Libro Secreto de Los Monstruos

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LIBRO SECRETO DE LOS MONSTRUOS

Es un libro interactivo creado por Lua Books, ganadores de la Beca de libro interactivo para primera infancia -
Idartes 2017.

¿Un monstruo que tiene miedo?


ACTIVIDAD.
Lee el cuento, luego ubícate en el fragmento del cuento que te correspondió, en una hoja de
block tamaño carta, transcribe, asígnale un título y realiza el retrato de la historia.

1 ACOSTA ZAMBRANO DANNA

2 ASTAIZA GONZALES SAMUEL

3 HOLGUIN ISABELA SOPHIA

4 MORA COLLAZOS ESTEBAN

5 MOSQUERA KEVIN ANDRÉS

6 MUESES ASHLEY YANIRA

7 RAMIREZ JUAN ÁNGEL

8 RAMOS DILAN SANTIAGO

9 ROMERO SAMUEL ALEJANDRO

1 SANCHEZ PEÑA MERARI

0
1 ZAPATA JUAN SEBASTIÁN.

1
1
2
Esta historia contada a la luz de una vela Acluofobia
es acerca del terror que a este monstruo desvela...
Conocí a un paciente con un problema de verdad,
pues aunque era nocturno, temía a la oscuridad.
Sentía tedio de la negra noche y de su penumbra,
nunca dormía sin la vela que a su miedo alumbra.
Ciertamente su temor le causaba un gran daño,
ya que en las noches le horrorizaba ir al baño.
Prefería quedarse preso del terror que le espantaba,
por lo que, algunas veces, en la cama se orinaba.
Y cuando habló de sus temores pasó lo inesperado:
¡Su miedo no lo asusta! El monstruo se ha curado

Confieso que a mí mismo me causa estremecimiento Acrofobia


el temor que a esta criatura dejaba sin aliento...
Para mi paciente, su fobia era de las más duras,
pues solo de empinarse tenía miedo a las alturas.
Asomarse por un balcón le resultaba imposible,
pues aquello le provocaba un vértigo terrible.
Sus ojos se brotaban y sufría de un atroz mareo.
Los gritos eran estridentes y también su lloriqueo.
Sus garras se clavaban con fuerza en el suelo
por no poder hallar para su temor un consuelo.
Después de un mes de su terror estar hablando,
su cobardía ya no existe... Se le ha ido volando.

Un monstruo asustado pierde todo el encanto Claustrofobia


cuando una cosa tan simple le produce espanto...
—Vivo enclaustrado en mi miedo— me decía
—los lugares cerrados me producen cobardía—.
Para este paciente nada era igual de tenebroso:
un túnel o un ascensor eran para él su calabozo.
Vivir con este martirio le producía mucha tensión,
le sudaba todo el cuerpo y le subía la presión.
No podía respirar, producto de una grave asfixia.
Me confesó un día: —mi temor es mi peor noticia—.
Nada tiene que ver con su cobardía en cuestión,
pero inesperadamente le metieron en prisión.

—Te ahogas en un vaso de agua— le decían Hidrofobia


los otros monstruos que su temor no entendían...
El miedo al agua no es problema verdadero
a menos que tu profesión sea la de marinero.
—Tengo pavor a lagos, ríos, lagunas y mares—
decía el pobrecito al contarme sus pesares.
Para vencer su angustia, nunca le sobraron agallas
y vivía en su temor atrapado, como pez en atarraya.
Le temblaban las aletas de una forma despiadada.
¿Tendrá
El miedoremedio la angustiaera
de este monstruo deescalofriante
este camarada? Pirofobia
Yy,cuentan que su espanto en secreto le inunda,
aunque era cálido, me resultaba horripilante...
pues
—Conjamás venció
el fuego su juega—
no se cobardíaletremebunda.
decía su mamá,
pues jugando con velas, había quemado su sofá.
Desde ese día, a nada le temía más que al fuego,
aunque mi terapia le dio un poquito de sosiego.
Sus síntomas resultaban difíciles de manejar:
fortísimas palpitaciones y un terrible malestar.
Su cuerpo temblaba con temor muy evidente
cuando cualquier situación se ponía candente.
Su desenlace fue fatal, de coloraciones rojizas,
después de que un rayo lo convirtiera en cenizas.

El siguiente miedo no puedo decirlo en voz alta, Ligirofobia


pues es precisamente lo que a esta criatura exalta...
A este monstruo, cualquier ruido lo aturdía:
hasta el mínimo zumbido le quitaba la alegría.
No resistía el estruendoso sonido de la aspiradora
ni la explosión de un globo, mucho menos la licuadora.
Y cuando su temor aparecía súbitamente
se extraviaba su razón y parecía un demente.
Buscaba un lugar donde hallarse más seguro,
sintiéndose por esto terriblemente inmaduro.
Felizmente, su horror parece estar bajo control:
ahora es baterista en una banda de rocanrol.

¡Silencio! y escucha este relato sin temores Mutismofobia


acerca de este monstruo y de sus horrores...
El silencio le aterrorizaba, en esto no les miento,
y en vez de hallar en él la paz, le parecía violento.
Le enloquecían la calma, la afonía y el mutismo,
e interrumpía el silencio con demasiado cinismo.
Cuando su miedo lo contagiaba, parecía enloquecer,
no había ningún remedio para calmar su padecer.
Experimentaba una reacción de ansiedad inmensa,
le faltaba el aire y sufría de palpitaciones intensas.
Para su fortuna, la terapia fue totalmente exitosa:
su temor se ha ido y vive una paz muy silenciosa.

Su temor le resultaba un verdadero enredo Aracnofobia


quedaba petrificado, no podía mover ni un dedo...
Esta fobia es común y no es para nada extraña:
a este paciente tembleque le asustaban las arañas.
Aunque nunca un artrópodo le puso su aguijón,
de solo ver ocho patas peludas perdía la razón.
Si por desgracia frente a frente con su temor se topa,
un ataque de pánico lo embiste a quemarropa.
Un mareo le invade de una náusea horripilante;
ve su temor en todo, vive una ilusión delirante.
Y a pesar de que su miedo lo asalta todavía,
ya no grita de terror, ahora tiene valentía.

También hay temores que resultan muy babosos Cinofobia


y producen en los monstruos efectos peligrosos...
El perro, dicen, es el mejor amigo del monstruo,
mas no de este, quien carga el miedo en su rostro.
Tenía pavor a los perros, lobos, hienas y zorros,
a cualquier cosa que ladre, así fuera un cachorro.
Y cuando súbitamente a su temor se encontraba
prefería huirle espantado y nunca lo enfrentaba.
Salía corriendo el mostrenco muy despavorido,
con gritos desesperados nuevamente ha huido.
Y aunque seguía con aquel miedo irracional,
ya no era tan terrible, no le hacía tanto mal.

Esta fobia me resulta de las más asquerosas Entomofobia


y generaba en mi paciente ideas espantosas...
—Este miedo me produce muy duros efectos,
los veo en todas partes, me horrorizan los insectos—.
Abejas, polillas, cucarachas y negras mariposas,
hacían que padeciera pesadillas espantosas.
Trabajamos en su fobia por cerca de dos años
tratando que su temor no le hiciera tanto daño.
Pero no dejaba de pensar en su miedo asqueroso
que generaba en él temblores vergonzosos.
¿Su final? Pues saca tú mismo la conclusión:
trabajar en una fumigadora fue su decisión.

Los miedos de monstruo no son nada gentiles Bogifobia


aunque parezcan los más ingenuos e infantiles...
Aunque ya tenía doscientos treinta y cinco años,
su temor al coco todavía le hacía mucho daño.
Sufría de pesadillas en las que el coco le comía.
Ni siquiera a escuchar aquella palabra se atrevía.
Nada servía para acabar con su cruel paranoia.
Intenté hasta lo imposible para vencer su fobia.
Aunque parecía inmadura su aversión era intensa
y llenaba al espantajo de una cobardía inmensa.
Más un día cambió y su miedo no le talla:
ahora, felizmente, vende cocos en la playa.

A veces el pánico que flota en el ambiente Espectrofobia


genera sobresaltos de terror en mi paciente...
Y aunque en él probé todo tipo de cataplasmas
el pobre nunca dejó de temer a los fantasmas.
Vivía perturbado por todo tipo de apariciones;
ánimas y espectros eran sus preocupaciones.
Por culpa de su espanto, su rostro era pálido,
era como un alma en pena, débil y escuálido.
Su terror le ha convertido en un ser casi invisible.
¿Podré realmente salvarlo de su miedo terrible?
Fueron cuatro las sesiones y ninguna me pagó.
Al llegar a la quinta, como fantasma, desapareció.

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