Pétalos en La Piel
Pétalos en La Piel
Pétalos en La Piel
Personajes
Fausto Noveno
Mefistófeles
Romina
Helena
Claudia
Sarah
Prefacio
Salen.
Tercera llamada.
Acto I
Escena 1
Un lugar con apariencia de plaza pública. Fausto en una banca, entra Romina
intentando cubrirse del frío.
FAUSTO NOVENO: Hace un mal clima como para pasear a solas por el
parque, ¿no lo cree?
ROMINA: Lo sé...
ROMINA: No
FAUSTO NOVENO: Nada, sólo pido una agradable compañía, alguien que me
brinde su opinión respecto a mis pinturas. Una nueva musa, tal vez. Mi
antigua modelo, Carmina, me ha dejado hace poco tiempo. Quizá usted tenga
la amabilidad y certeza de brindarme su consejo.
ROMINA: No, negativa no es. Tan sólo he de advertirle que mis palabras no
tienen la elocuencia necesaria para llegar a un grado de consejo. Sin
embargo, agradecería infinitamente el alojamiento que me ofrece.
Salen
Escena 2
FAUSTO NOVENO: Amada mía me has dejado sin palabras que expliquen el
amor que siento por ti. Pintarte es lo que he de hacer. Muéstrame tu cuerpo
que ha de ser plasmado por estas manos en la tela que Friné me entregó en
tus manos.
FAUSTO NOVENO: ¿Quién eres tú que llega en la noche como ser espectral?
Sale.
ROMINA: Amado Fausto, ¿qué pasa? ¿por qué has dejado de pintar? ¿acaso
es que la inspiración que dices he provocado, ahora se ha extinto?
Escena 3
FAUSTO NOVENO: Dios da albedrío, alegría. Dios les ha dado un cuerpo que
debe ser satisfecho, pero Dios ha prohibido el placer sin sentido.
MEFISTÓFELES: Por eso necesitas decir ¨te amo¨ antes de decir ¨te quiero
follar¨. Por eso, en medio de la búsqueda de un sentido, muchas veces
mientes... Te mientes a ti mismo. Por eso, en medio de la noche, todas las
criaturas obscuras nos reunimos como si cometiéramos un acto lóbrego que
nos sirve para fusionar nuestra esencia en medio de la carne... Por eso
estamos aquí.
En este momento veremos ingresar una figura cubierta por una capa, es
Sarah, la mujer ¨perfecta¨ de Fausto.
Sarah se quita la capucha del rostro para ser vista por Fausto, lo demas de
su cuerpo quedará oculto aún.
FAUSTO NOVENO: Sí
Escena 4
ROMINA: ¿Dices esto en serio? Una vez me dijiste que crees que me amas
FAUSTO NOVENO: No Romina mía, yo sé que te amo.
FAUSTO NOVENO: Cada respiración que das, cada parpadeo de tus ojos...
El momento que vivimos.
ROMINA: Jura por mi amor, por Dios, por nuestra vida y nuestra eternidad
juntos que no repites tus palabras como en una especie de obra dramática.
ROMINA: ¿Cómo es posible que el hombre que no puede sentir nada le jure
amor a alguien?
ROMINA: ¿Cómo?
FAUSTO NOVENO: Por decisión, Decidí amarte, así como decidí pintar esta
noche.
ROMINA: ¿Amor?
FAUSTO NOVENO. Sí, hacerte el amor. Tan simple y complejo como es.
Fausto deberá dejar salir una parte bestial frente a Romina. La besará y
tomará su cintura con fuerza. Ella cede. Al terminar el beso la escena sólo
tendrá de fondo algunos violines.
ROMINA: ¿Me conoces lo suficiente como para saber todos mis secretos?
ROMINA: El infierno debe ser frío, como tus palabras. Frío como tus
acciones.
Escena 5
Fausto en el mismo espacio, deberá mostrar cansancio y un cambio en su
apariencia para que sea notorio el cambio de tiempo. O bien puede hacerse
a vistas con un cambio escenográfico.
Entra Mefistófeles
HELENA: Toma estas manos que son buenas para... Nada. Pintores, músicos
y poetas, lo único para lo que servirá mi noche, entretenimiento. Para...
Nada. Durante siglos he visto a incontables hombres y mujeres perderse en
mí y conmigo. Con mi cabeza llena de canciones no recuerdo si en algún
momento me he sentido amada. Como una hija de la nada, nacida en medio
de una tormenta de fuego. Puedo sentir la presencia del que a tientas tienta
los corazones de los pobres ingenuos que lo alaban. Llevo muchos años
queriendo preguntarte mi ángel caído... ¿Por qué brindar infinita belleza a
alguien? ¿Alguna vez te has sentido amado? Yo quiero encontrar a quien es
mi destino, a quien mi madre vio, a quien mi padre trajo consigo.
HELENA: En realidad, sueño con un mañana diferente, con lograr romper las
cadenas que me atan a mi destino y lo que con ello conlleva.
HELENA: Sí.
MEFISTÓFELES: ¿Y bien?
Entra Claudia
FAUSTO NOVENO: ¿Esa era la lección que había que aprender aquí?
Obscuro.
Escena 6
Escena 7
La escena se centra en Fausto y Mefistófeles, este último se regodea de su
posible triunfo.
Escena 8
ROMINA: ¿Quién eres tú, que avanzas hacia mí con parsimonia y tranquilidad
en tu alma?
HELENA: Soy una parte de ti, la que trata de no dejarte caer en los abismos
oscuros de la desolación. Sé bien que por Fausto es que estás así...
ROMINA: Fausto
HELENA: Sin embargo, debes luchar por salir de este encierro en el que tú
sola has caído. Tú eras una mujer fuerte con un espíritu que no se dejaba
vencer y, ahora encuentro en ti el cansancio y la desesperación.
ROMINA: ¿Cómo no estar cansada de tartar de hacer entender a un alma
necia lo que mi corazón encierra?
ROMINA: Furia, sentimiento que tuve en el momento de verlo con esa mujer,
abrazados, besándose. Destrucción, la que me he ocasionado a mí misma en
este encierro, permitiendo toda clase de abusos sin oponer resistencia, y
odio, el mismo que le tengo a él, aunque lo amo con la misma intensidad.
MEFISTÓFELES: ¿Entonces?
HELENA: Vengo a pedirte que termines con tu juego, Fausto y Romina ya han
sufrido demasiado.
MEFISTÓFELES: Pues, yo no
HELENA: ¡No puedes hacerme esto! Siento como te exitas ante mi presencia.
HELENA: ¡Demonio!
Mefistófeles tira un beso a Helena, quien sale muy molesta del lugar. Un
segundo después veremos salir al Diablo, al mismo tiempo que Romina entra
a escena por otro punto del mismo.
Escena 9
SARAH: Sabes cómo es, sabes que te puedes quemar, lo sentiste en aquella
mesa y también sabes que es el principio del fin.
ROMINA: Y yo al amor.
CLAUDIA: Rasgó mis ropas con despecho, las arrancó de mí como si fuera
mi propia carne.
ROMINA: Y a mí de Carmina.
ROMINA: No
MEFISTÓFELES: Como deseo ver cuánto lo amas, jugaremos una última vez.
Quien gane se queda con Fausto.
ROMINA: De acuerdo.
MEFISTÓFELES: Bastante podrido por dentro, de las mejores almas para mí.
ROMINA: Me niego a creer que Fausto, mi amado Fausto sea un hombre de
esa calaña.
ROMINA: ¡Mentiroso! Tú, ángel caído, sólo buscas que los seres humanos se
corrompan, das placeres que sólo llenan los espacios vanos. Buscas almas
débiles o vulnerables que te satisfagan, en un intento desesperado de
creerte con la misma fuerza de Dios.
ROMINA: ¿Entonces?
Escena 10
FAUSTO NOVENO: ¡Maldito seas ángel del mal! Te la has llevado, ese no era
el trato.
Obscuro