Larry Laudan

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Larry Laudan

Larry Laudan es uno de los filósofos de la ciencia contemporáneos más


destacados. Desde 1964 ha sido profesor e investigador en los más
prestigiados departamentos de filosofía y de filosofía e historia de las
ciencias (Cambridge, Pittsburgh, Londres, Cornell, Chicago, Rochester,
Minnesota, Hawaii, MIT, entre otros). En 1972 fundó el departamento de
historia y filosofía de la ciencia de la universidad de Pittsburgh, del cual
fue director en dos ocasiones entre 1972 y 1977. En esa misma universidad
fue director del Centro de Filosofía de la Ciencia hasta 1981. Actualmente
es investigador visitante en nuestro Instituto y profesor en el posgrado de
filosofía de la ciencia de la Facultad de Filosofía y Letras y del propio Instituto. Ha sido editor y
miembro de comités editoriales de varias de las más importantes revistas de filosofía, tales como
Philosophy of Science, Studies in History and Philosophy of Science, American Philosophical
Quarterly y History of Philosophy Quarterly, entre otras. También ha dirigido varias series de libros
de filosofía de la ciencia. De 1993 a 1995 fue presidente de la American Philosophical Association.

La influyente obra filosófica de Larry Laudan comprende varios libros, más de cincuenta artículos
en las más prestigiadas revistas de filosofía, además de numerosos capítulos en libros especializados
y de varias antologías que ha coordinado. Entre sus libros más importantes están Progress and its
Problems, publicado originalmente en 1977 por University of California Press, que ha sido
traducido a varios idiomas (italiano, francés, español, chino y japonés) y reimpreso en varias
ocasiones. Es precisamente este su primer libro que da motivo al Coloquio que ahora organizamos,
a 20 años de distancia de su primera publicación. Posteriormente publicó Science and Hypothesis
(D. Reidel, 1981), Science and Values (University of California Press, 1989), Science and
Relativism (University of Chicago Press, 1990). Todos estos libros han sido traducidos a varios
idiomas. Su libro más reciente es Beyond Positivism and Relativism (Westview Press, 1996). El
título de esta obra expresa la preocupación constante de la filosofía de Larry Laudan por e lucidar y
explicar la racionalidad del conocimiento científico desde una perspectiva tanto filosófica como
histórica. En esta línea de investigación el Dr. Larry Laudan ha hecho contribuciones de gran valía
al desarrollo de la filosofía de la ciencia contemporánea.

Inicialmente Laudan fue uno de los más fieles seguidores de Lakatos. Sin embargo, después de un
tiempo él mismo propuso un modelo de crecimiento científico. Este nuevo modelo conserva aún el
matiz y algunas de las características propuestas por Lakatos, razón por la cual su originalidad ha
sido puesta en duda varias veces, pero, sin embargo, ofrece algunas modificaciones interesantes.

En primer lugar, Laudan (1977) habla de "tradiciones de investigación", en lugar de "programas de


investigación". Una tradición de investigación es un conjunto de presuposiciones generales acerca
de las entidades y procesos en un área de estudio y acerca de los métodos o técnicas apropiadas para
realizar investigaciones y construir teorías en esa misma área. Laudan concibe las tradiciones de
investigación, al igual que Lakatos, como un conjunto de teorías en evolución que no pueden ser
evaluadas fuera de su contexto histórico. Una tradición de investigación posee dos características
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esenciales, una metodológica y la otra ontológica. Ambas son interdependientes y capaces de


influirse una a otra. La función metodológica consiste en un grupo de reglas de lo que es permisible
hacer y no hacer en el área. El desarrollo de la tradición es radicalmente dirigido por esta función,
que legitima a la vez que determina la actividad de investigación científica. Para Laudan, la
actividad científica es esencialmente una actividad dirigida a la resolución de problemas, de tal
forma. que la función metodológica debe establecer cánones de legitimidad para proponer preguntas
o problemas y formas de responderlas o resolverlos. Estos procedimientos, y aquí Laudan se apoya
en Kuhn, constituyen el contenido del entrenamiento que se proporciona a los futuros
investigadores en el área. A la economía contemporánea, por ejemplo, no le está permitido
consultar el tarot para formular predicciones sobre movimientos monetarios o devaluaciones; este
procedimiento no pertenece legítimamente a la tradición económica.

Por otra parte, y además de estas reglas metodológicas, las tradiciones de investigación poseen una
función ontológica, que se refiere, esencialmente, a los objetos de estudio de la tradición. De la
misma forma en que hay métodos legítimos e ilegítimos de estudio, hay objetos o fenómenos
legítimos e ilegítimos de estudio. De esta forma la tradición determina sus límites, su rango de
aplicabilidad y sus criterios de relevancia científica.

De acuerdo con Laudan, las tradiciones de investigación son lineamientos generales de


investigación y estudio que no deben ser, necesariamente, explicativos, predictivos o verificables, a
diferencia de las teorías que los constituyen, que sí lo son. En este sentido, las tradiciones de
investigación son sólo vagamente normativas, a diferencia de los programas de investigación
lakatosianos en los que el núcleo ejerce una definitiva función normativa. En palabras de Laudan:
"Una tradición de investigación, cuando más, especifica una ontología general y un método general
de resolver los problemas dentro de un dominio determinado" (Laudan 1977, pp. 84). Son las
teorías las que, a su juicio, constituyen la parte explicativa, verificable y predictiva de la ciencia.

Las tres funciones importantes de una tradición de investigación son, según Laudan: a) la de
determinar los límites de aplicación de las teorías que constituyen una disciplina; b) la de proveer
heurísticas negativas y positivas (lo que nos recuerda a Lakatos), esto es, proporcionar ideas
iniciales que permitan la formulación de teorías explicativas, predictivas y verificables, todo esto
con el objeto de incrementar la capacidad de la tradición de investigación para resolver problemas;
y, finalmente, c) la de justificar racionalmente la existencia de teorías científicas.

Una de las características que Laudan conserva de la metodología de Lakatos, es el carácter


evolutivo e histórico de las tradiciones de investigación. Estas son formuladas en un ambiente
intelectual determinado, crecen e incrementan su rango de aplicabilidad, y se desgastan y acaban
por desaparecer para ser sustituidas por nuevas tradiciones. Sin embargo, los cambios o
transformaciones que la historia opera en las tradiciones de investigación son percibidos de manera
distinta que en los programas de investigación. Para Laudan, el núcleo esencial es también
modificable, a través del tiempo, por la experiencia no necesariamente empírica. A tal punto, que la
tradición puede terminar sus días con características radicalmente diferentes a las que tenía cuándo
se inició, circunstancia impensable desde la perspectiva de Lakatos.
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Finalmente, Laudan suaviza pero mantiene las nociones de progresividad y degeneración como
criterios de evaluación científica. En este punto las diferencias entre Laudan y Lakatos, sostenidas
por el mismo Laudan, no aparecen del todo claras. Laudan sostiene que Lakatos se limita a
reconocer progresividad en un programa, cuando éste ha logrado un incremento en su contenido
empírico, pero sólo empírico. Según Laudan, Lakatos ignora y no considera como importante el
incremento de contenido conceptual, En sus propias palabras: "su concepción de progreso es
exclusivamente empírica; las únicas modificaciones progresivas en una teoría son aquellas que
incrementan el enfoque de su contenido empírico" (p. 71).

Las consecuencias de esta característica de la metodología de programas científicos de


investigación, de acuerdo con Laudan, son: la restricción y la ignorancia exagerada del incremento
de la capacidad heurística de las teorías, sin tener que recurrir necesariamente al contenido empírico
corroborado sino al incremento conceptual.

En este punto, nuestra lectura de Lakatos difiere fundamentalmente de la de Laudan. Lakatos es


suficientemente claro con respecto al lugar que tiene el crecimiento conceptual al establecer sus
criterios de progresividad científica. Según Lakatos, un programa de investigación es considerado
progresivo: a) si parte de su exceso de contenido empírico es corroborado; b) si cada nueva teoría
nos lleva al descubrimiento de un nuevo hecho; y, finalmente, c) un programa es considerado
progresivo si es tanto teórica como empíricamente progresivo. Es imposible ignorar en esta
enumeración de requisitos de progresividad el lugar que se da al desarrollo teórico, o conceptual
como lo llama Laudan. En primer lugar, Lakatos sostiene que sólo alguna parte del contenido debe
ser corroborada. No existe una sola teoría en la historia de la ciencia que haya corroborado
empíricamente todos y cada uno de sus elementos conceptuales o de sus afirmaciones teóricas. Se
seleccionan tan sólo algunos elementos que aparecen especialmente relevantes para la
corroboración empírica. Lakatos no ignoraba esta característica y lo demuestra al requerir que sólo
parte del contenido sea corroborado empíricamente. Lo que es inadmisible para él, es que nada del
contenido teórico haya sido o pueda ser corroborado empíricamente, lo cual es muy distinto de lo
que Laudan le atribuye. En segundo lugar, Lakatos sugiere como requisito de progresividad que el
programa sea al menos teórica, o conceptualmente, progresivo; aunque el ideal es que sea tanto
teórica como empíricamente progresivo. Queda claro que el crecimiento conceptual de un programa
de investigación tiene lugar reconocido y prioritario en la metodología de Lakatos.

El trabajo de Laudan surge como una confrontación directa a la tesis kuhniana de


incomunicabilidad e inconmensurabilidad entre paradigmas y como un intento de salvar la
racionalidad de las ciencias. Es, asimismo, una confrontación con las ideas de Lakatos, en cuanto
que Laudan reconoce que los cambios no están centrados solamente en aspectos empíricos, sino
también, en aspectos conceptuales.
Una decisión racional entre paradigmas opuestos, supondría una traducción de todas estas
diferencias mencionadas a un lenguaje neutro, más allá de las teorías rivales; lo que implica que una
decisión “racional” es prácticamente imposible.
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Para Laudan, aún cuando los paradigmas fuesen inconmensurables, de ello no resulta que no haya
bases racionales para elegir entre teorías rivales. Para dicho autor, los estudios del desarrollo
histórico han demostrado que:
 Las transiciones entre teorías son no acumulativas. Teorías, métodos y objetivos se sustituyen, o
se abandonan;
 Las teorías no son rechazadas sólo por haber sido confirmadas empíricamente; las controversias
y los cambios en las teorías están centrados tanto en aspectos conceptuales como en aspectos
científicos;
 Los principios para aceptar o rechazar las teorías no son fijos, sino que han cambiado a lo largo
del desarrollo de las ciencias.
 Existen diferentes niveles de generalidad en las teorías científicas, desde leyes empíricas a
complejos marcos conceptuales.
 Los criterios de prueba, comparación y evaluación parecieran variar de acuerdo al nivel de las
teorías;
 Teorías rivales pueden coexistir. La lucha entre teorías es la regla, no la excepción.
Laudan se plantea la construcción de una filosofía de la ciencia que deje lugar a estos rasgos y
propone: la ciencia es en esencia una actividad de resolución de problemas… El objetivo más
general de la ciencia es llegar a teorías con una alta eficacia para resolver problemas…; la
ciencia programa en el caso de que las sucesivas teorías resuelvan más problemas que sus
antecesoras”.
Desde esta perspectiva, la racionalidad y el carácter progresivo de la ciencia estaría vinculado
estrechamente, no con la confirmación o refutación de sus teorías, sino con su efectividad en la
resolución de problemas.
Laudan reconoce dos tipos de actividades generadoras de teorías: las actividades de investigación
progresiva y las actividades de investigación degenerativas

Reconoce tres tipos de problemas empíricos (op.cit), según la función que cumplen en la evolución
de una teoría:
 Problemas no resueltos, aquellos problemas empíricos que aún no han sido resueltos por
ninguna teoría;
 Problemas resueltos, aquellos problemas que han sido resueltos satisfactoriamente por una
teoría;
 Problemas anómalos, aquellos problemas que una teoría concreta no ha resuelto, pero que han
sido resueltos por una o más teorías alternativas.

La discriminación de los diferentes tipos de problemas constituyeron los cimientos sobre los que
Laudan 1 elaboró un modelo Jerárquico de progreso científico: “cuanto más problemas empíricos
resuelve una teoría y cuantos más problemas conceptuales eluda, más progresiva será la teoría”. En
caso contrario, la teoría se torna degenerativa. La efectividad de una teoría en la resolución de
problemas, depende del saldo que establezca entre los problemas que resuelve y los problemas que
no resuelve.
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Laudan propone que para entender el progreso científico podemos proceder a identificar el cuerpo
de suposiciones básicas tanto racionales (cognitivas) como irracionales (emotivas) que sirven de
sustento a las teorías científicas. Este cuerpo de suposiciones está conformado por el cúmulo de
creencias filosóficas y reflexiones metodológicas que son adoptadas por una comunidad científica y
de las que obtiene una serie de directrices para construir las teorías y realizar las investigaciones
sobre algún ámbito específico de la realidad (su objeto de estudio). De acuerdo con el autor:
“...una tradición de investigación es un conjunto de supuestos generales acerca de las entidades y
procesos de un ámbito de estudio, y acerca de los métodos apropiados que deben ser utilizados
para investigar los problemas y construir las teorías de ese dominio”. (Laudan, 1986:116)
Una tradición puede entenderse por lo tanto como una manera particular de concebir el ámbito de la
realidad que el científico se propone estudiar. Según Laudan, los lineamientos generales que aporta
la tradición a una disciplina científica no son comprobables debido a su carácter general y pueden
ser compartidos por varias teorías aunque éstas no pertenecen a una misma disciplina.
Al conjunto formado por los presupuestos generales y las teorías que éstos originan en diferentes
ciencias se le denomina tradición de investigación científica.

Las funciones fundamentales de las tradiciones de investigación son:


 orientar en la determinación de problemas pertinentes;
 identificar las partes de una teoría que presentan conflictos y deben ser modificadas;
 establecer reglas para la recolección de datos y contrastar las teorías;
 plantear problemas conceptuales que según la tradición están en contradicción con las
exigencias ontológicas y epistemológicas de la tradición madre.

Laudan 2 propone un modelo reticular, no jerárquico, de la justificación, con tres niveles de


compromiso para los científicos, ninguno de los cuales goza de un status privilegiado frente a los
otros dos:

 los compromisos con las teorías;


 los compromisos con las metodologías;
 los compromisos con los fines y objetivos de la ciencia.

Hay un proceso complejo de ajuste mutuo y justificación mutua que ocurre entre todos los niveles
de los compromisos científicos. Laudan sostiene que la justificación del conocimiento se puede
representar como una red triádica. En ella, los objetivos justifican la metodología y deben armonizar
con las teorías; los métodos justifican las teorías y muestran factibilidad en los objetivos; las teorías
restringen las metodologías y armonizan con los objetivos.
De acuerdo con esto, los cambios en las ciencias son más fragmentarios. Es posible que una
comunidad científica altere sus compromisos con la teoría, manteniendo, aún, los compromisos con
los métodos, fines y objetivos del esquema teórico previo.
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