Sentencia T 622 2016
Sentencia T 622 2016
Sentencia T 622 2016
Universidad El Bosque
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Abstract:This paper is a review of international and national case law aimed at presenting and
evaluating the considerations within Colombian rulings that have opened a path toward the
recognition of new subjects of rights, and of foreign rulings used as grounding for the former. In
order to do this, we (i) make conceptual clarifications of the legal terms of the discussion; (ii) we
review international case law precedents; (iii) we review relevant Colombian case law; and (iv) we
present additional considerations to each ruling, as conclusions, about the main challenges or
problems found.
Keywords:New Subjects of Rights, Animal Rights, Rights of Nature.
Por otra parte, para este estudio tendremos como fuentes jurídicas principales
las sentencias producidas en Nueva Zelanda e India, que reconocieron personería
jurídica a un río en el respectivo territorio, y las sentencias que resolvieron sobre
la protección de la orangutana Sandra y, posteriormente, de la Chimpancé Cecilia
en Argentina. En el ámbito local, tendremos en cuenta la sentencia T-622 de
2016 que reconoce la calidad de sujeto de derecho al Río Atrato; la C-666 de
2010 que reconoce la calidad de ser sintiente a los animales; la Sentencia C-041
de 2017 que analiza la constitucionalidad de la norma anterior; las sentencias de
la Corte Suprema de Justicia: AHC4806-2017 que falló un habeas corpus a favor
de un oso de anteojos y la STL 12651-2017 que resolvió una acción de tutela
dejando sin valor y efecto la anterior.
En estos términos, podemos ver una oposición entre la persona y la cosa. Para
nuestra legislación actual, el sujeto de derecho es la persona, mientras que el
objeto de algunos de esos derechos son las cosas. Esta división no significa que
no haya una protección para los últimos. De hecho, las normas especiales han
generado mecanismos de protección, incluso penales, a las cosas. Algunos tipos
de protección tienen como objeto el derecho de propiedad u otros derechos reales
que se ejercen sobre las cosas, pero otros tienen la finalidad de proteger a las
cosas por su relevancia o su especial valor; por ejemplo, las normas sobre
patrimonio arqueológico, arquitectónico o cultural.
En un largo proceso de negociación sobre los términos del marco legal para el
acuerdo, se produjo un primer borrador en 2012, en el que se reconoció al Río
como un Te Awa Tupua (un ser todo indivisible y vivo que va de las montañas
hasta el mar, incluyendo sus afluentes con todos los elementos físicos y
metafísico). El acuerdo fue ratificado por los iwis en 2014, y en marzo de 2017
obtuvo la sanción real (Royal assent).
El Te awa tupua es considerado una persona en términos jurídicos (legal person) y, como tal,
tiene derechos, facultades, deberes y obligaciones.
El conjunto de principios que lo rigen implica que (i) es la fuente de sustento físico y espiritual
de las tribus; (ii) es un ser indivisible de la montaña al mar con sus elementos físicos y
metafísicos; (iii) las tribus tienen una interconexión y responsabilidad inalienable con él e (iv)
involucra elementos y comunidades que actúan colaborativamente con el fin común de garantizar
su bienestar. La Corona confirma su compromiso con ese conjunto de principios.
La cara humana del Te Awa Tupua es un rol ejercido por dos personas que provienen de la
Corona y los iwis y está encargada de hablar en su nombre, promover su bienestar y ejercer el
carácter de dueño y administrador. Encuentra apoyo técnico en un grupo consultor compuesto por
autoridades y comunidades locales y tiene garantizada su sostenibilidad económica por parte de la
Corona.
La estrategia se basa en promover procesos colaborativos primordialmente consensuales entre
los interesados: los iwis, gobiernos locales, usuarios y grupos ambientalistas, para avanzar en el
bienestar ambiental, social, cultural y económico del Te Awa Tupua.
El estatus de persona no afecta su uso público ni los derechos prexistentes de navegación,
propiedad privada, derechos de empresas estatales ni permisos de explotación de recursos como la
pesca. A menos que se decida lo contrario, se mantendrán las decisiones de los gobierno locales.
El Te Awa Tupua no será responsable de remediar la contaminación causada durante el periodo
de pertenencia a la Corona, de hecho, esta conservará los pasivos ambientales y cualquier otra
responsabilidad derivada de las decisiones adoptadas.
Esta ley encarna una forma consensuada de reparación de las ofensas históricas
cometidas contra las tribus maoríes y se concreta en un modelo de gestión
compartida de un ecosistema, basado en el pluralismo cultural de las partes,
orientado a la adopción de decisiones consensuadas y sostenibles sobre los usos
de dicho ecosistema.
Sobre esta conclusión debemos anotar que, siguiendo esta lógica, siempre que
haya un deber de protección hacia un objeto, o que el objeto tenga una necesidad
para su existencia o conservación, tal exigencia no es un deber u obligación de un
sujeto hacia el objeto, sino que se constituye en un derecho del objeto; pero no se
define exactamente qué tipo de derecho es ni cómo haría tal objeto para exigirlo.
Sobre la incapacidad, toma como base la postura del civilista Guillermo Borda
que para referirse a la categoría de persona, establece que esta no es una creación
del derecho, sino que es un reconocimiento del hombre físico, corpóreo. En esta
sentencia se afirma que la categoría de sujeto de derecho también les es aplicable
a los primates, por vía de las similitudes entre el humano y el simio en cuanto
“también [son] de carne hueso, nacen, sufren, beben, juegan, duermen, tienen
capacidad de abstracción, quieren, son gregarios, etc.” (Tercer Juzgado de
Garantías del Poder Judicial de Mendoza, P-72.254/15, 2016, p. 39).
Finalmente, teniendo en cuenta que las condiciones de vida de la chimpancé
Cecilia en su lugar de cautiverio no resultan adecuadas a su condición, decide
conceder las pretensiones de la acción de hábeas corpus que “ha de ajustarse
estrictamente a preservar el derecho de Cecilia a vivir en un medio ambiente y en
las condiciones propias de su especie” (Tercer Juzgado de Garantías del Poder
Judicial de Mendoza, P-72.254/15, 2016, p. 44).
Uno de los problemas que plantea reconocer a los animales como personas es
el del reconocimiento de su capacidad de ejercicio. Que las personas sean sujetos
de derecho les permite acudir ante la jurisdicción para reclamar sus derechos
cuando sean incumplidos o vulnerados. En el caso de los animales es evidente
que ellos, por sí mismos, no podrían tomar tal determinación. Por ello, las
precisiones de la sentencia sobre la asimilación de la incapacidad absoluta y la
restricción de derechos son necesarias y relevantes, pues no solamente dan una
solución jurídica al problema de la exigibilidad de los derechos –que no solventa
el problema de su reconocimiento– sino que, además, aclaran que estamos ante la
creación de una categoría nueva y diferente de la de la persona como sujeto de
derechos.
Esta sentencia resuelve una acción de tutela, interpuesta por un ciudadano que
alega que varias entidades distritales de Bogotá, entre ellas el Centro de
Zoonosis, violaron el derecho fundamental de petición, al no dar respuesta a una
solicitud para financiar la protección de unos perros en estado semisalvaje, que
habitan el humedal de Capellanía, y ordenar su recolección, lo que podría
terminar en su sacrificio.
Al igual que la sentencia argentina de 2015, en esta Sentencia se aclara que los
animales y los individuos humanos no son iguales. Pero sostiene que es posible
“encausarlos dentro del sentido amplio de persona” (Corte Constitucional, C-041,
2017, p. 56).
Esta sentencia pretendía que los seres sintientes fueran reconocidos como
sujetos de derecho o, lo que es lo mismo, con personalidad jurídica. Una de las
estrategias de la Corte es equiparar la noción de persona –y personalidad–
jurídica a la de sujeto de derecho y así extrapola la noción de persona a otras
entidades animadas. Sin embargo, no es evidente cuáles son las características
que estas dos entidades comparten en tal identificación. A pesar de que se apoya
en el valor intrínseco de la naturaleza, curiosamente no se refiere a ninguno de
los fundamentos de la Sentencia C-041 de 2017. Este reconocimiento, dice, se
deriva necesariamente del mandato de la Constitución ecológica y es imperativo
para detener el deterioro ambiental y los abusos contra los animales.
En esta sentencia se asume que los derechos no son exclusivos de las personas
naturales (o jurídicas). Para sostener estas conclusiones desarrolla lo que
denomina una visión ecocéntrica-antrópica, que significa un reconocimiento del
papel del hombre dentro de la naturaleza y no sobre ella. Esta visión implica una
responsabilidad de la humanidad con el cuidado del ambiente y con las
generaciones futuras. Con base en esta idea, la Sentencia propone que debe
hacerse un cambio de la naturaleza como objeto del derecho a la naturaleza-
sujeto, pero no es claro cómo se inserta esta categoría en el sistema legal actual.
Sobre el hábeas corpus, la Corte considera que este derecho fundamental les
corresponde de manera exclusiva a los individuos, no a cualquier entidad
considerada como persona jurídicamente. La Sala Laboral utiliza la misma
estrategia que usó la Sala Civil: extiende la noción de la persona jurídica, pero lo
hace para mostrar que si a las primeras no se les puede conceder el derecho de
habeas corpus por la forma en la que funcionan, a los animales tampoco se les
puede conceder por la misma razón (cfr. STL 12651-2017, p.14). Más aún,
teniendo en cuenta que a los animales no se les reconoce la calidad de personas.
4. CONCLUSIONES
Tabla 1.
Sentencias
Sentencia Tipo de acción Petición Reconocimientos/Derechos
T-622 de Tutela Protección a derechos En su parte decisoria reconoce
2016. Río colectivos de al Río Atrato como sujeto de
Atrato comunidades derecho a: protección,
especialmente conservación, mantenimiento
protegidas, a la vida, a y restauración a cargo del
la salud, al agua, a la Estado y comunidades étnicas.
seguridad alimentaria,
al medio ambiente
sano, a la cultura y al
territorio. Ninguna
sobre reconocimiento
de personalidad
jurídica.
En sus consideraciones:
reconoce el deber
constitucional de protección a
Declaración de los recursos naturales, que
inconstitucionalidad incluyen la fauna. Determina
del artículo 7 de la ley que los animales son seres
C-666 de
Constitucionalidad 84 de 1989: excepción sintientes. Establece la
2010
a protección animal dignidad humana como fuente
que permite uso de de obligaciones hacia los
animales. animales. Determina los
alcances y límites del deber
constitucional de protección.
No reconoce ningún derecho.
En su parte decisoria
determina que el derecho al
bienestar animal no es un
Protección a los
T-095 de derecho fundamental y, por lo
Tutela derechos de petición y
2016 tanto, no es protegible
bienestar animal.
mediante tutela. No reconoce
derechos ni titularidad en las
acciones a los animales.
En sus consideraciones tiene
Declaración de una posición favorable hacia
inconstitucionalidad los consensos en contra del
del artículo 5 de la ley maltrato animal y no niega la
C-041 de 1774 de 2016: posibilidad de subsumir la
Constitucionalidad
2017 excepción a definición de los animales en
protección animal que el concepto de persona. No
permite uso de reconoce a los animales como
animales. personas y no determina
ningún derecho.
CSJ- Tutela contra Dejar sin valor y No reconoce la calidad de
STL sentencia judicial efecto la sentencia sujeto de derecho, pero
12651- AHC4806-2017 establece que la categoría de
2017 (hábeas corpus del los animales es un intermedio
Oso Chucho) entre sujeto y objeto de
derecho. Deniega la
posibilidad de que un animal
sea titular del derecho al
hábeas corpus. Reconoce la
calidad de seres sintientes,
pero no les otorga ningún
derecho.
elaboración de las autoras a partir de los datos recolectados
De esta manera, podemos concluir, respecto de los animales, que incluso con el
reconocimiento de la categoría de sintiencia en la legislación colombiana se les
sigue manteniendo dentro del régimen de los bienes muebles animados, aunque
resaltando una especial protección como seres sintientes. No obstante, antes del
reconocimiento de sintiencia, y más allá de él, en nuestro ordenamiento jurídico
se encuentran vigentes la ley 84 de 1989 y la ley 1774 de 2016 sobre maltrato
animal, que establecen tipos penales para la protección de los animales contra el
maltrato y que reconocen las necesidades mínimas que deben satisfacérseles a los
mismos cuando están sujetos a la propiedad individual.
Referencias
ACT TE AWA TUPUA 2017: Whanganui River Claims Settlement. Ministry of Justice,
New Zealand. (March 20, 2017).
ÁVILA, C. (22 de abril de 2018). Guardianes del Río Atrato: amenazados e ignorados,
El Espectador. Recuperado de
https://colombia2020.elespectador.com/territorio/guardianes-del-rio-atrato-
amenazados-e-ignorados
NACIONES UNIDAS. (2006). Las cuestiones indígenas. Los derechos humanos y las
cuestiones indígenas. Informe del Sr. Stavenhagen, Relator Especial sobre la situación
de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas [Adición:
Misión a Nueva Zelandia, E/CN.4/2006/78/Add.3]. Ginebra: Oficina del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos [ACNUDH].
VALENCIA ZEA, A. & ORTIZ MONSALVE, Á. (2011). Derecho civil: parte general
y personas. Bogotá: Temis.
WAITANGI TRIBUNAL REPORT. (1999). The Whanganui river report [versión PDF
reader]. Recuperado de
https://forms.justice.govt.nz/search/Documents/WT/wt_DOC_68450539/Whanganui
%20River%20Report%201999.pdf
Notas
[1] Este texto fue presentado a la Revista en noviembre de 2017, por esta razón, no incluye
importantes pronunciamientos y avances que se dieron en 2018. No obstante, el texto se
actualiza en algunos pies de página para referencia de los lectores.
[2] Al respecto, la Sentencia C-595 de 1999, establece: De todo lo que anteriormente se ha
expuesto se desprende con meridiana claridad que el concepto de propiedad que se
consagra en la Constitución colombiana de 1991, y las consecuencias que de él hay que
extraer (la doctrina de la Corte ejemplificada en las citas anteriores así lo confirma), es bien
diferente del que se consignó en el Código Civil adoptado en 1887 y, por tanto, que el uso
que allí se prescribe del concepto de propiedad, dista mucho de coincidir con el que ha
propuesto el Constituyente del 91; por ende, se deduce que el contenido del art. 669 del
Código Civil según el cual, el propietario puede ejercer las potestades implícitas en su
derecho arbitrariamente, no da cuenta cabal de lo que es hoy la propiedad en Colombia.
(Corte Constitucional, C-595, 1999)
[3] La Corte Constitucional ha explicado la función e importancia de las normas
definitorias así: Cuando el legislador define, hace lo que, en el análisis lingüístico, se
conoce como un uso estipulativo de la palabra; es decir, prescribe lo que dentro de una
comunidad ha de entenderse cuando se emplea el término definido. En ese sentido, formula
una directiva acerca de lo que en un determinado contexto (el sistema jurídico, en este
caso), hay que tener como el significado correspondiente a un concepto,
independientemente de que el mismo, desde otra perspectiva extrasistemática, pueda
significar otra cosa. No informa lo que algo es, en su esencia, sino manda que, para
determinados propósitos, sea tenido por tal. A diferencia de lo que hace el jurista, cuya
tarea sí consiste en informar acerca del significado que a un término le ha asignado quien
tiene competencia para hacerlo. Las reglas definitorias no son obligacionales sino
meramente conceptuales. Su desconocimiento no implica la infracción de un deber sino una
falla técnica que desvía al sujeto de la finalidad perseguida, a saber, conocer y dar cuenta
cabal del significado (dentro de un sistema) de un concepto jurídico o de una institución. En
palabras de Von Wright, “sólo valen como reglas prácticas para aquéllos que quieren lograr
un resultado determinado”. (Corte Constitucional, C-595, 1999)
[4] Elemento que, de hecho, ya ha sido reconocido jurisprudencialmente. La Corte
Constitucional ha dicho: Apuntar al valor intrínseco de la naturaleza, integrada por los
ecosistemas y la biósfera en el planeta tierra, y la interdependencia e interacción de los
seres humanos con ella, nos aproxima en el mundo contemporáneo al concepto dinámico y
abierto de Constitución ecológica, que cobra especial relevancia tratándose del principio de
pluralismo cultural y étnico, así como los saberes ancestrales legados por los pueblos
tribales. (Corte constitucional, C-449, 2015)
[5] Para una mayor comprensión de este reconocimiento, puede revisarse: Murcia, D
(2011). El Sujeto Naturaleza: elementos para su comprensión. En: La Naturaleza con
Derechos, de la filosofía a la Política. Quito: Universidad Politécnica Salesiana - Ediciones
Abya Yala.
[6] Equivalente a una acción de tutela en el ordenamiento jurídico colombiano.
[7] Considerado el texto fundacional de Nueva Zelanda, que, aunque no tiene fuerza
vinculante directa, ha sido invocado para alegar la ilegalidad de aquellas normas adoptadas
para desposeer a los iwis. Cabe destacar que existe una controversia histórica sobre el
contenido de sus cláusulas, pues la redacción en inglés y en maorí parece disentir en el
alcance de la expresión soberanía sobre los recursos. Para mayor ilustración puede
consultarse: https://nzhistory.govt.nz/politics/treaty/read-the-Treaty/differences-between-
the-texts
[8] La desposesión por vía administrativa, confiscaciones, compras fraudulentas,
fragmentación de los títulos colectivos, sometimiento a condiciones de pobreza,
compensaciones fallidas y represión de las protestas. Todos estos elementos fueron
resaltados en el informe del Tribunal de Waitangui Taranaky Report, Kaupapa Tuatahi de
1996.
[9] El carácter del Tribunal no es estrictamente vinculante y la Corona no siempre aceptó
sus conclusiones (Naciones Unidas, 2006).
[10] Homologable a nuestra figura de representante legal y comprendida en contexto como
los guardianes legales.
[11] Programa existente desde 1986 y con exiguos resultados en la conservación efectiva
del ecosistema. Para más información ver: http://nmcg.nic.in/about_nmcg.aspx
[12] Es así como se crean personas jurídicas como empresas, instituciones oficiales,
sindicatos o fideicomisos.
[13] Las obras citadas son: Juliano, D. (1997). Universal/Particular, un falso dilema. En R.
Bayardo, & M. Lacarrieu M. (Comps.), Globalización e Identidad Cultural. Buenos Aires:
Ediciones Ciccus; Burke, P. (2001). Estereotipos de los otros. En Visto y no Visto.
Barcelona: Editorial Crítica; Goffman, E. (1995). Estigma. La identidad deteriorada.
Buenos Aires: Amarrortu Editores. [Selección: pp. 9-31 y 45-55]; Guaimas, L. (2015). La
Antropología: sobre la construcción social de las Categorías [inédito]; Zaffaroni, E. R.
(2013). La Pachamama y el Humano. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo,
p. 74.
[14] La sentencia resume parte de las peticiones así: En definitiva, manifiesta el Dr.
Buompadre, Cecilia es una persona no humana, inocente, que no ha cometido delito alguno
y que ha sido condenada a vivir en el encierro de una forma arbitraria e ilegítima, sin
proceso previo, legal y válido, dispuesto por una autoridad pública que no es judicial,
zoológico de Mendoza, donde actualmente cumple una pena de prisión (establecimiento
que no garantiza mínimamente sus condiciones de “Bienestar animal”) y que nunca tuvo la
más mínima posibilidad de ser libre y de vivir esa libertad, aunque sea en sus últimos días
de vida. (Tercer Juzgado de Garantías del Poder Judicial de Mendoza, P-72.254/15, 2016,
p. 5)
[15] El pronunciamiento cita a Bentham, Salt, P. Singer, Zaffaroni y L. Boff en favor de los
derechos de los animales y de la tierra.
[16] En este punto la sentencia reúne una serie de argumentos de manera indistinta que se
encuentran desarrollados en los informes de los expertos allegados al expediente, así:
Ahora bien, es una regla de la sana crítica- racional que los animales son seres sintientes en
tanto les comprenden las emociones básicas. Los expertos en la materia coinciden de forma
unánime en la proximidad genética que tienen los chimpancés con los seres humanos y
agregan que estos tienen capacidad de razonar, son inteligentes, tienen conciencia de sí
mismos, diversidad de culturas, expresiones de juegos mentales, manifestaciones de duelo,
uso y fabricación de herramientas para acceder a los alimentos o resolver problemas
sencillos de la vida cotidiana, capacidad de abstracción, habilidad para manejar símbolos en
la comunicación, conciencia para expresar emociones tales como la alegría, frustraciones,
deseos o engaños, organización planificada para batallas intra-específica y emboscada de
caza, poseen habilidades metacognitivas; poseen estatus moral, psíquico y físico; poseen
cultura propia, poseen sentimientos de afecto (se acarician y se acicalan), son capaces de
engañar, usan símbolos para el lenguaje humano y utilizan herramientas. (Tercer Juzgado
de Garantías del Poder Judicial de Mendoza, P-72.254/15, 2016, p. 32)
[17] En este pronunciamiento se aclara que el concepto de persona se equipara con el de
sujeto de derecho y, por tanto, es necesaria su clara definición.
[18] En la sentencia se establece: Por ello, en la presente no se intenta igualar a los seres
sintientes –animales– a los seres humanos como así tampoco se intenta elevar a la categoría
de personas a todos los animales o flora y fauna existente, sino reconocer y afirmar que los
primates son personas en tanto sujetos de derechos no humanos y que ellos poseen un
catálogo de derechos fundamentales que debe ser objeto de estudio y enumeración por los
órganos estatales que correspondan, tarea que excede el ámbito jurisdiccional. (Tercer
Juzgado de Garantías del Poder Judicial de Mendoza, P-72.254/15, 2016, pp. 36-37)
[19] Este pronunciamiento da lugar a la Sentencia de Casación de la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil (STC-4360 de 2018), emitida el 05 de abril de 2018, que
ordena la formulación de “un plan de acción de corto, mediano y largo plazo, que
contrarreste la tasa de deforestación en la Amazonia, en donde se haga frente a los efectos
del cambio climático” y dentro de sus consideraciones reconoce a la Amazonía Colombiana
como “sujeto de derechos”. El Magistrado Ponente de esta última sentencia es Luis
Armando Tolosa Villabona, que fue Ponente de la Sentencia que reconoció el Hábeas
Corpus al oso de anteojos analizada en este artículo en el numeral 3.5. La sentencia de 2018
no se analiza acá porque es posterior a la fecha de presentación de este artículo.
[20] Establecido en el Principio 15 de la Declaración de Río: Con el fin de proteger el
medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución
conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de
medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente.
(Corte Constitucional, T-622, 2016)
[21] Los guardianes elegidos por las comunidades para representar los intereses del río
tendrán que participar de acciones como: incautación y neutralización de las dragas –y en
general de la maquinaria utilizada en estas labores–, la restricción y prohibición del tránsito
de insumos como combustible y sustancias químicas asociadas (mercurio, cianuro) y la
judicialización de las personas y organizaciones responsables. (Corte Constitucional, T-
622, 2106, resuelve 10, numeral 3). A un año de la expedición de la sentencia, los
guardianes habían denunciado amenazas en su contra con ocasión de rol en cumplimiento
de la sentencia, y una reacción estatal mínima para garantizar su protección (Ávila, 2018).
[22] Ley 84 de 1989 “Por la cual se adopta el Estatuto Nacional de Protección de los
Animales y se crean unas contravenciones y se regula lo referente a su procedimiento y
competencia” (p. 1).
[23] La Corte presenta los elementos fundamentales del sistema de protección en las
conclusiones del Punto 1 del Capítulo I de la Sentencia C-666 de 2010.
[24] En palabras de la corte: la protección que se deriva de la Constitución supera la
anacrónica visión de los animales como cosas animadas, para reconocer la importancia que
éstos tienen dentro del entorno en que habitan las personas, no simplemente como fuentes
de recursos útiles al hombre, sino en cuanto seres sintientes que forman parte del contexto
en que se desarrolla la vida de los principales sujetos del ordenamiento jurídico: los seres
humanos. (Corte Constitucional, C-666, 2010, Cap. I, numeral 1)
[25] En palabras de la Corte: […] corresponde determinar si ¿del mandato constitucional de
protección al bienestar animal se desprende la titularidad de un derecho exigible por
cualquier persona con el fin de evitar el maltrato animal del que presuntamente serán
víctimas los perros que habitan el humedal de Capellanía, al ser recolectados por la
Secretaría Distrital de Salud con el fin de resguardar el ecosistema del humedal y la
garantizar la recuperación del espacio público? (T-095, 2016, parágrafo 26)
[26] Sentencias: T-411 de 1992; T-622 de 1995; T-035 de 1997; T-863 de 1999; C-1192 de
2005; T-760 de 2007; C-666 de 2010; C-439 de 2011; C-283 de 2014.
[27] Entre otros referentes, cita a Bentham como primera afirmación de los derechos de los
animales; Lord Erksine y Richar Martin, como antecedente de la primera ley de protección
del ganado en Inglaterra; Peter Singer que desarrolla el problema del estatus moral de los
animales; Adela Cortina que reconoce el valor intrínseco en los animales; Henry Salt que se
refiere de manera más precisa a los derechos de los animales; Alejandro Herrera Ibáñez que
propone la sintiencia como fuente de obligatoriedad moral; Joel Feinberg que aborda el
problema de la representación legal de los animales; Tom Regan que aboga por el
reconocimiento de valor intrínseco; Martha Nussbaum que extiende el concepto de
capacidades a la vida de los animales; y, en la misma línea, a Jorge Riechman.
[28] Esta sentencia supone que los animales, por el hecho de ser tales, son sujetos de
derecho. Esta es nuestra interpretación de la expresión “reclaman prioritariamente [la
entidad de sujetos de derecho], por poseerla ontológicamente, los otros seres sintientes,
incluyendo la naturaleza” (Corte Suprema de Justicia de Colombia, AHC4806-2017, 2017,
parágrafo 2.4.3, párr. 2).