Licofitas y Helechos de Mendoza

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LICOFITAS Y HELECHOS DE MENDOZA

Lycopodiidae, Equisetidae, Ophioglossidae y Polypodiidae

Por Marcelo Arana1

, César Bianco2

, Eduardo Martínez Carretero3

y Antonia Oggero1

1 Orientación Plantas Vasculares, Departamento de Ciencias Naturales, Facultad de Ciencias Exactas,


FísicoQuímicas y Naturales, Universidad Nacional de Río Cuarto, Ruta 36 km 601, X5804ZAB, Río Cuarto,

Córdoba, Argentina. E-mail:marana@exa.unrc.edu.ar 2

Botánica Sistemática, Facultad de Agronomía y Veterinaria, Universidad Nacional de Río Cuarto. 3

Geobotánica y Fitogeografía, IADIZA, CONICET

Los helechos y licofitas tradicionalmente han sido considerados una división del Reino Plantae conocida
como

Pteridophyta. Esta clasificación puede llegar a ser valiosa a los fines prácticos, pero es totalmente
artificial y

parafilética, no refleja las relaciones de parentesco entre los miembros de este grupo, ya que las
pteridofitas

constituyen un grupo heterogéneo de plantas que no comparten una historia evolutiva común.
Actualmente,

sobre la base de estudios moleculares y morfológicos se ha separado a las pteridofitas en dos grupos: las

licofitas y los helechos. Varios análisis filogenéticos han establecido que las licofitas son el grupo
hermano de

todas las demás plantas vasculares y que se originaron en el Paleozoico (Duff & Nickrent, 1999; Kenrick &

Crane, 1997; Kranz & Huss, 1996; Pryer et al., 2004; Raubeson & Jansen, 1992; Wolf et al., 2005),
mientras

que los helechos son más cercanos a las plantas con semilla (Pryer et al, .2001; Smith et al., 2006).
De acuerdo al sistema de clasificación propuesto por Chase & Reveal (2009) y por Christenhusz et al.
(2011),

las licofitas son una entidad monofilética conformando la subclase Lycopodiidae, mientras que los
helechos

conforman cuatro subclases: Equisetidae, Ophioglossidae, Marattiidae y Polypodiidae. Todas las


subclases

están clasificadas dentro de la clase Equisetopsida, clado monofilético que abarca la totalidad de las

denominadas "embriofitas" o "plantas terrestres", incluyendo musgos, hepáticas y plantas con semillas
(Chase

& Reveal, 2009; Arana & Bianco, 2011).

Los helechos y licofitas son las plantas vasculares más antiguas y su origen puede rastrearse desde el

Silúrico, 425 millones de años atrás, a partir del descubrimiento del fósil Cooksonia pertoni (Raven et al.,

1999). Son plantas con un ciclo de vida con alternancia de generaciones bien marcada y fases

independientes: una esporofítica (asexual, diploide) y otra gametofítica (sexual, haploide). Por estas

características necesitan condiciones de humedad, temperatura, luz y nutrientes que les permitan
completar

su ciclo de vida, siendo los ambientes montañosos, tropicales a templados y húmedos, propicios para la

instalación y desarrollo de los helechos. Estos grupos de plantas contribuyen en forma importante a la

diversidad vegetal mundial; ellas conforman el segundo gran grupo de plantas vasculares después de las

angiospermas, con 13.600 especies descriptas (Hassler & Swale, 2001; Moran, 2008).

En la República Argentina las licofitas y helechos se concentran en cuatro regiones: la selva misionera en
el

Noreste, las yungas en el noroeste, los bosques andino-patagónicos en el sudoeste-Sur (Ponce et al.,
2002) y

las sierras de Córdoba en el centro (Arana et al., 2004; Arana & Bianco, 2009, 2011) encontrándose unos
85

géneros de helechos y licofitas, con alrededor de 400 especies.

La provincia de Mendoza se encuentra ubicada en el centro oeste de la Argentina, con una variabilidad

geomorfológica que determina una alta diversidad de ambientes, con gran complejidad biogeográfica
debido a

la diversidad de orígenes de su biota. Presenta desde el punto de vista morfológico dos grandes
ambientes: el

macizo andino al oeste y una extensa llanura al este. En el macizo andino se puede reconocer, la

Precordillera, que alcanza su límite austral prácticamente a la altura del río Mendoza, la Cordillera
Frontal y la

Cordillera Principal, además de los valles altoandinos y bolsones. Al pie de los Andes se extiende el

Piedemonte, extensa bajada con 10-15% de pendiente hacia el este y con erosión hídrica laminar en los

interfluvios y lineal en los fluvios

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