HALEWYN
HALEWYN
HALEWYN
-PERSONAJES-
HALEWYN Johan
ESCUADRÓN DE BRUJAS:
GRIFFONS Yubeli
HYLEJOK Divana
ULFORD Isa
WOLVENTAND Angélica
CORO DE SOLDADOS
Mujer 1: Yubeli
Mujer 2: Angélica
Mujer 3: Carolina
Mujer 5: Divana
1
EL VELADOR: Valentina
ESCENA I
-HABÍA UNA VEZ-
(En la torre del homenaje del castillo de Ostrelande)
NANA VIEJA.- (Nostálgica) Mi querida niña, algún día cuando crezcas y dejes atrás tu niñez, te
cansarás de mis bobas historias y no querrás escucharlas más.
PRINCESA SUNCHINE.- (Insistiendo) Pero nana ¿Qué te pasa hoy? Si sabes que me gusta mucho
escuchar tus historias, esas historias tan fantásticas que me ponen a dudar sobre que es fantasía o
realidad, anda querida nana no seas mala, anda… (Le hala las enaguas de su vestido insistiéndole)
NANA VIEJA.- (Meciéndose y tejiendo): Está bien, antes de que tú nacieras, en un reino muy muy…
cercano (Ríe) había una vez…
OBERTURA
LUGAR
ESCENA II
-LOS GUARDIANES-
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)
2
Somos guardianes del castillo de Ostrelande.
IWYN (Silencio; Se queda dormido al igual que la guarnición, Godfrund aprovecha para asustarlo.
El capitán GODFRUND entra por la mitad del coro de soldados.)
IWYN.- No, capitán. El ventarrón terminó. Mira hacia la torre: ya no se mueve la bandera.
GODFRUND.-Nevará con este tiempo calmado. La llanura se obscurece. Iwyn, coge tu trompeta,
reúne tu aliento y toca…
IWYN.-Tocaré…
GODFRUND.-Hacia el ocaso. (El soldado toca la trompeta quejosamente.) Nadie escucha, nadie
escucha cantar, cantar a tu trompeta, cantar hacia el crepúsculo. Pero hay que hacerlo. Es inútil la
trompeta hacia el norte, hacia el sur, hacia el este, hacia el oeste. ¿Quién lo va a oír en ésta
llanura, donde la gente vive sin bajar jamás los párpados si no es para morir? Sin embargo, así se
hace desde siempre… (Se ríe maquiavélicamente) Hola, joven soldado ¿es difícil el servicio sobre
las altas murallas de éste castillo?
IWYN.-Es más penoso para el alma que para el cuerpo capitán. Este silencio como el de una
escuela en semana santa, o como si montara guardia sobre un sepulcro. Esa llanura inmensa en la
que nada se mueve. Bueno, fuera de las nubes y los murciélagos, nada se mueve jamás. El silencio,
aquí, es más pesado que la armadura que cubre.
GODFRUND.-Uno se acostumbra a él. Cuando seas viejo y te hayan roído los vientos, perderás el
uso de la palabra, y las ganas de hablar; y ya no hablarás, más (Ríe exageradamente); y ¡Que te
importa el silencio si tienes una trompeta de bronce! Iwyn, así haya muy poco que decir en esta
vida, siempre tendrás la compañía de tu trompeta para que no te aburras, para que no te duermas
mientras haces guardia.
IWYN.- (Despertándose) ¡No, por cierto! He tocado, y mira, capitán: los resplandores amarillos.
3
IWYN.- ¿Y aquella ventana iluminada del patio?
IWYN.-Tocaré.
IWYN.- ¿Y allá abajo, capitán, a ras del norte, aquella llama esmeraldina?
IWYN.- ¿Cuál?
GODFRUND.- ¿No eres de éstas tierras? ¿Verdad? (Suspira) Entonces no tardarás mucho en saber
qué burgo es y qué señor lo habita. (Ríe maquiavélicamente)
GODFRUND.- Muchas. Y es muy triste. (Un silencio) Soldado, el silencio influye en ti. Pronto
tendrás tú también ojos sin párpados. ¡Sacúdete!, empezó a nevar. Toca la trompeta para saludar
a la nieve. ¡Es la orden! (La trompeta resuena, tres veces apaciblemente)
4
ESCENA III
-ESPEJO-
(En una cripta del castillo de Halewyn)
-CANCIÓN HECHIZO-
(3:16)
HALEWYN.- (Habla.) ¡Se abren los abismos! ¡El espejo obedece! ¡Se ilumina! Es de color ceniza.
¡Alabado seas Satán! … Descubro un paisaje infinito, infinito… Nieva en el espejo, en el infinito del
espejo, y es un paisaje de inocencia tan puro tan puro… Saltaré dentro de éste espejo engañoso y
me comeré ésta nieve… Espejo, te romperé como estrella de mal augurio si no me muestras a la
que viene por esta llanura de nieve…
5
Espejo, entrégame te lo suplico en nombre de los ángeles fulminados, entrégame la imagen, la
imagen… (Intentando retomar la canción tararea)
HALEWYN.- (Habla.) ¡Oh, espejo encantado, palideces como un cisne a la vista de una ninfa! ¡Tus
nieves se arrugan! ¿Se acercan dos lámparas o dos planetas errantes? No, dos ojos de color
violeta… ¡Y las nieves azulean! ¡Es ella, eres tú, mirada caída en la trampa! ¡Acércate, pupilas
reveladas por mis dedos, a la superficie del espejo!
HALEWYN.- (Habla.) Quiero sumergirme en tu agua violeta… (Delira.) ¡Fuera de aquí buenos
espíritus! La criatura dueña de esos ojos hipnóticos vendrá por las nieves y las nieves… ¡Ayúdala
Satán! ¡Vendrá …(Con un breve sollozo.) y me amará… (Canta violentamente)
HALEWYN.- Realizo el mal con la misma desesperación de que el mal no sea ilimitado como el
bien. Abriré, puesto que lo has presentido. ¡Entérate de todo devoradora de ortigas! … (Rechinan
las bisagras.) ¡Bienvenida seas a éstas tinieblas! …
ÉDWIGGA.- Halewyn, ¿Qué haces en ésta cripta que necesitas de tantas tinieblas? No, no digas
nada. Haces el mal. ¿Qué buscas en ése espejo? No, no digas nada. Ya no te reconozco. Estás
lívido. Tus manos son garras que sufren por no poder apresar nada. Y tu mirada es como la de un
excomulgado. Veo que sufres, pero que ser humano hallaría la felicidad en estas tinieblas? ¿Las
cinco llagas de cristo no sangran para ti?...
HALEWYN.- ¡Ni piedad ni consejos! ¡Y menos el nombre de ese al que llaman los cristianos hijo de
Dios en éste lugar! ¿Qué quieres?
ÉDWIGGHA.- Gritarte mi angustia. Ya me di cuenta de que te vas otra vez: Los caballos están
ensillados, han repartido vino a tus escoltas las hechiceras. Partirás como en las otras lunas llenas.
No partas, Halewyn: ¡esta vez no volverás!
HALEWYN.- Partiré.
ÉDWIGGA.- ¡Ay! ¡Ni las puertas de hierro, ni los muros de granito, ni la muerte, ni la condenación,
podrán retenerte!
ÉDWIGGA.- Hace días que cantas sin parar, mírate tienes la boca hinchada.
6
HALEWYN.- ¿Quién ha puesto ese canto en mi boca?
ÉDWIGGA.- ¿Qué buscas todas las noches de plenilunio, qué persigues que jamás alcanzas?
ÉDWIGGA.- ¡Mentiroso!
HALEWYN.- ¿Si no me crees entonces porque me lo preguntas? (Se ríe.) Mi buena madre, más te
hubiera valido abandonarme el día fatal de mi nacimiento…
ÉDWIGGHA.- No puedo.
HALEWYN.- ¡Entonces déjame ir! (ÉDWIGGA trata de retenerlo resbala y cae.) ¡Hete ahí tirada,
muñeca vacía, bruja sin escoba! ¡Cielo sin estrellas!, ¡teatro sin público!
HALEWYN.- ¡No volveré si encuentro el amor! Es la última vez que parto, que canto. Y rompo éste
espejo. Adiós, madre. Maldíceme ya que no supiste bendecirme. No, no te agarres a mis pies,
Escucha: Cuando era niño, no me enseñaste que había Dios. ¡De hombre, he encontrado al
demonio! Soy un esclavo… Hechiceras alístense… (Se aleja tarareando.)
(Suena un cuerno.)
ESCENA IV
-GUARDIANES –ALARMA-
7
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)
CORO DE SOLDADOS:
(Un silencio. El capitán entra por la derecha; el soldado IWYN por la izquierda.)
IWYN.- En el norte.
GODFRUND.- (Cambio súbito de ánimo) ¡Por la cruz y la lanza, y los clavos y la esponja!...
8
GODFRUND.- Toca para la nieve, toca para la noche, toca para las tormentas, toca para los
cometas, toca cuando te aburres, pero no toques en éste instante; no toques para anunciar la
desgracia, la desgracia que se anuncia por sí misma, la desgracia que toca el cuerno…
GODFRUND.- ¡Si no se tratara más que de morir al servicio de nuestro reino! Soldado, soy un
guerrero muy anciano, con un corazón más frío que esta muralla, pero cuando escucho sonar el
cuerno en el norte, se me parte el corazón… ¿No lo comprendes? …Si pudieras oír lo que dicen los
aldeanos en la plaza cada vez que escuchan los cuernos sonar, si pudieras…
(Toques lejanos.)
ESCENA V
-EL PUEBLO-
MUJER 1.- (Entrando) Llegué temprano a la plaza, y esos perros están todos alborotados, como si
presintieran algo malo. Dios mío que lleguen pronto las demás, con esta nieve es cada vez es más
difícil encontrar provisiones y leña…
MUJER 2.- (Entrando) Niños ¿Dónde están?, por el amor de Dios, contesten a ¡donde se fueron!
MUJER 1.- Casi noches, menos mal llegó, estaba asustada a sus hijos no los he visto por acá y con
tanto peligro que hay en época de luna llena…
MUJER 3.- (Entrando) A las que madrugan (ríe) Dios nos ayuda, traje varios haces de buena leña
seca, ¿que hay para trocar?...
MUJER 2.- Busco a mis hijos ¿Los han visto por casualidad?
MUJER 1.- No señora no los he visto y mi señora, con todo respeto pero usted sabe que con éste
inmarcesible invierno, más vale las especias que el dinero.
9
MUJER 2.- ¿Usted ha visto a mis hijos?
MUJER 7 (Niña)- ¿Son los hermanitos? ¿Qué parecen casi gemelos? ¿Un niño y una niña?, ¿que se
la pasan en el arroyo?, y que vienen a cambiar bayas y almendras por leña y carne ahumada?
MUJER 5.- (Viendo la buena leña de mujer 3) Sus haces de leña están bien grandes, cuando el
invierno es muy frío, la leña seca arde mejor. ¡Yo, prefiero el frío!
MUJER 7 (niña). - ¡Y esos perros que escandalo hacen!, ¿qué les pasará?
MUJER 6 MADRE: Lo acabamos de escuchar… en cuanto empezó nevar, el cuerno corrió y saltó,
¡Taiaut!... Placer de señores. Pero, por la sangre de Cristo ¿Qué estarán casando?...
MUJER 7 HIJA.- Madre está cerca, nos rodea… Mami saluda no seas maleducada saluda
MUJER 5.- Una partida de caza pero solo por algunos mapaches quizás, pero es extraño, toda una
tropa para ¿atrapar animales tan pequeños?
MUJER 1.-Después, el cuerno se callará y se oirá cantar… ¡Dios no detiene a ese criminal!
MUJER 5.- ¡Dios dices! Le teme a ese demonio. ¿Por qué el conde de Flandes, que no está tan
encaramado tan alto no viene a coger vivo a ese vasallo que ha delinquido?
MUJER 6 MADRE.- De otros se sabe que, por menores crímenes, fueron cortados en dos por una
tabla con una tabla dentada. Y ese cantor del infierno…
10
MUJER 1.- Primero fue Magdalena.
MUJER 6 MADRE - (Asiente con la cabeza, todas la rodean para protegerla) Si ese demonio las
busca así, la próxima es mi hija ya no quedan casi doncellas…
MUJER 2.-Niña déjanos verte, para protegerte, quítate la capota. (Todas atentas)
MUJER 4.- ¿Y de todas formas qué podemos hacer? Rogar por las almas siete veces…
MUJER 1.- ¿Rogar? ¡Buena ganancia para las madres! ¿Y los hombres que hacen ante eso?...
MUJER 5.- Nuestros hombres, han tratado, con hachas y haces, de hacer justicia. ¿Contra el
demonio? No eran más que un centenar de hombres útiles en la tierra de Ostrelande. En cuanto a
la guarnición del castillo, algunos viejos y lacayos con canas… una mañana de Pascua, el hijo de
nuestro rey salió solo a pelear con el asesino de doncellas. No murió en la pelea, pero desde
entonces yace todo molido en su aposento…
MUJER 7. (Niña)-Es el velador que pasa con sus grandes zuecos. ¡Escuchen!
EL VELADOR.- (Canta).-
11
Si tienes doncellas en edad de amar
Con doble llave las debes encerrar…
MUJER 6 MADRE.- ¡Bien cantado! No amigo, no hay mozuelas aquí adentro ni en las casas de
Ostrelande. MUJER 7 (niña).-Es tanto lo que se ha cantado en nuestra tierra que ya no quedan
doncellas.
MUJER 2.- Puede seguir cantando el duende… A las doncellas las he visto en el bosque, alineadas
sobre su rama, pajaritos que han enmudecido.
LA MUJER 6 MADRE.- Es una canción de muerte, de dolor. ¡Pobre de quien la escuche!... ¡Oh, Dios,
vuelve sordas a las muchachas! ...
MUJER 7 (niña).- Sí, queda una,… (TODAS SE MIRAN) ¡No yo no! una muy bella, rubia, doncella, de
la ¡nobleza!
ESCENA VI
-EL LLAMADO-
BÁRBARA.- Y la nieve ha caído en cien mil pedacitos que se conocían entre sí, y cuando llegó al
suelo, se juntaron todos los pedacitos, y la nieve no era más que una inmensa casa tejida; y
Ostrelande se ha arropado con este sudario blanco. Princesa, ¿deseas que nieve? En mis años
mozos, tuve un deseo culpable: esas hermosas rosas cuyo aroma trastornan las ideas… La nieve no
tiene perfume. Bien sé que los deseos de una doncella joven y hermosa no son los de ésta criada
vieja y fea que soy yo; pero tuve dieciséis años igualiticos a los tuyos.
BÁRBARA:- ¿Qué he dicho de malo? Me callaré, aunque me es muy difícil. El silencio, que tanto
amas, dilata tus ojos, ya de por si grandes. Si hay que callarse, cantaré. (Canta)
A la guerra se marcho
Con la cruz y la bandera:
El corazón me partió
Cuando se fue de mi vera.
12
(Grita). ¡Ay!... ¿Por qué me tapas la boca con tu mano?
PURMELENDE: - Para que no salga ese canto tan bobo. ¿No sabes una canción de amor?
BÁRBARA: - (Sorprendida y preocupada) ¿De amor? Semejantes canciones deben de ser pecados.
Se te ilumina el rostro cuando pronuncias esa palabra. ¿Acaso sabes que es el amor?
PURMELENDE: - Los que lo saben no aciertan a decirlo, y tiene como yo un rostro torturado o
suave. Sé que esta fuerza, semejante al océano, es fatal, todopoderosa y no se puede explicar,
pero que se apodera de ti o te rechaza. (Se ríe.) ¡Y tú, a pesar de tu edad, no sabe nada! ¿Qué me
contestarás si te pregunto ¿ Por qué he deseado tanto la nieve? ¿Por qué mi alma y mi cuerpo se
debaten hasta el agotamiento? ¿Por qué paso de la alegría frenética al estupor profundo? ¿Por
qué estoy hambrienta de olas y sedienta de agua de lluvia? ¡Responde a la muchacha que te
pregunta!
CANCIÓN FIEBRE
PURMELENDE:- Toda la creación no es más que hechicería, cuyos secretos se han perdido… (un
silencio) Tenía la esperanza de que esta nieve me produjera un sueño apacible, y ha sido para mí
de fuego. En vano me han llenado la habitación de santos.
13
BÁRBARA: -Ya no eres más bella, te estas volviendo fea. ¡Contrólate!
PURMELENDE: (Fuera de sí).- Entonces , antes que golpear las baldosas con los talones, antes que
desgarrar mis ropas o dislocar mi crucifijo, pienso que sería mejor echar abajo todo,
metamorfosearme en un animal que corre enloquecido, gritando de placer y de miedo. Un animal
acosado, que el cazador agarrara de pronto para degollarle, cálido sin aliento.
PURMELENDE: -Loca, ya lo sé. Apaga esa luz. Olvida las palabras que han proferido mi boca.
PURMELENDE:- Palabras. Ya estoy tranquila de nuevo ¿ves? Ahora debemos callarnos para
escuchar. No te alarmes más, mi vieja nana. Hasta esta mañana. Yo era una niña, pero he
cambiado. En el crepúsculo, las nieves que veía caer me parecían ensangrentadas. Y esta noche,
soy una mujer… … (ENTRADA DE DANZA NOVENO: LLUVIA PÚRPURA)
PURMELENDE:- ¡Que me importa! Los astros lo han establecido. Adivino que se acerca al castillo,
pero acaso su voluntad sea de que vaya hacia el…
PURMELENDE: -Te agarro de las muñecas. Gime si quieres, reza, si quieres. Ha salido la luna. Me
mira. ¿No oyes nada?
(Resuena el cuerno)
BÁRBARA:-¡Nada! Te lo juro…
PURMELENDE: (Riendo).- ¿Nada? ¡La luna tiene las mejillas ruborizadas, tocaba el cuerno!...
(Emocionada) Ve y saca del cofre mi vestido de lana, mi cinturón de cobre y mi diadema. Saca
también mis perfumes.
BÁRBARA: - ¿A dónde vas a esta hora de la noche? y ¿por qué el vestido de fiesta?
14
PURMELENDE:- ¿Y si fuera a una fiesta? Primero iré al aposento de mi padre, después al de mi
madre y luego al de mi hermano. Dame esa llave que pende de tu cintura…
PURMELENDE:- Te la quito. (Suena el cuerno precipitadamente) Oigo. (En voz baja). Ya no puedo
reír ni llorar, sino que avanzo como una sonámbula sobre una cuerda. Por consiguiente, es inútil
seguir indagando en mi espejo, en este espejo lleno de nieve, quien soy y en que me he
convertido.
BÁRBARA: - ¡Si eres Purmelende la bautizada, suplica al cielo, aún estás a tiempo!...
PURMELENDE:- Estoy atada por los rayos de la luna. Tira de mí. Es la Diosa que manda en las
mujeres…
ESCENA VII
-PARTIDA DE CAZA-
(Hay luna llena y bruma espesa)
GRIFFONS: La más…hermosa
15
HALEWYN:- ¡Gracias! ¿Y tú, Griffons?
HALEWYN:- ¡Palabras de hechiceras!... ¡Es cierto que forman dos parejas de magníficas magas!
Ahora estamos en el límite del territorio. Está forrado de espesa nieve; y por mi tierra rueda una
luna enorme de mal augurio. ¡Admiren ese reflector celeste que ilumina sus caras de asesinas!
Debe ser media noche en la luna, si no leo mal en su cuadrante. Se ve muy lejos. Veo…veo…Ulford,
¿Qué ves tú?
WOLVENTAND: -Monseñor, a la izquierda está el bosque bajo, donde no se encuentra más que
madera para varas y pájaros podridos.
GRIFFONS:-! Maravillas, mi buen señor! ¡Ante todo, veo a Halewyn en persona! ¡Si yo fuera
cristiano temería encontrármelo a media noche en un cementerio!
(Los otros se ríen) Luego veo la luna, con costras en la cara. Tiene nariz, boca y agujeros de ojos,
pero esta infinitamente distraída. ¡Es un astro que está pidiendo bofetadas! ¡Ve todo desde arriba
y no comprende nada de nada! ¡Espera, luna! ¡Servirás de blanco a las mujeres hechiceras de
Halewyn!
HALEWYN:- ¡Ver, oír, oler y callar es su prioridad!... Las dejo mis hechiceras. Me esperarán detrás
de aquel montículo. Luego, al escuchar de nuevo mi canto, y ya no estaré solo. A quien traiga con
migo y lo que haga en ese lugar de mi predilección, deben ignorarlo. ¡Serán ciegas! Pero
permanezcan sordas. Si durante mi cabalgata lunar, cantante y sonante, perciben mi triple señal,
será enojo capital o peligro en la llanura. Entonces, a caballo, y que en trece saltos…
GRIFFONS: -Muy bien, nuestro señor. Nuestro deber es correr alerta e ignorar vuestros placeres.
HALEWYN: ¿Mis placeres? ¿Me viste alguna vez volver alegre de mis cazas solitarias?... (Elevando
el tono). Al encontrarme con las doncellas debía eliminarlas por descarte o si no nunca lograría
hallar a la verdadera entre todas. Bueno, han recibido cada una, una cantimplora de vino,
¡bébanla! ¡Mi caballo!...La media noche se acerca. Sabias mujeres, emboquen sus tropas y
dándose la espalda, lancen a los espacios el solemne y leal aviso del señor iniciando su trote… (Las
cuatro hechiceras se dan la espalda lo rodean) ¡A cantar!
LAS CUATRO:
16
ENTRADA CANCIÓN QUE BONITA FUE LA NOCHE
ESCENA VIII
-DESPEDIDA DE PURMELENDE-
(En los corredores del castillo de Ostrelande)
BÁRBARA: -No des un paso más, princesa: rodarías por los escalones. No encontrarás más que
muros: este castillo es un laberinto. Muros, y una sola salida. ¿A dónde quieres ir? Si, bajamos.
Mas escalones aún. ¡No terminan nunca! ¿Me reconoces, princesa? ¿Qué te pasa? Antes te caíste
más rígida que una estatua. ¿Estás dormida? Ahora avanzas como una sombra. ¿Sabes a dónde
vas? Volvamos a nuestro aposento…
PURMELENDE:- Levanta la lámpara. ¿Por qué no canta ya? ¿Se habrá alejado después de haber
llegado tan cerca? Bárbara, ¿no oyes cantar?
BÁRBARA- ¡Quien cantaría, Dios mío! Jamás he conocido silencio tan profundo.
PURMELENDE: - ¡Qué importa con que nombre lo llames tú! ¡Levanta la lámpara y ahuyenta las
sombras que nos siguen! A este corredor daban en otro tiempo tres puertas.
PURMELENDE: -Detrás de esas puertas vivían tres seres a los que quería.
BÁRBARA:- Viven aún detrás de esas puertas y tú los sigues queriendo, ¿verdad? Tu padre, tu
madre y tu hermano…
PURMELENDE: - Puede ser que todavía los quiera; sin embargo ya no me acuerdo de su aspecto.
Llama a esa primera puerta con el martillo de oro… (La nana llama)
17
VOZ DEL REY: - Irse a su lecho, si, y soñar que vuelve a acostarse. Yo no sueño jamás. ¡Buenas
noches!
PURMELENDE:-No pues gracias, ¡Y yo sueño que no obedezco! Muchas cosas son posibles cuando
la razón duerme. ¿Pero el que canta, canta como yo lo escucho, en su sueño?...
BÁRBARA. - ¿Tiemblas?
PURMELENDE - ¡Cantaba!
BÁRBARA. – No, es la lámpara que chirría. ¡Qué noche tan terrible! ¿Te despertarás pronto?
PURMELENDE – Madre mía, es tu hija que sueña; sueña que viene a llamar a tu puerta. Un corazón
está grabado sobre la puerta, y yo lo toco. Responde, madre mía: ¿Qué debe una hacer cuando
sueña cómo sueño y oye cantar divinamente?
VOZ DE LA REINA DE OSTRELANDE. – Hincarse de rodillas, con las manos juntas, pues sólo los
ángeles cantan divinamente. Duerme hija mía y que los ángeles velen tu sueño…
PURMELENDE – Llama, por último, a esta tercera puerta con el martillo de hierro.
18
PURMELENDE – ¡Hermano mío soy yo Purmelende, sueño tanto, si supieras cuánto he soñado!
Cantan ¿debo escuchar?
VOZ DE KAROL. – ¡Derechito para la cama! Anda, y mete tu cabeza ardiente en el agua helada.
¡Vete al diablo, si es él quien te fascina!...
PURMELENDE – ¿Hermano mío? (Un silencio.) Sólo quedo yo para responderme. A cada uno su
sueño. Sus sueños andan vagando por este castillo, dan vueltas por los pasillos, tropiezan con las
bóvedas. El mío busca una salida. Para de rezar, Bárbara…
PURMELENDE. – ¡Que así sea!... He comprendido, voy. Es una canción cruel, pero no puedo oír
ninguna otra. Bárbara, dame la lámpara.
BÁRBARA (En las tinieblas). - ¡Está muy obscuro! princesa, no se debe obrar así. ¡Vuelve! ¡Haces
mal obrando así! ¡Pecará y no volverá! ¡Dios mío, ha robado la lámpara! ¡Dale tu luz!, ¡Dios mío,
un poco de tu luz! (Se queja lastimosamente.)
ESCENA IX
-PURMELENDE ES DESHEREDADA-
(Sobre los muros del castillo de Ostrelande)
CORO DE SOLDADOS:
19
CORIFEO: Del invierno, de éste reino libéranos o Dios.
IWYN. - ¿Capitán? Vigilaba… De pronto unas luces en la llanura. Una de ellas se ha destacado,
dando saltos cada vez más cerca.
GODFRUND. - ¿Eh?... ¿Quién cuida de los caballos a media noche?... Coge la trompa…
GODFRUND. - ¿Quién sale? ¿Esa forma blanca y roja?... ¡Alerta! Toca la alarma al rey.
(El soldado toca una señal precipitada, luego la llamada al Rey.) ¿Qué vamos a hacer, qué vamos a
responder? ¿Hemos estado lo vigilantes que debiéramos? ¡No toques más! Lo que huye debía
huir. Aquí está el Rey.
EL REY. – Hacia el norte ¿no? ¡Váyase al fin del mundo!... Ha faltado al honor. No perseguiremos a
la que huye de nosotros. ¡Que se largue!... Y si puedes oír aún mi voz paternal, entérate de mi
voluntad: ¡Huye hasta los confines del mundo, y más allá! ¡Que ese caballo vuelva solo o no traiga
más que tu cuerpo profanado!...
EL REY. – Pon las banderas a media asta. Hay un alma menos en este castillo…
(Se aleja.)
20
ESCENA X
-HUYO-
(En la llanura. El cuerno. Un galope)
PURMELENDE. – ¿Dónde te ocultas tu que das amor?... ¿Estás debajo de las nieves muertas o en
las nubes deshechas? ¡Ay! Canta otra vez…
PURMELENDE. – Yo voy, doncella blanca, repleta de sangre púrpura: voy a tu canto, encantador…
¿Y cuando esté a tu lado?
21
PURMELENDE. – ¡Oh voz! Te respondo: yo no quiero el amor, quiero amar; yo no quiero la muerte,
quiero morir de tanto amar. Yo no pido nada y ofrezco todo. ¡Ah! ¡Ven de una vez, hombre o
fuego! No, tendré que ir yo… ¡Adelante, Brun! ¡Acomete hacia las llamas!... ¡Y quede yo reducida a
cenizas y dispersada a los cuatro vientos si me vuelvo de fuego como tú, si puedo consumirme
como tú en una misma combustión! ¡De prisa!... El fuego crece… ¡Es un cuerpo vivo que arde de
pie!... ¡Es él! ¡Corre más!...
ESCENA XI
-DISCUSIÓN CONYUGAL-
(En un aposento del castillo de Ostrelande).
(Un silencio)
EL REY DE OSTRELANDE. – Prohíbo que se hable de ella, e incluso pensar en ella. Fue a su destino.
Ni una lágrima asomará a mis ojos. Así somos nosotros, los que llevamos el nombre de Ostrelande.
EL REY. - Con este corazón duro hemos hecho la gloria de Ostrelande y su grandeza.
22
REY. – Rogar por el alma difunta.
(Un silencio.)
EL REY. – A este león, al simbólico león que trajimos de Tierra Santa, el tiempo le ha limado las
garras y le ha quebrado los riñones. Le blanquea la melena. Nosotros somos unos viejos leones
que ya no podemos hacer otra cosa que rugir hacia el gavilán.
EL REY. – No es cierto.
ESCENA XII
-EL ENCUENTRO -
(En la llanura PURMELENDE Y HALEWYN se encuentran frente a frente, sus respiraciones están tan
agitadas que se escuchan, se toman de las manos, se convierten en sombras)
HALEWYN:-Si algún sueño no puedes, querrás verlo morir (la empieza a ahorcar, ella cae
arrodillada)
23
ESCENA XIII
-EL PRESAGIO –
(En la llanura)
GRIFFONS. - ¡Gra! ¡Gra!... ¡Comadres, dejen sus lechos de nieve y vengan a escuchar la buena
aventura! ¡Gra!...
GRIFFONS. - ¡Levántate! La de los ronquidos era yo. ¡En guardia, comadres! La luna se va a ocultar,
y es muy lamentable. La llanura no será más tétrica el día del Anticristo.
GRIFFONS. - En serio, comadres. ¡No hay repuesta de mis artes adivinatorias!... mi oráculos se han
cerrado, se niegan a responder, ni las artes ni las ciencias nos dan las respuestas que anhelamos
escuchar.
WOLVENTAND. – La orden fue que esperáramos. ¡Cómo, ya era hora de que se hubieran
encontrado, ella ya debería estar muerta!
GRIFFONS. - ¡Nada! Desde media noche no ha habido otra armonía que la de mis ronquidos en la
llanura.
ULFORD. - ¡Basta! Necesitamos a Halewyn. Tú ve a saltitos hasta el punto donde se encuentra con
ella. Si nuestro amo no está allí, ¿en qué lugar del mundo podrá estar?
(Sale. Un silencio.)
24
(Otro grito más cerca.)
GRIFFONS. – Sí.
GRIFFONS. – Nada.
HYLEJOCK. - ¿Viene?
GRIFFONS. – No.
ULFORD. - ¿Entonces?
GRIFFONS. - ¡Al castillo! ¡Escapemos! ¡Aquí, corremos peligro! ¡Al castillo! ¡Aquí golpea el puño de
Dios!...
ESCENA XIV
-DESOLACIÓN DE ÉDWIGGHA -
(En la llanura)
ÉDWIGGHA (Entrando, errante con una lámpara). – Te busco, hijo. Ando completamente sola por
la llanura y la niebla asciende por todas partes. Tu madre se ha perdido y te busca, hijo perdido.
¿Respondes?... ¿Halewyn?...
EL ECO. - ¿Halewyn?...
ÉDWIGGHA. – Gritaría hacia el Padre Eterno, pero ninguna cruz se levanta sobre la tierra de
Halewyn. ¿Tendré que errar como una perra vieja?... Estoy aterida de frio… ¿Dónde has ido esta
noche? ¿Qué haces esta noche? Ya no tengo hijo. Te llamo por última vez: ¿Halewyn?...
¿Halewyn?...
25
ECO. - ¿Halewyn?... ¿Halewyn?...
ÉDWIGGHA. - ¡Toca! ¡Viene!... ¡Por aquí, tu madre! … (La trompeta, más cerca. Un golpe) No es su
trompeta. ¡Pero ven, quien quiera que seas! Caballero ayúdame…
ÉDWIGGHA. (Se arroja sobre el caballo y le para). – Perdón… Decidme, tu que cabalgas, ¿no has
visto a mi hijo?
ESCENA XV
-SOLDADOS, EL RETORNO -
(Sobre los muros de Ostrelande)
CORO DE SOLDADOS:
26
¡Alto! ¿Quién vela? Alto quien cuida. ¿Quién eres tú?
IWYN. - Alto.
GODFRUND. - ¿Quién vela? (Un silencio. El capitán entra.) Velamos todos. Nadie ha dormido, y ya
el sol de invierno sale por oriente. Mejor sería que no saliese más, y que nuestra tierra de
Ostrelande quedase sepultada para siempre en la niebla.
GODFRUND. - Toca, puesto que tal es la costumbre, pero tapa el pabellón de su trompa… (El
soldado toca débilmente.) En verdad, he aquí un gemido perfecto. En lo sucesivo ya no se oirá otra
cosa por toda la extensión de Ostrelande… (Sonido de un cuerno.) ¡El cielo me desmiente!
¿Oyes?... Al norte, por el camino… ¿Quién viene?
GODFRUND. - ¡Lanza la llamada al REY! (El soldado toca.) ¿Quién corre hasta aquí tan
madrugador?
GODFRUND. - ¡Toca otra vez!... Ha salvado el foso. El puente se despliega. ¡Ya puede el sol
elevarse y rodar por encima! ¡Toca para llamar a la aurora!...
ESCENA XVI
-EL BAILE DE FIESTA -
(El salón de recepción del castillo de Ostrelande, atestado de vasallos)
EL REY DE OSTRELANDE. (Entra seguido de su mujer y de su hijo.) - ¡Mis vasallos! Los he reunido
para celebrar una hazaña que hace más ilustre mi casa. Participarán de mi júbilo, mis antiguos
27
compañeros de armas, todos ustedes, gente buena y fiel de la tierra de Ostrelande. Cántaros de
vino circularán entre ustedes.
EL REY DE OSTRELANDE. - ¿Verdad que nos oyes, Dios nuestro Señor, a los que fuimos a Jerusalén
a liberar tu sepulcro? Escucha ahora la canción de los adustos Flamencos, puesto que tu dominas
estas bóvedas y Ostrelande. ¡Bailen, mis vasallos, elevando sus brazos!...vamos pueblo participen
también de mi pompas.
EL REY DE OSTRELANDE. – Hijos míos, yo era ese león valeroso; heme aquí animal venerable, pues
han de saber que yo guardaba en mi caverna una leona joven e ignoraba que volviera, de casta, el
ser buena cazadora. Van a ver qué presa me trae. ¡Hagan pasar a mi hija! (entra PURMELENDE.)
Acércate, Purmelende, ¿En qué sueño avanzas? ¿Nos ves? Yo te veo: te mantienes derecha y
rígida, a pesar de tu victoria, esa pesada espada y esa esfera tapada con un paño. Descansa de
esas cosas, y quédate entre nosotros para que contemplemos tu belleza viril, aunque tienes una
palidez mortal…
EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Cállate, hijo! Hagan el más respetuoso silencio, pues acaban de
introducir un difunto en este salón. (Las trompetas tocan lúgubremente.) Ahora bien; se me
preguntará quien es este difunto.
EL REY DE OSTRELANDE. - Arranco este paño. Tomo el símbolo pagano de aquel demonio como
prueba innegable de su aniquilamiento.
EL REY DE OSTRELANDE. - ¡Halewyn! ¡El príncipe asesino de doncellas! Se le han secado los labios,
y ya no cantarán más la canción fatal.
PURMELENDE: - Yo Hablaré por él, padre mío, hablaré si me devuelves su amuleto, el que me
entregó antes de darle paz eterna.
28
EL REY DE OSTRELANDE. - No, hija mía, aún te tiemblan las manos.
PURMELENDE. (Toma el amuleto y la aprieta contra su pecho). - Por escuchar el canto mágico, caí
en un sueño muy lúcido, que me dejaba todo sentimiento, pues sólo la voluntad dormía. Como las
demás pecadoras, fui allí y le encontré: que así va el pajarillo al espejuelo del pajarero. Yo iba
ligera por el mundo nuevo, todo de nieve y de cristales, bajo los astros. Seguramente las almas
atraviesan después de la muerte semejantes paisajes, este universo hiemal. Sin embargo yo
dudaba de la creación y de mi misma; avanzaba lejos de los caminos comunes del Bien y del Mal.
PURMELENDE. - Entonces mi sueño se animó. Halewyn, sin decirme una sola palabra, jadeante, me
tomó. Sobre cogida, no me resistí ni sentí el menor miedo. Incluso lo consolé. Sonreí sin pizca de
celos ante los cadáveres de las otras doncellas. Aspire fuertemente el olor de las carnes podridas.
La luna babeaba de placer.
PURMELENDE. - ¡Terminaré! ... Vi a un hombre inclinado, con la cabeza y los brazos cogidos en la
cota de mallas; nos besamos y entendí que solo el verdadero amor era la única fuerza capaz de
terminar con éste perpetuo invierno, después de besarnos…
EL REY DE OSTRELANDE. - ¡No hables más! Sabemos lo que sigue. Arroja lejos ese símbolo del
demonio, y bebe vino, hija fuerte. Deja de contemplar ese pentagrama y mira a tus padres y a tus
vasallos que ahora te adoran.
LOS VASALLOS.- ¡Pero aún no para de nevar! No ha servido para nada destruir al mismo demonio.
PURMELENDE. – (Con un grito desgarrador)! No se puede tener feliz a todo el mundo! Pero tienen
razón ¿Por qué a pesar de mi sacrificio, el matar al ser amado no se ha roto la maldición que
envuelve a mi pueblo? (Cae al suelo y se acaricia el vientre). Pero su legado no ha terminado
pronto nacerá un nuevo heredero de éstas tierras y tal vez él pueda terminar lo que yo no pude,
¿será que matarlo fue un error? (los vasallos se sorprenden)
29
LA REINA. - ¡Hija mía!
EL REY DE OSTRELANDE. – ¡Regresen a sus hogares ya no hay motivos por los cuales celebrar más!
(BLACK OUT)
ESCENA XVII
-LA PRIMAVERA -
(En la torre del homenaje del castillo de Ostrelande)
NANA VIEJA.- (Nostálgica) Y aunque la reina murió durante el alumbramiento, pudo dar a luz a
una preciosa niña que heredará el reino de Ostrelande, y todo cobró sentido: El amor es la fuerza
más poderosa de éste silencioso universo, por fin la princesa Purmelende y aquel demonio de
Halewyn pudieron ser felices para siempre, enseñándonos que el amor está más allá de un
mundo bueno o malo, que algo más allá de las oraciones o los hechizos, que del instinto y la razón
que de la ciencia y la magia…
NANA VIEJA.- (verificando que la princesa ya estuviera dormida y llena de lágrimas) Esa princesa
mi niña eres tu… y cada vez que duermes podrás ver a tus padres que velan de ti desde la
eternidad.
ENDING
Y NACISTE TÚ
Y EL INVIERNO
Y LA PRIMAVERA
(BLACKOUT)
(LUZ GENERAL)
PRINCESA SUNCHINE.- (Emocionada despertando a la nana) Nana, ¿no sabes una canción de
AMOR?
30
FIN
31