Sindrome Nefrotico y Nefritico
Sindrome Nefrotico y Nefritico
Sindrome Nefrotico y Nefritico
Síndrome nefrótico y
síndrome nefrítico
Según sea su etiología se divide en tres grandes grupos: SN primario (SNP) o idiopático, objeto de esta
presentación; SN secundario a enfermedades sistémicas o toxicidad con compromiso renal; y SN congénito.
Puntos importantes
1. Primario o idiopático
2. Secundario
AGENTE
En relación con el SN de LGM, hasta el momento se desconoce el papel que desempeña cualquier tipo de
agente. En el 25% de los pacientes que presentan SNP se ha encontrado una infección inocua entérica o
respiratoria coincidente con el inicio de la enfermedad.
HUÉSPED
El SNP, sobre todo el de lesiones glomerulares mínimas, ocurre con mayor frecuencia entre los dos y seis
años de edad. Predomina en el hombre en proporción de 2 a 1. Afecta a individuos de todas las razas, pero la
lesión histopatológica varía de acuerdo con el grupo étnico.
Esta alteración parece ser favorecida por la intervención de las interleucinas 4 , 12, 13, 15 y 18, así como por
factores extrarrenales que intervienen en la permeabilidad vascular como el factor de crecimiento endotelial
vascular, heparanasa, hemopexina, interferón γ (TGFB).
La alteración de la permeabilidad de la MBG para las proteínas provoca albuminuria masiva. Al agotarse la
albúmina sérica disminuye la presión oncótica y ello propicia fuga del líquido del espacio intravascular hacia
el espacio intersticial. Esto se manifiesta en clínica como edema.
La disminución del volumen intravascular activa al sistema renina-angiotensina- aldosterona con resorción de
sodio y agua a nivel del túbulo distal, lo que produce oliguria e incrementa el edema. La hiperlipidemia es
efecto tanto del aumento de la síntesis como de un defecto de su catabolismo debido a la inhibición de la
actividad de una apoliproteinlipasa.
Existe plaquetosis, aumento de los factores de coagulación V, VII, VIII, X, fibrinógeno, además de
deficiencia de antitrombina III, lo que se traduce en un estado de hipercoagulabilidad. Hay hipocalcemia
relativa, de grado variable, relacionada con la hipoalbuminemia; asimismo, ha documentado deficiencia de
vitamina D3 por pérdida urinaria de la proteína transportadora de la 25-hidroxivitamina D.
El edema es el signo clínico más alarmante en el SN de LGM. Puede ser observado en párpados, partes
declives del cuerpo y tejidos laxos (escroto o labios mayores) o llegar hasta anasarca con derrame pleural o
ascitis.
Es frecuente que deforme la fisonomía del paciente. Otros datos clínicos son astenia, adinamia, hiporexia y
oliguria.
Los cuadros infecciosos más frecuentes son faringoamigdalitis, bronconeumonía, peritonitis primaria,
enteritis, erisipela y meningitis y llegan a ser complicaciones que ponen en peligro la vida. Del 80 al 90% de
los casos evolucionan de modo favorable; el resto sufre deterioro de la función renal en grado variable,
incluso hasta el desarrollo de ERC.
Los hallazgos que hacen sospechar SNP de lesiones histológicas complejas son pacientes menores de dos o
mayores de ocho años de edad, recaídas frecuentes, resistencia a corticoides, alteraciones tubulares renales
(glucosuria, disminución de la capacidad de concentración urinaria), hematuria macroscópica, hipertensión
arterial sostenida o elevación progresiva de la creatinina sérica.
DIAGNÓ STICO TEMPRANO
El estudio inicial de un paciente con edema y sospecha de SN es el examen de orina en busca de proteinuria;
en sangre se buscan hipoalbuminemia e hiperlipidemia.
Desde el punto de vista paraclínico, la medición de proteínas en orina de 24 h debe ser mayor de 40 mg/h/m2
SC. En su defecto, en niños en quienes resulta muy difícil colectar orina, se puede realizar una determinación
de proteínas y creatinina en muestra única de orina. La relación de proteínas y creatinina urinaria (P/ Cr),
ambas expresadas en mg/dL, debe ser mayor de 2.5 para considerarla una proteinuria masiva. La
hipoalbuminemia es menor de 2.5 g/dL. La cifra de colesterol casi siempre es mayor de 250 mg/dL. La
electroforesis de proteínas muestra disminución de albúmina y gammaglobulinas con elevación de la fracción
α-2-globulina. El complemento hemolítico no se modifica.
TRATAMIENTO OPORTUNO
MEDIDAS GENERALES
Durante el periodo clínico inicial es conveniente, aunque no indispensable, hospitalizar al paciente para su
estudio integral e inicio del manejo.
En promedio, su estancia es de cuatro a seis días y después el manejo es ambulatorio y sólo tendrá que
hospitalizarse otra vez en caso de complicaciones como edemas graves, infecciones bacterianas que requieran
antibióticos intravenosos como la peritonitis, bronconeumonía, ascitis , meningitis , erisipela extensa, derrame
pleural, oliguria marcada, hipertensión arterial, retención nitrogenada o indicación de biopsia renal.
DIETA
Siempre que esté activo el SN se recomienda una dieta hipo- sódica (entre 1 y 2 g de sodio al día) para evitar
la acentuación del edema y la hipertensión, cuando ésta existe. El aporte de proteínas debe ser normal y bajo
en grasas. Los líquidos se restringen sólo cuando no pueda cumplirse con la dieta hiposódica de manera
estricta o en presencia de insuficiencia renal crónica, hiponatremia moderada o hipervolemia; en estos casos
se mantienen los líquidos entre 400 y 600 mL/m2/día, con vigilancia estricta del estado de hidratación.
ACTIVIDAD
Se recomienda actividad física para evitar la presencia de fenómenos trombóticos y sólo se limita la
deambulación en caso de anasarca que la comprometa o de edema y dolor intenso de genitales.
Se recomienda utilizar medidas posturales (decúbito supino o sedestación con las piernas levantadas).
DIURÉTICOS Y ALBÚMINA
Los diuréticos más utilizados son los de asa como furosemida por vía oral de 1 hasta 10 mg/kg/día, de
acuerdo con la respuesta hasta controlar el edema, o bien espironolactona de 1 a 2 mg/kg/día o bumetanida.
Éstos deben utilizarse con cautela dado que pueden reducir el volumen plasmático, llevar a un choque
hipovolémico y aumentar el riesgo de trombosis.
La albúmina intravenosa tiene indicaciones precisas, por lo que sólo se utiliza en caso de anasarca grave que
se acompañe o no de complicaciones como meningitis, peritonitis primaria, erisipela extensa, derrame pleural,
ascitis restrictiva, esfacelación de la piel por edema, edema escrotal grave y doloroso, insuficiencia prerrenal
por hipovolemia grave, albúmina sérica menor de 1.5 g/dL y en problemas psicológicos por el cambio de
imagen corporal.
Se usa la albúmina pobre en sal a dosis de 0.5 a 1 g/kg/dosis transfundida en 1 a 2 h seguida de una dosis de
furosemida intravenosa (1 a 3 mg/kg) vigilando datos de hipopotasemia, hipocalcemia e hipervolemia que
pueden ocurrir en el transcurso de las siguientes 6 h de iniciada la transfusión. Puede repetirse la dosis hasta
tres veces al día.
ANTIBIÓTICOS
Se indican de acuerdo con la infección que presente el pa- ciente, nunca de manera profiláctica.
TRATAMIENTO ESPECÍFICO
Los corticoesteroides son el tratamiento de elección en el SNP dado que inducen la remisión del SN de LGM
en el 93% de los pacientes en el primer episodio.
El uso frecuente y la prolongación del tratamiento incrementan el riesgo de efectos secundarios de los
corticoesteroides, como son el síndrome de Cushing (transitorio), cataratas, talla baja, depresión del sistema
inmunitario celular, necrosis aséptica de cadera o rodilla, pancreatitis, irritabilidad, cambios de personalidad,
psicosis, diabetes, osteoporosis, úlcera péptica y miopatía.
El paciente con SNP puede catalogarse de acuerdo con la respuesta obtenida al tratamiento con
corticosteroides, como se describe a continuación.
Recaídas frecuentes. Es la presencia clínica y paraclínica de SN en más de dos ocasiones en seis meses o
cuatro en un año.
En el SNP, el uso de medicamentos como ciclofosfamida, clorambucilo, ciclosporina A y otros, está sujeto a
indicaciones determinadas por el nefrólogo pediatra. Aún existen controversias en su utilización y, sobre todo,
es necesario notificar al paciente y sus familiares los posibles efectos secundarios o colaterales.
El paciente debe continuar en vigilancia para su evaluación periódica y es preciso eliminar todo foco
infeccioso y evitar inmunizaciones en lo posible, dado que suelen inducir recaídas. La evolución indica la
necesidad de introducir cambios terapéuticos, pruebas de laboratorio, hospitalización, modificación del
pronóstico, entre otros.
SÍNDROME NEFRITICO
El síndrome nefrítico es una condición clínica definida por la asociación de hematuria, proteinuria y a menudo
hipertensión e insuficiencia renal. En el examen de las muestras de la biopsia hay inflamación y un sedimento
urinario activo con hematíes, a menudo compuesto de hematíes y otros cilindros celulares, y un grado variable
de proteinuria.
La glomerulonefritis producida por una respuesta inmunológica del riñón que sucede después de una
infección no renal, por lo general por estreptococos del grupo A y muy raramente por otras cepas de
estreptococo (grupos C y G), estafilococos, bacilos gramnegativo, micobacterias, parásitos, hongos y virus ,
llevó a la introducción del término glomerulonefritis postinfecciosa . Generalmente se utiliza indistintamente
con glomerulonefritis postestreptocócica .
EPIDEMIOLOGÍA
Aunque la incidencia de GNPE ha descendido considerablemente en Europa, América y Asia, continúa siendo
globalmente la causa más frecuente de nefritis aguda. La carga mundial anual estimada es de 472.000 casos;
aproximadamente 404.000 de estos ocurren en niños, la mayoría en países en vías de desarrollo.
Por lo general en las zonas tropicales la GNPE es una complicación del pioderma, mientras que en los países
con climas moderados y fríos, normalmente sucede en el contexto de amígdalo-faringitis durante el invierno.
Con el paso del tiempo, la prevalencia asociada a pioderma se ha reducido de forma notoria.
PATOGENIA
Se han propuesto varios mecanismos para el daño inmunológico glomerular inducido por la infección por el
estreptococo del grupo A, como depósitos de complejos inmunes circulantes con componentes antigénicos
estreptocócicos; formación de complejos inmunes in situ dentro de la MBG; formación de complejos
inmunes in situ glomerulares que reaccionan de forma cruzada con componentes glomerulares (mimetismo
molecular); y alteración de un antígeno normal renal que provoca reactividad autoinmune. La evidencia
disponible sugiere que el principal mecanismo patogénico es la formación in situ de complejos inmunes
debido al depósito de antígenos estreptocócicos nefritogénicos dentro del glomérulo.
Se han propuesto como presuntos antígenos la gliceraldehído fosfato deshidrogenasa estreptocócica (receptor
de plasmina asociado a nefritis) y la proteinasa catiónica exotoxina B estreptocócica (proteína asociada a la
cepa de nefritis). Los anticuerpos frente a estos antígenos se encuentran de manera específica en pacientes con
GNPE y persisten durante al menos 10 años y 1 año, respectivamente, después del ataque agudo, lo que indica
una inmunidad duradera. También se ha encontrado en los glomérulos de estos pacientes proteinasa catiónica
exotoxina B estreptocócica, colocalizada con el depósito de complemento y dentro de los depósitos
electrodensos subepiteliales.
Ambos antígenos activan la vía alterna del complemento, produciendo un descenso de los niveles plasmáticos
de C3. Cuando se depositan en el glomérulo, pueden interactuar con la plasmina o el plasminógeno, lo que
conlleva la activación de colagenasas y metaloproteinasas latentes, con la consiguiente degradación
enzimática de la MBG y la pérdida de su carga negativa. De este modo, los complejos inmunes pueden
entonces pasar a través de la MBG dañada y se acumulan como jorobas o humps en el espacio subepitelial.
Este daño a la membrana también provoca pérdida de los procesos podocitarios y proteinuria.
Se ha demostrado la activación local del complemento y la plasmina por estos antígenos nefritogénicos,
aunque existen dudas acerca de su papel patogénico. Ambos antígenos también pueden aparecer en las cepas
del estreptococo del grupo A que muy raramente causa glomerulonefritis. Por lo tanto, la susceptibilidad
individual, posiblemente determinada por la predisposición genética del anfitrión, podría ejercer una
influencia importante en la patogenia del organismo que lo provoca.
HALLAZGOS CLÍNICOS
La presentación clínica varía desde hematuria microscópica asintomática a un síndrome nefrítico agudo en
fase avanzada. Por lo general existe antecedentes de infección orofaríngea o cutánea por estreptococo del
grupo A y edema después de un período de latencia de la infección, continuando con diuresis turbia y escasa y
aumento de la presión arterial. Algunas veces aparecen anuria y proteinuria en rango nefrótico. El edema
generalizado, producido por la retención de agua y sal, está presente en alrededor de dos tercios de los
pacientes. La sobrecarga grave de volumen puede desencadenar un edema agudo de pulmón. La hematuria
franca está presente en el 30-50% de los casos. Y la hipertensión en el 50-90% y es primariamente causada
por retención hidrosalina.
La GNPE se asocia con un descenso variable de la TFG detectado por un aumento en la concentración de
creatinina sérica. La gravedad de la insuficiencia renal es proporcional al grado de proliferación y formación
de semilunas. Aunque es poco frecuente, puede aparecer lesión renal aguda rápidamente progresiva u
oligoanúrica que requieren tratamiento urgente.
DIAGNÓSTICO
Por lo general, la GNPE se diagnostica en base a los hallazgos clínicos de nefritis aguda y la demostración de
una infección reciente por estreptococo del grupo A. Esta última incluye resultados positivos de muestras
cutáneas o faríngeas (visto solo en el 25% de los pacientes) o positividad del análisis serológico (p. ej., título
de antiestreptolisina A o el test de la estreptozima, que mide cinco anticuerpos diferentes estreptocócicos).
Los resultados serológicos positivos son más sensibles en apoyar el diagnóstico (94,6%) que una historia de
infección reciente (75,7%) o que los cultivos positivos (24,3%).
PATOLOGÍA
La biopsia renal no se realiza de forma sistemática para confirmar el diagnóstico puesto que, por lo general, la
historia clínica es altamente sugestiva y la resolución del cuadro típicamente comienza en el intervalo de 1
semana desde la presentación. Las indicaciones para realizarla son hipocomplementemia que persiste más de
6 semanas, episodios recurrentes de hematuria y un aumento progresivo de la concentración de creatinina
sérica.
El examen de las muestras de biopsia al microscopio óptico muestra glomerulonefritis proliferativa difusa,
con proliferación endocapilar prominente y numerosos neutrófilos. En la tinción con tricrómico pueden
aparecer pequeños depósitos subepiteliales con forma de joroba. Es poco frecuente la formación de semilunas
y se asocia a un mal pronóstico.
Por lo general el análisis de inmunofluorescencia revela depósitos granulares de complemento C3, a menudo
con IgG e IgM ocasional; los depósitos de IgA son excepcionales. Así que denominada inmunotinción en full
house (tinción positiva de IgG, IgA, IgM, C3, C4 y C1q) que se asemeja al cuadro de nefritis lúpica, es
frecuentemente citada en los trabajos. Se han descrito también determinados patrones histológicos de
inmunofluorescencia, incluyendo mesangial, pared capilar (en guirnalda) y difuso (en cielo estrellado). El
patrón en guirnalda es el que se asocia con más frecuencia a proteinuria y mal pronóstico. El del cielo
estrellado se ve en las formas con semilunas.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
No existe tratamiento específico para la GNPE. La terapia es de soporte y se centra en tratar las
manifestaciones clínicas de la enfermedad, especialmente las complicaciones debidas a la sobrecarga de
volumen. Entre ellas están la hipertensión y, menos frecuentemente, el edema pulmonar.
Las medidas generales son restricción de agua y sal y administración de diuréticos de asa. La furosemida
intravenosa se administra a una dosis inicial de 1 a 4 mg/kg/día. El control de la hipertensión es fundamental
para reducir la morbilidad y puede ser necesario el empleo de bloqueantes de los canales de calcio además de
diuréticos de asa.
La resina de intercambio de potasio y el poliestireno sulfonato sódico se pueden utilizar para tratar la
hiperpotasemia. Normalmente la diuresis espontánea comienza en el plazo de 1 semana y los niveles de
creatinina sérica se normalizan en el plazo de 3 a 4 semanas
Las anomalías urinarias desaparecen en diferentes etapas. La hematuria suele resolverse en 3 a 6 meses. La
proteinuria también desciende durante el período de recuperación, pero a una velocidad mucho menor. Un
leve aumento en la excreción de proteínas todavía se mantiene en el 15% de los pacientes a los 3 años y en el
2% de los 7 a 10 años 317 .
Los individuos con evidencia persistente de infección estreptocócica del grupo A deberían recibir un ciclo de
tratamiento antibiótico. Aunque no existe evidencia procedente de estudios aleatorizados de que la
inmunosupresión agresiva tenga efectos beneficiosos a corto y largo plazos en los casos de enfermedad
rápidamente progresiva con semilunas, con frecuencia se trata a los pacientes con más del 30% de semilunas
en las muestras de biopsia renal con bolos de metilprednisolona y/o plasmaféresis.