Ilustraciones de La Santa Biblia PDF

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Idornada con la mas esquisila y númerrosa coleccion de láminas que se ha publicado en el uslrzunngero. rcprcscnlanudo de una

i . manera iuinnilahIe los pasajes mas inleresnnles de la Biblia. segun los mejores cuadros ¡le Rafael. Murillo, Poussin,
\I'esl_ Copley. Le-Suelur. Leonardo de Vinci elc. elc.
TEXTO TOMADÓ DE [.05 SAGIIAINIS LIBROS.

CON PRESENCIA DE LAS VINDICIAS, \' D8 LA! NOTAS DEL ILSCIU. AMAT, STIJLIEBG. MAZO. V OTROS IIUMBNÏADQIRES.

CON REFLEXIONES MORALES

Quiz eIÏ agente fie-(DLI/Iflfolbf‘

y nuevas observaciones critico-históricas para la verdadera iluslrarion del texto.

PUBLICADA BAJO LA IIIRECIÍION ARTISTICO-LITEIIARIA DE

nou 30st rumana’


abogado del llre. lïnlegín dc enla ciudad

‘ RETISADA

M071 efg/M. g%a7m}/ 12M”


misionero apostólico.

DIOADA, Y BAJO LA PIOÏBOOIOII

DEL ESCMO. É ILIIMO. Sr. I). JOSÉ DOMINGO COSTA Y BOBRÁS


(¡bíapo de Barcelona.

Rnligttu leatamcnlu.

F BARCELONA.
IMPRENTA Y un. m; n. JOSÉ man, CALLE me I.A I-‘IJSTERÍA, N¡"M_. IO.
1857i.

‘, Rllïé
ILUSTRACIONES
DE LA

SANTA BIBLIA.
ANTIGUO TESTAMENTO.

INTRODUCCIÓN.

Dios lo era todo! Aun no había cielo ni mundos. El Sér eterno, germen ab— d

soluto de todas las perfecciones imaginables, campeaba solo, grande por sí mismo,
embebido en inefable beatitud.
Llegó empero el momento decretado allá en su querer benéfico. Habló Dios, y
al punto todo cuanto existe, destellante y espléndido, brotó del caos.
Ya no fué sola la divinidad: su esencia se ramificaba en infinitésimas formas;
su perfeccion se reproducia en millares de objetos; su virtud reflejábase do quiera,
La gracia de Dios colmó el universo.
Digna era de tan escelsa mano la obra á que ella dió cima. Un ser a la divina
imagen, condecorado con el don supremo de la inteligencia y el privilegio su
blime de la libertad; he aquí el objeto en que el universal artífice depuso. la flor
de sus gracias y el primor de sus amores.
Existió el hombre, y el mismo Dios complacido al verle, le quiso otorgar el
imperio de aquel mundo que acababa de crear. Dióle la capacidad del disfrute,
junto con todos los recursos materiales del goce.
Hosana en las alturas! Los cielos y la tierra cantaron la gloria de Jehovah! _
Exalóse como un aroma de contento, de todos los confines de la creacion.
2 INTRODUCCION.
Rodaron los astros, lanzó el sol sus rayos, pintáronse festoneados celajes en la
bóveda azul del fumamento. Y abria su corola la flor de los valles, y pren
diase lacascada en red cristalina sobre las puntas de los peñascos, y el avecilla
Irinaba en la enramada. '
Ebrio el hombre, debiendo ser el mas agradecido, lo fué menos que el ser
mas insensible. Aquella inteligencia y libertad que eran su gala, las volvió con
tra l)ios :_una sola traba le fuera impuesta, traba justlsima, traba ligerísima, y
esta la quebrantó muy á sabiendas.
Mancillada la criatura por escelencia, el Señor apesar de su bondad, la casti
gó en la infalibilidad de su justicia. Perdió el hombre su gracia, al paso que el
cielo entero deploraba su caída..."
Unatal vez
ly de lanzado
suerte á superdicion,
fue por él colmada lacada paso del
medida, queinfeliz
Dios semortal sentó alencabo
manifestó falso;
en

toda la mageslad de su enojo aterrador.


Por un acto el mas imponente de esterminio, fue el hombre arrasado, con la
tierra que lo sustentaba. Como si todo volviese al cáos, desaparecieron las formas
graciosas; arremolináronsc los elementos: un abismo de aguas tragó en su seno
todo cuanto gozaba de vida.....
Nó todo! Era- Dios demasiado bondadoso. Hubo un hombre que mereció gra
cia á los ojos del Señor; pero uno bastaba para desarrugar la ceñuda frente del
Eterno, y este bastó para salvar á toda su posteridad.
Revivierou otra vez los mortales, nó mejores ni escarmentados, pues cual si.
nada debiesen al poder soberano, seguían burlándose de sus decretos, y cien
veces tornáran á hacerse reos..del mismo esterminio, si el Altísimo por gran pie
dad no hubiese renunciado á él de antemano.
Siendo inelicaces los castigos, apeló su providencia alos favores. Llama Dios -
al hombre que mas digno encuentra, y fiándole los intereses de su causa, eríjele
en cabeza de un puñado de escogidos, los cuales propagándose mas adelante
como los átomos del 120100, (leberán esparcir la gloria del Señor por todos los
ámbitos de la tierra. ’
Y los patriarcas de venerable barba, descollaron á la cabeza de aquella tribu
¡n-ivilegiada, que naciendo bajo los hierros de la servidumbre, fué luego á bus
car al través de los desiertos, el augurado patrimonio donde por vez primera
las trompetas de los sacerdotes deberían saludar el Arca de la divina alianza. o
Nobles virtudes brillaron en esta época: su olor ascendió grato hasta el Altísimo,
como en acción de gracias por sus incesantes desvelos.
Sublime es la mision‘ del pueblo hebreo, pero tambien el cielo le secunda con
eficacia. Colúnas luminosas le guían; los torrentes se rasgan abriéndole paso;
los muros enemigos desplómanse á su vista; militan por él el fuego, el aire yhas—
la los celestiales escuadrones-z el brazo de Dios apoya el brazo de sus caudillos.
r AL ANTIGUO TESTAMENTO. 3
Por un momento parece bambolear la institucion de Moisés, pero un levita la
restablece, y al fin el principio teocrático puede estribar sobre un trono.
Llegada á tamaña altura, la gloria de Israel parece ser completa. El rey profé
tico al deponer su vencedora espada, entona tiernísimos himnos acompañándose
del salterio. El inspirado cantor de 10s Cantares, funda a un tiempo el mas vasto
imperio y el santuario nacional, que será el escabel mas augusto de la magestad
del Omnipotente. Por íin el imperio de Dios se ha cimentado en la tierra.
Nó; el imperio de Dios no es de este mundo: los intereses del cielo se hallan en
pugna con los intereses terrenales. Todo aquel grande poderío se desvaneció cual
humo lijero: segregáronse las tribus, y rota la corona en dos mitades, entre
chocáronse sus pedazos hasta quedar reducidos á polvo.
El pueblo alecoionando en la adversidad, empieza á columbrar su verdadero
reino; sin embargo el instituto de Samuel puede afirmarse, y el piadoso Ezequias
logra restaurar el sólio de Judá, mientras se abisma para siempre el de Israel.
Ya empero la grey selecta había errado sus caminos. Poco aprovecha la derro
e
ta de los asírios; vanamente Josías despliega los prodijios de su actividad: la he
_ 6
rida ha penetrado hasta el corazon. Pronto avanzará el caldeo con toda su pu
janza, y la mísera familia judáica, sin mas recurso que esperar en el verdadero '
Dios á quien tardíamente reconoce, irá á llorar en Babilonia sus grandezas pasa
das, y meditar su restauracion. _
Bcstablecióse en efecto el mosaismo en Palestina, mediante el favor de los per
sas; fué reedificado el templo y reconquistada la independencia nacional por la
abnegacion heroica de una egrejia estirpe de sacerdotes; pero al cabo, apesar de
su esfuerzo postrimero, la nacion judía como otras muchas, fue á espirar jadean
te al pie de las águilas del Capitolio.
He aquí el sublime, interesante y dilatado cuadro que entre los aromas de la
rosa de Jericó y el dulce lamentar de los profetas, desarrolla á nuestra vista, al
través de armoniosos é inefables resplandores, ese gran registro de los anales de
Dios.
El Antiguo Testamento es un altar de perfumes, elevado por milagrosa inspira
cion á honor del inmenso Jehovah. Cada suceso que relata, concurre á la epopeya
del monoteismo; cada una de sus palabras, decanta los triunfos del Señor único y
solo!
He aquí el santuario donde están depositadas las reliquias del arca divina. Ar
chivo venerando de las tradiciones mosáicas y de las aspiraciones mesiánicas, en
él se encierran los fastos eminentes y las actas ejemplares de aquella generacion,
en la cual se complació el Altísimo derramando á su favor y á manos llenas, los
tesoros de su gracia, el bálsamo de sus consuelos.
Esta es la cuna de nuestras creencias, donde fue pregonado á las naciones el
decálogo que profesamos.
á INTBODUGCION.
‘Este es el documento de Dios, el monumento de Dios, el mandamiento de Dios:
en una palabra, su Testamento verdadero.
De aquí destella la luz que va disipando las tinieblas del universo.
Dios habla! Es preciso escuchar de rodillas...
Al acercarnos con planta reverente á saborear la delicia de esas sagradas pági
nas, debemos penetrarnos de un sentimiento profundo de adoracion, reconociendo
toda nuestra incapacidad. Debemos ceiiirnos el tepbílim de los rabinos, deponiendo
antes toda alucinacion mundana.
Nadie puede atreverse a escuadriñar los arcanos de este libro; pocos osar á su
lectura. Se requiere para ello mucha pureza de intencion, mucha intencion de
voluntad: ay de los que se acerquen impulsados tan solo de una curiosidad liviana!
«Todo es puro para la mente pura, decia el Apostol á Tito, pero nada lo es
para los manehados é infieles, que llevan la corrupcion en su espíritu y en su
conciencia. »
El mismo Salvador, pudiendo inspirar miraculosamente a sus discípulos, los dis
puso paulatinamente a la inteligencia de su augusta doctrina, y aun repetiales á
veces que tardarian en reconocer el sentido de ciertas parábolas.
La Biblia puede parangonarse con la sagrada Eucaristía, en que, para los justos
contiene la vida, y para los malos es causa de muerte. A la vista de aquellos, bri
lla; a la de estos, aparece rodeada de sombras: la fé es la que lo alambica todo.
La Biblia, como el sol, a cierta distancia esparce delicados reflejos, pero mi
rada de cerca, ciega y desvanece.
Depurémonos pues; llenémonos de fé: _Dios se dignará prepararnos si le roga
mos. Al respeto de su santo temor granjearemos ópimos frutos de santificacion;
á la luz de su escelsa sabiduría conoceremos las verdades, y aprovecharemos en la
doctrina.
Para ayudar á nuestra pobre inteligencia, consultemos frecuentemente la inter
prelacion de los santos Padres: la Ilustracion pintada y escrita nos irá allanando
el camino.
Qué dicha, si al cerrar el libro podemos embelesarnos en una santa meditacion!
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CBEACION.

RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL.

(Gémesls, cap. i , 2, 8, 4.)

DIOS, esto es, una inteligencia omnipotente, benéfica y creadora, existía desde
la eternidad, habiendo determinado allá en el misterio de sus decretos, para mani
festar su gloria, que el mundo sería cuando empezó á ser.
a Dios, pues, en el principio de los tzempos, antes de haber lzeclzo otra cosa, crió
el cielo con lo en él contenido, y la tierra. La tierra al salir de la nada estaba in
forme y vaoía, sin árboles, frutos m’ otro adorno; las tinieblas cubrían la haz del
abismo , confusa mezcolanza de agua y tierra enmedio de las tzhíeblas: el espíritu de
Dios era llevado sobre las aguas, predzlsponzíndolas á la germinacíon de las criatu
ras que de ellas quería formar. »
La materia no es eterna, si lo contrario, tendría una existencia propia y esencial,
y Dios no hubiera podido obrar en ella y comunicarle cosa alguna, porque cada una
de sus partes sería indispensablemente propia, sin posibilidad de mas ni menos.
Tampoco existe por sí misma. Todo en ella es contingente, sin la menor corre
lacion peculiar de un ser esencialmente necesario. De otro modo ab eterno existiría
ó en quietud ó en movimiento: sí lo primero, cómo pasó á diverso estado‘? sí lo se
gundo, cómo conciliamos la idea de movimiento con la ley de la inercia que es
propia de la materia‘?
La formacion del mundo por la reuníon casual de átomos flotantes, por cl resul
tado de una causa obrando necesariamente, por un órden indefinido de dependen
cia entre los varios séres, por las leyes físicas del movimiento y otras, en una pa
x. _ 2
5 CREACION.
labra: la casualidad, la necesidad, el materíalzsmo, son delirios vacíos de sentido,
incompatibles con las ideas de órden, perfección, simetría y constante desarrollo
que ofrece el primor del universo.
Hay pues un Dios, un ser autor y principio de todas las cosas, que las ha he
cho cuando no eran, que de consiguiente es y se hasta á sí mismo sin necesitarlas .
para nada, el cual si las ha criado comunicándolas parte de sus propias escelen
cias, ha sido solo por un adorable impulso de generosidad.
«Dijo Dios: hágase la luz; y quedó hecha. Viendo que era buena, la separó de
las tinieblas. A la luz llamó ó hizo que despues se llamase dia, y á las tinieblas,
noche. Y de la tarde y la mañana fue hecho un dia. n
Antes que el sol, existió la luz, ya en fluido refulgente, ya en el calórico, en un
fuego ú otra materia luminosa que diese vuelta al globo, tal vez en el elemento de la
propia atmósfera que nos rodea, y sobre la cual el astro del dia solo debió ejercer una
especie de escitacion, conforme han opinado algunos modernos.
«Dijo tambien Dios: hágase un firmamento enmedio de las aguas, que separe
unas aguas de otras, las celestes de las terrestres. Y al firmamento llamó cielo. Y
de la tarde y la mañana fue el dia segundo.
« Dijo asimismo: repléguense las aguas que están debajo del cielo, y quede des
cubierta la parte árida; y así fue hecho. Y á la parte árida llamó tiene, y á las aguas
congregadas, mares: y vió que era bueno.
«Dijo: germine la tierra yerba verde que dé simiente, y frutales que den fruto
segun su, clase y contengan en sí mismos su semilla sobre la tierra; y así se hizo.
Y la tarde y la mañana fue el dia tercero.» 4
En la naturaleza no existe germinación fortuita ó equivoca; nada en el calor, en
el agua, en la tierra, puede dar vida y ser al mas diminuto insecto ó á la mas mí
nima planta, ‘sin una causa de germinación preexistente. No es este el argumento
mas poderoso en pro de la eficiencia creedora del Sér supremo?
« Dijo despues Dios: haya luminares en el firmamento del cielo, que distingan el
dia de la noche, y marquen los tiempos, los dias y los años. E hizo dos grandes
lumbreras, la mayor, el sol, para que presidiese al dia, y la menor, la luna, para
la noche. Hizo asimismo las estrellas, y colocólas en el firmamento celeste paraque
luciesen sobre la tierra. Y de la tarde y la mañana resultó el dia cuarto.»
Al lado del solseñálase como mayor lumbrera laluna, con relación al efecto que
en la tierra produce. Lo mismo puede decirse respecto á la apariencia de su movi
miento.
«Dijo tambien Dios: produzcan las aguas reptiles animados, ó sean peces que
se arrastren á guisa de reptiles, y las aves que vuelen sobre la tierra, debajo el fir
mamento del cielo. Y crió los grandes cetáceos, y todos los animales que viven y se
mueven producidos por las aguas, como igualmente los volátiles; y vió que lo he
cho era bueno. Y bendíjolos diciendo: creced y multiplicáos, y henphid las aguas
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. 7
del mar; y las aves se multipliquen sobre la tierra. Y fué de la tarde y la mañana
el dia quinto.
«Dijo todavía Dios: produzca la tierra vivientes en su género, jumentos, rép
tiles y animales terrestres segun sus especies; y así fué hecho.
«Y dijo Dios, hablando como beatisima Trinidad en este acto importante: haga
mos al hombre a imagen y semejanza nuestra; démosle un espíritu inteligente, in
mortal, capaz de sentir y amar; el cual presida a los peces del mar, a las aves del
(zielo, a las bestias y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve en ella. Crió
pues al hombre a su imagen ; a imagen de Dios lo crió : criólos varon y hembra. »
En estas últimas palabras se reasume de una pincelada la creacíon del hombre
y la muger, que mas adelante se detalla por separado. Ademas, en la repeticion
de las palabras se ve recalcado el acento sobre la escelencia de una criatura que
hubo de ser criada á imagen del supremo Autor.
Pero esta imagen no debe entenderse en 10 material, porque el Sér soberano ca
rece de forma, sino en el espíritu, en la inteligencia, en el libre albedrío, en la fa
cultad de regir y gobernar la tierra, cuya jurisdiccion tan generosamente le fue
impartida, y en la potestad sobre los animales y los demas séres que tan obedien
temente le sirven. .
«Y vió Dios cada una de las cosas que había hecho, y eran muy buenas, con
forme á los altos desiynios de su bondad y sabiduría; y fue la tarde y la mañana
el dia sexto. Y completó Dios el séptimo dia la obra hecha; y el dia séptimo reposó
de todas las obras que había llevado a cabo.»
En seis días ó periodos, que son como otras tantas pausas para esponer al hom
bre el cuadro de las maravillas del Criador, de un modo adecuado a su capacidad,
y servirle a la par de norma en sus trabajos; fabricó el Señor todo el artificio del
orbe y sus criaturas, esto es, puso en órden la materia formada en virtud de un
acto simple de su querer, despejando el caos, señalando a cada cosa su destino
y perfeccionando sucesivamente todos los seres sensibles; cuyas teorías se hallan
conformes con los descubrimientos geológicos mas adelantados.
La idea que los antiguos hebreos tenían del universo, fundabase en el sistema
que Moisés sigue, mas para acomodarse a las opiniones en su tiempo recibidas, que
para establecer un dogma, el cual ni se fija ni canoniza como materia absoluta
de fé. Creian que las aguas estaban divididas unas en lo alto, constituyendo la
region lluviosa, y otras en el abismo, formando los mares; la tierra, llana en toda
su estension, hallabase cimentada sobre aguas y rodeada por ellas; fuialmcnte, el
cielo constaba de tres órdenes ó regiones, una atmosférica al alcance de los vola—
tiles, otra abarcando los astros , y la tercera compuesta del alto empíreo , do cam
pea la magestad del Omnipotente. -
«Forma pues el Señor al hombre del barro de la tierra, é inspiróle en el rostro un
soplo de vida, inefable union del alma con elcuerpo, y fué hecho con anima viviente.
8 » CREACION.
«Había plantado el Señor Dios desde el principio‘, un paraíso delicioso ó vergel
C
ameno, en el cual puso al hombre que habia formado. ‘E hiciera brotar del suelo
toda clase de árboles vistosos y-sabrosos al paladar en sus frutos, y tambien el ár
bol de la vida, y el de la ciencia del bien y del mal. De este lugar de delicias salia
un ri0, el cual seguidamente repartíase en cuatro brazos: el Phison, el Gehon, el
Tigris y el Eufrates.
«Tomó pues el Señor al hombre, y púsole en el paraíso de delicias paraque lo
labrase y guardase, significando por ahí que aan en el estado de mayor perfec
cion es dañosa la ocíostdad. Dióle empero un precepto, diciendo: come de todos los
árboles del paraíso; pero guardate de comer del árbol de la ciencia del bien y del
mal, porque el dia que lo hicieres morirás ínfalíblemente.
«Dijo tambien Dios: no es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayu
da semejante a él. Sumergió el Señor a Adan en un profundo sueño ó rapto, y
cuando estuvo dormido le quitó una de sus costillas, reemplazándola con un poco
de carne. Y formó el Señor Dios la costilla que había quitado á Adan, en muger,
y se la presentó. Adan dijo: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne.
«Y ambos, á saber, Adan y su eonsorte estaban desnudos, y no se avergonza
han. Era empero la serpiente el animal mas astuto de la tierra, visible instrumen
to del demonio, el cual enoidíoso de la dic/ta de estas crzaturas quería envolverlas en
su ruina; y dijo á la muger: porqué os mandó Dios que no comieseis de todos los
árboles del paraíso? Respondióle la mugcr: sí, comemos del fruto de los árboles
que hay en el paraíso; mas del fruto del árbol que está en mitad de él, mandó
nos Dios que no eomiésemos ni le tocásemos, no sea que muramos. Dijo la ser
piente: no por cierto, no morireis de muerte; pero Dios sabe que en aquel punto
que comiéreis de él, se os abrirán los ojos y sereis como dioses, sabedores del bien
y del mal. Vió por lo tanto la muger que el árbol era bueno para comer, hermoso
y de agradable aspecto: asiendo pues del fruto le comió, y dió á su marido, el
cual comió tambien. Al punto abriéronseles los ojos á entrambos, y echando de
ver que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron ceñidores.»
El Señor predestinára al hombre á la felicidad, objeto único de su existencia:
nó lo está demostrando cuanto nos rodea‘? Hubiera bastado para disfrutarla, la su
mision y respeto de esta criatura; pero de libre quiso hacerse independiente, y su
ambicion la perdió.
El precepto de Dios se dirigía á retener una base de autoridad y una prenda de
la obediencia de Adan y Eva. Verdaderamente el Señor pudo haberles eximido de
semejante traba y concedidoles una libertad de accion sin cortapisa; pero si no
tuvo á bien hacerlo, quiénimpondrá. leyes a sus mercedes? Bastante nos dió con
la libertad y la facultad de opcion entre los dos principios contrarios de bien y mal,
vida y muerte, salud y ruina; facultades que en nada coarta su augusta precien
cia. Hay cosa mas debida que la gratitud al soberano autor de tanto bien‘? hay
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. 9
nada mas justo que el deseo de una correspondencia por su parte‘?
Bien desgraciadamente adquirieron nuestros padres por la fruta, el conocimien
to de los inapreciables bíenes que perdían, y el del inmenso cúmulo de males á
que iban á precipitarse con toda su posteridad, cuando se desvanecieron el candor
y la inocencia que formaban las salvaguardias de su virtud.
«Habiendo oído la voz del Señor que despuos de medio día, en forma sensible,
se paseaba al aire por el paraíso, escondióse Adan con su consorte por entre el ar
bolado. Y el Señor llamó á Adan diciéndole: dónde estás? El respondió: oí tu voz
en el paraíso, pero temí porque estaba desnudo, y me he escondido. Respondióle:
y quién te dijera que estás desnudo, á no haber comido del árbol que te vedé? Be
puso Adan: la muger que me diste por compañera me ha dado del árbol y he co
LIIIÍdO; escasa grosera y orgullosa, cuando debía manifestar sa arrepentímíento. Y
dijo el Señor Dios a la muger: porqué has hecho tu esto‘? la cual respondió: me ha
engañado la serpiente y he comido. Entonces el Señor se dirigió á. la serpiente:
por haber hecho esto, seas maldita entre todos los animales y bestias de la tierraz‘
te arrastrarás sobre el pecho, y tierra comerás todos los días de tu fida. Yo pon
dré enemistades entre tí y la muger, y entre tu raza y la suya: ella quebrantará
tu cabeza por el nacimiento del Salvador, y tu andarás acechando á su calcañar,
figura de la lmmanídad de Jesucristo. Dijo igualmente á la muger: multiplicaré tus
aíliceiones y preñeces; parirás los hijos con dolor, y estarás bajo la potestad del
varon, el cual te dominará. Y a Adan le dijo: porque has prestado oídos á la 'voz
de tu muger, y comido del árbol del que te prohibí comer, maldita sea la tierra por
tu causa: con fatiga sacarás de ella el alimento durante tu vida; te dará espinas
y abrojos, y comerás las yerbas ó plantas de la tierra. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan, hasta que vuelvas á la tierra de donde saliste; porque polvo eres
y á ser polvo volverás.
«Adan llamó á su muger Heva, víbíficante, como que había de ser madre de to
dos los vivientes.
«Hizo tambien el Señor Dios a Adan y á Eva, unas túnicas de pieles de animales
muertos, para recordarles su embrutecímzento y la muerte de que se habían ¡rec/zo
reos, y se las vistió. Y dijo, con sentída íronla: he aquí que Adan se ha hecho
uno de nos, como sí aya-a; ¡te aquí el estado á que Adan Iza sido reducido por su
desobediencia. El pretendía ser como uno de nos y tener un conocimiento perfecto
de las cosas; mas por una esperíencía muy funesta, conoce ahora los bienes que yo
le di y que Iza perdído por su culpa, y los males en que voluntariamente se Iza pre
cípztado. No sea pues que eche tambien mano del árbol de la vida, y coma y viva
eternamente. Y echóle el Señor Dios del paraíso de deleites, para ir á labrar la
tierra de la cual ha sido formado. Y echado Adan ,1 colocó el Señor delante del pa
raiso querubines con espadas ílamígeras, andando al rededor para guardar el ca
mino del árbol de la vida».
l. 3
10 CREACION.
Terrible fue la sentencia y la pena, pero inmenso había tambien sido el pecado.
De una simple fruta no supieron abstenerse los que todo lo disfrutaban! Debiendo
a Dios cuanto eran y tenían, quisieron hacerse iguales á él, menosprecíando sus
mandatos! El orgullo, la curiosidad y luego la concupicencia fueron los incentivos
de Eva; por parte de Adan acreció aun su falta con la inescusable condtscenden
cía al alhago de su muger, cuando debía increparla enérjicamente, recordándole
sus sagradas deudas.
La mas tremenda consecuencia de esta caída, fué la culpa original vinculada en
la humanidad, cuya pena algunos impíos han censurado de injusta, atreviéndose
á suponer que Dios podía haberla evitado pues la previó. En efecto, Dios no solo
prevé, sino que todo lo tiene presente: desde la eternidad vió que el hombre lue
go de criado delinquiria, pero por esto debió dejar de criarle, cuando lo era para
la felicidad? El hombre fue bien libre de evitar el pecado; no lo quiso: hubiese sí
do mejor privarle de la libertad de acción‘? A que se reduciría entonces este sér sin
el don precioso que forma su mayor escelencia, que es la mejor dádíva de la Divi
nidad? Sin libertad no habría mérito; sin mérito no cabría recompensa; su fruícion
sería inerte como su vida; en una palabra, su naturaleza quedaría falseada.
La inoculación de esta pena en todos los hombres, es una consecuencia legitima
del justo fallo de Dios. Démosle aun gracias de que se haya dígnado perpetuar nues
tro linaje ingrato, y proporcionádonos en medio de esta gran perdición, el bálsamo
saludable de la sangre de su mismo divino Unígénito, tan voluntariamente sacri
ficado por nuestro amor.
Adan y Eva tuvieron al principio dos hijos, Caín y Abel. «Pasados muchos
días, sucedió que Caín ofrecía frutos de la tierra en presente al Señor, y á su vez
Abel presentó lo mas escojido de sus rebaños ; y el Señor atendió a Abel y a sus ofren
das, por la sincera ¡"é de que iban acmnpaiïadas, segun S. Pablo, pero á Caín y
á sus regalos no atendió, porque dcsnrudo de buena íntencíon no ofrecía lo me
jOI‘. n
El ofrecer sacrificios á Dios es consecuente á la intuícion que tenemos de sus
bondades. Verdaderamente nada puede el hombre dar al que es ya dueño de todo,
pero esa especie de restitución, privándonos de lo que en cierto modo ha sido des
tinado á nuestro propio uso, es una ofrenda que nunca podrá desagradar al Altí
simo, el cual prescinde de la materialidad del regalo, por la misma razon que no
lo necesita, mas si acepta y busca muy mucho aquella pureza dc intencíon que
premió en Abel, por ser el homenaje de un corazon sumiso y agradecido á los di
vinos beneficios.
«lrritado Caín sobremanera, abatíó el rostro, y el Señor volviéndose á él dijo:
porqué te enojas? porqué bajas el rostro‘? sí obras bien no serás recompensado‘? y
si mal, no te se presentará siempre el pecado á la vista? Pero los apetítos nacidos
de él penderán de tu albedrío, y podrás dominarlos.
RESULTAS DEL PECADO ORIGINAL. ll
«Dijo Caín á su hermano: salgamos á fuera. Apenas estuvieron en el campo,
arremetió cont.ra él y lo mató.
«Y dijo Dios á Caín: donde está Abel tu hermano? Respondió: no sé; soy yo
acaso el guarda de mi hermano? Dijo entonces Dios: qué has hecho‘? la voz de
la sangre de tu hermano está clamando á mi desde la tierra: ahora pues serás mal
dito sobre ella, la cual ha abierto su boca y recibido de tu mano la sangre frater
nal. Despues que la hubieres labrado no te dará frutos: errante y fugitivo vivirás
sobre ella. Y dijo Caín al Señor: es tan grande mi maldad, que ya no puedo espe
rar perdón. Tú me arrojas de la haz de la tierra: huiré tu presencia; andaré erran
te y fugitivo por el mundo, y en tanto cualquiera que me halle me matará. Díjole
el Señor: no sucederá así; cualquiera que matare á Caín sufrirá pena septuplica
da. Y el Señor puso una señal á Caín para que nadie que le encontrase lo matára.»

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.

Andan muy desacordes los intérpretes acerca la verdadera situación del paraíso,
ó mejor del país de Eden, donde estaba enclavado el vergel terrenal. Scgun la Sa
grada Escritura parece se estendia hacia el promedio de los territorios regados por
el Phase, el 'l‘igris, el Eufrates y el Gehon ó rio Impetuoso, colocándolo unos en la
Siria, cerca de Damasco, otros en la Armenia, y otros finalmente sobre las riberas
de un rio que se hacia en la confluencia del Tigris y el Eufrates, y se dívidia lue
go en cuatro brazos con dirección al golfo Pérsico. El jardín tendíase hácia la
parte oriental de Eden , y abrazaba toda la region meridional de Mesopotamia, en
las inmediaciones de Reseph, Haram y Gozan.
El nombre de Adan significa rojo, color del barro; el de Caín adquiswízm, yel de
Abel vanidad ó llanto. Todos tuvieron muchos hijos, y Abel segun parece fué
muerto á la edad de 129 años. Ignórase que pretesto empleó el fratrícída y de que
armase valió para inmolar asu inocente víctima; sábese solo que despues de atraer
la á la campiña, la de Damasco segun los árabes, la cubrió de tierra despues del
crimen. Marcado por el estigma de Dios, el cual consistía cn un temblor intermi
tente de miembros, retiróse Caín al país de Nod donde fundó una población para
sus descendientes; pero lejos de correjirse, entregóse á varios escesos fomentando la
maldad entre su raza proscrita, y al fin pereció desastradamente á manos de su so
brino Lamech.
1Q CREACION.

REFREXIONES MORALES.

Es inútil entretenernos, ó mejor divagar sobre los diversos sistemas que han in
ventado los filósofos para comentar, ó lo que es aun mas grave, reemplazar el re
lato de la creacion tal cual lo presenta el Génesis. Unos, desechando lo que parece
mas razonable, han caído en ridículas suposiciones, de las que dejamos apuntadas
algunas en los precedentes comentarios; otros han rebajado gratuitamente el po
der de Dios, convirtiéndole en una especie de fantasmon, incapaz de desenredarse
él mismo de las propias leyes que en su divina sabiduría, desde el primer acto ge
nerativo, impuso á la naturaleza para su conservación.
El pecado original es una piedra de tropiezo donde viene á estrellarse el orgullo
de los impíos; y sin embargo no hay verdad mas evidente á los ojos de la razon
ni mejor sentada por la fé, que la aciaga caída de nuestros primeros padres. Todo
nos la recuerda dentro y alrededor de nosotros mismos, haciéndosenos particular
mente palpable por esa estraña visicitud á que nos vemos sujetos, de fortuna y des
gracia, salud y males, placer y duelo, en una palabra, de vida y muerte. A cada
paso nuestra alma desfallecida tiene que sostener los mas rudos embates, íluctuan
do sin cesar entre el deber y el gusto, la virtud y el crimen, el amor y el odio. De
ahí tantos innumerables desórdenes que sacuden, atormentan y amancillan á la
humanidad desde la muerte de Abel.
El delito de Caín tuvo por causa la envidia y el arrebato; por efecto un con
centrado remordimiento, el cual lejos de escitar al culpableá que penetrándose de
su falta se arrepintiese de ella, se la acreció con la mentira y el endurecimiento.
En vez de concebir temor de los castigos de Dios, atenuado por la confianza en su
misericordia, el triste Caín solo concibió un temor de la venganza divina, atosiga
do por la desesperación.
El mundo ha estado y se verá siempre lleno de malicia, y por consiguiente de fra
trícidas, tanto y mas en lo moral que en lo físico. Una cosa faltaba ver, y esta des
graciadamente nos la presenta nuestra época: el crimen ensalzado con honores de
virtud! Pero, cabe estrañarlo, cuando vemos que cada cual se erije en árbitro de sí
mismo, componiéndose una religión y una moral á su guisa? Grande ejemplo para
la humanidad! He aquí á que término nos conducen los filósofos sin Dios, mejor
dicho , los razonadores sin razon.
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DILUYIO. NOÉ.
(Génesis . cnp. ji, ‘l . 8 y 9.)

Los hijos ó d-seendientes de Seth, llantmlos- de Mos, se enlazaron y corrom


pieron con la familia (h: tlain. ósean las lujos de Im hombres. El genero humano
fue? multiplieaintlose en la tierra y creciendo á la por en iniquitlaitl. «Viendo Dios
ser mucha la malicia del hombrn y que los impulsan y secretos nn-íoeírzíos- de sn
eorazon tendian al mal en todo tiempo. res-aliado ín/austo de su puntera deyradte
ri-nr. ¡mole de haberh- criado. y con el etnazmn transido de íntimo dolor. escla
mo: lo raeré de la haz de la tierra al hombre a quien crió, desde a hasta los
ainionih-s. desde el reptil llatsitl las aves del eielo, pues me arrepiento de haber
los luwlm.»
tirande tlebi-i de ser la indigziztcitm de. Dios al ver el miserable uso que los
ttili"hi:h harían de sus nobles ÑlClliifldPS. y el ¡meo aprerit) en que tenian las inmen
sas nn reedes ejercidas a su fznor. (‘lento (‘Pl/lle años le.» concede aun ¡rara arre
pentirse: tinidi» este. jilazo, no habrá piedad: toda carne ])('l‘(‘(3(‘l'á; el hombre y
cuanto a el pertenece, los illlilllaitfi. los reptil-s. las ares. destinados a’: su ¡N! y
que fuera de a carecen de objeto, aeabaríin ron el. es‘ preciso no quede el nwn-n‘
tnhgio de nna época tan abominable.
l_n indindn.» hall-i gracia a los‘ (tj-ls del Señor: «fue este Me. rar-n. ;':-'- \
perfecto en sus (has. y engealro tm Iiijos, Sem, Chain y Ja: het. Y H -..:.- 1'
que la tierra estaba jiervertizla, ¡r ¡es todo rorne ¡I'll-III ('m')"II¡'¡- r .- n -- -- .- r
ÍHLVIII no qmrlzlr rastro de jua/u: »'-¡ __¡¡ ¡»Int/Hd (¡lgl-‘Iuil (wtu- los lm. -. .. t .. mi
a ‘md: ilPf-Ïtltitt es ante mi el tin dv tu los los h—I...¡-.-'.s' re-lrn un e to ‘u. - ' a J:
iniqtii-‘lzitl por sus obras; yo ¡ines los ¡iro-rnilare J‘ .¡ n»... e‘: un 2.- t. -.
« ¡‘ara tt horas una area de maileras iuiTii-iï‘. 2o rial r-n: ...' ‘e _\
la embrearíLs por «lean-o y fuera. il:‘l"‘.‘t tu": l-r- un‘ :—- ...i - « - et.
aneho t‘lll('ll(‘llI2l. y treinta de altura. lustro,- ..: - t- - ..n . sin 2 n: .'í zv.«-.-. gw l
dríis ima ventanay una puerta al lado, j. t .4. nzt-i v "uh-‘Jzkl ‘te tres
jnsns.
alle aquí que voy a tran-r un llhrno al- nen i- - "t áwiitt. ¡‘sin it‘¡t't'l' mo
l.
DILUVID. NOÉ.
(Génesis, cap. 0, 1, 8 y D.)

Los hijos ó descendientes de Seth, llamados de Dios, se enlazaron y corrom


pieron con la familia de Caín, ó sean las hijas de los hombres. El género humano
fué multiplicándose en la tierra y creciendo á la par en iniquidad. «Viendo Dios
ser mucha la malicia del hombre, y que los impulsos y secretos racíocintos de su
corazon tendian al mal en todo tiempo, resultado zh/austo de su primera degrada
címz, pesóle de haberle criado, y con el corazon transido de íntimo dolor, escla
mó: Yo raeré de la haz de la tierra al hombre á quien crié, desde él hasta los
animales, desde el reptil hasta las aves, del cielo, pues me arrepiento de haber
lOS hecho.»
Grande debió de ser la indignación de Dios al ver el miserable uso que los
nacidos hacían de sus nobles facultades, y el poco aprecio en que tenían las inmen
sas mercedes ejercidas á su favor. Ciento veinte años les concede aun para arre
pentirse; finido este plazo, no habrá piedad; toda carne parecerá; el hombre y
cuanto á él pertenece, los animales, los reptiles, las aves, destinados á su uso y
que fuera de él carecen de objeto, acabarán con él: es preciso no quede el menor
vestigio de una época tan abominable.
Un individuo halló gracia á los ojos del Señor: «fué este Noé, varon justo y
perfecto en sus días, y engendro tres hijos, Sem, Cham y Japhet. Y viendo Dios
que la tierra estaba pervertida, pues toda carne había corromptdo sus caminos
hasta no quedar rastro de justicia y piedad alguna entre los humanos, habló así
á. Noé: llegado es ante mí el fin de todos los hombres; colmada está la tierra de
iniquidad por sus obras; yo pues los aniquilaré juntamente con la tierra.
«Para tí harás una arca de maderas labradas, con apartamentos interiores, y
la embrearás por dentro y fuera. Deberá tener de longitud trecientos codos, de
ancho cincuenta, y treinta de altura. Darás al techo un codo de inclinación; pon
drás una ventana y una puerta al lado, y la division interior constará de tres
pisos.
«He aquí que voy á traer un diluvio de aguas sobre el globo, para hacer mo
l. 4
14 DILUVIO.
rir toda carne que tiene espíritu de vida debajo el cielo; cuanto hay en la tierra
perecerá. Mas contigo establecerá alianza: tú entrarás en el arca junto con tu mu
ger, tus hijos y las mugeres de estos.
«Noé hizo cuanto Dios lehabia mandado, y despues díjole el Señor: entra
tú y toda tu familia en el arca, pues que á tí solo he hallado justo en mi presen
cia en medio de la actual generación. De los animales limpios toma siete y siete,
macho y hembra, mas de los inmundos dos y dos, macho y hembra. Igualmente
de las aves del cielo siete y siete, macho y hembra, para que se conserve su cas
ta. Pasados siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches,
para mer de ella todas las criaturas que hice.
«En efecto, encerrado Noé y pasados siete días, las aguas del diluvio inundaron
la tierra: rompiéronse las fuentes del grande abismo y abriéronse las cataratas del
cielo. Tan inmenso fué el desborde, que las aguas llegaron á sobrepujar de quince
codos los montes mas elevados: entre tanto el arca sobrenadaba por encima.
«Y pereció toda carne que se movía en la superficie de la tierra, desde el hom
bre hasta el mas diminuto reptil; toda sustancia gozando aliento de vida, todo
ser, las bestias, las aves: solo quedó Noé y los que con él estaban en el arca.»
Vista la suma iniquidad del linage humano, concíbese perfectamente la razon
de ese inmenso cataclismo: á la vez era forzoso aleccionar á los venideros con
esta señal tremenda de la justa ira de Dios. Cualquier otro azote no fuera quizá
tan eficaz, y puede no ofreciera los terribles y estupendos caracteres de este su
ceso, que se nos representa aun hoy dia en la hórrida tradición de las naciones y
en el trastorno de la naturaleza.
No deja de parecer estraño que solo un justo existiese en medio de tantas
generaciones, cuando sabemos que en una sociedad hay de todo. Ciertamente el
Señor no quiso salvar mas que á la familia de Noé, con el notorio objeto de la
conservación de la raza: puede existiesen otros justos, si bien no tan acrisolados,
pero importaba á los designios del Altísimo que todo, bueno y malo, pereciese.
para recrecer el escarmiento, como despues en otros conflictos hemos visto á las
veces pagar justos entre pecadores; no quedan empero sin galardón. Es asaz ve
rosímil que muchos de los que antes habían desechado las inspiraciones de Dios,
se convertirian-arrepintiéndose al sentir el duro peso de su pujante diestra, y así
aunque perecieron en la tierra, pudieron resucitar á mejor vida, segun S. Pedro
(epist. 1.a c. 3.).
«No olvidándose Dios de su fiel siervo, encerrado en el arca con todos los ani
males, atajo las lluvias é hizo soplar un viento muy recio, á cuyo empuje agitá—
ronse las aguas y se disminuyeron; á los veinte y siete días del mes séptimo ó ma
yo, el arca reposo sobre los montes de Armenia, y tres meses despues empezaron
á descubrirse las cimas de los montes. Pasados cuarenta días, Noé abrió la ven
tana del arca y echó á volar un cuervo, el cual no regresó, cebada sin duda en
NOÉ. 15
los cadáveres. Habiendo despues echado la paloma, volvió ésta no encontrando sin
duda donde posarse. Convencido Noé por ahí de que aun el agua cubría la tier
ra, dejó pasar siete días, al cabo de los cuales despidió nuevamente a la paloma,
y mas dichoso esta vez, vióla regresar por la tarde trayendo en el pico un verde
ramo de olivo. Con todo, aguarda aun otros siete días, y vuelta a lanzar la palo
ma ya no regresó.
«A los veinte y siete días pues del mes segrmdo, quedó seca la tierra. Entonces
Dios habló a Noé, diciéndole: sal del arca tú y tu muger, con tus hijos y sus
mujerts, y saca contigo los animales que tienes dentro, segun sus respectivas es
pecies, y salid a tierra; propagaos y multiplicaos sobre ella.
«Salió Noé con su familia, y juntamente salieron todos los animales. Inmedia
tamente el piadoso varón, levantando un altar a Dios, cogió de todos los anima
les y aves limpias, y le ofreció holocaustos, como en prenda del mas profundo ho
menage. Complacido el Señor con aquel grato perfume de suavidad, prometió
no volver a maldecir la tierra por culpa de los hombres, y nunca mas castigar
sus nziquidades con una pena tan universal, atendiendo á la flaqueza ¡rumana y á
su propension al mal por la corrupción de su naturaleza. Después bendijo Dios a
Noé y los suyos, diciéndoles: creced y multiplicaos, y poblad la tierra; teman y
tiemblen ante vosotros los animales de ella y las aves del cielo, quedando bajo
vuestra sujeción los peces del mar. Cuanto goza de movimiento y vida podra ser
viros de alimento, a cuyo objeto os entrego todas estas cosas, lo mismo que las
- legumbres y las yerbas. Guardaos empero de comer carne con sangre, porque en
la vuestra tomaré venganza sobre cualquiera de las bestias que la derramare; asi
como vengaré la muerte y sangre de un hombre, en el hombre su hermano, por
que a imagen de Dios fué criado. Creced pues y poblad la tierra.»
Sobre la antecedente prevención de no derramar sangre, debe advertirse que los
hebreos y otros pueblos de la antiguedad fijaban la residencia del alma en la san
gre, como base del espíritu vital sensitivo, y bajo ese punto de vista la prohibi
cion de Dios era muy conducente para escitar sentimientos de dulzura, y de aver
sion a los actos sanguinolentos. Esta practica legal de derecho positivo, cesó con
otras muchas cuando el espíritu de la religión cristiana fué propagandose lo bas-'
tante; sin embargo, en los primeros siglos fué conservada aun algun tiempo por
deferencia a los judíos recien conversos, y por dar á la Sinagoga, segun espre
sion de Scio, una lzonrosa sepultura.
«Tambien Dios se dignó hacer a Noé y a los suyos, en beneficio de su poste
ridad y de toda carne viviente, una solemne promesa de no enviar mas diluvio
sobre la tierra y de no destruirla con él, poniendo por señal de esta su alianza
el arco Iris que se pinta en el cielo despues de las lluvias», convirtiendo en un
gage visible de su palabra lo que hasta entonces solo podía considerarse, lo que es
en sl, un simple efecto de la refracción de los rayos solares en la atmósfera lluviosa.
16 DILUVIO.

OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.

El diluvio aconteció al empezar el invierno del año 1656 del mundo, esto es
el dia diez y siete del mes segundo (noviembre), habiendo las aguas cubierto toda
la haz de la tierra por espacio de ciento diez ó ciento cincuenta dias, hasta el
veinte y siete de marzo siguiente. Por abril reposó el arca; por junio empezaron
á descubrirse las montañas, y por julio y agosto soltó Noé el cuervo y la paloma.
El santo patriarca, á la sazon de edad seiscientos años, con su familia compues
ta incluso él de ocho personas, permaneció en el arca hasta últimos octubre, in
siguiendo las fechas que el testo señala.
No era muy difícil recoger toda especie de animales, como algunos han objeta
do, pues prescindiendo de que sus especies no serian tantas como han resultado
despues por la mezcla de castas, es probable que en la feraz Mesopotamia se cria
rian entonces de toda clase; ademas sabemos que los había á inmediaciones del
paraíso terrenal.
Hánse acumulado copia de argumentos contra la idea de un diluvio universal,
partiéndose de observaciones físicas mas ó menos fundadas para desautorizar esta
sagrada creencia, que ha sido recibida por la iglesia de siglo en siglo, y aun con
signada en los anales de las naciones mas descreyentes, entre ellas los musulma
nes, los indios, los chinos y hasta los americanos: Xisutro ó Sesistro, Deucalion
y Pirra, Fo—hi, Coxcox ó Tezpi, no pasan de meros trasuntos de Noé, adultera
dos por la tradición. Empero los que tal objetan, fórmanse un concepto muy exi
güo del poder y la magnificcncia de Dios: para el que hizo el mundo de la nada,
puede haber algo imposible‘? No se nos dice en el Génesis que al principio de la
creación las aguas tenían como sumergida la tierra, y que solo por un acto del
querer omnipotente retiráronse, dejando descubierto el elemento árido, y queda
ron segregadas unas arriba y otras debajo del firmamento‘? Bastara pues el acto
contrario del mismo querer, paraque las aguas remontasen el abismo, y las que
estaban divididas se reuniesen, dando por resultado sin inverosimilitud ni aparato
de misterio, el hecho del diluvio que Moisés esplica de un modo análogo, cuando
dice que se rompieron los diques del abismo y se rasgaron las cataratas del cielo.
Obsérvase por las auroras boreales que la acumulación de nubes formada a ve
ces sobre nuestra atmósfera, es muy suficiente para surtir toda el agua que se ne
NOÉ. 17
necesitaría para el diluvio. Por un esperimento físico, hase demostrado tambien la
facilidad de hacer subir‘ á los mayores niveles el agua situada alrededor de un
globo, mediante la rotación acelerada de este.
Por lo demas, nadie niega que semejante catástrofe hubo de ser fenomenal, un
verdadero milagro de que el Señor quiso valerse en aquellas circunstancias deci
sivas; á qué pues alambícar las estériles sutilezas de nuestra razón? Dichos es
fuerzos son tanto mas inútiles, cuanto mas reconocida se halla laverdad del dilu
vío de un modo incuestionable, y por una séríe de observaciones acordes, que la
ciencia aumenta todos los días. _
En efecto, es ya principio trillado en la moderna geología, que la tierra pa
deció un estrago general causado por la violenta irrupción de aguas, precisamen
te en la época establecida por Moisés. El ilustre cardenal Wiseman, en el 6.° de
sus notables discursos, ha esclarecido este punto con una erudición que rechaza
toda réplica. Por una parte los vallas llamados de denudacíon, es decir aquellos
lechos y boquetes que un torrente rápido, mas poderoso que las corrientes regu
lares, ha las
rupta de abierto
capasal de
través de altas por
formación; montañas
otra lossegun se prueba
peñascos por la sección
dícagantes, exab i
ó sean aque-

llos enormes pedruscos trasportados por efecto de una grande evulsion, desde su
lugar primitivo á inmensas distancias ó alturas; finalmente los depósitos óste0ló
gicos fósiles diseminados en varios terrenos, 0ra dentro de cuevas que aparecen
haber sido instantáneamente cegadas, ora á profundidades sobre las cuales háse
ido operando la lenta elaboración de los tiempos, ora en países diametralmente
contrarios de los considerados nativos y peculiares de ciertos animales, á que per
tenecen los huesos y esqueletos encontrados; todo esto son datos inapeables, na
cidos nó de una teoría parcial, sino de una observación constante de parte de los
hombres mas ingeniosos en esta ciencia.
A la propia observación debemos una certidumbre de la universalidad del dilu
vio, por repetirse marcadamente esos mismos fenómenos en diversas regiones, y
cosa‘ notable, siempre en la constante dirección de norte á sur, conforme se colije
por el surco de los alveos ó evasiónes, y por la inclinación y degradación sucesi
va de las peñas dívagantes, especialmente en los Alpes, en los valles del Támesis,
en Alemania y Polonia, en los llanos de Liguana en Jamaica etc., etc. Por fin, el
examen comparado de los varios fragmentos y depósitos que se indican, con otros
de fecha cierta ó análogos fenómenos que están realizándose á nuestra vista, han
dado pié al sabio Cuvier entre otros‘, para que concluyera con una intención por
cierto bien ajena de corroborar la revelación, «que si algo hay demostrado en
geología, es que la superficie de nuestro globo ha sido víctima de una grande é
instantánea revolución, cuya fecha no puede fijarse mas arriba de cinco ó seis
mil años»
(t) Wisseman. Conf. cit.
l. 5
18 DILUVIO.
El arca fué construida al parecer de madera de ciprés, en Mesopotamia, hacia
las fronteras de Caldea; su forma seria análoga á la de aquellas navecillas en fi
gura de cofre que Moisés designa con la palabra hebrea tlzcbat; en cuanto á su
capacidad, argúyese de las dimensiones indicadas en el sagrado testo, una longitud
de 540 piés, anchura de 84, y 50 de elevación desde la quilla. interiormente ha
llabase repartida en tres pisos, uno para granero y almacenes , otro para estables,
y el tercero formando pajareras, sin contar la sentína destinada a repuesto de
agua, y una seccion para vivienda de la familia de Noé. Todas estas proporcio
nes y distribuciones, estaban perfectamente calculadas para las 130 especies de
cuadrúpedos, otras tantas de aves y unas 30 de reptiles que debía encerrar, de
suerte que los mas inteligentes en el arte de construcción naval, admiran la justa
proporción del arca con su destino, no pudiendo menos de reconocer que nadie
en los tiempos de Noé, visto el estado de las nociones marítimas en aquella épo
ca, hubiese sido capaz de llevar á cabo una obra de tal entidad, á no mediar la
poderosa inspiración divina.
El lugar donde se detuvo el arca despues del diluvio, fué la montaña de Ara
rat en Armenia, por mas que una añeja tradición pretenda atribuir los mismos
honores á la ciudad frígia de Apamea. Dicha montaña, llamada por los árabes
Agml-Daglz, tiene cerca de 16.000 piés de elevación, y remata en una ancha pla
taforma de 200 pasos de diámetro, donde pudo muy bien sentar el arca segun
se desprende de la relación del doctor ruso Fr. Parrot, el único que hasta ahora
ha logrado llevar a cabo la arriesgada ascencion de esta cumbre, superior al cé
lebre Monte Blanco. Noé al descender del monte, fijóse á dos y medía leguas de
distancia, en la antiquísima ciudad de Nakschivan, cuyo nombre en su etimolo
gía confirma este hecho, significando nal: nave, y sívan detenida; pero segun
otros avanzó hasta Erivan, nueve leguas mas adentro, pretendiéndose que en los
terrenos inmediatos, recomendables aun por sus famosas vides, fué donde plantó
la viña.
S. Pedro llama a Noé el apóstol dc la Juslícziz, porque antes del diluvio y
mientras daba de mano al arca, no cesó de predicar á los pecadores empederni
dos, los cuales léjos de atenderle se burlaban en sus barbas.
Uno de los sucesos subsiguientes al diluvio, fué la loca empresa de Babel y la
confusión de lenguas. Los hijos de Noé partiendo de oriente, fijaronse en las vegas
de Sennaar, y con el objeto de perpetuar su nombre, quiza tambien para eludir
los efectos de otro diluvio, empezaron á construir una torre que debía alzar su
eapitel nada menos que hasta el cielo. Muchos viagerós antiguos y modernos han
creído hallar vestijiós de esta obra descabellada, entre el hacinamiento de escombros
que aun demarcan el local de la famosa Babilonia, siendo curiosas entre otras
las noticias de Benjamín de Tudela en el siglo diez, de Pedro della Valle en el
décimo séptimo, y posteriormente de Niebuhr, Rich, Ker-Porter etc. Mr. Baillie
Fraser que recorrió las márgenes del NóÉ.
Eufrates en 1834,
‘ sitúa los restos de 19la

torre de Belo, llamada Birs-Kímrzcd por los árabes, á dos y media leguas S. O,
de Hillah, y á una larga de la orilla occidental del rió.
El castigo de la confusión de lenguas, impuesto por Dios á los impíos que osa
ban desafiar su poder, es un hecho que la linguistic-a y la etnografía refuerzan sin
cesar con nuevos datos. Queda demostrado ya que todas las lenguas conocidas, de
ben reunirse en tres grupos, el hindo europeo, el semítico y el malayo, los cuales
por sus necsos originarios, aunque distintos entre sí en muchos caracteres espe
ciales, revelan de una manera indubitable su procedencia de un centro comun,
esto es de un lenguaje primitivo, que es la teoría del Génesis. Asi mismo se halla
demostrado que las diferentes razas humanas proceden todas de comun un origen,
sin que sus rasgos respectivos puedan atribuirse á otra causa que al influjo de
agentes esteriores, y al sucesivo desarrolló intelectual.

REFLEXIONES MORALES.

Temer á Dios, ser justo á sus ojos, he aquí la misión del hombre: fuera de esto
nada debe preocuparle. No está el mismo Señor velando siempre por nosotros, ocur
riendo con su providencia á nuestras necesidades, facilitándonos salidas inespe
radas, alejando los riesgos á que involuntariamente se halla espuesta la humana
flaqueza? No es él quien apoya nuestros esfuerzos, quien alijera el peso de las mi
serias inherentes a la vida, quien desvanece nuestros sínsabores, alivia todos los
pesares y nos colma de dulces esperanzasi... Dejemos pues que su divina mano
nos conduzca, paraque dóciles á sus preceptos podamos llenos de gratitud, escla
mar con el Profeta: El Señor es mi guía; nada puede faltarme ga. Su bondad me
ha colocado en un lugar de delicias. (Salm. 22, 1.)
En valde la mundana perversidad á manera de torrente asolador, está amagan
do al hombre recto , al fiel cristiano; en valde los escándalos van á estrellarse con
tra sus ojos, sus orejas y todos sus sentidos; inútilmente el enemigo descarga
sobre él los dardos emponzoñados de su malicia, ó teje bajo sus plantas los la
zos mas pérfidos: «el Señor preserva á los que le aman, diremos con el Santo
rey, y únicamente abandona á los pecadores empedernidos. El os cobijará para
que podais esperar á la sombra de sus alas, y su verdad os rodeará como un bro
20 DILUVIO.
quel impenetrable. La muerte pasará. sin tocaros, al mismo tiempo que caerán mil
ala izquierda y diez mil á la derecha, y por vuestros propios ojos vereis el cas
tigo, de los repróbos; porque pusisteis la confianza en el Señor y vuestro refugio
en el Altísimo. lnvocadle enmedio de las aflicciones, y no dejará de asistiros; el
será vuestro compañero en los trabajos, os salvará y colmará de dias, y os mos
trará la salud que os tiene aparejada. Sí, el que permanezca firme en el secreto
asilo del Altísimo, podrá descansar en la protección del Dios de los cielos. »
Para Noé y los pocos justos reunidos á el durante el diluvio, el asilo de Dios era
el arca: para nosotros, situados enmedio de la corrupción y los errores que inun
dan el siglo, el asilo que nos reserva el Señor en su misericordia, es la santa Igle
sia católica, apostólica y romana, de la cual el arca fue una figura, y así como en
aquella sólo había lafamilia de Noé, en esta sola hay la familia de Jesucristo.
Fuera del arca, todo perece en la tierra; fuera de la Iglesia, no hay salvación. En
la primera todas las cosas habían sido ordenadas por disposición de Dios, á utili
dad y sosten de los seres vivientes que debían escapar del universal cataclismó;
en la Iglesia todas las cosas están maravillosamente previstas para asegurar de un
modo infalible, la paz y la futura gloria de los hombres de buena voluntad; hay
en primer lugar los Sacramentos, fuentes inefahles de gracias para todas las si
tuaciones de la vida; hay el pan de la divina palabra, que convierte al pecador,
reforzando al débil y alentando al justo; hay la tiernísima solicitud de una madre
incomparable, la cual no cesa de rogar por sus hijos desde el momento en que los
ha engendrado en Jesucristo por el bautismo, hasta mas allá del sepulcro.
Es tambien el arca un símbolo de la cruz. «Oh hombre, esclama S. Agustín,
mira que tu patria está en el cielo; á el pues deben dirigirse todas tus tendencias;
pero entre el cielo y tú, media el pielago del mundo, pielago tormentoso, erizado
de escóllos y peligros. Cuando nada tenias para surcar estas aguas insondables,
que se hallan dispuestas á tragarte, ha descendido el Salvador para guiarte a la
verdadera patria; el mismo se ha convertido en camino: ego sum via. La via so
bre el mar, no puede ser otra que la tabla que sobrenada y resiste el embate de
las tormentas; es pues esta tabla el madero de su cruz, el mismo de que se com
pone el arca santa, la nave sagrada que salva á las almas. Te repugna entrar en
ella‘? te avergüenza el madero de la cruz de un Dios, el madero de su divina hu
mildad, único que podía curar la llaga mortal de nuestro orgullo‘? Te avergüenza
esa tabla que abóchorna á los sobervios y los salva volviendoles humildes‘? lnsen
sato de ti; ingrato: es precisó cruzar el mar y rechazas el madero? Si, muy in
grato eres! Mare transeundum est et lígnam corttemnts?» (S. Agost. in Joan. Tr. 2.)
Por fin, el Arca nos representa á aquella Virgen divina, que el Señor por una
merced insigne, por un privilegio único, se dignó preservar incólume de la man
cha original; aquella muger bendita entre todas las mugeres, que halló gracia
delante de Dios para sí y para nosotros; la augusta madre del Redentor, madre de
NOÉ. 21
misericordia, a la cual los míseros’ hijos de Eva en este valle de lágrimas, se com
placen en saludar como su mas dulce esperanza; en una palabra: María, Refugio
de pecadores, Consuelo de afligidos, Ausilio de los cristianos; a cuyos dictados
añade la Iglesia los de Casa de oro, Arca de la alianza y Puerta del cielo.
San Cipriano y S. Hilario ven en el cuervo de que nos habla la Escritura, una
viva imagen del pecador que se deja fascinar de los halagos del mundo: sus pasio
nes son unos ídolos a los que se consagra, y su alma hecha carnal, sólo ama la
corrupción, y forma sus delicias de ló que la corrompe y mata. Así el pecador,
comprando por el precio de su eterna salud los efímeros y funestos goces de unos
placeres criminales, acaba por no conservar de la religión mas que vanas prac
ticas aparentes, exigidas por el respetó humano y mantenidas para su interés pro
pio. La paloma por el contrario, en sentir de los santos padres, figura aquellas al
mas justas é inocentes que enmedio de las atenciones esteriores impuestas, por su
condición, no encuentran aliciente algimo en la tierra donde pueda descansar su
corazón, y recelosas del contagio del siglo, se hallan continuamente impacientes
para volver al arca, esto es, a la compañía del verdadero Noé, Jesucristo, el con
solador divino en las penas inseparables a las miserias de esta vida, las cuales des
bordan por do quiera como las aguas de un diluvio. La rama de olivo traída por
la paloma, representa aquella paz deliciosa que el Espíritu Santo trae a las almas
sólícitas en huir del espíritu mundanal.
El sacrificio de Noé era corto en sí; pero porqué fué tan aceptó a Dios‘? porque
el Señor, cuya penetrante mirada escuadriña hasta los mas recónditos pliegues del
corazón, vió en él un sincero homenaje de la sumisión y gratitud de aquel dignó
patriarca. Nosotros, mas dichosos que Noé por la ley nueva, tenemos para el de
sempeño de los mas sagrados deberes, y para proveer a todas nuestras necesidades
espirituales, el holocausto por escelencia, la reiterada ofrenda del sacrificio de la
cruz, la Santa Misa; sin embargo procuramos bastante aprovechamos de este don
esquísito de Dios?
Un papel muy desairado harán siempre a los ojos de las personas instruidas a
fondo en la Sagrada Escritura, ciertos filantropos que proclaman enfáticamente el
tema de la abolicion de la pena de muerte, asiéndose de lo que el Señor provino só
bre derramamientos de sangre. Las mas de las veces, segun observa S. Agustín,
el ministro de justicia que condena al hombre a la pena capital, no es mas que un
instrumento óstensible de la venganza de Dios.
ABBAHAN. SU VOCACION.
(Génesis, cap. 12 , IS y 14.)

Al organizarse las sociedades, una nacion selecta, al impulso inmediato de la


revelación, surgió del seno de la Tierra—Santa. Conocer á an solo Dios, autor de
lo criado, y propagar sa culto hasta la consamacion de los siglos, tal fué la mi
sion singularísima de este pueblo, recibida con una fé religiosa y acendrada,
mediante el favor de las divinas inspiraciones.
Un piadoso individuo de la familia aramea, nativo de Ur-Casdim, Abram hijo
de Tharé (Tharah) caldeo idólatra, y descendiente de Sem en la décima genera
cion , es el que el Señor se digna escoger para estirpe de la familia hebrea. «Sal,
le dice, de tu tierra y parentela, y de la casa de tu padre, y ven al país que yo
te mostraré. Quiero hacerte cabeza de una gran nacion, y bendecirte y ensalzar
tu nombre. Bendeciré alos que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan.
En tí, en uno de tas descendientes, serán benditas todas las naciones de la tierra.
«Obediente Abram al mandato de Dios, dejó la ciudad de Harran en la fértil
Mesopotamia, donde había permanecido con su padre, y cual un proscrito, te
niendo de edad setenta y cinco años, encaminóse al país de Canaan acompañado
de su esposa Sarai, su sobrino Lot y todos sus domésticos. Al llegar al territorio
y valle de Sichem, en Canaan , fue honrado con una vision en que el mismo Dios
le aseguraba la posesión de aquel país a favor de su descendencia, y Abram , jus
tamente agradecido, elevó allí mismo un altar á Jehovah , y despues otro delante
de sus tiendas, entre Bethel y Ai.»
La figura de este patriarca se destaca en el Génesis, grande, simpática y vene
rable, con todo aquel imponente carácter de los atletas histórico-religiosos. En él
radica por decirlo así el ilustre edificio de la teogonia hebráica, cuya hijuela será
la iglesia. Abrahan con su familia constituye el núcleo de la creencia monoteista,
pues él reconoce y confiesa á Jehovah por verdadero autor del cielo y de la tier
ra, por juez infalibleque galardona á los buenos y castiga á los malos, si bien
perdonandoles á veces en su compasión, merced al justo; en una palabra, por el
Dios único y universal, que pertenece sin diferencia á todos los pueblos, de quien
ABRAHAN. SU VOCACÍON . 23
es y procede cuanto existe; _nó una divinidad nacional- de la Palestina, como se
ha supuesto infundadamente, sinó el Dios revelado y presentidó por la sola fé
religiosa posible. I
«Siguió Abram su viage hácia el mediodía, pero habiendo sobrevenidó ham
bre en aquella tierra, vióse precisado á bajar á Egipto y estarse allí como pasaje
ro. Antes de penetrar en el nuevo suelo, temeroso de que los atractivos de Sarai,
que era muy bella, llamasen la atención de los egipcios y de resultas la esclavizá
ran, dándole á él cruda muerte, rogó á su esposa que callase el nombre de tal,
y se hiciese pasar por hermana suya, á fin de que bajó la sombra y respeto de
ella, fuese él salvó y bien recibido.»
Esta precaución de Abrahan era muy prudente al entrar en un país desconoci
do é idólatra, de cuyos habitantes podrían no ser respetados los derechos del es
trangeró; además, Sarai sin falsedad tenia derecho á titularse hermana de Abrahan,
porque era sobrina suya, y segun el idioma hebreo , el nombre de hermano se hacia
estensívó á los parientes mas propincuos.
«Sucedió realmente lo que Abram había previsto: la belleza de Sarai hizo des
de luego tal golpe en los córtesanos del faraón ó rey, que no pudieron menos de
¡ionderársela á este , incitándole á que la mandára recoger en palacio. Fué
pues llevada á la presencia de Pharaón, y por atención a ella trataron bien á
Abram, el cual adquirió luego ovejas, bueyes, asnós, camellos y esclavos de uno
y otro sexo. Dios empero castigó á Pharaon y ó. su córte con plagas grandísimas,
por causa de Sarai muger de Abram , visto lo cual el rey hizo llamar al mismo y le
dijo: Qué es lo que has hecho conmigo‘? porqué no decirme que era tu muger en
vez de darle nombre de hermana, poniéndóme á mi en trance de casarme con ella?
ahí la tienes; llévala, y vete enhorabuena. Pharaon mandó gentes para que cui
dasen á Abram, las cuales le acompañaron á él y su esposa con cuanto tenia, has
ta fuera de Egipto.»
Se estraña que Sarai, frisando en los sesenta años, segun convienen los intér
pretes, pudiese verdaderamente cautivar con sus atractivos; pero dejando á un
lado la superioridad del tipo judío sobre el egipcio, debe tenerse presente que la
edad de Sarai no era aun la mediana de la vida, en aquella época en que las per
sonas gozaban una longevidad estraordinaria, por la virilidad ó pujanza propia
de la naturaleza primitiva, tanto con relación al cuerpo humano, como a todos
los accidentes constitutivos, á la complexión, á la higiene, á las sustancias nu
tritivas, á la tierra y su vejetacion , y mas que todo por efecto de una particular
disposición de Dios. Ello es un hecho consignado en todos los orígenes históricos,
que no cabe poner en problema: para formarse algima idea de la preeminencia de
las razas nativas, hasta considerar la dejeneración notable de las que se han ido
sucediendo.
«Salió pues Abram de Egipto con su esposa, su sobrino Lot y cuanto tenia
24 ABBAIIAN.
para la región meridional, estando riqufsímo en caudal de oro y plata, y fué á es
tablecerse en el mismo ptmtó de donde saliera, allí donde levantó un altar, esto es
entre Bethel y Ai. Luego de llegado invocó el nombre del Señor.
«Pero tambien Lot, que estaba con Abram, tenia rebaños de ovejas y ganados
mayores, y tiendas, de suerte que no podían caber en aquel terreno viviendo jun
tos, porque su hacienda era mucha, y no era fácil vivir en uno.
«El suceso vino á confirmar este recelo: al poco tiempo los ganaderos de Abram
y los de Lot tuvieron entre si una riña, y viéndoló Abram, llamó aparte á su so
brino y le dijo: ruégote que no haya contiendas entre nosotros, ni entre mis pas
tores y los tuyos, pues somos hermanos; ancha tierra se abre delante de ti; sepa
rémonos pues: si tu tomas la izquierda, yo tomaré la derecha, y si tu la derecha.
yo la izquierda.
a Lot alzó los ojos, vió las hermosas llanuras de regadío que se tendian en dí
reccion á Segór, por la ribera del Jordan, antes que el Señor asolase á Sodóma y
Gomorrha, fecundas como un jardín, lozanas como la tierra de Egipto. Escogió
pues Lot para si la rica vega del Jordan, y apartándóse del oriente, separáronse
como buenos hermanos. Abram se quedó en la tierra de Canaan, y Lot perma
neciendo á inmediaciones del Jordan, fijó su residencia en Sodoma, ciudad inícua,
que pronto debía sentir la justicia del Eterno.»
El cuadro de esta separación está graciosamente diseñado,‘ con aquella senci
llez maestra que forma el embelesó de los libros sagrados. Abrahan y Lot tenían
opuestos destinos que llenar; uno y otro estaban designados para cabezas de dis
tintas razas. Abrahan bajo la tutela inmediata del Señor, iba á dar continuos testi
monios de su acendrada adesión; Lot colocado entre pecadores, debía acreditar
su paciencia, y la ‘enerjia de una virtud acrisólada.
«El Señor dijo despues á Abrahan: tiende la vista y mira desde el sitio en que
ahora estás, al norte y al mediodía, á oriente y á poniente; pues toda esa tierra
te la daré á ti, esto es á tu posteridad, para siempre. Multiplicaré tu descenden
cia como el polvo de la tierra, y si hay hombre que pueda contar los átomos del
polvo, ese podrá enumerar tus descendientes. Levántate y recorre todo el país á
lo largo y á lo ancho, porque á ti lo he de dar. Abram pues, moviendo su pa
bellón, púsose en camino y fué á morar junto al valle de Mambré, que está al
pié de Hebron, y elevó allí un altar al Señor.»
Esta promesa de Dios á Abrahan fué puntualmente cumplida cuatrocientos años
despues, cuando la tierra de Canaan se trasmitió por herencia, y David esten
diendo sus conquistas desde el Eufrates al Nilo, redondoó el futuro imperio de Sa
lomón. Tal promesa, por lo demás, era figurativo del cielo, cuya fruicion se re
servaba á Abrahan y á todos aquellos dc sus lujos por la [é que supíesen merecería
debidamente. No lo supieron en verdad los descendientes naturales del mismo
pueblo escogido, á los cuales miramos ahora desposeidos de su herencia, disper
su VOCACION. 25
sos y errantes en la tierra, sin poder ya mas constituir una nacionalidad. En
cambio, cuán grande y numerosa no ha sido la descendencia de Abrahan en la
muchedumbre de los verdaderos fieles!
«Aconteció por entonces la invasión de Kedorlahomor rey de Elam ó de la Su
síana, con tres aliados, para reprimir á sus rebelados tributarios los reyes de
Sodoma, Gomorrha, Adama, Seboím y Segór, al O. del Jordan, quienes habían
soportado pacientemente el yugo durante doce años. En el catuordécimo entró el
invasor, y empezó por derrotar á los Rephaim, los Zuzim y los Emim (stableci
dos al E. del rio; córrióse hácia el S. y el S. O. de las ciudades sublevadas, ba
tiendo de pasó á los Horim en el monte Seir; revolvió por Kadés (Barnea) hácia
el E., y puso en desorden á los amalecítas y los amoritas de Hasason—Thamar
(En—Gaddi); por fin, al descender al valle de Siddim ó de las Selvas, halló á los
jefes de la Pentápolis que le aguardaban en órden de batalla. Eran pues cuatro
reyes contra cinco. «Nótese, dice el testo, que el valle de las Selvas tenia mu
chos pozos de betun: el resultado [ué que el rey de Sodoma y el de Gomorrha
volvieron grupas, quedando desechos, y los que pudieron escapar tomaron soleta '
para el monte. A consecuencia de esta acción, apoderóse cl enemigo de toda la ri
queza de Sodoma y Gomorrha, y de todos los comestibles, y se_marchó lleván
dose entre otros á Lot, hermano de Abram, que habitaba en Sodoma, con todo
cuanto tenia.
«En esto, uno de los fugitivos corrió á dar la nueva á Abram el Hebreo, ó de
allende el Ita/rates (lbrí, transfluvianus) que residía en el valle del amorrheo
Mambré, hermano de Escol y de Anér, los cuales tenían hecha alianza con él. Y
oyendo Abram que Lot hermano suyo, había caído prisionero, escogió trecientos
diez y ocho de sus criados, y lanzóse á la persecución de los jefes contrarios has
ta dar con ellos al confin de la Palestina, en el mismo sitio donde fué elevada
despues la ciudad de Dan. Allí los desbarató, habiéndóles sorprendido de noche,
pero no contento aun, siguió dándoles caza hasta Hobah, al N. de Damasco, y
recobró todos los despojos y la persona y bienes de su hermano Lot, con las mu
geres y demás gente cautiva.» _
Los reyes aliados del de Elam , eran uno de Sinhar, ciudad al pié de la mon
taña de igual nombre, otro de Eleasar, ciudad del Ponto, sita tal vez en la con
fluencia del Tigris con el Eufrates, y otro de Goiim, cuyo señorío segun se cree,
reducíase á una sección de la Galilea gentílica.
Estos soberanos ó mas bien jefes de tribu, cuales fueron en aquellas regiones
los coetáneos de Abrahan, por el estilo de los beduínos y otras razas africanas ó
asiáticas que todavía subsisten, con los mismos hábitos y costumbres tradicionales,
serian reyes de muy poco valer, y esas mismas coligaciones que líacian para sos
tener la guerra, justifican la verdad de nuestra observación. No les aventajarian
de mucho los cinco reyes de la Pentápolis, cuando tan lijeramente cedieron el
l. 7
26 ' ABRAIIAN.
honor de la jornada; pero si algo puede darnos la medida de la insignificancia de
unos y otros, es que Abrahan, bien que por sorpresay de noche, con solos trecien
tos diez y ocho vasallos dió pronta cuenta «de los que habian salido vencedores.
«Al regresar de esta gloriosa jornada, Abram fue saludado de paso por Mel
chisedech rey de Salem, despues Jerusalen, el cual le presentó pan y vino, figu
ra la mas espresica del augusto sacrificio del altar, pues era sacerdote del Dios
altísimo, y dióle su bendición diciendo: 0h Abram! benditoeres del Dios escelso
que crió. cielos y tierra, y bendito sea el mismo escelso Dios por cuya protección
han caído en tus manos los enemigos. Y dióle Abram el diezmo de lo que traía,
segun costumbre.
«El rey de Sodoma le salió al encuentro, y contento con recobrar las perso
nas que había rescatado, quiso hacerle presente de los demás despojos, pero Abram
rehusando generosamente la ofrenda, alzó su mano y juró por el Dios altísimo que
nada tomaría, desde una hebra de hilo hasta la correa de un calzado, paraque
nunca pudiera decir que había enriquecido á Abram. Aceptó empero lo corres
pondiente al consumo hecho por los mozos, y las partes de presa respectivas á
sus aliados Aner, Escol y Membre. »

OBSERVACIONES CRÍTICO-IIISTÓIIICAS.

«El país de Canaan ó la Palestina, se estiende de los 31° á los 34° lat. N., en
tre las costas de Fenicia, el gran desierto Arábigo, el Líbano y“ la cordillera de
ennegrecidas montañas que seesparcen por la Arabia Petrea, teniendo su nú
cleo en el Sinaï y enlazándose en sus últimos ramales con los del Líbano. El rio
Jordan fertiliza este país, despues de formar el vistoso lago de Kinnereth, hasta
que fenece tristemente en el mar Muerto. El suelo es fertilísimo , capaz de alimentar
una población muy crecida, y la sola Galilea segun Polibio, mantendría un ejer
cito numeroso. En las costas marítimas se elevaron opulentas ciudades; jardines
ricos en bálsamo y otras plantas esquisitas, tendianse bajo hacecillos de palmeras
por los llanos de Jericó; las lozanas campiñas de Esdrelon eran celebres por sus
trigos, como los montes de Basan por sus pastos, y por sus dehesas los valles de
Saron; finalmente, preciosos eran los viñedos del Carmelo y de las cumbres de
Judá.
« Cerca de mil docientos años despues de una inundación que hizo época en el
universo, al_ comienzo de
. toda historia,
su VOCACION. y que
pues que de las épocas anteriores solo 27

dan reminicencias y cantos mitólójicos, un jefe de tribu, ó como diríamos en el


dia un emir llamado Abrahan, rodeado de todo el prestigio de sus riquezas y de
una sabiduría y justificacion poco comunes, tomó el camino dela tierra de Canaan,
que estaba a la sazón poco poblada. Un culto limpio de toda especie de supersti
ción, un homenaje esclusivo al creador soberano, y al mismo tiempo un carácter
lleno de dignidad, merecieron a Abrahan tal importancia, que su memoria es aun
venerada así por los judíos, que lo consideran padre de su raza, como por todas las
vetustas tribus del desierto, y por varios pueblos orientales que tambien pretenden
remontar a él su origen.» (l). —
La persona de Abrahan no es estraña a la antigua historia profana: Berosio citado
por Jósefo, alude a él hablando de un hombre justo, versadó en las cosas del cielo,
que vivía entre los caldeós durante la décima generación despues del diluvio. Ni
colás de Damasco, segun el propio autor, dice que Abrahan salió de Caldea man
dando una hueste, con la cual se dirijió a Damasco, y allí reinó algun tiempo
antes de pasar a la tierra de Canaan, y Justino añade que fué el cuarto rey. Se
gun el propio Jósefo, en su tiempo se conservaba todavía cerca de Damasco una
aldea llamada Casa de Abra/can. Dicen los libros de los Sabeos que las doctrinas
del patriarca fueron mal recibidas en Caldea, y que de resultas tuvo que emigrar
abandonando todos sus haberes. Los árabes le veneran mucho con el nombre de
Khalil-Altair (amigo de Dios), y le atribuyen la fundación del templo dela Kaaba,
en la Meca, ausiliado de su hijo Ismael, sin otras consejas estravagantes tomadas
en parte de las escrituras rabínicas, cuales el profundo saber de Abrahan en ma
temáticas, astronomía, metafísica y demas; cuya opinión han apoyado algunas
veces escritores de nota.
La verdadera situación de Ur-Casdim ó Ur de los Caldeos, de donde procedían
Tharah'y Abrahan, es muy difícil de fijar. sucesivamente se le ha identificado con
Camarina en Babilonia, Orché en Caldea, Ura ó Sura en Siria, orillas del Eufra
tes, y Ura en la parte N. de Mesopotamia, a dos jornadas de Nísibe, donde Ge
nófontc dice haber encontrado una población de caldeós, etc. Ló que es en la Bi
blia, el nombre de Casdim designa amenudó el imperio caldeó-babilónico, que fué
erijido posteriormente a los tiempos de nuestro patriarca.
La vocación de Abrahan por el Señor, data del año 9082 del Mundo. Su padre
Tharah le siguió segun se cree instigado por él, hasta Harran, C/iarres, en las
cercanías de Damasco ,' ó la Carrie nombrada despues en la historia romana por
la derrota de Craso; y segun esplican Scio y otros intérpretes en los vers. 26 c. ll
y i c. 12, falleció allí antes que Abrahan prosiguiese su viaje a la tierra pro
metida, pues tenia 130 años al nacer su hijo y 205 cuando este emigró a la edad
(t) Muller.
l de ABRAHAN.
28 "15, que es precisamente lo que vivió segun el Génesis; sin embargo el Samari
tano no le da mas de 145 años.
lmperaba en Egipto cuando Abrahan con su familia se refugió en aquel país,
la 16.‘ dinastía tebana, a la cual perteneció el faraon Amenhemhé, tal vez el
mismo á cuyo palacio fueron llevados Sara y su esposo.

REFLEXIONES MORALES.

Por el llamamiento de Abrahan se simbolizan varios sucesos relativos al miste


rio de nuestra redención, y en sus detalles se contiene la suprema promesa de un
Mesías: «en ti’ serán benditas todas las fanzilias de la tierra.» Este llamamiento es
además notable por encerrar un mandato, bien asi como una promesa: Dios había
exigido de Abrahan, cual prueba de su fé, que abandonase el país descreyente
donde vió el ser, y rompiese los vínculos mas íntimos de las humanas afecciones,
prometiéndole en recompensa de su docilidad, nó que le daria, sino que le mos
traria una nueva patria; por consiguiente la vocacion del Señor imponía una dura
prueba a la fé y la obediencia de Abrahan, y al mismo tiempo le alejaba del par
ticular servicio del Todopoderoso.
La promesa abraza seis diversos estremos: se ve por ella que de Abrahan sal
dría un gran pueblo, aunque a la sazon no tenia hijo alguno; por ella queda ben
decido el patriarca, como lo fueron Adan y Noé; ella predice el esplendor de su
nombre, al tiempo en que no había quien 1o heredase; la suerte de Abrahan debe
servir de ejemplo a las generaciones futuras; Dios estipula una especie de tratado
ó pacto con su fiel servidor; finalmente esta promesa alude notoriamente al Me
sías, en cuya persona «todas las promesas son ita y amen.»
Al considerar la santidad de Abrahan que resalta en las menores circunstan
cias de su vida, cómo no admiraremos con el mas ilustre de los apóstoles, en sus
elogios al mas eminente de los patriarcas, cuán grande fué su espíritu cristiano
antes de venir Jesucristo, y cuán evangélica su vida antes de haberse predicado
el Evangelio? Con razon los Santos se han propuesto y se esmeran en ofrecer por
modelo ese arranque de la fé de Abrahan, el cual á un solo acento de Dios abandona
todo lo que es mas halagüeño al hombre, endulzando su vida, el suelo nativo, los
parientes, los amigos, loshaberes, para andar divagando por un país estraño, sin
su VOCACION. 29
saber tan solamente adonde le conduce Dios? Pero todos los pensamientos que
nacen‘ de la flaqueza humana, cedieron luego al generoso temple de aquella a.lma,
. cuya fidelidad bendecia el Espíritu Santo cada vez mas. Y sin embargo la natu
raleza hablaría en él, porque tampoco los Santos se hallan esentos de esos pesados
grillos que aherrójan á la humanidad; pero el hombre recibe siempre harta fuerza
de lo alto para sostener el peso de las pruebas, y reprimir el injusto gritó de la na
turaleza rebelde, haciendó que triunfe en él la gracia de Dios. Y qué son los bie
nes terrenales para un hombre que solo tiene la eternidad en el espíritu, y á Dios
en el corazón?
El Señor trata desde luego á Abrahan como á hombre perfecto, el cual debía ser
vir de ejemplo á todos los llamados á la perfección. La órden que le intima de se
guirle dejando patria y familia, es el consejo que Jesucristo ha dado á todos los
que aspiren á la santificación. Dios, dispensero de cuantos bienes espirituales y
temporales poseemos, tiene derechó de nuestra parte á una afección y obediencia
ilimitadas: dejarlo todo por él, prefiriéndole á los objetos mas queridos, es el deber
por escelencia. Dios no designa á Abrahan la tierra adonde quiere que vaya, pero
promete mostrársela: Abrahan por su lado, no pasa cuidado de esta incertidum
bre, pues su único impulsoes la fé, la cual es sencilla y anti-curiosa. Cuando re
conózcamos la voz de Dios que nos manda dejar el mundo y nuestros intereses
predilectós, es precisó escucharla como la escuchó Abrahan, y luego rogar mu
cho paraque su bondad designe el santo retiró que nos haya reservado, y que debe
ser nuestra tierra prometida.
La bendición inmensa que Dios augura á Abrahan en pro de su descendencia,
no es otra que la que cobija al mundo desde la encarnación del Verbo. S. Pedro
en su segunda predicación á los judíos, declara esta singular verdad en la siguiente
frase: a vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció
con nuestros padres cuando dijo á Abrahan: todas las naciones de la tierra serán
bcndítas en tu descendencia; y para vosotros primeramente Dios ha enviado á su
Ilijó á fin de que os bendijera, logrando que cada cual se convirtíese de su errada
vida.» Cumplióse el misterio; á nosotros pues toca ahora rechazar las sujestiones
del siglo, y esmerarnos en las buenas obras, cuyo ejercicio nos prescribe la san
tidad de nuestra vocación á la fé.
El hombre jamas debe tentar al Altísimo, de modo que si al propio tiempo le
asaltan dos peligros, de los cuales uno pueda evitarse por los medios humanos,
y el otro sea del todo inevitable, deberá ver como se libra del primero, rogando
al Señor que le salve del segundo. Esto es lo que hizo Abrahan al presentarse á
Faraón; esto mismo hizo Jesucristo huyendo á Egipto del furor de Ileródes; esto
hicieron á imitación del divino maestro S. Pablo y los verdaderos cristianos de to
dos los siglos; esto en fin debemos hacer nosotros en situaciones análogas.
8
30 ABRAlL-KN.
(l) Segun S. Ambrosio, la separación de Lot contiene dos ejemplos: uno sobre
el horror que debemos tener á toda disputa, por leve que parezca, y otro'sobre la
desconfianza para con loscriados, los cuales hartas veces se complacen en fomen
tar rencillas trascendentales en las familias.
El arrojo de Abrahan á favor de su sobrino, y el desinterés que manifestó des
pues de su victoria, nos indican el empeño con que debemos lanzamos al ausilio de
nuestros hermanos, no por efímero lauro ni con esperanza de lucro, sino por una
cristiana y desinteresada emulación, bajo el firme deseo de merecer bien de Dios y
servir de instrumentos á sus eternos é íntscrutahles designios.
Esta hazaña dió juntamente ocasión á la admirable figura del sacrificio de Jesu
cristo en persona de Melchisedech, rey de fitstzczo y de Paz, verdadero sacerdote
para siempre segun el órden, antes que Aaron, pues como nuestro divino Salva
dor brilló rápidamente, no conociéndosele principio ni fin.
(l) Estas últimas reflexiones faltan en la obra de Le-Guillou.
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ABBAHAN Y LOS TRES ÁNGELES.
(Génesis, cap. 15, m, i‘! y Is.)

Lleno de gratitud por el triunfo que con ausilio de Dios acababa de alcanzar ,
Abrahan tuvo en breve otra de aquellas visiones que marcaban cada uno de los
sucesos principales de su vida, fortaleciéndole en la fé é inspirandole deliciosas
confianzas en el porvenir. «Yo soy tu broquel, le dijo Dios; tu galardón será
inmenso. Señor, repuso Abrahan, qué me podeis dar? Yo no tengo hijos, por
consiguiente toda la herencia mía deberá pasar al mayordomo de mi casa. Nó,
respondió Dios, el heredero ha de salir de tus entrañas; tu descendencia será nu
merosa como las estrellas del cielo: yo soy el Señor que te saqué de Ur de los
Caldeós para darte la posesión de esta tierra. Le participa que sus descendien
tes, á la vuelta de cuatro siglos, en la cuarta generación, vendrán de Egipto
habiendo sufrido allí un largo cautiverio, y se posesionarán del país ocupado
por los raphaitas, los cananeos y otros. Abrahan cumple el acto simbólico por
el cual se ha de sellar su alianza con Jehovah: mata varios animales, los corta
en dos mitades, y luego ve á Dios pasar al través, en forma de llama, como para
demostrar que él mismo los había de sacar de tanta nzíserza, síendo su conductor
y caudillo por medio de una columna de fuego.»
Estas comunicaciones del Señor á su siervo, se verificaban por medio de re
velaciones íntimas, visiones ó anuncios próféticos, en que de ordinario, segun
opinan los intérpretes, un ángel era el nunció ó portador de las órdenes sobera
nas, apareciéndose en tales casos de espaldas, como le sucedió á Agar, segim la
opinión admitida tambien por los gentiles, de que la divinidad nunca patentiza
su terrible rostro á los mortales. La pregunta de Abrahan en esta visión, no en
cierra curiosidad ni desconfianza; es solo una aspiración, la aspiración inmensa,
largo tiempo mantenida y alentada por las promesas del mismo Señor, de verse
con un hijo heredero de su nombre y sustentáculó de la gloria de su casa. En el
Antiguo Testamento, dice el P. Scio, eran miradós los hijos como un galardón de
los trabajos y acciones mas ilustres de sus progenitores: Abrahan al espresar su
deseó, no sabía si las promesas de Dios podrían tal vez cumplirse cn una posteri
39! ABRAHAN
dad de hijos adoptivos, partiendo por ejemplo de Elíezer de Damasco, el hijo de
su mayordomo.
Los cuatro siglos transcurrideros hasta la emancipación de los israelitas, me
diaron en efecto desde el nacimiento de Isaac hasta la época deja emigración de
Egipto, puts moraron en Canaan por espacio de ciento noventa años, y su cauti
verio duró docientos quince. Las cuatro generaciones sucediérónse no menos, como
puede-notarse en Esrom, Aram, Aminadab y Naason de la tribu de Judá, y en
Amram, Aaron, Eleazar y Phínees de la de Levi.
«En tanto, hacía ya diez años que Abram y su esposa vivían en el país de Ca
naan sin haber tenido hijo alguno. La pobre Sarai considerándose estéril, con
. propósito sin duda zhspírado de lo alto, rogó al patriarca que se uniese con la
egipcia Agar su esclava , para ver si en ella lograba la sucesión apetecida, á fin de
dar cumplimiento á las dtvzizas promesas.
«Despósada Agar, cambió totalmente de conducta con su señora, menosprecián
dola y enórgullecíéndóse de modo que aquella no pudo ya sufrirlo, y quejándose
al esposo, recabó su autorización para castigar á la ímpertziteitte esclava. Fugóse
Agar hacia el desierto de Sur, pero mientras estaba repósandó cabe á una fuente
en lugar apartado, aparécesele un emisario del Señor y le anuncia que en su seno
lleva un hijo, el cual será poderoso y fiero , cabeza de numerosa prosápía de hom
bres tambien. fleros, cuales los árabes, los tsmaelztas y sarraccttos etc.; al mismo
tiempo le previene que se vuelva al lado de su ama y se humille a su autoridad.
Vuelta en efecto á la casa de Abram, hubo al poco tiempo un hijo nombrado ls
mael (oyó Dios); y á la sazón Abram contaba óchentiseis años.»
Si la Escritura nos presenta algunos casos de concuhinató, es que la poliga
mía, aunque opuesta a la institución del matrimonio, era tolerada entre los judíos,
mayormente en el estado de las primitivas sociedades nómadas y aisladas, en que
no la prohibía el derecho natural, y mucho menos el positivo, desconocido todavía.
Si los iinpios han apelado alguna vez al ejemplo de Abrahan y de algunos otros
patriarcas para vulnerar el consorcio legítimo, ha sido solamente por crasa igno
rancia ó por puro espíritu de libertinaje. De otra parte, la palabra concubína en
tre los hebreos, espresaba una esposa de segundo órden, unida si se quiere con me
nos ceremonia que la principal, pero que contaba en la familia y trasmitia á sus
hijos los propios bienes, y los profectícios de sus padres. Con relación á Agar, pue
de decirse que en el presente casó medió una especial disposición del cielo, atendi
das las circunstancias, pues la proposición de Sara ofrece todos los visos de una
revelación superior.
«Trece años despues de los anteriores sucesos, el Señor tuvo á bien renovar su
alianza con el patriarca: mudóle el nombre de Abram (padre elevado), en Abrahan
(padre de la muchedumbre escelsa); prescribióle la circuncisión como símbolo figu
rativo de su nuevo concierto y señal distintiva de los abramitas; prevínole que á
r LOS rnns ÁNGELES. 33
Sarai (señora mia) la llamase en adelante Sara (señora ó princesa que había de
ser de muchas naciones), asegurando que la bendeciria, y que en ella le daría un
hijo al cual bendeciría igualmente, cónstituyéndole origen de muchas naciones y
estirpe de reyes, entre ellos Jlavid g sus sucesores, g finalmente el escelsó reg de
reyes, Jesucristo. Ismael por su parte, había de ser padre de doce caudillos ó prín
cipes, Nabagoth g otros citados en los v. 43, 44 g 45 cap. 25, g jefe de una na
cion grandiosa, los árabes, que se distribuiart en doce tribus como los hebreos.»
Era usanza recibida entre los orientales, dice el docto Scio, cambiar de nombre
en circunstancias memorables, paraque la posteridad recordase la ocasión y moti
vo que había causado la mudanza.
La señal de la círcuncísíon que el Señor prescribió á Abrahan y su descendencia,
como estraordinaria y dolorosa, era á propósito para segregar de las restantes na
ciones á los que á ella se sujetaban. Anuncio y figura del sacramento del bautismo,
por si sola no óbrabajusticia, sino en atención á la gracia y méritos de Jesucristo.
Debiasufrirla todo varon, so pena segun dice S. Agustín, de raerse su alma del
número de los selectos. Cómo Ismael tenia ya trece años cuando Abrahan le sujeto
á esta operación, los árabes sus descendientes han seguido practicándola en la
misma edad, y lo propio hicieron los sacerdotes de Egipto despues de la domina
ción árabe en este país. Por ahí se ve el poco fundamento con que Herodoto, pos
terior á Moisés, admitiendo las tradiciones mas incónexas, atribuyó á aquellos
sacerdotes el origen de una práctica que nunca ha sido general y nacional entre
ellos, como entre los hebreos, en tanto que Jeremías y Ezequiel aun en su tiempo,
llamaban incircuncisos á los egipcios.
« Rayaba Abrahan á los cien años, y Sara había ya cumplido los noventa. Un
día, sentado al lintel de su tienda en el valle ó encinar de Mambré, en lo fuerte
del calor del día, alzó los ojos y víó ante sí parados á tres desconocidos personajes.
Levantóse el venerable patriarca, corriendo impulsado de ardiente caridad al en
cuentro de los mismos; les saludó postrándóse, y dijo: Señor, si hallé gracia á tus
ojos, no pases de largo ante la casa de tu siervo; voy á traer un poco de agua
paraque os laveís los pies; descansareis á la sombra de este árbol, y entretanto os
serviré un bocado paraque restaureis vuestras fuerzas y podais seguir adelante,
ya que con este fin os habeis dirijidó á vuestro humilde criado. Ellos respondie
ron: haz lo que dices.
a Abrahan entró presuróso en el pabellón de Sara y le dijo: amasa luego tres
satos ó celemines de flor de harina, y cuece unos panes debajo el rescoldo; no
solo con intención de que sus huéspedes los comiesen en el acto, sino de que tuviesen
provisión para el camino. Fué enseguida á la vacada, escogió el becerrillo mas tier
no y rollizo, y dióselo á un mozo, el cual prontamente lo hubo aderezado. Tomó
tambíen manteca y leche, y con el ternerillo cocido se lo sirvió, permaneciendo
él en pié debajo el árbol: acto admirable de humildad en quien tenia numerosos
l. 9
34 ABRAHAN
criados para su ser-vicio, g rasgo ¡iotabíltsimo de la sencillez de costumbres propia
de aquella época privilegiada, que confunde izaestra soberoía.
«Sobrecomida le preguntaron: donde esta Sara tu esposa? El respondió: ahí
está, dentro la tienda. Entonces le dijo el gacparecia principal: yo volveré á tí sin
falta dentro de un año, por este mismo tiempo, gozando de vida, y Sara tu muger
tendrá un hijo. Oyendo esto Sara desde el ingreso del pabellón, no pudo menos de
reírse, considerando que ella y su esposo eran ya viejos y proyectos, y que en su
naturaleza había cesado la costumbre de las mugeres. Rióse pues secretamente,
con reprensible desconfianza, y dijo : siendo ya avejentada y mi señor anciano,
podré aun pensar en el deleite? Y ano de los señores dijo a Abrahan- porqué se
ha reído Sara, dudando que haya de parir por ser demasiado vieja? Le es difícil á
Dios alguna cosa? Repito que al plazo consabido volveré a vísitarte por este mis
mo tiempo, gozando de vida, y que Sara tendrá a la sazon un hijo. Sara llena de
temor, negó con mentira, diciendo: no me he reído; pero el señor repuso: sí has
reído. Y habiéndose puesto en pié aquellos tres varones, volviéronse en dereclcara
a Sodoma, y Abrahan salió acompañandoles.»
La aparición que se acaba de describir, pudo tener varios objetos: primero,
ejercitar la virtud y adesíon del patriarca; segundo, reiterar al mismo y á su es
posa, de una manera positiva y sensible, el inmediato nacimiento del hijo prometi
do en las revelaciones de Dios, y finalmente simbolizar la augustísima Trinidad y
la persona del futuro Mesías, a quien se supone adoró Abrahan en espíritu, pre
síntiéndole por la fé, segun dijo Jesucristo á los judíos en Joan. 8, 56, que Abra
han había visto su dia g alegrádose.

OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.

Agar fué seguramente una de las esclavas que Faraón regaló á Sara: aunque
egipcia, seguía la religión hebrea; por consiguiente bajo este aspecto, su matrimo
nio con Abrahan era irreprensible. De ella al parecer tomaron nombre los agaro
nos, y la ciudad de Agra ó Petra en la Arabia.
Ismael nacido el año del M. 2094 (antes de J . C. 1906), pasó su infancia en la
rasa paterna hasta la edad de diez y siete ó diez y ocho años (del M. 2113) en
que, celos á Isaac, motivaron su espulsion definitiva y la de su madre. Yendo para
¡í

v LOS mas ÁNGELES. 35


Egipto. perdieron el caminó y fueron a parar al desierto de Pharan, donde morarón
gran parte de su vida. Tuvo Ismael una hija y doce hijos, que fueron cabezas de
otras tantas tribus árabes, segun lo anunciado por el Señor. Sus decendientes los
nabatheos, los cedarienses, los agarenós y demas razas ismaelitas, estableciéronse
al principio desde Hevila, en la confluencia del Eufratm y el Tigris, hasta Sur,
cerca del istmo que separa el Egipto de la Arabia. En cuanto a él, ignórase la épo
ca de su muerte, pero debe creerse que fué en el año 2231 del M., y nos dice la
Vulgata que falleció en presencia de todos sus hermanos.
Inmediato á Hebron se hallaba el valle ó encinar de Alambre‘, así llamado tal
vez de aquel amorrheo amigo de Abrahan, donde permaneció este por mucho tiem
po, y vió pasar los principales sucesos de su vida. Mas adelante, este lugar se hi
zo célebre entre los cristianos y aun entre los paganos, que acudían a él en romería
para honrar la memoria del gran patriarca. Hacia el siglo cuarto de nuestra Era,
mostrábase todavía a 25 millas de Jerusalén y a 15 de Hebron (Jósefo dice á 6),
un terebintó que se suponía ser el mismo árbol bajo cuya sombra fueron obsequia
dos los tres ángeles.

REFLEXIONES MORALES.

El nacimiento de un hijo entre las familias cristianas, es siempre objeto de sin


gular regocijo, pues con la misma ardiente fé de los patriarcas, se le tiene por
un don de Dios, por una bendición del cielo, al recuerdo de aquellas consolado
ras palabras del Salmista: «porque comerás los trabajos de tus manos, bíenaven
turado eres y te irá bien; tu muger como vid abundante pegada a tu casa; tus
hijos como renuevos de olivos alrededor de tu mesa: así es como sera bendito el
hombre que teme al Señor (S. 127, 2 y siguientes). Solo para el irreligióso ó el
egoísta que rinden sus homenajes á la ambición, al lujo ó a los desórdenes, pueden
ser inútil carga los hijos; de ahí tantos abusos en la sociedad y tantos escándalos
en las familias. No siempre empero concede Dios al hombre probo el benefició de
una sucesión numerosa: Abrahan solo hubo un hijo en Sara, y aun este se hizo
esperar muchísimo tiempo. Tampoco se observa que los padres mas virtuósos, ad
quieran sucesores muy adictos á sus huellas en el caminó de la sensatez: testigos
Heli y David, quienes tuvieron el dolor de verse suceder por unos hijos harto
36 ABRAHAN
inméritos. Al fin, la nueva alianza abrió una vía mas perfecta, que es la de la vír
gínidad, por la cual el hombre estéril segun la carne, puede alcanzar una prodigiosa
fecundidad segun el espíritu: concéntrese nuestra alma en si misma, fiel á Dios,
atenta á gustarle, y esta será la esposa que haga la felicidad de nuestros días,
derramándose en frutos de buenas obras, cólmándonos interiormente de santos
pensamientos, los cuales vendrán á ser como hijos nuestros , guarecidos por
ella del influjo esteriór y del mundanal contagio. Sus cálculos ¡ran siempre acom
pañados de uncion y de paz, porque traerán su origen del amor de Dios. Seamos
ejemplares; edifiquemos á nuestros hermanos con la modestia, con la espontá
neidad de nuestras prácticas religiosas y la caritativa enerjia de nuestras pala
bras: roguemós fervórósós por la propagación de la fé en todos los corazones, por
la estirpación de las heregías, por la conversión de los pecadores, y así daremos
origen en Jesucristo á una posteridad innumerable, que tal vez descónóceremos,
como ella nos descónocerá en la tierra, pero que vendrá á formar nuestra corona
en el cielo. _
La círeuncision es una ceremonia que Dios prescribió á Abrahan, como el selló
de la alianza cóntraida con este patriarca, y como una señal que formaría, el dis
tintivo del pueblo selecto entre las restantes naciones. Semejante ceremonia. segun
el cómun sentir de los teólogos, no arguia virtud alguna sacramental; en cam
bio los cristianos, por timbre de nobleza y en fuerza de un destino el mas sublime,
tenemos en la ley nueva, el Bautismo que borra de nuestras almas la mancha im
presa por el pecado original, y nos hace hijos de la Iglesia, lujos de Dios, ¡zer
manos y colterederos de Jesucristo, si es que sabemos compartir los sufrimientos
de nuestro Salvador dzbíno para uzerecer parte en su gloria (Róm. 8, 17). Por
tanto, el fiel cristiano honra cada año el día de su bautismo con redóblada piedad,
con gratitud hácia Dios, y con generosos propósitos para mejor emplearse en su
servicio. El sabe que si ha recibido un nombre, este es el timbre de sus empeñós
contraídos; sabe que este nombre le representa virtudes que ha de imitar, y al
mismo tiempo que si ló invoca con fé, él será la prenda de los celestes ausilíos.
indispensables á su flaqueza para poder llenar cumplidamente todos sus deberes.
Y qué diremos de las grandes ventajas que reporta á los niños el pertenecer á
unas madres cristianas? «Yo quiero, dice un hábil escritor (Mr. de Laurentie, en
sus hermosas cartas sobre la Educación), quiero que el niño sea mecidó mucho
tiempo en el regazo de su madre, nó para recibir enervantes caricias, sino forti
ticantes consejos y atenciones. Dichósó niño! su madre guiará suavemente sus pri
meros pasos, y consólará sus primeras aflicciones; ella sembrará en su espíritu las
primeras ideas, y en su corazon tempranas emociones: ella la primera, le ha
blará de Dios, abriéndole los ojos sobre el dílatado universo. . .. revelándole algu
nas de las maravillas de la creación. .. Vedia á esa tierna criatura, rogando á Dios
de rodillas sobre su mamá, con las manecitas juntas, incfinadó el párpado. reco
r Los runs ÁNGELES. ' 37
gido el espíritu. De dónde nace este poder‘? La plegaria es una elevación del alma á
Dios; cómo pues, este infante, preocupado solo tras sus locuras y juguetes, es ca
paz de remontar su espíritu hasta el cielo? L"a madre es la que obra semejante pró
dijio, ó mejor su dulce voz es la que dispierta este conocimiento de Dios, tan
natural á la criatura. El nombre solo de Dios basta para cautivar á un niño; cosa
rara! Y no ha habido filósofos que han pretendido que este Dios era pura inven
ción? Un Dios de invención que se deja presentír de la inteligencia, antes de ser
desarrollada! Nada sabe aun el niño, y ya ese Dios, ese sér misterioso, se halla
presente allí, delante de él! Oh filósofos, habeis meditado jamás sobre este pro
dijíoíh»
No podemos concluir sin encarecer la solicitud y caridad activa de Abrahan
hácia los estrañós, cuando le miramos empleándose humilde en la recepción y
servicio de los tres ánjeles, que para él son unos simples viajeros y hermanos en
el Señor. Grande es la merced, pero tambíen, cómo Dios se complace en recom
pensaría!
INCENDIO DE PENTAPOLIS.

NACIMIENTO DE ISAAC. ABRAHAN DESPIDE Á AGAR.


(Génenñs, cup. 19, 20 y ti.) A

«El Señor se ha dignado revelar á Abrahan su decreto de tsterminio contra la


nefanda Sodoma: vanamente ruega el patriarca por los culpables; en toda aque
lla poblacion no se han encontrado siquiera diez justos que puedan servir de fia
dores á sus hermanos, de valedores á la indignacion del Omnipolente. Dos de los
mismos ánjeles que acababan de aparecerse á Abrahan, encamínanse, nuncios del
divino fallo á la inícua ciudad, la cual sumida en el cieno de sus torpezas, impú
dica desoye la voz de la justicia, impía conculca la majestad del que va á ani
quilarla con una chispa de su rayo vengador.
«Los dos ánjeles en figura de caminantes, han encontrado á Lot á las puertas
de la ciudad, y recibido de él generoso hospedaje. Era de noche; tomaron una
buena colacion y se disponían a retirarse, cuando los vecinos, sabedores de la
llegada de unos forasteros mancebos, de buena figura, lanzáronse a la casa en
alas de la cupidez mas infame. Lot, inútil esfuerzo! increpándoles toda la villa
nía de sus costumbres, y apelando á los recursos mas desesperados, trata de de
fender el sagrado doméstico. Afortunadamente militaba por los buenos un poder
que nadie resiste: los alborotadores quedan instantáneamente como cegados; fue
ra de sí tientan vanamente las paredes: la puerta que buscan, como la de su
salvacion, se las ha cerrado para siempre. -
«La hora del castigo es ya llegada. Sin mas tardar, los ánjeles anuncian á su
huesped que las maldades de aquellos pueblos Izan colmado su nzedúla ante el Se
flor, quien les envía a ellos para esterminarlos. Es preciso que recoja luego toda
su familia y se escape de la ciudad. Lot desatentado, corre á avisar a sus yernos,
pero ellos tomándolo á bobada se niegan á seguirle. Raya la aurora: Lot anda
todavía perplejo: entoncw los ánjeles,\cogie'ndole de la mano, con su esposa y
sus dos hijas, los sacan al campo y les dicen que salven su vida, sin mirar atrás;
que huyan al monte, sino quieren correr la suerte general.
«Apenas Lot con su familia ha vuelto la espalda, ruge el trueno al través de
INCENDIO lll; ¡’i '-. s‘ íiwsuw.
ïítdhlíliÑltl lll" ISHL} Allll. ti. . 114.! :\ AliAR.

¡Gene-sim cap. lll. to 3 2L;

«El Señor ha tllfïllïltlt) revelar i Abrahan su decreto de ueaminio contra la


¡notando Slllütlm. sanamente ruega el patriarra por los culpables: en toda aque
lla tllblacíuít no se han mundo «lic-z justos que puedan servir de fia
dairfi‘ ó eu.- lsrftiltlltth‘ ., ü vii.- ¿»m-s á lu indignado!) del Omnipotezite. Dos de los
manu» nnjvlos que «mu, apuntarse‘ u “Jfiillítn, encamínanse, nuncios del
divino fallo a la mona ruleta? 5:: ral e-thtgttla e-u a! (‘seno de sus torpezasuimpu
«tica destiyt: la voz dr ta. gti-DGI. ‘¡pila til-ta. la del que va á ani
quilarla ron una rhwm su msn v» ¿’JJ x
«Los dm mi ‘gar. ;- .., » v r -.. mostrado a Lot a las puertas
de la ciudad, y mas»; ¡te - lira’ de noche; tomaron una
buena (zolstrnm y se‘ alejan-v «. - .25? - . wii-to los vecinos. sabedores de la
llegada de uno.» toravcïm - ‘vr-rene: aseura, lanzáronse á la rasa en
alas de la i-upnlrz m.» ¡Wir le‘ - 2:2» wlmïtnl iucrepaíudoles toda la villa
nía de sus «rmtumtu- — s : s» ‘atún ¡rías desesperados. trata de de
fender‘ u-l v." ‘ttnlui ¡‘n-i los lltlvlltlfi un ¡roller
¡jue nadie re sz- .r;:' ‘noemi-ute como regados: fue
ra «lr sí ti-Azn ¡viruta que buscan. como la de su
«aharion. N‘ 7 .
--l.a llora -lnl - ‘- o mas tardar, los álljvltfs anuncian a su
'- I ¡"al que las '. v ï"-n' lam colmado su ¡ardilla ante el .820
|‘:it'n los r- -=. ulus. ES j)í'(‘t'l>t¡ qu" ¡‘Profit luego toda
.u (anilla y se maple de .-. - . t ' flmtllvllliltlt), vnrra- - «I a sus yemas.
pflh* ‘HMIO á bol»:- -- -- . l seguirle. ll "ia: Lot anda
hm entonces los 4., Ilmidlttlolt‘ IÏ: =n su usposaí y
«cs los sacan al campo i. i - Ian-vn quesnlvn. - sin imitar atríLs:
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los nubarrones hacinados; el cielo abre sus profundísimos senos, y al punto una
lluvia de fuego y azufre se desploma sobre las ciudades rebeldes y todo su lozano
territorio. Un momento la muger de Lot ha vuelto imprudentemente la cabeza, y
ha quedado convertida en estátua de sal. Cuadro espantoso! desolación inmensa!
las llamaradas del incendio, á manera de dragones infernales, serpentean alre
dedor de los edificios y furiosamente los devoran. Abrahan espantadó, contempla
desde una altura las colúnas de humo y el chorro de ardientes pavesas, que cual
vomitadas de un horno vastísimo, se derraman por toda la línea del horizonte.»
Sobre el anterior pasaje ocurren varias observaciones: es verosímil la gran
maldad de los sódomitas‘? fué la familia de Lot la única digna de la misericordia
del Señor? puede esplícarse la transformación de la muger en estátua de sal? hay
pruebas materiales de la anterior existencia de Pentápolis en el local que ocupa
ahora el mar Muerto‘? (1)
Poco estrañará el desenfreno de los sodomitas, al que tenga noticia de las re
pugnantes abominaciones é infamias peculiares de muchos pueblos antiguos y mo
dernos, donde el sensualismo de los principios ó tan solo la natural liviandad, de
generada en costumbre y no coartada' por la prudencia de la ley, antes activada
por sobra de incentivos, deja al hombre sumido en la salvaje abyeccíon de sus
pasiones, con desdóro de la razón y de la escelencía y dignidad de su naturaleza.
En todas las partes del mundo conocidas, ha habido y hay aun por desgracia pue
blos, tribus y hasta naciones enteras, naciones que bajo algunos conceptos podrían
aspirar á ilustradas, naciones, y esto es mas sensible, donde ha resplandecído la
luz de la fé, entre las cuales la corrupción de costumbres llega á los últimos abu
sos del pecado sodomítico. Nada pues hay de exageración en la atroz desenvol
tura de las ciudades malditas, cuyo castigo se nos propone en la Escritura para
escarmiento y para muestra de la grande indignación que en Dios, ente perfectí
simo por esencia, deben de escitar tan desnaturalizados arrebatos.
El mérito de Lot entre aquellos miserables, resalta en las virtudes de que da
prueba, las cuales no serían pocas cuando logró preservar á sí y á su familia del
comun contagio. Repréndese sin embargo en él el arranque inconsiderado de ofre
cer á sus propias hijas para libertar á los ánjeles, aunque fuese por un esceso de
caridad; la indecisión en obedecer á estos mismos ánjeles, echando menos sus
conveniencias, no obstante el peligro que amenazaba; la poca fó con que huyó á
una cueva, no creyéndose seguro en la ciudad de Segor que fuera designada para
asilo suyo y preservada por su causa, y finalmente se le critican los consiguien
tes hechos de embriaguez é incesto, aunque en esta parte la culpa fué mas de sus
hijas, las cuales en medio de la preocupación de aquellos momentos, temierón que
la humanidad iba á perecer. En una palabra, Lot era justo como afirma S. Pedro,
pero en esta justicia no entraron por poco los méritos y ruegos de su tió Abrahan.
(I) La solución á esta última pregunta puede verse en las observaciones critico-históricas.
40 ' - NACIMIENTO m; ISAAC.
Editha, esposa de Lot, en espresíon del mismo Jesucristo, es una viva imá
gen de aquellos que huyendo del mundo, vuelven el corazón á lo que una vez
han dejado; su castigo fue el digno pago de una curiosidad inobedíente. Opinan
algunos que las emanaciones perníciosas de azufre y betun salidas del lugar del
incendio, podían muy bien ocasionar la muerte á una persona, pero la creencia
general es que en esta conversion se obró un verdadero milagro, quedando la
muger hecha verdadera estatua de sal fósil, dura como el mármol, la cual subsis
tió segun dicen por muchos siglos.
«Poco despues de este acontecimiento, nuestro patriarca precisado de nuevo
á ausentarse, llegó á la ciudad de Gerara, córte de Abimelech. Este rey al ver a
Sara, se enamoró de ella como antes se había enamorado el de Egipto, poniendo
su virtud en grande aprieto; pero felizmente un sueño celeste le reveló la condi
cion de dicha señora, y temiendo hacerse reo de adulterio, desistió del proyecto
de tomarla, antes riñó á Abrahan por no habérsele espontaneado con franqueza.
y enseguida les despidió con buenos regalos.
«Posteriormente el mismo rey, ó un inmediato sucesor suyo de igual nombre,
conociendo todo el mérito é importancia de Abrahan, solicitó su amistad y juró
con él eterna alianza cerca de un pozo, que de resultas fué llado Beerseba (pozo
, del Juramento), á cuyo alrededor Abrahan plantó un arbolado, y consagró el
lugar invocando al Dios eterno.»
El compromiso de Sara motivado por su belleza, aquí como en la corte egipcia,
no obstante la avanzada edad que contaba, puede esplicarse por las mismas ra
zones que dimos en aquel lugar, y por la opinion de algunos intérpretes, de que
el mismo milagro que puso á Sara en estado de concebir, debió darle la gracia
de remozarse, si es que de antemano no fué preservada de los caracteres de an
cianidad, que mal se-avienen con los deberes de madre. En cuanto á las intencio
nes de Abimelech, debe creerse que no eran torcidas: él adoraba al verdadero Dios
como Melchisedecb, sacerdote del Altísimo, y apenas conoció el pecado a que se
esponia, tuvo horror de su propósito.
«Por fin, el Señor se dignó visitar á Sara segun prometíera, cumpliendo lo
que había anunciado. Sara pues, en medio de su vejez, en la época justa que
Dios tenía determinada, concibió y parió un hijo, al cual Abrahan puso el nom
bre de Isaac, en hebreo ylslzak (se ríe), pues dijo Sara: Dios me ha dado motivo
de alegrarme, y todo el que sepa esta nueva se regocijará conmigo.
« Abrahan contaba á la sazon cien años. Insiguiendo el precepto del Señor, al
octavo día circuncidó al recien nacido; la madre embelesada añadía: cómo pudiera
creer Abrahan que Sara daría el pecho a un hijo, al que paríria siendo él ya viejo‘?
«El niño fue creciendo en edad, y llegado á los cinco años vino el caso de
dtstetarle, en cuya ocasion Abrahan dió segun usanza un gran convíte. Mas
como Sara advirtiese que el hijo de Agar la egipcia se chuleaba de Isaac. maltra
Armas nesrmn Á AGAR. _ ll
tándolc, dijo á su esposo: echa de caso. á esta esclava y su hijo, pues el nacido
de sierva no ha de ser coherederó de mi Isaac. Dura cosa le pareció esto á Abra
han, tratándose de un hijo suyo; pero la voz de Dios se dejó oir de nuevo, que le de
cía: no te parezca severo este comportamiento con el hijo y la esclava; sigue la
inspiración de Sara sobre cuanto te diga, pues en Isaac ha de radicar tu directa des
cendencia. Respecto al hijo de la sierva, yo le haré jefe de un gran pueblo, basta
que sea sangre tuya. A consecuencia de esto, levantóse Abrahan de madrugada,
tomó pan y un odre de agua, púsolo todo sobre los hombros de Agar, y entregan
dole su hijo la despidió.»
Fué duro Abrahan con la egipcia, conforme han pretendido algunos incrédulos?
En primer lugar, debe atenderse que este pasajees todo místico y figurativo: Isaac
como hijo de la gracia, era el único en quien podían cumplirse los destinos del
cielo; en cuanto á Ismael, por una distinta misión debía dar impulsó muy diver
so a su descendencia. La despedida de Agar simbólizaba la espulsión de los judíos.
y su dispersión y desamparo en la tierra. Sara, cual madre cariñosa, prevé los ries
gos á que el fiero ‘carácter de Ismael espone á su tierno vástago, y trata prudente de
evítarlos. Abrahan no se deja llevar de ningun resentimiento, al contrario, la pre
tensión de Sara le parece dura, pero Dios habla, y á su divina voz el santo
patriarca no sabe mas que obedecer. Por qué empero despidió á Agar tan á la li
gera? Hay quien pretende que bajo los nombres de pan y agua espresados en el
versículo, se puede entender todo lo necesario, todo lo que hubiera bastado a la
manutención de Agar si no hubiese empezado á estraviarse. Fs regular que du
rante su permanencia en la casa habría recibido regalos, y hecho sus ahorros, lo
cual debía proporcionarle recursos en un apuro. Además, prescindiendo de las cos
tumbres hospítalarias de aquellos tiempos, las disposiciones y reservas del Altísi
mo, eran suficiente garantía de que su providencia no faltaría á la pareja abando
nada, segun se verificó por lo que sigue.
a Partió la esclava, y fué divagandó por el desierto de Bersabée. Cuando se hubo
agotado el agua del odre, abandonó á su jóven compañero al pie de un árbol, de
los que allí crecían, y alejándose por delante como un tiro de flecha, sentóse di
ciendo: nó veré morir al muchacho! y empezó á prorrumpir en sollozós. El niño
lloraba tambien; sin embargo Dios oyó su voz, y el ángel emisarió llamó a Agar
desde lo alto, diciendo: qué haces Agar? no temas: Dios ha oidó la voz del mu
chacho desde el sitio en que se encuentra. Levántate pues y llévate cogido de la
‘mano, porque está _destinado
rü ,
a ser cabeza
.
de una gran nación.
- r
«El Señor despeje entonces los ojos á la esclava, hacrendole ver un pozo de
agua que había a corta distancia; corrió luego á llenar el odre, y dió de beber a
su hijo. Amparados de Dios, vivieron en los desiertos hasta fijarse en el de Pharan;
entretanto el jóven creció y adiestróse en el manejó del arco, y al fin su madre le
casó con una muger nativa de Egipto.»
r. l‘
112 INCENDIO DE eunrárous, I

No en vano se encarece la poesía de este libro divino, que á cada paso rasguéasc
en cuadros maestros, ora tétricos como el episodio ‘de Sodoma, ora tiernísimos
como el nacimiento de Isaac y el despido de Agar, ora en fin desgarradores y sen
timentales, como la desolación de la abandonada esclava y su hijo en el desierto;
todo esto reasumido en cuatro páginas, casi en un mismo capítulo, cual flores sol
tadas por acaso en medio de este deleitosísirno vergel. Podría por ejemplo nin
gun poeta, trazar con mas espresiou y menos palabras, esa amargura de la
pobre madre, enagenada de dolor, que sin corazon para ver morir á su hijo
quiere apartarse, y sin embargo su vacilante paso la lleva delante de él, á alguna
distancia, y sus ojos vuélvense involuntariamente por una afección muda, si bien
entrañable, patética, aunque resignada, pues al través de la misma despunta la su
mision de la pobre esclava á la voluntad de quien mas puede, llorando en vez de
quejarse! Nada ha dicho á su hijo, que llora igualmente; cuán espresiva es sin em
bargo la aparente frialdad de esta despedida! Si uno ú otro prefieren la menor pa
labra, no habrá esfuerzo que los separe, la esplosion de su dolor será terrible, y
el delirio se anticipará á acabar con ellos antes que la necesidad. Pero en lo mas
recio de este amargo duelo, dulce y oportuna suena la voz del ánjel, en el modo
mas propio de insinuarse en un corazon desconsolado: qué haces Agar? le dice,
esto es: de qué te sirve tan grande abatimiento? consuélate; oye lo que á tu hijo
tiene reservado el Señor, ese Señor cuya bondad á nadie desamparo. Toma al niño
de la mano; serénate, abre los ojos, y mira prevenido el remedio que por de pron
to mas necesitas.... He aquí todo un drama, con su verdadero color local, con la
mas esquísita propiedad y naturalidad, y sobretodo con la verdad ingenua, cs
pontánea y concisa, que es el privilegio de esta obra de elevada inspiración.

OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓBICAS.

Si alguno de los hechos que la Escritura relata ha dejado resultados aun pal
pables, es la catástrofe de Pentápolis, esa región pintoresca que Moisés delinea
con señales bastante marcadas para que la crítica mas exigente no pueda dejar de
reconocerle. Pues bien: todo aquel rico valle de mas de 18 leguas de estension
y 6 de ancho, que cual un paraíso se contenía entre las cadenas de Arabia y Ju
dea dependientes del Líbano, es ahora un prolongado mar, que por sus tristes
caracteres ha merecido la calificación de Muerto. «Negras y recortadas cmnbres
h’
NACIMIENTO DE ¡sud ¿3
le cobijan á su sombra, dice el elocuente Chateaubriand, en vano los pájaros
irían á buscar en aquellos peñascos una hoja ó una semilla; todo revela la patria
de una nacion maldecida, todo respira el horror del doble incesto que dió ser á
Ammon y á Moab. El valle comprendido entre ambas sierras, semeja el alveo de
un mar hace tiempo desecado, de playas salobres yarenas flojas, que aparecen
como surcadas por los efluvios: tierra de muerte, donde tan solo vejelan algu
nos perezosos arbustos impregnados de sal, del olor y sabor del humo, al pié de
antiguas ruinas, en las avenidas de una corriente incolora que se arrastra con di
ficultad entre cañaverales y grupos de Sauces, debajo los cuales yace oculto el ban
dido árabe que saltea á los viajeros, ó despoja a los peregrinos. tales son aquellos
sitios que se hicieron alternativamente famosos por las bendiciones y las maldi
ciones del cielo. Esa corriente es el célebre Jordan; aquel mar, el histórico lago
asfaltico, cuyas aguas de aparente brillo, parecen haber sido interiormente envene
nadas por las culpables ciudades que en su seno se encierran. Son nauseabundas,’
amargas y tan pesadas, que el mas recio vendabal no lograría ponerlas en agita
cion; sus abismos solitarios no pueden sustentar el mas infimo ser; apenas habrán
sido surcadas por algun bote miserable; en sus playas no hay pájaros, árboles,
yerba ni producto de ninguna especie.» En los caracteres de este lago, único en
su clase, todos los viajeros reconocen los efectos de un gran sacudimíento volcá
nico, ú otro suceso análogo al que la Escritura nos esplica. Esto, unido a las tra
diciones locales, á los vestigios que hemos dicho de antiguas construcciones, y
por fin, al conjunto de todas las probabilidades, forma una elocuente vindicacion
de este pasaje notable del gran libro.
Parece que el nombre de Abimelech era peculiar á los reyes de Gerara. Esta
ciudad, que llegó á ser episcopal en los primeros siglos del cristianismo, estaba
situada en la Arabia Petrea, a Q5 millas de Eleutherópolis y á tres jornadas de
Jerusalen segun S. Gerónimo. Cerca de ella había. un bosque y un torrente, y
cual otro de sus territorios, se recomendaba el de Cadés por sus palmas y granos.
La riqueza de estos era probablemente la que atraía á Abraban, como rico gana
dero, para hacer las correspondientes provisiones.
Beerseba, el pozo del juramento ó de los siete corderos, prenda de la alianza
que -fué'jurada entre Abimelech y Abraban, distaba 20 millas S. de Hebron, hácia
los confines meridionales de la Tierra Santa. En tiempo de Josué era ya una po
blacion que él cedió a la tribu de Judá, y mas adelante fué transferida á la de
Simeon. En tiempo de Josefo y S. Gerónimo era cuartel de una guarnicion ro
mana.
u mcmmo m: rmrárous.

REFLEXIONES MORALES.

La conducta del Señor tocante á los estravíos de Sodoma y Gomorrha, es una


’ de las mayores instrucciones que nos haya dejado, instrucción á la par de pruden
cia y de misericordia. Nada mas frecuente en el mundo que esa precipitación en
juzgar á las demas, de una manera sumamente indiscreta y desventajosa, por una
simple apariencia, ó por rumores y relatos del todo inexactos. A veces, sin mas
fundamento que el recelo prohijado por una exaltada imaginación, condenamos
á personas irreprochables, hasta poner en tela de juicio la misma virtud. Apren
damos, pues somos tanfrágiles, á tener lástima de la flaqueza, y en particular
de la flaqueza que sucumbe!
Fs mucho lo que la Santa Escritura encomia á Sara por haberse hecho un ho
nor. un deber y un gusto, de criar á su hijo con la propia leche; y en ocasion de
esto, los Padres de la Iglesia claman severos.contra aquellas madres que sin razon
pausíble, están negando á sus hijos y prívándose á sí propias, de un consuelo
tan natural y cristiano. Madres á medias, y casi pudiera decirse, nó madres, sino
enemigas de sus hijos, son aquellas que fiándolos á una muger advenediza, pres
cínden de escoger con solicitud la que sea de un carácter honroso y apacible.
Harto nos patentíza la esperiencia cuán escasas sean las buenas nodrizas; ade
más es fijo que las que tienen malos hábitos, con su leche comunican al niño los
gérmenes viciosos que serán despues la ponzoña de su vida.
Todo es sorprendente en la despedida de Agar é Ismael: á la verdad, el rí
gor de Sara, la orden de Dios, el modo con que Abrahan la cumple, el abando
no de aquellos desgraciados, son cosas al parecer las mas contrarias á la justicia.
á la humanidad, y á cuanto conocemos de grande y generoso en el carácter de
Abrahan. Esto, sin embargo, prueba que hay aquí oculto un misterio, el mismo
que S. Pablo nos patentíza como el símbolo de los caracteres opuestos de la anti
gua y la nueva alianza, de la Sinagoga y la Iglesia. «Está escrito. dice en una
carta á los Gálatas, que Abrahan tuvo dos hijos, uno de la esclava, y otro de la
mujer libre, pero el primero nació segun la carne, y el segundo en virtud de la
promesa. Y esto fué dicho alegóricamente, porque aquí se vinculan los dos Tes
tamentos.» Ismael es la personificación de aquella raza esclava, no alentada por
NACIMIENTO m; ISAAC.‘ 45
el espíritu de fé y caridad, la cual adiriéndose tan solo á los bienes terrenos, obe
decea Dios porque teme sus castigos; mientras la Jerusalen celeste, esto es la
Iglesia católica, figurada por Sara, es la madre bendita de 10s cristianos, hijos
de la promesa, figurados por Isaac. «Y como el hijo segun la carne, perseguía
al que 10 era segun el espíritu, hoy dia sucede 10 propio.» A la par que los judíos
odiaron y persiguieron al verdadero Isaac, Jesucristo, y sus discípulos, los que
deseen vivir piamente en Jesucristo, sufrirán -igual persecucion hasta el fin del mun
do, de parte de los hombres carnales. Es una ilusion querer seguir estrictamente
la virtud, y no padecer los embates mundanales en el esterior, y los de la concu
piscencia en el interior. A la vista tenemos continuos ejemplares de esas befas é
insultos, que las gentes impías y lieenciosas infieren á la paciencia del hombre
fiel, á la sencillez del justo, á cuanto de digno y respetable hay en la religion;
pero, qué dice la Escritura? «Echa de tu casa á la esclava y su hijo, porque el
nacido de la sierva no puede ser coheredero del hijo dela mujer libre.» Nosotros
que nacimos de una madre libre, querremos confundirnos con la muchedumbre
de los esclavos? Sin embargo, que otra cosa hacen aquellos que hastiados ó can
sados de practicar los deberes impuestos por la religion santa, se desalan tras el
loco devaneo ó los peligrosos deleites del siglo‘? Usemos de la libertad que Jesu
cristo nos ha adquirido por la virtud de su gracia y de sus ejemplos, puesque
debemos y podemos hacerlo; sacudamos el yugo del pecado y las pasiones,
porque tal es la libertad de los hijos de Dios, única que pueden estimar y apetecer
en la tierra. '
Agar é Ismael perdidos en el desierto, sin guía, diieccion ni objeto, sucum
biendo á una fatiga inútil, nos representan á la nacion judía, que por haber renun
(criado al Evangelio ha perdido la luz, el tino, la esperanza y el fruto de todos sus
trabajos. No hay cosa mas miserable que el judío, ni mas desolada que la Judea:
sin templo, sin sacerdocio, sin reino, sin patria, sin conservar siquiera la Santa
Sion. Agar é Ismael vagan mucho rato alrededor de una fuente, v no la ven: Je
sucristo se patentiza á los judíos en todas las Santas Escriturasflos resplandores
de su cruz se estienden por todas partes; fulget cruczk mzclerízznz , segun canta la
Iglesia; por fin, constituidos los judíos en el centro del selecto imperio, la oscuri
dad en que su deplorable ceguera les tiene sumidos, se lo oculta todavía. Agar y
su hijo caídos por el suelo, á uno y otro lado del abundante manantial, están
muriéndose de sed, y nada menos que un ánjel se necesita para que Ia infeliz es?
clava abra los ojos milagrosamente, y vea la fuente que es tan visible, al par que
tan necesaria. Distínguela al fin, y apaga la sed de su hijo; y como que en esta
agua saludable hubiese encontrado todo lo á ellos necesario, la Santa Escritura
añade enseguida, que Ismael se hizo fuerte, crecido y diestro, hasta poder con
tiempo y perseverancia establecerse pujante y glorioso.
Aquí se nos ofrece igualmente una visible imájen del pecador, que estraviado
I. 12
46 ABBAHAN nnsprm: Á mu.
por sus malas usanzas en el desierto de las pasiones, acaba por hallarse reducido
á la penuria mas Iastimosa. Dichoso si conociendo la aciaga posicion en que se
halla situado por sus faltas, despues que el cielo se ha ocultado á sus miradas,
que el pecado ofusca, gimiendo al fin y lamentándose á ejemplo de Agar sobre la
triste suerte de su alma, logra que Dios bendiga de pronto sus lágrimas_, y le mues
tra en las aguas sacrosantas de la penitencia, el remedio á su afliccion y á las ince
santes necesidades que le devoran. Admiremos la ternura de esta madre que tan
solicita se halla por la vida de su hijo! Oh hijos de María! igual es en medio de
vuestros estravíos la solicitud que la augusta Virgen tiene por vuestra salvación:
si la constante protervia sigue ultrajandó su amor, ella retrocede, porque no debe
presenciar vuestra caída, pero ha hecho todo lo posible para evitaría; se aleja sí,
pero á distancia de poder aun socorreros; se oculta, pero sin aun desampararos:
su voz potente se eleva al Dios de las misericordias, de quien es tambien madre,
para que os abra los ojos y os híera los sentidos de aquel santo temor al Señor ,
que es origen de la sabiduría, en espresiou del real profeta.
Nótaremos de paso que Abrahan, teniendo un gran número de criados á su ser
vicio, dejó partir sola á Agar con su hijo, sin darle siquiera un esclavo que car
gase con sus escasas provisiones, ni un guía para couducirla. Esto nos sujíere dos
observaciones acerca las costumbres laudables de los antiguos patriarcas: en pri
mer lugar, que gustaban servirse á sí mismos por numerosos criados que tuviesen,
de suerte que las personas mas aeomodadas, no desdeñaban emplearse en oficios
que ahora dejamos para los servidores ínfimós; aprendiau á hacerlo todo para
poder, por gusto ó por necesidad, valerse de sus conocimientos, talento é indus
tria, y de este modo hallábanse prevenidos contra cualquier contingencia; bien
al revés de los tiempos modernos, en que con nuestros ridículos sistemas de en
señanza, sólo hacemos de los jóvenes unos finchaditos ignorantes, y de las señori
tas unas marisabidillas_ sin provecho.... La segunda observación es relativa á la
hospitalidad de aquellos tiempos, que se practicaba cordialmente, menos cual una
virtud que cual un deber. Agar no podía desconocer’ el caminó travesero del de
sierto donde entraba, como inmediato á Bersabee, que era la residencia de Abra
han, y si se desvió fué seguramente porque preocupada del dolor, no acertó en lo
que hacia; á los dos días de marcha hubiese encontrado lugares habitados, y allí
recibido toda especie de ausilios. Este uso digno de los mayores encomios, se con
serve todavía en aquellos países, segun el testimonio acorde de los viajeros; sin
embargo, tan buen ejemplo pasa desapercibido bajó las lumbreras de la civiliza
cion progresiva: porque en efecto, no es mas halagüeño el egoísmo, aun al lado
de la honda miseria del pobre, y á pesar del desprecio que suele fulminarsc con
tra un estado tan repugnantet. ..
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mvnlv. dice el P. Scio, esta fue una m‘ laa :2 - -- !‘-l".1L‘Í)il>(]l¡( «e - u. mu: en
todas los siglos, que el Señor tluirt‘ v: «2- . ' f m-ia y i} d:- su “un. ¡:¡‘<'— ‘
dile-elo. Lt‘ manda sacrificar á su ¡:.;- - 3- . ¡lo (¡ue tnzu- .' 4.:: ¡amo I
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que le había dado. y de todas las g. ‘ ‘ms. ‘Un -. . 2-.
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del Señor. De (ste nmdu It‘: : "
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SAGBIFICIO DE ISAAC.’
_ FALLECE SARA. ABRAHAN COMPRA UNA SEPULTUBA.
(Génesis, ‘cap. t: y 28.)

« Despues de los anteriores sucesos, Dios queriendo probar otra. vez á Abrahan,
le llamó así: Abrahan, Abrahan! Él con presteza respondió: aquí estoy! Díjole el
Señor, toma á tu querido único hijo Isaac, y vete á la tierra de Vzlsíon, para ofre
cérmele allí en sacrificio, sobre uno de los montes que te designaré. »
Fué el Señor exigente al pedir á Abrahan el sacrificio de su hijo‘? hubo inhu
manidad en tal exigencia? era este tentar al patriarca‘? (l). Los impíos como de
costumbre, hacinan objeciones contra el anterior pasaje, cuyo elevado simbolis
mo se oculta a sus indiscretas miradas y a sus degastados corazones. « Precisa
mente, dice el P. Scio, esta fué una de las mayores pruebas que se han visto en
todos los siglos, que el Señor quiso hacer de la obediencia y fé de su siervo pre
dilecto. Le manda sacrificar á su mismo hijo, al unigénito que tenía, al que tanto
amaba, á Isaac, de cuya vida dependía el cumplimieto de todas las bendiciones
que le había dado, y de todas las promesas que le tenia hechas. Abrahan, sin du
dar un punto, ni cuidarse del modo en que se efectuaría todo esto faltándole aquel
hijo, obedece prontamente, y solo atiende a poner en ejecucion la órden espresa
del Señor. De este modo trata Dios a los amigos que mas ama, y les espone á los
combates y pruebas mas terribles, para que brillando mas y mas su virtud y su
grandeza, sean un perfecto dechado para todos los que quieran formarse sobre
semejantes modelos.»
No hay duda que la prueba era terrible para un padre de las circunstancias de
Abrahan, sin embargo, cuanto mas arduo el cumplimiento, tanto mas acrecieron
los quilates del mérito. Verdaderamente Dios que le había dado aquel hijo, podía
arrebatárselo; en lugar de exigirle su sacrificio, podía habérsele quitado por medio
de una contingencia calamítosa, y siempre Dios hubiese estado en su derecho.
Con relacion a la pretendida inhumanidad de esta órden, diremos que es inútil
querer medir los sentimientos del Altísimo, por nuestras raquíticas afecciones. Si
conocíéramos los fines para que su escelsa providencia dispone los sucesos al pa
(t; Véanse las reflexiones morales de Mr. Le-Guillou.
¡r8 sacnrrrcro nn ISAAC.
recer mas ínesplicables, mejor dicho, si pudiéramos trocar los papeles, entonces
hallariamós la llave de sus misteriosos actos: no vemos á menudo qué de bienes
trae lo que á nuestro limitado juicio parecía un mal‘?
La fé y sumisión mas absolutas, que tanto sobresalieron en nuestro héroe, y que
de otra parte constaban bien notoriamente al Señor, eran una garantía sólida de
que su piedad no había de vacilar en esta comprometidísima coyuntura. El amor
al hijo era entrañable, pero el temor de Dios era inmenso: dudar entre el sacrifi
cio de uno ú otro, no cabía en Abrahan; lloraría su corazon, pero su voluntad se
rendiría obediente, como se rindió. El Dios infalible, que de antemano estaba se
guro de todo esto, quiso darle á Abrahan la convicción de su propia virtud, y la
satisfacción de un deber llenado sin perjuicio, á la par que con todas sus ventajas.
« A consecuencia de la órden del Señor, levantóse Abrahan siendo de noche,
aparejo su asno, y llevóse dos mozos y su hijo Isaac. Habiendo cortado la leña
necesaria para el holocausto, fuése en derechura al lugar que el Señor le. había
mandado: á la tercera jornada, tendió la vista y lo divisó en lontananza. Enton
crs dijo á los mozos: aguardáos aquí con el jumento; yo y mi hijo subiremos allí
con presteza, y finida nuestra oración volveremos acá.»
Abrahan no delibera, no vacila, no duda, ni siquiera pregunta; obedece y cun1
ple. Ciego en su fé, parte obediente sin esperar el dia, sin decir una sola palabra
á su hijo, el cual imitándole en obediencia, sígnele sumiso al lado de los criados._
Juntos cortarian la leña, aunque la Escritura solo alude al protagonista, y en tres
dias, andadas las diez y ocho leguas ó cincuenta millas que tenían de camino
desde Bersabée, llegaron al monte de Visión ó Maria/i, donde fué edificado des
pues el gran templo, y en una de cuyas cumbres, el Calvario, fué sacrificado al
cumplirse los tiempos el nuevo y divino Isaac.
Mintió el patriarca al decir, finida nuestra oración volveremos, sabiendo que iba
á sacrificar á su hijo‘? La locución hebráica permite concordancia plural con el
sustantivo singular, y en este concepto la frase de Abrahan podía sin contraseñ
tido referirse á su sola persona; pero dichas palabras son comunmente objeto de y
una interpretación mas elevada. Abrahan conocía el poder de Dios, sabia que
eran infalíbles sus decretos, y que las promesas vinculadas en la persona de su hijo,
cumpliríanse fijamente de un modo ú otro: no pudo pues albergar una santa con
fianza de que el Señor, consumado el holocausto, devolveria la vida á su dicho
hijo por un prodijio, reserva ú otro cualquier medio de preservación? Estas palabras
pues. serian uno de los mayores comprobantes de la acrisolada fé del patriarca.
«Tomó la leña del sacrificio, y cargóla en hombros de Isaac su hijo; él por
su parte llevaba el fuego y la cuchilla. Andando así juntos, dijo el jóven á su pa
dre: Padre mio? Abrahan respondió: Qué quieres hijo? Veo, dice este, el fuego y
la leña, pero dónde está la, víctima del holocausto? A lo que repusó Abrahan:
Hijo mío, la víctima se la proveerá Dios.»
‘FALLECESABA. - _ 49
lsaaccon la leña aouestas‘, es la mas significativa representación de Jesucristo.
La inocente y natural pregunta de este jóven á su padre, sujiere al P. Scio una
hermosa refiexion sobre la viveza descriptiva del testo, cuyas menores palabras
encierran á las veces toda una historia. «Qué dardo, esclama, debió de ser para
el corazon de Abraban, esta frase del paciente: padre mío, donde está la víctima?
La víctima es el mismo que pregunta, y el que pregunta es su hijo! Solamente el
corazon puede interpretar semejantes palabras. Es necesario ser padre, y ser padre
lleno de ternura, y tener un hijo único en quien concurran las calidades de Isaac,
y representarse a sí propio en el punto mismo de irle á degollar, para penetrar bien
la enerjía de tal pregunta y el efecto que debió producir en Abrahan.»
« Llegados al lugar que el Señor le designára, erigió allí un altar, encima del
cual acomodo la leña; enseguida ató a Isaac y lo colocó en el altar, sobre el mismo
monton de leña. Alargando la mano, tomó la cuchilla é iba á inmolar á su hijo. . ..
cuando de repente, el ángel del Señor gritó desde el cielo: Abrahan, Abrahan!
Aquí me teneis, contesta el patriarca. No pongas mano en el muchacho, prosi
guió el ángel, ni le hagas el menor mal: ahora conozco que temes á Dios, pues
no has perdonado á tu hijo único por causa de mí.
«Alzó Abrahan los ojos, y viendo detras de sí un carnero enredado por las
astas en un zarzal, cogiólo, y ofreciólo en sacrificio en lugar del hijo. vY llamó
aquel lugar con el nombre de Marta/z (el Señor ve), de donde viene el decirse
aun hoy: en el monte el Señor verá.»
Perdonado Isaac, la providencia deparó un carnero, en el cual verifieándose el
dicho de Abraban, que por cierto ignoraba el misterio de sus palabras, de que
Dios se proveerta de la correspondicyzte víctima, pudo consumarse un holocausto
que simbolizaba el tiernísimo y amoroso consumado por el Hijo‘ de Dios. El nom
bre que se dió á aquel lugar, completa este simbolismo: llamóle Abrahan el Señor
ve, porque hasta el dia de hoy se dice, el Señor verá en el monte, ó proveerá, sien
do evidente que el Señor proveería en el monte Moriah ó Calvario, obrando en él .
la redención del género humano. De otra parte, la misma paciencia de lsaae y su
esquísita resignación, tanto al querer de Dios como á la voluntad del padre, aca
ban de redondear la imagen del pacientísimo Jesus, que tan resignadamente por la
salud de todos los hombres, dobló la cerviz al duro peso de sus sufrimientos.
« Entretanto el ángel llamó por segunda vez á Abrahan desde el cielo, diciendo:
por mí mismo he jurado, dice el Señor, ya que has hecho este sin perdonar á tu
propio unigénito por mi causa, que te bendecire, y multipliearé tu linaje como las
tastrellas del cielo, y como las arenas del mar;,que este linaje poseerá las fortalezas
de sus enemigos, y que en él SERÁN BENDITAS todas las naciones de la tierra, por—
que has obedecido pronto a la voz mía. - -
«Volvió Abrahan a reunirse con los criados, y partieron juntos á Bersabee,
donde fué su residencia. »
1. 13
50 ABRAHAN COMPRA UNA SEPULTURA. y
Enesta promesafDios que quería patentizar á Abrahan lasolidez de su pala
bra, «no teniendo otro mayorpor quien jurar, juró por sí mismo, segun observa
S. Pablo, interponiendo este juramento para mostrar mas cumplidamente á los he
rederos de la promesa, la inmutabilidad de su consejo.» Las palabras, fortalezas de
los enemigos, pueden tomarse en dos sentidos: en el primero significan las ciuda
(lesmas fuertes de los cananeos, y en el segundo «la victoria que por virtud de
Jesucristo, y por el don_ de una justicia perseverante, habían de conseguir los hijos
espirituales de Abrahan , de todos los enemigos visibles é invisibles de su salud.
Y así- el cumplimiento literal de esta profecía, se verificó despues del establecimiento
de la Iglesia, cuando se sometieron á Jesucristo todos los pueblos del mundo, y re
Ácibieron de él la bendicion y la salud.»
' «Sara, cumplidos ya ciento veintisiete años, falleció en la ciudad de Arbee, des
pues Hebron, en la tierra de Canaan. Abrahan la acompañó con ‘gran dueloy
llanto, y terminadas las honras fúnebres, presentóse á los hijos de Heth y les dijo:
yo soy advenedizo y estrangero en vuestro país; servíos pues concederme derecho
de sepultura entre vosotros, para enterrará mi difunto. Los de Beth respondieron:
‘escúchanos, Señor, á nuestros ojos tu eres un príncipe de Dios; escoje de nues
tras sepulturas la que quieras para tu difunto, pues nadie osará oponerse á que
emplees la suya para este objeto.
«Púsose Abrahan en pié, haciendo una profunda reverencia a aquellos natu
rales, esto es, los hijos dc Heth, y les dijo: ya que con tan bondadoso ánimo ae
cedeis a que entierre mi difunto, servíos, os ruego, recabarme de Ephron, el hijo
de Seor, que me dé la cueva doble ó Macpltela que tiene al estremo de su here
dad, cediéndomela delante de vosotros por su justo precio, y así adquiriré una
sepultura. Ephron residía entre los Hetheos; á las palabras de Abrahan, respon
dió; oyéndolo todos los que entraban por las puertas de aquella ciudad: no, se
ñor mio, no ha de ser así; atiende mejor á mí proposicion: yo te entrego libremente
el campo y la cueva que hay en él, siendo testigos estos hijos de mi propio pue
blo; entierra allí cuando gitstes á tu difunto. Abrahan hizo otro profundo acata
miento ante los paisanos, que formaban corrillo, y contestó á Ephron enmedio de
ellos: ten la bondad de oirme: yo quiero pagarte el campo; recibe pues el precio,
y déjame enterrar el cadaver. Bcpuso Ephron: escucha, señor; la tierra que me
pides vale cuatro cientos siclos de plata, este es el precio de lo que estamos tra
zamlo, pero qué vale ese dinero! Entierra en paz á tu difunto.
«Oído esto por Abrahan, pesó la cantidad designada por Ephron, en presencia
de los hijos de Heth, á saber, cuatrocientos siclos de plata de probada moneda pú
blica, equivalentes á unos tres mil ciento cincuenta reales vellon (le la nuestra,
con lo cual le quedó asegurada la posesion del campo, que hasta aquel día fuera
de pertenencias de Ephron, donde había la cueva doble, mirando hacia Membre,
tanto el campo como la cueva, con todos los árboles de su término alrededor, pre
SACRtFItIIO aa ISAAC. l '51
senciándolo losvnaturales- de Hethy cuantas personas/entraban en la ciudad.‘ t
«Así pudo Abrahan sepultar á su esposa’ Sara. en la doble caverna del campo,
mirando á Mambré, donde está Hebron, en la tierra de Canaan. Y la posesion de
dicho campo y del antro en él situado, fué confirmada á Abrahan por los natura
les de Heth, para sepultura de los suyos.»
Las ceremonias de entierro en el país donde se hallaba el patriarca, consistían en ’
embalsamar el cadáver si era de persona distinguida, y llorarle por espacio. de sie:
te días, o de setenta segun opinan otros, y vinculándose los sepulcros en las fami
lias, se consideraba una especie de profayacion el enagenarlos. Abrahan cuya mi
rada siempre lija en el cielo, desprecíaba las cosas de esta vida como indignas de
su santa ambicion, no quiso poseer en aquella tierra,_ que el Señor tantas veces
le había prometido á favor de su linaje, mas que un sepulcro, lugar de muerte,
donde se embotan las míseras vanidades de la tierra para reflorecer en dulces as
piraciones de inmortalidad. Dirijióse pues nuestro patriarca alos vecinos de He
bron, y á las puertas de la ciudad , punto el mas concurrido, donde se celebraba
mercado y se administraba justicia, estipuló con Ephron otro de ellos, la compra
de un campo con su término y arboleda, y una cueva funeraria de doble recinto,
por estrenar, que tenia la importancia de un edificio en aquellos tiempos. Ephron
al igual de los demás vecinos, de quienes Abrahan merecía sumo concepto,
ofrecíale gratuitamente la cueva y sus terrenos, pero Abrahan no menos pundo
noroso, quiso abonar todo el importe. A_ la sazon no había dinero acuñado, y aun
tardó á conocerse entre los judíos, pero suplian sus veces en el cambio, unas
piezas metálicas en forma de rieles, dados etc. las cuales se estimaban á peso,
contándose por su volúmen específico. El siclo cuyo nombre viene de sofia/ml (pe
sar), valía siete reales vellon y treinta maravedis. En este sepulcro de Abrahan,
"descansaron á mas de él y su esposa, Isaac, Rebeca, Jacob y Lia.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.

En el año del M. 2133, antes de J. C. 1871, fué intentado el sacrificio de


Isaac, contando ese jóven de edad, Q5 ó 96 años; Sara falleció en el de 2145,
en Arbea, y algunos pretenden que Abrahan durante este suceso se hallaba en
Bersabée.
Arbea ó Hebron distaha 20 millas N. de Beisabée. Sus vecinos eran llamados
' 52 SARA FALLECE.
hijos de Heth óhetbeos, por proceder casi todos, en la época de estos sucesos, del
primogénito de Canaanque se había establecido en.aquellos contornos.

REFLEXIONES MORALES.

La palabra tentar, en la Sagrada Escritura, se toma bajo dos acepciones muy


distintas, una de inducir al mal, y otra de probar la fidelidad. Siendo imposible
suponer de Dios lo primero, como dice el apóstol Santiago, vemos sí muy ame
nudo que pone á prueba la fidelidad de sus servidores, ya para correjirles, ya
para hacerles adquirir nuevos méritos, ya en fin para disponerles á recibir ma
yores gracias, si saben corresponder haciéndose menos indignos de ellas. Ay, cuán
, tas veces el hombre se desconoce á sí mismo! cuán poco se esmera en distinguir
lo que hay en él de fortaleza ó de debilidad! La tentacion es una voz que le ins
truye: á vista del peligro, la prudencia estimúlale á la vigilancia y la oracion;
la vigilancia le dispone á resistir el choque, y la oracion le alienta y fortalece.
A primera vista, la órden impuesta á Abrahan parece indigna de Dios, pero
acaso el árbitro soberano de la vida y la muerte, no es dueño de acortar ó de
alargar nuestros días segun le plazca? y si por un accidente casual, ó bien por
una enfermedad, hubiese cortado los de Isaac, tendría Abrahan derecho á quejarse‘?
Es verdad que los sacrificios de sangre humana han sido constantemente repro
bados del Señor, y si bien algunos modernos incrédulos han llevado su audacia
hasta sostener que los judíos no los desconocian, esta calumnia queda fácilmente
refutada, esplioando cual procede el voto de Jephté, y una ley del Levítico cuyo
sentido han violentado. Por eso mismo, Dios no permitió que Abrahan consumase
el sacrificio, y deseando solo probarle, diose’ por contento con la disposicion de
obediencia en que el santo patriarca se encont.raba. Pero algunos dirán: porque’
necesitaba hacer semejante prueba, un Dios que penetra hasta el fondo de los cora
zones, previendo nuestros futuros sentimientos con la misma certidumbre que mi
ra nuestras disposiciones presentes? Esto es cierto, pero Abrahan tenia necesidad
de esa prueba, y elgénero humano de ese ejemplo, para concebir que Dios pue
de exigirde nosotros cuando gusta, sacrificios heroicos, siendo bastante poderoso
á recompensarlos. ‘
La orden que Abrahan recibe, le es tanto mas sensible, cuanto le hiere en sus
Amanita‘ COMPRA UNA snruLronA. '53
' mas tiernas afecciones y en sus mas legítimas Vesperaiízas; así es que las Santas
Escrituras se esmeran en elogios á su fé y decisión aceïndradísimas. Él creyó, dice
S. Pabloa los hebreos, que Dios, capaz dc resucitar‘ los muertos, ¡taria seguramente
un nzilagro antes que faltar a’ sus pronzesas. Abrahan era mas ánjel que hombre
-en su conducta, pues la gracia había en él enteramente vencido á la naturaleza:
su alimento era la fé, y en caso necesario, sabia enmudecer á la razon para no
.atender mas que ala primera.» El justo, dice S. Agustín, considera la voz de
I)ios como el estampido del trueno, y al oír la divina palabra, no razona, sino
que obedece: divino zittonante prccccpto, obedícndzzm est, non dzlrputandum (De Ci
vit. Dei, lib. 16, c. 3Q).
Fáciles son de notar las evidentes conexiones que existen entre el sacrificio de
Isaac y el de Jesucristo, nuestro Salvador. Uno y otro son ofrecidos a Dios en la
cima de un monte, y en sentir de algunos Santos Padres, Isaac lo es en el mis
mo Calvario donde Jesucristo fué crucificado dos mil años despues. Isaac lleva
' por sí propio la leña que debía consumar el sacrificio, como Jesucristo llevó por
sí mismo la cruz donde exaló el postrer suspiro. Abrahan es el que por su mano
ha de inmolar a Isaac, como el Padre eterno es el que entrega su hijo a la muer
te. Isaac va á perecer deliberadamente, con plena voluntad, como Jesucristo pa
deció, dice Isaías, porque queso. Isaac fué ademas, en opinion de S. Juan Cri
sóstomo, una escelente imagen del sacrificio de nuestros altares, sacrificio sin.
sangre, pero que realmente renueva el que se efectuó en el Calvario.
ENLACE nn ¡smc con REBECA.
NACIMIENTO DE JACOB Y -ESAÚ. MUERE ABRAHAN.

(Génesis, cup. 24 y es.)

_ «Era ya anciano Abrahan, y las bendiciones del Señor habían llovido sobre
él. Doseando pues colocar á su hijo en matrimonio, llamó a’ Ehezer, el criado mas
antiguo que tenia y mayordomo general de su casa, y le dijo: júrame por el
Señor Dios del cielo y de la tierra, que en el encargo que voy hacerte de buscar
esposa para mi Isaac, no escogerás ninguna de las hijas de los cananéós entre
quienes habito, sino que irás á mi tierra, donde está la parentela mía, y allí to_
marás muger para mi hijo. El Señor Dios del cielo que me sacó de la casa pater
na y del suelo nativo, que me habló y juró diciendo, « á tu descendencia daré esta
tierra,» el mismo Señor enviará su ánjel delante de tí, y hará que traígas de
aquel país muger para mi dicho hijo. Si la muger no quisiere seguirle, quedarás
desobligado del juramento; pero jamás lleves allá á Isaac. En consecuencia, el
criado juró á su Señor hacer todo cuanto acababa de prevenirle, poniéndole la
mano debajo del muslo, que era la formalidad acostumbrada. Tomó luego diez ca
mellos del ganado de su amo, los cargó de efectos los mas preciosos, y partió en
derechura á la ciudad de Haran, donde rcsidia Nac/tor, en Mesopotamia.»
Abrahan empezaba á inclinarse al sepulcro, y su hijo tenia ya cuarenta años,
contándose 21.18 de la creación del Mundo. Escoge al criado mas antiguo en
tiempo ó en dignidad, mayordomo dc su casa, llamado segun vimos arriba, Elie
zer, aunque cn este capítulo no se le denomina una vez siquiera, y atendida la
importancia del encargo que va á conferirle, exígele un juramento lícito, con la
formalidad de poner la mano debajo su muslo , cuya demostración en sentir de
los SS. Padres, pudo ser una especie de profesión de fe en el Mesías, naccdero
por Isaac de Abrahan. Desecha este las mugeres cananeas, porque le consta su
perversa condición, y su reprobacíon en Canaan, viniendo así preventívamente á
condenar las alianzas entre fieles é idólatras. Prohibe al criado que jamás lleve
á su hijo á Mesopotamia, al objeto de que no se aficione á aquel país, mirándóle
como patria propia, olvidándose de la verdadera del justo, que es el cielo.
«Llegado el doméstico á la tardecita, junto á un pozo que había estramtíros (le
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«men. s 4-311" Jewish’- ‘ï- i: _\ hará que llantas ¡le
¿yrei pan ttïwfi“ ¡n - . . l,‘ e l. «mgw ut ' sivrt‘ seguirle. ¡plc-divida
‘wN:’ÏvÍl&¿"" ¿’rw v — l- w» mila .. s- m‘. En (’Ol|\‘(*I'|It‘n('Í&l. cl
Huete ¿»tu - "orw- e mu. =a».t.':. "ranura ¡'l‘t‘\l‘llÍl'lt‘, ponicutleilc la‘
tam» ¿revise .. J» ' -.—'¡’.,i muhr-‘ud «tratan: —.':-'u. Tomo Inc-go ¡lic-z m- ‘
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la x 4*. PadI s, ¡iu-iu ser - o _ un «lr :: l' w Wcxítis, l¡il('“lll‘r=|
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ulimnuis entre lirí- - . l'rol1ilu- .» - u» pum Um.”
íllílllllil, al m-j lo -' m» se ¡lll- ii. ' ¡um mirïen l»-¡—
-ia. olvitlíinclose .l-- .. - - Juan-ra «L! j ' w-o-l ¡’Mm
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IA.
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. _ ENLA'CE_'DE ¡sue gon‘ nueces. y , - 55
la ciudad, al tiempo enque las mugeres’acostumbrabansalir-á sacaragua, ím
ploró al Altísímo en estos términos: Señor Dios de mi amo Abrahan, sírvete asis
tirme en este-dia, y,ser,.propicio ámidueño; Heme aquí cabe’ áesta fuente,
donde no tardarán en venir las hijas de estos vecinos para sacar agua. Haz que.
la doncella á quien yo dijere, baja tu cantare paraque beba, y ella respondiere,
bebe, y tambien daré a tus camellos, sea esta ‘la que tienes aparejada para tu
siervo Isaac, y por ahí conocerá que has mirado propiciamente á mi dueño. V
v« No bien acababa de decir para consigo las anteriores palabras, cuando he
aquí que se aparece Rebeca, hija de Bathuel hijo de Melcha muger de Nachor
hermano de Abrahan, la cual se iba con el cantare al hombro. Jóven en estremo
agraciada, virgen hermosísima y sin mancilla, acababa de descender á la fuente,
á llenar su cantare, y se volvía. El criado salióle al encuentro y le dijo: dame á
beber un sorbo del agua de tu cantare. Ella respondió :_ bebe, señor mio, y apo
yando ligera el cantare sobre el brazo, le dió de beber. Cuando hubo concluido,
añadió ella: voy tambien á sacar agua para tus camellos, hasta que beban t.odos;
‘y vertiendo el cántaro en las pilas ó dmajos, fué corriendo al pozo á sacar otra
vez agua, que dió consecutivamente á todos los camellos.
«Entre tanto el fiel criado mirábala en silencio, ansioso de saber si Dios había
-ó no prosperado su viaje. Abrevados los camellos, sacó unos zarcillos de oro que
pesaban dos siclos, y otros tantos brazaletes que pesaban diez, y se los presentó
diciendo: díme, de quién eres hija? hay en casa de tu padre lugar para alejarme?
Yo soy, respondió ella, hija de Bathuel, hijo de Melcha y de Nachor su esposo. Y
añadió: de paja y forrage hay en casa grande abundancia, y buen local para
alojamiento. El criado al oír esto, se inclinó profundamente, y adoro al Señor en es
tos términos: bendito sea el Señor Dios de Abrahan, mi dueño, á quien no ha re
husado su clemencia, segun la verdad de sus promesas, guiándome vía recta á la
casa del hermano de mi señor.»
Aunque en rigor no hay derecho á exigir de Dios pruebas ó señales del cumpli
miento de sus designios, la oracion que Eliezer hizo fué irreprochable, ya porque
_ semejantes actos de ostension eran reiterados en aquellos buenos tiempos, consin
tiéndolos la divina providencia, ya porque una fé ingenua, nó una curiosidad Ii
’ Viana, y mejor una especial dirección del Espíritu Santo, fueron el móvil de este
acendrado servidor. La señal que propuso, era justamente un acto de caridad el
mas propio para colejir de las buenas dotes de la predestinada. Cuán graciosa en
efecto y complaciente asoma la sencilla Rebeca, al desempeñar humilde, no obs
tante su buen origen, los mas rudos quehaceres, SIII el melindre que para negocios
de harta mayor importancia han afectado las damas de tiempos posteriores! Hija
esta virgen del sobrino de Abrahan, bien pronto vaa recibir el galardón de sus
virtudes: los zarcicos que Eliezer le entrega, especie de adornos de cara que se
prendian sobre la frente, su‘ valor á razon de 56 rs. el siclo de oro, son las arras
56 NACIMIENTO In; moon YESAÚ» ‘
del desposoriode ‘santidad y bendición para el cual el Señor ha tenido á bien ós
cogerla. ' . « - t- . ' ‘ V. y - . r
‘« La muchacha se’ fué corriendo-á la habitacíonde su lc contó lo que
acababa deoir. Tenia Rebeca un hermano llamado Laban, el cualdespues de lia
ber visto los regalos de su hermana y oído su relación, salió apresuradamente en
busca’ del hombre, que permanecía cerca de la fuente, y le dijoz’ entra, bendito del
Señor; cómo permaneces ahí fuera? Ya tengo aparejado aposento para ti, y sitio
para tus camellos. Con eso le introdujo en el albergue, desaparejó los camellos,
echándoles un pienso, y trajo agua para lavar los piés, así á él como á los mozos
que venían en su compañía. Estando ya servida la mesa, Eliezer dijo así: no co
meróhasta que os haya dicho lo que tengo que hablar. Habla, le contestó Laban.
Entonces, dándose á conocer por criado de Abrahan, les contó las riquezas queysu
amo tenia, y las bendiciones que había recibido de Dios: refirióles como en-su an
cianidad hubo un hijo, heredero de sus bienes, al cual deseando casar con muger
de su linaje, mandábale á él con esta mision á la casa paterna, paraque le es
cogiese una doncella por esposa. Siguió relatando las circunstancias de su encuen- _
tro con Rebeca, y concluyó con estas razones: por tanto, si quereis ser benévolos -
‘y francos para con mi amo, decidlo sin rodeos; de lo contrario manifostadmelo
tambien, y tomaré otro partido. Respondiéronle Laban y Bathuel: el Señor te-ha
inspirado estas palabras; de ningun modo contradeciremos lo que es conforme á
su voluntad. Delante tienes a Rebeca, tómala, partid juntos, y sea esposa del hijo
de tu amo, ya que así lo ha dispuesto el cielo. El criado de Abrahan al oir estas
razones, postrado en tierra adoró al Señor. Saoó varias alhajas y vestidos precio
sos para Rebeca, y regalos para su madre y hermanos; enseguida, habiendo ocu
pado la mesa, celebraron el banquete.
a‘ _\ la mañana siguiente, luego de levantado el doméstico, manifestó deseos de
volverse cuanto antes. La madre y los hermanos querían retener á la doncella
unos diez días mas, pero insistiendo él, convinieron en llamar ala chica y saber
su intención: quieres, le dijeron, ir con ose hombre‘? estoy pronta, respondió. En
tonces , ‘ aparejado lo necesario, la dejaron ir en compañía de su ama de leche Dé
bora, con el criado de Abrahan y demas comitiva, despues de implorar sobre ella
toda suerte de felicidades, con estas y otras espresiones: hermana nuestra eres; crez
(zas en mil y mil generaciones, y tu posteridad posea las ciudades de sus enemigos.
«Isaac entre tanto, caída la. tarde, habiendo salido a meditar ú orar en el cam
po, y paseándose por el camino que conduce al pozo dicho del que Vive y Ve,
pues moraba entonces a la parte meridional del país, en Bersabee, no lejos de allí,
alzó los ojos y vió la recua de camellos á lo lejos. Por su lado Rebeca, en cuan
todivisó á. Isaac, apeóse del camello y preguntó al criado: quien es aquel hombre
que. viene por el campo, en derechura á nosotros? Aquel es mi amo, respondió
Elíezcr. Ella tomando el manto, ‘se cubrió presurosa.
MUERE ABRAHAN. 57
« El criado relató a su dueño todo cuanto había obrado. Isaac recibió graciosa
mczzte a’ la doncella, la introdujo en la tienda de Sara, y la tomó por muger. Co
bróle en breve tan sumo afecto , que se le templó el dolor ocasionado por el falle
cimiento de su buena madre.»
Toda la anterior relación, las circunstancias del presente ajuste, el feliz suceso
de la embajada del criado, la pronta aquiescencia de los deudos, la adesion 'y aun
el contento de la doncella, todo revela en este enlace el influjo del Altísimo, y el
efecto de sus soberanas disposiciones. La familia de Nachor es de las pocas inicia
das en el conocimiento del verdadero Dios, aunque mezclado de algunas supers
ticioms idolátricas, y nadie mejor que Rebeca, atendidas sus cabales prendas, pa
rece merecía , cual digna sucesora de Sara, perpetuar la esclarecida raza de
Abrahan.
Aunque Bathuel era el padre y jefe de la familia, quien resulta dirijir todo este
negocio es su hijo Laban, hermano de la futura, probablemente porque aquel
se hallaria en edad muy avanzada, teniendo depositada la confianza en su suce
sor. Laban en efecto, merece suma deferencia del padre, quien aprueba cuanto
él practica, pues la vez única que suena su nombre, es para aplaudir la elección
- de Eliezer y el enlace de Rebeca.
Despréndense de esa historia algunos rasgos de costumbres interesantes: en la
recepción del criado, vemos que las primeras atenciones hospitalarias, eran lavar
los pies y presentar manjares a los huospedes. Hemos admirado la llaneza de Re
beca, saliendo por sí misma a la fuente, sin menoscabo de su virtud; los regalos
de Eliezer, demuestran cuales eran las preseas estiladas por las mugeres de aquel
tiempo. Cuando Rebeca corre á dar la nueva a su madre, diríjese ala casa de
esta; luego para el bello sexo había viviendas ó habitaciones aparte. El recato
con que la púdica joven se envuelve en el manto al divisar á su esposo, no obs
tante los dulces lazos que recíprocamente iban á estrechar, embelesa á los glosa
dores, siendo otra circunstancia remarcable, atendidas las maneras libres de esta
doncella, que caracteriza singularmente la disciplina de costumbres en su familia.
A cada paso esos interesantes cuadros nos ofrecen bellezas que admirar, ejem
plos que imitar , lecciones que aprender.
«Rebeca, dice Scio, escogida para Isaac, es figura de los gentiles a quienes
escogió Dios para formar su iglesia. Isaac no fue a buscar á Rebeca, como tam
poco Jesucristo fué por sí mismo á buscar á los gentiles, sino que envió sus sier
vos y discípulos los apóstoles, despues de haberles dado sus instrucciones, enri
quecido de sus dones y armado de su poder para hacer milagros.»
«Por la misma época Abraban, teniendo de edad 140 años, ¡rabia tomado otra
muger llamada Cetura, la cual le dió seis hijos. Estos, como todos los de sus mu
geres secundarias ó concubinas, recibieron de él varios donativos, aunque la
universal herencia pasó a Isaac; y ya en vida suya, para remover el peligro de
i. 15
58 ENLACE DE ISAAC CON REBECA.
úlolatiría, fueron todos separados de la casa solar, y enviados hacia la Arabia
Deslerta, ó sea la regíon oriental respecto á Bersabée.»
Cetura, una de las mugeres segundas que se conocen de Abrahan, debió
reemplazar á Agar cuando su espulsion, y el hecho mismo de hallarse en esta
secundaria categoría, arguye que sería en vida de la muger principal o Sara. Así
pues, algunos de los seis hijos podían haberle ya nacido á Abrahan antes de los
140 años; de otra parte, la virtud generatríz que el Señor le infundió á. los 100,
permaneció en él todo el resto de su vida. No es creíble que Cetura fuese cana
nea, atendido el ódio con que el patriarca miraba las mugeres de esta raza.
Dios, dando á Abrahan tantos hijos de Cetura, quiso que por este medio se
propagára entre las naciones, el conocimiento de su nombre y de su culto. «Abra
han desposó á Agar que era esclava, paraque Ismael su hijo figurase á los ju
díos, que en la ley antigua solo fueron hijos de Abrahan segun la carne. Despe
só tambien despues á Cetura, la que aunque libre, debía representar en sus hijos
á los malos cristianos de la ley de gracia. Agar, Ismael, Cetura y sus hijos, sola
mente reciben de Abrahan algunas donaciones, pero sin entrar á la parte de la
herencia con Isaac, el cual es el único y universal heredero. Los malos cris
tianos en la Iglesia, tienen los sacramentos y el uso esterior de las cosas santas,
lo que les da el nombre de cristianos; pero á los ojos de Dios están separados
del número de los predestinados y de sus verdaderos hijos, debiendo ser escluídos
para siempre de la herencia del cielo.» La principal que Abrahan dejó á Isaac,
fue la de su fé y de su esperanza, la disposición de dejarlo y sacrílícarlo todo por
seguir á Dios, un deseo ardiente de la venida de Jesucristo, y una entera per
suasion de que no había verdadera justicia sino por aquel que solo había de ser
el medianero, el pontífice y la víctima por el pecado.»
« Rebeca al igual de Sara, era estéril , y fue preciso que Isaac rogase mucho
al Señor para que la fecundizára. Concibió al tin, y fueron dos gemelos, los cua
les se entrechocaban ó pelcaban uno con otro en el seno materno, de suerte que
ella no pudo menos de esclamar: si esto había de acontccerme, qué me vale ha
ber concebido! y se fue á consultar al Señor. Dios le respondió así: dos naciones
están en tu vientre; dos pueblos saldrán divididos desde el ínísmo, y el un pueblo
superará al otro, y el mayor servirá al menor.»
Rebeca iría á consultar al Señor en alguno de los altares que Abrahan había la
brado cerca de sus tiendas, pues aunque entonces no se conocían verdaderos tem
plos, había por lo regular en cada familia, un lugar secreto, penetrale ó sanc
tum, donde el espíritu se espacíaba en abstraccíoncs á la divinidad.
La lucha ó choque de los gemelos, figuraba las venideras luchas y choques en
tre judíos ó ídumeos, en que los primeros siendo menores, avasallarian á estos,
y retendrian solos la posesion de la tierra (le Canaan. Fíguraba tambien que el
pueblo mayor ósea el de los judíos, serviría al menoró sea el de los cristianos, se—
NACIMIENTO m: moon r ESAÚ. 59
gun S. Agustín (De civit. D.) y otros. «Al mismo tiempo, la eleccion de Jacob y
la reprobacion de Esaú para los bienes temporales, significa la eleccion y repro
bacion de los hombres para la vida eterna» (S. Pablo, ad Romanos, c. 9 y 11).
«Llegado el tiempo del parto, dos gemelos salieron en efecto del seno de Ia
madre, pero en tal disposicion, que el primero era rojo y velloso, seba‘, á manera
de un pellico, por cuya razon fué llamado Esaú (velloso, ó hombre hecho), al
paso que el segundo tenia a su hermano asido por el talon, lo que le valió el
nombre de Jacob (el que echa la zancadilla ó suplanta a otro). A la sazon conta
ba Isaac sesenta años, llevando ya veinte de matrimonio.
« Pasados otros quince, en los 2485 del M. , Abra/aan tocó el término de su lar—
ga y [JTOÜBCÍlOSd carrera. Había pernzanecído lo suficiente entre su fanzília, para
ver cumplirse las promesas del cielo en la posteridad de Isaac; siendo pues ya los
días de su vida de ciento setenticinco años, llegaron a faltarle las fuerzas, y por
último sucumbió en buena vejez, cargado de años y lleno de días, yendo a reu
nirse con el pueblo de los justos que le habían precedido. Y presentes sus hijos
Isaac é Ismael, le sepultaron en la cueva doble del campo de Ephron, cerca de
Sara su esposa.»

OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.

Para precisar de un modo fijo los sucesos narrados en estos capítulos, ponemos
á continuacion el siguiente resúmen cronológico._
En el año 2093 del M. nace Ismael, siendo Abrahan de 85.
En 2108 nace Isaac, contando Abrahan 100 años.
En RMS Isaac se enlaza con Rebeca, teniendo 40 años, y su padre M0.
En 2150 Abrahan está casado con Cetura, su edad 142 años.
En 9168 nacen los gemelos Esaú y Jacob, teniendo Isaac 60 años y Abra
han 160.
En 2183 fallece Abrahan de 175 años, asistido por Isaac de 75, y por Ismael
de 90.
En 2231 fallece Ismael de 137 años.
Rebeca, hija de Bathuel, nieta de Nacbor, era resobrina de Abrahan; ignórase
de fijo su edad, y el único dato resultante del Génesis, es que premurió á Isaac.
Harran ó mejor C/iaran, en Mesopotamia, situada entre el Eufrates y el Chaboras,
60 MUERE ABRAHAN.
á bastante distancia de la confluencia de estos ríos, se hallaba a 300 millas de Si
' Despues ‘de la' pérdida de Sara, Abrahan ya no se movió mas de Bersabée, per-I
chem.

maneciendo en la compañía de su hijo, casado con Rebeca. Allí falleció, y allá


_ acudió Ismael desde el desierto de Pharan, que estaba situado en el centro de la
Tierra de Promision, para darle sepultura junto con Isaac su hermano. El pozo
del que Vive y Ve, cerca del cual paseábase Isaac cuando llegó Rebeca, distaba
unas 9 leguas S. de Hebron, entre Cadés y Barad, siendo el mismo que fué desig
nado a Agar por el ángel. Los seis hijos de Cetura, llamados Zamram, Jecsan, Ma
dan, Madian, Jeshoc y Sué, encabezaron todos diferentes tribus.
Antes de ir mas allá, permítasenos echar una ojeada ala civilización hebrea de
esta época. Empezamos á ver una sociedad en marcha: ya no es el desierto la
sola morada de los patriarcas; Abrahan se ha retirado a Bersabée, su hijo Isaac
se establece en Hebron; enlázanse las familias; engrandécense y puéblanse las
ciudades. Sin embargo, la vida pastoril nómada con toda su sencillez primitiva,
ha sido favorita de los hebreos hasta despues del cautiverio, y la ganadería y la
agricultura constituyeron siempre un ramo ventajoso de su industria. Todas las
tribus del E. del Jordan traficaban esclusivamente en ganado, y aquende el rio no
se entendía en otra cosa, desde los llanos de Saron hasta las últimas dehesas de los
llamados nz-idbars ó desiertos. Estos eran unos verdaderos prados mostrencos, que
aprovechaban los pastores a partir de la buena estación, en abril, hasta que toca
ban á recojer en las majadas por el mes de noviembre. El agua, como poco abun
dante en aquellos sitios era muy preciada, de modo que si algunos con ímprobo
afan lograban abrir pozos ó cisternas, retenian de ordinario su posesión y la del
territorio anejo, lo cual daba margen a frecuentes disensiones, hasta que por oje
riza venían a las manos ó se cegaban los pozos unos a otros, conforme les suce
dió á Abrahan é Isaac. Los ganaderos principales tenían bajo su dependencia
una porcion de rabadanes, con salario fijo ó con interés en el bato, cuyo oficio
era muy pesado durante la temporada propicia, pues andaban sujetos á la intem
peric y las mas duras privaciones, por tener que ir siguiendo siempre los re
baños, cuidándolos y guardándolos sin separarse un momento. El ganado menor
era el mas comun, salvo cn las llanuras de Saron y Basan, donde habia forrajes
escelentes parala especie bovina: eran pingües los beneficios del esquileo, en razon
á la escelente calidad de las lanas, y regularmente esta operación iba acompañada
de grandes regocijos campestres. Tocanteá la agricultura, si bien los patriarcas
no la desdeñaron, puede decirse que no empezó a tomar auge hasta que Moises
hubo cimentado sobre esta base su constitución política, cuando ya conquistado el
país de Canaan, las tribus errantes lograron en él situarse. Con la monarquía pre
valecicron el lujo y el comercio; pero no conviene anticiparnos alos sucesos.
Los hábitos, usos y vida íntima de la época que vamos analizando, pueden en
ENLACE m: isAAc con REBECA. 61
cierto modo esplicarse por los de varias tribus beduinas que aun subsisten, entre
las cuales todo es inamovible, todo hereditario, ofreciendo los caracteres de una
tradición ‘no interrumpida por larga serie de siglos. La concentración interior, las
pocas aunque corteses atenciones en el esterior, la puerta siempre abierta al es
trangero, la frugalidad, la sencillez de costumbres, la esposa retirada, la tienda
movible, el turbante inseparable, con su aditamento de túnica y manta ó jaique
arabesco; he aquí varios pormenores propios dela época de Abrahan, que todavía
se observan entre muchas pueblas de la Kabilia: solo en un punto hay sensible
discrepancia, y es en la consideración concedida á la muger, rasgo característico
y del pueblo selecto de Dios.
Las ciudades cananeas serian entonces de bien poca nota, si se atiende al atraso
social y político del país; no obstante, por las usanzas tradicionales de que aca
bamos de hacer mérito, y por algunos detalles que la Biblia nos ofrece, pueden co
lejirse varios estremos de similaridad con relacion á las poblaciones que mas ade
lante fundaron allí los mismos hebreos. Ya vimos en el trato celebrado por Abra
han con los hijos de Heth, que las personas distinguidas del vecindario se reunían
alas puertas de la ciudad para hablar en asuntos, hacer transacciones mercantiles,
y tambien oir justicia; costumbre que durante la edad media prevalecia aun en
nuestra España, y que igualmente existió entre los romanos y los griegos, no sien
do otro el origen y destino de sus célebres foros. Por el propio ejemplo de Abra
han colejimos que los cadáveres se enterraban en cuevas estramuros, y por el
encuentro de Eliezer con Rebeca, vemos que en‘ el esterior de la ciudad había unos
abrevaderos ó fuentes públicas, donde concurrian para sacar agua hasta las don
cellas mas distinguidas.
Regularmente hacíanse dos comidas diarias, una al mediodía y otra por la no
che, con sillas alrededor de la mesa, y siendo posible, ala sombra de algun copudo
árbol; así recibió Abrahan á los tres ángeles emisarios de Dios. Los manjares, mas
abundantes que delicados, consistían en pan de trigo molido y amasado en casa,
carnes y caldos, legumbres y algo de pescado, todo con sazon de sal y aceite‘; por
bebida, vino puro ó mezclado, líquidos fermentados, leche etc. Unos panecillos ó
tortas redondas hacían veces de platos, y los dedos suplian el oficio del tenedor,
cuyo uso estaba limitado á los cocineros. Menudeábanse los banquetes, y una de
las ocasiones principales de su celebración, segun hemos visto por Isaac, era el
destete de algun hijo. Tambien como parte de duelo, celebiábanse banquetes fu
nerarios entre los parientes, cuando volvían de depositar en la tumba de familia,
bien lavado y vcndado, el cadáver de alguno de sus deudos. En esta ceremonias,
como en las nupciales , no mediaba solemnidad alguna religiosa; el enlace de Re
beca es típico bajo ese concepto: por lo comun, los padres hacían el ajuste; el man
cebo casadero entregaba el mo/¿ar ó precio de la novia,‘ en dinero ó especies de va
lor, y mediante el consentimiento dela misma, cerrábase el trato por convención
l. 16
62 NACIMXENTO m: JACOB Y ESAÚ.
oral, delante de testigos, y ratificada con juramento. A medida que lo exija el
asunto, iremos ampliando estos detalles.

REFLEXIONES MORALES.
___._

No sin razon la Sagrada Escritura nos representa á Abrahan llenó de solicitud


para escoger una digna esposa á. su hijo Isaac; ese es el constante desveló de un
prudente padre, de unos esposos cristianos; pues se trata de fijar para siempre la
suerte de su prole, y este negocio toma asus ojos un carácter tal de gravedad, que
no les deja tranquilos hasta haberle dado felice cima. Cuando vamos a concertar
una casa ó un esclavo, no nos atenemos á la mera palabra del chalan, sino que exa
minamós detenidamente las calidades y defectos del objeto: no merecerá pues igua
les y mayores precauciones una estipulacion matrimonial‘? Esa muger que vais á
tomar por esposa, deberá permanecer á vuestro lado toda la vida. Quereis Casares‘!
consultad antes el repertorio que S. Pablo nos ha dejado de la legislación del ma
trimónio; remitíos á la esperiencia de algunos sujetos graves y probados, que me
rezcan vuestra confianza.
Nó de intrigas ni corredores indiscretos se vale Abrahan para llevar á cabo
su intentó; solo á una persona se lo confía, y esta es el mayordomo de su casa,
hombre que durante muchos años ha merecido y desempeñado la dirección de sus
negocios. Tampoco hay nada mas edificante que la piedad de ese doméstico: sin
fiar en su prudencia ni en su dicernimiento, sólo á Dios se remite, y esta singular
disposición es el alma de sus preces, así como. la regla de toda su conducta. De
una manera tan cabal aprecia las intenciones de Abrahan, que para buscar la pre
destinada esposa de Isaac, prescinde de la hermosura ó las riquezas, proponien
dose solo un acto de caridad.
Fortuna, belleza, talento, todo eso puede realzar mucho los quilates de una
jóven, pero tambien apesar de eso, una esposa puede hacer á su marido el mas
infeliz de los mortales. Harto lo vemos en nuestros dias, en que nadie quiere cón
vencerse de la inutilidad y hasta perjuicio de tales ventajas, .cuando la educación
no es lo que debiera segun la fé. Véase como suele instruirse á las jóvenes con tem
poráneas, por el sólo prurito de seguir el vuelo general y la marc/za del siglo: lle
nar su cabeza de erudición, iniciarlas en las complicaciones históricas, y aun en
MUERE Airam-im. 63
las profundidades filosóficas; y qué sucederá cuando convenga dirijir una fami
lia? Creyendo demasiado prosáicas las atenciones domésticas para sus altas in
teligencias, la ociosidad les brindará mayores alicientes, ó en vez de una labor
útil, la lectura de obras insípidas y perniciosas! en cambio, si conviene no sabrán
preparar un vaso de tisana para su marido ó su hijo enfermos... He aquí porque
son tan escasas aquellas mugeres sólidamente virtuosas, tan aptas para los cui
dados que exije una casa puesta en órden, y tan desveladas en todo, que ellas for
man la mayor gala del hogar doméstico. Vosotros, jóvenes, que deseais sujetaros a
los lazos indisolubles del matrimonio, si buscais la dicha huid de falaces aparien
cias, preferid un mérito sólido. En una muger, las primeras condiciones que se
han de buscar para no padecer tardíos desengaños, son los principios religiosos,
unas inclinaciones modestas y mucha laboriosidad.
ISAAC BENDICE A JAGOB.
SUEÑO MISTERIOS0 DE ESTE. SUS SERVICIOS EN CASA DE LABAN.

(Génesis, cap. zo á 80.)

.._¡.....

«Muerto Abrahan, Dios llenó de bendiciones á Isaac su sucesor. A medida


que los hijos de este crecían en edad, Esaú salió diestro en la caza y buen agri
cultor; Jacob al contrario, de sencilla y apacible condicion, habitaba en las ca
bañas. Isaac quería á Esaú, hallando gusto en comer de sus Venados, pero Rebe
ca amaba mas á Jacob.
«Guísó este un día cierta menestra de lentejas, cuando Esaú, volviendo fatí
gado de sus correrías, enamoróse de aquel plato y le dijo: dame de ese guiso
rojo que has cocido (de donde le viene el apodo de Edom ó Rojo, y tambien por
haber nacido fuera de todo lo natural, con el pelo de color rojo, bastantemente
crecido), pues estoy sumamente cansado. Jacob que era algo ladíno, asíéndose
de esta oportunidad , recaba de su hermano una cesion juramentada y formal del
derecho de primogenitura, á lo que Esaú se aviene con la mayor lijereza, mere
cientlo el reproche de profano que le hace S. Pablo, por haberse desprendído de
unas prerogativas, entre las cuales no era la nzenor el ser padre ó ascendiente di
recto del hlesías.»
[lay en estos sucesos un misterio tan augusto, figura de otros mas augustos
todavía, que no es dable medirlos por nuestros cálculos ineficaces, ni atribuirlos
al simple acaso, sino á una disposición superior que para la realizacion de sus al
t.os designios, permite y ordena las cosas al parecer mas indiferentes, «Lo que pasó
entre Jacob y Esaú, es una viva imágen de la prudencia de los escogidos y de la
locura de los réprobos. » Esaú era naturalmente violento, segun se desprende de
la Escritura; llevado de la concupícencía, atendió solo á satisfacer sus deseos,
mirando como puro juego su juramento y sus derechos de mayoría. Mereció pues
ser destituido de unas prerogativas que tan poco estimaba, luego que esta cesion
providencial quedó ratificada por las bendiciones del anciano padre, prescindien
do del augurio divino que á Rebeca había ya anunciado la futura preponderancia
del hijo menor sobre el mayor. Cuando advirtió las acerbas resultas de tamaña lije
reza, lloró, aunque tardíamente, y airóse contra Jacob.
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lm-ura de l- l'(‘[' - t. —-- rl- —¡ I- '
It 't.-—L'I‘IIII «2 - --'-I I E‘ a n - N,
3 uv _...-_ l. _\II'--
de un- _ -; ..- n. -.¡iio--—i.. .
.I queda ulüficüdil ¡»- - .. . Írr. pri». :.
¿urioal no que á lla-É: -.. . al ' . l ltlTlM-i-zï ‘l
n: - re el mayor. t. l i i i- ¡u «. Hi..- nir- ‘¡m .. --—
. " ' ,¡c- tairalíatzno-zaïu y m. . r :4 Ji.
s

l/
ISAAC asuntos Á ncoe. 65
« Una carestía como en tiempo de Abrahan, obliga á Isaac á emigrar a Gera
ra. Estando allí‘, pensaba encaminarse a Egipto, pero un aviso celeste le intima
que no se separe del suelo reservado a su posteridad; entonces, insiguiendo el
ejemplo de su padre, trata de presentará Rebeca como hermana suya, mas Abi
melech apercibiéndose pronto del engaño, se lo echa en cara; al iuismo tiempo
espide un decreto de muerte contra cualquiera que sea osado vulnerar el honor de
Isaac ó su esposa. -
«El emigrado moró algun tiempo en este pequeño reino, dedicándose a la agri
cultura, y tan colmada fué la bendición divina sobre él, tal la prosperidad de sus
empresas y el cúmulo de su fortuna, que las gentes del país empezaron á cobrar‘
le envidia, y de pura malicia cegaron los pozos que Abrahan había escavado an
tiguamente. Tanto creció la saña, que el mismo rey hubo de mediar en el nego
cio, disponiendo que Isaac por prudencia, se retirase. Retrayéndose en efecto para
pasar hacia el torrente de Gerara y habitar allí, se renovaron los altercados con
los pastores naturales, hasta que al fin se decidió á regresar a Beerseba, donde
llegado, puso un altar a Jehovah. Al poco tiempo el mismo Abimelech, con el ge
neral Phicol y Ochozath su privado, compareció para restablecer la antigua
alianza, y habiendo celebrado un banquete, sellaro'n su union prestandose recí
procos gajes y juramentos.»
Véase lo que sobre Gerara y Abimelech, y sobre el titularse hermanos los es
posos, observamos al hablar de unos sucesos análogos (le la vida de Abrahan.
Abimelech significa padre rey; Pbicol, boca de todos ó el que hace rostro á todos,
y ÜCÍIOZtII/t, acompañamiento, cuyos nombres podrían ser‘ genéricos del sobera
no, de su general y de sus cortesanos ó privados. Ha sido siempre comun a los
orientales, y en suma a todos los pueblos, dar a las cosas un nombre significativo,
con relación al objeto y propiedades de las mismas.
«Tenia Isaac cien años, cuando Esaú de cuarenta, le dió el disgusto de casarse
con dos mugeres de la raza hethita, idólatras y de mala índole. El anciano con
sideraba siempre á ese hijo, á despecho de su conducta irregular, como el here
' dero nato de sus bienes y de las tradiciones de Abrahan, en quien recaerian las
bendiciones prometidas por Dios ala familia hebrea. Rebeca por el contrario, in
sistía en su predilección háeia Jacob, sobre todo viendo los desvíos del mayor.
« Un dia Isaac llamó á este, diciéndole: hijo mio! Esaú respondió: aquí estoy.
Repuso su padre: ya ves que me he hecho viejo, y que ignoro el dia de mi muer
te; toma pues tus armas, la aljaba y el arco, y sal a cazar algun venado con
que aparejarme uno de los platos que sabes me gustan; tráemele para que lo c0
ma, y enseguida te bendecirá mi alma antes de morir.
a Oidas por Rebeca estas razones, en cuanto aquel partió para llenar el come
_tido de su padre, fuese á Jacob y le dijo: tu padre acaba de encargar á Esaú.
que la traiga un venado y de el le sazone un guiso, para darle luego su bendi
l. 17
"66 . sueño MISTERIOSO DE —ES'I‘E.
cion en el. Señor antes de morir.; toma pues mi consejo, hijo mio: vete al redil,
trae dos escogidos cabritos, con los que guisaré uno de esos platos ‘que á tu pa
dre tanto le gustan; tú se lo servirás, y cuando hubiere comido, te dará su ben
dicion. A esto observó Jacob que su hermano era velloso, y él lampíño, añadien
do: si padre me tienta con sus manos y observa la diferencia, temo no se figure
que yo le he querido burlar, y en vez de bendecirme me maldiga. Respondió su
madre: yo me asumo esta maldición (no por desprecio de ella, sino porque es
taba segura del éxito, confiada en la ínfalflzztlad del divino vatlcínlo); tú hijo mio,
procura solo hacer lo que te aconsejo, y despacha en traer lo que te dije. Fue
Jacob, lo trajo y dió á su madre, la cual condimento el guiso que sabia era del
gusto del anciano; en seguida vistió á Jacob las mejores ropas de Esaú, que esta
ban guardadas en casa, y le cubrió las manos y parte del busto con la pelleja de
los cabritos,
«Jacob, llevando el guiso en la mano, se va á la estancia de su padre, le sir
ve de comer, y luego á favor del disfraz y de zalameras palabras, consigue tan
buen resultado de la estratagema, que el anciano completamente alucinado, le
bendice como á su hijo mayor, deseándole abundancia de trigo y vino, mediante
el rocío del cielo y la fertilidad de la tierra, la servidumbre de los pueblos , else
ñorío sobre sus hermanos y su profundo acatamiento.
«En esto llega Esaú, y preparado tambien su guiso, comparece delante del an
ciano padre, el cual se maravilla como era natural, aunque luego cae en la cuen
ta de lo que acababa de acontecer. Con todo eso, conociendo por revelacion el
misterio de la bendicion que había dado á Jacob, no quiere revocarla: lo hecho,
hecho. En vano Esaú grita furíosamente; sus voces destempladas logran solo que
Isaac le dé una bendicion particular, pues las prerrogativas de la prúnogenltttrtt
eran intlltveszhles, deseando tambien para él la grosura de la tierra y el rocío del
cielo, pero augurándole que viviría de la espada, y serviría temporalmente‘ a su
hermano, si bien llegaría tiempo que sacudiese y quitase el yugo de su cerviz.»
La significación de estas últimas palabras segun el P. Scio, (s que los idumeos
descendientes de Esaú, serian una nacion belicosa. «En efecto, ellos fueron siempre
enemigos declarados de los sucesores de Jacob, heredando el ódio que Esaú tuvo‘ á
su hermano, á quien resolvió matar; pero al cabo fueron vencidos y sojuzgados por
los mismos, si bien en diversas ocasiones sacudieron el yugo. En un sentido espiri
tual, se significa aquí tambien que llegará un tiempo de misericordia, en que los
judíos convirtiéndose á su único libertador, saldrán de la larga y deplorable es
clavitud en que se hallan, para ser puestos en dichosa libertad por aquel Divino
Espíritu de quien recibirán la plenitud de sus dones.»
La accíon de Jacob fue dirijída por el Espíritu Santo, aprobada por Isaac, y
celebrada por el apóstol como llena toda y figuratíva de los mayores misterios:
de suerte que el mancebo, instruido por su madre é inspirado del cielo, no preten
sus SERVICIOS EN CASA m: LABAN. ‘67
dio hacer sino lo que-figuraba. Si el pueblo de los gentiles pudo decirse con ra
zon somente de Abrahan (ad Galat. 3. 99), Jacob que le representaba y figura
ba, pudo decir del mismo modo, yo soy el primogénito Esaú. Los gentiles son
llamados allí sirviente de Abrahan, porque fueron un pueblo escogido y sustituido
al de los judíos, y en nuestro caso Jacob fué escogido por Dios ysustituido á
Esaú. A este modo Jesus llama Elías al Bautista, y en Tobías v. 18, el áujel san
Rafael se llama Azarías, hijo de Ananías.
Los judíos, que como Esaú eran los mayorazgos, y tenían derecho por su na
cimiento a la bendicion prometida á Abrahan, «hiciéronse indignos de ella por su
dureza, y por haber desechado las verdades de la. salud, cuando vendieron su
derecho á los gentiles cediéudoles á Jesucristo, á quien negaron delante de Pi
‘lato; y así fué que Dios por su misericordia, llamó á los gentiles á. un goce
al cual no tenían derecho. Jacob recibiendo la bendícion de Isaac, representa á
los escogidos en Jesucristo, cuya generosidad en presentarse á su Padre con traje
y figura de pecador, semeja á Jacob con el de Esaú, consintiendo en ser des
conocido y tratado como el pecador á quien representaba. Y por esto mereció la‘
.bendicion de su Padre, y descendió á la tierra sobre los escogidos el rocío de san
tidad, la lluvia de los dones y gracias del Espíritu Santo, y el pan y el tino do
las dulzuras, suavidades y consuelos celestiales.»
Nada hay rcprensible, todo es misterio en este santo patriarca, cuyas accio
nes eran proféticas y dirigidas por una luz divina: eso es lo que debiéramos pen
sar, aun cuando nos fuese desconocido el que se ocultaba debajo de estos velos.»
Es preciso meditar semejantes sucesos con fe sincera, con respeto grande, vien
do en ellos mas que unas actas de puro ejemplo ó de interés histórico, un enca
denamiento misterioso de los altos secretos, por donde la divina providencia con
ducia a la humanidad, voluntariamente corrompida, á su eterna regeneracion.
a El furor de Esaú fue escesivo; en su corazon concibió un odio mortal contra
el que le acababa de suplantar. Rebeca temiendo con tierna ansia los males que
á su predilecto podía acarrear el feroz resentimiento de aquel, mira de alejarte in
dicándole para refugio la casa de Laban su propio hermano, en Harran. Como
respetaba demasiado las voluntades de Isaac, para allijirle (lándole parte de las
manifestaciones de Esaú, le fué á comunicar su plan bajo la especie de que no
convenía aliar á su segundo hijo con los odiosos cananeos, sino buscarle esposa
de su familia. En esto Isaac llamó a Jacob, diólc nuevamente su bendicion, y le
mandodiciendo: «No tomes muger del linaje de Canaan, sino vete á Mesopo
tamia de Siria, a la casa de Bathuel tu abuelo, donde podrás tomar por esposa al‘
guna de las hijas de tu tio Laban; y el Dios omnipotente te bendiga, acrezca y
multiplique, de suerte que vengas á ser caudillo de muchos pueblos, y te conceda
las bendiciones de Abrahan, y a tu descendencia despues de ti, para que hercdes
la tierra de tu peregrinacion, segun á tu abuelo le fue prometida.» -
0
68 isAAc BENDICE Á JACOB.
He aquí uno de los actos mas descollantes de la vida de Isaac, en el sentir de
las hilaciones teocráticas de los hebreos: por ese último rasgo espontáneo, el
segundo patriarca se reconcilia de nuevo con el destino de los sucesores de Jacob.
con quien estaba ya enlazado en fuerza de la primera bendición, y en consecuen
cia la línea de Esaú, como la de Ismael, queda eliminada de nuestra historia, en la
lacual solo nos ocuparemos ya de la rama de Jacob, tercer atriarca. Isaac por su
lado, aunque sobrevivió largo tiempo a estos sucesos, no ofreciendo en su carre
ra ningun otro hecho notable, apenas volverá á parecer en escena.
«Jacob, mientras tanto, salido de Beerseba para su destino, tuvo cerca de
Luza un sueño, en el cual estuvo viendo una escala por donde subían y descen
dian varios ánjeles, asomando en su remate el mismo Dios, cuya magestad le rei
teraba las promesas hechas a Abrahan y a Isaac, y le aseguraba que todas las
familias de la tierra serian bendilas en él y en su posteridad. Al dispertar, su pri
mera diligencia fuó consagrar la propia piedra sobre la cual habia reelinado su ca
beza, elevándola a guisa de monumento, y derramando óleo sobre ella; y puso el
nombre de Bethel ó Casa de Dios, á la que antes era Luza ó Almendral.» y
La escala de Jacob es una imagen de la divina providencia, que vela por la
conservación de los escogidos, siendo los ánjeles que subían y bajaban, los ejecuto
res y ministros de esta misma providencia. «Muchos intérpretes esplican tambien
esta escala, de la encarnación del Verbo que junló el cielo con la tierra, y sus
escalones ó gradas representaban la sucesión de los patriarcas.» '
«Habiendo Jacob proseguido su viaje y llegado á inmediaciones de Harran,
dió de manos á boca entre las pastoras de la ciudad, con su prima Raquel, hija
de Laban, de cuya familia fue recibido con la efusion mas cordial. Prendado de
la graciosa doncella, púsosc siete años al servicio de su tio para mcrecerla, y
granjear el dote que entonces los varones entregaban á sus novias. Laban empe
ro tenia otra hija mayor y menos bella, llamada Lia, a la cual segun mostró, de
seaba colocar primero. Venido pues el dia de la boda, sustituye mañosamente la
una por la otra, y Jacob, aunque groseramente eizgafiado, despues de aceptar la
que no quería, se compromete por siete años mas de servicios al objeto de obtener
la que ama: bajo esa condicion recíbela igualmente por esposa, luego definidos
los siete dias de la boda primera.
« Lia , favorecida del cielo en contrabalance de la predilección que Jacob tenía á
su hermana, le dió cuatro hijos, Ruben, Simeón, Levi y Judá. Raquel. permane
ciendo estéril, le entregó segun entonces era permitido, su esclava Bala, para adop
tar como hijos los que en ella su marido tuviese, y en efecto, de esta union nacie
ron Dan y Nephtalí. Lia no habiendo vuelto a concebir durante algun tiempo,
dió tambien a Jacob una criada suya llamada Zelpha, la cual procreó alos hijos
Gad y Aser, y sucesivamente la misma Lia dió a luz á Isachar, Zabulon y
una hija por nombre Dina. Finalmente, los votos de Raquel se vieron colmados;
sueño MISTERIOSO m: ESTE. 69
Dios oyó sus ruegos, y hecha fecunda, concibió y parió un hijo, diciendo: quitó
Dios mi oprobio; y le puso ‘el nombre de Josep/z (de osep/i. quitó, y yosep/z aña
dió)’, diciendo otra vez: añádameel Señor otro hijo.» '

OBSERVACIONES CRITICO-IIISTÓRICAS.

A la fecha de la muerte de Abrahan, contaban los gemelos quince años; Jacob


cuando Isaac le bendijo el año del M. 2245 (antes de J. C. 1755), setentisiete,
y el mismo Isaac ciento treintisiete, habiendo sobrevivido de 43 á este aconteci
miento, pues falleció de ciento ochenta años. El mismo Jacob al pasar á Mesopo
tamia, tenia poco mas de setentisiete, y ochenticuatro cuando casó con Lía.
Los idumeos descendientes de Esaú , Edom ó el Rojo, estuvieron realmente
sometidos á los judíos en tiempo de David, y no volvieron á sacudir este yugo
hasta ciento sesenta años despues, en el reinado de Joram. Algunos siglos mas
adelante, Judas Macabeo y los príncipes assamoneos ó macabeos restituyeron al
reino de Judá su antiguo esplendor, triunfando entre otros de los dichos idumeos.
Despues de la conquista de Jerusalen por los romanos, se sujetaron á estos, y des
de entonces su nombre ya no vuelve á sonar en la historia.

REFLEXIONES MORALES.

Si nos hallamos separados de los antiguos tiempos por una serie de siglos,
cuánto mas léjos estamos aun de aquellas costumbres patriarcales, que serán siem
pre la admiración del verdadero filósofo! Véase que valor se daba entonces á la
bendicion paterna; pero en el dia, bajo el espíritu positivo de nuestra época, muy
poco se estiman los bienes invisibles, por esquísitos y divinos que sean, y mu
cho mas frecuente es ver á la infancia creciendo en el amor y la esperanza de
los bienes terrenales de sus padres, que en aquel amor y aquellas promesas niag
l.‘ 18
'70 sus SERVICJOS EN CASA m: LABAN.
níficas, vinculadas en el precepto tan olvidado: lzonora patrem et vnalrem; honra
á tu‘ padre y á tu madre, esto es á todo lo que goza autoridad sobre tí, porque tu
vida depende de la fidelidad con que llenarás esa gran disposición. Honradles,
añade el sagrado legislador, paraque oivais larga-atente sobre la tzerra que el Se
ñor os Iza de dar (Exodo, Q0, 1Q).
« Los padres de la Iglesia y los intérpretes, segun observa el arzobispo de Flo
rencia Martini, se hallan divididos acerca la respuesta que Jacob dió á Isaac,
_ increpándole unos absolutamente, y abónándole ó defendiéndole otros mas ó me
nos.» En efecto, la mentira nunca es lícita, y siempre constituye pecado segun
categóricamente demostró S. Agustín en un tratado especial. Mas aun cuando
parece que Jacob, instigado de su madre, mintiese en esta circunstancia para ob
tener la bendición correspondiente á Esaú , no debe arguirse que en realidad se
hiciera culpable, pues importa recordar que Esaú le había transferido la pri
mogenitura, y que Dios predijo a Rebeca que el mayor de los dos gemelos estaría
sometido al segundo. Hay aquí además un gran misterio, el cual nos esplica por
qué razon no todas las acciones de los justos son ejemplos dignos de imitarse,
sino considerandos para escitar en nosotros una adoración profunda á las sublimes
vías de la providencia. Jacob es la figura de Jesucristo; cúbrese con la piel de ca
brito, como el Salvador divino, el cordero sin mancilla, se revistíó de nuestros
pecados para bórrarlos llevándolós encima; toma los vestidos del hijo mayor, lla
mándose tal, como los gentiles tomaron el l_ugar del pueblo querido de Dios, se
gun las mismas palabras del Señor en el evangelio: los últimos ¿vendrán á ser los
primeros, y los primeros serán los ailtímos (Mat. 19, 30).
La fragancia de las vestiduras de Jacob, el campo lleno de flores y frutas. el
rocío del cielo, la gordura de la tierra, la abundancia de trigo y vino, todo eso
no son mas que figuras de la universalidad de la Iglesia, y de los infinitos tesoros
con que el divino Maestro ha enriquecido por sus méritos y sacramentos, á esta
santa madre de los fieles hijos de Dios. «Oh historia la mas respetable, escla
ma enajenadó S. Agustín, escena de lo pasado. pero brillante profecía de lo veni
dero, cuyos sucwos todos cumpliéronse en la tierra, mas desde el cielo vinieron
dispuestos; cuyos instrumentos fueron los hombres, mas su soberano moderador
hubo de ser el mismo Dios! O res gestas, sed propheticaa gestas; in terra, sed cu»
litus; per homines, sed divinitus! (Civit. D. E. 16, c. 37.)»
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vera. ¡mm sacar los mejore .
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chos rol-airis dc gana-lo. <|-' i -
REGRESO DE JACOB.

RAQUEL IIURTA LOS IDOLOS Á SU PADRE. SINSABORES DEL PATRIARCA.

(Génesis, cap. 30 á 85.)

« Despues de nacido el último hijo, Jacob habló así á su suegro: déjame vol
ver á mi patria y tierra, y dame mis mugeres é hijos por los cuales te he ser
vido, para que me vaya; ya sabes los servicios que á tu favor he desem
peñado. Respondió Laban: hálle yo gracia á tus ojos: sé por esperiencia que
Dios me ha bendecido por causa tuya; así pues dime tu mismo qué recompensa
quieres. Reposo el: bien te consta en efecto cómo te he servido, y lo que en mis
manos han prosperado tus haberes; cuando llegué aquí harto escasos eran, y aho
ra estás rico, porque el Señor te bendijo con mi venida; así pues justo es tam
bien que yo mire un poco por mi casa. Qué quieres que te de? dijo Laban. Nada
quiero, respondió su yerno, pero si te allanas á lo que voy á pedir, apaccntaró
.otra vez y guardaré tus ganados. Recorre cada rebaño y separa de él las reses
de color vario o de vellon manchado, y en adelante cuántas nacieren pardas,
salpicadas ó abigarradas, así de ovejas como de cabras, esas serán mías en cali
dad de recompensa. A su tiempo hablará á favor mío mi honradez cuando llegue
el plazo convenido, pues si las dichas reses, ovejas ó cabras, no fueren pardas ó
abigarradas, será prueba de que las habré hurtado. Dijo Laban: me parece bien
lo que pides. _
« separadas las reses, y habiéndose ido Jacob con los hijos de Laban para apa
centar los rebaños confiados á su guarda, empleó un medio que hurlaria á su co
dicioso suegro, y haría que todas las ventajas del trato recien celebrado cediesen
á su favor. Cortó unas varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, las cua
les descortezadas á trechos de manera que el verde alternase con el color blanco de
la corteza, las puso en las cañerías cuando el ganado se abrevaba, y así logró
que las madres, afectándose por la variedad de colores en el ardor de la mezcla,
paríesen á su tiempo crías de manchas y listas varias. Esto lo hacia en la prima
vera, para sacar los mejores partos, pero en otoño nó, con objeto de dejar los par
tos tardíos á Laban: por este medio se hizo un hombre opulento, y adquirió mu
chos rebaños de ganado, siervos y síervas, camellos y asnos.»
7Q ascenso nn moon. _
Aunque segun los principios de historia natural se esplica, y por esperiencia
se conoce el resultado que en los fetos puede producir la afectación de sus ma
dres; el ardid de Jacob aparece como un artificio inocente, en nada contrario al
espíritu de religiosidad y justicia, el cual el Señor se dignó ínspirarle como forma os
tensíble de un milagro, para castigar la cupidez de Laban y galardonar los mereci
mientos del sufrido yerno. Este usó aun de mucha moderación con el que tan in
justamente se le había portado, dejando de poner sus varas en otoño lo mismo
que en la primavera, y no aprovechándose de su ventaja cuanto hubiera podido.
Por el testo se ve que las ovejas en Mesopotamia daban dos crías al año, siendo la
primeriza preferible a la segunda, porque las madres que conciben en la prima
vera se alimentan 'mejor en el estío, y los hijos se libran de los ardores y seque
dades naciendo en otoño.
«Laban y sus hijos, no pudieron ver con ojo indiferente tamaños avances de
Jacob; este á su vez, no dejó de advertir la frialdad del primero, y las confabula
ciones de los segundos: sin embargo, nada hubiera podido decidirle á que aban
donase el lugar a donde Dios le había llamado, si el mismo Señor no se lo orde
nara espresamente, en estos términos: Vuélvete a la tierra de tus padres y á tu
familia, y seré contigo. Obtemperando la superior disposición, envió á decir a Ra
quel y Lia que compareciesen en las dehesas, y llegado que hubieron, espúsoles la
torcida conducta de su padre, apesar de la lealtad con que se había portado él, las
mercedes recibidas de Dios, y por fin el aviso del cielo que le incítaba a partir.
Ellas reconociendo las bondades del Altísímo, convinieron en que nada podían
ya esperar de’ su padre, quien las había tratado como estrañas, mercadeando en
cierto modo con sus personas, y así le dijeron que cumpliese la celeste disposi
ción. Apercibióse pronto Jacob, y colocados sus hijos y mugeres en los camellos,
recogidos sus ganados y hacienda, y todo cuanto había adquirido en Mesopota
mia, encaminóse hacia la morada de Isaac en Canaan.
«A esta sazon Laban había ido al esquileo de sus ovejas, y Raquel robó los
ídolos (terap/zinz) de su padre. El mismo, hasta pasados tres días no tuvo noticia
de la escapatoria de Jacob, cuando ya la caravana había vadeado el Eufrates y
seguía avanzando hacia los montes de Galaad. Reunidos entónces prontamente sus
lagos, parientes y domésticos, corrió á la persecución de los fugitivos durante
siete días, hasta que dió con ellos en los referidos montes; sin embargo Dios en
sueños le había dicho se guardase de hablar ásperamentc algo contra Jacob. Ha
biendo fijado sus tiendas en el mismo monte de Galaad, fuése al yerno y le dijo: Por
qué te has llevado mis hijas sin darme de ello noticia, y como si fueran cautivas de
guerra‘? porqué has querido huir sin yo saberlo, sin anunciarmelo, al objeto de que
pudiese acompañarte alegremente, con tímpanos, cítaras y cantares? Ni siquiera me
has permitido dar un beso á mis hijos é hijas: vaya, que obraste desatinadamente!
Bien podría ahora volverte mal por mal, pero el Dios de vuestro padre me dijo
RAQUEL nuera LOS ÍDOLOS Á su PADRE. '73
ayer: guárdate de hablar con dureza á Jacob. Enhorabuena si deseahas regresar
entre los tuyos, y si te atraía el amor á la casa paterna, pero con qué motivo me
has robado mis dioses? Jacob respondió: la razon de haberme ido sin decirte na
da, es‘porque temí no me quitáras á la fuerza tus hijas; respecto al robo de que
me acusas, sí alguien hallas que retenga tus dioses, muera en presencia de nues
tros hermanos y familiares. Busca, y todo lo que encontrares de tu pertenencia,
puedes llevarlo.
«Jacob al decir esto, ignoraba que Raquel hubiese hurtado los ídolos. Su sue
gro se puso á reconocer las tiendas del mismo, de Lía y de las dos esclavas, sin‘
encontrar cosa alguna; pero habiendo pasado á la de Raquel, esta presurosa,
escondió los ídolos debajo unos aparejos de camelloy sentóse encima, pretestando
para no levantarse que la aquejaba la incomodidad habitual de las mugeres, y de
este modo quedó burlada la pesquisa.
« Amargas fueron en vista de esto las reeonvenciones de Jacob. Por qué culpa ó
pecado mío, dijo, te ensañas de tal suerte contra mí, revolviendo todo mi equipa
je? Qué has encontrado de todo el haber de tu casa? Pónlo aqui manifiesto delan
te de todos nuestros hijos y parientesque se hallan á la vista, y juzguen entre uno
y otro: para esto viví veinte años en tu compañía? En verdad que tus ovejas y
cabras no han sido estériles, ni yo me he comido los carneros de tu grey; al con
trario, si las fieras causaban alguna baja, yo resarcia el quebranto sin decirte nada,
al paso'que tu me exíjias rigurosa cuenta de todo lo que desaparecia por hur
to. Al rigor del sol ó de las escarchas me hallaba espuesto, tanto de dia como de
noche, y el sueño huia de mis ojos. De ese modo he servido en tu casa por espa
cio de veinte años, catorce por tus hijas y seis por tus ganados; tú entretanto,
diez veces me has trocado la paga, y á no asistirme el Dios de mi padre Abra
han, á quien teme y adora Isaac, quizás ahora me despidíeras sin un hilo de
ropa. Dios empero ha atendido a mi tribulacion y al trabajo de mis manos, y por
eso te reprendió ayer’. Respondióle Laban: mis hijas é hijos y tus rebaños, con
todo cuanto te rodea, mio es; qué puedo hacer yo contra mis hijas y mis nietos?
Ea pues, hagamos una alianza que sirva de testimonio de la armonía entre
ambos.
«Jacob tomó una piedra y la erijió en testimonio, y hacinando otras á su al
rededor, levantaron un majano y juraron en seguida que ninguno de los dos se
propasaria contra su aliado. Inmoladas las víctimas, convidaron á comer á sus
parientes y pasaron allí aquella noche, despues de lo cual Laban, levantóse de
mañana, besó á sus hijos, y habiéndoles echado la bendición volvióse á su
país.» v
, La accion de Raquel se ha interpretado de varios modos:_ quiso librar de idola
tría á su padre? Para esto fuera preciso suponer que Laban era descreyente, cuan
do del testo aparece lo contrario, y que la voz terapbim designaba unos verdaderos
1. 19
A siNsAnonns DEL PATRIARCA.
ídolos, lo cual no consta en. ningun lugar, pues el genuino significado de esta
palabra es seznejaizza, y segun algunos espositores, dábase á unas piedras sim
bólicas, que tenían grabados los nombres de los ascendientes de la familia, yeran
entre ella objeto de suma veneración. Pero suponiendo que en dichos ídolos se vin
., culase algun valor religioso, como parece desprenderse del nombre elohai ó dioses
que Laban les da, pudo su hija, participando de la superstición, temer en su pa
dre ó esperar para si el influjo de aquellos? Semejante razon tampoco es admisible,
tratándose de la esposa predilecta de Jacob, que era el siervo por escelcncia del
‘Señor, ycuyas doctrinas y principios por consiguiente no podían dejar de ser co
munes á su compañera. Tambíen se ha dicho que Raquel tomaría los ídolos en
compensación del dote que le había sido usurpado; pero esto fuera hacerse justicia
en causa propia, y por medio de una acccion mala como lo es el hurto, si bien á
la verdad, la falta de tribunales adonde acudir y la escesíva codicia de Laban,
la hacían escusable. En suma, este hecho como otros que hemos tratado de espli
car, pudo el cielo disponerlo para mas altos fines, y en tal concepto seria mas ve
nerando que esplicable; pero aun en su acepción natural, basta que la divina pro
videncia Io permitiese, paraque la razon se acalle admitiéndolo, y el espíritu se
humille respetándolo. '
La blandura de Laban debe atribuirse al temor de los celestes rigores, puesto no
bastaron á humanizarle la razon y la caridad.
« Cuando Jacob hubo llegado áMahnaim, por primera diligencia envió mensa
geros á Esaú, en el país de Seir, que le notícíaron su llegada. Esaú se puso en mo
vimiento, acompañado de cuatrocientos hombres, y al saberlo aquel, temeroso de
un ataque, elevó una ardiente súplica al Dios de Abrahan é Isaac, y envió á Esaú
ricos presentes. Habiéndose levantado muy de mañana, hizo pasar el vado de
Yabbok á sus dos mugeres, las criadas y los once hijos, y quedándose solo, vio
aparecerse un personaje con el cual luchó hasta la mañana, resistiéndole, y re
sultó ser un ánjel de Dios, quien trocó su nombre de Jacob en Israel (hombre que
ve a’ Dios, y tanzbzeiz príncipe de Dios), de donde ha quedado el de israelitas á
sus descendientes.»
En este ánjel que combate con Jacob, muchos padres creen ver un representan
te de Dios ó el mismo hijo de Dios, a quien dejándose vencer en esta lucha, daba
á Jacob la esperanza de triunfar de sus enemigos.» Segun S. Agustín , Jacob fue
imagen de los judíos. Veáse en Oseas la esplicacion que da del presente pasaje,
L‘.l2,v.hy5. .
«Lleno entonces de confianza en Dios, avanza Jacob acompañado de toda su fa
milia, al encuentro de su hermano. Esaú le recibe con bondad, le abraza tiernamcnte
y hasta le propone seguir juntos el camino, pero Jacob observa que sus hijos mas
tiernos y sus vacas preñadas no podrían sin riesgo salirse de su acostumbrado pa
so. Así pues, recibidos los presentes, Esaú regresó á Seir, mientras Jacob se di
REGRESO na JACOR. ‘75
rijia a Sochot. en donde fijó sus tiendas, y luego pasó á Salem, ciudad cananea de
los sichimitas, y habitó cerca de ella; y habiendo comprado la parte del campo
en que fijara tiendas, erijió allí un altar é invocó sobre él mismo al fortísimo Dios
de Israel. . - ' «
a Duros percances aguardaban a Jacob al llegar á la tierra de Canaan. Uno de
ellos fué el rapto y la violacion de su hija Dina por Sichem, hijo de Hamor prín
cipe de los sichimitas, y la consiguiente feroz y criminal venganza tomada por
los hermanos de aquella, Simeon y Levi, acompañados de sus domésticos, contra
los varones de la ciudad y todos los habitantes en general, á quienes despojaron
con ausilio de sus demás hermanos; siendo así que el ofensor se brindaba a en
mendar el agravio de la manera mas leal, y ya había empezado á cumplir las
condiciones que le fueron exijidas en reparacion. Cruelmente afectado Jacob por
tau Iastimosos sucesos, insiguiendo la disposicion divina, retiróse con toda su fa
milia de unos lugares en que ya no podía permanecer con seguridad, y fuese á
Betbel, al objeto de habitar allí, y erijir un altar en el sitio mismo donde el Señor
se le apareciera en sueños. Habiendo partido despues con direccion á Ephrata ó
Belen, he aquí que Raquel se siente acometida delos dolores de un parto difícil;
atroces son los padecimientos de esta pobre madre; por fin dá a luz á Benjamín,
pero ella sucumbe, dejando á su esposo privado de la mas dulce compañía. En
tiempos posteriores, el sepulcro de Raquel se mostraba todavía en los alrededores
de la ciudad que víó nacer al Salvador. A una milla de la misma y lugar llama
do Torre del Bebano, permaneció Jacob algun tiempo hasta que pasó á la ciu
dad de Arbea, en la cual permaneciasu padre Isaac, aunque muy viejo, pues
¡base á la raya de ciento ochenta años, de modo que para descender a la tumba
solo parecía aguardar el abrazo de su hijo. Aun tuvo tiempo sin embargo de pre
senciar el afiictivo suceso de que se da cuenta en el capítulo siguiente.»

OBSERVACIONES CRlTICO-HISTORICAS.
._..__

Noventidos años tenia Jacob cuando celebró con su suegro el concierto de lu


crar por via de salario las reses manchadas ó abigarradas, año del M. 2260.
La época de los demás sucesos que aquí se relatan, precisase por las siguientes fe
chas: fuga de Jacob y su convenio de alianza con Laban, año del M. 2965, de
J. C. 1739; Jacob permanece en Salem el mismo año: rapto de Dina, la cual
76 RAQUEL nUnrA LOS ÍDOLOS A su PADRE.
habia nacidoen 2250 y contaba por consiguiente quince ó diez y seis abriles,
año 22'73, de J. C. 1731; Jacob pasa a Bethel en 2274; Raquel fallece dando
á luz á Benjamín en 2275, y pocos meses despues el patriarca -va á reunirse con
su padre en Hebrón, teniendo de edad ciento siete años, despues de peregrinar
diez en la tierra de Canaan. Isaac en la propia fecha contaba ciento sesenta y sie
te años, y permaneció aun veinte y uno en compañía de su hijo, hasta el de
2288, que fué el de su muerte. '
Durante la emigración de Jacob, Esaú se habia establecido en los montes de
Seir, al E. y S. del mar Muerto, y al S. de Mahnaím. Esta sierra, como la de
Basan , y probablemente las de la Trachonita, Hauran y Hermon, dependía de las
montañas de Galaad, al E. del Jordan, las cuales separaban de la Arabia De
sierta los países de Ammon, Moab, Ruben, Gad y Manasés, prolóngándose al N.
del Líbano, en una estension de 55 ó 60 leguas. Criaban árboles resinósos, muy
preciados por este producto, y tomaron nombre del monumento de alianza ‘que
Jacob y Laban levantaron allí, titulándoló cada uno en su lengua, nzonlón del (cs
tzinonío ( Gal-lidad, y Jegar-Schalzaddulah '
Durante la lucha con el ánjel, Jacob sufrió del mismo una contusion en el ner
vio ciático del muslo, quedando cojo de resultas. Algunos pretenden que esta co
jera fué solo momentánea, apoyados en la voz Salem, nombre del lugar adonde
el patriarca pasó despues, el cual traducen por sano y salvo. En memoria de tal
suceso, los israelitas se abstenian de comer el nervio del muslo de los animales.
El Yabbok, hay Zerka, es un efluente del Djebel-Hauran, al E. del mar
Muerto, arroyo de poco caudal, que despues de recorrer el llano mas de una le
gua al 0., va a fenecer en el Jordan.
Mahnaim ó los dos Campos, fué el nombre del lugar donde Jacob, de regresóá
la tierra de Canaan, vió apareccrse dos legiones ó divisiones de ánjeles que le sa
lían al encuentro. Mas adelante, el mismo nombre se dió á una ciudad levítica de
la tribu de Gad, en la cual el rey Isboseth, sucesor de Saul, tuvo su córte, y
donde David se refugió cuando la rebelión de su hijo.
Sichem, ciudad de Samaria, es la misma que Neápolis ó Naplusa, á 10 millas
de Silo y á 40 de Jerusalen, al pié del monte Garizim.
En cuanto á Belen ó Efrata (Ephrat), se ha supuesto que nó podía existir en la
época de Jacob, á lo menos con semejante nombre, por proceder este de una es
posa de Caleb así llamada, que fué cóetánea de Josué. Y quién nos asegura que
el nombre de la muger fuese el originario y no el derivado, segun buenas reglas ‘
de etimología y de historia? Por otra parte, el nombre no arguye de precisión la
existencia de la ciudad; cabalmente en este libro tropezamós á cada paso en sim
ples localidades, llevando la denominación de las que mas adelante fueron opulen
tas poblaciones. °
La torre del Eder ó del Ganado, Ilamábase así por estar rodeada de lózanos
SINSABORES DEL PATRIABCA. 77
y abundantes pastos. S. Gerónimo cree que en ella fué donde acaecíó la apa
ricion de los ánjeles á los pastores, cuando bajaron á anunciar el nacimiento del
Salvador, y probablemente en virtud de una tradición análoga, Sta. Elena man
dó edificar en el mismo local una capilla bajo la advocación de los Stos. Anjeles.

REFLEXIONES MORALES.

Era lícito á Raquel hurtar los ídolos de su padre‘? Aunque fuese mucha su vir
tud, no bastaría eso á legitimar su accion. Algunos teólogos opinan sin embargo
que ella quizás tomó los ídolos, que serian de oro ó plata, para compensar la
injusticia de Laban hácia ella y su hermana, no dándoles dote alguno, y tratan
do á Jacob con la mas escesíva dureza y mezquindad. Otros creen que por este
medio pensó quitar á su padre una ocasion de idolatría, en cuyo concepto sería
un celo digno de Raquel, pero celo poco ilustrado, que no la escusaba del hurto ,
porque una acción mala en sí, no puede justificarse por la bondad de intención.
S. Pablo
un bien. dice: mmca debe hacerse cosa mala, por mas que ella haya. de redundarl
He aquíy elolvido,
ingratitud pago que suelen
cuando llevar
no es los éservicios
dureza injusticia!mas
Enconstantes y acrisolados:
cambio ellbuen derecho,
cuanto mas oprímido, mas fueros adquiere; y si se presenta la ocasion, puede er
guirse noblemen te para confundir á la arbitrariedad con un lenguaje enérjico, y ha
cer que prevalezca la razon. Entónces, muy vil ó ciego ha de ser el corazon del
opresor, si no cede el lugar á mejores sentimientos. No es una victoria hermosa la
que se granjea sobre un poder inícuo ó injusto, con el valor y la paciencia? El po
der así aleccionado, no tiene derecho á esclamarse contra los bríos de independen
cia ó el espíritu de revuelta, diciendo que le hayan faltado á la sujeción ó al respe
to; entónces, el único recurso que le queda, es avergonzarse de sus demasías, y
apresurarse á enmendar sus yerros.
JOSEPH VENDIDO POR SUS HERMANOS.
JUDÁ Y THAMAR.

(Génesis, cap. 36 y 81.?

a—_u—

a Estando ya de asiento Jacob en la tierra de Canaan, donde su padre había re


sidídó como peregrino, he aquí lo que pasó en su familia. Joseph, siendo aun ní
ño, pues no contaba mas de diez y seis años, conducía los ganados de su padre en
compañía de sus hermanos, pero ordinariamente apartábase con los hijos de las
siervas Bala y Zelpha. Habiendo observado grandes desórdenes en la conducta de
aquellos, creyó zzecesarío advertírselo á su padre, y en consecuencia les acusó
como reos de una abominable feohoría. Jacob distinguíale á él entre todos los de
más por su bello natural, y como habido en la vejez y en persona de Raquel, la
predilecta esposa, de modo que para prueba de cariño le regaló una túnica de di
ferentes colores. Sus hermanos, viendo que era amado de su padre mas que los
restantes hijos, le aborrecian, y no podían decirle palabra tranquila y apacible.
Acontecíó para colmo de mal, que Joseph refiríese á sus hermanos un sueño que
había tenido, y esta causa fué semillero de mayor ódio. Escuchad les dijo, un sue
ño que se me ha representado: parecíame que estábamos atando gavillas en el
campo, y que elevándose ymanteniéndose derecha la mía, las vuestras la adora
ban alrededor. Respóndierón ellos: serás acaso nuestro rey, ó estaremos sujetos á
tu señorío? Y estos razonamientos fomentarón aun mas su envidia y saña. Figu - _
rósele otro sueño que les contó tambien, en estos términos: he visto en sueños
que el sol y la luna y once estrellas me adoraban. Y habiéndoselo referido al
pzidrc, este le riñó diciendo: qué significa ese sueño que viste‘? por ventura yo y tu
madre y tus hermanos tendremos que adórarte sobre la tierra? En esto sus herma
nos seguían llenos de envidia, pero el padre consideraba silencioso el caso, pen,
sando entre sí cuales podrían ser los designios de Dios sobre tal lujo.»
La historia de Joseph ha sido blanco de los tiros de la ímpiedad, por ciertas se
mejanzas que ofrece con las aventuras de algunos héroes fabulosos, sin advertirse
que Moisés es anterior de mas de quinientos años á los autores profanos mas anti- ,
guos conocidos. Precisamente algunos de esos mismos autores la confirman, y
en ella hay una serie de hechos que por sí solos bastarian á orillar toda dificul
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tu señorío" ‘s ws mu. Ívlnvttwtifl aun mas su envidia y sana. Figu- .
roseli: otro sirvan qu h: cu; mom en estos términos: he visto en sueños
que el sol y la tu y nox- ewriin» me tuloraban. Y habicintoselo referido al
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madre y tus hermanos fonaurwsn» «¡uv aetorarte sobre la tierra? En esto sus herma
nos seguían llcn-u‘ «-— _ .- 3- i c'-.i«¡i!-*i.:l:=i ‘¡inn I-‘wll el caso. ¡ren
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JOSEPH VENDIDO ron sus HERMANOS. 79
tad: la ida de Jacob á Egipto, su residencia en aquel país, consignada en los re
gistros de la historia, la conservación de los restos de Joseph por espacio de dos
siglos, hasta que fueron trasladados á Palestina é inhumados en Sichem; son otras
tantas pruebas notorias de la fidelidad de la narración del santo testo.
Otra parte de los cargos recaen sobre esos sueños, símbolo de los destinos y
prosperidades de Joseph, cuya creencia por un lado el mismo Dios condena, y por
otro la razon anatematiza, como una de las ilusiones y fantasías supersticíosas en
que han caído los hombres de todos tiempos, enjendradas por la ignorancia ó el
fanatismo. A esa dificultad dan los intérpretes una solucion satisfactoria: sí por se
mejantes sueños entendiéramos el simple efecto de la imaginación, producido natu
ralmente durante el descanso por causas mas ó menos inmediatas, enhorabuena
que se condenasen como lo han sido y merecen; pero es imposible negar á Dios la
facultad de cómunicársenos por medios sensibles, entre los cuales el sueño es una
de las formas mas propias de revelación ó inspiración; sentado pues este prece
dente, quién descónócerá el impulso divino en aquellos anuncios tan astraordina
ríos, tan circunstanciadós, y tan solemnes en sus objetos yrelaciones, que fijan una
época de la vida, como los tuvieron á su vez Abrahan y Jacob, Nabucodonósór
y Daniel, Judas Macabeo y S. José esposo de María‘?
La estima de Jacob para con su hijo, no es en nada parcial; el bondadoso cora
zon del patriarca, aunque desigualmente había estado dividido entre sus esposas,
no podía dejar de tener cariño á todos sus hijos , siendo iguales ante él por la san
gre. Pero lo que verdaderamente le atraía en Joseph, y que en efecto constituía
una diferencia, eran sus virtudes, la -candidez de su alma y la nobleza de sus
prendas. Cómpárense los rasgos de la vida de este mancebó, con la protervía y
maldad de otros de sus hermanos, y veráse qué distancia media entre el pruden
te, el casto, el sufrido Joseph, que por su pacienciaé insignes virtudes mereció ser
una digna figura de Jesucristo, y la irracional envidia de sus desnaturalizadós her
manos, que miraban en él un reproche continuó para sus malas conciencias. «La
corrupción del hombre llega á tal estremo, que aborrece la virtud que ve en los
otros. Su altanería no puede sufrir que sus vicios se vean manifiestos y reprendi
dos en las acciones virtuósas de los demás, y así en vez de humíllarse y recono
cerse á la vista de una luz clara que le hace palpables sus defectos, procura apa
garla para que no se descubran.»
a Por entonces, habiendo los hermanos de Joseph ido á Sichem para apacentar
los rebaños de su padre, este dijo á Joseph: tus hermanos se hallan en Sichem
apacentandó las reses; ven pues, que quiero enviarte á ellos. Estoy pronto, res
pondió su hijo. Anda y mira si todo va bien entre tus hermanos y los ganados, y
vuelve á decirme lo que haya. Habiendo pues salido del valle de Hebron, llegó á
Sichem, y un hombre que le encontró divagandó por el campo, preguntale qué
buscaba. Busco, repusó, á mis hermanos; sabrias decirme donde apacientan el
80 JUDÁ r TBAMAR.
ganado‘? El hombre respondió: se han retirado de este lugar, y les oí decir que
se iban á Dothain. Siguió pues Joseph en busca de sus hermanos, y los halló en el
llano de Dothain. Avistándole ellos de lejos, antes que se aproxímárav, eoncibie
ron el feroz intento de matarlo; y se decían unos á otros: he aquí al gran soña
dor! vamos á matarlo y echémosle en una cisterna vieja, y luego diremos que una
fiera alimaña lo ha devorado; veráse entonces de que le sirve su soñar. Ruben
oyendo tales propósitos, esforzábase en librarle de sus manos, diciendo: no le quí
teís la vida, ni derrameis su sangre; basta con que le arrojeis en esa cisterna del
desierto, y conservad limpias vuestras manos. Su verdadero intento era ponerle
en salvo y devolverle á su padre. En efecto, apenas Joseph hubo llegado junto á
sus hermanos, quitáronle la túnica lalar de varios colores, y lo echaron en una
cisterna vieja, que no tenia agua, sin ¡racer caso de sus inocentes lágrimas, g con
propósito de dejarle perecer allí de necesidad. Enseguida, habiéndose sentado para
comer, vieron unos viandantes ismaelítas que venían de Galaad con sus camellos
cargados de aromas, resina y almáciga, para Egipto; entónces Judá dijo á los
otros: de qué nos servirá matar á- nuestro hermano y ocultar su muerte‘? Mas
vale que lo vendamos á esos ismaelitas, sin empañar con su sangre nuestras ma
nos, pues al cabo hermano y carne nuestra es. Los hermanos se atuvieron á este
plan, y en consecuencia, al pasar los mercaderes madíanitas, sacáronle de la cis
terna y lo vendieron por veinte monedas de plata, equivalentes á ciento czncuenti
siete reales vellón, diez g siete maravedís, y los ísmaelílas se le llevaron á Egipto.
Ruben, ausente á la sazon, cuando volvió á la cisterna y no encontró el mucha
cho, rasgó sus vestiduras y fué á decir á sus hermanos: el mancebó no parece,
que voy á hacer yo? Finalmente, tomaron la túnica de Joseph, y habiéndola te
ñido en la sangre de un cabrito recíen muerto, la enviaron á su padre, man
dándole á decir por los que la llevaban: hemos hallado esa túnica; mira si es la
de tu hijo ó no. Así que el padre la hubo reconocido, esclamó: es la túnica de mi
hijo! alguna terrible fiera lo habrá devorado... y rasgando sus vestimentas, pú
sose un cilicio y lloró á Joseph por mucho tiempo. En vano se le reunieron todos
los demás hijos, procurando templar su dolor; no quiso recibir consuelo alguno,
y por toda palabra les decía: lloraró aun, cuando descienda á reunirme á mí
hijo en el lugar de su descanso. Mientras él seguía en su amarga afliccion, los
ismaelitas vendieron á Joseph en Egipto, á un eunucó ó canzarlengo de Pharaon
y general de sus tropas, llamado Putiphar.»
Los ismaelílas y otras tribus árabes establecidas en el desierto de Siria, comer
cíaban en productos de su suelo con los países comarcanos, especialmente con
Egipto, nación ya entonces avanzada, donde los artículos de droguería y aro
mas no dejarían de estimarse por sus varias aplicaciones, en los ramos entre otros
de medicamentos, embalsamaje de cadáveres etc. Aquí se habla sin diferencia de
ismaelítas y madianitas, no por confusión de estas dos razas, sino porque la ca
JOSEPH VENDIDO ron sos, HERMANOS. 81
ravana que cruzó delante de los hermanos de Joseph, componíase de mercaderes
de ambas tribus, y de otras tal vez, pues se reunían en gran número para atrave
sar con seguridad el desierto, lo propio que en el dia.
No dejemos de admirar las inescrutables vías del Altísimo, por donde los co
hechos mas criminosos, se truecan á las veces en logros dulcisimos: quién no
' compadeciera á Joseph al verle tan indignamente hollado y escarnecido por sus
propios hermanos? sin embargo ese infortunío en su suerte; esa alevosía le abre
las puertas de Egipto, donde quizá jamás lograra figurar, á no atravesarse la serie
de aventuras que le elevaron á ser el mayor privado de uno de los primeros mo
narcas. La virtud puede verse sometida á duros tranees, pero al cabo su triunfo
es seguro, mientras el vicio, repelido en el cielo, tarde ó temprano en la tierra
misma recibe casi siempre su pago merecido.
«Por igual época, Judá, separándose de sus hermanos, pasó á establecerse en
Haduthlam en la Cananea, donde casó y tuvo tres hijos, Her, Onan y Sela; El
primero fué unido á su tiempo con Thamar, y por su mala conducta, Dios le cas
tigo de muerte; mas con objeto de levantarle linaje. su viuda fué transferida al
segundo génito. Este, sabiendo que los hijos no nacerian para él, pues en reali
dad, el primero que salia á laz tomaba el nombre y sucedía en los derechos del
premuerto cónyuge, procuraba impedir el fruto del matrimonio, por lo cual el Se
ñor le hirió también de muerte , en castigo de accion tan detestable. Viuda Tha
mar dos veces, retiróse á la casa de su padre, por consejo de Judá, y para espe
rar la mayoría del tercer hijo Sela, que igualmente debía ser consorte suyo; pero
viendo que no se realizaba el enlace, y abochornada de no tener sucesión, un dia
que Judá, viudo también de su esposa, subía á Thamnas con Hiras haduthlamita,
su mayoral , para el esquileo del ganado, aguardóle sentada en el camino, cu
bierta con el theristro ó velo á usanza de las rameras, y celebrando un trato li
viano, logró cohabitar con él, de cuyas resultas concibió y parió dos mellizos. El
menor sacó la mano antes que saliese el primero, y este fue’ llamado Pharés, y el
otro Zara, y de Pharés descendió con el tiempo el mismo Redentor del linaje hu
mano.» _
El hacerse en este lugar especial mencion de la descendencia de Judá, demas
que así lo exige el órden cronológico de los hechos, lleva dos objetos: establecer
el origen de una generación á la cual, aunque impura, quiso pertenecer el colmo
de toda pureza, Jesucristo Señor nuestro, y al mismo tiempo recordar á la tribu
de Judá, que era la mas noble entre las (le Israel, su procedencia de una muger
cananea, para que los judíos no se ensoberbeciesen á costa de los gentiles, funda
dos en la miserable vanidad de su preeminencia en raza. Al mismo tiempo vemos
que el Señor se dignó preferir la estirpe de Judá á la de Joseph, apesar de que
las virtudes y méritos de este, parecían hacerle el vehículo natural de la herencia
de verdad y justifieacion que tan dignamente fuera inaugurado por sus anteceso
I. 21
82 mnÁ r THAMAR.
res. .El Espíritu Santo, que dirijia la pluma de Moisés, dice el P. Scio, «quiso
aquí darnos á conocer cuán gratuita fué la promesa del Redentor, y por consi
guiente la de nuestra salud, haciendo que un hijo nacido de la incontinencia .de
Judá, por una série de descendientes diese al mundo al Juez por escelcncia, y
por él la verdadera justicia.» '
Aunque la divina providencia se utilize á veces de los delitos de los hombres,
no de aquí se arguye que los apruebe; al contrario, el castigo viene casi siempre
aparejado en pos de la culpa, segun vemos en Ruben privado de la primogenitu
ra, en los hijos de Judá heridos de muerte, en los hermanos de José trémulos á
los pies del favorito, etc.
«El nacimiento de los mellizos de Thamar, encierra segun los Padres de la lgle—
sia el misterio de los dos pueblos, el de la ley antigua y el de la nueva: en Pha
rés se figuraban los judíos ó la sinagoga, y en Zara los gentiles; á la sinagoga,
como la primera que nació, pertenecían las promesas y la parte principal de la
herencia, pero como perdió su derecho, entraron á su parte los gentiles. Zara,
cuya voz se traduce Oriente, figuraba tambien á Jesucristo, á quien dan el mis
mo nombre los profetas.»

OBSERVACIONES CRITlCO-HISTÓRICAS.

Jacob segun parece, había dividido sus ganados en dos rebaños: uno le confió
á los seis hijos de Lía, y otro á los cuatro de las dos siervas; y como estos pro
cedían de distinta madre que aquellos, y armonizaban mas en edad con su amado
José, hermanóles á él, creyendo por tal medio poner al mismo á cubierto de las
rivalidades y celos cuyos efectos temía, y que no tardaron en estallar.
Cerca de Sichem había comprado unas dehesas, que distaban de Hebron cosa
de 24 leguas, á donde solía enviar á sus hijos y domésticos, paraque aprovechan
do la favorable disposición del terreno, buscasen buenos pastos para los ganados.
Al apersonarse Joseph con sus hermanos, habíanse estos trasladado á inmedia
ciones de Dothain, que era una ciudad distante 19 millas N. de Samaria, la cual
andando el tiempo perteneció á la tribu de Zabulon.
El tercer hijo de Judá, llamado Sela, no llegó a enlazarse con Thamar, pero
fue casado despues, y dió origen á la familia de los selaitas. De su nombre había
una ciudad en la tribu Benjamín, donde estaba el sepulcro de Saul.
JOSEPH VENDIDO POR SUS HERMANOS.

REFLEXIONES MORALES.

Dios mismo, en medio de las sugestíonos de muerte, y en el seno de la servi


dumbre y humillación profundísima en que Joseph se veía sumido por unos her
manos devorados de envidia, Dios era el que se burlaba de la perversidad de los
hombres, para elevarle y glorificarle. No debe pues verse en estos sucesos nada
fortuito, nada dependiente de simples causas humanas, pues de intento se vale
Dios de los mismos enemigos y obstáculos, para llenar sus designios, y hacernos
entender que nadie será bastante á impedir el efecto de sus soberanas resoluciones.
Así, aun cuando veamos asestados contra nosotros los tiros de la persecución, no
hay que desmayar, no hay que murmurar, sino aguardar el fin, en la inteligen
cia de que el Señor tiene en su mano volver los contratiempos en nuestro prove
cho propio... Lo único que exije de nosotros, es que los sobrellevemos con enerjía.
La allíccion de Jacob rebosa en dignidad; él ya no busca consuelo en la tierra,
pues no cabe en la misma compensacion para ciertos dolores, que taladran har
tas veces el corazon de un padre ó de una madre: lloran, hasta que Dios se sirva
apiadarse de ellos y enjugar sus lágrimas!
( 1) Por la historia de Thamar, vemos que el Señor quiso patentizar á los ve
nideros por medio de castigos visibles, cuya memoria la Escritura trasmitirá
eternamente, cuánto detesta los ultrajes inferidos al matrimonio, amancillando
una‘ alianza que es obra suya, y cuánto abomina la ignominia de que se cu
bre una carne, producto de sus manos, la corrupcion con que se emponzoña el
germen puro del humano linaje, y de que se infecta á la propia prole, llamando
sobre sí las maldiciones que forman de ordinario su justa pena. Este ejemplo
formidable de los dos jóvenes esposos, debe servir de desengaño á aquellos que
consideran á la juventud escusable en muchas cosas, pensando que la divina mi
sericordia pasa de lijero sobre ciertos deslizes, para los dichos disimulables á la
imprudencia, al fuego de la edad ó al vigor de pasiones nacientes.

(I) DII-Clol. Hndicias.


LA “nuera nn PUTIPHAR.
JOSEPH INTERPRETA LOS SUEÑOS DE PHARAON.

ES NOMBBADO SUPERINTENDENTE DE EGIPTO, Y RECIBE LA MANO DE ASENETH.

(Génesis, cap. 39, 40 y 41.)

«Joseph siguió en la casa de Putíphar por espacio de diez ú once años, hasta
la edad de veintisiete, cuidando los intereses y dirigiendo los negocios de su amó
con tal felicidad y acierto, que Dios residía en él visiblemente , pues cuanto ha
cia llevaba el sello de la bendición divina. Era de garbosa y gentil presencia; fí
nídó aquel tiempo, sucedió que la muger de su señor, movida de torpe deseo, pu
so en él los ojos y lc requirió de amores. Joseph á fuer de honrado y temeroso de
Dios, rechazó tan falaz sugestión, procurando traer á la culpable á sus deberes
con prudentes reflexiones: no ves, la decía, que mi señor [ia enteramente de mi,
pues ni siquiera sabe lo que tiene en casa, y tal es su franqueza que no hay cosa
que no me haya entregado, á escepcíón de tí que eres su muger“? cómo quieres
pues que consienta á semejante maldad y peque contra mi Dios? Ella empero , vol
viendo asiduamente á la carga, y sin poder entrar en razon , aprovechando un
momento favorable cierto dia que Joseph se líallaba á solas en casa, le sorpren
dió y quísó retenerlc con violencia, asíéndole de la orla de su capa; pero el héroe
de la castidad, fijos siempre los ojos en su deber, abandonó la prenda en manos
de la muger, y huyó saliendose á fuera. A vista de semejante desprecio, la ira de
esta última fué escesiva: todo el amor que hasta aquel momento prófesara al
mancebó, trocóse en violento ódío; encontrándose con la capa en la mano, aquello
mismo que había de ser prueba de su vilipendio, le sirvió para fragnar una odíosa
calumnia. Reunidos ante sí todos los domésticos, acusa al hebreo de haber atenta
do contra su pudor, y en prueba les enseña la capa; llegado su marido, la ¡nis
ma le sirve para apoyar tan indigna fábula, y el créduló esposo, sin reflexio
nar en los antecedentes de su siervo y sin mas detenida averiguación del hecho,
enójase en gran manera contra Joseph y manda encerrarle en la cárcel de córte,
donde se guardaban los presos del rey. Josep/t, en la imposibilidad de jnstiflcar
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LA MUGER os PUTIPHAB. 85
su inocencia á la faz de los hombres, no abrió’ sus labios para sincerarse; quiso
nzas padecer con resignación la afrenta, contentándose de tener á Dios por testigo
dela pureza de su corazon, en la esperanza de que su divina bondad la ¡taria bri
llar oportunamente.»
La naturaleza humana ha ofrecido siempre los mismos fenómenos: las pasio
nes ejercen su imperio sobre nuestra flaqueza; así, cuando campea un ejemplar
raro de virtuosa cóntinencia como el que leemos en este pasaje, no hay frases so
bradas á encarecerle, primero paraque brille el heroísmo del justo, y luego para
que todos aprendan en ese combate, y aspiren á conseguir los timbres de una víc
toria tan señalada.
Joseph era un gallardo mancebo segun afirma la Escritura, y para mayor per
feccíon, realzaban sus prendas físicas los mas delicados quilates de la belleza mo
ral. Su ama puso en él los ojos; qué mucho? era una muger no imbuida en las
verdaderas creencias, ni contenida por el freno de una severa moral. Su debili
dad pues, no debe sorprendernos; lo que si nos colma de embeleso. y admiración
es la fortaleza de Joseph, resistiendo con una constancia que rayó en heroísmo,
que en sus consecuencias ha llegado á compararse con el martirio (véanse S. Am
brosio y S. Agustín), los funestos cohechos de una pasión la mas arrebatada,
alentada en cierto modo por la autoridad y el temor, y favorecida por la situa
cion de las personas, la ocasion y otras circunstancias. Nuestro héroe sin embar
go, no se reduce á la resistencia: sin salvar los límites de un deferente respeto, y
de una modesta sumisión, esfuérzase en desvanecer el desvarío de la cuitada, ha
ciéndole óportunísimas advertencias acerca las obligaciones suyas para con el amo,
y el temor santo que debía á su Dios. Cómo ofender á aquella escelsa magestad, tan
próvida para él, y mancillar al bondadoso dueño, que despues de recíhirle en su
casa con la amabilidad de un patrono y el cariño de un padre, le había impues
to en todos negocios é intereses, descansando en su probidad con la mas ciega
confianza, hasta no reservarse nada, nada mas que su muger, como dice can
dorosamente el versículo! Esa sabrosa recompensa de la virtud, que tal vez no
comprenden los corazones viciados, tiene mucho precio á los ojos del justo, y no
equivalen los goces ilícitos mas desenfrenadós á una sola de sus satisfacciones.
En esta grande acción de Joseph, espresa Scio, «á la par que debemos regis
trar un perfecto modelo de castidad, tenemos un ejemplo que nos enseña el modo
de portarnos en iguales circunstancias.» Aprendamos sí, en tan sublime tipo de,
moral práctica, la decórosa impulsión que honra al hombre, que aquilata al cris
tiano, y que en toda sazon es una prenda segura de inefabilísimos galardones.
«Dios, por otro lado, nunca desamparo al inocente; apiadado de Joseph y per
maneciendó con él en la cárcel, dióle gracia á los ojos del alcaide, que en opinion
de algunos era el propio Putzplzar, el cual puso en sus manos todos los presos, y
le confió el régimen de la cárcel con absoluta confianza, pues en nada quiso ya
I. 22
86 JOSEPH INTERPRETA LOS SUEÑOS DE PHARAON.
entender, porque el Señor asistía al mancebo, y verdaderamente enderezaba sus
obras. Sucedió entonces que dos euiiucos ó gent.illiombres del rey, uno su copero
mayor y otro su gefe de panadería, por cierta ofensa á la inagestad fueron en
carcelados y puestos al cuidado de Joseph, quien les asistía y servía. Una maña
na, entrando en su calabozo, vió que estaban somhríos mas de lo que solían, y
preguntándoles el motivo, respondieron eiitrambos haber tenido un sueño, cuyo
sentido no acertaban á esplicarse. Joseph respondió que la interpretación era cosa
de Dios; y así, haciéndose relatar los indicados sueños, dijo el copero: veía de
lante de mí una vid con tres sarmientos, la que desarrollaba paulatinamente sus
yemas, y despues de estar en ciernes madurabaii las uvas, al mismo tiempo que
yo, teniendo la copa real , cojí las uvas, y exprímíéndolas en ella, se la serví á
Pharaon. He aquí la interpretación, respondió al punto Joseph: los tres sarmientos
son aun tres días, tinidos los cuales Pharaon se acordará de tu ministerio, y vol
verá á alzar tu cabeza reintegrándote en el prístíno grado y oficio. Una cosa te
ruego y es, que cuando hayas recuperado gracia, te lastimes de mí é indiques á
Pharaon sea servido sacarme de esta cárcel, en la cual gimo inocente, despues
que me arrebataron á hurto de la tierra de los hebreos. El gefe de los panaderos,
oyendo la esplicacion sábia del primer sueño, dijo á su vez: yo he visto tambien
que llevaba tres canastillos de harina sobre mi cabeza, y el de encima estaba
lleno de toda especie de confecciones de pastelería, y las aves comían de su con
tenido. Joseph lo descífró así: los tres canastillos son otros tantos días, los que
pasados, Pharaon alzará tambien tu cabeza, pero colgándote en una cruz donde
las aves despedazarán tus carnes. En efecto, tres días despues, cumpleaños de
Pharaon, dió este un banquete á sus domésticos, y acordándose durante él de su
copero y su panadero mayores, reintegro al primero en su empleo, y mandó al
otro al patíbulo. El copero sin embargo, cegado en la prosperidad, ya no hizo
mas memoria del cuítado mancebo que con tal acierto se la vaticinára.
«Dos años despues, Joseph permanecía aun en la cárcel, cuando el mismo
Pharaon tuvo el sueño siguiente: hallándose parado á orillas del Nilo, figurósele
ver salir de él siete vacas lozanas y sumamente gordas, que pacian en lugares
paiitanosos, y luego salir otras siete feas y consumidas de flaqueza, las cuales pa
eíendo así mismo junto á la verdosa orilla, devoraron á las primeras de sorpren
dente disposícion y corpuleneia. Desvelado el rey, volvió á dormirse y soñó otra
vez, que siete espigas llenas y hermosas brotaban de una misma caña, y que otras
tantas delgadas y picadas de tizon, nacian tambien y devoraban toda la gallardía
de las anteriores.
« Despierto Pharaon siendo ya de día, despavorido, mandó á buscar todos los sa
bios y adívinos del reino paraque le descifráran sus sueños; ninguno empero logró
dar con el sentido. Entonces el copero mayor, acordándose de Joseph, dijo á Pha
raon: confieso mí falta; cuando el rey, airado contra sus servidores, mandó en
ES NOMBRADO SUPERINTENDENTE DE EGlPTO
cerramos á mi y al jefe de la panadería en la cárcel del general, entrambos tuvi
mos por la noche un sueño, présago de 10 que mas adelante nos debia acontecer.
Había allí un joven hebreo, siervo del mismo general, quien oídos nuestros res
pectivos sueños, nos predijo lo que acreditó el suceso: yo fuí repuesto en mi em
pleo, y el otro fue colgado en una cruz.
« Inmediatamente por órden de Pharaon, sacaron á Joseph de la cárcel, y ha
biéndole cortado el pelo y mudado el vestido, lo llevaron á la real presencia.
El rey le dijo: he tenido unos sueños, y no hay quien me los declare; pero dícen
me que tú sabes descifrarlos con maestría. Respondió Joseph: no seré yo, sino
Dios el que dará una solucion favorable a Pharaon. Narró este sus sueños, confor
me quedan relatados..... Joseph respondió así: uno mismo es el sueño del rey, y
por él le muestra el Señor lo que tiene decretado hacer. Las siete vacas tan rolli
zas, saltando del Nilo, y las siete espigas repletas de granos, significan otros tan
tos años de abundancia, produciría por ventajosas inundaciones del río; asimismo
las siete vacas estenuadas y flacas que salían en pos de aquellas, y las siete espi
gas ténues y heridas del viento abrasador, demarcan iguales años de subsiguien
te hambre; todo lo cual se cumplirá por ¡se órden: sobrevendrán primero siete
años de nunca vista fertilidad, desde uno á otro confin de Egipto, y luego siete
mas de una esterilidad tan escesiva, que llegarááolvidarsc la anterior abundancia,
y el hambre consumirá los frutos de todo el Egipto y los pulsas comarcanas, por
manera que la grandeza de la abundancia será como absorvida por la escesiva ea
restía. El segundo sueño viene á. significar la misma cosa, y es solo una confir
macion de la palabra de Dios, y la garantía de su próximo é cnfalíble cumplimien
to. Ahora incumbe al rey‘ elegir un varon hábil y prudente, para constituirle
gobernador general de Egipto, y hacer que establezca delegados en todas las pro
vincias, y mande recoger en graneros el quinto de frutos durante los siete años
abundantes que desde luego van á empezar, disponiendo que todo el trigo sea
entregado á disposición de Pharaon y guardado en las ciudades, preparándose
así para el hambre venidera de siete años que oprimirá el Egipto; por cuyo me
dio la tierra no será consumida de carestía. '
«Agradó el consejo al rey y á todos sus ministros, y les habló de este modo:
dónde hallaremos un hombre como este, que esté tan lleno del espíritu de Dios?
Dirigiéntlose enseguida á Joseph: pues que Dios te ha dictado esas palabras, quién
encontraré mas sabio que tú, y que te se parezca‘? Yo voy pues á elevarle sobre
mi casa, paraque á tu mandado obedezca todo el pueblo; yo mismo no te aven
tajare’ mas que en ocupar el sólio. He aquí añadió, que te he constituido jefe su
perior de Egipto; y en seguida tomó el anillo que llevaba, y púsoselo en la mano,
vistióle un ropon de finísimo lino (bysso, segun algunos intérpretes), y eiñtile al
cuello un torzal de oro, como insignias de su alta dzynídad. Enseguida le hizo su
bir en la segunda de sus carrozas , mientras un pregouero gritaba que todos do
88 r RECIBE LA MANo nn ASENETH.
blasen ante él la rodilla, y le recónociesen como gobernador general de Egipto.
« Concluida esta ceremonia, Pharaon aseguró á Joseph en su real nombre, que
nadie en adelante se atrevería á mover mano ó pié sin órden suya; quiso que en
lugar de Joseph se llamase Psmztbompbanieb, que en egipcio quiere decir Salva
dor del Mundo, y dióle por esposa á Aseneth, hija de Putiphare ó Putipheragh,
sacerdote y tal vez gobernador de Heliópolis, la cual engendro á, su tiempo dos hi-.
jos, Manasés y Ephraim.»
Por no cortar el hilo de los sucesos, hemos reservado para este lugar las va
rias observaciones que naturalmente sujiere este encadenamientó de prodijiós, ca
suales en la apariencia, por donde la sublime predestinación de Joseph fué col
mándose hasta alcanzar una brillantísima aureola de gloria. Hermoso triunfo del
mérito! dichosa recompensa de la virtud! adorable disposición de la providencia
divina, que de aparentes casualidades se vale para realizar sus destinos, y pre
sentar al ojo asombrado de los hombres, interesantes ejemplares.
Grande ha sido la perfidia de sus hermanos, pero cuánta será despues la hu
millación de los mismos, y con qué verguenza irán á arrojarse á las plantas del
que habían holladó, para reclamar su salud de la compasión de esta- víctima pacien
tísima! Por su lado Joseph, acerbas lágrimas vierte, y por momentos se ve sujeto
á las mas duras privaciones; pero qué importa‘? allí mismo la virtud le da forta
leza, y la inocencia dulce tranquilidad. Cuán usurariamente quedarán luego
compensadas sus privaciones y dolores! Del calabozo al trono no tiene mas que
un pasó; las avenidas de la dicha se le franquean de par en par, y mientras con
una mano comparte el cetro de uno de los grandes monarcas del globo, con la otra
derrama los tesoros que el cielo se digna confiarle, como á su mas celoso deposi
tario y administrador. . . .
En los rasgos de abnegacion y generosidad de que Joseph dió pruebas repeti
das durante su elevación, podríamos aprender el modo de conducirnos en medio
de los honores y preeminencias temporales. Paraque le sirven á él la gloria y el
poder‘? para reflejarse sobre los demás; para labrar la dicha de sus hermanos;
solo á Dios atribuye sus ventajas; al cielo solo consagra sus méritos. A cada paso
nos presenta actos de caridad, y acendradas espresiónes de paz y amor. He aquí
como los santos entienden la gloria terrenal
A los que atribuyen á mala arte las adivinaciones ó mejor profecías de Joseph,
pudieramos contestar con la respuesta que el mismo dió á Pharaon, así parafra
seada por Scio: « Los hombres, oh rey, no alcanzan á penetrar los designios de
Dios, ni interpretar su voluntad, sin que el mismo Dios los alambre y dé luz
paraque la conozcan; y así, el que ha de descifrar esos sueños, no he de ser yo ,
sino el mismo Dios á quien adoro, comunicándome luz para que lo haga. Yo,
sin mi Dios, nada puedo, y al contrario, mi Dios sin valerse de mí, podría alum
brarte y hacerte conocer su voluntad, y colmarte de todos los bienes. Por tanto,
LA MUGER DE PUTIPHAR. 89
lo que yo voy á descubrir tocante á tu sueño, recíbeló como de parte de Dios.»
Acerca la confianza que tan de ímprovíso ínfundieron en el ánimo del rey la
persona y las razones de Joseph, no es menos adecuada y justa la siguiente nota
que reproducimos del P Scio: Pharaon, ya por la esplicación que Joseph le dió
de los sueños, ya por los consejos tan útiles á la conservación del estado que oyó
de su boca, llegó á conocer en este estranjero y esclavo, se descubria una sabidu
ría mas que humana; y así, registrando en Joseph un tesoro inestimable, de que
el cielo le hacia presente, le destinó para poner en ejecucion Ió que aconsejaba.
Dichosos aquellos príncipes á quienes Dios da luz para conocer el verdadero mé
rito! que mirando como mas propios para el gobierno á los que tienen mayor sa
biduría, bondad y religión, los hacen buscar en el secreto de su retiro, donde su
modestia los tiene ocultos, y aun dentro las mismas prisiones, donde la injusticia
y la envidia suele tenerlos encerrados con perjuicio del bien público!»
Es tambien muy ejemplar y admirable en el presente capítulo, la relación que
Joseph hace de su desgracia al copero mayor, encerrado con él en la cárcel, á
cuya piedad se recomienda. En cambio, no lo es por cierto el ingrato olvido con
que este personaje correspondió á los favores del esmerado servidor é inspirado
intérprete, que endulzára sus penas vaticinándole una prosperidad recóbrada.
«Pero la dicha ofusca aquellas luces que se perciben en la adversidad. No hay cosa
que se olvide mas fácilmente que la miseria, luego que se ha salido de ella, ni que
se borre mas pronto de la memoria que los servicios recibidos en un estado de aba
tímíento, de aquellas personas que no se hallan en lugar de poder favorecer.»

OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS.
.___

El nombre de Putiphar ó Polop/iré, segun la verdadera ortografía egipcia, es un


compuesto de Pet y Pbré, el que esta’ consagrado al sol (Phré, Dios-Sol). Esa
etimología, orilla no poco el camino á los que han pretendido identificar el Putí—
phar primer dueño de Joseph, con el Putiphare sacerdote de Heliópolis, cuya
hija fué dada por esposa á nuestro héroe. La diferencia de nombre es muy corta
para ser atendida; de otro lado, el sacerdocio de Heliópolís (ciudad del Solj, se avie
ne perfectamente con una persona consagrada á esta divinidad. Ahora bien: eran
compatibles para el sacerdote, las funciones de eunucó y jefe de milicia que Puti
,, 23.
90 JOSEPH INTERPBETA LOS SUEÑOS DE PHABAON.
phar desempeñaba cerca de Pharaon‘? Segun la antigua organizacion civil de
Egipto, no hay duda alguna: asi como el soberano era el primer sacerdote del rei
no, los sacerdotes se ininiscuian en 10s negocios públicos, ejerciendo á menudo
cargos eminentes en el consejo del soberano. Respecto á estar casados y tener hi
jos aquellos sacerdotes, es un hecho no menos incontrovertible: qué de estraño
tendría pues que el antiguo bienechor de Joseph, hubiese completado sus beneficios
recibiéndole por yerno?
Joseph vendido el año “Z276 del M. , 1728 antes de J. C. , tenia de edad 27
cuando fué preso en la cárcel, y 29 al salir de ella, para ascender al puesto que
la providencia le deparaba, años del M. 2289, antes de J . C. 1715.
Esas fechas tomadas de la Vulgata, se avienen muy poco con las tablas sin
crónicas de los anales egipcios, paraque podamos deslindar con certidumbre bajo
qué reinado, y a cuál época de aquella historia deben de contraerse los mismos
sucesos; y la razon es obvia: las tradiciones mosáicas son el documento mas leja
no y fidedigno del origen de los pueblos; el Egipto en especial, no tiene mejores
patentes de sus épocas primerizas, que el Génesis y el Exodo. Sin embargo, como
las indicaciones de los libros sagrados acerca este país no son mas que inciden
tales, descomplacidos los modernos cronologistas, han pensado fundar sus cálcu
los sobre indecisos fracmentos de Herodoto, Manethon, Diodoro, Josepho y algun
otro, y de ahí ese fárrago de narraciones inconciliables, que se alejan cada vez
mas de la verdad originaria. Ni dieron mayor luz las escursiones científicas, las
escavaciones hechas á propósito en señaladas localidades, los sistemas geroglífi
cos recien inventados, y los vagos trasuntos de papeles escritos o figurativos, que
el ímprobo afan de algunos sabios ha logrado exhumar delpolvo en que yacian;
todo ello dista mucho de asimilarse á un cuerpo histórico de valor absoluto, pues
á lo mas lo tiene reflecso, en su concomitancia con los relatos de Moisés. Si conside
ramos que la organizacion de la nacionalidad egipcia precede de veinte ó mas
siglos á la época de los sucesos aquí referidos, y gue hasta el subsiguiente reina
do del gran Sesostris, no constan legítimos documentos, concebiráse la razon de ta;
maño embarazo.
La nacion sucumbió por entónces al aciago dominio de unos invasores árabes
ó scitas, cuyos jefes conocidos por hyksos ó pastores, oprimieron con cetro de
hierro toda la region media é inferior de Egipto, por espacio de dos y mas siglos.’
Durante ese período cayeron los edificios públicos, los templos fueron allanados
y saqueadas las ciudades; nada quedó del órden de cosas preexistente, y el mis
, mo suelo, desamparado é inculto, sin la fecundidad que debían suministrarle los
canales de riego, rotos ya ó cegados, negaba al infeliz lahriego el pan necesario ,
siendo tal vez ese el origen de las grandes carestías y sucesivas epidemias y ca
lamidades que se esperimentaron.
No queda bien averignado si el ministerio de Joseph y la emigracion de los he
ES NOMBRADO SUPERINTENDENTE DE EGIPTO
breos, fué anterior, posterior ó coetánea de la misma época, porque de todo hay
pareceres; sábese empero que la dinastía de los Sesostridas no pasa del siglo XVI
antes de J . C., y es fijo que uno de los soberanos inmediatos, Amenophis Thumo
sis rey de Thebas, fué el que emancipó al Egipto del vandálico yugo de los estran
jeros que lo oprimian. De otro lado, los libros santos no hacen mencion alguna de
tamaños confiictos, y al revés, sus ínjénuos relatos parecen aludir á una época mas
sencilla y primitiva. Seria pues bajo el indeciso reinado de uno dc los trescientos
treinta soberanos que Heródoto enumera como sucesores de Menés, partiendo de
las memorias sacerdotales?
Una cronolojía que tenemos á la vista, insiguiendo á Manethon , da el nombre
de Timaos al príncipe que dió fin á la dinastía XVI, el cual murió segun aquella
por los años "Z082 antes de la era cristiana, en un combate contra los hyksos,
diciéndose que estos acababan á la sazon de invadir sus dominios. De aquí resul
taría que semejante suceso hubiera precedido de tres siglos á la época de Joseph, y
suponiendo que la invasion no pasára de 260 años, ya habría concluido. Si nos
guiamos por Josepho, cuyo historiador la hace durar 500 años sin duda por
que computo el período de las luchas preliminares, la espulsion de los hyksos
recaeria entonces en el año 1600 antes de J. C., que es precisamente la fecha
por varios establecida. Hay quien avanza á asegurar que el Pharaon cuyo minis
tro fué Joseph, llamábase Apophis, y era el zi.“ de los estranjeros.
Y no podría ser también, segun opinion de Du-Clot (Bible Vengée), que esa memo
ría de los estranjeros pastores (lzyksos ó varones de ganado, en hebreo Isch-tzon),
fuese una tradición adulterada de los mismos hebreos, los cuales se establecieron
entre el Alto y el Bajo Egipto, multiplicándose de un modo tan asombroso que llega
ron á formar un ejército de 600,000 combatientes‘? Josepho asegura que los hyksos
eran originarios de la Judea. El abate Guerín de Rocher, citado por el mismo Du
Clot, á quien se deben sagacísimos estudios sobre las antiguedades egipcias, de
muestra en un paralelo de citaciones que los escritores de aquella nación, par
tiendo de simples referencias, no hicieron mas que plagiar á la Biblia, desfigurando
su verdad con zurcidos los mas disparatados, y en prueba demuestra entre otras
cosas, que Joseph llamado en la Escritura scliaht (príncipe ó imperante) y el prime
ro (protos) de la nación, es el que las cronolojías llaman Salut/tie, rey pastor,
«que tenia gran cuidado de acudir á la recolección del trigo,» y Proteo, a el
mas castó de los hombres, el cual llego á Mestra ó Mítzraim (Egipto), y no daba
respuestas sino estando atado, y tuvo dos hijos, Teleyono y Poliyono, cuyos
nombres significan lo mismo que Manasés y Ephraím» etc., ect.
He aquí en resúmen las conjeturas donde se estrellan los mejores cálculos, sin
probabilidad de una solucion concluyente, tras el misterioso velo y viejo secreto
de tantos siglos.
92 y RECIBE LA MANO DE ASENETH.

REFLEXIONES MORALES.

Cuando se considera esta larga série de males que sobre Joseph gravitaron tan
tos años, indigna pensar que los pícaros sean ostensiblemente 10s mas felices, y
que la iniquidad logre por recompensa el honor y el reposo , mientras por el con—
trario, la, inocencia se ve ultrajada, no siendo dable ser virtuoso sin adversidad.
Cuando empero el mismo Dios se digna descubrir ese misterio de su providencia,
oculto por tanto tiempo, entonces se ve con qué supremo arte la eterna sabidu
ría echa mano de las pasiones aun las mas abyectas y criminales, para realzar el
mérito de los santos; bien así como la maestría del pintor emplea los colores mas
negros de su paleta, para dar mayor brillo y contraste á los puntos principales
de sus composiciones.
Dios pues, por medio de una revelacion da á conocer que Joseph llegará á ser
un hombre grande; (le aquí toman ocasion sus hermanos para odiarle y sumirle en
. la mas colmada miseria; entre tanto Dios, sobre esa misma miseria, cimenta el
edificio de su grandeza. En nuestros tiempos hay tambien como en los antiguos,
muchos hermanos falaces, muchos egoístas, cuyas pasiones caen como un peso
insoportable sobre los hombres pacíficos, pero paciencia! llegará su vez á la jus
ticia... dispertará la providencia, aunque parezca hallarse entumecida...
Los santos padres que admiran en Joseph una de las imágenes mas remarcables
de J. (L, observan la correlacion que hay entre la gloria del salvador de Egipto
y la del Salvador del mundo. Joseph, apenas salido de la cárcel, es elevado á los
mas altos honores, y recibe del mismo rey un poder omnímodo sobre todos los
pueblos de Egipto; J. C. saliendo del sepulcro, vencedor de la muerte, recibe de
su padre un poder soberano en los cielos y en la tierra. Joseph instruido de
lo alto, esplica los secretos de Dios, y prepara una asombrosa copia de trigo, al
objeto de impedir que los hombres perezcan durante el hambre. J. C. revela al
mundo la ciencia que forma á los santos, é instituye los sacramentos, como cana
les misteriosos que han de derramar por todo el universo la abundancia de los mé
ritos de su pasion y muerte, y el fuego de la caridad divina.
LOS HERMANOS DE JOSEPH
PASAN Á comuna VÍVEBES.

LA COPA ENCONTRADA EL SACO DE BENJAMIN.

(Génesis, cap. 41 al 44.)

«Tenia Joseph treinta años en la época de los anteriores sucesos. Depositario


de la autoridad real, el primer acto de sus elevadas funciones fué recorrer las
provincias, y atender con esmero á las necesidades de los pueblos. Apenas comen
zó la fertilidad de los siete años, las mieses recogidas en gavillas fueron guardan
dose en los graneros públicos, y el quinto de esta grande abundancia se reserva
ba en cada una de las ciudades... Vinieron en pos, conforme á las predicciones de
Joseph, los siete años de escasez, pero así como el resto del mundo se hallaba
afligido por el hambre, había pan en toda la tierra de Egipto; y cuando la multi
tud acudía á Pharon pidiendo alimentos, él respondía: id á Joseph, y haced cuan
to él os dijere. El hambre crecía entretanto mas y mas, y Joseph abriendo finalmen
te los graneros, empezó a vender trigo á los egipcios, los cuales como hemos visto,
no se hallaban esentos de la plaga, y de igual modo las provincias acudían á Egip
to para comprar vituallas y templar el mal de la escasez.
«Jacob, noticioso de lo que en Egipto pasaba, habló así á sus hijos: Porqué
no os dais prisa? yo he oido decir que en Egipto se vende trigo; id pues allá y
comprad lo que nos sea necesario para vivir y no perecer á falta de recursos. Sa
lieron en consecuencia los diez hermanos para el vecino reino, quedándose Jacob _
con Benjamín, temeroso segun dijo, de que no le sucediera algun percance en el '
camino...»
El Egipto, por razon de su topografía especial, debe su gran feracidad al cau
daloso Nilo que lo surea, al través de una elevada arista de fácil desagüe y natural
salida, por donde las corrientes ordinarias ó las avenidas periódicas, son habil- '
mente recogidas y (‘analizadas hasta los territorios estremos, para nutrirlos de su
fertilizante jugo. Esta ventaja empero, puede y podía mas' antiguamente tomarse
1. 2h
94 LOS HERMANOS m: JOSEPH PASAN A COMPRAR vívEuEs.
en daño, si una carencia ó disminución de aguas acaecia de improviso, estan
cando los gérmenes de producción y esponiendo el país á‘ las horribles consecuen
cias de una carestía como la que el testo nos señala. No se dice categóricamente
si esta provino de semejante causa; al contrario, es creíble que mediase alguna in
fluencia esterior, cuando vemos que el hambre no se limitó á Egipto sino que se hizo
estensíva á otros países. Los patriarcas, morando en los desiertos y. reducidos á su
riqueza pecuaria, sentirian de los primeros el efecto de la necesidad, y por eso
tan presurosos corrieron en busca de provisiones.
Ocurre aquí una dificultad y es: porque los hijos de Jacob emprendieron un
viaje de ciento y mas leguas, desde el lugar de su residencia hasta la ciudad de
Tanaís, ó la que entónces fuese capital de Egipto, para mercar unos víveres que
hubiesen encontrado mucho mas cerca, en cualquiera de los pueblos vecinos? A
eso cóntestaremos con lo que en sus Víndicias dice Du-Clot: «la Arabia Desierta
no se los proporcionaba; la Palestina guardaba para sí sus provisiones; los asesina
tos de Sichem les habían acarreado la anímadversion de aquellos pueblos, y alre
tirarse de allí, habíanse acercado á Egipto, donde numerosos y bien provistos al
macenes estaban abiertos al público; les era pues mas espeditó encamínarse á
Egipto que á Palestina.»
«Joseph era el principal en la nación, y sólo á su alvedrío vendíase trigo á los
pueblos. Luego que sus hermanos se postrarón ante él, les reconoció, pero no
quiso declarárseltzs, receloso de que tal vez hubiesen usado con el pequeño Benja
mín las malas tretas que con él; al revés, hablándoles con desabrimiento como
á. personas estrañas, fingió tomarles por espías. Ellos se esfórzaban en sincerarse,
esponiendo francamente el motivó de su viaje: doce hermanos somos tus siervos,
decían, hijos todos de un mismo padre, en la tierra de Canaan; el mas pequeño
se ha quedado con el padre, el otro ya no existe. Eso cabalmente, .repuso Joseph,
prueba lo que he dicho, que sois unos espías; voy empero á cerciorarme de sí de
cís verdad: por vida de Pharaon , no saldreis de aquí si no viene con vosotros el
mas pequeño de los hermanos! Vaya uno en seguida á buscarle, y cntretanto los
demás quedarán prisioneros hasta que yo averigüe si es verdadero ó falso.ló que
habeis dicho; de otro modo, por espías ós tengo. Mandó pues que los cnccrrasen
por espacio de tres dias, finidos los cuales volvió á llamarles y les dijo: Haced
lo que os previne, y vivireís, pues temo á Dios: si es cierto que vinísteis aquí con
ánimo pacífico, uno de vosotros" quede prisionero en rehenes, y váyanse los de
más con los granos que hubieren comprado á sus casas, y regresen luego con el
hermano menor, á fin de que me asegure de vuestos asertos y no murais. Ellos,
aquietándose á esta órden, murmuraban entre sí: Con justicia padecemos seme
jante duelo, por haber pecado contra nuestro hermano cuando en la angustia de su
alma nos suplicaba, y no le escuchamos; he aquí el motivo de venírsenos encima
la presente tributación. Ruben, uno de ellos, añadió así: No os Io dije yo entón
LA COPA ENCONTRADA EN EL SACO DE BENJAMIN.
ces‘? no pequeis contra el muchacho! pero no quisisteís oírme; ahora veis como
se nos demanda cuenta de su sangre. Joseph les oía, sin que ellos creyeran que
entendía sus palabras, pues les habló por intérprete, y alejándose un poco lloró,
mas saliendo de nuevo volvió á hablarles.»
«A Simeon le guardó prisionero, pero despidió á los demás, dando órden á los
‘ oficiales que despues de llenar de trigo sus sacos, encerrasen en los mismos eldi
nero de cada uno, y tambien que les suministrasen los víveres necesarios para el
camino. Cuando hubieron partido, echaron de ver la devolucion verificada, y ató
nítos y confusos, decían: qué es esto que Dios acaba de obrar con nosotros!»
La ternura de afectos, delicadeza de sentimientos y viveza de espresíon que
tan á menudo podemos admirar en esas sagradas páginas, rebosan de una ma
nera inmejorable en esta delicada y bellísima historia del esclavo hebreo, favorito
de Pharaon. Vedle al modesto jóven , con qué dignidad y elevacion se porta en
su grandeza, con qué piedad é hidalguía corresponde á los que labraron su pri
mera desgracia! Combatida el alma de tiernísimos afectos, apenas resiste la emo
cion que le enagena, cuando á favor de inocentes rodeos procura atraer á sí á
aquellos que tanto le ofendieron, á aquellos mismos que desde los brazos de un
padre idolatrado, le arrojaron sin compasion ni humanidad á los peligrosos aza
res de una existencia servil. El vaticínio -se ha cumplido finalmente: esos herma
nos tan baladís, izan tenido que adorarle, rendido? á su alrededor. Qué oca
sion de triunfo para su corazon, si el corazon de Joseph se abandonára á las vanas
satisfacciones de la tierra! En aquel momento una duda, pero duda horrible hu
bo de ocurrírle: que harían de Benjamín, el otro inocente fruto del flor-ido amor
de Raquel? le habrían ¡repuesto quizás á la misma suerte que él corrió‘? Los her
manos bien aseguran que se ha quedado en compañía del padre, pero cómo dará
asenso á sus palabras, el que tan á costa propia adquirió la esperiencia de sus fe
chorías? He aquí la ocasion en que Joseph despliega cierto rigor: uno de los her
manos permanecerá en rehenes; Simeon, el que por su carácter díscolo fué tal
vez uno de los principales ínstigadores del atentado contra él cometido, es el que
‘sufrirá mayor castigo; permanezca pues en la cárcel, hasta que sus compañeros
regresando con Benjamín, hayan desvanecido toda sombra de recelo.
Esta severidad aparente, dice Scio, «era una mortificacíon muy líjera si se
atiende lo que los hermanos de Joseph ejecutaron con él, y al mismo tiempo ocul
taba una ternura y amor fraternal muy grandes, como el suceso lo acreditó; fue
ra de que, quería que aprendieron por este medio y por esperiencia propia, á
compadeceise de los trabajos y aílieciones ajenas. Sobre todo no cabe la menor
duda que Joseph, en todo lo que hizo con sus hermanos, se movía por particular
instinto y espíritu de Dios.» Bien se echa de ver ese superior influjo, en el resulta
do que dieron las disposiciones acordadas: aquellos que tan duros habían sido, die
ron ahora muestras en su presencia, de ser unos mansos corderos, y en un punto
96 LOS HERMANOS DE JOSEPH PASAN Á COMPRAR VÍVEHES.
la afliccion que estaban sufriendo, pudo píntarse á sus ojos cual condigno pago de
la que veinte y tantos años antes habían causado á su infeliz hermano. «Este de
lito olvidado, se les representó ahora tan vivamente á la memoria, como si aca
basen de cometerlo. Todos se acusaron, ninguno se escusó, y convinieron todos
en que era justo el castigo que sufrían.» Cuánto no hubiesen dado en aquel acto
para recuperar su perdida víctima, y poder aligerar sus conciencias del peso que
sobre ellas gravitaba, condenándoles á sus propios ojos? Dichosamente esa víctima
existe, y en mejor estado de lo que alcanzáran á imaginar: allí al lado la tienen,
sin que la conozcan, que se halla conmovida á impulso de los mas generosos
afectos. No tardarán en reconocerla, y entónces, entónces echarán de ver la dife
rencia que hay entre el inocente y sus verdugos, entre el justo y los pecadores;
entónces verán con qué nobleza toman su desquite las almas asístídas de gracia
especial; entónces en fin, será el penetrarse de verguenza , mirando en toda su
desnudez la bajeza de sus antiguos ódíos y la villanía del crimen que los selló!
He aquí un castigo eficaz y propio para aquellos infelices, que mas estraviados
que perversos, tienen aun en su confusion una puerta_abierta para el escarmiento y
la penitencia. Afortunadamente los hombres no borrarán jamás de su corazon, el
sentimiento que Dios ha impreso en él de su presencia y su justicia. Por este ejem
plo se ve t.ambien, cuán útiles son las ÍFÍÏJIIlaCÍODOS que Dios nos envía: el dolor
nos saca la voz dela verdad, para que confesemos con sinceridad y detestemos
eficazmente nuest.ros delitos , y la pena nos abre los ojos que había cerrado la culpa.»
«Llegados los hermanos de Joseph ante su padre Jacob, en Canaan, refirié
ronle lo sucedido, pero al oir el anciano que necesitaban llevarse a Benjamín, fué
grave su desconsuelo. Acordándose de la amargura que en otro tiempo le oca
sionára la pérdida de Joseph, concluyó resueltamente que nunca accederia á se
pararse del último y mas amado de todos sus hijos.
« El hambre apretaba, los víveres se concluian, y fuerza era volver á Egipto
por nuevas provisiones; los hermanos empero, no querían ír sin Benjamín, acor
dándose de las prevenciones de Joseph. Convencído el padre de estos motivos, y
recibiendo al mismo tiempo de Judá la seguridad de que velaria de cerca sobre el
muchacho, y se lo devolveria, cedió por fin y les dejó ir, despues de encargarles
se llevasen algunos presentes para Joseph, y el precio doblado del trigo para re
sarcir el de la primera vez, si acaso el haber encontrado el dinero en los sacos
provino de algun yerro. Joseph, viéndoles de regreso en compañía de Benjamín,
dispuso que su mayordomo los introdujese en la vivienda, y matase luego vícti
mas para aderezarles un banquete. Ellos permanecían enagenados, sin comprender
la razon de tan singulares atenciones; al contrario, recelando algun amago á cau
sa del dinero de la primera vez, agolpáronse á la puerta, para manifestar al ma
yordomo que habían traído consigo t.oda la suma; pero este último les tranquílizó,
y mas aun, les presentó libre á Simeón.
LA COPA ENCONTBADA EN EL SACO DE BENJAMIN.
«Luego de introducidos en la casa, se les sirvió agua, con que lavaron sus
piés, y se cuidó de echar pienso á sus jumentós; ellos por su parte, ponían en ór
den los regalos para cuando entrase Joseph al medio dia, porque habían oidó que
comerian allí. Entró en efecto Joseph, y al punto le ofrecieron por sus manos los
regalos, é híncándose le adoraron. Joseph correspondió á su saludó con la mayor
afabilidad; empezó preguntándoles por el estado de salud y conservación de su
anciano padre; alzó despues los ojos, y divisó á Benjamín su hermano uterino, y
pidiéndoles si era aquel el hermano menor de quien le habían hablado, dirijióle
la palabra diciendo: Dios se apiade de tí, hijo mio. Su corazon se hallaba tier
namente afectado, y los ojos se le arrasaban en lágrimas viendo delante de si a su
querido hermanito; no pudiendo mas resistir, retrájose á su estancia y dió rienda
al llanto, pero salió otra vez despues de lavarse el rostro, y conteniéndose por
disimuló, dió voz de que pusiesen las mesas. Ocuparon estas por separado Joseph
de todos los demás, y los egipcios de los hebreos, porque se consideraba cosa
profana el mezclarse con estos, ya fuera en atención á ser unos rústicos labrieyos,
ya que los izaturales, por costumbre ó por superstidon, no pudiesen participar de
ciertos nzanjares que los últimos comian. En el órden de colocación, siguióse tam
bien el de mayoría de edad: Joseph era el que hacía los platos. y con gran mara
villa delos hermanos, cuando llegó su turno á Benjamín, vieron que le daba una
ración quintuplicada.»
Aunque por la diversidad de prácticas, la mesa de los egipcios estaba separada
de la que los hebreos ocupaban en el banquete de Joseph, no parece mediase ninguna
de las ceremonias superstíciosas, entonces ó mas adelante estiladas en el país, ora
fuese por consideración al dueño de la casa, ora porque el mismo Joseph en todo
casó, hubiese debido ser el sacerdote y sacrificador, insiguiendo los ritos egipcios,
y en verdad mal hubieran cuadrado semejantes funciones á un creyente tan acen
dradó del verdadero Dios.
Segun vemos en Homero, la comida entre los griegos servíase por raciones, ó
á tanto por barba, lo mismo que entre los egipcios. Cuando el que presidio la
mesa, quería dar á alguno de los comensales señaladas muestras de cariño ó dis
tinción, haeíale una parte mas crecida, como Joseph hizo con Benjamín; cuya cós
tumbre trascendiendo á los romanos, fué despues comun á diferentes naciones.
Segun Scio, las muestras de deferencia que Joseph dió al menor de sus herma
nos,« iban dirigidas á sondear el corazon de estos respecto de Benjamín, y ver si
semejante‘ distinción les hacia tomar su defensa con menos calor, cuando le vie
ran en peligro; ó si su amor dependía precisamente de estas pequeñas distincio
nes, que en otro tiempo habían escitado en su espíritu un odio y envidia tan cruel
contra su vida y persona.»
Se ha criticado infundadamente la palabra enzbriayarse, quela Vulgata emplea
para indicar la satisfacción con que comieron los cónvidados de Joseph; pero bas
,_ 25
98 Los HERMANOS m: JOSEPH PASAN Á COMPRAR vívrznes.
ta consultar los varios pasajes en que se usa la misma voz, para que se compren
da su verdadero significado.
A este propósito objétase con no menor ignorancia, que el vino fué desconocido
á los antiguos egipcios; pero cabalmente el mismo Heródoto dice que los tebanos
hacían alarde de haber inventado la viña, y Plutarco asegura que los reyes an -
teriores á Psammetico lo bebian hasta cierta medida.
«Joseph, como la vez primera, dispuso que despues de llenar de trigo los cos
tales de sus hermanos, se repusiese en cada uno el dinero, y además en cl (le Ben
jamín se escondiese con el importe del trigo, su propia copa de plata. No bien
habían andado algun trecho fuera de la ciudad, mandó Joseph correr á su alcan
ce, y detenerles so pretesto de hurto. Habeis cometido una accion muy fea, les dice el
mayordomo; esa copa que acabais de hurtar , es la misma en que mi amo bebe y
suele hacer sus vaticinios. Cómo puedes decir eso, señor? respondieron ellos;
cometer tal maldad tus siervos! El dinero que hallamos en la cima de los sacos,
lo volvimos á traer religiosanwnte desde Canaan; es dable pues que hayamos
hurtado objeto alguno de oro ó plata de la casa de tu amo? Cualquiera de noso
tros en cuyo poder hallares lo que buscas, muera al punto, y los demás quedemos
por esclavos del señor nuestro. Sea asi, respondió el mayordomo; el que resulte
reo, quede por esclavo, los demás saldreis ilesos. Desataron desde luego los sacos,
y reconociéndolos el mayordomo, cuál fue el asombro de ellos al ver la copa es
condida en el saco de Benjamín! Llanos de dolor, rasgaron sus vestiduras, pero
confundidos por la evidencia del kee/zo, no tuvieron mas recurso que volver á car
gar sus pollinos y tomar la vuelta de la ciudad. Judá á la cabeza de sus herma
nos corrió al encuentro de Joseph, que permanecía aun en casa, y todos á una
cayeron á sus plantas. Díjolts Joseph: Porqué os habeis lanzado á hacer esto‘?
ignorais que no tengo igual en la ciencia de adivinar‘? Judá contesto por los de
más: Qué responderemos á mi señor! que diremos ó qué podremos objetar con
justicia! En sazon el brazo de Dios cae ahora sobre la iniquidad de tus siervos:
esclavos, pues, somos tuyos, así el que ha resultado tenerla copa, como todos los
demás. Lejos de mí tal cosa, repuso Joseph; sea siervo el que ha robado la copa,
pero los otros idos libres á vuestro padre. Entonces Judá, adelantándose algo, ha
bló en los términos que luego se dirá.» _
« En todo el hecho aquí relatado, no mintió Joseph. Mentir es hablar contra
lo mismo que se piensa, con el fin de engañar á aquel con quien se habla. Todo
lo que pasó entre Joseph y sus hermanos antes de descubrírseles, formaba una sola
accion , que comprende el hecho mismo de manifestárseles, y lo que a esto se si
guió. Eran dos partes de un mismo todo, que estaban unidas en el pensamiento de
Joseph , pero de las que sus hermanos no conocían ni entendían el recíproco enla
ce y union; y así para juzgar segun verdad, es necesario mirarlas en este punto
de union, y se hallará que Joseph no mintió en ninguno de estos lances. Sin em
LA copa ENCONTRADA EN EL SACO nn BENJAMJN. 99
bargo, necesario es confesar que semejante proceder, aunque esento de mala fé,
no es un ejemplo que se deba autorizar generalmente en la práctica. Grandes teso -
ros se ocultan bajo esa superficie que aquí registramos. . ..» Scío.
Las alusiones contenidas acerca el arte de adivinar de Joseph, es preciso consi
derarlas como un juego de palabras suyo, para sobrecoger á los hermanos bajo el
maravilloso prestijio que gozaba de adivino, á consecuencia de sus famosas
interpretaciones. Algunos para descartar toda idea de adivinacion, traducen
el verbo aztgczrai'í (izajasc/z del testo hebreo), que el mayordomo usó al encontrar
la copa en el saco de Benjamín ,_ por indagar ó leacer averiguaciones, como si su
intención hubiese sido decir, mirad que á causa de esta copa, hará nn’ amo diligen
tes averiguaciones. Lo mas verosímil es que Joseph querría aterrar a sus herma
nos, bajo la idea de que, á fuer de hábil descifrador, era imposible se le ocultase se
creto alguno.

Los sucesos arriba referidos, pasaron el año del M. 2298 (1706 antes de J. (1,),
y parte en el año siguiente.
Benjamín, aunque es llamado muchacho segun la costumbre de entonces, y res
pecto á ser hijo menor, tenia veinte y cuatro años, y Alápide afirma que ya era
padre.
y Dijimos en una nota anterior, que los hebreos y lo mismo los egipcios, para co
mer ocupaban sillas ó escabeles alrededor de la mesa. La moda de recostarse en el
tríclínzo, no se conoció entre ellos hasta al regreso del cautiverio de Babilonia,
babiéndola tomado de los persas.
100 Los HERMANOS DE rosaru PASAN Á COMPRAR vi-viaRrs.

REFLEXIONES MORALES.

El abatimiento de Joseph sirvió para realzar mas y mas la grandeza á que el


Señor había determinado elevarle; sin embargo, un cambio de suerte tan prodigio
s0 no le alcanzó á deslumbrar, pues el que supo ser superior á las humillaciones,
supo tambien ser modesto en la gloria. Con ánimo igual recibía de la divina mano
los bienes y los males, y conservando en su pecho una moderación inalterable,
jamás pensó en usar de su autoridad para vengarse de sus injustos detractores:
bastaba á estos el torcedor de sus recuerdos, para escarmentar en la propia deses
pcracion y remordimiento, sin necesidad de mas suplicio.
Estas mudanzas suceden visiblemente en el mundo, siempre que Dios quiere;
pero hay otras continuas é invisibles, efecto de un milagro superior de mucho al
de la elevación de Joseph, que era solo una figura del mismo, y tienen lugar
cuando aquellas criaturas, que en cierto modo se han visto holladas y escarne
cidas de los hombres por privaciones y calumnias inferidas, logran pasar en uu
momento, desde el abismo de estos pasajeros trabajos, á la dichosa eternidad que
su virtud les ha merecido! (1)
Si Dios permitió que la gloria de Joseph (stribase sobre el ódio que sus herma
nos le tenían, fue para probar á los incrédulos que es imposible al hombre opo
nerse á su voluntad, y que no hay en el mundo sabiduría, prudencia ni conse
jo capaz de resistirle, porque de la resistencia misma de los protervos se vale para
llenar sus designios, y orillar sin óbice cuanto sea de su gusto, con ellos y ape
sar de ellos. Libre es el hombre; con todo, su deber es glorificar á Dios, ayudado
de la gracia, dejando regular su querer por el querer del Altísimo. Si ‘hace lo
contrario, el Señor triunfa de su malicia, y á pesar suyo le emplea como instru
mento para producir un bien que no sospecha.
V (I) Figura: de la Bnblía.
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JOSEPH SE DA A CONOCER A SUS HERMANOS.
ENTREVISTA CON JACOB
É INSTALACIÓN DE TODA LA FAMILIA EN EGIPTO.

(Génesis, cap. 44 al 46.)

c< He aquí el discurso que Judá, con cierta entereza, dirijió á Joseph: Sírvete
señor, prestar oídos á una palabra de tu siervo, sin enojarte, tú gue eres mi due
ño despues de Pharaon. La vez primera interrogaste así á tus siervos: teneis pa
dre ó algun hermano mas‘? Nosotros t.e respondimos, señor: en efecto, un padre
anciano tenemos, y un hermano nacido en la vejez del padre, dulce embeleso
sugo, g zíníco fruto gue le resta de una esposa querida, habiendo ya perecido otro
hermano uterino que había. Manifestando tú voluntad de ver al niño, observa
mos á mi señor que separarle del padre, seria quitar al mismo vida. Insististe,
previniendo á tus siervos que no volvieran a parecer ante tí sin él menor de los
hermanos... Todo eso en los propios términos, se lo referimos á nuestro padre
tu siervo. Mas ttdelante, cuando nos encargó volver por trigo, respondímosle: no
nos es jiosible; si viene con nosotros el hermano menor, iremos juntos, de otro
modo no osamos presentarnos ante aquel señor. He aquí la contestación que nos
dió: dos hijos sabeis que he tenido de mi esposa; uno de ellos salió de casa, y
' me dijisteis que una fiera lo había devorado, y nunca mas ha parecido; si tam
bien os llevais á este y le aviene algun fracaso en el camino, vosotros sereis oca
sion de que mis canas desciendan tristemente á la huesa. Volviendo yo ‘ahora á
comparecer ante mi padre tu siervo, sin el niño de cuya existencia está pendiente
la suya, cuando vea que no se halla entre nosotros, parecerá, y el dolor que le
causen tus siervos será el que le lleve al sepulcro. A mí, á mí es á quien toca
permanecer esclavo, pues que yo lo tomé á mi cargo y respondí de él, diciendo
que en caso de no devolverle, me consideraria para siempre reo de pecado coitra
mi padre.’ Deja pues, oh señor, que yo me quede por esclavo, y te sirva en lu
gar del muchacho, y que este se vuelva con los demás hermanos. Nunca podré
l. 26
s
102 JOSEPH SE DA Á CONOCER Á sus HERMANOS.
decidirme á volver sin él ante mi padre ,- á menos de querer presenciar la estrema
afliecion que acabará con él.»
«Este discurso de Judá, se tiene con razon por un modelo de la elocuencia mas
natural y persuasiva, y toda la historia de Joseph está llena de una arte inimita
ble. Seria no obstante muy peligroso admirar con esceso las bellezas de la Escritura
bajo ese solo respeto, porque nos espondríamos á mirar con hastío aquellos luga
res que parecen ¡nas sencillos y descuidados, y en donde comunmcnte se encier
ran mayores y mas profundos misterios. El designio de Dios que nos habla en sus y
Escrituras, no es el de alhagar nuestra imaginación ó de enseñarnos á contentar
la de los otros, sino el de justificarnos y convertirnos. El fondo de la Escritura es
la verdad, y la caridad es su fin , siendo toda ella obra de Dios.» Scío.
«No podía ya mas contenerse Joseph en presencia de las muchas personas que
le rodeaban,_y asi mandó evacuar la .s‘ala., para que ningun estraño asistiera al
mútuo reconocimiento. Entonces, con los ojos inundados de lágrimas, dió una
voz tan fuerte que la oyeron los egipcios y toda la familia de Pharaon, y dijo á
sus hermanos: Yo soy Joseph! Vive todavía mi padre? Los hermanos atenados,
de golpe no aeertaron á contcstarle. Llegaos á mí, repuso dulcemente; y habién
dose ellos acercado, añadió: Yo soy Joseph, vuestro hermano, el que vendísteis
á los mercaderes que venían á Egipto. No os asusteis ni aílijais por haberme
vendido para estas regiones, pues que por vuestra propia salud me envió Dios á
Egipto antes de vosotros. Dos años hace que el hambre empezó á oprimir la tier
ra, y aun quedan cinco durante los cuales no se podrá arar ni segar; afortuna
damente Dios me hizo precederos paraque os conserveis sobre la tierra, y tengais
alimentos con que subsistir. No fue, nó, vuestro conciliábulo, sino la voluntad de
Dios la que me condujo acá, la que me instituyó como padre de Pharaon, dueño
de su casa y príncipe de todo el Egipto. Apresuraos á volver á mi padre, y de
cidle: he aquí lo que te envía a decir tu hijo Joseph: Dios me ha hecho dueño
de toda la tierra de Egipto; ven sin dilacion á encontrarme, y vivirás en la tierra
de Gessén, y estarás cerca de mí, y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ovejas,
tus ganados mayores y todo cuanto posees; y como faltan aun cinco años de ham
bre, te alimentaré allí, á fin de que no perezcas tú, y tu casa, y todo lo de tu
pertenencia. Ya veis por vuestros propios ojos vosotros todos, y mi hermano Ben
jamin, que yo soy el que os hablo por mí misma boca. Anunciad á mi padre
toda la gloria que me cabe, y cuanto en Egipto habcis visto; apresuraos, y condu
cídmele aquí. Al concluir estas palabras, dejóse caer sobre el cuello de Benjamín,
y le abrazó llorando; su hermano, igualmente bañado cn llanto, lo rodeó con sus
brazos: enseguida fue’ besando á los demás hermanos y lloró sobre cada uno, dán
dolQ con esto aliento paraque le hablaran.»
c: Quién podrá esplicar lo que pasaría en el corazon de los hermanos al oír esa
voz: Josepltl.’ 0h, y que bella y cspresiva figura de Jesucristo cuando se apare
ENTREVISTA coN JACOB. 103
ció á los apóstoles, que le habían abandonado, y les dijo: Yo soy: no temazo!
(Aznar) Sorprendidos á un mismo tiempo de susto, de contento, de espanto y ad
miracion, quedaron mudos del todo. No se atreverian ni aun siquiera á levantar
la cabeza, para asegurarse si lo que veían era alguna ilusión de los ojos ó de la
imaginación. Se les representaría improvisamente y con los mas vivos colores, la
‘ inhumanidad con que habían tratado en otro tiempo á aquel mismo que se les des
cubria, y que veían con absoluto poder para tomar de ellos una justa venganza;
traerían á la memoria los sueños que en otro tiempo les había contado; se con
denarian á si mismos por haberse querido oponer á los decretos invariables de la
divina providencia, y al mismo tiempo la adorarian, viendo que se habían veri
ficado por los mismos medios y caminos por donde ellos habían pretendido opri
mirle y acabarle. En esta suspensión permanecieron temblando, y sin poder arti
cular una sola palabra, hasta que recobrándose un poco Joseph, les habló con la
mayor duizura y los alentó paraque se acercáran á él y le hablarán.» Scio.
« Sabedor Pharaon de semejante suceso, con una magnificencia proporcionada
á la gratitud que debía á su sáhio ministro Joseph, hizo que suministrase á sus
hermanos los víveres necesarios, y un número suficiente de carros para trasladar á
su padre Jacob y las respectivas familias á Egipto, con cuyas riquezas les brin
daba. Joseph cumpliendo la órden de Pharaon, dióles carros y víveres para el
camino; mandó tambien presentar á cada uno dos vestidos, y cinco riquísiníos,
con añadídura de 300 monedas de plata á Benjamín, remitiendo para su padre
igual cantidad de dinero, y añadiendo además diez asnos cargados de toda especie
de riquezas del país, y otras tantas borricas con provision de trigo y panes para
el camino.
« Subieron pues de Egipto los once hermanos, para el país de Canaan, á la casa
de Jacob su padre. Yendo á dar a este la importante nueva, le dijeron: tu hijo
Joseph vive, y él es el que manda en toda la tierra de Egipto! Jacob al oir esto,
pareció dispertar de un profundo sueño, y no acababa de darles crédito. Ellos
por el contrario, le refirieron toda la serie de lo sucedido. Ultimamente , cuando
hubo visto los carros y los regalos que su hijo le enviaba, recobró el espíritu y
esclamó: bástame que viva todavía mi hijo Joseph! iré, y le veré antes de níorir.
Levantada toda su casa, partió Israel, y vino al Pozo del Juramento. En este lu
gar, despues de haber inmolado víctimas al Dios de su padre Isaac, oyóle en una
vision durante la noche, que le llamaba y decía: Jacob, Jacobl... Yo soy el for
tísimo Dios de tu padre: no tienes que temer; desciende á Egipto, porque allí te
haré caudillo de un gran pueblo. Yo iré contigo, y te acompañará al regreso,
cuando vuelvas en tu posteridad. Joseph por su mano te cerrará los ojos.»
«Jacob no quiso dejar la tierra de Canaan para ir á establecerse en Egipto con
toda su familia, sin consultar antes al Señor y pedirle su protección para todo lo
que le pudiese suceder á él y á sus hijos en un reino estraño, donde se adoraban
101 - JOSEPH SE DA Á conocen Á sus HERMANOS.
los ídolos mas abominables. Los motivos de su temor, eran porque estaba anuncia
do. que el pueblo de Dios seria afligido en Egipto; Abrahan había sido allí inju
riado, y Dios en tiempo de igual carestía había mandado á Isaac que no fuese
allá: ademas, Canaan era ya como su patria. Teinia tambien que sus hijos caye
scn en la idolatría y los vicios de Egipto, y que aficionados y atraídos de la fer
tilidad de aquel suelo, no quisiesen volver á Canaan, desentendiéndose de las
promesas de Dios; y ¡’iltimamente temía morirse en el camino.» Sczo.
«Separándose del Pozo del Juramento, fué conducido por sus hijos, junto con
los niños y mugeres, en los carros que Pharaon mandára espresamente para lle
var al anciano y todo cuanto fuese de su pertenencia en el país Canaan ; y llegó
á Egipto con la familia entera, compuesta de hijos, nietos, hijas y allegados,
entre todos setenta personas, ínclusos Josep/z y sus lujos. Israel hizo adelantarse
á Judá para avisar á Joseph su venida, á fin de que saliese á recíbirle en Ges
sen. Efectivamente, no bien hubo llegado á este lugar, Joseph uncida su carro
za, salió allí á su encuentro, y apenas le divisó precípitóse en sus brazos, baña
do en un mar de lágrimas. El padre esclamaba: ya moriré contento, pues he
visto tu rostro y puedo esperar que me sobrevivas! Joseph, dirijiéndose ensegui
da á sus hermanos y demás parentela, les habló de esta suerte: vuélvome ahora
á dar la noticia á Pharaon, diciéndole: me han llegado los hermanos y toda la
casa de mi padre, que estaba en la tierra de Canaan; son hombres pastores de
ovejas, que se dedican á criar ganados, y traen consigo sus rebaños y ganados
mayores, y cuanto han podido adquirir. Luego pues que él os llameypregunte qué
ocupación es la vuestra, habeís de responder: nosotros tus siervos, somos pasto——
res desde la infancia hasta hoy dia, de padres á hijos. Y eso lo direís á fin de po
der quedaros en esta tierra de Gessen, atendido que los egipcios miran con aver
sion á todos los pastores de ovejas.» '
La aversión de los egipcios á la sencilla profesión de los pastores, nacía de que
estos, y en especial los hebreos, traficaban y comían de ciertas reses como el car
nero y el buey (apis), que para ellos eran animales sagrados. Joseph cono
ciendo las miras de Dios sobre su familia, previno á los hermanos que declarasen
paladinamente su profesión (la que de otra parte no hubieran podido ocultar mu
cho tiempo, trayendo como traían consigo todos sus ganados), á fin de que la
aversión con que los egipcios miraban la profesión dicha, inclinase al rey á cederles
un territorio separado, donde pudiesen entregarse libremente á sus prácticas y
creencias, y estar al abrigo de la contaminación de los idólatras. Esta accion de
Joseph es además un rasgo de modestia muy recomendable: «elevado á la ma
yor fortuna, reconoció públicamente á sus hermanos, cuya profesión era allí ge
neraknente aborrecida; quiso que continuáran en el mismo ejercicio, sin que el
poder y crédito que tenia con el príncipe, le sirviera para enriquecer y engrande
cer á su familia, sino solo paraque tuvieran con que vivir, y esto léjos de la cór
ENTREVISTA CON JACOB. 105
te... les proporcionó el mejor territorio de Egipto, ya por la abundancia y calidad
de pastos, que necesitaban para sus ganados, y ya tambien porque se hallasen
en proporción de poder salir fácilmente de aquella tierra para pasar á la de Ca
naan, como sabia que había de suceder en lo venidero.»

OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTÓRICAS,
___

La ida de Jacob á Egipto fue durante el segundo año del hambre, y por consi
guiente el noveno del ministerio de Joseph (del M. W298, antes de J . C. 1706).
La serie de personas que á la sazon componían su familia, segun relata el Gé
nesis (c. 46 , v. 8 y siguientes), era esta: Ruben con zi hijos, Simeón con 6, Levi
con 3, Judá con 3 vivos y 22 nietos, lsachar con ¡i hijos, Zabulón con 3 , y Di
na, total 33 procedentes de Lía; de parte de Zelpha había Gad con 7 hijos, y
Aser con 5 y dos nietos, que formaban 16 personas; nativos de Raquel eran Jo
seph con 2 hijos y Benjamín con 10, en todo lzi; por fin, de Bala existían Dan
con 1 hijo, y Nephtalí con l, total 7 individuos.
Respectivamente á la situación del país de Gessen ó Gosen, parece debe seña
larse entre el mar Rojo y el Nilo, desde las cercanías de Bilbeis al S., hasta Pelu
sium y el límite meridional de la Palestina al N., abrazando aquella región limí
trofe de la Arabia Petrea, que fué conocida por el [Vomá de Arabia. El verbo subir
del testo, prueba que ese territorio se hallaba en el caminó de Palestina. Bene
ficiado por las lluvias mas que las regiones altas ( Gessen significa lluvia), era un
suelo no poco fértil, y justamente podía pasar como el mas bueno de Egipto para
unos ganaderos. -
Segun Du-Clot, lejos de estar la tierra de Gessen en el nomá arábígo, dilatá
base á lo largo del embocadero mas oriental del Nilo, hasta la punta de la Delta,
al E. de Tanais, ciudad que era entonces capital del Bajo Egipto.
' INSTALACION DE TODA LA FAMILIA EN EGIPTO.

REFLEXIONES MORALES.

Ya hemos observado, insiguiendo el dictamen de los Padres de la Iglesia, que


Joseph en sus padecimientos y en su consecutiva elevación, fue una patente figura
de Jesucristo, resucitando con gloria despues de los tormentos de su pasion incom
pable. Ahora, en la conducta tan blanda y amorosa que demuestra para con sus
hermanos, nos ofrece una imájen espresiva de la misericordia sin fm que Jesus de
mostró hácía aquella turba de judíos, los mismos cuyo mayor número habían gri
tado á Pilates que lo crucíficase, y que despues se convirtieron á la primera pre
dicacion de S. Pedro, componiendo la iglesia naciente, la fervorosa grey, de la
cual con tanta edificación senos habla en las Actas de los apóstoles. Por lo demás,
Joseph pudo ver el arrepentimiento de sus hermanos; les había sujetado á prueba,
y quería en cierto modo hacerles purgar por medio de una franqueza inalterable,
aquella odiosa mentira con que cubrieron de luto el corazon de su padre, al anun
ciarte lo de su hijo devorado por una fiera.
La misericordia del Señor se halla estendida sobre la tierra por siglos de siglos,
y atrae al pecador á las vías de su salud. Dichosos aquellos que habiendo come
tido graves yerros, no se ruborizan de confesarlos y correjirlos! Lléguense con
fiados al Dios de las misericordias, que sabe cuán frájil es el barro de que nos
formó, y en quien se contiene mas clemencia, que malicia puede caber en todos
los hombres! Vosotros, los que empuñais las riendas del poder, aprended en este ejem
plo á ser bondadosos y compasivos... Al mirar á Joseph abrazado á sus delin
cuentes hermanos, se nos saltan lágrimas de un placer inefable; pero lloraríamos
penetrados de justa indignación, si viésemos á un cristiano incapaz de humillarse
siquiera delante la inocencia.
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cámara.
«Joseph insiguímvf-u I: - ' - — : .
manos la [NDSÜSÍOB del '-.,.:a -. . I. l _.
rritorio de Gmsén, el l» o: : .'.| -¡.- t 554.-. i -
casa paterna, sun.:í.¡-‘ l .‘ la — ‘.í\.‘¡'I'— i. ..--. ._ .
faltaba en el muniir- - T lnvíil-ru ni‘ ¡n- -
el país de Canaan. lt- .2," p .l-. --: ‘ '
les habían pagado u: ; -
momento en que los 4' u. .
acudía áJoseph, claman-i. -: . .2 -_
por falta de (lÍDÜPW? J0>I‘_;.it r- p ¡.3 ‘l ‘- u -_\
y os daré trigo: Trajónruiv o-n e-iw-tn cui-i . un
cambio it's dió trigo con qu». zilíííisníam- ar» m- de
nuevo, diciendo: no desccnoceríts svzmr, qm a _ . 5.-..- 0|
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JOSEPH PRESENTA SU PADRE A PHARAON.

LOS HIJOS DE JACOB BENDECIDOS POR EL ANCIANO.

ÚLTIMA ÉPOCA DE LA VIDA ne JOSEPH.

(Génesis, cap. 4'! al 50.)

«Joseph, despues de haber ido á encontrar á Pharaon, le presentó algunos de


sus hermanos, los cuales dijeron ser pastores de rebaños, y solicitaron su permiso
para quedarse en el territorio de Gessen, donde abundaban los pastos. El rey con
mucho agrado accedió á su demanda, y hasta dijo á Joseph que emplease á los
mas aptos como mayorales de sus ganados.
« En seguida, el ministro introdujo á su padre en la cámara del rey, y se lo pre
sentó. Jacob hizo un saludo á Pharaon, deseándole toda clase de prosperidades. ln
terrogado por el rey qué edad tenia , respondió: los días de mi peregrinación son
ciento treinta años, pocos y trabajosos, pues no han alcanzado de mucho á los
de mis antepasados. Después de dirigir al rey nuevas felicitaciones, salióse de la
cámara.
«Joseph insiguiendo las órdenes de Pharaon, confirió á su padre y sus her
manos la posesión del lugar donde fué levantada la ciudad de Ramessés, en el te
rritorio de Gessen, el mas fértil de Egipto, y los mantenía al igual que á toda la
casa paterna, suministrándoles los víveres necesarios á cada uno; porque el pan
faltaba en el mundo, y el azote del hambre aflijia en especial el suelo egipcio y
el país de Canaan. De uno y otro recogió Joseph todo el dinero que los natura
les habían pagado á cambió de trigo, y fué guardándolo en el erario real. Llegó un
momento en que los compradores agotaron todos sus recmsos; entónces el pueblo
acudía á Joseph , clamando: dános pan! ¿porqué nos estamos muriendo á tu vista
por falta de dinero? Joseph respondió: si habeis acabado el dinero, traed ganados
y os daré trigo. Trajéronle en efecto caballerías, ovejas,_bueyes y asnos, y en
cambió les dió trigo con que alimentarse aquel año. Al siguiente presentáronse de
nuevo, diciendo: no descónócerás señor, que habiendo llegado á agotársenos el
— 108 JOSEPH PRESENTA su PADRE A PnARAoN.
dinero, tambien se hayan acabado nuestros ganados; tu sabes que nada posee
mos ya mas que las personas y las tierras, consentírás pues que muramos á tu
vista‘? Dispon de nosotros y de nuestras tierras; eómpranos para el servicio del
rey, y dános semillas a fin de que no se esterilice la tierra por falta de cultivado
res. Así fue que vendiendo cada cual sus posesiones, en fuerza de la vehemente
hambre, compró Joseph toda la tierra de Egipto y la adquirió para Pharaon, con
sus pueblos, desde los primeros hasta los últimos términos, esceptuadas solamen
telas tierras cedidas por el rey á los sacerdotes, quienes recibiendo cierta asig
nacion de alimentos sobre los graneros públicos, no llegaron á verse en la pre
cisíon de vender dichas posesiones. Dijo entonces Joseph á los pueblos: Ya veis
que personas y tierras, todos perteneceis á Pharaon: ahora voy á daros con que
sembrar los campos este año, que será el últzmo de esterilidad, á fin de que
tengáis frutos el que meno. De los mismos cedereis la quinta parte al rey; las res
tantes cuatro os las doy para sembrar, y mantener vuestras familias é hijos. Ros
pondieron ellos: nuestra salud pende de tus manos; basta señor con que nos atien
das, y de buena gana serviremos al rey. Desde entonces acá se ha pagado siempre
en Egipto el quinto á. los soberanos, viniendo á constituirse ley esta práctica,
salvas únicamente las tierras sacerdotales, que como hemos visto quedaron esen
tas del gravamen.»
Los espedientes que Joseph ideó para preservar al Egipto de los horrores de
una hambre cruel, su impuesto sobre los agricultores, y sus otras disposiciones
generales, de cuyas resultas la nacion quedó trasformada en un país feudal con
reserva del señorío directo para el rey, produjeron un cambio esencial en las re
laciones de las castas, y robustecieron de un modo hasta entonces no conocido
las regalías del soberano; pudiendo decirse que en aquella época se operó una
verdadera revolucion en las instituciones del país. Sin embargo, por interesante
que esto sea á su historia, poco tiene que ver con la del pueblo hebreo, que es la
que por el presente nos ocupa. Nada mas oportunas son en verdad, las varias
opiniones que se han emitido acerca la moralidad de los acuerdos de Joseph , y
su supuesta tiranía sobre un pueblo que voluntariamente se le entregó, y al cual
sustentó con esquisita prudencia y superior tino, durante cl largo transcurso de
siete años. Conviene no perder nunca de vista que las altas verdades bíblicas, es
tán fuera del alcance de ciertas cuestiones de individualidad, cuyos rasgos se nos
refieren con una sencillez siempre admirable. Y cuáles fueron al fin esos actos que
se critican‘? «La historia solo dice que Joseph hizo al rey propietario del suelo
egipcio; los naturales no fueron hechos esclavos, sino colonos, con obligación de
entregar el quinto de productos líquido, pudiendo retener todo lo demás. Si Joseph
sacó partido de las circunstancias, cuando el pueblo acudía voluntariamente á ofre
cer sus ganados y tierras para obtener trigo, y si aprovechó esta coyuntura de
ensanchar los límites del poder real, fué sin agresión ni abuso, y al contrario,
LOS unos nn JACOB nnsnncrnos ron EL ANciANo. 109
luego que los egipcios se hallaron en el caso de volverá utilizarse de sus dichas tie
rras y ganados, se los devolvió; «y pudiendo hacer que contribuyesen con propor
cion á la estrema necesidad en que se veían, coutentóse con que pagasen una cosa
atendida las circunstancias, moderada, cual era el quinto, con lo que al mismo
tiempo aumentó las rentas del real erario, y atendió á la conservación delos va
sallos. Por esto, dice Scio, Joseph dió muestra en el presente lance, del mas há
bil y prudente ministro que se ha conocido en todos los siglos, cuyas luces le ve
nían del cielo.» Qué príncipe no tuviera á mucha suerte poseer unos consejeros
tan prudentes y discretos? qué pueblos no bendecirían semejante fortuna? Todo
ministro concienzudo, se esmerará como Joseph en cooperar á la dicha de sus se
ñores y sus subordinados, y los pueblos ensalzarán siempre la memoria de los que
se porten con la humanidad y cautela del santo patriarca.
«Israel permaneció en Egipto, ó sea en la tierra de Gessen, creciendo en ella y
prosperando estraordinariamente. Diez y siete años vivió en la misma, llegando á
contar hasta ciento cuarentisiete de existencia. Cuando vió que no estaba léjos el
dia de su muerte, llamó á Joseph y le habló así: Si merezco gracia á tus ojos,
pon tu mano debajo mi muslo, y dame una prueba de cariño, prometíéndome con
verdad que no me enterrarás en Egipto, sino que iré á descansar con mis padres,
y me sacarás de esta tierra para depositarme en el sepulcro de los mayores. Jo
seph le contestó: haré lo que me mandas. Júralo, repuso Jacob. Juró en efecto, y
entretanto Israel adoró á Dios, vuelto su rostro hácia la cabecera de la cama.»
« Deseaba Jacob que sus huesos descansasen en aquella tierra que había sido
prometida á sus descendientes, donde se reconocía y adoraba al Dios verdadero.
y donde reposaban los cuerpos de sus santos padres Isaac y Abrahan. Pretendia
al mismo tiempo separar el corazon de los suyos, de la tierra de Egipto y de sus
' vicios y abominaciones, paraque la mirasen como estraña, y supiesen que al ca
bo la habían de dejar, para volver á la prometida y entrar en su posesíon , donde ,
sabia que el Cristo había de nacer y resucitar. Ultímamente quiso que sus descen
dientes, habitando en la tierra de Canaan, tuvieran en estos sepulcros de sus pa
dres y mayores, unos vivos y eternos monumentos, despertadores de su fé, de su
piedad y de su virtud. Jacob pidió á Joseph este juramento, no tanto porque des
confiára de su fidelidad, cuanto porque pudiera despues conseguir de Pharaon
mas fácilmente, la licencia para poderlo ejecutar, haciendo presente el juramento
con que se había obligado. Al mismo tiempo, en aquellas palabras, iré á descan
sar con mis padres, da á entender la persuacion en que vivía, de la inmortalidad
del alma y la vresurreccion de los cuerpos.» Scío.
«No tardaron en anunciar al mismo Joseph que su padre había empeorado; al
oir esto, tomó prontamente sus dos hijos Manasés y Ephraim, y se fue para él.
Pasaron recado al anciano, diciéndole: está aquí á verte-tu hijo Joseph. Reani
móse Jacob algun tanto, incorporóse en la cama, y dirijió estas palabras á su hijo
1. 28
110 ÚLTIMA ÉPOCA DE LA VIDA ne 105m1.
que acababa de entrar: El Dios omnipotente se me apareció en Luza, que está en
la tierra de Canaan, y bendicióndome dijo: Yo te acreceré y multiplicaré, hacién
dote caudillo de muchedumbre de pueblos, y te daré, lo mismo que á tu DOSÍETÍ
dad despues de ti, la tierra donde te hallas paraque la poseas eternamente. Asi
pues, los dos hijos que has procreado antes de mi venida, 10s adopto por mios:
Ephraim y Manasés me serán imputados como propios, al igual que Ruben y Si
meon. Respecto á los que hubieres despues de estos, tuyos serán, y las tierras
que posean llevarán el nombre de sus hermanos; pues cuando regresé de Meso
potamia, perdí á tu madre Raquel que murió en el camino en la tierra de Ca
naan, durante la primavera, al pasar yo á Ephrata ó Belen, y cerca del mismo
camino la enterré. Reparando entonces en los niños, le preguntó: quienes son
estos‘? Son mis hijos, respondió Joseph, los que Dios me ha dado en este suelo.
Acércamelos, dijo el anciano, que les bendeciré. Sus ojos ya debilitados por la
edad, no le permitían ver muy claro: arrimándose ambos niños, los besó y tomó
en brazos, diciendo á Joseph: no solo no he sido privado de tu vista, sino que
Dios ha tenido á bien mostrarme tu prole. Joseph se los separó del regazo, y pos
trándose adoro al Señor. Enseguida colocó á Ephraim a su derecha, que corres
pondía á la izquierda de Israel, y á Manasés á la izquierda, mirando á la derecha
del padre, y en esta disposición los hizo adelantar hacia él; pero Jacob estendió
la mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Ephraim que era el menor, y la iz
quierda sobre la de Manasés, invirtiendo así la posicion zzalural de las manos, y
bendiciéndoles dijo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abrahan é
Isaac, el Dios que me ha sustentado desde mi juventud hasta el dia presente, y el
ánjel que me ha librado de todos los males, bendiga á estos niños; sea invocado
sobre ellos el nombre mio, como igualmente los de mis padres Abrahan é Isaac,
y crezcan mas y mas sobre la tierra. Viendo Joseph que el anciano había puesto
la mano derecha sobre la cabeza de Ephraim, dolióse de ello, y tomándosela, pro
curaba quitarla de la cabeza de Ephraim y pasarla á la de Manasés, y decía al
mismo tiempo: padre, no ha de ser así; el primogénito es este: pón tu diestra so
bre su cabeza. El padre resistiéndose, dijo: ya lo se, hijo mio, ya lo sé; tambien
ese será caudillo de muchos pueblos, y tendrá numerosa prole, pero su hermano
menor ha de aventajarle, y su descendencia se multiplicará entre las naciones. En
aquel momento les dió su bendicion: En tí, dijo, será bendito Israel, y se dirá: el
Señor haga á tí como á Ephraim y á Manasés; y antcpuso aquel á este. Añadió
enseguida á Joseph: Ya ves que me voy acabando; Dios estará con vosotros, y os
volverá al país de vuestros padres. separadamente de tus hermanos, te doy una
parte de los bienes que con ayuda de mi espada y arco tomé de poder del amo
rrheo. »
Las palabras en ti’ , dijo, será bendito Israel, se refieren segun Scio á Joseph,
bajo ese sentido: a en tí, ó por tu causa, bendicírán todos á Israel, y cuando los
JOSEPH PRESENTA so PADRE Á PHARAON. lll
israelitas en lo futuro, dén á alguno su bendición, dirán: Bendígate Dios, como
bendijo á Ephraim y á Manasés. » Los Setenta leen en vosotros y no en ti , refirién
dose á los dos últimos. Manasés y Ephraim encabezaron en efecto dos tribus dis
tintas. insiguiendo la bendición que recibieron, el autor de las Crónicas afirma
(l. 1.° c. 5. v. 1.) que el derecho de mayoría, de que Ruben se hizo indignó, fue
transferido á Joseph; es además notorio que en fuerza de una antigua costumbre,
canonizada despues por la ley de Moisés, el primogénito recibía dos porciones de
la herencia. ,—
a Después de est.a escena, llamó Jacob á sus demás hijos, y haciéndolos juntar
al rededor de su cama, les habló así: Reuníos hijos de Jacob; escuchad á Israel
vuestro padre! '
a Tú, Ruben, la fortaleza mía y el principio de mi dolor, tú debias ser el mas
privilegiado en dones y el mayor en autoridad, pero te has derramado como
agua.... No crezcas, porque subiste al lecho de tu padre y cubriste su tálamo
de mancilla!
«Simeón y Levi, hermanos en el fraude, instrumentos belicósós de iniquidad!
Léjós mi alma de sus concitaciones, y de su coalición la gloria mía, porque en el
homicidio desplegarón su saña, y en la destrucción de una ciudad su venganza.
Maldito ese furor, porque es tenaz, y sus iras porque son implacables; yo los se
gregaré en Jacob, y los distribuiré por todas las tribus de Israel.
«A tí, Judá, te alabarán tus hermanos: con tu mano impóndrás yugo á tus
enemigos, y adoraránte los hijos de tu padre.
«Cachorro de león bríoso, tú te abalanzarás de presa en presa, hasta poder
descansar triunfante, cual el león y cual la leona. Quién ósará despertarle!
«EL CETRO NO SERA QUITADO DE JunÁ, ni de su posteridad el caudillo, hasta
que venga el que ha de ser enviado, y este será la esperanza de las naciones.
EL, esto es el Mesías, ATARA con los vínculos de la fe’, la esperanza y la cari
dad, so POLLINO, ó el pueblo de los gentiles indómito, y gue no conocerá yugo de ley
ni de preceptos, A su VIÑA , esto es á su iglesia, con guien lo unirá é incorporará;
y Á LA VID, a si mismo, su ASNA , el pueblo de losjudíos, acostumbrado al yugo de
la ley. LAVABÁ EN VINO su VESTIDO, r EN SANGRE DE. UBAS SU PALIO; la iglesia gue
luvará con su preciosa sangre, y limpiará de todos las inmundicias y pecados, para
¡irese-ntarla gloriosa á su padre.
« Mas hermosos son sus ojos que el vino, y sus dientes mas blancos que la leche!
«Zabulón habitará en el litoral del mar y en sus puertos, estendiéndose hasta
Sidon.
« lsachar, cual asno robusto para el trabajo, se mantendrá en los límites de la
suerte gue le baya tocado. Conoció que el reposo era bueno, y escelenle su terri
torio; y arrimó el hombro á la carga, sujetándóse á pagar los tributos.
«Dan, será juez de su pueblo, como pueda serlo cualquier otra tribu. Se hará
112 LOS HIJOS m: JAcoR BENDECIDOS PoR EL ANciANo.
como culebra en el camino, ceraste en la senda, que muerde la pezuña del ca
ballo para derribar atrás al ginete. Y yo esperaré ru SALUD, oh Señor!
<< Gad, en arreo de guerra, peleará á la vanguardia de Israel, y el mismo re
trocederá bien pertrechado.
«Aser tendrá pan escelente, regalo de reyes; esto es, un territorio fertilísimo,
g la previlegiada ciudad de Nazaret/i, donde verá la laz la madre del verdadero
Pan de vida.
« Nephtalí, siervo suelto (créese que esto se verificó en Barac, cuando se aba
lanzó contra sus enemigos como un rayo, alentado por Débora), y su lábio verte
rá hermosos conceptos, por la cultura de sus descendientes, ópor las predicacioizes
gue se oirán entre ellos.
a Hijo creciente cada vez mas, Joseph, de aspecto hermoso!
a Las doncellas de Egipto corrieron sobre el muro para ver su gbJria; pero le
habían amargado y combatído, y la envidia había asestado contra él sus veneno
sos dardos. El apoyó su arco en El que es Fuerte, y las cadenas cayeron de sus
brazos y manos por virtud del Dios de Jacob. De allí salió para pastor y piedra
fundamental de Israel.
«El Dios de tu padre será en tu ayuda, y el Omnípotente te colmará de bendi
ciones de lo alto del cielo, y del abismo de abajo , de bendiciones de leche y de fe
cundidad.
«Las bendiciones de tu padre sobrepujan á las de sus antecesores; hasta que
_ venga el Deseado de los collados eternos (los santos gpatriarcas del antiguo testa
menta), recaigan estas bendiciones sobre la cabeza de Joseph, y sobre la testa del
Nazareno ó escogido entre sus hermanos.
«Benjamín. lobo rapaz, por la mañana devorará la presa, y por la tarde re
partirá los despojos. Este vaticinio, aprqizado á la índole bravia de la tribu, se
atribuye igualmente á S. Pablo, el cual si en su mocedad pcrsiguió á la Iglesia,
en su edad madura distribuyó por todas partes la palabra del Señor.
«Esto habló Jacob á los doce que babian de ser cabezas de las tribus de Israel,
bendiciendo á cada uno con bendiciones particulares. Por último encargo, les enco
mendó que lo enterrasen en la cueva doble de Ephron, cerca de Abrahan, Sara,
Isaac, Rebeca y Lía, y luego, recogidos los piés sobre la cama, espiró, yendo á
reunirse con su pueblo.»
La precedente bendicion de Jacob, prescindiendo de las grandes verdades y
puntuales profecías que encierra, es literariamente uno de los mas bellos trozos
de la poesía hebrea antemosáíca, sobre el cual han aguzado su ingenio muchos
escritores modernos, entre ellos el ilustre Herder, demostrando su autenticidad y
legitimidad, en contra de las dudas alegadas por una impía ignorancia. Lo que
algunos estrañan es que un anciano de ciento cuarentisiete años, en su lecho de
muerte, fuese capaz de formular en tan bellas frases sus solemnes profecías; pero
ÚLTIMA ÉPOCA nn LA vmA m: JOSEPH. 113
esta. bendición de Jacob fué visiblemente inspirada del cielo, y así, llevado en
los últimos momentos de su arranque profetico, pudo espresarlas en brillantísimos
conceptos.
«Joseph se precipitó sobre el cadáver de su padre, besándolo y bañando su ros
tro en lágrimas, despues mandó á losmédicos agregados á su servicio, que lo
embalsamáran. Gastáronse en esta operación y demas aparato funerario, cuarenta
días segun costumbre, y lloróle Egipto setenta días. Finido el tiempo del luto, y
obtenido previo permiso de Pharaon por resorte de su principal familia, salió
Joseph, fiel al juramento que había prestado al moribundo, para acompañar sus
restos al suelo nativo, con gran séquito de magnates, palaciegos y otras perso
nas distinguidas de la nacion, ginetes y carros, en union de sus hermanos y de
mas familia, esceptuados solo los niños y los ganados, que se quedaron en Ges
sen. Llegados á la Area de Atad, sita á la otra parte del Jordan, celebraron las
esequias por espacio de siete días, con tan inmenso llanto, que los cananeos ya no
designaron aquel lugar sino con el apodo de Llanto de Egipto. Así pues, la dispo
sicion de Jacob quedó cumplida por sus hijos: trasladado á la tierra de Canaan,
recibió honrosa sepultura en la cueva doble que á este propósito Abrahan adqui
riera, con el campo de Ephron el Hetheo, enfrente de Mambré.
«Estando todos de regreso en Egipto, los hermanos de Joseph inquietáronse acer
ca las intenciones que el mismo pudiera albergar para con ellos, y recelosos decían:
quién sabe si querrá acordarse de la fechoria de que fué víctima, y nos devolve
rá todo el mal que le hicimos? Bajo esa preocupacion, mandáronle el siguiente
recado: tu padre al morir, nos encargó hacerte esta súplica en su nombre: rué
gota que eches en olvido la maldad de tus hermanos, y el pecado y malicia que
contra ti usaron; nosotros igualmente te suplicamos perdones esta maldad á los
siervos del Dios de tu padre. Joseph oyendo tales razones, no pudo menos de en
ternecerse, y cuando sus hermanos, postrados por el suelo, fueron á adorarle es
clamando: esclavos tuyos somos; agui nos tienes! les respondió: no abrigueis
temor alguno; acaso podemos resistir á la voluntad de Dios? Vosotros habíais ma
quinado contra mi un mal, pero Dios lo trocó en bien, para elevarme como estais
viendo, y salvar á muchos pueblos. Os repito que nada temais; yo me cuidaré
de proveer á vuestro bien y al de vuestros hijos. Con tan amorosas frases procuró
‘templar su zozobra.
« Sin nuevo tropiezo que sepamos, corrieron apaciblemente los años de Joseph,
hasta el número de ciento diez, en mediode toda la familia de su padre en Egip
to, habiendo logrado ver hijos de Ephraim hasta la t.ercera generación, y acari
ciado tambíen sobre sus rodillas los de ltlachir, que fué hijo de ltlanasés. Venida su
nora, habló así á sus hermanos. despues de mi muerte, Dios os visitará y sacará de
esta tierra, para la que tiene jurada a Abrahan, á Isaac y á Jacob. Enseguida to
móles juramento de que cuando el Señor les visitase, trasladaron sus huesos de
1. 29
114 JOSEPH pnasexu so PADRE Á PHARAON.
aquel lugar y los llevasen consigo. Falleció en efecto, y enibalsamado, lo deposi
taron en una caja, en Egipto mismo.» l
Joseph vivió aun despues de Jacob por espacio de mas de medio siglo, siendo
siempre en virtud de su elevada posicion, un valedor poderoso de la familia he
brea. Ignóranse las causas que hubieron de dilatar el regreso de la mísmaála tierra
prometida, tal vez su rápida propagación, ó el irse aficionando al país que ocupa
ban , ó el manifestárseles hostiles los cananeos etc. Segun el testo resulta que mu
chos de sus hermanos le sobrevivieron, pues les habló en plural, y no se refiere
la muerte de ninguno.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.

Fue enterrado Jacob el año del M. 2315, antes de J. C. 1685, y Joseph de


edad 110 años, el 2369, antes de J. C. 1635. «El uso de embalsamar los ca
dáveres fue comunísimo en Egipto, y describen la manera de hacerlo Heródoto y
Estrabon, segun cuyos autores se empleaban cuarenta días en introducir en los cuer
pos drogas aromáticas, y por otros treinta los dejaban penetrar de sal y nitro pa
raque se secasen. Aun hasta nuestros días se ven semejantes cadáveres ó momias
bien conservadas.» Amat.
El Eclesiástico hace en estos términos el elogio de Joseph (49, 16 y 17). « Na
die vino á la tierra como Joseph, que nació para ser el príncipe de sus hermanos,
el sustentáculo de la nacion, el gobernador de sus hermanos y el Iirme apoyo del
pueblo; cuyos huesos fueron visitados, y despues de la muerte profetizaron, pues
se c-untplió en los mismos lo que él ¡rabia anunciado.»
En el Testamento de los doce patriarcas se relatan varias particularidades de la.
vida de este, que son enteramente apócrifos. Se le atribuye un libro titulado Ora
cíon de Josep/i, que Orígenes cita en varios lugares. Muchos eruditos son de opi
nion que los egipcios le rindieron culto, bajo los nombres de Apis, Osiris, Séra
pis, ó los mas profanos de Hermes, Thamuz y Adonis. Segun Artapanes citado
por Eusebio, él fué quien enseño á sus subordinados el modo de acotar los cam
pos y las heredades, é inventó las medidas, mereciendo por ende grandes hono
res. Entre los orientales juega Joseph un gran papel; Mahoma le consagró todo
un capítulo de su Alcoran, y varios poetas musulmanes han decantado su fortu
na y sus virtudes. Hasta entre los persas, el poeta Djami le ha hecho héroe de
una especie de epopeya.
LOS HIJOS m: moon BENDECIDOS ron EL ANCIANO. 115
De los dos hijos que tuvo, el mayor vino al mundo el año 2290, y el menor
el 2293 ó 94. La posteridad de Manasés á la salida de Egipto, subía á 39,900 -
hombres de armas tomar, los cuales formaron en Canaan dos medias tribus, á‘
una y otra orilla del Jordan. Los descendientes de Ephraim componían en la mis
ma época el escesivo número de 40,500 hombres, de veinte años para arriba,
cuya tribu fué á situarse entre el Mediterráneo al O. y el Jordan al E., al S. de
Manasés y al N. de Benjamín.

REFLEXIONES MORALES.

Joseph salvando á los egipcios del rigor del hambre, nos representa con viveza
á S. José esposo de María, librando á los hijos de la Iglesia del hambre mucho
mas aflictiva que el pecado les hace sentir , por poco que se separen del camino de
la justicia. Así es que la Iglesia en nuestras necesidades, suele decirnos como Pha
raon decía en otro tiempo á su pueblo: Id á Josél... Los que pereceis por haber
seos estancado los canales de la gracia, quees el pan de vuestra alma, id á José! El
en verdad, no es el autor de la gracia, pero así como María es su canal misterioso,
él es su glorioso depositario. Id á José! rogadle, veneradle: el valimiento que
goza en el cielo, es correlativo á las escelsas funciones que en la tierra desem
peñó!
Jacob en ‘presencia del rey, nos recuerda una gran verdad, harto olvidada,
á la cual sin embargo la esperiencia de todos los días, contrae de mas en mas la
atencion de nuestro espíritu: la cortedad de una vida que está sembrada de car
gos y pesares! Dichoso el que, guiado por la fé, sabe aprovecharse de estos ine
vitables aunque pasajeros trabajos, para conseguir los bienes incomparables de
una eterna felicidad!
Nuestros modernos reforrnadores sociales , soñando siempre nuevas teorías ,
quieren proporcionamos segun dicen de un modo seguro, la mayor suma de fe
. licidad asequible en la tierra; pero dosengáñense estos ílusos: si se separan de
Dios y de las antiguas tradiciones de la fe’, si se separan de los nobles ejemplos
que han ofrecido los santos de la antigua y la nueva alianza, la felicidad que
ellos alcanzen á crear, solo será quimérica, basada sobre un fondo mas ó me
nos inmoral. Al fin y al cabo, sus únicas miras consisten en un egoísmo mental y
sensual que mata el corazon, y rebaja y aniquila los sentimientos mas elevados.
116 ÚLTIMA ÉPOCA DE LA VIDA DE JOSEPH.
Qué caso hacen por ventura de la infancia, si van parlamentando con una cor
rupcion infame, que ha de degradarla y perderla‘? Qué respeto profesan á la ancia
nidad y á sus propias canas, si ya de jóvenes afectan tener la madurez de la es
periencia, y mas adelante finjen permanecer impasihlos a la vista del sepulcro‘?
Doctrina no menos perversa que yerma y helada! Cuán interesante es ver á Jacob
hacia cl límite de su vida, pidiendo ser enterrado junto a sus mayores, en el mo
mento de ir á bendecir á 10s que perpetuarán su nombre en la sucesión de los si
glosl El hombre de fé nunca muere: despues de vivir en gracia de Dios, y en el
recuerdo de sus progenitores, muere en la firme y sabrosa esperanza de vivir en
la memoria de sus hijos, yendo á descansar pacíficamente en un solo y mismo se
pulcro, símbolo de una sola y misma caridad. Doctrina divina, reflejo celestial, no
menos consoladora que ardorosa y palpitante de amor!
A medida que la impiedad lleva adelante sus titulados progresos, por desgracia
de los individuos vése decaer entre familias y naciones, ese santo respeto, esa alta
estima que la fé sabe vincular en la bendición paternal. Cabe mas embelesante
espectáculo que el que ofrece un grupo de niños á los piés de su padre moribun—
do, prometiéndole marchar á su ejemplo por las sendas de la virtud y el honor,
y recibiendo del cielo por conducto de sus desfallecidas manos, un nuevo padrón
de ventura y felicidadl. ..
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ron de salvar/c si e -- i‘ . «¡vicio de tres mew.- s. ..
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cellas que recorrían la orillu._\ ' —’i-i-- - t- l-IS
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Higidos. ' u wipadeciila (lija. ; -,r ".1! í - - ‘mens.
Diaria al \-t Li eumcitm de ln ¡mi- "--| u: ¡u! ¡ina
i, ' Jn
_ n o ,7! I.» I b)
I‘ 7 Í OW:-.|.s. Titian
MOISES.

PRIMEROS AÑOS. LA ZARZA ARDIENTE. MILAGRO DE LAS DIEZ PLAGAS.

(Exodo, cap. i á 12 y Act. de los Apóst.)

« Los hijos de Israel establecidos en Egipto bajo el ministerio y la tutela de Jo- _


seph, habíanse multiplicado considerablemente, y vivían felices. Sesenticuatro
años despues, un nuevo rey que no tenia noticia de los grandes servicios pres
tados á su país por el antiguo ministro, ó que parecía haberlos olvidado, su
bió al trono de Egipto, y envidioso del bienestar de aquellos, receloso galiza de
su pzyanza ó deseoso de perderles, los oprimió con trabajos y cargas intolerables,
y los mas crueles vejámenes. Ellos empero, en virtud de una manifiesta proteccion
del cielo, cuanto mas oprimidos mas numerosos eran; y esto acabó de concítar
el odio jurado de los egipcios. Entonces el rey pasó una órden á las comadres, de
que bíciesen morir á todo varon que naciese de los hebreos, mas como ellas elu
dieran esa órden, dió otro decreto mucho mas bárbaro previniendo á sus subdi
tos que los arrojasen al río; y así se ejecutó con rigor.
«Hacia el mismo tiempo, Amrarn de la tribu de Leví había casado con Jocha
bcd su prima hermana, y tenían un niño llamado Aaron, y una niña por nom
bre Miriam ó María. Habiéndoles nacido otro hijo de una belleza singular, trata
ron de salvarla si era posible. Por espacio de tres meses su madre logró guardarle
oculto sin recelo de los rninistríles de Pharaon, pero conociendo que al fin seria
descubierta, tomó un canastíllo de mimbres, le dió una mano de betun y pez, y
colocando dentro al inocente, lo cspuso- en un carrizal á la orilla del río, para
evitar el empuje de la corriente; en el ínterin la hermana del niño permanecía
en aces/zo á alguna distancia, para ver lo que iba á result.ar. Salió á bañarse ó á
lavar en el río la princesa T/zernrut/tzs hija de Pharaon , acompañada de sus don
cellas que recorrían la orilla, y habiendo dívísado la cesta, hizo que una de las
criadas se la acercase; abrióla y vió dentro la criaturita que estaba —dando tiernos
vagidos, y compadecída dijo: ese jieqríeñuelo será algun niño de los hebreos.
María al verla emocíon de la princesa, se acercó á ella y le ofreció ir por una
r. 30
118 MOISÉS.
ama hebrea que se encargase de la criatura, y obtenido el permiso, llamó á su
propia madre la cual recibió el niño y lo crió, hasta que ya grandecito pudo
devolvérselo á la princesa. Esta no tenvícndo sucesión, lo adoptó por hijo y lc puso
el nombre de Moisés (diosa/té), que en egipcio significa salido de las aguas. Moisés
pues fué educado en el palacio de Pharaon, y allí recibió la educación mas es
merada en todos los conocimientos de los egipcios, y mostróse superior en pala
bras y en obras.»
Por la Escritura nada consta de la vida de Moisés hasta la edad de cuarenta
años, salvo su educación y estudios en el palacio dc Pharaon; Josephó en sus an
tigüedades hebráicas, partiendo de antiguas tradicionts, dice que despues de ins
truido con esmero por los sacerdotes, hizo una campaña contra los etíopes, y per
siguiéndolós llegó hasta Sabá, despues Meróé, cuya plaza tras un largo sitio le
fué entregada por la princesa 'I‘harbis, que prcndada de él le tomó por esposo.
S. Clemente Alejandrino afirma que sus padres al circuncidarle lo habían puesto
el nombre de Joa/tim, y segun las Actas de lós Apóstoles, ellos fueron los que en
su niñez le instruyeron en la religión de sus mayores, inspirándole el santo temor
de Dios y la aversión á las grandezas temporales, cual digno preservativo con
tra las ocasiones que mas adelante no dejarían de brindarle su posicion y rango,
á fuer de hijo adoptivo de ‘una princesa de sangre real.
« Un dia, siendo ya hombre hecho, dejó Moisés la corte, y se fué para sus her
manos. Observó la aílicción en que estaban, y llegó en ocasión de presenciar como
un egipcio maltrataba a otro de ellos, hebreo a su igual. [rritado por tanzaño ul
trage, sabedor adcnzás de que Dios le destínaba á ¡abortar á su pueblo de manos de
los egzpcíos, paseó una mirada cn torno, y no divisando á nadie, mató al egipcio
y lo escondió en la arena. El dia siguiente peleandóse dos hebreos, quiso Moisés
rcprender al agresor, pero fuéle increpada la muerte del egipcio, y por ahí cono
ció que estaba descubierto. En efecto, el mismo rey no tardó en tener noticia del
hecho; ‘Moisés iba á ser castigado, mas logrando fugarse se retiró al país de Ma
dian, en la Arabia Petrea.
a Habiéndose puesto á descansar junto á un pozo, las siete hijas de un sacer
dote que residía en la ciudad, salieron por agua y llenaron los canales donde de
bian abrevar los ganados de su padre, pero unos pastores sóbrevenidos las echa
ron. Entonces Moisés se levantó, y saliendo á la defensa de las doncellas, dió de
beber á sus ovejas. Vueltas a su padre Ragüel, por otro nombre Jet/tro , y pre
guntadas por que regresaban mas pronto que de ordinario, dieron cuenta de lo
que les acababa de pasar, y de la asistencia que habían recibido de un hombre
egipcio. Donde está‘? preguntó el padre; porqué habeis dejado ir á esc hombre‘!
llamadle para que coma alguna cosa. De resultas de este acontecimiento, Moisés
juró que se quedaría con Ilagüel, y tomó por esposa á Séphora, una de sus hijas,
la cual le parió sucesivamente dos niños, Gersam y Eliezer. n
PRIMEROS AÑOS. 119
Jethro como vástago de Madian, fué á lo que se cree sacerdote del verdadero
Dios, y tal vez un gran magnate del país. Se le dan asimismo los nombres de
Hobab y (Jen, pero este último parece equivaler en hebreo á cuñado, debiendo
contraerse al nombre anterior, que perteneció visiblemente á un hijo suyo, her
mano de la esposa de Moisés. «Este, afirma Scio, permaneciócuarenta años en
la casa de su suegro, no como desterrado sino cual hijo querido, siguiendo allí
la vida pastoril; y si damos crédito, añade, á la conjetura de algunos sabios, su
tiempo sobrante lo empleaba en componer parte de los libros admirables que tras
mitió á la iglesia, y que se conservarán en ella hasta el fin de los siglos.»
«Mucho tiempo despues falleció el rey de Egipto, y los hijos de Israel gímien
do bajo el peso de sus infortunios, pusieron el grito en el cielo, y Dios les oyó,
y tuvo presente su alianza contraida con Abraham, Isaac y Jacob, y les recono
ció por su pueblo. Moisés a la sazon apacentaba las reses de su suegro Jethro;
autecogiólas un dia para el desierto, y habiendo llegado al monte de Dios, Horeb,
Vió ante sí el estraño espectáculo de una zarza que ardia sin consumirse. No con
cibiendo la razon de tal fenómeno, que figuraba las afliccíones de los israelitas, de
las cuales el Señor había de libraries llenándolos de gloria, acercábase para exa
minarlo, pero una voz salida de enmedio de la zarza le dijo que se descalzase,
pues estaba pisando una tierra santa. El mismo, el escelso Jehovah ó su represen
tante el ángel, es el que se le revela en esta vision; no cabe dudarlo. Entonces
aquellos sentimientos que le han agitado por tan largo tiempo, su confianza en
Dios, la desconfianza en su propio valer, sus dudas, sus indecisiones, todo se re
calca en un diálogo que entabla con el Señor. Convóncesc al fin de que él es el
escogido para la emancipación de su pueblo: Elige’ (Yo soy), tal es el nombre
con que debe anunciar al Señor, y pregonarle al mismo tiempo como el Dios de
Abrahan, de Isaac y de Jacob.»
« Decidido á partir luego á Egipto, despidióse de su suegro y fué á buscar su
esposa é hijos para traénselcs, mas durante el camino corrió un gran peligro, ame
nazándole el ángel del Señor sm (lada porque Elíezer no ¡cabía sido aun circun
cídado, como lo fué inmediatamente. Cerca del monte Horeb, juntóse a su her
mano Aaron que debía cooperar .con él á la emancipación del pueblo, porque
siendo mas elocuente, sabría mejor interpretar sus sublimes inspiraciones en pre
sencia de Pharaon y de los hebreos. Llegados á Egipto, aprtsuráronse a reunir á
los ancianos ó gefes de las tribus de Israel, y esponiéndoles Aaron cuanto había
sido anunciado á Moisés, y uniendo prodigios á sus palabras, les convenció de
que el Señor venia á visitarles, por haber mirado con ojos propicios su tribu
lacion.
«La primera entrevista con el rey, tuvo un éxito desgraciado. Pidiéronle que
dejase partir á los hebreos hácia el desierto, donde pudiesen libremente consagrarse
al culto de Jehovah; pero Pharaon les respondió con enojo, que no conocía á este
1'20 LA ZARZA ARDIENTE.
dios, y lejos de acceder a su peticion, hizo recargar los trabajos de los hebreos
de tal modo, que aun Moisés hubiera podido desalentarse a no ser la grande
confianza que tenia puesta en el Señor.
«Ochenta y ochentitres años tenían respectivamente Moisés y Aaron, cuando
se presentaron por segunda vez á la real presencia, decididos á obrar con toda la
resolucion que exigía lo crítico de las circunstancias, seguros para el logro de su
empresa de la asistencia poderosa de Dios. El Señor permtlíó en efecto que se
endurccíese el corazon de Pharaon, y entonces fué cuando desplegó sobre él y su
pueblo, aquella série de azotes conocidos por las die: plagas, parte fundados en el
estado físico del país, pero presentados siempre de un modo sorprendente é inusi
tado, paraque admirasen como prodigio, y aterrasen como instrumentos de un
poder inmensamente irresistible. Estas plagas se sucedieron en un corto espacio de
tiempo, segun el orden que rápidamente vamos á enumerar: durante siete días,
desde el 18 del mes de Adar (febrero), todas las aguas del Nilo, de las lagunas
y hasta de las vasijas, fueron convertidas en sangre, y el pueblo tenia que abrir
pozos para beber; el dia 25 hubo una multiplicacion de ranas tan asombrosa,
que cubrieron la haz del Egipto, dejando despues una insufrible hediondez;
el 27 gran desarrollo de mosquitos (kinmm), numerosos como el polvo de la tie
rra; el Q9 igual desarrollo de tabanos que inundan las habitaciones durante dos
días; del segundo al tercer dia del mes siguiente Abib ó Nzlran, los animales de
los egipcios sufren una mortandad general; en los días 3 y 4 las personas, sin
escluir los magos de Pharaon, y los animales, se ven atacados de pústulas y úl
ceras inflamatorias; el dia 5 manifiesta le cielo su ira descargando piedra, rayos
y torrentes de agua que asolan el territorio; el 8 una nube de langosta acaba de
devorar lo que la tormenta había perdonado; durante los tres dias siguientes todo
el país se halla envuelto en densísimas tinieblas, esceptuado unicamente el país
de Gessen; por fin en la noche del 1/1 al 15, la misma de la salida de los israeli
tas, el ángel esterminador lleva la desolacion al seno de las familias, dando
muerte á todos los primogénitos, así de personas como de animales.
«Al acabarse una y otra plaga, ó cada vez que los magos podian producir un
encanto análogo, el ánimo del rey volvíase rehacio, y negábase á dejar salir a los
hebreos. Moisés conociendo que el último golpe seria decisivo, previno á las
tribus que en la tarde del dia 14 (le la luna de primavera (mes de Abd) ó Marzo)
matasen en cada familia un cordero, para comerle por la noche asado, con pan
azimo y lechugas silvestres, poniéndose todos en ademan de viaje, la ropa levan
tada y bordon en mano, y que cuidasen cada cual de señalar con sangre de
la víctima los linteles de sus respectivas casas, al objeto de que cruzára de largo
delante de ellas el ánjel esterminador de los primogénitos. De aquí tomó origen la
solemnidad que en conmemoracion de este gran milagro, celebrábase anualmente
bajo el nombre de Pascua (del verbo pzezach, sal/ar ó [Jasar por encima).
MiLAcao nn LAS DIEZ PLAGAS.‘ 121
« Cuando á media noche hirió el Señor á los señalados por víctimas, desde el
heredero de Pharaon hasta el hijo de la última esclava, elevóse un inmenso cla
mor en toda la nacion, y cl mismo rey apresurándose á llamar á Moisés y á Aa- y
ron, les dijo: Partid, partid luego de entre los mios; idos vosotros con todos los
hijos de Israel, y ofreced sacrificios al Señor segun decís. Llevaos vuestras ove
jas y ganados mayores, conforme habeis pedido, y al alejaros rogad por mí. El
pueblo á su vez les estrechaba á salir, esclamando: moriremos todos! y era tanta su
premura’, que no les dejaron cocer el pan que ya tenían amasado, ni echarle
levadura. Los israelitas, en conformidad á una órden de Moisés, pidieron á los
egipcios mucha ropa y alhajas de oro y plata, haciendo que se las prestasen,
porque el Señor de todo lo criado, permitió á su pueblo resarcirse de este modo
de los perjuicios sufridos. .
«A seiscientas mil ascendian las personas adultas solamente, que salieron de
Egipto, sin contar los niños y el inmenso número de agregados, reses, convoyes
y demas séquito de la muchedumbre hebrea, cuyo total se calcula en mas de tres
millones de almas. Hacia 430 años que moraban en el país, á contar desde la
enzigiïacion de Abrahan, pues resulta de la comparación de fechas y de la tabla
genealójica de los levítas .en este libro (c. 6, v. 16-95), que la verdadera per
manencia delos descendientes de Jacob en Egipto, desde su instalación en Gessén
hasta su salida, fué de unos 215 años.» , -
, Luego que se habla de milagros, el espíritu irrelígíoso desátase contra las ver
dades que una fé sincera debe reconocer, pero nunca el racionalismo negará la
posibilidad, ni la certeza, ui la conveniencia, ni el efecto de esos grandes carac
téres de nuestra sacrosanta religion. Vamos á demostrarlo.
Se admite francamente el poder de Dios, y la creacion como resultado de ese
' poder? Tan esencial verdad consta demostrada hasta la evidencia, y solo una preo
cupación lastimosa es capaz de desecharla. Llamamos milagro, todo hecho contra
rio á las leyes ordinarias de la naturaleza; y esas leyes no podrá derogarlas el que
las ha establecido? De aquel es quitar que puede poner: es verdad que las reglas
sobre las que Dios ha estribado el artificio del universo, son fijasé inmutables; no
empero para su querer, y menos en aquellas circunstancias que su escelsa mano
endereza para altos fines, con la garantía de su prepotencia contra todo cataclis
mo ó general conflicto que debiera temerse de resultas. Dios pues, por sí ó por
medio de sus favorecidos, puede obrar milagros.
‘ Es cierto que los haya obrado? La creacion del orbe, la del hombre mismo,
son dos de los milagros mas estupendos; sino , quién se los esplica por razones
naturales? sin embargo no son menos positivos. Consultemos la historia en sus re
sultados, la tradición de los pueblos, aun los mas salvajes, y todo nos hablará
de milagros en mayor ó menor esfera, con distintas causales y objetos. Ahí está
por ejemplo el milagro histórica y tradicionalmente canonizado, física y científi
I. , 31
129 ' Moisés.
camente demostrado del Diluvio; ahí también el de la espantosa revolución acae
cida en la muerte de nuestro divino Salvador, segun próbaremos á su tiempo. No
sólo pues son factibles los milagros, sino ciertos.
Son conducentes? Quién lo desconoce‘? Aunque en este particular fuera preciso
descender al secreto de las disposiciones de Dios, con todo, concíbese perfecta
mente que si bien la magestad divina no necesita de ausilios estraordinarios para
hacerse conocer, amar ó temer del hombre, en ciertos casos la manifestación di
recta de su poder y grandeza, ha conducido mucho para canónizar una verdad es
tablecida, afianzar un nuevo órden de cosas, ó despejar errores largamente difun
didos por la malicia ó la ignorancia. Cónvenientes fueron por cierto las maravillas
estupendas con que Moisés en la ley Antigua y Jesucristo en la Nueva, acredita
ron la celsitud digo misión.
Y he aquí el trascendental efecto de los milagros: sin ellos pocos tal vez hubie
‘sen creido; era necesario que los que se presentaban como regeneradóres á nom
bre de Dios_, diesen pruebas de ser unos verdaderos enviados. De seguro no hu
bieran arrastrado tras sí las simpatías de todo un pueblo, sino presentaran en sus
acciones mas que en sus palabras, los caracteres de lo estraórdinario y lo sublime.
Y cuenta que hablamos de hechos consumados, que todo cl mundo sabe! Exami
nemos cuando no otra cosa, los anales sangrientos de los martirios, y ellos nos
dirán con qué decisión la jóven sencilla y el adusto guerrero, el plebeyo y el mag
nate, las turbas y las legiones, se sacrificaban por la fé, acompañada de actos mi
lagrósos,_ que les anunciaban un Pablo, un Santiago ó un Lorenzo... Y hubiera
sucedido tal , si la religión revelada no ofreciera todos los timbres, todos los ras
gos, todas las pruebas de su carácter mas que humano‘?
Se ha querido esplicar los milagros por artificios cabalísticos ó de pura magia:
justamente en el pasaje á que esta nota se refiere, vemos un paralelo curioso entre
el milagro y los artificios. Pharaon, insiguiendo las costumbres de aquella época,
estaba rodeado de magos y prestijiadores, los cuales esplotando quizá algunos
secretos de quiromancia, hacían una verdadera profesión de sus supercherias y
juegos de manos. Creyendo al principio que Moisés seria otro de ellos, trataron de
combatir-le con armas iguales, y efectivamente remcdaron algunas de sus maravillas;
viendo empero cuan ineficaces eran sus esfuerzos, diérónse por vencidos esclaman
dó: el dedo de Dios está aga-í! Luego con arte diabólica habían obrado antes? Pobres
gentes! la ilusión -dista tanto de la realidad, como el reflejó del sol. Mientras Moi
. sés les confundia, sus farsas servían sólo para desacreditarles, patentizando toda
su pequeñez é insuficiencia.
rumanos AÑOS. 123

OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.

No es menos ardua de fijar la época de la salida de los hebreos para Canaan,


que la de su entrada en Egipto. Respecto á cual fuese el soberano á la sazon rei
nante, Scio fluctúa entre Amenophis, Ramesses y Salatbis, al paso ‘que Mr. Cham
pollion Figeac asegura categóricamente era Sesostris, corriendo el año 15%
antes de J. C., que correspondía al 43.° de su reinado. Otros autores remontan
esta fecha a la era 1600. Nosotros inseguiremos como hasta aquí la Vulgata y
el comentario de Calmet, segun el cual, llloisés nació el año 9433 del M., 1567
antes de J. C. , dejóla córte en 24'73, tuvo la vision de la zarza en 2513, y
obró cl milagro de las plagas y la consiguiente liberación del pueblo, el mismo
año, antes de J. C. 1487.
La opresion de los hebreos empezó unos diez años antes de nacer Moisés, y
duró noventa. Se les empleaba en cocer ladrillos, construir diques y canales y
obrar edificios, de manera que segun la tradición, las célebres pirámides fueron
construidas por su mano.
Tocante á su propagación asombrosa, se ha encontrado muy natural, habién
dose dcmostrado por cálculos aproximativos que '70 personas en 910 años, de
ducida la probabilidad de bajas, podrían aumentarse á Q.800,000. Conviene te
ner en cuenta que Dios los había prometido una numerosa multiplicación.
_ Aunque su primer establecimiento se ciñó a la tierra de Gessen, poco á poco
irian avecindándose en distintos puntos del reino, junto á los egipcios, de otro
modo no hubiera sido‘ necesario que señalasen sus puertas con la sangre de los
corderos. Vivirian tambien muy cerca de la real morada, cuando la madre de
Moisés pudo esponer al recien nacido, no lejos del lugar donde paseaba la hija
de Pharaon.
Moisés era el menor de su familia, pues Aaron le llevaba tres años y Maria
' ocho ó nueve. El edicto contra los niños debió preccder de poco á su nacimiento,
habiendo sin duda alguna sido posterior al de Aaron, aunque por su propia atro
cidad caería luego en desuso « de otro modo. dice Scio, no podía hallarse el pro
dijioso número de pueblo de todas edades que nos refiere el sagrado testo, al sa
lir de Egipto. n
124 LA zARzA ARDIENTE.
En tiempos de S. Gerónimo y ‘Josefo, veíanse aun las ruinas de la ciudad de
Madian á orillas del mar Rojo, á distancia de 6 jornadas de Tabuc. El país del
mismo nombre estendíase al E. del mismo mar y al S. de Moab.

REFLEXIONES MORALES

lngratitud, olvido del bien y deseo del mal, son los caracteres del hombre im
pío, de la familia irreligiosa, ó de la sociedad indiferente é incrédula; al contra
rio, el hombre justo, una familia temerosa de Dios y una sociedad nutrida de
sólidas creencias, son agradecidas, desean el bien y olvidan el mal. El pago in
grato de los hombres, es una de aquellas pruebas terribles que la divina provi
dencia tiene aparejadas á los que caminan para la perfección; la prueba empe
ro pasa mas ó menos pronto, y la fé se ve recompensado; quiza cuando menos
lo esperaba, y por medios diametralmente opuestos á los que la razon creía mas
propios. Así es como Dios obra en pro de los hombres, y á mayor gloria de su
misma inagestad.
En la madre de Moisés, ofrécese á nuestra admiración otro rasgo de aquella dul
ce ternura que el Señor ha impreso en el corazon de todas ellas, y mas si como
en dicha muger, una fé ardiente vivifica y ennoblece sus sentimientos naturales.
Qué heroico es el espíritu de una madre cristiana cuando la vida de su hijo corre _
algun peligro! cuántos sacrificios se impone para alimentario con su propia leche,
_ y no verse espucsta á abandonarlo, precisamente en la época que mas necesita
de sus desvelos! cómo se afana, y se ingenía, y precave para poner á cubierto sus
días y su inocencia amenazada! Ah, nunca los hijos apreciarán bastante esa
dulce é incomparable eficacia de la solicitud maternal! bien necesitan toda la amo.
rosa correspondencia que Dios ha hecho germinar en su seno, paraque depurada
y corroborada por la religion, sepan ellos corresponder á la generosa ternura
con una perfecta docilidad, y hagan de sus madres su delicia, como ellos hacen
la delicia de sus madres.
No le bastaba al Señor protejer la vida de Moisés apesar de toda la malicia de
Pharaon; era preciso paraque mas resplandeciese su gloria, que el rey lo salvara
por manos de su hija, y que coadyuvase con Dios á la educación de este niño,
preparando por sí mismo un vengador á los israelitas oprimidos, y un ejecutor
y de los decretos que la eterna justicia lanzara cont.ra el Egipto. La educación de
MILAGRO nn LAs nmz PLAGAS. 125
Moisés‘ nos enseña cuán útiles sean á gobernantes bien así como á gobernados,
los estudios puramente literarios y de humanidades, que tanto adornan el espíri
tu y favorecen su desarrollo. Empero como todo lo que hay de bueno y sólido en
los autores profanos, no pasa de ser un simple reflejo del primor eterno, su méri
rito en cierta manera debe considerarse prestado, siendo la religión á la que com
pete revindicarlo por esencialmente propio. Asimismo los fieles siervos de Dios, son
los que mas legítimo y santo uso pueden hacer del estudio para sostener la verdad,
combatir el vicio y ensalzar la virtud. Aplíquese pues todo cristiano siguiendo
el ejemplo de Moisés, al estudio de las letras humanas, con tal que no sea en de
trimento de sus avances en humildad y caridad; pues aunque la ilustración ó
la elocuencia sean plantas saludables, cuando crecen á la sombra de la piedad,
pueden convertirse en cizaña si descuellan sobradamente por cima del vallado.
Bajo esa idea se ha dicho de Moisés como de Jesucristo, que se mostró g fué sa
perior,no solo en palabras, si que tambien- en obras (Luc. M. 19, y Act. 7, 2Q).
S. Pablo hablando á los hebreos del abandono de la córte por Moisés, nos de
muestra admirablemente cual era el espíritu de este escogido, y de que modo se
amoldaba á los designios de Dios para con él. «Por la fé, dice el apóstol, es co-“
mo Moisés ya adulto, protestó no ser hijo de la hija de Pharaon, anteponiendo
verse atligido con el pueblo de Dios, á gustar los placeres del pecado que pasan
con el tiempo, y preciando el oprobio de Jesucristo como un fondo de riquezas
mayor que todos los tesoros egipcios, pues atendía á la recompensa.» Moisés
alumbrado por la antorcha de la fé, sabe que aquel pueblo indigente, desprecia
do, abrumado de males, es el pueblo de Dios; al .paso que esa córte opulenta don
de se ha criado, es un foco de perdición en la cual tienen su morada los enemi
gos del cielo. Las riquezas temporales no son verdaderas _riquezas, sino cuando
por la franca renuncia de ellas puede el_hombre granjear para sí un tesoro
que no perece. En cuanto á la ignominia y la pobreza, no es estraño parezcan re
pulsívas si se estiman en si mismas ó segun el comun sentir de los hombres: á la
mira del cielo es como Moisés descubre los tesoros en ellas ocultas; á la mira de
Jesucristo, pobre y humillado, es como nosotros debemos calcular y definir su
valor.
Cuando S. Pablo llama ignominia de Jesucristo el estado humillante á que Moi
sés voluntariamente se sujeto, nos significa primero, que este promulgador de la
antigua ley era solo una figura del Divino autor de la ley nueva, y que lo que
hizo dejando la opulencia de la córte para ir á libertar á sus hermanos ó padecer
con ellos, fué una simple imájen del sacrificio que mas tarde hizo el Hijo de Dios
descendiendo del cielo para venir á rescatarnos y padecer por nosotros. En se
gundo lugar, el Apóstol nos recuerda que los santos patriarcas y los profetas del
Antiguo Testamento, habían conocido por divina revelación el misterio del Hijo
de Dios hecho hombre, de manera que aunque no todos fueron instruidos de él
I. 32
A 126 I MOISÉS.

al pormenor, todos conocieron su fondo y su virtud. Al presente, el Señor solo


justifica á los que creen y esperan en su Hijo ya venido, como antes solo justífi—
caba a los que tenían igual fé y esperanza en el Mesías venidero; y ciertamente,
' Dios exije que tomemos parte en las miserias y sufrimientos de Jesucristo, como
lo ha exijído de los justos de cualquier tiempo. La verdadera piedad ha sido y
sera siempre inseparable de la fé en un libertador, bastante fuerte para comba
tir las pasiones humanas y curarlas á la vez, así como en un mediador que con—
, doliéndose de las necesidades de una humanidad caduca, sea prepotente para
su remedio.
La muerte que Moisés dió á un egipcio á causa del insulto inferido á un he
breo, seria ínescusable si con arreglo a las palabras de S. Estéban á los judíos,
no hubiera duda segun observa S. Agustín (contr. Faust. lib. 922), que obró en
aquel lance por divina inspiracion: creyó, dice aquel santo, dar á entender á sus
hermanos,
Dios armó elque Diosdepor
brazo su mano
siervo,deyélMoisés
¡rabia haciéndolo
de ponerlosentender
en libertad
así (act. 7 , 35
á los israelitas

por medio de este acto de autoridad, les dió al mismo tiempo la señal de su eman
cípacíon. Ese pueblo sin embargo, que ha tenido siempre por distintivo la incre
dulídad, _oponíase á reconocer la misíon de su salvador, como sus descendientes
desconocieron posteriormente la mision del Hijo de Dios. n
Las buenas obras rara vez dejan de ser premiadas de un modo ú otro, sobre
todo si las estimulan los elevados impulsos de aquella fé que obra mas bien en ob
sequio de Dios, que por humanas consideraciones. Moisés lo dejó todo por Dios,
y Dios velo por Moisés, aparejandole en su providencia el encuentro mas feliz.
Toma la defensa de las hijas de Jethro, precisamente cuando ellas iban á cejar
ante una fuerza brutal y retirarse; y Jethro agradecido, empieza por darle hos
pitalidad, poco á poco le otorga su confianza, y finalmente le entrega por esposa
á una de sus propias hijas. Feliz enlace, que el cielo se digno colmar de ben
dicion l...
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del Mediterráneo. x ¡- Li \ - :. - a . n . . - á. «tasa»;
pero no qucricnu. .;- \ ¡' — ; - - l: - - _.'-:|: ¡'I"l(‘()
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SALIDA DE LOS HEBBEOS.
EL MANA EN EL DESIERTO Y EL AGUA DE LA PEÑA DE. IIOREB.
BATALLA CON LOS AMALECITAS.

«Los hijos de Israel salieron armados de Egipto , llevando consigo los huesos
de Joseph en virtud de la promesa y juramento que ‘el propio al morir había
exíjido de sus hermanos. La dirección mas corta para Canaan, era al N. la costa
del Mediterráneo, y por El-Arisch la ciudad de Gaza en el país de los filisteos;
v pero no queriendo el Señor llevarles por este camino, Moisés dió un gran rodeo
— al través del desierto de Sinaí, con el propósito de ganar sin tropiezo el límite
S. E. de la Palestina, haciendo avanzar por Socoth y acampar en Etham que
está al confin del Desierto. En seguida, segun la órden de Dios, torcieron cami
no con derechura al litoral, y fueron á atendalar enfrente de Phi-hahíroth, que
se hallaba entre Magdalo y el mar, mirando á Beelsephon. Y el Señor iba de
lante para mostrarles el camino, en una colúna de nube ó gran nublado, que de
dia daba sombra y de noche alumbraba. Y nunca faltó esta colúna de dia ni de
noche ante el pueblo.»
Saliendo los hebreos de Gessen por Beel-Sephon, debieron cruzar todo el Egip
to, cual si Dios hubiese querido presentarles á la vista de sus opresores en una
especie de marcha triunfal, á fin de que estos últ.imos acohardados de temor, re
conociesen la grandeza de la divinidad bajo cuya protección caminaba el pueblo
escogido. Fué su emigración á los 430 años de la vocacion de Abrahan, precisa
mente en el quinto siglo y la quinta generacion despues del gran patriarca, á te
nor de las promesas del Eterno; y si bien divagaron 40 años por la soledad antes
de entrar en la tierra prometida, tomando un largo rodeo en vez del derecho ca
mino; consta que motivaron ese retardo las murmuracíones de los propios israe
litas á quienes Dios quiso así castigar (Núm. 14, 22. etc.). A la par convenía á
sus sublimes miras ejercer un acto mucho mayor'_de justicia en los egipcios, su
198 SALIDA DE LOS aznnuos.
merjiéndolos en el mar Rojo, para enseñar al mundo que nadie debe atreverse á
menospreciar su poder ni resistir su voluntad, y ultimamente quería tambien for
mar á su pueblo, moralizarle, predisponerle á la observancia de sus leyes y á las
prácticas de su culto; tarea difícil si entrando desde luego en Canaan, hubiesen
empezado por un lado y otro a dispersarse. Consta además del testo, que el trán
sito por el país de los filisteos no ofrecía la conveniente seguridad, y si bien es
cierto que por el otro lado dieron con los amalecitas, estaban ya metidos en los
desfíladeros y no era fácil retroceder; ademas ese“encueutro solo dió lugar á un
choque, que fué victorioso, cuando en Palestina hubieran tenido que sufrir largas
y empeñadas luchas.
Es comun entre los racionalistas dar una esplicacion natural al fenómeno de la
colúna de fuego y humo que precedía al pueblo, antojándoseles una simple
hoguera ó fanal de señales, por estilo de las que Trasíbulo, Ciro y otros cau
dillos hacian llevar delante de sus ejércitos. Consídérese empero que eran cerca
de tres millones de almas las que componían el ejército hebreo, y todos veían la
nube; hubiera bastado ninguna hoguera á producir semejante efecto‘? síno fué n1ila—
gro, cómo Moisés y todo Israel dieron de él tan asiduo testimonio, siendo una cosa
que á cada instante podía examinarse? Esa nube era permanente, hasta que al
pasar el Jordan se adoptó por señal el Arca santa; ella cubría á los emigrados en su
ínarcha, segun se dice en Núm. 10, 34 y 111, 14, protegíéndoles durante el día
contra los ardores del sol, y alumbrando de noche su camino y defendíéndolos de
las fieras ó de emboscadas enemigas. Milagro fué pues, tan averiguado como opor
tuno.
«En esto, habiendo avisado al rey de Egipto que los israelitas iban huyen
do, trocóse su corazon y arrepintióse de haberles dejado ir. Decidído a correr á
su alcance, juntó prontamente sus capitanes, púsose al frente de seiscientos ca
rros de guerra escogidos, con gran número de caballería éínfantería, y siguien
do las huellas de los fugítivos, dióles alcance en el llano de Phi-hahiroth. Los he
breos acorralados entre el golfo de Suez al E., las sierras áderecha é izquierda,
y los egipcios á la espalda, estaban perdidos sin una ayuda milagrosa: ya empe
zaban á elevar fuertes murmullos contra su caudillo, pero Moisés les confortó
. diciendo: no temaís, estad firmes, y vereis las maravillas que hoy ha de obrar el
Señor; pues esos egipcios que estaís mirando, nunca mas los volvereis á ver. El
Señor 712231110 peleará por vosotros!
«Llegó la noche; tendió Moisés su mano hacia las aguas, y al punto se sepa
raron, empezando á arreciar un ardiente huracan del E. que dejó enjuto un pasaje
en medio de las masas del mar , arremolinadas á derecha é izquierda á guisa de
muro. La colúna de fuego y nube que estaba delante, habíase situado ala espalda '
entre los dos campos, y con este amparo los hebreos fueron cruzando el golfo por la
vía que tan milagrosamente se les franqueara. Iba á romper el alba; apenas los
EL MANÁ EN EL DESIERTO. ' 129
egipcios se apercibieron del movimiento operado, lanzáronse sin vacilar á través
del golfo, por el mismo cauce; pero Dios que les miraba, desplomó su poder sobre
aquel grande ejército, desbarató las ruedas de sus carros, y haciendo otra vez
reunir las aguas por mano de Moisés, envolvió en ellas á los egipcios, que ya va
cilaban, sumerjiéndolos á todos, carros, caballería, tropas, hasta al 7711191120 Piza
raon, de modo que ni uno siquiera se salvó.
a Mientras tanto, los hijos de Israel seguían protegidos en su retirada, habien
do podido verlos cadáveres de los egipcios escupidos en la playa, como prueba
_ del terrible cscarmiento que en ellos ejerció el Señor. Temióle pues el pueblo y
le creyó, asi como á‘ su siervo lt-Ioisés, y juntos entonaron un himno á su alaban
za. Hasta las mujeres, guiadas por María la profetiza hermana de Moisés, sa
lieron con panderetas, danzando y repitiendo: Cantemos al Señor, que tan glo
riosamente ha patentizado su magnificencia, hundiendo en el mar al caballo y al
caballero! »
Siendo imposible negar la verdad histórica del paso de los israelitas por el mar
Rojo, eslo igualmente querer esplicar este prodigio por los fenómenos ordinarios
que acaso se hayan observado en los lugares del acontecimiento. Las diversas hi
pótesis hacinadas sobre el particular, no concilian los dos sucesos de la liberación
de los hebreos y la derrota de los egipcios. Dado caso que la baja marea ó el re
flujo de las aguas, como pretenden muchos, hubieran podido favorecer el tránsito
del golfo en pocas horas, á tan grande número de personas, mugeres, niños y gana
dos, no se concibe que los egipcios fuesen bastante ciegos ó insensatos para se
gilirles, sabiendo que el mar no tardaría á fluir. El historiador Josepho reconoce
paladinamente este hecho, como un verdadero milagro.
«Desde la otra parte del golfo, fueron los israelitas á salir por el desierto de
Sur (Sc/zur), que está al S. 0. dela Palestina, entre el golfo Arábígo y el Illedi
terráneo, basta cerca de Pelusíum (Bavaria), andando tres dias por la soledad bá
cía el S., sin hallar una gota de agua. Poco despues se detuvieron en un lugar
donde la había, pero tan amarga que no era potable, de cuyas resultas fuéle dado
el nombre de Illera/z ó Amargura. Aquí el pueblo empezó á quejarse diciendo:
qué beberemos? pero el Señor mostró á Moisés un madero, el cual sumergido en
las aguas, las endulzó.»
Esta virtud era quizá natural al madero, como puede inferirse del Eclesiás
tico 38, 5, dice Scio, pero al mismo tiempo no parece que sin especial milagro
del Señor pudo suceder que una tan corta porcion de madera, tuviese virt-ud para
hacer dulce en un momento, tanta cantidad de agua como se necesitaba para aque
lla inmensa muchedumbre. El viajero Burckbardt quiso averiguar entre los bedui
nos si conocían algun espediente análogo al que Moisés empleó, pero nada pudo
sacar en limpio.
Insiguiendo á S. Agustín, Quwst. in Ea‘0d., «este árbol era figura de la cruz
l. 33
130 EL AGUA DE LA PEÑA DE norma.
de Jesucristo, la cual nos curó de aquella amargura que nuestra propia corrup
cion hace hallar en todas las cosas que Dios nos manda; y comunicó á los
mártires y á los penitentes, suavidad y dulzura en los tormentos y la mortifica
cion.»
« La estación inmediata de 10s hebreos fue en Elim, punto fértil y rico en aguas,
pues había doce manantiales y setenta palmeras; y avanzando siempre hacia el Sinaí,
el dia 15 del mes segundo, uno justo despues de su salida de Egipto, llegaron al
desierto de Sin. Alli los hijos de Israel empezaron á manifestar á grandes voces su
descontento contra Moisés y Aaron: Ojalá, decían, hubiesemos muerto en Egipto á
manos del Señor, cuando nos sentábamos sobre los pucheros de carne y comía
mos pan en hartura! Porqué nos habeis traído á este desierto, para matar de ham
bre á toda la gente? Entonces la bondad y providencia de Dios á favor de su pue
blo, se manifestó por nuevos milagros. A la tarde misma de aquel dia, unas
bandadas inmensas de codornices, que son muy comunes enla Arabia Pet-rea , cu
brieron todo el campo, proporcionando á la quejosa turba copia de carne delica
da; y el dia siguiente por la mañana, el suelo apareció enteramente cubierto de
una sustancia menuda, como machacada en almirez, sabiendo á miel y semejan
te á la escarcha. Los israelitas sorprendidos , iban preguntándose entre sí: man/tú?
(qué es esto?) Este, respondió Moisés, es el pan que el Señor os ha dado para co
mer: era en efecto, el célebre maná, la sustancia que debía alimentar al pueblo
por espacio de cuarenta años. Antes que el sol pudiese derritirla, hacíase diaria
mente de ella una gran recolección en cantidad de un gomor (omer) ó sea cosa
(le oc/to [abras por persona; tenia la circunstancia de endurecerse, y se podía con
dimentar de varios modos, mas guardada de un dia para otro se maleaba, escep
to en los sábados, fiesta del Señor, en que no llovia maná, comiéndose aquel dia
la parte equivalente que debía haberse recogido en doble cantidad el anterior.»
Actualmente, en la rejion que es correlativa al antiguo desierto de Sin, crecen aun
muchos tamarindos (lanzarán maruti/era), de los cuales cuaja una sustancia pareci
da á la miel, que los árabes recojen del suelo y comen en pan, llamándola maná.
Segnn diferentes viajeros, este producto llevado por el aire, volea y se adiere á
las hojas de los árboles y á los peñascos. En efecto, el maná vejetal es conocido
en Arabia, Africa, Polonia, Calabria y otras rejiones, pero solo se forma duran
te los meses de junio y julio, y sus mejores cosechas en la península del Sinaí,
apenas esceden de seiscientas libras por año. Es poco nutritivo, y no se endurece,
pero puede conservarse algun tiempo. El de los israelitas cayó siempre por espa
cio de 40 años, durante su larga peregrinación hasta Edrei y Guilgal; bastó para
alimentar á todos en cantidad suficiente, de suerte que Moises en el Deuteronomio,
afirma no haberles fallado nada en el desierto; por fin, sus demas circunstancias
eran asaz diferentes paraque se le asimile al maná comun. a Los incrédulos ale
' garán cuantas conjeturas los acomoden, pero á nadie harán concebir que un pue
BATALLA con Los AnALnciTAs. 131
blo tan numeroso, pudiese sin milagro multiplicarse y mantenerse en el desierto
por tantos años.» ' _
Este maná, segun feliz espresion de nuestro Scio, «tenia dos sabores: uno
natural y ordinario, y otro sobrenatural y estraordinario, que se mudaba al gus
to y paladar de los que lo comían; opinando S. Agustín y muchos con él, que
este señalado privilejio solo se concedia á aquellos israelitas que llenos de recono
cimiento hácia Dios, querían depender únicamente de su providencia, pero no á
los murmuradorcs y carnales,» á los que apeteciendo únicamente la concupicen
cia, echaban á menos otros manjares regalados, quejándose de la uniformidad
del maná sin considerar que se les venia sin el menor trabajo y bastaba á sus
necesidades. El que escucha la sensualidad, de nada se satisface, de todo se des
contenta; pero los hombres de bien, los verdaderos israelitas, hallaban en el ma
ná todo lo delicado y sabroso que pudiesen apeteoer.
«Partiendo la muchedumbre del desierto de Sin, moviéronse para Baphidim,
no sin estacionar de paso en Dophka y en Alus. Allí se encontraron otra vez apu
rados por falta de agua: Dános de beber! gritaban á Moisés. Este respondió: Por
qué concitaros contra mi? porqué tentar al Señor? Nuevamente voceaba el pueblo:
A qué fin nos has sacado de Egipto paraque muriésemos de sed nosotros, iiues
tros hijos y nuestros ganados? Clamó entonces Moisés al Señor, diciendo: Qué
haré yo con ese pueblo? á poco mas me apedrea. Díjole el Señor: antecede al
pueblo, acompañado de algunos de los ancianos de Israel; toma en tu mano la
vara con que heriste el rio, y vé hasta la peña de Horeb, que yo estaré allí de
lante de tí; y tocarás la peña, y brotará agua de ella paraque beba el pueblo.
Así lo hizo Moisés, en presencia de los ancianos de Israel. Y puso á aquel lugar
el nombre de Tentacion, en memoria de la sedicíon de los israelitas, y de haber
tentado al Señor dudando si estaría ó no con ellos.»
La historia y la fábula se aúnan para confirmar el milagro de Horeb, como
puede verse en Bochart y en Huet. El P. Sicard añade la curiosidad de haber
visto por sus propios ojos la roca milagrosa, que permanece todavía á unos cien
pasos de Horeb, enteramente aislada en medio de un terreno por demas estéril,
descubríéndose en su remate superior unos agujeros pulimentados y musgosos há
cia el borde, que ofrecen indudable vestíjio de haber manado agua por algun
tiempo.
El carácter del pueblo hebreo era la incredulidad y dureza de corazon, y auri
que parecía moverse cuando esperimentaba el socorro del Señor, mantenía en el
fondo del corazon la duda y desconfianza, que al menor motivose escitaban riue
vamente, y los mayores milagros no le podían sosegar. Por esto volvían siem
pre á la duda de si el Señor estaría en medio de ellos, pidiendo diariamente
nuevas pruebas de esta verdad, que veían confirmada á cada momento con pro
digios. Y esto es lo que aquí se llama tentación ó contradicción. Scio.
132 SALIDA m: LOS manos.
« Parte de la caravana, que menos andariega se había quedado rezagada (véa
se Deuteronomio 25, 18), sufrió entonces unataque de los amalecitas. Moisés
siempre alerta, llama á Josué hijo de Nun, de la tribu de Ephraim , su servidor y
discípulo, paraque al frente de un cuerpo escogido salga á contrarestar al enemigo;
él mismo trepa á un collado que domina el campo de batalla, y asistido de Aaron
y Hur (este último nativo al parecer de Caleb, hijo de Esron, aunque Josepho le
hace esposo de María), eleva los brazos al compás de su fervor, empuñando la
vara de Dios, y anima á los suyos de tal modo, que al ponerse el sol Amalec
queda ya derrotado, y sus gentes pasadas á cuchillo. Para memoria se consignó
este suceso en un libro, y Moisés edificó allí mismo un altar el Señor, poniéndole
por nombre El Señor es mi gloria, diciendo: en verdad que la mano de Dios se
estenderá desde su sólio contra Amelec, y guerra le hará de generación en gene
racion.»
Amalec, hijo de Eliphaz y de Tamna, era nieto devEsaú. Su pueblo, numeroso
y aguerrido, hostil á los hebreos, residía en la Arabia Desíerta, entre el mar
Muerto, la Idumea y el mar Rojo. Philon llama alguna vez fenicios á los amaleci
tas, sin duda por agregarlos á la Fenicia, que se hallaba al 0. dela Arabia Petrea.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRJCAS.

Uno de los puntos que han suscitado mas desacuerdo, es la fijacion de los lu
gares por donde los israelitas transitaron hasta pasar el mar Rojo. A lo que pare
ce, Moisés, deseando ocultar á los egipcios sus verdaderas intenciones, en vez de
enderezar a Horeb por caminos trillados, anduvo divagando tres días a lo largo
del litoral, deteniéndose el primer dia en el lugar de Socoth ó Succoth (tiendas),
que segun Josepho se contraía al local de Latópolis, después Babilonia y ahora
Viejo Cairo; el segundo ‘en Etham, al fondo del desierto, entre el mar y unas
sierras inaccesibles, donde’ se hace un recodo que es fácil de reconocer en Byr
Sueys y llano de Ramlieh, a 6 leguas del mar Rojo segun el P. Sicard; y el
tercero, retrocediendo, en Hahiroth (boca de los estrechos), poblacion aun sub
sistente bajo el nombre de Hadjeroth, en el llano de Bedea, al S. de la serranía.
Desde Mokattan, collado inmediato al Viejo Cairo, arranca una cadena de mon
tañas, las cuales seprolongan en direccion al E. hasta el monte Attaka, vecino á
Suez. Los hebreos en vez de tomar por el lado N. de Mokattan el camino que
m. nANÁ EN EL DESIERTO. 133
aun hoy dia siguen las caravanas procedentes del Cairo para la Meca, revolvie
ron al S., hácia el llano de Bezatin, y en seguida al E., yendo á cruzar el valle
del Estravio. En Etham, un angosto desfiladero conduce al llano de Bedea junto al
mar, y segun el citado P. Sicard, para ladear ese difícil paso en que apenas ca
ben veinte personas de frente, fué ordenada la vuelta por Pi-bahiroth. Delante
de este punto, el mar lleva de ancho cinco ó seis leguas escasas, sobre un fondo
bastante atascado de arenas, en cuyo borde se abre la pequeña bahía de Tiah
beni-lsrael [ruta de los lujos de Israel) ó Bedea (Baideab, suceso estupendo), nom
bres aplicados á aquel lugar por la tradicion, que fija en él el paso de los hebreos.
Unos manantiales del ribazo oriental del golfo, son aun llamados Ayun-Mussa ó
fuentes de Moisés por los árabes. .
Tres días mas divagaron los israelitas costeando el golfo de Suez en direccion
al S., por el desierto de Schur (hoy Al Djofar), yevitando siempre internarse. La
(stacion de Marah segun Burckhardt, corresponde al pozo de Howara, 15 horas
distante de Ayun-Mussa, asi como la oasis de Elim, al Wadi-Gharandel, sito á
dos leguas y media de Howara, y el desierto de Sin, al Wadi-Moccateb, el de las
famosas inscripciones, ó al Wadi-el-scheikh. No se confunda este desierto con
otro de igual nombre mas retirado hácia el mar Muerto, donde se hallaba Cadés,
la 32.‘ mansion de los israelitas. Al confin del mismo elevábase Raphidim, con
tincando con el monte Horeb y rayando con los amalecitas, seguramente en la
llanura que hay al S. de Wadi-el-Scheik, al pié de una roca por los árabes lla
mada Makad-Sidna—Mussa (el salia! de nuestro señor Moisés).
No habiendose observado rastro alguno de ginetes ni caballería en los monumen
tos geroglilicos mas antiguos, suponen algunos escritores modernos que no la te
nia el ejército de Pharaon, y para conciliar las palabras de la Biblia donde se
hace mencion de ella, dicen deber referirse á los campeones que montaban los car
ros de guerra, ó los tiros de estos carros.

REFLEXIONES MOEALES.

«El paso de los israelitas por el mar Rojo, es una imájen muy viva de la li
bertad que el Señor nos dá por medio de las aguas bautismales.» Scio.
En el milagro del maná, se patentiza cuán prodigiosa sea la solicitud dela
providencia: Vos abrís vuestra mano, o}: Señor, esclama el rey profeta, y re
1, 3h
13d EL AGUA DE LA PEÑA DE HOBEB.
partís á cada cual su alimento en sazón oportuna, y colmaís todo cuanto goza
vida, de yraczas y bendiciones. Esta divina providencia está siempre en ejercicio;
ella es la que hace germinar constantemente los frutos de los campos, y crecer la
lana de las ovejas; cuantos ingratos empero disfrutan de tamaños beneficios, sin
ni siquiera pensar en Ia mano que diariamente conduce el sol al horizonte, solo
para beneíiciarles con nuevas dádivas!
El sorprendente maná con que el Señor se digno alimentar a su pueblo en el
desierto, simboliza tíernísimamente las calidades de los varios alimentos espiritua
les que nuestro divino Jesus prodiga al alma fiel, para su santificación. El mismo
Salvador decía que su alimento consistía en wmplír la voluntad del Padre (Juan,
í , 3:1), y él es quien nos enseña á rogarle diariamente’ con estas palabras: há—
gase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo!
Simboliza tambien el maná la palabra de Dios, la cual en espresion de S. Agus
tín debe ser para nuestras almas, á tenor de los designios de la Providencia, todo
lo que el manjar del desierto fué para el cuerpo. Aquellos que andan por las vías
del Señor, oyen su voz con avidez y deleite, recibiendo por ella la virtud secreta
que les conforta, les consuela, y se adapta á todos sus gustos y necesidades.
Igualmente es el maná en concepto unánime de los Padres de la Iglesia, imá
jen de la sagrada Eucaristía, ese manjar por escelencia que constituye el manan
tial de toda especie de gracias, y una prenda de inmortalidad. He aquí el ali
mento del desierto, esto es, el alimento del alma que está separada del mundo
por sus afectos, y cuya mayor dicha aquí bajo se contiene en suspirar constan
temente por la tierra prometida, el cielo, nuestra verdadera y eterna patria! «Je
sucristo mismo quita el velo á este misterio, diciéndonos que él es el pan figura
do por el maná (Joann. 6, 31, 32 y 51), el verdadero pan del cielo y de los
ázyeles, no formado en el aire, y derramado sobre la tierra como el maná para
conservar en vida por algun tiempo á los israelitas; sino el que es propio del cie
lo, enviado a los hombres por medio de la Encarnación; siempre vivo, y comu
nicando siempre vida de fé y caridad á los fieles que caminan en el desierto de
este mundo; principio constante de una vida inmortal en los Santos, que se ali
mentan y viven de él eternamente... El maná de los judíos, les dejaba esclavos
de la muerte del cuerpo y del espíritu; la carne de Jesucristo es un pan vivo,
principio de vida eterna para las almas; manjar deliciosísimo para los que saben
como se debe comer, y que desprecian las halagüeñas y engañosas delicias de
las carnes y los frutos de Egipto, caminando sin perder jamás á Dios de vista, dó
ciles a su luz y á la voz de sus ministros, sometidos a las órdenes de su provi
dencia, llenos de reconocimiento por sus dones, sufridos en las mas terribles
pruebas, cuando se ven privados de aquellas cosas que son mas sensibles ala na
turaleza.
a S. Pablo Il ad Corint. c. 8, v. M y 15, recordando que cada cual recojía
BATALLA CON LOS AMALECITAS.
lo que podía de maná, y midiéndolo despues por un gomor, conforme á Scio, el
que tenia mas daba al que tenia menos, aplica estas palabras á los cristianos, para
recomendarles la limosna.» El Señor, cual un rico padre de familias, tiene con
que dar alimento á sus hijos y siervos, y aunque al parecer hace un repartimien
to desigual de sus bienes, esporque quiere que los ricos sean los ministros y coo
peradores de su providencia respecto á los pobres. Pone en manos de los prime
ros la porcion que tocaba á los segundos, y asi aquellos no son otra cosa que
unos ecónomos de los pobres, encargados de repartir entre los mismos la porcion
de bienes que Dios les ha confiado, despues de haber tomado lo que para su sub
sistencia necesitan.» .
La peña de Horeb de la cual brotó tan copioso raudal, representaba á Jesu
cristo, segun se desprende de las palabras del apóstol S. Pablo ad Corinth. 1.“,
10, ti: aquella piedra era Jesucristo, piedra angular y fundamental de la Igle
sia, triplemente herida por su padre , los judíos y los gentiles, cuyas divinas llagas
y heridas han sido y son para nosotros un manantial de agua viva, que nos lava y
apaga la sed ardiente que padecemos en el desierto de este mundo. Si alguno lie
ne sed, dice él mismo, venga á mi y beba. Esto confirma á la par, la siguiente
profecía de Isaías: Bebereis con gusto las aguas celestes que corren de las fuen
tes del Salvador. En efecto, de los méritos de la cruz de Jesucristo y de la san
gre que virtió para remisión de nuestras culpas, procede la virtud de los sacra
mentos que él dejó instituidos para santificamos.
insiguiendo el testo , la victoria sobre los amalecitas debióse mas á los ruegos ar
dientes de Moisés, queá las armas y esfuerzos delos hebreos. Escelenteleccion para
aquellos que frecuentan la oracion! «Dios, muchas veces previene nuestros votos
y se adelanta á conceder lo que deseamos, aun antes que abramos la boca para
pedirselo» (Isaís 66, M); otras nos lo oculta, paraque se redoble el deseo de
poseerlo, y porque somos tales que despreciamos frecuentemente lo que logramos
con facilidad, no estimando sino lo que conseguimos á costa de sudores. Es difí
cil que nuestro espíritu conserve largo tiempo la atención que pide la oracion ;...
el deseo de vencer, el temor de ser vencidos, la esperanza de una nueva gracia, y
el reconocimiento de otra ya recibida, son los apoyos que la sostienen é impiden
caer en desfallecimiento.» Scio.
LAS DOS TABLAS DE LA LEY.
PROMULGACION DEL DECÁLOGO. ALIANZA DE DIOS CON SU PUEBLO.

(Éxodo, cap. 18 á u.‘

«A los tres dias del mes tercero, ó sea el quincuagesimo despues de la salida
de Egipto, llegaron los hebreos á inmediaciones del Sinaí, donde debían perma
necer acampados algun tiempo, para recibir las instituciones y leyes que les regi
rian mas adelante en el país donde se iban á establecer. La esperiencia diaria
acreditaba harto cuán ineficaces eran los institutos patriarcales para tan grande
muchedumbre de pueblo; desde la mañana á la noche, una turba perenne asedia
ba á Moisés pidiéndole consejos y decisiones sobre infinitos casos, mas apesar de
su celo y sus desvelos, érale imposible llevar por sí solo tan grave cargo, y aten
der á todos. Aconsejado por su suegro Jethro, que poco antes compareciera en
el campamento trayendo consigo á Séphora y los dos niños, repartió las tribusen
amillaramientos, por farm-alzas, y puso á su cabeza hombres de valor, temerosos de
Dios y enemigos de la avaricia, bajo el carácter de jefes de pueblo, tribunos, cen
turiones, cincuenteneros y deceneros, segun su categoría, los cuales tuviesen con
sejo yjurisdiccion en los negocios mas fáciles, y solo en los de alguna gravedad
debieran acudir al jefe supremo. Moisés, aparte de esta superior inspección, se re
servó enseñar las ceremonias y los ritos del culto, asi como el camino que todos
debían seguir y las obras que debían practicar, siendo en una palabra, el media
nero entre Dios y el pueblo, declarando á este las órdenes de Dios, y represen
tando á Dios las necesidades del pueblo.»
A estos tribunosó quiliarchos, sucedieron despues los jefes urbanos, y á Moi
sés el synhedrio. Todo el pueblo estaba dividido en tribus, y las tribus en gran
des familias, las cuales se derramaban en casas particulares. Cada una de estas
familias tenia su tribuno, llamado príncipe de mil, fuera ó no mayor el nú
mero de personas contenidas en la familia; y el tribuno regia como subal
ternos á otros oficiales, denominados cabezas ó cabos de ciento, de cincuenta y
de diez personas, poco mas ó menos, los cuales juntamente con él, juzgaban los
negocios de menor importancia.
- -i'— = i n Liïi‘.
wins aux si‘ m mas»

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' «mu, Cir-garras: — J-L x ll-thtlt‘ ¡lVlllull [Wïltiïl
' - 1' - ¡.. ¡gml n u-s _\ l» 3.o- q-u- las regi
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LAS nos TABLAS en LA LEY. 13"!
Así pues, el consejo que Jethro da aqui á Moisés, está lleno de sabiduría y
prudencia. En cuanto á los jueces, en breves palabras ofrece una cumplida lec
cion á los que han de nombrarlos, sobre las calidades que principalmente deben
buscar en ellos: hombres de valor y firmeza, para mantener y hacer una exacta
justicia, é impedir que la inocencia sea oprimida del poder, arrostrando si con
viniere los mayores peligros; temerosos de Dios, á fin de que recuerden hay un '
juez soberano de todos los jueces, quien les pedirá estrecha cuenta, y que miren
el amor de la verdad y la justicia como el único tesoro digno de conservarse,
aun esponiendo todo el resto: y finalmente que sean enema/os de la (lettrícitl,
pues un juez debe aborrecer en tal grado este vicio, que no contento con ser in
corruptible á todo intertk, ha de tener horror á las dádivas, que ciegan los ojos
de los jueces mas ilustrados.
Parece estraño no se le ocurriera á Moisés tan sábio consejo, y que un hombre
como él, lleno de la luz del cielo, tuviera necesidad de mentor. Pero Dios presenta
aqui un ejemplo contra la tentacion dela sobervia, á todos aquellos que por su
saber ó su empleo se ven superiores á los demas, enseñándoles que toda per
sona sea quien fuere, tiene unas luces muy escasas y limitadas; que Dios, el
autor de la sabiduría y los buenos consejos, dispensa estos á quien ó por quien
quiere, y que á menudo, no solamente los hombres autorizados, sino los sábios y
aun los mismos profetas como era Moisés, no ven ni entienden lo que Dios quie
re descubrir á otros menos ilustrados ó inferiores en grado. Moisés á su vez
cumpliendo el consejo, dió por esta sola accion un perfecto modelo de docilidad y
humildad á todos los siglos, persuadido que un consejo sábio y verdadero, de
cualquiera boca que proceda, no viene del hombre que solo es tinieblas, sino de
Dios que es la misma verdad.
Prolepsis ó anticipación parece ser lo que aquí se refiere de la visita de Jethro,
pues consta no sucedió cuando los israelitas estaban en Raphidim, sino en el
acampamento siguiente, cuando ya bahian recibido la ley, á últimos del primer
año de la salida de Egipto, y su república estaba ya formada asi en lo civil como
en lo sagrado, poco antes de retirarse del Sinaí para continuar su marcha.
Séphora y sus hijos, aunque habian acompañado á Moisés al partir para Egip
to, regresaron á la casa paterna despues de haber circuncidado al menor, y lue
go que estuvo curado de las heridas. Scio.
a Habiendo Moisés subido al monte hácia Dios, que le llamaba desde la cima,
oyó estas palabras: He aqui lo que dirás á la casa de Jacob, y lo que anunciarás
á los hijos de Israel: Por vosotros visteis lo que hice con los egipcios, y de que
manera os he traído, cual trae el águila sus pequeñuelos sobre las alas, tomán
doos para mí. Ahora bien, si escucháreis mi voz y guardáreis mi pacto, sereis la
porcion escogida entre todos los pueblos, pues mia es la tierra entera. Y vosotros
en gracia de un przeílegzo singular, vendreis á ser para mí un reino sacerdotal y
I. 35
138 PROMULGACION nm. DECÁLOGO.
una nacion santa. Estas son las palabras que dirás á los hijos de Israel. ,
, « Obediente Moisés descendió entre el pueblo, y habiendo convocadoá los ancia
nos, les espuso cuanto el Señor mandaba decirles; el pueblo respondió á una voz:
Haremos todo lo que el Señor ha dicho. Enseguida recibió otra órden de Dios para
que dispusiese al pueblo con oportunas puriticaciones durante dos días, á recibir
en el tercero la ley que solemnemente iba á promulgar desde la cumbre del Sinaí.
«Llegado en efecto este dia, no bien rayaba el alba, empezaron á retumbar
truenos y brillar relámpagos, y cubrióse el monte de una densísima nube, y la
trompeta sonó con pavoroso estruendo, de manera que el pueblo recogido en
los campamentos, estaba lleno de terror. Conducido por Moisés hasta la falda del
monte, vieron que todo él humeaba á manera de horno inmenso, por haber allí
descendido el Señor entre llamas; y ofrecía el conjunto un aspecto del todo asoin
broso. La trompeta resonaba mas y mas, y sus ecos cada vez se estendian á ma
yor distancia. Moisés hablaba y Dios le respondía.»
Todo el aparato y estruendo terrible con que Dios publicó su ley, da clara
mente á entender el carácter del pueblo con quien trataba. Era una multitud de
esclavos, poco sensibles á los beneficios, que no se movían sino al temor de los
castigos y de la muerte. Dios no se contentó con proponerles al principio, motivos
que hubieran sin duda producido buenos efectos en los que le respetasen y ama
sen como hijos, pero no en los que eran débiles y flacos como esclavos; y por eso
puso á su vista objetos de terror, bastantes á hacer temblar al mismo Moisés, que
era el mediador de esta alianza. Todas las señales espantables de que fué acom
pañada la promulgacion de la ley, eran indicio del espíritu de servidumbre ca
racterístico de la misma ley, la cual aunque santa, buena y justa , no hubiera ser
vido por culpa de la corrupcion de los hombres, para hacerlos dignos de acercarse
á Dios. En esta ocasión, Aaron acompañó á Moisés con objeto de ser testigo de
todo lo que pasaba, y después su intérprete con el pueblo; además, el Señor quiso
que los israelitas aprendíeran á honrar al que destinaba para ejercer entre ellos
el soberano pontificado.
Los hebreos permanecieron en el desierto de Sinaí un año menos trece días; y
en esta mansion que fué la duodécima, y la mas célebre de todas, formó Dios la
república y sinagoga de los judíos, dando leyes, instituyendo el sacerdocio, y or
denando variedad de sacrificios y las ceremonias con que debían celebrarse. Scío.
«Habiendo el Señor ó el ánjel suyo, descendido en la cima misma del Sinaí,
llamó allá á su siervo, y nuevamente mandóle con encargo de prevenir al pueblo
que se inantuviese en los justos límites del acatamiento debido á su palabra. Vuelto
Moisés en compañía únicamente de Aaron, segun espresamente le fué mandado,
he aquí las palabras que salieron del labio augusto del Omnipotente.
a Yo soy el Señor Dios tuyo, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la
morada de esclavitud.
ALIANZA or: mos CON su PUEBLO. 139
a No tendrás dioses estraños delante de mi: no te labrarás escultura ni otra re
presentacion alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni en la tierra abajo,
y en las aguas debajo la tierra; ni las adorarás, ni rendirás el menor culto. Porque
yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, el que castigo en los hijos la mal
dad de los padres, hasta la tercera y la cuarta generacion de todos aquellos que
me aborrecen, pero que en cambio uso de misericordia hasta millonesimas suce
siones, con los que me aman y guardan mis preceptos.
«No tomarás el nombre de tu Señor Dios en vano, porque el Señor no dejará
impune al que vanamente tomare el nombre suyo.
‘a Acuerdate de santificar el dia del sábado. Trabajarás seis días, desempeñan
do cn ellos todos tus quehaceres, pero el séptimo es el sábado, ó fiesta del Señor
tu Dios. No ejecutarás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sier
vo, ni tu criada, ni tu jumento, Ill el estranjero hallado en tu casa. Dios en
efecto obró en seis días el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en
ellos, y el séptimo descanso. Por esto bendijo el Señor y santificó el dia del sá
bado, queriendo que el hombre lo emplease entero en súplicas y adoracioues.
«Honra á tu padre y á tu madre, paraque goces longevidad en la tierra que
el Señor Dios tuyo te ha de dar.
«No matarás.
«No fornicarás.
«No hurtarás. -
a No levantarás contra tu prójimo falso testimonio.
«No codiciarás la casa de tu prójimo, ni desearás su consorte, ni el esclavo,
la esclava, el buey, el asno ú otra cosa alguna de su pertenencia »....
La ley promulgada en el Sinaí, abraza en globo tres puntos principales: la
doctrina tocante á Dios y a sus atributos; la ley ceremonial, símbolo de la doc
trina, y la moral ó social. Algo de esta division ofrecen los diez artículos funda
mentales, conocidos generalmente por el Decálogo, viniendo á ser el compendio y
meollo de la legislacion entera. Sus dos primeros artículos proclaman al Supremo
Ser, vedando el politeismo, la representacion de falsas divinidades por imajenes,
y hasta usar el nombre de Dios en vano. «En ellos el Señor nos manda servirle
y adorarle, entendiéndose por ahí no solo el culto esterior, sino el interior y de
corazon, el que el mismo Jesucristo llama adorar á Dios en espíritu y en verdad.
Segun esto, todo amor que no se refiera á Dios, será una idolatría; y es una ilu
sion imajinarnos que no somos impíos é idólatras, cuando hacemos nuestros ído
los del oro, de las riquezas, de las pasiones ó de las criaturas. La prohibicion de
labrar figuras ó imajenes, dirigíase especialmente á desarrraigar de los hebreos
toda sombra de supersticion idolátrica, atendido que en Egipto habían visto ado
rar al sol, al buey, al perro, al cocodrilo y á otros animales. Por lo demás, esta
prohibicion es solo en el concepto de que no se rinda a las esculturas o representa
140 LAS Dos, TABLAS DE LA LEY.
ciones, el culto divino solo al Altísimo debido; y así los cristianos venerando las
imajenes, con referencia á losoríginales que por ellas se representan, no son idó
latras como los herejes han pretendido: el mismo Dios ordenó mas adelante, po
ner en el Tabernáculo las imajenes de dos querubines que cubríesen el Arca con
sus alas.»
La segunda parte del decálogo, se reduce al artículo 3.° que prescribe la ob
servancia del sábado, consagrado al Dios creador. «Es muy probable que este
día se observase ya antes de la ley, y aun desde el principio del mundo por tra
dicion de Adan a sus descendientes, en memoria de lo que recordaba. Aunque
para los israelitas era el séptimo de la semana, los cristianos lo trasladaron al
primero, domingo ó día del Señor, por haber sucedido en él la resurrección del
Hijo de Dios triunfante. La ley natural prescribe al hombre entregarse a sí mis
mo, todo para Dios, en todo su tiempo y con todas sus obras; pero como la dura
ley de la necesidad le precisa á atender á las cosas de la vida, y al trato de sus
semejantes, por eso escogió el Señor un día de la semana, en que libre de toda
otra tarea pudiese aquel dedicarse única y privativamente á su escelso servicio, y
al logro de la propia perfección. No es decir que en los demás días esté dispen
sado de vivir para Dios, y adorarle e invocarle frecuentemente, pues la práctica
de semejantes obligaciones se aviene con las obras serviles, al paso que estas no
son permitidas en el día de fiesta.»
Los artículos zi.“ y siguientes ordenan cuanto es indispensable á la sociedad
humana. Honra y respeto á los padres, esto es asistencia, amor y sumision , en
todo lo que no se opusiere a la ley de Dios, no solamente á favor de los autores
de nuestro ser por la generación y la educación, sino tambien á los superiores, á
las autoridades constituidas, y á cualesquiera otras personas‘ que tengan derecho
sobre nosotros. S. Pablo observa ser este mandamiento el primero en que Dios
promete una recompensa, la cual no tiene simplemente por objeto una vida algo
mas larga sobre la tierra, sino la del cielo, que es la ¡terra de los vivos. Tocante
al homicidio, sin duda el hombre, simple depositario de la existencia que debe á
Dios, único autor y árbitro de ella, no puede quitar á su semejante aquello queá
ninguno pertenece, y que á la par constituye t.oda la base de su individualidad; y si
bien los príncipes y magistrados gozan autoridad de castigar de muerte á los mal
hechores, es en representación y á nombre de Dios, para purgar á la sociedad
de los enemigos de su reposo. Bajo el nombre de fornicacion, prohíbe el Señor
igualmente todo lo que en cualquier concepto sea contrario á la honestidad, y al
legítimo ayuntamiento del matrimonio. Prohibe ademas inferir ningun quebranto
á los intereres del prójimo, mandando resarcirlo en caso de haberlo inferido, así
como dañarle en los tratos ó en su reputación,v con palabras y coheclios mas ó
menos criminales; en suma, prohíbe no solo la accion, sino el simple deseo de
menoscabarle.
PROMULGACION DEL DECÁLOGO. 141
a Los tres mandamientos de la primera tabla, que pertenecen al amor y culto de
Dios, y los siete que se comprenden en la segunda, y miran al amor del prójimo,
quedan epilogados en estos dos: Amarás á Dios de todo corazon, y á tu prójimo
como ált mismo. (Tob. 4, 16, y Mat. 7, 12).
« Dijo además el Señor á Moisés: Esto dirás á los hijos de Israel: ya veis como
Yo os he hablado desde el cielo sm emplear figura alguna para hacerme ver de
vosotros; asi pues no os construyais dioses de oro ó plata; levantad para mí un
altar detierra, sobre el cual ofrecereis vuestros holocáustos y hostias pacíficas,
vuestras ovejas y bueyes, en todo lugar donde hubiere memoria de mi nombre;
y Yo iré á tí, y te daré mi bendición. Si me hicieres altar de piedra, sea sin la
brar, porque quedaría profanado en cuanto levantares pico sobre él. La precio
sídad y el ornato podrían ser ocasíon de zdolatría. Ultimamente, será el altar sin
gradas, á fin de que al subir no se vea tu desnudez, faltando á la decencia.
«A continuación dió el Señor varias leyes juiciales para el réjimen de su pue
blo, tocante á la servidumbre, al hurto, homicidio, daños y resarcimientos, de
pósitos , usura, préstamos, diezmos y primicias, festividades etc., estableciendo
entre otras las siguientes sabias máximas:
<< No hagas daño á la viuda ó al huérfano; si se lo hicieres, clamarán á mí y
yo oiré sus clamores.
a No hablarás mal de los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
<< No des oido á calumniadóres, ni juntes las manos para prestar falso testimo
nio á favor del impío.
a No por verlo en muchos obres tú mal , ni en el juicio te desvies de la verdad
por seguir el dictamen de la mayoría. Tratándose de justicia, ni aun al pobre has
de compadecer.
<< Si encuentras perdido el buey ó el asno de tu enemigo, llévaselo; y si ves cai
do bajo la carga el asno del que te quiere mal, no pases de largo, sino ayúdale á
levantar.
<< No falsees la justicia en detrimento del pobre.
«Huye la mentira. No hagas morir justos é inocentes, porque aborrezco al
impío.
«No admitas regalos, que deslumbran á los prudentes , y trastoman las sen
tencias de los justos.
«No seas molesto al forastero, pues harto sabes lo que es andar en tierra es
traña, habiendo por tanto tiempo peregrinado en Egipto.
«Seis años sembrarás tu tierra y recogerás los frutos, pero en el séptimo la
dejaras descansar, paraque tus vecinos pobres tengan que comer, y del resto se
alimenten los animales campestres.
«Observad todas las cosas que os he dicho. No jureis por el nombre de dioses
estranjeros, ni él se oiga en vuestra boca.
1. 36 .. '
142 ALIANZA m: mos con sn PUEBLO.
« Ahora bien: Yo mandare mi emisario que te preceda y guarezca en el cami
no, hasta introducirte en el lugar. que te tengo aparejado. Reverénciale y escu
cha su voz, sin atreverte á menospreciarle, porque no te pasará tu falta, y mi
nombre está en él. Si empero escuchares su voz, y ejecutares todas las cosas que
yo dispongo, seré enemigo de tus enemigos, y atlijiré á los que te atlijan. Y mi
emisario yendo delante de tí, te íntroduciráen el país del Amorrheo, y del Heth eo,
y del Pherezeo, y del Cananeo, y del Heveo, y del Jebuséo, á los cuales yo es
terminará.»
S. Justino mártir y S. Agustín, dice el P. Scio, creyeron que el emisario ó án
jel que aquí promete el Señor, era Josué, llamado Salvador ó Jesas, y vivo re
presentante del Mesías. Otros sienten que era el mismo ánjel deputado desde un
oríjen para asistir al pueblo, el que en lo sucesivo siguió guareciéndole, y el queel
libro de Josué v. 14, titula Príncipe del ejército del Señor. a Pero la mayor par
te de los antiguos y modernos, entienden anunciarse en este lugar al verdadero
Mesías, que es camino, verdad y vida para alumbrar con su luz, y guiar sin tro.
piezo á los hombres, que viven peregrinos en este mundo.» En Malach. 3 , l, es
llamado Anjel del testamento, y los rabinos le identifican con el ánjel redentor
mencionado en Génes. 48, 16.
« Escribió Moisés cuanto el Señor había dicho, y Ievantándose de madrugada.
edificó un altar al arranque del monte, en el cual puso doce piedras ó aras segun
el número de las tribus de Israel, y elijió algunos jóvenes que ofreciesen holo
cáustos é ínmolasen víctimas pacíficas de becerros al Señor. La mitad de la sangre
de estas víctimas la derramó sobre el altar, vaciando la otra mitad en tazas, y
habiendo tomado el libro en que estaba escrita la alianza, la leyó al pueblo, el
cual dijo: haremos todo lo que el Señor ha dispuesto, y seremos obedientes. En
tonces cogiendo las tazas, roció con la sangre al pueblo, diciendo: esta es la san
gre de la Alianza que el Señor ha ajustado con vosotros, sobre la base de estos
preceptos.»
Los antiguos solían establecer y confirmar sus tratos ó alianzas, con víctimas y
sangre. «Esta sangre que se derramaba, y la accion de rociar con ella á los con
trayentes, significaba la firmeza y estabilidad con que se había de observar lo
pactado, aun á costa de la vida. Significaba también el vínculo sangriento de la
obligación, en cuya virtud el que faltara primero á su observancia ó la quebran
tára, merecía ser destrozado, y su sangre derramada como la de la víctima sím
bólica. ' -
La Alianza presente, era figura de la nueva que Jesucristo estableció con los
honíbres. El altar representaba la cruz en que murió el Señor y derramó su san
gre, para firmar su pacto y alianza con todo el linaje humano, que sacó nó de la
opresión de Egipto, sino de lavtiranía de la muerte, del pecado y del demonio.
La antigua alianza fue confirmada solamente con sangre de becerros y machos
LAs nos TABLAS m: LA LEY. 143
cabríos, mas la nueva lo fuépor la del Hijo de Dios, que á un mismo tiempo fué
parte, víctima, sacerdote y mediador de esta alianza. La antigua fué temporal; la
nueva, eterna. Esta da el espíritu de adopción y de libertad; aquella hacia es
clavos é interesados.» Scio.
«Enseguida subieron Moisés y Aaron , Nadab y Abiú, y setenta de los ancia
nos de Israel, y vieron al Señor Dios suyo bajo una imájen sensible, teniendo por
peana de sus piés como una obra hecha de záfiros, ó cual el azur de un cielo sin
nubes. Y el Señor dijo á Moisés: trepa tú á la cumbre, y quédate allí, pues he de
darte unas tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito en ellas,
paraque los enseñes al pueblo. Levantáronse en consecuencia Moisés y Josué su
ministro, y volviéndose el primero mientras subían, dijo á los ancianos: aguar
dad aquí hasta que regresemos; con vosotros quedan Aaron y Hur; si alguna
cuestión surjiere, recurrid á ellos.
«Subiendo Moisés al monte, fué luego cubierto de una nube, y la gloria del Se
ñor cobijaba la cima del Sinaí, que permaneció velada por la nube durante seis
días; mas al séptimo el Señor llamó á Moisés al través de la niebla: y aparecía la
gloria del Altisímo á vista de los israelitas, como una ardiente hoguerasobre la
cumbre mas elevada. Moisés acabando de subir, se halló en medio de aquella nie
bla, y permaueció allí cuarenta días y cuarenta noches.»

u.

OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTOBICAS.

«Según el sentimiento comun de la Iglesia, dióse la ley el mismo dia en que


los hebreos celebraban la fiesta anua de Pentecostés, la cual fué instituida en
memoria de este suceso, como la Pascua lo fué en memoria de la salida. Los cin
cuenta dias de intermedio entre una y otra pascua, suelen computarse desde el
16 del mes primero, que son catorce, treinta del segundo, y los seis primeros del
tercero.»
La montaña tan célebre por los prodigios del Señor, se compone de varios pi
cos, que en lo antiguo llevaban promiscuamente el nombre de Horeb, pero aho
ra el verdadero Horeb solo forma una meseta ó collado, del cual arranca la cresta
del Sinaí, sin contar otro picacho mas elevado al E. que se titula monte de Sta.
Catalina, á causa de un antiguo convento de griegos cismáticos que hay en él. Es
tas grandes masas graníticas, cuya elevación se calcula á 7.080 piés sobre el ni
1M PROMULGACION per. oEcÁLoGo.
vel del mar, ocupan el centro de una península independiente de la Arábiga, al E.
de Palestina, entre los golfos de Ailah y Suez, por la cual se estiende el desierto
tan célebre en las tradiciones acordes del judío, del cristiano y aun del musulman.
«El pueblo acampó un año entero alrededor del monte, y Dios le permitió su
bir á él para que admirase los rastros de su presencia, cuando hubo concluido la
asombrosa ceremonia de la publicación de su ley.» Aun hoy dia, dice el viajero
Geramb, entre los objetos que ofrece la cima del Sinaí, cubierta de ruinas de dos
iglesias cristianas y de una mezquita que los turcos construyeran en honra del
lejíslador de los hebreos, se admira la gruta ó hendedura que la mano de Dios
abrió en la roca, para abrigar á Moisés hasta que los rayos de su gloria hubiesen
desaparecido.

REFLEXIONES MORALES.

Jesucristo dice en el Evangelio, que él no ha venido á derogar la ley, sino á


cumplirla. A mas de la ley natural que no cambia, hay otra escrita, igualmente
inmutable. Jesucristo no hizo mas que perfeccionar entrambas, dándoles una
cierta estension y nueva fuerza; así por ejemplo, cuando el divino Maestro veda
encolerizarse ó mirar indiscretamente á una muger, precave el homicidio y el
adulterio, mejor que el mandato que prohíbe esos delitos.
«La ley natural y la escrita, dice S. Juan Crísóstomo (Hom. 3.“ y 7.‘, in
cpist. ad Bom.) eran insuficientes: la primera, sin bastar á regular las costumbres,
no pudo guarecer á los sábios del gentilismo, contra los monstruosos escesos de
la idolatría y todos los vicios de la corrupcion; la segunda, incapaz de justificar
por sí misma, no impidió á los judíos que se entregasen á los propios desarre
glos que los paganos, segun iban increpándoles los profetas inspirados de Dios;
y así en cierta manera, ella solo sirvió para hacerles mas criminales. Consignaba
el precepto, pero no atajaba su violacion; señalaba el pecado, pero nó su preser
vativo; y aunque no hay duda era un depósito sagrado, desviábanla á veces de
su objeto, algunos infieles dispenseros.
«Había pues necesidad de una nueva gracia, que reemplazára la ley de natu
raleza y supliera la escrita, esplanando mejor la. primera, y perfeccionando la se
gunda. He aquí lo que todos los pueblos del mundo esperaban de la paternal bon
dad de Dios, su autor universal, á cuyos ojos no hay distincíon de judíos, scitas
’ ¡II .

ALIANZA DE mos CON su PUEBLO. _ lío


ni bárbaros. Esta merced enteramente divina, el lejislador del cristianismo nos la
ha dispensado en la que llamamos Ley de Gracia. Por ella somos justificados, y
lo somos sin la ley; nó que esta haya sido abolida, al contrario, la fé en Jesucris
to léjos de destruirla, no ha hecho mas que oonsolidarla, arrimando un apoyo al
conmovido edificio. La ley por decirlo así, había abierto el camino á la fé; lafé»
ha acabado de robustecer á la ley. Esta empezó por autorizar á aquella, que debía
s vuirla; la fé queda establecida, dic-e S. Pablo, por el testimonio de la ley y de,
los profetas; la segunda á su vez ha autorizado á la primera, que sin ella hubie
ra seguido bamboleando y destruyéndose.»
BEoEnno DE ono.
NUEVAS TABLAS. EIÏECCION DEL TABEBNÁCULO.

(Éxodo, cap. 82 á 40.)

«Moisés recibía en el Sinaí la ley que el Señor dictaba á su pueblo. En el inte


rin, viendo este su tardanza en bajar del monte, sublevóse contra Aaron, clamando:
ea, haznos dioses que nos guien, pues no sabemos que ha sido de Moisés, aquel
hombre que nos sacó de la tierra de Egipto. Díjoles Aaron: tomad los zarcillos de
las orejas de vuestras mujeres, y de vuestros hijos é hijas, y traédmelos, esperan
do tal vez retraerles con esta ecsíyeneza; pero el pueblo trajo luego los pendientes,
los cuales Aaron hizo fundir y vaciar en un molde, formando con ellos un bece
rro de oro, por estilo de los ídolos egzpcios. Entonces dijeron los hebreos: He aquí,
Israel, los dioses que te han sacado de la tierraale Egipto! Viendo Aaron lo que
pasaba, edificó un altar delante del becerro, y mandó publicar á voz de pregó
nero: mañana será la gran fiesta del Señor! Levantándose los israelitas de ma
drugada, ofrecieron á su ídolo holocáustos y hostias pacíficos; el pueblo entero
se sentó á comer y beber al rededor del altar, y enseguida entregáronse á diferen
tes juegos y diversiones.»
Quién no quedará estrañamente sorprendido al ver un pueblo que tan pronto
se olvida de su Dios y libertador, prostituyéndose al culto de un ídolo vano,
cuando acababa de recibir beneficios tan señalados, y despues-de haberse obliga
do con promesas las mas solemnes y reiteradas á no adorar sino al solo y verda
dero Dios‘? « Pero si esto parece estraño, quién comprenderá que Aaron , herma
no de Moisés, destinado á ser el pontífice del pueblo de Dios, no solo autorizo
con su silencio y consentimiento una impiedad tan detestable, sino que él mis
mo fabrique el ídolo, le erija altar, y tenga osadía por un horrible atentado, á
darle el nombre incomunicable del Dios verdadero? Hasta ese punto puede llegar
aun el hombre mas favorecido del cielo, cuando el Señor se retira de él y le deja
en las manos de su incierto consejo. Quién habrá que no tema apoyarse sobre sus
propias fuerzas, despues de un tan terrible ejemplo de la humana frajilidad, y de
los justos juicios de Dios sobre el hombre orgulloso‘? Sinembargo, no puede decir
.-:t m. ono.

.5. nnizcr v. z. HBERSÁCIÏLO.

(Eurdn. rap. 8? n us.

- ieribia en c’ M‘. - iu-y‘ qu:- vl Scior dietnlia á su pueblo. En el inte


. ¡AHSÍCSII tu’ 5 . - - - «r í ï i: ->Iite,suble.vóse contra Aaron. clainando:
nos (líos - ' - - ..u >illrí‘lll')fi que ha sido de Xloisés, aquel
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5.2». f--'-...¡ntlo con ellos un hece
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ta. : : . qrañar «prendido al ver un pueblo que tan pronto


se "--:=t-I - :: l- -.- \ l" '. prostítuycíniliyse al culto de un ídolo vano,
cuando a .-.' z-a-I- ¡e"" us tan <» fulados, y (lOSpUOS de haberse obliga
do con tt:'1ill'Ï\-".> la- i . - v. - . z ¡tías á no adorar sino al solo y verda
dero ltiuusz’ «Pero si - -- ' . r quién eomprentlerá que Aaron, herma
no de hloisés. tlest- .. s-v -‘ , . ' -- a- «lvl pueblo de Dios, no solo autorize
con su silencio \ "llbTlll r- . » . jlitlüd tan delwlílltlt‘. sino que él mis
¡no fabríque el = nio, le ei q. ..'¡.,, -_-i ¡Nadia por nn t it‘l'lltl(‘. atentado, á
darle el noinl e ÍÜÜÜmUHlÜIlÏlP o 2 n-níaulero? lla. —« j’ «no puede llegar
wn el bom‘ re mas favorecido d:- -. . , mando el Svü" u --:'.-i «le él y le deja
u las l‘ nos de su incierto consejo. _ .I habrá que rr.- '- ‘-t qoyarse. sobre sus
‘sierzíis, (lespues de un tan ti-lnïrle ejemplo di la ‘ti -=:¡.uia ffiljllltltitl, y de
«—-' juicios de Dios sobre el hombre orgulloso? Sinn-n l,».-.r:.i, no puede decír
‘ . . ., . ‘ . ‘ .. ._
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asomo DE ono. 147
se que Aaron perdiese la fé en su ánimo, sino que faltó por cobardía á su profe
sion esterior.» _
Así comenta Scio el pasaje del testo, que ciertamente seria inesplicable si la
misma Biblia no nos declarase ya bastante, cuán grosero era el carácter de aquel
pueblo, endurecido por la adversidad, y maleado por la contaminacion de unos do
minadores idólatras. Sin embargo, el autor de las Víndicias da á este suceso un
concepto muy diferente: segun el mismo, el becerro seria solo un simple remedo _
del Apis de Egipto, destinado á representar al verdadero Jehovah , puesto que así
le llamó Aaron, y como tal le proclamó el pueblo por su libertador que les ha
bía sacado del cautiverio. Podian creerse abandonados de Moisés, que habiendo
desaparecido en el monte no regresaba, y perdido el, perdían á su mejor valedor
ante la Magestad soberana; no sería pues inverosímil tratasen de labrarse una
imájen aparente, por estilo de las que ellos habían visto, del Dios que debía pro
tejerlos y dirijirles. y
_ Como entre los hebreos había buenos artífices, es dable que algunos ayuda
rían á Aaron á fundir el becerro, segun los procedimientos entonces conocidos,
bastando el oro de los zarcillos que fueron entregados, para componer un ídolo
de buen tamaño. Tertuliano, S. Ambrosio y otros padres, opinan que este ídolo
se reducía á sola una cabeza de becerro, y el P. Sícard llega á afirmar que él vió
el molde de esta cabeza, al pie’ del Horeb, vaciado en mármol granito, rojo y
blanco, teniendo de diámetro unos tres piés.
« Dijo entonces el Señor á Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sa
caste de la tierra de Egipto, acaba de pecar. Pronto se han separado de la línea
que les señalaras; hanse labrado un becerro de fundición, y le adoran é ínmolan
hostias, diciendo: he aquí, Israel, los dioses que te han sacado de la tierra de
Egipto. Añadió aun el Señor: Veo que ese pueblo es de dura cerviz; deja que se
encienda mi indignación contra ellos, y que los aníquíle; á tí ya te haré caudillo
de una grande nacion. Moisés conjuraba al Señor Dios suyo, diciendo: Señor,
porqué se enardece tu furor contra tu pueblo, al cual sacaste de la tierra de Egip
to con gran fortaleza y mano prepotente? No consicntas que los egipcios digan de
tí: los sacó engañosamente de Egipto para sacrificarlos en las montañas, y hacer
los desaparecer de la haz de la tierra! Témplese tu enojo, y perdona la íníquídad
de tu pueblo. Acuerdate de Abrahan, Isaac y Jacob tus siervos, á favor de quie
nes juraste por tí mismo, diciendo: Yo multíplicaré vuestra descendencia como las
estrellas del cielo, y toda esa tierra de que os he hablado, se la daré á vuestro li
naje, y la poseereis para siempre. En esto el Señor se aplacó, y consintió en no
castigar á su pueblo como había amenazado.»
'Tu pueblo, uó el mio, dijo Dios á Moisés, como repudiándolo á impulsos de su
justo enojo; pero añadió: dcyame desahogar mi zizdeynacíou, como para ponerle en
ocasion de rogar, segun observa S. Gregorio Magno, citado por Scio. « En efecto,
148 NUEVAS TABLAS.
la manera de hablar en el anterior diálogo, tan honrosa para Moisés, es muy pro
pia de la bondad de aquel Señor que le dió á entender cuánto apreciaba y honraba
su amistad, pues tenia poder para atarle en cierto modo las manos, y detener su
indignación cuando iba á descargarla sobre su pueblo con un ejemplar castigo,
justamente merecido. Las razones tan fuertes y eficaces que el mismo Señor snjirió
á su siervo paraque se las hiciera presentes, y que nacian de unas entrañas lle
nas de amor hácia el pueblo, desarmaron su justa cólera. Y así no ejecutó
la amenaza que había hecho contra él de esterminarlo, y se content.ó solamen
te'con un moderado castigo. enviándole alguna afliccion en el mismo lugar
en que había pecado, conforme se desprende del v. 35, c. 33. Otros sienten
que esto se debe entender de los trabajos y calamídades con que fueron alIigi
dos todo el ‘tiempo que viajaron por el desierto, pereciendo antes de entrar en
Palestina.»
, «Moisés pues emprendió el descenso del monte, teniendo en su mano las dos
tablas del Testimonio, donde la ley de Dios estaba escrita por entrambas caras,
labradas por el mismo Dios, y los caractéres grabados de su puño. '
«Josué al oír la algazara del pueblo, dijo á su caudillo: gritos de guerra se
perciben en el campamento. No es este, repuso Moisés, el clamoreo de los que
se animan al combate, ni las voces confusas de gentes que compelen á otrosá
la fuga; lo que yo oigo son acentos de canto. Y habiéndose llegado al campo,
vió el becerro y las danzas que se hacían en su honor, y despechado sobremanera,
tiró las tablas que tenia en la mano, y las hizo añicos al pié del monte, juzyando
inútil que subszsttese escrita la ley de Dios sobre piedra, habiéndose ya borrado de
los corazones. Arrebatando enseguida el becerro lo arrojó al fuego, y lo quebranto
despues hasta reducirle á polvos, los cuales esparció sobre las aguas, é hizo be
ber de‘ ello á los israelitas, paraque olesen cuan despreciable era el ídolo á quien
rendian adoraoion. Vuelto en seguida á Aaron: Qué te ha hecho dijo, ese pueblo ,
para acarrear sobre él tan descomunal pecado‘? No se irritemi señor, respondió
Aaron; ya tu le conoces á ese pueblo , y sabes cuan inclinado sea al mal. Vinieron
diciéndome: haznos unos dioses que nos guien, pues á ese Moisés que nos sacó de
la tierra de Egipto, no sabemos que pueda haberle sucedido. Yo respondí: quien
de vosotros tiene oro‘? Trajéronlo, y ‘me lo dieron; púsele al fuego, y salió este
becerro.
«Viendo Moisés que el pueblo carecía de la proleccion divina, comprometido
por Aaron áconsecuencia de la soez abomínacion del ídolo, y que quedaba desnu
do ó desarmado en medio de sus enemigos, parándose á la puerta del campamen
to, gritó: Todo el que sea del Señor, reúnase á mi! Al punto agrupáronse á su al
rededor los ¡hijos de Levi, muchos de los cuales no ¡cobran tomado parte en la 05o
, mlnaoion, á quienes dirijió estas palabras: He aquí loque dice el Señor Dios de
Israel: cíñase cada cual su espada al lado: pasad y traspasad de una á otra puerta
ERECCION par. TABERNÁCULO. M9
por enmedio del campamento, y hiera‘ cada cual basta al hermano, al amigo ó al
allegadol. .. Cumplieron los levitas lo que mandaba su gefe, y de esta hecha pere
cieron aquel dia como unos veintitrés mil hombres. Canzplzdo semejante acto de
rigor, Moisés les dijo: hoy habeis consagrado vuestras manos al Señor, matando
con santo celo aun al mzsmo hijo y al hermano; por ello pues sereis benditos.»
Hay una opinion fundada en graves autoridades, de que las víctimas en este
lance se redujeron á tres mil, segun aparece del testo hebreo, los Setenta y otras
versiones. «Moisés era el hombre mas manso de la tierra (Núm. 12, 3), pero
cuando se pretende menoscabar el culto supremo que pertenece á Dios, como á
señor soberano del universo, enciéndese en santa ira, y hace alarde de su fer
viente celo por la honra y gloria que en todos conceptos le es debida.»
Dios prohibiera la idolatría con pena de muerte en su ley, á la cual los israe
litas se habian sometido, y por consiguiente pudo esterminar á todos los culpa
bles; mas su castigo solo recayó sobre algunos apóstatas, que pertinaces en la re
belión y ciegos en su delirio, seguían escandalizando aun despues del regreso de
Moisés. Con este ejemplar de rigorismo y autoridad, el órden y la religión se res
tablecen en el campo de Israel; aquella multitud indócil, se mantiene sumisa á
su gefe, y adherida al verdadero culto. Un castigo oportunamente aplicado, ataja
muchos males: qué hubiera sido del mísero pueblo, abandonado á si propio en
medio de aquel desierto, á todas las horrorosas consecuencias de la anarquía y la
impiedad?
Moisés no solo obró en esta ocasión por especial mandato del Señor, «sino como
legislador y juez supremo de Israel, pudiendo á fuer de tal, castigar con la ma
yor severidad el atentado, á fin de aplacar la ira de Dios y moverle á perdonar á
su pueblo aquella enorme maldad.»
En la conducta de los levitas, que fué premiada con la vinculación del sacer
docio en su tribu, se demuestra cual deba ser el carácter de la virtud religiosa
al tratarse de los intereses y la gloria de Dios, y de vengar su decoro, manci
llado por la impiódad. Pero las armas delv sacerdote, no son carnales como las de
los levitas, sino espirituales, y el usarlas no ha de ser con celo indiscreto, ciego
y amargo, ni tampoco con temor, sino con la fortaleza, caridad y moderación
que pide el Apóstol. Scio. Da-Clot.
Moisés había trasladado yestendido fuera del campamento, el Ohel-Moed ó Ta
bernáculo de la Entrevista, y segun otros de la Alcanza, donde tenían lugar las ma
nifestaciones de Dios á su siervo, quien iba frecuentemente allá para oir la pa
labra de Dios. Josué no se separaba jamás de aquella tienda en ausencia de Moi
sés, y cada vez que este penetraba en su interior, la colúna de nubes parábase
á la entrada, y el pueblo caía de rodillas á las puertas de sus pabellones, adoran
(JO al Señor.»
El tabernáculo ó tienda de que aqui se hace mérito, seria una especie de ora
l. 38
150 nacanno on ono.
torio público, consagrado á la divinidad. Habiéndose el pueblo alejado del Señor
por su delito, castigóle Dios alejando su morada de enmedio de él, á guisa de
escomunion, de suerte que Israel entero, «perplejo y espantado al ver alzarse la
nube, seguía con los ojos y el corazon á Moisés, como su medíanero para con
Dios, temiendo que de todo punto los abandonasc; pero habiendo visto que se
paró la nube, adoraron á Dios como por un acto de nuevo homenaje, despues de
su idolatría.»
«Moisés, á invitación del mismo Señor, vuelve á trepar al monte, despues de
haber cortado unas tablas de piedra iguales á las primeras que había roto, y lue
go tiene la dicha de que le pase por delante el mismo Dios, que pronuncia su nom
y bre inefable, á qnien adora él de rostro en el suelo, con estas palabras: Salve do
minador, Señor Dios miserícordíoso y clemente, sufrido y piadosísimo, y veraz,
que usas tu misericordia á favor de millares; que quitas la iníquídad, los delitos
y los pecados; en cuya presencia ninguno de por sí es inocente, y que haces pur
gar la maldad de los padres en sus hijos y nietos, hasta_la tercera y la cuarta ge
neración! Y añadió en seguida: Señor, si haílé gracia en tu presencia, suplícote
que vengas con.nosotros, ya que duro de cerviz es ese pueblo, y perdones nues
tras iniquídades y pecados, y nos poseas. Respondió el Señor: Yo estableceré mi
pacto en presencia de todos; yo haré prodigios aun no vistos en la tierra, ni en
nacion alguna, paraque vea ese pueblo en medio del cual estás, la obra treinen
da del Señor á que he de dar cima. Procura guardar bien lo que hoy te mando,
que yo mismo lanzaré de delante de tí al Amorrheo, y al Cananet) y al Hetheo,
como al Pherezeo, y al Heveo y al Jebuseo,
«Otros cuarenta dias permaneció Moisés en el Sinaí sin comer ni beber cosa ¿
alguna, oyendo reiteradamente los preceptos del Señor, y recibiendo los manda
mientos que su escelsa mano escribió de nuevo en las tablas. Esta vez al descen
der de la montaña, una auréola celeste rodeaba su frente; Aaron y los israelitas
viéndole así, temian acercársele, pero llamados por él volvieron, tanto Aaron como
los príncipes de la sinagoga, y despues que les habló llegáronse todos los hijos
de israel, y les trasmitió las órdenes que del Señor había recibido, esponiéndoles
á la vez el plan, é ínvitándoles á la construcción de un templo portátil, donde
en adelante se prestaria el culto á Jehovah. Aaron y sus hijos Nadab, Abiú.
Eleazar é lthamar, fueron llamados á ser los ministros de este culto.
« El pueblo no se hizo sordo á la invitacion de Moisés, y bien pronto los mate
riales, los metales, las ropas y demas objetos preciosos, necesarios á la construc
cion del tabernáculo, fueron traídos profusamente con devot.o corazon, por cada
familia, por cada individuo, en cantidad mas que bastante. Acudieron asimismo
numerosos artífices y maestros, los cuales bajo la direccion de Beseleel hijo ‘de
Uri, de la tribu de Judá, y Ooliab nativo de Achisamech, de la de Dan, se pu
sieron á la obra con tal rapidez, que el dia ¡irímero del año segundo pudo ya eri
NUEVAS TABLAS. 151
girse el tabernáculo. Este, con su techo y todos los utensilios, anillos, tablas, lar
gueros, colúnas y basamentos; la cubierta de pieles de carnero almagradas, y
otra sobrecuhierta de pieles de color de jacinto; el velo; el Arca con sus varas;
el propiciatorio; la mesa con los vasos y panes de proposicion; el candelero, las
lámparas y todos sus apéndices, incluso el aceite; el altar de oro; el óleo de las
consagraciones, y el incienso de los perfumes; el velo de entrada del tabernáculo;
el altar de bronce con su rejilla, varas y demas instrumentos; la concha con su
pedestal: las cortinas del atrio, y las colúnas con sus basas; el velo ó atendalaje
de la entrada del átrio, sin olvidar sus cuerdas y estacas: nada faltó de las cosas
que se mandaron para el servicio del Tabernáculo, y del pabellon ó Santuario de
la Alianza. Tambien las vestiduras destinadas á Aaron y sus hijos para ministrar
en el santuario, fueron presentadas por los israelitas, segun Dios ordenara, y Moi
sés les colmó de bendiciones en cuanto vio todas las dichas cosas acabadas y dis
puestas.»
Los prodigiosos detalles que el Éxodo continúa sobre la magnificencia del ta
bernáeulo, el lujo y riqueza de los materiales empleados en él, y la delicadeza
y primor de las labores, han suministrado á la crítica moderna especiosos ergo
ment.os contra la autenticidad del pasaje, llegándose á suponer una interpolacion
muy posterior, producto de la fantasía de algun poeta que habría visto la opulen
cia del templo de Salomon. Se encuentra poco verosímil que los hebreos noma
das pudieran elaborar en el desierto tan delicados artefactos, cuando el mismo
Salomon tuvo despues que valerse de artífices estrangeros; pero esos hebreos, sa
lian de un país en que estaban floreciendo la industria y las artes, y si en ellas
hubieron de descollar, fue entonces precisamente, y no cuando se entregaron á la
vida agrícola y sedentaria. Los perfumes y otras cosas análogas, pudieron muy
bien adquirirlas de las caravanas, que desde tiempo inmemorial hacían el tráfico
en productos de Arabia; en cuanto á la rapidez de los trabajos, mucho alcan
zan tres millones de almas bajo la direccion de inteligentes maestros; finalmen
te, respecto á los grandes valores y riquezas absorvidas por las diferentes obras,
cuya equivalencia se calcula á siete ú ocho millones de libras francesas, apenas
representan el quinto de lo que cada individuo podía racionalmente poseer, segun
demuestra Du-Clot por guarismos, sin contar los despojos que adquirieron cuando
la destruccion de los egipcios y la derrota de los amalecitas. Basta se atienda al
espíritu general de la ley mosáica, para reconocer como un hecho histórico in
dubitable, que verdaderamente entonces fue cuando se estableció el sacerdocio y
un santuario central en la naeion.
«En el ¡irimer mes pues, del año segundo, dia primero, elevó Moisés el Taber
náculo, conforme á la orden del Señor, poniendo los tablones, y las basas y trave
saños, asentando las colúnas, estendiendo la cubierta sobre el techo, sobrepues
tas las otras cubiertas; deposito el Testimonio ó las tablas de la ley en el Arca, la
152 ERECCION DEL TABEBNÁCULO.
que cubrió con el Propicíatorio, metidos debajo los largueros; y colocada el Arca
dentro del Tabernáculo, colgó delante de ella el velo, y fuera del velo á la parte
setentrional, la mesa con los panes de Proposición en órden, delante del Señor, y
el Altar de Oro, sobre el cual quemó el incienso de aromas. Asimismo enfrente de
la mesa á la parte meridional, puso el candelcro, fijadas por su órden las lán1—
paras; corrió el velo al ingreso del Tabernáculo, y en su átrio asentó el altar del
Holocausto, para ofrecer en él holocáustos y sacrificios. Entre este y el Taberná
culo, colocó la concha del Lavatorio y la llenó de agua, donde él y Aaron con sus
hijos se lavaron de piés y manos al entrar en el santuario y llegarse al altar; fi
nalmente, alrededor del mismo Tabernáculo y del altar, erijió el Atrio, y á la
entrada del mismo tendió el atendalaje ó velo. Hechas todas estas cosas, una nu
be cubríó el Tabernáculo del Testimonio, y quedó todo lleno de la gloria del Se
ñor, cuya magestad brillaba por do quiera, y todo lo cubría la nube, de suerte
que ni aun Moisés pudo penetrar en el sagrado recinto.»

OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTORICAS.

El libro del Éxodo que finaliza en este lugar, abraza un período de 145 años,
desde la muerte de Joseph, hasta la ereccion del tabernáculo, incluso el año casi
entero que los hebreos permanecieron en el desierto de Sinaí, del cual emplearon
seis meses en las diferentes obras que Moisés dispuso.
Mientras los israelitas estuvieron en el desierto, el tabernáculo se alzó siempre
al centro del campo , agrupándose las doce tribus á su alrededor, segun el ór
den prescrito en los Números, escepto la tribu de Levi que por su destino espe
cial, rodeaba inmediatamente el tabernáculo para tenerlo en órden, montarlo,
desmontarlo y trasladarlo al cambiar de estación. .
En el Sanctum Sanctorum no penetraba mas que el pontífice, y esto una sola
vez al año, en el gran dia de las espiacioues. El resto del santuario era accesi
ble á los sacerdotes, y el átrioá los levitas y á toda persona que iba á ofrecer
sacrificios.
nscsnuo ou ono. 153

REFLEXIONES MORALES.

Que Moisés sea menospreciado por un pueblo ingrato, no aparece inconcebi


ble, pues mas fácil aun es olvidar la gratitud debida al hombre, que la que se
debe á Dios. Desde el momento que un pueblo, como un individuo, se encarrí
_ la en las vías de la impiedad, no debemos sorprendernos de sus inícuos progre
sos; despues de cebarse en la destrucción de cuanto halla á su alcance, si Dios le
abandona á su propia furia, acaba siendo el verdugo de sí mismo.
Cuando el Señor notifica á Moisés la demasía del pueblo, manifiesta bien
cual es la emocion de su misericordia, revelando hasta qué punto la súplica del
justo, y en especial la solicitud de un piadoso ministro de su palabra y sus
altares, alcanza á contener los arranques formidables de su ira. «Cuán admira
ble es la abnegacion de Moisés Oh varon lleno de ternura y caridad, esclama
S. Bernardo; él habla como un padre que no se saborea mas que en sus hijos!»
Pero al mismo tiempo, qué firmeza despliega, á qué santo trasporte se arrebata,
con qué imponente castigo ataja la maligna obstinacion de su pueblo! Apropósito
de esto algunos preguntan, porqué Aaron que fué al parecer de los mayores cul
pables, escapó con una simple , bien que severa reprimenda de parte de Moisés‘?
Admíremos, responde S. Agustín, los profundos juicios de Dios, el cual unas ve
ces hiere de pronto y con estrépito, otras difiere para mas adelante el castigo de
gravísímas faltas, ó no las castiga sino por un conducto secreto, á él solo co
nocido! »
(1) La gracia de haberse el Señor dignado gravar con su dedo segunda vez,
los mandamientos en la piedra, figuraba la que dispensa al corazon contríto y arre
pentido, cuando grava. nuevamente en él por su divino Espíritu, la ley santa que
había sido conculcada por el desarrcglo de vida. El mismo Señor empero, indicó á
Moisés que esta merced no se obtiene fácilmente, mandándole como observan los
Santos padres, que cortase las segundas tablas. El hombre es de condicion tan
miserable, que fácilmente pierde lo que ha adquirido sin trabajo, y asi en cierto
modo compele á Dios á que le haga sentir la fatiga motivada por la reparacion
de su santa ley, paraque esta dificultad le haga estar mas á la mira, y le impida
volver á perder una gracia que se obtiene á tanta costa.
(l) Figuras de la Biblia. i
r. A 39
154 NUEVAS TABLAS.
El Tabernáculo, en espresion de S. Agustín, estaba todo lleno de misterios: como
templo portátil, era una figura espresa de la Iglesia, la cual mientras permanece
en la tierra, se halla en situación instable y en un lugar de peregrinación, así
como el templo de Salomon figuró mas adelante el de la estabilidad y asiento que
tiene en el cielo. Las tablas que venían á formar las paredes de aquel tabernácu- '
lo, designaban las almas bien templadas, que sostienen la iglesia con la robustez
de su virtud; los basamentos de plata, eran el emblema de la verdad y pureza de
doctrina sobre que descansa la santa Iglesia; las tapícerias de brillantes bordado
ras, significaban las diferentes virtudes de los escogidos, que forman de por junto
una agradable variacion, para mayor gloria de Dios y ornamento de su Esposa.
No era una sola de las partes del Tabernáculo, sino todas juntas las que compo
nian la habitación del Señor, segun acertadamente esplícan los SS. Padres; re
velándonos esto, que por escelente que parezca la virtud aislada de los fieles,
nada vale sino hay entre ellos la trabazon de la caridad, y cuyas almas poseidas
de la paz y la buena armonía, son el templo mas augusto que puedan erijir á
Dios en la tierra.
SAGRIFICIOS DE LOS HEBBEDS.
PERCANCES Y SEDICIONES EN EL DESIERTO.

FALLECEN MARÍA Y AARON.

(Levít. pusslm , y c. 10, y Núm. e. 7 á 18 y zo.)

«Después de la consagración de Aarón y del Tabernáculo, llamó Moisés á los


ancianos ó jefes de las tribus, ya para hacer mas solemne la función, ya tam
bien para que ellos ofrecieron sus víctimas por manos del nuevo póntífice. «De
este modo empezó á rendirse á Dios un culto regularizadó en la tierra, bajo leyes
especiales. Aaron y sus hijos pertenecían al ministerio por vocación precisa
del Señor, quien no tardó en declarar por medio de un acto terrible, qué rigoris
mo exigía en el ejercicio de funciones tan santas, y qué severidad en la obser
vancia de todo ló perteneciente al buen órden de los sacrificios. Nadab y Abiú,
hijos mayores de Aarón, un día que por descuido pusieron en sus incensariós
fuego distinto del que invariablemente ardia en el altar de los holocáustos, bajo la
vigilancia de ._lós sacerdotes; quedaron muertos de golpe por un fuego milagroso
que Dios lanzó contra ellos, aunque sin lesión visible. Igualmente quiso mostrar
la puntualidad de su justicia para con el comun del pueblo, disponiendo fuese
lapidado uno de dos judíos, que habiéndose arrebatado en cierta disputa, oso blas
femar del santo nombre de Dios.»
Los sacrificios de animales, fueron instituidos primeramente para dar al Señor
el culto debido á su magestad infinita, y como una pública confesión de su supre
mo dominio sobre todo lo criado; véase lo que tenemos dicho acerca el sacrificio
de Abel. En segundo lugar quiso Dios segun sienten eómunmente los santos Pa
dres, con el precepto de tales y tan prolijos sacrificios como prescribió al pue
blo hebreo, ocupar á este religiosamente y aparlarle del impío culto de los idó
los. Finalmente, todas aquellas víctimas y sacrificios, eran otras tantas profecías
y figuras del de Jesucristo; profecías cuyo sentido, como observa S. Agustín, res
petaban y atendian muchos, aunque el mayor número de los judíos no tuviese
de él conocimiento espreso. Amat.
156 SACRIFICIOS DE LOS BEBREOS.
En cuanto á Nadab y Abiú, «los Padres é intérpretes sienten comúnmente que
habiendo procedido su falta de olvido ó poca esperiencia, como nuevos que eran
en el oficio, castigándolos el Señor con pena temporal los libró de la muerte
eterna. Así es que Moisés mandó fuesen enterrados con los vestidos sacerdotales,
y ordenó también al pueblo qué los llorase.
«Movióse al fin la nube que cobíjaba el santuario, el dia vigésimo del mes se
gundo, y á esta señal fué luego levantado el campamento. Bajo la direccion de
Hobab, cuñado de Moisés, invitado por este al objeto, emprendieron su marcha
hacia el desierto de Pharan y las fronteras merídíonales de la Palestina. híiéntras
tanto suscitóse murmullo entre el pueblo, como quejándose de sus fatigas al Se
ñor. Airada la divina majestad por tamaño desafuero, encendió contra ellos un
fuego que devoró la estremidad del campamento, y solo á ruego de Moisés cesó
semejante castigo: al propio tiempo, muchas de las gentes allegadizas que forma
ban cuerpo con los hebreos, empezaron con éstos á quejarse dé la insipidez del
maná, echando menos la holgura de Egipto y pidiendo carne que comer. Otra
vez Dios envió prodigiosas bandadas de codornices, pero castigando al mismo
tiempo á su pueblo, por cuya razon fué dado á aquél lugar el nombre de Kibroth
Hatthaawa (Sepulcros de la coacupzcenvcza).
«Estando en Haceroth, al N. E. del Sinaí, Moisés el mansísímo tuvo la aflic
cion de que Aaron y María hablaran mal contra él, á causa de su muger la
etíope (madíanita de Cusan), alegando que también ellos habían comunicado
con el Señor; pero á poco Maria se vió cubierta de lepra, y durante siete dias per
maneció escluida del campamento. »
Nada dice la Escritura sobre el orígen y causa de esta division doméstica; «solo
el testo hebreo indica haber sido porque Moisés volvió á recibir á su muger, de
nacion estranjera; y Alápidé con él Abulense, esplican que esta, muy ufana por
ser la compañera del príncipe supremo de los israelitas, quiso anteponerse á Ma
ría, la cual llevando á mal el desprecio, puso por ello alguna tacha á su hermano,
persuadiéndosela también á Aaron. Lo cierto es que Dios, con objeto de hacer pa
sará su mas amado siervo por todo género de pruebas, permitió que sufriera
estas contradicciones dentro de su misma familia y del círculo de las personas que
le estaban mas allégadas.
El pronto arrepentimiento del pontífice, mereció sin duda que el Señor le perdo
nára la falta que había cometido, escarmentando en cabeza de María, que fué la
mas culpable como fautora de la murmuracion. Con este ejemplo se nos da á
entender que ni la edad, ni el sexo, ni el puesto mas eminente, ni la condición
mas distinguida, logran poner á cubierto de las divinas venganzas, á aquellos qué
con temeraria osadía murmuran contra los decretos de la providencia del Señor.
«Siguió la marcha con direccion al N. hasta Kadesbarnéh, en el desierto de
Pharan, cabe á la lengua meridional del mar Muerto. Estando allí, Moisés desta
PERCANCES Y SEDICIONES EN EL nnsmnro. 157
có doce esploradores, uno de cada tribu, paraque reconociesen el país de Ca
naan y diesen relacion de la calidad de la tierra, número y condicion de sus
habitantes, fortaleza de las plazas, fertilidad y producciones, de las cuales traje
ran alguna muestra, etc. Habiendo regresado á los cuarenta días, dijeron que
ciertamente no cabía país mejor, como lo probaba un descomunal racimo de uba
que habían traído; pero añadieron que los habitantes eran gigantescos, sus plazas
muy fuertes, y por consiguiente les parecía sobremanera difícil llevar á cabo su
conquista. Grande fue el desalíento del pueblo al oir esta relacion; movióse un
motín general, sintiendo todos no haber fallecido en el desierto, por no tener que
pelear contra gigantes, y ya se trataba de elegir un nuevo jefe para volverse á
Egipto. Vanamente Josué y Caleb de la tribu de Judá, otros de los esploradores,
presentaban la cosa bajo un aspecto mucho mas favorable: conoció entonces Moi
sés la imposibilidad de dar cima á su empresa con aquella generación indolente y
servil, incapaz de heroísmo, é instruido delo alto, increpó severamente al pueblo
su reiterada desconfianza para con un Dios que prodígaba en favor suyo los mila
gros, habiéndoles dispensado siempre la mas asídua protección; y concluyó notifi
cándoles un decreto divino, segun el cual todo varon mayor de veinte años, escep
tuados únicamente Josué y Caleb, debía morir en el desierto, reservándose la glo
ria de la conquista para la futura generación. A esta enérjica voz, quedaron los
israelitas penetrados de dolor; confesaron toda la criminalidad de su conducta, y
para purgarla en cierto modo, empeñáronse en salir desde luego contra los cana
neos. Empero el fallo de Dios era irrevocable: No vayais, les decía Moisés, porque
el Señor no está con vosotros. Ellos sin escucharlo, siguieron monte arriba dejan
do el Arca santa, abandonando á su jefe; ontretanto el amalecitay el cananeo que
poblaban la montaña, les salieron al encuentro, y batíéndolosé hiriendo en ellos,
fueron persiguiéndolos hasta Horma.»
El espíritu siempre revoltoso é incrédulo del pueblo hebreo, por incomprensible
que parezca, no es menos verdadero; y recordando el sentir unánime de los intér
pretes, hallaremos que su carácter fue sin cesar «el de una multitud indócil, ocu
pada y movida únicamente de los trabajos y molestias de la actualidad. El terror
que les causa la narración infiel de algunos de los enviados, poco seguros en el
apoyo de Dios que sinembargo era toda su fortaleza, es el único asunto capaz
de afectar á aquellos hombres groseros é irrellexivosmTambien esta desconfianza
y pecado del pueblo, fue la causa y origen de todos los males que despues le so
brevinieron. Dios le hubiera hecho entrar desde luego en la tierra de Canaan, á
no hacerse indigno de ello por sus murmuraciones, y así lo esplana Scio, refi
riéndose á los v. 29 c.10, 3 c. 13 y 30 c. 14 de este Libro. En lugar de tal
beneficio, treinta y ocho años aun siguieron vagando por el desierto, pereciendo
todos sin ver aquella tierra que con tanta malicia habían desacrcditado y despre
ciado. Dos solamente lograron pisarla entre los 600,000 combatientes que habían
l. 100
158 FALLECEN MARIA r AARON.
sido rescatados de la tiranía de Pharaon, esceptuadas las personas que no se
alistaban para la guerra, cuales los levitas, las mugeres, los menores de '
veinte años , y otros tal vez de lts israelitas mismos que habiendo admirado la
magestad de Dios y obodecido sus preceptos, no llegaron á irritarle con despre
cios y murmuraciones insolentes.
Aquí , dice Scio, se nos abre un campo muy dilatado para reflexionar que esa
prodigiosa multitud que pereció en el desierto, era sin embargo el pueblo de Dios,
y el pueblo privilegiado suyot... lo cual en figura, acredita las verdades que dijo
después la misma Verdad, hablando de los que compondrian su nuevo pueblo ó la
Iglesia que iba á fundar: muchos son los llamados, y pocos los escogidos! muchos
son los que siguen el camino ancho de la perdicion, pero muy pocos los que ha
llan la puerta de la vida y el camino estrecho que á ella conduce! Es verdad que
esos hombres, que no quisieron ir cuando Dios les convidaba, se ofrecieron des
pues ellos mismos cuando era ya pasado el momento oportuno. Reconocen su
falta, pero el decreto que los condena está ya pronunciado. Oh alma cuitada la
que desprecia la‘ paciencia de Dios y deja pasar el tiempo de sus misericordias!
llegará después el de su justicia, en que los llantos y el arrepentimiento serán
inútiles! (Proverb. 1, 28.)
«Treinta y ocho años estuvieron peregrinando los hebreos por el desierto que
los árabes apellidan El-Tyh ó Tyh-beni-Israel (Estravlo de los hijos de Israel),
caminando de N. á S. hasta Asiongaber, orillas del golfo Elanítico, y revolviendo
de allí para el N. Uno de los sucesos mas notables de este período, inmediato á
los que acabamos de relatar, fue la scdicion promovida por el levita Koré, primo
de Moisés, Dathan y Abiron, hijos de Eliab, y Hon hijo de Pheleth de la tribu de
Ruben, los cuales habiendo arrastrado tras sí doscientos cincuenta de los mas
ilustres de la sinagoga, presentáronse á sus jefes como con intencion de apearles
del sumo sacerdocio, suponiendo que esta dignidad arguia un desnivel en la na
cion, cuyos individuos todos eran santos, y por consiguiente iguales ante el su
premo Jehovah. Moisés después de postrarse de cara en tierra, dirijióse á Koré
y á toda la multitud, y les dijo: mañana patentizará el Señor quienes son los su
yos, y se apropiará los que sean santos, y aquellos que escojiere se acercarán á
él ó serán sus mziulstros. Tranquilo en su conciencia, procuró al principio calmar
con buenas razones aquel rebelde tumulto, pero no pudo lograrlo. Despuntando
pues el dia siguiente, apenas los doscientos cincuenta conjurados estuvieron de
lante el Señor con sendos incensarios en la mano, segun les indicára Moisés, un
fuego celeste los abrasó á todos, al mismo tiempo que la .tierra se abría bajo los
pabellones de los tres cabezas de la faccion, y se los tragaba juntamente con sus
familias y haberes, esceptuados los hijos de Koré, que sin duda se mantendrán;
fieles, cuyos descendientes figuraron en el reinado de David como músicos y poe
tas. Moisés hizo recoger los incensarios que eran de bronce, y fundirlos en lámi
SACRlFlCIOS DE LOS HEBREOS. 159
nas, para fijarlas en el altar como eterno testimonio de aquel severo escarmiento.»
Dios había llamado y aun forzado á Moisés á que tomara el gobierno del pue
blo, y de igual modo había llamado á Aaron al sumo sacerdocio. Esto no obs
tante, Kore’ y sus secuaces pretendiendo trastornar el órden que Dios había pues
to, los motejan de sobervíos, y quieren apropiarse á la vez la suprema auto
ridad, y granjearse con su .disimulo y artificio concepto de hombres humildes
y celosos entre el pueblo, siguiendo los desarreglados impulsos de una desmedida
ambición. Moisés, que mostrára tanta mansedumbre cuando á él propio se infe
rian las injurias, luego que oyó acusar á Dios y á su providencia, encendióse todo
en ira, é inflamado de celo por el Señor, se volvió áél para pedirle venganza con
tra aquellos impíos y temerarios. El castigo por cierto fue tremendo; la tierra se
los tragó vivos, y como murieron impcnitentes, sus almas bajaron al infierno.
«Dios con estos escarmientos, quiso ademas de establecer inviolablcmente la uni
dad y la potestad de su iglesia, y señalar la vocacion al sacerdocio y ministerio
del altar, hacernos ver en Koré, Datau y Abiron, el horror que tiene á la herejía
y al cisma. La tierra se abre bajo de aquellos que han roto la unidad, y se divide
bajo los pies de los que han dividido el cuerpo de Jesucristo. » Scio.
«Esta airada muerte de los revoltosos, dióocasion á nuevos Inurmullos de par
te dela plebe contra Moisés y Aaron; y como tomase cuerpo la sedicion y creciese
el tumulto, los dos pontífices se refugíaron en el Tabernáculo, donde quedaron cu
biertos por la nube; y apareció la gloria del Señor. Postrados ambos en tierra, Moi
sés dijo á su hermano: toma el incensario, pónle fuego del altar é incienso, y corre
velozmente á rogar por el pueblo, porque ya el Señor ha soltado el dique á su ira,
y se propaga una mortandad. Salió en efecto Aaron revestzdo de las oestinzenlas
sagradas, ofreciendo el incienso, y puesto entre los muertos y los vivos, intercedió
por aquellos culpables, y cesó la plaga, no sin haber ya sido víctimas de ella ca
torce mil setecientos hombres.
«Para cortar de raíz tantos murmullos, se dispuso que cada unade las
doce tribus ó grandes familias, presentase una vara de almendro, á fin de
depositario delante el Arca, y ver por señales patentes cual era la que distin
guía el Señor. Estaba tambien la de Aaron por separado, y el dia siguiente al ir
por ellas, vieron que esta última había florecído, de modo que brotando pimpo
llos, salieron flores, las cuales despues de desarrollar sus hojas, formaron al
mendras. Dijo entonces el Señor á Moisés: vuelve la vara de Aaron al Tabernáculo,
paraque allí se conserve por señal de la rebeldía de los hijos de Israel, y cesen
sus querellas contra mi y no perezcan.
«Al mes primero del año cuadragésimo, volvemos á encontrar á los hebreos
en Kadesch, desierto de Cin, donde espiró María, y fue sepultada en el mismo
lugar. Una nueva generación mas valerosa y decidida que la anterior, había ido
creciendo en la emigracíon, y se preparaba á entrar finalmente en la tierra prome
160 PERCANCES Y SEDICIONES EN EL DESIERTO.
tida. No empero aun se habían borrado del todo las malas tradiciones de sus pro
genitores, pues habiendo faltado el agua en el campamento, amotinóse la turba
contra Moisés y- Aaron, acusándolos como otras veces de haberles sacado de
Egipto para matarles de necesidad en el desierto. Era tan duro este golpe, que los
dos venerandós jefes llegaron casi por un momento, á vacilar en su fé y con
fianza en Dios; sin embargo Moisés hirió una roca con su vara, y brotaron
copiosas aguas. El Señor dijo entonces á Moisés y á Aaron: ya que no me habeis
creído para dar á conocer mi gloria á los hijos de Israel, no sereis vosotros los
que les íntróduzcais en la tierra que he de darles! Fue esta el agua de la Con
lradiecion, donde los hijos de Israel se querellaron contra el Señor, el cual mostró
allí su gloria.»
Nadie puede dudar que Moisés y Aaron faltaron en esta circunstancia, puesto
que Dios les reprende y castiga, sin embargo esa falta parece escusable á la
prudencia humana, á causa de la inllexíbilidad é ingratitud de aquellos hombres.
Tal vez creyeron que Dios irritado por esta nueva rebelión de los israelitas, les es
cluiria de la tierra de Canaan; pensamiento injurioso á la fidelidad del Ser su
premo. Pudíeron tambien persuadirse que el Señor no condescenderiaá obrar este
nuevo prodigio en favor de un pueblo tan poco acreedor á sus bondades. Quizá
dieron alguna muestra de desconfianza, cuando en vez de mandar simplemente al
peñasco, segun Dios había ordenado, le hirieron dos veces con la vara. Ultima
mente, parece que en todo esto no dieron á su pueblo el ejemplo de aquel res
peto-religioso que rinde al Señor toda la gloria, y con que se espera todo de su
gracia. '
Con tan terrible golpe, hizo Dios una de las mayores pruebas de la virtud de
aquellos dos grandes hombres. Después de los duros trabajos y peregrinaciones que
habían sufrido, en el mismo instante de llegar al logro de sus deseos, viéronse
escluidos de la posesión de aquella tierra por la cual suspíraban, y esto fue tocar
les en el estremo de lo mas sensible. Pero penetrados de profundísíma veneración
y respeto hácia el dueño y árbitro de toda la naturaleza, sin que se les escapára
la mas pequeña queja, el menor murmullo , abrazaron humildemente las órdenes
del cielo, y continuaron llenando su ministerio con el propio celo y esmero que
habían hasta entonces manifestado.
Observan los espositores que ni Moisés que representaba la ley, ni María en
quien se figuraban los profetas, ni Aaron que tenia el sacerdocio de la ley antí
gua, fueron de tal virtud que pudiesen introducir al pueblo de Dios en la tierra
de promision, quedando reservado este privilegio á Josué, en quien se reconoce
la imagen de Jesucristo y su Iglesia. Scío.
«Después de estos sucesos, determina Moisés dirijirse hácia la Idumea, en el
Djebal, á cuyo objeto espide embajadores al rey de la tierra pidiéndole libre paso;
mas los enviados volvieron luego con una formal negativa, y no tardó el mismo
l-‘ALLECEN MARIA v AARON. 161
jefe enemigo á avanzar á la cabeza de. una multitud de gente armada. Viendo
esto los israelitas, dirijiéronse hácia otro lado, y movido de Kadesch el campo,
llegaron al monte Hor que está en los límites de la Idumea, cerca de la ciudad de
Petra, segun Josefo y S. Gerónimo. Alli habló el Señor á Moisés en estos térmi
nos: lla llegado la hora de que Aaron-vaya á reunirse con sus mayores, porque
no entrará en» la tierra pronzelzda, á ‘consecuencia de su incredulidad allá. en las
aguas de Contradicción. Tómale juntamente con su hijo, y condúeeles al monte
Hor, donde desnudarás al padre de sus vestiduras, y se las revestirás á Eleazar
su hijo. Aaron fallecerá en lo alto del monte, y será reunido con sus padres. Moisés
cumplió el mandato del Señor: subieron al monte Hor á vista de todo el pueblo;
Eleazar fue revestido de las vestiduras pontificales, y muerto Aaron, volvió Moisés
á descender con su sobrino. Toda la multitud, en cuanto oyó que Aaron había
fallecido, hizo duelo por él treinta dias en cada familia.»

OBSERVACIONES CRÍTICO-IIISTÓRICAS.

Por mayo del año del M. 25M, antes de J. C. 1486, volvieron los israelitas
á emprender su marcha, recibida ya la ley del Señor.
María hermana de Moisés, falleció de 130 años á los 2552 del M., antes de
J. C. 14.18, y Aaron de edad 123, la siguió poco tiempo despues, el dia pri
mero del mes 5.° - '
Las estaciones de los hebreos en el desierto (véase cap. 33 ‘de los Números),
son las siguientes, con sus equivalencias: Socóth, Etham (Buthum, hácia la punta
del mar Rojo), Phí-Hahiroth, Beel-Sephon (cerca de Colzum), desierto de E
tham, Marah, Elim, playas del mar Rojo, desierto de Sin, Daphea, Alus (ó
Eluza, cerca de Petra), Raphidim (junto al Horeb), Sinaí, Tabeera ó Incendio,
Sepuleros de la Concupicencia, Cadesbarné (Kadesch, á 8 leguas S. de Hebrón),
Hazeróth ó Haserirn (Hazor, en la Arabia Petrea), Bethma (desierto de Pharan,
mas allá de Cadesbarné), Bemmon-Pharés, Lebna (Labna, al S. de Canaan).
Ilessa (tal vez Larissa, en la Arabia-Pet.rea), Ceelatha (desierto de Ceilath, á 17
millas de Eleutberópolisy á 8 de Hebron), monte Sepher, Arad ó Arada (cerca
de Cadés y á 20 millas de Hebreo), Maceloth, Thahadh, Tharé (Tharabasa ó
'I‘hana), Methca (Metig, junto á Hermona), Hesmona ó Asamon, Mózeroth (ó Ha
zeroth , junto al monte Hor), Bene-Jachan ( Deerot-Jachan, á 10 millas de Petra),
I. ¡el 2
162 SACRIFICIOS m: LOS HEBBEOS.
monte Gagad ó Gadgad (desierto de Pharan), Jetébatha ( tal vez la misma que los
Sepulcros de Concupicencia), Hebrona, Elath ó Ailath (en la Idumea, orillas del
golfo Elanítico y hácia el confin de Palestina, á 10 millas E. de Petra), Asien
gaher (sobre el golfo Elanítico del- mar Rojo), Mozeroth ó Hazeroth (al pie del
monte Hor), Cadés ó aguas de la Contradicción, monte Hor, Selmona ó Salmón,
Phunon (á 4 millas de Dedan, entre Petra y Segor), Obodath (Oboda), Jjé-Aba
rim (desfiladero de los pasar/eros, en la parte E. del país de Moab), torrente de
Zared (mas allá del Jordan, fronteras de los hloabitas), Bamot-Arnon, los Pozos,
Mathama (or. del Arnon, a 12 millas E. de Itledaba), Nahaliel, cerca del anterior,
Dibon-Gad y Helmon-Deblathaim (ambos a orillas del Arnon), monte Phasga (in
mediato al de Phogor, frente á Jericó), Kedemoth y Sethim, ó Abel-Setim (Abela,
en el llano de Moab, á 7,500 pasos del Jordan).
Como la crítica se ceba en todo, el vacío de hechos que resulta durante los ulti
mos 38 años de permanencia de los israelitas en el desierto, ha dado pie paraque
algunos pusieran en duda esa su larga peregrinación. Basta empero considerar lo
que eran aquellos hombres al salir de Egipto, ylo que fueron al entrar en Canaan,
para concebir la imposibilidad de que sé obrase en corto tiempo semejante
metamorfosis. Con todo, el insigne Goethe entre muchos, no vaciló en sostener
que el viaje duró solo dos años, y que los cuarenta del testo son una cifra al
zada. En contra, dé tan descabellada opinion, tenemos numerosos pasajes de
los analistas y poetas hebreos, por los cuales se fija índubítablemente la certi
dumbre histórica de esa peregrinación de cuarenta años. Acaso el mismo pueblo
con su rebelion ó incredulidad, no fue la causa primera y ocasional del retardo‘?
acaso no se lo impuso Dios por castigo á sus démasías‘?

REFLEXIONES MORALES.

Es notable la elevacion dé consideraciones conque S. Pablo en su epístola á


los Hebreos (particularmente en los capítulos 5.“. y 10.“), discierne los antiguos
sacrificios, del sacrificio de la nueva alianza, donde Jesucristo Hombre y Dios,
esá la par sacerdote y víctima. Los judíos no tenían por ministros sino hombres
flacos, mortales y pecadores; nosotros los cristianos, tenemos por pontífice al
mismo Jesucristo, Hijo de Dios vivo, santo, inmortal y perfecto para siempre.
Aquellos se reemplazaban unos á otros para obviar al golpe de la muerte; pero Je
resources -v SEDIGIONES EN EL DESIERTO. 163
sucristo posee un sacerdocio eterno, y siempre puede salvar á los queen su cóm
pañía se acercan á Dios , seguros de que él vive sin cesar para interceder por
ellos. Los antiguos sacerdotes tenían obligación de ofrecer diarias víctimas
no solo por los pecados delpueblo, sino por los suyos propios ; nuestro Señor Jesu
cristo al contrario, como santo é inocente, y fuera del alcance del peeado,.está
mas arriba de los cielos , no tiene culpas propias que purgar, y mediante una sola
oblacion, borró los pecados de esa inmensa muchedumbre á quien se aplican los
frutos de su escelso sacrificio. Los ministros de la antigua ley, servían en un san
tuario terrestre y en un tabernáculo figurativo, al paso que el Salvador es el sa
cerdote del Santuario celestial, y de aquel verdadero Tabernáculo que ha sido fabrica
do por Dios y no por mano del hombre. Finalmente, los sacerdotes antiguos pene
traban continuamente en el primer recinto del tabernáculó, para ofrecer dones y
víctimas, los cuales sin embargo eran insuficientes á purificarla conciencia del
oferente; Jesus, el pontífice de los bienes futuros, solo una vez. ha entrado en el
Santuario celeste, cubierto nó de sangre de becerros y machos cabríos, sino de
sangre propia, granjeando para los hombres nó una pureza legal y transitoria,
sino una santidad verdadera y una redención perdurable.
Cuál debe ser el contento de un buen cristiano al pensar en los tesoros innume
rables que estan ocultos, bien que á disposición suya, en el augusto sacrificio de la
Misa, esa conmemoración incesante del sacrificio del Calvario! Con qué solicitud,
insiguiendo los consejos del Apóstol, al ver las incomparables mercedes con que
la piedad divina se ha servido favorecernos, nos debemos unir á nuestro inmortal
Pontífice, y ofrecer con e’! todo el ser y el cuerpo nuestro, cual hostia ariba, santa y
trgradable al Señor, para rendirle un culto racional y de espíritu! Ya no se trata
en nuestros altares de animales degollados, de sangre y gordura de víctimas, nó;
el sacrificio queá Dios rendimos, y que puede serle acepto en Jesucristo nuestro
Señor, es el de un corazón humillado y hondamente contrito por las faltas cometi
das ; el de la sumision y la caridad.
«Las mansiones de los israelitas, y el tiempo de cuarenta años que anduvie
ron errando por aquellos desiertos, ocultan misterios tan sublimes y tan santas
instrucciones, como se registran en aquel celebrado salmo de David: Vende, exal
Ienzus Banano», que sirve para manifestar la paciencia con que el Señor sufre á
los pecadores, y los medios de quese vale aquel padre misericordioso para escitar
les á la penitencia y la conversión ; y tambien nos indica por lo claro, que hay
un sábado y un reposo, el cual no se halla en la ley antigua ni siquiera cn la nueva,
pues es la propia mansión delos justos en la otra vida, donde celebrarán el verda
dero sábado y gozarán del eterno reposo, unidos á Dios en- aquel mar inmenso
de gloria. Todo esto lo esplíca S. Pablo en su carta á los hebreos, descubriendo
nos el sentido sublime que se ocultaen esos testos de los Números.‘
a Así mismo en el órden que Dios establece para las marchas y los acampamentós
16 i FALLECEN MARIA Y Moon.
de los israelitas, reconocemos muy á las claras .y admíramos una imagen del que
debe brillar en la I-glesia cristiana. La necesidad de una vocacion enteramente di
vina para el ministerio del sacerdocio, se descubre en el milagro que Dios hizo
para hacer patente á todos la vocacion de Aaron; y las flores 'y los frutos que de
repente produjo la vara de este pontítice, nos ponen á la vista las virtudes que de
ben practicar los que son llamados á la alteza de esta dignidad. Y en el castigo
terrible de Coré, Dathan y Abiron, se muestra la indignación con que el Señor
mira á los que se atreven á usurpar las funciones propias de los ministros
del altar; y paraque estos vivan del todo entregados al servicio del templo, les
prohíbe tener posesiones en medio de su pueblo, pues la porcion y herencia de ellos
había de ser el mismo Señor, á quien estaban consagrados.
«Finalmente, Moisés y Aaron, muriendo sin hacer entrar á los israelitas que
conducian ni llegar á verlos en la tierra de promísion, nos representan la impo
tencia delas ceremoniasysacrificíos de la ley antigua, las cuales no tenían virtud
para hacer entrar á los hombres en el reino delos cielos, cuya escelencia estuvo
reservada al solo Jesucristo, figurado por Josué. Scio,
Una de las tentaciones mas peligrosas que deben recelar aun los hombres per
iectos, se nos representa en aquellos reiterados murmullos y fatigosas quejas á que se
entregaban los israelitas. Harto frecuente es, sobre todo si de continuo-no escitamos
la fé y confianza en Dios, vernos á riesgo de cejar ante las molestias y escabrosidades
de la estrecha vía, ymas aun si la divina providencia tiene ábien prolongar nuestra
prueba. Es preciso en tales momentos de amargura, representarse bien la bondad de
Dios, el cual permzteJa a/Iiccion, no para perdernos, sino para atraernos á él; y
luego humillarse profundamente por las faltas cometidas, que ciertamente serian muy
(liz/mis de castigos mas rigurosos si el Señor atenrlíera solo á su justicia (Judith, 8,
25), y por fin sumirse en el seno de Dios con amor y resignación, repitiendo las
palabras del Salmista: bueno es para mí, Señor, (¡ue me Izamillezsuu; muy grato
en medio de las tribulaciones que me combaten, cmirnze á mi Dios, y cifrar en
él todas inis esperanzas (S. 118, 71 y 72,
Y qué diremos de la duda de Moisés, la que el Señor castigo con tanto rigor? He
ahí una ocasion oportuna para recomendar la mayor discreción en nuestros jui
cios: no jazguecs, dice el Espíritu Santo, sino qaereis vosotros mismos ser juzga
dos! verdad nunca bastante meditada. Tal persona nos parecerá culpable, siendo
quizá del todo inocente ó á lo menos muy digna de escusa, cuando otra que cree
mos irreprochable, será criminal á los ojos del único que puede ahondar los secre
tos de la conciencia. Si examinamos con atencion la conducta de Moisés y de su her
mano, no nos parecerá que faltasen en nadaá la gloria del Sumo hacedor ; es pre
ciso que el mismo Señor increpe á entrambos jefes su falta (le confianza, y
que les imponga «un severo castigo, paraque nos persuadamos de ello. De dónde
procede sin embargo que Dios parezca exajerar la accion de Moisés y castigar
SACItlFlClOS os LOS IIEBBEOS. 165
le con tan inílexible rigor? S. Agustín responde que esta accion se puede conside
rar bajo dos aspectos {como falta personal, ó como misterio y figura. Como falta,
no hay dudaque- hubo de ser muy leve, reducida á alguna debilidad momentánea;
pero en cambio arroja notables instrucciones por la ocasion que á ella dió márgen,
y por las razones que debieron asistir al Señor para consentir semejante debilidad
en un hombre tan eminente, bendito y lleno de celo. El mismo Espíritu Santoen
el salmo 150, nos revela la ocasion de esta falta, cuando dice de los israelitas: eno
jarou á Dios en las aguas de Coutradzccion, y á causa de ellos fue’ easlzgado Moz
sés, porque habían anzargado su espíritu. ‘Dios con estas palabras, parece escusar
la falta de Moisés, que rechaza. sobre el pueblo, insinuándonos que el santo legis
lador, despachado’ de ver á este ponerse siempre en antagonismo con la divi
nidad é irritarla‘ con sus murmullos, quedó turbado, y no llenó con la puntuali- '
dad acostumbrada la disposícion del Señor. Esto nos recuerda la siguiente
máxima de los sagrados libros: El Señor no está eu la agitación. Guardémonos
de dejarnos impresionar, y mas aun de resolver ó ejecutar cosa alguna de impor
tancia, sin estar en conveniente calma. Tambien Dios pudo consentir esa falta
en Moisés, para enseñarle á sus propias espensas cuánta es la miseria del hombre,
cuánta su debilidad, y con qué ahinco debe velar sobre si y orar siempre, sean cua
les fueren sus méritos granjeados, sea cual fuere su condicion.‘ Otros dos ejemplos
distinguidos de esta verdad tenemos en David y en S. Pedro, el cual negó á su
bondadoso maestro. Así pues, los gue estén en pié, dice San Pablo, uzauténgause
flrznes y usen de todos los medios asequibles, (le-lodos los que la relígion les ofrece,
para 71o caer ui tropezar. . r
SEBPIENTE DE BRONCE. .
BALAAM EL ADIVINO. PREVARICACION DEL PUEBLO.

ÚLTIMOS ACTOS Y MUERTE DE MOISÉS.

(Núm. 21 ¡i 25, 3| á 35 pull, y Deutcron. c. al hasta el fln.) .

«Arad, rey de los cananeos del sur, apenas supo que el pueblo de Israel avan
zaba porel IIIISIIIO eaminoque antes habían llevado sus esploradores, salió eon
tra él, y obteniendo ventaja en el primer encuentro, hizo algunos prisioneros. En
breve empero tomaron los hebreos su desquite , pues invocado el Señor, entraron
por el territorio enemigo, arrasaron las ciudades y pasaron á cuchillo á sus mo
radores, de resultas de cuyo hecho se dió á aquel país el nombre de Horma, Ana
tema ó desolación. . —
«Enseguida partieron del Monte Hor camino del mar Rojo, con el propósito de
ir rodeando la Idumea. Airado el pueblo por tantos vaivenes y fatigas, volvió á
las sólitas quejas contra Dios y Moisés, diciendo: á qué ha sido sacarnos de
Egipto paraque pereciésemos en estas soledades, sin pan, sin agua, reducidos áun
manjar insustancial que nos provoca náuseas! La contestación de Dios fué enviar
contra ellos una especie de serpientes, quecon mordeduras inflamatorias causaban
la muerte á muchísimos. Entonces corrieron todos á Moisés, gritando: hemos pe
cado, porque hablamos contra el Señor y contra tí! sírvete pues rogarle que
haga desaparecer estas serpientes. Oró Moisés, y el Señor le dijo: construye una
serpiente de bronce, ponla en alto para señal, y cualquiera que estando herido
la mírare, vivirá. Hizo llloisés la serpiente de bronce, elevándola por señal, y
efectivamente los que mordidos la miraban, sonaban al punto.»
En decir de autores, hay en la Libiay en Arabia unas serpientes venenosas, ala
dos como el murciélago, las mismas que llamaban Izydras los antiguos, y que en
épocas calorósas son arrebatadas á grandes distancias por los huracanes. «Lo que
curaba á los israelitas de sus picaduras, no era el mirar á la serpiente
de bronce, sínola confianza que ponían en la bondad de Dios mírándola. Y así
esta. no era mas que una señal, que les mostraba la intención y la aecion de Dios
__ SERPIENTES DE BRONCE. ' 167 '
para curado-í,‘ segun advirtió el Sábio hablando de este símbolo (Sapient.
16, 5, 8). .
Como la serpiente de bronce fué levantada en el desierto para salud de tó
dos lós- que la miraban con confianza; así tambien Jesucristo debía ser levantado
en una cruz, para librar de la- muerte y la condenación, y. conducir á la vida
eterna, á todos aquellos que le mírarian con fé como á su cabeza y Redentor: así
lo dijo el mismo Salvador aplicándose á si propio esta figura (Joan. 3, ll y
15) S'c¡o. -
«Siguió la marcha de los israelitas tras varias alternativas, por la sierra de Je
Abarim, al-O. del mar llluertó, y cruzado el torrente de Zared (tal vez el actual
Wadi-Kerek), dejaron al 0. el territorio de los moabitas, y fueron á pasar el Ar
non que está en los términos del amorrheo.. Hechos algunos otros altos, detuvie
rónse en los llanos de Móab, al pié del monte Phasga (Pisga), desde donde fueron
espedidos embajadores á Sihou rey de los amoritas, en demanda de libre pasó por
sus tierras; pero denegóse á ello como. había hecho Arad, y‘ al igual que aquel
salió con tropas para contrarrestar á los invasores: estos em-pero le batierón junto
á Jasa (Yahas), y conquistaron su reino. Habiendo tomado de pasó la ciudad y los
lugarcillós de Jaazer, dando un rodeo entraron por el país de Basan, cuyo sobe
rano 0g les presentó batalla en Edrei; pero no mas feliz que los anteriores, fue
muerto con sus hijos y toda su gente, sin esceptuar uno solo, y su tierra pasó
á poder de los israelitas.»
Las dos batallas que aquí se refieren, valieron al pueblo de Dios la conquista
de dos reinos, que tenían de 30 á 40 leg. de largo y 12 de ancho, por el ribazo.
oriental del Jordan. El reino de Basan ó Baschan fué comprendido despues en
la llamada Bathanea, y de sus capitales Edrei y Aslharoth quedan aun vestigios
en el llano de Ilauran.
«Los móabitas no pudieron ver sin inquietud estos rápidos progresos de la im
prevista falanje que seles descolgaba encima. Balak, á la sazon rey del país,
púsose de concierto con los ancianos ó jefes de Madian para deliberar, y no
pudiendo menos de reconocer la insuficiencia de sus fuerzas, decidió mandar por
un famoso adivino llamado Balaam, hijo de Beor, que moraba en Pet/tor de Illo
sopirtamia, paraque le ayudase con sus maldiciones á ahuyentar áaquellos for
midables invasores. Balaam, habiendo consultado al Señor, recibió esta contesta
ción: No vayas, ni maldigas á ese pueblo, puesto que ha sido bendito por mí.
' Empeñadó Balak en su proyecto, diputó al adivino una comisión de sujetos prin
cipales, con facultad paraque le brindasen con las mas ventajosas proposiciones.
Aunque el rey, respondió Balaam, nie-diese toda su casa llena de plata y oro, no
podríatrócar la órden del Señor mi Dios, para decir una palabra mas ni menos;
quedaos aquí sin embargo esta noche, y le consullaré de nuevo. Fué Dios á él
aquella noche, y le dijo: Si esos hombres te han venido á buscar, anda y ve con
168 nALAAM m. ADIVINO.
ellos, con tal empero de llenar lo que yo te órdenare. Levantóse pues Balaam á la
mañana, y aparejada su borrica, partió con ellos. No seria enzpero muy sincera
su-adesíon al Señor, cuando enojado este hizo que su ángel se atravesára en el
camino, espada en-mano delante de Balaam, quien montaba su pollina, llevando
consigo dos mozos. La cabalgadura al ver ‘al ángel parado delante de sí, tiróse
á un lado y tomaba por el campo. Balaam la aguijoneó con ánimo de encarrilarla
otra vez; entrétanto el ángel paróse en una vereda muy estrecha, entre dos cercas
que rodeaban unas viñas, y la burra hubo de arrímarse tanto á la pared, que
lastimó el pié de su jinete, el cual seguía dándola de palos. Tercera vez situóse
el ángel en un punto mucho mas angosto, donde era imposible ladear por
derecha ó izquierda; entonces la pollina se dejó caer en el suelo, con no poca
desazon de Balaam, quien enfurecido descargaba varazos sobre su lomo á
mas y mejor. De repente, por disposion milagrosa de Dios, la burra habló
á su dueño estas palabras: qué te he hecho‘? porque me pegas hace ya tres
veces? Balaam á quien la cólera y el dolor tenían como fuera de sí, sin atender
al milagro que veía, respondió: porque lo tienes merecido y te vas burlandó de
mi; asi tuviera una espada con que envasarte! Repusó la burra : pues no he sido
tu ordinaria cabalgadura hasta él presente? di si jamás hice tal cosa? Jamás,
respondió él. En aquel punto el Señor, abriendóle los ojos, le hizo ver al ángel que
estaba parado delante de él, con la espada desnuda; y postrándose en tierra le adoro.
Dijo el ángel : Porque tercera vez apaleas á tu borrica? Yo he venido para cón
trarrestarte, porque tu ida es ínícua y contraria á mí; de suerte que si el animal
no se hubiese ladeado cuando me oponia á su paso, á tí te matara y solo él
viviera. He pecado, esclamó Balaam; no sabia que ostuvieses contra mí; ahora
mismo sino gustas que vaya, me volveré. Respondió el ángel : Vé con ellos, no
importa; pero guárdate de decir otra cosa mas de lo que yo te órdenare.
«Balak hizo subir consécutivamente á su adivino á las cumbres de Baal, del
Phasga y del Phogor, en las cuales se elevaron siete aras, con preparación de
otros tantos becerros é igual número de carneros, y allí consecutívamente por tres
veces, en lugar de las deseadas maldiciones, Balaam prófetizó las grandezas de
Israel, bendiciéndóle en espíritu del Señor. «Qué bellos, decía, son tus tabernácu
.los, oh Jacob, y tus pabellones, oh Israel! bellos cual nemorosos valles y huertas de
regadío junto á las corrientes ; bellos cual tiendas que el Señor ha fijado á manera de
erguidos cedros junto á las aguas! Brotará el manantial de su arcaduz, y derra
marásé su progénie en copiosos eíluvios- Por causa de Agag amaleeíta, será dest
chado su rey Saul, y el reino le será quitado. De Egipto sacóle el Señor, parecien
‘dose su fortaleza á la del rinoceronte. Devorará á las naciones enemigas suyas, y
triturará sus huesos, y las traspasará á saetazos. En reposo dórmirá como él león y
la leona, á los cuales nadie despertar acomete. Quién á tí bendijere, también él será
bendito, yel que te maldijeré, envuelto será en la maldición.» Sumo fué el enojo de
PBEVARICACION DEL PUEBLO 169
Balak al oir esto, y dando una fuerte palmada, esclamó: Yo te llamé para malde
cirámis enemigos, ytú al contrario, los has bendecido ya por tres veces! Vuélvete
luego. Balaam empero, antes de despedirse, quiso anunciar al pueblo lo que le su
cedería con el de Israel, é inspirándóse dijo: «Palabra de Balaam, hijo de Beor;
palabra de aquel que tenia empañada la vista y que ha oído la voz de Dios, y sabe la
doctrina del Altísimó, yestá viendo las visiones del Omnipotente ; del que cayendo
abrió los ojos! Yo le veré, mas no de pronto; le contemplaré, mas no de cerca: de
Jacob NACEBÁ UNA ESTRELLA, y brotará de Israel una vara ó cetro que herirá á los
caudillos de Moab, y asolará á todos los hijos de Seth. La Idumea será posesión suya ;
laherencia de Seir había de ceder asus enemigos, pero Israel pugnará valerosa
mente. De Jacob saldrá el que ha de dominar y desvanecer los restos dela ciudad.»
Enseguida profetizo así contra los amalecitas: a Amalec ha sido la primera de las
naciones en atacar á Israel, pero su fin será el esterminio. Dirijiendo luego su
vista-hacia el Cinco, añadió: Fuerte es en verdad tu morada; mas aunque te
hayas posado en una roca, y seas distinguido entre la estirpe de Cin, cuánto
tiempo permanecerás en ese estado? At fin vendrás a ser presa del asírio. Siguió
aun prófctizando en estos términos: Ay, quién vivirá cuando Dios haga todas
estas cosas t... Vendrán unos de Italia en galeras, los cuales aventajarán alos así
rios y asolarán á los hebreos, hasta que finalmente tambien ellos mismos parezcan!
Movióse dicho esto para volverse á su pueblo. Balak por su parte, tomó amos
tzzzado el caminó por donde había venido.»
La voz balam en siriaco, significa intérprete ó adivino, conforme la traslada
la Vulgata, de donde se infiere que este personaje, lejos de servir al Dios verda
dero, era. un profeta del diablo y hechicero disoluto. No hay duda sin embargo de
que en los antecedentes vaticinios, se porto como profeta inspirado del Señor,
anunciando unos sucesos que literalmente se cumplieron muchos siglos despues,
en el reinado de Saul, en los de David y Salomón, en tiempo de Sennacherib y
Holofernes, cuando la conquista romana, y cuando el advenímiento- del di
vino Mesías. Toda la —cónducta de Balaam es la de un hombre impío : ya al presen
társele los enviados de Balak, consulta por dos veces á Dios, como disgustado
de la órden que recibía, la cual aceptada con pesar la vez primera, tal vez do
seaha ver modificada la segunda. Su mala fé le acompaña en todo el viaje: por
esto se le intercepta el ángel, y de resultas opérase el milagro sorprendente de
hablar su cabalgadura, milagro que sin embargo no le sorprende ni conmueve.
«Siluego se humilló ante el ángel, no hubo de ser por fe ni por humildad, sino
por temor, con arrepentimiento nada sincero. Llegado ante el rey, lo primero
que hizo fué erigir siete altares emblemáticos al dios Baal, en cuyos montes
estaba, para escudriñar los agueros ó los siete planetas, como astrólogó genet
líaco que adivinaba por el horóscopo» (Véase cap. M, v. 1 ). Por fin, su consejo
diabólico de corromper á los israelitas por medio de la fornicación y la idolatría,
l. ¡L3
170 ÚLTIMOS ACTOS r MUERTE nn MOISÉS.
(coustadel v. 14 c. 24 y 16 c. 31), del cual se siguió tan espantosa catás
trofe, pone el sello á su bellaquería y perversidad, si bien á consecuencia de la
misma fué justamente castigado, pereciendo en la comun ruina de los moabitas.
«Insiguiendo el pérfido consejo que Balaam sujirió á Balak, las mas hermo
sas mugeres moabitas y madianítas comparecieron delante del campamento de Israel,
en ademan de vender vituallas ó comerciar en otras cosas; y muchísimos de los sol
dados israelitas atraídos de su hermosura, cayeron primeramenteen la fornicacion
y después en la idolatría. Enojado el Señor de tan abominables escesos, dijo á
Moisés que por los respectivos jefes, mandase colgar en patíbulos á les sacrílegos
de cada tribu; y así fué hecho. Había el escándalo llegado al estremo de que
Zambri, hijo de Salú, caudillo de la tribu de Símeon, penetrase en la tienda de
una meretriz de condicion principal, llamada Cozbi, á la vista- de Moisés y de
todos los israelitas que estaban llorando á las puertas del tabernáculo; pero arre
batado instantáneamente Phinees, hijo del sacerdote Eleazar, asió de un puñal,
lanzóse en pos de los criminales, y los dejó en el sitio, heridos entrambos de golpe.
«Después habló el Señor á Moisés, diciendo: [ambien los madianitasconozcan que
sois sus enemigos ; herid en ellos ya que hostilmente se han portado contra vosotros,
engañándoos con acechanzas. Declaróse en consecuencia una guerra de esterminio ;
el mismo Phínees que tan enérjicamente acabara de armar su brazo para lavar la
ofensa inferida á la magestad de Dios, recibió el mando de doce mil hombres, con los
cuales hizo proezas en un combate decisivo, donde perecieron cinco príncipes y
otros sujetos principales, entre ellos el famoso adivino Balaam. El país fué pasado
á sangre y fuego, los habitantes aprisionados ó muertos, sus bienes saqueados, y
el vencedor, cubierto de gloria y cargado de botín, regresó al campamento gene
ral, honrado por Moisés, Eleazar y todos los príncipes de la sinagoga. _
«A peticion de las tribus de Ruben y Gad que eran ricas en ganado, se conce
dió á las mismas el país conquistado al E. del Jordan, bajo condicion de que
ayudarían armados á sus hermanos para consumar la conquista allende el río.
Estableciéronse pues ambas tribus entre el Arnon y el Yabbok, Ruben al sur y
Gad al norte, en los territorios de Ataroth, Dibon, Jazcr, Nemra, Hesebon, Elealé,
Saban, Nebo y Been. Una fraccion de la tribu de Manasés compuesta de los des
cendientes de Maichir, que había hecho en aquellos lugares algunas conquistas,
obtuvo el mismo privilegio, y se fijó al N. del Yabbok, ‘en el país de Basan y en el
Hauran. Enseguida procedió Moisés por disposicion del Señor, á demarcar los
límites‘ del país que iban á poseer, designando á Eleazar, Josué y los jefes de las
nueve y media tribus, para presidir al repartimiento de tierras, hacedero por suerte.
'[‘ocante á los levitas, se les debían asignar de entre las varias posesiones, cua
rentiocho ciudades con sus ejidos, de las cuales seis servirian de asilo á los que
hubiesen derramado sangre humana; y para empezar, escogiéronse desde luego
al E. del Jordan, Beser, Bamoth y Golan.
suprema or: BRONCE. 171
«Habiendo Moisés preparado así la obra dela conquista, y presintiendo su fin cer
cano, juzgó necesario recordará aquella nueva- generacion, los milagros que el Se
ñor habia hecho en pro de sus padres en el desierto, y cuánto el mismo por órden
suya llevaba dispuesto con objeto de afianzar en lo venidero la suerte de su na
cion. En reiterados discursos trazó al pueblo una línea de conducta para todos los
casos, repitiéndole sus institutos, y reproduciendo y detallando sus .leyes en lo
necesario, con particular ahinco de que todos se penetrasen de la necesidad de
ser pios y virtuósos, bajo la pena de crueles plagas y castigos que les predecia si
jamás llegaban á ínfrinjír los divinos preceptos. Dichas todas estas cosas, con
tinuó hablando en los siguientes términos: Ciento veinte años cuento en el día: ya
no puedo salir ni pasar mas adelante, sobretodo recordando que el Señor me in
timó que no cruzaria este río Jordan. [rá empero delante de tí, oh Israel, el Señor
Dios tuyo, quien desvanecerá á tu vista esas naciones paraque las conquistes,
conduciéndote este servidor mio Josué, segun lo dispuesto por el mismo Señor.
Hará Dios con ellas lo mismo que hizo con Sehon y 0g reyes de los amorrheos,
y con sus reinos, y á todos los estermínará.... Portáos varonil y esforzadamente;
no temais ni receleis delante de ellos, porque el Señor Dios tuyo, oh Israel, es el
que te conduce, y no te dejará ni desamparará! Dicho esto entregó el libro de
la ley á los sacerdotes y ancianos‘, con prevención de que cada siete años en la
fiesta de los Tabernáculos, se lo leyesen al pueblo, congregándole á este pro
pósito. a -
«Poco despues Moisés y Josué, llamados por el Señor, comparecieron en el
Tabernáculo del Testimonio. El primero había ya recibido la noticia de su inme
diato fallecimiento; el segundo oyó la órden de introducir al pueblo en su ansiada
patria. Al mismo tiempo anuncíoles el Señor las futuras ingratitudes y calamídades
de la nacion, apesar de cumplirse sus divinas promesas, y para testimonio de todo
ello, dictóles un oántico que debían repetir y enseñar á los hijos de Israel, con
objeto de que lo tuviesen en la memoria y recordasen continuamente por él la
verdad de las palabras de Dios, y su propia íngratitud. He aquí los términos de
este cántico parenétíco que pronunció Moisés, delante de toda la sinagoga reu
nida de Israel : -
«Oid cielos lo que prefiero, oiga la tierra las palabras de mi boca! Cuájense
como la llúvía los documentos mios, y fluya como el rocío mi discurso, cual llú
vía sobre la yerba, cual llovizna sobre la grama.
«Yo invocaré el nombre del Señor; ensalzad su magnificencia! Perfectas son
las obras de Dios, y justicia todos sus caminos. Dios es fiel, y justo, y recto, sin
iniquidad ninguna.
«Los que fueron sus hijos, generación depravada y perversa, pecaron contra
él en sus inmundas ídolatrías. _
«Así correspondes al Señor, pueblo necio é ínsensato‘? Por ventura no es él
172 BALAAM EL ADIVINO.
mismo tu padre, el que te poseyó, él que te hizo y crió? Recuerda los días pasados;
recorre de una en una las generaciones: preguntaá tu padre, y él te informará;
pregunta á tus abuelos, _y te lo dirán. Cuando el Altísimo dividia las naciones, y
cuando segregraba á los hijos de Adan, ya entonces fijó los límites de Canaan
segun el número de los hijos de Israel.
«Porque el pueblo del Señor es la porción suya; Jacob su herencia propia.
«Ilallóle en. una tierra desierta, lugar de horror y de inmensa soledad; fué
conduciéndole por varios rodeos, y le adoctrínó y guardó como la niña de sus
ojos. A la manera del águila que enseña á volar á sus polluelos revoloteando
por encima, tendió sobre él sus alas, y le tomó y trasportó sobre sus hombros.
«Fue el Señor su único caudillo, no habiendo con él ningun dios estraño.
Le constituyó en un país superionparaque comiera los -frutos de los campos,
líbara miel de las peñas y aceite de las mas duras rocas; y mantecade la
vacada, y leche de ovejas, y grosura de los corderos y carneros del país de
Basan, machos de cabrio, y la flor del trigo; y bebiera la purísima sangre
de uba. - ' V
«Engordóse el. tan amado, y se hizo recalcitrante; y ya engrosado; em
pringado y abotagado, abandonó á Dios su hacedor, y desvióse de Dios,
salvador suyo. _
«Provocáronle con sus dioses estraños‘, y cscitaron con abomínacíones su’
enojo. En lugar de ofrecer sacrificios á Dios, ofreciéronlos á los demonios, á unos
dioses desconocidos, dioses nuevos y recienllegados, que jamás habían adorado
sus padres. . .
«Abandonaste al Dios que te enjendró, y te olvidaste del Señor, criador tuyo.
«Vió «sto el Señor, y encendióse en cólera, porque eran sus líijós é hijas
los que de tal modo le provocaban.... Y clamó : Yo les ocultaré mi rostro y
contemplaré sus postrimerias, porque son raza perversa é infieles hijos.
(c Han querido provóoarme—adorando lo que no era Dios, y me han irri
tado con sus vanidades; pues yo tambien los provocaré amando á los que no
son mi pueblo, y los despecharé sustituyendo á ellos una gente necia.
«Como fuego se ha encendido ‘mi furor, que los abrasará hasta lo mas pro
fundo del infierno; fuego que devorará la tierra con su vejetacion, y abra
sará los estribos de las montañas.
«Hacinaré calamidades sobre su cabeza, y gastaré contra ellos todas mis
flechas. Se consumírán de hambre, y los devorarán aves rapaces con atroz mor
dedura. Haré que en ellos hinquen sus colmillos las fieras, y su venenosa ra
bia los réptiles que se arrastran y serpean sobre la tierra. Por defuera les
asolará la espada, y por dentro el pavor, lo mismo al mancebo que á la don
celia, al niño de teta que al anciano. Diré entonces: Dónde estao esos? Y haré
que desaparezca su memoria de entre los humanos.
PBEVÁBICAGION DEL PUEBLO. - 173
«Solo á causadela arrogancia de sus enemigos he diferido esto, á fin de que no
se envaneciesen y dijeran: nuestra mano potente y nó Dios, es la que ha obrado tal
hazaña.
«Gente es sin consejo ni prudencia! Oh sí tuviesen sabiduría, é inteligencia
y previsión de sus postrimerías! '
«¿Podría un solo contrario acosar á mil de ellos, y dos á diez mil? ¿No
es esto porque Dios los ha vendido, y el Señor los ha entregado? Pues nuestro
Dios es muy diferente de los dioses de ellos : júzguenlo los mismos enemigos.
«Su viñaes de la viña de Sodoma y delos ejidos de Gomorrha; sus ubas,
ubas de hiel, y sus racimos, acerbísimos. El vino suyo, hiel de dragones y
ponzoña de áspides incurable. ,
«Y acaso no tengo yo rejistradó todo esto acá en mis adentros, y bajo el
sello de mis tesoros‘? Mía es la venganza; yo les daré el pago á su tiempo ,
paraque su pié se deslize: cercano está el dia de la perdición, y ese plazo
llega volando.
‘« Juzgará el Señor á su pueblo, y tendrá piedad de los que le sirvan, cuando
vea decaida su braveza, y desfallecidos á los que estan encerrados, y consumidos á.
los restantes. Entonces preguntará : Dónde paran aquellos sus dioses, en los que
ponían tanta confianza; de cuyas víctimas comían la grósura y de cuyas liba
ciones bebian el vino‘? '
«Salgan pues, y vengan á vuestro socorro, para ampararós en la necesi
dad. Ved que yo soy solo, y que no hay otro Dios mas que yo.
«Yo mataré ó daré la vida, yo heriré ó curaré, sin que nadie pueda escapar
de mi mano. Tenderé mi diestra hácia el cielo, y diré: Vivo yo para siern
pre! Si llegó á aguzar mi espada como un rayo, y á armar mi puño para
hacer juicio, rechazaré la venganza sobre mis enemigos y daré el condigno
pago á los que me aborrecen. Embriagaré de sangre-suya mis saetas, y mi es
pada se. cebará en la carne de los muertos y de los cautivos que llevan ra
pada la cabeza.
«Decantad oh naciones al pueblo de Dios, porque el señor vengará la san
gre de sus siervos, y rechazará la vindicta sobre sus enemigos, y será pró
picio á la tierra del pueblo suyo.» _
«Antes de trepar al monte donde debía fenecer, echó Moisés una bendición
particular á las tribus, vaticinándolas sus varios destinos; y concluyó diciendo
á todo Israel: No hay otro Dios como el del pueblo muy amado; tu protec
tor es el que cabalga en los cielos, por cuyo gran poder voltean las nubes.
Allá en lo alto tiene su morada, y llegan acá abajo sus brazos, ó poder
eterno. El lanzará de tu presencia al enemigo, diciéndole : Desmenúzate! y con
esto Israel quedará tranquilo y solo en su país. Tiende oh Jacob la vista por
tu t.ierra, fértil en trigo y vino; el rocío, de tan abundante, oscurecerá el cielo.
r. Ue
I'M únmros ACTOS v DIUERTE DE MOISÉS.
Binaventurado eres, oh Israel! Qué otro pueblo es semejante‘ á tí, que hallas
tu salud en el Señor, escudo que té defiende y espada que te da gloria? Negaránte
tus enemigos, pero tú hincarás la planta sobre su cuello.»
«Subió finalmente Moisés de la llanura de Moab al monte Nebó, sobre la
cumbre del Phasga, enfrente de Jericó. Allí el Señor le mostró toda la tierra
de Galaad hasta Dan, con la de Nephtalí, la comarca de Ephraim y Manasés,
el país de Judá hasta el Mediterráneo, y la región meridional, inclusa la espa
ciosa vega de Jericó, ciudad de las Palmas, hasta Segor. Y dijo el seíorzHe
aquí la tierra por la cual juré á Abrahan, á Isaac y á Jacob, diciéndoles: á tu
descendencia se la daré. ‘Acabas de verla por tus ojos, pero no entrarás en ella!
' «Allí pues murió Moisés, el siervo del altísimo, durante la [una del mes de
febrero del año del lll. 2555, antes de J. C. 4447, en tierra de Moab, segun
había dispuesto el Señor, siendo sepultado por mz-nzslerío de ángeles en un valle
cercano, enfrente de Phogor, aunque hasta hoy dia ningun hombre ha dés
cubierto su sepulcro. Contaba á la sazón ciento veinte años; no se le había de
bilitado la vista, ni estropeado la dentadura. Los hijos de Israel le lloraron por
espacio de treinta dias, en los llanos de Moab, ypréstaron obedíenciaá Josué
hijo de Nun, quien rebosaba en espíritu dé sabiduría, porque llloisés impuso
sobre él las manos. Nunca mas se vió en Israel un profeta tan favorecido, que
conocíése á Dios cara a cara, ni que tantos y tan grandes milagros óperase. »

OBSERVACIONES CRITICO-HISTORICAS.

No tenemos aquí espacio para ofrecer mas que en resúmen, una idea del
prestijio universal que antigua y modernamente ha rodeado á esa admirable
figura del escelso legislador del pueblo hebreo. «Amado de Dios y delos hom
bres, dice el Eclesiástico (c. 45 v. 1 y: siguientes), su memoria se conserva en
bendición. Hízole elÏSeñor semejante en gloria á los Santos; engrandecióle con
terror de los enemigos, y él con su palabra hizo cesar las horrendas plagas de
Egipto. Glorificóle en presencia de los reyes ; dióle preceptos para su pueblo,
y le mostró su gloria. Santificólé por su fé y su mansedumbre, habiéndólé es
cogido entre todos los hombres. Dios le escuchó y le hizo penetrar en la nube,
donde cara á cara le comunicó los mandamientos y la Ley de vida y de ciencia,
paraque enseñase su testamento ó alzanza-á Jacob, y sus juicios ú ordenanzas á
Israel.
SERPIENTE nn BRONCE. 175
El libro mas antiguo del mundo, ese Pentateuco ó colección de los cinco
libros primeros del Viejo testamento, cuya materia hemos presentado hasta aquí
á los ojos del lector, formaba al parecer en su origen un cuerpo homogéneo,
del cual el Génesis venia áser el preámbulo, y las leyes el fondo, habiéndoseledivi
dido despues para mayor comodidad en su lectura y manejo. De todos modos, el
comun sentir de judíos y cristianos, aun los mas herejes y cismáticos, reco
noce estos libros como inspirados y auténticos, inclusas ciertas pequeñas adi
ciones para mayor ilustración, que no es posible atribuir á ‘Moisés, pero que en
nada afectan á la sustancia del contesto; por ejemplo los'últimos versículos del
Deuteronomio, relativos á la muerte del legislador y su elogio, los cuales se
atribuyen generalmente á Josué ó á Esdras (l).
«Moisés escribió el Pentateuco-en los desiertos de Arabia, con 750 años de
antelación‘ al Tschu-King de los chinos, y 1000 por lo menos antes de Herodotó
y Homero, los mas antiguos historiadores griegos. Cuántas naciones conocieron
sus escritos, han quedado impresionadas de la magestarl que en ellos rebosa.
Treinta y cuatro siglos nos separan del dia en que el augusto legislador desde la
cumbre del Nebo fuéá reunirse con sus padres, y durante treinta y cuatro si
glos el Oriente venera su memoria, y el Occidente y el Norte le rinden un hortic
nage respetuoso» (2)._
Los antiguos escritores apoyan con grandes autoridades la certeza de la
historia de Moisés. Estrabon le tiene por un sacerdote egipcio, que queriendo
prescribir los animales vivientes de las ceremonias religiosas, trató de alterar
las formas del culto público. Justino le adórnaba de las mas raras cualidades, y al
igual que su antecesor Joseph, de la facultad de interpretar sueños y hacer mi
lagros, como hombre igualmente fuerte en la ciencia humana y en los secre
tos de los dioses. Manethon se reduce á hacerle simple sacerdote de Heliópo
lis bajo elmombrelde Osarsiph, despues Moisés, que dice haber sido electo
jefe por una plebe de leprosos miserables, encerrados en Auaris, los, cuales
deseaban emanciparse de su vergonzosa servidumbre. Diodoro de Sicilia procla
ma su consumada prudencia y su valor á toda jirueba, como digno jefe de
un pueblo estranjeró, al que sacó de Egipto y guió al desierto, dándole sábias
leyes é instituciones. En su mocedad, dice Clemente Alejandrino, estudió en los
colegios sacerdotales, y los mas hábiles preceptores le familiarizaron con la arit
mética y la geometría, la rima y la armonía, la medicina y la música. Apren
dió ademas esa parte dela ciencia que se espresa por símbolos y signos gere
glíficos, ó sea la forma simbólica de la escritura sagrada de los egipcios, con
forme esplica S. Justino mártir, segun el cual era esta ciencia la mas elevada, ase
quible únicamente á las gentes superiores, al lado de la cual eran despreciables la
astronomía y la geometría que ltloisés no aprendió. Por fin, segun tradición es
(l). Culmet. (2) Muller.
176 BALAAM EL smvnvo.
crita de la antigüedad, Moisés recibió una instruccion verdaderamente re
gia, siendo á la vez profeta, legislador, militar, político y filósofo, en una
palabra, todo lo que en aquellos tiempos bastaba para gobernar á los hom
bres. (1). Así es como por. la misma autoridad profanase demuestra, aunque
envuelta en muchas consejos, la certeza de la ecsistencia é importancia de
Moisés.
Como dable es presumir, la tradición y la fábula no andan parcas en lo
que á él atañe. Por de pronto se le hace autor de varios salmos, del libro de
Job, de un Apocalipsis, de un Testamento, de una Revelación y Ascension, y
de otros libros misteriosos; pero nada de ello está averiguado ni siquiera fundado,
de otro modo buena mano se hubieran dado los judíos en conservar esas supuestas
obras, y revestirlas de la autoridad del Pentateuco. Cita sin embargo Calmet el
pasage de S. Juda (v. 9), que pinta el combate de S. Miguel contra el dra
gon disputándose el cuerpo de Moisés, diciendo que se atribuye á la Asuncion de
este, y á su Apocalipsis aquel v. 6. c. 5_de S. Pablo ad Gálat.: «En Jesucristo
ni la circuncision vale algo, ni el prepucio, sino la fé que obra por caridad ;»
lo mismo el v. 15, c. 6.
Tocante á la muerte y al sepulcro de Moisés, hay no pocas controversias: el
testo hebreo dice que murió en la boca del Señor, y de aquí los rabinos pre
tenden deducir que Dios absorvió su alma por medio de un ósculo. Muchos,
contradiciendo la leccion espresa de las escrituras, pretenden que no llegó á
morir, y tratan de fundarlo; otros sin negar el fallecimiento, dicen como Mai
mónides’: «nuestros preceptores nos han enseñado que Moisés señor nuestro,
no murió, sino que ascendió al cielo, donde sirve á Dios por toda una eterni
dad.» Josepho opina que desapareció, y que de intento narró el mismo su muerte,
recelando que los judíos desvanecidos por el brillo de sus virtudes, no creye
sen que había volado hácía la divinidad. Esto y el ignorarse su sepulcro, y
el pasage recordado de S. Juda, y el constar que se apareció con Jesucristo y
Elias en el misterio de la transfiguracion, vigoriza el dictamen de que no pere
ció, ó á lo menos de que en cuerpo y alma fué arrebatado al cielo (Q). Apesar
de lo que aquí espone el autor que citamos, ‘nosotros insiguíendo el sagrado
testo, diremos con el P. Scio, «que Moisés murió en realidad, y que es falsa la
opinion de los que se persuaden que fué trasladado como Elias. Véase S. Agus
tin, Tract. A 424 in Joana.»
La autoridad de Moisés recibe cada dia nuevos testimonios. Entre los moder
nos, dice el ilustrado autor de Cristo ante el siglo (2), «queda corroborada por
las ciencias, después de alambicada por la geognosia, la lingüística, la astro
nomía, la cronología, la geografía, y todo cuanto el humano ingenio puede pre
(I). Chnmpollion Figcac, um. de Egipto. _.
ti). Calmet.
(3). Mr. Roselly de Lorgues.
pnuvsnrcscrou our. PUEBLO - 177
sentar de mas caviloso, la prevención de mas injusto y el antagonismo de mas
repugnante. Reconocen por fin los eruditos,—que ninguno de los descubrimientos
hechos modernamente, tiene fuerza para contrarrestarsu libro, que es un ver
dadero monumento.» .
«Todo, en el historiador hebreo, nos colma de admiracion y sorpresa, añade
otro escritor no menos acreditado (l); todo nos le presenta como un objeto
superior á lo humano, totalmente incomparable: primero, su antigüedad! Se
roza con los acontecimientos que describe; el diluvio era aun en su tiempo
un suceso en cierta manera familiar entre los descendientes de Abrahan y
Noe; los tiempos anteriores hasta la creación, se patentízaban por sí mismos
sobre la base de una tradición tanto mas segura, cuanto la longevidad que
entonces se disfrutaba, hacia muy dilatado el roce entre padres é hijos, formando
de su conjunto como un solo individuo, instruido por la palabra del criador.
Segundo, su carácter y el de sus obras! Él es el pontífice de la ley natural, y
el depositario único de la verdad moral en la antigüedad ; no revela ninguna de aque
llas fogosas pasiones que ímpelen á escalar el poder; al contrario, lo que en él
vemos, es un desinterés ilimitado y una abnegacían absoluta en su santa mi
sion de consolidar el culto del Dios verdadero, y perpetuar las esperanzas del
humano linaje. Resplandecen en sus escritos una concision, una sobriedad, una
confiada entereza, que en- atencion á la eminencia y el empeño del asunto, no
pertenecen al hombre, antes respiran cierta magestad apacible y divina que
conmueve á los mas incrédulos, y desbarata á los profanadores. Tercero, su
obra! A él se debe el mayor de los prodigios, el de una nacion que sola en el
decurso de los antiguos tiempos, se eximio de estraviarse con el resto del género
humano por las sendas de la idolatría, y que despues de llenar su primera mi
sion dando al mundo la divina luz del Evangelio, sobrevive á las naciones pa
sadas y vaga estraviada entre los modernos pueblos, en castigo de haber des
conocido esa luz, y al efecto de atestiguar do quiera su divinidad. Cuarto y
finalmente, las pruebas que ha sufrido y el exámen á que se le ha sujetado!
.Nada perdonaron los incrédulos para lograr CODfUHdÍÏIQySI afortunadamente no
hubiese sido como es, un hombre superior á los demás... No solamente las
críticas mas refinadas del humano ingenio no han podido descubrir defecto alguno
en el relato de Moisés, mas ni siquiera hay fuerzas bastantes á comprender su in
mensa verdad. La palabra de Moisés es el vallado y el pínáculo de todos los ramos del
saber moderno, en su mas alto grado de desarrollo..... Hable Buffon: «la des— .
cripcion de Moisés es un relato exacto y filosófico de la creación de todo el
universo, y del origen de todas las cosas.» Hable tambien Línneo: «está ma
terialmente demostrado que llloísés no escribió ni pudo hacerlo, sino bajo_la ins
piracíon del mismo autor de la naturaleza.» Oigamos á Cuvier: «la exactitud
(l) A. Nicolás, Estudio: filosófico: sobre al Crírlianimo. v
r. ¡s5 -
178 ÚLTIMOS ACTOS r MUERTE DE MOISÉS.
de la cósmogonia que nos dejó Moisés, compruébase cada día de una manera
admirable. Las mas recientes observaciones geológicas consuenan perfectamente
con el Génesis.» He aquí ahora lo que dice el célebre etnógrafo y geógrafo
Balbi: «ningun monumento, sea histórico ó astronómico, ha logrado argüír fal
sedad en el Pentateuco; al revés de esto, todo él se aviene perfectamente con
los resultados obtenidos por los mas consumados filósofos -y los geómetras mas
concienzudos. n ccConcordancia estraordinaria, esclama Mr.‘ Beudant, sábio
profesor de la facultad de ciencias, la cual no puede ser obra de la casua
lidad, antes conduciéndonos á admitir ciertos hechos que los libros santos han
querido guardar ocultos, nos obliga tambien á admirar en sus pormenores, un
fondo de conocimientos que contrasta palpablemente con la ignorancia general
de la época en que se escribieron.»
Seria obra interminable el recojer todos los testimonios de la ciencia.
Concluyamos diciendo con el conde de Las-Cases: «Sí, si, Moisés descuella
sobre las generaciones y los siglos, como una colúna de verdad ímperecedera.
Heródoto, Manethon, los mármoles de Paros, los anales chinos, el Sanskrit, todas
esas fuentes, las primeras del mundo, quedan quinientos, mil años rezagadas
en pos de él. Ninguno de esos antíquísímos testimonios es capaz de alcanzarle,
contradecirle ó espugnarle; por el contrario, los hombres y las cosas están en
perfecta consonancia con sus asertos. Sobre tan maravilloso acuerdo la fé
religiosa triunfa, al paso que herida de semejante resultado, ceja la incredu
lidad filosófica, viéndose precisado á confesar por su propia convicción, que hay
en todo esto algo de sobrenatural para ella incomprensible, pero al mismo
tiempo innegable.
a Tal es Moisés.

REFLEXIONES MORALES.

Así como Moisés era el solo órgano por cuyo conducto Dios hablaba á su
pueblo, y le reprendia ó dispensaba merced; la iglesia católica, apostólica, ro
mana, es el solo santuario que Jesucristo ha fijado en la tierra, por donde se
revelen al mundo las eternas verdades y se comuniquen á los hombres los te
soros de su misericordia y su justicia divinas. _
«Todo el que miraba la serpiente de bronce, signo de salud que otorgasteis á
snnernurn m: nnoncr-z. 179
vuestro pueblo, quedaba curado, nó precisamente por este signo gue veta, sino por
vos, Señor, que sois el Salvador de los hombres» (Sapient.. 15. 5). Unico era
el remedio, pero eficaz por divino. Era un beneficio concedido sin ¡privativa de
ninguna especie, comun al pobre, al rico, al siervo, al señor y al estranjero;
mas por otro lado, las heridas eran incurables, sin distinción de personas.
Imágen notoria fueron las ardientes sierpes del desierto, de los demonios y la
antigua serpiente su jefe(Apoc. 12. 9‘), los cuales nos hieren mortalmente con
su veneno, y encienden en el corazon humano una sed abrasadora que nada
puede calmar, hasta acabar por la muerte. Lo mas sorprendente es que este
veneno, inóculándose en nuestras venas, nos ha trocado á nosotros mismos en
serpientts; pues todos somos por el pecado lo que Jesucristo y su santo pre
cursor increparon á los judíos: serpientes y raza de vtvoras (Math. 3, 7).
El divino Salvador, para arrebatarnos á la muerte y curarnos, tomó la na
turaleza de los pecadores y la semejanza del pecado, sin ser pecador. Cómo
» la serpiente de bronce, tenia la figura esterior de las verdaderas serpientes,
pero nó su ponzoña; y apropósito de esto, debemos á S. Pablo las ‘siguientes
consoladoras jialahras : Dios es fiel, y no permitirá que seais tentados mas de
lo que alcancen vuestras fuerzas, antes ¡card que saguezls provee/zo de la tenta
cion para poder su/rirla y resistirla (1" ad Cor. 10, 13). Jesucristo con la
librea mortal, quiso semejarse á los que venia á salvar, sin ningun distintivo
visible, aunque interiormente mediaba el inmenso espacio de su sublime vir
tud. Cómo pecador, fué circuncidado; como pecador, le bautizó S. Juan; por fin
corno pecador, sorbió el amargo cáliz de los dolores; y aquella santidad mis
ma que tanto debía edificar á sus enemigos, solo condujo á exasperarles, sumi
nistrándoles un nuevo pretesto paraque lo elevasen como á la serpiente de
bronce, en una cruz. Mas, qué dijo él mismo‘? «Así como Moisés en el de
sierto, puso en alto la serpiente de bronce, es preciso que el hijo del hombre sea
tambien alzado, paraque _todos los que creen en él no se pierdan, antes al contra
rio,-alcanzen la vida eterna.» Jesucristo pues, en lo alto de la cruz, es el
remedio único, necesario, soberano y apropiado á cualquiera persona. Todo
aquel que le mire con fé ardiente, penetrado dela grandeza de las propias faltas, y
cifrando en él su única esperanza, por graves, ‘por complicados, por in
vetcrados que sean sus males, de seguro no perecerá, sino que tendrá vida.
No se dice en las Escrituras que la serpiente de bronce ahuyentase del de
sierto á todas las serpientes vencnosas; así tambien en esta vida, por el de
sierto figurada, pululan aun á nuestro alrededor muchas sierpes, de resultas
del pecado órijinal, hasta que se nos abra el ciclo, nuestra tierra de promi
sion. La cruz de Jesucristo no las estirpó aun todas del mundo; no estinguió ente
ramente su letal veneno; pero ella nos sirve de garantía, con tal que vivamos
segun la fé, y la misma nos curará siempre que con fé á ella recurramós.
180 BALAAM EL ADIVINO.
(l) El pueblo hebreo, observa S. Ambrosio, fué salvado por un solo ministro
verdadero, con mas prodigio de lo que lastimosamente lo corrompió un solo pro
feta falso; habiendo sin disputa podido mas la piedad del primero, que la ava
ricia y los artificios del segundo. Vióse entonces notoriamente cual es la suerte
de un pueblo, siempre que hay en él personas capaces de desbaratar con prudente
celo las acechanzas de ocultos corruptores. Nunca faltarán en la Iglesia
balcones, que así llama el Apóstol á los que van á la zaga de sus intereses,
en detrimento de los de Jesucristo; y por lo mismo, conviene abunden por
otro lado finees sensibles alos males de la grey escogida, que sepan celar por
los intereses de Dios y la eterna salud de su pueblo.
Sobre la mansedumbre admirable y el heroico celo de Moisés, cuyas cali
dades iban en él hermanadas con una prudencia celeste; su fidelidad escitó siem
pre la admiracion de los santos. Esta la ejerció de una manera consuma
da, pues al paso que tributaba á Dios todo el obsequio conveniente, nunca
olvidaba sus deberes hacia el pueblo, de modo que sirviendo al mismo en cuanto
estuviese á su alcance, no llegase á menoscabar los obsequios que estaba obli
gado á rendir á Dios. Su vida, perenne tejido de riesgos y sinsabores, acabó
con una muerte símil á un castigo, del que parece el Señor quiso valerse para
acrisolar su virtud. «No creamos empero, dice S. Agustín, que Dios quisiese
castigar a Moisés, y que cediese en grave daño del fiel ministro perder la vida
á la edad de 120 años, viéndose privado de pasar á la suspirada tierra, donde
tantos inícuos entraron despues de su muerte. Acaso el que fué considerado
digno de mirar algun dia á Dios en el cielo, podía tener á gran desgracia no
entrar en una tierra que era simple figura de la de eterna fruicion? « Pero la es
critura, continúa el mismo Sto. doctor, quiso indicarnos que para tener acceso
en el cielo, no basta aderirse servilmente a la ley mosáica, sino que deben pasar
al estado de la ley de gracia, todos cuantos abriguen una sólida esperanza de
penetrar en aquella escelente tierra de promision, donde nos introducirá el verda
dero Josué, Jesucristo, despues de transitado el Jordan, esto es, despues de
haber sufrido con paciencia los quebrantos y aflicciones de la presente vida.»
(r1) Figuras de la Biblia.
JOSUÉ.

SUS PROEZAS. PRIMERAS CONQUISTAS EN CANAAN.

(Josué, todo el libro.)

«La ciudad de Jericó, llave del país de Canaan, y situada enfrente del campo
hebreo, llamó naturalmente la atención de Josué, sucesor de Moisés. Por me
dio de dos esploradores que fueron alojados y ocultados en casa de Rahab, muger
pública ó mesonera, averiguó cuan escesivo era el desaliento de los habitantes,
sabedores de los estupendos sucesos de Israel, y en su vista dió órden de que
se pasase luego el Jordan. Iba el rió á la razón. harto crecido, pues mediaba el
equinoccio de primavera, mas apenas los sacerdotes que conducian el arca pu
sieron pié en las aguas, detúvose la corriente, repitiéndose el milagrodel mar Rojo,
y por enmedio del álveo cruzó todo el pueblo á pies enjutos. Para eternizar este
suceso, eleváronse doce piedras en mitad del rio, y otro monumento igual en el ri
bazo derecho, junto á Gálgala (Guilgal), lugar al E. de Jericó, donde fueron
sentados los reales el dia diez del mes primero, cuarenta años menos cmco días
despues de lo salida de Egipto.
«Una de las primeras diligencias de Josué en cuanto estuvieron acampados,
fue’ ordenar la circuncision de los varones que habían nacido en el camino del
desierto. A la tarde del dia catorce, celebróse la pascua, y el otro dia comieron
panes ázimos, hechos de trigo del país y harina ó patenta del año, y apenas
comieron de los frutos de la tierra, faltó el maná.
«Mientras tanto Jericó estaba cerrada y bien pertrechada, por temor á los hijos de
Israel, sin que nadie osase salir ni entrar. Josué entonces, cumpliendo el mandato de
Dios, dispuso que sus hombres de armas, una vez al dia durante seis seguidos, diesen
la vuelta á la ciudad en profundo silencio, marchando á la vanguardia el ejército ar
mado, al centro el Arca santa, con siete sacerdotes que iban tocando la trompeta de
lante de ella, y á retaguardia la demas gente. El dia séptimo, levantándose muy de
mañana, dieron siete vueltas á la ciudad conforme estaba ordenado, y cuando
l. 146
182 JOSUÉ.
los sacerdotes á la séptima vuelta tocaron las trompetas, dijo Josué á todo Israel :
Alzad el grito, porque el Señor os entrega esta ciudad. Sea ella y cuanto en sí
contiene, anateina sacrificado al Señor. No habrá escepcion mas que para Bahab
y los-de su casa, en atencion aque ocultó á nuestros esploradores. Por lo
tocante á vosotros, guardáos de poner mano en cosa alguna, traspasando
las órdenes dadas, para no haceros reos de prevaricacion y no conturbar ni
envolver en la culpa á todo el campo israelita : los objetos que se hallaren de oro
y plata, y los utensilios de cobre y hierro, serán consagrados á Dios y reservados
en sus tesoros. Alzando pues todo el pueblo un inmenso grito, y resonando las
trompetas, apenas el vocerio y el estruendo llenaron los aires, desplomáronse las
murallas de Jericó, y asaltando cada cual por el punto que tenia delante, hallóse
la plaza á diserecion del vencedor. No hubo merced para nadie; hasta los bue
yes, las ovejas y los asnos fueron degollados; y puesta en cobro Rahab con
su familia y sus haberes, y retirados todos los objetos de metal precioso, se pegó
fuego á la ciudad, hasta quedar totalmenteesterminada. n
El pueblo cananeo, léjos de enmendarse á vista de los prodigios que el Señor
obraba, habíase de mas en mas hundido en los abismos de su perdición. Sonó por fin
la hora del castigo: Israel fué el instrumento de las divinas venganzas, las que de
rechazo debían acarrear el cumplimiento de las divinas promesas; pues la misma
espada que fué ejecutando el castigo, conquistó al pueblo una patria. A fin de
que mas resplandeciese la gloria del Señor, los primeros avances del pueblo hebreo
en Canaan, fueron acompañados de sorprendentes maravillas: el prodigioso trán
sito del Jordan, la admirable caída de Jericó, bastaban paraque el amorreo y el
' filisteo, el pherezeo y el amonita, reconociendo sus errores, viniesen á deponerlos
al pié del Arca santa del Señor. '
Los hebreos por su lado, dice Scio, estaban apercibidos para llevar adelante
las disposiciones de Dios, pero si hasta entónces necesitaron un buen padre y le
gislador, no podian ya prescindir de un guerrero, que áaquellas condiciones reunie
se el valor de soldado con la esperiencia de capitán. Tal fué el acreditado espíritu de
Josué, al cual daban nuevos y mayores realces la dulzura de costumbres y la
pureza de religion, que tan precisas le eran para establecer su reputación con el
pueblo y su crédito para con Dios. Es verdad que su grande empresa tenia hu
manamente todas las apariencias de un arrojo temerarío, pero cuando el mismo
Dios es el que dirige, no deben temerse dificultades ; al contrario, rastas mismas
se truecan en poderosas razones para alentar la confianza y asegurar el ‘suceso,
como puntualmente acaeció con Josué. El Señor fué multiplicando prodigios á
favor de Israel; el terror de su nombre hizo desmayar y desalentar enteramente
á todos aquellos pueblos, delos cuales unos fueron esterminados, y otros bus
cando su seguridad, huyeron á estrañas regiones.
«Al brillantísimo éxito de la toma de Jericó, subsiguió un lastimosopercance. En
sus hombres
viára Josue una division de tres mil pnouzss.paraque destruyesen la ciudad de183
Ai

junto á Bethaven, al E. de Bethel, confiado en el relato que se le había he


cho de que seria inútil mas gente para tan pequeña empresa; sin embargo el
cuerpo espedicionario fué rechazado con pérdida, y su derrota sembró el desa
liento en el campamento. Josué rasgados sus vestidos, yació postrado ante el
Arca hasta la tarde, en compañía de los ancianos, lamentándose de aquel fra
caso; mas el Señor le dijo: Porque te postraste‘? Israel ha pecado y violado
mi pacto; se han robado objetos queestaban comprendidos en el anatema; se
ha mentido á la fidelidad... No seré con vosotros hasta que estermineis al reo...
Averiguado el caso, se encontró en efecto que Achan hijo de'Charmí, de la tri
bu de Judá, había retenido de los despojos de Jericó una magnífica capa de
grana, docientos siclos de plata, y un barrótc de oro de cincuenta siclos. Llevá
ronlo pues al campo de Achor, donde Josué le dijo: ya que tú nos has llenado de
turbacion, estermínete el Señor en este dia! Y apedreóle todo Israel, y fué en
‘tregrado á las llamas con su familia y cuanto poseía.»
Es evidente que Achan tuvo varios cómplices, los cuales le ayudarían á recoger
y ocultar su robo, y acaso otros lo aprobarian y consentirian, como se infiere de
las cosas que hurto. De todos modos es preciso adorar los ocultos y justos jui
cios de Dios, sin pretender indagarlos: hemos de vivir advertídos que muchas
veces el Señor hace sentir los efectos‘ de su indignación sobre todo un cuerpo, por
el pecado de un pequeño número, ó tal vez de un solo hombre , con el fin de im
primir en el corazon de todos un saludable.temor de su justicia.
La codicia sacrílega de Achan, no fué la causa, sino la ocasion de la muerte
de sus compañeros de armas. La merecian por sus propios pecados; y Dios que
condenó á morir á todos aquellos hombres, es dueño de ejecutar sobre los mismos
su decreto, en el tiempo y de la manera que bien le parece. En el seno oculto de su -
providencia, sabiduría, justicia y clemencia, sabe obrar justamente cuando aflíje
y castiga á unos con penas temporales, por los pecados y las faltas de otros.
Tocante á Achan, su humilde confesión y la sumisión con que aceptó el casti
go, ha inclinado á muchos intérpretes á creer que el Señor le perdono, conten
tándose con el ejemplar castigo ejecutado para escarmiento de todos, en su per
sona, y en cuanto le pertenecía. Scio.
a Un segundo ataque contra Ai fue coronado de feliz éxito. Treinta mil hombres
salieron de noche á rodear la plaza por su espalda, y se formó una emboscada
de cinco mil hácia la parte occidental, apostados en el promedio de Bethel y
Ai; entretantó al romper el dia, el grueso del ejército avanzo por la parte
norte, hasta llegar á un valle enfrente de la ciudad, donde hizo alto. El rey
enemigo salió desde luego con su hueste, y empezó á dar cazaá los hebreos,
que finjian retraerse hácia el desierto; pero á una señal de Josué, los que esta
ban emboscados salen y penetran en la ciudad abandonada, pegan fuego á
184 PRIMERAS «zouomsi-As EN mmm.
varios edificios, y retrocediendo luego, caen sobre el enemigo, mientras el res
tante ejército volviendo cara de repente, hiere en él y lo aniquíla. La ciudad
corrió igual suerte que Jericó; solo que esta vez, las bestias y demas botín fueron
repartidos entre los hijos de Israel. El rey de Ai cogido con vida, murió en
una cruz.
«Es probable que los hebreos se corrieron seguidamente hasta Sichem, pues
Josué levantó un altar en el monte Ebal, escribiendo encompendio sobre piedras,
la ley de Moisés, y junto al mismo monte y al de Garízim, leyó ante el pueblo
congrcgado las palabras de bendición y maldición, y demas escrito en ellíbro de
la ley, especie de resumen que se contiene en el capítulo 27 del Deuteronomio.»
Josué, antes de pasar adelante en sus conquistas, quiso renovar la alianza
del pueblo con Dios, y ejecutar puntualmente las órdenes que de Moisés había
recibido. Garizim y Ebal eran dos puntas de un mismo monte, con un valle inter
medio, que perteneció á la tribu dc Ephraim, cerca de Sichem. Las seis tribus
mas ilustres, descendientes de Raquel y Lía, pronunciaban las bendiciones de
la ley sobre el Garízim, que era muy fértil y ameno; mas las que procedían
de Zelpha y Bala, la de Ruben y la de Zabulon, componían las otras seis, desti
nadas á pronunciar las maldiciones sobre el escabroso Ebal. El arca estaba
en el valle, y los sacerdotes y levitas volviéndose á las seis primeras tribus,
formulaban en alta voz la bendición, á la cual respondían aquellas con un anzen
aprobatorío, y lo mismo hacían con las otras tribus para las maldiciones. Esta
ceremoniaes una figura del juicio final, que Jesucristo, representado por Jo
sué, pronunciará al umbral de la futura vida entre justos y pecadores. Scío.
«Divulgados los precedentes sucesos, todos los reyezuelos de aquende el Jor
dan, pasado el primer asombro, se concertaron y formaron liga para repeler
á los hebreos invasores. Solo los gabaonitas que residían en las ciudades de Ga
baon, Caphira, Beeroth y Kiryath-Yimaar, deseando conciliarse su alianza y no
sabiendo por qué medio, valíéronse de un ardid para lograrlo. Algunos de ellos
tomaron unos costales y pellejos viejos, pusiéronse vestidos y calzados andra
josos, y on esta mísera traza presentáronse en Guílgal, haciéndose pasar por
enviados de un pueblo muy lejano, que venían á solicitar su amistad. Josué ce
diendo á las apariencias, celebró alianza con ellos y les dió palabra de respetar
sus vidas; pero tres días despues, cuando el pueblo iba á entrar en las ciudades
de Gabaon, súpóse que los tales forasteros eran cananeos. Sin embargo mediaba
la promesa, y sopena de perjurió fué preciso perdonarles ; mas Josué les man
dó servir de allí adelante en el santuario, cortando leña y conduciendo el agua
necesaria para los usos de él.» .
Los gabaonitas en efecto, siguieron sirviendo en el templo, repartidos principal
mente entre las varias ciudades lcvíticas, aun despues que el pueblo hubo to
mado asiento en Canaan, siendo conocidos en la congregación de Israel hácia los
Josué. 185
tiempos sucesivos, con el nombre de netlzincos ó donados, porque habian sido como
dados al pueblo para servirle. Su ejemplo al igual del de Rahab, prueba que la pros
cripcion general de los cananeos admitia sus escepciones, y quesi la mayoría
fueron esterminados por su tesón en combatir cont.ra Israel, y por el peligro de
que su ejemplo no arrastrara á idolatría á los fieles, pudieron conservarse aque
llos que se rindieron y sujetaron, repudiando sus supersticiones, y deseando abra
zar la religión del verdadero Dios. _
«De una parte el fracaso de Ai, y de otra la detección de Gabaon, ciudad no
table del país, alarmó y á la vez puso en conmoción á los pueblos vecinos.
Adoni-Sedek, rey de Jebus ó Jerusalen, demandó ayuda á los reyes amorreos
montañeses de Hebron, Yarmuth, Lachis y Eglon, y juntos salieron para cón
quistar á los gabaónitas. Estos al verse sitíadós, mandaron á Guilgal dando no
ticia á los hebreos de su apurado situación. Al puntoJósué salió con los gue
meros mas valientes de su ejército, y caminando toda la noche, descolgóse de
súbito sobre los sitiadóres, áquienes desbarató el Señor, siendo perseguidos y
acuchillados hasta Azekah y Mackedah. Mientras huian por la cuesta de Beth
hóron, un pedrisco terrible cayó sobre ellos, causándoles mas destrozó que las
armas de los israelitas. Esta victoria prodigiosa fué obra dc un sólo dia, y Josué
alzó su voz al Señor, diciendo segun constaba de la colección titulada Sep/aer
lrayyasclzar (Libro de los Justos): Sól, párate encima de Gabaon, y tú, Luna,
en el valle de Ayyalón! Y paróse el sol, y detúvose la luna hasta que el pue
blo del Señor hubo tomado venganza de sus enemigos..... Paróse pues el sol
en mitad del cielo, y no se dió prisa á ocultarse por .el espacio de un largo dia.
«Los cinco reyes enemigos fueron sorprendidos en una caverna, de donde
se les sacó para matarlos, y antes, en realización de los pronósticos del Señor,
los príncipes de Israel pusieron el pié sobre su cuello. Aprovechando estas ven
tajas, siguió Josué tierra adentro, y apóderóse consecutivamente de las ciuda
des de Mackedah, Libnah, Lachis, Eglon, Hebron y Debir. De esta suerte
asoló toda la región montañosa, la austral y la llanera, y los lugares bajos
de Asedoth, con todos sus reyes, sin dejar cosa con vida desde Cadesbarnea
hasta Gaza. Al mismo tiempo devastó el país de Gósen hasta Gabaon, escep
tuadas las ciudades fllisteas, no perdonando á ninguno de sus reyes y territo
rios, porque el señor Dios de Israel militaba en su ayuda.»
Dos milagros segun los intérpretes, señalaron esta victoria de Gabaon : uno, la
lluvia de piedras, de la cual se ofrecen distintos ejemplares en las antiguas histo
rias; otro la detención del sol en su curso, insiguiendo la vulgar locución, ann
que semejante efecto debió producirse por el paro de la tierra, que es la que
Verdaderamente se mueve. Cónsignan al parecer este suceso los anales chinos,
recordando aunque con notoria exageración, un solsticio estraórdinario acaecidó
en el reinado de Yao, séptimo emperador despues de Fó-hi, contemporáneo de
r. 107
I‘

186 ' SUS PROEZAS.


Josué. Tambicn las arabigas leyendas espresan que el caudillo hebreo, habiendo
empezado a combatir a los gigantes de ¡tri/m ó Jericó en viernes, temeroso de
que la lucha cogiese parte del sábado, en cuyo dia por ser del Señor tendría
que abstenerse de pelear, rogó y logró que el sol suspendiese su carrera para
acabar con el enemigo (d‘ Herbelot Bibliot. orient. ). ‘
«En el interin, una formidable liga que se había organizado entre varios
jefes del norte, á instancia de Yabin rey de Hasor, provocó contra el pueblo
hebreo otra lucha empeñada y costosa. Al fin un combate decisivo se trabó
cerca de las aguas de Merom (lc 0o Samochonitis), en el cual los israelitas
consiguieron como siempre señaladas ventajas, arrollando á un ejército numeroso
y persiguiéndolo hasta Sidon, yhasta las aguas de ltlaserephoth y la campiña de
Masphe. De vuelta tomaron a Hasor, la que incendiaron, y degollaron a su rey;
varias ciudades comarcanas cayeron igualmente en poder suyo, y no menos
ventajoso éxito tuvo una algarada por el país de los enaceos (anakim) del
sur. Así pues, desde aquel momento pudo ya considerarse redondeada la con
quista del país repartidero entre las nueve y media tribus que aun no tenían
' designación. Seis ó siete años había luchado Josué contra los cananeos, segun
se desprende de la comparación de fechas, a tenor de los v. 10 y 11 c. 14
de este libro, y en tan breve (spacio logró heróicamente sojuzgar ó destruir
hasta treinta y un principados ó pequeños reinos.»
Desde el Jordan hasta Gazer, hay unas 15 leguas E. á 0., y de Gazer á
Gaza 20 de N. a S., cabal estension del territorio que Josué conquistó en su
primera espedicion. Hacia la Cananea setentrional apoderóse de todo el país,
hasta el pié del monte Líbano, de suerte que al deponer su veneedora espada,
era dueño de una región de 50 leg. longitud desde el Hermon hasta Gaza, y
de 15 latitud desde el Jordan hasta Gazer, sin las posesiones de allende el rio.
El Señor pudo haber hecho dueños desde luego a los israelitas de la tierra
que les tenia prometida, ponióndoles en breve tiempo sus habitadores en las
manos; quiso empero dar lugar a que aquellos idólatras volviesen sobre sí, y reco
nociesen el poderoso brazo que los esterminaba; pero no supieron aprove
eharse de estos avisos, antes se obstinaron mas cada vez, y murieron en su
pecado. Quiso al mismo tiempo probar la fe de su pueblo.
Muchos de los vencidos cananeos, segun resulta de la historia, retiraronse á
la costa, al Líbano, y a la que despues se llamó Fcmcia, estendiéndose por el
Alta Siria, donde ocuparon la isla de Arad y la ribera vecina hasta Laodicea.
Parte de mtos fugitivos se embarcaron en el ltlediterráneo, y fundaron colo
nias en las costas africanas, hasta que mas adelante fueron propagándose por
varios continentes. ‘
«El Señor dijo entonces a Josué: Tú estás ya viejo y cargado de años: queda
aun por repartir una tierra dilatadísima, la Galilea, el espacio promedio en
PRIMERAS CONQUISTAS EN CANAAN. 187
tre el Nilo y los términos de Accaron, el territorio de los filísteos,‘ Gessuri,
la tierra de Canaau con el país propiamente dicho de Canaanó sea la Fenicia,
Maara de los sidonios hasta Apheca, y los términos de los amolmcos , el te
rritorio del Líbano desde Baalgad hasta entrar en Amath, y el país de los
montañeses hasta las aguas de ltlacerejilioth, con los sídonios; todo lo cual ín
grcsará en la herencia de Israel. Reparto ahora la tierra que debe caber á las
nueve y media tribus de Judá, Simeón, Benjamín,‘ Dan, Ephraím, media de
Manases, Isachar, Ascr, Zabulón y Nephtalí; pues Ruben, Gad y la semi-tribu
de Manases se hallaban ya establecidas al E. del Jordan. En su consecuencia
procedió Josué al repartimientó por suertes, insiguiendo las añejas tradiciones,
y asistido del sumó sacerdote Eleazar, demarcó lascuarenta y ocho ciudades
que compet.ían á la tribu de Levi, seis de ellas destinadas para asilo de los reos
de homicidio involuntario, de las cuales tres las designára ya Moiscs, allen
de el Jordan, y las tres restantes fueron Kedés, en el territorio de Neph
tali, Sichem en el de Ephraím y Hebron en el de Judá. Esta última población
con su territorio, se cedió especialmente á Caleb, hijo de Jephone Cenezeo, uno
de los doce antiguos esploradóres, y el solo que con Josué mereció la dicha
de pisar la tierra prometida, á cuya justa demanda fué otorgada esta posesión.
El tabemáculo del Testimonio se fijó en Siloh, lugar de la tribu de Ephraím. >)
Al principio, las tribus de Judá, Benjamín y la otra mitad de Manases so
lamente, hubieron posesión de la tierra que les tocó por suerte; las otras siete
no entraron hasta un año despues, cuando se dió fin en Siloh al repartimientó.
Tres causas principalas suelen señalarse, por las cuales los israelitas dejaron
de conquistar en este tiempo muchas ciudades de Canaan: primera, porque
siendo todavía cortos en número, á haber asolado toda la tierra se llenára esta
de animales nocivos, que pudieran haberles sido muy molestos; segunda, por
que teniendo cercanos á. los enemigos y viviendo en un mismo territorio, se
ejercitáran en la guerra y no se entregáran á los vicios que suele traer con
sigo la molicie de la paz; tercera, paraquc guardasen cuidadosamente los man
damientos divinos, y se mantuviesen fieles á sus promesas; lo que fué una al
ternativa casi continua de castigos y premios.
La tribu de los levitas se dívidia en tres familias principales, tomando
nombre delos tres hijos de Levi, Caath, Gerson y Merarí. Aaron que descen
día de Caath, formaba la cuarta, la cual tenia iríayores prerrogativas que las
otras, por razón del sacerdocio á ella conferido. Sus privilegios en las ciuda
des que les estaban asignadas, parece eran de escojer todas las casas que pudiesen
ocupar, y el uso de pastos para el ganado propio en sus ejidos, hasta el ra
dio de dos mil codos. El tabernáculo, trasladado á Siloh en territorio de Ephra
ím , paraquc los hebreos pudieran acudir á él con mayor comodidad de to
das partes, cual punto céntrico, permaneció en aquel lugar casi por espacio
188 JOSUÉ.
de 350 años, hasta los últimos tiempos de Samuel. Scio.
«Quedando por de pronto cerrada la campaña, convocó Josué á los rubeni
tas y gadítas, y á la semi-tribu de Manasés, y habiéndoles exortado á per
manecer fieles á la ley de Moisés, dióles su bendición, y despidióles para sus
posesiones de la otra parte del Jordan. Llegados á las cercanías del río, en
tierra de Canaan, alzaron un altar colosal paraque quedase testimonio entre
los venideros, de que también ellos pertenecían á la comunion de los fieles ser
vidores de Jehovah, con derecho á sus sacrificios, aunque morando en territo
rio separado. Este hecho sin embargo, se interpretó mal, y fué necesario que
una comisión compuesta de Phinees y diez jefes, uno de cada tribu, partiese
á Galaad para cxigírles esplicaciones, y asegurarse como se aseguraron satisfac
toriamente, de que no había mediado por su parte el menor conato de apos
tasía.
«Probablemente en el tranquilo período de diez años que subsiguió á los ante
riores sucesos, fué Josué á descansar en Sichem (segun Josefo) ó en Thimnath
Serah, la ciudad que le había sido impartida en premio de sus servicios. Poco
tiempo antes de su muerte, convocó en Sichem una asamblea general, con pre
sencia del Arca santa que mandó traer de Sito/i, donde después de recordar á
los hebreos las mercedes que el Señor había dispensado, encarecióles la necesi
dad de observar laley, prediciéndoles grandes calamidades si abandonaban el culto
del Dios verdadero por las idolatrias de los eananeos, á mas de las que
había ya amenazado si contraian con estos vedados enlaces. Israel prometió obe
diencia, sellando de nuevo la divina alianza; de todo lo cual fué levantada acta,
para inscribirla en el libro de la ley. Tomó Josué ademas una gran piedra,
que lzizo colocar debajo de una encina, junto al tabernáculo del Señor, paraque
sirviese de testimonio en lo venidero de la infidelidad del pueblo, y de los cas
tigos espantosos que Dios ejecutaría contra él. _
«Concluidas estas cosas, murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, 65
años despaes de la salida de Egipto, á los 2570 de la creación g 4430 antes
de J. 0., habiendo gobernado al pueblo de Israel 17 años desde la muerte de
Moisés. Sepultáronle en los términos de su posesion, en Thimnath-Serah, ciudad de
la montaña de Ephraim, al N. del monte Gaas. Así mismo los huesos de Jo
- seph, que habían sido traídos de Egipto, se inhumaron en Sichem, en una
parte de la heredad que Jacob comprara á los hijos de Hemor. Murió también
Eleazar, hijo de Aaron, y fué enterrado en Gabaat, posesion de su hijo Phinees,
en el dicho monte de Ephraim.»
sus PROEZAS. - 189

OBSERVACIONES CBlTICO-HISTÓRICAS.

Josué, llamado por los griegos Jesus lujo de Nave, nació el año del M. 2460,
1540 antes de J. C. Tenia 53 cuando el pueblo salio de Egipto; entró á gó
bernarle á los 93, y murió de 110, á la misma edad que el patriarca Jó
seph, de quien descendia por Ephraim. No hablan de hijos o descendientes
suyos la Escritura ni los Padres, y así es comun sentencia que se conservó vír
gen y guardó cóntinencia (véase á Scio).
He aquí el elogio que el Espíritu Santo ha trazado de este insigne caudillo
de Israel, por la pluma de Jesus, hijo de Sirach (Ecclí. 46, 1 ysíguientes):
«Jesus de Nave, esforzado en la guerra, sucesor de Moisés en la profecía,
fué grande segun su nombre, siendo eminente en salvar á los escogidos de Dios,
y en derrotar á los enemigos que se le oponian, paraque Israel lógrase su he- '
rencia. ¿Cuánto gloria no alcanzó al levantar su mano y revolver su frámea
contra las ciudades enemigas? Quién antes de él combatió así ‘? porque el
mismo Señor puso en sus manos á los contrarios. Acaso no paró el sol por el
ardor de _su celo , y duró un dia como dos‘? El convocó al potente Altísimo cuando
conrbatia á los enemigos por do quiera, y el alto y santo Dios diole oídos, arro
. jaudo espantoso granizo y ¡rierlra gue todo lo asolaba. Lanzose ímpetuosamente
sobre la turba enemiga, y desbaratola en la bajada de Bet/toreo, paraque las
naciones conocieron su poder; pues no es cosa fácil lidiar contra Dios. Fué en
pos del Onmipotente, (í (¡usen oI/erlecía en todo, comoásu caudillo. En días de Moisés
obró niisericcrriliosanrente con Caleb hijo de Jephone, haciendo cara al enemigo,
conteniendo al pueblo de pecar, y ahogandó la malicioso murmuracion; y es
cogidos ambos á dos entre seiscientos mil peones, fueron los únicos librados
de peligro para poder entrar en la herencia y tierra que mana leche y miel.
Y dio el Señor á este mismo Caleb, fuerza y vigor hasta una (tdelrtutada vejez,
concedléndole lu ciudad de Hebron y su vzoutztosr; territorio, que paso por heren
cia á su jiosterirlad; todo esto paraque los hijos de Israel vieran cuan bueno
es obedecer al santo Dios.»
Caleb en la época de la esploracíon en que tomó parte, tenía 40 años,
por consigruiente fué el año de su nacimiento el 24'74 del M., 1530 antes de
J . C. ; entró en ¡iosesion de Ilebron en 2559, teniendo 85 años de edad, y al
gun tiempo despues entregó su hija Axa á Othoniel, que le ayudo á conquistar
r. ¡s8
190 PRIMERAS CONQUISTAS EN CANAAN.
la fuertísima ciudad de Dabir, por otro nombre Caríath-Sepher. Ignórase la
fecha de su muerte, pero parece que sobrevivió á Josué.
El anatema fulmínado contra Jericó, ha recibido la sanción de los siglos: solo
un idólatra quiso contravenirle bajo el reinado de Achab, y sin poder llevar á cabo
sus intentos, vió perecer uno tras otro sus hijos en esta reconstrucción temera
ria. Es verdad que despues refloreció Jericó, en tiempo de Herodes y en el S. Ge
rónimo, pero segun los intérpretes fué una ciudad del todo diversa, fuera del
solar (le la primera. Hoy día, tal cual la describe Michaud, queda reducida á
una pequeña población árabe, rodeada de sicómoros, de ¡ílantas balsámícas y de
nópalos espinosos, que forman setos en torno de las huertas, pero no se ve una
sola de aquellas palmeras tan célebres, ni de las esquísitas rosas que tanto han
decantado los poetas. En cambio hay buenos y raros frutales, y dase en el terri
torio alguna cebada y trigo.

REFLEXIONES MORALES.

Miran los intérpretes en Jericó, una imágen del alma pccadora que renuncia
á las vanidades del siglo, para atender solo á los bienes eternales. En el silencio
de su retiro, la gracia la díspierta de su mortal letargo por el poder de la verdad, .
que figuran aquellas trompetas á cuyo sonido hundiéronse los muros. Anatema al
pecado! misericordia para el pecador! pero ay de aquel que habiendo una vez des
truido en su corazón el señorío del mal, tiene la imprudencia de dejarse nuevamente
sorprender por su mas cruel enemigo! El Evangelio dice que este vuelve á poseer
su alma, con siete demonios peores que el primero, viéndose el pobre pecador redu
cido á una situación mucho mas deplorable que antes de su ílusoria conversión.
Dios es la sama bondad. y conforme él mismo lo repite espresamente en varios
lugares de la Sagrada Escritura, no quiere la muerte del pecador, sino que se
convierta y viva. Pero al mismo tiempo urge no olvidar que él es la justicia infi
nita; sí bien cuando procede al castigo de un culpable, quiere siempre que el mal
produzca un bien, sino directamente, á lo menos indirectamente por medio del
ejemplo. Él quiere que la vista del castigo que ba de herir al criminal, inspire un
santo temor á los que son sordos é ingratos hácia sus bondades.
Muchos Padres, y entre ellos S. Gerónimo, dicen que'toda la tierra de Judea y
la división de las tribus, figuraban el establecimiento espiritual de la Iglesia en los
JOSUÉ. ' 191
cielos. Así mismo opina Orígenes que las diferentes ciudades en el testo enumera
das, representaban espiritualmente aquellas mansiones eternas de que se habla en
el Evangelio, cuando Jesucristo dice que las hay mac/zas y dzfereictes enla casa de
su Padre. Aparentemente no son mas quc nombres, añade Orígenes, pero guar
dáos de leerlos con displicencia, y estad persuadidos de que estos nombres ocultan
misterios inefables, los cuales en su dia se patentizarán á los escogidos.
Caleb nos ofrece un ejemplo digno de imitacion, cuando va á solicitar de Josué
la tierra que había sido prometida a él y á su descendencia : sin emplear intrigas
ni circunloquios, diríjese á quien es de derecho, de la manera y en los términos mas
adecuados; pues siempre fue’ cosa lícita hacer valer los títulos que acaso se tengan
para ciertas consideraciones, ó para una posicion algo eminente en la sociedad,
con tal que se haga con dignidad y sencillez.
« Las conquistas asombrosas de Josué, la série de sus victorias estraordinarias
y continuas, los vanos esfuerzos de los cananeos y de tantos reyes coligados con
tra él; son símbolos del modo milagroso con que se propagó la religion cristiana
contra los esfuerzos del mundo y del infierno. Últimamente, en la nueva confede
racion que estableció Josué entre Dios y el pueblo, se reconoce espresamente la
nueva alianza que había de haber entre Dios y los hombres, por medio de la muerte
del Redentor en una cruz.» S030.
LOS JUECES. '

DÉBORA. MUERTE DE SÍSABA.

(Jueces, cap. 1 á 5.)

«Despues de muertos Josue’ y los ancianos, que le sobrevivieron como unos


quince años, entregaronse los israelitas a graves desórdenes, patentizando harto
notoriamente cuan necesaria es en general la prudencia de un buen pastor para
la felicidad de las almas, y que una de las mayores desgrracias es querer el hom
bre regirse por sí mismo.
«careciendo pues de caudillo, y haciendo cada cual lo que mejor le parecía segun
ospresion de la Escritura, incurrieron los hebreos en diversos pecados, y de ellos en
la servidumbre. A esta época tleben contraerse dos sucesos relatados al fin del libro
de Josué, los cuales dan una triste idea de la situación a que llegara el pueblo de
Israel; a saber, la idolatría de ‘Miclias y el atropello de un levita por los benjami
nitas, de cuyas resultas fue casi enteramente aniquilada esta tribu.»
El hecho de Michas, segun Du-Clot, aunque en su peor aspecto fué una preva
ricacion nada estraña en aquella temporada de anarquía , parece consistió en
haber imitado en su casa, el culto que se rendia en Siloh al Tabernáculo, creyen
dose con ello dispensado de ir a adorar ó. Dios con los demás del pueblo, en el
lugar establecido. Los males que resultaron a Israel por la guerra de los benja
minims, swun el'mismo escritor, fueron un primer aviso que el Señor le dió
cuando empezaba ya a olvidarte; y por haber atendido poco a ello, le sobrevi
nieron nuevos azotes y las invasiones de los antiguos moradores de Canaan ó de
los países comarcanos, para reducirles a cautiverio.
a En vano suscitó el Señor Jueces quelibrasen a los israelitas de manos de sus
enemigos, pues ó no los escuchaban, ó durabapoco la emitiendo, prostituyéndose
nuevamente y adorando alos dioses estranjeros. Así fué que el furor de Dios se ín
tlamó contra ellos, y dijo: Por cuanto estas gentes han invalidado el pacto que
formalizé con sus padres, y se desdeñan de oír mi voz, yo no esterminaré las na
LOS .'ï_'l_'-'.i.S. ' '

iiiziiiiiii. l-IltTE i- muii.

(Jun-fe!- - .1. l á .5

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«pin-ae años, Ülllrffláïtblá“ ¡un i-i-aelitiis á gray ;<(ll'tl\’llCS. patentizan 1»; harto
maitviutítïi esen gl‘ll(‘l‘ltl,ltt‘ -.-.i-ucia (le iiii Illlfll jnisinr para
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We -l i.‘ 3*- : im f. t ¡PIIFHS (‘H(IIV(‘I'SHSjlUtñIIIÜS,} ile ellos rn
iemulunfivv =- - - i. " rw dos SIICCSUS l't‘lilltltlii\‘itl íiii del liliro
5h hbü; h. .;_.,-.,.¿.— , m -- la Slllldttlull á que llcgtiiii ¡‘l pin liloile
Seremi; ti» «al»: - iirrw _v -.‘l atr- pvllo «le iiii levita por los li: i.-_i¡iiiii
nik». tk‘ cu} s, Allit‘ .’ .lt'i-‘lil - ..iiiipiiliiila esta tribu.»
El hecho ci- ïtiriiiis - - wr- i» «Llei. =i-.:- jun eii sii jioor aspecto fiié- una jirma
rícacion notte estiïtiii: -, uijtltllil. ti-i-i_ de anarquía, ¡»trece consistió cu
haber imitailo (‘ll SHHDÁI. t‘l.('tlll-r-_' -. --':':liit en Siloli al Tabernáculo, creyen
l (IOSO 00D CII") IIISievIE-iiili: tl" ll’
.; ltins con los ileiiiíis llt‘l jiiieblo, en el
lugar cstalilcclel , .»-— inzilv< ;¡: .': l ¿id por la guerra de los Iieiijii
cuando (‘l¡ll'
minitas, segur ibaiiiiisiiiur
yaú olx." M‘ ,
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i, primer aviso que (‘l Scfioi‘ le tlíil
ntciiiliili) jioco á ello, le sobrevi
iiicron mi: ts azotes y lo» 2: s - :;_-_—-iio.< iiiorailores de Cannon o de '
los paisar finlllïllïïítllitfi. ¡»mi r liiiftiii.
«En i ano suscitó el Scñoi i AIÏISPII á los israelitas de manos de sus
viicr»«-.---s, pues ó iio los (‘Stir - .-,r viliupoco la enmliiiilu. prcstituyéiiilose
JICIIIC y ailiiraiiilii {iio-nie — - - any-ros. Así fue que el furor de ltíos se in-_
H-izlrii -llos, y dijo: Por ('Uu'. .-— «las gentes llílll íiivaliilailo cl parto que
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LOS JUECES. 193
ciones enemigas que dejó Josué al tiempo de su- muerte, para esperimentar si
viviendo entre ellas siguen ó no las vías del Señor, como las siguieron sus padres.
«Esta infeliz situacion les hizo de 7211600 clamar á Dios, quien oyendo sus ora
ciones, se dignó enviarles varios libertadores que los eximiesen de esclavitud,
como Caleb, Othoniel, Aod y otros. Pero los hijos de Israel volvieron‘ á pecar
delante del Señor despues de muerto Aod, por cuya razon cayeron en manos de
Jabin, rey de Canaan, el cual los oprimió rigorosamente por espacio de veinte
años.»
El gobierno de los Jueces duró poco mas de tres siglos. La mayor parte fueron
dados á Israel por una particular misericordia de Dios, paraque le librasen del
yugo en que sus pecados le habian puesto; y el pueblo en todas ocasiones les res
petaba, reconociendo que en ellos residía el espíritu de Dios, ya para hacerles jus
ticia, ya para vengarlos de sus enemigos. Sinembargo, cuando el Señor no en
viaba estos hombres estraordinarios, cada tribu teniendo al frente sus caudillos
y ancianos ó sacerdotes, atendía alos negocios particulares con variedad de suce
sos, y estos caudillos cuidaban de mantener en pié la observancia de la ley, y de
decidir conforme á la misma las controversias promovidas entre los hombres de
la respectiva tribu. Así pues los Jueces, elegidos la mayor parte por el mismo
Dios, y algunos por el pueblo, tuvieron suprema autoridad unas veces sobre
todo Israel, y otras sobre algunas tribus solamente, cuya autoridad perma
necía en ellos no solo el tiempo en que se trataba de mover guerra, sino aun en‘
tiempo de paz, durante su vida, estando fiada á su cuidado la cirstodia de las le
yes y la tutela de la religion. Scio.
«Gobernaba á la sazon al pueblo, Débora profetiza, muger de Lapidoth, la
cual oia pleitos y hacia justicia al pié de una palmera, entre Rama y Betbel, en
el monte de Ephraim. Dios, para cuya escelsa providencia todo instrumento es
eficaz segun le cumple; se dignó proveer á la salud de sus ingratos hijos por me
dio de esta heroína, no menos prudente en la paz que vale-rosa en la guerra. Ella
pues envió a llamar á Barac, juez en aquel tiempo, hijo de Abinoem, y‘ nativo de
Cedes de Nephthalí, diciéndole: El Señor Dios de Israel te da esta órden : anda
y guía el ejército al monte Thabor, llevando diez mil combatientes de las tribus
de Nephtalí y de Zabulon, que Yo conduciré á las márgenes del Cison á Sísara,
caudillo de las tropas de Jabin, con todos sus carros y turbas numerosas, y los
pondré á merced tuya. Empeñándose Barac en no ir sin la compañía de la pro
pia Débora, predijo esta con tal ocasion que no seria atribuida á él la victoria, y
que Sísara sucumbiría á manos de una muger.»
Algunos han creído, dice Scio, que era cosa indigna del pueblo de Dios el ser
gobernado por una muger, y por tal razon no cuentan a Débora entre los jueces de
israel ; pero esto no parece conforme con las espresas declaraciones de la Escritura,
y así S. Agustín responde al reparo, que no era una muger la que entonces go
1. - k9
19 4 r nénona.
bernaba a los hebreos, sinovel espíritu de Dios, que los juzgaba por medio de ella.
De la virtud y justicia de Barac, se hacen igualmente grandes elogios. Su em
peño en pedir la asistencia de Débora, no es desconfianza ni temor, sino un co
nocimiento profundo de su propia flaqueza; y esta es la razon porque apetece la
compañía de aquella heroína, en quien resplandecian una virtud conocida, y una
particular asistencia del espíritu del Señor.
«Llegado en efecto el dia del combate, apenas Sísara orgulloso con sus nove
cientos carros armados de tajantes hoces, se hubo situado en las márgenes del Ci
son, noticioso de que Barac hijo de Abinoem le aguardaba en el Thabor; Débora dió
la órden de avanzar, diciendo a su general: Adelante! este es el dia en que el Señor
ha dispuesto poner en tus manos a Sísara; ánimo, que elmismo Señor te acaudilla.
Disparóse al punto Barac, y con él los diez mil soldados ; y el Señor aterró a Sísara y á
todas sus falanjes, así de peones como de los carros, de suerte que al caer sobre ellas el
enemigo, fueron todos pasados al filo de la espada: el mismo Sísara, poseído de no
menor espanto, saltó de su carro y echó a huir á pié, mientras los fugitivos, dis
persos y acorralados hasta los muros de Haroseth-gentílica, eran inexorable
mente inmolados,.sin que escapase uno solo con vida.
«Huyendo entretanto, Sísara fué a parar a la tienda de Jael, muger del cinco
Haber, quien tuvo paz con Jabin, habiéndose segregado de los otros cineos sus
hermanos, nativos de Hobab, y establecídose en el valle de Sennim, no lejos de Ce
des. Salióle Jael al encuentro y le dijo: entrad, señor, entrad en mi casa y no
temais. Desfalleoiente Sísara por lo precipitado de su carrera, acostóse en el suelo
dentro la tienda de Jael, quien le cubrió con un manto, despues de darle a beber
leche de un odre, en lugar de agua que él había pedido. Díjole al mismo tiempo
Sísara: pónte a la entrada del pabellón, y si cualquiera viniere a preguntarte di
ciendo si hay aquí alguien, responde que nó.
«Apenas Sísara estuvo sumergido en profundo sueño, aquella muger, inspirada
de Dios, tomó un clavo ó estaca de la tienda y un martillo, y entrando sigilosa
mente hincó aquel en la sien del dormido, y de un vigoroso martillazo le tras
pasó el cerebro hasta la tierra, dejándolo muerto del golpe, y juntó así el sueño
con la muerte. Al mismo tiempo corriendo Barac a la pista de su enemigo, salióle
Jael al encuentro y le dijo: vén; yo te mostraré al hombre que buscas. Entró el jefe
en la estancia, y allí vió a Sísara muerto miserablemente, con el clavo atrave- ’
sado. Así humilló Dios en aquel dia a Jabin rey de Canaan, ante los hijos de
Israel, los cuales de mas en mas tomaron creces contra el mismo, oprimiéndole
con pujanza hasta que le destruyeron del todo.»
Mucha dificultad costaría escusar de perfidia la accion de Jael, en las circuns
tancias que aquí se refieren, si las alabanzas que le da despues Débora inspirada
de Dios, no acreditaran que lo hizo por un movimiento estraordinario del espíritu
del Señor. Asi lo esplica el P. Scio, añadiendo que las palabras con que le brindó
MUERTE DE SÍSARA. 195
á entrar en la tienda y ponerse á su merced, no la escusan de mentira , sin que
por esto deba dejar de atribuirse la acción al Señor. «El designio venia de Dios,
la mentira de Jael, y Dios sin tener parte en la mentira, hizo que Jael cum
pliera su obra. Pudo acaecer tambien que en el momento en que convidó á Sísara
á entrar sin recelo en su tienda, no tuviese aun intención de matarte, sino que lo
hiciese en fuerza de la amistad y paz que había entre Jabin y la casa de Haber
Cinco, y que Dios no se lo inspirase hasta que el fugitivo estuvo dormido; hacién
dola conocer entónces en el secreto de su corazón, que quería servirse de ella para
librar de un enemigo tan poderoso, y salvar á un pueblo con quien ella debía
mantener unos intereses muy estrechos, por estar los cineos incorporados y agre
gados á Israel ( véanse las Reflexiones finales). 3-
Los Padres antiguos contemplan en Débora una figura de la sinagoga, y en
Jael, de la Iglesia. Aquella ordena la batalla, pelea y derrota á las tropas enemi
gas; pero la muerte del general y la victoria es de Jael, es de la Iglesia cristiana,
y de la gracia que nos viene por Cristo.»
« Débora en celebridad de esta acción, compuso y cantó con las lzebreas un him
no eucarístico, que cantaron tambien Barac y sus soldados, próclamando la mu- .
nificencia del Señor, y ensalzando la prudencia y el valor dc Jael, en estos térmi
nos:
«Bendecid al Señor, vosotros los de Israel que voluntariamente espusistcis la
vida. Oid reyes, atended príncipes!
Yo, yo soy la que decantaré al Señor, y entonaré himnos al Dios de Israel!
Oh Señor, cuando saliste de Seir y cruzaste las regiones de Edom , tremeció la
tierra, y los cielos y las nubes se derritieron en aguas. Los montes fluyeroná
vista del Señor, cual el Sinaí delante del Señor Dios de Israel.
Desiertos permanecieron los caminos en los días de Samgar hijo de Anath, y
en los días de Jael; y los víandantes tenían que seguir veredas escusadas.
Acabárónse los valientes en Israel, y dejaron de ser, hasta que Débora se hubo
alzado, alzado como madre de los israelitas.
Nuevas lides ideó el Señor, empleado un caudillo femenil, y él mismo hendió
las puertas de las fuerzas enemigas; pues que apenas se veía broquel ni lanza
entre los cuarenta mil soldados de Israel.
« Mi corazón os ama, oh príncipes israelitas! Vosotros que de voluntad propia os
lanzásteis á la refriega, bendecid al Señor. Los que cabalgais lucidos bridones, los
que sentais en tribunal, los que ya libremente discurrís por los caminos, hablad,
ensalzad al Señor.
Donde se estrellaron los carros y se anegaron las falanges enemigas, allí sean
pregonadós los justos rigores del Señor, y su clemencia para ‘con los bravos de
Israel. Volvió el pueblo á reunirse pacíficamente á las puertas de las ciudades, y
á recobrar su primacía.
196 LOS JUECES‘.
Sal, sal pues, oh Débora, sal y entona tus cantares. Sal Barac, y recoge tus
prisioneros, oh hijo de Abinoem!
Los restos del pueblo se han salvado: el Señor ha lidiado entre los valientes.
Por medio de un efraimita derrotó a los cananeos, en persona delos amalecitas,
y de un benjamita se valió contra tus pueblos, oh Amalec!
De Machir descendian los príncipes que conquistaron á Galaad, y de Zabulon
los que en esta lid han guiado nuestra hueste. .
Juntamente con Débora iban los caudillos de Isachar, siguiendo las huellas de
Barac, el cual se ha abalanzado á la reyerta como el que se precipita á un
abismo.
Entretanto Ruben hallábase desgarrado por intestinas discordias....
¿Porqué yacer ahí inerte entre los dos términos de Israel y sus enemigos, es
cuchando con apatía los balidos de tus rebaños? Pero dividido estaba Ruben con
tra sí, y sus campeones lidiaban entre ellos.
Los de Galaad permanecían tranquilos allende el Jordan: Dan atareado tras de
sus naves: Aser en sus playas y puertos.
Zabulon empero, y Nephtalí, ofrecieron sus pechos á la muerte en los campos
de Meromé. Presentáronse los reyes, y lidiaron ; lidiaron los reyes de Canaan en
Thanach, junto a las aguas de Mageddo, pero no lograron arrebatar ninguna
presa.
El cielo mismo pugnó centra los tales; las estrellas siguiendo su curso y órden
acostumbrado, pelearon contra Sísara.
El torrente de Cison arrastró sus cadáveres, y el torrente de Cadumin, torrente
de Cison. Colculca espíritu mio a los orgullosos campeones!
Tan impetuosa era su huida ,' que saltaron las uñas de sus caballos, y los mas
valientes rodaban por los precipieios.
Maldecid la tierra de Meroz! dijo el anjel del Señor, maldecid a sus habitantes,
porque no se han prestado a asistir al Señor, y a socorrer a sus mas pujantes guer
reros!
Bendita sea entre las mugeres Jael, esposa de Haber Cineo! bendita en su
pabellón! Leche dió al que le pedía agua, y en taza de príncipes le ofreció nata.
Asió con la izquierda un clavo, y con la derecha mano un martillo de obreros,
y buscando por donde herir á Sísara en la cabeza, dióle el golpe, y le taladró
las sienes esforzada.
Abatióse a sus pies la víctima, y desfalleciente espiró, revolcándose delante de
ella hasta yacer exánime y miserable.
Voceaba entretanto la madre de Sísara asomada ansiosamente a sus ventanas,
diciendo: cómo tarda en regresar su carro! cuán perezosas estan sus cuadrigas!
La mas discreta de sus nueras, esposa de Sísara, respondía: quizas ahora se
está repartiendo despojos, y escogiendo para sí la mas hermosa de las cautivas;
DÉBOBA. 197
‘ quizas se separan del botín brillantes vestimentas, y numerosas alhajas para ador
nar lós cuellos! -
Así parezcan, oh Señor, todos tus enemigos, y brillen como el sol en su oriente
los que te aman.
Tranquilo estuvo despues el país por espacio de cuarenta años. »
El cántico de Débora es uno de los mas hermosos y espresivos de la Escritura.
Entre otros de sus rasgos, no cabe pintura mas viva y genial que esta especie de
sarcasmo final con que se retrata la inquietud de la madre, aguardando el regreso
de su hijo, y las observaciones de una de las mugeres de Sísara para calmar su
ansiedad y turbacion, lisónjeando á la par su propia vanidad é interes.
Vemos pues como se verificó que una muger empezase aquella guerra, y que
otra la diese fin, siendo ambas una prueba patente de que Dios cuando es su voluntad,
otorga hasta á las mugeres para la direccion de los mas árduos negocios, el mismo
consejo é igual fortaleza que suele dar al hombre con preferencia. Así mismo Dé
bora, apaciguando discretamente y por medio de prudentes órdenes á un pueblo que
se había mostrado tan rebelde con el propio Moisés, tuvo la gloria de ser la pri
mera soberana establecida por el Señor en la nación, sin que se echasen á menos
en su persona, ninguna de las ventajosas calidades peculiares de los hombres mas
eminentes. Ella fué la que eligió generales, fijó el número de tropas, señaló aloja
mientos, y marcó las horas del combate; ella la que despachó á Barac, mas para
vencer al enemigo, que para lidiar con él; y en cambio este general, puesta su
confianza en la santa viuda, y mirándola como un ángel bajado del cielo, no qui
so combatir sin verse asistido de ella, como fiando en su presencia el feliz suceso de
las armas (Figuras de la Biblia).

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.

La ciudad de Asor, que Jabin poseía en la época de estos sucesos, era la misma
que Josué abrasó, y que luego reedificaron los cananeos. Estaba situada en la
parte norte de la Tierra prometida, cabe al lago Escechon ó Semechon segun Jose
fo, y en el repartimientó de la tribu de Nephtalí segun el propio Josué, cuyo terri
torio cerraba por igual direccion el de Zabulón, donde se contenía el Tabor. Este
célebre monte de Galilea, distante cosa de dos leg. largas de Nazareth, se eleva en
medio de una grande llanura, hasta treinta estadios de elevación. Por su lado me
rídional se despeñan las aguas del Cison.
I. 50
198 MUERTE or: SÍSARA.
Cerca del Thabor se hallaba segun se cree, ellugar de híeromé, mencionado en
el cántico de Débora, donde se libró la batalla contra Sísara. «Algunos esposito
res opinan que mientras Barac con diez mil soldados de Isachar acometió al ene
migo, los de Zabulon y Nephtalí asaltaron á los reyes cananeos en Thanach y en
Mageddo, lugares distantes tres ó cuatro leg. del monte. » Scío.
El valle ó bosque de Sennim, al cual se habia retirado Haber, estaba en las in
mediaciones de la ciudad de Saananim. .
La derrota de Sísara la contrae Calmet al año del M. 2719, 1281 antes de
J. C., y 1285 antes de la E. Vulgar.

REFLEXIONES MORALES.

- a La historia del libro de los Jueces nos hace ver cuán importante es para los
estados, el conservarse en la pureza dc la verdadera religiou y costumbres que
con teson conservaron sus mayores; y por el contrario, á cuántas desgracias los
esponen sus gobernantes si abandonan lo mas importante, aquello en que prin
cipalmente estriba su conservacion, lustre y acrecentamiento, no reconociendo
otras máximas de gobierno que‘ las humanas, contrarias por lo comun á las de
religion, justicia, verdad y sinceridad cristianas.
«Cuando es Dios el que gobierna los estados, no hay que temer enemigos; flo
recen, se aumentan, crecen y triunfan de todos. No solamente la historia de los
Jueces, sino tambien la general del pueblo de los hebreos, acredita esta verdad
hasta la evidencia (l).
Como violacion manifiesta de todas las antiguas leyes de la hospitalidad orien
tal, segun las cuales en el huésped se respetaba hasta al asesino declarado; la
conducta de Jael no puede compreuderse ni esplicarse por reglas ordinarias. Su
defensa parte de consideraciones mas elevadas: es probable que sabedora de la
profecia de Débora, segun la cual habia de morir Sísara por manos de una muger, y
constándole ademas que era un enemigo de los israelitas, no vaciló en contrave
nir á los principios establecidos, haciéndole entrar en la tienda donde se alberga
ban las mugeres de la familia de Haber. Es fijo ademas, ya que obraba por divino
impulso, sabría de antemano cómo justificaria su accion luego despues de come
tida. El medio que adoptó, era el único posible para poner en evidencia la fideli
(I) Scio, advertencia al libro de los Jueces.
LOS JUECES. 199
dad que debía á su esposo y á su patria. Su conducta sin embargo, no debe ser
vir de ejemplo á los que carezcan de la autoridad que entonces asistía á aquella
muger varonil : fué un acto de abnegacion y patriotismo, muy distante de envol
verla bajeza de una particular venganza.
«Finalmente, los Santos Padres toman ocasion de estos notables sucesos, para
enseñarnos que no hay en la tierra cosa grande sino la que recibe el apoyo de
nuestro divino Señor ; que los hombres se tornan mas débiles que la misma muger,
cuando se abandonan á su propio consejo, y que las mugeres pueden ser mas ge
nerosas que los hombres mismos, cuando se hallan asistidos dela proteccion supe
rior. Así se verificó ya en aquella ocasion como dice S. Pablo, que Dios elige á
las veces los mas negados y flacos de la tierra, para confundir á los mas sabios
y poderosos (l).
zj l) Figura: dc la Biblia.
GEDEON. VOTO DE JEPHTÉ.

(Jueces, cap. I; ¡i Il.)

La tranquilidad de los últimos años de Barac desvanecióse tras nuevos desór


denes, y tras la incursíon de varios enemigos del este, como madianitas y otros.
Con todo, la providencia de Dios siempre bienechora, se sirvió deparar otro sal
vador en persona de Gedeon, simple aldeano, hijo de Joas de la familia de Ezri,
quien residía en Ephra, canton de Manasés.
«señalados portentos habían marcado su eleccion: ardiendo en súbito entu—
siásmo, convocó las tribus, y puesto á la cabeza de numerosas tropas, hallóse en
aptitud de redondear la empresa que tan honrosamente para él y tan provechosa
mente para el pueblo, debía dejar consumada al cabo de pocos meses. Era tan efi
caz la asistencia del cielo á su favor, que con solo treoientos hombres escogidos
desbarató la inmensa huesta enemiga, compuesta de mas de ciento treinta mil sol
dados, habiendo sembrado de noche á favor de una estratajema, la confusión en
sus reales. Conducíendo los mismos trecientos valientes, atacó y cogió despreve
nidos á los jefes contrarios Zebée y Salmana, que lograran escaparse con quince
mil hombres, de quienes hizo luego justicia, así como de alguna poblacion que se
le había mostrado rebelde. Con la parte de despojos á él tocante, labró un riquí
simo-ephod ó simulacro, para conservarlo en Ephra su patria, como trofeo de sus
hazañas, pero este monumento ocasionó despues la ruina de todo su linage, a causa
del culto impío que los israelitas le rindieron.
« Otros cuarenta años de sosiego dió Gedeon á su patria, y al fin murió en próspera
vejez, dejando de varias mugeros setenta hijos propios. Era uno de tantos Abi
melech, hombre díscolo, el cual mal avenído con su numerosa hermandad, tuvo
maña para recabar favor y recurso de los sichimitas, por cuyo medio organizó
una tropa de aventureros, y con los mismos invadió el país de Gedeon, é inmoló‘
á sus dichos hermanos, salvo uno solo llamado Joatham, el menor de todos, que
logró esconderse. El homicida de su familia no podía dejar de ser un malvado
_ vr—v— '——
. 4122. toro DE JtítdtTE.

«tuerca, rap. I a IQ.)

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en todos sus actos; así es que por espacio de tres años gobernó á los sichimitasf
acabando por. aniquilarlos cuando intentaron sublevarse contra él. Finalmente llegó
la hora en que aquel mónstruo debía recibir su merecido: en el asalto de Thebas,
á 13 millas romanas de Sichem segun Eusebio y S. Gerónimo, una muger le
magulló la cabeza con un fracmento de piedra molar arrojada desde lo alto del
muro; y sintiendo el miserable la ignominia de su fin postrero, se hizo rematar
por su propio paje. Así volvió Dios á Abimelech el mal que había inferido á su
padre, con el asesinato de los setenta hermanos; y asi tambien pagaron los sichi
milas la pena de su defeccion, alcanzándoles el anatema de Joatham, hijo de
Gedeon, por otro nombre Jerobaal. »
Gedeon y sus hijos, por sus buenas cualidades y la dulzura de su gobierno, hu
bieran podido hacer felices á los israelitas; pero Gedeon rehusó con generosidad
de alma por si y los suyos, la corona que le había sido ofrecida. Al contrario, Abi
melech indigno de mandar, y capaz solo de trastornarlo todo con su desmedida
ambicion y su insaciable sed de sangre, había solicitado el reino que tenia usur
pado como el hombre mas cruel é inícuo. Pero Abimelech y los sichimitas, fueron
causa de la recíproca ruina unos de otros, y Dios destruyó la obra y los obre
ros de la iníquidad, valiéndose para ello de sus mismas manos.
El gobierno de Abimelech; segun espresa el P. Scio, no se estendió á todas
las tribus, sino solo á Sichem, Thebas, Ephra y algunas otras ciudades, que ó vo
luntariamente ó por temor se le sujetaron. Reino guardando la misma forma de
gobierno que los Jueces, sobre aquellos que le habían elegido y reconocido por su
príncipe.
«Despues de Abimelech, fue’ caudillo de Israel Thola, hijo de Phua, tio del
propio Abimelech, de la tribu de lssachar, quien residió en Samir, montañas de
Ephraim, gobernando al pueblo durante veinte y tres años. Sucedíóle Jair galaadi
ta, el cual fué juez veinte y dos años, y tenia treinta hijos que cabalgaban eu sen
dos pollinos. como señores de otras tantas poblaciones del país de Galaad, cono
cidas por Havoth Jair ó Villas de Jair.
«El pueblo entretanto, ciego de mas en mas é ingrato para con Dios, escitó de
nuevo sus justas iras, viniendo á sucumbir y padecer muchos mas años bajo la
opresion de les filisteos y los amonitas á un tiempo. Cebábase la devastación en
las tribus de Judá, Benjamín y Ephraim, viéndose todo Israel en una estrema
afliccion. Invocaron pues al Señor; diciendo: hemos pecado, porque dejamos al
Señor Dios nuestro y servimos á los ídolos! El Señor les dijo: No os libré cuando
clamasteis á mí, de manos de los egipcios, y de los amorreos, yde los amonilas,
y de los tilisteos, y tambien de los sidonios, amalecítas y cananeos? Con todo eso,
me abandonasteis ahora por otros dioses estraños: no quiero pues mas Iíbraros;
id, y clamad á esos dioses que os habeis escogido; que ellos os saquen de la tri
bulacion. insistieron los israelitas, gritando: si, hemos pecado; haz de nosotros
I. 51
202 ' VOTO . DE JEPHTÉ.
lo que mejor te pareciere, pero sálvanos al presente. Diciendo esto, arrojaron
lejos de susconfines todos los ídolos de dioses-estraños, y sirvieron al Señor Dios;
el cual se dolió de sus miserias.»
Esas frecuentes recaídas de los israelitas, dan bien a entender que nunca se ha
bian convertido á Dios de corazon, y que las mudanzas sucedidas de cuando en
cuando entre ellos, no habían hecho sino suspender por algun tiempo la accion
del delito, pero que abrigaban en su corazon las mismas siniestras disposiciones
para volver nuevamente á cometerlo. Sinembargo, la antecedente deprecacíon del
testo espresa ya una conversión sincera. Cuando el Señor aflije y humilla piadosa»
mente á un hombre, este reconoce cual efecto de su voluntad soberana, todo lo que
le sucede, y como justo castigo del propio pecado, los males que está padeciendo;
confiesa sus iniquidades sin escusarlas; su conciencia que es la voz del mismo
Dios, le hace presente la bondad infinita de este Señor, y Sl] abundante redención,
de la cual ha recibido el fruto. por los sacramentos...; confiesa que todo lo merece,
pero al mismo tiempo no deja de esperar en aquel á quien ha ofendido. Cono
ciendo toda la enormidad de sus delitos, no pone límites al deseo que tiene de apa
ciguar la ira divina, y satisfacer a su justicia; desoonfia de sí mismo...; besa hu
mildemente la mano que le azota, pidiendo solamente que se le libre de sus ene
migos, y se le salve por toda una eternidad. Penetrado de amor sincero, reslituye
a su criador lo que había sacrificado á las criaturas; y su corazon, templo por
largo tiempo consagrado á los ídolos, se convierte en santuario del solo y verda
dero Dios, a quien ofrece todos sus inciensos y adoraciones. Diohoso si el Señor
tiene de él misericordia, como la tuvo en aquella oeasion de los hebreos! Estaes la
eficacia y virtud de la verdadera penitencia, y consiste en desarmar la cólera de
Dios; ó mas bien este es el fondo inagotable de la clemencia divina hácia los ma
yores pecadores, aun cuando parece que sus delitos tienen cerrada del todo la puerta
para poder llegar á implorarla. Scio. -
« Queriendo pues eximir alos hebreos de la servidumbre de los amonitas, echó
mano de Jephté, Era este un galaadita, a quien sus hermanos echaron de sí
por haber nacido de una meretriz ó coiicubína, huyendo de ellos fué a vivir en
la tierra de Tob, donde su puso ala cabezade una tropa de aventureros, que vivían
de las ¡mesas enemigas. Hallándose pues los israelitas sumamente estrechados por
los guerreros de Ammon,los ancianosó senadores de Galaad fueron á encontrar á
Jephté, paraque aceptase el mando del ejército, y les prestase ayuda, encargan
dose dela defensa del país. Jephté, despues de afearles su antigua conducta, se
dejó persuadir, acompañóles, y todo el pueblo le eligió por príncipe supremo.
«El cuidado ¡irimordial del nuevo jefe, fué espedir embajadores al rey amonita
que le reconviníesen en su nombre; mas el otro estaba muy ageno de prestarse á una
airenenoia... Así pues, el espíritu del Señor se derramó sobre Jephté, quien re
corriendo las paisa; de Galaad y Manasés, pasando por hlaspha de Galaad, y
GEDEON. 203
avanzando desde allá oontra los amonitas, hizo un voto al Señor, diciendo: Si
entregares en mis manos á los hijos de Ammon, prometo ofrecerte lo primero, sea
lo que fuere, que del umbral de mi casa salga al encuentro mio cuando vuelva
victorioso. Dicho esto, partió Jephtéven demanda de los amonitas, y trabada la
batalla, el Señor se los puso en las manos. Enseguida fué destruyendo veinte ciu
dades de carrera, desde Aroer hasta los términos de Mennith, y hasta Abel, que
estaba eircumbalada de viñedos, llevando do quiera el esterminio; de suerte que
los hijos de Ammon quedaron del todo humillados por los de Israel.
«Vuelve Jephté triunfante; se acerca á Maspha, divisa ya el palacio. De re-_
pente, su hija única, pues no tenia otros hijos, saleá su encuentro retozona y feliz,
con pandereta y danzas. Apenas la miró el padre, rasgó dolorido sus vestiduras,
esclamando : Ay de mí, hija mía, acerba decepcion es la que á mí y á tí misma *
causas! Un voto hice al Señor, y no podré dejar de cumplirle! Respondió ella:
Padre mio, si al Señor diste tu palabra, haz de mí lo que hayas prometido, pues
te acaba de otorgar la gracia de vengarte y triunfar de tus enemigos. Una sola
merced te pido, añadió, y es que me dejes ir dos meses al monte, á llorar mi
virginidad con mis compañeras. Respondió Jephté: Vete enhorabuena; y dejóla
ir por dos meses. La cuítada doncella, seguida de sus adictas y amigas‘, lloraba
en aquel sitio su virginidad. Concluido el plazo, volvióse para su padre, el cual
ejecutó en ella lo que prometíera, quedando la triste sin conocer varon. De ahí
provino la costumbre, que despues se ha ido conservando en Israel, de juntarse
las jóvenes una vez al año para llorar a la hija de Jephté galaadíta, durante cua
tro dias.»
Mucho se ha hablado acerca el voto de Jephté, y en las Reflexiones finales
puede verse la suma de encontradas opiniones. «¿No es creíble, dice oportuna
mente el moderno anotador de las Vindieias, que Dios, autor y señor de la vida
del hombre, quiso dejar un ejemplo de perfecta obediencia en una cosa difícil,
ejecutada en persona del sexo que se llama frágil‘? ¿Lo que pasó con Abrahan en ,
cuanto á la voluntad y preparación de ánimo, no pudo Dios quererlo de Jephté
hasta el estremo de la ejecución?» «Por lo demás, respecto ásu hija, no hay pa
labras para elogíar dignamente la grandeza de ánimo, la sumision, la obediencia,
la piedad hacia Diosy el amor de la patria que mostró en un lance tan costoso y
apurado.» '
«A poco se descolgaron por el norte los efraimitas, quejosos del caudillo vencedor
porque no les había invitado á la guerra contra Ammon, para compartir sus glo
rías. Jephté respondió que en tanto les había demandado socorro, como que no qui
sieron prestárselo, de cuyas resultas víóse aislado en el peligro, hasta que gracias
a la protección divina pudo triunfar del enemigo. insistieron aquellos, insultan
dole con orgullo; vinieron á las manos, pero al cabo los de Galaad reportaron
tambien victoria de Efraim. Habiéndose apostado los vencedores en diferentes va
204 voro DE JEPHTÉ.
dos del Jordan, cuando se presentaban dispersos y fugitivos para pasar de re
greso, envolvíanles, hacíanles pronunciar cierta palabra para conocer en el
acento su procedencia, y deseubriéndolos -así, los degollaban en el mismo sitio.
‘De resultas de esta guerra, perecieron cuarentidos mil hombres de Ephraim.
«Siguió Jephté gobernando tranquilamente por seis años, hasta que pagó su
tributo ala naturaleza, y fué sepultado en su propia ciudad de Galaad. No me
' nos apacibles cumpliéronse segun es de creer, los gobiernos de Abesan, Ahia
lon y Abdon, sucesores inmediatos suyos, pues en la Biblia no se refiere de ellos
suceso alguno particular. n

OBSERVACIONES CBÍTICO-HISTÓRICAS.

Aunque hay bastantes dificultades en fijar la cronología del libro de los Jueces,
segun datos que tenemos á la vista contráese la historia de Gedeon á los años del
M. 2759-2768, antes de J. C. IMS-IQM, yla de Jephté a los 2817-2893,
antes de J . C. 1183 —1177,, desde cuya fecha hasta el nacimiento de Sanson,
mediaron 25 años.
Al parecer, la comarca de Tob adonde Jephté se había espatriado, promedíaba
entre la Amonitida y la Siria. Maspha, residencia de este jefe, era una ciudad
de la tribu de Manasés, a la otra parte del Jordan, de la cual tomaba nombre todo
el país comarcano. ‘

REFLEXIONES MORALES.

La célebre ofrenda por cuyo medio Gedeon conoció que el Señor le llamaba al
gobierno de Israel, era segun los Santos Padres un admirable símbolo del sacrificio
de Jesucristo, en aquel acto representado por la misma piedra sobre que fue ofrecí
da la carne y grasa del cabrito, y de la cual brotó la llama milagrosa que debía con
sumir estos objetos; pues asimismo la muerte del Hijo de Dios nos mereció el fue
GEDEON. ' 205
go del Espíritu Santo, que había de consumir en nosotros la carne del pecado y la’
grasa dc afecciones innobles que se asilan en lo ¡rías íntimo del corazon huma
no. He aquí el gran misterio, dice S. Ambrosio, que con aquel hecho indicó Ge
deon , por donde se nos enseña que todos los sacrificios cesarían algun dia, y que
no habría otro que el de Jesucristo crucificado, hastando este solo á espiar nues
tras culpas, y hacer agradable al Señor las hostias de los fieles, cuando en
los siglos venideros le ofrecerian su corazon y sus deseos.
El doble prodigio del toison, mojado la primera vez por el rocío, quedando seca
la tierra, y enjuto la segunda enmedio de la tierra mojada, denotaba al decir de
los mismos Padres, la conducta que Dios observó entonces con los judíos, y la
que en lo sucesivo debía guardar con los gentiles y su iglesia. En efecto, las mer
cedes celestes ccñianse antiguamente á favor de los solos israelitas, quienes esta
ban beneficiados por el rocío divino, mientras los demos pueblos de la tierra sufrían
estéril aridez, bajo los ardores del pecado; mas por un milagro contrario, la iglesia
cuando fue estendiéndose entre las naciones, recibió las mas abundantes lluvias de
gracias, al paso que los judíos quedaron sumidos á su vez en espantosa ceguedad
de resultas de su ingratitud para con Dios, cuyas mercedes debieran haberles hu
millado lejos de cngreirles, haciéndose por ende indignos de participar en las mi
sericordias de Jesucristo (l);
Muchas veces las Escrituras nos presentan al Dios irritado, eastigando á un
pueblo, á una familia, ó á un individuo desagradecido; pero siempre los azo
tes y los golpes, cualesquiera que sean, viniendo de la mano de Dios, se true
can ó pueden trocarse en remedios que la providencia dispensa á los delin
cuentes, ora sean naciones ó individuos, para hacerles volver sobre sí, humillarse,
y granjear merced y compasion por medio de la penitencia. Cuántas almas de
hen su conversion á las correcciones con que el Señor, lleno de bondad, ha casti
gado sus desarreglos! prodigio inefable de la inmensa sabiduría! Oh Dios mio,
vos castigais á los que amais? lo que para el mundo es desgracia, para nosotros
se torna, por nuestro arrepentimiento, por nuestra sumision al querer soberano, en
verdadero manantial de consuelos, paz y felicidad‘? Oh cuan rápidamente dismi
nuiría ese prodigioso número de descontentos que pululan por todas partes, si su
pieran remontarse á la causa primaria de sus quebrantos, el olrído de Dios !
La historia de Jephté, es una famosa leccion para cualquier potentado; ella les
enseñaá no despreciar por ningun concepto á sus mas humildes súbditos, pues ig
noran lo que puede hacer con ellos aigun dia, aquel Dios para quien es cosa fácil
sacar al pobre del fango, y elevarle sobre el trono de los príncipes del pueblo
(Salmo 112 ).
Segun S. Agustín (Quzest. sobre los Juec.)', hay en la misma historia varios
rasgos, acomodables á Jesucristo: lo que hicieron los hermanos de Jephté echan
H) Figuras dela Biblia.
1. 59,
206 voro DE JEPHTÉ.
dole de la casa paterna, y dándole en cara con el vicio de su origen, hiciéronlo
igualmente los príncipes de los sacerdotes, los fariseos y los doctores de la ley con
nuestro Señor, cuando le echaron de sí como un estraño, que no pertenecía á la
Sinagoga ni á la ley de Moisés: in propria venal, et sui eum non receperzmt
(Joan. 1.).
S. Pablo encomia la fe de Jephté, así como su celo en llenar los deberes de la
justicia, y la Escritura antes de relatar el voto que hizo al Señor, dice que sobre
e’! vino el espíritu de Dios. Por tanto, no parece verosímil que este voto tuviese
nada de contrario á las leyes ó ala piedad, segun mas especialmente lo indica el
testo hebreo; á tenor del cual es comun opinion, que Jephté llenó su promesa con
sagrando al Señor la virginidad de su hija, y obligándola á guardar continencía
todo el resto de su vida, de manera como dice el testo, que nunca conoció varoii.
Otros Padres empero, y son la mayoría de los antiguos, «escusan el voto y su
ejecución, suponiendo que la hija de Jephté fue realmente sacrificada al Señor, y
que la súplica que hizo de ir á llorar su virginidad con sus iguales y amigas ,,era
por la precision de tener que morir sin haber dado herederos a su padre y ciuda
danos al estado. Creen aquellos que Dios, árbitro de la vida de las personas, inspiró
este voto y exigió su cumplimiento, sin que quepa pedir razon de tal conducta,
ni sacarse alguna consecuencia de este ejemplo singular, para autorizar otras ac
ciones semejantes. Pero de cualquier modo que se aprecie el hecho, lo mas útil y
seguro para nosotros, es buscar con la luz de Dios, lo que el Espíritu Santo nos
ha querido representar bajo de estas sombras y figuras.» Scio.
Además, el voto de Jephté simboliza la consagracion que Jesucristo hizo de su
iglesia, á la cual S. Pablo llama virgen para, paraque fuese una hostia viva, mis
ticamente ofrecida en holocausto sobre la cruz , y consumida por el fuego de la
caridad, como en agradecimiento de la victoria que reportó para ella sobre las
¡iotencias de las tinieblas.
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'zaro»n n muxrzgradc: a Dl(o.<.,iÍt's¡<' n; iu...“ .- - - - I -. nn llluii'l‘lllll sio-ntlo el
quie-n cumc-nzarít a libertar á Israel de mano «tc 2.3. - --. ti »:::u L. unan-i‘ á
contar asta nueva al marido, «liciendo :- se me ha presentarlo mi ruron «le ltios.
dr- rostm angelical. en cstremo impniiente, el cual interrogado ¡w mí qlllvti n21.
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SANSON Y LOS FILISTEOS.

(Jueces, cap. 13 á m.)

«Reos los israelitas nuevamente de iniquidad ante Dios, fueron entregados á


manos de los filisteos por espacio de cuarenta años, partiendo de la muerte del úl
timo juez Abdon, hasta el séptimo mes que siguió al sumo sacerdote Heli. Habiaála
sazon una muger estéril, casada con Manué natural de Saraa, de la tribu de Dan,
a la cual se apareció el angel del Señor y le dijo: tú eres estéril y no tienes hijos,
pero concebirás y tendrás uno. Abstente de beber vino ó sidra, y de comer cosa
alguna inmunda, pues este hijo, a cuya cabeza no tocará navaja, ha de ser na
zareo ó consagrado á Dios, desde su infancia y desde el seno materno; siendo él
quien comenzará a líbertar á Israel de mano de los filisteos. Corrió la muger s
contar esta nueva al marido, diciendo: se me ha presentado un varon de Dios,
de rostro angelical, en estremo imponente, el cual interrogado por mí quien era,
cómo se llamaba y de dónde venia, me ha contestado así: tén entendido que con
cebirás y parirás un hijo; guárdate de beber vino ó sidra, y de comer manjares
inmundos, pues el niño ha de ser nazareo de Dios, desde la infancia y desde el
vientre materno, hasta el dia de su muerte. Oró Manué al Señor en estos términos:
haz, Señor, que venga otra vez aquel varon de Dios á quien envíaste, paraque
nos enseñe qué debemos hacer con el niño nacedero. Accedió el Señor á esta pe
ticion, y nuevamente aparecióse su ángel en medio del campo, á la muger, la
cual levantándose, fué apresurada á avisar a su marido. Vueltos los dos, pregunto
este: Eres tú el que habló á mi consorte? Yo soy, respondió el ángel. Cuando se
realize tu anuncio, qué hará el niño? de que deberá obtenerse‘? Absténgase, re
puso, de cuanto dije á la muger: no pruebe nada de lo que da la vid; no beba
vino ni sidra; no coma manjares inmundos; en suma, cumpla y guarde lo que
tengo prevenido. Añadió entónces Manué, sin conocerte por ángel del Señor:
Sírvete accederá que te aderezemos un cabrito. Nada probaré de tu comida,
respondió el ángel, por mas que instes ; pero si quieres hacer un holocausto, ofré
208 SANSON
ceselo al Señor. Dinos tu nombre, insistió Manué, paraque podamos darte las
gracias cuando se cumpla tu promesa. Mi nombre me preguntas, que es admira
ble y misterioso! eselamó el ángel. En esto Manué tomó un cabrito y las libaciones
correspondientes, y lo puso sobre una piedra, ofreciéndosele al Señor, que obra
maravillas. Estaban atentos él y su muger, mas apenas la llama subió del altar
hacia el cielo, elevóse tambien con ella el ángel del Señor, á cuya vista cayeron
postrados sobre la tierra, y ya no volvieron a apercihirle. Entonces conoció
Manué quien fuese el aparecido, y volviéndose a su muger, le dijo: vamos á
morir sin remedio, porque hemos visto la faz de Dios. Si el Señor quisiera matar
nos, respondió la muger, no hubiese aceptado de nuestras manos el holocausto
y las libaciones, mi mostrádonos todas estas cosas, ni predíchonos lo venidero.»
Sanson por privilegio y elección especial del Señor, fué separado y como
puesto aparte por el mismo, paraque particularmente se le consagrase, aun en el
tiempo que estuvo en el seno de su madre (véanse algunas circunstancias de los
nazareos en Números e. 6, v. 14 y 20). Su nombre se traduce de varios modos:
sol de él, esto es del Señor; sol de los mismos, ó sea de los suyos; sol de alegría,
sol que destruye, sol pequeño, como nacido á los israelitas para alegrarlos; en
todo lo cual, dice el P. Scio, fue figura Sanson del verdadero y único sol de jus
ticia, Jesucristo.
« Parió realmente la muger de Manué un hijo, al cual puso el dic/zo nombre de
Sanson. Fue creciendo el infante, y el Señor le bendijo. Era ya rapáz y cumplido,
cuando un dia que bajó á Thamnata, hubo de hallar tan dc su gusto a una don
cella filistea, que vuelto á sus padres, les suplicó luego se la tomasen por esposa.
Pues qué, contestaron ellos, no hay entre las nuestras, jóvenes bastantes paraque
vayas á hacer tu muger de una filistea, una hija de incircuncisos? Pedidme esta,
replicó Sanson, porque me ha gustado. Sus padres ¡gnoraban que la mano de
Dios había dispuesto aquel negocio, y que Sanson buscaba ocasiones contra los
tilisteos , los cuales por aquel tiempo avasallaban á Israel.
a Salió pues Sanson con su padre y su madre para Thamnatba, cuando he aqui
que al llegar a las viñas de la ciudad, aparécesele un cachorro de leon, que feroz
y rugiendo se abalanza contra él. Sanson fortalecido por el espíritu del Señor,
con las solas manos, sin armas, desgarra la fiera y la despedaza en unsanlíammt
cual si fuese un cabrito. Esta hazaña prodigiosa no fué vista de sus padres, ni
tampoco él se la manifestó.
«Llegados luego á Thamnata, hicieron sus conciertos con aquella jóven que
tanto le gustara; y habiendo vuelto algun tiempo despues para el enlace, apar
tóse Sanson un poco del camino á mirar el cuerpo del leon muerto, y vió en
sus fauces un enjambre de abejas que habían labrado un panal de miel. Cogió
el panal y se fue’ comiéndolo por el camino, dando de él á sus padres, que tam
bien comieron, pero sin decirles donde lo había recogido.»
Y LOS rrusreos. 209
Aunque el enlazarse con mugeres estranjeras, era cosa severísimamente pro
hibida por la ley mosaica, los espositores suelen absolver á Sanson, en virtud de
la soberana providencia que al parecer ordenó su encuentro con la filistea, para
mas altos lines. Entre su primeray su segunda visita á Thamnatha, discurrió
bastante tiempo; segun algunos, el año que solia mediar entre los esponsales y
la celebracion del matrimonio: entretanto pudieron consumirse y perder toda
su infección las carnes del leon muerto, paraque se acercasen las abejas y la
brasen en su boca el panal de miel. Estas abejas errantes, son tan comunes en
Palestina, que se las halla en los desiertos y en viejos paredones, donde en
breves dias, y á veces en cortas horas, dan miel y labran sus panales.
«En casa de la novia, dispuso el padre un convite en obsequio á su hijo,
insiguiendo la costumbre de entonces ; y habiendo pasado los vecinos á visitar al
jóven, diéronle treinta compañeros, pronubos óparanínfos, paraque le obsequiasen
durante los szete días de la boda. Dirigióse Sanson á estos, y les dijo : voy á
proponeros un enigma, segun se acostumbraba eruonces en los convítes, para ejer
citar el ingenio: si me lo descifrais dentro de los siete dias, os regalaré sendos
mantos y túnicas; pero si no acertáreis, vosotros me dareis a mí los treinta
mantos y las túnicas dichas. Oigamos el enigma, respondieron. Hedlo aquí,
dijo Sanson: «del voraz salió el manjar, y del fuerte la dulzura.» Muy apu
rados se vieron durante los primeros dias, para encontrar la llave de estas
palabras; finia cl plazo, y nada sacaban en claro. Entonces fuéronse con ame
nazas á la novia, exigiéndola que mañosamente arrancara á su esposo el se
creto ; y en efecto, con lágrimas yporfías logró ella al séptimo dia que Sanson le
declarase aquel enigma,el cual al punto descubrió á sus paisanos. Antes pues
de tramontar el sol, dijeron ellos á Sanson: «qué cosa mas dulce que la miel,
ni qué mas fuerte que el leon?» Respondió Sanson: descifrarais mi enigma si
no hubieseis arado con mi novilla, ó no os Izubzeseas valzdo de mi débil y tímida
consorte. Entónces, poseído del espíritu del Señor, se fué áAscalon y allí mató
y despojo á treinta hombres, con cuyos vestidos pagó á los no descifradores; y
luego, enojado sobremanera por la infidelidad de su esposa y la mala fé de ellos,
volvióse ala casa paterna.
«Entretanto su muger, creyéndose abandonada, tomó por marido áuno de los
dichos compañeros nupciales de Sanson. Al acercarse la siega, quiso este vol
ver á visitarla, y en regalo le llevó un cabritillo; mas cuando iba á penetrar
en su aposento conforme tenia acostumbrado, impidióselo el padre de ella, y le
dijo: creyendo que la aborrecias, se la dí atu camarada; pero tiene una her
mana menor y mas bella, á la cual puedes tomar si quieres, en lugar suyo. Res
pondióle Sanson : de hoy en mas no será mía la culpa si pago á los filisteos en
la misma moneda, todo el daño que me han hecho.»
La escasa del suegro era injusta, pues aunque en aquellos tiempos se permi
I. 53
2l0 SANSON
tia el repudio, no empero que las mugeres dejasen á sus maridos, mayormente
con respecto á Sanson, quien aun no habia manifestado su voluntad de separarla
de sí y dejarla casar con otro. En cuanto á enlazarse con las cuñadas,Jacob lo
hizo, y parece que entre los filisteos y los orientales -se permitía, pero despues
fué Vedado por la ley.
La venganza de Sanson no debe considerarse como la de un simple individuo
que piensa solamente en lavar sus propias injurias, sino cual justa represalia, á
que todo el cuerpo de la nacion tenia derecho contra sus enemigos, cuya pesada
tiranía debía Sanson sacudir, á fuer de persona pública escogida al intento
por Dios.
«Marchóse despues de aquel hecho, cogió trecientas raposas, las que emparejó
cola con cola, atando teas en medio, y habiéndoles prendido fuego, dió suelta á
aquellos animales, que se metieron entre los trigos é incendiarou todas las mieses, así
las agavilladas como las que aun estaban por segar, contaminándose la llama
hasta los viñedos y olivares. Preguntaban sorprendidos los filisteos, quién habia
sido el autor de aquel estrago, y habiéndoseles respondido que Sanson, el yerno
del thamnathco, en venganza de que le quitó su muger y se la dió á otro, corrieron
luego a castigar al padre y á la hija. Sanson empero, sin darse por satisfecho, dijo:
ahora me las pagareis vosotros! y acometiéndolos, hizo tal dest.rozo, que suspen- .
sos se quedaban sentados pierna sobre pierna. Enseguida retirándose. fué á morar
en una caverna de la peña de Etham, »
Mucho se ha discurrido acerca el ardid de las zorras, que Sanson empleó : el
mismo Du-Clot en sus Vindicias, no vacila sostener con el testo hebreo, que la pa
labra sc/tunjalim, traducida raposas, significa tambien lzaclionesó nzanojos en aquel
idioma, y que tal vez en este sentido se habria usado para indicar el artificio de
Sanson. Nuestro Scio sin embargo, se espresa así : a la Palestina abunda en zorras,
' y Dios con particular providencia se las trajo á la mano a Sanson, paraque tuviera
efecto la espedicion que premeditaba contra los filisteos. Son dignos de la mayor
reprension los que osadamente ponen en duda, y aun ridiculizan, lo que aquí es
presamentc se nos dice sobre este hecho, teniendo por imposible que en tau poco
tiempo pudiese Sanson juntar un número tan crecido de raposas. Estos animales
son símbolo dc los herejes astutos y fraudulentos, segun S. Agustín in psalm. VIII.
«Los filisteos entraron por- tierra de Judá, y habiendo noticiado á los natura
les que venían á prender á su paisano, tres mil de estos bajaron a la caverna de
Etham, y dijeron á Sanson : no sabes que estamos sujetos á los filisteos í? porqué has
hecho esto? Respondióles: como me trataron los trato. Pues bien, añadieron, no
sotros venimos á hacerte preso, para entregarte en sus manos. Jurad y prometed
que no me dareis muerte, esclamó Sanson. No te mataremos, respondieron, pero
te entregaremos atado. Atáronle en efecto, con dos cuerdas nuevas, y llevado de
la peña de Etham al lugar que despues se llamó Quijada, salían los filisteos á
Y LOS FILISTEOS. 211
recibirle con grande clamoreo; de pronto, el espíritu de Dios entró en Sanson,
el cual rompiendo sus ligaduras con.la.mísma facilidad que el fuego consume al
lino, cogió una mandíbula de asno que halló á mano en el suelo, y esgrimiendo
esta arma improvisada, y ayudado seguramente de los suyos, mató hasta mil ene
migos. Tras la fatiga del combate, ensalzando al Señor por su victoria, le pidió
se sirviese aliviar la sed que le acosaba; y el Señor milagrosamente hizo brotar
agua por entre una muela de la consabida quijada, con lo cual refociló Sanson su
espíritu y cobró fuerzas.»
Segun el ya citado Du-Clot, partiendo del mismo testo hebreo, la fuente aquí
mencionada salió dela roca de Leji ó Quijada, á cuya opinion parece acojerse
nuestro mismo familiar intérprete, pues supone que el agua saltaba por la cavidad
de una de las muelas de la mandíbula , habiéndose conservado esta fuente hasta los
tiempos de S. Gerónimo. Mas, aun cuando dicha agua hubiese brotado de la misma
quijada óde la muela, como sienten muchos de los Padres griegos y latinos,
qué inconveniente hubiera si de todos modos fué milagro? El que tiene en su
mano las leyes dela naturaleza, no es árbitro de producir fenómenos de toda espe
cie, y en el concepto que mas le place?
« Cierto dia que Sanson fué á Gaza, probablemente buscando ocasion de lzacer daño
á sus enemigos, acertó á ver una muger pública ó mesonera, en cuyo albergue entró.
Apenas los filisteos supieron que su enemigo estaba entre ellos, corrieron á rodear
la casa y poner centinelas á las puertas de la ciudad, atisbando en silencio para
matarle á la mañana, al tiempo que saliese. Sanson durmió hasta media noche;
levantóse; se fué á las puertas, y arrancando sus dos hojas con postes y cerrojos,
echóselas acuestas y salió con ellas hasta la cima del monte que mira á Hebron,
distante cosa de dos leguas. '
cc Mas adelante, se enamoró de una mala muger residente en el valle de So
rec, que tenia por nombre Dálila. Fueron los príncipes filisteos á encontrar á esta,
y le dijeron: embóbale, para averiguar de donde procede su gran fuerza, y como le
podremos sojuzgar para atormentarle, estando atado ; en la inteligencia de que si lo
lograres, te daremos cada cual mil y cien siclos de plata. Habló Dálila á Sanson,
preguntándole si habría alguna cosa con la que atado no pudiese escaparse.
Con siete cuerdas de nervios frescos y todavía húmedos, contestó Sanson, que
daré tan débil como los demas hombres. Llevaron los príncipes filisteos estas
cuerdas, y se escondieron mientras Sanson se dejaba atar; mas apenas Dalila
gritó: qué vienen los filisteos! rompió él las ataduras, como otro hubiera roto una
torcida de estopa acercándola al fuego, resultando por consiguiente inútil aquel ar
dzd para averiguar el secreto de su fuerza. Dándose Dálila por burlada, repitió la
pregunta, y segun lo indicado por Sanson, atóle otra vez con cuerdas nuevas,
que nunca habían servido; mas el resultado fué igual á la vez primera. Vueltaá
las quejas y al artificio, nuevamente y con no mejor fruto le sujeto á un clavo
212 SANSON
fijado en el suelo, por sus siete trenzas de cabello, despues de haber en ellas en
tretejido los lizos ó trama de la tela. Visto todo esto, esclamó Dalila: cómo
puedes decir que me amas, si tu corazon no está conmigo! tres veces has men
tido, sin querer revelarme en que consiste tu fuerza descomunal. Tanto siguió
importunándole, tanto le bostigó,dando vueltas sin dejarle respirar un punto,
que al fin desmayando en su ánimo, cedió a un mortal abatimiento, presa entre
el amor y el recelo, hasta que cedió y descubrió la verdad: Nunca, dijo, ha pa
sado navaja por mi cabeza, porque soy nazareo ó consagrado a Dios desde el
vientre materno. Si se me rasurare, huiria mi fortaleza, y quedaría tan flojo como
los demas hombres.
a Convencida Dalila de que al cabo le abría su pecho, envió recado á los jefes
filisteos, en estos términos: volved aun por una vez, porque ahora verdadera
mente me ha franqueado su corazón. Fueron ellos, con la suma ofrecida, y entre
tanto la pérfida muger, haciendo dormir á Sanson sobre sus rodillas, la cabeza
reclinada en su regazo, llamó á un rasurador que le cortó las siete guedejas de sus
cabellos. Concluida esta operación, empezó a menearle y á apartarle de sí, pues
al punto le abandonó su fuerza, gritándole en estos términos : guarda, Sanson, que
los filisteos selanzan sobre ti! Abrió él los ojos, pensando en su interior: saldré
como otras veces, y me desembarazaré de ellos... ignoraba el infeliz que el Señor
se habia retirado de él! Sujetáronle pues, é inmediatamente le quitaron los ojos, y
se lo llevaron aherrojado á Gaza, donde fué encerrado en una cárcel y condena
do a moler, dando vueltas á la rueda de una tahona. >>
Todo lo que anteriormente se refiere entre Dalila y Sanson, es una leccion muy
importante que nos enseña cuánto deben temerse los artificios de nuestro enemigo,
por qué caminos se insinúa en el corazon, é introduce en él su veneno, y como por
grados va perdiendo fuerzas y debilitándose el espíritu del hombre hasta caer en
el abismo del pecado. Cuando se delibera entre el mandamiento de Dios y las so
licitaciones de la criatura, está visto quien es el que vencerá : vence el tentador, lue
go que se da abrigo á la tentación. Descubre Sanson un secreto que debía tener
oculto, en el que consistía toda su fuerza, y del cual estaba pendiente la obra á
que Dios le habia destinado. En lo mas débil é inutil para el hombre, quiso Dios
que consistiera su fuerza estraordinaria, dándole con ello á entender que era un
don sobrenatural. Reveló indiscretamente el misterio, y al propio punto le aban
donó su virtud, y quedó hecho el juguete de sus enemigos. Scio,
« Arrepentido ya de esta falta, iba Sanson recobrando su primera fuerza al paso
que le crecía el cabello, cuando los pfincipes de los filisteos juntándose para ofre
cer sacrificios solemnes á su dios Dagon, y tener banquetes en celebridad
de la derrota y abatimiento de su enemigo, entre algazara y beodez, pen
saron coronar la fiesta haciendo conducir á su presencia á Sanson , para
(livcrtirse y hacerle burlas. Fue en efecto sacado de la cárcel y llevado al edificio
Y LOS rrusruos. 9213
donde aquellos estaban reunidos en gran muchedumbre, componiendo entre mag
nates y gente del pueblo cerca de tres mil personas de ambos sexos, todas allí
hacinadas, y encaramadas hasta las techumbres y galerías para presenciar el es
pectáculo. Entonces Sanson, pretestando cansancio, suplicó al lazarillo que le
guiaba, le arrimase á unas colúnas sobre las cuales descansaba el edificio; al mis
mo tiempo hizo esta deprecacion al Señor: Dios y Señor, acuérdate de mí! restitu
yeme Dios mio, mi fortaleza primera, para vengarme de mis enemigos y hacer
que paguen de una vez el haberme privado de la vista! Al acabar estas palabras,
embrazó las dos colúnas, una por la derecha y otra por la izquierda, gritando: muera
aquí Sanson con los filisteos ! y dando una sacudida sobrehumana, ladeáronse ambas
colúnas y arastraron en su caída todo el edificio, con las gentes del concurso, que
perecieron aplastadas entre los escombros. Así mató Sanson en su muerte, hartos
mas que había inmolado en vida. Poco despues, acudiendo sus hermanos con la
parentela toda, recogieron su cadáver, y fueron á deponerle en el sepulcro de su
padre Manué, entre Saraa y Esthaol. >)
Lo queá primera vista parece un acto de desesperación y un deseo de ciega
venganza, dice el P. Scio, es en realidad un sacrificio voluntario que hace
este grande hombre de su propia vida, para cumplir los designios de Dios
sobre su pueblo, y sobre los que le oprimian. Fiel á su vocacion, había bus
cado toda su vida ocasiones y medios para debilitarlos: Dios le presenta la
última, y la abraza con ardor y resignación. Sabe que le costará la vida, pero
lleno de fé se cree feliz en perderla, haciendo la voluntad de Dios y dando cima á
la obra que le habla sido encomendada; y por medio de una muerte tan generosa,
acaba de espiar sus faltas, y asegura la felicidad eterna.
El lector, que en las acciones de Sanson registra una mezcla aparente de bien
y de mal, no podrá fácilmente conciliar esto con lo que la Escritura nos cuenta de
su nacimiento milagroso, de su consagración ó nazareato perpetuo, y con la pre
senciadel Espíritu de Dios que residía en él. Para no dar en- algun escollo, debe
recordarse que muchos santos en cl antiguo Testamento y aun en el nuevo, han
hecho acciones estraordinarias, que seria dificil justificar por las reglas comunes,
pero que pueden cohonestarse como inspiradas por un movimiento especial del Se
ñor, en cuya razon aunque ellas no servirán de modelo, tampoco sus autores se
rán reprensibles. Así lo confirma S. Pablo apropósito de Sanson, y esto es lo que
debe sentir un lector piadoso, aunque la Escritura no tuviese otra acepción que la
histórica é inmediata. Ademas, segun S. Agustín, la vida, los matrimonios, y en ge
neral las acciones de aquellos santos que precedieron al Salvador, eran una profecía
del tiempo presente, en que la Iglesia se halla constituida por la fé en la muerte de
Jesucristo. Bajo esta base, no puede dudarse que el dicho sentido histórico é inme
diato de las acciones de Sanson, es un velo que encubre otro mas profundo y mas
sublime, del cual es objeto el mismo Jesucristo.
l. 51
214 ' sAivsorg

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTORICAS.

Nació Sanson el año del M. 28/48, antes de J. C. 1152; trató de casarse á


los 18 de edad, y tenia 49 cuando se escapó de Gaza acosado de sus enemigos.
Cinco años despues (en los 2886 del M., 1114 antes de J. C.),acaeció la trai
cion de Dalila, de cuyas resultas, hecho prisionero, se vengó perdiendo la vida.
La antecedente historia, ofrece una de las analogías mas notables entre el paga
nismo de la Grecia y los relatos de la Sagrada Escritura, evidenciando que las in
venciones princípales de la fabulosa mitología, tienen su procedencia de este divino
manantial. Sanson essin duda alguna el prototipo del Hércules pagano, por la iden
tidad de muchos rasgos, aunque amplificados despues y adulterados por la libertad
delos poetas. No puede darse mayor parentesco entre el pasaje de Sanson con Dá
lila, y el de Scilla princesa de Megara, cortando á su padre Niso el cabello de oro
del cual pendia la victoria , para entregárselo á Minos, su enemigo mortal. Otra
imitacion tenemos en las Vulpinales ó fiestas de las vulpejas, importadas seguramen
te de Fenicia a Italia, que celebraban los romanos por abril, en la temporada de la
siembra, lanzando al circo una porcion de zorras con teas encendidas en la cola,
para vengarse de los estragos que estos animales causaban en los campos. Un
recuerdo análogo ofrece la lucha del leon, y su vencimiento.

REFLEXIONES MORALES.

Sanson fué suscitado por Dios y dotado de una fuerza estraordinaria, para ven
gar á su pueblo y molestar á los filisteos, sus mas encarnizados enemigos. Los
padres de la Iglesia, y en especial san Gregorio Magno y san Agustín, consideran
la casa de aquella cortesana en que Sanson entró, como la morada de los peca
dores, donde el verdadero Sanson Jesucristo ha tenido á bien establecerse, hacién
dose hombre por amor suyo. Los enemigos conspiraron contra su persona, pero
mientras dormía, mientras los perversos habían hecho cerrar y guardar con Ia
Y LOS FILISTEOS. 215
mayor vigilancia su sepulcro, para quitarle en cierto modo la vida segunda vez
si hubiesen podido, impidiéndole resucitar; levantóse y llevóse consigo á la mon
taña, esto es al cielo de donde descendiera, las puertas del infierno y dela muer
te; pues por la virtud todopoderosa de su resurrección , arrebató cuantos obstá
culos hasta aquel momento retuvieran á los hombres en el cautiverio del infierno
y del pecado. -
Todo lo que pasó entre Sanson y Dálila, encierra para cualquiera que sepa re
flecsionar, numerosas ¿importantes lecciones. Segun el sentir de san Juan Crísós
tomo y de san Efrem, Sanson fué casado con Dalila, y su amor para con ella
legítimo, pero no puede disimulársele, dice Estio, que cediese á sus pérfidos hala
gos. Mengua en efecto fué para el que tan directamente se sentía vigorizado del
cielo, y á quien no podía ya resistir todo el poder de los filisteos, dejarse vencer
de su vana é indolente condescendencia hácia una muger!
Una de las cosas que mas se han de temer en el mundo, es la intriga, porque
ella no perdona medio para conseguir sus fines. llerir la delicadeza, violar la jus
ticia, atropellar las santas leyes de la amistad, todo esto es pura bagatela para
esos viles esplotadores en provecho propio, de la fortuna, de los derechos, de la
conciencia, y hasta del honor de sus semejantes. Al mismo tiempo que nos mienten
el dulce nombre de amigos, tienen aun los hipócritas, desparpajo para decirnos
que la esperiencia de la ozda les Ita enseñado á menospreciar á los lzonzbres; y no
sotros, mas sencillos, hijos de un Dios que es todo caridad, creemos que la sana
filosofía, lo propio que la religion de la cual emana, solo consiente que desprecie
mos los corazones falsos y las almas soeces, los aduladores y los egoístas.
Qué cosa tan temible, aun para los mas esforzados, ver cuál r dejó abatirse
aquella fortaleza estraordinaria, y cómo el vencedor incomparable de los filisteos,
fué presay juguete de aquellos mismos á quienes tantas veces superó!... Sanson
aunque justo, era hombre. Su ternura es una venda que le oculta las arlimañas de
la muger á quien ama, y esa confianza en sus fuerzas, le inspira una seguridad
que labra su pérdida. En vez de rechazar la tenlacion, juega con ella; por ahí
Dalila se vuelve mas atrevida y ardiente en el ataque, y Sanson mas débil y apá
tico en la defensa. Aunque burlada ella varias veces, no ceja, no se cansa de em
plear alternativamentc reproches, lágrimas y caricias: Sanson tiene la desgracia
de ceder por un momento, y en breve aquel hombre tan invencible, queda derribado.
Nótese empero lo que dice la Sagrada Escritura: su alma cayó en una postra
cion mortal! Sanson siente desgarrarse su pecho entre impulsos y _deseos encon
trados: por una parte teme ofender á Dios; por otra no se resuelveádisgustar á su
amada. Ay! la consecuencia de estas luchas suele ser una completa derrota. Si la
curiosidad es para ciertas personas uno de los defectos mas peligrosos , no le. va
en zaga la indiscreción por los resultados que trae, embarazosos, cuando no su
mamente deplorablesl. . .
HELÍ Y SAMUEL.

EL ARCA PERDIDA Y BECOBRADA. LIDES CON LOS FILISTEOS.

(Reyes, 1.”, cup. i á 1.)

«Heli, descendiente de Ithamar segundogénito de Aaron, era gran sacerdote en


esta época, y desempeñaba su ministerio en Siloh, donde se hallaba el tabemá
culo del Señor; cuando vino al mundo Samuel hijo de Elcana y 'Ana, de la tribu
de Levi, en la pequeña ciudad de Ramatha, situada en la montaña de Ephraím.
Fué este, profeta y juez de Israel por muchos años: Ana su madre, despues de
conservarse estéril gran parte de su vida, enderezó al señor tan fervientes súpli
cas, que por último alcanzó la dicha de tener un hijo, digno premio para ella de
su piedad y su fé. Sabiendo que este hijo lo debía solo a una merced insigne de
Dios, no vaciló en consagrársele para siempre, ínsíguiendo una promesa queha
bía hecho; de manera que apenas lo hubo destetadoffué á presentarlo á Heli para
el servicio del tabernáculo, y alli espresó su honda gratitud en frases las mas su
blimes. Samuel ministraba delante el Señor, revestido con un ephod de lino, y su
madre le hacia una tuníquita que le llevaba todos los años en una de las fiestas,
cuando iba con su marido á ofrecer el sacrificio solemne.
«Tenia Heli dos hijos, Ophni y Phínees, hombres sin conciencia, que desco
nocian al Señor, y su deber de sacerdotes para con el pueblo. Muy grave era el
pecado suyo a los ojos de Dios, pues con sus vejaciones apartaban alas gentm del
sacrificio del Señor. 0ra fuese por contemporízaeion, ora por la flaqueza inherente
á su edad avanzada, Heli no cuidó de reprimir los desórdenes de aquellos, y de
resultas el Señor le hizo saber que por castigo de esta negligencia, el sacerdocio
saldría de su familia.»
El Señor había prometido el sacerdocio a la familia de Aaron perpetuamente;
había prometido tambien para siempre, el soberano pontificado á la familia de
Eleazar, por el zelo de la honra de Dios que mostró Phinees;veso no obstante, pa
só esta dignidad a la familia de Ithamar, sin que la Escritura nos diga ni el tiem
' a

MJBRADA. LlDlíS t ‘N LOS FlLlSTlitjS.

glleyon, l.°, cup. l a ‘L;

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un». an una sus zagvifirú’ par; atar-mado una ¡»romcsti que ha
¡»ia tmbn‘ en. enseñen» ¿jar lu rár-iifaiaïsv - á ¡irvstriitarlo al Hell para
_ el‘ NPt-‘VWIQ aer; tuamtáruio, y all‘: han wait: gratitud vn frases las mas su
bllllirr . ministraba tlelau.‘ Modo con un Cphtltl de lino. y su
Ilhltll“ ‘¡lil una tuniquita v.” 2mm . ns años en una de las licstas.
marnan . .t con su marido á- ilemnc .
- Ï-xua llPlÍ (los lIÍjOS. l‘ ¡bres sin conciencia. que (luto
n— v. u al Señor, y su d ' "con el jim-lili». Muy grave en: el
¡n . .- l - suyo á los ojo— un - a- rjzu-ionvs apartaban alas gentes del
.\-"'l.¡¡-.'Í0 del Señor. mt: -u¡n r? zarion. ora -poi' la ilaqncza inherente
a su edad ¡avanzo ..:: m «iv a. ¡mmir los (ltbnrtlvlws de aquellos. y de
¡‘Cüllllcr el St-ñr- : .—..l;(-r u‘.- ; :' nai-ligado (rsla ncgligtuiria. el sarcrtlucio
saldría d.‘ <1 .1.»
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neu Y SAMUEL. ' 217


po ni la causa de semejante traslacion, siendo lthamar segundo hijo de Aaron, de
quien descendia Helí. Como este se hizo indigno de tenerla, volvió á la casa de
Eleazar en virtud dela promesa hecha á Phinees, lo que no acaecíó hasta el prin
cipio del reinado de Salomon, cuando Abíathar que descendia de Helí, fué depues
to‘, y pasó el soberano pontificado á Sadoc, que era de una rama de Eleazar. Sin -
embargo, los descendientes de Helí habían de tener lugar entre los sacerdotes del
Señor, segun el v. 33 c. 2. de este libro, mas por un oculto consejo de la divina
providencia,no serian admitidos á su ministerio sino despues de muchos ruegos
y súplicas, hechas á los sacerdotes de la familia de Eleazar, la cual recobraria su
derecho por el castigo de la de Helí.
El pecado de los hijos del sacerdote era muy enorme, y la grande falta que co
metió su padre escesívamente indulgente, estuvo en que debiendo aplicar reme
dios fuertes para reprimir la insolencia de sus hijos, se contento con reprenderles
con demasiada suavidad. Aunque todo pecado es contra Dios, por cuanto se opo
ne á su justicia y santidad infinitas, son sin comparación de mucha mayor gra
vedad los que, profanando las cosas santas, consíenten aquellos á quienes fué en
comendada su custodia. Scio.
«Dormia el tierno Samuel en la habitación de Helí, dentro el templo mismo del
Señor donde estaba el arca. Un día, antes que despuntase la aurora, el Señor le
llamó. Él, pensando que era el sumo sacerdote, corrió á presentáisele y dijo: aquí’
estoy, puesto que me has llamado. No te he llamado, respondió Helí ; vuélvete y
duerme. Retiróse Samuel, y durmió de nuevo. Dos veces mas le llamó el Señor, y
otras tantas pensando oir la voz del sacerdote, iba á preguntarle qué quería.
Viendo todo esto, conoció Helí que el Señor era el que llamaba al niño, y le dijo:
vete y duerme, y si vuelven á llamarte, responde: hahlad Señor, que vuestro
siervo oye. Fuése Samuel y durmióse como antes. El Señor volvió, llegóse á él, y
por cuarta vez le llamó; respondió el niño en los términos que el sacerdote le ha
bía dicho : entonces Dios le habló, anunciándole los insólitos males que iba á des
cargar sobre Helí y toda su familia, males que ya le había vaticinado á él mis
mo, por no haber puesto á raya las indignas demasias de sus hijos.
«Habiendo Samuel dormido hasta la mañana, fue á abrir las puertas de la casa
del Señor; pero temía darle cuenta al sumo sacerdote de su vision. Helí sin embar
go, le llamó y rogó se lo manifestase todo con fidelidad, lo cual hizo Samuel sin
callarle una palabra. El primero, resignándose con humilde sumision á sobrellevar
esta pena, que se había acarreado por la mala direccion de sus hijos, respondió:
Señor es; haga lo que á sus ojos sea agradable.» '
Samuel no estaba acostumbrado á distinguir la voz del Señor, ni las señales que
manifestaban su presencia: Dios empero, le revela á él su palabra y no á Helí, al
paso que nuestro santo mancebo da cuenta á Helí de su revelación, y aprende del
mismo que es Dios quien le habla, y cómo debe responderle y escucharl_e. En lo
i. 55
O

. 218 EL ARCA PERDIDA Y RECOBRADA.


sucesivo continuó el Señor apareciéndosele, como lo hizo cuando se le dió á cono
cer esta primera vez en Siloh con su palabra ó hablándole.
En cuanto al anciano Heli, parece que Dios templó su ira contra él por la re
verencia, dolor y sumísion que manifestó al oír el anuncio de Samuel, y al aceptar
su sentencia; de modo que dejándole lugar para un verdadero arrepentimiento, se
contento con las penas temporales con que le castigo á él y á toda su familia: asi
lo creen comunmente los Padres é Intérpretes. Todo lo que de él vamos a referir
luego, prueba su gran virtud y religion , y parece cosa lastimosa que tan gran
des cualidades, se oscurecíesen con la escesiva y culpable indulgencía que tuvo
con sus hijos. Scio.
«Creció Samuel, y el Señor era con él, y ninguna de sus palabras dejó de
tener cumplimiento, de modo que toda la nacion desde Dan a Bersabee, le reco
noció como profeta fiel del Señor. Por entonces, los filisteos promovieron una nue
va guerra, habiendo desde las primeras hostilidades conseguido señaladas venta
jas contra los hebreos. El pueblo esperando en el ausilio de Dios, hizo traer de
Siloh el arca santa, la que recibió con grandes aclamaciones; pero ignoraba los
perjuicios que debía acarrearle la presencia de Ophni y Phínees, á consecuencia
de la indignación con que el Señor miraba sus escesos. Al pronto, cuando los filis
teos oyeron aquella griteria, llenáronse de terror, pero reeobrados luego, abalan
záronse impetuosamente sobre los judíos, se apoderaron del arca, dieron muerte a
los dos protervos hijos de Heli, y derrotaron a treinta mil soldados, poniendo á los
demas en precipitada fuga.
«Uno de los dispersos, de la tribu de Benjamín, nunczo triste de la fatal derrota,
llegó a Siloh rasgados sus vestidos y la cabeza cubierta de polvo, a tiempo que
Heli juzgaba á la puerta del tabernáculo, sentado en una silla, mirando hácía el
camino, con el corazón lleno de sobresalto por la suerte del arca del Señor. Es
parcida la nueva por todos los ángulos de la ciudad, oyó el pontifice los alaridos
de la multitud, y preguntando qué era aquello, vió venir apresuradamente al sol
‘ dado, que le dijo: yo soy el que he llegado del campo de batalla y escapado del
combate. ¿Dime que ha sucedido? preguntó Heli. Huyó Israel delante de los filis
teos; ha habido gran matanza entre el pueblo; han perecido tambien tus dos hi
jos, y el arca de Dios ha sido cautivada. El sumo sacerdote tenia a la sazon no-.
ventiocho años, y de puro viejo casi no veía. Al oir la pérdida del arca, cayó re
pentinamente de espaldas junto a la puerta, y fracturándose la cerviz , quedó ca
dáver. Poco despues su nuera, muger de Phínees, que se hallaba en cinta y cer
cana al parto, oyendo que el arca había sido cautivada y que acababan de morir
su suegro y su marido, sintióse sobrecogida de dolores, y lanzó tambien el alma
despues de dar á luz un hijo, que llamó lehabod, esto es: donde está la gloria de
Israel!»
' Corrompidos los hebreos por el pecado, lejos de procurar su salud ‘agradando
21*» . ¡‘Elwltrlrï MZfÍOBRÁDA. .‘ ‘
_ .-itccíémlnsoie. «em-i lo liizo citando se le-ïlitl á cono
dt con w :.-Í' u: I f! llálltlxlllldült‘. _
.li. ¡tar-gu .5.“ ¡me templo su im contra a por la re
.u que maz-t. al un el amm- 3-. de Samuel.’ y al aceptar
_ - 1 - que dejanilv‘: 2- .: ll’ pam u-. e "ÜIÍl-ÏÏU¡“wflpvnliÏHiÜÍlÍÜ. Si: —
- ' ' ¡amas temporale- --»u que l" t.‘ ei y á toda su faunilia: así
mente los Pado- t t lil'l'pl't‘lt\. " que. de el xainus ¡’r-referir
su gran virtud _ uioo , _\ j- wrlastimosa. que tan gran
se oscnreeítesen mo la est - - rulpalrle imlnlgerneia que. tuvo
l ïfflfi. ASCÍO. .

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sí- como profiata bel del Señor. Pm ' m. los lllmlvflh‘ pmmovicron una nue
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.dado,-qu-- - -- : ya: un el que iie llegada i-. un-¡po de lraialltt y escapado del
combate e que la .4 - - .' ;-- - " u. llnjó lsrir-l «lt-lante (le los‘ filis
teos; h- ..do gran n. e‘ »—; han peieridci tamlilelt h:- (los hi
jos. 3 «rca dr lllm l’ - -. omo NIPÜÏÍlÜÏI‘ ienia a la srtz-un no: '
v‘ — to años. y (le pe- u '. zi. .\I oil‘ la pertliila del tarea, cayo re-j
pe: HIHPHÏQ de espai‘? n j‘ -- x I‘ ueturímtluysi- la t‘t't \ÍZ , qnulo ea
da- ‘. Poco (lesputw -a nm - i -— . s, que se hallaba en t inta y cer
4 .¡.1 al parto, oye i-lo que . . ' «antivada y que aealaaloaii de morir
t stiegri) y su Ixiztrido. otro-e ‘t. de (lnlurm. y l.-n,',o ¡ambien el alma.
-‘\¡)tl“.\' d: dar ¡{luz uz. hijo. t; w t. lnlllfltl, esto es: d .:ule esta la gloria de
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LIDES CON LOS FILISTEOS. 219


al Señor con buenas obras, y mudando de costumbres y de vida, creyeron gran
jearse su proteccion teniéndole en medio de ellos ;:pero el arca de la ley no puede ser
vir de defensa á sus transgresores, los cuales son condenados por la misma ley ,— que
estaba escrita con el dedo de Dios, y se guardaba dentro del arca. Los símbolos esto
riores de las divinas mercedes, no aprovechan á los que rebeldes quebrantan sus
órdenes. A estos mismos hebreos, de nada valió despues el templo de Jerusalen,
con el que en medio de sus desórdenes-y abominaciones, creían tener toda segu
ridad para dejar de ser envueltos en las ruinas del templo. v
«Muy ufanos los filisteos, lleváronse áAzoto el arca santa, y la colocaron como
un trofeo en el templo de Dagon , junto al ídolo. Yendo allá á la mañana siguien
te, encontraron la estatua tumbada boca abajo, delante el arca del Señor. Bepusié
ronla en su lugar, pero al otro dia la hallaron caída del mismo modo, con la‘ ca
beza y las manos separadas del tronco, sobre el umbral de la puerta. En seguida
el brazo de Dios se descargó sobre aquel pueblo y su territorio, aflijiéndole con las
timosas plagas. Al ver esto, convocaron á sus sátrapas, y dijeron: qué haremos
del arca del Dios de Israel? Bespondieron los de Geth : sea llevada por el contor
no, á ver sí de ella proceden estos males. Paseada en efecto por las ciudades, su
cedió que todos los varones, desde el mayor al menor, sentíanse aquejados deal
morranas que se les pudrian, causando un estrago general. ,
«De esta suerte permaneció el arca del Señor siete meses entre los filisteos, hasta
que al cabo, exasperados, tomaron consejo de sus sacerdotes y adivinos, y resolvie
ron para aplacar la ira del Señor, devolver el arca con algunas ofrendas. A este
objeto la colocaron en un carro nuevo, al que uncieron dos vacas de cría, para
ver si no obstante la natural atraccion hácia sus ternerillos, los que encerraron,
seguirían adelante por el camino de Israel, y asi conocerian que la mano de Dios
medíabaá Bethsames,
ehura en todos aquellos
la ciudadsucesos. Avanzó deenla efecto
mas prócsima el Israel,
tierra de vehículo en detuvo
y se dere V

al llegar á el campo de Josué bethsamita, con sorpresa general de los prínci


pes filisteos que habían seguido en pos, para presenciar aquella maravilla. Júz
guese si seria indecible el gozo de los hebreos al ver de nuevo entre ellos el arca santa,
cuya pérdida tenía colmado de duelo á todo Israel! En esta misma ocasion sin embar
go, los bethsamitas fueron tan indíscretos, que el Señor les castigo con una aciaga
mortadad. Entónces vinieron los de Caríath-iarim, y llevaron el arca á la casa
de Amínadab, situada en el altozano de Gabaa, y santificaron á Eleazar hijo suyo
paraque la custodiase. Desde aquel día tuvo paz la casa de Israel por espacio de
veinte años, convertida ya al Señor con verdadero arrepentimiento.
« Samuel había convocado á todo el pueblo en Masphath, diciendo rogaría por
él al Señor. Estas reuniones fueron prohibidas por los filisteos cuando se vie
ron pujantes; así que, habiendo de ello tenido noticia, salieron decididos contra los
de israel. Temerosos estos de encontrarse con sus enemigos, dijeron á Samuel:
220 HELÍ v SAMUEL
clama por nosotros al Señor con instancia, paraque nos libre de manos de los
filisteos! Samuel tomó un corderíllo deleche, ofrecióle en holocausto, y clamó al
Señor por el pueblo; y el Señor le oyó. Trabado en efecto el combate por los
contrarios, una horrible tormenta descargó sobre ellos y los aterró de tal suerte,
que fueron derrotados por Israel, el cual los fué acuchillando hasta las inmedia
ciones de Bethchar.
«Quedaron pues humillados los filisteos, y desde aquella fecha en adelante no
osaron mas llegarse a los términos de Israel. La mano de Dios pesó sobre los mismos
durante todo el gobierno de Samuel, y fueron restítuidas cuantas ciudades habían
conquistado, desde Accaron hasta Geth, con sus ejidos. Libres los israelitas de
sus manos, una paz general dentro los limites de Canaan, subsíguió a este triunfo.
Samuel mientras tanto, juzgaba al pueblo, y cada año daba una vuelta por Bethel,
Gálgala y Masphath, regresando luegoá Ramatha, donde tenia su domicilio fijo, y
en cuyo lugar puso despues un altar al Señor.»
Aquí se dá la idea de un escelente pastor del pueblo, que va visitando el país y
ofreciéndose á todos, paraque sin gastos ní viajes puedan terminar sus disputas
y pleitos. Aunque Samuel fué ofrecido por su madre al servicio del tabernáculo,
aqui se ve como el voto particular debe ceder siempre al bien público y á la vo
luntad de Dios. Samuel edificó en Ramatha un altar al Señor, quien .pa,ra con
suelo del profeta, ó para avivar la piedad del pueblo que concurria allí á tratar
con Samuel, dispensó en esta ocasion la ley que lo prohibía». Amat.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.

Samuel, levita-por su padre de la familia de Caath, nació y vivió muchos años


(hacia los del M. 92849, antes de J. C. 1151), en la ciudad de Ramatha de Zophim,
montañas de Ephraim,‘entre Bethel y Gabaa, donde residían los levitas de la fa
milia de Zoph ó Zuph, uno de los descendientes de Caath. Su nombre es una con
tracción de SauL-me-el, solíczïado de Dios. Dispútase -entre los intérpretes si llegó
ó no a ejercer el sacerdocio, diciendo unos que efectivamente lo ejerció, puesto
llevaba el ephod, ofrecía sacrificios, ungia reyes, y despues de muerto Heli hasta
la mayor edad de los nietos de este, nadie mas que él estuvo al parecer cerca del
tabernáculo. Los‘ de dictamen contrario objetan que el llevar ephod, el sacrificar
EL ARCA PERDIDA Y naconnana. 291i
y el consagrar reyes, nada prueba, pues en determinadas coyunturas lo propio
hicieron David, Saul y algunos profetas. No es verosímil que Samuel llegase al
sumo-sacerdocio, por no pertenecer al linaje de Aaron ; y si en algunos pasajes se
le pone en el número de los que invocan al Señor, es como simple levita, admi
tiéndose el nombre de sacerdote en tal caso, en una acepción general, esten
siva á cuantos se emplean en servicio del altar, y ejercen el oficio de medianeros
entre Dios y el pueblo.
La revelación de Samuel acaeció á los doce años de su edad, y la muerte de
Heli y sus hijos, á los del M. 2888, antes de J. C. 1112.

REFLEXIONES MORALES

Dichosas aquellas madres que estan persuadidas como la de Samuel, de que


sus hijos no pertenecen á ellas sino á Dios, pues les han sido confiados como un
precioso depósito, del cual tendrán que dar cuenta un dia, y que deben criarlos en
.el amor y oltemor del Señor, predisponiéndolos para la virtud desde sus mas
tiernos años. «La juventud, dice S. Basilio, es como una blanda cera, suscepti
ble de recibir todas las formas, á lo cual se presta- con facilidad. ¿No sabemos por
la historia, de aquella virtuosa Blanca, madre de S. Luis, precioso dechado de una
madre.cristiana, que siempre repetía á su niño: oh hijo mio, te amo mas que á
mi propia, pero antes quisiera verte muerto que saber te has mancíllado con un
solo pecado mortal?» Una educación que estribaba en tales principios, reportó
sus frutos: Luís, en medio de los peligros dela grandeza, conservó el tesoro pre
cioso de la inocencia, y llegó á una eminente santidad. No hasta que un padresea
bueno él mismo, sino se esmera en hacer buenos á sus hijos, sino se aplica con
dulzura y firmeza á corregir sus defectos, y sino pone ahinco en guarecerles á
tiempo, de los peligros que surjen á cada paso en la tierra. «Los padres que edu
can mal á sus hijos, mas bien que padres merecen llamarse asesinos de ellos,» dice
S. Bernardo; y añade S. Cipriano: sed, sed pues verdaderos padres, y no unos
traidores que entregueis vuestros hijos al demonio!
Todo lo que la Sagrada Escritura nos relata de la infancia y mocedad de Samuel,
es á su vez una sólida instrucción para los niños. Este jóven modelo, presenta
cabales ejemplos de las virtudes ¡que convienen á su edad: cumplida fidelidad
á sus deberes, obediencia pronta, perfecta docilidad, candorosa y eminente sen
1. 56
222 LIDES ¡con Los PILISTEOS.
cillez, y notables creces enla virtud á medida que avanzaba en años. Valiéndose
casi de los propios términos, nos habla el Evangelio de la infancia de Jesucristo,
á quien Samuel figuraba. _ <
Cóscse ya de achacar á la religión las faltas de algunos ministros, y los escán
dalos que dan algunos malos cristianos. Acaso la Iglesia, en su tierna solicitud,
no es la primera que recuerda á sus hijos los deberes de cada uno? Vedia como
sin cesar los exorta, alienta, y amenaza si conviene; vedla como ánombre del re
poso de ellos en esta vida, y de sus intereses eternos en la otra, les conjura que se
realzen por medio de la penitencia, siempre que hayan tenido la desdicha de delin
quir, que se esmeren en la oracion, y que procuren ser santos y edificar con
buenos ejemplos.
La derrota de los filisteos, la captura del arca, el castigo de Heli y de sus hijos,
son unas altas lecciones para pueblos y para particulares. Los israelitas con
su ingratitud hacia Dios, se habían hecho indignos de poseer el arca santa, y,
hubiese sido una gran dicha para los filisteos el tenerla consigo, si supieran
estimar debidamente y aprovecharse de tan incomparable tesoro. Es verdad
que ellos no dejaban de formarse una idea muy eminente de la santidad del arca,
y de la pujanza del Dios de Israel, cuyo trono era; de suerte que puede decirse
la recibieron con alegría, colocándola enseguida en su templo, donde desgracia
damente habia un ídolo. Depusiéronla cabe á este ídolo, como pretendiendo her
manar el culto del Dios verdadero con el de sus falsas divinidades, sin tener en
cuenta que el Señor es un Dios celoso, que no tolera rival; y ¡sto fué lo que
acarreó sobre ellos los azotes de su justicia.
Aquí tenemos una perfecta imagen del mundo, es decir dc aquella muchedum
bre de almas egoístas, religiosas á medias, que atascan á. la sociedad por el influjo de
sus malos ejemplos. Es frecuente admirar los primeres de nuestra santa religión , ‘cuya
grandeza se enaltece mil veces, cuya moral se ensalza, y cuyos beneficios se en
comian en general: todos la admiran, y todos se felieitan de hallarse iniciados en
unas verdades, que fueron desoidas de los judíos, y que tantas naciones infieles toda
via desconocen; pero el sacrosanto depósitoes colocado en un templo de ídolos, y en
vez de renunciar francamente a todo lo que sea incompatible con el espíritu del
Evangelio, se quiere conciliar á Jesucristo con Belial, la fé en los sublimes mis
terios del catolicismo, con las rancias ideas judáicas, ó las inconexas máximas de
la filosofia descreyente: alianza monstruosa, que Dios’ castiga las mas veces per
mitiendo seamos esclavizados por vicios y pasiones vergonzosas, así como dejó
abandonados segun S. Pablo á los filósofos paganos, en sus desórdenes groserísi
inos, por haber unido el culto de los ídolos á la idea bien distinta de la divinidad.
Cómo empero Dios pudo permitir que el arca fuese presa de los enemigos de
su nación? El Señor quiso dejar confundida la presuntuosa confianza que los ju
díos vinculaban en el esterior de la religión, y dar á entender álos hombres, que
HELÍ Y SAMUEL. 223
si por un lado tienen ellos necesidad de su apoyo, la gloria de Dios para nada nece
sita el apoyo de los hombres, pues es independiente de todo ausilio estraño, y se sos
tiene por sí misma, y brilla mas por los medios que se escogitan para oscurecerla.
Entretanto el Señor, cuando parece entrar en el país de los filisteos á guisa de pri
sionero y vencido, se hace allí mismo respetar como vencedor y soberano : su arca,
espuesta como un despojo en el templo de Dagon, es adorada por el mismo ídolo
insensible; y apenas los azocios se atreven á reponer la estatua que había caído
derribada á sus pies, la derroca nuevamente, haciendo que sus mutilados miem
bros sean pisoteados los por propios que la adoraban. Hácese llevar en triunfo
de ciudad en ciudad, para recibir parias de sus enemigos y darse á conocer como
el solo Dios, grande y terrible; y despues de descargar sobre aquellas gentes el
peso de su brazo, con las hórridas playas que les envió, fuérzales á que honro
samente devuelvan por sí mismos el arca, y la conduzcan hasta el territorio de
Israel.
Los moradores de cada una de las ciudades por donde el arca era llevada, po
seidos de terror á su arribo, y apresurándose á suplicar fuese pronto devuelta á los
israelitas, simbolizan exactamente á aquellas personas que, en cuanto oyen la pri
mera palabra dirigida á su salvación, en cuanto escuchan anunciar .la primera
verdad del Evangelio, rechazan léjos de sí el arca, esto es la Santísima palabra
de Dios, como si se tratase de imponerles un yugo intolerable; y en vez de aten
der á su enmienda y hacer penitencia, procuran alejar pronto de su vista todo
aquello que pudiera contribuir áinspirarles santas ideas. Lo malo es que esto
creen hacerlo impunemente; pero desengañémonos: la misma aparente impunidad
de su fatal endurecimiento, es el mas grande de los suplicios. Dios en efecto,
si no empieza haciendo sentir el peso de sus juicios con-tremendos castigos, aban
dona las almas á aquella flojedad interior, tras de la cual sus sentimientos quedan
embotados; y si no aflije al cuerpo con asquerosas llagas, lo abandona á brutales
pasiones, que son la realidad verdadera de los males que aquellas simbolizahan.
Posible aun seria librarse de este mísero estado con la ayuda de Dios, cuya piedad
es inagotable; pero no se desea, ni siquiera se piensa, de suerte que muy amenudo
sobreviene la última hora, la cual viene á poner el colmo á el mal haciéndolo
irreparable.
REYES.

SAUL UNGIDO POR SAMUEL. NUEVAS GUERRAS.

REPBUEBA mos Á sm. Á causa m: su nnsonanmvcu.

(lleyen, 1.", cap. s á 10.)

«Joel y Abia, hijos de Samuel, reemplazaron á su padre en la judicatura del


pueblo luego que el mismo, á causa de sus muchos años, tuvo que retirarse; pero
léjos de seguir las edificantes huellas de este profeta, se dejaron corromper por la
avaricia, tomaron regalos, y pervirtieron la justicia. Con esta ocasion, los israelitas
se presentaron á Samuel y pidieron un rey, como le tenían los demás pueblos de
la tierra; sin hacer cuenta de que su rey era Dios, á quien desairaban con esta
peticion. Afligido sobremanera el anciano jefe, consultó en su duelo al Señor, el
cual dijo: Escucha la voz de ese pueblo, y consiente‘ en lo que te pide. Noes á tí
á quien han desechado, sino á mí, paraque no reine sobre ellos. Hacen ahora lo
que hicieron siempre, desde el dia en que íos saqué de Egipto hasta hoy, y con
forme á mí me abandonaron para servir a dioses estraños, así hacen contigo. Otor
gales pues su actual peticionfpero antes represéntales y anúnciales cual sea la
prepotencia del rey que sobre ellos ha de reinar. Traslado Samuel estas palabras '
á la muchedumbre; esforzóse en pintar el triste cuadro‘ de las demasías de un
rey tirano, como eran entónces los mas de oriente, pero los israelitas, firmes en
sus trece, insistieron diciendo : no señor; ha de haber rey sobre nosotros: hemos
de ser como las demas naciones. Venga un rey que nos administre justicia, y que '
marchando á nuestra cabeza, mílíte por nosotros en las guerras.»
Dios se habia declarado rey de su pueblo escogido, y le habia gobernado de un
modo diferente que á los restantes pueblos; mas deslumbrados los israelitas por
el esplendor de las monarquías vecinas, quisieron tambien esta forma de gobier
no (1), y aunque protestaron la edad de Samuel y la mala conducta de sus hijos para
apartar del gobierno al sabio anciano y santo profeta, con quien por tantos títu
l, Amat.
_ nernsz 225
los estaban obligados; la verdadera cansa fue la corrupción de sus corazones, y
la grande propensión suya á contar solamente. con apoyos humanos y materiales.
Samuel, al paso que se mostró insensible á la injuria que le infirieron desechándole,
manifestó su descontento y dolor luego que oyó pedir un rey que los juzgase,
como le tenían los restantes _pueblos. Veía su íngratítud hácia Dios, la ceguedad con
que ellos mismos se arrojaban al precipicio, y el enorme agravio que hacían al
Señor, pretendiendo sacudir su antiguo gobierno teocrátíco, y eximirse de las
manos de Dios parasujetarse y ponerse en las de los hombres. Es una prueba
manífiesta de la cólera del Señor, cuando otorga á los mortales lo que piden con
tra el órden regularde su providencia. Hubiera sido una gran misericordia suya
el desechar la proposición de este pueblo, obligándole á permanecer en el estado
feliz de que quería exímiise; pero como se hizo indigno de esta «misericordia,
mereció ser castigado con.la misma concesión de lo que pedía.
Estado deplorable será siempre el deaquellas almas, que por su ceguedad y dureza
de corazon y la violencia de sus pasiones, responden á los que de parte de Dios les
dan avisos importantes , «no haremos nada de lo que decís; tendremos acá uno
que nos domine, que será nuestro amor propio: este es el que reinará sobre no
sotros, pues no queremoshacer aquello que.nos consta que es justo, sino lo que
vemos hacer, y lo que otros hacen t» Scio. -
«Vivía á la sazon un benjamíta llamado Cis, el cual tenia un hijo por nombre
Saul. mozo de arrogante presencia, pues no le había mas apuesto en toda la na
cion. A este eligió el Señor por rey, y he aquí de _que manera. Habiendo salido
en busca de unas pollínas estraviadas de su padre, recorrió sin fruto los territo
rios de Salísa, Salim, Jeminí, y estando en el de Suph, cerca de Ramal/ta, patria
de
ría,Samuel,
cuando trataba
un mozoya que
de volverse porle elaconsejó
iba con él, cuidadopasara
en queá consultar
su dicho alpadre esta
varon V de
Dios que residía en la cercana ciudad, noblesujeto, cuyos anuncios todos se
veríficaban sin falla. Fueron en efecto con un pequeño presente en dinero, y ha
biendo trepado por una cuesta, encontraron algunas doncellas queles dijeron
donde hallarian al vidente ó profeta. Es de saber que el_día antes, Dios había re
velado á Samuel la llegada del hombre que debía ser ungido rey, y electo caudillo
del pueblo de Israel ; yasí, apenas Saul se presentó, la voz secreta de Dios le dijo :
he aquí al hombre consabido; ese es el que ha de reinar. '
«El santo profeta hospedó á Saul en su casa, con las mayores muestras de aten
cion y deferencia. A la mañana siguiente salió acompañándole; y cuando des
cendian á la parte mas baja de lacíudad, detúvose con él, haciendo que el mozo
se adelantase un poco, y enseguida sacó una redomita de óleo ó bálsamo, que
derramó sobre la cabeza de Saul, y besándole dijo: el Señor acaba de ungirte
príncipe sobre la herencia suya: tu serás el que librarás al pueblo de manos de
sus enemigos que le rodean. Como prueba‘ de ser disposición de Dios lo que le
l. 57
226 SAUL UNGIDO POR SAMUEL.
acababade decir, anuncíóle varios sucesos inmediatos, á saber: que encontraría
unos hombres en la frontera de Benjamin,-.los cuales. le anunciarian-haber ya pa
recido las pollinas ; que otros-en la encina del Thabor, yendo á adorar á Dios en Be
thel, le harían un presente de algunos panes; y por fin, que-daría con un coro de
_ profetas en el altozano donde esta el presidio de los filisteos,- entre los cuales había
de profetízar arrebatado súbitamente por el espíritu del Señor, quedandotro
cado en otro hombre. Sucedió en efecto todo esto, y Saul, tandas/raso á los ojos
‘del mundo, que buscando unos jumentos halló corona y trono, volvióse á Gabaa, y dió
cuentaá un tio suyo de su espedicion, pero callándole lo que Samuel le había
anunciado tocante al reino, » - .
Samuel despidieraal- pueblo despues que pidió rey, esperando que el Señor le
revelaria quien fuese el escogido para este empleo, como lo declaró Moisés
previendo semejante caso (Deuter. 17, 14). Todas las circunstancias que con
curren para el cumplimiento de la promesa de Dios, nos hacen conocer y ad
mirar una secreta y maravillosa providencia, que es la que todo Io gobierna
con el mayor acierto, y dispone todas las cosas del universo. Scio.
k xLa uncion era muy comun entre los hebreos, pues se usaba por lujo en asam
bleas y actos ceremoniales, ó como medida sanitaria en los baños, en el embal
samamiento de cadáveres etc. «El uso de ungir a los reyes, fué una manera de
predicción del Mesías, quien debía ser juntamente Rey, Sacerdote y Profeta.
Muchos Santos Padres creen que el óleo empleado para estas unciones, era el
mismo que servía para los sacerdotes, del que se habla en Ex. 30 , 23. Amat.
Los profetas á quienes debió encontrar Saul, entre los que sintió arrebatarse su
espíritu, y mudarse en otro hombre; eran «ciertas personas escogidas y consa
gradas á Dios, que bajo la dirección de Samuel se ocupaban en continuas medi
taciones y ejercicios .de piedad, y en cantar himnos sagrados, que acompañaban
con variedad de instrumentos, preparándose asi para recibir de Dios las inspira
eiones y revelaciones profétícas. Los mismos fueron despues llamados, lzybs de 10s
profetas. La mudanza que Dios operó en Saul, solamente miraba á las cualidades
líuínanas, álaspeculiares de un príncipe grande, aunque no sólidamente virtuoso.
Quitóle la bajeza de pensamientos groseras, que eran propios de su pristina
condición y estado; comunicó luz á su espíritu; le infundió valor; le hizo
capaz de formar con prudencia grandes designios, y ejeeutarlos con firmeza,
y le concedió el raro talento de saber gobernar a los otros. Este ejemplo da
bien áentender, que el Señor otorga á los que llamaá un ministerio, los talentos y
y cualidades necesarias para poder desempeñarle; sinembargo Saul se perdió,
y fué reprobado por el abuso que hizo de estos mismos dones : qué deben pues esperar
los que llenos de ambícion, se entran por empleos y cargos ‘sin ser llamados, y
sin las prendas y cualidades necesarias para bien desempeñar su cometido? Scio.
«En esto Samuel, queriendo pregonar públicamente por rey á Saul, convocó en
NUEVAS GUERRAS. 227
Maspha á toda la nación, en faz del Señor. y habiendo sorteado la tribu, ' y ense
guida las familias de la que salió favorecida, cayó el lote en persona de Saul,
confirmándose así. la elección ya secretamente realizada: prueba manifiesto de que
Dios dirige las suertes, bien asi como las demas cosas que acontecen entre los bom
bres. Buscaron luego al agracíadó para investirle, y no pareciendo, hiciérónse
varias diligencias, y al cabo fué hallado oculto en su casa. Samuel le mostró al
pueblo, diciendo : aquí veis al que el Señor ha elegido; no hay otro semejante á él
en la nación! Era efectivamente de tal apostura y gallardia, que sobrepujaba de
toda la cabeza á los demas hombres. El pueblo al mirarle, gritó: viva el rey! Se
guidamente Samuel espuso y estendió en un libro, la ley de la monarquía, que
depositó en el Tabernáculo ante el Señor, y habiendo disuelto la asamblea,
cada cual se volvió para sus hogares. n -
Aun despues de elegido Saul, el profeta continuó gozando de grande autoridad,
y parece que siguió administrando justicia al pueblo, y siendo el consejero de la
nación y del mismo rey en los negocios concernientes á la religión. Amat.
Partiendo de infundados supuestos, los impíos se atreven á acusar á Samuel de
ambicioso, usurpador del sacerdocio, que aspiraba al mando absoluto, y que mi
rando en Saul un rival., le hizo toda la guerra imaginable. Semejantes adulteració
nes son demasiado crasas, paraque un lector sincero no las rectifique en presencia
del mismo sagrado testo. Quién masgeneroso y abnegado que Samuel? Si una
providencia maravillosa le confiere el gobierno, es para el mayor bien de su pueblo :
no pudo él aspirar al sacerdocio, por no descender de Aaron; y si bien sacrifi
caba, era como profeta, pues en su tiempo otros fueron los pontífices. Si accedió
pesarosamente al nombramiento de soberano, -ya hemos visto en su lugar porque’;
tocante á Saul, él fué quien le escogió en secreto, él quien propuso confirmar su
elección para cerrar la boca á los descontentós, segun veremos luego; y si forzado
del amor que le tenia, creyó necesario amónestarle algunas veces por sus inícuasl
demasias, intimándole de parte de Dios ciertas amenazas que se cumplieron, y si
por último le vió impenitente, fué con tal dolor de su corazon, que el mismo
Señor hubo de reconvenirle y consolarle (c. 16, v. ‘1 de este libro). La ambi
cion, el ahinco de este venerable anciano, fué por la- gloria del Altísimo, fué por
el interés bien entendido de su pueblo, como lo estan demostrando las acciones
aun mas insignificantes de su vida. '
«Saul en los primeros tiempos fué muy humilde, pues lejos de engreirse por su
nueva dignidad, con notable modestia disimuló la rebeldía de algunos que estaban
descontentos de su elección. Algun tiempo despues, volviendo tranquilamente de
la labranza en de su yunta, encontró al pueblo de Gabaa muy azorado entorno
de unos mensajeros de Jabes, queacababan de llegar- pidiendo ausilio contra Naas,
jefe arnonita. lnflamado al punto en espíritu del Señor, llenó de coraje, arrebata
sus dos bueyes, los hace trozos, y manda repartirlos por todos los términos de
228 REPBUEBA nios Á SAUL ETC.
Israel, con este anuncio; asi serán tratados los bueyes de todos los que no
salieren, y no siguieren a Saul y a Samuel! A los jabeseos fué dada la
siguiente respuesta: mañana al caldear el sol, sereis socorridos. Repartio desde
luego su ejército en tres cuerpos, y al’ apuntar el dia, fué entrando por en
medio de los reales enemigos, acuchillando amonitas hasta que c1 sol empezó á
hacerse sentir, y disperso de tal modo a los que escaparon, que no se veían dos
juntos. Entonces el pueblo clamó asi a Samuel: Quiénes son los que desec/iaban á
Saul? Entréganos esos hombres, y les daremos muerte. A lo que generoso Saul
contestó: nadie muera en este dia, ya que hoy el Señor ha salvado á Israel.
Propuso luego el anciano profeta ir á Gálgala, para ratificar la elcccion de su rey,
y efectivamente habiendo pasado a aquel lugar, reconocieron de nuevo por sobe
' rano a Saul, en presencia del Señor, é inmolaron víctimas pacíficas, solazándose
recíprocamente. Samuel con tal ocasion, demostró en un rápido discurso, la
sinceridad de la conducta de toda su vida; convenció al pueblo de cuán ingrata
habia sido la suya para con Dios, mas despues de haberle alentado á temer al Señor
y servirle, amenazándole en caso contrario, prometió que seguiría rogando por
él en la convicción de que Dios, por amor de su nombre grande y santo, no
desampararia al pueblo de Israel, al pueblo que habia jurado tomar por propio. Asi
pues, concluyó, teined al Señor, y servidle de veras y de todo vuestro corazon,.
por cuanto visteis las maravillas que ha obrado entre vosotros; mas si persevera
reis en la malicia, peizecereis juntamente vosotros y vuestro rey.»
La gente mala y grosera del pueblo, hombres malignos y soeces, despreciaron
al nuevo soberano y no le quisieron hacer sus presentes, como se acostumbraba
con los reyes orientales, y poco satisfechos de su elección por ser de una familia
ínfima de israel, le creían incapaz de acciones generosas : despues de haber osado
pedir un rey, osaron tambien no querer obedecer al que Dios les habia dado.
De otra parte Saul, por la mudanza de estado que le sobrevino, no altero su corazon
en modo alguno, ni se movió a dejar el honesto ejercicio de la labranza y mé
todo de vida que antes tenia, ni este le estorbo que llegase o. tiempo para defen
der su reino. Ahoranos parece una cosa muy estraña ver á un soberano que iba
á arar su tierra; mas no lo era entonces: David elegido rey, volvió á apacentar
sus rebaños: aun entre los romanos, se vió llamar por cónsul á quien estaba
arando, y elmismo concepto tenían los griegos de las labores del campo.
_ Rasgo muy noble fué de Saul el perdonar despues de la victoria asus detractores,
y ejemplo grande de moderación y clemencia para los príncipes, en que deben
poner toda su gloria y aun el mas seguro apoyo de su imperio... Tales son los
primeros avanzes de Saul; mas en qué vendrán á parar unos principios tan feli
ces? Solo este pensamiento debe hacer que nos estremezcamos, y que todo lo te
mamos de la flaqueza é instabilidad del corazón humano.
'[‘ocante al gran profeta Samuel, conviene admiremos su ingeniosa caridad.
_ almas. 229
De qué medios no se vale- para hacer que vuelva- en sí aquel pueblo, ciego y obs
tinado en su delirio! pero despues que le tiene humillado, aterrado y reconocido, -
le alienta con la esperanza del perdon, con la bondad de Dios, y la memoria
de sus promesas; le muestra el remedio de su delito, que era convertirse sincera
mente al Señor; le exorta con dulzura áservirle de todo corazón, y le consuela,
asegurándole que no cesará de rogar por él y mostrarle el’ camino derecho que
debe seguir. ¡Modelo escelente de los pastores de almas, por quien se ve que una
de sus principales obligaciones, es orar incesantemente por el rebaño encomen
dado asu cuidado! Samuel, habiendo recibido de los israelitas los ultrajes mas,
atroces, fue por ellos el medianero para con Dios, y tuvo el gusto mayor que
pueda caber á unalma grande y generosa, que es, no-solamente perdonar las in
jurias recibidas, sino contribuir á lo felicidad de sus mismos enemigos. Seto.
Amat. - - ‘
a Es muy dificil conservar la humildad en la eleoacion; así lo acreditó Saul en
dos sucesos que le acarrearon la animadversion y el.castigo del Señor. Corría el se
gundo año de su reinado : puesto él al frente de dos mil hombres escogidos, guar
daba las alturas de Bethel y el desfiladero de Machmas, junto á Gabaa, á unas
dos y media leguas N. de Jerusalen; mientras otros mil, á. las órdenes de su hijo
Jonatás, se hallaban apostados enfrente de Gabaa, donde tenían ‘un puesto los filis
teos. Habiendo sucumbido esta guarnición, fué pasada á cuchillo por las tropas de
Jonatas, lo cual dió grandes alientos á Israel, pero al mismo tiempo exasperó
á sus contrarios, de cuyas resultas congregándose prontamente, salieronácam
paña con treinta mil carros. ú hombres de carro, y mucha infantería y caballería.
Los hebreos, viendo venir contra sí aquella hueste formidable, ocultáronse unos en
grutas y cuevas, otros huyeron a las tierras de Gad y Galaad, mas allá del Jor
dan; en suma, fué tal su espanto, que Saul quedó casi desamparado en Gálgala,
con solo seiscientos soldados, desprovistos de armas, pues no había quien las fa
bricase desde que los filisteos predominaban. El rey, cediendo en aquellos momen
tos á. una preczpdacíon zndzscrela, sin esperar á Samuel que había pedido siete
días de plazo para presentarse, hizo traer holocáustos y hostias pacíficas, y abro
gándose las funciones saoerdolales, los ofreció por sí mismo al Señor. Cuando es
píraba el séptimo dia, apenas estuvo consumado el sacrificio, compareció Samuel.
Qué has hecho? pregunta este indignado. Como vi, responde Saul, quela gente me
abandonaba, y que tú no acudías dentro ‘el plazo marcado, al paso que los filisteos
se iban agolpando en Machmas,_ dije para mi : el enemigo va á descender contra
nosotros en Gálgala, y yo aun no» he aplacado al Señor. lmpelido pues de la ne
cesidad, acabo de ofrecer -este holocausto. A lo que replicó Samuel : obraste desa
cordadamente no cumpliendo los mandatos que te intimó el Señor Dios tuyo. Si
eso no hicieras, desde luego tu reino se afianzara para siempre sobre Israel ; pero
ahora ya no será mucha su duración. El Señor se ha buscado otro varon segun su
l. A 58


230 SAUL UNGIDO pon SAMUEL.
ánimo,al cual llama á ser caudillo del pueblo, por cuanto tú no guardaste sus
preceptos. » a '
f’ 5' Verdaderamente llena de asombro que una falta, tal vez disculpable a los ojos
de los hombres, fuese el principio de la reprobacionde Saul. Samuel le había man
dado que aguardase siete días; y aguarda en efecto hasta muy adelantado el dia
séptimo, sin que parezca el profeta. Tenia sobre sí un ejército formidable : todas
sus gentes le abandonaban, y se vió á punto de quedarse solo, y de que los ene
migos se dejaran caer sobre él á cada momento. Debía presentar la batalla sin
haber aplacado con sacrificios á aquel Señor de quien esperaba la victoria? seria
prudencia esponerá una ruina que parecía inevitable, los negocios del estado,
por seguir literalmente la órdeu del profeta, cuyo retardo pudo proceder de al
gun nuevo y- espreso mandamiento del mismo Dios‘? No era mas puesto en razon
en una necesidad tan estrecha, acomodarse á las circunstancias, y despreciar al
gunos momentos que faltaban para el termino señalado? Qué leccion esta para
las príncipes! esclama el P. Scio. La sentencia que el mismo Dios pronuncia, da
claramente á entender de cuánta gravedad fué el pecado de Saul. Pecó desobede
ciendo a Dios, y pecó escusando su pecado, que es lo mismo que no reconocerse
pecador. Todas estas disculpas contra una órden del Señor, eran impertinentes.
Su accíon le fué reprendida como una locura, porqué creyó sinduda que, ó en
Dios no había bastante sabiduría para prever todos estos lances, ó que le faltaba
poder para remediar los daños que podían sobrevenir. Qué tinieblas y qué orgullo
no se encierra en semejante modo de pensar! Saul se hizo juez de las órdenes de
Dios : pretendió reformar sus altos designios: puso todo su apoyo en solas sus
fuerzas; y lo creyó todo perdido si el pueblo le abandonaba, como si el Todopode
roso tuviera necesidad de tropas para vencer. La reprobacion de este primer rey de
Israel, enseña a todos los superiores que su condición hace enormes las mas pequeñas
falt.as, y que con mayor rigor exije el Señor de ellos que de los inferiores, que
sean puntuales y exactos en obedecer sus órdenes, y que será terrible la cuenta
que les pedirá un dia en su rectísimo juicio. El nuevo varon de quien habla cl
profeta, es David. El primer rey fué dado álsrael por un efecto de justicia, yse
gun el corazon de los hombres que le pedían; el segundo es dado por misericor
dia, segun el corazon de Dios que le escogió. Scio.
Debe notarse que antiguamente, todo hombre apto para las armas estaba obli
gadoá salir contra el enemigo, de suerte que el ejército era la nacion entera, como
sucede aun hoy dia entre los maronitas, los drusos etc. Volney, filósofo incredulo,
hablando de la Siria, observa que una pequeña estension de tierra puede contener
allí una población muchísimo mayor que en otras partes, y concluye advirtiendo
no debemos admirarnos de que un reino tan corto como era el de los judíos, reu
niese docientos ó trecientos mil hombres contra el enemigo. La falta de armeros
se rcmontaba á los tiempos de Heli ó de Sanson, y tal vez por esto -sc adiestraron
NUEVAS GUERRAS. 231
los hebreos en el manejó de'la honda y el arco. La misma prohibición hubo
cuando los caldeós en el reinado de Nabucódonosor, se apoderaron de la Tierra
Santa. Amat. —
«Entretanto los filisteos salieron en tres bandas al pillaje, y habiendo enviado
un destacamento para ocupar los desfiladeros que hay entre Machmas y Gabaa,
donde estaba Saul al confin del territorio, acampada debajo los granadas de Ma
grón; el príncipe Jonatás concibiendo súbitamente un plan heróíco, fiadoen lapro
teccíon de Dios, ideó penetrar sólo, con su escudero, en el campo de los contrarios,
y efectivamente despues de haber arrollado una avanzada de veintehombres,
fué- ásembrar la confusión entre los enemigos de tal modo, que unos contra otros
volvieron frenéticamente sus propias armas. Por un lado la ausencia de Jónatás,y
por otro la confusa griteria que salia del campo filisteo, hicieron sospechar á Saul
lo que acababa de pasar; y así, habiendo ordenado á Achias hijo de Aohitob, cn
tónces sumo sacerdote, que se acercase á consultar al Señor en el Arca Santa,
aquel dia trasladada entre los hijos de Israel, avanzó prontamente á la cabeza
delos suyos, y con ausilió de los fugitivós que salieron de sus escondite-s, y de
los que antes se habian pasado á los filisteos, fué acosando a estos hasta Betha
ven, y acuchillándolos desde Machmas á Ayyalon. En el primer arranque de pre
cipitación, había hecho un juramento execratorío contra todo aquel que’ probase
bocado antes de llegar la noche yde terminar el combate; desgraciadamente su
hijo no oyó esta» prohibición, y al pasar por un bosque donde destilaba por todos
lados la miel silvestre, mojó en ella la punta su bastón, y probó de cobrar nuevos
bríos con aquel refrigerio. Averíguada la falta, hubiera Jonatás perecído sin reme
dio á no interponerse el ejército, que recordando sus buenos servicios, le puso á
cubierto de la severa rigidez del rey. »
La empresa de Jonatás , mirada con la sola luz_de la prudencia humana, pa
rece temeraria ; pero nó si se considera la fé y esperanza que este mancebo tuvo en
Dios, fundada en las solemnes promesas que el Señor de todo lo criado hiciera al
pueblo de Israel, y especialmente en la que acababa de hacer de la completa
victoria que Saul obtendría sobre los filisteos. Si pues entró en aquel pensa-miento,
fué solo por particular inspiración divina, lo que parece evidenciarse con el feliz
suceso que tuvo su empresa. Poco despues el mismo, á punto de perder la vida
a causa de una maldición pronunciada ligeramente por su padre, solo se salvó
cuando el pueblo recabó de Saul no se cumpliese su sentencia, cuya accion era
atroz y evidentemente injusta. Saul al hacer su juramento, no había consultado
al Señor; siguió solamente su capricho, y así no es maravilla que se descubra
tanta indiscreción y lijereza en este acto. Por lo mismo el Señor, celoso de su glo
ria, confunde la sóbervia de Saul, se retira de él, le deja en manos de su consejo;
se escapan los filisteos; y lo que propuso como medio para acabar con ellos, mas
prestó fué el mayor obstáculo para su logró. Desfallecido el ejército con la fatiga
232 REPRUEBA mos Á sAui.‘ src.
y el hambre; no los puede perseguir; la alegría del triunfo se convierte en tris
teza, y está á punto de parecer el mismo que habia librado-á israel. Scio, Aznat.
Tras la anterior campaña, Saul díó brillo a su trono en otras nuevas no menos
gloriosas contra los moabitas, los amonitas, los idumeos, los reyes de Soba, los
filisteos, y todos los enemigos de la comarca; por fin, reunido su ejército, desha
rato alos amalecitas, constantes é ¡acelerados enemigos, librando á Israel de ma
nos de todos los que le asolaban. Componíase su familia de Achinoam hija de
Achímaas, esposa suya, y dercinco hijos, tres varones, Jonatás, Jessui y Mel
chisua, y dos hembras, Merob y Michol. Solía asociarse los guerreros que mas
dcscollaban en la guerra, y habia conferido la capitania general de sus tropas á
Abner hijo de Ner, su primo hermano.
«He aqui ahora por qué nuevo hecho se acarreó la reprobacion del Señor. Era
llegado el tiempo de cumplirse el decreto de destrucción contra los amalecitas.
Samuel, por inspiracion—divína, comparece mandando se hagaáaquellos idólatras
una guerra asoladora, de total esterminio. Saul obedeciendo esta orden, parte á
la cabeza de docientos diez mil hombres, y va a poner emboscadas en el torrente,
cerca de la ciudad de Amalee: qiiebranta empero el mandato del Señor, pues en
lugar de llenarlo puntualmente consumando el esterminío, perdona al rey Agag,
y consiente que se reserven los mejores rebaños de reses mayores y menores,
las ropas mas escelentes, y en general todo lo bueno, destruyendo únicamente
las cosas viles y desprecíables. Entonces hablo Dios á Samuel», diciendo: Pesa
me de haber hecho rey ‘á Saul, porque me ha abandonado, y no cumple mis
ordenes. El fiel profeta estuvo contristadísímo el resto de aquella noche, clamando al
Señor; y habiéndose levantado antes de ser dia para. ir al encuentro de Saul,
supo que este habia pasado al Carmelo, donde erigió un arco triunfal, y que de
regreso se hallaba en Gálgala, Encontrole Samuel en acto de ofrecer un holo
causto con las primicias del botín cogido á los amalecitas. Bendito seas del
Señor‘! dijo Saul; cumplido he-la orden suya. Pues qué batidos son esos que
oigo, preguntó Samuel, y qué mugidos los que se perciben? Contestó el rey :
son reses traídas del país de Amalec, las mejores, que el pueblo ha conservado
para inmolarlas al Señor Dios tuyo. Entonces Samuel, espresándose comedida
pero enérgicamente, impropero al rey segun merecía por su desobediencia,
despues de las distinciones con que el Señor le habia honrado, y las preven
ciones que le habia hecho: le manifestó que alos ojos de Dios, es preferible una
sumisa obediencia á las víctimas y los holocáustos, importando mas ser docil,
que ofrecer gordura de carneros; por fin, le dijo que puesto él habia desechado
la palabra del Señor, el Señor le desechaba a su vez, y no quería ya que fuese
rey. lle pecado! esclamo Saul al oir esta sentencia; pero tales confesiones pocas
veces nacen de zm verdadero arrepentimiento, y lejos de arguír enmienda, solo sir
ven para acrecentar el justo enojo de Dios. Efectivamente, á la par que confe
naves. 233
saba su pecado, pidió al profeta le rindiera los honores debidos á su dignidad,
en presencia de todo el pueblo, dando con este rasgo ambicioso, un testimonio dc
la justicia con que el Señor rechazaba su hipócrita arrepentimiento. Luego des
pues Samuel hizo que trajesen ásu presencia al rey amalecita Agag, que era
muy obeso y estaba temblando, y con un celo fidellsimo á las divinas disposicio
nes, lo hizo despedazar delante del Señor. Retiróse enseguida á Ramatha, y
nunca mas volvió á ver á Saul; si bien lloraba por él en su retiro, puesto
había dado motivó á que el Señor se arrepintiese de haberle hecho rey.»
Los amalecitas eran enemigos irreconcihables del pueblo de Dios, puesto que
no solamente le habían rehusado el paso, al venir de Egipto, sino que asesinaron
á los que medio muertos de hambre y cansancio, se quedaban detrás del ejército;
atacaron segunda vez á los israelitas en el desierto, y tercera en tiempo de los
jueces, sin cesar de renovar despues los ataques. Saul no ignoraba que Dios le
había mandado por medio del profeta Samuel, destruirles enteramente. Dejó de
hacerlo por querer aprovecharse del botín; pues cuando el Señor pronuncíaba
el anatenia contra un pueblo, todo había de ser destruido ó llevado á sangre
y fuego. Y atendiendo á que Dios es el soberano dueño de la vida, yrque los
niños, reos que eran de muerte por el pecado original, hubieran seguido los
crímenes de sus padres; no queramos guíarnos por las apariencias de una falsa
compasión humana, ni juzgar temerariamente de los justos decretos de la divina
justicia. Los particulares que componen un cuerpo, son dignos de castigo por cl
delito de los que componían este mismo cuerpo muchos años antes, cuando con
su conducta lo aprueban, dando á entender que hubieran hecho lo mismo á
hallarse en iguales circunstancias.
Saul siguiendo el error que era comun á todos los judíos carnales, creía
hacer una obra agradable á Dios ofreciéndole crecido número de víctimas,
pero sin contar con las obligaciones esenciales que debe la criatura á su cria
dor, de las cuales son lo principal confundirse en su presencia, adorar humilde
mente su voluntad, escuchar con docilidad su palabra, y poner toda su dicha y
felicidad en obedecerle, sacrificándole sus pensamientos, sus inclinaciones y sus
intereses. Una religión reducida al solo culto interior, no es la religión del
verdadero Dios, que es espíritu, y quiere ser adorado en espíritu y en ver
dad. El góbernarnos por nuestra razon y voluntad, por nuestros intereses y pa
siones, sin contar en todo con la voluntad de Dios, es poner la mentira en lugar
de la verdad, erigir dentro de nosotros mismos un ídolo, y darle el culto sobe
rano que se debe al Señor... Por esto Samuel, alumbrado del cielo, veía que
no era sincera la penitencia del rey, y le declaró é intimó que Dios no le perdo
naria, ni revocaria el decreto pronunciado contra el.
Agag es la imagen de aquellos hombres ensimismados, que no pueden ni oir
siquiera el nombre de la muerte, porque los separa de todos aquellos objetos
l. 59
234 SAUL UNGIDO por: SAMUEL.
que forman la falsa felicidad de que gozan mientras viven (Eccli. 41, 1, 2 )
Sitio. Amat.
«El espíritu del Señor se retiro de Saul, y un genio maléfico, por permision
de Dios, le atormentaba acerbamente. Viendo esto sus cortesanos, le dijeron:
te atormenta un espíritu malo; si tú lo mandas, tus siervos que estan presen
tes, buscarán un hábil tañedor de cítara, paraque con el instrumento te alivie
cuando te sintíeres agitado. Bespondioles Saul : sea en buen hora; buscad y
traedme el hábil tañedor. Uno de los domésticos, repuso: yo he visto á un hijo
de Isaí betlemita, que es diestro en el arpa, y ademas valiente mozo, buen guer
rero, discreto en palabras, de gallardo aspecto y muy favorecido de Dios. Con
[al liz/cruce, mando Saul unos emisarios á Isaí, diciéndole: envíame tu hijo Da
vid, que está con tus ganados. Isaí tomo prontamente un asno, que cargo de
panes, de un cántaro de vino y de un cabrito recental, y se lo envío al rey por
‘mano de su hijo David, insiguíendo la costumbre de no visitar á los príncipes
sin llevarles algzm presente. Llegado David, compareció ante Saul, el cual le
cobro mucho afecto, y le hizo su page de armas. Enseguida mando otro recado
á Isaí, diciéndole: me place tu hijo; quiero que permanezca cerca de mi per
sona.- Así pues, siempre que el espíritu maligno arrebataba á Saul, cogía David
el arpa (kínnor) yla tocaba, con lo cual refocílábase el rey, calmándose su funesta
agitación.»
El maligno espíritu, dice Amat esplicando este pasaje, se servía del humor
melancólico de Saul para llenarle de temores, sospechas y funestas ideas. Su ¡nis
ma conciencia, agitada con la memoria de sus delitos y de la sentencia que Dios
había pronunciado contra él, acrecía aquel mal humor, que le trasportaba algu
nas veces á un verdadero delirio o furor. Son bien conocidos los maravillosos
efectos de la música para calmar ó encender las pasiones, lo que nos cuentan
aun los historiadores mas antiguos; pero del modo con que se refiere aquí este
suceso, puede creerse que Dios daba particular virtud á la música de David, el
cual al son de su arpa, cantaba tambien salmos á Dios, segun dice Josefo he
breo.
NUEVAS GUERRAS. 235

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRICAS.
..____

Dos hechos de grande importancia resultan de los anteriores sucesos, á saber:


la instalación de la monarquía, y la del cuerpo ó colegio de profetas. Estos ulti
mos eran venerados en toda la nacion, y como dijo S. Agustín, hacian veces de.
filósofos, teólogos, sabios, oráculós y profesores del deber y la piedad. Servian
de baluarte á la religión contra los escesos de los reyes, la corrupcion de los súb
ditos, y el desborde de las costumbres. Su vida, su persona, su lenguaje, todo
era en ellos edificante y simbólico. Suscitados de enmedio del pueblo para lle
gar á ser señal viviente del querer divino, lo que muchas veces les aconteció,
fué una anuncio de la suerte reservada asu patria. Bajo Samuel y Eliseó, prepa- .
rabanse reunidos en comunidad para las revelaciones de Dios por el trabajo, la
oración y el retiro, y los detalles que de sus costumbres han llegado á nosotros,
indican una virtud la mas sublime» (1 ). Su influjo fué trascendental para gene
ralizar las ideas, tendencias, prácticas y observancia de la religión verdadera.
El término de la judicaturay el origen de la monarquía, se fija de comun
acuerdo á la fecha de 1091 antes dela Era cristiana (año del M. 2909 ), 339 des-y
pues de muerto Josué. No está bien determinado qué edad tendriaSaul cuando
subió al sólio, pero seria ya hombre cumplido, pues que su hijo Jonatás era
apto para la guerra. Los primeros sucesos hasta confirmarse su elección, pasa
ron en el primer año; dos despues acaecíó la hazaña de Jonatás, y en del M.
2930 (antes de J. C. 1070), la derrota de los moabitas y otros, y sucesiva
mente la guerra con Amalec; por fin en 2934 del M. (1066 antes de J. C.)
fué cuando Saul, agitado de un espíritu malo, llamó á David.
Bethaven cerca de Machmas, era la misma que Bethel, lugar célebre y de
grande veneración entre los hebreos, por la vision de la misteriosa escala que
allí tuvo Jacob, adonde iban á hacer oracion y aun á ofrecer sacrificios y otros
presentes, mientras no se dió asiento fijo al arca del testamento y al tabernáculo
del Señor. El nombre de Bethaven lo recibió despues_que Jeroboam hizo levan
tar en ella becerros de oro, paraque de nuevo idolatrase el pueblo.
Gabaa, patria de Saul, la que se habia mancillado cuando el atropello del
(I) llosolly, Cristo ante el siglo.
236 REPBUEBA mos Á SAUL ETC.
levita de Ephraim y su muger, estaba situada á dos leguas N. de Jerusalen,
juntoá Gabaon y á Cariat-iarim. En tiempo de S. Gerónimo se veía ya del todo ar
ruinada.
Machmas, al E. de Beethaven y á 9, millas de Jerusalen, con dirección á Rama,
era aun una villa de bastante nota en la época en que escribía Eusebio.

REFLEXIONES MORALES.

Por mas que los impios de nuestros días, como los antiguos, procuren negar
el derecho divino en la ira de su perversa doctrina y de sus obras tenebrosas,
no es menos cierto que la palabra de Dios se cumple en todo su punto, aun
al traves de los sacudímíentos de imperios y naciones: Por mí, dice, reí
nan los reyes y los legisladores ordenan lo que es justo (Prov. 8, 15).
Cuando en su loco orgullo, los reyes ó los pueblos llegan á olvidar el origen cierto
de la autoridad, á hollar bajo sus pies los santos mandamientos de Dios, y ‘á
tener en poco sus amenazas; el Señor les deja algunas veces mecerse en sus
vanos ensueños, mas apenas creen reportar victoria en esta sacrilega lucha con
tra el poder del cielo, la divina providencia da un golpe tremendo! Entonces
pueblos y reyes, salen azorados de su fatal letargo: todo retiembla: aquel que
lleva en sus manos el cetro de los soberanos y la suerte de las naciones, el Todo
poderoso, se manífiesta al fin! Húndese un trono; otro se eleva; el rico es aba
tido; el pobre colmado de bienes, y de polo a polo parece resonar esta leccion
formidable: Comprended ahora oh reyes! lnstrzllos lo que jazyails la “tzerra!
(Psal. 11,10).
La consagración regia no debe mirarse cual una estéril ceremonia; para los
soberanos es prenda segura de la asistencia del Espíritu de Dios, que les ayu
dará a llevar con dignidad el peso de la corona; para los pueblos es la garan
tía mas probable de un gobierno sabio, justiciero, lleno de fuerza, celo y ab
negacion para bien de todos. Viene á ser un juramento solemne, que Dios san
ciona con sus mercedes.
Cuando el Señor desecha á un corazon bastante sobervio para rehuir su
infinita ínisericordia, cómo queda este‘? se abisma en su propia miseria‘?
Harta desgracia seria; no obstante aun le espera una suerte mas acíaga. Donde
el Señor no reina como padre por su gracia, domina el diablo como tirano por
naves. 237
el pecado. Mus como está escrito que los dones del Altísimo no pueden retor
nar á él, sin fructificar para su gloria; si desampara al corazón orgulloso, ofrece
su herencia á otro corazonhumilde, que bien persuadido de su flaqueza y de la
miseria de las criaturas, sólo espere en los ausilios de Dios. 7 )
El mal que afligia á Saul, pudo haber consistido en una enfermedad natural _,
que Dios enviase á aquel príncipe para castigar su endurecimiento; pero nada
impide, y al contrario es lo mas verosímil, que dicho mal naceria de una obsesión
efectiva del demonio. En uno y otro caso, nadie negará el imperio que una música
suave y repósada ejerce sobre los sentidos cónturbados, ni la virtud secreta con
que el espíritu de Dios, animando á David, pudo inspirar á este jóven acentos los
mas propios para echar el espíritu malo, al compás de su angélico instrumento. l?
La música se hallaba muy perfeccionada entre los antiguos, á tenor de va
rios relatos que acreditan la maravillosa sensación por ‘ella producida en los
espíritus y los corazones. inspirada de Dios en su origen, noble en sus acor
des melodías, no tenia otro destino que ensalzar al Señor y acrecer la pompa de
las grandes solemnidades religiosas; pero desde que el hombre ha querido em
plearla en dar pábuloásus bastardas pasiones, la belleza de esta hija de los cie
los se ha marchitado, y degenerando por grados, ha corrido con gran desdoró suyo.
átodo el cinismo de la corrupción. Es verdad que en cualquier tiempo puede
la música hablar al corazón y al alma, pero cuán lejos está de llenar su
objeto tan dignamente en el dia como en otras épocas! Es un hecho asaz
positivo, que nadie recuerda el gran poderío de este arte encantador sobre la mo
ralidad de todas las condiciones sociales, y sin pudor le vemos yendo á ínócular
el veneno del vicio, no solamente en los salones del rico, sino bajó el pajízo te
cho del pobre. Un arte precioso en sí, tan agradable y aun útil cuando está
bien dirigido, truécase en falaz y peligroso á. consecuencia del indiferentismo ge
neral.
Qué otra cosa debe esperarse? no son los cantos dramáticos y los mismos artis
tas de teatro, los que hacen el gasto del arte en nuestrasreuniones, y harto
amenudo en nuestros templos? Sin recibir de las personas religiosas, suficiente
mente ricas y notables, aquella protección liberal y prudente que se necesitaría para
inclinar el talento musico hacia la religión, la mayor parte de dichos artistas
rastrean al nivel de livianas ínspiraciones : sinó, qué sentimientos son los que
ellos se esfuerzan áespresar y promover? podremos medítarló á sangre fría sin
avergonzarnos? He aquí lo que los padres de familia toleran cn sus hijos y en
sí mismos; he aquí un enemigo peligroso que ímprudentemenle nos acostumbra
mos á arrullar, de suerte que ya no es el demonio, sino Dios, al que la música
rechaza del seno de la sociedad !)-¡' ,
Ñ“ "’ —_"’|'l.—-—

DAVID. _

ODIO Y PEBSECUCION DE SAUL.

DERROTA DE ESTE .

(Reyes, I.°, cap. 16 á al.)

David era un mozo rubio, de gallarda apostura y hermosas facciones, hijo


octavo de un efrateo muy anciano, llamado Isaí, vecino de Belén en Judá.
Poco antes de que le llamase Saul, habia tenido una entrevista con Samuel, el
cual por orden del Señor le ungio, desde cuyo acto el espíritu divino estuvo en él,
como predestinado ála corona que debía ceñir su cabeza. «Abriose mientrastanto '
nueva guerra entre Saul y los filisteos, y habiendo acampado ambos ejércitos á
poca distancia uno de otro, Goliat, filisteo de gigantesca estatura y de sobervía
mayor aun que ella, salió por espacio de cuarenta días provocando á los israe
litas á singular desafió; mas la grandeza de su persona, junto con el terrible apa
rato de las armas que llevaba, hacia estremecer a los mas animosos. Entonces
Isaí, envíoá David que volvía estar entre sus ganados, con víveres para tres
de sus hermanos mayores, empleados en el ejército. Cuando David llego al campa
mento y vio á él insolente retador, animado de celo por la gloria de Dios, pregunto
qué premio obtendría el que venciese á aquel hombre. Bespondiéronle que el rey daría
la mano de su hija, y muchas riquezas y franquicias al dichoso vencedor. Beprén
dele aunque en vano uno de sus hermanos; la curiosidad del mancebo llama la
atencion, y presentado á Saul, se espresa así: nadie desmaye por causa de este
filisteo; yo,siervo tuyo, iré y pelearé con él. Movido el rey de sus porfias, le
entrega sus propias armas; pero no estando el joven hecho á aquel arreo, deja
yelmo y coraza, ármase solo de su cayado y de cinco pulidos guijarros, que
mete en su zurron de pastor, y con semejante pertrecho sale al encuentro del
bastardo campeon de los contrarios. Avanzo este al mismo tiempo con gran me.
sura tras de su escudero, pero al ver el antagonista que sele presentaba, esclamó
con desprecio: soy yo acaso algun perro paraque vengas á mí con un palo? y
jurando por sus dioses, le maldijo y añadió : vén, que echaré tus carnes á las aves
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s
DAVID. 239
del cielo y alas bestias de la tierra! Centestóle David muy animoso, confiado en
el Señor de los ejércitos, y habiendo tomado carrera, metió mano al zurron, ar
mó su honda, y disparándola clavó una piedra en la frente al gigante, el
cual cayó derribado sobre su rostro. David corrió á echársele encima, y no te
niendo otra arma de que asir, con su propia espada le remató y cortó la cabeza.
¡Entónces los filisteos echaron á huir, y por el contrario los israelitas avanza
ron con grande gritería, y fueron acuchillando á sus contrarios por el camino
de Saraim, hasta Geth y Accaron. David despues de tomar la cabeza del filis
teo, la llevó en triunfo, y recogió sus armas.
«Una entrañable amistad trabóse luego entre el príncipe Jonatás y el estupendo
salvador de Israel ; el mismo rey,enterado ya al pormenor de su familia y cir
cunstancias, le retuvo consigo y le confió el mando de uria tropa, con lo cual
David se ganó la afición de todo el pueblo. Mas en cuanto regresaron, salían
de las ciudades las mugeres israelitas, danzando y repitiendo al son de sistros y
límpanos : Saul ha muerto á mil, pero David á diez mil l Estas voces despccharon
en gran manera á Saul, el cual dijo : danle á David diez mil, y á mí solo mil;
qué le falta sino ser rey?
o Desde esta ocurrencia, ya no miró con buenos ojos á David. Otro dia que el
mismo tañia el arpa en su presencia, segun costumbre, hallándose poseído del
espíritu malo que le hacia vociferar por su palacio como un frenético, blandió una
lanza que tenia en la mano, y la asestó contra el jóven, pensando clavarle en la
pared], pero David huyó el cuerpóy evitó el golpe. Viendo unas pruebas tan mani—
fiestas de la asistencia de Dios, Saul empezó á temer á David, y le quiso apartar de
su lado. Despues de haberle hecho tribuno de mil hombres, le dijo un dia: he aquí ,
á mi primogénita Merob, que te daré en esposa: procura solo ser valiente, y
pelea en servicio del S_eñor. Al decir esto, pensaba entre sí : morirá á manos de
los filisteos, sin necesidad de que yo mauche las mias. David se reconoció indig
no del alto honor de ingresar en la real familia, pero venido el tiempo de su
desposorio, Merob fué dada por muger á Hadriel Molathita. '
c: En cambio la princesa Michol , hermana de la anterior, se habia aficionado
á David, de modo que el rey se alegró , pensando que por medio de ella tendría
ocasion de labrar su ruina. Hízole pues significar por sus cortesanos, que
aprovechándose del favor que gozaba, procurase definitivamente llegar á ser
yerno del rey; y como el jóven alegase su pobreza y humildad de condicion, re;
plicaronle aconsejados del mismo Saul, que el rey no necesitaba de dote para
su hija; que únicamente exigía los prepucios de cien ineircuncisos filisteos, para
vengarse así de aquellos enemigos. Avínose David; partió con su gente,. y ha
biendo muerto no solo ciento, sino docientos filisteos, entregó al rey sus prepu
cios. Este, conociendo claramente que el Señor estaba con David, en cumplimiento
de la palabra empeñada, le dió su hija la princesa Michol que tanto le queria.
240 omo v PERSECUCION nn SAUL.
«Recelando siempre mas y mas del mancebo, y aumentando su ódio hacía él,
intento aun pasarle— con la lanza otra vez que tocaba el arpa, asi que David
tuvo que huir precípitadamente. Jonatas inspirado dela amistad, había hecho todo
Io posible para traer á razon á Saul; mas el cariño del hijo no pudo estínguir la
saña del padre, así como la saña del padre en nada logró amenguar la generosa cor
respondencia del hijo. Decidido por fin Saul a acabar con el objeto de sus odios, envía
algunos satélites paraque cerquen su casa y le dén muerte a la mañana; pero Michol
su muger le descuelga por una ven tana, poniendo enla cama una estatua ó bulto en su
lugar, mientrasélcorreá refugiarse á. la casa de Samuel, en Nayoth de Ramatha. Ave
ríguado su paradero, salen muchos soldados a prenderle, mas habiendo dado con un
coro de profetas, quedan inspirados, y se ponen como estosá alabará Dios. Viene
una nueva tropa, y sucede lo propio; acude otra, y se repite el lance tercera vez;
por tin el mismo Saul, ciego de coraje, habiendo avanzado hasta la gran cisterna
de Sochó, y preguntando donde estan Samuel y David, queda tambien poseí
do del Espíritu del Señor, y lrocado en otro Izombre vase cantando por el ca
mino las alabanzas de Dios. Llegado ante Samuel, profetiza con los demás, y per
manece allí postrado todo aquel diay su noche, habiendo antes depuesto sus
reales vestiduras.
«David escapándose de Nayoth, fué á verse con Jonatás y desahogar el do
lor que le oprimia en el seno de su amistad, con ánimo tambien de concertar los me
dios de ponerse en salvo. Acordaron que en los dos días siguientes, fiesta de las
calendas, no se presentaría en el banquete regio, donde le tocaba asistir, para ver
lo que Saul diría. Pregunto este en efecto porqué no asistía el hijo de Isaí, y
como el príncipe le escusase, diciendo que le había dado licencia para pasar
á Belen, arrebatóse el rey contra Jonatás, apostrofándole asi: hijo de mala hembra,
piensas ignoro el afecto que tienes al hijo de Isaí, para confusion tuya é ignominia
de tu cnvilecida madre? Sábete que mientras él viva sobre la tierra, ni tú es
tarás seguro, ni lo estará tu derecho al reino. Manda luego por él, y tráemele
acá, porque ha de morir Cómo es que ha de morir‘? replicó Jonatás; qué ha
hecho? Al oir su padre estas palabras, cogió la lanza, en ademan de querer
atravesarle; pero Jonatás lleno de indignación y despecho, se levantó de la
mesa, y apenas rayo el dia siguiente, fuése al campo donde David le aguardaba,
y allí por medio de cierta señal convenida, le hizo entender el peligroque cor
ría. Lloraron juntos, yal fin despidiéndose en paz, y reanudando los estrechos
lazos que los unian, se separaron, marchándose David y volviéndose Jonatás á
la ciudad.
«David fugitivo y exausto de recursos, creyó que nadie le darla ¡nas azzsilio que
los sacerdotes del Señor. Vase a Nobé á encontrar al sumo sacerdote Achime
lech, pretestando llevar una comísiorn muy urgente del rey, y pidele víveres y
armas. El sacerdote le entrega los panes de la Proposición, que habían sido ofre
banners nn ESTE. “Ml
oídos á Dios, no teniendo otros, y la espada de Goliat que estaba envuelta en un
paño detras del Ephod. Sigue David huyendo, y llega al ¡Jalacio de. Achis;
rey de Geth; pero en breve echa de ver que los palaciegos le conocen y seña
lan con el dedo al rey; advierte que ha caído en un nuevo peligro, y para sal
varse de él se finje loco, con lo cual logra escapar, y puede retirarse á la cue
va de Odollam.
«En aquel sitio se le reunieron sus hermanos y parientes, y muchas personas
desgraciados, víctimas de la opresión, en número de hasta cuatrocientos hom
bres, á cuya cabeza se puso para ampararlesy sortear con ellos en la guerra.
Supo Saul que David habiase dejado ver con alguna fuerza; estando pues un día
enmedio de sus familiares, en un bosque cerca de Rama, se quejó no hubiese quien
se condoliera de su suerte, ni quien le informara de las operaciones del enemi
go. Cóntestó Doegidumeo, dándole cuenta de la entrevista de David con Achin1e
lech en Nobé, como testigo presencial. Manda el rey que vayan luego por el pon
tífice, y por todos los sacerdotes de la casa de Achitob su padre, y cuando los
tiene delante,desprecíando sus inocentes protestas, y acusándoles de conspira
dores, ordena que todos sean al instante inmólados. Como sus satélites se resistie
sen áestaínícua ejecución, el mismo Dóeg es el que se encarga de llex-‘arla á
cabo, y al punto, con ferocidad inaudita, sacrifica porsus manos hasta ochenta y
cinco varones de los que visten el ephod de lino. Hecho esto, fueroná ¡Iasar á
sangre y fuego la ciudad de Nobé, matando á todos sus habitantes sin distinción,
inclusos los animales y ganados; de modo que solo escapó Abíathar hijo de
Achimelech, que fué á asílarse bajo la protección de David, quien debió atligirse
en estremo por tal novedad, pues se consideró ser causa de tamaño fracaso.
«Desde aquel punto, David víóse envuelto en las mayores tríbulaciones,
pues su perseguidor le hostigaba sin tregua. En ninguna parte estaba seguro;
muchos le ponían acechanzas, yacosadó cual fiera, con sus pocos secuaces, tenía
que buscar asilo en lo mas espeso de las breñas, ó en lo mas escabroso de los de
siertos. El fiel Jonatás voló un momento á su lado, para confortarle al recuerdo
de las promesas de Dios y de su próximo engrandecimiento, en ocasión de lo cual
renovaron su alianza; pero cuanto antes Saul acudió por otro lado, y le puso
en el mayor aprieto que jamas se viera, dando una batida por el monte del de
sierto de Maon, donde se hallaba oculto; mas detenido aquel súbitamente, por
un parte que le llegó de haber avanzado los filisteos, aprovechó David esta
coyuntura para retirarse de dichos lugares, yéndose á vivir en los cerros
segurísimos de Engaddi. Allá empero corrió aun su enemigo para darle caza,
con tres mil hombres escogidos, persiguíéndole al traves de las rocas mas es
carpadas, que solo parecían accesibles á las cabras monteses. Llega en esto Saul
á unas mojadas de ovejas que había por allí, y como le apretasc cierta ne
cesidad, vaá meterse en una cueva, donde precisamente estaba David oculto
r. c1
242 ' DAVID.
con todos los suyos. Qué feliz ocasion para acabar de una vez con sus males! pero
David está muy lejos de poner, ni permitir se ponga mano, en la persona del que
respeta como ungido del Señor y dueño suyo; así, lo único que hace es levan
tarse,—y c0rt.ar sin ser sentido la orla del manto de Saul. Cuando este salió
- de la cueva, fué David en pos de él, y dando voces le llamó por su nombre,
inclinado con profunda reverencia. Porqué das oidos, esclamo, á los que me acusan
de estar maquinando tu ruina? Por tí mismo puedes ver que el Señor te ha
puesto en mis manos dentro de la cueva; y aunque al pronto me vino la idea
de matarte, absthveme de hacerlo recordando que eres el ungido de Dios. Ob
serva, oh padre mio, si pertenece a tu clámide la orla que tengo en la mano, y —
que habiendo cortado la estremidad de tu vestido, no quise estender mi mano
contra tí tú sin embargo, andas poniendo acechanzas á mi vida, para quitar
mela! Juzgue el Señor entre uno y otro, y c'l me haga justicia respecto de ti:
nunca empero mi mano toque a. tu persona, porque solo de impios es hacer ac
ciones impías, como dice el antiguo proverbio... Y al cabo, á quien persigues
oh rey de Israel? persigues á un perro muerto, a un vil insectol... Oidas es
tas razones, dijo Saul : ¿No es tu voz la quellega á mis oidos, David, hijo mio! ,
y al mismo tiempo lanzando un grito, empezó á llorar. Mas justo eres tú que yo,
añadió luego; porque tú no me has hecho sino bienes, y yo no te he vuelto sino
males. Hoy me das una prueba señalada de merced, pues que habiéndome el
Señor puesto en tus manos, no me has quitado la vida: quién es el que encon
trandoá su‘ enemigo, le deja ir en buena paz! Recompénsete el Señor lo que
acabas de hacer conmigo. Y ahora, como sé de cierto que has de reinar, y po
seer el reino de Israel, jiirame por el Señor que no estinguirás mi descendencia
despues de mi muerte, ni borrarás el nombre mio de la casa de mi padre. Juróselo '
David, con lo cual Saul se retiró á su morada; pero aquel subió con los suyos á
lugares aun mas seguros. '
«Ocurrió por este tiempo la muerte de Samuel, que fué llorado por toda la
nacion, y sepultado en el sepulcro de su familia, en Ramatha. Vivia hacia la
misma época, en el desierto de Maon, un hombre muy rico del linage de Caleb,
cuya hacienda estaba situada en el Carmelo; y poseía tres mil ovejas y mil ca
bras. Era de condicion dura y perversa, y llamábase Nabal: al contrario, su
muger Abigail, juntaba á una rara hermosura la mas esquisita prudencia. Da
vid que se habia trasladado al desierto de Pharan, sabiendo que aquel habia ido al
esquileo, deseando aprovechar esta feliz coyuntura para proporcionar algun alivio
á los de su eomcliva, que despues de tantos vaivenes y correrlas se hallaban acosa
dos de hambre; envió diez de ellos con recado al opulento propietario, que
le augurasen paz, y suplicasen les suministrara algun recurso, atendido que nunca
le habían molestado ni causado el menor detrimento. Nabal, con dureza y con
insulto, se negó a socorrerles, diciendo que cada dia se veian mas esclavos fugi
omo v PEBSECUCION m: SAUL- 243
tivos de sus amos. Enojóse David en gran manera al oir‘ esta respuesta, pues
consideró injusta aquella ttegatzva, e’ intolerable el desprecio, y ‘llevado de su
indignación, resolviótomar venganza de Nabal, jurando esterminar le con toda su
familia. Abigail, advertida por un celoso doméstico, salió diligente al encuentro
de David, cuando estaba prefiriendo dichas amenazas; arrojóse á. sus pies, y le
habló con tal sumision y cordura, que c1 guerrero al oir aquellas dulces palabras,
y al ver los presentes de que venían acompañadas, desarrugó el coño, y la ben—
dijo por haberle ahorrado la efusion de sangre. El dia siguiente, cuando Nabal
supo estas novedades, quedó yerto como una estatua, y el Señor le hirió de
muerte diez días despues, vengando á David con ese desastrado fin, omic/zo
mejor de lo que ¡tubiera kee/zo él mismo. Poco despues David espidió mensa
jeros á la hermosa viuda, para tomarla por esposa; y si bien ella en su hu
mildad se juzgaba indigna de tanto honor, partió al fin montada sobre su asno,
acompañada de cinco criadas, y fué á desposarse con David. Ademas de Abigail,
tomó este áAchinoam, natural de Jezrael, y las dos fueron esposas suyas. En
cuanto á Michol, hija de Saul, había sido entregada por su padre á Phalti,
hijo de Lais, natural de Gallim, ciudad a1 N. de Jerusalem .
«El encono de Saul estaba lejos de haberse mitigado, y por perder á una
sola persona, traía en agzlacíon diodo su reino. Vino por fin á asediar á David en
el desierto de Ziph, queriendo acabar con él á toda costa; pero sucedió que estando
dormido cierta noche, con todo el ejército alrededor, llegó David hasta su tienda,
acompañado solo de Abisai, y nuevamente le tuvo á su merced. Guardóse
sinembargo de tocarle en lo mas mínimo, y habiendo solo cogido su lanza
y un jarro de agua que tenia á la cabecera, salió con no menor sigilo á la
parte opuesta del campo, sin parar hasta un gran trecho a lo lejos, en la ci
ma de un altozano. Allí empezó á vocear contra la gente de Saul y contra Abner
su general, echándoles en cara su descuido é indolenoia en custodiar la real
persona, cuya falta les hacia reos de muerte. Saul oyendo sus voces, y cono
ciéndole por ellas, le manifestó alguna benignidad, y aun le llamó hijo. En
tonces David, pidióle con admirable ternura por qué razon se enseñaba de
aquel modo contra su siervo, y continuó hablando así: si es el Señor el que te in
cita, acepte el olor del sacrificio con que me somete á su voluntad: mas si son
los hombres, malditos sean en la divina presencia, ellos que me han desterrado
paraque no habite en la herencia del Señor, como quien dice, anda y sirve á
dioses agenos! Saul no tuvo cosa que responder á tan justas quejas; protestó
que había pecado; reconoció su demasia, y confesó que estaba mal infor
mado en muchísimas cosas. Dejóle pues iren paz, y David le envió su lanza;
pero convencido en lo íntimo del corazon de que la ojeriza del rey era impla
cable, creyó necesario buscar seguridad fuera del reino.
«Esta vez, seguido de sus esposas y de seiscientos hombres, con las respec
Mi DERROTA DE nsrn.
tivas familias, se retiró cerca de Achis rey de Geth, quien le recibió muy- bien;
pero despues de permanecer algun tiempo en la corte, pidió y obtuvo ser tras
ladado á otra ciudad, que fué Síceleg, la que desde entonces siguió perteneciendo
alos reyes de Judá. Durante los cuatro meses que estuvo allí. hacia escursiones sobre
Gessuri y Gerzi, y sobre los amalecitas, pueblos á los cuales era legítimo hostili
zar, como comprendidos en el analema. Al volver de sus talas, preguntábale
Achis : hácía que lado te dejaste caer hoy? y él respondía: hacia la parte meri
dional de Judá, o hacía el mediodía de Jerameel, o bien al sur de Cení. No
dejaba alma á vida en ningun lugar, ni conducía prisionero alguno á Geth, por
temor de que murmurasen contra los suyos. Achis viendo esto, empezó á fiar
de él, pensando equivocamente que si tanto dañaba á su propio pueblo, bien
podía sin recelo aderirle á su servicio. Habiéndose empero juntado los filisteos
para llevar á cabo una nueva acometida contra Israel, sus príncipes desecha
ron á David, que seguía a la retaguardia con Achis, y exigieron se retírase,
por temor de una defeccion de su parte. Separárouse pues los dos príncipes, y
á la madrugada, recogida toda su gente, dio nuestro héroe la vuelta para Si
celeg, donde le aguardaba otro golpe no menos aciago. Los amalecítas habían
tomado la plaza durante su ausencia, pegadola fuego, y llevádose cautivos alas
mugeres, sin dejar persona chica ni grande. Consulta David al Señor lo.que
debe hacer; el Señor le responde que alcanzará, y quitará su presa á los rap
tores: en consecuencia emprende desde luego la marcha. y averíguado el pa
radero de aquellos por medio de un esclavo egipcio rezagado, logra en efecto
sorprenderles, mientras con gran descuido estaban celebrando el buen éxito de
su espedicion, y despues de acuchíllarles, recobra todo cuanto habían pi
llado, y tiene la suerte de libertar a sus dos esposas con la demas gente.
«Entretauto reunidos los filisteos, fueron, y situaron sus reales en Sunam.
Asimismo Saul, juntadas todas las tropas de Israel, fué á Gelboé, y como víese el
grande ejército contrario, temio, y desmayo su corazon sobremanera. Pasando á con
sultar al Señor, no obtuvo respuesta alguna, ni por sueños, ni por los sacerdotes,
ni por los profetas; así pues, aunque anteriormente había espelido del país á los
magos y adivinos, mandó buscar una muger pitonísaycon el fin de consultar
por medio de ella. Habiéndole respondido sus criados que en Endor había una,
fuese disfrazado a casa de la muger por la noche, con dos hombres, y presen
tándosele, pidió que evocara a Samuel. La pitonisa se resistia al principio, como
que no le conocía, pero al fin puso en juego sus ridículos sortílejios; mas juz
guese de su sorpresa, cuando realmente vió la persona de Samuel, que se apareció
al momento, por una órden especial de Dios! El rey sin verle, le hizo una pro
funda reverencia, postrándose en tierra sobre su rostro. Por qué turbas mi re
poso? gritó el aparecido ; á qué consultarme, cuando el Señor te ha desampa
rado y pasádose a tu rival?... Si, el Señor te tratará conforme de su parte te
DAVID. 2 15
predíje: arrancará de_tus manos el reino, y se lo dará á David, porque no obede
císte á la voz suya.... Él te entregará á tí y á Israel en poder de los filisteos....
Mañana tú y tus hijos sereis conmigól... Saul oyendo estas tremendas palabras,
cayó en tierra, ya de asombro, ya de flaqueza, por no haber comido en todo
aquel día, y solo despues de hacerse mucho de rogar aceptó algun alimento.
«- «Fínalmente, dióse‘ la batalla entre filisteos é israelitas, y los segundos volvie
ron las espaldas, perecíendo muchísimos en el monte de Gelboé. Saul durante la
refríega, fué herido gravemente por los flecherós enemigos, habiendo visto caer
uno tras otro, á sus hijos Jonatás, Abínadab y Melchisua. En aquella situacion,
conociendo la triste suerte que le aguardaba, pidió á un escudero suyo, que por
favor acabase de matarle, mas como el soldado se resístiera lleno de terror, él
mismo desenvainó su espada, y se dejó caer sobre ella; cuya accion imitó aquel
escudero. Amanecido el día siguiente, y acercándose los filisteos para despejar
álos muertos, descubrieron el cadáver de Saul, y al punto cortaron su cabeza;
cuya noticia enviaron por todo el país, á fin de que se publicára la victoria
en el templo de los ídolos, y en los pueblos. Las armas de Saul fueron colo
cadas en el templo de Astaróth, y su cuerpo colgado en el muro de Betsan.
Sinembargo, los mas esforzadós moradores de Jabes de Galaad, habiendo an
dado toda aquella noche, quitaron los cadáveres de Saul y sus hijos del muro
de Betsan, y vueltós á su lugar, los quemaron, y recogieron los huesos para
sepultarlos en el bosque de Jabes, ayunando por siete dias.» _
. En el presente capítulo poco hay que observar: todo él se precisa á un re
lato de la deplorable rivalidad de Saul contra el mansísímo David. Samuel de
claró al rey,que Dios le desechaba por desóbediente á sus órdenes, y que
había trasladado su corona á otro mejor que él. Desde que las mugeres de
Israel, algo indíscretamente, celebraron el triunfó de David sobre Goliat, la
soez envidia se posesionó del alma del rey de Israel: pasión miserable, que de
bía precipitarle en las mas horribles crueldades y desvaríos, como verdadera
furia que hace de dia en dia los mayores estragos. Saul en aquel mismo pun
to, comenzó á mirar al jóven héroe, no solamente cual un sucesor, sino cual
un rival suyo, y se propuso castigar en él, no ya el delito de haber aspirado
á la corona, sino el de haber sido aclamado por digno de llevarla sobre su
cabeza. Aquello mismo que debía escitar su estimación, es lo que enciende
su ódio contra David, aumenta sus desconfianzas, y le mueve á buscar todos
los medios para hacerle morir, como apostándoselas con el mismo Dios, y con
testándole el derecho que tiene de dar el poder á quien le place. «Pero qué
gana Saul con esto? esclama el P. Scio; perder su reposo; consumirse en ín
quietudes y pesadumbres todo el resto de su vida; añadir delitos á delitos,
para acabar con aquel á quien el‘ Señor próteje visiblemente, y despues de
ver desvanecidos todos sus proyectos, morir desastradamente, quedando casi
. l. 62
246 omo r PERSECUCION nn SAUL.
estinguida su casa, py reinando al cabo sobre Israel aquel mismo que fué cons
tante objeto de sus iras. Tales son los efectos de la envidia, que como el ás
pid matando á otros, se mata ásí misma.
Cuán diversa es la conducta de David! llena de prudencia y sabiduría, ella
es la que suelen observar los hijos de Dios. David perseguido, solo anhela
cumplir las obligaciones que tenia con su rey; y á los celos, desconfianzas v
' malos designios del mismo, solo opone una inviolable fidelidad, y una con
ducta irreprensible y llena de rectitud. En el mismo trance de su persecucion,
es cuando se emplea en servirle, esponiendo su vida para combatir álos ene
migos del estado. No hay cosa, empero, que dé mayor idea de la sólida vir
tud de este príncipe, que el haber respetado la vida de Saul cuando lo tuvoá
su merced, en la cueva de Engaddi. David tiene derecho al reino: Saul ha sido
desechado, de él, y el trono que ocupa ya no le pertenece; se porta con
David como un tirano, no buscando mas que ocasiones y medios para qui
tarle la existencia. Mientras viva Saul, no habrá seguridad ni reposo para
David. Dios pone a este en las manos la ocasion mas favorable para desa
cerse de una vez de su enemigo: le instan paraque no la pierda; le repre
sentan que en ello no hace mas que seguir las órdenes de Dios, y los que así
hablan, le ofrecen sus manos para la ejecucion. Sinembargo tales consideraciones
no bastan á contrastar la lealtad y justicia del mejor vasallo, cual David lo fué.
Un consuelo grande le quedó en medio de su desgracia: cuando todos los
cortesanos le abandonaban por causa de la aversion del rey, Jonatás, ‘que como he
redero presuntivo de la corona, parece debía oponerse mas que todos al en
grandecimiento de David, fué solo el que se declaró á su favor; respetó la or
den de Dios, y estimó‘ mas la amistad de David, y la condicion de particular
a que por dicha órden se veía reducido, que la corona á la cual su nacimiento le
daba derecho. Como esta amistad se cimentaba en la virtud, crecía y fortifi
cábasc al paso que la virtud de su amigo se veía espuesta á nuevas pruebas
y alliccioncs. La dicha de encontrar tales amigos, está reservada para los que
temen al Señor. Cuanto mas Saul se empeña en dar muestras de su odio con
tra David, con tanto mayor afecto le estrecha Jonatás en su corazon. Saul le
busca para quitarle la vida, y no le halla; Dios que le oculta al uno, le
descubre al otro. La recompensa que este Señor da á los que le aman, es que
sean amados de los que son sus amigos. Por fin,todos los esfuerzos de los
hombres nada valen contra aquel que tiene sobre sí la proteccion del cielo :
el hijo de [sai asciende al trono, mientras que Saul habiendo vivido como un
hombre rebelde a Dios, y como un idólatra, segun la espresion de Samuel, muere
al cabo en sus iniquidades, como un gentil y como un desesperado. Sczo.
A medida que mas elevada se ve una persona, mayores ataques se la dirijen: asi
es que la impiedad no ha cscaseado colores para tiznar a David de la manera
DERROTA DE ESTE. 247
mas odiosa. Usurpador, bandolero, falso éinliel con sus amigos, duro con sus
contrarios, hechura de los sacerdotes; he aquí las lindezas que le acumulan
Baile, Tindal, Bolingbroke y otros enemigos de la revelación. No nos detendre
mos en desvanecer cada uno de estos cargos, porque ni cumple á nuestro pro
pósito, ni se necesita en presencia del sagrado testo, comentado por el emi
nente Scio. Cuesta poco formar cargos desfigurando los sucesos, pero el lector
piadoso se convence luego de su sinrazon. Quién sostendrá que fue un
usurpador, aquel David tan leal, tan sumiso, tan generoso con el propio que
le perseguía, apesar de que toda la razon y el derecho estaban de su parte? Si
durante su persecución se le juntaron algunas gentes, no fueron estas una tropa
de vagamundos, que buscando la impunidad de sus delitos se le uniesen para
ponerle ásu frente, y vivir licenciosamente cometiendo maldades y latrocinios ;
sino un cuerpo de hombres injustamente oprimidos, que buscaban en él un
asilo contra la vejacion y crueldad de sus acreedores.» «Era ya conocida de
todos la caridad de David para con los pobres y afligidos, observa á este pa
saje el llustrísimo obispo de Astorga. Muchos de ellos tal vez no hubieran te
nido reparo en empuñar la espada contra Saul; pero David que era como rey
de esta muchedumbre de desgraciados, manifiesta bien en su conducta, cuán
léjos estuvo de toda idea de rebelión contra su soberano, contra el cual jamás
peleó sino con las armas de la paciencia, y con las mayores demostraciones de
sublime generosidad y respeto á la persona de su rey. Conduciendo su gente á
hacer la guerra en país enemigo, les proporcionó el sustento, ymedios tambien
para poder satisfacer con el tiempo á sus acreedores.»
<<1\Ias,cómo ‘pudo despues hacer alianza con los idólatras, y pasar á vivir
entre los enemigos del pueblo y de la religion del verdadero Dios, esponiendo
su fé, su palabra y su lealtad? Es necesario reconocer que para una resolución
tan arriesgada, siguió las órdenes del Señor, que quiso se valiera de medios
muy estraordinarios para salvar su vida y la de los suyos. Algunas espresio
nes fuertes que en esa historia se leen, así como en los salmos y‘ en los profetas,
no deben tomarse en el rigor de la letra, ni nos han de servir de base para
creer que fuese permitido el ódio y deseo de vengarse de los enemigos, porque
antes estaba prohibido. Los santos del antiguo ’l‘estamento, viviendo esterior
mente bajo,de una ley que por sí misma lo era de temor, de amenazas y de
venganza, conformándose con ella, se dejaron ver como animados de un celo
que parece demasiado ardiente y aun escesivo, contra la iníquidad y los que
la cometian. Por el contrario, Jesucristo que había venido á establecer una ley
de suavidad y de amor, inspiraba á sus discípulos é imitadores, tanto con su
ejemplo como con sus palabras, una tierna compasión aun para con los mayo
res pecadores, y una caridad llena de dulzura hácia aquellos mismos de quie
nes recibia las mayores injurias y malos tratamientos.»
DAVID.

OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓRICAS.

David, nacido el año del M. 2919, fué ungido por Samuel cuando tenia 15 de
edad, y el profeta 85, á los del M. 2934, 1066 antes de J. C. : oeho- despues,
en 2942, medio su desafió con Goliat, y durante los siete sucesivos hasta el
de 2949 (antes de J. C. 1054), en que pereció Saul, ocurrieron los varios su
cesos que forman asunto de este capítulo.
Samuel, de edad casi secular, murió el año del M. 29 47. Fué enterrado en
el sepulcro de su familia en Bamatha, pero mas adelante, por los años 406 de J .
C. reinando el emperador Arcadio, se trasladaron sus huesos á Bizancio, se
gun refiere S. Jerónimo en Adv. Vigilant. El Eclesiástico, al trazar el elogio
de este santo varon entre los mas ilustres de la antigüedad, rasguea en breves
frases sus timbres mas eminentes: querido de Dios; establecedor de un nuevo go
bierno; profeta del Señor; vencedor de los enemigos; fiel a sus palabras o vaticí
níos, y juez y gobernador del pueblo segun la ley de Dios (Cap, 47 v. 16
y siguientes).
La existencia de gigantes, sino en“ estado de regla, indubítablemeute en el
de escepcion, se halla demostrada por las historias sagradas y profanas. Moi
sés como testigo ocular, describe la colosal estatura de Og. rey de Basan;
sus esploradores enviados á Canaan, segun queda esplicado en los antecedentes
capítulos, se asombraron al ver la talla desmedida. de los descendientes de Enac;
Plinio menciona tres gigantes que se enseñaban en Roma, que eran altos de 8 a 9 y
medio pies; Pausanias, Flégon, los historiadores romanos, al narrar del prodigioso
rey de Cimbra en el triunfo de Mario, todos nos han hablado de gigantes, mas o
menos notables. Sin ir tan lejos, en nuestros propios días ¿no hemos visto un
O Bríenpel irlandés hace pocos años fallecido en Bristol, que tenia ocho y me
dio pies ingleses, segun los diarios, y un Eleiceguí, nuestro célebre compatriota,
nativo de Tolosa en Navarra, que á la edad de veinte años medía ya siete y
medio pies? Goliat no pasaba de seis codos czblles y un palmo, segun la Escri
tura, equivalentes á siete pies y ocho y media pulgadas métricas, o á poco menos
de nueve- pies comunes segun otros (catorce palmos de los nuestros, dice Scio),
de manera que aun era inferior a alguno de los indicados. Los profanos sin
ODIO r PERSECUCION DE SAUL. 249
embargo, no han dejado de encontrar en esto otro motivo de incredulidad;
paraque se vea adonde conduce el ciego prurito de negarlo todo! La arma
dura del gigante, segun el propio Scio, pesaba cinco arrobas y media. Fué
campo de su desafió con David, el valle llamado del Terebinto ó de la Encina,
en los términos de Dommim, junto á Socho y Azeca, al S. de Jerusalen, donde
estaban situados ambos ejércitos beligerantes.
_ Los israelitas arreglaban el año y los meses por el curso de la luna, y la
ley ordenaba sacrificios para cada novilunio, en cuya ocasion se celebraba la
fiesta dela Neomenza, con ofrenda de víctimas pacíficas y banquetes durante
dos días, conforme vemos en el testo que la celebró Saul.
El lugar llamado Nayoth , cerca de Ramatha, era probablemente un sitio ó
casa de retiro donde moraban los profetas, en compañía y bajo las órdenes é
instrucción de Samuel, constituyendo una especie de colegio. Nobé, ciudad sa
cerdotal, fué el punto en que permaneció el tabernáculo del Señor luego des
pues que los filisteos cautivaron el arca.
Muchos de los sucesos arriba referidos,pasaron en la Judea oriental. En
Gaddi se halla en el centro de la playa 0. del mar Muerto, no léjos de los
campos de Jericó, á unas 9 leguas'S. E. de Jerusalen. Fueron muy celebrados
sus viñedos, de los cuales quedan algunas reliquias, y abundaban en su ter
ritorio las palmeras. Es sumamente escabroso, lleno de peñas y cavernas, en las
cuales solían recogerselos ganados por la noche, ó durante las horas calorosas del
dia. Seetzen marcó allí un arroyo, que lleva aun el nombre de Ain-Djiddi. Los
desiertos de Maon y Ziph estan mucho mas allá del Carmelo, al O. del lago
Asphaltite, y ambos se llaman así de dos antiguas ciudades que pertenecían á
la tribu de Judá, hácia la raya de ldumea. El de Pharan, en la Arabia -
Petrea, se estiende desde el Sinaí hasta Asiongaber, enfrente del Carmelo, don
de estaba la hacienda de Nabal. Es uno de los mas estériles y peligrosos por sus
arenas movedizas, que los huracanes arrebatan.
Siceleg (Sielag), pequeña ciudad subalterna del territorio de Geth, parece se
conservó en poder de los filisteos hasta la época de David, si bien cuando el
repartimientó habia sido señalada a la tribu de Judá, y poco despues a la de
Simeon. Scio opina que David residió en ella un año y algunos meses, y que
permaneció cuatro en Geth, cerca del rey Achis.
La ciudad de Sunam y su valle, cae al pié de los montes Gelboé, .en terri
torio de lsachar, y junto a los propios montes, en el valle de Jezrael, están las de
En-Dor, Aphec y Bethsan, esta última en el confin del valle, cerca del Jor
dan; todas localidades donde aconteció la catástrofe final de Saul, y sus diver
sas peripecias.
250 DERROTA m: ESTE.

REFLEXIONES MORALES.

Cuanto senos refiere del combate que tuvo David contra Goliat, y de los
que tenia en los bosques con las fieras, así como la victoria que de ellos con
siguió; es una figura de la victoria de Jesucristo y sus escogidos, contra el
demonio. Jesucristo derribó á este fiero gigante, por nosotros y por nuestra
salud : espuso su vida por salvar su ganado; venció al leon invisible, que busca
por todas partes como devorarnos; le quitó la presa de entre los dientes, y pa
ra esto no opone al sobervio espíritu sino armas que parecen débiles y despre
ciables, pero que toman toda su fuerza del principio que las maneja. Su cruz,
tigurada’ por el háculo de David, y que es un objeto de risa para los corazo
nes idólatras é incrédulos, es la virtud omnipotente de Dios, quc derriba toda
altura que se levanta contra él, y libra de la esclavitud á los que mira como
un pueblo conquistado y rescatado por sus armas. Y nosotros recogeremos el
fruto de esta victoria, y venceremos con él y por él, si llenos de confianza
dejamos en sus manos el interés de nuestra causa; si reconocemos sinceramente
nuestra flaqueza y la inutilidad de todas las armas humanas, esperando la vic
toria de aquel poder soberano que solo reside en él. Scio.
La providencia obra siempre con la misma sabiduría en los grandes sucesos
que acaecen cuando quiere hacerse visible : medios al parecer humildes é inefi
caces emplea solo para obrar sus prodigios, y aniquilar los vanos esfuerzos del
sér orgulloso que tiene osadía de levantarse contra su Dios y Señor. En ver
dad, seria hacer al impio un honor de que es mil veces indigno, conside
rarle capaz de cosa alguna en su loca empresa contra el poder del cielo. Asi
es como Jesucristo, con una sencilla cruz y los doce humildes pescadores ,.com
pañeros suyos, llevó á cabo la conversion del mundo!
«Saul, en‘ la inutilidad de todas las acechanzas que ponia á David, nos re
vela cuán efímeros sean los conatos del hombre orgulloso, aun contra aquellos
de sus sometidos que constituyen el blanco dc su mayor ódio, si Dios que pone
límites cuando quiere átoda violencia, dice: No mas allá! Conteniéndolos asi
enmedio de su arrebato, sustrae de manos suyas con admirable facilidad, á los
que ha resuelto librar, ya dando á estos, protectores como Jonatás, ya poniendo
fuera de si á sus persecutores, como hizo con Saul. Al propio tiempo, la manse
dumbrc de David hácia su rey, cuando la tierra no había aun visto el ejemplo
DAVID. 251
dela de Jesucristo, hijo de Dios, debe servir de la mayor confusion á aquellos
cristianos qne creen lícito llevar hasta los últimos términos, el espíritu de ódio
y venganza contra sus semejantes (l).
Aquellos qee han obtenido fortuna ó autoridad, pueden conocer por el
ejemplo de Nabal, cuánto abomina Dios a los hombres sobervios ó desapiadados,
que desoyen los justos lamentos del oprimido ó del pobre. La venganza del
Señor puede tardar, pero al fin llega: mí/zi derehbtus est pauperu, mí/zi vzizdzcla!
Los ultrajados aprendan á su vez de David, el modo de condenar y reprimir
su resentimiento, harto precipitado en quererse hacer justicia, dejando de consi—
derar que su arrebato podría no siempre justificarse por la rectitud de inten
cion, ni aun por la bondad de la causa. Abigail es un admirable dechado de
aquellas mugeres llenas de prudencia y caridad cuales las forma la religion :
con qué sazon y dulzura sabe escusar la grosería de '_su maridol... Al mismo
tiempo, es ella una imagen viva de la augusta Virgen María, madre de Dios, re
fugio de pecadores. La ley de clemencia pende de sus lábíos; ella es la que con
doliéndose de las almas pecadoras, se desvela en contener los efectos de la justa
cólera del David verdadero, el rey de los reyes, y supremo juezl... Qué os in
dica esto, oh pecadores? María! he ahí vuestra estrella, he ahí vuestra ancora
de salvacion, he ahí la Puerta de los Czelos.
«Segun espresion de los Santos Padres, Saul fué en la ley antigua, lo que
Judas en la nueva. Elegidos por Dios y luego desechados, á causa de su sober
via el uno, y de su avaricia el otro, entrambos se abandonaron á una amarga
desesperacion. Esto enseña á los mas fuertes, como dice S. Ambrosio, a temblar
en toda sazon, y temer las elevaciones aun mas santas, si no procuran cimen
_ tarlas en una profundísima humildad (2).
í l) (2). Figuras de la Biblia.
BEINADO DE DAVID.

(Reyes , Ilb. 23)

«David sintió y lloró tanto la pérdida de Saul y de Jonatás, que compuso


un himno en su honor, y á un amalecita que se le presentó jactandose de haber
dado el último golpe al rey, incontinenti le hizo matar; lzeróíco ejemplo paraque
nadie se alegre del mal de sus enemigos por mas justamente que les sobrevenga.
Uno de sus primeros cuidados en esta nueva situacion, fué consultar al Se
ñor lo que debía hacer; y obtemperando la voluntad divina, pasó á Judea,
donde fué nuevamente ungido rey por su tribu. Al mismo tiempo el generali
simo delas tropas, Abner, tomó á lsboseth, único hijo que quedaba de Saul, y
le hizo proclamar rey por las diez restantes tribus; ocasionando con ello una di
vision, que no terminó hasta la muerte del mismo lsboseth, cobardemente ase
sinado cinco años despues por dos malvados, que le sorprendieron en su apo
sento mientras sesteaba. De resultas se presentaron á David todas las tribus
de Israel, en Hebron, diciendo: bénos aquí; todos somos hijos de Jacob; cuando
nos regia Saul, tú eras el caudillo de Israel, y á ti es á quien ha dicho el
Señor: tú apacentarás á mi pueblo y serás su jefe.»
La muerte de Saul habia abierto á David el camino para el trono; mas
fijándose en no querer otra cosa que lo que Dios dispusiese, solo siguió por re
gla en sus acciones, una fiel y exacta obediencia á las órdenes del Señor.
Para la uncion que recibió segunda vez, se valdría sin duda del ministerio del
pontílice Abiathar. Dios quiso que un reíno,que habia prometido entero á Da
vid, fuese por de pronto dividido, y que solo su menor parte cupíese al verdadero
soberano. Abner sobrino de Saul, el escogido á este fin, tuvo la ambícion política
de monopolízar el gobierno bajo el nombre de lsboseth; y David, aunque conoció
sus miras y que esto retardaría suelevacion, no se armó para desvanecerlas,
quedándose en el lugar donde Dios le habia puesto. Desde luego reinó sobre
la tribu de Judá, por ser la de sus hermanos, hasta reunir despues las otras
enemigas, que se reconcilíaron entre sí, y no formaron sino un solo reino y
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- ' dntcmperzmulc) la v-luntaicl «lwinai. paso Ír Indian.
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amarme nn DAVID. 253 "
un solo pueblo. Jesucristo fué al principio reconocido únicamente de los judios,
que eran sus hermanos segun la carne; pero despues sometió los gentiles al
yugo de su ley, destruyendo la enemistad que habia entre ambos pueblos,
y formando de uno y otro una sola iglesia y una sola grey, de la cual él es
el pastor, el rey y la cabeza. Scio.
«David tenia treinta años cuando empezó á regir los destinos de la na
cion: reconocíendoque el Señor quería definitivamente solidarle ‘en su reinó,
emprendió guerras importantes. Puso cerco á Jerusalen, que estaba en po
der de los jebuseos, y no obstante los sarcasmos con que le recibieron,
fiados de su posición inespugnable, fueron vencidos y desalojados. El real
vencedor situó su residencia en el alcazar ó fortaleza de Sion, llamándola
ciudad de David, y desde luego puso mano á varias construcciones, para lo
cual le sirvieron los operarios y los materiales enviados con embajada por
el rey de Tiro, Hiran. »
Jerusalen estaba distribuida en los dos montes de Sion y de Salem ó Mo
ria. Este último habia sido ya ocupado por la gente de Judá; pero los jebuseos,
primitivos habitantes, se mantenían todavía en el de Sion. Contenia el mismo
un peñasco cortado alrededor, sobre el cual se habia fabricado una fortaleza,
que es la que David condecoró con su nombre y honró babitándola. Desde el
tiempo de Josué, no habían podido desalojarlos los israelitas; David creyó que
debía dar principio á su nuevo reinado por una espedicion tan gloriosa. '
a De esta suerte fué prosperando y engrandecíéndóse, estando con él el Se
ñor Dios de los ejércitos. Tranquilízadas algun tanto las cosas, tras —nuevas
derrotas de los filisteos, ideó, mas piadoso que Saul, poner en buen lugar
el arca santa, la cual seguía permaneciendo en la casa de Abinadab, en Ga
baá. Habiendo pues hecho preparar una riquísima tienda dentro de su propio
palacio, y congregados hasta treinta mil de sus vasallos, dispuso la trasla
ción, con gran pompa y ceremonia, cuánta su celo supo inspirarle. lba el sa
grado depósito colocado en un carro nuevo, que guiaban Oza y Ahío, hijos de
Abinadab; el mismo rey pulsaba el arpa, y un sinnúmero de personas hacían
concierto alrededor, con variedad de instrumentos. En cuanto empero .llegaron á
la era de Nachon, Oza fué bastante atrevido, no siendo sacerdote ni levita, para
poner mano en el arca, que se hallaba á riesgo de volcar por haber coceado
los bueyes del tiro, de cuyas resultas irritado el Señor, dejó muerto en el sitio
al indíscreto profanador. David, concibiendo un gran temor de Dios á vista de
aquel castigo, dijo: cómo ha de ir á mi casa el arca santa! y así, madandode
propósito, la hizo trasladar a casa del ¡evita Obededon getheo, quien la guardó
por tres meses, recibiendo del cielo toda especie de bendiciones. Con nuevo
acuerdo, el rey se resolvió á llevar el arca a la ciudad de su nombre, en me
dio de grandes regocijos, conduciéndola esta vez los levítas en hombros. De
l. 61o
254 REINADO DE DAVID.
seis en seis pasos eranínmolados un buey y un carnero; siete coros de mú
sicos acompañaban á David, ademas de toda la casa de Israel, y el santo rey,
ceñido de un ephod de lino y depnestas sus reales vestimentas, danzaba con
todas sus fuerzas delante del Señor. Colocada el arca, y ofrecidas víctimas y ho
locáustos, despues de bendecido el pueblo, entró David en su morada para ce
lebrar la fiesta con un banquete entre su familia, cuando Michol esposa suya,
que le había visto danzar desde la ventana, salióle al encuentro, y le dijo : vaya,
que el rey de Israel, despojado hoy de sus vestiduras en presencia de las cria
das de sus siervos, se ha grangeado una gloria igual á la de los bufones! David
respondió así: delante del Señor, que me eligió en lugar de tu padre y de todo su
linaje, y que me mandó acaudillar al pueblo de Israel, bailaré y me humillaré
aun mas de lo que he hecho; seré despreciable á mis ojos, y eifraré mi gloria
en parecerlo á los de las mismas criadas que has mencionado. Michol, por
este orgulloso arranque, fué castigada con una perpetua esterilidad.»
El arca debía ser llevada en hombros por los sacerdotes; y talvez á causa
de eso solo, castigo Dios á los que guiaban el carro, los cuales no eran sino
simples levitas, y no descendian de Caath. El castigo de Oza debe inspi
rar un santo temor á los sacerdotes y ministros del Señor, pues hace conce
bir una idea grande de la magestad de Dios, y de la exactitud y pureza con
que quiere ser servido. Sobre el dicho Oza recaia la culpa de todo lo que pu
diera sobrevenir al arca, y si para evitarlo alargó la mano á fin de sostenerla y
precaver su caída, quebrantó otro artículo de la ley que prohibía alos levitas
tocar el arca, con pena de muerte. Temamos igual desgracia, y no nos espon
gamos a que nuestra primera falta sea castigada con otra que tenga funestas
consecuencias para la eternidad. Este fué el motivo del castigo de aquel impru
dente. Los intérpretes sin embargo,creen que fue solo temporal su pena, y que
Dios le dió lugar de arrepentirse antes de morir.
El religioso David, se habia despojado de todas las insignias de la autoridad ‘
real en presencia de aquel Dios ante quien debe desaparecer toda grandeza;
vestido solo de una túnica de lino y con el ephod, que era enteramente distinto
del sacerdotal. S. Gregorio afirma que admira mas á este rey en sus danzas, que
en sus batallas, porque si en estas venció asus enemigos, en aquellas se ven
ció á sí mismo. Michol que tenia su corazon lleno del espíritu mundano, hablaba
en lenguajeopropio del mundo: engreida por su nacimiento, miraba con horror
todo lo que le parecía ageno de la magestad. David al contrario, criado en la
escuela de la humildad, ponía su gloria en olvidarse de sí mismo, y solo aten
dia á ser objeto de las complaeencias del Señor, sabiendo que tanto mas se en
salzaba, cuanto mas se humillabay abatia, sin atender á respetos humanos en
su divina presencia. Scío. Amat.
«Despues de apaciguar varias guerras, y habiendo restituído á Mephiboset,
REINADO DE DAVID. I . 255

hijo de Jonatas, todas lasposesiones patrimoniales, tuvo David nueva contienda


con el hijo de Naas rey de Moab, Hannon, a quien mandara embajadores para con
solarle en la muerte de su padre. Un paso _tan hidalgo, fué mal acogido por
la impostura de los magnates amonitas, los cuales lograron persuadir á su prín
cipe,que la solicitud de David envolvia un antaño, un pretesto para indagar
las fuerzas del reino y tramar su pérdida; de manera que sin escrúpulo, atro
pellaron las personas sagradas de los embajadores, despidiéndoles en un estado
vergonzoso. Bómpense en consecuencia las hostilidades : Joab general de David
y sucesivamente el mismo rey, al frente de todo su ejército, salen contra los moa
bitas, que se habían coligado con sus vecinos lossirios, y bien pronto un cruel
destrozo venga el honor de Israel. Desgraciadamente, al propio tiempo que tan
bien lo ponía en el esterior, mancilló privadamente el suyo aquel mismo David
tan pio, tan íntegro, tan continente, aquel David que parecía superior á las
fragilidades humanas, pero que al fin se hizo reo de un lamentable desliz. Pasean
dose despues de la siesta por el sobrado de su palacio, vió una hermosa vecina
que estaba bañándose: concibe al punto una pasion criminal; averigua que
aquella muger es Bethsabé, esposa de Urias, oflczal de Joab en el ejército que
había ido á talar el país de los amonüas, y habiéndola hecho hablar y venir á
su presencia, cometió con ella adulterio. Conociendo Bethsabé que estaba en cinta,
comunicó sus temores el rey, al cual por un correo mandó luego venir al ausente
esposo, y habiéndole pedido algunos informes de la guerra, le despidió para su
casa. Urias empero, despreciando las conveniencias del hogar doméstico, se quedó
en el cuerpo de guardia, y como David le reprendiese, contestó: el Arca del Se
ñor, Israel, Judá, Joab mi general con las tropas, moran en tiendas dc cam
paña, durmiendo sobre el duro suelo; y yo me iré á mi casa á comer y beber,
y dormir con mi muger‘? no haré tal cosa, por la vida y salud de mi rey!
Burlada David en su propósito, y viendo á Bet/zsabé cspucsta á ser públicamente
Iemda por adúltera, puso el sello a su falta con otra mayor: ordena. á Joab que
esponga á Urias en un sitio peligroso, sin darle socorro alguno, y la misma víc
tima es la portadora de esta órden. Así sucede : el cuitado militar perece; y Da
vid en cuanto recibe la noticia, sin el menor sentimiento por la pérdida de aquel
valiente fiel y pundonoroso, á quien tan direetamente- contribuyó á sacrificar,
toma por esposa á Bethsabé, luego de finido el tiempo del luto, ytiene en ella
un llÍjO. »
David mientras la última espedicion contra los amonitas, en vez de ponerse al
frente de sus tropas y salir en busca del enemigo, se quedó ocioso en Jerusa
len, y esto fue lo que abrió el camino á su eaida. Un rey puede tener justas
razones para descargar sobre sus generales el cuidado de hacer la guerra: pero
debe recordar siempre, que la vida del que manda no es vida de ociosidad y de
regalo, sino de trabajo, de aplicación y de fatiga. Algunos interpretan el Hebreo,
256 ¡rumano nn DAVID.
como que el rey desde el terrado de su palacio, VIÓ á Bethsabé levándose o pu
ríficándose de alguna inmundicia legal, sin duda en algun jardín o huerto de
ella. Este fué el momento que esperaba el enemigo para hacer caer al triste
príncipe, que se hallaba ya asomado a la puerta del abismo; y Dios por un
oculto, pero justo juicio, le puso á. prueba para hacerle conocer lo que era. La
virtud eminente de Urias debía haber bastado á David para corregirse, y no
para hacerse como se hizo, ácada paso mas culpable. La ley de Dios le condena
a morir juntamente con la esposa infiel, áquien corrompíó; pero David, al contra
rio, condena a Urias á perder la vida, despues de haberle desonrado. Aquella
misma virtud del soldado, fué la que formó todo el proceso de su delito; y Da
vid por un rasgo de la mas horrible perfidia, de que fué acompañada su injusticia
y crueldad, le hizo o él mismo portador del decreto de su muerte. Quién, consi
derando todas estas cosas, no se estremecerá viendo los ocultos y profundos se
nos de la divina providencia! Dios permitió en David esta terrible caída, para
humillarle, para mostrar su justicia cuando le castiga, y su misericordia cuando
le perdona; paraque escarmentemos y hayamos las ocasiones que nos puedan in
ducir al pecado, y finalmente paraque el pecador, por grande que sea_ no
pierda la esperanza, sino que así como ímitó á David pecando, procure levan
tarse con él, imitándole tambien en la contricion, en la amargura interior del
ánimo, y en la áspera penitencia con que lloró su falta todo el resto desu vida.
En cuanto á Bethsabé, siendo doblemente culpable, ya por haberse espuesto in
consideradamente alos ojos índiscretos, ya por haberse rendido á la ciega pasion
del rey; en vezde arrepentirse sinceramente de haber ofendido gravementeá
Dios, y de haber roto la fidelidad que debía á su marido, solamente piensa en
ocultar su delito, y poner á salvo su vida y reputación. Scio.
<< Todos estos sucesos, desagradaron altamente al Señor. Por órden suya, el pro
feta Nathan se presenta á David, y le dice: en cierta ciudad habia dos hombres,
uno rico, y otro pobre. El primero poseía ovejas y bueyes en gran número; el se
gundo no tenia mas que una ovejita, que habia comprado y criado, dejándola
crecer en casa entre sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo en su copa y dur
miendo en su regazo; de manera que la quería como a una hija. Habiendo lle
gado cierto huésped á casa del rico, sin tocar este á sus bueyes y ovejas, echó
mano de la ovejita del pobre, para servírsela aderezada al huésped que tenia en
Vive Dios, prorrumpe David, el hombre que tal hizo es reo de muerte!
cuadruplicada pagará la oveja, pues cometió tal atentado. Tú eres ese hombre,
esclamó entónces Nathan; he aquí lo que dice el Señor: Yo te ungí rey de Is
rael, y t.e líbré de manos de Saul; yo te di la casa de tu señor, y puse á tu ar
bitrio sus mugeres; tambien te hize dueño de Israel y de Judá, y si esto es poco,
aun te daré cosas mayores: porqué pues vílipendíaste mi palabra cometiendo
maldad en mi presenciaïP... Diste muerte á Urias con la espada de los hijos de
REINADO nn DAVID. _ 257
Amnon, y te apropiaste su muger... Así tampoco se apartará la espada de tu
casa, por siempre jamás; y-he aquí la sentencia del Señor: Yo haré salir de tu
propia casa los desastres contra tí, y arrebataré tus mugeres á tu vista, para
dárselas á otro, el cual dormirá con ellas a la luz del‘ sol que nos alumbra; y
porque tú has cometido el pecado oeultamente, yo haré esto que digo e la faz de
Israel y á la luz del mismo sol. Respondió David: peque contra el Señor, y me
pesa de todo corazon! Tambien, repuso Nathan, el Señor te perdona el pecado: no
morirás; pero como con ello diste ocasion á que los enemigos del Señor hayan blas
femado de él, el hijo nativo de tu adulterio, morirá sin remisión. Retiróse el pro
feta, y puntualmente cumplióse su amenaza, pues habiendo enfermado el niño,
falleció a los pocos días, sin que las lágrimas y los ayunos de su padre pudiesen
revocar el falló de Dios.»
Un año entero pasó por lo menos entre el doble pecado de David y la visita
que de órden de Dios le hizo Nathan, porque el niño habido en este adulterio
nació, y podía tener ya algunos meses. Nuestro rey, sin embargo de permanecer
en tan deplorable estado para su alma, no habia perdido los sentimientos de res
peto hácia la religión: practicaba sus obligaciones esteriores, conservaba la fe’
de las promesas, continuaba administrando justicia, y cumpliendo los demás car
gos propios de su ministerio; mas por sumo cuidado que puso en ocultar su
delito, el escándalo se hizo público; todo el mundo murmuraba, y los enemigos
del Señor tomaban ocasion de-blasfemar contra su providencia, que dejaba tales
escesos sin castigo, y contra la persona del rey que los habia cometido. Solo Da
vid parecía insensible a semejantes discursos, ya fuese por no tener cerca de sí
una persona fiel que se los advirtiese, ya que por una consecuencia de su cegue
dad los despreciase. Así es regular que hubiera permanecido, á no prevenirle la
divina misericordia llamándole á la penitencia.
Nathan en el admirable discurso que hace á David, enseña á los ministros del
Señor, sobre el modo de decir la verdad á los magnates con santa libertad, el de
proponérsela en términos suaves , prudentes y adecuados, paraque la conozcan
a fondo cual ella es. Los sentimientos de contricion, de amargura y de piedad que
se encierran en las breves palabras de David, pegué contra el Señor, pueden verse
en el Salmo 50, que es el mas acabado modelo de aquellos afectos, de que deben
estar penetrados todos los pecadores que sinceramente se arrepienten. Dios, con
cediendo á David el perdón de su falta, le libró de la pena eterna que merecía;
pero la justicia habia dejado obrar ala misericordia sobre el penitente, sin per
der sus derechos sobre el pecador. Exigia que este fuese castigado, y que el
agravio que infirió a Dios, se reparase con castigos temporales, que tuviesen al
guna proporción con la enormidad del delito. Por tanto, los terribles pronósticos
del profeta tuvieron su cumplimiento cuando las muertes violentas de Amnon,
de Absalon y de Adonias, que sucedieron poco despues a vista del mismo David:
r. 65
258 BEINADO DE DAVlD.
cuando el atropello de sus esposas, y‘ tambien cuando las desgracias de sus su
cesores y herederos, cuyos reinados fueron por la mayor parte llenos de inquie
tudes y guerras: de manera que este culpable rey pagó la muerte de Urias con
la de cuatro hijos, segun vamos á ver luego, incluso el adulterino; y la violación
del tálamo de aquel, con la de una hija y diez de sus mugeres, víctimas de dos
de los recordados hijos , torpe y libidinoso el uno, cuanto infame y desapiadado
el otro. Scio.
«No fué sola la anterior desgracia, la que sobrevino al culpable rey; su primo
génito Amnon hizo fuerza á Thamar, hermana de Absalom, tambien hijode Da
vid aunque de distinta madre, habiéndola atraído á su estancia con el mentido
pretesto de hallarse malo, y echádola despues de mancillarla. Absalom reprimió
por dos años su venganza, hasta que en la época del esquileo, habiendo convidado
atodos sus hermanos, hizo asesinar durante el banquete al culpable forzador.
Lcvantáronse los demás, echando á huir cada cual en su mula, y habiéndose
presentado a el rey que en un principio los creyó á todos muertos, segun sinies
tras voces difundidas, alzaron el grito y pusiéronse a llorar. El rey y todos sus
criados. deshacíanse asimismo en lágrimas.»
La vergüenza. el remordimiento y la infamia de que iba á ser cubierto por su
hecho, produjeron repentinamente en Amnon una mudanza tan violenta, que no
pudo sufrir ante si la vista de la persona que le daba en rostro un delito tan
repugnante. La justicia divina, con economía maravillosa, aplicó sucesivamente
a su corazon corrompido diversos géneros de tormentos, unas veces en la impa
ciencia de sus deseos, y otras en el dolor y la desesperación ;- hasta llegar el mo
mento de ejecutarse el decreto de muerte de que se había hecho reo por tan esce
crable incesto. Scio.
‘« Absalom estuvo tres años ausente de la córte, refugiado en Gessur, temiendo
el enojo de su padre. Al cabo por la destreza de Joab, valido de una sagaz
muger vecina de Thecua, logró reconciliarse con él, y mas adelante, por inter
cesion del mismo Joab, verle la cara y ser admitido á su presencia. No había en
.todo Israel hombre mas gallardo que este mancebo, desde la planta del pié hasta
la coronilla de la cabeza: cuando se cortaba el cabello, que era una vez al año,
estimábase su cabellera en docientos siclos del peso comun, ó sea unas treinta.
onzas. Tuvo tres hijos y una hija hermosísima, llamada tambien Thamar. Este in
grato príncipe, sacando partido de su nueva posicíon, empezó á conspirar contra
su padre, á. fin de usurparle el trono :_presentábase a los que acudían a ventilar
negocios ante el rey, recibiendo afablemente á unos y otros, dando la razon á
todos, y procurando persuadirles que si el gobierno estuviese en sus manos‘, na
die mejor que él les haría justicia. Por algun tiempo estuvo así captándose un
numeroso partido, y en cuanto consideró bastante asegurado su plan, pidió licen
cia para» pasar a Hebron, donde sin retardo se hizo aclamar rey, juntado gran
I
BEINADO DE DAVID. 259
número de parciales. Cuando David supo esta nueva, á la edad de sesenta años
se vió en precisión de salir á pie de Jerusalen, sin mas tropa que las legiones
de Cerethi y de Phelethi sus reales guardias, y los seiscientos valientes que le.
habían seguido desde Geth. Pasó el torrente Cedron y subió llorando el monte
Olivete, sufriendo en el mismo trance con paciencia edificante, los desmanes de
un tal Semei pariente de Saul, que le acosó cerca de Bahurim, maldiciéndole
y tirándole piedras; pues á los que pedían se castigára al atrevido, respondió
dejadle maldccir! si el Señor ha tenido á bien permitírselo, quién osará pedirle
razon de esta su voluntad? Cuando un hijo nacido de mis entrañas busca como
quitarme la vida, qué mucho se porte así un hijo de Jemini, de la familia de
Saul? Quizá el Señor me tendrá lástima, y me volverá en bien las maldiciones
que hoy recibo.» _ -
El triste esterior de este santo rey, no es efecto de abatimiento ni de consterna
cion, sino de los sentimientos de penitencia de que su corazon se hallaba pene
trado. Reconociendo en la conspiración de su hijo y de sus vasallos, el justo casti
go de su rebelión contra el supremo Criador, _acepta enteramente sumiso el terrible
fallo del cielo.
Dejando ahora á un lado la protervia de Absalom ¿cómo Israel ha podido
abandonaráun príncipe tan feliz, tan valiente y tan íntegro como David, de
quien el Señor tantas veoes- se declaró protector? cómo ha podido abandonarle,
para echarse al partido de un jóven ambicioso, rebelde y fratricida? En la volun- _
tad del todopoderoso se registra la causa de una revolucion tan repentina y gene
ral, al mismo tiempo que se cumple el decreto intimado á David por boca de
Nathan. Dios tiene en su mano el querer de los pueblos, lo mismo que el de los
reyes: los estados mas quietos y mejor arreglados, caerán indefectiblemente en la
turbacion y el desorden, si el Señor suelta las riendas á la inquietud , á la indo
cilidad y á la inconstancia humanas, que él solo puede enfrenar.
En-la imágen de David fugitivo é injuriado, se nos representa luego Jesucristo,
el verdadero David, humillado en su pasion. Su pueblo, aquellos mismos á quienes
colmó de beneficios, son los que pretenden quitarle la vida. Sale de la ingrata Je
rusalen y pasa el torrente Cedron con el corazon lleno’ de tristeza y amargura:
sube con sus discípulos al monte de las Olivas, para orar en él á su Padre: hu
inillándose profundamente en su presencia, acepta con perfecta sumision el cáliz
que su justicia le tiene preparado. Sufre sin queja la deserción de los amigos y las
maldiciones de los enemigos, para espiar nuestros pecados que había tomado so
bre sí , y- para apartar de ellos la maldicion de Dios que tenían merecida. Seto.
«Cúmplese entretahto el resto de la amenaza del profeta: Absalom entra victo
rioso en la capital, y aconsejado de Achitophel su ministro, para enagenar entera
mente su causa de la del rey, y comprometer mas á los suyos, empieza por violar
públicamente las ¡nugeres de su padre. ’l‘ratóse enseguida en varios acuerdos,
960 annuno nn DAVID.
de adoptar un medio espedito para estrechar'a1 fugitivo soberano y acabar con el;
hasta que finalmente Absalom convoca á Israel , y resuelve salir á campaña con
gran muchedumbre, mientras David avisado á tiempo por Cbusai, parcial suyo
que habia pasado- á la córte del intruso, y por los sacerdotes, traspone el Jordan
antes del amanecer, yendo a guarecerse en Mahnaim ó los Campamentos, donde
unos particulares le suministran víveres y utensilios. Procede luego a distribuir
su ejército, bajo el mando de Joab y de otros entendidos jefes, y aunque su in
tento era marchar á la cabeza de las tropas, no se lo permitieron. Quédase pues
a la puerta de la ciudad , entanto que los soldados desfilan por cuerpos de á cien
toy de mil hombres; y oyéndolo todos, hace esta recomendación á sus generales:
conservadme á mi hijo Absalom! Salió por último el ejército a pelear contra ls
rael , y trabándose la batalla en el bosque de Ephraím, fueron vencidos los re
beldes, con grande mortandad, pues veinte mil hombres quedaron en el campo,
y los demas se desbandaron por la comarca, pereciendo muchos en su fuga. Ab
salom huia t.ambien montado en un mulo, pero como acertase á pasar por debajo
de una encina muy espesa y frondosa, se le enredaron sus largos cabellos entre
el ramaje, y quedó suspenso en el aire, pues la eabalgadura siguió su carrera.
Avistale un soldado, y dando parte á Joab, este mismo desobedeciendo la órden
del rey, se arma de tres rejones y corre á clavarlos en el corazon de Absalom,
cuyo cuerpo enseguida es descolgado, rematado por los pages del general, y
echado en una hoya en el bosque, debajo de un elevadísimo montón de pie
dras. » ' -
La accion de Absalom haciendo fuerza á las mugeres de su padre, aunque de
parte suya fue un delito abominable producido por la corrupción de su corazon,
fue asimismo un acto de soberana justicia de parte de Dios, que castigaba los pe
cados de David con las mismas maldades de su hijo. Laaciaga suerte del príncipe,
casual en apariencia, es un espectáculo puesto á los ojos de todos los siglos, para
que vean con semejante escarmiento, como el Señor se declara vengador de los
padres ultrajados por los hijos desnaturalizados y rebeldes. Aunque no merece
» escasa la desobediencia de Joab en esta ocasion, debemos no obstante adorar los
designios de la divina justicia y providencia, que se valió de aquel medio para
ejecutar el decreto de muerte pronunciado contra Absalom, contra el cruel hijo
que pudo olvidar sus obligaciones hasta el punto de haber querido derramar la
sangre del anciano autor de sus días. '
« Luego que David supo la desastrada suerte de su hijo, lloróle amarga
mente, por manera que la victoria se trocó aquel dia en luto para todo el pue
blo. Ofendído Joab de que el soberano recibiese asi el éxito felice de sus armas,
increpóle altaneramente que amaba á los que le odiaban, y odiaba á los que le
servían, amenazándole que-ni un solo hombre quedaría c_on él sino ‘se presentaba
inmediatamente al pueblo y no se le mostraba complaciente y agradecido. Salió pues
REINADO DE DAVID. 26]
el rey y se sentó á las puertas de la ciudad; y como lo supiese la gente, vino toda
á presentarse á él. » ' ‘ -
Las puertas de las ciudades, como dijimos en otro lugar, eran el punto donde
el pueblo se juntaba y recibía audiencia , consistiendo en un grande espacio con
tenido entre dos entradas, de las cuales una miraba hacía el interior de la ciudad
y la otra al campo. No debemos persuadirnos que las lágrimas y el dolor que allí
mostró David por su hijo, eran solo efecto de una ternura natural: la fe daba á
este santo rey otras miras mas puras, y sentimientos mas elevados. Mientras vivió
Absalom, esperaba siempre que Dios moveria su corazon, y que podría volver
sobre sí: por esto encargó tan espresamente á sus generales que le conservasen
con vida; mas cuando supo que había muerto con las armas en la mano y en
la impenitencia, su alma quedó traspasada del dolor mas vivo, y su corazon lleno
de amargura, considerando la desgracia eterna en que se había precipitado aquel
infeliz.
David tenia necesidad de los avisos que Joab le dió en esta ocasion. Era nece
sario que se dejase ver de sus tropas victoriosas, y que las ‘manífestase cuanta
satisfacción recibía de sus buenos servicios. Pero al mismo tiempo, no puede mí
rarse sín horror el tono altanero con que este general habló á su rey; ní tampoco
dejarse de admirar
de su vasallo. Scio. la dulzura con que el soberano .escucha las representaciones
í
‘« En esto las tribus de Israel, trataron en competencia de someterse nuevamente:
el rey, deeian, es el que nos libró del poder de los enemigos; Absalom ha muerto;
qué esperamos pues? porqué no le hacemos volver? Advertído David de seme
jante disposícion de ánimos, hizo hablar á los ancianos de Judá por los sacerdotes
Sadoc y Abiathar, comisionándoles tambien paraque ofreciesen el mando de las
tropas á Amasa, en reemplazo del arrogante Joab; y tal fue el resultado de esto,
que todos los varones de Judá, cual si fuesen un solo hombre, enviaron á decir al
rey: vuelve con t'odos los tuyos. El pueblo en masa salió á recibirle hasta Gál
gala, y hacer que pasase el Jordan: en cuya plausible ocasíon aseguró á Semei
de Bahurim que no moriría de su marie, y al mismo tiempo manifestó su gratitud
á; Berzellai galaadita, uno de los que le habían socorrido durante su persecución.
Por lin, al llegar á Jerusalem, restituyó á Miphiboset hijo sobreviviente de Jonatás,
que había sido colocado en la córte por David, parte de los bienes que le quita
ra en virtud delas imposturas de un criado suyo llamado Sív_a.
«Habiendo entrado en celo. las tribus de Israel, porque sin esperarles acom
pañaban al rey los de Judá y le conducian á la capital; se levantó un tal Seba
hijo de Bochrí, de la tribu de Benjamín, hombre perverso y faccioso, el cual
atrajo á su partido diez de las tribus, amenazando con una lucha quizá mas te
mible en sus consecuencias que la de Absalom. David, para atajar velozmente
tamaño peligro, comisionó á Amasa pa.raque convocase á todos los de Judá den
l. 66
262 ' ' REINADO m: DAVID.
tro de tres días, y habiéndose detenido mas de este plazo , dijo á Abisaí que sa
liese luego en persecución del rebelde, con las tropas. En este intermedio Joab se
llega á Amasa que le sale al encuentro, y lo mata alevosamente, despues de cuya
fechoría, siguiendo sin escrúpulo al frente de la división, va á poner trincheras en
torno de las plazas rebeladas Abela y Bethmaacha, hasta lograr que le entreguen
la cabeza del malvado Seba, quien se habia retirado á la primera de estas
ciudades. »
Bajo el nombre de Israel se entienden frecuentemente las diez tribus , para dis
tinguirlas de Judá, en la que se incluye de ordinario Benjamín. La disen
sion entre Israel y Judá comenzó poco» despues de haber pasado el Jordan: los
de Judá acompañaron al rey hasta Jerusalen , al paso que los de Israel le aban
donaron, yéndose á sus casas, á. escepcion de un cuerpo de gente escogida que
siguió á Seba hasta la ciudad de Abela.
Parece que David debiera haber castigado á un hombre tan poco sumiso a su
autoridad como Joab, cuando se manchó con el vil asesinato de Amasa; pero el
importante servicio recibido de él en estos últimos hechos, le obligó á disimular
por algun tiempo. Es claro que si desde luego hubiese tratado de vengar la muer
te de Amasa, se esponia á envolver el reino en nuevas turbaciones, escitadas por
el resentimiento de Abisaí, que no era menos violento que su hermano. Scio.
« Despucs de una hambre que afligió al pais durante tres años con motivo
de cierta crueldad usada por Saul en su tiempo con los gabaonitas, y pasadas su
cesivamente cuatro diferentes guerras contra los filisteos, en una de las cuales
David corrió grande riesgo personal; apenas comenzaba á respirar delos du
ros conflictos que el Señor habia dejado caer sobre su casa y reino por castigo del
pecado cometido, la vanidad, escollo para los mas perfectos , le indujo insi
guíendo la divina permision a cometer otro, que encendió nuevamente el furor
de Dios contra Israel. Quiso David practicar el censo de toda la gente de Israel
y de Judá, y aunque se opuso Joab, su voluntad pudo mas que todo; y asi, re
corrido Israel en unos diez meses por varios oficiales, resultó el eneabezamento
de ochocientos mil hombres de armas tomar en Israel, y de quinientos mil en
la sola tribu de Judá. Entonces, remordióle á David la conciencia, y echando de
ver su pecado sin necesidad de que un profeta le abríesc esta vez los ojos, lo con
fesó al Señor, y le pidió se lo perdonara, pues reconocía haber obrado muy
neciamente. Por la mañana, en cuanto él se hubo levantado, el Señor le envió á
Gad, otro profeta, con órden de darle a escoger uno de estos tres castigos: ó
hambre de siete años, ó guerra de tres meses, ó peste de tres días. David en tan
aflictivo apuro, respondió: prefiero caer en manos del Señor, cuya’ misericordia
es tan grande, que no en las de los hombres. Vino pues la peste á Israel desde
aquella misma mañana hasta el plazo señalado; y de Dan á Bersabee murierondel
pueblo, setenta mil hombres. Como el ángel esterminador tendiese su mano sobre
REINADO m: DAVID. 36-3
Jerusalen para desolarla, apiadóse el Señor, y en cuanto David vió al ángel, escla
mó: yo soy el que-he pecado; yo el culpable; qué han hecho esas pobres ovejas‘?
Sobre mi, Señor, descarga tu mano, y sobre la casa de mi padre! Enseguida por
órden de Gad, que la habia recibido de Dios, pasó a la era del jebuseo Areúna,
Aravna ú Ornan, la cual compró junto con‘ unos bueyes, por cincuenta siclos de
plata, y edificado allí un altar ofreció holocaustos y hostias pacíficas; con lo que
el Señor se mostró propicio á la tierra, y cesó la mortandad en Israel.»
Este nuevo pecado de David, consistió nó en hacer el encabezamiento ó mune
racion del pueblo, que en sí nada tenia de malo, sino en hacerlo movido de una
oculta vanidad y sobervia, para haceralarde de su poder , atribuyéndose en cier- _
_ to modo lo que era todo de Dios, y porque contando menos con la promesa del
Señor que con sus propias fuerzas , quiso saber hasta donde llegaba el número de
sus súbditos, traspasando los límites que cl Señor habia señalado para estos en
cabezamientos, pues solo debían registrarse los mayores de 20 años á 60. Dios
otorga poder al demonio paraque malée la voluntad de David por este lado y le
venza; y lo hace tambien porque está irritado contra el pueblo, que no habia
sabido aprovecharse del último azote de la hambre, con que acababa de castigarle.
Muchos creen que la voluntad de Dios en este caso, fue hacer pagar a Israel su
rebelión, cuando abandonó al rey por seguir á Absalom. La conducta de los pas
tores ó gobernadores, tiene estrechísima relacion con la de los pueblos gobernados:
por culpa de aquellos se hacen peores estos; y á veces por la conducta de estos,
se empeora la condicion de los primeros. Mas teniendo los que gobiernan quien
los ha de juzgar, los súbditos deben por lo mismo guardarse de juzgar á sus pro
pios pastores. Qué dolor y pena sería para David, ‘quien á favor de sus pueblos
tenia un corazon de pastor y de padre, verlos castigados por ocasion de las fal
tas que él habia cometido! Por esto, lleno de amargura y tristeza, se ofrece dis
puesto á sufrirlo todo: pide al Señor que descargue en su persona y familia todos
los castigos, con tal de quedar libre la grey que tanto ama; figurando dc este
modo la caridad inmensa de aquel que se ofreció voluntariamente á morir por sus
ovejas.
El monte Moriah, sitio donde estaba la era de Areúna,'fue el lugar que Dios
destinó para establecer en él su culto, y edificar la única casa de oracion y sa
crificio, á la cual de todas partes habia de acudir el pueblo escogido, con el fin
de tributar homenaje á su santo nombre. '
264 y REINADO DE DAVID.

OBSERVACIONES CRITICO-HISTÓRICAS. '


_____

El mismo año de la derrota de Saul (29 49 del M.), vió pasar los primeros
sucesos de este capítulo, hasta la muerte de Oza y la traslación del arca. Ocurrió
despues la guerra contra los gaboanitas en 2967 del M., 1032 antes de J. C.;
el crimen de David, siendo de 50 años, en 2969 del M., 1031 antes de J. C.;
la catástrofe de Amnon en 29'72 (y 1028), la de Absalom en 2981 (y 1019),‘.
' la de Seba en la propia fecha, y el azote de la peste en 2988 del M., 1012
antes de J. C., contando el rey 68 años.
David reinó en Hebron sobre Judá, siete años y medio , pero solo durante los
dos primeros poseyó su reino con tranquilidad. En Jerusalen reinó treintitres
sobre Israel y Judá juntamente.
Como entonces era permitida la poligamia, tuvo David ocho mugeres y diez
concubínas ó esposas secundarias, de inferior grado á aquellas, aunque no me
nos legítimas. El testo menciona once hijos suyos, pero fueron muchos mas se
gun los Setenta.
En el decurso de varias guerras, triunfó de todos sus enemigos por las cuatro
partes del mundo: de los filisteos al 0. de Judea, de los siros al N., de los
idumeos al S. y de los moabitas al E., habiendo dilatado sus dominios por la Ce
lesiria ó Siria de Soba hasta el Eufrates, imponiendo tributo á toda aquella
region. .
Durante los últimos años de su vida, se consagró con esmero a la organización
interior del país, sobre lo cual pueden verse interesantes detalles en el libro l.°,
cap. 223 á 27 del Paralipomenon. Dió esplendor al trono, disponiendo con pru
dencia la administración de su real patrimonio, y rodeándose de altos funciona
‘ ríos; como buen militar creó un especie de ejército permanente, compuesto de mi
licias repartidas en cuerpos, y por fin, entre las clases levíticas, señaló oficios
y para el mejor servicio del santuario. La música y la poesía, guiadas por su ta
lento, tomaron especialmente crecido vuelo, y todo el reino fue aventajándose
en prosperidad y gloria.
Si la vida de este grande príncipe, como la de varios personajes del antiguo
Testamento, presenta alguna que otra falta, responderemos lo que queda dicho
en diferentes lugares: «no todos los adoradores del verdadero -Dios, fueron en
REINADO ne DAVID. 265
su ocasión unos modelos de virtud ; la Escritura relata imparcialmente el
bien y el mal que hicieron, pero á la par que rinde justicia á su celo y fe, ja
mas canoniza sus vicios. No se ha de juzgar del mérito de las personas por un
hecho aislado de su conducta, sino por el conjunto de toda ella. De todos modos
lo que es malo en si, no puede hacerse lícito por ninguna circunstancia, y las
acciones y-palabras irregulares, cualquiera que sea de quien procedan, no nos
han de servir de regla para dirigir las nuestras. Estas faltas que Dios permitió
aun en los mayores santos, son como los lunares en un cuerpo muy hermoso,
que desaparecen á la luz brillante de su caridad hácia Dios, y de las grandes
obras que hicieron á gloria del mismo Señor. Ellas sirven al propio tiempo para
que se humillen, y las reparen despues con el mérito de una virtud estraor
dinaria, y de una larga y sincera penitencia.»
El reino de Judá permaneció muchos siglos en la descendencia de Salomón,
hasta el cautiverio de Babilonia, y despues con título de principado hasta Hero
dts, y por último en Jesucristo, de la familia de David y Salomón, sucediendo
un reino espiritual y perpetuo al terreno y temporal, segun había sido vaticinado
por los profetas. ' - -
Conforme resulta de la historia de Amnon , Thamar y Absalom, parece que los
. hijos de los reyes tenían bienes propios y peculiares, con que mantenían asus fa
milias, hahitando en casas separadas. Las hijas no emancipadas vivían en habi
taciones donde no era lícito entrar ni siquiera á los parientes mas inmediatos de
otro sexo.
Las fiestas del esquileo celebrábanse durante la primavera, con grande alga
zara y festines, y asistencia de parientes y amigos, á quienes se convidaba.
El uso de ir por la ciudad en carros tirados de caballos, fue desconocido an
tes de Absalom, habiéndole introducido este príncipe por ambición y vanidad. El
pueblo de Israel conservó largo tiempo el gusto de una vida sencilla y libre de
todo fausto: no usaban carruages ni aun caballos para la comodidad en los viajes,
que ordinariamente hacían á pie, por ser robustos y estar acostumbrados á la fa
tiga; y cuando tenían necesidad de cabalgar, lo hacían en mulos ó en asnos, que
en Palestina son mayores y mas fuertes que en nuestro país, acerca lo cual no
había distincion entre los grandes y pequeños del pueblo.
Dan y Bersabee, eran los puntos estremos de Israel por N. y S.
Hebron, ciudad muy fuerte, está situada en el centro de la antigua tribu de
Judá, á 3 1/3 leguas de Belen, y tiene aun 400 casas, habitadas la mayor parte
por musulmanes.
Mahanaím ólos Campamentos, distante de la anterior como 40 leguas, estaba al
S. O. de Gerasa, en los límites de Manasésy Gad, cerca del ribazo N. del Jabbok.
Kariath-iarim ó Kariath-Baalim , pertenecía tambien á la tribu de Judá, así
como Thecua, á 12 millas S. de Jerusalen.
- r. 67
266 REINADO na DAVID.
Bahurim ó Almath, era de la tribu de Benjamín, y se alzaba sobre una cum
bre á 2 leguas de Jerusalen, con direccion al Jordan.
Abela y Bcthmaaeha ó AbeleBeth-Maacha, buena fortaleza de Galilea, segun
Scio formaba una sola ciudad, compuesta de dos distintos lugares. Algunos la
confunden con Bahurim. '
El bosque de Ephraim no distaba mucho de Mahanaim, en el territorio de Ga
laad. Se llaruó asi, no porque estuviese en la tribu de Ephraim, sino por la derrota
que allí hizo Gedeon en los madianítas ayudado de los ephraimitas,‘ ó por la
querella que hubo entre Jephté y estos.
El torrente Cedron, cuyo nombre significa sonzbrío, está al oriente de Jerusa
len, entre los muros de la ciudad y el monte de las Olivas.
Joab, Abisaí y Asael, eran hijos de Seruya, hermana de David. Amasa era pri
mo hermano de los mismos.
Segun el libro 1.° Paralipom. 21, 6, los oficiales que David comisionó para
practicar el censo, no recorrieron las tribus de Levi y Benjamín, por cuanto Joab
ejecutaba con disgusto la órden del rey. Para espliear el crecido guarismo á que
ascendió en este censo la sola tribu de Juda, dicen algunos intérpretes y entre
ellos el P. Amat, que Joab por error ó por adulacion aumentaría la suma de los
varones de dicha tribu, que era la del rey; incluyendo tal vez parte de los de
. Dan y de Simeon, confinantes con Judá y ocupando parte de su antiguo territorio.

REFLEXIONES MORALES.

« La providencia, dice S. Ambrosio, permite algunas veces que los mismos


santos tengan vergonzosas caídas, paraque nos sirvan de instrucción y nos edifiquen
_ asi con su inocencia y santidad, como con su penitencia. Esos estravíos sirven
tambien para ahatirles á sus propios ojos, y paraque no atribuyan á su virtud los
bienes que la gracia divina derrama sobre ellos, antes conozcan por propia espe
riencia cuanto necesitan de su ayuda para llegar á la salvación. Si les viesemos
andar siempre con firme y seguro paso entre los tropiezos del siglo, nosotros tan
distantes de su perfección llegariamos á considerarlos como pertenecientes á una
¡naturaleza superior, libre de las debilidades humanas, y por consiguiente, erra
damente, que seria imposible igualarles; mas «cuando leemos el relato de sus fal
REINADO na DAVID. 267
tas, conocemos que tambien participaban de nuestra flaqueza, y concluimos que
es posible imitar su virtud. _
Nathan aunque enviado de Dios, no olvida las consideracionesdebidas á la
magestad de su rey : qué delicada precaución la suya cuando revela á‘ este prín
cipe l_a enormidad, del crímen cometido, feo borron de su alma y de su gloria!
Ese David á quien el cielo ha dispensado tantos favores; ese David predilecto de
Dios y de su pueblo; ese David ha podido olvidar en un momento todo lo que de
bía al mismo Dios, al pueblo, al trono y á sí propio, hasta el punto de lanzarse
á cometer una accion la mas villana y cruel. Oh, y que profundísimas tinieblas
la pasión esparce sobre las almas mas distinguidas! David , aquel hombre de gene
roso, grande é ilustrado pecho, parece que ignora su delito; el solo no siente la
infelicidad de un estado que cubría á todo Israel de confusión y amargura! es.
preciso que Dios le envíe su profeta para hacerle advertir su íniquidad. Nathan
empieza por disfrazar laverdad bajo la forma de una ingeniosa parábola, y es tan
viva su imagen, que el rey obcecado por la culpa, no puede menos de arreba
tarse contra el hombre de quien se le habla, considerándolc reo de muerte: el infe
liz todavía no se reconoce á sí mismo! Nathan se ve por último precisado á qui
tarle la venda de los ojos: Señor, le dice. este hombre sois vos! David queda como
si despertase de un sueño letárgico; pero reconoce su maldad, y la espía en pre
sencia del Señor y del pueblo, mereciendo al fin recobrar los timbres de su virtud y
su gloria. Por aquí se ve como el verdadero celo sabe conciliar la entereza con el
respeto, y como el arrepentimiento verdadero sabe hacerse humilde enmedio de la
grandeza. David peca porque es hombre, pero se humilla porque es penitente.
Los justos no son de una naturaleza mas perfecta, sino mas sumisa, pues no
decimos que estén esentos del alhago de los vicios, sino que se enmíendan de ellos
Jasti non ¡zatara przeslantiorzs, sed obseroantiorts; nececito izescivzlsse, sed emcn
dasse (S. Ambrosio).
Leed los Salmos del Rey profeta: que admirables sentimientos de compuncion;
que ardentísimos deseos de reparar el mal que deplora haber cometido; que’ tierna
resignación a las pruebas espiatorias que le envían la misericordia y la justicia de
Dios! cuanta confianza en la inagotable bondad del Señor; cuanta elevación donde
se ha visto tanta bajeza; cuanto heroísmo donde hubo tanta miseria ; cuanto agra
decimiento, en fin, donde campeó tanta ingratitudl... Ay! ninguno de nosotros
está libre de faltas, pero ya que somos pecadores como David, convirtámonos como
él. Las mismas graciasprocedentes de la copiosa redención del Salvador, nos aguar
dan; mostremos una fidelidad igual en corresponder á ellas, y tendremos la felicidad.
Cuando el Señor derrama á manos llenas sus beneficios sobre una nacion ó so
bre una sola alma, y estos beneficios solo reciben por pagó una ingratitud aun
mas culpable: irrítase con razon la cólera divina, y muchas veces le hasta para
su venganza, abandonar aquella alma á sí misma ó aquella nacion á sus veleida—
268 nEiNAoo DE DAVID.
(lesrmlpueblo no escuchó la voz mía, m’ Israel se esmero enoirme; por esto
yo les Ize abandonado á los deseos de su corazon , y nzarcltarán por la vía
de sus caprze/eos ( Salm. 40, 13- 14 ). Dios no puede compeler al mal, pero se
retira, y entonces es cuando el infierno señorea. a Laconducta de los jefes, dice
S. Gregorio, insigne el mérito de sus inferiores, y no es raro que un rey ó pas
tor, virtuoso en el fondo, cometa alguna falta á causa de los desmanes de sus go
bernados. Ese mismo David, ese gran profeta á quien Dios -había dispensado tan
glorioso testimonio y elevado al conocimiento de los mas sublimes misterios; co
metió un pecado de orgullo al practicar el censo, y el castigo de esta falta recayó
sobre sus súbditos, que de otra parte se habían tambien hecho culpables. Hay tal
enlace entre el obrar de los gobernantes y el de los pueblos, que sobradas veces las
costumbres de estos se desarreglan por omisiones de aquellos, y obsérvase gran
trastorno en los acuerdos delas autoridades por castigo de los escesos populares
(Lib. '25 de las litoral)» Por este medio reyes y pueblos, pastores y fieles, apren
dan a temer á Dios, ya considerar que una vida justificada es el solo medio de elu
dir, los unos jefes desapiadados, y los otros indóciles súbditos.
El censo en sí, no era un acto ilícito, pero se volvió tal por los motivos que es
citaron á David a ordenarlo. Pudo afectar en un principio no llevar otra. mira
que la mayor gloria de Dios, aunque en realidad solo buscaba la suya propia. Así
sucede que la complacencia, para el que no está bien sobre sí, colma el espíritu
de variadas ilusiones, hasta el punto de hacernos figurar que rendimos a Dios
cual un deber, lo que es solo un homenaje al ídolo de nuestra propia voluntad.
Pero lo que hay de mas triste, es cuando desechamos los consejos de la prudencia,
corriendo con porfiada obstinacion hacia el logro del objeto cuyas funestas resul
tas nos está marcando y señalando la prevision de los demás. Así tampoco es
ordinario que el Señor deje la eleccion del castigo á manos del que su justicia ha
resuelto castigar; y si tal sucedió en el lance de David, es porque Dios quiso des.
cubrirnos el fondo del corazon de este príncipe, y enseñarnos que si aparece fra
gilidad en su falta, la humildad y la caridad brillan en su arrepentimiento. El emi
sario del Altísimo propone optar entre hambre, guerra ó peste; tres plagas igual
mente propias para recordarle una verdad que parecía haber olvidado , esto es,
que la muchedumbre y fuerza de los hombres, que alhagaban sn vanidad, nada
son ante la magestad del soberano sér, el cual asola en un momento cuando es
su gusto, los reinos mas opulentos, dando armas á toda criatura contra los sober
vios á quienes quiere abatir. David rindió gloria al Señor sometiéndose á su jus
ticia, y con sumísion tan llena de sabiduría, desarmó en cierto modo la indigna
cion de su juez: «los hijos de Israel atrajeron sobre sí nuevas aflicciones por sus
iniquidades, pero Dios les atendió cuando estaban en la afliccion, y escuchó sus pre
ces. Acordóse de su alianza, y los trató segun. la grandeza de su misericordia
(Salm. 105, 45 y eminentes). '
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ANcíAníoAo on DAVID.
GRANDEZA Y APOSTASÍA DE SALOMON.

ES EDIFICADO EL TEMPLO.

(Reyes, lll). 8.° cap. i á ll.)

» Teniendo ya David cerca de setenta años, buscaron sus criados una doncella
que se desposase con él y le comunícase el calor que le faltaba, y recayó su
eleccion en la jóven Abisag de Sunam, ciudad de Isac/zar. «Movióse entretanto di
sension entre los príncipes sus hijos para sucederle; y Adonias que era el ma
yor despues de Absalom, favorecido por Joab y por el sacerdote Abiathar, díó
un suntuoso banquete junto á la peña de ZobeIeth,c0n el fin de obsequíár á los
de su partido y hacer que allí le proclamasen rey. separadamente el profeta
Nathan, sabiendo que la voluntad de Dios era trasmitir la coronaá Salomon,
otro de los hijos de David habido en Bethsabeé, díó aviso á esta paraque se
presentara al rey y le recordára la promesa hecha algun tiempo antes, de que
nombraria por sucesor á su dicho hijo. Estaba aun hablando la reina, cuando
compareció Nathan; y David oídas sus razones, dijo: Juntad mis guardias; ha
ced montar á Salomon en mi mula y conducídle á Gíhon, donde le ungirán por
rey el sumo sacerdote Sadoc y Nathan el profeta; y tocareís las bocinas, y dí
reis: Viva el rey Salomón! En cuanto se esparcíó la noticia de este suceso,
fue tal el asombro de Adonías y de los suyos reunidos en el banquete, que levan
tandose huyeron cada uno por su lado, y el mismo pretendiente corrió á refugiarse
á un ángulo del altar, de donde no se separó hasta haber obtenido gracia de su
hermano, quien le perdonó con tal que en lo sucesivo no alterase la pública tran
quilidad. Pasados unos seis meses, David voló al seno de sus mayores, habiendo
antes dado á Salomón oportunos consejos y órdenes para determinados casos.»
La pretensión de Adonias, fundada en la mayoría de edad y en sus ventajas
personales, no fue mas que una perfidia y alevosia parecida á la Absalom, pues no
hubo hasta esta época ley alguna entre los hebreos que arreglase el derecho de
l. 68
27-0 . . ANCIANIDAD oanavro.
sucesion á la corona, siendo rey aquel á quien el Señor escogia; pero Dios
como especial— privilegio, puso dicha ley al vincular para siempre la sucesion
en los descendientes de David. Este, en el nombramiento de Salomon, no tanto“
siguió la inclinación que podía tener á su persona y á la de su madre, cuanto
las órdenes especiales de Dios, que tenia ya predestinado aquel príncipe á su
cederle, habiendo anunciado que señalaria su reinado con prosperidades estraor
dinarias.
Salomon, de edad poco menos de veinte años, fue ungido con el óleo santo; mas
' esta ceremonia dejó de practicarse luego que el derecho de sucesion quedó esta
blecido en la familia de David, y solo se usó cuando el derecho era dudoso, segun
se hizo en la ocasión presente con Salomon, y mas adelante con Joas y con Joacáz.
' Fuó David sepultado en aquella parte de Jerusalen que quitara á los jebuseos,
donde estaba la fortaleza de Sion. Su sepulcro se veía en tiempo delos apóstoles
y aun en el de S. Jerónimo, pues este santo doctor iba con frecuencia á orar
en él. Léese el elogio de este gran rey en el Eclesiástico, 47; y los Padres le
consideran como profeta especial de Jesucristo y de su Iglesia.
«El nuevo soberano inauguró su mando con algunos actos de rigor: aquel Joab,
reo por ambicion de dos homicidios voluntarios é inobediente á su pristino rey, fue
muerto en el mismo asilo del altar; Semei, el protervo injuriador y enemigo de
David, recibió tambien la muerte por haber quebrantado una órden de Salomon,
lavando así con su sangre las anteriores demasías; el sacerdote Abiathar pagó con el
destierro su última rebelión, y por fin, como Adonías hubiese puesto sus miras en
Abisag, la última esposa de David, y hecho pedir su mano, Salomon conociendo
lo peligroso de semejante intento, mandó ejecutarle por Banaias hijo de Joiada, el
mismo que ascendió á general en jefe sucediendo á Joab. Afianzado Salomón en
su trono, emparentó con el rey de Egipto desposándose con su hija. »
El dia que este príncipe fue consagrado rey, otorgando la vida a Adonías, ad
virtióle que le haría morir en el mismo punto que comenzase á, fomentar algun
nuevo disturbio en la nacion ; y ahora hallándole culpable, cumplió su pa
labra. Adonías solo, es el que se busca la muerte: por otra parte , atendidas las
ocultas miras de este jóven, en que le asistían con sus consejos y partido Joab y
Abiathar, y la situacion de los negocios; nadie pudiera arguir de cruel, de preci
jiitada ó de injusta, la órden dada por el rey contra su culpable hermano, ni la
degradación y destierro del sacerdote, ni la inmolacion de Joab al pié del mismo
altar donde se había refugiado. Por el destierro de Abiathar, quedó cumplido lo
que Dios anunciara á Heli mas de cien años antes, esto es que el soberano pon
tilicado saldría de su casa y seria trasladado a otra.
«Y Salomón amó al Señor, y siguió los preceptos de David su padre; solamen
te que ofrecía sacrificios y qnemaba incienso en los lugares altos, esto es en mer
tos sitios, como Bet/tel, Hcbron, Ste/tem, Gálgala y otros muy venerados, donde había
GBANDEZA Y APOSTASÍA nn SALOMON. '27]
estado el arca santa. ïPartió pues á Gabaon, el mas notable de dichos lugares, y
allí ofreció mil víctimas en holocausto sobre el altar. Por la noche el Señor se le
apareció en sueños, y le dijo: Pide lo que quieras. Salomon teniendo presentes los
beneficios otorgados por la misericordia divina á David, reconociendo su propia
pequeñez y el arduo gravamen de regir á un pueblo que era innumerable por su
muchedumbre, pidió la gracia de un corazon dócil para saber hacer justicia y
discernir entre lo bueno y lo Inalo. Complacido el Señor de que con menosprecio
de los bienes temporales como riqueza, longevidad y ruina de los enemigos, se
limitaseá pedir el don de sabiduría, prometió otorgarle tanta que ni antes ni
despues se vería otro igual á él en saber é inteligencia, y aun prometió darle lo que
no solicitaba, esto es opulencia y gloria, y siguiendo las vías del Señor y obser
vando sus preceptos, el disfrute de una larga vida.
« Conocido es el célebre juicio por el cual Salomon acreditó el don recibido del
cielo, y se captó el respeto de su pueblo, grangeándose á la par una nombradía
universal. Dos mugeres de mala vida, morando juntas, tuvieron cada cual un hijo.
Cierta noche habiendo la una sofocado el suyo en la cama, levantándose con sigilo -
fue á cambiarlo por el de su compañera, y cuando se presentaron al rey, ambas
reclamaban como propio el que existía. Salomon manda traer una espada paraque
sea partido en dos mitades; mas en cuanto la verdadera madre oye esta orden, sin
tiendo desgarraise sus entrañas esclama: 0h, señor, no mates al niño; dáselo
vivo á la otra! al paso que esta decía: no sea mio ni suyo; que lo partan! Enton
ces el rey pronunció la sentencia siguiente: dad á la primera el niño vivo, y ya
no hay que matarle, porque ella es su madre.»
La idea manifestada por Salomon de su propia flaqueza durante el sueño ó vi
sion profética que tuvo, es la primera de las virtudes reales que en él se registran;
y la profunda humildad con que rogó á Dios se dignase de suplir á su insuficien
cia, fue la principal disposición para conseguir los poderosos socorros que requi
ria una obra tan árdua y un cargo tan terrible como el de regir bien al pueblo.
S. Agustín da dos sentidos muy diferentes á la historia verdadera y tambien figu
rativa del juicio de Salomon : el uno lo aplica á la sinagoga y á la iglesia; el otro
á la verdadera y falsa justicia. _
«Este reinado lo fue de paz y bienandanza: nadaba el soberano en la opulencia,
y sus inmensas riquezas alcanzaban á todos sus vasallos, quienes segun espresion
de la Escritura, vivian sin recelo á la sombra de su higuera ó de su emparrado.
El oro sohraba para todo, y la plata era tan abundante como las piedras. Esten
díase el dominio de Salomon sobre todos los reinos del pais de los filisteos, desde
el Eufrates hasta las fronteras de Egipto, los cuales le traían presentes, hahiéndole
estado sometidos por todo el tiempo que vivió. Tenia varios ministros y generales,
un superintendente de rentas, un sumiller, un mayordomo, doce intendentes re
partidos en todo Israel y destinados á suministrarle víveres para su casa. La pro
272 EL TEMPLO as EDIFICADO
vision diaria de la mesa ó gasto de palacio, requería treinta coras ú ochocientos
ca/zices de flor de harina y sesenta de harina comun, diez bueyes cebados y veinte
de pasto, ‘y cien carneros, sin contar la caza de ciervos, corzos, búfalos’, y‘ aves
cebadas ó volatería. Porque Salomón era Señor de todo el pais allende el rio, desde
Thapso á Gaza, y de los reyes de aquellas regiones, y estaba en paz con ‘todos
los rayanos de las fronteras. Demas de lo dicho tenía eu sus caballerizas cuarenta
mil caballos para carros de guerra, y doce mil palafrenes. Eran incomparables
su sabiduría y su prudencia, inmensa su magnanimidad, y aventajaba en saber á
todos los orientales, á los egipcios y á los famosos Ethan el ezrahita, Hernan,
Chalcol y Dorda, hijos de Mahol. Llegó á pronunciar tres mil parábolas , algunas
de las cuales se contienen en el cap. 40 y szyuientes de los Proverbios , y mil cinco
cánticos; trató de todas las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el musgo pa
rietario, y discurrió acerca de todos los animales. y de las aves, y de los reptiles,
y de los peces: así que venían gentes de unos y otros países á escuchar su sabi
duría, y cnvíados de todos los reyes de la tierra, á quienes había llegado el eco de
su-fama. /
« Estando el reino en pleno reposo, trató Salomón de llevar á cabo el templo
que su padre David habia deseado se elevara al nombre del Señor su Dios, y que
no pudo edificar por las muchas guerras que absorvieron su atencion. No tenien
do en el pais artífices bastante hábiles, hizo un trato con Hiram rey de Tiro, para
que le sumínístrase oficiales fenicios y diestros operarios de Sídon, que trabajasen
de consuno con los hebreos en cortar maderas del Líbano, y á aquel objeto desti
nó 3,600 hombres para sobrestantes de obras, 80,000 para canterosypicapedre
ros, y 70,000 para conductores de materiales. Este suntuoso templo, en cuya obra
parece que el Señor tuvo la complacencia y el designio de manifestar hasta donde
llegaba la magnificencia del hombre; se principio el año cuarto del reinado de
Salomón, (180 despues de la salida de Egipto, y fue terminado á primeros del
año 3,000 del M., 1,000 justamente antes de la venida de J . C., habiendo du
rado su construcción siete años y medio. Además,en los trece siguientes hizo Sa
lemon edificar una morada para sí, otra para la reina, y el palacio llamado del
Bosque del Líbano.» '
Aunque en estas últimas obras se empleó casi doblado período que en el tem
plo, el cual era sin disputa mucho mas suntuoso y magnífico; fue la causa el ha
ber puesto Salomón y su pueblo un ardor estraordinario para dar cima cuanto
antes á aquel magestuoso monumento, que se levantaba á la gloria del Señor; fuera
de que David su padre, le habia ya dejado una gran cantidad de materiales pre
parados. Los tres palacios parece eran como tres partes ó divisiones de uno solo,
componiendo otro de ellos el gyneceo ó habitación particular de la hija de Faraón
y sus damas, insiguíendo la costumbre oriental de vivir las mugeres separadas
de los hombres. La.s proporciones, traza ydescripcion asi del templo como de
ANClANIDAD m: omo. 2'13
dichos palacios, puede verse con todo detalle «en los capítulos 6.° y 7.° del libro 3
de los Reyes, comentados por Scio y otros.
En sentido alegórico, por los judíos, prosélitos y gentiles que concurrieron á
esta grande empresa, se figuraba todo género de hombres que habían de concur
rir por varios modos, á edificar la Iglesia de Jesucristo (Véase S. Agustín, in
Psalm. 95.).
a Finida la obra del templo y sus accesorios indispensables para el servicio del
culto y los sacrificios, convocó el rey á todos los ancianos de Israel y á los prínci- '
pes delas tribus, y cabezas de las familias, para trasladar el arca del testa
mento del Señor desde la ciudad de David á su nuevo destino. Juntáronse
pues todos en el solemne dia del mes de Etharim, y habiendo los sacerdotes y
levitas tomado el arca santa, el tabernáculo de la alianza, y todos los vasos
del santuario que había en el tabernaculo, el rey Salomon y toda la multitud
del pueblo reunida a él, iban por delante inmolando ovejas y bueyes sin nú
mero, hasta que aquellos depusieron el arca del Señor en el lugar destinado
del oráculo del templo, esto es en el Sancta Sanctorum, debajo de las alas de
los querubines. Y sucedió que al salir los sacerdotes del santuario,’ una niebla
llenó la casa del Señor, de modo que ellos no podían estar allí ni ejercer
sus funciones. Absorto el rey viendo esta señal notoria de aceptación, postróse
delante del altar, y alzadas las manos á vista de la asamblea de Israel, ínvocó
a Dios en estos términos: Oh Señor DIOS de Israel, no hay otro semejante a tí
ni en el cielo arriba, ni en la tierra abajo! Tú guardas el pacto y usas de mise
ricordia con tus siervos, los que andan en presencia tuya de todo corazon; tú
has cumplido á tu siervo David mi padre, la palabra que le diste: pronuncióla
tu boca y ejecutáronla tus manos, como se deja ver en este dia. Ahora pues,
Señor Dios de Israel, confirma lo que al mismo David prometiste, diciendo:
nunca faltará de tu linage quien ocupe ante mí el trono de Israel; con tal em
pero que tus hijos velen sobre sus pasos, y anden en mi presencia conforme
anduviste tú. Es cierto que verdaderamente Dios ha de habitar sobre la tierra?
porque si los cielos, Señor, si los mismos altísimos cielos no pueden abarcarte,
cuánto menos esta casa que yo he fabricado‘? Continuó su oracion rogando al
soberano sér se dignase colmar de bendicion á su pueblo, atender propicio á
los ruegos de los que en adelante acudiesen allí para implorar la divina miseri
cordia, y ablandarse á la confesión de los que con sincero dolor por sus faltas,
se arrepintieren vueltos hacia él. Conjuróle que el sagrado recinto del templo
fuese para todos un seguro asilo contra los ataques del enemigo, y que las ora
ciones elevadas bajo aquellas sacrosantas bóvedas, mereciesen ablandar los cielos,
cuando por los pecados de la humanidad se cerraran y no llovieren, ó viniere
sobre el país hambre, peste, infección de aire, langosta, añublo, guerra ú otra
plaga semejante. Por fin rogó al Señor que desde su alto asiento, oyese y otor
l. ' 69
274 casmnazs r ArosrAsiA m: SALOMON.
gase siempre la súplica del estranjero, venido por amor de su santo nombre,
paraque todos los pueblos del universo aprendieran así á temerle, y saber por
esperiencia que allí se invocaba. Enseguida puesto en pié, bendijo á toda la
congregación de Israel, diciendo en alta voz: Bendito el Señor, que ha dado
reposo a su pueblo de Israel, con arreglo á todas las promesas que hizo; pues
ni una palabra ha dejado de llenarse en órden á los muchos bienes que anun
ció por boca de Moisés su siervo. El Señor Dios nuestro esté con nosotros se
gun estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni deseche, antes atraiga
á si nuestros corazones, paraque andemos por todos _sus caminos, guardando
sus mandamientos y ceremonias, y todos los preceptos judiciales que impuso á
nuestros mayores. Duró esta solemnísima fiesta catorce días, por haber coinci
dido con la de los Tabernáculos, y finidos, despidió Salomon al pueblo, habiendo
sacrificado como hostias pacíficas, veíntidos mil bueyes y ciento veinte mil ove
jas; y de esta manera fué dedicado cl templo al Señor.»
La nube que llenó la casa de Dios, y que tambien se había visto en el ta
bernáculo que consagró Moisés, era una señal de la divina presencia en su
templo, y una garantía de su protección sobre aquel lugar y sobre los que fue
sen a invocar en él su santo nombre. Estaba presente, pero oculto; y por el
mismo símbolo que le ocultaba, deduciase claramente que alli asistía, y que todo
lo veía y oía. Así el hijo de Dios está presente en nuestros templos bajo el
velo eucarístico, que le hace invisible á los ojos del cuerpo; pero el alma
alumbrada de una viva fé, columbra bajo de esas nubes misteriosas, una ma
gestad que le hace temblar, y una bondad que le alienta y convida á prepa
rarse para recibir los dones de la gracia, prevenidos ya á fin de derramarse
sobre ella con abundancia. Los sacerdotes, sobrecogidos como se sobrecogiera
Moisés, de un religioso temor, no osaron penetrar en el santuario, enseñando
con ello a los ministros de la nueva ley, que así como su dignidad los acerca mas
que á otros al lugar donde reside la gloria del Señor, deben por eso mismo
sentirse mas penetrados de respeto que las gentes del pueblo, ante lagrandeza
infinita.
Los hebreos acostumbraban áorar en pié: Salomon impulsado de un tierno
afecto de devocion y de humildad, oró puesto de rodillas, dando un ejemplo
que siguieron despues otros muchos. La presente fiesta de la dedicación duró
siete días, y á ella sucedió la de los Tabcrnáculos, que tenia igual duracion.
«Estas y otras empresas elevaron a su mayor punto la nombradia del es
pléndido Salomon. Quién entre otros manifestó gran deseo de verle, fué la reina de
Sabá, ó dela Sabea, en la Arabia Feliz, la cual emprendió un viaje á Jerusalén
espresamente para conocerte, y hacer prueba de él por medio de varios enigmas.
Compareció con regio aparato, trayendo de regalo hasta ciento veinte talen
tos de oro, valor ¿le cerca treinta nnllones de reales, piedras preciosas y ca
EL TEMPLO ns EDIFICADO. 275
mellos cargados de riquísimos aromas. Cercíorada de la grandeza de Salomon,
de su sabiduría y penetración en los mas ocultos secretos, y del admirable
orden de su casa, y número de sus familiares, esclamó como absorla: ahora
veo que es cierto cuantome refirieron de tus cosas y de tu sabiduría; no podía
creer álos que me lo contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he
visto por mis ojos, convenciéndome que no me habían dicho la mitad de lo que
es en realidad. Felices los que estan_ contigo, felices tus criados, que gozan sin
cesar de tu presencia y escuchan tu sabiduría! Bendito sea el Señor Dios tuyo
que te ama y te ha colocado en el trono de Israel, en fuerza de su predilección
á este pueblo para siempre, constituyéndote rey paraque obres con juicio y con
justicia. El rey Salomón por su parte, dió á esta princesa cuanto se le antojo
querer y pedir, amen de los dones que espontáneamente la hizo con regia niag
níficencia; despues de lo cual volvióse ella,. y partió con toda su comitiva.»
Ya sabemos por la historia de Sanson, que entre los orientales era costum
bre hacer prueba de los ingenios con cuestiones y preguntas oscuras, propo
niendo premios á los que las soltasen con celeridad. La reina de Sabá pre
sentándose á Salomon, es una viva imágen de la Iglesia cristiana y de la
' vocacion de los gentiles. El mismo Jesucristo alabó su solicitud en pasar á
oir la sabiduría del rey de Israel, dando á'la vez en rostro á los fariseos,
el que teniendo enmedio de ellos á aquel de quien solamente era sombra
y figura Salomon, cuando le veían con sus ojos y eran testigos de sus milagros,
mientras les convidaba á recibir su luz y gracia, se obstinasen en no querer es
cucharle. Pero siendo tan culpables en esto los judíos, que diremos de aquellos que
haciendo alarde de conocer á Jesus, rehusan escuchar las palabras de vida
eterna que su boca anuncia!
«Este Salomon, empero, que tan admírables cosas llevó á cabo en sus pri
meros tiempos, eínpañó el resto de su vida con una caída vergonzosa y lamen
table. Amó apasionadamente á muchas mugeres estrangeras, moabítas, amoni
tas, ídumeas, sidonias y heteas, todas aquellas con quienes estaba prohibido
enlazarse; tanto que tuvo setecientas en calidad de reinas, y trecientas concubi
' nas. Estas mugeres pervirtieron su corazon, siendo ya viejo, hasta el punto de
hacerle seguir los dioses agenos; él, que diera tan brillantes testimonios de adesion
al verdadero Dios!!. Así pues, su corazon ya no era puro y sincero para con el
Señor Dios suyo; antes bien daba culto á Astarthé diosa de los sidonios, y á
Moloch ídolo de los amonitas; con lo que desagrado al Señor, y no perseveró en
servirle como le sirviera David su padre. Entonces tambíen fué cuando erigió un
templo á Chamos, ídolo de Moab, sobre el monte que hay enfrente de Jerusa
len, y á Moloch, ídolo de los hijos de Amnon, y á este tenor fué complaciendo á
todas sus mugeres estrangeras; las-cuales quemaban incienso y ofrecían sacri
ficios á sus abotninables deidades. Altamente irritado el Señor, habló á Salomon
276 ANCIANIDAD m; DAVID.
no ya como otra vez para aprobar su conducta ó augurarle bienes y felicidades,
sino para espresarle su justa indignación por tamaña infidelidad á la divina alianza,
y tan miserable violacion de la ley del Señor. Anuncióle que dividiria su reino
y lo pasaría a un siervo suyo, pero que por amor de David no ejecutaria este
decreto durante su vida, sino cuando el poder hubiere pasado á su heredero,
al cual dejaría una sola tribu, la de Judá y su anejcz la pequeña de Benjamín.
«En efecto, durante los últimos tiempos, asomaron por las fronteras de Israel
varios enemigos de esta nacion y de su rey, cuales Adad idumeo, de sangre real,
_ uno de los pocos escapadas en otro tiempo al furor de Joab, y refugiado en Egipto;
Rezon, hijo de Eliada, guerrillero prófugo del reino de Soba, que logró señorear
en Damasco; Jeroboam hijo de Nabath, efrateo de Sareda, el siervo que debía
escalar el trono, quien durante su mocedad había crecido cerca de Salomon.
Este, conociendo al cabo el destino de dicho jóven, le persiguió, intentando aun
que en vano quitarle de enmedio.»
La caída de Salomon es otro de aquellos sucesos que confunden al espíritu
humano: quién hubiera jamas pensado que tan buenos comienzos habían de ir á
parar, hácía los sesenta años, á un término tan funesto y vergonzoso? quién
pues se atreverá á contar con sus propias luces al ver este vuelco lamentable
del rey mas ilustrado, mas sabio, que tuvo tan grandes sentimientos de Dios y
de la virtud! La razon, la autoridad divina, la consideración de los inmensos
beneficios recibidos y prometidos, el temor de la ira celeste, el ejemplo de David
su padre, todo en una palabra, conspíraba á hacer á este príncipe atento y fiel á
la observancia del primero de los mandamientos: adorar á DIOS, y no adorar á
otro que á él. Nada de esto, empero, bastó paraque dejase de seguir, por una infa
me pasion y contra las luces de su conciencia, el ejemplo de sus mugeres;
tanta verdad es que si la gracia no viene al socorro del hombre, y si el Espíritu
Santo no corrige por su virtud la inclinación torcida de la voluntad, todos los
medios esteriores, junto con las-mejores luces del espíritu, no son eficaces ni
para apartarnos del mal ni para aplicamos al bien. Tres pecados cometió Salo
mon al amar á sus mugeres: primero en el esceso de esta pasion, segundo en
haberlas tomado estranjeras, con infracción de la ley, y tercero en haberlo be
cho en escesívo número, faltando tambien á la ley en esta parte. Aunque la
Vulgata dice que rindió culto á los ídolos, no hemos de creerle tan falto de sen:
tido que llegase a persuadírse había alguna divinidad en aquellas ridículas deidades,
sino que no queriendo disgustará sus mugeres, les tributaba juntamente con ellas
un culto esterior de adoración, al modo que Adan condescendió con Eva por no
darla pesadumbre. De todos modos, la sabiduría que se le había concedido, aban
donó del todo su corazon, porque no le sujetó la vara de la tribulacion (S. Greg.
Pastor. parte 3.). Sírvanos su impiedad de escarmiento, si de edificación nos ha
servido su piedad, paraque temamos de nuestras menores infidelidades hacía un
GRANDEZA y APOSTASÍA m: SALOMON. 277
Dios tan celoso de su honra. Este mismo Señor que tenia previstos los estravios
de Salomon, propuso de léjos los instrumentos de que se había de servir para
castigarle, disponiéndolo así todo para el cumplimiento de los decretos de su
justicia. Scío. ' ‘ - ,
«El tiempo que reinó Salomon sobre todo Israel, en Jerusalen, fué de cua
renta años, y al fin pasó á descansar con sus padres ;- y le sepultaron en la ciu
dad de David, sucediéndole en el reino su hijo Roboam. n
David había tambien reinado cuarenta años, y á lo que parece Salomon na
ció mediando el gobierno de su padre; con que tendría veinte cuando subió
al trono, y unos sesenta cuando prevaricó y murió tras . sus errores. Dúdase
mucho de la suerte que le haya cabido en la otra vida; pues la Escritura no nos
dice si movido de las reprensiones y amenazas de Dios, se convirtió á él
de todo corazon. Muchos Padres con S. Jerónimo, el Crisóstomo, El Nazianceno
y S. Ambrosio, miran el libro del Eclesiastés como un monumento de su con
version; y por este motivo los autores eclesiásticos y los teólogos con Sto. Tomás,
se inclinan á creer la penitencia y salud final de este incomparable príncipe.
Pero hasta la certidumbre de su mísera caída, para hacernos temer y temblar
mientras nos hallamos en esta vida mortal, sobre la suerte de nuestra salvación,
y paraque procuremos asegurarla por medio de las buenas obras.

OBSERVACIONES CBlTlCO-HISTÓRICAS.

Cuando buscaron á la jóven Abisag á fin de unirla con David, corría el año


2989 del M., 1011 antes de J. C., y en el siguiente falleció el anciano rey,á
la edad de '71 años; Salomon, cuyo nombre significa Pacífico, nació en 2971
del M. (1029 antes de J. C.), subió al trono en 9990 (1010 a. de J. C.), y un
año despues recibió el don de sabiduría; en 2992 (1008) dió comienzo ála
obra del templo; hácia los años del M. 3020 (a. de J. C. 980), fue cuando
cayó en la prevaricacion, y acaeció su muerte el año del M. 30 29, antes de J. C.
9'11, teniendo de edad 58 años segun Calmet. Josepho le atribuye erradamente
94 años, doblando el período verdadero de su reinado.
Los escritos que generalmente se reconocen como de este sábio rey, son los
Proverbios, el Eclesiastés y el Cantar de los Cantares, especie de epitalamio que
se dice compuso en ocasión de su enlace con la hija de Faraón. Atribúyensele
I. 70
278 ES EDIFICADO .EL TEMPLO.
tambien algunos Salmos, unos libros cabalísticos y de medicina, el hallazgo de
los caracteres siriaeos y árabes etc., pero ‘todo esto no son mas que puras y
gratuitas invenciones. .
- Créese que el profeta Nathan sobrevivió á Salomón, y escribió la historia d
su reinado juntamente con Ahias de Sílo; así como antes habia escrito junto con
Gad, la del rey David, segun el libro de los Paralipómenos 29, 29.
Conforme hemos visto en sus lugares, el arca del Señor antes de ser definitiva
mente colocada en el templo, tuvo varias traslaciones. Josué, 7 años despues del
tránsito del Jordan, llevóla á Síloh, donde permaneció 328 años hasta que la
apresaron los filisteos. Devuelta al cabo de siete meses, se la trasladóá Cariath
iarim, á la casa de Abínadab, donde estuvo 70 años, y despues á la de Obededom;
pero díscurridos apenas tres meses, David mandó conducirlaá la nueva Sion,
mientras el tabernáculo que habia quedado en Síloh, pasó al parecer á Gabaon.
Situados una y otro en el nuevo templo por Salomón, estuvieron allí hasta que
Nabucodonosor 424 años despues, habiendo tomado á Jerusalen, mandó pegar
fuego al templo; en cuya circunstancia Jeremías, para salvar el arca y el taber
náculo de una catástrofe, hizo ocultar aquella y este en una caverna del monte
Phasga, asegurando el mismo profeta que allí debían permanecer hasta que
el Señor aplacándose, eximiese á su pueblo del cautiverio; por lo cual es pro
bable fueron á su tiempo colocados de nuevo en el segundo templo, empezando
por Ciro y acabando por Dário.

REFLEXIONES MORALES.

Por la ley vemos que estaba prohibido á los hebreos enlazarse con mugeres
estranjeras; sinembargo la Escritura no inculpa á Salomón por su consorcio con
la hija del rey de Egipto, al paso que mas adelante le reprende por haber
tomado otras mugeres fuera de su país. He aquí como este hecho se s
plica: la hija de Faraón al desposarse con el rey de Israel, abrazó la religión
del verdadero Dios, pasó á vivir con su esposo, y de consiguiente cesó de ser es
tranjera. Así Moisés se enlazó con Sephora madianita, Booz con la moabita
Ruth, y David con Itíaacha, hija del soberano de Gessur; mientras - que las otras
mugeres que mas adelante tomó aquel príncipe obcecado, continuaron en la ido
latría, hasta el punto de arrastrarle áél á su propia abominacion. Este casamiento
ANCIANIDAD nn DAVID. 2'19
de Salomon con la princesa egipcia, ofrece la mas escelente figura de la alianza
divina queel Hijo del Eterno ha contraído con la Iglesia, sacándola de entre
los gentiles como de enmedio del Egipto. Él es verdaderamente el fiel esposo que
ha convertido á la esposa infiel, segun, dice S. Pablo, pues que habiéndola en
contrado sumida en las tinieblas de la tierra egipcia, la ha iluminado ala luz de
su verdad, la ha lavado en su propia sangre, y ahrasado en los ardores de su
amor.
Al célebre juicio del sabio Salomon, dan igualmente los santos Padres un sen
tido general que aplican á la iglesia. La verdadera madre es la santa Iglesia
Romana, contra la cual se ha levantado en todos tiempos la heregía, tratando,
madastra envidiosa, de usurparle los hijos á que ha dado el ser, que cría en el
temor de Dios, y que conduce por los senderos de la justicia. Asimismo S. Gre
gorio Magno, en el libro 21 de sus Morales, hace una aplicación muy parti
cular de este ejemplo á las personas que tienen cura de almas, pastores, padres
y superiores cualesquiera, aprovechándose de ello para recordarles que una
de sus principales obligaciones, es zelar por la salud de aquellos que les están so
metidos.
En la Escritura se nos representa á Salomon como el rey mas opulento que haya
existido; sinembargo Nuestro Señor en el Evangelio, declara que aquel rey con
toda su grandeza, nunca se presentó vestido cual un lirio de los campos (Mat. 6,
28.). Jesucristo quiso con estas palabras, desapegar nuestros ojos y corazón de todo
lo que pueda parecemos mas hermoso, pues que comparando la magnificencia del
opulentísimo Salomon con la yerbecílla que ¡toy crece y mañana se habrá secado, y
al ponerle bajo el nivel de esta planta , nos declara qué juicio debemos formar de
los primeres terrenos, ycuán grande es el desvario del cristiano que antepone las
criaturas á su Criador.
El mismo Salomon , iluminado de lo alto, supo ya apreciar en su justo valor los
bienes del siglo, aseverando despues de haber paladeado sus dulzuras, que ellos no
son mas que vanidad, que están erízados de espinas, y que inútilmente buscamos
en los mismos la felicidad tras la cual suspira el hombre. Así es que nuestro gran
príncipe no vacíla en desprecíarlos desde el fondo de su corazon; ¿no le vemos pe
dir á Dios aquellos solos bienes que son capaces de llenar las inmensas necesidades
de su alma‘? La sabiduría, este divino tesoro, sobre el cual ni el moho, ni la polilla,
ni los estragos del tiempo tienen poder alguno; la sabiduría, con la paz que la acom
paña, es el objeto preferente de sus mas férvidos anhelos; ella mejor que la opu
lencia, deberá convertirla en un rey poderoso é incomparable ; ella, que colma de
sumos bienes á los que la poseen, líhrándoles á la vez de todos los males.
lnsiguiendo pues el ejemplo de Salomon, no nos fijemos en las seducciones de
la tierra, que todas pasan, dejando solo un gran vacío en la mente y en el cora
zon; busquemos por el contrario la sabiduría, haciendo todo lo posible paraque
280 GBANDEZA r APOSTASÍA un SALOMON.
nos sea concedida. Pidamosla por medio de la oracion, por la frecuentacion de
los sacramentos, por la aversion al pecado; solo ella puede satisfacer todos los
deseos del alma, y constituir la base segura de su felicidad en esta y en la otra
vida. '
Qué decir ahora de la caída de un rey, el cual despues de obtener del cielo
la justicia y la sabiduría, que preció sobre todas las cosas como el mas grande
de los tesoros, despues de pronunciar a la faz de las naciones oráculos admira
bles, despues de reconocer la nada de los placeres, honores y riquezas, siendo
la maravilla de la tierra, enmedio de su opulencia; húndese de repente en el mas
profundo abismo, hasta abandonarse á los últimos estremos del libertinage y la
impiedad? Cuán inescrutables son los juicios de Dios! El espíritu humano se
confunde á la idea de este cambio inesplicable; pero hay en la Escritura una
frase que nos conduce á adivinar el origen de (sta desgracia de Salomon:
El orgullo precede á la ruina del alma, y el espíritu se eleva antes de caer (Prov.
16, 18). Seguramente este desventurado, como el ángel rebelde, como el pri
mer hombre, no se humillaria en su elevación, no tomaría toda aquella gloria
de que estuvo rodeado, como un brillante destello del sol de toda santidad y jus
ticia; y cntregándose á una complacencia criminal, fijaría los ojos en si mismo
en vez de elevarlos á aquel Dios que le hiciera tan ilustrado, tan sabio, tan
rico y tan glorioso. No permaneció firme en la verdad, es decir que dejó de
considerarse tal cual era en si mismo por la nada de su origen, y de adorar á
Dios tal cual es por su infinita magnificencia. Por el orgullo de Salomon se cor
rompieron sus sentimientos, y bien pronto el desorden le hizo olvidar sus de
beres mas santos. He aqui el efecto de las pasiones á que el hombre se entrega
con tanta imprudencia: á manera de torrente asolador, solo se desbordan para
ocasionar los mayores eatragos, y como una vez salidas del camino del bien, no
hacen sino hundirse mas y mas en el del mal, naturalmente van a parar alos
escesos mas culpables y estravagantes. Así Salomon, por complacer a sus mu
geres, lleva el delirio y el crimen hasta el estremo de incensar á los ídolos y
erigirles templost... Lo mas afiictivo, es que este infeliz príncipe no da mues
tras de haber vuelto en su acuerdo, ni cuidado pedir perdon á Dios, sinembargo
de los avisos con que cl Señor amenazó castigarle rigurosamente por medio de
las desgracias mas terribles.
Dos cosas pues igualmente sorprendentes, se ofrecen en la persona de Salo
mon : una sabiduría eminente, y una lamentabilísima trasformacíon de espíritu.
Segun S. Agustin,. ese cambio sucesivo de bien y de mal en tan sabio rey, es
una figura de lo que á un tiempo acontece en la Iglesia: unos se santifican
usando bien de los dones de Dios, al paso que otros se condenan abusando de
las gracias que copiosamente han obtenido.
«La duracion eterna del templo, segun las palabras de Dios, dependía de la

r_ a ‘_
ns EDIFICADO EL TEMPLO. 281
fidelidad de los israelitas en guardar la santa ley; mas su orgullo no les dejaba
ver lo que por sí es tan claro. Así, cuando Jeremías les hacia presente esta con
dicíon, y les anunciaba la total ruina del templo si no cesaban de ofender á
Dios, le echaron de sí como á un falso profeta y un enemigo de la religion; pero
el suceso verificó este vaticínio. Las amenazas de Dios á Salomón por lo que
miraban al templo material, no pueden aplicarse á la Iglesia universal de Jesu
cristo, porque su duracion será eterna, mediando para esto una palabra y promesa
del Señor, absoluta y sin restricción. Mas la esperiencia de muchos siglos nos ha
enseñado, que aunque la iglesia universal es imperecedera, pueden no obstante
sucumbir las iglesias particulares, en castigo de los pecados de los pastores y de
los pueblos. Aquellas grandes provincias de oriente que recibieron las primeras
la luz del Evangelio, el Egipto, la Siria, gran parte del África y muchos de
los reinos del Norte, son otras tantas pruebas de la verdad de las palabras
que Jesucristo pronunció: Yo os declaro que el reino de Dios os será quitado,
y será dado á un pueblo que producirá sus frutos (Mat. 21, 43 ). Estas desgracias
pueden sucedernos á nosotros, del mismo modo que á ellos, pues no podemos
alegar mayor derecho á los dones de Dios. Cuanto son mayores las luces y gra
cías que hemos recibido, tanto mas hemos de temer que nos castigue por el
abuso que hacemos despojándonos de ellas, y abandonándonos á nuestras tinie
blas y á la depravacion de nuestro corazon, si continuamos en despreciar las
riquezas de su bondad y su paciencia. El Señor nos está siempre amonestando
como buen padre, paraque le sirvamos como hijos fieles.» Scio.
CISMA Y DIVISION DEL REINO.

EL PROFETA DESOBEDIENTE.

(Reyes, lll». 8.° ¡passing y cap. 13.)

La gloria de Israel ha llegado á su apogeo con David y Salomon, pero empieza


á decaer luego que Jeroboam y sus sucesores, haciendo un cisma ó separación
del reino, se apartan de la obediencia de Roboam hijo de Salomon, y de la tri
bu de Judá, y- forman el nuevo reino de Israel ó de las diez tribus, el cual sub
sistió por espacio de 260 años (ó Qïizí segun algunos modernos, desde el año
975 al 721 antes de J . C.), hasta que su capital Samaria, bajo el reinado de
Osée, sucumbió al poder de los asírios.
«Pero al paso que Israel rebelde y cismático, se aparta de su Dios y su
rey, los hijos de Judá fieles al Señor y á David su escogido, permanecen en la
alianza y la fé de Abrahan. Júntanseles los levítas con Benjamín; subsiste por
su union el reino del pueblo de Dios, bajo el nombre de Reino de Judá, y se
mantiene allí íntegra la ley de Moisés. Sinembargo de las ídolatrias y de la
espantosa corrupcion de las diez tribus segregadas, acuérdase Dios de su alianza
con Abrahan, Isaac y Jacob: su ley no llega á estínguirse entre aquellos
rebeldes, ni él cesa de llamarles á penitencia con milagros innumerables, y con
tinuas advertencias que por sus; profetas les envia; pero obstinándose ellos en el
delito, no puede ya sufrirles, y los arroja de la tierra prometida sin esperanza
de restablecimiento. Bossuet.
«Aunque en esta historia, dice el P. Scio, y lo mismo en todas las otras
que sean canónicas, no se mire sino desnudamente la letra delo que contiene,
con dificultad habrá otra que le pueda ser comparada, ni en la amenidad y sua
vidad de sus espresiones, ni en la variedad de los sucesos estraordínarios que
en ella se refieren, y de donde se puedan tomar ejemplos y documentos los
mas aptos para la instrucción de toda suerte de estados y personas; pero con la
ventaja de ser infalible la autoridad que esta tiene, al paso que la de todas las
¿F «it \ Iililfilfïñ ttljh REINO.

u. Puma . iu-:so1u—;nu‘\'rts.

(Reyes. -- o ¡m-udm. y rap. m.)

c “ría de Israel 4do á su tlth‘ ron ltnirl y Sailomon, pero Hupíezu


. » :' luego qu‘ n y 8115-‘ barivíido un cismo o setuwtsríuu
v <0‘ oír ‘d obedient ‘o- ltobuzuu lujo de Salomón, y :l- la 3r¡—
. nuevo ro-ïw ‘iv Israel ó de las diez tribus, el c-ual mb
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lílllhtfi aclxerta-u .« que por sr s‘ emia; ]tí‘l'0 ol-g-linainluast r
(lc so, no pu- ya subirlos t «lo la líeria ¡uwtlítriillai >llt u m
tl" lïblttltílh" "HIO. Bm‘
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t É-r‘. le sus Pspro unes. ni t-u l. ‘ui ot: in- «nun-ns r-tíuurulitnaulw‘. apn
.. se reíier-u, y d" tlom!» —-- , . lu..ul‘ vv-‘ng-l-us y :l--run-»;In- lu
‘ns jun": la instrucción zlc- l1--'. —- ¡le s- tn-lc - y ¡i-"u-rus: |-i.‘i'I) r vr. lu
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(Reyes. h a passlnn, y cap. 13.)

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CISMA v DIVISION DEL REINO. 283
otras que no son canónícas, como que estriba en la fé y dicho de los hombres,
se ve envuelta en densas tinieblas, cercada de mil dudas, sujeta á mil dificul
tades y reparos, y á muchas equivocacíones. Por esto debemos contemplarla,
no solamente como un transunto de las cosas pasadas, sino tambien como
una profecía de las maravillas que debían cumplirse en la‘ ley nueva, como
una representación de los misterios de la religion cristiana, y de Jesucristo y
su Iglesia, registrando en toda esta divina historia un bosquejo de todo cuanto
ha sucedido desde aquel tiempo hasta los nuestros; porque mudados los hom
bres, aunque los acaecimientos en una ú otra circunstancia parezcan diversos,
en la sustancia son los mismos. Se descubre por todas partes aquella provi
dencia paternal, aquel poder y sabiduría eterna que todo lo dispensa, ordena y
endereza al fin y cumplimiento de sus altísimos designios. En cada página se
nos muestra el Señor como un Dios santo. benéfico, misericordioso, y siempre
pronto á perdonar las faltas de los que arrepentídos, recurren á su clemencia é
invocan humildes la magestad de su santo nombre. Se nos hace reconocer al
mismo Señor, ya como remunerador magnífico de la virtud, ya como protector
poderoso de la inocencia, y ya finalmente como severo vengador de la maldad.
«Los personages no son alabados por sus talentos naturales ó por sus acciones
políticas, sino por lo que fueron con respecto á Dios, á la piedad y á la virtud;
y así se ve que la verdadera fortaleza, sabiduría, grandeza y felicidad del hom
bre, ni tiene, ni puede tener otro fundamento que el temor santo de Dios. Aque
llos príncipes á quienes previno cl Señor con su misericordia, y que hicieron
buen uso de los dones y poder que habían recibido de lo alto, empleándolo todo
en mantener la religion y la piedad, son alabados por sus acciones vírtuosas,
y su memoria se perpetuará siempre por todas las edades; pero los que al
contrario, abusando de estos mismos dones se sirvieron de ellos como de medios
para dar fomento á su ambicíon y sobervía, son y serán eternamente detestados;
y por haber amado la gloria de los hombres, perdieron la verdadera, que es
la que viene de Dios» .
«En los tiempos pues en que Jeroboam, constituido ya rey de las diez trí
bus, acababa de erigir altares á unos becerros de oro en Bethel y en Dan, 171m
lalzdo la idolatría del desierto y para apartar á su pueblo del templo de Jeru
salen; mientras estaba ofreciendo suntuosos sacrificios y echando incienso, llegó
de Judá a Bethel por divina orden, un varon de Dios, el cual dirigiendo su voz
al altar, esclamó: Altar, altar, he aquí lo que dice el Señor! nacerá de la casa
de David un descendiente llamado Joséas, el cual inmolará sobre tí los sacer
dotes de los lugares escelsos, que ahora queman ínciensos sobre tu piedra, y él
quemará sobre ella huesos de hombres. Como prueba de la ínfalíbílidad de su
anuncio, repuso: ahora va á partirse ese altar, y á derramarse la ceniza que
hay en él. El rey oyendo estas palabras, tendió su mano y dijo: prended á ese
284 ' EL pacman DESOBEDIENTE.
hombre! pero instantáneamente se le secó la mano, y no pudo retirarla: al mis
mo tiempo el altar se partía, y derramábase la ceniza que habia en él, segun la
señal predícha por el recien venido en nombre del Señor. Á la súplica del rey,
aquel pide y logra que la mano paralizada vuelva á su primer estado; ense
guida, desechando la oferta de regalos, y la invitación que el rey agradecido le
hace de obsequiarle en su mesa, porque el Señor le ha vedado espresamente co
mer pan ó beber agua allí, volvióse presto por camino diferente del que llevára
á la venida. _
«Morabaá la sazon en Bethel un profeta anciano, el cual noticioso por sus
hijos de lo sucedido, aparejo su asno y fué al alcance del siervo de Dios, á
quien halló sentado á la sombra de un terebinto. Dijo al verle : eres tú el varon
de Dios que vino de Judá‘? Yo soy, respondió aquel. Pues vén, repuso, á mi
casa conmigo, y tomarás un bocado. Respondió el varon: no me es posible
volver atras, ni acompañarte; no comeré pan, ni beberé agua en ese lugar,
porque el Señor por su propia boca me lo vedó. Entonces el anciano, enga
ñándole, dijo: tambien soy yo profeta como tú, y un ángel me ha venido á
decir en nombre del Señor, que te llevase conmigo para darte de comer y
beber en casa. Fué erédulo el engañado varon, y acompañando al anciano,
comió pan en su casa y bebió agua: pero mientras estaban sentados á la mesa,
habló Dios al mentiroso, quien trasmítió á su comensal la divina sentencia, en es
tos términos: he aquí lo que dice el Señor: Porque has sido desobediente á la
espresa órden recibida, y no has guardado el mandato que te dió el Señor Dios
tuyo, retroeediendo para comer y beber contra su prohibición en este lugar, tu
cadáver no será depuesto en el sepulcro de tus mayores.
«Levantándose el varon despues de comer, partió en el asno que su anciano
colega le habia aparejado’, mas durante el camino encontró un leon que le mató;
y su cadáver quedó tendido junto al asno y cerca -del leon, los cuales perma
necieron allí parados. Divulgada esta noticia en la ciudad por unos pasageros
que acertaron á ver el cadáver, salió el anciano profeta, reconociendo este he
cho como un castigo de la inobedieucia de aquel desgraciado,’ y llegando, vió el
níuertoen la misma disposicion que hemos dicho, tendido en mitad del camino
cerca del asno y del leon, sin que este lo hubiese devorado, ni hecho mal al
asno. Entonces el anciano profeta tomó el cuerpo del varon de Dios, que cargó
sobre el jumento, y volviéndose, llevóselo á su ciudad para hacerle el duelo,
y lo depuso en su sepulcro; en cuya ocasion lloráronle, clamando: Ay! ay!
hermano mio! Concluidas las esequias, aquel habló así á sus hijos: cuando yo
muera, enterradme en el sepulcro donde yace el varon de Dios, y poned mis
huesos cabe á_ los suyos, porque infaliblemente se cumplirá lo que anunció de
parte del Señor contra el altar de Bethel, y contra todas las aras escelsas que
hay en las ciudades de Samaría.
C1511A Y DIVISION DEL REINO. 285
cgsinembargo de estos sucesos, Jeroboam no retrocedió en sus protervas vías,
antes promovió sacerdotes de los lugares altos á muchos hombres del comun
del pueblo; de modo que todo el que quería se consagraba, y quedaba hecho
sacerdote. Este fué el pecado de la casa de Jeroboam, y por eso quedó ella destruida
y borrada de la haz de la tierra unos veinte años despues del czlsma.»
El profeta cuya historia acabamos de referir, no era ninguno de los tres famosos
que en aquel tiempo se conocían, como Semeias, Ahias Silonita y Adó ó Jedó, pues
todos vivieron despues de este suceso. El otro profeta de Bethel, llamábase segun
el Caldeo, Micheas, y los intérpretes creen comunmente que lo era del verda
dero Dios, y así se infiere de todo el contesto; pero las revoluciones que había
visto en la casa de lsrael tenían muy flaca y debilitada su fé. L0 que le con
taron de la prediccion y los milagros del hombre de Dios venido de Judá,
escitó en su ánimo vivos deseos de verle y conversar con él. Corrió en su
seguimiento, y como viese que ni por ruegos ni por instancias conseguiría ha
cerle volver atrás, creyó neciamente poder llamar la mentira á su socorro, por
el gran deseo que tenia de llevarle y tenerle consigo. Puede ser tamhien se per
suadiese que la prohibicion hecha por Dios de comer en Bethel, no se de
bía entender sino con los de la casa de Jeroboam y los seguidores de su falsa
religion. El profeta bueno, que debía de tener un corazon sencillo, juzgó del
ageno por el suyo, y creyó al otro incapaz de suponer falsamente una revela
cion divina. Se portó con demasiada ligereza, porque habiendo recibido una
órden termínante del Señor, de la cual no podía dudar, debió serle sospechoso
cuanto la contraríase, y en todo caso podía nuevamente haber consultado al Señor
sobre lo que aquel hombre, con el pretesto de ser profeta, le anunciaba. La prueba
mas segura que podemos tener para conocer que un espíritu no procede de Dios,
es cuando sugiere alguna cosa contraria á las revelaciones que tenemos del cielo. -
El Señor se sirvió del mismo profeta que le había engañado, como de instrumento
para intimarle la pena que había de padecer por su credulidad y desobediencia.
S. Agustín dice «que creyó obedecer, cuando no obedeció.»
Las circunstancias que acompañan á este suceso, dan claramente a entender
que todo él iba dirigido por un poder supremo, y que el leon fué el ejecutor
de los decretos del Altísímo. Es opinion de los Padres que la muerte temporal,
aceptada‘ con espíritu de penitencia, sirvió al desobediente profeta para purifi
carse de la falta que había cometido. Jeroboam que añade ímpiedad á ímpiedad,
y el otro profeta que por medio de una manifiesta mentira engaña á un hombre
sencillo, haciéndole faltar a las órdenes de Dios, quedan sin castigo; y cas
tígase con tanta severidad una falta, que comunmente se cree no haber pasado
de ligera. El Señor por sus ocultos juicios, que nos son íucomprensibles, deja
frecuentemente impunes á los mas grandes pecadores hasta la muerte, y corrige
.con la mayor severidad las faltas mas leves de sus siervos y escogidos. Pero
x. 72
286 EL PROFETA DESOBEDIENTE.
¿quién valiéndose de los ojos de la fé, no echa de ver en esto mismo los azotes
mas terribles de su justicia, y los rasgos mas brillantes de su paternal benigni
dad y misericordia? Luego hay otra vida, en la que unos padecerán la pena
_ de sus delitos, y los otros, purificados en esta con correcciones pasajeras, reci
birán la recompensa eterna.
Convencido el anciano profeta de cuan ciertas eran las predicciones del hom
bre de Dios, le hizo un funeral magnifico, y quiso ser enterrado en su mismo
sepulcro, paraque no se tocase á sus huesos cuando fuesen quemados los de los
otros altares idolátricos; conforme sucedió, segun puede verse en la historia de
Josías (ri° Reg. 23, 18). La ciudad de Samaria no estaba aun edificada, ni
el reino de las diez tribus tenia el nombre de reino de Samaria, pero era un
profeta el que hablaba. En cuanto á Jeroboam, asombra verdaderamente como
despues de tantos beneficios y prodigios, permaneció y murió obstinado en
su dureza. Mas así» como todo contribuye al bien de los que aman áDios, de
igual suerte todo, aun los beneficios de Dios, ocasionan el endurecimiento y
ruina de los impios, por el abuso que de ellos hacen. Los faraones y los jero
boanes no deben apartarse de los ojos de todos los cristianos, como ejemplos de
esta verdad terrible. Scio.

OBSERVACIONES CRlTICO-HISTORICAS.

Las diez tribus que se declararon á favor de Jeroboam, fueron Efraim, Si


meon, Dan, Manasés, Isachar, Aser, Zabulon, Nephtali , Ruben y Gad. El nuevo
reino que formaron, como abarcando el grueso de la nacion, tomó el nombre de
Israel, que antes había servido ya para designar el reino de Isboseth. Componíase
de toda la Perea, inclusos los países tributarios suyos hasta el Eufrates, y de la
porcion mayor de Palestina, aquende el Jordan. El reino de Judá ó de Roboam,
abrazaba solo la Palestina meridional, entre Bethel y Bersabé, amen de su prima
cía sobre la Idumea y el país de los filisteos. Además, algunas ciudades limítrofes
como Bethel y Rama, aunque situadas en el territorio de Benjamín, dependían de
Israel, al paso que otras meridionales de Dan, como Sareah y Ayyalon, pertene
cían a Judá. La residencia de los reyes de Israel , fijada al principio en Sichem,
se trasladó mas adelante á Thirsa, distante segun se cree 3 leg. E. de Samaria,
CISMA r DIVISION DEL REINO. 287
hasta ‘que Omri echó los cimientos de esta últ.íma. He aquí la lista cronológica de
los soberanos de las respectivas casas hasta la caída de Israel, por espacio de
docientos cíncuentítres años.
JUDÁ. ISRAEL.

Boboam, hijo y sucesor de Salomon, Jeroboam, reina 22 años, desde. . 3030.


reina 17 años, en los delM. . 3029. Nadab, 1. . . . . . . . . . . 3051.
Abia, 3 . . . . . . . . . . . . 30146. Basa, 22 . . . . . . . . . . . 3052.
Asa, ¿H . . . . . . . . . . . 3049. Ela, 2 . . . . . . . . . . . . 3074.
Josaphat, 25 . . . . . . . . . 3090. Zamri, siete días . . . . . . . . 30'75.
Joram, 5 . . . . . . . . . . . 31.15. Amri,11años . . . . . . . . . 3075.
Oclioztas,í . . . . . . . . . . 3119. Achab, 21 . . . . . . . . . . 3086.
Athalía su madre, 6 . . . . . . 3120. Ochosias, 2 . . . . . . . . . . 3106,
Joas, 1+0 . . . . . . . . . . . 3126. Joram,hijo, 12 . . . . . . . . 3108.
Amastas, 39 . . . . . . . . . . 3165. Jehú, usurpador, 28. . . . . <. 3120.
0ziasóAzarías.27 . . . . . . . 3194. Joachas,17 . . . . . . . . . . 3M8.
Joathan, hijo,“ . . . . . . . 3221. Joas,1lf . . . . . . . . . . . . 3165.
.Achaz, 16 . . . . . . . . . . 3262. Jeroboam 11,41 . . . . . . . . 3179.
Ezechias,28 . . . . . . . . . 3278. Zacharias, f2 . . . . . . . . . 3220.
, Se|lum,un mes . . . . . . . . 3233.
Manahem, 10 años. . . . . . . 3233.
Phaceia, 2 . . . . . . . . . . 324-3.
Phaceas.20 . . . . . . . . . . 32145.
Oséas, 18, hasta el año 3283 . . 3265.

REFLEXIONES MORALES.

Es sumamente dificil esplicar los estremos de la justicia divina en los por


menores que se refieren al desobedíente profeta, pues son inescrutables los juicios
de Dios: «engañados y engañadores le estan sometidos por igual, y él á nadie
revela los designios de su inteligencia soberana.» Sin duda nos aguarda un jui
cio, y es positivo que en él recibirán su pago los que mas hayan dilinquído, y
menos hayan padecido. _
« Segun opinion de S. Gregorio, el jóven profeta habría sentido alguna satis
288 EL moran 13135035013312.
faccíon interior por los milagros estupendos que obró cuando fue partido el altar
y puso al rey en la situacion que el testo relata, hablándole despues con tanta liber
tad. Enorgullecído acaso por aquella gloria, y ofuscada ya su alma por densas
tinieblas, lejos de esforzarse áno violar el decreto divino ni interpretar las ór
denes que había recibido, dejóse engañar por la mentira del anciano, la cual le
precipitó en la desobediencia, y esta en la muerte. Así le castigó Dios temporal
mente con la pérdida del cuerpo, para conservar eternamente su alma (1).
-No deben temer poco aquellos para quienes es poco la voluntad de Dios. El
que se dirige por su humano parecer, juzga livianas muchas cosas que no lo
son verdaderamente, atendido el rigor de la doctrina ó la letra de los preceptos.
Mucho distan de pensar así ni aun en sus omisiones mas leves, aquellos que procu
ran agradar á Dios en un todo. El Señor ciertamente amenaza al hombre re
belde, que separándose de las divinas inspiraciones no se rige sino por las suyas
propias. Las historias sagradas y profanas á un tiempo, nos enseñan que muchos
pecados simplemente veníales, han sido castigados con la muerte del cuerpo : Moi
sés en las aguas de la Contradicción, aunque solo pecó venialmente segun el comun
dictamen de los Padres, murió sin haber visto la tierra prometida; la falta de la
muger de Loth tampoco pasó de venial, como se cree, y no obstante fue conver
tida en estatua de sal fósil. Por la misma razon el castigo de este profeta no
debe estrañar, aunque insiguiendo á varios intérpretes se le escuse de pecado
mortal. '
'13 Figuras de la Biblia.
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73
JOAS GONSAGBADO Y PBOCLAMADO REY.
(Reyes 4, cup. 9 ú n.)

El reino de Israel seguía en sus ímpiedades, no obstante los'grandíosos


milagros que obraron por entonces los profetas Elias y Elíseo. Iteinaba
Joram hijo segundo de Achab, al mismo tiempo que otro Joram acababa
de ocupar el sólío de Judá, sucediendo á su padre Josaphat; de suerte que
ambos soberanos llevaban un mismo nombre. Este último, separándose (le la
piedad de su antecesor, ímitó los desarreglos de la casa de Israel, por haberse
enlazado con Athalia hija de Achab; y así obró el mal en presencia del Señor.
Dios empero no quiso esterminar á Judá, por amor de David su siervo, segun la
promesa que le hiciera de conservar en su descendencia, como una lámpara
ardiente, la dígmlíad real.
Muerto Joram de Judá, sucedióle su hijo Ochosías, el cual se alíó con Joram
de Israel, para ausiliarle en una guerra contra Hazael rey de Siria; pero los
dos sucumbieron desgraciadamente á manos de Jehú, cuando este príncipe hijo de
Josaphat, ungído en secreto por cierto discípulo de Elíseo, pasó á Jezrahel á cum
plir el esterminío decretado contra la casa de Achab. Al fin Jehú durmió tam
bien con sus padres, y fué sepultado en Samaría, dejando el reino áJoachaz
su hijo.
a Athalia madre de Ochozias , al faltar este , se alzó con el mando y
quitó la vida á todos los reales vástagos, y únicamente pudo salvarse Joas, otro
de ellos, por la diligencia de Josabeth hermana del difunto rey, la que le robó
del dormitorio con su nodriza, al tiempo que iban matando á los demas, y
escondióle de la furia de Athalia. n
Fue esta, hija de Achab y de la malvada Jezabel. Viendo muerto al rey su hijo,
y á los príncipes sus nietos destituidos de todo apoyo por la muerte de sus pa
rientes; en lugar de servirles de madre y de tutora, tomó la feroz y bárbara resolución
de degollarlos á todos, y lo ejecutó con el fin de usurpar el trono de David. Una
pasion injusta, cuando llega á dominar, sorda á las voces de la razon, de la re
l. 73
290 JOAS CONSAGBADO r puocLAMAoo REY.
ligion y de la naturaleza, es capaz de los mayores y mas crueles escesos. Scio.
Josabeth era hermana de Ochozias, aunque de diversa madre, y muger del su
mo sacerdote Joiada.
«Por seis años, mientras Atalia reinaba ínícuamente, dilapidando la casa del Se
ñor para adornar el templo de Baal, Joab permaneció oculto en el templo con su
dicha nodriza; pero al séptimo, Joiada sumo sacerdote, convocó é introdujo en el
sagrado recinto á los centuriones, formando liga con ellos, y habiéndoles jura
mentado en la casa del Señor, mostróles el hijo del rey, y dióles esta órden : he
aquí lo que debeis hacer: la tercera parte de vosotros que entrará de semana el
sábado, se pondrá en observación hácia las habitaciones del rey; otra tercera
permanecerá á la puerta del Sur, y la restante situaráse en la puerta que cae
detras del cuartel de los escuderos ó guardias, custodiandó la casa de Messa. Fi
nalmente, de los salientes, dos terceras partes quedarán de guardia en la casa del
Señor, cerca de la real persona, y la rodearán empuñadas sus armas; de modo
que si alguno penetrare en el lugar sagrado con siniestros miras, sea muerto,
y acompañareis siempre al rey ya salga, ya regrese.»
Se debe advertir en primer lugar, que los centuriones y soldados de que aquí
se hace mención, y que tomó Joiada, fueron de los levitas que solían servir en
el templo. Los hizo pues soldados, dándoles las armas que David habia consa
grado á Dios, con el fin de que todo se hiciese con el mayor secreto. Débese
tambien advertir que los levitas solían servir por turnos y por semanas; así Za
charias padre del Bautista, se llama en Lucas 1, 5, del turnó de Ahias: el nú
mero de estos órdenes ó turnos era veinticuatro. Por consiguiente los que entra
ban de semana, eran los que entraban á servir, y á su vez los salientes retirábanse
á sus casas. Joiada sin embargo, para coronar al nuevo rey, hizo que unos y otros
se quedasen en el templo, para en caso necesario defenderle de cualquiera vio
lencia que contra él íntentase la cruel Alhalia. Scio.
«Ejecutaron puntualmente los centuriones la antedicha disposicion, y tomando
cada cual sus gentes, así los entrantes de semana como los salientes se presentaron
al sumo sacerdote, quien les entregó las lanzas y armas ó escudos del rey David,
que se guardaban en la casa del Señor, y apostáronse todos con las armas en la
mano desde la derecha del templo ó atrio, hasta la izquierda del altar y del tem
plo, alrededor del joven rey. Entonces Joiada sacó fuera á este, y puso la diade
ma sobre su cabeza, y el libro de la ley, éhiciéronle rey y le ungieron, procla
niándolo tal á grandes voces. En esto Alhalia oyó los clamores del pueblo que cor
ría, y acudiendo al trópel, vió que el rey estaba ya situado en el trono, segun era
costumbre, con los cantores y trompetas junto á el, y toda la poblacion alboro
zada tañendo clarines; por .ló que resgó sus vestiduras, esclamando: traición! traí
cion! Entonces Joiada dirigióse á los centuriones y les dijo: sacadla del recinto del
templo, y cualquiera que la siga, sea pasado á cuchillo. Apóderáronse pues de ella,
JOAS CONSAGBADO r PBOCLAMADO ner. 291
y lleváronsela a empellones por la carrera de las Caballerizas, junto al palacio,
y allí fué muerta.» '
En todo este suceso se registra visiblemente la mano de Dios, que dirigía espe
cíalmente aquel su pueblo, y en cumplimiento de la promesa que tenia hecha á
David de conservarle una lámpara en Israel; como que de su linage debía nacer
el Mesías, para estar sentado eternamente sobre su trono. Scío.
«El primer cuidado de Joiada fué renovar la sagrada alianza entre el Señor,
y entre el rey y el pueblo, para que lo fuese del Señor. Todos los moradores de la
tierra volaron al templo de Baal, y volcarou sus aras, y despedazaron sus
simulacros, é inmolaron á Mathan sacerdote suyo delante del altar. Joiada
puso guardias en la casa del Señor, y capítaneamlo á los centuriones y á
las legiones de cerethi y de phelethi, con toda la demas turba, condujeron al rey
desde el templo del Señor, y por el camino de la puerta de los Escuderos lleváronle
á palacio, donde se sentó sobre el trono de marfil de los reyes de Judá; y todo el
pueblo se regocíjó, y la ciudad quedó tranquila despues del severo castigo de
Athalia. »
Joiada hizo dos tratados: el primero del rey y del pueblo con Dios, de que guar
darian su ley y sus mandamientos; el segundo del rey con el pueblo, de que el pri
mero gobernaria a este con toda justicia, y el pueblo le obedecería con todo»
amor y respeto. Restítuyó asimismo la antigua disciplina, que por descuido de
los pontífices precedentes se había enteramente olvidado.
«Siete años tenia Joás, hijo de Sebia de Bersabée, cuando subió al trono; y
reinó por espacio de cuarenta en Jerusalen. Fué muy feliz mientras estuvo bajo
la direccion del sumo sacerdote que le había elevado, y se consagró con partícu
lar esmero á reparar la casa del Señor; mas como Hazael rey de Siria, invadiese la
.ludea y enderezase sus miras contra Jerusalen, el rey echó mano de todas las ofren
das sagradas que hicieran en otro tiempo los soberanos sus antecesores Jo
saphat, Joram y Ochozias, y las que había presentado el mismo, con toda la
plata que pudo hallarse en los tesoros del templo y en el palacio real, y enviólo
al rey de Siria, quien con eso se apartó de Jerusalen.
«Todos los demas hechos de este rey, se hallan consignados en el libro de los
anales de Judá. Al cabo, unos oficiales suyos llamados Josachar y Jozabad, su
bleváronse formando entre sí conjuracion, y le asesinaron en el palacio de Me
llo, á la bajada de Sella; y en cuanto hubo muerto, fué enterrado en la ciudad
de David, aunque no en el sepulcro de los reyes, y le sucedió su hijo Amasias.»
Por las palabras del testo se dá á entender claramente que Joas, despues de fal
tar de su lado Joiada, no hizo lo justo, antes se apartó de los mandamientos del
Señor. Qué documento tan grande para los príncipes, al ver cuánto por un solo
hombre, sube ó baja la balanza en una corte ó en un reino! La piedad y fir
meza de est.e anciano venerable, sostenían al rey, y sus vasallos no traspasahan
292 JOAS CONSAGIIADO v PROCLAMADO nsv.
los límites de lo justo. Muere Joiada, y Joas despues de haber reinado como
príncipe justo y religioso durante los días del santo pontífice’, muda de senti
mientos y de conducta, abandonándose á todo género de iniquidades, hasta caer
en la idolatría.

OBSERVACIONES CBITICO-HISTÓRICAS.

Mello era un palacio que edificó Salomon, allanando ó terraplenando el grande


hueco que había entre la antigua Jerusalen y la ciudad de David; así mismo
Sella era un camino ó subida por cima de la casa de Mello. Aquí estaba Joas en
fermo en la cama, curandose de las heridas que recibió durante una nueva
guerra con los sirios, cuando le mataron dos siervos suyos, para vengar la muerte
que había hecho dar á Zacharias hijo del mismo sacerdote Joiada. Scio.
La puerta de las Caballerizas estaba en el lado S. E. del templo, y segura
mente tomaria este nombre de la proximidad de las caballerizas reales. Segun
Josepho, Athalia fue muerta en el valle del Cedron (Kidron).
Joiada átenor del lib. 2.“ de los Paralip. (c. M v. 15), llegó á la edad de
130 años, y mereció por los beneficios hechos á Israel, descansar en la tumba
de sus reyes (ibid. v. 16).

REFLEXIONES MORALES.

El hombre ilustrado, que conoce algun tanto la historia de los pueblos, habrá
podido observar no pocos casos análogos, en que la divina providencia tiene á
bien levantar á una nacion decadente, ó salvar á su iglesia oprimida, por medio
de un solo varon, el cual ha llegado á ser en cierto modo el hombre de la dies
tra de Dios, para desvanecer las vanas maquinaciones de sus enemigos mas en
Lxarnizados .

- --4
JOAS CONSAGIIADO r PBOCLAMADO ner. 293
Así como Joseph librándose de la servidumbre de Egipto, como Moisés sal
vado de las aguas y criado en la corte de Pharaon, como Joas sustraído á la
matanza de los hijos de Ochosias y escondido en el templo, como Jephté, como
David, cuántos otros en la sucesion de los tiempos nos patentizan esa sabiduría
divina, que vela sin cesar por la suerte de las naciones y de los imperios, para
conservarles en pro y en contra de todos, para arrancarles á los peligros mas
inminentes, ó derrocarles y destruirles de cuajo, apesar de sus riquezas y pode
río! Así escapó tambíen Jesus infante, huyendo á Egipto, de la degollacion or
denada por Herodes. Por esos ejemplos entendamos, que si los pasados siglos
tuvieron sus hijos de milagro, los presentes pueden tenerlos igualmente, y que
si tantos pueblos gimen hoy en su desolación y quebranto, y parece inevitable su
pérdida; es muy posible que Dios acuda á salvarles, pues queda bien demos
trado por los sucesos de todos los tiempos , que no hay que contar con la
política humana y los brazos carnales para encender de nuevo la estínguida an
torcha, sino esperar únicamente en la ayuda del cielo y en la prepotencia del
Altísimo. r
TOBlAS.

(Tobin, todo el Ilbrod

En el año‘ nono del reinado de Osée sobre Israel, y en el sesto de Ezechias so


bre Judá, fué tomada Samaria despues de un sitio de. tres años, por Salmanasar
rey de los asirios, quien mandó trasladar á su pais los israelitas, y repartirlós _
por Hala y Habor, ciudades de la Media juntó al rio Gózan. «Fué causa de esto,
el haber los hijos de Israel pecado adorando dioses ajenos, contra el Señor Dios
suyo que los habia sacado dela tierra de Egipto y del poder de Pharaon, y si
guiendo los ritos ó prácticas de aquellas naciones que el mismo Señor destru
yera delante de ellos, habían adorado inmundos ídolos, y cometido acciones muy
criminales provocando la ira celeste » (Reyes á.“ c. 17, 6, y 18, 10).
«Uno de los cautivos fué Tobías, de la tribu y ciudad de Nephtalí, situada en
el Alta Galilea sobre Naasón, á la derecha de Sephet. Este varon virtuoso, sin
embargo de estar reducido á servidumbre, no abandonó el camino de la ver
dad, pues cuanto podía haber lo repartia diariamente entre sus hermanos de
linaje y de cautiverio. Ya de jóven, léjos de tomar parteen la impia adora
cion de los becerros que Jerobóam hiciera levantar, íbase á Jerusalen para
adorar al Señor Dios de Israel en el templo, ofreciendo lealmente sus primicias
y diezmos. En la edad varonil habia casado con Ana, de la propia tribu de
Nephalí, y en ella tuvo un hijo que llamó con su nombre; y le enseñó desde
iño á temer á Dios y guardarse de todo pecado.
«Llegado áNínive con su muger é hijo y toda la tribu, nunca se contaminó
ómiendo como hicieron ellos, de los manjares inmundos de los gentiles. Dios en
remio de su lealtad, dióle gracia en presencia del rey Salmanasar, quien le otor
a gó licencia de ir adonde quisiese, y libertad de obrar á su albedrío. Iba pues á
visitar cautivos, y les daba avisos saludables. Estando en Bages ciudad de los
medós, vió en necesidad entre mucha gente de su linaje que allí habia, á Gabelo
de la misma tribu que él, y le prestó diez talentos ó diez mil escudos, proceden
tes de los regalos que el rey le hiciera, sin otra garantía que un recibo de
su mano.»
TOBÍAS. 295
El cautiverio de Tobías comenzó el año 718, en tiempo de Salmanasar. Se
gun el mapa de Samson, desde Niníve capital de 'Asiria, hasta Ecbátana que lo
era de la Media, había 120 leguas de distancia. Ragés, morada de Gabelo, es
taba cerca de Ecbátana segun Diodoro Síeulo y á tenor de este mismo libro (v. 8),
que fija la situacíon de dicha ciudad en las montañas vecinas de Armenia.
a El Señor despues de haber hecho prosperar al caritativo Tobías, quiso pro
barle con varios trabajos. Muerto Salmanasar y reínando Sennacherib, fué per
seguido á causa de los actos de misericordia que ejercía con Israel, dando
sepultura á los cadáveres, y durante una temporada estuvo privado de sus bie
nes. Un día, cansado de enterar, durmióse junto a una pared de su casa, y en
esta disposición cayóle de un nido estiércol caliente sobre los ojos, y quedó ciego.
El Señor permitió que le viniese esta prueba, para dar á los venideros un ejem
plo de su paciencia, comparable á la del santo Job; pues temeroso siempre de Dios
desde la infancia y guardador de sus mandamientos, no se entrísteció, antes per
maneció inalterable en el santo temor, dando gracias á Dios todos los días de su
vida. Así como á Job insultaban los príncipes idumeos, zaherian a Tobías sus deudos
y parientes, diciéndole: dónde está tu esperanza, por la cual hacías limosnas y en
tierros‘? Tobías increpándoles, respondía: no hableis de esta suerte, pues que no
sotros somos los hijos de los santos patriarcas, y esperamos aquella vida que el
Señor ha de dar á los que se mantienen constantes en su fe. interinamente Ana su
muger, le ayudaba en la necesidad yendo á tejer cada día; y habiendo en cierta
ocasíon traído á casa un cabrito de leche, su esposo al oír los balidos, dijo : mí
rad que no sea hurtado; si acaso restituídle á sus dueños, pues no es lícito comer
ni tocar cosa robada. Airándose su muger, respondió: cosa es patente que ha sa
lido vana tu esperanza, yahora se ve el fruto de tus limosnas. Con estas y
otras frases le denostaba. Entónces con gemidos y lágrimas, empezó Tobías á
orar en estos términos: justo eres, Señor; justos son tus juicios, y todas tus vías
no son sino misericordia, verdad y justicia! Acuérdate pues ahora de mí, y no
tomes vindicta de mis pecados, ni renueves la memoria de los delitos mios y de
mis mayores.... Si, por no haber obedecido tus mandamientos nos vemos sa
queados, cautivos, conducidos á la muerte, hechos el ludibrio y la bola de todos
los pueblos por donde nos has esparcido. Ahora mismo Señor, grandes y terri
bles son tus juicios, por cuanto no ponemos en obra tus preceptos, ni proce
demos sinceramente delante de ti. Haz pues conmigo segun tu voluntad, oh Se
ñor, y manda que sea recibido en paz mi espíritu, porque ya mas me cumple
morir que VlVlI‘. »
Tobías quedaba reducido á un estado de suma pobreza. La Escritura no
nos dice como esto sucedió; pero es probable que continuando en sus larguezas
y limosnas, faltándole el empleo que antes tuvo en la córte, y privado de las
líberalidades del rey, ála vuelta de algunos años se halló falto aun de lo nece
296 ronias.
sario para vivir. Quién no hubiera esperado por recompensa de una vida tan
santa, alguna prosperidad temporal bajo de una ley que parecía ofrecer á los
que la observasen fielmente, días los mas felices sobre la tierra‘? Sinembargo,
los justos del antiguo Testamento, que vivían esperando los bienes invisibles de la
eternidad, no tenían. frecuentemente en esta vida otra herencia que aflicciones
y tribulaciones continuadas, paraque participando de los sufrimientos del Salva
dor, en quien esperaban llenos de fé, fuesen algun dia asociados en el cielo á
su felicidad y á su gloria. Tobías poseído de sentimientos humildísímos, solamente
pone los ojos en lo que merece como pecador. y se confunde con sus padres y
con todo el pueblo de Israel, cuyos delitos habían atraído justamente los t.erri
bles azotes que la justicia divina descargó contra ellos. Aunque desea la muerte
con unas miras llenas de religion, no obstante somete como debe sus deseos, á la
voluntad de aquel que solo conoce lo que verdaderamente nos conviene.
« Creyendo que Dios habría oido su oraeion, llamó cerca de si á su hijo Tobías,
y le dió estos hermosos preceptos: escucha hijo mio, las palabras de mi boca,
y asiéntalas como por cimiento en tu corazón. Luego que Dios recibiere mi al
ma, entierra mi cuerpo: honra á tu madre todos los días de tu vida, pues debes
tener presente lo que padeció, y á cuantos peligros por ti se espuso llevándote en
su vientre; y cuando tambien terminara su carrera, entiérrala junto á mi. Ten
siempre á Dios en la mente, y guárdate de consentir pecado y de traspasar
los divinos preceptos. Haz limosna de lo que tuvieres, sin volver la espalda al
necesitado, y con ello lograrás que tampoco el Señor aparte de ti su rostro. Sé
caritativo segun pudieres, dando mucho si tuvieres mucho, y de buena gana
de lo poco, si poco, con lo cual tendrás gran recompensa para el dia del apuro;
pues la limosna libra de todo pecado y de la muerte, y no deja que el alma cai
ga en las tinieblas, antes será motivo de gran confianza ante el Dios soberano
para cuantos la ejercieren. Guárdate hijo mio de toda fornicacíon, y fuera de
tu muger, nunca cometas el delito de conocer a otra. No dejas que domine en tu
mente ó en tus palabras la sobervia, pues de ella tomó origen toda perdí
cion. A cualquiera que hubiere trabajado por tu cuenta, págale luego su salario,
y jamas bajo ningun concepto retengas en tu poder la paga del jornalero. Guár
date de hacer á los demas lo que no quisieras para ti. Come tu pan jiartíéndolo
con los hambrientos y menesterosos, y cubre con tus vestidos á los desnudos.
Presenta el pan y el vino sobre la sepultura del justo, segun la zwanza hebrea, y no
comas ni bebas de ello con los pecadores Pide siempre consejo al hombre sá
bio. Bendice al Señor en todo tiempo, suplicándole que dirija tus pasos, y que es
ten fundadas en él todas tus deliberaciones. Te hago saber hijo mio, que siendo
tú aun niño preste diez talentos de plata á Gabelo, habitante en Ragés ciudad de
los medos, y conservo en mi poder _el recibo firmado de su mano; por tanto pro
cura buscar modo como vayas allá y recobres de él la dicha cantidad, devolvien
TOBÍAS. 297
dole su recibo. No te aflijas, querido hijo; es verdadgque pasamos una vida
pobre, pero tendremos muchos bienes si temiéremos á Dios, huyéremos de todo
pecado y obráremos bien.
«El hijo marchó luego en compañía del ángel Rafael, que se le apareció bajo
la figura de un jóven mancebo, con el propósito de guiarle en aquel país, para
él desconocido. Durante-el camino, Tobías recogió la hiel de un gran pez, que
el ángel le dijo había de servirle mas tarde. Llegado á la casa de un pariente
suyo llamado Ragüel, el ángel le hizo casar con la hija de este, Sara su prima,
viuda ya de siete maridos, á quienes el demonio había ahogado. Los nuevos
esposos estuvieron orando las tres primeras noches, sin que el ínaligno espíritu
les molestase. Cobrado el dinero de Gabelo, Rafael se dispuso á acompañar á To
bías con su muger, de vuelta para la casa paterna.»
Segun muchos intérpretes, el pez que Tobías recogió fue el sollo, muy comun
en las aguas del Tigrís; pero es muy dificil esta averiguación, y aun cuando
se hiciera, de nada serviría para esplicarnos el fenómeno de las propiedades
que -le dá el testo, y que solamente debemos considerar como un efecto del po
der divino. «Dios hace cuando y como le parece de las menores criaturas, los
instrumentos de su poder y de su misericordia. Jesucristo con un poco de tier
ra mezclada con su saliva. curó á un ciego de nacimiento.»
La hacienda y la hija de Ragüel correspondían al jóven Tobías, como pariente
mas cercano, segun la ley de Moisés (Númer. 36, 6). Por las breves palabras
del testo, se nos traza la regla que ha de guardarse en el uso del matrimonio,
el cual es santo y agradable á Dios si va acompañado de su santo temor, y cierra
la puerta á todo lo que puede ofender á aquel que es la soberana pureza. Los
matrimonios serian siempre felices, si á un amor mútuo se juntase una piedad só
lida"... y mucho mas en la ley del Evangelio, en que están elevados á un sacra
mento que representa la admirable union de la humanidad de Jesucristo con su
divinidad, y asimismo la union de Cristo con la Iglesia. Scio.
«Pusíéronse pues en camino, y llegaron en once días á Charan, ciudad si
tuada á medio término de Nínive. Allí el ángel dijo á Tobías: hermano mio,
bien sabes en que estado dejaste á tu padre; por tanto si te parece, adelan
témonos álos criados y á tu esposa, que seguirán mas despacio con la recua.
Convenidos en esto, requirió la hiel del pez que dijo ser necesaria, y mar
charon. Ana, madre de Tobías, iba diariamente á sentarse cerca del camino,
en la cima de un recuesto desde donde podía avistar á gran distancia, y como
le viese venir, conociéndole desde luego, corrió á dar la noticia á su esposo.
Rafael dijo á su vez á Tobías: luego que entrares en casa, adora al Señor
Dios tu_yo, y despues de darle gracias, llégate á tu padre, bésale, é inmediata
mente unge sus ojos con esa hiel del pez que traes; pues sábete que al punto
se le abrirán, y verá la luz del cielo, y se llenará de júbilo con t.u vista. Un
l. 75
298 roníAs.
perro que les había seguido durante el viaje,tomó carrera, y á fuer de buen
nuncio espresaba su gozo meneando la cola. Al propio tiempo Tobías el padre,
ciego como estaba, empezó á correr con riesgo de caer á cada pasó, pero dando la
mano á un mozo salió al encuentro de su hijo. Echóle los brazos ‘al cuello,
besóle, al igual que la madre, y ambos se pusieron á llorar de contento. Des
pues de adorar á Dios y darle gracias, se sentaron; entónces Tobías, con la hiel
ungió los ojos de su padre, el cual estuvo así esperando cosa de media hora:
de repente una especie de nube como telilla de huevo empieza á desprenderse de
sus pupilas; su hijo se la retira, é inmediatamente queda de nuevo con vista. Glo
rificaron todos al Señor, en tanto que el anciano esclamaba arrebatado: yo te
bendigo, oh Señor Dios de Israel, porque tú eres el’ que me has castigado y tú
el que me has curado! Qué deb/msc soy pues veo ya á mi hijo! Siete días des
pues llegó Sara en buen estado de salud, con la demas comitiva, trayendo el
dinero de Gabelo y una cuantiosa suma por su dote. Vinieron tambien Achior
y Nabath primos hermanos de Tobías el jóven, á alegrarse y congratularse con
él por todos los favores recibidos de Dios, y teniendo banquetes por espacio de
siete días, se regocijaron con el mayor placer. »
Si bien algunos intérpretes dicen que la hiel del pez obró naturalmente para
curar a Tobías, no reconociendo de consiguiente ningun efecto sobrenatural en
ella; aun admitido este parecer, es necesario confiesen que el ángel fué quien
reveló esta virtud que se supone en la hiel del pez: fuera de que no parece
regular, sino muy estraordinario, que cn el espacio de media hora se pudiesen
arrancar las cataratas ó nubes de los ojos del paciente. Véase lo que decimos sobre
esto en una de las precedentes observaciones.
«Tobías llamó aparteásu hijo, yle habló en estos términos: qué te parece pode
mos dar á ese santo varon que te ha acompañado? Respondió el hijo: con que recom
pensar dignamente sus beneficios! él me ha llevado y traído sano y salvó; él fué en
persona á cobrar el dinero de Gabelo; él me ha proporcionado esposa, dela cual
ahuyentó el demonio, llenando de consuelo á sus padres; libróme á mí mismo
del pez que iba á tragarme, y aun á tí te ha hecho ver la luz del cielo; de suerte
que por su mediación hemos sido colmados de toda especie de bienes: qué cosa
pues líabrá proporcionada á tan singulares favores ‘P Con todo, oh padre, te pido
le ruegues si tal vez se dignará aceptar la mitad de cuanto hemos traído.
Llamaron aparte al ángel, y le propusieron su oferta; pero él respondió: Ben
decid al Dios del cielo, y glorificadleá la faz de todos los vivientes, pues ha
hecho brillar en vosotros su misericordia; ‘que si es bueno tener oculto el secreto
de un rey, es digno de encomio publicar y celebrar las mercedes de Dios.
Buena es-la oración .con el ayuno, y mejor la limosna-que tener guardados teso
ros de oro, porque ella libra de muerte, y es la que purga los pecados, y
granjea misericordia y vida eternas; mas todos los que cometen pecado é iniqui
,1
TOBÍAS.

veres en tu casa, y enterrarlos de noche, yo era el que presentab.


tus- oraciones; y como fuiste acepto á Dios, ha sido necesario que la ten
tacion te probase; yahora el Señor me ha enviado á curarte á tí, y á librar
del demonio á Sara, la esposa de tu hijo... Sabed que yo soy el ángel Rafael,
uno de los siete espíritus prznczpales que asistimos delante del Señor! La paz
sea con vosotros, continuo al ver la turbaciou de padre éhíjo, que cayeron en
tierra sobre su rostro: no temais! el estar yo con vosotros ha sido por la volun
tad de Dios; bendecídle pues, y cantad sus alabanzas. Aunque en la apariencia
yo comía y bebia con vosotros, susténtome de otro manjar y de una bebida
que es invisible á los ojos humanos. Tiempo es ya de que me vuelva á quien
meenvio: vosotros no ceseís de bendecir á Dios y pregonar todas sus ma
ravillas. Acabadas estas palabras, desapareció de su vista y ya no le apercibie
ron mas; entonces postrados en tierra durante tres horas , estuvieron ben
diciendo á Dios, y despues de levantarse, publicaron susmaravíllas. El —víejo
Tobías celebro ademas en un cántíco las grandezas del Señor, predíciendo en
tal ocasion la restauración y felicidad venidera de Jerusalen.
«Cincuentiseis años tenia al perder la vista, y sesenta cuando la reeobró.
Vivió aun cuarentidos años, logrando ver hijos de sus nietos; y todo el resto
de su vida lo paso con alegría, aventajándose mucho en el temor de Dios, hasta
descansar en paz. A la hora de su muerte, llamó cerca de sí á su hijo y á siete
mancebos hijos de este, y profetízó así: está cerca la ruina de Nínive, pues
la palabra de Dios no puede faltar, y nuestros hermanos que andan dispersos
fuera de Israel, volverán allá; y quedará repoblada aquella tierra desierta, y será
reedíficada la casa de Dios. Los gentiles abandonarán sus ídolos, éiran á Jeru
salen para morar en ella, y allí todos los reyes de la tierra se gozarán adorando
al Cristo rey de Israel. Hijos míos, escuclíad ahora á vuestro padre: servíd de
veras al Señor, y esmeraos en coínplaeerle; recomendad á vuestros hijos que
practiquen la justicia y la limosna; que tengan presente áDíos y le bendígan
en todo tiempo, con verdad y entereza. Oíd bien mi última recomendacíon: no
permanezcais en este suelo; salíd de él y alejaos el día que hubiereís se
pultado a vuestra madre junto á mí, dentro de una misma tuínha; porque estoy
viendo que esta ciudad camina á su ruina por sus propios escesos.»
Dios por su profeta Jonás, había anunciado que Nínive iba á ser enteramente
arruínada; sínembargo la penitencia de los ninivitas detuvo por entonces los
efectos dela justicia divina. Habiendo vuelto á sus antiguos desórdenes, 180
años'despues se cumplió el decreto pronunciado, cuando Nabopolasár rey de
Babilonia junto sus fuerzas con Astyages rey de los medos, y ambos tomaron esta
300 TOBÍAS.
ciudad y la arruinaron enteramente, segun habia sido anunciado por los pro
fetas. - - . < '
(fobias, enterrado su padre lzonoríflcanzeztte en Ninive, y despues de muerta
su madre, levantó casa y fuese á vivir con sus suegros, los cuales seguían sa
nos‘ y salvos en próspera vejez; y cuidó de. ellos hasta cerrarles por sí mismo
los ojos. Entró en el goce de todo el patrimonio de Ragüel; tuvo la dicha de
ver hijos de sus hijos hasta la quinta generación, y cumplidos noventinueve
años en el temor del Señor, fué gloriosamente dado ála tierra. Toda su paren
tela y progenie permaneció en el mismo buen vivir y en la. práctica de la san
tidad, por lo cual juntamente fueron aceptes á Dios y á los hombres, ló propio
que á todos los moradores del pais. u -
No siempre sucede, observa aquí nuestro Scio, que un padre santo deje unos
hijos imitadores de su piedad; mas tambien es cierto que hay familias tan di
chosas que tienen sobre sí la bendición de Dios, y en ellas se perpetúan y con
servan largo tiempo el amor y la práctica de la virtud. En vista de estos ejem
plos, los padres no deben omitir diligencia para hacer que reine el temor de Dios
en sus familias, educando cristianamente á sus hijos, cuidando de los domés
ticos éinstruyéndolos en todas sus obligaciones, y guardando un acertado arre
glo en el gobierno de su casa.

OBSERVACIONES CRlTlCO-HISTÓRICAS.

En el testose señalan dos ciudades de Bages en la Media, una donde moraba


Sara con su familia, y otra enla que residía Gabelo. La primera parece no fue
otra que Ecbátana, distantedós jornadas de esta última, cuyo nombre le dan á
veces los escritores profanos. Algunos toman á Ecbátana por una provincia.
El Santo Job, de quien en el testo se hace mérito por incidencia, vivió pro
bablemente durante la correria de los israelitas por el desierto. Su libro se tiene
como uno de los mas antiguos y preciosos monumentos de la literatura hebraica,
y su historia es de las mas ejemplares y edificantes de la Sagrada Escritura.
TOBÍAS. l
301

REFLEXIONES MORALES.

La historia de Tobías nos patentíza cual era la conducta de los escogidos de


Dios que en las diez tribus separadas quedaron. Conservóse puro, y practicó
públicamente la ley, sin que el mal ejemplo ni el temor se lo ímpídiesen. Cau
tivo, siguió en la piedad con su familia, y la manera admirable de que su fé y
la de su hijo fueron remuneradas aun en la tierra, demuestra que Dios, no obs
tante el cautiverio y la persecución, tenia medios secret.os de hacer alcanzar á
sus siervos las bendiciones de la ley, pero siempre elevándolos por los males
que habían de sufrir, á mas sublimes pensamientos. El ejemplo de Tobías y sus
santos consejos, debían estimular á los israelitas á reconocer siquiera por el azote,
la mano de Dios que les castígaba; pero casi todos perseveraron en su obs
tinacion.
El santo rey David dice en los Salmos, refiriéndose al hombre justo que pone
su confianza en Dios, «que este es su sostén, su refugio y su libertador. La
verdad divina le rodea a guisa de broquel, que le hace invulnerahle, y la mí
sericordia del Señor le cubre con su sombra. No puede ser alcanzado por el mal,
porque el‘ Señor lo recomienda á sus ángeles, á fin de que le guarden en todos sus
caminos, y lo lleven por decirlo así entre manos, y sus pies no tropíezen en una
piedra de escándalo. Él anda por cima de los cuerpos de sus mas terribles ene
migos, y como conoce el poder del nombre de Dios, lo invoca en su ausilio, y
queda salvo. El Señor está á su lado en el seno de la tribulacíon; le líberta y re
viste de gloria, y le da una vida larga, patentizandole cuanto se complace en sal
var al hombre »(S. 90). El rey profeta podía haber corroborado estas consoladoras
frases con muchos ejemplos, pero especialísimamente con el de Tobías y su hijo,
y por lo que se dice de Sara hija de Ragüel. Qué fuerte es el hombre contra la
adversidad cuando tiene en su favor, no ya el testimonio de una falsa concien
cia, cosa comun á tantos, sino el esplendor de una conciencia verdadera, alum
brada por el espíritu de religíon, y afianzada sobre la práctica de las buenas
obras! _
Por la anterior historia se nos enseña cuanto vale la limosna, al objeto de atraer
nos y conservar la benévola mirada del Señor. Los beneficios de Rafael inspi
l. 76
302 TOBÍAS.
ran aquella devoción que debe tenerse a los santos ángeles, y en especial- el
_ respeto _ y docílidad debidas á aquel á quien Dios cometió la guarda de cada uno
de nosotros, por razon de los inmensos servicios que nos presta diligente, así_en
el orden espiritual como en el temporal. Finalmente, la curacion del venerable
Tobías indica que Dios es el que envía las enfermedades, y que él mismo nos
cura, bendiciendo los remedios naturales y dándoles una propiedad salutífera :_
verdad barto olvidada, pues si se recordase cual conviene, mucho mas agrade
cimiento al Señor veríamos de parte de tantas personas que han sido arranca
das de los brazos de la muerte, y devueltas a la vida y la salud de una ma
nera inesperada.
JUDITH v noLornnNrs.
(Judith, todo el llbro.)

No obstante los profetas y los fieles sacerdotes, y el mismo pueblo á ellos


unido en la observancia de la ley ¿la idolatría que precipitó á Israel, arrebataba
tambíen hartas veces en Judá á los príncipes y á la mayoría del pueblo. Solo
por contemplación á David detiene Dios su mano: cuando los reyes sucesores
de este príncipe siguen sus buenos ejemplos, el Señor opera milagros asom
brosos á favor de ellos; pero luego que se desvian, el poder irresistible de aquella
mano les cae encima, viniendo á- ser instrumentos de la venganza los reyes de
Egipto, Siria, Asíria y Babilonia. A medida que recrece la ímpiedad, Dios sus
cita en oriente un rey mas sobervio y formidable que todos los anteriores; tal
es Nabucodonosor soberano de Babilonia, el tremendo conquistador, mostrado de
léjos á los reyes y á las naciones como el vengador que deberá castigarles, cuya
marcha precede y acompaña el terror. Apodérase de Jerusalen, y traslada á Ba
bilonia gran parte de sus moradores; con todo, apesar de este duro trance,
apesar de las amonestacíones de Jeremías y de Ezequiel, los hebreos no hacen
penitencia: desoyen la voz de estos santos profetas, para oir á otros que les
predicabart ilusiones y alhagaban sus delitos. Otra vez el vengador invade la
Judea, y corre á agravar el yugo de Jerusalen, aunque sin destruirla todavía;
pero finalmente la iniquídad llega ásu colmo; la sobervía aumenta con la de
bilidad, y Nabucodonosor acaba por llevarlo todo á sangre y fuego (l).
Al asomar estos conflictos, reinaba en Judá, Manasés, el segundo de los ocho
monarcas que se mantuvieron allí todavía por espacio de 133 años, despues de
la caída de Samaría. Hácia el año decímo de este soberano, Saosduchin nieto
de Sennacherib rey de Asíría, apelativamente llamado Nabucodonosor, rebo
sando orgullo por haber triunfado de Arphaxad rey de los medos, quiso sujetar á
su poderío todas las naciones convecinas hasta los términos de la Ethiopia. Su
generalísimo Holofernes, victorioso de la mayor parte, llega con ciento veinte
mil hombres de infantería y veintidós mil de caballería al pié de los muros de Be
l l) Bossuel, Disc. sobre la Historia Universal.
‘N

304 JUDITH YIIOLOFERNES.


thulia, ciudad del interior de Samaria en Judea, cerca de Jezreel ó Eïsdrelon,
cuyos vecinos bien así como el grueso de la nacion judía, se habían preparado‘
á hacerle resistenciaJislá ya la plaza en grande aprieto por falta de aguas, y
todos los habitantes, llorando y desesperándose alrededor de Ozias príncipe del
pueblo, le instan á que haga la rendición, y convienen en entregarse si dentro de
cinco días no se les ha deparado algun socorro.»
Bethulia era como la llave de todo el territorio de Israel, y de su conserva
cion pendia la de Jerusalen y del templo. El pueblo que parecía estar lleno de
confianza en la protección de Dios, comenzó á vacilar cuando se vió cerca del
peligro, esponiendo la nacion entera al furor de un enemigo desapiadado. Quizá
Ozias en señalar el plazo de los cinco días, creyó que la población podría aun
durante ellos resistir la falta de aguas, esperando al mismo tiempo que antes
de finir el término, recibiría algun socorro del sumo sacerdote.
(«Llegaron estas nuevas á oídos de Judith hija de Merari, viuda del opulento
Manassés, la cual apesar de ser hermosa y rica, vivía retirada en los altos de su
casa con algunas criadas, ceñida de cilicio y ayunandó todos los días, siempre
bajo el temor del Señor; por lo cual merecía de todos grandísimo concepto. Esta
pues, noticiosa de lo que Ozias acababa de prometer, envió por los ancianos
del pueblo Chabri y Charmí, y les habló así : Qué petición (5 esa en que Ozias
ha consentido, de entregar la plaza á los asíriós si dentro de cinco días no re
cibís socorro? Quiénes sois vosotros para tentar así á Dios‘? bonito medio de
atraeros su misericordia! antes servirá para provocar mas su ira, pues fijais
plazo á su piedad señalándole dia segun vuestro capricho. Ya empero que el
Señor es sufrido, arrepintámonos de eso mismo, y bañados en lágrimas implo
remos su indulgencia... pidiéndole que de la manera mas conforme ásu agra
do, nos haga sentir los efectos de su divina piedad, y que así como la sober
vía del enemigo ha llenado nuestras almas de turbacion, encontremos un motivó
dc gloria en humillarnos....... Vosotros pues que sois los mayores en el pue
blo de Dios, alentad los corazones de todos; representadles que nuestros padres
zyualíízeízte fueron tentados, paraque se viese si de veras honraban á su Dios.
Deben acordarse como fué tentado nuestro padre Abraham, y como probado con
muchas tribulaciones quedó por amigo de Dios. Así Isaac, Jacob, Moisés y todos
los que agradaron al Señor, pasaron grandes pruebas, manteniéndose siempre fie
les; al paso que fueron aníquilados- por el ángel est.erminador y perecieron mordi
dos de serpientes, aquellos que no sufrieron la tentación con santo temor, y se im
pacientaron ymurmuraron. No nos desfoguemos pues en quejas y murmuraciones
por los’ presentes trabajos; consideremos que aun son inferiores á la medida de nues
tros pecados, y creamos que los azotes con que el Señor cual siervos nos corrige,
son para nuestra enmienda y no para nuestra perdición. A este discurso respon
dieron Ozias y los ancianos: todo lo que has dicho es - notoria verdad , y no hay
JUDITH Y HoLorsnNí-‘s. 305
cosa que reprender en tus palabras: ruega pues á favor nuestro, y_a que eres
una muger santa y temerosa de Dios. Bespondíóles Judith : Así como reconoceis
ser obra del Señor lo que acabo de decir, reconocereis serlo tambien lo que he de
terminado ejecutar; orad solo paraque Dios realice mi designio. -
«Habiendo Judith pasado á su oratorio, se preparo elevando á r Dios una ar
diente súplica, para alcanzar la salvación de su pueblo y abatir al orgulloso Ho
lofernes. Enseguida, con ayuda de una camarera, fue á quitarse sus Vestidos de
viudez y penitencia para lavarse , ungirse y atavíarse con las mejores galas que
tenía, amen del nuevo realce que el Señor se sirvió dar á su hermosura; pues
todos estos preparativos no eran efecto de liviandad, sí solo de un propósito santo.
Hecho esto, salió con una criada que llevaba vino, aceite, trigo tostado, higos
secos, panes y queso; y á la puerta de la ciudad encontró con Ozías y los ancia
nos, que asombrados de su belleza la dejaron pasar, diciendo: el Dios de nues
tros -padres te dé su gracia, y con su virtud esfuerze todos los designios de tu
corazon, paraque Jerusalen se gloríe de tí, y tu nombre sea colocado en el nú
mero de los santos y de los justos! Y los circunstantes respondieron á una voz:
así sea, así sea! _
«Judith salio orando dela ciudad con su doncella, y bajaba por el monte
cuando al rayar el día, descubierta por los centínelas asíríos, despues de darse
á conocer como hebrea fue llevada al pabellón de Holofernes. Este, apenas la
miró, quedo preso de sus ojos; y sus oficiales esclamaron: quién tendrá en poco á
los hebreos, cuando hay entre ellos tan lindas hembras? bien valen que hagamos
la guerra para conquistarlas! Estaba el general sentado bajo un cmzópeo o pabe
llon de púrpura entretegido de oro, esmeraldas y pedrería: Judith llegada á su
presencia, postrose con reverente acatamiento, pero el magnate dio orden de que
al punto la levantasen, y para darla ánimo dijo: cobra aliento, y destíerra de tu
corazón todo recelo, porque yo jaínas daño á nadie que haya querido someterse á
el rey Nahucodonosor; y si tu pueblo no me hubiese despreciado, yo no habría
empuñado mi lanza contra él! Mas dime ahora, porque causa has abandonado á
los tuyos y tenido á bien pasarte á nosotros? Judíth con lísonjeras palabras, trato
de persuadir al guerrero que su poder era reconocido de todos, que el pueblo de
Israel se hallaba reducido á la última estremídad, y que ella venia en nombre de
Dios para conducirle á él y señalarle la hora de la venganza. Holofernes y sus
cortesanos, maravillados de la sabiduría de aquella matrona, decíanse unos á
otros: no tiene par en el mundo en gentileza, hermosura y discreción‘. »
Tomadas á la letra las palabras de Judith, parece que no pueden cscusarse de
ficcion o mentira. En tal caso esta hubiera sido de Judith, que pudo equivocada
mente creerla lícíta en tan apurado lance; y de Dios solamente el designio de la
empresa. Pero como Judith había pedido al Señor gire pumese en su corazon las
palabras, parece mas sencillo y" razonable creer que ellahablo misteriosamente,
í. 77
.306 JUDITH Y noLornuNns.
como Jacob cuando respondió á Isaac: yosoy tu lujo nuzyor. Y, es menor incon
veniente confesar que no alcanzamos el sentido profético de- ciertas frases, que
atribuir á tan santa matrona un tejido de ficciones. Algunos espositores aplican
aquel sentido, á la obra misteriosa que el Señor debía ‘ejecutar en los siglos veni
deros para salvar á su iglesia. Amat, Scio.
« Dieron á Judith por alojamiento, el lugar donde estaban guardados los tesoros
del general, y previo permiso de este, salia por las noches al valle de Bethulia
para hacer oración y rogar al Señor que enderezase sus pasos en la liberación del
pueblo; y ya purificada entraba en su retrete, donde permanecía hasta el caer
de la tarde, en cuya hora comía apartadamente de los manjares que trujo consigo.
Cuatro días despues Holofernes, celebrando una cena con sus domésticos, dijo al
eunuco Vagaó: anda, y persuade á esa hebrea que voluntariamente consienta en
cohabitar conmigo; por cuanto es cosa vergonzosa entre asirios, que una muger
se burle de un hombre logrando salir ¡lesa de sus manos. Vagao pasó este recado
á Judith, la cual levantándose prestamente, y adornándose con todos sus dijes, le
siguió á la sala del festín. Holófernes sintiócónmoveise su corazon al verla, pues
ardía en deseos de poseerla, y la dijo: bebe ahora y ponte á comer alegremente,
porque me has caído en gracia. Judith se mostró complacida, y comió y bebió de
lo que su doncella le habia aparejado, mientras Holofernes rebosaba de contento
por causa de ella, y behia vino sin tasa, mas que‘ nunca bebió en su vida.
a Haciéndose ya tarde, retiráronse los criados de Holofernes á sus alojamientos,
y Vagaó despues de cerrar la puerta del gabinete, se _marchó. Es de notar que
todos estaban tomados del vino. Quedó pues Judith sola dentro del apósentó con
Holofernes, el cual tendido en su lecho, dormía profundamente á causa de su es
cesiva beodez. Entonces la heroica matrona de Israel, avisa á su doncella que se
quede á la parte esterior de la cámara, y parándose delante de la cama, hace
esta oración, llorando y sin mover apenas los labios: dame valor, oh Señor Dios de
Israel, y favorece en este trance la empresa que mis manos van á acometer, para
que tu Jerusalen sea ensalzada segun prometiste, y consume yo lo que creí poder
llevar á cabo con tu apoyó. Dicho esto, se acerca al pilar que estaba á la cabe
cera del lecho; desata el alfanje que colgaba de e'l , y habiéndolo desenvainado,
asc á Holófernes de los cabellos, diciendo: Señor Dios mío, dame valor en este
momento! y descarga dos golpes sobre la cervíz del dormido, cuya cabeza queda
separada del tronco. Enseguida desprendiendo de los pilares el cortínage, volcó al
suelo el cadaver, y á poco salió y entregó á su criada la cabeza de Holofernes,
diciéndole que la metiese en su zurron. Partierón luego ambas segun costumbre,
como para ir á la oración, y cruzando el campamento y rodeando el valle, lle
garon á la puerta de la ciudad. Desde léjos Judith dió voces á los centinelas del
muro de que abriesen, que Dios estaba con ellos y acababa de obrar una mara
villa en Israel. Entonces dieron aviso-á» los ancianos, y todos los de la ciudad,
JUDITH Y HOLOFERNES. ' 307
chicos y grandes, vinieron corriendo á encontrarla,—pues ya desesperabaíí de que
volviese; y encendidas luminarias, agrupáronse á su alrededor. Judith subió á. un
puesto elevado, éimponiendo silencio, habló así: Alabad al Señor Dios nuestro, que
no ha desamparado á los que confiaban en el, y que por medio de esta su esclava
ha cumplido aquella misericordia prometida a la casa de israel , pues valiéndose
de mi mano ha quitado esta noche la vida al enemigo de su pueblo. Y sacando
del saco la cabeza de Holofernes, la mostró diciendo: mirad la cabeza de llo
lofernes, general de los asirios; he aquí el mosquitero bajo el cual yacía sumer
gido en la embriaguez , y donde Dios le ha degollado por mano de una muger!
Yo os juro por el mismo Señor, añadió, que su santo ángel me ha guardado, así
á la ida y á la vuelta, como al estar allá, y no ha permitido que yo su sierva
fuese violada, antes sin mancilla me ha restituido a vosotros, gozosa por su triun
fo, por mi evasion y por vuestra libertad. Alabadle pues por esta bondad suya, y
porque es eterna su misericordia. Entonces todos, adorando al Señor, la dijeron:
el Señor te ha bendecido eomunicándote su poder, pues por medio de tí ha ani
quilado a nuestros enemigos. Ozías como cabeza del pueblo, la dirigió las mas
cumplidas felicitaciones.
«Siguiendo el consejo de la misma Judith, luego que hubo amanecido colgaron
la cabeza de Holofernes en lo alto de la muralla, y empuñando cada cual sus ar
mas, salieron afuera con grande estrépíto y algazara. Viendo esto las avanzadas
enemigas, corrieron al pabellon de su general, y como nadie osase abrir ni llamar
á la puerta, los que estaban de guardia hacían ruido apropósito para díspertarle;
hasta que todos los capitanes, los tribunos y los oficiales generales del real ejército
asirio, juntados en aquel lugar, dijeron á los camareros: entrad y díspcrtadle, por
que han salido los ratones de sus escondrijos, y tienen la osadía- de provocarnos á
batalla. Entonces Vagao penetrando en la cámara, se arrimó á la cortina, y dió
algunas palmadas, creído siempre de que Holofernes dormía con Judít.h. Pero
como aplícase el oído y no percibiese el mas ligero movimiento, cual suele hacerlo
una persona dormida, acercóse mas a la cortina, y alzándola al fin, vio por el
suelo el cadáver descabezado de Holofernes, nadando en su propia sangre. A est.e
espectáculo, empezó á exalar grandes alarídos y á rasgar sus vestiduras. Vuela al
aposento de Judith, y lo halla desocupado. Inmediatamente sale corriendo hácía
fuera, y dice á la turba: una muger hebrea ha cubierto de afrenta la casa del
rey Nabucodonosor: hed aquí á Holofernes tendido en tierra, y sin cabeza it...
«Las consecuencias de este suceso fueron una alarma y un pavor general, que
se propagó por el campo asirio, sin duda a virtud de un secreto impulso de Dios;
y mas que de prisa aquellos sobervios conquistadores, huyeron ante las armas de _
Israel , dejando un botín inmenso á los habitantes de Bethulía. Esparcída la noti
cía por el país, Joacim sumo pontífice, vino espresamcnte de Jerusalen al frente
de sus senadores, para verse con Judith, y cuando esta salió, todos á una voz la
308 mom: v HOLOFEBNES.
bendijeron diciendo, tú eres la gloria de Jerusalen; tú la alegría de- Israel. tú la
honra de nuestra nacion‘. Porque te has portado con varonil esfuerzo, y has tenido
un corazon constante, y has amado la castidad sin conocer a otro varon que tu
difunto marido, por eso la mano del Señor te ha confortado, ypor lo mismo serás
bendita para siempre! El pueblo respondía: así sea! así sea!
« La santa viuda, como monumento de un beneficio tan señalado, consagró al
Señor los despojos que se le reservaron, pronunciando un hermoso cántico de
alabanza. Su nombre se hizo célebre en toda la tierra de Israel; los días de
fiesta se presentaba en público, seguida de las aclamaciones de todo el pueblo, y
despues de haber permanecido 105 años en la casa de su marido en Bethulia,
acabó su gloriosa carrera, siendo llorada por espacio de siete días. »

_ OBSERVACIONES CRÍTlCO-HISTÓRICAS.

El año á que se precisa la historia de Judith, es el 3348 del M. (634 antes de


J. 0.). Segun la Escritura, esta ilustre muger siguió siempre retirada en casa,
fiel á la memoria de su esposo, sin variar de conducta despues de la gran consi
deración que por la insigne victoria obtenida , se granjeó en todo Israel. Aquella
criada que la acompañó durante su escursion, fue manumítida.
El rey Saosduchin ó Nabucodonosor, de quien se hace mérito en este libro, era
hijo de Asarhaddon ó Asenaphar, y nieto de Sennacherib. Fue muy tirano durante
sus primeros tiempos , y envanecído por la victoria que reportó sobre Phaortes
rey de Media, concibió el ambicioso plan de conquistar toda el Asia occidental.
Estrellados ‘sus planes en Bethulia, ya no contó sino derrotas en vez de triunfos,
y despues de veinte años de reinado, fue á morir en su propia capital, sitiado por
Cyaxaro, sin poder impedir que se emancipasen los varios pueblos que antes había
conquistado. Sardanápalo ó Chynadalan su hijo, fue quien sufrió las resultas de
estas calamidades pereciendo en la definitiva ruina de Nínive , que Tobías había
predícho muchos años antes, acaecida el año 625 a. de J. C.
El P. Scio, haciéndose cargo de las dificultades cronológicas que algunos pre
tenden observar en este libro, concluye por aderirse aldictámen de los espositores,
. JUDITH Y HOLOFERNES. l 309

' segun su decir mas graves y acreditados,‘ los cuales opinan“ que la espedicion de '
Ilolofernes tuvo comienzo el año del M. 3348, veinte despues del regreso de
Manasés á Judea libre ya del cautiverio y prision padecida en Babilonia, cuyo
soberano sobrevivió aun á la hazaña de Judith mas de doce años, hasta el 3361
que lo fue de su muerte. Judith, añade Scio, vivió 42 despues de la libertad de
Bethulia su patria y de toda la Judea; mas pasados M, sucedió aquel espantoso
sitio de Jerusalen por Nabucodonosor, en tiempo de Joakim rey de Judá, y arrui
nada la ciudad y el templo, fue el pueblo trasladado cautivo á Babilonia, y los
' judíos viéronse dispersos entre aquellos idólatras. Tras la caída del reino de Israel,
el de Judá segun antes dijimos, subsistió aun por espacio de 133 años, habiendo
sucedido á Ezechías que gobernaba a la sazon, y que murió en 3306 del M., los
siguientes soberanos:
Manasés (55 años), desde. . . . . . 3306 á 3361.
Amon (a) . . . . . . . . . . . . . 3361 » 3363.
Josías . . . . . . . . . . . . 3363 » 3394
Joachaz (3 meses) . . . . . . . . . » »
Eliacim ó Joakim (11 años) . . . . 3394 >> 3405.
Joacin ó Jechonias (3meses). . . . >> »
Mathanias ó Sedécias ( 11 años). . . 3405 n 3416.

REFLEXIONES MORALES.
_._

San Gerónimo en el prólogo sobre Sophonías, nos propone á Judith como una
escelente figura de la Iglesia de Jesucristo. Las cualidades personales de esta santa
viuda, su hermosura, sus riquezas, su reputación y mérito, representaban en al
gun modo á la divina Esposa del Salvador, toda hermosa , sin asomo de manci
lla_, adornada con la abundancia de preciosos dones y prerrogativas que le mereció
y comunica su Esposo; y aunque está ella como viuda, privada de su presencia
sensible, sin embargo alentada con el santo pan de la Eucaristía, y real comuni
cacion con Jesucristo, vive en fe y en caridad, y pelea y triunfa contra todos los
ejércitos mundanos é infernales. Y como estas victorias las adquiere en el nombre
y por la virtud de aquel que es el Señor Dios de Sabaoth, le sirven ellas para
1. 78
310 JUDITH Y HOLOFERNES.
cantar sus divinas alabanzas, y repetir al pie de sus altares con mas espíritu y
fervor: benedíctío, et claritas, ebsapzcntziz, et gratíarum action’. Deo nostra (l).
La presente historia es admirable en todas sus circunstancias: el prodigio que
ella refiere, superior sin comparación á cuanto los poetas han imaginado, nos en
seña que el Señor sobre recibir bajo su amparo á los siervos escogidos suyos , . los
hace invencibles siempre y cuando ponen una verdadera confianza en su divina
protección. Una sola muger es la que corta la cabeza al general de un ejército
formidable; ella sola la que salva dela desolación á Bethulia su patria, y couesta
a toda la Judea, amenazada de igual peligro‘. Fascina á aquel señor con su be
lleza, le seduce con su prudencia, y le quita la vida con su valor. Es el brazo de
Dios para obrar este prodigio, y luego su órgano para pregonarlo en un cántico
notable, que entonó movida su lengua por el Espíritu Santo. Sinembargo, aunque
en el vencimiento de Hólófernes Judith adquirió incomparable gloria, mereció aun
mucha mas por no haberse engreído despues de unas acciones que la enaltecen
hasta el punto de poder hacernos dudar si fue ángel ó muger, y por no haber he
cho caso de la nombradía que tantas maravillas la granjearon, y «de los elogios
asaz justos que se le prodigaron todo el resto de su vida (2).
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(2 l Figuras dela Biblia.
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DANIEL.

VISION DE BALTASSAB. LA CUEVA DE LOS LEONES.

(llnnlel , cap. primeros passlm , y e. 5 y 6.)

« Este gran profeta pertenecía á la tribu de Judá y a la estirpe real de David.


Hácia el año tercero del reinado de Joakim en Judá, 602 a. de J. C., Nabuco
donosor se le llevó cautivo a Babilonia, despues que hubo tomado á Jerusalen.
Contaba Daniel muy breves años, pero era tal su despeje y donosura, que con
otros tres jovencitos de las principales familias cautivas, fue escogido para entrar
al servicio de Nabucodonosor, quien le hizo instruir al igual que á aquellos, en
la lengua y las ciencias de los caldeos, y distinguióle en breve con especiali
simo cariño.
«A los doce años dió ya una prueba de aquel don de profecía que el Señor tuvo
á bien concederle, revelando la impostura de dos ancianos del pueblo, que habían
hecho condenar injustamente á Susana, deponiendo contra ella porque resistiera á
sus pretensiones soeces. Mas lo que valió á Daniel gran celebridad entre los caldeos,
fue la relación y esplicacion de un sueño que el rey tuvo, en el cual este se figuró
ver una estatua misteriosa con cabeza de oro, pecho de plata, vientre y muslos de
bronce, piernas de hierro, y pies de hierro y de barro en parte, la que segun el
jóven profeta, representaba las cuatro monarquías que se habían de suceder delos
babilonios, los medos y persas, los griegos y los romanos. En recompensa el rey,
le confirió el gobierno de todas las provincias de Babilonia, y le constituyó jefe de
sus magos ó sabios. Mas adelante, como el mismo rey se ensoberveciese por sus
victorias hasta el punto de hacer que el pueblo adorase una estatua suya de oro,
resistiéndose á ello los tres compañeros de Daniel , fueron arrojados á una grande
hoguera, pero salieron ilesos de las llamas, por ministerio del ángel del Señor. El
rey en cambio pagó bien. caro su orgullo. sufriendo mas adelante la sentencia
que Daniel le intimó interpretando otro sueño suyo, y fue quedar separado du
rante siete años de la compañía de los hombres, para comer heno como el buey,
espuesto su cuerpo al rocío del cielo; de suerte que le crecieron los cabellos cual
31 2 DANI-EL.
si fuesen alas de guita, y las uñas como garras de aves rapaces.»
Todas las predicciones anunciadas en el sueño misterioso de Nabucodonosor, se
cumplieron cabalmente, y en parte estánaun cumpliéndose en nuestros días; y á
las mismas aludíó Ezequiel cuando hablaba de los profundos secretos revelados á
Daniel. Josefó mismo dijo que este profeta había anunciado el poder de los roma
nos y su imperio. Megástenes y Abydenó, posteriores á Alejandro, convienen en
que Nabucodonosor fue instruido por el cielo del destino de su imperio, y de lare
volución causada por Ciro yDario. El milagro de los tres jóvenes en el horno, era
tan célebre y su certeza tan notoria, que Matatías lo recordaba á sus propios hijos
como un hecho incontcstable, y muy conducente para afirmar y alent.ar su espe
ranza (1.° Macab. 2, v. 59). En cuanto á la metamorfosis del rey asirio, parece
consistió en una enfermedad semejante á la que los médicos llaman lycanlropía,
por la que los enfermos se imaginan trasformarse en perros, lobos etc., y hay de
ella infinitos casos; entre otros uno muy reciente en nuestra España.
« Muerto Nabucodonosor, segun se cree en el temor de Dios, escarmentado en
su penitencia; durante el gobierno de Evílmerodach hijo suyo, Daniel se vió soli
citado á reconocer como dios vivo, el ídolo Belo de los babilónios; hizo empero ob
servar a su soberano que las oblaciones de harina, vino y ovejas que se presen
taban diariamente en las aras del simulacro, eran subrepticiamente estraidas du
rante la noche por sus sacerdotes, de cuyas resultas sufrieron estos la muerte, y el
ídolo y su templo fueron derribados. Poco despues los babilonios empezaron á adó
rar un enorme dragón, vivo á la verdad; pero Daniel logró persuadir tambien que
no era Dios, matándole sin espada ni palo, con solo tirarle á las fauces unas boli
llas de pez, sebo y pelos, que le reventaron atragantázzdosele.
« Baltassar, ¡neto de Nabucodonosor, dió un suntuoso banquete á mil de los
grandes de su corte, y cada cual bcbía por órden de edad. Estando el rey ya
' tomado de vino, mandó traer los vasos de oro y plata que Nabueodonosor había
arrebatado del templo de Jerusalen, para beber. en ellos con sus grandes, y sus mu
geres y cóncubínas. 'I‘rajeron pues los vasos, y bebíerón; y bebian el vino, celo
brando á sus dioses de oro y plata,de bronce y hierro,de madera y piedra. Repen
tinamente unos dedos como de mano de hombre se aparecen, y empiezan á trazar
ciertos caracteres sobre la pared del regio salón, enfrente del candelero. Túrbase
el rey, mudada la color del rostro; (lesencájansele las junturas de los riñones , y
sus rodillas baten una con otra. Alza incontinenti la voz, ordenando que acudan
á su presencia todos los magos, caldeós y adivinós, y así habla á los sabios de
Babilonia: Quien quiera que leyere esta escritura y me declarare su significación,
será revestido de púrpura, llevará al cuello venera de oro, y será el tercero en
categoría de mi reinó. Acudieron todos los sabios, pero no acertaron á descifrar
la escritura ni su significado; de manera que ‘elrey quedó conturbadísimo y ca
ríacontecido, bien así como los cortesanos que le rodeaban. Entonces se presentó
vrsroN m: BALTASSAR. 313
en la sala del banquete la reina madre Nitocmlc, y tomando la palabra dijo: por
siempre vida gozes, 0h rey! no te conturben tus pensamientos, ni se altere tu sem
blante: hay en este reino un varon que alberga en sí el espíritu de los santos dioses;
en quien brillaron la ciencia y la sabiduría durante el reinado de tu padre, de
manera que e mismo Nabucodonosor le constituyó jefe de los magos, de los en
cantadores, ca deos y agoreros, porque se echó de ver en él un espíritu superior,
y prudencia é inteligencia en interpretar sueños, investigar arcanos y resolver
cosas intrincadas. Hablo de Daniel, á quien el rey impuso el nombre de Baltassar:
sea Daniel llamado, y él dará esa interpretacion.
«compareció Daniel, y a las preguntas y ofertas del rey respondió así: rey,
quédate con tus dones, y dispensa á otro los honores de tu palacio: en cuanto á la
escritura, voy á leértela y á declararte su significado. El Dios Altísimo , 0h rey,
había dado a tu padre Nabucodonosor reino y opulencia, honor y gloria; y por
la grandeza que le concedió , respetábanle y temblaban á su presencia todos los
pueblos, tribus y lenguas. A placer suyo hacia morir y castigaba, ensalzaba ó
abatía; pero cuando su corazon se engrió, y su espíritu se obstinó en la sobervía,
vióse depuosto del trono, desposeido de su gloria, y separado hasta del trato de los
humanos, pues llegó á hacerse semejante á las bestias, y habitó con los asnos
montaraces, y comió heno como un buey, y su cuerpo estuvo espuesto al rocío
del cielo; hasta que en fin reconoció corresponder al Altísimo el predominio sobre
el reino de los mortales, y ser él quien ensalza sobre el sólío al que quiere. Mientras
tanto tú, oh Baltasar, hijo suyo y sabedor de todas esas cosas, no has humillado
tu corazon; léjos de esto, te levantaste contra el Dominador de los cielos, haciendo
traer á tu presencia los sagrados vasos del templo, y bebiendo en ellos vino con
tus magnates, y tus mugeres y concubinas; tambien has dado culto á unos dioses
de oro y plata, de hierro y cobre, de leño y piedra, que no ven, ni oyen, ni
sienten; y al Dios que mueve y puede cortar tu aliento, á ese no te cuidaste de
glorilicar. Así él ha enviado los dedos de aquella mano que ha trazado las pala
bras allí escritas; y he aquí lo que dicen: MANE, THECEL, PHARES. MANE, del
verbo hebreo numerar: Dios ha numerado y puesto término á tu reinado; THECEL,
pesar: has sido pesado en la balanza, y hallado falto; PHABÉS, dividir: dividido
ha sido tu reino, y se ha dado á los medos y á los persas.
«Daniel recibió desde luego por órden del rey, la Vestidura de púrpura y la
venera de oro, y fue pregonado delante de todos como la tercera persona del
reino en autoridad. Baltassar en efecto, pereció desgraciadamente aquella misma
noche. n
Poco despues de la muerte de Nabucodonosor, los medos y los persas envidiosos
de la grandeza de los reyes de Babilonia, hablan venido á sitiar esta ciudad. Hacia
ya dos años que duraba el sitio, y Baltassar no cuidaba sino de divertirse, conside
rando su magnífica capital como inaccesible é impenetrable á los enemigos; mas
l. 79
314 LA CUEVA na LOS LEONES.
entonces fue cuando Dios le castigó, y le puso en manos de Dário y de Cyro. Este
acaso no se nombra en el presente capítulo,por ser Dario de mayor edad y tío suyo,
y el imperio que poseía, mas considerable que el de los persas, correspondiente al
sobrino. S. Gerónimo, Josefo y otros, dicen que Dario despues de tomada Babilonia,
se volvió a la Media, llevándose á Daniel, y que allí sucedió lo que vamos a refe
rir. Este Dario, hijo de Astyages y tio de Ciro, parece ser el Cyaxares de los grie
s gos, segun el diverso nombre que estos le daban al decir de Josefo (Antig. lib. 10,
c. 12). Otros creen , añade Scio, que el Dário medo es el Astyaxes del v. 65,
c. 1Q, y algunos su hijo, y que Ciro, yerno de Dario, gobernó la Media aun vi
viendo el suegro.
Quién no seadmirará, esclama aquí el elocuente Bossuet, de la providencia di
vina, tan paladinamente declarada sobre los judíos y sobre los caldeos, sobre Jerusa
len ysobre Babilonia‘? Dios quiso castigar á entrambas, y para evidenciar que él era
quien lo hacia, dignóse declararlo con reiteradas profecías. Jerusalen y Babilonia,
ambas amenazadas á la par por unos mismos profetas, sucumben una tras otra
en el tiempo señalado. Pero Dios nos descubre el grande arcano de los dos casti
gos de que se sirve: uno riguroso sobre los caldeos, que son sus enemigos; otro
paternal sobre los judíos, que son sus hijos. La sobervia de aquellos queda para
siempre abatida; pero estos son tratados mas bien como unos hijos desobedientes,
á quienes Dios reduce á su deber por el castigo, y cuyas culpas olvida despues
movido de sus lágrimas. Así Babilonia, arrebatada para siempre a los caldeos,
pasa á manos de otro pueblo, mientras que Jerusalen, restaurada por una mu
danza portentosa, ve regresar á sus hijos de todas partes.
<< Plugo á Darío el medo, para el mejor gobierno de su estado, establecer ciento
veinte sátrapas ó gobernadores repartidos por las provincias, bajo la dirección
de otros tres principales, uno de los cuales ‘fue Daniel. Siendo superiores las
ventajas de este sobre los demas, por sobreabundar en él el espíritu de Dios,
Darío trataba de conferirle una autoridad sobre todo el reino. Envidiosos los otros
príncipes y sátrapas, iban buscando trazas como indisponer al rey con Daniel;
pero nunca hallaron pie para la menor acusación ni sospecha, en atencíon á que
él era fiel, y est.aba libre de culpa y de todo indicio de ella. Viendo esto, cono
cieron que solo un medio tal vez les quedaba para cogerle, y era tocante á la ley
de su Dios , ó sea a la disparidad de culto. Fueron pues a sorprender al sobe
rano, hablándole en los siguientes términos: por siempre vivas , oh rey Darío! los
príncipes de tu reino, magistrados y sátrapas, senadores y jueces, 0171324171203 que
se promulgue un real decreto, mandando que todo aquel que durante el decurso de
treinta días pidiese alguna cosa á Dios ó á hombre, escepto á tí, oh rey, sea arro
jado en el lago de los leones. Dário confirmó y publicó este decreto; lo que sabido
por Daniel, retiróse á su casa, y allí, abiertas las ventanas del aposento que mi
raban hácia Jerusalen, doblaba la rodilla tres veces al dia, para adorar y dar gra
lvl
, I ' x m; Los í-urtrs. '
‘ a» y le pilar) "u enanos de Ilárío y de Gym. Fate A
' ituíllllt), por ser Dario de mayor edad y tio suyo,
--'--i-‘--r.ible que el «le los persas, correspondiente al
-! . iti-u-n que ltarici dmpues de tomada Babilonia.
-- - a‘ mtv-l, y qm allí sucedió lo que vamos a refe
- — y tio de (Iii-o, [LJITCC ser el (Zyaxarcss de los grie
v que estos le daban al doi-ir de Josefó (Antíg. lib. iO.
.-.i.le Srio. que el Dario medo es el Astyaxes del v. 643,
.-.j.—, y que Üíu, yerno de Dario, gobernó la Media aun vi

aultlllfïlfíl. I - 4nd aquí : -- tir-nte Dóssuet, de la providencia dí- '


nlinami-nto í .l¿l(lí1.\‘tIl=I'-" ¡judo-ysobreloscaldmws.snbrelcrusa
ÜtIlJÍlOIIÍ-ÜÍ‘ — ¡hiso cav r a entre. -:-as.,y para twídem iar que el era:
hacía, (lÉ-s!‘ - = tlarzirlzi- —. hileras! .< profecías‘. Jerusalen y Babilonia,
unenaztt-l - i i. par por v w s mísmo- gon-tetas, sticmíibvíi una tras otra
‘wmpó v-H. Pero lt- ns desculv" í-l gntiítlí-arranótlv los ¡los casti
í-ql: - —.=-; uno rí-.- - -» sobre l.— illtl- -—.. mu’ wn .54.» uzcluíyyos; otro
Lssjudios. on sus lii- -. La — lu-rviai de ¿Hghvllós queda para
5.:; pero I : . tratar! mas in unit - 'u.»..- Hijos ilesobrdicntcs.
r:- l: ní-e-I p- - rasta’ . -. royo.- i-nquts olvida despues
l‘ :i:'= '. :-la para ‘."IIí¡)l't‘ á los rnlileos,
anlcn. I'--s::..'.¡ la por una mu
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-. ¿le nz: i-‘u-Ir. -‘t-Ll'i"t.Cl' ciento
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-I» d-«Éla. Vic-nulo v-t-n. (‘Olm
vieron -- . í solo tt‘ olío t-t - t tu "wie, y (‘Til lm-ntílv al lu ley
desu lnns. ó s: — la diu j-¡m Ii sorprenda-i‘ al sobe
ranó, lialnlíincl c-n lós- . -':í;"t' Vihh . ‘Dll N} llíirluí los
jirinrípc-s de . reino m, — zación-s _\ ¡|i“t't\'. - -.'l-'-'."“ que
N,‘ j‘t'ullllll_t." ., un ¡‘call-let r--I n .' aquel que duran-n- --l iio-a Ilrso de
ti». Ja di: s piílmsc. ailguzu. 0o.-. a- I‘ s . : s - . íscepló á ti, oli rr} wa arro
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ver-I n-lnr mas, ji r — a ¡ar en «¡l "l (‘spíriïu dn- l)ios,_
lla-in - vonfc: ¡a autor-f wi - h. el reino. Elnliílusnx In» otros
PIiW-¡"N - mapas. ii . ruscanvl-n ¡{nl/r — Jullspflllvl‘ al rey «un Daniel;
pi: "Illlll Miílziron - ¿rra la l’ -;--: . » u} >o—¡-cw'lia, cn aitinriun n que
i (-1 era ií- , y estalw
de . \ . trio «le ella. Yin-mln 05' v. cono
cieron -¡ nsolo ll'= «lío L!‘ -- - l Lu_.'""ll'-, y era lm-anh- ¡’i la ley
ileso ¡‘N15, o (<4 - la (IÍr-¡fl .-Z -i ' ‘ . '| ¡unes .'i somrvlnlc-r al sobe
rano, lnablántl en los .—...—. .--i.'— - - - umprc vivas . oh 21'} Díiriti! los
prínrtipo-s de . reino. ¡nngí-t .. í .: -- Li-lorcs y jueces. nurrmx que
Mt j'l".bllllli_t.'" .- un roaldurc-to, r'--.. . ¡ - - . . ¡quel queduiunlc e-l «in-curso de
t: -. ¡la di: s jiitliest‘ ailglmat rosa i: |‘- —. - a ' - PSCPlIlO á ti, oh r0} . sra arro
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cias á su Dios, segun tenia acostumbrado; mas sus enemigos que andaban es
piándole con el mayor cuidado, sorprendiéronle en este ademan, lo que bastó para
acusarle, y á tenor del decreto recien publicado, reclamar su castigo. El rey tuvo
mucha pesadumbre, y en su corazon se propuso salvar á Daniel,de modo que hasta
el ocaso trabajó para librarle; mas aquellos hombres penetrando sus miras, le di
jeron: sepas, Señor, que es ley de medos y persas el ser inmutable todo edicto
real. Entonces el rey dió la órden, y condujeron á Daniel, y le echaron en el lago
de los leones; sin embargo el rey pudo aun decirle estas palabras: tu Dios, á quien
siempre adoras , te librará. Enseguida trajeron una piedra que pusieron sobre la
boca del lago, y el rey la selló con su anillo, y con el anillo de sus magnates
como recelando de sus tramas, á fin de que nada pudiesen intentar contra
Daniel si Dios le libraba de los dientes de los leones. Con todo, vuelto á palacio
acostóse sin cenar, pues ni siquiera fue puesto delante de él manjar alguno, y en
toda la ateo/ce no pudo conciliar el sueño. Al otro dia muy de mañana, levantóse
y corrió al lago de los leones; arrimóse, y empezó a llamar á la víctima con llo
rosa voz: oh Daniel, decía, siervo del Dios vivo tu Dios, á quien rindes vasa
llaje , acaso él ha podido librarte de los leones‘? La voz de Daniel respondió al
punto: vive para siempre, oh rey! Mi Dios ha enviado su ángel, el cual cerró
las fauces de los leones, de modo que no me han hecho daño alguno; porque he" ‘
sido hallado justo delante de él. Respecto á tí, rey mio, cree tambien que no he
cometido el menor delito.
« Colmóse Dario de regocijo, y_mandó que sacasen a Daniel fuera del lago;
y cuando estuvo fuera, vieron que había quedado ileso, porque tuvo confianza
en su Dios. Enseguida, sus acusadores fueron traídos por órden del rey, y
echados con sus hijos y mugeres dentro el mismo Iago, segun ley de los persas,
siendo arrebatados por las fieras y triturados apenas tocaron al suelo. Enton
ces el rey Dario pasó esta circular á todos. los pueblos, tribus y lenguas de
su tierra: La paz se multiplique en vosotros: ha sido por mí decretado que en
-todo el imperio y reino que me pertenece, se respete y tema al Dios de Daniel,
porque el es el Dios viviente y eterno por todos los siglos, cuyo reino no será
destruido, y cuyo poder subsiste por una eternidad. Él es el libertador y el sal
vador, el que obra prodigios y maravillas en el cielo y en la tierra; él quien ha
librado a Daniel del lago de los leones!
a Despues de esto, Daniel permaneció con grande leonor durante el reinado de
Dario medo, y durante el de Ciro, rey de los persas.»
31.6 VlSlON DE BALTASSAB.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTORICAS.

El libro de Daniel tiene dos partes muy distintas, una histórica y otra profética.
Por la primera constan los sucesos principales de la vida del profeta; la segunda
comprende aquella serie de visiones incomparables , en las cuales se describe la
sucesion de los imperios que entonces habían de venir, la destruccion del uno
por el otro, y el estado de la Iglesia, cautiva y abatido antes del advenimiento
del divino Mesías; y sobretodo se anuncia el reinado de los Seleucidas, que fue
ron reyes de Siria, y de otros sucesores de Alejandro el Grande. bajo cuyo impe
rio la nacion judía debió de padecer graves y funestos percances; singularmente en
el reinado de Antíoco Epíphanes, el mas cruel, astuto y violento perseguidor que
tuvo jamás la religión, cuyo principal intento fue aniquilar si hubiese podido el
culto del verdadero Dios, al mismo tiempo que todas las señales y sentimientos de
piedad del corazon de los hombres. Bajo la figura de la inhumana persecución de
Antíoco, hállanse representadas las de Roma pagana, y tambien las del Antecristo
al fin del mundo.... Declara el tiempo preciso en que se había de efectuar la re
dencion del humano linage, la série de reyes que precederían al Mesías , _por sus
años contados; de manera que ningun otro profeta señaló con palabras mas deci
sivas el término de este rescate. Declara asimismo, que como el reino de Jesu
cristo se estableceria con el justo castigo de los judíos por su incredulidad y re
beldía, por el contrario produciría á todos los verdaderos fieles, salud, resurrección
gloriosa y eterna bienaventuranza.
Muchos hebreos dejan de incluir á Daniel en el número de los profetas, nó por
que no admitan sus profecías, sino porque habiendo vivido en palacio y ejercido
eminentes empleos en la corte, no profesó públicamente la manera áustera de
vivir que usaban generalmente los otros: basta empero que Jesucristo le diese
como le dió, en su Evangelio, el glorioso nombre de tal. Josefo añade que por Dios
fue llenado de gracias, y elevado al grado de los profetas mas eminentes; que tuvo
el favor de los príncipes y la aficion de los pueblos durante su vida , y que goza
de renombre inmortal despues de su muerte.
Los astrónomos modernos han encontrado en las profecías de Daniel altas re
velaciones sobre su ciencia, y entre ellas la indicacion del ciclo perfecto (c. 12,
LA CUEVA nn LOS LEONES. 317
v. ‘7, 11 y 12). He aquí como se espresa Mr. de Cbeseaux sobre esto:« entre mu
chos millares de-diferentes años,cl Criador escogió precisamente el de la muerte de
Jesucristo paraque se cumpliesen sus oráculos; y entre un número infinito de pe
ríodos é intervalos de tiempos, escogió los dos solos números que eran cíclicos,
pero de tal suerte, que su misma diferencia constituía ciclo perfecto y único.» Mr.
Cassini ha declarado asimismo, que todos los métodos para calcular los movimien
tos del sol y de la luna deducidos del ciclo de Daniel, y de la venida de los equi
noccios y del solsticio en el meridiano de Jerusalen , los halló perfectamente de
mostrados y conformes con la mas exacta astronomía. A
Qué fechas precisan las diversas fases de la vida de Daniel? Sin separarnos de
Calmet (Dicc. bist.- crít. de la Bibl.), corría al parecer el año 3398 del M., 602
antes de J. C., cuando fue llevado cautivo á Babilonia, y puede que la historia
de Susana recayese en 340]; esplicó el primer sueño de Nabucodonosor en
3402 y el segundo en 3434, y diez años despues aconteceria el milagro de
sus tres compañeros ilesos en el horno. En 3448 Dário el medo sucedió á Balta
ssar, y en 3456 (544 a. de J. C.) Ciro á Dario. El suceso del ídolo Belo y del
dragón, segun el autor de las Figuras de la Biblia, debe fijarse en el año del M.
3442, cuando el profeta tenia unos 56 de edad. Ignórase la fecha de su muerte;
en cuanto al lugar, parece fue Babilonia, segun S. Epifanio, por cuanto no pudo
dejar la córte de los persas á causa de los altos empleos que en ella desempeña
ba; otros creen que falleció en Susa, donde tuvo muchas visiones y pasó gran
parte de su vida. Benjamín de Tudela afirma haber visto aun su sepulcro en
Cbuzestan, que corresponde á la antigua Susa.
Los escritos de este profeta en hebreo y en caldeo, se han reconocido siempre
como canónicos; no así los que están en griego, pues fueron objeto de hartas
cuestiones durante los primeros siglos, y solo gozan cumplida autoridad despues
que se la dió el sacro concilio Tridentino. El testo referente á la historia de Susana
y á la del ídolo Belo y del dragon. es el que ha sido mas disputado, llegando al
A gunos á persuadirse
cusamos que
decir que las el Daniel dedeellas,
predicciones este es diferente
profeta, pordel
su verdadero Daniel. han
misma precisión, Es

concitado á una contra él la saña de los judíos modernos y la de los incrédulos


de todos tiempos, quienes pretenden serian obra de algun autor mas moderno, que
pudo presenciar los sucesos anunciados como futuros; mas contra este libre y
gratuito dicho, hay la tradición de los judíos, y el testimonio de escritores mas ó
menos cercanos á Daniel ; y hay ademas la circunstancia de haber sido su libro
incluso en el cánon judío, donde solo se admitieron los que constaban como ver
daderamente anteriores al reinado de Alejandro.
En la cronología de los últimos reyes de Babilonia de quienes este libro trata,
hay alguna confusión, emanada seguramente de la costumbre general de llamar
á unos mismos reyes con'diversos nombres segun los idiomas medo, caldeo ó per_
1. 80
318 DANIEL.
- Sa. Evilmerodach y Baltassar pasan entre muchos por una sola persona, supo
niéndose que la historia no reconoce sino un hijo de Nabucodonosor; y el mismo
P. Scío los identifica en su nota al v. 1, c. 14 de este libro. El autor de las Vin
dicias llama promiscuamente al referido Evilmerodach ó Merodach el Loco, con los
nombres de Niriglissor ó Nabóníde, citando á Josepho. Sinembargo, de la histo
ria resulta que Evilmerodach primogénito de Nabucodonosor, despues de regir la
nacion en los siete años de la enfermedad de su padre, reinó luego por solos dos,
muriendo víctima de sus propios deudos. Entre este y el Baltassar de la Biblia,
ocuparon aun el sólio caldeo Neriglísor ó Neregasolasar, y Laborosoarchod hijo
‘ suyo, príncipe odioso, que tambien fue asesinado á los pocos meses de mando.
Baltassar hijo de Evilmerodach, es el Naboned ó Labynite de Heródoto y el Na
boandel de Josefo. En Nitocris su madre, reina incomparable cual Semíramis por
sus altas prendas, encontró un robusto apoyo para gobernar la nacion; sin em
bargo los medos, usando de represalias con la ambiciosa Babilonia, avanzaron
contra ella, derrotando de paso a Creso rey de Lidia aliado de los caldeos, en los cam
pos de Tymbrea, y la tomaron despues de un cerco de dos años, habiendo logrado
torcer el curso del Eufrates por cuyo álveo penetraron en la ciudad , desamparada
hacia aquel lado. Naboned, viéndose de repente acometido por el enemigo en su
propio palacio, allegó algunos amigos,y salió espada en mano para contrarestarle,
pero fue víctima del mayor número. He aquí el fin que tuvo aquella sobervia
monarquía, en el año 538 antes de J. C., 50 despues de la ruina de Jerusalen y
de su templo, cumpliéndose las reiteradas predicciones de Isaías, de Habacuc y
de Daniel (l).

REFLEXIONES MORALES.

__-—

Si por un lado vemos en el impío Baltassar los oscesos mas culpables de la em


briaguez, seguidos de un ejemplar terrible de la justicia de Dios, que vengaba el
sacrilegio; por otra admiramos en Daniel el desinteres, la ímpavídez y la modes
tia que convienen á un profeta del Señor. Vemos de otra parte como la divina
providencia se ríe del poder de los reyes y grandes de la tierra, cuando son indig
(I) HM. de Babilonia, etc. por Fern. lloefer.
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vrsron DE BALTASSAR. 3l9
nos de poseerle. La impiedad y la filosofía escéptica podrán sublevarse cuanto
quieran contra el derecho divino que las desconcierta; pero no por esto Dios de
jará de tener siempre el cetro y la corona de 10s reyes en las manos de su provi
’ dencia, atento á derribar el trono del orgulloso y á hacer prosperar al rey mo
desto, pio y justificado.
Nabucodonosor es otro visible ejemplo de que Dios sabe castigar la secreta va
nidad del corazon, hasta rebajar al nivel de las bestias a aquellos que pretenden
enaltecerse sobre sus semejantes. a Este soberano, dice S. Bernardo, es una imá
gen del pecador: por su orgullo quedó sin reino, y asimilado a los irracionales;
- así tambien el hombre que pecando pierde la gracia, se asemeja a las bestias y á
los espíritus de las tinieblas. Sinembargo, Nabucodonosor levantó los ojos al Señor
despues de su desgracia,y logró ser reintegrado en sus pristinas calidades de hom—
brc y de rey; el pecador tambien luego que clama á Dios desde el abismo de su
miseria, logra no solamente eximirse del estado de bestia en que se hallaba sumi
do, sino pasar a la vida de los ángeles, y entrar en posesion de los celestes dones.»
Apenas Daniel ha llegado providencialmente á la cima de los honores, su vir
tud, primera causa de la gloria que disfruta, se ve sujeta a unaprueba paladina.
Las mas grandes dignidades de un vasto imperio, no logran contrastarle, y la
mas estrecha confianza de su rey, no alcanzaáamenguar la piedad cordial que aun
mas estrechamente le une con su Dios. Pero aquello mismo que constituye su
mérito á los ojos de Dios y del rey, es un hincapié por lo que mira álos hombres,
que enzela contra él alos grandes, y le espone á sufrir los ataques mas rudos á
causa de su fe. Pero Daniel es irreprochable; Daniel no deja de orar, y el Señor
desbaratará por si mismo la demasía y malicia de sus enemigos. De igual manera
el demonio se esfuerza sin cesar á atraernos Iéjos de Dios, hácia el amor de las
criaturas: feliz aquel que en medio de las tentaciones redobla su’ vigilancia y sus
oraciones, porque es imposible perezca mientras beba en la fuente de vida.
Dario nos muestra en su conducta, con qué facilidad los magnates se dejan pre
venir en contra de sus mas leales servidores, y tambien con qué desvelo un noble
carácter deplora la injusticia que ha sido arrastrado á cometer. El castigo de los
acusadores de Daniel y la nueva elevacion de este, son otra convincentísima
prueba de que el delito recibe pronto ó tarde -su castigo , y la virtud su recom
pensa, aun en este mundo.
ESTHER.

(Esther, todo el libro pusslm.)


s.

« Asuero, Aulajerjeas entre los griegos, imperaba desde la India hasta la Etio
pia sobre ciento veintisiete provincias. Al tercer año de reinado, para ostentar su
magnificencia, dió un espléndido banquete ó una séríe de convíles á la grandeza
del reino, que duraron ciento ochenta días. En los siete últimos, convidó á todo el
pueblo dentro el recinto del jardín y del bosque plantado por mano de los reyes,
cuyo recinto estaba lleno de toldos color azul celeste y blanco, y jacinto ó Cárde
no , sostenidos por unos cordones de bysso y púrpura, que pasaban por entre sor
tijas de marfil, y se ataban á diferentes colúnas de mármol. Sobre el pavimento
enlosado de pórfido y mármol de Paros, formando caprichosos dibujos amosaica
dos, había dispuestas tarimas de oro y plata, y los oonvidados bebian en vasos de
oro, y las Viandas se servían en vajilla siempre diferente. El último dia, estando
Asuero algo alegrillo, mandó por sus eunucos a buscar á la reina Vasthi, qué
separadamente ohsequiaba á las damas, deseando aquel que su hermosura fuese
vista de todos los convidados; pero como ella rehusára presentarse, se consideró
tan grave este desacato, que Asuero dió un edicto prohibiendo á la recalcitrante
esposa comparecer de nuevo á su real presencia, y ordenando se trasmitiese su
corona á otra mas digna de llevarla. Reunidas con tal objeto y preparadas de
antemano en palacio las doncellas mashermosas del reino, llevóse la preferencia
Edissa, por otro nombre Esther, sobrina de Mardoqueo del linaje de Jémini,
otro de los cautivos traídos de Jerusalen por Nabucodonosor. »
El lujo de banquetes que Asuero dió á sus vasallos, era muy conforme con los
hábitos de opulencia de las córtes orientales: gastos enormes, dice Scio, sin otro
fundamento que una ridícula vanidad y jactacia, que mirados con los ojos de la
sana razon y comparados con lo que esta nos dicta acerca de las obligaciones
de un rey, y de las reglas de un sábio gobierno, merecen ser solo considerados
como una disipacion intolerable, digna del mayor desprecio. Vasthi , insiguiendo
las leyes del país que no permitían á las mugeres de honor dejarse ver de per
sonas cstrañas, dió una prueba de honestidad y recato cuando resistió presen
tarse , si bien la Escritura parece condenar su desobediencia á las órdenes de su
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ESTHER. ‘ ‘ 321
real esposo. Véase por qué estrenos caminos la providencia quiso ensalzar á la
virtuosa Esther, cuyo influjo mas adelante debería salvar á su pueblo del ester
minioque le amenazaba. No puede dudarse que una providencia especial diri
gió este‘ matrimonio de Esther, la cual en él, como en todos sus actos, siguió el
movimiento del Espíritu de Dios. Consta sin embargo que detestaba el lecho de
los incircuncisos, y que habiéndose enlazado con Asuero, solo para obedecer á.
Dios y ser útil á su pueblo , tenia de sí una grande aversion á semejante matri
monio. Ella miraba con horror la corona, distintivo de su grandeza, y -las sober
vias galas con que por razon de su dignidad debia presentarse en las ocasiones
solemnes.
«La nueva reina calló su patria y nacion, á tenor de las insinuaciones de
Mardocheo, quien estando continuamente junto á la puerta del palacio, tuvo desde
luego ocasiou de prestar un eminente servicio, descubriendo el complot que Ba
gathan y Tbares, dos eunucos custodios de la dicha puerta, estaban urdiendo
contra la real persona; por manera que los criminales fueron ahorcados, y el su
ceso, atendida su importancia, se consignó en los anales de la nación en presen
cia del mismo rey.» '
Segun la version de los Setenta , esa conspiración fue efecto del ódio y envidia
que dichos eunucos ú oficiales concibieron contra la elevacion de Mardocheo, quien
empezaba yaá ser mirado en palacio como uno de los principales de la córte.
Nótese la sencillez con que Esther, pequeña y humilde á sus propios ojos, apesar
de verse levantada á la mayor gloria, defiere al consejo de su prudente y virtuoso
tio, considerándose muy dichosa de poder aun obrar de la manera misma que
cuando niña. Elocuente ejemplo para muchos grandes.
«Mas adelante, el rey ensalzó a Aman hijo de Amadathi, del linaje de Agag,
dándole preferencia sobre todos los magnates que asistían a su real persona; por
cuya razon los palaciegos doblaban la rodilla ante el favorito, y le adoraban;
solamente Mardocheo se resistió á este homenage, considerándolo propio única
mente de Dios. Aman luego que supo esto, concibió tal ojeriza al judío, que
resolvió vengarse esterminándole, no solo á él, sino á toda su nacion. Echadas
suertes para fijar el dia de ese esterminio, presentóse á Asuero y le dijo: hay es
parcido en tu reino un pueblo de gentes separadas entre sí, que observan leyes y
prácticas desconocidas, y lo que es mas, desprecian tus reales mandatos. Bien ad
viertes no conviene consentir en el reino tamaña insolencia; por tanto si te place,
decreta que sean esterminados, y puedes estar seguro de que entraré en tu erario
diez mil talentos en dinero, producto de las conflscaciones. El rey se quitó del dedo
un anillo que le servía para sellar, y se le entregó a Aman, del linaje de Agag, ene
migo de los judíos, diciéndole: el dinero que prometes, quede para ti; tocante á
ese pueblo, haz lo que te pareciere. Fueron pues llamados los secretarios reales,
ol dia trece del mes de Nisanj, y en nombre de Asuero escribieron por órden de
I. 81
322 ' asuma.
su privado á todos los sátrapas dd rey,y‘á los jueces de los varios distritos y re
giones, en los respectivos dialectos, paraque todo el mundo pudiese enterarse del
edicto._Selladas estas cartas con elanillo real, se espidierou por medio de co
rreos, marcándose el dia trece del mes duodécimo llamado Adar, para llevar á
cabo la ‘matanza de los judíos, mozos y viejos, niños y mugeres, y saquear todos
sus bienes. En Susan se fijó desde luego el edicto, entanto que el rey y Aman
por un lado celebraban‘ un banquete, y por otro los judíos se entregaban á la
afliccion. Mardoqueo especialmente, rasgados sus vestidos y cubierto de un saco ó
cilicio, esparció ceniza sobre su cabeza, y empezó á clamar enmedio de la plaza
pública, espresando toda la amargura de su corazon.» '
Aman cra amalecita, esto es de una nacion de que los judíos debían ser eter
namente enemigos irreconciliables. Por esta razon Mardocbeo rehusó constante
mente doblarle l_a rodilla; luego, cl homenage que aquel exigía, segun las palabras
de la oracion de Mardocheo (c. 13 v. 14), era una verdadera adoracion de latría,
que solo se debe á Dios. La principal causa del ódio implacable de Aman contra
el judío, fue segun el c. l? v. 6, el ser los eunucos anteriormente condenados ín
timos amigos suyos, y haber de comun concierto con él, conspirado contra la
vida de Asuero para pasar su corona á las sienes del magnate.
Los persas, como otras muchas naciones, pretendían conocer el buen ó mal
suceso de los negocios, por medio delas suertes, al igual que los romanos por los
agüeros y aruspicios. Scio.
«_ Cuando Esther supo la causa porque su tío hacia los sobredicbos estremos,
quedó consternada; y aunque el mismo la exortó- á presentarse al rey para in
tercer por su pueblo, cayó luego en la cuenta de que si alguien se presenta
ba en la real estancia sin ser llamado, era muerto sin remision , á menos que cl
rey estendiese su cetro hácia él como señal de clemencia. Con todo eso, visto un
nuevo recado de Mardocheo, decidióse á arrostrar las consecuencias de tan com
prometido paso, á cuyo objeto se preparóé hizo que aquel la imitase con todos
los judíos de la ciudad, ayunando por tres días y rogando á Dios que la asistiera.
Al tercer dia púsose sus vestiduras reales, adornóse de sus ricos aderezos, y des
pues de invocar á Dios gobernador y salvador de todos, salió apoyada en una de
sus camaristas, como que se caía de pura lauguidez, y seguida de otra que sostenía
la cola dc su vestido. Bajo la color de rosa del semblante, y la gracia y nitidez de
los ojos, encubria un corazon tristísimo, compreso de cscesivo temor. Así fue atra
vesando una tras otra las puertas del alcázar, hasta ponerse en presencia del rey,
el cual ocupaba el real solio cubierto con su régia Vestidura, resplandeciendo todo
de oro y pedrería con tal magestad, que su aspecto infundía terror. Alza la vista,
y en sus ojos irritados píntase el enojo que le causa aquella visita: la pobre Esther,
demudado el color en palidez, siéntese desmayar y melina su vacilante cabeza so
bre la doncella que la acompañaba. Entonces Dios trocó el corazon del rey, incli
ssruirtt. 393
irándole a la dulzura, el cual apresurado y temeroso saltó del trono, y cogiendo á
Esther entre sus brazos hasta que hubo vuelto en sí, la acariciaba con estas pala
bras: qué tienes, ‘Esther? Yo soy tu hermano; depon todo temor; no moiirasaesta
ley no comprende a la reina.Acémate y toca el cetro.— Como.aun ella no contestasc,
tomó su cetro de oro y se lo impuso sobre el cuello, y besándola añadió: porqué no
me hablas‘? Entonces respondió Esther: Señor, al verte me pareciste como un ángel
de Dios, y con lo imponente de tu magestad quedó conturbado mi corazón; por
que tú, oh Señor, eres admirable en cstremo, y rebosa en gracias tu semblante.
Diciendo esto desmayóse de nuevo, y quedó casi inerte; con lo cual el rey se acon
gojaba, mientras sus ministros procuraban confortar á la aflijida Esther. Por últi
mo, mostrándose Asuero sumamente oficioso, concluyó ella por invitarle á un ban
quete particular, acompañado de Aman. Aceptó el rey, y fue consu ministro al
convite que la reina habia dispuesto. Despues que bebió anchamente,dijo á su es
posa: qué quieres se te de? cuál es tu pretensión? Aunque me pidas la mitad de
mi reino, la obtendrás. Esther limitóse á invitarle a otra comida para el dia si
guiente, con el mismo Aman, prometiendo que entonces le espondiía sus deseos‘.
a No cabe ponderar la ufanía y satisfacción del privado cuando salió de este
banquete; mas todo su gusto trocóse en furia, cuando al pasar por delante de la
puerta del alcázar, vió a Mardocheo que no le hizo acatamiento alguno, ni si
quiera se movió del asiento que ocupaba. Fuése disimulando la ira hasta su casa:
llegado á ella, reune á sus amigos y á Zarés su esposa, y les hace presente cuán
grandes son sus riquezas, cuán numerosos sus hijos, y el alta gloria á que su rey
le ha encumbrado sobre los demás grandes y cortesanos: la misma reina, añade, a
nadie mas que á mi ha dispensado el honor de convidar a un banquete con el rey,
y mañana mismo debo asistir a otro. Todas esas satisfacciones empero nada me
parecen, mientras viere al judío Mardocheo que sigue sentado á la puerta del real
alcázar; ltespondiéronle Zarés y sus amigos: manda preparar un gran madero, de
cincuenta codos de alto, y dí mañana al rey que sea en él colgado Mardocheo,
con lo cual irás contento á la comida. Agradado del consejo, mandó preparar el
madero, el cua! era mas afrcntoso cuanto mas alto.»
Qué poco basta, esclama el P. Scio, para amargar todas las vanas satisfaccio
nes que el sobervio y ambicioso halla en lo que da fomento á su sobervia y ambi
eion! así se ve la debilidad del cimiento en que se fundan. Dios hace que el or
gullo mismo sea la pena y tormento del orgulloso, por la impaciencia, despecho,
cólera y deseos de venganza que este pecado enciende en su corazón. Por este
camino la divina justicia empieza á castigar al impío Aman.
« El rey estuvo desvelado aquella noche, y para entretenerse, mandó que le
leyeran las historias y anales de los pasados tiempos. AI llegar á aquel pasaje
donde se refería como Mardocheo descubrió el complot que los eunucos Bagathan
y Thares habían tramado contra la vida del rey, csclamó: qué ‘premio úhonor
324 ESTHER.
recibió Mardocheo por tamaña lealtad? Ninguno, que sepamos, proporcionado
á ella, respondieron sus cortesanos. Quién anda por el antecámara? repuso el rey.
Aman acababa de entrar en la pieza mas inmediata á la real estancia, muy pre
parado para conseguir de su soberano que mandase colgar en el ya levantado pa
tíbulo á Mardocheo. Llámale Asuero y le dice: ¿qué debe hacerse con un hombre
á quien el rey desea honrar‘? El ministro, pensando desde luego se trataba de el,
respondió: la persona á quien el rey desea honrar, deberá ser vestida con el vestido
del rey, salir montada en un palafren del rey, llevar en su cabeza la real corona,
y el primero de los príncipes y grandes de la corte, tomada del diestro su cabal
gadura, le paseará por la plaza de la ciudad, publicando y diciendo en alta
voz: así se honra al que el rey quiere honrar! Responde el rey : pues date prisa;
toma el manto, el caballo, y todo eso que has dicho ejecútalo en el judío Mardo
cheo, que está á la puerta de palacio; y cuenta con no omitir nada de tu programa!
No había mas remedio que obedecer: el orgulloso magnate tuvo que honrar por si
nzismo, y segun su dic/zo, al hombre á quien tanto abominaba. Luego empero de ter
minada la ceremonia, corrió á su casa sollozando, cubierta la cabeza, y estando
reunidos Zarés y sus amigos, relirióles todo lo sucedido. Aquella y los sabios que
tenia por consejeros, respondieronzsi es del linaje de los judíos ese Mardocheo ante
quien has empezado á caer, tén por segura tu pérdida. »
La falta de sueño del rey, debe mirarse como circunstancia sobrenatural, mien
tras la divina providencia iba disponiendo los medios para la conservacion de los
inocentes y la muerte trágica de los culpables. Dios velaba por la salud de su pue—
blo, en tanto que Aman se desvelaba por su esterminio. La ambicion cruel de este
hombre sobervio, le tenia muy despierto para prevenir el dia, y entrar el primero
á, hablar al rey ‘y pedirle la muerte de aquel judío que aborrecía; pero el Señor,
que toma bajo su proteccion á sus siervos, habia madrugado mas, volviendo el
corazon de Asuero á favor de Mardocheo, y haciendo que todo se convirtiese en
confusion de Aman, y que este honrase y llevase en triunfo á aquel mismo cuya
muerte iba á solicitar. De este modo se burla el gran Dios de israel, de la vanidad
y locura dc todos los designios y proyectos de los enemigos de su religion y de su
pueblo. Scio.
«Todavía Aman y los suyos estaban hablando , cuando llegaron los eunucos
reales, y le obligaron a ir inmediatamente al banquete de la reina. Esta vez como
la. anterior, estando Asuero ya algo enardecido por el vino, dijo á Esther: qué pe
ticion es la tuya‘? qué quieres se te conceda? Aunque me pidieres la mitad del
reino, la obtendrás. Entonces su esposa le contestó así: si he hallado gracia á tus
ojos, 0h rey, como sea de tu agrado salva mi vida, por la cual te ruego, y la
de mi pueblo, por el cual te imploro; porque así yo como el pueblo mio, estamos
condenados á la ruina, al degüello y al esterminio. Ojalá siquiera íuesemos vendi
dos por esclavos y esclavas. porque el mal sería tolerable; yo entonces gemiría en
° ESTHER. 325
silencio; pero ahora tenemos por enemigo á un hombre cuya crueldad redunda
contra el rey! Quién es ese, esc-lamó’Asueró, y qué poder es el suyo para atre
verse á talesycosas? Respondió Esther: ese perseguidor y atroz enemigo nuestro, alzí
le tienes, es Amant! El favorito al oír estas palabras, quedó aturdido no pudiendo
sufrir las terribles miradas del rey y de la reina. Enaquel punto levantóse Asuero,
y pasó del lugar del convite a un jardín inmediato que estaba plantado de árboles.
Aman ‘se levantó tambien, y fue á postrarse sobre la tarima en que la reina á usan
za oriental estaba recostada durante el banquete, con ánimo de implorar de ella le
salvase la vida; mas como el rey volviese luego á entrar, al ver al magnate enaquel
ademan, esclamó: aun contra la persona de la reina se atreve, en mis barbas y en
mi propia casa! No bien acabó de preferir estas palabras, cubriéronle á Aman la
cara, como indigna de ver el rostro del rey: enseguida Harbona, uno de los eu
nucos de servicio, dijo: en la casa de este hay un pat.íbulo de cincuenta codos,
que había hecho preparar para Mardocheo, aquel que descubrió la conspiración
contra el rey. Colgadle en él! respondió Asuero: y cumplida esta sentencia se
aplacó su enojo.
«A consecuencia de los anteriores sucesos, obtuvo Mardocheo singulares hon
ras y prerrogativas. Por influjo de la reina, todas las anteriores disposiciones con
tra los judíos fueron revocadas, y Asuero con tal objeto escribió á sus delegados
de las provincias: Sabed que Aman, hijo de Amadathi, macedonio de corazón y
de origen, con su crueldad amancillaba nuestra clemencia: no obstante de ser es
trangeró, fue acogido por nos, y le dispensamos ‘tantas señales de benevolencia,
que era llamado nuestro padre y venerado de todos como el segundo despues
del rey. Mas subió á tal punto la hinchazón de su arrogancia, que maquinó pri
vamos del reino y de la vida, ideando con nuevas é ináuditas cábalas la muer
te de Mardocheo, a cuya fidelidad y buenos servicios debemos la vida; y la de
Esther nuestra consórte en el reino, con toda su nacion, bajo el plan de que
muertos ellos y quedando nos aislado, podría con mayor holgura ponernos acc
chanzas y trasferir á los macedónios el reino de los persas. Mas como hayamos
hallado agenos de culpa á los judíos, que el mas protervo de los mortales con
denó a muerte, y al contrario juzgamos que las leyes por qué se gobiernan son
justas, y que son hijos del Dios altísimo, máximo y siempre viviente, por cuyo
beneficio el reino nos fue otorgado á nuestros padres y á nos, y conservado hasta
el .dia de hoy: por ende entended que son nulas las cartas que aquel espidió en
nuestro nombre, por cuya maldad así él , que la fraguó, como toda su parentela,
penden col'gados en patíbulos ante las puertas de esta ciudad de Susan, no siendo
nos, sino Dios, quien les ha dado su merecido. Este edicto que ahora espedimos,
pregónese en todas las ciudades, paraque sea lícito á los judíos seguir rigiéndose
por sus leyes.» <
Asuero mandó en el mismo edicto, que todos sus vasallos celebrasen una fiesta en
l. 82
326 Esïnnn. '
conmemoracion de haberse librado» de muerte él mismo y la reina su esposa, y
tambien porque Aman y todos los que conspiraban contra la vida de ambos. fue
" ron en él castigados. Por este medio se propagó en toda aquella multitud de gen
tes y naciones sujetas al imperio de Asuero, la gloria del santo nombre del Dios de
Israel, y la proteccion que dispensaba á su querido y adicto pueblo.

OBSERVACIONES CRÍTICO-HISTÓRlCAS.
___——

Hay desacuerdo entre los historiadores acerca el tiempo, en que acaecieron los
precedentes sucesos, y para deslindar qué rey fuese el que aquí se llama Asuero.
Muchas de las circunstancias del texto, parecen convenir precisamente á Dário
hijo de Hystaspes: el ser el primero que reinó desde la lndia á la Ethiopia, el ha
ber restaurado su capital Susa , sujetado las islas, é impuesto tributo á las nacio
nes, hácia el año duodécimo de su reinado. Añádase lo que Josefo cuenta del sun
tuoso festín que dió á los gobernadores de sus 127 provincias, y lo que se lee en
el capítulo último de este libro, donde el rey confiesa deber su imperio al Dios de
Israel; cosa muy consecuente con el voto que Dario hizo para llegar al reino, y
aun mas con el edicto que publicó para la restauracion del templo de Jerusalen
(l.° Esdras, 6, 3). Este último rasgo sin embargo, que acredita no cortas sim
patías á favor de las judíos,así como la nobleza de carácter y justificacion general
mente reconocidas en Dário, concilianse muy poco con los diferentes actos de‘ Asuero;
y por lo mismo otros autores creen identificar mejor á este con Jerjes, sucesor de
Dario, el que mandó azotar el mar por desobediencia á su magestad , y que dió
un decreto ofreciendo recompensas á quien inventase una nueva forma de de
leite. Como en apoyo de esta opinion, se ha creído ver alguna analogía entre
el nombre de Jerjes y el de Asuero ó Ahasveros, que desnudo de vocales postizas
en su pureza hebraica debe leerse Ac/zscltersch ó Ksclzersclz. El v. I, capitulo úl -
timo de este mismo libro, le llama Antajerjes; pero segun el P. Scio semejante
nombre fue promíscuo de todos los soberanos persas, así como el de Asuero lo
fué de los modos. Añaden á este propósito los editores alemanes de un tratado de
Hist. Univ., que no debemos estrañar esta diferencia de nombres en los reyes
persas, segun el idioma caldeo y el suyo, porque propiamente no eran mas
que títulos y sobrenombres que tomaban despues de su exaltacion. La opi
asuma. 327
nion comun, añade Scio, de que este Asuero fué Dario hijo de Hystaspes,
aunque no deja de tener sus dificultades, es la mejor que podamos seguir,
por cuanto en aquellas cosas de que no cabe tener un conocimiento cierto, parece
razonable no abandonar lo que parece mas verosímil, y que está mas comun
mente recibido.
Enmedio de tal perplejidad, ya se concibe cuán dificil sea precisar fechas: el
P. Amat, ignoramos sobre que base, señala á los primeros sucesos el año 3383
del M. y 621 antes de J . C.; pero el autor de las Figuras y Calmet, fijan el 3486
del M. y 514 a. de J. C., precisando la revocación del edicto al 3495 y 505 res
pectivamente. Con arreglo a la historia, Dario 1.° reinó 36 años, desde 522 á
486 antes de J. C., y Jerjes 21, hasta el 465. Por lo demas, la veracidad de los
sucesos contenidos en el’ presente libro no puede disputarse, ya porque la sina
goga le admitió y reconoció siempre entre los suyos mas autorizados y canóni
cos, ya tambíen por la especial circunstancia de que, de él y de los mismos su
cesos trae origen la fiesta de Plzurínz ó de las Suertes, que en memoria de su
libertad, y aludiendo á la suertes echados por Aman para fijar el dia del ester
minio de los judíos, instituyeron estos y celebraban aquel dia mismo, ó sea el 14
yel 15 del mes de Adar: de manera que ya con anterioridad a los Macabeos, ha
llábase establecida en Jerusalen segun Josepho (lib. 1.° contra Appion), y aun
actualmente se consigna en el calendario hebreo. La sencillez noble con que esta
historia se halla escrita, dice Scio, oscurece todo lo que podría decir la elo
cuencia de los primeros oradores. Es el Espíritu Santo el que habla, de una ma
nera que se insinúa dulcemente en el corazon de aquellos que no estan domi
nados de la ambicion ó el temor. ’
Susa ó Susan, antigua capital de la Susiana ó país de Elam (Persia), al
zábaseá orillas delEuleo, junto al local de la moderna Schuster, provincia de
Khuzistan, donde quedan aun parte de sus ruinas. En razon a la buena tempera
tura que disfrutaba en invierno. servía de residencia á los soberanos durante
aquella estación, pero la violencia de los calores les obligaba despues a trasladarse
á Ecbátana. El nombre hebreo de Susan significa lirio.
3 28 nsrnrsn.

REFLEXIONES MORALES.

«Es supérfluo proponer á Mardocheo y á Esther corno dos modelos de la pie


dad rnas pura, enmedio de la corrupcion de la corte y de los mayores peligros.
Ellos triunfaron de la falsa y cruel política del ministro Aman; y este hombre
sobervio hallo su ruina juntamente con la de sus complices, por los mismos
medios que queria emplear parael eslerminio de los que aborrecia. Ninguna cone
xion, ninguna necesidad podrá justificar la vana complacencia que los grandes
hallan en sí mismos, en su poder, en sus tesoros y en las insignias de su gran
deza, cuando vean que una de las mas poderosas reinas del mundo detesta y
mira con horror Io que era el distintivo de su gloria, regocijándose en el Señor
su Dios, y ofreciendo toda su exaltacion, sus bienes y aun su misma vida, como
materia de un sacrificio muy digno cuando se trataba de esponerlos por su reli
gion y por su pueblo.
' «Los Padres con S. Jerónimo, reconocen en la santa reina Esther una her
mosísimaimágen de la Iglesia, al principio desconocida, la que como un pe
queïío arroyo, creciendo despues en caudaloso rio, riega y fecunda toda la tierra,
y cuyas dotes y virtudes hacen resaltar mas y mas las mismas persecuciones á
vista dc todos. El divino Esposo, repudiada la orgullosa sinagoga, que Vasthi
representaba, la ensalza y llena de triunfos con la muerte del cruel Aman y de
todos los tiranos que vanamente intentaron oprimirla. Scio.
Nunca debe perturbarse el hombre que tiene fé, por mas que triunfando el
malvado y constituyéndose perseguidor de su virtud, insulte sus creencias, y
blasfeme contra su Dios. Este malvado es un ciego á quien bastardas pasiones
agitan é impelen hacia el abismo, en el propio momento en que se lisonjea de
haber llegado á la cumbre dc sus anhelos. Pónese él mismo la venda en los ojos,
hasta el punto de no saber hacia donde se dirige. Dios solamente, Dios en su
infinita sabiduría es quien lo sabe, es quien le conduce por su justo enojo, dc
suerte que’ mientras el cuitado discurre hallarse en via de una brillante prospe
ridad y ápunto ya de lograrla, solo alcanza una estrema confusion, y queda
castigado por donde quiso pecar. La cuchilla que levantó osadamente sobre la
cerviz de aquellos cuya ¡’mica falta consiste en haber dado sombra ásu ambi
rsrnen. 329
ción, á su cupidez, ó á sus costumbres desarregladas, cae inexorablemente so
bre él propio, paraque naciones y familias entiendan á la par, que existe una pro
videncia atenta á los clamores de la inocencia y a las iniquidades del impio
egoísmo.
Por la conducta de Asuero, vemos que cuanto mayor es la autoridad, mas
esposicion hay de quedar envuelto en las intrigas y amaños de los pícaros, los
cuales por el mismo hecho de serlo, no vacilan en apelar al embuste, á la
hipocresía, á la corrupción, y hasta á los manejos mas viles para salirse con
la suya. En este concepto escribía S. Bernardo al papa Eugenio lll, segun la
libertad de sentimientos que podía con él usar: «una falta hay, beatísimo
Padre, muy comun entre los grandes, de la cual si pudieseis eximiros seriais
superior á todo elogio; hablo de la credul-idad escesiva, mal tan sútil y peli
groso, que en mi tiempo no be hallado príncipe alguno ni magnate que fuese
asaz vigilante y circunspecto para evitarlo enteramente. >> El Espíritu Santo nos
dice á_ todos, pero singularmente á los potentados de la tierra: sed prudentes
como la serpiente, y sencillos como la paloma; prudentes para no esponeros á
caer en engaño y sencillos para no engañar.
Parece maravilla que un príncipe idólatra hable del Dios todopoderoso, ene
migo de sus falsas divinidades, en los términos que lo hace Asuero en su se
gunda carta; pero debe atenderse que esta carta fué de órden del rey mismo
escrita por Mardocheo y Esther, los cuales naturalmente hicieron hablar á su
príncipe el lenguaje de la justicia y la verdad, para dar gloria á la magestad del
Dios omnipótente. Por lo demás, esa manera de producirse no era del todo im
propia de los soberanos de Persia, quienes si bien yacian sumidós en las sombras
del paganismo, reconocieron no pocas veces la pujanza del Dios altísimo y eterno.
Nabucodonosor, cuando el Señor hubo castigado su orgullo con una enferme
dad degradante, proclamó cón brio «que el rey de los cielos era real
mente digno de ser alabado y glorificadó; porque todas sus obras son verdade
ras, y sus vías están llenas de equidad; y porque sabe abatir á los orgullosos.»
EPÍLOGO.

El señorío de los persas fue mas tutelar que opresor para los judíos: bajo el
mismo recobraron su libertad, precisamente á los setenta años de cautiverio, se
gun los profetas hablan vaticinado, y el gran Ciro que les dió este permiso, de
volvióles al mismo tiempo los vasos sagrados, que robara del templo Nabucodo
nosor.Aquellos pues que en uso de tal permiso se restituyeron á sus hogares, vie
ron aun días felices en los de Zorobabel, Esdras y Nehemias, á la sombra de
sus leyes, y al arrimo del santuario que lograron reedificar.
Mas adelante, Alejandro el Grande hijo y sucesor de Filipo rey de Macedonia,
despues de vencer á los griegos y avasallar toda el Asia Menor, tendió sus mi
ras de conquista hácia el Egipto y la Persia, y con igual objeto avanzó con-_
tra Jerusalen. Proponíase llevarlo lodo á sangre y fuego, y saquear el templo;
pero habiéndosele atajado el sumo sacerdote Jaddo, trocóse de tal modo delante
de este, que lejos de obedecer al impulso de su ira, fué como dicen los historiadores
profanos, á ofrecer víctimas en el mismo templo para el dichoso suceso de sus
armas. '
Muerto este conquistador, sus generales depusieron á la real familia, y se re
partieron el imperio. La Judea, unida en un principio al Egipto, pasó algo des
pues como dependencia de la Siria,á manos de Seleuco, príncipe tolerante, no
menos que su sucesor el grande Antíoco; pero Seleuco Philopator empezó ya
a hostigar álos israelitas. Codicioso de riquezas, exigió del sacerdote Onias
le entregase las sumas que se conservaban en el templo; pero negándose aquel
anciano, Heliodoro se presentó para arrebatar el tesoro sagrado, cuando al
punto dos ángeles en figura de bizarros mancebos, se lanzan contra este sacri
lego, y le dan un cast.igo merecido y ejemplar azotándole hasta dejarle mori
hunde.
Mas perverso el cruel Antíoco Epiphanes, condenó al anciano Eleazar, y a siete
hermanos conocidos por los Macabeos, con un gran niunero de sujetos de la na
eion judía, á diferentes suplicios por no haber querido repudiar su ley santa co—
_( ______.......———,,.._—......___-——.___,_,_ r___-——-_¡

EPÍLOGO. 3'31
miendo de manjares vedados. Surge entonces el valeroso Mathathias, intrépido
vengador -del oprimido pueblo, el cual secundado por sus hijos Judas, Jonathás,
Juan, Eleazar y Simon, organiza‘ un pequeño ejército de hombres resueltos, dis
puestos á morir mil veces antes que someterse al capricho de un tirano. En
efecto, su cansa protegida por Dios tuvo los mas felices logros: los judíos pre
varicadores fueron condenados, los altares destruidos, y la ley quedó vindicada
contra el poder de los gentiles y la prepotencia de los reyes. _
Judas Macabeo puso el sello á esta emancipación gloriosa, arrollando sucesi
vamente bajo los golpes de su espada, a Apolonio, Seron, Nicanor, Gorgias y
Lysias, todos generales de Antíoco, y á Nicanor que. lo fué de Demetrio, suce
sor de Antíoco. iguales triunfos reportaron despues de él sus dos hermanos,
Jonathás, en cuya persona reuniéronse los títulos de pontífice y de general, y Si
mon, que gobernó con acierto, sabiendo mantener la independencia de su na
cion, y hasta llevando á cabo ciertas alianzas que le hicieron poderoso y temi
do á sus enemigos.
Juan, hijo de Simon, gobernó por espacio de treinta y unaños, labrando la
dicha de Israel. Roma sinembargo desplegaba su pujanza, y á ella no pudo resistir
Aristóbulo, el 2° entre los sucesores de Juan, quien aherrojado por Pompeyo, fué
llevado prisionero á Roma junto con sus hijos Alejandro y Antígono; y si bien
Julio César para debilitar el partido de Pompeyo le volvió la libertad, nada
pudo en favor de los'suyos, por haber muerto envenenado á poco tiempo.
Hacia esta época fuó cuando Herodes, gobernador de la Siria Baja, se pose
sionó de Judea, y por servicios hechos á Cesar obtuvo el título de rey (le
ella. Su reinado sera eternamente memorable por el nacimiento de N. Sr. Jesu
cristo, el divino reparador, que vino á la tierra apenas Augusto, proclamado
emperador de Roma, hubo cimentado una paz universal.
Jerusalen y la nacion judia subsistieron aun algun tiempo despues de pu
blicado el Evangelio por los apóstoles y los discípulos del Salvador; pero dis
cordias intestinas y varios conatos de rebelion contra el poder de la metrópoli,
declararon al fin una guerra decisiva, en que la peste y el hambre acabaron la
obra de la espada. La ciudad deicida cayó, sin que quedase de ella piedra sobre pie
dra, segun anunciaron los divinos labios; al templo no le cupo mejor suerte, y
aquel pueblo que no había vacilado en mancharse con la sangre de los profetas,
y que sacrílegamente acababa de derramar la del Hombre Dios, despues de
desecharle como Mesías; fué definitivamente lanzado de su país, de aquella
tierra de promision tan codiciada, y reducido á la precaria sitnacion en que
le vemos hace ya diez y ocho y medio siglos.
332 ’ EPÍLOGO.

Ese período histórico, desde el regreso del cautiverio hasta la destruccion


de Jerusalen y la dispersion de los judíos, abraza 672 años, á contar del 536
antes de J . C. en que tuvo lugar el primer suceso, hasta el 136 de J. C. en
que se cumplieron los últimos. Alejandro el Gran(le llegó á Jerusalen el año
a. de J. C. 333; la persecucion de Antíoco empezó el 1'70; Judas Macabeo
se alzó cuatro años despues, y la conquista romana data del año 37 antes
de J . C.

Es preciso leer la historia de las diferentes naciones, durante el siglo que prece
dió inmediatamente á Jesus, para concebir el esceso de embrutecimiento y furia
á que se entregan los pueblos y los reyes cuando llegan á abandonarse á su capri
cho, dejando en olvido sus deberes. Casi todas las dichas naciones durante dos
siglos, no presentan en sus anales, salvo algunos laudables esfuerzos en pro de
las letras y ciencias, mas que horrores, deprecaciones, asesinatos, orgias cra
pulosas y suplicios inauditos. La sola familia de los Macabeos brilla en su
esplendente aunque fugaz carrera; pero aquellos varones esforzados, cuyo celo
por la religion unido a su amor patrio, procuró aunque en vano operar la re
generación de los judíos, viéronse suceder en la ciudad santa por un estran
jero que ocupó el trono de David. Atendiendo a la profunda humillación de los
' judíos y á sus escesos deplorables, fuera imposible considerarles como herederos de
las promesas hechas á Abrahan, sino supiésemos que estos desórdenes, esta deso
lacion, habían ya sido de mucho antes anunciados y publicados por los profetas del
Señor. Las semanas de Daniel tocaban a su término: cumplíase la notable pro
fecia segun el sueño de Nabucodonosor; pues el cuarto en órden de los imperios
destinados á abarcar el señorío de la tierra, el imperio romano, se estendia ya por
todos los países entonces conocidos; mas esa misma nacion distaba mucho de
poseer‘ las virtudes para ello necesarias, y aquellos que íiguraron como prime
ros entre los ciudadanos, lo fueron en dar ejemplo de los vicios mas vergon
zosos. Roma pagana consigna el poder á manos de César, el cual bajo el nom
bre de Augusto y bajo el dictado de emperador, queda siendo único dueño del
imperio. Vencedor por mar y tierra, todo el universo vive tranquilo bajo su
mando, en el momento en que Jesucristo, lujo de Dios, viene á la tierra!

FIN DEL TOMO PRIMERO.


ÍNDICE.

Introducción. . . . . . . . . . . .
Creación. Resultas del pecado original.
Diluvio. Noé. . . . . , 13.
Abrahan. Su vocación. 22.
Abrahanylostresángeles. . . . . . . . . . . . . . . 31.
Incendio de Pentápolis. Nacimiento de Isaac. Abrahan despide á Agar. 38.
Sacrificio de Isaac. Fallece Sara. Abrahan compra una sepultura . . . k7.
Enlace de Isaac con Rebeca. Nacimiento de Jacob y Esaú. Muere Abrahan . 5h.
Isaac bendice á Jacob. Sueño misterioso de este. Sus servicios en casa de Laban. 6h.
Regreso de Jacob. Raquel hurta los ídolos á su padre. Sinsabores del patriarca . 71.
Joseph vendido por sus hermanos. Judá y Thamar. . . . . . . . . . . . 78.
La muger de Puliphar. Joseph interpreta los sueños de Pharaon. Es nombrado su
perintendente de Egipto, y recibe la mano de Aseneth. 8h.
Los hermanos de Joseph pasan á comprar víveres. La copa encontrada en el saco
deBenjamin....................... 93.
Joseph se dá á conocer á sus hermanos. Entrevista con Jacob, é instalación de toda la
Joseph
familiaenEgiptm.
presenta su padre á Pharaon. Los hijos de Jacob bendecidos por el anciano. 101.

Última época de la vida de Joseph. . . . . . . . . 107.


Moisés. Primeros años. La zarza ardiente. Milagro de las diez plagas. . H7.
Salida de los hebreos. El maná en el desierto, y el agua de la peña de Iloreb. 127.
Las dos tablas de la ley. Promulgación del decálogo. Alianza de Dios con su pueblo. . 136.
Becerrode oro. Nuevas tablas. Erección del tabernáculo. . . . . 146.
sacrificios dc los hebreos. Pcrcances y sediciones en el desierto. Fallecen María y Aaron. 155.
Serpiente de bronce. Balaam el adivino. Prcvaricacion del pueblo. Últimos actos y
muerte de Moisés. . . . . 166.
Josué. Sus próezas. Primeras conquistas en Canaan. . 18! .
Los Jueces. Débora. Muerte de Sisara . 192.
Gedeon. Voto de Jephté. . 200.
Sansónylosfilisteos. . . . . . . . . . . .. . . .. 207.
Heli y Samuel. El arca perdida y recobrada. Lides con los filisleos. ‘.216.
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u. ínmcz.
Reyes. Saul ungido por Samuel. Nuevas guerras. Reprueba Dios áSaul á causa de su
desobediencia. 221i .
David. Odioy persecución de Saul. Derrota de este. . . . . . . . . . . 238.
Reinado de David. . 252 .
Ancianidad de David. Grandeza, y apostasía de Salomon. Es edificado el templo. . . 269.
Cisma y division del reino. El profeta desobediente. . . . . . . . . . . . 282.
Joás consagrado y proclamado rey. . . . . . . . . .. . . . . . . ». . . _289.
Tobías”..........................29h.
Judith y Holofcrnes. . . . . l . . 303..
Daniel. Vision de Baltassar. La cueva de los leones . . . . . . . . . . . 311.‘
Esther. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319.
Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330.

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Ancianidad de David. Grandeza, y apostasia de Salomon. Es edificado el templo. . . 269.
Cisma y dívision del reino. El profeta desohedíente. . . . . . . . . . . , 282.
Joás consagrado y proclamado rey. . . . . . . . . ., . . . . . . -. . . 289.
Tobías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29h.
Judith y Holofernes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303..
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