Kelly Dayanna Cañas Giraldo
Kelly Dayanna Cañas Giraldo
Kelly Dayanna Cañas Giraldo
Los niños que tienen este tipo de TDAH tienen dificultad para prestar
atención. Se distraen con facilidad pero no son impulsivos o hiperactivos. A
veces se denomina de manera no oficial como trastorno por déficit de
atención o TDA.
Los niños con este tipo de TDAH pueden “pasar inadvertidos” porque no
molestan en clase. De hecho, es posible que parezcan tímidos o que “ sueñan
despiertos”. Aunque puede que no tengan problemas de conducta
importantes, su inatención pueden provocarles otros problemas.
Este tipo corresponde aproximadamente al 30 % de los casos de TDAH
diagnosticados. Su asociación a los trastornos de conducta hace que sea el
tipo que más pronto llega a las consultas. Este tipo de TDAH es bastante más
frecuente en los hombres.
Los niños que tienen este tipo de TDAH presentan síntomas de hiperactividad
y sienten la necesidad de moverse constantemente. También tienen
dificultad para controlar sus impulsos. Por lo general no tienen problemas de
atención. Esta presentación se ve más a menudo en niños pequeños.
Suele ser más sencillo identificar las señales de este tipo de TDAH. Los niños
que lo tienen suelen tener dificultad para permanecer sentados en clase y
para controlar su comportamiento.
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de
oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o
instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de
edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.
Los niños que tienen este tipo de TDAH muestran problemas significativos,
tanto de hiperactividad/impulsividad como de falta de atención. Sin
embargo, puede que esos problemas de hiperactividad/impulsividad
disminuyan gradualmente al aproximarse la adolescencia.
El TDAH tiene también muchos aspectos positivos. Con un buen abordaje
adecuado pueden ser potenciados, ya que estos niños tienen una respuesta
alta a estímulos positivos. Si nos fijamos bien, no es tan terrible tener un
TDAH, tienen innumerables características positivas que les pueden llevar en
el futuro a ser grandes genios.
La creatividad y originalidad suelen ser unas de sus principales características,
pero al igual que tienen un sin fin de desventajas, también tienen un sin fin
de maravillosa características:
Causas
No se sabe con seguridad la causa que produce el trastorno oposicionista desafiante. Hay
diferentes teorías que intentan buscar su origen
Para las personas que tienen un trastorno del estado de ánimo, su estado
emocional o de ánimo general está distorsionado o no se condice con sus
circunstancias e interfiere en su capacidad para funcionar. Pueden estar
extremadamente tristes, vacíos o irritable s(deprimidos), o pueden tener
períodos de depresión alternados con excesiva felicidad (manía).
Los trastornos de ansiedad también pueden afectar su estado de ánimo y
suelen ocurrir junto con la depresión. Los trastornos del estado de ánimo
pueden aumentar el riesgo de cometer suicido.
Algunos ejemplos de trastornos del estado de ánimo comprenden los
siguientes:
• Trastorno depresivo mayor: períodos prolongados y persistentes de
tristeza extrema
• Trastorno bipolar: también denominado «depresión maníaca» o
«trastorno afectivo bipolar»; se trata de una depresión que alterna
entre momentos de depresión y manía
• Trastorno afectivo estacional: forma de depresión que, muy a
menudo, está relacionada con tener menos horas de luz solar en las
latitudes que se encuentran más al norte y más al sur, desde fines de
otoño hasta principios de la primavera
• Trastorno ciclotímico: trastorno que provoca altibajos emocionales
algo menos extremos que en el trastorno bipolar
• Trastorno disfórico premenstrual: cambios en el estado de ánimo e
irritabilidad que se producen durante la fase premenstrual del ciclo de
la mujer y desaparecen con el comienzo de la menstruación
• Trastorno depresivo persistente (distimia): forma de depresión a largo
plazo (crónica)
• Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo: trastorno
de irritabilidad crónica, grave y persistente en los niños, que, a
menudo, comprende berrinches frecuentes que no son coherentes con
la edad de desarrollo del niño
• Depresión relacionada con una enfermedad física: estado de ánimo
deprimido persistente y pérdida significativa del placer en todas las
actividades o en gran parte de estas, que tiene relación directa con los
efectos físicos de otra enfermedad
• Depresión inducida por el consumo de drogas o medicamentos:
síntomas de la depresión que se presentan durante el consumo de
sustancias, o poco después de este, de la abstinencia o después de la
exposición a un medicamento
En la mayoría de las personas, los trastornos del estado de ánimo pueden
tratarse con éxito con medicamentos y terapia de conversación
(psicoterapia).
Las causas
Las causas de la depresión son complejas y en muchas ocasiones no se pueden entender.
Las alteraciones del sueño, las hormonas, los neurotransmisores, la educación, la herencia
genética, los factores estresantes de la vida… todos estos motivos pueden implicar las
causas para que un niño presente distimia.
Alteraciones de sueño
El trastorno distímico se produce en casi la mitad de las personas (y niños) que tienen
problemas del sueño, ya que dormir bien es imprescindible para sentirse bien
emocionalmente.
Desequilibrios hormonales
También existe cierta evidencia que sugiere la correlación con los desequilibrios
hormonales de cortisol o la hormona de la tiroides. En los niños y adolescentes hay
evidencias de que la hipersecreción de cortisol se asocia a síntomas depresivos más
severos y con una mayor probabilidad de depresión. A falta de la hormona tiroidea
también pueden haber desequilibrios emocionales y causar distimia en los pequeños.
Los neurotransmisores
Cuando un niño o adolecente (y también un adulto) tienen depresión, parece que hay un
exceso anormal o una inhibición de las señales que controlan el estado de ánimo, los
pensamientos, el dolor y otras sensaciones. Algunos estudios hablan sobre el
neurotransmisor llamado serotonina. Se supone que la razón de los antidepresivos son
eficaces porque corrige estos desequilibrios de forma química.
La educación
La crianza de un niño también puede ser clave en el desarrollo del trastorno distímico.
Unos padres que no tienen en cuenta las emociones de sus hijos, que los maltratan o que
los abandonan (física o emocionalmente) durante la infancia y la adoelscencia… hará que
los niños y adolescentes sientan baja autoestima y pensamientos negativos, algo que les
puede ocasiones depresión.
La herencia genética
La herencia también puede ser importante en el desarrollo de los trastornos depresivos o
de distimia. Las personas con depresión suelen ser más propensos a padecerla si alguien
de su familia inmediata también lo han sufrido. Parece que los factores biológicos y
genéticos pueden hacer que los individuos sean más propensos a tener depresión, pero
las circunstancias ambientales pueden desencadenarla y convertirla en una enfermedad.
Pero la buena noticia es que la distimia es tratable y con un buen apoyo profesional se
pueden conseguir muy buenos resultados y que los niños y adolescentes puedan volver al
bienestar emocional que les corresponde.
El trastorno bipolar es un trastorno mental que hace que las personas experimenten
cambios evidentes, a veces extremos, en el estado de ánimo y el comportamiento. A
veces, los niños con trastorno bipolar se sienten muy felices o "animados" y son mucho
más enérgicos y activos de lo habitual. Esto se llama un episodio maníaco. Otras veces, los
niños con trastorno bipolar se sienten muy tristes o "abatidos" y son mucho menos activos
de lo normal. Esto se llama episodio depresivo.
Los indicios y los síntomas del trastorno bipolar pueden coincidir con los de otros
trastornos que son frecuentes en los jóvenes, como el trastorno por déficit de atención
con hiperactividad, problemas de conducta, depresión mayor y trastornos de ansiedad. El
diagnóstico del trastorno bipolar puede ser complicado y requiere una evaluación
cuidadosa y exhaustiva por parte de un profesional de la salud mental capacitado y con
experiencia.
Con tratamiento, los niños y los adolescentes con trastorno bipolar pueden controlar sus
síntomas y llevar una vida exitosa.
¿Qué causa el trastorno bipolar?
Se desconocen las causas exactas del trastorno bipolar, pero hay varios factores que
pueden contribuir a la enfermedad.
Por ejemplo, los investigadores están comenzando a descubrir mecanismos genéticos
relacionados con el trastorno bipolar y otros trastornos mentales. Diversas investigaciones
muestran que la probabilidad de que las personas tengan un trastorno bipolar es mayor si
tienen un familiar cercano con la enfermedad, lo que puede obedecer a que tienen las
mismas variaciones genéticas. Sin embargo, solo porque un miembro de la familia tiene el
trastorno bipolar, no significa que otros miembros de esa familia lo tendrán. Hay muchos
genes implicados en el trastorno, pero no hay un solo gen que lo causa.
Las investigaciones también sugieren que la adversidad, el trauma y los acontecimientos
estresantes de la vida pueden aumentar la posibilidad de presentar el trastorno bipolar en
personas con un riesgo genético de tener la enfermedad.
Algunos estudios de investigación han encontrado diferencias en la estructura y la función
del cerebro en las personas que tienen trastorno bipolar y las que no lo tienen. Los
investigadores están estudiando el trastorno para aprender más sobre sus causas y
tratamientos eficaces.
Síntomas
Los síntomas de la ciclotimia son altibajos emocionales. Los altos ciclotímicos comprenden
síntomas de un estado de ánimo elevado (síntomas hipomaníacos). Los bajos ciclotímicos
consisten en síntomas depresivos leves o moderados.
Los síntomas de la ciclotimia son similares al trastorno bipolar I y II, pero son menos
graves. Cuando tienes ciclotimia, por lo general puedes desenvolverte en la vida diaria,
aunque no siempre bien. La naturaleza impredecible de los cambios de humor puede
alterar significativamente tu vida porque nunca sabes cómo te vas a sentir.
Síntomas hipomaníacos
Los signos y síntomas de los altos ciclotímicos pueden ser los siguientes:
• Sensación exagerada de felicidad o bienestar (euforia)
• Optimismo extremo
• Autoestima excesiva
• Hablar más de lo habitual
• Juicio deficiente que puede causar una conducta de riesgo o elecciones
imprudentes
• Frenesí de ideas
• Conducta irritable o alterada
• Actividad física excesiva
• Mayor deseo para realizar o lograr objetivos (sexuales, sociales o relacionados con
el trabajo)
• Menor necesidad de dormir
• Tendencia a distraerse fácilmente
• Incapacidad para concentrarse
Síntomas depresivos
Los signos y síntomas de los bajos ciclotímicos pueden ser los siguientes:
• Sentirse triste, desesperanzado o vacío
• Ganas de llorar
• Irritabilidad, especialmente en niños y adolescentes
• Pérdida de interés en actividades que alguna vez se consideraron placenteras
• Cambios en el peso
• Sentimientos de inutilidad o culpa
• Problemas de sueño
• Inquietud
• Fatiga o sentirse lento
• Problemas para concentrarse
• Pensar en la muerte o el suicidio
Los niños y los adolescentes pueden tener varios tipos distintos de trastornos de ansiedad,
como los siguientes:
Trastorno de ansiedad generalizada. Este trastorno hace que los niños se preocupen casi
cada día por muchas cosas diferentes. A los niños con un trastorno de ansiedad
generalizada les preocupan cosas que les preocupan a la mayoría de los niños, como los
deberes, los exámenes y cometer errores.
Pero se preocupan más y más a menudo por este tipo de cosas. Los niños con este
trastorno también se preocupan por cosas cuyos padres pueden no considerar que sean
motivo de preocupación. Por ejemplo, les puede preocupar la hora del recreo o la del
almuerzo, las fiestas de cumpleaños, quedarse a jugar con sus amigos o el trayecto en
autobus hacia su escuela. A los niños con un trastorno de ansiedad generalizada también
les puede preocupar la guerra, el clima o el futuro. Y, en lo que respecta a sus seres
queridos, les puede preocupar su seguridad, que enfermen o que se hagan daño.
Trastorno de ansiedad por separación. Es normal que los bebés y los niños muy pequeños
se pongan nerviosos y ansiosos las primeras veces que se separan de sus padres. Pero, al
cabo de muy poco tiempo, se acostumbrarán a quedarse con un abuelo, una persona a
cargo de su cuidado o un maestro. Y se empezarán a encontrar como si estuvieran en casa
cuando estén en la guardería o en la escuela.
Pero, cuando los niños no superan con la edad este miedo a estar separados de sus
padres, esto se conoce como trastorno de ansiedad por separación. Incluso cuando se
hacen mayores, los niños con este trastorno se ponen muy ansiosos cuando se tienen que
separar de sus padres o tienen que salir de casa. Pueden perder muchos días de clase.
Fobia social (trastorno de ansiedad social). En la fobia social, los niños tienen mucho
miedo de lo que puedan pensar o decir los demás. Siempre temen poder hacer o decir
algo que les avergüence. Les preocupa que puedan parecer raros o que puedan decir
cosas inadecuadas. No les gusta nada ser el centro de atención. No quieren que los demás
se fijen en ellos, por lo que pueden evitar levantar la mano cuando están en clase.
Mutismo selectivo. Esta forma extrema de fobia social hace que los niños estén tan
asustados que dejan de hablar. Los niños y los adolescentes con mutismo
selectivo pueden hablar. Y hablan cuando están en casa o con sus mejores amigos. Pero se
niegan a hablar en la escuela, con otros amigos o en otros lugares donde sienten ese
miedo.
Fobia específica. Es normal que a un niño pequeño le asuste la oscuridad, los monstruos,
los animales de gran tamaño o los ruidos fuertes, como los de los truenos o los fuegos
artificiales. La mayoría de las veces, cuando un niño tiene miedo, los adultos lo pueden
ayudar a sentirte seguro y tranquilo. Pero una fobia es un miedo más intenso, más
extremo y más duradero a una cosa específica. En una fobia, el niño siente terror ante la
cosa temida y trata de evitarla. Si está cerca de lo que teme, se siente aterrado y resulta
muy difícil consolarlo y tranquilizarlo.
Causas
Los médicos y científicos no saben exactamente qué causa el TOC, aunque investigaciones
recientes han permitido comprender mejor el trastorno y sus posibles causas. Los
expertos creen que el TOC se relaciona con los niveles de un neurotransmisor
denominado "serotonina". Los neurotransmisores son sustancias químicas que
transportan señales al cerebro.
Cuando se bloquea el flujo de serotonina, el "sistema de alarma" del cerebro reacciona de
manera exagerada e interpreta la información de forma errónea. Estas "falsas alarmas"
disparan mensajes de peligro por error. En lugar de que el cerebro filtre estos mensajes, la
mente hace hincapié en ellos y la persona experimenta miedos y dudas para nada
realistas.
Existen fuertes evidencias de que el TOC suele ser hereditario. Muchas personas con TOC
tienen uno o más familiares que también lo padecen o que padecen otros trastornos de
ansiedad por la influencia de los niveles de serotonina de su cerebro. Debido a esto, los
científicos han llegado a creer que esta tendencia (o predisposición) de algunas personas a
desarrollar un desequilibrio en el nivel de serotonina es la que hace que el TOC sea
hereditario.
Tener tendencia genética al TOC no significa que alguien desarrollará TOC, pero sí quiere
decir que existen más probabilidades de que esto ocurra. A veces, una enfermedad o un
acontecimiento que provoca estrés puede desencadenar los síntomas de TOC en una
persona genéticamente propensa a padecerlo.
Es importante comprender que el comportamiento obsesivo compulsivo no es algo que un
niño pueda detener si lo intenta arduamente. El TOC es un trastorno, igual que cualquier
trastorno físico, como la diabetes o el asma, y no es algo que los niños puedan controlar o
que provocaron ellos mismos.
El TOC tampoco es algo provocado por los padres, aunque los acontecimientos de la vida
(como comenzar la escuela o la muerte de un ser querido) pueden empeorar o
desencadenar el TOC en niños propensos a padecerlo.
El TOC puede dificultar la vida diaria de los niños a quienes afecta y la de sus familias. Con
frecuencia, los comportamientos insumen gran cantidad de tiempo y energía, lo cual hace
que les resulte más difícil completar tareas, como la tarea o los quehaceres domésticos, o
disfrutar de la vida.
Además de sentirse frustrados o culpables por no poder controlar sus propios
pensamientos y actos, los niños con TOC también pueden sufrir baja autoestima o sentirse
avergonzados por lo que están pensando o sintiendo (ya que, con frecuencia, se dan
cuenta de que sus temores no son realistas o que sus rituales no van realmente a evitar
los acontecimientos que les provocan temor).
También pueden sentirse presionados porque no tienen suficiente tiempo para hacer
todo. Un niño puede volverse irritable porque se siente obligado a quedarse despierto
hasta tarde o perderse una actividad o una salida para poder finalizar los rituales
compulsivos. Los niños pueden tener dificultad para prestar atención o concentrase
debido a los pensamientos intrusos.
Entre los niños y adolescentes con TOC, las obsesiones más comunes son las siguientes:
• temor a la suciedad o los gérmenes
• temor a la contaminación
• necesidad de simetría, orden y precisión
• obsesiones religiosas
• preocupación por los desechos del cuerpo
• números de la suerte o de la mala suerte
• pensamientos sexuales o agresivos
• temor a sufrir una enfermedad o un daño, o a que esto le ocurra a un familiar
• preocupación por los elementos de la casa
• sonidos o palabras no deseados
Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la
escuela), pero también pueden surgir de la persona. La presión que nos imponemos
puede ser muy significativa, porque a menudo hay una discrepancia entre lo que creemos
que debemos estar haciendo y lo que hacemos realmente en nuestras vidas.
El estrés puede afectar a cualquier persona que se sienta abrumada, incluso a los niños. En
los niños en edad preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles
ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales (en especial,
la tarea de "encajar") crean estrés.
Muchos niños están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o
relajarse después de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en
las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están
demasiado atareados.
Hable con sus hijos acerca de cómo se sienten respecto de sus actividades
extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros y los contras de dejar una
actividad. Si no es posible que la dejen, analice maneras de ayudar a organizar el tiempo y
las responsabilidades de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad.
El estrés de los niños no sólo puede aumentar por lo que sucede en su propia vida. ¿Sus
hijos escuchan cuando usted habla sobre sus problemas en el trabajo, se preocupa por la
enfermedad de un pariente o discute con su cónyuge sobre problemas económicos? Los
padres deben tener en cuenta la manera en que hablan sobre estos problemas cuando sus
hijos están cerca, porque los niños reconocerán la ansiedad de los padres y comenzarán a
preocuparse.
Las noticias del mundo pueden causar estrés. Los niños que ven imágenes perturbadoras
por televisión o que escuchan hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo
pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas que quieren. Hable con
sus hijos acerca de lo que ven y escuchan, y controle lo que ven por televisión, de modo
de ayudarlos a entender lo que sucede.
También debe tener en cuenta los factores agravantes, como una enfermedad, la muerte
de un ser querido o un divorcio, que cuando se suman a las presiones cotidianas que los
niños enfrentan, magnifican el estrés. Incluso el divorcio más cordial puede ser una
experiencia difícil para los niños, debido a que su sistema básico de seguridad —su
familia— atraviesa un cambio complicado. Los padres separados o divorciados nunca
deben colocar a los hijos en una posición en la que deban elegir un lado, ni exponerlos a
comentarios negativos sobre el otro cónyuge.
Signos y síntomas
Si bien no siempre es fácil reconocer el estrés en los niños, los cambios a corto plazo en la
conducta, como los cambios de humor, el mal comportamiento, el cambio en los patrones
del sueño o el hecho de mojar la cama, pueden ser indicaciones. Algunos niños
experimentan efectos físicos, que incluyen dolor de estómago y dolor de cabeza. Otros
tienen problemas para concentrarse o terminar la tarea escolar. Otros niños se abstraen o
pasan mucho tiempo solos.
Los niños más pequeños pueden mostrar signos de reacción frente al estrés al adoptar
nuevos hábitos, como chuparse el dedo, enroscarse el cabello con el dedo o meterse el
dedo en la nariz. Los niños mayores pueden comenzar a mentir, a agredir a otras personas
o a desafiar la autoridad. Un niño estresado también puede tener pesadillas, dificultad
para irse de su lado, reacciones exageradas a problemas menores y cambios radicales en
el desempeño académico.
Las estereotipias se engloban dentro de los trastornos del movimiento hipercinéticos, es
decir, por exceso de movimiento, que incluyen: tics, temblor, mioclonus,
atetosis, corea, distonía y estereotipias.
El término estereotipia surge por primera vez en Francia en el siglo XVIII, refiriéndose al
proceso de hacer copias de textos o dibujos, y se empieza a emplear en el lenguaje
médico desde principios del siglo XX, en el libro de Feindel y Meige de 1907 “Tics y su
tratamiento”).
Su definición ha ido cambiando con el tiempo, pero actualmente se define estereotipia
como:
• Movimientos repetitivos, semi-involuntarios, pueden ser suprimidos
voluntariamente.
• Rítmicos, no siempre, a veces pueden tratarse de una contracción muscular
mantenida.
• Coordinados, no propositivos, no se realizan con un fin.
• Estereotipados, se repiten siempre de forma idéntica.
• Suprimibles con la distracción o iniciación de otra actividad, que no impiden la
realización de una actividad motora, pero en ocasiones pueden interferir con las
actividades normales si son muy frecuentes o resultar lesivos para el individuo (en
casos graves asociados a otros déficits neurológicos).
Suelen iniciarse antes de los 3 años de edad, ser bilaterales y afectar a las extremidades
superiores (pero también pueden ser unilaterales y localizarse en las extremidades
inferiores). Tienen un inicio y un fin bien definidos, aunque su duración es variable.
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