María Julia Barboza

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Universidad de la República

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Maestría en Ciencias Humanas – Opción Antropología de la Cuenca del

Plata

Tesis presentada para defender el título de Maestría en Antropología de la Cuenca

del Plata – Opción Antropología de la Cuenca del Plata

Título: Pautas matrimoniales en Santa Rosa, Canelones 1853-1929

Autora: María Julia Barboza

Directora de tesis: Dra. Isabel Barreto Messano

Montevideo, agosto de 2019


Aval de la directora de tesis.

Montevideo, lunes 18 de noviembre de 2019,

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación


Unidad de Profundización, Especialización y Posgrado
Presente

De mi mayor consideración:

A través de esta, avalo la presentación de la tesis “Pautas matrimoniales en


Santa Rosa, Canelones 1853-1929”, realizada bajo mi orientación por la Lic.
María Julia Barboza.

Dra. Isabel Barreto


Prof. Agregado
Cenur Noreste
Udelar

i
Agradecimientos

De las muchas las personas que en alguna forma han colaborado en la realización
de este trabajo, deseo destacar la contribución de algunas. Quisiera entonces
manifestar mi mayor agradecimiento a:

Isabel Barreto que despertó mi interés por la biodemografía, por su generosidad y


paciencia ya que además de dirigir este trabajo y de proporcionar información
indispensable para su concreción, me ha orientado a lo largo de mi vida como
estudiante y como profesional. Para ella toda mi gratitud y mi más grande afecto.

Susana Fernández y Noel Cardozo por sostener y orientar desde lo humano y


afectivo este proceso.

Martín Fabreau por los aportes desde lo profesional, el apoyo incondicional en lo


personal y la disposición para brindar lo mejor de sí a través de tantos años.

Mabel Zeballos y Leandro Lena por las sugerencias y el interés, por dedicarme
tiempo y saber escuchar.

A los docentes del Departamento de Antropología Biológica Gonzalo Figueiro y


Guadalupe Herrera por su desinteresada e inestimable ayuda. Mi reconocimiento a
la generosidad que tuvieron de compartir conmigo su tiempo y sus conocimientos;
Guadalupe en el cálculo de la estacionalidad y Gonzalo en las pruebas estadísticas
para el análisis la estructura de los matrimonios.

El programa de Iniciación a la Investigación de la Comisión Sectorial de


Investigación Científica (CSIC) ya que sin su apoyo no habría sido posible
acceder a los archivos ni relevar los datos.

Las autoridades del Registro Civil que concedieron los permisos necesarios para
obtener los datos. A Rodolfo Robert, Luis Blanco, Mario Durán, Hernán Duarte y

ii
Mary Carro del archivo del Registro Civil de Canelones por su paciencia,
excelente disposición y compañerismo, brindando su tiempo y esfuerzo para
facilitarme el trabajo.

Leticia Zuppardi Milich y Dr. Daniel Muracciole del Instituto Nacional de


Estadística, Daniel Torena y Javier Pérez del Museo Histórico Departamental de
Canelones Comandante Juan Spikerman por su tiempo y la atención prestada.

Walter Etchevarría y Walter Martín de la Estaca de Maroñas de la Iglesia de


Jesucristo de los Santos de los Último Días por la calidez con la que me
recibieron, la orientación y los contactos. Al personal del Centro de Historia
Familiar de la Capilla Deseret por facilitar el acceso a los registros microfilmados.

Soledad Dos Santos y Antonella Ferreira que acompañaron este proceso desde la
cotidianeidad, por haber sido un respaldo confiable en el día a día que facilitó la
concreción de este trabajo.

Virginia Matos por ser un apoyo constante, por las horas de estudio que
compartimos y por la corrección ortotipográfica de este trabajo.

A los amigos por la paciencia y por entender mis ausencias.

Finalmente a mi mamá Julia y a mi hermano Marcelo por su amor y su apoyo


permanente, porque sin su respaldo y cariño este trabajo ni siquiera habría
comenzado.

iii
Tabla de contenidos

Agradecimientos…………………………………………………..…….………...ii
Tabla de cuadros………………………………………………………………….vii
Tabla de figuras……...………………………………………………………..…..ix
Resumen…………………………………………………………………………...x
Abstract………………………………………………………………………..…xii

Capítulo 1. Introducción ................................……………………………………..1


1.1. Planteos y fundamentos.............................................……………………...3
1.1.1. Antropología y fuentes documentales….........………………...……...3
1.1.2. La biodemografía.............................................….........….......……….4
1.2. La institución del matrimonio............................................................……..7
1.2.1. Desde la teoría antropológica..........…....…..........................………...7
1.2.2. La elección del cónyuge...........................................….......………….9
1.2.3. El matrimonio católico.....................................................…………..12
1.3. Antecedentes......................................................................................…….16
1.3.1. Antecedentes regionales................................…...................………...16
1.3.2. Antecedentes nacionales..........................…........................………...19
1.4. Fundamentación…...……….…………………………..………………...21
1.5. Objetivos...................................…...................................................……...23
1.5.1 General.........................................................….............…....………...23
1.5.2. Específicos..............................................................................……….23

Capítulo 2. Marco histórico y geográfico…….………………………………….25


2.1 La conformación de la población uruguaya.…….......................................25
2.2. Canelones: características geográficas y proceso de poblamiento….……28
2.2.1 Características geográficas....…...….............................……..…....…28
2.2.2 El poblamiento y su contexto histórico......…...............……..........…30
2.2.3. Aspectos económicos………………….…………………………….31
iv
2.3. La localidad de Santa Rosa…………..................................…….........…..33
2.3.1 Marco geográfico y socioeconómico..................…........................….33
2.3.2 Marco histórico..............................................................………....…..35
2.3.3. La parroquia..................................................………..................…....42

Capítulo 3. Materiales y métodos………….…...…..............................................46


3.1. Materiales..............................................................…….................…........46
3.1.1. Elección de las fuentes..........………..................................................46
3.1.2. Fuentes consultadas......................................………..........................47
3.1.3. Calidad de los registros.......………....................................................49
3.2. Métodos y técnicas de estimación demográfica.....….........................…...50
3.2.1. La base de datos...........…………..…...........……...............………...50
3.2.2. Criterio para la elección y el tratamiento de los temas….......…........55
3.2.3. Delimitación de la región.….............................………..................…56
3.3. Métodos analíticos.................................................………..........…...........57
3.3.1. Distribución temporal de los matrimonios………...…………...…...57
3.3.2. Estructura de los matrimonios……………………………………....60
3.3.3. Pautas de cruzamiento...…..………………………………….……..62

Capítulo 4. Resultados...................................….....................….………..............68
4.1. Número y distribución temporal de los matrimonios..…….......................68
4.1.1. Número de matrimonios..............................…......……….................68
4.1.2. Distribución anual........................................….....………..................68
4.1.3. Distribución estacional.......................…...............……….................73
4.2. Estructura de los matrimonios.....................................……......................78
4.2.1. Estado civil.........................................…...............……….................78
4.2.2. Edad nupcial................................................…......……….................80
4.3. Pautas de cruzamiento..........................................….....……..........….......91
4.3.1. La endogamia...........................….........................……….......….......91
4.3.2. La consanguinidad.....................….........................………................98

v
Capítulo 5. Discusión.....................…………................................................…..103
5.1.Generalidades...........................……........................................………….103
5.2. Distribución temporal…………….………….……..…………………...103
5.2.1. Distribución anual....………..........….................…................…......103
5.2.2. Distribución mensual………………………………………………107
5.3. Estructura de los matrimonios……...…….………….………………….109
5.3.1. El estado civil..............…............…..........................……..……......109
5.3.2. La edad nupcial……………………………...……………….…….112
5.4. Pautas de cruzamiento…………………...………...….………………...115
5.4.1. Lugar de procedencia…………………………………..…….…….115
5.4.2. Integración de las parejas por origen geográfico…………………..117
5.4.3. La endogamia…………..…..………………………………………119
5.4.4La consanguinidad……...…………..……………………………….122

Capítulo 6. Conclusiones……...............................…..........................................128

Referencias bibliográficas…........................................…….……………......130
Archivos y documentación inédita consultada…...……….…….………..….154

Glosario................................................................................................................156

vi
Tabla de cuadros

Cuadro 2.1. Estadísticas vitales. Datos absolutos..............…......................…......39


Cuadro 2.2. Estadísticas vitales. Índices estimados...............................................40
Cuadro 2.3. Porcentaje y origen de extranjeros.....................................................41
Cuadro 2.4. Tasas brutas de nupcialidad.........................…...................................41
Cuadro 2.5. Sacerdotes de la Parroquia de Santa Rosa de Lima entre 1852 y
1939……………………………………………………………………………....43
Cuadro 3.1. Estructura de la base de datos.............................................................51
Cuadro 3.2. Codificación de las dispensas por consanguinidad........…................52
Cuadro 3.3. Porcentajes de datos consignados....…………...................................54
Cuadro 4.1. Distribución anual de los matrimonios...............................................69
Cuadro 4.2. Años en los que el número de matrimonios supera o desciende más
del 50% respecto de la media móvil...........................................................….......72
Cuadro 4.3. Distribución mensual y coeficiente de estacionalidad de Henry(Cm)
…………………………………………………………………………………....74
Cuadro 4.4. Coeficientes de estacionalidad y valores del test de Edwards por
períodos..................................................................................................................76
Cuadro 4.5. Porcentajes de estado civil por sexo..….………………………..…..78
Cuadro 4.6. Estado civil de ambos cónyuges: combinaciones observadas .….….80
Cuadro 4.7. Edad nupcial y diferencias entre hombres y mujeres....……….…....81
Cuadro 4.8. Edad al matrimonio: hombres y mujeres según el estado civil…......83
Cuadro 4.9. Edad de los cónyuges en función del estado civil de ambos.........….85
Cuadro 4.10. Edad de los hombres en función del estado civil de ambos
contrayentes ………..…………………………………………………………....86
Cuadro 4.11. Edad de las mujeres en función del estado civil de ambos
contrayentes...…….……………………………………………………………....87
Cuadro 4.12. Diferencias de edad en función del estado civil de ambos
contrayentes.………………………………………………………........…...........87
Cuadro 4.13, Edad al matrimonio de solteros, solteras y la diferencia entre ambas
vii
a lo largo del períodos............................................................................…...….....89
Cuadro 4.14. Cotejo de la edad de las mujeres en diferentes períodos..................90
Cuadro 4.15. Procedencia de los grupos menos representados..........…......…......92
Cuadro 4.16. Período en que aparecen los grupos inmigrantes más
numerosos……………………………………………………………......….…...93
Cuadro 4.17. Composición de las parejas por origen…..……………………......94
Cuadro 4.18. Matriz de procedencias..................................................……...........96
Cuadro 4.19. Matrimonios consanguineos e Índices de Consanguinidad (F)......100
Cuadro 4.20. Matrimonios consanguieos e Índices de Consanguinidad en
uruguayos, españoles y demás matrimonios………………………..………......101
Cuadro 4.21. Matrimonios consanguineos de cónyuges con diferente procedencia
………………………………………………………………….…………….....103

viii
Tabla de figuras

Figura 2.1. Ubicación geográfica del departamento de Canelones............…........28


Figura 2.2. Ubicación de la ciudad de Santa Rosa.....................…........……........34
Figura 2.3. Secciones judiciales del departamento de Canelones.............….........38
Figura 2.4. Plano de la ciudad de Santa Rosa .......….....………………………..45
Figura 4.1. Variación anual del número de matrimonios.....…....................…......70
Figura 4.2. Estacionalidad (Cm).........….............................…..............................75
Figura 4.3. Estacionalidad (Cm) por subperíodos...............................…..............77
Figura 4.4. Variación temporal del estado civil…….......................…...................79
Figura 4.5. Variación temporal por estado civil de ambos cónyuges...….….…....80
Figura 4.6. Edad de los contrayentes......................................…...........................82
Figura 4.7. Edad de hombres y mujeres al primer matrimonio.......................…...84
Figura 4.8. Edad a lo largo del período de los solteros casados entre sí.........…..88
Figura 4.9. Uruguayos y extranjeros según el sexo.....................…..........……....92
Figura 4.10. Combinaciones en las parejas de uruguayos, españoles e italianos..94
Figura 4.11. Porcentaje de cónyuges uruguayos y extranjeros por períodos.…....95
Figura 4.12. Índices de Endogamia (H)...........…........................................…......97
Figura 4.13. Variación temporal del Índice de Endogamia (H) ………....…........98
Figura 4.14. Variación temporal del Índice de Consanguinidad (F)....................102

ix
Resumen

La ciudad de Santa Rosa se encuentra ubicada en la región centro norte del


departamento de Canelones, en las proximidades del cruce de las rutas 6 y 11.
Forma parte de un conjunto de poblados y de zonas rurales que llevan el nombre
de santos y que por este motivo es conocido como El Santoral. Santa Rosa surge
con el fin de la Guerra Grande, cuando el ejército de Oribe se retira y comienza el
asentamiento de vecinos en torno a una capilla que se había levantado durante la
ocupación. A partir de entonces se van estableciendo en el lugar pequeños
productores agrícolas y comerciantes. Esta investigación se propone, con una
perspectiva biodemográfica, conocer las características del proceso poblacional de
esta localidad desde que surge, a mediados del siglo XIX, hasta los primeros
treinta años del siglo XX mediante el análisis de sus pautas nupciales y de
cruzamiento.

El objetivo general es conocer la incidencia que tuvo el fenómeno demográfico de


la nupcialidad en los procesos microevolutivos de la población de Santa Rosa
desde que se comienzan a registrar los matrimonios en los Libros Parroquiales,
mediados del siglo XIX, hasta entrado el siglo XX (1853-1929). Esta información
se complementa con la información de otras fuentes, tanto eclesiásticas como
civiles. Los objetivos específicos plantados son: 1.- analizar la variación temporal
(anual y estacional) de los matrimonios; 2.- estudiar la conformación de las
parejas respecto al estado civil y edad de los contrayentes; 3.- analizar las
preferencias nupciales en cuanto al origen o procedencia; 4.- considerar las
características de la consanguinidad por dispensas. Durante el período relevado
Santa Rosa era una localidad de pequeños agricultores dedicados principalmente
al cultivo de cereales. Los principales resultados evidencian un rápido crecimiento
demográfico en las dos últimas décadas del siglo XIX con presencia de
inmigrantes de diversos orígenes, en su mayoría españoles y en menor medida
italianos. Estos grupos, así como la población nativa, presentaban una fuerte

x
tendencia a la endogamia, comportamiento que pudo haber afectado la integración
de sus pobladores.

Palabras clave: matrimonio, nupcialidad, estacionalidad, endogamia,


consanguinidad

xi
Abstract

Santa Rosa city is located in the Nrth Central region of Canelones department,
near the the cross road of routes 11 and 6. It is part of a group of villages and rural
areas that are named after saints. That is why this place is known as El Santoral.
Santa Rosa began at the end of the Guerra Grande, when the Oribe army
withdraws and the neighbors start to settle around a chapel built during the army
occupation. From then on, small agricultural producers and merchants established
in the area. This research proposes, from a biodemographic perspective, to know
the characteristics of the population process in this location from the beginning, in
the mid-nineteenth century, to the first thirty years of the twentieth century by
analyzing its nuptial and intermarriage patterns.

The general objective is to know the incidence that the demographic phenomenon
of nuptiality had on the microevolutionary processes of the population of Santa
Rosa from the beginning of the registration of marriages in the Parish Books, in
the middle of the 19th century, until the beginning of the 20th century (1853-
1929). This information is complemented with information from other sources,
both ecclesiastical and civil. The specific objectives planted are: 1.- to analyze the
temporal variation (annual and seasonal) of the marriages; 2.- to study the
conformation of the couples with respect to the marital status and age of the
contracting parties; 3.- to analyze the nuptial preferences as for the origin or
origin; 4.- to consider the characteristics of the consanguinity by dispensations.
During the relevant period Santa Rosa was a town of small farmers dedicated
mainly to the cultivation of cereals. The main results show a rapid population
growth in the last two decades of the nineteenth century with the presence of
immigrants of various origins, mostly Spanish and to a lesser extent Italian. These
groups, as well as the native population, presented a strong tendency to endogamy,
which could have affected the integration of their inhabitants.

Key words: marriage, nuptiality, seasonality, inbreeding, consanguinity


xii
Capítulo 1. Introducción

El departamento de Canelones presenta pequeñas ciudades y pueblos enclavados


en un entorno rural, con una trayectoria histórica y una conformación poblacional
original y compleja. En la actualidad estas poblaciones están disminuidas
demográficamente ya que sus efectivos jóvenes emigran hacia los centros urbanos
más importantes (Barreto, 2007). De todas maneras en el censo de 2011 figuraba
como uno de los siete departamentos mas ruralizados del país (Instituto Nacional
de Estadística [INE], 2011).

Se ha constatado la importancia de la contribución demográfica, cultural y


económica de distintos grupos de inmigrantes a Canelones, principalmente de los
que llegaron en el siglo XIX (Barrios Pintos 1981a; Barrios Pintos, 1981b; Beretta
Curi, 2012; Mourat, 2002; Vidart, 1969). De estos aportes se conocen algunas
cifras, la mayoría abarcan al departamento en general pero han sido poco
exploradas las particularidades de estos aportes en las distintas localidades rurales
y urbanas. Esto aplica a cuestiones relacionadas con la demografía como la
estructura de la población1, la conformación familiar o las relaciones inter e intra
grupales que intervinieron en los mecanismos de integración. A esto se suma el
desconocimiento sobre cómo acontecieron en el pasado los procesos
2
microevolutivos que han condicionado el presente y el futuro de estas
poblaciones (Barreto, 2007).

Esta tesis de maestría pretende profundizar en el conocimiento del pasado de una

1 Siguiendo a Vinuesa (2005) se toma el concepto de población desde la perspectiva


geodemográfica como el conjunto de individuos que habitan un espacio socialmente determinado,
lo que esquivale a decir que los límites entre poblaciones humanas son habitualmente arbitrarios.
En este caso en particular la población de estudio se caracteriza por la situación administrativa que
consiste en estar inscripto en las fuentes primarias (los libros parroquiales de matrimonio de Santa
Rosa) con las que se ha trabajado y por lo tanto nos encontramos con el inconveniente del
subregistro, condición que como afirma Barreto (2009b) no es rara de encontrar en los archivos
históricos.
2 Se entiende por evolución el cambio en las frecuencias génicas de una población. Estos cambios
a lo largo de pocas generaciones se conocen como cambios microevolutivos.
1
de estas localidades que, como tantas en el departamento, se ha dedicado
históricamente a la producción agrícola. Santa Rosa tiene sus orígenes a mediados
del siglo XIX, luego de la Guerra Grande, y surge como consecuencia de la
inmigración local y transoceánica. El presente trabajo consiste en una
aproximación de carácter descriptivo e interpretativo, que desde una perspectiva
antropológica indaga en los fenómenos histórico–demográficos de la localidad y
en la contribución de los distintos grupos involucrados con estos fenómenos.

Dado que los estudios poblacionales refieren temáticas diferentes, pero


estrechamente relacionadas, se consideran los aspectos antropológicos, históricos,
demográficos y biológicos con el fin de lograr una aproximación integral al
conocimiento de esta población. El estudio, que abarca la segunda mitad del siglo
XIX y las tres primeras décadas del XX, permitirá conocer el alcance de los
factores microevolutivos ocurridos en el pasado y cómo afectaron el devenir
demográfico.

El trabajo consta de seis capítulos y un pequeño glosario; los términos incluidos


en este último se resaltan en versalitas. El primer capítulo está dedicado a la
presentación de los fundamentos teóricos y conceptuales que orientan la
perspectiva disciplinar desde la que en este trabajo se aborda el tema del
matrimonio y se exponen los fundamentos, antecedentes y objetivos.

En el segundo capítulo se presenta el contexto geográfico, histórico y demográfico


de la localidad a nivel nacional, departamental y finalmente local, que permitan
interpretar los datos obtenidos.

En el tercer capítulo se detallan las fuentes, sus características, las dificultades que
presentaron y cómo se intentó superarlas o tenerlas presentes a la hora de
interpretar los resultados. Se presenta la construcción de la base de datos y su
codificación para posteriormente ingresar en los aspectos metodológicos de cada
tema y el motivo de su elección.

2
En el cuarto capítulo se muestran los resultados con los cuadros y las gráficas
correspondientes.

En el quinto capítulo se discuten los resultados y en el sexto se presentan las


conclusiones.

Finalmente, luego de las referencias bibliográficas, se incluye un breve glosario.

1.1. Planteo y fundamentos

1.1.1 Antropología y fuentes documentales. Existen materiales a los que se les


adjudica la propiedad de ser testimonio de la identidad y de la memoria colectiva
de un grupo. Las fuentes documentales son registros que se conservan por este
motivo (Trías Mercant, 2005), y cuando se organizan y gestionan de manera que
puedan ser consultados adquieren la calidad de archivos (Fuster Ruiz, 1999). Tyler
(1991) define al archivo como una reserva de información y los materiales que la
integran pueden tener diferentes interpretaciones y ser utilizados con distintos
objetivos. Su existencia lleva implícita una concepción de la cultura que orienta su
uso como material de investigación.

Ya desde sus inicios, a mediados del siglo XIX, la antropología recurre a las
fuentes documentales. Tylor las utilizó en la elaboración de su trabajo sobre las
leyes del matrimonio y la descendencia. Murdock compiló datos de fuentes
repartidas en 11 países para realizar un tratamiento estadístico de diferentes rasgos
culturales en 240 grupos (Harris, 1996).

En antropología biológica las investigaciones abarcan diferentes aspectos de la


biología humana que van desde los procesos microevolutivos y sus consecuencias
- los cuales atañen exclusivamente a los antropólogos- a estudios antropométricos,
pasando por temas relacionados con el desarrollo, la nutrición y otras perspectivas
3
que se sitúan entre la medicina, la historia, la geografía y la demografía. Las
fuentes históricas brindan información y líneas de evidencia que se utilizan para
reconsiderar temas tradicionales y establecer nuevos cuestionamientos. Al ampliar
el análisis de los procesos microevolutivos y sociales su estudio expande el
horizonte de la investigación en biología humana y llena vacíos en el
conocimiento de las poblaciones, mejorando así nuestra comprensión de la
condición humana (Herring y Swelund, 2003).

Más específicamente Hawkes (2006) señala que para estimar tanto las tasas de
mortalidad en diferentes edades como la edad al momento de la muerte, la
información que brindan las fuentes documentales es más confiable que el registro
arqueológico, debido a que algunos grupos de edad pueden estar subrepresentados
y a que los procesos tafonómicos afectan de manera diferente los huesos según la
edad y el sexo. Madrigal (2003) afirma que en el caso de poblaciones pasadas se
puede abordar el estudio de la mortalidad mediante los libros de defunciones, la
natalidad a través de los libros de bautismos y el aislamiento reproductivo con los
libros de matrimonio.

1.1.2. La biodemografía. A diferencia de lo que ocurre con las otras especies, la


evolución de las poblaciones humanas combina aspectos propiamente biológicos
con otros de origen cultural. En este contexto interactúan el entorno geográfico,
las condiciones del clima así como la estructura social, los acontecimientos
históricos, económicos y políticos. Tal como menciona Sánchez Compadre
(2001: 71) “(…) la evolución del hombre se manifiesta indisociablemente a través
de la biología y la cultura” . Coincidiendo con esto Cavalli-Sforza, Menozzi y
Piazza (1994) aseguran que los fenómenos poblacionales no pueden ser
comprendidos ni explicados sin tener en cuenta las características sociales,
económicas y geográficas del grupo en el que han tenido lugar. Al respecto
Hernández (2011) afirma que la dinámica demográfica está íntimamente
relacionada con los procesos evolutivos y que para poder explicar el
comportamiento demográfico de una sociedad es importante incorporar el enfoque
4
antropológico.

La antropología biológica estudia la variación y la evolución biológica de los


humanos desde una perspectiva transcultural y biocultural (González-José y
Madrigal, 2016). La biodemografía, una de sus subdisciplinas, estudia los
procesos que intervienen en los cambios en la frecuencia génica de poblaciones
humanas, es decir en su MICROEVOLUCIÓN. Permite recomponer la dinámica
demográfica de las poblaciones presentes e históricas dentro del marco social y
cultural en el que se encontraban. Para ello aplica los métodos analíticos de la
demografía3 a la información contenida en fuentes documentales (Luna y
González-Martín, 2016) tomando en consideración además los aportes propios de
la genética de poblaciones4 (Sánchez Compadre, 2001).

Los métodos utilizados en demografía suelen fundamentarse en el tratamiento


agregativo de los datos (nacimientos, defunciones, matrimonios), lo que limita el
análisis de la relación de esas variables entre sí. En biodemografía, a partir de
información nominativa (nombres y apellidos), es posible realizar un análisis no
agregativo que consiste en referir diferentes sucesos demográficos a un mismo
individuo o pareja (descendencia producida, viabilidad, etc.). Esta técnica se ha
aplicado en la demografía histórica5 y posteriormente en la biodemografía (Fuster,
2005) .

En el cruce de la demografía y la antropología Hernández (2011) distingue la


demografía antropológica de la antropología demográfica. La primera es de
interés para la antropología cultural y estudia poblaciones actuales, entendiendo
que las características demográficas pueden comprenderse a la luz de las pautas

3 Ciencia que estudia las poblaciones humanas desde un punto de vista cuantitativo tratando
factores como la dimensión, la estructura, los caracteres generales además y sus cambios (Sánchez
Compadre, 2001).
4 La genética de poblaciones es una disciplina que, mediante el uso de marcadores moleculares y
herramientas matemáticas, describe e intenta predecir la distribución de los ALELOs en una
población (Barrantes, 1998).
5 Pèrez Brignoli (2004) define a la demografía histórica como una disciplina científica
interdisciplinaria que se constituyó a mediados del siglo XX la cual aplica a poblaciones del
pasado métodos y conceptos que provienen de la demografía
5
culturales del grupo estudiado. Por su parte, la antropología demográfica tiene
como objetivo explicar los fenómenos demográficos dentro de un contexto
sociocultural, biológico y ecológico teniendo en cuenta las consecuencias a nivel
evolutivo. Es decir que se trata de otra forma de designar a la biodemografía que,
se encuentra con frecuencia en los trabajos de origen mexicano.

Debido a su enfoque interdisciplinario la biodemografía aporta una visión integral


desde la que se pueden hacer inferencias sobre los procesos evolutivos que
tuvieron lugar en el pasado y que permiten entender los mecanismos mediante los
que se transmitieron los genes entre generaciones para conformar la estructura
actual de una población (Sánchez Compadre, 2001).

Se llama evolución a los cambios en las frecuencias génicas de una población. Se


considera MICROEVOLUCIÓN a los cambios que se dan a lo largo de pocas
generaciones. Los procesos evolutivos son los mismos en todas las especies:
selección natural6, mutación7, DERIVA GÉNICA8 y FLUJO GÉNICO9. De los cuatro
procesos el único que no está determinado por la cultura es la mutación, los otros
tres tienen indicadores que se obtienen del análisis demográfico (Acreche et al.,
2004). Para evaluar la presión de la selección natural es necesario el manejo de
variables como la fecundidad y la mortalidad diferencial (Albeza, Acreche y
Caruso., 2002). Como indicadores de la DERIVA GÉNICA y del FLUJO GÉNICO se
usan dos aportes que surgen del análisis demográfico que están relacionados y que
se analizan en este trabajo: el origen de los contrayentes y la migración. El grupo
de origen de cada integrante de la pareja es uno de los indicadores de la sujeción a

6 La selección opera mediante las diferencias fenotípicas heredadas que llevan a que haya
individuos que se reproduzcan más que otros, o sea que es producto de la capacidad diferencial de
dejar descendencia (Acreche et al., 2004).
7 Se llama mutación al mecanismo que origina la variabilidad en el material genético. Es la base
sobre la que llevan a cabo los procesos evolutivos (Acreche et. al., 2004).
8 La DERIVA GÉNICA es la fluctuación al azar que se acumula a través de las generaciones hasta la
fijación o desaparición de un ALELO, en otras palabras la desaparición o fijación de la variedad de
un gen (Acreche et al., 2004).
9 FLUJO GÉNICO es la expresión genética del fenómeno demográfico llamado migración que
posibilita el ingreso o salida de genes en una población haciendo variar su frecuencia (Acreche et
al., 2004)
6
la DERIVA bajo la que se encuentra una población. Debido a que se trata de una
característica que influye en la selección del cónyuge, contribuye a una desviación
de la PANMIXIA, es decir de los cruzamientos al azar (Acreche y Albeza, 2010;
Acreche, Albeza y Caro., 2011). El FLUJO GÉNICO encuentra su expresión en el
fenómeno demográfico llamado migración, más específicamente en la de los
grupos que dejan descendencia (Acreche y Albeza, 2010; Acreche, Albeza,
Caruso, Broglia y Acosta., 2004). Estos factores determinantes de la divergencia
genética varían conjuntamente con factores culturales ( Acreche y Albeza 2010;
Acreche et al., 2004; Barreto, 2011; Cavalli-Sforza et al., 1994; Sánchez
Compadre, 2001).

1.2. La institución del matrimonio

1.2.1. Desde la teoría antropológica. El concepto de matrimonio como


institución universal ha sido objeto de controversia entre dos grandes tradiciones
de la teoría antropológica que surgen en el primer cuarto del siglo XX. Una de
ellas analiza y compara las manifestaciones culturales de diferentes grupos, por lo
tanto necesita elaborar conceptos que sean lo suficientemente amplios como para
abarcar diferentes realidades. Esta postura incluye perspectivas teóricas como el
particularismo histórico, la antropología estructuralista y las corrientes marxistas.
Autores como Lévi-Strauss y Godelier se dedicaron a los estudios comparativos y
profundizaron en el análisis de las pautas matrimoniales en diferentes culturas.
Por otra parte están quienes sostienen que los fenómenos estudiados solo pueden
entenderse dentro de la red de significación en la que están inmersos, por lo tanto
aplicar nociones que fueron concebidas fuera de este contexto implica una visión
etnocéntrica. Es la posición que toman la antropología británcia y la antropología
simbólica (Woortmann, 2005). Con este enfoque Leach y Needham se oponen a la
idea del matrimonio como institución universal y argumentan que se puede
aplicar a diferentes instituciones tanto sea que determinen la residencia, el
7
monopolio sexual. los derechos sobre la descendencia o sobre los bienes de otra
persona (Needham, 2004).

.El estructuralismo francés, con Lévi-Strauss (1993a, 1993b) como su principal


representante, centró su análisis sobre el parentesco y las reglas que guían la
elección del cónyuge. Concibe el matrimonio como una alianza entre grupos que
se establece mediante el intercambio de mujeres. Las reglas que guían este
intercambio constituyen un aspecto inseparable de la estructura del sistema de
parentesco del que forman parte. Olavarría (2002) aclara que con posterioridad el
autor especifica que el intercambio puede ser tanto de mujeres como de hombres.

Desde una perspectiva marxista, Godelier (2000) sostiene que el matrimonio


legitima las relaciones sexuales entre sus integrantes, implica la transmisión de
bienes materiales y de títulos y se establecen una serie de relaciones de poder y de
status que definen el grupo de pertenencia de los niños y la identidad de quienes
los deben criar, alimentar, proteger y cuidar.

Por otra parte hay quienes, como Leach o Needham, consideran que el
matrimonio no es una institución que necesariamente deba encontrarse en otras
culturas y que se trata de un concepto que puede resultar engañoso si se aplica
fuera de su contexto original. Para esta corriente, hablar de matrimonio en otras
culturas es referirse a un conjunto de derechos relacionados con principios de
residencia. Más específicamente, se puede considerar matrimonio cualquier
institución que cumpla con alguna de las siguientes funciones: establecer quién es
el padre legal de los hijos o hijas de una mujer o la madre legal de los hijos o hijas
de un hombre, dar al hombre un monopolio sobre la vida sexual de la esposa o a la
esposa un monopolio sobre la vida sexual del marido, dar a uno de los cónyuges
una parte o el monopolio de los derechos sobre el trabajo o los bienes que
pertenecen real o potencialmente al otro, establecer un fondo común de bienes a
favor de los hijos e hijas del matrimonio o establecer una alianza socialmente
significativa entre el marido y los hermanos de la esposa (Needham, 2004).

8
1.2.2. La elección del cónyuge. El Homo sapiens es una especie que en su
búsqueda de pareja se aleja considerablemente del modelo de PANMIXIA (Cavalli-
Sforza y Bodmer, 1981), es decir de un sistema de apareamientos al azar. Como
afirman Acreche y Albeza (2010) el apareamiento aleatorio no es una condición
frecuente debido a la influencia de factores geográficos, sociales y culturales. Es
más, cualquier preferencia puede implicar caracteres que aunque no sean
determinados genéticamente pueden, de todas formas, afectar la estructuración de
una población.

El proceso de elección del cónyuge y de formación del matrimonio es un


fenómeno multidimensional que ha sido abordado desde diferentes disciplinas. De
estos aportes solo se mencionan los que directamente se relacionan con los
objetivos de este trabajo.

Según Lévi-Strauss (1993a, 1993b) las reglas del matrimonio son inseparables de
la estructura de parentesco de cual forman parte. Tienen su origen en un sistema
de intercambio que se puede diferenciar en dos tipos: restringido y generalizado.
En el intercambio restringido se establecen reglas positivas y negativas para la
elección de la pareja, es decir que definen a la vez con quién está prohibido
casarse y dentro de qué grupo se puede elegir al cónyuge. La elección del cónyuge
está determinada por la posición que este encuentre en el sistema, es decir que
depende de una situación objetiva, tanto sea una relación de parentesco como una
categoría de alianza. Son las normas que caracterizan a las estructuras elementales
del parentesco. Por otra parte en el intercambio generalizado corresponde a las
estructuras complejas. En este caso se define solo a los cónyuges prohibidos,
como es el caso europeo que tiene solo un pequeño número de prescripciones
negativas. La elección del cónyuge no se encuentra definida de manera estructural
por el sistema, sino por criterios sociales de apreciación relativa como el estatus,
la profesión o la apariencia física. Uno de los principios más importantes que se
aplican al matrimonio es la prohibición de estas uniones dentro de un grupo
específico, habitualmente definido en términos de parentesco o descendencia, es
9
decir el tabú del incesto. Es importante tener en cuenta que estos modelos no son
excluyentes entre sí, ya que existen formas híbridas y equívocas entre ambos así
como estructuras que marcan el pasaje de formas simples a formas complejas.

Los seguidores de Lévi-Strauss continuaron desarrollando el concepto de sistemas


matrimoniales. Una de las exponentes más reconocidas es Françoise Héritier,
quien suma una tercera categoría al esquema, la de sistemas semicomplejos en los
que las prohibiciones y prescripciones se establecen en términos de grupos
sociales y no de relaciones de parentesco (Rodríguez García, 2002). Héritier logra
desarrollar un cuerpo conceptual que ha permitido analizar situaciones propias de
los nuevos contextos sociales, en los cuales muchas veces se elige al cónyuge
entre extraños. A simple vista esto lleva a pensar que los lazos de parentesco se
van extendiendo, pero esta aparente libertad está sesgada por estrategias
inconscientes. El equipo encabezado por Héritier ha mostrado que en las
sociedades occidentales la elección del cónyuge lleva a que los grupos se cierren
sobre sí y se establezcan uniones entre parientes lejanos sin afectar el tabú del
incesto (Olavarría, 2002).

Se llama mercado matrimonial al conjunto de potenciales cónyuges, es decir a un


espacio de encuentro teórico de hombres y mujeres con disposición para contraer
matrimonio en un momento dado (Cabré Pla, 1997). Además de estar
condicionada por factores como el contexto demográfico o la proximidad
geográfica, la elección de la pareja en gran medida lo está por las fronteras
sociales que establece la cultura (Pollero, 2001). Es decir que la cultura además de
delimitar cuándo o de qué modo se establecen las uniones también pauta las
preferencias o rechazo en la elección del cónyuge (Calderón, 2000).

Históricamente se ingresaba al mercado matrimonial cuando se alcanzaba la edad


socialmente aceptable para casarse y se salía con el matrimonio o cuando, por
alguna circunstancia, se acababan las oportunidades de tener éxito (Reher, 1994).
Cabré Pla (1997) sostiene que se trata, aún hoy, de un mercado segmentado por la

10
edad y por el estado civil, dos variables que influyen en las posibilidades de
encontrar pareja. En general las prohibiciones o limitaciones en la elección del
cónyuge vienen estipuladas además por el grado de parentesco y por
prescripciones religiosas, de clase social o de origen étnico.

Desde las ciencias sociales se denomina exogamia a la elección del cónyuge fuera
del propio grupo, y lo opuesto, la endogamia, es la unión entre integrantes del
mismo grupo. Se llama homogamia a la tendencia al matrimonio entre personas
que comparten ciertas características como el estatus socioeconómico, la
profesión, el nivel educativo, la nacionalidad, la religión, la afinidad física o
intelectual (Savorgnan, 1950), y su opuesto se denomina heterogamia. Los
términos endogamia y homogamia son diferenciables cuando dentro del mismo
grupo existen subdivisiones que se estratifican de acuerdo a algunas de las
características mencionadas.

Es a partir de la homogamia o endogamia que se puede conocer la magnitud de las


fuerzas que mantiene aislados entre sí a grupos que comparten el mismo espacio
geográfico. En el caso del índice de Savorgnan o de Homogamia (H) se mide la
correlación que existe entre variantes en los dos sexos. Se usa para verificar las
uniones preferenciales respecto a un carácter determinado en la elección de la
pareja. Cuando la preferencia consiste en un grupo étnico o un grupo migrante se
puede generar algún grado de estructuración, aun cuando se integren como
efectivos de una población (Acreche y Albeza, 2010). Por este motivo el índice de
Savorgnan es una medida del aislamiento reproductivo que señala la PANMIXIA

con respecto a un determinado carácter (Acreche, Caruso y Albeza., 2008) y de


FLUJO GÉNICO entre diferentes grupos (Madrigal, 2003).

En este trabajo, siguiendo a Barreto y Sans (2000; 2003), el término endogamia se


toma en su sentido antropológico como la unión entre integrantes del mismo
grupo de origen, lo que Savorgnan denomina homogamia geográfica, como la
región, el país o el pueblo de origen. El otro criterio que se usa en estos casos

11
señalado por Barreto (2011) es el del origen étnico, haciendo referencia a la
pertenencia a grupos indígenas, negros o blancos.

El origen de los cónyuges, a través de la estimación de los índices de endogamia,


se ha utilizado como un indicador de la integración social de los diferentes grupos
de acuerdo a dos modelos definidos para el proceso inmigratorio de los Estados
Unidos. A pesar de las críticas recibidas, el estudio de la elección del cónyuge ha
sido uno de los modelos más influyentes a la hora de evaluar cómo se vinculan los
grupos extranjeros con las sociedades de acogida. Según este modelo, que tiene su
origen en la Escuela de Chicago (1915-1940), la elección del cónyuge es un
indicador clave para evaluar el grado en que diferentes grupos se integran o se
aíslan entre sí. Este criterio coincide con el de Leach (1967) cuando señala que la
forma de distinguir a los que son de nuestra clase de los que no lo son, es
preguntarnos si nos casaríamos con ellos.

Siguiendo este modelo, Baily (1980), Barreto y Sans (2000, 2003, 2004), Barreto
Sans y Bonilla (2004) y Míguez, Argeri, Bjerg y Otero (1991) afirman que un
índice alto de endogamia corresponde a un modelo de pluralismo cultural, en el
que diferentes colectividades conviven, pero no se integran. La situación opuesta,
cuando la endogamia es menor que la esperada, responde a una sociedad integrada
en la que el proceso de asimilación se da en forma relativamente rápida (se la
denomina crisol de razas). Una tendencia a la endogamia señala que se trata de un
colectivo que mantiene la cohesión y el apego a sus pautas culturales o que la
sociedad receptora presenta dificultades para asimilar a los extranjeros.

En Camou y Pellegrino (2013), Seefeld considera que es discutible la aplicación


de este modelo a la sociedad argentina debido a que los pocos habitantes y la
escasa integración entre ellos hacía que esta población apenas cumpliera con las
características que se le adjudican a una sociedad receptora. A su vez Camou y
Pellegrino (2013) hacen extensiva esta observación al Río de la Plata, ya que las
características de la migración son diferentes a las de Estados Unidos, lugar donde

12
se elaboró esta teoría.

1.2.3. El matrimonio católico. Instituciones como la familia y el matrimonio han


tenido desde sus orígenes una rol importante dentro del orden social de tal manera
que el Estado y la Iglesia se han encargado de regularlos y controlarlos (Ghirardi e
Irigoyen, 2009).

El matrimonio ha sido concebido como contrato de derecho y como sacramento,


según se tomen en cuenta sus efectos civiles o sus consecuencias ante la Iglesia.
Ambas visiones se disocian definitivamente durante la Revolución Francesa,
cuando se considera como un elemento del derecho natural al que el catolicismo
tomó como sacramento. En consecuencia se exigió que la ceremonia civil validara
a la religiosa (Segalen, 1992).

Mediante el matrimonio, considerado como un sacramento indisoluble, el derecho


canónico reglamenta la sexualidad. En los hechos, como afirman Bentancur
(2011) y Segalen (1992), consistía en la institución que legitimaba las relaciones
sexuales y que establecía las fronteras de la legitimidad en la formación de la
familia. Algunos rasgos asociados al matrimonio occidental son la filiación
cognaticia bilateral10, la igualdad en las condiciones de ambos sexos frente a los
votos conyugales, la individualización del contrato matrimonial y la monogamia
(Segalen, 1992). Desde el siglo IV la Iglesia Católica ha influido en el modelo de
familia europeo en su papel como legitimadora de los votos matrimoniales
definiendo cuáles son las uniones incestuosas; prohibiendo la poligamia, el
divorcio y el concubinato, considerando a las relaciones sexuales como
pecaminosas cuando no estaban dirigidas a concebir descendencia (Altamirano,
2008; Bentancur, 2011; Segalen, 1992).

10 Las reglas de filiación cognaticias (usan ambas filiaciones, masculina y femenina para
establecer derechos, deberes y privilegios). Pueden ser bilaterales, si se trazan simétricamente para
la línea paterna y materna, o ambilineales en el caso de ser diferentes para ambas líneas (Harris,
2011).

13
Altamirano (2008) y Aresti et al. (2001) enumeran los impedimentos para el
matrimonio, que consistían en: el origen desconocido de uno de los contrayentes,
la falsedad, el haber dado la palabra de esponsales11, la bigamia, el crimen, la
impotencia masculina, la coacción, que uno de ellos hubiera tomado el voto
religioso, que alguno no fuera católico, y el parentesco, tanto por consanguinidad
como por afinidad, que hasta 1918 llegaba al cuarto grado y se redujo
posteriormente al tercero.

La Iglesia diferencia a los parientes por consanguinidad de los parientes por


afinidad o con parentesco espiritual. El parentesco por consanguinidad es el
vínculo entre quienes descienden de un mismo antepasado. Se establece en línea
recta ascendente o descendente por una misma pareja de progenitores y de manera
transversal o colateral. El parentesco por afinidad es el que se genera con la
familia del cónyuge luego de celebrado el matrimonio. Parientes espirituales son
los que se dan a través del bautismo y de la confirmación, en este caso la unión
prohibida es entre padres/madres e hijos/hijas espirituales y entre
ahijados/ahijadas con los hijos de padrinos o madrinas (Altamirano, 2008;
Bentancur, 2011).

La dispensa, cuya concesión recaía principalmente en los obispos, era el permiso


que se otorgaba a las parejas que tenían algún impedimento canónico para casarse.
Los impedimentos que se podían dispensar eran el origen incierto de alguno de los
contrayentes, que alguno hubiera contraído esponsales y el parentesco entre
ambos (Altamirano, 2008). Al respecto Bentancur (2011) menciona que en general
las dispensas se otorgaban o por incesto o por difusión, es decir porque los
contrayentes tenían algún parentesco mayor al cuarto o tercer grado dependiendo
de la época, o para exonerar de la publicidad obligatoria que debía anteceder a las
ceremonias nupciales.

11 Se llama esponsales a la promesa de contraer matrimonio que los futuros cónyuges hacían ante
la Iglesia. Era un acto voluntario que luego de realizado se convertía en impedimento para casarse
con otra persona, aunque se podía cancelar por acuerdo de ambos o por infidelidad de uno de los
postulantes (Bentancur, 2011).
14
En el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, se dispuso que la Iglesia
debía llevar una nómina inscripta de los hechos vitales de la población. De esta
forma se genera un dispositivo de control social sobre la población: nacimientos,
matrimonios y defunciones. Estos registros brindan información valiosa al
momento de tomar disposiciones en cuestiones económicas y para cumplir con
una de las atribuciones más importantes de la Iglesia que era la de certificar la
identidad y la condición social, es decir la de asignar una categoría con
consecuencias en el lugar que se ocupaba en la sociedad (Morin, 1972).

En particular el registro y control de los matrimonios llegó a convertirse en un


elemento sociopolítico de legitimación y control del sistema de estratificación
social (Rodríguez García, 2002). Los grupos de parentesco, a los que la Iglesia
intentaba dominar desde la Edad Media, fueron el principal oponente al modelo
establecido por el Concilio de Trento (1545-1563). Los impedimentos
matrimoniales permitieron el control de las alianzas, ya que la tendencia a la
endogamia podía poner en peligro el sistema social. Las dispensas fueron el
mecanismo más efectivo para regular y controlar el orden social (Ghirardi e
Irigoyen, 2009). Según Bittles (1994) el impedimento de la unión entre parientes
consanguineos buscaba poner poner un límite a la concentración de la tierra y del
poder que menoscababa la posibilidad de control de la Iglesia Católica. Las
dispensas fueron la manera de mantener bajo control este tipo de uniones.

En estas condiciones el matrimonio sirvió durante la conquista de América como


instrumento de dominación política, en algunos casos casándose un español con la
hija del líder de un grupo nativo o sirviendo como instrumento de evangelización.
En América la institución del matrimonio fue utilizada, por la monarquía junto
con la Iglesia Católica, como un instrumento estratégico para la organizar a la
población en los territorios conquistados (Ghirardi e Irigoyen, 2009).

15
1.3. Antecedentes

El estudio del matrimonio desde una perspectiva poblacional y sus temas


relacionados como la conformación de los grupos domésticos, la familia, la
ilegitimidad y la elección del cónyuge han sido abordados desde disciplinas como
la demografía, la demografía histórica, la historia, la sociología, la antropología
social y la antropología biológica.

1.3.1. Antecedentes regionales. En América Latina los primeros trabajos son de


la década de 1970 pero es a partir de la década de 1990 que surge una importante
cantidad de investigaciones sobre el tema12 (Spijker, López Ruiz y Esteve Palós,
2012). La mayor parte de estos estudios se concentran en Argentina, en menor
medida en Brasil y se inician más adelante en Uruguay.

Argentina. El tema ha sido abordado en forma extensa desde diferentes enfoques.


Se presenta una muy breve síntesis en la que se mencionan tan solo algunos de los
trabajos, para brindar un panorama general.

La nupcialidad en diferentes regiones y períodos fue trabajada por: Celton (2008)


que analiza los cambios acaecidos en la tasa de nupcialidad y la edad al momento
del matrimonio en la provincia de Córdoba en los siglos XVII y XIX; Colantonio
(1996) calcula los principales indicadores de la nupcialidad para un departamento
de la provincia de Córdoba en los años 1813, 1822, 1840 y 1980 recurriendo a
diferentes fuentes, y Mazzeo (1998) describe sus características en Buenos Aires
entre 1890 y 1995.

Las categorías de filiación y su frecuencia han sido analizadas por: Colantonio


(1998), quien con datos del Curato de Pocho centra su mirada en la ilegitimidad;
Ferreyra (2009) con la estacionalidad en matrimonios de españoles en Córdoba en

12 Se toman como antecedentes las investigaciones a nivel regional (Uruguay y países limítrofes).

16
el siglo XVIII; Mateo (1996) analiza el tema en Buenos Aires entre 1810 y 1869
mientras que Moreno (1998) hace lo mismo pero para el período comprendido
entre 1780 y 1850.

Frías (1998) aborda temas relacionados con la familia en Buenos Aires entre los
siglos XVII y XVIII usando datos extraídos de padrones; Ghirardi et al. (2007)
analizaron la influencia que tenían sobre el trabajo la tipología, la composición y
el tamaño de los grupos domésticos de Córdoba usando los datos del padrón de
1813; con los datos relevados en un censo eclesiástico en la provincia de Córdoba
en 1795, Küffer (2008) reconstruye la composición de las familias y los tipos de
hogares de la época.

Por medio de la ENDOGAMIA y la consanguinidad diversos autores indagaron


sobre la elección del cónyuge. La endogamia fue estudiada en la provincia de
Buenos Aires por: Míguez et al. (1991) en inmigrantes en el siglo XIX; Caratini,
Carnese y Gómez (1996) analizaron su variación espacial y temporal fines del
siglo XIX; Baily (1980) estima el índice de endogamia de diferentes grupos
migrantes entre 1882-1923. Silbertein (1991) analiza las pautas matrimoniales de
los italianos en Rosario. El caso del noreste argentino lo trabajaron Acreche et al.
(2004; 2008) para el siglo XIX y Acreche y Albeza (2010) para el XX mientras
que Albeza et al. (2007) lo hicieron en los valles Calchaquí y de Lerna en Salta.
Por otra parte Colantonio, Küffer y Fuster (2009) y Colantonio, Küffer y Celton
(2012) lo hicieron en Córdoba para la época colonial y primeros años del siglo
XIX. La consanguinidad fue abordada a través de los apellidos (isonimia) por
Colantonio et al. (2005) en la provincia de Córdoba en la transición entre los
siglos XVIII y XIX. La consanguinidad mediante las dispensas en libros
eclesiásticos fue estimada entre muchos otros trabajos por Siegrist (2009) en dos
pueblos de la Provincia de Buenos Aires entre los años 1784 y 1827 y Siegrist
(2011) en Córdoba del Tucumán y el Río de la Plata en los siglos XVIII y XIX.

Brasil. Gran número de los trabajos en Brasil vuelven la mirada sobre grupos

17
nativos sin dejar de lado a los inmigrantes relacionando diferentes tópicos; son
pioneros los trabajos de Francisco Salzano.

La relación de la consanguinidad con otras variables demográficas como la


fertilidad y la mortalidad en poblaciones nativas de Santa Catarina fue trabajada
por Salzano (1964); a partir de datos demográficos Salzano, Neel y Maybury-
Lewis (1967) analizaron la estructura por sexo y edad, el aislamiento
reproductivo, la fertilidad y la consanguinidad entre otros temas de interés
biodemográfico en los xavante; Souza y Santos (2001) presentan datos sobre la
población xavante de Mato Grosso con datos recabados entre 1993 y 1997, donde
describen el estado civil y la relación con la edad además de la característica
monógama o poligínica de las uniones.

La situación de esclavos y libertos fue atendida desde diversas perspectivas.


Texeira (2015) profundiza en el estado civil y en el origen de los contrayentes
esclavos en San Pablo entre 1774 y 1850 entre otras características de esta
población; el matrimonio entre esclavos y libertos en San Pablo en los siglos
XVIII y XIX fue trabajado por Almeida Prado Bacellar (2015); Volpi Scott y Scott
(2015) amplían el análisis a contrayentes de diferentes estatus jurídicos, o sea
entre esclavos, libres y libertos.

Los estudios sobre grupos migrantes son numerosos. Nadalin (1998) analiza las
características de las familias en grupos de origen germánico en Curitiba;
Andreazza (2008) realizó una aproximación a la dinámica familiar de los
ucranianos que se establecieron en la colonia Antonio Olyntho en Paraná;
Monsma, Truzzi y Bôas (2004) describen la endogamia en inmigrantes italianos
en San Pablo entre 1890 y 1914; a través del origen del cónyuge y de la situación
económica Klein (1989) investigó la integración de los inmigrantes españoles a la
sociedad brasileña desde el siglo XIX hasta mediados del XX; Volpi Scott (2008)
trabajó sobre la influencia de las relaciones de compadrazgo en las familias de la
América portuguesa en la segunda mitad del siglo XVIII.

18
Desde una perspectiva más general se abordaron también diferentes temáticas.
Con dispensas anotadas en libros matrimoniales católicos, Freire-Maia (1952,
1957) analiza la variación geográfica y temporal de la consanguinidad en el país;
Marcilio (1993) analiza las particularidades de las familias a lo largo de la
historia; con datos de los censos de 1950 y 1980 Oliveira (1986) trabaja sobre el
comportamiento de la nupcialidad para profundizar su investigación sobre la
fecundidad en Brasil y en los estados de San Pablo y Río Grande del Norte;
Galvão y Nadalin (2001) trabajan la ilegitimidad en la ciudad de Curitiba en los
siglos XVIII y XIX; Volpi Scott y Frachini da Silva (2015) analizan la
ilegitimidad en sociedades históricas de Brasil; Truzzi (2013) analiza los patrones
de la nupcialidad entre 1860 y 1930 en San Pablo; Botelho (2016) aborda las
estrategias en la elección del cónyuge en Minas Gerais entre 1815 y 1850.

1.3.2. Antecedentes nacionales. Si bien los estudios sobre la nupcialidad en


Uruguay son bastante recientes, tienen un antecedente temprano en la obra de
Apolant de 1976 Génesis de la familia uruguaya, que describe aspectos
demográficos y genealógicos de las familias fundadoras de Montevideo. Anterior
es el trabajo de Ganón (1964) en el que se tratan temas como la nupcialidad e
ilegitimidad en Uruguay. En él se describen las características de la familia
uruguaya y se presentan los índices de nupcialidad en Uruguay entre 1881 y 1859
además de los porcentajes de nacimientos ilegítimos desde 1910 hasta 1960.

Es en la década de 1990 cuando las investigaciones sobre el tema comienzan a


tener mayor continuidad. Se pueden resumir sin llegar a agotarse, las que se
mencionan a continuación:

Estudios sobre los diferentes aportes poblacionales del Uruguay a partir de datos
obtenidos de fuentes parroquiales y civiles, entre ellas libros de registros de
matrimonios, que en algunos casos incluyeron también marcadores genéticos
(Pollero y Sans, 1991). Estos trabajos permitieron considerar aspectos
demográficos e históricos involucrados en la conformación de las poblaciones y

19
aportaron al conocimiento del proceso de integración de los grupos inmigrantes en
diferentes regiones del país (Barboza y Barreto, 2013; Barreto, 1999; Barreto y
Sans, 2000, 2003; Barreto et al., 2004; Camou y Pellegrino, 2013; Lusiardo et al.,
2004; Portas et al., 1994; Sans y Barreto, 1997; Sans, 1998).

Respecto a la dinámica demográfica de Montevideo y su campaña. entre 1757 y


1860, Pollero (2013) describe diferentes fenómenos como la fecundidad, la
mortalidad, el crecimiento, la distribución, la composición y la movilidad de la
población, además de la nupcialidad. Sobre esta última analiza la variación
temporal de: 1- la tasa bruta de nupcialidad, 2- el estado civil de los habitantes y
3- la ilegitimidad de los nacimientos.

Orientando la mirada hacia la conformación de la familia en Montevideo,


Canelones y Minas en el siglo XIX, Pollero (2001, 2015) describe la tipología de
los grupos domésticos de acuerdo a las características de sus integrantes. Toma
como referencia a los o las jefes o jefas de hogar y los diferencia por sexo,
situación conyugal, origen, edad y condición socioeconómica. Los hogares se
clasifican contemplando la relación entre estas características, el número de
integrantes su parentesco con el jefe o jefa, además de tomar en cuenta la edad y
el origen del cónyuge. Moraes y Pollero (2003) profundizan en el análisis de la
relación entre diferentes formas familiares y la producción en Canelones.

Mediante el relevamiento de fuentes histórico–demográficas, Barreto (2009a,


2011) y Barreto et al. (2008) analizan las pautas matrimoniales de la población
histórica de Villa Soriano. Se estudió la endogamia geográfica y étnica, la
consanguinidad por dispensas, la ilegitimidad y el origen geográfico y étnico de
los contrayentes desde fines del siglo XVIII hasta fines del XIX (Barreto, 2009a;
2011; Barreto et al., 2008).

Otros trabajos enfatizaron en los comportamientos matrimoniales de grupos


inmigrantes específicos. Es el caso de la inmigración canaria, que se abordó en
algunas localidades de Canelones (Barreto, 2007; 2008), y de los vascos en la
20
ciudad de Trinidad (Sans et al, 2010). Se indagó sobre el proceso que llevó a la
integración de estos inmigrantes y sus descendientes desde una perspectiva
biodemográfica en zonas acotadas y sobre el grado de representatividad de los
componentes fundacionales en el presente, analizando el destino final de su
descendencia. Se constata en ambos casos una tendencia importante a la
endogamia y la consanguinidad.

1.4. Fundamentación

Con el propósito de conocer los procesos microevolutivos y su accionar en la


población de Santa Rosa, este trabajo integra, desde una perspectiva
biodemográfica aspectos antropológicos, históricos, demográficos y biológicos.
Se optó por las características de la nupcialidad como estrategia para acceder al
conocimiento de dichos procesos debido a que, como sostiene Ruiz García (2017),
esta brinda elementos importantes para entender la influencia de aspectos tanto
biológicos como sociales.

Muchos de los factores que condicionan la estructura genética de una población y


que, en consecuencia, afectan la variabilidad humana pueden avizorarse en los
registros matrimoniales (Toja, 1987). Al respecto Barreto (2009b) resalta el valor
que tienen los libros parroquiales para el estudio de los procesos demográficos y
sociales que ocurrieron en nuestro país antes de la creación del Registro Civil. En
particular los libros de matrimonios permiten apreciar el nivel de integración entre
distintos sectores sociales, lo cual se relaciona con la estructura de la población, el
mercado matrimonial y algunos aspectos vinculados con la tenencia de la tierra y
la herencia.

Se llama nupcialidad a los aspectos cuantitativos que resultan de las uniones

21
legítimas13 que se realizan conforme a la legislación o a la costumbre, otorgando a
los participantes derechos y obligaciones (Segalen, 1992; ONU-ISSUP en Pollero,
2013). Se trata de un fenómeno complejo definido por cruzamientos sistemáticos
que no puede ser explicado exclusivamente por factores socio-culturales porque
también intervienen factores relacionados con la demografía, como la estructura
de la población y sus determinantes (Acreche et al., 2004; Rodríguez García,
2002).

En el departamento de Canelones existen pequeñas ciudades y pueblos con


poblaciones originales y complejas. Si bien se sabe de la importancia que tuvieron
los aportes de los inmigrantes a la demografía, a la cultura y a la economía en
zonas rurales y urbanas, particularmente a lo largo del siglo XIX, no se ha
profundizado en los atributos específicos de dichos aportes, más allá de datos
puntuales como algunas cifras. Tampoco se ha indagado en profundidad sobre las
relaciones al interior de los grupos y las que desarrollaron entre sí y con la
sociedad receptora como los mecanismos de integración, la estructura
demográfica y la conformación familiar particular de cada uno, entre otros temas,
los cuales permiten una aproximación al conocimiento de los procesos
microevolutivos que han condicionado el presente de estas poblaciones (Barreto,
2007).

La localidad de Santa Rosa, ubicada en la región central del departamento de


Canelones en una zona de pequeños productores agrícolas, comenzó a
conformarse en la segunda mitad del siglo XIX. Esta investigación abarca desde
los registros más tempranos del año 1853 hasta 1929, comprendiendo así un
período en el que ocurrieron importantes cambios demográficos en nuestro país:
el mayor crecimiento poblacional que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo
XIX, los inicios en la disminución de la mortalidad a partir de la penúltima década
del siglo y la disminución de la fecundidad a comienzos del siglo XX (Pollero,

13 La definición detalla que se trata de uniones entre participantes del sexo opuesto, detalle que
omití debido a que para la ley uruguaya el matrimonio se puede celebrar entre personas del mismo
sexo
22
2001).

En esta oportunidad se analiza a nivel histórico una región tradicionalmente


dedicada a la producción de cereales (Barrios Pintos, 1981b) que en la actualidad
ha ampliado sus actividades a los sectores agropecuario, lechero y hortifrutícola
(Barceló et al., 2008).

1.5. Objetivos

1.5.1. General. Conocer las características de la nupcialidad, las pautas de


cruzamiento y su variación temporal en la localidad de Santa Rosa, Canelones,
durante el período 1853-1929.

1.5.2. Específicos.

1 Estimar la variación temporal, tanto lineal como estacional, en el número de


matrimonios.
2 Conocer la estructura de los matrimonios por el estado civil y la edad de los
cónyuges, a lo largo del período.
3 Analizar los patrones de cruzamiento de los diferentes grupos de origen
geográfico y étnico, a partir de la endogamia y de la consanguinidad.
4 Comparar los resultados con los de poblaciones de la región en el mismo
período.

Las siguientes preguntas dieron lugar a los objetivos específicos de la


investigación:
Objetivo 1: ¿cómo varió la cantidad de matrimonios en el tiempo?, ¿había alguna
época del año en que aumentara o disminuyera la frecuencia?, ¿qué factores
podrían haber incidido en estos cambios?
Objetivo 2: ¿era habitual que los viudos se volvieran a casar?, esta condición
23
¿afectaba igual a hombres y mujeres?, ¿a qué edad se contraía matrimonio?, ¿el
sexo o el estado civil incidían en la edad al matrimonio?, ¿hubo variaciones a lo
largo del período?
Objetivo 3; ¿cuál es el origen geográfico y étnico de los contrayentes?, ¿de qué
manera se dieron los procesos de integración local?, ¿qué peso tuvieron en dichos
procesos las relaciones entre los diferentes grupos y a su interior?

24
Capítulo 2. Marco histórico y geográfico

2.1. La conformación de la población uruguaya

La población uruguaya es el resultado de un proceso de mestizaje de tres grandes


grupos; uno de ellos vivía en el territorio desde la prehistoria y estaba integrado
por diferentes parcialidades indígenas. Los otros dos, que arribaron
posteriormente, provenían de Europa y África. Los primeros europeos llegaron en
el siglo XVI y fueron quienes en el siglo XVII comenzaron a introducir a los
africanos en condiciones de esclavitud. (Barreto, 2011; Pollero, 2001; Sans,
1992).

Según las investigaciones arqueológicas, a fines del pleistoceno, hace


aproximadamente unos 11.000 años, ingresaban por el norte los primeros
pobladores que constituían grupos reducidos de cazadores-recolectores. Cuando
llegaron los primeros europeos en el siglo XVI, había diferentes grupos nativos:
los tupí-guaraní de origen amazónico, grupos que habían sido guaranizados y
parcialidades de tipo pampeano (Cabrera Pérez, 2007).

Las diferencias que los indígenas de tipo pampeano tenían con las estructuras
socioeconómicas del conquistador los mantuvo alejados y los colonos encontraron
grandes dificultades para introducirlos en su sistema organizativo cuando
ocuparon su territorio en el siglo XVIII (Cabrera Pérez, 2007). Con el proceso
fundacional de Montevideo la migración proveniente de Europa y África
comienza a incrementarse (Reyes Abadie en Pollero, 2001).

El crecimiento demográfico fue muy importante en el Uruguay del siglo XIX y la


llegada de inmigrantes en este siglo fue un acontecimiento que modificó las bases
económicas y sociales de nuestro país (Oddone, 1966). Zubillaga (1992) respalda
25
esta visión al reconocer la importancia del aporte de los extranjeros al proceso de
modernización en el Uruguay. El comienzo de la vida independiente coincide con
un aluvión migratorio que se extiende hasta el comienzo de la Guerra Grande en
1839. Fue el período de mayor ingreso de canarios, así como de franceses, entre
los que predominaban los vascos franceses (Barreto, 2008; Sans, 1992).

La entrada de inmigrantes se interrumpe durante la Guerra Grande y se retoma


cuando esta termina en 1851, con la llegada de brasileños que se establecen en el
norte. La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por ser el período de mayor
crecimiento demográfico del país. Su causa principal fue el aluvión migratorio
proveniente de España y del sur de Italia. Gran parte de estos inmigrantes estaban
en edad reproductiva, lo cual contribuyó al incremento de la natalidad (Pellegrino,
2003; Vidart y Pi Hugarte, 1969).

Con el fin de la guerra comienzan a surgir una serie de transformaciones


relacionadas con la modernización que se afianzan a partir de 1970. Como parte
de estos cambios Camou y Pelegrino (2013) señalan el mejoramiento de las razas
en el ganado, la explotación de los ovinos y el alambramiento de los campos en el
sector rural y en el urbano un desarrollo de la especulación financiera, el aumento
en la actividad artesanal y en el comercio minorista, en la construcción de obras
de infraestructura y en la expansión de la vivienda. Bértola (en Camou y
Pellegrino, 2013) agrega que el incremento en el valor y en la concentración de la
tierra y la llegada de inmigrantes como mano de obra no calificada fueron factores
que aumentaron la desigualdad, lo cual se hizo notorio entre 1870 y 1910.

A fines del siglo XIX y principios del XX Uruguay comienza un proceso


conocido como transición demográfica que ya había comenzado en el siglo XVIII
en Europa y se fue extendiendo hacia otras regiones. Consiste en el cambio entre
dos situaciones de equilibrio demográfico con bajo y nulo crecimiento de la
población, en el que de una alta natalidad y mortalidad se pasa a una natalidad y
mortalidad bajas. El número de habitantes continuó en aumento hasta la mitad del

26
siglo XX, cuando comienza a desacelerarse (Pellegrino 2003).

La población actual manifiesta diferentes aportes de nativos, africanos y europeos.


Según Hidalgo et al. (2005) en Bonilla et al. (2015) el aporte africano es del 6%
mientras que el indígena alcanza el 10 %. De la población total casi un tercio tiene
al menos un antepasado indígena por línea materna mientras que en el caso
africano la cifra se reduce a la cuarta parte (Bonilla et al. 2004 y Sans et al. en
Bonilla et al. 2015). Los resultados corroboran la importancia que tuvieron
durante la conquista y la colonización las uniones de mujeres indígenas y negras
con hombres europeos (Barreto, 2011).

27
2.2. Canelones: características geográficas y proceso de poblamiento

2.2.1. Características geográficas. El departamento de Canelones, con una


superficie de 4.536 km2, se encuentra ubicado en la región centro-sur del territorio
uruguayo entre los 34º y 35º de latitud sur. Limita al sur con el departamento de
Montevideo a través de los arroyos Carrasco, Toledo y Las Piedras y hacia el este
con el Río de la Plata, a lo largo del que se extienden sus 65 kilómetros de costa.
La desembocadura del arroyo Casupá hasta su encuentro con el arroyo Solís
Grande marca el límite con el departamento de Lavalleja y el arroyo Solís Grande
oficia como línea divisoria con el departamento de Maldonado. Al norte y al oeste
el curso del río Santa Lucía lo separa de los departamentos de Florida y San José
(Wettstein y Campodónico, 1970). En la Figura 2.1 se puede observar la
ubicación del departamento de Canelones en el territorio nacional.

Figura 2.1: Ubicación del departamento de Canelones


En: http://www.mediagala.com/mapas_del_uruguay/

Su nombre refiere a un tipo de árbol autóctono, el canelón, del cual se conocen


tres especies en Uruguay: Rapanea ferruginea, Rapanea laetevirens y Rapanea
lorentziana. Se desarrolla en suelos húmedos por lo que abundaba en la orilla de

28
algunas corrientes de agua, aunque hoy es difícil de encontrar (Barrios Pintos,
1981a).

Geológicamente está ubicado sobre lo que Chebataroff denomina Penillanura


Platense, una llanura de acumulación sedimentaria cubierta por areniscas y limos
con afloramientos de rocas graníticas. Se encuentra atravesada por las suaves
ondulaciones de base amplia y escasa altura de la cuchilla Grande, la cual
atraviesa los departamentos de Montevideo y Canelones (Asociación Nacional de
Profesores de Geografía, 1969; Wettstein y Campodónico, 1970).

Canelones es un departamento irrigado por numerosos ríos, arroyos y cañadas


tributarios de los ríos de la Plata al este y Santa Lucía al oeste (Asociación
Nacional de Profesores de Geografía, 1969; Polleri, 1941). El clima, el suelo y los
abundantes cursos de agua propician el cultivo de frutales, hortalizas y cereales.
Como consecuencia es en esta región donde converge el 87 % del total de la
superficie cultivada de viñedos del país, ocupando el primer lugar de esta
producción a nivel nacional con el 67,97 % en el año 2007 según el Instituto
Nacional de Vitivinicultura (INAVI) (Intendencia Municipal de Canelones, 2009).

El gentilicio de los naturales del departamento es canarios. Barrios Pintos (1981a)


asume que esta denominación probablemente haya surgido a mediados del siglo
XIX por la cantidad de inmigrantes de ese origen que había en el departamento.
Como señala Barreto (2007) durante gran parte del siglo XIX la llegada de
inmigrantes canarios que se asentaron en la zona fue significativa; un porcentaje
importante de la población actual, principalmente en zonas rurales, desciende de
estos inmigrantes.

29
2.2.2. El poblamiento y su contexto histórico. De acuerdo a los hallazgos
arqueológicos el territorio que hoy ocupa el departamento de Canelones se
encontraba habitado hace 4.800 años. Los sitios ubicados en la costa y centro del
departamento presentan materiales fundamentalmente líticos, aunque también
cuentan con restos de cerámica (Erchini, Ferrari, Sosa y Tobella, 2010). Los
lugares ubicados cerca de las márgenes del río Santa Lucía se caracterizan por
tener unos montículos formados por la acumulación de conchas de moluscos y por
la presencia de alfarería y de cultígenos que evidencian una planificación espacial
y temporal en la explotación de los recursos (Beovide y Campos, 2015).

Cuando llegaron los primeros conquistadores europeos en el siglo XVI, el sur del
territorio se encontraba habitado por grupos de origen pampeano, que fueron
desplazados hacia el norte a medida que avanzaba la colonización (Pi Hugarte,
1998).

A partir de la fundación de Montevideo en 1726 comienzan establecerse chacras y


estancias en las orillas de los arroyos Miguelete (Dávila, 2016), Sauce y Pando
(Barrios Pintos, 1981a), dando inicio al proceso de colonización en la campaña
montevideana.

El padrón de 1778 (en “Pueblos y Números”, s.d.) muestra 2.178 personas, en una
población blanca masculinizada, repartidas en los siguientes siete partidos que
entonces pertenecían a la jurisdicción de Montevideo: las Piedras y Colorado; los
arroyos Canelones Grande, Chico y Cerrillos; Sauce y Pando; Tala; Santa Lucía
Grande; arroyo de las Brujas y Solís Grande y Chico.

Barrios Pintos (1981a) afirma que de acuerdo con el borrador de un padrón de


1781, eran 2.619 los habitantes del territorio que hoy ocupa el departamento. De
los siete partidos, los que concentraban a la mayoría y presentaban más cantidad
de esclavos eran Piedras y Colorado y Arroyo de las Brujas. Casi la mitad de los
empadronados aparece en las categorías de hombre blanco y hombre español.
Varios autores encontraron un alto índice de masculinidad en diferentes regiones
30
del país durante el siglo XVIII (Barreto, 2011; Barreto, 2018; Barrios Pintos,
1981a, Pollero, 2013).

Estimaciones hechas para el año 1829 indican que Canelones era el segundo
departamento más poblado con 11.000 habitantes de los 74.000 que había en todo
el país (Barrios Pintos, 1981a).

El censo de 1836 arrojó un total de 128.371 habitantes de los cuales 7.800 (el 6
%) estaban en Canelones (Barrios Pintos, 1981a). Moraes y Pollero (2003)
sostienen que las dos terceras partes de los pobladores se concentraban en las
villas de Pando, Coello y Guadalupe.

Un relevamiento realizado en 1848 muestra un importante incremento


demográfico, con un total de 16.583 habitantes. Según Polleri (1941) el censo que
se hizo al finalizar Guerra Grande (1839-1852) dio como resultado que en el
departamento había 17.817. Barrios Pintos (1981a) considera que la cifra está por
encima de la real debido a errores en el relevamiento de los datos.

En 1860 se registró un incremento que llegó a 20.468 habitantes, de los cuales el


35,7 % eran extranjeros (Barrios Pintos, 1981a). El crecimiento demográfico se
mantuvo y en 1878 alcanzó los 52.331 habitantes. En ese mismo año llegan desde
Montevideo para establecerse 1095 canarios. Para 1886 la población se estima en
73.004 personas, de los cuales casi el 49 % eran extranjeros y el 67 % vivía en
zonas rurales (Barrios Pintos, 1981a).

La cifra en el censo de 1900 es de 83.l43 habitantes de los que el 16,35 % eran


extranjeros. En 1908 el departamento tenía 87.874 habitantes y el 12 % eran
extranjeros de los cuales el 8,59 % eran españoles, el 7,01 % eran italianos, el
1,95 % argentinos y el 0,54 % brasileños (ver Cuadro 2.3) (Mourat en Barrios
Pintos, 1981a).

2.2.3. Aspectos económicos. Lo que hoy es el departamento de Canelones estaba


31
circunscripto a la jurisdicción de San Felipe y Santiago de Montevideo la que,
hasta la primera subdivisión de la Provincia Oriental en 1816, extendía sus límites
hasta el cerro Pan de Azúcar. Canelones surge en 1816, cuando el Cabildo de
Montevideo confirma la primera subdivisión de la Provincia Oriental en seis
departamentos, todos al sur del Río Negro, que correspondían a los cabildos
existentes. Estos primeros departamentos creados fueron Montevideo, Maldonado,
Soriano, Canelones, San José y Colonia. Canelones fue designado como cuarto
departamento e incluía a las villas de Guadalupe, Piedras y Santa Lucía (Barrios
Pintos, 2000).

Al tiempo que se van estableciendo núcleos poblados continúan instalándose


vecinos en estancias y chacras. En general se trata de productores agrícolas,
ganaderos y comerciantes. Entre 1839 y 1852 se desató la Guerra Grande y
Canelones fue de las regiones que más sintió sus consecuencias: desde sus inicios,
la miseria se agravó por un rápido proceso de disminución del ganado (Barrios
Pintos, 1981a).

El final del conflicto dio lugar a una nueva etapa de recuperación. Para 1860
Canelones proveía a Montevideo de productos agrícolas, siendo el trigo y el maíz
los más importantes. Los inmigrantes italianos plantaban montes artificiales e
introdujeron cambios en la agricultura que incrementaron la producción de
frutales e innovaron los equipos y las herramientas de trabajo (Barrios Pintos,
1981a).

Hacia 1875 la mayoría del ganado se utilizaba para las actividades de labranza
mientras crecía el cultivo de legumbres y la cría de aves. La elaboración de las
harinas fue cobrando importancia hacia principios del siglo XX (Barrios Pintos,
1981a).

A principios del siglo XX la producción agrícola en el departamento estaba


sostenida por pequeños agricultores. Tal es así que en 1908 era el departamento
donde la propiedad de la tierra estaba distribuida entre la mayor cantidad de
32
propietarios y el que concentraba la cantidad más importante de pobladores
después de Montevideo. Para 1912 Canelones ya era conocido como el granero
del Uruguay y en 1923 casi la décima parte de los canarios se dedicaba a las
labores agrícolas. Poco después, en 1926, llegó a ser el departamento con mayor
superficie dedicada a la agricultura y tenía el índice nacional más alto de
ocupación en labores relacionadas con la labranza (Barrios Pintos, 1981a).

2.3. La localidad de Santa Rosa

2.3.1. Marco geográfico y socioeconómico. La ciudad de Santa Rosa conforma


junto con otras localidades la zona conocida como El Santoral, un grupo de
poblados y zonas rurales ubicadas en la región centro norte del departamento de
Canelones, que llevan nombres de santos. Integran El Santoral cinco ciudades y
sus adyacencias: San Antonio, San Bautista, San Jacinto, San Ramón y Santa
Rosa. Santa Rosa está emplazada en el centro de la sección judicial n.º 13, a 53
km de Montevideo sobre la ruta 6, cerca del cruce con la ruta 11. Su casco urbano
ocupa un área de 156 km² (ver Figura 2.2). Se ubica en las proximidades de la
cuchilla Grande en la cuenca del río Santa Lucía, en suelos muy erosionados con
fundamentos cretácicos y pampeanos, lo cual determina que los cursos de agua
pierdan continuidad. Forman parte de dicha cuenca los arroyos Canelón Grande y
Canelón Chico. El terreno presenta una cierta elevación respecto de su entorno y
se encuentra a una distancia de 1.600 metros al sur del arroyo Canelón Grande,
una vertiente del río Santa Lucía. La cañada del Cementerio desagua en el curso
superior del mencionado arroyo y pasa, junto con uno de sus afluentes, al sur de la
ciudad (Torrendel, 1986).

33
Figura 2.2. Ubicación de la ciudad de Santa Rosa.
En: http://www.turismodeluruguay.com/Web/espanol/infogral/departamentos/
canelones/centro.htm

Las temperaturas moderadas, el suelo fértil y la buena irrigación crean


condiciones que favorecen la producción agrícola y ganadera. Desde el punto de
vista productivo integra la micro región 2 del departamento que se define por la
vocación agropecuaria, lechera y hortifrutícola. Según la Comisión Honoraria
Departamental de Canelones (2009), si bien en la actualidad la producción de
cereales ha disminuido debido a la reconversión de los productores o a la
emigración rural, se mantiene en Santa Rosa una rica tradición cerealera donde el
Molino Santa Rosa, construido a principios del siglo XX, se mantiene
funcionando y abasteciendo al 5 % del mercado interno. Por ser una fuente de
trabajo y por el impacto que tiene en el comercio, en los servicios de la zona y en
los pequeños productores este tradicional molino se ha constituido como polo de
activación económica.

Según datos actuales (INE, s.d.) la ciudad tenía 3.127 habitantes (1.809 hombres y
1.918 mujeres). Si se toma en cuenta el Municipio de Santa Rosa, que incluye las
zonas rurales adyacentes, había 6.751 habitantes de los cuales 55,2 % viven en la
34
ciudad. Por otra parte el 96 % declara tener ascendencia étnica blanca y el 1,5 %
negra (Observatorio Territorio Uruguay, 2014). En los alrededores existe una
amplia zona rural donde persisten algunos parajes con caseríos hasta hoy
habitados de los que Barrios Pintos (1981b) presenta algunos datos: a 4 km. al
oeste, en la intersección de la ruta 11 y ruta 33, se ubica el paraje La Paloma;
siguiendo hacia el oeste por la misma ruta 11, encontramos el Paso de La Paloma,
en la cercanía del arroyo Canelón Chico; hacia el este por la misma ruta 11
encontramos Puntas del Pantanoso Este; al norte del poblado, siguiendo la ruta 6,
Paso de los Difuntos.

2.3.2. Marco histórico. La primera mención que se hace sobre pobladores en la


zona aparece en el Padrón de Aldecoa, pero no se encuentran datos demográficos
de esta localidad hasta los censos de 1900 y de 1908.

Sus orígenes poblacionales se remontan a 1756 cuando el Cabildo de Montevideo,


en compensación por demoler su vivienda en la ciudad, dona una suerte de
estancia a María Domínguez de la Sierra, natural de Islas Canarias. De acuerdo
con el Padrón Aldecoa en 1772-1773 se encontraban con ella sus cuatro hijos, dos
de ellos casados, y cinco nietos. La estancia estaba situada al sur del arroyo
Canelón Grande, lindero con las tierras que se le habían adjudicado a Gerónimo
Núñez. Sobre estas tierras se habrá de levantar años después el poblado, hoy
ciudad de Santa Rosa. Hacia la segunda mitad de siglo XVIII, las estancias en la
zona eran de: María Domínguez de la Sierra, Gerónimo Núñez y Luis Brasuna.
Desde 1825 las tierras de Domínguez de la Sierra pertenecerán a Gervasio Muñoz,
así como también otros terrenos de la zona que para 1842 Muñoz había
concentrado en sus manos (Barrios Pintos, 1981b).

En febrero de 1843, en el contexto de la Guerra Grande (1839-1852), Manuel


Oribe establece el sitio a Montevideo. Las tropas sitiadoras ocuparán la estancia
de Gervasio Muñoz al mando del comandante general del departamento de
Canelones, Juan Ángel Golfarini. Se presume que mientras duró el sitio, Muñoz y

35
otros estancieros de la zona, se refugiaron junto a sus familias en Montevideo
(Barrios Pintos, 1981b).

Al finalizar el conflicto, las tierras regresan a manos de Gervasio Muñoz, incluida


la capilla y el cementerio, que habían sido levantados por Golfarini durante la
ocupación. A pesar de la falta de comunicaciones y del estado de inseguridad se
habrán de levantar viviendas en torno a la capilla, iniciándose así la formación del
poblado (Barrios Pintos, 1981b).

Hacia 1854 los hijos de Gervasio, Sufilio y Gregorio, habían instalado un


comercio próximo a la capilla. En 1861 Antonio Carrión, quien en 1857 se había
casado allí con Antonia Ortega, le compra a Sufilio un terreno de 365 metros de
frente al Canelón Grande y hasta la cañada del Cementerio, en el que quedaba
incluida la capilla de Santa Rosa de Lima (Barrios Pintos, 1981b).

La primera escuela se fundó en 1873 (Escuela N.º 7); su director fue Jacinto
Alfaro. En 1878 asistían 39 niños y 27 niñas. A fines de 1879 se crea la escuela
N.º 16 para niñas, quedando la anterior solo para varones (Barrios Pintos, 1981b).

El proceso fundacional de Santa Rosa se inicia en 1874 con la delineación del


núcleo poblado realizada por el agrimensor Juan Antonio Ortega y la asignación
de tierras hecha por Antonia Ortega, quien en setiembre de 1873 había contraído
segundas nupcias con Antonio Gracetas (Barrios Pintos, 1981b). En 1876
comienza a funcionar frente a la plaza principal el molino a vapor de José
Percovich y Juan Roca y Artigas, moliendo el trigo y el maíz cultivados en la zona
y proveyendo de harina a diversas localidades del entorno (entre ellas Canelones,
Montevideo, Pando, San Ramón, Santa Lucía, Sauce y Tala). Se calcula que molía
entre 110 y 120 fanegas por día (un poco más de 6.000 litros diarios
aproximadamente); para 1891 el molino pasa a manos exclusivas de los hermanos
Roca (Barrios Pintos, 1981b; Mourat, 2002).

Un censo comercial realizado en 1878 muestra un próspero poblado con varios


36
negocios: una cervecería, el molino a vapor que pertenecía a Percovich y a Roca,
una atahona y un billar de Juan Cazot; otro billar propiedad de Francisco Vidal; un
matadero que era de Juan Piroto; las tiendas y pulperías de Guillermo
Campodónico, Antonio Gracetas y Juan Roca; la herrería de Bautista Goñi y Cía.;
la carpintería de Francisco Vidal; la panadería de Esteban Morancher; el horno de
ladrillos de José Llacosa; la zapatería de Basilio Ceptaro y Pedro Gracet. Existían
también varias casas de material, ranchos y galpones con techos de chapas. Había
un teatro que funcionaba en un galpón con capacidad para más de 300 personas;
estaba ubicado frente a la plaza y era llevado adelante por una compañía
conformada por aficionados. El 19 de agosto de 1879 bajo el gobierno de Latorre
y con la firma del Ministro José María Montero, oficialmente se funda el pueblo a
pedido de vecinos integrantes de una Comisión Auxiliar creada en 1877 para tal
fin (Barrios Pintos, 1981b; Mourat, 2002).

Roldós Puig (s.d.), basado en un documento elaborado por el presbítero Luis A.


Moratorio, menciona que para la fundación del pueblo en 1879 vivían en el lugar
unas 500 personas (no aclara si incluye en las estimaciones las zonas rurales
periféricas). Hasta ese momento el aislamiento y la pobreza fueron un obstáculo
para el progreso del poblado.

Según las crónicas a fines del siglo XIX las diversiones de reducían a los bailes y
tertulias familiares, carreras de caballos, partidas de bochas y las fiestas anuales
del santoral (San Isidro Labrador el 15 de mayo, Santa Rosa de Lima el 30 de
agosto o el día de la Virgen que se celebra el 8 de diciembre) (Barrios Pintos,
1981b).

En 1891, en la línea férrea a Nico Pérez, se inaugura la estación de Santa Rosa lo


que dinamizó el comercio (Barrios Pintos, 1981b). Orestes Araújo (1900) afirma
que a principios de siglo XX llegó a ser la segunda estación que más cereales
movía anualmente hacia la capital. Fue la zona de mayor producción cerealera del
departamento, llegando a contar con siete graneros para almacenar trigo y maíz.

37
El molino a vapor de los hermanos Roca producía 5.950 kilogramos de harina al
día (Barrios Pintos, 2008).

Es en los libros del Registro Civil y en el censo de 1900 cuando Santa Rosa
aparece claramente diferenciada como la sección n.º 13 (ver Figura 2.3).

Figura 2.3: Secciones judiciales del departamento de Canelones.


En http://seccionesjudiciales.blogspot.com/2009/01/departamento-de-
canelones.html

En la Tabla 2.1 se presentan las estadísticas vitales publicadas en los censos de


1900 y 1908, con excepción de las muertes de menores de un año que fueron
tomadas del Registro Civil, para la zona de estudio, lo cual se señala con fuente en
negrita. La 13ª sección de Canelones en el Censo 1900 (INE, 1902-1903)
registraba un total de 4.818 habitantes, el 0,5 % de la población del país y el 5,8 %
del departamento de Canelones. En 1908 hay 4881 habitantes que corresponden al
0,5 % del total del país y al 5,5 % de Canelones.

38
Cuadro 2.1.
Estadísticas vitales. Datos absolutos.
Fuentes: Anuarios Estadísticos, Censo de 1900, Censo de 1908 y Registro Civil*. Elaboración
propia.
Censos Lugar Población Nacimientos Defunciones Muertos -1 año
Uruguay 915.647 30.589 12.878 3.244
1900
Canelones 83.143 2810 962 274
Santa Rosa 4.818 190 39 20
Uruguay 1.042.686 35.520 14.421 3.574
1908
Canelones 87.874 3.232 853 243
Santa Rosa 4.881 200 45 22
*Los datos en negrita fueron extraídos del Registro Civil

Tanto a nivel nacional como departamental hay un predominio del sexo masculino
en la población, así como también en la 13ª sección. Según ambos censos Santa
Rosa presenta una tasa de natalidad y un crecimiento vegetativo superiores tanto a
los del departamento como a los del país, y una tasa de mortalidad inferior al
departamental y al nacional. En cambio, el guarismo de la mortalidad infantil es
más alto que en el departamento y el país. En tanto, la tasa de crecimiento
intercensal entre 1900 y 1908 es de 0,0016, un valor por debajo de las cifras
departamentales y nacionales. El crecimiento vegetativo es alto en comparación
con el departamental y con el nacional. Según las Naciones Unidas (en Pollero
2013) difícilmente la tasa de crecimiento de una población supere el 3 % cuando
la población crece solamente por el crecimiento vegetativo y las poblaciones
pretrancisionales rara vez superaban el 2 % (ver Cuadro 2.2.).

39
Cuadro 2.2.
Estadísticas vitales. Índices estimados.
Fuentes: Anuarios Estadísticos, Censo de 1900, Censo de 1908 y Registro Civil. Elaboración
propia.
Censos Lugar Im TBN ‰ TBM ‰ M 0-1 ‰ TCV ‰ r
Uruguay 107,7 33,4 14 106 19,34
1900
Canelones 110,9 33,8 11,57 97,5 22,23
Santa Rosa 103,6 39,4 8,1 105,2 31,34
Uruguay 103,9 32,1 13,8 100,6 20,23 0,016
1908
Canelones 103 36,8 9,7 75,18 27 0,007
Santa Rosa 108,4 40,9 9,2 110 31,75 0,0016
Im:índice de masculinidad, TBN: tasa básica de natalidad, TBM: tasa básica de mortalidad, M
0-1: mortalidad infantil, TCV: tasa de crecimiento vegetativo, r: crecimiento intercensal.

Los dos censos muestran una población en general muy joven, la mayoría no
superaba los 30 años. Al desagregar a los extranjeros se observa que superan en
edad a los uruguayos y constituyen la mayoría de quienes tienen más de 60 años.
Tienen también un índice de masculinidad mayor (Barboza y Barreto, 2013).

En 1900 el 17,9 % de los habitantes de la 13a sección de Canelones había nacido


fuera del territorio nacional, porcentaje que disminuyó al 13,1 % en 1908. La
cantidad de extranjeros se reduce también a nivel del departamento y del país. Los
dos censos muestran que la amplia mayoría de los extranjeros eran españoles tanto
en la localidad como en el departamento, y en menor proporción aparecen los
italianos. En cambio a nivel nacional la mayoría de los inmigrantes son italianos
(ver Cuadro 2.3).

40
Cuadro 2.3.
Porcentaje y origen de extranjeros.
Fuentes: Anuarios Estadísticos, Censos de 1900 y 1908. Elaboración propia.
En el país Entre extranjeros

Censo Lugar Extranjeros Españoles Italianos Otros


N % N % N % N %
Uruguay 19.815 21,6 57.865 29,2 73.288 37,0 67.001 33,81
1900 Canelones 13.602 16,4 6.839 50,3 5.405 39,7 1.358 9,98
Santa Rosa 864 17,9 530 61,3 286 33,1 48 5,56
Uruguay 18.120 17,4 54.885 30,3 62.337 34,4 63.900 35,26
1908 Canelones 10.546 12,0 4.720 44,8 4.431 42,0 1.395 13,22
Santa Rosa 641 13,1 375 58,5 203 31,7 63 9,83

También había, en menor número, habitantes de otras nacionalidades como


argentinos, brasileños, franceses y otomanos que, para el caso de Santa Rosa, no
superaban el 3 %. A pesar de que en 1908 disminuye la proporción de extranjeros,
la diversidad sí se incrementó en cuanto a los orígenes. A los argentinos,
españoles, franceses e italianos ya presentes en 1900, en 1908 se suman los
brasileños y otomanos o turcos. Se puede apreciar que la inmigración de mayor
peso a principios de siglo XX era la española y en segundo lugar la italiana
(Barboza y Barreto, 2013).

Si bien el crecimiento poblacional entre 1900 y 1908 no es significativo, sí lo es el


número de matrimonios. Las tasas de nupcialidad muestran un aumento que
también se observa a nivel departamental y nacional (ver Cuadro 2.4).

Cuadro 2.4.
Tasas brutas de nupcialidad.
Fuentes: Anuarios Estadísticos, Censos de 1900 y 1908. Elaboración propia.
Censos Lugar Población Nº de matrimonios TBN ‰
Uruguay 915.647 4.549 4,9
1900 Canelones 83.143 409 4,9
Santa Rosa 4.818 25 5,2
Uruguay 1.042.686 6.368 6,1
1908 Canelones 87.874 726 8,3
Santa Rosa 4.881 44 8,8
41
En resumen, lo que tenemos para principios de siglo XX en la 13a sección es una
población muy joven, la mayoría de los habitantes no supera los 30 años. Presenta
índices altos de natalidad y bajos de mortalidad, con excepción de la mortalidad
infantil que arroja valores importantes. Entre el 13 % y el 18 % de los habitantes
son inmigrantes, principalmente españoles e italianos. La proporción de hombres
y de inmigrantes se incrementa con la edad.

Se trata de un panorama coherente con el de la época ya que fue en la segunda


mitad del siglo XIX que Uruguay incorporó mayor cantidad de inmigrantes
europeos quienes, al encontrarse en edad reproductiva, fueron un estímulo para el
incremento de la natalidad. Sabemos también que la transición demográfica
comenzó a finales de este período, cuando empieza el descenso de la mortalidad.

El 15 de mayo de 1925 el `pueblo pasa a la categoría de villa y el 29 de agosto de


1972 a la de ciudad (Barrios Pintos, 1981b).

2.3.3. La parroquia. Las parroquias tienen su territorio delimitado; en este


poseen un patrimonio propio que incluye las relaciones sociales que en ella se
distinguen y generan un sentido de solidaridad entre sus feligreses. Este sentido de
pertenencia se ve fortalecido por la unidad de creencia y por el culto a los santos
patronos, que operan como símbolos de la localidad. Por estos motivos Lison
(1977) considera que las parroquias además de unidades religiosas son
principalmente unidades socioculturales.

Como relatan Barrios Pintos (1981b) y Mourat (2002) la localidad de Santa Rosa
comenzó a conformarse con vecinos que poco a poco se fueron asentando en torno
a una capilla ubicada en terrenos de la estancia del Canelón Grande que
pertenecían a Gervasio Muñoz y que habían sido ocupados por las tropas de
Oribe. El comandante Golfarini donó aproximadamente 3.700 metros cuadrados
de los terrenos que pertenecían a la estancia en los que se construirá la capilla.

42
Tuvieron el mismo origen los terrenos de la plaza frente a la capilla y los del
cementerio. Al ser insuficiente la suma aportada por el gobierno, Golfarini
contribuyó para finalizar la construcción de la capilla que dependía del curato de
Canelones y que se inauguró el 10 de diciembre de 1850 con la bendición del
entonces cura párroco de Canelones Jacinto Vera. El edificio, que según Mourat
(2002) tenía paredes de material y techo de paja, había sido construido por Ignacio
Sarobe. Como la iglesia no tenía una imagen que representara a la titular, Santa
Rosa de Lima, fue colocada provisionalmente otra, que fue conducida en
procesión desde la casa del comandante general. Al día siguiente tuvo lugar la
bendición del cementerio.

Los registros en los libros de la entonces viceparroquia comienzan en 1852


cuando estaba a cargo el presbítero José Armasa; en el Cuadro 2.5 se indican los
sacerdotes que estuvieron al frente de la parroquia y sus respectivos períodos.

Cuadro 2.5.
Sacerdotes de la Parroquia de Santa Rosa de Lima entre 1852 y 1939.
Fuente: Libros Parroquiales y Roldós Puig (s.d.). Elaboración propia.

Período Sacerdote Período Sacerdote


1852-1855 José Armasa 1891-1900 Cayetano Santa Lucía Albini
1856-1858 Francisco Tapia 1901-1919 Manuel Font Puig
1859-1865 Angel Passini 1920 Martín Héctor Tasende
Franncisco de Paula
1866-1868 1920-1923 Antonio M. Arrospide
Camargo
1869-1872 Juan Fernandez 1923-1925 Miguel B. Lacroix
1873-1890 Julián Cortázar 1926-1939 Luis A. Moratorio

Mariano Soler, entonces obispo de Montevideo, erige la capilla en parroquia en


1878, señalando los límites correspondientes (Inspección Departamental de
Canelones, 1979). El mismo año Cortázar, en colaboración con los vecinos, se
hizo cargo de reparar el edificio en el que funcionaba, que estaba en muy malas
condiciones y corría peligro de derrumbe (Mourat, 2002). Con respecto al edificio

43
Barrios Pintos (1981b) menciona que la construcción terminó desmoronándose en
el 1900 y durante los 10 años siguientes ofició como templo un galpón que se
alquilaba a los hermanos Roca.

Hasta 1891 la viceparroquia de Santa Rosa atendió a la capilla de San Bautista


cuando por resolución del primer obispo del Uruguay, Monseñor Jacinto Vera, en
1892, cambia su categoría a la de parroquia. Fue entonces que la viceparroquia de
San Antonio, que llevaba registros desde 1890, pasa a estar bajo su jurisdicción
(Barrios Pintos, 2008).

Cayetano Santa Lucía Albini fue quien impulsó la construcción de un nuevo


edificio para la parroquia, cuya piedra fundamental se colocó en 1892 aunque la
inauguración no se celebró hasta 1910. El día de su inauguración la estructura de
la iglesia se encontraba aún en estado provisorio (Roldós Puig, s.d.). Actualmente
la parroquia Santa Rosa de Lima pertenece al Decanato Centro de la Diócesis de
Canelones. Está ubicada frente a la plaza Presbítero. Andrés L. Casas en la
esquina de las calles Dr. Llambías de Olivar y Baltasar Brum (ver Figura 2.4).

44
Figura 2.4: Plano de la ciudad de Santa Rosa.
En: https://www.directoriodecalles.org/UY/Canelones/Santa-Rosa/Streets/Uruguay/Mapa-De-La-
Ciudad/

45
Capítulo 3. Materiales y métodos

3.1. Materiales

3.1.1. Elección de las fuentes. En el ciclo vital de los humanos se destacan por su
importancia tres acontecimientos: el nacimiento, el ingreso a la etapa reproductiva
y la muerte. Stone (1977) sostiene que los libros parroquiales constituyen una
fuente primordial para el análisis de las poblaciones del pasado ya que estos
sucesos se anotan en los libros de bautismos, matrimonios y defunciones. Son
particularmente importantes para investigar el período que va desde su creación,
en el siglo XVI, hasta que se implementan los registros civiles en la segunda
mitad del siglo XIX. Según Morin (1972) los registros parroquiales han permitido
superar el obstáculo que significa carecer de censos ya que las fluctuaciones
presentes en los nacimientos, matrimonios y defunciones se pueden tomar como
un índice local de la evolución de la cantidad de habitantes y una aproximación a
la estructura demográfica.

Las fuentes con datos demográficos más antiguas que se conocen para Santa Rosa
son sus libros parroquiales que comienzan a fines del año 1852 14, cuando da inicio
el registro de los acontecimientos de la capilla y sus feligreses. Dado que el único
registro de pobladores de Santa Rosa es un censo comercial de 1878, el cual
enumera y describe los establecimientos comerciales y sus propietarios, serán
justamente los registros parroquiales los que permitan conocer esta población en
el siglo XIX. Hasta la creación del Registro Civil en Uruguay en 1879, la Iglesia
Católica era la única institución que registraba los movimientos de población
como los nacimientos, matrimonios y defunciones (Barreto y Sans, 2003).

14 El Libro I de de Defunciones se inicia el 22 de octubre de 1852, el de Matrimonios el 14


diciembre del mismo año y el de Bautismos el 13 de febrero del siguiente año.
46
Que el matrimonio civil en Uruguay se haya vuelto obligatorio en mayo de 1885
(Nahum, 2004) podría llevar a pensar que lo más adecuado habría sido tomar los
libros civiles en lugar de los religiosos a partir de ese año. Pero considerando la
advertencia de Morin (1972) sobre la importancia de tener en cuenta los cambios
en las subdivisiones administrativas para seguir el rastro de los acontecimientos
demográficos de las poblaciones, el hecho que los límites administrativos del
Registro Civil no coincidieran con los de la Iglesia motivó que se optara por
continuar con los datos de los libros religiosos para todo el período. También pesó
en esta decisión el dato de que para fines del siglo XIX y principios del XX más
del 80 % de los habitantes del país se consideraran católicos (Barrán, 1988).

3.1.2. Fuentes consultadas. Con la finalidad de complementar la información se


consideraron diversas fuentes histórico–demográficas en diferentes archivos. A
continuación se enumeran las fuentes consultadas.

Archivos eclesiásticos.

• Libros I y II de Matrimonio de la parroquia Santa Rosa de Lima, desde el


año 1853 al 1868 y octubre de 1890-1929 respectivamente. Se consignaron
los siguientes datos: fecha de celebración; nombres, apellidos, edad, estado
civil, nombre del cónyuge difunto en caso de viudez, lugar de residencia,
lugar de origen, grupo étnico y condición de hijo natural o legítimo de los
contrayentes y grado de parentesco en los casos de dispensa por
consanguinidad de los contrayentes; nombre, procedencia y grupo étnico de
los padres.15

• Libro V de Matrimonios en el archivo de la Catedral de Guadalupe, desde


1869 a setiembre de 1890, de donde se consignaron los mismos datos. Se
tuvo acceso al microfilme en el Centro de Historia Familiar Estaca
Montevideo Oeste Barrio 5 de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días.
15 Las imágenes fueron cedidas por la Dra. Barreto en el formato Adobe Acrobat Reader.
47
• Expedientes Matrimoniales desde 1891 a 1918 y del año 192516 de Santa
Rosa de Lima. Se ingresaron datos que faltaban de nombres y apellidos de
los padres y grado de consanguinidad entre cónyuges en caso de dispensas.
Se tuvo acceso al microfilm en el Centro de Historia Familiar Estaca
Montevideo Oeste Barrio 5 de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días.

• Libro de Bautismos de Santa Rosa de Lima desde 1852 a 1865. En algunos


casos se obtuvieron datos omisos de nombres y apellidos de padres y
madres, su origen, lugar de residencia y condición de hijo natural o
legítimo de los contrayentes17.

• Libro de Defunciones de Santa Rosa de Lima desde 1852 a 1857. Se pudo


obtener o precisar la información sobre el lugar de origen de algunos
contrayentes18.

Archivos civiles.

• Libros de Matrimonio del Registro Civil desde 1882 hasta 1929. Se


recurrió a estos para complementar los datos que no aparecían
mencionados en los libros parroquiales, particularmente la edad y el lugar
de residencia de los contrayentes. La información se relevó en el archivo
del Registro Civil de la ciudad de Canelones.

16 Estos son los únicos años que se pudieron hallar.


17 Las imágenes fueron cedidas por la Dra. Barreto en el formato Adobe Acrobat Reader.
18 Las imágenes fueron cedidas por la Dra. Barreto en el formato Adobe Acrobat Reader.
48
3.1.3. Calidad de los registros. Los problemas que se pueden plantear en esta
investigación obedecen principalmente a los tipos de fuentes relevadas. En las
fuentes demográficas preestadísticas hay con frecuencia importantes omisiones y
además carecen de un ordenamiento sistemático tanto en la conservación material
como en la información que contienen. No todos los eventos se registraban al
momento de ocurrir ni los registros guardan un orden cronológico certero, por lo
que es frecuente encontrar omisiones e imprecisiones (Barreto, 2009b). Barreto
(2009b) y Toja (1987) consideran que, en el caso concreto de los archivos
parroquiales, esto se debe a que a pesar de lo enunciado en los edictos tridentinos
el contenido de los registros dependía por reglamento directamente del párroco
responsable. Como resultado la calidad de los registros presenta altibajos en
función de quien estuviera a cargo de la capilla, quedando su marca en la
caligrafía, en el estilo de las anotaciones y en el contenido de los datos.

Desde el inicio hasta la foja 14 del Libro 1 figura siempre la misma caligrafía, a
pesar de que bajo cada registrose exhiben diferentes nombres: los de José Armasa,
Pedro Letamendi y Francisco Tapia. Resulta aún más claro cuando se ve la letra
de Tapia en la foja 15 y se compara la escritura de Armasa y de Tapia en los libros
de Bautismos y Defunciones. Además la falta de la primera hoja con el nombre
del libro lleva a pensar que las primeras 14 hojas no son las originales, sino que se
trata de un segmento transcripto.

Hubo dificultades para acceder a ciertos períodos por la falta de continuidad en los
registros, tanto entre los libros I y II de Matrimonios de Santa Rosa como en los
expedientes matrimoniales. En el primer caso hay entre los dos libros una
discontinuidad de casi 21 años, entre 1869 y octubre de 1890. Afortunadamente se
logró acceder a los datos porque en la hoja inicial del Libro II de Matrimonios se
detalla que las inscripciones correspondientes a dicho período se encuentran en
Canelones19.

19 En la primera hoja del Libro II de la viceparroquia de Nuestra Señora de Guadalupe


denominada Santa Rosa se especifica que: «Desde 1869 a 1890 están en Canelones».
49
En general la falta de información varía de acuerdo al dato y al período. El origen
de padres y madres así como los nombres y apellidos maternos son los datos más
imprecisos o los que menos aparecen. El período con menos datos inscriptos va
desde 1853 a 1859. Para complementar las omisiones e imprecisiones de los libros
de matrimonios parroquiales se recurrió a otras fuentes, como se señala en el
apartado 3.1.2.

3.2. Métodos y técnicas de estimación demográfica

3.2.1. La base de datos. Confección. Para el armado de la base digitalizada y los


procedimientos estadísticos se utilizaron los programas Excel 2007 y Statistical
Package for Social Sciences (SPSS) 22.0. La estructura de la base de datos inicial
se puede observar en el Cuadro 3.1.

– A partir de esta base inicial se fueron haciendo modificaciones a medida que


surgía la necesidad, de manera que se generaron en SPSS 22.0 diferentes
variables. A partir del año de matrimonio se generó el campo «Período» con el fin
de facilitar el estudio de la variación a lo largo del tiempo de los diferentes
parámetros analizados. El campo «Tipodemat», en el que se clasifica a los
matrimonios en cuatro tipos de acuerdo al estado civil de cada contrayente, se
generó cruzando los campos «Est.1» y «Est.2» que refieren al estado civil de
hombres y mujeres respectivamente. Restando la edad del hombre (Edad 1) a la
edad de la mujer (Edad 2) se obtuvo la variable «Diferencia».

50
Cuadro 3.1.
Estructura de la base de datos.

Nombre Descripción Carácter

Número
Número ordinal asignado a cada matrimonio Numérico
identificador
Número anual Número ordinal por año de cada matrimonio Numérico
Año Año de la celebración Numérico
Mes Mes de la celebración Numérico
Cons1 Grado de parentesco según dispensa simple Numérico
Grado de parentesco en caso de dispensa
Cons2 Numérico
doble
Nombre 1 Nombre del novio Alfabético
Apellido 1 Primer apellido del novio Alfabético
Edad 1 Edad del novio. Numérico
Origen1 País de nacimiento del novio Alfabético
Regiónac 1 Lugar de nacimiento del novio Alfabético
Otros nac.1 Localidad de origen u origen étnico del novio Alfabético
Hn1 Condición de hijo natural del novio Alfabético
LugarRes 1 Lugar de residencia del novio Alfabético
Est. 1 Estado civil del novio al contraer matrimonio Alfabético
Padre 1 Nombre del padre del novio Alfabético
Origen padres 1 Nacionalidad del padre del novio Alfabético
Madre 1 Nombre y/o apellido de la madre del novio Alfabético
Nombre del cónyuge anterior en caso de
Observaciones 1 Alfabético
viudez
Nombre 2 Nombre de la novia Alfabético
Apellido 2 Primer apellido de la novia Alfabético
Edad 2 Edad de la novia. Numérico
Origen2 País de nacimiento de la novia Alfabético
Regionac2 Región de nacimiento de la novia Alfabético
Localidad de origen u origen étnico de la
Otros nac.2 Alfabético
novia
Hn2 Condición de hija natural de la novia Alfabético
Lugar res 2 Lugar de residencia de la novia Alfabético
Est. 2 Estado civil de la novia Alfabético
Padre 2 Nombre del padre de la novia Alfabético
Origen padres 2 Nacionalidad de los padres de la novia Alfabético
Madre 2 Nombre y/o apellido de la madre de la novia Alfabético
Nombre del cónyuge anterior en caso de
Observaciones 2 Alfabético
viudez

Control referencial. Para eliminar posibles errores los datos ingresados en la


planilla fueron filtrados para quitar filas que pudieran estar duplicadas o corregir
datos ingresados en celdas no correspondientes. Mediante el listado de máximos y
mínimos de los valores registrados en las diversas variables se pudo hacer una
51
depuración inicial y eliminar valores aberrantes del estilo de meses con valores
superiores a 12, de días superiores a 31 y años diferentes a los analizados. Del
mismo modo se detectaron errores en la codificación del estado civil y de los
lugares de origen.

Codificación. Algunas de las variables que se han utilizado en este estudio han
sido codificadas:

Mes: mes de la celebración. Al mes de la celebración se le asignó un número del 1


al 12, correspondiendo el 1 al mes de enero y siguiendo el orden habitual.

Cons 1: consanguinidad entre los contrayentes. Se señala el grado de


consanguinidad cuando existe dispensa.

Cons 2: en casos de consanguinidad doble la segunda consanguinidad se anota


como si fuera otra más.

De las tres nomenclaturas que se usan para clasificar los matrimonios


consanguineos, en este trabajo se toma la que aparece en los libros parroquiales,
según la cual el grado de relación entre los esposos se define por el número de
generaciones que existe entre los integrantes de la pareja y el ancestro en común.
Se encontró un único caso de consanguinidad múltiple correspondiente a primos
hermanos dobles. Los diferentes grados de parentesco con la nomenclatura
correspondiente son los que se ven en el Cuadro 3.2.

Cuadro 3.2.
Codificación de las dispensas por consanguinidad.
Grado Parentesco Código
Primero con segundo Tío/sobrina o tía/sobrino 21
Segundo Primos hermanos 2
Segundo con tercero Tío/sobrina o tía/sobrino en segundo grado 23
Tercero Primos segundos 3
Tercero con cuarto Tío/sobrina o tía/sobrino en tercer grado 34
Cuarto Primos terceros 4

52
Origen1 y Origen2: los datos sobre el origen o la procedencia geográfica de los
cónyuges se agruparon para su análisis de acuerdo al país de nacimiento o al
origen socioétnico. La codificación se realizó de la siguiente manera: «1» África,
«2»Argentina, «3» Brasil, «4» España, «5» Francia, «6» Inglaterra, «7» Italia, «8»
Paraguay, «9» Polonia, «10» Portugal, «11» Siria, «12» Uruguay y «13» Uruguay/
morenos.

Período: se establecieron ocho períodos en función del año en que tuvo lugar la
boda. Fueron codificados como se señala a continuación: «1» 1853-1859, «2»
1860-1869, «3» 1870-1879, «4» 1880-1889, «5»1890-1899, «6» 1900-1909, «7»
1910-1919 y «8» 1920–1929.

Tipodemat: se codificaron los cuatro tipos de combinaciones posibles para e1 estado


civil de los cónyuges: «1» para las parejas conformadas por ambos solteros, «2»
para solteros casados con viudas, «3» para viudos con solteras y, «4» para viudos
con viudas.

53
Porcentaje de datos consignados. La información que se detalla en todos los
casos es la fecha en la que se realizó la ceremonia y los nombres de ambos
contrayentes. En la gran mayoría de los casos figuran la nacionalidad, la edad, el
lugar de residencia, el nombre de los padres y su procedencia, así como también el
grado de consanguinidad entre los novios cuando hay dispensa. El Cuadro 3.3
muestra el porcentaje de datos de cada variable.

Cuadro 3.3.
Porcentaje de datos registrados.
Variable Con dato % Sin dato %
Año 100 0
Mes 100 0
Cons1 91,5 8,5
Cons2 100 0
Nombre 1 100 0
Apellido 1 100 0
Edad 1 85,4 14,6
Paísnac1 97,6 2,4
Regiónac 1 14,1 85,9
LugarRes 1 99,9 0,1
Otros nac.1 6,6 93,4
Hn1 100 0
Est. 1 98,7 1,3
Padre 1 97 3
Origen padres 1 18,5 81,5
Madre 1 96,7 3,3
Observaciones 1 100 0
Nombre 2 100 0
Apellido 2 100 0
Edad 2 85,38 14,62
Paísnac2 97,6 2,4
Regionac2 9,2 90,8
Otros nac. 4,4 95,6
Hn2 100 0
Lugar res 2 92,8 7,2
Est. 2 97,6 2,4
Padre 2 95,2 4,8
Origen padres 2 18,5 81,5
Madre 2 96,7 3,3
Observaciones 2 100 0

54
3.2.2. Criterio para la elección y el tratamiento de los temas. Con el objetivo
de respetar la extensión que se indica para la presentación de las tesis de maestría
y teniendo en cuenta que son pocos los estudios históricos y demográficos sobre
Santa Rosa y su entorno, se valoró como la opción más adecuada aquella que
ofrece un panorama más general antes que profundizar en algún aspecto en
particular. Esto significa que la decisión fue abordar la mayor cantidad de temas,
pero con menor profundidad, para que en su conjunto desplieguen un panorama
general del proceso demográfico y de su contexto. Es decir que se puede
profundizar en el análisis de cualquiera de los temas que aquí se abordan
indagando en las particularidades de cada grupo o aplicando otros métodos de
análisis que pudieran brindar información complementaria.

Interpretar los datos obtenidos de los libros parroquiales de Santa Rosa se vuelve
difícil cuando no existen censos o padrones locales con información sobre el
contexto demográfico en el que tuvieron lugar. Dentro del período estudiado la
cantidad de habitantes de la 13ª Sección Judicial figura únicamente en los censos
de 1900 y 1908; no sucede lo mismo en los anuarios del INE en los que no se
detalla la cantidad de habitantes por sección judicial. En consecuencia, la
información sobre la cantidad y la estructura de la población histórica de Santa
Rosa y su entorno se reduce los dos años correspondientes a los censos.

Por otra parte hay que tener en cuenta que al tratarse de libros que registran
matrimonios, no se contemplaron las uniones consensuales. Los hijos nacidos
fuera del matrimonio dan una idea de las uniones que pudieron existir y que no
pasaron por la iglesia. Pollero (1994, 2003) señala que estas uniones han sido
históricamente más frecuentes en América Latina que en Europa. Al respecto,
menciona que en la década de 1880 la ilegitimidad alcanzaba el 9 % y el 26 % de
los nacimientos anotados en el Registro Civil de Montevideo y Minas
respectivamente Sostiene que esta diferencia podría estar relacionada con el
origen de los habitantes, ya que por su condición de ciudad-puerto Montevideo
concentraba más europeos que Minas (Pollero, 1994).
55
En Santa Rosa, entre 1852 y 1865, de 2056 bautismos el 9,3 % (191) figuran
como ilegítimos, sin embargo entre los contrayentes la cifra es de solo el 0,3 %.
La diferencia entre estos valores podría ser un indicio de que, tal como señala
Pinto Venancio (1998), hubiera sectores con tendencia a tener hijos fuera del
matrimonio y de que esto se extendiera como pauta familiar y generacional. Al
respecto Barreto et al. (2014) y Bentancur (2011) observan que se trató de una
práctica habitual en afrodescendientes.

Dado que la representación de hijos ilegítimos entre los contrayentes es muy


escasa y que reunir los datos de los bautismos para todo el período implica
disponer de un tiempo que excedía el establecido para presentar este trabajo, a
pesar de reconocer su valor informativo no se incluyó la ilegitimidad en los
resultados.

3.2.3. Delimitación de la región. Definir una dimensión regional para su análisis


plantea ciertos problemas y la elección de los criterios para delimitarla es uno de
ellos. Un área económica no tiene por qué coincidir con una región geográfica,
con un área administrativa o con los límites que los habitantes puedan tomar como
referencia. Debido a que en las fuentes los límites territoriales ya se encuentran
establecidos, la posibilidad que queda es ajustarse a estos. En el caso de Santa
Rosa los puntos que se usan para señalar muchos de los límites de la parroquia,
según la Inspección Departamental de Canelones (1979), toman como referencia
las estancias y las azoteas de los vecinos de la época, lo cual no permitió
identificar su ubicación.

56
3.3. Métodos analíticos

Como se mencionó anteriormente el tratamiento estadístico se llevó a cabo


mediante el paquete estadístico SPSS en la versión 2.0. Con este paquete se
realizaron varios procesamientos de tipo general tanto descriptivos (medias,
desviaciones estándar, errores de los promedios) como frecuencias (absolutas y
relativas) o tablas de contingencia, así como también, contrastes estadísticos como
Mann-Whitney, Kruskall Wallis y Dunn.

La estacionalidad, la endogamia y la consanguinidad se trabajaron con el


programa Excell versión 2007. Para el cálculo de χ2 se recurrió al sitio en internet
de Kristofer J. Preacher de la Universidad de Vanderbilt: http://www.quantpsy.org/
chisq/chisq.htm. Las gráficas se realizaron con Excell versión 2007 excepto las de
caja, en las que se usó el programa Past 3.24.

3.3.1. La distribución temporal de los matrimonios. El número de


matrimonios a lo largo del período. Para analizar la distribución cronológica de
los matrimonios se realizó un conteo anual y mensual de los registros.
Posteriormente se examinó la posibilidad de omisión de registros, lo cual como
afirma Pollero (2013) no es sencillo en libros parroquiales, más aún cuando hay
pocos feligreses. Siguiendo a Pollero (2013), se consideraron como subregistrados
los años sin partidas anotadas durante los cuales no se identificaron
acontecimientos que pudieran haber incidido en la celebración de las uniones,
tales como crisis económicas o levantamientos armados, así como también el
cambio en la firma de los sacerdotes. En los años en los que figuran 50 o más
eventos se consideró como indicio de subregistro la ausencia de anotaciones en
uno o más meses..

Para tener una referencia del número de matrimonios esperables para cada año
que permita apreciar cuál es la tendencia general de la nupcialidad, lo habitual es

57
utilizar la media móvil. Con el fin de observar la tendencia en la cantidad de
matrimonios a largo plazo y siguiendo a Toja (1987) se aplicó lo que señalan Del
Panta y Livi Bacci (1977): tomar el valor del año en cuestión, el de los cinco
precedentes y el de los cinco posteriores para calcular el promedio de siete
valores, ya que se excluyen los dos valores más altos y los dos más bajos de los
once considerados. Con la intención de tener la posibilidad de comparar el dato
puntual con el esperado se siguió también a estos autores (Del Panta y Livi Bacci,
1977) quienes sostienen que el contar con un régimen normal de la cantidad de
registros habilita el intento de analizar hasta qué punto las desviaciones son
aleatorias o producto de circunstancias del entorno. Los autores toman como
desviaciones no aleatorias aquellas que se alejan en más del 50 % del valor
esperado.

La distribución estacional de los matrimonios. Es la forma en la que estos se


distribuyen mensualmente dentro del ciclo anual. Para su análisis se ha utilizado el
coeficiente de estacionalidad descrito por Henry (1980), que transforma el número
absoluto de matrimonios celebrados cada mes en un cociente, para poder
representar gráficamente dicho ciclo. Estos cocientes expresan, en función del
número de matrimonios celebrados y el número de días de cada mes (para el mes
de febrero se ha tomado 28,25 como número de días), el reparto proporcional del
valor 1.200 porque se considera que si no hubiera estacionalidad se celebrarían
100 matrimonios por mes. El valor se calcula mediante la fórmula:

Cm = 1200.(Nm/Dm )/(∑ Nm
/Dm)

Cm es el coeficiente de Henry para el mes m, Nm es el número de matrimonios


celebrados durante ese mismo mes y Dm es el número de días de este mes.
Cuando el Cm es mayor a 100 se considera que se realizaron más matrimonios
que los esperados si la cantidad fuera uniforme a lo largo del año, mientras que en
los meses con valores inferiores a 100 se habrían celebrado
menos matrimonios que los esperados.

58
Se minimizaron las diferencias entre las frecuencias de meses sucesivos, que
pueden resultar de tratar un fenómeno temporal continuo a través de la
discontinuidad que implica la división del año en doce meses, mediante las
distribuciones de las medias móviles. Para cada mes se tomó en cuenta el
promedio de su valor y los valores de los meses anterior y posterior. Estos
coeficientes fueron incluidos en la representación gráfica.

Para evaluar estadísticamente la existencia de estacionalidad se parte de la


hipótesis nula de distribución homogénea de nupcias entre los meses y se compara
con la distribución obtenida mediante el test de Edwards para distribuciones
sinusoidales (Edwards, 1961). Según Reijneveld (1990) el estadístico de Edwards
es más potente que el de bondad de ajuste ya que el último puede señalar como
diferente del patrón estacional teórico cualquier alteración aleatoria, que en
algunos casos puede producirse por dividir una secuencia temporal continua en 12
clases discretas. Es habitual que los resultados de las pruebas de bondad de ajuste
y de Edwards coincidan, pero en caso de discrepancia el test de Edwards es el más
adecuado para interpretar la distribución mensual del evento. Debido a su mayor
grado de fiabilidad se optó por aplicar el test de Edwards.

El método de Edwards (1961) representa los datos analizados en un círculo


dividido en 12 sectores de 30°. Cada sector corresponde a un intervalo de tiempo,
en este caso un mes; si enero ocupa el ángulo entre 0º y 30º, el de febrero va de
30º y 60º y el peso se ubica en el centro, es decir en la mitad del ángulo. La
importancia o peso viene determinada por una función basada en el número de
hechos observados durante el período, es decir por la cantidad de eventos
ocurridos en cada mes, que se ubican en el centro del segmento correspondiente.
El número de eventos ocurridos en enero iría en el centro del ángulo de 0º a 30º.
En ausencia de tendencia cíclica el centro de gravedad sería el centro del círculo.
Un exceso o defecto de importancia de determinados sectores tendría como
consecuencia el desplazamiento del centro de gravedad, cuya distancia respecto al
centro del círculo tendrá una distribución de probabilidad igual a la del χ2 con 2
59
g.l. La fórmula del test de Edwards se presenta a continuación.

T = ½ A2N
S = Σ√Ni(seno θ)
C = Σ√Ni(coseno θ)
V = Σ√Ni
D = √ S2 + C2
V
A = 4D

Ni corresponde a los eventos ocurridos el mes i (en este caso casamientos) y


k=12
i=1 Σ Ni = N. La notación θ indica la posición en la que se ubica el número de
eventos de cada mes en el círculo. Es decir que θ para enero es de 15º, para
febrero 45º y así sucesivamente hasta diciembre, con un valor de de 345º para θ.

3.3.2. Estructura de los matrimonios. Se considera la estructura de los


matrimonios por la situación conyugal o estado civil y por la edad de los
contrayentes.

Por el estado civil. Designa la situación legal de las personas respecto del
matrimonio. Las categorías posibles son las de soltero, casado o divorciado; la
Iglesia Católica permite el divorcio en raras excepciones y esto genera la nulidad
del vínculo, por lo tanto esta categoría no aparece en los registros de Santa Rosa.
Esto determina que los contrayentes solamente puedan ser solteros, es decir no
haberse casado nunca, o viudos en el caso de que el matrimonio anterior se haya
disuelto por la muerte de uno de los cónyuges.

Desde el punto de vista poblacional es importante conocer la incidencia que tienen


los matrimonios sucesivos así como las posibilidades de un viudo/a de contraer
nuevamente matrimonio, y de hacerlo, con quién lo haría. Las nupcias reiteradas
por parte de viudos/as complejizan la descripción de una población cuando los
modelos teóricos se basan en la monogamia. Sus consecuencias deben tenerse en
60
cuenta siempre en función de la descendencia que puedan dejar debido a que
reducen el tamaño efectivo de la población reproductora, repercuten en la
transmisión de caracteres entre generaciones y posibilitan la sobrerrepresentación
de genes en la generación siguiente (Toja, 1987). A esto se suma que la frecuencia
de contrayentes viudos de un sexo u otro puede ser un indicador indirecto de las
condiciones socio sanitarias de la población, ya que señalaría una mortalidad
diferencial (Ramírez Gámiz, 2001).

Otro punto a considerar es el impacto que pueden tener las nupcias sucesivas
sobre algunos parámetros como la edad al matrimonio, lo cual se analiza
posteriormente. Debido a que la pérdida del potencial reproductor con la edad
incide más en la mujer que en el hombre, es importante tomar en cuenta las
posibles combinaciones en el estado civil de ambos cónyuges para producir los
cuatro tipos de enlaces posibles: soltero con soltera, soltero con viuda, viudo con
soltera y viudo con viuda (Toja, 1987). Esparza (2004) considera que la
composición por estado civil permite conocer la influencia de esta variable en la
elección de la pareja.

En este trabajo el tema se enfoca de dos maneras diferentes: 1. se considera la


cantidad de solteros y viudos de cada sexo que contraen matrimonio, 2. se
analizan las siguientes cuatro posibles combinaciones en función del estado civil:
soltero con soltera, viudo con viuda, soltero con viuda y viuda con soltero. El
análisis se efectúa mediante pruebas de χ2 de independencia la distribución del
estado civil por sexo, las combinaciones y su variación a lo largo del tiempo.

Por la edad al matrimonio. En las sociedades históricas, como la que nos ocupa
en este trabajo, el matrimonio señala el inicio del periodo reproductivo por lo que
la edad de los individuos, especialmente de las mujeres a la hora de contraer
matrimonio es uno de los datos más informativos sobre las características
demográficas de una población (Toja, 1987). Segalen (1992) sostiene que la edad
de las mujeres en las primeras nupcias tiene relación inversa con el número de

61
hijos que tendrán. Así, el número de hijos por mujer se puede ver reducido en
aquellas poblaciones en las que los habitantes se casen tardíamente. No sería así
en el caso de los hombres, la mayoría de autores niegan que edades nupciales
elevadas tengan algún efecto directo sobre la fecundidad de la pareja.

Se consignaron los años anotados en los registros, asumiendo que se trata de años
cumplidos, por lo que se consideró que tendrían en promedio la edad declarada.
Se calculó la mediana de edad para hombres y mujeres así como la diferencia de
edad entre ellos discriminados por estado civil y por la composición de la pareja
de acuerdo al estado civil de cada cónyuge. Por último se analizó si hubo cambios
en la edad al primer matrimonio a lo largo del período.

3.3.3. Las pautas de cruzamiento. La estructura genética de las poblaciones está


determinada por la peculiar composición de genes y la forma en que estos se
combinan mediante el sistema de cruzamientos. Para la biodemografía la
importancia de estudiar los matrimonios radica en que no solo regulan la
fecundidad y producción de descendencia, sino que los sistemas de cruzamiento
actúan directamente sobre la recombinación genética de las poblaciones
incidiendo en las proporciones de homocigotas y heterocigotas (Acreche et al.,
2008). Los factores geográficos, sociales y culturales influyen en la elección de la
pareja y en consecuencia afectan la estructura genética de las poblaciones
(Acreche y Albeza, 2010). Por lo tanto, las variables a considerar fueron las
relacionadas con la elección del cónyuge según el origen de cada uno y el grado
de parentesco entre ambos, para ver los tipos de cruzamientos posibles, estimando
los índices de endogamia y de consanguinidad. Esto implica el análisis de dos
fenómenos demográficos: la nupcialidad y la migración. Para identificar a los
grupos implicados se analizó el origen étnico y geográfico de los contrayentes.

La endogamia. Por regla general el matrimonio está asociado, en mayor o menor


grado, al desplazamiento de, como mínimo, uno de los dos cónyuges ya que
siempre uno de los integrantes de la pareja cambia de residencia. En algunas

62
situaciones esto implica recorrer distancias más grandes que, en el caso del
Uruguay, llegan a abarcar diferentes países y continentes. Estos movimientos
reflejados en los registros matrimoniales constituyen una de las principales
evidencias de migración en poblaciones humanas (Beckman y Cedergren, 1971).

Entre las diferentes maneras de calcular la endogamia, se optó por la el Índice de


Homogamia (H), establecido por Savorgnan (1950) para medir la homogamia
geográfica. Para Colantonio et al. (2012) este método de medición20 tiene con
respecto a otros la virtud de tomar en cuenta a todos los cónyuges, pertenezcan o
no al grupo que se esté analizando, además de brindar un punto de referencia para
considerar cuando la endogamia es alta o baja. Según Acreche y Albeza (2010) la
ventaja es que, al considerar a las parejas en sus diferentes combinaciones,
permite evaluar el grado de PANMIXIA con respecto al rasgo que se elija trabajar.

Savorgnan (1950) desarrolló este método para analizar los procesos sociales de
asimilación de los inmigrantes a las sociedades receptoras y define la homogamia
como el casamiento entre personas con características similares. Lo aplicó
específicamente a los inmigrantes presentes en dos ciudades donde convergían
grupos étnicos con diferencias entre sí y con la sociedad receptora en Boston y
Buenos Aires, entre fines del siglo XIX y principios del XX. A partir de la década
de los 80 fue retomado por otros autores como Baily (1980) y Míguez et al.
(1991) para estudiar los modelos de integración. Esta perspectiva considera la
homogamia como una tendencia general pudiéndose estimar la intensidad de las
fuerzas que obstaculizan la amalgama entre diferentes grupos étnicos.

La fórmula desarrollada por Savorgnan (1950) considera las distintas uniones:

(AB x ab) - (Ab x aB)


H = ----------------------------
√ (a) (b) (A) (B)
20 Otras formas de calcular la endogamia sería como porcentaje lo cual no brinda referencias que
midan si intensidad es alta o baja, sumado a que en el caso de que la elección sea aleatoria los
grupos pequeños tienen menos probabilidades de ser endógamos que los más grandes (Colantonio
et al., 2012).
63
AB es el número de uniones endógamas (ambos cónyuges de igual procedencia),
ab, el número de uniones exógamas (ambos cónyuges de distinta procedencia), Ab
y aB, las uniones mixtas posibles. Se trata de un indicador de la relación entre la
cantidad de matrimonios endogámicos y la probabilidad de que estos ocurran al
azar. Cuando el índice (H) alcanza valores cercanos a 1, la endogamia será alta y
los valores cercanos a –1 indican una prevalencia de uniones exógamas
(Savorgnan, 1950).

Para este estudio se analizó la conformación de las parejas de acuerdo al origen de


los contrayentes. A partir de las categorías encontradas se tomó el lugar de
nacimiento para el cálculo del índice de endogamia (H).

Consanguinidad por dispensas. El conocimiento de la consanguinidad de una


población resulta útil para la biodemografía, no solo para la caracterización de
ciertos aspectos de los cruces y de la alteración de la PANMIXIA, sino también para
analizar caracteres que afectan la viabilidad y la probabilidad de sobrevivir de la
descendencia. La consanguinidad, al favorecer la homocigosis, puede contribuir a
la aparición de ALELOS recesivos que en condiciones normales permanecerían
ocultos. Si estos ALELOS fueran responsables de alguna anomalía o malformación
genética, es de esperarse que aumente su frecuencia (Cavalli-Sforza y Bodmer,
1981). Además, la consanguinidad resulta interesante para el análisis de los tipos y
frecuencias de cruces entre parientes respecto a los que se producen entre
individuos no emparentados y estudiar las causas detrás de este comportamiento
(Valls en Bittles, 1994). Su análisis pertenece al campo de la etnología, ya que los
diferentes patrones culturales de las poblaciones humanas condicionan los grados
de parentesco que se consideran preferenciales o prohibidos en las uniones
(Bitlles, 1994).

En poblaciones reducidas y estables, la endogamia lleva a uniones consanguíneas


en pocas generaciones. Se denomina consanguinidad a la unión entre individuos
con ancestros comunes y que por lo tanto se encuentran genéticamente

64
relacionados (Barreto y Sans, 2000; Calderón, 2000; Segalen 1992). Entre los
múltiples factores que pueden incidir en los niveles de consanguinidad. Aresti et
al. (2001) destacan los geográficos, demográficos, económicos y relacionados con
el grado de ruralización o industrialización de las poblaciones así como otros
factores socioculturales, ya que cualquier limitación en la elección de la pareja,
como las étnicas o lingüísticas, repercuten en la estructura por el incremento en la
endogamia que generan. Calderón (2000) sostiene que es un fenómeno en el que
se expresan las prácticas religiosas y culturales de un grupo. Segalen (1992)
afirma que ha sido una práctica corriente en el entorno rural a causa del
aislamiento y del tamaño reducido de la población. Bentancur (2011) y Calderón
(2000) adjudican este hecho también a la voluntad de conservar el patrimonio
familiar.

Las disposiciones del derecho canónico hacen que el coeficiente de


consanguinidad que se estima mediante las dispensas deje afuera uniones
consanguíneas de diferente grado según la época, lo cual lleva a asumir que esta
metodología implica una subestimación de la consanguinidad y que para la
comparación de estos coeficientes hay que tomar en cuenta estos cambios en la
legislación (Fuster y Colantonio, 2002).

La consanguinidad fue estimada a partir de las dispensas esclesiásticas, calculando


el índice medio de consanguinidad de la población general (F) empleando la
adaptación que hicieron Cavalli-Sforza y Bodmer (1981) de la fórmula de Wright
(1922). Indica cuál es la probabilidad de que alguien reciba en un locus dos
ALELOS idénticos por descendencia, es decir la probabilidad de homocigosis por
descendencia. Se trata de un promedio ponderado de cada tipo de unión, teniendo
en cuenta la probabilidad de homocigosis por descendencia que existe según el
grado de parentesco entre los contrayentes, referido al total de matrimonios
celebrados. La fórmula es la siguiente:

F=∑N1ºcon2º(1/8)+N2º(1/16)+N2ºcon3º(1/32)+N3º(1/64)+N3ºcon4º(1/128)+N4º(1/256)
Nt
65
Las categorías de los matrimonios consanguíneos son: 1º con 2º corresponde a la
unión de tío-sobrina o tía-sobrino, 2º, a la de primos hermanos, 2º con 3º, a la de
tío o tía con sobrina o sobrino segundo, 3º es la de primos segundos, 3º con 4º, la
de tío o tía segundo con sobrina o sobrino tercero, y las uniones de 4º grado
corresponden a la de primos terceros. N es el número de matrimonios para cada
grado de consanguinidad, las fracciones entre paréntesis indican la probabilidad
de homocigosis y Nt es el número total de matrimonios en el período considerado.
Los valores de F entre 1 y 0,01 se consideran altos, entre 0,009 y 0,0001 medianos
y los menores a 0,0001, bajos (Cavalli-Sforza y Bodmer, 1981).

A partir de 1918 la legislación canónica deja de exigir la dispensa a los


matrimonios entre primos terceros y tíos o tías con sobrinas o sobrinos terceros y
por este motivo las estimas de consanguinidad se separaron en dos categorías. Una
de ellas toma hasta tercer grado de parentesco, ya que esto permite comparar los
índices antes y después de 1918. En cambio la otra, que toma a los matrimonios
hasta cuarto grado, deja afuera a las uniones que se celebraron luego de ese año.

Para las dispensas que no indican el grado de consanguinidad se siguió lo


planteado por Luisiardo et al. (2004), que toman en cuenta los apellidos para
asignar un valor a F, es decir a la probabilidad de homocigosis por descendencia.
Cuando los contrayentes comparten por lo menos uno de los cuatro apellidos, los
autores toman a F=1/32, como el valor intermedio de los matrimonios con
dispensa que cumplen esta condición, que son el 100 % de tío con sobrina o tía
con sobrino, de primos hermanos y de tío/a segundo; el 50 % de los primos
segundos y el 25 % de los primos terceros. En cambio, cuando no hay
coincidencia en los cuatro apellidos, toman F=1/142, que es el valor intermedio de
los parentescos en los que esto acontece: 50 % de primos segundos y 75 % de tío/
a segundo con sobrino/a.

Debido al bajo número de consanguinidades múltiples se siguió el segundo


procedimiento que señalan Fuster y Colantonio (2002), es decir que se tomó cada

66
parentesco como si correspondiera a un matrimonio independiente. Hay
consanguinidad múltiple cuando la pareja comparte el mismo antepasado por
diferentes líneas o cuando tienen dos o más ancestros en común. Así pues, más
que el número de matrimonios de cada tipo, se ha considerado el número de
dispensas de cada tipo.

67
Capítulo 4. Resultados

4.1. Número y distribución temporal de los matrimonios

4.1.1. Número de matrimonios. Entre los años 1853 y 1929 se registran 1.968
matrimonios celebrados en la Parroquia Santa Rosa de Lima. Toja (1987) señala
que, en ocasiones, en las parroquias pequeñas donde los eventos demográficos
suelen ser escasos, estos no se registraban en el libro correspondiente pudiendo
traspapelarse o, con mejor suerte, figurar en otro libro o haber sido anotados con
posterioridad. Con esto queda abierta la posibilidad de que no hayan sido
anotados todos los matrimonios, particularmente en la etapa más temprana de la
parroquia.

4.1.2. Distribución anual. A partir de los registros matrimoniales analizados se


ha intentado establecer su evolución en el tiempo con un simple conteo. En el
Cuadro 4.1 se lista en primer lugar el año, luego la cantidad de matrimonios
observados por año, el dato corregido y por último, la media móvil. No se
encontraron situaciones que indujeran a la corrección de los datos. La distribución
que muestra la tabla tiene 0 registros en los años 1855, 1870 y 1871; supera los 30
en 1881; alcanza los 50 en 1885 por primera vez y llega a un máximo de 58 en el
año 1921. A partir de 1881 comienza un aumento considerable en los matrimonios
acompañado por una disminución en las fluctuaciones, lo que continúa hacia el
siglo XX.

68
Cuadro 4.1.
Distribución anual de los matrimonios. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuente: archivos parroquiales, libros de matrimonios. Elaboración propia.

Nº Media Nº Media Nº Media


Año Año Año
matrimonios móvil matrimonios móvil matrimonios móvil
1853 7 1880 29 23,57 1907 39 39,57
1854 12 1881 41 23,57 1908 44 39,43
1855 0 1882 32 27 1909 35 39,43
1856 11 1883 38 31,43 1910 44 39,43
1857 10 1884 35 33,71 1911 42 37,71
1858 2 9,86 1885 50 33,71 1912 46 37,43
1859 9 10,86 1886 12 33,57 1913 32 37,43
1860 15 11,29 1887 33 33 1914 17 35,71
1861 13 12 1888 54 32,57 1915 29 36,43
1862 28 11,86 1889 28 32,86 1916 24 36,43
1863 7 13,57 1890 28 31 1917 41 37
1864 14 13,57 1891 15 29 1918 39 35,43
1865 22 13 1892 37 29 1919 32 37,57
1866 12 11,86 1893 29 30 1920 40 38,86
1867 10 12,14 1894 40 27 1921 58 40,14
1868 24 13,14 1895 22 26,43 1922 47 40,14
1869 5 14,86 1896 26 25,86 1923 35 38,86
1870 0 13,86 1897 8 27,86 1924 50 37,29
1871 0 11,43 1898 45 25,57 1925 38
1872 15 11 1899 19 24,14 1926 41
1873 29 9,71 1900 24 24,14 1927 24
1874 26 7,71 1901 24 26,86 1928 28
1875 9 10,71 1902 33 28,71 1929 21
1876 5 14,71 1903 21 29,14
1877 9 18,14 1904 10 31
1878 1 20,57 1905 41 34,14
1879 10 21,43 1906 43 36,71

La Figura 4.1 representa el número de matrimonios (línea azul) y los valores de la


media móvil correspondiente (línea roja). Como se observa, el número anual es
muy irregular y presenta variaciones bruscas debido a la diferencia en la cantidad
de registros entre años contiguos. La evolución de la media móvil muestra una
tendencia irregular aunque más suavizada, con un aumento de los matrimonios
esperados aunque con interrupciones y descensos de distinta magnitud.

69
70
Nº mat Media móvil
60

50
Nº de matrimonios

40

30

20

10

0
1853
1856
1859
1862
1865
1868
1871
1874
1877
1880
1883
1886
1889
1892
1895
1898
1901
1904
1907
1910
1913
1916
1919
1922
1925
1928
Años
Figura 4.1.
Variación anual del número de matrimonios. Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: archivos parroquiales, libros de matrimonios. Elaboración propia.

Con respecto a la media móvil, se pueden apreciar tres fases: 1. con oscilaciones
homogéneas y de poca magnitud hasta 1874 (7,71); 2. a partir de 1775 (10,71),
cuando se observa un brusco incremento, el más importante de toda la gráfica, que
alcanza su máximo en 1884 y 1885 (33,71) seguido luego de un descenso
paulatino hasta 1900 (24,14); 3. en 1901 (26,86) crecen nuevamente los registros,
con un máximo en 1907 (39,57), volviendo a descender hacia 1918 (35,43),
presentando otra vez valores altos en 1921 y 1922 (40,14).

Factores que pudieron haber influido sobre la variabilidad anual. Los libros
inician los registros luego de la retirada del ejército de Oribe, quedando en la zona
unos pocos vecinos. La fase 1 (1853-1875) corresponde a la etapa previa a la
fundación del pueblo. Durante esos 22 años el crecimiento demográfico no fue
muy acentuado. De todos modos se puede observar cierto incremento sostenido
desde el inicio del período hasta 1869 en la media móvil. Sin descartar la
posibilidad de que las variaciones se deban al azar, llama la atención que entre los
años 1870 y 1871 no se registran matrimonios, lo cual coincide con las levas de la

70
Revolución de las Lanzas (1870-1872).

La segunda fase comienza en el año 1876 y se caracteriza por ser la de mayor


crecimiento en los registros. Esto posiblemente sea consecuencia de un importante
crecimiento demográfico en la historia de la localidad, ya que hacia 1900 había
4.818 habitantes (INE, 1901) en la 13 a sección. La media móvil aumenta hasta
1885 (33,71), comenzando a descender hacia 1900. El comienzo de dicho
descenso coincide con la obligatoriedad del matrimonio civil por la ley del 22 de
mayo de 1885 (Nahum, 2004). Existe la posibilidad de que dicha imposición haya
causado la disminución de los matrimonios religiosos, aunque esto no se puede
afirmar dadas las fluctuaciones posteriores.

En 1901 se inicia la tercera fase, que presenta dos incrementos de magnitud. El


primero alcanza el máximo en 1907 y el último, con el pico más alto de todo el
período, en el año 1921.

Para analizar los posibles motivos de las variaciones con más detenimiento, en la
Cuadro 4.2 se muestran las desviaciones en la cantidad de registros anuales que se
apartan más del 50 % de lo esperado (por exceso y por defecto), tal como lo
plantean Del Panta y Livi Bacci (1977). Se puede observar que los años con
menos matrimonios de lo esperado (por defecto) son más numerosos que los que
presentan exceso.

71
Cuadro 4.2.
Años en los que el número de matrimonios se aleja más del 50% de la media
móvil.
Santa Rosa 1853–1929.
Fuente:archivos `parroquiales, libros de matrimonio. Elaboración propia.
Año Nº Media móvil Exceso % Defecto %
1858 2 9,9 ----- 79,7
1862 28 11,9 136,1 -----
1865 22 13 69,2 -----
1868 24 13,1 82,6 -----
1869 5 14,9 ----- 66,3
1870 0 13,9 ----- 100
1871 0 11,4 ----- 100
1873 29 9,7 198,7 -----
1874 26 7,71 237,2 -----
1876 5 14,7 ----- 66
1878 1 20,6 ----- 95,1
1879 10 21,4 ----- 53,3
1881 41 23,6 73,9 -----
1886 12 33,6 ----- 64,2
1888 54 32,6 65,8 -----
1897 8 27,9 ----- 71,3
1898 45 25,6 76 -----
1904 10 31 ----- 67,7
1914 17 35,7 ----- 52,4

La mayoría (61 %) de los desvíos mayores al 50 % de lo esperado, tanto excesos


como defectos, se presentan en las primeras tres décadas, es decir las previas a la
fundación oficial del pueblo.

Toja (1987) menciona que la presión de la demanda matrimonial debida a la


disponibilidad de parejas elegibles podría ser el origen de los excesos. El aumento
de esta disponibilidad se habría originado con la llegada de extranjeros o con el
aumento de viudos. Para determinar si el mercado matrimonial se ve influenciado
por una mayor disponibilidad de extranjeros y viudos, los cuales pudieron haber
incidido en la demanda de potenciales cónyuges, se consideraron aquellos años en
los que la proporción de cónyuges que presentan alguna de estas dos
características (extranjeros y/o viudos) se aparta del régimen normal.

No hay valores que se aparten de la media móvil más allá del 50%, variando los
72
extranjeros entre 47,43 % por defecto a 11,43 % por exceso; en el caso de los
viudos la variación no supera 6 % en ambos casos.

4.1.3. Distribución estacional. El presente apartado trata de la distribución


temporal de la celebración de los matrimonios dentro del ciclo anual y de las
circunstancias que podrían haber incidido en esta. Lo primero que se tiene en
cuenta es cómo se reparten los matrimonios mes a mes en su totalidad para
posteriormente analizar la posibilidad de que hayan existido cambios en esta pauta
a lo largo del período. La finalidad es determinar si hay alguna preferencia por el
calendario agrícola o religioso al momento de celebrar las bodas, ya que como
afirma Barrios Pintos (1981b) la población de Santa Rosa presentaba una
importante cantidad de pequeños productores agrícolas.

La estacionalidad. Se llama estacionalidad a la fluctuación periódica intranual del


medio ambiente y de las poblaciones que allí viven. La especie humana tiene una
gran receptividad a los ciclos ambientales y por lo tanto a los cambios
estacionales que caracterizan a sus ecosistemas. Dichos cambios resultan en una
fuente significativa de variación ya que estructuran diferentes aspectos de la vida
en general como el trabajo y las actividades rituales, impactando
significativamente en la salud y en el éxito adaptativo. La habilidad de responder
adaptativamente a los cambios ambientales y la plasticidad fenotípica de los
humanos están relacionadas con la amplia variedad de ambientes habitados por
nuestra especie y con las fluctuaciones estacionales particulares de esos ambientes
(Jonhston, 2009).

Vista de esta manera, la estacionalidad es un componente básico de los


ecosistemas dentro de los cuales evolucionaron nuestros antepasados, que dejaron
una marca indeleble en nuestra biología y comportamiento. El estudio de la
estacionalidad es el estudio de la interrelación que existe entre nosotros como
individuos, así como de las poblaciones de las que formamos parte, con el
ecosistema. Los humanos, como el resto de los componentes de los ecosistemas,

73
despliegan ciclos repetitivos, inflexiones direccionales y cambios al azar que se
conjugan en la red de interacciones de comportamientos que caracterizan a nuestra
especie (Jonhston, 2009).

La estacionalidad para todo el período. Que la distribución anual no es


homogénea se confirmó al contrastar las frecuencias observadas con las esperadas,
de lo que se obtuvo un resultado de T = 83,18 con 2 g.l. y p<0,001. En el Cuadro
4.3 se presenta la distribución del número de matrimonios por meses y los
coeficientes de Henry para el total de los matrimonios. Al final se muestra el valor
de χ2 y de la probabilidad asociada a esta del análisis armónico de Edwards, así
como su significación estadística.

Cuadro 4.3.
Distribución mensual y coeficiente de estacionalidad de Henry
(Cm). Santa Rosa 1853-1929.
Fuentes: libros parroquiales de matrimonios. Elaboración propia.

Mes Observados Esperados Cm


Enero 42 167 25,16
Febrero 108 152 71,00
Marzo 245 167 146,79
Abril 222 161,75 137,44
Mayo 207 167 124,02
Junio 199 167 123,20
Julio 165 161,75 98,89
Agosto 206 167 123,42
Setiembre 181 161,75 112,06
Octubre 159 167 95,26
Noviembre 128 161,75 79,25
Diciembre 106 167 63,51
Total 1968
χ2 Edwards 83,18
(2)
p <0,001

El análisis estadístico, realizado mediante el test de χ2 con 2 g.l. de Edwards


muestra que hay diferencias significativas en la distribución de los matrimonios
por meses. O sea que se confirma la existencia de estacionalidad y que esta se

74
ajusta a un modelo sinusoidal de variación armónica simple, es decir, a una
oscilación periódica. El Cm alcanza el máximo valor en el mes de marzo y el
mínimo en enero.

La Figura 4.2 muestra la estacionalidad de los matrimonios según el coeficiente


de Henry (Cm). Se presentan los valores para cada mes y la media móvil de tres
términos para observar la tendencia general. La gráfica muestra un exceso de
uniones entre los meses de marzo y setiembre con un máximo en abril y menos
bodas de las esperadas por azar en los meses más cálidos, entre noviembre y
febrero, alcanzando el valor mínimo en enero.

160
140 F
i
g
u
r
a
4
.
2

120
100
80
60
40
20
0 Cm Media movil Cm Cm en ausencia de estacionalidad
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Meses
Figura 4.2
Estacionalidad (Cm). Santa Rosa 1853-1929. Fuente: archivos
parroquiales, libros de matrimonio. Elaboración propia

La estacionalidad a través del tiempo.El número de matrimonios por mes de cada


subperíodo y los coeficientes de Henry (Cm) correspondientes se muestran en el
Cuadro 4.4 así como también los resultados del χ2 obtenido en el test armónico de
Edwards y la probabilidad asociada.

Según el test de Edwards hay dos subperíodos que no presentan resultados


significativos: 1880-1889 y 1890-1899. La distribución anual de los matrimonios
sí se puede asimilar a un modelo de variación armónica simple, es decir, con
valores de p <0,05 en los demás subperíodos.

75
Cuadro 4.4.
Coeficientes de estacionalidad y valores del test de Edwards para diferentes períodos. Santa Rosa 1853 -1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios.
Mes 1853-1859 1860-1869 1870-1879 1880-1889 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929
N Cm N Cm N Cm N Cm N Cm N Cm N Cm N Cm
Enero 1 23,15 3 23,60 2 22,73 9 30,19 7 30,72 3 11,26 9 30,61 8 24,66
Feb. 1 25,41 8 69,06 4 49,88 12 44,18 8 38,53 19 78,26 29 108,34 27 91,34
Marzo 3 69,46 20 151,03 18 204,57 36 120,77 28 122,89 33 123,86 51 173,47 56 172,63
Abril 3 71,77 17 138,19 10 117,44 46 159,46 31 140,59 28 108,60 37 130,05 50 159,28
Mayo 9 208,37 16 125,86 7 79,55 39 130,84 31 136,06 25 93,83 39 132,66 41 126,39
Junio 7 167,47 13 105,67 7 82,21 32 110,93 36 163,27 39 151,26 28 98,42 37 117,86
Julio 5 115,76 16 125,86 8 90,92 31 104,00 22 96,56 24 90,08 24 81,64 35 107,90
Agosto 1 23,15 15 117,99 10 113,65 46 154,32 30 131,67 39 146,38 41 139,46 24 73,99
Set. 2 47,85 14 113,80 11 129,18 39 135,20 23 104,31 33 127,99 35 123,02 24 76,45
Oct. 4 92,61 9 70,80 9 102,28 28 93,93 24 105,34 37 138,87 20 68,03 28 86,32
Nov. 10 239,24 9 78,67 8 93,95 19 65,86 19 86,17 16 62,06 19 66,78 28 89,19
Dic. 5 115,76 10 65,05 10 113,65 15 50,32 10 43,89 18 67,56 14 47,62 24 73,99
Total 51 150 104 352 269 314 346 382
2
χ Edwards 12,32 10,73 11,51 3,83 5,50 14,37 13,33 177,50
p =0,002 =0,005 =0,003 =0,146 =0,064 <0,001 <0,001 <0,001
En la Figura 4.3 se ve la estacionalidad de los matrimonios para cada uno de los
subperíodos. Con excepción del cuarto (1880-1889) y del quinto (1890-1899)
subperíodos, el resto tiene un patrón que concuerda con el modelo de variación
armónica simple de Edwards. En estos se puede observar la coincidencia de
valores mínimos en el mes de enero, con excepción de 1853-1859 que repite la
cifra en agosto. Los máximos varían un poco más: de los seis subperíodos con
distribución estacional marzo se repite en cuatro de ellos, mientras que el primer
subperíodo (1853-1859) tiene su máximo en noviembre y el sexto (1900-1909) en
junio.

1853-1859 1860-1869 1870-1879 1880-1889


250 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929

200

150
Cm

100

50

0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Mes
Figura 4.3.
Estacionalidad (Cm) por subperíodos. Santa Rosa 1853-1929.
Fuente:archivos parroquiaesl; libros de matrimonios. Elaboración propia.

77
4.2. Estructura de los matrimonios

4.2.1. Estado civil. En este apartado se analiza el estado civil de los contrayentes,
diferenciados por el sexo y por la composición de las parejas, tomando en cuenta
las variaciones temporales.

El estado civil según el sexo. El dato sobre la condición civil de los cónyuges se
registra en el 98,1 % del total de contrayentes, en 1942 (98,7 %) hombres y 1920
(97,6 %) mujeres. El 4,6 % de los contrayentes es viudo o viuda y en el 8,2 % de
los enlaces participa al menos uno con ese estado civil.

En el Cuadro 4.5 se presentan los porcentajes relativos de las condiciones civiles


de los contrayentes en relación con el sexo. La comparación de los valores
mediante el test de χ2, indica que hay diferencias significativas entre sexos en la
cantidad de viudos y solteros, ya que χ2 = 51,49; g.l.=1; p <0,001. Como se puede
observar en la Cuadro 4.5 dichas diferencias muestran que la cantidad de hombres
viudos que se vuelven a casar es superior a la que se esperaría si la distribución se
diera al azar; en cambio en las mujeres el número de viudas que contraen nupcias
sucesivas es menor.

Cuadro 4.5.
Porcentajes relativos de estado civil por sexo. Santa Rosa 1853 – 1929
Fuente: archivos parroquiales, libros de matrimonio. Elaboración
propia.

Estado civil Hombres Mujeres


Solteros 1807 (93,05%) 1879 (97,9%)
Viudos 135 (6,95%) 41 (2,1%)
El análisis de diferencia entre sexos arroja resultados estadísticamente
significativos (χ2 = 51,49; gl = 1; p < 0,001)

78
La evolución del estado civil a lo largo del tiempo. La Figura 4.4 muestra la
variación temporal del estado civil de los contrayentes al momento de casarse.
Esta no arrojó diferencias significativas ni en hombres (χ2= 7,95; g.l. =7; p=0,337)
ni en mujeres (χ2 = 1,67; g.l. = 7; p = 0,976). Se observa que los hombres viudos
sobrepasan a las mujeres de igual condición en todos los intervalos.

F
g
i
u
r
a
4
.
5
.

% Solteros Viudos Solteras Viudas


100 97.8 96.1 98 97.2 98.4 98.3 97.6
100
80 94 94.1 94.3 91.4 93.9 93.6 93.5
87.5
60
40
20 6 12.5 8.6
5.9 5.7 6.1 6.4 6.5
0
2.2 3.9 2 2.8 1.6 1.7 2.4
1853 –0 1859 1870 - 1879 1890 - 1899 1910 - 1919
1860 - 1869 1880 - 1889 1900 - 1909 1920 - 1929
Figura 4.4.
Variación temporal del estado civil. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuente: archivos parroquiales, libros de matrimonio. Elaboración propia.

La composición de las parejas por estado civil. En 1904 de los matrimonios


considerados (96,8%) se consigna el estado civil de ambos cónyuges. En el
Cuadro 4.6 se observa que la mayor frecuencia de estas uniones es entre solteros
(91,75 %); las otras combinaciones posibles muestran frecuencias de: 6,14 %
entre viudos y solteras, 1,42 % entre solteros y viudas y 0,68 % entre viudos.

Las diferencias en la composición de estos grupos se presenta en el Cuadro 4.6 y


el análisis arroja un valor de χ2 = 38,3; g.l.1 = 1 y p < 0,01. Estos resultados son
estadísticamente significativos y se puede afirmar que las uniones entre cónyuges
que comparten el mismo estado civil (ambos solteros o ambos viudos) son más de
lo que se esperaría por azar. Lo contrario sucede con los matrimonios mixtos, que
son menos frecuentes de lo esperado.

79
Cuadro 4.6.
Estado civil de ambos cónyuges: combinaciones observadas.
Santa Rosa 1853-1929.Fuente: archivos parroquiales; libros de matrimonios.
Mujeres
Solteras Viudas Total
Solteros 1.747 (91,75%) 27 (1,42%) 1.774 (93,2%)
Hombres Viudos 117 (6,14%) 13 (0,68%) 130 (6,8%)
Total 1.864 (97,9) 40 (2,1%) 1904 (100%)
El análisis de diferencia entre sexos arroja resultados estadísticamente significativos (χ 2 = 38,3;
gl = 1; p < 0,01).

La gráfica en la Figura 4.5 muestra el cambio temporal en la frecuencia de las


combinaciones posibles de matrimonios. El resultado de la prueba de
independencia que se hizo para determinar la relación entre el tipo de matrimonio
y el período de tiempo estudiado muestra que no hay diferencias significativas
entre los periodos (χ2 = 15,46; gl = 21; p = 0,799).

10093.3 90.1 92.9 90.1 92.9 93 91.9


86.2
90
80
70
60
% ambos solteros soltero – viuda viudo . soltera ambos viudos
50
40
30
20 12.2
6.7 5.9 5.1 7 5.5 5.2 5.7
10
0.8 0.8 4 1.4 0.6 1.6 1.3 1.6 0 0.6 1.2 1.6 0.8
0 0
1853-1859 1860-1869 1870-1879 1880-1889 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929
Figura 4.5
Variación temporal del estado civil de ambos cónyuges. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuente: Archivo Parroquial, Libros de Matrimonios.

4.2.2. Edad nupcial. En este apartado se analiza la edad de los contrayentes en


relación con el sexo y el estado civil así como su evolución temporal. El análisis

80
se inicia en 1860 debido a la falta de datos para 1853–1859.

La edad al matrimonio está regulada por una compleja interrelación de factores


sociales y culturales de diversa índole, como la clase social (Jeffries, Harrison,
Hiorns y Gibson, 1976), las creencias religiosas (Segalen, 1992) e incluso el
servicio militar en el caso de los hombres (Henry, 1969). Henry (1969) apunta la
importancia de otro factor, el desequilibrio entre sexos, que disminuiría las
posibilidades del sexo más representado de casarse a menor edad por la mayor
dificultad a la hora de encontrar pareja. Además, la edad nupcial no es un
parámetro fijo a las poblaciones, sino que habitualmente varía con el paso del
tiempo.

Edad de los contrayentes. En el Cuadro 4.7 y en la Figura 4.7 se presenta un


resumen de las características de las edades; la mediana de edad para los hombres
es de 26 y para las mujeres, de 21 años. La diferencia de edad entre ellos se
obtuvo para los 1.552 matrimonios en los que figura la edad de ambos, es decir el
78,9 % del total. En Santa Rosa, los hombres superan en cinco años a las mujeres,
diferencia que es estadísticamente significativa (U = 538.171; p < 0,005). Los
hombres presentan un rango de edad con mayor dispersión que las mujeres (ver
los rangos intercuartiles del Cuadro 4.7). Se observa además una clara correlación
positiva entre ambas edades (r = 0,609; p < 0,001).

Cuadro 4.7.
Edad al matrimonio y diferencia entre hombres y mujeres. Santa Rosa 1853-1929.
Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros de matrimonios.
Número Mediana (años) Rango intercuartil (años)
Hombres 1.661 26 6
Mujeres 1.569 21 5
Diferencia 1.552 5 6

En la Figura 4.6 se puede observar que las edades mínimas son de 10 y 17 años y
las máximas de 57 y 72, en mujeres y hombres respectivamente. Los casos se
81
concentran entre los 24 y los 30 años en hombres y entre los 19 y los 24 en las
mujeres. Las edades superiores a 39 son valores atípicos en los hombres mientras
que no se encuentran valores atípicos inferiores (menores que 15). En las mujeres
son datos atípicos los inferiores a 11,5 y los superiores a 31,5.

Es numerosa (19,4 %) la cantidad de hombres que acceden al matrimonio después


de los 30, cuando en las mujeres la cifra alcanza apenas el 6,4 %. En cambio,
cuando se toma a los menores de 25, las mujeres (76,4 %) superan
considerablemente a los hombres (29,8 %).

Edad de los contrayentes en función del estado civil. El Cuadro 4.8 presenta los
valores de las medianas y los correspondientes rangos intercuartiles de la edad de
los cónyuges, discriminados por sexo y estado civil. En primer lugar hay que
señalar que la edad mediana de los solteros es la misma que la de la totalidad de
los hombres que contraen matrimonio (incluyendo viudos): 26 años. Lo mismo
82
ocurre con la edad mediana de las solteras y la edad de todas las mujeres que se
están casando (incluyendo viudas), que es de 21 años.

Cuadro 4.8.
Edad al matrimonio: hombres y mujeres según estado civil.
Santa Rosa 1852-1929. Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros de
matrimonios. Elaboración propia.
Número Mediana (años) Rango intercuartil (años)
Solteros 1.537 26 5
Viudos 108 38 13
Solteras 1.518 21 5
Viudas 31 33 9

Las diferencias de 12 años entre solteros y viudos, tanto sea en hombres como en
mujeres, resultan significativas en los dos sexos (U = 12.398; p <0,001 en los
hombres y U = 4.133; p <0,001 en las mujeres). Esto muestra claramente que la
edad y el estado civil al contraer matrimonio están asociados tanto en hombres
como mujeres. Se constata que la diferencia de cinco años de edad al contraer
matrimonio tanto entre viudos y viudas (U = 942,5; p <0,001) como entre solteros
y solteras (U = 483.430,5; p <0,001) es significativa en ambos casos.

En la Figura 4.7 se presenta la edad al primer matrimonio en hombres y mujeres


respectivamente. En los solteros las edades se concentran entre los 24 y 29 años
mientras que en las solteras, entre los 19 y los 24. Por encima de 36,5 están los
valores atípicos en los solteros, y en las solteras son los mismos que para todas las
contrayentes (entre 11,5 y 31,5). Los rangos de edad están entre los 17 y los 57 en
los hombres y entre los 10 y 56 en las mujeres. El 31,9 % de los hombres y el 77,8
% de las mujeres contraen sus primeras nupcias antes de los 25 años; mientras que
el 14,7 % de los hombres y el 5,3 % de las mujeres lo hacen luego de haber
cumplido los 30.

83
La edad en función del estado civil de ambos contrayentes. Cuando se analiza la
edad nupcial en función del estado civil se puede hacer otro tipo de aproximación.
Esta consiste en observar las diferencias en los diversos tipos de matrimonios
según el estado civil (a saber: ambos solteros, soltero/viuda, viudo/soltera, ambos
viudos). Se tiene el dato del estado civil y de la edad de ambos en el 77,5 % de los
matrimonios. El Cuadro 4.9 muestra la mediana y los rangos intercuartiles de la
edad al matrimonio en hombres, mujeres y la diferencia entre ambos en función
de las combinaciones del estado civil.

Cuando se analiza por separado cada tipo de unión se observa que es el


matrimonio entre solteros el que marca la pauta general de la población, tanto en
la edad de los cónyuges como en la diferencia entre estas, lo que era previsible a
causa de la baja frecuencia de viudos que se vuelven a casar. Llama la atención
que no haya diferencia de edad en los matrimonios de hombres solteros con

84
mujeres viudas, lo que resulta de combinar hombres que en general son cinco años
mayores que sus esposas y mujeres viudas cuya edad nupcial es mayor que la de
las solteras. La diferencia de edad más importante la presentan los matrimonios
entre viudos y solteras, en la que los hombres son 11 años mayores que sus
esposas, lo cual es de esperar sabiendo que los viudos se casan más tarde que los
solteros, aunque estas mujeres se casen más tarde que el resto de las solteras. Las
edades nupciales más altas se presentan en los matrimonios entre viudos.

Cuadro 4.9.
Edad de los cónyuges en función del estado civil de ambos. Santa Rosa entre 1853-1929.
Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros de matrimonio. Elaboración propia.

Hombres Mujeres Diferencia


Estado
civil Rango Rango Rango
Mediana Mediana Mediana
Nº intercuartil Nº intercuartil Nº intercuartil
(años) (años) (años)
(años) (años) (años)
Ambos
solteros 1.501 26 5 1.419 21 6 1.406 5 5
Soltero
c/ viuda 21 29 9 20 30,5 9,75 19 0 0
Viudo c/
soltera 92 38 13 90 25,5 10 89 11 9
Ambos
viudos 12 45,5 13,75 11 35 6 11 9 15

Para ver si estas diferencias son estadísticamente significativas se aplicó la prueba


de Kruskal Wallis. Los resultados muestran que sí lo son: χ2 = 223,036; g.l. = 3; p
<0,001 para la edad masculina; χ2 = 124,424; g.l. = 3; p <0,001 para la femenina y
χ2 = 102,953; g.l, = 3; p <0,001 para la diferencia de edades.

Una vez se ha determinado con el análisis de la varianza la existencia de


diferencias entre las medianas, y para saber exactamente cuáles son los grupos que
difieren, se realizó una prueba de rango a posteriori de Dunn. En los cuadros 4.10,
4.11 y 4.12 se presentan los resultados de hombres, mujeres, la diferencia de edad
y el nivel de significación.
85
Como se puede observar en el Cuadro 4.10 en los hombres la edad de los solteros
está relacionada con el estado civil de la cónyuge, no así en el caso de los viudos.
La diferencia de tres años entre los solteros que se casan con solteras (26) y los
que se casan con viudas (29) (ver Cuadro 4.9) es significativa.

Cuadro 4.10.
Edad de los hombres en función del estado civil de ambos contrayentes.
Santa Rosa 1853-1929. Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros de
matrimonios. Elaboración propia.

Soltero-Soltera Soltero-Viuda Viudo-Soltera


χ 2
(3) -327,775
Soltero-Viuda
p 0,009
χ2(3) -682,519 -354,744
Viudo-Soltera
p < 0,001 < 0,010
χ2(3) -793,079 -465,304 -110,560
Viudo-Viuda
p < 0,001 0,036 1

De a cuerdo a los datos que muestra el Cuadro 4.11 se puede afirmar que el estado
civil del cónyuge está asociado a la edad nupcial en las mujeres solteras, pero no
en las viudas. Como se indica en el Cuadro 4.9 las solteras que se casan con
solteros son más jóvenes (21) que las que se casan con viudos (25,5). No hay
diferencia significativa entre estas últimas y las viudas que se casan con solteros
(30,5).

86
Cuadro 4.11.
Edad de las mujeres en función del estado civil de ambos contrayentes.
Santa Rosa 1853-1929. Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros
de matrimonios. Elaboración propia.

Soltero-Soltera Soltero-Viuda Viudo-Soltera


χ (3)
2
-605,261
Soltero-Viuda
p < 0,001
χ2(3) -376,427 228,833
Viudo-Soltera
p < 0,001 0,221
χ2(3) -756,170 -150,909 -379,742
Viudo-Viuda
p < 0,001 1 0,044

La diferencia de edad entre parejas de solteros con viudas (0) es


significativamente menor a la del resto de las combinaciones. Por otra parte, la
mayor diferencia es entre cónyuges viudos con solteras, con una mediana de 11
años más en hombres que en mujeres. La diferencia de edad en dichas parejas es
significativa cuando se la compara además con la de solteros (ver Cuadro 4.9 y
Cuadro 4.12).

Cuadro 4.12.
Diferencias de edad en función del estado civil de ambos contrayentes.
Santa Rosa 1853-1929. Fuentes: archivos parroquiales y Registro Civil, libros
de matrimonios. Elaboración propia.

Soltero-Soltera Soltero-Viuda Viudo-Soltera


χ2(3) 347,845
Soltero-Viuda
p 0,004
χ (3)
2
-451,754 -799,599
Viudo-Soltera
p < 0,001 < 0,001
χ (3)
2
-137,660 -485,505 314,094
Viudo-Viuda
p 1 0,021 0,152

Cambios en la edad a lo largo del tiempo. Para analizar la evolución temporal de


la edad nupcial, y siguiendo la pauta establecida hasta ahora, se han analizado los
87
matrimonios dividiéndolos en los ocho subperíodos consignados anteriormente.
Como se constató previamente la edad al matrimonio se encuentra estrechamente
relacionada con el estado civil. Para evitar las interferencias que pudiera ocasionar
este factor y teniendo en cuenta que la proporción de matrimonios en la que
participa por lo menos un cónyuge viudo es reducida (8,3 %), se analiza la
evolución de la edad a lo largo del período teniendo en cuenta solo los
matrimonios entre solteros.

En la Figura 4.8 se puede ver que las edades alcanzan el máximo (27 en hombres
y 22,5 en mujeres) y la diferencia el mínimo (4,5) entre 1870 y 1879. En 1880-
1889 y 1890-1899 las edades llegan al mínimo (25 en hombres y 20 en mujeres) y
la diferencia alcanza el máximo (6) entre 1880 y 1889, la cual se mantiene
constante (5) a partir del subperíodo siguiente (1890-1899). En 1900-1909 la edad
de los hombres mantiene el mismo valor (26) y la de las mujeres sigue
aumentando hasta 22 años el penúltimo período para disminuir a 21 al final.

30 27
26 25 25 26 26 26
25 22 22.5 22
20 20 21 21
20

15
Edad

10 Hombres 6 Mujeres Diferencia


5.5 4.5 5 5 5 5
5

0
1853-1859 1860-1869 1870-1879 1880-1889 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929
Figura 4.8.
Edad a lo largo del período de los solteros casados entre sí.
Santa Rosa 1853 - 1929. Fuentes: archivos paroquiales y Registro Civil, libros de matrimonio.
Elaboración propia.

El porcentaje de datos, los valores de las medianas y de los rangos intercuartiles

88
de la edad de hombres, mujeres y su diferencia para cada subperíodo se muestran
en el Cuadro 4.13.

Cuadro 4.13.
Edad al matrimonio de solteros, solteras y la diferencia entre ambas según el período.
Santa Rosa 1853-1929.
Fuentes: archivos parroquiales, libros de matrimonios. Elaboración propia.

Hombres Mujeres Diferencia


Períodos
Rango Rango Rango
* Mediana intercuartil Mediana intercuartil Mediana intercuartil
1853-1859 0 - - - - - -
1860-1869 7,1 26 3,5 22 6,75 5,5 6,5
1870-1879 6,6 28,5 10,25 22,5 6,5 4,5 2,5
1880-1889 76 25 4 20 5 6 7
1890-1899 95,4 25 5 20 5 5 6
1900-1909 95,4 26 5 21 5 5 5
1910-1919 98,4 26 5 22 6 5 5
1920-1929 99,1 26 5 21 5 5 5
* señala el porcentaje de datos de la edad de ambos contrayentes en los matrimonios entre
solteros.

Para establecer si estas diferencias son estadísticamente significativas se ha


realizado un test de Kruskal Wallis comparando las medianas de la edad entre
subperíodos de los hombres, las mujeres y la diferencia. En el caso de la edad
masculina los resultados muestran que no hubo cambios a lo largo del período ( χ2
= 9,2; g.l. = 6; p = 0,163) así como tampoco los hubo en la diferencia entre
cónyuges (χ2 = 8,5; g.l. = 6 p = 202), pero sí los hubo en la edad de las mujeres (χ 2
= 29,8; g.l. = 6; p ˂ 0,001). Con el dato de que las diferencias de edad de las
mujeres entre períodos son significativas, se realizó la prueba de rango a posteriori
de Dunn. para identificar cuándo se presentan las diferencias.

Como se ve en el Cuadro 4.14 la edad de las mujeres presenta diferencias


estadísticamente significativas entre el cuarto (1880-1889) y los dos últimos
89
subperíodos (1910-1919 y 1920-1929) y entre el quinto (1890-1899) y el
penúltimo (1910-1919). Viendo el Cuadro 4.15 se puede afirmar que la edad de
las mujeres comienza a incrementarse paulatinamente a comienzos de siglo XX y
que en la segunda década alcanza una diferencia significativa de dos años en
relación con 1880-1889.

Cuadro 4.14.
Cotejo de la edad de las mujeres en diferentes períodos. Santa Rosa 1853-1929.
Fuentes: Archivo Parroquial y Registro Civil; Libros de Matrimonios.

Mujeres 1870-1879 1880-1889 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929


χ2(6) -165,7 104,1 68,1 5,7 -57,8 -21,6
1860-1869
p 1 1 1 1 1 1
χ2(6) 269,9 233,9 171,5 107,9 144,1
1870-1879
p 1 1 1 1 1
χ2(6) -36,0 -98,4 -161,9 -125,8
1880-1889
p 1 0,118 0,000 0,004
χ (6)
2
-62,4 -125,9 -89,8
1890-1899
p 1 0,010 0,239
χ (6)
2
-63,5 -27,4
1900-1909
p 1 1
χ (6)
2
36,1
1910-1919
p 1

90
4.3. Pautas de cruzamiento

4.3.1. La endogamia. Dadas las características de la población elegida, el análisis


de la endogamia y la exogamia que este trabajo propone implica el estudio de dos
fenómenos demográficos: la nupcialidad y la migración. En primer lugar se
analiza el lugar de procedencia de los cónyuges, posteriormente se calculan los
índices de endogamia (H) de los grupos más representados para luego analizar su
variación a lo largo del período.

Origen de los cónyuges. La pertenencia a un grupo étnico determinado (indígena,


negro/moreno o blanco) se señala en el 0,5 % de los matrimonios en los que solo
se anotó la categoría de moreno mientras que el país de nacimiento de ambos
cónyuges se menciona en el 97,6 % de los casos. El 79,4 % de los contrayentes
son uruguayos, el 12,8 % españoles y el 4,4 % italianos. El resto (3,4 %) está
conformado por los nacidos en África, Argentina, Brasil, Francia, Inglaterra,
Paraguay, Polonia, Portugal y Siria.

La Figura 4.9 presenta el origen de los contrayentes discriminados por sexo. Las
mujeres son el grupo con mayor representación de contrayentes locales. (χ2 =
103,299; g.l. = 1; ˂ 0,001). El grupo «Otros» está compuesto por un pequeño
porcentaje de extranjeros de otros orígenes (2,3 % de los hombres y 0,6 % de las
mujeres). La composición de este grupo se presenta en el Cuadro 4.15 en el que
también se pueden observar los períodos en los que aparecen registrados.

91
87.8
90
74.9
80
70
60
50
%

40
30 16.2
20 6.6 9.4
10 2.3 2.2 0.6
0
Hombres Mujeres
Uruguay España Italia Otros

Figura 4.9.y extranjeros según el sexo. Santa Rosa 1853 - 1929.


Uruguayos
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios.

Cuadro 4.15.
Procedencia de los grupos menos representados. Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios.

Grupo Período Hombres Mujeres


Morenos de África 1860-1874 421 3
Morenos de Uruguay 1856-1898 6 7
Argentina 1862-1915 10 1
Brasil 1859-1917 6 3
Francia 1860-1905 16 5
Inglaterra 1868 1 0
Paraguay 1857 1 0
Polonia 1918 1 0
Portugal 1861 1 0
Siria 1907-1915 4 0

En cuanto a los grupos más numerosos: uruguayos, españoles e italianos; los

21 Uno de ellos contrae matrimonio dos veces


92
registros detallan con poca frecuencia la región de la que provienen, por lo que no
se pudieron tomar estos datos para la estimación de la endogamia, pero sirven
para dar un panorama un poco más detallado de los lugares de origen. Los
inmigrantes que aparecen más temprano, en 1853, son los españoles, y su
presencia se extiende hasta 1918 en las mujeres y hasta 1926 en los hombres. Las
regiones que se mencionan con más frecuencia son Islas Canarias, con períodos
más cortos que los otros, y en menor medida aparecen Cataluña y Galicia. De
Italia se menciona a Salerno, Basilicata, Génova y Piamonte. Las regiones de
España e Italia con los períodos correspondientes se detallan en el Cuadro 4.16.

Cuadro 4.16.
Períodos en que aparecen los grupos inmigrantes más numerosos. Santa Rosa
1853-1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios.

Grupo Región Período


Islas Canarias 1853-1867 y 1885-1897
España
Cataluña y Galicia 1853-1920
Basilicata, Salerno,
Italia 1860-1929
Génova y Piamonte

De los contrayentes uruguayos se puede afirmar que el 18 % son hijos de padre o


madre italianos y el 48 %, de españoles. Los lugares de residencia que aparecen
con más frecuencia aparte de Santa Rosa se ubican en la región centro-sur del
país, más específicamente en los departamentos de Canelones, Montevideo y
Florida.

Las diferencias en la composición de las parejas de acuerdo al origen uruguayo o


extranjero de hombres y mujeres muestra valores significativos (χ2 = 256,803; g.l.
= 1; p ˂ 0,001). Las uniones de hombres extranjeros tanto con mujeres uruguayas
como con extranjeras presentan valores mayores a los esperados (ver Cuadro
4.17).

93
Cuadro 4.17.
Composición de las parejas por origen. Santa Rosa 1853 – 1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios. Elaboración
propia.
Uruguayos Extranjeros
Uruguayas 1.348 (94,8%) 317 (67%)
Extranjeras 74 (5,2 %) 156 (33%)

La integración de las parejas por origen en uruguayos, españoles e italianos se


presenta en la Figura 4.10. En los uruguayos se nota un claro predominio de las
uniones entre compatriotas y en las mujeres hay mayor tendencia a las uniones
con extranjeros. En cambio en españoles e italianos la mayoría de los matrimonios
son con mujeres de otro origen y las uniones endógamas son menos frecuentes,
quedando en tercer lugar los matrimonios de mujeres españolas e italianas con
hombres nacidos en otros países.

no italiano c/ italiana 8.7


italiano c/ no italiana 69.6
ambos italianos 21.7

no español c/española 20.2


español c/ no española 53.4
ambos españoles 26.4

extranjero c/ uruguaya 18.2


uruguayo c/ extranjera 4.3
ambos uruguayos 77.5

0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0 70.0 80.0


%
Figura 4.10.
Combinaciones en las parejas de uruguayos, españoles e italianos. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuente: archivos parroquiales; libros de matrimonios

De las 1905 parejas con datos de origen de ambos contrayentes, son uruguayos el
94
74,9 % de los hombres y el 87,9 % de las mujeres. En la Figura 4.11. se puede
observar que ambos sexos muestran una tendencia creciente a la localidad a
medida que avanza el período. Se trata de una tendencia significativa como
muestran los valores de la prueba de independencia (χ 2 = 417,847; g.l. = 7; p ˂

Uruguayos Extranjeros
Uruguayas Extranjeras
98.3 99.2
100 92
87.5
90 97.6
74.5 75.1 91.9
80 69.4
70 60 83.8
60 70.4
50
40 53.3
48
30 38.1
2032.3
10
0
1853-1859 1860-1869 1870-1879 1880-1889 1890-1899 1900-1909 1910-1919 1920-1929
Figura 4.11.
Porcentaje de cónyuges uruguayos y extranjeros por período. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuentes: archivo parroquial; libros de matrimonio.

0,001 para los hombres y χ2 = 221,546; g.l. = 7; p ˂ 0,001 para las mujeres).

Los índices de endogamia (H) de uruguayos, españoles e italianos. En el


Cuadro 4.18 se presenta la matriz de procedencia de los cónyuges. En esta se
puede ver la composición de las parejas de las que se cuenta con datos de la
procedencia de ambos. Las filas corresponden a las procedencias de los varones y
las columnas a las de las mujeres, y en la diagonal principal se aprecian las cifras
que corresponden a parejas de contrayentes de igual origen. Se presentan los
valores para la primera generación de inmigrantes según el lugar de origen. En el
caso de la segunda generación, se consideró a las parejas en las que uno de los
cónyuges es extranjero y por lo menos uno de los progenitores del otro tiene el
mismo origen.
95
Cuadro 4.18.
Matrices de procedencias. Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: archivo parroquial; libros de matrimonios.
Hombres
España Italia Uruguay Otros Total
generación España 102 9 64 5 180
Italia 4 30 7 1 42
Primera

Uruguay 201 86 1348 30 1665


Otros 1 1 3 13 18
Total 308 126 1665 49 1905
Mujeres
España 151 9 48 5 213
generación

Italia 4 52 5 1 62
Segunda

Uruguay 168 66 1348 3 1585


Otros 1 1 30 13 45
Total 324 128 1431 22 1905

Las cifras que se presentan en las filas, columnas o diagonales son valores que dan
una idea sobre la dinámica migratoria y de la elección del cónyuge en relación con
el lugar de origen. En el caso de los inmigrantes se puede observar como los
valores de la segunda generación son mayores que los de la primera para las
parejas del mismo origen, a la vez que disminuye la cantidad de parejas
exógamas.

Índices de endogamia. Los índices de Savorgnan para uruguayos, españoles e


italianos no presentan grandes diferencias entre sí, tal como se puede observar en
la Figura 4.12. Tanto en la primera como en la segunda generación el valor más
alto corresponde a los italianos: 0,39 y 0,56 respectivamente. En la primera
generación la endogamia de los uruguayos (0,38) supera a la de los españoles
(0,36), mientras que en la segunda generación los índices de estos grupos se
emparejan (0,51 en ambos casos).

96
0.56
0.51 0.51

0.6
0.5 0.38 0.36 0.39
0.4
0.3
0.2
0.1
0
Uruguayos Españoles Italianos
Primera generación Segunda generación
Figura 4.12.
Índices de Endogamia de uruguayos, españoles e italianos.
Santa Rosa 1853-1929. Fuentes: archivos parroquiales; libros de matrimonios

Cuando se analiza la evolución en el tiempo de la endogamia (H) de la primera


generación (Figura 4.13) se nota una clara disminución hacia el siglo XX en los
tres grupos. En uruguayos esta disminución se da en forma progresiva, mientras
que los otros dos grupos presentan una fluctuación al alza.

El índice en españoles crece en 1880-1829 mientras que en italianos lo hace de


manera más acentuada en la segunda década del siglo XX. Para 1920-1929 no hay
mujeres españolas que contraigan matrimonio y el H presenta valor negativo,
tanto para uruguayos como para italianos.

97
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
H
0.2
0.1
0 Uruguayos Españoles Italianos
-0.1

Figura 4.13.
Variación temporal del Índice de Endogamia. Santa Rosa 1853 - 1929.
Fuentes: archivo parroquial; libros de matrimonios. Elaboración propia.

4.3.2. La consanguinidad. En este apartado se analiza la consanguinidad


mediante las dispensas registradas en los libros parroquiales y su evolución a
través del tiempo para la población en general y en particular para los grupos que
las presentan: uruguayos y españoles.

El número total de matrimonios, los porcentajes de matrimonios consanguineos


hasta tercer y cuarto grado, la cantidad de matrimonios de consanguinidad simple
y múltiple, las medias de los índices de consanguinidad hasta el tercer y cuarto
grados y su variación temporal se pueden observar en el Cuadro 4.19.

Del total de 1968 matrimonios celebrados, 141 (7,2%) tuvieron que solicitar
dispensas por consanguinidad. Hay dos casos de consanguinidad múltiple (0,1%
del total de matrimonios y un 1,4% de los matrimonios consanguineos), uno de
ellos es de 4º y 2º y el otro es de 2º y 3º. Así pues, se contabilizan un total de 144
dispensas ya que a las 142 se le suman las dos dispensas dobles. En 13 casos
(9,2%) no se indica el grado de parentesco entre cónyuges. El porcentaje más bajo
de estas uniones se presenta en 1880-1889 y a partir de entonces se va

98
incrementando hasta llegar al máximo en el último subperíodo (1920-1929).

Como la legislación canónica sobre los matrimonios consanguineos tuvo cambios


durante el período estudiado se tomó como referencia lo hecho por Lusiardo et al.
(2004). Con la prueba T de Wilcoxon se buscó si las diferencias entre los índices
de consanguinidad de los matrimonios tomados hasta 3º y 4º son significativas y
se encontró que sí lo son (Z=-2,207 y p=0,027).

El Índice de Consanguinidad (F) hasta tercer grado es de 0,00302, mientras que el


de las dispensas hasta cuarto grado es de 0,00305. Los valores mínimos se
presentan en 1860-1869 y los máximos en 1920-1929. En la década de 1880 el
crecimiento se detiene cuando se toman las dispensas hasta tercer grado y
retrocede cuando se consideran hasta el cuarto, para para seguir creciendo de
manera sostenida a partir de 1890.

Hay una diferencia significativa en la distribución de estos enlaces (χ2 = 213,66; gl


= 5; p ˂ 0,001). Se nota una clara preferencia por la unión entre primos hermanos,
seguida por la de primos terceros, siendo significativa la diferencia entre ambas
(χ2 = 11,17; gl = 1; p ˂ 0,05). Los casos no son suficientes para comprobar si la
diferencia de edad entre cónyuges pudiera ser un factor asociado a la preferencia
por cónyuges de la misma generación.

99
Cuadro 4.19.
Matrimonios consanguineos e Índices de Consanguinidad (F). Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: archivos parroquiales; libros de matrimonios.

Año Total NMC* %MC3 %MC4 M12 M22 M23 M33 M34 M44 CA NCA CM F3 F4
1853 – 1859 51 3 5,9 5,9 0 1 2 0,00245 0,00245
1860 - 1869 150 13 7,3 8,7 0 3 6 2 2 0,00229 0,00238
1870 - 1879 104 8 6,7 7,7 0 3 4 1 0,00240 0,00248
1880 - 1889 352 20 5,4 5,7 0 10 5 4 1 1 0,00240 0,00241
1890 - 1899 269 17 5,9 6,3 0 9 1 5 1 1 1 0,00261 0,00263
1900 - 1909 314 20 5,4 6,4 0 14 3 3 0,00294 0,00300
1910 - 1919 346 21 5,78 6,07 0 17 3 1 0,00321 0,00323
1920 - 1929 382 40 10,47 10,47 0 19 5 15 1 1 0,00429 0,00429
1853-1929 1968 143 6,8 7,27 0 76 11 40 2 1 6 7 2 0,00302 0,00305
MC% 0 53,15 8,39 27,97 1,4 0,7 4,2 4,2
NMC: número de matrimonios consanguíneos; *: casos de consanguinidad doble se contaron como un solo matrimonio; MC:
matrimonios consanguíneos; 3: hasta tercer grado de consanguinidad; 4: hasta cuarto grado de consanguinidad; M12: tío/a-
sobrina/o; M22 primos hermanos; M23 tío/a 2do con sobrina/o; M33 primos segundos; M34 tío/a 3ro con sobrina/o, M44
primos terceros; CA: comparten apellido; NCA: no comparten apellido; CM: consanguinidad múltiple

Para discriminar a los matrimonios con dispensa por el origen de los contrayentes,
el análisis se puede realizar para uruguayos y españoles debido a que no hay
dispensas en matrimonios en los que ambos contrayentes sean italianos. Como se
puede observar en el Cuadro 4.20 con excepción de los matrimonios entre
españoles, en los que no hay casos con grados mayores al tercero, la
consanguinidad es menor cuando se toma hasta el tercer grado que cuando se
incluye hasta el cuarto. Es notoria la variación de F según se consideren o no
dentro de los grupos España u Otros a las uniones en las que al menos uno de los
contrayentes es español. Los valores más altos de F se presentan en uruguayos y
los mínimos en la categoría Otros cuando deja afuera a las uniones con un
contrayente español.

Así como sucede en el conjunto de los matrimonios consanguineos, tanto en


uruguayos como en españoles predominan las uniones entre primos. Mientras que
en uruguayos y en la categoría otros predominan los matrimonios entre primos
100
hermanos, en españoles lo más frecuente es el matrimonio entre primos segundos
(ver Cuadro 4.20). Estas diferencias no son estadísticamente significativas (χ2 =
13,877; gl = 10; p > 0,05).

Cuadro 4.20.
Matrimonios consanguíneos e Índices de Consanguinidad (α) en uruguayos, españoles y demás
matrimonios. Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios.

Origen N M12 M22 M23 M33 M34 M44 CA NCA CM F3 F4


Uruguay 115 0 64 9 30 2 0 5 5 1 0,00241 0,00252
Ambos España 9 0 3 0 6 0 0 0 0 1 0,00014 0,00014
españoles Otros 19 0 9 2 4 0 1 1 2 0 0,00035 0,00037
Al menos España 22 0 9 2 8 0 0 0 2 1 0,00038 0,00039
uno
español Otros 6 0 3 0 2 0 1 1 0 0 0,00011 0,00013

La variación temporal de F en general mantiene valores bastante parejos, entre


0,00229 y 0,00245, hasta 1880-1889. A partir de la última década del siglo XIX
tiende a aumentar para alcanzar el máximo entre 1920 y 1929. En cambio los
uruguayos muestran un descenso que va desde 1853-1859 a 1870-1879, cuando
comienza un incremento sostenido que llega al máximo en 1920-1929. Las cifras
más bajas se presentan en los enlaces entre españoles, con valores de 0 en 1853-
1859, 1900-1909 y 1910-1919. La categoría “otros” está constituída por 17
matrimonios con dispensa, en los que no figura el origen de alguno de los
cónyuges o que tienen diferentes origen geográfico. Es la que aumenta cuando
disminuye la de uruguayos y españoles (1870-1879) y se reduce
considerablemente a partir de 1880-1889 (ver Figura 4.14.).

101
F
0,00500
0,00450
0,00400
0,00350
0,00300
0,00250
0,00200
0,00150
0,00100
0,00050
0,00000
1860 - 1869 1880 - 1889 1900 - 1909 1920 - 1929
1853 – 1859 1870 - 1879 1890 - 1899 1910 - 1919
Total Uruguayos Españoles Otros
Figura 4.14.
Variación temporal del Índice de Consanguinidad. Santa Rosa. 1853 - 1929.
Fuente: archivo parroquial; libros de matrimonios. Elaboración propia.

Del grupo “otros” se conoce el origen de ambos en 14 matrimonios. La


composición de las parejas por origen geográfico se puede observar en el Cuadro
4.21. Hay una mayoría importante de hombres inmigrantes casados con mujeres
nacidas en Uruguay.

Cuadro 4.21.
Matrimonios consanguineos de cónyuges con diferente procedencia.
Santa Rosa 1853-1929.
Fuente: Archivo Parroquial; Libros de Matrimonios. .Elaboración propia.

Origen de los integrantes de la pareja %


Hombres uruguayos con mujeres españolas 15,4
Hombres españoles con mujeres uruguayas 69,2
Hombre italiano con mujer uruguaya 7,7
Hombre italiano con mujer francesa 7,7

102
5 Capítulo 5. Discusión

5.1. Generalidades

Los libros parroquiales son las fuentes más antiguas con las que se cuenta para
conocer los aspectos histórico-demográficos de Santa Rosa. Hasta 1900 no hay
a
padrones ni censos en los que se especifique la cantidad de habitantes de la 13
sección de Canelones y sus características que brinden una visión del contexto
demográfico en el que tuvieron lugar los matrimonios que se analizan en este
trabajo. En estas condiciones la nupcialidad se toma como recurso para
aproximarse al conocimiento de los procesos sociales y demográficos de la
historia local. Como afirma Ruiz García (2017) conocer la nupcialidad permite
acceder a aspectos relacionados con los procesos de poblamiento, las migraciones
y la mortalidad.

5.2. Distribución temporal

5.2.1. Distribución anual. Se advierte un aumento de los matrimonios con


períodos de retroceso a través del tiempo. La cifra anual de matrimonios en la
Parroquia de Santa Rosa se dispara en la década de 1880, luego de la fundación
del pueblo en 1879 Considerando que la zona quedó con una población reducida y
dispersa después de la Guerra Grande (1839-1852) (Barrios Pintos, 1981b) cabe
suponer que el motivo de la disminución en las variaciones del número de
matrimonios, en particular desde 1880, pueda tener relación con el número de
efectivos de la población. Según Toja (1897) en poblaciones pequeñas la
fluctuación en el número de registros tiene un origen azaroso debido a que la
disponibilidad anual de individuos en condiciones de casarse varía
103
considerablemente.

Esta situación, como afirma Pollero (2013), se presenta como un obstáculo al


momento de establecer si las variaciones se deben al subregistro o a la incidencia
de los acontecimientos de la época. Es recién en 1881 cuando por primera vez se
superan los 30 matrimonios anuales, el número que Pollero (2013) considera
como límite para poder analizar la posibilidad de subregistro. La autora toma
como indicio la presencia de meses sin anotaciones, lo cual podría aplicarse a
partir de los 50 registros anuales En el caso que nos ocupa esto sucede en cuatro
oportunidades: 1885, 1888, 1921 y 1924. En 1885 hay registros todos los meses y
en los años 1888, 1921 y 1924 faltan solo en el mes de enero. En este caso hay
elementos que llevan a concluir que no se trata de datos omisos, sino que, como se
menciona en el apartado siguiente, podría ser una pauta seguida por los
pobladores.

En cuanto a las fluctuaciones en el número de matrimonios, la mayoría de los años


que presentan una diferencia (mayor o menor al 50 % de matrimonios esperados)
ocurren en las tres primeras décadas (ver Cuadro 4.2). Es de esperar que las
variaciones disminuyan cuando aumenta el número de registros por lo que,
siguiendo a Toja (1987), en poblaciones pequeñas el desvío mayor al 50 % de lo
esperado no habilita descartar el azar como causa.

Los defectos de 1870 y 1871 que alcanzan el 100 % quedan comprendidos dentro
del período en el que tuvo lugar la Revolución de las Lanzas (1870-1872). El 25
de diciembre de 1870 al sur del arroyo del Sauce, en las cercanías de la localidad
homónima, tuvo lugar la batalla de Sauce, que causó la mayor cantidad de
muertos de la Revolución de las Lanzas (Aroztegui, 1968). Prieto (2014) afirma
que existe una correlación inversa entre nupcialidad y mortalidad. Entre las
situaciones desfavorables que desatan el comportamiento divergente entre estas
variables se encuentran los problemas climáticos, las epidemias y las malas
cosechas. No obstante resalta la fuerte influencia de los enfrentamientos bélicos,
104
dado que llevan a la confluencia de crisis demográficas, políticas y agrarias.
Fernández (1982) observa que el estancamiento de la nupcialidad se debe
principalmente a circunstancias económicas y que su descenso en muchos casos es
ocasionado por la guerra.

Si bien en 1872 los matrimonios no se desvían más allá del 50 % de lo esperado,


sí lo hacen por exceso en los años 1873 y 1874. Este exceso, esperable en la
nupcialidad, podría ser un comportamiento postguerra ya que, como afirma Prieto
(2014), la cantidad de matrimonios aumenta de manera importante cuando los
enfrentamientos armados finalizan.

Los defectos de 1897 y 1904 coinciden con las revoluciones de Aparicio Saravia.
No se encontraron indicios que lleven a pensar que esto tenga relación directa con
los levantamientos del caudillo, pero sí podrían estar influenciados por las
consecuencias políticas y económicas. Es posible que el exceso en 1898 tenga
relación con el fin del primer conflicto.

La alternancia entre años de exceso y de defecto en los matrimonios es


interpretada por Toja (1987) como casos de HOMEOSTASIS DEMOGRÁFICA, es decir
como una forma de autorregulación. Lee (1987) plantea que por medios
biológicos o institucionales las poblaciones humanas preindustriales incorporan
mecanismos de autorregulación que logran mantener las tasas de crecimiento de la
población a largo plazo en valores cercanos a 0 y también controlar el tamaño de
la población en relación con los recursos disponibles. Ante esta hipótesis es
importante tener en cuenta que, como sostiene Pollero (2001) sobre los primeros
indicios de la transición demográfica en el Uruguay, el descenso de la mortalidad
ya había comenzado para 1880 y recién a comienzos del siglo XX la fecundidad
se reduce en el interior del país. Por lo tanto las dos alternancias analizadas
(correspondientes a la Revolución de las Lanzas y al movimiento armado saravista
de 1897) responderían a un fenómeno de HOMEOSTASIS DEMOGRÁFICA, propio de
sociedades preindustriales.

105
En virtud de que no hay elementos suficientes que permitan afirmarlo, el impacto
económico que tuvo la Primera Guerra Mundial en nuestro país, descripto por
Moraes (2008), se toma como una causa posible del defecto en la cantidad de
matrimonios de 1914.

Cuando se analiza la posible presión de extranjeros y viudos en el mercado


matrimonial los resultados en ninguna oportunidad superan el 50 % (entre 47,43
% por defecto a 11,43 % por exceso en extranjeros y 6 % en ambos casos para
viudos). Nada indica que la cantidad de viudos y de extranjeros haya tenido
influencia en las desviaciones.

Según el presbítero Luis Moratorio (en Roldós Puig, s.d.) hubo un aumento lento
pero sostenido en la población de Santa Rosa desde 1850 hasta 1879. Roldós Puig
(s.d.) sostiene que el haber llegado a los 500 habitantes fue un factor de peso para
la fundación del pueblo. A parte de este no se encontraron más datos sobre el
tamaño de la población hasta el censo de 1900.

Esparza (2004), García Moro et al. (1992) y Toja (1987) hallaron que en
poblaciones históricas el crecimiento de la población es acompañado por el
incremento sostenido en el tiempo del número de matrimonios. En Santa Rosa
tanto el número como las fluctuaciones de los matrimonios inscriptos en los libros
parroquiales llevan a pensar que la población aumentó a partir de la década de
1880, luego de la fundación del pueblo.

Los factores que podrían haber incidido en las oscilaciones del número de
matrimonios podrían estar relacionados con circunstancias políticas y económicas
que afectaron a la localidad, como los conflictos armados, y con la
autorregulación propia de sociedades preindustriales. No obstante, se podría
profundizar sobre el alcance que estas circunstancias tuvieron en la localidad
analizando la relación entre los matrimonios y las defunciones, como afirman
Esparza (2004), García Moro et al. (1992), Prieto (2014) y Toja (1987).
106
5.2.2. Distribución mensual. Otra forma de analizar la distribución temporal de
los matrimonios es la distribución mensual dentro del ciclo anual. Se toma en
cuenta la relación entre individuo, ambiente y población, para ver cuáles son los
factores (sociales, religiosos o económicos) que están influyendo (Font,
Hernández y Esparaza, 2000). Así pues, la elección de la fecha de un enlace puede
ser un reflejo claro de las costumbres y las características de tipo social, cultural,
religioso o económico de la población. Las variaciones estacionales permiten
analizar los patrones que sigue esta distribución e inferir cuáles de los factores
mencionados tienen más incidencia (Toja, 1987).

Los matrimonios registrados en Santa Rosa entre 1853 y 1929 han mostrado un
modelo estacional estadísticamente significativo tanto para el período total como
para seis de las ocho décadas en las que se dividió la muestra. Son las dos últimas
décadas del siglo XIX las que no presentan estacionalidad para los matrimonios.
Este lapso se encuentra comprendido dentro de la segunda fase, definida en
relación con la cantidad anual de matrimonios, cuando ocurrió el mayor
crecimiento demográfico.

Los valores máximos de marzo, tanto de todo el período como de cuatro de los
subperíodos, estarían indicando que la distribución estacional no responde a la
disminución que se esperaría en el calendario católico, el cual indica las fechas en
que los fieles deben guardar penitencia. Esta normativa exige ayuno y abstinencia
durante las épocas de Cuaresma,22 Semana Santa y Adviento23 y aunque no
imposibilita la celebración del matrimonio sí prohíbe la ceremonia de
«velación».24 El hecho de que el mes de marzo presente siempre valores en el
coeficiente mensual de Henry (Cm) mayores a lo esperado y que tampoco los
mínimos coincidan con el Adviento, permitiría pensar que en Santa Rosa las
22 La Cuaresma es un período de cuarenta días que comienza el miércoles de ceniza, entre el 4 de
febrero y el 10 de marzo, finaliza el domingo de ramos, que cae entre el 15 de marzo al 18 de abril
(Román Busto, 2009).
23 El Adviento ocupa todo el mes de diciembre y se extiende hasta la primera semana de enero.
24 El rito de la velación se realizaba a continuación de la boda cuando los contrayentes, cubiertos
por un velo, comulgaban y recibían las bendiciones. Aquellos matrimonios celebrados en
Cuaresma o Adviento tenían que recibir las velaciones en otra fecha (Bentancur, 2011).
107
normas canónicas no tuvieron un peso determinante en la elección de la fecha al
contraer enlace. Bentancur (2011) llega a la misma conclusión con respecto al
calendario religioso para la población de Montevideo de fines del siglo XVIII.

Considerando con Hernández et al. (2013) que la estacionalidad de los


matrimonios pueda estar determinada por factores socioeconómicos relacionados
con los ciclos productivos y la actividad laboral, se analizaron los resultados en
función de estas condiciones. Según datos históricos (Araújo, 1900; Barrios Pintos
1981b) Santa Rosa y su entorno se dedicaban a la producción de cereales. Los
meses con valores menores a lo esperado son en todos los casos enero y febrero,
cuando se siega y trilla el trigo y se siembra el maíz, momento en que la actividad
dedicada a estos cultivos llegaba al máximo.

Según el Almanaque del Labrador del Banco de Seguros Estado (BSE, 1914) el
trigo se cosechaba durante diciembre y enero, lo cual debía realizarse con
celeridad para emparvar y trillar adecuadamente con el fin de conservar la
cosecha. Es justamente cuando finalizan estas tareas que se observa un aumento
abrupto de los matrimonios (en el mes de marzo), postergados en los meses
anteriores de mayor trabajo rural. Los valores máximos se observan en los meses
de marzo y abril. Este patrón estacional puede explicarse mediante el ciclo agrario
de una zona cerealera donde, como señala el BSE (1914), el cuidado de los
cultivos comenzaba en noviembre cuando se realizaban los preparativos para la
cosecha, durante la cual el trabajo se hacía más intenso. La preparación de la tierra
y la siembra del trigo se hacían en otoño e invierno y la etapa de menor actividad
se extendía hasta noviembre.

Calderón, Fuster, Bernis, Prado y Sandim (1978) afirman que el ciclo agrícola
tiene una importante influencia en la distribución estacional de los matrimonios en
el medio rural. Un ejemplo de la incidencia de los ritmos económicos y
productivos en la estacionalidad de los matrimonios lo encuentran García Moro et
al. (1992; 1994) en la provincia de Magallanes, situada en el extremo sur de

108
Chile, entre los años 1885 y 1920. Si bien gran parte de la población era católica,
la estacionalidad matrimonial no se ajusta al calendario religioso y sí lo hace al
ciclo productivo de la cría de ovinos. Los matrimonios se celebran en los meses de
menor actividad productiva (entre abril y octubre). Los autores encuentran
también una asociación entre las condiciones climáticas (menor temperatura) y la
nupcialidad.

Según Hernández y García Moro (1997) también en Tierra del Fuego, en la


primera mitad del siglo XX, la estacionalidad de los matrimonios obedece a la
actividad económica ganadera: durante el verano, cuando crece la actividad
económica, disminuye la frecuencia de los matrimonios, y lo inverso sucede
durante los meses de invierno.

Salvando las distancias, Román Busto et al. (2009) encuentran en Extremadura


(España), entre 1760 y 1908, una estacionalidad matrimonial fuertemente
relacionada con el ciclo productivo, dado que la economía se basa en los cultivos
de cereales, vid y olivos. Los valores mínimos se observan en los meses de junio y
julio (verano septentrional, momento de la cosecha de cereales); los valores
máximos se dan en la época de menor actividad (durante el invierno).

En Santa Rosa, la distribución estacional de los matrimonios parece seguir el


calendario agrícola y no la normativa eclesiástica. Sin embargo, en las últimas
décadas del siglo XIX, coincidiendo con cambios productivos y con la llegada de
nuevos pobladores, esta estacionalidad se interrumpe, retomándose en el siglo
XX.

5.3. Estructura de los matrimonios

5.3.1. El estado civil. Como se carece de datos sobre la cantidad total de viudos y
de viudas que había en la población no es viable profundizar en la incidencia que
109
podrían haber tenido las preferencias matrimoniales así como la mortalidad
diferencial por sexo en el estado civil de los contrayentes. De todos modos, la
comparación con otros trabajos brinda una visión general que aporta a la
comprensión del tema en Santa Rosa.

La viudez. Analizar la importancia que tienen los matrimonios sucesivos permite


tener una perspectiva de la posible contribución de los viudos al pool génico de la
siguiente generación (Madrigal et al., 2003) y del impacto que pueden tener en
algunos parámetros como la edad al matrimonio. Además, la importancia en el
número de contrayentes viudos de un sexo u otro señala una mortalidad
diferencial que puede considerarse como un indicador de las condiciones
sociosanitarias (Ramírez Gámiz, 2001). Reher (1994) sostiene que las nupcias
sucesivas cumplían un papel fundamental desde el punto de vista social,
económico y demográfico en las sociedades rurales ya que contribuían a
flexibilizar el mercado matrimonial.

Madrigal et al. (2003) señalan que hay dos características de este tipo de nupcias
que se reiteran: son más frecuentes los matrimonios de viudos que de viudas y la
edad al matrimonio difiere en hombres y mujeres dado que ellas no suelen
contraer matrimonio cuando sobrepasan la edad reproductiva.

Se puede afirmar que en comparación con otras poblaciones de la época, en Santa


Rosa el porcentaje de contrayentes viudos (4,5 %) no supera lo determinado en
otras poblaciones del siglo XIX. Al respecto Toja (1987) encuentra que el valor es
de 13,8 % en poblaciones históricas del Valle del Salazar (Pirineos). Madrigal et
al.(2003) determinan que en una localidad de Costa Rica era de 26.1 % en el siglo
XIX. Por otra parte, Esparza (2004) establece para el delta del Ebro (Cataluña), a
lo largo de los siglos XIX y XX, un porcentaje mucho menor a los anteriores:
2,2% de viudos.

Cuando se los discrimina por sexo, Bentancur (2011) encuentra en Montevideo


colonial que las viudas conformaban el 19,3 % de los matrimonios celebrados
110
entre 1790 y 1814 en la Iglesia Matriz. Pollero (2001) determina que entre los
hombres viudos jefes de familia habría 3.9 % en Montevideo de 1860, 8,3 % y 2,5
% en Minas urbana y rural respectivamente, según el padrón de 1855. Y para
Canelones (padrón de 1836), 4 %.

Santa Rosa mantiene una mayor frecuencia de viudos (6, 9 5%) que de viudas (2,1
%) contrayendo matrimonio a lo largo de todo el período estudiado, lo cual
coincide, como afirma Madrigal et al. (2003), con lo hallado en la mayoría de los
estudios realizados sobre el tema. La proporción de viudos y viudas se mantiene
estable a lo largo del período estudiado.

La mayoría de las poblaciones estudiadas presentan esta diferencia entre sexos


que se puede explicar por factores como la mayor mortalidad femenina durante el
período reproductivo asociada a patologías del parto y puerperio (Esparza, 2004;
Madrigal et al., 2003; Ramírez Gámiz, 2001; Reher, 1994). A su vez se deben
considerar aspectos culturales y económicos mencionados por Ramírez Gámiz
(2001): 1. los hombres con hijos pequeños buscarían mujeres jóvenes para que se
encarguen de la crianza de estos; 2. el hecho de que los hombres detenten cierto
poder económico les facilitaría encontrar una nueva pareja, al contrario de las
mujeres, que podían quedar en situaciones de mayor vulnerabilidad; 3. la
existencia en las sociedades de una visión descalificadora y estigmatizada hacia
las viudas que volvían a contraer nupcias.

El estado civil de ambos contrayentes. En Santa Rosa hay dos tipos de


matrimonios que muestran una frecuencia mayor a la esperada por azar. Son
aquellos en los cuales los cónyuges tienen el mismo estado civil (ambos son
solteros o ambos son viudos). Según Prieto (2014) se trata de los dos tipos de
unión con mejor aceptación social en zonas rurales de España. Coincidiendo con
lo que mencionan Esparza (2004), Madrigal et al. (2003) y Bentancur (2011), en
Santa Rosa encontramos una mayor frecuencia de uniones de viudos con solteras
que entre cónyuges viudos así como de solteros con viudas.

111
5.3.2. La edad nupcial. Debido a que la edad nupcial está relacionada con la edad
reproductiva de las mujeres, es importante no perder de vista que tanto las madres
muy jóvenes como las muy tardías presentan un riesgo mayor de sufrir abortos o
de tener hijos con malformaciones y bajo peso (Calderón en Esparza, 2004).
Históricamente la fecundidad global se podría ver afectada por la edad al
matrimonio de la mujer. En esta línea es que Pierre Chaunu (en Segalen, 1992)
consideraba que el retraso en la edad al casarse fue una respuesta que en el siglo
XIX Europa encontró como mecanismo de control de la natalidad, cuando el
crecimiento demográfico se aceleró. Arango (1980) coincide con esta visión de las
consecuencias demográficas y económicas de la edad al matrimonio, que llevaron
a reducir la presión de la población sobre los recursos que en ese momento se
encontraban disponibles, particularmente en grupos neolocales,25 permitiendo
retrasar la edad para generar el ahorro necesario que favoreciera el asentamiento
de una nueva residencia. Según Pellegrino y Pollero (2001) este retraso en la edad
al contraer matrimonio tiene como consecuencia una disminución de la
fecundidad ya que esto reduce tanto el tiempo en que la mujer se ve expuesta a
concebir como la cantidad de mujeres habilitadas legítimamente para hacerlo.

El descenso en la edad nupcial es un indicio de mejoras en la situación económica


cuando está ligado a un patrón de residencia neolocal en el que ambos integrantes
de la pareja establecen su residencia en un nuevo lugar, separados de su familia de
origen. En poblaciones agrícolas se relaciona también con el acceso a la tierra y la
posibilidad de independencia económica de la nueva familia; en poblaciones
obreras, con la posibilidad de independencia paterna (Segalen, 1992).

En esta línea Gómez Carrasco (2007) sostiene que la edad al matrimonio fue en
Europa occidental un elemento clave en la regulación de la población,
constatándose su aparición hacia el siglo XVI. En el centro y sur de España y sur
de Italia sería de aparición más tardía, limitándose a la reducción de la diferencia

25 Patrón de residencia postmarital en el que los adultos, luego del matrimonio se establecen
separados de los parientes de los integrantes de la pareja (Harris, 1984)
112
de la edad entre los cónyuges.

Entre los siglos XVI y XVIII en Francia, excepto en algunas regiones del sur
donde el matrimonio no se asociaba con un nuevo lugar de residencia, los hijos de
las familias aristocráticas se casaban a una edad promedio de 21 años los hombres
y 18 las mujeres, mientras que en los sectores populares lo hacían a los 28 y 25
años respectivamente. A mediados de siglo XIX la media de edad de los hombres
era de 28,7 y de 26,8 para las mujeres, reduciéndose a mediados del siglo XX a
25,2 y 22,8 respectivamente (Segalen, 1992). Reher (1994) encuentra en dos
poblaciones de España (Belmonte en Cuenca y Piedrahita en Ávila) para la
segunda mitad del siglo XIX, una media de 23 años en la mujer y 26 en el hombre
en Belmonte y de 22 y 24 en Piedrahita, con una diferencia de edad entre
cónyuges de dos y tres años en las respectivas localidades. Hajnal considera que el
modelo nupcial europeo se caracterizaba por una edad tardía del matrimonio,
superior a 23 años en mujeres y a 26 en hombres, y con un celibato del 15 %, lo
cual limitaba la fecundidad en comparación con un modelo de matrimonios más
temprano y menos restringido (en Pollero, 2001).

Camou y Pellegrino (2013) encuentran en Montevideo entre 1860-1880 que la


edad al matrimonio en mujeres presenta diferencias en cuanto a su origen. Las
uruguayas se casan a los 20 años, las italianas a los 21 y las francesas y las
españolas, a los 24. Barrán y Nahum (1979) sostienen que en Uruguay a fines del
siglo XIX la edad al matrimonio generalizada era de 20 años mujeres y entre 26 y
30 en hombres. En Tacuarembó a mediados del mismo siglo, Pollero (2001)
encuentra una media de 19 y 27 años en hombres y mujeres respectivamente. En
Santa Rosa las mujeres se casan a los 21 años y los hombres a los 26; se podría
afirmar que tanto hombres como mujeres contraen enlace a una edad temprana,
siguiendo los parámetros del modelo europeo.

La edad al matrimonio superior en hombres que en mujeres es un rasgo que


caracteriza a las sociedades europeas y americanas de los siglos XVIII y XIX; esta

113
diferencia raramente supera los tres años en el siglo XX (Cachinaro en Cortina
Trilla, 2007).

Pollero (2001) encuentra que la diferencia en la edad entre los cónyuges para el
siglo XIX, sería de 9,2 años (Montevideo), 8 y 8,3 años (Minas urbana y rural,
respectivamente), y 7,3 años (Canelones); en Santa Rosa es de 5 años.

Las diferencias de edad entre viudos y solteros (tanto en hombres como en


mujeres) en Santa Rosa es de 12 años; la mediana de edad en viudos que contraen
enlace nuevamente es de 38 años (viudos) y 33 años (viudas). En Escazú, una
localidad habitada por mestizos en Costa Rica durante el siglo XIX, Madrigal et
al. (2003) encuentran edades más avanzadas: 44 años en viudos y 37,7 en viudas.
Sin embargo las diferencias de edad entre viudos y viudas no difieren tanto: 5 en
Santa Rosa y 6,3 en Costa Rica.

Es importante señalar que aun en el caso de que ambos cónyuges sean viudos, las
medianas de edad indican que todavía enstán en período fértil (ver Cuadro 4.9).
De todas maneras el escaso número de viudos hace que en Santa Rosa las
segundas nupcias no aporten en forma considerable a la fecundidad, como
también sucede en la localidad de Costa Rica estudiada por Madrigal et. al (2003).

En Santa Rosa los resultados apuntan a una fuerte relación entre el estado civil y
la edad nupcial. El estado civil de la pareja influye en la edad de hombres y
mujeres solteros, ya que estos suelen casarse entre sí a edades más tempranas que
con viudas o viudos. En cambio en el Delta del Ebro Esparza (2004) encuentra
que la edad de ambos cónyuges se halla bajo la influencia del estado civil de los
dos, en sus cuatro combinaciones posibles. La autora determina que la diferencia
más importante se da en parejas de viudos con solteras, mientras que no hay
diferencias significativas en las uniones de solteros con viudas, lo que es de
esperar conociendo las medianas de edad por sexo y estado civil de los
contrayentes.

114
Debido al escaso número de viudos y viudas y a que la edad de los solteros varía
según el estado civil del otro miembro de la pareja, para investigar si la edad
nupcial sufrió variaciones temporales, se consideró exclusivamente las parejas con
ambos cónyuges solteros. Tanto la edad de los contrayentes como su diferencia
presentan oscilaciones durante todo el período que comienzan a disminuir a partir
de la década de 1890 (ver Cuadro 4.13). Sin embargo, solo hay variaciones
significativas en la edad de las mujeres, que comienza a incrementarse a
comienzos del siglo XX (ver Cuadro 4.14) para alcanzar una diferencia
significativa de dos años en relación con el período que presenta la mediana más
baja: 1880-1889. Pero no sucedió lo mismo con la diferencia en la edad entre los
cónyuges. En Cerro Largo, Portas et al. (1994) encuentran que la edad tiende a
aumentar a lo largo del siglo XIX pasando de 20 a 25 años en mujeres y de 22 a
30 en varones, si bien el cambio no sería significativo.

El aumento en la edad nupcial es coherente con la sustitución de un modelo de


matrimonio temprano por uno tardío a partir de la década de 1880, como señalan
Barrán y Nahum (1979). Al respecto Pollero (1994) menciona que la alta
fecundidad del modelo pretransicional responde a la temprana edad al matrimonio
de la mujer, que concibe numerosos hijos con cortos intervalos intergenésicos
(Pollero, 1994). En Uruguay la mortalidad así como las pautas reproductivas de
este modelo se extendieron hasta fines del siglo XIX (Damonte, 1994; Pollero,
1994).

5.4. Pautas de cruzamiento

5.4.1. Lugar de procedencia. El origen de los contrayentes se analizó


considerando el país declarado por los cónyuges; lamentablemente son escasos los
datos sobre regiones o pueblos concretos. Con respecto a los extranjeros, se
analizaron solamente españoles e italianos, ya que pocas veces se hace referencia

115
a otras nacionalidades.

En coincidencia con lo observado en otras regiones de Uruguay (Barreto, 1999,


2011; Barreto y Sans, 2000; Camou y Pellegrino, 2013; Portas et al., 1994; Sans
et. al., 1993), en el mercado matrimonial de Santa Rosa prevalece la población
local femenina. Para el siglo XIX y principios del XX Barreto y Sans (2000)
encuentran en Montevideo 48 % y 36 % de hombres y mujeres extranjeros;
Barreto (2011) encuentra que en el siglo XIX en Villa Soriano el 48,5 % de los
hombres y el 23,5 % de las mujeres que contrajeron matrimonio venían de otros
países; en Santa Rosa también hay más hombres que mujeres entre los
contrayentes extranjeros: 25,1 % y 12,1 % respectivamente. Barreto (1999) y
Barreto y Sans (2000) consideran que la proporción de extranjeros y extranjeras
entre los contrayentes responde a que la migración transoceánica de la época era
marcadamente masculinizada, lo cual tendría su impacto en las preferencias del
mercado matrimonial. En la misma línea Oddone (1966) y Zubillaga (1997)
mencionan que Uruguay recibió históricamente una inmigración mayoritariamente
masculina.

Barreto (2011) encuentra que en Villa Soriano los contrayentes extranjeros


disminuyen en forma sostenida a medida que avanza el siglo XIX. Más
específicamente en la segunda mitad del siglo XIX, las cifras que entre 1860 y
1879 son del 58 % para los hombres y del 20 % para las mujeres caen entre 1880-
1899 a 24 % y 5 % respectivamente. En Santa Rosa la mayor cantidad de
inmigrantes de ambos sexos aparece en el primer subperíodo (1853-1859), con
valores que alcanzan el 67,7 % en hombres y el 40 % en mujeres. Desde entonces
se mantienen en franco descenso, alcanzando entre 1860-1879 el 57,3 % en
hombres y el 28,2 % en mujeres, y entre 1880-1899 el 39,2 % y el 19,6 %
respectivamente. En las tres primeras décadas del siglo XX los valores en los
hombres se reducen de 29,6 % a 8,1 % y finalmente a 2,4 % mientras que en las
mujeres van del 8 % al 1,7 % y por último al 0,8 % (ver Figura 4.10). Esto estaría
reflejando las oleadas migratorias que hubo en la segunda mitad del siglo XIX, ya
116
que de acuerdo con Pellegrino (2003) la cantidad de inmigrantes a nivel nacional
fue disminuyendo desde mediados del siglo XIX hacia las primeras décadas del
siglo XX. Más concretamente, la autora menciona que en 1860 constituían el 33,5
% de la población nacional y en 1908, el 17,4 %, la mayoría de los cuales eran
europeos.

La mayor parte de los cónyuges extranjeros de Santa Rosa son españoles y su


presencia se extiende desde el comienzo (1853) hasta 1920. Los italianos aparecen
más adelante, en 1860, y permanecen hasta 1929. Esto puede tener relación con
que la entrada masiva de italianos comenzó hacia 1870, mientras que los
españoles habían retomado el ingreso en 1851 (Oddone, 1966). Según Zannier
(1992) para fines del siglo XIX el 70 % de los inmigrantes que ingresan al país
son italianos. De todas maneras, tanto en los censos de 1900 y 1908 como en los
registros matrimoniales, la mayor parte de los extranjeros son de origen español.

Si bien son pocas las veces en las que se detalla el pueblo o región de la que
provienen los inmigrantes, el origen canario es el que se menciona con más
frecuencia; este dato figura entre los años 1853 a 1867 y 1885 a 1897. Barreto
(2008) encuentra en tres localidades del Santoral (Santa Rosa, San Antonio y San
Ramón) que, el 57,5 %. de la población actual tiene algún ancestro canario que
habría llegado entre 1840 y 1880.

5.4.2. Integración de las parejas por origen geográfico. Conociendo la


procedencia de los contrayentes se puede explorar si esta tiene alguna influencia
en la elección de la pareja. Lo habitual, en diferentes contextos socioculturales, es
que haya una preferencia por la unión entre quienes comparten características
parecidas como por ejemplo el lugar de origen (endogamia geográfica) o el grupo
étnico (endogamia étnica) (Rodríguez García, 2002; Savorgnan, 1950).

En Santa Rosa, los uruguayos presentan el mayor porcentaje de matrimonios entre


cónyuges del mismo origen en comparación con españoles e italianos (77,5 %).
Menos frecuente es la unión de hombres extranjeros con mujeres uruguayas (18,2
117
%) y de hombres uruguayos con mujeres extranjeras (4,3 %). Barreto et al. (2004)
encuentran otros valores para Montevideo y Canelones entre los años 1800 a
1920, otros valores: 50 % y 48 % serían uniones de hombres extranjeros con
mujeres uruguayas, 44,6 % y 39,5 % con ambos cónyuges uruguayos, hombres
uruguayos con mujeres extranjeras 5,4 % y 11,6 %, respectivamente para cada
zona estudiada.

En Montevideo, entre los años 1840 y 1899, los italianos también muestran una
tendencia a casarse entre sí (46,7 %); le siguen las uniones entre hombres italianos
y mujeres no italianas (42,3 %) y en menor proporción, los matrimonios entre no
italiano con mujer italiana (10,9 %) (Barreto y Sans, 2003). Para Santa Rosa los
valores son de 21,7 % entre italianos, de 69,6 % entre italianos con mujeres no
italianas y de 8,7 % entre hombres no italianos y mujeres italianas.

También entre españoles la mayoría de las uniones se dan con mujeres de distinto
origen (53,4 %), seguidas por los matrimonios entre españoles (26,4 %) y en
menor cantidad entre hombre no español con mujer española. Desagregando por
región y teniendo en cuenta que el dato solo existe para españoles en Santa Rosa,
diversas investigaciones establecen la preferencia por uniones entre cónyuges
extranjeros de igual región o incluso poblado. Al respecto Barreto et al (2004)
encuentran en la mencionada investigación sobre Montevideo y Canelones que:
59,2 % y 69 % serían matrimonios con ambos cónyuges canarios, 25,4 % y 16,1
% entre hombre no canario con mujer canaria, 15,4 % y 14,8 % involucran un
hombre canario con mujer no canaria (datos de Montevideo y Canelones
respectivamente). Comportamiento similar determina Barreto (1999) en
inmigrantes gallegos de Montevideo: 53,2 % serían uniones entre hombre gallego
con mujer no gallega y 40,3 % entre ambos cónyuges gallegos, siendo el menos
frecuente entre hombres no gallegos con mujeres gallegas (6,5 %)

Se podría decir que las uniones mixtas (extranjero con mujer uruguaya) se
relacionan directamente con una migración masculinizada y que el proceso de

118
integración de estos inmigrantes se vio de alguna manera favorecido, por un
mercado matrimonial donde habría un excedente o una preferencia por uniones de
mujeres locales con hombres extranjeros (Barreto, 1999 y 2011; Barreto y Sans,
2004; Pollero, 2001).

5.4.3. La endogamia. Al estimar la endogamia usando la fórmula de Savorgnan


se verifica una preferencia por cónyuges de la misma procedencia en Santa Rosa.
Tanto uruguayos, españoles e italianos presentan índices de endogamia muy
parejos con valores de 0,38, 0,36 y 0,39 respectivamente (ver Figura 4.12). Estos
valores son menores a los hallados en Montevideo entre 1800 y 1920, de 0,51 en
españoles (Barreto y Sans, 2000) y de 0,60 para gallegos (Barreto, 1999). También
los italianos en Santa Rosa tienen índices menores a los encontrados en
Montevideo y Canelones para el siglo XIX; al respecto, Barreto y Sans (2003)
encuentran valores de 0,73 y 0,76, respectivamente.

En relación con trabajos similares en el Río de la Plata, todos coinciden en que los
italianos siempre alcanzan valores más altos de endogamia. Así lo determina Baily
(1980) para Buenos Aires entre 1893 y 1908, Camou y Pellegrino (2013) en base
a Baily para Montevideo entre 1860 y 1880, Barreto y Sans (2000) para
Montevideo entre 1800 y 1920, al igual que Silberstein (1991) para la ciudad de
Rosario en el período 1870-1910. Que los italianos presenten indices superiores a
los determinados para otros grupos de inmigrantes, puede deberse a distintas
razones. Barrios, Mazzolini y Orlando (1992), consideran que la lengua sería un
elemento clave y que podría haber dificultado la integración con el resto la
población. Para Míguez et al. (1991) las cadenas migratorias así como la
vinculación y la continuación de los lazos familiares en situación de migración
podrían ser condicionantes al momento de elegir un cónyuge.

La endogamia habría sido un comportamiento habitual tanto en uruguayos como


en inmigrantes en el Uruguay del siglo XIX (Barreto, 2007; Barreto y Sans, 2000,
2003; Barreto et. al., 2004; Camou y Pellegrino, 2013; Pollero, 2001; Sans, 1998).

119
Es importante tener presente que estos valores corresponden a los de la primera
generación de inmigrantes.

Se comprueba lo que sostienen Barreto y Sans (2003) y Camou y Pellegrino


(2013) que de tomarse en consideración el origen nacional de los padres de los
contrayentes los valores de la endogamia serían más altos. Tanto en uruguayos
como en españoles el valor se eleva a 0,51 y en italianos a 0,56. De todas formas,
en el caso de los italianos, Barreto y Sans (2003) consideran que las segundas
generaciones de inmigrantes encuentran menos dificultades para integrarse a la
sociedad receptora que sus padres, aunque persiste la tendencia a mantener la
cohesión con el grupo.

Coincidiendo con lo que afirma Savorgnan (1950), la endogamia en Santa Rosa


desciende con el transcurso del tiempo. Los valores más altos en los tres grupos se
observan al comienzo del período estudiado y van descendiendo con oscilaciones
para alcanzar el mínimo en el siglo XX. Los italianos son el grupo que presenta
los valores extremos y el de mayor fluctuación, seguido por los españoles,
mientras que en los uruguayos el descenso se da de manera mas regular (ver
Figura 4.14).

Con datos de Baily, Camou y Pellegrino (2013) también constatan una tendencia
descendente, aunque más leve, en la endogamia en los mismos tres grupos entre
1860 y 1908 en Montevideo. El índice más alto en uruguayos (0,48) se presenta
en 1860 mientras que en los españoles (0,66) se observa en 1875 y en los italianos
(0,74) en 1865. Los mínimos para los tres grupos se ven en el último año, 1908,
con valores de 0,37 en uruguayos, 0,54 en españoles y 0,32 en italianos. Al igual
que en Santa Rosa, son los uruguayos quienes presentan los valores menos
acentuados. También en inmigrantes italianos de Montevideo, Barreto y Sans
(2003) constatan una disminución en los valores de endogamia. El estudio
realizado considera el período 1840-1899, con valores de endogamia de 0,74 entre
1840-1849 y 0,56 entre 1890-1899.

120
Camou y Pellegrino (2013) atribuyen la variación de las tasas de endogamia de
franceses en Montevideo al peso de esta migración sobre el total de la población,
lo que lleva a que los valores se incrementen o disminuyan junto con la afluencia
de estos migrantes. Teniendo en cuenta el bajo porcentaje de italianos que hay en
Santa Rosa, tanto si se consideran los contrayentes como los censos de 1900 y
1908, seguramente el motivo de las oscilaciones se relaciona con el potencial
numérico de cónyuges italianos en el mercado matrimonial y con el desequilibrio
entre hombres y mujeres que, según Pollero (2001), favorece la exogamia. El
aumento en la cantidad de inmigrantes de ambos sexos es un factor que favorece
las uniones endógamas (Camou y Pellegrino, 2013), por lo tanto el número de
inmigrantes permitiría explicar la variación de los índices a lo largo del período en
Santa Rosa.

Hemos visto que los índices de endogamia de Santa Rosa son menores que los de
Montevideo, lo que se puede atribuir al tamaño de la población. Como observan
Camou y Pellegrino (2013) al comparar Montevideo con Buenos Aires, el menor
tamaño y complejidad de la sociedad facilitarían el encuentro y la interacción de
sus habitantes. Lo mismo sostienen Míguez et al. (1991) al comparar Buenos
Aires y Tandil cuando afirman que los lugares menos poblados podrían facilitar el
acercamiento entre grupos de diferente origen, favoreciendo la exogamia.

Se puede afirmar que la endogamia en Santa Rosa, con valores más bajos que en
otras zonas y con tendencia a la disminución, responde a un proceso lento de
integración de los inmigrantes a la sociedad receptora. Esto es coincidente con lo
determinado tanto para los grupos inmigrantes en Montevideo (Barreto, 1999;
Barreto y Sans, 2000, 2003; Camou y Pellegrino, 2013) y en Canelones (Barreto,
2007, Barreto, 2008; Barreto y Sans, 2003; Barreto et al., 2004) en los siglos XIX
y XX.

Para Barreto (1999), Barreto y Sans, (2000, 2003) y Míguez et al. (1991) estos
grupos muestran una predisposición a conservar sus pautas culturales y a

121
preservar su identidad a través de uniones endógamas, lo que favorecería un
modelo de integración similar al pluralismo cultural y no un crisol de razas, tal
como lo define Blanco (2000).

5.4.4. La consanguinidad. Otro aspecto relacionado con las pautas de


cruzamiento es la unión entre parientes consanguineos. El impacto de los factores
socioculturales es decisivo ya que las pautas culturales relacionadas con la
selección de la pareja pueden elevar tanto los índices de endogamia como los de
consanguinidad, lo que afecta la estructura génica de una población (Aresti et al.,
2001; Bittles, 1994). En este sentido Bittles (1994) menciona una serie de
aspectos sociales y demográficos que con frecuencia se presentan en poblaciones
con índices altos de consanguinidad como la residencia en zonas rurales, el bajo
estatus socioeconómico, las tradiciones familiares, el bajo nivel educativo de la
madre, el matrimonio a edad temprana de ambos progenitores y la poca diferencia
de edad entre ellos, la vida reproductiva extensa en las mujeres y las familias con
muchos hijos.

Según Rodríguez García (2002) existe desde siempre una tendencia general a
casarse con quienes se consideran iguales, con personas cercanas, y a rechazar a
quienes se ven como diferentes o desconocidos. Cuando la ley civil y canónica
prohíbe los matrimonios entre parientes cercanos, la búsqueda de alianzas se
extiende al círculo extremo de la parentela con consanguineos lo suficientemente
alejados para ser llamados primos o tíos. Por otra parte, Héritier (en Olavarría,
2002) encontró que en sociedades complejas la parentela tiende a cerrarse sobre sí
misma a través de la tendencia a las uniones entre parientes consanguineos que no
son afectadas por el tabú del incesto, como es el caso de los primos lejanos. La
consanguinidad es un factor clave en las pautas matrimoniales ya que en relación
con ella, en muchos lugares del mundo, se permiten algunas uniones o se prohíben
otras consideradas incestuosas, como es el caso de la preferencia al matrimonio
entre primos cruzados y la prohibición entre primos paralelos que hay en
diferentes grupos.
122
Bittles (1994) encuentra que en la segunda mitad del siglo XX los niveles de
consanguinidad en el mundo variaban hasta alcanzar un máximo del 50 % según
la región. Uruguay se encuentra en una zona con menos del 1 % de matrimonios
consanguineos. Sin embargo en Santa Rosa entre 1853 y 1929, el 7,2 % de los
matrimonios solicitó dispensa por consanguinidad, lo cual supera el promedio de
3,21 % y 1,57 % hallados por Lusiardo et al. (2004) entre 1800 y 1994 en Melo y
Montevideo respectivamente.

Al contrario de lo habitual en poblaciones uruguayas, donde es poca la diferencia


entre los índices de consanguinidad de 3º y 4º (Lusiardo et al., 2004), en Santa
Rosa es significativa. Esto se relaciona con el tamaño de las migraciones del siglo
XIX, que reducía la posibilidad de tener ancestros comunes entre las generaciones
que se estarían casando. Según Bittles, (1994) a esto también puede contribuir la
ignorancia de algunos grados de consanguinidad alejados, subestimando el valor
real de la homocigosis, en particular cuando la inmigración y el número de
pobladores son grandes.

En Santa Rosa si se toman los matrimonios hasta 3º el F es de 0,00302 y hasta 4º


de 0,00305. Se trata de valores más altoS que los hallados en otros trabajos para el
siglo XIX para Montevideo, Canelones y Melo. En Montevideo Lusiardo et al.
(2004) encuentran que el F hasta 3º es de 0,0008 y hasta 4º de 0,00265, mientras
que en Melo los valores son de 0,00049 y 0,00126 respectivamente. El F hallado
en Montevideo entre 1816 y 1865 por Barreto et al. (2004) es de 0,0006 y en
Canelones, en la localidad de Las Piedras, de 0,0004. Barreto y Sans (2003)
encuentran en Montevideo entre 1840-1899 un valor de 0,00144. Para el siglo
XIX en nuestro país el F de Santa Rosa es superado por el de Cerro Largo en el
siglo XIX (0,004) (Portas et al., 1994) y por el de los brasileños (0,0045) en la
región noreste entre 1850 y 1899 según datos de Sans (1998).

Bittles (1994) afirma que en las poblaciones humanas el cálculo de la


consanguinidad suele suele arrojar valores inferiores a 0,001, aunque se han

123
descrito poblaciones con valores superiores a 0,01, que generalmente son
pequeñas y aisladas. Bittles y Black (2015) señalan en la década del cincuenta del
siglo XX un F de 0,0019 para el Uruguay mientras que para Montevideo fue de
0,00057 y para otros departamentos del sur, de 0,00078. Se puede afirmar que en
nuestro país la consanguinidad ha arrojado valores medios.

Los valores en la consanguinidad general de Santa Rosa, mayores a los


determinados para Montevideo y Canelones, pero menores a los encontrados en
Cerro Largo, se podrían explicar, como señala Bittles (1994), con la ruralidad y la
relación inversa con el nivel socioeconómico y el grado de alfabetización. El
hecho de que la mayoría de esos matrimonios sea entre primos hermanos y se
encuentre en un contexto de pequeños productores agrícolas permitiría pensar que
detrás hay un mecanismo de conservación de la tierra dentro de la familia
minimizando así su fragmentación; algo similar a lo que sucedía en Europa del
siglo XIX según McCullough y O`Rourke (1986).

Las uniones consanguíneas encontradas en Santa Rosa muestran una preferencia


por lazos matrimoniales dentro de la misma generación; la unión más frecuente es
entre primos hermanos y primos segundos. Algo similar encuentran Lusiardo et
al., (2004) en Montevideo y Melo durante los siglos XIX y XX: 64,2 % y 47,4 %
para primos hermanos, 11,2 % y 15.6 %; para primos segundos (Montevideo y
Melo, respectivamente), siendo menos frecuentes las uniones entre primos
terceros. También en Villa Soriano en el siglo XIX Barreto (2011) encuentra una
tendencia a las uniones consanguineas entre parientes de la misma generación,
principalmente entre primos hermanos y primos segundos, seguidas por las de
primos terceros.

Barreto y Sans (2000) afirman que en Montevideo en el siglo XIX la mayoría de


los matrimonios entre primos hermanos (57 %) tiene lugar en la población en
general, mientras que el resto de estas uniones se reparte entre españoles (27 %),
italianos (13 %) y franceses (3 %). A su vez, el porcentaje más alto de uniones

124
entre primos terceros se da en españoles (72,4 %), seguidos por la población en
general (20,9 %) y por italianos (6,7 %).

En Santa Rosa no se detectaron matrimonios entre tío y sobrina o tía y sobrino, lo


cual es extraño pues es una de las preferencias más frecuentes en inmigrantes
canarios del siglo XIX (Barreto, 2008). Sí los encuentran Lusiardo et al., (2004)
en Montevideo y Melo (6,7 % y 5,5 %, respectivamente) y Barreto y Sans (2000)
para españoles (50 %), italianos (23,1 %) y franceses (7,7 %).

Bittles (1994) asegura que el matrimonio entre primos hermanos es la forma más
común de las uniones matrimoniales entre parientes consanguíneos. No es de
extrañar si se tiene en cuenta, como dice Fuster (2005), que la probabilidad de
encontrar matrimonios consanguíneos depende de la cantidad de parientes que
sean cónyuges potenciales, por lo que pertenecer a la misma generación es uno de
los determinantes principales. Por otra parte, tanto Bittles (1994) como
McCullough y O`Rourke (1986) destacan al matrimonio entre primos hermanos
como una estrategia para conservar el capital económico dentro de la familia al
observar que el incremento de este tipo de unión coincidió con una mayor división
de la tierra, consecuencia del descenso de la mortalidad durante el siglo XIX en
Europa.

Cuando se separa por grupos de origen, los uruguayos tienen un índice más alto
(0,00245) que los españoles (0,00014) en Santa Rosa. Así también sucede en
Montevideo en el siglo XIX y principios del XX, con índices en uruguayos de
0,00012 y en españoles de 0,000046 (Barreto y Sans, 2000). Sin embargo cuando
se toma solo a los canarios, estos presentan índices más altos que los conocidos
para los españoles en general, con valores de 0,003 en Montevideo y en Las
Piedras de 0,002 en el siglo XIX (1816-1865) (Barreto et al., 2004). En diferentes
períodos del siglo XIX Barreto (2007) encuentra que los índices de
consanguinidad en canarios varían en Montevideo entre 0 y 0,0002 y entre 0,0002
y 0,0034 en Canelones dependiendo de la parroquia. Hay que tener en cuenta que

125
en los valores de Santa Rosa se tomó a los canarios dentro de los españoles debido
a que aparecen señalados solo en períodos determinados (ver Tabla 4.16).

No se encontraron en Santa Rosa matrimonios con dispensa entre italianos, los


cuales en Montevideo alcanzaron, durante el siglo XIX y principios del XX, un
índice de 0,000073 (Barreto y Sans, 2000). Barreto y Sans (2003) encontraron
valores de 0,00058 en uniones con ambos cónyuges italianos y de 0,00084 cuando
por lo menos uno de ellos lo era. Como observan las autoras, la baja
consanguinidad de los extranjeros estaría indicando que las redes migratorias
familiares, que como señala Zubillaga (1992) habrían caracterizado la inmigración
desde fines del siglo XIX, no tendrían como fin el matrimonio.

Es importante tomar en cuenta que la consanguinidad en españoles aumenta


cuando se incluyen las parejas en las que por lo menos uno de los integrantes es
español. Lo mismo sucede en los italianos de Montevideo en la segunda mitad del
siglo XIX estudiados por Barreto y Sans (2004), que arrojan valores de F de
0,00058 en uniones entre italianos y de 0,00084 cuando también se consideran
aquellas en las que solo uno de los contrayentes lo es. Aún así En ambos casos los
valores no superan los del total de los matrimonios, lo cual las autoras toman
como indicio de que no habría un interés matrimonial en el reclamo que los
inmigrantes hacían para traer a los familiares que se habían quedado.

En cuanto a las variaciones temporales en Santa Rosa, se podría decir que el


incremento que comienza en 1880 se debe a la consanguinidad propia de los
uruguayos, lo cual no es algo particular de esta localidad. La consanguinidad
aumenta en general en otras partes del país durante el siglo XIX, alcanzando
valores máximos hacia la segunda mitad del siglo. Así lo determinan Lusiardo et
al., (2004) para Montevideo y Melo (0.00153 y 0.00324, respectivamente). En
ambos ejemplos, los valores de consanguinidad disminuyen en las primeras
décadas del siglo XX (0,00127 en Montevideo y 0,00269 en Melo). A partir de
entonces caen hasta llegar a 0,00062 en Montevideo y a 0,00143 en Melo entre

126
1920 y 1949 (Lusiardo et al. 2004). En Villa Soriano Barreto (2011) encuentra un
aumento de la consanguinidad a lo largo del siglo XIX, con un valor mínimo de
0,00017 a comienzos del período que crece hasta llegar a 0,0028 en las últimas
dos décadas.

Lusiardo et al. (2004) consideran que el aumento de la consanguinidad a lo largo


del siglo XIX se debe a la multiplicidad de orígenes y al desbalance en la
proporción de hombres y mujeres a causa de la inmigración. Más concretamente
señalan que posiblemente sea el resultado dos factores: 1. el aumento en las
generaciones de descendientes de inmigrantes nacidos en Uruguay, lo cual hizo
más fácil que estas generaciones encontraran parientes con quienes contraer
matrimonio. 2. un pico de migración europea que incluyó familias extendidas, a
diferencia de la primera mitad del siglo en la que predominó la llegada de
hombres.

El aumento de la consanguinidad debido exclusivamente a los matrimonios entre


cónyuges de diferente origen geográfico, como se ve en la Figura 4.14, coincide
con el período en el que la endogamia disminuye en españoles y uruguayos (ver
Figura 4.13). La causa se puede adjudicar a las características que Zubillaga
(1992) menciona para la inmigración a partir de 1870, cuando disminuye la
importancia de las contrataciones por parte de particulares y aumenta el reclamo
de los inmigrantes ya establecidos para que sus compatriotas vengan a trabajar.
Esto hizo que algunos de los matrimonios con dispensa por consanguinidad
pudieran clasificarse a la vez de exógamos de acuerdo con el origen de los
cónyuges. Es el caso de hijos o hijas de inmigrantes que nacieron en Uruguay y se
casaron con un familiar de origen extranjero. Si bien esto no es muy frecuente, tal
como señalan Barreto y Sans (2003) para los italianos en Montevideo en la
segunda mitad del siglo XIX, sí se encuentran algunos casos entre españoles de
Santa Rosa, en particular en la década de 1870.

127
Capítulo 6. Conclusiones

Se podría decir que Santa Rosa tiene un crecimiento como poblado hacia el último
cuarto del siglo XIX. El pueblo se fundó en 1879, a partir de entonces se inicia un
período de desarrollo económico y productivo que coincide con el incremento en
la cantidad de matrimonios, lo cual se acentúa particularmente en las dos últimas
décadas del siglo XX. La migración fue una de las causas de este crecimiento,
sobre todo la migración interna en particular de zonas aledañas del mismo
departamento o de los departamentos limítrofes, es decir de Montevideo y Florida.
A pesar de esto, no se puede dejar de considerar el impacto que debieron tener
eventos como la Revolución de las Lanzas (1870-1872) y los levantamientos de
Aparicio Saravia (1897 y 1904).

Los matrimonios presentan variación estacional y esto se mantiene a lo largo de la


mayor parte del período con excepción de las últimas décadas del siglo XIX,
cuando aumenta la llegada de nuevos pobladores y se introducen cambios en la
actividad productiva. La estacionalidad coincide con la esperada en una población
cuya economía se basa en la explotación cerealera. Se descarta la observancia del
calendario católico para la elección de la fecha de las bodas.

Cuando se analiza la estructura de los matrimonios por estado civil se encuentra


que la cantidad de viudos y viudas que vuelven a contraer matrimonio cae dentro
de lo que se conoce para otras poblaciones del siglo XIX. Hay una tendencia al
matrimonio entre cónyuges con el mismo estado civil, principalmente entre
solteros. Si consideramos las uniones entre cónyuges de distinto estado civil, lo
más habitual es hombres viudos con mujeres solteras.

Se constata que la edad nupcial de las mujeres, cae dentro de lo esperado para la
época; los hombres se casan posteriormente. Existe una clara asociación entre el
estado civil y la edad, tanto en hombres como en mujeres. Se determina que el

128
estado civil del cónyuge influye tanto en solteros como en solteras. Las
diferencias de edad más importantes se dan entre las parejas de viudos con
solteras y las menores en las de solteros con viudas. El número de hombres y
mujeres que contraen nupcias sucesivas y la edad a la que lo hacen, lleva a
especular sobre una contribución diferencial, a favor de los hombres, al acerbo
genético de la población. Hay un aumento de dos años a partir de 1910 en la edad
de las mujeres solteras casadas con solteros, lo cual sería de esperar para la época
o incluso un poco antes.

La mayoría de los contrayentes nacieron en el territorio nacional y la mayor parte


de los extranjeros son hombres que vienen de España y en menor medida de Italia.
Los índices de endogamia de uruguayos, españoles e italianos indican la
preferencia de estos grupos a contraer matrimonio con sus pares, lo cual responde
a un proceso de integración lento. El índice más alto lo tienen los italianos, lo cual
podría responder a la barrera que implica el hablar otra lengua. Los uruguayos
también se muestran como grupo con tendencia a elegir cónyuges con la misma
procedencia y en el caso de los españoles sucede lo mismo pero con menor
intensidad; esto permite pensar en el modelo de pluralismo cultural más que en un
crisol de razas y en un alejamiento del modelo de panmixia en relación al origen
geográfico.

Posiblemente debido al entorno rural, los Índices de Consanguinidad en Santa


Rosa superen los determinados para Montevideo y Canelones en la época. El
aumento en la consanguinidad, que comienza entre 1880 y 1889, se debe a los
uruguayos y cronológicamente coincide el inicio del crecimiento demográfico en
la zona, que podría haber sido la causa.

Santa Rosa forma parte de una región que tuvo un importante crecimiento
demográfico en los últimos veinte años del siglo XIX, con una economía basada
en la producción de cereales, que habría condicionado las épocas del año para
celebrar las bodas. La joven edad nupcial de las mujeres lleva pensar en una

129
fecundidad importante que pudo haber empezado a disminuir hacia la segunda
década del siglo XX. El aporte al pool génico de la población de los hombres fue
algo más importante que el de las mujeres y la migración fue predominantemente
masculina. Hubo FLUJO GÉNICO entre diferentes grupos aunque manteniendose
una tendencia a la unión entre coterráneos. La consanguinidad señala niveles
medios en la probabilidad de homocigosis con una tendencia a incrementarse
hacia las dos primeras décadas del siglo XX en los uruguayos.

En términos generales y considerando los objetivos planteados, se puede


establecer que se da cumplimiento a la propuesta de conocer las características de
la nupcialidad en Santa Rosa durante el período analizado contribuyendo, a partir
de un enfoque biodemográfico, al conocimiento del proceso poblacional de dicha
localidad.

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154
Archivos y documentación inédita consultada

Archivo Parroquial de la Iglesia de Santa Rosa de Lima (Santa Rosa, Canelones):


a.- Libros de Matrimonios 1853-1868 y octubre de 1890-1929..
b.- Libros de Bautismos 1852–1865.
c.- Libro de Defunciones 1852–1857.
d - Expedientes Matrimoniales 1891-1918 y 1925 (microfilmado).

Archivo de la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe (Canelones), Libros de


Matrimonios 1869 a setiembre de 1890.

Registro Civil, Secc. N.º 13, Intendencia Municipal de Canelones:


a - Libros de Matrimonios 1882-1929.
b -Libros de Defunciones 1900 y 1908.

155
Glosario

Alelo.- Variaciones de una secuencia de ADN o gen. Los genes determinan la


aparición de los caracteres hereditarios en los seres vivos. Son segmentos de ADN
que tienen unidad funcional y se localizan en un sector fijo de un cromosoma.

Deriva genética.- Consiste en una fluctuación al azar de las frecuencias génicas


que se acumulan de generación en generación hasta la fijación de uno de los alelos
y como consecuencia disminuyendo la variabilidad en una población. Se puede
medir su magnitud, que depende del tamaño de la población, pero no su dirección.

Flujo génico.- Es el ingreso o salida de genes de una población haciendo variar la


frecuencia de los mismos. La migración es el fenómeno demográfico que trae
aparejado el flujo génico aunque en este sentido los únicos migrantes que
interesan son los que dejan descendencia como parte de esa población. Cuando los
migrantes se unen entre sí en forma preferencial no se toman en cuenta ya que
pueden generar algún grado de estructuración.

Homeostasis demográfica.- Para explicar estas fluctuaciones en “excesos” y


“defectos”, el concepto de homeostasis planteado por Lee (1987) permita generar
una hipótesis plausible: “The homeostatis or autorregulation hypoteis asserts that
many preindustrial societies incorporated institutional or biological mechanisms
thatn not only kept population grouwth rates close to zero over the long run, but
also controlled living standarsds by regulating population size in relation to
resources” (:2).

Microevolución.- Se entiende por evolución el cambio en las frecuencias génicas


de una población. Estos cambios a lo largo de pocas generaciones se conocen
como cambios microevolutivos.

Panmixia.- Sistema de aparemiento en el que la elección de la pareja se realiza al


azar con independencia de cualquier preferencia fenotípica y por lo tanto
156
genotípica lo que garantiza que la población no esté estructurada. Sin embargo
esta condición puede cumplirse para unos genes y no para otros (Acreche y
Albeza, 2010).

157

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