Las Etapas Del Sendero Del Yoga Madhava
Las Etapas Del Sendero Del Yoga Madhava
Las Etapas Del Sendero Del Yoga Madhava
MADHAVA
El camino del yoga puede dividirse en etapas. En cada etapa tenemos una meta. Sin alcanzar esa
meta no tiene sentido intentar alcanzar la siguiente. Por tanto, en vez de ponernos como objetivo el
fin último del yoga, es mejor tener como objetivo el de la etapa en que nos encontramos.
En cada una de esas etapas hay unas técnicas que nos pueden
ayudar, las técnicas son las herramientas del yogui. Pero somos
nosotros los que las tenemos que usar de forma adecuada sabiendo
hacia donde queremos que nos lleven. Por ejemplo, en la primera
etapa podemos usar las asanas y las respiraciones, pero eso no quiere
decir que si yo me pongo a hacer asanas y respiraciones profundas
voy a llegar a ningún lado en concreto.
¿Qué es la paz? ¿Cómo se hace la paz? Para construir la paz hay que hacer algo muy sencillo: eliminar
el conflicto. Si eliminas el conflicto queda la paz. Nosotros estamos en conflicto. El problema está ahí,
las personas no son malas, pero el conflicto que llevamos dentro cuando sale salpica al otro y le hace
daño, el conflicto hace daño al que lo lleva y al que le salpica.
¿Dónde reside el conflicto? En el juego de las emociones. Las emociones generan deseos, los deseos
generan apegos, los apegos generan sufrimiento. Por lo tanto donde hay emociones hay sufrimiento y
conflicto.
¿Y cómo podemos influir sobre las emociones? A lo largo de los miles de años que llevamos aquí
hemos desarrollado un poder sobre el cuerpo físico y este nos obedece, pero no así sobre las emociones,
no somos capaces de controlar el miedo, el enfado, la tristeza… no desaparecen porque se lo
ordenemos, no nos obedecen. ¿Cómo podemos entonces influir sobre ellas? Si hubiera una conexión
entre el cuerpo físico, las emociones y la mente podríamos usar el poder que tenemos sobre el cuerpo
físico para indirectamente actuar sobre los otros dos. Es por eso que la práctica del yoga comienza con
el cuerpo físico, que es el cuerpo de la acción. Actuando con el cuerpo físico conseguimos influir
indirectamente sobre las emociones y los pensamientos.
¿Y cómo hacemos esto? ¿Cuál es el nexo de unión entre lo físico y lo psicológico? ¿Dónde está ese
puente que une lo físico con lo psicológico? ¿Dónde está ese nexo que hace que todo lo que hacemos en
el cuerpo físico se refleje en las emociones y en los pensamientos y al revés, que hace que todo lo que
sucede en las emociones y en los pensamientos se somatice y se refleje en el cuerpo físico?
Nosotros tenemos un sistema nervioso que es doble, el Sistema Nervioso Central (SNC) y el Sistema
Nervioso Neurovegetativo (SNN).
El SNN es inconsciente, no podemos intervenir sobre él directamente; es automático y tiene dos ramas
que son antagónicas, es decir realizan funciones opuestas: el simpático y el parasimpático. Cuando la
energía va por el simpático qué es lo que ocurre: los músculos se contraen, los ojos se salen de las
órbitas, se seca la boca, la mandíbula se contrae, se bloquea el diafragma, se bloquea la digestión, la
respiración se hace superficial (al estar el diafragma bloqueado respiramos con la parte alta de los
pulmones), como consecuencia entra menos aire y tenemos que acelerar la respiración, ésta se hace
jadeante y decimos: estoy nervioso.
Cuando funciona el parasimpático ocurre todo lo contrario, los músculos se relajan, los ojos vuelve a sus
orbitas, se desbloquea el diafragma, la respiración se hace mas amplia y más lenta, se puede hacer la
digestión perfectamente, estamos relajados.
Por tanto vemos la relación entre las emociones y el cuerpo físico a través del SNN. Si hubiera una
forma de influir conscientemente sobre el SNN podríamos influir conscientemente sobre las emociones.
Pero ya hemos dicho que el funcionamiento del SNN es inconsciente y automático, no lo podemos
controlar. Si pudiéramos cambiar de forma consciente la energía del simpático al parasimpático
podríamos influir en las emociones.
Cuando funciona el simpático hemos dicho que la respiración era jadeante con el diafragma
bloqueado. Cuando funcionamos en el parasimpático la respiración era profunda y lenta. Por lo tanto
si dirigiendo conscientemente mi respiración la hago profunda y lenta, estoy haciendo que el SNN
empiece a funcionar en el parasimpático. Y si insisto se va produciendo la relajación de los músculos, el
ritmo cardiaco se ralentiza, al igual que la circulación de la sangre… se produce la relajación del
cuerpo.
Ya hemos dicho que cuando tengo una emoción funciono en el simpático. Pongamos por ejemplo que
tengo mucho miedo y empiezo a respirar amplia y profundamente, me obligo a ello, lentamente.
¿Qué sucede? Pueden pasar dos cosas: que el miedo sea muy fuerte y
no me deje respirar de esta manera, o que yo consiga respirar de esta
manera y que el miedo desaparezca. No se puede dar este tipo de
respiración y el miedo a la vez, porque son antagónicos, no se puede
tener miedo y estar relajado a la vez.
Hasta que algo en nosotros se hace consciente, se da cuenta y dice: “no quiero responder de esta
manera, sino de esta otra. Quiero sentir de esta manera, funcionar de esta manera, estar aquí, de esta
manera”. ¿Cómo quiero estar, como quiero responder, como quiero sentir? Y al hacer esto, al cambiar
nuestra respuesta de forma consciente, también cambiamos a los que nos rodean, aunque ellos no
hagan nada, porque al cambiar mi respuesta cambio el estímulo que ellos reciben, y al cambiar el
estímulo cambia su respuesta, aunque sea de forma inconsciente.
Yo puedo cambiar la respuesta, no tengo por qué responder a esos estímulos de la forma
estandarizada, con esas respuestas automáticas. Puedo hacerme consciente, hacerme dueño de mi
mismo y cambiar la respuesta y responder como yo quiero, aquí y ahora, desde lo que soy en este
instante y en este momento, una persona adulta, consciente, responsable, que quiere funcionar como
ella quiere.
Para hacer que fluya correctamente la energía, sin bloqueos; los mantras cumplen la misma función de
ayudarnos a construir la paz.
Si ya estoy relajado, estoy más tranquilo, pero todavía no estoy en paz. Si profundizo en la relajación
se generan unas sustancias en la hipófisis y en los tálamos que se llaman encefalinas y endorfinas, que
producen la inhibición del dolor y de las emociones. No sólo desaparece el dolor, también desaparece
la sensación del cuerpo. En ese momento las emociones desaparecen, por lo tanto hemos eliminado la
causa del conflicto, por lo tanto no hay conflicto y estamos en paz.
Y alguno pensará, sin emociones no se puede vivir. No hemos dicho que haya que vivir sin emociones,
hemos dicho que cuando estás haciendo yoga, para alcanzar el yoga, es decir, la percepción de la
verdad de ti mismo, en ese camino y en ese momento hay que construir la paz, en ese momento es
necesario suprimir las emociones y crear la paz. Las emociones tienen que desaparecer porque en ese
momento estorban, como estorba el cuerpo físico, que no hace más que molestar, que te duele la
rodilla, que te duele la espalda… ¡fuera! ¡Desaparece! ¿Y que hacemos para que desaparezca? Magia.
La magia es el trayecto del magisterio y el magisterio es el poder del maestro. Llamamos maestro a
aquel que tiene poder sobre algo. Un maestro albañil tiene poder sobre las piedras y las construcciones,
un torero tiene poder sobre el toro. Un maestro de yoga tiene poder sobre si mismo, sobre su cuerpo
físico, sobre sus emociones, sobre sus pensamientos. Por lo tanto, ¿Cómo eliminamos el dolor físico y las
emociones? Utilizando el poder, profundizando en la relajación y segregando endorfinas.
Pero además ha desaparecido el sufrimiento. Antes hemos dicho que las emociones generan deseos, los
deseos generan apegos y los apegos generan sufrimientos. Si eliminamos las emociones por lo tanto
desaparece el sufrimiento. Entonces somos felices. Ausencia de sufrimiento.
Hay gente que se aburre siendo feliz, la gente se divierte teniendo emociones fuertes: puenting,
descenso de barrancos, atracciones de feria, películas de terror… la gente no busca la felicidad, busca
emociones, cuanto más intensas mejor. ¿Qué entendemos por pasarlo bien? Ser feliz y disfrutar de la
felicidad son cosas diferentes. Una cosa es la felicidad y otra el gozo de la felicidad, que viene después
que aquella. Para disfrutar del gozo de la felicidad hace falta tener otra conciencia.
Este es el primer estado que hay que alcanzar para poder hablar de yoga. Para llegar a él hay que
utilizar las técnicas de forma inteligente, porque si las utilizamos mal no vamos a llegar. Por lo tanto
esa es nuestra meta, una vez que la alcancemos ya buscaremos otra mas allá, pero de momento no
tenemos que pensar en nada mas.
¿Y que hacemos cuando todos los días de nuestra vida construimos un momento de paz? Si vamos
sembrando una acción (un momento de paz) cosechamos un hábito (el hábito de estar en paz). El que
siembra una acción cosecha un hábito, el que siembra un hábito cosecha un carácter, el que siembra
un carácter cosecha una vida. ¿Cómo es tu vida? Como es tu carácter. ¿Cómo es tu carácter? Como son
tus hábitos. ¿Cómo son tus hábitos? Como son tus acciones.
Aquel que se queja de que nadie le quiere, no tengo amigos… ¡quién te va a querer con ese carácter!
-¡Cambia de carácter!
-Pero es que no puedo, yo soy así.
- No, tú eres así ahora, a consecuencia de tus hábitos que son consecuencia de tus acciones.
Pero las acciones se eligen y por lo tanto se pueden cambiar.
Ahora que ya hemos construido la base podemos seguir en el camino del yoga. El siguiente paso es
construir el silencio, todos tenemos un loro dentro que no calla ni de día ni de noche. Vosotros creéis que
me estáis escuchando, pues no, estáis en realidad escuchando a vuestra mente que os cuenta lo que yo
os estoy diciendo, y encima pone notas: no estoy de acuerdo, de donde se habrá sacado este tío esto,
nos está comiendo el coco… puede que lo que vuestra mente os cuente no se parezca mucho a lo que
yo estoy diciendo. Eso es el ruido que hay dentro de nosotros: la mente, que no para. Ahora vamos a
usar las técnicas de yoga que tienen que ver con la mente.
Es el estado habitual. La mente va pasando de un pensamiento a otro sin ton ni son, rápidamente. No
hay más que observar las conversaciones de la gente en las cafeterías, van saltando de un tema a otro
y nunca se sabe donde van a acabar. Las palabras son pensamientos cristalizados, así como pensamos
así hablamos. La mente dispersa salta de un pensamiento a otro sin pararse en ninguno ni profundizar
en ninguno.
Hay una técnica de yoga para concentrar la mente que tiene dos
partes: en la primera hay que observar a la mente como vaga, sin
intervenir en el pensamiento, sólo haciéndose consciente. La segunda
parte consiste en enfocar la mente en un pensamiento, y cada vez que
se vaya traerla. Y eso, ¿Cuándo hay que hacerlo? Cada vez que
pensemos, o sea siempre, toda la vida. Porque no hay que dejar a la
mente que haga lo que quiera, que es lo que ha hecho hasta ahora. Tenemos que recoger a la mente
y hacer que piense en lo que nosotros queremos que piense.
Ya tenemos los dos requisitos imprescindibles para que se dé el yoga: la paz y el silencio. En este
momento es cuando se puede dar la meditación. La
meditación es la primera técnica que podemos decir que es
propiamente de yoga, porque nos lleva a realizar el yoga, es
decir a percibir la Verdad de nosotros mismos.
tienen en común todos esos cuerpos que yo reconozco que he sido, qué hay, qué soy yo, qué se
mantiene constante a pesar de que cambien mis emociones y mis pensamientos? Eso que no cambia es
lo que hay que encontrar, en eso hay que concentrar la mente. Hay que verlo, vivirlo, sentirlo.
Ese es el trabajo del yoga: encontrar eso y funcionar y expresarme desde ahí.
Hasta ese momento me había expresado desde la personalidad, los tres aspectos inferiores (cuerpo
físico, emocional y mental). Estos funcionan desde el deseo, por tanto funcionan de forma egoísta
buscando el objeto del deseo.
Cuando nuestra conciencia pasa a un plano superior mas allá de la personalidad encuentra otra parte
de nosotros mismos; entonces ya no funcionamos de forma egoísta desde el deseo, sino que
funcionamos desde el amor.
Conocemos aquello que experimentamos. La vivencia es la que nos da el conocimiento. Podemos leer
mucho y acumular muchos datos acerca de la natación y dar charlas y escribir libros sobre natación,
pero no sabemos nadar. Para aprender a nadar lo que hay
que hacer es nadar, no acumular datos, no tiene nada que
ver.
¿Y que es eso otro que puede sustituir a los deseos? El amor. Lo que hacemos ahora por deseo, más
adelante, en la medida en que se despierte en nosotros ese otro aspecto que esta más allá del
pensamiento, lo haremos por comprensión de lo que es justo y necesario. Cuando yo hago algo movido
por el deseo realizo la acción por el fruto de la acción, esperando obtener algo que me acerque al
objeto del deseo. Pero cuando yo hago algo porque comprendo que es justo y necesario que sea hecho
lo importante es la acción, no la consecuencia de la acción. La consecuencia no es lo que nos mueve a
realizar la acción. Lo que nos mueve a realizar la acción es la comprensión de que la acción es justa y
necesaria.
La comprensión me permite acercarme a los demás, pero no físicamente, sino totalmente, veo a los
demás en mí y a mí en los demás; lo que está en ti está en mí y viceversa, no somos dos, somos uno.
Y como comprendo a los demás, los acepto. No se puede aceptar aquello que no se comprende. Por
eso muchas veces rechazamos a los demás, porque no los comprendemos, y al no comprenderlos no
podemos aceptarlos, nos asustan. Y cuando acepto a los demás, los tolero. Sólo puedo tolerar aquello
que soy capaz de aceptar, y sólo puedo aceptar aquello que soy
capaz de comprender.
En el camino del yoga vamos encontrando todo esto hasta llegar a conocer la verdad de nosotros
mismos, y esa verdad luego hay que expresarla, a través del pensamiento, del deseo y de la acción. Y
ese es el camino del yoga, primero ir yendo hacia dentro hasta descubrir lo que hay, y luego eso que
encontramos dentro expresarlo fuera. Todas las técnicas van orientadas para conseguir esto. Por
supuesto que las técnicas tienen efectos colaterales beneficiosos, pero no hay que confundirlas con el
objetivo.
En el Evangelio esta escrito: busca el reino de los cielos y su gloria, y lo demás se te dará por añadidura.
El reino de los cielos está en nosotros. En nosotros hay diferentes planos, el infierno, el cielo y la tierra,
todo está en nosotros, y nosotros vivimos donde elegimos. Vivimos allá donde está nuestra conciencia.
Si funcionamos desde la personalidad, nuestra conciencia esta ahí situada, ahí es donde vivimos. Todo
está en nosotros, los planos inferiores y los superiores. Si somos conscientes sólo del plano inferior
funcionamos ahí y expresamos eso. Si nos hacemos conscientes de un plano superior, funcionamos desde
ese otro plano y expresamos las características de lo superior, pero todo está en nosotros. ¿Qué es lo que
expresamos, qué es lo que transmitimos? Aquello que está en nosotros, no podemos transmitir nada
que no esté en nosotros.
estatua, y dices: ¡Eso es nuevo!, y te dicen: ¡Qué va a ser nuevo, lleva ahí 30 años! y tú dices: pues no lo
había visto nunca. Seguro que lo habías visto miles de veces, lo que pasa es que no te habías hecho
consciente de ello. Hay una película titulada “¡¿Y tú qué sabes?!” que explica que cuando los
conquistadores españoles llegaron a América los indios no podían ver los galeones; sus ojos podían
verlos, pero ellos no eran conscientes de los galeones, y para ellos era como si los galeones no estuvieran.
Haz la paz con tu vecino, tu vecino es el que vive contigo, eso que en ti está en conflicto. Cerrar las
puertas y ventanas hace referencia a los sentidos, que nos dan la información del mundo externo. Pero
si en vez de enfocar los sentidos al mundo externo los enfocamos hacia dentro el mundo externo
desaparece para nosotros, si cerramos los ojos, los oídos, el olfato, el gusto y el tacto, el mundo externo
desaparece, no lo percibimos, pero nosotros no desaparecemos, ¿Dónde estoy yo? Ahí es donde hay que
buscar.
OM SHANTI