Arcano XV El Diablo
Arcano XV El Diablo
Arcano XV El Diablo
El Diablo también al ser una criatura del pecado y del caos, este cuenta con
una energía propia, esta viene siendo la energía sexual, la cual se halla en
desorden, pero también es importante hacer mención que esta energía se
conecta con la materia, pues esta es la razón que alimenta al pecado, creo
que es conveniente recordar aquella frase que dice “la carne es débil”, por
que indudablemente la materia necesita mezclarse con lo “inmundo”, pero
pecar puede ser visto como algo malo, pero en el fondo es bueno, es decir el
pecado es dualista, porque a través del error el hombre se construye, se
mejora y se perfecciona, si no se conoce el mal, no se puede llegar al bien, y
por lo tanto esto nos recuerda el dicho de “que para que un hombre crezca
este tiene que cometer errores”.
El Diablo, como entidad espiritual, se puede decir que contó con el privilegio
de ser un ángel, pero no cualquier ser espiritual del cielo, sino de ser el ángel
más cercano a Dios, pero por su codicia y envidia este termino rebelándose y
por lo tanto cayendo, lo cual en cierta forma puede explicarnos el hecho de
que este ser este cerca al arcano XIV (La Templanza) y el arcano XVI (La
Torre), porque este fue ángel como La Templanza y luego cayó como el
arcano de La Torre. No obstante al ser una criatura que personifica al pecado,
este proyecta un interés para comprender a la mente humana, quizás por
dicha razón el Dr. Carl Gustav Jung dijo: “El diablo ya solo es objeto de la
psicología” y por lo tanto en diversos libros Jung en muchas de sus obras, se
dedicó a estudiar a este ser.
Dentro del simbolismo que pueda guardar El Diablo como personaje o arcano
de las cartas del Tarot, este ente expresa un misterio y un interés dentro del
campo de estudio de la Psicología Junguiana, de hecho dentro del Libro Rojo,
el Dr. Jung nos regala un pasaje donde nos habla de este ser, el cual dice lo
siguiente: “Si alguna vez tienes la inusual ocasión de hablarle al diablo,
entonces no olvides discutir seriamente con él. En definitiva, el es tu diablo.
El diablo es, en tanto adversario, tu propio otro punto de vista que te tienta y
te pone piedras en el camino ahí donde menos las quieres. Aceptar el diablo
no quiere decir pasarse a su bando, si no uno se vuelve diabólico. Más bien
quiere decir entenderse. Así aceptas tu otro punto de vista. De este modo el
diablo pierde algo de terreno y tú también. Y eso, por cierto, podría ser
bueno”. Este párrafo dicho por Jung, en cierta forma logra correlacionarse
con el concepto de Nietzsche acerca de este ser dentro de su obra “Así
Hablaba Zaratustra” donde el filosofo alemán escribe lo siguiente: “Pero el
diablo nunca está allí donde se le necesita ¡siempre llega tarde ese maldito
enano y pateta!”. Pero Jung tiene un pensamiento que puede responderle o
mejor dicho amplificarle el concepto de El Diablo al mismo Friedrich
Nietzsche, el cual dice: “El diablo es un simio y una sombra imitadora de
dios”.
Con estos conceptos revisados, bastaría recordar que Jung por ejemplo le da
un interés a este ángel del pecado, pues este dentro de la alquimia es una de
las representaciones de la Nigredo, no obstante el Dr. Jung nos da dos
conceptos de interés, el primero reza lo siguiente: “Posiblemente el intelecto
sea el diablo, pero éste es «el singular hijo del caos», al cual, más que a
nadie, se le puede conceder la capacidad de proceder eficazmente con su
madre. La experiencia dionisíaca da al diablo, que busca trabajo, suficiente
que hacer”, el cual puede ser interpretado de una forma directa y es que el
Diablo al influir en la psique humana, este es responsable de la aparición del
Pensamiento Dionisiaco en el ser humano, el cual como debemos saber es un
tipo de pensamiento, el cual le conlleva al hombre al caos, al libertinaje, y al
desenfreno, es decir el Pensamiento Dionisiaco para el Psicoanálisis seria
como el Ello (Id), quizás por eso el Ello (Id) es representado como un diablillo
que le dice que hacer mal al hombre, mientras que arcanos como el
Ermitaño, La Templanza, El Papa, El Colgado, e incluso El Mago, son
representaciones del pensamiento Apolíneo, el cual se antepone a este
pensamiento del caos, y es que lo Apolíneo debe ser visto como el Superyó,
el cual trae orden a la mente y puede ser representado como aquel ángel o
daemon que guía al hombre a su buen obrar, no obstante desde la óptica de
James Hillman, si el Daemon que debe guiar al buen camino, se corrompe por
las malas acciones del hombre, este lastimosamente puede transformarse en
demonio, es decir el ser humano cae en un plano bestial.
El segundo concepto sobre El Diablo, el cual nos brinda el Dr. Jung dentro de
su obra titulada: “Psicología y Alquimia”, viene siendo: “La deidad cristiana es
una en tres personas. No hay duda de que el diablo es la cuarta persona del
drama celestial; el diablo, que es, en un inofensivo concepto psicológico, la
función inferior”. Lo cual nos refiere que el demonio, en un sentido viene
siendo la pieza que necesita el universo como la humanidad para representar
al aspecto negativo, a la sombra, pero hay que considerar que Dios es una
figura heroica, al igual Jesucristo, pero el ángel caído y rebelde viene siendo
el antagonista, es decir el némesis del héroe, pero al ser esto posible, uno
puede notar que el bien se forma de 3 figuras superiores (Padre, Hijo y
Espíritu Santo) por lo que este ser es la cuarta imagen, lo cual nos lleva al
concepto del cuaternio junguiano, donde el cuarto es el elemento que
completa el esqueleto del circulo y como sabemos el circulo es un símbolo de
lo perfecto y eterno. Ahora para enriquecer el concepto sobre el Diablo, me
es conveniente compartir una definición que ofrece Joseph Campbell en su
texto “Una Vida Abierta” donde el mitólogo refiere: “Mi definición de diablo
es un dios que no ha sido reconocido. Es decir, es un poder en ti al que no le
has dado expresión, y lo rechazas. Y luego, como toda energía reprimida,
construye y se vuelve completamente peligroso para la posición que estas
tratando de mantener”. Este concepto de Campbell donde nos sugiere que al
Diablo, no hay que eliminarlo o excluirlo, nos recuerda a una frase de gran
contenido alquímico, la cual dice: “al diablo se le vence con amor”, y es que
antes de rechazar una figura oscura, lo ideal es cambiarle la óptica y
mejorarle, por ejemplo si una persona es rechazada este se convierte en un
adversario para llamar la atención del grupo y actuando mal esto conlleva a
que el sujeto de forma negativa busque integrarse a la colectividad.
Eliphas Levi, señala lo siguiente del numero XV: “El quince es el numero de
antagonismo y del catolicismo”. Esto en parte también guarda relación
debido a que el 15 es 1 + 5, lo cual logra obtenerse un 6, que si lo triplicamos
obtenemos un 666 (por el hecho de que hay tres personajes en una carta),
pero hay que decir que 6 es numero de hombre, razón por la que hay dos
figuras humanas de lo masculino y femenino dentro del arcano de El Diablo.
Con respecto conceptos astrológicos, este arcano recibe la conexión con
capricornio, el signo zodiacal de la cabra, el cual es un símbolo del fuego,
aunque este caso del fuego infernal, el cual hace que el sujeto sea alguien
activo y que tiene por lo tanto encendido todas sus pasiones. Con respecto a
la letra hebrea que acompaña la carta esta es: “Samej”, una letra que
simboliza y representa a los aspectos carnales y a la falta de discernimiento,
lo cual reafirma que este arcano es un simbolismo de lo salvaje y primitivo
que puede morar en el ser humano. El axioma de esta carta es “Hicieronme
guarda de viñas, y mi viña, que era mía, no guarde”. Mientras que su consejo
nos dice: "No hay que subestimar el peligro ni dejarse llevar por lo demás".
Por lo que a regla general, esta carta simboliza toda una fase de Nigredo
dentro de la recuperación del sujeto.