HALEWYN

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EL DEMONIO Y LA PRINCESA

-MUSICAL BACHILLERATO 2106-


mariaobregonp@gmail.com

-PERSONAJES-

HALEWYN Johan

ÉDWIGGA, MADRE DE HALEWYN Carolina

ESCUADRÓN DE BRUJAS:

GRIFFONS Yubeli

HYLEJOK Divana

ULFORD Isa

WOLVENTAND Angélica

PURMELENDE, CONDESA DE OSTRELANDE Luisa

BÁRBARA SU NANA Ingry

EL REY DE OSTRELANDE Sebastián

LA REINA DE OSTRELANDE Angélica

KAROL, CONDE DE OSTRELANDE Thomas

GODFRUND, CAPITÁN DEL CASTILLO DE OSTRELANDE Nicolle

IWYN, SOLDADO Thomas

CORO DE SOLDADOS

LAS MUJERES DE LOS LEÑADORES:

Mujer 1: Yubeli

Mujer 2: Angélica

Mujer 3: Carolina

Mujer 5: Divana

Mujer 6 MADRE: Katalina

Mujer 7 Hija: Isa

1
EL VELADOR: Valentina

LA ASAMBLEA DE LOS VASALLOS DE OSTRELANDE

PRINCESA SUNCHINE Nicolle

ESCENA I
-HABÍA UNA VEZ-
(En la torre del homenaje del castillo de Ostrelande)

PRINCESA SUNCHINE.- (A los pies de la niñera): Anda nana cuéntame un cuento…

NANA VIEJA.- (Nostálgica) Mi querida niña, algún día cuando crezcas y dejes atrás tu niñez, te
cansarás de mis bobas historias y no querrás escucharlas más.

PRINCESA SUNCHINE.- (Insistiendo) Pero nana ¿Qué te pasa hoy? Si sabes que me gusta mucho
escuchar tus historias, esas historias tan fantásticas que me ponen a dudar sobre que es fantasía o
realidad, anda querida nana no seas mala, anda… (Le hala las enaguas de su vestido insistiéndole)

NANA VIEJA.- (Meciéndose y tejiendo): Está bien, antes de que tú nacieras, en un reino muy muy…
cercano (Ríe) había una vez…

OBERTURA

(Sale todo el reparto)

LUGAR

(En la llanura fría de Flandes, cerca de la mar germánica, en tiempos medievales.)

ESCENA II
-LOS GUARDIANES-
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)

CORIFEO: A discreción-atención, firmes. Con compás…. ¡Mar!

CORO DE SOLDADOS: (SEXTO GRADO)

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

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Somos guardianes del castillo de Ostrelande.

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos leones por Dios protectores del reino

Y líbranos del perpetuo invierno.

CORIFEO: y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

ENTRADA DANZA SOLDADOS GRADO SEXTO

IWYN (Silencio; Se queda dormido al igual que la guarnición, Godfrund aprovecha para asustarlo.
El capitán GODFRUND entra por la mitad del coro de soldados.)

GODFRUND.- ¿Soldado, tienes frío? (Ríe)

IWYN.- No, capitán. El ventarrón terminó. Mira hacia la torre: ya no se mueve la bandera.

GODFRUND.-Nevará con este tiempo calmado. La llanura se obscurece. Iwyn, coge tu trompeta,
reúne tu aliento y toca…

IWYN.-Tocaré…

GODFRUND.-Hacia el ocaso. (El soldado toca la trompeta quejosamente.) Nadie escucha, nadie
escucha cantar, cantar a tu trompeta, cantar hacia el crepúsculo. Pero hay que hacerlo. Es inútil la
trompeta hacia el norte, hacia el sur, hacia el este, hacia el oeste. ¿Quién lo va a oír en ésta
llanura, donde la gente vive sin bajar jamás los párpados si no es para morir? Sin embargo, así se
hace desde siempre… (Se ríe maquiavélicamente) Hola, joven soldado ¿es difícil el servicio sobre
las altas murallas de éste castillo?

IWYN.-Es más penoso para el alma que para el cuerpo capitán. Este silencio como el de una
escuela en semana santa, o como si montara guardia sobre un sepulcro. Esa llanura inmensa en la
que nada se mueve. Bueno, fuera de las nubes y los murciélagos, nada se mueve jamás. El silencio,
aquí, es más pesado que la armadura que cubre.

GODFRUND.-Uno se acostumbra a él. Cuando seas viejo y te hayan roído los vientos, perderás el
uso de la palabra, y las ganas de hablar; y ya no hablarás, más (Ríe exageradamente); y ¡Que te
importa el silencio si tienes una trompeta de bronce! Iwyn, así haya muy poco que decir en esta
vida, siempre tendrás la compañía de tu trompeta para que no te aburras, para que no te duermas
mientras haces guardia.

IWYN.- (Despertándose) ¡No, por cierto! He tocado, y mira, capitán: los resplandores amarillos.

GODFRUND.-Los ochenta hogueras de los campesinos en sus chozas.

3
IWYN.- ¿Y aquella ventana iluminada del patio?

GODFRUND.- Es el aposento del venerable Rey de Ostrelande, nuestro señor.

IWYN.- ¿Y aquella otra vidriera?

GODFRUND.- Es el aposento de su esposa, nuestra piadosa Reina de Ostrelande.

IWYN.- ¿y aquel tercer ventral?

GODFRUND.-Es el aposento del joven Karol, el príncipe de Ostrelande.

IWYN.- ¿Y aquella vidriera de color rojizo en la torre del homenaje?

GODFRUND.- Es el aposento de Purmelende, la joven princesa de Ostrelande. (Un silencio.)


¿Sueñas soldado? ¿Sueñas contemplando esa torre y esa ventana? (Un silencio.) ¿Has visto ya a la
joven princesa? (Un silencio.) Es blanca y rubia, frágil como el lirio blanco, como la espiga rubia.
(Asustándolo) y violenta. Sí, una salvaje… Si alguna vez oyes sobre el puente el galope de un
caballo fogoso, inclínate sobre el camino: verás a la princesa, con el cabello al viento, en una
carrera insensata. (Un silencio) Tiene dieciséis años, y ojos de color violeta… (Un silencio) Se me
olvidaba: en cuento empiece a nevar, si nevase, coge tú trompeta y toca tres veces, pacíficamente.

IWYN.-Tocaré.

GODFRUND.-Tal es el deseo de nuestra joven castellana.

IWYN.-Extraño deseo. (Saliendo)

GODFRUND.-Extraña muchacha.(Un silencio)

IWYN.- ¿Y allá abajo, capitán, a ras del norte, aquella llama esmeraldina?

GODFRUND.- ¡Como curiosito nos salió! ¿No soldado? Es…

IWYN.- ¿Es un faro para guiar a los barcos?

GODFRUND.-Es la luz de otro castillo, de otro reino.

IWYN.- ¿Cuál?

GODFRUND.- ¿No eres de éstas tierras? ¿Verdad? (Suspira) Entonces no tardarás mucho en saber
qué burgo es y qué señor lo habita. (Ríe maquiavélicamente)

IWYN.- Un viejo guerrero como tú debe haber visto muchas cosas.

GODFRUND.- Muchas. Y es muy triste. (Un silencio) Soldado, el silencio influye en ti. Pronto
tendrás tú también ojos sin párpados. ¡Sacúdete!, empezó a nevar. Toca la trompeta para saludar
a la nieve. ¡Es la orden! (La trompeta resuena, tres veces apaciblemente)

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ESCENA III
-ESPEJO-
(En una cripta del castillo de Halewyn)

HALEWYN.- (Hechizando al espejo)

-CANCIÓN HECHIZO-

(3:16)

Tus manos, conjurando a media noche


La magia y un derroche
La luna y un ritual
Noche a noche
Buscando el amor
Entre menjurjes y hechizos
Encontrando mundos distintos e inciertos
Tus manos vuelven a ser guardadas
Entre sábanas apolilladas y húmedas
Buscando el calor que nunca han sentido
En el frío del delirio
Aún están
Tus manos vuelven a ser guardadas
Entre sábanas apolilladas y húmedas
Buscando el calor que nunca han sentido
En el frío del delirio aún estas…
En la melancolía de tu rostro descubrí
Si algún sueño no puedes esperarás verlo morir
En la melancolía de tu rostro descubrí
Si algún sueño no muere querrás verlo morir….
Tus manos conjurando a media noche
la magia y un derroche
la luna y un ritual

HALEWYN.- (Habla.) ¡Se abren los abismos! ¡El espejo obedece! ¡Se ilumina! Es de color ceniza.
¡Alabado seas Satán! … Descubro un paisaje infinito, infinito… Nieva en el espejo, en el infinito del
espejo, y es un paisaje de inocencia tan puro tan puro… Saltaré dentro de éste espejo engañoso y
me comeré ésta nieve… Espejo, te romperé como estrella de mal augurio si no me muestras a la
que viene por esta llanura de nieve…

VOZ DE ÉDWIGGHA.- ¡Halewyn! ¡Halewyn!...

HALEWYN.- (Tratando desesperadamente de retomar el hechizo. Habla) Espejo, mágico espejo,


sigues sin aurora. Siete veces te he ordenado ya que me entregues la imagen que me tiene obseso.

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Espejo, entrégame te lo suplico en nombre de los ángeles fulminados, entrégame la imagen, la
imagen… (Intentando retomar la canción tararea)

Buscando el calor que nunca he sentido

VOZ DE ÉDWIGGHA.- ¡Halewyn! ¡Halewyn!... ¿Dónde estás?

HALEWYN.- (Habla.) ¡Oh, espejo encantado, palideces como un cisne a la vista de una ninfa! ¡Tus
nieves se arrugan! ¿Se acercan dos lámparas o dos planetas errantes? No, dos ojos de color
violeta… ¡Y las nieves azulean! ¡Es ella, eres tú, mirada caída en la trampa! ¡Acércate, pupilas
reveladas por mis dedos, a la superficie del espejo!

VOZ DE ÉDWYGGA.- ¿Halewyn? ¿Dónde te escondes?

HALEWYN.- (Habla.) Quiero sumergirme en tu agua violeta… (Delira.) ¡Fuera de aquí buenos
espíritus! La criatura dueña de esos ojos hipnóticos vendrá por las nieves y las nieves… ¡Ayúdala
Satán! ¡Vendrá …(Con un breve sollozo.) y me amará… (Canta violentamente)

En el frío del delirio, ahí estas…

VOZ DE ÉDWIGGA.- ¡Abre! Sé que realizas el mal…

HALEWYN.- Realizo el mal con la misma desesperación de que el mal no sea ilimitado como el
bien. Abriré, puesto que lo has presentido. ¡Entérate de todo devoradora de ortigas! … (Rechinan
las bisagras.) ¡Bienvenida seas a éstas tinieblas! …

ÉDWIGGA.- Halewyn, ¿Qué haces en ésta cripta que necesitas de tantas tinieblas? No, no digas
nada. Haces el mal. ¿Qué buscas en ése espejo? No, no digas nada. Ya no te reconozco. Estás
lívido. Tus manos son garras que sufren por no poder apresar nada. Y tu mirada es como la de un
excomulgado. Veo que sufres, pero que ser humano hallaría la felicidad en estas tinieblas? ¿Las
cinco llagas de cristo no sangran para ti?...

HALEWYN.- ¡Ni piedad ni consejos! ¡Y menos el nombre de ese al que llaman los cristianos hijo de
Dios en éste lugar! ¿Qué quieres?

ÉDWIGGHA.- Gritarte mi angustia. Ya me di cuenta de que te vas otra vez: Los caballos están
ensillados, han repartido vino a tus escoltas las hechiceras. Partirás como en las otras lunas llenas.
No partas, Halewyn: ¡esta vez no volverás!

HALEWYN.- Partiré.

ÉDWIGGA.- ¡Ay! ¡Ni las puertas de hierro, ni los muros de granito, ni la muerte, ni la condenación,
podrán retenerte!

HALEWYN.- ¡Ni tus sermones!

ÉDWIGGA.- Hace días que cantas sin parar, mírate tienes la boca hinchada.

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HALEWYN.- ¿Quién ha puesto ese canto en mi boca?

ÉDWIGGA.- ¿Qué buscas todas las noches de plenilunio, qué persigues que jamás alcanzas?

HALEWYN.- El amor, ¡oh! Mujer.

ÉDWIGGA.- ¡Mentiroso!

HALEWYN.- ¿Si no me crees entonces porque me lo preguntas? (Se ríe.) Mi buena madre, más te
hubiera valido abandonarme el día fatal de mi nacimiento…

ÉDWIGGA.- ¿Sabía yo a quien daba el ser?

HALEWYN.- Pues como no lo hiciste, bendíceme ahora.

ÉDWIGGHA.- No puedo.

HALEWYN.- ¡Entonces déjame ir! (ÉDWIGGA trata de retenerlo resbala y cae.) ¡Hete ahí tirada,
muñeca vacía, bruja sin escoba! ¡Cielo sin estrellas!, ¡teatro sin público!

ÉDWIGGA.- ¡Sin sermones!

HALEWYN.- Me voy… ¡Nacido del odio, acosaré al amor! …

ÉDWIGGA.- ¡No volverás!

HALEWYN.- ¡No volveré si encuentro el amor! Es la última vez que parto, que canto. Y rompo éste
espejo. Adiós, madre. Maldíceme ya que no supiste bendecirme. No, no te agarres a mis pies,
Escucha: Cuando era niño, no me enseñaste que había Dios. ¡De hombre, he encontrado al
demonio! Soy un esclavo… Hechiceras alístense… (Se aleja tarareando.)

Buscando el calor que nunca he sentido


En el frío del delirio
¿Dónde estás?
(Su canto se aleja.)

(Suena un cuerno.)

ESCENA IV
-GUARDIANES –ALARMA-

7
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)

CORIFEO: A DISCRECIÓN-ATENCIÓN, FIRMES. CON COMPÁS…. ¡MAR!

CORO DE SOLDADOS:

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos guardianes del castillo de Ostrelande.

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos leones por Dios protectores del reino

Y líbranos del perpetuo invierno.

CORIFEO: y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

(Un silencio. El capitán entra por la derecha; el soldado IWYN por la izquierda.)

GODFRUND.- ¿Qué hiciste durante la hora, soldado?

IWYN.- Encendí las antorchas.

GODFRUND.- ¿No notaste nada?

IWYN.- La nieve caía despacio.

GODFRUND.- ¿Y qué más?

IWYN.- Unos perros ladraron tristemente.

GODFRUND.- ¿Y qué más?

IWYN.- Los cuervos dieron un concierto.

GODFRUND.- ¿Eso es todo?

IWYN.- No. Una partida de caza en la llanura. Oí sonar los cuernos.

GODFRUND.- ¿Dónde oíste los cuernos?

IWYN.- En el norte.

GODFRUND.- (Cambio súbito de ánimo) ¡Por la cruz y la lanza, y los clavos y la esponja!...

IWYN.- Capitán ¿Debo tocar la alarma? (Empuñando su trompeta)

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GODFRUND.- Toca para la nieve, toca para la noche, toca para las tormentas, toca para los
cometas, toca cuando te aburres, pero no toques en éste instante; no toques para anunciar la
desgracia, la desgracia que se anuncia por sí misma, la desgracia que toca el cuerno…

(Se oyen, lejanos, los cuernos.)

IWYN.- Tiemblas capitán ¿Es la guerra?

GODFRUND.- ¡Si no se tratara más que de morir al servicio de nuestro reino! Soldado, soy un
guerrero muy anciano, con un corazón más frío que esta muralla, pero cuando escucho sonar el
cuerno en el norte, se me parte el corazón… ¿No lo comprendes? …Si pudieras oír lo que dicen los
aldeanos en la plaza cada vez que escuchan los cuernos sonar, si pudieras…

(Toques lejanos.)

ESCENA V

-EL PUEBLO-

(En la plaza de mercado. Los perros gruñen y ladran)

MUJER 1.- (Entrando) Llegué temprano a la plaza, y esos perros están todos alborotados, como si
presintieran algo malo. Dios mío que lleguen pronto las demás, con esta nieve es cada vez es más
difícil encontrar provisiones y leña…

MUJER 2.- (Entrando) Niños ¿Dónde están?, por el amor de Dios, contesten a ¡donde se fueron!

(Se topa con Mujer 1) Buenas tardes…

MUJER 1.- Casi noches, menos mal llegó, estaba asustada a sus hijos no los he visto por acá y con
tanto peligro que hay en época de luna llena…

MUJER 3.- (Entrando) A las que madrugan (ríe) Dios nos ayuda, traje varios haces de buena leña
seca, ¿que hay para trocar?...

MUJER 1.- Ismaela, traigo algunas monedas…

MUJER 2.- Busco a mis hijos ¿Los han visto por casualidad?

MUJER 1.- No señora no los he visto y mi señora, con todo respeto pero usted sabe que con éste
inmarcesible invierno, más vale las especias que el dinero.

MUJER 7 (Niña).- (Entrando) Buenas tardes…

TODAS.- ¡Casi noches!

9
MUJER 2.- ¿Usted ha visto a mis hijos?

MUJER 7 (Niña)- ¿Son los hermanitos? ¿Qué parecen casi gemelos? ¿Un niño y una niña?, ¿que se
la pasan en el arroyo?, y que vienen a cambiar bayas y almendras por leña y carne ahumada?

MUJER 2.- (Emocionada) ¡Si ellos son!

MUJER 7 (niña) – Si señora, ahorita estábamos jugando y yo los vi entrar a su casa.

MUJER 2: ¡Ay Dios mío que bendición! Gracias

(Aúllan nuevamente los perros, todas se agazapan)

Mujer 5.- (Entrando) Buenas tardes

TODOS.- ¡Casi noches!

MUJER 5.- (Viendo la buena leña de mujer 3) Sus haces de leña están bien grandes, cuando el
invierno es muy frío, la leña seca arde mejor. ¡Yo, prefiero el frío!

MUJER 3.-Gracias, todas la alagan pero pocos hacen cambio.

MUJER 7 (niña). - ¡Y esos perros que escandalo hacen!, ¿qué les pasará?

MUJER 1.- (En voz baja)-Sí, mujeres se ha vuelto a escuchar

MUJER 2.- Continuamente. ¿No ha oído…?

MUJER 6 MADRE (Entrando asustada)

MUJER 6 MADRE: Lo acabamos de escuchar… en cuanto empezó nevar, el cuerno corrió y saltó,
¡Taiaut!... Placer de señores. Pero, por la sangre de Cristo ¿Qué estarán casando?...

MUJER 7 HIJA.- Madre está cerca, nos rodea… Mami saluda no seas maleducada saluda

MUJER 6 MADRE: Buenas tardes señoras…

TODAS.- Casi noches.

MUJER 5.- Una partida de caza pero solo por algunos mapaches quizás, pero es extraño, toda una
tropa para ¿atrapar animales tan pequeños?

MUJER 1.-Después, el cuerno se callará y se oirá cantar… ¡Dios no detiene a ese criminal!

MUJER 5.- ¡Dios dices! Le teme a ese demonio. ¿Por qué el conde de Flandes, que no está tan
encaramado tan alto no viene a coger vivo a ese vasallo que ha delinquido?

MUJER 6 MADRE.- De otros se sabe que, por menores crímenes, fueron cortados en dos por una
tabla con una tabla dentada. Y ese cantor del infierno…

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MUJER 1.- Primero fue Magdalena.

MUJER 2.- Luego Godeliva.

MUJER 3.- Luego Morata.

MUJER 7 (niña).-Después Sabina.

MUJER 5.- Y Riovela la del cabello rizado…

MUJER 1.- Y cuatro y cinco y seis y siete…

MUJER 3.-Todas bonitas, dulces….

MUJER 2.- Doncellas

MUJER 6 MADRE.- ¡No dios la próxima es mi hija lo presiento! (la protege)

MUJER 3.- ¿Está en edad de amar?

MUJER 6 MADRE - (Asiente con la cabeza, todas la rodean para protegerla) Si ese demonio las
busca así, la próxima es mi hija ya no quedan casi doncellas…

MUJER 2.-Niña déjanos verte, para protegerte, quítate la capota. (Todas atentas)

MUJER 7 (niña).- (Se quita la capota, todas ríen y se relajan)

MUJER 3.- Tranquila todas son blancas y rubias.

MUJER 5.-Y ¡hermosas! Si comadre, no debe preocuparse de todos modos.

MUJER 6 MADRE.- (Digna) pues de todos modos uno nunca sabe.

MUJER 4.- ¿Y de todas formas qué podemos hacer? Rogar por las almas siete veces…

MUJER 1.- ¿Rogar? ¡Buena ganancia para las madres! ¿Y los hombres que hacen ante eso?...

MUJER 5.- Nuestros hombres, han tratado, con hachas y haces, de hacer justicia. ¿Contra el
demonio? No eran más que un centenar de hombres útiles en la tierra de Ostrelande. En cuanto a
la guarnición del castillo, algunos viejos y lacayos con canas… una mañana de Pascua, el hijo de
nuestro rey salió solo a pelear con el asesino de doncellas. No murió en la pelea, pero desde
entonces yace todo molido en su aposento…

(Un silencio. El perro gruñe, todas se asustan nuevamente)

MUJER 7. (Niña)-Es el velador que pasa con sus grandes zuecos. ¡Escuchen!

EL VELADOR.- (Canta).-

11
Si tienes doncellas en edad de amar
Con doble llave las debes encerrar…

MUJER 6 MADRE.- ¡Bien cantado! No amigo, no hay mozuelas aquí adentro ni en las casas de
Ostrelande. MUJER 7 (niña).-Es tanto lo que se ha cantado en nuestra tierra que ya no quedan
doncellas.

MUJER 2.- Puede seguir cantando el duende… A las doncellas las he visto en el bosque, alineadas
sobre su rama, pajaritos que han enmudecido.

MUJER 3.- ¿Lloras, mujer?

LA MUJER 6 MADRE.- Es una canción de muerte, de dolor. ¡Pobre de quien la escuche!... ¡Oh, Dios,
vuelve sordas a las muchachas! ...

MUJER 1.- Te digo que ya no quedan doncellas en edad de hacer tonterías.

MUJER 7 (niña).- Sí, queda una,… (TODAS SE MIRAN) ¡No yo no! una muy bella, rubia, doncella, de
la ¡nobleza!

MUJER 1.- Purmelende de Ostrelande (todas celebran la adivinanza)

(Se oye el cuerno, el resto del reparto sale a refugiarse)

ESCENA VI

-EL LLAMADO-

(En el aposento de Purmelende)

BÁRBARA.- Y la nieve ha caído en cien mil pedacitos que se conocían entre sí, y cuando llegó al
suelo, se juntaron todos los pedacitos, y la nieve no era más que una inmensa casa tejida; y
Ostrelande se ha arropado con este sudario blanco. Princesa, ¿deseas que nieve? En mis años
mozos, tuve un deseo culpable: esas hermosas rosas cuyo aroma trastornan las ideas… La nieve no
tiene perfume. Bien sé que los deseos de una doncella joven y hermosa no son los de ésta criada
vieja y fea que soy yo; pero tuve dieciséis años igualiticos a los tuyos.

PURMELENDE.- (Aburrida) Hila tu lana y deja que hable la rueca.

BÁRBARA:- ¿Qué he dicho de malo? Me callaré, aunque me es muy difícil. El silencio, que tanto
amas, dilata tus ojos, ya de por si grandes. Si hay que callarse, cantaré. (Canta)

A la guerra se marcho
Con la cruz y la bandera:
El corazón me partió
Cuando se fue de mi vera.

12
(Grita). ¡Ay!... ¿Por qué me tapas la boca con tu mano?
PURMELENDE: - Para que no salga ese canto tan bobo. ¿No sabes una canción de amor?

BÁRBARA: - (Sorprendida y preocupada) ¿De amor? Semejantes canciones deben de ser pecados.
Se te ilumina el rostro cuando pronuncias esa palabra. ¿Acaso sabes que es el amor?

PURMELENDE: - Los que lo saben no aciertan a decirlo, y tiene como yo un rostro torturado o
suave. Sé que esta fuerza, semejante al océano, es fatal, todopoderosa y no se puede explicar,
pero que se apodera de ti o te rechaza. (Se ríe.) ¡Y tú, a pesar de tu edad, no sabe nada! ¿Qué me
contestarás si te pregunto ¿ Por qué he deseado tanto la nieve? ¿Por qué mi alma y mi cuerpo se
debaten hasta el agotamiento? ¿Por qué paso de la alegría frenética al estupor profundo? ¿Por
qué estoy hambrienta de olas y sedienta de agua de lluvia? ¡Responde a la muchacha que te
pregunta!

CANCIÓN FIEBRE

  “Por ese fuego que calienta mi piel


quisiera hundirme entre tus brazos
por esa manera que quiero de amar
estas tan dentro de mi corazón
y caminando por las calles
refundida de la gente
El amor me persigue
Como una ola de fiebreeee
De entrega absolutaaa
Fiebreee, de escapar de sentir de hacer música
Fiebre, de amaaar
Fiebreee, de entrega absolutaaa
Fiebre, de escapar de sentir de hacer música
Fiebre, de amaaarrrr…”

BÁRBARA: - Tú no estás bien. Pregúntale a un sacerdote.

PURMELENDE-Ni hechizos ni oraciones. Si estuviera enferma. ¿Dónde hallaría mi curación? En el


aire, si pudiera perder peso; en las entrañas de la tierra si pudiera heredarla; en el agua, que
dilata; en el fuego que pulveriza. ¿Estoy cubierta de sortilegio? No. Me siento tan alejada de los
demonios como de los ángeles.

BÁRBARA: -Seguro que estas embrujada.

PURMELENDE:- Toda la creación no es más que hechicería, cuyos secretos se han perdido… (un
silencio) Tenía la esperanza de que esta nieve me produjera un sueño apacible, y ha sido para mí
de fuego. En vano me han llenado la habitación de santos.

13
BÁRBARA: -Ya no eres más bella, te estas volviendo fea. ¡Contrólate!

PURMELENDE: (Fuera de sí).- Entonces , antes que golpear las baldosas con los talones, antes que
desgarrar mis ropas o dislocar mi crucifijo, pienso que sería mejor echar abajo todo,
metamorfosearme en un animal que corre enloquecido, gritando de placer y de miedo. Un animal
acosado, que el cazador agarrara de pronto para degollarle, cálido sin aliento.

BÁRBARA: - ¡Se ha vuelto loca!

PURMELENDE: -Loca, ya lo sé. Apaga esa luz. Olvida las palabras que han proferido mi boca.

BÁRBARA: -¿Que has dicho?

PURMELENDE:- Palabras. Ya estoy tranquila de nuevo ¿ves? Ahora debemos callarnos para
escuchar. No te alarmes más, mi vieja nana. Hasta esta mañana. Yo era una niña, pero he
cambiado. En el crepúsculo, las nieves que veía caer me parecían ensangrentadas. Y esta noche,
soy una mujer… … (ENTRADA DE DANZA NOVENO: LLUVIA PÚRPURA)

PURMELENDE:- (Un silencio) He oído la señal

BÁRBARA:- ¿El cuerno?

PURMELENDE: -¡Tocaba para mí!

BÁRBARA: ¡Dios redentor! ¿Sabes quién lo toca?

PURMELENDE:- ¡Que me importa! Los astros lo han establecido. Adivino que se acerca al castillo,
pero acaso su voluntad sea de que vaya hacia el…

BÁRBARA: -¡Jesús! ¡Cierren las puertas!...

PURMELENDE: -Te agarro de las muñecas. Gime si quieres, reza, si quieres. Ha salido la luna. Me
mira. ¿No oyes nada?

BÁRBARA: - Un corazón que late, el tuyo.

PURMELENDE:- ¿Y más allá de este corazón?

(Resuena el cuerno)

BÁRBARA:-¡Nada! Te lo juro…

PURMELENDE: (Riendo).- ¿Nada? ¡La luna tiene las mejillas ruborizadas, tocaba el cuerno!...
(Emocionada) Ve y saca del cofre mi vestido de lana, mi cinturón de cobre y mi diadema. Saca
también mis perfumes.

BÁRBARA: - ¿A dónde vas a esta hora de la noche? y ¿por qué el vestido de fiesta?

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PURMELENDE:- ¿Y si fuera a una fiesta? Primero iré al aposento de mi padre, después al de mi
madre y luego al de mi hermano. Dame esa llave que pende de tu cintura…

BÁRBARA: ¡No, esta no!

PURMELENDE:- Te la quito. (Suena el cuerno precipitadamente) Oigo. (En voz baja). Ya no puedo
reír ni llorar, sino que avanzo como una sonámbula sobre una cuerda. Por consiguiente, es inútil
seguir indagando en mi espejo, en este espejo lleno de nieve, quien soy y en que me he
convertido.

BÁRBARA: - ¡Si eres Purmelende la bautizada, suplica al cielo, aún estás a tiempo!...

PURMELENDE:- Estoy atada por los rayos de la luna. Tira de mí. Es la Diosa que manda en las
mujeres…

ESCENA VII
-PARTIDA DE CAZA-
(Hay luna llena y bruma espesa)

HALEWYN: - ¡Alto! Ustedes cuatro, a mí alrededor. ¡Pie a tierra Hylejok!

HYLEJOK:-¡La más amargada!

HALEWYN: -¡Pie a tierra Ulford!

ULFORD: -¡La más antipática!

HALEWYN: -¡Pie a tierra Wolventand!

WOLVENTAND:- ¡La más apestosa!

HALEWYN: -¡Pie a tierra Griffons!

GRIFFONS: La más…hermosa

HALEWYN:- ¡Silencio! Respondan: ¿Quién es su amo?

LAS CUATRO (cantando):

-¡Y ahí está, el jefe supremo de la maldad!

HALEWYN:-Y por Halewyn ¿Que afrontarían?

HYLEJOK.- ¡La muerte más amarga!

ULFORD.- ¡Un montículo de hormigas!

WOLVENTAND:- ¡Al diablo más apestoso!

15
HALEWYN:- ¡Gracias! ¿Y tú, Griffons?

GRIFFONS: - Mi señor, yo enfrentaría un sermón de misa dominical. (Todos ríen)

HALEWYN:- ¡Palabras de hechiceras!... ¡Es cierto que forman dos parejas de magníficas magas!
Ahora estamos en el límite del territorio. Está forrado de espesa nieve; y por mi tierra rueda una
luna enorme de mal augurio. ¡Admiren ese reflector celeste que ilumina sus caras de asesinas!
Debe ser media noche en la luna, si no leo mal en su cuadrante. Se ve muy lejos. Veo…veo…Ulford,
¿Qué ves tú?

ULFORD: - Al norte, su castillo, mi señor, erizado como un puerco espín.

HALEWYN: -¿Y tú, Wolventand, uno de cuyos ojos injuria al otro?

WOLVENTAND: -Monseñor, a la izquierda está el bosque bajo, donde no se encuentra más que
madera para varas y pájaros podridos.

HALEWYN: - ¿y tú, Hylejock, cuyo ojo purulento atrae las moscas?

HYLEJOCK: - ¡Las altivas torres de Ostrelande, sino que reviente!...

HALEWYN: - ¿Y tú Griffons, la de pico de autillo? ¿Que ves tú, hechicera velluda?

GRIFFONS:-! Maravillas, mi buen señor! ¡Ante todo, veo a Halewyn en persona! ¡Si yo fuera
cristiano temería encontrármelo a media noche en un cementerio!

(Los otros se ríen) Luego veo la luna, con costras en la cara. Tiene nariz, boca y agujeros de ojos,
pero esta infinitamente distraída. ¡Es un astro que está pidiendo bofetadas! ¡Ve todo desde arriba
y no comprende nada de nada! ¡Espera, luna! ¡Servirás de blanco a las mujeres hechiceras de
Halewyn!

HALEWYN:- ¡Ver, oír, oler y callar es su prioridad!... Las dejo mis hechiceras. Me esperarán detrás
de aquel montículo. Luego, al escuchar de nuevo mi canto, y ya no estaré solo. A quien traiga con
migo y lo que haga en ese lugar de mi predilección, deben ignorarlo. ¡Serán ciegas! Pero
permanezcan sordas. Si durante mi cabalgata lunar, cantante y sonante, perciben mi triple señal,
será enojo capital o peligro en la llanura. Entonces, a caballo, y que en trece saltos…

GRIFFONS: -Muy bien, nuestro señor. Nuestro deber es correr alerta e ignorar vuestros placeres.

HALEWYN: ¿Mis placeres? ¿Me viste alguna vez volver alegre de mis cazas solitarias?... (Elevando
el tono). Al encontrarme con las doncellas debía eliminarlas por descarte o si no nunca lograría
hallar a la verdadera entre todas. Bueno, han recibido cada una, una cantimplora de vino,
¡bébanla! ¡Mi caballo!...La media noche se acerca. Sabias mujeres, emboquen sus tropas y
dándose la espalda, lancen a los espacios el solemne y leal aviso del señor iniciando su trote… (Las
cuatro hechiceras se dan la espalda lo rodean) ¡A cantar!

LAS CUATRO:

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ENTRADA CANCIÓN QUE BONITA FUE LA NOCHE

(Halewy se va cabalgando, resuena el cuerno)

GRIFFONS: (Se queda bailando, las demás lo despiden melancólicamente)

ESCENA VIII
-DESPEDIDA DE PURMELENDE-
(En los corredores del castillo de Ostrelande)

BÁRBARA: -No des un paso más, princesa: rodarías por los escalones. No encontrarás más que
muros: este castillo es un laberinto. Muros, y una sola salida. ¿A dónde quieres ir? Si, bajamos.
Mas escalones aún. ¡No terminan nunca! ¿Me reconoces, princesa? ¿Qué te pasa? Antes te caíste
más rígida que una estatua. ¿Estás dormida? Ahora avanzas como una sombra. ¿Sabes a dónde
vas? Volvamos a nuestro aposento…

PURMELENDE:- Levanta la lámpara. ¿Por qué no canta ya? ¿Se habrá alejado después de haber
llegado tan cerca? Bárbara, ¿no oyes cantar?

BÁRBARA- ¡Quien cantaría, Dios mío! Jamás he conocido silencio tan profundo.

VOZ DE HALEWYN: (cantando lejos)

Buscando el calor que nunca he sentido


En el frío del delirio aún estas

PURMELENDE: -¡Oh felicidad! Canta.

BÁRBARA: - ¿El silencio?

PURMELENDE: - ¡Qué importa con que nombre lo llames tú! ¡Levanta la lámpara y ahuyenta las
sombras que nos siguen! A este corredor daban en otro tiempo tres puertas.

BÁRBARA:-Dan todavía tres puertas.

PURMELENDE: -Detrás de esas puertas vivían tres seres a los que quería.

BÁRBARA:- Viven aún detrás de esas puertas y tú los sigues queriendo, ¿verdad? Tu padre, tu
madre y tu hermano…

PURMELENDE: - Puede ser que todavía los quiera; sin embargo ya no me acuerdo de su aspecto.
Llama a esa primera puerta con el martillo de oro… (La nana llama)

VOZ DEL REY DE OSTRELANDE:- ¿Quién llama?

PURMELENDE:-Monseñor, es tu hija Purmelende. Estaba soñando, y soñaba que cantaba en la


llanura. Este canto me llama imperiosamente. ¿Qué debe hacer tu hija en este sueño?

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VOZ DEL REY: - Irse a su lecho, si, y soñar que vuelve a acostarse. Yo no sueño jamás. ¡Buenas
noches!

PURMELENDE:-No pues gracias, ¡Y yo sueño que no obedezco! Muchas cosas son posibles cuando
la razón duerme. ¿Pero el que canta, canta como yo lo escucho, en su sueño?...

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

Si algún sueño no puede, querrás verlo morir

BÁRBARA. - ¿Tiemblas?

PURMELENDE - ¡Cantaba!

BÁRBARA. – No, es la lámpara que chirría. ¡Qué noche tan terrible! ¿Te despertarás pronto?

PURMELENDE - ¡Avanza! Llama a esta segunda puerta con el martillo de plata.

(La sirvienta llama.)

VOZ DE LA REINA DE OSTRELANDE. - ¿Qué quieren?

PURMELENDE – Madre mía, es tu hija que sueña; sueña que viene a llamar a tu puerta. Un corazón
está grabado sobre la puerta, y yo lo toco. Responde, madre mía: ¿Qué debe una hacer cuando
sueña cómo sueño y oye cantar divinamente?

VOZ DE LA REINA DE OSTRELANDE. – Hincarse de rodillas, con las manos juntas, pues sólo los
ángeles cantan divinamente. Duerme hija mía y que los ángeles velen tu sueño…

PURMELENDE – ¡Oh madre! ¿Ésa es toda tu experiencia?

BÁRBARA. – ¿Te tambaleas? Vamos a dormir…

PURMELENDE – Cállate. Acerca tu lámpara a mi oído que va a cantar.

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

En la melancolía de tu rostro descubrí


Si algún sueño no puedes querrás verlo morir

PURMELENDE – ¿Estoy bastante bella esta noche?

BÁRBARA. – Estas muy pálida.

PURMELENDE – Llama, por último, a esta tercera puerta con el martillo de hierro.

(La nana llama)

VOZ DE KAROL. – ¿Eres tú capitán?

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PURMELENDE – ¡Hermano mío soy yo Purmelende, sueño tanto, si supieras cuánto he soñado!
Cantan ¿debo escuchar?

VOZ DE KAROL. – ¡Derechito para la cama! Anda, y mete tu cabeza ardiente en el agua helada.
¡Vete al diablo, si es él quien te fascina!...

PURMELENDE – ¿Hermano mío? (Un silencio.) Sólo quedo yo para responderme. A cada uno su
sueño. Sus sueños andan vagando por este castillo, dan vueltas por los pasillos, tropiezan con las
bóvedas. El mío busca una salida. Para de rezar, Bárbara…

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

Mis manos conjurándote a media noche


La magia y un derroche y un ritual
Buscando el calor que nunca hemos sentido
En frío del delio ¿Dónde estás?

PURMELENDE. – ¡Que así sea!... He comprendido, voy. Es una canción cruel, pero no puedo oír
ninguna otra. Bárbara, dame la lámpara.

(Le arrebata la lámpara y huye.)

BÁRBARA (En las tinieblas). - ¡Está muy obscuro! princesa, no se debe obrar así. ¡Vuelve! ¡Haces
mal obrando así! ¡Pecará y no volverá! ¡Dios mío, ha robado la lámpara! ¡Dale tu luz!, ¡Dios mío,
un poco de tu luz! (Se queja lastimosamente.)

ESCENA IX
-PURMELENDE ES DESHEREDADA-
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)

CORIFEO: A discreción-atención, firmes. con compás…. ¡mar!

CORO DE SOLDADOS:

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos guardianes del castillo de Ostrelande.

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos leones por Dios protectores del reino

Y líbranos del perpetuo invierno.

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CORIFEO: Del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

(Silencio. El capitán entra.)

GODFRUND. - ¿Quién vela, soldado?

IWYN. - ¿Capitán? Vigilaba… De pronto unas luces en la llanura. Una de ellas se ha destacado,
dando saltos cada vez más cerca.

GODFRUND. – Antorchas. ¿Qué más?

IWYN. – A nuestros pies, en las caballerizas…

GODFRUND. - ¿Eh?... ¿Quién cuida de los caballos a media noche?... Coge la trompa…

(Se escucha un ruido muy fuerte.) ¿Y ése estrépito?

IWYN. – El puente levadizo acaba de desplegarse sobre el foso.

(Se oye un galope.)

GODFRUND. - ¿Quién sale? ¿Esa forma blanca y roja?... ¡Alerta! Toca la alarma al rey.

(El soldado toca una señal precipitada, luego la llamada al Rey.) ¿Qué vamos a hacer, qué vamos a
responder? ¿Hemos estado lo vigilantes que debiéramos? ¡No toques más! Lo que huye debía
huir. Aquí está el Rey.

EL REY DE OSTRELANDE (Entrando). - ¿Quién vela?

GODFRUND – Ostrelande… Monseñor, hacía una calma misteriosa. De pronto el puente se ha


desplegado. Alguien ha huido…

EL REY. – Hacia el norte ¿no? ¡Váyase al fin del mundo!... Ha faltado al honor. No perseguiremos a
la que huye de nosotros. ¡Que se largue!... Y si puedes oír aún mi voz paternal, entérate de mi
voluntad: ¡Huye hasta los confines del mundo, y más allá! ¡Que ese caballo vuelva solo o no traiga
más que tu cuerpo profanado!...

GODFRUND. – Monseñor, ¿ésa es tu última orden?

EL REY. – Pon las banderas a media asta. Hay un alma menos en este castillo…

(Se aleja.)

20
ESCENA X
-HUYO-
(En la llanura. El cuerno. Un galope)

PURMELENDE. – Huyo, huyo como si todo lo que me amaba me rechazase violentamente a lo


lejos, a lo ancho. ¡Anda, mi buen Brun! El mar está cerca, tú espumas como él. La luna nos sonríe.
¿Por qué te encabritas? Sigue adelante, hasta aquel fuego verde que te espanta, en el horizonte,
esa hoguera en la cual saltaremos. No temas, apresúrate, ¿si el fuego se llegase a extinguir y el
cuerno no sonase más?... Mi ángel guardián se quedó dormido en el castillo. A toda prisa, hacia el
norte de la boca cantante, hacia el norte que llamea. Y si alguien se atraviesa en tu camino,
aunque fuera mi padre, un arcángel o el mismo Dios, ¡Derríbalo! Nada existe más que esa hoguera
que canta; escucha…

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

Mis manos vuelven a estar guardadas

Entre sábanas apolilladas y húmedas

PURMELENDE. – ¿Dónde te ocultas tu que das amor?... ¿Estás debajo de las nieves muertas o en
las nubes deshechas? ¡Ay! Canta otra vez…

VOZ DE HALEWYN.- (Cantando).

En la melancolía de rostro descubrí

Si algún sueño no muere querrás verlo morir

PURMELENDE. – Yo voy, doncella blanca, repleta de sangre púrpura: voy a tu canto, encantador…
¿Y cuando esté a tu lado?

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

Querrás verte morir

PURMELENDE. – El amor te pido…

VOZ DE HALEWYN (Cantando). –

Querrás verme morir

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PURMELENDE. – ¡Oh voz! Te respondo: yo no quiero el amor, quiero amar; yo no quiero la muerte,
quiero morir de tanto amar. Yo no pido nada y ofrezco todo. ¡Ah! ¡Ven de una vez, hombre o
fuego! No, tendré que ir yo… ¡Adelante, Brun! ¡Acomete hacia las llamas!... ¡Y quede yo reducida a
cenizas y dispersada a los cuatro vientos si me vuelvo de fuego como tú, si puedo consumirme
como tú en una misma combustión! ¡De prisa!... El fuego crece… ¡Es un cuerpo vivo que arde de
pie!... ¡Es él! ¡Corre más!...

(Se aleja al galope. El cuerno de Halewyn resuena triunfalmente.)

ESCENA XI
-DISCUSIÓN CONYUGAL-
(En un aposento del castillo de Ostrelande).

VOCES POR FUERA.

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos guardianes del castillo de Ostrelande

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos leones por Dios protectores del reino

Y líbranos del perpetuo invierno.

CORIFEO: y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

(Un silencio)

LA REINA DE OSTRELANDE. – Dios nos guarde, y a nuestra pobre hijita.

EL REY DE OSTRELANDE. – Prohíbo que se hable de ella, e incluso pensar en ella. Fue a su destino.
Ni una lágrima asomará a mis ojos. Así somos nosotros, los que llevamos el nombre de Ostrelande.

LA REINA. – Yo no soy más que una madre; ese es mi único nombre.

EL REY. - Las mujeres de nuestra casa no se lamentan, no lloran jamás.

LA REINA. - ¡Corazón duro!

EL REY. - Con este corazón duro hemos hecho la gloria de Ostrelande y su grandeza.

LA REINA. - Pero si no puedo llorar ni lamentarme, ¿Qué me queda?

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REY. – Rogar por el alma difunta.

LA REINA. – Mi hija no ha muerto, ¡Lo presiento!

EL REY. – No obstante, te ordeno que reces el oficio de los muertos.

(Un silencio.)

VOCES POR FUERA. – Y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

EL REY. – A este león, al simbólico león que trajimos de Tierra Santa, el tiempo le ha limado las
garras y le ha quebrado los riñones. Le blanquea la melena. Nosotros somos unos viejos leones
que ya no podemos hacer otra cosa que rugir hacia el gavilán.

LA REINA. – Esposos mío, veo que los ojos se te llenan de lágrimas.

EL REY. – No es cierto.

LA REINA. – Perdón, me pareció ver…

EL REY. – Afirmo que no lloro. Los de Ostrelande no lloran jamás.

(El REY se vuelve. Un silencio.)

VOCES POR FUERA. – Y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

ESCENA XII
-EL ENCUENTRO -
(En la llanura PURMELENDE Y HALEWYN se encuentran frente a frente, sus respiraciones están tan
agitadas que se escuchan, se toman de las manos, se convierten en sombras)

Entrada DANZA: LA BALADA DE EROS

(Se iluminan nuevamente PURMELENDE Y HALEWYN cantan)

PURMELENDE:- En la melancolía de tu rostro descubrí… (Le acaricia el rostro)

HALEWYN:-Si algún sueño no puedes, querrás verlo morir (la empieza a ahorcar, ella cae
arrodillada)

Entrada DANZA: LA BALADA DE TÁNATOS

(Se escucha un grito desgarrador)

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ESCENA XIII
-EL PRESAGIO –
(En la llanura)

GRIFFONS. - ¡Gra! ¡Gra!... ¡Comadres, dejen sus lechos de nieve y vengan a escuchar la buena
aventura! ¡Gra!...

ULFORD. – He oído roncar a los cuervos…

GRIFFONS. - ¡Levántate! La de los ronquidos era yo. ¡En guardia, comadres! La luna se va a ocultar,
y es muy lamentable. La llanura no será más tétrica el día del Anticristo.

HYLEJOCK. - ¿Y Halewyn? ¿Lo esperaremos más?

GRIFFONS. - En serio, comadres. ¡No hay repuesta de mis artes adivinatorias!... mi oráculos se han
cerrado, se niegan a responder, ni las artes ni las ciencias nos dan las respuestas que anhelamos
escuchar.

WOLVENTAND. – La orden fue que esperáramos. ¡Cómo, ya era hora de que se hubieran
encontrado, ella ya debería estar muerta!

GRIFFONS. - ¡Nada! Desde media noche no ha habido otra armonía que la de mis ronquidos en la
llanura.

WOLVENTAND. – Y eso sí que produce miedo, comadre… ¡Greee!... ¡Greee!...(Todas ríen)

ULFORD. - ¡Basta! Necesitamos a Halewyn. Tú ve a saltitos hasta el punto donde se encuentra con
ella. Si nuestro amo no está allí, ¿en qué lugar del mundo podrá estar?

GRIFFONS. – Iré. Y en caso de novedad mandaré a un cuervo a cantar la noticia.

(Sale. Un silencio.)

WOLVENTAND. - ¡La noche es larga!... ¡Esto no es un oficio!

ULFORD. – Todo oficio es bueno cuando la ganancia es buena.

HYLEJOCK. - ¡Cuánto mayor es la guerra, mayor provecho!

ULFORD. - ¿Mayor provecho? ¡Pero no mejor príncipe!

(Un grito lejano)

WOLVENTAND. - ¿Eh?... ¡Cuervo canta!

24
(Otro grito más cerca.)

ULFORD. - ¡Malo!... ¡A los caballos!

GRIFFONS (entrando). - ¡Retornemos al castillo!... Halewyn…

ULFORD. - ¿Le has visto?

GRIFFONS. – Sí.

WOLVENTAND. - ¿Qué dice?

GRIFFONS. – Nada.

HYLEJOCK. - ¿Viene?

GRIFFONS. – No.

ULFORD. - ¿Entonces?

GRIFFONS. - ¡Al castillo! ¡Escapemos! ¡Aquí, corremos peligro! ¡Al castillo! ¡Aquí golpea el puño de
Dios!...

(Las brujas se montan en sus caballos y huyen.)

ESCENA XIV
-DESOLACIÓN DE ÉDWIGGHA -
(En la llanura)

VOZ DE ÉDWIGGHA. - ¿Halweyn?... ¿Halweyn?...

EL ECO. - ¿Halewyn?... ¿Halewyn?...

VOZ DE ÉDWIGGHA. - ¿Halweyn?... ¿Halweyn?... ¿Halweyn?...

EL ECO. - ¿Halewyn?... ¿Halewyn?... ¿Halweyn?...

ÉDWIGGHA (Entrando, errante con una lámpara). – Te busco, hijo. Ando completamente sola por
la llanura y la niebla asciende por todas partes. Tu madre se ha perdido y te busca, hijo perdido.
¿Respondes?... ¿Halewyn?...

EL ECO. - ¿Halewyn?...

ÉDWIGGHA. – Gritaría hacia el Padre Eterno, pero ninguna cruz se levanta sobre la tierra de
Halewyn. ¿Tendré que errar como una perra vieja?... Estoy aterida de frio… ¿Dónde has ido esta
noche? ¿Qué haces esta noche? Ya no tengo hijo. Te llamo por última vez: ¿Halewyn?...
¿Halewyn?...

25
ECO. - ¿Halewyn?... ¿Halewyn?...

ÉDWIGGHA. - ¡Toca! ¡Viene!... ¡Por aquí, tu madre! … (La trompeta, más cerca. Un golpe) No es su
trompeta. ¡Pero ven, quien quiera que seas! Caballero ayúdame…

PURMELENDE. - ¡Fuera del camino!

ÉDWIGGHA. (Se arroja sobre el caballo y le para). – Perdón… Decidme, tu que cabalgas, ¿no has
visto a mi hijo?

PURMELENDE. - ¿Quién es tu hijo?

EDWIGGHA. - ¡Halewyn es mi hijo!

PURMELENDE. - ¡He visto a tu hijo!

EDWINGGHA. - ¿Dónde está mi hijo?

PURMELENDE. - Aquí mismo al final de mi brazo. ¡Te mira!

EDWINGGHA. (Un alarido). - ¡Tu talismán! ¡Halewyn!...

EDWINGGHA. (Un alarido). - ¡Tu talismán ¡Halewyn!... (Canta)

En la melancolía de tu rostro descubrí

Si algún sueño no puede querrás verme morir

EL ECO. (Riendo) ¡Halewyn!...

PURMELENDE. - ¡Proclamen que el tiempo de invierno ha terminado, quien lo provocaba hasta


hoy, he ajusticiado! ¡Al trote, Brun! Va a despuntar el día. Tocaré mi retorno; quiero que mi
trompeta despierte alegremente a la tierra con la primavera. (Toca la trompeta y se aleja.)

ESCENA XV
-SOLDADOS, EL RETORNO -
(Sobre los muros de Ostrelande)

CORO DE SOLDADOS:

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos guardianes del castillo de Otreland.

26
¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?

Somos leones por Dios protectores del reino

Y líbranos del perpetuo invierno.

CORIFEO: y del invierno, de éste reino libéranos o Dios.

TODOS: ¡libéranos oh Dios!

IWYN. - Alto.

GODFRUND. - ¿Quién vela? (Un silencio. El capitán entra.) Velamos todos. Nadie ha dormido, y ya
el sol de invierno sale por oriente. Mejor sería que no saliese más, y que nuestra tierra de
Ostrelande quedase sepultada para siempre en la niebla.

IWYN. - ¿Debo tocar aún para el amanecer?

GODFRUND. - Toca, puesto que tal es la costumbre, pero tapa el pabellón de su trompa… (El
soldado toca débilmente.) En verdad, he aquí un gemido perfecto. En lo sucesivo ya no se oirá otra
cosa por toda la extensión de Ostrelande… (Sonido de un cuerno.) ¡El cielo me desmiente!
¿Oyes?... Al norte, por el camino… ¿Quién viene?

IWYN. - Un Caballero. Con el brazo levantado toca la trompa.

GODFRUND. - ¡Lanza la llamada al REY! (El soldado toca.) ¿Quién corre hasta aquí tan
madrugador?

IWYN. - ¡Una mujer!

GODFRUND. - ¡Toca otra vez!... Ha salvado el foso. El puente se despliega. ¡Ya puede el sol
elevarse y rodar por encima! ¡Toca para llamar a la aurora!...

IWYN. - Tocaré… Pero ¿Allá abajo capitán al norte?...

GODFRUND. - Un castillo que arde. ¡Qué importa!... ¡Hay que tocar!...

(El soldado toca alegremente.)

ESCENA XVI
-EL BAILE DE FIESTA -
(El salón de recepción del castillo de Ostrelande, atestado de vasallos)

EL REY DE OSTRELANDE. (Entra seguido de su mujer y de su hijo.) - ¡Mis vasallos! Los he reunido
para celebrar una hazaña que hace más ilustre mi casa. Participarán de mi júbilo, mis antiguos

27
compañeros de armas, todos ustedes, gente buena y fiel de la tierra de Ostrelande. Cántaros de
vino circularán entre ustedes.

ENTRADA DE DANZA BAILE DE SALA

EL REY DE OSTRELANDE. - ¿Verdad que nos oyes, Dios nuestro Señor, a los que fuimos a Jerusalén
a liberar tu sepulcro? Escucha ahora la canción de los adustos Flamencos, puesto que tu dominas
estas bóvedas y Ostrelande. ¡Bailen, mis vasallos, elevando sus brazos!...vamos pueblo participen
también de mi pompas.

EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Bailen por el león!...

LA ASAMBLEA. - ¡Viva Ostrelande y el león de pie!

(Todos beben. El rey vacía su copa e impone silencio)

EL REY DE OSTRELANDE. – Hijos míos, yo era ese león valeroso; heme aquí animal venerable, pues
han de saber que yo guardaba en mi caverna una leona joven e ignoraba que volviera, de casta, el
ser buena cazadora. Van a ver qué presa me trae. ¡Hagan pasar a mi hija! (entra PURMELENDE.)
Acércate, Purmelende, ¿En qué sueño avanzas? ¿Nos ves? Yo te veo: te mantienes derecha y
rígida, a pesar de tu victoria, esa pesada espada y esa esfera tapada con un paño. Descansa de
esas cosas, y quédate entre nosotros para que contemplemos tu belleza viril, aunque tienes una
palidez mortal…

LA REINA. - ¡Hija mía!

EL REY DE OSTRELANDE. ¡Cállate, mujer!

KAROL. - ¡Hermana mía!

EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Cállate, hijo! Hagan el más respetuoso silencio, pues acaban de
introducir un difunto en este salón. (Las trompetas tocan lúgubremente.) Ahora bien; se me
preguntará quien es este difunto.

GODFRUND. - En nombre de tus vasallos yo te pregunto, Monseñor, quien es este difunto.

EL REY DE OSTRELANDE. - Arranco este paño. Tomo el símbolo pagano de aquel demonio como
prueba innegable de su aniquilamiento.

LA REINA. (Gritando) - ¡Halewyn!

EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Halewyn! ¡El príncipe asesino de doncellas! Se le han secado los labios,
y ya no cantarán más la canción fatal.

PURMELENDE: - Yo Hablaré por él, padre mío, hablaré si me devuelves su amuleto, el que me
entregó antes de darle paz eterna.

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EL REY DE OSTRELANDE. - No, hija mía, aún te tiemblan las manos.

PURMELENDE. - Dámelo, es mío, puesto que yo se la arrebaté a su cuerpo.

EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Es cierto! ¡Tómalo, y cuéntanos tu hazaña!

PURMELENDE. (Toma el amuleto y la aprieta contra su pecho). - Por escuchar el canto mágico, caí
en un sueño muy lúcido, que me dejaba todo sentimiento, pues sólo la voluntad dormía. Como las
demás pecadoras, fui allí y le encontré: que así va el pajarillo al espejuelo del pajarero. Yo iba
ligera por el mundo nuevo, todo de nieve y de cristales, bajo los astros. Seguramente las almas
atraviesan después de la muerte semejantes paisajes, este universo hiemal. Sin embargo yo
dudaba de la creación y de mi misma; avanzaba lejos de los caminos comunes del Bien y del Mal.

EL REY DE OSTRELANDE.- No entiendo.

PURMELENDE. - Él me esperaba. Era de hielo y de fuego, funestamente bello como un arcángel


expulsado de del Cielo, pero todavía con la luz y el perfume de éste, y ya con las ansias del
Infierno. Viéndome perdida, me precipite hacia él, de cuya boca guarnecida de oro salían
venéreas melodías. Vi su rostro fosforescente, y no pude contener las lágrimas. Descubrí que este
ser, que según el prodigaba la felicidad, era el dolor mismo. Y como no encontraba palabras
cariñosas para consolarle, tome humildemente sus manos para besarlas...

EL REY DE OSTRELANDE.- ¡Al grano!...

PURMELENDE. - Entonces mi sueño se animó. Halewyn, sin decirme una sola palabra, jadeante, me
tomó. Sobre cogida, no me resistí ni sentí el menor miedo. Incluso lo consolé. Sonreí sin pizca de
celos ante los cadáveres de las otras doncellas. Aspire fuertemente el olor de las carnes podridas.
La luna babeaba de placer.

EL REY DE OSTRELANDE. - No terminarás nunca. . .

PURMELENDE. - ¡Terminaré! ... Vi a un hombre inclinado, con la cabeza y los brazos cogidos en la
cota de mallas; nos besamos y entendí que solo el verdadero amor era la única fuerza capaz de
terminar con éste perpetuo invierno, después de besarnos…

EL REY DE OSTRELANDE. - ¡No hables más! Sabemos lo que sigue. Arroja lejos ese símbolo del
demonio, y bebe vino, hija fuerte. Deja de contemplar ese pentagrama y mira a tus padres y a tus
vasallos que ahora te adoran.

LOS VASALLOS.- ¡Pero aún no para de nevar! No ha servido para nada destruir al mismo demonio.

PURMELENDE. – (Con un grito desgarrador)! No se puede tener feliz a todo el mundo! Pero tienen
razón ¿Por qué a pesar de mi sacrificio, el matar al ser amado no se ha roto la maldición que
envuelve a mi pueblo? (Cae al suelo y se acaricia el vientre). Pero su legado no ha terminado
pronto nacerá un nuevo heredero de éstas tierras y tal vez él pueda terminar lo que yo no pude,
¿será que matarlo fue un error? (los vasallos se sorprenden)

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LA REINA. - ¡Hija mía!

EL REY DE OSTRELANDE. – ¡Regresen a sus hogares ya no hay motivos por los cuales celebrar más!

LA REINA. – (Toma en brazos a Purmelende y la consuela)

(BLACK OUT)

ESCENA XVII

-LA PRIMAVERA -
(En la torre del homenaje del castillo de Ostrelande)

NANA VIEJA.- (Nostálgica) Y aunque la reina murió durante el alumbramiento, pudo dar a luz a
una preciosa niña que heredará el reino de Ostrelande, y todo cobró sentido: El amor es la fuerza
más poderosa de éste silencioso universo, por fin la princesa Purmelende y aquel demonio de
Halewyn pudieron ser felices para siempre, enseñándonos que el amor está más allá de un
mundo bueno o malo, que algo más allá de las oraciones o los hechizos, que del instinto y la razón
que de la ciencia y la magia…

PRINCESA SUNCHINE.- (Entre dormida) ¿Nana, y cómo se llamaba la princesa?

NANA VIEJA.- (verificando que la princesa ya estuviera dormida y llena de lágrimas) Esa princesa
mi niña eres tu… y cada vez que duermes podrás ver a tus padres que velan de ti desde la
eternidad.

(La princesa Sunchine se entre duerme en el regazo de la nana)

ENDING

Y NACISTE TÚ

NUESTRO MÁS GRANDE TESORO

Y EL INVIERNO

POR FIN TERMINÓ

Y LA PRIMAVERA

POR FIN DESPERTÓ

(BLACKOUT)

(LUZ GENERAL)

PRINCESA SUNCHINE.- (Emocionada despertando a la nana) Nana, ¿no sabes una canción de
AMOR?

30
FIN

OBRA ORIGINAL: HALEWYN DE MICHAEL DE GHELDEDORE


VERSIÓN PARA MUSICAL JAVIER FORERO
1934-2016

31

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