Módulo 1, 2, 3
Módulo 1, 2, 3
Módulo 1, 2, 3
Como otros problemas de salud, el consumo excesivo de alcohol entendido desde un punto de
vista integral -con diferentes dimensiones de orden subjetivo, físico y sociocultural- se estructura
en cada situación particular de acuerdo a la influencia y dinámica de los determinantes sociales
de la salud. Dimensiones como la nutrición, la posibilidad de la realización de actividad física o la
cantidad y el tipo de descanso dependen de nuestra relación con las condiciones sociales y las
trayectorias de vida. Es también importante notar que la mayor parte de los determinantes
dependen de las condiciones de la vivienda, la educación, el trabajo, nivel y cobertura de los
sistemas de protección social.
Las personas, sus contextos y las sustancias
Venimos señalando la importancia de los contextos en la lectura e intervenciones ante situaciones
de consumos problemáticos de alcohol. Recorrimos desde los escenarios epocales que plantea el
sistema capitalista y la sociedad de consumo hasta los determinantes sociales de la salud, y los
contextos más cercanos a las personas como sus barrios y redes de pertenencia social. Y es en
ese marco que las personas se vinculan con las drogas.
Palabra clave
Droga: La Organización Mundial de la Salud define droga como “Toda sustancia que, introducida
en el organismo por cualquier vía de administración, produce una alteración de algún modo, del
natural funcionamiento del sistema nervioso central de la persona”.
Comas Arnau y Arza Porras (2000) proponen que, en cualquier uso de drogas, siempre se
produce una interacción entre tres subsistemas: la sustancia como elemento material; los
procesos individuales de la persona que toma posición ante la sustancia; la organización social,
incluso los componentes políticos y culturales, como marco en el que se produce la relación.
“Podemos observar cómo los efectos de una sustancia no tendrán que ver únicamente con sus
características farmacológicas, sino también con las características del sujeto que la consume, el
contexto en el que se produce esta relación entre el sujeto y la sustancia y el momento histórico
en el que acontece la interacción” (Comas y Arza, 2000:238).
Las sustancias son objetos, ni más ni menos. Y por eso no son lo único a considerar, ni tienen
poderes por sí mismas para “atrapar” a alguien, o “entrar en una escuela” por sí solas. Son
objetos que circulan y se negocian, se venden y se compran, se padecen y se disfrutan en el
seno de las relaciones sociales, y de los sentidos y normas que los colectivos sociales se dan.
Como lo indica su acepción terminológica “pharmakón”, las drogas se definen como veneno y
remedio al mismo tiempo, dependiendo del uso. Las sustancias tienen una composición química
que puede producir determinados efectos en cada organismo, y ésta es una dimensión
importante, especialmente cuando es necesario atender los efectos físicos que generen daños o
padecimientos a las personas. Sin embargo, esos efectos de las sustancias no son lineales ni
funcionan de un solo modo. Los efectos de las sustancias dependen también de la situación de
vulnerabilidad, del acceso a los servicios de salud, del estado de salud de la persona, la posición
de género, la edad, la posibilidad de contar o no con apoyos sociales en el sentido de que existan
otras personas que los cuiden, entre tantas otras cuestiones.
Por lo tanto, en esa multidimensionalidad es importante considerar, siguiendo a Touzé (2010):
¿Qué se consume? procedencia de las drogas, composición química, efectos sobre el sistema
nervioso central, calidad, pureza, estatuto legal, uso clínico y farmacológico, modo de
presentación y preparación.
¿Quién consume? diferencias por edad, género, sector social. El sentido que tiene el consumo
de sustancias para una persona se inscribe en su historia singular.
¿Cómo se consume? dosis, frecuencia de consumo, vía de administración, si se utiliza una
única sustancia o varias combinadas, intencionalidad.
¿Cuándo y dónde se consume? los escenarios que condicionan material y simbólicamente los
consumos. Los sentidos y las formas de vincularse con otros varían según el tiempo y espacio. Es
necesario considerar las leyes, normas, valores, el contexto social y económico en el que se
producen los consumos.
Con relación a estos factores señalados, podemos empezar a preguntarnos:
¿Es lo mismo consumir alcohol el fin de semana en una situación social, estando con otros y
otras, que hacerlo solo/a? Incluso, ¿es lo mismo ese consumo con otros y otras si contamos con
información sobre cómo cuidarnos y cuidar a otros que si nunca tuvimos acceso a esa
información?
¿Es lo mismo tomar alcohol durante una cena, que hacerlo todas las noches hasta
emborracharnos y tener dificultades para ir a trabajar al día siguiente? Si eso nos sucede ¿da
igual si tenemos o no tenemos trabajo y acceso a los servicios de salud?
Uso, abuso, adicción y consumos problemáticos
Considerando estos elementos de análisis, es importante tener en cuenta que las personas
podemos mantener diferentes vínculos con las sustancias. A estos tipos de vínculos podemos
clasificarlos como uso, abuso o adicción.
Nos referimos con uso a un consumo generalmente ocasional, aislado, que no ocupa una
presencia significativa en la vida de la persona que consume. El consumo experimental es uno de
los modos en que puede manifestarse el patrón de uso, tomar una copa de vino con la comida
ocasionalmente, tomar alguna medicación recetada.
Con abuso nos referimos a una situación en donde no sólo aumenta la frecuencia y la cantidad
de lo que se consume en la mayoría de las situaciones, sino que ese consumo cumple una
función para la persona, ya sea estar de mejor ánimo, perder la timidez, producir más, etc.
Ahora bien, las relaciones de abuso y el vínculo adictivo son los que se presentan como
consumos problemáticos, pero es necesario que problematicemos más aún estos conceptos.
Consideremos algunas situaciones en las cuales el consumo puede convertirse en problemático:
por ejemplo, no es lo mismo tomar ansiolíticos recetados por un/a médico/a, en un período
determinado de tiempo, con un seguimiento y acompañamiento respecto de sus efectos en el
marco de un tratamiento, que aumentar la cantidad y la frecuencia de consumo sin indicación
médica ni acompañamiento profesional. Otra situación: ¿podemos considerar que el consumo de
alcohol puede devenir en problemático si la persona decide conducir un auto u otro vehículo,
después de haber consumido alcohol, por ejemplo, en una cena? ¿Y si lo hace en el ámbito
laboral y luego maneja alguna maquinaria? Está claro que son situaciones diferentes y que
implican distinta exposición a riesgos y modos de cuidado.
Continuando con la caracterización de los diferentes vínculos que establecemos con las
sustancias, hablamos de adicción cuando la vida de una persona gira exclusivamente en torno
al consumo de una sustancia. Esto es: no puede vivir sin una sustancia, hace todo lo posible para
conseguirla y consumirla, más allá de su propia intención de no volver a hacerlo, estableciendo
una relación compulsiva.
La adicción es un problema de salud en el que la persona perdió recurrentemente la capacidad de
controlar su consumo, a pesar de las consecuencias adversas que puede reconocer en el mismo,
ya sea en su estado de salud general, o en el cumplimiento de sus responsabilidades o en los
vínculos interpersonales.
Entonces, alguien empieza a necesitar de alguna sustancia para enfrentar la vida, para estar
contento/a en una fiesta, o para no ponerse nervioso/a en la reunión de trabajo, hasta que
deviene en un consumo problemático donde ante cualquier situación de la vida se hace necesaria
esa sustancia. En esta instancia el consumo no siempre responde a la obtención de placer, sino
que muchas veces responde a evitar los malestares físicos y psíquicos que produce la ausencia
de la sustancia en el cuerpo. Es una adicción cuando toda la vida de la persona está organizada
para eso: conseguir, consumir, conseguir, consumir, es decir que la persona entabla una relación
de dependencia con el consumo.
Como menciona Graciela Touzé en “Las adicciones desde una perspectiva relacional’’ (2015), es
clave que tengamos en cuenta que la diferencia entre uso, abuso y dependencia es más una
diferencia cualitativa respecto de las motivaciones y el contexto del consumo que una diferencia
cuantitativa con relación a la cantidad y la frecuencia de drogas consumidas. Estas diferencias
dependen mucho más de las características de la persona y de su entorno que del tipo de droga
que se consume.
Entonces, hablar de un vínculo problemático con las sustancias, no sólo incluye situaciones de
consumo sostenido en el tiempo, sino también consumos de una sola vez, e incluso de una
primera vez.
De acuerdo a lo que analizamos hasta aquí, podemos afirmar que para que un consumo se
transforme en problemático, lo primero que hay que analizar es qué tipo de vínculo establece la
persona con la sustancia. Siempre en clave de la posición social que ocupa esa persona con
respecto a su clase social, su edad, su identidad de género, el territorio en el que habita, las
instituciones por las que circula, el acceso a la salud, la noción de cuidado, propio y colectivo. O
sea, siempre teniendo en cuenta el trayecto de vida de la persona.
En síntesis, para desarrollar una estrategia de intervención es fundamental que podamos leer los
consumos de sustancias en su complejidad, sus distintas modalidades de uso, las diferencias en
los consumos, la trayectoria de las personas y el contexto social, enmarcándolos en una realidad
compleja, heterogénea y cambiante.
Reiteramos nuestra idea básica: un consumo no se vuelve problemático únicamente por la
sustancia ni por las personas consideradas individualmente, sino de los vínculos
interrelacionados y mutuamente influyentes que se dan entre el sujeto, la sustancia y el
contexto, con una historia que lo condiciona.
Representaciones sociales sobre el alcohol: como parte de rituales, como parte del
ocio nocturno, como signo de status, etc.
¿Cómo empezar un camino para comprender la problemática de los consumos de drogas tal
como la entendemos hoy? Para avanzar en este recorrido proponemos un concepto clave que es
el de representaciones sociales y que es similar al de creencias del sentido común.
Serge Moscovici (1979), creador de esta teoría, afirma que las representaciones sociales son
sistemas de valores, conceptos y prácticas que proporcionan a las personas los medios para
orientarse en el contexto social y material. Su discípula, Denis Jodelet (1986), agrega que se trata
de formas de conocimiento social que facilitan la interpretación de los hechos que ocurren en la
vida diaria, que este conocimiento se elabora socialmente, que se comparte, que es práctico
porque forja las evidencias de nuestra realidad consensual y que participa en el modo y forma en
que construimos nuestra realidad.
La categoría representación social permite el acceso al pensamiento colectivo, a los
conocimientos, creencias, opiniones, que emergen de la interacción grupal, acerca de objetos
socialmente significativos, tiene en cuenta el conocimiento espontáneo. Dichos saberes se forman
a partir de las experiencias propias de las personas, las emociones, las informaciones y de los
esquemas de pensamiento que poseen, los cuales se enriquecen con lo que reciben de la cultura,
la comunicación y la educación.
Ahora bien, en lo que respecta al consumo de alcohol, una forma de abordaje posible es desde la
perspectiva de las representaciones sociales. Las creencias y expectativas que se tienen
respecto al alcohol y sus efectos juegan un papel fundamental en las prácticas de consumo.
Muchos de los consumos forman parte de rituales sociales como sentarse en ronda en una
esquina del barrio a cierta hora y tomar una cerveza, o el ritual de tomar vino con otros un
domingo mientras que se prepara el asado, luego durante el asado y tal vez siguen en la
sobremesa. El consumo de alcohol también se asocia al ocio nocturno ya que vemos como se
extiende el consumo en ámbitos de la nocturnidad, por ejemplo el uso de "fernet con cola" en los
recitales. El consumo de alcohol también puede ser significado como signo de y estatus ante
otros, o forma de desinhibirse. En fin, comprender los sentidos y representaciones de los
diferentes colectivos sociales y en situaciones particulares en un tiempo y en un espacio (la
esquina, la cervecería, el asado familiar, el recital, el boliche) son un punto de partida para
interrogar(nos) y pensar las estrategias preventivas de los consumos excesivos de alcohol.
Existen muchas creencias o mitos en la población relacionadas al consumo de alcohol, tales
como que beber es sinónimo de potencia, de pertenencia social, de diversión, que combate el
frío, que favorece el desempeño sexual, que la resaca de una embriaguez de la noche anterior la
quita un trago de alcohol por la mañana, que un baño de agua fría desintoxica, que tomar una
bebida buena no hace daño, que aumenta los vínculos sociales, entre otras.
Mitos sobre el consumo de alcohol
Mitos a desnaturalizar
En la actualidad, sabemos mucho más sobre los efectos del alcohol de lo que sabíamos en el
pasado. El consumo de alcohol presenta aspectos asociados a múltiples creencias, atribuyéndole
la facilitación de mecanismos constructores de subjetividad, confluyendo en “ser alguien”. El
tomar trae consigo un elemento para la construcción identitaria, orientada a: una vía hacia la
autonomía (“sé cuándo parar”) y hacia la realización de la identidad (mediante el alcohol, “yo soy
yo”) como respuesta a la exigencia de ser alguien.
El mito es una representación deformada o idealizada de alguien o algo que se forja en la
conciencia colectiva. Los ritos son pautas que se repiten en formas pre establecidas, invariable
con arreglo a normas prescritas.
Entonces, recorreremos a continuación algunos mitos y falsas creencias sobre posibles beneficios
de su consumo. Es necesario aclarar estos mitos para que podamos ser capaces de tomar
decisiones que afecten positivamente a nuestra salud.
MITO: El alcohol es bueno para el corazón. REALIDAD: No. Aumenta el riesgo de sufrir
hipertensión.
MITO: El alcohol es un alimento y da energía. REALIDAD: Engorda, pero no alimenta y es un
depresor del sistema nervioso central, por lo que no da energía.
MITO: El alcohol combate el frío. REALIDAD: Al contrario, disminuye la temperatura interior.
MITO: Beber solo los fines de semana no hace daño. REALIDAD: El daño depende de la cantidad
e intensidad, pero con el hábito hay riesgo de dependencia.
MITO: Haciendo ejercicio o vomitando, se elimina el alcohol. REALIDAD: Solo se elimina un 2 %
del alcohol ingerido, el 90 % lo elimina el hígado.
MITO: Mezclar bebidas alcohólicas emborracha más. REALIDAD: Puede provocar malestar, pero
lo importante es la cantidad ingerida de alcohol.
MITO: Una café o una ducha disminuye la borrachera. REALIDAD: No disminuyen la cantidad de
alcohol en sangre.
MITO: Beber sólo cerveza no produce ningún problema porque tiene pocos grados. REALIDAD:
El alcohol que contiene una cerveza es igual al de un vaso de vino.
MITO: Todo el mundo reacciona igual al alcohol. REALIDAD: Existen muchos factores que
afectan como el peso, edad, ánimo, etc.
MITO: El que está más acostumbrado a beber se emborracha menos. REALIDAD: No se
emborracha menos, pero muestra menos los efectos de la borrachera.
MITO: Lo peor que te puede pasar si bebes es acabar con resaca. REALIDAD: Si uno bebe
bastante alcohol, aumentan las posibilidades de accidentes, coma etílico e incluso la muerte.
MITO: El que bebe demasiado solo se perjudica a sí mismo. REALIDAD: Afecta a todo el entorno.
MITO: Beber alcohol durante la resaca, mejora. REALIDAD: En realidad la agrava ya que es la
misma sustancia que produjo la intoxicación.
MITO: Si dejás de beber un par de horas antes de conducir, se pasa el efecto. REALIDAD: El
alcohol tiene su máximo efecto en el cuerpo una hora después de haberlo ingerido.
Te invitamos a ver este breve video sobre mitos relacionados al alcohol:
https://www.facebook.com/watch/?v=1727011460780433
El rol de los medios masivos de comunicación y la publicidad
Sabías que…
Los medios de comunicación social y las vías de expresión cultural desempeñan un papel
fundamental en la formación de la opinión social sobre el consumo de drogas (García del Castillo,
López Panches, 2017). El problema del consumo problemático de alcohol no puede analizarse
sin considerar el desarrollo de la producción de bebidas alcohólicas y su impacto en la economía
de los países. Por ello, es importante ilustrar el crecimiento de algunos negocios, como el de la
cerveza que ha quintuplicado su producción en los últimos quince años, según el Observatorio
Nacional de Salud Mental y Adicciones (2017).
En la década del 80, el consumo anual de cerveza era de 8 litros por habitante mayor de 15 años;
en los 90´ pasó a 22 litros y en el 2000 pasó a 34 litros; es decir, son más de 1.200 millones de
litros de cerveza los que se consumían anualmente (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
de la Nación Argentina, 2003).
Este aumento en las ventas de bebidas alcohólicas nos lleva a preguntarnos cómo opera con
gran influencia el mercado en los patrones de consumo. La publicidad y el marketing ejercen
influencia sobre las prácticas y las creencias acerca del consumo de alcohol.
La publicidad indirecta del alcohol, con imágenes favorables a su consumo, expuestas en la
televisión, internet y en los medios gráficos, y la directa en los cines con la colocación de
productos en las películas y series, genera naturalización de sus consumos. En el mismo sentido,
el “placement”, es decir la práctica de poner marcas de tabaco o referencias a las mismas en las
películas aparentemente de forma casual, es una publicidad importante para las tabaqueras; lo
cual demuestra que al mercado le resulta una propaganda influyente en la subjetividad.
En una dirección convergente, en el trabajo “Medios de comunicación, publicidad y adicciones”,
García del Castillo y López Sánchez (2009) reflexionan sobre cómo la teoría socio cognitiva
estudia cómo las normas sociales y la observación de modelos influyentes son un importante
factor para considerar transformaciones en las conductas. También mencionan una revisión de
Gunasekera, Chapman y Campbell (2005) que analizaron 200 películas de la historia del cine en
las que el uso del tabaco aparecía en el 68 % de los films, y la intoxicación alcohólica en un 32%.
Por lo expuesto, la OMS (2018) recomienda la promulgación y aplicación de prohibiciones o
restricciones integrales sobre la exposición a la publicidad del alcohol en múltiples tipos de
medios de comunicación. A su vez, promueve la reducción de la exposición al marketing de
alcohol especialmente para proteger a la niñez y adolescencia.
Para profundizar sobre este tema, te invitamos a que accedas al siguiente material de
consulta sobre Cuidado y Prevención, en el que Alberto Calabrese expone acerca de las
adicciones como problemática social compleja
Ver… https://youtu.be/y_3T0AVYNm4
Prevención y cuidados desde una perspectiva integral
El rol del Estado. Diferentes modelos de intervención
Desde la perspectiva de Salud Colectiva y el abordaje integral comunitario que adopta
Sedronar, la prevención de las problemáticas asociadas al consumo implica la
reconstrucción del lazo social, la restitución de derechos y el fortalecimiento de proyectos
de vida insertos en una trama comunitaria basados en derechos y capacidades. Cuidar es
practicar y construir junto a las personas del territorio, un proyecto para reducir las posibilidades
de sufrir las consecuencias de los consumos problemáticos.
Por eso, toda intervención en relación con el consumo de alcohol en los niveles macro,
meso y micro, debe considerar los determinantes sociales y promover intervenciones
intersectoriales articuladas donde resulta clave el rol de un Estado presente que cuida y
garantiza derechos.
Para eso, se impone la necesidad de miradas y acciones diferenciadas, inclusivas y de
acompañamiento, fundamentadas en una lógica de cuidado de las personas como sujetos de
derecho en el contexto histórico-social actual.
Esta idea de integralidad remite a que como los problemas son complejos y tienen múltiples
dimensiones, requieren intervenciones intersectorial e inter actorales. Es decir que todos/as
podemos prevenir, y se nos convoca a empoderarnos en beneficio de nuestra comunidad. Esta
participación propuesta es inclusiva, con la finalidad de fomentar un entramado social de cuidado
y de oportunidades para construir proyectos de vida significativos. Integralidad es alcanzar la
mayor participación posible en la red de prevención y cuidados de la vida en común.
Palabra clave
La intersectorialidad es la suma, la integración, la articulación de acciones de diferentes actores
sociales como los gobiernos nacional, provincial y municipal, las ongs y las organizaciones
sociales y religiosas, que posibilitarán una construcción colectiva de conocimiento de la
comunidad civil organizada.
En este proceso de intervención es imprescindible incluir la perspectiva de género para tener
una lectura de cómo el sistema patriarcal fomenta o desalienta ciertas formas de consumos de
sustancias. A su vez es uno de los criterios centrales para desarrollar mejores estrategias
preventivas. Esto implica establecer directrices y llevar a cabo programas de formación que
incorporen una mirada integral atravesada por esta perspectiva dirigidos a personal socio
sanitario y especialmente a los equipos que están en los territorios. En este sentido,
recomendamos:
Generar información sobre la situación y los determinantes de las inequidades de
género en los distintos ámbitos de intervención, logrando que esta información sea
comprensible para las personas responsables de los ámbitos políticos, de planificación,
comunitarios, así como para profesionales, operadores/as y técnicos/as de la promoción de
salud. Incluir la perspectiva de género, es uno de los criterios para desarrollar mejores
estrategias preventivas.
Promover acciones dirigidas a una mayor equidad, así como definir los mecanismos
institucionales a través de los cuales estas prioridades puedan incorporarse de manera
democrática y sostenible dentro del proceso de gestión de las políticas públicas y de las
estrategias de las instituciones y organizaciones.
Propiciar la participación de mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+ en el armado y
desarrollo de estas estrategias.
Por otra parte, se necesita la creación de espacios donde las personas puedan comunicar
libremente lo que piensan, sienten y que esperan que suceda en relación al consumo de alcohol
y donde los gobiernos seamos capaces de escuchar, sintetizar, proponer y conjuntamente
construir.
Como se mencionó, un enfoque de la cultura del cuidado se destaca en contrapunto con la
lógica del consumismo. La primera genera respeto y propone la valoración de la vida, la salud, el
autocuidado y el de los y las otros/as. Este enfoque cuestiona los sentidos e historias vinculadas
a los consumos, y cree que esta pregunta abre puertas a más y mejores soluciones. Va mucho
más allá de la mera transmisión de información; implica dar lugar a aprendizajes más específicos
que contribuyan a crear experiencias saludables de contención, de orientación, de apertura, de
confianza mutua. Invita a comprender “que es mejor cuidar y cuidarse; que tanto dar como recibir
cuidado, son experiencias humanas fundantes de un mejor vivir en comunidad.
Si podemos pensar que nuestra tarea puede y se define, entre otros aspectos, por facilitar
la inclusión social de las personas que padecen un malestar psíquico, físico o relacional, y
destacamos para esa tarea la disponibilidad en la escucha, es necesario explicitar que esa
actitud implica la presencia y disponibilidad de un semejante, de su acompañamiento, de su
comprensión, encuentro y el respeto a la intimidad y identidad como construcción social y
subjetiva. Escuchar implica no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también
los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Lo que va
mostrando de sí y su relación con el mundo.
Se trata de aumentar nuestra capacidad para identificar, comprender y acompañar las emociones
de otras personas, a la vez que buscaremos desarrollar nuestra capacidad y sensibilidad frente al
sufrimiento de las personas que convocan nuestra intervención.
Otro aspecto esencial para promover la salud, el bienestar emocional, las relaciones
interpersonales y el desarrollo de las personas y la permanencia en el tiempo del vínculo, es
permanecer, que implica estar, diferente de una ocasional presencia. Mantener la relación en el
tiempo, es un requisito fundamental de una acción preventiva eficaz, nos permitirá profundizar la
relación, comprender más y mejor las preocupaciones y puntos de vista de las otras personas, la
calidez, el genuino interés por la persona y el apoyo constituyen la base sobre la cual podremos
pensar juntos/as nuevas soluciones, revisar que sucede con su implementación, favoreciendo de
este modo todo aquello que facilite un desarrollo saludable.
Nuestro rol requiere del compromiso con un acompañamiento capaz de apoyar a quienes nos
convocan, impulsando y orientando nuestro quehacer para facilitar la mejor posibilidad para las
personas. Buscamos intervenir alejándonos de cualquier forma de paternalismo, autoritarismo e
intervencionismo asistencialista.
Para trabajar con personas es esencial conocer nuestros límites y saber cuándo derivar de forma
adecuada, para lo cual es importante conocer todos los recursos asistenciales, legales, sociales,
médicos, psiquiátricos y psicológicos a disposición de las personas en nuestra comunidad.
Derivar significa reconocer que hay temas específicos que precisan del abordaje de otros.
Nuestra modalidad de trabajo debe ser continua en el tiempo y compartida con nuestra red, para
llegar mejor con un abordaje integral a todas las personas.
Todos hemos visto lo difícil de instaurar una cultura del cuidado (más en estos tiempos de
pandemia). La prevención del consumo ha tenido múltiples traspiés para acompañar a las
personas, tal vez buena parte de esto tenga que ver con que advertir da pocos réditos. Otro tanto
de la dificultad se puede adscribir a las miradas parciales, fragmentarias, “de grieta” que no han
considerado la multilateralidad de los factores en juego. Cómo ser un excesivo énfasis en los
daños y muertes, dando poca consideración de los placeres y disfrutes.
Creemos que una mejor solución radica en la importancia de pensar y actuar en red, junto con la
mayor cantidad de actores e instituciones de la comunidad. Ya que es muy infructuoso afrontar
esta problemática de manera aislada. Pensar y actuar en conjunto con otras personas, nos
ayudará a lograr mejores resultados para la salud y el desarrollo.
De acuerdo a lo señalado, el Programa de Alcohol en acuerdo con los objetivos de la Sedronar,
propiciará el desarrollo de Foros Preventivos Territoriales en provincias y municipios, donde
conjuntamente desarrollaremos espacios de sensibilización y formación, a fin de fortalecer las
Redes locales, para conceptualizar y desarrollar estrategias preventivas, por medio de Mesas de
Consenso sobre la desnaturalización de los consumos y el desarrollo de estrategias de cuidado.
Reflexiones finales
En América, los pueblos y comunidades originarios, desarrollaban un consumo de sustancias
psicoactivas reglado según los contextos y su jerarquía social, en prácticas culturales religiosas,
festivas, curativas, etc. Dichas prácticas eran aceptadas y compartidas por los miembros de esa
organización social vinculadas a alguna cuestión religiosa o ritual.
En nuestra sociedad actual, con un sistema capitalista y patriarcal, el consumo está caracterizado
por la búsqueda de un efecto cada vez más rápido, imponiéndose una cultura que valora y
propone la satisfacción rápida e inmediata. En ese marco, el consumo problemático de alcohol es
uno de los principales problemas de salud, que a nivel internacional se asocia a la mortalidad y a
distintas enfermedades, que además en muchos casos son modificables y prevenibles.
Por lo tanto, es necesario cuestionar toda una serie de falsas creencias acerca del consumo de
alcohol a nivel de las representaciones sociales con el fin de desnaturalizar el consumo
problemático de alcohol. Del mismo modo hay que destacar que también los medios de
comunicación social y las vías de expresión cultural en la formación de la opinión social tienen
influencia en estas prácticas, y que las situaciones de las que hablamos varían
considerablemente de acuerdo a los determinantes sociales que las configuran.
Para concluir, no debemos olvidar que el problema del consumo de alcohol no puede analizarse
sin considerar la producción de bebidas alcohólicas y su impacto en la economía de los países.
Actividad
¿Cuáles crees que son las motivaciones por las que las personas consumen bebidas alcohólicas
de manera excesiva en tu comunidad?
¿Cuándo ese consumo se vuelve problemático? Podés ilustrar con un ejemplo o escena de la
vida cotidiana.
El consumo de alcohol está estrechamente vinculado con la sociedad capitalista y patriarcal en la
cual vivimos, la misma, fomenta o desalienta ciertas formas de consumo. Es decir, el consumo de
alcohol se nutre de las formas en que funciona nuestra sociedad.
La misma, se caracteriza por la búsqueda de un efecto cada vez más rápido y propone una
satisfacción rápida e inmediata.
Además, el alcohol es la sustancia de mayor acceso y disponibilidad, y como consecuencia su
iniciación a temprana edad.
Ahora bien, para que el consumo se piense como problemático va a depender de cómo el sujeto
se relacione con la sustancia, además, se deberá tener en cuenta el contexto social y la historia
que lo condiciona.
En relación a lo planteado, hoy estamos viviendo en una situación de pandemia, la misma trajo
muchas problemáticas, uno de ellos el aumento de alcohol. Los posibles motivos pueden ser por
estrés, angustia, ansiedad, entre otras emociones; tener más tiempo libre, etc,
Esta situación es alarmante ya que hay un mayor riesgo de desarrollar un trastorno por consumo
de alcohol, además los pacientes con patologías por alcohol tuvieron una recaída de su adicción
durante la pandemia.
Reflexiones finales
Llegamos hasta aquí luego de recorrer tres grandes temas: la intervención estatal en el consumo
de alcohol con las líneas estratégicas de Sedronar para la prevención y cuidados, las
particularidades de los problemas del consumo de alcohol en poblaciones específicas con sus
ámbitos de intervención específicos, y los marcos regulatorios como contextos y herramientas de
transformación.
La prevención en el marco de políticas públicas, requiere priorizar estar ahí, y no sólo llegar
antes. Se trata de que como Estado nuestra idea central sea el acompañamiento, el estar
presente como tal, como comunidad organizada, con las organizaciones sociales y las
instituciones, para poder juntos interrogarnos sobre cómo queremos vivir, interpelar las prácticas
y representaciones sobre los consumos y en especial el del alcohol, y desarrollar estrategias de
cuidados.
Como institución dedicada a la temática propiciamos el desarrollo de Foros Preventivos
Territoriales en provincias y municipios, impulsando espacios de sensibilización y formación, con
el fin de fortalecer las redes locales en la conceptualización y el desarrollo de estrategias
preventivas. Así mismo entendemos como central la participaremos de mesas de consenso
territoriales, que nos permitan avanzar sobre temas como la desnaturalización de los consumos,
en especial del alcohol, así como el desarrollo de estrategias de cuidado.
Se resalta que la importancia y disposición a acompañar a la persona en situación, orientando
nuestra intervención siempre situada y contextualizada en un tiempo y lugar concreto. Es
necesario comprender cómo viven y cómo desean vivir todos y todas las personas, en diálogo
con su red de relaciones y en todo el territorio.
Contemplar que las respuestas de cuidados contengan una perspectiva de género, ofreciendo
alternativas posibles acordes a las situaciones de las personas y su entorno, capaces de tener en
cuenta las condiciones particulares. Se destaca la importancia de hacer hincapié en favorecer la
accesibilidad simbólica a las alternativas disponibles.
Debemos considerar que la pauta de envejecimiento de la población a nivel global y en lo urbano,
es mucho más rápida que en el pasado. Todos los países se enfrentan a retos importantes para
garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio
demográfico.
Resaltamos la reflexión respecto a las carencias en el cuidado (abrigo, alimento, cariño), que
afectan la constitución subjetiva en su dimensión ética y pueden favorecer la violencia y la
impulsividad. Estas funciones de contención, amparo y cuidado precisan de ser fortalecidas por
distintos medios, algunos muy propios de la tarea del preventor y su red comunitaria.
Actividades: cuestionario
Módulo 3: “Recursos y herramientas de las intervenciones aplicables a los diferentes niveles
de abordaje”
Lógica general de las intervenciones
El sistema capitalista y patriarcal tiende al individualismo, y a actitudes discriminatorias y
estigmatizantes para muchos sectores poblacionales. La sociedad de consumo promueve la
centralidad de las mercancías, y esa lógica también atraviesa la problemática del consumo de
sustancias tanto en relación con los mercados legales e ilegales de producción, distribución y
venta como en el mandato cultural en tanto consumidores de esos objetos forman parte de los
procesos de atribución de pertenencia e identidad social.
En nuestra sociedad, los consumos en general se han naturalizado, y han pasado a ser algo así
como la razón y el sentido de la existencia humana para muchas personas. La lógica que rige al
consumo de sustancias, se enraíza y se nutre de las formas en que funciona nuestra sociedad de
consumo en general, de los hábitos que fomenta, de los valores que prioriza, de las maneras de
vincularse que propone, de los modos de circulación de los afectos que promueve, y de los
tiempos que exige.
Es importante promover intervenciones preventivas, atractivas y visibles, capaces de involucrar a
los Estados: nacional, provincial y municipal, tanto como a instituciones reconocidas de la
comunidad, las organizaciones sociales locales y al mercado vinculado al consumo de alcohol
(industria, distribuidores, expendedores, publicistas, transporte). Justamente, esta es una
sustancia, como ya dijimos, de consumo a las vez extendido y naturalizado.
Proponemos aportar intervenciones consensuadas, que logren acuerdos de trabajo efectivos, y se
articulen a las acciones que ya se vienen realizando en las provincias, municipios, instituciones y
organizaciones sociales, a los efectos de reducir la morbilidad y mortalidad frente al uso de
bebidas alcohólicas y otras sustancias psicoactivas.
Con intervenciones en el campo de la prevención nos referimos a una serie de acciones con el
objetivo de transformar una realidad, desde cierta perspectiva teórica-paradigmática que puede
traducirse en prácticas operativas. Requiere que definamos con qué población, y en qué tiempos
y espacios se desarrollarán estos procesos.
Consideramos 3 dimensiones
Niveles de abordaje
Venimos enunciando que la complejidad de las problemáticas de los consumos de alcohol es
multidimensional, y comprenden a diversos actores sociales, intereses e instituciones. Por lo
tanto, las respuestas no pueden ser unívocas sino múltiples y articuladas. En ese sentido y con
fines didácticos, es que tomamos de la tradición sistémica la distinción entre tres niveles de
intervención para pensar las respuestas preventivas.
En toda sociedad existe algún esquema de roles según los cuales la agenda social es atendida
por cuatro tipos de actores diferentes: 1) las organizaciones estatales, en sus diferentes niveles
jurisdiccionales; 2) los proveedores del mercado, mediante los bienes y servicios que ofrecen; 3)
las instituciones de la sociedad civil, que también prestan un número muy variado de servicios a
la ciudadanía; y 4) las redes sociales que, por lo general, de una manera informal y discontinua,
se hacen cargo de resolver problemas sociales.
Comenzamos por un nivel macro, que abarca los sistemas de mayor nivel de integración y de
complejidad de la problemática, como los referidos a las políticas y articulaciones a nivel nacional,
regional y provincial, a las campañas y estrategias de comunicación que impliquen cierta
masividad, a los marcos legales nacionales y provinciales, al imaginario social sobre el tema, al
mercado global, etc.
Como si ajustáramos el zoom de una cámara para sacar una foto, focalizaremos luego en las
acciones de un nivel meso, que comprende las estrategias a nivel de las instituciones y los
territorios. Acciones en las que los actores, tanto públicos como privados del ámbito nacional,
regional y local intervienen. Implica las articulaciones de políticas con un objetivo específico, y con
iniciativas de apoyo a proyectos concretos.
Y por último, desarrollamos un nivel micro, focalizando aún más en las situaciones particulares
de personas con consumos problemáticos además de sus familiares y referentes en los territorios
concretos, en las que se pueden desplegar múltiples estrategias, como sensibilizaciones,
capacitaciones, acompañamientos y cuidados de personas en general y en situaciones de
vulnerabilidad. El fin de restituir derechos con acciones que favorezcan la inclusión social.
Entonces, desarrollamos acciones en 3 niveles de abordaje:
A continuación, iremos distinguiendo diferentes estrategias preventivas posibles en cada uno de
los niveles. Como verán, son múltiples y diversas y nos desafían a ser creativos y creativas en el
diseño de acciones.
Intervenciones en el nivel macro
En este apartado, dividiremos el material en tres tópicos: la construcción de una Red Federal, la
inclusión transversal de la perspectiva de género, la regulación del mercado y los cuidados en la
nocturnidad. Respecto a la construcción de una red, se promueve la visibilización, la actualización
y la importancia de las campañas nacionales, y la centralidad de estrategias barriales y
capacitaciones a equipos territoriales. La segunda cuestión refiere a la inclusión transversal de la
perspectiva de género tanto a través de la capacitación a los equipos socio sanitarios como con
talleres de comunicación y reflexión acerca de los estereotipos patriarcales en su relación con el
consumo de alcohol. El tercer tópico contempla licencias para la comercialización, contención y
cuidados en rutas nacionales y provinciales, y aspectos del etiquetado preventivo. El último tópico
se centrará en acciones de cuidado como: oferta de agua, promoción de cuidados en espacios de
esparcimiento nocturno, la importancia del transporte seguro, y las capacitaciones destinadas al
personal afectado a espacios de nocturnidad.
Construcción de una red federal de prevención, atención y acompañamiento
Nuestro país cuenta con un número importante de dispositivos preventivos y asistenciales en
cada provincia destinados a las problemáticas que se generan frente al consumo de alcohol y
otras sustancias psicoactivas. Los mismos dependen de organismos con diferentes
competencias: Salud (pública, privada y obras sociales), Desarrollo Social, Sedronar, áreas de
Infancia, Trabajo, Cultura, Derechos Humanos, Educación, ongs y organizaciones sociales, entre
otros.
Sin embargo y aún con esa transversalidad, subsisten problemas históricos de fragmentación
entre instituciones, de barreras de accesibilidad de distinto tipo y de fracturas en los circuitos de
trabajo, sumado a que se configuran de diferente manera según el territorio. Por eso se vuelve
necesario propiciar acciones de articulación y consenso en las acciones de atención y
prevención.
Cartilla federal unificada
Proponemos conformar una cartilla virtual unificada con los dispositivos nacionales, provinciales y
municipales, que se actualizará periódicamente. La misma tiene como objetivo visibilizar los
recursos, mejorar la accesibilidad y ampliar cobertura para la población general e Instituciones,
jerarquizando los dispositivos y su calidad prestacional. Que la población y las instituciones
cuenten con los llamados “recurseros” permite integrar información diversa y propiciar -y
fortalecer- los vínculos entre sectores y organizaciones, sostenidos institucionalmente, y no que
solamente dependan de contactos informales entre personas de forma eventual.
Campañas de comunicación
Las bebidas alcohólicas están simbólicamente disponibles y generan demanda, por medio de las
propagandas comerciales que el mercado promueve. Circulan imágenes y escenas que
promueven satisfacciones inmediatas de anhelos y fantasías. Además, los consumos forman
parte de muchas prácticas sociales como reuniones, recitales y festivales, comidas, y últimamente
“bombardean” en las redes sociales. Por su fuerte presencia e impacto, se requieren diversas
estrategias comunicacionales preventivas en forma masiva para desnaturalizar el consumo
de bebidas alcohólicas y la falta de cuidados frente a las problemáticas que generan.
¿Sabías que? Las campañas tienen que generar movimientos culturales que impacten en los
patrones de consumo para disminuir los usos problemáticos, buscar que descienda la edad de
inicio de ingesta, evitar el consumo en las personas gestantes, en las que conducen vehículos y
en las que son menores de 18 años.
Las campañas convocan a todos los actores: Estados, público objetivo, industrias, medios de
comunicación (en todas sus variables virtuales) y en los puntos de distribución y venta. Entre sus
objetivos, se puede proponer: interrogar estereotipos y mitos sobre el consumo de alcohol,
informar acerca de los riesgos y los cuidados, los recursos socio sanitarios disponibles para dar
respuesta a los problemas asociados, el marco regulatorio, y poner en cuestión la asociación
cultural: consumo de alcohol = diversión, desinhibición, éxito y libertad.
Otros propósitos de las campañas comunicacionales pueden ser informar que las bebidas
alcohólicas también son drogas. Por otra parte, como hemos reflexionado es central pensar
las situaciones de consumo problemático desde la multiplicidad de dimensiones que
involucra. Nos hemos referido a la “sustancia alcohol” que es un objeto material. Pero sólo es uno
de los elementos. Cada sujeto en un contexto particular se vincula subjetiva y colectivamente de
modo particular con esos objetos, con vínculos heterogéneos debido a que se manifiestan de
múltiples modos, y dinámicos porque van cambiando a lo largo del tiempo. El concepto
de situación también es relevante porque la época y el territorio son coordenadas imprescindibles
para comunicar de tal modo que se problematicen estereotipos y se generen lógicas inclusivas y
de cuidados para las personas que atraviesan un consumo problemático.
Multiplicidad de voces
Las diferentes actividades se enriquecen con la diversidad de voces y la visibilización de
diferentes miradas y perspectivas en torno a la problemática del consumo de alcohol en nuestro
país. Para tal fin, es importante promover la convocatoria de diversos actores sociales e invitarlos
a participar en diferentes espacios destinados al intercambio de saberes.
Una acción posible, con el objeto de promover la instalación de la temática en el debate público y
de colaborar en la difusión de un mensaje preventivo y de problematización dirigido a la población
en general, es generar piezas comunicacionales (spots audiovisuales) que integren las múltiples
miradas que existen sobre la problemática.
Para reflexionar… Creemos imprescindible contar con la “polifonía” de voces existentes que
funcionen como “caja de resonancia”, para que puedan acordar acciones para los territorios y sus
habitantes.
Acciones de visibilización de los marcos de regulación estatal sobre la publicidad y la
mercadotecnia
Como fuimos desarrollando, el mercado de la producción y venta de bebidas alcohólicas es un
actor social que busca ampliar sus negocios e influye con sus estrategias de marketing en las
creencias y en las prácticas de consumo de alcohol. Para pensar las implicancias de la publicidad
de las bebidas alcohólicas en el marco de la sociedad de consumo, los invitamos a ver estos dos
videos que presentamos a continuación. En el primero se trata el tema de la incidencia del alcohol
en la vida de los jóvenes, en el segundo la afectación del consumo en la vida social:
Publicidad polémica y el consumo de alcohol en los jóvenes (Se recomienda mirar del
minuto 3´50¨ al 6´09¨)
Consumismo en la sociedad actual
Frente a esta realidad, es importante la promoción de espacios donde se difundan las
diferentes leyes que enmarcan la temática de alcohol. Como hemos mencionado en la clase
anterior, la Ley Nacional Nº 24.788 (Lucha Contra el Alcoholismo) en su artículo 6º y su decreto
reglamentario Nº 688, define cómo se regula la publicidad actualmente.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que las Industrias de bebidas alcohólicas se
manejan con su propio Código de Autorregulación, evitando mayor intervención desde el Estado
Nacional y Local. La autorregulación publicitaria es un sistema adoptado por la misma industria,
en la mayoría de los países del mundo, con el objeto de preservar la ética profesional y la práctica
de una publicidad responsable en defensa de la libertad de expresión comercial.
Conceptos calves - Regular es determinar las reglas o normas a la que deben ajustarse un grupo
de personas. Las regulaciones frente al alcohol a nivel macro pueden estar dirigidas al precio, la
comercialización y la producción. Cualquier punto que cubra la regulación, será una incidencia en
la disponibilidad.
Estrategias en escenarios educativos
En un ámbito específico como el de educación, se observa que existen situaciones problemáticas
relacionadas al consumo de sustancias que pueden vulnerar el acceso y permanencia de las
personas en el sistema educativo. Estas situaciones interfieren en su pleno desarrollo psicofísico,
vulneran el derecho a la educación y a la sustentabilidad de las trayectorias, y dificultan el acceso
a ese espacio tan valioso para la socialización que es la escuela.
Las situaciones vinculadas a los consumos de sustancias, en especial de bebidas alcohólica -si
bien no siempre se gestan en dicho ámbito- requieren ser abordadas por la institución. Por lo
tanto, es necesario incluir la prevención de los consumos en los procesos de enseñanza en los
niveles de escolarización, primaria, secundaria, terciaria y universitaria.
Los contenidos pueden contemplar un criterio amplio de intervenciones preventivas que permitan
incorporar aspectos vinculados a:
Impulsar la inclusión de los lineamientos curriculares en los materiales educativos y los
núcleos de aprendizaje prioritarios establecidos en la Resolución del CFE 256/15.
Acompañar la elaboración, implementación y monitoreo de guías y protocolos de
intervención en el ámbito educativo ante situaciones vinculadas al consumo problemático
de alcohol.
Promover la formación docenteespecífica en la temática desde una perspectiva integral, de
derechos y con perspectiva de género.
Propiciar prácticas institucionales de cuidado integral para el acceso a derechos y el
desarrollo personal y colectivo.
Brindar espacios de participación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes estudiantes,
a los y las docentes y no docentes y referentes de alumnos/as, así como a los centros de
estudiantes, los equipos directivos y de orientación escolar, en la elaboración de
discusiones frente al consumo de alcohol.
Brindar información e interpelar los discursos, los mitos y las prácticas asociadas al
consumo de alcohol en particular.
Desde una perspectiva de derechos y de promoción y producción de la salud integral, los ámbitos
educativos pueden ser espacios de detección de problemáticas complejas donde el vínculo
cotidiano y continuo brinda una oportunidad única para escuchar y hacer una lectura de las
situaciones. En Argentina, el alcance del sistema público de educación del Estado favorece esa
posibilidad de prevención y/o de asistencia con respuestas articuladas con otras instituciones.
Te invitamos… A ver este capítulo de la serie Consumo Cuidado , Temporada I, Capítulo I,
Alcohol 0.1, realizado el 3 de junio de 2014 por Canal Encuentro: Consumo cuidado (T1), La
cultura del consumo
Estrategias en ámbitos laborales
Otro ámbito clave para la prevención es el del mundo del trabajo, con toda su diversidad y sus
particularidades, tal como lo trabajamos en la clase anterior.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) propone una serie de “recomendaciones” a los
países miembros frente al consumo de sustancias psicoactivas y en especial el de bebidas
alcohólicas, entre las que destacan:
Promover la puesta en marcha de políticas de acción y los servicios necesarios para
reducir o, eventualmente, erradicar el abuso de drogas, en especial alcohol, en el medio
laboral.
Impulsar el desarrollo de mecanismos de consulta entre organizaciones empresariales y
sindicales para participar en la formulación de estrategias a nivel nacional, organizacional y
empresarial, frente al consumo problemático de sustancias.
Poner en marcha acciones destinadas a ayudar a aquellas personas que estén
experimentando, o en alto riesgo de experimentar, problemáticas de este tipo en sus
ámbitos de trabajo.
La relación laboral parte de una base de desigualdad de fuerza entre la persona trabajadora y la
empleadora; esto coloca a una de las partes, la trabajadora, en condiciones de vulnerabilidad
desde el origen de la relación. Luego, en el desarrollo de esa relación, las condiciones y medio
ambiente de trabajo agudizan, muchas veces, esa desigualdad, aun cuando existe un conjunto de
normas que tutelan, es decir protegen, desde el Orden Público Laboral, como la Ley de Trabajo
(Ley Nº 20.744).
¿Sabías que? Los convenios colectivos de trabajo son el instrumento clave para acordar
nuevas regulaciones en torno a este tema. Fijar nuevas condiciones de trabajo que permitan
generar ambientes propicios y saludables para las personas que trabajan, con la posibilidad de
transformar los reclamos en derechos.
Según las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las empresas
deberán impulsar áreas específicas formadas en la temática de prevención de alcohol, que
permitan abordar de modo integral esta problemática, incluyendo la realización de campañas de
sensibilización que contengan material de difusión claros, folletería, material gráfico visible y
jornadas de cuidado, en conjunto entre la empresa, la ART y el sindicato. Estas se comprometen
a garantizar el fácil acceso al servicio de medicina laboral, brindando una prestación con
profesionales cuya formación específica permita contener, orientar y eventualmente derivar al
consultante.
Las diferentes organizaciones laborales deberán promover conjuntamente perspectivas comunes
que aporten a la discusión sobre las condiciones laborales de las y los trabajadores/as, desde una
mirada preventiva frente al consumo de alcohol y otras sustancias, articulando para ello, la
formación de preventores/as laborales.
Estrategias barriales
El espacio público, es decir el extra-doméstico, constituye un escenario en el que se despliega y
desarrolla la vida cotidiana. El barrio, la plaza, el bar, el club, la cancha, el espacio de trabajo, los
lugares de encuentro y de paseo son territorios donde circulamos y nos relacionamos con otrxs.
Partimos de pensar esa realidad como interpretada a partir de las relaciones vinculares, y de
hábitos y rutinas dinámicos y cambiantes en el marco de particularidades espacio-temporales.
Son escenarios donde las situaciones de consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias
psicoactivas se desarrollan y experimentan entre los diferentes grupos etarios y culturales con
diferentes sentidos, ritos y regulaciones grupales y territoriales.
¿Por qué es importante prevenir y cuidar en el barrio?:
Porque debemos reconocer el trabajo en territorio e identificar a los actores intervinientes,
actualizando los diagnósticos que puedan identificar las problemáticas de la comunidad y
las preventivas frente a los diferentes consumos, en especial los de alcohol.
Porque los dispositivos socio sanitarios promocionales, preventivos y asistenciales
disponibles, en muchos casos están desarticulados, generando sensaciones de falta de
contención.
Porque es necesario ofrecer a las personas afectadas y a sus referentes, la oportunidad de
acercarse a dispositivos de acompañamiento, cuidado y demás recursos territoriales como
eje central en la reconstrucción de la corresponsabilidad social.
Porque durante todo el proceso de acompañamiento y cuidado lo que se ofrece son
espacios y propuestas integrales, desde lo social, cultural, educativo, sanitario, deportivo y
los tiempos dedicados al ocio.
Proponemos el desarrollo, ampliación y formación de operadores y operadoras, así como de
organizaciones que trabajen con las personas en el espacio del barrio con estrategias de cuidado
y acompañamiento en relación a los consumos problemáticos de alcohol y otras sustancias. Una
estrategia posible es reforzar y/o proponer la creación de puestos fijos y móviles visibles, sobre
todo los fines de semana y feriados, donde se ofrezca información, orientación y se facilite el
acceso a la red socio sanitaria local de contención.
Transversalización de la perspectiva de género
Como mencionamos, abordar el tema de los consumos de sustancias requiere de un análisis que
involucre a las personas en su contexto y en su singularidad, y eso implica necesariamente
analizar la época, la sociedad, el contexto sociopolítico y cultural, y el territorio donde se
producen.
Por eso es muy importante, interrogar desde una perspectiva de derechos el modo en que el
patriarcado y el capitalismo en tanto sistemas, organizan y estructuran la vida en nuestra época.
Son sistemas que moldean desde los roles de género y las relaciones sociales, hasta la división
del trabajo y los modos de satisfacer las necesidades. Y por consecuencia, producen y
condicionan nuestras subjetividades, nuestros cuerpos, nuestras identidades y modos de
relacionarnos, no sólo en las prácticas cotidianas sino en todos los aspectos de nuestras vidas.
Entonces, cuando nos planteamos estrategias preventivas, es central incorporar una perspectiva
de género y diversidad en el abordaje de los consumos problemáticos ¿Es lo mismo atravesar
una situación de consumo problemático para varones, mujeres o lesbianas, gays, bisexuales,
trans, interesex (LGBTI+)? ¿Cuáles son las especificidades del abordaje y las intervenciones en
las situaciones de consumo problemático? ¿Cómo podemos pensar intervenciones con
perspectiva de género?
Recordemos que el género se define social, cultural e históricamente. Abarca el conjunto de
ideas, representaciones y prácticas que se esperan de cada persona según el sexo anatómico
asignado al nacer. Refiere a aquello que la sociedad, a través de sus instituciones, ha establecido
como patrones de conducta para cada une de nosotres.
Interrogar esos estereotipos fijos y binarios permite develar posiciones de desigualdad y
subordinación. Al mismo tiempo, permite visibilizar los modos en que se determinan y moldean
los vínculos entre las personas. Hacer una lectura crítica desde esta perspectiva nos permite
comprender cómo las relaciones de desigualdad entre los géneros producen y reproducen
distintos grados de violencia adquiriendo expresiones concretas en todos los ámbitos en los que
nos desenvolvemos las personas: el trabajo, la familia, la política, las organizaciones, la salud, la
sexualidad.
Por eso, la perspectiva de género y diversidad que nos permita comprender con mayor
complejidad las situaciones de consumos, por ejemplo, de mujeres y población LGBTI+, y al
mismo tiempo revisar la construcción de las identidades masculinas condicionadas a cumplir con
ciertos mandatos patriarcales ligados también a las modalidades de consumo de las
masculinidades hegemónicas, e identificar las violencias desprendidas de las desigualdades
basadas en el género.
Las personas que se autoperciben mujeres y beben alcohol, están más expuestas a prejuicios,
estigmatización y condena social. Estos mitos sostienen una visión de mayor vulnerabilidad y
esperándose de las mismas conductas de mayor estándar moral que para los varones. A su vez
para las mujeres(cis) adultas, el consumo problemático de psicofámacos, como ansiolíticos y
antidepresivos, sin prescripción es una práctica frecuente especialmente en sectores medios y
altos. Ese malestar que se medica no suele ser considerado como un posible emergente de otras
problemáticas como situaciones de violencia, sobrecarga de trabajo (doble o triple jornada
laboral) y porque además solo impacta en ámbitos privados como es el espacio doméstico.
Si lo hacen personas que se auto perciben como varones, hay una mayor permisividad social,
disculpándose las conductas y adjudicándose las mismas a la edad o al entorno. Se espera como
mandato patriarcal que los varones no muestren su fragilidad ni sus sentimientos y, en muchos
casos, tampoco expresar los afectos; ser prácticos, no complicar las cosas. También es lo
opuesto a ser niñx: ya que los varones deben asumir todas las responsabilidades, no tener miedo,
enfrentar las situaciones y demostrar siempre ser los más fuertes. Generalmente se tiende a
interpretar que el consumo asociado al riesgo y al aguante puede ser una forma de poner en
“valor su masculinidad”. Esto, en muchos casos, puede llevar a des-responsabilizar al varón por
su estado de embriaguez.
En tal sentido es menester del Estado abordar estos prejuicios y promover la ampliación de
derechos y acceso en materia de géneros.
Capacitación a equipos socio sanitarios
Por lo desarrollado anteriormente, una herramienta de prevención para transformar estas
matrices de creencias y prácticas, es proponer capacitaciones para las personas que integran
equipos locales de los centros de integración social, de los centros de primer nivel sanitario, de
los servicios hospitalarios de salud mental, de los DIAT y las CAAC, etc, con el objetivo de
visualizar diferentes estereotipos frente al uso de bebidas alcohólicas existentes hoy en nuestra
cultura, así como posibles alternativas de atención y acompañamiento a las personas.
La perspectiva de género nos desafía a tener en cuenta las diferentes realidades y necesidades
de mujeres, varones y personas del colectivo LGTB+ pudiendo así identificar las relaciones de
poder, privilegios, estigmas, discriminaciones y violencias que quedan asociadas a los consumos
de sustancias. Los espacios de formación y sensibilización apuntan a revisar los propios
estereotipos, conocer ejes poder-discriminación y des-patologizar la mirada. Como así también
conocer y revisar los temas específicos donde impacta la socialización de género: autoestima de
género, vínculos sexo afectivos, maternidad y paternidad, violencias machistas, etc.
Por otra parte, es clave utilizar protocolos de atención y prevención ya elaborados o generar
nuevos en relación a su contexto y realidad. Y en el mismo sentido articular con áreas estatales u
organizaciones sociales que trabajen con problemáticas específicas como la violencia de género.
Talleres y estrategias comunicacionales
El trabajo con la perspectiva de género implica un trabajo con unx mismx, revisando e
interrogando las propias creencias y formas de vincularse. Por eso las estrategias
comunicacionales son tan importantes, porque permiten deconstruir estereotipos tradicionales y
mandatos que reproducen desigualdades.
Introducir esta mirada crítica pone en tensión la naturalización de las situaciones de consumo,
pudiendo relacionar éstas con los estereotipos, roles y mandatos de género. Por el contrario,
tenemos que tener en cuenta que no necesariamente trabajar con mujeres y personas del
colectivo LGTB+ implica tener perspectiva de género; si no revisamos constantemente nuestras
propias prácticas podemos estar reproduciendo estereotipos y violencias basadas en el género.
Algunos problemas específicos en los que se podrían centrar estrategias preventivas
comunicacionales, como talleres:
A pesar de que va disminuyendo la brecha de género en relación a los patrones de
consumo de alcohol, los varones siguen bebiendo más alcohol que las mujeres. El uso de
alcohol por parte de las mujeres ha ido en aumento en consonancia con el desarrollo
económico, el cambio de roles de género, el marketing dirigido a las mujeres, etc.
Uno de los mayores problemas de salud estaría dado en las personas gestantes que no
abandonen el consumo de alcohol durante el embarazo y la lactancia. Pudiendo generar
trastornos fetales y neonatales de leves a graves con alto riesgo de padecer el Trastorno
de Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). Estos efectos indeseados se mitigarán generando
estrategias de comunicación y de reflexión por medio de talleres de sensibilización y
concientización en los centros socio sanitarios, organizaciones sociales y clubes
deportivos. A su vez, como señalamos en la clase anterior, por la condena social que
implica para las mujeres incumplir con el mandato de la maternidad idealizada y sacrificial,
son consumos que con frecuencia se ocultan lo que genera a su vez una barrera de
acceso a la atención de la salud.
Talleres de discusión sobre masculinidades y el uso de bebidas alcohólicas
Retomando la cuestión de las masculinidades, recordemos que no son categorías fijas, ya que
sus características varían de acuerdo con una serie de características sociales: clase social,
grupo cultural, edad e identidad de género.
Las bebidas alcohólicas se promocionan como estímulo para tomar riesgos y generar una
percepción socialmente ligada a la “masculinidad", asumiendo atributos y roles que constituyen
instrumentos sociales para negociar estatus y poder en los grupos.
En talleres de este tipo, se busca despatriarcalizar e interrogar los mandatos de una masculinidad
única que el estereotipo ordena, para dar lugar a las diferentes necesidades, identidades y
trayectorias e identificar las relaciones de poder, privilegios, estigmas, discriminaciones y
violencias que puedan estar asociadas a los consumos. Es clave consensuar la igualdad en los
derechos y las responsabilidades entre las personas, independientemente de su autopercepción