Implicacion Del Sistema Legal en El ASI

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 11

IMPLICACIÓN DEL SISTEMA LEGAL EN EL

ABUSO SEXUAL INFANTIL: UN SACO LLENO


DE PREGUNTAS, DILEMAS Y FRUSTRACIONES

THE INVOLVEMENT OF THE JUDICIAL SYSTEM IN CHILD SEXUAL


ABUSE: A BAG FULL OF QUESTIONS, DILEMMAS AND
FRUSTRATIONS

VICTORIA NOGUEROL

INTRODUCCIÓN

Las consecuencias del abuso sexual infantil pueden ser devastadoras


para la víctima, no sólo por la experiencia del abuso en sí mismo,
sino también por las consecuencias del propio proceso judicial,
cuando el caso es investigado y juzgado: los procedimientos
burocráticos, las traumáticas entrevistas, la frustrante incredulidad de
los profesionales implicados, la sorprendente carencia de protección
para los niños incluso durante el proceso judicial y,
consecuentemente, la intolerable alta frecuencia de reabusos.
La manera en que nuestra sociedad trata el abuso sexual infantil
aumenta la rabia y los sentimientos de indefensión que muchos
sentimos cuando nos enfrentamos a él.
Los problemas que encuentran las víctimas (y profesionales) durante
el proceso judicial se ilustrarán a través de un caso clínico que
resume muchas de las experiencias de la autora en su trabajo con
casos de abuso sexual infantil. También conectará el problema en el
contexto de la literatura internacional sobre el abuso sexual y
ofrecerá reflexiones sobre cómo mejorar las formas de intervención
judicial en el abuso sexual infantil.

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 1 de 11
ABSTRACT

The consequences of child sexual abuse can be absolutely devastating for


the victim, not only because of the experience of the sexual abuse in itself
but also because of the consequences of the judicial process when a case is
actually investigated and prosecuted: the burocratic procedures, the painful
interviews, the hurtful disbelief of professionals involved, the surprising lack
of protection for the children even during the judicial process and
consequently the unacceptably high frequency of reabuse. The
shortcomings of the way our society deals with child sexual abuse increases
the rage and the feelings of helplessness which many feel when confronted
with it.
The problems faced by victims (and professionals) when going through the
judicial process will be illustrated by a fictitious case report which comprises
many of the experiences of the author while working on cases of child
sexual abuse. The author also puts the problems touched upon in the
context of the international literature on the subject and offers suggestions
as to how to improve the judicial ways to intervene in child sexual abuse.

INFORME: MARÍA JIMÉNEZ SÁNCHEZ

Doña Elena Sánchez ha sido atendida, en el Centro de Psicología para


realizar la evaluación y diagnóstico psicológico de su hija María
Jiménez ante la posible sospecha de abusos sexuales por parte de su
padre. La demanda inicial de consulta vino motivada por el
comportamiento observado en su hija que se manifestaba en
pesadillas y trastornos del sueño, lenguaje sexualizado, miedo al
padre, agresividad hacia la madre así como la comprobación de la
existencia de semen en la vulva y en las sábanas de la cama de
María, quien no había contado nada a su madre.
Elena Sánchez tiene 33 años, es decoradora y está casada con Juan
Jiménez, de 35 años y profesor de Universidad. Tienen una única
hija, María, nacida de un embarazo y parto normales hace 6 años.
Sufrió las enfermedades propias de la infancia y no ha habido
accidentes o enfermedades graves en su historia clínica. Tiene una
buena escolarización cursando el segundo curso de educación general
básica.
La vida familiar está organizada en términos de hábitos y rutinas
diarias, aunque el matrimonio no mantiene una relación afectiva
satisfactoria, son muchos los conflictos acumulados desde que se
casaron sin entusiasmo hace ocho años, siendo frecuentes, desde el
principio, las discusiones y peleas conyugales así como castigos
inapropiados a su hija María.

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 2 de 11
Elena sospechaba que su marido pudiera abusar sexualmente de su
hija pero no se lo quería creer; pensaba que pudiera ser fruto de su
imaginación. Había aprendido a echarse la culpa de lo que pasaba
desde muy pequeña. Su padre siempre la culpaba por todo lo que
sucedía y su madre nunca la defendía frente a las acusaciones de su
padre. Por tanto, el incesto también podía ser culpa suya, fruto de su
imaginación. Durante su infancia se sintió desamparada, el padre era
muy distante, rígido y autoritario y se sentía siempre insegura y
demandando afecto de una madre que no se lo daba.
Cuando Elena se decidió a buscar ayuda psicológica presentaba un
alto nivel de ansiedad, había descubierto semen en la vulva de su hija
y esta prueba corroboraba sus dudas, largamente gestadas y siempre
reprimidas, sobre un posible abuso sexual de su marido a su hija.
Elena preguntó en ese momento a "María si lo que había en su culo
era un supositorio que le había puesto papá", la niña no respondió.
La madre se puso en contacto con un abogado quien la desanimó por
no tener pruebas suficientes para la acusación. Le aseguró que si la
niña no contaba lo que sucedía era preferible que no pusiera la
denuncia, le podían quitar la custodia de su hija por falsas
acusaciones. Elena conectó con algunas instituciones, donde le
pidieron que observara bien los síntomas para estar segura antes de
hacer nada. No sabe lo que tiene que hacer; aquí comienza el rosario
de frustraciones.
La actitud insegura, dubitativa y extremadamente ansiosa que desde
el inicio mostró la madre ha provocado una reacción negativa en su
hija María, quien no se sentía protegida ni apoyada por su madre
para hablar. Su actitud provocó también recelo en los abogados
contratados para llevar el caso, quienes desconfiaban de la veracidad
de su testimonio por la forma inconsistente y contradictoria en que se
comportaba Elena, quien a veces quería continuar y a veces se
arrepentía de lo que había iniciado. Dada su elevada ansiedad, Elena
llamaba insistentemente a abogados y psicólogos buscando pruebas
desesperadamente, actitud esta que con frecuencia provocaba el
rechazo de los demás.
Abatida por la indecisión un día, fuera de todo pronostico, Elena puso
la denuncia por abusos sexuales y dado su alto nivel de ansiedad
comenzó en tratamiento psicológico individual. En él apareció su
propia historia infantil de incesto, la dependencia afectiva hacia su
esposo, su incapacidad de proteger a su hija porque nunca nadie la
protegió a ella y el miedo enorme a que pudieran quitarle a su hija
por no tener pruebas suficientes para tramitar la denuncia contra su
marido.
La denuncia tuvo finalmente una influencia importante en la hija,
quien hasta ahora no había reconocido la existencia del abuso y se
tenía que enfrentar forzosamente a la difícil prueba de acusar o no a
su padre, y se negó a hablar: “no pasa nada, nadie me hace nada".

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 3 de 11
En este momento María no tenía apoyo psicológico y tampoco lo tenía
de su madre, quien todavía se debatía en la duda de si seguir
adelante o no con la denuncia. Sabía que era cierto el abuso sexual,
había recogido datos suficientes pero aún quería creer que se lo podía
estar inventando, aún la dependencia de su marido era muy fuerte.
La hija comenzó la terapia psicológica y en su primera sesión
manifestó: "ya no vivo con papá porque hace cosas malas, no te
puedo decir cuáles. Pasan cosas pero no te las puedo contar". Al cabo
de varias sesiones de juego María contó que no podía hablar porque
su papá la iba a matar si decía algo. Aunque no habló del incesto sí
expresó claramente que no quería ir nunca más con su papá porque
era malo con ella.
María no podía hablar del abuso sexual. La intensidad de las
amenazas intermitentes recibidas de su padre –"te mataré, no
volverás a ver a tu madre, me meterán en la cárcel"–, así como la
falta de apoyo de su madre, la ataban irremediablemente al miedo, la
rabia y al mantenimiento del secreto.
El Juez que instruyó el caso ordenó, desde la primera vista, que María
mantuviera las visitas semanales con su padre, lo cual provocó un
aumento de los síntomas inicialmente manifestados por María y que
habían remitido el tiempo en que no vio a su padre: alteraciones del
sueño, lenguaje y conducta sexualizada, agresividad, nerviosismo, así
como el haber negado toda posibilidad de existencia de abuso sexual:
"no ha pasado nada, me queréis liar entre todos, se me ha olvidado
todo". De hecho, cada vez que María visitaba a su padre éste
abusaba sexualmente de ella y aprovechaba también para recordarle
que había prometido no decir nada a nadie porque si no él iría a la
cárcel. Como consecuencia de ello, María regresaba a casa y
mostraba una rabia especial contra su madre: "tu no me ayudas, tu
hablas mucho pero no haces nada", la madre estaba paralizada.
Mientras, Elena se culpa por no haber reaccionado antes, por no
haber notado nada durante la convivencia de matrimonio que pudiera
indicar que estaba sucediendo el incesto; su marido no mostraba
ningún rasgo que pudiera alertar de su conducta abusiva. Ella
necesitó la terapia para confrontar sus actitudes ante el abuso sexual,
ante la dependencia, ante su propio incesto para poder,
posteriormente, ayudar a su hija.
Además de las enormes frustraciones que el proceso del abuso sexual
en si mismo conlleva, se añaden las aportadas por otros profesionales
o instituciones implicadas en el caso, como la directora del colegio al
que asiste María, quien al tener conocimiento del problema manifestó
a la madre que ella dirige un colegio privado con una excelente
reputación en el que nunca se ha producido un caso como éste y que
por la "buena imagen" del mismo sería preferible que se llevara a su
hija a otro centro escolar. En la misma línea de obstruccionismo y

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 4 de 11
falta de colaboración el centro se negó, sólo inicialmente, a realizar
un informe psicopedagógico solicitado por el psicólogo.
Después de un tiempo de terapia psicológica María se decidió a
romper el secreto y así se animó a comunicárselo también a su
profesora, le contó que su papá hacía cosas feas con ella como
tocarle el culo y que ella era buena y no decía nada. La profesora
consideró que parecía bastante increíble –conociendo a su padre;
quizá María mintiera–, por lo que le respondió que no era posible,
"papá no puede hacer nada malo" y que "seguramente lo hace
jugando".
Una vez presentado el informe psicológico relatando que los síntomas
presentados por María podían ser coincidentes con los mostrados por
víctimas de abuso sexual así corno el propio testimonio de la niña,
que finalmente lo verbalizó, y una vez puesta la denuncia por la
madre, el Psicólogo del Juzgado citó al padre, a la madre y a la hija
para entrevista y evaluación. El informe del psicólogo del juzgado
concluía que el padre era un hombre perfectamente normal muy bien
ajustado, responsable y trabajador y que no existían, por tanto,
razones para pensar que se pudiera producir el abuso sexual,
entendiendo que el padre no supone en modo alguno riesgo potencial
para el normal desarrollo y bienestar de la hija. El psicólogo del
Juzgado expresó asimismo que más parecía se estuviera manipulando
a la niña para satisfacer los deseos de la madre de apartar al padre
de la hija y que por tanto no había existido ningún abuso sexual en la
menor y sí una manipulación de la madre apoyada por el informe
psicológico.
Asimismo, fue frustrante la actitud de la policía ante las entrevistas
iniciales mantenidas con la madre. Fue de incredulidad; más parecía
que ella estaba enamorada de su marido que acusándole de incesto,
comentó el policía. Su extremo nivel de inseguridad inicial y la escasa
preparación del policía en la intervención del abuso sexual hacía que
éste entendiera que la madre estaba inventando el abuso. La niña se
sintió avergonzada por la forma en que se desarrolló su interrogatorio
en que el policía insistió en precisar los datos concretos de cómo y de
qué forma se realizó el abuso sexual, lo que añadió un estrés
adicional a la situación de tensión que ya estaba viviendo María.
Los repetidos interrogatorios que exigió el proceso judicial no
parecían los más indicados a las necesidades de una niña de seis
años, la forma en que éstos se desarrollaron hacía que María se
sintiera incómoda. como si ella tuviera la culpa o hubiera provocado
lo sucedido sintiéndose insegura y desprotegida. Por todo ello, el
continuar con la terapia psicológica la animaba para enfrentarse y
comprender mejor el proceso judicial que estaba padeciendo.
En este caso de incesto la cuestión clave para el Juez responsable no
era si había existido o no abuso sexual, sino si el padre era el
responsable del abuso sexual para negarle, en este caso, el derecho

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 5 de 11
de visita y para ello debía de estar convencido y las pruebas que se
presentaban eran insuficientes para tomar dicha determinación. No
iba a negar el derecho de visita sin tener pruebas más firmes a pesar
de admitir que existía una duda razonable de que se estuviera
produciendo el abuso sexual. Esta defensa de los derechos del
acusado entraba en claro conflicto con los derechos de la menor,
quien ante la sospecha de que el abuso sexual se podía producir
necesitaba ser protegida inmediatamente para evitar que el abuso se
repitiera.
El psicólogo que llevaba el tratamiento de María se tuvo que enfrentar
durante el juicio a la ya clásica y frustrante pregunta de si puede
asegurar que el padre es el autor del abuso sexual,
desafortunadamente esto es algo que no se puede asegurar
completamente; el abuso sexual es algo que no se presencia por el
profesional. No puede por tanto, dar una prueba definitiva, puede dar
un criterio profesional ajustado.
El período que transcurrió de varios meses desde que se realizó la
primera entrevista produjo preocupación en Elena y reforzó el
sentimiento, una vez más, de que ni ella ni su hija son importantes o
que seguramente en este punto del proceso han creído el testimonio
de inocencia de su marido.
A requerimiento del juez y en contra de lo que se proponen como
recomendaciones básicas para la protección del menor, María fue
llamada a declarar en presencia de su padre, incluso nadie impidió
que mantuviera una conversación a solas con ella durante la espera
previa al juicio.
Durante la conversación aumentó, lógicamente, las amenazas para
que María no le acusara en su declaración.
Las preguntas que le formularon durante el juicio fueron una señal
para María de que los adultos no la estaban creyendo. Sentía que se
la estaba juzgando por un comportamiento incorrecto cometido por
ella: ¿y por qué dejabas que te tocara el culo?, ¿por qué no se lo
dijiste a nadie?, preguntas altamente frustrantes para la menor y
para el psicólogo al descubrir su impotencia en la prevención de
situaciones traumáticas para la menor durante el proceso.
María tuvo que acudir en presencia del juez en diferentes ocasiones lo
que la obligó a revivir el traumático hecho varias veces. Su
testimonio nunca fue contundente, María se debatía entre el
reconocimiento y la negación de los hechos. Finalmente la sentencia
fue absolutoria: el testimonio de María parecía insuficiente y no había
más, pruebas para acusar al padre de abuso sexual, máxime cuando
el padre presentaba una imagen tan seria y colaboradora. Por tanto
no se suspendían las visitas quincenales. Esta medida tuvo un efecto
devastador en la menor. Una vez que, apoyada por algunos
profesionales, se atrevió a acusar a su padre por cometer abusos

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 6 de 11
sexuales para que no volviera a suceder, descubre ahora que nadie la
protege y la obligan a estar con él cada quince días.
En el presente caso, como en tantos otros, el juez se mantiene en su
sentencia y decide que no se puede separar a María de su padre sin
las suficientes pruebas de culpabilidad, considerando que el
testimonio de la niña era insuficiente.
La madre entrega, obediente, su hija cada semana al padre sabiendo
que con mucha probabilidad ésta está siendo abusada y amenazada
de nuevo. Estas visitas sí provocaban, tal como se comprobó, un
aumento de los síntomas físicos y emocionales expresados por la
hija: comportamiento agresivo y sexualizado, pesadillas y terrores
nocturnos, conducta agresiva hacia la madre.
El sentimiento de la niña una vez que se ha desestimado la denuncia
fue de enorme frustración, la Justicia ha reconocido que el agresor es
inocente y ella siente que no ha sido escuchada ni creída a pesar del
daño, las amenazas y el largo proceso padecido, siente que quizá ella
tenga la culpa y, sobre todo, que toda la tortura que ha vivido
durante el proceso judicial, no ha servido para nada.
Cada día se están comprobando con mas precisión las consecuencias
a veces devastadoras que el abuso sexual tiene para los niños, las
cuales no sólo se producen como consecuencia del abuso sexual en sí
mismo, sino también, desafortunadamente, por el a veces traumático
proceso legal que se desarrolla desde que el abuso sexual es
denunciado hasta su sentencia.
Este proceso suele ser una experiencia larga y dolorosa para la
víctima y la familia al tener que enfrentarse a actitudes incrédulas de
muchos profesionales y frustrantes procedimientos que no siempre
llevan al reconocimiento y alivio del sufrimiento del niño sino que lo
perpetúan. Supone un proceso complicado porque los abusos
sexuales son los casos de maltrato infantil más difíciles de probar, ya
que no suelen presentarse pruebas físicas y desafortunadamente
están mantenidos bajo el secreto. Russel, D.E. (1984) tras una
investigación realizada con 900 sujetos en Estados Unidos señala que
sólo un 5% de los casos de abuso sexual habían sido denunciados y
de los pocos que se denuncian muchos se desestiman por falta de
pruebas por lo que los casos de abuso sexual infantil continúan
ocultos. Algo similar sucede en España, los casos denunciados son
insignificantes comparados con los que se producen. La investigación
realizada por López, F. (1994) en España con una muestra de 2000
sujetos ofrece él 23% de hembras y 16% de varones víctimas.
Por tanto, el tabú que rodea al abuso sexual infantil es enorme,
Summit, R.C. (1983) explica por el síndrome de acomodación al
abuso sexual cómo los niños se ven obligados a través de chantajes y
amenazas del adulto a mantener el secreto del abuso sexual llegando
a acostumbrarse a él, incluso a gustarle, lo que garantiza al agresor
que éste no va a ser detectado.

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 7 de 11
Se hace difícil detectar los casos de abuso sexual, además de por la
general falta de evidencias, puesto que el perfil psicológico que
ofrecen tanto el agresor sexual como la madre de víctimas de incesto
puede resultar confuso y contradictorio, invitando a evaluar la
inocencia del supuesto agresor y la locura paranoica de la madre
Noguerol, V (1994).
Es complicado comprobar la culpabilidad del denunciado porque de
acuerdo con las investigaciones sobre el perfil del agresor sexual
Abel, G. (1984) los hombres que cometen abusos sexuales a menores
no lo demuestran en su vida cotidiana; es éste un comportamiento
que mantendrá ocultos sus sentimientos de ira y rabia en lo más
interno de ellos mismos por lo que no se muestran diferentes al resto
de los sujetos.
Es importante que el psicólogo que lleve el caso reciba una formación
específica en abuso sexual. Sin entrenamiento en el complejo mundo
del abuso sexual los profesionales es fácil que decidan creer a un
adulto serio y responsable frente a un hijo que no habla y una madre
inconsistente, insegura e histérica [Summit, R.C. (1983)].
Se hace también difícil el proceso por la falta de colaboración de
determinadas instituciones y/o profesionales cuyos comportamientos
negativos y de rechazo vienen explicados por las falsas creencias y
mitos sociales sobre el abuso sexual que favorecen actitudes pasivas
y obstruccionistas o defensivas, como negar el problema o su
veracidad de los hechos considerándolos exageraciones o restarle
importancia a lo sucedido, considerando que la intervención sería más
conflictiva que el abuso en sí mismo [Butler, S. (1978)].
En diferentes países se trata de resolver esta actitud a través de la
Ley de Protección de Menores. Obliga a que cualquier pequeña
sospecha de que un menor pueda estar siendo maltratado se
denuncie por cualquier profesional que lo detecte. El incumplimiento
de esta ley puede llevar a una sanción económica o suspensión
temporal del puesto de trabajo resultando la aplicación de esta ley en
un mayor número de denuncias y en la posibilidad de proteger a
mayor número de menores abusados.
El caso clínico presentado es uno más de los muchos en que los niños
están amenazados para mantener el secreto. Se aproxima a la
frustración que el proceso Judicial provoca con sus trámites y
obstruccionismo y la gravedad de sus consecuencias. El caso es
ficticio, las fechas, datos y personajes son, para respetar una total
privacidad, inventados, no obstante mirando los casos trabajados en
los últimos años se observan las enormes similitudes entre ellos a
pesar de que algunos hayan proporcionado importantes satisfacciones
y otros considerables frustraciones. En todos ellos existen unos
puntos claves en sus implicaciones legales. Algunos se presentarían
en los siguientes dilemas:

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 8 de 11
Dilema 1:
¿Qué es prioritario?, ¿evitar, en abusos sexuales, el riesgo de que el
menor sea abusado de nuevo apartando al supuesto agresor de su
lado?, o ¿preservar el derecho de inocencia del supuesto agresor
permitiéndole estar junto al menor mientras no se demuestre su
culpabilidad?
Dilema 2:
¿Cómo puede organizarse la participación de peritos y profesionales
en el proceso del abuso sexual de forma que se evite la guerra entre
instituciones y profesionales al acusarse de parcialidad por estar
pagados por la parte contraria?
Dilema 3:
¿Ha de influir el perfil inseguro, vulnerable, paranoico de la madre
para determinar si existe o no abuso sexual?

Mientras la comunidad se pronuncia sobre estas cuestiones se


plantean las siguientes recomendaciones para el proceso judicial:
} Coordinar los esfuerzos de las diferentes instituciones y
profesionales que están relacionados con el abuso sexual: escuela,
comisaría, juzgado, centro de salud, etc.
} Es importante una formación especializada para todos aquellos
profesionales de la salud, el trabajo social, el ámbito jurídico,
educativo, etc., que trabajen en el mundo del abuso sexual
infantil.
} Creación de una comisión de profesionales reconocidos en su
tarea de investigación e intervención en el abuso sexual que
elaboren informes periciales reconocidos por su asepsia y sin estar
sometidos a acusaciones de ser parte interesada.
} Policía, jueces y abogados han de reconocer que las experiencias
de abuso sexual causan considerables daños emocionales en las
víctimas. Durante las primeras etapas de la investigación debe
recibir un trato muy respetuoso para recobrar la confianza
perdida.
} Se ha reconocido a lo largo del proceso en el sistema de justicia:
los menores sufren abusos emocionales añadidos por parte de los
profesionales por los trámites que se realizan.
} Los interrogatorios a los menores deberían realizarse en un lugar
tranquilo que les ofrezca protección y dignidad y, dado que el
agresor suele ser un hombre, sería recomendable que fueran
realizados por una mujer.

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 9 de 11
} Que la víctima pueda testificar durante el juicio sin estar en
presencia del agresor: cristales unidireccionales, biombos, sala
con video...
} Los profesionales deben preparar a la víctima para la experiencia del
juicio oral que puede tener un efecto curativo para el menor cuando
ha sido preparado adecuadamente.
} Los profesionales deben revisar la sentencia absolutoria con el
menor para evitar que interprete que esto sucede porque piensan
que él miente.
} Se reconoce prioritario el tratamiento terapéutico para la víctima y
la familia tanto para la reparación del daño emocional del abuso
sexual como para la preparación psicológica durante el proceso
judicial.
} Reformar el código penal de manera que el agresor pueda
incorporarse a tratamiento terapéutico individual o familiar tanto
desde prisión como en libertad provisional.

BIBLIOGRAFÍA

ABEL, G.; BECKER, J.V.; CUNNINGHAM RATHER, J.; RENLEAN, J.;


REID, J.; (1984). «The treatment of child molesters». New York:
SBC'TM (772 West 168th St., Box 17, New York, NY 10032).
BEITCHMAN, J. H.; et al (1991): A review of the short-term effects of
childhood sexual abuse. «Child Abuse and Neglect», 15, pp. 537-556.
BRIERE, J.; et al (1988): «Syntomatology ¡n men who were molested
as child: A comparison study». American Journal of Orthopsychiatry,
58(3) pp. 457-461.
BUTLER, S.; (1978). «Conspiracy of silence: the trauma of incest».
Neew Glide Publications. San Francisco, California.
FINKELHOR, D. (1986). «A Sourcebook on child sexual abuse».
California. Sage Publications.
FURNISS, T. (1991). «The multi-professional handbook of child
sexual abuse: integrated, management, therapy and legal
intervention». Rotuledge. London.
LOPEZ, F.; y otros (1994). «Los abusos sexuales a menores».
Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid.
NOGUEROL, V; (1995). «Intervención ante el abuso sexual infantil.
Maltrato infantil: prevención, diagnóstico e intervención desde el
ámbito sanitario». Documentos técnicos de salud pública núm. 22.
Consejería de Salud. Comunidad de Madrid.
NOGUEROL, V; MADINA, J. (1991). «El abuso sexual infantil.
Experencias desde una práctica clínica. I Congreso Internacional

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 10 de 11
sobre Infancia y Sociedad». Bienestar y Derechos Sociales de la
Infancia. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid.
NOGUEROL,V.; SÁNCHEZ MORO, C. (en prensa). «Dossier, sobre
abuso sexual infantil». Centro de Estudios del Menor. Madrid.
SGROI, S. (1982). «Handbook of clinical intervention of child sexual
abuse». Massachusetts, Lexinton Books.
SUMMIT, R.C. (1983). «The child sexual abuse accommodation
syndrome». Child abuse and neglect, 7, pp. 177-193.
WYATT, G.E.; POWELL, G.J. (1988). «Lasting effects of child sexual
abuse». Newbury Park-USA. Sage Publications.

Implicación del sistema legal en el abuso sexual infantil – Victoria Noguerol Página 11 de 11

También podría gustarte