Des Sust
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Des Sust
DESARROLLO
SUSTENTABLE
TEMA: SUSTENTABILIDAD, DESARROLLO
SUSTENTABLE Y DESAROLLO SOSTENIBLE.
DESARROLLO SUSTENTABLE
El concepto desarrollo sustentable es el resultado de una acción concertada de las naciones
para impulsar un modelo de desarrollo económico mundial compatible con la conservación
del medio ambiente y con la equidad social.
Sus antecedentes se remontan a los años 50 del siglo XX, cuando germinan preocupaciones
en torno a los daños al medio ambiente causados por la segunda guerra mundial. Sin embargo,
es hasta 1987 cuando la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD)
de las Naciones Unidas, presidida por la Dra. Gro Harlem Brundtland, presenta el informe
“Nuestro Futuro Común”, conocido también como “Informe Brundtland”, en el que se
difunde y acuña la definición más conocida sobre el desarrollo sustentable:
“Desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades”. (CMMAD, 1987:24)
El desarrollo sustentable se ha constituido un “manifiesto político”, es decir, se ha elevado
como una poderosa proclama que se dirige a ciudadanos, organizaciones civiles, empresas y
gobiernos para impulsar acciones, principios éticos y nuevas instituciones orientadas a un
objetivo común: la sustentabilidad.
En concordancia con lo anterior, el desarrollo sustentable se afirma sobre tres ejes analíticos:
Esta tesis intrageneracional se refiere a que se requiere de la participación política para crear
nuevas instituciones al compás de cambios culturales que permitan reducir la exclusión
social, esto es, que reorganicen la vida cotidiana y la reproducción social. Para ello se requiere
abordar aspectos como:
a. El patrón demográfico. La reducción de la mortalidad y los grandes contingentes de
población que se están integrando a la sociedad de consumo, entre otros aspectos, han
ocasionado un crecimiento exponencial en la demanda de alimentos, que deriva en una crisis
alimentaria en algunas partes del mundo; es por esto que se requiere actuar sobre el patrón
demográfico, por ejemplo, introduciendo una regulación voluntaria de los nacimientos que
nos lleve a una gradual estabilización de la población.
La premisa central que sostiene esta tesis implica que el desarrollo no debe degradar el medio
ambiente biofísico ni agotar los recursos naturales. Esta premisa es la que le ha dado sentido
a toda la concertación internacional desde la Cumbre de Estocolmo en 1972, que pasa por el
informe “Nuestro Futuro Común” en 1987, pero sobre todo con un sentido estratégico a partir
de la Cumbre de Río en 1992, promoviendo la reflexión sobre cómo compatibilizar las
necesidades y aspiraciones de las sociedades humanas, con el mantenimiento de la integridad
de los sistemas naturales. Además, se reconoce que el deterioro ambiental de las actividades
humanas no es un fenómeno homogéneo, sino que depende de los estilos de desarrollo, el
modo de vida y las condiciones del entorno.
3. Un desarrollo que no sacrifique los derechos de las generaciones futuras
Si bien es difícil definir cuáles podrían ser las necesidades básicas de las generaciones no
nacidas, qué deberán satisfacer y cómo lo harán, la justicia intergeneracional es una condición
ligada tanto a la equidad social como a la conservación del medio ambiente en el momento
actual. En otras palabras, la pobreza no puede aumentar ahora ya que los pobres no pueden
ser más pobres en el futuro y los sectores y países ricos deben necesariamente reducir sus
niveles de vida y de consumo a fin de no hipotecar el presente y el futuro del planeta.
Asimismo, mantener a largo plazo la integridad del ecosistema planetario es también un
requisito de la sustentabilidad de las generaciones presentes.
De esta manera, la noción de desarrollo, centrada principalmente en el crecimiento material
progresivo, ha sido desafiada por una visión más amplia, compleja y holística –donde lo
cuantitativo está subsumido en lo cualitativo– que articula el cuidado del medio ambiente,
así como la integridad de los ecosistemas, las relaciones sociales solidarias orientadas hacia
la equidad y los entornos institucionales de la política para el ejercicio de la gobernanza
democrática, ejes constitutivos de la visión holística del desarrollo sustentable.
En efecto, desde esta perspectiva, el concepto desarrollo sustentable emerge como una
propuesta conceptual holística que articula al menos cinco dimensiones: la económica, la
ambiental, la social, la política y la cultural. Dentro de estas dimensiones se abarcan temas
como la equidad, las oportunidades de empleo, el acceso a bienes de producción, los impactos
ambientales, el gasto social, la igualdad de género, el buen gobierno, una sociedad civil activa
en términos de participación social, entre otros, considerándose tanto aspectos cuantitativos
como cualitativos del desarrollo.
El desarrollo sustentable en México
Durante decenios, las políticas de desarrollo en México no dieron importancia a los costos
económicos y sociales del crecimiento demográfico. La desigual distribución territorial de la
población, el impacto de las actividades productivas y la urbanización sobre la calidad del
aire, el agua y los suelos, ignorando las implicaciones de la degradación y destrucción de los
recursos naturales, provocaron el surgimiento de graves crisis ambientales, especialmente en
las zonas metropolitanas, así como la degradación de los suelos provocada por la
deforestación en las zonas rurales.
Ante el creciente reclamo de la sociedad civil por la aparición de estas crisis, en la década de
los setenta se crearon las primeras instituciones para atender los problemas derivados de la
contaminación: en 1971 se promulgó la Ley Federal para Prevenir y Controlar la
Contaminación Ambiental; en 1972 se creó la Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente,
en el marco de la Secretaría de Salud y Asistencia Pública, y en 1976 se estableció la
Dirección General de Ecología Urbana dentro de la Secretaría de Asentamientos Humanos y
Obras Públicas.
Sin embargo, el concepto de desarrollo sustentable como tal comenzó a dársele importancia
en México hasta finales de los años ochenta, gracias al trabajo realizado por grupos de
investigación que lo impulsaron desde la academia y la postura oficial de cumplir con
acuerdos internacionales que proponían su implementación, transitando de esta forma hacia
una segunda etapa de creación de nuevas dependencias y leyes para la realización de este
proceso orientado a la sustentabilidad a nivel nacional y local.
Aunque el primer antecedente en el país data de 1983, cuando se creó la Subsecretaría de
Ecología en el seno de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), con lo cual
se asignaron nuevas responsabilidades y se reagruparon funciones vinculadas con el medio
ambiente que se encontraban dispersas en distintas dependencias federales, fue en 1988
cuando el proceso mundial agitado por el “Informe Brundtland” abre el tránsito hacia la
sustentabilidad y de manera particular hace eco en México con la promulgación de la Ley
General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).
En 1992, la SEDUE se transformó en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) para
propiciar un marco institucional más articulado entre las políticas sociales y ambientales.
Poco tiempo después la Subsecretaría de Ecología separó sus funciones de normatividad y
las de inspección y verificación, dando origen al Instituto Nacional de Ecología (INE) y a la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). En el mismo año también se
creó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
En 1994, México da un gran salto institucional con la creación de la Secretaría de Medio
Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), lo que fortaleció la gestión
gubernamental considerando la conservación ecológica y el uso sustentable de los recursos.
En el 2000, la SEMARNAP pasó a ser la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(SEMARNAT) y el ámbito de responsabilidad de la pesca fue absorbido por el sector
agropecuario. Y a partir de ese momento se han producido diversos cambios en la ingeniería
institucional del sector gubernamental asociado a la gestión ambiental, los cuales buscan
responder mejor a las complejas tareas que supone esta actividad. Algunas leyes relevantes
que se han promulgado son:
La Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección del Medio Ambiente (1988, reformas
en 2015)
Ley General de Vida Silvestre (2000, reformas en 2018)
Ley de Aguas Nacionales (1992, reformas en 2016)
Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables (2007, reformas en 2018)
Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (2003, reformas en 2018)
Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (2005)
Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (2013, reformas en 2018)
Ley de Desarrollo Rural Sustentable (2001, reformas en 2018)
Además del fortalecimiento que se le ha dado al marco institucional con la creación de la
Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en el año 2000 y la Comisión
Nacional Forestal en el 2001.
Sin embargo, para establecer la prioridad del desarrollo sustentable se requieren cambios
institucionales en diferentes planos que permitan operar y concretar con eficiencia las
decisiones de política integradas que vayan más allá de las jurisdicciones secretariales, es
decir, estos cambios deben implicar a todos los sectores y a los tres órdenes de gobierno.
Lo anterior debido a que el modus operandi de las estructuras estatales tradicionales para la
formulación de políticas públicas sigue predominando y resulta inadecuado para inducir el
tránsito al desarrollo sustentable, ya que reproduce una dinámica institucional que no
favorece la información al público, la transparencia de la gestión y la rendición de cuentas,
así como la participación efectiva de los agentes interesados y la definición de metas viables
calendarizadas sujetas a escrutinio y el cumplimiento de la normativa y de las políticas.
En México, la degradación ambiental y del agotamiento de los recursos naturales ha sido
creciente. El Instituto de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ha estimado a través
del Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas de México (SCEEM) que los impactos
negativos mediante la determinación de los costos totales por agotamiento y degradación
ambiental, en 2016 fue equivalente a 4.6% del Producto Interno Bruto (PIB). Esta medición
se expresa mediante el Producto Interno Bruto Ecológico (PIBE), un indicador que permite
identificar el impacto que tiene en la economía el uso y deterioro de los recursos naturales a
causa de las actividades económicas de producción, distribución y consumo.
Aunado a ello y de manera sincrónica, los aspectos sociales se han deteriorado notablemente
desde la implementación del modelo económico de apertura internacional y la emergencia
de la política neoliberal a partir de 1982. Este deterioro se ha manifestado principalmente en
el debilitamiento del empleo formal y del poder adquisitivo de los salarios, en la pérdida de
calidad de los servicios de atención a la salud y la educación, así como en el aumento en el
costo de la vivienda.
Para valorar esta problemática, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) creó el índice
de marginación que da cuenta del estado que guardan las condiciones sociales estatales y
municipales. En el año 2005 el porcentaje de población urbana con índice de marginación
muy alto fue de 5.1% y con índice de marginación alto de 15.8%, mientras que para el año
2010, el porcentaje pasó a 4.6% en el nivel de marginación muy alto y a 20.1% en el nivel
alto; dando esto muestra de lo señalado anteriormente sobre el cada vez mayor deterioro de
las condiciones económicas y sociales de la población. Continuando con lo anterior, en el
2005 la proporción de población urbana con marginación de nivel medio fue de 24.8%, de
nivel bajo fue de 33.5% y de nivel muy bajo de 20.9%; mientras que en el 2010 los
porcentajes fueron de 35.6%, 20.4% y 19.3%, respectivamente.
Asimismo, dentro de los desafíos para transitar a la sustentabilidad, es importante destacar el
complicado proceso de transición a la democracia, que tiene un momento de inflexión en el
movimiento estudiantil de 1968, del cual se deriva un proceso social que busca establecer un
sistema electoral representativo de las diferentes fuerzas políticas del país. La creación de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en 1990, el establecimiento del Instituto
Federal de Acceso a la Información en el 2003; la reforma constitucional en materia política-
electoral, publicada el 10 de febrero de 2014 rediseñó el régimen electoral mexicano y
transformó el Instituto Federal Electoral (IFE) en una autoridad de carácter nacional: el
Instituto Nacional Electoral (INE), a fin de homologar los estándares con los que se organizan
los procesos electorales federales y locales para garantizar altos niveles de calidad en nuestra
democracia electoral. Y la Procuraduría General de la República (PGR), en aras de reafirmar
en los ámbitos nacional e internacional, la convicción del gobierno de la República para
combatir la corrupción abatiendo toda práctica de impunidad, el 12 de marzo de 2014 publicó
en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo A/011/14 por el que se crea la Fiscalía
Especializada en materia de Delitos relacionados con Hechos de Corrupción, que tiene por
objeto la investigación y persecución de los delitos relacionados con hechos de corrupción,
con excepción de los cometidos por servidores públicos de la PGR. Los cuales forman parte
de los cambios necesarios para la vida democrática.
DESARROLLO SOSTENIBLE
El desarrollo sostenible es un concepto que aparece por primera vez en 1987 con la
publicación del Informe Brundtland, que alertaba de las consecuencias medioambientales
negativas del desarrollo económico y la globalización y trataba de buscar posibles soluciones
a los problemas derivados de la industrialización y el crecimiento de la población.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como los Objetivos Globales,
son una llamada de Naciones Unidas a todos los países del mundo para afrontar los grandes
desafíos a los que se enfrenta la humanidad y garantizar que todas las personas tengan las
mismas oportunidades y puedan llevar una vida mejor sin comprometer nuestro planeta.
Muchos de los retos a los que se enfrenta el ser humano, tales como el cambio climático, la
escasez de agua, las desigualdades o el hambre, solo se pueden resolver desde una perspectiva
global y promoviendo el desarrollo sostenible: una apuesta por el progreso social, el
equilibrio medioambiental y el crecimiento económico.
Como una nueva hoja de ruta para lograr un desarrollo sostenible, Naciones Unidas aprobó
la Agenda 2030 que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una serie de metas
comunes para proteger el planeta y garantizar el bienestar de todas las personas. Estas metas
comunes necesitan la implicación activa de las personas, las empresas, las administraciones
y los países de todo el mundo.
Sostenibilidad ambiental
En su vertiente ambiental, la sostenibilidad defiende que la naturaleza no es una fuente
inagotable de recursos y vela por su protección y uso racional. Aspectos como el cuidado del
medio ambiente, la inversión en energías renovables, el ahorro de agua, la apuesta por la
movilidad sostenible o la innovación en construcción y arquitectura sostenible contribuyen a
lograr esta sostenibilidad ambiental desde varios frentes.
Sostenibilidad social
En el plano social, la sostenibilidad fomenta el desarrollo de las personas, comunidades y
culturas para conseguir un nivel global de calidad de vida, sanidad y educación adecuado y
equitativo.
La lucha por la igualdad de género, en especial en los países en desarrollo, es otro aspecto
que durante los próximos años configurará las bases de la sostenibilidad social.
Sostenibilidad económica
La sustentabilidad también busca impulsar un crecimiento económico que genere riqueza
equitativa sin perjudicar los recursos naturales. Una inversión y reparto igualitario de los
recursos económicos permitirá potenciar los demás pilares de la sostenibilidad para lograr un
desarrollo completo.
DIFERENCIA ENTRE DESARROLLO SUSTENTABLE Y DESARROLLO
SOSTENIBLE
El desarrollo sostenible es soportable en lo ecológico, viable en lo económico y equitativo en
lo social; lo sustentable, para argumentar o defender.
Imagen decorativaLo sustentable se aplica a la argumentación para explicar razones o
defender, en tanto que lo sostenible es lo que se puede mantener durante largo tiempo sin
agotar los recursos.
Según las raíces de las palabras, sustentable y sostenible no significan lo mismo, sin embargo,
durante mucho tiempo hemos empleado ambas como sinónimos. Lo sustentable se aplica a
la argumentación para explicar razones o defender, en tanto que lo sostenible es lo que se
puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos.
Esta última característica es propia del desarrollo sostenible, concepto que se aplica desde
1987 cuando el Informe Brundtland, conocido como “Nuestro Futuro Común”, planteó
“satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades
de las del futuro para atender sus propias necesidades y aspiraciones.”
Entendido de esta manera, el desarrollo sostenible reúne tres aristas interdependientes:
economía , medio ambiente y sociedad, relación que se traduce en desarrollo económico y
social respetuoso con el medio ambiente, es decir, desarrollo soportable en lo ecológico,
viable en lo económico, y equitativo en lo social.
El ideal que persigue esta trilogía es un crecimiento a largo plazo sin dañar el medio ambiente
y los ecosistemas y sin consumir sus recursos de forma indiscriminada, es decir, lograr un
desarrollo equilibrado haciendo un uso eficiente de los recursos naturales, renovables y no
renovables.
La Agenda 2030 asume un plan de acción a largo plazo con enfoques transversales para la
integralidad de las políticas de desarrollo en las tres dimensiones del desarrollo sostenible:
social, económico y ambiental, compromiso renovado en México por los países miembros
de la CEPAL, en mayo de 2016, que buscan además homologar el uso del término sostenible.
De acuerdo con las Naciones Unidas, la diferencia que existe entre desarrollo sostenible y
desarrollo sustentable es que el desarrollo sustentable es el proceso por el cual se preserva,
conserva y protege solo los Recursos Naturales para el beneficio de las generaciones
presentes y futuras sin tomar en cuenta las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser
humano, mientras que el desarrollo sostenible es el proceso mediante el cual se trata de
satisfacer las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un medio
ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las
generaciones futuras.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS
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https://www.gob.mx/semarnat/articulos/diferencia-entre-sustentable-y-sostenible
http://www.granma.cu/granmad/2013/04/30/nacional/artic04.html