Caducidad de La Instancia
Caducidad de La Instancia
Caducidad de La Instancia
Concepto: es la inactividad de las partes durante el lapso de un tiempo determinado que establece la
ley, y responde a la idea de que la litispendencia no puede prolongarse indefinidamente lo que llevo
a que fuera regulada en los artículos 588 al 595 del Código Procesal Civil y Mercantil.
La caducidad de la instancia supone la extinción o conclusión del proceso por inactividad de las
partes prolonga durante el tiempo establecido por la ley.
Se dice que la caducidad es una especie de concepto a la terminación anormal del proceso, que
tienen cuando el proceso finaliza sin que haya cumplido su fin, esto es sin que se haya decidido
sobre la pretensión planteada, la cual el proceso produce por la simple inactividad de los sujetos
procesales. Tratándose de una institución que se fundamentó subjetivamente en una presunción de
abandono de la pretensión hecha por las partes litigantes el cual tiene la finalidad de evitar excesiva
prolongación de los procesos.
La caducidad de la instancia se configura así con un legítimo presupuesto procesal que no lesiona, a
sí mismo el derecho a la tutela judicial efectiva, habida cuenta de que no puede dejarse al arbitrio de
las partes el cumplimiento de los requisitos procesales ni la disposición del tiempo en que estos han
de cumplirse, acción esta extensible al mismo ejercicio en las acciones en el proceso. Con esta
institución se pretende que el proceso tenga un tiempo prefijado y que su duración no puede ser
nunca indefinida, ya que limita los fenómenos temporales de suspensión y quedan recluidas las
actuaciones cuando no se realizan en el plazo legalmente fijado.
El solo hecho del transcurso del tiempo sin que se produzca actividad alguna proveniente de las
partes puede producir la terminación del proceso. La razón es simple y evidente en tanto que la
paralización del proceso fruto de la inactividad de aquellos que lo han instado y son los interesados
en su solución, puede ser considerada como presunción suficiente de que han abandonado el
mismo, bien sea porque han dado solución a su conflicto por otras vías, o sencillamente porque ya
no les interesa la obtención de una sentencia.
Más detalladamente puede decirse que la palabra caducidad implica la acción o el efecto de
caducar, perder su fuerza en este caso de una ley o un derecho. Doctrinalmente puede ser
entendida como una sanción por la falta de ejercicio oportuno de un derecho. El legislador subordina
la adquisición de un derecho a una manifestación de voluntad en cierto plazo o bien permite una
opción. Si esa manifestación no se produce en ese tiempo, se pierde el derecho o la opción, y
estaríamos aquí frente a la caducidad en su esplendor.
Junto a la pretensión, la oposición o resistencia implica también la voluntad de otra persona de que
se aplique en el derecho. Por fin la litispendencia tiene el efecto procesal por un lado, de obligar al
juez a realizar el proceso y resolver, y por otro, de sujetar a las partes a seguir el proceso asumiendo
en el las expectativas, cargas y obligaciones propias de esa condición.
En este contexto la caducidad se basa en la presunción de que el transcurso de un cierto tiempo, sin
que las partes realicen los actos procesales, debe entenderse como que han perdido esa
oportunidad y voluntad de actuación del derecho en el caso concreto, a lo que debe sumarse que el
estado no puede consentir la litispendencia indeterminada.
En alusión a las dos razones se llega a la conclusión de que la ley ha de fijar unos plazos,
trascurridos los cuales sin que en proceso se realice actividad alguna, el proceso mismo debe
concluir. A esta figura se le llama caducidad de la instancia y es un modo excepcional de terminación
del proceso.
Excepciones: La razón de ser de la caducidad impide que la misma se produzca en todos los
casos, y de ahí que el artículo 589 del código procesal civil y mercantil establezca excepciones a la
misma: 1. Cuando el proceso se encuentre en estado de resolver sin que sea necesaria gestión de
las partes. 2. En el proceso arbitral.
3. En los procesos de ejecución singular que se paralicen por ausencia e insuficiencia de bienes
embargables al deudor (a contrario sensu, debe entenderse que si existen bienes embargables que
alcancen a cubrir la reclamación si puede darse la caducidad) o porque el ejecutante reciba pagos
parciales por convenio judicial o extrajudicial.
Requisitos:
1. Transcurso del tiempo: El primer requisito de la caducidad es que transcurra el tiempo establecido
por la ley. (Artículo 588 del código procesal civil y mercantil), tiempo que es: seis meses si el proceso
se encuentra en primera instancia y en segunda instancia por el transcurso de tres meses.
Tratándose de plazos establecidos por meses se computan de fecha a fecha contándose también
los días inhábiles (artículo 588 del código procesal civil y mercantil) y (45 inciso c de la ley del
organismo judicial) desde el die a quo es decir el día en que se practicó la última diligencia del
proceso, sea o no de notificación. (Artículo 590 del código procesal civil y mercantil)
Efectos de la Caducidad:
Los efectos de la caducidad son muy distintos según la misma se produzca en la primera instancia o
en la segunda, aunque en todo caso el que diere lugar la caducidad será condenada en las costas
causadas. (Artículo 595 del código civil y mercantil)
a. Primera Instancia: Como establece el artículo 593 inciso 1º del código procesal civil y mercantil la
caducidad operada en la primera instancia restituye las cosas al estado que tenían antes de la
demanda. Esto supone, simplemente, que la caducidad no afecta el derecho subjetivo material
afirmado en la demanda. La complicación proviene del párrafo 3º. Y 4º, del mismo artículo, pues en
ellos con terminología confusa lo que se dice es que:
1. La caducidad hace ineficaces los actos procesales realizados e impide que se replantee el mismo
proceso; éste ha finalizado y no puede recomenzar.
2. Lo que no se impide es la incoación de otro proceso en el que interponga la misma pretensión que
se interpuso en el proceso finalizado por caducidad, pues esta no afecta a la inexistencia del
derecho subjetivo material afirmado en la demanda.
3. Si la caducidad en la primera instancia restituye las cosas al estado que tenían antes de la
demanda, el efecto del emplazamiento que es la interrupción de la prescripción debe entenderse que
no se ha producido, por lo que el plazo de prescripción aún tiene efecto.
4. Dado que el plazo de prescripción ha seguido surtiendo efectos, puede haber ocurrido que la
declaración de caducidad suponga la prescripción del derecho afirmado en la demanda.
5. Esa prescripción no puede impedir que se inicie otro proceso, si bien en el mismo la parte
beneficiada por la prescripción podrá oponer la excepción de prescripción como previa (artículo 116
inciso 9º. Del código procesal civil y mercantil ) o como mixta (artículo 120 del código procesal civil y
mercantil).
Lo fundamental de todo esto es que, al dejar a un lado los problemas derivados de la prescripción, la
caducidad no afecta al derecho material; la caducidad termina el proceso, pero no determina la
extinción del derecho subjetivo material afirmado por el actor en la demanda; ese derecho sigue en
existencia (y deja a un lado la prescripción).
b. Segunda Instancia: Si la caducidad opera pendiente la segunda instancia, queda firme el auto
definitivo o la sentencia dictada en la primera y contra la que se interpuso el recurso (artículo 593,
párrafo 2° del código procesal civil y mercantil).