01 Concha Piquer
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CONCHA
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PIQUER
O supo bien el género lo para el registro, debutó en el tea- Ruzafa o del teatro de la Eslava, artista con el traje de su primera
comunión. Relatan sus hagiógra-
que se avecinaba a tro Soqueros, aquél de la calle pero que es el que se llevó la
unos años vista el día en Jordana, el cual no tenía la cate- gloria de haber visto por primera fos que el maestro Lagu na se
que, en una Valencia que prepa- goría del Principal, del Apolo, del vez a aquella estrella vestida de puso manos a la obra con la niña
raba su Exposición de 1909, na- y que comenzó a enseñarle el
cía la hija de un albañil y de una oficio instado a ello por el empre-
modista. Nadie era adivino, o no sario del teatro, que quedará en
había alguno lo suficientemente los archivos como el primero en
versado, tal como ahora parecen darse cuenta de lo que había pa-
proliferar, para saber que aquella sado por allí. Después de él , un
niña de nombre Concepción ve- ciento más: el del Apolo, el del
nía al mundo con un portentoso Kursaal, el de todo pueblo que
sentido de la medida y el matiz, organizara funciones y espec·
y con una extraordinaria pericia táculos. Hasta que llegó Penel!a
para la interpretación. Venía con y mandó parar.
más cosas: personalidad, fuerza,
voz, buena voz, agudeza, verti- Hecha en América
calidad. tozudez y no demasia- Algo tuvo que ver Penella en la
dos panes debajo de l brazo. niña, y verlo muy claro, porque
odo ello, que no es poco, fue a uno no se lleva a una niña y a su
dedicarlo a un género que de su madre de gira por América así
mano se convirtió en la banda como así y menos aún con tan-
sonora original de la película ro- tas cosas por aprender. Pero con
dada por generaciones enteras él las aprendió. A América se fue
de españoles. una Piquer y volvió otra, de aquí
Pascual era su padre, algo de- se fue una niña de catorce años
· licado de salud , y Ramona su que hablaba valenciano y volvió
madre. El 18 de la calle Ruaya, una mujer de veinte que hablaba
en el barrio de Sagunto, su casa, y pensaba en inglés y, sobre
y Benicalap, hoy ya barrio de Va- todo, que traía en su quehacer la
lencia, allá donde fu era a vivir experiencia de haber pasado por
más tarde. Nació el 8 de diciem- los teatros de Broadway y de no-
bre de 1908 y su circunstancia, secuantos Estados norteamerica-
la comcidencia de su nacimiento nos, de haber trabajado con Ed-
con la muerte del campanero Mi- die Cantor y con Al Johnson y de
quelet, fulminado por un rayo , haber sido para la crítica neoyor~
como bien la historia sabe. quina, famosa por su mala uva,
La historia no ignora que la Pi- "The girl who stop show .. , la
quer, Concepción Piquer López ch ica que para el espectáculo.
En el relato quedan los nombres
o había adivinos lo de John Cort y de los hermanos
suficientemente versados Schubert, el primero por hacerla
para saber c¡ue aquella niña
de nombre Concepción venía cantar en el entreacto de << El
al mundo con un gato montés, y los segundos por
portentoso incluirla en el espectáculo que la
sentido de la haría conocida en toda América.
medida y el matiz Allá era "The flower's boy " , la
Se ha dicho que
era soberbia e
intransigente,
arisca y orgullosa.
Quizá cuadre más
decir que era
endemonladarnente
disciplinada,
profesional y
vanidosa
1
¡
- 2-
generación de poetas hijos natu-
La copla rales de Góngora. Y le espera el
público español que ya había
que había estremecido al público oído hablar de ella y que se cita
cantando «El florero", la copla en el teatro Romea de Madrid
que con la urgencia de una no- para escucharla cantar una can-
che y a petición del empresario ción melancólica y patria llamada
del Winter Garden había com - «Tierra extraña, y que habla de
puesto Penella y que, según la nostalgia por España y sus
cuentan las crón icas, debió de suspiros en aquel Manhattan de
repetir seis veces. la ley seca desde el que, por
Después hab ía de ser «The cierto. los hermanos Schubert le
Dancing Girl" con el mentado estuvieron enviando un telegrama
Eddie Cantor, pero vete a saber diario durante meses suplicán-
si la nostalgia, la necesidad de dole que volviera.
los suyos o el acabar harta de Es el mismo año en que canta
los americanos la hacen regresar «La Maredeuta», en que empieza
antes de que eso ocurra, año 27, a hacer cine (cosa en la que
dejando atrás aquel Nueva York nunca fue como para quitar el
de las oportunidades , que a tan- hipo) con Benito Perojo en «El
tos viera llegar, a algunos triunfar negro que tenía el alma blanca»
y que se hallaba a las puertas de y en que esta Casa, ABC , a tra-
su Gran Depresión. vés de un Jurado presidido por
Aqu í la espera la España de Julio Romero de Torres, la pre-
Primo de Rivera y la de toda una mia por su belleza en una foto-
110jos verdesn
Es vals y tango. Es el marinero
y la prostituta. Es la esperanza y
el desespero. Es canción perma-
nentemente. Pasarán los años y
seguirá sonando exactamente
igual de entera, de nueva, tal
como ocurre con las obras maes-
tras. Tal como ocurre con una de
las coplas más bellas jamás
compuesta, "Ojos verdes, :
Ojos verdes. verdes 1 como la
albahaca. 1 verdes como el trigo
verde 1 y el verde verde limón.
Con esta copla alcanzó la Pi-
quer su mayor popularidad. Y si
me apuran su mayor trascenden-
cia. «Ojos verdes , es el amor re-
pentino e inaudito, de nuevo en-
tre la meretriz y el soldado, na-
cido de un trato horizontal y
llevado hasta los luceros de
mayo. Aquello del "quicio de la
mancebía, pasó a ser un dicho
Sobre estas líneas , a la izquierda , la
fotografía que realizó Walken y que fue
publicada en la portada de ABC tras
ganar el primer premio en un concurso de
belleza organizado por esta Casa. La
valenciana tenía una gran personalidad,
fuerza , voz, buena voz, agudeza,
verticalidad y tozudez