Transatlantico 06
Transatlantico 06
Transatlantico 06
—Anoche vi por
televisión el últi-
mo viaje a la luna
—dijo Barco—.
Esos viajes a la luna ya no le interesan a
nadie. Todo el mundo está convencido de
que la luna ya pertenece al pasado, y la cien-
cia ficción se está convirtiendo en una anti-
gualla. Ya no hay, dicen, ficción, que supere a
la ciencia. Probablemente, dentro de quinien-
tos años todos serán científicos, así como en la
actualidad todos manejan automóviles.
—Probablemente —dijo Tomatis, sin dejar de
mirar los dedos de Barco que ahora se habían apo-
yado sobre la sal diseminada y estaban inmóviles.
—Pasó algo curioso —dijo Barco—Todo iba bien
mientras se veía en la pantalla el interior de la nave
espacial y las manipulaciones de la tripulación. Pero
de golpe empezaron a verse fotografías de la tierra que
iba alejándose, volviéndose cada vez más chuiquitita, y
entonces los tipos que estaban mirando la televisión en
el bar se pararon, o empezaron a incorporarse despacio
sobre la silla, o a estirar el cuello, todo eso para tratar de
ver la tierra de más cerca, haciendo contorsiones para ayu-
dar a la tierra a detenerse, como cuando uno tira una bocha
y empieza a retorcerse todo para que la bocha vaya por el
camino que uno le ha fijado imaginariamente ¿viste? Tratába-
mos de que ese alejamiento impúdico se detuviera, para que la
tierra no se borrara y desapareciera del todo. Yo me quedé tieso.
Y cuando la voz del locutor anunció que los astronautas todavía
distinguían Méjico, todos tuvimos un momento de alivio y por un
segundo todos nos sentimos mejicanos. Méjico fue la última cresta,
la más alta, amontonada en la ola de nada que empujaba de atrás, la
ola de nada que cuando Méjico dejó de divisarse inundó todo y lo dejó
más liso y más uniforme que esa pared. Entonces todos nos sentimos
tristes y confundidos, un poco aterrados, y no creo que nos hayamos
sentido mejor cuando terminó el programa sobre el viaje lunar y empezó
la transmisión directa desde el estadio de Chacarita. Estoy convencido de
que anoche rompimos la barrera de la identidad. La de la luz o del sonido
no son nada al lado de la barrera de la identidad. Nos fuimos poniendo cada
vez más borrosos, hasta que desaparecimos por completo. Pensamos que la
cosa iba a detenerse en un punto razonable, un punto desde el cual todavía
pudiera divisarse Méjico, por ejemplo, pero no, nada de eso, desaparecimos
del todo. Y yo tuve un vértigo adicional: sentado en la silla del bar, la pantalla
me mostraba cómo la tierra iba disminuyendo de tamaño, es decir, cómo yo, la
silla, el bar, la pantalla y la tierra que mostraba la pantalla, íbamos siendo apre-
tados por el puño del cosmos que se cerraba, vertiginosamente, hasta macerar
nuestros cuerpos y convertirlos en una lava enfurecida. Y lo sentí hasta tal punto
que cerré los ojos y esperé el momento en que las paredes del bar comenzarían a
avanzar, súbitamente, fundiéndose las cuatro en una sola con nosotros adentro, en
una contracción inconcebible, hasta dejar la tierra reducida al tamaño de un dado
de los más chicos con el que las criaturas se pusieran a jugar el destino del mundo.
Probablemente esas parrilladas que trae el mozo sean las nuestras.
—Probablemente —dijo Tomatis.
1976
Juan José Saer, “Manos y planetas”.
2 Transatlántico
1865 y gibosa Tierra. Una voz se elevó ahora de alguna parte, sobre el silbido de los
propulsores y los punteos electrónicos que atravesaban la cabina.
globo y a mí mismo. Alejándome desdeñosamente
de ellos, alcé los ojos al cielo para contemplar la
Julio Verne, De la Tierra a la Luna. —Control Clavius a Especial 14; la entrada se realiza con exactitud. Efectúen por tierra que tan poco antes había abandonado, acaso
favor la comprobación manual del dispositivo de alunizaje, presión hidráulica e para siempre, y la vi como un enorme y sombrío
inflado de la almohadilla parachoques. escudo de bronce, de dos grados de diámetro, inmó-
El piloto oprimió diversos conmutadores, destellaron luces verdes y respondió: vil en el cielo y guarnecida en uno de sus bordes
—Verificadas todas las comprobaciones manuales. Dispositivo de alunizaje, pre- con una medialuna del oro más brillante. Imposible
sión hidráulica, parachoques O.K. descubrir la más leve señal de continentes o mares;
—Confirmado —dijeron de la Luna. el globo aparecía lleno de manchas variables, y se
El descenso continuó silenciosamente. Aunque aún había muchas comunicacio- advertían, como si fuesen fajas, las zonas tropicales
nes, todas ellas corrían a cargo de máquinas, transmitiéndose mutuamente fulgu- y ecuatoriales.
rantes impulsos binarios a una cadencia miles de veces mayor que aquella con que
sus constructores, de pensar lento, podían comunicarse.
Algunos de los picos de las montañas atalayaban ya la nave; el suelo se hallaba sola- 1835
mente a pocos miles de pies, y la luz del faro era una brillante estrella fulgurando Edgard Allan Poe, “La incomparable aventura de un
constantemente sobre un grupo de bajos edificios y extraños vehículos. En la fase tal Hans Pfaall”.
final de descenso, los propulsores parecían estar tocando alguna singular tonada;
sus intermitentes latidos verificaban el último ajuste preciso al impulso.
Bruscamente una remolineante nube de polvo lo ocultó todo, los propulsores lanza-
ron su último chorro, y la nave se meció ligeramente, como un bote de remos acunado
por una pequeña ola. Pasaron varios minutos antes de que Floyd pudiese aceptar real-
mente el silencio que ahora los envolvía y la débil gravedad que asía sus miembros.
Había efectuado, sin el menor incidente y en poco más de un día, el increíble viaje
con el que habían soñado los hombres durante dos mil años. Tras un vuelo normal,
rutinario, había alunizado.
1968
Arthur C. Clarke, 2001. Una odisea espacial.
Arte, cultura & desarrollo 3
1986
Isaac Asimov, Fundación y Tierra.
4 Transatlántico
1901 Siglo II
Herbert George Wells, Los primeros hombres en la Luna. Luciano de Samosata, Relatos verídicos.
Arte, cultura & desarrollo 5
L
Pablo Francescutti
La archiconocida frase empleada por la tripulación del Apolo XIII para siempre contarían con una base orientada a la Luna, Marte o el Sol”, me
informar de un serio aprieto al cuartel general de la NASA (“Houston, cuenta mi anfitrión, arrellanado en el sofá de un living carente de para-
we’ve got a problem”), en realidad fue captada primero por una base fernalia espacial (maquetas de cohetes, fotos dedicadas de astronautas,
próxima a Madrid, y de allí transmitida a California, y luego recién a diplomas…), esas cosas que siempre demanda un fotógrafo deseoso de
Houston (Texas). Esa prioridad fue el resultado de circunstancias que hacer un retrato en contexto. Será porque Ruiz de Gopegui no necesita
le valieron a España un puesto de primera fila en la carrera espacial. de ningún tipo de memorabilia: a punto de cumplir 80 años de edad,
Para quienes desde chicos nos resignamos a la idea de que el espacio mantiene bien viva en su cabeza la historia de la carrera lunar.
era un coto privado de las superpotencias, el dato resulta sorprenden- “Marruecos también disfrutaba de coordenadas geográficas simi-
te. Para mí, que aquella madrugada de julio de 1969 viví el alunizaje lares”, prosigue, “pero la falta de infraestructuras y de personal téc-
con la ñata contra el televisor —la primera transmisión vía satélite nico que hablase inglés llevó a la NASA a decantarse por España”.
de nuestra TV—, se trataba de una de esas hazañas tecnológicas que Si bien el primer equipo directivo de las flamantes instalaciones era
nunca se alcanzan; una proeza en la que sin embargo los españoles estadounidense en su totalidad, el acuerdo de cooperación contenía
participaron de lleno. una cláusula que preveía la sustitución del personal foráneo por sus
¿Quién, en la teleplatea argentina, iba a barruntar que las imáge- homólogos españoles. Fue la oportunidad de oro para Ruiz de Gope-
nes de la magnífica desolación del paisaje selenita que se dibujaban gui, que acababa de regresar de una estancia de postgrado en Estados
borrosas en la pantalla del Philips, habían pasado previamente por los Unidos con un máster en Telecomunicaciones bajo el brazo. Una vez
monitores de la estación que la NASA tenía en Fresnedillas de la Oliva, contratado junto con varios cientos de sus compatriotas, fue asignado
a 58 kilómetros al noroeste de Madrid? Me figuro que casi nadie tenía a la nueva base que la agencia espacial planeaba abrir en el país, Fres-
noticia de que sus potentes antenas se alternaban en turnos de ocho nedillas (conocida por los iniciados como Madrid Apollo). Sucedía que,
horas con las de las bases gemelas de Canberra (Australia) y Goldstone conforme mejoraba el alcance de las antenas, la estación de Canarias
(California), con el cometido de garantizar la comunicación ininterrum- fue complementada por otras emplazadas en la Península, cercanas a
pida con los astronautas. Sin la vigilancia exhaustiva de sus marcadores aeropuertos y nodos de comunicaciones (vale decir, Madrid).
vitales y de las miles de señales provenientes del sinfín de controles e Así fue cómo en 1964 se construyó la estación de apoyo de Robledo
indicadores del cohete Saturno y de las naves que viajarían durante de Chavela, con el propósito de garantizar el contacto con la sonda
diez días, no se habría garantizado su seguridad ni el éxito del vuelo. Mariner 4, la misma que acabaría definitivamente con el mito de los
La incorporación de Fresnedillas a la Red de Espacio Profundo de la “canales marcianos” al mostrar con fotografías que se trataba de meros
NASA se produjo en el marco “de los acuerdos de cooperación cientí- accidentes orográficos. Y en 1966 entró en operaciones la de Cebreros
fica firmados entre Estados Unidos y España”, recuerda Luis Ruiz de (Ávila), para reforzar el seguimiento continuo de las naves enviadas al
El autor nació en Gopegui, el ingeniero español que dirigió la Red en los días álgidos del planeta rojo.
Rosario en 1961. Vive Programa Apolo. ¿Y por qué aquí y no en otro país? “España se encon- Las dos primeras se localizan en la sierra madrileña, en medio de
en Madrid, donde traba cerca de la trayectoria que siguen los cohetes lanzados desde sendos circos de montañas: anillos de paredes abruptas que las aís-
ejerce el periodismo Florida; de ahí que la primera estación de control se instalase en las lan del barullo electromagnético generado por la capital española. En
especializado en islas Canarias”, me explica en su departamento madrileño, adonde he aquellos tiempos el protagonismo lo acaparó Fresnedillas. A “la Dino”
ciencia y medio acudido para escuchar su vivencia del alunizaje. —la antena principal— le cupo el honor de recibir las señales de las
ambiente, y la docencia Otro tanto hicieron los de la NASA en Australia. “Querían que la misiones Apolo. Toda la información en uno y otro sentido pasaba
y la investigación comunicación con sus vehículos no se viese interrumpida cuando, por ella. “Las constantes vitales de los astronautas, su respiración, su
en la Universidad debido a la rotación del globo terráqueo, el centro de control en Esta- pulso, aparecían en nuestras pantallas, y nuestro trabajo consistía en
Rey Juan Carlos. dos Unidos se encontrase del otro lado del planeta. De esa manera depurar las señales de ruidos y remitirlas por satélite a California”,
Todas las obras pertenecen a la exposición Bienvenidos a la luna coordinada por Max Cachimba. Desde el 28 de marzo hasta el 26 de abril, de 15 a 20 en las Galerías del CCPE.
Andrea Ostera, Sin título, 2009, Claudia del Río, La luna hace lamparitas en la tierra, Constanza Alberione, Vos y yo, un loco, 2009, Daniel García, Moon explorer, 2009, David Nahon y Antonio Valiente, Tony el Francisco Garamona, Sombras
impresión sobre vinilo, 2009, lamapritas, cable, dimer, medidas variables. instalación pintura, medidas variables. (boceto), acrílico sobre lienzo, valiente, 2009, fotocopia impresión inkjet, lunares en la aldea de Cheng, 2009,
100 x 100 cm. 200 x 150 cm. 150 x 150 cm. collage, 20,9 x 34 cm.
Arte, cultura & desarrollo 7
recuerda Ruiz de Gopegui. A menudo el satélite no funcionaba y “nos sobre un gran pedrusco y patinasen, provocando una caída que estro- No todo era sofisticada modernidad. Las bases coexistían con la
telefoneaban desde Estados Unidos a través del cable submarino para pease el aparato”, evoca Gopegui. Neil Armstrong se hizo con el piloto España de cerrado y sacristía, y cuando se cruzaban se producían
que les diéramos verbalmente los datos biomédicos”. En virtud de esa manual y, valiéndose de los motores de aterrizaje, sobrevoló la zona curiosos efectos ópticos y sonoros. El 31 de enero de 1971, por ejem-
conexión privilegiada, las estaciones de la sierra se atiborraron de en busca de un lugar lo más llano posible. “Entonces desde Houston plo, los técnicos iban en coche a Fresnedillas para entrar en contac-
periodistas, que obtenían allí información de lo que estaba pasando al le advirtieron: ‘Te quedan 30 segundos de combustible, 29 segundos, to con el Apolo XIV, que acababa de despegar de Cabo Cañaveral,
mismo tiempo que sus colegas acreditados en Houston. 28… 11 segundos, ¡aterriza ya!’. Vimos cómo el ritmo cardiaco de Arms- cuando les cortó el paso la procesión de la Virgen de la Candelaria.
¿Las señales circulaban sin encriptar? “Sí, todas las comunicaciones trong subía de 70 a 80, 90, 95 pulsaciones por minuto. Contuvimos Quedaron inmovilizados hasta que en la multitud alguien gritó: “¡Hay
de la carrera espacial se realizaron sin codificar”, me confirma. “Los la respiración, unos instantes interminables, y finalmente el Eagle se que dejarlos pasar! ¡Son de la Base! ¡Son los hombres de la Luna!”, se
soviéticos podían interceptar los mensajes de las naves estadouni- posó en suelo firme.” acuerda José Manuel Grandela, jefe de operaciones de la estación. El
denses y viceversa. No tenía sentido encriptar datos que en pocos días La siguiente fase crítica fue el retorno. Toda la tecnología utilizada clamor hizo que un agente de la Guardia Civil, tras parlamentar con el
serían descifrados”. Que el trasiego de información entre los vehículos en el descenso había sido probada con éxito por las sondas anteriores, párroco y el alcalde, les encarase diciéndoles: “Me dicen que ustedes
Apolo y la NASA fuese de público conocimiento aporta una evidencia no así el motor de despegue. Si fallaba los astronautas se quedarían pertenecen a la Base Americana, y que los astronautas pueden correr
más en contra de las teorías paranoicas que insisten en que el alunizaje varados en el Mar de la Tranquilidad, con oxígeno para unas pocas peligro si no llegan a la Base a tiempo. Por esa razón se va a detener un
nunca existió. “Al menor traspié de su adversario, Moscú lo habría horas. Entonces sobrevendría el fin en vivo y en directo, porque todo momento la procesión para abrirles paso y que puedan cumplir con
ventilado a los cuatro vientos”, argumenta el ex director de los cen- estaba siendo transmitido por televisión a la Tierra. “Las pulsaciones su importante responsabilidad”. Y en el gentío se hizo un hueco por el
tros españoles de la NASA, quien últimamente se ha visto obligado de Armstrong llegaron a 150, y eso que tenía unos nervios de acero. Por que los coches pasaron mientras les señalaban exclamando: “¡Son los
a dar reiterada fe de que la caminata lunar de Neil Armstrong sí tuvo fortuna, el motor no los dejó en la estacada”, dice Gopegui. hombres de la Luna!”.
lugar. “Todo fue público, no podía haber secretos. Las trayectorias del Otro momento de infarto lo representó el fallo del Apolo XIII del 11 En cualquier caso, el salto gigante para la humanidad le supuso a
Columbia y la posición del módulo Eagle eran visibles a los radiote- de abril de 1970. Una explosión destrozó un tanque de oxígeno y parte Ruiz de Gopegui la gran experiencia profesional de su vida, y a España,
lescopios. Esos observatorios pudieron ver cómo poco antes del alu- del sistema de suministro eléctrico. A Fresnedillas le tocó captar en “una oportunidad excepcional para formar a centenares de técnicos e
nizaje llegaba a la Luna la sonda soviética Lunik 15”, agrega. Creer en su turno de guardia la dramática frase del astronauta James Lowell. ingenieros en lo más avanzado de la tecnología aeroespacial, informá-
semejante conspiración exigiría dar por ciertas no sólo la complicidad “Nos tuvo tres días en vilo”, recuerda Gopegui: los tres días que duró el tica y de telecomunicaciones. La posición privilegiada de la que ha dis-
de las instituciones estadounidenses, sino también la del Kremlin, de retorno en condiciones penosísimas marcadas por la falta de oxígeno frutado España en la Agencia Espacial Europea desde su incorporación
los astrónomos del mundo entero, de los cientos de españoles y austra- y electricidad. En la base madrileña veían con desesperación cómo los es el claro dividendo del aprendizaje realizado por sus especialistas en
lianos adscritos a las bases y de Gopegui inclusive. Dar crédito a la tesis monitores mostraban un chorro de burbujas escapando del exterior las bases de la NASA”.
de los incrédulos demanda un formidable ejercicio de credulidad. del módulo de servicio, a la vez que indicaban que se les acababa el Hoy sólo están operativas las instalaciones de Robledo de Chavela,
A Fresnedillas le tocó dar apoyo a una etapa del alunizaje, junto con oxígeno. El accidente tuvo un desenlace afortunado… por los pelos. gestionadas a medias con el Instituto Nacional de Técnica Aeronáuti-
Robledo de Chavela. Hubo varios episodios críticos: “el primero suce- Vistos en retrospectiva, los éxitos del Programa Apolo parecen ca. Conozco el sitio; he ido varias veces a cubrir las ruedas de prensa
dió cuando la computadora de a bordo dio la alarma encendiendo con haberse debido en buena medida a un azar favorable. Ruiz de Gopegui ofrecidas por la NASA con motivo de alguna de sus hazañas en el Sis-
luces rojas el panel de manos y Armstrong, muy preocupado, se puso comparte esa impresión: “Sin lugar a dudas, los americanos tuvieron tema Solar. Al llegar se ven, asomando entre riscos, arbustos y ovejas
a preparar los pasos para abortar la misión y retornar a la Tierra sin mucha suerte, a diferencia de los soviéticos, a los que una sucesión de dispersas en las laderas pedregosas, seis enormes antenas parabólicas
haber pisado la Luna. Afortunadamente, de Houston vino enseguida la fatalidades dejó fuera de competición. En esos momentos no éramos cuyos diámetros van de setenta a once metros. La de treinta y cua-
tranquilizadora aclaración de que se trataba de un error informático”, conscientes de los riesgos existentes; los de la NASA nos decían que el tro metros es la vieja “Dino”, traída de Fresnedillas cuando se cerró
continúa mi interlocutor. alunizaje contaba con noventa por ciento de posibilidades de éxito y la Base. A diferencia de Ruiz de Gopegui, a ella no la han jubilado; y
Los sustos no acabaron ahí: como el módulo Eagle se desvió varios sólo diez de fracaso; pero años más tarde tuve oportunidad de hablar ahí la tenemos, abocada con las demás al seguimiento de satélites,
kilómetros del sitio prefijado, de pronto los astronautas se vieron des- personalmente con los astronautas y me confesaron que manejaban transbordadores espaciales, todoterrenos marcianos, sondas en viaje
cendiendo sobre un montón de rocas, en vez de hacerlo en una planicie otros porcentajes: treinta por ciento de posibilidades de éxito y setenta a los confines cósmicos… en suma: a asegurar a España un mirador de
despejada. “Existía el riesgo de que las patas del módulo se posasen de fracaso”. privilegio en la exploración del universo.
Fabricio Caiazza (faca), Personajes, 2009, dibujo, Franco Vico / Luis Rodríguez, El peregrino, Inne Martino, Do the evolution (Baby!), 2008, Juan Grela, La luna, 1967, Juan Lima, Naturaleza muerta lunar (homenaje a Jorge Martínez Ramseyer,
díptico 100 x 100 cm c.u. 2009, foto- montaje digital backlight, fotografía digital, 130 cm de ancho. xilografía coloreada, 43 x 64 cm. Morandi), 2008, objeto, 57 x 50 x 25 cm. Nocturno, 1998, óleo, 40 x 60 cm.
díptico 100 cm de diámetro c.u. Colección Hugo Páez
8 Transatlántico
La Luna po
Arte, cultura & desarrollo 9
or televisión
El primer alunizaje fue también el fin de muchas historias
de ciencia ficción y el principio de teorías conspirativas que
subsisten a cuarenta años de la misión del Apolo XI. ¿Qué hay
de la verdad que se esconde en esas teorías, centradas todas
en el espectáculo mediático que supuso aquella hazaña?
Pablo Makovsky de uso doméstico. Juntos alcanzarán lo que consi- Alfa pierden todo contacto con el planeta luego de la quesinas de unas bases misilísticas en la estratós-
dero la apoteosis de todas las fantasías del hombre a explosión) y, por lo tanto, la Luna deje de ser la Luna fera y un campamento montado en la Luna como si
finales del siglo veinte: la transformación de la rea- y se convierta en una nave espacial. fuera el residuo de una colonia abandonada antes
“Primero, creo que esta nación debe comprome- lidad en un estudio de televisión, en el que podemos Por otro lado, con la pérdida del lazo con la Tierra, de nacer.
terse para llegar a la meta, antes de que termine desempeñar al mismo tiempo los papeles de público, por el cual la Luna y la gente de la base Alfa queda
esta década, de colocar un hombre en la Luna y productor y estrella”. en todo sentido “descentrada”, se pierde también el El resplandor
hacerlo volver a salvo a la Tierra. Ningún otro Al contrario de lo que sucede con la genética, espíritu colonizador con el que arrancó la carrera
proyecto espacial durante este período será una ciencia hacia “el interior” —para continuar espacial. Está aquella mala película de Peter Hyams, Capricor-
más deslumbrante para la humanidad o más con los argumentos de Ballard—, la astronomía y nio Uno (1978), con Elliott Gould y James Brolin, en la
importante en el largo espectro de la explora- sus carreras espaciales, lejos de azuzar el misterio, La era civil que la CIA y la Nasa falsean un aterrizaje en Marte,
ción espacial; y ninguno será tan difícil o costo- lo disuelven: cuando Neil Armstrong descendió por basada, claro, en las teorías conspirativas que asegu-
so de concretar” la escalerilla del Apolo XI y dijo aquello del paso del La llegada del hombre a la Luna, mucho más que raban que el primer alunizaje había sido filmado en
hombre y el de la humanidad silenció varias historias la solitaria travesía de Yuri Gagarin en el año 1961, un set de televisión montado en el desierto de Ari-
John Fitzgerald Kennedy, de ciencia ficción. Es que, a condición de no llegar, inauguraría, según los augurios del presidente Ken- zona. Y está el falso documental (“mockumentary”)
en el Congreso de EEUU, 25 de mayo de 1961. el hombre había estado siempre en la Luna, Micro- nedy, una nueva era. Cosa que de algún modo resultó Dark Side of the Moon, una producción francesa diri-
megas, Peter Schlemil y otros personajes clásicos no cierta en sus consecuencias tecnológicas, sociales y gida por William Karel y puesta al aire en 2002 con
necesitaron naves para llegar, sino un estado parti- políticas. Pero fue una era política, civil, en el más el título Opération Lune, que no niega que el hombre
Si se introduce “moontruth” en el buscador de cular del alma, el corazón o la mente. La Luna, como prosaico y profano sentido del término, una era a la haya llegado a la Luna, sólo postula que las imáge-
YouTube saltarán tres o cuatro videos en blanco y señaló Roger Caillois en aquel librito que la editorial que se invocó en el gran salón del Congreso estado- nes que el planeta vio en vivo por televisión habían
negro. En uno de ellos vemos a Neil Armstrong des- Sudamericana publicó en 1970, Imágenes, imágenes, unidense cuando Kennedy (otro infeliz privilegiado sido trucadas en un estudio de filmación y que su
cendiendo por la escalerita del Apolo XI al tiempo nunca perteneció al espacio exterior, sino al paisaje del espectáculo mediático) dio su apoyo al proyecto director era nada menos que Stanley Kubrick, quien
que su voz, fritada por la transmisión desde la Luna, terrestre, a los escenarios de la Tierra. Era una para- Apolo. había cumplido ya con la sentencia de nuestro poeta
blande la célebre frase: “Un pequeño paso para el doja previsible que a cuarenta años de aquel hito la “Tras echar un rápido vistazo al cielo —escribió Conrado Nalé Roxlo cuando se enteró de la epopeya
hombre y un…” Pero entonces, en el horizonte de respuesta de Google a “el hombre en la Luna” sean Ballard en Vogue—, la gente dio media vuelta y vol- lunar: “Es el triunfo de la historieta”, dijo entonces.
la Luna, allá donde el espacio es un cielo negro que incontables entradas sobre la teoría conspirativa. Si vió a entrar en su casa. Incluso los actuales vuelos Roxlo insinuaba que el Apolo XI no descubriría más
seguramente corona la Tierra, se desploma una bate- en algún punto esa teoría roza el mito, ese mito debe- de prueba del transbordador espacial Enterprise de lo que ya habían descubierto Buck Rogers y otros
ría de luces, y aparece un técnico con las corbatitas ría, veladamente, señalar una verdad. Y la verdad es —llamado, por desgracia, como la nave espacial de héroes de las viñetas. Karel, con entrevistas descon-
finitas de los años 60, la camisa blanca y los lentes de que la tal teoría viene a decirnos que sí, que lo que Star Trek—, parecen poco más que un subproducto textualizadas a Henry Kissinger, Donald Rumsfeld,
entonces. Y luego otro técnico, y la voz del supuesto hubo fue un inmenso set de televisión, pero que no enclenque de una fantasía televisiva. Cada vez más, Alexander Haig, Buzz Aldrin (quien montaba la
astronauta que dice: “Tendremos que empezar de estuvo montado en Arizona, sino en todo el mundo los programas espaciales se han convertido en la últi- bandera estadounidense en el primer campamento
nuevo”. (el mundo de Vietnam, el de la guerra interminable ma antigualla del siglo veinte, tan grandioso pero tan lunar) y la viuda de Kubrick, va tras los rastros físi-
El sitio promocionado en el video ofrece varias de Medio Oriente). Como decía un viejo vaquero en anticuados como los clípers que transportaban té o la cos del estudio donde se filmó el primer alunizaje y
ofertas vía Amazon para comprar algo así como la Un tiro en la noche, el célebre film de John Ford de locomotora a vapor”. sostiene lo que ya postulamos en estas líneas: que
historia de la conspiración que engañó al mundo con 1962: “Cuando la verdad viene a destruir el mito en En otras palabras, y escarbando un poco en nues- lo importante, antes que el éxito de la misión lunar,
la llegada del hombre a la Luna en julio de 1969. Nada el oeste elegimos el mito”. tro humilde argumento, la llegada del hombre a la era su efecto mediático.
de eso sería cierto. Todo se habría grabado en un set Luna inauguró una nueva era en el llano de la histo- El falso documental de Karel cosechó el elogio y
montado en el desierto de Arizona. Hace poco más de Descentrados ria, pero no significó la creación de un nuevo calen- el consentimiento de quienes vieron en su artificio
un año la Nasa encargó una encuesta y un once por dario. la confirmación de la teoría de Jean Baudrillard
ciento de norteamericanos estuvieron de acuerdo El 4 de septiembre de 1975 la televisión británica sobre la “híper-realidad”. Curioso que el filósofo
en que el alunizaje es un fraude. Bill Kaysing, Ralph puso al aire Space: 1999, que un año más tarde se El vértigo francés que declaró que la (primera) guerra del
René o Bart Winfield Sibrel, todos de dudoso pasa- conocería en Argentina como Cosmos: 1999, protago- Golfo (1991) no había existido porque fue cegada
do por alguna oficina cercana a la agencia espacial, nizada por Martin Landau y Barbara Bain y escrita y La ficción de Cosmos: 1999, en este sentido, es escla- a los medios, recuperara de repente y en 2002,
lideran la teoría de la conspiración. Sus pruebas (los producida por Gerry y Sylvia Anderson, los creadores recedora: con la Luna salida de la órbita terrestre y casi un año después de los ataques a las Torres
tambaleantes testimonios de un alto oficial retirado de las series Thunderbirds, Capitán Escarlata y UFO, convertida en astronave, con su propuesta liminar Gemelas el 11 de septiembre de 2001, el crédito
en Minnesota, un científico de una universidad de entre otras. La serie, que volvió a emitirse a fines de del tiempo (es el 1999 pero del año 1975; no el 2000, de una película fabricada en base a los delirios
Utah o un taxista de Orlando) pueden llegar a desilu- los 90 en Inglaterra por la BBC2, retomaba la fábula no el siglo por venir, sino el eterno presente de la más corrientes de los norteamericanos que ven
sionar tanto como la noticia verdadera: la llegada del lunar justo donde la había dejado Neil Armstrong inminencia, de algo que se salió del almanaque y del en el Estado una afrenta a su religión personal.
hombre a la Luna cuarenta años después. o, para ser más precisos, donde la había dejado las espacio), el relato venía a enseñar otro lugar y otro En “Luna nueva”, el poema de Alan Sillitoe
El Programa Apolo, que partió de la promesa elec- pisadas de Eugene Cernan, el astronauta del Apolo tiempo para la fabulación lunar. traducido por Mirta Rosenberg y seleccionado
toral de John Fitzgerald Kennedy en 1960, después de XVII que fue el último hombre en pisar la superficie Si bien las historias y la iconografía de Cosmos: 1999 por ella y por Liliana García Carril para esta edi-
que los rusos pusieran en el espacio a la perra Laika, de la Luna el 19 de diciembre de 1972. no tienen siempre la más feliz de las resoluciones (los ción de Transatlántico, el poeta dice: “Desde
consistía primero en llevar a un hombre a la Luna y Algo tienen en común Cosmos: 1999 y acaso una de capítulos emitidos en las dos temporadas que van que los hombres plantaron banderas/ chillonas
traerlo de vuelta a salvo; luego, en ganar la carrera las mejores novelas de ciencia ficción sobre la Luna desde 1975 a 1978 trepan con dificultad las cimas de sobre su secreta geología/ y enviaron cámaras
espacial y misilística. Sus logros tuvieron acaso resul- (motivo también de una película de los 50): Destina- la serie Viaje a las estrellas o los diseños del film 2001, para explorar todos sus rincones,/ la luna se ha
tados más extensos en el segundo punto. “El interés tion Moon, de Robert A. Heinlein, en la que el satélite Odisea en el espacio, de 1968), su planteo original vuelto lesbiana;// ahora se la ve más brillante
público por los vuelos espaciales de los años sesenta terrestre es una cárcel planetaria. En Cosmos: 1999 devuelve a la ciencia al terreno del vértigo. Como en su hambre de mujer/ y con toda determi-
—escribió J.G. Ballard en Vogue, en 1977— rara vez los habitantes de la base lunar Alfa son también pri- escribió Caillois en el librito citado: “El relato de anti- nación ha hecho de la Vía Láctea/ su amante:
sobrepasó la tibia moderación (piénsese, por con- sioneros en el satélite luego de que una explosión de cipación refleja la angustia de una época que tiene la tierra ya no le interesa”. No es otra cosa lo
traste, en nuestro enorme compromiso emocional residuos nucleares despidiera a la Luna de su órbita miedo ante los progresos de la teoría y la técnica. La que plantea Cosmos: 1999, una Luna otra
con la muerte del presidente Kennedy y la guerra de y convirtiera a la gente de la base en navegantes ines- ciencia, al cesar de representar una protección contra vez ajena y lejana, con navegantes que
Vietnam), y los efectos en la vida cotidiana han sido perados de un enorme objeto celeste a la deriva. lo inimaginable, aparece cada vez más como un vérti- no pertenecen al futuro ni al pasado,
prácticamente nulos”. Ya entonces Ballard, que sos- Es decir, Gerry y Sylvia Anderson devuelven a la go que nos precipita en él”. De hecho, las fantasías del sino que han sido desplazados en el
tuvo desde siempre que la ciencia ficción debía mirar Luna al espacio, la quitan de la esfera terrestre y la siglo en torno a la ciencia se escurrieron en las espe- tiempo y el espacio por lo mismo
antes el espacio “interior” que el exterior, puso el convierten en un bólido de fantasía. culaciones sobre la biogenética, la realidad virtual o que la Luna trajo desde siem-
acento en lo que el espectáculo del primer alunizaje Resulta por lo menos sintomático que en el uni- la biopolítica que son, dicho sea de paso, el sustrato pre en la inminencia de su
—la televisión transmitiendo en vivo al mundo ente- verso de Cosmos: 1999, para que funcione como fic- de las series de televisión actuales como Lost, Frin- resplandor.
ro— venía a anunciar: “Han empezado a aparecer en ción —en el sentido de crear un mundo y dotarlo de ge o 24. La carrera espacial ha aportado hasta
escena unos mecanismos mucho más sofisticados, misterio—, deba desaparecer la Tierra como escena ahora las mar-
sobre todo los videojuegos y los microordenadores (los tripulantes de la base
10 Transatlántico
de la Luna
Sociedad Lunar, proyectaron todo tipo de
avances tecnológicos, hasta las diversas
tripulaciones que en el XX caminaron la
superficie del satélite, la afición lunática dio
origen a grandes emprendimientos que, en
la fabulación de mundos extraordinarios,
provocaron, aunque imperceptibles, cambios
radicales en la vida cotidiana.
C
Alejandro Polanco Masa
Cuatro décadas es un tiempo escaso, hablando en términos conseguir. Olvidemos la política, la estrategia militar y la pura mejores condiciones que en la Tierra. La Luna atraerá mine-
históricos, pero para una vida humana supone una parte propaganda. Enviar tripulaciones de seres humanos a la Luna, ros, deseosos de explotar, por ejemplo, las ingentes reservas
importante de toda la existencia. El tiempo que nos separa gracias a seis exitosos viajes, con el gran riesgo que eso supu- de helio-3 presentes en la superficie selenita, un elemento tan
desde que el primer habitante de la Tierra pisara el polvo lunar so, superando accidentes como el sufrido por el Apolo XIII, escaso en nuestro mundo como vital para las futuras centrales
en julio de 1969, ha sido testigo de cambios críticos en gran sirvió de mucho. Se aprendieron lecciones que, de otro modo, de fusión nuclear. Y, cómo no, aunque todavía quede quien
número de ámbitos, sobre todo tecnológicos. Ah pero, ¿dónde nunca hubieran siquiera sido supuestas. El ingente esfuerzo sigue negando la realidad de los vuelos Apolo —cosa que, de
están los transbordadores lunares que con tanto acierto mos- que supuso el desarrollo del programa Apolo, con los célebres ser cierta, hubiera encantado a los soviéticos pues ellos mis-
traron Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke en 2001 una Odisea vectores Saturno V y toda la tecnología ideada para cumplir mos intentaron realizarlos y fracasaron— muchas personas
del Espacio? ¿Qué ha sido de los ambiciosos planes para con- el sueño de Kennedy, impulsaron la industria de los Estados comunes podrán ir y venir de la Tierra a la Luna.
quistar nuestro único satélite natural? Es más, ¿acaso sirvió Unidos durante gran parte de estos cuarenta años. No se trató Viajar entre Europa y América supuso un verdadero desafío
El autor nació en toda la aventura de los Apolo para algo realmente útil? de gastar dinero sin sentido, el retorno en forma de productos, durante siglos, desde el sufrido periplo de Colón en 1492. Hoy,
Palencia (España) en Sí, puede parecer que cuatro décadas debería haber sido empleo y beneficios económicos ha sido tal que, de no haberse surcamos el Atlántico sin siquiera pensar en los viejos nave-
1975. Escribe sobre tiempo más que suficiente para que la exploración del espa- apostado por la gran aventura, hoy las cosas en muchos ámbi- gantes y en los peligros que tuvieron que superar. El equiva-
historia de la ciencia cio ofreciera más frutos, más allá de ruinosas flotas de trans- tos habrían sido diferentes. En nuestras casas disponemos de lente futuro de nuestros vuelos oceánicos serán los transbor-
y la tecnología en bordadores y una estación espacial muy cara y con un futuro artilugios surgidos de la mente de ingenieros y científicos que dadores lunares. Puede que la cronología de la ciencia ficción
Revista de Arqueología bastante sombrío. Ahora bien, esas cuatro décadas no son más se vieron en la necesidad de dotar a los vehículos Apolo de más optimista vaya con retraso, pero sin duda es algo que tiene
e Historia de Iberia que un guiño en la historia y, si miramos atrás, el desarrollo de técnicas novedosas. Piénsese en ello, por ejemplo, cada vez que suceder, porque no se trata más que de seguir el curso
Vieja, entre otras. las grandes gestas suele necesitar más tiempo, siglos incluso. que utilicemos en la cocina una sartén antiadherente, pues el natural de nuestra naturaleza expansiva. Entonces, llegará el
Es editor del blog No cabe duda que esa compañera de la noche, espejo en el teflón con el que está fabricada surgió del esfuerzo espacial. tiempo en que, en la cara oculta de nuestro vecino, se instalen
Tecnología Obsoleta que rebotan los cálidos rayos solares, inspiración para poetas Medítese, igualmente, en la gran cantidad de avances médicos grandes observatorios astronómicos aprovechando la conca-
(http://www.alpoma. y músicos, volverá a ser visitada y, esta vez, para algo más que que poseemos gracias a este gran proyecto cósmico, desde vidad de algunos cráteres y, al abrigo de la radiación solar y
net/tecob premio 20 dejar unas cuantas huellas y recoger valiosas muestras cientí- marcapasos avanzados a termómetros infrarrojos. terrestre, podremos otear los cielos buscando otras tierras en
Minutos al mejor blog ficas. La Luna, el complemento ideal del planeta azul, guarda La aventura no ha hecho más que comenzar. La Luna guar- lejanos sistemas estelares.
científico 2005) y La muchos secretos y, también, gran número de oportunidades. da en su seno multitud de lugares interesantes por su utilidad
Cartoteca (http:// Dejando de lado la carrera espacial, paralela a la carrera futura. Más allá de servir de inspiración para poetas y enamo- Loteo sideral
www.alpoma.net/ armamentista de la Guerra Fría, hubo muchos motivos para rados, llegará el día en que la Luna será contemplada como
carto), dedicado a la decidir viajar a la Luna. Podía haberse arreglado el asunto sim- una parte más de nuestro mundo, algo así como una extensión La Luna, nuestra compañera de viaje, animó la propia revolu-
cartografía. En 2003 plemente enviando sondas automáticas, capaces de recoger de nuestros dominios. Gracias a sus favorables condiciones ción que dio vida a la tecnología que ha servido para hollar su
publicó el libro Herejes muestras para traerlas a nuestro planeta, pero las verdaderas de baja gravedad, resultará el lugar ideal sobre el que instalar superficie. Ese espejo de plata cósmico, inmaculado hasta que
de la Ciencia. (Ed. aventuras precisan de un componente humano que los robots, centros de ocio y turismo, muchos ancianos desearán viajar Galileo dirigió su telescopio hacia sus montañas y cicatrices
Corona Borealis). por mucha figura de androide que se les quiera dar, no pueden allí para alargar sus vidas y disfrutar de sus últimos años en de impacto, supuesto mundo en el que moraban los antiguos
Todas las obras pertenecen a la exposición Bienvenidos a la luna coordinada por Max Cachimba. Desde el 28 de marzo hasta el 26 de abril, de 15 a 20 en las Galerías del CCPE.
Luciano Ominetti, Bienvenidos a la luna, Mariana Tellería, Dibujo hombre lobo, Max Cachimba, Festín Lunático, 2008, serie Michele Siquot, La cara de la luna y Mosquil, Balistic Bongo, 2009, tinta sobre Olaf Ladousse, Doo Rag 59, 2008, banda
2009, dibujos, medidas variables. 2009, objeto, medidas hombre lobo de imágenes, pinturas, dibujos, collage, otros descubrimientos domésticos, 2009, papel, 80 x 40 cm. sonora de instrumentos electrónicos
promedio. medidas variables. instalación, 120 x 70cm. realizados con objeto y juguetes.
Arte, cultura & desarrollo 11
selenitas, sirvió para inspirar a los resueltos personajes que se retomando el esfuerzo abandonado a principios de los años desde siempre. Sobre ella, casi como si se tratara de un tributo
reunían a finales del siglo XVIII en un caserón de Birmingham. setenta. Como en un círculo en el tiempo, los turbopropulso- contemporáneo siguiendo los comportamientos ancestrales,
Bajo el sonoro nombre de Círculo Lunar, diversas mentes apa- res de los Saturno renacen, se vuelven a revisar los planos del hemos depositado reliquias a modo de obras de arte. Además
sionadas con el futuro, el progreso, la ciencia y la tecnología, Skylab, de los módulos lunares y de todas las viejas propuestas de su carga tecnológica, los astronautas de las naves Apolo
celebraban cenas seguidas de tertulias emocionantes. Fue así de los gabinetes de diseño espacial. Ahora sí, volveremos, pero portaron presentes diversos. David Scott, tripulante del Apolo
como, el último día del año 1775, durante una de las cenas, los esta vez para quedarnos. XV, depositó en la Luna una placa sobre la que se grabó el
autodenominados lunáticos dieron forma a un club exclusivo, Los primeros pasos serán tímidos, peligrosos, pero con el nombre de varios astronautas y cosmonautas fallecidos duran-
único, memorable: La Sociedad Lunar de Birmingham, cuyos tiempo la Luna se convertirá en objeto de deseo. Sabemos te misiones espaciales. A su lado, colocó una pequeña figura de
miembros recorrían los caminos nocturnos iluminados por lo que sucederá a continuación, la historia nos lo enseña, a aluminio de apenas ocho centímetros de tamaño. Se trata de
Selene para reunirse en el caserón. Los encuentros allí cele- la oportunidad le sigue el conflicto. Lejos de infantiles pre- un regalo de la Tierra a nuestra compañera de la noche, una
brados, en medio de un ambiente de libertad absoluta, dieron tensiones sobre propiedades en la Luna compradas a través obra de arte que sigue allá arriba, esperando el regresos de los
forma a muchas ideas entonces sorprendentes. La Revolución de imaginarios certificados en Internet, un recurso de lo más humanos, un minúsculo muñeco que con el título El astronau-
Industrial estaba naciendo, el mundo tal y como lo conocemos romántico como regalo para enamorados, el potencial que ta caído, imaginado por el artista belga Paul Van Hoeydonck,
estaba tomando forma. Y, así, imaginando y soñando con un ofrece nuestro satélite en múltiples campos es tal que será sirve de homenaje a todos aquellos que arriesgaron sus vidas
futuro de prosperidad, lunáticos como James Watt, padre de la necesario redactar todo un nuevo cuerpo legislativo para para que el sueño lunar fuera una realidad.
tecnología de vapor, el astrónomo William Herschel, Erasmus regular su uso y, cómo no, su propiedad. Aunque en el año En las clásicas misiones Apolo, mientras dos miembros de
Darwin, Matthew Boulton, Samuel Galton y, entre muchos 1967 se firmó un tratado en la ONU en el que se prohibía el cada tripulación descendían sobre la Luna, un tercero quedaba
otros, Benjamin Franklin vía epistolar, buscaron inspiración registro como propiedad de cualquier región más allá de la orbitando a bordo del módulo de mando, esperando el regreso
en la Luna para preparar el triunfo de la ciencia y la técnica Tierra, todos sabemos que, llegado el verdadero momento de del módulo lunar. Stuart Roosa, piloto del módulo Kitti Hawk,
que, doscientos años más tarde, facilitó la construcción de los la conquista, ese documento pasará a ser papel mojado. Una en la misión Apolo XIV, fue uno de aquellos pacientes astron-
navíos de metal capaces de surcar los vacíos abismos entre los cosa es soñar, gritar a los cuatro vientos que la Luna pertenece autas que no llegó a pisar el polvo lunar. El astronauta, que en
dos mundos. a toda la humanidad y, otra muy distinta, será la de poner de su juventud había trabajado como guarda forestal, recibió el
Las diversas tripulaciones que han pisado la Luna han acuerdo a todos los jugadores en la partida, estadouniden- encargo del Servicio Forestal de los Estados Unidos para llevar
dejado su huella allí, no sólo gracias a sus botas y sus pasos, ses, europeos, rusos, chinos, japoneses o indios. Una vez que a las cercanías de la Luna cuatrocientas cincuenta semillas de
sino también a sus experimentos sísmicos y espejos láser para las naves mineras hayan alunizado, se pedirá la concesión de varias especies de árboles de la Tierra. A su regreso, las “semi-
medición precisa de la distancia a la Tierra; pero, sobre todo, explotaciones. No será ahora, ni dentro de veinte años pero, llas lunares”, como fueron conocidas, se distribuyeron por
han alimentado nuestro conocimiento del satélite más que sin duda, la Luna verá conflictos territoriales a lo largo del diversas partes del mundo a modo de símbolo de la aventura
cualquier otro sabio lo haya hecho anteriormente, puesto que siglo XXII. Antes de ello, como preámbulo, será la Tierra la espacial y como recuerdo de que, unidos, podemos llegar muy
las muestras de roca depositadas en laboratorios de todo el que vea repetirse la historia a través de las previsibles pugnas lejos. Hoy, muchas de aquellas semillas se han convertido en
mundo han abierto todo un nuevo campo de conocimiento. por los grandes recursos, ahora casi vírgenes, del Ártico o la grandes árboles que, desde muchos rincones de la Tierra, pare-
Al igual que los lunáticos durante sus memorables cenas, tam- Antártida. De cómo nos comportemos en esos dos campos de cen querer extender sus ramas al lejano lugar celeste donde,
bién los ingenieros del programa Apolo soñaron con multitud experimentación, aprenderemos o, más bien, repetiremos los hace casi cuatro décadas, tuvieron ocasión de viajar.
de aplicaciones y nuevas expediciones que, lamentablemente, errores en el futuro, en la Luna e incluso más allá, en Marte. Como a esas ramas, a muchos de nosotros la Luna nos sigue
no fueron llevadas a cabo. Gusanos lunares, algo así como llamando, nos requiere, desea nuestro regreso, somos los nue-
gigantescos tubos presurizados con movimientos similares Selenautas vos lunáticos, los que soñamos con un futuro en el que haya-
a los de una lombriz, surgieron en los gabinetes de diseño a mos extendido, en paz, nuestro destino hacia otros mundos.
modo de vehículos exploradores de los desiertos selenitas. Se Arañaremos su superficie, viviremos en ella, incluso iremos El primer paso, volver a la Luna para explorar sus misterios,
imaginaron varios módulos Apolo unidos para formar naves de vacaciones más allá del espacio circunterrestre y, siempre como esos intrigantes fenómenos en forma de nubes rojizas
capaces de llevar visitantes humanos a la alta atmósfera de como espectadora inerte, la Luna seguirá prestando servicio y luminiscentes que, a veces, son captados por telescopios
Venus, estaciones espaciales dormitando en algún punto de a la humanidad. Si no fuera por su existencia, el ángulo de terrestres sobre su superficie. En la expectativa de las grandes
Lagrange formadas por los gigantescos cascarones vacíos de inclinación terrestre y su comportamiento orbital alrededor misiones, como la nacida en el seno del proyecto Constella-
multitud de cohetes Saturno V. Todo ello era imaginario, pero del Sol, serían diferentes. Es, precisamente, la existencia de tion, hay quien no puede esperar y lanza retos para volver
la fantasía alimenta la realidad. Los lunáticos soñaron con esa enorme masa que es la Luna, jugando alrededor de nuestro allá arriba, aunque sea a través de robots. A la llamada han
un mundo en el que las máquinas de vapor facilitaran todo mundo de forma constante, lo que mantiene estable nuestra acudido nuevas naciones, chinos, japoneses o indios espe-
tipo de tareas, en una época en la que apenas había nacido órbita dentro de ciertos parámetros indispensables. De ella ran grandes cosas de la Luna. Un nuevo imperio de la Tierra,
esa tecnología. Los ingenieros de los Apolo también soñaron depende el nacimiento de las estaciones del año en la Tierra, conocido como Google, hace ya muchos meses lanzó su reto
con un futuro cercano en el que todo aquello que dibujaran al igual que guarda un papel importante en el desarrollo de lunar para la formación de equipos encaminados a enviar un
terminaría surcando el cosmos. Los primeros consiguieron las mareas. Si la Luna no existiera, se producirían cambios pequeño vehículo al satélite. El reto lunar de Google es sólo el
que su sueño se hiciera realidad al cabo de varias décadas, caóticos en la oblicuidad terrestre a lo largo del tiempo. Sin el primer paso para que, más allá de la decisión de las agencias
los segundos van en camino de cumplirlo. Hoy, cuando se papel estabilizador de su satélite, la vida en la Tierra tendría espaciales, la iniciativa privada también tome partido en esta
dice adiós a los transbordadores espaciales, proyectos como que enfrentarse a cambios muy peligrosos. aventura. Así, dentro de no mucho tiempo, a las 31.260 pala-
el Constellation están haciendo que la vieja tecnología que nos Puede que este papel vital que juega la Luna sobre la Tierra, bras que ocupan las transcripciones de las conversaciones
llevó a la Luna, junto con un más innovador arsenal técnico, su labor a la hora de mantener un entorno cósmico con cier- por radio entre Neil Armstrong y la Tierra, se unirán las de
den vida a una nueva aventura lunar. La NASA pretende, en ta estabilidad que facilite a las criaturas terrestres el medrar muchos otros selenautas, tal y como ya forman parte de la
este nuevo esfuerzo, de sarrollar una flota de naves espacia- con cierta calma a lo largo de eones, haya sido intuido duran- historia las frases y conversaciones grabadas por el resto de
les con la que enviar de nuevo misiones tripuladas a la Luna, te siglos por nuestros antepasados. La Luna ha sido adorada las tripulaciones Apolo.
Raúl D’Amelio, Media noche, 2009, fotografía San Poggio, 2009, performance Sebastián Pinciroli, Batman, 2009, impresión Sergio Kern, Luna en el río, 2009, digital, Silvia Lenardón, El globo, 2009, Virginia Negri, Mucho+q’vos (y
directa intervenida, 100 x 150 cm. + disfraz + panfletos para digital, 120 x 80 cm. 120 x 90 cm. tinta y lapicer de gel sobre papel, yo.), instalación, 2009, medidas
inauguración. 30 x 21 cm. variables.
12 Transatlántico
L
Estrella de Diego
Una Luna
moderna
sidad de Columbia, se pone manos a la obra.
No hace mucho se ha tropezado con una serie Mezcla de espíritu decadente con visos de cabaret,
de fotografías de la Luna tomadas en el siglo
XIX desde el observatorio de Harvard y se ha
quedado absorta, recuerda Wendy Weitman
el Pierrot Lunaire de Arnold Schoenberg desvía
en el texto para el catálogo de la muestra cele-
brada en el MoMA en 2003. Son fotos que ani- para siempre la tradición del nocturno romántico
man a imaginar mundos diferentes y en conti-
nua transformación, fotos misteriosas donde
el cuerpo astral tiene cierto regusto a territo-
y le otorga un nuevo carácter, ahora un poco
rio del ensueño, el mismo que hizo perder la
cabeza a Georges Méliès [6] en la película más histérico y melancólico, donde la parodia prima
fabulosa de la historia del primer cine, con su
rostro juguetón atravesado por un telescopio; por sobre la devoción.
naturaleza en constante metamorfosis que
une el éter con las profundidades del océano
en aquella mítica caída libre del mago del cine:
una nave espacial, primitiva y premonitoria,
que se precipita de regreso a la Tierra.
Smith pregunta si hay un telescopio en
E
Columbia y una noche de enero de 1997, fría
como son las noches invernales en Nueva
York, con el cielo cegado de oscuridad, deci- Pablo Gianera
de tomar unas nuevas instantáneas de la Luna
con la máquina pegada al telescopio. Después, En 1815, Franz Schubert compuso la canción la traducción al alemán de Otto Erich Hartle- decir, cinco ejecutantes para ocho instrumen-
se va hasta Coney Island y atrapa las olas del “An den Mond” (“A la luna”) sobre un poema ben, que más que traducir reescribió el origi- tos. La formación era novedosa (se la conoce
mar con la cámara panorámica. homónimo de Johann Wolfgang Goethe. Se nal y dejó una versión superior al modelo. La ahora como “quinteto pierrot”) y Schoenberg
No tardarán en reunirse las dos imágenes, trata de un poema que se resiste a la música, moderada novedad de los poemas de Giraud y la administra con inteligencia: únicamente en
el reflejo de la metamorfosis, los dos instantes no tanto por la superstición de una presun- Hartleben consistía en la combinación de una la última miniatura, “O alter Duft”, aparece el
de esa naturaleza sorprendente. Marea [7], de ta música verbal, sino porque las peripecias forma rigurosa y cierta libertad en el asunto. conjunto completo; en las piezas restantes,
1998, es un artefacto prodigioso compuesto emocionales del texto chocan con la regula- Es sorprendente que algo de esa conjunción se explotan diversas combinatorias tímbricas,
por una sucesión de trece fotograbados de ridad de las estrofas. Con un sencillo, pero perviva en la música, sobre todo teniendo en sin contar que en ciertos casos, por ejemplo
oportunamente cambiante, acompañamiento cuenta la indiferencia de Schoenberg hacia en la pieza nº 4 (“Eine blasse Wäscherin”), la
en el piano, Schubert consiguió un pequeño los textos puestos en música; indiferencia que voz queda en un segundo plano, restringida
milagro en esta canción romántica y aisló tres quedó al desnudo cuando el propio composi- a la función de acompañante del grupo. La
motivos: la luna, la corriente de un río y el tor explicó que sabía de memoria muchos lie- movilidad tímbrica se corresponde con un
amigo, que en realidad coinciden, si se piensa der de Schubert pero ignoraba de qué “habla- trabajo contrapuntístico que remite, por un
que la luna misma puede ser un amigo. “Feliz ban” sencillamente porque nunca había pres- lado a la herencia de Johann Sebastian Bach
quien se cierra/ al mundo sin odio”, dice el tado atención a la letra. y, por el otro, a los polifonistas holandeses.
texto de Goethe para referirse a quien “vaga- Es indudable que el atematismo de las Esto resulta evidente, por ejemplo, en la
bundea de noche en el laberinto del pecho”. obras anteriores del compositor, consecuen- nº 8 (“Nacht”), una Passacaglia nocturnal que
Noventa y siete años después, cuando cia en parte de las fundamentales Piezas para funciona de introducción a la segunda parte
Arnold Schoenberg estrenó en 1912 su Pie- piano opus 11 que inauguraron el atonalismo y que es un compendio magistral de desarro-
rrot Lunaire, sobre versos del belga Albert libre, se ajustó como un guante al imaginario llo motívico. O la nº 18 (“Der Mondfleck”, “La
Giraud, la luna ya no se aclimataba con faci- de Giraud y encontró en Pierrot una consuma- mancha lunar”), en la que a Pierrot no con-
lidad a la intimidad de la canción de cámara. ción radiante, en la que se insinúan ya algunos sigue limpiarse la mancha blanca de la luna
Ese romanticismo no resultaba del todo ajeno principios de organización de sus obras poste- de su chaqueta negra. Acaso Pierrot fuera un
a Schoenberg. Su opus 15, Das Buch der hän- riores. La contradicción entre rigor y libertad vidrio azogado, condenado a absorber y refle-
genden Garten (El libro de los jardines colgan- es aquí una fuerza productiva. Programática- jar sus rayos, pero incapaz de verse la espal-
7 tes) con poemas de Stefan George, de 1908, mente, Schoenberg consigue en cierto sentido da, a menos que lo hiciera justamente en un
trece lunas llenas —las que hay a lo largo de era todavía una prolongación de la tradición un milagro semejante al de los poemas: aco- espejo. Así, por lo menos, parece entenderlo
un año— que se pliegan como un acordeón y romántica de Schubert y Robert Schumann, y modar un estilo de completa libertad armóni- la música, en la medida en que presenta esa
en cuya base, de papel japonés, ha litografiado concluía con una noche “encapotada y sofo- ca y tonal a una serie de formas tradicionales. relación especular de manera musical bajo la
la imagen continua de las olas. En ese drama cante”, sin luna. Acerca de estas quince piezas El refinamiento, la microscopía psicológica forma de un canon “en espejo” ente el piccolo
implícito entre lo roto y lo compacto, en la para voz y piano con textos de George, el com- de Schoenberg en esta obra resultan todavía y el clarinete, por un lado, y el violín y el chelo,
sensación de temporalidad que invade la obra positor hizo una observación crucial: “Por pri- pasmosos. por el otro.
de Kiki Smith como un presagio denso, descri- mera vez, me acerqué a un ideal de expresión Pierrot está organizado como un ciclo de Cada pieza proyecta entonces un color
be certera la esencia misma de la Luna, aque- y de forma que había tenido en mente durante tres partes de siete poemas cada una: “Tres individual; y la luna, finalmente, parece tener
llo que se escapa cada vez, que está y no está. muchos años; pero, llegado a ese punto, me veces siete poemas del Pierrot Lunaire de muchos más colores de los que creíamos.
Paso, pasaje, rito de pasaje… que no cambian faltó la fuerza para consumarlo. Ahora que Albert Giraud”. Las veintiuna miniaturas ron- Estos colores y contrastes instrumentales
las cientos de imágenes del hombre pisando finalmente me lancé en esa dirección, soy dan, según las interpretaciones, una duración tiznan asimismo a la soprano, pero no por-
la Luna, muy al contrario. Sigue perviviendo conciente de que rompí todas las barreras de media hora. Se indican pausas prolongadas que haya una necesaria solidaridad entre ins-
el misterio de lo que habita enfrente, lejos y de una estética pasada”. Verdaderamente, el únicamente entre los tres paneles que forman trumento y voz, sino por la indeterminación
cerca, como el objetivo de La ventana indis- Pierrot, porvenir de esa estética pasada, tenía el tríptico. La idea general es la del melodra- respecto de cómo esa voz debería sonar efec-
creta de Alfred Hitchcock que se hace redon- ya poco de romántico; sólo, en todo caso, su ma, género que ya había tentado, poco antes, tivamente; una cuestión, la del sprechgesang
do, espejo, inalcanzable y cerca: Luna. condición derivativa, en la medida en que, en 1890, y con menos éxito, Richard Strauss en (canto hablado), de la que Schoenberg se
de algún modo, el futuro remoto del lied de su obra Enoch Arden, basada en el poema de ocupó con minuciosidad en el prefacio de la
Schubert podría ser precisamente el Pierrot. Alfred Tennyson. Pero aquello que en Strauss partitura. Observa allí que la melodía corres-
Es cierto que la paternidad estética de era una mera alternancia entre el recitador pondiente a la parte vocal “no está destinada
semejante cambio de signo le corresponde y el piano, queda sometido en Pierrot a un a ser cantada”; la cantante debe transformar-
tanto a Schoenberg como al uruguayo Jules giro dramáticamente drástico (o, mejor aún, la en una melodía hablada. El propósito del
Laforgue y a su libro L’imitation de Notre- drásticamente dramático). Si bien la división compositor resulta tan evidente como arduo:
La autora nació en Madrid en 1958. Es ensayista, Dame la Lune (Imitación de Nuestra Señora en tres partes podría aproximar la obra a los la meta no es en modo alguno un habla natu-
catedrática de Arte Contemporáneo en la Universidad la Luna). No podría asegurarse que Giraud, ciclos románticos, su instrumentación y, sin- ral o realista; debe quedar clara la diferencia
Complutense de Madrid y profesora invitada poeta mucho menos dotado, plagiara a Lafor- gularmente, el tratamiento de la voz señalan entre el habla cotidiana y el habla que cola-
en la New York University. Ha sido comisaria de gue. Por el contrario, el libro de Giraud apare- un punto de partida antes que una meta (sig- bora con la música pero, singularmente, no
exposiciones como Warhol sobre Warhol (La Casa ció en 1884, y el de Laforgue en 1885. Pero la nificativamente, en 1912 Schoenberg realizó llega a ser canto. Por otro lado, el intérpre-
Encendida, Madrid, 2007). Publicó, entre otros libros, sensibilidad simbolista y art nouveau de este también arreglos para orquesta de canciones te tampoco debe derivar el carácter de cada
Querida Gala (Madrid, Espasa, 2003), Travesías por la último estaba, ya a principios del siglo XX, en de Schubert, Beethoven y Carl Loewe). Allí pieza del sentido de las palabras que se dicen,
incertidumbre (Barcelona, Seix Barral, 2006) y Contra el aire. Giraud, miembro de “Le Parnasse de la está todavía el piano, pero ya no solo, para sino de la música misma. Aquellos hechos
el mapa (Madrid, Siruela, 2008). Es columnista del dia- Jeune Belgique” (grupo de “atletas del ocio”, empastarse con la interioridad de la voz, sino y sentimientos del texto que el compositor
rio El País de España. según Luis Chitarroni), es un figurante de esta rodeado de flauta (piccolo), clarinete (clari- consideró importantes, estarán en la música.
historia. Schoenberg trabajó en realidad con nete bajo), violín (viola) y violonchelo; vale “Siempre que el intérprete no los encuentre
12 Transatlántico
La luna llena
…moderna
No sé si era feliz
o desdichado
pero absorbí
ese verano que fue el último
como un resumen de mi infancia,
como la cifra de una edad
cerrada de un portazo,
y en eso tuve suerte:
poder decir se terminó,
aquí se corta esta madeja,
—anota terminante Schoenberg—, tiene que ritual del romanticismo, Alban Berg entendió reunir en un lugar
resistirse a incorporar algo que el compositor con agudeza esa condición mórbida de Pie- toda una época,
no pretendía. Si lo hace, no estará añadiendo rrot. En una carta fechada en 1912, le escribe es enterrar de veras algo,
sino sustrayendo.” a Helene, su mujer: “Ya conoces mi preferen- tener conciencia
El director y compositor Pierre Boulez cia por la naturaleza en sus momentos más de lo que es estar vivo,
llamó la atención acerca de la imposibilidad de sombríos. El lago, oscuro y desapacible, me antiguo como cualquier piedra.
hacerse una idea exacta del sprechgesang: “El recuerda los profundísimos nuevos sonidos, Y si la veo
expresionismo a flor de nervios de la voz quita vibrantes y agitados, de Pierrot Lunaire; los que sigue recorriendo el cielo
todo color humorístico a las piezas paródicas, oigo siempre que miro el lago”. Resuena en idéntica, invariable,
para mantener a lo largo de la obra un clima esos sonidos el trabajoso despertar de un como diciendo soy la misma
exageradamente tenso, en contradicción con sueño abigarrado, adhesivo, y el antiguo per- y ustedes son los mismos,
el carácter de la interpretación instrumental. fume de los cuentos de hadas. todo es lo mismo para siempre
Sin embargo, la parodia es, junto con cierta y el tiempo no dio un paso desde entonces,
hipertensión sentimental, uno de los elemen- ya no le creo, y si le creo,
tos principales de Pierrot Lunaire”. Mezcla de ya no me turba como antes.
sensibilidad centroeuropea decadente con
modernidad de cabaret (la puesta de las pri- Fabio Morábito (Egipto, 1955, vive en México desde 1969)
meras representaciones, con la cantante pin-
tada y ataviada de payasita, tenía mucho de
ese tipo de espectáculos), Pierrot exhibe una
intensa expresividad que toma forma sobre la
base de un altísimo grado de integridad estruc- La salida de la luna
tural. Pero esa expresividad tiene ya poco de (Los poemas en inglés
romántica. Como observó agudamente Theo- fueron traducidos por Y quién ha visto la luna, quién no la ha visto
dor Adorno, “en Schoenberg, el momento Mirta Rosenberg.) salir de la cámara de lo hondo,
subversivo propiamente hablando es el cam- enrojecida y espléndida y desnuda, como quien sale
bio de función de la expresión musical. Ya no de la cámara del fin del noviazgo, subir y arrojar
se fingen pasiones, sino que en el medio de la su confesión de placer sobre la ola,
música se registran shocks, traumas. Atacan desparramando en el oleaje su propio sobrescrito
los tabúes de la forma porque estos someten de dicha, hasta que toda su tenue belleza llega trémula
tales emociones a su censura, los racionalizan a nosotros
y los transponen en imágenes. La innovacio- desplegada y conocida al fin, y entendemos con certeza
nes formales de Schoenberg estaban empa- que la belleza es algo que trasciende la tumba,
rentadas con la modificación del contenido que la experiencia brillante y perfecta nunca cae
de la expresión”. Esta extravagante comme- en la nada, y que el tiempo atenuará la luna
dia dell’arte vienesa exhibe una melancolía antes de que nuestra consumación plena aquí
espectral y casi histérica, finisecularmente en esta rara vida se opaque o desaparezca.
moderna, ajena por completo al devociona-
rio del primer romanticismo; como dicen los moonrise
versos de Giraud-Hartleben en “Der Dandy”:
“con un fantástico rayo de luz/ alumbra la And who has seen the moon, who has not seen
luna los cristalinos frascos/ sobre el negro y Her rise from out the chamber of the deep,
sacrosanto tocador/ del taciturno dandi de Flushed and grand and naked, as from the chamber
Bérgamo”. Las pálidas florescencias de la luna Of finished bridegroom, ser her rise and throw
cambiaron para siempre el paisaje de la músi- El autor nació en Confession of delight upon the wave,
ca. Sin alejarse demasiado, la luna perentoria Buenos Aires en 1971. Littering the waves with her own superscription
de Laforgue y Giraud-Hartleben llegó también Es crítico de música y Of bliss, till all her lambent beauty shakes towards us
a Leopoldo Lugones; y, mucho más tarde, de literatura. Trabaja como Spread out and known at last, and we are sure
la intersección nominal de Lugones y Schoen- redactor en el diario La That beauty is a thing beyond the grave,
berg, resultó el Lunario sentimental, de Gerar- Nación y colabora con That perfect, bright experience never falls
do Gandini. revistas especializadas To nothingness, and time will dim the moon
Más lentamente que bajo el calor del sol, de la Argentina y Sooner than our full consummation here
todo se pudre también a la luz de la luna. La España. Es docente en el In this odd life will tarnish or pass away.
luna, que antes alumbraba la fiebre nocturna Conservatorio Superior de
de los enfermos, está ella misma enferma. Una Música Manuel de Falla David Herbert Lawrence (Inglaterra, 1885 - Francia, 1930)
“luna enferma” (“Der kranke Mond”, se llama de la ciudad de Buenos
una de las piezas) cuya mirada desorbitada Aires. Integra el consejo
cautiva “como una extraña melodía”. Discípu- de dirección de Diario de
lo musical de Schoenberg y descendiente espi- Poesía.
Arte, cultura & desarrollo 13
Deshojación sagrada
Jorge Martínez Ramseyer, Manuela, 1992, óleo, 30 x 40 cm. Esta obra pertenece a la exposición Bienvenidos a la luna
Luna sola de los campos…
coordinada por Max Cachimba. Desde el 28 de marzo hasta el 26 de abril, de 15 a 20 en las Galerías del CCPE.
Luna sola de los campos.
Pienso en las bellezas
perdidas.
Pero ¿es perdida ésta?
Veo una luna abandonada
tan hermosa como esta
sin nadie que la contemple.
¿Nadie siente
cómo los campos anochecidos
se van alumbrando, flotantes,
y descubren horizontes
marinos
con el humo de alguna
arboleda perdida?
¿Nadie?
Las ramas
están pálidas de encanto
y un sutil calofrío
recorre las hojas.
¿Acaso este pájaro
que aletea?
Luna de oro entre los ceibos.
Luna sola de los campos.
Para
que
veas
que
no te
guardo
rencor El pozo Luna nueva
te regalo la luna A los dieciséis creía que la luz de la luna Desde que los hombres plantaron banderas
seriamente —no creas que me estoy burlando de ti: me cambiaría si se le antojaba. chillonas sobre su secreta geología
te la regalo con todo cariño Iba corriendo la cabeza y enviaron cámaras para explorar todos sus rincones,
¡nada de puñaladas por la espalda! sobre la almohada, hasta corría mi cama la luna se ha vuelto lesbiana;
tú misma puedes pasar a buscarla a medida que la luna cruzaba
tu tío que te quiere lentamente mi ventana abierta. ahora se la ve más brillante en su hambre de mujer
tu mariposa de varios colores y con toda determinación ha hecho de la Vía Láctea
Directamente desde el Santo Sepulcro. Yo quería belleza, un peligroso su amante: la tierra ya no le interesa.
relumbre acerado, un cuerpo más delgado,
Nicanor Parra (Chile, 1914) más pálida mi cara pálida. Mucho mejor que derramar su brillo pálido
Tomaba luna espejo de cortesanos que se miran embobados
diligentemente, como otros toman sol. y aquel poeta acongojado que sufría
Pero la mirada fija y ceñuda de la luna por su amor no correspondido por fin se liberó.
me mantenía despierta. A la mañana,
estaba irritable y sonrojada. new moon
Nocturno
Era en las noches oscuras de sueño profundo Since men have waved flags on her
Oh luna, cuántas veces consintiendo al dolor, cuando más soñaba, en lo hondo del pozo, Classified geology with peacock colours
a través de los ávidos vidrios de las ventanas, y me levantaba descansada, y si no bella, Sent cameras probing every angle
y en los reflejos húmedos que en tus luces desgranas colmada de algún otro poder. The Moon has turned lesbian;
esperé conmover el alto resplandor
de tu lumbre que he amado. the well Shows brighter now in her woman hunger
Goes with purpose to her lover
Cuántas veces, herida de amor te he contemplado At sixteen I believed the moonlight In the Milky Way, nothing more from earth
dentro de los secretos puros de tus jardines could change me if it would.
que entrañan musicales perfumes de jazmines I moved my head Yet better by far than shining palely
sintiendo que la pena me había abandonado on the pillow, even moved my bed a mirror for courtiers to gawp at –
en el mundo que encantas. as the moon slowly And that stricken poet who ached
crossed the open lattice. In her unrequiting love but now is free.
Cuántas veces me viste morir entre las plantas
y buscarte entre nardos rosas y querubines I wanted beauty, a dangerous Alan Sillitoe (Inglaterra, 1928)
como te busco ahora para que me ilumines gleam of steel, my body thinner,
y penetres en mi alma, cuando en las ramas cantas, my pale face paler.
derramando tu lumbre. I moonbathed
diligently, as others sunbathe.
Cuántas veces temblando seguí con pesadumbre But the moon’s unsmiling stare
los rayos serenísimos de tu luz con horror kept me awake. Mornings,
aspirando en la dulce claridad de un albor I was flushed and cross.
con esplendor de joya tu aviesa mansedumbre
que me hacía llorar. It was on dark nights of deep sleep
that I dreamed the most, sunk in the well,
Ah, cuántas veces triste, tratando de olvidar and woke rested, and if not beautiful,
al que olvida toqué con mis manos tus hebras, filled with some other power.
tu zafiro en el agua cuando quieta celebras
en medio de las sombras el silencio del mar. Denise Levertov (Inglaterra, 1923 - EEUU, 1997)
…la Luna
o dos ruedas que no pueden parar de moler Circe Maia (Uruguay, 1932) La luna
entre ambas la basta materia el amor, la sangre
de la existencia, imágenes y palabras, todo lo que no sabemos
en una sustancia llamada poesía. El proceso
es indescriptible. Y su propósito. ella es composición
La luna en oposición a que alguna vez el retrato incumplido
moon wheels volvamos a dormir juntos el baile retrasado
The sky is clear and dark, the moon’s disk Estoy aquí sentado, un archivillano del romance, Ah luna, tu lentitud, luna
far-away and small and silver-bright. pensando en vos. Sabés, lamento tus rasgos
Its cold beam probes through my window: haberte causado dolor, pero no podía hacer nada esa piel
the torch of a seeker, invisible para evitarlo porque necesito ser libre. tu tierra, tu tierra
behind a cone of wavering light. Tal vez todo hubiera sido diferente
si te hubieras quedado sentada a la mesa Soy tu fragmento, tu polo, el desquicie
Too much on my mind to let me sleep. o me hubieras pedido que saliera con vos ¿qué quieres de mí?
A disk of rubbish, half-submerged a mirar la luna, en vez de levantarte ¿mi sangre?
in foamy surf, swirls through pier-struts. y dejarme solo con ella. ¿mi vientre?
Then I remember: full moon tonight. ¿mis cabellos?
I cannot hide from this disturbing muse. the moon versus us ever sleeping together again
Ah luna
We lurch together, drunken lovers: I sit here, an arch-villain of romance, Suaviza tu seco ardor
two sides of a coin which can never thinking about you. Gee, I’m sorry Ama. Sola. Ama.
see each other – sky-disk, world-rubbish – I made you unhappy, but there was nothing
one sharply incised as if new-minted, I could do about it because I have to be free. Hanni Ossot (Venezuela, 1946-2003)
the opposite worn smooth, illegible, Perhaps everything would have been different
if you had stayed at the table or asked me
or two wheels which cannot stop grinding to go out with you to look at the moon,
between them the coarse stuff instead of getting up and leaving me alone with
of existence, images and words, her.
into a substance called poetry. The process
is indescribable. And its purpose. Richard Brautigan (Estados Unidos, 1935-1984)
Ahora parece que fue Thomas Harriot, un viamente al viaje a Oliveros, ser autorizado
inglés aficionado a la astronomía, el primer administrativamente por las autoridades del
cartógrafo de la Luna, según sostiene el club, pues la norma, dictada en esos pape-
entusiasta historiador Allan Chapman, quien les mimeografiados que decían “tres pares Periódico de arte, cultura y desarrollo del
agrega que como Harriot era rico y modesto de medias”, “botas de lluvia”, “dos pijamas” Centro Cultural Parque de España / AECID,
a la vez, no se entretuvo en dar a conocer indicaba que el buzo debía de ser blanco o Sarmiento y río Paraná, (2000) Rosario,
sus bocetos lunares como sí hizo el pobre azul, yo en vez de mirar la radio, miraba la Provincia de Santa Fe, Argentina.
italiano Galileo Galilei, a quien se le atribuye Luna. Y en la Luna, en vez de ver la ínfima Teléfonos: (+54 341) 4260941 y 4402724
entonces haber sido el primero en hacer un silueta de Neil Alden Armstrong dando su Correo electrónico: t@ccpe.org.ar
uso astronómico del telescopio, siendo sus paseo lunar, como pensé que tal vez pudiera Sitio web: www.ccpe.org.ar
dibujos lunares, firmados cuatro meses más ver, veía la cara de mi mamá.
tarde de los que habría registrado Harriot, los Perdón, queridos lectores, por la con- Consejo editorial: Martín Prieto, Pedro Cantini,
primeros que se conocieron y que le valie- fianza: pero no es posible hablar de la Luna Cecilia Vallina, Gastón Bozzano, Nora Avaro.
ron, 398 años después, un tardío homenaje institucional –la del año internacional, la Diseño: Pablo Cosgaya, Marcela Romero.
–como todos los que recibió, por otra parte– de la efeméride– sin hablar a su vez de la Ilustraciones: David Nahón.
de parte de las Naciones Unidas, que en su Luna íntima, pues si esta especie de impos- Impresión: Cooperativa Gráfica Patricios.
sesión del 20 de diciembre de 2007, declaró tado cumpleaños de la Luna nos importa
al 2009, en honor de Galileo y de su inven- es porque de algún modo es como si fuese
ción, año internacional de la astronomía. el cumpleaños de algo vinculado a nuestra
El 09, también, supone otra efeméride más íntima intimidad. Y no es posible hablar
lunar: la de los 40 años de la llegada de la de la Luna íntima sin hablar de la Luna de
misión Apolo a la Luna. “¡¡¡Y puso el pie en los artistas, pues la imagen que tenemos de
la Luna!!!” decía el relator , como si fuese un la Luna no es solamente la de la Luna que
partido de fútbol, la definición de un partido vemos, sino de una que está rodeada del
de fútbol, todos reunidos alrededor de un aura de todas las lunas musicales, poéticas,
Max Cachimba
aparato de radio, la noche del 20 de julio de visuales, de todos los artistas que aluniza-
1969, en un campamento de la Asociación ron alguna vez. Y no es posible hablar de la
Cristiana de Jóvenes en Oliveros, provincia Luna de los artistas sin hablar de la Luna de
de Santa Fe. Pero no, no voy a detenerme los científicos pues a cada paso de la cien-
ahora en la tristeza de esos campamentos; cia lunar, uno nuevo en la fantasía. Y no es
o por lo menos, y para ser preciso, en la tris- posible hablar de la Luna científica sin hablar
teza que esos campamentos me causaban de la Luna política: de la Luna como botín.
a mí, entonces, abandonado, creía yo, por Y si la historia contemporánea señala que
mis padres para siempre, y rodeado de un la Unión Soviética cayó en 1989, la historia
montón de chicos y muchachos que pare- del futuro, menos atenta a la minucia, verá Con el apoyo de:
cían felices en el mismo lugar en el que mí se que cayó, en verdad, el 20 de julio de veinte
me representaba el infierno. El profesor, ya años antes, cuando Armstrong, como decía
ven: me detuve, se llamaba Jerry, y contra- el relator de la radio de Oliveros, “puso el
riamente a esa virilidad tan propia del pro- pie en la Luna” y en el mismo movimiento
medio de los profesores de gimnasia, como –y tal vez por eso ese tono de “definición”
se conocía entonces a la educación física, que le daba el locutor a la cosa– le daba a los
Bienvenidos a la luna
do de fútbol que yo no sabía jugar, a la copa 28 de marzo, en nuestro Centro cultural.
del árbol que yo no sabía trepar, a los juegos Bienvenidos a la Luna, bienvenidos a la
de bromas lingüísticas que yo directamente inspiración artística y a la sartén de teflón,
no entendía. Expulsado del mundo, con un bienvenidos al espionaje y a las grandes pelí-
buzo de color amarillo que me había traído culas, bienvenidos a Galileo y bienvenidos a
mi tía de Venezuela y cuyo uso debió, pre- los recuerdos de cada cual.