El Cojo Ilustrado

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EL MODERNISMO EN VENEZUELA

Entre nosotros el modernismo llega con retraso. Se asoma detrás de los escombros del
romanticismo, que había señoreado durante casi un siglo en nuestro escenario literario. Por esto,
un crítico como Jesús Semprum ha dicho que el modernismo es influencia de influencias. Esto es,
sin abandonar la influencia elemental, tanto de los clásicos como de los románticos, el nuevo
movimiento se emparenta con la búsqueda de los simbolistas, por una parte y de los parnasianos,
por otra.

Es posible, como han dicho algunos analistas del proceso literario hispanoamericano, que el
modernismo haya sido el producto de la crisis generada por los excesos del romanticismo. Esta
crisis, sin duda se debió a la angustia del cambio, surgida a finales del siglo en la mente de la
juventud dispuesta a rebelarse contra la caducidad del antiguo estado de cosas. Frente a los viejos
métodos de dominación y de atraso, la desilusión de las generaciones, creaba una situación de
sueño y de evasión, que tenía como meta la reforma del medio propio. Los modernistas no ven la
realidad como los románticos sino que la toman como materia de expresión simbólica para
relacionarla, por la vía estética con los conflictos del artista.

En el Modernismo venezolano se posee dos tendencias: la primera hacia el esteticismo puro,


esa búsqueda de la belleza a través del lenguaje preciosista. Se puede observar en los ensayos de
Pedro Emilio Coll y en la narrativa de Manuel Díaz Rodríguez y Pedro César Dominici. La segunda
hacia el nativismo, hacia lo propio, lo vernáculo, presente en los cuentos u novelas de Luis Manuel
Urbaneja Achelpohl y en la poesía de Francisco Lazo Martí

En poesía se destacaron Rufino Blanco Bombona, Carlos Borges, Arvelo Larriva y José Tadeo
Arreaza Calatrava.

LA NARRATIVA MODERNISTA (1896 - 1916)

La prosa narrativa modernista es considerada como prolongación y rectificación


del Romanticismo: prolonga y desarrolla la libertad de éste; pero también se opone
a la despreocupada entrega a la inspiración, al olvido del trabajo creador del
artista, causas de la degeneración y crisis final del movimiento romántico. La
novela modernista se caracteriza por reducir al máximo el elemento argumental,
por ser expresión de los sentimientos e ideas de un protagonista en cuya
conciencia, al manifestarse, se define su mundo, y por utilizar un lenguaje que, al
privilegiar la función expresiva, se orienta hacia lo lírico. La novela existe como
extensión de un personaje cuyo mundo brota y se materializa como “novela de
personaje” porque queda definida por éste.

La narrativa modernista es la culminación del la expresión del individualismo de fin


de siglo a un grado máximo, cruzado de uno a otro extremo por una ola creciente
de ideas, proyectos y realizaciones que hace al individuo, centro y razón de ser de
todas las cosas, así en la filosofía como en la vida. Y ese individualismo, teñido de
despreocupación, es lo que se vierte en la prosa narrativa, una prosa que a veces
no cuenta nada, que se explaya en descripciones de lujos y bellezas y no
trasciende, pues se diluye en un antipositivismo escéptico en aras de la valoración
del conocimiento como muestra de museo, o bien, en un pesimismo o desidia de
vivir o bien en un cosmopolitismo, como fuga de la realidad, fuga que se puede
interpretar como oposición al modelo de vida impuesto. Ese deseo de evasión en
la novela modernista se manifiesta a su vez por medio de temas que
anteriormente no habían aparecido en la novela hispanoamericana, tales como el
ocultismo o el esoterismo. Son novelas que describen paisajes urbanos, con una
sublimación de la realidad histórica; dos son las vertientes experimentales del
personaje de las novelas modernistas: la primera es la experimentación en su
relación con la sociedad a través del erotismo, las drogas y la cultura y la segunda
es más bien una relación consigo mismo, una introspección que es la del propio
autor. El desarrollo de la narrativa modernista fue tan prodigiosa que estuvo
determinada por una verdadera poética con reglas prefijadas que hizo de la
escritura del cuento y la novela hispanoamericanas un verdadero arte que ha
persistido hasta la actualidad.

La prosa modernista presenta dos variantes:

1. La prosa modernista estetizante o artística

2. La prosa modernista criollista (de carácter realista o naturalista)

La prosa modernista artística o estetizante

La narrativa estetizante surge cuando la prosa modernista se vio en aprietos al


tratar de novelar los recursos de la poesía por el conflicto entre la frase bonita y el
cuidado del desenvolvimiento de la acción. Un resultado de esto es el poema en
prosa o prosa poética (que no halló su perfección sino hasta bien entrado el siglo
XX); hubo quienes celebraron este nuevo género pero muchas veces nos
encontramos con mutilaciones que quedaron en palabrería. Sin embargo, quienes
encontraron una visión profunda, contribuyeron a la dignificación de la prosa
castellana. Algunos estuvieron en ambos casos. Entre los estetizantes hay que
decir que encontramos una gran mayoría de poetas dados a la narrativa y también
encontramos autores de cuentos y novelas, pero, así como los románticos
preferían a la novela, los modernistas preferían al cuento.

Esta variedad del Modernismo se interesa más que todo por explotar lo estético y
lo artístico de la palabra, inspirándose sus autores en modelos europeos y
siguiendo, al pie de la letra, las doctrinas y los conceptos esteticistas europeos de
la larga tradición grecolatina. El discurso narrativizado y la focalización cero son
los más apropiados para la finalidad descriptiva del Modernismo al trasponer, en el
discurso, objetos de otras artes y crear así un lenguaje puramente estético, rítmico
y musical. De las funciones del narrador sobresale la función expresiva que pone
de manifiesto una total filiación hacia el esteticismo y la quintaesencia, con el fin
de dotar, a la realidad descrita y a los personajes, de predicados remitentes a la
belleza por la belleza misma tomados de las otras artes. La función ideológica es
inherente a la expresiva, pues el autor, al decidirse por lo puramente estético,
renuncia a lo que no lo es, y, por lo tanto, toma una actitud de rechazo ante lo feo
y no artístico. La fábula es de carácter lineal, por lo tanto, los personajes no sufren
ningún tipo de transformaciones, pues lo que interesa es la descripción de
exquisitos ornamentos, formas y cosas, donde ellos también forman parte de esos
objetos. En la narrativa modernista estetizante, la historia es un simple pretexto
para poner en evidencia un derroche de fantasías artísticas y de sugestiones
sensoriales.

Tras los primeros ensayos prosísticos modernistas, con la publicación de cuentos


artísticos y preciosistas a la manera de los relatos de moda en Francia, muy
pronto, también se manifestó la tentativa de llevar a la novela las novedades
estetizantes de Modernismo, siguiendo, como modelos, las novelas de ciertos
autores europeos como Wilde, Lorraine, Huysmann y D’Annunzio. En las novelas
modernistas, la materia novelable está totalmente subordinada a los
requerimientos de la prosa artística, y sobresale el tema europeo y no lo
propiamente americano. Las novelas modernistas son, más bien, lentos poemas
en prosa, cuajados de preocupaciones intelectualistas y de toda una elaborada
retórica de lo exquisito y lo raro, es decir, un lujo de formas, de colores y sonidos,
cuyos personajes, frecuentemente, reflejan el desdeñoso sentimiento de
superioridad intelectual de sus autores: abúlicos, mal hallados con la realidad y
llenos de sueños de belleza, enamorados de una armonía inalcanzable.

La prosa modernista criollista

De la fusión del realismo tradicional, ya renovado con la influencia del naturalismo


y con el legado culto y esteticista de la corriente artística del modernismo, surge
una fecunda y madura forma de narrar en Hispanoamérica que, en su origen, se
puede designar con el nombre de narrativa modernista criollista.

La narrativa criollista encuentra sus recursos en el realismo y el naturalismo y se


acercó a veces a la literatura poética del Modernismo, pero tomó su propio cauce
hacia una descripción objetiva de la realidad. Volteó los ojos a las costumbres y
paisajes de la región en donde el sujeto-contemplador se acerca al objeto-
contemplado. La narrativa modernista criollista se interesa por mostrar la vida
criolla, sus contrastes, sus conflictos, temas límites como: la lucha del hombre con
la naturaleza, la lucha del hombre con los demás hombre y la lucha del hombre
consigo mismo, todo ello, ya no como un mero inventario de hechos o como un
álbum de cuadros de costumbres, sino como la materia de una obra cuya unidad
final proviene de una concepción estética, la Modernista. En algunas narraciones
predomina un realismo matizado con gustos por lo artístico y en otras la
inclinación hacia un realismo agresivo y descarnado (naturalismo), pero en todas,
en mayor o en menor grado, siempre la mezcla de las dos corrientes.

NARRATIVA MODERNISTA EN VENEZUELA


Características:

1. Presencia del exotismo, una visión amplia sobre el mundo. Ambiente refinado.

2. Personajes enfocados desde su mundo psicológico. Son de conducta enfermiza


y sin ánimo de vivir.

3. El lenguaje del autor es literario y estilizado. El de los personajes es culto y


refinado.

4. Presenta una actitud pesimista y negativa ante la realidad venezolana.

Revistas que sirvieron de voceros al Modernismo venezolano

El Cojo Ilustrado: Fundada por José María Herrera Iragoyen en


1892.

Su finalidad fue enlazar las letras y el arte europeo con el americano. En sus páginas publicaron
escritores de la categoría de Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, José
Asunción Silva, José Martí, José Enrique Rodó y los venezolanos Manuel Díaz Rodríguez, Pedro
Emilio Coll, Pedro José Dominici, L. M. Urbaneja Achelpohl y César Zumeta. Fue una revista de
calidad, tanto de contenido como de forma; sus impresiones eran de gran calidad con excelentes
ilustraciones. Dura hasta 1915.

Cosmópolis: Fundada por Pedro Emilio Coll, Pedro César Dominici y Luis Manuel Urbaneja

 Achelpohl en mayo de 1894. Fue una publicación quincenal


caraqueña que duró cuatro años. A través de ella se divulga la producción artística y científica de
escritores extranjeros y venezolanos.

LISTA DE REFERENCIAS

Carrera, L. (2011, sept.12) NARRATIVA MODERNISTA: IDOLOS ROTOS DE


MANUEL DÍAZ RODRÍGUEZ. En: Bosquejos (Blog).
Disponible: http://liduvinacarrera.blogspot.com/search/label/Manuel Díaz Rodríguez.
Consulta: (26/02/2012)

Díaz Seijas Pedro. El Modernismo en Venezuela


Disponible:http://www.literaturadevenezuela.com/html/lv_elmodernismo.html Consulta:
20 de enero de 2011.
Valenzuela, Iván Daniel(2003) Reseña del libro “La época del Modernismo en Venezuela”
de Maurice Belrose” Disponible http://www.humanas .unal.edu.com/img/nueva
literatura. Consulta: 24 de enero de 2011.

SEMBLANZA DE MANUEL DÍAZ RODRÍGUEZ

Manuel Díaz Rodríguez nació en Chacao el 28 de febrero de 1871. Fueron sus padres Juan
Díaz Chávez y Dolores Rodríguez, inmigrantes canarios llegados a Caracas en 1842. Escritor,
médico, periodista y político. Es considerado por muchos estudiosos como uno de los mayores
representantes de la prosa modernista hispanoamericana. En 1891 se gradúa como médico en la
Universidad Central de Venezuela.

En cuanto a su iniciación literaria, la misma data de la última década del siglo XIX cuando viaja
por distintos países de Europa (1892-1896). Vive en París y en Viena, y realiza visitas ocasionales
a Italia. Su primer libro, Sensaciones de Viaje, fue publicado en París en 1896. Su triunfo como
escritor va a ser inmediato ya que obtiene el premio de la Academia Venezolana de la Lengua. En
este libro incluye un artículo publicado anteriormente en El Cojo Ilustrado, "Alrededor de Nápoles",
en el cual se manifiesta su distanciamiento modernista.

Cuando Díaz Rodríguez regresa a Venezuela se incorpora al grupo de intelectuales que se han
agrupado en torno a las revistas El Cojo Ilustrado  y Cosmópolis. Va a ser uno de los integrantes de
la llamada Generación de 1898, en Venezuela, al lado de Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja
Achelpohl, Pedro César Dominici y César Zumeta
Los primeros años de su vida como escritor son bastante fecundos, pues en 1897
publica Confidencias de Psiquis, con prólogo de Pedro Emilio Coll, y en 1898 publica "De mis
Romerías", último libro del ciclo de viajes. "Los cuentos de color", que fueron publicados en El Cojo
Ilustrado, son finalmente reunidos en un volumen que aparece en 1899, son nueve narraciones que
tienen el nombre de un color determinado el cual asociado con un estado del alma constituye la
atmósfera de cada cuento. Ese mismo año contrae matrimonio con Graciela Calcaño, hija del
escritor Eduardo Calcaño, y regresa a París. En este período, el escritor se apartará de los temas
foráneos para plasmar en su primera novela, Ídolos rotos (1901), precisamente el conflicto de quien
vuelve de tierras lejanas y confunde a Caracas con una Florencia venida a menos. Allí se plantea
un cuestionamiento del estado social, político y cultural que se vivió en Venezuela en la época de
Cipriano Castro a quien se opone abiertamente. En 1902 publicó Sangre patricia, otro

 retrato del desarraigo donde el ausente muere en el viaje de regreso,


sin alcanzar las costas modernas. Tras publicar esta segunda novela y a raíz de la muerte de su
padre, Díaz se hace cargo de la hacienda heredada, situada en los alrededores de Chacao, para
evitar la bancarrota. Va a comenzar para él un largo retiro de casi siete años en medio de un
silencio literario absoluto pero donde observa la vida de los labriegos, acumulando vivencias para
una novela que escribirá años más tarde, Peregrina o El Pozo Encantado. Finalmente pone fin a su
retiro rural con la publicación de Camino de perfección,(1910) libro donde expone la realización de
su ideal literario: el ajuste perfecto entre la idea y la palabra, Sermones Líricos (1918) y en

1926,  Peregrina o El Pozo Encantado. Ese mismo año pasa a ser


miembro de la Academia Nacional de la Historia

En 1908, llega al poder Juan Vicente Gómez y Díaz Rodríguez se convierte en su colaborador;
así da comienzo a su trayectoria política. Durante diecisiete años ocupa diferentes altos cargos en
la administración de Gómez, como vicerrector de la Universidad Central de Venezuela. En 1909
entra a dirigir el diario “El Progresista”; Director de Educación Superior y de Bellas Artes en el
Ministerio de Instrucción Pública (1913), Ministro de Relaciones Exteriores (1914), Senador por el
Estado Bolívar (1915), Ministro de Fomento (1916), es nombrado ministro plenipotenciario de
Venezuela en Italia (1919-1923). Presidente del estado Nueva Esparta (1925) y Presidente del
Estado Sucre (1926). Víctima de una grave enfermedad en la garganta, Manuel Díaz Rodríguez se
traslada a Nueva York en mayo de 1927, en donde muere el 24 de agosto

Sus libros de viajes, el conflicto del desarrollo plasmado en sus novelas, su marcado
"preciosismo" o "estilismo", el hondo psicologismo de su narrativa, introducen a la literatura
venezolana de su época un aire de vigencia y universalidad en momentos en que aquélla se
encontraba todavía circunscrita al costumbrismo y la visión aldeana. Díaz Rodríguez es
considerado por muchos como uno de los más altos representantes de la prosa modernista en
nuestro país e Hispanoamérica.

LISTA DE REFERENCIAS

Manuel Díaz Rodríguez

Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_D%C3%ADaz_Rodr
%C3%ADguez Consulta 20 de enero de 2011

Manuel Díaz Rodríguez


Disponible: http://www.venezuelatuya.com/biografias/manuel_diaz_rodriguez.htm 
Consulta 20 de enero de 2011

ÍDOLOS ROTOS

Estructura

Desde el punto de vista formal la novela está estructurada en cuatro partes y quince
capítulos.

La primera parte comienza con la llegada después de cinco años de ausencia de Alberto
Soria quien regresa de París, llamado urgentemente motivado a la repentina gravedad de su
padre, Don Pancho Soria. Alberto Soria desde el comienzo de la novela se perfila como un
personaje hipersensible, con una conducta enfermiza y cambiante, desarraigado del país y
poco conocedor de los problemas del mismo. Había ido a Europa a estudiar ingeniería, pero
una vez en París abandona los estudios y se hace escultor. En su primer contacto con
Caracas manifiesta su choque con el medio, se siente inadaptado e inconforme, le molesta
el sucio de las calles y el pésimo gusto arquitectónico que priva en la ciudad. Por boca de
Rosa y Pedro, sus hermanos, se va dando cuenta de la mediocridad reinante y de la
infelicidad en que se desenvuelve el hogar paterno.

En la segunda parte de la novela comienza a cumplirse en el personaje Alberto Soria el


proceso de desadaptación total con el ambiente venezolano. Primero en la familia, ya que
su padre le confiesa su infelicidad por no haber logrado sus aspiraciones en sus hijos.
Después se entera del drama de su hermana Rosa, casada con Uribe, quien es de baja
condición humana, amigo del juego y los engaños; y se da cuenta de la pobre personalidad
de su hermano Pedro, quien se mueve de acuerdo a los vaivenes de la política. El clímax de
la crisis llega cuando Alberto descubre que en Venezuela se duda de su condición de artista,
por lo que decide transformarse en un verdadero creador, pero vacila y se ve asaltado por
temores y dudas. Poco a poco se va aislando de la gente hasta que se reúne únicamente con
intelectuales inconformes que piensan como él, con quienes forma un círculo de reacción
contra el ambiente de la época.

En la tercera parte el personaje presenta un aparente cambio de conducta, debido al amor


por María Almeida. Todo hace pensar en un cambio de actitud ya que Alberto intensifica su
actividad como escultor y concluye una Venus Criolla que no lo satisface completamente.
Aún así, monta una exposición en un café cercano a la Plaza Bolívar de Caracas, sin lograr
éxito alguno. De pronto Alberto Soria sufre un cambio inexplicable en relación al amor que
siente por María Almeida y pasa por extraños estados de ánimo, debido a celos infundados,
productos de su imaginación. La tercera parte de la novela se cierra con la muerte del padre
de Alberto.

La cuarta parte de la novela presenta la narración del comienzo y evolución de los amores
entre Alberto Soria y Teresa Farías, mujer adúltera de extraña personalidad. Alberto
comienza a hacer una escultura de su amante, pero pronto es descubierto por su novia y su
hermana. De pronto estalla una nueva guerra civil que sume al país en la anarquía. Al
triunfar la revolución el país cae en manos del populacho y la soldadesca; Alberto se dirige
a la Escuela de Bellas Artes, convertida en cuartel, y contempla sus obras mutiladas y
profanadas por los soldados. En entonces cuando renuncia a todo y decide emigrar para
poner a salvo su ideal de belleza.

Ídolos rotos esuna novela del escritor venezolano Manuel Díaz Rodríguez, publicada en 1901.


Está considerada como una de las novelas más pesimistas que se hayan escrito en
Venezuela, ya que la vida caraqueña es presentada en sus aspectos social, político y cultural
con una actitud derrotista, en donde se renuncia a toda posibilidad de salvación. El tema
central de la novela es el fracaso del personaje Alberto Soria en su afán de imponer en
Venezuela sus ideales de artista, en medio de una imagen de la decadencia total del país.

La novela se caracteriza por tener un estilo delicado y elegante; el lenguaje es preciosista,


cargado de abundantes símiles y metáforas. Hace incursiones psicológicas a través de la
caracterización de los personajes, particularmente de Alberto Soria. Se introduce el tema de
la guerra y se hace una fuerte crítica social y política. En la novela se señalan los diferentes
problemas de la sociedad a través de contenidos actanciales de personajes bien definidos
como son: Alberto Soria, el artista incomprendido; Teresa Faría, la mujer adúltera; el
general Galindo, el político oportunista; Emazábel, el luchador social. Pedro Soria,
escalador oportunista y Uribe quien vive de la familia Soria.

EL COJO ILUSTRADO

Revista cultural de singular belleza y calidad artística y literaria, que circula en Caracas a partir del 1° de enero de
1892 y hasta el año 1815.
Su director es Jesús María Herrera Irigoyen y su nombre proviene de una fábrica de cigarrillos que lleva el
nombre de “El Cojo” y en cuyas instalaciones Herrera Irigoyen instala un taller tipográfico para imprimir un periódico
y luego la magistral revista.

Es una revista quincenal, bellamente ilustrada con grabados, dibujos, fotografías, donde participa una generación
de hombres de la talla de Urbaneja Achepohl, Pedro César Dominici, Gonzalo Picón Febres, Pedro Emilio Coll, José
Gil Fortoul, Manuel Díaz Rodríguez, entre otros.

Cuenta además con la colaboración de literatos y académicos extranjeros como José Enrique Rodó, José María
Vargas Vila, Ismael Arciniegas, Amado Nervo, Rubén Darío, entre otros.

En sus páginas hacen vida distintas tendencias literarias, especialmente el modernismo. Las generaciones de
venezolanos que se dan cita en la revista están fuertemente influenciados por las nuevas corrientes como el
Positivismo que apuestan por la lucha de la civilización contra la barbarie.

El Cojo Ilustrado representa una revista de vanguardia que no escatima esfuerzos para utilizar la imagen y la
palabra escrita para llevar a un público no sólo venezolano sino latinoamericano, los últimos avances de la
tecnología y el progreso.

La Fundación Bigott, con ánimos de seguir contribuyendo al panorama investigativo nacional,


bautiza el 22 de septiembre su más reciente publicación  Literatura y nación en El Cojo
Ilustrado. La “íntima satisfacción” de Jesús María Herrera Irigoyen de la ensayista Mirla
Alcibíades.
El Cojo Ilustrado fue una revista quincenal aparecida en el año 1892, permaneciendo 25 años en
el ámbito cultural venezolano. Los temas tratados en la publicación iban desde literatura, política,
música y muchos otros ámbitos. Ahora, ¿Cómo se proyectaba la nación en sus páginas? ¿Qué
lectura se le daba al país desde los escritos literarios que aparecían en El Cojo Ilustrado? Son
interrogantes, aunado a todo el contexto que dibuja la autora, que Alcibíades responderá en el
texto.
 Un aspecto, que no descuida la escritora, es la figura y protagonismo encarnados en Jesús María
Herrera Irigoyen: editor, impresor y director de la revista. Pudo exponer, a través de los
lineamientos que seguía el quincenario, su manera de ver el país. Herrera se encargaba de que El
Cojo Ilustrado llegara a cada rincón de Venezuela; en sus páginas publicaban escritos de todo el
país y parte de Latinoamérica; fue la primera revista donde aparecieron imágenes de toda la
nación. Lo anterior, da a entender, entonces, que comprendía al país como un todo.
 Mirla Alcibíades es candidata a Doctora en Historia por la UCAB. Ha publicado La heroica
aventura de construir una República… (2004), Manuel Antonio Carreño (biografía,
2005), Mujeres e independencia. Venezuela 1810-1812 (2013), entre otras. Con este escrito, fue
galardonada con el Premio por el centenario de El Cojo Ilustrado otorgado por la Academia
Venezolana de la Lengua.
 El bautizo será el día 22 de septiembre, a las 10:30 am, en la Casa para los Estudios de la Historia
Lorenzo Mendoza, perteneciente a la Fundación Polar, en la Av. Urdaneta, Esquina Veroes. Como
presentador del libro estará el profesor David Ruiz Chataing. También nos acompañará el trio
Décimo Nónico, que presentará un repertorio De música del siglo XIX.

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