Tema 2, El Orador
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Tema 2, El Orador
Tema 2
DEFINICIONES.
Es aquel que llega a dominar el uso de la palabra y juega con ella creando interés en el auditorio.
Es un artista que combina armoniosamente ademanes, gestos, expresión verbal y corporal de forma
que consigue persuadir, conmover y agradar.
Es aquella persona que habla en público ya sea porque se dedica a hacerlo dando charlas,
disertaciones y discursos inherentes a una materia que domina, o bien puede tratarse de un individuo
que asume el rol de orador ante una circunstancia particular que lo lleva a pronunciar un discurso, o
unas palabras improvisadas ante un gran público.
1. El lenguaje.
3. El lenguaje corporal.
1. EL LENGUAJE
DEFINICIONES:
Capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la
palabra.
Método exclusivamente humano y no instintivo para comunicar ideas y emociones y deseos por
medio de un sistema de símbolos producidos de manera deliberada y elaborados por los órganos del
habla.
Es el conjunto de signos (sonoros, gráficos, corporales, etc) que el hombre utiliza para expresar lo que
piensa, lo que siente, lo que observa.
CLASES DE LENGUAJE
1. LENGUAJE MIMICO:
Es aquel que expresa las ideas por medio de movimientos corporales, lo que se dividen en dos clases:
2. LENGUAJE PICTOGRAFICO:
Es aquel que expresa las ideas por medio de los dibujos. Ejemplo: las señales de tránsito, etc.
3. LENGUAJE ESCRITO:
Es el representado por medio de símbolos que forman letras, éstas forman palabras y oraciones, con
las que se expresan ideas.
4. LENGUAJE ORAL:
1. FUNCION INFORMATIVA:
Esta función pretende informar o dar a conocer alguna situación no importando en sí el contenido.
Ejemplos:
2. FUNCION EXPRESIVA:
Ejemplos:
3. FUNCION DIRECTIVA:
Esta función pretende que se realice o no una determinada acción, a través de una orden o un
pedido, es de tipo imperativo.
Ejemplos:
- Cierre la puerta.
- No fumar.
CLARIDAD:
Esta característica se presenta “cuando el pensamiento del que emite el mensaje penetra sin esfuerzo
en la mente del receptor” Fernández (1994:23), es decir, que la manera en que se transmite el mensaje
es fácilmente digerido por el público, y no necesita hacer un esfuerzo mayor que finalmente lo pueda
distraer para poder comprender lo que escucha. Para lograr claridad en el mensaje es necesario elegir
cuidadosamente los conceptos que se utilizarán, de acuerdo al público que escucha.
PRECISA:
Para alcanzar la precisión en el mensaje, es necesario elegir las palabras adecuadas, las que lleven los
significados correctos para construir lo que se desea transmitir, estas palabras deben ser las más
significativas, las palabras justas. Esto evitará que se caiga en la redundancia o en la excesiva
reiteración. Además, de evitar las frases comunes, los clichés o frases que en algún momento tuvieron
cierto valor y sin embargo ya no significan nada, y finalmente, no extenderse demasiado, tratando de
ampliarse en el afán de darse a entender.
3. EL LENGUAJE CORPORAL
El lenguaje corporal es una forma no verbal de comunicación. El cuerpo durante una charla expresa
mucho más que las palabras y se manifiestan a través de los gestos y las posturas.
En la oratoria, el cuerpo es muy expresivo en sus gestos y posturas, en relación a la expresión oral. Eso
se verifica en las palabras vertidas con las muecas del rostro, el movimiento de las manos, el caminar y
la postura ante las personas que asisten a la disertación.
“Mientras que nuestros pensamientos son totalmente privados, la mayoría de nuestras emociones se
detectan por una señal distintiva que ayuda a los demás a comprender como nos sentimos”. Paul
Ekman
DEFINICION:
Es una forma de comunicación no verbal que se basa en los gestos, posturas y movimientos del
cuerpo y rostro para transmitir información.
El lenguaje corporal es conocido como kinesia. Este concepto alberga todos aquellos gestos que
hacemos y no expresamos de forma verbal. Así pues, la kinesia abarca los gestos faciales y
movimientos corporales.
Para dejarlo aún más claro se aporta la definición de kinesia de Fernando Poyatos: “la kinesia
comprende todos aquellos movimientos corporales y posiciones resultantes o alternantes de base
psicomuscular, conscientes o inconscientes, somatogénicos o aprendidos, de percepción visual,
auditiva, táctil o cinestésica (individual o conjuntamente), que, aislados o combinados con las
estructuras verbales y paralingüísticas y con los demás sistemas somáticos y objetuales, poseen un valor
comunicativo intencionado o no”.
Los seres humanos nos comunicamos verbalmente, pero también de forma no verbal. En muchos
casos, la comunicación no verbal se vuelve mucho más importante que la verbal, porque es más
sincera a la hora de expresar los estados de ánimo. Por ejemplo, una persona puede decir que no está
enfadada pero sus gestos, movimientos e incluso el tono de su voz pueden demostrarnos todo lo
contrario.
En la oratoria no solo es importante el lenguaje verbal para comunicar nuestra exposición, el lenguaje
corporal (movimientos, gestos, actitudes, etc.) dice mucho de nosotros y comunica tanto o más que el
lenguaje verbal. El problema radica en que muchas veces no le prestamos atención al lenguaje
corporal, o no somos conscientes, o simplemente no sabemos muy bien cómo funciona, lo que
implica un serio problema en nuestra comunicación en general.
Con el lenguaje corporal en la oratoria no solo comunicamos nuestra actitud como orador, sino que
también transmitimos nervios, timidez, dudas, seguridad, confianza, dominio del tema, entusiasmo,
etc.
Nuestro cuerpo es muy expresivo a la hora de comunicarse por lo que el movimiento de las manos, la
expresión del rostro, el caminar, la postura, la mirada, etc. son captados rápidamente por el público y
dicen mucho más sobre ti que tus palabras.
Seguramente hemos escuchado el dicho “una imagen vale más que mil palabras”. Cuando nos
comunicamos, relacionamos, interactuamos… también es aplicable. Nuestras acciones, lo que
expresamos con nuestro cuerpo y que nuestro interlocutor percibe (a veces de forma inconsciente)
son tan importantes o más que nuestras palabras. De hecho, algunos gestos pueden contradecir lo
que estamos verbalizando. Se trata del lenguaje no verbal.
De acuerdo con un estudio sobre la comunicación de emociones y sentimientos, realizado por Albert
Mehrabian, profesor emérito de Psicología de la Universidad de California, el lenguaje verbal sólo
representa el 7% del impacto total del mensaje. Un 38% corresponde al lenguaje paraverbal
(entonación, pausas, ritmo, tono…) y el 55% restante al lenguaje corporal (gestos, posturas, mirada,
respiración…).
En la mayoría de los casos el lenguaje no verbal es inconsciente, aunque también hay una parte
aprendida y otra de imitación. Por eso, conocer qué quieren decir algunos de estos gestos, posturas,
movimientos… nos pueden llevar a comprender mejor qué quiere decir la otra persona y qué les
estamos transmitiendo nosotros. Además, si somos conscientes de que nuestro lenguaje corporal está
mostrando determinados sentimientos negativos, podemos suavizarlos o modificarlos.
Las miradas, las posturas y los gestos nos muestran mucho más de lo que dicen nuestras palabras.
El proverbio árabe dice “quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga
explicación” ya nos enseña la importancia de la mirada.
Se ha escuchado más de una vez decir que la fórmula para evitar el fracaso de un discurso, es evitar
ver a los oyentes a los ojos, mejor es ver hacia las paredes del lugar, o bien, elegir un objeto y no
perderlo de vista. Sin embargo, Fernández (1994:p.46) dice todo lo contrario resumiendo una regla,
de esta manera: “Manifiéstese buscándole los ojos al público. Fíjese sucesivamente en éste, en el otro,
en aquel individuo. Olvídese de las paredes y del techo”. Y esto es precisamente lo que recomienda
Forero (2005), que para interesar a un grupo, se debe mirar a algunos de los presentes, y afirma que
las miradas al vacío dan la sensación de no ser sincero o de querer huir. Lo que explica Fernández
(1994) es que es esencial encarar al auditorio, tratar de crear la impresión de que se está dirigiendo a
cada uno personalmente, pues el oyente tiende a rechazar al orador que parece ignorar su identidad
como individuo, por el contrario, valora un ambiente de una relación más próxima, de un coloquio
informal. Tomando en cuenta, la imposibilidad de ver a cada uno de los miembros del auditorio,
sugiere al igual que Forero (2005), que el orador debe comportarse como en una conversación
amistosa, eligiendo a una persona a la que se habla directamente por unos segundos, y luego otra,
y así, sucesivamente.
Es interesante, cómo la posición o movimiento de las manos transmiten la postura de la persona que
habla, las manos en los bolsillos por ejemplo, puede denotar desinterés respecto a algo, o resta
importancia a lo que se dice, pareciera que la persona con las manos en los bolsillos al hablar,
solamente estuviera improvisando. A pesar que por momentos las manos parecieran un estorbo; en
realidad, el movimiento espontáneo de las mismas refuerza lo que se dice, y refleja seguridad.
Y para hacer un empleo adecuado de las mismas Fernández (1994), recomienda que en los primeros
momentos para tenerlas de algún modo ocupadas, puede sujetarse discretamente a la mesa, o
sujetando algunas fichas, que no denote nerviosismo, y si el tema no requiere de un modo expresivo,
será mejor mantenerlas quietas, y por último evitar ponerlas en los bolsillos, y actuar con naturalidad,
y sin excesiva familiaridad.
Si lo que hacemos es entrelazar los dedos estamos tratando de disimular una actitud negativa.
Los gestos son un tipo de lenguaje no verbal que nos sirven para comunicar y expresar nuestros
sentimientos a los demás. Además, los gestos nos sirven para entender el mundo que nos rodea, pues
nos permiten entender los sentimientos y sensaciones de los demás.
Cómo situamos nuestro cuerpo respecto a nuestro interlocutor, cómo lo movemos, o la interposición
de objetos forman también parte de la comunicación no verbal. Por ejemplo, si cruzamos los brazos
delante del cuerpo mostramos una actitud defensiva, de desinterés o de escepticismo, al igual que si
cruzamos las piernas –más allá de la comodidad de esta postura-.
La posición del cuerpo también muestra nuestra predisposición a interactuar. Así, inclinar el cuerpo
hacia la otra persona o asentir con la cabeza son señales de interés, mientras que echar el cuerpo hacia
atrás representa inseguridad y hasta rechazo hacia la propuesta que nos está haciendo.
Algunos de nuestros gestos delatan tensión, nerviosismo o inseguridad: el balanceo del cuerpo,
moverse continuamente en el asiento o sentarse en el borde del mismo. Pero también hay posturas,
como mantenerse erguidos de forma natural al estar sentados, que muestran confianza y sinceridad.
Por último, si durante una conversación estamos jugando con un objeto mostramos nerviosismo o
distracción, mientras que si miramos constantemente el teléfono o el reloj expresamos impaciencia y
ganas de finalizar el encuentro.
A pesar de no existir una regla universal, así llama Fernández (1994:p.47) a algunas prácticas comunes
que dan una impresión negativa de quien habla ante un público, y que se deben evitar:
1. INTELECTUALES:
Estas cualidades propias de la actividad mental están relacionadas con la facultad para conocer,
comprender y razonar; implican un conjunto de características inherentes que todo orador debe
desarrollar y utilizar con eficacia.
Las cualidades intelectuales mínimas que se deben cultivar y desarrollar son el conocimiento, la
memoria, la imaginación y la iniciativa. Cualidades en proceso de extinción en una sociedad
superficial que da prioridad al “tener” antes que al “ser”. Analicemos brevemente las cualidades
intelectuales citadas.
A. CONOCIMIENTOS:
La oratoria requiere de conocimiento mínimo y profundo del tema que se expone. Es recomendable
“saber lo que dice” más que “decir lo que se sabe” porque en el primer caso demostramos el dominio
sobre el tema o lo poco que sabemos del tema, mientras que cuando decimos lo que sabemos,
podemos decir lo inapropiado o inadecuado a la situación.
Para llegar a ser un excelente orador se debe de tener una amplia gama de conocimientos y cultura
general. Cuantos más conocimientos tenga el orador tendrá más temas de qué hablar, ya que los
conocimientos le darán base sólida para hablar con propiedad, confianza, serenidad y seguridad.
Además, lo conducirá a la inspiración y convicción de lo transmite.
Un buen orador además de la confianza que debe tener en sí mismo, debe conocer el tema que está
desarrollando, éste es un aspecto que nos dará la seguridad necesaria para poder hablar frente a un
auditorio. La preparación intelectual es la base de todo buen discurso, se debe poseer todo el material
necesario sobre el tema que se expondrá, buscar los diferentes puntos de vista existentes, y elaborar
nuestras propias conclusiones. Esta preparación la obtendremos al hacer un estudio minucioso del
tema, debemos extendernos los más que se pueda en la investigación para tener suficiente
argumentación; si nuestra preparación intelectual es deficiente nuestro discurso también lo será.
Existen algunas circunstancias que mejorarán nuestro saber entre las cuales están:
a. Leer todo lo que sea posible, ya que en ello se encuentran asuntos que no se
conocen, de los cuales se deben tomar nota y documentarlos lo mejor posible;
b. Al realizar una lectura de cualquier tema, debemos procurar exponer los puntos
sobresalientes, y emitir juicios personales, ya que esos son los únicos puntos para
tener un recuerdo detallado de las ideas de la lectura;
c. Al realizar una lectura debemos determinar cuatro puntos fundamentales: el tiempo,
el espacio, la voluntad, y la necesidad en que se desarrolla el tema tratado.
d. Las lecturas nos darán imágenes mentales concernientes a épocas y países
determinados esas imágenes son un cúmulo de ideas acerca de la historia de la
humanidad.
Toda lectura, aunque parezca mediocre nos ayudará en nuestra vida intelectual, despertará en
nosotros cierta curiosidad que nos encaminará al estudio de diversos temas.
La observación directa es otro aspecto que mejorará nuestro buen saber, ya que si se realiza de forma
atenta, comparativa, razonada, y reflexiva elevará indudablemente nuestro nivel intelectual.
El cúmulo de conocimientos que debe tener todo buen orador, únicamente será el medio para poder
tener capacidad reflexiva. El hecho de haber estudiado, reflexionado y comprendido diferentes
materias nos darán puntos de vista diferentes y una visión más amplia de lo que tratemos de expresar.
Los conocimientos no se deben utilizar para vanagloriarnos, es decir para creernos superiores a los
demás, ya que esto nos dará una mala imagen en el auditorio, todo orador debe ser humilde en
relación con su preparación, la cual únicamente debe utilizarse para afianzar el conocimiento y para
tener conceptos personales.
En conclusión, podemos decir que la preparación intelectual, que incluye un conocimiento general y
un conocimiento específico del tema, es la base para tener éxito a la hora de persuadir al auditorio,
dándonos seguridad y confianza en nosotros mismos.
B. MEMORIA
Es otra de las cualidades que el orador debe cultivar ya que el poder recordar nombres, rostros,
situaciones y la ubicación exacta de documentos o cosas, constituye un requisito indispensable en la
labor del orador, ello le permite evocar con facilidad, información que se necesita en lo inmediato.
El llamar a las personas por su nombre, luego de haberlos reconocido, constituye una muestra de
especial deferencia hacia el público con el que tratamos. Recordar la ubicación de documentos y
cosas, nos permite realizar las labores con mayor rapidez. La memoria se ejercita a través de la
observación minuciosa, la retención y la evocación.
El orador u oradora requiere desarrollar y entrenar su memoria para retener las cuestiones básicas de
su contenido o cuerpo de discurso. El público valora más y disfruta de un discurso explicado con
palabras directas frente a un discurso leído y extenso. La excepción del discurso leído se justifica en
los discursos especiales y breves o de audiencia especializada y mayormente homogénea.
3. IMAGINACION
Consiste en la facultad de reproducir mentalmente objetos ausentes; de crear y combinar imágenes
mentales de algo no percibido antes o inexistente. El término imaginación, incluye dos características
básicas: la renovación o "reexperimentación" de lo ya vivido (memoria), y la creación de imágenes
mentales que antes no existían (imaginación). Los psicólogos distinguen entre imaginación pasiva,
que recupera imágenes previamente percibidas por los sentidos y la imaginación activa, constructiva o
creativa, mediante la cual la mente produce imágenes de sucesos o de objetos poco o nada
relacionados.
El orador requiere, como condición fundamental, una gran imaginación. La entenderemos no como
una capacidad de inventar o discurrir hechos no reales, sino como la facilidad de captar y guardar la
mayor cantidad de antecedentes que le faciliten la descripción de situaciones, ejemplos, experiencias
personales, afirmaciones, anécdotas y todo aquello que le permita, de una manera ética y responsable,
hacer que sus palabras sean comprendidas con facilidad.
4. SENSIBILIDAD.
La sensibilidad es necesaria porque si queremos dar un discurso debemos empezar por sentirlo
nosotros mismos, para poder transmitir a los demás nuestro estado de ánimo, nuestra seguridad,
nuestra convicción sobre el tema.
Es la facultad de sentir física o moralmente los sentimientos de alegría, pena, dolor, compasión y
ternura. Es una cualidad propia de los seres humanos, pero no por ello todos los tienen desarrollados
en la misma medida. Existen algunos oradores que parecieran insensibles al dolor ajeno, dan la
impresión de no interesarles para nada los sentimientos de sus congéneres.
A la larga, estas personas se hacen odiar y son públicamente vilipendiadas. En cambio, un orador que
demuestre sensibilidad en su trato y en sus acciones se ganará el cariño y estima de las personas con
las que trata.
La confianza es la base para tener éxito en cualquier campo de la vida. Si emprendemos una carrera
consciente de lo que queremos y con la seguridad que podemos concluirla lo lograremos, Lo mismo
sucede con la oratoria un buen orador para consolidarse necesita dar un primer paso y es tener la
confianza suficiente para poder pararse frente a un auditorio y exponer sus ideas. Para conseguirlo
necesitamos tener una buena autoestima, eso nos dará seguridad verbal.
Para ser orador debemos conocer el fin de la oratoria, el cual consiste en los medios para persuadir
por la palabra oral, dicho arte exalta a quien lo cultiva, mejora la inteligencia, de un tímido hace un
hombre decidido, por eso se dice que la oratoria perfecciona al hombre. Partiendo de ello es
importante desarrollarla en cualquier rama de la ciencia y más aún de la vida, si somos conscientes de
la importancia que tiene, buscaremos las técnicas necesarias para podernos desarrollar en ella.
Isócrates al respecto decía: "El arte de la persuasión, educando por la palabra, da una filosofia practica
en la vida. Es decir, para conseguir el éxito y desarrollar las facultades intelectuales se logra cultivando
la oratoria, Aristóteles dice: "Si es deshonroso no poder defenderse con el cuerpo, mas lo es no valerse
de la razón y la palabra, especificas del hombre.
Con lo expuesto se puede concluir: La oratoria es el vehículo que toda persona necesita para dominar
lo que quiere, es el medio para mejorar la inteligencia, y en sí es parte fundamental del éxito. Se
puede aplicar en todos los aspectos de la vida, en el área comercial, educativa, social, jurídica etc. Si
carecemos de buenos recursos para persuadir por medio de la palabra, difícilmente podremos lograr
nuestras metas.
Para mejorar la seguridad en nosotros mismos debemos partir que somos seres únicos, que no hay un
replica igual que nosotros en todo el mundo, y esa individualidad nos hace diferentes y nos
proporciona una gran ventaja sobre los demás.
Sabiendo que la oratoria es la base del éxito debemos practicarla, pero tropezamos con el primer
obstáculo y nos preguntamos: ¿Cómo haré para hablar frente a un grupo? ¿Podré hacerlo? ¿Tendré el
valor suficiente? ¡No me animo! Esas son algunas expresiones que nos invaden, además el temor, la
angustia, el nerviosismo y otros factores externos hacen que no tengamos seguridad, a continuación
se expondrán algunas fórmulas para mejorar la seguridad, las cuales deben ser repetidas en voz alta.
antes de querer desarrollar un discurso, de tal manera que debemos interiorizarlas para tener éxito a
la hora de hablar en un grupo o al querer tratar de convencer a alguien.
A continuación se presentan diez reglas básicas para mejorar la confianza en uno mismo.
LA TIMIDEZ
Estudios recientes afirman que la mitad de las personas del mundo son victimas de ese complejo, el
cual consiste en inhibirse, creerse inferior, no capaz.
La única manera de contrarrestar esa deficiencia es a través de voluntad, disciplina y valor. Unos
ejemplos de timidez superable son los siguientes: Demóstenes, para darle a su voz la fuerza del
triunfo, se ponía frente al mar para hablar mas fuerte que los estruendos de las olas. "Charles Darwin,
quien revolucionó la ciencia con su teoría de la evolución, se escondía en su casa para evitar visitas y
no hablar". "Napoleón Bonaparte, fue victima de sus compañeros quienes se burlaban de su nombre,
de su acento, y lo ridiculizaban al máximo, luego demostró ser un gran conquistador".
"La timidez, ejerce una acción inhibitoria sobre los centros del lenguaje que les impide funcionar. La
timidez puede tener causas muy diversas, cuyo análisis detallado convienen especificar: orgullo,
cobardía, exceso de fantasía, sentido de inferioridad, instinto social demasiado desarrollado y la idea
exagerada sobre las consecuencias que puede tener una derrota en la oratoria."
El primer paso para vencer la timidez es reconocer cual es la causa que nos hace tímidos, y como lo
lograremos: haciéndonos las siguientes preguntas: ¿A qué le siento temor? ¿Por qué no puedo hablar
delante de un grupo? etc. Reconociendo la causa o los motivos de nuestra timidez, debemos resaltar
aspectos como el valor y la seguridad en uno mismo los cuales ya fueron enfocados anteriormente,
otro aspecto a desarrollar es la tranquilidad y la serenidad que debemos tener, todo eso aunado con
un buen conocimiento del tema, nos ayudaran a vencer a nuestro principal enemigo en la oratoria, la
timidez.
4. INICIATIVA
La Iniciativa, una palabra con gran impacto, que hace eco en quienes la emplean a diario. Pero ¿Qué
es la iniciativa?, pues se define como la “Acción de adelantarse a los demás en hablar u obrar”, es decir, la
iniciativa es aquel obrar sin esperar alguna instrucción u orden, y pues eso hace a uno ejemplar y
destacable.
Cuán importante es tener iniciativa propia, ya que te hace ejemplar y destacable, que tu hagas algo sin
esperar instrucciones es digno de mérito propio; de tal manera pasa al hablar en público, el orador
debe y tiene que emplear la iniciativa propia, iniciativa para tomar el control de un auditorio, saber
en qué momentos aumentar y bajar el volumen de su voz, en que momentos añadir una chispa de
humor en su discurso, saber cómo hablar a su público, iniciativa para hacer lo que muchos oradores
no hacen en su discurso; eso entre otros.
LA IMPROVISACION
Por lo tanto, la improvisación no es como creen algunos “hablar por hablar”, es decir cuando no se
conoce el tema o se quiere salir del paso, –al contrario- es cuando habiendo preparado bien el tema,
lo exponemos como si se gestara en ese momento, utilizando nuestras propias palabras, nuestro
propio estilo, allí mismo, delante del público.
Para improvisar hay que estar preparado. No se puede hablar de lo que no se conoce, es preciso
referirse a una cosa, sea intelectual o afectivamente.
Ciertos oradores gustan decir “lo que les pasa por la cabeza” saliéndose del tema que están
exponiendo, para luego escucharles decir: “¿De qué estábamos hablando?” “¿Dónde nos habíamos
quedado?”, etc.
c) Liberarse físicamente:
El estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en la improvisación.
d) Sazonar la improvisación
Para sazonar la improvisación hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna experiencia personal,
una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes, etc., relacionados con el tema.
Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos, algunas citas; en algunas ocasiones, el
comienzo y el final del discurso; leer los textos delicados. Improvisar el resto del tiempo, y en todos
los casos, respirar, tomarse unos momentos de silencio, gesticular, mirar al auditorio.
Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo que hablar en público puede
convertirse en una diversión que le dará gratas satisfacciones.
LA TECNICA VOCAL
El hablar es siempre un arte. A pesar de que algunas personas posean esta habilidad de forma
natural, para la mayoría requiere el aprendizaje de una técnica básica. Aprender es complejo, pero
siempre posible, y requiere método y práctica constante. Por ello, animamos a considerar el arte
de hablar como una tarea inconclusa, cuyas mejores herramientas son la observación y la praxis.
Anotar cualquier ocurrencia, cualquier experiencia propia o ajena, cualquier reflexión... resulta
muy enriquecedor. El mejor laboratorio de experimentación tiene que ser nuestra propia
actividad cotidiana: la conversación ordinaria, al hablar por teléfono, ver la TV, oír la radio…
Hablar debe convertirse en una fuente continua de placer para el que habla pero también para el
que escucha. No hay que olvidar que para ser un gran orador hay que saber lo que se quiere decir,
ser capaz de decirlo y, sobre todo, saber cuándo hay que callar. En este bloque de la técnica vocal
aprenderás a hacer atractiva tu voz y a jugar con ella para causar impacto en el que te escucha.
LA VOZ
Definición.
Es el sonido que se produce por la vibración de las cuerdas vocales mediante el aire que es
expulsado por los pulmones y sale a través de la laringe. Este término también se usa para hacer
mención a la potencia, el timbre y las propiedades de la misma.
La voz es, según el diccionario de la Real Academia Española, “el sonido que el aire expelido de los
pulmones produce al salir de la laringe, haciendo que vibren las cuerdas vocales”.
Las palabras que emitimos, nuestra voz, es el elemento fundamental para la comunicación verbal,
para hablar y transmitir nuestras ideas. La voz es el sonido que produce el aire expelido de los
pulmones, al pasar por las cuerdas vocales.
CUALIDADES DE LA VOZ
La voz de las personas es el medio por el cual se expresa las palabras, para así transmitir conceptos. Es
elemento fundamental del habla. Es el factor determinante en la comunicación oral y depende del
adecuado uso de ella que nuestros mensajes lleguen sin deformaciones de interpretación por parte del
receptor. Técnicamente, la voz es el sonido que produce el aire expedido por los pulmones al hacer
vibrar las cuerdas vocales. De la misma manera que no hay dos huellas dactilares iguales, no hay dos
voces idénticas.
La voz, como emisión sonora, tiene cualidades que en conjunto van produciendo diferencias entre la
expresión oral de cada persona. Estas cualidades son la intensidad, el tono y el timbre y la duración.
LA INTENSIDAD:
La intensidad de la voz equivale al volumen y es la fuerza o potencia de emisión de las vibraciones que
producen las cuerdas vocales. Es la energía con la que el aire es impulsado desde los pulmones hacia
las cuerdas vocales. De esta forma, si hablamos en voz baja, la intensidad es muy débil, mientras que,
si hablamos en voz alta la intensidad será mayor y necesitaremos respirar con mayor frecuencia. La
intensidad baja es habitual para producir sensaciones de tranquilidad, intimidad, tristeza o cercanía;
la intensidad alta la asociamos con la alegría, rabia, agresividad o ánimo.
Asimismo, variar la intensidad cuando se habla permite retener la atención de los oyentes y evitar la
monotonía. También sirve para diferenciar los posibles significados de las palabras atendiendo al
acento. (No es lo mismo llego que llegó o calle que callé).
Intensidad con la que se emite la voz. Debe ser adecuado al sitio en que el lector se encuentra, si se
encuentra en un lugar pequeño no es conveniente un volumen alto, lo más importante es que se
escuche lo que dice el emisor y que la audiencia no perciba su voz, es importante consultar si la
audiencia escucha correctamente sino es así se deberá ajustar el volumen de la voz.
EL TONO:
El tono (agudo o grave) es la altura o elevación de la voz que resulta del número de vibraciones por
segundo que realizan nuestras cuerdas vocales. Cuantas más vibraciones (mayor frecuencia), más
aguda es la voz y más alto el tono; por el contrario, cuantas menos vibraciones (menor frecuencia),
más grave es la voz y más bajo el tono. De esta manera, el tono permite clasificar el sonido en más
agudo o más grave.
De forma general, el hablante, según sea hombre o mujer, tendrá un tipo de tono. Las voces graves las
asociamos a los hombres. Las voces medias y agudas las asociamos a las mujeres. El estado de ánimo y
la actitud del hablante tienen influencia en el tono de voz en un momento dado. Por eso, es muy
importante que los locutores (comunicadores, informadores...) aprendan a controlar sus emociones y
el tono con el que hablan.
EL TIMBRE
Cada uno de nosotros podemos ser identificados por la voz; por ello el timbre es considerado como la
personalidad de nuestra voz.
El timbre, que unido al tono y a la intensidad recibe el nombre de “color de la voz”, es la cualidad
que nos permite distinguir una voz de otra al escucharlas. El timbre es lo que hace que una voz sea
clara u opaca, agradable o desagradable, y a partir de él, los oyentes de radio se hacen una idea acerca
de la personalidad del locutor, incluyendo características físicas y el trato que emplean con los demás.
De hecho, la constitución física (forma del cráneo, mandíbula, dientes, paladar, alvéolos, cavidad
nasal y bucal) determina un timbre determinado. Por eso, es normal que los miembros de una misma
familia tengan timbres parecidos.
LA DURACION
Tiempo (mide el tiempo de duración del sonido y la velocidad que alcanza). Lento, normal, rápido y
andante.
Es el tiempo durante el cual se mantiene un sonido. Podemos escuchar sonidos largos, cortos, muy
cortos, etc.
La duración es la cualidad que hace que los sonidos sean apreciables debido a su extensión en
segundos de tiempo. Si el sonido tuviera una duración de una milésima de segundo no sería
perceptible o no lo identificaríamos. Cada persona tiene una velocidad media propia (una duración
propia) cuando habla. Para comprender una locución, la velocidad media del habla es de entre 125 y
200 palabras por minuto.
La duración de la voz está en función de la cantidad de aire que seamos capaces de almacenar en los
pulmones para luego espirarlo en la lectura, y este proceso es diferente en cada individuo. Por ello, es
importante que todo comunicador sepa cuál es su capacidad, ya que influirá en el ritmo de su
locución y, con ello, en la lectura de su discurso.
LAS PAUSAS AL HABLAR
Las pausas hacen más comprensible tu mensaje no solo porque permiten interpretar las cosas tal
como son sino porque les dan a las mentes de la audiencia el tiempo que necesitan para procesar las
ideas.
3. Proyectan seguridad
Cuando los nervios al hablar en público hacen su aparición muchas personas tienden a hablar más
rápido de lo normal. Su subconsciente parece encontrarlo una solución útil para salir pronto del
escenario. Eso da una sensación de inseguridad y poca confianza.
Por el contrario, si eres capaz de mantener un ritmo adecuado y utilizar pausas en momentos clave
estarás proyectando una imagen de confianza y aplomo.
5. Mejoran la improvisación
Siempre sugiero que te prepares tus discursos pero sé que la mayoría de veces habrá espacio para la
improvisación. Un día no habrás podido ensayar tanto como te gustaría, otro querrás cambiar los
ejemplos que usas y otro deberás responder a una pregunta del público que será totalmente
inesperada.
En cualquiera de esos momentos usar las pausas le dará a tu cerebro el tiempo necesario para
encontrar la idea que busca.
CUÁNDO Y CÓMO USAR LAS PAUSAS
Existen varios tipos de pausas. A continuación, te detallo cuáles son y cuándo conviene usarlas.
Al empezar tu presentación
No es fácil. Pero pocas cosas que valen la pena lo son.
Antes de empezar tu discurso adopta una posición centrada, mantente erguido y mira a los ojos de las
personas que tienes en frente. Cuenta mentalmente: uno….dos…tres….cuatro…cinco. Y sólo entonces
deja que tu boca pronuncie tu apertura. Esos cinco segundos –o tres si eres impaciente- generarán
tensión y te harán ganar la atención de muchos pares de ojos.
Después de una pregunta
Las preguntas son elementos del discurso que ayudan a conectar con la audiencia. Cuando preguntas
algo estás obligando al público a pensar y eso los hace partícipes de tu presentación. Si las usas,
asegúrate de ofrecerles ese tiempo para reflexionar. Si no lo haces, la pregunta no tendrá el efecto que
buscabas.
Para potenciar ambos efectos te sugiero hacerla antes y después del mensaje. La idea subyacente es
que la primera pausa informa al público de que algo interesante se avecina. La segunda, de que vale
la pena recordar aquello.
“Lo que me enseñó mi enfermedad es sencillo: –Pausa– Si de verdad quieres algo encontrarás una
manera de hacerlo -Pausa- Si no lo quieres, encontrarás una excusa.” –Pausa-
Después de que el público se ría
El humor es uno de los mayores conectores con la audiencia. Para liberar todo su potencial debes
permitir al público que se ría con tu broma. Algunos oradores tienen su discurso memorizado y no
paran el disco aunque la sala prorrumpa –a ver si lo puedes decir tres veces seguidas- en carcajadas.
No pararían ni aunque hubiese un terremoto. Tú no harás eso. Hacerlo significaría mandarles un
mensaje inconsciente: “no te rías tanto que te vas a perder lo siguiente que digo” y eso afectaría a las
risas futuras. Tú les dejarás unos segundos para reírse y, cuando se vaya apagando el jolgorio,
continuarás.
CUALIDADES FISICAS
LA IMAGEN EXTERNA
En la comunicación ante un público, parte del éxito radica en la imagen que el orador ofrece de si
mismo. En este sentido, hemos de intentar no destacar ni por exceso ni por defecto. Nuestra
imagen debe adecuarse a las circunstancias comunicativas, es decir, debemos tener en
cuenta factores como el acto o evento, el lugar, la hora, la estación del año, etc. El orador debe
cuidar su imagen externa, pero esta es solamente un envoltorio. El lenguaje es también una carta de
identidad.
Otros factores que contribuyen a dar una buena imagen del orador son la seriedad en lo profesional,
la modestia, actitudes optimistas y esperanzadoras y sobre todo el respeto a nuestro público.
Nos guste o no, nuestro aspecto físico tiene influencia en gran medida en la opinión que los demás
tienen de nosotros. Cuando presentamos un discurso nuestro aspecto transmite un convincente
mensaje visual al público, un mensaje vital para alcanzar el éxito como comunicador.
No podemos cambiar nuestra cambiar nuestra edad, altura o rasgos faciales, pero podemos mejorar
nuestro aspecto vistiendo de forma adecuada, arreglándonos y mostrando una buena condición
física.
Una buena regla práctica para vestir es ir siempre tan bien vestido como la persona mejor vestida de
la audiencia. Si nuestros oyentes llevan trajes y vestidos, debemos ponernos nuestro mejor traje o
vestido, el conjunto con el que recibamos más cumplidos.
Un buen orador además de tener confianza en sí mismo debe conocer bien el tema, identificar los
intereses del auditorio, debe tener una buena presentación personal ya sea en su apariencia física o en
su forma de vestir, la buena apariencia personal hará que el auditorio lo juzgue antes de haber
empezado a disertar.
EL VESTUARIO
Es la cubierta que nos ponemos en el cuerpo para abrigo o adorno. Involucra el conjunto de piezas
que sirven para cubrir nuestro cuerpo, las cuales pueden ser formales o informales según la ocasión
en la que tengamos que utilizarlo. Constituye la prenda exterior completa de una persona y en el caso
de los oradores constituye su uniforme de trabajo; esta vestimenta debe ser la adecuada para cada
reunión oratoria debiendo primar los principios de elegancia, limpieza y una correcta combinación de
prendas y/o colores. Recordemos que el vestido resalta nuestra personalidad, formalidad y pulcritud.
Se debe vestir de acuerdo a la ocasión sin desentonar con el público o exagerar en las prendas y
adornos porque estos distraen al público o llaman la atención innecesariamente.
Asegurar que la ropa este limpia, libre de manchas o roturas, mal planchada, que puedan afectar la
imagen visual, y que esté en buen estado y se ajuste a nuestra medida.
No llevemos joyas que brillen o tintinen cuando nos movamos o gesticulemos, podrían distraer la
atención del público sobre nuestro discurso. Por esa misma razón, vaciemos nuestros bolsillos de
objetos voluminosos o cosas como monedas o llaves que puedan producir sonidos audibles al
movernos.
La ropa debe presentar a la persona como es, natural, sencilla, limpia y pulcra o cuidada. Vestimos de
acuerdo a las posibilidades y gustos para lo cual no hay regla escrita, pero la sencillez y buen gusto se
notan sin mayor argumento que la presentación física.
Cada vez que elegimos una prenda en detrimento de otra, estamos también escogiendo enviar un
mensaje en lugar de otro. Y lo cierto es que la ropa de una persona, el estilo de sus prendas, los
colores elegidos y el estado en que se encuentra, nos dice mucho acerca de un individuo.
Y es por eso que es importante que conozca y tenga en cuenta algunos detalles al respecto:
• Planee con anticipación suficiente la vestimenta a usar durante un evento, y más aún, si usted
está entre los oradores del mismo. Las apariencias sí importan (de hecho son fundamentales para un
orador) y la ropa es un factor absolutamente primordial en ese aspecto. Por ello, usted deberá evaluar
diferentes variables a la hora de escoger el atuendo con el que dirá el discurso, efectuará la
presentación o participará de ese congreso.
• Una primera variable a tener en cuenta es qué aspecto desea tener, lo que equivale a decir: qué
mensaje quiere transmitir usted acerca de usted mismo. ¿Quiere que lo vean como una persona
responsable e íntegra? Entonces, opte por la vestimenta formal y de tonos más bien oscuros, dejando
que los detalles más claros sean blancos o marfiles.
Desea aparecer como alguien con las características de la juventud: ¿frescura, emprendimiento y
alegría? Pues entonces se impone una vestimenta de tonos más claros, y muy especialmente si el
evento es durante el día y no por la noche. ¿Su idea es impactar como alguien creativo y con una
saludable dosis de espontaneidad?
Si es así, está permitido entonces algún detalle colorido o extravagante, como una corbata con
motivos de cartoons en el caso de los hombres o una de estilo vintage o claramente étnica en el caso
de las damas. Eso sí, recuerde siempre este último consejo: siempre que esté en duda acerca de la
vestimenta más conveniente, opte por una formal y neutra: colores discretos, zapatos y no zapatillas, y
ausencia de joyas, brillos u otros detalles de ostentación.
• Cuidado y limpieza de la ropa y el calzado son dos condiciones inexcusables a la hora de vestir
bien. Por ello, resultan absolutamente inadmisibles los zapatos no lustrados, los cuellos y puños
sucios de las camisas, un botón faltante, algún sector descosido de una prenda y otros detalles
similares que no hablan bien de usted.
• Sobriedad y elegancia es el otro par a tener en cuenta, sobre todo si se trata de presentarse no ya en
una embajada, pero sí en ambientes empresariales, académicos o laborales. Dé un no rotundo a las
estridencias de colores y estilos, y opte por una indumentaria impecable, pero de perfil bajo.
• No a todas las personas le queda bien el mismo estilo de ropa ni le sientan los mismos colores.
Por ello es fundamental que usted sepa qué tipo de ropa realza sus virtudes y minimiza sus defectos.
¿No logra darse cuenta? Entonces, recurra a la ayuda de un experto. Tenga por seguro que sus
honorarios serán una de las mejores inversiones que usted haya realizado en su vida.
• Procure siempre adecuar su forma de vestir al entorno en el que debe intervenir. Recuerde que
la noche exige más formalidad que la tarde y esta última que la mañana. No olvide que ciertos
contextos requieren más formalidad y protocolo que otros. Y si tiene dudas, consulte al respecto con
el o los organizadores del evento. La clave es vestir con naturalidad, pero adaptando al máximo su
forma de vestir al lugar, la ocasión y las personas que lo van a escuchar o van a entablar relación con
usted.
Una de las variables a tener en cuenta es el grado de formalidad que implica el acontecimiento en
cuestión. Para cerrar con un discurso un congreso internacional de medicina seguramente el uso de
corbata en los hombres y de un elegante trajecito en el caso de las mujeres será casi un imperativo,
mientras que si se trata de inaugurar una nueva instalación en el club deportivo del barrio, lo que se
conoce como elegante sport será lo adecuado en ambos sexos.
• La comodidad es otro punto primordial a tener en cuenta. Si usted está incómodo con el calzado
o la ropa que lleva, sepa que ya tiene puntos perdidos de entrada. Por ello, no use prendas que no
concuerdan con su estilo, que no haya usado previamente y, menos que menos, estrene zapatos.
EL PEINADO
El peinado es parte de la presentación física que entrega un mensaje del trato que cada persona se da
a sí misma. Sin escándalo ni extravagancia, el cabello requiere del uso del peine o cepillo que
permiten acomodar la presentación superando el peinado “talco” (tal como se levantó de la cama).
NO ESTRENEMOS ZAPATOS
Muchos oradores inexpertos utilizan ropa por primera vez al afrontar al público; en si mismo, esto
está muy bien siempre que no nos coloquemos en una posición de incomodidad física.
Los zapatos son esenciales para todos, por cuanto nos sostendrán y representan nuestros pilares frente
al público. Aseguremos de llevar unos que nos queden realmente cómodos para no tener otro
padecimiento adicional.
Para los hombres: evitar los zapatos con excesivos accesorios. Para ellas: utiliza un par cómodo, de
taco medio o bajo, y que no sean sandalias que dejen tus pies a la vista, ya que distraerás al auditorio.
Si bien siempre hay excepciones, en caso de que no conozcas al público en profundidad es preferible
ir a lo clásico.
EL ASEO PERSONAL
Es la limpieza, cuidado, compostura y buena disposición de nuestro cuerpo. Ello transmite una
agradable impresión a través del sentido visual y olfativo. El acicalamiento en nuestro peinado,
maquillaje y perfume permiten un buen acercamiento de los oyentes hacía nosotros. El no bañarse o
no cepillarse los dientes, a la larga van produciendo un hedor insoportable o un aliento nada
agradable que pondrá una barrera entre nosotros y las personas con las que tratamos. Es
recomendable el baño diario, el cambio de ropas con la misma frecuencia, el corte de uñas y de
cabello en forma periódica.
Una persona no es perfecta en su condición fisica. muchas veces tiene imperfecciones que se pueden
mejorar con la forma de vestir. A continuación presento una lista de consejos para mejorar la
apariencia.
a. No se deben utilizar trajes apretados ya que despiertan en el auditorio una sensación de falta
de oxigenación, haciendo que se pierda el interés. Ni trajes muy flojos, ya que llamaría mas la
atención el traje que el discurso.
b. Recordemos que el discurso debe ser formal, no un desfile de modas por lo que debe ser
discreto el estilo del traje y la utilización de maquillajes;
c. Si nos encontramos en un ambiente con falta de ventilación y muy caluroso los colores
pueden variar ya que los colores oscuros despertarían la sensación de mas calor. Pudiéndose
utilizar colores claros.
d. Nuestra apariencia personal debe ser elegante no utilizar cabello largo, se debe estar bien
peinado, no barbado, se debe dar la impresión de orden en nuestra personalidad.
e. En algunas ocasiones el vestuario se puede cambiar pero depende del auditorio y del lugar, ya
que nos podemos identificar con las personas vistiéndonos como ellas, esto se da en los
discursos populares.
En conclusión el orador debe vestir en forma pulcra y sencilla de acuerdo con la distinción natural de
la persona. sin adornos ni extravagancias pero formal.
LA ACCION
LOS ADEMANES
Se entienden por ademanes los movimientos propios de los brazos y las manos, estos son un
complemento de la elocuencia y de la oratoria y deben ser usados discretamente, evitando todo
movimiento brusco, nervioso y continuo.
La mayoría de oradores no usan los ademanes con prudencia sino que exageran y abusan de ellos,
dando la impresión que están entrenando algún deporte. Hay que ser discreto para su utilización y
esperar que estos nazcan del sentimiento o de la emoción. Los ademanes pertenecen al lenguaje
mímico, ilustran y dan acción y emoción a nuestra expresión oral. "Investigaciones científicas han
demostrado que el brazo humano comprendiendo la mano y los dedos, pueden producir 700.000
signos distintos. Pudiendo decirse que el lenguaje de los signos es mucho más rico y expresivo que el
hablado.
Los ademanes deben preceder siempre a la palabra, estos deben ser enérgicos, naturales, apropiados, y
graciosos, de acuerdo a las circunstancias que deseamos ilustrar. "Si habla con indignación cierre los
puños; si habla como dando la bienvenida, abra las manos; si habla con reverencia, levante la mano
derecha por encima de la cabeza: si habla en tono de burla, extienda hacia adelante ambas manos
abiertas a la altura de la cara: los ademanes circulares expresan gracia, extendidos energía: y para
agradar o enseñar suaves o moderados.
GESTOS:
Se entiende por Gestos los movimientos del rostro, los cuales contribuyen al éxito o al fracaso del
discurso, debemos evitar parecer antipáticos, con un rostro demasiado serio, enojado, la mirada altiva
como demostrando superioridad crea un medio de frialdad, mientras que un simpático, sereno y
amable crea un ambiente persuasivo. La sonrisa y la mirada son factores determinantes en un buen
orador, la primera ablanda y predispone amablemente, y la segunda penetra profundamente en lo
más intimo de las personas cuando con ella reflejamos un alto sentimiento de amor y de agrado. Para
tener éxito en los discursos utilizando los gestos es necesario dar la impresión de una actitud positiva,
motivadora esto nos ayudará a convencer con mayor prontitud y ventaja.
2.- No se toque la nariz, el cabello ni ninguna otra parte del cuerpo. No lleve nada en las manos,
porque jugará con ello.
3.- Dirija la mirada al público, a éste le gusta cruzar la mirada con el orador;
5.- Si ha de permanecer sentado en la plataforma no cruce las piernas. Según el doctor Bertillón de
París: El hábito anormal v nocivo de cruzar las piernas, es señal de neuropatía confirmada, viene
generalmente acompañado de una debilitación general del organismo.
6.- No se lleve las manos a los bolsillos. Ha dicho un presidente de los Estados Unidos de Norte
América: Ponerse las manos en los bolsillos es un gesto antisocial; y Paul Morand, agrega: No saber
donde poner las manos es una señal de inestabilidad moral, es el síntoma de uno de esos desalientos
que son la base de las revoluciones.
8.- Colóquese en el centro de la tribuna y desde el lugar señalado para hablar y tampoco se aleje
apresuradamente a un lado o hacia atrás. Dirija sus palabras desde donde todos puedan escucharle
bien.
9.- No hable sentado y mucho menos lea, porque perderá mucho dinamismo y eficacia para atraer o
dominar.
10.- Procure que nada le estorbe en derredor suyo mientras ocupa la tribuna; usted necesita espacio
libre para su expresión dinámica.
Las personas que hablan frente a un público con cualidades físicas aceptables y que generan simpatía
y aceptación de las personas que participan del discurso, deben mostrar coherencia con lo que
moralmente son.
Es cierto que la doble moral está de moda, porque se dice una cosa, se cree en otra y se actúa de otra
manera, por esta razón entre las más importantes, la oratoria debe reflejar coherencia moral y en el
fondo el orador u oradora debe hablar con honestidad, modestia, serenidad y sensibilidad mínimas.
LA HONRADEZ
Es una cualidad que involucra un proceder recto y honesto de parte de un orador. Actuar con
honestidad significa, no apartarnos de los cánones morales establecidos por la profesión ya que
muchas veces suelen presentársenos oportunidades o propuestas nada decentes, que bien podríamos
aprovechar en beneficio nuestro.
La falta de honradez significa una falta moral hacia nuestra profesión y el desprestigio para nuestra
persona. Un orador que no sea honrado, poco tiempo durará en su trabajo, pues las exigencias de su
labor demandan de él, un proceder recto y honesto.
LA PUNTUALIDAD
Es la cualidad de hacer las cosas con prontitud, diligencia y a su debido tiempo. Es ser exactos en
hacer las cosas a su tiempo y de llegar a los sitios convenidos en la hora establecida. Napoleón
Bonaparte solía decir: «la hora es la hora... cinco minutos antes de la hora, no es la hora... cinco
minutos después de la hora tampoco es la hora.» y concluía diciendo: «puedo perder una batalla pero
nunca un minuto; las batallas se recuperan, el tiempo jamás»
La puntualidad es en esencia, una cualidad que todo orador debe practicar e interiorizar en su
subconsciente.
LA SINCERIDAD
Es el modo de expresarse libre de fingimiento y mentiras. Involucra hablar con veracidad y sin doblez.
En la boca del mentiroso todo se hace dudoso; en cambio, en los labios de una persona sincera, todo
es creíble y aceptado con confianza. Un orador debe ser sincero tanto en lo que dice como en lo que
hace; existen ocasiones en las que se ve al orador fingiendo, descaradamente, estados de ánimos que
no siente para tratar con personas o públicos que no les agrada. Piensa que el fingimiento no se nota,
pero es evidente y causa serios problemas en la interrelación con nuestros semejantes.
A través de los tiempos hemos evidenciado que las relaciones humanas son la base de toda sociedad
organizada, pero para poder aspirar a este tipo de sociedad, tienen que haber ciertas reglas o
lineamientos que rigen las relaciones interpersonales estas reglas son el respeto, el saludo, la cordialidad,
la cooperación y consideración entre los individuos.
Por lo tanto las buenas costumbres son todos aquellos aspectos que enmarcan el respeto por los demás y
hacia nosotros mismos, por ejemplo; sorber la sopa, poner los codos en la mesa, limpiarse la nariz o los
ojos en público son señas de mala educación e irrespeto por los demás.
Las buenas costumbres son una cosa muy sencilla y elemental de aprender y practicar la cual nos
conduce a tener buenas relaciones personales y quizá conseguir un mejor estatus en la sociedad actual,
claro está si esto es lo que buscamos.
EL CARÁCTER
Se conoce como carácter al conjunto de cualidades o rasgos que distinguen o individualizan a una
persona de las demás, fundamentalmente en lo que se refiere a su modo de ser y de reaccionar frente
a distintas circunstancias.
El carácter no es más que el conjunto de cualidades que posee cada ser humano, y estas cualidades se
encargaran de apreciar o desestimar al orador por parte del público. Ahora bien, quiero hacer
referencia que existen dos tipos de caracteres, el negativo o impulsivo y el positivo o ecuánime.
Al hablar en público debes demostrar un carácter ecuánime, un comportamiento equilibrado, siendo
sutil, inteligente, astuto, pero siempre genuino con todas las personas.
LA LEALTAD
Es la cualidad de ser leal; es decir, convertirse en una persona incapaz de traicionar la confianza
depositada en uno, o ser incapaz de engañar a quien le ha brindado su consideración. Se entiende por
leal a la persona que pese a los graves problemas que se suscitan, no abandona jamás al compañero,
jefe o institución para la que trabaja. Dícese, que la lealtad inspira la realización de acciones nobles,
altruistas y hasta de sacrificio. Más que una cualidad, es una virtud que todo orador debe practicar a
diario como parte de su comportamiento ético y moral.