color amarillento y pardo claro (Ver Figura 5. Nivel freático por filtración).
Tan solo 25 sondeos de los 76 realizados en el área de investigación no presentaron nivel
freático alguno, ni en superficie ni por filtración durante la excavación, esto evidencia las
posibles dificultades que pudo tener el espacio para ser habitado. Es así como la presencia
10
de estructuras de siglos más recientes podría encajar con los patrones de desarrollo urbano
y rural en los últimos días de la Colonia y los primeros días de la independencia. Estas
dinámicas históricas sucedidas en la sabana de Bogotá permitían que diversas poblaciones
humanas convivieran en espacios domésticos y productivos asociados a la agricultura.
Aun en el paisaje de sabana de Chía se pueden reconocer haciendas o antiguas casas que
se proveían y mantenían de labores agrícolas.
Pese a esto, el área tiene una terraza natural por así decirlo, una unidad geográfica formada
por las condiciones de sedimentación y erosión de la sabana de Bogotá durante el
Pleistoceno y el Holoceno. Justo donde la pendiente empieza a reducirse y el terreno es
ligeramente más plano se halló una concentración de una cerámica con un baño blanco y
una pasta muy fina casi sin desgrasante, esto corrobora la tendencia a racionalizar el
paisaje en las zonas más altas y planas como lo describe Boada para unidades geográficas
similares, pero del Rio Bogotá en el mismo municipio de Chía (Ver Figura 6. Desarrollo
trabajo de campo). Las características de los fragmentos cerámicos son bastante
particulares y no se relacionan con ningún tipo cerámico prehispánico, por eso su
manufactura parece remontarse al periodo colonial.
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En 14 de los 76 sondeos excavados se identificaron evidencias culturales principalmente
restos cerámicos posiblemente de manufactura de poblaciones denominadas muiscas. Así
mismo se recuperaron algunos fragmentos de tipos vidriados relacionados con técnicas
de manufactura europea producidas localmente con las variaciones estilísticas dadas por
los artesanos.
Para delimitar la presencia ausencia de evidencias y poder identificar espacialmente
tendencias de dispersión de materiales culturales, se identificaron los sondeos con restos
cerámicos y las densidades de materiales de los mismos con la intención de representarlos
en la zona de estudio y poder realizar una zonificación arqueológico acorde (Ver Figura
7. Distribución de restos cerámicos en la zona de investigación). Cabe resaltar que las
condiciones inferidas en cuanto a la forma de uso del espacio, confirman el patrón de
poblamiento en las terrazas aledañas al rio frio por lo menos para este caso en los últimos
300 0 400 años.
12
una casa para un par de personas o cuidadores. Esto también sugiere una dependencia de
este espacio con una casa mayor o hacienda la cual puede estar en algún predio cercano
debido a la dinámica de parcelación de las grandes extensiones de tierra que comprendían
las haciendas (Ver Figura 8. Construcciones en la zona de estudio).
Existe otra casa de importante tamaño construida durante los años 80; finalmente hay
construidas dos casas modelo del proyecto de ingeniería que se desarrollara en el predio
objeto de este estudio construidas en los últimos años (Ver Figura 9. Casa modelo
proyecto Portobari). Es necesario mencionar que se hallaron evidencias culturales
cercanas a todas estas estructuras, lo cual evidencia una continua racionalización del
paisaje evitando el área inundable; este comportamiento se ha identificado desde la época
prehispánica, pero para este caso pudo ser aplicada durante el periodo colonial y
republicano.
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Trabajo de laboratorio
Las evidencias recuperadas en su totalidad son restos cerámicos los cuales fueron
limpiados para su análisis. De igual manera se realizaron diferentes clasificaciones
soportadas en fundamentos teóricos y metodológicos que serán explicados a continuación
Cerámica
Para la clasificación cerámica se utilizaron tres referentes específicos que han demostrado
ser efectivos en la clasificación de material cerámico de la Sabana de Bogotá (Therrien et
al, 2002; Jaramillo, 2015; Boada, 2017). La cantidad de fragmentos cerámicos
identificados por sondeo no supera 5 fragmentos por sondeo en la mayoría de los casos,
salvo los sondeos 24 y 33 donde se pudo determinar una concentración mayor de
evidencias. Los tipos cerámicos en definitiva dan cuenta de un periodo cronológico que
puede abarcar los últimos años de la colonia y la constitución de la república (Ver Figura
10. Tipos cerámicos identificados).
Esta inferencia se fundamenta en la identificación de algunos tipos cerámicos específicos
los cuales sirven de marcador cronológico relativo. Como son los vidriados coloniales y
republicanos, y las variaciones del tipo Guatavita desgrasante tiestos (Ver Figura 11.
Tipos cerámicos identificados).
14
Los tipos cerámicos identificados sugieren contextos domésticos, que pueden responder
a dinámicas agrícolas o incluso a configuraciones sociales y espaciales ocurridas en la
colonia, donde grupos humanos denominados muiscas fueron agrupados y movilizados
por diversas zonas del territorio, este tipo de dinámicas pudo contribuir a generar mayor
cantidad de evidencias recientes dispersas en áreas extensas; así mismo no se descarta la
relación con espacios como haciendas o villas configuradas constantemente durante los
últimos días de la colonia (Ver Tabla 2. Clasificación restos cerámicos).
Tabla 2. Clasificación restos cerámicos
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4. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO Y LABORATORIO
Trabajo de campo
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que se identificaron zonas inundadas en superficie y constante filtración de agua
posiblemente por nivel freático presente en los horizontes más profundos.
Debido a las condiciones descritas parece pertinente concentrar los esfuerzos en la
ejecución del plan de manejo arqueológico en las zonas con mayor densidad de materiales
culturales, sin embargo, dadas las condiciones del terreno se espera que cada unidad de
excavación más que recabar información del mismo orden permita caracterizar
poblaciones y periodos cronológicos relativamente cortos y asociados a la colonia y la
república (Ver Figura 13. Distribución de los sondeos imagen satelital Google Earth).
Laboratorio
El análisis de los datos recolectados mediante el trabajo de campo permite entender con
mayor detalle las inferencias en cuanto al uso del predio en el pasado, así mismo permite
realizar una zonificación para el desarrollo del plan de manejo arqueológico producto de
este trabajo. Para fines prácticos y debido a las escasas concentraciones de material
cultural identificadas se señalan dos áreas definidas como zona 1 y zona 2, las cuales
contienen las 5 unidades de excavación estratigráficas propuestas en el plan de manejo
arqueológico de este informe (Ver Figura 7. Distribución de restos cerámicos en la zona
de investigación).
Si bien se recuperaron restos de cerámica como principal evidencia de la presencia
humana en el pasado, la densidad de materiales es relativamente baja y debido a la
variedad en los fragmentos no son infebriles contextos específicos. La densidad de
fragmentos cerámicos no supera los 5 elementos en la mayoría de los casos, salvo dos
casos puntuales que son los sondeos 24 y 33 con 13 y 16 fragmentos respectivamente.
Analizando detalladamente los materiales de cada sondeo, solo en el sondeo 33 se observó
la presencia de varios fragmentos que constituían una sola forma, lo cual puede sugerir
un contexto arqueológico menos alterado que en el resto de casos (Ver Figura 14. Conteo
restos cerámicos).
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Cantidad de fragmentos por sondeo
33 16
31 3
29 4
27 1
No de sondeo
26 1
24 13
23 5
18 2
13 1
12 3
10 2
6 3
4 4
Por otra parte, los restos cerámicos identificados se relacionan con los fenómenos
históricos desarrollados en la sabana de Bogotá. La producción alfarera local desarrollada
por poblaciones muiscas predomino aun durante la colonia y trascendió siendo utilitaria
hasta mediados del siglo XIX. Los tipos cerámicos que tuvieron mayor cantidad de
fragmentos son Guatavita desgrasante tiestos (GDT), desgrasante arrastrado grueso
(DAG) y la cerámica con baño blanco e incisiones (Ver Figura 15. Cantidad fragmentos
cerámicos por tipo).
Debido a la baja cantidad de evidencias, los conteos y frecuencias no son concluyentes ni
permiten identificar contextos arqueológicos definidos. Sin embargo, si es identificable
una ocupación y uso del área que responde a una racionalización del espacio y esto no es
ajeno a los tipos cerámicos identificados. La cerámica identificada da cuenta de contextos
cotidianos y domésticos propios de la colonia, donde la mayor parte de las poblaciones
era rural y agrícola.
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18
Para poder proponer una zonificación arqueológica para el área de estudio, se analizaron
y cuantificaron las evidencias y se representaron en un plano general, lo cual permitió
identificar leves concentraciones de material distribuidas en las partes más planas del
18
predio, sin embargo debido a la amplia dispersión de los restos y las bajas densidades de
materiales no se espera identificar contextos específicos, de hecho los restos culturales
pueden haber sido dispersos en el área por actividades como la agricultura y la
construcción reciente de las estructuras residenciales ya referenciadas.
En el caso donde se identificaron mayor cantidad de fragmentos de un solo tipo
correspondiente al sondeo 33, se espera poder establecer una relación con el uso del área
por alguna población determinada. En este sondeo debido a su ubicación al inicio de la
terraza sedimentaria se pudieron excavar los sondeos de verificación donde se logró
determinar que existen más restos dispersos cercanos.
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Arqueología publica y divulgación
Como parte del programa de divulgación se había propuesto una actividad de mini
excavaciones arqueológicas en alguna institución educativa del municipio de Chía, sin
embargo, debido a la época en la cual se desarrolló el trabajo de campo todas las
instituciones educativas estaban en vacaciones de fin de año. Debido a esto la actividad
se dirigió a un grupo de más de 20 niños. El objetivo de la excavación era que cada niño
tuviera la posibilidad de excavar un contexto arqueológico e interpretar los hallazgos (Ver
Figura 16. Registro fotográfico actividad de divulgación).
Si bien en algunos casos la actividad no fue desarrollada siguiendo las instrucciones, las
diversas piezas que componían el contexto arqueológico si generaron curiosidad y
expectativa e incluso la capacidad de interpretación de algunos de los participantes.
Durante el desarrollo de la actividad se explicó cuál es la labor del arqueólogo, porque es
importante esta profesión y cuál es la función de los objetos que se encuentran en los
contextos arqueológicos como representaciones del ingenio humano.
Se adjuntan algunos videos de niños haciendo un ejercicio de interpretación de la
actividad, los cuales podrán ser consultados en el cd anexo.
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5. CONCLUSIONES
El predio brujas ubicado en la vereda Tiquiza del municipio de Chía presentaba unas
condiciones favorables para el establecimiento de poblaciones humanas durante la época
prehispánica. Sin embargo, el uso del área parece remontarse a unos 2 o 3 siglos atrás
durante los periodos colonial y republicano, esta inferencia se hace a partir de la
identificación de restos cerámicos asociados a estos periodos recuperados en los sondeos
del predio de interés.
Hasta el momento no existen indicios materiales del establecimiento de áreas de actividad
humana definidas, si bien hay presencia de restos culturales no se puede decir que estos
componen un yacimiento definido susceptible de ser analizado bajo técnicas
arqueológicas. La presencia de estos materiales de carácter histórico establece un patrón
reconocible para el área de Chía y la sabana de Bogotá, donde el crecimiento de las
poblaciones después de la colonia insidio en el uso y habitación de extensas áreas que no
habían sido usadas durante los periodos prehispánicos.
Para hablar en detalle de la zonificación arqueológica es necesario referirse a la
distribución del predio, las intervenciones modernas en el mismo y la cantidad y tipo de
evidencias culturales. A pesar de que existen construcciones en el predio en los sondeos
no se lograron identificar grandes alteraciones con materiales modernos, sin embargo, la
existencia de un nivel freático en superficie y subterráneo en casi todo el predio debió ser
una limitante para emprender cualquier tipo de labor, como lo es aún hoy en día.
La presencia de materiales cerámicos producidos localmente durante un extenso periodo
de tiempo que abarco incluso los primeros años del siglo XX puede ser un punto de
partida para inferir varios escenarios que serían corroborados o desmentidos con la
ejecución del plan de manejo arqueológico. En primer lugar, el uso del territorio siglos
atrás pudo haber estado supeditado a algunas formas de organización colonial como una
casa o hacienda. El uso cotidiano y extensivo de estas unidades genera materiales
arqueológicos reconocibles y dispersos por extensas áreas y asociados a múltiples
actividades que no son reconocibles a través de un fragmento cerámico.
Aun así, estas evidencias cerámicas dan cuenta del uso del territorio en labores que hoy
parecen cotidianas como la agricultura extensiva, la ganadería, la adecuación de tierras
entre otras dinámicas asociadas a estos espacios desarrollados en la colonia. En segundo
lugar, la dispersión de materiales cerámicos locales asociados con los periodos colonial y
republicano, puede sugerir la presencia de comunidades denominadas muiscas o
descendientes de estas poblaciones en el territorio. Pese a esto, puede tratarse de la
extensión o presencia de alguno de los pueblos de indios creados durante la época colonial
y que tuvieron asentamientos que cambiaban constantemente.
En una reciente revisión de los archivos asociados a bautizos, matrimonios y defunciones
desde 1720 de la parroquia Santa Lucia del municipio de Chía se evidencia el proceso de
registro de individuos con relación al lugar de procedencia y se hace alusión a varios de
estos nombres entre ellos la vereda de Tiquiza. Esta revisión hace parte de un trabajo
personal desarrollado con la historiadora Alejandra Mora. Los nombres de las 9 capitanías
serian: Caná, Tueca, Fagua, Fonquetá, Tinganico, Bojacá, Nenqueta, Tansativa y Mueno
(Boada, 2006), de las 9 se reconocen aun 3 nombres (Fagua, Fonqueta, Bojaca).
21
Hay varios indicios que sugieren que algunas de las delimitaciones territoriales de Chía
provienen de nombres de capitanías que a su vez pudieron configurar el uso y distribución
de grupos humanos denominados muisca que habitaban el área a la llegada de los
invasores españoles (Boada, 2006). Como es sabido existen sendos y peligrosos sesgos a
la hora de interpretar la información proveniente de cronistas y recopilaciones históricas.
Sin embargo, también existe una constante entre denominados muisquismos y veredas o
áreas determinadas de pueblos en todo el altiplano cundiboyacense.
Tomando en cuenta la relación del ser humano con el paisaje y las relaciones que con este
construye, en este caso podría pensarse en una milenaria racionalización de las unidades
geográficas que componen el actual Chía, donde el mismo paisaje cuenta la historia de
quienes lo habitan o habitaron (Como se cita en Thiébaut et al, 2008; 315)
El trabajo desarrollado durante 2018 y 2019 en el área del municipio de Chía, ha
permitido generar espacios de integración entre la comunidad y los profesionales
arqueólogos en diferentes niveles y con diversas poblaciones. El más reciente ejercicio
arqueológico despertó el interés en fortalecer el vínculo con el grupo de niños de la
fundación mi felicidad que participo de la actividad de mini excavaciones arqueológicas,
viendo esta población como integrantes de la sociedad y personas que viven en el extenso
territorio en cuestión denominado Vereda Tiquiza.
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6. BIBLIOGRAFÍA
23
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26
ANEXO 1. PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO
27
Ubicación de los cortes estratigráficos en el área de interés
28
1031057,3895 1001553,6779
1030979,8758 1001526,5260
1030979,2327 1001528,3618
C1
1030977,3452 1001527,7006
1030978,0064 1001525,8131
ZONA 2
1030985,1653 1001568,9449
1030984,5029 1001570,8320
C2
1030975,0652 1001567,5261
1030975,7298 1001565,6329
PRODUCTO
Las labores de acompañamiento tienen como función que el equipo de arqueología que
lleve a cabo la ejecución del Plan de Manejo Arqueológico pueda cerciorarse que en la
remoción de los horizontes naturales que están asociados a actividad humana no se afecte
ninguna evidencia de tipo cultural que pueda dar cuenta de la trayectoria humana en el
área de interés. Para ello se recomienda que durante la remoción de los horizontes
naturales se haga un acompañamiento por parte de un arqueólogo, dando seguimiento a
todo el terreno donde exista actividad que altere la disposición de los horizontes naturales.
La proyección de área construida abarca alrededor de 13.737 M₂ . En caso de que se
desarrollen actividades en más de un frente de obra será necesario el acompañamiento de
más de un profesional arqueólogo que acompañe las actividades.
Se deberá recuperar la totalidad del material hallado en cada una de las excavaciones a
las que se acompañe, referenciando satelitalmente puntos de hallazgo. La excavación que
se realizara con maquinaria de tamaño medio debe ser acordada con el equipo de obra, ya
que se espera que la remoción de los horizontes sea organizada con la intención de poder
realizar alguna acción de rescate en caso de que sea necesario. El procedimiento sugerido
seria intentar retirar capas lo más homogéneas posibles, asemejando niveles arbitrarios
de 10 cm para las áreas más superficiales y de 20 cm para los horizontes más profundos
y en los cuales no se detectó actividad humana.
En caso de hallazgos superficiales por la actividad de ingeniería se verificará la zona en
un área de 5 metros a la redonda con la finalidad de evaluar la presencia o ausencia de
evidencias que puedan dar cuenta de un yacimiento arqueológico.
29
La observación en campo no se restringe a evidencias materiales como cerámica, líticos,
restos óseos humanos, restos óseos de animales, sino que también deberá tener en cuenta
las alteraciones, cambios o rasgos que puedan observarse en los diversos estratos
naturales, con la intención de poder profundizar en análisis espaciales. Estas alteraciones
antrópicas dejan evidencias en los horizontes naturales a partir de las cuales se puede
inferir cambios y transformaciones en el uso del área para una labor distinta a la
habitación y enfocada en labores como la agricultura.
Toda la información de las actividades de monitoreo arqueológico tendrá un registro en
fichas que permitirá rastrear el avance de la obra, las actividades de arqueología y los
puntos de hallazgo arqueológico que puedan darse durante el proyecto. Estas fichas
contendrán datos puntuales relacionados con el metraje de avance, las profundidades de
excavación, la descripción de los horizontes y las evidencias que puedan contener.
Modelo de ficha de prospección (Monitoreo)
Es posible que durante la realización de las obras de ingeniería puedan darse hallazgos
asociados con áreas de vivienda, huellas o rasgos, postes, fogones, restos faunísticos
elementos utilitarios como líticos, piezas cerámicas, artefactos ornamentales no
utilitarios, áreas de inhumación de restos humanos entre otras evidencias, en caso de que
se den estas circunstancias es necesarios que el equipo de arqueólogos active el protocolo
de hallazgos, informando al Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
En cuanto a los procedimientos a desarrollarse, se implementarán medidas preventivas y
técnicas para un rescate arqueológico adecuado que asegure la protección del patrimonio
cultural y arqueológico de la nación.
30
LABORATORIO Y ANÁLISIS
FASE Operativa, pos operativa
PRODUCTO
Se entregará un inventario detallado de los materiales que puedan ser recuperados y
analizados, con el fin de adelantar procesos como la tenencia y entrega a entidades
públicas o estatales.
31
Restos óseos humanos
En caso de hallazgo de restos óseos humanos será necesario hacer un exhaustivo registro
gráfico y fotográfico, que dé cuenta de elementos asociados, forma en la cual se encuentra
el individuo, posición, lateralidad entre otros análisis. En caso de que estas evidencias
sean recuperadas durante la excavación se debe procurar el desarrollo de análisis
especializados como estimación de edad y sexo. Y si es posible estudio minuciosos de
paleo patologías y filiación étnica.
Restos óseos animales
Para los restos óseos de animales se estima que se debe realizar una identificación
taxonómica, que permita identificar tipos de animales y si es posible profundizar en
estimación de clase, familia y especie. Se espera que puedan realizarse conteos como
MNI y NISP que permitan identificar frecuencias y estimados asociados a procesos de
subsistencia en uno o varios periodos cronológicos. La identificación de estas evidencias
permitiría también caracterizar poblaciones que tenían acceso a los recursos y lugares de
procedencia de los mismos.
DIVULGACIÓN
FASE Operativa, pos operativa
PRODUCTO
Se entregará un registro fotográfico de las actividades desarrolladas a cabo con el
personal de la obra y con alguna institución de la alcaldía de Chía. Que dé cuenta de
las acciones de divulgación como parte importante dentro de los programas de
arqueología preventiva.
Se elaborará una cartilla de divulgación para un público infantil
Se elaborara una base de datos de materiales cerámicos
Se sugiere que antes del inicio de las obras de ingeniería se realicen capacitaciones y
charlas al personal de la obra que esté a cargo de las remociones de suelo de forma manual
o con maquinaria, para que, en caso de cualquier hallazgo fortuito, se identifique la
presencia de evidencias culturales susceptibles de estar en riesgo y que tengan que ser
rescatadas y estudiadas por un arqueólogo.
Estas actividades pueden ser complementadas con material didáctico, como réplicas de
piezas arqueológicas o fragmentos cerámicos con la función de ejemplificar los posibles
hallazgos que puedan darse en el área de interés. Así mismo se entregara una información
impresa después de una socialización que compartirá la siguiente información.
¿Qué hacer ante hallazgos fortuitos?
Detener completamente la maquinaria y/o equipos que se estén utilizando en la
obra donde se encontró el hallazgo.
32
Dar aviso inmediatamente al superior de acuerdo con el conducto regular para
informar al arqueólogo y.seguir los protocolos adecuados.
Identificar personal presente y responsable del hallazgo, con el fin de que aporten
para la definición del contexto arqueológico.
Posterior a la charla introductoria que contará con material de referencia, como restos
cerámicos sin contexto del PMA muiscas del periodo colonial en Chía (Lozano, 2019) y
réplicas de restos líticos material de divulgación importado, se hará una actividad de mini
excavaciones arqueológicas donde en una mezcla de arena y cemento blanco se replicará
un contexto arqueológico que debe ser excavado y registrado por cada niño, quien
interpretara que puede significar cada contexto arqueológico, se espera que en esta
actividad se pueda contar con la colaboración de la alcaldía del municipio de Chía.
Muestra de material de divulgación que será utilizado
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TENENCIA DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
FASE Operativa, pos operativa
PRODUCTO
Se hará el registro de las piezas arqueológicas ante el ICANH, siguiendo el formato
destinado para tal fin.
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