HARBINGER#1 (Storm and Fury) PDF
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HARBINGER#1 (Storm and Fury) PDF
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Patty
Patty
Página | 5 Entra en un mundo de guardianes gárgolas, demonios en ascenso
y una chica con un secreto explosivo.
Trinity Marrow de dieciocho años puede estar quedándose
ciega, pero ella puede ver y comunicarse con fantasmas y espíritus.
Su único regalo parte de un secreto tan peligroso que ha estado
escondida durante años en un recinto aislado, ferozmente
custodiado por los Guardianes: cambia formas de gárgolas que
protegen a la humanidad de los demonios. Si los demonios
descubren la verdad acerca de Trinity la devorarán, carne y hueso,
para realzar sus propios poderes. Cuando los Guardianes de otro clan
llegan con informes inquietantes de que algo está matando tanto a
los demonios como a los Guardianes, el mundo seguro de Trinity
implosiona. No menos importante es que uno de los forasteros es la
persona más molesta y fascinante que jamás haya conocido.
Zayne tiene sus propios secretos que cambiarán su mundo una
vez más, pero trabajar juntos se vuelve imprescindible una vez que
los demonios rompen el complejo y el secreto de Trinity sale a la luz.
Para salvar a su familia y tal vez al mundo, tendrá que confiar en
Zayne. Pero todas las apuestas se apagan cuando se desata una
guerra sobrenatural...
Para ti, lector, y a las estrellas que todavía puedo ver.
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- Jennifer L. Armentrout
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—¿Sólo un beso?
La emoción corrió por mis venas mientras apartaba la vista de la
pantalla de la televisión hacia Clay Armstrong. Le tomó un momento
a mi estropeada visión enfocarse y juntar las partes del rostro de
Clay.
Tan sólo unos meses mayor que yo, él era más que lindo, con
cabello castaño claro que estaba siempre cayendo sobre su frente y
rogando que mis dedos pasaran a través de él.
Pero de nuevo, nunca había visto a un Guardián que no sea
atractivo incluso cuando no tenía en mí el hacer la gimnasia mental
para averiguar cómo podían lucir como humanos y después como
Guardianes.
Clay se sentó junto a mí en el sofá de la sala de estar de sus
padres. Estábamos solos, y yo no estaba tan segura de las decisiones
que había tomado en la vida para terminar conmigo sentada junto a
él, nuestros muslos tocándose. Como todos los Guardianes, él era
increíblemente más grande que yo, incluso cuando yo medía 1,72
centímetros y no era lo que uno normalmente consideraría como
una chica pequeña.
Clay siempre había sido más amigable conmigo que la mayoría
de los Guardianes, coqueto incluso, y me gustaba, él me daba la clase
de atención que he visto entre otros pero que nunca había recibido
hasta ahora. Nadie en la comunidad de los Guardianes además de mi
amiga Jada, y por supuesto Misha, me ponía tanta atención, y
ninguno de ellos quería besarme.
Pero Clay siempre fue agradable, haciéndome cumplidos incluso
cuando yo sabía que lucía como un completo desastre, y durante el
último par de semanas, me estuvo buscando mucho. Me gustaba.
Y no había ni una maldita cosa mal con eso.
Así que, cuando él se acercó a mí en la Fosa, que era en realidad
una hoguera enorme donde los Guardianes jóvenes se reunían en la
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noche a pasar el rato, y preguntó si quería volver a su lugar para ver
una película, no tuvo que preguntarme dos veces.
Ahora Clay quería besarme.
Y yo quería ser besada.
—¿Trinity? —dijo, y yo me encogí cuando vi que sus dedos
estaban repentinamente cerca de mi rostro. Él atrapó un mechón de
mi cabello que había caído contra mi mejilla y lo colocó detrás de mí
oreja. Su mano permaneció ahí—. Lo estás haciendo de nuevo.
—¿Haciendo qué?
—Desaparecías de aquí —dijo. Lo hice, y lo hacía con
frecuencia—. ¿A dónde habías ido?
Sonreí. —A ninguna parte. Estoy aquí.
Esos ojos de Guardián, de un brillante azul cielo, miraron a los
míos. —Bien.
Mi sonrisa creció.
—¿Solo un beso? —repitió.
La emoción fue a otro nivel y exhalé lentamente. —Sólo un
beso.
Él sonrió mientras se acercaba, inclinando su cabeza para que
nuestras bocas quedaran alineadas. La mía se abrió en anticipación.
Ya había sido besada antes. Una vez. Bien, he besado antes. Había
besado a Misha cuando tenía 16 años, y él me había besado de
regreso, pero después se volvió realmente raro porque él era como
un hermano para mí, y ninguno de los dos estaba queriendo esa clase
de vida.
Además, las cosas no se suponían que fueran así entre Misha y
yo, por lo que él era.
Por lo que yo era.
Los labios de Clay tocaron los míos, y eran cálidos y… secos. La
sorpresa me recorrió. Pensé que serían, no lo sé, más húmedos. Pero
era… agradable, especialmente cuando aumentó la presión del beso
y sus labios abrieron los míos y entonces era más. Su boca se movió
contra la mía, y lo besé de regreso.
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No quería detenerlo cuando la mano que tenía alrededor de la
base de mi cuello se deslizó hacia la parte baja de mi espalda, a mi
cadera. Eso se sentía agradable también, y cuando me empujó hacia
abajo, yo lo seguí, poniendo mis manos en sus hombros mientras él
se cernía sobre mí, utilizando su brazo para soportar su peso, así no
me aplastaba.
Las temperaturas corporales de los Guardianes eran altas, más
altas que las humanas, mayor que la mía, pero él parecía más
caliente, como si estuviera a punto de incendiarse.
Y yo… yo me sentía como… tibia.
Nos besamos y besamos, y esos besos ya no eran secos, y me
gustaba el modo en que la parte inferior de su cuerpo se ajustaba
sobre la mía, como se movía contra mí, un ritmo misterioso que se
sentía como que tenía que ser, que podía ser, más. Si es que yo lo
quería.
Y eso era…. Agradable.
Agradable como cuando él había sujetado mi mano en el camino
a su lugar. Así como la vela que él había encendido que olía a sandía
y limonada. Había algo romántico acerca de eso, y acerca del modo
en que su mano se abría y cerraba en mi cadera. Me sentía tibia y
placentera, no emocionada del tipo rasga mi ropa y hagámoslo, pero
si era… era realmente agradable.
Entonces su mano estaba bajo mi playera y arriba, sobre mi
pecho.
Un momento.
Busqué su mano y la agarré, separando su boca de la mía.
—Whoa.
—¿Qué? —Sus ojos aún estaban cerrados, su mano aun sobre
mi pecho y sus caderas aún se estaban moviendo.
—Dije sólo un beso. —le recordé, tirando de su mano—. Eso
es más que un beso.
—¿No estás pasando un buen rato?
Página | 11 ¿Lo estaba? Lo había estado, la palabra clave siendo había.
—Ya no más.
No tenía idea de que parte de ya no más se había traducido de
algún modo en bésame de nuevo, pero eso es lo que Clay hizo.
Presionó su boca contra la mía, y esa presión ya no era agradable.
Era casi hiriente.
La irritación se encendió en mí como un cerillo. Apretando mi
mano sobre su brazo, la saqué de debajo de mi playera.
Empujé su pecho, rompiendo el beso.
Miré hacia arriba en su dirección —Vete1.
—Lo estaba intentando. —refunfuñó él, levantándose, pero eso
no fue ni de cerca lo suficientemente rápido para mí después de ese
asqueroso comentario.
Empujé, empujé fuerte. Clay fue derribado de encima de mí y se
fue hacia un lado, a nada más que espacio abierto. Aterrizó en el
suelo, su peso provocando que la TV se tambaleara y causando que
las llamas de la vela titilaran.
—¿Qué demonios? —demandó Clay, sentándose. Lucía atónito
ante mi capacidad de hacer lo que acababa de hacer.
—Te dije que no estaba disfrutando esto. —Balanceé mis piernas
fuera del sofá y me puse de pie—. Y no te detuviste.
Clay miró hacia mí, parpadeando lentamente en shock. Era
como si no siquiera me hubiera escuchado. —Me empujaste.
—Sí, lo hice, porque eres asqueroso. —Pasé sobre sus piernas y
más allá de la ventana, encaminándome hacia la puerta.
Él se apresuró a ponerse de pie. —No parecía que pensaras
que era asqueroso cuando estabas rogándome que te besara.
1
No les daré una clase educación sexual… Creo que ya saben lo que quiso decir, aunque al
español pierde el sentido. ;)
—¿Qué? De acuerdo. Noticias falsas justo ahí —Estallé —. Yo
no te rogué. Tú preguntaste si podías besarme y yo dije sólo un beso.
No reescribas lo que acaba de pasar.
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—Lo que sea. Sabes qué, ni siquiera estaba en ello
Rodando mis ojos, me volteé hacia la puerta. —Estoy segura de
que se sintió como que lo estabas.
—Sólo porque eres la única chica aquí que no espera que me
empareje con ella.
Emparejarse en términos Guardianes no significaba acostarse.
Significaba casarse y tener una tonelada métrica de pequeños bebés
Guardianes, y yo estaba siendo más que insultada en este punto. No
sólo porque era algo súper inapropiado de su parte, sino también
porque golpeó cerca de casa.
No había nadie aquí para mí, ninguna relación que pudiera ser
considerada seria alguna vez. Los Guardianes no se mezclaban con
humanos.
Ni siquiera se mezclaban con los de mi tipo.
—Estoy segura de que no soy la única chica aquí que no quiere
emparejarse contigo, eres un asno.
Clay se movió a la velocidad de un Guardián. Un momento
estaba junto al sofá y al siguiente estaba frente a mí. —No tienes
que ser una…
—Elige tus palabras sabiamente, amigo. —La irritación se estaba
volviendo rápidamente en ira, y traté de tranquilizarme, porque…
cosas malas pasaban cuando me enojaba.
Y esas cosas malas usualmente involucraban sangre.
Un músculo tembló en su mandíbula y su pecho se alzó con una
profunda respiración antes de que su atractivo rostro se suavizara.
—Sabes qué, empecemos de nuevo. —Su mano se movió fuera de
mi visión central y aterrizó en mi hombro. Brinqué, sobresaltada por
el repentino contacto.
Mal movimiento de su parte, porque no me gustaba ser
sobresaltada.
Atrapé su brazo —¿Podrías hacerme saber cuánto te duele
cuando golpees el piso?
—¿Qué? —La boca de Clay se abrió ligeramente.
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—Porque estas a punto de golpearlo realmente duro.
Retorcí su brazo, y hubo un breve segundo cuando vi el shock
atravesar su rostro. Él era un Guardián en entrenamiento,
preparándose para ser el guerrero que el mundo sabía que debía ser,
y no entendía cómo yo había ganado el control tan rápido.
Y después él ya no estaba pensando en nada.
Lo hice girar y me apoyé sobre mi pierna derecha. Pateé con mi
pierna izquierda, no reteniendo ni una maldita cosa mientras mi pie
conectaba perfectamente con el centro de su espalda.
Increíblemente orgullosa de mi, espere a que él comiera el suelo.
Excepto que eso no fue lo que pasó.
Clay voló a través de la habitación y golpeó la ventana. El vidrio
se quebró y cedió y después él estaba del otro lado de la ventana, en
el patio. Lo escuché golpear el suelo.
Sonó como un pequeño terremoto.
—Whoops —susurré, presionando mis manos en mis mejillas.
Me paré ahí por, como, medio minuto y después salí disparada
hacia delante, apresurándome a la puerta frontal.
—Oh, no, no, no.
Afortunadamente, la luz del porche estaba encendida y era lo
suficientemente brillante para ver donde estaba Clay.
Había aterrizado sobre un rosal.
—Oh, querido —Bajé las escaleras mientras Clay rodaba fuera del
rosal, sobre su costado, gimiendo. Se veía vivo. Era una buena señal.
—¿Qué en el Santo Infierno?
Brinqué ante el sonido y miré hacia arriba, reconociendo la voz
primero. Misha. Salió de entre las sombras, deteniéndose bajo el
brillo de la luz del porche. Demasiado lejos para que pudiera verlo
claramente, pero no necesitaba ver su expresión para saber que
tenía esa mirada, una mezcla entre decepción e incredulidad.
Misha volteó desde donde Clay estaba tirado en el suelo, hacia
mí, hacia la ventana y de nuevo hacia mí. —¿Siquiera quiero saber?
No había ni una parte de mí sorprendida de ver a Misha. Sabía
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que era sólo cuestión de tiempo antes de que se diera cuenta que
me había escapado de la Fosa y terminado aquí.
Nos criaron juntos, recibiendo el mismo entrenamiento tan
pronto pudimos caminar erguidos, y él estuvo ahí para mi primera
rodilla raspada cuando intenté y fallé en llevar su ritmo, por lo que
se rió de mí, y estuvo ahí la primera vez que mi vida se derrumbó a
mí alrededor.
Misha había crecido de un adorable, pecoso, pelirrojo idiota a
ser bastante lindo. Tuve un crush con él alrededor de dos horas
cuando tenía dieciséis, que es cuando lo besé.
He tenido bastantes crushes de corta duración. ¿Crushes
pasajeros?
Pero Misha era más que mi compañero o mi mejor amigo en
todo el mundo.
Él era mi Protector, unido a mí desde que era una niña pequeña,
y esa unión era intensa.
Como el tipo de intensa donde si yo moría, él moría, pero si él
moría primero, la unión se anularía y entonces otro Guardián
tomaría su lugar. Siempre pensé que era injusto, pero la unión no era
completamente unilateral. Lo que estaba en mí, lo que yo era, lo
alimentaba, y sus poderes de Guardián a menudo compensaban mi
parte humana.
De algún modo, éramos dos caras de la misma moneda, y yo
había violado alguna clase de regla celestial cuando lo besé. De
acuerdo con mi padre, no se suponía que los Protectores y sus cargas
tuvieran momentos atrevidos y divertidos.
Supuestamente esto tenía que ver con la unión, pero no tenía
idea de qué significaba realmente.
Entonces ¿qué podía hacer realmente nuestro lazo? Le pregunté
a mi padre, pero él arrugó su nariz en mi dirección como si le hubiera
pedido que me explicara cómo se hacen los bebés.
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Nada de eso significaba que yo estuviera menos molesta en ese
momento. —Lo tengo bajo control —Señalé a Clay, gimiendo en el
suelo. Podía ver pequeños puntos oscuros en su rostro ¿espinas?
Dios, eso esperaba—. Obviamente.
—¿Tú hiciste eso? —Misha me miró.
—¿Sí? —Crucé mis brazos mientras Clay comenzaba a levantarse.
—Y no me siento ni remotamente mal al respecto. Él no entendió lo
que significaba sólo un beso.
Misha giró de nuevo hacia Clay. —¿Es así?
—Totalmente —dije.
Gruñendo por lo bajo, Misha avanzó hacia Clay, quien
finalmente se había levantado sobre sus rodillas. Estaba a punto de
recibir algo de ayuda para pararse. Agarrándolo por la parte trasera
de su camisa, Misha levantó a Clay del suelo y lo volteó para que
estuviera viendo al rostro de Misha. Cuando lo dejó ir, el Guardián
más bajo se tambaleó un paso hacia atrás.
—¿Ella te dijo no y tú no escuchaste? —demandó Misha
Clay levantó su cabeza. —Ella no quería decir…
Moviéndose tan rápido como un rayo, Misha echó su brazo
hacia atrás y plantó su puño justo en el centro de la estúpida cara de
Clay. El chico cayó por segunda vez esta noche.
Sonreí satisfecha.
—¿Justo como yo no quise hacer eso? —dijo Misha,
agachándose—. Cuando alguien dice no, lo dice en serio.
—Santa mierda —lloriqueó Clay, cubriendo la mitad de su rostro
con su mano—. Creo que rompiste mi nariz.
—No me importa.
—Jesús —Clay comenzó a ponerse de pie pero cayó de nuevo
sobre su trasero.
—Necesitas disculparte con Trinity —Ordenó Misha.
—Como sea, hombre —Clay se pusó con dificultad en pie, su voz
amortiguada dirigiéndose hacia mí. —Lo siento, Trinity.
Levanté mi mano y le enseñé el dedo medio.
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Misha no había terminado con él. —No le hables de nuevo. Ni
siquiera la mires o respires en su dirección. Si lo haces, te haré
atravesar la ventana de nuevo y haré algo mucho peor.
Clay bajó su mano y pude ver la sangre oscura corriendo por su
rostro.
—Tú no me hiciste atravesar…
—Obviamente no lo entiendes —gruñó Misha—. Yo te hice
atravesar la ventana, y lo haré peor la próxima vez ¿me entiendes?
—Si —Clay limpió su boca con la mano—. Lo entiendo.
—Entonces sal como el infierno de mi vista.
Clay se apresuró adentro y azotó la puerta tras él.
—Necesitas volver a la casa. —La voz de Misha era brusca
mientras tomaba mi mano y me dirigía a través del patio, entre las
sombras.
Le dejé liderar el camino, ya una vez lejos de las luces, no podía ver
ni una mierda.
—Thierry necesita saber acerca de esto —dije una vez que
llegamos al sendero que dirigía todo el camino a la casa principal.
—Oh, infiernos, si, le diré a Thierry. Tiene que saber eso y algo
más que una golpiza épica tiene que ser dada a Clay.
—Estoy de acuerdo. —Una gran parte de mi quería regresar y
patear a Clay a través de otra ventana, pero dejaría que Thierry se
encargara desde aquí incluso cuando eso iba a llevar a una
conversación muy embarazosa con el hombre que era como un
segundo padre para mí.
Pero Thierry era quien estaba en posición para hacer más. Él era
el jefe aquí, y no sólo era el líder del clan, sino un Duque,
supervisando a todos los otros clanes y los muchos puestos
avanzados en el Atlántico medio y el valle de Ohio. Él era
fundamentalmente el responsable del entrenamiento de todos los
guerreros nuevos y se aseguraba de que la comunidad
permaneciera a salvo y relativamente escondida.
Él podía asegurarse de que Clay aprendiera a nunca, nunca volver
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a hacer eso.
Misha se detuvo una vez estábamos lo suficientemente lejos de la
casa de Clay. —Tenemos que hablar —Suspiré.
—Realmente no quiero ser sermoneada justo ahora. Sé que lo
haces con buena intención, pero….
—¿Cómo lo pateaste a través de una ventana? —preguntó,
interrumpiéndome.
Mis labios se fruncieron mientras dirigía mi mirada al rostro
ensombrecido de Misha. —Lo empujé y después… bueno, lo pateé.
Dejando ir mi mano, colocó las suyas sobre mis hombros.
—¿Cómo te las arreglaste para patearlo a través de una ventana,
Trin?
—Bien, verás, levanté mi pierna, como me han entrenado…
—No me refiero a eso, tú pequeña sabelotodo —Me interrumpió
Misha—. Te estás volviendo más fuerte. Mucho más fuerte.
Un escalofrío recorrió mi columna y danzó sobre mi piel. Yo estaba
volviéndome más fuerte, pero imaginé que con cada año que pasara,
continuaría haciéndolo hasta…
¿Hasta qué?
Por alguna razón, yo siempre pensé que cuando cumpliera los
dieciocho, algo cambiaría, pero mi cumpleaños fue más de un mes
atrás, y nosotros aún estábamos aquí, en secreto y muy bien
escondidos, sólo esperando por el momento cuando fuera
convocada por mi padre para pelear.
Yo no estaba viviendo.
Tampoco lo estaba Misha.
La ya muy familiar sensación de descontento se asentó sobre mí
como una manta muy pesada, pero la alejé.
Ahora no era el momento para pensar acerca de eso, pero la
verdad era, había estado volviéndome más fuerte por un tiempo.
Más rápida, también, pero era capaz de contenerme cuando
entrenaba con Misha.
Sólo había perdido la calma esta noche.
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Sin embargo, podría haber sido peor.
—No era mi intención patearlo a través de la ventana
exactamente, pero estoy contenta de haberlo hecho —dije, bajando
la mirada al suéter oscuro que estaba usando—. Él se veía…
asustado por lo fuerte que soy.
—Por supuesto que lo estaba, Trin, porque casi todos aquí piensan
que eres humana.
Pero no lo era.
No era parte Guardián, tampoco, y ellos eran los superhéroes de
la vida real, persiguiendo a los chicos malos, si los superhéroes
fueran, bueno, gárgolas.
Hasta hace un poco más de diez años, las estatuas de aspecto
bestial encaramadas en iglesias y edificios alrededor del mundo sólo
eran vistas como maravillas arquitectónicas, pero luego se hicieron
públicas, exponiendo ante el mundo que muchas de esas estatuas
eran en realidad criaturas vivas.
Después del periodo inicial de shock, la gente se dio cuenta de que
solo eran otra especie, y los aceptaron. O al menos la mayoría de los
humanos. Existían estos fanáticos de la Iglesia de los Hijos de Dios
que creía que los Guardianes eran una señal del fin de los tiempos o
algo absurdo, pero la mayoría de la gente estaba bien con ellos, a
veces ellos ayudaban a reforzar la ley si se topaban con algún
humano cometiendo un crimen, pero los Guardianes se dedicaban
más a derribar grandes Demonios malos.
El público en general no tenía idea de que los demonios eran reales
o como lucían o cuantas especies había. Infiernos, no tenían ni idea
de cuantos demonios se mezclaban entre ellos tan bien que incluso
algunos de ellos eran votados en posiciones del gobierno con gran
poder e influencia.
La mayoría de la gente creía que los demonios eran criaturas de
mitos bíblicos, porque algún tipo de regla celestial exigía que la
humanidad se mantuviera en la oscuridad en lo que a demonios
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respecta, centrándose en la incontrovertible idea de la fe ciega.
La creencia del hombre en Dios y el Cielo debe venir de un lugar
puro y no del miedo a las consecuencias celestiales. Si el hombre
alguna vez averiguaba que el Infierno en verdad existe, las cosas irían
cuesta abajo para todos, incluyendo los Guardianes.
Era deber de los Guardianes eliminar a los demonios y mantener
a la humanidad en la oscuridad así la gente podía vivir y prosperar
con su libres decisiones y todas esas cosas.
Al menos, eso era lo que nos habían dicho, era en lo que
creíamos.
Cuando era más joven, no lo entendía. Si la humanidad supiera
que los demonios son reales, podrían protegerse ellos mismos. Si
supieran que, por ejemplo, matarse unos a otros realmente
significaba obtener un billete de ida al Infierno, ellos podrían actuar
bien, pero esas acciones probablemente no fueran de sus propias
decisiones.
Thierry me lo explicó una vez.
La humanidad siempre debe estar en posición de ejercer su libre
albedrío sin miedo a las consecuencias.
Pero los Guardianes de las Tierras Altas de Potomac, el sitio
ancestral de poder para los clanes del Atlántico medio y el Valle de
Ohio, donde los guerreros eran entrenados para proteger las
ciudades humanas y pelear contra la siempre creciente población de
demonios, tenía un propósito que se extendía más allá de entrenar
guerreros.
Me ocultaban a mí.
La mayoría de los que vivían en la comunidad no lo sabían,
incluyendo a Clay y su estúpido, flojo cabello. Él ni siquiera sabía que
yo podía ver fantasmas y espíritus, y si, había un mundo de diferencia
entre ambos. Podía contar con una mano cuántos sabían la verdad.
Misha. Thierry y su esposo, Matthew. Jada. Eso era todo.
Y eso nunca debía cambiar.
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Muchos de los Guardianes creían que yo era una humana huérfana
por la que Thierry y Matthew habían sentido compasión, pero estaba
lejos de ser sólo una humana.
La parte de mí que era humana venía de mi madre. Cada vez que
me veía al espejo, la veía devolviéndome la mirada. Obtuve mi
cabello oscuro y ojos marrones de ella, así como mi tono piel olivácea
cortesía de sus raíces Sicilianas. También tenía su rostro. Ojos
grandes. Tal vez un poco demasiado grandes, porque podían
hacerme ver como una loca sin mucho esfuerzo. Tenía sus pómulos
altos y nariz pequeña curvada ligeramente hacia un lado al final.
Además tenía una amplia, y a menudo expresiva boca. Eso no era lo
único que tenía por parte de mi madre. Tenía también sus genes
familiares de mierda.
Mi lado no humano…. Bueno, no lucía como mi padre.
En absoluto.
—Un humano no puede mover con un golpe o patada a un
Guardián, ni siquiera una pulgada —dijo Misha, señalando lo
evidente—. No te estoy diciendo que no hubieras hecho lo que
hiciste, pero debes ser cuidadosa, Trin.
—Lo sé.
—¿Lo haces? —preguntó calmadamente.
Me quedé sin aliento mientras cerraba mis ojos. Lo sabía. Dios,
realmente lo sabía. Clay merecía lo que hice y más, pero necesitaba
ser cuidadosa.
Y mientras Thierry necesitaba saber lo que ocurrió con Clay,
porque si se comportó así conmigo, era improbable que yo sería la
única, Thierry ya tenía demasiado en su plato.
Desde que el líder del clan de Guardianes de DC murió el pasado
Enero, las cosas se habían puesto tensas aquí. Ha habido muchas
reuniones a puertas cerradas, más de lo usual, y he escuchado
(bueno, a escondidas), a Thierry hablando acerca del aumento de
ataque y no solo en los puestos de avanzada, sino también en
comunidades casi tan grandes como la nuestra, lo cual era raro.
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Tan sólo un par de noches atrás, los demonios se habían acercado
a nuestros muros. Aquella noche… aquella noche fue mala.
—¿Crees que Clay diga algo? —pregunté.
—Si tiene dos neuronas funcionales, no lo hará —Misha colocó su
brazo sobre mis hombros y tiró de mí hacia adelante. Planté mi cara
contra su pecho—. Probablemente está demasiado asustado para
decir algo.
—De mí —dije, y sonreí.
Misha no se rió como pensé que haría, sentí su barbilla descansar
sobre mi cabeza. Un largo momento pasó.
—Muchos de los Guardianes aquí no tiene idea de lo que están
ocultando. No pueden saber lo que eres —Dijo lo que ya sabía, lo
que siempre he sabido—. No pueden saberlo nunca.
Misha no me hablaba.
Estaba sentado en la sala de estar, con sus largas piernas
levantadas en el sofá y los brazos cruzados sobre el pecho. Su
cuerpo entero ocupaba los tres cojines. Estaba viendo un comercial
sobre una especie de sartén mágica como si fuera lo más
interesante que jamás haya visto en una pantalla.
Yo estaba caminado detrás del sofá, con los nervios de punta.
Podría haberme escondido en mi habitación, fingir que estaba
dormida, pero eso me habría convertido en una cobarde. Y no tenía
sentido retrasar la conferencia masiva que se avecinaba.
Un movimiento borroso se disparó frente al televisor. Misha no
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reaccionó, así que mis ojos se entrecerraron. ¿Era Peanut, mi más o
menos, no exactamente vivo, amigo? No había visto a ese punk en
todo el día y en toda la noche. Sólo Dios sabía lo que estaba
haciendo.
Una puerta se abrió en algún lugar de la inmensa casa,
cerrándose de un portazo unos segundos después. Dejé de
caminar. Sólo entonces Misha me miró. Levantando las cejas.
Fuertes pisadas resonaron por el pasillo fuera de la sala de
estar, y me volví hacia la abertura arqueada de la puerta. Thierry
entró, tirando de una camisa nueva sobre su cabeza calva.
Todavía estaba demasiado lejos para que pudiera ver algo de la
expresión de su cara. Matthew estaba justo detrás de él, sólo un
poco más pequeño y menos ancho. Junté mis manos.
—Tengo varias cosas que tengo que decir, pero quiero saber
algo primero —La voz profunda de Thierry resonó—. ¿Qué
demonios estaba haciendo fuera de esas paredes?
Mi boca se abrió
—No tengo ni idea —Misha sacó las piernas del sofá y se
sentó, girando la cintura para poder ver a Thierry—. Estaba
felizmente dormido cuando se escapó.
Cerré la mandíbula, preguntándome exactamente cómo
demonios Misha sabía que yo estaba afuera de los muros si él
estaba dormido. El vínculo no lo habría alertado de eso. No
funciona de esa manera.
—Es tu responsabilidad saber dónde está en todo momento —
respondió Thierry—. Incluso si estás dormido.
—Vale, eso parece un poco inverosímil —dije, entrando en la
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conversación—. Yo soy la que cruzó el muro, así que no sé por qué
le preguntas por qué lo hice.
Thierry se volvió lentamente hacia mí, y ahora que estaba más
cerca, podía ver las líneas duras de su mandíbula y sus ojos
entrecerrados. Eeh! Probablemente debería haber mantenido la
boca cerrada.
—Él es tu Protector. Debería saber dónde estás.
Sin siquiera mirar a Misha, pude sentir que me lanzaba dagas.
—Él no puede ser responsable de mí mientras...
—No estoy seguro de que entiendas cuál es su papel, pero sí,
siempre es responsable de ti. Dormido o despierto, no importa —
interrumpió Thierry mientras Matthew se apoyaba en el respaldo
del sofá—. ¿Por qué estabas fuera de esas paredes, Trinity?
Por lo que me pareció la milésima vez esta noche, me expliqué.
—Me desperté y supe que había demonios cerca. Los sentí...
—¿Mientras dormías? —preguntó Matthew, sus cejas rojizas
alzándose. Asentí con la cabeza y miró a Thierry—. Eso es nuevo.
—No exactamente —dije—. La última vez que vinieron, los
sentí en medio de la noche. Me despertó.
—Y esa noche hiciste lo que sabías que debías hacer, respondió
Thierry—. Te quedaste adentro, donde...
—Donde es seguro. Ya lo sé. —Llena de frustración—. Y esa
noche murieron dos guardianes.
—No importa cuántos mueran —Thierry dio un paso hacia
mí—. Tu seguridad es la prioridad número uno.
Inhalé bruscamente. —Puedo luchar. ¡Puedo luchar mejor que
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la mayoría de los Guardianes! Es para lo que he sido entrenada
desde que podía caminar, pero se espera que me siente a dar
vueltas, mirando mis uñas mientras la gente muere? Y no digas que
sus vidas no importan. Estoy cansada de que escuchar eso —Mis
manos se cerraron en puños—. La vida de Misha importa. La vida
de Matthew importa. Tu vida importa! Todos aquí importan —A
excepción de Clay, pero eso era complicado—. Estoy cansada de
estar sentada sin hacer nada cuando la gente está muriendo. Saber
bien que hago que la gente muera. Que maté a mi madre...—Me
callé con una fuerte inhalación.
Estaba tan silencioso que se podía oír el estornudo de un grillo.
El ambiente de toda la habitación cambió. Misha se levantó
como si fuera a venir a donde yo estaba, pero di un paso atrás. No
quería que me tocara. No quería su simpatía o empatía.
No quería nada más que hacer lo que me pusieron en la Tierra
para hacer.
Pelear.
Todo en Thierry se suavizó, incluso su voz. —No hiciste que
mataran a tu madre.
Sí, esa era su opinión y no era un hecho.
—Sé que quieres salir y ayudar —continuó—, y sé que estás
entrenada y que eres muy buena, pero, Trinity... necesitas tener
cuidado con tu visión, especialmente por la noche.
El fuego se disparó por mi columna vertebral. —Sé cómo es mi
visión de noche, pero eso no me impidió patear el trasero de un
demonio. Nunca lo hará.
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Todos los que estábamos en la sala sabíamos que eso era
mentira, porque al final mi visión me detendría.
Me impediría hacer las muchas cosas súper especiales que
tenía en mente.
Pero eso no iba a ser hoy o incluso mañana.
Levanté la barbilla mientras Matthew y Thierry intercambiaban
miradas indefensas. —En algún momento, mi padre me va a
convocar, y dudo que cualquier pelea en la que me quiera
involucrar ocurra sólo durante el día, e incluso entonces, mi visión
sigue siendo un asco. Eso no va a cambiar. Por eso entreno ocho
horas al día y practico todo el tiempo. Debería estar ahí afuera,
adquiriendo experiencia real, antes de que me llamen.
Thierry se dio la vuelta, pasando su mano sobre su cabeza.
Misha finalmente decidió hablar. —Ella no tenía ningún problema
—dijo, y eso fue 99% cierto. No había visto a ese Raver hasta que
fue demasiado tarde—. Lo hizo muy bien.
Le sonreí, una sonrisa grande y brillante.
Me lanzó una mirada. —Y probablemente deberíamos estar
obteniendo experiencia de la vida real.
Matthew observaba de cerca a su esposo. Suspiró mientras
cruzaba los brazos. —Es demasiado tarde y de noche para tener
esta discusión.
Si bien quería tener esa conversación, también quería
preguntar lo que parecía ser mucho más importante. —¿No es muy
raro que los Ravers estuvieran aquí? Esta fue la primera vez que vi
uno, y wow, son realmente espeluznantes, pero pensé que eran
demonios carroñeros. Un nivel mucho más bajo.
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—Lo son —respondió Thierry mientras miraba a Matthew—. Se
supone que no deben estar arriba. No se mezclan ni remotamente.
Debido a la misma regla cósmica que hacía imposible decir a los
humanos que los demonios eran reales, sólo los demonios que
podían mezclarse con los humanos podían subir a la superficie.
Había bastantes que, a primera vista, parecían perfectamente
humanos. Las ratas gigantes no eran una de ellas.
—Y no sólo eso, los Ravers suelen ser una señal de un problema
mucho mayor —añadió Matthew—. Donde ves a los Ravers, casi
siempre encuentras demonios de nivel superior.
Mi corazón casi se detuvo en mi pecho. Esa cosita
probablemente se nos enseñó en clase, pero lo había olvidado.
Miré a Misha, y parecía tan inquieto como yo me sentía.
Los demonios de nivel superior eran los grandes males.
Sus habilidades cubrían toda la gama.
Algunos podrían influir a las mentes humanas de hacer cosas
malas. Otros podían invocar el fuego y la lluvia, cambiar su
apariencia en un abrir y cerrar de ojos, convirtiéndose en humanos
en un momento y en animales al siguiente. Muchos de ellos eran
bíblicamente antiguos. Todos ellos podrían matar a un Guardián.
Y si el hecho de que los Ravers estuvieran aquí significaba que
había un demonio de nivel superior cerca, era un gran problema.
Me crucé de brazos, casi sin querer preguntar lo que ya
sospechaba. —¿Crees que es posible que un demonio de nivel
superior sepa de mí?
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Thierry dudó. —Todos los de tu especie han sido masacrados,
Trinity. Si un demonio de Nivel Superior supiera que estás aquí,
esas paredes ya estarían rotas. Nada le impediría llegar a ti.
Página | 47
Ignoré lo que Misha dijo, sintiendo una perversa cantidad de
satisfacción en molestar la completa mierda viviente fuera de él
cada vez que podía.
—Hay Guardianes aquí. —dije, las palabras saliendo en un
apuro emocionado.
—Siempre hay Guardianes aquí, Trinity.
Lo miré, una ceja levantada. —Estos Guardianes no viven aquí.
La estatua cambió, la piedra volviéndose ligeramente menos
dura y pasando de gris oscuro a Quicksilver2 Mientras las alas se
extendían detrás de mí.
Cabello castaño rojizo apareció alrededor de los cuernos, los
rizos volando con el viento.
Vibrantes ojos azules con delgadas pupilas verticales se
encontraron con los míos. La irritación brillaba en esos ojos. Los
Guardianes tenían patrones de sueño extraños. Algunos se
mantenían despiertos toda la noche y dormían en las mañanas. El
horario de Misha se basaba en lo que sea que yo estuviera
haciendo. —Trinity…
Me sumergí debajo de un ala y salí del otro lado cuando Misha
se levantó de su percha, dándose la vuelta. —¡Maldita sea! —gritó.
2
Quicksilver… (MARVEL Comics) Tomaré una conjetura arriesgada y diré que: paso a un
color gris claro (como el cabello de este personaje).
Conocía el techo como la palma de mi mano, ni siquiera
necesitando ver realmente a dónde iba.
Ya estaba en el otro lado, inclinándome sobre el borde, cuando
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Misha levantó el vuelo detrás de mí.
—¡No dejes que te vean! —gritó mientras yo saltaba—. Lo juro
por Dios, Trinity, voy a encerrarte en tu habitación!
No, no lo haría.
Golpeando la pequeña alcoba debajo, me deslicé por el borde
redondeado. En el momento en que mis pies no tocaron nada más
que el aire, giré sobre mi estómago. Sujetando la esquina del techo,
balanceé mi cuerpo hacia dentro, a través de la ventana que dejé
abierta cuando me uní a Misha.
Aterricé en el pasillo vacío y tenuemente iluminado, y giré para
cerrar la ventana detrás de mí y entonces le coloqué el seguro por
si acaso Misha trataba de seguirme.
Después de meter mis lentes de sol en el bolsillo trasero de mis
pantalones, caminé hacia el salón, pasando varias puertas cerradas
de las habitaciones para invitados y apartamentos que casi nunca
eran usados antes de abrir la puerta hacia la escalera con olor
mohoso. Bajé cada tres y cuatro escalones a la vez y llegué al
primer nivel en diez segundos.
Desde ahí, anduve más lento y me mantuve cerca de la pared,
pasando por una cocina que sólo era usada cuando había
banquetes y ceremonias. El lugar estaba rebosante de actividad por
la próxima reunión, una ceremonia masiva para celebrar a los
Guardianes convirtiéndose en guerreros completos. Incluía comer
mucho, beber mucho y otro montón de cosas que ocurrían con los
recién ordenados Guardianes.
Más allá de la cocina, encontré la habitación que estaba
buscando, que era un área de preparación y llena hasta el tope de
mesas plegables y sillas apiladas. Fui cuidadosa de no golpear
Página | 49 ninguno de ellos, lo que requirió que caminara increíblemente
despacio.
Y eso requirió demasiado esfuerzo.
Yo no iba lento.
Las voces se volvieron más altas mientras me acercaba a las
gruesas cortinas marrones que separaban el área de preparación
del Gran Salón.
Deteniéndome frente a las cortinas, cuidadosamente curve mis
dedos alrededor del borde de una y la aparté unas pulgadas,
revelando el amplio salón de forma ovalada en toda su gloria
mientras polvo volaba por el aire.
Buen Dios, ¿cuándo fue la última vez que alguien tocó estas
cortinas?
Mi mirada inmediatamente se elevó al techo incluso si ya no
podía ver más las pinturas, sin importar que tan iluminado
estuviera el salón. Ángeles adornaban el techo, muchos de los
cuales eran ángeles de batalla, los Alfas.
Esos eran los ángeles que supervisaban a los Guardianes y a
menudo se comunicaban con ellos, aunque no había visto a uno en
la vida real. Pintados con sus armaduras y blandiendo espadas de
justicia, eran un espectáculo terrible que mirar.
—¿Cómo estuvo el viaje hasta aquí? —Estaba preguntando
Thierry mientras caminaba dentro de mi línea de visión, y me
concentré de nuevo. Los visitantes estaban de pie en las tarimas
elevadas, esperando—. ¿Espero que sin contratiempos?
Matthew siguió a Thierry al centro, hacia el asiento que no se
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supone que se llamara trono, de acuerdo con Thierry, pero era eso,
con su asiento de gran tamaño y un respaldo hecho de granito y
esculpido en un escudo, seguro lucía como un trono para mí. ¿Pero
qué sabía yo?
—Sí. —respondió el que estaba parado más cerca de la tarima.
No podía verlo claramente, pero era el que tenía cabello castaño
largo—. El viaje fue largo pero hermoso.
—Han sido muchos años desde que estuve en la capital de la
nación —dijo Matthew, las manos sujetas detrás de su espalda—.
Imagino que nuestra comunidad es bastante diferente de lo que
están acostumbrados.
Wow.
¿Ellos eran de Washington, DC? El clan de DC era un puesto
avanzado grande y el líder de su clan había muerto recientemente,
alrededor del tiempo en que Thierry empezó a actuar más
estresado de lo normal.
Mi mirada cambió hacia el que había estado hablando.
Pareciera que estuviera a mediados de sus veinte y se veía
demasiado joven para ser el líder del clan, pero era el que había
estado haciendo toda la conversación.
—Es muy diferente. —El Guardián masculino respondió con una
risa—. No creo haber visto tanto espacio abierto en años.
Thierry se sentó. —Bien, nos alegra que fueran capaces de
llegar hasta aquí, Nicolai.
Articulé su nombre, gustándome un poco.
—Gracias por recibirnos —respondió Nicolai—. Estábamos
sorprendidos de que nuestra petición fuese aceptada.
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Igual lo estaba yo.
—No aprobamos muchas peticiones —respondió Thierry—.
Pero pensamos que sería mejor encontrarnos en persona contigo y
tu clan.
Así que él era el nuevo líder del clan. Mi mirada se desvió a los
otros Guardianes. El que tenía el cabello oscuro y corto estaba de
pie junto al rubio, que era el más cercano a mí, parado tal vez a un
pie o dos de distancia desde donde yo me escondía detrás de las
cortinas. No podía ver la cara del rubio aún, pero por Dios, era alto,
alrededor de seis pies y medio, y la térmica negra que usaba se
extendía sobre sus altos hombros. Su cabello largo hasta los
hombros estaba recogido y asegurado en su nuca.
—Como estoy seguro de que ya saben, la actividad demoníaca
alrededor de varias ciudades ha estado disminuyendo
continuamente en el transcurso de los últimos tres meses —dijo
Nicolai, atrayendo mi atención de nuevo al líder del clan—. Antes,
veíamos tal vez dos o tres demonios de Nivel Superior en una
semana. No hemos visto ni uno en meses.
Eso sonaba como buenas noticias para mí, especialmente desde
que uno podría estar husmeando por aquí.
—Bien, eso no suena como un problema —comentó Thierry.
—No lo es en la superficie, pero también ha habido un aumento
de Fiends y, más perturbador aún, demonios de nivel inferior que
no podrían mezclarse con la población aunque lo intentasen —
continuó Nicolai—. Zayne se ha encontrado con cuatro hordas de
demonios Raver sólo este mes. Es extraño ver tanta actividad de
demonios de niveles inferiores sin un demonio de Nivel Superior
Página | 52 estando detrás de ello.
Mi mirada se dirigió al rubio. Zayne. Ese debía ser su nombre.
Se volteó ligeramente, y cada pensamiento que tenía se dispersó
como cenizas en el viento mientras obtenía mi primer vistazo de él.
Una pequeña, aún funcional parte de mi cerebro sabía cuán malo
era estar tan distraída por su apariencia, pero estaba.... estaba
aturdida.
Aturdida directo en la estupidez.
Me gustaba pensar que no era alguien que pudiera ser
fácilmente distraída por una cara bonita, pero él era… él era
hermoso. Y eso era decir algo, porque estaba constantemente
rodeada de apuestos Guardianes que cargaban un buen ADN
cuando parecían humanos.
Su piel era dorada, como si pasara una decente cantidad de
tiempo en el sol. Tenía una mandíbula fuerte que parecía esculpida
en piedra, y esos labios… ¿Cómo podían lucir tan suaves y tan duros
al mismo tiempo? Y era una cosa extraña de notar, pero lo noté, lo
que probablemente significaba que estaba deslizándome a
territorio acosador. Altos y angulares pómulos combinaban con una
nariz recta y orgullosa. Estaba muy lejos para ver sus ojos, pero
asumí que eran como los de todos los otros Guardianes. El más
profundo y brillante azul posible.
Desde donde estaba parada, este Guardián lucía como si fuera
unos pocos años mayor que yo, y me recordaba a los muchos
ángeles pintados que cubrían el techo del Gran Salón, pinturas que
ya no podía ver a detalle.
—Whoa —susurré, mis ojos ensanchándose tanto que
probablemente lucía como un bicho exprimido.
Se puso rígido, y yo contuve el aliento, temiendo que me
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hubiera escuchado. Cuando no volteó hacia su izquierda, donde yo
estaba parada, relajé mis hombros un poco.
—Algo tiene a los demonios de Nivel Superior lo
suficientemente asustados como para esconderse. —Nicolai estaba
hablando de nuevo—. Y ese algo está matándonos… matando
Guardianes.
Traducido por: Ariz Mariano
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Corregido por: Patty
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Sí. Algo así. —¿Estabas esperando algo más?
—Si-ií. —Arrastró la palabra, y se tomó un momento antes de
continuar, como si estuviera escogiendo sabiamente sus palabras—
. Especialmente considerando dónde estamos.
Era poco común que humanos vivieran en las comunidades de
Guardianes, así que no me sorprendía que él estuviera sorprendido.
—Excepto —dijo, dando un paso medido hacia mí —Que no se
suponga que estés aquí.
Me tensé. —Se supone que debo estar aquí.
—¿Justo cómo se supone que debías de estar detrás de la
cortina del Gran Salón, espiando?
Bien, demonios.
—Vivo aquí —dije, en lugar de responder su pregunta. Gracias a
Dios que la mayoría de sus facciones estaban ensombrecidas y
pueda hablar con él y no pararme ahí babeando como si no hubiera
visto a un chico atractivo antes—. ¿Y por qué estás tú aquí afuera?
¿No se supone que vayas a tu habitación, y que después te den de
cenar?
—Me dio curiosidad cuando te vi detrás de la cortina. Pensé
que debía investigar.
—No creo que se suponga que estés aquí fuera siguiéndome.
—No me di cuenta de que como Guardián no podía ir y venir
como quisiera.
Mantuve mis brazos flojos a mis lados. —¿Has visitado este
lugar antes? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—No.
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—Entonces tal vez deberías saber lo que puedes y no puedes
hacer.
Zayne estaba callado, y después dejó salir una profunda, áspera
risa.
Fruncí el ceño.
—Tienes un punto —admitió, y hubo otro latido de silencio—.
Tengo tantas preguntas.
Insegura de si eso era una cosa buena o mala, miré alrededor
pero fui incapaz de ver algo más allá de los oscuros árboles y el
suave brillo de las luces de las estrellas. —¿Las tienes?
—Sí. ¿Cómo demonios terminaste aquí? Una humana viviendo
en una comunidad regional, ¿una humana que parece saber que los
demonios son reales? Y obviamente lo sabes, porque no corriste
gritando o riendo del salón cuando hablamos acerca de la actividad
demoniaca.
Ahora deseaba que pudiera ver su expresión mientras frotaba
mis manos a lo largo de mis caderas. —No soy la primera o última
persona ordinaria que sabe sobre los demonios.
Eso era cierto. Había humanos que lo sabían, muchos de ellos
trabajaban en los departamentos de policía o tenían posiciones en
el gobierno y trabajaban de cerca con los Guardianes. Pero eran
pocos y distantes.
Él se movió más cerca, y más de su rostro quedó a la vista, pero
aún era más un borrón. —Estoy dispuesto a apostar a que no hay
nada ordinario sobre ti.
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No estaba segura de si él decía eso como un cumplido o no. —
¿Por qué pensarías eso?
—Vives aquí, en el sitio de poder de docenas de clanes, y casi
me golpeaste en la cara en cinco segundos exactos —explicó—. Y
además estabas ocultándote detrás de la cortina, siendo una
pequeña fisgona.
Crucé los brazos. —No soy una fisgona.
—¿No lo eres?
—Sólo porque sucedió que estaba ahí…
—Detrás de una cortina.
Ignoré eso. —Sólo porque pasó que estaba detrás de una
cortina…
—Escondiéndote detrás de una cortina —corrigió él.
—Sólo porque estaba parcialmente oculta por una cortina no
significa que estuviera fisgoneando.
Zayne estaba solo a un pie de distancia ahora, y capté la esencia
a menta invernal de nuevo. —¿Sueles encontrarte parcialmente
oculta por cortinas?
Cerré la boca y tomé una respiración honda y profunda. —¿Por
qué estamos hablando de esto?
Él alzó un hombro y lo dejó caer. —Porque estás reclamando
que no eres una fisgona. Quiero decir, tal vez pasas tu tiempo libre
parándote detrás de cortinas todo el tiempo. ¿Qué sé yo?
Mis ojos se estrecharon. —Oh, sí, de hecho me gusta pasar
tiempo tras las cortinas. Me gusta lo polvosas que son.
—Desde que detecto sarcasmo, básicamente estás admitiendo
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que estabas fisgoneando.
—No admití tal cosa.
Él bajó la barbilla. —¿Por qué no solo admitirlo?
Empecé a decirle que no había nada que admitir, pero había
estado fisgoneando. Obviamente. Suspiré. —No tenemos tantos…
visitantes, así que cuando los vi a ustedes llegar me dio curiosidad.
No tenía idea de que estarían hablando sobre algo importante.
—Ahora, ¿fue tan difícil admitirlo?
—Sí —respondí secamente—. Me lastimó. Profundamente.
Podría no recuperarme nunca.
—¿Cómo terminaste viviendo aquí? —preguntó, dirigiendo el
tema a su pregunta original.
—Es una larga historia que no tengo intención de contarte. —
Un momento pasó, e incluso sin ver sus ojos, podía sentir su pesada
mirada en mí.
—Eres… frustrante.
Mis cejas se alzaron. Wow. —Bueno, tú eres crítico. ¿Cuál es
peor?
Zayne rió, y no era como esta profunda risa de antes. Era seca
como la arena. —Soy probablemente la persona menos crítica que
alguna vez conocerás.
—Sabes, voy a tener que decir que probablemente no es el
caso.
—No me conoces.
—No me conoces, y acabas de decir que era frustrante. —
apunté.
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—Estoy haciendo la educada observación tras hablar contigo
unos minutos.
Mis manos se curvaron en puños mientras la urgencia de
golpearlo me llenaba, podría estar mal, pero sería satisfactorio,
pero aún mal. Necesitaba salir de aquí. —Sabes, ni siquiera voy a
mentir y decir que fue agradable hablar contigo. Solo voy a irme
ahora. —Comencé a voltearme.
—¿Cuál es tu nombre?
Me detuve y volteé a verlo de nuevo. —¿Es en serio?
—¿Cuál es tu nombre? —repitió… no, exigió.
Mi vello se levantó. —Es Note Importa.
—Eso es extremadamente… aburrido —replicó.
Resoplé. Como un pequeño cerdito. —Yo pienso que fue
bastante inteligente.
—Obviamente tenemos dos ideas completamente distintas
sobre lo que hace a algo inteligente —dijo, y mis ojos se
estrecharon—. ¿Te das cuenta de que voy a averiguarlo tarde o
temprano?
Lo haría, pero estaría condenada si le decía cuál era. —Bueno,
supongo que tendrás que esperar más tarde. Me voy.
Le mostré el dedo medio, segura de que podría verlo con sus
ojos de Guardián, y después me volteé, preparada para salir de su
vista…
—¡Trinity Lynn Marrow! —gritó Misha—. Lo juro por Jesús,
chica, cuando ponga mis manos sobre tí…
Deteniéndome, cerré los ojos.
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—Debo admitir que no esperaba averiguarlo tan pronto. —
Ironía goteaba del tono de Zayne.
—No te conozco —dije, girando de nuevo—. Pero no me
gustas.
—Eso no es muy agradable —objetó Zayne.
Antes de que pudiera informarle que no me importaba ni un
poco, Misha apareció en el pequeño claro. En un latido, estaba
frente a mí, parado entre Zayne y yo como si pensara que Zayne era
algún animal salvaje apunto de atacar.
—Retrocede —gruñó Misha, levantando una mano de
advertencia en la dirección de Zayne mientras yo miraba alrededor
de él.
Zayne no retrocedió.
Él avanzó, deteniéndose apenas a una pulgada de la mano de
Misha mientras se inclinaba a un lado, mirando a donde yo estaba
de pie. —Ustedes chicos realmente no son amigables aquí, ¿o sí?
Mis labios se torcieron en una renuente sonrisa. —Como dije,
no tenemos muchos visitantes.
—Puedo decirlo —respondió secamente Zayne.
Misha se movió así Zayne estaba bloqueado de nuevo,
provocando que rodara mis ojos. —¿Quién demonios eres tú y qué
estás haciendo aquí?
—Su nombre es Zayne —respondí por él—. Y es del clan de DC.
Fueron invitados aquí.
—Nadie es invitado aquí al azar —dijo Misha cortante.
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—Bueno, supongo que hay una primera vez para todo. —La
frialdad en el tono de Zayne podría haber congelado las hojas de los
árboles a nuestro alrededor.
Solía pensar que Misha era uno de los más altos y aterradores
Guardianes que había visto alguna vez en forma humana, pero
justo ahora, estaba pensando que Zayne era el que iba a ocupar ese
primer lugar.
—No me importa si estás invitado o no. —respondió Misha
mientras calor emanaba de él, y con eso, él sobrepasó a Zayne en el
concurso no oficial del Guardián más aterrador—. No deberías
estar aquí fuera acechando los alrededores y hablando con ella.
—Primero que nada, no estaba acechando los alrededores —
dijo Zayne—. Y segundo, ¿por qué no puedo hablar con ella? ¿Es
porque es humana, o porque golpea primero, y habla después?
¡Oh por Dios! Esquivé a Misha y miré al Guardián rubio. —Te
iba a golpear porque…
—¿Caminé detrás de tí? Lo siento. Intentaré no hacerlo de
nuevo —respondió, e incluso aunque no podía ver su rostro,
escuché la sonrisa en su voz.
—¿Qué estás haciendo aquí afuera? —demandó Misha, y por
una vez, no iba dirigido a mí.
Zayne hizo una pausa antes de responder. —Sólo necesitaba
aire fresco. Fue un viaje largo.
Alcé una ceja, sorprendida de que no me hubiera arrojado
debajo del autobús y me estuviera respaldando.
—Bueno, ahora que ya tuviste tu aire fresco, sugiero que
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vuelvas al Gran Salón.
Parte de mí esperaba que Zayne se negara. Parecía del tipo
combativo.
Pero me sorprendió retrocediendo. —Sí, pienso que es tiempo
de regresar.
—Perfecto —gruñó Misha.
Zayne inclinó su cabeza en mi dirección. —Un placer
conocerte… Trinity Lynn Marrow.
Empecé a estallar como un fuego artificial, del tipo que chilla,
pero Misha sujetó mi brazo, y terminé tragándome una bocanada
de maldiciones mientras gritaba—: Voy a tomar el camino alto e
ignorar eso.
—Pero ir bajo suena mucho más divertido —contestó Zayne.
Volteé hacia donde Zayne había estado, pero Misha no me
soltó y en cambio me arrastró lejos antes de que pudiera responder
con una réplica digna.
—Demonios, Trin.
—¿Qué? —Tuve que dar pasos extra largos para mantener el
ritmo con sus malditas piernas largas—. No hice nada.
—Tú nunca haces nada.
Fruncí el ceño. —¿Qué se supone que significa eso?
—Oh, no lo sé. ¿Qué hay acerca de tu volviéndote loca y
escondiéndote en el Gran Salón por un día entero, provocando que
todos creyeran que estabas perdida? Y entonces cuando te
Página | 67 encontraron, tú estabas como ‘no hice nada malo’.
—¿Qué? —Alcé un brazo desdeñosamente—. Tenía, como,
ocho años entonces, y tú estabas siendo muy realmente cruel
conmigo.
—¿Qué hay acerca de la vez que te quejaste hasta que te saqué
para ir al cine fuera de la comunidad y después me abandonaste
para encontrarte como unos chicos que conociste en línea?
—Estaba trabajando.
—No, estabas jugando a Ghost Whisperer—corrigió él.
—¡Eso no es jugar! Había un espíritu que necesitaba entregar
un mensaje extremadamente importante.
—¿Y qué hay acerca de la vez que te caíste del techo y fui
culpado por eso? Eso fue, como, hace un mes.
Apreté mis labios.
—¿Y qué hay acerca de la noche que fuiste más allá de los
muros y empezaste a pelear con Ravers, Trin?
Calor subió a mis mejillas mientras pasábamos la arboleda y la
casa de Thierry salía a la vista. —Sabes por qué necesitaba hacer
eso, y tú también fuiste más allá de los muros.
—No estamos hablando acerca de mí.
—Oh, por supuesto que no.
Misha ignoró eso. —Vas a provocar mi muerte.
—Creo que eso es un poco dramático —dije, aunque yo podía
causar su muerte.
—¿Lo crees?
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—Sí.
Él maldijo bajo su aliento. —Así que, ¿estabas espiando a
Thierry mientras él estaba hablando con ellos?
—¿Te enojarás si digo que sí?
—Trinity.
Suspiré. —Sí, estaba espiando, Zayne me vio y me siguió afuera.
Por eso estábamos hablando.
—¿Qué escuchaste?
—Están aquí por refuerzos. Algo está pasando en DC.
—¿Qué?
—Dijeron que algo estaba matando demonios y Guardianes, y
no piensan que sea otro demonio —expliqué—. Quieren irse
inmediatamente con refuerzos, supongo, pero Thierry los está
haciendo quedarse para el galardón.
—¿Algo que podría no ser un demonio está matando
Guardianes?
—Síp.
—Eso no tiene sentido.
—Síp —repetí— Pero tal vez es esto, ¿sabes? Hay un gran malo
ahí afuera matando Guardianes. Tal vez vayamos a ser convocados.
Él frunció el ceño hacia mí. —No sé muy bien acerca de eso.
Sí, dudaba que fuera el caso también, pero en algún punto
íbamos a ser convocados. Dejaríamos este lugar. Juntos. Y nos
iríamos para pelear. Me encogí de hombros. —De cualquier
Página | 69 manera, parece que estarán aquí por una semana.
Misha estuvo callado por un momento. —Quiero que te quedes
dentro de la casa hasta que se vayan.
—¿Estás bromeando? —demandé mientras cruzaba el camino.
Los reflectores se encendieron, alertando de nuestra presencia; su
brillo me hizo hacer una mueca de dolor—. No puedo quedarme en
la casa mientras estén aquí.
—¿Has olvidado por qué no tenemos visitantes aquí? ¿O sólo
estás siendo increíblemente egoísta?
—¿Hay una tercera opción?
Misha se detuvo frente a las amplias escaleras y el porche
iluminado. Bajó la mirada hacia mí mientras las puntas de sus dedos
tocaban mis mejillas, manteniendo mi vista fija en él.
—¿Podrías sólo hacerlo? ¿Mantenerte escondida?
La frustración me golpeó como una tormenta de verano. —No
puedo sólo quedarme en la casa, Misha. Eso es ridículo. No soy una
prisionera.
Una mirada de exasperación se asentó en su rostro. —Es sólo
por una semana, y eso es si ellos realmente se quedan aquí tanto
tiempo.
—Una semana es una eternidad.
—Un par de días en una casa que tiene prácticamente todo
para mantenerte ocupada no es una eternidad, tú pequeña mocosa
—continuó, dejando caer sus manos—. Puedes sentarte y comer y
hacer un maratón de series de TV en lugar de entrenar.
—No quiero sentarme por ahí y hacer nada. Eso me conducirá a
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hacer algo totalmente irresponsable y peligroso.
—¿En serio?
—¡Hey! Conozco mis límites.
—Sabes que la mayoría de la gente estaría feliz de estar libre de
sus enseñanzas y poder sólo pasar el rato.
—No soy la mayoría de la gente. —Nuestras clases habían
terminado a mediados de Mayo, así que Misha y yo habíamos
pasado de entrenar cuatro horas al día a alrededor de ocho, lo que
significaba que aún estaba aburrida por otras diez horas adicionales
o así.
Él ignoró mi muy válido punto. —Podrías tomarlo como unas
vacaciones.
—¿Vacaciones de qué exactamente? —chasqueé, más que
irritada ahora—. ¿Qué hago para necesitar vacaciones de eso?
—Trin —suspiró Misha.
—No me hables así, Misha. Tú puedes irte de esta comunidad
cuando te plazca…
—Eso no es exactamente cierto y lo sabes. —Ira tensaba la
mandíbula de Misha—. Si estás sugiriendo que tengo libertad
donde tú no la tienes, no estás siendo justa.
La culpa retorció el fondo de mi estómago, seguida
inmediatamente del muy amargo sabor de la angustia. Él estaba en
lo correcto, y yo estaba siendo una mocosa. No era como si Thierry
le hubiera dado una opción, uniéndolo conmigo antes de que
cualquiera de nosotros supiera lo que realmente significaba,
preparándonos a ambos para…
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Contuve el aliento mientras miraba al chico con el que había
crecido. El chico que había visto convertirse en un joven, y por
primera vez, algo me golpeó como la fuerza de ser golpeado por un
camión.
—¿Tú quieres esto? —susurré.
Sus cejas se juntaron. —¿Querer qué?
—Nosotros —dije—. Estar unido a mí. Esta vida.
Entendimiento cruzó su rostro. —Trin…
Tomé sus manos entre las mías. —Sé honesto conmigo, Misha.
Sé que no es como si pudiéramos cambiar algo. Ya está hecho, pero
yo… sólo necesito saber.
Él estuvo en silencio, y mientras más tiempo lo estuviera, mi
corazón latía más. —Es lo que he sido criado para hacer, Trin. Es
todo lo que se, y como dijiste, no es como si pudiéramos cambiar
algo.
Sintiéndome un poco enferma, alejé la mirada mientras soltaba
sus manos. —Eso no es lo mismo que querer hacer esto.
—Misha se volteó, y lo observé, lo vi pasar su mano a través de sus
revoltosos rizos. Él los odiaba, pero yo siempre pensé que eran
adorables, y mientras él miraba a la casa en la que ambos vivíamos,
la casa donde nuestras habitaciones estaban separadas por sólo un
par de muros, repentinamente sentí… ganas de llorar.
Tal vez era mi momento del mes, porque yo nunca lloraba.
Pero no lo era.
El ardor en la parte trasera de mi garganta estaba ahí, porque
he pasado casi mi vida entera junto a Misha y nuestras vidas
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estaban irrevocablemente unidas. No había pensado acerca de
cómo se sentía él acerca de todo esto, ¿o sí?
Lo había hecho, pero superficialmente, y en su mayoría era
acerca de cómo me afectaba.
—Soy egoísta —susurré.
La cabeza de Misha volteó hacia mí. —Normalmente apreciaría
este raro sentido de auto consciencia y no lo cuestionaría, ¿pero
por qué piensas eso?
Mi labio inferior tembló. —Porque nunca me di cuenta de que
tú podrías no querer esto.
—Trin, detente. —Él estaba frente a mí de nuevo, sus manos en
mis hombros—. Quiero esto. Es un honor para mí estar unido a tí
como tu Protector.
—¿En serio? —reí roncamente—. Porque yo no…
—Es un honor —repitió él, apretando mis hombros, y el peso
de sus manos era tan reconfortante como sofocante al mismo
tiempo—. Y lo digo en serio. ¿Lo que tú eres? ¿Lo que significa para
mí ser el elegido para estar ahí junto a tí? Es el más grande honor.
Sonaba a que lo decía en serio, lo hacía, pero yo sabía que decía
cosas en serio todo el tiempo y no era así, especialmente cuando
no quería nada más que ser lo que pretendía que ya era.
Misha me atrajo a su pecho y yo fui, rodeando suavemente su
cintura con mis brazos mientras él cruzaba los suyos alrededor de
mis hombros. Cuando era más joven, le daba la bienvenida a estos
abrazos más de lo que alguna vez podría entender, e incluso
mientras crecía, siempre podía encontrar consuelo en sus abrazos.
¿Pero ahora?
Página | 73
Ahora me sentía inquieta.
Misha estuvo callado por un largo momento. —Estaba siendo
ridículo sugiriendo que te quedaras en la casa. Vas a terminar
quemando algo o yo qué sé.
Esbocé una sonrisa.
—¿Pero puedes hacerme un favor? —preguntó, y yo asentí
contra su pecho—. ¿Puedes mantenerte alejada de Zayne?
No era lo que estaba esperando.
Me alejé y levanté la mirada hacia él. —No es como que
estuviera esperando volverme su mejor amiga por siempre o algo,
¿pero cuál es el problema?
—He… he escuchado de él —dijo, dejando caer sus brazos—. Él
es malas noticias, Trin. Zayne no es alguien con quien quieras estar.
Página | 74 Traducido por: Patty & Ariz Mariano
Corregido por: Patty
3
Serie de 1990 protagonizada por Will Smith.
fanática del romance histórico, y había leído ese libro cientos de
veces.
Yo lo había leído por lo menos una docena de veces antes de
Página | 76
que la letra se volviera demasiado pequeña para que pudiera leerla
incluso con mis gafas puestas.
Dios, echaba de menos leerlo, porque me hacía sentir cerca de
mamá de alguna manera.
Había descargado el ebook en mi iPad, pero no era lo mismo
que tener la copia en papel.
Nunca era lo mismo.
Sentada, me enderecé las gafas. Las imágenes en la televisión
eran mayormente borrosas, incluso después de que Thierry había
mejorado mi televisor de treinta a cincuenta pulgadas. Levanté el
control remoto.
—¿Quiénes son los extraños peligrosos en el Gran Salón? Uno
de ellos se acaba de mudar a mi habitación, Trinity. A mi
dormitorio.
Salté ante la pregunta, dejando caer el control remoto sobre la
cama mientras Peanut entraba por la puerta de mi dormitorio, la
puerta cerrada de mi dormitorio.
Peanut era un apodo raro, pero me dijo que así lo llamaban sus
amigos, porque apenas medía 1,50 metros. Era el nombre que él
prefería, y no tenía ni idea de cuál era su verdadero nombre.
Peanut era... Bueno, había fallecido en circunstancias extrañas,
en un concierto de Whitesnake4, en algún momento de la década
4
Whitesnake es una banda británica de hard rock fundada en el año 1978.
de 1980. Había muerto después de escalar de manera idiota una de
las torres de los altavoces de los conciertos durante una tormenta,
demostrando así que no había sido la bombilla más brillante del
Página | 77 grupo. La historia cuenta que un rayo cayó cerca de la torre,
sorprendiéndolo, y luego cayó hasta la muerte.
Había cumplido diecisiete años.
Trágico.
Lo había visto por primera vez hace unos ocho años, cuando mi
madre y Thierry me habían llevado a un oftalmólogo en
Morgantown, que estaba a sólo dos horas de aquí. Para cuando
tenía diez años, ya había visto suficientes fantasmas y espíritus para
saber lo que era cuando lo vi parado en la acera, aburrido y un poco
perdido.
El lugar del concierto en el que había muerto había estado
cerca, y había pasado Dios sabe cuánto tiempo vagando por las
calles de Morgantown.
Se había apegado a mí en el momento en que se dio cuenta de
que podía verle y hablar con él, y había hecho lo que algunos
fantasmas harían.
Peanut me había seguido a casa
Intenté que cruzara la luz, pero se negó a seguir adelante. Lo
que significaba que estaba atrapado en su estado de muerte y se
veía como estaba cuando murió, en lugar de, como los espíritus,
sano y completo.
Llevaba una camisa que era obviamente vintage: el nombre de
la banda escrito en blanco y el cantante principal proyectado en la
camisa. Sus vaqueros eran negros y ajustados, y llevaba un par de
Chuck Taylors rojos.
Irónicamente, lo que llevaba ahora estaba de moda.
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Su cabello era peludo y negro, lo que era bueno, porque
escondía la pequeña marca en la parte posterior de su cabeza que
yo había tenido la desgracia de ver una vez.
Se había producido un traumatismo craneal masivo.
Así que, sí, Peanut era un fantasma, un fantasma que estaba
tan atascado en los años 80 que la mitad de las veces ni siquiera
sabía lo que intentaba decirme.
Era una rareza, alguien que sabía que estaba muerto y que
podía interactuar con su entorno, que había muerto hacía décadas
y que no había cruzado al más allá y que aun así se las arreglaba
para ser decente y amable.
Peanut era ahora como un compañero de cuarto, uno que sólo
yo podía ver, que se suponía que debía golpear antes de flotar a
través de las paredes y las puertas.
Literalmente esa era la única regla.
Bueno, eso y no meterse con mis cosas, sobre todo porque
había aprendido a acceder a mi iPad y a mi portátil y también tenía
el horrible hábito de poner toda mi ropa al revés.
Lo que era notablemente raro.
—Se supone que tienes que llamar —le recordé, mientras mi
corazón se calmaba—. Esas son las reglas.
—Lo siento, mi pequeña Dudette. —Peanut levantó brazos
transparentes, haciendo los signos de paz por alguna razón—.
¿Quieres que vuelva al pasillo y llame a la puerta? Lo haré y seré
perfecto en ello. Llamaré por toda la casa...
—No. No necesito que hagas eso ahora. —Puse los ojos en
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blanco—. ¿Dónde has estado?
—Relajándome.... como un villano. —Se inclinó en la ventana,
sus pies no tocaban el suelo. La mitad superior de su cuerpo
desapareció a través de la cortina mientras miraba hacia afuera.
—¿Quién es el tipo en mi habitación?
Le fruncí el ceño. —¿Qué habitación crees que es tu habitación?
—Todas las habitaciones del Gran Salón son mías.
—Esas habitaciones no son tuyas.
Se alejó de la ventana, con las manos hacia las caderas. —¿Y
por qué no?
—Eres un fantasma, Peanut. No necesitas un dormitorio.
—Necesito espacio para vagar, vivir, respirar y ser creativo...
—No estás viviendo ni respirando, y hay habitaciones de
huéspedes extra vacías aquí. —señalé—. Así que, puedes ser
creativo en ellas.
—Pero me gusta esa habitación en el Gran Salón —se quejó
Peanut—. La que da al jardín. Y tiene su propio baño.
Lo miré fijamente. —Estás muerto. No necesitas un baño.
Peanut se encontró con mi mirada. —No me conoces. No
conoces mi vida, mis deseos o necesidades.
—Dios mío, Peanut. En serio. —Me arrastré hasta el borde de la
cama, dejando caer los pies al suelo—. Los otros dormitorios están
bien.
Página | 80
—No acepto esto.
Moví la cabeza. —¿Quién está en tu habitación que no es
realmente tu habitación?
—Un tipo rubio muy grande.
Mi corazón dio un vuelco. Tenía que ser indigestión... aunque
antes no tenía indigestión. —¿Zayne?
—¿Es ese su nombre? —Peanut flotó hacia mí, sus pies a unos
15 centímetros del suelo—. ¿Thierry está haciendo una especie de
edición universitaria de intercambio de carceleros extranjeros?
Esnifé. —Um, no. Esos son los guardianes visitantes de la
capital.
—Oh, sí. Eso es algo diferente, ¿no? Como, si están aceptando a
los pequeños en el entrenamiento ahora mismo.
—No, no es hora de clases nuevas, y es diferente que estén
aquí. —Me detuve—. Anoche conocí a uno de ellos. El rubio. Zayne.
—¿Lo hiciste? —Se golpeó la barbilla con el puño—. Tengo todo
el tiempo del mundo, pero será mejor que averigüe qué clase de
ejercicio hace ese tipo para conseguir esos abdominales, porque
acabo de verlo en toda su gloria...
—Espera. ¿Cómo lo viste en toda su gloria? —Mi cara enrojeció
al pensar en toda la gloria de Zayne. Puede que lo encuentre
excesivamente molesto y crítico, pero eso no cambia el hecho de
que el tipo inducia al sonrojo—. Por favor, dime que no le estabas
espiando.
—¡Fue un accidente! —Levantó las manos—. Iba de camino a
mi habitación...
Página | 81
—No es tu habitación.
—Y él estaba saliendo de la ducha, con una toalla, y me
sorprendió. Sorprendido, te digo. —Peanut se sentó en mi cama y
se hundió varios centímetros, haciendo que la mitad de su torso y
piernas desaparecieran.
Parecía que mi cama se comió la mitad de él.
—Así que, empezó a vestirse, y yo estaba como hold me closer,
tiny dancer5, esta no es la América que me prometieron, pero es la
otra vida por la que estoy aquí.
—Ni siquiera sé por dónde empezar con eso.
—Empieza por darme la 4116 de este clan de DC.
¿La 411? Agité la cabeza. —No sé mucho sobre ellos. Están aquí por
refuerzos.
—Eso es aburrido. ¿Por qué vinieron desde Washington para
preguntar? —Peanut se levantó para que pareciera que estaba
sentado en mi cama—. Quiero decir, hola, McFly, tienes FaceTime y
Skype.
Lo miré fijamente, y me llevó un momento volver a
concentrarme. —Sí, es raro que vinieran aquí, y que les dieran
permiso.
5
Canción de Elton John – Traducción: Abrázame fuerte, pequeña bailarina.
6
La verdad es que… ni idea de que dicen. A lo mejor es un código para ´cuéntame todo´ o
algo de los 80´s
—Huh. —Peanut flotó de la cama—. Tal vez...
Un golpe en la puerta nos interrumpió, y entonces oí a Misha
gritar—: Trin, ¿estás despierta?
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—Llamó a la puerta —señaló Peanut.
—Lo hizo. —Salté de la cama—. ¡Entra!
La puerta se abrió y Misha entró en mi habitación, vestido con
pantalones de nylon negro, camiseta sin mangas y zapatillas de
deporte. Parecía que acababa de volver de una carrera.
Sonrió mientras cerraba la puerta. —Pareces muy alegre esta
mañana.
—Sólo estoy emocionada de verte —dije, y luego me estremecí
mientras Misha caminaba a través de Peanut—. Uh…
Peanut se dispersó como el humo en una fuerte brisa y Misha
se detuvo, sus brillantes ojos azules abriéndose de par en par. —
¿Acabo de atravesar a ese fantasma?
—Sí... —le dije
Volviendo a juntar sus piezas detrás de Misha, Peanut se cruzó
de brazos. —¡Qué grosero!
Misha se estremeció. —Eso es tan raro y me hace sentir
incómodo.
—¿Cómo crees que me siento? —respondió Peanut con un
chasquido, a pesar de que Misha no podía oírlo—. Estabas
literalmente dentro de mi cuerpo. Dentro de cada parte de mí.
Cada Parte.
Arrugué la nariz.
—¿Qué está diciendo? —preguntó Misha.
—No quieres saberlo —le advertí—. Está aquí porque está
enfadado de que nuestros visitantes se están apoderando de sus
Página | 83
dormitorios, y he intentado explicarle que desde que murió no
necesita un dormitorio, pero no lo está entendiendo.
—Ignoras mis sentimientos. —Sacudiendo los brazos, Peanut
voló hacia la puerta—. Voy a ver si Zayne se está desnudando de
nuevo.
Se me abrió la boca.
—¿Todavía está aquí? —preguntó Misha, mirando por la
habitación.
—No. Está siendo un pervertido.
Su nariz se arrugó. —Tienes razón, realmente no quiero
saberlo. Estoy realmente sorprendido.
—¿Por qué?
—No esperaba que estuvieras aquí. —Sonrió cuando puse los
ojos en blanco—. ¿De verdad te estás escondiendo?
Por ahora —murmuré—. ¿Te divertiste anoche pasando el rato
en el Gran Salón con todos?
Sonrió mientras se daba la vuelta. —Suenas celosa.
—No estoy celosa.
—¿De verdad? —Se acercó a la silla de mi escritorio y se sentó.
Cuando se enfrentó a mí, me miró con una mirada que decía que
sabía más.
—Lo que sea. —Me crucé de brazos.
—En realidad estoy aquí para decirte que finalmente tuve la
oportunidad de hablar con Thierry anoche sobre Clay.
—¿Qué dijo?
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—Va a hablar con él y sus instructores. —Misha se movió en un
círculo lento—. Y creo que su premio se retrasará un año para
asegurar que sea maduro y respetuoso y que pueda ser asignado a
uno de los puestos de avanzada.
—Guau. —Sabía que Thierry haría algo, pero me sorprendió lo
lejos que fue. Había una pequeña parte de mí que temía estar en
problemas de alguna manera. Eso era una tontería, pero no pude
evitarlo aunque sabía que no había hecho nada malo. El problema
era que, al nacer, los guardianes varones eran colocados en un
pedestal, y toda la estructura social era un caldo de cultivo para la
misoginia. Algo parecido en el mundo humano—. Bien hecho,
Thierry.
—¿Estás sorprendido? —Las esquinas de sus labios se volvieron
hacia abajo.
—Un poco. Quiero decir, ya sabes cómo es todo. —Me senté en
el borde de la cama—. Sabía que haría algo y me alegro de que se
asegure de que Clay no sea más un...
—¿Asqueroso que empujó demasiado lejos? —ofreció él.
Asentí con la cabeza.
Misha hizo otro círculo lento en la silla. —Sólo mantente alerta.
Clay probablemente se va a enojar.
—Probablemente —murmuré.
—No es que no puedas defenderte, pero...
—Lo sé. —Suspiré, quitándome un mechón de pelo de la cara—
. ¿Has visto a nuestros visitantes?
—Sí, estaban allí, y no parecían felices por ello. —Misha sonrió,
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y yo fruncí el ceño—. De todos modos, ponte tu ropa de
entrenamiento para que podamos entrenar por hoy. —Misha se
levantó de la silla.
—Estaré allí en diez minutos. —le dije.
Se detuvo en la puerta. —Oh, no estarás lista en diez minutos,
pero te esperaré afuera.
—¿Por qué? —Parpadeé.
—Le dije a Thierry que estabas escuchando a escondidas en su
reunión de anoche —explicó, y se me abrió la boca. Misha sonrió—.
Estoy seguro de que querrá hablar contigo primero.
—¡Idiota! —grité mientras Misha cerraba la puerta tras él.
Volviendo a caer sobre la cama, me quejé. Iba a tener tantos
problemas.
Demasiados.
7
En lógica, una falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es
—Acabo de pasar. Mamá quería que tomara la receta de carne
asada de Mississippi de Matthew —dijo ella—. Mira a quién
encontré.
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Saludé torpemente desde la puerta.
La expresión de Thierry se volvió suave cuando se acercó y dio
una palmadita en el taburete del bar. —Ven a sentarte conmigo.
Sintiéndome como si tuviera seis años y me hubieran pillado
comiendo los malvaviscos de la caja de Lucky Charms8, arrastré mis
pies hacia él y me senté. —Hola —dije lentamente, mirándole
fijamente.
La piel alrededor de sus ojos se arrugó. —Hola.
—¿Quieres algo de beber? —preguntó Jada mientras se servía
un vaso de jugo de manzana.
Agité la cabeza y decidí terminar con esto. —¿En cuántos
problemas estoy metida?
Thierry ladeó la cabeza. —¿En cuánto crees que estás metida?
Levantando mis manos, las separé como a un pie de distancia.
—¿Así?
—No estoy seguro de lo que eso representa, pero anoche
consideré cerrar tus puertas y ventanas. —Thierry recogió su taza—
. Estabas en el Gran Salón cuando sabías que no debías haber
estado allí. Si el resto del clan te hubiera visto, ¿qué crees que
habrían pensado?
8 Lucky Charms es una marca de cereal producida por la compañía de alimentos General
Mills desde 1964.
Junté mis manos en mi regazo. —¿Que soy... entrometida?
—Sí, pero lo que es más importante, me preguntarían por qué
no sabía que una chica estaba escuchando a escondidas una
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conversación muy importante. ¿Entiendes lo que eso dice sobre mi
control aquí, mi autoridad? Nuestros visitantes podrían haberse
ofendido, sabiendo que no tenía la reunión asegurada.
Mirando a Jada, vi que ella estaba observando atentamente sus
uñas rosadas y vibrantes.
—Yo soy el Duque, y nunca debería haber una situación en la
que tenga a alguien escuchando a escondidas en mis reuniones —
continuó, y me sentí tan pequeña como un plátano, y odiaba los
plátanos—. Tienes suerte de que Zayne te haya visto y que parezca
más divertido que cualquier otra cosa.
¿Divertido? ¿Se divirtió conmigo? Ese...
— Sabes que mi autoridad puede ser retada en cualquier
momento.
Jadeé, mirándolo bruscamente. Lo sabía, ¿pero cualquier
Guardián realmente consideraría verme espiar como un error
masivo para Thierry? ¿Uno tan malo que podría ser removido como
Duque?
Eso lucía como una respuesta excesiva.
Sus brillantes ojos azules se encontraron y sostuvieron los míos.
—Ahora mismo, hay demasiadas cosas para cualquier error o
contratiempo.
Mordisqueando mi uña del pulgar, algo que hacía cuando
estaba nerviosa, cambié mi mirada hacia la isla.
—Sabes lo importante que es, por tu propia seguridad, ser más
lista que anoche. —Me tocó el brazo ligeramente, llamando mi
atención—. A tu padre no le encantaría saber de esto. Puedes
Página | 92 contar con eso.
Normalmente me habría reído del comentario sobre mi
seguridad, pero ¿cuándo Thierry se refirió a mi padre? Una historia
totalmente diferente. El hielo empapó mi piel. No necesitaba mirar
a Jada para saber que ella sentía el mismo escalofrío. No pude
evitar preguntar—: Tú.... ¿Vas a decírselo?
Thierry me miró sobre el borde de su taza. Fue entonces
cuando vi que decía No puedo ser un adulto hoy. Matthew. Eso era
una cosa que Matthew diría. Thierry bajó la taza. —No.
Alivio invadió la habitación como una briza de verano.
—Solo porque realmente no quiero hablar con ese santurrón
hijo de perra hoy.
Parpadeé.
Los labios de Thierry se torcieron. —Preferiría que nuestros
visitantes vinieran y se fueran sin haberte visto nunca, pero eso ya
no es una opción. Saben que estás viviendo aquí, o al menos Zayne
lo hace, y si de repente no fueras vista de nuevo, pensarían que
estamos ocultando algo. Eso no significa que quiero que vayas
buscándolos por ahí. Sé lo curiosa que eres, a menudo demasiado
curiosa para tu propio bien. Corta eso de raíz.
Me imaginé que no era un buen momento para señalar que
estábamos ocultando algo. A mí. Pero este era uno de esos raros
momentos en lo que sabía no decir la primera cosa que me viniera
a la cabeza.
Dije la segunda cosa. —¿No debería de buscarlos porque Zayne
es un tipo malo?
Las oscuras cejas de Thierry se alzaron. —¿Qué? ¿Por qué
Página | 93
pensarías eso?
Miré a Jada. —Yo… ¿no lo sé?
Las esquinas de sus labios descendieron. —Zayne es… bastante
honorable para un hombre joven. Es lo opuesto de un… tipo malo.
Okey. Bien, eso es totalmente lo opuesto de lo que Misha había
dicho, lo que era raro. ¿Cómo podría Misha saber algo que Thierry
no sabía?
Alejé la anormalidad por el momento. —No voy a buscarlos o
algo como eso, pero… —Inhalé profundamente—. Si alguno de ellos
hace preguntas sobre mí y qué hago aquí, ¿qué les digo?
—Diles la verdad.
Jada se ahogó con su jugo.
—¿Perdón? —chillé.
—Ellos sentirán la parte humana de tí y nada más.
—¿Y si ellos preguntan cómo terminó aquí? —preguntó Jada—.
¿Les decimos que una manada de lobos la arrojó aquí?
La miré suavemente.
—Si preguntan cómo terminaste aquí, les dices la verdad que el
resto de los que viven aquí saben —explicó, colocando sus brazos
en la isla—. Tu madre y yo nos conocimos mientras estaba en
Nueva York, cuando eras una niña. Ella se expuso a los demonios,
herida en un modo que habría levantado la sospecha humana, así
que la trajimos aquí. Ella se quedó con nosotros. ¿Entendido?
Eso era… más o menos la verdad pero no realmente. Asentí de
todas formas.
La mirada de Thierry encontró la mía una vez más. —No
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sabemos de lo que son capaces, Trinity. Ya lo aprendimos de la
manera difícil con gente que pensamos que conocíamos. La codicia
por el poder no conoce discriminación, ni límites.
El hielo volvió, filtrándose a través de mi piel hasta la misma
médula, y de repente me sentí mal del estómago. Lo sabía. Dios,
realmente lo sabía.
Uno de los precios pagados por nosotros para aprender eso…
fue mi mamá. —Lo sé —susurré.
—Bien —respondió Thierry—. Porque ellos nunca deben saber
lo que eres.
Página | 95
9
De nuevo, no sé qué significa.
para compensarlo. Era así de buena porque no podía dejar que mis
ojos caídos fueran un obstáculo. Al menos no todavía, no hasta que
se volvieran demasiado para superar, e incluso entonces, tendría
Página | 99 que adaptarme. Y eso significaba entrenar aún más duro. Poder
usar las dagas era importante, al igual que saber cómo pelear, y no
era solo para saber cómo defenderme.
Era para poder detenerme.
Lo que le había hecho a los Ravers ni siquiera era un vistazo de
lo que era capaz si no me controlaba.
—¿No piensas que es raro que Thierry haya ordenado que el
clan DC se quedara para el Galardón? —pregunte tan
despreocupadamente como me fue posible.
Misha no respondió, pero él frunció el ceño.
—Quiero decir, ¿desde cuándo alguno de los clanes vino por
aquí, incluso cuando sabían que estábamos obteniendo algunos
nuevos guerreros? —señale—. Nunca había sucedido antes.
—¿A qué te refieres? —pregunto.
—No lo sé, realmente. Es simplemente raro. Ellos no quieren
quedarse —Me encogí de hombros—. Y no hay realmente ninguna
razón para que ellos estén aquí
Me miró por un largo momento. —Yo creo que cuando pasas
más de una hora en tu habitación, tu cerebro comienza a ir a
lugares realmente extraños. Estabas viendo el canal ID10
nuevamente?
—Como sea —Sonreí—. Estaba viendo Fresh Prince.
Página | 113
Inclinó la cabeza. —No tiene sentido que ningún demonio intente
invadir este lugar, con el número de Guardianes que están en varias
etapas de entrenamiento.
Estuve de acuerdo. La única manera de que tuviera sentido era
que los demonios supieran qué más había dentro de estas paredes.
—Tal vez estaban perdidos. O aburridos.
—Sí —No parecía estar ni remotamente de acuerdo con eso, y
realmente esperaba que no le mencionara a nadie más lo que yo le
había dicho—. Además del lanzamiento de cuchillos y lo que vi
anoche, ¿en qué más estás entrenado?
Me crucé de brazos y dije una mentira—. No mucho. Sólo
pequeñas cosas que Misha me ha enseñado.
—¿Te enseñó a lanzar?
Misha no había sido el único en entrenarme. Thierry y Matthew
tomaron una enorme parte en ello. —Sí, pero soy mejor que él en
eso.
Zayne se echó a reír, y el sonido seguía siendo tan agradable
como lo había sido la noche anterior.
Ladeó el brazo. Sus movimientos fueron rápidos, y soltó la daga
antes de que me diera cuenta. Golpeó al muñeco, y me apresuré a
ver que había golpeado el estómago.
—¿Fue allí a dónde apuntaste? —pregunté, envolviendo mis
dedos alrededor del mango que todavía vibraba.
—Si dijera que sí, ¿me creerías?
—No —me reí, sacando la cuchilla.
—Estaba apuntando al pecho.
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—Entonces yo también soy mejor que tú —Me di la vuelta.
—Eso parece —Se pasó una mano en el pelo—. No he usado
dagas en años.
—Realmente no las necesitas.
—¿Lo sabes?
La pregunta me cogió desprevenida, y mi mente corrió a buscar
una posible respuesta que sea sospechosa. —Nunca se sabe. Quiero
decir, vivo alrededor de una raza de demonios a los que les gusta
atacar, y teníamos a los Ravers afuera del muro —dije. De acuerdo.
Esa fue una respuesta inteligente, y estaba bastante orgullosa de mí
misma—. Es por eso que sé el entrenamiento básico y cómo lanzar
un cuchillo.
—Inteligente. Si alguna vez te encuentras con uno de ellos,
podrás defenderte si llevas las dagas contigo.
Lo que él no sabía es que yo no necesitaba dagas. Si las cosas se
pusieran feas, podría derribar a Zayne. Podría llevarme a todos los
Guardianes y apenas sudar.
Caminó hacia mí, y cuando me dio el cuchillo, me aseguré de que
nuestros dedos no se tocaran.
—¿Has visto a un demonio? —preguntó.
—Sí. ¿Lo has hecho?
Zayne se rió entonces, y fue una risa de verdad. Profunda.
Garganta. Sexy como el infierno.
—Eres una especie de sabelotodo.
—Culpable de los cargos.
Página | 115
—¿Qué clase de demonios has visto, Sólo los Ravers?
—¿Por qué haces tantas preguntas? —Me acerqué al maletín.
—Tengo una gran curiosidad por ti.
—¿Porque vivo aquí? —Coloqué las dagas en sus pequeñas
ranuras—. Si me vieras por la calle, no mirarías dos veces en mi
dirección.
—Eso no es verdad.
Mis dedos se levantaron de las dagas mientras mi mirada se
dirigía hacia donde estaba él ahora a mi lado.
—Siempre miro dos o incluso tres veces a una chica bonita —
dijo, y esa sonrisa fácil se fue hacia un lado, curvando un lado de sus
labios—. No creí que debía mencionarlo ahora, o decirlo así, pero es
la verdad.
Todavía lo miraba fijamente.
La sonrisa se convirtió en una amplia sonrisa, calentando esos
fríos ojos azules. —¿Me he pasado de la raya?
—No —Parpadeé, volviendo a concentrarme en el maletín. Cerré
los lados y los até—. Tu curiosidad te llevará a una decepción épica.
—¿Por qué piensas eso?
—Porque no soy muy interesante.
—Eso es probablemente lo más incorrecto que he oído en todo el
día.
Luché contra una sonrisa, si él solo supiera la verdad. —Mi mamá
conocía a Thierry antes de que se convirtiera en duque, mientras
vivía en Nueva York. Fue atacada por un demonio, expuesta a ellos
Página | 116 cuando era una niña y el resto es historia —le dije, repitiendo lo que
Thierry me había dicho que dijera—. Cuando él se convirtió en el
duque, nos mudamos aquí con él.
—¿Tu padre no vino?
Una risa casi histérica me subió por la garganta. —No. Él está
alrededor, pero no está aquí.
Sus cejas se fruncieron como si estuviera tratando de juntar
todo. Él nunca lo haría. Ni con su imaginación más salvaje. —¿Y tu
madre?
Aparte la vista cuando una punzada de dolor intenso ilumino el
centro de mi pecho. —Ella se ha ido.
Zayne no respondió por un largo momento. —Se fue como en...
ya no está con nosotros?
Asintiendo, me tragué el nudo repentino que siempre aparecía
cuando pensaba en mi mamá. —Sí.
—Siento mucho oír eso —dijo, y cuando lo miré, su mirada vagó
sobre mi cara—. Perder a un padre es... Nunca es fácil.
Su mirada atrapó la mía y la sostuvo, así que le pregunté—: ¿Tú...
sabes cómo se siente?
—Mi madre murió dándome a luz, como muchas de nuestras
mujeres —Movió un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Mi
padre murió unos meses atrás.
Mi corazón se apretó en la inesperada pieza de información
—Lamento mucho escuchar eso. Dios, eso es... Intenso. Lo siento
mucho. Mi madre murió hace ya un año, por lo que todavía está
reciente, pero no... No es como eso.
Página | 117
—Gracias. —Miró hacia otro lado.
Algo encajo en su lugar mientras estudiaba su perfil. Se me
encogió el estómago. —¿Era tu padre Abbot? ¿El líder del Clan de
DC?
Su cabeza se volvió hacia mí. —Sí.
—Lo siento mucho —Me incliné hacia un lado, captando sus
ojos—. Él murió como un guerrero.
—Lo hizo.
—Sé que eso no lo hace más fácil…
—No.
Los guardianes no eran fáciles de matar, pero la muerte era una
sombra que siempre se quedaba a unos pocos pasos por detrás de
ellos, era una parte horrible de su vida cotidiana. Aun así, no hacía
que la muerte fuera más fácil de procesar.
—Realmente lo siento —repetí, sintiendo como si necesitara
decirlo de nuevo. Acuné el bolso de cuero contra mi pecho cuando
algo más comenzó a encajar en su lugar. Abbot, su padre, había sido
el líder del clan en DC, lo que significaba que una vez que murió
Zayne debería haber ascendido a ese puesto. ¿Había sido desafiado
por Nicolai y perdió? ¿O se había negado a asumir el papel? Esto
último me parecía imposible de creer.
Pensé en la advertencia de Misha. ¿El clan no había aceptado a
Zayne como su Líder? Era joven, no podía ser más de unos años
mayor que yo; pero ¿era algo más que eso? Lo cual no tenía sentido,
porque si ese fuera el caso, Thierry lo sabría y no nos diría que Zayne
era honorable.
—Así que —le dije, pasando mis dedos sobre el cuero liso. Sabía
Página | 118
que lo que estaba a punto de preguntar era muy personal, pero
como Thierry había dicho antes, yo era a menudo demasiado curiosa
para mi propio bien—. ¿Por qué no eres el líder del clan?
Zayne me miró. —Eso no es algo que pueda decirte.
La decepción se elevó, a pesar de que no fue una respuesta
inesperada. —¿Por qué no soy un guardián?
Sonrió fuertemente en respuesta. —Y porque no te conozco.
Vergüenza ondeaba en mi estómago. —Lo siento. No debería
haber preguntado. ¿A menudo soy... impulsiva y entrometida?
—¿Entrometida? Nunca lo habría adivinado. —Su tono era
ligero, incluso burlón, pero todavía sentía que los centros de mis
mejillas se sonrojaban.
Mirando hacia la puerta, decidí que era hora de hacer una cosa
inteligente y llevar mi trasero a casa antes de terminar diciendo algo
más que no debería. —Necesito irme. —Di un paso atrás,
sintiéndome cerca de diez tipos diferentes de incomodidad—. Fue
agradable, Umm… despejar el aire, y de nuevo, lamento lo de
anoche.
La sonrisa se relajó. —¿Significa esto que ya no me odias?
Hice un guiño. —Dije eso anoche, ¿no?
—Lo hiciste.
—A menudo digo cosas que no debería. Puedes añadir eso a
impulsiva y entrometida.
Él se rio entre dientes mientras deslizaba sus manos en los
bolsillos de sus jeans. —Lo hare, lo agregare a la brillante lista de
atributos.
Página | 119
—Hazlo —Dando un par de paso atrás, le dije—: Te veo luego,
Zayne.
Me di la vuelta y di varios pasos más.
—Trinity.
Me detuve y cerré los ojos. No tenía idea de qué hacer con ese
pequeño escalofrió.
—¿Sí? —Como si no tuviera algún control, me volví hacia él.
Él no se movió, y una vez más estaba demasiado lejos para ver
sus ojos claramente, pero sentí su mirada, intensa y dura. Mi ritmo
cardiaco se aceleró. —¿Cómo murió tu madre? ¿Fue un demonio?
¿O algo natural?
Cada musculo en mi cuerpo se tensó, una parte de mi sabía que
no debía responderle con la verdad, pero las palabras se elevaron
hasta la punta de mi lengua. Una verdad que rara vez salió al aire.
—No —dije—. Fue un Guardián.
Página | 120
11 Joffrey Baratheon es un personaje de la saga Canción de hielo y fuego del escritor George
R. R. Martin. Es representado como el despótico y sádico hijo del rey Robert. No sé
exactamente a qué se refiere Trinity con ese comentario…
Con eso, Clay se alejó, levantando los brazos y tirando hacia
atrás la cabeza y dejó escapar un rugido que definitivamente no era
humano.
Página | 126 Mi mirada se dirigió hacia donde estaban sentados Zayne y Dez.
Ambos parecían estar mirando hacia aquí, y mis hombros se
hundieron. Por supuesto que habían presenciado eso.
—Es un imbécil —se quejó Misha, mirando a Clay por encima
del hombro—. No puedo creer que tuvo el descaro de hablar
contigo.
—Está bien, ¿qué en el mundo acaba de suceder —preguntó
Jada.
Respondí antes de que Misha pudiera, dándoles un resumen
rápido menos el de pateándolo por la ventana. —Entonces, sí,
estoy un poco sorprendida de que él incluso me hablara.
Jada estaba mirando en la dirección general de Clay. —Y Thierry
retrasó su ¿Galardón?
Asentí.
—Bueno.
—Eso es enorme. —Ty se inclinó hacia delante—. No me
malinterpreten. Clay se lo merecía y más. Pero por mucho que me
duela admitir esto, en realidad es un muy buen Guardián, experto
en habilidades. Es casi imposible derribarlo en las clases. Él es
rápido y no solo en su forma de Guardián.
—Bueno, él se lo busco. —Sofocando otro bostezo, le di mí
batido a Jada para que lo terminara—. Voy a regresar.
—¿Por qué? —La preocupación pellizcó sus rasgos—. ¿Es por
Clay? Porque, en serio, no dejes que arruine tu noche.
—No es por él. En realidad, estoy bastante cansada —dije,
diciendo la verdad.
Jada me miró como si no estuviera segura de sí estaba diciendo
la verdad, pero ella lo dejo ir.
—Está bien —dijo Misha—. Solo déjame decirle adiós a Alina…
Página | 127 —No. Quédate. —Me estiré y acaricié su cabeza, bailando
ágilmente fuera del camino de su mano mientras me balanceaba—.
Solo voy a volver a la casa. Yo no necesito que me acompañes.
Misha vaciló.
—Te enviaré un mensaje de texto cuando llegué, ¿de acuerdo?
—Está bien —dijo después de un momento.
No perdí el tiempo, porque si lo hiciera, Misha cambiaría de
opinión y dejaría a Alina sentada junto al fuego. Diciendo adiós, me
levanté del sofá y luego miré por encima del hombro hacia las
ligeras luces.
Dez y Zayne todavía estaban allí, y rápidamente aparté la vista.
Me dirigí hacia la casa. Fue algo bueno que Misha no supiera de mí
hablando con Zayne ayer. O lo que le había dicho a Zayne.
Todavía estaba golpeándome por eso, pero si Misha lo supiera,
él estaría justo aquí conmigo en lugar de salir con Alina y divertirse.
Pensé en lo que Clay me había dicho mientras seguía el camino
de regreso a la casa. Había sido... raro. Lo entiendo. ¿Qué demonios
había querido decir?
¿Zayne había escuchado a Clay? Suspiré. Probablemente. No es
como si fuera vergonzoso o…
—Hey.
El corazón me dio un vuelco al oír la voz de Zayne. Fue como si
lo hubiera conjurado desde las sombras. Me detuve y me di vuelta,
dejando de caminar, mi pulso comenzó a latir con fuerza.
—No trataste de pegarme. —Zayne se detuvo a unos metros de
mí, bajo el suave resplandor de una farola, con las manos en los
bolsillos. —¿Dando vuelta a la página?
—JA. JA. —me quejé—. Tal vez acabas de llamar lo
suficientemente fuerte como para que yo escuche esta vez.
—Quizás. —Una pequeña sonrisa apareció—. Entonces, ¿qué
Página | 128 estaba pasando allí?
Sabía exactamente de qué estaba hablando, pero me hice la
tonta. —¿Qué quieres decir?
—Ese tipo —respondió—. Gritando que le consiguieras una
bebida o alguna cosa.
—Lo escuchaste. —Suspiré.
—Creo en que todo el estado de Virginia Occidental lo escuchó.
Sacudiendo mi cabeza, levanté mis manos. —No fue nada.
—No parece nada si te vas inmediatamente después de eso.
Bajé mis manos. —Wow. Realmente estabas prestando
atención.
—Si, lo estaba.
La sorpresa me robó la voz por un momento. —¿Por qué?
—Porque te vi allí, así que estaba prestando atención.
—Ni siquiera me miraste hasta que Clay hizo una burla de sí
mismo.
Esa sonrisa fácil y burlona volvió cuando se mordió el labio
inferior. —Entonces, me estabas prestando atención también.
El calor salpicaba mis mejillas. —No, no lo estaba.
Se río entre dientes mientras se ponía un mechón de cabello
rubio detrás de la oreja. —Eres ridícula.
—¿Y molesta?
—Eso también. —Miró a su izquierda y luego de nuevo a mí—.
¿Cuál es la historia con este tipo Clay?
—Es solo... es solo un imbécil. —Una brisa levantó las puntas de
mi cabello. Un raro y pequeño escalofrío me recorrió la espalda. El
viento se levantó, sacudiendo mi cabello sobre mi cara. Di un paso
atrás—. Necesito llegar a casa.
—Puedo acompañarte.
Página | 129 Había una voz que susurraba sí, un eco impulsado por una voz
casi desesperada, necesitada por algo más de atención, pero esa
necesidad era irresponsable, imprudente e interesante.
—Me dirijo en esa dirección, de todos modos —dijo, señalando
hacia mi casa y al Gran Salón más allá—. No es gran cosa.
Exhalando suavemente, asentí. —Bueno. Seguro. Lo que te
venga bien.
Zayne se rio entre dientes.
—¿Te estás riendo de mí?
—Más o menos.
—Entonces revoco mi aceptación a tu oferta. —Me di vuelta y
comencé a caminar.
Zayne me alcanzó fácilmente. —No. Sin devoluciones.
Luché contra mi sonrisa y gané.
Caminamos en silencio por un rato y luego Zayne preguntó—:
¿Cómo ha sido, ¿vivir aquí?
—¿Qué quieres decir?
—¿Han actuado otros Guardianes como Clay, o son amables
contigo?
Lo miré. —Casi todos ellos han aceptado que yo esté aquí, si
eso es lo que quieres decir. Clay es solo... Bueno, él es un imbécil,
pero yo crecí con ellos, Los más jóvenes. Incluso Clay.
—¿Y fuiste educada con ellos? ¿Como fue eso?
—Está bien, supongo. Aprendí sobre la Guerra Civil en una clase
y las diferentes especies de demonios en la próxima. Lo que
significa que probablemente tuve una más interesante experiencia
educativa que la mayoría de los humanos —dije. Todas las
comunidades fueron equipadas con sus propias escuelas. Por
supuesto, eran mucho más pequeñas que muchas de las escuelas
en el mundo humano. Un edificio albergaba mucho espacio, y cada
Página | 130 clase típicamente no tenía más de diez a quince estudiantes—.
¿Que pasa contigo? ¿Creciste en ¿Una de las comunidades?
—Nací en una en Virginia, a las afueras de Richmond, pero no
recuerdo nada de eso.
—¿Siempre has vivido en uno de los puestos avanzados,
entonces? —pregunté, haciendo referencia a los lugares donde
vivían los guardianes entrenados que patrullaban y cazaban
demonios.
—Sí —respondió—. ¿Y tú nunca has vivido en otro lugar que no
sea aquí y... New York?
Me sorprendió que lo recordara. —Vine aquí cuando tenía ocho
años, con mi mamá. —Cruzamos la calle, en dirección al muro de
piedra más pequeño que separaba la casa principal de la
comunidad—. Es todo lo que he conocido.
Zayne estaba callado y le eché un rápido vistazo. Se concentró
en las luces tenues, mientras caminaba y luego su barbilla se inclinó
en mi dirección.
Miré hacia otro lado, aspirando un soplo superficial del fresco
aire nocturno perfumado de pino.
—¿Cómo fue en el puesto de avanzada?
—Nada como esto —respondió—. Crecí rodeado de guardianes
entrenados y no lejos de... bueno, todo. Gastaba tanto tiempo en la
ciudad como en el complejo. Nunca es tan tranquilo allí.
—Me lo puedo imaginar —murmuré, pero realmente no podía.
No recordaba mucho sobre vivir en Nueva York. Habíamos estado
en un suburbio a las afueras de Albany, nunca estuve en cualquier
lugar cerca de Washington DC o de la ciudad de Nueva York—.
¿Fuiste educado en casa?
—Sí, lo fui. Mi padre trajo a alguien para manejar mi educación,
Página | 131 un humano que no estaba demasiado asustado de estar rodeado
de Guardianes.
—Eso tuvo que ser difícil, ser el único niño.
—No era el único niño —dijo, y despertó mi curiosidad. Antes
de que pudiera preguntar, dijo—: ¿Puedo preguntarte algo?
—Si dijera que no, probablemente preguntarías, de todos
modos.
—No lo haría. No si lo dices en serio.
La autenticidad en su voz atrajo mi mirada hacia él. De hecho…
Le creía eso. —¿Qué quieres saber?
—¿Cuántos años tienes?
Alcé una ceja. —Tengo dieciocho años. ¿Cuántos años tienes
tú?
—Veintiuno —respondió—. Tendré veintidós en unos meses.
Septiembre.
Crucé mis brazos sobre mi estómago mientras rodeábamos el
muro de piedra y nos acercamos a la casa.
—Tienes dieciocho años y tu madre se fue, y lo lamento mucho.
—agregó esa última parte rápidamente—. ¿Pero por qué sigues
aquí?
Página | 132 Traducido & Corregido por: Patty
12
Juego de palabras con su nombre ¨Trinity¨ qué significa: Trinidad.
—Gracias. —murmuré, deteniéndome en la esquina del
edificio. Había caído la noche, y luces suaves brillaban desde la
entrada del Gran Salón.
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El Fantasma se había detenido en los arbustos, con los brazos
en alto y las manos tirando de su cabello. Mi corazón se apretó con
simpatía.
—¿Qué está haciendo? —susurró Misha.
—Enloqueciendo —le dije. Había suficiente luz en el edificio
para ver hacia dónde iba. Comencé a salir, pero me detuve y miré
los amplios escalones.
Risas apagadas y vítores flotando desde el pasillo, me llamaron
la atención. El Galardón dio un buen momento. Bailaban.
Celebraban. Familia. Eso es lo que era. Familia.
Miré a Misha. Él también miraba fijamente el pasillo, y me
pregunté si estaba pensando en Alina. —¿Está Alina en el
Galardón?
—Sí —respondió, y me di cuenta de que había sido una
pregunta tonta. Cualquier Guardián mayor de edad que no tuviera
un joven que vigilar estaba ahí.
Él también debería estar allí. No aquí afuera conmigo,
arrastrándose en la oscuridad mientras hablaba con fantasmas.
Mordisqueando mi uña del pulgar, me enfrenté a él—. ¿Por qué
no entras y ves lo que está pasando? Después de que mueva a
Ghost Dude13, me uno a ti.
13 Tuve dudas sobre que colocar acá, ya qué vi dos opciones muy probables. 1era: una serie de TV llamada
Dude, That's My Ghost! (HEY! ese es mi fantasma): Habla sobre un chico de 14 años y su mejor amigo, el
fantasma de la estrella pop Billy Joe Cobra 2da: también podría significar ¨Amigo fantasma¨… En el original
luce más cool. :v
La cara de Misha estaba ensombrecida. —¿Por qué querría
entrar ahí sin ti?
—Porque es mejor que estar aquí conmigo mientras hablo con
Página | 136
fantasmas.
—Prefiero estar aquí contigo, incluso con todo eso de los
fantasmas.
Mis labios se curvaron. —Eso es mentira.
—No lo es —contestó—. Además, no puedo dejarte solo
cuando hablas con un fantasma. Si alguien saliera y te viera,
pensarían…
—¿Que hay algo mal conmigo? —dije.
—No iba a sugerir eso. Iba a decir que les parecería extraño y
que empezarían a hacer preguntas.
Volviendo a Ghost Dude, vi que aún estaba junto a los arbustos.
Caminé hacia el fantasma, con cuidado de quedarme cerca de los
matorrales. El fantasma no pareció escuchar mi acercamiento, y
ahora que estaba más cerca, pude ver que su camisa era el oro y el
azul de los Mountaineers de la WVU14. También pude ver que algo
andaba mal.
La parte trasera de la camisa estaba rota y manchada de un
color más oscuro. Mi corazón dio un pequeño salto, como siempre
lo hacía cuando estaba tan cerca de un fantasma o de un espíritu,
sin importar cuántas veces había visto uno.
Me aclaré la garganta. —Hola.
15
Amantes de la carne y la masa rellena… Lo busqué y al parecer es un lugar de comida, un grupo,
comunidad o algo así.
Cuando la gente moría, generalmente se preocupaban por las
cosas más tontas junto a las cosas más importantes.
—¿Estoy ... estoy realmente muerto?
Página | 139
—Definitivamente estás muerto —confirmé.
—No puedo creer que esté muerto —susurró.
—Lo siento. —Y lo estaba, aunque nunca lo había visto antes.
La muerte rara vez era fácil de aceptar—. ¿Qué te pasó, Wayne?
—Yo no... Mi auto se descompuso. Neumático pinchado. —Se
giró hacia Misha—. ¿Puede verme también?
—No, no puede verte.
—¿Me está mirando? —Murmuró Misha—. Por favor, dime
que no me está mirando.
Wayne ladeó la cabeza.
—Lo está y puede oírte —le dije, disparando a Misha una
mirada oscura que gritaba cállate—. Wayne, ¿qué pasó con tu
neumático pinchado? eso no causo lo de tu... pecho.
—Oh Dios —murmuró Misha—. ¿Cómo está su pecho?
Wayne miró fijamente a Misha, agitando lentamente su cabeza,
confundido. —Estaba cambiando mi neumático y pasó... Salió de la
nada.
—¿Qué salió? —le pregunté—. ¿Un puma?
—¿Hablas en serio? —Exclamó Misha.
—Hay pumas por aquí. —Me concentré en Wayne—. ¿Es eso lo
que te atacó? ¿O tal vez un oso?
—¿Qué tan mal se ve? —preguntó Misha, sus labios
arrugándose.
No iba a responder a eso frente al pobre Wayne, pero era malo,
Página | 140
realmente malo, y aunque Wayne ya tenía que saber eso,
realmente no quería confirmarlo para él. Era el tipo de mal que
seguro me daría pesadillas.
Hubo momentos, especialmente después de ver algo así, en
que sabía que Misha o Jada me preguntarían por qué no ignoraba a
los muertos. Parecía que sería más fácil hacer eso, pero eso no me
salvaría de ver una muerte tan inquietante y espantosa. Incluso
hubo momentos en que me hice esa pregunta, especialmente
después de ver a esa niña.
Pero no podía ignorar a estas personas.
Siempre estuve dispuesta a ayudar a los fantasmas y a los
espíritus. Con el paso de los años, me había vuelto muy inteligente
sobre cómo lidiar con ellos. Por más cliché que sonara, poder
ayudarlos era.... era algo especial. Y no era como si fuera a poder
verlos para siempre. El tiempo no estaba de mi lado.
Así que no hui de lo que podía hacer.
No me escondí de ello.
—Era grande, pero no era un gato grande. Estaba en dos pies —
La mirada de Wayne se dirigió hacia mí—. Pero no era un oso.
Una ola de piel de gallina me recorrió los brazos mientras le
miraba el pecho de nuevo—. ¿No era un animal?
—Estaba oscuro y sucedió muy rápido, pero... Oh Dios, ya
sabes. Una vez vi un programa sobre monstruos. Parecía un
monstruo, algo no real, y... tenía alas. Grandes alas. Los escuché.
Los vi, aunque no podía ver nada más.
Pequeños pelos se levantaron por todo mi cuerpo. Los
Página | 141
monstruos no eran reales, pero si no era un oso o un puma
hambriento el que le había hecho esto, sólo había una cosa más.
Y no era un chupacabras.
O Pie Grande.
—Creí que me había escapado. Quiero decir, por eso estoy
aquí. Me escapé —decía Wayne—. ¿Verdad?
Agité la cabeza. —¿Dónde estabas cuando se te pinchó el
neumático?
—Cerca de la vieja torre de bomberos. Tal vez a una milla de
distancia.
Un escalofrío se apoderó de mí. La torre de bomberos
abandonada no estaba lejos de aquí.
Sólo unos pocos kilómetros. —¿Tienes familia?
—Yo... uh, sólo mi madre y un hermano. —Su voz era ronca—.
¿Cómo puedes verme si estoy muerto?
—Sólo puedo.
Miró por el camino de entrada. Estaba demasiado oscuro para
que yo pudiera distinguir su expresión. Pero creo que sabía lo que
él podría estar viendo.
—¿Hay una luz allí? —pregunté, esperanzada—. ¿Una luz
blanca realmente brillante que podría haberte seguido hasta aquí?
—Sí. —Su risa se convirtió en un sollozo, y mi corazón se apretó
una vez más—. Hay una.... hay una maldita luz allí. Ha estado ahí
desde que me alejé de esa cosa.
Página | 142
—Eso es bueno. Sé que esto suena a cliché, pero hay que ir a la
luz. —dije, y por suerte Misha sabía que esta era la parte en la que
realmente necesitaba estar callado.
—¿De verdad?
—Sí.
—No lo entiendo. —Sus palabras se rompieron, y yo me
estremecí.
—Todo tendrá sentido para ti una vez que vayas a la luz. Y
tienes que irte —le dije—. No puedes quedarte aquí.
—¿Por qué no? —Su voz era un suave gemido. Esa era una
pregunta común.
—Porque se supone que tienes que seguir adelante, a lo que te
espera.
—¿Cómo sabes lo que me espera?
Otra pregunta común. —No lo sé exactamente, pero sé que si
ves una luz, es algo bueno.
Nunca me había encontrado con un fantasma que no viera una
luz, incluso si habían muerto mucho antes de que los viera. Esa luz
los sigue como un cachorro muy feliz. Algunas personas estaban
demasiado asustadas o confundidas para entrar en detalles. No
podría culparlos por eso. Yo también estaría asustado. ¿Quién no lo
estaría? La muerte era la gran incógnita.
—¿Veré a mi padre? —Todavía estaba mirando hacia abajo por
el oscuro camino de entrada, hasta donde yo sabía que la luz le
estaba esperando—. Murió hace un año. Accidente de coche en la
Página | 143 US5016
Trato de no mentir a los que pasaban, porque me sentía mal al
hacerlo. —Ojalá pudiera decir que sí, pero honestamente no lo sé.
Sólo sé que tu lugar está en esa luz. No te va a hacer daño.
Wayne se quedó callado de nuevo y luego se adelantó, y fue
entonces cuando me acerqué a él. —De acuerdo —dijo—. Muy
bien. Puedo hacer esto.
Levantándome una vez más la uña del pulgar a la boca,
entrecerré los ojos hasta que su rostro se hizo más claro. Su imagen
era ahora más fantasmal que nada, pero aun así vi su expresión en
el momento en que decidió ir a la luz.
Mis labios se abrieron en una suave inhalación.
Sus ojos se abrieron, y luego el calor se derramó en sus rasgos
como la mirada de mil mañanas navideñas. Él comenzó a caminar
hacia adelante.
Entonces le pregunté lo que siempre les preguntaba cuando
veía esa mirada asentada en sus rostros.
—¿Qué ves?
Wayne no contestó.
Nunca lo hacían.
Página | 160
No podía dormir
Probablemente porque eran solo las once de la noche y
normalmente ni siquiera pensaba en meterme en la cama hasta la
medianoche, pero me sentía... rara.
De nuevo.
Inquieta. Ansiosa, Irritada.
Ni siquiera sabía por qué estaba irritada, pero lo estaba.
Ni siquiera había aceptado la oferta de Misha para ir al Pozo.
Me sorprendió escuchar que había gente allí, pero ¿quizás el
Galardón había terminado antes? ¿Quién sabe? Todo lo que sabía
era que Misha quería ir al pozo porque Alina probablemente
también estaría allí, así que aquí estaba, sintiéndome...
Ansiosa
Inquieta.
Nerviosa.
Irritada.
Alerta.
No entendía lo último, ni nada de eso, pero así era como me
sentía, como si estuviera esperando que sucediera algo. Como si
todo estuviera a punto de cambiar.
Página | 161
O que algo había cambiado.
Tumbada en la cama, miré las estrellas suavemente brillantes
mientras levantaba una pierna. Mi corazón latía demasiado rápido,
como si estuviera en medio de una sesión de entrenamiento con
Misha, pero todo lo que había estado haciendo durante la última
hora era estar acostada aquí. Antes de eso, había ido a buscar
Peanut, pero supuse que estaba en el Gran Salón mirando a Zayne.
Zayne
Ugh
Me golpeé la cara con las manos y arrastré las palmas hacia
abajo. ¿Había estado coqueteando conmigo? ¿Realmente? No es
que me importara. Cuando se vaya, se habrá ido, y se ira pronto. La
ceremonia final es en tres días.
Y había cosas mucho más importantes en las que pensar.
Me puse de lado, con los ojos bien abiertos. Mil cosas
diferentes daban vueltas en mi cabeza. Estaba preocupada por lo
que había matado a Wayne y si el grupo que había salido a explorar
encontraría algo. No podía sentir un demonio, pero eso no
significaba que uno no estuviera cerca.
No podía dejar de pensar en cómo Thierry y Matthew habían
traído a Nicolai en esa reunión, haciéndole saber lo que podía ver,
lo que era más que extraño.
Y sí, también me preguntaba si a Zayne realmente le faltaba
una parte de su alma.
No iba a dormir pronto.
No.
Página | 162
Sentándome, aparté las piernas de la cama, luego extendí la
mano para encender la lámpara de la mesilla de noche. Parpadeé
hasta que mis ojos se ajustaron a la luz y luego me levanté. Agarré
unos leggins y me los puse, junto con un sostén deportivo, antes de
tomar una sudadera térmica que le robé a Misha hace años. Era
holgada, casi una túnica para mí, y me encantó porque era
acogedora y olía a clavo de olor, sin importar cuántas veces lo lave.
Salí de la habitación y bajé las escaleras. Al pasar por la oficina
de Thierry, vi una luz tenue que se filtraba debajo de las puertas
dobles con paneles. Hubo voces. Reconocí las de Matthew y
Thierry. Una tercera voz, también, pero no pude entender lo que
decían.
Más reuniones a puerta cerrada.
Si Peanut estuviera cerca, lo enviaría adentro para espiar, algo
que le encantaría hacer. Dijo que lo hacía sentir como Davey
Osborne, y no tenía idea de quién era y supuse que era algo
relacionado con los años 80, pero tenía tanta curiosidad por los
visitantes que todo lo que estaba haciendo era pasar el rato en el
Gran Salón.
Agachando la barbilla, salí por la puerta trasera y crucé el patio,
siguiendo el camino desgastado que no necesitaba ver para
caminar, ya que había recorrido esta ruta cientos de veces. Oculte
mis manos en las mangas largas y crucé los brazos contra el aire
nocturno, todavía frío, cuando llegué al muro de piedra que era
más pequeño que el que rodeaba a toda la comunidad. Este muro
rodeaba uno de los parques arbolados más grandes.
Todo el camino al final del muro de piedra conducía al Hoyo.
Me dirigí a la apertura del pozo. El aroma de la leña me rodeó.
La risa y el zumbido de la conversación se mezclaron con la suave
Página | 163
calma de la música.
Me detuve en la apertura, mirando las llamas bailar contra el
cielo nocturno.
¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba a punto de meterme entre
Misha y Alina? Si hiciera eso, él se concentraría en mí en lugar de
en Alina. En lugar de divertirse.
¿Y si Misha no hubiera querido estar unido a mí?
En el momento en que ese pensamiento entró en mi cabeza,
quise restregarlo con un cepillo de alambre. Ninguno de nosotros
tenía elección, ni yo desde el nacimiento ni Misha desde el
momento en que me conoció. Misha había dicho que era un honor,
y le creí, pero el hecho de que algo fuera un honor no significaba
que alguien quisiera hacerlo.
Sintiéndome mal del estómago, me di la vuelta y comencé a
regresar a la casa. Tal vez Thierry y Matthew habrían terminado en
su oficina, y podría molestarlos.
Quizás me arrastraría a la cama y me obligaría a dormir. Eso
sonaba como un montón de diversión.
A mitad de camino desde la fosa, me detuve y miré al cielo. Era
una linda y clara noche. Había solo cuatro destellos débiles.
Estrellas. Cerré mi ojo derecho.
Corrección. Yo podía ver cuatro tenues destellos.
Probablemente había más. Todo el cielo probablemente estaba
lleno de estrellas, y tal vez si miraba lo suficiente...
Escuché los pasos detrás de mí, y en lugar de balancearme
como había hecho varias noches antes, comencé a girar.
El dolor explotó a lo largo de la parte posterior de mi cabeza,
Página | 164
apagando mi columna vertebral, cortando mis sentidos,
aturdiéndome.
Y luego estaba cayendo.
Página | 165
Traducido por: Briszeyda Arteaga
Corregido por: Patty
Página | 174
La risa de Thierry fue ronca. —Te preguntaré de nuevo más
tarde, la próxima vez que te disculpes por lo que no puedes evitar.
Entonces Matthew estaba allí, dejando a Thierry a un lado. Su
mirada vagó sobre mí, deteniéndose en el brazo aplastado contra el
pecho de Zayne. —¿En qué te has metido esta vez, Trin?
—Un pequeño problema.
Las comisuras de los labios de Matthew se curvaron. —Los
pequeños problemas te encuentran, ¿no?
—Siempre —susurré.
—¿Puedes ayudarla? —Interrumpió Zayne, y mi mirada se
movió hacia él. Miré hacia arriba y no pude... no pude mirar hacia
otro lado. Me estaba mirando fijamente, la línea fuerte de su
mandíbula era dura—. Porque realmente creo que se está
desangrando encima de mí.
Empecé a fruncir el ceño. No necesitaba sonar así de... molesto
por eso. —No te pedí que me cargaras.
—¿Debería haberte dejado afuera, tirada en el suelo?
—Sí —dije desafiante—. Y no estaba tirado en el suelo. Casi me
tiras.
—Chocaste conmigo.
—¡Porque te estabas escondiendo detrás de una pared!
—Ahora, sabes que no soy yo quien se esconde detrás de las
cosas. —La cara de Zayne estaba perpleja—. Entonces, ¿preferirías
que te haya dejado allí?
Página | 175
—Es mejor que te quejes de que te estoy sangrando.
—Eres muy molesta.
Le devolví la mirada. —Espero haber manchado tu ropa.
Sus labios se torcieron cuando los ojos fríos se calentaron. —
Seguro que sí.
—Perfecto —murmuré.
—Bueno, puedo ver que no estás a las puertas de la muerte si
estás discutiendo. Tráela a la cocina —ordenó Matthew—. Es más
fácil limpiar allí.
Zayne siguió a Matthew por el pasillo, y yo todavía... todavía lo
estaba mirando. Y él estaba... Todavía me miraba fijamente. No
tenía idea de cómo no chocó contra una pared ni nada.
—¿Dónde está Misha? —preguntó Thierry desde algún lugar
detrás de Zayne.
Zayne parpadeó y su mirada se alzó.
—Está... está ocupado —le dije.
—Eso es inaceptable. —bramó Thierry.
Finalmente aparté mi mirada de Zayne. —No es su culpa.
—Se supone que debe estar contigo —rugió Thierry,
causándome una sacudida. —Tiene un trabajo —Él sacudió su
mano en el aire—. ¡Uno! Eso es todo.
Los brazos de Zayne se apretaron. —¿Quizás puedas
tranquilizarte un poco?
La cabeza del Duque giró hacia él. —¿Disculpa?
Página | 176
—No creo que gritar esté ayudando a Trinity en este momento.
—Zayne sostuvo la mirada incrédula del Duque, y decidí en ese
momento que no era tan irritante como pensaba anteriormente—.
La tienes tirada como un pez moribundo. —Bueno. Seguía siendo
loco irritante.
Matthew estaba de repente en mi línea de visión, empujando
dos sillas fuera del camino. —Zayne tiene razón, Thierry. Hay
tiempo para gritar más tarde. Ponla aquí abajo.
—¿En el piso? —Zayne vaciló—. Una cama o al menos un sofá
sería más cómodo.
—Lo sería, pero la necesito en el piso —razonó Matthew—.
Ahora.
—Está bien. El piso está bien —dije, mis ojos pegados a la bolsa
de medicamentos en la silla.
Por un momento pensé que Zayne no iba a escuchar, pero
luego se arrodilló y me colocó cuidadosamente sobre lo que parecía
una manta. Esperaba que retrocediera en ese punto, pero no lo
hizo. La sorpresa me atravesó mientras permanecía arrodillado a mi
lado.
—Bueno. Voy a tratar de no lastimarte, Trin —dijo Matthew,
pero volví a mirar la cara de Zayne nuevamente—. Solo necesito
revisar tu brazo y luego...
—Su cabeza —respondió Zayne por mí, y luego estaba mirando
esos ojos azul pálido. Eran insondables, y ellos... de repente me
recordaron los ojos de otra persona. No pude recordar de quién,
pero me di cuenta de que había visto ojos como los de él antes. O
fue la pérdida de sangre lo que me hizo pensar eso—. Su cabeza
Página | 177 está sangrando y también su nariz.
—Gracias —Los dedos de Matthew fueron suaves y rápidos,
despegando la arruinada manga—. Oh, cariño. Esto va a necesitar
puntos de sutura.
La mirada de Zayne levantó la mía. —Dios. Ella ha sido... ha sido
arañada. —Un músculo apareció a lo largo de su mandíbula
mientras miraba hacia donde Thierry que estaba junto a mi
cabeza—. ¿Por qué habría sido arañada aquí?
—Llama a Misha. —ordenó Thierry a alguien que no podía
ver—. Descubre qué demonios lo tiene tan ocupado. Necesito que
alguien encuentre a Clay y se asegure de que todavía esté... aquí. Y
consigue un equipo allá afuera, en el parque, para limpiar la sangre
ahora.
—¿Clay? —Exigió Zayne nuevamente, su mirada se entrecerró
en la mía—. ¿Era él el Guardián del Pozo que te estaba haciendo
pasar un mal rato?
No respondí
—Si fue él, ya no es asunto de nadie —comentó Matthew
tranquilamente.
Zayne no respondió a eso, porque creo que él sabía lo que eso
significaba. Si hubiera sido Clay, estaba más muerto que muerto.
Matthew deslizó sus dedos debajo de mi cabeza y palpó. Hice una
mueca y cerré los ojos mientras el dolor ardía.
Thierry ordenó—: Y tú. Necesito tu ropa, ahora.
—¿Qué? —exclamó Zayne.
—Realmente no quiero repetirlo. Necesito que te quites la ropa
ahora. Debe ser destruida.
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Oh wow. Abrí los ojos, porque si él se iba a desnudar, yo iba a
ser como Peanut. Sin vergüenza. Si muriera por pérdida de sangre,
al menos moriría al ver lo que estaba debajo de esa camisa.
Era una persona horrible.
—¿Por qué mi ropa necesita ser destruida? —preguntó Zayne.
—Haz lo que te dijo —interrumpió Nicolai, y wow, me había
olvidado de que estaba aquí para presenciar todo esto—. Estoy
seguro de que te proporcionará algo para ponerte y algunas
respuestas.
Sabía que no iba a obtener las respuestas que buscaba.
—No siento nada demasiado preocupante en tus heridas, pero
voy a necesitar coser este brazo. —Matthew bajó la cabeza y buscó
su bolso.
—Voy a darte algo que te dejará inconsciente, ¿de acuerdo? No
necesitas estar despierta para esto.
—Está bien —Miré a Zayne, porque realmente no quería ver
esa aguja. De ningún modo—. No me gustan las agujas.
Las manos de Zayne descansaban sobre sus rodillas y estaban
teñidas de rojo, cubiertas con mi sangre. —No creo que la mayoría
de la gente lo haga.
Tragué saliva cuando los dedos de Matthew rozaron el centro
de mi brazo. —Pareces alguien a quien le gustan las agujas.
—¿Porque soy un dolor de culo?
Mi risa terminó en un jadeo agudo cuando la aguja me picó el
brazo. —Tú lo dijiste. Yo no.
Un lado de sus labios se levantó. —¿Estás bien?
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—Sí. —Parpadeé lentamente, sintiendo el calor zumbando
viajar por la parte posterior de mi cuello y salpicar sobre mi
cráneo—. ¿Y tú?
El otro lado de esos labios se inclinó. —Lo estoy.
—Eso es bueno, porque si te desmayas, podrías caer sobre mí
—le dije—. Y te ves muy pesado.
—Soy muy pesado. —Su mirada se dirigió a Matthew y luego su
mirada volvió a la mía y la sostuvo justo cuando comencé a mirar
para ver qué estaba haciendo Matthew con esa aguja—. ¿Quieres
escuchar algo extraño?
Tragué saliva al sentir que el calor inundaba mi pecho. —
Seguro.
Zayne se inclinó y, cuando habló, su voz era muy baja. —Siento
como… si nos hubiéramos conocido antes. —dijo, y me di cuenta
vagamente de que los dedos de Matthew se detenían—. Me sentí
así la primera vez que hablamos, pero no lo hemos hecho. Lo habría
recordado.
Mi ritmo cardíaco se aceleró lentamente porque yo... yo
también había sentido así. —Yo también. —murmuré—. Eso es
raro, ¿no?
—Lo es—respondió.
—Thierry —dijo Matthew en un susurro, pero no escuché lo
que dijo, si es que dijo algo más. Lo último que vi fueron esos ojos
azul pálido, y luego no vi nada en absoluto.
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Se rió.
Empujando la manta hacia abajo, me levanté— ¿Cómo me puse
el pijama?
—Una señora te limpió y te cambió. Creo que tenías fuego en la
ropa o algo así. Estabas inconsciente. —Peanut flotó hasta el centro
de la habitación—. No miré. Lo juro. Sólo miro a los extraños.
—Eso es.... eso no es mucho mejor.
—No me juzgues a mí, a mi vida o a mis decisiones.
Lo miré fijamente y luego me recosté, sintiendo como si no
tuviera tendones entre los huesos y los músculos. Sabía que el
profundo agotamiento no tenía nada que ver con las medicinas que
Matthew me había dado.
Hablando de medicamentos.... Me subí la manga de mi brazo
izquierdo. Tres marcas rojas de ira se extendieron sobre mi piel. La
sutura fue fina y limpia, pero eso era.... Eso definitivamente iba a
dejar cicatriz.
Una cicatriz no era gran cosa.
Lo que pasó y el por qué era un problema. Si no hubiera sido por
Clay.... Hubiera ocurrido lo que le pasó a mi madre, y eso significaba
que no estaba a salvo aquí.
No estaba realmente a salvo en ningún sitio
¿Y Si no hubiera estado Clay? No tenía ni idea de lo que eso
significaría. Me había defendido, pero los Guardianes eran... Bueno,
a veces estaban por encima de lo que yo creía que estaba bien o
mal.
Peor aún, había sangrado por todas partes. Si hubiera más
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Ravers cerca, o si ese demonio de nivel superior estuviera cerca, se
harían más grandes, furiosos y voraces. Olfatearían esa sangre y
vendrían aquí.
Los demonios tendían a ser un poco....caníbales cuando
encontraban a alguien como yo. Esa fue una de las razones por las
que fui el último de mi especie.
Todo eso fue un gran problema, así que una cicatriz no era nada.
Me solté de la manga y dejé caer la mano sobre mi estómago
cuando lo que me pasó realmente me llegó.
Todo estaba a punto de cambiar.
—Viene alguien —dijo Peanut, y un segundo después, mi puerta
se abrió de golpe.
Me levanté sobre mis codos, entrecerrando los ojos. Era Thierry.
—¿Trin?
—Estoy despierta —le dije.
La puerta se abrió el resto del camino y vi que no estaba solo.
Matthew lo siguió, llevando lo que yo esperaba que fuera un vaso
de agua. Esperaba ver a Misha justo detrás de ellos, pero Matthew
cerró la puerta.
Eso era... extraño.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Thierry, casi caminando a
través de Peanut cuando iba de camino a la silla de mi escritorio.
—Bien —Vi a Peanut agitar su brazo frente a la cara de Thierry
en vano.
—Sólo cansada.
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Matthew se sentó junto a mis piernas. —¿Crees que puedes
sentarte y tomar un poco de agua?
—Saltaría por la ventana solo por un poco de agua —dije,
levantándome hasta enderezarme. Los puntos me tiraron del brazo.
—Eso sería interesante —dijo Peanut mientras Thierry rodaba la
silla hasta la cama.
—No vayamos tan lejos —Thierry se acercó por detrás de mí y
arregló las almohadas para que yo pudiera recostarme contra
ellas—. ¿Qué tan cansada estás?
Thierry sabía lo que pasaba después de que usaba mi gracia.
Había poco que no supiera. —Igual que antes.
—La hemorragia nasal no parece tan mala esta vez. —Matthew
me ofreció el vaso.
No lo era. La última vez, sangré durante horas.
Tomé el vaso que me ofrecía Matthew y bebí con avidez hasta
que sus dedos cubrieron mi mano, alejando el vaso de mis labios.
—Despacio. No quieres enfermarte.
—O arrojarla sobre ti.—Peanut estaba detrás de Thierry ahora.
—¿Quieres hablar de lo que pasó? —preguntó Thierry.
A regañadientes bajé el vaso casi vacío. —Estaba aquí, pero no
podía dormir, así que me levanté y fui al pozo, pero cuando llegué
allí, cambié de opinión.
En el camino de regreso, oí a alguien detrás de mí. Antes de
que pudiera mirar, me golpearon en la nuca. Me aturdió.
—¿No viste quién era? —preguntó Thierry.
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Terminé el resto del agua y murmuré mi agradecimiento cuando
Matthew me quitó el vaso. —Llevaba una máscara.
Matthew se enderezó y su mirada de ojos azules se dirigió de
mí a Thierry. —¿Qué tipo de máscara?
—Una máscara de muñeca realmente espeluznante. Del tipo
con las mejillas pintadas de rojo —Me estremecí— Nunca vi su
cara, pero sé que era un Guardián —Me preparé para la posible
respuesta a mi siguiente pregunta—. ¿Fue Clay?
—Aún no lo hemos encontrado —, respondió Thierry—. No
estaba en su casa ni en el Pozo.
Miré entre los dos. —Entonces, ¿podría ser él?
—Podría ser —dijo Thierry.
No sabía qué pensar. ¿Clay me había atacado porque se había
metido en problemas por lo que pasó entre nosotros? Eso era
horrible de considerar, pero al mismo tiempo, ¿era mejor que el
atacante fuera un enemigo desconocido?
—Todos están siendo revisados para ver si nos falta alguien,
continuó Thierry como si pudiera leer mis pensamientos—. Pronto
sabremos quién fue.
Con un aliento superficial, me concentré en Thierry—. Lo siento
mucho. Traté de detenerlo, y me defendí, pero no estaba
preparada —La vergüenza me cerró la garganta—. Vino hacia mí
por detrás y me arañó. Supongo que el instinto se apoderó de mí.
No podía...
—Para. —Thierry me cubrió la mano con la suya—. No tienes
nada por lo que disculparte. Hiciste lo que tenías que hacer para
sobrevivir.
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Un nudo formado en la parte de atrás de mi garganta—. Pero...
—No hay peros. Lo que pasó no es culpa tuya. Es de ese
bastardo que te atacó, y Misha…
—No es culpa de Misha.
—Ya he hablado con él —Thierry se inclinó hacia atrás—. Misha
sabe que es en parte responsable. Debería haber estado contigo...
—Le dije que me quedaría toda la noche, y así fue. Él no sabía
qué me iba a ir —razoné, sin querer que Misha tuviera problemas—
. Pensé que estaba a salvo aquí.
La mandíbula de Thierry se endureció. —Su deber no es hacer
lo que le dices o asumir que vas a hacer una cosa u otra, Trinity. Ya
lo sabes.
—No puede vigilarme 24 horas al día, 7 días a la semana.
Necesita tener una vida.
—Tú eres su vida —respondió Thierry—. Eso puede sonar
extremo, pero es verdad.
—Ella lo sabe, al igual que Misha —interrumpió Matthew con
suavidad—. Pero son jóvenes. Los dos. Los errores van a ocurrir.
Dios sabe que hemos hecho mucho nosotros mismos —Miró a
Thierry—. Hemos hecho grandes errores que inevitablemente han
llevado a otros.
No tenía ni idea de a qué se refería.
Las cejas oscuras de Thierry se juntaron y se sentó. Pasó un
largo momento—. ¿Hay algo más que pueda decirnos sobre quién
te atacó?
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Todavía quería asegurarme de que Misha no tuviera muchos
problemas, pero también sabía que tenía que responder todas las
preguntas que pudiera —No dijo nada. Se me acercó sigilosamente
y me golpeó en la nuca. Me defendí, y creo que eso le sorprendió.
No lo sé, pero todo lo que puedo decirte es sobre la máscara.
Thierry se quedó callado y noté que Peanut había desaparecido.
Me acomodé contra mis almohadas apiladas—. ¿Crees que esto es
como lo que pasó... cuando mi madre fue asesinada?
Matthew sacudió la cabeza, pero Thierry respondió—. No lo sé,
Trin. Después de lo que pasó con tu madre, eliminamos a todos los
guardias que trabajaban con Ryker.
Mi piel se congeló al escuchar su nombre. Nunca se hablaba de
él en voz alta. Ni siquiera podía recordar la última vez que lo oí.
—Podríamos habernos olvidado de uno —dijo Thierry
suspirando—. Eso siempre es posible.
No creí que Clay hubiera estado cerca de Ryker—. Si es alguien
que estaba siguiendo a Ryker, ¿por qué ahora? ¿Por qué me ataca
después de todo este tiempo?
Thierry y Matthew intercambiaron una larga mirada, una que
despertó mi curiosidad como ninguna otra. Fue Matthew quien
contestó. —Alguien podría haberse dado cuenta de lo que eras. No
sé cómo pudo hacerlo. Hemos sido muy cuidadosos.
Estaba pensando que decirle al líder del clan DC que podía ver
fantasmas y espíritus no era ser muy cuidadoso, pero tampoco
había sido muy cuidadosa cuando pateé a Clay a través de una
ventana.
Concedido, no era como si Clay se hubiera dado cuenta de lo
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que yo era, pero tenía que darse cuenta de que algo estaba
pasando conmigo.
—Yo solo... no entiendo por qué un Guardián querría hacerme
daño —dije después un momento—. Tampoco lo entendí en ese
momento. No soy un peligro.
Ambos hombres se callaron, y fue Matthew quien volvió a
romper el silencio. —Pero si lo eres.
Mi corazón dio un vuelco cuando mi mirada encontró la suya.
Sonrió débilmente. —Thierry y yo sabemos que tú nunca serías
un peligro para un guardián, pero eres un arma, Trinity, y cuando
alguien que se supone que no sabe lo que tú eres lo descubre,
reacciona de la misma manera que todos nosotros, estamos
entrenados para reaccionar a las armas que podrían terminar con
nuestras vidas en segundos.
Escuchar eso me hizo sentir que algo andaba mal conmigo.
Como si no fuera una persona capaz de contenerme de ceder
ante tendencias salvajes y violentas
—Eso no significa que lo que hizo Ryker o lo que este Guardián
intentó hacer este bien —continuó Matthew.
Thierry se frotó una mano sobre la cabeza y se agarró la nuca.
—Esperemos que por la mañana sepamos quiénes son y de quién
son amigos para que podamos expulsar a cualquiera que lo sepa.
La inquietud nunca había florecido más rápido que en ese
momento.
¿Y si hubiera más?
Thierry echó hacia atrás la silla y se levantó. —Tengo algunas
buenas noticias para compartir. Los exploradores informaron de
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nuevo. No se encontraron demonios cerca de la comunidad.
Esa era una buena noticia, pero no estábamos muy seguros. No
conmigo sangrando como un cerdo.
—Quiero que descanses —Thierry se inclinó y me dio un beso
rápido en el centro de mi frente—. ¿Bien?
—Está bien —prometí.
Thierry se fue entonces, cerrando la puerta, y sólo estábamos
Matthew y yo.
—¿Qué más está pasando? —le pregunté—. Estaban actuando
muy raro, incluso antes de que esto pasara. Todas las reuniones
que tenían a puerta cerrada. Dejaste que Nicolai se quedara en la
habitación y se tranquilizó sabiendo que puedo ver fantasmas y
espíritus.
Agitó la cabeza lentamente mientras miraba la silla en la que
había estaba sentado Thierry—. No pasa nada, Trin.
—¿De verdad?
Matthew se inclinó, moviéndose lentamente para que yo
pudiera verlo acercarse. Alisó sus dedos a través del desorden de
mi cabello, metiendo los mechones hacia atrás.
—Nicolai sabe que puedes ver espíritus y fantasmas eso no le
dice lo que eres. Hay muchos humanos que pueden hacer lo
mismo.
Sí, pero esos humanos no estaba acá y no tenían idea de cómo
obtuvieron sus dones del otro mundo.
Matthew se levantó con elegancia—. Por cierto, tienes una
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visita.
—¿Misha?
Matthew me sonrió. —Parece que has hecho un amigo en el
joven Guardián de la capital.
—¿Qué? —Casi se me salen los ojos de la cabeza.
—Sí. Ha estado esperando para verte —Matthew se detuvo—.
En realidad, está en el pasillo. Se niega a irse hasta que pueda ver
por sí mismo que no te desangraste hasta morir sobre él. Estoy
bastante seguro de que esas fueron sus palabras exactas.
Por supuesto que lo ha eran.
Matthew abrió la boca y la cerró—. ¿Dónde estaba cuando te lo
encontraste?
—Estaba rodeando la pared interior, junto a la casa. Estaba con
Nicolai —respondí—. ¿Por qué?
—¿No te dijo qué estaba haciendo ahí fuera?
—No. ¿Por qué? —Me puse rígida— ¿No crees que él tuvo algo
que ver con.... con lo que me pasó? —Ni siquiera me pareció
correcto sugerir eso—. ¿Matthew?
—No. En absoluto. —La sonrisa de Matthew fue breve—. Él
sólo llego en un buen momento.
Lo había hecho.
—¿Te apetece verlo un momento?
Todavía estaba algo aturdida por el hecho de que Zayne quería
verme, o que Thierry y Matthew lo permitían.
Y que Misha no estaba en ese pasillo, enloqueciendo por eso.
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Así que asentí con la cabeza y esperé verme mejor de lo que me
sentía, e inmediatamente me dije a mí misma que el cómo me veía
honestamente, no importaba.
Matthew abrió la puerta y salió al pasillo. Lo escuché hablar, y
luego un segundo después, Zayne estaba de pie en mi puerta. Se
había cambiado a lo que juré que eran un par de pantalones de
nylon de Thierry y una camisa blanca. Tenía el pelo húmedo y se lo
quitó de la cara.
De repente recordé lo que me había dicho antes de
desmayarme. Siento como si nos hubiéramos conocido antes.
¿Realmente había dicho eso? ¿O eran los medicamentos que
Matthew había estado bombeando por mis venas? No estaba
segura, pero mientras él caminaba hacia adelante, sin quitarme los
ojos de encima, supe que eso era lo que yo también había estado
sintiendo todo el tiempo.
Era como si lo conociera.
Zayne se detuvo al pie de mi cama. —Me alegra ver que no
estás muerta.
Mis labios se curvaron. —Soy difícil de matar.
—Es bueno saberlo —Se volvió hacia la silla que Thierry había
ocupado—. ¿Puedo?
—Claro. —Ignoré el pequeño zumbido nervioso en mis venas
mientras él se sentaba en la silla. Miré a la puerta, esperando que
apareciera Misha.
—¿Cómo te sientes?
Miré a Zayne, y mi inquietud volvió con una gran fuerza. Me
había equivocado sobre lo que sentía. No era nerviosismo. Fue
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como tomar un trago de una bebida energética realmente potente,
como los nervios de demasiada cafeína.
—Trinity? —Su cabeza ladeó.
—Lo lamento —Parpadeé—. Me siento bien. Sólo un poco
dolorida.
Su mirada se dirigió hacia mi hombro, donde sabía que sólo los
bordes de las marcas de las garras eran visibles. También sabía que
en un día o dos, esas marcas estarían casi curadas. —¿Qué te ha
pasado ahí afuera?
—Realmente no lo sé. —Y esa era la verdad. Girando la silla
más cerca de la cama, se inclinó hacia delante, apoyando los codos
sobre sus rodillas. Un mechón de pelo húmedo cayó hacia delante,
rozando su mejilla.
—Thierry y Matthew no me dijeron mucho, pero tengo la
impresión de que quien te atacó está muerto.
—Lo está —admití.
—Bien.
Me sorprendió mucho.
—Intentaba hacerte daño —Me hizo un gesto al brazo con su
barbilla—. Él te lastimó. Recibió lo que se merecía.
Wow.
Zayne estaba un poco sediento de sangre.
Me gustó un poco.
—¿Y lo hiciste? ¿Mataste a un Guardián? —Continuó, y no
respondí—. ¿Cómo?
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Lentamente sacudí la cabeza.
—¿Los cuchillos? —preguntó, y luego dijo—: O estás mucho
más entrenada de lo que dices.
Una sonrisa asomo en las esquinas de mis labios. Es hora de
cambiar de tema. —¿Realmente esperaste en el pasillo todo este
tiempo?
—Con la excepción de cambiarme y ducharme... Sí. —Se puso el
pelo detrás de la oreja, y yo esperaba que Peanut no le hubiera
vuelto a espiar—. Tu sombra no estaba muy emocionada por eso.
—¿Viste a Misha?
—Brevemente —Se tiró del cuello de la camisa—. ¿Es tu...
novio?
—¿Qué? —Me reí—. Es un Guardián.
—¿Y qué?
—¿Y qué? —repetí, con los ojos abiertos de par en par—. Los
guardianes no salen con nadie más que con otros guardianes.
Sus cejas se alzaron. —Eso no es verdad.
—¿Has salido con humanos?
—He salido con alguien que no era Guardián.
—Oh. —No sabía qué hacer con esa información más que
abrazarla muy de cerca y fantasear con ella más tarde—. Misha y yo
nos besamos una vez. Bueno, en realidad, lo besé, y fue muy raro
ya que es como mi hermano... se sintió extraño. —No sabía por qué
le decía esto, pero me escuchaba.
—De todos modos, él realmente es como mi hermano, menos
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el beso... que se sintió como incesto.
Zayne apretó los labios.
—Ese fue mucho para un momento de compartir, ¿no?
—Un poco. Lo añadiré a tu lista de atributos —La sonrisa se
liberó—. Sin embargo, él estaba muy preocupado por ti.
Miré a la puerta. ¿Dónde estaba Misha?
—Yo también estaba preocupado por ti.
—Mi mirada volvió a la suya. —¿Por qué?
Sus cejas se levantaron mientras esa sonrisa desaparecía —¿De
verdad me preguntas por qué?
—Sí. Pensé que me encontrabas molesta y frustrante.
—Lo hago. —Una rápida sonrisa apareció y luego se fue—. No
significa que no pueda preocuparme.
—Bueno, puedes ver que estoy bien.
—Nadie está bien después de sangrar tanto —, comentó, y,
bueno, no podría discutir ese punto—. Thierry y Matthew
reaccionaron un poco extraños ante el asunto de la sangre.
Mierda. Deberían haber pensado en eso antes de enloquecer
con la sangre.
—Son....muy sensibles con las heridas y esas cosas.
—Uh-huh.
No había una sola parte de él que me creyera.
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—He visto muchas cosas raras. Ya te lo he dicho antes —Se
detuvo—. He pasado por muchas cosas raras.
Bueno, si hubiera perdido una parte de su alma, eso
definitivamente se consideraría extraño. Probablemente estaría en
la parte superior de la lista de cosas raras
Zayne no había terminado. —Tú, este clan y cada maldita cosa
que ha sucedido desde que llegué compiten por el primer puesto
de rareza. No vinimos aquí por el galardón. Vinimos por refuerzos, y
Thierry exigió que nos quedáramos, lo cual es extraño porque es
raro que a alguien se le dé permiso para venir aquí, y mucho menos
para quedarse por un tiempo. Y luego estás tú.
—¿Yo? —Chillé.
—Eres una humana que vive en la sede regional del poder, una
humana que puede matar a un Guardián. ¿Y toda la cosa de
sangre? Sí. Esta mierda es extraña al máximo.
—No tengo idea de qué decir a eso.
—Bueno, prepárate, porque sé algo más sobre ti —dijo, y me
puse muy tensa, una ráfaga sorda de dolor irradiaba por mi brazo—
. Nicolai dijo que puedes ver fantasmas.
Mi boca se abrió y luego se cerró. Me tomó un momento
hablar. —Se suponía que no debía repetir eso.
—Hay muy poco que Nicolai no comparte conmigo —contestó,
inclinando la cabeza—. Entonces, ¿es verdad?
Sacudí la cabeza mientras repetía lo que Matthew me había
dicho. —No soy la única persona que puede ver fantasmas y
espíritus, Zayne. Mucha gente puede. No es gran cosa.
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Se rió suavemente mientras dejaba que sus manos colgaran
entre sus rodillas. —Sólo tú pensarías que no es gran cosa. Lo es.
No conozco a nadie más que pueda hacer eso.
—Quizás lo hagas y simplemente no te lo han dicho.
—Dudoso —murmuró—. ¿Siempre has podido verlos?
—Sí —admití, y fue extraño pero agradable hablar con Zayne
sobre lo que yo podía ver—. Siempre.
—¿Cómo es? —preguntó, con curiosidad enroscando su voz.
Alcé las cejas. —Es difícil de explicar. Quiero decir, los
fantasmas y los espíritus son diferentes. ¿Sabías eso?
Sacudió la cabeza.
—Sí, los fantasmas son los que no han seguido adelante. No
saben que están muertos o se niegan a aceptarlo. Por lo general,
están en estado de muerte, por lo que a veces pueden ser algo
asquerosos. Los espíritus de los que han muerto, se han ido a
donde se supone que deben ir, pero a veces regresan para ver a sus
seres queridos o entregar un mensaje.
—¿Y eso es lo que haces? ¿Darle mensajes a la gente?
—Cuando veo espíritus, sí, pero no los he visto en años —
admití, jugueteando con mi manta—. Cuando veo fantasmas, los
ayudo a moverse hacia la luz. Para que puedan encontrar la paz.
—Eso suena complicado, pero también... asombroso —dijo, y
cuando levanté la mirada, me di cuenta de que me miraba
fijamente—. Algunas personas probablemente elegirían ignorarlos
o tener miedo.
—No podría hacer eso. Necesitan ayuda, Si los vieras,
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especialmente a los fantasmas... ellos están tan confundidos. No
deberían quedarse así —le dije, me quedé en silencio mientras
pasaba mis dientes sobre mi labio inferior—. Hay otras cosas, sin
embargo, con las que no voy a interactuar.
—¿Espectros?
La sorpresa se disparó a través de mí—. ¿Cómo lo sabes?
—Desafortunadamente, tengo experiencia con ellos.
Los Espectros eran humanos a los que les habían quitado el
alma antes de morir. No podían pasar, ni al Cielo ni al Infierno.
Estaban atascados, y cuanto más tiempo estaban atascados, más se
alejaban de ser humanos. —También hay... gente de las sombras —
dije, doblando mis dedos alrededor del borde de la manta—. ¿Has
oído hablar de ellos?
—Demonios de nivel inferior —dijo, y asentí—. No son
fantasmas ni espíritus.
—Lo sé, pero a menudo se les confunde con ellos. Sólo he visto
uno una vez. Era súper raro —Me detuve—. ¿Cómo tienes
experiencia con los Espectros?
Zayne suspiró pesadamente y se miró fijamente a las
manos—. Con todo el espionaje que haces, ¿no te enteraste de
eso?
—Yo no espió —murmuré—. Mucho.
Sus pestañas se alzaron y el fantasma de una sonrisa tocó sus
labios. —Es una larga historia.
—Tenemos tiempo.
—Es tarde y deberías estar descansando.
19 Película de 1986
—Sí. De acuerdo. De todos modos, ¿puedes prestar atención a
Matthew y Thierry? Mira a ver si puedes oír algo de lo que están
hablando.
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—¿Cómo qué?
Buena pregunta, porque yo tampoco estaba segura. —Como, si
están hablando de nuestros invitados o... o de lo que me pasó a mí.
No lo sé. Cualquier cosa rara.
Peanut asintió. —Puedo hacer eso. Puedo hacer eso toda la
noche. En realidad, puedo hacerlo ahora mismo.
Estaban abajo susurrando entre ellos y el otro tipo. Nicolai.
—Vale. Sí. Ahora sería un buen momento para que espíes para
mí.
—¡Increíble! —Dio dos pulgares hacia arriba y luego
simplemente se evaporó.
Mi cabeza cayó sobre la almohada. No pensé que podría
quedarme dormida, pero fue como si cualquier estallido de energía
que hubiera experimentado cuando Zayne entró en la habitación se
hubiera ido con él.
Lo que fue notablemente extraño.
Terminé desmayándome muy rápido.
Dormí durante una eternidad, despertándome poco después de
las diez de la mañana. Lo primero que quería hacer era encontrar a
Misha, pero primero me duché, me sequé el pelo con una toalla y
peiné todos los nudos. Mi brazo estaba un poco dolorido, pero el
enrojecimiento ya había empezado a bajar. Como los Guardianes,
me curaba muy rápido. Para mañana los puntos de sutura
probablemente se disolverían, y para el fin de semana las cicatrices
serían de color rosa tenue.
Después de ponerme un par de vaqueros oscuros y una
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camiseta, me puse un par de sandalias y me fui a buscar a Misha.
No tuve que buscar lejos. Respondió cuando llamé a su puerta.
—Oye. —dije, entrando y luego cerrando la puerta detrás de
mí.
Su habitación estaba tenuemente iluminada, con las cortinas
cerradas y sólo una pequeña lámpara encendida junto a la cama.
Estaba sentado en su escritorio, cerrando su portátil. —Hola. —
No se volvió para mirarme a la cara.
Me detuve justo dentro de su habitación, de repente... me sentí
rara Miré a mí alrededor. Su cama estaba tan bien hecha que supe
que no había dormido en ella, porque siempre era un desastre.
Esperé a que se diera la vuelta, y cuando no lo hizo, se formó un
nudo en la boca de mi estómago. Abrí la boca, la cerré y volví a
intentarlo. —¿Está todo bien?
—Sí —Vino la ruda y corta respuesta.
Junté mis manos. —¿Entonces por qué te sientas de espaldas a
mí?
Misha finalmente dio la vuelta a la silla. No dijo nada, y estaba
demasiado oscuro para que yo pudiera distinguir su expresión.
Se me cayó el estómago. —¿Estás.... ¿Estás enfadado conmigo?
—¿Por qué iba a estar enfadado contigo, Trin?
No estaba segura. —¿Por lo de anoche? Te dije que me
quedaba en casa.
—No estoy enfadado contigo.
—¿De verdad?
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—De verdad. Ojalá te hubieras quedado en casa como dijiste, o
me hubieras mandado un mensaje de texto diciendo que querías
salir, pero tú no te hiciste esto a ti misma.
Sintiéndome un poco aliviada, me acerqué más. —Entonces,
¿por qué.... —Me callé, insegura de cómo preguntar lo que quería
saber.
—¿Por qué, qué?
Respiré profundamente. Nunca antes me retuve con Misha. —
¿Por qué no viniste a verme anoche?
—Quería hacerlo, pero después de que Thierry me mordiera el
trasero, no creí que sería buena compañía.
Supongo que eso tiene sentido, pero aun así. —Siento que te
hayas metido en problemas. Le dije a Thierry que no fue tu culpa.
—Lo sé, pero Thierry aún tenía razón. Debería haberme
quedado en casa. —dijo, dejando caer su cabeza hacia atrás —. Y
no discutas conmigo al respecto. No vas a cambiar lo que siento.
—Misha…
—Mira, mi trabajo es asegurarme de que estés a salvo. Anoche
fallé.
Crucé los brazos mientras me mordí el labio para mantener la
boca cerrada, pero no pude contenerla. —Sabes, no te necesité
anoche.
La cabeza de Misha se enderezó.
—Me cuidé a mí misma. Me salvé a mí misma.
—Usaste tu gracia, Trin. Así es como te cuidaste.
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La irritación me pinchó la piel. —Sé que no debería haberlo
usado, pero lo hice, y estuvo bien. Y si lo hubiera usado la última
vez…
—Aún así no habrías salvado a tu madre, Trin. —Su voz era
tranquila—. Incluso si hubieras usado tu gracia, no habría cambiado
nada. No te pongas eso encima.
Presioné mis labios. La culpa que rodea la muerte de mi madre
era... más allá de lo complicado, pero Misha estaba equivocado. Su
muerte fue culpa mía por múltiples razones.
Se inclinó hacia delante en la silla. —Entonces, ¿estás diciendo
que ya no me necesitas?
—Eso no es lo que estoy diciendo y lo sabes. —Caminé hacia su
cama y me dejé caer en el borde—. Somos un equipo, pero no hay
razón para que te sientes en tu cuarto haciendo pucheros porque
alguien más trató de lastimarme.
Misha se puso tenso.
—Y tampoco había razón para que Thierry te reclamará. En
lugar de gritarte y a tú haciendo pucheros, deberíamos averiguar
quién intentó matarme anoche.
Mirando hacia otro lado, se puso una mano sobre su cabeza, y
pasó un largo momento.
—Tienes razón.
—Claro que la tengo.
Él resopló. —Es sólo que... —Se recostó en la silla—. No
importa. ¿Cómo te sientes?
—Bien. —Me subí la manga de mi camisa, sabiendo que él
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podría verlo—. ¿Ves? No es gran cosa.
Se frotó los dedos sobre la frente. —Eso va a dejar cicatriz.
Soltando la manga, levanté el otro hombro.
—Fue Clay. —dijo.
Me quedé sin aliento. —¿De verdad?
—Hablé con Thierry esta mañana. Todos están acá menos él. —
dijo—. Y Thierry no cree que haya dejado la comunidad.
No sabía qué decir. —¿Cómo pueden estar seguros de que no
se fue? Podría haber volado sobre los muros.
—Sí, podría haberlo hecho, pero tenemos cámaras. Las
imágenes han sido revisadas y, hasta ahora, no han visto a nadie
saltar del barco.
Inquieta, me quedé mirando fijamente a mis manos. —Crees...
¿Crees que vino a mí porque se metió en problemas con Thierry?
—Sí.
Di un pequeño movimiento de cabeza. —Qué idiota.
—No se han dicho palabras más verdaderas. —dijo Misha.
Mi estómago se retorció. No fue culpa. Me había defendido. Si
no lo hubiera hecho y matado a Clay, podría haber muerto, y eso
significaba que Misha también lo habría hecho. Pero me sentí
extraña.
No era la primera vez que mataba.
Y probablemente no sería la última.
Levanté la cabeza. —Honestamente no pensé que fuera él.
Quiero decir, tenía sentido, pero... ¿Cuánto tiempo lleva Clay aquí?
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desde que era un niño, ¿verdad?
Misha frunció el ceño. —Correcto.
—Así que, él habría conocido a Ryker.
—Sí, por supuesto, pero eso no significa que comparta las
creencias de Ryker.
No estaba segura. Pero Misha tenía razón. Tenía sentido. Clay
estaba enojado, y me dijo cosas que se podían tomar como una
amenaza, pero algo no me pareció bien.
—Sabes, he estado pensando. —Misha inclinó la cabeza hacia
atrás—. No sentí nada anoche. Nada cuando te lastimaste, y creo
que debí hacerlo.
Sin saber qué decir, levanté las manos y las dejé caer. —El
vínculo no funciona así.
—El vínculo está diseñado para alertarme cuando estás en
peligro. —dijo, mirándome—. Estabas en peligro, y yo no sentía
nada.
20
Es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera
accidental, casual o por destino, o cuando se está buscando una cosa distinta.
Ambos hombres asintieron, y justo después de que pasé junto a
ellos, Nicolai habló—: ¿Trinity?
Volteé. —¿Sí?
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Su mirada buscó la mía mientras se adelantaba, bajando la voz.
—Zayne nos dijo que te ofreció la oportunidad de irte con nosotros
si lo consideras necesario. Sólo quiero que sepas que apoyo
completamente su oferta.
El shock que sentí cuando Zayne hizo la oferta volvió mientras
miraba a ambos Guardianes.
—Al igual que yo —dijo Dez—. Sabemos que dijiste que estás
segura aquí, pero si eso cambia, incluso después de que nos
vayamos, tienes amigos en DC que pueden ayudarte.
Un nudo se formó en mi pecho. —Gracias. —dije, y fue en
serio—. Yo… lo recordaré.
Nicolai asintió y después ambos hombres se marcharon,
desapareciendo por la escalera por la que yo acababa de subir. Me
quedé parada ahí por un momento. Ellos eran… ellos eran buenas
personas.
Sonriendo, bajé por el pasillo, bizqueando mientras contaba las
puertas. Me detuve frente a la quinta a la derecha y la sonrisa
titubeó y luego desapareció.
¿Qué le iba a decir a Zayne? ¿Hey, puede que haya un aterrador
fantasma espiando en tu habitación? Bueno, sí, tenía que
agradecerle, pero podría haber esperado.
—Maldición. Maldición. Maldición. —Dando un paso atrás,
comencé a girarme
La puerta se abrió antes de que pudiera moverme una pulgada.
—¿Trinity?
Volteándome de nuevo mientras trataba desesperadamente de
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pensar en una buena razón para estar aquí que no tuviera que ver
en nada con él, me detuve por completo.
Zayne estaba desnudo, desnudo y húmedo.
Mis ojos se ampliaron. Okay, no estaba completamente
desnudo. Tenía una toalla azul oscuro atada alrededor de sus
caderas, pero esa toalla colgaba indecentemente baja. Había
hendiduras a cada lado de sus caderas, y no tenía ni idea de cómo
él tenía músculos ahí.
Misha estaba marcado, pero él no tenía esos. Lo sabía. Lo había
visto semidesnudo un millón de veces.
Estaba también éste muy interesante fino rastro de cabello un
poco más oscuro que el rubio que hacía su camino desde su
ombligo y más abajo…
Calor floreció en mi estómago y ruborizó mi piel. Me sentí como
a finales de verano, no inicios de Junio, y como si estuviera
vistiendo un cuello de tortuga y una chaqueta.
Y una manta.
Dios, él era… Él era impresionante, y yo necesitaba dejar de
mirarlo boquiabierta, pero no podía detenerme. También sabía, en
lo más profundo de mis huesos, que era más que una reacción
visceral. Pero él no era el primer chico que me atraía, así que no
entendía por qué él me afectaba tanto.
Esas caderas se movieron y pareció extender sus muslos. —
Estoy empezando a sentirme un poco violado aquí.
—¿Huh? —parpadeé, llevando mi mirada a su rostro—. ¿Qué?
Fresco por la ducha, su cabello húmedo estaba peinado lejos de
su rostro. —Estás mirándome.
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Calor estalló aún más en mis mejillas. Estaba tan mal como
Peanut. —No, no lo estoy
—Estás mirándome como si no hubieras visto a un chico antes.
—¡No lo estoy! Y he visto chicos, muchos de ellos.
Una ceja se levantó perfectamente. —Así que, ¿ves muchos
chicos desnudos?
Mis ojos se estrecharon. —No, no me refería a eso.
—Es lo que insinuaste.
La verdad era que nunca había visto a un chico completamente
desnudo… o así de desnudo. —¿Por qué estás casi desnudo?
Él ladeó su cabeza. —Acabo de tomar una ducha.
Eso era evidente. —Así que, ¿siempre abres la puerta así?
—Escuché pasos y pensé que sería mejor revisar.
—Pero tienes una toalla —señalé—. ¿Y cómo en el mundo me
escuchaste? No estaba pisoteando por ahí.
—Tengo muy buena audición —respondió—. Deberías saber
eso, ya que vives con un montón de Guardianes.
Él estaba en lo correcto. Los Guardianes tenían audición y vista
increíblemente buenas. Los odiaba.
—¿Siempre abres la puerta en una toalla cuando escuchas a
alguien?
—No típicamente. —Se estiró, curvando sus dedos alrededor
de donde la toalla estaba atada— Pero tú estabas de pie fuera de
mi puerta maldiciendo, así que pensé que debería ver qué
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repentinamente. Tragué. No estaba segura de lo que necesitaba—.
Y pensé para mí, cuando te escuché murmurando maldición
repetidamente bajo tu aliento, seguramente esa no puede ser
Trinity.
Me volví a concentrar. —¿Por qué no?
—Porque pensé que después de estar casi sangrando hasta la
muerte…
—¿Sobre tí?
—Sí, gracias por el recordatorio. Pensé que después de lo que
pasó anoche, estarías en tu habitación descansando y no
merodeando alrededor por tu cuenta.
La molestia estalló. —Bueno, soy yo fuera de mi habitación y
merodeando por ahí, lo que tengo permitido hacer. —No
exactamente cierto—. Y lo que pasó anoche no va a hacer que me
esconda en mi habitación.
—Aparentemente eso tampoco te hizo usar el sentido común.
—Suspiró Zayne—. ¿Qué es lo que quieres, Trinity? Me gustaría
secarme y ponerme algo de ropa.
Sólo porque él tenía que señalar de nuevo que no tenía nada
más que una toalla, tuve que mirar. Esta vez mi mirada terminó en
su pecho, pero estábamos lo suficientemente cerca que incluso con
mi visión vi las gotas de agua resbalando entre sus pectorales,
bajando por los apretados músculos de su estómago.
—Estás mirando de nuevo.
—No estaba… —Okay, en este punto mentir era estúpido—. Lo
que sea.
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Mi miró por un momento y después mordió su labio inferior. —
Espera un segundo.
Zayne no me dio opción. Retrocedió, abriendo la puerta el resto
del camino. No vi a Peanut, pero no era como si pudiera ver toda la
habitación. Zayne se volteó, dándome un vistazo de su espalda
antes de desaparecer de mi vista. En unos diez segundos regresó,
habiéndose puesto un par de pantalones de entrenamiento de
nylon. Era considerablemente mejor que sólo una toalla, pero si
hubiera encontrado una playera, hubiera sido cien por ciento
mejor.
—¿Qué sucede? —preguntó, aún parado dentro de la
habitación.
—Nada está sucediendo. Sólo quería agradecerte por lo de la
noche anterior, pero lo estoy reconsiderando.
—¿Por qué me agradecerías por la noche anterior?
—Porque me ayudaste. Te aseguraste de que estuviera bien y
volviera con Thierry y Matthew. —Y esperaste a ver si estaba bien.
Pero no dije eso.
—No necesitas agradecerme —respondió—. Estaba haciendo lo
que era correcto.
Lo estaba.
¿Pero había más?
Ugh.
Ese fue un pensamiento tan estúpido. Por supuesto que no
había más.
—¿Por qué lo estás reconsiderando? —preguntó.
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—¿Huh?
—Dijiste que estabas reconsiderando agradecerme.
—Oh. Sí. —Me encogí de hombros con mi brazo ileso—. Porque
estoy molesta contigo de nuevo.
Zayne rió, y yo me estremecí, odiando y amando el sonido al
mismo tiempo.
—No es divertido —refunfuñé.
Él se sentó en la cama. —¿Cómo te sientes?
—Casi perfecta —respondí sinceramente—. Mi brazo apenas
duele.
—Eso es sorprendente. —Él estaba lo suficientemente lejos y
ahora su rostro era un borrón—. Esas marcas de garra eran
bastante profundas.
Mierda en una galleta.
—Bueno, Matthew me dio unas buenas medicinas, así que
probablemente por eso no duele tan mal. —Cambiando mi peso de
un pie a otro, sacudí mi cabeza—. Pregúntame de nuevo cuando
desaparezcan.
Estuvo callado por un momento, —Fuiste afortunada anoche.
No fui afortunada.
Sólo era poderosa, no obstante asentí. —Lo fui.
—¿Has escuchado algo acerca de quién pudo haber estado
detrás de tí? —Se reclinó en un codo y la vista de él me retorció el
estómago.
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Asentí.
Zayne me observó en su posición reclinada. —Sabes, eres
bienvenida a entrar. No tienes que quedarte ahí parada en el
pasillo.
—Lo sé. —No me moví.
—Es decir, eres más que bienvenida a quedarte ahí parada en
el pasillo si es lo que te gusta hacer. Sólo me imaginé que estarías
más cómoda entrando, desde que quieres hablar.
¿Quería hablar? Había venido aquí buscando a Peanut, ¿pero
era esa la única razón por la que vine aquí? No. Era lo
suficientemente mujer para admitirlo, pero también estaba aquí
para asegurarme de que Peanut no estuviera espiando.
No sabía por qué aún estaba parada en el pasillo. Zayne era
sólo un chico. Okay, también era un Guardián y era increíblemente
hermoso, pero era sólo un chico que molestaba la luz del día para
mí.
Él también me había hablado sobre su padre y se ofreció a
llevarme con él si no estaba a salvo aquí.
Caminé dentro de la habitación y observé estudiosamente lejos
a Zayne, porque mientras más me acercaba, más notaba que los
músculos en el brazo en que se recargaba estaban haciendo cosas
interesantes.
Miré alrededor y encontré a cierto dolor en mi parte trasera.
Peanut estaba en la esquina de la habitación, sentado sobre el
vestidor con una enorme sonrisa en su estúpido rostro.
—¿Estás bien? —preguntó Zayne.
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Levantando un dedo a su boca, Peanut guiñó.
Mis ojos se estrecharon en él. —Sí. Estoy bien.
—Oh, tan aterradora —dijo Peanut, haciendo temblar sus
brazos y piernas.
—Oooh-kay. —Zayne arrastró la palabra—. ¿Hay alguna razón
por la que estés viendo el vestidor?
—Buena pregunta —intervino Peanut.
Aparté mi mirada de Peanut. —Pensé que vi a un bicho.
Peanut jadeó. —¿Me estás llamando como una peste?
—¿Ustedes chicos tienen problemas de insectos? —preguntó
Zayne.
—A veces —murmuré—. Pero si el bicho sabe lo que es mejor,
se irá de aquí.
Peanut resopló.
Zayne parpadeo lentamente. —Tú… eres tan extraña.
—Esto es incómodo de escuchar —comentó Peanut.
Ignoré a Peanut.
—Así que, ¿qué aprendiste sobre quién te atacó? —preguntó.
—Fue Clay. —dije con un suspiro—. O al menos es lo que ellos
piensan.
—¿El chico de la Hoguera? —preguntó, y yo asentí—. ¿Sabes
por qué?
Parte de mí no quería ahondar en ello, pero lo hice. —Clay
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siempre fue… más agradable conmigo que muchos aquí. Es decir,
los Guardianes no son groseros ni nada, pero no me ponen
atención. La semana pasada había salido con él… y nos besamos.
—Okay, esto es muy incómodo —dijo Peanut.
Le disparé una oscura mirada. —Como sea, estaba bien al
principio, pero se puso súper sobón, y cuando le dije que parara, no
lo hizo al inicio. Es decir, lo hice detenerse. Si no hubiera podido
hacerlo, no sé si él hubiera… —Miré la alfombra beige—. Le dije a
Thierry, y Thierry retrasó su Galardón por un año.
—Bueno —dijo Zayne después de un momento—. Eso
definitivamente lo haría enojar.
Mi mirada voló a la suya.
—Hiciste lo correcto diciéndole a Thierry. Clay necesitaba saber
que hay consecuencias para sus acciones, a aprender a no hacer
algo como eso de nuevo. —Sus hombros se levantaron con una
profunda inhalación—. Conocí a un chico así una vez. Está muerto,
también.
No esperaba que él dijera eso.
Zayne continuó. —Sabes, la gente piensa que los Guardianes
están más allá de la maldad por la pureza de nuestras almas.
Incluso otros Guardianes piensan eso, pero la única cosa que nadie
toma en consideración es que, justo como los humanos, nosotros
tenemos libre albedrío, también. Los Guardianes no están sobre
actos de gran maldad, y lo que somos no debería protegernos de
las consecuencias.
Lo miré por lo que se sintieron como cinco minutos. —Nunca he
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escuchado a alguien decir eso.
—Sí, bueno, necesita ser dicho más a menudo.
Él estaba en lo correcto. —¿Quién mató al Guardián que
conociste?
—Un demonio —respondió—. Un demonio lo mató por lo que
trató de hacerle a alguien.
—No tengo idea de qué decir. —Lo que era cierto.
Especialmente cuando Misha afirmó que Zayne trabajaba con
demonios.
—Muchos no lo harían. Tengo una pregunta para tí. ¿Cómo
mataste a Clay?
—Las dagas —mentí— Lo alcancé… en el cuello. —Un punto
vulnerable, incluso en los Guardianes—. Fue rápido.
—Sí —murmuró Zayne, estudiándome.
Bajé mi mirada. —Yo… yo lo maté, y no me siento mal, porque
me estaba defendiendo. —No sabía por qué le estaba diciendo
esto, pero parecía que no podía detenerme—. Pero preferiría no
haber tenido que matarlo.
Zayne no respondió por un largo momento y después se sentó
con fluidez, descansando sus brazos en sus piernas. —Hiciste lo que
necesitabas hacer. Eso es todo lo que necesitas decirte a ti misma.
Siendo un Guardián, él había matado varias veces. Todos
demonios. Sin embargo, no es lo mismo que matar a un Guardián o
un humano. —¿Tú has…?
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—¿Yo he qué? —repitió, extendiendo sus dedos contra sus
rodillas.
Sacudí mi cabeza. —No importa. Es estúpido.
—Déjame decidir si es estúpido.
Cruzando mis brazos, inhalé profundamente. —Has matado
demonios. Probablemente cientos, sino miles de ellos, pero ¿alguna
vez has matado a un Guardián o… un humano?
Zayne me miró a los ojos. —No lo he hecho, pero he estado
demasiado cerca, y ha habido veces en que he querido.
—¿En serio? —Pensé en el Guardián que él conoció, el que fue
matado por un demonio.
Él asintió. —Si hubiera tenido éxito, no habría sentido ni un
maldito momento de culpa sobre eso. Los Guardianes no son
inherentemente buenos —repitió—. Eso es algo que me tomó un
largo tiempo darme cuenta, pero obviamente no te tomó tanto a tí.
—No, no lo son. —susurré, sintiéndome más como si estuviera
cometiendo un acto de traición.
—Me gusta—habló Peanut, recordándome que aún estaba
aquí.
Recordé lo que Misha me había dicho, acerca de la chica mitad
demonio y él trabajando con demonios. —¿Puedo preguntarte
algo?
Zayne se reclinó de nuevo, y una vez más, los músculos de sus
hombros y estómago hicieron cosas interesantes que deseé poder
ver más claramente. —Seguro.
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—¿Es verdad… que has trabajado con demonios en el pasado?
Algo pasó por su rostro, pero se había ido tan rápido para que
pudiera descifrar lo que fue. —Alguien ha estado susurrando en tu
oreja.
—Tal vez.
Él inclinó su cabeza hacia un lado. “¿Qué pensarías si dijera que fue
verdad?
Buena pregunta. —No lo sé. Pensaría que fue algo increíble.
—Muchos lo harían.
—¿Pero?
—Pero supongo que muchos pensarían que ver fantasmas y
espíritus también es increíble —dijo.
Mis cejas se juntaron mientras miraba a Peanut, quien me
enseñó el dedo. Mis labios se torcieron. —Ver fantasmas y espíritus
no es lo mismo que trabajar con demonios.
—No lo es, pero para mucha gente, los fantasmas y espíritus
son demonios.
—¡Cómo se atreven! —jadeó Peanut.
—Pero eso no es verdad—argumenté.
—No estoy diciendo que lo sea, pero hay humanos ahí afuera
que creen eso.
Fruncí el ceño hacia él. —¿Qué punto estás tratando de hacer
con tu argumento Chewbacca?
—¿Argumento Chewbacca?
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—Sí, solo estás diciendo un montón de palabras sin sentido y
encadenándolas juntas como si significaran algo.
Él lucía como si estuviera luchando contra una risa. —Lo que
estoy diciendo es que los Guardianes no son puros e inocentes sólo
por nuestro nacimiento. Lo mismo podría ser dicho sobre algunos
demonios no siendo malos y corruptos.
Mi boca se abrió. ¿Estaba diciendo que había algunos demonios
que no eran malos? Eso era pantalones completamente locos con
un lado de salsa peligrosa.
—¿Piensas eso por la medio demonio que tu clan aceptó? —
pregunté.
Todo sobre él cambió en un instante. Su mandíbula se
endureció y sus ojos se congelaron. —No es nada de tu
incumbencia. ¿Necesitas algo más? Si no, tengo cosas que hacer.
Me eché hacia atrás, herida por el cierre inesperado y el
evidente despido.
—Okay, bien. No necesito nada más. —Me moví para irme,
luego me detuve— Por cierto, hay un fantasma en tu vestidor —le
dije, y sonreí malévolamente cuando vi la sangre drenarse de su
rostro—. Su nombre es Peanut, y como que le gustas. ¡Diviértete
con eso!
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—Sí.
—Interesante. —murmuró, mirando hacia donde había estado
el espíritu, pero ahora se había ido.
¿Qué diablos...?
Escaneando la habitación grande y luminosa y la habitación
adornada con mármol, y paredes de color crema, finalmente lo vi
en el centro de la habitación.
Aprovechando la oportunidad para distraerme, saqué mi silla.
—Enseguida vuelvo.
Misha agarró los brazos de su silla, a punto de levantarse, pero
yo lo detuve.
—No hace falta que vengas. —le dije, consciente de que tanto
Dez como Nicolai nos estaban observando—. Voy al baño.
Una mirada de duda cruzó su cara, pero se volvió a sentar,
sabiendo que si me seguía ahora, se vería súper raro. Le sonreí,
imaginando la serie de maldiciones que se le estaban ocurriendo
mientras asentía a los dos Guardianes que estaban frente a mí.
Tuve cuidado de no entrar en las mesas por las que pasaba el
espíritu mientras los ocupantes enderezaban sus platos y velas,
expresando su confusión con exclamaciones.
Seguí el paso, pasando a dos guerreros en entrenamiento que
esperaban junto a las puertas.
Afuera, en el pasillo, mucho más iluminado, miré a ambos
lados. Había gente aquí afuera charlando en pequeños grupos.
Tomó unos momentos, pero vi al espíritu una vez más al final del
pasillo, junto a las puertas que conducían al jardín. Un segundo más
tarde, las atravesó a la deriva.
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Agarrándome a la falda del vestido para no tropezarme, bajé
por el pasillo y me detuve en las puertas. El jardín estaba iluminado
sólo con cálidas luces de velas y antorchas. ¿Qué era peor para mi
vista que una habitación extremadamente luminosa?
Una con mínima o ninguna luz.
Suspiré, usando mi cadera para abrir la puerta, y entré en la
terraza con el cálido aire de principios de junio. Mis pasos eran
cautelosos, ya que recordaba que había escaleras. Mi percepción
de profundidad no era la mejor de la noche. Poco a poco, me dirigí
hacia la pasarela pavimentada.
No escuché a nadie afuera mientras seguía el camino,
preguntándome si podría ver el espíritu aquí afuera.
Pasando lo que parecían ser varios bancos vacíos, seguí la curva
del camino y me sorprendió cuando descubrí que fluía en un área
abierta que estaba bien iluminada por varias lámparas de aspecto
anticuado. Había una estatua en el centro, un ángel de la batalla
levantando una espada en alto con un brazo y agarrando la cabeza
de un demonio en la otra mano.
Caminé alrededor de la estatua y me quedé boquiabierta
cuando vi el espíritu del otro lado. Mi corazón dio un pequeño
salto, como siempre lo hacía cuando estaba tan cerca de un
fantasma o de un espíritu, sin importar cuántas veces había visto
uno.
Estaba mirando la estatua, y ahora que estábamos más cerca,
no podía perderme la familiaridad de sus rasgos. Tal vez lo había
visto antes, cuando estaba vivo.
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Soltando la falda de mi vestido, miré a mi alrededor. No
escuché a nadie más aquí, pero eso no significa que alguien no lo
estuviera.
Me mordí la uña del pulgar, la curiosidad me llevó a un estado
de imprudencia.
Ignoré la forma en que se me revolvía el estómago. Fue una
reacción extraña a la presencia del espíritu, una que no entendí, así
que la dejé a un lado para pensar en ella más tarde.
—Hola. —dijo el espíritu.
Con una sacudida, di un paso atrás cuando el espíritu se volvió
hacia mí y, de la cintura para abajo, se hizo transparente. Sentí que
se me abrían los ojos de par en par. —¿Sabes que puedo verte?
—¿Por qué pensarías que no lo sabría?
—¿Porque estás muerto? —Yo sugerí.
Un lado de sus labios se movió en una media sonrisa que
levantó pequeñas pieles de gallina sobre mis brazos. —Sí, pero no
soy el primer espíritu que has visto.
—No. —dije—. Ni remotamente. ¿Cómo sabes eso?
El espíritu me estudió por un momento. —Sólo lo sé.
—Esa es una respuesta vaga. —le dije— ¿Qué tal si te pregunto
otra. Has cruzado al otro lado, ¿verdad? —Cuando él asintió, me
envolví con los brazos alrededor de la cintura contra la fresca brisa
de la montaña que rodaba por el jardín, agitando las hojas—. Pero
has vuelto.
—Lo hice.
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Esperé a que lo explicara, pero cuando no lo hizo, le
pregunté—: ¿Por qué has vuelto?
La leve sonrisa se desvaneció mientras miraba a la estatua. —
Quería ver.
Mis cejas se juntaron. —¿Ver qué?
Pasaron varios momentos antes de que dijera—: Ver cómo la
he cagado.
La comprensión pasó a través de mí. Este espíritu había vuelto
porque se arrepentía de algo que había hecho o que debería haber
hecho, o de algo que había dicho o que deseaba haber dicho.
Podría ayudarlo con esto.
—Eres un Guardián, ¿no? —le pregunté
El espíritu asintió. —Y tú... no lo eres.
—No.
Me miró, su cara casi transparente. —Sé quién eres.
Sorprendida por esa declaración, no sabía qué decir. Nunca me
encontraba con un espíritu o un fantasma que supiera quién soy.
¿Había vivido aquí? ¿Quizás cuando era más joven? —¿En
serio?
—Estar muerto hace que algunas cosas sean más claras,
mientras que otras no tanto. —Me miró fijamente, sus rasgos se
volvieron más agudos, más claros—. Ahora sé por qué he vuelto
ahora mismo, en este momento.
Un escalofrío se enroscó en mi columna vertebral.
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—Es curioso cómo el destino tiene una forma de enderezarse a
sí mismo contra todo pronóstico, ¿no?
Vale, esta fue la conversación más extraña que he tenido con
un espíritu, y he tenido algunas conversaciones muy extrañas, pero
aún más, ¿no es cierto lo que Peanut había oído decir a Thierry por
casualidad?
Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, sus rasgos
estaban repentinamente marcados con una tristeza tan fuerte que
podía sentirla en mi propio pecho. Un segundo después, se
dispersó en el aire. Mis cejas se elevaron cuando la brisa levantó un
mechón de mi cabello y lo arrojó sobre mi cara.
Esperé.
No volvió a juntar sus piezas.
Frunciendo el ceño, desplegué mis brazos. —¿Por qué
desapareciste?
—No puedo entender por qué alguien desaparecería de ti.
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Había un ligero ensanchamiento de sus ojos. —¿Aquí? ¿En el
recinto?
Se parecía tanto a Misha que tuve que reírme. —Sí, los espíritus
están por todas partes. Incluso aquí. Fue extraño, sin embargo. —
Miré a la estatua— Nunca lo había visto antes, pero parecía saber
quién era yo. —Me encogí de hombros—. Supongo que era un
Guardián aquí.
—¿Ves... ves espíritus de Guardianes?
Asentí con la cabeza, aliviada de estar en terrenos más seguros,
no tan vergonzosos. —No los veo a menudo, y nunca he visto un
fantasma de uno, pero he visto algunos espíritus.
Zayne pareció reflexionar sobre eso. —¿Por qué crees que
nunca has visto un fantasma de uno?
—Supongo que todos cruzan. —le expliqué—. A diferencia de
los humanos, tienen muy poco que temer cuando mueren.
—Supongo que sí... —Las comisuras de su boca se cerraron. La
tensión se desató en Zayne mientras miraba fijamente a los árboles
y arbustos que nos rodeaban. Se quedó tan quieto que ni siquiera
estaba segura de que estuviera respirando. Entonces sus brazos se
desplegaron.
Un nudo de malestar creció en mi estómago, propagándose
como un virus, y luego lo sentí, un aliento caliente contra la nuca,
una repentina pesadez en la parte inferior de mi espalda...
Mi mirada salvaje pasó por el jardín, desde Zayne hasta la
estatua y todos los rincones oscuros que nos rodeaban.
Demonios.
Los demonios estaban cerca
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Dejé salir un aliento de sorpresa cuando la mano de Zayne se
enrolló alrededor de mi brazo. Una sacudida de electricidad bailó
desde sus dedos hasta mi piel y viajó a través de mí, seguido de una
extraña sensación de conciencia aguda, pero la sensación fue
rápida y entonces ya no estaba pensando en ello.
Un segundo estaba de pie junto a la estatua, hablando de
fantasmas y espíritus, y al siguiente estaba girando por el aire
mientras él me empujaba detrás de él y me mantenía allí, a 15 cm
del suelo.
Algo....algo le pasó a Zayne. El brazo alrededor de mi cintura era
como una banda de acero y la espalda que estaba contra mi pecho
estaba enyesada para que se volviera tan dura como una piedra y
tan caliente como tomar el sol.
Hubo un sonido de rasgadura, un desgarro de tela, y luego un
rápido movimiento de aire que levantó las hebras de pelo
alrededor de mi cara mientras las alas de Zayne se desplegaban.
Zayne estaba cambiando.
Respiré temblorosamente mientras el aire a nuestro alrededor
parecía explotar.
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Sus alas se abrieron tan repentinamente que mi visión no tuvo
tiempo de adaptarse. Hice un gesto de dolor cuando la luz brillante
golpeó mis ojos. Parpadeé varias veces, mi visión enfocándose justo
cuando Misha corría sobre una pared de piedra.
—Trin. —exclamó. Su cara estaba cubierta de hollín. Había una
mancha roja bajo su nariz—. ¿Estás bien?
—Lo está. —contestó Zayne, soltando su brazo de mi cintura.
Me liberé y me encontré con Misha a mitad de camino. —
¿Cómo está Jada? ¿Ty? Thierry y Matthew...
—Están bien. —Su mirada se dirigió a Zayne—. ¿Qué pasó aquí?
—Llegaron humanos —le dije, mirando por encima de mi
hombro—. Entraron con armas, disparando, y maté a uno de ellos.
Misha ahuecó mi cara, su mirada buscando la mía. —¿Has....?
Sabía lo que estaba preguntando. —No, no lo hice.
—Bien. —Bajó las manos, volviéndose hacia Zayne—. No
deberías haberla traído aquí.
Esa declaración me tomó desprevenida. —Él no me hizo venir
aquí. Estaba aquí sola y nos encontramos.
Misha miró a Zayne como si todo esto fuera culpa suya, lo cual
era ridículo, y ahora mismo, su ira fuera de lugar no era importante.
—¿Qué demonios acaba de pasar? Eran humanos —dije,
señalando lo obvio—. Pero sentí...—Me detuve antes de decir que
había sentido un demonio. Como humano, eso era imposible.
Zayne me miró fijamente, su dura y brutal cara calculadora. —
¿Sentir qué?
—Me sentí asustada. —Mentí, volviendo hacia Misha—. ¿Había
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demonios?
—No, solo humanos. —gruñó, volviéndose hacia Zayne—.
¿Había algún demonio aquí?
—No. —Zayne todavía me miraba fijamente, sus pesadas alas
temblando y agitando el aire que nos rodeaba—. Sólo humanos.
—Pero aún puede haber demonios. —dije, agarrando los brazos
de Misha.
Misha entendió lo que yo no podía decir. Podía sentirlos.
Estaban cerca. Él asintió, y yo le solté el brazo. —No entiendo lo
que pasó aquí. —Agité la cabeza, aturdida cuando volvíamos al
Gran Salón. Ni siquiera quería pensar en cómo los humanos
pasaron los muros. Siempre estaban custodiados, y eso
significaba...
Eso significaba que había Guardianes muertos.
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—¿El mismo tipo que no te devolvió el beso? ¿El mismo sujeto
del que te advertí que te quedaras lejos de? —Misha me empujó
hacia atrás y choqué contra la barandilla.
Puse los ojos en blanco. —Ahora no es el momento de
sermonearme sobre eso. ¿Por qué no esperas hasta que no
estemos bajo el ataque de humanos y demonios?
Él suspiró. —Deberías volver a entrar, Trin.
Ignoré lo que dijo, ya que hacía la mayoría de las cosas que me
pedía o gritaba. —¿Crees que Jada está bien? —pregunté por lo
que tenía que ser la quinta vez.
—Está con Ty. Estoy seguro de que sí —Me tranquilizó una vez
más—. Además, todas las casas tienen cuartos de pánico en caso de
que algo como esto ocurra, y ahí es donde tú deberías estar, pero
eso no es lo que estás haciendo. Van a estar bien. Todos ellos lo
estarán.
A menos que los demonios rompieran las paredes e incendiaran
la comunidad, quemar las casas como había oído que le había
ocurrido a una comunidad al oeste de nosotros hace varios meses,
y esas salas de pánico no los habían salvado a todos. Algunas de las
habitaciones del pánico no habían resistido el fuego anormal que
los demonios habían empuñado.
¿Y si eso pasara aquí?
Cerré los ojos mientras un escalofrío rodaba a través de mí. —Esto
es mi culpa.
—¿Qué? No, no lo es. —La respuesta de Misha fue rápida, casi
demasiado rápida—. Esto no es culpa tuya.
Al sentir la quemadura subir por mi garganta, agité la cabeza. —
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Pero lo es. Clay me pilló desprevenida y me desangré por todas
partes, Misha. Usé mi gracia cuando debería haber corrido...
—Si no hubieras utilizado tu don podrías haber muerto. —Los
dedos calientes de Misha tocaron mis mejillas—. Podrías haber
muerto, te protegiste a ti misma, hiciste todo lo que debías hacer.
Abriendo los ojos me encontré con su mirada, bajo la luz del
porche, sus ojos eran piscinas azules de medianoche.
—¿Por qué siempre tienes que ser tan lógico?
Misha bajo la cabeza, por lo que estábamos a nivel de los ojos,
su pulgar se deslizo por mi pómulo—. ¿Por qué siempre eres tan
ilógica?
Una sonrisa desigual se formó en mi rostro. —Ese es un punto
justo...
La repentina erupción de hormigueos a lo largo de la nuca y
entre los omóplatos me robó el aliento. Apretando los cuchillos
hasta que los mangos se imprimieron en mi piel, susurré—: Ya
vienen.
Misha bajó las manos y miró hacia la entrada. —Retrocede.
Esta vez escuché, dando unos pasos para darle espacio. Misha
estaba a punto de cambiar a su verdadera forma, y no podía
quitarle los ojos de encima cuando lo hacía. Nunca podía hacerlo, y
ojalá hubiera visto el momento en que Zayne había cambiado.
La piel pálida y rosada de Misha fue lo primero que cambió. Se
profundizó en el tono a medida que su piel se endureció,
convirtiéndose en uno profunda gris. Sus manos se doblaron en
garras lo suficientemente afiladas como para cortar la piedra. Los
audaces cuernos brotaban entre el lío de los rizos marrones rojizos.
Página | 280 Los huesos de sus hombros se movieron bajo la piel y se formaron
alas, extendiéndose detrás de él a ambos lados. Estaba en lo cierto.
Misha era enorme, pero Zayne era aún más grande.
Me miró por encima del hombro y vi que su rostro había
cambiado. Las fosas nasales se habían aplanado en finas aberturas.
Su boca se había ensanchado, dando lugar a colmillos que podían
rasgar la carne y el metal. Sólo esos ojos seguían siendo los mismos:
azul guardián.
—¿Vas a escucharme por una vez y entrar en la casa? —
preguntó, su voz más gruesa, más profunda, ahora.
Bufé—: ¿Y dejarte toda la diversión de matar demonios solo? Ja.
No.
—Hay algo malo contigo, algo terriblemente malo. —Se volvió
hacia la entrada, y yo sonreí a pesar de todo esto—. ¿Y si hay más
humanos?
Mi piel se congeló mientras mi sonrisa se desvanecía. —Puedo
hacerlo.
—Trata de mantenerlo bajo control, Trin.
Sabía a qué se refería. —Claro, jefe.
El sonido del golpeteo de pasos resonó por la entrada y Misha
saltó, aterrizando en cuclillas a varios metros de los escalones. Me
quedé sin aliento cuando algo voluminoso corrió bajo el reflector, y
lo vi.
Dios mío, era un Nightcrawler22.
Me quedé atónita al reconocer la piel color piedra de luna.
Nunca había visto uno en persona. Sólo en los textos que leemos en
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la escuela, junto a cosas normales como Inglés y cálculo. Como los
Ravers, los Nightcrawlers no se suponía que estuvieran en la
superficie, en la Tierra, porque no podían mezclarse ni
remotamente con los humanos. Su veneno era tóxico, paralizando a
sus víctimas en cuestión de minutos, a veces incluso menos.
Este estaba demasiado lejos para ver los detalles de su cara,
incluso con las luces brillantes, pero estaba pensando que eso era
una bendición.
Eran notoriamente feos.
Misha se levantó del suelo, pero yo era más rápida, deslice mi
brazo, estaba concentrada y el mundo que me rodeaba
desapareció, dejando volar la daga.
Lo golpeo directamente, introduciéndose profundamente en su
pecho antes de que Misha incluso pudiese tomar vuelo.
Los pasos del demonio, vacilaron, a medida que dejaba salir un
ruido de dolor y furia, un sonido tan horrible que sacudió mis
entrañas. Las llamas estallaron en su pecho, abarcando su cuerpo
en cuestión de segundos.
El hierro era mortal para un demonio y golpear a uno en un
lugar vital, como el pecho, los dejaba bastante inútiles de
inmediato.
Mi espada de hierro se estremeció en la entrada, cayendo en
un montón de cenizas de demonio. Aterrizando a un pie de donde
22
Rastreadores Nocturnos
había estado el Nightcrawler, Misha me miró. —No puedes verme
si muevo un pie a la izquierda, pero atrapaste a ese bastardo en un
abrir y cerrar de ojos.
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Otro Nightcrawler apareció en el borde del reflector.
—Este es mío. —Misha despegó, sus alas se abrieron paso por
el aire. Un segundo después, se estrelló contra el demonio,
tirándolo varios metros hacia atrás, hacia la oscuridad y el vacío,
donde no podía ver.
Me apresuré hacia mi daga y la agarré, ignorando lo cálido que
estaba el metal. Me quedé muy quieta, escaneando la oscuridad
cuando escuché los gruñidos resonando desde donde Misha estaba
luchando contra el Nightcrawler.
¿Cuántos más podrían haber pasado de los Guardianes de las
murallas? Un hilo de miedo invadió mi sangre, pero la ignoré,
empujándola hacia abajo para no ceder. El miedo puede ser útil.
Podría afinar los sentidos, pero también podría abrumar. Era una
línea delgada y peligrosa para caminar, y yo no estaba dispuesta a
caminarla en este momento.
Algo se movió a mi derecha, moviéndose demasiado rápido en
mi visión periférica para que yo pudiera concentrarme. Me giré
justo a tiempo cuando una forma alta y ágil me alcanzó. Parecía
humana. Bella como un ángel, una mujer hermosa cuya belleza
seguramente había atraído a muchos hombres y mujeres a un
destino terrible.
Una demonio de nivel superior.
Vi sus ojos amarillentos mientras su boca se abría de la manera
más antinatural cuando soltó un gruñido bajo que me recordó a un
gato grande y muy enojado. El cabello fino se erizo por todo mi
cuerpo.
Corrí a la izquierda, pero ella era más rápida que todo lo que
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me había enfrentado. Un silbido de aire se arremolinó a mí
alrededor mientras ella agarraba un puñado de mi vestido y me
tiraba a un lado. Me estrellé contra el lado del porche. Brillantes
ráfagas de luz salpicaban mi visión mientras me ponía en pie, aun
sosteniendo los cuchillos.
La demonio estaba sobre mí en un nanosegundo, agarrándome
del hombro y tirando de mí hacia ella. No tenía ni idea de lo que
planeaba hacer, y no esperé a averiguarlo.
Dejé que el instinto tomara el control. Me di la vuelta y vi la
sorpresa en su cara un segundo antes de dar una patada. Mi pie se
conectó con el costado de su linda cara, chasqueando su cabeza
hacia atrás con un asqueroso crujido. Se giró, volteando hacia mí,
su cabeza colgando en un ángulo muy poco natural, y su cuello....
—Amiga —susurré, los ojos abriéndose de par en par—. Tu
cuello está súper roto.
Ella soltó una risa. —Eso no fue muy amable de tu parte.
Era una visión que no sería capaz de sacar de mi mente durante
muchos años.
La mujer demonio se movió, su piel se tornó de un tono naranja
intenso. Sus alas se desplegaron y, por un breve momento, me dejé
sorprender por cuánto los demonios de nivel superior se parecían a
los Guardianes.
Entonces me disparé hacia adelante
Una mano con garras atravesó su pecho, enviando sangre
oscura como la tinta al aire. La mano se echó hacia atrás y el
demonio se tambaleó hacia un lado. La sorpresa se convirtió en
Página | 284 horror cuando se miró a si misma
—Creo que ese era tu corazón —dije.
El demonio hembra levantó su barbilla y luego estalló en
llamas, incinerándose en el acto.
Levanté mi mirada hacia donde estaba Misha, limpiando su
mano sobre los pantalones ceremoniales negros. —Eso fue
asqueroso.
—Por supuesto, tenía mi mano dentro de ella
—Bueno, soy lo suficientemente inteligente para dejar que los
cuchillos hagan su trabajo.
—Es más como si necesitaras las cuchillas porque no tienes
estás. —Misha meneó sus dedos manchados de sangre—. Y no te
dije que...
El suelo tembló cuando algo grande y pesado cayó tras Misha.
Vi unas alas negras y luego Misha me agarró del brazo, tirando de
mí detrás de él mientras subíamos los escalones y entrábamos en la
casa.
Si algo estaba haciendo que Misha huyera, entonces era malo,
realmente malo. Miré por encima de mi hombro mientras
cruzábamos el porche, y todo lo que vi fue una forma negra que
subía lentamente por los escalones, caminando como lo harías en
un parque.
Misha me empujó al vestíbulo, soltando mi brazo mientras él
giraba, y cerró la puerta de golpe tras él.
Me enfrenté a él. —¿Qué fue...?
La puerta de acero voló de sus bisagras, volando hacia atrás y
golpeando a Misha.
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Grité, empezando a ir hacia él mientras se estrellaba contra la
pared. La puerta se rompió en el impacto. Misha se desplomó en el
suelo. Al llegar a su lado, moví las dagas en una mano y lo agarré
por el brazo mientras miraba hacia arriba y me quedé inmóvil.
La oscuridad llenaba la puerta en ruinas, lamiendo las paredes
con gruesos zarcillos de tinieblas. Una ola de calor siguió cuando
solté el brazo de Misha y lo enderecé.
Nunca había visto nada igual. Ni siquiera había oído hablar de
algo así.
La humeante negrura me atacó, golpeándome en el estómago.
Me levantó, volé hacia atrás y me golpeé con el suelo en el pasillo.
Al chocar contra una pared, perdí el control de una de las cuchillas.
Aturdida y desorientada, me puse en pie con dificultad mientras la
masa llenaba el vestíbulo.
Dejando que el instinto se apoderara de mí, apunté y la daga
voló, yendo hacia el centro de la masa.
La oscuridad desapareció y mi espada se estampo en la pared
detrás de donde había estado. Un latido pasó y más tarde, la masa
apareció directamente frente a mí.
—Mierda —le susurré.
La cosa tomó forma rápidamente. Un segundo no fue más que
una colección de pulsantes sombras que vibraban y luego era un
hombre que me miraba fijamente, con los ojos dorados y los labios
curvados en una sonrisita cruel.
—Hola —dijo—. Te he estado buscando.
Me balanceé, pero él me agarró del brazo con una mano y
golpeó su puño contra el centro de mi estómago, sacando todo el
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aire de mí. Me tropecé hacia atrás, más allá de las oficinas y hacia la
cocina, estrellándome contra los taburetes del bar.
El poder de mi gracia se movió vivo, pero luché contra él
mientras respiraba con dificultad. Girando alrededor, agarré un
taburete de bar mientras sentía que el calor golpeaba mis venas.
No podía dejar que el demonio supiera lo que era. Yo no podía...
Misha venía por el pasillo con una mano en la pared, aún en su
forma de Guardián.
El demonio del Nivel Superior se volvió hacia Misha, y golpeé el
taburete tan fuerte como pude.
Nunca le golpeó.
Una mano salió disparada y el demonio atrapó la pata del
taburete. Me miró por encima del hombro y sonrió. El olor a
madera quemada llenó la cocina. Un segundo después, el taburete
se incendió y se convirtió en polvo en un abrir y cerrar de ojos.
—Jesús —susurré, moviendo mi brazo hacia atrás—. Este
demonio podría controlar el fuego.
—No del todo, cariño.
Al diablo con no sacar la gracia. Abro los brazos, dejando que
crezca el calor en la boca del estómago.
—¡Hazlo! —gritó Misha mientras algo pesado golpeaba la
puerta de la cocina y aterrizó en la cocina, el impacto como si fuera
un terremoto. Sin mirar, supe en mis huesos que era Zayne, y
estaba a punto de conseguir el espectáculo de su vida.
Todo pasó muy rápido, demasiado rápido para que yo pudiera
reaccionar.
Algo parecido al reconocimiento parpadeó sobre la cara del
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demonio del Nivel Superior cuando miró fijamente a Zayne. Luego
giró y se disparó hacia Misha. Se estrelló contra él y luego ambos
estaban en el aire, volando hacia la entrada principal.
Me adelanté, persiguiéndolos mientras el pánico apagaba el
fuego dentro de mí. Mis pies resbalaron sobre la madera dura
destrozada y tropecé con la puerta rota mientras corría hacia la
puerta principal.
—¡Misha!
Zayne me atrapó, con su mano caliente sobre mis hombros.
—Trinity...
—¡No! ¡Trae a Misha! —Luché contra el agarre de Zayne,
esforzándome por liberarme—. ¡Suéltame! Tenemos que...
—Es demasiado tarde.
—¡No! —grité, pateando hacia atrás y golpeando sus piernas—.
¡Déjame ir!
—No puedo. —Sus brazos se cerraron a mí alrededor,
acercándome a su pecho—. No puedo dejar que te tengan. No
puedo. No puedo. Ya se han ido.
Dejé de luchar, mirando al cielo, incapaz de ver las estrellas
cuando surgió el horror.
Zayne tenía razón. Misha se había ido, dentro la noche, dentro
de la oscuridad.
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—Te la estoy dando libremente —contestó.
—Si bien Zayne podría haber dicho eso mucho mejor, tiene
razón —dijo Dez. Continuó, su voz elevándose por encima de la
nuestra—. Tenemos un problema importante en casa y sin
refuerzos...
—Sin refuerzos, tú y yo sabemos que no te esforzarás por
buscar a Misha, y hay muchas posibilidades de que este demonio lo
lleve a DC. Todos dijeron que lo habían visto allí. —Mi corazón
empezó a latir con fuerza cuando me volví hacia Nicolai, quien
finalmente tendría que estar de acuerdo para que yo pudiera ir con
ellos.
—Tienes un problema, y yo puedo ayudarte mejor que
cualquier guardián.
—Trinity. —Thierry empezó a levantarse—. No…
Matthew se acercó por detrás de él, poniendo su mano en el
brazo de Thierry, y lo detuvo.
—No tengo elección —dije, con voz débil—. No dejaré que le
pase algo a Misha cuando puedo hacer algo al respecto.
—Oh, no... —Peanut se fue al techo—. Oh, no, Trinnie, ¿qué vas
a hacer?
Iba a mostrarles exactamente cómo podía ayudarles.
Thierry lo vio escrito en mi cara cuando di un paso atrás.
Levantó las manos como si pudiera detenerme. —Tu padre...
—No me importa lo que piense. No puedes detenerme, Thierry.
Él tampoco puede. Tengo dieciocho años y no hay ninguna ley que
reemplace el hecho de que soy un adulto —dije, dando la
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estómago—. Te quiero, los quiero a los dos, pero tengo que hacer
algo.
Entonces dejé que la gracia se hiciera cargo.
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—Supongo que lo estoy. No lo sé. Me imaginé que tu comida
favorita serían los filetes y las patatas.
—Esa sería mi segunda comida favorita —contestó—. Pero
ahora entiendo por qué olí eso en ti cuando te lastimaste.
—Era mi sangre —terminé por él—. No sabía eso. Quiero decir,
sabía que los demonios podían olerlo.
—¿Pero no sabías que la luz tiene un olor?
Agité la cabeza pensando que nunca había olido nada todas las
veces que había visto la luz. —¿Y cómo sabes eso?
—Cuando los Alfas vienen a vernos, siempre hay una luz dorada
y espesa que viene primero. Ni siquiera estoy seguro de que sea
ligero. Siempre que he estado cerca de ellos, lo he olido. —Agitó la
cabeza—. Muchas cosas tienen sentido ahora, y casi no puedo
creer que no lo entendiera.
—¿Cómo podías, sin embargo? Se cree que los Trueborns son
cosas del pasado. —Apoyé las manos en los muslos—. No quiero
que me trates diferente ahora que sabes lo que soy.
Zayne se rió suavemente en voz baja. —No estoy seguro de que
pueda hacer eso.
—¿Por qué?
—Porque sé lo que eres, Trinity.
—¿Y qué?
—¿Y qué? —Se volvió a reír—. ¿Te lo tomaste con calma el día
en la sala de entrenamiento?
Contenta con esa pregunta, ni siquiera intenté luchar contra mi
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sonrisa. Estaba demasiado cansada para hacerlo.
—En realidad, no. Eres muy bueno, pero yo sólo soy...
—¿Mejor?
Me reí un poco en voz baja. —No dejes que te deprima
demasiado. Incluso Misha… —Aspiré un poco y lo intenté de
nuevo—. Ni siquiera él puede ser mejor que yo.
Su mirada parpadeó sobre mi cara. —No sé lo que es estar
unido a alguien que te importa, pero sí sé lo que es crecer con
alguien y luego hacer que desaparezca de tu vida.
—¿En serio?
Zayne asintió. —No por las mismas razones. Nada como esto,
pero es difícil estar cerca de alguien casi todos los días y luego no
tenerlo como parte de tu vida y... y no tener idea de cómo es su
vida ahora.
Quería pedirle más información, pero se levantó de la cama.
—¿Lista? —preguntó Zayne en voz baja, extendiendo su mano.
Alejé mi mirada de Zayne, eché otro vistazo a mi habitación: la
cama, las estrellas clavadas en el techo, el escritorio que raramente
usaba y la silla de la esquina. Una repentina sensación de
incertidumbre me invadió.
Le había dicho a Jada y Ty que no me iría mucho tiempo, pero al
mirar alrededor de mi habitación, no pude evitar la sensación de
que esta sería la última vez que vería esta habitación, que me iría y
que no lo haría. Volver.
Inquieta, puse mi mano en la de Zayne y sentí que esa sacudida
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bailaba sobre mis dedos mientras se cerraban alrededor de los
suyos. —Lista.
24 Que posee o denota dos emociones o sentimientos opuestos hacia una misma persona o cosa. Le produce
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El aliento caliente en mi cuello y la pesadez aumentaron. Mis
pasos se bloquearon e inmediatamente alcancé mis espadas.
El hombre del mameluco era un demonio.
Zayne colocó su mano en mi espalda baja, dándome un suave
empujón hacia adelante mientras el demonio se detenía en la parte
superior de los escalones.
—Esto es una sorpresa —dijo.
Me detuve en la base de los escalones, mirando a Zayne.
—Está bien. —Zayne tomó mi mano en la suya que estaba
cálida. Él me guio a través de las escaleras—. Este es Cayman.
Cayman inclinó la cabeza mientras su mirada parpadeaba entre
nosotros.
—Cuánto tiempo sin verte, Zayne…
—Ha pasado un tiempo. —Se detuvo ante Cayman, y como
estábamos cerca, noté que los ojos del demonio eran del color de la
rica miel. No era un demonio de nivel inferior.
—¿Está él aquí? Necesito verlo.
—Ambos están aquí.
La mandíbula de Zayne se apretó. —Excelente.
Cayman miró nuestras manos unidas y lentamente levantó la
vista.
—Lo es. —Se giró—. Sígueme.
Una ola de piel de gallina estalló sobre mi piel mientras la
seguíamos entrando en un gran vestíbulo. Miré hacia arriba, vi una
enorme lámpara de araña de cristal. Lujoso. Zayne soltó mi mano
Página | 337 mientras caminábamos debajo de una amplia escalera de caracol.
Mirando alrededor, noté algunas... pinturas extrañas en la pared.
Algunas eran sombras apagadas de rojo y negro, pinturas de fuego
junto a grandes fotografías en blanco y negro de rascacielos.
—Entonces, Zayne, mi hombre, ¿cuándo me vas a dejar tomar
el dulce paseo para conducir? —preguntó Cayman, mirando por
encima del hombro. Sus cejas eran casi negras, y el contraste
llamaba la atención.
—Cuando dejes de hacer tratos, Cayman.
Mi mirada se agudizó. ¿Era Cayman un corredor de demonios?
Eran de nivel superior, pero algo así como... gerencia media,
haciendo tratos con humanos por su alma. Eran conocidos en la
cultura pop como demonios de la encrucijada, pero no era
necesario encontrar un camino en algún lugar del sur para invocar
uno. A menudo, puedes encontrarlos en bares y otros lugares
donde se conseguían a humanos llenos de angustia.
—Bueno, eso nunca va a suceder —dijo el demonio.
—Lo sé. —respondió Zayne, y no podía entender cómo podía
hablar con un demonio que robaba las almas de las personas.
—Perdón por la sala de estar. Es un desastre. Estábamos
haciendo maratones de películas de Avengers y en cierto modo
construimos un fuerte de almohadas en el proceso.
¿Un fuerte de almohadas?
El demonio frente a mí llevaba mamelucos, quería conducir el
auto de Zayne y también construía fuertes de almohadas.
¿Me había caído afuera y golpeado mi cabeza?
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Zayne no respondió, pero luego Cayman giró a la izquierda y vi
de qué estaba hablando.
La sala de estar era enorme con estanterías del piso hacia el
techo a cada lado de un televisor tan grande que ni siquiera sabía
que las hicieran de ese tamaño. Un gran seccional se ubicaba en el
centro de la habitación, y en el piso frente al televisor había
exactamente lo que Cayman había dicho.
Una fortaleza hecha de coloridos cojines, de cojines largos,
estrechos y esponjosos de color blanco.
Se veía tan cómodo.
Aparté mi mirada del fuerte. El tazón más grande de palomitas
de maíz que había visto se encontraba en una mesa auxiliar, al lado
de un rollo a medio comer de... ¿masa de galletas? ... y unas tres
botellas de jugo de naranja.
Qué combinación tan extraña.
Cayman se dejó caer en el centro de la sección mientras yo me
detenía justo dentro de la habitación.
—Volverá pronto. —Esos extraños ojos se deslizaron en mi
dirección— Puedes entrar y sentarte. No muerdo. —Una lenta
sonrisa curvó sus labios—. A menos que te guste eso.
Me tensé.
—Cayman. —gruñó Zayne en advertencia.
El demonio lo ignoró y decidí que estaba bien donde estaba
parada. Él hizo un puchero.
—¿Y tú, Zayne?
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—Estoy bien. Gracias. —dijo, apoyado contra la pared a unos
metros de mí, con las manos en los bolsillos de sus jeans y tobillos
cruzados. Parecía que no quería acercarse más, y eso no me hizo
sentir más cómoda
—Lo siento. —interrumpió una voz profunda—. Tuve que
ocuparme de unas cosas…
Mis ojos se abrieron cuando un chico alto y de cabello oscuro
entró en la habitación que suponía que era la cocina. Estaba vestido
todo de negro: jeans negros y camisa negra. Había una buena
posibilidad de que fuera incluso más alto que Zayne.
Definitivamente no tan amplio, sino más alto. Estaba demasiado
lejos para que yo pudiera distinguir gran parte de sus rasgos.
—Piedrota, ¿qué pasa? —preguntó.
¿Piedrota?
Miré a Zayne.
Le lanzó al demonio una mirada oscura.
Sin desanimarse por el saludo bastante frío, el chico se paseó
detrás del sofá y luego se paró completamente cuando su mirada
cayó sobre mí.
Su cabeza se inclinó mientras daba un paso más cerca de mí, y
de repente estaba justo frente a mí, y sus rasgos se unieron. Era...
Era increíblemente atractivo, con rasgos afilados y angulosos y ojos
de color dorado, como los de Cayman, luminosos y ligeramente
curvados, que le daban una apariencia felina. Sus labios se
separaron en una inhalación aguda y audible.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Zayne, apartándose de la
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pared.
El chico no respondió. Levantó el brazo como si estuviera en
trance, sus dedos se extendieron hacia mí.
—No me toques. —Me tambaleé hacia un lado, chocando con
Zayne.
Zayne me arrastró contra él, y dentro de un instante, me
encontré entre los dos, mi espalda calentándose por el calor que
Zayne estaba irradiando, y lo mismo del chico que estaba frente a
mí.
—Recuerda lo que te dije. No va a lastimarte. —dijo Zayne—.
Te estaba diciendo la verdad. Solo está siendo más extraño de lo
normal.
—Esto se está volviendo extraño. —comentó Cayman desde el
sofá—. Y un poco caliente, que no es ni remotamente lo que
esperaba
Parpadeé.
—¿Qué? —El chico frente a mí parpadeó y luego miró su mano.
Una expresión de sorpresa apareció en su rostro, como si acabara
de darse cuenta de lo que estaba haciendo. Su mano se curvó
mientras bajaba el brazo.
—Whoa.
—Whoa qué? —Zayne me movió para que estuviera algo detrás
de él—. ¿Qué estás haciendo?
—¡Ya voy! —Sonó una voz femenina, y escuché a Zayne
maldecir por lo bajo—. Lo siento…
—Todo está bien. —El nuevo chico la llamó, retrocediendo un
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paso—. No entres aquí Layla. Lo digo en serio. Dame unos
segundos.
Mi estómago se hundió cuando los músculos a lo largo de la
espalda de Zayne se tensaron. —Mierda.
Eso tampoco me tranquilizó.
El demonio levantó la barbilla.
—¿Dónde la encontraste? ¿En una iglesia o algo así?
Empecé a fruncir el ceño. ¿Zayne a menudo encontraba gente
en las iglesias?
—No. No la encontré en una iglesia. ¿Qué clase de pregunta es
esa?
—Bueno. Bueno, donde sea que la hayas encontrado, debes
devolverla, Piedrota.
—No soy un juguete —espeté, alejándome de Zayne—. O un
objeto inanimado para ser recogido y devuelto.
Esos feroces ojos ámbar aterrizaron en mí.
—Oh, sé exactamente lo que eres.
Fue directo.
—¿Cómo? —exigió Zayne—. ¿Cómo sabes qué es ella?
—No soy un demonio básico, Piedrota. —Su piel parecía
delgada y oscuras sombras florecieron debajo—. Soy Astaroth, el
Príncipe Heredero del Infierno. Lo sé.
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—¿Mitad Guardián y mitad demonio?
—Bueno. ¿Sabes quién era mi madre y uso la palabra madre a
la ligera?
—¿Lilith? —dije, recordando lo que Misha me había dicho.
Podía sentir la sorpresa de Zayne, pero lo ignoré—. ¿Tu madre es
Lilith?
—Sí, y los regalos de mi madre se manifestaron de manera
diferente en mí debido a la sangre de Guardián —explicó, todavía
frotando los brazos de Roth con sus dos pequeñas manos—. Puedo
ver almas. Son como auras para mí. Las almas blancas son las más
puras: los guardianes y los ángeles y los humanos sin pecado
tienen almas puras. —Hizo una pausa, su mirada parpadeó a mí
alrededor—. Tienes un alma pura y…
—¿Y qué? —Entrecerré los ojos, deseando poder ver lo que ella
vio.
—No lo sé. Nunca había visto un alma tan oscura —dijo, y
parpadeé—. Quiero decir, como los demonios no tienen alma, así
que no hay nada allí.
Roth hizo un puchero detrás de ella.
—Y los humanos realmente malvados tienen almas muy
oscuras, ¿pero negras puras? ¿Negro puro y blanco puro? —Una
expresión de asombro cruzó su rostro—. Supongo que es por lo que
eres y por eso nunca he visto algo así.
—¿Pero por qué también sería negro? —pregunté—. Quiero
decir, si cuanto más oscura es el alma, más malvada es la persona…
—Puedo responder eso por ti —ofreció Roth amablemente—.
Probablemente pagando por los pecados de tu padre. Realmente
no se supone que los ángeles se estén conectando con los
Página | 350 humanos.
—Nah —murmuró Cayman.
—Lo hicieron durante mucho tiempo —señalé—. Solía haber
miles de mi tipo.
—¿Y eso fue hace cientos de años? Las cosas han cambiado
desde entonces. La procreación entre ángeles y humanos ha sido
prohibida. —respondió Roth.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó Zayne.
—Soy un demonio. Soy el príncipe heredero. Sé lo que está
prohibido y lo que no. —Su sonrisa era presumida—. Lo que me
hace preguntarme por qué un ángel rompería esa regla cardinal, te
crearía y te dejaría vivir.
Levanté una ceja en la parte donde señaló que me dejaron vivir.
—Y también plantea la pregunta de quién es tu padre —dijo
Roth.
—¿Tienes otras habilidades como tu madre? —le pregunté a
Layla, ignorando la pregunta de Roth—. ¿Puedes llevarte almas?
—Puedo, pero no lo hago —dijo, encontrando mi mirada y
obviamente viendo la duda allí—. Quiero decir, trato de no hacerlo.
Ha habido algunos pasos en falso en el pasado... —Su mirada se
dirigió a Zayne, y lo supe en mis huesos. Misha tenía razón acerca
de que Zayne había perdido una parte de su alma. Y sabía que
había sido Layla quien lo había tomado—. Pero hago todo lo que
está a mi alcance para no hacerlo.
—Y casi siempre tiene éxito —Roth dejó caer un beso sobre la
cabeza de Layla—. E incluso cuando no lo es —continuó Roth—,
todavía es perfecta.
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Con una suave sonrisa atrajo los labios de Layla mientras
inclinaba su cabeza hacia atrás. El beso que Roth dejó caer fue
ligero y rápido, pero aun así me impresionó. Me conmovió el
afecto, el evidente amor entre ellos. Estaba muy confundida.
Nunca me habían enseñado que los demonios podían... amar.
Sí, podían experimentar lujuria, pero ¿amor? Cada lección que
había implicado era incapaz de una emoción tan humana.
Los ángeles, los de sangre pura, no podían amar como los
humanos. Demonios, al principio, los Guardianes ni siquiera podían
experimentarlo. Habían aprendido a amar a través de la interacción
con los humanos. Durante cientos de años, se convirtió en un
comportamiento aprendido, ¿ha sido lo mismo para los demonios?
Miré a Zayne y él estaba callado y tenso, observándolos a
través de pestañas bajas y gruesas.
Pasó un largo momento y el príncipe demonio condujo a Layla
hacia el sofá y la bajó para que se sentara a su lado.
—Siéntate, Trinity. Aparentemente todos necesitamos hablar.
No quería sentarme.
Zayne me empujó suavemente. —Adelante.
Resistiendo el impulso de protestar, me acerqué al sofá y me
senté mientras Cayman dejó de parecer que intentaba desaparecer
en la pared. En cambio, parecía curioso de nuevo.
Roth se inclinó hacia delante, su mirada pasó de mí a Zayne. —
Entonces, Trinity, que puede o no ser santa, ¿cómo conociste a
Piedrota allí? Me muero por escuchar la historia.
Página | 352
—Yo también —murmuró Layla.
Miré a Zayne. Tenía la barbilla hundida y parecía que estaba a
un segundo de arrancar la estantería de la pared y lanzarla contra la
cabeza de Roth.
—La forma en que nos conocimos no es realmente importante
en este momento —dijo Zayne, su voz tensa con impaciencia.
—En realidad, creo que es importante. Quiero saber cómo se
conocieron —intervino Layla, su mirada se centró en la mía.
Tomé un respiro superficial. —Él... vino a la comunidad donde
vivo.
—¿Vives en una comunidad, una comunidad con Guardianes?
—La sorpresa coloreó su tono.
—En la sede regional —dije, sin dar más detalles, pero Layla
parecía saber lo que eso significaba.
Sus ojos se hicieron aún más grandes. —¿Y cuánto tiempo has
vivido allí?
—Desde que era joven, siete u ocho —admití, insegura de lo
que podría compartir que no traicionaría al clan que me protegió—.
Estaba... escondida allí. Muy pocos sabían lo que soy.
—Interesante —murmuró Roth de una manera que me dijo que
pensaba exactamente lo contrario—. Pero me interesa más saber
por qué Zayne necesita nuestra ayuda.
—La comunidad fue atacada anoche y alguien... cercano a
Trinity fue tomado por un demonio que reconocí. Uno nivel
superior que he visto en DC —explicó Zayne—. Necesitamos
Página | 353 encontrarlo, y es muy posible que el demonio haya regresado aquí.
Roth se echó hacia atrás y apoyó un tobillo en su rodilla. —¿Y
este alguien que cercano a Trinity es un Guardián?
—Sí —respondí.
—¿Por qué crees que este alguien todavía está vivo?—preguntó
Roth, tirando del cabello de Layla—. Con la excepción de los
bonitos medios guardianes, los demonios no suelen mantener vivos
a los cautivos.
—Sé que está vivo —le dije—. Él es mi protector vinculado.
Sabría si él estaba muerto, y no lo está.
—¿Protector vinculado? —murmuró Layla para sí misma.
—Entonces, ¿eso es cierto? —Roth meneó el pie—. ¿Los
Trueborns estaban vinculados a los Guardianes?
Asentí.
—Y si todavía está vivo, entonces probablemente haya una
razón —Cayman habló, llegando a pararse detrás de Roth y Layla—.
Y no es una buena razón.
—Será usado para obtener información sobre la comunidad o
para atraerme, si saben lo que es y lo que soy —interrumpí—. Lo
sé, pero no sabemos si este demonio sabe lo que soy.
—Creo que podemos asumir con seguridad que lo hace, si entró
en una comunidad de Guardianes y solo tomó a tu Protector —dijo
Cayman.
Roth levantó la mano. —Ya que estamos haciendo lo de
levantar la mano… —Me guiñó un ojo—. Yo tengo una pregunta.
¿Cómo llegó un demonio a esta comunidad y logró escapar con vida
Página | 354 y un Guardián Protector vinculado?
Buena pregunta, y Zayne se hizo cargo, explicando lo que
sucedió, incluido el ataque Raver anterior, los humanos con las
máscaras espeluznantes y los Nightcrawlers. Lo único que quedó
fuera fue el ataque de Clay contra mí.
Mientras hablaba, todavía apoyado contra la pared, con los
brazos cruzados, me di cuenta de que mientras estaba en la
habitación, no quería ser parte de este grupo.
—Si los humanos estuvieran trabajando con este demonio,
existe una buena posibilidad de que estén poseídos —dijo Layla,
mirando a Zayne—. Hemos visto que eso sucedió. Obtienes un
demonio con talento en posesión, y pueden crear un pequeño
ejército agradable.
No lo había considerado y ahora me sentía tonta por no pensar
en eso.
—¿Qué más sabes? —preguntó Roth.
—Trinity también fue atacada mientras estaba en la comunidad
—respondió Zayne.
La mirada de Roth se agudizó. —Ves, eso también puede ser
información útil.
—¿Un Guardián te atacó? —Layla parpadeó rápidamente.
Asentí.
—¿Y qué le pasó a este Guardián?
—Está muerto —dije, reprimiendo el estremecimiento—. Lo
maté.
—Buena chica. —Roth sonrió su aprobación.
Página | 355
Un escalofrío bailó sobre mi piel mientras lo miraba. Chico, ¿no
era esa sonrisa desconcertante?
—El ataque anterior tiene que estar relacionado, porque el
Guardián que persiguió a Trinity llevaba el mismo tipo de máscara
que los humanos usaron durante la invasión —dijo Zayne. Hubo
una pausa—. Hay otra cosa.
—¿Qué es? —preguntó Layla.
Zayne me miró y me llevó un momento descubrir a qué se
refería. La tensión se apoderó de mis músculos. —No está
relacionado con eso —le dije—. De ningún modo.
—¿El que no lo está? —preguntó Layla.
Presionando mis labios, sacudí mi cabeza. Nunca en mi vida
había esperado explicar lo que le había pasado a mi madre con los
demonios, pero aquí estaba. —Mi madre fue asesinada hace
aproximadamente un año por un Guardián en el que confiamos.
—Oh, Dios mío. —Layla presionó su mano en el centro de la
camisa negra que llevaba—. Lamento mucho oír eso.
—Gracias —murmuré, juntando mis manos sobre mis rodillas.
—¿Y por qué estás segura de que eso no está relacionado? —
preguntó Zayne en voz baja.
—Porque el Guardián que mató a mi madre trató de matarme,
porque él... él creía que yo era una abominación —le dije, mirando
mis dedos—. Que yo era una amenaza contra los Guardianes, más
que cualquier demonio. Me tomó por sorpresa y a mi madre, ella
era muy valiente. Ella se interpuso entre nosotros y eso... Sí, eso fue
todo.
Página | 356
—Jesús —dijo Zayne.
—Sí, así que no tiene que ver con esto —Conteniendo una
respiración superficial, levanté mi mirada hacia los demonios frente
a mí—. Misha es más que mi protector. Es como mi hermano.
Fuimos criados juntos, y aunque nos molestamos unos a otros, no
sé qué haré si algo le sucede a él.
Una triste sonrisa tiró de los labios de Layla mientras miraba de
mí a Zayne. —Sé cómo se siente.
No se tenía que ser un genio para darse cuenta de que estaba
hablando de Zayne, y estos dos obviamente habían tenido una gran
pelea. ¿Fue por ella tomando una parte de su alma? Eso lo haría.
¿O fue más? Miré a Roth. ¿Tenía que ver con él?
—Ya veo —dijo Roth, y no tenía idea de lo que vio. Él miró por
encima de su hombro a Cayman—. ¿Sabes quién es este demonio?
—Bael —respondió Zayne.
—Demonios —murmuró Roth cuando Layla pareció palidecer—
. ¿Está de vuelta en la ciudad?
—Bueno, eso creo. Estuvo corriendo por la ciudad por un
tiempo, y definitivamente fue él quien tomó a Misha .
—¿Conoces a Bael? —le pregunté.
—¿Conocer?, por supuesto que sí. Todos los demonios somos
amigos en Facebook —respondió Roth, y mis ojos se entrecerraron.
Él sonrió—. Lo conozco y no me gusta.
—El sentimiento es mutuo —agregó Cayman—. Bael siempre
ha estado celoso de Roth.
—Porque tengo mejor cabello —explicó Roth.
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Empecé a fruncir el ceño.
—En realidad, porque Roth siempre ha sido el favorito del Jefe
—aclaró Cayman, y sospeché que el Jefe era Lucifer, y realmente no
tenía idea de qué decir al respecto—. Bueno, era el favorito del
jefe. Ya no tanto.
Roth asintió lentamente. —Eso es cierto, pero si tienes razón y
si Bael tiene a tu Protector, son malas noticias.
—Ya me di cuenta —dije.
El príncipe demonio se inclinó hacia adelante. —No, no creo
que lo hagas, Trinity. Bael no es un demonio de nivel superior con
una mala racha de celos. Solo sale a jugar cuando la recompensa es
grande. No solo tomaría un Guardián por mierdas y risas. Tomó a tu
Guardián, y si tenías alguna duda en tu mente de que no sabe qué
es tu Guardián, bórrala ahora. Llegó a buscarte, lo que significa que
debes reducir tus pérdidas y alejarte lo más posible de aquí.
Respiré profundamente. —¿Cortar mis pérdidas? No puedo
hacer eso, No voy a hacer eso.
Roth inclinó la cabeza. —¿Qué crees que pasará si Bael te pone
las manos encima?
—Sé exactamente lo que sucederá —espeté—. Lo mataré.
Su mandíbula se endureció mientras continuaba mirándome y
luego se echó hacia atrás. El miró por encima de su hombro. —Mira
lo que puedes averiguar sobre Bael.
—Por supuesto. —Cayman se volvió hacia Zayne—. Siempre es
bueno verte. —Luego me miró—. Me asustas.
Y luego Cayman desapareció de la existencia.
Página | 358
Roth dijo—: Dale un par de días.
—¿Un par de días? —Me quedé sin aliento mientras
avanzaba—. Misha puede no tener un par de días.
—Puede que no —dijo Roth—. Pero tratemos de mantener una
actitud positiva aquí. Tenemos que ser inteligentes al respecto. Los
demonios como Bael no son estúpidos. Comenzamos a bombardear
las alfombras en cada rincón oscuro de esta ciudad, y cualquiera
que sepa algo escaseará.
Al apretar los labios, sacudí la cabeza mientras luchaba con la
creciente frustración.
—Descubriremos dónde está tu protector —dijo Roth—. Soy
como el equipo A.
—Sí, si A significaba imbécil2525 —comentó Zayne, y mis ojos se
abrieron de par en par.
—Eso fue realmente bastante divertido. —Roth se rió cuando
se levantó y caminó hacia donde estaba la masa de galletas. Se la
entregó a Layla y luego se movió para pararse frente al fuerte.
Quedaba una gran pregunta. —¿Por qué estás dispuesto a
ayudarme?
—Porque siempre quise que un Trueborn me debiera un favor.
—sonrió Roth.
25
En el original ´Asshole´.
Me estremecí, pensando que tal vez no necesitaba saber por
qué.
—Y porque Zayne te trajo aquí —agregó Layla—. Eso me dice
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que eres importante para él.
Abrí la boca, pero no tenía idea de qué decir al respecto.
Echando un vistazo a Zayne, no pude distinguir su expresión.
—Me está ayudando, porque prometí ayudarlos —dije,
mirando a Zayne. Todavía no mostraba alguna reacción.
—¿Ayudarlos con qué? —preguntó Layla, rompiendo un trozo
de masa.
—Sabes que hay algo en esta ciudad que está matando
Guardianes y demonios de Nivel Superior —respondió Zayne
después de un momento—. Sea lo que sea, es poderoso, pero dudo
que sea tan poderoso como un Trueborn.
Una extraña sensación de decepción me invadió. Yo fui quien
sugirió que Zayne solo me estaba ayudando por el trato que
habíamos hecho, pero... quería que lo negara y dijera que era
porque éramos amigos.
Pero no estaba segura de que fuéramos amigos.
—¿Podemos hablar? —preguntó Layla, mirando a Zayne—.
¿Solo por un momento?
—Ahora no es un buen momento —respondió rápidamente—.
Tenemos que ponernos en marcha
—Solo tomará un par de minutos —dijo—. Eso es todo.
—Realmente no tengo tiempo.
Layla se inclinó hacia delante y abrió la boca, la cerró y luego
volvió a intentarlo. —No te he visto en meses, Zayne. Meses. He
llamado y he enviado mensajes de texto, y no me has respondido, y
Página | 360 luego apareces aquí, sin avisar, con esto.
¿Con esto? Las comisuras de mis labios comenzaron a bajar. La
forma en que dijo eso me hizo sentir que era una ETS26, del tipo del
que no podía deshacerse.
—Layla —comenzó Roth.
—No. —Ella apuntó el rollo de masa de galletas a Roth.
Levantó sus manos en una rápida rendición.
Layla se puso de pie y luego se giró hacia Zayne. —Vi a Dez hace
un par de semanas. ¿Sabías?
Zayne no respondió, pero incluso yo podía ver el músculo que
le recorría la mandíbula como una bomba de tiempo.
—¿Y sabes lo que me dijo Dez? —gritó Layla, sus mejillas
sonrojadas—. Te has mudado. ¡Por tu cuenta! Ningún miembro del
clan hace eso y sobrevive... —Se interrumpió, respirando hondo,
gimiendo de exasperación—. ¿Por qué te mudaste?
—No es asunto tuyo.
—¿No es asunto mío ? ¿Apareces después de meses de silencio
con un nephilim, después de que me enteré de que te mudaste, y
luego me dices que esto no es asunto mío? ¿Quién eres tú?
—Obviamente no quién creías que era —respondió Zayne—.
¿Eso responde tu pregunta?
—¿A dónde crees que vas? —El Hellion estaba detrás de mí,
alejándome de la plataforma—. ¿Pensé que íbamos a jugar?
Brevemente vi a Zayne moviéndose detrás del otro Hellion,
empujando su puño con garras profundamente en su espalda. La
sangre oscura y aceitosa brotó del pecho del Hellion, se formó un
agujero donde estaría el corazón, supuse que tenían uno.
El rugido de agonía del Hellion me dijo que había estado en lo
correcto y, bueno, no iba a obtener ninguna información de eso.
Zayne lanzó el Hellion cuando estalló en llamas. En cuestión de
Página | 374
segundos no quedó nada más que cemento quemado y un olor a
azufre.
Levantó la cabeza y me vio. —¡Mierda! —Un segundo después,
aterrizó en las vías a mi lado agachado—. Aléjate como el infierno
—advirtió.
El Hellion volvió a su verdadera forma y se echó a reír. —Hazte
a un lado o esparciré tus entrañas sobre este patio y me deleite con
tu corazón, Guardián.
—Me gustaría verte intentarlo.
—Me gustaría verte morir —gruñó el Hellion, mostrando los
colmillos.
La luz los tragó cuando el tren dobló la curva a media milla por
las vías. Mi ritmo cardíaco se disparó cuando el Hellion desapareció.
—¡Detrás de ti! —gritó Zayne.
Miré hacia atrás y me di la vuelta, pero el Hellion me agarró del
puño. Ladeó la cabeza hacia un lado.
—O tal vez solo te haga revivir tu peor recuerdo una y otra vez
hasta que arañes tu propia piel y supliques la muerte. Ah, sí...
¿Mami? ¿Quieres que te recuerde cómo murió? ¿Cómo ella…?
La ira, potente y letal, rodó a través de mí en ondas venenosas y
sentí mi gracia arder en mi piel. —Púdrete.
Dejé de pensar. Girando, me doblé por la cintura cuando el
Hellion se acercó y pateó, mi bota atrapó a la criatura justo debajo
de la barbilla. Su cuello se echó hacia atrás, y me di la vuelta,
golpeando la cuchilla a través de su cuello primero, solo para
escuchar su grito gutural—. ¿Dónde está Bael?
Página | 375
—Mátame ahora. —La sangre brotó de su boca—. Porque
nunca lo diré.
Bajé la daga y presioné el arma contra su pecho, atravesándola.
—¡Dime en qué parte del infierno está Bael!
El Hellion bajó la cabeza, dejó escapar una risa sangrienta y
luego se empujó por completo sobre mi daga. Tan afilada como era,
la hundió profundamente en su pecho.
—¡Maldita sea! —grité, tirando de mi mano hacia atrás.
También estalló en llamas y luego ya no existía. Empecé a girar
hacia Zayne...
Se lanzó hacia adelante, presionando su cuerpo contra el mío y
sosteniéndome contra la pared de piedra. No había espacio entre
nosotros. Un rugido ensordecedor llenó mis oídos cuando el tren
pasó junto a nosotros. El agudo chillido de las ruedas rodando
sobre las vías me atravesó. Podía sentir el cuerpo de Zayne
tensándose a mí alrededor mientras mis dedos se clavaban en sus
brazos. Parecía que el tren nunca terminaría. El viento con su
velocidad nos golpeó, azotando nuestra ropa y cabello.
Finalmente, el último vagón nos pasó, y con la amenaza de casi
ser atropellados por el tren, me di cuenta de cada parte de su
cuerpo que tocaba el mío. Ninguno de nosotros se movió. No pude
hacerlo con su cuerpo tan apretado al mío.
No es que realmente quisiera.
Zayne todavía estaba en su forma de Guardián, su camisa
destrozada por el cambio, y el calor de su cuerpo chamuscó mi
ropa. La piel de sus brazos debajo de mis manos era dura como una
Página | 376 roca, al igual que la piel de su pecho presionada contra mi mejilla.
Su cabeza todavía estaba presionada contra la mía, su mano aún
alrededor de la parte posterior de mi cabeza. No me había dado
cuenta de lo que había hecho cuando saltó hacia mí, pero había
metido su mano entre mi cráneo y la pared, protegiéndome
mientras me forzaba contra ella.
Olía... Dios, olía increíble. Ese olor a menta de invierno invadió
cada poro de mí, y con cada respiración que tomaba, podía
saborearlo en la punta de mi lengua.
Mis labios se separaron cuando cerré los ojos, sorprendida de
que todavía me estuviera abrazando y de repente,
desesperadamente, temerosa de que si me movía o hacía algo, me
dejaría ir.
No quería eso.
Lo quería cerca. Lo quería más cerca. Mi pulso comenzó a latir
salvajemente cuando me di cuenta de que su corazón latía contra
mi mejilla. La mano en la parte posterior de mi cabeza se contrajo,
sus dedos se enredaron en mi cabello y un escalofrío me recorrió la
columna.
El cálido aliento de Zayne patinó a un lado de mi cuello
mientras levantaba lentamente la cabeza. Me obligué a estar lo
más quieta posible, ya que su aliento ahora bailaba sobre mi
mejilla, y luego ya no podía más.
Moví mi cabeza, persiguiendo su cálido aliento y deteniéndome
solo cuando lo sentí en mis labios. Mis ojos se abrieron y todo lo
que pude ver fueron esos pálidos ojos de lobo, ardientes y
consumidores. Bajé la mirada y vi el delgado espacio de colmillos
que separaba sus labios, pero no tuve miedo.
Página | 377
Estaba cautivada
Me preguntaba cómo sería besarlo en su verdadera forma, y
algo que nunca antes había experimentado me invadió. Un deseo
paralizante y potente floreció, dejándome fuera de control,
aturdida y como… Como si hubiera estado esperando siempre por
esto, por él.
Zayne repentinamente rompió el contacto y saltó a la
plataforma, dejándome fría en ausencia de su calor corporal y
preguntándome qué acababa de pasar.
—Trinity —dijo, extendiendo un brazo mientras se agachaba.
Me levantó y terminamos de lado, uno frente al otro.
Rodé sobre mi dolorida espalda y doblé las rodillas. —Dulce
Jesús.
—Sí. —Exhaló pesadamente—. ¿Te mordió?
—No —respondí. Las mordeduras de Hellion eran
extremadamente venenosas. Matarían a un humano en segundos y
podrían paralizar a un Guardián por días—. ¿Tú?
—No. ¿Estás bien?
—Excelente. —Hice una mueca cuando me senté—. Bueno eso
fue divertido. Me estaban buscando. El primero dijo...
—Escuché lo que dijo. Podría haber estado mintiendo. —Giró la
cabeza y me miró—. Solo para meterse en tu cabeza.
—Tal vez —susurré, pero sabía que no era algo mejor que eso.
Y Zayne también—. ¿Viste lo que hizo ese Hellion? Se empaló en mi
daga.
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—Lo vi.
—Se suicidó en lugar de decirnos dónde está Bael.
Para nada sorprendido, Zayne retiró un mechón de cabello de
su rostro.
—¿Sabes lo que eso significa, verdad?
—¿Qué? —gruñí, tratando de quitarme el polvo sin suerte.
Parecía que me había caído en una pila de azúcar en polvo.
—Bael sabe que estás aquí.
Traducido & Corregido por: Patty
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27
Es un analgésico Este producto se usa para el tratamiento de dolores leves en los músculos/las
articulaciones
bruja en ella. Es un antiinflamatorio y reduce el dolor y la hinchazón
—me dijo—. La cosa hace milagros.
Zayne entonces puso sus dedos contra mi piel, y yo salté al
Página | 389
contacto.
—Lo siento —murmuró. El bálsamo estaba frío y viscoso, pero
fueron sus dedos los que causaron la reacción. Aparte de que
ocasionalmente me tomaba de la mano o me jalara, Zayne no tenía
la costumbre de tocarme.
Y ahora me estaba tocando de verdad.
Me aplicó el bálsamo espeso en la piel y luego hacia arriba y
alrededor. Sus dedos rozaron el costado de mi pecho, y mi piel se
sintió extrañamente caliente mientras levantaba mi mirada hacia el
espejo.
Todo lo que podía ver era a él parado detrás de mí, tan
increíblemente alto y ancho, su dorada cabeza inclinada mientras
se concentraba en lo que estaba haciendo.
Verlo detrás de mí no ayudó a enfriar mi piel.
—¿Cómo es Jasmine? —pregunté, tratando de no pensar en el
hecho de que estaba en topless.
Se rió. —Ella y su hermana, Danika, se oponen al sistema
siempre que pueden, pero ella y Dez tienen suerte. Se aman el uno
al otro, el tipo de amor de verdad, y tienen dos hijos. Ambos son un
viaje. ¿Su hija, Izzy? Está aprendiendo a cambiar y a volar. Sigue
yendo directo al ventilador de techo.
—Oh, Dios —murmuré, mi cuerpo sacudiéndose solo, pensando
en Peanut cuando estaba cerca de los ventiladores. Lo que me hizo
rezar para que Peanut no apareciera de repente—. Siempre me
gusta observar a los pequeños de la comunidad cuando empiezan a
cambiar. Es adorable verlos aprender a caminar y usar sus alas.
—Lo siento —murmuró cuando me estremecí de nuevo.
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—Está bien. —Me sentía muy, muy caliente, lo que era raro,
porque el bálsamo estaba muy frío.
Zayne continuó en silencio, sus dedos pasando por debajo de
los bordes de la toalla y a lo largo de mis costillas, lo que me hizo
temblar, y no estaba segura de sí había moretones allí o no.
Cuando sus manos se alejaron un poco, no estaba segura de si
debía sentirme aliviada o decepcionada.
—¿Crees que conoceré a Danika y a Jasmine? —pregunté,
intentando desesperadamente distraerme.
—Si quieres, no veo por qué no. —Su silenciosa respuesta
también me calentó por dentro.
—Me gustaría eso.
Su mirada se elevó, encontrándose con la mía en el espejo por
un segundo. —Entonces me aseguraré de que eso suceda.
Pasaron varios segundos más y empecé a pensar en cosas
extrañas -cualquier cosa, en realidad- para mantener mi mente
alejada de sus manos. —Antes de saber lo que era... o supongo,
antes de entender lo que era, pensé que era normal y quería ser mil
cosas diferentes cuando era niña. Ninguno de ellos era esto, pero...
—¿Cuáles eran algunas de las cosas que querías ser?
—Oh, algunos de ellos eran realmente estúpidos.
—Lo dudo.
Esnifé. —Después de ver Jurassic Park, quería ser arqueólogo.
—No creo que eso sea tonto —dijo, y aunque no pude ver su
sonrisa,
Podía sentirlo.
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—Y yo quería criar llamas.
La mano de Zayne se calmó de nuevo. —¿Llamas?
—Sí. —Me reí—. Y ni siquiera preguntes por qué. No tengo ni
idea. Sólo quería una granja de llamas. Creo que son los animales
más increíbles de todos los tiempos. ¿Sabías que los niños pueden
montarlos? Los adultos no pueden. No sería muy cómodo para ti ni
para la llama.
—No, no lo sabía. —Se rió—. Esa es probablemente la cosa más
extraña que he oído en mucho tiempo. —Sus hábiles dedos se
deslizaron sobre mi columna vertebral—. ¿Querías ir a la
universidad?
—Lo hacía. —Respiré tranquilamente, y el fresco aroma del
mentol me llegó—. Pero mi madre siempre estuvo en contra, antes
de que entendiera lo que era. —le admití, cerrando los ojos—.
Quería ver el mundo un poco y es raro, porque la primera vez que
vi a DC, cuando fuimos a la casa de Roth, me asusté. Suena
estúpido, ¿no?
La mano de Zayne se quedó quieta. —No, no lo hace. La ciudad
es mucho que asimilar si no estás acostumbrado a ver a toda la
gente.
Una sonrisa irónica me tiró de los labios. —Fue abrumador.
Tanta gente. No puedo decirte cuántas veces no podía decir si una
persona estaba viva o muerta cuando nos cruzamos en la calle.
—Eso tiene que ser un inconveniente. —Su mano empezó a
moverse de nuevo, y mi espalda se arqueó un poco.
Me tomó un momento unir mis pensamientos. —Un poco.
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—Hablando de fantasmas, ¿el que vino contigo?
—¿Peanut?
—Sí. —Una pausa—. Él. ¿Puede... mover cosas?
Sonreí. —Sí. ¿Movió algo?
—Esta mañana mis zapatos estaban en la nevera.
Se me escapó una risita. —Lo siento. Peanut es muy... muy raro,
pero es inofensivo. Sólo quiere tu atención y tiene una forma
extraña de demostrarlo.
—¿Puedo ser honesto?
—¿Sí?
—Estoy tratando de ignorar el hecho de que ahora está
acechando mi casa.
—En realidad no está acechando —le dije—. Piensa en ello
como una cohabitación.
Zayne resopló. —Casi termino. —Su mano estaba en otro lado,
alisando el ungüento que quedaba—. Ya deberías estar empezando
a sentirte mejor.
—Lo estoy.
Y eso era cierto, pero como ambos nos callamos, ya no podía
ignorar las manos de Zayne sobre mi piel y cómo me hacían sentir.
Era como si la electricidad fluyera de sus dedos sobre mi piel, y
cuando esos dedos largos rozaban la sensible hinchazón cerca de
mis costillas, aspiraba un aliento suave.
—Lo siento. —Su voz sonaba diferente, incluso más gruesa—.
Página | 393
¿Estás bien?
—S. —Me aclaré la garganta—. Sí —Traté de encontrar otra
distracción—. ¿Sabes de qué estoy más celosa cuando se trata de
los Guardianes?
—¿Qué?
—Su habilidad para volar. Soy una Trueborn poderosa, pero no
tengo alas. Eso apesta.
Se rió.
—No es gracioso. —Hice pucheros—. Me encantaría volar y
acercarme a las estrellas. Solía intentar que Misha me llevara al
cielo, pero él nunca lo haría, aunque ustedes probablemente
podrían llevar un coche al aire. Qué cool.
Zayne me dio la vuelta con cuidado y luego sus manos me
abandonaron. Le miré a los ojos. Inmediatamente quedé atrapada,
sintiéndome caliente y mareada, como si hubiera estado sentada,
tomando el sol en las playas de arena blanca, y aunque él ya no me
tocaba, todavía podía sentir sus palmas y dedos. No podía dejar de
preguntarme qué pasaría si se me caía la toalla.
Cada músculo de mi cuerpo se encerró. ¿Soltar mi toalla y estar
desnuda frente a Zayne? Dios mío, le daría un ataque. ¿En qué
estaba pensando?
Pero yo quería, porque quería... Quería sentir sus manos en mi
piel otra vez. Quería sentir su boca en la mía, y esta vez quería que
me besara.
Algo cambió en su expresión.
Esos ojos pálidos, generalmente tan fríos, estaban llenos de
fuego, y esa mandíbula era una línea recta y dura. Sus rasgos eran
Página | 394
hermosos y brutales, una combinación cruda—. Es posible que
tengamos que hacer esto de nuevo —dijo, y su voz sonó más
profunda y áspera.
Estaba deseando que llegara ese momento.
Sus labios se abrieron como si estuviera a punto de decir otra
cosa, pero su teléfono sonó en la otra habitación. Dudó, su mirada
seguía fijada en la mía, y entonces puso el frasco en el mostrador
antes de girar sobre su talón y salir.
—Dios —susurré, volviéndome al espejo.
Aún sintiéndome demasiado caliente, respiré otra vez con
dificultad. Realmente necesitaba ponerme mi camisa y mi sostén.
Era lo que había que hacer, especialmente antes de que Zayne
regresara, pero yo estaba allí, mirando mi reflejo en el espejo.
No me veía como yo misma.
Bueno, el moño desordenado y medio caído era todo mío, pero
los ojos vidriosos, los labios separados y la piel enrojecida no se
parecía en nada a mí. Otro fino escalofrío bailó a su manera sobre
mi piel como si el calor se acumulara en mi interior. Zayne ni
siquiera estaba en el baño conmigo, pero todavía podía sentir sus
manos en la piel de mi espalda, a lo largo de ella, sus dedos habían
rozado los lados de mis pechos.
Un zumbido agudo golpeó mis venas mientras aspiraba aire, y
una pesadez cálida y agradable se estableció sobre mí.
Es normal.
Eso es lo que me decía a mí misma. Lo que estaba sintiendo era
mi cuerpo reaccionando al toque de alguien que me atraía, y me
atraía Zayne, pero eso era todo, sólo una... una atracción carnal,
Página | 395 una que yo estaba segura que no era de ambas partes.
¿Pero y si lo fuera?
Me quedé sin aliento. Eso complicaría las cosas, ¿no? Mi cuerpo
no se preocupaba por eso en absoluto, sin embargo. Tampoco esa
parte primitiva de mi cerebro que de repente mostraba imágenes
para acompañar el recuerdo de sus manos desnudas, resbaladizas y
lisas contra mi piel, y esas imágenes eran tan claras como la
realidad. El reflejo de Zayne apareció en el espejo, causando que
me quedara sin aliento. Su mirada se encontró con la mía en el
espejo. —Pensé que estarías vestida —dijo.
—Yo... —Realmente no tenía idea de qué decir cuando me
volví hacia él, pensando que la toalla era más discreta que mi
espalda desnuda—. Yo, umm, todavía estoy mojada.
Esos ojos pálidos ardían con el calor invernal mientras su
mirada me atrapaba. —¿En serio? —dijo, y juré que sonaba como
un ronroneo contra mi piel.
Me ardía la cara al darme cuenta de lo que había dicho y de
cómo se podía percibir.
—El ungüento sigue húmedo y pensé en dejarlo secar un poco.
Zayne asintió lentamente mientras se mordió el labio inferior.
Esas gruesas pestañas bajaron, protegiendo su mirada.
—¿Quién acaba de llamar? —le pregunté.
—Roth —contestó, y mi piel se congeló inmediatamente—.
Quiere reunirse con nosotros. Esta noche.
Traducido & Corregido por: Patty
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Voy a morir.
Acobardada en el andén del metro, sabía que el
hermoso demonio, con sus ojos dorados y su cruel
sonrisa, iba a matarme. Se suponía que me ayudaría,
pero la habitación estaba bañada en sangre y la masa
golpeada y amontonada en el suelo era Zayne.
—No puede salvarte —gruñó el demonio entre
dientes dentados—. Nadie puede.
Un grito se elevó en mi garganta mientras el
demonio se dirigía hacia mí con garras afiladas como
una navaja.
Despertando, jadeé buscando aire mientras trataba de sentir lo
que me rodeaba.
¿Dónde estaba? No reconocí la oscuridad del dormitorio. No
había estrellas en el techo y la cama... era demasiado grande para
ser mía.
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Me tomó un momento recordar que yo estaba en la casa de
Zayne, en su cama, y él estaba vivo y yo estaba viva.
Fue sólo una pesadilla.
Gimiendo, saqué las manos de debajo del edredón y me saqué
varios mechones de pelo de la cara.
La puerta del dormitorio se abrió de golpe, sorprendiéndome.
Contuve la respiración mientras me esforzaba para ver la forma que
llenaba la oscuridad de la puerta.
—¿Estás bien? —La voz de Zayne estaba ronca por el sueño—.
Creí haberte oído gritar.
El calor de la vergüenza se deslizó por mi cara. —Lo siento. No
quise despertarte.
—Está bien —contestó, y no lo vi moverse, pero sentí que se
acercaba. Mi visión aún no se había ajustado cuando se encendió la
lámpara de la mesita de noche, lo que me hizo hacer una mueca de
dolor. Su mirada se posó sobre mí, permaneciendo en el lugar
donde yo estaba apretando los bordes de la manta, mis nudillos se
blanquearon—. ¿No puedes dormir?
Agité la cabeza, sorprendida de que Zayne me estuviera
vigilando. Después de todo el enfrentamiento en el
estacionamiento, las cosas habían sido....incómodas entre
nosotros.
Apenas habíamos hablado, incluso cuando nos encontramos
con un grupo de Ravers en el callejón trasero de uno de los
principales teatros del centro. Volvimos a su casa hace unas horas y
nos separamos sin decirnos nada.
Me atreví a mirarlo.
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Una mirada de comprensión apareció en su cara mientras
miraba a la puerta por la que acababa de entrar. Entonces, sin decir
palabra, mientras mi corazón empezaba a latir alocadamente
rápido, hizo un gesto hacia la cama.
—¿Puedo?
No estaba segura de si esto ayudaría a nuestro actual punto
muerto, pero no quería estar sola, así que asentí y me escabullí,
manteniendo mi manta como si fuera un salvavidas.
—¿Pesadillas? —preguntó, con la voz baja mientras se sentaba
a mi lado y se apoyaba en la cabecera.
Asentí mientras lo veía estirar sus largas piernas, cruzándolas
por los tobillos.
Inclinando la cabeza hacia atrás, me miró. —Lo siento.
—¿Sobre qué?
Se quedó callado durante un largo momento. —Por todo, en
realidad. Has pasado por mucho, y eso es emocional y
mentalmente agotador. Tu mente te lo va a poner difícil, incluso
cuando estés en reposo.
—No tienes que disculparte. No es tu culpa —le dije—. Estás
haciendo todo lo que puedes. Es sólo que... No lo sé. Siento que no
tengo control en nada de esto y siento...
—¿Qué?
Confusión. Estrés. Incertidumbre. —Sólo estoy... Estoy asustada.
Sé que no debería admitirlo, pero tengo miedo de no encontrar a
Misha a tiempo o, que cuando lo haga, será demasiado tarde,
Página | 412 porque debe estar pasando por cosas que ni siquiera puedo
imaginar.
Se cruzó de brazos sobre su pecho. —Está bien tener miedo,
Trinity. Está bien preocuparse.
—Lo sé. —Agarré mi manta más fuerte.
—Entonces deja de hacerte pasar un mal rato.
Exhalé pesadamente. —Y yo... debería disculparme contigo. No
debería haberte preguntado lo de antes. No era asunto mío y yo
estaba siendo una imbécil, y tú tratabas de ayudarme.
—Está bien. No tienes que disculparte. —Levantó una pierna—.
Me cogió desprevenido. Me sorprende que no hayas dicho nada
hasta esta noche, considerando todas las preguntas que haces.
Esnifé. —Sí, yo también estoy un poco sorprendida.
—Yo sólo... Quiero que sepas que entiendo por qué tienes que
hacer todo lo que puedas —dijo mientras yo luchaba con el deseo
de preguntarle qué había pasado.
Puse mis rodillas debajo de la manta y descansé mi barbilla
sobre ellas. Es más fácil decirlo que hacerlo. —Entonces, ¿estás de
acuerdo con que me reúna con las brujas?
—Voy a tener que estarlo.
—No estás....acostumbrado a tener que dejar de lado las cosas,
¿verdad?
—Ni remotamente.
Me sonrió, sintiéndome un poco mejor por lo que había pasado
en el garaje.
—¿Crees que estas brujas de las que hablaba Roth van a poder
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decirnos algo?
—En este punto, ¿quién diablos sabe? —Me dio un pequeño
codazo en brazo con el suyo—. Pero si los humanos que atacaron a
la comunidad junto a Bael estuvieran bajo un hechizo, deberían
saber quién lo hizo, o al menos quién es capaz de hacerlo, y a través
de ellos, podríamos encontrar dónde está Bael y si aún tiene a
Misha.
—¿Y si las brujas a las que vamos son las que ayudaron a Bael?
—le pregunté.
—Entonces las cosas van a ir mal. —Una pausa—. Sé que te han
enseñado a no usar tu gracia, porque te debilita y puede atraer a
otros demonios hacia ti, pero si alguna vez te encuentras en una
situación de la que no puedes salir luchando, úsala.
Al principio no sabía cómo responder. —Sabes, eres la primera
persona que me dice eso. Ni Misha ni Thierry han dicho eso.
—Sé que es un riesgo para ti hacerlo, pero prefiero lidiar con el
riesgo y las consecuencias que hacer que termines herida o peor —
me dijo, y mi pecho se calentó y se mi visión se puso borrosa—. Si
las brujas intentan algo, sácalo.
—Estás un poco sediento de sangre.
—He aprendido a serlo.
Al apartar la mirada de la suya, miré al techo y deseé poder ver
las estrellas. —Extraño mi techo.
—¿Qué? —Zayne se rio.
Una pequeña sonrisa asomó por mis labios. —En casa tengo
estas increíblemente cursis estrellas que brillan en la oscuridad
pegadas en mi techo. Son blancas. No verdes. No soy tan cursi.
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—Nunca. —murmuró Zayne—. Recuerdo haberlas visto.
—Como sea, me gusta mirarlas. —Encogí un hombro lo que
causó que mi espalda doliera un poco—. Un poco estúpido, lo sé.
—No lo es. —respondió él—. Es familiar.
No pude evitar imaginarme si alguna vez volvería a acostarme
bajo ellas de nuevo.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
Asentí. —Seguro.
—¿Qué pasó exactamente con tu madre? —preguntó—. Odio
sacar el tema y me sentí como una mierda por hacerlo cuando
estábamos en el lugar de Roth y Layla, pero dijiste que este
Guardián pensó que tú eras…
—¿Una abominación? —le proporcioné, suspirando. No
hablaba mucho sobre mi mamá, porque siempre terminaba
preguntándome por qué nunca había visto su fantasma o su
espíritu, pero quería hablarle a Zayne sobre ella.
¿Tal vez porque él no me conocía cuando ocurrió y eso hacía
que abrirse fuera más fácil? ¿O quizás porque, a diferencia de Jada
o Ty, él sabía lo que sentía perder un padre? No estaba segura. —
Mi mama fue entrenada. ¿Lo sabías?
—No, no lo sabía.
Una pequeña sonrisa tiró de mis labios. —Ella quería ser
entrenada en caso de que algo pasara. Era así de fuerte, no quería
que nadie se hiciera cargo de ella mientras ella se sentaba por ahí
como una frágil flor.
—Suena horriblemente igual a su hija.
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Eso hizo crecer mi sonrisa. —Eso es un cumplido.
—Eso esperaba. ¿Quién la entrenó?
—Thierry y Matthew. Ellos… ellos la amaban. —dije, rodando
sobre mi costado, enfrentando a Zayne— Y pienso… pienso que aún
lamentan su muerte tanto como yo lo hago. —Respiré hondo—.
Ryker era un Guardián en el que mi mamá confiaba, al igual que
Matthew y Thierry. Eran amigos y… él siempre fue amable conmigo,
pero yo… yo lo arruiné.
—¿Cómo piensas que lo arruinaste?
Cerré mis ojos. —Ocurrió alrededor de un año antes de que mi
madre fuera asesinada. Yo tenía dieciséis, y estaba entrenando con
Misha. Él me estaba llevando la delantera. —Hice una pausa—. Él
me llevaba la delantera a menudo, porque sabía mis debilidades y
las explotaba para intentar que yo mejorara.
—Eso tiene sentido.
—Sí, lo tiene. —Pensé en el modo en que Misha se mantenía a
propósito en mis puntos ciegos para entrenarme para reaccionar
incluso cuando no podía ver lo que estaba pasando—. Como sea,
me enojé… como ya te diste cuenta, puedo ser un poquito
impulsiva.
—Sólo un poco. —dijo él, y podía oír la gentileza en su voz.
—Bueno, Misha realmente me estaba molestando, sólo
jugando, pero perdí mi temperamento, mi control. Dejé que mi
gracia saliera para recordarle que al final del día, él no podía
vencerme. No es como si necesitara que se lo recordara, pero
estaba siendo una mocosa y… y Ryker me vio. No me di cuenta en
ese momento, y ni siquiera entiendo cómo lo hizo, porque él nunca
Página | 416 iba a las instalaciones de entrenamiento, pero… con eso descubrió
lo que yo era. Me vio como una abominación y una amenaza para
los otros Guardianes. También sabía que yo podía atraer demonios
a la comunidad, así que era una amenaza de doble filo. Él le dijo a
otros pocos hombres del clan, y decidieron que necesitaba ser…
eliminada.
—Jesús. —Zayne sonaba horrorizado.
—La cosa más extraña es que él esperó casi un año para ir tras
de mí. Un año de pretender ser mi amigo, ser amable con mi mamá
y ocultando el hecho de que me odiaba. —Dejé salir una
respiración temblorosa— De cualquier manera, suelo ir a ver a un
doctor en Morgantown por algo para lo que no puedo obtener
tratamiento en la comunidad, y Ryker nos había acompañado
antes, varias veces de hecho, pero… esa vez fue diferente. Después
de la cita, en el camino a casa, él se orilló y dijo que había un
problema con el carro. Mamá y yo salimos, y ahí hizo su
movimiento. Se movió y fue por mí, y yo estaba tan sorprendida.
Sólo me paré ahí como una idiota, y Mamá, ella saltó frente a mí, y
eso… eso fue todo. —Me recosté sobre mi espada mientras Zayne
permanecía callado, y de algún modo, cuando enderecé mis
piernas, estábamos más cerca. Mi pierna descansó junto a la suya—
. He sido enseñada casi toda mi vida a controlar mi gracia. A no
usarla hasta que sea el momento. Pero si hubiera usado mi gracia,
podría haberlo detenido, detenerlo como lo hice con Clay. Pude
haber salvado a mi mamá…
—Trinity, no sigas por ese camino. Incluso sin haberte conocido
todo este tiempo, sé que te has estado culpando por dos años. No
eres responsable de la muerte de tu mamá.
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Tragué, todavía impresionada por el hecho de que estaba
hablando de esto. Jada estaría tan sorprendida que querría grabar
este momento. —¿No lo soy? ¿Porque qué si ese era el momento
en que se suponía que la usara? ¿Qué si hemos estado tomando el
‘ser convocada por mi padre’ muy literal? ¿Qué si…?
—Detente. No eres responsable. Tú no la lastimaste. Eso
estaba en ese Guardián. Él. No tú.
Sabía que no la había herido con mis manos, pero no pude
evitar pensar que lo había hecho con mis acciones. Era duro
superar el hecho de que, al final del día, mi comportamiento había
provocado una cadena de eventos que dirigió a su muerte.
Zayne estuvo callado por un largo momento. —Creo… A veces
creo que mi padre aún está aquí.
Levanté la mirada hacia él, presionando juntos mis labios.
—Casi como si pudiera… ¿sentirlo? Sé que él no está aquí, y es
probablemente porque hay algunas veces en que olvido que él se
ha ido. Me encuentro pensando en decirle algo y entonces me
golpea. Él se ha ido.
—Yo aún tengo esos días. —admití—. No creo que alguna vez
dejemos de tener esos días.
—No, probablemente no. —Inhaló profundamente, y lo sentí—.
Las cosas no estaban bien con nosotros al final. Apenas nos
hablábamos.”
Fui capaz de sumar dos más dos por lo que me había dicho
antes. —¿Por Layla?
—Sí, por ella. —Él se calló de nuevo, tanto tiempo que mis ojos
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empezaron a cerrarse, y entonces habló—. Pero antes de que
muriera, él había empezado a entender que cómo había nacido
alguien no dictaba si eran buenos o malos. La vida, incluso para las
criaturas que no pensamos que tengan el libre albedrío para elegir
entre el bien y el mal, no es la suma del ADN. Todos son… mucho
más complicados que eso.
—¿Ustedes tuvieron la oportunidad de hablar antes de que
muriera? —pregunté.
—Un poco. —Zayne guardó silencio, y pareció que una
eternidad se extendía entre nosotros antes de que él dijera—.
¿Estás bien con que apague la luz?
Mis ojos se abrieron. —¿Te vas a ir?
—Si quieres que lo haga, lo haré
—No quiero que lo hagas.
—Entonces no lo haré por ahora. —Hizo una pausa.
Por ahora colgaba en el espacio entre nosotros mientras veía
hacia donde mi mano estaba.
—¿Te puedes quedar por un rato?
—Si. —La cama se movió un poco mientras él alcanzaba la luz.
Un momento después la habitación cayó en la oscuridad—. ¿La
foto? Luces como tu mamá.
Sonreí en la oscuridad. —Lo hago.
—Lindo material de lectura, por cierto.
—Cállate. —Mi sonrisa creció. Él debió haberlo visto antes de
apagar la luz—. Ese era el libro favorito de mi mamá, y el mío.
—Tal vez tenga que leerlo.
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—No estoy segura de que los Vikingos vayan a ser lo tuyo.
—Nunca se sabe. —Hubo una pausa—. Creo que mi techo
podría necesitar algunas estrellas.
Me tomó un momento darme cuenta de lo que estaba
diciendo. —¿En serio?
—Sí. —Rió suavemente—. Suena a que no me crees.
—Pensé que las encontrarías infantiles o algo, y no puedo
imaginarte con estrellas por todo tu techo.
—Estoy lleno de sorpresas, Trinity.
Mis dedos de los pies se curvaron ante la forma en que dijo mi
nombre.
No sé cuánto tiempo pasó después de eso, pero aún estaba
despierta y… y quería saber más sobre Zayne. —Tengo preguntas.
Una suave risa irradió de él y sacudió la cama. —No hay ni una
parte de mí que esté sorprendido.
Mi sonrisa regresó. —¿Por qué no tienes novia?
—¿Qué? —Zayne resopló en voz baja— No estoy seguro de
cómo responder esa pregunta. —Hizo una pausa—. ¿Por qué no
tienes novio?
—Eso es fácil de responder. —dije, queriendo enterrar mi
rostro en la almohada—. Soy una Trueborn que vive con
Guardianes que piensan que soy humana. No hay exactamente
muchas opciones de citas.
—Buen punto. —Él se movió, y sentí su pierna moverse
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ligeramente contra la mía—. ¿Y tú y Misha nunca tuvieron algo?
—No. En serio. Ya te dije que tuve un crush con él como, por,
cinco segundos. He tenido muchos crushes, pero Misha y yo nunca
nos hemos visto de ese modo. Además, no se supone que los
Trueborns se acuesten con sus Protectores. —le dije.
—¿Por qué? —preguntó.
Me encogí de hombros. —Va contra las reglas y supuestamente
arruina el vínculo. No sé cómo. Nunca me lo explicaron. —Hice una
pausa—. Y no respondiste mi pregunta.
—Principalmente porque realmente no sé cómo responder a
eso.
—Eres atractivo. Eres divertido y encantador cuando no estás
siendo molesto.
—Gracias. —Una pausa—. Creo.
—Eres… un buen chico. —dije—. Así que, sólo estoy
sorprendida de que estés soltero.
Zayne pareció considerar eso. —Sabes que se espera que los
Guardianes se emparejen. Tengo casi veintidós. La mayoría de
hombres de mi edad ya están emparejados con un niño en camino.
—Sí. Entonces, ¿por qué no te has emparejado y empezado a
hacer bebés?
Él se movió junto a mí. —Si les preguntas a los hombres de mi
clan, dirán que tengo poco respeto por la tradición, pero nadie va a
forzarme en un compromiso de por vida, incluso si esa vida no va a
ser tan larga.
Mi corazón se desplomó. —¿Planeas morir pronto?
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—Despierto cada día sabiendo que podría ser el último. No lo
planeo. Sólo lo acepto. —respondió—. Es lo que he sido entrenado
para hacer desde que nací.
Reflexioné sobre eso, dándome cuenta de que lo que dijo era la
verdad. No muchos Guardianes llegaban a la edad de retiro. Era
una de las razones por las que se emparejaban y tenían hijos tan
pronto. —¿Alguna vez has querido hacer algo más?
Suspiró. —Tú sí que haces muchas preguntas.
—Lo hago. —Mis manos se relajaron sobre mi estómago—.
Entiendo que tienes este gran, importante deber, ¿pero alguna vez
hubo un tiempo en que no querías estar ahí afuera? ¿En que
querías hacer algo más? ¿Es ser un guerrero lo que tú quieres?
—Whoa. Okay. Eso fueron muchas preguntas. ¿Quiero estar ahí
afuera? ¿Es esto lo que quiero? —repitió mis preguntas y después
dejó salir una pequeña risa— Sabes, nadie me había preguntado
eso. Ni siquiera… —Se cortó, y me pregunté cómo habría terminado
esa oración—. Es todo lo que conozco, Trinity.
Mordí mi labio inferior. —Eso no responde mis preguntas.
—Lo sé. —respondió.
La presión en mi pecho aumentó. —¿Qué… qué harías si no
fueras un Guardián?
—No puedo responder eso.
—Inténtalo. —Empujé su pierna con mi rodilla.
—Realmente no puedo. —Su brazo se movió fuera de mi
alcance—. Nunca había pensado acerca de eso. Nunca lo he
considerado siquiera.
Página | 422
¿Qué tipo de vida era esa sin ninguna opción, incluso sueños
imposibles? Yo los tenía antes de saber lo que era. Aún tengo
sueños de hacer más que lo que nací para hacer, incluso si mis
opciones estaban seriamente limitadas.
El silencio cayó entre nosotros, y tras un momento, pregunté—:
Dime… dime cómo es crecer aquí, en la ciudad. —Hice una pausa—.
¿Por favor?
Hubo esa risa áspera de nuevo y luego me dijo cómo era crecer
como el único niño en una casa grande con nada más que guerreros
entrenados para hacerle compañía hasta que Layla llegó. Aunque
no habló mucho sobre ella. En su lugar, habló de cómo pasaba las
tardes siguiendo a su padre, aprendiendo todas las calles y los
distintos edificios. No sé cuánto tiempo hablamos, pero después de
un rato, empecé a sentir que me hundía.
Me dormí con una sonrisa.
Traducido & Corregido por: Patty
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29
Diablillos o gnomos. De ahora en adelante los llamaré Diablillos, suena más lindo.
Uno de ellos gritó y corrió hacía Zayne. El otro tomó vuelo y
aterrizó ágilmente frente a mí. Estaba demasiado oscuro para
arriesgarme a tirar las cuchillas, así que esta pelea iba a ser mano
Página | 457 a... ¿ala de murciélago?
Me reí.
—¿Realmente quiero saber por qué te ríes allí? —preguntó
Zayne, atrapando al diablillo alrededor de su cuello.
Sonriendo, volví corriendo cuando el diablillo me golpeó. Me
sumergí bajo los brazos extendidos del demonio y salté detrás de
él, luego giré y golpeé profundamente la hoja de hierro contra su
espalda.
Soltó un chillido agudo antes de estallar en llamas. Me di
vuelta a tiempo para ver al otro demonio. Empecé a acercarme a él,
me dio un empujón hacia atrás, casi pierdo el agarre de mis dagas
cuando las garras me arrebataron la camisa. Un tartamudeante
latido de mi corazón después, me levantaba de mis pies. Grité
mientras el diablillo empezaba a volar. El material de mi camisa
comenzó a desgarrarse.
Zayne se giró hacia donde yo colgaba a varios metros del
techo. —Cristo.
Levantando mis dagas, las arrastré hacia atrás en arcos anchos
y altos, atrapando las patas traseras del diablillo. Las malvadas
hojas afiladas cortaron la piel y el hueso de la criatura. Calor
húmedo roció en el aire. Gritaba, un sonido que me recordaba a un
bebé enojado, si un bebé enojado también era en parte hiena. La
cosa me soltó, y me estaba cayendo.
En la nada.
Un rugido de viento y aire nocturno se levantó para golpearme.
Ni siquiera pude gritar cuando el terror explotó en mis entrañas al
caer.
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Oh Dios. Oh Dios. Oh Dios, esto iba a doler. Esto iba a doler
mucho...
Brazos me atraparon alrededor de la cintura y me empujaron
hacia arriba y hacia atrás en un pecho duro.
El impacto me sacó el aire de los pulmones, pero sabía que era
Zayne.
Zayne me había atrapado.
El aire nos azotó mientras sus alas se extendían, ralentizando
nuestra caída, y luego aterrizó en cuclillas, el impacto me sacudió
hasta la médula. —Mierda —susurré mientras parpadeaba
rápidamente. Mi cabello se había desprendido de su moño y estaba
pegado a mi cara. Los mangos de mis dagas se sentían como si
estuvieran incrustadas en mis palmas—. Mierda, no se me cayeron
las dagas.
—¿Estás bien? —La voz de Zayne era más tensa de lo normal al
soltarme, y rápidamente me giré hacia él—. ¿Trinity?
—Sí.—Envainando mis dagas, revisé mis hombros—. No me
arañó. Creo que estaba tratando de llevarme. Gracias. —Lo miré—.
Probablemente acabas de salvarme la vida allí.
—Creo que te salvé la vida allí.
—Totalmente —estuve de acuerdo, mirando a mí alrededor y
dándome cuenta de que estábamos en el callejón cerca de la
escalera de incendios—. ¿Estás bien?
—Me dio en el pecho. —Miró hacia abajo, maldiciendo.
Mi estómago cayó al alcanzarlo cuando la preocupación
floreció. —¿Cómo de malo?
—No tan mal —dijo Zayne, alejándose de mí—. Pero
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deberíamos volver. Voy a tener que limpiar esto. —Preocupada,
acepté rápidamente y traté desesperadamente de ignorar la
repentina explosión de hielo que se produjo en Zayne.
Traducido por: Ariz Mariano
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Corregido por: Patty
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—Incluso si aprendiera a hacer eso, has pasado por mucho. —
Una de sus manos subió a mi cuello. Las puntas de sus dedos
siguieron la línea de mi mandíbula—. Soy mayor que tú.
—Oh, vamos. Eres apenas mayor que yo.
Sus espesas pestañas bajaron mientras trazaba mi pómulo,
provocándome un fino estremecimiento. —Viniste aquí para
encontrar a Misha, y confías en mí para mantenerte a salvo
mientras lo haces. Esto se siente…
—Correcto. —sugerí servicialmente— Porque así es como se
siente para mí. Como si estuviera… —Mis mejillas se sonrojaron—.
Se siente correcto, Zayne. ¿Estás diciendo que se siente mal?
—No, no estoy diciendo eso. —Esas pestañas se alzaron, y
había intención en la manera en que esos pálidos ojos se clavaron
en los míos, en las sombras formándose alrededor de su boca—.
Quieres besarme de nuevo, ¿o no?
Cada músculo de mi cuerpo se tensó. —Sí. Quiero…
Zayne me besó.
Fue un beso tan suave y hermoso al inicio, sus labios rozando
los míos una vez, y luego dos, y luego el beso se profundizó y no
había nada tentativo al respecto. El beso se sintió abrasador,
demandante y ardiente, una cruda combinación de necesidad
acumulada y deseo explosivo.
Él me jaló hasta el borde del tocador mientras se adelantaba,
presionando su cuerpo entre mis piernas, y cuando me volvió a
besar, me dejó sin aliento y expuesta como un cable de alta
tensión. Curvé mis piernas alrededor de su espalda baja y deslicé
una mano por su pecho, consciente de la herida sanando. Su mano
se deslizó debajo de mi brazo, bajando por mi espalda, y pensé que
Página | 470 podría estarme embriagando con sus besos.
Y después me estaba levantando del lavabo, retrocediendo
mientras sujetaba sus hombros y después los suaves mechones de
su cabello. Mordió mis labios mientras me golpeaba contra la
pared, y yo reí en su beso, y él gruñó en respuesta. De algún modo
volvimos a la habitación y luego él me estaba acostando en la cama
y se acercaba a mí, su cuerpo largo y cálido mientras se acomodaba
sobre mí.
Con la luz de la habitación para guiarme, me estiré y toqué su
rostro. Se volvió hacia mi toque, acariciando mi palma mientras se
estremecía. Cuando sus ojos se abrieron, juré que brillaban.
Ninguno de los dos se movió o dijo algo por un largo momento,
y juro por Dios, si Peanut decidía aparecer justo ahora, encontraría
un modo de traerlo de vuelta a la vida solo para asesinarlo al
instante.
Peanut no apareció pero la inmovilidad de Zayne comenzaba a
preocuparme. —¿Zayne?
Su garganta se esforzó en tragar. —Hay algo que debería decirte.
—¿Qué? —Mi mirada buscó su rostro mientras pasaba mis
dedos por la curva de su mejilla.
Él giró su barbilla, besando las puntas de mis dedos. —Yo…
nunca he hecho esto antes.
Mis dedos se congelaron. Mi cuerpo entero se congeló mientras
sus palabras se hundían. —¿Quieres decir… que no has hecho esto?
—Bueno, he hecho esto, he hecho… cosas, pero no he tenido
sexo. —Su mirada encontró la mía y una pequeña sonrisa
apareció—. Ahora luces completamente sin palabras.
Página | 471
Parpadeé. —Lo siento. No es mi intención, pero sólo estoy
sorprendida. Es decir, tú… tú eres tú. Eres hermoso y eres
inteligente. Eres amable y divertido y…
—Y molesto.
—Sí, eso, pero…
—Y altivo.
—Y eso, también, pero…
—Pero aun así no lo he hecho. —dijo él.
—¿Por qué? —pregunté, e inmediatamente después me sentí
como una idiota por hacerlo—. Lo siento. No debería haber
preguntado eso.
—Está bien. Yo… yo sólo no lo he hecho.
Estaba sorprendida, pero también… aliviada de algún modo. —
Yo tampoco.
Una lenta y desgarradora sonrisa tiró de sus labios. Una real, y
era el tipo de sonrisa que podía romper corazones y reconstruirlos.
—No sé a dónde nos está llevando esto. —dije, trazando la
curva de su hombro—. Sólo sé que me gustas, Zayne. Realmente
me gustas, y no tiene nada que ver con todo lo que está pasando.
Te quiero, pero… no tenemos que hacer eso.
—No, no tenemos. —Bajó su cabeza y besó la esquina de mi
boca, entonces habló de nuevo—. Pero hay otras… cosas que
podemos hacer.
Y esta vez, cuando Zayne me besó, él sorbió de mis labios,
bebió mis gemidos, mientras corría su pulgar sobre mi mejilla,
trazando el hueso. Su toque era suave como una pluma, pero me
Página | 472 removí inquieta. La lujuria hormigueaba sobre mi piel mientras él
movía sus dedos por mi garganta, sobre mi hombro. Un pequeño
suspiró se me escapó.
No había estado mintiendo cuando dije que me gustaba - que
me gustaba mucho, y saber eso, sentir eso, me asustaba un poco. Él
era el primer chico al que alguna vez he estado realmente atraída,
pero era mucho más que eso. Era su fuerza y su amabilidad, sus
creencias, incluso las que me habían sorprendido al inicio, y su
rápido ingenio. Era su inherente protectividad, e incluso cuando
dudaba de sí mismo, eso de alguna manera lo hacía… humano para
mí.
Algo más estaba al borde de mis pensamientos, un sentido de
familiaridad con él, de varias piezas finalmente encajando en su
lugar.
Sólo se sentía correcto.
Zayne se sentía correcto.
Lentamente, él movió su mano al centro de mi pecho. —No
tienes ni idea de cuánto tiempo he pensado en esto.
Coloqué mi mano en su costado, moviéndola hacia su espalda,
masajeando los bultos de músculos agrupados. Él dejó caer su
mano en mi cadera y tiró de mí hacia abajo, a lo largo de la cama.
Luego se levantó sobre mí, usando un brazo para soportar su peso.
Usando un muslo, separó los míos y descendió. Líneas duras se
presionaron contra otras suaves, y cuando se movió contra mí en
un lento, ondulante movimiento, jadeé me puse rígida ante el rayo
de placer que envió a través de mí.
—¿Esto está bien? —preguntó.
Página | 473
—Sí. Sí. Totalmente.
Él rió contra mi boca mientras balanceaba sus caderas de
nuevo. Siguiendo su ejemplo, incliné la mía mientras él movía su
cabeza, moviendo sus labios a lo largo de mi mejilla que había
acariciado momentos antes. —¿Has pensado acerca de esto?
¿Nosotros? ¿Preguntándote cómo sería?
—Sí. —susurré, estirando mis piernas, acunando su cuerpo—.
Lo he hecho.
Su otra mano se deslizó por mi cadera, subiendo por mi
estómago. Se detuvo justo debajo de mis pechos, su pulgar rozando
el bulto. Mi aliento se atoró mientras sus besos alcanzaban la
esquina de mi boca de nuevo. Me volteé ligeramente. Nuestros
labios se rozaron.
—No tienes que preocuparte porque esto vaya muy lejos.—
dijo.
Mis dedos se curvaron contra su piel. —No lo hago. ¿Y tú?
—Siempre. —murmuró, y antes de que pudiera cuestionar lo
que quería decir con eso, él bajó su cabeza al espacio entre mi
cuello y mi hombro. Bajando sus manos a mis caderas, acarició mi
cuello Dejó que su mano se deslizara más arriba, casi llegando a la
cima de mi pecho.
No me moví, no dije nada. Sólo esperando… esperando ver lo
que haría.
—Dime cuando parar y lo haré.
—Lo sé. —Mi voz era gruesa, cruda—. Yo… confío en tí.
Zayne se congeló y después se retiró. Por un momento, me
preocupó que de algún modo dijera la cosa incorrecta, pero
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entonces sus manos alcanzaron el dobladillo de mi blusa. —Me
gustaría verte, tocarte… probarte.
Sus palabras enviaron un oscuro estremecimiento a través de
mí. —Sí.
Él levantó mi blusa y yo me levanté en mis codos temblorosos
mientras él la sacaba por mi cabeza y después le siguieron mis
shorts. Su fuerte respiración se perdió en los latidos de mi corazón.
Me recosté de nuevo, sólo en ropa interior, sabiendo que con sus
ojos de Guardián, él podía ver todo, y luché contra la urgencia de
cubrir mi pecho.
—Eres hermosa, Trinity.
Entonces bajó su cabeza, moviendo su lengua sobre una parte
particularmente sensible, causando que gimiera y me aferrara a sus
hombros. Él rió contra la piel de mi pecho, pero rápidamente se
volvió un gemido mientras mis manos se aventuraban más al sur,
deteniéndose sobre la parte baja de su estómago. Se sentía como
satín estirado sobre roca, y me cautivó la forma en que sus
músculos se agruparon bajo mi toque.
Levanté mi mirada mientras mis dedos se arrastraban sobre
cada dura ondulación. —Eres perfecto.
—¿Mmm? —Presionó hacia abajo, moviendo sus manos y
después su lengua a mi otro pecho—. ¿Quieres que me detenga?
—No. En absoluto. Ni remotamente.
—La mejor cosa que he escuchado todo el año.
Mi risa terminó en un jadeo mientras Zayne me rodaba sobre él
y se sentaba, mis rodillas deslizándose a cada lado de sus caderas
mientras me atraía a su regazo. Jadeé mientras la parte más suave
Página | 475 de mí se presionaba contra la parte más dura de él. Él aún tenía sus
pantalones de pijama y yo aún estaba en ropa interior, pero podía
sentir cada pulgada de él.
Sus dedos pasaron por mi cabello mientras su mano se curvaba
alrededor de la parte trasera de mi cabeza. Atrajo mi boca a la suya
y me besó mientras yo agarraba sus hombros, permitiéndome
asentarme en él. Su gemido de respuesta envió ondas de sorpresa a
través de mí.
—Esto se ve tan poco Guardián. —susurré.
La mano en mi cadera se apretó. —Estarías sorprendida de
todas las cosas poco Guardianes que están pasando por mi cabeza
justo ahora.
Me estremecí, sintiéndome mareada y cálida y viva. —Entonces
muéstrame.
Y él lo hizo.
Mi cabeza cayó hacia atrás mientras mi aliento salía en cortos
jadeos. Sus manos y boca eran codiciosas, y me encantaba. La parte
inferior de mi cuerpo comenzó a moverse en pequeños círculos, y
buen Dios, pensé que podía sentir su pulso través del algodón de
sus pantalones.
No podía recordar alguna vez sentirme así, definitivamente no
con Clay y no cuando me tocaba a mí misma. Esto era… Dios, esto
era mucho más; se sentía como lava fundida corriendo por mis
venas. El deseo se arremolinaba dentro de mí, dejándome sintiendo
fuera de control y aturdida.
Mi cuerpo se arqueó contra el suyo, doliendo por él en un
modo que casi me asustaba, pero confiaba en él. Confiaba en él con
todo.
Página | 476
Y cuando su boca tiró de mi pecho y su lengua raspó sobre mi
piel, dejé de pensar. Era todo sobre el sentimiento y las crudas,
exquisitas sensaciones disparándose hasta mi núcleo,
calentándome y humedeciéndome.
Mis manos se deslizaron sobre abdominales que se sumergían
y ondulaban. Mis caderas se balanceaban contra él, y cuando él
susurró en mi oreja, su voz era gruesa, ahumada. Estaba jadeando
contra su boca, mis dedos temblaban mientras se deslizaban sobre
su piel y se envolvían alrededor de la banda de sus pantalones. Él
estaba agarrándolos también, empujando la tela mientras se
levantaba sólo lo suficiente para llevar el material a sus muslos, y
después no había nada entre nosotros.
—Dios. —gruñó él contra mi boca.
Su mano apretó mi cadera, urgiéndome a moverme, a tomar lo
que quería, pero no necesitaba ser apurada. Mi cuerpo se movía
contra el suyo y él se movía contra mí. El calor de su cuerpo, la
fricción y la humedad, y la forma en que mordisqueaba mi boca,
Todo era demasiado y no lo suficiente. La tensión entre mis piernas
creció rápidamente, robándome el aliento, sorprendiéndome. El
espiral se apretó profundamente dentro de mí, y nuestros
movimientos se volvieron casi frenéticos. Su gruñido de aprobación
chamuscó mi piel, encendiendo el fuego, y me vine con una oleada
cegadora, apretando y aflojando los músculos a la vez. Nunca,
nunca había sentido algo tan poderoso, tan deliciosamente
destructor.
Zayne me siguió rápidamente, el ronco, profundo grito sofocó
los míos mientras la liberación nos sacudía, y luego su boca estuvo
sobre la mía y me besó, y siguió besándome como si deseara no
Página | 477 solo probarme, sino devorar mi ser, y yo... yo quería ser devorada.
No sabía que era posible ser besada así.
No sé cómo, pero terminamos en nuestros costados, nuestros
rostros alejados unas pulgadas, nuestras piernas enredadas y uno
de sus brazos bajo mis costillas, enrollado alrededor de mí, y el otro
alrededor de mi cintura. No pensé que alguna vez fuera a respirar
normalmente mientras yacíamos allí, mi corazón aun latiendo con
fuerza.
—Eso fue… —Aclaré mi garganta—. No sabía que podía sentirse
así sin siquiera, ya sabes, hacerlo.
Los brazos de Zayne se apretaron y me atrajeron a su pecho,
piel contra piel. —Yo tampoco.
Sonreí, y cuando él besó la esquina de mis labios de nuevo, mi
sonrisa creció. Él guio mi cabeza al espacio debajo de su barbilla, y
estaba rodeada por su calor.
No tenía idea de cuánto tiempo pasó, pero podía sentir la
atracción del sueño tirando de mí. —¿Vas… vas a quedarte conmigo
esta noche?
Sus labios rozaron mi frente. —Duerme, Trin. No estoy yendo a
ninguna parte.
Traducido por: Stephanie Flores
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Corregido por: Patty
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Asentí.
—Estaré esperando —dijo, cerrando la puerta detrás de él.
En el momento en que se fue, me dejé caer de bruces sobre mi
maleta.
—Creo que te gusta —susurró Peanut.
Gruñí.
—Creo que realmente te gusta.
—Cállate —le dije, cerrando los ojos.
—Creo que te gusta mucho —cantó Peanut, y no pude decir
nada, porque obviamente era verdad.
Me gustaba Zayne.
Me gustaba mucho.
Página | 495
—Pero a ustedes les gusta hacer lo que está prohibido —
respondió Roth—. ¿Ayudaste a Bael con tal hechizo?
Tomando un trago de su vino, ella sacudió la cabeza y tragó
saliva.
—No eres un Guardián —me dijo.
—No, no lo soy.
—Entonces, ¿por qué te importaría un ataque contra una sede
de Guardianes? —le preguntó a Roth.
—¿Dije que me importa?
Le lancé una mirada fulminante.
—¿Tu aquelarre ayudó a Bael con este encanto? —preguntó.
—Si lo hiciéramos, y eso es un gran sí, no somos responsables
de lo que hizo con el hechizo —dijo ella.
Mis cejas se juntaron. —¿No son responsables? Eso es como
prender fuego a un arbusto y alejarse de él y luego ese fuego se
extiende a un edificio de apartamentos y elimina todo. No
pretendías que sucediera, pero aún eres responsable. ¿Qué
pensaste que iba a hacer con tal encanto? ¿Lo usas para convencer
a un grupo de humanos de hacer obras de caridad?
Roth resopló.
El agarre de la bruja se apretó sobre la copa de vino.
—Me estoy aburriendo de esta conversación, Faye. —Roth se
echó hacia atrás—. ¿Tu aquelarre tuvo contacto con Bael?
Estuvo callada por un largo momento. —¿Te das cuenta de lo
mucho que esto podría arruinarnos si se revela que divulgamos...
las actividades de otros?
Página | 496
Roth continuó acariciando la cabeza de Bambi mientras me
miraba y sonreía.
—¿Y te das cuenta de que no me importa una mierda lo que te
arruine? Deberías estar más preocupada por estar en mi lado malo.
—Bueno, por supuesto, pero…
—Pero de lo que no te das cuenta es que realmente no quieres
ponerte de su lado malo —continuó, y levanté una mano,
moviendo mis dedos—. Responde la maldita pregunta.
Faye me miró por un largo momento y luego se estremeció. —
Para que lo sepas, le aconsejé al aquelarre que no ayudara a nadie
con tal hechizo, pero me votaron. No fue un demonio quien vino a
nosotros hace dos meses.
La esperanza se encendió y luego murió en mi pecho. —¿No era
un demonio?
Ella sacudió su cabeza. —Fue un humano quien vino y pidió ese
hechizo.
Miré a Roth, preguntándome si ella estaba diciendo la verdad o
no.
—¿Quién era el humano?
Faye apretó los labios mientras sacudía un poco la cabeza. —
Era... Se llama Josh Fisher.
Ese nombre no significaba nada para mí.
—Josh Fisher? —Roth repitió—. ¿Te refieres al senador Josh
Fisher, el líder de la mayoría del Senado? ¿Ese Josh Fisher?
Sentí que mi corazón daba un vuelco cuando Faye asintió. —Ese
Página | 497
sería él.
—¿Por qué en el mundo un senador querría ese tipo de
encanto? —pregunté, atónita—. ¿Y no usarlo para, no sé, influir en
los votos o algo así?
—No sé por qué lo necesitaba...
—¿Consigues que la gente busque mucho ese encanto? —
Exigió Roth.
Faye se puso rígida. —Bueno no. Este fue el primero...
—Así que podemos asumir con seguridad que este
encantamiento se usó para convertir a los humanos en carne de
cañón.
—Bael fue visto con alguien hace dos noches. No sabemos
quién era o si la persona era humana o no —le dije a Roth—. Pero
el senador tendría que conocer demonios para saber que las brujas
podrían hacer algo como esto, ¿verdad?
—Correcto. —Roth miró a Faye—. A menos que fuera una
bruja, pero voy a ponerme nervioso aquí y decir que no era una
bruja, ¿verdad?
—Correcto —murmuró Faye.
Me incliné hacia adelante, descansando mis brazos sobre la
mesa. —¿Sabes por qué quería el hechizo?
—No preguntamos. —Terminó su vino—. Algunas cosas son
mejor no saberlas. Ofreció una gran suma de dinero.
—Qué conveniente —murmuró Roth—. ¿No pueden decirme
que ninguno de ustedes estaba un poco preocupado por lo que
haría un maldito senador con semejante hechizo? ¿Era dinero lo
Página | 498 que necesitaban desesperadamente?
—El dinero no es lo único que ofreció —dijo, cruzando los
brazos—. Ofreció algo más que es muy codiciado, algo que ninguno
de nosotros tiene.
—¿Y eso es?
—Un nefilim —susurró.
Me quedé quieta mientras miraba a la bruja. —¿Y por qué
quieres un nephilim?
Pregunté, aunque había una parte de mí que ya sabía.
—Hay muchos hechizos que necesitan... partes de un nephilim
—respondió ella—. Huesos. Tejidos Pelos.
La ira estalló cuando miré a la mujer que estaba hablando de
mis partes como si fueran condimentos para un pastel.
—¿Y por qué crees que un senador tendría acceso a una
criatura que fue eliminada hace un milenio? —preguntó Roth.
Esa criatura estaba siendo empujada en el muslo por una
serpiente gigante. Miré hacia abajo y Bambi me miró con grandes y
esperanzados ojos rojos.
Faye miró a su alrededor antes de decir—: Porque dijo que
sabía que uno estaba vivo y que sabía cómo conseguirlo.
—¿Cómo?
—Dijo que tenía a él protector del nephilim.
Mi piel se erizó con la necesidad de alcanzar la mesa y golpear a
la bruja en la cara. —¿Él te dijo dónde tenia a este... Protector?
Ella sacudió su cabeza. —Lo único que nos dijo es que esperaba
Página | 499
tener este nephilim al final del solsticio.
—El solsticio es en unos días —le dije mientras Bambi me
empujaba de nuevo.
—Lo es —dijo encogiéndose de hombros—. Entonces
descubriremos en breve si es capaz de mantener su parte del trato.
—No podrás. —Me agaché, apenas tocando la parte superior
de la cabeza de Bambi. Las escamas eran ásperas y frías al tacto—.
Con eso puedes contar, así que espero que el dinero haya valido
esas vidas humanas inocentes.
Un músculo se flexionó en su mandíbula.
—¿Solo has interactuado con este senador? —preguntó—. ¿No
con Bael?
Ella sacudió su cabeza. —Correcto.
—Puedes averiguar dónde tienen a este Protector, ¿verdad? —
pregunté—. ¿No pueden las brujas hacer... hechizos de espionaje?
—No en los Guardianes o demonios —respondió ella—. Solo
funciona en humanos.
—No necesitamos eso para encontrar al senador —aconsejó
Roth.
Bambi se presionó contra mi palma, obviamente no satisfecha
con mi falta de esfuerzo. Hice una mueca cuando presioné un poco
la cabeza de la serpiente. Ella tarareó en respuesta.
—¿Hay algo más que nos puedas decir? —preguntó Roth.
Faye sentó su vaso vacío sobre la mesa. —Sé que no estaba
trabajando solo. Cuando vino a nosotros, estaba hablando por
teléfono constantemente con alguien que parecía estar dándole las
Página | 500 órdenes —explicó—. Eso es todo lo que sé.
Eso fue una noticia y no una gran noticia. Un demonio de nivel
superior con el que lidiar era suficientemente malo, ¿y si existía la
posibilidad de más?
Me recosté contra la cabina.
—Gracias por ser tan servicial —dijo Roth con un toque de
sarcasmo— Creo que es hora de que nos vayamos. —Tocando a la
serpiente, se echó hacia atrás mientras levantaba su cabeza de mi
pierna y se retiraba de la cabina, permitiéndonos a los dos
pararnos— Te veré pronto. —Roth acarició la cabeza de Bambi y
luego hizo un gesto a Faye con su barbilla—. Vuelve con ella.
El familiar se movió y luego dejó escapar un suspiro muy
humano antes de separarse en los puntos que formaban una
espesa sombra. La masa regresó a Faye, entintando el brazo de la
bruja. —Roth —gritó Faye cuando nos alejamos de la cabina—. Nos
iremos pronto. Deberías estar haciendo lo mismo.
Un escalofrío me recorrió la espalda cuando el príncipe se
volvió hacia ella.
—Todo el aquelarre se va —continuó.
Se me erizaron pequeños pelos en la nuca. —¿Por qué?
—Algo está pasando aquí y no queremos formar parte de eso.
—Su oscura mirada se deslizó hacia mí—. Pero tengo la sensación
de que descubrirás qué es ese algo más pronto que tarde.
—Bueno, eso es espeluznante y no es remotamente útil, pero
gracias —dije, sacudiendo la cabeza mientras me daba la vuelta.
Roth me siguió al pasillo—. ¿Crees que ella estaba hablando de este
Página | 501 demonio que está matando Guardianes y otros demonios?
Roth levantó un hombro. —No creo que sea un demonio.
—Entonces, ¿qué podría ser?
Me miró con curiosidad.
—Simplemente no lo entiendo. —Me detuve en el centro del
pasillo—. ¿Por qué un senador está involucrado en esto? ¿Qué cree
que puede ganar? No puede ser dinero. Y si este senador ya ha
intercambiado la mayor parte de mí, ¿qué planea hacer Bael
conmigo? ¿Sólo matarme?
—Bueno, él es un demonio. A los demonios les gusta matar
cosas, especialmente... —Se inclinó y susurró—: Cosas angelicales.
Puse los ojos en blanco. —Eso no puede ser. No puede ser tan
simple y estúpido.
—Algunos demonios son así de simples y estúpidos. También lo
son muchos humanos —continuó—. A veces la respuesta más obvia
es la más estúpida.
Lo miré por un momento. Eso fue tan útil como la bruja. —Sin
embargo, esta es una buena noticia. Descubrimos dónde está el
senador, deberíamos poder averiguar dónde está Bael, ¿verdad?
—Deberíamos —respondió Roth—. Si Bael le ha dejado saber al
senador dónde está. El senador siempre podría estar poseído.
—Que no llueva en mi desfile30 —le dije.
30 Es básicamente una oración para expresar que "espera que sus planes no se arruinen"
—Estoy pensando en todas las vías posibles —respondió—.
Podría haber muchos callejones sin salida, Trinity. Si Bael está
usando a este senador para hacer su trabajo sucio, hay una buena
Página | 502 posibilidad de que Bael sea lo suficientemente inteligente como
para cubrir sus pasos. Puede que esto no sea tan simple como ir a la
casa de este senador y obtener todas las respuestas.
—Lo sé.
Él inclinó la cabeza. —¿Lo sabes?
Lo sabía, pero esperaba que fuera así de fácil. Me di vuelta y me
dirigí hacia el ascensor, reflexionando sobre lo que la bruja nos
había dicho y la espeluznante advertencia de que tenía la sensación
de que tenía que ver con lo que sea que estaba matando a los
Guardianes y los demonios. Es posible que esta reunión no me haya
dado todas las respuestas que quería, pero no fue una pérdida
total. Teníamos otra avenida, y podría ser un callejón sin salida
como Roth sugirió, pero iba a averiguarlo. Alcancé el botón de
llamada en el elevador. Roth habló entonces, tres pequeñas
palabras estremecedoras. —Zayne ama a Layla.
Traducido & Corregido por: Patty
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Página | 515
Di un paso hacia él, dándome cuenta de que no quería que se
fuera... y no quería que se quedara. Yo quería que él forzara la
conversación y yo tampoco quería hablar de ello, y yo estaba
completamente confundida por estos conflictos emocionales.
—¿Dónde? —Lo dije sin rodeos.
—No lo sé.
Se dirigió hacia el ascensor y luego se detuvo y me miró de
frente. Por un momento, esa pared se derrumbó y pude verlo todo.
Tristeza. Ira. Decepción. Sobre todo, un sentimiento que había
reconocido en cualquier parte... Anhelo. Luego se apartó de mí. —
Lo siento, Trinity. Sólo necesito... Lo siento.
Y luego se fue.
Sabía por qué se había ido y por qué había estado tan callado
en el viaje de vuelta.
Y ahora sabía por qué nunca había tenido sexo antes y por qué
no había presionado por ello conmigo.
Era porque había estado enamorado de Layla desde que era un
niño y seguía estando tan obviamente enamorado de ella.
Respiré y se me atascó en un nudo repentino en la garganta.
Me miré las manos, mirándolas de cerca, con los puños flácidos. Mi
pecho... me dolía como si me hubieran dado un puñetazo en el
centro de él, y no sabía por qué me sentía estúpida y tonta, pero lo
hacía mientras miraba esas puertas, porque todo lo que podía
pensar era que había hecho esas cosas conmigo anoche, que me
había tocado así, que me había abrazado así, y todo el tiempo que
había estado enamorado de Layla -enamorado de una medio
guardián, medio demonio que estaba enamorada del Príncipe
Página | 516 Heredero del Infierno-.
¿Al menos me vio anoche? ¿Me sintió? ¿O había estado viendo
a Layla en su lugar, fingiendo que yo era....
Una risa estrangulada me partió los labios. —Dios.
No tenía idea de cuánto tiempo estuve parado en el centro de
su apartamento, mirando las puertas cerradas del ascensor.
Podrían haber pasado minutos u horas antes de que caminara hacia
el sofá y me sentara, adormecida hasta el fondo.
Peanut se me acercó, de donde no tenía ni idea. —¿Trinnie?
Agité la cabeza, sin confiar en mí misma para hablar.
—¿Estás bien? —preguntó—. ¿Dónde está Zayne?
Abrí la boca, pero ¿qué podía decir? No tenía ni idea de dónde
estaba.
—Todo es...
La puerta del ascensor sonó y la voz de Zayne llenó de repente
el silencioso apartamento. —¿Sabes qué, Trin? Al diablo con todo.
Tenemos que hablar de esto.
—Bueno, ahí está —anunció Peanut.
Con los ojos abiertos, me puse de pie y me di la vuelta, y sí, ahí
estaba, caminando por la sala de estar. Tiró sus llaves a la isla. —
Roth no tenía por qué contarte lo que hizo —dijo, acercándose al
sofá—. Ese no era su lugar. Puede que piense que sabe todo sobre
mí, pero no sabe una mierda...
—Tenemos compañía —le dije.
Zayne cerró la boca mientras miraba a su alrededor mientras
Peanut le hacía un gesto con la mano, sin ser visto. —¿El fantasma?
Página | 517
—El fantasma tiene nombre —le recordé—. Peanut.
—Peanut. De acuerdo. —Zayne se pasó una mano en el pelo y
esas hebras se le deslizaron inmediatamente contra la mejilla—.
Peanut, ¿puedes darnos un poco de espacio?
Peanut bajó las manos mientras me miraba. —Está.... está
hablando conmigo.
—Sí. Te está hablando.
—¿De verdad? —Una expresión de asombro llenó la cara de
Peanut—. Nadie me habla excepto tú, incluso cuando saben que
estoy aquí.
—Bueno, ahora te está hablando a ti. —Miré a Zayne—. ¿No es
cierto?
Zayne asintió. —Sí, Peanut, te estoy hablando. ¿Puedes darnos
un tiempo a solas?
Me volví hacia Peanut.
—Normalmente me encantaría estar aquí para lo que estoy
seguro va a ser una conversación súper incómoda, pero ya que él lo
está pidiendo, les voy a dar espacio —dijo Peanut, y estaba un poco
confundida de que lo estuviera haciendo porque Zayne se lo pidió y
sin embargo nunca lo hizo por mí—. Te daré un poco de espacio y
veré qué está haciendo Gena.
—Vale. Se va.... Espera. ¿Quién es Gena? —le pregunté.
—Es una chica súper genial en el cuarto piso que puede verme.
Ha estado haciendo maratones de Stranger Things conmigo —dijo,
y yo parpadeé—. ¡Hasta luego, cocodrilo!
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—¡Espera! —Lo llamé, pero Peanut desapareció. Me volví hacia
la puerta—. Oh Dios, ha estado viendo con una chica en el cuarto
piso que puede verlo. No sé si eso es bueno o no, pero eso explica
por qué no ha estado mucho por aquí.
—Tal vez es un pariente lejano tuyo —comentó Zayne
irónicamente.
Le di una mirada oscura mientras me quitaba el pelo de la cara.
—Tendré que pensar qué hacer con eso más tarde. —Inhalé
profundamente mientras alzaba mi mirada a la suya y esos ojos
azules pálidos engancharon los míos. De repente, cansada hasta los
huesos, dejé escapar un débil aliento—. ¿Qué querías decirme?
Sus ojos buscaron los míos. —Roth debería haber mantenido la
boca cerrada.
—¿Por qué? ¿Para que continuemos con lo que sea que
estemos haciendo y no tenga idea de que quieres a alguien más? —
Escuché sus palabras de antes. No me di cuenta de que tú y yo
íbamos tan profundo. Una aguda rebanada de malestar me
atravesó el pecho mientras daba un paso atrás y me sentaba en el
borde del sofá—. Eso es un desastre.
—No, no es por eso. No debería haberse involucrado, porque
no es asunto suyo...
—Yo pregunté. No sacó el tema. Le pregunté qué había entre
ustedes dos. Él respondió.
—Todavía no era su lugar.
Lo miré fijamente, y sí, tal vez Zayne tenía razón. Tal vez no era
el lugar de Roth, pero no cambiaba lo que se dijo o el hecho de que
yo supiera la verdad. Tragando fuerte, miré hacia otro lado.
Página | 519
—No debería habértelo dicho, porque yo no quería que esto
pasara. Con todo lo que está pasando, lo último que quería era que
salieras herida.
Dios.
¿Por qué esas palabras me hicieron sentir peor?
—No estoy herida. —Eso era una mentira. Sentí como si tuviera
una garra de diablillo clavada en mi pecho. —Yo... no sé en qué
estaba pensando anoche —dije, doblando mis manos alrededor de
mis rodillas mientras mi mirada caía hacia la TV en blanco—. No es
que pensara que estabas locamente enamorado de mí o algo así.
Quiero decir, creo que te molesto demasiado para eso, de todos
modos, pero no sabía que había alguien más.
—No hay nadie más.
—¿No lo hay? Puede que no estés con Layla, pero estás
enamorado de ella, y eso significa que hay alguien más con quien
preferirías estar y eso significa que yo soy.... soy la segunda mejor.
Yo soy...
—No eres la segunda mejor, Trin. —suspiró Zayne, y mi corazón
se apretó—. Sé que esto te está haciendo daño. Mierda. Escucharte
decir esto me está matando.
—¿De verdad? —Incliné la cabeza—. ¿Cómo exactamente te
está matando, Zayne?
—Porque me preocupo por ti. Porque anoche fue...
—¿Un error?
—No. No fue un error para mí. ¿Lo fue para ti?
Una gran parte de mí quería decir que lo fue solo para atacar,
pero todo lo que podía hacer era agitar la cabeza mientras miraba
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fijamente a mis manos, preguntándome cómo había llegado aquí.
—¿Has....?
—¿Qué?
Volví a agitar la cabeza, el corazón palpitando y mi garganta
seca mientras lo miraba. —¿Querías hacer eso conmigo anoche o
estabas pensando en ella?
Sus ojos se abrieron de par en par. —Jesús, ¿es una pregunta
de verdad?
—La primera vez que te besé, te alejaste como un cohete, y
cualquier otra vez que nos hemos acercado, te has alejado. No fue
como si hubieras saltado sobre mis huesos anoche. Tuve que...
Tenía que convencerte —susurré, con el estómago retorcido al
darme cuenta de que eso era cierto y que no podía mirarlo—.
Hiciste una lista de todas estas razones y yo...
—No tenías que convencerme. Lo que siento por Layla, lo que
he sentido por ella no tiene nada que ver con lo de anoche. Para
nada. Lo que compartíamos era casi perfecto. —continuó, y sentí el
cambio del sofá cuando se sentó a mi lado. Me sacudí cuando sentí
sus dedos bajo mi barbilla— Lo siento. —murmuró, volviendo mi
mirada a la suya—. No hay un puto momento de anoche del que
me arrepienta.
Parpadeé.
Sostuvo mi mirada durante un momento más y luego miró
hacia otro lado. —Conozco a Layla desde hace la mitad de mi vida.
Más tiempo, en realidad. Ella era... Al principio sólo era una niña
pequeña, siguiéndome y siendo.... bueno, una molestia. Me
imagino que se parecía mucho a ti y a Misha.
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Cerrando los ojos, tomé un poco de aire. Quería que se callara.
Quería que siguiera hablando. Yo quería...
No sabía lo que quería.
Pero Zayne siguió hablando. —A medida que crecía y yo
también, supe que estaba enamorada de mí, y fue fácil ignorarla al
principio, porque era más joven, pero luego ya no lo era y se iba a la
escuela pública, algo que había rogado y pedido a mi padre que se
lo permitiera, y yo esperaba que volviera a casa todos los días y me
contara sobre su día. Sabía que le gustaba, pero no fue algo en lo
que ninguno de los dos actuara.
—¿Porque no era una guardián de pura raza? —Abrí los ojos.
Todavía estaba mirando fijamente a sus manos cuando soltó
una risa áspera. —No. Porque las habilidades de su madre se
manifestaban de manera diferente en ella. Sabes de algunos de
ellos, pero ella no puede besar nada que tenga un alma. Ella se
alimentará si sucede.
Mis ojos se abrieron de par en par.
—Eso haría difícil mantener una relación....pero confié en ella.
Nunca temí que me hiciera daño. Ella simplemente no confiaba en
sí misma —dijo, inclinando la cabeza hacia atrás. Su garganta
funcionó cuando tragó.
—No sé exactamente cuándo me di cuenta de que lo que sentía
por ella no era nada....fraternal. Fue antes de que Roth entrara en
escena. Eso lo sé, y salí con alguien, pero no me gustaba nadie a
causa de ella. Coqueteaba con ella, pero nunca pensó que la había
visto así. No importa cuántas veces le coqueteé o dejé caer
insinuaciones de que yo estaba ahí, sintiéndome de la misma
Página | 522 manera, ella simplemente no lo veía. Luego llegó Roth.
—Yo... Roth dijo que ¿ustedes dos estaban juntos en algún
momento?
Bajó la barbilla y asintió. —Lo estábamos. Lo intentamos. Es una
larga historia, pero Roth la rechazó porque mi padre lo amenazó
para que se mantuviera alejado de ella. Roth obedeció por miedo a
que le pasará algo a ella, y fue mi oportunidad, nuestra
oportunidad de intentar que funcionara. Ambos lo vimos y lo
tomamos, pero no duró.
—¿Porque trataste de besarla? —pregunté, pensando que no
poder besar apestaría, pero había todo tipo de cosas que se podían
hacer que no involucraban la boca con la boca.
—Fuimos capaces de besarnos. Pensábamos que era porque
era capaz de controlar sus habilidades, pero tenía la familiar de
Roth en ese momento, y eso alteró sus habilidades...
—¿Bambi? —le pregunté—. ¿U otro más?
—Bambi. —Me miró—. ¿Cómo lo supiste?
—La conocí esta noche. Ella estaba con esa bruja.
—Esa maldita serpiente llegó a mí. —Una leve sonrisa apareció
y luego se desvaneció—. Cuando Layla fue herida por mi clan, se
estaba muriendo. Las brujas tenían una cura y Roth la cambió por
ella. Querían a Bambi, y él se la dio. Escuché que perder un familiar
es como perder una parte de ti mismo, pero eso es lo mucho que
ama a Layla.
—Oh —murmuré.
—De todos modos, la última vez que la besé, Bambi no estaba
con ella, y accidentalmente se alimentó de mí —dijo—. Tomó un
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pequeño pedazo de mi alma, pero eso no fue lo que nos acabó. Ella
eligió a Roth, y todo el tiempo que estuvo conmigo, sólo lo quería a
él. Ella me amaba. Ella todavía me ama, pero ella... ella ama más a
Roth.
Me estremecí. Eso fue lo mismo que Roth había dicho.
—Después, me enojé. Me sentí como si me hubieran usado y
luego descartado. —Un músculo se flexionó a lo largo de su
mandíbula—. Estuve enfadado con ella durante mucho tiempo.
—Parece que sigues enfadado con ella.
Zayne me miró. —No lo estoy.
—¿De verdad?
—No. En todo caso, estoy enojado con la situación, porque no
sólo perdí una relación con ella, sino que perdí a alguien que era
básicamente mi mejor amiga. Las cosas cambiaron. Cambiaron para
ella. Cambiaron para mí —dijo—. Y sé que parecía enfadado con
ella, y lo he estado, pero no porque ella rompió conmigo. Es porque
todavía intenta tratarme como si nada hubiera cambiado. Como si
pudiera exigir saber qué está pasando en mi vida y con quién estoy.
Estaba con una chica, y Layla se metió en medio de eso.
—¿Stacey?
—Dios, ¿qué es lo que no te dijo Roth?
—Lo siento —murmuré—. ¿Hizo que sonara como si Stacey
hubiera perdido a alguien?
—Ella lo hizo. Su novio. También era amigo de Layla. —Se pasó
una mano en el pelo—. Stacey y yo somos amigos. Nosotros.... nos
besamos un par de veces. Las cosas fueron un poco incómodas
Página | 524 después, porque ambos estábamos cerca de Layla. Hace tiempo
que no la veo. —Levantó un hombro—. De todos modos, Layla cree
que le debo.... No sé exactamente qué. ¿Aceptación? Ya he
aceptado que está con Roth. ¿Perdón? Me llevó un tiempo llegar,
pero ya lo he hecho. ¿Volver a cómo eran las cosas antes, como si
nada de esto hubiera pasado? No estoy seguro de que eso vaya a
ser posible, y es un poco confuso que ella espere eso de mí.
—¿Confuso? —repetí—. Creo que está súper mal, para ser
honesta. Quiero decir, esto no fue hace tanto tiempo, ¿verdad?
—Diciembre —dijo—. No hace siglos, pero no ayer.
—No. —Estudié su perfil, insegura de cómo me sentía después
de escuchar todo esto. Eso fue hace siete meses, no seis, y no sabía
cuánto tiempo se tarda en superar un corazón roto—. No sé qué
decir ahora mismo.
Eso era cierto, porque saber esto me ayudó a entender, pero no
alivió el dolor en mi pecho. O el hervor de los celos en mis entrañas,
porque yo quería... lo que Zayne sentía por Layla, que él sintiera
eso por mí.
¿Cómo pudo Layla no haber elegido a Zayne?
Era leal y amable. Era inteligente y divertido. Era fuerte y
protector. Era el tipo bueno con un lado muy malo, si lo de anoche
era un indicio.
Zayne no era perfecto, pero maldición, estaba cerca.
—Roth debería haber mantenido la maldita boca cerrada,
porque ¿cómo demonios se supone que sabe cómo me siento o
qué es lo que quiero cuando ni siquiera lo sé?
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Me agarré las rodillas. —¿Qué quieres decir?
Zayne agitó la cabeza. —Pensé... Pensé que lo sabía. Infiernos.
Durante los últimos siete meses, pensé que sólo querría a una
persona. Como si realmente quisiera estar con ella, y así fue como
me sentí hasta que me dejaste tirado en la sala de entrenamiento.
Entonces te quería a ti. Justo ahí, en las malditas alfombras. No
tienes idea de cuánta moderación tuve que usar para no... —Su
mano se enroscó en su regazo, sus nudillos blanqueándose—. Creo
que nunca la quise así. Fue como un maldito puñetazo en el
estómago.
Mis labios se separaron.
—Me sorprendió. Por eso salté de ti. Nunca he sentido una
reacción tan.... cruda hacia alguien. Yo... no sé lo que estoy
haciendo cuando se trata de ti. Cuando estoy contigo, no pienso en
ella, y estoy seguro de que no la veo. Sólo te veo a ti. No sé qué
significa eso. Todo lo que sé es que nunca quise hacerte daño.
Le creí.
Las lágrimas llenaban la parte de atrás de mi garganta mientras
yo asentía. Le creí, y de alguna manera eso me hizo querer dejarlo
ir y llorar. Miré para otro lado, sin tener idea de dónde me dejaba
esto, nos dejaba.
No, eso era una mentira.
Sí que lo sabía.
—Me gustas, Trin, y me preocupo por ti. Sí, y sé que significa
algo —dijo, y cuando no lo miré, sentí que sus dedos se enrollaban
alrededor de mi mandíbula, inclinando mi cabeza hacia atrás hasta
Página | 526 que me encontré con su mirada.—Y te quiero a ti. Diablos, me
estoy volviendo loco por quererte, y siento que... Como si me
atrajeras. Es la cosa más loca. Como si supiera dónde estás en la
habitación sin mirar. Cuando te dije en el complejo de Potomac que
sentía que te conocía, no estaba lleno de mierda. Me siento así, y
yo... no puedo explicarlo.
Pero.
Había una pero persistente entre nosotros.
A Zayne le gustaba. Se preocupa por mí. Me quería a mí. Pero lo
habían lastimado. Muy mal. Había una fortaleza a su alrededor que
no sólo tenía que ver con Layla, sino también con su padre y su
propio juicio de las responsabilidades de su clan. No sabía lo que
realmente necesitaba.
Puede que no sepa lo que es estar enamorada o amar a alguien
como él, pero pensé... Pensé que sabías si realmente te gustaba
alguien, que si había un potencial para eso, incluso si no conocías a
una persona durante semanas, meses o años, simplemente lo
sabías. Y si supieras que realmente te gustaba alguien, lo
aprovecharías. Lo intentarías.
Y sabía que me gustaba de verdad, y sabía que aunque las cosas
estuvieran muy mal ahora, si él sentía lo mismo, yo me acercaría y
lo aprovecharía. Yo lo intentaría.
Pero estaba bastante segura de que, incluso con todo lo que
había dicho, no iba a seguir ese camino conmigo. No estaba
teniendo una crisis ni persiguiendo nada. No estaba preparado.
—Está bien —dije, y forcé una sonrisa a pesar de que esto no se
sentía bien.
Me sentía horrible.
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Los dedos de Zayne se abrieron sobre mi mejilla, y mis ojos se
cerraron. —Trin...
Mi sonrisa empezó a tambalearse, y supe que era hora de que
me tomara un poco de espacio. Todo tenía que estar bien.
Necesitaba su ayuda. Él iba a necesitar la mía, y yo llorando no iba a
hacer que las cosas estuvieran bien o menos incómodas.
Su pulgar se deslizó sobre mi barbilla, justo debajo de mi labio,
haciéndome aspirar un aliento poco profundo. Sentí ese suave
barrido hasta las puntas de los pies. —¿Están las cosas realmente
bien?
Asentí, abriendo los ojos. —Sí, lo entiendo.
La duda nubló sus hermosos ojos, pero sonrió mientras tocaba
mi barbilla, presionando sus labios contra el centro de mi frente. El
beso fue como el anterior en el garaje, dulce y gentil, y
completamente devastador.
Retrocediendo, me alejé y me levanté con las piernas
inestables. —Creo que... Estoy cansada. Quiero decir, estoy
cansada. Me voy a la cama. —Ni siquiera eran las once—. Gracias
por hablar conmigo.
Abrió la boca, pero no sabía qué decir. Finalmente, se las
arregló con una voz seca—: Por favor, no me agradezcas ahora
mismo.
Mi pecho tuvo espasmos al asentir con la cabeza. Me volví
antes de poder hacer algo... impulsivo e imprudente, como por
ejemplo, decir al diablo con el verdadero y doloroso corazón roto
que seguramente vendría por el camino y me subiría a sus brazos, a
pesar de que sabía que me dejaría hacer justamente eso.
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Que le daría la bienvenida.
No podía hacer eso... porque ya estaba empezando a
enamorarme de él, y no podía dejar que eso pasara.
Tenía que ser más lista que eso.
Yo sería más inteligente que eso.
Porque finalmente había encontrado a alguien que quería, que
anhelaba, y no iba a ser la segunda en el repertorio de un pasado
por el que él todavía estaba pasando.
Apresurándome por el sofá, me dirigí directamente al
dormitorio, deteniéndome en la puerta. —Buenas noches, Zayne.
Se quedó en el sofá, y cuando empecé a cerrar la puerta, dijo—:
Buenas noches.
Cerré la puerta.
Y la cerré con llave.
Traducido & Corregido por: Patty
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No lloré.
Quería hacerlo, pero las lágrimas crecían y crecían y no llegaban
a ninguna parte mientras estaba tumbado de espaldas, deseando
estar mirando las estrellas.
No podía recordar la última vez que me permití llorar. ¿Cuándo
murió mamá? No.
Mierda, incluso entonces, me lo había guardado. Claro, había
sentido el ardor de las lágrimas en mi garganta y en mis ojos, pero
nunca las dejaba salir.
No podía dejarlas salir ahora.
No he dormido mucho. Cada vez que me quedaba dormido, me
despertaba lo que parecía minutos más tarde, saliendo de las
pesadillas que rodeaban a un Misha sangrante y moribundo, o de
los sueños en los que seguía a Zayne, pero nunca podía llegar a él
sin importar lo rápido que corría o cuántas veces llamaba su
nombre.
Eso pasó toda la noche, así que cuando finalmente me desperté
temprano en la mañana y pude ver la tenue luz del amanecer
filtrándose bajo las pesadas persianas, renuncié al sueño.
Rodé sobre mi otro lado y busqué el libro desgastado en la
mesita de noche.
Curvando mis dedos alrededor de la frágil cubierta, la acerqué a
mi pecho y la sostuve allí mientras cerraba mis ojos.
Necesitaba arreglar mi vida ahora.
De eso me di cuenta en esas primeras horas de la mañana
mientras estaba acostado en la cama de Zayne, sosteniendo el libro
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de mi madre contra mi pecho. Pensé en lo que había pasado
anoche entre Zayne y yo.
Pensé en lo que la bruja nos había dicho a Roth y a mí, y pensé
en lo que le podría estar pasando a Misha en este mismo momento.
No pensé ni por un segundo que Bael sólo quería capturar,
matar y luego venderme en pedazos al aquelarre. Tenía que haber
más detrás de esto, y eso era en lo que tenía que centrarme. No lo
que sea que haya pasado entre Zayne y yo.
Iba a encontrar a Misha, y luego ayudaría a Zayne y a su clan a
encontrar esa cosa que los estaba matando, y luego Misha y yo nos
iríamos a casa. Zayne... Sólo sería un recuerdo. Ojalá, cuando
tuviera algo de distancia, fuera un buen recuerdo, pero aunque
fuera uno triste, no importaría, porque tendría a Misha y a Jada.
Tendría mi deber, Misha y yo tendríamos nuestro deber.
¿Y si esta noche no nos lleva a ninguna parte?
El demonio se llevó a Misha para llegar a mí. Ya había enviado a
Hellions e imps tras de mí. ¿Y si la única forma de encontrar a
Misha era dándole a Bael lo que quería?
Yo.
Apreté el libro contra mi pecho mientras mi estómago se sumergía
y se retorcía. Eso sonó.... loco y temerario, pero estaría dispuesta a
hacerlo. Si no obteníamos respuestas esta noche....
Debí de haberme quedado dormida otra vez, porque me
desperté y encontré a Peanut sentado en el borde de la cama y el
libro de bolsillo de mi madre pegado bajo mí pecho.
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—Buenos días —dijo Peanut, moviendo sus piernas
transparentes—. Bueno, ya casi es de tarde. Deberías levantarte y,
no sé, hacer algo productivo.
Le fruncí el ceño
—Y tal vez quieras levantarte pronto, porque creo que el Sr.
Gárgola Caliente está haciendo tocino.
¿Tocino?
Me levantaría y enfrentaría a Zayne por un poco de tocino.
Me puse de espaldas, saqué el libro y lo puse en la mesita de
noche.
—¿Qué hora es?
—Es hora de que arregles tu vida.
Puse los ojos en blanco.
—Es casi mediodía. —contestó—. ¿Está todo bien entre tú y
Zayne? Cuando volví, ustedes dos no estaban acurrucados como
cachorritos.
Ni siquiera quería pensar en el hecho de que nos había visto
juntos, y tampoco quería reconocer la forma en que mi pecho tenía
espasmos. —Las cosas están bien —dije finalmente.
—Anoche no me pareció que fuera así.
—Hablando de anoche... —Me senté y me quité el pelo de la
cara—. ¿Quién es la chica con la que has estado hablando?
—¿Gena? Oh, ella es increíble. Me vio hace un par de días
cuando estaba revisando el vestíbulo. Ella me ha introducido a
Stranger Things y yo la he introducido a La Guerra de las Galaxias.
Página | 532 Ya sabes, los tres originales, que son las únicas que cuentan.
No sabía cómo me sentía acerca de que alguien más pudiera
ver a Peanut. —¿Cuántos años tiene?
—¿Catorce? Yo creo. Ella es genial. Te gustaría ella. Debería
presentarlas a las dos.
Mi estómago se movió. —¿No has dicho nada sobre mí, sobre
lo que soy?
Puso los ojos en blanco. —No. No. No soy tonto. Pero si ella
puede verme, ¿no significa que es como tú?
—No exactamente. —Me levanté—. Probablemente tiene un
antepasado angelical en algún lugar de la familia, pero no es lo
mismo. Yo soy...
—¿Un copo de nieve especial?
Le disparé una estrecha mirada. —No. Soy de la primera
generación. Me gustaría conocerla en algún momento, pero ahora
mismo me voy a duchar y empezar a arreglar mi vida.
—Ya era hora.
Ignorando eso, fui al baño y tomé una ducha rápida, dejando
que el agua caliente se llevara lo que parecía una capa de sudor.
Cuando terminé, me peiné los nudos de mi cabello y me puse un
par de leggings y una camisa ligera y cómoda con una cara feliz en
el centro del pecho.
Peanut se había ido del dormitorio. Me detuve en la puerta y
respiré profunda y tranquilamente.
Puedo hacer esto.
Podría salir, ver a Zayne y actuar... actuar bien. Yo podría
hacerlo. Tenía que hacerlo.
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Así que lo hice
Cuando abrí la puerta, mi estómago refunfuñó ante el olor del
tocino. Zayne estaba en la isla de la cocina, sacando las tiras
crujientes de la sartén. Mis pasos se ralentizaron mientras él
levantaba la cabeza y me miraba. Aunque no podía ver sus ojos
desde donde estaba, podía sentir la intensidad de su mirada.
Una ola de conciencia se estrelló sobre mi piel mientras me
obligaba a seguir caminando hacia allí. —Buenos días —murmuré—
. O tarde.
Zayne colocó un par de tiras de tocino en un plato y, al
acercarme, vi la leve sonrisa en sus labios mientras se colocaba un
mechón de pelo detrás de la oreja. —Estaba a punto de ver si
estabas despierta.
—Lo estoy —dije, y luego me di cuenta de lo estúpida que
sonaba. Fui a la nevera y saqué la botella de jugo—. ¿Dormiste bien
anoche?
—Sí. —Se giró, colocó las pinzas en la sartén y dejó caer sus
manos sobre la isla—. En realidad, eso es mentira. Dormí muy mal
anoche.
Mi mirada se dirigió a la suya, y aspiré un aliento inestable. —
Yo tampoco dormí muy bien.
—Lo siento —murmuró, bajando la mirada—. Espero que el
tocino y las noticias que tengo para ti lo compensen.
—El tocino lo arregla todo. —Me senté en el taburete,
metiendo los pies descalzos en la barandilla—. ¿Qué noticias
tienes?
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—Gideon llamó esta mañana —dijo, hablando del guardián de
su clan—. Nos consiguió la dirección de este senador. Su dirección
principal está en Tennessee, pero tiene una casa al otro lado del río,
cerca del restaurante donde conocimos a Roth.
—Eso es bueno. Así que, ¿vamos a comprobarlo esta noche? —
Podía sentir la mirada de Zayne sobre mí mientras masticaba mi
tocino.
—Sí, pero también tengo más noticias. —Esperó hasta que le
eché un vistazo—. Gideon pudo rastrear el auto en el que se vio a
Bael. Se vinculó a un servicio de automóviles que sólo se ocupa de
funcionarios del gobierno y diplomáticos. Se acercó al conductor y,
de manera convincente, pudo obtener una lista de quién estaba
siendo conducido ese día. Era solo una persona.
—Déjame adivinar. Senador Josh Fisher?
—Sí. —Recogiendo una tira de tocino, me apuntó a mí—.
Teníamos nuestras sospechas antes, pero ahora sabemos que el
senador Fisher y Bael están conectados.
La esperanza se desató. —Dios. Sé que no debería estar feliz de
oír esto, pero es...
—Es una pista clara. Una conexión.
Asentí con la cabeza, soltando un aliento tembloroso. —Esta
noche podríamos... —Me callé antes de que la esperanza me
llevara.
Zayne se dio cuenta, sin embargo. —Podrías encontrar a Misha
esta noche. O quizá encontremos información sobre dónde está
Misha. —Se alejó de la isla—. Está bien tener esperanza.
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—¿De verdad lo está? —Me limpié las manos con la toalla de
papel que mágicamente había aparecido frente a mí—. Porque, ¿y
si no encontramos nada?
—Podría ser. —Vino alrededor de la isla, y yo me puse tensa
mientras se detenía a mi lado, inclinando su cuerpo entre el otro
taburete y yo. Estaba tan cerca que podía sentir el calor que
emanaba su cuerpo—. Pero no está de más tener la esperanza de
que al final todo saldrá bien.
Pensé que tal vez demasiada esperanza no llevaba a nada más
que al dolor, pero me lo guardé para mí mientras bajaba la mirada.
Terminé mirándole el pecho. Llevaba puesta una camisa de algodón
gris que no tenía ni una sola salpicadura de grasa. Tenía que pensar
que eso requería serias habilidades para freír tocino.
Respiré profunda y lentamente y capté el tenue aroma de la menta
de invierno. Me lo tragué.
—Gracias por el desayuno. Yo... diría que uno de estos días te
devolvería el favor, pero no creo que eso te guste.
—¿Por qué?
—Ni siquiera sé hervir huevos.
Se rió. —Estoy seguro de que no es tan malo.
—Oh, no, lo es. Una vez intenté hacer un sándwich de queso a
la parrilla y obtuve el pan y queso pegados a la sartén. —le dije,
jugando con la servilleta—. Y entonces casi incendié la casa de
Thierry porque estaba convencida de que podía hacer pollo frito.
Soy un desastre en la cocina.
—Puedo enseñarte a hacer queso a la parrilla —dijo, y mi
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mirada se dirigió a la suya. Había una calidez en sus ojos en la que
quería caer—. ¿Qué tal si lo probamos mañana para almorzar?
Mi estúpido, estúpido corazón dio un latido feliz, y si mi
corazón estuviera justo enfrente de mí, lo habría golpeado. Me
miré las manos. —No lo sé.
Zayne cogió un mechón de mi pelo y tiró suavemente. —
Aprender a hacer queso a la parrilla cambiará tu vida.
Contra mi voluntad y mi buen juicio, mi mirada se elevó a la
suya.
—Sólo di que sí, Trin.
Debería decir que no, pero como era una glotona de grado A,
asentí.
Zayne sonrió entonces, y se sintió como una recompensa, lo
que me hizo querer golpearlo ahora. Sin embargo, esa sonrisa se
desvaneció, mientras bajaba sus dedos a lo largo de mi húmedo
cabello. —Anoche cerraste la puerta con llave.
Me calmé
Zayne me soltó el pelo. —Ojalá no lo hubieras hecho.
Aire se alojó en mi garganta.
—Pero probablemente fue una buena idea.
Zayne había intentado venir a verme anoche. O porque no
podía dormir o porque me había oído despertar una y otra vez.
Pero él todavía había tratado de venir a mí después de todo, y
Página | 537
yo no sabía qué pensar aparte de que Zayne estaba en lo cierto.
Probablemente fue bueno que cerrara la puerta con llave.
Exhalando lentamente, saqué mi mirada de la espesura de los
árboles. Había anochecido y nos dirigíamos a la casa del senador
Fisher, en las afueras de Bethesda.
Ya habíamos pasado por varias casas tan grandes que incluso yo
podía verlas, pero en la última milla más o menos, todo lo que
había visto eran árboles.
El teléfono de Zayne sonó, y lo buscó desde donde estaba en su
muslo. —Es Roth —me dijo, y luego respondió—: ¿Qué pasa?
Lo observé y vi que un músculo parpadeaba a lo largo de su
mandíbula, probablemente en respuesta a algo que dijo Roth.
—Claro que sí. Nos vemos en unos minutos. —Desconectando
la llamada, colocó el teléfono en la ranura a lo largo de la puerta—.
Vamos a detenernos aquí y caminar el resto. Roth y Layla ya casi
están aquí.
Asentí con la cabeza. —Suena como un plan.
Zayne estacionó justo al lado del viejo camino de grava. Los
árboles escondieron el coche de cualquier persona en el camino, y
cuando me bajé, inmediatamente me sentí agradecida de que mi
camisa estaba suelta ya que la humedad me golpeó en la cara.
Zayne se acercó al frente del Impala, uniéndose a mí. —Nos
dirigimos al oeste, a través del bosque, según me dijo Gideon, y
debemos llegar a una puerta. Roth y Layla nos encontrarán allí.
Asentí, sintiendo el peso de las dagas unidas a mis caderas
cuando salí de la grava y me deslicé por el pequeño terraplén.
Escaneé los árboles, con el atardecer convirtiéndose rápidamente
Página | 538 en noche, esto no iba a ser exactamente divertido.
—¿Estás bien? —preguntó Zayne, unos pasos por delante de
mí.
Empecé a decir que sí, porque no quería ser un estorbo, pero
no podía ver nada delante de mí y el terreno era completamente
desconocido. —Yo... yo no... no puedo ver mucho.
Más adelante, Zayne se detuvo y se volvió hacia mí. Un segundo
después, estaba justo a mi lado. Sin decir una palabra, tomó mi
mano y me sonrojé. —Es, como, rocoso, el suelo. Además, hay
muchos árboles y ramas caídas.
—Vale —susurré, un poco avergonzada y un poco agradecida—.
Normalmente no es tan difícil. En casa, puedo correr por el bosque
como si nada, porque estoy familiarizado con el paisaje. Lo siento...
—No te disculpes. —Me apretó la mano—. No es gran cosa.
—Tienes que tomarme de la mano —señalé mientras me
guiaba alrededor de algo grande en el suelo, una roca o una rama.
—No tengo que hacerlo. Quiero hacerlo. —Cogió una rama baja
colgante, sosteniéndola mientras nos sumergíamos debajo de
ella—. Y recuerda, te dije que yo sería tu gárgola de los ojos cuando
me necesitaras.
Sacudiendo la cabeza, me reí. —Bueno, estás haciendo un muy
buen trabajo ahora.
—Oh, planeo sobresalir en ello.
Presioné mis labios, insegura de cómo tomar su tono ligero y
burlón. Decidí que podría estresarme más tarde, porque los pasos
de Zayne se ralentizaron.
Página | 539
Estábamos en la valla.
Deslizando mi mano libre, miré fijamente los pilares de
cemento iluminados y la puerta cerrada.
Respiré hondo, probando el aire fresco que se mezcló con la
menta de invierno de Zayne, y...
—Es raro —dije.
—¿Qué? —Zayne inclinó su cuerpo hacia el mío.
—No siento ningún demonio. La única vez que no he sentido
demonios fue cuando estábamos en el recinto de tu clan... y aquí.
—Miré hacia la puerta—. Supongo que esperaba sentirlos aquí.
—Eso tiene que ser mucho con lo que lidiar en una ciudad
como DC, constantemente sintiéndolos.
—Me estoy acostumbrando a los diferentes grados. —
Levantando una mano, me pasé la palma por encima de la frente—.
Pero si el senador está conectado con Bael, ¿no habría demonios
aquí?
—Eso no significa nada —respondió, y lo miré. Pasó un largo
momento cuando todo lo que nos rodeaba se deslizó más en las
sombras—. Trin, yo...
Los sentí entonces.
Y Zayne también.
Un aliento caliente en la nuca y una repentina pesadez en el
aire que nos rodea. Ambos nos volvimos hacia la puerta justo
cuando una forma apareció entre las sombras, al otro lado de la
puerta.
—Roth —dijo Zayne, adelantándose.
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El príncipe demonio se detuvo, y yo entrecerré los ojos, viendo
a alguien más detrás de él. Supongo que era Layla. —
Inspeccionamos primero alrededor de la propiedad. Parece que no
hay nadie.
—Mierda —murmuré.
—No son malas noticias —dijo Layla—. Podemos entrar y mirar
a nuestro alrededor, a ver si encontramos algo.
Ella tenía razón
—Y el senador probablemente estará en casa en algún
momento esta noche —dijo Zayne, y asentí con la cabeza— Bueno,
empecemos el allanamiento de morada —Poniendo sus manos en
el centro de la puerta, se retorció. El metal se trituró y luego cedió.
La puerta se abrió. Se hizo a un lado—. Después de ti.
—Presumido —murmuré.
Se rió. —¿Qué? ¿No puedes hacer eso?
—Soy fuerte. —Asentí en la dirección de Roth y Layla—. Pero
no tan fuerte.
—Había una alarma en la casa, pero la desarmamos antes de
venir aquí —dijo Layla, y me pregunté cómo se logró sin alertar a la
compañía de alarmas. Pensé que se debía a Roth—. Aún no hemos
entrado.
—Bien —dije mientras subíamos por la superficie
agradecidamente plana de la entrada. Zayne se puso a mi lado
cuando Layla dijo—: ¿Han investigado a este senador? Lo hicimos
hoy, y es probablemente la última persona que uno pensaría que
estaría involucrada en algo demoníaco.
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—O la primera persona, si me preguntas a mí —dijo Roth—. El
ilustre senador está involucrado en muchas organizaciones
benéficas que benefician a la juventud en riesgo. Va a la iglesia
todos los domingos. Proviene de una larga línea de pastores
bautistas. Casado una sola vez, con su novia de la secundaria, que
murió de cáncer de mama hace dos años. Desde entonces, también
ha estado involucrado en la reforma de salud y en los servicios para
mujeres.
Las esquinas de mis labios se volvieron hacia abajo. —¿Por qué
pensarías que él sería la primera persona?
—Porque siempre son los últimos de los que sospechas, según
mi experiencia. Los que esconden sus almas oscuras en lugar de
mostrarle al mundo que son una bola de mierda —contestó, y yo
agité la cabeza—. Y el hecho de que a pesar de estar involucrado en
todas estas buenas obras, votó en contra de cada reforma o
proyecto de ley que hubiera ayudado a la gente necesitada.
—Oh. —Bueno, esa última parte selló el trato.
—Si no conseguimos conocer al senador esta noche, Layla va a
intentar encontrarlo para que podamos ver su alma, pero tengo la
sensación de que sabemos cómo va a acabar eso.
Nuestro ritmo se aceleró a medida que la casa ranchera de un
nivel se hizo visible.
Los reflectores se encendieron, y me estremecí ante el
repentino y duro resplandor. Roth y Layla se dirigieron alrededor
de la casa, hacia atrás.
Mi corazón palpitaba mientras caminábamos bajo una suave
brisa y Roth se acercó a la puerta trasera. Giró la perilla, rompiendo
la cerradura en dos.
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—¿Quién es el fanfarrón ahora? —dijo Layla.
—Yo —bromeó Roth—. Siempre yo.
Mirando a Zayne, respiré profundamente. El nerviosismo me
llenó mientras seguía a Roth y Layla dentro de la casa poco
iluminada.
Zayne estaba detrás de mí. —Aún no he visto ninguna cámara,
pero estén atentos.
—Claro, jefe —contestó Roth.
Comenzamos a abrir puerta tras puerta, revelando dormitorio
vacío tras dormitorio vacío, y con cada habitación vacía, de aspecto
normal, más decepción surgió a través de mí. Para cuando
revisamos todos los dormitorios, el salón, la cocina y el estudio,
sabía que Misha no estaba aquí.
No creí que Misha hubiera estado aquí, y si hubiera sido
honesta conmigo misma desde el momento en que nos enteramos
de lo del senador, hubiera sabido en el fondo que él no estaría aquí.
Hubiera sido demasiado fácil.
—Aquí hay una oficina —llamó Layla desde el otro lado de la
casa mientras yo estaba en medio de una gran sala de estar vacía.
Había fotos enmarcadas en las paredes, y al acercarme a ellas,
pude ver que eran de una familia. Sus rostros no eran más que
borrosos, pero me imagino que la sala de estar del senador no era
diferente a la de millones de personas. Levanté la mano y toqué el
marco negro de una foto. El polvo cubrió la punta de mi dedo.
—¿Trin? —dijo Zayne detrás de mí.
Me volví, con los brazos a los costados mientras abría la boca, la
cerraba y volvía a intentar encontrar palabras. —No está aquí. Ni
Página | 543
Misha. Ni el senador. Nada. No creo que nadie haya estado aquí en
mucho tiempo.
—Trin. —La voz de Zayne era suave cuando se acercó a mí—.
Yo...
—No lo digas. —Levanté mi mano—. Por favor, no te disculpes
ahora mismo. Este es sólo otro callejón sin salida, y Misha está ahí
fuera, en algún lugar, muy probablemente torturado hasta la
muerte, ¿y qué estamos haciendo?
—Estamos tratando de encontrarlo.
—¿Y si nunca lo encontramos? ¿Y si no lo encontramos a
tiempo? —Mi corazón latía demasiado rápido cuando me di la
vuelta. No llegué muy lejos.
Zayne me puso un brazo alrededor de la cintura y me empujó
hacia él. Yo me resistí, pero él me rodeó con sus brazos, con una
mano doblada a lo largo de la nuca. Me estremecí al contacto, y
cuando sentí su aliento a lo largo de mi frente, cerré los ojos.
—Vamos a encontrarlo —dijo—. Lo haremos.
Apoyando mi mejilla en su pecho, no le di voz a lo que estaba
pensando. Que la única forma de llegar a Misha era usándome
como cebo.
—Hey —La voz de Roth se inmiscuyó—. Layla ha encontrado
algo que creo que ustedes querrán ver.
Zayne tardó en retroceder, pero no me soltó. Su mano aún
estaba enroscada alrededor de mi cuello. —Lo haremos, Trin.
Trague fuerte y asentí con la cabeza.
—¿Qué encontraste? —preguntó Zayne, deslizando su mano
fuera de mí.
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—Sígueme.
Mis pies se movieron, ignorando la mirada curiosa que Roth me
envió. Lo seguimos hasta una oficina iluminada por una lámpara de
escritorio. Había paredes de libros. Un globo terráqueo
independiente. Más fotos de lo que supongo que era la familia del
senador. Layla estaba detrás del escritorio, su pelo casi blanco en el
resplandor de la lámpara. Estaba mirando lo que parecían ser
grandes papeles que cubrían casi todo el largo del escritorio. Roth
caminó hacia el globo terráqueo y comenzó a girarlo cuando Zayne
se unió a Layla.
Había una punzada extraña en mi pecho, al verlos juntos, y lo
ignoré, porque esa punzada estaba tan, tan mal. Crucé los brazos y
me dirigí al escritorio.
—¿Qué pasa? — Les pregunté, ya que no podía ver nada de
eso.
—Parece que... —Zayne dio vuelta un papel—. ¿Parecen planes
para una escuela?
Layla miró a su alrededor. —Sí. —Señaló varias marcas—. Estas
son salones de clases... y por allí hay dormitorios. ¿Qué es...?
Zayne se inclinó. ¿Guardería?
El globo terráqueo dejó de girar. —¿Qué clase de escuela tiene
una guardería? —preguntó Roth.
El malestar se deslizó por mi piel. —Esa es una buena pregunta.
Zayne agitó la cabeza mientras levantaba una delgada página.
—Hay un nombre de la compañía aquí. Industrias Cimmerianas.
¿Has oído hablar de ellos?
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—No. Pero la palabra cimmeria... —La cabeza de Roth se
sacudió hacia un lado, y lo sentí.
La presión se asentó entre mis omóplatos, y mi cabeza se movió
hacia arriba mientras Roth levantaba su barbilla, sus fosas nasales
se abrían.
—¿Demonios? —pregunté, yendo a por mis dagas.
—¿Puedes sentirlos? —preguntó mientras Zayne y Layla
dejaban de hojear los papeles—. ¿Y que sepas que no es a nosotros
a quien estás sintiendo?
Asentí con la cabeza. —Los siento a los dos, pero esto es
más....intenso.
Roth inclinó la cabeza hacia mí, y juraría que hizo pucheros. —
¿No me siento intenso?
—Vaya, Roth. Sensible, ¿no? —Zayne plantó una mano en el
escritorio y se abalanzó sobre él, aterrizando en cuclillas. Al
levantarse, se movió.
La camisa gris dividió el centro y la espalda mientras su piel
pasaba de dorada a gris oscuro y sus alas se desplegaban detrás de
él.
Fue un espectáculo bastante impresionante.
Arrastré mi mirada de él a Roth. —Lo que quiero decir es que
puedo sentirte a ti y a Layla, pero puedo sentir la presencia
de....más.
Roth apareció tranquilizado por esa respuesta.
—Layla, ¿tienes tu teléfono contigo? —preguntó Zayne,
caminando hacia donde me quedé de pie.
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—Sí —contestó ella.
—¿Puedes sacar fotos de todo eso muy rápido? —preguntó—.
¿Y enviármelo por mensaje de texto?
Layla sacó su teléfono del bolsillo. —En ello.
Mis dedos se enrollaron alrededor de las asas de mis dagas
mientras caminaba hacia las ventanas. No podía ver nada más allá
de ellas. Desenganché las armas. —¿Crees que el senador y
posiblemente Bael volvieran? —le pregunté, aunque eso no tenía
mucho sentido para mí. No había luces delanteras ahí fuera. No hay
ningún coche subiendo por la entrada—. O algo más.
—Si es Bael, está a punto de recibir la sorpresa de su vida —
gruñó Zayne—. Mira esto. ¿Puedes verlo? —preguntó, volviéndose
hacia mí.
Entrecerré los ojos mientras veía lo que parecía....como niebla
rodando sobre el camino de entrada y el patio delantero, tan
espesa que era como una ola de nubes de tormenta en el suelo. —
Puedo verlo.
—Esto no puede ser bueno. —Las alas de Zayne se movieron.
—Tengo las fotos. —Layla se acercó al escritorio, metiendo su
teléfono en su bolsillo—. No veo un auto en la entrada y no he visto
una sola cámara en ningún lado.
—Bueno, lo que viene hacia nosotros es una tonelada de
mierda de demonios —dijo Roth, con la voz baja—. Y no creo en las
coincidencias.
—La bruja te habló del senador —dijo Zayne—. ¿Hay alguna
posibilidad de que haya avisado al senador o a Bael? ¿Nos arrojó
bajo el autobús de los demonios?
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—Si lo hizo, no sólo es una bruja estúpida, será una bruja
muerta —gruñó Roth, y lo vi cambiar. Su piel se adelgazó mientras
una oscuridad aceitosa se filtraba, convirtiendo su tez de olivo a
obsidiana. Sus alas eran casi tan anchas como las de Zayne, pero no
tenía cuernos.
—Mierda —susurró Layla—. ¿Cuántos hay?
Mi corazón dio un vuelco mientras me esforzaba por ver
cualquier cosa en la niebla de afuera. —No veo nada... —Me callé
cuando varias formas comenzaron a tomar forma en la espesa
niebla—. Oh, infierno.
Había....docenas, algunas altas y otras pequeñas. Algunos
caminaban. Otros se arrastraban.
Incluso había algunos en el aire. Nunca había visto tantos
demonios en un mismo lugar.
Me volví hacia Zayne. —Creí que habías dicho que no había
muchos demonios alrededor.
—Sí —extendió la palabra—. No los había.
—Creo que ya están todos aquí —dijo Roth mientras miraba a
Layla—. Si las cosas salen mal, te quiero fuera de aquí. Vete a casa
de Cayman...
—¿Estás drogado? —preguntó Layla—. Si las cosas salen mal,
voy a patear algunos traseros.
—Layla...
Levantó una mano. —No lo olvides, soy una chica ruda.
—Hay más de cuarenta demonios ahí fuera.
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¿Más de Cuarenta? Dios.
Zayne se erguía sobre mí mientras hablaba. —Si necesitas usar
tu gracia, hazlo. ¿Lo tienes? Si te cansas después, me aseguraré de
que nada te pase.
El corazón me palpitaba, asentí con la cabeza. —Lo tengo.
—Si te quedas, deberías prepararte, Layla —aconsejó Zayne
mientras las cosas en la niebla se movían a unos tres metros de la
casa.
Layla se movió entonces, llamando mi atención, y no entendí lo
que vi.
Se veía como de costumbre, excepto que tenía alas, negras y
emplumadas.
—Plumas. Tienes las alas emplumadas —dije en voz baja.
—Sí, las tengo. —El ala izquierda de Layla se movió mientras me
sonreía—. Es una larga historia, pero lo esencial es que casi muero
y, bueno, esto es lo que pasa ahora cuando cambio.
La miré fijamente. —Pareces un... un ángel. Si un ángel tuviera
alas negras.
—No soy un ángel. —Levantó un hombro—. Sólo soy... única.
—Eso es lo que eres, cariño —contestó Roth, extendiendo su
mano hacia ella. Ella la tomó, y se pararon uno al lado del otro
frente a la ventana. Se inclinó y susurró—: Sé que eres una chica
ruda. Nunca lo olvidaré.
Miré hacia otro lado justo a tiempo para ver que una de las
formas altas se acercaba a la ventana. Se detuvo demasiado lejos
para que yo pudiera ver los detalles.
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—Es un demonio de nivel superior —explicó Zayne, sabiendo
que los rasgos no eran más que una mancha borrosa para mí—. No
es Bael. Nunca he visto este. ¿Qué hay de ti, Roth?
—Como dije antes, no soy amigo de todos los demonios.
Zayne resopló.
—¿Hola? —gritó el demonio que estaba afuera de la casa,
sonando como si estuviera allí para vender galletas Girl Scouts o
algo así— Sabemos que están ahí dentro. —Levantó un brazo y
saludó—: ¡Hola! ¿Qué tenemos? Una... hija mestiza de Lilith. Un
príncipe demonio que ha sido muy, muy malo. Un Guardián que
tiene compañía extraña, y un verdadero, vivo y respirando...
¿Trueborn?
—Bueno —dije, levantando mis cejas—. ¿Hay algún tipo de
demonio que tenga visión de rayos X?
—No que yo sepa —murmuró Roth.
—¿Te preguntas cómo lo sabemos? —dijo el demonio, y yo
puse los ojos en blanco—. Me encantaría decirles, y espero que
podamos hacer de esta una experiencia agradable para todos los
involucrados. Empecemos por presentarme. Soy Aym, pero algunos
me conocen como Haborym. Soy un demonio guapo, pero no dejes
que mi cara bonita y mi disposición encantadora te engañen. Soy
un Gran Duque del Infierno, gobernando sobre veintiséis legiones
de demonios, y la mitad de ellos están aquí conmigo esta noche. —
ronroneó—. He quemado castillos y ciudades enteras hasta los
cimientos, sin dejar nada más que cenizas y muerte a mi paso
cuando no consigo lo que quiero. Sólo, ya sabes, un aviso.
Roth bostezó.
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—Oh, y podrías considerarme... El asistente personal de Bael —
continuó Aym—. Así que, ahora que sabemos quién soy, ¿tiene
alguna pregunta?
—Sí —dijo Zayne—. ¿Por qué tuvimos que quedarnos con un
demonio tan hablador? Esto hace que matarte lleve mucho más
tiempo.
—Por una vez, Stony, tú y yo estamos de acuerdo en algo. —Se
rió Roth.
Hubo una profunda y retumbante risa que sacudió las ventanas,
haciendo que mis ojos se abrieran de par en par. —El guardián
habla primero. Interesante. ¿No quieres charlar? Bien. Estamos
aquí por la Trueborn.
—No me digas —murmuró Roth.
—Dénosla y dejaremos que todos sigan su camino. —Aym se
detuvo—. Juramento de meñique.
—No va a suceder —respondió Zayne—. Será mejor que pases
a la opción B.
—Bueno, la opción B es que todos mueran. Empezando por
usted, Guardián. Voy a quemarte vivo.
Mi estómago se retorció bruscamente mientras Zayne no
parecía estar afectado en absoluto. Me adelanté y grité—: ¿Qué
quieres de mí? ¿Quieres cortarme en pedazos y dárselos a las
brujas?
—Ew —murmuró Layla.
—Para nada, mi querido nephilim —arrulló Aym, y me quedé
tiesa—. Sólo queremos amarte y abrazarte y convertirnos en los
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mejores amigos de la historia.
—Vaya —dije, las manos apretando las dagas mientras Layla y
Roth intercambiaban una mirada—. ¿Dónde está Misha?
—¿Tu Protector? —preguntó—. Está aquí, esperándote.
Mi corazón podría haberse detenido en mi pecho. Sentí como
una eternidad que estaba congelada, y luego reaccioné sin pensar
ni dudar.
Traducido & Corregido por: Patty
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Todo sucedió muy rápido.
Zayne se giró y le oí gritar mientras se lanzaba hacia mí. Roth y
Layla se dieron la vuelta, pero ninguno de ellos fue tan rápido como
yo. No cuando no quería que me detuvieran.
Yo estaba en la puerta que daba hacia afuera antes de que
alguno de ellos pudiera alcanzarme. No había ningún sentido de
reserva cuando agarré el pomo de la puerta y lo giré, rompiendo la
cerradura en pedazos mientras abría la puerta.
El aire húmedo de la noche se apoderó de mí mientras salía,
escaneé la línea de demonios. No vi a Misha, pero, de nuevo, no
podría haberlo visto en primer lugar en la niebla, incluso la luna
llena no podía penetrar.
—¿Dónde está él? —Grité, girando hacia Aym.
El demonio estaba repentinamente frente a mí y era guapo.
Alto y rubio, impecablemente arreglado. —Él dijo que eras
impulsiva —dijo el demonio, y me quedé sin aliento—.
Gloriosamente así es.
Me alcanzó justo cuando algo grande se estrelló contra él,
golpeándolo
De vuelta a la niebla.
Zayne
Un tremendo cambio en el aire tuvo lugar cuando la niebla se
dispersó. El señor de los demonios atacó, tan rápido que por un
momento me quedé aturdida.
Nightcrawlers.
Hellions.
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Diablillos
Ravers.
Era una maldita fiesta de demonios.
El disparo de Roth me pasó, atrapando lo que parecía ser un
Hellion. Voló por los aires con la criatura, lanzándola de nuevo al
costado de la casa. Layla se abalanzó hacía un Raver, agarrándolo
por los hombros mientras llevaba su rodilla hasta la barbilla de la
criatura, rompiéndole el cuello, rompiéndoselo. Un Nightcrawler
fue hacia Layla. Ella se giró, pero él era más rápido.
Pero yo lo era aún más.
Lancé la daga y golpeó al Nightcrawler en la cara, tirándolo
hacia atrás. No era más que ceniza cuando tocó el suelo.
Layla se giró hacia mí. —Santa mierda, gracias.
Lanzándome hacia adelante, no pude ver la daga en la hierba.
Estaba muy oscuro pero no me tomó tiempo encontrarla. —¡Misha!
—grité, corriendo por el césped, directo hacia un Hellion. Me
agarró, pero me sumergí bajo su brazo y me di la vuelta, golpeando
la daga contra su espalda. Un chorro de sangre caliente me golpeó
mientras me daba vuelta.
Gruesos remolinos de niebla se dispersaron mientras Zayne
volaba hacia atrás, golpeando el suelo con suficiente impacto que
hizo que tropezara. Me volví hacia él mientras se ponía de pie.
Me envió una rápida mirada. —Este demonio es tan molesto
como pensaba. Encuentra a Misha y sal de aquí.
—No sin ti.
Zayne agarró mi hombro, tirando de mí hacia él mientras
bajaba la cabeza, de modo que yo estaba a la altura de los ojos,
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miré a los feroces ojos azules pálidos. —Encuentra a Misha y
lárgate de aquí. Te encontraré. Donde quiera que vayas, lo haré.
Solté un suspiro irregular mientras nuestras miradas se
conectaban. Demasiadas palabras no dichas. Necesitaba decirle
demasiado, y no había tiempo.
Sus garras se engancharon en mi camisa y luego me soltó,
empujándome hacia atrás mientras volaba hacia delante,
golpeando a un Aym totalmente transformado con un puño
cerrado en el estómago, doblando al demonio.
Dando vueltas, le di a un Raver en la rodilla. Se balanceó hacia
mí, con la boca abierta y los dientes chasqueando mientras yo
saltaba hacia atrás. Hice un giró a la derecha y luego me di la vuelta,
metiendo la daga en su pecho.
Sacando la daga, me giré mientras un Nightcrawler se dirigía
hacía Roth. Unos pasos delante de mí, corriendo hacia el príncipe
demonio. Otro Nightcrawler saltó sobre mí, corriendo hacia Layla.
Ella se levantó, alzando sus alas.
Las garras del Nightcrawler la atraparon en el estómago. Él giró,
arrojándola de lado. Ella gritó cuando cayó hacia atrás, aterrizando
en un ala con un crujido que me enfermó.
No.
Un rugido de ira sacudió el suelo mientras Roth se lanzaba al
aire. Me volví cuando Zayne giró. Vi el momento en que se dio
cuenta de que Layla había caído. Su mandíbula se endureció y luego
se volvió hacia Aym cuando Roth aterrizó detrás del Nightcrawler.
Roth era como una cobra golpeando. Su mano salió disparada,
cortando la espalda del demonio. Sacudió su brazo hacia atrás, y el
Página | 555 Nightcrawler se dobló sobre sí mismo, arrugándose como una bola
de papel.
Los diablillos chillaron mientras se zambullían, dirigiéndose a
Zayne.
Grité su nombre, y él giró, lanzando a Aym sobre su hombro
mientras se disparaba al aire, atrapando a un diablillo por el cuello.
En el suelo, los Ravers pasaron corriendo junto a mí, sus garras
clavadas en la tierra, lanzándola por el aire mientras iban a por
Roth y Layla. Los imbéciles daban vueltas como buitres.
Había demasiados.
Roth y Layla fueron rodeados, y se amontonaron mientras Roth
luchaba para que Layla se pusiera de pie. Uno de los imbéciles se
enganchó en el ala de Roth. Se los quitó de encima, pero siguieron
viniendo. Dos se agarraron de sus alas de nuevo y empezaron a
tirar. El príncipe demonio gritó mientras Layla intentaba ponerse en
pie.
Tenía que hacer algo.
Layla y Roth eran demonios, pero no podía permitir que esto
pasara. No podía hacerlo. Si los diablillos le arrancaran las alas a
Roth, él estaría fuera de combate, y Layla, Dios, ella ya había
terminado. Sus brazos estaban manchados de tierra, y sus alas
habían desaparecido. Había vuelto a su forma humana, y ahora era
tan vulnerable como un gatito recién nacido.
Retrocediendo, levanté mi mano izquierda y tomé mi daga,
arrastrándola por el centro de la palma de mi mano. Siseé entre
dientes mientras mi piel se abría. La sangre brotó. Apreté mi mano
Página | 556 mientras mi corazón latía ferozmente.
Lo supe en el momento en que mi sangre perfumó el aire.
Los diablillos se calmaron. Los Hellions patinaron hasta
detenerse y giraron lentamente. Los Nightcrawlers echaron la
cabeza hacia atrás y olfatearon el aire. Mi sangre hizo lo que
necesitaba. Los demonios estaban ahora concentrados en mí, y no
en Roth y Layla.
Sonreí. —Hora de cenar.
Aym se dio la vuelta, volviendo a su forma humana, con la boca
abierta y alargándose, extendiéndose ampliamente y
distorsionándose mientras soltaba un lamento que levantaba todos
los pelos diminutos de mi cuerpo.
—¡No! —gritó. O tal vez fue Zayne. No estaba segura, pero fue
el demonio el que gritó—: ¡Hay que capturarla viva!
Bajando mi mano ensangrentada, supe que los demonios de
nivel inferior estaban más allá de escuchar las órdenes de Aym. Los
imbéciles soltaron las alas de Roth y volaron hacia mí. Estaba
preparada, apretando la daga mientras corría hacia el primero,
saltando y girando, clavando la daga profundamente en el pecho
del diablillo. Gritó, y ambos caímos en una maraña de brazos, y alas
de demonio.
Rodé, arrojando al demonio fuera de mí, y luego me puse de
pie. —¡Saca a Layla de aquí, Roth! —Le grité mientras me giré y
evité por poco las garras de un diablillo—. ¡Sáquenla de aquí ahora
mismo!
Roth no dudó.
Recogiendo a Layla, se agachó y luego despegó como un misil,
desapareciendo en el cielo mientras me giraba para enfrentarme a
Página | 557
lo que sonaba como una manada.
Todos los demonios venían por mí ahora.
Tomando mi daga, cedí a la adrenalina que corría por mis venas
mientras la gracia me llenaba, exigiendo que la dejara salir... y dejé
que se hiciera cargo.
La luz me llenó, zumbando por mis venas mientras las esquinas
de mi visión ardían de blanco. Los músculos se tensaron mientras la
luz blanca dorada y pura brotaba de mi brazo, formando la espada.
En el momento en que el mango se formó contra mi palma, grité y
levanté la espada hasta lo alto, agarrando al Hellion más cercano en
la cintura, partiéndolo en dos. Me giré, atravesando el pecho de
otro demonio con la espada. Tirando de la espada hacia atrás, giré y
agarré un Nightcrawler a lo largo de los muslos, cortándolo en dos.
Un torbellino de sangre y violencia me rodeaba mientras el
mundo se estrechaba con cada golpe que daba, cada golpe que
recibía mientras los demonios trataban de llegar a mí. Los cuerpos
se amontonaban a mi alrededor, muriendo uno encima del otro
antes de que pudieran estallar en cenizas y fuego. No sentí más que
una rabia justa al cortar demonio tras demonio, sangre mezclada
con sudor.
El dolor explotó a lo largo de mi costado y tropecé hacia
adelante, la espada parpadeando y desvaneciéndose mientras
perdía el control de la gracia. Me giré hacia el demonio responsable
del dolor ardiente a lo largo de mi costado.
El demonio estaba vestido de piel roja de pies a cabeza. Su
largo cabello rubio se encontraba en una cola de caballo alta.
Cuando nuestros ojos se encontraron, la boca del demonio se abrió
Página | 558 y se extendió grotescamente. El espeluznante sonido me hizo
estremecer. Pero más que nada, la visión de un demonio femenino
me lanzó a través de un bucle. Era un demonio de nivel superior,
obviamente atraída por mi sangre.
Se puso en marcha, su mano me golpeó en el estómago con
una rapidez espeluznante, sacando el viento de mis pulmones.
Muy bien, entonces. Si quería una pelea de mujeres, iba a tener
una. —Realmente no quieres hacer esto, cariño.
Ella ladeó la cabeza mientras me rodeaba. —Te comeré viva,
perra.
—Por encantador que suene, no eres mi tipo. —Me lancé hacia
delante, sumergiéndome bajo el brazo extendido del demonio, y la
golpeé en la mandíbula.
Retrocediendo unos metros, la demonio escupió una bocanada
de sangre oscura. —Eso no fue muy amable. —La demonio se
movió rápido, golpeándome en el pecho y tirándome al suelo. Me
palpitaba la espalda, pero era un punto de dolor en el gran
esquema de las cosas. Empujándome hacia arriba, me di la vuelta y
puse mi pie en el estómago del demonio. Intercambiamos y
esquivamos golpes. La hembra era feroz, agresiva y, por lo tanto,
no estaba por encima del tirón de pelo.
Me agarró bien del cabello y me tiró al suelo. Estaba realmente
enojada ahora, me puse en pie de un salto y le devolví el favor
mientras la sangre salía de mi nariz.
Agarrando la cola de caballo rubia, tiré de su cabeza hacia
adelante mientras levantaba la rodilla. El crujido repugnante
resultante de la ruptura de la nariz del demonio me llenó de una
Página | 559 alegría incomparable.
—Cómo te lo había dicho —dije, golpeando la cara de la chica
contra mi rodilla otra vez—. No quieres hacer esto.
—Que te jodan —escupió.
Cuando terminé de jugar, la solté y saqué mi daga, dando el
golpe final con un profundo empujón en el pecho. Saqué la daga,
respirando pesadamente mientras ella caía sobre sí misma.
—¡Trinity! —Zayne gritó, y un momento después estaba a mi
lado, rodeándome la cintura con un brazo y arrastrándome hacia
atrás mientras una pared de llamas se caía a no más de unos pocos
pies delante de mí.
Jadeando, agarré su brazo con una mano mientras me daba
vueltas, llevándome al suelo mientras las llamas rugían sobre
nuestras cabezas. Sus alas se estrellaron a cada lado de mí,
clavándose en el suelo.
—Es Aym —gruñó—. Está matando a los otros demonios.
Aunque eso fue sorprendentemente útil, no fue por
benevolencia. Aym me necesitaba viva, y estaba dispuesto a matar
a los suyos para asegurarse de que así sea.
Tan pronto como las llamas se retiraban, Zayne se levantó y me
puso de pie. El olor a tierra quemada y humo asaltó mis sentidos
mientras mi visión se enfocaba en el demonio rubio.
—Ustedes dos no tienen idea de lo que está a punto de ocurrir
—se burló Aym, con las llamas ondeando de sus dedos mientras
avanzaba. Las chispas golpeando los árboles y dejando nada más
que ramitas secas—. Pero van a averiguarlo.
Zayne reaccionó, y como estaba parado a mi lado, no lo vi hasta
Página | 560
que fue demasiado tarde. Su brazo se balanceó hacia atrás,
agarrándome por la cintura y empujándome cuando el demonio
nos atacó.
Me deslicé hacia atrás por el patio y me sostuve en la pared de
la casa mientras Zayne volaba, estrellándose contra el demonio
mientras las llamas salían de él.
—Maldita sea —grité, alejándome de la pared. Agarré mi daga,
pero mientras los dos se retorcían y giraban, no había forma de
dispararle a Aym sin herir a Zayne.
Eran como dos titanes luchando, yendo cara a cara, golpe por
golpe.
El demonio también había cambiado, su piel ahora era de un
profundo color marrón oscuro, y con cada puñetazo que recibía, las
llamas estallaban, y el olor a carne quemada golpeaba el aire.
El fuego... El fuego estaba quemando a Zayne.
—No —susurré, el corazón cayendo. Me adelanté, pero frené
como un muro de llamas que se elevó delante de mí, ardiendo
intensamente y forzándome a retroceder antes de quemarme,
dejando el suelo carbonizado.
Eran una mancha borrosa de cuerpos retorcidos y enojados, y
de repente Zayne estaba volando hacia atrás y chocando contra la
casa. Entonces me di la vuelta, lanzando la daga al demonio. Lo
alcanzó en el hombro y se tambaleó hacia atrás mientras Zayne se
levantaba. Le di una rápida mirada. Una de sus alas estaba
completamente ennegrecida, y la mitad de su cuerpo…
Oh Dios, no. No.
Página | 561
Tenía que sacarlo de aquí. Tenía que...
Aym se lanzó al aire, viniendo directamente hacia mí. La gracia
se agitó dentro de mí una vez más mientras estaba allí, más que
lista para terminar con este imbécil...
Zayne atrapó al demonio y cayeron detrás de mí, deslizándose
por el suelo y contra la pared. Me di la vuelta, y fue entonces
cuando vi la mirada de asombro grabada en la cara del demonio y a
Zayne tirando de su cabeza hacia atrás, con los cuernos y las garras
goteando sangre.
—Maldición —jadeó Aym, y un segundo después Zayne le
rompió el cuello. La cabeza iba en una dirección, el cuerpo en la
otra. Ambos estallaron en llamas antes de golpear el suelo.
Y eso fue... Eso fue impresionante.
Asqueroso.
Pero impresionante.
Zayne estaba sobre una rodilla, y me di cuenta de que estaba
tratando de colocarse en pie. Sus alas se doblaron en su espalda,
desapareciendo en las ranuras sobre sus omóplatos cerrándose
sobre la piel que de repente era rosa en algunas áreas y... y negro
rojizo en otras.
Oh Dios.
Me tambaleé hacia adelante pero no llegué a Zayne a tiempo.
Cayó de lado, contra la pared, completamente en su forma
humana.
Página | 562
—¡Zayne! —Grité, cayendo a su lado. El horror se apoderó de
mí mientras lo miraba fijamente. Tomé su mano—. ¡Zayne!
—Creo que... Creo que estoy un poco quemado por el sol.
Me atraganté con una risa un tanto húmeda. —Un poco. Oh
Dios, ¿en qué estabas pensando? Yo podría haber...
—Su fuego... te habría marcado... te habría matado.
Lo habría hecho. Y su piel de Guardián lo protegía, pero sólo
hasta cierto punto, porque las manchas blancas entre la piel
quemada me decían que tenía quemaduras de tercer grado. El
horror explotó dentro de mí. —Zayne...
—Está... está bien —Se estremeció, con los ojos apretados—.
Todo estará bien.
No había forma de que esto estuviera bien. De ninguna manera.
Ninguna. Fue horrible y el pánico me arañó mientras el dolor me
inundaba cada poro. Fue gravemente herido.
—Voy a sacarte de aquí. Llamaré a Nicolai o a Dez, y
conseguiré...
—Misha —gimió Zayne.
Agité la cabeza, el corazón palpitando. —Lo encontraremos más
tarde, pero tú eres la prioridad ahora. Tú...
—No —dijo, sus ojos cerrándose y abriéndose, su mirada se
enfocó más allá de mí.
—Misha.
—Huele como a barbacoa aquí, una barbacoa de Guardián.
Me detuve.
Página | 563
Mi corazón se detuvo.
Todo se detuvo
Casi como si me estuviera moviendo en un sueño, me volví
hacia el sonido de la voz familiar, una voz que no tenía sentido.
Escaneé el patio y a quién vi... no podía estar allí. No había manera.
Porque vi a Misha de pie bajo la luz de la luna.
—Sabía que siempre podíamos contar con tu impulsividad.
Traducido & Corregido por: Patty
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31
The Harbinger
30: The Harbinger, al español puede ser traducido de varias formas, siendo las más
comunes: El Heraldo o el Precursor.
Página | 570 Me puse en pie de un salto, y el tercer golpe nunca llegó cuando
salté fuera de su alcance, jadeando.
—Estás agotada. Usaste tu gracia. Debiste haberte quedado
abajo —dijo.
—Y tú deberías conocerme mejor que eso.
Los labios de Misha se retraen con una mueca de desprecio —. Que
así sea.
Luego se movió, su camisa se rasgó y la piel se endureció hasta
convertirse en piedra. Me atacó con fuerza y rapidez,
asombrándome con su brutalidad.
Luchar contra Misha era como luchar conmigo misma, si yo
fuera una clase de guardián cayendo en una espiral de rabia fuera
de control. Esquivó casi todos los golpes que le di, y los puños de
Misha se conectaron con partes de mí más veces de las que podía
contar. Era salvaje y crudo, y sentí todo el odio que Misha tenía
dentro de él y que había mantenido enterrado hasta ahora, me lo
mostró con cada puñetazo y patada, el último golpe me puso de
rodillas.
La sangre brotaba de mi nariz y mi boca. Mi labio se sentía mal.
Roto. Escupí un bocado de sangre, los brazos me temblaban
mientras me ponía de pie. Me negué a mirar el cuerpo herido de
Zayne, sabiendo que no podía permitirme la distracción, y me
enfrenté a Misha una vez más.
Me dio un golpe enojado, casi clavando sus garras en mi
estómago. Fue rápido en su ataque, cortándome y golpeándome
hasta que me empujó contra la pared de la casa.
Página | 571
A través de todo esto, sus propias palabras siguieron volviendo
a mí, palabras que me había dicho una y otra vez durante los años
de entrenamiento.
Luchar es simplemente anticipar el próximo ataque. Encuentra
el temblor de los músculos. Fíjate donde mira Misha....donde
coloca su cuerpo... Él te dirá dónde atacará a continuación sin
palabras.
Pero no era suficiente.
Misha conocía todos mis movimientos, todas mis debilidades.
Sabía que podía vencerme.
Una patada giratoria de Misha me pegó en la mandíbula,
echando mi cabeza hacia atrás y tirándome al suelo una vez más.
Me puse de costado, gimiendo mientras parpadeaba con los ojos
borrosos. Intenté sentarme, pero el dolor me llevó de vuelta a la
hierba carbonizada. Jadeé mientras intentaba que mis pulmones se
expandieran. Dolor me atravesó el pecho. Algo... algo se sentía
roto. ¿Una costilla? ¿Múltiples? No estaba segura. Mis ojos se
cerraron a la deriva.
—Quédate abajo —Misha pasó sobre mis piernas—. Voy a
sacar a este de su miseria.
No.
—No va a suceder —gruñó Zayne, y abrí los ojos para verlo
lanzarse hacia adelante mientras luchaba por levantarse. Me
levanté en mi codo, jadeando—. Te voy a arrancar la garganta.
—¿De verdad? —Misha se rió mientras se arrodillaba junto a
Zayne—. Se suponía que ibas a ser tú.
No tenía idea de lo que Misha estaba hablando, pero no
Página | 572
importaba. Necesitaba ponerme de pie. Necesitaba... Necesitaba
detener a Misha, porque él mataría a Zayne.
Y no podía, no quería, dejar que eso pasara.
Me puse de pie, balanceándome cuando mi gracia cobró vida
dentro de mí una vez más, quemando a través de mis venas,
músculos, huesos y tejidos, e iluminando cada célula. El fuego me
atravesó al invocar la espada y sentí que respondía, caliente y
pesada en mis manos.
Yo no era más que tormenta y furia32 cuando me adelanté y
Misha me miró. Levantándose.
—Te quiero —dije, y los ojos de Misha se abrieron de par en
par. Hubo un parpadeo de sorpresa, casi como si no pudiera creer
que iba a hacerlo, y por un breve segundo, no supe lo que pensaba
él de mí, lo que esperaba. ¿No me conocía en absoluto? ¿No sabía
que no había forma de que lo dejara matar a Zayne?
¿Que lo dejaría que me llevara?
¿Por qué no se dio cuenta?
Misha se acercó.
Pero yo levanté la espada en alto mientras escupía el fuego
blanco.
Los gritos llenaron mis oídos, ahogando todo lo que me
envolvía y me rodeaba, y una parte distante de mí se dio cuenta de
32
En el original: ´I was nothing more than storm and fury´ Título de libro.
que era yo la que hacía esos sonidos, que era yo la que lloraba
mientras lanzaba la espada hacia abajo sobre Misha.
Las llamas blancas brillaban, y pensé que hubo un momento en
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que nuestras miradas se cruzaron, un momento en que vi al chico
con el que crecí mirándome a través de esos familiares y hermosos
ojos azules, pero luego las llamas se tragaron a Misha, y en un abrir
y cerrar de ojos, se había ido. No quedaba nada de él más que
cenizas.
Di un paso, pero mis piernas estaban débiles y aterricé de
rodillas. Estaba sintiendo el dolor.
Oh Dios.
Un escalofrío me sacudió desde los huesos hasta los músculos,
y cuando se acabó, llevándose el hielo con él, no podía....
No podía sentirlo.
Levanté una mano temblorosa y la apreté contra el centro de
mi pecho, justo debajo de mis pechos. No podía sentirlo, el vínculo.
Se había roto, y eso significaba que Misha estaba... Realmente
se había ido.
Traducido & Corregido por: Patty
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—Estaré bien... —Lo estaría, pero Zayne... —¿Crees que
puedes levantarte? o crees que al menos puedes cambiar?
—Yo... no lo creo —dijo, y eso era malo. Si pudiera cambiar, se
mejorarían sus habilidades curativas, pero si se mantenía en su
forma humana, seguiría empeorando hasta que…
Corté ese pensamiento. —No voy a dejarte morir, Zayne. Me
molestas demasiado como para que te deje morir.
Una risa divertida y dolorida vino de él. —Eso no tiene ningún
sentido.
—Tiene mucho sentido —le dije—. Tienes que cambiar.
—Tienes que irte antes de que aparezcan más demonios —dijo,
con el pecho subiendo y luego hundiéndose—. Estás sangrando
por todas partes. Lo huelo.
—No te voy a dejar, Zayne. Necesito que te concentres y
cambies. Si no… vas a morir virgen, Zayne. ¿Quieres morir virgen?
Se rió y terminó con un sonido de asfixia que hizo que mi
corazón se desplomara.
—No puedo creer que hayas dicho eso.
—Yo tampoco, pero vamos, Zayne. Por favor. Dios. Por favor,
no lo hagas. Yo... —Realmente me gustas. Podría ser incluso más
profundo que eso. Incluso podría estar enamorándome de él, y no
podía perderlo. Ahora no. Jamás—. Me gustas mucho, Zayne.
—Creo que... eso fue bastante evidente hace unas noches.
A pesar de todo lo que había pasado y de todo lo que aún podía
pasar, me sonrojé al tomar su mano y sentí esa sacudida que
siempre venía con el contacto de piel y piel con él. —Te necesito,
Página | 577 Zayne. Así que no voy a dejarte morir. Vas a cambiar de forma y
luego vamos a irnos...
Lo sentí entonces, el aliento caliente a lo largo de la nuca. Cada
músculo de mi cuerpo se tensó mientras me giraba, preparada para
destrozar a cualquiera.
Una figura surgió del humo y el fuego, tomando forma. No fue
hasta que estuvo a unos metros de mí que me di cuenta de que era
Roth.
Me relajé.
Un poco.
—Infiernos —murmuró Roth, yendo directo hacia Zayne. Cayó
de rodillas junto al guardián, le cogió pero se detuvo, sus manos
cerrándose en el aire vacío.
—Volví tan pronto como pude. Yo...
—Está herido. Muy mal. Tenemos que sacarlo de aquí y
conseguirle ayuda —dije.
Roth me miró, sus ojos de color ámbar luminosos, y la mirada
que me dio robó todo el aire de mis pulmones. Todo lo que no se
atrevía a decir estaba en su... su expresión de dolor. Todo lo que
temía residía allí.
Demasiado tarde.
Esa fue la mirada que Roth me dio.
Era demasiado tarde.
—No —susurré, temblando.
Los labios de Roth se separaron. —Yo…
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Algo pasó en ese momento.
Comenzó con un rayo de luz que parecía que las luciérnagas
habían invadido el patio. Los pequeños pelos se elevaron por todo
mi cuerpo mientras Zayne levantaba la cabeza de la pared. Miré a
mí alrededor y vi miles de luces centelleantes, como si las estrellas
hubieran descendido del cielo. Los fuegos a nuestro alrededor
parpadeaban y luego se apagaban.
El miedo explotó en mis entrañas. No por mí. No por Zayne. Por
el príncipe demonio que era tan diferente a otros demonios, el que
amaba a Layla y se preocupaba lo suficiente por Zayne como para
volver.
Mi cabeza se inclinó hacia donde Roth estaba agachado junto a
Zayne, cuyos ojos estaban cerrados de nuevo. —Tienes que irte —
le dije—. Ahora.
Roth estaba mirando las luces ahora, con los ojos bien abiertos.
—¿Es eso...?
—Sí. —Se me secó la boca—. Si te quedas, te matará. Lo sabes,
¿verdad? No puedes llevártelo. Nadie puede. Tienes que irte.
Estaremos bien —Al menos eso es lo que esperaba—. Pero tú no
lo estarás.
Por un momento pensé que Roth discutiría y diría algo
arrogante, pero el sentido común prevaleció. Parecía saber que
este no era un Alfa que su familiar podría tragarse entero. Lo que
venía era la muerte para él. Me miró, asintió con la cabeza y luego
se volvió hacia Zayne. —No te mueras —gruñó—. Eso molestaría a
Layla.
Y entonces Roth se fue, demasiado rápido para que yo lo viera.
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Deje escapar una respiración temblorosa, me concentré en las luces
parpadeantes.
—¿Estoy.... ¿Estoy viendo esto? —Zayne preguntó, y ni
siquiera estaba segura de que él estuviera al tanto de que Roth
había estado aquí.
—Sí. —Trague.
Mi agarre de la mano se apretó mientras una luz blanca y
cegadora entraba en el patio, pasando de los árboles quemados y
corriendo por las paredes de la casa. Era tan brillante que me
ardían los ojos y tuve que mirar hacia otro lado.
Sabía quién era.
Sabía quién venía.
Zayne luchó por sentarse, lanzando un brazo hacia atrás contra
mí mientras movía su gran cuerpo de modo que yo estaba
parcialmente bloqueada. Incluso horriblemente herido, él estaba
tratando de protegerme, y yo traté de decirle a Zayne que estaba
bien, pero entonces las trompetas sonaron, sacudiendo las paredes
y nuestros tímpanos. Me estremecí, poniendo mis manos sobre mis
orejas mientras los cuernos sonaban una vez más. Cuando se
detuvieron y la luz retrocedió, Zayne estaba mirando fijamente al
centro del patio, con la espalda rígida.
—Santo... —Se calló.
Levantando la cabeza, bajé las manos y miré hacia donde Zayne
estaba mirando.
Estaba en el camino hacia la entrada, sus largas y extendidas
piernas envueltas en cuero y su torso y pecho escudados por una
dorada armadura de batalla. Sus brazos estaban desnudos y su piel
Página | 580 desprendía un resplandor luminoso que hacía difícil saber
exactamente cuál era el tono de su piel. Su pelo era rubio,
cepillando sus hombros, y por lo que pude ver en sus rasgos, no
parecía más viejo que Nicolai, aunque sabía que él no tenía edad.
El aire se agitó mientras sus alas se alzaban detrás de él, blancas
y emplumadas, superando al menos los tres metros a cada lado de
él.
A Michael, mi padre, le gustaba hacer una entrada.
—Qué desperdicio —dijo el arcángel mientras miraba lo que
quedaba de Misha.
Me estremecí ante sus palabras.
Caminó hacia nosotros, la tierra temblando bajo su peso, y me
di cuenta de inmediato del por qué estaba aquí.
El horror me atravesó el estómago, me metí debajo del brazo
de Zayne y me planté entre él y mi padre. —No —dije, mirando a
mi padre—. Por favor, no le obligues a hacer esto —Mi padre se
detuvo.
Me tragué la mirada de su cara, una que decía que estaba
sorprendido de que me atreviera a interrogarlo o a detenerlo.
—Viste lo que pasó cuando forzaste un vínculo. Por favor, no se
lo hagas a Zayne —Mi voz tembló—. Por favor, no le obligues a
aceptar este lazo.
—¿Qué? —Zayne se apoyaba en su lado.
—Te va a forzar a convertirte en mi Protector, como hizo con
Misha —le dije, agachado frente a Zayne—. No lo permitiré. No te
lo permitiré...
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—No permitirás nada. —Mi padre me cortó, sus ojos blancos
palpitaban—. Asumes demasiado.
Levanté la barbilla. —No asumo...
—Asumes demasiado con sólo hablar —Me cortó de nuevo,
centrándose en Zayne. El labio superior de mi padre se curvó—. No
me impresionas.
—Es bueno saberlo —Zayne gimió mientras se obligaba a
sentarse. Tropecé hacia atrás, soportando su peso mientras se
enfrentaba a la mirada de mi padre.
Mi padre seguía burlándose—. Tu fe en los demonios me
perturba mucho.
—Me... me imagino que sí —, contestó Zayne—. Considerando
todas las cosas...
La burla se desvaneció. —Pero aquí estamos, como deberíamos
haberlo estado. El error se cometió hace diez años. Pero no volverá
a pasar.
—¿Error? —De inmediato, recordé lo que Thierry y Matthew
habían dicho, lo que Peanut había escuchado por casualidad. Ellos
hablaban de un error. Lo mismo que Misha había dicho que mi
madre había estado cerca de averiguar—. ¿Qué error?
No pensé que mi padre contestaría, pero entonces dijo—: Los
protectores están predestinados al nacer, ligados a sus protegidos
incluso antes de que se reúnan. Pensaron que era Misha por la
rapidez con la que lo abordaste cuando lo conociste. Ellos estaban
equivocados.
—¿Ellos?
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—Aquellos que han cuidado de ti. Thierry. Matthew —Sus ojos
blancos se dirigieron a Zayne—. Tu padre.
—¿Mi padre? —Repitió Zayne.
—Se suponía que tu padre la cuidaría —dijo, inclinando su
barbilla hacia mí. —No a la chica medio demonio.
Se me abrió la boca.
Zayne agitó la cabeza, gimiendo ante el movimiento. —Yo no...
No lo entiendo.
—Yo tampoco. Quiero decir, lo entiendo. Estás diciendo que
nunca se suponía que debía estar unida a Misha, entonces ¿por qué
me uniste a él? —Mis pensamientos corrían—. ¿Por qué no
interviniste? ¿Por qué...? Deberías haber...
—No era mi trabajo intervenir, ni te corresponde a ti cuestionar
lo que debí o no debí haber hecho —dijo, sus ojos brillando con luz
blanca—. No me di cuenta de que el error se cometió hasta
después de que te uniste. Decidí ver qué pasaría.
Me quedé atónito—. ¿Decidiste.... decidiste ver qué pasaría?
—Después de todo, debe haber sido parte del gran plan —,
contestó, y luego se encogió de hombros, como si no fuera gran
cosa, y todo lo que pude hacer fue mirar fijamente mientras un
estremecimiento se abría paso a través de mí.
Ni siquiera le importaba.
No le importaba que se suponía que Misha nunca estaría unido
a mí, o que Misha ahora estaba muerto. Simplemente no le
importaba.
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¿Y por qué me sorprendía? Los ángeles no tenían emociones. Ni
siquiera tenían un alma, no como los humanos.
Los hombros de mi padre se enderezaron—. ¿Acepta usted,
Guardián, este vínculo, renunciando a todo lo demás y a todos los
deberes, para convertirse en su Protector hasta que la muerte
rompa este vínculo?
Me quedé sin aliento.
—Sí—gimió Zayne—. Sí, me convertiré en su Protector.
El pánico se apoderó de mí. Esto estaba pasando demasiado rápido
—Zayne…
—Entonces se hará. —Mi padre puso una mano en el costado
de la cara arruinada de Zayne, lo que le hizo jadear de dolor. Puso
su otra mano sobre la mía, y entonces lo sentí.
El calor corría por su palma, entrando y saliendo de mí, fluyendo
a través del arcángel y hacia Zayne. Su cuerpo se inclinó y la gracia
lo llenó, conectándolo irrevocablemente conmigo.
Zayne estaba inundado en luz celestial, completamente,
indistinguiblemente. Apenas podía respirar mientras sentía el calor
derramarse en mi pecho, reemplazando el vínculo que una vez
sostuve con Misha, borrando el vacío que dejaba atrás.
El dolor, oh Dios, el dolor de la traición de Misha seguía ahí,
pero... pero Zayne estaba ahora ahí. Lo sentí en mi interior,
echando raíces, su esencia se convirtió en parte de la mía.
Entonces sentí más.
Dos latidos en lugar de uno. El Mío. El suyo. Juntos. Y eso.... eso
es algo que nunca había sentido con Misha.
Cuando la luz retrocedió, Zayne se desplomó, sus manos contra
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el suelo, su piel y su pecho quemados y desgarrados se curaron.
Ver eso, y saber que iba a estar bien, fue casi demasiado.
Empecé a temblar.
Mi padre se inclinó, susurrando al oído de Zayne. No podía oír
lo que se decía, pero sea lo que sea hizo que los ojos de Zayne se
abrieran de par en par y que su mirada se moviera hacia mí.
Una mirada de entendimiento llenó su expresión. No tuve la
oportunidad de preguntar lo que le dijeron.
—Levántate —Michael nos quitó las manos de encima—. Porque
lo que comenzó hace un milenio está ahora en la puerta. El
Precursor ha llegado —Su voz se hizo más profunda, resonando
como un trueno, y las palabras que pronunció me hicieron sentir un
frío escalofrío—. El fin está sobre nosotros. Deténgalo, o toda la
humanidad se perderá.
Traducido & Corregido por: Paty
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—Trin.
El suave roce de unas yemas de los dedos contra mi mejilla me
despertó. Parpadeé, abrí los ojos y me encontré mirando a los de
Zayne, de un azul pálido y bordeados de espesas pestañas
marrones. Su dorada piel no tenía marcas, ni siquiera el más
mínimo indicio rosa de donde había sido quemado. Era casi como si
nunca le hubieran hecho daño. Casi como si anoche no hubiera
pasado. Como si no fuimos a la casa de ese senador y terminamos
rodeados de demonios. Casi como si Misha no hubiera aparecido, y
yo....yo no hubiera tenido que matarlo. Todo se sintió como una
pesadilla, una muy mala que te persigue durante todo el día,
entrando y saliendo de tu mente cuando menos te lo esperas.
Pero había un calor en mi pecho, una bola de luz al lado de mi
corazón que latía al ritmo del de Zayne.
Anoche había pasado, y Zayne ahora estaba... Ahora era mi
Protector.
De los diez años que había estado vinculada a Misha, nunca
había sentido lo que sentía ahora. Con Misha, había sido una
conexión, pero con Zayne, era como si un pedazo de él existiera
dentro de mí.
Y eso era raro.
Con una respiración superficial, me senté y saqué las piernas de
debajo de una cobija con los colores del arco iris con la que no me
había dormido. El cabello cayó sobre mi cara cuando aparté mi
mirada de la de Zayne y miré alrededor de la habitación
desconocida. Era una habitación pequeña, ovalada y había
corralitos enfrente del sofá en el que había estado descansando.
Estábamos en la sede de DC. Vinimos aquí anoche después de...
Página | 586 todo, y mientras Zayne se reunía con Nicolai y el resto de su clan,
me fui a llamar a Thierry y a Jada, y de alguna manera me metí en
esta pequeña habitación mientras Zayne le decía a su clan lo que
había sucedido anoche, lo que Misha había hecho, lo que había
insinuado y lo que mi padre había advertido.
No había querido estar allí para oír lo que ya había vivido, y
tenía asuntos más urgentes. Necesitaba llamar a casa.
Decirle a Jada, Thierry y Matthew había sido una de las cosas
más difíciles que había hecho alguna vez. Hubo lágrimas por parte
de Jada y Matthew, y un silencio de piedra del lado de Thierry, el
silencio que sabía provenía de un lugar lleno de gran conmoción y
culpa, porque como yo, no podía creerlo y no podía entender cómo
no lo había visto. La llamada había terminado con Matthew
saliendo para venir aquí, y yo prometiendo que volvería a casa para
ver a Jada lo antes posible.
No tenía ni idea de cómo me había dormido, pero después de
usar la gracia dos veces, no debería sorprenderme, a pesar de que
mis heridas se habían curado cuando mi padre había ayudado a
Zayne.
—¿Estás bien? —preguntó Zayne mientras levantaba su mano.
Las puntas de sus dedos rozaron mi mejilla mientras movía el pelo
hacia atrás, fuera de mi cara—. Has estado durmiendo durante
varias horas. Te revisé un par de veces.
Eso explicaba el edredón que había sido puesto sobre mí. Puse
mis manos sobre los cojines a mi lado. Asentí con la cabeza, aunque
no estaba segura de lo que sentía.
—¿Sabes algo de Roth o Layla? —le pregunté.
Asintió con la cabeza. —Ambos están bien. Roth dijo que te
aseguraste de que saliera antes de que apareciera tu padre.
Página | 587
—Sí.
Un poco de silencio y luego—: Layla está bien. Descansando.
Gracias a ti. Probablemente le salvaste la vida.
—No sé nada de eso.
Su cabeza se inclinó hacia un lado. —Trin, ella dice que si no
hubieras...
—Me alegro de que esté bien —, le dije, cortando sus palabras,
y luego lo sentí. Un estallido de frustración que sabía a pimienta en
la parte de atrás de mi garganta. No era yo. Era Zayne—. Estás
frustrado.
—Bueno, sí. Estoy sintiendo muchas cosas ahora mismo.
Frustración es una de ellos...
—Puedo sentirlo. Puedo sentir que estás frustrado —le dije—.
¿Me sientes? ¿Sientes algo de lo que estoy sintiendo?
Zayne se sentó a mi lado, y cuando lo miré, su cabello rubio era
un desastre de ondas caídas. Su mirada bajó, y luego, sin decir ni
una palabra, cogió mi mano. Se la llevó a su pecho, a su corazón. El
aire se quedó atrapado en mi garganta. Sabía lo que le estaba
haciendo.
—Lo hago —dijo, manteniendo mi mano en su pecho—. Te
siento, pero he sentido algo desde la primera vez que te conocí.
Como si siempre te hubiera conocido. Ya hablamos de eso, pero
pensé... Pensé que era algo raro. Tal vez nuestra imaginación
trabajando horas extras, pero también había una sacudida que
sentía cada vez que nos tocábamos.
—Yo también lo sentía —Me incliné hacia él—. Con Misha, no
Página | 588
era así. Quiero decir, podía sentirlo. Sabía que estábamos
conectados, pero era más una cosa mental. No fue físico. No de
esta manera.
Zayne bajó nuestras manos unidas al espacio entre nosotros.
—Tal vez sea porque.... esto era lo que tenía que pasar.
Cerré los ojos. Lo que tenía que pasar. Él. Yo. Protector.
Trueborn.
—Dios. —Tosió y se rió un poco—. Si lo que tu padre dijo es
verdad, y como él es el maldito Michael, asumo que lo es, entonces
se suponía que eras tú. Se suponía que mi padre te traería aquí y no
a...
Y no Layla.
Trague, moví un poco la cabeza y abrí mis ojos. —No lo
entiendo. No entiendo cómo pudo haber pasado todo esto o el por
qué.
—Bueno, tal vez pronto tengamos algunas respuestas—dijo—.
Vine a despertarte. Matthew está aquí. ¿Estás lista para verlo?
¿Lista para verlo?
En realidad no, pero asentí con la cabeza, y cuando Zayne se
levantó, me llevó con él.
En el momento en que vi a Matthew, fue como si tuviera diez
años de nuevo, y lo único que me iba a hacer sentir mejor era uno
de sus abrazos.
Página | 589
Solté la mano de Zayne y no me importó quién estaba en la
habitación. Corrí hacia él como si estuviera sosteniendo un plato de
magdalenas. Me arrojé sobre él, y me atrapó, abrazándome con sus
brazos, y cuando respiré profundamente, olía como.... Olía como a
casa.
—Chica —dijo, levantándome de mis pies por un breve
segundo—. Lo siento tanto.
Le clavé los dedos en la parte de atrás de la camisa,
aferrándome a él con mi vida, porque Matthew.... él me cuidó
antes. Antes de venir aquí con Zayne. Antes de que Misha... hiciera
lo que hizo. No quería dejarlo ir, así que no lo hice, por lo que se
sintió como una eternidad.
Matthew tuvo que desenredar mis brazos de él como si fuera
un pulpo. Cuando me llevó a una silla, vi que estábamos en la
oficina de Nicolai, él estaba detrás de su escritorio, y
Zayne....estaba justo a mi lado, parado allí como un centinela.
Como si siempre hubiera estado ahí.
Matthew se sentó en la silla frente a mí, y yo lo miré, realmente
lo miré. Había sombras bajo sus ojos hinchados y líneas tensas en
las comisuras de sus labios. Empecé a hablar.
—Fue un error —dije, colocando mis manos sobre las
rodillas—. Eso es lo que dijo mi padre. Que se suponía que tenía
que estar unido a Zayne todo el tiempo.
—No lo sabíamos, Trin. Pensamos que estábamos haciendo lo
correcto. —Miró a Nicolai y luego a Zayne. Pasó un largo
momento—. Se suponía que tu madre te traería con Abbot. Eso es
Página | 590 lo que nos dijo, y hasta el día de hoy, Thierry y yo no tenemos ni
idea de por qué no lo hizo. Tal vez ella se sintió segura con Thierry,
conmigo, y tú lo llevaste tan bien...—Se reclinó hacia atrás,
respirando entrecortadamente.
—Lo llevaste tan bien con Misha. Pensamos que era él.
Empezamos a entrenarlos juntos, y eran unidos. No pensamos en
ello hasta que.... él llegó.
Miré a Zayne, y aunque su cara era impresionantemente
estoica, pude sentir su confusión mezclándose con la mía.
—Ustedes dos parecían buscarse inmediatamente —, continuó
Matthew—. Como si estuvieras allí para verlo llegar, y él... sabía
que estabas en el Gran Salón cuando ninguno de nosotros sabía
que estabas allí. Te encontró la noche que te hirieron. Él lo sabía, y
Misha no.
—Es verdad —dijo Nicolai, dirigiendo nuestras miradas. Estaba
concentrado en Zayne—. Estábamos todos sentados, y de repente
te pusiste nervioso. Me dijiste que necesitabas aire fresco.
Estuvimos afuera no más de un par de minutos antes de
encontrarnos con ella.
Zayne asintió lentamente y luego me miró—. No sabía que
estabas herida. Sólo tenía que salir y seguir caminando.
—Los protectores son elegidos al nacer. Eso es lo que nos han
dicho, y parece ser que es verdad. Porque aunque ustedes dos
nunca estuvieron unidos, podías sentirla. —Una leve sonrisa
apareció y desapareció mientras Matthew pasaba su mano sobre su
cara—. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que eras tú. No
sabíamos qué hacer, y tu padre...
—No aclaró nada. Dejó que todo esto pasara —Tomé una lenta
Página | 591
respiración—. Misha no era una mala persona. Sé que no lo era.
Tienes que saberlo, Matthew. Era bueno y normal y…
—Y nunca se suponía que fuera tu Protector. Cometimos un
error, Trinity, y muchas equivocaciones... —Agitó la cabeza—.
Todavía no sé cómo todo llegó a este punto. Creo que....tal vez el
vínculo lo retorció, lo hizo susceptible a la influencia de Bael, lo hizo
sentir y pensar de la manera que lo hizo —Matthew inclinó la
cabeza—. Es lo único que tiene sentido.
Tal vez así sucedió.
Tal vez Matthew tenía razón en que este vínculo, forzado sobre
el Guardián equivocado, lo había envenenado lentamente, pero yo
no estaba tan segura. Las cosas que dijo, que el Precursor estaba
aquí, lo mismo dijo mi padre.
Matthew lo sabía. Igual Nicolai. Se lo dije a Matthew y a Thierry
por teléfono. Zayne había repetido todo a su clan. Era más fácil
pensar que era el lazo lo que lo había hecho así. Quería pensar que
ése era el caso, porque si hubiera sido Misha, si hubiera sido él todo
el tiempo, no estaba segura de cómo se suponía que debía procesar
eso.
¿Cómo se suponía que iba a seguir adelante con eso?
Caminé a través de los bosques poco conocidos al atardecer,
siguiendo el sendero desgastado a lo largo del suelo. No tenía ni
idea de adónde iba, pero pensé que Zayne me encontraría cuando
Página | 592 terminara su sesión dentro del recinto.
Matthew seguía allí, y hablaban de lo que se encontró en la
casa del senador, una casa que acabábamos de enterarnos que
había sido quemada esta mañana. Salió en todas las noticias, y la
gente decía lo afortunado que fue que el senador estuviera en su
estado natal de Tennessee durante lo que ellos creían que era un
extraño incendio eléctrico.
Obviamente, el senador era un tipo malo y necesitábamos
averiguar exactamente cómo estaba conectado a Bael y qué
planeaba hacer con esa escuela.
Debería estar ahí con ellos, pero ya no podía quedarme
sentada. Necesitaba espacio, porque yo...
Aún no había llorado.
Ni una lágrima.
No sabía el por qué. Sentía que algo andaba mal conmigo,
porque no era como si estuviera tratando de no procesar lo que
había pasado. Lo estaba. Estaba pensando en ello. Estaba estresada
por ello, repitiendo casi todos los días, la vida que Misha y yo
habíamos compartido, dándome cuenta de que había habido
señales de su infelicidad, ¿pero esto? Su enojo le había abierto a la
influencia, porque tenía que haber sido manipulado.
Misha significaba mucho para mí, y ni siquiera lo conocía. No
realmente, y eso fue tan difícil de procesar como su traición. Pero
aún no había llorado y no entendía eso.
Tropecé con un tronco caído, sosteniéndome antes de caer.
Suspirando, me enderecé y seguí caminando a medida que los
bosques se hacían más gruesos aparecían más luciérnagas,
Página | 593
parpadeando dentro y fuera de la reserva. Misha los había llamado
bichos relámpago. Cuando éramos más jóvenes, los atrapábamos
en nuestras manos y nos perseguíamos unos a otros con ellos.
Me dolía el pecho mientras rodeaba un árbol grueso y me
topaba con... ¿una casa en el árbol?
Sip. Eso es lo que era.
Una casa en el árbol con lo que parecía un gran mirador. Miré
por encima de mi hombro en dirección a la casa principal. Todavía
estaba en su propiedad, así que apuesto a que esto había sido de
Zayne una vez. De Zayne y Layla.
Ahora me dolía aún más el pecho, porque me gustaba mucho
Zayne, y si antes las cosas eran complicadas, ahora eran un
desastre, porque Protectores y Trueborns....
Eso era un gran No.
Y entonces lo sentí, un ardor en la parte posterior de mi
garganta y detrás de mis ojos. Me golpeé las manos en la cara y
respiré profundamente varias veces, pero esas respiraciones
parecían alimentar el feo y crudo desorden de emociones que se
expandía en mi pecho y se acumulaba y acumulaba hasta que no
pude contenerme. No podía tragarlas ni tirarlas. No podía
empujarlos al fondo de mis pensamientos. Estaban rasgando y
rasgando y arañando libremente.
Las puntas de mis dedos se mojaron, mis mejillas se mojaron y
cuando abrí la boca el grito que se desató estaba lleno de ira, dolor
y rabia. Hizo que los pájaros en los árboles a mi alrededor volaran y
terminó sólo cuando mi voz se apagó y mi garganta se puso en
carne viva. Di un paso y no pude dar otro. Me dejé caer en el
Página | 594 césped debajo a un lado del árbol, con las manos sobre la cara. Me
mecía de espaldas y me acurrucaba de costado, levantando las
piernas lo más que podía.
Yo quería a mi mamá, quería uno de sus abrazos, en este
momento, más de lo que nunca había querido nada en mi vida, y yo
quería a Misha. Dios, yo quería a Misha, el Misha que conocía y
amaba, y no el que me odiaba. No el Misha que tuve que asesinar.
Ese no.
Quería regresar en el tiempo y demostrarle una y otra vez que
era especial y que era importante, y yo... lo odiaba. Odiaba eso,
porque yo no le hice esto. Yo no hice que se volviera así. No lo
convertí en lo que se convirtió. No fue culpa mía.
Pero así me parecía, y volví a gritar, pero no hizo ningún ruido
porque todavía me dolía la garganta, porque no estaba llorando
sólo por Misha.
Finalmente estaba llorando por mi madre, cediendo a la pena
que había estado acumulando durante más de un año, el dolor y la
ira de su pérdida agravados por el hecho de que había sido Misha
quien la había causado. Siempre había sido él, y quería odiarlo. Lo
hago, pero quería odiarlo más, porque tal vez si lo hiciera, no me
dolería tanto.
No sentí el vínculo calentando mi pecho. Estaba tan atrapada
en el torbellino de emociones, que no sentí la cercanía de Zayne.
Sólo lo sentí cuando se agachó a mi lado, me levantó y me puso en
su regazo, con sus fuertes brazos alrededor de mis hombros.
La pena y el dolor salieron de mí en grandes y feos sollozos, y
me dolió; todo me dolió, y no pensé que se detendría nunca. Pero a
pesar de todo, Zayne me abrazó tan fuerte, tan cerca que incluso si
Página | 595 no hubiera existido este extraño nuevo vínculo que le alimentaba
con lo que yo estaba sintiendo, él lo habría sabido.
Me sostuvo, un brazo doblado sobre mí y el otro moviéndose
hacia arriba y hacia abajo a lo largo de mi espalda, lento y relajante,
y finalmente, finalmente, los temblores se calmaron, y las lágrimas
se secaron.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero cuando todo
terminó, me dolía la parte de atrás de la cabeza y sentía la garganta
en carne viva.
Y no sólo había rasgado la parte delantera de la camisa de
Zayne tirando de ella, sino que la había empapado.
Qué incómodo.
Suavizando mis dedos en el material, me retiré. Zayne no me
dejó llegar muy lejos. —Lo siento —Con una mueca de dolor, me
aclaré la garganta.
—No te disculpes —dijo, y yo estaba agradecida de que
estuviera demasiado oscuro para verle la cara, pero sentí su mano
en mi cuello. Se movió lentamente mientras levantaba su mano
hacia mi mejilla y atrapó el enredo de pelo que había allí,
recogiéndolo y tirando de los mechones hacia atrás, lejos de mi
cara—. ¿Te sientes mejor? —preguntó, su voz suave.
—No —murmuré —. Si.
—¿Cuál de las dos?
—No lo sé. —Respiré un par de veces—. Me siento mejor. Esa
es la mejor respuesta.
—No me importa la mejor respuesta, Trin. Sólo quiero la
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verdad.
Separé mis manos contra su pecho. —Me siento como si me
hubiera estado ahogando, y... ya no me siento así.
—Entonces es un comienzo. —Me acomodó el cabello del otro
lado de la cara.
Pasaron unos minutos mientras Zayne seguía sosteniéndome,
su mano curvada alrededor de mi cabeza, su pulgar deslizándose
hacia arriba y hacia abajo por la línea de mi pómulo. —Fui egoísta.
Tenía razón en muchas cosas. Siempre fue sobre mí. Siempre
estaba pensando en mí y...
—No eras egoísta. Él lo era. Egoísta y posiblemente delirante
—dijo Zayne—. Lo que hizo fue sobre él, por él y nadie más.
—Quiero odiarlo, Zayne. Una parte de mí lo hace, pero yo...
—Lo sé. Lo entiendo. Lo hago. —Hubo un momento, y luego
sentí sus cálidos labios contra mi frente, duró un rato, más tiempo
del debido—. Vas a estar bien.
Lo sabía.
Estaría bien
Esto iba a ser duro, y me perseguiría como un fantasma, pero
yo estaría... estaría bien.
Y realmente necesitaba poner un poco de espacio entre Zayne y
yo antes de hacer algo impulsivo y eso seguro que tendría
consecuencias.
Balanceándome, me bajé de su regazo y me puse sobre la
hierba a su lado. Nuestros muslos se tocaron, al igual que nuestros
brazos. No me alejé más. Era como si yo... tenía que estar lo
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ese era el vínculo, o si era yo.
Zayne aclaró su garganta. —Vine cuando creí que...
Mis hombros se desplomaron. —¿Cuando me sentiste?
—Sí.
—Este asunto de la vinculación va a ser
realmente....inconveniente.
—No en este momento —contestó—. Me necesitabas, y yo
necesitaba estar aquí. —Sus palabras entraron en mi pecho a pesar
de que yo lo sabía mejor, porque esas palabras vinieron del vínculo
y no de su corazón. Lo sabía, y sin embargo, se entintaban en mi
músculo y en mi piel.
—¿Qué dijeron? —pregunté, centrándome en las cosas
importantes. Conversaciones enteras que había abandonado—.
¿Sobre el Precursor?
Zayne se recostó en el tronco del árbol. —Están preocupados.
Sea lo que sea, ha estado trabajando en esto por un tiempo, y si
Misha estaba involucrado en ello, es porque te quería a ti, y sigue
ahí afuera.
Me estremecí mientras descansaba contra el tronco—. No creo
que sea un demonio.
—Yo tampoco —dijo, y sentí su cabeza girar hacia la mía. —
Nicolai piensa igual.
Y eso dejó la gran pregunta. ¿Qué podría ser?
—Ya sabes —dije, sintiéndome cansada mientras dejaba que
mis ojos se cerraran—. Mi padre podría habernos informado.
Darnos alguna pista. Tal vez un spoiler. Algo.
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Zayne se quedó en silencio por un momento, y recordé haber
visto a mi padre susurrar en su oído. Giré mi cabeza hacia la suya, y
me di cuenta de que nuestras bocas estaban a centímetros de
distancia.
—¿Él te dijo algo?
—Nada sobre el Precursor —Su aliento se posó sobre mis
labios mientras hablaba.
—Tenemos esto, Trin. Sólo tenemos que detener el fin del
mundo con poca o ninguna dirección.
—No es gran cosa.
Se rió, y mis labios se curvaron ante el sonido y la sensación.
—Ninguna en absoluto.
Pero sentí lo que no se dijo, todo a través del vínculo. Lo que
estaba vivo en lo profundo de mí estaba haciendo lo mismo en él.
Estaba allí. Deseo, necesidad y... anhelo.
Había anhelo de algo más. Estaba allí aunque no estuviera
segura de lo que eso significaba, aunque su corazón pudiera seguir
perteneciendo a otra, y estaba allí aunque ahora fuera mi
Protector.
Todavía estaba allí.
—¿Trin?
—¿Sí?
—Sé que tenemos un apocalipsis y todo eso para interrumpir,
pero he estado pensando en algo que dijiste.
—Sólo Dios sabe qué será.
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Se rió de nuevo, y yo sonreí, sabiendo que probablemente
podría verlo. —Dijiste que te gustaba estar en los techos de los
edificios, porque estabas cerca de las estrellas y lo más cerca que
podías estar de volar. También dijiste que volar era lo único de lo
que estabas celosa.
—Eso dije.
—¿Quisieras volar?
Al apartarme del árbol, me giré hacia él a pesar de no poder
verlo. Mis manos cayeron sobre sus rodillas. —¿Estás sugiriendo lo
que creo que estás sugiriendo?
—¿Quieres ver las estrellas? —preguntó Zayne, y yo asentí
enfáticamente, sabiendo lo que quería decir, y cuando me tomó de
la mano, le pasé los dedos por encima de la palma como lo hice el
día que me fui de la comunidad. Sentí que empezaba a cambiar, su
piel se endurecía bajo la mía. —Entonces agárrate fuerte, Trin. Voy
a acercarnos lo más posible que podemos ir.
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Jennifer vive en Shepherds town, Virginia
Occidental. Todos los rumores que has
escuchado sobre su estado no son ciertos.
Cuando no está trabajando duro
escribiendo. Ella pasa su tiempo leyendo,
viendo películas de zombies realmente
malas, pretendiendo escribir, pasando el
rato con su esposo y su Border Jack Apollo.
A principios de 2015, Jennifer fue
diagnosticada con retinitis pigmentosa, un grupo de trastornos
genéticos raros que implican un colapso y la muerte de las células
en la retina, lo que eventualmente resulta en pérdida de visión,
entre otras complicaciones. Debido a este diagnóstico, educar a las
personas sobre los diversos grados de ceguera se ha convertido en
una pasión para ella, junto con la escritura, lo que planea hacer
todo el tiempo que pueda.
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