Contreras Capitulo 1

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CONTRERAS CAPITULO 1

¿QUÉ ES LA DIDÁCTICA?
Como es natural, el especialista, al someterse a esa tarea de sistematización de su
disciplina, necesita previamente haber decidido qué conocimiento del producido por la
comunidad científica corresponde a su disciplina y cual no. Es decir, necesita definir,
delimitar, su disciplina.
Como tendremos oportunidad de ver más adelante. Éste es uno de los problemas con los que se
enfrenta la definición de la didáctica: la dificultad para aclarar y para acordar su ámbito de
referencia, el objeto de estudio.
Sin embargo, en Didáctica, esta posibilidad choca otro problema poco usual: el de su
circunscripción en cuanto que disciplina académica ha determinado ámbito internacional. La
categorización de la Didáctica como una disciplina dentro de las Ciencias de la Educación se
corresponde con la tradición académica de la Europa continental. Por ello es necesario delimitar
conceptualmente a pesar de las dificultades, la Didáctica porque así podremos reconocer las
aportaciones para nuestra disciplina aunque no aparecen configuradas como tales.
Vamos a ver cómo nuestra disciplina se encuentra sometida a dificultades muy especiales y
probablemente le convenga una cierta soltura, más allá de las definiciones del diccionario con
respecto a qué es o deja de ser como campo de especialización.
La didáctica se ocupa de la enseñanza o más precisamente de los procesos de enseñanza
aprendizaje.
Independientemente de lo que más adelante diremos con respecto a ellos, con objeto de poder
profundizar en el sentido de la disciplina es necesario destacar ahora dos de sus características.
En primer lugar, la enseñanza es una práctica humana que compromete moralmente a quien la
realiza o a quien tiene iniciativas con respecto a ella (Tom, 1984). En segundo lugar, la enseñanza
es una práctica social, es decir, responde a necesidades, funciones y determinaciones
que están más allá de las intenciones y previsiones individuales de los actores directos y a su
funcionamiento para poder comprender su sentido total.
Con respecto a la primera característica, la enseñanza es una actividad humana en la que unas
personas ejercen influencias sobre otras (Lobrot 1974, Pérez Gómez 1983). Estas influencias
como ha destacado Tom, se ejercen en relación de desigualdad de poder y autoridad entre el
profesor y alumnos, y de otra, responden a una intencionalidad educativa, es decir, se llevan a
cabo actividades que se justifican en su valor con respecto a fines deseables. Por estas razones, la
enseñanza compromete moralmente a la que la realiza. No se puede ser indiferente ante el tipo
de interacción que se establece entre profesor y alumnos ni ante lo que se les pretende enseñar y
cómo.
La didáctica mira impasible la realidad educativa: tiene que intervenir pero no sólo intervenir en su
quehacer teórico, sino que el compromiso con la práctica educativa lo que le da sentido a su
desarrollo como disciplina.
Si la enseñanza es una actividad intencional que obliga moralmente a sus responsables también es
una práctica social que excede a su comprensión como producto de decisiones individuales,
generando una dinámica que sólo puede comprenderse en el marco del
funcionamiento general de la estructura social de la que forma parte. Es decir, que lo que ocurre
en la clase no depende sólo de los profesores, alumnos sino que también hay que prestar atención
a las estructuras de organización del aula, participa más bien el flujo de acciones políticas,
administrativas, económicas y culturales.
Más bien habrá que entender que la propia Didáctica forma parte de la dinámica social de la que
participa la enseñanza, está contribuyendo a generar ideas y perspectivas para la misma,
sosteniendo o rechazando un tipo de prácticas escolar u otra, pero en ningún momento
podemos afirmar que la enseñanza solo se rige de especificaciones técnicas formuladas por los
especialistas.
La didáctica también tiene que desarrollar una función reflexiva tiene que mirarse a sí misma
como parte del fenómeno que estudia, porque la didáctica es parte del entramado de la
enseñanza y no una perspectiva externa que analiza y propone practicas escolares.

EL BINOMIO ENSEÑANZA- APRENDIZAJE


Es cierto que hablar de enseñanza requiere hablar de aprendizaje, pero en el mismo sentido en
que una carrera requiere el ganar o buscar requiere encontrar, es decir no significa que para poder
hablar de enseñanza tenga que ocurrir necesariamente el aprendizaje. Existe por lo tanto una
relación de dependencia entre enseñanza y aprendizaje, pero no un tipo de relación que supone
que no puede haber enseñanza sin aprendizaje. Es decir, existe una relación ontológica pero no es
casual, sino una relación de dependencia- ontológica. Tiene más sentido decir que la tarea central
de la enseñanza es posibilitar que el alumno realice tareas del aprendizaje.
El aprendizaje por consiguiente, es resultado de asumir y desempeñar el papel de alumno, no un
efecto que se sigue de la enseñanza como causa. La enseñanza no es un fenómeno de
provocación de aprendizajes, sino una situación social que se encuentra sometida a las
variaciones de las interacciones entre los participantes, así como las presiones exteriores y a
las definiciones institucionales de los roles.
Lo que podemos decir es que existe una relación de dependencia ontológica entre las tareas de
enseñanza y las tareas de aprendizaje, mediada por el flujo de tareas que establece el
contexto institucional y dentro del cual se descubre el modo de realización de las tareas de
aprendizaje.
Pero los procesos de enseñanza- aprendizaje son un fenómeno que se vive y se crea desde dentro,
esto es, procesos de interacción e intercambio regidos por unas determinadas intenciones
por quien tiene el papel o la autoridad de determinar las actuaciones e intenciones,
el profesor. Y a la vez, es un proceso determinado desde afuera ya que forma parte de la
estructura de instituciones sociales entre las cuales desempeña el papel que juega en la estructura
social, sus necesidades e intereses.
La necesidad de la enseñanza
La necesidad de disponer formas organizadas de transmisión cultural de espacios y modos en los
que se puedan garantizar a las sucesivas generaciones la adquisición del capital intelectual
emocional y técnico de la sociedad en la que viven. Esta necesidad de formas institucionales de
enseñanza, en nuestra sociedad ha tomado la forma principalmente en la escuela.
Características de la institucionalización
Los procesos de institucionalización son consustanciales al hecho social y tiene una serie de
características notables, entre las que destacaremos las siguientes:
En primer lugar las instituciones implican historicidad, siempre son deudoras de una historia, es
decir comprender que es una institución como se produjo. Segundo lugar carácter
histórico en que las sucesivas generaciones que participan en ellas, las vivan como
objetivas, como una realidad dada. En tercer lugar, las instituciones controlan el
comportamiento humano, pautas definidas de ante mano que lo canalizan en una dirección
determinada, de tal forma que "cuanto más se institucionaliza el comportamiento, más previsible
y, por ende, más controlado se vuelve". Las instituciones, en cuanto a actividades históricas y
objetivas, se enfrentan a los individuos como hechos innegables.
Origen histórico de la escuela actual
La educación debe pretender la formación para el desempeño profesional en beneficio de las
necesidades de la sociedad.
Los modos de producción industrial y el sistema capitalista tienen mucho que ver con esta nueva
situación escolar, la necesidad de la formación profesional está ligada a las nuevas formas
productivas. Para ello la escuela funciona como vehículo perfecto para la transmisión
de estas ideas.
Así la escuela pretende "civilizar" a las masas populares, inculcarles un sistema de hábitos en el
que el trabajo la disciplina, el uso el tiempo, el ahorro, la fragilidad, entre otros, sean valores
centrales, la adaptación a las nuevas condiciones de existencia, básicamente el trabajo asalariado,
y en régimen de fábrica. La escuela sigue siendo desde entonces una institución que se preocupa
de la inculcación ideológica de los valores dominantes, de la legitimación de la desigualdad y de la
reproducción de la estratificación social.
El papel social de la escuela: Reproducción y hegemonía.
Evidentemente la escuela no es una institución inocente que se dedica a educar para que cada
cual ponga en juego, en igualdad de oportunidades lo mejor de sus capacidades y se inserte en la
sociedad de forma acorde a sus frutos educativos individuales y colectivos. La enseñanza en
cuanto a institución social, forma parte del sistema de reproducción de la propia estructura
estratificada y desigual de la sociedad a la que pertenece.
Para Althusser (1980) la escuela es un aparato ideológico del estado que se justifica en la
necesidad de las sociedades industriales de reproducir y cualificar la fuerza de trabajo, una
sumisión a las reglas del orden establecido, es decir, una reproducción de su ideología dominante.
De un modo u otro, varios autores han acentuado ideas similares con respecto a lo que es la
función social de la escuela.
Pierre Bourdieu afirma que la definición del mundo social y su capital cultural, ejerce una"
violencia simbólica" ya que imponen mediante la acción pedagógica una serie de
significaciones como legítimas y naturales.
De este modo la convicción ideológica de estas ideas pasa a ser "sentido común", lo lógico y
natural”. Se imponen hegemónicamente, de tal modo: lo lógico y natural, se imponen
hegemónicamente, de tal modo que no se nos ocurre que la realidad pueda ser de otra manera.
Reproducción, contradicción, conflicto y resistencia
En general, todas estas teorías se han caracterizado por haber limitado la mediación
humana en la práctica social a una respuesta totalmente determinada por las imposiciones
ideológicas y culturales de las clases dominantes. La escuela se encuentra dentro de la esfera del
estado democrática pero, a la vez prepara para la inserción en la producción totalitaria, este es
un hecho contradictorio en el que a veces la escuela se encuentra atrapada sin salida.
Por una parte, debe colaborar en la acumulación, produciendo agentes para un mercado laborar
jerárquico y un capital cultural de conocimiento administrativo.
Los mecanismos de reproducción nunca son completos. Siempre se enfrentan con formas de
oposición.
Lo que se reconoce es que, desde una visión más dialéctica de la relación entre estructura social y
mediación humana, esta reproducción nunca es completa, porque está mediatizada por las formas
en que se asumen los procesos de dominación y se decide participar en ellos. Según lo expresa
Giro (1983) "Las escuelas no cambiarán la sociedad, pero podemos crear en ellas bolsillos de
resistencia que proporcionan modelos pedagógicos para nuevas formas de aprendizaje y de
relaciones sociales formas que puedan usarse en otras esferas más directamente implicadas en la
lucha por una nueva moralidad y una nueva visión de la justicia social.
Pero de este modo nos encontramos de nuevo en la forma en que caracterizamos las notas
básicas de todo proceso de enseñanza. Aunque es un proceso históricamente instituido para
cumplir determinadas funciones social.
Los procesos de enseñanza-aprendizaje son pues procesos que están determinados desde dentro,
producto de las intenciones y finalidades decididas por los participantes, y desde afuera como
consecuencias de las instituciones dominadas por intereses económicos y políticos
prevalecientes .En todo caso, la enseñanza constituye una práctica que, como producto de las
relaciones tan difíciles que mantiene entre lo que educativamente pretende y entre lo que
institucionalmente puede.

LA DIDÁCTICA Y LA TOMA DE POSTURA.


Entender los procesos de enseñanza-aprendizaje en su auténtica naturaleza, significa
entenderlos en la dinámica social de la que son parte y en el análisis crítico de las
Auténticas tareas que cumple: El ser una institución social históricamente constituida para cumplir
determinadas funciones.
Se acepta la realidad escolar como dada, no como construida, no como histórica y
socialmente condicionada. Y se acepta, por lo tanto, como válida, como buena. Por
consiguiente, consideran la práctica educativa y su correlato, la reificación, favorecen la
reproducción al concebir la realidad social como estable; legitiman dicha reproducción al
considerar los fenómenos sociales como a históricos, esto es, como naturales e inevitables, y
ocultan la naturaleza del control social al presentarlo como una forma neutral de gestionar el
aprendizaje.
Ya no se pone énfasis en ayudar a los estudiantes a "leer" el mundo de manera crítica, en cambio,
se pone en ayudar a los estudiantes a "dominar" las herramientas de la lectura.
Apple ha puesto en manifiesto el aparato institucional, al ser el que financia, impone su visión de
las cosas ya que está ideológicamente limitado por lo que el aparato administrativo ha
definido.
La didáctica no es ni puede ser neutral . Incluso desde la perspectiva liberales, que
pretender ayudar a los alumnos a que atiendan a los logros individuales y se preocupan por la
forma de elevar esos rendimientos, no dejan de ser una posición ideológicamente situada en la
creencia en la meritocracia basada en las capacidades y en el poder de la educación para
propiciar el cambio social o el cambio individual, gracias a la igualdad de
oportunidades y ésta es una cuestión, que como ya hemos visto, está lejos de ser evidente,
inocente y neutral (Apple, 1986).
Adoptar en una postura crítica seria desarrollar una visión crítica que exige algo más que
"criticar" la realidad educativa existente y algo más que proponer reformas escolares, exige la
articulación progresiva de un orden social, y el compromiso con él, que como fundamento no
tenga la acumulación de bienes económicos y credenciales, sino la maximización de la igualdad
económica, social y educativa.
Ello requiere que la didáctica adopte una posición que le permita tomar conciencia de sí misma y
de la enseñanza que ayuda a producir y reproducir (Horkheimer 1986). Para incluso realizar esta
misma "DESNATURALIZACION" de la enseñanza y para poder tomar conciencia crítica de la
enseñanza que ayuda a producir, es necesario que la didáctica se guíe por una idea de
emancipación y de justicia social que vaya más allá de los fines internos que nos propongamos
para los procesos de enseñanza.
El compromiso con la práctica que recorre a la didáctica debe ser un compromiso con las acciones
educativas y políticas que son justas y que se emprenden para promover la justicia.
Todo esto nos lleva a hacer tres tipos de consideraciones. La enseñanza no es sólo lo que ocurre
en el aula. La comprensión de los procesos de enseñanza -aprendizaje no se agota en el análisis y
comprensión de los acontecimientos del aula sino como la organización de la escuela, la estructura
administrativa, las condiciones físicas y materiales... condicionan las practicas escolares de tal
modo que sitúan más allá de las decisiones e intenciones personales de los implicados lo que
pueda ocurrir en las clases.
Como ya decíamos anteriormente desmontar la aparentemente natural realidad escolar:
desmontarla o des construirla para entender sus entresijos, comprender la forma en que las
practicas escolares, vividas como formas "lógicas y naturales" de enseñanza, se hallan ligadas a la
estructura social (y cómo la legitiman y son legitimadas por ella), cómo son los procesos de
intercambio que se producen en el aula y qué factores los determinan o condicionan. De donde
procede el conocimiento que se enseña en la escuela. Quién y cómo lo selecciona y bajo qué
intereses, presupuestos y argumentos.
Esto nos lleva a considerar el papel que desempeña el profesor en cuanta figura
fundamental en el desarrollo de la estrategia de enseñanza. Es él quien tiene que
comprender el funcionamiento de lo real y articular su visión crítica de esa realidad con sus
pretensiones educativas.
La didáctica se sitúa al servicio de la estrategia de enseñanza ( esto es, favorecer la
realización con fines educativos en relación a las circunstancias concretas), pero guiadas por la
idea de la justicia social. La didáctica, en cuanto que ciencia de la enseñanza está moralmente
comprometida con la intervención educativa. El reconocimiento de su papel de intervención de
influencia en la realidad educativa, implica la adopción de una postura crítica para el desarrollo de
su cometido.
La Didáctica debe mirar al interés por la emancipación individual de los educados, en la práctica
educativa concreta, como al interés por la justicia social y la emancipación colectiva.

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