Actividad 3 UNIVERSIDAD
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Facultad de Educación
Maestría en Educación
Equipo de Trabajo No 3
EL ENFOQUE BIOGRÁFICO – NARRATIVO EN CIENCIAS SOCIALES Y EDUCACIÓN.
Después de haber sido recibida como la profesora "gomela", logró establecer una serie de relaciones importantes
con los alumnos que decidieron protegerla del medio evidentemente hostil que rodeaba el edificio escolar. Así,
Rosario era acompañada por alguno de los alumnos, perteneciente a alguna de las bandas, hasta el paradero. En
esas caminatas, Rosario llenaba los silencios una idea que no era sino el principio de algo más grande:
proponiéndoles una tregua entre las bandas. Al principio la idea no fue muy bien recibida, pero la personalidad de
la profesora y sus argumentos, lograron interesar a algunos de los muchachos.
Sin embargo, durante el tiempo de los descansos, Rosario pudo comprobar que los enfrentamientos eran usuales,
aunque casi nunca pasaban de juegos bruscos y uno que otro golpe y patada. Pero una vez, en medio de una gran
pelea Rosario, cansada de que nadie interviniera, intentó disolverla como había querido hacer muchas otras veces.
Una de sus alumnas, la detuvo justo a tiempo para impedir que fuera herida. Ante sus ojos impotentes cayeron tres
jóvenes heridos.
En consecuencia, el colegio de Rosario fue militarizado. Las requisas que usualmente hacían los profesores para
evitar la entrada de armas, las empezaron a hacer los mismos policías que se paseaban cuidando el tenso
ambiente de los recreos. Las bandas se culparon mutuamente haciendo más graves las asperezas.
Rosario y un profesor, convencidos de que el colegio debía ser un espacio para el debate y no para la represión,
consiguieron convencer al rector de que la policía abandonara la institución durante un período de prueba. El
rector les dio un plazo y toda la responsabilidad de lo que ocurriera en ese tiempo.
Su estrategia consistía en promover las elecciones de los personeros escolares para crear así un espacio
institucional de debate y confrontación, sin violencia. Pusieron las reglas frente a los jóvenes y dieron la largada
para el inicio del debate. Los muchachos, en su mayoría impresionados por lo que estaba ocurriendo, recibieron
con entusiasmo la propuesta. Las bandas se declararon en tregua mientras tenía lugar la elección del personero
estudiantil.
Rodolfo, jefe de una banda y Jimmy, un estudiante inteligente, se convirtieron en los candidatos más sobresalientes
y con mayores posibilidades. A su alrededor se habían formado dos grupos de alumnos claramente oponentes que
se encargaban de llevar a cabo las campañas para conseguir votos.
Los profesores, entretanto intentaban aclararles a los jóvenes cuál era el papel del personero, darle su justa
dimensión y ubicarlo dentro del organigrama del gobierno escolar. El entusiasmo había empezado a deformar la
realidad y el personero en manos de las campañas se había convertido en algo similar al dueño del colegio. Podía
decidir quién se quedaba, quién se iba, quién repetía, qué obras de infraestructura se emprendían, qué materias y
qué profesores se eliminaban.
Los grupos de campaña estaban convencidos de la necesidad de llegar a esa designación para alcanzar los
privilegios que, estaban seguros, ofrecía. Lo primero fueron dulces entre los incautos y promesas imposibles, como
la construcción de canchas deportivas, la eliminación de álgebra del plan de estudio, a cambio de votos.
La polémica, en lugar de convertirse en un espacio para la tolerancia, estaba agudizando la crisis entre los grupos,
tanto que Rodolfo, le advirtió a Rosario, organizadora de las elecciones, que no estaba dispuesto a seguir
aguantándose a los seguidores de Jimmy por su zona. Con las elecciones, se habían aprovechado para metérsele
en todos los rincones. Si no dejaban de hacerlo, los sacaban a varillazos. Rosario consiguió tranquilizarlo, pero no
olvidó la advertencia: "Donde no gane, la cosa se pone fea".
En una reunión de profesores, Rosario, intentó que los docentes tomaran una sola posición, pero, sus compañeros
prefirieron desentenderse, temerosos que cualquier acción fuera considerada como toma de partido por uno de los
bandos y que el contrario tomara represalias. Ya antes habían sido golpeados y amenazados. No necesitaban que
les recordaran dónde se encontraban.
La joven maestra seguía convencida de que la única forma de disolver el conflicto era promover el enfrentamiento
en otro campo. Su compañero, amenazado, intentaba disuadirla de intentarlo. Infructuosamente, Rosario era terca
y convocó una reunión de estudiantes para que las campañas aclararan las promesas hechas y se expusiera cuál
era el papel real del personero. La situación, que la profesora había planeado como una catarsis, llegó a niveles
verbales bastante intensos, pero permitió aclarar algunas.
Al poco tiempo, encontró una amenaza anónima en su casillero. Le recomendaban abandonar el colegio dejar de
meterse en lo que no le importaba. No tuvo que averiguar mucho para descubrir que la amenaza venía de las que
bandas. Sus alumnos le recomendaron que tuviera más cuidado del usual.
Durante un descanso tuvo lugar un nuevo enfrentamiento. El rector le recordó a Rosario su responsabilidad por lo
que ocurriera en caso de no volver a militarizar el colegio. Entre tanto, los grupos de las dos campañas, en pleno
furor, continuaban repartiendo dulces y a quienes los dulces no les parecían suficiente, los amenazaban o
directamente los golpeaban. Los profesores, procuraban mantenerse al margen, comentando la divertida caricatura
política del país.
Finalmente tuvieron lugar las elecciones. Con gran cuidado se hizo el conteo de votos y Jimmy fue el vencedor.
Rodolfo intentó demostrar que las elecciones habían sido manipuladas por los profesores y las directivas. Como no
consiguió que la decisión cambiara, decidió que ya no tenía sentido mantener la tregua. Rosario, llevada al
extremo, consiguió que prometiera que dentro del colegio no habría más incidentes.
Los profesores felicitaron a su compañera por el logro, pero ella entendía que no podían dejar el problema a
medias. La violencia que ocurría en el colegio no era más que la prolongación de aquello que recorría las calles.
Debían encontrar una solución completa, porque mientras las cosas siguieran mal afuera, los problemas no
tardarían en volver a entrar.