Guía Taller # 2 de Empresarismo Octavo Grado
Guía Taller # 2 de Empresarismo Octavo Grado
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L E C T U R A
¿QUIÉN ES UN EMPRENDEDOR?
Hay una frase que nos impide ser más emprendedores: “Una vez, la oportunidad
llamó a mi puerta, pero cuando abrí los 2 cerrojos, desactivé la alarma y abrí la
cerradura, ya se había ido”
Sólo los pueblos emprendedores se vuelven prósperos. Hoy más que nunca, Colombia
necesita del empuje de sus nuevas generaciones para salir adelante. Los jóvenes y los
nuevos profesionales preocupados por su futuro, han de saber que ya no es suficiente con
estudiar una carrera tradicional para aspirar a un "buen empleo", es urgente desarrollar y
cultivar una actitud emprendedora que nos lleve a transformar el conocimiento en
productos y servicios innovadores al servicio de nuestra sociedad.
Argumentos hay de sobra para sustentar con solidez la necesidad de promover el
emprendimiento. Las sociedades a lo largo de la historia han privilegiado ciertos
conocimientos y prácticas necesarias para su supervivencia, las cuales, con el normal
devenir del tiempo, se vuelven obsoletas porque entran en escena otras tecnologías que
requieren de nuevas competencias, a través de la historia se habla de varias etapas, periodos
o revoluciones, en el primero, se produce la revolución agrícola, en el segundo, la
revolución industrial y en el tercero la sociedad post-industrial y tecnológica (tics). Cada
comunidad desarrolló el talento de cada quien. Si era un pueblo guerrero, seleccionó el
talento guerrero; si era un pueblo agricultor, el talento agrícola; si era un pueblo religioso,
el talento religioso; si era una sociedad industrial, la inteligencia académica. La sociedad
postindustrial selecciona el talento y la creatividad. En otras palabras, selecciona a los
emprendedores. De modo que la sociedad actual requiere talentos creativos, empresarios,
líderes. Ya nunca más buenos estudiantes inteligentes y con buena memoria, propios de la
sociedad industrial, el paso de una etapa a la otra produce grandes cambios sociales,
culturales y económicos y dejará muchos rezagados, pero también aventajados. La pregunta
es: ¿en cuál grupo nos queremos quedar?
Hay dos opciones entonces igualmente válidas y respetables. Por un lado, decidir ser un
empleado por el resto de la vida y de paso quedarse sentado esperando una pensión que
nunca va a llegar. Rogar para que cada año el aumento de sueldo sea decente, de lo
contrario, salir a las calles a marchar y protestar contra la "avaricia" de los empresarios que
se niegan a compartir su riqueza. Y por otro, sentarse del otro lado de la mesa, convertirse
en un aguerrido emprendedor, justo, con conciencia social, que sabe leer su época, que
interpreta las necesidades de su tiempo, que sabe que las reglas han cambiado, que tiene a
la mano todas las posibilidades de emprender y, sobre todo, que está convencido de la
generosa recompensa para sí mismo, su familia y la sociedad, producto de su esfuerzo y
dedicación.