Ilustraciones de La Santa Biblia PDF
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i . manera iuinnilahIe los pasajes mas inleresnnles de la Biblia. segun los mejores cuadros ¡le Rafael. Murillo, Poussin,
\I'esl_ Copley. Le-Suelur. Leonardo de Vinci elc. elc.
TEXTO TOMADÓ DE [.05 SAGIIAINIS LIBROS.
CON PRESENCIA DE LAS VINDICIAS, \' D8 LA! NOTAS DEL ILSCIU. AMAT, STIJLIEBG. MAZO. V OTROS IIUMBNÏADQIRES.
‘ RETISADA
Rnligttu leatamcnlu.
F BARCELONA.
IMPRENTA Y un. m; n. JOSÉ man, CALLE me I.A I-‘IJSTERÍA, N¡"M_. IO.
1857i.
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ILUSTRACIONES
DE LA
SANTA BIBLIA.
ANTIGUO TESTAMENTO.
INTRODUCCIÓN.
Dios lo era todo! Aun no había cielo ni mundos. El Sér eterno, germen ab— d
soluto de todas las perfecciones imaginables, campeaba solo, grande por sí mismo,
embebido en inefable beatitud.
Llegó empero el momento decretado allá en su querer benéfico. Habló Dios, y
al punto todo cuanto existe, destellante y espléndido, brotó del caos.
Ya no fué sola la divinidad: su esencia se ramificaba en infinitésimas formas;
su perfeccion se reproducia en millares de objetos; su virtud reflejábase do quiera,
La gracia de Dios colmó el universo.
Digna era de tan escelsa mano la obra á que ella dió cima. Un ser a la divina
imagen, condecorado con el don supremo de la inteligencia y el privilegio su
blime de la libertad; he aquí el objeto en que el universal artífice depuso. la flor
de sus gracias y el primor de sus amores.
Existió el hombre, y el mismo Dios complacido al verle, le quiso otorgar el
imperio de aquel mundo que acababa de crear. Dióle la capacidad del disfrute,
junto con todos los recursos materiales del goce.
Hosana en las alturas! Los cielos y la tierra cantaron la gloria de Jehovah! _
Exalóse como un aroma de contento, de todos los confines de la creacion.
2 INTRODUCCION.
Rodaron los astros, lanzó el sol sus rayos, pintáronse festoneados celajes en la
bóveda azul del fumamento. Y abria su corola la flor de los valles, y pren
diase lacascada en red cristalina sobre las puntas de los peñascos, y el avecilla
Irinaba en la enramada. '
Ebrio el hombre, debiendo ser el mas agradecido, lo fué menos que el ser
mas insensible. Aquella inteligencia y libertad que eran su gala, las volvió con
tra l)ios :_una sola traba le fuera impuesta, traba justlsima, traba ligerísima, y
esta la quebrantó muy á sabiendas.
Mancillada la criatura por escelencia, el Señor apesar de su bondad, la casti
gó en la infalibilidad de su justicia. Perdió el hombre su gracia, al paso que el
cielo entero deploraba su caída..."
Unatal vez
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suerte á superdicion,
fue por él colmada lacada paso del
medida, queinfeliz
Dios semortal sentó alencabo
manifestó falso;
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CBEACION.
DIOS, esto es, una inteligencia omnipotente, benéfica y creadora, existía desde
la eternidad, habiendo determinado allá en el misterio de sus decretos, para mani
festar su gloria, que el mundo sería cuando empezó á ser.
a Dios, pues, en el principio de los tzempos, antes de haber lzeclzo otra cosa, crió
el cielo con lo en él contenido, y la tierra. La tierra al salir de la nada estaba in
forme y vaoía, sin árboles, frutos m’ otro adorno; las tinieblas cubrían la haz del
abismo , confusa mezcolanza de agua y tierra enmedio de las tzhíeblas: el espíritu de
Dios era llevado sobre las aguas, predzlsponzíndolas á la germinacíon de las criatu
ras que de ellas quería formar. »
La materia no es eterna, si lo contrario, tendría una existencia propia y esencial,
y Dios no hubiera podido obrar en ella y comunicarle cosa alguna, porque cada una
de sus partes sería indispensablemente propia, sin posibilidad de mas ni menos.
Tampoco existe por sí misma. Todo en ella es contingente, sin la menor corre
lacion peculiar de un ser esencialmente necesario. De otro modo ab eterno existiría
ó en quietud ó en movimiento: sí lo primero, cómo pasó á diverso estado‘? sí lo se
gundo, cómo conciliamos la idea de movimiento con la ley de la inercia que es
propia de la materia‘?
La formacion del mundo por la reuníon casual de átomos flotantes, por cl resul
tado de una causa obrando necesariamente, por un órden indefinido de dependen
cia entre los varios séres, por las leyes físicas del movimiento y otras, en una pa
x. _ 2
5 CREACION.
labra: la casualidad, la necesidad, el materíalzsmo, son delirios vacíos de sentido,
incompatibles con las ideas de órden, perfección, simetría y constante desarrollo
que ofrece el primor del universo.
Hay pues un Dios, un ser autor y principio de todas las cosas, que las ha he
cho cuando no eran, que de consiguiente es y se hasta á sí mismo sin necesitarlas .
para nada, el cual si las ha criado comunicándolas parte de sus propias escelen
cias, ha sido solo por un adorable impulso de generosidad.
«Dijo Dios: hágase la luz; y quedó hecha. Viendo que era buena, la separó de
las tinieblas. A la luz llamó ó hizo que despues se llamase dia, y á las tinieblas,
noche. Y de la tarde y la mañana fue hecho un dia. n
Antes que el sol, existió la luz, ya en fluido refulgente, ya en el calórico, en un
fuego ú otra materia luminosa que diese vuelta al globo, tal vez en el elemento de la
propia atmósfera que nos rodea, y sobre la cual el astro del dia solo debió ejercer una
especie de escitacion, conforme han opinado algunos modernos.
«Dijo tambien Dios: hágase un firmamento enmedio de las aguas, que separe
unas aguas de otras, las celestes de las terrestres. Y al firmamento llamó cielo. Y
de la tarde y la mañana fue el dia segundo.
« Dijo asimismo: repléguense las aguas que están debajo del cielo, y quede des
cubierta la parte árida; y así fue hecho. Y á la parte árida llamó tiene, y á las aguas
congregadas, mares: y vió que era bueno.
«Dijo: germine la tierra yerba verde que dé simiente, y frutales que den fruto
segun su, clase y contengan en sí mismos su semilla sobre la tierra; y así se hizo.
Y la tarde y la mañana fue el dia tercero.» 4
En la naturaleza no existe germinación fortuita ó equivoca; nada en el calor, en
el agua, en la tierra, puede dar vida y ser al mas diminuto insecto ó á la mas mí
nima planta, ‘sin una causa de germinación preexistente. No es este el argumento
mas poderoso en pro de la eficiencia creedora del Sér supremo?
« Dijo despues Dios: haya luminares en el firmamento del cielo, que distingan el
dia de la noche, y marquen los tiempos, los dias y los años. E hizo dos grandes
lumbreras, la mayor, el sol, para que presidiese al dia, y la menor, la luna, para
la noche. Hizo asimismo las estrellas, y colocólas en el firmamento celeste paraque
luciesen sobre la tierra. Y de la tarde y la mañana resultó el dia cuarto.»
Al lado del solseñálase como mayor lumbrera laluna, con relación al efecto que
en la tierra produce. Lo mismo puede decirse respecto á la apariencia de su movi
miento.
«Dijo tambien Dios: produzcan las aguas reptiles animados, ó sean peces que
se arrastren á guisa de reptiles, y las aves que vuelen sobre la tierra, debajo el fir
mamento del cielo. Y crió los grandes cetáceos, y todos los animales que viven y se
mueven producidos por las aguas, como igualmente los volátiles; y vió que lo he
cho era bueno. Y bendíjolos diciendo: creced y multiplicáos, y henphid las aguas
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. 7
del mar; y las aves se multipliquen sobre la tierra. Y fué de la tarde y la mañana
el dia quinto.
«Dijo todavía Dios: produzca la tierra vivientes en su género, jumentos, rép
tiles y animales terrestres segun sus especies; y así fué hecho.
«Y dijo Dios, hablando como beatisima Trinidad en este acto importante: haga
mos al hombre a imagen y semejanza nuestra; démosle un espíritu inteligente, in
mortal, capaz de sentir y amar; el cual presida a los peces del mar, a las aves del
(zielo, a las bestias y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve en ella. Crió
pues al hombre a su imagen ; a imagen de Dios lo crió : criólos varon y hembra. »
En estas últimas palabras se reasume de una pincelada la creacíon del hombre
y la muger, que mas adelante se detalla por separado. Ademas, en la repeticion
de las palabras se ve recalcado el acento sobre la escelencia de una criatura que
hubo de ser criada á imagen del supremo Autor.
Pero esta imagen no debe entenderse en 10 material, porque el Sér soberano ca
rece de forma, sino en el espíritu, en la inteligencia, en el libre albedrío, en la fa
cultad de regir y gobernar la tierra, cuya jurisdiccion tan generosamente le fue
impartida, y en la potestad sobre los animales y los demas séres que tan obedien
temente le sirven. .
«Y vió Dios cada una de las cosas que había hecho, y eran muy buenas, con
forme á los altos desiynios de su bondad y sabiduría; y fue la tarde y la mañana
el dia sexto. Y completó Dios el séptimo dia la obra hecha; y el dia séptimo reposó
de todas las obras que había llevado a cabo.»
En seis días ó periodos, que son como otras tantas pausas para esponer al hom
bre el cuadro de las maravillas del Criador, de un modo adecuado a su capacidad,
y servirle a la par de norma en sus trabajos; fabricó el Señor todo el artificio del
orbe y sus criaturas, esto es, puso en órden la materia formada en virtud de un
acto simple de su querer, despejando el caos, señalando a cada cosa su destino
y perfeccionando sucesivamente todos los seres sensibles; cuyas teorías se hallan
conformes con los descubrimientos geológicos mas adelantados.
La idea que los antiguos hebreos tenían del universo, fundabase en el sistema
que Moisés sigue, mas para acomodarse a las opiniones en su tiempo recibidas, que
para establecer un dogma, el cual ni se fija ni canoniza como materia absoluta
de fé. Creian que las aguas estaban divididas unas en lo alto, constituyendo la
region lluviosa, y otras en el abismo, formando los mares; la tierra, llana en toda
su estension, hallabase cimentada sobre aguas y rodeada por ellas; fuialmcnte, el
cielo constaba de tres órdenes ó regiones, una atmosférica al alcance de los vola—
tiles, otra abarcando los astros , y la tercera compuesta del alto empíreo , do cam
pea la magestad del Omnipotente. -
«Forma pues el Señor al hombre del barro de la tierra, é inspiróle en el rostro un
soplo de vida, inefable union del alma con elcuerpo, y fué hecho con anima viviente.
8 » CREACION.
«Había plantado el Señor Dios desde el principio‘, un paraíso delicioso ó vergel
C
ameno, en el cual puso al hombre que habia formado. ‘E hiciera brotar del suelo
toda clase de árboles vistosos y-sabrosos al paladar en sus frutos, y tambien el ár
bol de la vida, y el de la ciencia del bien y del mal. De este lugar de delicias salia
un ri0, el cual seguidamente repartíase en cuatro brazos: el Phison, el Gehon, el
Tigris y el Eufrates.
«Tomó pues el Señor al hombre, y púsole en el paraíso de delicias paraque lo
labrase y guardase, significando por ahí que aan en el estado de mayor perfec
cion es dañosa la ocíostdad. Dióle empero un precepto, diciendo: come de todos los
árboles del paraíso; pero guardate de comer del árbol de la ciencia del bien y del
mal, porque el dia que lo hicieres morirás ínfalíblemente.
«Dijo tambien Dios: no es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayu
da semejante a él. Sumergió el Señor a Adan en un profundo sueño ó rapto, y
cuando estuvo dormido le quitó una de sus costillas, reemplazándola con un poco
de carne. Y formó el Señor Dios la costilla que había quitado á Adan, en muger,
y se la presentó. Adan dijo: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne.
«Y ambos, á saber, Adan y su eonsorte estaban desnudos, y no se avergonza
han. Era empero la serpiente el animal mas astuto de la tierra, visible instrumen
to del demonio, el cual enoidíoso de la dic/ta de estas crzaturas quería envolverlas en
su ruina; y dijo á la muger: porqué os mandó Dios que no comieseis de todos los
árboles del paraíso? Respondióle la mugcr: sí, comemos del fruto de los árboles
que hay en el paraíso; mas del fruto del árbol que está en mitad de él, mandó
nos Dios que no eomiésemos ni le tocásemos, no sea que muramos. Dijo la ser
piente: no por cierto, no morireis de muerte; pero Dios sabe que en aquel punto
que comiéreis de él, se os abrirán los ojos y sereis como dioses, sabedores del bien
y del mal. Vió por lo tanto la muger que el árbol era bueno para comer, hermoso
y de agradable aspecto: asiendo pues del fruto le comió, y dió á su marido, el
cual comió tambien. Al punto abriéronseles los ojos á entrambos, y echando de
ver que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron ceñidores.»
El Señor predestinára al hombre á la felicidad, objeto único de su existencia:
nó lo está demostrando cuanto nos rodea‘? Hubiera bastado para disfrutarla, la su
mision y respeto de esta criatura; pero de libre quiso hacerse independiente, y su
ambicion la perdió.
El precepto de Dios se dirigía á retener una base de autoridad y una prenda de
la obediencia de Adan y Eva. Verdaderamente el Señor pudo haberles eximido de
semejante traba y concedidoles una libertad de accion sin cortapisa; pero si no
tuvo á bien hacerlo, quiénimpondrá. leyes a sus mercedes? Bastante nos dió con
la libertad y la facultad de opcion entre los dos principios contrarios de bien y mal,
vida y muerte, salud y ruina; facultades que en nada coarta su augusta precien
cia. Hay cosa mas debida que la gratitud al soberano autor de tanto bien‘? hay
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. 9
nada mas justo que el deseo de una correspondencia por su parte‘?
Bien desgraciadamente adquirieron nuestros padres por la fruta, el conocimien
to de los inapreciables bíenes que perdían, y el del inmenso cúmulo de males á
que iban á precipitarse con toda su posteridad, cuando se desvanecieron el candor
y la inocencia que formaban las salvaguardias de su virtud.
«Habiendo oído la voz del Señor que despuos de medio día, en forma sensible,
se paseaba al aire por el paraíso, escondióse Adan con su consorte por entre el ar
bolado. Y el Señor llamó á Adan diciéndole: dónde estás? El respondió: oí tu voz
en el paraíso, pero temí porque estaba desnudo, y me he escondido. Respondióle:
y quién te dijera que estás desnudo, á no haber comido del árbol que te vedé? Be
puso Adan: la muger que me diste por compañera me ha dado del árbol y he co
LIIIÍdO; escasa grosera y orgullosa, cuando debía manifestar sa arrepentímíento. Y
dijo el Señor Dios a la muger: porqué has hecho tu esto‘? la cual respondió: me ha
engañado la serpiente y he comido. Entonces el Señor se dirigió á. la serpiente:
por haber hecho esto, seas maldita entre todos los animales y bestias de la tierraz‘
te arrastrarás sobre el pecho, y tierra comerás todos los días de tu fida. Yo pon
dré enemistades entre tí y la muger, y entre tu raza y la suya: ella quebrantará
tu cabeza por el nacimiento del Salvador, y tu andarás acechando á su calcañar,
figura de la lmmanídad de Jesucristo. Dijo igualmente á la muger: multiplicaré tus
aíliceiones y preñeces; parirás los hijos con dolor, y estarás bajo la potestad del
varon, el cual te dominará. Y a Adan le dijo: porque has prestado oídos á la 'voz
de tu muger, y comido del árbol del que te prohibí comer, maldita sea la tierra por
tu causa: con fatiga sacarás de ella el alimento durante tu vida; te dará espinas
y abrojos, y comerás las yerbas ó plantas de la tierra. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan, hasta que vuelvas á la tierra de donde saliste; porque polvo eres
y á ser polvo volverás.
«Adan llamó á su muger Heva, víbíficante, como que había de ser madre de to
dos los vivientes.
«Hizo tambien el Señor Dios a Adan y á Eva, unas túnicas de pieles de animales
muertos, para recordarles su embrutecímzento y la muerte de que se habían ¡rec/zo
reos, y se las vistió. Y dijo, con sentída íronla: he aquí que Adan se ha hecho
uno de nos, como sí aya-a; ¡te aquí el estado á que Adan Iza sido reducido por su
desobediencia. El pretendía ser como uno de nos y tener un conocimiento perfecto
de las cosas; mas por una esperíencía muy funesta, conoce ahora los bienes que yo
le di y que Iza perdído por su culpa, y los males en que voluntariamente se Iza pre
cípztado. No sea pues que eche tambien mano del árbol de la vida, y coma y viva
eternamente. Y echóle el Señor Dios del paraíso de deleites, para ir á labrar la
tierra de la cual ha sido formado. Y echado Adan ,1 colocó el Señor delante del pa
raiso querubines con espadas ílamígeras, andando al rededor para guardar el ca
mino del árbol de la vida».
l. 3
10 CREACION.
Terrible fue la sentencia y la pena, pero inmenso había tambien sido el pecado.
De una simple fruta no supieron abstenerse los que todo lo disfrutaban! Debiendo
a Dios cuanto eran y tenían, quisieron hacerse iguales á él, menosprecíando sus
mandatos! El orgullo, la curiosidad y luego la concupicencia fueron los incentivos
de Eva; por parte de Adan acreció aun su falta con la inescusable condtscenden
cía al alhago de su muger, cuando debía increparla enérjicamente, recordándole
sus sagradas deudas.
La mas tremenda consecuencia de esta caída, fué la culpa original vinculada en
la humanidad, cuya pena algunos impíos han censurado de injusta, atreviéndose
á suponer que Dios podía haberla evitado pues la previó. En efecto, Dios no solo
prevé, sino que todo lo tiene presente: desde la eternidad vió que el hombre lue
go de criado delinquiria, pero por esto debió dejar de criarle, cuando lo era para
la felicidad? El hombre fue bien libre de evitar el pecado; no lo quiso: hubiese sí
do mejor privarle de la libertad de acción‘? A que se reduciría entonces este sér sin
el don precioso que forma su mayor escelencia, que es la mejor dádíva de la Divi
nidad? Sin libertad no habría mérito; sin mérito no cabría recompensa; su fruícion
sería inerte como su vida; en una palabra, su naturaleza quedaría falseada.
La inoculación de esta pena en todos los hombres, es una consecuencia legitima
del justo fallo de Dios. Démosle aun gracias de que se haya dígnado perpetuar nues
tro linaje ingrato, y proporcionádonos en medio de esta gran perdición, el bálsamo
saludable de la sangre de su mismo divino Unígénito, tan voluntariamente sacri
ficado por nuestro amor.
Adan y Eva tuvieron al principio dos hijos, Caín y Abel. «Pasados muchos
días, sucedió que Caín ofrecía frutos de la tierra en presente al Señor, y á su vez
Abel presentó lo mas escojido de sus rebaños ; y el Señor atendió a Abel y a sus ofren
das, por la sincera ¡"é de que iban acmnpaiïadas, segun S. Pablo, pero á Caín y
á sus regalos no atendió, porque dcsnrudo de buena íntencíon no ofrecía lo me
jOI‘. n
El ofrecer sacrificios á Dios es consecuente á la intuícion que tenemos de sus
bondades. Verdaderamente nada puede el hombre dar al que es ya dueño de todo,
pero esa especie de restitución, privándonos de lo que en cierto modo ha sido des
tinado á nuestro propio uso, es una ofrenda que nunca podrá desagradar al Altí
simo, el cual prescinde de la materialidad del regalo, por la misma razon que no
lo necesita, mas si acepta y busca muy mucho aquella pureza dc intencíon que
premió en Abel, por ser el homenaje de un corazon sumiso y agradecido á los di
vinos beneficios.
«lrritado Caín sobremanera, abatíó el rostro, y el Señor volviéndose á él dijo:
porqué te enojas? porqué bajas el rostro‘? sí obras bien no serás recompensado‘? y
si mal, no te se presentará siempre el pecado á la vista? Pero los apetítos nacidos
de él penderán de tu albedrío, y podrás dominarlos.
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. ll
«Dijo Caín á su hermano: salgamos á fuera. Apenas estuvieron en el campo,
arremetió cont.ra él y lo mató.
«Y dijo Dios á Caín: donde está Abel tu hermano? Respondió: no sé; soy yo
acaso el guarda de mi hermano? Dijo entonces Dios: qué has hecho‘? la voz de
la sangre de tu hermano está clamando á mi desde la tierra: ahora pues serás mal
dito sobre ella, la cual ha abierto su boca y recibido de tu mano la sangre frater
nal. Despues que la hubieres labrado no te dará frutos: errante y fugitivo vivirás
sobre ella. Y dijo Caín al Señor: es tan grande mi maldad, que ya no puedo espe
rar perdón. Tú me arrojas de la haz de la tierra: huiré tu presencia; andaré erran
te y fugitivo por el mundo, y en tanto cualquiera que me halle me matará. Díjole
el Señor: no sucederá así; cualquiera que matare á Caín sufrirá pena septuplica
da. Y el Señor puso una señal á Caín para que nadie que le encontrase lo matára.»
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
Andan muy desacordes los intérpretes acerca la verdadera situación del paraíso,
ó mejor del país de Eden, donde estaba enclavado el vergel terrenal. Scgun la Sa
grada Escritura parece se estendia hacia el promedio de los territorios regados por
el Phase, el 'l‘igris, el Eufrates y el Gehon ó rio Impetuoso, colocándolo unos en la
Siria, cerca de Damasco, otros en la Armenia, y otros finalmente sobre las riberas
de un rio que se hacia en la confluencia del Tigris y el Eufrates, y se dívidia lue
go en cuatro brazos con dirección al golfo Pérsico. El jardín tendíase hácia la
parte oriental de Eden , y abrazaba toda la region meridional de Mesopotamia, en
las inmediaciones de Reseph, Haram y Gozan.
El nombre de Adan significa rojo, color del barro; el de Caín adquiswízm, yel de
Abel vanidad ó llanto. Todos tuvieron muchos hijos, y Abel segun parece fué
muerto á la edad de 129 años. Ignórase que pretesto empleó el fratrícída y de que
armase valió para inmolar asu inocente víctima; sábese solo que despues de atraer
la á la campiña, la de Damasco segun los árabes, la cubrió de tierra despues del
crimen. Marcado por el estigma de Dios, el cual consistía cn un temblor intermi
tente de miembros, retiróse Caín al país de Nod donde fundó una población para
sus descendientes; pero lejos de correjirse, entregóse á varios escesos fomentando la
maldad entre su raza proscrita, y al fin pereció desastradamente á manos de su so
brino Lamech.
1Q CREACION.
REFREXIONES MORALES.
Es inútil entretenernos, ó mejor divagar sobre los diversos sistemas que han in
ventado los filósofos para comentar, ó lo que es aun mas grave, reemplazar el re
lato de la creacion tal cual lo presenta el Génesis. Unos, desechando lo que parece
mas razonable, han caído en ridículas suposiciones, de las que dejamos apuntadas
algunas en los precedentes comentarios; otros han rebajado gratuitamente el po
der de Dios, convirtiéndole en una especie de fantasmon, incapaz de desenredarse
él mismo de las propias leyes que en su divina sabiduría, desde el primer acto ge
nerativo, impuso á la naturaleza para su conservación.
El pecado original es una piedra de tropiezo donde viene á estrellarse el orgullo
de los impíos; y sin embargo no hay verdad mas evidente á los ojos de la razon
ni mejor sentada por la fé, que la aciaga caída de nuestros primeros padres. Todo
nos la recuerda dentro y alrededor de nosotros mismos, haciéndosenos particular
mente palpable por esa estraña visicitud á que nos vemos sujetos, de fortuna y des
gracia, salud y males, placer y duelo, en una palabra, de vida y muerte. A cada
paso nuestra alma desfallecida tiene que sostener los mas rudos embates, íluctuan
do sin cesar entre el deber y el gusto, la virtud y el crimen, el amor y el odio. De
ahí tantos innumerables desórdenes que sacuden, atormentan y amancillan á la
humanidad desde la muerte de Abel.
El delito de Caín tuvo por causa la envidia y el arrebato; por efecto un con
centrado remordimiento, el cual lejos de escitar al culpableá que penetrándose de
su falta se arrepintiese de ella, se la acreció con la mentira y el endurecimiento.
En vez de concebir temor de los castigos de Dios, atenuado por la confianza en su
misericordia, el triste Caín solo concibió un temor de la venganza divina, atosiga
do por la desesperación.
El mundo ha estado y se verá siempre lleno de malicia, y por consiguiente de fra
trícidas, tanto y mas en lo moral que en lo físico. Una cosa faltaba ver, y esta des
graciadamente nos la presenta nuestra época: el crimen ensalzado con honores de
virtud! Pero, cabe estrañarlo, cuando vemos que cada cual se erije en árbitro de sí
mismo, componiéndose una religión y una moral á su guisa? Grande ejemplo para
la humanidad! He aquí á que término nos conducen los filósofos sin Dios, mejor
dicho , los razonadores sin razon.
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DILUYIO. NOÉ.
(Génesis . cnp. ji, ‘l . 8 y 9.)
OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.
El diluvio aconteció al empezar el invierno del año 1656 del mundo, esto es
el dia diez y siete del mes segundo (noviembre), habiendo las aguas cubierto toda
la haz de la tierra por espacio de ciento diez ó ciento cincuenta dias, hasta el
veinte y siete de marzo siguiente. Por abril reposó el arca; por junio empezaron
á descubrirse las montañas, y por julio y agosto soltó Noé el cuervo y la paloma.
El santo patriarca, á la sazon de edad seiscientos años, con su familia compues
ta incluso él de ocho personas, permaneció en el arca hasta últimos octubre, in
siguiendo las fechas que el testo señala.
No era muy difícil recoger toda especie de animales, como algunos han objeta
do, pues prescindiendo de que sus especies no serian tantas como han resultado
despues por la mezcla de castas, es probable que en la feraz Mesopotamia se cria
rian entonces de toda clase; ademas sabemos que los había á inmediaciones del
paraíso terrenal.
Hánse acumulado copia de argumentos contra la idea de un diluvio universal,
partiéndose de observaciones físicas mas ó menos fundadas para desautorizar esta
sagrada creencia, que ha sido recibida por la iglesia de siglo en siglo, y aun con
signada en los anales de las naciones mas descreyentes, entre ellas los musulma
nes, los indios, los chinos y hasta los americanos: Xisutro ó Sesistro, Deucalion
y Pirra, Fo—hi, Coxcox ó Tezpi, no pasan de meros trasuntos de Noé, adultera
dos por la tradición. Empero los que tal objetan, fórmanse un concepto muy exi
güo del poder y la magnificcncia de Dios: para el que hizo el mundo de la nada,
puede haber algo imposible‘? No se nos dice en el Génesis que al principio de la
creación las aguas tenían como sumergida la tierra, y que solo por un acto del
querer omnipotente retiráronse, dejando descubierto el elemento árido, y queda
ron segregadas unas arriba y otras debajo del firmamento‘? Bastara pues el acto
contrario del mismo querer, paraque las aguas remontasen el abismo, y las que
estaban divididas se reuniesen, dando por resultado sin inverosimilitud ni aparato
de misterio, el hecho del diluvio que Moisés esplica de un modo análogo, cuando
dice que se rompieron los diques del abismo y se rasgaron las cataratas del cielo.
Obsérvase por las auroras boreales que la acumulación de nubes formada a ve
ces sobre nuestra atmósfera, es muy suficiente para surtir toda el agua que se ne
NOÉ. 17
necesitaría para el diluvio. Por un esperimento físico, hase demostrado tambien la
facilidad de hacer subir‘ á los mayores niveles el agua situada alrededor de un
globo, mediante la rotación acelerada de este.
Por lo demas, nadie niega que semejante catástrofe hubo de ser fenomenal, un
verdadero milagro de que el Señor quiso valerse en aquellas circunstancias deci
sivas; á qué pues alambícar las estériles sutilezas de nuestra razón? Dichos es
fuerzos son tanto mas inútiles, cuanto mas reconocida se halla laverdad del dilu
vío de un modo incuestionable, y por una séríe de observaciones acordes, que la
ciencia aumenta todos los días. _
En efecto, es ya principio trillado en la moderna geología, que la tierra pa
deció un estrago general causado por la violenta irrupción de aguas, precisamen
te en la época establecida por Moisés. El ilustre cardenal Wiseman, en el 6.° de
sus notables discursos, ha esclarecido este punto con una erudición que rechaza
toda réplica. Por una parte los vallas llamados de denudacíon, es decir aquellos
lechos y boquetes que un torrente rápido, mas poderoso que las corrientes regu
lares, ha las
rupta de abierto
capasal de
través de altas por
formación; montañas
otra lossegun se prueba
peñascos por la sección
dícagantes, exab i
ó sean aque-
llos enormes pedruscos trasportados por efecto de una grande evulsion, desde su
lugar primitivo á inmensas distancias ó alturas; finalmente los depósitos óste0ló
gicos fósiles diseminados en varios terrenos, 0ra dentro de cuevas que aparecen
haber sido instantáneamente cegadas, ora á profundidades sobre las cuales háse
ido operando la lenta elaboración de los tiempos, ora en países diametralmente
contrarios de los considerados nativos y peculiares de ciertos animales, á que per
tenecen los huesos y esqueletos encontrados; todo esto son datos inapeables, na
cidos nó de una teoría parcial, sino de una observación constante de parte de los
hombres mas ingeniosos en esta ciencia.
A la propia observación debemos una certidumbre de la universalidad del dilu
vio, por repetirse marcadamente esos mismos fenómenos en diversas regiones, y
cosa‘ notable, siempre en la constante dirección de norte á sur, conforme se colije
por el surco de los alveos ó evasiónes, y por la inclinación y degradación sucesi
va de las peñas dívagantes, especialmente en los Alpes, en los valles del Támesis,
en Alemania y Polonia, en los llanos de Liguana en Jamaica etc., etc. Por fin, el
examen comparado de los varios fragmentos y depósitos que se indican, con otros
de fecha cierta ó análogos fenómenos que están realizándose á nuestra vista, han
dado pié al sabio Cuvier entre otros‘, para que concluyera con una intención por
cierto bien ajena de corroborar la revelación, «que si algo hay demostrado en
geología, es que la superficie de nuestro globo ha sido víctima de una grande é
instantánea revolución, cuya fecha no puede fijarse mas arriba de cinco ó seis
mil años»
(t) Wisseman. Conf. cit.
l. 5
18 DILUVIO.
El arca fué construida al parecer de madera de ciprés, en Mesopotamia, hacia
las fronteras de Caldea; su forma seria análoga á la de aquellas navecillas en fi
gura de cofre que Moisés designa con la palabra hebrea tlzcbat; en cuanto á su
capacidad, argúyese de las dimensiones indicadas en el sagrado testo, una longitud
de 540 piés, anchura de 84, y 50 de elevación desde la quilla. interiormente ha
llabase repartida en tres pisos, uno para granero y almacenes , otro para estables,
y el tercero formando pajareras, sin contar la sentína destinada a repuesto de
agua, y una seccion para vivienda de la familia de Noé. Todas estas proporcio
nes y distribuciones, estaban perfectamente calculadas para las 130 especies de
cuadrúpedos, otras tantas de aves y unas 30 de reptiles que debía encerrar, de
suerte que los mas inteligentes en el arte de construcción naval, admiran la justa
proporción del arca con su destino, no pudiendo menos de reconocer que nadie
en los tiempos de Noé, visto el estado de las nociones marítimas en aquella épo
ca, hubiese sido capaz de llevar á cabo una obra de tal entidad, á no mediar la
poderosa inspiración divina.
El lugar donde se detuvo el arca despues del diluvio, fué la montaña de Ara
rat en Armenia, por mas que una añeja tradición pretenda atribuir los mismos
honores á la ciudad frígia de Apamea. Dicha montaña, llamada por los árabes
Agml-Daglz, tiene cerca de 16.000 piés de elevación, y remata en una ancha pla
taforma de 200 pasos de diámetro, donde pudo muy bien sentar el arca segun
se desprende de la relación del doctor ruso Fr. Parrot, el único que hasta ahora
ha logrado llevar a cabo la arriesgada ascencion de esta cumbre, superior al cé
lebre Monte Blanco. Noé al descender del monte, fijóse á dos y medía leguas de
distancia, en la antiquísima ciudad de Nakschivan, cuyo nombre en su etimolo
gía confirma este hecho, significando nal: nave, y sívan detenida; pero segun
otros avanzó hasta Erivan, nueve leguas mas adentro, pretendiéndose que en los
terrenos inmediatos, recomendables aun por sus famosas vides, fué donde plantó
la viña.
S. Pedro llama a Noé el apóstol dc la Juslícziz, porque antes del diluvio y
mientras daba de mano al arca, no cesó de predicar á los pecadores empederni
dos, los cuales léjos de atenderle se burlaban en sus barbas.
Uno de los sucesos subsiguientes al diluvio, fué la loca empresa de Babel y la
confusión de lenguas. Los hijos de Noé partiendo de oriente, fijaronse en las vegas
de Sennaar, y con el objeto de perpetuar su nombre, quiza tambien para eludir
los efectos de otro diluvio, empezaron á construir una torre que debía alzar su
eapitel nada menos que hasta el cielo. Muchos viagerós antiguos y modernos han
creído hallar vestijiós de esta obra descabellada, entre el hacinamiento de escombros
que aun demarcan el local de la famosa Babilonia, siendo curiosas entre otras
las noticias de Benjamín de Tudela en el siglo diez, de Pedro della Valle en el
décimo séptimo, y posteriormente de Niebuhr, Rich, Ker-Porter etc. Mr. Baillie
Fraser que recorrió las márgenes del NóÉ.
Eufrates en 1834,
‘ sitúa los restos de 19la
torre de Belo, llamada Birs-Kímrzcd por los árabes, á dos y media leguas S. O,
de Hillah, y á una larga de la orilla occidental del rió.
El castigo de la confusión de lenguas, impuesto por Dios á los impíos que osa
ban desafiar su poder, es un hecho que la linguistic-a y la etnografía refuerzan sin
cesar con nuevos datos. Queda demostrado ya que todas las lenguas conocidas, de
ben reunirse en tres grupos, el hindo europeo, el semítico y el malayo, los cuales
por sus necsos originarios, aunque distintos entre sí en muchos caracteres espe
ciales, revelan de una manera indubitable su procedencia de un centro comun,
esto es de un lenguaje primitivo, que es la teoría del Génesis. Asi mismo se halla
demostrado que las diferentes razas humanas proceden todas de comun un origen,
sin que sus rasgos respectivos puedan atribuirse á otra causa que al influjo de
agentes esteriores, y al sucesivo desarrolló intelectual.
REFLEXIONES MORALES.
Temer á Dios, ser justo á sus ojos, he aquí la misión del hombre: fuera de esto
nada debe preocuparle. No está el mismo Señor velando siempre por nosotros, ocur
riendo con su providencia á nuestras necesidades, facilitándonos salidas inespe
radas, alejando los riesgos á que involuntariamente se halla espuesta la humana
flaqueza? No es él quien apoya nuestros esfuerzos, quien alijera el peso de las mi
serias inherentes a la vida, quien desvanece nuestros sínsabores, alivia todos los
pesares y nos colma de dulces esperanzasi... Dejemos pues que su divina mano
nos conduzca, paraque dóciles á sus preceptos podamos llenos de gratitud, escla
mar con el Profeta: El Señor es mi guía; nada puede faltarme ga. Su bondad me
ha colocado en un lugar de delicias. (Salm. 22, 1.)
En valde la mundana perversidad á manera de torrente asolador, está amagan
do al hombre recto , al fiel cristiano; en valde los escándalos van á estrellarse con
tra sus ojos, sus orejas y todos sus sentidos; inútilmente el enemigo descarga
sobre él los dardos emponzoñados de su malicia, ó teje bajo sus plantas los la
zos mas pérfidos: «el Señor preserva á los que le aman, diremos con el Santo
rey, y únicamente abandona á los pecadores empedernidos. El os cobijará para
que podais esperar á la sombra de sus alas, y su verdad os rodeará como un bro
20 DILUVIO.
quel impenetrable. La muerte pasará. sin tocaros, al mismo tiempo que caerán mil
ala izquierda y diez mil á la derecha, y por vuestros propios ojos vereis el cas
tigo, de los repróbos; porque pusisteis la confianza en el Señor y vuestro refugio
en el Altísimo. lnvocadle enmedio de las aflicciones, y no dejará de asistiros; el
será vuestro compañero en los trabajos, os salvará y colmará de dias, y os mos
trará la salud que os tiene aparejada. Sí, el que permanezca firme en el secreto
asilo del Altísimo, podrá descansar en la protección del Dios de los cielos. »
Para Noé y los pocos justos reunidos á el durante el diluvio, el asilo de Dios era
el arca: para nosotros, situados enmedio de la corrupción y los errores que inun
dan el siglo, el asilo que nos reserva el Señor en su misericordia, es la santa Igle
sia católica, apostólica y romana, de la cual el arca fue una figura, y así como en
aquella sólo había lafamilia de Noé, en esta sola hay la familia de Jesucristo.
Fuera del arca, todo perece en la tierra; fuera de la Iglesia, no hay salvación. En
la primera todas las cosas habían sido ordenadas por disposición de Dios, á utili
dad y sosten de los seres vivientes que debían escapar del universal cataclismó;
en la Iglesia todas las cosas están maravillosamente previstas para asegurar de un
modo infalible, la paz y la futura gloria de los hombres de buena voluntad; hay
en primer lugar los Sacramentos, fuentes inefahles de gracias para todas las si
tuaciones de la vida; hay el pan de la divina palabra, que convierte al pecador,
reforzando al débil y alentando al justo; hay la tiernísima solicitud de una madre
incomparable, la cual no cesa de rogar por sus hijos desde el momento en que los
ha engendrado en Jesucristo por el bautismo, hasta mas allá del sepulcro.
Es tambien el arca un símbolo de la cruz. «Oh hombre, esclama S. Agustín,
mira que tu patria está en el cielo; á el pues deben dirigirse todas tus tendencias;
pero entre el cielo y tú, media el pielago del mundo, pielago tormentoso, erizado
de escóllos y peligros. Cuando nada tenias para surcar estas aguas insondables,
que se hallan dispuestas á tragarte, ha descendido el Salvador para guiarte a la
verdadera patria; el mismo se ha convertido en camino: ego sum via. La via so
bre el mar, no puede ser otra que la tabla que sobrenada y resiste el embate de
las tormentas; es pues esta tabla el madero de su cruz, el mismo de que se com
pone el arca santa, la nave sagrada que salva á las almas. Te repugna entrar en
ella‘? te avergüenza el madero de la cruz de un Dios, el madero de su divina hu
mildad, único que podía curar la llaga mortal de nuestro orgullo‘? Te avergüenza
esa tabla que abóchorna á los sobervios y los salva volviendoles humildes‘? lnsen
sato de ti; ingrato: es precisó cruzar el mar y rechazas el madero? Si, muy in
grato eres! Mare transeundum est et lígnam corttemnts?» (S. Agost. in Joan. Tr. 2.)
Por fin, el Arca nos representa á aquella Virgen divina, que el Señor por una
merced insigne, por un privilegio único, se dignó preservar incólume de la man
cha original; aquella muger bendita entre todas las mugeres, que halló gracia
delante de Dios para sí y para nosotros; la augusta madre del Redentor, madre de
NOÉ. 21
misericordia, a la cual los míseros’ hijos de Eva en este valle de lágrimas, se com
placen en saludar como su mas dulce esperanza; en una palabra: María, Refugio
de pecadores, Consuelo de afligidos, Ausilio de los cristianos; a cuyos dictados
añade la Iglesia los de Casa de oro, Arca de la alianza y Puerta del cielo.
San Cipriano y S. Hilario ven en el cuervo de que nos habla la Escritura, una
viva imagen del pecador que se deja fascinar de los halagos del mundo: sus pasio
nes son unos ídolos a los que se consagra, y su alma hecha carnal, sólo ama la
corrupción, y forma sus delicias de ló que la corrompe y mata. Así el pecador,
comprando por el precio de su eterna salud los efímeros y funestos goces de unos
placeres criminales, acaba por no conservar de la religión mas que vanas prac
ticas aparentes, exigidas por el respetó humano y mantenidas para su interés pro
pio. La paloma por el contrario, en sentir de los santos padres, figura aquellas al
mas justas é inocentes que enmedio de las atenciones esteriores impuestas, por su
condición, no encuentran aliciente algimo en la tierra donde pueda descansar su
corazón, y recelosas del contagio del siglo, se hallan continuamente impacientes
para volver al arca, esto es, a la compañía del verdadero Noé, Jesucristo, el con
solador divino en las penas inseparables a las miserias de esta vida, las cuales des
bordan por do quiera como las aguas de un diluvio. La rama de olivo traída por
la paloma, representa aquella paz deliciosa que el Espíritu Santo trae a las almas
sólícitas en huir del espíritu mundanal.
El sacrificio de Noé era corto en sí; pero porqué fué tan aceptó a Dios‘? porque
el Señor, cuya penetrante mirada escuadriña hasta los mas recónditos pliegues del
corazón, vió en él un sincero homenaje de la sumisión y gratitud de aquel dignó
patriarca. Nosotros, mas dichosos que Noé por la ley nueva, tenemos para el de
sempeño de los mas sagrados deberes, y para proveer a todas nuestras necesidades
espirituales, el holocausto por escelencia, la reiterada ofrenda del sacrificio de la
cruz, la Santa Misa; sin embargo procuramos bastante aprovechamos de este don
esquísito de Dios?
Un papel muy desairado harán siempre a los ojos de las personas instruidas a
fondo en la Sagrada Escritura, ciertos filantropos que proclaman enfáticamente el
tema de la abolicion de la pena de muerte, asiéndose de lo que el Señor provino só
bre derramamientos de sangre. Las mas de las veces, segun observa S. Agustín,
el ministro de justicia que condena al hombre a la pena capital, no es mas que un
instrumento óstensible de la venganza de Dios.
ABBAHAN. SU VOCACION.
(Génesis, cap. 12 , IS y 14.)
OBSERVACIONES CRÍTICO-IIISTÓIIICAS.
«El país de Canaan ó la Palestina, se estiende de los 31° á los 34° lat. N., en
tre las costas de Fenicia, el gran desierto Arábigo, el Líbano y“ la cordillera de
ennegrecidas montañas que seesparcen por la Arabia Petrea, teniendo su nú
cleo en el Sinaï y enlazándose en sus últimos ramales con los del Líbano. El rio
Jordan fertiliza este país, despues de formar el vistoso lago de Kinnereth, hasta
que fenece tristemente en el mar Muerto. El suelo es fertilísimo , capaz de alimentar
una población muy crecida, y la sola Galilea segun Polibio, mantendría un ejer
cito numeroso. En las costas marítimas se elevaron opulentas ciudades; jardines
ricos en bálsamo y otras plantas esquisitas, tendianse bajo hacecillos de palmeras
por los llanos de Jericó; las lozanas campiñas de Esdrelon eran celebres por sus
trigos, como los montes de Basan por sus pastos, y por sus dehesas los valles de
Saron; finalmente, preciosos eran los viñedos del Carmelo y de las cumbres de
Judá.
« Cerca de mil docientos años despues de una inundación que hizo época en el
universo, al_ comienzo de
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REFLEXIONES MORALES.
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ABBAHAN Y LOS TRES ÁNGELES.
(Génesis, cap. 15, m, i‘! y Is.)
Lleno de gratitud por el triunfo que con ausilio de Dios acababa de alcanzar ,
Abrahan tuvo en breve otra de aquellas visiones que marcaban cada uno de los
sucesos principales de su vida, fortaleciéndole en la fé é inspirandole deliciosas
confianzas en el porvenir. «Yo soy tu broquel, le dijo Dios; tu galardón será
inmenso. Señor, repuso Abrahan, qué me podeis dar? Yo no tengo hijos, por
consiguiente toda la herencia mía deberá pasar al mayordomo de mi casa. Nó,
respondió Dios, el heredero ha de salir de tus entrañas; tu descendencia será nu
merosa como las estrellas del cielo: yo soy el Señor que te saqué de Ur de los
Caldeós para darte la posesión de esta tierra. Le participa que sus descendien
tes, á la vuelta de cuatro siglos, en la cuarta generación, vendrán de Egipto
habiendo sufrido allí un largo cautiverio, y se posesionarán del país ocupado
por los raphaitas, los cananeos y otros. Abrahan cumple el acto simbólico por
el cual se ha de sellar su alianza con Jehovah: mata varios animales, los corta
en dos mitades, y luego ve á Dios pasar al través, en forma de llama, como para
demostrar que él mismo los había de sacar de tanta nzíserza, síendo su conductor
y caudillo por medio de una columna de fuego.»
Estas comunicaciones del Señor á su siervo, se verificaban por medio de re
velaciones íntimas, visiones ó anuncios próféticos, en que de ordinario, segun
opinan los intérpretes, un ángel era el nunció ó portador de las órdenes sobera
nas, apareciéndose en tales casos de espaldas, como le sucedió á Agar, segim la
opinión admitida tambien por los gentiles, de que la divinidad nunca patentiza
su terrible rostro á los mortales. La pregunta de Abrahan en esta visión, no en
cierra curiosidad ni desconfianza; es solo una aspiración, la aspiración inmensa,
largo tiempo mantenida y alentada por las promesas del mismo Señor, de verse
con un hijo heredero de su nombre y sustentáculó de la gloria de su casa. En el
Antiguo Testamento, dice el P. Scio, eran miradós los hijos como un galardón de
los trabajos y acciones mas ilustres de sus progenitores: Abrahan al espresar su
deseó, no sabía si las promesas de Dios podrían tal vez cumplirse cn una posteri
39! ABRAHAN
dad de hijos adoptivos, partiendo por ejemplo de Elíezer de Damasco, el hijo de
su mayordomo.
Los cuatro siglos transcurrideros hasta la emancipación de los israelitas, me
diaron en efecto desde el nacimiento de Isaac hasta la época deja emigración de
Egipto, puts moraron en Canaan por espacio de ciento noventa años, y su cauti
verio duró docientos quince. Las cuatro generaciones sucediérónse no menos, como
puede-notarse en Esrom, Aram, Aminadab y Naason de la tribu de Judá, y en
Amram, Aaron, Eleazar y Phínees de la de Levi.
«En tanto, hacía ya diez años que Abram y su esposa vivían en el país de Ca
naan sin haber tenido hijo alguno. La pobre Sarai considerándose estéril, con
. propósito sin duda zhspírado de lo alto, rogó al patriarca que se uniese con la
egipcia Agar su esclava , para ver si en ella lograba la sucesión apetecida, á fin de
dar cumplimiento á las dtvzizas promesas.
«Despósada Agar, cambió totalmente de conducta con su señora, menosprecián
dola y enórgullecíéndóse de modo que aquella no pudo ya sufrirlo, y quejándose
al esposo, recabó su autorización para castigar á la ímpertziteitte esclava. Fugóse
Agar hacia el desierto de Sur, pero mientras estaba repósandó cabe á una fuente
en lugar apartado, aparécesele un emisario del Señor y le anuncia que en su seno
lleva un hijo, el cual será poderoso y fiero , cabeza de numerosa prosápía de hom
bres tambien. fleros, cuales los árabes, los tsmaelztas y sarraccttos etc.; al mismo
tiempo le previene que se vuelva al lado de su ama y se humille a su autoridad.
Vuelta en efecto á la casa de Abram, hubo al poco tiempo un hijo nombrado ls
mael (oyó Dios); y á la sazón Abram contaba óchentiseis años.»
Si la Escritura nos presenta algunos casos de concuhinató, es que la poliga
mía, aunque opuesta a la institución del matrimonio, era tolerada entre los judíos,
mayormente en el estado de las primitivas sociedades nómadas y aisladas, en que
no la prohibía el derecho natural, y mucho menos el positivo, desconocido todavía.
Si los iinpios han apelado alguna vez al ejemplo de Abrahan y de algunos otros
patriarcas para vulnerar el consorcio legítimo, ha sido solamente por crasa igno
rancia ó por puro espíritu de libertinaje. De otra parte, la palabra concubína en
tre los hebreos, espresaba una esposa de segundo órden, unida si se quiere con me
nos ceremonia que la principal, pero que contaba en la familia y trasmitia á sus
hijos los propios bienes, y los profectícios de sus padres. Con relación á Agar, pue
de decirse que en el presente casó medió una especial disposición del cielo, atendi
das las circunstancias, pues la proposición de Sara ofrece todos los visos de una
revelación superior.
«Trece años despues de los anteriores sucesos, el Señor tuvo á bien renovar su
alianza con el patriarca: mudóle el nombre de Abram (padre elevado), en Abrahan
(padre de la muchedumbre escelsa); prescribióle la circuncisión como símbolo figu
rativo de su nuevo concierto y señal distintiva de los abramitas; prevínole que á
r LOS rnns ÁNGELES. 33
Sarai (señora mia) la llamase en adelante Sara (señora ó princesa que había de
ser de muchas naciones), asegurando que la bendeciria, y que en ella le daría un
hijo al cual bendeciría igualmente, cónstituyéndole origen de muchas naciones y
estirpe de reyes, entre ellos Jlavid g sus sucesores, g finalmente el escelsó reg de
reyes, Jesucristo. Ismael por su parte, había de ser padre de doce caudillos ó prín
cipes, Nabagoth g otros citados en los v. 43, 44 g 45 cap. 25, g jefe de una na
cion grandiosa, los árabes, que se distribuiart en doce tribus como los hebreos.»
Era usanza recibida entre los orientales, dice el docto Scio, cambiar de nombre
en circunstancias memorables, paraque la posteridad recordase la ocasión y moti
vo que había causado la mudanza.
La señal de la círcuncísíon que el Señor prescribió á Abrahan y su descendencia,
como estraordinaria y dolorosa, era á propósito para segregar de las restantes na
ciones á los que á ella se sujetaban. Anuncio y figura del sacramento del bautismo,
por si sola no óbrabajusticia, sino en atención á la gracia y méritos de Jesucristo.
Debiasufrirla todo varon, so pena segun dice S. Agustín, de raerse su alma del
número de los selectos. Cómo Ismael tenia ya trece años cuando Abrahan le sujeto
á esta operación, los árabes sus descendientes han seguido practicándola en la
misma edad, y lo propio hicieron los sacerdotes de Egipto despues de la domina
ción árabe en este país. Por ahí se ve el poco fundamento con que Herodoto, pos
terior á Moisés, admitiendo las tradiciones mas incónexas, atribuyó á aquellos
sacerdotes el origen de una práctica que nunca ha sido general y nacional entre
ellos, como entre los hebreos, en tanto que Jeremías y Ezequiel aun en su tiempo,
llamaban incircuncisos á los egipcios.
« Rayaba Abrahan á los cien años, y Sara había ya cumplido los noventa. Un
día, sentado al lintel de su tienda en el valle ó encinar de Mambré, en lo fuerte
del calor del día, alzó los ojos y víó ante sí parados á tres desconocidos personajes.
Levantóse el venerable patriarca, corriendo impulsado de ardiente caridad al en
cuentro de los mismos; les saludó postrándóse, y dijo: Señor, si hallé gracia á tus
ojos, no pases de largo ante la casa de tu siervo; voy á traer un poco de agua
paraque os laveís los pies; descansareis á la sombra de este árbol, y entretanto os
serviré un bocado paraque restaureis vuestras fuerzas y podais seguir adelante,
ya que con este fin os habeis dirijidó á vuestro humilde criado. Ellos respondie
ron: haz lo que dices.
a Abrahan entró presuróso en el pabellón de Sara y le dijo: amasa luego tres
satos ó celemines de flor de harina, y cuece unos panes debajo el rescoldo; no
solo con intención de que sus huéspedes los comiesen en el acto, sino de que tuviesen
provisión para el camino. Fué enseguida á la vacada, escogió el becerrillo mas tier
no y rollizo, y dióselo á un mozo, el cual prontamente lo hubo aderezado. Tomó
tambíen manteca y leche, y con el ternerillo cocido se lo sirvió, permaneciendo
él en pié debajo el árbol: acto admirable de humildad en quien tenia numerosos
l. 9
34 ABRAHAN
criados para su ser-vicio, g rasgo ¡iotabíltsimo de la sencillez de costumbres propia
de aquella época privilegiada, que confunde izaestra soberoía.
«Sobrecomida le preguntaron: donde esta Sara tu esposa? El respondió: ahí
está, dentro la tienda. Entonces le dijo el gacparecia principal: yo volveré á tí sin
falta dentro de un año, por este mismo tiempo, gozando de vida, y Sara tu muger
tendrá un hijo. Oyendo esto Sara desde el ingreso del pabellón, no pudo menos de
reírse, considerando que ella y su esposo eran ya viejos y proyectos, y que en su
naturaleza había cesado la costumbre de las mugeres. Rióse pues secretamente,
con reprensible desconfianza, y dijo : siendo ya avejentada y mi señor anciano,
podré aun pensar en el deleite? Y ano de los señores dijo a Abrahan- porqué se
ha reído Sara, dudando que haya de parir por ser demasiado vieja? Le es difícil á
Dios alguna cosa? Repito que al plazo consabido volveré a vísitarte por este mis
mo tiempo, gozando de vida, y que Sara tendrá a la sazon un hijo. Sara llena de
temor, negó con mentira, diciendo: no me he reído; pero el señor repuso: sí has
reído. Y habiéndose puesto en pié aquellos tres varones, volviéronse en dereclcara
a Sodoma, y Abrahan salió acompañandoles.»
La aparición que se acaba de describir, pudo tener varios objetos: primero,
ejercitar la virtud y adesíon del patriarca; segundo, reiterar al mismo y á su es
posa, de una manera positiva y sensible, el inmediato nacimiento del hijo prometi
do en las revelaciones de Dios, y finalmente simbolizar la augustísima Trinidad y
la persona del futuro Mesías, a quien se supone adoró Abrahan en espíritu, pre
síntiéndole por la fé, segun dijo Jesucristo á los judíos en Joan. 8, 56, que Abra
han había visto su dia g alegrádose.
OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.
Agar fué seguramente una de las esclavas que Faraón regaló á Sara: aunque
egipcia, seguía la religión hebrea; por consiguiente bajo este aspecto, su matrimo
nio con Abrahan era irreprensible. De ella al parecer tomaron nombre los agaro
nos, y la ciudad de Agra ó Petra en la Arabia.
Ismael nacido el año del M. 2094 (antes de J . C. 1906), pasó su infancia en la
rasa paterna hasta la edad de diez y siete ó diez y ocho años (del M. 2113) en
que, celos á Isaac, motivaron su espulsion definitiva y la de su madre. Yendo para
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REFLEXIONES MORALES.
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INCENDIO nn rENrÁPous. 39
los nubarrones hacinados; el cielo abre sus profundísimos senos, y al punto una
lluvia de fuego y azufre se desploma sobre las ciudades rebeldes y todo su lozano
territorio. Un momento la muger de Lot ha vuelto imprudentemente la cabeza, y
ha quedado convertida en estátua de sal. Cuadro espantoso! desolación inmensa!
las llamaradas del incendio, á manera de dragones infernales, serpentean alre
dedor de los edificios y furiosamente los devoran. Abrahan espantadó, contempla
desde una altura las colúnas de humo y el chorro de ardientes pavesas, que cual
vomitadas de un horno vastísimo, se derraman por toda la línea del horizonte.»
Sobre el anterior pasaje ocurren varias observaciones: es verosímil la gran
maldad de los sódomitas‘? fué la familia de Lot la única digna de la misericordia
del Señor? puede esplícarse la transformación de la muger en estátua de sal? hay
pruebas materiales de la anterior existencia de Pentápolis en el local que ocupa
ahora el mar Muerto‘? (1)
Poco estrañará el desenfreno de los sodomitas, al que tenga noticia de las re
pugnantes abominaciones é infamias peculiares de muchos pueblos antiguos y mo
dernos, donde el sensualismo de los principios ó tan solo la natural liviandad, de
generada en costumbre y no coartada' por la prudencia de la ley, antes activada
por sobra de incentivos, deja al hombre sumido en la salvaje abyeccíon de sus
pasiones, con desdóro de la razón y de la escelencía y dignidad de su naturaleza.
En todas las partes del mundo conocidas, ha habido y hay aun por desgracia pue
blos, tribus y hasta naciones enteras, naciones que bajo algunos conceptos podrían
aspirar á ilustradas, naciones, y esto es mas sensible, donde ha resplandecído la
luz de la fé, entre las cuales la corrupción de costumbres llega á los últimos abu
sos del pecado sodomítico. Nada pues hay de exageración en la atroz desenvol
tura de las ciudades malditas, cuyo castigo se nos propone en la Escritura para
escarmiento y para muestra de la grande indignación que en Dios, ente perfectí
simo por esencia, deben de escitar tan desnaturalizados arrebatos.
El mérito de Lot entre aquellos miserables, resalta en las virtudes de que da
prueba, las cuales no serían pocas cuando logró preservar á sí y á su familia del
comun contagio. Repréndese sin embargo en él el arranque inconsiderado de ofre
cer á sus propias hijas para libertar á los ánjeles, aunque fuese por un esceso de
caridad; la indecisión en obedecer á estos mismos ánjeles, echando menos sus
conveniencias, no obstante el peligro que amenazaba; la poca fó con que huyó á
una cueva, no creyéndose seguro en la ciudad de Segor que fuera designada para
asilo suyo y preservada por su causa, y finalmente se le critican los consiguien
tes hechos de embriaguez é incesto, aunque en esta parte la culpa fué mas de sus
hijas, las cuales en medio de la preocupación de aquellos momentos, temierón que
la humanidad iba á perecer. En una palabra, Lot era justo como afirma S. Pedro,
pero en esta justicia no entraron por poco los méritos y ruegos de su tió Abrahan.
(I) La solución á esta última pregunta puede verse en las observaciones critico-históricas.
40 ' - NACIMIENTO m; ISAAC.
Editha, esposa de Lot, en espresíon del mismo Jesucristo, es una viva imá
gen de aquellos que huyendo del mundo, vuelven el corazón á lo que una vez
han dejado; su castigo fue el digno pago de una curiosidad inobedíente. Opinan
algunos que las emanaciones perníciosas de azufre y betun salidas del lugar del
incendio, podían muy bien ocasionar la muerte á una persona, pero la creencia
general es que en esta conversion se obró un verdadero milagro, quedando la
muger hecha verdadera estatua de sal fósil, dura como el mármol, la cual subsis
tió segun dicen por muchos siglos.
«Poco despues de este acontecimiento, nuestro patriarca precisado de nuevo
á ausentarse, llegó á la ciudad de Gerara, córte de Abimelech. Este rey al ver a
Sara, se enamoró de ella como antes se había enamorado el de Egipto, poniendo
su virtud en grande aprieto; pero felizmente un sueño celeste le reveló la condi
cion de dicha señora, y temiendo hacerse reo de adulterio, desistió del proyecto
de tomarla, antes riñó á Abrahan por no habérsele espontaneado con franqueza.
y enseguida les despidió con buenos regalos.
«Posteriormente el mismo rey, ó un inmediato sucesor suyo de igual nombre,
conociendo todo el mérito é importancia de Abrahan, solicitó su amistad y juró
con él eterna alianza cerca de un pozo, que de resultas fué llado Beerseba (pozo
, del Juramento), á cuyo alrededor Abrahan plantó un arbolado, y consagró el
lugar invocando al Dios eterno.»
El compromiso de Sara motivado por su belleza, aquí como en la corte egipcia,
no obstante la avanzada edad que contaba, puede esplicarse por las mismas ra
zones que dimos en aquel lugar, y por la opinion de algunos intérpretes, de que
el mismo milagro que puso á Sara en estado de concebir, debió darle la gracia
de remozarse, si es que de antemano no fué preservada de los caracteres de an
cianidad, que mal se-avienen con los deberes de madre. En cuanto á las intencio
nes de Abimelech, debe creerse que no eran torcidas: él adoraba al verdadero Dios
como Melchisedecb, sacerdote del Altísimo, y apenas conoció el pecado a que se
esponia, tuvo horror de su propósito.
«Por fin, el Señor se dignó visitar á Sara segun prometíera, cumpliendo lo
que había anunciado. Sara pues, en medio de su vejez, en la época justa que
Dios tenía determinada, concibió y parió un hijo, al cual Abrahan puso el nom
bre de Isaac, en hebreo ylslzak (se ríe), pues dijo Sara: Dios me ha dado motivo
de alegrarme, y todo el que sepa esta nueva se regocijará conmigo.
« Abrahan contaba á la sazon cien años. Insiguiendo el precepto del Señor, al
octavo día circuncidó al recien nacido; la madre embelesada añadía: cómo pudiera
creer Abrahan que Sara daría el pecho a un hijo, al que paríria siendo él ya viejo‘?
«El niño fue creciendo en edad, y llegado á los cinco años vino el caso de
dtstetarle, en cuya ocasion Abrahan dió segun usanza un gran convíte. Mas
como Sara advirtiese que el hijo de Agar la egipcia se chuleaba de Isaac. maltra
Armas nesrmn Á AGAR. _ ll
tándolc, dijo á su esposo: echa de caso. á esta esclava y su hijo, pues el nacido
de sierva no ha de ser coherederó de mi Isaac. Dura cosa le pareció esto á Abra
han, tratándose de un hijo suyo; pero la voz de Dios se dejó oir de nuevo, que le de
cía: no te parezca severo este comportamiento con el hijo y la esclava; sigue la
inspiración de Sara sobre cuanto te diga, pues en Isaac ha de radicar tu directa des
cendencia. Respecto al hijo de la sierva, yo le haré jefe de un gran pueblo, basta
que sea sangre tuya. A consecuencia de esto, levantóse Abrahan de madrugada,
tomó pan y un odre de agua, púsolo todo sobre los hombros de Agar, y entregan
dole su hijo la despidió.»
Fué duro Abrahan con la egipcia, conforme han pretendido algunos incrédulos?
En primer lugar, debe atenderse que este pasajees todo místico y figurativo: Isaac
como hijo de la gracia, era el único en quien podían cumplirse los destinos del
cielo; en cuanto á Ismael, por una distinta misión debía dar impulsó muy diver
so a su descendencia. La despedida de Agar simbólizaba la espulsión de los judíos.
y su dispersión y desamparo en la tierra. Sara, cual madre cariñosa, prevé los ries
gos á que el fiero ‘carácter de Ismael espone á su tierno vástago, y trata prudente de
evítarlos. Abrahan no se deja llevar de ningun resentimiento, al contrario, la pre
tensión de Sara le parece dura, pero Dios habla, y á su divina voz el santo
patriarca no sabe mas que obedecer. Por qué empero despidió á Agar tan á la li
gera? Hay quien pretende que bajo los nombres de pan y agua espresados en el
versículo, se puede entender todo lo necesario, todo lo que hubiera bastado a la
manutención de Agar si no hubiese empezado á estraviarse. Fs regular que du
rante su permanencia en la casa habría recibido regalos, y hecho sus ahorros, lo
cual debía proporcionarle recursos en un apuro. Además, prescindiendo de las cos
tumbres hospítalarias de aquellos tiempos, las disposiciones y reservas del Altísi
mo, eran suficiente garantía de que su providencia no faltaría á la pareja abando
nada, segun se verificó por lo que sigue.
a Partió la esclava, y fué divagandó por el desierto de Bersabée. Cuando se hubo
agotado el agua del odre, abandonó á su jóven compañero al pie de un árbol, de
los que allí crecían, y alejándose por delante como un tiro de flecha, sentóse di
ciendo: nó veré morir al muchacho! y empezó á prorrumpir en sollozós. El niño
lloraba tambien; sin embargo Dios oyó su voz, y el ángel emisarió llamó a Agar
desde lo alto, diciendo: qué haces Agar? no temas: Dios ha oidó la voz del mu
chacho desde el sitio en que se encuentra. Levántate pues y llévate cogido de la
‘mano, porque está _destinado
rü ,
a ser cabeza
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de una gran nación.
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«El Señor despeje entonces los ojos á la esclava, hacrendole ver un pozo de
agua que había a corta distancia; corrió luego á llenar el odre, y dió de beber a
su hijo. Amparados de Dios, vivieron en los desiertos hasta fijarse en el de Pharan;
entretanto el jóven creció y adiestróse en el manejó del arco, y al fin su madre le
casó con una muger nativa de Egipto.»
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112 INCENDIO DE eunrárous, I
No en vano se encarece la poesía de este libro divino, que á cada paso rasguéasc
en cuadros maestros, ora tétricos como el episodio ‘de Sodoma, ora tiernísimos
como el nacimiento de Isaac y el despido de Agar, ora en fin desgarradores y sen
timentales, como la desolación de la abandonada esclava y su hijo en el desierto;
todo esto reasumido en cuatro páginas, casi en un mismo capítulo, cual flores sol
tadas por acaso en medio de este deleitosísirno vergel. Podría por ejemplo nin
gun poeta, trazar con mas espresiou y menos palabras, esa amargura de la
pobre madre, enagenada de dolor, que sin corazon para ver morir á su hijo
quiere apartarse, y sin embargo su vacilante paso la lleva delante de él, á alguna
distancia, y sus ojos vuélvense involuntariamente por una afección muda, si bien
entrañable, patética, aunque resignada, pues al través de la misma despunta la su
mision de la pobre esclava á la voluntad de quien mas puede, llorando en vez de
quejarse! Nada ha dicho á su hijo, que llora igualmente; cuán espresiva es sin em
bargo la aparente frialdad de esta despedida! Si uno ú otro prefieren la menor pa
labra, no habrá esfuerzo que los separe, la esplosion de su dolor será terrible, y
el delirio se anticipará á acabar con ellos antes que la necesidad. Pero en lo mas
recio de este amargo duelo, dulce y oportuna suena la voz del ánjel, en el modo
mas propio de insinuarse en un corazon desconsolado: qué haces Agar? le dice,
esto es: de qué te sirve tan grande abatimiento? consuélate; oye lo que á tu hijo
tiene reservado el Señor, ese Señor cuya bondad á nadie desamparo. Toma al niño
de la mano; serénate, abre los ojos, y mira prevenido el remedio que por de pron
to mas necesitas.... He aquí todo un drama, con su verdadero color local, con la
mas esquísita propiedad y naturalidad, y sobretodo con la verdad ingenua, cs
pontánea y concisa, que es el privilegio de esta obra de elevada inspiración.
OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓBICAS.
Si alguno de los hechos que la Escritura relata ha dejado resultados aun pal
pables, es la catástrofe de Pentápolis, esa región pintoresca que Moisés delinea
con señales bastante marcadas para que la crítica mas exigente no pueda dejar de
reconocerle. Pues bien: todo aquel rico valle de mas de 18 leguas de estension
y 6 de ancho, que cual un paraíso se contenía entre las cadenas de Arabia y Ju
dea dependientes del Líbano, es ahora un prolongado mar, que por sus tristes
caracteres ha merecido la calificación de Muerto. «Negras y recortadas cmnbres
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NACIMIENTO DE ¡sud ¿3
le cobijan á su sombra, dice el elocuente Chateaubriand, en vano los pájaros
irían á buscar en aquellos peñascos una hoja ó una semilla; todo revela la patria
de una nacion maldecida, todo respira el horror del doble incesto que dió ser á
Ammon y á Moab. El valle comprendido entre ambas sierras, semeja el alveo de
un mar hace tiempo desecado, de playas salobres yarenas flojas, que aparecen
como surcadas por los efluvios: tierra de muerte, donde tan solo vejelan algu
nos perezosos arbustos impregnados de sal, del olor y sabor del humo, al pié de
antiguas ruinas, en las avenidas de una corriente incolora que se arrastra con di
ficultad entre cañaverales y grupos de Sauces, debajo los cuales yace oculto el ban
dido árabe que saltea á los viajeros, ó despoja a los peregrinos. tales son aquellos
sitios que se hicieron alternativamente famosos por las bendiciones y las maldi
ciones del cielo. Esa corriente es el célebre Jordan; aquel mar, el histórico lago
asfaltico, cuyas aguas de aparente brillo, parecen haber sido interiormente envene
nadas por las culpables ciudades que en su seno se encierran. Son nauseabundas,’
amargas y tan pesadas, que el mas recio vendabal no lograría ponerlas en agita
cion; sus abismos solitarios no pueden sustentar el mas infimo ser; apenas habrán
sido surcadas por algun bote miserable; en sus playas no hay pájaros, árboles,
yerba ni producto de ninguna especie.» En los caracteres de este lago, único en
su clase, todos los viajeros reconocen los efectos de un gran sacudimíento volcá
nico, ú otro suceso análogo al que la Escritura nos esplica. Esto, unido a las tra
diciones locales, á los vestigios que hemos dicho de antiguas construcciones, y
por fin, al conjunto de todas las probabilidades, forma una elocuente vindicacion
de este pasaje notable del gran libro.
Parece que el nombre de Abimelech era peculiar á los reyes de Gerara. Esta
ciudad, que llegó á ser episcopal en los primeros siglos del cristianismo, estaba
situada en la Arabia Petrea, a Q5 millas de Eleutherópolis y á tres jornadas de
Jerusalen segun S. Gerónimo. Cerca de ella había. un bosque y un torrente, y
cual otro de sus territorios, se recomendaba el de Cadés por sus palmas y granos.
La riqueza de estos era probablemente la que atraía á Abraban, como rico gana
dero, para hacer las correspondientes provisiones.
Beerseba, el pozo del juramento ó de los siete corderos, prenda de la alianza
que -fué'jurada entre Abimelech y Abraban, distaba 20 millas S. de Hebron, hácia
los confines meridionales de la Tierra Santa. En tiempo de Josué era ya una po
blacion que él cedió a la tribu de Judá, y mas adelante fué transferida á la de
Simeon. En tiempo de Josefo y S. Gerónimo era cuartel de una guarnicion ro
mana.
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REFLEXIONES MORALES.
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SAGBIFICIO DE ISAAC.’
_ FALLECE SARA. ABRAHAN COMPRA UNA SEPULTUBA.
(Génesis, ‘cap. t: y 28.)
« Despues de los anteriores sucesos, Dios queriendo probar otra. vez á Abrahan,
le llamó así: Abrahan, Abrahan! Él con presteza respondió: aquí estoy! Díjole el
Señor, toma á tu querido único hijo Isaac, y vete á la tierra de Vzlsíon, para ofre
cérmele allí en sacrificio, sobre uno de los montes que te designaré. »
Fué el Señor exigente al pedir á Abrahan el sacrificio de su hijo‘? hubo inhu
manidad en tal exigencia? era este tentar al patriarca‘? (l). Los impíos como de
costumbre, hacinan objeciones contra el anterior pasaje, cuyo elevado simbolis
mo se oculta a sus indiscretas miradas y a sus degastados corazones. « Precisa
mente, dice el P. Scio, esta fué una de las mayores pruebas que se han visto en
todos los siglos, que el Señor quiso hacer de la obediencia y fé de su siervo pre
dilecto. Le manda sacrificar á su mismo hijo, al unigénito que tenía, al que tanto
amaba, á Isaac, de cuya vida dependía el cumplimieto de todas las bendiciones
que le había dado, y de todas las promesas que le tenia hechas. Abrahan, sin du
dar un punto, ni cuidarse del modo en que se efectuaría todo esto faltándole aquel
hijo, obedece prontamente, y solo atiende a poner en ejecucion la órden espresa
del Señor. De este modo trata Dios a los amigos que mas ama, y les espone á los
combates y pruebas mas terribles, para que brillando mas y mas su virtud y su
grandeza, sean un perfecto dechado para todos los que quieran formarse sobre
semejantes modelos.»
No hay duda que la prueba era terrible para un padre de las circunstancias de
Abrahan, sin embargo, cuanto mas arduo el cumplimiento, tanto mas acrecieron
los quilates del mérito. Verdaderamente Dios que le había dado aquel hijo, podía
arrebatárselo; en lugar de exigirle su sacrificio, podía habérsele quitado por medio
de una contingencia calamítosa, y siempre Dios hubiese estado en su derecho.
Con relacion a la pretendida inhumanidad de esta órden, diremos que es inútil
querer medir los sentimientos del Altísimo, por nuestras raquíticas afecciones. Si
conocíéramos los fines para que su escelsa providencia dispone los sucesos al pa
(t; Véanse las reflexiones morales de Mr. Le-Guillou.
¡r8 sacnrrrcro nn ISAAC.
recer mas ínesplicables, mejor dicho, si pudiéramos trocar los papeles, entonces
hallariamós la llave de sus misteriosos actos: no vemos á menudo qué de bienes
trae lo que á nuestro limitado juicio parecía un mal‘?
La fé y sumisión mas absolutas, que tanto sobresalieron en nuestro héroe, y que
de otra parte constaban bien notoriamente al Señor, eran una garantía sólida de
que su piedad no había de vacilar en esta comprometidísima coyuntura. El amor
al hijo era entrañable, pero el temor de Dios era inmenso: dudar entre el sacrifi
cio de uno ú otro, no cabía en Abrahan; lloraría su corazon, pero su voluntad se
rendiría obediente, como se rindió. El Dios infalible, que de antemano estaba se
guro de todo esto, quiso darle á Abrahan la convicción de su propia virtud, y la
satisfacción de un deber llenado sin perjuicio, á la par que con todas sus ventajas.
« A consecuencia de la órden del Señor, levantóse Abrahan siendo de noche,
aparejo su asno, y llevóse dos mozos y su hijo Isaac. Habiendo cortado la leña
necesaria para el holocausto, fuése en derechura al lugar que el Señor le. había
mandado: á la tercera jornada, tendió la vista y lo divisó en lontananza. Enton
crs dijo á los mozos: aguardáos aquí con el jumento; yo y mi hijo subiremos allí
con presteza, y finida nuestra oración volveremos acá.»
Abrahan no delibera, no vacila, no duda, ni siquiera pregunta; obedece y cun1
ple. Ciego en su fé, parte obediente sin esperar el dia, sin decir una sola palabra
á su hijo, el cual imitándole en obediencia, sígnele sumiso al lado de los criados._
Juntos cortarian la leña, aunque la Escritura solo alude al protagonista, y en tres
dias, andadas las diez y ocho leguas ó cincuenta millas que tenían de camino
desde Bersabée, llegaron al monte de Visión ó Maria/i, donde fué edificado des
pues el gran templo, y en una de cuyas cumbres, el Calvario, fué sacrificado al
cumplirse los tiempos el nuevo y divino Isaac.
Mintió el patriarca al decir, finida nuestra oración volveremos, sabiendo que iba
á sacrificar á su hijo‘? La locución hebráica permite concordancia plural con el
sustantivo singular, y en este concepto la frase de Abrahan podía sin contraseñ
tido referirse á su sola persona; pero dichas palabras son comunmente objeto de y
una interpretación mas elevada. Abrahan conocía el poder de Dios, sabia que
eran infalíbles sus decretos, y que las promesas vinculadas en la persona de su hijo,
cumpliríanse fijamente de un modo ú otro: no pudo pues albergar una santa con
fianza de que el Señor, consumado el holocausto, devolveria la vida á su dicho
hijo por un prodijio, reserva ú otro cualquier medio de preservación? Estas palabras
pues. serian uno de los mayores comprobantes de la acrisolada fé del patriarca.
«Tomó la leña del sacrificio, y cargóla en hombros de Isaac su hijo; él por
su parte llevaba el fuego y la cuchilla. Andando así juntos, dijo el jóven á su pa
dre: Padre mio? Abrahan respondió: Qué quieres hijo? Veo, dice este, el fuego y
la leña, pero dónde está la, víctima del holocausto? A lo que repusó Abrahan:
Hijo mío, la víctima se la proveerá Dios.»
‘FALLECESABA. - _ 49
lsaaccon la leña aouestas‘, es la mas significativa representación de Jesucristo.
La inocente y natural pregunta de este jóven á su padre, sujiere al P. Scio una
hermosa refiexion sobre la viveza descriptiva del testo, cuyas menores palabras
encierran á las veces toda una historia. «Qué dardo, esclama, debió de ser para
el corazon de Abraban, esta frase del paciente: padre mío, donde está la víctima?
La víctima es el mismo que pregunta, y el que pregunta es su hijo! Solamente el
corazon puede interpretar semejantes palabras. Es necesario ser padre, y ser padre
lleno de ternura, y tener un hijo único en quien concurran las calidades de Isaac,
y representarse a sí propio en el punto mismo de irle á degollar, para penetrar bien
la enerjía de tal pregunta y el efecto que debió producir en Abrahan.»
« Llegados al lugar que el Señor le designára, erigió allí un altar, encima del
cual acomodo la leña; enseguida ató a Isaac y lo colocó en el altar, sobre el mismo
monton de leña. Alargando la mano, tomó la cuchilla é iba á inmolar á su hijo. . ..
cuando de repente, el ángel del Señor gritó desde el cielo: Abrahan, Abrahan!
Aquí me teneis, contesta el patriarca. No pongas mano en el muchacho, prosi
guió el ángel, ni le hagas el menor mal: ahora conozco que temes á Dios, pues
no has perdonado á tu hijo único por causa de mí.
«Alzó Abrahan los ojos, y viendo detras de sí un carnero enredado por las
astas en un zarzal, cogiólo, y ofreciólo en sacrificio en lugar del hijo. vY llamó
aquel lugar con el nombre de Marta/z (el Señor ve), de donde viene el decirse
aun hoy: en el monte el Señor verá.»
Perdonado Isaac, la providencia deparó un carnero, en el cual verifieándose el
dicho de Abraban, que por cierto ignoraba el misterio de sus palabras, de que
Dios se proveerta de la correspondicyzte víctima, pudo consumarse un holocausto
que simbolizaba el tiernísimo y amoroso consumado por el Hijo‘ de Dios. El nom
bre que se dió á aquel lugar, completa este simbolismo: llamóle Abrahan el Señor
ve, porque hasta el dia de hoy se dice, el Señor verá en el monte, ó proveerá, sien
do evidente que el Señor proveería en el monte Moriah ó Calvario, obrando en él .
la redención del género humano. De otra parte, la misma paciencia de lsaae y su
esquísita resignación, tanto al querer de Dios como á la voluntad del padre, aca
ban de redondear la imagen del pacientísimo Jesus, que tan resignadamente por la
salud de todos los hombres, dobló la cerviz al duro peso de sus sufrimientos.
« Entretanto el ángel llamó por segunda vez á Abrahan desde el cielo, diciendo:
por mí mismo he jurado, dice el Señor, ya que has hecho este sin perdonar á tu
propio unigénito por mi causa, que te bendecire, y multipliearé tu linaje como las
tastrellas del cielo, y como las arenas del mar;,que este linaje poseerá las fortalezas
de sus enemigos, y que en él SERÁN BENDITAS todas las naciones de la tierra, por—
que has obedecido pronto a la voz mía. - -
«Volvió Abrahan a reunirse con los criados, y partieron juntos á Bersabee,
donde fué su residencia. »
1. 13
50 ABRAHAN COMPRA UNA SEPULTURA. y
Enesta promesafDios que quería patentizar á Abrahan lasolidez de su pala
bra, «no teniendo otro mayorpor quien jurar, juró por sí mismo, segun observa
S. Pablo, interponiendo este juramento para mostrar mas cumplidamente á los he
rederos de la promesa, la inmutabilidad de su consejo.» Las palabras, fortalezas de
los enemigos, pueden tomarse en dos sentidos: en el primero significan las ciuda
(lesmas fuertes de los cananeos, y en el segundo «la victoria que por virtud de
Jesucristo, y por el don_ de una justicia perseverante, habían de conseguir los hijos
espirituales de Abrahan , de todos los enemigos visibles é invisibles de su salud.
Y así- el cumplimiento literal de esta profecía, se verificó despues del establecimiento
de la Iglesia, cuando se sometieron á Jesucristo todos los pueblos del mundo, y re
Ácibieron de él la bendicion y la salud.»
' «Sara, cumplidos ya ciento veintisiete años, falleció en la ciudad de Arbee, des
pues Hebron, en la tierra de Canaan. Abrahan la acompañó con ‘gran dueloy
llanto, y terminadas las honras fúnebres, presentóse á los hijos de Heth y les dijo:
yo soy advenedizo y estrangero en vuestro país; servíos pues concederme derecho
de sepultura entre vosotros, para enterrará mi difunto. Los de Beth respondieron:
‘escúchanos, Señor, á nuestros ojos tu eres un príncipe de Dios; escoje de nues
tras sepulturas la que quieras para tu difunto, pues nadie osará oponerse á que
emplees la suya para este objeto.
«Púsose Abrahan en pié, haciendo una profunda reverencia a aquellos natu
rales, esto es, los hijos dc Heth, y les dijo: ya que con tan bondadoso ánimo ae
cedeis a que entierre mi difunto, servíos, os ruego, recabarme de Ephron, el hijo
de Seor, que me dé la cueva doble ó Macpltela que tiene al estremo de su here
dad, cediéndomela delante de vosotros por su justo precio, y así adquiriré una
sepultura. Ephron residía entre los Hetheos; á las palabras de Abrahan, respon
dió; oyéndolo todos los que entraban por las puertas de aquella ciudad: no, se
ñor mio, no ha de ser así; atiende mejor á mí proposicion: yo te entrego libremente
el campo y la cueva que hay en él, siendo testigos estos hijos de mi propio pue
blo; entierra allí cuando gitstes á tu difunto. Abrahan hizo otro profundo acata
miento ante los paisanos, que formaban corrillo, y contestó á Ephron enmedio de
ellos: ten la bondad de oirme: yo quiero pagarte el campo; recibe pues el precio,
y déjame enterrar el cadaver. Bcpuso Ephron: escucha, señor; la tierra que me
pides vale cuatro cientos siclos de plata, este es el precio de lo que estamos tra
zamlo, pero qué vale ese dinero! Entierra en paz á tu difunto.
«Oído esto por Abrahan, pesó la cantidad designada por Ephron, en presencia
de los hijos de Heth, á saber, cuatrocientos siclos de plata de probada moneda pú
blica, equivalentes á unos tres mil ciento cincuenta reales vellon (le la nuestra,
con lo cual le quedó asegurada la posesion del campo, que hasta aquel día fuera
de pertenencias de Ephron, donde había la cueva doble, mirando hacia Membre,
tanto el campo como la cueva, con todos los árboles de su término alrededor, pre
SACRtFItIIO aa ISAAC. l '51
senciándolo losvnaturales- de Hethy cuantas personas/entraban en la ciudad.‘ t
«Así pudo Abrahan sepultar á su esposa’ Sara. en la doble caverna del campo,
mirando á Mambré, donde está Hebron, en la tierra de Canaan. Y la posesion de
dicho campo y del antro en él situado, fué confirmada á Abrahan por los natura
les de Heth, para sepultura de los suyos.»
Las ceremonias de entierro en el país donde se hallaba el patriarca, consistían en ’
embalsamar el cadáver si era de persona distinguida, y llorarle por espacio. de sie:
te días, o de setenta segun opinan otros, y vinculándose los sepulcros en las fami
lias, se consideraba una especie de profayacion el enagenarlos. Abrahan cuya mi
rada siempre lija en el cielo, desprecíaba las cosas de esta vida como indignas de
su santa ambicion, no quiso poseer en aquella tierra,_ que el Señor tantas veces
le había prometido á favor de su linaje, mas que un sepulcro, lugar de muerte,
donde se embotan las míseras vanidades de la tierra para reflorecer en dulces as
piraciones de inmortalidad. Dirijióse pues nuestro patriarca alos vecinos de He
bron, y á las puertas de la ciudad , punto el mas concurrido, donde se celebraba
mercado y se administraba justicia, estipuló con Ephron otro de ellos, la compra
de un campo con su término y arboleda, y una cueva funeraria de doble recinto,
por estrenar, que tenia la importancia de un edificio en aquellos tiempos. Ephron
al igual de los demás vecinos, de quienes Abrahan merecía sumo concepto,
ofrecíale gratuitamente la cueva y sus terrenos, pero Abrahan no menos pundo
noroso, quiso abonar todo el importe. A_ la sazon no había dinero acuñado, y aun
tardó á conocerse entre los judíos, pero suplian sus veces en el cambio, unas
piezas metálicas en forma de rieles, dados etc. las cuales se estimaban á peso,
contándose por su volúmen específico. El siclo cuyo nombre viene de sofia/ml (pe
sar), valía siete reales vellon y treinta maravedis. En este sepulcro de Abrahan,
"descansaron á mas de él y su esposa, Isaac, Rebeca, Jacob y Lia.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
_ «Era ya anciano Abrahan, y las bendiciones del Señor habían llovido sobre
él. Doseando pues colocar á su hijo en matrimonio, llamó a’ Ehezer, el criado mas
antiguo que tenia y mayordomo general de su casa, y le dijo: júrame por el
Señor Dios del cielo y de la tierra, que en el encargo que voy hacerte de buscar
esposa para mi Isaac, no escogerás ninguna de las hijas de los cananéós entre
quienes habito, sino que irás á mi tierra, donde está la parentela mía, y allí to_
marás muger para mi hijo. El Señor Dios del cielo que me sacó de la casa pater
na y del suelo nativo, que me habló y juró diciendo, « á tu descendencia daré esta
tierra,» el mismo Señor enviará su ánjel delante de tí, y hará que traígas de
aquel país muger para mi dicho hijo. Si la muger no quisiere seguirle, quedarás
desobligado del juramento; pero jamás lleves allá á Isaac. En consecuencia, el
criado juró á su Señor hacer todo cuanto acababa de prevenirle, poniéndole la
mano debajo del muslo, que era la formalidad acostumbrada. Tomó luego diez ca
mellos del ganado de su amo, los cargó de efectos los mas preciosos, y partió en
derechura á la ciudad de Haran, donde rcsidia Nac/tor, en Mesopotamia.»
Abrahan empezaba á inclinarse al sepulcro, y su hijo tenia ya cuarenta años,
contándose 21.18 de la creación del Mundo. Escoge al criado mas antiguo en
tiempo ó en dignidad, mayordomo dc su casa, llamado segun vimos arriba, Elie
zer, aunque cn este capítulo no se le denomina una vez siquiera, y atendida la
importancia del encargo que va á conferirle, exígele un juramento lícito, con la
formalidad de poner la mano debajo su muslo , cuya demostración en sentir de
los SS. Padres, pudo ser una especie de profesión de fe en el Mesías, naccdero
por Isaac de Abrahan. Desecha este las mugeres cananeas, porque le consta su
perversa condición, y su reprobacíon en Canaan, viniendo así preventívamente á
condenar las alianzas entre fieles é idólatras. Prohibe al criado que jamás lleve
á su hijo á Mesopotamia, al objeto de que no se aficione á aquel país, mirándóle
como patria propia, olvidándose de la verdadera del justo, que es el cielo.
«Llegado el doméstico á la tardecita, junto á un pozo que había estramtíros (le
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la ciudad, al tiempo enque las mugeres’acostumbrabansalir-á sacaragua, ím
ploró al Altísímo en estos términos: Señor Dios de mi amo Abrahan, sírvete asis
tirme en este-dia, y,ser,.propicio ámidueño; Heme aquí cabe’ áesta fuente,
donde no tardarán en venir las hijas de estos vecinos para sacar agua. Haz que.
la doncella á quien yo dijere, baja tu cantare paraque beba, y ella respondiere,
bebe, y tambien daré a tus camellos, sea esta ‘la que tienes aparejada para tu
siervo Isaac, y por ahí conocerá que has mirado propiciamente á mi dueño. V
v« No bien acababa de decir para consigo las anteriores palabras, cuando he
aquí que se aparece Rebeca, hija de Bathuel hijo de Melcha muger de Nachor
hermano de Abrahan, la cual se iba con el cantare al hombro. Jóven en estremo
agraciada, virgen hermosísima y sin mancilla, acababa de descender á la fuente,
á llenar su cantare, y se volvía. El criado salióle al encuentro y le dijo: dame á
beber un sorbo del agua de tu cantare. Ella respondió :_ bebe, señor mio, y apo
yando ligera el cantare sobre el brazo, le dió de beber. Cuando hubo concluido,
añadió ella: voy tambien á sacar agua para tus camellos, hasta que beban t.odos;
‘y vertiendo el cántaro en las pilas ó dmajos, fué corriendo al pozo á sacar otra
vez agua, que dió consecutivamente á todos los camellos.
«Entre tanto el fiel criado mirábala en silencio, ansioso de saber si Dios había
-ó no prosperado su viaje. Abrevados los camellos, sacó unos zarcillos de oro que
pesaban dos siclos, y otros tantos brazaletes que pesaban diez, y se los presentó
diciendo: díme, de quién eres hija? hay en casa de tu padre lugar para alejarme?
Yo soy, respondió ella, hija de Bathuel, hijo de Melcha y de Nachor su esposo. Y
añadió: de paja y forrage hay en casa grande abundancia, y buen local para
alojamiento. El criado al oír esto, se inclinó profundamente, y adoro al Señor en es
tos términos: bendito sea el Señor Dios de Abrahan, mi dueño, á quien no ha re
husado su clemencia, segun la verdad de sus promesas, guiándome vía recta á la
casa del hermano de mi señor.»
Aunque en rigor no hay derecho á exigir de Dios pruebas ó señales del cumpli
miento de sus designios, la oracion que Eliezer hizo fué irreprochable, ya porque
_ semejantes actos de ostension eran reiterados en aquellos buenos tiempos, consin
tiéndolos la divina providencia, ya porque una fé ingenua, nó una curiosidad Ii
’ Viana, y mejor una especial dirección del Espíritu Santo, fueron el móvil de este
acendrado servidor. La señal que propuso, era justamente un acto de caridad el
mas propio para colejir de las buenas dotes de la predestinada. Cuán graciosa en
efecto y complaciente asoma la sencilla Rebeca, al desempeñar humilde, no obs
tante su buen origen, los mas rudos quehaceres, SIII el melindre que para negocios
de harta mayor importancia han afectado las damas de tiempos posteriores! Hija
esta virgen del sobrino de Abrahan, bien pronto vaa recibir el galardón de sus
virtudes: los zarcicos que Eliezer le entrega, especie de adornos de cara que se
prendian sobre la frente, su‘ valor á razon de 56 rs. el siclo de oro, son las arras
56 NACIMIENTO In; moon YESAÚ» ‘
del desposoriode ‘santidad y bendición para el cual el Señor ha tenido á bien ós
cogerla. ' . « - t- . ' ‘ V. y - . r
‘« La muchacha se’ fué corriendo-á la habitacíonde su lc contó lo que
acababa deoir. Tenia Rebeca un hermano llamado Laban, el cualdespues de lia
ber visto los regalos de su hermana y oído su relación, salió apresuradamente en
busca’ del hombre, que permanecía cerca de la fuente, y le dijoz’ entra, bendito del
Señor; cómo permaneces ahí fuera? Ya tengo aparejado aposento para ti, y sitio
para tus camellos. Con eso le introdujo en el albergue, desaparejó los camellos,
echándoles un pienso, y trajo agua para lavar los piés, así á él como á los mozos
que venían en su compañía. Estando ya servida la mesa, Eliezer dijo así: no co
meróhasta que os haya dicho lo que tengo que hablar. Habla, le contestó Laban.
Entonces, dándose á conocer por criado de Abrahan, les contó las riquezas queysu
amo tenia, y las bendiciones que había recibido de Dios: refirióles como en-su an
cianidad hubo un hijo, heredero de sus bienes, al cual deseando casar con muger
de su linaje, mandábale á él con esta mision á la casa paterna, paraque le es
cogiese una doncella por esposa. Siguió relatando las circunstancias de su encuen- _
tro con Rebeca, y concluyó con estas razones: por tanto, si quereis ser benévolos -
‘y francos para con mi amo, decidlo sin rodeos; de lo contrario manifostadmelo
tambien, y tomaré otro partido. Respondiéronle Laban y Bathuel: el Señor te-ha
inspirado estas palabras; de ningun modo contradeciremos lo que es conforme á
su voluntad. Delante tienes a Rebeca, tómala, partid juntos, y sea esposa del hijo
de tu amo, ya que así lo ha dispuesto el cielo. El criado de Abrahan al oir estas
razones, postrado en tierra adoró al Señor. Saoó varias alhajas y vestidos precio
sos para Rebeca, y regalos para su madre y hermanos; enseguida, habiendo ocu
pado la mesa, celebraron el banquete.
a‘ _\ la mañana siguiente, luego de levantado el doméstico, manifestó deseos de
volverse cuanto antes. La madre y los hermanos querían retener á la doncella
unos diez días mas, pero insistiendo él, convinieron en llamar ala chica y saber
su intención: quieres, le dijeron, ir con ose hombre‘? estoy pronta, respondió. En
tonces , ‘ aparejado lo necesario, la dejaron ir en compañía de su ama de leche Dé
bora, con el criado de Abrahan y demas comitiva, despues de implorar sobre ella
toda suerte de felicidades, con estas y otras espresiones: hermana nuestra eres; crez
(zas en mil y mil generaciones, y tu posteridad posea las ciudades de sus enemigos.
«Isaac entre tanto, caída la. tarde, habiendo salido a meditar ú orar en el cam
po, y paseándose por el camino que conduce al pozo dicho del que Vive y Ve,
pues moraba entonces a la parte meridional del país, en Bersabee, no lejos de allí,
alzó los ojos y vió la recua de camellos á lo lejos. Por su lado Rebeca, en cuan
todivisó á. Isaac, apeóse del camello y preguntó al criado: quien es aquel hombre
que. viene por el campo, en derechura á nosotros? Aquel es mi amo, respondió
Elíezcr. Ella tomando el manto, ‘se cubrió presurosa.
MUERE ABRAHAN. 57
« El criado relató a su dueño todo cuanto había obrado. Isaac recibió graciosa
mczzte a’ la doncella, la introdujo en la tienda de Sara, y la tomó por muger. Co
bróle en breve tan sumo afecto , que se le templó el dolor ocasionado por el falle
cimiento de su buena madre.»
Toda la anterior relación, las circunstancias del presente ajuste, el feliz suceso
de la embajada del criado, la pronta aquiescencia de los deudos, la adesion 'y aun
el contento de la doncella, todo revela en este enlace el influjo del Altísimo, y el
efecto de sus soberanas disposiciones. La familia de Nachor es de las pocas inicia
das en el conocimiento del verdadero Dios, aunque mezclado de algunas supers
ticioms idolátricas, y nadie mejor que Rebeca, atendidas sus cabales prendas, pa
rece merecía , cual digna sucesora de Sara, perpetuar la esclarecida raza de
Abrahan.
Aunque Bathuel era el padre y jefe de la familia, quien resulta dirijir todo este
negocio es su hijo Laban, hermano de la futura, probablemente porque aquel
se hallaria en edad muy avanzada, teniendo depositada la confianza en su suce
sor. Laban en efecto, merece suma deferencia del padre, quien aprueba cuanto
él practica, pues la vez única que suena su nombre, es para aplaudir la elección
- de Eliezer y el enlace de Rebeca.
Despréndense de esa historia algunos rasgos de costumbres interesantes: en la
recepción del criado, vemos que las primeras atenciones hospitalarias, eran lavar
los pies y presentar manjares a los huospedes. Hemos admirado la llaneza de Re
beca, saliendo por sí misma a la fuente, sin menoscabo de su virtud; los regalos
de Eliezer, demuestran cuales eran las preseas estiladas por las mugeres de aquel
tiempo. Cuando Rebeca corre á dar la nueva a su madre, diríjese ala casa de
esta; luego para el bello sexo había viviendas ó habitaciones aparte. El recato
con que la púdica joven se envuelve en el manto al divisar á su esposo, no obs
tante los dulces lazos que recíprocamente iban á estrechar, embelesa á los glosa
dores, siendo otra circunstancia remarcable, atendidas las maneras libres de esta
doncella, que caracteriza singularmente la disciplina de costumbres en su familia.
A cada paso esos interesantes cuadros nos ofrecen bellezas que admirar, ejem
plos que imitar , lecciones que aprender.
«Rebeca, dice Scio, escogida para Isaac, es figura de los gentiles a quienes
escogió Dios para formar su iglesia. Isaac no fue a buscar á Rebeca, como tam
poco Jesucristo fué por sí mismo á buscar á los gentiles, sino que envió sus sier
vos y discípulos los apóstoles, despues de haberles dado sus instrucciones, enri
quecido de sus dones y armado de su poder para hacer milagros.»
«Por la misma época Abraban, teniendo de edad 140 años, ¡rabia tomado otra
muger llamada Cetura, la cual le dió seis hijos. Estos, como todos los de sus mu
geres secundarias ó concubinas, recibieron de él varios donativos, aunque la
universal herencia pasó a Isaac; y ya en vida suya, para remover el peligro de
i. 15
58 ENLACE DE ISAAC CON REBECA.
úlolatiría, fueron todos separados de la casa solar, y enviados hacia la Arabia
Deslerta, ó sea la regíon oriental respecto á Bersabée.»
Cetura, una de las mugeres segundas que se conocen de Abrahan, debió
reemplazar á Agar cuando su espulsion, y el hecho mismo de hallarse en esta
secundaria categoría, arguye que sería en vida de la muger principal o Sara. Así
pues, algunos de los seis hijos podían haberle ya nacido á Abrahan antes de los
140 años; de otra parte, la virtud generatríz que el Señor le infundió á. los 100,
permaneció en él todo el resto de su vida. No es creíble que Cetura fuese cana
nea, atendido el ódio con que el patriarca miraba las mugeres de esta raza.
Dios, dando á Abrahan tantos hijos de Cetura, quiso que por este medio se
propagára entre las naciones, el conocimiento de su nombre y de su culto. «Abra
han desposó á Agar que era esclava, paraque Ismael su hijo figurase á los ju
díos, que en la ley antigua solo fueron hijos de Abrahan segun la carne. Despe
só tambien despues á Cetura, la que aunque libre, debía representar en sus hijos
á los malos cristianos de la ley de gracia. Agar, Ismael, Cetura y sus hijos, sola
mente reciben de Abrahan algunas donaciones, pero sin entrar á la parte de la
herencia con Isaac, el cual es el único y universal heredero. Los malos cris
tianos en la Iglesia, tienen los sacramentos y el uso esterior de las cosas santas,
lo que les da el nombre de cristianos; pero á los ojos de Dios están separados
del número de los predestinados y de sus verdaderos hijos, debiendo ser escluídos
para siempre de la herencia del cielo.» La principal que Abrahan dejó á Isaac,
fue la de su fé y de su esperanza, la disposición de dejarlo y sacrílícarlo todo por
seguir á Dios, un deseo ardiente de la venida de Jesucristo, y una entera per
suasion de que no había verdadera justicia sino por aquel que solo había de ser
el medianero, el pontífice y la víctima por el pecado.»
« Rebeca al igual de Sara, era estéril , y fue preciso que Isaac rogase mucho
al Señor para que la fecundizára. Concibió al tin, y fueron dos gemelos, los cua
les se entrechocaban ó pelcaban uno con otro en el seno materno, de suerte que
ella no pudo menos de esclamar: si esto había de acontccerme, qué me vale ha
ber concebido! y se fue á consultar al Señor. Dios le respondió así: dos naciones
están en tu vientre; dos pueblos saldrán divididos desde el ínísmo, y el un pueblo
superará al otro, y el mayor servirá al menor.»
Rebeca iría á consultar al Señor en alguno de los altares que Abrahan había la
brado cerca de sus tiendas, pues aunque entonces no se conocían verdaderos tem
plos, había por lo regular en cada familia, un lugar secreto, penetrale ó sanc
tum, donde el espíritu se espacíaba en abstraccíoncs á la divinidad.
La lucha ó choque de los gemelos, figuraba las venideras luchas y choques en
tre judíos ó ídumeos, en que los primeros siendo menores, avasallarian á estos,
y retendrian solos la posesion de la tierra (le Canaan. Fíguraba tambien que el
pueblo mayor ósea el de los judíos, serviría al menoró sea el de los cristianos, se—
NACIMIENTO m: moon r ESAÚ. 59
gun S. Agustín (De civit. D.) y otros. «Al mismo tiempo, la eleccion de Jacob y
la reprobacion de Esaú para los bienes temporales, significa la eleccion y repro
bacion de los hombres para la vida eterna» (S. Pablo, ad Romanos, c. 9 y 11).
«Llegado el tiempo del parto, dos gemelos salieron en efecto del seno de Ia
madre, pero en tal disposicion, que el primero era rojo y velloso, seba‘, á manera
de un pellico, por cuya razon fué llamado Esaú (velloso, ó hombre hecho), al
paso que el segundo tenia a su hermano asido por el talon, lo que le valió el
nombre de Jacob (el que echa la zancadilla ó suplanta a otro). A la sazon conta
ba Isaac sesenta años, llevando ya veinte de matrimonio.
« Pasados otros quince, en los 2485 del M. , Abra/aan tocó el término de su lar—
ga y [JTOÜBCÍlOSd carrera. Había pernzanecído lo suficiente entre su fanzília, para
ver cumplirse las promesas del cielo en la posteridad de Isaac; siendo pues ya los
días de su vida de ciento setenticinco años, llegaron a faltarle las fuerzas, y por
último sucumbió en buena vejez, cargado de años y lleno de días, yendo a reu
nirse con el pueblo de los justos que le habían precedido. Y presentes sus hijos
Isaac é Ismael, le sepultaron en la cueva doble del campo de Ephron, cerca de
Sara su esposa.»
OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.
Para precisar de un modo fijo los sucesos narrados en estos capítulos, ponemos
á continuacion el siguiente resúmen cronológico._
En el año 2093 del M. nace Ismael, siendo Abrahan de 85.
En 2108 nace Isaac, contando Abrahan 100 años.
En RMS Isaac se enlaza con Rebeca, teniendo 40 años, y su padre M0.
En 2150 Abrahan está casado con Cetura, su edad 142 años.
En 9168 nacen los gemelos Esaú y Jacob, teniendo Isaac 60 años y Abra
han 160.
En 2183 fallece Abrahan de 175 años, asistido por Isaac de 75, y por Ismael
de 90.
En 2231 fallece Ismael de 137 años.
Rebeca, hija de Bathuel, nieta de Nacbor, era resobrina de Abrahan; ignórase
de fijo su edad, y el único dato resultante del Génesis, es que premurió á Isaac.
Harran ó mejor C/iaran, en Mesopotamia, situada entre el Eufrates y el Chaboras,
60 MUERE ABRAHAN.
á bastante distancia de la confluencia de estos ríos, se hallaba a 300 millas de Si
' Despues ‘de la' pérdida de Sara, Abrahan ya no se movió mas de Bersabée, per-I
chem.
REFLEXIONES MORALES.
___._
.._¡.....
l/
ISAAC asuntos Á ncoe. 65
« Una carestía como en tiempo de Abrahan, obliga á Isaac á emigrar a Gera
ra. Estando allí‘, pensaba encaminarse a Egipto, pero un aviso celeste le intima
que no se separe del suelo reservado a su posteridad; entonces, insiguiendo el
ejemplo de su padre, trata de presentará Rebeca como hermana suya, mas Abi
melech apercibiéndose pronto del engaño, se lo echa en cara; al iuismo tiempo
espide un decreto de muerte contra cualquiera que sea osado vulnerar el honor de
Isaac ó su esposa. -
«El emigrado moró algun tiempo en este pequeño reino, dedicándose a la agri
cultura, y tan colmada fué la bendición divina sobre él, tal la prosperidad de sus
empresas y el cúmulo de su fortuna, que las gentes del país empezaron á cobrar‘
le envidia, y de pura malicia cegaron los pozos que Abrahan había escavado an
tiguamente. Tanto creció la saña, que el mismo rey hubo de mediar en el nego
cio, disponiendo que Isaac por prudencia, se retirase. Retrayéndose en efecto para
pasar hacia el torrente de Gerara y habitar allí, se renovaron los altercados con
los pastores naturales, hasta que al fin se decidió á regresar a Beerseba, donde
llegado, puso un altar a Jehovah. Al poco tiempo el mismo Abimelech, con el ge
neral Phicol y Ochozath su privado, compareció para restablecer la antigua
alianza, y habiendo celebrado un banquete, sellaro'n su union prestandose recí
procos gajes y juramentos.»
Véase lo que sobre Gerara y Abimelech, y sobre el titularse hermanos los es
posos, observamos al hablar de unos sucesos análogos (le la vida de Abrahan.
Abimelech significa padre rey; Pbicol, boca de todos ó el que hace rostro á todos,
y ÜCÍIOZtII/t, acompañamiento, cuyos nombres podrían ser‘ genéricos del sobera
no, de su general y de sus cortesanos ó privados. Ha sido siempre comun a los
orientales, y en suma a todos los pueblos, dar a las cosas un nombre significativo,
con relación al objeto y propiedades de las mismas.
«Tenia Isaac cien años, cuando Esaú de cuarenta, le dió el disgusto de casarse
con dos mugeres de la raza hethita, idólatras y de mala índole. El anciano con
sideraba siempre á ese hijo, á despecho de su conducta irregular, como el here
' dero nato de sus bienes y de las tradiciones de Abrahan, en quien recaerian las
bendiciones prometidas por Dios ala familia hebrea. Rebeca por el contrario, in
sistía en su predilección háeia Jacob, sobre todo viendo los desvíos del mayor.
« Un dia Isaac llamó á este, diciéndole: hijo mio! Esaú respondió: aquí estoy.
Repuso su padre: ya ves que me he hecho viejo, y que ignoro el dia de mi muer
te; toma pues tus armas, la aljaba y el arco, y sal a cazar algun venado con
que aparejarme uno de los platos que sabes me gustan; tráemele para que lo c0
ma, y enseguida te bendecirá mi alma antes de morir.
a Oidas por Rebeca estas razones, en cuanto aquel partió para llenar el come
_tido de su padre, fuese á Jacob y le dijo: tu padre acaba de encargar á Esaú.
que la traiga un venado y de el le sazone un guiso, para darle luego su bendi
l. 17
"66 . sueño MISTERIOSO DE —ES'I‘E.
cion en el. Señor antes de morir.; toma pues mi consejo, hijo mio: vete al redil,
trae dos escogidos cabritos, con los que guisaré uno de esos platos ‘que á tu pa
dre tanto le gustan; tú se lo servirás, y cuando hubiere comido, te dará su ben
dicion. A esto observó Jacob que su hermano era velloso, y él lampíño, añadien
do: si padre me tienta con sus manos y observa la diferencia, temo no se figure
que yo le he querido burlar, y en vez de bendecirme me maldiga. Respondió su
madre: yo me asumo esta maldición (no por desprecio de ella, sino porque es
taba segura del éxito, confiada en la ínfalflzztlad del divino vatlcínlo); tú hijo mio,
procura solo hacer lo que te aconsejo, y despacha en traer lo que te dije. Fue
Jacob, lo trajo y dió á su madre, la cual condimento el guiso que sabia era del
gusto del anciano; en seguida vistió á Jacob las mejores ropas de Esaú, que esta
ban guardadas en casa, y le cubrió las manos y parte del busto con la pelleja de
los cabritos,
«Jacob, llevando el guiso en la mano, se va á la estancia de su padre, le sir
ve de comer, y luego á favor del disfraz y de zalameras palabras, consigue tan
buen resultado de la estratagema, que el anciano completamente alucinado, le
bendice como á su hijo mayor, deseándole abundancia de trigo y vino, mediante
el rocío del cielo y la fertilidad de la tierra, la servidumbre de los pueblos , else
ñorío sobre sus hermanos y su profundo acatamiento.
«En esto llega Esaú, y preparado tambien su guiso, comparece delante del an
ciano padre, el cual se maravilla como era natural, aunque luego cae en la cuen
ta de lo que acababa de acontecer. Con todo eso, conociendo por revelacion el
misterio de la bendicion que había dado á Jacob, no quiere revocarla: lo hecho,
hecho. En vano Esaú grita furíosamente; sus voces destempladas logran solo que
Isaac le dé una bendicion particular, pues las prerrogativas de la prúnogenltttrtt
eran intlltveszhles, deseando tambien para él la grosura de la tierra y el rocío del
cielo, pero augurándole que viviría de la espada, y serviría temporalmente‘ a su
hermano, si bien llegaría tiempo que sacudiese y quitase el yugo de su cerviz.»
La significación de estas últimas palabras segun el P. Scio, (s que los idumeos
descendientes de Esaú, serian una nacion belicosa. «En efecto, ellos fueron siempre
enemigos declarados de los sucesores de Jacob, heredando el ódio que Esaú tuvo‘ á
su hermano, á quien resolvió matar; pero al cabo fueron vencidos y sojuzgados por
los mismos, si bien en diversas ocasiones sacudieron el yugo. En un sentido espiri
tual, se significa aquí tambien que llegará un tiempo de misericordia, en que los
judíos convirtiéndose á su único libertador, saldrán de la larga y deplorable es
clavitud en que se hallan, para ser puestos en dichosa libertad por aquel Divino
Espíritu de quien recibirán la plenitud de sus dones.»
La accíon de Jacob fue dirijída por el Espíritu Santo, aprobada por Isaac, y
celebrada por el apóstol como llena toda y figuratíva de los mayores misterios:
de suerte que el mancebo, instruido por su madre é inspirado del cielo, no preten
sus SERVICIOS EN CASA m: LABAN. ‘67
dio hacer sino lo que-figuraba. Si el pueblo de los gentiles pudo decirse con ra
zon somente de Abrahan (ad Galat. 3. 99), Jacob que le representaba y figura
ba, pudo decir del mismo modo, yo soy el primogénito Esaú. Los gentiles son
llamados allí sirviente de Abrahan, porque fueron un pueblo escogido y sustituido
al de los judíos, y en nuestro caso Jacob fué escogido por Dios ysustituido á
Esaú. A este modo Jesus llama Elías al Bautista, y en Tobías v. 18, el áujel san
Rafael se llama Azarías, hijo de Ananías.
Los judíos, que como Esaú eran los mayorazgos, y tenían derecho por su na
cimiento a la bendicion prometida á Abrahan, «hiciéronse indignos de ella por su
dureza, y por haber desechado las verdades de la. salud, cuando vendieron su
derecho á los gentiles cediéudoles á Jesucristo, á quien negaron delante de Pi
‘lato; y así fué que Dios por su misericordia, llamó á los gentiles á. un goce
al cual no tenían derecho. Jacob recibiendo la bendícion de Isaac, representa á
los escogidos en Jesucristo, cuya generosidad en presentarse á su Padre con traje
y figura de pecador, semeja á Jacob con el de Esaú, consintiendo en ser des
conocido y tratado como el pecador á quien representaba. Y por esto mereció la‘
.bendicion de su Padre, y descendió á la tierra sobre los escogidos el rocío de san
tidad, la lluvia de los dones y gracias del Espíritu Santo, y el pan y el tino do
las dulzuras, suavidades y consuelos celestiales.»
Nada hay rcprensible, todo es misterio en este santo patriarca, cuyas accio
nes eran proféticas y dirigidas por una luz divina: eso es lo que debiéramos pen
sar, aun cuando nos fuese desconocido el que se ocultaba debajo de estos velos.»
Es preciso meditar semejantes sucesos con fe sincera, con respeto grande, vien
do en ellos mas que unas actas de puro ejemplo ó de interés histórico, un enca
denamiento misterioso de los altos secretos, por donde la divina providencia con
ducia a la humanidad, voluntariamente corrompida, á su eterna regeneracion.
a El furor de Esaú fue escesivo; en su corazon concibió un odio mortal contra
el que le acababa de suplantar. Rebeca temiendo con tierna ansia los males que
á su predilecto podía acarrear el feroz resentimiento de aquel, mira de alejarte in
dicándole para refugio la casa de Laban su propio hermano, en Harran. Como
respetaba demasiado las voluntades de Isaac, para allijirle (lándole parte de las
manifestaciones de Esaú, le fué á comunicar su plan bajo la especie de que no
convenía aliar á su segundo hijo con los odiosos cananeos, sino buscarle esposa
de su familia. En esto Isaac llamó a Jacob, diólc nuevamente su bendicion, y le
mandodiciendo: «No tomes muger del linaje de Canaan, sino vete á Mesopo
tamia de Siria, a la casa de Bathuel tu abuelo, donde podrás tomar por esposa al‘
guna de las hijas de tu tio Laban; y el Dios omnipotente te bendiga, acrezca y
multiplique, de suerte que vengas á ser caudillo de muchos pueblos, y te conceda
las bendiciones de Abrahan, y a tu descendencia despues de ti, para que hercdes
la tierra de tu peregrinacion, segun á tu abuelo le fue prometida.» -
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68 isAAc BENDICE Á JACOB.
He aquí uno de los actos mas descollantes de la vida de Isaac, en el sentir de
las hilaciones teocráticas de los hebreos: por ese último rasgo espontáneo, el
segundo patriarca se reconcilia de nuevo con el destino de los sucesores de Jacob.
con quien estaba ya enlazado en fuerza de la primera bendición, y en consecuen
cia la línea de Esaú, como la de Ismael, queda eliminada de nuestra historia, en la
lacual solo nos ocuparemos ya de la rama de Jacob, tercer atriarca. Isaac por su
lado, aunque sobrevivió largo tiempo a estos sucesos, no ofreciendo en su carre
ra ningun otro hecho notable, apenas volverá á parecer en escena.
«Jacob, mientras tanto, salido de Beerseba para su destino, tuvo cerca de
Luza un sueño, en el cual estuvo viendo una escala por donde subían y descen
dian varios ánjeles, asomando en su remate el mismo Dios, cuya magestad le rei
teraba las promesas hechas a Abrahan y a Isaac, y le aseguraba que todas las
familias de la tierra serian bendilas en él y en su posteridad. Al dispertar, su pri
mera diligencia fuó consagrar la propia piedra sobre la cual habia reelinado su ca
beza, elevándola a guisa de monumento, y derramando óleo sobre ella; y puso el
nombre de Bethel ó Casa de Dios, á la que antes era Luza ó Almendral.» y
La escala de Jacob es una imagen de la divina providencia, que vela por la
conservación de los escogidos, siendo los ánjeles que subían y bajaban, los ejecuto
res y ministros de esta misma providencia. «Muchos intérpretes esplican tambien
esta escala, de la encarnación del Verbo que junló el cielo con la tierra, y sus
escalones ó gradas representaban la sucesión de los patriarcas.» '
«Habiendo Jacob proseguido su viaje y llegado á inmediaciones de Harran,
dió de manos á boca entre las pastoras de la ciudad, con su prima Raquel, hija
de Laban, de cuya familia fue recibido con la efusion mas cordial. Prendado de
la graciosa doncella, púsosc siete años al servicio de su tio para mcrecerla, y
granjear el dote que entonces los varones entregaban á sus novias. Laban empe
ro tenia otra hija mayor y menos bella, llamada Lia, a la cual segun mostró, de
seaba colocar primero. Venido pues el dia de la boda, sustituye mañosamente la
una por la otra, y Jacob, aunque groseramente eizgafiado, despues de aceptar la
que no quería, se compromete por siete años mas de servicios al objeto de obtener
la que ama: bajo esa condicion recíbela igualmente por esposa, luego definidos
los siete dias de la boda primera.
« Lia , favorecida del cielo en contrabalance de la predilección que Jacob tenía á
su hermana, le dió cuatro hijos, Ruben, Simeón, Levi y Judá. Raquel. permane
ciendo estéril, le entregó segun entonces era permitido, su esclava Bala, para adop
tar como hijos los que en ella su marido tuviese, y en efecto, de esta union nacie
ron Dan y Nephtalí. Lia no habiendo vuelto a concebir durante algun tiempo,
dió tambien a Jacob una criada suya llamada Zelpha, la cual procreó alos hijos
Gad y Aser, y sucesivamente la misma Lia dió a luz á Isachar, Zabulon y
una hija por nombre Dina. Finalmente, los votos de Raquel se vieron colmados;
sueño MISTERIOSO m: ESTE. 69
Dios oyó sus ruegos, y hecha fecunda, concibió y parió un hijo, diciendo: quitó
Dios mi oprobio; y le puso ‘el nombre de Josep/z (de osep/i. quitó, y yosep/z aña
dió)’, diciendo otra vez: añádameel Señor otro hijo.» '
OBSERVACIONES CRITICO-IIISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
Si nos hallamos separados de los antiguos tiempos por una serie de siglos,
cuánto mas léjos estamos aun de aquellas costumbres patriarcales, que serán siem
pre la admiración del verdadero filósofo! Véase que valor se daba entonces á la
bendicion paterna; pero en el dia, bajo el espíritu positivo de nuestra época, muy
poco se estiman los bienes invisibles, por esquísitos y divinos que sean, y mu
cho mas frecuente es ver á la infancia creciendo en el amor y la esperanza de
los bienes terrenales de sus padres, que en aquel amor y aquellas promesas niag
l.‘ 18
'70 sus SERVICJOS EN CASA m: LABAN.
níficas, vinculadas en el precepto tan olvidado: lzonora patrem et vnalrem; honra
á tu‘ padre y á tu madre, esto es á todo lo que goza autoridad sobre tí, porque tu
vida depende de la fidelidad con que llenarás esa gran disposición. Honradles,
añade el sagrado legislador, paraque oivais larga-atente sobre la tzerra que el Se
ñor os Iza de dar (Exodo, Q0, 1Q).
« Los padres de la Iglesia y los intérpretes, segun observa el arzobispo de Flo
rencia Martini, se hallan divididos acerca la respuesta que Jacob dió á Isaac,
_ increpándole unos absolutamente, y abónándole ó defendiéndole otros mas ó me
nos.» En efecto, la mentira nunca es lícita, y siempre constituye pecado segun
categóricamente demostró S. Agustín en un tratado especial. Mas aun cuando
parece que Jacob, instigado de su madre, mintiese en esta circunstancia para ob
tener la bendición correspondiente á Esaú , no debe arguirse que en realidad se
hiciera culpable, pues importa recordar que Esaú le había transferido la pri
mogenitura, y que Dios predijo a Rebeca que el mayor de los dos gemelos estaría
sometido al segundo. Hay aquí además un gran misterio, el cual nos esplica por
qué razon no todas las acciones de los justos son ejemplos dignos de imitarse,
sino considerandos para escitar en nosotros una adoración profunda á las sublimes
vías de la providencia. Jacob es la figura de Jesucristo; cúbrese con la piel de ca
brito, como el Salvador divino, el cordero sin mancilla, se revistíó de nuestros
pecados para bórrarlos llevándolós encima; toma los vestidos del hijo mayor, lla
mándose tal, como los gentiles tomaron el l_ugar del pueblo querido de Dios, se
gun las mismas palabras del Señor en el evangelio: los últimos ¿vendrán á ser los
primeros, y los primeros serán los ailtímos (Mat. 19, 30).
La fragancia de las vestiduras de Jacob, el campo lleno de flores y frutas. el
rocío del cielo, la gordura de la tierra, la abundancia de trigo y vino, todo eso
no son mas que figuras de la universalidad de la Iglesia, y de los infinitos tesoros
con que el divino Maestro ha enriquecido por sus méritos y sacramentos, á esta
santa madre de los fieles hijos de Dios. «Oh historia la mas respetable, escla
ma enajenadó S. Agustín, escena de lo pasado. pero brillante profecía de lo veni
dero, cuyos sucwos todos cumpliéronse en la tierra, mas desde el cielo vinieron
dispuestos; cuyos instrumentos fueron los hombres, mas su soberano moderador
hubo de ser el mismo Dios! O res gestas, sed propheticaa gestas; in terra, sed cu»
litus; per homines, sed divinitus! (Civit. D. E. 16, c. 37.)»
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« Despues de nacido el último hijo, Jacob habló así á su suegro: déjame vol
ver á mi patria y tierra, y dame mis mugeres é hijos por los cuales te he ser
vido, para que me vaya; ya sabes los servicios que á tu favor he desem
peñado. Respondió Laban: hálle yo gracia á tus ojos: sé por esperiencia que
Dios me ha bendecido por causa tuya; así pues dime tu mismo qué recompensa
quieres. Reposo el: bien te consta en efecto cómo te he servido, y lo que en mis
manos han prosperado tus haberes; cuando llegué aquí harto escasos eran, y aho
ra estás rico, porque el Señor te bendijo con mi venida; así pues justo es tam
bien que yo mire un poco por mi casa. Qué quieres que te de? dijo Laban. Nada
quiero, respondió su yerno, pero si te allanas á lo que voy á pedir, apaccntaró
.otra vez y guardaré tus ganados. Recorre cada rebaño y separa de él las reses
de color vario o de vellon manchado, y en adelante cuántas nacieren pardas,
salpicadas ó abigarradas, así de ovejas como de cabras, esas serán mías en cali
dad de recompensa. A su tiempo hablará á favor mío mi honradez cuando llegue
el plazo convenido, pues si las dichas reses, ovejas ó cabras, no fueren pardas ó
abigarradas, será prueba de que las habré hurtado. Dijo Laban: me parece bien
lo que pides. _
« separadas las reses, y habiéndose ido Jacob con los hijos de Laban para apa
centar los rebaños confiados á su guarda, empleó un medio que hurlaria á su co
dicioso suegro, y haría que todas las ventajas del trato recien celebrado cediesen
á su favor. Cortó unas varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, las cua
les descortezadas á trechos de manera que el verde alternase con el color blanco de
la corteza, las puso en las cañerías cuando el ganado se abrevaba, y así logró
que las madres, afectándose por la variedad de colores en el ardor de la mezcla,
paríesen á su tiempo crías de manchas y listas varias. Esto lo hacia en la prima
vera, para sacar los mejores partos, pero en otoño nó, con objeto de dejar los par
tos tardíos á Laban: por este medio se hizo un hombre opulento, y adquirió mu
chos rebaños de ganado, siervos y síervas, camellos y asnos.»
7Q ascenso nn moon. _
Aunque segun los principios de historia natural se esplica, y por esperiencia
se conoce el resultado que en los fetos puede producir la afectación de sus ma
dres; el ardid de Jacob aparece como un artificio inocente, en nada contrario al
espíritu de religiosidad y justicia, el cual el Señor se dignó ínspirarle como forma os
tensíble de un milagro, para castigar la cupidez de Laban y galardonar los mereci
mientos del sufrido yerno. Este usó aun de mucha moderación con el que tan in
justamente se le había portado, dejando de poner sus varas en otoño lo mismo
que en la primavera, y no aprovechándose de su ventaja cuanto hubiera podido.
Por el testo se ve que las ovejas en Mesopotamia daban dos crías al año, siendo la
primeriza preferible a la segunda, porque las madres que conciben en la prima
vera se alimentan 'mejor en el estío, y los hijos se libran de los ardores y seque
dades naciendo en otoño.
«Laban y sus hijos, no pudieron ver con ojo indiferente tamaños avances de
Jacob; este á su vez, no dejó de advertir la frialdad del primero, y las confabula
ciones de los segundos: sin embargo, nada hubiera podido decidirle á que aban
donase el lugar a donde Dios le había llamado, si el mismo Señor no se lo orde
nara espresamente, en estos términos: Vuélvete a la tierra de tus padres y á tu
familia, y seré contigo. Obtemperando la superior disposición, envió á decir a Ra
quel y Lia que compareciesen en las dehesas, y llegado que hubieron, espúsoles la
torcida conducta de su padre, apesar de la lealtad con que se había portado él, las
mercedes recibidas de Dios, y por fin el aviso del cielo que le incítaba a partir.
Ellas reconociendo las bondades del Altísímo, convinieron en que nada podían
ya esperar de’ su padre, quien las había tratado como estrañas, mercadeando en
cierto modo con sus personas, y así le dijeron que cumpliese la celeste disposi
ción. Apercibióse pronto Jacob, y colocados sus hijos y mugeres en los camellos,
recogidos sus ganados y hacienda, y todo cuanto había adquirido en Mesopota
mia, encaminóse hacia la morada de Isaac en Canaan.
«A esta sazon Laban había ido al esquileo de sus ovejas, y Raquel robó los
ídolos (terap/zinz) de su padre. El mismo, hasta pasados tres días no tuvo noticia
de la escapatoria de Jacob, cuando ya la caravana había vadeado el Eufrates y
seguía avanzando hacia los montes de Galaad. Reunidos entónces prontamente sus
lagos, parientes y domésticos, corrió á la persecución de los fugitivos durante
siete días, hasta que dió con ellos en los referidos montes; sin embargo Dios en
sueños le había dicho se guardase de hablar ásperamentc algo contra Jacob. Ha
biendo fijado sus tiendas en el mismo monte de Galaad, fuése al yerno y le dijo: Por
qué te has llevado mis hijas sin darme de ello noticia, y como si fueran cautivas de
guerra‘? porqué has querido huir sin yo saberlo, sin anunciarmelo, al objeto de que
pudiese acompañarte alegremente, con tímpanos, cítaras y cantares? Ni siquiera me
has permitido dar un beso á mis hijos é hijas: vaya, que obraste desatinadamente!
Bien podría ahora volverte mal por mal, pero el Dios de vuestro padre me dijo
RAQUEL nuera LOS ÍDOLOS Á su PADRE. '73
ayer: guárdate de hablar con dureza á Jacob. Enhorabuena si deseahas regresar
entre los tuyos, y si te atraía el amor á la casa paterna, pero con qué motivo me
has robado mis dioses? Jacob respondió: la razon de haberme ido sin decirte na
da, es‘porque temí no me quitáras á la fuerza tus hijas; respecto al robo de que
me acusas, sí alguien hallas que retenga tus dioses, muera en presencia de nues
tros hermanos y familiares. Busca, y todo lo que encontrares de tu pertenencia,
puedes llevarlo.
«Jacob al decir esto, ignoraba que Raquel hubiese hurtado los ídolos. Su sue
gro se puso á reconocer las tiendas del mismo, de Lía y de las dos esclavas, sin‘
encontrar cosa alguna; pero habiendo pasado á la de Raquel, esta presurosa,
escondió los ídolos debajo unos aparejos de camelloy sentóse encima, pretestando
para no levantarse que la aquejaba la incomodidad habitual de las mugeres, y de
este modo quedó burlada la pesquisa.
« Amargas fueron en vista de esto las reeonvenciones de Jacob. Por qué culpa ó
pecado mío, dijo, te ensañas de tal suerte contra mí, revolviendo todo mi equipa
je? Qué has encontrado de todo el haber de tu casa? Pónlo aqui manifiesto delan
te de todos nuestros hijos y parientesque se hallan á la vista, y juzguen entre uno
y otro: para esto viví veinte años en tu compañía? En verdad que tus ovejas y
cabras no han sido estériles, ni yo me he comido los carneros de tu grey; al con
trario, si las fieras causaban alguna baja, yo resarcia el quebranto sin decirte nada,
al paso'que tu me exíjias rigurosa cuenta de todo lo que desaparecia por hur
to. Al rigor del sol ó de las escarchas me hallaba espuesto, tanto de dia como de
noche, y el sueño huia de mis ojos. De ese modo he servido en tu casa por espa
cio de veinte años, catorce por tus hijas y seis por tus ganados; tú entretanto,
diez veces me has trocado la paga, y á no asistirme el Dios de mi padre Abra
han, á quien teme y adora Isaac, quizás ahora me despidíeras sin un hilo de
ropa. Dios empero ha atendido a mi tribulacion y al trabajo de mis manos, y por
eso te reprendió ayer’. Respondióle Laban: mis hijas é hijos y tus rebaños, con
todo cuanto te rodea, mio es; qué puedo hacer yo contra mis hijas y mis nietos?
Ea pues, hagamos una alianza que sirva de testimonio de la armonía entre
ambos.
«Jacob tomó una piedra y la erijió en testimonio, y hacinando otras á su al
rededor, levantaron un majano y juraron en seguida que ninguno de los dos se
propasaria contra su aliado. Inmoladas las víctimas, convidaron á comer á sus
parientes y pasaron allí aquella noche, despues de lo cual Laban, levantóse de
mañana, besó á sus hijos, y habiéndoles echado la bendición volvióse á su
país.» v
, La accion de Raquel se ha interpretado de varios modos:_ quiso librar de idola
tría á su padre? Para esto fuera preciso suponer que Laban era descreyente, cuan
do del testo aparece lo contrario, y que la voz terapbim designaba unos verdaderos
1. 19
A siNsAnonns DEL PATRIARCA.
ídolos, lo cual no consta en. ningun lugar, pues el genuino significado de esta
palabra es seznejaizza, y segun algunos espositores, dábase á unas piedras sim
bólicas, que tenían grabados los nombres de los ascendientes de la familia, yeran
entre ella objeto de suma veneración. Pero suponiendo que en dichos ídolos se vin
., culase algun valor religioso, como parece desprenderse del nombre elohai ó dioses
que Laban les da, pudo su hija, participando de la superstición, temer en su pa
dre ó esperar para si el influjo de aquellos? Semejante razon tampoco es admisible,
tratándose de la esposa predilecta de Jacob, que era el siervo por escelcncia del
‘Señor, ycuyas doctrinas y principios por consiguiente no podían dejar de ser co
munes á su compañera. Tambíen se ha dicho que Raquel tomaría los ídolos en
compensación del dote que le había sido usurpado; pero esto fuera hacerse justicia
en causa propia, y por medio de una acccion mala como lo es el hurto, si bien á
la verdad, la falta de tribunales adonde acudir y la escesíva codicia de Laban,
la hacían escusable. En suma, este hecho como otros que hemos tratado de espli
car, pudo el cielo disponerlo para mas altos fines, y en tal concepto seria mas ve
nerando que esplicable; pero aun en su acepción natural, basta que la divina pro
videncia Io permitiese, paraque la razon se acalle admitiéndolo, y el espíritu se
humille respetándolo. '
La blandura de Laban debe atribuirse al temor de los celestes rigores, puesto no
bastaron á humanizarle la razon y la caridad.
« Cuando Jacob hubo llegado áMahnaim, por primera diligencia envió mensa
geros á Esaú, en el país de Seir, que le notícíaron su llegada. Esaú se puso en mo
vimiento, acompañado de cuatrocientos hombres, y al saberlo aquel, temeroso de
un ataque, elevó una ardiente súplica al Dios de Abrahan é Isaac, y envió á Esaú
ricos presentes. Habiéndose levantado muy de mañana, hizo pasar el vado de
Yabbok á sus dos mugeres, las criadas y los once hijos, y quedándose solo, vio
aparecerse un personaje con el cual luchó hasta la mañana, resistiéndole, y re
sultó ser un ánjel de Dios, quien trocó su nombre de Jacob en Israel (hombre que
ve a’ Dios, y tanzbzeiz príncipe de Dios), de donde ha quedado el de israelitas á
sus descendientes.»
En este ánjel que combate con Jacob, muchos padres creen ver un representan
te de Dios ó el mismo hijo de Dios, a quien dejándose vencer en esta lucha, daba
á Jacob la esperanza de triunfar de sus enemigos.» Segun S. Agustín , Jacob fue
imagen de los judíos. Veáse en Oseas la esplicacion que da del presente pasaje,
L‘.l2,v.hy5. .
«Lleno entonces de confianza en Dios, avanza Jacob acompañado de toda su fa
milia, al encuentro de su hermano. Esaú le recibe con bondad, le abraza tiernamcnte
y hasta le propone seguir juntos el camino, pero Jacob observa que sus hijos mas
tiernos y sus vacas preñadas no podrían sin riesgo salirse de su acostumbrado pa
so. Así pues, recibidos los presentes, Esaú regresó á Seir, mientras Jacob se di
REGRESO na JACOR. ‘75
rijia a Sochot. en donde fijó sus tiendas, y luego pasó á Salem, ciudad cananea de
los sichimitas, y habitó cerca de ella; y habiendo comprado la parte del campo
en que fijara tiendas, erijió allí un altar é invocó sobre él mismo al fortísimo Dios
de Israel. . - ' «
a Duros percances aguardaban a Jacob al llegar á la tierra de Canaan. Uno de
ellos fué el rapto y la violacion de su hija Dina por Sichem, hijo de Hamor prín
cipe de los sichimitas, y la consiguiente feroz y criminal venganza tomada por
los hermanos de aquella, Simeon y Levi, acompañados de sus domésticos, contra
los varones de la ciudad y todos los habitantes en general, á quienes despojaron
con ausilio de sus demás hermanos; siendo así que el ofensor se brindaba a en
mendar el agravio de la manera mas leal, y ya había empezado á cumplir las
condiciones que le fueron exijidas en reparacion. Cruelmente afectado Jacob por
tau Iastimosos sucesos, insiguiendo la disposicion divina, retiróse con toda su fa
milia de unos lugares en que ya no podía permanecer con seguridad, y fuese á
Betbel, al objeto de habitar allí, y erijir un altar en el sitio mismo donde el Señor
se le apareciera en sueños. Habiendo partido despues con direccion á Ephrata ó
Belen, he aquí que Raquel se siente acometida delos dolores de un parto difícil;
atroces son los padecimientos de esta pobre madre; por fin dá a luz á Benjamín,
pero ella sucumbe, dejando á su esposo privado de la mas dulce compañía. En
tiempos posteriores, el sepulcro de Raquel se mostraba todavía en los alrededores
de la ciudad que víó nacer al Salvador. A una milla de la misma y lugar llama
do Torre del Bebano, permaneció Jacob algun tiempo hasta que pasó á la ciu
dad de Arbea, en la cual permaneciasu padre Isaac, aunque muy viejo, pues
¡base á la raya de ciento ochenta años, de modo que para descender a la tumba
solo parecía aguardar el abrazo de su hijo. Aun tuvo tiempo sin embargo de pre
senciar el afiictivo suceso de que se da cuenta en el capítulo siguiente.»
OBSERVACIONES CRlTICO-HISTORICAS.
._..__
REFLEXIONES MORALES.
Era lícito á Raquel hurtar los ídolos de su padre‘? Aunque fuese mucha su vir
tud, no bastaría eso á legitimar su accion. Algunos teólogos opinan sin embargo
que ella quizás tomó los ídolos, que serian de oro ó plata, para compensar la
injusticia de Laban hácia ella y su hermana, no dándoles dote alguno, y tratan
do á Jacob con la mas escesíva dureza y mezquindad. Otros creen que por este
medio pensó quitar á su padre una ocasion de idolatría, en cuyo concepto sería
un celo digno de Raquel, pero celo poco ilustrado, que no la escusaba del hurto ,
porque una acción mala en sí, no puede justificarse por la bondad de intención.
S. Pablo
un bien. dice: mmca debe hacerse cosa mala, por mas que ella haya. de redundarl
He aquíy elolvido,
ingratitud pago que suelen
cuando llevar
no es los éservicios
dureza injusticia!mas
Enconstantes y acrisolados:
cambio ellbuen derecho,
cuanto mas oprímido, mas fueros adquiere; y si se presenta la ocasion, puede er
guirse noblemen te para confundir á la arbitrariedad con un lenguaje enérjico, y ha
cer que prevalezca la razon. Entónces, muy vil ó ciego ha de ser el corazon del
opresor, si no cede el lugar á mejores sentimientos. No es una victoria hermosa la
que se granjea sobre un poder inícuo ó injusto, con el valor y la paciencia? El po
der así aleccionado, no tiene derecho á esclamarse contra los bríos de independen
cia ó el espíritu de revuelta, diciendo que le hayan faltado á la sujeción ó al respe
to; entónces, el único recurso que le queda, es avergonzarse de sus demasías, y
apresurarse á enmendar sus yerros.
JOSEPH VENDIDO POR SUS HERMANOS.
JUDÁ Y THAMAR.
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I!
a
. -: ‘e .52: tíazaixtis’.
II(‘I‘-«P>ÜP- ‘v ¡ 33:
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JOSEPH VENDIDO ron sus HERMANOS. 79
tad: la ida de Jacob á Egipto, su residencia en aquel país, consignada en los re
gistros de la historia, la conservación de los restos de Joseph por espacio de dos
siglos, hasta que fueron trasladados á Palestina é inhumados en Sichem; son otras
tantas pruebas notorias de la fidelidad de la narración del santo testo.
Otra parte de los cargos recaen sobre esos sueños, símbolo de los destinos y
prosperidades de Joseph, cuya creencia por un lado el mismo Dios condena, y por
otro la razon anatematiza, como una de las ilusiones y fantasías supersticíosas en
que han caído los hombres de todos tiempos, enjendradas por la ignorancia ó el
fanatismo. A esa dificultad dan los intérpretes una solucion satisfactoria: sí por se
mejantes sueños entendiéramos el simple efecto de la imaginación, producido natu
ralmente durante el descanso por causas mas ó menos inmediatas, enhorabuena
que se condenasen como lo han sido y merecen; pero es imposible negar á Dios la
facultad de cómunicársenos por medios sensibles, entre los cuales el sueño es una
de las formas mas propias de revelación ó inspiración; sentado pues este prece
dente, quién descónócerá el impulso divino en aquellos anuncios tan astraordina
ríos, tan circunstanciadós, y tan solemnes en sus objetos yrelaciones, que fijan una
época de la vida, como los tuvieron á su vez Abrahan y Jacob, Nabucodonósór
y Daniel, Judas Macabeo y S. José esposo de María‘?
La estima de Jacob para con su hijo, no es en nada parcial; el bondadoso cora
zon del patriarca, aunque desigualmente había estado dividido entre sus esposas,
no podía dejar de tener cariño á todos sus hijos , siendo iguales ante él por la san
gre. Pero lo que verdaderamente le atraía en Joseph, y que en efecto constituía
una diferencia, eran sus virtudes, la -candidez de su alma y la nobleza de sus
prendas. Cómpárense los rasgos de la vida de este mancebó, con la protervía y
maldad de otros de sus hermanos, y veráse qué distancia media entre el pruden
te, el casto, el sufrido Joseph, que por su pacienciaé insignes virtudes mereció ser
una digna figura de Jesucristo, y la irracional envidia de sus desnaturalizadós her
manos, que miraban en él un reproche continuó para sus malas conciencias. «La
corrupción del hombre llega á tal estremo, que aborrece la virtud que ve en los
otros. Su altanería no puede sufrir que sus vicios se vean manifiestos y reprendi
dos en las acciones virtuósas de los demás, y así en vez de humíllarse y recono
cerse á la vista de una luz clara que le hace palpables sus defectos, procura apa
garla para que no se descubran.»
a Por entonces, habiendo los hermanos de Joseph ido á Sichem para apacentar
los rebaños de su padre, este dijo á Joseph: tus hermanos se hallan en Sichem
apacentandó las reses; ven pues, que quiero enviarte á ellos. Estoy pronto, res
pondió su hijo. Anda y mira si todo va bien entre tus hermanos y los ganados, y
vuelve á decirme lo que haya. Habiendo pues salido del valle de Hebron, llegó á
Sichem, y un hombre que le encontró divagandó por el campo, preguntale qué
buscaba. Busco, repusó, á mis hermanos; sabrias decirme donde apacientan el
80 JUDÁ r TBAMAR.
ganado‘? El hombre respondió: se han retirado de este lugar, y les oí decir que
se iban á Dothain. Siguió pues Joseph en busca de sus hermanos, y los halló en el
llano de Dothain. Avistándole ellos de lejos, antes que se aproxímárav, eoncibie
ron el feroz intento de matarlo; y se decían unos á otros: he aquí al gran soña
dor! vamos á matarlo y echémosle en una cisterna vieja, y luego diremos que una
fiera alimaña lo ha devorado; veráse entonces de que le sirve su soñar. Ruben
oyendo tales propósitos, esforzábase en librarle de sus manos, diciendo: no le quí
teís la vida, ni derrameis su sangre; basta con que le arrojeis en esa cisterna del
desierto, y conservad limpias vuestras manos. Su verdadero intento era ponerle
en salvo y devolverle á su padre. En efecto, apenas Joseph hubo llegado junto á
sus hermanos, quitáronle la túnica lalar de varios colores, y lo echaron en una
cisterna vieja, que no tenia agua, sin ¡racer caso de sus inocentes lágrimas, g con
propósito de dejarle perecer allí de necesidad. Enseguida, habiéndose sentado para
comer, vieron unos viandantes ismaelítas que venían de Galaad con sus camellos
cargados de aromas, resina y almáciga, para Egipto; entónces Judá dijo á los
otros: de qué nos servirá matar á- nuestro hermano y ocultar su muerte‘? Mas
vale que lo vendamos á esos ismaelitas, sin empañar con su sangre nuestras ma
nos, pues al cabo hermano y carne nuestra es. Los hermanos se atuvieron á este
plan, y en consecuencia, al pasar los mercaderes madíanitas, sacáronle de la cis
terna y lo vendieron por veinte monedas de plata, equivalentes á ciento czncuenti
siete reales vellón, diez g siete maravedís, y los ísmaelílas se le llevaron á Egipto.
Ruben, ausente á la sazon, cuando volvió á la cisterna y no encontró el mucha
cho, rasgó sus vestiduras y fué á decir á sus hermanos: el mancebó no parece,
que voy á hacer yo? Finalmente, tomaron la túnica de Joseph, y habiéndola te
ñido en la sangre de un cabrito recíen muerto, la enviaron á su padre, man
dándole á decir por los que la llevaban: hemos hallado esa túnica; mira si es la
de tu hijo ó no. Así que el padre la hubo reconocido, esclamó: es la túnica de mi
hijo! alguna terrible fiera lo habrá devorado... y rasgando sus vestimentas, pú
sose un cilicio y lloró á Joseph por mucho tiempo. En vano se le reunieron todos
los demás hijos, procurando templar su dolor; no quiso recibir consuelo alguno,
y por toda palabra les decía: lloraró aun, cuando descienda á reunirme á mí
hijo en el lugar de su descanso. Mientras él seguía en su amarga afliccion, los
ismaelitas vendieron á Joseph en Egipto, á un eunucó ó canzarlengo de Pharaon
y general de sus tropas, llamado Putiphar.»
Los ismaelílas y otras tribus árabes establecidas en el desierto de Siria, comer
cíaban en productos de su suelo con los países comarcanos, especialmente con
Egipto, nación ya entonces avanzada, donde los artículos de droguería y aro
mas no dejarían de estimarse por sus varias aplicaciones, en los ramos entre otros
de medicamentos, embalsamaje de cadáveres etc. Aquí se habla sin diferencia de
ismaelítas y madianitas, no por confusión de estas dos razas, sino porque la ca
JOSEPH VENDIDO ron sos, HERMANOS. 81
ravana que cruzó delante de los hermanos de Joseph, componíase de mercaderes
de ambas tribus, y de otras tal vez, pues se reunían en gran número para atrave
sar con seguridad el desierto, lo propio que en el dia.
No dejemos de admirar las inescrutables vías del Altísimo, por donde los co
hechos mas criminosos, se truecan á las veces en logros dulcisimos: quién no
' compadeciera á Joseph al verle tan indignamente hollado y escarnecido por sus
propios hermanos? sin embargo ese infortunío en su suerte; esa alevosía le abre
las puertas de Egipto, donde quizá jamás lograra figurar, á no atravesarse la serie
de aventuras que le elevaron á ser el mayor privado de uno de los primeros mo
narcas. La virtud puede verse sometida á duros tranees, pero al cabo su triunfo
es seguro, mientras el vicio, repelido en el cielo, tarde ó temprano en la tierra
misma recibe casi siempre su pago merecido.
«Por igual época, Judá, separándose de sus hermanos, pasó á establecerse en
Haduthlam en la Cananea, donde casó y tuvo tres hijos, Her, Onan y Sela; El
primero fué unido á su tiempo con Thamar, y por su mala conducta, Dios le cas
tigo de muerte; mas con objeto de levantarle linaje. su viuda fué transferida al
segundo génito. Este, sabiendo que los hijos no nacerian para él, pues en reali
dad, el primero que salia á laz tomaba el nombre y sucedía en los derechos del
premuerto cónyuge, procuraba impedir el fruto del matrimonio, por lo cual el Se
ñor le hirió también de muerte , en castigo de accion tan detestable. Viuda Tha
mar dos veces, retiróse á la casa de su padre, por consejo de Judá, y para espe
rar la mayoría del tercer hijo Sela, que igualmente debía ser consorte suyo; pero
viendo que no se realizaba el enlace, y abochornada de no tener sucesión, un dia
que Judá, viudo también de su esposa, subía á Thamnas con Hiras haduthlamita,
su mayoral , para el esquileo del ganado, aguardóle sentada en el camino, cu
bierta con el theristro ó velo á usanza de las rameras, y celebrando un trato li
viano, logró cohabitar con él, de cuyas resultas concibió y parió dos mellizos. El
menor sacó la mano antes que saliese el primero, y este fue’ llamado Pharés, y el
otro Zara, y de Pharés descendió con el tiempo el mismo Redentor del linaje hu
mano.» _
El hacerse en este lugar especial mencion de la descendencia de Judá, demas
que así lo exige el órden cronológico de los hechos, lleva dos objetos: establecer
el origen de una generación á la cual, aunque impura, quiso pertenecer el colmo
de toda pureza, Jesucristo Señor nuestro, y al mismo tiempo recordar á la tribu
de Judá, que era la mas noble entre las (le Israel, su procedencia de una muger
cananea, para que los judíos no se ensoberbeciesen á costa de los gentiles, funda
dos en la miserable vanidad de su preeminencia en raza. Al mismo tiempo vemos
que el Señor se dignó preferir la estirpe de Judá á la de Joseph, apesar de que
las virtudes y méritos de este, parecían hacerle el vehículo natural de la herencia
de verdad y justifieacion que tan dignamente fuera inaugurado por sus anteceso
I. 21
82 mnÁ r THAMAR.
res. .El Espíritu Santo, que dirijia la pluma de Moisés, dice el P. Scio, «quiso
aquí darnos á conocer cuán gratuita fué la promesa del Redentor, y por consi
guiente la de nuestra salud, haciendo que un hijo nacido de la incontinencia .de
Judá, por una série de descendientes diese al mundo al Juez por escelcncia, y
por él la verdadera justicia.» '
Aunque la divina providencia se utilize á veces de los delitos de los hombres,
no de aquí se arguye que los apruebe; al contrario, el castigo viene casi siempre
aparejado en pos de la culpa, segun vemos en Ruben privado de la primogenitu
ra, en los hijos de Judá heridos de muerte, en los hermanos de José trémulos á
los pies del favorito, etc.
«El nacimiento de los mellizos de Thamar, encierra segun los Padres de la lgle—
sia el misterio de los dos pueblos, el de la ley antigua y el de la nueva: en Pha
rés se figuraban los judíos ó la sinagoga, y en Zara los gentiles; á la sinagoga,
como la primera que nació, pertenecían las promesas y la parte principal de la
herencia, pero como perdió su derecho, entraron á su parte los gentiles. Zara,
cuya voz se traduce Oriente, figuraba tambien á Jesucristo, á quien dan el mis
mo nombre los profetas.»
OBSERVACIONES CRITlCO-HISTÓRICAS.
Jacob segun parece, había dividido sus ganados en dos rebaños: uno le confió
á los seis hijos de Lía, y otro á los cuatro de las dos siervas; y como estos pro
cedían de distinta madre que aquellos, y armonizaban mas en edad con su amado
José, hermanóles á él, creyendo por tal medio poner al mismo á cubierto de las
rivalidades y celos cuyos efectos temía, y que no tardaron en estallar.
Cerca de Sichem había comprado unas dehesas, que distaban de Hebron cosa
de 24 leguas, á donde solía enviar á sus hijos y domésticos, paraque aprovechan
do la favorable disposición del terreno, buscasen buenos pastos para los ganados.
Al apersonarse Joseph con sus hermanos, habíanse estos trasladado á inmedia
ciones de Dothain, que era una ciudad distante 19 millas N. de Samaria, la cual
andando el tiempo perteneció á la tribu de Zabulon.
El tercer hijo de Judá, llamado Sela, no llegó a enlazarse con Thamar, pero
fue casado despues, y dió origen á la familia de los selaitas. De su nombre había
una ciudad en la tribu Benjamín, donde estaba el sepulcro de Saul.
JOSEPH VENDIDO POR SUS HERMANOS.
REFLEXIONES MORALES.
«Joseph siguió en la casa de Putíphar por espacio de diez ú once años, hasta
la edad de veintisiete, cuidando los intereses y dirigiendo los negocios de su amó
con tal felicidad y acierto, que Dios residía en él visiblemente , pues cuanto ha
cia llevaba el sello de la bendición divina. Era de garbosa y gentil presencia; fí
nídó aquel tiempo, sucedió que la muger de su señor, movida de torpe deseo, pu
so en él los ojos y lc requirió de amores. Joseph á fuer de honrado y temeroso de
Dios, rechazó tan falaz sugestión, procurando traer á la culpable á sus deberes
con prudentes reflexiones: no ves, la decía, que mi señor [ia enteramente de mi,
pues ni siquiera sabe lo que tiene en casa, y tal es su franqueza que no hay cosa
que no me haya entregado, á escepcíón de tí que eres su muger“? cómo quieres
pues que consienta á semejante maldad y peque contra mi Dios? Ella empero , vol
viendo asiduamente á la carga, y sin poder entrar en razon , aprovechando un
momento favorable cierto dia que Joseph se líallaba á solas en casa, le sorpren
dió y quísó retenerlc con violencia, asíéndole de la orla de su capa; pero el héroe
de la castidad, fijos siempre los ojos en su deber, abandonó la prenda en manos
de la muger, y huyó saliendose á fuera. A vista de semejante desprecio, la ira de
esta última fué escesiva: todo el amor que hasta aquel momento prófesara al
mancebó, trocóse en violento ódío; encontrándose con la capa en la mano, aquello
mismo que había de ser prueba de su vilipendio, le sirvió para fragnar una odíosa
calumnia. Reunidos ante sí todos los domésticos, acusa al hebreo de haber atenta
do contra su pudor, y en prueba les enseña la capa; llegado su marido, la ¡nis
ma le sirve para apoyar tan indigna fábula, y el créduló esposo, sin reflexio
nar en los antecedentes de su siervo y sin mas detenida averiguación del hecho,
enójase en gran manera contra Joseph y manda encerrarle en la cárcel de córte,
donde se guardaban los presos del rey. Josep/t, en la imposibilidad de jnstiflcar
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LA MUGER os PUTIPHAB. 85
su inocencia á la faz de los hombres, no abrió’ sus labios para sincerarse; quiso
nzas padecer con resignación la afrenta, contentándose de tener á Dios por testigo
dela pureza de su corazon, en la esperanza de que su divina bondad la ¡taria bri
llar oportunamente.»
La naturaleza humana ha ofrecido siempre los mismos fenómenos: las pasio
nes ejercen su imperio sobre nuestra flaqueza; así, cuando campea un ejemplar
raro de virtuosa cóntinencia como el que leemos en este pasaje, no hay frases so
bradas á encarecerle, primero paraque brille el heroísmo del justo, y luego para
que todos aprendan en ese combate, y aspiren á conseguir los timbres de una víc
toria tan señalada.
Joseph era un gallardo mancebo segun afirma la Escritura, y para mayor per
feccíon, realzaban sus prendas físicas los mas delicados quilates de la belleza mo
ral. Su ama puso en él los ojos; qué mucho? era una muger no imbuida en las
verdaderas creencias, ni contenida por el freno de una severa moral. Su debili
dad pues, no debe sorprendernos; lo que si nos colma de embeleso. y admiración
es la fortaleza de Joseph, resistiendo con una constancia que rayó en heroísmo,
que en sus consecuencias ha llegado á compararse con el martirio (véanse S. Am
brosio y S. Agustín), los funestos cohechos de una pasión la mas arrebatada,
alentada en cierto modo por la autoridad y el temor, y favorecida por la situa
cion de las personas, la ocasion y otras circunstancias. Nuestro héroe sin embar
go, no se reduce á la resistencia: sin salvar los límites de un deferente respeto, y
de una modesta sumisión, esfuérzase en desvanecer el desvarío de la cuitada, ha
ciéndole óportunísimas advertencias acerca las obligaciones suyas para con el amo,
y el temor santo que debía á su Dios. Cómo ofender á aquella escelsa magestad, tan
próvida para él, y mancillar al bondadoso dueño, que despues de recíhirle en su
casa con la amabilidad de un patrono y el cariño de un padre, le había impues
to en todos negocios é intereses, descansando en su probidad con la mas ciega
confianza, hasta no reservarse nada, nada mas que su muger, como dice can
dorosamente el versículo! Esa sabrosa recompensa de la virtud, que tal vez no
comprenden los corazones viciados, tiene mucho precio á los ojos del justo, y no
equivalen los goces ilícitos mas desenfrenadós á una sola de sus satisfacciones.
En esta grande acción de Joseph, espresa Scio, «á la par que debemos regis
trar un perfecto modelo de castidad, tenemos un ejemplo que nos enseña el modo
de portarnos en iguales circunstancias.» Aprendamos sí, en tan sublime tipo de,
moral práctica, la decórosa impulsión que honra al hombre, que aquilata al cris
tiano, y que en toda sazon es una prenda segura de inefabilísimos galardones.
«Dios, por otro lado, nunca desamparo al inocente; apiadado de Joseph y per
maneciendó con él en la cárcel, dióle gracia á los ojos del alcaide, que en opinion
de algunos era el propio Putzplzar, el cual puso en sus manos todos los presos, y
le confió el régimen de la cárcel con absoluta confianza, pues en nada quiso ya
I. 22
86 JOSEPH INTERPRETA LOS SUEÑOS DE PHARAON.
entender, porque el Señor asistía al mancebo, y verdaderamente enderezaba sus
obras. Sucedió entonces que dos euiiucos ó gent.illiombres del rey, uno su copero
mayor y otro su gefe de panadería, por cierta ofensa á la inagestad fueron en
carcelados y puestos al cuidado de Joseph, quien les asistía y servía. Una maña
na, entrando en su calabozo, vió que estaban somhríos mas de lo que solían, y
preguntándoles el motivo, respondieron eiitrambos haber tenido un sueño, cuyo
sentido no acertaban á esplicarse. Joseph respondió que la interpretación era cosa
de Dios; y así, haciéndose relatar los indicados sueños, dijo el copero: veía de
lante de mí una vid con tres sarmientos, la que desarrollaba paulatinamente sus
yemas, y despues de estar en ciernes madurabaii las uvas, al mismo tiempo que
yo, teniendo la copa real , cojí las uvas, y exprímíéndolas en ella, se la serví á
Pharaon. He aquí la interpretación, respondió al punto Joseph: los tres sarmientos
son aun tres días, tinidos los cuales Pharaon se acordará de tu ministerio, y vol
verá á alzar tu cabeza reintegrándote en el prístíno grado y oficio. Una cosa te
ruego y es, que cuando hayas recuperado gracia, te lastimes de mí é indiques á
Pharaon sea servido sacarme de esta cárcel, en la cual gimo inocente, despues
que me arrebataron á hurto de la tierra de los hebreos. El gefe de los panaderos,
oyendo la esplicacion sábia del primer sueño, dijo á su vez: yo he visto tambien
que llevaba tres canastillos de harina sobre mi cabeza, y el de encima estaba
lleno de toda especie de confecciones de pastelería, y las aves comían de su con
tenido. Joseph lo descífró así: los tres canastillos son otros tantos días, los que
pasados, Pharaon alzará tambien tu cabeza, pero colgándote en una cruz donde
las aves despedazarán tus carnes. En efecto, tres días despues, cumpleaños de
Pharaon, dió este un banquete á sus domésticos, y acordándose durante él de su
copero y su panadero mayores, reintegro al primero en su empleo, y mandó al
otro al patíbulo. El copero sin embargo, cegado en la prosperidad, ya no hizo
mas memoria del cuítado mancebo que con tal acierto se la vaticinára.
«Dos años despues, Joseph permanecía aun en la cárcel, cuando el mismo
Pharaon tuvo el sueño siguiente: hallándose parado á orillas del Nilo, figurósele
ver salir de él siete vacas lozanas y sumamente gordas, que pacian en lugares
paiitanosos, y luego salir otras siete feas y consumidas de flaqueza, las cuales pa
eíendo así mismo junto á la verdosa orilla, devoraron á las primeras de sorpren
dente disposícion y corpuleneia. Desvelado el rey, volvió á dormirse y soñó otra
vez, que siete espigas llenas y hermosas brotaban de una misma caña, y que otras
tantas delgadas y picadas de tizon, nacian tambien y devoraban toda la gallardía
de las anteriores.
« Despierto Pharaon siendo ya de día, despavorido, mandó á buscar todos los sa
bios y adívinos del reino paraque le descifráran sus sueños; ninguno empero logró
dar con el sentido. Entonces el copero mayor, acordándose de Joseph, dijo á Pha
raon: confieso mí falta; cuando el rey, airado contra sus servidores, mandó en
ES NOMBRADO SUPERINTENDENTE DE EGlPTO
cerramos á mi y al jefe de la panadería en la cárcel del general, entrambos tuvi
mos por la noche un sueño, présago de 10 que mas adelante nos debia acontecer.
Había allí un joven hebreo, siervo del mismo general, quien oídos nuestros res
pectivos sueños, nos predijo lo que acreditó el suceso: yo fuí repuesto en mi em
pleo, y el otro fue colgado en una cruz.
« Inmediatamente por órden de Pharaon, sacaron á Joseph de la cárcel, y ha
biéndole cortado el pelo y mudado el vestido, lo llevaron á la real presencia.
El rey le dijo: he tenido unos sueños, y no hay quien me los declare; pero dícen
me que tú sabes descifrarlos con maestría. Respondió Joseph: no seré yo, sino
Dios el que dará una solucion favorable a Pharaon. Narró este sus sueños, confor
me quedan relatados..... Joseph respondió así: uno mismo es el sueño del rey, y
por él le muestra el Señor lo que tiene decretado hacer. Las siete vacas tan rolli
zas, saltando del Nilo, y las siete espigas repletas de granos, significan otros tan
tos años de abundancia, produciría por ventajosas inundaciones del río; asimismo
las siete vacas estenuadas y flacas que salían en pos de aquellas, y las siete espi
gas ténues y heridas del viento abrasador, demarcan iguales años de subsiguien
te hambre; todo lo cual se cumplirá por ¡se órden: sobrevendrán primero siete
años de nunca vista fertilidad, desde uno á otro confin de Egipto, y luego siete
mas de una esterilidad tan escesiva, que llegarááolvidarsc la anterior abundancia,
y el hambre consumirá los frutos de todo el Egipto y los pulsas comarcanas, por
manera que la grandeza de la abundancia será como absorvida por la escesiva ea
restía. El segundo sueño viene á. significar la misma cosa, y es solo una confir
macion de la palabra de Dios, y la garantía de su próximo é cnfalíble cumplimien
to. Ahora incumbe al rey‘ elegir un varon hábil y prudente, para constituirle
gobernador general de Egipto, y hacer que establezca delegados en todas las pro
vincias, y mande recoger en graneros el quinto de frutos durante los siete años
abundantes que desde luego van á empezar, disponiendo que todo el trigo sea
entregado á disposición de Pharaon y guardado en las ciudades, preparándose
así para el hambre venidera de siete años que oprimirá el Egipto; por cuyo me
dio la tierra no será consumida de carestía. '
«Agradó el consejo al rey y á todos sus ministros, y les habló de este modo:
dónde hallaremos un hombre como este, que esté tan lleno del espíritu de Dios?
Dirigiéntlose enseguida á Joseph: pues que Dios te ha dictado esas palabras, quién
encontraré mas sabio que tú, y que te se parezca‘? Yo voy pues á elevarle sobre
mi casa, paraque á tu mandado obedezca todo el pueblo; yo mismo no te aven
tajare’ mas que en ocupar el sólio. He aquí añadió, que te he constituido jefe su
perior de Egipto; y en seguida tomó el anillo que llevaba, y púsoselo en la mano,
vistióle un ropon de finísimo lino (bysso, segun algunos intérpretes), y eiñtile al
cuello un torzal de oro, como insignias de su alta dzynídad. Enseguida le hizo su
bir en la segunda de sus carrozas , mientras un pregouero gritaba que todos do
88 r RECIBE LA MANo nn ASENETH.
blasen ante él la rodilla, y le recónociesen como gobernador general de Egipto.
« Concluida esta ceremonia, Pharaon aseguró á Joseph en su real nombre, que
nadie en adelante se atrevería á mover mano ó pié sin órden suya; quiso que en
lugar de Joseph se llamase Psmztbompbanieb, que en egipcio quiere decir Salva
dor del Mundo, y dióle por esposa á Aseneth, hija de Putiphare ó Putipheragh,
sacerdote y tal vez gobernador de Heliópolis, la cual engendro á, su tiempo dos hi-.
jos, Manasés y Ephraim.»
Por no cortar el hilo de los sucesos, hemos reservado para este lugar las va
rias observaciones que naturalmente sujiere este encadenamientó de prodijiós, ca
suales en la apariencia, por donde la sublime predestinación de Joseph fué col
mándose hasta alcanzar una brillantísima aureola de gloria. Hermoso triunfo del
mérito! dichosa recompensa de la virtud! adorable disposición de la providencia
divina, que de aparentes casualidades se vale para realizar sus destinos, y pre
sentar al ojo asombrado de los hombres, interesantes ejemplares.
Grande ha sido la perfidia de sus hermanos, pero cuánta será despues la hu
millación de los mismos, y con qué verguenza irán á arrojarse á las plantas del
que habían holladó, para reclamar su salud de la compasión de esta- víctima pacien
tísima! Por su lado Joseph, acerbas lágrimas vierte, y por momentos se ve sujeto
á las mas duras privaciones; pero qué importa‘? allí mismo la virtud le da forta
leza, y la inocencia dulce tranquilidad. Cuán usurariamente quedarán luego
compensadas sus privaciones y dolores! Del calabozo al trono no tiene mas que
un pasó; las avenidas de la dicha se le franquean de par en par, y mientras con
una mano comparte el cetro de uno de los grandes monarcas del globo, con la otra
derrama los tesoros que el cielo se digna confiarle, como á su mas celoso deposi
tario y administrador. . . .
En los rasgos de abnegacion y generosidad de que Joseph dió pruebas repeti
das durante su elevación, podríamos aprender el modo de conducirnos en medio
de los honores y preeminencias temporales. Paraque le sirven á él la gloria y el
poder‘? para reflejarse sobre los demás; para labrar la dicha de sus hermanos;
solo á Dios atribuye sus ventajas; al cielo solo consagra sus méritos. A cada paso
nos presenta actos de caridad, y acendradas espresiónes de paz y amor. He aquí
como los santos entienden la gloria terrenal
A los que atribuyen á mala arte las adivinaciones ó mejor profecías de Joseph,
pudieramos contestar con la respuesta que el mismo dió á Pharaon, así parafra
seada por Scio: « Los hombres, oh rey, no alcanzan á penetrar los designios de
Dios, ni interpretar su voluntad, sin que el mismo Dios los alambre y dé luz
paraque la conozcan; y así, el que ha de descifrar esos sueños, no he de ser yo ,
sino el mismo Dios á quien adoro, comunicándome luz para que lo haga. Yo,
sin mi Dios, nada puedo, y al contrario, mi Dios sin valerse de mí, podría alum
brarte y hacerte conocer su voluntad, y colmarte de todos los bienes. Por tanto,
LA MUGER DE PUTIPHAR. 89
lo que yo voy á descubrir tocante á tu sueño, recíbeló como de parte de Dios.»
Acerca la confianza que tan de ímprovíso ínfundieron en el ánimo del rey la
persona y las razones de Joseph, no es menos adecuada y justa la siguiente nota
que reproducimos del P Scio: Pharaon, ya por la esplicación que Joseph le dió
de los sueños, ya por los consejos tan útiles á la conservación del estado que oyó
de su boca, llegó á conocer en este estranjero y esclavo, se descubria una sabidu
ría mas que humana; y así, registrando en Joseph un tesoro inestimable, de que
el cielo le hacia presente, le destinó para poner en ejecucion Ió que aconsejaba.
Dichosos aquellos príncipes á quienes Dios da luz para conocer el verdadero mé
rito! que mirando como mas propios para el gobierno á los que tienen mayor sa
biduría, bondad y religión, los hacen buscar en el secreto de su retiro, donde su
modestia los tiene ocultos, y aun dentro las mismas prisiones, donde la injusticia
y la envidia suele tenerlos encerrados con perjuicio del bien público!»
Es tambien muy ejemplar y admirable en el presente capítulo, la relación que
Joseph hace de su desgracia al copero mayor, encerrado con él en la cárcel, á
cuya piedad se recomienda. En cambio, no lo es por cierto el ingrato olvido con
que este personaje correspondió á los favores del esmerado servidor é inspirado
intérprete, que endulzára sus penas vaticinándole una prosperidad recóbrada.
«Pero la dicha ofusca aquellas luces que se perciben en la adversidad. No hay cosa
que se olvide mas fácilmente que la miseria, luego que se ha salido de ella, ni que
se borre mas pronto de la memoria que los servicios recibidos en un estado de aba
tímíento, de aquellas personas que no se hallan en lugar de poder favorecer.»
OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.
.___
REFLEXIONES MORALES.
Cuando se considera esta larga série de males que sobre Joseph gravitaron tan
tos años, indigna pensar que los pícaros sean ostensiblemente 10s mas felices, y
que la iniquidad logre por recompensa el honor y el reposo , mientras por el con—
trario, la, inocencia se ve ultrajada, no siendo dable ser virtuoso sin adversidad.
Cuando empero el mismo Dios se digna descubrir ese misterio de su providencia,
oculto por tanto tiempo, entonces se ve con qué supremo arte la eterna sabidu
ría echa mano de las pasiones aun las mas abyectas y criminales, para realzar el
mérito de los santos; bien así como la maestría del pintor emplea los colores mas
negros de su paleta, para dar mayor brillo y contraste á los puntos principales
de sus composiciones.
Dios pues, por medio de una revelacion da á conocer que Joseph llegará á ser
un hombre grande; (le aquí toman ocasion sus hermanos para odiarle y sumirle en
. la mas colmada miseria; entre tanto Dios, sobre esa misma miseria, cimenta el
edificio de su grandeza. En nuestros tiempos hay tambien como en los antiguos,
muchos hermanos falaces, muchos egoístas, cuyas pasiones caen como un peso
insoportable sobre los hombres pacíficos, pero paciencia! llegará su vez á la jus
ticia... dispertará la providencia, aunque parezca hallarse entumecida...
Los santos padres que admiran en Joseph una de las imágenes mas remarcables
de J. (L, observan la correlacion que hay entre la gloria del salvador de Egipto
y la del Salvador del mundo. Joseph, apenas salido de la cárcel, es elevado á los
mas altos honores, y recibe del mismo rey un poder omnímodo sobre todos los
pueblos de Egipto; J. C. saliendo del sepulcro, vencedor de la muerte, recibe de
su padre un poder soberano en los cielos y en la tierra. Joseph instruido de
lo alto, esplica los secretos de Dios, y prepara una asombrosa copia de trigo, al
objeto de impedir que los hombres perezcan durante el hambre. J. C. revela al
mundo la ciencia que forma á los santos, é instituye los sacramentos, como cana
les misteriosos que han de derramar por todo el universo la abundancia de los mé
ritos de su pasion y muerte, y el fuego de la caridad divina.
LOS HERMANOS DE JOSEPH
PASAN Á comuna VÍVEBES.
Los sucesos arriba referidos, pasaron el año del M. 2298 (1706 antes de J. (1,),
y parte en el año siguiente.
Benjamín, aunque es llamado muchacho segun la costumbre de entonces, y res
pecto á ser hijo menor, tenia veinte y cuatro años, y Alápide afirma que ya era
padre.
y Dijimos en una nota anterior, que los hebreos y lo mismo los egipcios, para co
mer ocupaban sillas ó escabeles alrededor de la mesa. La moda de recostarse en el
tríclínzo, no se conoció entre ellos hasta al regreso del cautiverio de Babilonia,
babiéndola tomado de los persas.
100 Los HERMANOS DE rosaru PASAN Á COMPRAR vi-viaRrs.
REFLEXIONES MORALES.
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JOSEPH SE DA A CONOCER A SUS HERMANOS.
ENTREVISTA CON JACOB
É INSTALACIÓN DE TODA LA FAMILIA EN EGIPTO.
c< He aquí el discurso que Judá, con cierta entereza, dirijió á Joseph: Sírvete
señor, prestar oídos á una palabra de tu siervo, sin enojarte, tú gue eres mi due
ño despues de Pharaon. La vez primera interrogaste así á tus siervos: teneis pa
dre ó algun hermano mas‘? Nosotros t.e respondimos, señor: en efecto, un padre
anciano tenemos, y un hermano nacido en la vejez del padre, dulce embeleso
sugo, g zíníco fruto gue le resta de una esposa querida, habiendo ya perecido otro
hermano uterino que había. Manifestando tú voluntad de ver al niño, observa
mos á mi señor que separarle del padre, seria quitar al mismo vida. Insististe,
previniendo á tus siervos que no volvieran a parecer ante tí sin él menor de los
hermanos... Todo eso en los propios términos, se lo referimos á nuestro padre
tu siervo. Mas ttdelante, cuando nos encargó volver por trigo, respondímosle: no
nos es jiosible; si viene con nosotros el hermano menor, iremos juntos, de otro
modo no osamos presentarnos ante aquel señor. He aquí la contestación que nos
dió: dos hijos sabeis que he tenido de mi esposa; uno de ellos salió de casa, y
' me dijisteis que una fiera lo había devorado, y nunca mas ha parecido; si tam
bien os llevais á este y le aviene algun fracaso en el camino, vosotros sereis oca
sion de que mis canas desciendan tristemente á la huesa. Volviendo yo ‘ahora á
comparecer ante mi padre tu siervo, sin el niño de cuya existencia está pendiente
la suya, cuando vea que no se halla entre nosotros, parecerá, y el dolor que le
causen tus siervos será el que le lleve al sepulcro. A mí, á mí es á quien toca
permanecer esclavo, pues que yo lo tomé á mi cargo y respondí de él, diciendo
que en caso de no devolverle, me consideraria para siempre reo de pecado coitra
mi padre.’ Deja pues, oh señor, que yo me quede por esclavo, y te sirva en lu
gar del muchacho, y que este se vuelva con los demás hermanos. Nunca podré
l. 26
s
102 JOSEPH SE DA Á CONOCER Á sus HERMANOS.
decidirme á volver sin él ante mi padre ,- á menos de querer presenciar la estrema
afliecion que acabará con él.»
«Este discurso de Judá, se tiene con razon por un modelo de la elocuencia mas
natural y persuasiva, y toda la historia de Joseph está llena de una arte inimita
ble. Seria no obstante muy peligroso admirar con esceso las bellezas de la Escritura
bajo ese solo respeto, porque nos espondríamos á mirar con hastío aquellos luga
res que parecen ¡nas sencillos y descuidados, y en donde comunmcnte se encier
ran mayores y mas profundos misterios. El designio de Dios que nos habla en sus y
Escrituras, no es el de alhagar nuestra imaginación ó de enseñarnos á contentar
la de los otros, sino el de justificarnos y convertirnos. El fondo de la Escritura es
la verdad, y la caridad es su fin , siendo toda ella obra de Dios.» Scío.
«No podía ya mas contenerse Joseph en presencia de las muchas personas que
le rodeaban,_y asi mandó evacuar la .s‘ala., para que ningun estraño asistiera al
mútuo reconocimiento. Entonces, con los ojos inundados de lágrimas, dió una
voz tan fuerte que la oyeron los egipcios y toda la familia de Pharaon, y dijo á
sus hermanos: Yo soy Joseph! Vive todavía mi padre? Los hermanos atenados,
de golpe no aeertaron á contcstarle. Llegaos á mí, repuso dulcemente; y habién
dose ellos acercado, añadió: Yo soy Joseph, vuestro hermano, el que vendísteis
á los mercaderes que venían á Egipto. No os asusteis ni aílijais por haberme
vendido para estas regiones, pues que por vuestra propia salud me envió Dios á
Egipto antes de vosotros. Dos años hace que el hambre empezó á oprimir la tier
ra, y aun quedan cinco durante los cuales no se podrá arar ni segar; afortuna
damente Dios me hizo precederos paraque os conserveis sobre la tierra, y tengais
alimentos con que subsistir. No fue, nó, vuestro conciliábulo, sino la voluntad de
Dios la que me condujo acá, la que me instituyó como padre de Pharaon, dueño
de su casa y príncipe de todo el Egipto. Apresuraos á volver á mi padre, y de
cidle: he aquí lo que te envía a decir tu hijo Joseph: Dios me ha hecho dueño
de toda la tierra de Egipto; ven sin dilacion á encontrarme, y vivirás en la tierra
de Gessén, y estarás cerca de mí, y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ovejas,
tus ganados mayores y todo cuanto posees; y como faltan aun cinco años de ham
bre, te alimentaré allí, á fin de que no perezcas tú, y tu casa, y todo lo de tu
pertenencia. Ya veis por vuestros propios ojos vosotros todos, y mi hermano Ben
jamin, que yo soy el que os hablo por mí misma boca. Anunciad á mi padre
toda la gloria que me cabe, y cuanto en Egipto habcis visto; apresuraos, y condu
cídmele aquí. Al concluir estas palabras, dejóse caer sobre el cuello de Benjamín,
y le abrazó llorando; su hermano, igualmente bañado cn llanto, lo rodeó con sus
brazos: enseguida fue’ besando á los demás hermanos y lloró sobre cada uno, dán
dolQ con esto aliento paraque le hablaran.»
c: Quién podrá esplicar lo que pasaría en el corazon de los hermanos al oír esa
voz: Josepltl.’ 0h, y que bella y cspresiva figura de Jesucristo cuando se apare
ENTREVISTA coN JACOB. 103
ció á los apóstoles, que le habían abandonado, y les dijo: Yo soy: no temazo!
(Aznar) Sorprendidos á un mismo tiempo de susto, de contento, de espanto y ad
miracion, quedaron mudos del todo. No se atreverian ni aun siquiera á levantar
la cabeza, para asegurarse si lo que veían era alguna ilusión de los ojos ó de la
imaginación. Se les representaría improvisamente y con los mas vivos colores, la
‘ inhumanidad con que habían tratado en otro tiempo á aquel mismo que se les des
cubria, y que veían con absoluto poder para tomar de ellos una justa venganza;
traerían á la memoria los sueños que en otro tiempo les había contado; se con
denarian á si mismos por haberse querido oponer á los decretos invariables de la
divina providencia, y al mismo tiempo la adorarian, viendo que se habían veri
ficado por los mismos medios y caminos por donde ellos habían pretendido opri
mirle y acabarle. En esta suspensión permanecieron temblando, y sin poder arti
cular una sola palabra, hasta que recobrándose un poco Joseph, les habló con la
mayor duizura y los alentó paraque se acercáran á él y le hablarán.» Scio.
« Sabedor Pharaon de semejante suceso, con una magnificencia proporcionada
á la gratitud que debía á su sáhio ministro Joseph, hizo que suministrase á sus
hermanos los víveres necesarios, y un número suficiente de carros para trasladar á
su padre Jacob y las respectivas familias á Egipto, con cuyas riquezas les brin
daba. Joseph cumpliendo la órden de Pharaon, dióles carros y víveres para el
camino; mandó tambien presentar á cada uno dos vestidos, y cinco riquísiníos,
con añadídura de 300 monedas de plata á Benjamín, remitiendo para su padre
igual cantidad de dinero, y añadiendo además diez asnos cargados de toda especie
de riquezas del país, y otras tantas borricas con provision de trigo y panes para
el camino.
« Subieron pues de Egipto los once hermanos, para el país de Canaan, á la casa
de Jacob su padre. Yendo á dar a este la importante nueva, le dijeron: tu hijo
Joseph vive, y él es el que manda en toda la tierra de Egipto! Jacob al oir esto,
pareció dispertar de un profundo sueño, y no acababa de darles crédito. Ellos
por el contrario, le refirieron toda la serie de lo sucedido. Ultimamente , cuando
hubo visto los carros y los regalos que su hijo le enviaba, recobró el espíritu y
esclamó: bástame que viva todavía mi hijo Joseph! iré, y le veré antes de níorir.
Levantada toda su casa, partió Israel, y vino al Pozo del Juramento. En este lu
gar, despues de haber inmolado víctimas al Dios de su padre Isaac, oyóle en una
vision durante la noche, que le llamaba y decía: Jacob, Jacobl... Yo soy el for
tísimo Dios de tu padre: no tienes que temer; desciende á Egipto, porque allí te
haré caudillo de un gran pueblo. Yo iré contigo, y te acompañará al regreso,
cuando vuelvas en tu posteridad. Joseph por su mano te cerrará los ojos.»
«Jacob no quiso dejar la tierra de Canaan para ir á establecerse en Egipto con
toda su familia, sin consultar antes al Señor y pedirle su protección para todo lo
que le pudiese suceder á él y á sus hijos en un reino estraño, donde se adoraban
101 - JOSEPH SE DA Á conocen Á sus HERMANOS.
los ídolos mas abominables. Los motivos de su temor, eran porque estaba anuncia
do. que el pueblo de Dios seria afligido en Egipto; Abrahan había sido allí inju
riado, y Dios en tiempo de igual carestía había mandado á Isaac que no fuese
allá: ademas, Canaan era ya como su patria. Teinia tambien que sus hijos caye
scn en la idolatría y los vicios de Egipto, y que aficionados y atraídos de la fer
tilidad de aquel suelo, no quisiesen volver á Canaan, desentendiéndose de las
promesas de Dios; y ¡’iltimamente temía morirse en el camino.» Sczo.
«Separándose del Pozo del Juramento, fué conducido por sus hijos, junto con
los niños y mugeres, en los carros que Pharaon mandára espresamente para lle
var al anciano y todo cuanto fuese de su pertenencia en el país Canaan ; y llegó
á Egipto con la familia entera, compuesta de hijos, nietos, hijas y allegados,
entre todos setenta personas, ínclusos Josep/z y sus lujos. Israel hizo adelantarse
á Judá para avisar á Joseph su venida, á fin de que saliese á recíbirle en Ges
sen. Efectivamente, no bien hubo llegado á este lugar, Joseph uncida su carro
za, salió allí á su encuentro, y apenas le divisó precípitóse en sus brazos, baña
do en un mar de lágrimas. El padre esclamaba: ya moriré contento, pues he
visto tu rostro y puedo esperar que me sobrevivas! Joseph, dirijiéndose ensegui
da á sus hermanos y demás parentela, les habló de esta suerte: vuélvome ahora
á dar la noticia á Pharaon, diciéndole: me han llegado los hermanos y toda la
casa de mi padre, que estaba en la tierra de Canaan; son hombres pastores de
ovejas, que se dedican á criar ganados, y traen consigo sus rebaños y ganados
mayores, y cuanto han podido adquirir. Luego pues que él os llameypregunte qué
ocupación es la vuestra, habeís de responder: nosotros tus siervos, somos pasto——
res desde la infancia hasta hoy dia, de padres á hijos. Y eso lo direís á fin de po
der quedaros en esta tierra de Gessen, atendido que los egipcios miran con aver
sion á todos los pastores de ovejas.» '
La aversión de los egipcios á la sencilla profesión de los pastores, nacía de que
estos, y en especial los hebreos, traficaban y comían de ciertas reses como el car
nero y el buey (apis), que para ellos eran animales sagrados. Joseph cono
ciendo las miras de Dios sobre su familia, previno á los hermanos que declarasen
paladinamente su profesión (la que de otra parte no hubieran podido ocultar mu
cho tiempo, trayendo como traían consigo todos sus ganados), á fin de que la
aversión con que los egipcios miraban la profesión dicha, inclinase al rey á cederles
un territorio separado, donde pudiesen entregarse libremente á sus prácticas y
creencias, y estar al abrigo de la contaminación de los idólatras. Esta accion de
Joseph es además un rasgo de modestia muy recomendable: «elevado á la ma
yor fortuna, reconoció públicamente á sus hermanos, cuya profesión era allí ge
neraknente aborrecida; quiso que continuáran en el mismo ejercicio, sin que el
poder y crédito que tenia con el príncipe, le sirviera para enriquecer y engrande
cer á su familia, sino solo paraque tuvieran con que vivir, y esto léjos de la cór
ENTREVISTA CON JACOB. 105
te... les proporcionó el mejor territorio de Egipto, ya por la abundancia y calidad
de pastos, que necesitaban para sus ganados, y ya tambien porque se hallasen
en proporción de poder salir fácilmente de aquella tierra para pasar á la de Ca
naan, como sabia que había de suceder en lo venidero.»
OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTÓRICAS,
___
La ida de Jacob á Egipto fue durante el segundo año del hambre, y por consi
guiente el noveno del ministerio de Joseph (del M. W298, antes de J . C. 1706).
La serie de personas que á la sazon componían su familia, segun relata el Gé
nesis (c. 46 , v. 8 y siguientes), era esta: Ruben con zi hijos, Simeón con 6, Levi
con 3, Judá con 3 vivos y 22 nietos, lsachar con ¡i hijos, Zabulón con 3 , y Di
na, total 33 procedentes de Lía; de parte de Zelpha había Gad con 7 hijos, y
Aser con 5 y dos nietos, que formaban 16 personas; nativos de Raquel eran Jo
seph con 2 hijos y Benjamín con 10, en todo lzi; por fin, de Bala existían Dan
con 1 hijo, y Nephtalí con l, total 7 individuos.
Respectivamente á la situación del país de Gessen ó Gosen, parece debe seña
larse entre el mar Rojo y el Nilo, desde las cercanías de Bilbeis al S., hasta Pelu
sium y el límite meridional de la Palestina al N., abrazando aquella región limí
trofe de la Arabia Petrea, que fué conocida por el [Vomá de Arabia. El verbo subir
del testo, prueba que ese territorio se hallaba en el caminó de Palestina. Bene
ficiado por las lluvias mas que las regiones altas ( Gessen significa lluvia), era un
suelo no poco fértil, y justamente podía pasar como el mas bueno de Egipto para
unos ganaderos. -
Segun Du-Clot, lejos de estar la tierra de Gessen en el nomá arábígo, dilatá
base á lo largo del embocadero mas oriental del Nilo, hasta la punta de la Delta,
al E. de Tanais, ciudad que era entonces capital del Bajo Egipto.
' INSTALACION DE TODA LA FAMILIA EN EGIPTO.
REFLEXIONES MORALES.
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JOSEPH PRESENTA SU PADRE A PHARAON.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
Joseph salvando á los egipcios del rigor del hambre, nos representa con viveza
á S. José esposo de María, librando á los hijos de la Iglesia del hambre mucho
mas aflictiva que el pecado les hace sentir , por poco que se separen del camino de
la justicia. Así es que la Iglesia en nuestras necesidades, suele decirnos como Pha
raon decía en otro tiempo á su pueblo: Id á Josél... Los que pereceis por haber
seos estancado los canales de la gracia, quees el pan de vuestra alma, id á José! El
en verdad, no es el autor de la gracia, pero así como María es su canal misterioso,
él es su glorioso depositario. Id á José! rogadle, veneradle: el valimiento que
goza en el cielo, es correlativo á las escelsas funciones que en la tierra desem
peñó!
Jacob en ‘presencia del rey, nos recuerda una gran verdad, harto olvidada,
á la cual sin embargo la esperiencia de todos los días, contrae de mas en mas la
atencion de nuestro espíritu: la cortedad de una vida que está sembrada de car
gos y pesares! Dichoso el que, guiado por la fé, sabe aprovecharse de estos ine
vitables aunque pasajeros trabajos, para conseguir los bienes incomparables de
una eterna felicidad!
Nuestros modernos reforrnadores sociales , soñando siempre nuevas teorías ,
quieren proporcionamos segun dicen de un modo seguro, la mayor suma de fe
. licidad asequible en la tierra; pero dosengáñense estos ílusos: si se separan de
Dios y de las antiguas tradiciones de la fe’, si se separan de los nobles ejemplos
que han ofrecido los santos de la antigua y la nueva alianza, la felicidad que
ellos alcanzen á crear, solo será quimérica, basada sobre un fondo mas ó me
nos inmoral. Al fin y al cabo, sus únicas miras consisten en un egoísmo mental y
sensual que mata el corazon, y rebaja y aniquila los sentimientos mas elevados.
116 ÚLTIMA ÉPOCA DE LA VIDA DE JOSEPH.
Qué caso hacen por ventura de la infancia, si van parlamentando con una cor
rupcion infame, que ha de degradarla y perderla‘? Qué respeto profesan á la ancia
nidad y á sus propias canas, si ya de jóvenes afectan tener la madurez de la es
periencia, y mas adelante finjen permanecer impasihlos a la vista del sepulcro‘?
Doctrina no menos perversa que yerma y helada! Cuán interesante es ver á Jacob
hacia cl límite de su vida, pidiendo ser enterrado junto a sus mayores, en el mo
mento de ir á bendecir á 10s que perpetuarán su nombre en la sucesión de los si
glosl El hombre de fé nunca muere: despues de vivir en gracia de Dios, y en el
recuerdo de sus progenitores, muere en la firme y sabrosa esperanza de vivir en
la memoria de sus hijos, yendo á descansar pacíficamente en un solo y mismo se
pulcro, símbolo de una sola y misma caridad. Doctrina divina, reflejo celestial, no
menos consoladora que ardorosa y palpitante de amor!
A medida que la impiedad lleva adelante sus titulados progresos, por desgracia
de los individuos vése decaer entre familias y naciones, ese santo respeto, esa alta
estima que la fé sabe vincular en la bendición paternal. Cabe mas embelesante
espectáculo que el que ofrece un grupo de niños á los piés de su padre moribun—
do, prometiéndole marchar á su ejemplo por las sendas de la virtud y el honor,
y recibiendo del cielo por conducto de sus desfallecidas manos, un nuevo padrón
de ventura y felicidadl. ..
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en acer/zo á alguna tlistan- m. , - m que .«
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cellas que recorrían la orillu._\ ' —’i-i-- - t- l-IS
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Higidos. ' u wipadeciila (lija. ; -,r ".1! í - - ‘mens.
Diaria al \-t Li eumcitm de ln ¡mi- "--| u: ¡u! ¡ina
i, ' Jn
_ n o ,7! I.» I b)
I‘ 7 Í OW:-.|.s. Titian
MOISES.
OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES
lngratitud, olvido del bien y deseo del mal, son los caracteres del hombre im
pío, de la familia irreligiosa, ó de la sociedad indiferente é incrédula; al contra
rio, el hombre justo, una familia temerosa de Dios y una sociedad nutrida de
sólidas creencias, son agradecidas, desean el bien y olvidan el mal. El pago in
grato de los hombres, es una de aquellas pruebas terribles que la divina provi
dencia tiene aparejadas á los que caminan para la perfección; la prueba empe
ro pasa mas ó menos pronto, y la fé se ve recompensado; quiza cuando menos
lo esperaba, y por medios diametralmente opuestos á los que la razon creía mas
propios. Así es como Dios obra en pro de los hombres, y á mayor gloria de su
misma inagestad.
En la madre de Moisés, ofrécese á nuestra admiración otro rasgo de aquella dul
ce ternura que el Señor ha impreso en el corazon de todas ellas, y mas si como
en dicha muger, una fé ardiente vivifica y ennoblece sus sentimientos naturales.
Qué heroico es el espíritu de una madre cristiana cuando la vida de su hijo corre _
algun peligro! cuántos sacrificios se impone para alimentario con su propia leche,
_ y no verse espucsta á abandonarlo, precisamente en la época que mas necesita
de sus desvelos! cómo se afana, y se ingenía, y precave para poner á cubierto sus
días y su inocencia amenazada! Ah, nunca los hijos apreciarán bastante esa
dulce é incomparable eficacia de la solicitud maternal! bien necesitan toda la amo.
rosa correspondencia que Dios ha hecho germinar en su seno, paraque depurada
y corroborada por la religion, sepan ellos corresponder á la generosa ternura
con una perfecta docilidad, y hagan de sus madres su delicia, como ellos hacen
la delicia de sus madres.
No le bastaba al Señor protejer la vida de Moisés apesar de toda la malicia de
Pharaon; era preciso paraque mas resplandeciese su gloria, que el rey lo salvara
por manos de su hija, y que coadyuvase con Dios á la educación de este niño,
preparando por sí mismo un vengador á los israelitas oprimidos, y un ejecutor
y de los decretos que la eterna justicia lanzara cont.ra el Egipto. La educación de
MILAGRO nn LAs nmz PLAGAS. 125
Moisés‘ nos enseña cuán útiles sean á gobernantes bien así como á gobernados,
los estudios puramente literarios y de humanidades, que tanto adornan el espíri
tu y favorecen su desarrollo. Empero como todo lo que hay de bueno y sólido en
los autores profanos, no pasa de ser un simple reflejo del primor eterno, su méri
rito en cierta manera debe considerarse prestado, siendo la religión á la que com
pete revindicarlo por esencialmente propio. Asimismo los fieles siervos de Dios, son
los que mas legítimo y santo uso pueden hacer del estudio para sostener la verdad,
combatir el vicio y ensalzar la virtud. Aplíquese pues todo cristiano siguiendo
el ejemplo de Moisés, al estudio de las letras humanas, con tal que no sea en de
trimento de sus avances en humildad y caridad; pues aunque la ilustración ó
la elocuencia sean plantas saludables, cuando crecen á la sombra de la piedad,
pueden convertirse en cizaña si descuellan sobradamente por cima del vallado.
Bajo esa idea se ha dicho de Moisés como de Jesucristo, que se mostró g fué sa
perior,no solo en palabras, si que tambien- en obras (Luc. M. 19, y Act. 7, 2Q).
S. Pablo hablando á los hebreos del abandono de la córte por Moisés, nos de
muestra admirablemente cual era el espíritu de este escogido, y de que modo se
amoldaba á los designios de Dios para con él. «Por la fé, dice el apóstol, es co-“
mo Moisés ya adulto, protestó no ser hijo de la hija de Pharaon, anteponiendo
verse atligido con el pueblo de Dios, á gustar los placeres del pecado que pasan
con el tiempo, y preciando el oprobio de Jesucristo como un fondo de riquezas
mayor que todos los tesoros egipcios, pues atendía á la recompensa.» Moisés
alumbrado por la antorcha de la fé, sabe que aquel pueblo indigente, desprecia
do, abrumado de males, es el pueblo de Dios; al .paso que esa córte opulenta don
de se ha criado, es un foco de perdición en la cual tienen su morada los enemi
gos del cielo. Las riquezas temporales no son verdaderas _riquezas, sino cuando
por la franca renuncia de ellas puede el_hombre granjear para sí un tesoro
que no perece. En cuanto á la ignominia y la pobreza, no es estraño parezcan re
pulsívas si se estiman en si mismas ó segun el comun sentir de los hombres: á la
mira del cielo es como Moisés descubre los tesoros en ellas ocultas; á la mira de
Jesucristo, pobre y humillado, es como nosotros debemos calcular y definir su
valor.
Cuando S. Pablo llama ignominia de Jesucristo el estado humillante á que Moi
sés voluntariamente se sujeto, nos significa primero, que este promulgador de la
antigua ley era solo una figura del Divino autor de la ley nueva, y que lo que
hizo dejando la opulencia de la córte para ir á libertar á sus hermanos ó padecer
con ellos, fué una simple imájen del sacrificio que mas tarde hizo el Hijo de Dios
descendiendo del cielo para venir á rescatarnos y padecer por nosotros. En se
gundo lugar, el Apóstol nos recuerda que los santos patriarcas y los profetas del
Antiguo Testamento, habían conocido por divina revelación el misterio del Hijo
de Dios hecho hombre, de manera que aunque no todos fueron instruidos de él
I. 32
A 126 I MOISÉS.
por medio de este acto de autoridad, les dió al mismo tiempo la señal de su eman
cípacíon. Ese pueblo sin embargo, que ha tenido siempre por distintivo la incre
dulídad, _oponíase á reconocer la misíon de su salvador, como sus descendientes
desconocieron posteriormente la mision del Hijo de Dios. n
Las buenas obras rara vez dejan de ser premiadas de un modo ú otro, sobre
todo si las estimulan los elevados impulsos de aquella fé que obra mas bien en ob
sequio de Dios, que por humanas consideraciones. Moisés lo dejó todo por Dios,
y Dios velo por Moisés, aparejandole en su providencia el encuentro mas feliz.
Toma la defensa de las hijas de Jethro, precisamente cuando ellas iban á cejar
ante una fuerza brutal y retirarse; y Jethro agradecido, empieza por darle hos
pitalidad, poco á poco le otorga su confianza, y finalmente le entrega por esposa
á una de sus propias hijas. Feliz enlace, que el cielo se digno colmar de ben
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-..-‘,A
SALIDA DE LOS HEBBEOS.
EL MANA EN EL DESIERTO Y EL AGUA DE LA PEÑA DE. IIOREB.
BATALLA CON LOS AMALECITAS.
«Los hijos de Israel salieron armados de Egipto , llevando consigo los huesos
de Joseph en virtud de la promesa y juramento que ‘el propio al morir había
exíjido de sus hermanos. La dirección mas corta para Canaan, era al N. la costa
del Mediterráneo, y por El-Arisch la ciudad de Gaza en el país de los filisteos;
v pero no queriendo el Señor llevarles por este camino, Moisés dió un gran rodeo
— al través del desierto de Sinaí, con el propósito de ganar sin tropiezo el límite
S. E. de la Palestina, haciendo avanzar por Socoth y acampar en Etham que
está al confin del Desierto. En seguida, segun la órden de Dios, torcieron cami
no con derechura al litoral, y fueron á atendalar enfrente de Phi-hahíroth, que
se hallaba entre Magdalo y el mar, mirando á Beelsephon. Y el Señor iba de
lante para mostrarles el camino, en una colúna de nube ó gran nublado, que de
dia daba sombra y de noche alumbraba. Y nunca faltó esta colúna de dia ni de
noche ante el pueblo.»
Saliendo los hebreos de Gessen por Beel-Sephon, debieron cruzar todo el Egip
to, cual si Dios hubiese querido presentarles á la vista de sus opresores en una
especie de marcha triunfal, á fin de que estos últ.imos acohardados de temor, re
conociesen la grandeza de la divinidad bajo cuya protección caminaba el pueblo
escogido. Fué su emigración á los 430 años de la vocacion de Abrahan, precisa
mente en el quinto siglo y la quinta generacion despues del gran patriarca, á te
nor de las promesas del Eterno; y si bien divagaron 40 años por la soledad antes
de entrar en la tierra prometida, tomando un largo rodeo en vez del derecho ca
mino; consta que motivaron ese retardo las murmuracíones de los propios israe
litas á quienes Dios quiso así castigar (Núm. 14, 22. etc.). A la par convenía á
sus sublimes miras ejercer un acto mucho mayor'_de justicia en los egipcios, su
198 SALIDA DE LOS aznnuos.
merjiéndolos en el mar Rojo, para enseñar al mundo que nadie debe atreverse á
menospreciar su poder ni resistir su voluntad, y ultimamente quería tambien for
mar á su pueblo, moralizarle, predisponerle á la observancia de sus leyes y á las
prácticas de su culto; tarea difícil si entrando desde luego en Canaan, hubiesen
empezado por un lado y otro a dispersarse. Consta además del testo, que el trán
sito por el país de los filisteos no ofrecía la conveniente seguridad, y si bien es
cierto que por el otro lado dieron con los amalecitas, estaban ya metidos en los
desfíladeros y no era fácil retroceder; ademas ese“encueutro solo dió lugar á un
choque, que fué victorioso, cuando en Palestina hubieran tenido que sufrir largas
y empeñadas luchas.
Es comun entre los racionalistas dar una esplicacion natural al fenómeno de la
colúna de fuego y humo que precedía al pueblo, antojándoseles una simple
hoguera ó fanal de señales, por estilo de las que Trasíbulo, Ciro y otros cau
dillos hacian llevar delante de sus ejércitos. Consídérese empero que eran cerca
de tres millones de almas las que componían el ejército hebreo, y todos veían la
nube; hubiera bastado ninguna hoguera á producir semejante efecto‘? síno fué n1ila—
gro, cómo Moisés y todo Israel dieron de él tan asiduo testimonio, siendo una cosa
que á cada instante podía examinarse? Esa nube era permanente, hasta que al
pasar el Jordan se adoptó por señal el Arca santa; ella cubría á los emigrados en su
ínarcha, segun se dice en Núm. 10, 34 y 111, 14, protegíéndoles durante el día
contra los ardores del sol, y alumbrando de noche su camino y defendíéndolos de
las fieras ó de emboscadas enemigas. Milagro fué pues, tan averiguado como opor
tuno.
«En esto, habiendo avisado al rey de Egipto que los israelitas iban huyen
do, trocóse su corazon y arrepintióse de haberles dejado ir. Decidído a correr á
su alcance, juntó prontamente sus capitanes, púsose al frente de seiscientos ca
rros de guerra escogidos, con gran número de caballería éínfantería, y siguien
do las huellas de los fugítivos, dióles alcance en el llano de Phi-hahiroth. Los he
breos acorralados entre el golfo de Suez al E., las sierras áderecha é izquierda,
y los egipcios á la espalda, estaban perdidos sin una ayuda milagrosa: ya empe
zaban á elevar fuertes murmullos contra su caudillo, pero Moisés les confortó
. diciendo: no temaís, estad firmes, y vereis las maravillas que hoy ha de obrar el
Señor; pues esos egipcios que estaís mirando, nunca mas los volvereis á ver. El
Señor 712231110 peleará por vosotros!
«Llegó la noche; tendió Moisés su mano hacia las aguas, y al punto se sepa
raron, empezando á arreciar un ardiente huracan del E. que dejó enjuto un pasaje
en medio de las masas del mar , arremolinadas á derecha é izquierda á guisa de
muro. La colúna de fuego y nube que estaba delante, habíase situado ala espalda '
entre los dos campos, y con este amparo los hebreos fueron cruzando el golfo por la
vía que tan milagrosamente se les franqueara. Iba á romper el alba; apenas los
EL MANÁ EN EL DESIERTO. ' 129
egipcios se apercibieron del movimiento operado, lanzáronse sin vacilar á través
del golfo, por el mismo cauce; pero Dios que les miraba, desplomó su poder sobre
aquel grande ejército, desbarató las ruedas de sus carros, y haciendo otra vez
reunir las aguas por mano de Moisés, envolvió en ellas á los egipcios, que ya va
cilaban, sumerjiéndolos á todos, carros, caballería, tropas, hasta al 7711191120 Piza
raon, de modo que ni uno siquiera se salvó.
a Mientras tanto, los hijos de Israel seguían protegidos en su retirada, habien
do podido verlos cadáveres de los egipcios escupidos en la playa, como prueba
_ del terrible cscarmiento que en ellos ejerció el Señor. Temióle pues el pueblo y
le creyó, asi como á‘ su siervo lt-Ioisés, y juntos entonaron un himno á su alaban
za. Hasta las mujeres, guiadas por María la profetiza hermana de Moisés, sa
lieron con panderetas, danzando y repitiendo: Cantemos al Señor, que tan glo
riosamente ha patentizado su magnificencia, hundiendo en el mar al caballo y al
caballero! »
Siendo imposible negar la verdad histórica del paso de los israelitas por el mar
Rojo, eslo igualmente querer esplicar este prodigio por los fenómenos ordinarios
que acaso se hayan observado en los lugares del acontecimiento. Las diversas hi
pótesis hacinadas sobre el particular, no concilian los dos sucesos de la liberación
de los hebreos y la derrota de los egipcios. Dado caso que la baja marea ó el re
flujo de las aguas, como pretenden muchos, hubieran podido favorecer el tránsito
del golfo en pocas horas, á tan grande número de personas, mugeres, niños y gana
dos, no se concibe que los egipcios fuesen bastante ciegos ó insensatos para se
gilirles, sabiendo que el mar no tardaría á fluir. El historiador Josepho reconoce
paladinamente este hecho, como un verdadero milagro.
«Desde la otra parte del golfo, fueron los israelitas á salir por el desierto de
Sur (Sc/zur), que está al S. 0. dela Palestina, entre el golfo Arábígo y el Illedi
terráneo, basta cerca de Pelusíum (Bavaria), andando tres dias por la soledad bá
cía el S., sin hallar una gota de agua. Poco despues se detuvieron en un lugar
donde la había, pero tan amarga que no era potable, de cuyas resultas fuéle dado
el nombre de Illera/z ó Amargura. Aquí el pueblo empezó á quejarse diciendo:
qué beberemos? pero el Señor mostró á Moisés un madero, el cual sumergido en
las aguas, las endulzó.»
Esta virtud era quizá natural al madero, como puede inferirse del Eclesiás
tico 38, 5, dice Scio, pero al mismo tiempo no parece que sin especial milagro
del Señor pudo suceder que una tan corta porcion de madera, tuviese virt-ud para
hacer dulce en un momento, tanta cantidad de agua como se necesitaba para aque
lla inmensa muchedumbre. El viajero Burckbardt quiso averiguar entre los bedui
nos si conocían algun espediente análogo al que Moisés empleó, pero nada pudo
sacar en limpio.
Insiguiendo á S. Agustín, Quwst. in Ea‘0d., «este árbol era figura de la cruz
l. 33
130 EL AGUA DE LA PEÑA DE norma.
de Jesucristo, la cual nos curó de aquella amargura que nuestra propia corrup
cion hace hallar en todas las cosas que Dios nos manda; y comunicó á los
mártires y á los penitentes, suavidad y dulzura en los tormentos y la mortifica
cion.»
« La estación inmediata de 10s hebreos fue en Elim, punto fértil y rico en aguas,
pues había doce manantiales y setenta palmeras; y avanzando siempre hacia el Sinaí,
el dia 15 del mes segundo, uno justo despues de su salida de Egipto, llegaron al
desierto de Sin. Alli los hijos de Israel empezaron á manifestar á grandes voces su
descontento contra Moisés y Aaron: Ojalá, decían, hubiesemos muerto en Egipto á
manos del Señor, cuando nos sentábamos sobre los pucheros de carne y comía
mos pan en hartura! Porqué nos habeis traído á este desierto, para matar de ham
bre á toda la gente? Entonces la bondad y providencia de Dios á favor de su pue
blo, se manifestó por nuevos milagros. A la tarde misma de aquel dia, unas
bandadas inmensas de codornices, que son muy comunes enla Arabia Pet-rea , cu
brieron todo el campo, proporcionando á la quejosa turba copia de carne delica
da; y el dia siguiente por la mañana, el suelo apareció enteramente cubierto de
una sustancia menuda, como machacada en almirez, sabiendo á miel y semejan
te á la escarcha. Los israelitas sorprendidos , iban preguntándose entre sí: man/tú?
(qué es esto?) Este, respondió Moisés, es el pan que el Señor os ha dado para co
mer: era en efecto, el célebre maná, la sustancia que debía alimentar al pueblo
por espacio de cuarenta años. Antes que el sol pudiese derritirla, hacíase diaria
mente de ella una gran recolección en cantidad de un gomor (omer) ó sea cosa
(le oc/to [abras por persona; tenia la circunstancia de endurecerse, y se podía con
dimentar de varios modos, mas guardada de un dia para otro se maleaba, escep
to en los sábados, fiesta del Señor, en que no llovia maná, comiéndose aquel dia
la parte equivalente que debía haberse recogido en doble cantidad el anterior.»
Actualmente, en la rejion que es correlativa al antiguo desierto de Sin, crecen aun
muchos tamarindos (lanzarán maruti/era), de los cuales cuaja una sustancia pareci
da á la miel, que los árabes recojen del suelo y comen en pan, llamándola maná.
Segnn diferentes viajeros, este producto llevado por el aire, volea y se adiere á
las hojas de los árboles y á los peñascos. En efecto, el maná vejetal es conocido
en Arabia, Africa, Polonia, Calabria y otras rejiones, pero solo se forma duran
te los meses de junio y julio, y sus mejores cosechas en la península del Sinaí,
apenas esceden de seiscientas libras por año. Es poco nutritivo, y no se endurece,
pero puede conservarse algun tiempo. El de los israelitas cayó siempre por espa
cio de 40 años, durante su larga peregrinación hasta Edrei y Guilgal; bastó para
alimentar á todos en cantidad suficiente, de suerte que Moises en el Deuteronomio,
afirma no haberles fallado nada en el desierto; por fin, sus demas circunstancias
eran asaz diferentes paraque se le asimile al maná comun. a Los incrédulos ale
' garán cuantas conjeturas los acomoden, pero á nadie harán concebir que un pue
BATALLA con Los AnALnciTAs. 131
blo tan numeroso, pudiese sin milagro multiplicarse y mantenerse en el desierto
por tantos años.» ' _
Este maná, segun feliz espresion de nuestro Scio, «tenia dos sabores: uno
natural y ordinario, y otro sobrenatural y estraordinario, que se mudaba al gus
to y paladar de los que lo comían; opinando S. Agustín y muchos con él, que
este señalado privilejio solo se concedia á aquellos israelitas que llenos de recono
cimiento hácia Dios, querían depender únicamente de su providencia, pero no á
los murmuradorcs y carnales,» á los que apeteciendo únicamente la concupicen
cia, echaban á menos otros manjares regalados, quejándose de la uniformidad
del maná sin considerar que se les venia sin el menor trabajo y bastaba á sus
necesidades. El que escucha la sensualidad, de nada se satisface, de todo se des
contenta; pero los hombres de bien, los verdaderos israelitas, hallaban en el ma
ná todo lo delicado y sabroso que pudiesen apeteoer.
«Partiendo la muchedumbre del desierto de Sin, moviéronse para Baphidim,
no sin estacionar de paso en Dophka y en Alus. Allí se encontraron otra vez apu
rados por falta de agua: Dános de beber! gritaban á Moisés. Este respondió: Por
qué concitaros contra mi? porqué tentar al Señor? Nuevamente voceaba el pueblo:
A qué fin nos has sacado de Egipto paraque muriésemos de sed nosotros, iiues
tros hijos y nuestros ganados? Clamó entonces Moisés al Señor, diciendo: Qué
haré yo con ese pueblo? á poco mas me apedrea. Díjole el Señor: antecede al
pueblo, acompañado de algunos de los ancianos de Israel; toma en tu mano la
vara con que heriste el rio, y vé hasta la peña de Horeb, que yo estaré allí de
lante de tí; y tocarás la peña, y brotará agua de ella paraque beba el pueblo.
Así lo hizo Moisés, en presencia de los ancianos de Israel. Y puso á aquel lugar
el nombre de Tentacion, en memoria de la sedicíon de los israelitas, y de haber
tentado al Señor dudando si estaría ó no con ellos.»
La historia y la fábula se aúnan para confirmar el milagro de Horeb, como
puede verse en Bochart y en Huet. El P. Sicard añade la curiosidad de haber
visto por sus propios ojos la roca milagrosa, que permanece todavía á unos cien
pasos de Horeb, enteramente aislada en medio de un terreno por demas estéril,
descubríéndose en su remate superior unos agujeros pulimentados y musgosos há
cia el borde, que ofrecen indudable vestíjio de haber manado agua por algun
tiempo.
El carácter del pueblo hebreo era la incredulidad y dureza de corazon, y auri
que parecía moverse cuando esperimentaba el socorro del Señor, mantenía en el
fondo del corazon la duda y desconfianza, que al menor motivose escitaban riue
vamente, y los mayores milagros no le podían sosegar. Por esto volvían siem
pre á la duda de si el Señor estaría en medio de ellos, pidiendo diariamente
nuevas pruebas de esta verdad, que veían confirmada á cada momento con pro
digios. Y esto es lo que aquí se llama tentación ó contradicción. Scio.
132 SALIDA m: LOS manos.
« Parte de la caravana, que menos andariega se había quedado rezagada (véa
se Deuteronomio 25, 18), sufrió entonces unataque de los amalecitas. Moisés
siempre alerta, llama á Josué hijo de Nun, de la tribu de Ephraim , su servidor y
discípulo, paraque al frente de un cuerpo escogido salga á contrarestar al enemigo;
él mismo trepa á un collado que domina el campo de batalla, y asistido de Aaron
y Hur (este último nativo al parecer de Caleb, hijo de Esron, aunque Josepho le
hace esposo de María), eleva los brazos al compás de su fervor, empuñando la
vara de Dios, y anima á los suyos de tal modo, que al ponerse el sol Amalec
queda ya derrotado, y sus gentes pasadas á cuchillo. Para memoria se consignó
este suceso en un libro, y Moisés edificó allí mismo un altar el Señor, poniéndole
por nombre El Señor es mi gloria, diciendo: en verdad que la mano de Dios se
estenderá desde su sólio contra Amelec, y guerra le hará de generación en gene
racion.»
Amalec, hijo de Eliphaz y de Tamna, era nieto devEsaú. Su pueblo, numeroso
y aguerrido, hostil á los hebreos, residía en la Arabia Desíerta, entre el mar
Muerto, la Idumea y el mar Rojo. Philon llama alguna vez fenicios á los amaleci
tas, sin duda por agregarlos á la Fenicia, que se hallaba al 0. dela Arabia Petrea.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRJCAS.
Uno de los puntos que han suscitado mas desacuerdo, es la fijacion de los lu
gares por donde los israelitas transitaron hasta pasar el mar Rojo. A lo que pare
ce, Moisés, deseando ocultar á los egipcios sus verdaderas intenciones, en vez de
enderezar a Horeb por caminos trillados, anduvo divagando tres días a lo largo
del litoral, deteniéndose el primer dia en el lugar de Socoth ó Succoth (tiendas),
que segun Josepho se contraía al local de Latópolis, después Babilonia y ahora
Viejo Cairo; el segundo ‘en Etham, al fondo del desierto, entre el mar y unas
sierras inaccesibles, donde’ se hace un recodo que es fácil de reconocer en Byr
Sueys y llano de Ramlieh, a 6 leguas del mar Rojo segun el P. Sicard; y el
tercero, retrocediendo, en Hahiroth (boca de los estrechos), poblacion aun sub
sistente bajo el nombre de Hadjeroth, en el llano de Bedea, al S. de la serranía.
Desde Mokattan, collado inmediato al Viejo Cairo, arranca una cadena de mon
tañas, las cuales seprolongan en direccion al E. hasta el monte Attaka, vecino á
Suez. Los hebreos en vez de tomar por el lado N. de Mokattan el camino que
m. nANÁ EN EL DESIERTO. 133
aun hoy dia siguen las caravanas procedentes del Cairo para la Meca, revolvie
ron al S., hácia el llano de Bezatin, y en seguida al E., yendo á cruzar el valle
del Estravio. En Etham, un angosto desfiladero conduce al llano de Bedea junto al
mar, y segun el citado P. Sicard, para ladear ese difícil paso en que apenas ca
ben veinte personas de frente, fué ordenada la vuelta por Pi-bahiroth. Delante
de este punto, el mar lleva de ancho cinco ó seis leguas escasas, sobre un fondo
bastante atascado de arenas, en cuyo borde se abre la pequeña bahía de Tiah
beni-lsrael [ruta de los lujos de Israel) ó Bedea (Baideab, suceso estupendo), nom
bres aplicados á aquel lugar por la tradicion, que fija en él el paso de los hebreos.
Unos manantiales del ribazo oriental del golfo, son aun llamados Ayun-Mussa ó
fuentes de Moisés por los árabes. .
Tres días mas divagaron los israelitas costeando el golfo de Suez en direccion
al S., por el desierto de Schur (hoy Al Djofar), yevitando siempre internarse. La
(stacion de Marah segun Burckhardt, corresponde al pozo de Howara, 15 horas
distante de Ayun-Mussa, asi como la oasis de Elim, al Wadi-Gharandel, sito á
dos leguas y media de Howara, y el desierto de Sin, al Wadi-Moccateb, el de las
famosas inscripciones, ó al Wadi-el-scheikh. No se confunda este desierto con
otro de igual nombre mas retirado hácia el mar Muerto, donde se hallaba Cadés,
la 32.‘ mansion de los israelitas. Al confin del mismo elevábase Raphidim, con
tincando con el monte Horeb y rayando con los amalecitas, seguramente en la
llanura que hay al S. de Wadi-el-Scheik, al pié de una roca por los árabes lla
mada Makad-Sidna—Mussa (el salia! de nuestro señor Moisés).
No habiendose observado rastro alguno de ginetes ni caballería en los monumen
tos geroglilicos mas antiguos, suponen algunos escritores modernos que no la te
nia el ejército de Pharaon, y para conciliar las palabras de la Biblia donde se
hace mencion de ella, dicen deber referirse á los campeones que montaban los car
ros de guerra, ó los tiros de estos carros.
REFLEXIONES MOEALES.
«El paso de los israelitas por el mar Rojo, es una imájen muy viva de la li
bertad que el Señor nos dá por medio de las aguas bautismales.» Scio.
En el milagro del maná, se patentiza cuán prodigiosa sea la solicitud dela
providencia: Vos abrís vuestra mano, o}: Señor, esclama el rey profeta, y re
1, 3h
13d EL AGUA DE LA PEÑA DE HOBEB.
partís á cada cual su alimento en sazón oportuna, y colmaís todo cuanto goza
vida, de yraczas y bendiciones. Esta divina providencia está siempre en ejercicio;
ella es la que hace germinar constantemente los frutos de los campos, y crecer la
lana de las ovejas; cuantos ingratos empero disfrutan de tamaños beneficios, sin
ni siquiera pensar en Ia mano que diariamente conduce el sol al horizonte, solo
para beneíiciarles con nuevas dádivas!
El sorprendente maná con que el Señor se digno alimentar a su pueblo en el
desierto, simboliza tíernísimamente las calidades de los varios alimentos espiritua
les que nuestro divino Jesus prodiga al alma fiel, para su santificación. El mismo
Salvador decía que su alimento consistía en wmplír la voluntad del Padre (Juan,
í , 3:1), y él es quien nos enseña á rogarle diariamente’ con estas palabras: há—
gase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo!
Simboliza tambien el maná la palabra de Dios, la cual en espresion de S. Agus
tín debe ser para nuestras almas, á tenor de los designios de la Providencia, todo
lo que el manjar del desierto fué para el cuerpo. Aquellos que andan por las vías
del Señor, oyen su voz con avidez y deleite, recibiendo por ella la virtud secreta
que les conforta, les consuela, y se adapta á todos sus gustos y necesidades.
Igualmente es el maná en concepto unánime de los Padres de la Iglesia, imá
jen de la sagrada Eucaristía, ese manjar por escelencia que constituye el manan
tial de toda especie de gracias, y una prenda de inmortalidad. He aquí el ali
mento del desierto, esto es, el alimento del alma que está separada del mundo
por sus afectos, y cuya mayor dicha aquí bajo se contiene en suspirar constan
temente por la tierra prometida, el cielo, nuestra verdadera y eterna patria! «Je
sucristo mismo quita el velo á este misterio, diciéndonos que él es el pan figura
do por el maná (Joann. 6, 31, 32 y 51), el verdadero pan del cielo y de los
ázyeles, no formado en el aire, y derramado sobre la tierra como el maná para
conservar en vida por algun tiempo á los israelitas; sino el que es propio del cie
lo, enviado a los hombres por medio de la Encarnación; siempre vivo, y comu
nicando siempre vida de fé y caridad á los fieles que caminan en el desierto de
este mundo; principio constante de una vida inmortal en los Santos, que se ali
mentan y viven de él eternamente... El maná de los judíos, les dejaba esclavos
de la muerte del cuerpo y del espíritu; la carne de Jesucristo es un pan vivo,
principio de vida eterna para las almas; manjar deliciosísimo para los que saben
como se debe comer, y que desprecian las halagüeñas y engañosas delicias de
las carnes y los frutos de Egipto, caminando sin perder jamás á Dios de vista, dó
ciles a su luz y á la voz de sus ministros, sometidos a las órdenes de su provi
dencia, llenos de reconocimiento por sus dones, sufridos en las mas terribles
pruebas, cuando se ven privados de aquellas cosas que son mas sensibles ala na
turaleza.
a S. Pablo Il ad Corint. c. 8, v. M y 15, recordando que cada cual recojía
BATALLA CON LOS AMALECITAS.
lo que podía de maná, y midiéndolo despues por un gomor, conforme á Scio, el
que tenia mas daba al que tenia menos, aplica estas palabras á los cristianos, para
recomendarles la limosna.» El Señor, cual un rico padre de familias, tiene con
que dar alimento á sus hijos y siervos, y aunque al parecer hace un repartimien
to desigual de sus bienes, esporque quiere que los ricos sean los ministros y coo
peradores de su providencia respecto á los pobres. Pone en manos de los prime
ros la porcion que tocaba á los segundos, y asi aquellos no son otra cosa que
unos ecónomos de los pobres, encargados de repartir entre los mismos la porcion
de bienes que Dios les ha confiado, despues de haber tomado lo que para su sub
sistencia necesitan.» .
La peña de Horeb de la cual brotó tan copioso raudal, representaba á Jesu
cristo, segun se desprende de las palabras del apóstol S. Pablo ad Corinth. 1.“,
10, ti: aquella piedra era Jesucristo, piedra angular y fundamental de la Igle
sia, triplemente herida por su padre , los judíos y los gentiles, cuyas divinas llagas
y heridas han sido y son para nosotros un manantial de agua viva, que nos lava y
apaga la sed ardiente que padecemos en el desierto de este mundo. Si alguno lie
ne sed, dice él mismo, venga á mi y beba. Esto confirma á la par, la siguiente
profecía de Isaías: Bebereis con gusto las aguas celestes que corren de las fuen
tes del Salvador. En efecto, de los méritos de la cruz de Jesucristo y de la san
gre que virtió para remisión de nuestras culpas, procede la virtud de los sacra
mentos que él dejó instituidos para santificamos.
insiguiendo el testo , la victoria sobre los amalecitas debióse mas á los ruegos ar
dientes de Moisés, queá las armas y esfuerzos delos hebreos. Escelenteleccion para
aquellos que frecuentan la oracion! «Dios, muchas veces previene nuestros votos
y se adelanta á conceder lo que deseamos, aun antes que abramos la boca para
pedirselo» (Isaís 66, M); otras nos lo oculta, paraque se redoble el deseo de
poseerlo, y porque somos tales que despreciamos frecuentemente lo que logramos
con facilidad, no estimando sino lo que conseguimos á costa de sudores. Es difí
cil que nuestro espíritu conserve largo tiempo la atención que pide la oracion ;...
el deseo de vencer, el temor de ser vencidos, la esperanza de una nueva gracia, y
el reconocimiento de otra ya recibida, son los apoyos que la sostienen é impiden
caer en desfallecimiento.» Scio.
LAS DOS TABLAS DE LA LEY.
PROMULGACION DEL DECÁLOGO. ALIANZA DE DIOS CON SU PUEBLO.
«A los tres dias del mes tercero, ó sea el quincuagesimo despues de la salida
de Egipto, llegaron los hebreos á inmediaciones del Sinaí, donde debían perma
necer acampados algun tiempo, para recibir las instituciones y leyes que les regi
rian mas adelante en el país donde se iban á establecer. La esperiencia diaria
acreditaba harto cuán ineficaces eran los institutos patriarcales para tan grande
muchedumbre de pueblo; desde la mañana á la noche, una turba perenne asedia
ba á Moisés pidiéndole consejos y decisiones sobre infinitos casos, mas apesar de
su celo y sus desvelos, érale imposible llevar por sí solo tan grave cargo, y aten
der á todos. Aconsejado por su suegro Jethro, que poco antes compareciera en
el campamento trayendo consigo á Séphora y los dos niños, repartió las tribusen
amillaramientos, por farm-alzas, y puso á su cabeza hombres de valor, temerosos de
Dios y enemigos de la avaricia, bajo el carácter de jefes de pueblo, tribunos, cen
turiones, cincuenteneros y deceneros, segun su categoría, los cuales tuviesen con
sejo yjurisdiccion en los negocios mas fáciles, y solo en los de alguna gravedad
debieran acudir al jefe supremo. Moisés, aparte de esta superior inspección, se re
servó enseñar las ceremonias y los ritos del culto, asi como el camino que todos
debían seguir y las obras que debían practicar, siendo en una palabra, el media
nero entre Dios y el pueblo, declarando á este las órdenes de Dios, y represen
tando á Dios las necesidades del pueblo.»
A estos tribunosó quiliarchos, sucedieron despues los jefes urbanos, y á Moi
sés el synhedrio. Todo el pueblo estaba dividido en tribus, y las tribus en gran
des familias, las cuales se derramaban en casas particulares. Cada una de estas
familias tenia su tribuno, llamado príncipe de mil, fuera ó no mayor el nú
mero de personas contenidas en la familia; y el tribuno regia como subal
ternos á otros oficiales, denominados cabezas ó cabos de ciento, de cincuenta y
de diez personas, poco mas ó menos, los cuales juntamente con él, juzgaban los
negocios de menor importancia.
- -i'— = i n Liïi‘.
wins aux si‘ m mas»
“r“zl )\ l:
,¡,n'_, .‘l)|X|¡'ltH.
LAS nos TABLAS en LA LEY. 13"!
Así pues, el consejo que Jethro da aqui á Moisés, está lleno de sabiduría y
prudencia. En cuanto á los jueces, en breves palabras ofrece una cumplida lec
cion á los que han de nombrarlos, sobre las calidades que principalmente deben
buscar en ellos: hombres de valor y firmeza, para mantener y hacer una exacta
justicia, é impedir que la inocencia sea oprimida del poder, arrostrando si con
viniere los mayores peligros; temerosos de Dios, á fin de que recuerden hay un '
juez soberano de todos los jueces, quien les pedirá estrecha cuenta, y que miren
el amor de la verdad y la justicia como el único tesoro digno de conservarse,
aun esponiendo todo el resto: y finalmente que sean enema/os de la (lettrícitl,
pues un juez debe aborrecer en tal grado este vicio, que no contento con ser in
corruptible á todo intertk, ha de tener horror á las dádivas, que ciegan los ojos
de los jueces mas ilustrados.
Parece estraño no se le ocurriera á Moisés tan sábio consejo, y que un hombre
como él, lleno de la luz del cielo, tuviera necesidad de mentor. Pero Dios presenta
aqui un ejemplo contra la tentacion dela sobervia, á todos aquellos que por su
saber ó su empleo se ven superiores á los demas, enseñándoles que toda per
sona sea quien fuere, tiene unas luces muy escasas y limitadas; que Dios, el
autor de la sabiduría y los buenos consejos, dispensa estos á quien ó por quien
quiere, y que á menudo, no solamente los hombres autorizados, sino los sábios y
aun los mismos profetas como era Moisés, no ven ni entienden lo que Dios quie
re descubrir á otros menos ilustrados ó inferiores en grado. Moisés á su vez
cumpliendo el consejo, dió por esta sola accion un perfecto modelo de docilidad y
humildad á todos los siglos, persuadido que un consejo sábio y verdadero, de
cualquiera boca que proceda, no viene del hombre que solo es tinieblas, sino de
Dios que es la misma verdad.
Prolepsis ó anticipación parece ser lo que aquí se refiere de la visita de Jethro,
pues consta no sucedió cuando los israelitas estaban en Raphidim, sino en el
acampamento siguiente, cuando ya bahian recibido la ley, á últimos del primer
año de la salida de Egipto, y su república estaba ya formada asi en lo civil como
en lo sagrado, poco antes de retirarse del Sinaí para continuar su marcha.
Séphora y sus hijos, aunque habian acompañado á Moisés al partir para Egip
to, regresaron á la casa paterna despues de haber circuncidado al menor, y lue
go que estuvo curado de las heridas. Scio.
a Habiendo Moisés subido al monte hácia Dios, que le llamaba desde la cima,
oyó estas palabras: He aqui lo que dirás á la casa de Jacob, y lo que anunciarás
á los hijos de Israel: Por vosotros visteis lo que hice con los egipcios, y de que
manera os he traído, cual trae el águila sus pequeñuelos sobre las alas, tomán
doos para mí. Ahora bien, si escucháreis mi voz y guardáreis mi pacto, sereis la
porcion escogida entre todos los pueblos, pues mia es la tierra entera. Y vosotros
en gracia de un przeílegzo singular, vendreis á ser para mí un reino sacerdotal y
I. 35
138 PROMULGACION nm. DECÁLOGO.
una nacion santa. Estas son las palabras que dirás á los hijos de Israel. ,
, « Obediente Moisés descendió entre el pueblo, y habiendo convocadoá los ancia
nos, les espuso cuanto el Señor mandaba decirles; el pueblo respondió á una voz:
Haremos todo lo que el Señor ha dicho. Enseguida recibió otra órden de Dios para
que dispusiese al pueblo con oportunas puriticaciones durante dos días, á recibir
en el tercero la ley que solemnemente iba á promulgar desde la cumbre del Sinaí.
«Llegado en efecto este dia, no bien rayaba el alba, empezaron á retumbar
truenos y brillar relámpagos, y cubrióse el monte de una densísima nube, y la
trompeta sonó con pavoroso estruendo, de manera que el pueblo recogido en
los campamentos, estaba lleno de terror. Conducido por Moisés hasta la falda del
monte, vieron que todo él humeaba á manera de horno inmenso, por haber allí
descendido el Señor entre llamas; y ofrecía el conjunto un aspecto del todo asoin
broso. La trompeta resonaba mas y mas, y sus ecos cada vez se estendian á ma
yor distancia. Moisés hablaba y Dios le respondía.»
Todo el aparato y estruendo terrible con que Dios publicó su ley, da clara
mente á entender el carácter del pueblo con quien trataba. Era una multitud de
esclavos, poco sensibles á los beneficios, que no se movían sino al temor de los
castigos y de la muerte. Dios no se contentó con proponerles al principio, motivos
que hubieran sin duda producido buenos efectos en los que le respetasen y ama
sen como hijos, pero no en los que eran débiles y flacos como esclavos; y por eso
puso á su vista objetos de terror, bastantes á hacer temblar al mismo Moisés, que
era el mediador de esta alianza. Todas las señales espantables de que fué acom
pañada la promulgacion de la ley, eran indicio del espíritu de servidumbre ca
racterístico de la misma ley, la cual aunque santa, buena y justa , no hubiera ser
vido por culpa de la corrupcion de los hombres, para hacerlos dignos de acercarse
á Dios. En esta ocasión, Aaron acompañó á Moisés con objeto de ser testigo de
todo lo que pasaba, y después su intérprete con el pueblo; además, el Señor quiso
que los israelitas aprendíeran á honrar al que destinaba para ejercer entre ellos
el soberano pontificado.
Los hebreos permanecieron en el desierto de Sinaí un año menos trece días; y
en esta mansion que fué la duodécima, y la mas célebre de todas, formó Dios la
república y sinagoga de los judíos, dando leyes, instituyendo el sacerdocio, y or
denando variedad de sacrificios y las ceremonias con que debían celebrarse. Scío.
«Habiendo el Señor ó el ánjel suyo, descendido en la cima misma del Sinaí,
llamó allá á su siervo, y nuevamente mandóle con encargo de prevenir al pueblo
que se inantuviese en los justos límites del acatamiento debido á su palabra. Vuelto
Moisés en compañía únicamente de Aaron, segun espresamente le fué mandado,
he aquí las palabras que salieron del labio augusto del Omnipotente.
a Yo soy el Señor Dios tuyo, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la
morada de esclavitud.
ALIANZA or: mos CON su PUEBLO. 139
a No tendrás dioses estraños delante de mi: no te labrarás escultura ni otra re
presentacion alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni en la tierra abajo,
y en las aguas debajo la tierra; ni las adorarás, ni rendirás el menor culto. Porque
yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, el que castigo en los hijos la mal
dad de los padres, hasta la tercera y la cuarta generacion de todos aquellos que
me aborrecen, pero que en cambio uso de misericordia hasta millonesimas suce
siones, con los que me aman y guardan mis preceptos.
«No tomarás el nombre de tu Señor Dios en vano, porque el Señor no dejará
impune al que vanamente tomare el nombre suyo.
‘a Acuerdate de santificar el dia del sábado. Trabajarás seis días, desempeñan
do cn ellos todos tus quehaceres, pero el séptimo es el sábado, ó fiesta del Señor
tu Dios. No ejecutarás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sier
vo, ni tu criada, ni tu jumento, Ill el estranjero hallado en tu casa. Dios en
efecto obró en seis días el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en
ellos, y el séptimo descanso. Por esto bendijo el Señor y santificó el dia del sá
bado, queriendo que el hombre lo emplease entero en súplicas y adoracioues.
«Honra á tu padre y á tu madre, paraque goces longevidad en la tierra que
el Señor Dios tuyo te ha de dar.
«No matarás.
«No fornicarás.
«No hurtarás. -
a No levantarás contra tu prójimo falso testimonio.
«No codiciarás la casa de tu prójimo, ni desearás su consorte, ni el esclavo,
la esclava, el buey, el asno ú otra cosa alguna de su pertenencia »....
La ley promulgada en el Sinaí, abraza en globo tres puntos principales: la
doctrina tocante á Dios y a sus atributos; la ley ceremonial, símbolo de la doc
trina, y la moral ó social. Algo de esta division ofrecen los diez artículos funda
mentales, conocidos generalmente por el Decálogo, viniendo á ser el compendio y
meollo de la legislacion entera. Sus dos primeros artículos proclaman al Supremo
Ser, vedando el politeismo, la representacion de falsas divinidades por imajenes,
y hasta usar el nombre de Dios en vano. «En ellos el Señor nos manda servirle
y adorarle, entendiéndose por ahí no solo el culto esterior, sino el interior y de
corazon, el que el mismo Jesucristo llama adorar á Dios en espíritu y en verdad.
Segun esto, todo amor que no se refiera á Dios, será una idolatría; y es una ilu
sion imajinarnos que no somos impíos é idólatras, cuando hacemos nuestros ído
los del oro, de las riquezas, de las pasiones ó de las criaturas. La prohibicion de
labrar figuras ó imajenes, dirigíase especialmente á desarrraigar de los hebreos
toda sombra de supersticion idolátrica, atendido que en Egipto habían visto ado
rar al sol, al buey, al perro, al cocodrilo y á otros animales. Por lo demás, esta
prohibicion es solo en el concepto de que no se rinda a las esculturas o representa
140 LAS Dos, TABLAS DE LA LEY.
ciones, el culto divino solo al Altísimo debido; y así los cristianos venerando las
imajenes, con referencia á losoríginales que por ellas se representan, no son idó
latras como los herejes han pretendido: el mismo Dios ordenó mas adelante, po
ner en el Tabernáculo las imajenes de dos querubines que cubríesen el Arca con
sus alas.»
La segunda parte del decálogo, se reduce al artículo 3.° que prescribe la ob
servancia del sábado, consagrado al Dios creador. «Es muy probable que este
día se observase ya antes de la ley, y aun desde el principio del mundo por tra
dicion de Adan a sus descendientes, en memoria de lo que recordaba. Aunque
para los israelitas era el séptimo de la semana, los cristianos lo trasladaron al
primero, domingo ó día del Señor, por haber sucedido en él la resurrección del
Hijo de Dios triunfante. La ley natural prescribe al hombre entregarse a sí mis
mo, todo para Dios, en todo su tiempo y con todas sus obras; pero como la dura
ley de la necesidad le precisa á atender á las cosas de la vida, y al trato de sus
semejantes, por eso escogió el Señor un día de la semana, en que libre de toda
otra tarea pudiese aquel dedicarse única y privativamente á su escelso servicio, y
al logro de la propia perfección. No es decir que en los demás días esté dispen
sado de vivir para Dios, y adorarle e invocarle frecuentemente, pues la práctica
de semejantes obligaciones se aviene con las obras serviles, al paso que estas no
son permitidas en el día de fiesta.»
Los artículos zi.“ y siguientes ordenan cuanto es indispensable á la sociedad
humana. Honra y respeto á los padres, esto es asistencia, amor y sumision , en
todo lo que no se opusiere a la ley de Dios, no solamente á favor de los autores
de nuestro ser por la generación y la educación, sino tambien á los superiores, á
las autoridades constituidas, y á cualesquiera otras personas‘ que tengan derecho
sobre nosotros. S. Pablo observa ser este mandamiento el primero en que Dios
promete una recompensa, la cual no tiene simplemente por objeto una vida algo
mas larga sobre la tierra, sino la del cielo, que es la ¡terra de los vivos. Tocante
al homicidio, sin duda el hombre, simple depositario de la existencia que debe á
Dios, único autor y árbitro de ella, no puede quitar á su semejante aquello queá
ninguno pertenece, y que á la par constituye t.oda la base de su individualidad; y si
bien los príncipes y magistrados gozan autoridad de castigar de muerte á los mal
hechores, es en representación y á nombre de Dios, para purgar á la sociedad
de los enemigos de su reposo. Bajo el nombre de fornicacion, prohíbe el Señor
igualmente todo lo que en cualquier concepto sea contrario á la honestidad, y al
legítimo ayuntamiento del matrimonio. Prohibe ademas inferir ningun quebranto
á los intereres del prójimo, mandando resarcirlo en caso de haberlo inferido, así
como dañarle en los tratos ó en su reputación,v con palabras y coheclios mas ó
menos criminales; en suma, prohíbe no solo la accion, sino el simple deseo de
menoscabarle.
PROMULGACION DEL DECÁLOGO. 141
a Los tres mandamientos de la primera tabla, que pertenecen al amor y culto de
Dios, y los siete que se comprenden en la segunda, y miran al amor del prójimo,
quedan epilogados en estos dos: Amarás á Dios de todo corazon, y á tu prójimo
como ált mismo. (Tob. 4, 16, y Mat. 7, 12).
« Dijo además el Señor á Moisés: Esto dirás á los hijos de Israel: ya veis como
Yo os he hablado desde el cielo sm emplear figura alguna para hacerme ver de
vosotros; asi pues no os construyais dioses de oro ó plata; levantad para mí un
altar detierra, sobre el cual ofrecereis vuestros holocáustos y hostias pacíficas,
vuestras ovejas y bueyes, en todo lugar donde hubiere memoria de mi nombre;
y Yo iré á tí, y te daré mi bendición. Si me hicieres altar de piedra, sea sin la
brar, porque quedaría profanado en cuanto levantares pico sobre él. La precio
sídad y el ornato podrían ser ocasíon de zdolatría. Ultimamente, será el altar sin
gradas, á fin de que al subir no se vea tu desnudez, faltando á la decencia.
«A continuación dió el Señor varias leyes juiciales para el réjimen de su pue
blo, tocante á la servidumbre, al hurto, homicidio, daños y resarcimientos, de
pósitos , usura, préstamos, diezmos y primicias, festividades etc., estableciendo
entre otras las siguientes sabias máximas:
<< No hagas daño á la viuda ó al huérfano; si se lo hicieres, clamarán á mí y
yo oiré sus clamores.
a No hablarás mal de los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
<< No des oido á calumniadóres, ni juntes las manos para prestar falso testimo
nio á favor del impío.
a No por verlo en muchos obres tú mal , ni en el juicio te desvies de la verdad
por seguir el dictamen de la mayoría. Tratándose de justicia, ni aun al pobre has
de compadecer.
<< Si encuentras perdido el buey ó el asno de tu enemigo, llévaselo; y si ves cai
do bajo la carga el asno del que te quiere mal, no pases de largo, sino ayúdale á
levantar.
<< No falsees la justicia en detrimento del pobre.
«Huye la mentira. No hagas morir justos é inocentes, porque aborrezco al
impío.
«No admitas regalos, que deslumbran á los prudentes , y trastoman las sen
tencias de los justos.
«No seas molesto al forastero, pues harto sabes lo que es andar en tierra es
traña, habiendo por tanto tiempo peregrinado en Egipto.
«Seis años sembrarás tu tierra y recogerás los frutos, pero en el séptimo la
dejaras descansar, paraque tus vecinos pobres tengan que comer, y del resto se
alimenten los animales campestres.
«Observad todas las cosas que os he dicho. No jureis por el nombre de dioses
estranjeros, ni él se oiga en vuestra boca.
1. 36 .. '
142 ALIANZA m: mos con sn PUEBLO.
« Ahora bien: Yo mandare mi emisario que te preceda y guarezca en el cami
no, hasta introducirte en el lugar. que te tengo aparejado. Reverénciale y escu
cha su voz, sin atreverte á menospreciarle, porque no te pasará tu falta, y mi
nombre está en él. Si empero escuchares su voz, y ejecutares todas las cosas que
yo dispongo, seré enemigo de tus enemigos, y atlijiré á los que te atlijan. Y mi
emisario yendo delante de tí, te íntroduciráen el país del Amorrheo, y del Heth eo,
y del Pherezeo, y del Cananeo, y del Heveo, y del Jebuséo, á los cuales yo es
terminará.»
S. Justino mártir y S. Agustín, dice el P. Scio, creyeron que el emisario ó án
jel que aquí promete el Señor, era Josué, llamado Salvador ó Jesas, y vivo re
presentante del Mesías. Otros sienten que era el mismo ánjel deputado desde un
oríjen para asistir al pueblo, el que en lo sucesivo siguió guareciéndole, y el queel
libro de Josué v. 14, titula Príncipe del ejército del Señor. a Pero la mayor par
te de los antiguos y modernos, entienden anunciarse en este lugar al verdadero
Mesías, que es camino, verdad y vida para alumbrar con su luz, y guiar sin tro.
piezo á los hombres, que viven peregrinos en este mundo.» En Malach. 3 , l, es
llamado Anjel del testamento, y los rabinos le identifican con el ánjel redentor
mencionado en Génes. 48, 16.
« Escribió Moisés cuanto el Señor había dicho, y Ievantándose de madrugada.
edificó un altar al arranque del monte, en el cual puso doce piedras ó aras segun
el número de las tribus de Israel, y elijió algunos jóvenes que ofreciesen holo
cáustos é ínmolasen víctimas pacíficas de becerros al Señor. La mitad de la sangre
de estas víctimas la derramó sobre el altar, vaciando la otra mitad en tazas, y
habiendo tomado el libro en que estaba escrita la alianza, la leyó al pueblo, el
cual dijo: haremos todo lo que el Señor ha dispuesto, y seremos obedientes. En
tonces cogiendo las tazas, roció con la sangre al pueblo, diciendo: esta es la san
gre de la Alianza que el Señor ha ajustado con vosotros, sobre la base de estos
preceptos.»
Los antiguos solían establecer y confirmar sus tratos ó alianzas, con víctimas y
sangre. «Esta sangre que se derramaba, y la accion de rociar con ella á los con
trayentes, significaba la firmeza y estabilidad con que se había de observar lo
pactado, aun á costa de la vida. Significaba también el vínculo sangriento de la
obligación, en cuya virtud el que faltara primero á su observancia ó la quebran
tára, merecía ser destrozado, y su sangre derramada como la de la víctima sím
bólica. ' -
La Alianza presente, era figura de la nueva que Jesucristo estableció con los
honíbres. El altar representaba la cruz en que murió el Señor y derramó su san
gre, para firmar su pacto y alianza con todo el linaje humano, que sacó nó de la
opresión de Egipto, sino de lavtiranía de la muerte, del pecado y del demonio.
La antigua alianza fue confirmada solamente con sangre de becerros y machos
LAs nos TABLAS m: LA LEY. 143
cabríos, mas la nueva lo fuépor la del Hijo de Dios, que á un mismo tiempo fué
parte, víctima, sacerdote y mediador de esta alianza. La antigua fué temporal; la
nueva, eterna. Esta da el espíritu de adopción y de libertad; aquella hacia es
clavos é interesados.» Scio.
«Enseguida subieron Moisés y Aaron , Nadab y Abiú, y setenta de los ancia
nos de Israel, y vieron al Señor Dios suyo bajo una imájen sensible, teniendo por
peana de sus piés como una obra hecha de záfiros, ó cual el azur de un cielo sin
nubes. Y el Señor dijo á Moisés: trepa tú á la cumbre, y quédate allí, pues he de
darte unas tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito en ellas,
paraque los enseñes al pueblo. Levantáronse en consecuencia Moisés y Josué su
ministro, y volviéndose el primero mientras subían, dijo á los ancianos: aguar
dad aquí hasta que regresemos; con vosotros quedan Aaron y Hur; si alguna
cuestión surjiere, recurrid á ellos.
«Subiendo Moisés al monte, fué luego cubierto de una nube, y la gloria del Se
ñor cobijaba la cima del Sinaí, que permaneció velada por la nube durante seis
días; mas al séptimo el Señor llamó á Moisés al través de la niebla: y aparecía la
gloria del Altisímo á vista de los israelitas, como una ardiente hoguerasobre la
cumbre mas elevada. Moisés acabando de subir, se halló en medio de aquella nie
bla, y permaueció allí cuarenta días y cuarenta noches.»
u.
OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTOBICAS.
REFLEXIONES MORALES.
OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTORICAS.
El libro del Éxodo que finaliza en este lugar, abraza un período de 145 años,
desde la muerte de Joseph, hasta la ereccion del tabernáculo, incluso el año casi
entero que los hebreos permanecieron en el desierto de Sinaí, del cual emplearon
seis meses en las diferentes obras que Moisés dispuso.
Mientras los israelitas estuvieron en el desierto, el tabernáculo se alzó siempre
al centro del campo , agrupándose las doce tribus á su alrededor, segun el ór
den prescrito en los Números, escepto la tribu de Levi que por su destino espe
cial, rodeaba inmediatamente el tabernáculo para tenerlo en órden, montarlo,
desmontarlo y trasladarlo al cambiar de estación. .
En el Sanctum Sanctorum no penetraba mas que el pontífice, y esto una sola
vez al año, en el gran dia de las espiacioues. El resto del santuario era accesi
ble á los sacerdotes, y el átrioá los levitas y á toda persona que iba á ofrecer
sacrificios.
nscsnuo ou ono. 153
REFLEXIONES MORALES.
OBSERVACIONES CRÍTICO-IIISTÓRICAS.
Por mayo del año del M. 25M, antes de J. C. 1486, volvieron los israelitas
á emprender su marcha, recibida ya la ley del Señor.
María hermana de Moisés, falleció de 130 años á los 2552 del M., antes de
J. C. 14.18, y Aaron de edad 123, la siguió poco tiempo despues, el dia pri
mero del mes 5.° - '
Las estaciones de los hebreos en el desierto (véase cap. 33 ‘de los Números),
son las siguientes, con sus equivalencias: Socóth, Etham (Buthum, hácia la punta
del mar Rojo), Phí-Hahiroth, Beel-Sephon (cerca de Colzum), desierto de E
tham, Marah, Elim, playas del mar Rojo, desierto de Sin, Daphea, Alus (ó
Eluza, cerca de Petra), Raphidim (junto al Horeb), Sinaí, Tabeera ó Incendio,
Sepuleros de la Concupicencia, Cadesbarné (Kadesch, á 8 leguas S. de Hebrón),
Hazeróth ó Haserirn (Hazor, en la Arabia Petrea), Bethma (desierto de Pharan,
mas allá de Cadesbarné), Bemmon-Pharés, Lebna (Labna, al S. de Canaan).
Ilessa (tal vez Larissa, en la Arabia-Pet.rea), Ceelatha (desierto de Ceilath, á 17
millas de Eleutberópolisy á 8 de Hebron), monte Sepher, Arad ó Arada (cerca
de Cadés y á 20 millas de Hebreo), Maceloth, Thahadh, Tharé (Tharabasa ó
'I‘hana), Methca (Metig, junto á Hermona), Hesmona ó Asamon, Mózeroth (ó Ha
zeroth , junto al monte Hor), Bene-Jachan ( Deerot-Jachan, á 10 millas de Petra),
I. ¡el 2
162 SACRIFICIOS m: LOS HEBBEOS.
monte Gagad ó Gadgad (desierto de Pharan), Jetébatha ( tal vez la misma que los
Sepulcros de Concupicencia), Hebrona, Elath ó Ailath (en la Idumea, orillas del
golfo Elanítico y hácia el confin de Palestina, á 10 millas E. de Petra), Asien
gaher (sobre el golfo Elanítico del- mar Rojo), Mozeroth ó Hazeroth (al pie del
monte Hor), Cadés ó aguas de la Contradicción, monte Hor, Selmona ó Salmón,
Phunon (á 4 millas de Dedan, entre Petra y Segor), Obodath (Oboda), Jjé-Aba
rim (desfiladero de los pasar/eros, en la parte E. del país de Moab), torrente de
Zared (mas allá del Jordan, fronteras de los hloabitas), Bamot-Arnon, los Pozos,
Mathama (or. del Arnon, a 12 millas E. de Itledaba), Nahaliel, cerca del anterior,
Dibon-Gad y Helmon-Deblathaim (ambos a orillas del Arnon), monte Phasga (in
mediato al de Phogor, frente á Jericó), Kedemoth y Sethim, ó Abel-Setim (Abela,
en el llano de Moab, á 7,500 pasos del Jordan).
Como la crítica se ceba en todo, el vacío de hechos que resulta durante los ulti
mos 38 años de permanencia de los israelitas en el desierto, ha dado pie paraque
algunos pusieran en duda esa su larga peregrinación. Basta empero considerar lo
que eran aquellos hombres al salir de Egipto, ylo que fueron al entrar en Canaan,
para concebir la imposibilidad de que sé obrase en corto tiempo semejante
metamorfosis. Con todo, el insigne Goethe entre muchos, no vaciló en sostener
que el viaje duró solo dos años, y que los cuarenta del testo son una cifra al
zada. En contra, dé tan descabellada opinion, tenemos numerosos pasajes de
los analistas y poetas hebreos, por los cuales se fija índubítablemente la certi
dumbre histórica de esa peregrinación de cuarenta años. Acaso el mismo pueblo
con su rebelion ó incredulidad, no fue la causa primera y ocasional del retardo‘?
acaso no se lo impuso Dios por castigo á sus démasías‘?
REFLEXIONES MORALES.
«Arad, rey de los cananeos del sur, apenas supo que el pueblo de Israel avan
zaba porel IIIISIIIO eaminoque antes habían llevado sus esploradores, salió eon
tra él, y obteniendo ventaja en el primer encuentro, hizo algunos prisioneros. En
breve empero tomaron los hebreos su desquite , pues invocado el Señor, entraron
por el territorio enemigo, arrasaron las ciudades y pasaron á cuchillo á sus mo
radores, de resultas de cuyo hecho se dió á aquel país el nombre de Horma, Ana
tema ó desolación. . —
«Enseguida partieron del Monte Hor camino del mar Rojo, con el propósito de
ir rodeando la Idumea. Airado el pueblo por tantos vaivenes y fatigas, volvió á
las sólitas quejas contra Dios y Moisés, diciendo: á qué ha sido sacarnos de
Egipto paraque pereciésemos en estas soledades, sin pan, sin agua, reducidos áun
manjar insustancial que nos provoca náuseas! La contestación de Dios fué enviar
contra ellos una especie de serpientes, quecon mordeduras inflamatorias causaban
la muerte á muchísimos. Entonces corrieron todos á Moisés, gritando: hemos pe
cado, porque hablamos contra el Señor y contra tí! sírvete pues rogarle que
haga desaparecer estas serpientes. Oró Moisés, y el Señor le dijo: construye una
serpiente de bronce, ponla en alto para señal, y cualquiera que estando herido
la mírare, vivirá. Hizo llloisés la serpiente de bronce, elevándola por señal, y
efectivamente los que mordidos la miraban, sonaban al punto.»
En decir de autores, hay en la Libiay en Arabia unas serpientes venenosas, ala
dos como el murciélago, las mismas que llamaban Izydras los antiguos, y que en
épocas calorósas son arrebatadas á grandes distancias por los huracanes. «Lo que
curaba á los israelitas de sus picaduras, no era el mirar á la serpiente
de bronce, sínola confianza que ponían en la bondad de Dios mírándola. Y así
esta. no era mas que una señal, que les mostraba la intención y la aecion de Dios
__ SERPIENTES DE BRONCE. ' 167 '
para curado-í,‘ segun advirtió el Sábio hablando de este símbolo (Sapient.
16, 5, 8). .
Como la serpiente de bronce fué levantada en el desierto para salud de tó
dos lós- que la miraban con confianza; así tambien Jesucristo debía ser levantado
en una cruz, para librar de la- muerte y la condenación, y. conducir á la vida
eterna, á todos aquellos que le mírarian con fé como á su cabeza y Redentor: así
lo dijo el mismo Salvador aplicándose á si propio esta figura (Joan. 3, ll y
15) S'c¡o. -
«Siguió la marcha de los israelitas tras varias alternativas, por la sierra de Je
Abarim, al-O. del mar llluertó, y cruzado el torrente de Zared (tal vez el actual
Wadi-Kerek), dejaron al 0. el territorio de los moabitas, y fueron á pasar el Ar
non que está en los términos del amorrheo.. Hechos algunos otros altos, detuvie
rónse en los llanos de Móab, al pié del monte Phasga (Pisga), desde donde fueron
espedidos embajadores á Sihou rey de los amoritas, en demanda de libre pasó por
sus tierras; pero denegóse á ello como. había hecho Arad, y‘ al igual que aquel
salió con tropas para contrarrestar á los invasores: estos em-pero le batierón junto
á Jasa (Yahas), y conquistaron su reino. Habiendo tomado de pasó la ciudad y los
lugarcillós de Jaazer, dando un rodeo entraron por el país de Basan, cuyo sobe
rano 0g les presentó batalla en Edrei; pero no mas feliz que los anteriores, fue
muerto con sus hijos y toda su gente, sin esceptuar uno solo, y su tierra pasó
á poder de los israelitas.»
Las dos batallas que aquí se refieren, valieron al pueblo de Dios la conquista
de dos reinos, que tenían de 30 á 40 leg. de largo y 12 de ancho, por el ribazo.
oriental del Jordan. El reino de Basan ó Baschan fué comprendido despues en
la llamada Bathanea, y de sus capitales Edrei y Aslharoth quedan aun vestigios
en el llano de Ilauran.
«Los móabitas no pudieron ver sin inquietud estos rápidos progresos de la im
prevista falanje que seles descolgaba encima. Balak, á la sazon rey del país,
púsose de concierto con los ancianos ó jefes de Madian para deliberar, y no
pudiendo menos de reconocer la insuficiencia de sus fuerzas, decidió mandar por
un famoso adivino llamado Balaam, hijo de Beor, que moraba en Pet/tor de Illo
sopirtamia, paraque le ayudase con sus maldiciones á ahuyentar áaquellos for
midables invasores. Balaam, habiendo consultado al Señor, recibió esta contesta
ción: No vayas, ni maldigas á ese pueblo, puesto que ha sido bendito por mí.
' Empeñadó Balak en su proyecto, diputó al adivino una comisión de sujetos prin
cipales, con facultad paraque le brindasen con las mas ventajosas proposiciones.
Aunque el rey, respondió Balaam, nie-diese toda su casa llena de plata y oro, no
podríatrócar la órden del Señor mi Dios, para decir una palabra mas ni menos;
quedaos aquí sin embargo esta noche, y le consullaré de nuevo. Fué Dios á él
aquella noche, y le dijo: Si esos hombres te han venido á buscar, anda y ve con
168 nALAAM m. ADIVINO.
ellos, con tal empero de llenar lo que yo te órdenare. Levantóse pues Balaam á la
mañana, y aparejada su borrica, partió con ellos. No seria enzpero muy sincera
su-adesíon al Señor, cuando enojado este hizo que su ángel se atravesára en el
camino, espada en-mano delante de Balaam, quien montaba su pollina, llevando
consigo dos mozos. La cabalgadura al ver ‘al ángel parado delante de sí, tiróse
á un lado y tomaba por el campo. Balaam la aguijoneó con ánimo de encarrilarla
otra vez; entrétanto el ángel paróse en una vereda muy estrecha, entre dos cercas
que rodeaban unas viñas, y la burra hubo de arrímarse tanto á la pared, que
lastimó el pié de su jinete, el cual seguía dándola de palos. Tercera vez situóse
el ángel en un punto mucho mas angosto, donde era imposible ladear por
derecha ó izquierda; entonces la pollina se dejó caer en el suelo, con no poca
desazon de Balaam, quien enfurecido descargaba varazos sobre su lomo á
mas y mejor. De repente, por disposion milagrosa de Dios, la burra habló
á su dueño estas palabras: qué te he hecho‘? porque me pegas hace ya tres
veces? Balaam á quien la cólera y el dolor tenían como fuera de sí, sin atender
al milagro que veía, respondió: porque lo tienes merecido y te vas burlandó de
mi; asi tuviera una espada con que envasarte! Repusó la burra : pues no he sido
tu ordinaria cabalgadura hasta él presente? di si jamás hice tal cosa? Jamás,
respondió él. En aquel punto el Señor, abriendóle los ojos, le hizo ver al ángel que
estaba parado delante de él, con la espada desnuda; y postrándose en tierra le adoro.
Dijo el ángel : Porque tercera vez apaleas á tu borrica? Yo he venido para cón
trarrestarte, porque tu ida es ínícua y contraria á mí; de suerte que si el animal
no se hubiese ladeado cuando me oponia á su paso, á tí te matara y solo él
viviera. He pecado, esclamó Balaam; no sabia que ostuvieses contra mí; ahora
mismo sino gustas que vaya, me volveré. Respondió el ángel : Vé con ellos, no
importa; pero guárdate de decir otra cosa mas de lo que yo te órdenare.
«Balak hizo subir consécutivamente á su adivino á las cumbres de Baal, del
Phasga y del Phogor, en las cuales se elevaron siete aras, con preparación de
otros tantos becerros é igual número de carneros, y allí consecutívamente por tres
veces, en lugar de las deseadas maldiciones, Balaam prófetizó las grandezas de
Israel, bendiciéndóle en espíritu del Señor. «Qué bellos, decía, son tus tabernácu
.los, oh Jacob, y tus pabellones, oh Israel! bellos cual nemorosos valles y huertas de
regadío junto á las corrientes ; bellos cual tiendas que el Señor ha fijado á manera de
erguidos cedros junto á las aguas! Brotará el manantial de su arcaduz, y derra
marásé su progénie en copiosos eíluvios- Por causa de Agag amaleeíta, será dest
chado su rey Saul, y el reino le será quitado. De Egipto sacóle el Señor, parecien
‘dose su fortaleza á la del rinoceronte. Devorará á las naciones enemigas suyas, y
triturará sus huesos, y las traspasará á saetazos. En reposo dórmirá como él león y
la leona, á los cuales nadie despertar acomete. Quién á tí bendijere, también él será
bendito, yel que te maldijeré, envuelto será en la maldición.» Sumo fué el enojo de
PBEVARICACION DEL PUEBLO 169
Balak al oir esto, y dando una fuerte palmada, esclamó: Yo te llamé para malde
cirámis enemigos, ytú al contrario, los has bendecido ya por tres veces! Vuélvete
luego. Balaam empero, antes de despedirse, quiso anunciar al pueblo lo que le su
cedería con el de Israel, é inspirándóse dijo: «Palabra de Balaam, hijo de Beor;
palabra de aquel que tenia empañada la vista y que ha oído la voz de Dios, y sabe la
doctrina del Altísimó, yestá viendo las visiones del Omnipotente ; del que cayendo
abrió los ojos! Yo le veré, mas no de pronto; le contemplaré, mas no de cerca: de
Jacob NACEBÁ UNA ESTRELLA, y brotará de Israel una vara ó cetro que herirá á los
caudillos de Moab, y asolará á todos los hijos de Seth. La Idumea será posesión suya ;
laherencia de Seir había de ceder asus enemigos, pero Israel pugnará valerosa
mente. De Jacob saldrá el que ha de dominar y desvanecer los restos dela ciudad.»
Enseguida profetizo así contra los amalecitas: a Amalec ha sido la primera de las
naciones en atacar á Israel, pero su fin será el esterminio. Dirijiendo luego su
vista-hacia el Cinco, añadió: Fuerte es en verdad tu morada; mas aunque te
hayas posado en una roca, y seas distinguido entre la estirpe de Cin, cuánto
tiempo permanecerás en ese estado? At fin vendrás a ser presa del asírio. Siguió
aun prófctizando en estos términos: Ay, quién vivirá cuando Dios haga todas
estas cosas t... Vendrán unos de Italia en galeras, los cuales aventajarán alos así
rios y asolarán á los hebreos, hasta que finalmente tambien ellos mismos parezcan!
Movióse dicho esto para volverse á su pueblo. Balak por su parte, tomó amos
tzzzado el caminó por donde había venido.»
La voz balam en siriaco, significa intérprete ó adivino, conforme la traslada
la Vulgata, de donde se infiere que este personaje, lejos de servir al Dios verda
dero, era. un profeta del diablo y hechicero disoluto. No hay duda sin embargo de
que en los antecedentes vaticinios, se porto como profeta inspirado del Señor,
anunciando unos sucesos que literalmente se cumplieron muchos siglos despues,
en el reinado de Saul, en los de David y Salomón, en tiempo de Sennacherib y
Holofernes, cuando la conquista romana, y cuando el advenímiento- del di
vino Mesías. Toda la —cónducta de Balaam es la de un hombre impío : ya al presen
társele los enviados de Balak, consulta por dos veces á Dios, como disgustado
de la órden que recibía, la cual aceptada con pesar la vez primera, tal vez do
seaha ver modificada la segunda. Su mala fé le acompaña en todo el viaje: por
esto se le intercepta el ángel, y de resultas opérase el milagro sorprendente de
hablar su cabalgadura, milagro que sin embargo no le sorprende ni conmueve.
«Siluego se humilló ante el ángel, no hubo de ser por fe ni por humildad, sino
por temor, con arrepentimiento nada sincero. Llegado ante el rey, lo primero
que hizo fué erigir siete altares emblemáticos al dios Baal, en cuyos montes
estaba, para escudriñar los agueros ó los siete planetas, como astrólogó genet
líaco que adivinaba por el horóscopo» (Véase cap. M, v. 1 ). Por fin, su consejo
diabólico de corromper á los israelitas por medio de la fornicación y la idolatría,
l. ¡L3
170 ÚLTIMOS ACTOS r MUERTE nn MOISÉS.
(coustadel v. 14 c. 24 y 16 c. 31), del cual se siguió tan espantosa catás
trofe, pone el sello á su bellaquería y perversidad, si bien á consecuencia de la
misma fué justamente castigado, pereciendo en la comun ruina de los moabitas.
«Insiguiendo el pérfido consejo que Balaam sujirió á Balak, las mas hermo
sas mugeres moabitas y madianítas comparecieron delante del campamento de Israel,
en ademan de vender vituallas ó comerciar en otras cosas; y muchísimos de los sol
dados israelitas atraídos de su hermosura, cayeron primeramenteen la fornicacion
y después en la idolatría. Enojado el Señor de tan abominables escesos, dijo á
Moisés que por los respectivos jefes, mandase colgar en patíbulos á les sacrílegos
de cada tribu; y así fué hecho. Había el escándalo llegado al estremo de que
Zambri, hijo de Salú, caudillo de la tribu de Símeon, penetrase en la tienda de
una meretriz de condicion principal, llamada Cozbi, á la vista- de Moisés y de
todos los israelitas que estaban llorando á las puertas del tabernáculo; pero arre
batado instantáneamente Phinees, hijo del sacerdote Eleazar, asió de un puñal,
lanzóse en pos de los criminales, y los dejó en el sitio, heridos entrambos de golpe.
«Después habló el Señor á Moisés, diciendo: [ambien los madianitasconozcan que
sois sus enemigos ; herid en ellos ya que hostilmente se han portado contra vosotros,
engañándoos con acechanzas. Declaróse en consecuencia una guerra de esterminio ;
el mismo Phínees que tan enérjicamente acabara de armar su brazo para lavar la
ofensa inferida á la magestad de Dios, recibió el mando de doce mil hombres, con los
cuales hizo proezas en un combate decisivo, donde perecieron cinco príncipes y
otros sujetos principales, entre ellos el famoso adivino Balaam. El país fué pasado
á sangre y fuego, los habitantes aprisionados ó muertos, sus bienes saqueados, y
el vencedor, cubierto de gloria y cargado de botín, regresó al campamento gene
ral, honrado por Moisés, Eleazar y todos los príncipes de la sinagoga. _
«A peticion de las tribus de Ruben y Gad que eran ricas en ganado, se conce
dió á las mismas el país conquistado al E. del Jordan, bajo condicion de que
ayudarían armados á sus hermanos para consumar la conquista allende el río.
Estableciéronse pues ambas tribus entre el Arnon y el Yabbok, Ruben al sur y
Gad al norte, en los territorios de Ataroth, Dibon, Jazcr, Nemra, Hesebon, Elealé,
Saban, Nebo y Been. Una fraccion de la tribu de Manasés compuesta de los des
cendientes de Maichir, que había hecho en aquellos lugares algunas conquistas,
obtuvo el mismo privilegio, y se fijó al N. del Yabbok, ‘en el país de Basan y en el
Hauran. Enseguida procedió Moisés por disposicion del Señor, á demarcar los
límites‘ del país que iban á poseer, designando á Eleazar, Josué y los jefes de las
nueve y media tribus, para presidir al repartimiento de tierras, hacedero por suerte.
'[‘ocante á los levitas, se les debían asignar de entre las varias posesiones, cua
rentiocho ciudades con sus ejidos, de las cuales seis servirian de asilo á los que
hubiesen derramado sangre humana; y para empezar, escogiéronse desde luego
al E. del Jordan, Beser, Bamoth y Golan.
suprema or: BRONCE. 171
«Habiendo Moisés preparado así la obra dela conquista, y presintiendo su fin cer
cano, juzgó necesario recordará aquella nueva- generacion, los milagros que el Se
ñor habia hecho en pro de sus padres en el desierto, y cuánto el mismo por órden
suya llevaba dispuesto con objeto de afianzar en lo venidero la suerte de su na
cion. En reiterados discursos trazó al pueblo una línea de conducta para todos los
casos, repitiéndole sus institutos, y reproduciendo y detallando sus .leyes en lo
necesario, con particular ahinco de que todos se penetrasen de la necesidad de
ser pios y virtuósos, bajo la pena de crueles plagas y castigos que les predecia si
jamás llegaban á ínfrinjír los divinos preceptos. Dichas todas estas cosas, con
tinuó hablando en los siguientes términos: Ciento veinte años cuento en el día: ya
no puedo salir ni pasar mas adelante, sobretodo recordando que el Señor me in
timó que no cruzaria este río Jordan. [rá empero delante de tí, oh Israel, el Señor
Dios tuyo, quien desvanecerá á tu vista esas naciones paraque las conquistes,
conduciéndote este servidor mio Josué, segun lo dispuesto por el mismo Señor.
Hará Dios con ellas lo mismo que hizo con Sehon y 0g reyes de los amorrheos,
y con sus reinos, y á todos los estermínará.... Portáos varonil y esforzadamente;
no temais ni receleis delante de ellos, porque el Señor Dios tuyo, oh Israel, es el
que te conduce, y no te dejará ni desamparará! Dicho esto entregó el libro de
la ley á los sacerdotes y ancianos‘, con prevención de que cada siete años en la
fiesta de los Tabernáculos, se lo leyesen al pueblo, congregándole á este pro
pósito. a -
«Poco despues Moisés y Josué, llamados por el Señor, comparecieron en el
Tabernáculo del Testimonio. El primero había ya recibido la noticia de su inme
diato fallecimiento; el segundo oyó la órden de introducir al pueblo en su ansiada
patria. Al mismo tiempo anuncíoles el Señor las futuras ingratitudes y calamídades
de la nacion, apesar de cumplirse sus divinas promesas, y para testimonio de todo
ello, dictóles un oántico que debían repetir y enseñar á los hijos de Israel, con
objeto de que lo tuviesen en la memoria y recordasen continuamente por él la
verdad de las palabras de Dios, y su propia íngratitud. He aquí los términos de
este cántico parenétíco que pronunció Moisés, delante de toda la sinagoga reu
nida de Israel : -
«Oid cielos lo que prefiero, oiga la tierra las palabras de mi boca! Cuájense
como la llúvía los documentos mios, y fluya como el rocío mi discurso, cual llú
vía sobre la yerba, cual llovizna sobre la grama.
«Yo invocaré el nombre del Señor; ensalzad su magnificencia! Perfectas son
las obras de Dios, y justicia todos sus caminos. Dios es fiel, y justo, y recto, sin
iniquidad ninguna.
«Los que fueron sus hijos, generación depravada y perversa, pecaron contra
él en sus inmundas ídolatrías. _
«Así correspondes al Señor, pueblo necio é ínsensato‘? Por ventura no es él
172 BALAAM EL ADIVINO.
mismo tu padre, el que te poseyó, él que te hizo y crió? Recuerda los días pasados;
recorre de una en una las generaciones: preguntaá tu padre, y él te informará;
pregunta á tus abuelos, _y te lo dirán. Cuando el Altísimo dividia las naciones, y
cuando segregraba á los hijos de Adan, ya entonces fijó los límites de Canaan
segun el número de los hijos de Israel.
«Porque el pueblo del Señor es la porción suya; Jacob su herencia propia.
«Ilallóle en. una tierra desierta, lugar de horror y de inmensa soledad; fué
conduciéndole por varios rodeos, y le adoctrínó y guardó como la niña de sus
ojos. A la manera del águila que enseña á volar á sus polluelos revoloteando
por encima, tendió sobre él sus alas, y le tomó y trasportó sobre sus hombros.
«Fue el Señor su único caudillo, no habiendo con él ningun dios estraño.
Le constituyó en un país superionparaque comiera los -frutos de los campos,
líbara miel de las peñas y aceite de las mas duras rocas; y mantecade la
vacada, y leche de ovejas, y grosura de los corderos y carneros del país de
Basan, machos de cabrio, y la flor del trigo; y bebiera la purísima sangre
de uba. - ' V
«Engordóse el. tan amado, y se hizo recalcitrante; y ya engrosado; em
pringado y abotagado, abandonó á Dios su hacedor, y desvióse de Dios,
salvador suyo. _
«Provocáronle con sus dioses estraños‘, y cscitaron con abomínacíones su’
enojo. En lugar de ofrecer sacrificios á Dios, ofreciéronlos á los demonios, á unos
dioses desconocidos, dioses nuevos y recienllegados, que jamás habían adorado
sus padres. . .
«Abandonaste al Dios que te enjendró, y te olvidaste del Señor, criador tuyo.
«Vió «sto el Señor, y encendióse en cólera, porque eran sus líijós é hijas
los que de tal modo le provocaban.... Y clamó : Yo les ocultaré mi rostro y
contemplaré sus postrimerias, porque son raza perversa é infieles hijos.
(c Han querido provóoarme—adorando lo que no era Dios, y me han irri
tado con sus vanidades; pues yo tambien los provocaré amando á los que no
son mi pueblo, y los despecharé sustituyendo á ellos una gente necia.
«Como fuego se ha encendido ‘mi furor, que los abrasará hasta lo mas pro
fundo del infierno; fuego que devorará la tierra con su vejetacion, y abra
sará los estribos de las montañas.
«Hacinaré calamidades sobre su cabeza, y gastaré contra ellos todas mis
flechas. Se consumírán de hambre, y los devorarán aves rapaces con atroz mor
dedura. Haré que en ellos hinquen sus colmillos las fieras, y su venenosa ra
bia los réptiles que se arrastran y serpean sobre la tierra. Por defuera les
asolará la espada, y por dentro el pavor, lo mismo al mancebo que á la don
celia, al niño de teta que al anciano. Diré entonces: Dónde estao esos? Y haré
que desaparezca su memoria de entre los humanos.
PBEVÁBICAGION DEL PUEBLO. - 173
«Solo á causadela arrogancia de sus enemigos he diferido esto, á fin de que no
se envaneciesen y dijeran: nuestra mano potente y nó Dios, es la que ha obrado tal
hazaña.
«Gente es sin consejo ni prudencia! Oh sí tuviesen sabiduría, é inteligencia
y previsión de sus postrimerías! '
«¿Podría un solo contrario acosar á mil de ellos, y dos á diez mil? ¿No
es esto porque Dios los ha vendido, y el Señor los ha entregado? Pues nuestro
Dios es muy diferente de los dioses de ellos : júzguenlo los mismos enemigos.
«Su viñaes de la viña de Sodoma y delos ejidos de Gomorrha; sus ubas,
ubas de hiel, y sus racimos, acerbísimos. El vino suyo, hiel de dragones y
ponzoña de áspides incurable. ,
«Y acaso no tengo yo rejistradó todo esto acá en mis adentros, y bajo el
sello de mis tesoros‘? Mía es la venganza; yo les daré el pago á su tiempo ,
paraque su pié se deslize: cercano está el dia de la perdición, y ese plazo
llega volando.
‘« Juzgará el Señor á su pueblo, y tendrá piedad de los que le sirvan, cuando
vea decaida su braveza, y desfallecidos á los que estan encerrados, y consumidos á.
los restantes. Entonces preguntará : Dónde paran aquellos sus dioses, en los que
ponían tanta confianza; de cuyas víctimas comían la grósura y de cuyas liba
ciones bebian el vino‘? '
«Salgan pues, y vengan á vuestro socorro, para ampararós en la necesi
dad. Ved que yo soy solo, y que no hay otro Dios mas que yo.
«Yo mataré ó daré la vida, yo heriré ó curaré, sin que nadie pueda escapar
de mi mano. Tenderé mi diestra hácia el cielo, y diré: Vivo yo para siern
pre! Si llegó á aguzar mi espada como un rayo, y á armar mi puño para
hacer juicio, rechazaré la venganza sobre mis enemigos y daré el condigno
pago á los que me aborrecen. Embriagaré de sangre-suya mis saetas, y mi es
pada se. cebará en la carne de los muertos y de los cautivos que llevan ra
pada la cabeza.
«Decantad oh naciones al pueblo de Dios, porque el señor vengará la san
gre de sus siervos, y rechazará la vindicta sobre sus enemigos, y será pró
picio á la tierra del pueblo suyo.» _
«Antes de trepar al monte donde debía fenecer, echó Moisés una bendición
particular á las tribus, vaticinándolas sus varios destinos; y concluyó diciendo
á todo Israel: No hay otro Dios como el del pueblo muy amado; tu protec
tor es el que cabalga en los cielos, por cuyo gran poder voltean las nubes.
Allá en lo alto tiene su morada, y llegan acá abajo sus brazos, ó poder
eterno. El lanzará de tu presencia al enemigo, diciéndole : Desmenúzate! y con
esto Israel quedará tranquilo y solo en su país. Tiende oh Jacob la vista por
tu t.ierra, fértil en trigo y vino; el rocío, de tan abundante, oscurecerá el cielo.
r. Ue
I'M únmros ACTOS v DIUERTE DE MOISÉS.
Binaventurado eres, oh Israel! Qué otro pueblo es semejante‘ á tí, que hallas
tu salud en el Señor, escudo que té defiende y espada que te da gloria? Negaránte
tus enemigos, pero tú hincarás la planta sobre su cuello.»
«Subió finalmente Moisés de la llanura de Moab al monte Nebó, sobre la
cumbre del Phasga, enfrente de Jericó. Allí el Señor le mostró toda la tierra
de Galaad hasta Dan, con la de Nephtalí, la comarca de Ephraim y Manasés,
el país de Judá hasta el Mediterráneo, y la región meridional, inclusa la espa
ciosa vega de Jericó, ciudad de las Palmas, hasta Segor. Y dijo el seíorzHe
aquí la tierra por la cual juré á Abrahan, á Isaac y á Jacob, diciéndoles: á tu
descendencia se la daré. ‘Acabas de verla por tus ojos, pero no entrarás en ella!
' «Allí pues murió Moisés, el siervo del altísimo, durante la [una del mes de
febrero del año del lll. 2555, antes de J. C. 4447, en tierra de Moab, segun
había dispuesto el Señor, siendo sepultado por mz-nzslerío de ángeles en un valle
cercano, enfrente de Phogor, aunque hasta hoy dia ningun hombre ha dés
cubierto su sepulcro. Contaba á la sazón ciento veinte años; no se le había de
bilitado la vista, ni estropeado la dentadura. Los hijos de Israel le lloraron por
espacio de treinta dias, en los llanos de Moab, ypréstaron obedíenciaá Josué
hijo de Nun, quien rebosaba en espíritu dé sabiduría, porque llloisés impuso
sobre él las manos. Nunca mas se vió en Israel un profeta tan favorecido, que
conocíése á Dios cara a cara, ni que tantos y tan grandes milagros óperase. »
OBSERVACIONES CRITICO-HISTORICAS.
No tenemos aquí espacio para ofrecer mas que en resúmen, una idea del
prestijio universal que antigua y modernamente ha rodeado á esa admirable
figura del escelso legislador del pueblo hebreo. «Amado de Dios y delos hom
bres, dice el Eclesiástico (c. 45 v. 1 y: siguientes), su memoria se conserva en
bendición. Hízole elÏSeñor semejante en gloria á los Santos; engrandecióle con
terror de los enemigos, y él con su palabra hizo cesar las horrendas plagas de
Egipto. Glorificóle en presencia de los reyes ; dióle preceptos para su pueblo,
y le mostró su gloria. Santificólé por su fé y su mansedumbre, habiéndólé es
cogido entre todos los hombres. Dios le escuchó y le hizo penetrar en la nube,
donde cara á cara le comunicó los mandamientos y la Ley de vida y de ciencia,
paraque enseñase su testamento ó alzanza-á Jacob, y sus juicios ú ordenanzas á
Israel.
SERPIENTE nn BRONCE. 175
El libro mas antiguo del mundo, ese Pentateuco ó colección de los cinco
libros primeros del Viejo testamento, cuya materia hemos presentado hasta aquí
á los ojos del lector, formaba al parecer en su origen un cuerpo homogéneo,
del cual el Génesis venia áser el preámbulo, y las leyes el fondo, habiéndoseledivi
dido despues para mayor comodidad en su lectura y manejo. De todos modos, el
comun sentir de judíos y cristianos, aun los mas herejes y cismáticos, reco
noce estos libros como inspirados y auténticos, inclusas ciertas pequeñas adi
ciones para mayor ilustración, que no es posible atribuir á ‘Moisés, pero que en
nada afectan á la sustancia del contesto; por ejemplo los'últimos versículos del
Deuteronomio, relativos á la muerte del legislador y su elogio, los cuales se
atribuyen generalmente á Josué ó á Esdras (l).
«Moisés escribió el Pentateuco-en los desiertos de Arabia, con 750 años de
antelación‘ al Tschu-King de los chinos, y 1000 por lo menos antes de Herodotó
y Homero, los mas antiguos historiadores griegos. Cuántas naciones conocieron
sus escritos, han quedado impresionadas de la magestarl que en ellos rebosa.
Treinta y cuatro siglos nos separan del dia en que el augusto legislador desde la
cumbre del Nebo fuéá reunirse con sus padres, y durante treinta y cuatro si
glos el Oriente venera su memoria, y el Occidente y el Norte le rinden un hortic
nage respetuoso» (2)._
Los antiguos escritores apoyan con grandes autoridades la certeza de la
historia de Moisés. Estrabon le tiene por un sacerdote egipcio, que queriendo
prescribir los animales vivientes de las ceremonias religiosas, trató de alterar
las formas del culto público. Justino le adórnaba de las mas raras cualidades, y al
igual que su antecesor Joseph, de la facultad de interpretar sueños y hacer mi
lagros, como hombre igualmente fuerte en la ciencia humana y en los secre
tos de los dioses. Manethon se reduce á hacerle simple sacerdote de Heliópo
lis bajo elmombrelde Osarsiph, despues Moisés, que dice haber sido electo
jefe por una plebe de leprosos miserables, encerrados en Auaris, los, cuales
deseaban emanciparse de su vergonzosa servidumbre. Diodoro de Sicilia procla
ma su consumada prudencia y su valor á toda jirueba, como digno jefe de
un pueblo estranjeró, al que sacó de Egipto y guió al desierto, dándole sábias
leyes é instituciones. En su mocedad, dice Clemente Alejandrino, estudió en los
colegios sacerdotales, y los mas hábiles preceptores le familiarizaron con la arit
mética y la geometría, la rima y la armonía, la medicina y la música. Apren
dió ademas esa parte dela ciencia que se espresa por símbolos y signos gere
glíficos, ó sea la forma simbólica de la escritura sagrada de los egipcios, con
forme esplica S. Justino mártir, segun el cual era esta ciencia la mas elevada, ase
quible únicamente á las gentes superiores, al lado de la cual eran despreciables la
astronomía y la geometría que ltloisés no aprendió. Por fin, segun tradición es
(l). Culmet. (2) Muller.
176 BALAAM EL smvnvo.
crita de la antigüedad, Moisés recibió una instruccion verdaderamente re
gia, siendo á la vez profeta, legislador, militar, político y filósofo, en una
palabra, todo lo que en aquellos tiempos bastaba para gobernar á los hom
bres. (1). Así es como por. la misma autoridad profanase demuestra, aunque
envuelta en muchas consejos, la certeza de la ecsistencia é importancia de
Moisés.
Como dable es presumir, la tradición y la fábula no andan parcas en lo
que á él atañe. Por de pronto se le hace autor de varios salmos, del libro de
Job, de un Apocalipsis, de un Testamento, de una Revelación y Ascension, y
de otros libros misteriosos; pero nada de ello está averiguado ni siquiera fundado,
de otro modo buena mano se hubieran dado los judíos en conservar esas supuestas
obras, y revestirlas de la autoridad del Pentateuco. Cita sin embargo Calmet el
pasage de S. Juda (v. 9), que pinta el combate de S. Miguel contra el dra
gon disputándose el cuerpo de Moisés, diciendo que se atribuye á la Asuncion de
este, y á su Apocalipsis aquel v. 6. c. 5_de S. Pablo ad Gálat.: «En Jesucristo
ni la circuncision vale algo, ni el prepucio, sino la fé que obra por caridad ;»
lo mismo el v. 15, c. 6.
Tocante á la muerte y al sepulcro de Moisés, hay no pocas controversias: el
testo hebreo dice que murió en la boca del Señor, y de aquí los rabinos pre
tenden deducir que Dios absorvió su alma por medio de un ósculo. Muchos,
contradiciendo la leccion espresa de las escrituras, pretenden que no llegó á
morir, y tratan de fundarlo; otros sin negar el fallecimiento, dicen como Mai
mónides’: «nuestros preceptores nos han enseñado que Moisés señor nuestro,
no murió, sino que ascendió al cielo, donde sirve á Dios por toda una eterni
dad.» Josepho opina que desapareció, y que de intento narró el mismo su muerte,
recelando que los judíos desvanecidos por el brillo de sus virtudes, no creye
sen que había volado hácía la divinidad. Esto y el ignorarse su sepulcro, y
el pasage recordado de S. Juda, y el constar que se apareció con Jesucristo y
Elias en el misterio de la transfiguracion, vigoriza el dictamen de que no pere
ció, ó á lo menos de que en cuerpo y alma fué arrebatado al cielo (Q). Apesar
de lo que aquí espone el autor que citamos, ‘nosotros insiguíendo el sagrado
testo, diremos con el P. Scio, «que Moisés murió en realidad, y que es falsa la
opinion de los que se persuaden que fué trasladado como Elias. Véase S. Agus
tin, Tract. A 424 in Joana.»
La autoridad de Moisés recibe cada dia nuevos testimonios. Entre los moder
nos, dice el ilustrado autor de Cristo ante el siglo (2), «queda corroborada por
las ciencias, después de alambicada por la geognosia, la lingüística, la astro
nomía, la cronología, la geografía, y todo cuanto el humano ingenio puede pre
(I). Chnmpollion Figcac, um. de Egipto. _.
ti). Calmet.
(3). Mr. Roselly de Lorgues.
pnuvsnrcscrou our. PUEBLO - 177
sentar de mas caviloso, la prevención de mas injusto y el antagonismo de mas
repugnante. Reconocen por fin los eruditos,—que ninguno de los descubrimientos
hechos modernamente, tiene fuerza para contrarrestarsu libro, que es un ver
dadero monumento.» .
«Todo, en el historiador hebreo, nos colma de admiracion y sorpresa, añade
otro escritor no menos acreditado (l); todo nos le presenta como un objeto
superior á lo humano, totalmente incomparable: primero, su antigüedad! Se
roza con los acontecimientos que describe; el diluvio era aun en su tiempo
un suceso en cierta manera familiar entre los descendientes de Abrahan y
Noe; los tiempos anteriores hasta la creación, se patentízaban por sí mismos
sobre la base de una tradición tanto mas segura, cuanto la longevidad que
entonces se disfrutaba, hacia muy dilatado el roce entre padres é hijos, formando
de su conjunto como un solo individuo, instruido por la palabra del criador.
Segundo, su carácter y el de sus obras! Él es el pontífice de la ley natural, y
el depositario único de la verdad moral en la antigüedad ; no revela ninguna de aque
llas fogosas pasiones que ímpelen á escalar el poder; al contrario, lo que en él
vemos, es un desinterés ilimitado y una abnegacían absoluta en su santa mi
sion de consolidar el culto del Dios verdadero, y perpetuar las esperanzas del
humano linaje. Resplandecen en sus escritos una concision, una sobriedad, una
confiada entereza, que en- atencion á la eminencia y el empeño del asunto, no
pertenecen al hombre, antes respiran cierta magestad apacible y divina que
conmueve á los mas incrédulos, y desbarata á los profanadores. Tercero, su
obra! A él se debe el mayor de los prodigios, el de una nacion que sola en el
decurso de los antiguos tiempos, se eximio de estraviarse con el resto del género
humano por las sendas de la idolatría, y que despues de llenar su primera mi
sion dando al mundo la divina luz del Evangelio, sobrevive á las naciones pa
sadas y vaga estraviada entre los modernos pueblos, en castigo de haber des
conocido esa luz, y al efecto de atestiguar do quiera su divinidad. Cuarto y
finalmente, las pruebas que ha sufrido y el exámen á que se le ha sujetado!
.Nada perdonaron los incrédulos para lograr CODfUHdÍÏIQySI afortunadamente no
hubiese sido como es, un hombre superior á los demás... No solamente las
críticas mas refinadas del humano ingenio no han podido descubrir defecto alguno
en el relato de Moisés, mas ni siquiera hay fuerzas bastantes á comprender su in
mensa verdad. La palabra de Moisés es el vallado y el pínáculo de todos los ramos del
saber moderno, en su mas alto grado de desarrollo..... Hable Buffon: «la des— .
cripcion de Moisés es un relato exacto y filosófico de la creación de todo el
universo, y del origen de todas las cosas.» Hable tambien Línneo: «está ma
terialmente demostrado que llloísés no escribió ni pudo hacerlo, sino bajo_la ins
piracíon del mismo autor de la naturaleza.» Oigamos á Cuvier: «la exactitud
(l) A. Nicolás, Estudio: filosófico: sobre al Crírlianimo. v
r. ¡s5 -
178 ÚLTIMOS ACTOS r MUERTE DE MOISÉS.
de la cósmogonia que nos dejó Moisés, compruébase cada día de una manera
admirable. Las mas recientes observaciones geológicas consuenan perfectamente
con el Génesis.» He aquí ahora lo que dice el célebre etnógrafo y geógrafo
Balbi: «ningun monumento, sea histórico ó astronómico, ha logrado argüír fal
sedad en el Pentateuco; al revés de esto, todo él se aviene perfectamente con
los resultados obtenidos por los mas consumados filósofos -y los geómetras mas
concienzudos. n ccConcordancia estraordinaria, esclama Mr.‘ Beudant, sábio
profesor de la facultad de ciencias, la cual no puede ser obra de la casua
lidad, antes conduciéndonos á admitir ciertos hechos que los libros santos han
querido guardar ocultos, nos obliga tambien á admirar en sus pormenores, un
fondo de conocimientos que contrasta palpablemente con la ignorancia general
de la época en que se escribieron.»
Seria obra interminable el recojer todos los testimonios de la ciencia.
Concluyamos diciendo con el conde de Las-Cases: «Sí, si, Moisés descuella
sobre las generaciones y los siglos, como una colúna de verdad ímperecedera.
Heródoto, Manethon, los mármoles de Paros, los anales chinos, el Sanskrit, todas
esas fuentes, las primeras del mundo, quedan quinientos, mil años rezagadas
en pos de él. Ninguno de esos antíquísímos testimonios es capaz de alcanzarle,
contradecirle ó espugnarle; por el contrario, los hombres y las cosas están en
perfecta consonancia con sus asertos. Sobre tan maravilloso acuerdo la fé
religiosa triunfa, al paso que herida de semejante resultado, ceja la incredu
lidad filosófica, viéndose precisado á confesar por su propia convicción, que hay
en todo esto algo de sobrenatural para ella incomprensible, pero al mismo
tiempo innegable.
a Tal es Moisés.
REFLEXIONES MORALES.
Así como Moisés era el solo órgano por cuyo conducto Dios hablaba á su
pueblo, y le reprendia ó dispensaba merced; la iglesia católica, apostólica, ro
mana, es el solo santuario que Jesucristo ha fijado en la tierra, por donde se
revelen al mundo las eternas verdades y se comuniquen á los hombres los te
soros de su misericordia y su justicia divinas. _
«Todo el que miraba la serpiente de bronce, signo de salud que otorgasteis á
snnernurn m: nnoncr-z. 179
vuestro pueblo, quedaba curado, nó precisamente por este signo gue veta, sino por
vos, Señor, que sois el Salvador de los hombres» (Sapient.. 15. 5). Unico era
el remedio, pero eficaz por divino. Era un beneficio concedido sin ¡privativa de
ninguna especie, comun al pobre, al rico, al siervo, al señor y al estranjero;
mas por otro lado, las heridas eran incurables, sin distinción de personas.
Imágen notoria fueron las ardientes sierpes del desierto, de los demonios y la
antigua serpiente su jefe(Apoc. 12. 9‘), los cuales nos hieren mortalmente con
su veneno, y encienden en el corazon humano una sed abrasadora que nada
puede calmar, hasta acabar por la muerte. Lo mas sorprendente es que este
veneno, inóculándose en nuestras venas, nos ha trocado á nosotros mismos en
serpientts; pues todos somos por el pecado lo que Jesucristo y su santo pre
cursor increparon á los judíos: serpientes y raza de vtvoras (Math. 3, 7).
El divino Salvador, para arrebatarnos á la muerte y curarnos, tomó la na
turaleza de los pecadores y la semejanza del pecado, sin ser pecador. Cómo
» la serpiente de bronce, tenia la figura esterior de las verdaderas serpientes,
pero nó su ponzoña; y apropósito de esto, debemos á S. Pablo las ‘siguientes
consoladoras jialahras : Dios es fiel, y no permitirá que seais tentados mas de
lo que alcancen vuestras fuerzas, antes ¡card que saguezls provee/zo de la tenta
cion para poder su/rirla y resistirla (1" ad Cor. 10, 13). Jesucristo con la
librea mortal, quiso semejarse á los que venia á salvar, sin ningun distintivo
visible, aunque interiormente mediaba el inmenso espacio de su sublime vir
tud. Cómo pecador, fué circuncidado; como pecador, le bautizó S. Juan; por fin
corno pecador, sorbió el amargo cáliz de los dolores; y aquella santidad mis
ma que tanto debía edificar á sus enemigos, solo condujo á exasperarles, sumi
nistrándoles un nuevo pretesto paraque lo elevasen como á la serpiente de
bronce, en una cruz. Mas, qué dijo él mismo‘? «Así como Moisés en el de
sierto, puso en alto la serpiente de bronce, es preciso que el hijo del hombre sea
tambien alzado, paraque _todos los que creen en él no se pierdan, antes al contra
rio,-alcanzen la vida eterna.» Jesucristo pues, en lo alto de la cruz, es el
remedio único, necesario, soberano y apropiado á cualquiera persona. Todo
aquel que le mire con fé ardiente, penetrado dela grandeza de las propias faltas, y
cifrando en él su única esperanza, por graves, ‘por complicados, por in
vetcrados que sean sus males, de seguro no perecerá, sino que tendrá vida.
No se dice en las Escrituras que la serpiente de bronce ahuyentase del de
sierto á todas las serpientes vencnosas; así tambien en esta vida, por el de
sierto figurada, pululan aun á nuestro alrededor muchas sierpes, de resultas
del pecado órijinal, hasta que se nos abra el ciclo, nuestra tierra de promi
sion. La cruz de Jesucristo no las estirpó aun todas del mundo; no estinguió ente
ramente su letal veneno; pero ella nos sirve de garantía, con tal que vivamos
segun la fé, y la misma nos curará siempre que con fé á ella recurramós.
180 BALAAM EL ADIVINO.
(l) El pueblo hebreo, observa S. Ambrosio, fué salvado por un solo ministro
verdadero, con mas prodigio de lo que lastimosamente lo corrompió un solo pro
feta falso; habiendo sin disputa podido mas la piedad del primero, que la ava
ricia y los artificios del segundo. Vióse entonces notoriamente cual es la suerte
de un pueblo, siempre que hay en él personas capaces de desbaratar con prudente
celo las acechanzas de ocultos corruptores. Nunca faltarán en la Iglesia
balcones, que así llama el Apóstol á los que van á la zaga de sus intereses,
en detrimento de los de Jesucristo; y por lo mismo, conviene abunden por
otro lado finees sensibles alos males de la grey escogida, que sepan celar por
los intereses de Dios y la eterna salud de su pueblo.
Sobre la mansedumbre admirable y el heroico celo de Moisés, cuyas cali
dades iban en él hermanadas con una prudencia celeste; su fidelidad escitó siem
pre la admiracion de los santos. Esta la ejerció de una manera consuma
da, pues al paso que tributaba á Dios todo el obsequio conveniente, nunca
olvidaba sus deberes hacia el pueblo, de modo que sirviendo al mismo en cuanto
estuviese á su alcance, no llegase á menoscabar los obsequios que estaba obli
gado á rendir á Dios. Su vida, perenne tejido de riesgos y sinsabores, acabó
con una muerte símil á un castigo, del que parece el Señor quiso valerse para
acrisolar su virtud. «No creamos empero, dice S. Agustín, que Dios quisiese
castigar a Moisés, y que cediese en grave daño del fiel ministro perder la vida
á la edad de 120 años, viéndose privado de pasar á la suspirada tierra, donde
tantos inícuos entraron despues de su muerte. Acaso el que fué considerado
digno de mirar algun dia á Dios en el cielo, podía tener á gran desgracia no
entrar en una tierra que era simple figura de la de eterna fruicion? « Pero la es
critura, continúa el mismo Sto. doctor, quiso indicarnos que para tener acceso
en el cielo, no basta aderirse servilmente a la ley mosáica, sino que deben pasar
al estado de la ley de gracia, todos cuantos abriguen una sólida esperanza de
penetrar en aquella escelente tierra de promision, donde nos introducirá el verda
dero Josué, Jesucristo, despues de transitado el Jordan, esto es, despues de
haber sufrido con paciencia los quebrantos y aflicciones de la presente vida.»
(r1) Figuras de la Biblia.
JOSUÉ.
«La ciudad de Jericó, llave del país de Canaan, y situada enfrente del campo
hebreo, llamó naturalmente la atención de Josué, sucesor de Moisés. Por me
dio de dos esploradores que fueron alojados y ocultados en casa de Rahab, muger
pública ó mesonera, averiguó cuan escesivo era el desaliento de los habitantes,
sabedores de los estupendos sucesos de Israel, y en su vista dió órden de que
se pasase luego el Jordan. Iba el rió á la razón. harto crecido, pues mediaba el
equinoccio de primavera, mas apenas los sacerdotes que conducian el arca pu
sieron pié en las aguas, detúvose la corriente, repitiéndose el milagrodel mar Rojo,
y por enmedio del álveo cruzó todo el pueblo á pies enjutos. Para eternizar este
suceso, eleváronse doce piedras en mitad del rio, y otro monumento igual en el ri
bazo derecho, junto á Gálgala (Guilgal), lugar al E. de Jericó, donde fueron
sentados los reales el dia diez del mes primero, cuarenta años menos cmco días
despues de lo salida de Egipto.
«Una de las primeras diligencias de Josué en cuanto estuvieron acampados,
fue’ ordenar la circuncision de los varones que habían nacido en el camino del
desierto. A la tarde del dia catorce, celebróse la pascua, y el otro dia comieron
panes ázimos, hechos de trigo del país y harina ó patenta del año, y apenas
comieron de los frutos de la tierra, faltó el maná.
«Mientras tanto Jericó estaba cerrada y bien pertrechada, por temor á los hijos de
Israel, sin que nadie osase salir ni entrar. Josué entonces, cumpliendo el mandato de
Dios, dispuso que sus hombres de armas, una vez al dia durante seis seguidos, diesen
la vuelta á la ciudad en profundo silencio, marchando á la vanguardia el ejército ar
mado, al centro el Arca santa, con siete sacerdotes que iban tocando la trompeta de
lante de ella, y á retaguardia la demas gente. El dia séptimo, levantándose muy de
mañana, dieron siete vueltas á la ciudad conforme estaba ordenado, y cuando
l. 146
182 JOSUÉ.
los sacerdotes á la séptima vuelta tocaron las trompetas, dijo Josué á todo Israel :
Alzad el grito, porque el Señor os entrega esta ciudad. Sea ella y cuanto en sí
contiene, anateina sacrificado al Señor. No habrá escepcion mas que para Bahab
y los-de su casa, en atencion aque ocultó á nuestros esploradores. Por lo
tocante á vosotros, guardáos de poner mano en cosa alguna, traspasando
las órdenes dadas, para no haceros reos de prevaricacion y no conturbar ni
envolver en la culpa á todo el campo israelita : los objetos que se hallaren de oro
y plata, y los utensilios de cobre y hierro, serán consagrados á Dios y reservados
en sus tesoros. Alzando pues todo el pueblo un inmenso grito, y resonando las
trompetas, apenas el vocerio y el estruendo llenaron los aires, desplomáronse las
murallas de Jericó, y asaltando cada cual por el punto que tenia delante, hallóse
la plaza á diserecion del vencedor. No hubo merced para nadie; hasta los bue
yes, las ovejas y los asnos fueron degollados; y puesta en cobro Rahab con
su familia y sus haberes, y retirados todos los objetos de metal precioso, se pegó
fuego á la ciudad, hasta quedar totalmenteesterminada. n
El pueblo cananeo, léjos de enmendarse á vista de los prodigios que el Señor
obraba, habíase de mas en mas hundido en los abismos de su perdición. Sonó por fin
la hora del castigo: Israel fué el instrumento de las divinas venganzas, las que de
rechazo debían acarrear el cumplimiento de las divinas promesas; pues la misma
espada que fué ejecutando el castigo, conquistó al pueblo una patria. A fin de
que mas resplandeciese la gloria del Señor, los primeros avances del pueblo hebreo
en Canaan, fueron acompañados de sorprendentes maravillas: el prodigioso trán
sito del Jordan, la admirable caída de Jericó, bastaban paraque el amorreo y el
' filisteo, el pherezeo y el amonita, reconociendo sus errores, viniesen á deponerlos
al pié del Arca santa del Señor. '
Los hebreos por su lado, dice Scio, estaban apercibidos para llevar adelante
las disposiciones de Dios, pero si hasta entónces necesitaron un buen padre y le
gislador, no podian ya prescindir de un guerrero, que áaquellas condiciones reunie
se el valor de soldado con la esperiencia de capitán. Tal fué el acreditado espíritu de
Josué, al cual daban nuevos y mayores realces la dulzura de costumbres y la
pureza de religion, que tan precisas le eran para establecer su reputación con el
pueblo y su crédito para con Dios. Es verdad que su grande empresa tenia hu
manamente todas las apariencias de un arrojo temerarío, pero cuando el mismo
Dios es el que dirige, no deben temerse dificultades ; al contrario, rastas mismas
se truecan en poderosas razones para alentar la confianza y asegurar el ‘suceso,
como puntualmente acaeció con Josué. El Señor fué multiplicando prodigios á
favor de Israel; el terror de su nombre hizo desmayar y desalentar enteramente
á todos aquellos pueblos, delos cuales unos fueron esterminados, y otros bus
cando su seguridad, huyeron á estrañas regiones.
«Al brillantísimo éxito de la toma de Jericó, subsiguió un lastimosopercance. En
sus hombres
viára Josue una division de tres mil pnouzss.paraque destruyesen la ciudad de183
Ai
OBSERVACIONES CBlTICO-HISTÓRICAS.
Josué, llamado por los griegos Jesus lujo de Nave, nació el año del M. 2460,
1540 antes de J. C. Tenia 53 cuando el pueblo salio de Egipto; entró á gó
bernarle á los 93, y murió de 110, á la misma edad que el patriarca Jó
seph, de quien descendia por Ephraim. No hablan de hijos o descendientes
suyos la Escritura ni los Padres, y así es comun sentencia que se conservó vír
gen y guardó cóntinencia (véase á Scio).
He aquí el elogio que el Espíritu Santo ha trazado de este insigne caudillo
de Israel, por la pluma de Jesus, hijo de Sirach (Ecclí. 46, 1 ysíguientes):
«Jesus de Nave, esforzado en la guerra, sucesor de Moisés en la profecía,
fué grande segun su nombre, siendo eminente en salvar á los escogidos de Dios,
y en derrotar á los enemigos que se le oponian, paraque Israel lógrase su he- '
rencia. ¿Cuánto gloria no alcanzó al levantar su mano y revolver su frámea
contra las ciudades enemigas? Quién antes de él combatió así ‘? porque el
mismo Señor puso en sus manos á los contrarios. Acaso no paró el sol por el
ardor de _su celo , y duró un dia como dos‘? El convocó al potente Altísimo cuando
conrbatia á los enemigos por do quiera, y el alto y santo Dios diole oídos, arro
. jaudo espantoso granizo y ¡rierlra gue todo lo asolaba. Lanzose ímpetuosamente
sobre la turba enemiga, y desbaratola en la bajada de Bet/toreo, paraque las
naciones conocieron su poder; pues no es cosa fácil lidiar contra Dios. Fué en
pos del Onmipotente, (í (¡usen oI/erlecía en todo, comoásu caudillo. En días de Moisés
obró niisericcrriliosanrente con Caleb hijo de Jephone, haciendo cara al enemigo,
conteniendo al pueblo de pecar, y ahogandó la malicioso murmuracion; y es
cogidos ambos á dos entre seiscientos mil peones, fueron los únicos librados
de peligro para poder entrar en la herencia y tierra que mana leche y miel.
Y dio el Señor á este mismo Caleb, fuerza y vigor hasta una (tdelrtutada vejez,
concedléndole lu ciudad de Hebron y su vzoutztosr; territorio, que paso por heren
cia á su jiosterirlad; todo esto paraque los hijos de Israel vieran cuan bueno
es obedecer al santo Dios.»
Caleb en la época de la esploracíon en que tomó parte, tenía 40 años,
por consigruiente fué el año de su nacimiento el 24'74 del M., 1530 antes de
J . C. ; entró en ¡iosesion de Ilebron en 2559, teniendo 85 años de edad, y al
gun tiempo despues entregó su hija Axa á Othoniel, que le ayudo á conquistar
r. ¡s8
190 PRIMERAS CONQUISTAS EN CANAAN.
la fuertísima ciudad de Dabir, por otro nombre Caríath-Sepher. Ignórase la
fecha de su muerte, pero parece que sobrevivió á Josué.
El anatema fulmínado contra Jericó, ha recibido la sanción de los siglos: solo
un idólatra quiso contravenirle bajo el reinado de Achab, y sin poder llevar á cabo
sus intentos, vió perecer uno tras otro sus hijos en esta reconstrucción temera
ria. Es verdad que despues refloreció Jericó, en tiempo de Herodes y en el S. Ge
rónimo, pero segun los intérpretes fué una ciudad del todo diversa, fuera del
solar (le la primera. Hoy día, tal cual la describe Michaud, queda reducida á
una pequeña población árabe, rodeada de sicómoros, de ¡ílantas balsámícas y de
nópalos espinosos, que forman setos en torno de las huertas, pero no se ve una
sola de aquellas palmeras tan célebres, ni de las esquísitas rosas que tanto han
decantado los poetas. En cambio hay buenos y raros frutales, y dase en el terri
torio alguna cebada y trigo.
REFLEXIONES MORALES.
Miran los intérpretes en Jericó, una imágen del alma pccadora que renuncia
á las vanidades del siglo, para atender solo á los bienes eternales. En el silencio
de su retiro, la gracia la díspierta de su mortal letargo por el poder de la verdad, .
que figuran aquellas trompetas á cuyo sonido hundiéronse los muros. Anatema al
pecado! misericordia para el pecador! pero ay de aquel que habiendo una vez des
truido en su corazón el señorío del mal, tiene la imprudencia de dejarse nuevamente
sorprender por su mas cruel enemigo! El Evangelio dice que este vuelve á poseer
su alma, con siete demonios peores que el primero, viéndose el pobre pecador redu
cido á una situación mucho mas deplorable que antes de su ílusoria conversión.
Dios es la sama bondad. y conforme él mismo lo repite espresamente en varios
lugares de la Sagrada Escritura, no quiere la muerte del pecador, sino que se
convierta y viva. Pero al mismo tiempo urge no olvidar que él es la justicia infi
nita; sí bien cuando procede al castigo de un culpable, quiere siempre que el mal
produzca un bien, sino directamente, á lo menos indirectamente por medio del
ejemplo. Él quiere que la vista del castigo que ba de herir al criminal, inspire un
santo temor á los que son sordos é ingratos hácia sus bondades.
Muchos Padres, y entre ellos S. Gerónimo, dicen que'toda la tierra de Judea y
la división de las tribus, figuraban el establecimiento espiritual de la Iglesia en los
JOSUÉ. ' 191
cielos. Así mismo opina Orígenes que las diferentes ciudades en el testo enumera
das, representaban espiritualmente aquellas mansiones eternas de que se habla en
el Evangelio, cuando Jesucristo dice que las hay mac/zas y dzfereictes enla casa de
su Padre. Aparentemente no son mas quc nombres, añade Orígenes, pero guar
dáos de leerlos con displicencia, y estad persuadidos de que estos nombres ocultan
misterios inefables, los cuales en su dia se patentizarán á los escogidos.
Caleb nos ofrece un ejemplo digno de imitacion, cuando va á solicitar de Josué
la tierra que había sido prometida a él y á su descendencia : sin emplear intrigas
ni circunloquios, diríjese á quien es de derecho, de la manera y en los términos mas
adecuados; pues siempre fue’ cosa lícita hacer valer los títulos que acaso se tengan
para ciertas consideraciones, ó para una posicion algo eminente en la sociedad,
con tal que se haga con dignidad y sencillez.
« Las conquistas asombrosas de Josué, la série de sus victorias estraordinarias
y continuas, los vanos esfuerzos de los cananeos y de tantos reyes coligados con
tra él; son símbolos del modo milagroso con que se propagó la religion cristiana
contra los esfuerzos del mundo y del infierno. Últimamente, en la nueva confede
racion que estableció Josué entre Dios y el pueblo, se reconoce espresamente la
nueva alianza que había de haber entre Dios y los hombres, por medio de la muerte
del Redentor en una cruz.» S030.
LOS JUECES. '
(Jun-fe!- - .1. l á .5
uhcsjmes de muertos Jim)? tos iiii- zaiins. qu .-.- sobrevivieron conta ¡Him
«pin-ae años, Ülllrffláïtblá“ ¡un i-i-aelitiis á gray ;<(ll'tl\’llCS. patentizan 1»; harto
maitviutítïi esen gl‘ll(‘l‘ltl,ltt‘ -.-.i-ucia (le iiii Illlfll jnisinr para
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Seremi; ti» «al»: - iirrw _v -.‘l atr- pvllo «le iiii levita por los li: i.-_i¡iiiii
nik». tk‘ cu} s, Allit‘ .’ .lt'i-‘lil - ..iiiipiiliiila esta tribu.»
El hecho ci- ïtiriiiis - - wr- i» «Llei. =i-.:- jun eii sii jioor aspecto fiié- una jirma
rícacion notte estiïtiii: -, uijtltllil. ti-i-i_ de anarquía, ¡»trece consistió cu
haber imitailo (‘ll SHHDÁI. t‘l.('tlll-r-_' -. --':':liit en Siloli al Tabernáculo, creyen
l (IOSO 00D CII") IIISievIE-iiili: tl" ll’
.; ltins con los ileiiiíis llt‘l jiiieblo, en el
lugar cstalilcclel , .»-— inzilv< ;¡: .': l ¿id por la guerra de los Iieiijii
cuando (‘l¡ll'
minitas, segur ibaiiiiisiiiur
yaú olx." M‘ ,
en
i, primer aviso que (‘l Scfioi‘ le tlíil
ntciiiliili) jioco á ello, le sobrevi
iiicron mi: ts azotes y lo» 2: s - :;_-_—-iio.< iiiorailores de Cannon o de '
los paisar finlllïllïïítllitfi. ¡»mi r liiiftiii.
«En i ano suscitó el Scñoi i AIÏISPII á los israelitas de manos de sus
viicr»«-.---s, pues ó iio los (‘Stir - .-,r viliupoco la enmliiiilu. prcstituyéiiilose
JICIIIC y ailiiraiiilii {iio-nie — - - any-ros. Así fue que el furor de ltíos se in-_
H-izlrii -llos, y dijo: Por ('Uu'. .-— «las gentes llílll íiivaliilailo cl parto que
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LOS JUECES. 193
ciones enemigas que dejó Josué al tiempo de su- muerte, para esperimentar si
viviendo entre ellas siguen ó no las vías del Señor, como las siguieron sus padres.
«Esta infeliz situacion les hizo de 7211600 clamar á Dios, quien oyendo sus ora
ciones, se dignó enviarles varios libertadores que los eximiesen de esclavitud,
como Caleb, Othoniel, Aod y otros. Pero los hijos de Israel volvieron‘ á pecar
delante del Señor despues de muerto Aod, por cuya razon cayeron en manos de
Jabin, rey de Canaan, el cual los oprimió rigorosamente por espacio de veinte
años.»
El gobierno de los Jueces duró poco mas de tres siglos. La mayor parte fueron
dados á Israel por una particular misericordia de Dios, paraque le librasen del
yugo en que sus pecados le habian puesto; y el pueblo en todas ocasiones les res
petaba, reconociendo que en ellos residía el espíritu de Dios, ya para hacerles jus
ticia, ya para vengarlos de sus enemigos. Sinembargo, cuando el Señor no en
viaba estos hombres estraordinarios, cada tribu teniendo al frente sus caudillos
y ancianos ó sacerdotes, atendía alos negocios particulares con variedad de suce
sos, y estos caudillos cuidaban de mantener en pié la observancia de la ley, y de
decidir conforme á la misma las controversias promovidas entre los hombres de
la respectiva tribu. Así pues los Jueces, elegidos la mayor parte por el mismo
Dios, y algunos por el pueblo, tuvieron suprema autoridad unas veces sobre
todo Israel, y otras sobre algunas tribus solamente, cuya autoridad perma
necía en ellos no solo el tiempo en que se trataba de mover guerra, sino aun en‘
tiempo de paz, durante su vida, estando fiada á su cuidado la cirstodia de las le
yes y la tutela de la religion. Scio.
«Gobernaba á la sazon al pueblo, Débora profetiza, muger de Lapidoth, la
cual oia pleitos y hacia justicia al pié de una palmera, entre Rama y Betbel, en
el monte de Ephraim. Dios, para cuya escelsa providencia todo instrumento es
eficaz segun le cumple; se dignó proveer á la salud de sus ingratos hijos por me
dio de esta heroína, no menos prudente en la paz que vale-rosa en la guerra. Ella
pues envió a llamar á Barac, juez en aquel tiempo, hijo de Abinoem, y‘ nativo de
Cedes de Nephthalí, diciéndole: El Señor Dios de Israel te da esta órden : anda
y guía el ejército al monte Thabor, llevando diez mil combatientes de las tribus
de Nephtalí y de Zabulon, que Yo conduciré á las márgenes del Cison á Sísara,
caudillo de las tropas de Jabin, con todos sus carros y turbas numerosas, y los
pondré á merced tuya. Empeñándose Barac en no ir sin la compañía de la pro
pia Débora, predijo esta con tal ocasion que no seria atribuida á él la victoria, y
que Sísara sucumbiría á manos de una muger.»
Algunos han creído, dice Scio, que era cosa indigna del pueblo de Dios el ser
gobernado por una muger, y por tal razon no cuentan a Débora entre los jueces de
israel ; pero esto no parece conforme con las espresas declaraciones de la Escritura,
y así S. Agustín responde al reparo, que no era una muger la que entonces go
1. - k9
19 4 r nénona.
bernaba a los hebreos, sinovel espíritu de Dios, que los juzgaba por medio de ella.
De la virtud y justicia de Barac, se hacen igualmente grandes elogios. Su em
peño en pedir la asistencia de Débora, no es desconfianza ni temor, sino un co
nocimiento profundo de su propia flaqueza; y esta es la razon porque apetece la
compañía de aquella heroína, en quien resplandecian una virtud conocida, y una
particular asistencia del espíritu del Señor.
«Llegado en efecto el dia del combate, apenas Sísara orgulloso con sus nove
cientos carros armados de tajantes hoces, se hubo situado en las márgenes del Ci
son, noticioso de que Barac hijo de Abinoem le aguardaba en el Thabor; Débora dió
la órden de avanzar, diciendo a su general: Adelante! este es el dia en que el Señor
ha dispuesto poner en tus manos a Sísara; ánimo, que elmismo Señor te acaudilla.
Disparóse al punto Barac, y con él los diez mil soldados ; y el Señor aterró a Sísara y á
todas sus falanjes, así de peones como de los carros, de suerte que al caer sobre ellas el
enemigo, fueron todos pasados al filo de la espada: el mismo Sísara, poseído de no
menor espanto, saltó de su carro y echó a huir á pié, mientras los fugitivos, dis
persos y acorralados hasta los muros de Haroseth-gentílica, eran inexorable
mente inmolados,.sin que escapase uno solo con vida.
«Huyendo entretanto, Sísara fué a parar a la tienda de Jael, muger del cinco
Haber, quien tuvo paz con Jabin, habiéndose segregado de los otros cineos sus
hermanos, nativos de Hobab, y establecídose en el valle de Sennim, no lejos de Ce
des. Salióle Jael al encuentro y le dijo: entrad, señor, entrad en mi casa y no
temais. Desfalleoiente Sísara por lo precipitado de su carrera, acostóse en el suelo
dentro la tienda de Jael, quien le cubrió con un manto, despues de darle a beber
leche de un odre, en lugar de agua que él había pedido. Díjole al mismo tiempo
Sísara: pónte a la entrada del pabellón, y si cualquiera viniere a preguntarte di
ciendo si hay aquí alguien, responde que nó.
«Apenas Sísara estuvo sumergido en profundo sueño, aquella muger, inspirada
de Dios, tomó un clavo ó estaca de la tienda y un martillo, y entrando sigilosa
mente hincó aquel en la sien del dormido, y de un vigoroso martillazo le tras
pasó el cerebro hasta la tierra, dejándolo muerto del golpe, y juntó así el sueño
con la muerte. Al mismo tiempo corriendo Barac a la pista de su enemigo, salióle
Jael al encuentro y le dijo: vén; yo te mostraré al hombre que buscas. Entró el jefe
en la estancia, y allí vió a Sísara muerto miserablemente, con el clavo atrave- ’
sado. Así humilló Dios en aquel dia a Jabin rey de Canaan, ante los hijos de
Israel, los cuales de mas en mas tomaron creces contra el mismo, oprimiéndole
con pujanza hasta que le destruyeron del todo.»
Mucha dificultad costaría escusar de perfidia la accion de Jael, en las circuns
tancias que aquí se refieren, si las alabanzas que le da despues Débora inspirada
de Dios, no acreditaran que lo hizo por un movimiento estraordinario del espíritu
del Señor. Asi lo esplica el P. Scio, añadiendo que las palabras con que le brindó
MUERTE DE SÍSARA. 195
á entrar en la tienda y ponerse á su merced, no la escusan de mentira , sin que
por esto deba dejar de atribuirse la acción al Señor. «El designio venia de Dios,
la mentira de Jael, y Dios sin tener parte en la mentira, hizo que Jael cum
pliera su obra. Pudo acaecer tambien que en el momento en que convidó á Sísara
á entrar sin recelo en su tienda, no tuviese aun intención de matarte, sino que lo
hiciese en fuerza de la amistad y paz que había entre Jabin y la casa de Haber
Cinco, y que Dios no se lo inspirase hasta que el fugitivo estuvo dormido; hacién
dola conocer entónces en el secreto de su corazón, que quería servirse de ella para
librar de un enemigo tan poderoso, y salvar á un pueblo con quien ella debía
mantener unos intereses muy estrechos, por estar los cineos incorporados y agre
gados á Israel ( véanse las Reflexiones finales). 3-
Los Padres antiguos contemplan en Débora una figura de la sinagoga, y en
Jael, de la Iglesia. Aquella ordena la batalla, pelea y derrota á las tropas enemi
gas; pero la muerte del general y la victoria es de Jael, es de la Iglesia cristiana,
y de la gracia que nos viene por Cristo.»
« Débora en celebridad de esta acción, compuso y cantó con las lzebreas un him
no eucarístico, que cantaron tambien Barac y sus soldados, próclamando la mu- .
nificencia del Señor, y ensalzando la prudencia y el valor dc Jael, en estos térmi
nos:
«Bendecid al Señor, vosotros los de Israel que voluntariamente espusistcis la
vida. Oid reyes, atended príncipes!
Yo, yo soy la que decantaré al Señor, y entonaré himnos al Dios de Israel!
Oh Señor, cuando saliste de Seir y cruzaste las regiones de Edom , tremeció la
tierra, y los cielos y las nubes se derritieron en aguas. Los montes fluyeroná
vista del Señor, cual el Sinaí delante del Señor Dios de Israel.
Desiertos permanecieron los caminos en los días de Samgar hijo de Anath, y
en los días de Jael; y los víandantes tenían que seguir veredas escusadas.
Acabárónse los valientes en Israel, y dejaron de ser, hasta que Débora se hubo
alzado, alzado como madre de los israelitas.
Nuevas lides ideó el Señor, empleado un caudillo femenil, y él mismo hendió
las puertas de las fuerzas enemigas; pues que apenas se veía broquel ni lanza
entre los cuarenta mil soldados de Israel.
« Mi corazón os ama, oh príncipes israelitas! Vosotros que de voluntad propia os
lanzásteis á la refriega, bendecid al Señor. Los que cabalgais lucidos bridones, los
que sentais en tribunal, los que ya libremente discurrís por los caminos, hablad,
ensalzad al Señor.
Donde se estrellaron los carros y se anegaron las falanges enemigas, allí sean
pregonadós los justos rigores del Señor, y su clemencia para ‘con los bravos de
Israel. Volvió el pueblo á reunirse pacíficamente á las puertas de las ciudades, y
á recobrar su primacía.
196 LOS JUECES‘.
Sal, sal pues, oh Débora, sal y entona tus cantares. Sal Barac, y recoge tus
prisioneros, oh hijo de Abinoem!
Los restos del pueblo se han salvado: el Señor ha lidiado entre los valientes.
Por medio de un efraimita derrotó a los cananeos, en persona delos amalecitas,
y de un benjamita se valió contra tus pueblos, oh Amalec!
De Machir descendian los príncipes que conquistaron á Galaad, y de Zabulon
los que en esta lid han guiado nuestra hueste. .
Juntamente con Débora iban los caudillos de Isachar, siguiendo las huellas de
Barac, el cual se ha abalanzado á la reyerta como el que se precipita á un
abismo.
Entretanto Ruben hallábase desgarrado por intestinas discordias....
¿Porqué yacer ahí inerte entre los dos términos de Israel y sus enemigos, es
cuchando con apatía los balidos de tus rebaños? Pero dividido estaba Ruben con
tra sí, y sus campeones lidiaban entre ellos.
Los de Galaad permanecían tranquilos allende el Jordan: Dan atareado tras de
sus naves: Aser en sus playas y puertos.
Zabulon empero, y Nephtalí, ofrecieron sus pechos á la muerte en los campos
de Meromé. Presentáronse los reyes, y lidiaron ; lidiaron los reyes de Canaan en
Thanach, junto a las aguas de Mageddo, pero no lograron arrebatar ninguna
presa.
El cielo mismo pugnó centra los tales; las estrellas siguiendo su curso y órden
acostumbrado, pelearon contra Sísara.
El torrente de Cison arrastró sus cadáveres, y el torrente de Cadumin, torrente
de Cison. Colculca espíritu mio a los orgullosos campeones!
Tan impetuosa era su huida ,' que saltaron las uñas de sus caballos, y los mas
valientes rodaban por los precipieios.
Maldecid la tierra de Meroz! dijo el anjel del Señor, maldecid a sus habitantes,
porque no se han prestado a asistir al Señor, y a socorrer a sus mas pujantes guer
reros!
Bendita sea entre las mugeres Jael, esposa de Haber Cineo! bendita en su
pabellón! Leche dió al que le pedía agua, y en taza de príncipes le ofreció nata.
Asió con la izquierda un clavo, y con la derecha mano un martillo de obreros,
y buscando por donde herir á Sísara en la cabeza, dióle el golpe, y le taladró
las sienes esforzada.
Abatióse a sus pies la víctima, y desfalleciente espiró, revolcándose delante de
ella hasta yacer exánime y miserable.
Voceaba entretanto la madre de Sísara asomada ansiosamente a sus ventanas,
diciendo: cómo tarda en regresar su carro! cuán perezosas estan sus cuadrigas!
La mas discreta de sus nueras, esposa de Sísara, respondía: quizas ahora se
está repartiendo despojos, y escogiendo para sí la mas hermosa de las cautivas;
DÉBOBA. 197
‘ quizas se separan del botín brillantes vestimentas, y numerosas alhajas para ador
nar lós cuellos! -
Así parezcan, oh Señor, todos tus enemigos, y brillen como el sol en su oriente
los que te aman.
Tranquilo estuvo despues el país por espacio de cuarenta años. »
El cántico de Débora es uno de los mas hermosos y espresivos de la Escritura.
Entre otros de sus rasgos, no cabe pintura mas viva y genial que esta especie de
sarcasmo final con que se retrata la inquietud de la madre, aguardando el regreso
de su hijo, y las observaciones de una de las mugeres de Sísara para calmar su
ansiedad y turbacion, lisónjeando á la par su propia vanidad é interes.
Vemos pues como se verificó que una muger empezase aquella guerra, y que
otra la diese fin, siendo ambas una prueba patente de que Dios cuando es su voluntad,
otorga hasta á las mugeres para la direccion de los mas árduos negocios, el mismo
consejo é igual fortaleza que suele dar al hombre con preferencia. Así mismo Dé
bora, apaciguando discretamente y por medio de prudentes órdenes á un pueblo que
se había mostrado tan rebelde con el propio Moisés, tuvo la gloria de ser la pri
mera soberana establecida por el Señor en la nación, sin que se echasen á menos
en su persona, ninguna de las ventajosas calidades peculiares de los hombres mas
eminentes. Ella fué la que eligió generales, fijó el número de tropas, señaló aloja
mientos, y marcó las horas del combate; ella la que despachó á Barac, mas para
vencer al enemigo, que para lidiar con él; y en cambio este general, puesta su
confianza en la santa viuda, y mirándola como un ángel bajado del cielo, no qui
so combatir sin verse asistido de ella, como fiando en su presencia el feliz suceso de
las armas (Figuras de la Biblia).
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
La ciudad de Asor, que Jabin poseía en la época de estos sucesos, era la misma
que Josué abrasó, y que luego reedificaron los cananeos. Estaba situada en la
parte norte de la Tierra prometida, cabe al lago Escechon ó Semechon segun Jose
fo, y en el repartimientó de la tribu de Nephtalí segun el propio Josué, cuyo terri
torio cerraba por igual direccion el de Zabulón, donde se contenía el Tabor. Este
célebre monte de Galilea, distante cosa de dos leg. largas de Nazareth, se eleva en
medio de una grande llanura, hasta treinta estadios de elevación. Por su lado me
rídional se despeñan las aguas del Cison.
I. 50
198 MUERTE or: SÍSARA.
Cerca del Thabor se hallaba segun se cree, ellugar de híeromé, mencionado en
el cántico de Débora, donde se libró la batalla contra Sísara. «Algunos esposito
res opinan que mientras Barac con diez mil soldados de Isachar acometió al ene
migo, los de Zabulon y Nephtalí asaltaron á los reyes cananeos en Thanach y en
Mageddo, lugares distantes tres ó cuatro leg. del monte. » Scío.
El valle ó bosque de Sennim, al cual se habia retirado Haber, estaba en las in
mediaciones de la ciudad de Saananim. .
La derrota de Sísara la contrae Calmet al año del M. 2719, 1281 antes de
J. C., y 1285 antes de la E. Vulgar.
REFLEXIONES MORALES.
- a La historia del libro de los Jueces nos hace ver cuán importante es para los
estados, el conservarse en la pureza dc la verdadera religiou y costumbres que
con teson conservaron sus mayores; y por el contrario, á cuántas desgracias los
esponen sus gobernantes si abandonan lo mas importante, aquello en que prin
cipalmente estriba su conservacion, lustre y acrecentamiento, no reconociendo
otras máximas de gobierno que‘ las humanas, contrarias por lo comun á las de
religion, justicia, verdad y sinceridad cristianas.
«Cuando es Dios el que gobierna los estados, no hay que temer enemigos; flo
recen, se aumentan, crecen y triunfan de todos. No solamente la historia de los
Jueces, sino tambien la general del pueblo de los hebreos, acredita esta verdad
hasta la evidencia (l).
Como violacion manifiesta de todas las antiguas leyes de la hospitalidad orien
tal, segun las cuales en el huésped se respetaba hasta al asesino declarado; la
conducta de Jael no puede compreuderse ni esplicarse por reglas ordinarias. Su
defensa parte de consideraciones mas elevadas: es probable que sabedora de la
profecia de Débora, segun la cual habia de morir Sísara por manos de una muger, y
constándole ademas que era un enemigo de los israelitas, no vaciló en contrave
nir á los principios establecidos, haciéndole entrar en la tienda donde se alberga
ban las mugeres de la familia de Haber. Es fijo ademas, ya que obraba por divino
impulso, sabría de antemano cómo justificaria su accion luego despues de come
tida. El medio que adoptó, era el único posible para poner en evidencia la fideli
(I) Scio, advertencia al libro de los Jueces.
LOS JUECES. 199
dad que debía á su esposo y á su patria. Su conducta sin embargo, no debe ser
vir de ejemplo á los que carezcan de la autoridad que entonces asistía á aquella
muger varonil : fué un acto de abnegacion y patriotismo, muy distante de envol
verla bajeza de una particular venganza.
«Finalmente, los Santos Padres toman ocasion de estos notables sucesos, para
enseñarnos que no hay en la tierra cosa grande sino la que recibe el apoyo de
nuestro divino Señor ; que los hombres se tornan mas débiles que la misma muger,
cuando se abandonan á su propio consejo, y que las mugeres pueden ser mas ge
nerosas que los hombres mismos, cuando se hallan asistidos dela proteccion supe
rior. Así se verificó ya en aquella ocasion como dice S. Pablo, que Dios elige á
las veces los mas negados y flacos de la tierra, para confundir á los mas sabios
y poderosos (l).
zj l) Figura: dc la Biblia.
GEDEON. VOTO DE JEPHTÉ.
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causen. 20 l
en todos sus actos; así es que por espacio de tres años gobernó á los sichimitasf
acabando por. aniquilarlos cuando intentaron sublevarse contra él. Finalmente llegó
la hora en que aquel mónstruo debía recibir su merecido: en el asalto de Thebas,
á 13 millas romanas de Sichem segun Eusebio y S. Gerónimo, una muger le
magulló la cabeza con un fracmento de piedra molar arrojada desde lo alto del
muro; y sintiendo el miserable la ignominia de su fin postrero, se hizo rematar
por su propio paje. Así volvió Dios á Abimelech el mal que había inferido á su
padre, con el asesinato de los setenta hermanos; y asi tambien pagaron los sichi
milas la pena de su defeccion, alcanzándoles el anatema de Joatham, hijo de
Gedeon, por otro nombre Jerobaal. »
Gedeon y sus hijos, por sus buenas cualidades y la dulzura de su gobierno, hu
bieran podido hacer felices á los israelitas; pero Gedeon rehusó con generosidad
de alma por si y los suyos, la corona que le había sido ofrecida. Al contrario, Abi
melech indigno de mandar, y capaz solo de trastornarlo todo con su desmedida
ambicion y su insaciable sed de sangre, había solicitado el reino que tenia usur
pado como el hombre mas cruel é inícuo. Pero Abimelech y los sichimitas, fueron
causa de la recíproca ruina unos de otros, y Dios destruyó la obra y los obre
ros de la iníquidad, valiéndose para ello de sus mismas manos.
El gobierno de Abimelech; segun espresa el P. Scio, no se estendió á todas
las tribus, sino solo á Sichem, Thebas, Ephra y algunas otras ciudades, que ó vo
luntariamente ó por temor se le sujetaron. Reino guardando la misma forma de
gobierno que los Jueces, sobre aquellos que le habían elegido y reconocido por su
príncipe.
«Despues de Abimelech, fue’ caudillo de Israel Thola, hijo de Phua, tio del
propio Abimelech, de la tribu de lssachar, quien residió en Samir, montañas de
Ephraim, gobernando al pueblo durante veinte y tres años. Sucedíóle Jair galaadi
ta, el cual fué juez veinte y dos años, y tenia treinta hijos que cabalgaban eu sen
dos pollinos. como señores de otras tantas poblaciones del país de Galaad, cono
cidas por Havoth Jair ó Villas de Jair.
«El pueblo entretanto, ciego de mas en mas é ingrato para con Dios, escitó de
nuevo sus justas iras, viniendo á sucumbir y padecer muchos mas años bajo la
opresion de les filisteos y los amonitas á un tiempo. Cebábase la devastación en
las tribus de Judá, Benjamín y Ephraim, viéndose todo Israel en una estrema
afliccion. Invocaron pues al Señor; diciendo: hemos pecado, porque dejamos al
Señor Dios nuestro y servimos á los ídolos! El Señor les dijo: No os libré cuando
clamasteis á mí, de manos de los egipcios, y de los amorreos, yde los amonilas,
y de los tilisteos, y tambien de los sidonios, amalecítas y cananeos? Con todo eso,
me abandonasteis ahora por otros dioses estraños: no quiero pues mas Iíbraros;
id, y clamad á esos dioses que os habeis escogido; que ellos os saquen de la tri
bulacion. insistieron los israelitas, gritando: si, hemos pecado; haz de nosotros
I. 51
202 ' VOTO . DE JEPHTÉ.
lo que mejor te pareciere, pero sálvanos al presente. Diciendo esto, arrojaron
lejos de susconfines todos los ídolos de dioses-estraños, y sirvieron al Señor Dios;
el cual se dolió de sus miserias.»
Esas frecuentes recaídas de los israelitas, dan bien a entender que nunca se ha
bian convertido á Dios de corazon, y que las mudanzas sucedidas de cuando en
cuando entre ellos, no habían hecho sino suspender por algun tiempo la accion
del delito, pero que abrigaban en su corazon las mismas siniestras disposiciones
para volver nuevamente á cometerlo. Sinembargo, la antecedente deprecacíon del
testo espresa ya una conversión sincera. Cuando el Señor aflije y humilla piadosa»
mente á un hombre, este reconoce cual efecto de su voluntad soberana, todo lo que
le sucede, y como justo castigo del propio pecado, los males que está padeciendo;
confiesa sus iniquidades sin escusarlas; su conciencia que es la voz del mismo
Dios, le hace presente la bondad infinita de este Señor, y Sl] abundante redención,
de la cual ha recibido el fruto. por los sacramentos...; confiesa que todo lo merece,
pero al mismo tiempo no deja de esperar en aquel á quien ha ofendido. Cono
ciendo toda la enormidad de sus delitos, no pone límites al deseo que tiene de apa
ciguar la ira divina, y satisfacer a su justicia; desoonfia de sí mismo...; besa hu
mildemente la mano que le azota, pidiendo solamente que se le libre de sus ene
migos, y se le salve por toda una eternidad. Penetrado de amor sincero, reslituye
a su criador lo que había sacrificado á las criaturas; y su corazon, templo por
largo tiempo consagrado á los ídolos, se convierte en santuario del solo y verda
dero Dios, a quien ofrece todos sus inciensos y adoraciones. Diohoso si el Señor
tiene de él misericordia, como la tuvo en aquella oeasion de los hebreos! Estaes la
eficacia y virtud de la verdadera penitencia, y consiste en desarmar la cólera de
Dios; ó mas bien este es el fondo inagotable de la clemencia divina hácia los ma
yores pecadores, aun cuando parece que sus delitos tienen cerrada del todo la puerta
para poder llegar á implorarla. Scio. -
« Queriendo pues eximir alos hebreos de la servidumbre de los amonitas, echó
mano de Jephté, Era este un galaadita, a quien sus hermanos echaron de sí
por haber nacido de una meretriz ó coiicubína, huyendo de ellos fué a vivir en
la tierra de Tob, donde su puso ala cabezade una tropa de aventureros, que vivían
de las ¡mesas enemigas. Hallándose pues los israelitas sumamente estrechados por
los guerreros de Ammon,los ancianosó senadores de Galaad fueron á encontrar á
Jephté, paraque aceptase el mando del ejército, y les prestase ayuda, encargan
dose dela defensa del país. Jephté, despues de afearles su antigua conducta, se
dejó persuadir, acompañóles, y todo el pueblo le eligió por príncipe supremo.
«El cuidado ¡irimordial del nuevo jefe, fué espedir embajadores al rey amonita
que le reconviníesen en su nombre; mas el otro estaba muy ageno de prestarse á una
airenenoia... Así pues, el espíritu del Señor se derramó sobre Jephté, quien re
corriendo las paisa; de Galaad y Manasés, pasando por hlaspha de Galaad, y
GEDEON. 203
avanzando desde allá oontra los amonitas, hizo un voto al Señor, diciendo: Si
entregares en mis manos á los hijos de Ammon, prometo ofrecerte lo primero, sea
lo que fuere, que del umbral de mi casa salga al encuentro mio cuando vuelva
victorioso. Dicho esto, partió Jephtéven demanda de los amonitas, y trabada la
batalla, el Señor se los puso en las manos. Enseguida fué destruyendo veinte ciu
dades de carrera, desde Aroer hasta los términos de Mennith, y hasta Abel, que
estaba eircumbalada de viñedos, llevando do quiera el esterminio; de suerte que
los hijos de Ammon quedaron del todo humillados por los de Israel.
«Vuelve Jephté triunfante; se acerca á Maspha, divisa ya el palacio. De re-_
pente, su hija única, pues no tenia otros hijos, saleá su encuentro retozona y feliz,
con pandereta y danzas. Apenas la miró el padre, rasgó dolorido sus vestiduras,
esclamando : Ay de mí, hija mía, acerba decepcion es la que á mí y á tí misma *
causas! Un voto hice al Señor, y no podré dejar de cumplirle! Respondió ella:
Padre mio, si al Señor diste tu palabra, haz de mí lo que hayas prometido, pues
te acaba de otorgar la gracia de vengarte y triunfar de tus enemigos. Una sola
merced te pido, añadió, y es que me dejes ir dos meses al monte, á llorar mi
virginidad con mis compañeras. Respondió Jephté: Vete enhorabuena; y dejóla
ir por dos meses. La cuítada doncella, seguida de sus adictas y amigas‘, lloraba
en aquel sitio su virginidad. Concluido el plazo, volvióse para su padre, el cual
ejecutó en ella lo que prometíera, quedando la triste sin conocer varon. De ahí
provino la costumbre, que despues se ha ido conservando en Israel, de juntarse
las jóvenes una vez al año para llorar a la hija de Jephté galaadíta, durante cua
tro dias.»
Mucho se ha hablado acerca el voto de Jephté, y en las Reflexiones finales
puede verse la suma de encontradas opiniones. «¿No es creíble, dice oportuna
mente el moderno anotador de las Vindieias, que Dios, autor y señor de la vida
del hombre, quiso dejar un ejemplo de perfecta obediencia en una cosa difícil,
ejecutada en persona del sexo que se llama frágil‘? ¿Lo que pasó con Abrahan en ,
cuanto á la voluntad y preparación de ánimo, no pudo Dios quererlo de Jephté
hasta el estremo de la ejecución?» «Por lo demás, respecto ásu hija, no hay pa
labras para elogíar dignamente la grandeza de ánimo, la sumision, la obediencia,
la piedad hacia Diosy el amor de la patria que mostró en un lance tan costoso y
apurado.» '
«A poco se descolgaron por el norte los efraimitas, quejosos del caudillo vencedor
porque no les había invitado á la guerra contra Ammon, para compartir sus glo
rías. Jephté respondió que en tanto les había demandado socorro, como que no qui
sieron prestárselo, de cuyas resultas víóse aislado en el peligro, hasta que gracias
a la protección divina pudo triunfar del enemigo. insistieron aquellos, insultan
dole con orgullo; vinieron á las manos, pero al cabo los de Galaad reportaron
tambien victoria de Efraim. Habiéndose apostado los vencedores en diferentes va
204 voro DE JEPHTÉ.
dos del Jordan, cuando se presentaban dispersos y fugitivos para pasar de re
greso, envolvíanles, hacíanles pronunciar cierta palabra para conocer en el
acento su procedencia, y deseubriéndolos -así, los degollaban en el mismo sitio.
‘De resultas de esta guerra, perecieron cuarentidos mil hombres de Ephraim.
«Siguió Jephté gobernando tranquilamente por seis años, hasta que pagó su
tributo ala naturaleza, y fué sepultado en su propia ciudad de Galaad. No me
' nos apacibles cumpliéronse segun es de creer, los gobiernos de Abesan, Ahia
lon y Abdon, sucesores inmediatos suyos, pues en la Biblia no se refiere de ellos
suceso alguno particular. n
OBSERVACIONES CBÍTICO-HISTÓRICAS.
Aunque hay bastantes dificultades en fijar la cronología del libro de los Jueces,
segun datos que tenemos á la vista contráese la historia de Gedeon á los años del
M. 2759-2768, antes de J. C. IMS-IQM, yla de Jephté a los 2817-2893,
antes de J . C. 1183 —1177,, desde cuya fecha hasta el nacimiento de Sanson,
mediaron 25 años.
Al parecer, la comarca de Tob adonde Jephté se había espatriado, promedíaba
entre la Amonitida y la Siria. Maspha, residencia de este jefe, era una ciudad
de la tribu de Manasés, a la otra parte del Jordan, de la cual tomaba nombre todo
el país comarcano. ‘
REFLEXIONES MORALES.
La célebre ofrenda por cuyo medio Gedeon conoció que el Señor le llamaba al
gobierno de Israel, era segun los Santos Padres un admirable símbolo del sacrificio
de Jesucristo, en aquel acto representado por la misma piedra sobre que fue ofrecí
da la carne y grasa del cabrito, y de la cual brotó la llama milagrosa que debía con
sumir estos objetos; pues asimismo la muerte del Hijo de Dios nos mereció el fue
GEDEON. ' 205
go del Espíritu Santo, que había de consumir en nosotros la carne del pecado y la’
grasa dc afecciones innobles que se asilan en lo ¡rías íntimo del corazon huma
no. He aquí el gran misterio, dice S. Ambrosio, que con aquel hecho indicó Ge
deon , por donde se nos enseña que todos los sacrificios cesarían algun dia, y que
no habría otro que el de Jesucristo crucificado, hastando este solo á espiar nues
tras culpas, y hacer agradable al Señor las hostias de los fieles, cuando en
los siglos venideros le ofrecerian su corazon y sus deseos.
El doble prodigio del toison, mojado la primera vez por el rocío, quedando seca
la tierra, y enjuto la segunda enmedio de la tierra mojada, denotaba al decir de
los mismos Padres, la conducta que Dios observó entonces con los judíos, y la
que en lo sucesivo debía guardar con los gentiles y su iglesia. En efecto, las mer
cedes celestes ccñianse antiguamente á favor de los solos israelitas, quienes esta
ban beneficiados por el rocío divino, mientras los demos pueblos de la tierra sufrían
estéril aridez, bajo los ardores del pecado; mas por un milagro contrario, la iglesia
cuando fue estendiéndose entre las naciones, recibió las mas abundantes lluvias de
gracias, al paso que los judíos quedaron sumidos á su vez en espantosa ceguedad
de resultas de su ingratitud para con Dios, cuyas mercedes debieran haberles hu
millado lejos de cngreirles, haciéndose por ende indignos de participar en las mi
sericordias de Jesucristo (l);
Muchas veces las Escrituras nos presentan al Dios irritado, eastigando á un
pueblo, á una familia, ó á un individuo desagradecido; pero siempre los azo
tes y los golpes, cualesquiera que sean, viniendo de la mano de Dios, se true
can ó pueden trocarse en remedios que la providencia dispensa á los delin
cuentes, ora sean naciones ó individuos, para hacerles volver sobre sí, humillarse,
y granjear merced y compasion por medio de la penitencia. Cuántas almas de
hen su conversion á las correcciones con que el Señor, lleno de bondad, ha casti
gado sus desarreglos! prodigio inefable de la inmensa sabiduría! Oh Dios mio,
vos castigais á los que amais? lo que para el mundo es desgracia, para nosotros
se torna, por nuestro arrepentimiento, por nuestra sumision al querer soberano, en
verdadero manantial de consuelos, paz y felicidad‘? Oh cuan rápidamente dismi
nuiría ese prodigioso número de descontentos que pululan por todas partes, si su
pieran remontarse á la causa primaria de sus quebrantos, el olrído de Dios !
La historia de Jephté, es una famosa leccion para cualquier potentado; ella les
enseñaá no despreciar por ningun concepto á sus mas humildes súbditos, pues ig
noran lo que puede hacer con ellos aigun dia, aquel Dios para quien es cosa fácil
sacar al pobre del fango, y elevarle sobre el trono de los príncipes del pueblo
(Salmo 112 ).
Segun S. Agustín (Quzest. sobre los Juec.)', hay en la misma historia varios
rasgos, acomodables á Jesucristo: lo que hicieron los hermanos de Jephté echan
H) Figuras dela Biblia.
1. 59,
206 voro DE JEPHTÉ.
dole de la casa paterna, y dándole en cara con el vicio de su origen, hiciéronlo
igualmente los príncipes de los sacerdotes, los fariseos y los doctores de la ley con
nuestro Señor, cuando le echaron de sí como un estraño, que no pertenecía á la
Sinagoga ni á la ley de Moisés: in propria venal, et sui eum non receperzmt
(Joan. 1.).
S. Pablo encomia la fe de Jephté, así como su celo en llenar los deberes de la
justicia, y la Escritura antes de relatar el voto que hizo al Señor, dice que sobre
e’! vino el espíritu de Dios. Por tanto, no parece verosímil que este voto tuviese
nada de contrario á las leyes ó ala piedad, segun mas especialmente lo indica el
testo hebreo; á tenor del cual es comun opinion, que Jephté llenó su promesa con
sagrando al Señor la virginidad de su hija, y obligándola á guardar continencía
todo el resto de su vida, de manera como dice el testo, que nunca conoció varoii.
Otros Padres empero, y son la mayoría de los antiguos, «escusan el voto y su
ejecución, suponiendo que la hija de Jephté fue realmente sacrificada al Señor, y
que la súplica que hizo de ir á llorar su virginidad con sus iguales y amigas ,,era
por la precision de tener que morir sin haber dado herederos a su padre y ciuda
danos al estado. Creen aquellos que Dios, árbitro de la vida de las personas, inspiró
este voto y exigió su cumplimiento, sin que quepa pedir razon de tal conducta,
ni sacarse alguna consecuencia de este ejemplo singular, para autorizar otras ac
ciones semejantes. Pero de cualquier modo que se aprecie el hecho, lo mas útil y
seguro para nosotros, es buscar con la luz de Dios, lo que el Espíritu Santo nos
ha querido representar bajo de estas sombras y figuras.» Scio.
Además, el voto de Jephté simboliza la consagracion que Jesucristo hizo de su
iglesia, á la cual S. Pablo llama virgen para, paraque fuese una hostia viva, mis
ticamente ofrecida en holocausto sobre la cruz , y consumida por el fuego de la
caridad, como en agradecimiento de la victoria que reportó para ella sobre las
¡iotencias de las tinieblas.
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SANSON Y LOS FILISTEOS.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTORICAS.
REFLEXIONES MORALES.
Sanson fué suscitado por Dios y dotado de una fuerza estraordinaria, para ven
gar á su pueblo y molestar á los filisteos, sus mas encarnizados enemigos. Los
padres de la Iglesia, y en especial san Gregorio Magno y san Agustín, consideran
la casa de aquella cortesana en que Sanson entró, como la morada de los peca
dores, donde el verdadero Sanson Jesucristo ha tenido á bien establecerse, hacién
dose hombre por amor suyo. Los enemigos conspiraron contra su persona, pero
mientras dormía, mientras los perversos habían hecho cerrar y guardar con Ia
Y LOS FILISTEOS. 215
mayor vigilancia su sepulcro, para quitarle en cierto modo la vida segunda vez
si hubiesen podido, impidiéndole resucitar; levantóse y llevóse consigo á la mon
taña, esto es al cielo de donde descendiera, las puertas del infierno y dela muer
te; pues por la virtud todopoderosa de su resurrección , arrebató cuantos obstá
culos hasta aquel momento retuvieran á los hombres en el cautiverio del infierno
y del pecado. -
Todo lo que pasó entre Sanson y Dálila, encierra para cualquiera que sepa re
flecsionar, numerosas ¿importantes lecciones. Segun el sentir de san Juan Crísós
tomo y de san Efrem, Sanson fué casado con Dalila, y su amor para con ella
legítimo, pero no puede disimulársele, dice Estio, que cediese á sus pérfidos hala
gos. Mengua en efecto fué para el que tan directamente se sentía vigorizado del
cielo, y á quien no podía ya resistir todo el poder de los filisteos, dejarse vencer
de su vana é indolente condescendencia hácia una muger!
Una de las cosas que mas se han de temer en el mundo, es la intriga, porque
ella no perdona medio para conseguir sus fines. llerir la delicadeza, violar la jus
ticia, atropellar las santas leyes de la amistad, todo esto es pura bagatela para
esos viles esplotadores en provecho propio, de la fortuna, de los derechos, de la
conciencia, y hasta del honor de sus semejantes. Al mismo tiempo que nos mienten
el dulce nombre de amigos, tienen aun los hipócritas, desparpajo para decirnos
que la esperiencia de la ozda les Ita enseñado á menospreciar á los lzonzbres; y no
sotros, mas sencillos, hijos de un Dios que es todo caridad, creemos que la sana
filosofía, lo propio que la religion de la cual emana, solo consiente que desprecie
mos los corazones falsos y las almas soeces, los aduladores y los egoístas.
Qué cosa tan temible, aun para los mas esforzados, ver cuál r dejó abatirse
aquella fortaleza estraordinaria, y cómo el vencedor incomparable de los filisteos,
fué presay juguete de aquellos mismos á quienes tantas veces superó!... Sanson
aunque justo, era hombre. Su ternura es una venda que le oculta las arlimañas de
la muger á quien ama, y esa confianza en sus fuerzas, le inspira una seguridad
que labra su pérdida. En vez de rechazar la tenlacion, juega con ella; por ahí
Dalila se vuelve mas atrevida y ardiente en el ataque, y Sanson mas débil y apá
tico en la defensa. Aunque burlada ella varias veces, no ceja, no se cansa de em
plear alternativamentc reproches, lágrimas y caricias: Sanson tiene la desgracia
de ceder por un momento, y en breve aquel hombre tan invencible, queda derribado.
Nótese empero lo que dice la Sagrada Escritura: su alma cayó en una postra
cion mortal! Sanson siente desgarrarse su pecho entre impulsos y _deseos encon
trados: por una parte teme ofender á Dios; por otra no se resuelveádisgustar á su
amada. Ay! la consecuencia de estas luchas suele ser una completa derrota. Si la
curiosidad es para ciertas personas uno de los defectos mas peligrosos , no le. va
en zaga la indiscreción por los resultados que trae, embarazosos, cuando no su
mamente deplorablesl. . .
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OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES
L»
230 SAUL UNGIDO pon SAMUEL.
ánimo,al cual llama á ser caudillo del pueblo, por cuanto tú no guardaste sus
preceptos. » a '
f’ 5' Verdaderamente llena de asombro que una falta, tal vez disculpable a los ojos
de los hombres, fuese el principio de la reprobacionde Saul. Samuel le había man
dado que aguardase siete días; y aguarda en efecto hasta muy adelantado el dia
séptimo, sin que parezca el profeta. Tenia sobre sí un ejército formidable : todas
sus gentes le abandonaban, y se vió á punto de quedarse solo, y de que los ene
migos se dejaran caer sobre él á cada momento. Debía presentar la batalla sin
haber aplacado con sacrificios á aquel Señor de quien esperaba la victoria? seria
prudencia esponerá una ruina que parecía inevitable, los negocios del estado,
por seguir literalmente la órdeu del profeta, cuyo retardo pudo proceder de al
gun nuevo y- espreso mandamiento del mismo Dios‘? No era mas puesto en razon
en una necesidad tan estrecha, acomodarse á las circunstancias, y despreciar al
gunos momentos que faltaban para el termino señalado? Qué leccion esta para
las príncipes! esclama el P. Scio. La sentencia que el mismo Dios pronuncia, da
claramente á entender de cuánta gravedad fué el pecado de Saul. Pecó desobede
ciendo a Dios, y pecó escusando su pecado, que es lo mismo que no reconocerse
pecador. Todas estas disculpas contra una órden del Señor, eran impertinentes.
Su accíon le fué reprendida como una locura, porqué creyó sinduda que, ó en
Dios no había bastante sabiduría para prever todos estos lances, ó que le faltaba
poder para remediar los daños que podían sobrevenir. Qué tinieblas y qué orgullo
no se encierra en semejante modo de pensar! Saul se hizo juez de las órdenes de
Dios : pretendió reformar sus altos designios: puso todo su apoyo en solas sus
fuerzas; y lo creyó todo perdido si el pueblo le abandonaba, como si el Todopode
roso tuviera necesidad de tropas para vencer. La reprobacion de este primer rey de
Israel, enseña a todos los superiores que su condición hace enormes las mas pequeñas
falt.as, y que con mayor rigor exije el Señor de ellos que de los inferiores, que
sean puntuales y exactos en obedecer sus órdenes, y que será terrible la cuenta
que les pedirá un dia en su rectísimo juicio. El nuevo varon de quien habla cl
profeta, es David. El primer rey fué dado álsrael por un efecto de justicia, yse
gun el corazon de los hombres que le pedían; el segundo es dado por misericor
dia, segun el corazon de Dios que le escogió. Scio.
Debe notarse que antiguamente, todo hombre apto para las armas estaba obli
gadoá salir contra el enemigo, de suerte que el ejército era la nacion entera, como
sucede aun hoy dia entre los maronitas, los drusos etc. Volney, filósofo incredulo,
hablando de la Siria, observa que una pequeña estension de tierra puede contener
allí una población muchísimo mayor que en otras partes, y concluye advirtiendo
no debemos admirarnos de que un reino tan corto como era el de los judíos, reu
niese docientos ó trecientos mil hombres contra el enemigo. La falta de armeros
se rcmontaba á los tiempos de Heli ó de Sanson, y tal vez por esto -sc adiestraron
NUEVAS GUERRAS. 231
los hebreos en el manejó de'la honda y el arco. La misma prohibición hubo
cuando los caldeós en el reinado de Nabucódonosor, se apoderaron de la Tierra
Santa. Amat. —
«Entretanto los filisteos salieron en tres bandas al pillaje, y habiendo enviado
un destacamento para ocupar los desfiladeros que hay entre Machmas y Gabaa,
donde estaba Saul al confin del territorio, acampada debajo los granadas de Ma
grón; el príncipe Jonatás concibiendo súbitamente un plan heróíco, fiadoen lapro
teccíon de Dios, ideó penetrar sólo, con su escudero, en el campo de los contrarios,
y efectivamente despues de haber arrollado una avanzada de veintehombres,
fué- ásembrar la confusión entre los enemigos de tal modo, que unos contra otros
volvieron frenéticamente sus propias armas. Por un lado la ausencia de Jónatás,y
por otro la confusa griteria que salia del campo filisteo, hicieron sospechar á Saul
lo que acababa de pasar; y así, habiendo ordenado á Achias hijo de Aohitob, cn
tónces sumo sacerdote, que se acercase á consultar al Señor en el Arca Santa,
aquel dia trasladada entre los hijos de Israel, avanzó prontamente á la cabeza
delos suyos, y con ausilió de los fugitivós que salieron de sus escondite-s, y de
los que antes se habian pasado á los filisteos, fué acosando a estos hasta Betha
ven, y acuchillándolos desde Machmas á Ayyalon. En el primer arranque de pre
cipitación, había hecho un juramento execratorío contra todo aquel que’ probase
bocado antes de llegar la noche yde terminar el combate; desgraciadamente su
hijo no oyó esta» prohibición, y al pasar por un bosque donde destilaba por todos
lados la miel silvestre, mojó en ella la punta su bastón, y probó de cobrar nuevos
bríos con aquel refrigerio. Averíguada la falta, hubiera Jonatás perecído sin reme
dio á no interponerse el ejército, que recordando sus buenos servicios, le puso á
cubierto de la severa rigidez del rey. »
La empresa de Jonatás , mirada con la sola luz_de la prudencia humana, pa
rece temeraria ; pero nó si se considera la fé y esperanza que este mancebo tuvo en
Dios, fundada en las solemnes promesas que el Señor de todo lo criado hiciera al
pueblo de Israel, y especialmente en la que acababa de hacer de la completa
victoria que Saul obtendría sobre los filisteos. Si pues entró en aquel pensa-miento,
fué solo por particular inspiración divina, lo que parece evidenciarse con el feliz
suceso que tuvo su empresa. Poco despues el mismo, á punto de perder la vida
a causa de una maldición pronunciada ligeramente por su padre, solo se salvó
cuando el pueblo recabó de Saul no se cumpliese su sentencia, cuya accion era
atroz y evidentemente injusta. Saul al hacer su juramento, no había consultado
al Señor; siguió solamente su capricho, y así no es maravilla que se descubra
tanta indiscreción y lijereza en este acto. Por lo mismo el Señor, celoso de su glo
ria, confunde la sóbervia de Saul, se retira de él, le deja en manos de su consejo;
se escapan los filisteos; y lo que propuso como medio para acabar con ellos, mas
prestó fué el mayor obstáculo para su logró. Desfallecido el ejército con la fatiga
232 REPRUEBA mos Á sAui.‘ src.
y el hambre; no los puede perseguir; la alegría del triunfo se convierte en tris
teza, y está á punto de parecer el mismo que habia librado-á israel. Scio, Aznat.
Tras la anterior campaña, Saul díó brillo a su trono en otras nuevas no menos
gloriosas contra los moabitas, los amonitas, los idumeos, los reyes de Soba, los
filisteos, y todos los enemigos de la comarca; por fin, reunido su ejército, desha
rato alos amalecitas, constantes é ¡acelerados enemigos, librando á Israel de ma
nos de todos los que le asolaban. Componíase su familia de Achinoam hija de
Achímaas, esposa suya, y dercinco hijos, tres varones, Jonatás, Jessui y Mel
chisua, y dos hembras, Merob y Michol. Solía asociarse los guerreros que mas
dcscollaban en la guerra, y habia conferido la capitania general de sus tropas á
Abner hijo de Ner, su primo hermano.
«He aqui ahora por qué nuevo hecho se acarreó la reprobacion del Señor. Era
llegado el tiempo de cumplirse el decreto de destrucción contra los amalecitas.
Samuel, por inspiracion—divína, comparece mandando se hagaáaquellos idólatras
una guerra asoladora, de total esterminio. Saul obedeciendo esta orden, parte á
la cabeza de docientos diez mil hombres, y va a poner emboscadas en el torrente,
cerca de la ciudad de Amalee: qiiebranta empero el mandato del Señor, pues en
lugar de llenarlo puntualmente consumando el esterminío, perdona al rey Agag,
y consiente que se reserven los mejores rebaños de reses mayores y menores,
las ropas mas escelentes, y en general todo lo bueno, destruyendo únicamente
las cosas viles y desprecíables. Entonces hablo Dios á Samuel», diciendo: Pesa
me de haber hecho rey ‘á Saul, porque me ha abandonado, y no cumple mis
ordenes. El fiel profeta estuvo contristadísímo el resto de aquella noche, clamando al
Señor; y habiéndose levantado antes de ser dia para. ir al encuentro de Saul,
supo que este habia pasado al Carmelo, donde erigió un arco triunfal, y que de
regreso se hallaba en Gálgala, Encontrole Samuel en acto de ofrecer un holo
causto con las primicias del botín cogido á los amalecitas. Bendito seas del
Señor‘! dijo Saul; cumplido he-la orden suya. Pues qué batidos son esos que
oigo, preguntó Samuel, y qué mugidos los que se perciben? Contestó el rey :
son reses traídas del país de Amalec, las mejores, que el pueblo ha conservado
para inmolarlas al Señor Dios tuyo. Entonces Samuel, espresándose comedida
pero enérgicamente, impropero al rey segun merecía por su desobediencia,
despues de las distinciones con que el Señor le habia honrado, y las preven
ciones que le habia hecho: le manifestó que alos ojos de Dios, es preferible una
sumisa obediencia á las víctimas y los holocáustos, importando mas ser docil,
que ofrecer gordura de carneros; por fin, le dijo que puesto él habia desechado
la palabra del Señor, el Señor le desechaba a su vez, y no quería ya que fuese
rey. lle pecado! esclamo Saul al oir esta sentencia; pero tales confesiones pocas
veces nacen de zm verdadero arrepentimiento, y lejos de arguír enmienda, solo sir
ven para acrecentar el justo enojo de Dios. Efectivamente, á la par que confe
naves. 233
saba su pecado, pidió al profeta le rindiera los honores debidos á su dignidad,
en presencia de todo el pueblo, dando con este rasgo ambicioso, un testimonio dc
la justicia con que el Señor rechazaba su hipócrita arrepentimiento. Luego des
pues Samuel hizo que trajesen ásu presencia al rey amalecita Agag, que era
muy obeso y estaba temblando, y con un celo fidellsimo á las divinas disposicio
nes, lo hizo despedazar delante del Señor. Retiróse enseguida á Ramatha, y
nunca mas volvió á ver á Saul; si bien lloraba por él en su retiro, puesto
había dado motivó á que el Señor se arrepintiese de haberle hecho rey.»
Los amalecitas eran enemigos irreconcihables del pueblo de Dios, puesto que
no solamente le habían rehusado el paso, al venir de Egipto, sino que asesinaron
á los que medio muertos de hambre y cansancio, se quedaban detrás del ejército;
atacaron segunda vez á los israelitas en el desierto, y tercera en tiempo de los
jueces, sin cesar de renovar despues los ataques. Saul no ignoraba que Dios le
había mandado por medio del profeta Samuel, destruirles enteramente. Dejó de
hacerlo por querer aprovecharse del botín; pues cuando el Señor pronuncíaba
el anatenia contra un pueblo, todo había de ser destruido ó llevado á sangre
y fuego. Y atendiendo á que Dios es el soberano dueño de la vida, yrque los
niños, reos que eran de muerte por el pecado original, hubieran seguido los
crímenes de sus padres; no queramos guíarnos por las apariencias de una falsa
compasión humana, ni juzgar temerariamente de los justos decretos de la divina
justicia. Los particulares que componen un cuerpo, son dignos de castigo por cl
delito de los que componían este mismo cuerpo muchos años antes, cuando con
su conducta lo aprueban, dando á entender que hubieran hecho lo mismo á
hallarse en iguales circunstancias.
Saul siguiendo el error que era comun á todos los judíos carnales, creía
hacer una obra agradable á Dios ofreciéndole crecido número de víctimas,
pero sin contar con las obligaciones esenciales que debe la criatura á su cria
dor, de las cuales son lo principal confundirse en su presencia, adorar humilde
mente su voluntad, escuchar con docilidad su palabra, y poner toda su dicha y
felicidad en obedecerle, sacrificándole sus pensamientos, sus inclinaciones y sus
intereses. Una religión reducida al solo culto interior, no es la religión del
verdadero Dios, que es espíritu, y quiere ser adorado en espíritu y en ver
dad. El góbernarnos por nuestra razon y voluntad, por nuestros intereses y pa
siones, sin contar en todo con la voluntad de Dios, es poner la mentira en lugar
de la verdad, erigir dentro de nosotros mismos un ídolo, y darle el culto sobe
rano que se debe al Señor... Por esto Samuel, alumbrado del cielo, veía que
no era sincera la penitencia del rey, y le declaró é intimó que Dios no le perdo
naria, ni revocaria el decreto pronunciado contra el.
Agag es la imagen de aquellos hombres ensimismados, que no pueden ni oir
siquiera el nombre de la muerte, porque los separa de todos aquellos objetos
l. 59
234 SAUL UNGIDO por: SAMUEL.
que forman la falsa felicidad de que gozan mientras viven (Eccli. 41, 1, 2 )
Sitio. Amat.
«El espíritu del Señor se retiro de Saul, y un genio maléfico, por permision
de Dios, le atormentaba acerbamente. Viendo esto sus cortesanos, le dijeron:
te atormenta un espíritu malo; si tú lo mandas, tus siervos que estan presen
tes, buscarán un hábil tañedor de cítara, paraque con el instrumento te alivie
cuando te sintíeres agitado. Bespondioles Saul : sea en buen hora; buscad y
traedme el hábil tañedor. Uno de los domésticos, repuso: yo he visto á un hijo
de Isaí betlemita, que es diestro en el arpa, y ademas valiente mozo, buen guer
rero, discreto en palabras, de gallardo aspecto y muy favorecido de Dios. Con
[al liz/cruce, mando Saul unos emisarios á Isaí, diciéndole: envíame tu hijo Da
vid, que está con tus ganados. Isaí tomo prontamente un asno, que cargo de
panes, de un cántaro de vino y de un cabrito recental, y se lo envío al rey por
‘mano de su hijo David, insiguíendo la costumbre de no visitar á los príncipes
sin llevarles algzm presente. Llegado David, compareció ante Saul, el cual le
cobro mucho afecto, y le hizo su page de armas. Enseguida mando otro recado
á Isaí, diciéndole: me place tu hijo; quiero que permanezca cerca de mi per
sona.- Así pues, siempre que el espíritu maligno arrebataba á Saul, cogía David
el arpa (kínnor) yla tocaba, con lo cual refocílábase el rey, calmándose su funesta
agitación.»
El maligno espíritu, dice Amat esplicando este pasaje, se servía del humor
melancólico de Saul para llenarle de temores, sospechas y funestas ideas. Su ¡nis
ma conciencia, agitada con la memoria de sus delitos y de la sentencia que Dios
había pronunciado contra él, acrecía aquel mal humor, que le trasportaba algu
nas veces á un verdadero delirio o furor. Son bien conocidos los maravillosos
efectos de la música para calmar ó encender las pasiones, lo que nos cuentan
aun los historiadores mas antiguos; pero del modo con que se refiere aquí este
suceso, puede creerse que Dios daba particular virtud á la música de David, el
cual al son de su arpa, cantaba tambien salmos á Dios, segun dice Josefo he
breo.
NUEVAS GUERRAS. 235
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
..____
REFLEXIONES MORALES.
Por mas que los impios de nuestros días, como los antiguos, procuren negar
el derecho divino en la ira de su perversa doctrina y de sus obras tenebrosas,
no es menos cierto que la palabra de Dios se cumple en todo su punto, aun
al traves de los sacudímíentos de imperios y naciones: Por mí, dice, reí
nan los reyes y los legisladores ordenan lo que es justo (Prov. 8, 15).
Cuando en su loco orgullo, los reyes ó los pueblos llegan á olvidar el origen cierto
de la autoridad, á hollar bajo sus pies los santos mandamientos de Dios, y ‘á
tener en poco sus amenazas; el Señor les deja algunas veces mecerse en sus
vanos ensueños, mas apenas creen reportar victoria en esta sacrilega lucha con
tra el poder del cielo, la divina providencia da un golpe tremendo! Entonces
pueblos y reyes, salen azorados de su fatal letargo: todo retiembla: aquel que
lleva en sus manos el cetro de los soberanos y la suerte de las naciones, el Todo
poderoso, se manífiesta al fin! Húndese un trono; otro se eleva; el rico es aba
tido; el pobre colmado de bienes, y de polo a polo parece resonar esta leccion
formidable: Comprended ahora oh reyes! lnstrzllos lo que jazyails la “tzerra!
(Psal. 11,10).
La consagración regia no debe mirarse cual una estéril ceremonia; para los
soberanos es prenda segura de la asistencia del Espíritu de Dios, que les ayu
dará a llevar con dignidad el peso de la corona; para los pueblos es la garan
tía mas probable de un gobierno sabio, justiciero, lleno de fuerza, celo y ab
negacion para bien de todos. Viene á ser un juramento solemne, que Dios san
ciona con sus mercedes.
Cuando el Señor desecha á un corazon bastante sobervio para rehuir su
infinita ínisericordia, cómo queda este‘? se abisma en su propia miseria‘?
Harta desgracia seria; no obstante aun le espera una suerte mas acíaga. Donde
el Señor no reina como padre por su gracia, domina el diablo como tirano por
naves. 237
el pecado. Mus como está escrito que los dones del Altísimo no pueden retor
nar á él, sin fructificar para su gloria; si desampara al corazón orgulloso, ofrece
su herencia á otro corazonhumilde, que bien persuadido de su flaqueza y de la
miseria de las criaturas, sólo espere en los ausilios de Dios. 7 )
El mal que afligia á Saul, pudo haber consistido en una enfermedad natural _,
que Dios enviase á aquel príncipe para castigar su endurecimiento; pero nada
impide, y al contrario es lo mas verosímil, que dicho mal naceria de una obsesión
efectiva del demonio. En uno y otro caso, nadie negará el imperio que una música
suave y repósada ejerce sobre los sentidos cónturbados, ni la virtud secreta con
que el espíritu de Dios, animando á David, pudo inspirar á este jóven acentos los
mas propios para echar el espíritu malo, al compás de su angélico instrumento. l?
La música se hallaba muy perfeccionada entre los antiguos, á tenor de va
rios relatos que acreditan la maravillosa sensación por ‘ella producida en los
espíritus y los corazones. inspirada de Dios en su origen, noble en sus acor
des melodías, no tenia otro destino que ensalzar al Señor y acrecer la pompa de
las grandes solemnidades religiosas; pero desde que el hombre ha querido em
plearla en dar pábuloásus bastardas pasiones, la belleza de esta hija de los cie
los se ha marchitado, y degenerando por grados, ha corrido con gran desdoró suyo.
átodo el cinismo de la corrupción. Es verdad que en cualquier tiempo puede
la música hablar al corazón y al alma, pero cuán lejos está de llenar su
objeto tan dignamente en el dia como en otras épocas! Es un hecho asaz
positivo, que nadie recuerda el gran poderío de este arte encantador sobre la mo
ralidad de todas las condiciones sociales, y sin pudor le vemos yendo á ínócular
el veneno del vicio, no solamente en los salones del rico, sino bajó el pajízo te
cho del pobre. Un arte precioso en sí, tan agradable y aun útil cuando está
bien dirigido, truécase en falaz y peligroso á. consecuencia del indiferentismo ge
neral.
Qué otra cosa debe esperarse? no son los cantos dramáticos y los mismos artis
tas de teatro, los que hacen el gasto del arte en nuestrasreuniones, y harto
amenudo en nuestros templos? Sin recibir de las personas religiosas, suficiente
mente ricas y notables, aquella protección liberal y prudente que se necesitaría para
inclinar el talento musico hacia la religión, la mayor parte de dichos artistas
rastrean al nivel de livianas ínspiraciones : sinó, qué sentimientos son los que
ellos se esfuerzan áespresar y promover? podremos medítarló á sangre fría sin
avergonzarnos? He aquí lo que los padres de familia toleran cn sus hijos y en
sí mismos; he aquí un enemigo peligroso que ímprudentemenle nos acostumbra
mos á arrullar, de suerte que ya no es el demonio, sino Dios, al que la música
rechaza del seno de la sociedad !)-¡' ,
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OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓRICAS.
David, nacido el año del M. 2919, fué ungido por Samuel cuando tenia 15 de
edad, y el profeta 85, á los del M. 2934, 1066 antes de J. C. : oeho- despues,
en 2942, medio su desafió con Goliat, y durante los siete sucesivos hasta el
de 2949 (antes de J. C. 1054), en que pereció Saul, ocurrieron los varios su
cesos que forman asunto de este capítulo.
Samuel, de edad casi secular, murió el año del M. 29 47. Fué enterrado en
el sepulcro de su familia en Bamatha, pero mas adelante, por los años 406 de J .
C. reinando el emperador Arcadio, se trasladaron sus huesos á Bizancio, se
gun refiere S. Jerónimo en Adv. Vigilant. El Eclesiástico, al trazar el elogio
de este santo varon entre los mas ilustres de la antigüedad, rasguea en breves
frases sus timbres mas eminentes: querido de Dios; establecedor de un nuevo go
bierno; profeta del Señor; vencedor de los enemigos; fiel a sus palabras o vaticí
níos, y juez y gobernador del pueblo segun la ley de Dios (Cap, 47 v. 16
y siguientes).
La existencia de gigantes, sino en“ estado de regla, indubítablemeute en el
de escepcion, se halla demostrada por las historias sagradas y profanas. Moi
sés como testigo ocular, describe la colosal estatura de Og. rey de Basan;
sus esploradores enviados á Canaan, segun queda esplicado en los antecedentes
capítulos, se asombraron al ver la talla desmedida. de los descendientes de Enac;
Plinio menciona tres gigantes que se enseñaban en Roma, que eran altos de 8 a 9 y
medio pies; Pausanias, Flégon, los historiadores romanos, al narrar del prodigioso
rey de Cimbra en el triunfo de Mario, todos nos han hablado de gigantes, mas o
menos notables. Sin ir tan lejos, en nuestros propios días ¿no hemos visto un
O Bríenpel irlandés hace pocos años fallecido en Bristol, que tenia ocho y me
dio pies ingleses, segun los diarios, y un Eleiceguí, nuestro célebre compatriota,
nativo de Tolosa en Navarra, que á la edad de veinte años medía ya siete y
medio pies? Goliat no pasaba de seis codos czblles y un palmo, segun la Escri
tura, equivalentes á siete pies y ocho y media pulgadas métricas, o á poco menos
de nueve- pies comunes segun otros (catorce palmos de los nuestros, dice Scio),
de manera que aun era inferior a alguno de los indicados. Los profanos sin
ODIO r PERSECUCION DE SAUL. 249
embargo, no han dejado de encontrar en esto otro motivo de incredulidad;
paraque se vea adonde conduce el ciego prurito de negarlo todo! La arma
dura del gigante, segun el propio Scio, pesaba cinco arrobas y media. Fué
campo de su desafió con David, el valle llamado del Terebinto ó de la Encina,
en los términos de Dommim, junto á Socho y Azeca, al S. de Jerusalen, donde
estaban situados ambos ejércitos beligerantes.
_ Los israelitas arreglaban el año y los meses por el curso de la luna, y la
ley ordenaba sacrificios para cada novilunio, en cuya ocasion se celebraba la
fiesta dela Neomenza, con ofrenda de víctimas pacíficas y banquetes durante
dos días, conforme vemos en el testo que la celebró Saul.
El lugar llamado Nayoth , cerca de Ramatha, era probablemente un sitio ó
casa de retiro donde moraban los profetas, en compañía y bajo las órdenes é
instrucción de Samuel, constituyendo una especie de colegio. Nobé, ciudad sa
cerdotal, fué el punto en que permaneció el tabernáculo del Señor luego des
pues que los filisteos cautivaron el arca.
Muchos de los sucesos arriba referidos,pasaron en la Judea oriental. En
Gaddi se halla en el centro de la playa 0. del mar Muerto, no léjos de los
campos de Jericó, á unas 9 leguas'S. E. de Jerusalen. Fueron muy celebrados
sus viñedos, de los cuales quedan algunas reliquias, y abundaban en su ter
ritorio las palmeras. Es sumamente escabroso, lleno de peñas y cavernas, en las
cuales solían recogerselos ganados por la noche, ó durante las horas calorosas del
dia. Seetzen marcó allí un arroyo, que lleva aun el nombre de Ain-Djiddi. Los
desiertos de Maon y Ziph estan mucho mas allá del Carmelo, al O. del lago
Asphaltite, y ambos se llaman así de dos antiguas ciudades que pertenecían á
la tribu de Judá, hácia la raya de ldumea. El de Pharan, en la Arabia -
Petrea, se estiende desde el Sinaí hasta Asiongaber, enfrente del Carmelo, don
de estaba la hacienda de Nabal. Es uno de los mas estériles y peligrosos por sus
arenas movedizas, que los huracanes arrebatan.
Siceleg (Sielag), pequeña ciudad subalterna del territorio de Geth, parece se
conservó en poder de los filisteos hasta la época de David, si bien cuando el
repartimientó habia sido señalada a la tribu de Judá, y poco despues a la de
Simeon. Scio opina que David residió en ella un año y algunos meses, y que
permaneció cuatro en Geth, cerca del rey Achis.
La ciudad de Sunam y su valle, cae al pié de los montes Gelboé, .en terri
torio de lsachar, y junto a los propios montes, en el valle de Jezrael, están las de
En-Dor, Aphec y Bethsan, esta última en el confin del valle, cerca del Jor
dan; todas localidades donde aconteció la catástrofe final de Saul, y sus diver
sas peripecias.
250 DERROTA m: ESTE.
REFLEXIONES MORALES.
Cuanto senos refiere del combate que tuvo David contra Goliat, y de los
que tenia en los bosques con las fieras, así como la victoria que de ellos con
siguió; es una figura de la victoria de Jesucristo y sus escogidos, contra el
demonio. Jesucristo derribó á este fiero gigante, por nosotros y por nuestra
salud : espuso su vida por salvar su ganado; venció al leon invisible, que busca
por todas partes como devorarnos; le quitó la presa de entre los dientes, y pa
ra esto no opone al sobervio espíritu sino armas que parecen débiles y despre
ciables, pero que toman toda su fuerza del principio que las maneja. Su cruz,
tigurada’ por el háculo de David, y que es un objeto de risa para los corazo
nes idólatras é incrédulos, es la virtud omnipotente de Dios, quc derriba toda
altura que se levanta contra él, y libra de la esclavitud á los que mira como
un pueblo conquistado y rescatado por sus armas. Y nosotros recogeremos el
fruto de esta victoria, y venceremos con él y por él, si llenos de confianza
dejamos en sus manos el interés de nuestra causa; si reconocemos sinceramente
nuestra flaqueza y la inutilidad de todas las armas humanas, esperando la vic
toria de aquel poder soberano que solo reside en él. Scio.
La providencia obra siempre con la misma sabiduría en los grandes sucesos
que acaecen cuando quiere hacerse visible : medios al parecer humildes é inefi
caces emplea solo para obrar sus prodigios, y aniquilar los vanos esfuerzos del
sér orgulloso que tiene osadía de levantarse contra su Dios y Señor. En ver
dad, seria hacer al impio un honor de que es mil veces indigno, conside
rarle capaz de cosa alguna en su loca empresa contra el poder del cielo. Asi
es como Jesucristo, con una sencilla cruz y los doce humildes pescadores ,.com
pañeros suyos, llevó á cabo la conversion del mundo!
«Saul, en‘ la inutilidad de todas las acechanzas que ponia á David, nos re
vela cuán efímeros sean los conatos del hombre orgulloso, aun contra aquellos
de sus sometidos que constituyen el blanco dc su mayor ódio, si Dios que pone
límites cuando quiere átoda violencia, dice: No mas allá! Conteniéndolos asi
enmedio de su arrebato, sustrae de manos suyas con admirable facilidad, á los
que ha resuelto librar, ya dando á estos, protectores como Jonatás, ya poniendo
fuera de si á sus persecutores, como hizo con Saul. Al propio tiempo, la manse
dumbrc de David hácia su rey, cuando la tierra no había aun visto el ejemplo
DAVID. 251
dela de Jesucristo, hijo de Dios, debe servir de la mayor confusion á aquellos
cristianos qne creen lícito llevar hasta los últimos términos, el espíritu de ódio
y venganza contra sus semejantes (l).
Aquellos qee han obtenido fortuna ó autoridad, pueden conocer por el
ejemplo de Nabal, cuánto abomina Dios a los hombres sobervios ó desapiadados,
que desoyen los justos lamentos del oprimido ó del pobre. La venganza del
Señor puede tardar, pero al fin llega: mí/zi derehbtus est pauperu, mí/zi vzizdzcla!
Los ultrajados aprendan á su vez de David, el modo de condenar y reprimir
su resentimiento, harto precipitado en quererse hacer justicia, dejando de consi—
derar que su arrebato podría no siempre justificarse por la rectitud de inten
cion, ni aun por la bondad de la causa. Abigail es un admirable dechado de
aquellas mugeres llenas de prudencia y caridad cuales las forma la religion :
con qué sazon y dulzura sabe escusar la grosería de '_su maridol... Al mismo
tiempo, es ella una imagen viva de la augusta Virgen María, madre de Dios, re
fugio de pecadores. La ley de clemencia pende de sus lábíos; ella es la que con
doliéndose de las almas pecadoras, se desvela en contener los efectos de la justa
cólera del David verdadero, el rey de los reyes, y supremo juezl... Qué os in
dica esto, oh pecadores? María! he ahí vuestra estrella, he ahí vuestra ancora
de salvacion, he ahí la Puerta de los Czelos.
«Segun espresion de los Santos Padres, Saul fué en la ley antigua, lo que
Judas en la nueva. Elegidos por Dios y luego desechados, á causa de su sober
via el uno, y de su avaricia el otro, entrambos se abandonaron á una amarga
desesperacion. Esto enseña á los mas fuertes, como dice S. Ambrosio, a temblar
en toda sazon, y temer las elevaciones aun mas santas, si no procuran cimen
_ tarlas en una profundísima humildad (2).
í l) (2). Figuras de la Biblia.
BEINADO DE DAVID.
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amarme nn DAVID. 253 "
un solo pueblo. Jesucristo fué al principio reconocido únicamente de los judios,
que eran sus hermanos segun la carne; pero despues sometió los gentiles al
yugo de su ley, destruyendo la enemistad que habia entre ambos pueblos,
y formando de uno y otro una sola iglesia y una sola grey, de la cual él es
el pastor, el rey y la cabeza. Scio.
«David tenia treinta años cuando empezó á regir los destinos de la na
cion: reconocíendoque el Señor quería definitivamente solidarle ‘en su reinó,
emprendió guerras importantes. Puso cerco á Jerusalen, que estaba en po
der de los jebuseos, y no obstante los sarcasmos con que le recibieron,
fiados de su posición inespugnable, fueron vencidos y desalojados. El real
vencedor situó su residencia en el alcazar ó fortaleza de Sion, llamándola
ciudad de David, y desde luego puso mano á varias construcciones, para lo
cual le sirvieron los operarios y los materiales enviados con embajada por
el rey de Tiro, Hiran. »
Jerusalen estaba distribuida en los dos montes de Sion y de Salem ó Mo
ria. Este último habia sido ya ocupado por la gente de Judá; pero los jebuseos,
primitivos habitantes, se mantenían todavía en el de Sion. Contenia el mismo
un peñasco cortado alrededor, sobre el cual se habia fabricado una fortaleza,
que es la que David condecoró con su nombre y honró babitándola. Desde el
tiempo de Josué, no habían podido desalojarlos los israelitas; David creyó que
debía dar principio á su nuevo reinado por una espedicion tan gloriosa. '
a De esta suerte fué prosperando y engrandecíéndóse, estando con él el Se
ñor Dios de los ejércitos. Tranquilízadas algun tanto las cosas, tras —nuevas
derrotas de los filisteos, ideó, mas piadoso que Saul, poner en buen lugar
el arca santa, la cual seguía permaneciendo en la casa de Abinadab, en Ga
baá. Habiendo pues hecho preparar una riquísima tienda dentro de su propio
palacio, y congregados hasta treinta mil de sus vasallos, dispuso la trasla
ción, con gran pompa y ceremonia, cuánta su celo supo inspirarle. lba el sa
grado depósito colocado en un carro nuevo, que guiaban Oza y Ahío, hijos de
Abinadab; el mismo rey pulsaba el arpa, y un sinnúmero de personas hacían
concierto alrededor, con variedad de instrumentos. En cuanto empero .llegaron á
la era de Nachon, Oza fué bastante atrevido, no siendo sacerdote ni levita, para
poner mano en el arca, que se hallaba á riesgo de volcar por haber coceado
los bueyes del tiro, de cuyas resultas irritado el Señor, dejó muerto en el sitio
al indíscreto profanador. David, concibiendo un gran temor de Dios á vista de
aquel castigo, dijo: cómo ha de ir á mi casa el arca santa! y así, madandode
propósito, la hizo trasladar a casa del ¡evita Obededon getheo, quien la guardó
por tres meses, recibiendo del cielo toda especie de bendiciones. Con nuevo
acuerdo, el rey se resolvió á llevar el arca a la ciudad de su nombre, en me
dio de grandes regocijos, conduciéndola esta vez los levítas en hombros. De
l. 61o
254 REINADO DE DAVID.
seis en seis pasos eranínmolados un buey y un carnero; siete coros de mú
sicos acompañaban á David, ademas de toda la casa de Israel, y el santo rey,
ceñido de un ephod de lino y depnestas sus reales vestimentas, danzaba con
todas sus fuerzas delante del Señor. Colocada el arca, y ofrecidas víctimas y ho
locáustos, despues de bendecido el pueblo, entró David en su morada para ce
lebrar la fiesta con un banquete entre su familia, cuando Michol esposa suya,
que le había visto danzar desde la ventana, salióle al encuentro, y le dijo : vaya,
que el rey de Israel, despojado hoy de sus vestiduras en presencia de las cria
das de sus siervos, se ha grangeado una gloria igual á la de los bufones! David
respondió así: delante del Señor, que me eligió en lugar de tu padre y de todo su
linaje, y que me mandó acaudillar al pueblo de Israel, bailaré y me humillaré
aun mas de lo que he hecho; seré despreciable á mis ojos, y eifraré mi gloria
en parecerlo á los de las mismas criadas que has mencionado. Michol, por
este orgulloso arranque, fué castigada con una perpetua esterilidad.»
El arca debía ser llevada en hombros por los sacerdotes; y talvez á causa
de eso solo, castigo Dios á los que guiaban el carro, los cuales no eran sino
simples levitas, y no descendian de Caath. El castigo de Oza debe inspi
rar un santo temor á los sacerdotes y ministros del Señor, pues hace conce
bir una idea grande de la magestad de Dios, y de la exactitud y pureza con
que quiere ser servido. Sobre el dicho Oza recaia la culpa de todo lo que pu
diera sobrevenir al arca, y si para evitarlo alargó la mano á fin de sostenerla y
precaver su caída, quebrantó otro artículo de la ley que prohibía alos levitas
tocar el arca, con pena de muerte. Temamos igual desgracia, y no nos espon
gamos a que nuestra primera falta sea castigada con otra que tenga funestas
consecuencias para la eternidad. Este fué el motivo del castigo de aquel impru
dente. Los intérpretes sin embargo,creen que fue solo temporal su pena, y que
Dios le dió lugar de arrepentirse antes de morir.
El religioso David, se habia despojado de todas las insignias de la autoridad ‘
real en presencia de aquel Dios ante quien debe desaparecer toda grandeza;
vestido solo de una túnica de lino y con el ephod, que era enteramente distinto
del sacerdotal. S. Gregorio afirma que admira mas á este rey en sus danzas, que
en sus batallas, porque si en estas venció asus enemigos, en aquellas se ven
ció á sí mismo. Michol que tenia su corazon lleno del espíritu mundano, hablaba
en lenguajeopropio del mundo: engreida por su nacimiento, miraba con horror
todo lo que le parecía ageno de la magestad. David al contrario, criado en la
escuela de la humildad, ponía su gloria en olvidarse de sí mismo, y solo aten
dia á ser objeto de las complaeencias del Señor, sabiendo que tanto mas se en
salzaba, cuanto mas se humillabay abatia, sin atender á respetos humanos en
su divina presencia. Scío. Amat.
«Despues de apaciguar varias guerras, y habiendo restituído á Mephiboset,
REINADO DE DAVID. I . 255
El mismo año de la derrota de Saul (29 49 del M.), vió pasar los primeros
sucesos de este capítulo, hasta la muerte de Oza y la traslación del arca. Ocurrió
despues la guerra contra los gaboanitas en 2967 del M., 1032 antes de J. C.;
el crimen de David, siendo de 50 años, en 2969 del M., 1031 antes de J. C.;
la catástrofe de Amnon en 29'72 (y 1028), la de Absalom en 2981 (y 1019),‘.
' la de Seba en la propia fecha, y el azote de la peste en 2988 del M., 1012
antes de J. C., contando el rey 68 años.
David reinó en Hebron sobre Judá, siete años y medio , pero solo durante los
dos primeros poseyó su reino con tranquilidad. En Jerusalen reinó treintitres
sobre Israel y Judá juntamente.
Como entonces era permitida la poligamia, tuvo David ocho mugeres y diez
concubínas ó esposas secundarias, de inferior grado á aquellas, aunque no me
nos legítimas. El testo menciona once hijos suyos, pero fueron muchos mas se
gun los Setenta.
En el decurso de varias guerras, triunfó de todos sus enemigos por las cuatro
partes del mundo: de los filisteos al 0. de Judea, de los siros al N., de los
idumeos al S. y de los moabitas al E., habiendo dilatado sus dominios por la Ce
lesiria ó Siria de Soba hasta el Eufrates, imponiendo tributo á toda aquella
region. .
Durante los últimos años de su vida, se consagró con esmero a la organización
interior del país, sobre lo cual pueden verse interesantes detalles en el libro l.°,
cap. 223 á 27 del Paralipomenon. Dió esplendor al trono, disponiendo con pru
dencia la administración de su real patrimonio, y rodeándose de altos funciona
‘ ríos; como buen militar creó un especie de ejército permanente, compuesto de mi
licias repartidas en cuerpos, y por fin, entre las clases levíticas, señaló oficios
y para el mejor servicio del santuario. La música y la poesía, guiadas por su ta
lento, tomaron especialmente crecido vuelo, y todo el reino fue aventajándose
en prosperidad y gloria.
Si la vida de este grande príncipe, como la de varios personajes del antiguo
Testamento, presenta alguna que otra falta, responderemos lo que queda dicho
en diferentes lugares: «no todos los adoradores del verdadero -Dios, fueron en
REINADO ne DAVID. 265
su ocasión unos modelos de virtud ; la Escritura relata imparcialmente el
bien y el mal que hicieron, pero á la par que rinde justicia á su celo y fe, ja
mas canoniza sus vicios. No se ha de juzgar del mérito de las personas por un
hecho aislado de su conducta, sino por el conjunto de toda ella. De todos modos
lo que es malo en si, no puede hacerse lícito por ninguna circunstancia, y las
acciones y-palabras irregulares, cualquiera que sea de quien procedan, no nos
han de servir de regla para dirigir las nuestras. Estas faltas que Dios permitió
aun en los mayores santos, son como los lunares en un cuerpo muy hermoso,
que desaparecen á la luz brillante de su caridad hácia Dios, y de las grandes
obras que hicieron á gloria del mismo Señor. Ellas sirven al propio tiempo para
que se humillen, y las reparen despues con el mérito de una virtud estraor
dinaria, y de una larga y sincera penitencia.»
El reino de Judá permaneció muchos siglos en la descendencia de Salomón,
hasta el cautiverio de Babilonia, y despues con título de principado hasta Hero
dts, y por último en Jesucristo, de la familia de David y Salomón, sucediendo
un reino espiritual y perpetuo al terreno y temporal, segun había sido vaticinado
por los profetas. ' - -
Conforme resulta de la historia de Amnon , Thamar y Absalom, parece que los
. hijos de los reyes tenían bienes propios y peculiares, con que mantenían asus fa
milias, hahitando en casas separadas. Las hijas no emancipadas vivían en habi
taciones donde no era lícito entrar ni siquiera á los parientes mas inmediatos de
otro sexo.
Las fiestas del esquileo celebrábanse durante la primavera, con grande alga
zara y festines, y asistencia de parientes y amigos, á quienes se convidaba.
El uso de ir por la ciudad en carros tirados de caballos, fue desconocido an
tes de Absalom, habiéndole introducido este príncipe por ambición y vanidad. El
pueblo de Israel conservó largo tiempo el gusto de una vida sencilla y libre de
todo fausto: no usaban carruages ni aun caballos para la comodidad en los viajes,
que ordinariamente hacían á pie, por ser robustos y estar acostumbrados á la fa
tiga; y cuando tenían necesidad de cabalgar, lo hacían en mulos ó en asnos, que
en Palestina son mayores y mas fuertes que en nuestro país, acerca lo cual no
había distincion entre los grandes y pequeños del pueblo.
Dan y Bersabee, eran los puntos estremos de Israel por N. y S.
Hebron, ciudad muy fuerte, está situada en el centro de la antigua tribu de
Judá, á 3 1/3 leguas de Belen, y tiene aun 400 casas, habitadas la mayor parte
por musulmanes.
Mahanaím ólos Campamentos, distante de la anterior como 40 leguas, estaba al
S. O. de Gerasa, en los límites de Manasésy Gad, cerca del ribazo N. del Jabbok.
Kariath-iarim ó Kariath-Baalim , pertenecía tambien á la tribu de Judá, así
como Thecua, á 12 millas S. de Jerusalen.
- r. 67
266 REINADO na DAVID.
Bahurim ó Almath, era de la tribu de Benjamín, y se alzaba sobre una cum
bre á 2 leguas de Jerusalen, con direccion al Jordan.
Abela y Bcthmaaeha ó AbeleBeth-Maacha, buena fortaleza de Galilea, segun
Scio formaba una sola ciudad, compuesta de dos distintos lugares. Algunos la
confunden con Bahurim. '
El bosque de Ephraim no distaba mucho de Mahanaim, en el territorio de Ga
laad. Se llaruó asi, no porque estuviese en la tribu de Ephraim, sino por la derrota
que allí hizo Gedeon en los madianítas ayudado de los ephraimitas,‘ ó por la
querella que hubo entre Jephté y estos.
El torrente Cedron, cuyo nombre significa sonzbrío, está al oriente de Jerusa
len, entre los muros de la ciudad y el monte de las Olivas.
Joab, Abisaí y Asael, eran hijos de Seruya, hermana de David. Amasa era pri
mo hermano de los mismos.
Segun el libro 1.° Paralipom. 21, 6, los oficiales que David comisionó para
practicar el censo, no recorrieron las tribus de Levi y Benjamín, por cuanto Joab
ejecutaba con disgusto la órden del rey. Para espliear el crecido guarismo á que
ascendió en este censo la sola tribu de Juda, dicen algunos intérpretes y entre
ellos el P. Amat, que Joab por error ó por adulacion aumentaría la suma de los
varones de dicha tribu, que era la del rey; incluyendo tal vez parte de los de
. Dan y de Simeon, confinantes con Judá y ocupando parte de su antiguo territorio.
REFLEXIONES MORALES.
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ANcíAníoAo on DAVID.
GRANDEZA Y APOSTASÍA DE SALOMON.
ES EDIFICADO EL TEMPLO.
» Teniendo ya David cerca de setenta años, buscaron sus criados una doncella
que se desposase con él y le comunícase el calor que le faltaba, y recayó su
eleccion en la jóven Abisag de Sunam, ciudad de Isac/zar. «Movióse entretanto di
sension entre los príncipes sus hijos para sucederle; y Adonias que era el ma
yor despues de Absalom, favorecido por Joab y por el sacerdote Abiathar, díó
un suntuoso banquete junto á la peña de ZobeIeth,c0n el fin de obsequíár á los
de su partido y hacer que allí le proclamasen rey. separadamente el profeta
Nathan, sabiendo que la voluntad de Dios era trasmitir la coronaá Salomon,
otro de los hijos de David habido en Bethsabeé, díó aviso á esta paraque se
presentara al rey y le recordára la promesa hecha algun tiempo antes, de que
nombraria por sucesor á su dicho hijo. Estaba aun hablando la reina, cuando
compareció Nathan; y David oídas sus razones, dijo: Juntad mis guardias; ha
ced montar á Salomon en mi mula y conducídle á Gíhon, donde le ungirán por
rey el sumo sacerdote Sadoc y Nathan el profeta; y tocareís las bocinas, y dí
reis: Viva el rey Salomón! En cuanto se esparcíó la noticia de este suceso,
fue tal el asombro de Adonías y de los suyos reunidos en el banquete, que levan
tandose huyeron cada uno por su lado, y el mismo pretendiente corrió á refugiarse
á un ángulo del altar, de donde no se separó hasta haber obtenido gracia de su
hermano, quien le perdonó con tal que en lo sucesivo no alterase la pública tran
quilidad. Pasados unos seis meses, David voló al seno de sus mayores, habiendo
antes dado á Salomón oportunos consejos y órdenes para determinados casos.»
La pretensión de Adonias, fundada en la mayoría de edad y en sus ventajas
personales, no fue mas que una perfidia y alevosia parecida á la Absalom, pues no
hubo hasta esta época ley alguna entre los hebreos que arreglase el derecho de
l. 68
27-0 . . ANCIANIDAD oanavro.
sucesion á la corona, siendo rey aquel á quien el Señor escogia; pero Dios
como especial— privilegio, puso dicha ley al vincular para siempre la sucesion
en los descendientes de David. Este, en el nombramiento de Salomon, no tanto“
siguió la inclinación que podía tener á su persona y á la de su madre, cuanto
las órdenes especiales de Dios, que tenia ya predestinado aquel príncipe á su
cederle, habiendo anunciado que señalaria su reinado con prosperidades estraor
dinarias.
Salomon, de edad poco menos de veinte años, fue ungido con el óleo santo; mas
' esta ceremonia dejó de practicarse luego que el derecho de sucesion quedó esta
blecido en la familia de David, y solo se usó cuando el derecho era dudoso, segun
se hizo en la ocasión presente con Salomon, y mas adelante con Joas y con Joacáz.
' Fuó David sepultado en aquella parte de Jerusalen que quitara á los jebuseos,
donde estaba la fortaleza de Sion. Su sepulcro se veía en tiempo delos apóstoles
y aun en el de S. Jerónimo, pues este santo doctor iba con frecuencia á orar
en él. Léese el elogio de este gran rey en el Eclesiástico, 47; y los Padres le
consideran como profeta especial de Jesucristo y de su Iglesia.
«El nuevo soberano inauguró su mando con algunos actos de rigor: aquel Joab,
reo por ambicion de dos homicidios voluntarios é inobediente á su pristino rey, fue
muerto en el mismo asilo del altar; Semei, el protervo injuriador y enemigo de
David, recibió tambien la muerte por haber quebrantado una órden de Salomon,
lavando así con su sangre las anteriores demasías; el sacerdote Abiathar pagó con el
destierro su última rebelión, y por fin, como Adonías hubiese puesto sus miras en
Abisag, la última esposa de David, y hecho pedir su mano, Salomon conociendo
lo peligroso de semejante intento, mandó ejecutarle por Banaias hijo de Joiada, el
mismo que ascendió á general en jefe sucediendo á Joab. Afianzado Salomón en
su trono, emparentó con el rey de Egipto desposándose con su hija. »
El dia que este príncipe fue consagrado rey, otorgando la vida a Adonías, ad
virtióle que le haría morir en el mismo punto que comenzase á, fomentar algun
nuevo disturbio en la nacion ; y ahora hallándole culpable, cumplió su pa
labra. Adonías solo, es el que se busca la muerte: por otra parte , atendidas las
ocultas miras de este jóven, en que le asistían con sus consejos y partido Joab y
Abiathar, y la situacion de los negocios; nadie pudiera arguir de cruel, de preci
jiitada ó de injusta, la órden dada por el rey contra su culpable hermano, ni la
degradación y destierro del sacerdote, ni la inmolacion de Joab al pié del mismo
altar donde se había refugiado. Por el destierro de Abiathar, quedó cumplido lo
que Dios anunciara á Heli mas de cien años antes, esto es que el soberano pon
tilicado saldría de su casa y seria trasladado a otra.
«Y Salomón amó al Señor, y siguió los preceptos de David su padre; solamen
te que ofrecía sacrificios y qnemaba incienso en los lugares altos, esto es en mer
tos sitios, como Bet/tel, Hcbron, Ste/tem, Gálgala y otros muy venerados, donde había
GBANDEZA Y APOSTASÍA nn SALOMON. '27]
estado el arca santa. ïPartió pues á Gabaon, el mas notable de dichos lugares, y
allí ofreció mil víctimas en holocausto sobre el altar. Por la noche el Señor se le
apareció en sueños, y le dijo: Pide lo que quieras. Salomon teniendo presentes los
beneficios otorgados por la misericordia divina á David, reconociendo su propia
pequeñez y el arduo gravamen de regir á un pueblo que era innumerable por su
muchedumbre, pidió la gracia de un corazon dócil para saber hacer justicia y
discernir entre lo bueno y lo Inalo. Complacido el Señor de que con menosprecio
de los bienes temporales como riqueza, longevidad y ruina de los enemigos, se
limitaseá pedir el don de sabiduría, prometió otorgarle tanta que ni antes ni
despues se vería otro igual á él en saber é inteligencia, y aun prometió darle lo que
no solicitaba, esto es opulencia y gloria, y siguiendo las vías del Señor y obser
vando sus preceptos, el disfrute de una larga vida.
« Conocido es el célebre juicio por el cual Salomon acreditó el don recibido del
cielo, y se captó el respeto de su pueblo, grangeándose á la par una nombradía
universal. Dos mugeres de mala vida, morando juntas, tuvieron cada cual un hijo.
Cierta noche habiendo la una sofocado el suyo en la cama, levantándose con sigilo -
fue á cambiarlo por el de su compañera, y cuando se presentaron al rey, ambas
reclamaban como propio el que existía. Salomon manda traer una espada paraque
sea partido en dos mitades; mas en cuanto la verdadera madre oye esta orden, sin
tiendo desgarraise sus entrañas esclama: 0h, señor, no mates al niño; dáselo
vivo á la otra! al paso que esta decía: no sea mio ni suyo; que lo partan! Enton
ces el rey pronunció la sentencia siguiente: dad á la primera el niño vivo, y ya
no hay que matarle, porque ella es su madre.»
La idea manifestada por Salomon de su propia flaqueza durante el sueño ó vi
sion profética que tuvo, es la primera de las virtudes reales que en él se registran;
y la profunda humildad con que rogó á Dios se dignase de suplir á su insuficien
cia, fue la principal disposición para conseguir los poderosos socorros que requi
ria una obra tan árdua y un cargo tan terrible como el de regir bien al pueblo.
S. Agustín da dos sentidos muy diferentes á la historia verdadera y tambien figu
rativa del juicio de Salomon : el uno lo aplica á la sinagoga y á la iglesia; el otro
á la verdadera y falsa justicia. _
«Este reinado lo fue de paz y bienandanza: nadaba el soberano en la opulencia,
y sus inmensas riquezas alcanzaban á todos sus vasallos, quienes segun espresion
de la Escritura, vivian sin recelo á la sombra de su higuera ó de su emparrado.
El oro sohraba para todo, y la plata era tan abundante como las piedras. Esten
díase el dominio de Salomon sobre todos los reinos del pais de los filisteos, desde
el Eufrates hasta las fronteras de Egipto, los cuales le traían presentes, hahiéndole
estado sometidos por todo el tiempo que vivió. Tenia varios ministros y generales,
un superintendente de rentas, un sumiller, un mayordomo, doce intendentes re
partidos en todo Israel y destinados á suministrarle víveres para su casa. La pro
272 EL TEMPLO as EDIFICADO
vision diaria de la mesa ó gasto de palacio, requería treinta coras ú ochocientos
ca/zices de flor de harina y sesenta de harina comun, diez bueyes cebados y veinte
de pasto, ‘y cien carneros, sin contar la caza de ciervos, corzos, búfalos’, y‘ aves
cebadas ó volatería. Porque Salomón era Señor de todo el pais allende el rio, desde
Thapso á Gaza, y de los reyes de aquellas regiones, y estaba en paz con ‘todos
los rayanos de las fronteras. Demas de lo dicho tenía eu sus caballerizas cuarenta
mil caballos para carros de guerra, y doce mil palafrenes. Eran incomparables
su sabiduría y su prudencia, inmensa su magnanimidad, y aventajaba en saber á
todos los orientales, á los egipcios y á los famosos Ethan el ezrahita, Hernan,
Chalcol y Dorda, hijos de Mahol. Llegó á pronunciar tres mil parábolas , algunas
de las cuales se contienen en el cap. 40 y szyuientes de los Proverbios , y mil cinco
cánticos; trató de todas las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el musgo pa
rietario, y discurrió acerca de todos los animales. y de las aves, y de los reptiles,
y de los peces: así que venían gentes de unos y otros países á escuchar su sabi
duría, y cnvíados de todos los reyes de la tierra, á quienes había llegado el eco de
su-fama. /
« Estando el reino en pleno reposo, trató Salomón de llevar á cabo el templo
que su padre David habia deseado se elevara al nombre del Señor su Dios, y que
no pudo edificar por las muchas guerras que absorvieron su atencion. No tenien
do en el pais artífices bastante hábiles, hizo un trato con Hiram rey de Tiro, para
que le sumínístrase oficiales fenicios y diestros operarios de Sídon, que trabajasen
de consuno con los hebreos en cortar maderas del Líbano, y á aquel objeto desti
nó 3,600 hombres para sobrestantes de obras, 80,000 para canterosypicapedre
ros, y 70,000 para conductores de materiales. Este suntuoso templo, en cuya obra
parece que el Señor tuvo la complacencia y el designio de manifestar hasta donde
llegaba la magnificencia del hombre; se principio el año cuarto del reinado de
Salomón, (180 despues de la salida de Egipto, y fue terminado á primeros del
año 3,000 del M., 1,000 justamente antes de la venida de J . C., habiendo du
rado su construcción siete años y medio. Además,en los trece siguientes hizo Sa
lemon edificar una morada para sí, otra para la reina, y el palacio llamado del
Bosque del Líbano.» '
Aunque en estas últimas obras se empleó casi doblado período que en el tem
plo, el cual era sin disputa mucho mas suntuoso y magnífico; fue la causa el ha
ber puesto Salomón y su pueblo un ardor estraordinario para dar cima cuanto
antes á aquel magestuoso monumento, que se levantaba á la gloria del Señor; fuera
de que David su padre, le habia ya dejado una gran cantidad de materiales pre
parados. Los tres palacios parece eran como tres partes ó divisiones de uno solo,
componiendo otro de ellos el gyneceo ó habitación particular de la hija de Faraón
y sus damas, insiguíendo la costumbre oriental de vivir las mugeres separadas
de los hombres. La.s proporciones, traza ydescripcion asi del templo como de
ANClANIDAD m: omo. 2'13
dichos palacios, puede verse con todo detalle «en los capítulos 6.° y 7.° del libro 3
de los Reyes, comentados por Scio y otros.
En sentido alegórico, por los judíos, prosélitos y gentiles que concurrieron á
esta grande empresa, se figuraba todo género de hombres que habían de concur
rir por varios modos, á edificar la Iglesia de Jesucristo (Véase S. Agustín, in
Psalm. 95.).
a Finida la obra del templo y sus accesorios indispensables para el servicio del
culto y los sacrificios, convocó el rey á todos los ancianos de Israel y á los prínci- '
pes delas tribus, y cabezas de las familias, para trasladar el arca del testa
mento del Señor desde la ciudad de David á su nuevo destino. Juntáronse
pues todos en el solemne dia del mes de Etharim, y habiendo los sacerdotes y
levitas tomado el arca santa, el tabernáculo de la alianza, y todos los vasos
del santuario que había en el tabernaculo, el rey Salomon y toda la multitud
del pueblo reunida a él, iban por delante inmolando ovejas y bueyes sin nú
mero, hasta que aquellos depusieron el arca del Señor en el lugar destinado
del oráculo del templo, esto es en el Sancta Sanctorum, debajo de las alas de
los querubines. Y sucedió que al salir los sacerdotes del santuario,’ una niebla
llenó la casa del Señor, de modo que ellos no podían estar allí ni ejercer
sus funciones. Absorto el rey viendo esta señal notoria de aceptación, postróse
delante del altar, y alzadas las manos á vista de la asamblea de Israel, ínvocó
a Dios en estos términos: Oh Señor DIOS de Israel, no hay otro semejante a tí
ni en el cielo arriba, ni en la tierra abajo! Tú guardas el pacto y usas de mise
ricordia con tus siervos, los que andan en presencia tuya de todo corazon; tú
has cumplido á tu siervo David mi padre, la palabra que le diste: pronuncióla
tu boca y ejecutáronla tus manos, como se deja ver en este dia. Ahora pues,
Señor Dios de Israel, confirma lo que al mismo David prometiste, diciendo:
nunca faltará de tu linage quien ocupe ante mí el trono de Israel; con tal em
pero que tus hijos velen sobre sus pasos, y anden en mi presencia conforme
anduviste tú. Es cierto que verdaderamente Dios ha de habitar sobre la tierra?
porque si los cielos, Señor, si los mismos altísimos cielos no pueden abarcarte,
cuánto menos esta casa que yo he fabricado‘? Continuó su oracion rogando al
soberano sér se dignase colmar de bendicion á su pueblo, atender propicio á
los ruegos de los que en adelante acudiesen allí para implorar la divina miseri
cordia, y ablandarse á la confesión de los que con sincero dolor por sus faltas,
se arrepintieren vueltos hacia él. Conjuróle que el sagrado recinto del templo
fuese para todos un seguro asilo contra los ataques del enemigo, y que las ora
ciones elevadas bajo aquellas sacrosantas bóvedas, mereciesen ablandar los cielos,
cuando por los pecados de la humanidad se cerraran y no llovieren, ó viniere
sobre el país hambre, peste, infección de aire, langosta, añublo, guerra ú otra
plaga semejante. Por fin rogó al Señor que desde su alto asiento, oyese y otor
l. ' 69
274 casmnazs r ArosrAsiA m: SALOMON.
gase siempre la súplica del estranjero, venido por amor de su santo nombre,
paraque todos los pueblos del universo aprendieran así á temerle, y saber por
esperiencia que allí se invocaba. Enseguida puesto en pié, bendijo á toda la
congregación de Israel, diciendo en alta voz: Bendito el Señor, que ha dado
reposo a su pueblo de Israel, con arreglo á todas las promesas que hizo; pues
ni una palabra ha dejado de llenarse en órden á los muchos bienes que anun
ció por boca de Moisés su siervo. El Señor Dios nuestro esté con nosotros se
gun estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni deseche, antes atraiga
á si nuestros corazones, paraque andemos por todos _sus caminos, guardando
sus mandamientos y ceremonias, y todos los preceptos judiciales que impuso á
nuestros mayores. Duró esta solemnísima fiesta catorce días, por haber coinci
dido con la de los Tabernáculos, y finidos, despidió Salomon al pueblo, habiendo
sacrificado como hostias pacíficas, veíntidos mil bueyes y ciento veinte mil ove
jas; y de esta manera fué dedicado cl templo al Señor.»
La nube que llenó la casa de Dios, y que tambien se había visto en el ta
bernáculo que consagró Moisés, era una señal de la divina presencia en su
templo, y una garantía de su protección sobre aquel lugar y sobre los que fue
sen a invocar en él su santo nombre. Estaba presente, pero oculto; y por el
mismo símbolo que le ocultaba, deduciase claramente que alli asistía, y que todo
lo veía y oía. Así el hijo de Dios está presente en nuestros templos bajo el
velo eucarístico, que le hace invisible á los ojos del cuerpo; pero el alma
alumbrada de una viva fé, columbra bajo de esas nubes misteriosas, una ma
gestad que le hace temblar, y una bondad que le alienta y convida á prepa
rarse para recibir los dones de la gracia, prevenidos ya á fin de derramarse
sobre ella con abundancia. Los sacerdotes, sobrecogidos como se sobrecogiera
Moisés, de un religioso temor, no osaron penetrar en el santuario, enseñando
con ello a los ministros de la nueva ley, que así como su dignidad los acerca mas
que á otros al lugar donde reside la gloria del Señor, deben por eso mismo
sentirse mas penetrados de respeto que las gentes del pueblo, ante lagrandeza
infinita.
Los hebreos acostumbraban áorar en pié: Salomon impulsado de un tierno
afecto de devocion y de humildad, oró puesto de rodillas, dando un ejemplo
que siguieron despues otros muchos. La presente fiesta de la dedicación duró
siete días, y á ella sucedió la de los Tabcrnáculos, que tenia igual duracion.
«Estas y otras empresas elevaron a su mayor punto la nombradia del es
pléndido Salomon. Quién entre otros manifestó gran deseo de verle, fué la reina de
Sabá, ó dela Sabea, en la Arabia Feliz, la cual emprendió un viaje á Jerusalén
espresamente para conocerte, y hacer prueba de él por medio de varios enigmas.
Compareció con regio aparato, trayendo de regalo hasta ciento veinte talen
tos de oro, valor ¿le cerca treinta nnllones de reales, piedras preciosas y ca
EL TEMPLO ns EDIFICADO. 275
mellos cargados de riquísimos aromas. Cercíorada de la grandeza de Salomon,
de su sabiduría y penetración en los mas ocultos secretos, y del admirable
orden de su casa, y número de sus familiares, esclamó como absorla: ahora
veo que es cierto cuantome refirieron de tus cosas y de tu sabiduría; no podía
creer álos que me lo contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he
visto por mis ojos, convenciéndome que no me habían dicho la mitad de lo que
es en realidad. Felices los que estan_ contigo, felices tus criados, que gozan sin
cesar de tu presencia y escuchan tu sabiduría! Bendito sea el Señor Dios tuyo
que te ama y te ha colocado en el trono de Israel, en fuerza de su predilección
á este pueblo para siempre, constituyéndote rey paraque obres con juicio y con
justicia. El rey Salomón por su parte, dió á esta princesa cuanto se le antojo
querer y pedir, amen de los dones que espontáneamente la hizo con regia niag
níficencia; despues de lo cual volvióse ella,. y partió con toda su comitiva.»
Ya sabemos por la historia de Sanson, que entre los orientales era costum
bre hacer prueba de los ingenios con cuestiones y preguntas oscuras, propo
niendo premios á los que las soltasen con celeridad. La reina de Sabá pre
sentándose á Salomon, es una viva imágen de la Iglesia cristiana y de la
' vocacion de los gentiles. El mismo Jesucristo alabó su solicitud en pasar á
oir la sabiduría del rey de Israel, dando á'la vez en rostro á los fariseos,
el que teniendo enmedio de ellos á aquel de quien solamente era sombra
y figura Salomon, cuando le veían con sus ojos y eran testigos de sus milagros,
mientras les convidaba á recibir su luz y gracia, se obstinasen en no querer es
cucharle. Pero siendo tan culpables en esto los judíos, que diremos de aquellos que
haciendo alarde de conocer á Jesus, rehusan escuchar las palabras de vida
eterna que su boca anuncia!
«Este Salomon, empero, que tan admírables cosas llevó á cabo en sus pri
meros tiempos, eínpañó el resto de su vida con una caída vergonzosa y lamen
table. Amó apasionadamente á muchas mugeres estrangeras, moabítas, amoni
tas, ídumeas, sidonias y heteas, todas aquellas con quienes estaba prohibido
enlazarse; tanto que tuvo setecientas en calidad de reinas, y trecientas concubi
' nas. Estas mugeres pervirtieron su corazon, siendo ya viejo, hasta el punto de
hacerle seguir los dioses agenos; él, que diera tan brillantes testimonios de adesion
al verdadero Dios!!. Así pues, su corazon ya no era puro y sincero para con el
Señor Dios suyo; antes bien daba culto á Astarthé diosa de los sidonios, y á
Moloch ídolo de los amonitas; con lo que desagrado al Señor, y no perseveró en
servirle como le sirviera David su padre. Entonces tambíen fué cuando erigió un
templo á Chamos, ídolo de Moab, sobre el monte que hay enfrente de Jerusa
len, y á Moloch, ídolo de los hijos de Amnon, y á este tenor fué complaciendo á
todas sus mugeres estrangeras; las-cuales quemaban incienso y ofrecían sacri
ficios á sus abotninables deidades. Altamente irritado el Señor, habló á Salomon
276 ANCIANIDAD m; DAVID.
no ya como otra vez para aprobar su conducta ó augurarle bienes y felicidades,
sino para espresarle su justa indignación por tamaña infidelidad á la divina alianza,
y tan miserable violacion de la ley del Señor. Anuncióle que dividiria su reino
y lo pasaría a un siervo suyo, pero que por amor de David no ejecutaria este
decreto durante su vida, sino cuando el poder hubiere pasado á su heredero,
al cual dejaría una sola tribu, la de Judá y su anejcz la pequeña de Benjamín.
«En efecto, durante los últimos tiempos, asomaron por las fronteras de Israel
varios enemigos de esta nacion y de su rey, cuales Adad idumeo, de sangre real,
_ uno de los pocos escapadas en otro tiempo al furor de Joab, y refugiado en Egipto;
Rezon, hijo de Eliada, guerrillero prófugo del reino de Soba, que logró señorear
en Damasco; Jeroboam hijo de Nabath, efrateo de Sareda, el siervo que debía
escalar el trono, quien durante su mocedad había crecido cerca de Salomon.
Este, conociendo al cabo el destino de dicho jóven, le persiguió, intentando aun
que en vano quitarle de enmedio.»
La caída de Salomon es otro de aquellos sucesos que confunden al espíritu
humano: quién hubiera jamas pensado que tan buenos comienzos habían de ir á
parar, hácía los sesenta años, á un término tan funesto y vergonzoso? quién
pues se atreverá á contar con sus propias luces al ver este vuelco lamentable
del rey mas ilustrado, mas sabio, que tuvo tan grandes sentimientos de Dios y
de la virtud! La razon, la autoridad divina, la consideración de los inmensos
beneficios recibidos y prometidos, el temor de la ira celeste, el ejemplo de David
su padre, todo en una palabra, conspíraba á hacer á este príncipe atento y fiel á
la observancia del primero de los mandamientos: adorar á DIOS, y no adorar á
otro que á él. Nada de esto, empero, bastó paraque dejase de seguir, por una infa
me pasion y contra las luces de su conciencia, el ejemplo de sus mugeres;
tanta verdad es que si la gracia no viene al socorro del hombre, y si el Espíritu
Santo no corrige por su virtud la inclinación torcida de la voluntad, todos los
medios esteriores, junto con las-mejores luces del espíritu, no son eficaces ni
para apartarnos del mal ni para aplicamos al bien. Tres pecados cometió Salo
mon al amar á sus mugeres: primero en el esceso de esta pasion, segundo en
haberlas tomado estranjeras, con infracción de la ley, y tercero en haberlo be
cho en escesívo número, faltando tambien á la ley en esta parte. Aunque la
Vulgata dice que rindió culto á los ídolos, no hemos de creerle tan falto de sen:
tido que llegase a persuadírse había alguna divinidad en aquellas ridículas deidades,
sino que no queriendo disgustará sus mugeres, les tributaba juntamente con ellas
un culto esterior de adoración, al modo que Adan condescendió con Eva por no
darla pesadumbre. De todos modos, la sabiduría que se le había concedido, aban
donó del todo su corazon, porque no le sujetó la vara de la tribulacion (S. Greg.
Pastor. parte 3.). Sírvanos su impiedad de escarmiento, si de edificación nos ha
servido su piedad, paraque temamos de nuestras menores infidelidades hacía un
GRANDEZA y APOSTASÍA m: SALOMON. 277
Dios tan celoso de su honra. Este mismo Señor que tenia previstos los estravios
de Salomon, propuso de léjos los instrumentos de que se había de servir para
castigarle, disponiéndolo así todo para el cumplimiento de los decretos de su
justicia. Scío. ' ‘ - ,
«El tiempo que reinó Salomon sobre todo Israel, en Jerusalen, fué de cua
renta años, y al fin pasó á descansar con sus padres ;- y le sepultaron en la ciu
dad de David, sucediéndole en el reino su hijo Roboam. n
David había tambien reinado cuarenta años, y á lo que parece Salomon na
ció mediando el gobierno de su padre; con que tendría veinte cuando subió
al trono, y unos sesenta cuando prevaricó y murió tras . sus errores. Dúdase
mucho de la suerte que le haya cabido en la otra vida; pues la Escritura no nos
dice si movido de las reprensiones y amenazas de Dios, se convirtió á él
de todo corazon. Muchos Padres con S. Jerónimo, el Crisóstomo, El Nazianceno
y S. Ambrosio, miran el libro del Eclesiastés como un monumento de su con
version; y por este motivo los autores eclesiásticos y los teólogos con Sto. Tomás,
se inclinan á creer la penitencia y salud final de este incomparable príncipe.
Pero hasta la certidumbre de su mísera caída, para hacernos temer y temblar
mientras nos hallamos en esta vida mortal, sobre la suerte de nuestra salvación,
y paraque procuremos asegurarla por medio de las buenas obras.
OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
Por la ley vemos que estaba prohibido á los hebreos enlazarse con mugeres
estranjeras; sinembargo la Escritura no inculpa á Salomón por su consorcio con
la hija del rey de Egipto, al paso que mas adelante le reprende por haber
tomado otras mugeres fuera de su país. He aquí como este hecho se s
plica: la hija de Faraón al desposarse con el rey de Israel, abrazó la religión
del verdadero Dios, pasó á vivir con su esposo, y de consiguiente cesó de ser es
tranjera. Así Moisés se enlazó con Sephora madianita, Booz con la moabita
Ruth, y David con Itíaacha, hija del soberano de Gessur; mientras - que las otras
mugeres que mas adelante tomó aquel príncipe obcecado, continuaron en la ido
latría, hasta el punto de arrastrarle áél á su propia abominacion. Este casamiento
ANCIANIDAD nn DAVID. 2'19
de Salomon con la princesa egipcia, ofrece la mas escelente figura de la alianza
divina queel Hijo del Eterno ha contraído con la Iglesia, sacándola de entre
los gentiles como de enmedio del Egipto. Él es verdaderamente el fiel esposo que
ha convertido á la esposa infiel, segun, dice S. Pablo, pues que habiéndola en
contrado sumida en las tinieblas de la tierra egipcia, la ha iluminado ala luz de
su verdad, la ha lavado en su propia sangre, y ahrasado en los ardores de su
amor.
Al célebre juicio del sabio Salomon, dan igualmente los santos Padres un sen
tido general que aplican á la iglesia. La verdadera madre es la santa Iglesia
Romana, contra la cual se ha levantado en todos tiempos la heregía, tratando,
madastra envidiosa, de usurparle los hijos á que ha dado el ser, que cría en el
temor de Dios, y que conduce por los senderos de la justicia. Asimismo S. Gre
gorio Magno, en el libro 21 de sus Morales, hace una aplicación muy parti
cular de este ejemplo á las personas que tienen cura de almas, pastores, padres
y superiores cualesquiera, aprovechándose de ello para recordarles que una
de sus principales obligaciones, es zelar por la salud de aquellos que les están so
metidos.
En la Escritura se nos representa á Salomon como el rey mas opulento que haya
existido; sinembargo Nuestro Señor en el Evangelio, declara que aquel rey con
toda su grandeza, nunca se presentó vestido cual un lirio de los campos (Mat. 6,
28.). Jesucristo quiso con estas palabras, desapegar nuestros ojos y corazón de todo
lo que pueda parecemos mas hermoso, pues que comparando la magnificencia del
opulentísimo Salomon con la yerbecílla que ¡toy crece y mañana se habrá secado, y
al ponerle bajo el nivel de esta planta , nos declara qué juicio debemos formar de
los primeres terrenos, ycuán grande es el desvario del cristiano que antepone las
criaturas á su Criador.
El mismo Salomon , iluminado de lo alto, supo ya apreciar en su justo valor los
bienes del siglo, aseverando despues de haber paladeado sus dulzuras, que ellos no
son mas que vanidad, que están erízados de espinas, y que inútilmente buscamos
en los mismos la felicidad tras la cual suspira el hombre. Así es que nuestro gran
príncipe no vacíla en desprecíarlos desde el fondo de su corazon; ¿no le vemos pe
dir á Dios aquellos solos bienes que son capaces de llenar las inmensas necesidades
de su alma‘? La sabiduría, este divino tesoro, sobre el cual ni el moho, ni la polilla,
ni los estragos del tiempo tienen poder alguno; la sabiduría, con la paz que la acom
paña, es el objeto preferente de sus mas férvidos anhelos; ella mejor que la opu
lencia, deberá convertirla en un rey poderoso é incomparable ; ella, que colma de
sumos bienes á los que la poseen, líhrándoles á la vez de todos los males.
lnsiguiendo pues el ejemplo de Salomon, no nos fijemos en las seducciones de
la tierra, que todas pasan, dejando solo un gran vacío en la mente y en el cora
zon; busquemos por el contrario la sabiduría, haciendo todo lo posible paraque
280 GBANDEZA r APOSTASÍA un SALOMON.
nos sea concedida. Pidamosla por medio de la oracion, por la frecuentacion de
los sacramentos, por la aversion al pecado; solo ella puede satisfacer todos los
deseos del alma, y constituir la base segura de su felicidad en esta y en la otra
vida. '
Qué decir ahora de la caída de un rey, el cual despues de obtener del cielo
la justicia y la sabiduría, que preció sobre todas las cosas como el mas grande
de los tesoros, despues de pronunciar a la faz de las naciones oráculos admira
bles, despues de reconocer la nada de los placeres, honores y riquezas, siendo
la maravilla de la tierra, enmedio de su opulencia; húndese de repente en el mas
profundo abismo, hasta abandonarse á los últimos estremos del libertinage y la
impiedad? Cuán inescrutables son los juicios de Dios! El espíritu humano se
confunde á la idea de este cambio inesplicable; pero hay en la Escritura una
frase que nos conduce á adivinar el origen de (sta desgracia de Salomon:
El orgullo precede á la ruina del alma, y el espíritu se eleva antes de caer (Prov.
16, 18). Seguramente este desventurado, como el ángel rebelde, como el pri
mer hombre, no se humillaria en su elevación, no tomaría toda aquella gloria
de que estuvo rodeado, como un brillante destello del sol de toda santidad y jus
ticia; y cntregándose á una complacencia criminal, fijaría los ojos en si mismo
en vez de elevarlos á aquel Dios que le hiciera tan ilustrado, tan sabio, tan
rico y tan glorioso. No permaneció firme en la verdad, es decir que dejó de
considerarse tal cual era en si mismo por la nada de su origen, y de adorar á
Dios tal cual es por su infinita magnificencia. Por el orgullo de Salomon se cor
rompieron sus sentimientos, y bien pronto el desorden le hizo olvidar sus de
beres mas santos. He aqui el efecto de las pasiones á que el hombre se entrega
con tanta imprudencia: á manera de torrente asolador, solo se desbordan para
ocasionar los mayores eatragos, y como una vez salidas del camino del bien, no
hacen sino hundirse mas y mas en el del mal, naturalmente van a parar alos
escesos mas culpables y estravagantes. Así Salomon, por complacer a sus mu
geres, lleva el delirio y el crimen hasta el estremo de incensar á los ídolos y
erigirles templost... Lo mas afiictivo, es que este infeliz príncipe no da mues
tras de haber vuelto en su acuerdo, ni cuidado pedir perdon á Dios, sinembargo
de los avisos con que cl Señor amenazó castigarle rigurosamente por medio de
las desgracias mas terribles.
Dos cosas pues igualmente sorprendentes, se ofrecen en la persona de Salo
mon : una sabiduría eminente, y una lamentabilísima trasformacíon de espíritu.
Segun S. Agustin,. ese cambio sucesivo de bien y de mal en tan sabio rey, es
una figura de lo que á un tiempo acontece en la Iglesia: unos se santifican
usando bien de los dones de Dios, al paso que otros se condenan abusando de
las gracias que copiosamente han obtenido.
«La duracion eterna del templo, segun las palabras de Dios, dependía de la
r_ a ‘_
ns EDIFICADO EL TEMPLO. 281
fidelidad de los israelitas en guardar la santa ley; mas su orgullo no les dejaba
ver lo que por sí es tan claro. Así, cuando Jeremías les hacia presente esta con
dicíon, y les anunciaba la total ruina del templo si no cesaban de ofender á
Dios, le echaron de sí como á un falso profeta y un enemigo de la religion; pero
el suceso verificó este vaticínio. Las amenazas de Dios á Salomón por lo que
miraban al templo material, no pueden aplicarse á la Iglesia universal de Jesu
cristo, porque su duracion será eterna, mediando para esto una palabra y promesa
del Señor, absoluta y sin restricción. Mas la esperiencia de muchos siglos nos ha
enseñado, que aunque la iglesia universal es imperecedera, pueden no obstante
sucumbir las iglesias particulares, en castigo de los pecados de los pastores y de
los pueblos. Aquellas grandes provincias de oriente que recibieron las primeras
la luz del Evangelio, el Egipto, la Siria, gran parte del África y muchos de
los reinos del Norte, son otras tantas pruebas de la verdad de las palabras
que Jesucristo pronunció: Yo os declaro que el reino de Dios os será quitado,
y será dado á un pueblo que producirá sus frutos (Mat. 21, 43 ). Estas desgracias
pueden sucedernos á nosotros, del mismo modo que á ellos, pues no podemos
alegar mayor derecho á los dones de Dios. Cuanto son mayores las luces y gra
cías que hemos recibido, tanto mas hemos de temer que nos castigue por el
abuso que hacemos despojándonos de ellas, y abandonándonos á nuestras tinie
blas y á la depravacion de nuestro corazon, si continuamos en despreciar las
riquezas de su bondad y su paciencia. El Señor nos está siempre amonestando
como buen padre, paraque le sirvamos como hijos fieles.» Scio.
CISMA Y DIVISION DEL REINO.
EL PROFETA DESOBEDIENTE.
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CISMA v DIVISION DEL REINO. 283
otras que no son canónícas, como que estriba en la fé y dicho de los hombres,
se ve envuelta en densas tinieblas, cercada de mil dudas, sujeta á mil dificul
tades y reparos, y á muchas equivocacíones. Por esto debemos contemplarla,
no solamente como un transunto de las cosas pasadas, sino tambien como
una profecía de las maravillas que debían cumplirse en la‘ ley nueva, como
una representación de los misterios de la religion cristiana, y de Jesucristo y
su Iglesia, registrando en toda esta divina historia un bosquejo de todo cuanto
ha sucedido desde aquel tiempo hasta los nuestros; porque mudados los hom
bres, aunque los acaecimientos en una ú otra circunstancia parezcan diversos,
en la sustancia son los mismos. Se descubre por todas partes aquella provi
dencia paternal, aquel poder y sabiduría eterna que todo lo dispensa, ordena y
endereza al fin y cumplimiento de sus altísimos designios. En cada página se
nos muestra el Señor como un Dios santo. benéfico, misericordioso, y siempre
pronto á perdonar las faltas de los que arrepentídos, recurren á su clemencia é
invocan humildes la magestad de su santo nombre. Se nos hace reconocer al
mismo Señor, ya como remunerador magnífico de la virtud, ya como protector
poderoso de la inocencia, y ya finalmente como severo vengador de la maldad.
«Los personages no son alabados por sus talentos naturales ó por sus acciones
políticas, sino por lo que fueron con respecto á Dios, á la piedad y á la virtud;
y así se ve que la verdadera fortaleza, sabiduría, grandeza y felicidad del hom
bre, ni tiene, ni puede tener otro fundamento que el temor santo de Dios. Aque
llos príncipes á quienes previno cl Señor con su misericordia, y que hicieron
buen uso de los dones y poder que habían recibido de lo alto, empleándolo todo
en mantener la religion y la piedad, son alabados por sus acciones vírtuosas,
y su memoria se perpetuará siempre por todas las edades; pero los que al
contrario, abusando de estos mismos dones se sirvieron de ellos como de medios
para dar fomento á su ambicíon y sobervía, son y serán eternamente detestados;
y por haber amado la gloria de los hombres, perdieron la verdadera, que es
la que viene de Dios» .
«En los tiempos pues en que Jeroboam, constituido ya rey de las diez trí
bus, acababa de erigir altares á unos becerros de oro en Bethel y en Dan, 171m
lalzdo la idolatría del desierto y para apartar á su pueblo del templo de Jeru
salen; mientras estaba ofreciendo suntuosos sacrificios y echando incienso, llegó
de Judá a Bethel por divina orden, un varon de Dios, el cual dirigiendo su voz
al altar, esclamó: Altar, altar, he aquí lo que dice el Señor! nacerá de la casa
de David un descendiente llamado Joséas, el cual inmolará sobre tí los sacer
dotes de los lugares escelsos, que ahora queman ínciensos sobre tu piedra, y él
quemará sobre ella huesos de hombres. Como prueba de la ínfalíbílidad de su
anuncio, repuso: ahora va á partirse ese altar, y á derramarse la ceniza que
hay en él. El rey oyendo estas palabras, tendió su mano y dijo: prended á ese
284 ' EL pacman DESOBEDIENTE.
hombre! pero instantáneamente se le secó la mano, y no pudo retirarla: al mis
mo tiempo el altar se partía, y derramábase la ceniza que habia en él, segun la
señal predícha por el recien venido en nombre del Señor. Á la súplica del rey,
aquel pide y logra que la mano paralizada vuelva á su primer estado; ense
guida, desechando la oferta de regalos, y la invitación que el rey agradecido le
hace de obsequiarle en su mesa, porque el Señor le ha vedado espresamente co
mer pan ó beber agua allí, volvióse presto por camino diferente del que llevára
á la venida. _
«Morabaá la sazon en Bethel un profeta anciano, el cual noticioso por sus
hijos de lo sucedido, aparejo su asno y fué al alcance del siervo de Dios, á
quien halló sentado á la sombra de un terebinto. Dijo al verle : eres tú el varon
de Dios que vino de Judá‘? Yo soy, respondió aquel. Pues vén, repuso, á mi
casa conmigo, y tomarás un bocado. Respondió el varon: no me es posible
volver atras, ni acompañarte; no comeré pan, ni beberé agua en ese lugar,
porque el Señor por su propia boca me lo vedó. Entonces el anciano, enga
ñándole, dijo: tambien soy yo profeta como tú, y un ángel me ha venido á
decir en nombre del Señor, que te llevase conmigo para darte de comer y
beber en casa. Fué erédulo el engañado varon, y acompañando al anciano,
comió pan en su casa y bebió agua: pero mientras estaban sentados á la mesa,
habló Dios al mentiroso, quien trasmítió á su comensal la divina sentencia, en es
tos términos: he aquí lo que dice el Señor: Porque has sido desobediente á la
espresa órden recibida, y no has guardado el mandato que te dió el Señor Dios
tuyo, retroeediendo para comer y beber contra su prohibición en este lugar, tu
cadáver no será depuesto en el sepulcro de tus mayores.
«Levantándose el varon despues de comer, partió en el asno que su anciano
colega le habia aparejado’, mas durante el camino encontró un leon que le mató;
y su cadáver quedó tendido junto al asno y cerca -del leon, los cuales perma
necieron allí parados. Divulgada esta noticia en la ciudad por unos pasageros
que acertaron á ver el cadáver, salió el anciano profeta, reconociendo este he
cho como un castigo de la inobedieucia de aquel desgraciado,’ y llegando, vió el
níuertoen la misma disposicion que hemos dicho, tendido en mitad del camino
cerca del asno y del leon, sin que este lo hubiese devorado, ni hecho mal al
asno. Entonces el anciano profeta tomó el cuerpo del varon de Dios, que cargó
sobre el jumento, y volviéndose, llevóselo á su ciudad para hacerle el duelo,
y lo depuso en su sepulcro; en cuya ocasion lloráronle, clamando: Ay! ay!
hermano mio! Concluidas las esequias, aquel habló así á sus hijos: cuando yo
muera, enterradme en el sepulcro donde yace el varon de Dios, y poned mis
huesos cabe á_ los suyos, porque infaliblemente se cumplirá lo que anunció de
parte del Señor contra el altar de Bethel, y contra todas las aras escelsas que
hay en las ciudades de Samaría.
C1511A Y DIVISION DEL REINO. 285
cgsinembargo de estos sucesos, Jeroboam no retrocedió en sus protervas vías,
antes promovió sacerdotes de los lugares altos á muchos hombres del comun
del pueblo; de modo que todo el que quería se consagraba, y quedaba hecho
sacerdote. Este fué el pecado de la casa de Jeroboam, y por eso quedó ella destruida
y borrada de la haz de la tierra unos veinte años despues del czlsma.»
El profeta cuya historia acabamos de referir, no era ninguno de los tres famosos
que en aquel tiempo se conocían, como Semeias, Ahias Silonita y Adó ó Jedó, pues
todos vivieron despues de este suceso. El otro profeta de Bethel, llamábase segun
el Caldeo, Micheas, y los intérpretes creen comunmente que lo era del verda
dero Dios, y así se infiere de todo el contesto; pero las revoluciones que había
visto en la casa de lsrael tenían muy flaca y debilitada su fé. L0 que le con
taron de la prediccion y los milagros del hombre de Dios venido de Judá,
escitó en su ánimo vivos deseos de verle y conversar con él. Corrió en su
seguimiento, y como viese que ni por ruegos ni por instancias conseguiría ha
cerle volver atrás, creyó neciamente poder llamar la mentira á su socorro, por
el gran deseo que tenia de llevarle y tenerle consigo. Puede ser tamhien se per
suadiese que la prohibicion hecha por Dios de comer en Bethel, no se de
bía entender sino con los de la casa de Jeroboam y los seguidores de su falsa
religion. El profeta bueno, que debía de tener un corazon sencillo, juzgó del
ageno por el suyo, y creyó al otro incapaz de suponer falsamente una revela
cion divina. Se portó con demasiada ligereza, porque habiendo recibido una
órden termínante del Señor, de la cual no podía dudar, debió serle sospechoso
cuanto la contraríase, y en todo caso podía nuevamente haber consultado al Señor
sobre lo que aquel hombre, con el pretesto de ser profeta, le anunciaba. La prueba
mas segura que podemos tener para conocer que un espíritu no procede de Dios,
es cuando sugiere alguna cosa contraria á las revelaciones que tenemos del cielo. -
El Señor se sirvió del mismo profeta que le había engañado, como de instrumento
para intimarle la pena que había de padecer por su credulidad y desobediencia.
S. Agustín dice «que creyó obedecer, cuando no obedeció.»
Las circunstancias que acompañan á este suceso, dan claramente a entender
que todo él iba dirigido por un poder supremo, y que el leon fué el ejecutor
de los decretos del Altísímo. Es opinion de los Padres que la muerte temporal,
aceptada‘ con espíritu de penitencia, sirvió al desobediente profeta para purifi
carse de la falta que había cometido. Jeroboam que añade ímpiedad á ímpiedad,
y el otro profeta que por medio de una manifiesta mentira engaña á un hombre
sencillo, haciéndole faltar a las órdenes de Dios, quedan sin castigo; y cas
tígase con tanta severidad una falta, que comunmente se cree no haber pasado
de ligera. El Señor por sus ocultos juicios, que nos son íucomprensibles, deja
frecuentemente impunes á los mas grandes pecadores hasta la muerte, y corrige
.con la mayor severidad las faltas mas leves de sus siervos y escogidos. Pero
x. 72
286 EL PROFETA DESOBEDIENTE.
¿quién valiéndose de los ojos de la fé, no echa de ver en esto mismo los azotes
mas terribles de su justicia, y los rasgos mas brillantes de su paternal benigni
dad y misericordia? Luego hay otra vida, en la que unos padecerán la pena
_ de sus delitos, y los otros, purificados en esta con correcciones pasajeras, reci
birán la recompensa eterna.
Convencido el anciano profeta de cuan ciertas eran las predicciones del hom
bre de Dios, le hizo un funeral magnifico, y quiso ser enterrado en su mismo
sepulcro, paraque no se tocase á sus huesos cuando fuesen quemados los de los
otros altares idolátricos; conforme sucedió, segun puede verse en la historia de
Josías (ri° Reg. 23, 18). La ciudad de Samaria no estaba aun edificada, ni
el reino de las diez tribus tenia el nombre de reino de Samaria, pero era un
profeta el que hablaba. En cuanto á Jeroboam, asombra verdaderamente como
despues de tantos beneficios y prodigios, permaneció y murió obstinado en
su dureza. Mas así» como todo contribuye al bien de los que aman áDios, de
igual suerte todo, aun los beneficios de Dios, ocasionan el endurecimiento y
ruina de los impios, por el abuso que de ellos hacen. Los faraones y los jero
boanes no deben apartarse de los ojos de todos los cristianos, como ejemplos de
esta verdad terrible. Scio.
OBSERVACIONES CRlTICO-HISTORICAS.
REFLEXIONES MORALES.
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73
JOAS GONSAGBADO Y PBOCLAMADO REY.
(Reyes 4, cup. 9 ú n.)
OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
El hombre ilustrado, que conoce algun tanto la historia de los pueblos, habrá
podido observar no pocos casos análogos, en que la divina providencia tiene á
bien levantar á una nacion decadente, ó salvar á su iglesia oprimida, por medio
de un solo varon, el cual ha llegado á ser en cierto modo el hombre de la dies
tra de Dios, para desvanecer las vanas maquinaciones de sus enemigos mas en
Lxarnizados .
- --4
JOAS CONSAGIIADO r PBOCLAMADO ner. 293
Así como Joseph librándose de la servidumbre de Egipto, como Moisés sal
vado de las aguas y criado en la corte de Pharaon, como Joas sustraído á la
matanza de los hijos de Ochosias y escondido en el templo, como Jephté, como
David, cuántos otros en la sucesion de los tiempos nos patentizan esa sabiduría
divina, que vela sin cesar por la suerte de las naciones y de los imperios, para
conservarles en pro y en contra de todos, para arrancarles á los peligros mas
inminentes, ó derrocarles y destruirles de cuajo, apesar de sus riquezas y pode
río! Así escapó tambíen Jesus infante, huyendo á Egipto, de la degollacion or
denada por Herodes. Por esos ejemplos entendamos, que si los pasados siglos
tuvieron sus hijos de milagro, los presentes pueden tenerlos igualmente, y que
si tantos pueblos gimen hoy en su desolación y quebranto, y parece inevitable su
pérdida; es muy posible que Dios acuda á salvarles, pues queda bien demos
trado por los sucesos de todos los tiempos , que no hay que contar con la
política humana y los brazos carnales para encender de nuevo la estínguida an
torcha, sino esperar únicamente en la ayuda del cielo y en la prepotencia del
Altísimo. r
TOBlAS.
OBSERVACIONES CRlTlCO-HISTÓRICAS.
REFLEXIONES MORALES.
_ OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.
' segun su decir mas graves y acreditados,‘ los cuales opinan“ que la espedicion de '
Ilolofernes tuvo comienzo el año del M. 3348, veinte despues del regreso de
Manasés á Judea libre ya del cautiverio y prision padecida en Babilonia, cuyo
soberano sobrevivió aun á la hazaña de Judith mas de doce años, hasta el 3361
que lo fue de su muerte. Judith, añade Scio, vivió 42 despues de la libertad de
Bethulia su patria y de toda la Judea; mas pasados M, sucedió aquel espantoso
sitio de Jerusalen por Nabucodonosor, en tiempo de Joakim rey de Judá, y arrui
nada la ciudad y el templo, fue el pueblo trasladado cautivo á Babilonia, y los
' judíos viéronse dispersos entre aquellos idólatras. Tras la caída del reino de Israel,
el de Judá segun antes dijimos, subsistió aun por espacio de 133 años, habiendo
sucedido á Ezechías que gobernaba a la sazon, y que murió en 3306 del M., los
siguientes soberanos:
Manasés (55 años), desde. . . . . . 3306 á 3361.
Amon (a) . . . . . . . . . . . . . 3361 » 3363.
Josías . . . . . . . . . . . . 3363 » 3394
Joachaz (3 meses) . . . . . . . . . » »
Eliacim ó Joakim (11 años) . . . . 3394 >> 3405.
Joacin ó Jechonias (3meses). . . . >> »
Mathanias ó Sedécias ( 11 años). . . 3405 n 3416.
REFLEXIONES MORALES.
_._
San Gerónimo en el prólogo sobre Sophonías, nos propone á Judith como una
escelente figura de la Iglesia de Jesucristo. Las cualidades personales de esta santa
viuda, su hermosura, sus riquezas, su reputación y mérito, representaban en al
gun modo á la divina Esposa del Salvador, toda hermosa , sin asomo de manci
lla_, adornada con la abundancia de preciosos dones y prerrogativas que le mereció
y comunica su Esposo; y aunque está ella como viuda, privada de su presencia
sensible, sin embargo alentada con el santo pan de la Eucaristía, y real comuni
cacion con Jesucristo, vive en fe y en caridad, y pelea y triunfa contra todos los
ejércitos mundanos é infernales. Y como estas victorias las adquiere en el nombre
y por la virtud de aquel que es el Señor Dios de Sabaoth, le sirven ellas para
1. 78
310 JUDITH Y HOLOFERNES.
cantar sus divinas alabanzas, y repetir al pie de sus altares con mas espíritu y
fervor: benedíctío, et claritas, ebsapzcntziz, et gratíarum action’. Deo nostra (l).
La presente historia es admirable en todas sus circunstancias: el prodigio que
ella refiere, superior sin comparación á cuanto los poetas han imaginado, nos en
seña que el Señor sobre recibir bajo su amparo á los siervos escogidos suyos , . los
hace invencibles siempre y cuando ponen una verdadera confianza en su divina
protección. Una sola muger es la que corta la cabeza al general de un ejército
formidable; ella sola la que salva dela desolación á Bethulia su patria, y couesta
a toda la Judea, amenazada de igual peligro‘. Fascina á aquel señor con su be
lleza, le seduce con su prudencia, y le quita la vida con su valor. Es el brazo de
Dios para obrar este prodigio, y luego su órgano para pregonarlo en un cántico
notable, que entonó movida su lengua por el Espíritu Santo. Sinembargo, aunque
en el vencimiento de Hólófernes Judith adquirió incomparable gloria, mereció aun
mucha mas por no haberse engreído despues de unas acciones que la enaltecen
hasta el punto de poder hacernos dudar si fue ángel ó muger, y por no haber he
cho caso de la nombradía que tantas maravillas la granjearon, y «de los elogios
asaz justos que se le prodigaron todo el resto de su vida (2).
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(2 l Figuras dela Biblia.
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r que estos le daban nl decir de J-¡sefo (Antig. lib. 10;
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cias á su Dios, segun tenia acostumbrado; mas sus enemigos que andaban es
piándole con el mayor cuidado, sorprendiéronle en este ademan, lo que bastó para
acusarle, y á tenor del decreto recien publicado, reclamar su castigo. El rey tuvo
mucha pesadumbre, y en su corazon se propuso salvar á Daniel,de modo que hasta
el ocaso trabajó para librarle; mas aquellos hombres penetrando sus miras, le di
jeron: sepas, Señor, que es ley de medos y persas el ser inmutable todo edicto
real. Entonces el rey dió la órden, y condujeron á Daniel, y le echaron en el lago
de los leones; sin embargo el rey pudo aun decirle estas palabras: tu Dios, á quien
siempre adoras , te librará. Enseguida trajeron una piedra que pusieron sobre la
boca del lago, y el rey la selló con su anillo, y con el anillo de sus magnates
como recelando de sus tramas, á fin de que nada pudiesen intentar contra
Daniel si Dios le libraba de los dientes de los leones. Con todo, vuelto á palacio
acostóse sin cenar, pues ni siquiera fue puesto delante de él manjar alguno, y en
toda la ateo/ce no pudo conciliar el sueño. Al otro dia muy de mañana, levantóse
y corrió al lago de los leones; arrimóse, y empezó a llamar á la víctima con llo
rosa voz: oh Daniel, decía, siervo del Dios vivo tu Dios, á quien rindes vasa
llaje , acaso él ha podido librarte de los leones‘? La voz de Daniel respondió al
punto: vive para siempre, oh rey! Mi Dios ha enviado su ángel, el cual cerró
las fauces de los leones, de modo que no me han hecho daño alguno; porque he" ‘
sido hallado justo delante de él. Respecto á tí, rey mio, cree tambien que no he
cometido el menor delito.
« Colmóse Dario de regocijo, y_mandó que sacasen a Daniel fuera del lago;
y cuando estuvo fuera, vieron que había quedado ileso, porque tuvo confianza
en su Dios. Enseguida, sus acusadores fueron traídos por órden del rey, y
echados con sus hijos y mugeres dentro el mismo Iago, segun ley de los persas,
siendo arrebatados por las fieras y triturados apenas tocaron al suelo. Enton
ces el rey Dario pasó esta circular á todos. los pueblos, tribus y lenguas de
su tierra: La paz se multiplique en vosotros: ha sido por mí decretado que en
-todo el imperio y reino que me pertenece, se respete y tema al Dios de Daniel,
porque el es el Dios viviente y eterno por todos los siglos, cuyo reino no será
destruido, y cuyo poder subsiste por una eternidad. Él es el libertador y el sal
vador, el que obra prodigios y maravillas en el cielo y en la tierra; él quien ha
librado a Daniel del lago de los leones!
a Despues de esto, Daniel permaneció con grande leonor durante el reinado de
Dario medo, y durante el de Ciro, rey de los persas.»
31.6 VlSlON DE BALTASSAB.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTORICAS.
El libro de Daniel tiene dos partes muy distintas, una histórica y otra profética.
Por la primera constan los sucesos principales de la vida del profeta; la segunda
comprende aquella serie de visiones incomparables , en las cuales se describe la
sucesion de los imperios que entonces habían de venir, la destruccion del uno
por el otro, y el estado de la Iglesia, cautiva y abatido antes del advenimiento
del divino Mesías; y sobretodo se anuncia el reinado de los Seleucidas, que fue
ron reyes de Siria, y de otros sucesores de Alejandro el Grande. bajo cuyo impe
rio la nacion judía debió de padecer graves y funestos percances; singularmente en
el reinado de Antíoco Epíphanes, el mas cruel, astuto y violento perseguidor que
tuvo jamás la religión, cuyo principal intento fue aniquilar si hubiese podido el
culto del verdadero Dios, al mismo tiempo que todas las señales y sentimientos de
piedad del corazon de los hombres. Bajo la figura de la inhumana persecución de
Antíoco, hállanse representadas las de Roma pagana, y tambien las del Antecristo
al fin del mundo.... Declara el tiempo preciso en que se había de efectuar la re
dencion del humano linage, la série de reyes que precederían al Mesías , _por sus
años contados; de manera que ningun otro profeta señaló con palabras mas deci
sivas el término de este rescate. Declara asimismo, que como el reino de Jesu
cristo se estableceria con el justo castigo de los judíos por su incredulidad y re
beldía, por el contrario produciría á todos los verdaderos fieles, salud, resurrección
gloriosa y eterna bienaventuranza.
Muchos hebreos dejan de incluir á Daniel en el número de los profetas, nó por
que no admitan sus profecías, sino porque habiendo vivido en palacio y ejercido
eminentes empleos en la corte, no profesó públicamente la manera áustera de
vivir que usaban generalmente los otros: basta empero que Jesucristo le diese
como le dió, en su Evangelio, el glorioso nombre de tal. Josefo añade que por Dios
fue llenado de gracias, y elevado al grado de los profetas mas eminentes; que tuvo
el favor de los príncipes y la aficion de los pueblos durante su vida , y que goza
de renombre inmortal despues de su muerte.
Los astrónomos modernos han encontrado en las profecías de Daniel altas re
velaciones sobre su ciencia, y entre ellas la indicacion del ciclo perfecto (c. 12,
LA CUEVA nn LOS LEONES. 317
v. ‘7, 11 y 12). He aquí como se espresa Mr. de Cbeseaux sobre esto:« entre mu
chos millares de-diferentes años,cl Criador escogió precisamente el de la muerte de
Jesucristo paraque se cumpliesen sus oráculos; y entre un número infinito de pe
ríodos é intervalos de tiempos, escogió los dos solos números que eran cíclicos,
pero de tal suerte, que su misma diferencia constituía ciclo perfecto y único.» Mr.
Cassini ha declarado asimismo, que todos los métodos para calcular los movimien
tos del sol y de la luna deducidos del ciclo de Daniel, y de la venida de los equi
noccios y del solsticio en el meridiano de Jerusalen , los halló perfectamente de
mostrados y conformes con la mas exacta astronomía. A
Qué fechas precisan las diversas fases de la vida de Daniel? Sin separarnos de
Calmet (Dicc. bist.- crít. de la Bibl.), corría al parecer el año 3398 del M., 602
antes de J. C., cuando fue llevado cautivo á Babilonia, y puede que la historia
de Susana recayese en 340]; esplicó el primer sueño de Nabucodonosor en
3402 y el segundo en 3434, y diez años despues aconteceria el milagro de
sus tres compañeros ilesos en el horno. En 3448 Dário el medo sucedió á Balta
ssar, y en 3456 (544 a. de J. C.) Ciro á Dario. El suceso del ídolo Belo y del
dragón, segun el autor de las Figuras de la Biblia, debe fijarse en el año del M.
3442, cuando el profeta tenia unos 56 de edad. Ignórase la fecha de su muerte;
en cuanto al lugar, parece fue Babilonia, segun S. Epifanio, por cuanto no pudo
dejar la córte de los persas á causa de los altos empleos que en ella desempeña
ba; otros creen que falleció en Susa, donde tuvo muchas visiones y pasó gran
parte de su vida. Benjamín de Tudela afirma haber visto aun su sepulcro en
Cbuzestan, que corresponde á la antigua Susa.
Los escritos de este profeta en hebreo y en caldeo, se han reconocido siempre
como canónicos; no así los que están en griego, pues fueron objeto de hartas
cuestiones durante los primeros siglos, y solo gozan cumplida autoridad despues
que se la dió el sacro concilio Tridentino. El testo referente á la historia de Susana
y á la del ídolo Belo y del dragon. es el que ha sido mas disputado, llegando al
A gunos á persuadirse
cusamos que
decir que las el Daniel dedeellas,
predicciones este es diferente
profeta, pordel
su verdadero Daniel. han
misma precisión, Es
REFLEXIONES MORALES.
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vrsron DE BALTASSAR. 3l9
nos de poseerle. La impiedad y la filosofía escéptica podrán sublevarse cuanto
quieran contra el derecho divino que las desconcierta; pero no por esto Dios de
jará de tener siempre el cetro y la corona de 10s reyes en las manos de su provi
’ dencia, atento á derribar el trono del orgulloso y á hacer prosperar al rey mo
desto, pio y justificado.
Nabucodonosor es otro visible ejemplo de que Dios sabe castigar la secreta va
nidad del corazon, hasta rebajar al nivel de las bestias a aquellos que pretenden
enaltecerse sobre sus semejantes. a Este soberano, dice S. Bernardo, es una imá
gen del pecador: por su orgullo quedó sin reino, y asimilado a los irracionales;
- así tambien el hombre que pecando pierde la gracia, se asemeja a las bestias y á
los espíritus de las tinieblas. Sinembargo, Nabucodonosor levantó los ojos al Señor
despues de su desgracia,y logró ser reintegrado en sus pristinas calidades de hom—
brc y de rey; el pecador tambien luego que clama á Dios desde el abismo de su
miseria, logra no solamente eximirse del estado de bestia en que se hallaba sumi
do, sino pasar a la vida de los ángeles, y entrar en posesion de los celestes dones.»
Apenas Daniel ha llegado providencialmente á la cima de los honores, su vir
tud, primera causa de la gloria que disfruta, se ve sujeta a unaprueba paladina.
Las mas grandes dignidades de un vasto imperio, no logran contrastarle, y la
mas estrecha confianza de su rey, no alcanzaáamenguar la piedad cordial que aun
mas estrechamente le une con su Dios. Pero aquello mismo que constituye su
mérito á los ojos de Dios y del rey, es un hincapié por lo que mira álos hombres,
que enzela contra él alos grandes, y le espone á sufrir los ataques mas rudos á
causa de su fe. Pero Daniel es irreprochable; Daniel no deja de orar, y el Señor
desbaratará por si mismo la demasía y malicia de sus enemigos. De igual manera
el demonio se esfuerza sin cesar á atraernos Iéjos de Dios, hácia el amor de las
criaturas: feliz aquel que en medio de las tentaciones redobla su’ vigilancia y sus
oraciones, porque es imposible perezca mientras beba en la fuente de vida.
Dario nos muestra en su conducta, con qué facilidad los magnates se dejan pre
venir en contra de sus mas leales servidores, y tambien con qué desvelo un noble
carácter deplora la injusticia que ha sido arrastrado á cometer. El castigo de los
acusadores de Daniel y la nueva elevacion de este, son otra convincentísima
prueba de que el delito recibe pronto ó tarde -su castigo , y la virtud su recom
pensa, aun en este mundo.
ESTHER.
« Asuero, Aulajerjeas entre los griegos, imperaba desde la India hasta la Etio
pia sobre ciento veintisiete provincias. Al tercer año de reinado, para ostentar su
magnificencia, dió un espléndido banquete ó una séríe de convíles á la grandeza
del reino, que duraron ciento ochenta días. En los siete últimos, convidó á todo el
pueblo dentro el recinto del jardín y del bosque plantado por mano de los reyes,
cuyo recinto estaba lleno de toldos color azul celeste y blanco, y jacinto ó Cárde
no , sostenidos por unos cordones de bysso y púrpura, que pasaban por entre sor
tijas de marfil, y se ataban á diferentes colúnas de mármol. Sobre el pavimento
enlosado de pórfido y mármol de Paros, formando caprichosos dibujos amosaica
dos, había dispuestas tarimas de oro y plata, y los oonvidados bebian en vasos de
oro, y las Viandas se servían en vajilla siempre diferente. El último dia, estando
Asuero algo alegrillo, mandó por sus eunucos a buscar á la reina Vasthi, qué
separadamente ohsequiaba á las damas, deseando aquel que su hermosura fuese
vista de todos los convidados; pero como ella rehusára presentarse, se consideró
tan grave este desacato, que Asuero dió un edicto prohibiendo á la recalcitrante
esposa comparecer de nuevo á su real presencia, y ordenando se trasmitiese su
corona á otra mas digna de llevarla. Reunidas con tal objeto y preparadas de
antemano en palacio las doncellas mashermosas del reino, llevóse la preferencia
Edissa, por otro nombre Esther, sobrina de Mardoqueo del linaje de Jémini,
otro de los cautivos traídos de Jerusalen por Nabucodonosor. »
El lujo de banquetes que Asuero dió á sus vasallos, era muy conforme con los
hábitos de opulencia de las córtes orientales: gastos enormes, dice Scio, sin otro
fundamento que una ridícula vanidad y jactacia, que mirados con los ojos de la
sana razon y comparados con lo que esta nos dicta acerca de las obligaciones
de un rey, y de las reglas de un sábio gobierno, merecen ser solo considerados
como una disipacion intolerable, digna del mayor desprecio. Vasthi , insiguiendo
las leyes del país que no permitían á las mugeres de honor dejarse ver de per
sonas cstrañas, dió una prueba de honestidad y recato cuando resistió presen
tarse , si bien la Escritura parece condenar su desobediencia á las órdenes de su
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ESTHER. ‘ ‘ 321
real esposo. Véase por qué estrenos caminos la providencia quiso ensalzar á la
virtuosa Esther, cuyo influjo mas adelante debería salvar á su pueblo del ester
minioque le amenazaba. No puede dudarse que una providencia especial diri
gió este‘ matrimonio de Esther, la cual en él, como en todos sus actos, siguió el
movimiento del Espíritu de Dios. Consta sin embargo que detestaba el lecho de
los incircuncisos, y que habiéndose enlazado con Asuero, solo para obedecer á.
Dios y ser útil á su pueblo , tenia de sí una grande aversion á semejante matri
monio. Ella miraba con horror la corona, distintivo de su grandeza, y -las sober
vias galas con que por razon de su dignidad debia presentarse en las ocasiones
solemnes.
«La nueva reina calló su patria y nacion, á tenor de las insinuaciones de
Mardocheo, quien estando continuamente junto á la puerta del palacio, tuvo desde
luego ocasiou de prestar un eminente servicio, descubriendo el complot que Ba
gathan y Tbares, dos eunucos custodios de la dicha puerta, estaban urdiendo
contra la real persona; por manera que los criminales fueron ahorcados, y el su
ceso, atendida su importancia, se consignó en los anales de la nación en presen
cia del mismo rey.» '
Segun la version de los Setenta , esa conspiración fue efecto del ódio y envidia
que dichos eunucos ú oficiales concibieron contra la elevacion de Mardocheo, quien
empezaba yaá ser mirado en palacio como uno de los principales de la córte.
Nótese la sencillez con que Esther, pequeña y humilde á sus propios ojos, apesar
de verse levantada á la mayor gloria, defiere al consejo de su prudente y virtuoso
tio, considerándose muy dichosa de poder aun obrar de la manera misma que
cuando niña. Elocuente ejemplo para muchos grandes.
«Mas adelante, el rey ensalzó a Aman hijo de Amadathi, del linaje de Agag,
dándole preferencia sobre todos los magnates que asistían a su real persona; por
cuya razon los palaciegos doblaban la rodilla ante el favorito, y le adoraban;
solamente Mardocheo se resistió á este homenage, considerándolo propio única
mente de Dios. Aman luego que supo esto, concibió tal ojeriza al judío, que
resolvió vengarse esterminándole, no solo á él, sino á toda su nacion. Echadas
suertes para fijar el dia de ese esterminio, presentóse á Asuero y le dijo: hay es
parcido en tu reino un pueblo de gentes separadas entre sí, que observan leyes y
prácticas desconocidas, y lo que es mas, desprecian tus reales mandatos. Bien ad
viertes no conviene consentir en el reino tamaña insolencia; por tanto si te place,
decreta que sean esterminados, y puedes estar seguro de que entraré en tu erario
diez mil talentos en dinero, producto de las conflscaciones. El rey se quitó del dedo
un anillo que le servía para sellar, y se le entregó a Aman, del linaje de Agag, ene
migo de los judíos, diciéndole: el dinero que prometes, quede para ti; tocante á
ese pueblo, haz lo que te pareciere. Fueron pues llamados los secretarios reales,
ol dia trece del mes de Nisanj, y en nombre de Asuero escribieron por órden de
I. 81
322 ' asuma.
su privado á todos los sátrapas dd rey,y‘á los jueces de los varios distritos y re
giones, en los respectivos dialectos, paraque todo el mundo pudiese enterarse del
edicto._Selladas estas cartas con elanillo real, se espidierou por medio de co
rreos, marcándose el dia trece del mes duodécimo llamado Adar, para llevar á
cabo la ‘matanza de los judíos, mozos y viejos, niños y mugeres, y saquear todos
sus bienes. En Susan se fijó desde luego el edicto, entanto que el rey y Aman
por un lado celebraban‘ un banquete, y por otro los judíos se entregaban á la
afliccion. Mardoqueo especialmente, rasgados sus vestidos y cubierto de un saco ó
cilicio, esparció ceniza sobre su cabeza, y empezó á clamar enmedio de la plaza
pública, espresando toda la amargura de su corazon.» '
Aman cra amalecita, esto es de una nacion de que los judíos debían ser eter
namente enemigos irreconciliables. Por esta razon Mardocbeo rehusó constante
mente doblarle l_a rodilla; luego, cl homenage que aquel exigía, segun las palabras
de la oracion de Mardocheo (c. 13 v. 14), era una verdadera adoracion de latría,
que solo se debe á Dios. La principal causa del ódio implacable de Aman contra
el judío, fue segun el c. l? v. 6, el ser los eunucos anteriormente condenados ín
timos amigos suyos, y haber de comun concierto con él, conspirado contra la
vida de Asuero para pasar su corona á las sienes del magnate.
Los persas, como otras muchas naciones, pretendían conocer el buen ó mal
suceso de los negocios, por medio delas suertes, al igual que los romanos por los
agüeros y aruspicios. Scio.
«_ Cuando Esther supo la causa porque su tío hacia los sobredicbos estremos,
quedó consternada; y aunque el mismo la exortó- á presentarse al rey para in
tercer por su pueblo, cayó luego en la cuenta de que si alguien se presenta
ba en la real estancia sin ser llamado, era muerto sin remision , á menos que cl
rey estendiese su cetro hácia él como señal de clemencia. Con todo eso, visto un
nuevo recado de Mardocheo, decidióse á arrostrar las consecuencias de tan com
prometido paso, á cuyo objeto se preparóé hizo que aquel la imitase con todos
los judíos de la ciudad, ayunando por tres días y rogando á Dios que la asistiera.
Al tercer dia púsose sus vestiduras reales, adornóse de sus ricos aderezos, y des
pues de invocar á Dios gobernador y salvador de todos, salió apoyada en una de
sus camaristas, como que se caía de pura lauguidez, y seguida de otra que sostenía
la cola dc su vestido. Bajo la color de rosa del semblante, y la gracia y nitidez de
los ojos, encubria un corazon tristísimo, compreso de cscesivo temor. Así fue atra
vesando una tras otra las puertas del alcázar, hasta ponerse en presencia del rey,
el cual ocupaba el real solio cubierto con su régia Vestidura, resplandeciendo todo
de oro y pedrería con tal magestad, que su aspecto infundía terror. Alza la vista,
y en sus ojos irritados píntase el enojo que le causa aquella visita: la pobre Esther,
demudado el color en palidez, siéntese desmayar y melina su vacilante cabeza so
bre la doncella que la acompañaba. Entonces Dios trocó el corazon del rey, incli
ssruirtt. 393
irándole a la dulzura, el cual apresurado y temeroso saltó del trono, y cogiendo á
Esther entre sus brazos hasta que hubo vuelto en sí, la acariciaba con estas pala
bras: qué tienes, ‘Esther? Yo soy tu hermano; depon todo temor; no moiirasaesta
ley no comprende a la reina.Acémate y toca el cetro.— Como.aun ella no contestasc,
tomó su cetro de oro y se lo impuso sobre el cuello, y besándola añadió: porqué no
me hablas‘? Entonces respondió Esther: Señor, al verte me pareciste como un ángel
de Dios, y con lo imponente de tu magestad quedó conturbado mi corazón; por
que tú, oh Señor, eres admirable en cstremo, y rebosa en gracias tu semblante.
Diciendo esto desmayóse de nuevo, y quedó casi inerte; con lo cual el rey se acon
gojaba, mientras sus ministros procuraban confortar á la aflijida Esther. Por últi
mo, mostrándose Asuero sumamente oficioso, concluyó ella por invitarle á un ban
quete particular, acompañado de Aman. Aceptó el rey, y fue consu ministro al
convite que la reina habia dispuesto. Despues que bebió anchamente,dijo á su es
posa: qué quieres se te de? cuál es tu pretensión? Aunque me pidas la mitad de
mi reino, la obtendrás. Esther limitóse á invitarle a otra comida para el dia si
guiente, con el mismo Aman, prometiendo que entonces le espondiía sus deseos‘.
a No cabe ponderar la ufanía y satisfacción del privado cuando salió de este
banquete; mas todo su gusto trocóse en furia, cuando al pasar por delante de la
puerta del alcázar, vió a Mardocheo que no le hizo acatamiento alguno, ni si
quiera se movió del asiento que ocupaba. Fuése disimulando la ira hasta su casa:
llegado á ella, reune á sus amigos y á Zarés su esposa, y les hace presente cuán
grandes son sus riquezas, cuán numerosos sus hijos, y el alta gloria á que su rey
le ha encumbrado sobre los demás grandes y cortesanos: la misma reina, añade, a
nadie mas que á mi ha dispensado el honor de convidar a un banquete con el rey,
y mañana mismo debo asistir a otro. Todas esas satisfacciones empero nada me
parecen, mientras viere al judío Mardocheo que sigue sentado á la puerta del real
alcázar; ltespondiéronle Zarés y sus amigos: manda preparar un gran madero, de
cincuenta codos de alto, y dí mañana al rey que sea en él colgado Mardocheo,
con lo cual irás contento á la comida. Agradado del consejo, mandó preparar el
madero, el cua! era mas afrcntoso cuanto mas alto.»
Qué poco basta, esclama el P. Scio, para amargar todas las vanas satisfaccio
nes que el sobervio y ambicioso halla en lo que da fomento á su sobervia y ambi
eion! así se ve la debilidad del cimiento en que se fundan. Dios hace que el or
gullo mismo sea la pena y tormento del orgulloso, por la impaciencia, despecho,
cólera y deseos de venganza que este pecado enciende en su corazón. Por este
camino la divina justicia empieza á castigar al impío Aman.
« El rey estuvo desvelado aquella noche, y para entretenerse, mandó que le
leyeran las historias y anales de los pasados tiempos. AI llegar á aquel pasaje
donde se refería como Mardocheo descubrió el complot que los eunucos Bagathan
y Thares habían tramado contra la vida del rey, csclamó: qué ‘premio úhonor
324 ESTHER.
recibió Mardocheo por tamaña lealtad? Ninguno, que sepamos, proporcionado
á ella, respondieron sus cortesanos. Quién anda por el antecámara? repuso el rey.
Aman acababa de entrar en la pieza mas inmediata á la real estancia, muy pre
parado para conseguir de su soberano que mandase colgar en el ya levantado pa
tíbulo á Mardocheo. Llámale Asuero y le dice: ¿qué debe hacerse con un hombre
á quien el rey desea honrar‘? El ministro, pensando desde luego se trataba de el,
respondió: la persona á quien el rey desea honrar, deberá ser vestida con el vestido
del rey, salir montada en un palafren del rey, llevar en su cabeza la real corona,
y el primero de los príncipes y grandes de la corte, tomada del diestro su cabal
gadura, le paseará por la plaza de la ciudad, publicando y diciendo en alta
voz: así se honra al que el rey quiere honrar! Responde el rey : pues date prisa;
toma el manto, el caballo, y todo eso que has dicho ejecútalo en el judío Mardo
cheo, que está á la puerta de palacio; y cuenta con no omitir nada de tu programa!
No había mas remedio que obedecer: el orgulloso magnate tuvo que honrar por si
nzismo, y segun su dic/zo, al hombre á quien tanto abominaba. Luego empero de ter
minada la ceremonia, corrió á su casa sollozando, cubierta la cabeza, y estando
reunidos Zarés y sus amigos, relirióles todo lo sucedido. Aquella y los sabios que
tenia por consejeros, respondieronzsi es del linaje de los judíos ese Mardocheo ante
quien has empezado á caer, tén por segura tu pérdida. »
La falta de sueño del rey, debe mirarse como circunstancia sobrenatural, mien
tras la divina providencia iba disponiendo los medios para la conservacion de los
inocentes y la muerte trágica de los culpables. Dios velaba por la salud de su pue—
blo, en tanto que Aman se desvelaba por su esterminio. La ambicion cruel de este
hombre sobervio, le tenia muy despierto para prevenir el dia, y entrar el primero
á, hablar al rey ‘y pedirle la muerte de aquel judío que aborrecía; pero el Señor,
que toma bajo su proteccion á sus siervos, habia madrugado mas, volviendo el
corazon de Asuero á favor de Mardocheo, y haciendo que todo se convirtiese en
confusion de Aman, y que este honrase y llevase en triunfo á aquel mismo cuya
muerte iba á solicitar. De este modo se burla el gran Dios de israel, de la vanidad
y locura dc todos los designios y proyectos de los enemigos de su religion y de su
pueblo. Scio.
«Todavía Aman y los suyos estaban hablando , cuando llegaron los eunucos
reales, y le obligaron a ir inmediatamente al banquete de la reina. Esta vez como
la. anterior, estando Asuero ya algo enardecido por el vino, dijo á Esther: qué pe
ticion es la tuya‘? qué quieres se te conceda? Aunque me pidieres la mitad del
reino, la obtendrás. Entonces su esposa le contestó así: si he hallado gracia á tus
ojos, 0h rey, como sea de tu agrado salva mi vida, por la cual te ruego, y la
de mi pueblo, por el cual te imploro; porque así yo como el pueblo mio, estamos
condenados á la ruina, al degüello y al esterminio. Ojalá siquiera íuesemos vendi
dos por esclavos y esclavas. porque el mal sería tolerable; yo entonces gemiría en
° ESTHER. 325
silencio; pero ahora tenemos por enemigo á un hombre cuya crueldad redunda
contra el rey! Quién es ese, esc-lamó’Asueró, y qué poder es el suyo para atre
verse á talesycosas? Respondió Esther: ese perseguidor y atroz enemigo nuestro, alzí
le tienes, es Amant! El favorito al oír estas palabras, quedó aturdido no pudiendo
sufrir las terribles miradas del rey y de la reina. Enaquel punto levantóse Asuero,
y pasó del lugar del convite a un jardín inmediato que estaba plantado de árboles.
Aman ‘se levantó tambien, y fue á postrarse sobre la tarima en que la reina á usan
za oriental estaba recostada durante el banquete, con ánimo de implorar de ella le
salvase la vida; mas como el rey volviese luego á entrar, al ver al magnate enaquel
ademan, esclamó: aun contra la persona de la reina se atreve, en mis barbas y en
mi propia casa! No bien acabó de preferir estas palabras, cubriéronle á Aman la
cara, como indigna de ver el rostro del rey: enseguida Harbona, uno de los eu
nucos de servicio, dijo: en la casa de este hay un pat.íbulo de cincuenta codos,
que había hecho preparar para Mardocheo, aquel que descubrió la conspiración
contra el rey. Colgadle en él! respondió Asuero: y cumplida esta sentencia se
aplacó su enojo.
«A consecuencia de los anteriores sucesos, obtuvo Mardocheo singulares hon
ras y prerrogativas. Por influjo de la reina, todas las anteriores disposiciones con
tra los judíos fueron revocadas, y Asuero con tal objeto escribió á sus delegados
de las provincias: Sabed que Aman, hijo de Amadathi, macedonio de corazón y
de origen, con su crueldad amancillaba nuestra clemencia: no obstante de ser es
trangeró, fue acogido por nos, y le dispensamos ‘tantas señales de benevolencia,
que era llamado nuestro padre y venerado de todos como el segundo despues
del rey. Mas subió á tal punto la hinchazón de su arrogancia, que maquinó pri
vamos del reino y de la vida, ideando con nuevas é ináuditas cábalas la muer
te de Mardocheo, a cuya fidelidad y buenos servicios debemos la vida; y la de
Esther nuestra consórte en el reino, con toda su nacion, bajo el plan de que
muertos ellos y quedando nos aislado, podría con mayor holgura ponernos acc
chanzas y trasferir á los macedónios el reino de los persas. Mas como hayamos
hallado agenos de culpa á los judíos, que el mas protervo de los mortales con
denó a muerte, y al contrario juzgamos que las leyes por qué se gobiernan son
justas, y que son hijos del Dios altísimo, máximo y siempre viviente, por cuyo
beneficio el reino nos fue otorgado á nuestros padres y á nos, y conservado hasta
el .dia de hoy: por ende entended que son nulas las cartas que aquel espidió en
nuestro nombre, por cuya maldad así él , que la fraguó, como toda su parentela,
penden col'gados en patíbulos ante las puertas de esta ciudad de Susan, no siendo
nos, sino Dios, quien les ha dado su merecido. Este edicto que ahora espedimos,
pregónese en todas las ciudades, paraque sea lícito á los judíos seguir rigiéndose
por sus leyes.» <
Asuero mandó en el mismo edicto, que todos sus vasallos celebrasen una fiesta en
l. 82
326 Esïnnn. '
conmemoracion de haberse librado» de muerte él mismo y la reina su esposa, y
tambien porque Aman y todos los que conspiraban contra la vida de ambos. fue
" ron en él castigados. Por este medio se propagó en toda aquella multitud de gen
tes y naciones sujetas al imperio de Asuero, la gloria del santo nombre del Dios de
Israel, y la proteccion que dispensaba á su querido y adicto pueblo.
OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRlCAS.
___——
Hay desacuerdo entre los historiadores acerca el tiempo, en que acaecieron los
precedentes sucesos, y para deslindar qué rey fuese el que aquí se llama Asuero.
Muchas de las circunstancias del texto, parecen convenir precisamente á Dário
hijo de Hystaspes: el ser el primero que reinó desde la lndia á la Ethiopia, el ha
ber restaurado su capital Susa , sujetado las islas, é impuesto tributo á las nacio
nes, hácia el año duodécimo de su reinado. Añádase lo que Josefo cuenta del sun
tuoso festín que dió á los gobernadores de sus 127 provincias, y lo que se lee en
el capítulo último de este libro, donde el rey confiesa deber su imperio al Dios de
Israel; cosa muy consecuente con el voto que Dario hizo para llegar al reino, y
aun mas con el edicto que publicó para la restauracion del templo de Jerusalen
(l.° Esdras, 6, 3). Este último rasgo sin embargo, que acredita no cortas sim
patías á favor de las judíos,así como la nobleza de carácter y justificacion general
mente reconocidas en Dário, concilianse muy poco con los diferentes actos de‘ Asuero;
y por lo mismo otros autores creen identificar mejor á este con Jerjes, sucesor de
Dario, el que mandó azotar el mar por desobediencia á su magestad , y que dió
un decreto ofreciendo recompensas á quien inventase una nueva forma de de
leite. Como en apoyo de esta opinion, se ha creído ver alguna analogía entre
el nombre de Jerjes y el de Asuero ó Ahasveros, que desnudo de vocales postizas
en su pureza hebraica debe leerse Ac/zscltersch ó Ksclzersclz. El v. I, capitulo úl -
timo de este mismo libro, le llama Antajerjes; pero segun el P. Scio semejante
nombre fue promíscuo de todos los soberanos persas, así como el de Asuero lo
fué de los modos. Añaden á este propósito los editores alemanes de un tratado de
Hist. Univ., que no debemos estrañar esta diferencia de nombres en los reyes
persas, segun el idioma caldeo y el suyo, porque propiamente no eran mas
que títulos y sobrenombres que tomaban despues de su exaltacion. La opi
asuma. 327
nion comun, añade Scio, de que este Asuero fué Dario hijo de Hystaspes,
aunque no deja de tener sus dificultades, es la mejor que podamos seguir,
por cuanto en aquellas cosas de que no cabe tener un conocimiento cierto, parece
razonable no abandonar lo que parece mas verosímil, y que está mas comun
mente recibido.
Enmedio de tal perplejidad, ya se concibe cuán dificil sea precisar fechas: el
P. Amat, ignoramos sobre que base, señala á los primeros sucesos el año 3383
del M. y 621 antes de J . C.; pero el autor de las Figuras y Calmet, fijan el 3486
del M. y 514 a. de J. C., precisando la revocación del edicto al 3495 y 505 res
pectivamente. Con arreglo a la historia, Dario 1.° reinó 36 años, desde 522 á
486 antes de J. C., y Jerjes 21, hasta el 465. Por lo demas, la veracidad de los
sucesos contenidos en el’ presente libro no puede disputarse, ya porque la sina
goga le admitió y reconoció siempre entre los suyos mas autorizados y canóni
cos, ya tambíen por la especial circunstancia de que, de él y de los mismos su
cesos trae origen la fiesta de Plzurínz ó de las Suertes, que en memoria de su
libertad, y aludiendo á la suertes echados por Aman para fijar el dia del ester
minio de los judíos, instituyeron estos y celebraban aquel dia mismo, ó sea el 14
yel 15 del mes de Adar: de manera que ya con anterioridad a los Macabeos, ha
llábase establecida en Jerusalen segun Josepho (lib. 1.° contra Appion), y aun
actualmente se consigna en el calendario hebreo. La sencillez noble con que esta
historia se halla escrita, dice Scio, oscurece todo lo que podría decir la elo
cuencia de los primeros oradores. Es el Espíritu Santo el que habla, de una ma
nera que se insinúa dulcemente en el corazon de aquellos que no estan domi
nados de la ambicion ó el temor. ’
Susa ó Susan, antigua capital de la Susiana ó país de Elam (Persia), al
zábaseá orillas delEuleo, junto al local de la moderna Schuster, provincia de
Khuzistan, donde quedan aun parte de sus ruinas. En razon a la buena tempera
tura que disfrutaba en invierno. servía de residencia á los soberanos durante
aquella estación, pero la violencia de los calores les obligaba despues a trasladarse
á Ecbátana. El nombre hebreo de Susan significa lirio.
3 28 nsrnrsn.
REFLEXIONES MORALES.
El señorío de los persas fue mas tutelar que opresor para los judíos: bajo el
mismo recobraron su libertad, precisamente á los setenta años de cautiverio, se
gun los profetas hablan vaticinado, y el gran Ciro que les dió este permiso, de
volvióles al mismo tiempo los vasos sagrados, que robara del templo Nabucodo
nosor.Aquellos pues que en uso de tal permiso se restituyeron á sus hogares, vie
ron aun días felices en los de Zorobabel, Esdras y Nehemias, á la sombra de
sus leyes, y al arrimo del santuario que lograron reedificar.
Mas adelante, Alejandro el Grande hijo y sucesor de Filipo rey de Macedonia,
despues de vencer á los griegos y avasallar toda el Asia Menor, tendió sus mi
ras de conquista hácia el Egipto y la Persia, y con igual objeto avanzó con-_
tra Jerusalen. Proponíase llevarlo lodo á sangre y fuego, y saquear el templo;
pero habiéndosele atajado el sumo sacerdote Jaddo, trocóse de tal modo delante
de este, que lejos de obedecer al impulso de su ira, fué como dicen los historiadores
profanos, á ofrecer víctimas en el mismo templo para el dichoso suceso de sus
armas. '
Muerto este conquistador, sus generales depusieron á la real familia, y se re
partieron el imperio. La Judea, unida en un principio al Egipto, pasó algo des
pues como dependencia de la Siria,á manos de Seleuco, príncipe tolerante, no
menos que su sucesor el grande Antíoco; pero Seleuco Philopator empezó ya
a hostigar álos israelitas. Codicioso de riquezas, exigió del sacerdote Onias
le entregase las sumas que se conservaban en el templo; pero negándose aquel
anciano, Heliodoro se presentó para arrebatar el tesoro sagrado, cuando al
punto dos ángeles en figura de bizarros mancebos, se lanzan contra este sacri
lego, y le dan un cast.igo merecido y ejemplar azotándole hasta dejarle mori
hunde.
Mas perverso el cruel Antíoco Epiphanes, condenó al anciano Eleazar, y a siete
hermanos conocidos por los Macabeos, con un gran niunero de sujetos de la na
eion judía, á diferentes suplicios por no haber querido repudiar su ley santa co—
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EPÍLOGO. 3'31
miendo de manjares vedados. Surge entonces el valeroso Mathathias, intrépido
vengador -del oprimido pueblo, el cual secundado por sus hijos Judas, Jonathás,
Juan, Eleazar y Simon, organiza‘ un pequeño ejército de hombres resueltos, dis
puestos á morir mil veces antes que someterse al capricho de un tirano. En
efecto, su cansa protegida por Dios tuvo los mas felices logros: los judíos pre
varicadores fueron condenados, los altares destruidos, y la ley quedó vindicada
contra el poder de los gentiles y la prepotencia de los reyes. _
Judas Macabeo puso el sello á esta emancipación gloriosa, arrollando sucesi
vamente bajo los golpes de su espada, a Apolonio, Seron, Nicanor, Gorgias y
Lysias, todos generales de Antíoco, y á Nicanor que. lo fué de Demetrio, suce
sor de Antíoco. iguales triunfos reportaron despues de él sus dos hermanos,
Jonathás, en cuya persona reuniéronse los títulos de pontífice y de general, y Si
mon, que gobernó con acierto, sabiendo mantener la independencia de su na
cion, y hasta llevando á cabo ciertas alianzas que le hicieron poderoso y temi
do á sus enemigos.
Juan, hijo de Simon, gobernó por espacio de treinta y unaños, labrando la
dicha de Israel. Roma sinembargo desplegaba su pujanza, y á ella no pudo resistir
Aristóbulo, el 2° entre los sucesores de Juan, quien aherrojado por Pompeyo, fué
llevado prisionero á Roma junto con sus hijos Alejandro y Antígono; y si bien
Julio César para debilitar el partido de Pompeyo le volvió la libertad, nada
pudo en favor de los'suyos, por haber muerto envenenado á poco tiempo.
Hacia esta época fuó cuando Herodes, gobernador de la Siria Baja, se pose
sionó de Judea, y por servicios hechos á Cesar obtuvo el título de rey (le
ella. Su reinado sera eternamente memorable por el nacimiento de N. Sr. Jesu
cristo, el divino reparador, que vino á la tierra apenas Augusto, proclamado
emperador de Roma, hubo cimentado una paz universal.
Jerusalen y la nacion judia subsistieron aun algun tiempo despues de pu
blicado el Evangelio por los apóstoles y los discípulos del Salvador; pero dis
cordias intestinas y varios conatos de rebelion contra el poder de la metrópoli,
declararon al fin una guerra decisiva, en que la peste y el hambre acabaron la
obra de la espada. La ciudad deicida cayó, sin que quedase de ella piedra sobre pie
dra, segun anunciaron los divinos labios; al templo no le cupo mejor suerte, y
aquel pueblo que no había vacilado en mancharse con la sangre de los profetas,
y que sacrílegamente acababa de derramar la del Hombre Dios, despues de
desecharle como Mesías; fué definitivamente lanzado de su país, de aquella
tierra de promision tan codiciada, y reducido á la precaria sitnacion en que
le vemos hace ya diez y ocho y medio siglos.
332 ’ EPÍLOGO.
Es preciso leer la historia de las diferentes naciones, durante el siglo que prece
dió inmediatamente á Jesus, para concebir el esceso de embrutecimiento y furia
á que se entregan los pueblos y los reyes cuando llegan á abandonarse á su capri
cho, dejando en olvido sus deberes. Casi todas las dichas naciones durante dos
siglos, no presentan en sus anales, salvo algunos laudables esfuerzos en pro de
las letras y ciencias, mas que horrores, deprecaciones, asesinatos, orgias cra
pulosas y suplicios inauditos. La sola familia de los Macabeos brilla en su
esplendente aunque fugaz carrera; pero aquellos varones esforzados, cuyo celo
por la religion unido a su amor patrio, procuró aunque en vano operar la re
generación de los judíos, viéronse suceder en la ciudad santa por un estran
jero que ocupó el trono de David. Atendiendo a la profunda humillación de los
' judíos y á sus escesos deplorables, fuera imposible considerarles como herederos de
las promesas hechas á Abrahan, sino supiésemos que estos desórdenes, esta deso
lacion, habían ya sido de mucho antes anunciados y publicados por los profetas del
Señor. Las semanas de Daniel tocaban a su término: cumplíase la notable pro
fecia segun el sueño de Nabucodonosor; pues el cuarto en órden de los imperios
destinados á abarcar el señorío de la tierra, el imperio romano, se estendia ya por
todos los países entonces conocidos; mas esa misma nacion distaba mucho de
poseer‘ las virtudes para ello necesarias, y aquellos que íiguraron como prime
ros entre los ciudadanos, lo fueron en dar ejemplo de los vicios mas vergon
zosos. Roma pagana consigna el poder á manos de César, el cual bajo el nom
bre de Augusto y bajo el dictado de emperador, queda siendo único dueño del
imperio. Vencedor por mar y tierra, todo el universo vive tranquilo bajo su
mando, en el momento en que Jesucristo, lujo de Dios, viene á la tierra!
Introducción. . . . . . . . . . . .
Creación. Resultas del pecado original.
Diluvio. Noé. . . . . , 13.
Abrahan. Su vocación. 22.
Abrahanylostresángeles. . . . . . . . . . . . . . . 31.
Incendio de Pentápolis. Nacimiento de Isaac. Abrahan despide á Agar. 38.
Sacrificio de Isaac. Fallece Sara. Abrahan compra una sepultura . . . k7.
Enlace de Isaac con Rebeca. Nacimiento de Jacob y Esaú. Muere Abrahan . 5h.
Isaac bendice á Jacob. Sueño misterioso de este. Sus servicios en casa de Laban. 6h.
Regreso de Jacob. Raquel hurta los ídolos á su padre. Sinsabores del patriarca . 71.
Joseph vendido por sus hermanos. Judá y Thamar. . . . . . . . . . . . 78.
La muger de Puliphar. Joseph interpreta los sueños de Pharaon. Es nombrado su
perintendente de Egipto, y recibe la mano de Aseneth. 8h.
Los hermanos de Joseph pasan á comprar víveres. La copa encontrada en el saco
deBenjamin....................... 93.
Joseph se dá á conocer á sus hermanos. Entrevista con Jacob, é instalación de toda la
Joseph
familiaenEgiptm.
presenta su padre á Pharaon. Los hijos de Jacob bendecidos por el anciano. 101.
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u lumen.
Reyes. Saul ungido por Samuel. Nuevas guerras. Beprucha Dios ¿Saul á causa de su
desobediencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22h.
David. Odioy persecucion de Saul. Derrota de este. . . . . . . . . . . . 238.
Reinado de David. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252.
Ancianidad de David. Grandeza, y apostasia de Salomon. Es edificado el templo. . . 269.
Cisma y dívision del reino. El profeta desohedíente. . . . . . . . . . . , 282.
Joás consagrado y proclamado rey. . . . . . . . . ., . . . . . . -. . . 289.
Tobías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29h.
Judith y Holofernes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303..
Daniel. Vision dc Baltassar. La cueva de los leones . . . . . . . . . . . . 311.‘
Esthor...........................319.
Epílogo................
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