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Formación de Redes para la Prevención y el Cuidado

frente al consumo de bebidas alcohólicas


Módulo 1: “el consumo de alcohol como problemática social”
Curso virtual Formación de Redes para la Prevención y el Cuidado frente al consumo de bebidas
alcohólicas, en la cual se abordarán los aspectos relacionados con el consumo de alcohol como
problemática social. Vamos a contemplar sus distintas dimensiones: sanitaria, jurídica, cultural,
económica, singular y colectiva. Asimismo, haremos hincapié en el rol del Estado y en los
distintos ámbitos de intervención en esta temática.
 Introducción (y actualización de información cuali y cuantitativa sobre los consumos
de alcohol)
Nuestra sociedad tiene una alta tolerancia social frente al consumo de bebidas alcohólicas, y
existe un accionar que tiene que ver con los cuidados que no siempre es acorde a la magnitud del
problema por parte de las agencias o actores sociales que tienen responsabilidades en la
ejecución de respuestas. Instituciones como las escuelas, los servicios de salud, las
organizaciones sociales, el Estado en las escalas municipal, provincial y nacional, industrias,
mercados, adultos/as referentes de los y las adolescentes y niñas/os, grupos de pertenencia de
las personas y cada uno/a de nosotros/as regulamos nuestros consumos de diferente modo. En
todas las escalas y con diferente grado de responsabilidad e incidencia, se trata de actores
sociales que reproducen discursos sociales y habilitan, restringen, promueven y/o silencian los
consumos de alcohol. El concepto de regulaciones de los consumos (Castel y Copell, 1994), en
tanto controles sociales, es útil para identificar y reflexionar la dinámica de las normas que se
despliegan en esos múltiples niveles (macro, meso y micro) y que luego retomaremos.
Señala la OMS (2010) que el uso nocivo de alcohol es uno de los principales problemas de salud
que a nivel internacional se asocia a la mortalidad y a distintas enfermedades, que además en
muchos casos son modificables y prevenibles.
Si observamos los datos epidemiológicos (es decir tomando en cuenta la salud de la población)
encontraremos que existe una vasta evidencia científica que muestra la relación entre el
consumo, la disponibilidad, la accesibilidad y la mercadotecnia de las bebidas alcohólicas y los
problemas socio-sanitarios, con especial afectación en las adolescencias y las personas
gestantes y las que usan maquinarias (vehículos o herramientas). En los últimos 50 años se ha
incrementado exponencialmente su consumo como resultante, entre otras variables, de
campañas y pautas publicitarias capaces de incidir en aspectos psicosociales, cognitivos y
culturales, y que construyen un universo simbólico apetecible y potenciador de la ilusión del
consumo como paradigma de felicidad.
Actualmente y a nivel global, el consumo de alcohol ha sido identificado como un componente
causal de más de 200 enfermedades y lesiones (OMS, 2018). Se calcula que el uso nocivo del
alcohol causa anualmente en el mundo 2,5 millones de muertes, y una proporción considerable
de ellas corresponde a personas jóvenes. Aproximadamente el 49% de los años de vida
ajustados por discapacidad (AVAD1) atribuibles al alcohol, se deben a enfermedades no
transmisibles y trastornos de salud mental, y cerca del 40% se deben a lesiones no intencionales
(OMS, 2018).
En nuestro país, como mencionamos en el programa del curso, el alcohol es la sustancia de
mayor acceso y disponibilidad, además de ser la más consumida. En el último estudio nacional
que realizó la Sedronar en 2017 (OAD-Sedronar, 2017) relevó que el 52,9% de la población había
consumido alcohol en el último mes (vs. el 28,6% tabaco y 5,7% alguna droga ilícita). Por otra
parte, el 37,1% de las personas que consumen alcohol lo había hecho excesivamente al menos
una vez en el último mes. Aunque es mayor el consumo de alcohol en varones (6 de cada 10
varones son consumidores actuales de bebidas alcohólicas vs. 4 de cada 10 mujeres), en los
últimos años va disminuyendo la brecha. Entre 2010 y 2017 el consumo de alcohol en el ultimo
mes aumentó el doble entre las mujeres que entre los varones (28% entre las mujeres, y un 14%
entre los varones).
Otras particularidades del consumo de alcohol es que la edad de inicio es cada vez más
temprana y de un mayor consumo los fines de semana y durante períodos cortos de tiempo
(OAD-Sedronar, 2017).
Con respecto a la mortalidad, según últimos datos procesados por el Observatorio Argentino de
Drogas de la Sedronar, las muertes relacionadas directa o indirectamente con el consumo de
sustancias psicoactivas en la población de 15 a 64 años para el año 2017 se estimaron en 15.500
casos, lo que representa el 19,1% de las muertes totales para ese grupo de edad. De estas
muertes, el 27,2% (4.217 casos) son asociadas al consumo de alcohol, siendo mayor la
prevalencia del alcohol en el caso de las muertes por causa de enfermedades neuro-psiquiátricas,
lesiones (accidentes de transporte y agresiones) y enfermedad alcohólica del hígado (OAD-
Sedronar, 2017).
Sabías que…
Antiguamente, en nuestro territorio que después se llamó América, los consumos de sustancias
psicoactivas en los pueblos y comunidades originarios, eran reglados de una manera particular y
sus usos se daban en determinados contextos y realizados por personas significativas, y estaban
generalmente asociados a prácticas culturales o de tipo religiosas, festivas, curativas, etc., que
eran aceptadas, comprendidas y compartidas por los miembros de esa organización social. No
era en cualquier momento, ni de cualquier manera, sino que se hacía en cierta época del año
para celebrar algún acontecimiento significativo, como el término de la cosecha, un nacimiento, el
festejo de algún nuevo vínculo.
En contraposición, en la sociedad capitalista actual, los consumos y en especial el de alcohol,
está caracterizado por la masividad, y se utilizan en situaciones de las más diversas y en muchos
casos de modo problemático y con distintas consecuencias físicas y sociales. Para comprender el
consumo de alcohol como problemática social, es necesario enmarcarlo en el fenómeno más
general de los consumos de drogas y en la sociedad de consumo.
 Miradas y concepciones acerca de los consumos de drogas
Perspectiva histórica, cultural, relacional y social
Como mencionamos, el consumo de sustancias constituye una práctica social milenaria que
podemos rastrear a lo largo de la historia de la humanidad. Existe evidencia arqueológica de
antiguos usos de alucinógenos y alcoholes. Sin embargo, son prácticas sociales cuyos sentidos
han ido mutando a través del tiempo, y varían según los lugares. Para hablar de consumos de
drogas hoy es necesario poner en perspectiva qué entendemos por consumos, cómo los
caracterizamos, y qué cuestiones nos preocupan en torno a ellos.
Entonces, podemos preguntarnos ¿en qué momento el consumo de sustancias psicoactivas se
volvió una problemática social tal como la entendemos hoy?
Graciela Touzé (2006), en “Prácticas y saberes sobre drogas”, refiere que la práctica del uso de
drogas comenzó a ser definida como anormal y como un problema, recién en la segunda mitad
del siglo XIX. Los distintos Estados empiezan a intervenir para regular los consumos y se acuña
el término toxicomanía para designar a aquellos que abusaban de drogas no tradicionales en
Occidente. A su vez, este momento histórico coincide con el gran desarrollo de los procesos
industriales y el consecuente desarrollo de comercialización de todo tipo de productos.
A partir de este panorama económico, comienza a incrementarse el fenómeno de consumo de
todo tipo de productos incluido el de sustancias. El desarrollo de la economía de mercado tiene
consecuencias más allá de lo estrictamente político-económico, como por ejemplo en las
relaciones entre las personas y en el modo en que las personas se relacionan con los objetos.
En contraposición, en la sociedad actual el consumo está caracterizado por un uso masivo.
Constantemente aparecen en el mercado sustancias nuevas que apuntan a tener un efecto cada
vez más rápido. Vivimos en una cultura que valora y propone la satisfacción rápida e inmediata,
donde las instituciones que fueron las reguladoras del orden social están en crisis y donde el
consumo pareciera emerger como un orden social.
 Sociedad de consumo
Considerar los consumos en relación a la sociedad de consumo, es un análisis importante que
nos sirve para pensar los consumos de sustancias tal como los entendemos hoy en día. En este
marco, la lógica que rige al consumo de sustancias, se enraíza y se nutre de las formas en que
funciona nuestra sociedad de consumo en general, de los hábitos que fomenta, de los valores
que prioriza, de las maneras de vincularse que propone, de los modos de circulación de los
afectos que promueve, y de los tiempos que exige.
La sociedad de consumo se rige por una lógica que atraviesa todos los sectores sociales, y
rechaza y excluye a aquellas personas que incumplen con las expectativas y promueve que las
personas se integren con ciertos modos de pertenencia y de generación de identidad y distinción.
Pensemos cómo, desde la escuela misma, los niños y niñas se relacionan muchas veces
comparando los juguetes que tienen, pidiendo tener lo mismo que los y las compañeros y
compañeras de curso. Por supuesto, esta situación continúa al hacernos más grandes: se
consume ropa para asistir a ciertos lugares, para ser parte de un grupo, se consumen productos
para para sentirse mejor y para calmar el malestar propio de la vida.
Los consumos problemáticos de drogas emergen como parte del sistema capitalista y patriarcal
que promueve el individualismo, donde los lazos sociales e institucionales se debilitan. En este
sentido, Ana María Fernández (1999) señala que las discontinuidades institucionales y el
vaciamiento económico de las políticas neoliberales han dejado una marca en el funcionamiento
de las instituciones, a las que califica como instituciones “estalladas”, desfondadas, con un
creciente vaciamiento de sentido. (Fernández, 1999).
Es en estas coordenadas sociales, culturales y de época, es donde situamos a los consumos
problemáticos. Porque recurrir a una sustancia y/o actividad que de manera individual, rápida y
eficaz promete bienestar –evitar o aliviar un sufrimiento, procurarse placer, etc.-, no surge de un
“mal hábito” o decisión o “voluntad” personal, sino que es parte de lo que ofrece la sociedad de
consumo para tramitar emociones, mediatizar palabras y conflictos, promoviendo soluciones
rápidas e individuales.
Entonces, aunque se producen ciertas condiciones a nivel de la sociedad de consumo, no todos
ni todas devenimos en situaciones de consumo problemático de sustancias. Por lo tanto, esto nos
lleva a preguntarnos ¿con qué cuestiones se asocian estas diferencias?
Sabías que…
El consumo de sustancias psicoactivas y en especial el de alcohol, se vincula con diversos y
múltiples determinantes sociales. Para prevenir su consumo es necesario generar acciones y
políticas públicas que consideren esta complejidad y multiplicidad.
Determinantes y condicionantes sociales del consumo de alcohol
Como señalamos, la variabilidad de las situaciones de consumo problemático de alcohol requiere
identificar los determinantes sociales que configuran esa realidad para tener elementos que
permitan brindar respuestas en los distintos niveles de acuerdo a cada singularidad.
Cuando hablamos de los determinantes sociales de la salud, nos referimos a las condiciones
de vida que inciden en los procesos de salud/enfermedad y en las estrategias de cuidado. Esas
condiciones sociales, económicas, culturales, étnicas, de género, subjetivas y de organización
colectiva influyen en la salud y enfermedad de las comunidades y en el acceso a formas de
atención y cuidado.
Los determinantes sociales de la salud pueden explicar la mayor parte de las inequidades socio-
sanitarias y las desigualdades sistemáticas y relevantes entre grupos poblacionales; que son el
resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local.
Conceptos claves
de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los Determinantes Sociales de la Salud
(DSS) son las condiciones locales en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y
envejecen, incluido el acceso a los servicios de salud.

Como otros problemas de salud, el consumo excesivo de alcohol entendido desde un punto de
vista integral -con diferentes dimensiones de orden subjetivo, físico y sociocultural- se estructura
en cada situación particular de acuerdo a la influencia y dinámica de los determinantes sociales
de la salud. Dimensiones como la nutrición, la posibilidad de la realización de actividad física o la
cantidad y el tipo de descanso dependen de nuestra relación con las condiciones sociales y las
trayectorias de vida. Es también importante notar que la mayor parte de los determinantes
dependen de las condiciones de la vivienda, la educación, el trabajo, nivel y cobertura de los
sistemas de protección social.
 Las personas, sus contextos y las sustancias
Venimos señalando la importancia de los contextos en la lectura e intervenciones ante situaciones
de consumos problemáticos de alcohol. Recorrimos desde los escenarios epocales que plantea el
sistema capitalista y la sociedad de consumo hasta los determinantes sociales de la salud, y los
contextos más cercanos a las personas como sus barrios y redes de pertenencia social. Y es en
ese marco que las personas se vinculan con las drogas.
Palabra clave
Droga: La Organización Mundial de la Salud define droga como “Toda sustancia que, introducida
en el organismo por cualquier vía de administración, produce una alteración de algún modo, del
natural funcionamiento del sistema nervioso central de la persona”.
Comas Arnau y Arza Porras (2000) proponen que, en cualquier uso de drogas, siempre se
produce una interacción entre tres subsistemas: la sustancia como elemento material; los
procesos individuales de la persona que toma posición ante la sustancia; la organización social,
incluso los componentes políticos y culturales, como marco en el que se produce la relación.
“Podemos observar cómo los efectos de una sustancia no tendrán que ver únicamente con sus
características farmacológicas, sino también con las características del sujeto que la consume, el
contexto en el que se produce esta relación entre el sujeto y la sustancia y el momento histórico
en el que acontece la interacción” (Comas y Arza, 2000:238).
Las sustancias son objetos, ni más ni menos. Y por eso no son lo único a considerar, ni tienen
poderes por sí mismas para “atrapar” a alguien, o “entrar en una escuela” por sí solas. Son
objetos que circulan y se negocian, se venden y se compran, se padecen y se disfrutan en el
seno de las relaciones sociales, y de los sentidos y normas que los colectivos sociales se dan.
Como lo indica su acepción terminológica “pharmakón”, las drogas se definen como veneno y
remedio al mismo tiempo, dependiendo del uso. Las sustancias tienen una composición química
que puede producir determinados efectos en cada organismo, y ésta es una dimensión
importante, especialmente cuando es necesario atender los efectos físicos que generen daños o
padecimientos a las personas. Sin embargo, esos efectos de las sustancias no son lineales ni
funcionan de un solo modo. Los efectos de las sustancias dependen también de la situación de
vulnerabilidad, del acceso a los servicios de salud, del estado de salud de la persona, la posición
de género, la edad, la posibilidad de contar o no con apoyos sociales en el sentido de que existan
otras personas que los cuiden, entre tantas otras cuestiones.
Por lo tanto, en esa multidimensionalidad es importante considerar, siguiendo a Touzé (2010):
¿Qué se consume? procedencia de las drogas, composición química, efectos sobre el sistema
nervioso central, calidad, pureza, estatuto legal, uso clínico y farmacológico, modo de
presentación y preparación.
¿Quién consume? diferencias por edad, género, sector social. El sentido que tiene el consumo
de sustancias para una persona se inscribe en su historia singular.
¿Cómo se consume? dosis, frecuencia de consumo, vía de administración, si se utiliza una
única sustancia o varias combinadas, intencionalidad.
¿Cuándo y dónde se consume? los escenarios que condicionan material y simbólicamente los
consumos. Los sentidos y las formas de vincularse con otros varían según el tiempo y espacio. Es
necesario considerar las leyes, normas, valores, el contexto social y económico en el que se
producen los consumos.
Con relación a estos factores señalados, podemos empezar a preguntarnos:
¿Es lo mismo consumir alcohol el fin de semana en una situación social, estando con otros y
otras, que hacerlo solo/a? Incluso, ¿es lo mismo ese consumo con otros y otras si contamos con
información sobre cómo cuidarnos y cuidar a otros que si nunca tuvimos acceso a esa
información?
¿Es lo mismo tomar alcohol durante una cena, que hacerlo todas las noches hasta
emborracharnos y tener dificultades para ir a trabajar al día siguiente? Si eso nos sucede ¿da
igual si tenemos o no tenemos trabajo y acceso a los servicios de salud?
Uso, abuso, adicción y consumos problemáticos
Considerando estos elementos de análisis, es importante tener en cuenta que las personas
podemos mantener diferentes vínculos con las sustancias. A estos tipos de vínculos podemos
clasificarlos como uso, abuso o adicción.
Nos referimos con uso a un consumo generalmente ocasional, aislado, que no ocupa una
presencia significativa en la vida de la persona que consume. El consumo experimental es uno de
los modos en que puede manifestarse el patrón de uso, tomar una copa de vino con la comida
ocasionalmente, tomar alguna medicación recetada.
Con abuso nos referimos a una situación en donde no sólo aumenta la frecuencia y la cantidad
de lo que se consume en la mayoría de las situaciones, sino que ese consumo cumple una
función para la persona, ya sea estar de mejor ánimo, perder la timidez, producir más, etc.
Ahora bien, las relaciones de abuso y el vínculo adictivo son los que se presentan como
consumos problemáticos, pero es necesario que problematicemos más aún estos conceptos.
Consideremos algunas situaciones en las cuales el consumo puede convertirse en problemático:
por ejemplo, no es lo mismo tomar ansiolíticos recetados por un/a médico/a, en un período
determinado de tiempo, con un seguimiento y acompañamiento respecto de sus efectos en el
marco de un tratamiento, que aumentar la cantidad y la frecuencia de consumo sin indicación
médica ni acompañamiento profesional. Otra situación: ¿podemos considerar que el consumo de
alcohol puede devenir en problemático si la persona decide conducir un auto u otro vehículo,
después de haber consumido alcohol, por ejemplo, en una cena? ¿Y si lo hace en el ámbito
laboral y luego maneja alguna maquinaria? Está claro que son situaciones diferentes y que
implican distinta exposición a riesgos y modos de cuidado.
Continuando con la caracterización de los diferentes vínculos que establecemos con las
sustancias, hablamos de adicción cuando la vida de una persona gira exclusivamente en torno
al consumo de una sustancia. Esto es: no puede vivir sin una sustancia, hace todo lo posible para
conseguirla y consumirla, más allá de su propia intención de no volver a hacerlo, estableciendo
una relación compulsiva.
La adicción es un problema de salud en el que la persona perdió recurrentemente la capacidad de
controlar su consumo, a pesar de las consecuencias adversas que puede reconocer en el mismo,
ya sea en su estado de salud general, o en el cumplimiento de sus responsabilidades o en los
vínculos interpersonales.
Entonces, alguien empieza a necesitar de alguna sustancia para enfrentar la vida, para estar
contento/a en una fiesta, o para no ponerse nervioso/a en la reunión de trabajo, hasta que
deviene en un consumo problemático donde ante cualquier situación de la vida se hace necesaria
esa sustancia. En esta instancia el consumo no siempre responde a la obtención de placer, sino
que muchas veces responde a evitar los malestares físicos y psíquicos que produce la ausencia
de la sustancia en el cuerpo. Es una adicción cuando toda la vida de la persona está organizada
para eso: conseguir, consumir, conseguir, consumir, es decir que la persona entabla una relación
de dependencia con el consumo.
Como menciona Graciela Touzé en “Las adicciones desde una perspectiva relacional’’ (2015), es
clave que tengamos en cuenta que la diferencia entre uso, abuso y dependencia es más una
diferencia cualitativa respecto de las motivaciones y el contexto del consumo que una diferencia
cuantitativa con relación a la cantidad y la frecuencia de drogas consumidas. Estas diferencias
dependen mucho más de las características de la persona y de su entorno que del tipo de droga
que se consume.
Entonces, hablar de un vínculo problemático con las sustancias, no sólo incluye situaciones de
consumo sostenido en el tiempo, sino también consumos de una sola vez, e incluso de una
primera vez.
De acuerdo a lo que analizamos hasta aquí, podemos afirmar que para que un consumo se
transforme en problemático, lo primero que hay que analizar es qué tipo de vínculo establece la
persona con la sustancia. Siempre en clave de la posición social que ocupa esa persona con
respecto a su clase social, su edad, su identidad de género, el territorio en el que habita, las
instituciones por las que circula, el acceso a la salud, la noción de cuidado, propio y colectivo. O
sea, siempre teniendo en cuenta el trayecto de vida de la persona.
En síntesis, para desarrollar una estrategia de intervención es fundamental que podamos leer los
consumos de sustancias en su complejidad, sus distintas modalidades de uso, las diferencias en
los consumos, la trayectoria de las personas y el contexto social, enmarcándolos en una realidad
compleja, heterogénea y cambiante.
Reiteramos nuestra idea básica: un consumo no se vuelve problemático únicamente por la
sustancia ni por las personas consideradas individualmente, sino de los vínculos
interrelacionados y mutuamente influyentes que se dan entre el sujeto, la sustancia y el
contexto, con una historia que lo condiciona.
 Representaciones sociales sobre el alcohol: como parte de rituales, como parte del
ocio nocturno, como signo de status, etc.
¿Cómo empezar un camino para comprender la problemática de los consumos de drogas tal
como la entendemos hoy? Para avanzar en este recorrido proponemos un concepto clave que es
el de representaciones sociales y que es similar al de creencias del sentido común.
Serge Moscovici (1979), creador de esta teoría, afirma que las representaciones sociales son
sistemas de valores, conceptos y prácticas que proporcionan a las personas los medios para
orientarse en el contexto social y material. Su discípula, Denis Jodelet (1986), agrega que se trata
de formas de conocimiento social que facilitan la interpretación de los hechos que ocurren en la
vida diaria, que este conocimiento se elabora socialmente, que se comparte, que es práctico
porque forja las evidencias de nuestra realidad consensual y que participa en el modo y forma en
que construimos nuestra realidad.
La categoría representación social permite el acceso al pensamiento colectivo, a los
conocimientos, creencias, opiniones, que emergen de la interacción grupal, acerca de objetos
socialmente significativos, tiene en cuenta el conocimiento espontáneo. Dichos saberes se forman
a partir de las experiencias propias de las personas, las emociones, las informaciones y de los
esquemas de pensamiento que poseen, los cuales se enriquecen con lo que reciben de la cultura,
la comunicación y la educación.
Ahora bien, en lo que respecta al consumo de alcohol, una forma de abordaje posible es desde la
perspectiva de las representaciones sociales. Las creencias y expectativas que se tienen
respecto al alcohol y sus efectos juegan un papel fundamental en las prácticas de consumo.
Muchos de los consumos forman parte de rituales sociales como sentarse en ronda en una
esquina del barrio a cierta hora y tomar una cerveza, o el ritual de tomar vino con otros un
domingo mientras que se prepara el asado, luego durante el asado y tal vez siguen en la
sobremesa. El consumo de alcohol también se asocia al ocio nocturno ya que vemos como se
extiende el consumo en ámbitos de la nocturnidad, por ejemplo el uso de "fernet con cola" en los
recitales. El consumo de alcohol también puede ser significado como signo de y estatus ante
otros, o forma de desinhibirse. En fin, comprender los sentidos y representaciones de los
diferentes colectivos sociales y en situaciones particulares en un tiempo y en un espacio (la
esquina, la cervecería, el asado familiar, el recital, el boliche) son un punto de partida para
interrogar(nos) y pensar las estrategias preventivas de los consumos excesivos de alcohol.  
Existen muchas creencias o mitos en la población relacionadas al consumo de alcohol, tales
como que beber es sinónimo de potencia, de pertenencia social, de diversión, que combate el
frío, que favorece el desempeño sexual, que la resaca de una embriaguez de la noche anterior la
quita un trago de alcohol por la mañana, que un baño de agua fría desintoxica, que tomar una
bebida buena no hace daño, que aumenta los vínculos sociales, entre otras.
 Mitos sobre el consumo de alcohol
Mitos a desnaturalizar
En la actualidad, sabemos mucho más sobre los efectos del alcohol de lo que sabíamos en el
pasado. El consumo de alcohol presenta aspectos asociados a múltiples creencias, atribuyéndole
la facilitación de mecanismos constructores de subjetividad, confluyendo en “ser alguien”. El
tomar trae consigo un elemento para la construcción identitaria, orientada a: una vía hacia la
autonomía (“sé cuándo parar”) y hacia la realización de la identidad (mediante el alcohol, “yo soy
yo”) como respuesta a la exigencia de ser alguien.
El mito es una representación deformada o idealizada de alguien o algo que se forja en la
conciencia colectiva. Los ritos son pautas que se repiten en formas pre establecidas, invariable
con arreglo a normas prescritas.
Entonces, recorreremos a continuación algunos mitos y falsas creencias sobre posibles beneficios
de su consumo. Es necesario aclarar estos mitos para que podamos ser capaces de tomar
decisiones que afecten positivamente a nuestra salud.
MITO: El alcohol es bueno para el corazón. REALIDAD: No. Aumenta el riesgo de sufrir
hipertensión.
MITO: El alcohol es un alimento y da energía. REALIDAD: Engorda, pero no alimenta y es un
depresor del sistema nervioso central, por lo que no da energía.
MITO: El alcohol combate el frío. REALIDAD: Al contrario, disminuye la temperatura interior.
MITO: Beber solo los fines de semana no hace daño. REALIDAD: El daño depende de la cantidad
e intensidad, pero con el hábito hay riesgo de dependencia.
MITO: Haciendo ejercicio o vomitando, se elimina el alcohol. REALIDAD: Solo se elimina un 2 %
del alcohol ingerido, el 90 % lo elimina el hígado.
MITO: Mezclar bebidas alcohólicas emborracha más. REALIDAD: Puede provocar malestar, pero
lo importante es la cantidad ingerida de alcohol.
MITO: Una café o una ducha disminuye la borrachera. REALIDAD: No disminuyen la cantidad de
alcohol en sangre.
MITO: Beber sólo cerveza no produce ningún problema porque tiene pocos grados. REALIDAD:
El alcohol que contiene una cerveza es igual al de un vaso de vino.
MITO: Todo el mundo reacciona igual al alcohol. REALIDAD: Existen muchos factores que
afectan como el peso, edad, ánimo, etc.
MITO: El que está más acostumbrado a beber se emborracha menos. REALIDAD: No se
emborracha menos, pero muestra menos los efectos de la borrachera.
MITO: Lo peor que te puede pasar si bebes es acabar con resaca. REALIDAD: Si uno bebe
bastante alcohol, aumentan las posibilidades de accidentes, coma etílico e incluso la muerte.
MITO: El que bebe demasiado solo se perjudica a sí mismo. REALIDAD: Afecta a todo el entorno.
MITO: Beber alcohol durante la resaca, mejora. REALIDAD: En realidad la agrava ya que es la
misma sustancia que produjo la intoxicación.
MITO: Si dejás de beber un par de horas antes de conducir, se pasa el efecto. REALIDAD: El
alcohol tiene su máximo efecto en el cuerpo una hora después de haberlo ingerido.
Te invitamos a ver este breve video sobre mitos relacionados al alcohol:
https://www.facebook.com/watch/?v=1727011460780433
 El rol de los medios masivos de comunicación y la publicidad
Sabías que…
Los medios de comunicación social y las vías de expresión cultural desempeñan un papel
fundamental en la formación de la opinión social sobre el consumo de drogas (García del Castillo,
López Panches, 2017). El problema del consumo problemático de alcohol no puede analizarse
sin considerar el desarrollo de la producción de bebidas alcohólicas y su impacto en la economía
de los países. Por ello, es importante ilustrar el crecimiento de algunos negocios, como el de la
cerveza que ha quintuplicado su producción en los últimos quince años, según el Observatorio
Nacional de Salud Mental y Adicciones (2017).
En la década del 80, el consumo anual de cerveza era de 8 litros por habitante mayor de 15 años;
en los 90´ pasó a 22 litros y en el 2000 pasó a 34 litros; es decir, son más de 1.200 millones de
litros de cerveza los que se consumían anualmente (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
de la Nación Argentina, 2003).
Este aumento en las ventas de bebidas alcohólicas nos lleva a preguntarnos cómo opera con
gran influencia el mercado en los patrones de consumo. La publicidad y el marketing ejercen
influencia sobre las prácticas y las creencias acerca del consumo de alcohol.
La publicidad indirecta del alcohol, con imágenes favorables a su consumo, expuestas en la
televisión, internet y en los medios gráficos, y la directa en los cines con la colocación de
productos en las películas y series, genera naturalización de sus consumos. En el mismo sentido,
el “placement”, es decir la práctica de poner marcas de tabaco o referencias a las mismas en las
películas aparentemente de forma casual, es una publicidad importante para las tabaqueras; lo
cual demuestra que al mercado le resulta una propaganda influyente en la subjetividad.
En una dirección convergente, en el trabajo “Medios de comunicación, publicidad y adicciones”,
García del Castillo y López Sánchez (2009) reflexionan sobre cómo la teoría socio cognitiva
estudia cómo las normas sociales y la observación de modelos influyentes son un importante
factor para considerar transformaciones en las conductas. También mencionan una revisión de
Gunasekera, Chapman y Campbell (2005) que analizaron 200 películas de la historia del cine en
las que el uso del tabaco aparecía en el 68 % de los films, y la intoxicación alcohólica en un 32%.
Por lo expuesto, la OMS (2018) recomienda la promulgación y aplicación de prohibiciones o
restricciones integrales sobre la exposición a la publicidad del alcohol en múltiples tipos de
medios de comunicación. A su vez, promueve la reducción de la exposición al marketing de
alcohol especialmente para proteger a la niñez y adolescencia.
Para profundizar sobre este tema, te invitamos a que accedas al siguiente material de
consulta sobre Cuidado y Prevención, en el que Alberto Calabrese expone acerca de las
adicciones como problemática social compleja
Ver… https://youtu.be/y_3T0AVYNm4
 Prevención y cuidados desde una perspectiva integral
El rol del Estado. Diferentes modelos de intervención
Desde la perspectiva de Salud Colectiva y el abordaje integral comunitario que adopta
Sedronar, la prevención de las problemáticas asociadas al consumo implica la
reconstrucción del lazo social, la restitución de derechos y el fortalecimiento de proyectos
de vida insertos en una trama comunitaria basados en derechos y capacidades. Cuidar es
practicar y construir junto a las personas del territorio, un proyecto para reducir las posibilidades
de sufrir las consecuencias de los consumos problemáticos.
Por eso, toda intervención en relación con el consumo de alcohol en los niveles macro,
meso y micro, debe considerar los determinantes sociales y promover intervenciones
intersectoriales articuladas donde resulta clave el rol de un Estado presente que cuida y
garantiza derechos.
Para eso, se impone la necesidad de miradas y acciones diferenciadas, inclusivas y de
acompañamiento, fundamentadas en una lógica de cuidado de las personas como sujetos de
derecho en el contexto histórico-social actual.
Esta idea de integralidad remite a que como los problemas son complejos y tienen múltiples
dimensiones, requieren intervenciones intersectorial e inter actorales. Es decir que todos/as
podemos prevenir, y se nos convoca a empoderarnos en beneficio de nuestra comunidad. Esta
participación propuesta es inclusiva, con la finalidad de fomentar un entramado social de cuidado
y de oportunidades para construir proyectos de vida significativos. Integralidad es alcanzar la
mayor participación posible en la red de prevención y cuidados de la vida en común.
Palabra clave
La intersectorialidad es la suma, la integración, la articulación de acciones de diferentes actores
sociales como los gobiernos nacional, provincial y municipal, las ongs y las organizaciones
sociales y religiosas, que posibilitarán una construcción colectiva de conocimiento de la
comunidad civil organizada.
En este proceso de intervención es imprescindible incluir la perspectiva de género para tener
una lectura de cómo el sistema patriarcal fomenta o desalienta ciertas formas de consumos de
sustancias. A su vez es uno de los criterios centrales para desarrollar mejores estrategias
preventivas. Esto implica establecer directrices y llevar a cabo programas de formación que
incorporen una mirada integral atravesada por esta perspectiva dirigidos a personal socio
sanitario y especialmente a los equipos que están en los territorios. En este sentido,
recomendamos:
 Generar información sobre la situación y los determinantes de las inequidades de
género en los distintos ámbitos de intervención, logrando que esta información sea
comprensible para las personas responsables de los ámbitos políticos, de planificación,
comunitarios, así como para profesionales, operadores/as y técnicos/as de la promoción de
salud. Incluir la perspectiva de género, es uno de los criterios para desarrollar mejores
estrategias preventivas.
 Promover acciones dirigidas a una mayor equidad, así como definir los mecanismos
institucionales a través de los cuales estas prioridades puedan incorporarse de manera
democrática y sostenible dentro del proceso de gestión de las políticas públicas y de las
estrategias de las instituciones y organizaciones.
 Propiciar la participación de mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+ en el armado y
desarrollo de estas estrategias.
Por otra parte, se necesita la creación de espacios donde las personas puedan comunicar
libremente lo que piensan, sienten y que esperan que suceda en relación al consumo de alcohol
y donde los gobiernos seamos capaces de escuchar, sintetizar, proponer y conjuntamente
construir.
Como se mencionó, un enfoque de la cultura del cuidado se destaca en contrapunto con la
lógica del consumismo. La primera genera respeto y propone la valoración de la vida, la salud, el
autocuidado y el de los y las otros/as. Este enfoque cuestiona los sentidos e historias vinculadas
a los consumos, y cree que esta pregunta abre puertas a más y mejores soluciones. Va mucho
más allá de la mera transmisión de información; implica dar lugar a aprendizajes más específicos
que contribuyan a crear experiencias saludables de contención, de orientación, de apertura, de
confianza mutua. Invita a comprender “que es mejor cuidar y cuidarse; que tanto dar como recibir
cuidado, son experiencias humanas fundantes de un mejor vivir en comunidad.
Si podemos pensar que nuestra tarea puede y se define, entre otros aspectos, por facilitar
la inclusión social de las personas que padecen un malestar psíquico, físico o relacional, y
destacamos para esa tarea la disponibilidad en la escucha, es necesario explicitar que esa
actitud implica la presencia y disponibilidad de un semejante, de su acompañamiento, de su
comprensión, encuentro y el respeto a la intimidad y identidad como construcción social y
subjetiva. Escuchar implica no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también
los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Lo que va
mostrando de sí y su relación con el mundo.
Se trata de aumentar nuestra capacidad para identificar, comprender y acompañar las emociones
de otras personas, a la vez que buscaremos desarrollar nuestra capacidad y sensibilidad frente al
sufrimiento de las personas que convocan nuestra intervención.
Otro aspecto esencial para promover la salud, el bienestar emocional, las relaciones
interpersonales y el desarrollo de las personas y la permanencia en el tiempo del vínculo, es
permanecer, que implica estar, diferente de una ocasional presencia. Mantener la relación en el
tiempo, es un requisito fundamental de una acción preventiva eficaz, nos permitirá profundizar la
relación, comprender más y mejor las preocupaciones y puntos de vista de las otras personas, la
calidez, el genuino interés por la persona y el apoyo constituyen la base sobre la cual podremos
pensar juntos/as nuevas soluciones, revisar que sucede con su implementación, favoreciendo de
este modo todo aquello que facilite un desarrollo saludable.
Nuestro rol requiere del compromiso con un acompañamiento capaz de apoyar a quienes nos
convocan, impulsando y orientando nuestro quehacer para facilitar la mejor posibilidad para las
personas. Buscamos intervenir alejándonos de cualquier forma de paternalismo, autoritarismo e
intervencionismo asistencialista.
Para trabajar con personas es esencial conocer nuestros límites y saber cuándo derivar de forma
adecuada, para lo cual es importante conocer todos los recursos asistenciales, legales, sociales,
médicos, psiquiátricos y psicológicos a disposición de las personas en nuestra comunidad.
Derivar significa reconocer que hay temas específicos que precisan del abordaje de otros.
Nuestra modalidad de trabajo debe ser continua en el tiempo y compartida con nuestra red, para
llegar mejor con un abordaje integral a todas las personas.
Todos hemos visto lo difícil de instaurar una cultura del cuidado (más en estos tiempos de
pandemia). La prevención del consumo ha tenido múltiples traspiés para acompañar a las
personas, tal vez buena parte de esto tenga que ver con que advertir da pocos réditos. Otro tanto
de la dificultad se puede adscribir a las miradas parciales, fragmentarias, “de grieta” que no han
considerado la multilateralidad de los factores en juego. Cómo ser un excesivo énfasis en los
daños y muertes, dando poca consideración de los placeres y disfrutes.
Creemos que una mejor solución radica en la importancia de pensar y actuar en red, junto con la
mayor cantidad de actores e instituciones de la comunidad. Ya que es muy infructuoso afrontar
esta problemática de manera aislada. Pensar y actuar en conjunto con otras personas, nos
ayudará a lograr mejores resultados para la salud y el desarrollo.
De acuerdo a lo señalado, el Programa de Alcohol en acuerdo con los objetivos de la Sedronar,
propiciará el desarrollo de Foros Preventivos Territoriales en provincias y municipios, donde
conjuntamente desarrollaremos espacios de sensibilización y formación, a fin de fortalecer las
Redes locales, para conceptualizar y desarrollar estrategias preventivas, por medio de Mesas de
Consenso sobre la desnaturalización de los consumos y el desarrollo de estrategias de cuidado.
 Reflexiones finales
En América, los pueblos y comunidades originarios, desarrollaban un consumo de sustancias
psicoactivas reglado según los contextos y su jerarquía social, en prácticas culturales religiosas,
festivas, curativas, etc. Dichas prácticas eran aceptadas y compartidas por los miembros de esa
organización social vinculadas a alguna cuestión religiosa o ritual.
En nuestra sociedad actual, con un sistema capitalista y patriarcal, el consumo está caracterizado
por la búsqueda de un efecto cada vez más rápido, imponiéndose una cultura que valora y
propone la satisfacción rápida e inmediata. En ese marco, el consumo problemático de alcohol es
uno de los principales problemas de salud, que a nivel internacional se asocia a la mortalidad y a
distintas enfermedades, que además en muchos casos son modificables y prevenibles.
Por lo tanto, es necesario cuestionar toda una serie de falsas creencias acerca del consumo de
alcohol a nivel de las representaciones sociales con el fin de desnaturalizar el consumo
problemático de alcohol. Del mismo modo hay que destacar que también los medios de
comunicación social y las vías de expresión cultural en la formación de la opinión social tienen
influencia en estas prácticas, y que las situaciones de las que hablamos varían
considerablemente de acuerdo a los determinantes sociales que las configuran.
Para concluir, no debemos olvidar que el problema del consumo de alcohol no puede analizarse
sin considerar la producción de bebidas alcohólicas y su impacto en la economía de los países.
 Actividad
¿Cuáles crees que son las motivaciones por las que las personas consumen bebidas alcohólicas
de manera excesiva en tu comunidad?
¿Cuándo ese consumo se vuelve problemático? Podés ilustrar con un ejemplo o escena de la
vida cotidiana.
El consumo de alcohol está estrechamente vinculado con la sociedad capitalista y patriarcal en la
cual vivimos, la misma, fomenta o desalienta ciertas formas de consumo. Es decir, el consumo de
alcohol se nutre de las formas en que funciona nuestra sociedad.
La misma, se caracteriza por la búsqueda de un efecto cada vez más rápido y propone una
satisfacción rápida e inmediata.
Además, el alcohol es la sustancia de mayor acceso y disponibilidad, y como consecuencia su
iniciación a temprana edad.
Ahora bien, para que el consumo se piense como problemático va a depender de cómo el sujeto
se relacione con la sustancia, además, se deberá tener en cuenta el contexto social y la historia
que lo condiciona.
En relación a lo planteado, hoy estamos viviendo en una situación de pandemia, la misma trajo
muchas problemáticas, uno de ellos el aumento de alcohol. Los posibles motivos pueden ser por
estrés, angustia, ansiedad, entre otras emociones; tener más tiempo libre, etc,
Esta situación es alarmante ya que hay un mayor riesgo de desarrollar un trastorno por consumo
de alcohol, además los pacientes con patologías por alcohol tuvieron una recaída de su adicción
durante la pandemia.

Módulo 2: Estrategias de intervención por parte del Estado en la prevención y cuidado


respecto del consumo de alcohol
En la clase anterior reflexionamos acerca de los consumos de alcohol como problemática social-
histórica y relacional poniendo foco en una perspectiva integral. Conceptualizamos la importancia
de la sociedad de consumo y el papel de los medios y la publicidad, que reproducen toda una
serie de representaciones sociales y los mitos en torno al consumo de alcohol. 
Para avanzar es necesario reafirmar con claridad los conceptos claves de la clase 1: los
determinantes y condicionantes sociales de la salud, la importancia de un marco regulatorio afín a
la idea de un Estado presente en el acompañamiento, la prevención y los cuidados de la
comunidad.
Como continuidad, en esta clase 2 nos proponemos ahondar en la reflexión acerca de las
estrategias de intervención por parte del Estado en la prevención y cuidado respecto del consumo
de alcohol, focalizando en diferentes poblaciones con situaciones de vulnerabilidad como: los
niños y niñas, las mujeres gestantes y lactantes, las personas adultas en general, los y las
adultos/as mayores en particular, y los y las trabajadores de actividades laborales específicas
como conductores/as u operarios/as de rodados y/o maquinarias. Finalmente, recorreremos
algunas dimensiones de los marco regulatorios en relación con los consumos de bebidas
alcohólicas, ya que en estos se sostiene nuestra tarea cotidiana. 
Conceptos claves: interacción entre las personas, sus contextos y las sustancias; prevención y
cuidados desde una perspectiva integral; mitos y realidades sobre el consumo; cuidados con
perspectiva de género; ámbitos de intervención.
 Intervención estatal en el consumo de alcohol
Conceptos claves: Prevención en materia de políticas públicas, no se trata solo de llegar antes
sino de estar ahí. Nos encontramos con la idea de acompañamiento, estar presente como Estado,
como comunidad organizada, con las organizaciones sociales y las instituciones, para poder
juntos/as interrogarnos sobre cómo queremos vivir, interpelar las prácticas y representaciones
sobre los consumos y en especial el del alcohol y desarrollar estrategias de cuidados.
La gestión de la Sedronar está guiada por una perspectiva de los Derechos Humanos, en el
marco de la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657, y centrada en la construcción de lazos
sociales y el mejoramiento de las condiciones y la calidad de vida, en articulación con otras áreas
estatales. Este enfoque rechaza de plano las soluciones punitivistas, y propone una política
destinada a toda la sociedad, desde una perspectiva de género, priorizando las intervenciones
con jóvenes y sectores populares.
Las políticas de prevención, acompañamiento e investigación frente al consumo de sustancias
psicoactivas, en especial el de las bebidas alcohólicas, se centran en las personas,
sus trayectorias vitales, su constitución subjetiva y el contexto cultural en el que viven. 
En la sociedad de consumo en que vivimos, el consumo de bebidas alcohólicas, se transforma
en problemático por diversos factores: condiciones de existencia, edad, género, lugar de
residencia, acceso a derechos, redes vinculares y contexto particular de las personas.
Un abordaje del consumo problemático de bebidas alcohólicas debe poseer estrategias
articuladas y a su vez diferenciadas por población para actuar sobre los imaginarios sociales que
existen en diferentes ámbitos: educativo, laboral, contextos de encierro, ruralidad y pueblos
originarios, situación de calle, juventudes, diversidad de géneros, deportes.
Descripción de la estrategia preventiva frente al alcohol (objetivos y componentes)
Si observamos los datos epidemiológicos (es decir tomando en cuenta la salud de la población)
encontraremos que existe evidencia científica que muestra la relación entre el consumo, la
disponibilidad, la accesibilidad y la mercadotecnia de las bebidas alcohólicas y los problemas
socio-sanitarios. Sin embargo, como sociedad solemos naturalizar el consumo problemático de
alcohol. Nos interesa en esta clase plantear la necesidad de problematizar, interrogar, y pensar
colectivamente cuáles son las estrategias de cuidado, de prevención y acompañamiento a
implementar por parte de los Estados, las diferentes instituciones, los y las referentes familiares y
territoriales, y las propias personas.
Por tal motivo la Sedronar genera una estrategia preventiva que consiste en:
 Impulsar políticas preventivas sistemáticas y universales en conjunto con los diferentes
Ministerios, teniendo en cuenta las leyes: de Salud Mental Nº 26.657, de Protección
Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes Nº 26.661 y de Lucha Contra el
Alcoholismo Nº 24.788.
 Acompañar las estrategias preventivas a través de campañas en medios de comunicación
masiva: televisión, radio, redes sociales (TIC), y otros medios.
 Orientar y acompañar la planificación e implementación de estrategias preventivas
integrales frente al consumo de bebidas alcohólicas junto con las diferentes Jurisdicciones
Provinciales.
 Acompañar y capacitar a los y las referentes provinciales y municipales, en la elaboración
e implementación de protocolos frente al consumo de bebidas alcohólicas y los riesgos que
generan sus consumos problemáticos en adultos y adultas, en personas gestantes y
lactantes, en personas que manejan vehículos y elementos de trabajo, y en referentes
adultos de niños, niñas y adolescentes.
 Impulsar estrategias preventivas nacionales que regulen la publicidad, el expendio,
etiquetado y la disponibilidad de bebidas alcohólicas. 
 Impulsar y acompañar investigaciones sobre los usos de bebidas alcohólicas.
 Impulsar, junto con otros actores del estado nacional, una reorientación de la política
tributaria nacional en lo que respecta a los impuestos internos a las bebidas alcohólicas.
 Generar y comunicar la información sobre la legislación comparada internacional, nacional,
provincial y municipal en relación con las bebidas alcohólicas.
¿Sabías que? Propiciamos el desarrollo de Foros Preventivos Territoriales en provincias y
municipios, además de espacios de sensibilización y formación, con el fin de fortalecer las redes
locales en la conceptualización y el desarrollo de estrategias preventivas. También participamos
de Mesas de Consenso Territoriales, a los efectos de tratar temas como la desnaturalización del
consumo de alcohol y el desarrollo de estrategias de cuidado.
Función de este curso en la estrategia de la estrategia frente al alcohol
Para desarrollar de manera consensuada con los territorios provinciales y municipales,
estrategias preventivas que desnaturalicen los consumos problemáticos de bebidas alcohólicas y
que amplifiquen los diferentes cuidados para grupos variados locales, se desarrolla
esta “Formación de Redes para la Prevención y el cuidado frente al consumo de bebidas
alcohólicas”.
 Ámbitos de intervención y poblaciones específicas
Concepto clave: Al disponernos a acompañar a una persona en situación de consumo
problemático de alcohol, nuestra intervención debe ser siempre situada y contextualizada en un
tiempo y lugar concreto. Para comprender cómo viven y cómo desean vivir todos y todas las
personas, en diálogo con su red de relaciones y en todo el territorio. 
En la clase anterior retomamos la antigua definición de la palabra droga, cuya acepción “viene del
griego “Phármakon”, que significa: remedio y veneno a la vez. Lo que lo hace una cosa u otra
depende de la acción conjunta de cuatro factores: qué sustancia se consume, quiénes, cómo,
cuándo y dónde” (Goltzman, 2019:42). Estos factores combinados constituyen un escenario
situacional particular, ubicado en el centro de las personas y su trayectoria en escenarios
específicos. Pensando en el consumo de alcohol distinguimos situaciones de consumo que
pueden no ser problemáticas, como el uso de una copa de vino en una cena para una persona
adulta. Pero pensando en “el quién”, por ejemplo, si nos referimos a una persona adolescente, o a
una persona gestante, el consumo paaría a ser problemático por diferentes motivos, como
desarrollaremos a lo largo de la clase. 
Es importante también retomar que cuando nos referimos al contexto no es sólo en relación al
espacio y tiempo micro de una esquina en el barrio, o el boliche, o un almuerzo en una casa
durante el fin de semana, sino también en el marco de las ideas y creencias propias de la época y
de la sociedad de consumo. Y eso, en nuestra sociedad tiene que ver con un proceso cultural que
es histórico y el consumo de bebidas alcohólicas no escapa a esta regla: lo que tomamos y la
forma en que tomamos es algo que fuimos construyendo social e históricamente. Así llegamos a
la actualidad donde el alcohol, en tanto droga legal, es la que más se consume. 
Como todas las drogas, el alcohol tiene efectos sobre nuestro organismo y produce
consecuencias sociales. En nuestra cultura, el alcohol está construido simbólicamente e
incorporado socialmente como parte insustituible de situaciones de encuentro o festejo. El brindis
con bebidas alcohólicas es parte del ritual en las celebraciones familiares. Asimismo, el vino y la
cerveza fueron adoptados como acompañamiento de las comidas. Estas formas de consumo
están tan incorporadas a nuestras costumbres y hábitos cotidianos que hacen que resulte difícil
advertir cuando el consumo se torna problemático. La naturalización del consumo de alcohol en
nuestra sociedad hace que se vuelva muy difícil considerarlo como una droga y advertir
situaciones donde se conforma como un consumo problemático. 
Niñeces y Adolescencias: vulnerabilidades orgánicas y regulaciones de parte de los y las
referentes adultos/as
Cuando hablamos de consumo de alcohol en las niñeces y las adolescencias, es importante
analizar diferentes variables y situarnos claramente desde una perspectiva de derechos. Desde
la perspectiva orgánica, el consumo de bebidas alcohólicas siempre es considerado un consumo
problemático, ya que los órganos y sistemas no están totalmente desarrollados. El sistema
nervioso central tiene dos momentos de desarrollo a lo largo del crecimiento, que se llaman  poda
neuronal ya que se producen recortes de células y sinapsis, como si podáramos un árbol y queda
lo mejor (Muñoz Collado, 2020). El primer momento se sitúa aproximadamente a los 2 años de
vida y el segundo entre los 18 y 21 años que es el momento de máximo esplendor neurocognitivo
humano. La ingesta de alcohol en niños y niñas impide el correcto desarrollo neuronal y
aumenta las probabilidades de tener una adicción en la vida adulta.
Con respecto al sistema digestivo, en los niños y niñas, tanto como las adolescencias, nos
encontramos con un hígado inmaduro con poca capacidad de metabolizar alcohol. Por tal motivo,
esta sustancia permanece más tiempo en el torrente sanguíneo prolongando e intensificando sus
efectos depresores, pero también generando tolerancia y por ende aumentándole posibilidades
de dependencia física.
Por todo lo mencionado, es fundamental retrasar la edad de inicio de consumo de alcohol
como práctica de cuidado. En consecuencia, la Sociedad Argentina de Pediatría (que incluye
Ediatría), consolida su llamado en 2018 (SAP, 2018) para prevenir y reducir el consumo de
alcohol de personas menores en su declaración de política actualizada. 
Ahora bien, no solo analizamos las variables orgánicas, sino que damos gran importancia a la
influencia que ejercemos las y los adultos frente a las regulaciones de los consumos de alcohol
en niños, niñas y adolescentes. Al respecto, hay adultos/as que mojan el chupete en alguna
bebida alcohólica con el fin de hacer un brindis simbólico con los/as bebés o niños y niñas. En
algunos grupos familiares sucede que se les sirve un vaso con un dedo de vino y el resto de soda
como símbolo de crecimiento, y de esta forma se habilita el consumo de alcohol en pequeñas
cantidades. 
La naturalización de la ingesta de alcohol de los y las adultos/as con fines festivos y recreativos
tiende a invisibilizar las situaciones donde ese consumo se puede transformar en problemático. 
Finalmente, diremos que respecto al marketing de alcohol, distintas observaciones enuncian que
la mercadotecnia dirigida a las niñeces y adolescencias de productos como cigarrillos y alcohol,
así como de alimentos y bebidas con alto contenido en grasas saturadas, ácidos grasos trans,
azúcar, sal o aditivos puede tener un impacto a largo plazo sobre su salud.
En el preámbulo de la Convención de Derechos del Niño, aprobada por Ley Nº23.849 se
menciona la Declaración de Derechos del Niño la cual establecía que “el niño, por su falta de
madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección
legal. Se insta en consecuencia a los Estados Partes a reglamentar o prohibir la información y el
marketing relativo a sustancias como el alcohol y el tabaco, especialmente cuando están dirigidas
a niños, niñas y adolescentes.
En el ámbito local la Ley Nacional de Lucha contra el Alcoholismo N° 24.788. (arts. 1 y 6)
consagra diversas prohibiciones, restricciones y/o reglamentaciones a efectos de garantizar el
derecho superior del niño en relación al más alto nivel de salud integral posible.
Juventudes: situaciones de uso de alcohol en las previas, el UPD y las fiestas
Les proponemos ante todo hablar de “juventudes”, y no de “juventud”, porque entendemos que
hay distintos modos de ser joven. El plural nos muestra lo difícil que resulta nombrar de modo
singular a experiencias y vivencias tan heterogéneas y desiguales de ser jóvenes. Esa diversidad
está en gran parte moldeada por los distintos contextos por los que transitan y habitan las
personas y en función de las experiencias que allí son vividas. Hablar de juventudes implica mirar
la diversidad cultural, de géneros, social y territorial y desde aquí poder pensar acciones
concretas que acompañen y busquen revertir las desigualdades estructurales.
Consideramos prioritario entonces pensar en las particularidades y potencialidades de las
juventudes, y no centrarnos solo en sus carencias o en esa mirada del joven definido como un
sujeto “incompleto”. Para esto es necesario que los y las jóvenes puedan reconocerse a sí
mismos como protagonistas sociales legítimos que aportan desde su creatividad y su mirada a la
sociedad, que son capaces de organizarse y pensarse en función de un propósito colectivo y no
solo individual. Son los lazos de compañerismo, encuentro y cuidado, los que propician otras
dinámicas relacionales posibles. Las juventudes, más que ser potencialmente el futuro, son parte
del presente y es por eso, que los espacios de encuentro y participación en los cuales puedan
expresar sus voces y deseos son fundamentales.
¿Y qué especificidades tienen los consumos de alcohol de estas diferentes
juventudes? Una de ellas es la llamada “previa” o “preboliche” que se constituye en una instancia
preparatoria donde las y los jóvenes se encuentran antes de salir. La casa es el espacio
preponderante en donde se organiza la salida al boliche, aunque en menor medida pueda darse
también en bares. La función fundamental esla preparación y producción del yo: producirse para
salir al boliche. La idea fuerza que sostiene el preboliche es que la persona adolescente debe
llegar ya “entonada” al boliche, es decir preparada para que el “yo soy yo” actúe según los ítems
socialmente impuestos y que se resumen en la tríada: diversión-desinhibición-descontrol. 
La casa resulta el espacio del preboliche aunque también pueda ser una reunión que se agote allí
́, es decir que el fin era “reunirse con las amigas y los amigos”. Si corre esta última opción, el
alcohol no es condición necesaria, aunque generalmente esté presente, pero si hablamos del
preboliche o previa, este no tiene razón de ser sin el alcohol. La casa propia o la de una amiga o
amigo es elegida en tanto “casa libre de personas adultas”, condición que se efectiviza por
ausencia u omisión (personas referentes que no salen de sus cuartos a ver qué está pasando, en
definitiva, que “no molestan”, “no se meten”). El espacio de la casa es un lugar elegido para el
consumo de alcohol en tanto cumple diversas funciones que pueden ser complementarias o no:
función económica, contenedora, proveedora de anonimato, intimista, y de producción del “yo”. 
El alcohol, consideraciones para tener en cuenta:
 El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central. No te estimula. Reduce la
capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades. 
 El abuso de alcohol te puede causar agresividad, melancolía y pérdida de memoria.
Produce distintos grados de inactivación, desde somnolencia hasta anestesia y coma. 
 Sólo el 10% del consumo de alcohol se elimina por orina y sudor. El 90% es digerido por el
hígado convirtiéndose en azúcar, causando diversas enfermedades con efectos
irreversibles en nuestro organismo. 
 Tampoco se elimina más rápido por tomar café o darse un baño. El café puede irritar aún
más el estómago y el baño puede dar más frío y producir hipotermia. 
 Las bebidas alcohólicas afectan de igual manera en cualquiera de sus graduaciones. Sus
efectos tienen que ver con la cantidad de alcohol ingerida, el tiempo de ingesta, el lugar, la
calidad de la bebida y el estado de ánimo de la persona, según su edad, cuerpo y
trayectoria de vida. 
 El alcohol puede producir problemas de impotencia sexual y afectar el desarrollo y los
cuidados en las relaciones sexuales. 
 El mezclar distintos tipos de alcohol o alcohol con energizantes u otras sustancias,
aumentan los efectos negativos y los riesgos para la salud. 
Todo consumo de alcohol en menores de 18 años se considera un consumo de riesgo, es decir
no existe un nivel de consumo de alcohol que se considere “saludable” porque: 
 El cuerpo está en crecimiento y es más vulnerable a sus efectos 
 El alcohol afecta el rendimiento en los estudios porque altera la capacidad de atención y
concentración. 
 Si se practica deportes, su consumo baja la capacidad física y aumenta el riesgo de
lesiones. 
 Aumenta el riesgo de dependencia en la edad adulta.
¿Qué es el UPD, o “último primer día”?
Desde hace algunos años, el último primer día de clases (U.P.D.) se instaló como un ritual entre
las personas adolescentes que comienzan el último año de secundaria. Lo que representa una
preocupación de este ritual es que se focaliza, principalmente, en el consumo excesivo de alcohol
que se da la noche anterior al comienzo del ciclo lectivo.
Es fundamental promover nuevos sentidos en momentos en los que la celebración incluye el
alcohol, y abrir espacios a todos las personas de la comunidad para problematizar lo que sucede
en torno a esas modalidades de celebración. El objeto es la construcción de acuerdos para
cuidar a las y los jóvenes y no dejarlas solas y solas con el consumo ni con lo que creen
del consumo.
Desde la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina promovemos la
reflexión y las prácticas de cuidado en relación al consumo de alcohol. 
¿Cuál es el patrón de consumo más común en la adolescencia? 
El patrón más frecuente entre la gente joven es el consumo episódico excesivo de
alcohol (CEEA) definido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) (Monteiro, 2008)
como la ingestión de gran cantidad de alcohol en una sola ocasión o en un período corto de
tiempo. Esta práctica se registra con mayor frecuencia durante los fines de semana en escenarios
nocturnos, siendo en muchos casos, la búsqueda del estado de embriaguez una de las
motivaciones. Un claro ejemplo de esto es lo que se conoce como `la previa´. 
¿Sabías qué? Se considera que el consumo episódico excesivo de alcohol (CEEA) es
equivalente a: tomar en la misma ocasión 2 litros de cerveza o más, ¾ litro de vino o más,
y/o 4 medidas o más de bebidas fuertes/ tragos combinados (más de 5 UNEs=60 Gr/cc
alcohol puro) (MSAL, 2012).
Es importante resaltar que el uso repetido de alcohol produce tolerancia. El fenómeno de la
tolerancia se produce porque el cuerpo se adapta a la presencia continua de alcohol. Esto lleva a
que la mayor parte de los y las consumidores/as crean que el alcohol no les/as afecta. Pero no es
así: si una persona “tolera” el consumo de grandes cantidades de alcohol sin mostrar síntomas de
sus efectos, no significa que su organismo funcione mejor ni que sea más fuerte, por el contrario,
implica que sus órganos (hígado, riñones, cerebro) tienen que hacer un sobreesfuerzo para poder
funcionar correctamente y, por lo tanto, sufren más daño.
Las estrategias preventivas y de cuidado frente al consumo de alcohol en la adolescencia,
entendido como problema social, debe ser colectiva. El fin de toda intervención es facilitar
disponer de elementos para saber cómo cuidarse y cómo acompañar el cuidado de los y las
demás. En principio es fundamental poder reflexionar acerca de las razones, los cuidados
individuales y colectivos, los beneficios y los riesgos; pensar sobre los sentidos y las influencias
que incentivan el consumo; y desmontar mitos y falsas creencias sobre el consumo de alcohol. 
Un objetivo importante con las y los adolescentes es lograr la comprensión de que es mejor no
tomar alcohol, y cómo sostener esta opción a pesar de las presiones sociales para poder priorizar
y valorar salud y los proyectos. Esas reflexiones son más ricas si son compartidas con otras
personas para que además de pensar cómo se cuida cada uno, puedan ver cómo se cuidan entre
todos. 
Por otra parte, para pensar estrategias de prevención y cuidado en las adolescencias y
juventudes es fundamental tener en cuenta cuáles son aquellos espacios donde construyen
lazos, quiénes son los y las adultos/as que escuchan y cuidan a los y las jóvenes en estos lugares
y desde qué miradas y supuestos los escuchan. Para lograr que puedan ser protagonistas y
constructores/as de acciones preventivas es imprescindible el diálogo con adultos/as evitando las
posturas adultocentristas que ubican a adultos/as en el centro y como modelo. En este sentido,
como adultos/as, queremos situarnos desde una perspectiva sobre la juventud que esté libre de la
nostalgia y de la idealización de las generaciones pasadas, entendiendo que los y las jóvenes son
mucho más parecidos a su época que a nosotros, a la vez que nos permitimos pensar propuestas
alternativas al mero disciplinamiento y control de sus comportamientos. Eso exige un trabajo
fuerte con una/o mismo/a en que los y las adultos/as nos preguntemos permanentemente cómo
los y las miramos y los integramos con sus opiniones y puntos de vista.
Por otra parte, desde la lógica de los cuidados es importante que las juventudes identifiquen y
visibilicen prácticas de cuidados desde los propios territorios promoviendo estrategias colectivas,
que recompongan el lazo social basado en el respeto a las diversidades juveniles.
Personas gestantes y en lactancia
Concepto clave: Las respuestas de cuidados con perspectiva de género deben ser amplias y
ofrecer alternativas acordes a las situaciones de las personas y su entorno, teniendo en cuenta
las condiciones particulares en que sus vidas se encuentran, y haciendo hincapié en favorecer la
accesibilidad simbólica a las alternativas disponibles y garantizando ante todo el derecho a la
salud y a no ser estigmatizadas.
Las personas gestantes o que estén planificando un embarazo, deben evitar por completo el
consumo de bebidas alcohólicas. Es importante informarle que pequeñas cantidades de alcohol
pueden tener efectos negativos materno-fetales y/o neonatales. Los efectos maternos fetales
negativos más comunes suelen ser desprendimiento placentario, roturas prematuras de
membranas (bolsa), parto prematuro, hipertensión maternales (Cremonte, Lopez y Filippetti,
2015).
¿Sabías que?: El embarazo se divide en 3 (tres) trimestres. 
 El primero corresponde a la embriogénesis (formación de los principales órganos y
sistemas) y el consumo de alcohol en este periodo podría generar desde un aborto
espontáneo hasta grandes defectos en órganos vitales. 
 El segundo trimestre se caracteriza por la formación y desarrollo de estructuras no vitales y
en tal sentido el consumo de alcohol podría generar defectos no incompatibles con la vida
(por ejemplo, labio leporino). 
 En el tercer trimestre el feto tiene una ganancia en talla y peso, por lo que la ingesta de
alcohol en este periodo generará recién nacidos o nacidas de bajo peso o pequeños/as. 
El consumo de alcohol durante la gestación puede producir múltiples daños orgánicos,
neurocognitivos, problemas de aprendizaje y de convivencia con otros/as que podrían manifestar
durante la primera infancia y la escolaridad. El cuadro más grave correspondiente al Trastorno de
Espectro Alcohólico Fetal, (TEAF) es el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), caracterizado por un
conjunto de signos y síntomas tales como surco nasolabial liso, ojos pequeños, labio superior
excepcionalmente delgado, nariz corta y hacia arriba, cráneo pequeño. También se asocia a
defectos cardíacos, articulares, entre otros. Otra consecuencia del consumo de alcohol durante la
gestación es el síndrome de abstinencia fetal qué ocurre cuando la persona gestante consumió
alcohol en cantidades significativas dentro de las 48 horas antes del parto.
Con respecto a la lactancia, recomendamos aconsejar que se evite el consumo de alcohol a las
mujeres que están amamantando. Sin embargo, y considerando los beneficios asociados a la
leche materna como única forma de alimentación durante los primeros 6 meses de vida, es
importante intentar por todos los medios, no interrumpir la lactancia. En caso de consumir
alcohol ocasional y amamantar, se recomienda no dar de mamar hasta 2 o 3 horas después de la
última ingesta. Si el consumo fuese habitual se indicará la inhibición de la lactancia y utilización
de leche maternizada. Es importante considerar ante todo la situación integral de las personas en
su contexto, y adecuar las intervenciones a la singularidad de cada trayectoria subjetiva y a las
condiciones de vida. 
Finalmente, es muy importante comprometernos con que la condición de género no
produzca estigmatización ni vulnere derechos de acceso a los servicios de salud para las
personas gestantes y en lactancia. 
En el imaginario social se suele menospreciar a las mujeres que consumen sustancias tendiendo
a considerar que se está menoscabando su feminidad, como una desviación de lo que el sistema
patriarcal establece como estereotipo de “ser mujer”. Varios estudios sobre el tema sostienen
que, por este motivo, en las mujeres consumidoras recae un doble estigma: por romper con el
modelo construido e idealizado que le fue asignado socialmente y por ser consumidoras de
drogas, lo que se traduce en una condena social que genera vergüenza y culpa lo que provoca en
ocasiones el ocultamiento de las prácticas de consumo. Del mismo modo, las personas del
colectivo LGTBI+ que crían niñes también son estigmatizadas doblemente si además tienen
problemas con los consumos de sustancias ya que como a las mujeres forman parte de esas
posiciones subalternas que sistema patriarcal condena por estar fuera de la supuesta norma
estereotipada.
Analizar esta mirada hacia las mujeres consumidoras desde el enfoque de la perspectiva de
género, nos permite complejizar la mirada y construir preguntas que nos permitan comprender
mejor las situaciones que atraviesan algunas personas por su condición de género, y
preguntarnos, por ejemplo, por qué ante los varones que consumen no aparece el estigma de mal
padre, o la pregunta de por qué se desliga fácilmente a los varones de esta tarea.
Adultos y adultas: la relación con los estereotipos de género y ciertos problemas de salud
Vemos cómo el sistema patriarcal organiza y estructura la vida política, económica, social y
cultural. Es decir, entre otras cosas, moldea y determina desde los roles de género, las relaciones
sociales, los modos de satisfacer las necesidades, la división del trabajo, etcétera, es un sistema
que, como el capitalismo, opera condicionando nuestras subjetividades, nuestros cuerpos,
nuestras identidades y modos de relacionarnos. Estos mandatos se cristalizan en estereotipos y,
cuando esas expectativas son transgredidas, se transforman en estigmas.
Para los varones el modo en que se consume alcohol está fuertemente ligado y fomentado
por el paradigma hegemónico de masculinidad. Los usos de sustancias tradicionalmente se
han asociado con el riesgo y la trasgresión que son componentes centrales del estereotipo de
masculinidad. El consumo de alcohol en situaciones sociales como modo de fortalecer la
“hombría” relacionado a la llamada cultura del aguante, al valor de la exposición a riesgos y a la
presión grupal por demostrar la fuerza y la potencia. 
Son lógicas propias de los estereotipos de masculinidad que desde muy pequeños a los varones
se les inculca de muy diferentes maneras que deben ser fuertes, valientes, agresivos, y ejercer el
poder y control en todos los ámbitos de la vida. Se aprende que ser un “verdadero” hombre es lo
opuesto a lo que la sociedad considera que es ser mujer: los varones no deben mostrar su
fragilidad ni sus sentimientos y, en muchos casos, tampoco expresar los afectos, ser prácticos y
no tener miedo. Y es también un estereotipo opuesto a ser homosexual, es decir que los varones
deben manifestar en todo momento la capacidad de conquistar a todas las mujeres, y a no
establecer relaciones de cariño y afecto hacia otros varones. 
Esos mandatos de género y heteronormatividad operan en los varones dificultando que puedan
pedir ayuda, que se realicen chequeos médicos cuando se sienten mal, que registren el dolor.
También los expone muchas veces a situaciones de riesgo y violencia, en las que deben
demostrar que pueden con todo. En ese marco es que consideramos importante incluir la
perspectiva de género para revisar cómo el consumo excesivo de alcohol puede asociarse a
conductas temerarias y agresivas, que pueden derivar en violencia, accidentes. 
Alcohol y medicamentos
Otro efecto problemático posible del consumo de bebidas alcohólicas es que puede empeorar los
estados depresivos al interferir con las medicaciones antidepresivas prescriptas. 
Asimismo, las cantidades pequeñas enlentecen los tiempos de reacción y dificultan la función
psicomotora, empobreciendo la capacidad de conducir, elevando las posibilidades de sufrir un
accidente. La mezcla de sustancias como alcohol y otros medicamentos es siempre una situación
en la que tenemos que estar atentos/as porque cambian los efectos.
Como decíamos, si bien los efectos del alcohol dependen de un cúmulo complejo de
circunstancias (cantidad, calidad, sentido del consumo) cada día se acumula más evidencia sobre
el daño de beber alcohol aún en cantidades moderadas. Si bien estudios de factores aislados han
encontrado ciertos efectos protectores en el consumo moderado, cuando estos se combinan con
los riesgos asociados a su consumo, se incrementan independientemente de cualquier cantidad
de alcohol que se consuma. Razones por lo cual al menos no debería promocionarse desde el
punto de vista de beneficio para la salud integral. El consumo perjudicial se define entonces como
un patrón en el beber que produce daños a la salud física y psíquica y está definido por la OPS
como el consumo medio regular de 40 g diarios de alcohol en mujeres, y más de 60 g diarios en
varones (Anderson, Gual y Colon, 2008). 
La dependencia del alcohol es un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos, vinculares,
socio-culturales y fisiológicos en los cuales el uso del alcohol se transforma en prioritario para las
personas, cuya vida se organiza alrededor de ese consumo problemático. 
Si bien a nivel científico se prefiere hablar en términos de gramos de alcohol, en el ámbito de
atención primaria de la salud se habla de bebidas estándar. La Organización Mundial de la Salud
(Babor y Higgins-Biddle, 2001) propuso los siguientes valores equivalentes para las bebidas
estándar: 
 330 ml de cerveza al 5% 
 140 ml de vino al 12% 
 90 ml de vinos fortificados (por ejemplo, jerez) al 18%
 70 ml de licor o aperitivo al 25% 
 40 ml de bebidas espirituosas al 40%.
Para varones el límite es tres unidades diarias con un máximo de 15 unidades a la semana. Para
mujeres un máximo de dos unidades diarias y un máximo de 9 en la semana.
Personas mayores: particularidades de sus consumos y combinación con medicación
Siguiendo con las referencias ámbitos y poblaciones específicas, nos referiremos a las y los
adultos/as mayores y el consumo de alcohol. Primero, queremos mencionar que a nivel
internacional es una población sobre la que existe poca información acerca del consumo de
sustancias ya que los estudios epidemiológicos que los Estados realizan suelen incluir población
de hasta 60 años.
También hay que tener en cuenta que es un grupo etario que casi no realiza tratamiento
específico de modalidad residencial por consumo de sustancias psicoactivas. Según el Estudio
Nacional sobre Perfiles de Pacientes en Tratamiento por Consumo de Sustancias Psicoactivas,
los/as mayores de 60 años son sólo el 1,8% del total de las personas internadas en dispositivos
que brindan tratamientos residenciales en todo el país (OAD-SEDRONAR, 2019).
Hay que destacar que dosis bajas de alcohol pueden generar más problemas de salud
física que con el resto de la población, ya que se trata de un grupo de personas con
mayores problemas de salud en general. El consumo combinado de alcohol y medicamentos,
con y sin receta, también es un problema a considerar.
En cuanto a las personas mayores que viven solas, lejos de su familia y a veces aislados/as, el
riesgo de consumir alcohol en exceso es un tema a prevenir. Así como el metabolismo cambia
con la edad, los y las adultos/as mayores pueden reaccionar de manera diferente a las medicinas.
Pueden estar sobremedicados/as o sus medicinas pueden interactuar entre ellas o con el alcohol
para producir una aparente demencia u otros síntomas. La cantidad de alcohol que alguna vez
tomaron siendo más jóvenes, durante la vejez puede transformarse en excesiva y problemática. 
Lo peor de todo es que estos problemas rara vez son evidenciados por los y las profesionales de
la salud, trabajadores/as sociales y otros que trabajan con los y las adultos/as mayores y pueden
pasar desapercibidos/as. 
El disfrute de la vida y el bienestar social no se debe unir necesariamente con la ingesta de
bebidas alcohólicas. No se trata tan sólo de un tema de salud personal, sino también de uno de
desarrollo social de toda la comunidad. Se trata aquí de promover el pensamiento crítico sobre
nuestros hábitos de consumo y estilos de vida y de cuidar colectivamente a las y los adultos/as
mayores. Los programas preventivos deben poner a la vista estos problemas y abordarlos para
ayudar a las personas a tener una vida más larga, productiva y satisfactoria.
Para reflexionar… “Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60
años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%. Para 2020, el número de personas de 60 años o
más será superior al de niños menores de cinco años. En 2050, el 80% de las personas mayores
vivirá en países de ingresos bajos y medianos. La pauta de envejecimiento de la población es
mucho más rápida que en el pasado. Todos los países se enfrentan a retos importantes para
garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio
demográfico” (OMS, 2018:S/D).
Por tal motivo “recomienda diseñar las políticas y programas desde el enfoque del envejecimiento
activo porque ofrece la posibilidad de afrontar la mayoría de los retos, tanto de las personas como
de las poblaciones que están envejeciendo. Cuando la salud, el mercado de trabajo, las políticas
educativas y sanitarias se desarrollen bajo la perspectiva del envejecimiento activo la tendencia
será a un descenso de muertes prematuras en las etapas más productivas de la vida, de
discapacidad relacionadas con enfermedades crónicas ligadas al envejecimiento, una reducción
del gasto sanitario y farmacéutico y un incremento de la participación social, económica y
cultural”.
Las personas mayores atraviesan un proceso de envejecimiento que conlleva, a nivel biológico,
un aumento de morbilidad y deterioro general progresivo, asociado muchas veces a una
disminución paulatina de independencia y empobrecimiento de relaciones afectivas, provocando
situaciones de aislamiento y exclusión social, relacionadas con el cambio de roles y posiciones
sociales. Estas situaciones pueden generar problemáticas de consumo que se naturalizan en este
ciclo vital. 
Desde esta perspectiva y para ello, Sedronar propone el diseño de estrategias de prevención
y cuidado hacia las personas mayores en un trabajo interdisciplinario e intersectorial con
los Organismos Públicos Nacionales, Provinciales y Municipales de todo el país,
promoviendo, la reflexión y las prácticas, la restitución de derechos sociales, culturales y
económicos para esta población.
Ámbito laboral: uso de maquinarias, actividades laborales, etc.
Según la OMS, a la salud “se la considera como el estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de enfermedad”; así es que existen una serie de
características físicas y psíquicas así como unas condiciones sociales concretas que van a
determinar la salud de cada persona.
Respecto a las condicionantes sociales hay que destacar como muy importante el ambiente
laboral. Sabemos que el trabajo interviene positivamente en la salud, generando en las personas
un sentimiento de identidad social llegando incluso a regular la socialización, pero, por otro lado,
cuando el trabajo se desempeña en condiciones de altos ritmos de trabajo, insatisfacción y
precariedad, justamente estas mismas condiciones pueden desencadenar y modular el consumo
problemático de determinadas sustancias como el alcohol.
Cabe señalar que partimos de la consideración de la persona en forma integral, en relación
permanente con sus condiciones personales, sociales, afectivas y laborales; es precisamente en
este marco donde definimos el problema del consumo de alcohol. El uso nocivo de alcohol es uno
de los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles importantes que son susceptibles de
modificación y prevención. 
¿Qué factores favorecen el consumo de alcohol en el ámbito laboral?
Hay una serie de factores relacionados con las características del puesto de trabajo o con el
ambiente laboral, que pueden favorecer el inicio y mantenimiento de una ingesta excesiva de
alcohol, la cual se puede producir tanto durante como fuera del ambiente laboral.
 Disponibilidad de bebidas.
 Pautas sociales preestablecidas en determinados sectores.
 Reuniones de trabajo con amplio grupo de personas que acompañan la ingesta de alcohol
 Trabajos que exigen condiciones físicas o psíquicas de especial resistencia (intemperie,
temperaturas extremas, lugares con toxicidad del medio ambiente circundante, sin horario
fijo o rotatorios).
 Condiciones subjetivas que pueden asociarse al consumo problemático como: falta de
motivación, carencia de promociones, exceso de trabajo, monotonía, sentimiento de
infravaloración. 
Todo ello conlleva a una situación de estrés de las y los trabajadores que, para combatirlo,
pueden utilizar diversos mecanismos de afrontamiento, en la medida y manera de que disponga
de ellos. El estrés puede favorecer tanto el inicio del consumo problemático de alcohol como el
retorno a situaciones anteriores en su trayectoria subjetiva donde tenían un uso excesivo de
alcohol.
En tareas que implican el desarrollo de las mismas en altura, los casos de actividades laborales
que implican un contacto estrecho con electricidad, o el manejo de maquinaria peligrosa o pesada
por trabajadores/as que presentan un consumo problemático o adictivo de alcohol, conlleva
siempre un peligro que se potencia si además hubiera turnos prolongados, rotaciones horarias y/o
fenómenos de monotonía y tedio en las tareas laborales. También en los y las trabajadores/as del
transporte público y de carga, el riesgo se ve incrementado por la fatiga, el sueño o la soledad en
las rutas. 
Es importante considerar la disminución de la propia responsabilidad que hace desestimar ciertos
riesgos que dan lugar a situaciones de peligrosidad en determinados trabajos (construcción,
conducción de vehículos, fuerzas de seguridad, etc.) y olvidar medidas de protección mínimas.
Todo esto hace que la educación preventiva y la prevención de accidentes sea importante a estos
niveles y obliguen a la adopción de medidas que mejoren la relación del trabajador y la
trabajadora con su situación laboral reconociendo los riesgos que se implican con su actitud. Es
necesario la elaboración y puesta en marcha de certificaciones capaces de permitirnos alcanzar
mayores y mejores niveles de prevención.
¿Qué se puede hacer ante estas situaciones?
La propuesta es el desarrollo de estrategias preventivas que contemplen los
siguientes principios:
 Consenso entre los distintos actores de salud pública y organizaciones laborales.
 Participación de sectores de recursos humanos de todas las estructuras.
 Participación de todos los actores sociales.
 Accesibilidad y posibilidad de aplicación sencilla para todo estamento laboral.
 Confidencialidad en sus aspectos más sensibles.
 Inclusión de programas dentro de una política pública en el ámbito laboral.
 Flexibilidad contemplando las características de los y las trabajadores/as y la estructura y
ámbito laboral donde está inserto.
 Inclusión de estrategias de prevención y reinserción.
 Creación de un programa de asistencia a los y las trabajadores/as. 
En esta línea, la Organización Internacional del Trabajo, OIT, propone ciertas medidas a aplicar
en los lugares de trabajo:
 Carteles, anuncios y material impreso y audiovisual que alerte sobre la importancia de la
prevención.
 Programas de información y capacitación para la orientación de los y las trabajadores.
 Reuniones para trabajo grupal con los y las trabajadores/as afectados/as.
 Coordinación de recursos entre efectores de salud pública y organizaciones laborales y
empresas.
Contexto afectivo primario de las familias y referentes 
Frente a situaciones de consumos problemáticos, el acompañamiento de las familias y los
entornos afectivos es fundamental en cualquier momento del proceso en el que la persona se
encuentre. Al mismo tiempo, es necesario acompañar a quienes acompañan, ya que muchas
veces estar al lado de personas que atraviesan situaciones de consumos puede resultar difícil y
angustiante. Por eso, es importante que las familias y los entornos, a su vez, tengan espacios de
contención y escucha, así como herramientas y recursos para abordar los procesos.
Para que también se sientan acompañados, es necesario brindar herramientas, guías y recursos
para los familiares y entornos afectivos que contribuyan de manera positiva en los procesos que
atraviesan las personas con consumos problemáticos. 
Las familias, en sus diferentes conformaciones, sean estas monoparentales, homoparentales,
ensambladas, adoptivas, extensas, de referentes afectivos, etc., tienen funciones centrales dadas
por las dinámicas vinculares tan importantes para la constitución subjetiva que le dan sentido
como el sostén, el amparo y la contención. 
La idea de familia puede entenderse más allá de los lazos de sangre, y eso hace que deba
ponerse el acento en la “jerarquización de los contextos afectivos de las personas” que “hacen de
familia” respecto a su función, constituyéndose en referentes afectivos. Por función nos referimos
al tipo de vínculo que, basado en una acción hacia el otro, posibilita un proceso, dejando de lado
las ideas estereotipadas sobre quien supuestamente debería realizar los cuidados. 
Por eso puede ser una estrategia preventiva eficaz el intervenir con la red afectiva primaria
de las personas, es decir con sus familiares en un sentido amplio entendiendo a aquellos con
quienes las personas tengan vínculos de confianza y cuidado. 
Además, nuestras intervenciones con personas a menudo operan fortaleciendo los vínculos,
apoyo y sostén para paliar el aislamiento y la fragmentación. Y en otros momentos en la puesta
de límites. Así se habilita la subjetivación y discriminación en la dimensión simbólica. Un límite
cuidadoso es justamente un acto de cuidado y de amor, es aquello que nos resguarda (como
el ejemplo de la baranda de la escalera que te cuida para que no te caigas). En la actualidad es
muy frecuente asociar el límite con el enojo, el castigo o todo lo que no se puede hacer. Sin
embargo, el límite es habilitante, habilitante de todo lo que sí se puede.
Hay que tener en cuenta que lo que debemos considerar es la realidad subjetiva de la persona,
es decir lo que la propia persona considera desde su perspectiva singular, independientemente
de lo que entendemos por realidad. 
Otro aspecto a considerar es la dificultad de la comunicación. Es de gran importancia que se
establezca un diálogo, no un monólogo. Es decir, tener la capacidad de escuchar y poder aceptar
lo que la persona tiene para decir sin obturar su discurso. Por último, es fundamental entender
que los tiempos subjetivos de la red afectiva primaria y la persona que atraviesa un consumo
problemático de sustancias, es totalmente diferente para una hija, un hijo, madre, padre, amigo,
amiga, entre otros. En cada caso, el consumo puede significar un problema y ser imprescindible
el tratamiento; mientras que para la persona consumidora puede significar una solución y
sostener que no necesita ayuda. Por ello es importante transmitir este concepto a los y las
familiares, y/o referentes afectivos, a los efectos que entiendan la diferencia de tiempos en lo que
entendemos como urgencia, que es subjetiva. Para que las acciones de la familia sean exitosas
deben considerar que la propuesta de tratamiento debe ser superadora de lo que le provee la
sustancia, en caso contrario nunca aceptará ayuda. 
Reflexión final: Las carencias en el cuidado (abrigo, alimento, cariño), afectan la constitución
subjetiva en su dimensión ética y pueden favorecer la violencia e impulsividad. Estas funciones de
contención, amparo y cuidado requieren ser fortalecidas por distintos medios, algunos muy
propios de la tarea de los y las preventores/as y su red comunitaria, y con un Estado presente que
cuide especialmente a las y los más vulnerables.
 Marco Regulatorio
Concepto clave: Los marcos regulatorios son una compleja combinación de estatutos y
regulaciones judiciales y la práctica real. Proporciona las bases sobre las cuales las instituciones
construyen y determinan el alcance y naturaleza de la participación en la sociedad.
La Nación, como las provincias y los municipios tienen marcos regulatorios que afectan la
temática de la producción, comercialización y consumo de bebidas alcohólicas.
Leyes de Salud Mental Nº 26.657 y de Alcohol Nº 24.788
La Ley Nº 26.657 de Salud Mental ha significado un avance en el terreno de los derechos, que
prioriza el desarrollo saludable de las personas favoreciendo la inclusión social de las mismas. En
el artículo 4° enuncia: “Las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas
de salud mental. Las personas con uso problemático de drogas, legales e ilegales, tienen todos
los derechos y garantías que se establecen en la presente ley en su relación con los servicios de
salud”.
Se reconocen y establecen toda una serie de derechos que, si los pensamos para las personas
con problemas de consumo de sustancias, resultaron totalmente innovadoras. La Ley, en su
artículo 7° establece: — “…El Estado reconoce a las personas con padecimiento mental los
siguientes derechos: a) Derecho a recibir atención sanitaria y social integral y humanizada, a
partir del acceso gratuito, igualitario y equitativo a las prestaciones e insumos necesarios, con el
objeto de asegurar la recuperación y preservación de su salud (…) c) Derecho a recibir una
atención basada en fundamentos científicos ajustados a principios éticos; d) Derecho a recibir
tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente, que menos restrinja
sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria; e) Derecho a
ser acompañado antes, durante y luego del tratamiento por sus familiares, otros afectos o a quien
la persona con padecimiento mental designe;(…) h) Derecho a que en el caso de internación
involuntaria o voluntaria prolongada, las condiciones de la misma sean supervisadas
periódicamente por el órgano de revisión; j) Derecho a ser informado de manera adecuada y
comprensible de los derechos que lo asisten, y de todo lo inherente a su salud y tratamiento,
según las normas del consentimiento informado, incluyendo las alternativas para su atención (…)
k) Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atención y su tratamiento dentro de sus
posibilidades; l) Derecho a recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto con
resguardo de su intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno
respeto de su vida privada y libertad de comunicación…”
En este módulo queremos hacer énfasis en algunos conceptos centrales:
1. En relación con los derechos humanos, establece la defensa de los derechos de las
personas consumidoras de sustancias psicoactivas modificando el Código Civil e
impidiendo las internaciones compulsivas y restringiéndolas a aquellas que posean riesgos
cierto e inminente para sí o para terceros. Las mismas deben llevar la firma de dos o más
profesionales que incluyan el ámbito de psíquico y social.
2. Establece la obligatoriedad de intervención de un equipo interdisciplinario para su
asistencia integrado por psicólogos/as, psiquiatras, trabajadores/as sociales,
enfermeros/as especializados en salud mental, terapistas ocupacionales, entre otros.
3. Se prohíbe la creación de instituciones de internación monovalentes, públicos o privados.
En el caso de los ya existentes se deben adaptar a los objetivos y principios expuestos.
Esta idea no solo refleja una realidad superadora, sino que además define las
intervenciones en salud mental como interdisciplinarias e intersectoriales.
La Ley Nº 26657 y su Decreto 603/13 regula la protección de los derechos de las personas con
padecimientos mentales. Plantean un nuevo paradigma, que permite pasar de un modelo
centrado en la exclusión a otro basado en la integración, del espacio institucional cerrado al
espacio comunitario abierto, del enfoque basado en la enfermedad y la peligrosidad a otro basado
en el concepto de sujeto de derecho en su proceso de integración social, fundado en el resguardo
o restitución de sus derechos.
La Ley Nº 24.788/1997 llamada en ese momento de “Lucha contra el Alcoholismo” recién se pudo
reglamentar en 2009 (12 años después) con los decretos 149 y 688. Tiene como objetivos la
prohibición de la venta de bebidas alcohólicas a personas menores de 18 años, la generación del
Programa Nacional de Prevención de alcohol, además de que se considera que es una bebida
alcohólica, la regulación en la publicidad, y de la promoción del trabajo tripartito entre la Sedronar,
el Ministerio de Salud y Educación en relación a la prevención y asistencia de la temática.
Antecedentes internacionales y nacionales de la Ley de Salud Mental Nº 26.657
A continuación, los acontecimientos que sirvieron de antesala a la ley de Salud Mental Nº 26.657.
Comenzaremos nuestro recorrido histórico citando a “La Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Elaborada por
representantes de todas las regiones del mundo, fue proclamada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en París, en 1948. 
En 1978 la Declaración de Alma-Ata definió la atención primaria de salud como un conjunto de
valores rectores para el desarrollo sanitario, un conjunto de principios para la organización de
servicios de salud y una variedad de criterios para abordar las necesidades sanitarias prioritarias
y los determinantes fundamentales de la salud. La meta de Alma–Ata es salud para todos.
La Declaración de Caracas en el año 1990, promovió la transformación de los hospitales
psiquiátricos y el desarrollo de modelos alternativos comunitarios, la protección de los derechos
de las personas con problemas de sufrimiento psíquico.
En el año 1991, la ONU emite la Resolución 46/119, que aprueba los Principios para la protección
de los enfermos mentales y para el mejoramiento de la atención a la salud mental. 
En el año 2005, en Conferencia Regional para la Reforma de los Servicios de Salud Mental se
establecen los principios Rectores para el Desarrollo de la Atención en Salud Mental en las
Américas. Los principios de Brasilia son una actualización de la Declaración de Caracas, a la vista
de los limitados avances, sobre todo en materia de desmantelamiento de hospitales psiquiátricos
y de creación de dispositivos asistenciales comunitarios
Finalmente, en 2010, la OPS y la OMS, con el auspicio del Gobierno de Panamá, convocó la
Conferencia Regional de Salud Mental, la cual se instó a que se incluya la salud mental como una
prioridad dentro de las políticas nacionales de salud, mediante la ejecución de planes que estén
acordes con las diversas problemáticas y prioridades de los países, promoviendo el acceso
universal y equitativo a la atención de salud mental.
A los efectos de contextualizar el momento socio histórico en el que se crea la ley de Salud
Mental, hará mención a la creación de leyes cuya finalidad es la protección de los derechos de las
personas 
En el año 1988 se firmó en Viena la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito
de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicos. Este instrumento señalaba al “tráfico ilícito” como
una amenaza a “la estabilidad, y la soberanía de los Estados” y tuvo un amplio consenso en casi
todos los países bajo la influencia de Naciones Unidas, 
En 1989, tomando como antecedente la Convención firmada en Viena, se sanciona la Ley de
estupefacientes Nº 23.737. La misma establece el régimen penal de estupefacientes, en el cual
se aprecia la influencia de los parámetros internacionales en lo relativo a amenazas y castigos
frente al consumo. El artículo 4 de esta ley hace referencia a la figura de tenencia para consumo.
Esta ley tiene una visión punitiva y sancionatoria de las personas que consumen, diferente con el
actual marco regulatorio de la Ley Nacional de Salud Mental
¿Sabías por qué es importante la presencia del Estado?
En el año 1995 se sanciona la Ley Nº 24.455/95 - Obras Sociales - Prestaciones Obligatoria,
Enfermos de VIH/SIDA (Ley de “Prestaciones obligatorias que deberán incorporar aquellas
recipiendarias del fondo de redistribución de la Ley Nº 23.661”), la cual establece en sus artículos:
1º: Todas las Obras Sociales y Asociaciones de Obras Sociales del Sistema Nacional incluidas en
la Ley 23.360, recipiendarias del fondo de distribución de la Ley Nº 23.361, deberán incorporar
como prestaciones obligatorias, la cobertura para los tratamientos médicos, psicológicos y
farmacológicos de las personas que dependen físicamente del uso de estupefacientes. 
2°: Los tratamientos de desintoxicación y rehabilitación mencionados en los artículos 16, 17, 18 y
19 de la Ley Nº 23.737 deberán ser cubiertos por la Obra Social de la cual es beneficiaria la
persona a la que se le aplica la medida de seguridad curativa. 
El verdadero cambio paradigmático no ocurre hasta 2014, cuando a través del Decreto 518/14, se
transfieren las competencias de control del tráfico ilícito de estupefacientes al Ministerio de
Seguridad en concordancia con la nueva visión que entiende que las tareas de reducir la oferta y
la demanda son competencias de organismos diferentes.
Se crea el Programa Nacional de Abordaje Integral para la Prevención, Capacitación y Asistencia
de las Adicciones. El mismo tiene como objetivo profundizar las políticas públicas de inclusión
social, contención y protección de personas, en situación de riesgo frente al consumo de
estupefacientes y alcohol, que permitan realizar tales acciones en todo el territorio nacional
articuladamente con los gobiernos provinciales, municipales y las organizaciones civiles.
En el año 2017 Sedronar cambió su nombre, aunque mantuvo la sigla. Pasó a llamarse
Secretaría de Política Integral Sobre Drogas de la Nación Argentina Este evento obedece a la
lógica de la separación de competencias, eliminando de su nombre la función de “lucha contra el
narcotráfico”.
Luego, en 2019, se modificó su carácter de Secretaria de Estado para pasar a ser una Secretaría
dependiente de Jefatura de Gabinete de Ministros de la Presidencia de la Nación.
Para concluir, queremos mencionar dos organismos estatales que trabajan históricamente
en la temática: El Hospital Nacional en Red de Salud Mental Laura Bonaparte (ex
CENARESO), creado en 1973, y el Instituto Provincial de Alcoholismo y Drogadicción de
Córdoba, fundado en 1981, pero con antecedentes en la atención de los problemáticas
ocasionadas por el consumo excesivo de alcohol desde 1960.
Contexto de producción de las leyes (perspectiva y restitución de derechos)
El dictado de la Ley de Salud Mental fue consecuencia de un proceso de cambio de paradigma
sociocultural en la comunidad internacional y de la participación organizada de organizaciones y
sectores vinculados a los derechos humanos que pugnaban por una reforma en ese campo. Los
derechos restituidos y reconocidos finalmente regulados por el bagaje de normas nacionales e
internacionales son derechos inherentes a la persona, derechos inalienables, intransmisibles e
irrenunciables. 
Las barreras impuestas por los entornos generan desigualdades, enfermedades o bien la
discapacidad a determinadas personas en razón de su singularidad. Un antecedente relevante es
la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD), en
su artículo 1°, define: “…Las PERSONAS con discapacidad INCLUYEN a aquellas que tengan
deficiencias físicas, mentales intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con
diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con las demás”.
Siguiendo el mismo orden de ideas, se logró un espacio propicio para la regulación de Leyes
Nacionales que debieron acompañar los lineamientos que, como país, nos comprometimos a
implementar en nuestra legislación local. Así es que nació La Ley de Salud Mental, Ley Nº 26.657
y su decreto reglamentario.
Otras dos normativas que ampliaron derechos en el mismo sentido fueron la Ley Nº 26.529
de Derechos del Paciente en relación con los Profesionales e Instituciones Médicas, y
luego la reforma del Código Civil y Comercial de la Nación Ley Nº 26.994.
Este marco normativo plasma la nueva mirada y el nuevo lugar que se le reconoce a la persona
con padecimiento mental y los nuevos lineamientos para la intervención por parte del Estado.
Si partimos de la base de que es la sociedad quien impone las barreras que limitan la igualdad de
condiciones para el ejercicio de los derechos, será entonces las intervenciones dentro de las
comunidades las que deberán ser modificadas, las que igualen/ restituyan condiciones, las que
brinden los apoyos necesarios y diseñen sus dispositivos dentro del respeto a las singularidades
fácticas y subjetivas de cada persona.
Cada persona, dependiendo de sus necesidades, elabora sistemas de apoyos que lo asisten en
su autonomía, cuidados, elecciones y autodeterminación.
Regulación vigente sobre alcohol: 
La Ley Nacional Nº 24.788 de Lucha contra el Alcoholismo ha quedado desactualizada, si
tenemos en cuenta el avance y protagonismo de las nuevas tecnologías. En su momento, la ley
fue avanzada para su época ya que estableció la prohibición de venta a personas menores de 18
años y la obligatoriedad de brindar cobertura de salud a obras sociales y medicinas prepagas
para todos y todas quienes atraviesan una situación de consumo problemático de alcohol. 
La falta de regulación en lo referente a Publicidad, Patrocinio y Promoción (PPP) analizado desde
la perspectiva del derecho humano a la salud garantizado por el Estado Nacional, es un punto a
tener en cuenta al momento de plantear una modificación a dicha normativa. El nuevo marco
normativo, deberá ser concordante con el paradigma de derechos humanos, la protección de la
infancia y adolescencia, como el de salud mental actual. 
Como contexto hay que resaltar qué recomendaciones Internacionales y experiencias en países
como Francia, Irlanda, Escocia, Uruguay y Finlandia, entre otros, se orientaron hacia una
búsqueda del pleno goce y ejercicio del derecho a la salud.
Estos son algunos aspectos de dichas normativas:
 La imposición de precios mínimos de referencia para la venta de bebidas alcohólica
 El incremento en la alícuota impositiva 
 La regulación de la publicidad, promoción y patrocinio prohibiendo el acceso de los niños,
niñas y adolescentes en todos los medios de comunicación, redes sociales, plataformas
digitales, audiovisuales y radiales 
 La prohibición de venta de alcohol a precios reducidos en períodos de tiempo “happy hour”
(“hora feliz”) 
 La prohibición de publicidad de alcohol en juegos digitales y/o aplicaciones de juegos
usadas en consolas, tabletas y teléfonos móviles 
 La prohibición de comercializar envases superiores a 333 centímetros cúbicos 
 Un nuevo sistema de etiquetado, aumentando los mensajes preventivos 
 La imposición de medidas viales como, por ejemplo: 0% de alcohol al volante, y la
obligatoriedad del registro de puntos de suministro de alcohol en todas las provincias.

 Reflexiones finales
Llegamos hasta aquí luego de recorrer tres grandes temas: la intervención estatal en el consumo
de alcohol con las líneas estratégicas de Sedronar para la prevención y cuidados, las
particularidades de los problemas del consumo de alcohol en poblaciones específicas con sus
ámbitos de intervención específicos, y los marcos regulatorios como contextos y herramientas de
transformación.

Queremos destacar algunas ideas fuerza que desarrollamos en esta clase:

La prevención en el marco de políticas públicas, requiere priorizar estar ahí, y no sólo llegar
antes. Se trata de que como Estado nuestra idea central sea el acompañamiento, el estar
presente como tal, como comunidad organizada, con las organizaciones sociales y las
instituciones, para poder juntos interrogarnos sobre cómo queremos vivir, interpelar las prácticas
y representaciones sobre los consumos y en especial el del alcohol, y desarrollar estrategias de
cuidados.
Como institución dedicada a la temática propiciamos el desarrollo de Foros Preventivos
Territoriales en provincias y municipios, impulsando espacios de sensibilización y formación, con
el fin de fortalecer las redes locales en la conceptualización y el desarrollo de estrategias
preventivas. Así mismo entendemos como central la participaremos de mesas de consenso
territoriales, que nos permitan avanzar sobre temas como la desnaturalización de los consumos,
en especial del alcohol, así como el desarrollo de estrategias de cuidado.
Se resalta que la importancia y disposición a acompañar a la persona en situación, orientando
nuestra intervención siempre situada y contextualizada en un tiempo y lugar concreto. Es
necesario comprender cómo viven y cómo desean vivir todos y todas las personas, en diálogo
con su red de relaciones y en todo el territorio.
Contemplar que las respuestas de cuidados contengan una perspectiva de género, ofreciendo
alternativas posibles acordes a las situaciones de las personas y su entorno, capaces de tener en
cuenta las condiciones particulares. Se destaca la importancia de hacer hincapié en favorecer la
accesibilidad simbólica a las alternativas disponibles.
Debemos considerar que la pauta de envejecimiento de la población a nivel global y en lo urbano,
es mucho más rápida que en el pasado. Todos los países se enfrentan a retos importantes para
garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio
demográfico.
Resaltamos la reflexión respecto a las carencias en el cuidado (abrigo, alimento, cariño), que
afectan la constitución subjetiva en su dimensión ética y pueden favorecer la violencia y la
impulsividad. Estas funciones de contención, amparo y cuidado precisan de ser fortalecidas por
distintos medios, algunos muy propios de la tarea del preventor y su red comunitaria.

Actividades: cuestionario
Módulo 3: “Recursos y herramientas de las intervenciones aplicables a los diferentes niveles
de abordaje”
 Lógica general de las intervenciones
El sistema capitalista y patriarcal tiende al individualismo, y a actitudes discriminatorias y
estigmatizantes para muchos sectores poblacionales. La sociedad de consumo promueve la
centralidad de las mercancías, y esa lógica también atraviesa la problemática del consumo de
sustancias tanto en relación con los mercados legales e ilegales de producción, distribución y
venta como en el mandato cultural en tanto consumidores de esos objetos forman parte de los
procesos de atribución de pertenencia e identidad social.
En nuestra sociedad, los consumos en general se han naturalizado, y han pasado a ser algo así
como la razón y el sentido de la existencia humana para muchas personas. La lógica que rige al
consumo de sustancias, se enraíza y se nutre de las formas en que funciona nuestra sociedad de
consumo en general, de los hábitos que fomenta, de los valores que prioriza, de las maneras de
vincularse que propone, de los modos de circulación de los afectos que promueve, y de los
tiempos que exige.
Es importante promover intervenciones preventivas, atractivas y visibles, capaces de involucrar a
los Estados: nacional, provincial y municipal, tanto como a instituciones reconocidas de la
comunidad, las organizaciones sociales locales y al mercado vinculado al consumo de alcohol
(industria, distribuidores, expendedores, publicistas, transporte). Justamente, esta es una
sustancia, como ya dijimos, de consumo a las vez extendido y naturalizado.
Proponemos aportar intervenciones consensuadas, que logren acuerdos de trabajo efectivos, y se
articulen a las acciones que ya se vienen realizando en las provincias, municipios, instituciones y
organizaciones sociales, a los efectos de reducir la morbilidad y mortalidad frente al uso de
bebidas alcohólicas y otras sustancias psicoactivas.
Con intervenciones en el campo de la prevención nos referimos a una serie de acciones con el
objetivo de transformar una realidad, desde cierta perspectiva teórica-paradigmática que puede
traducirse en prácticas operativas. Requiere que definamos con qué población, y en qué tiempos
y espacios se desarrollarán estos procesos.
Consideramos 3 dimensiones
 Niveles de abordaje
Venimos enunciando que la complejidad de las problemáticas de los consumos de alcohol es
multidimensional, y comprenden a diversos actores sociales, intereses e instituciones. Por lo
tanto, las respuestas no pueden ser unívocas sino múltiples y articuladas. En ese sentido y con
fines didácticos, es que tomamos de la tradición sistémica la distinción entre tres niveles de
intervención para pensar las respuestas preventivas.
En toda sociedad existe algún esquema de roles según los cuales la agenda social es atendida
por cuatro tipos de actores diferentes: 1) las organizaciones estatales, en sus diferentes niveles
jurisdiccionales; 2) los proveedores del mercado, mediante los bienes y servicios que ofrecen; 3)
las instituciones de la sociedad civil, que también prestan un número muy variado de servicios a
la ciudadanía; y 4) las redes sociales que, por lo general, de una manera informal y discontinua,
se hacen cargo de resolver problemas sociales.
Comenzamos por un nivel macro, que abarca los sistemas de mayor nivel de integración y de
complejidad de la problemática, como los referidos a las políticas y articulaciones a nivel nacional,
regional y provincial, a las campañas y estrategias de comunicación que impliquen cierta
masividad, a los marcos legales nacionales y provinciales, al imaginario social sobre el tema, al
mercado global, etc.
Como si ajustáramos el zoom de una cámara para sacar una foto, focalizaremos luego en las
acciones de un nivel meso, que comprende las estrategias a nivel de las instituciones y los
territorios. Acciones en las que los actores, tanto públicos como privados del ámbito nacional,
regional y local intervienen. Implica las articulaciones de políticas con un objetivo específico, y con
iniciativas de apoyo a proyectos concretos.
Y por último, desarrollamos un nivel micro, focalizando aún más en las situaciones particulares
de personas con consumos problemáticos además de sus familiares y referentes en los territorios
concretos, en las que se pueden desplegar múltiples estrategias, como sensibilizaciones,
capacitaciones, acompañamientos y cuidados de personas en general y en situaciones de
vulnerabilidad. El fin de restituir derechos con acciones que favorezcan la inclusión social.
Entonces, desarrollamos acciones en 3 niveles de abordaje:
A continuación, iremos distinguiendo diferentes estrategias preventivas posibles en cada uno de
los niveles. Como verán, son múltiples y diversas y nos desafían a ser creativos y creativas en el
diseño de acciones.
 Intervenciones en el nivel macro
En este apartado, dividiremos el material en tres tópicos: la construcción de una Red Federal, la
inclusión transversal de la perspectiva de género, la regulación del mercado y los cuidados en la
nocturnidad. Respecto a la construcción de una red, se promueve la visibilización, la actualización
y la importancia de las campañas nacionales, y la centralidad de estrategias barriales y
capacitaciones a equipos territoriales. La segunda cuestión refiere a la inclusión transversal de la
perspectiva de género tanto a través de la capacitación a los equipos socio sanitarios como con
talleres de comunicación y reflexión acerca de los estereotipos patriarcales en su relación con el
consumo de alcohol. El tercer tópico contempla licencias para la comercialización, contención y
cuidados en rutas nacionales y provinciales, y aspectos del etiquetado preventivo. El último tópico
se centrará en acciones de cuidado como: oferta de agua, promoción de cuidados en espacios de
esparcimiento nocturno, la importancia del transporte seguro, y las capacitaciones destinadas al
personal afectado a espacios de nocturnidad.
Construcción de una red federal de prevención, atención y acompañamiento
Nuestro país cuenta con un número importante de dispositivos preventivos y asistenciales en
cada provincia destinados a las problemáticas que se generan frente al consumo de alcohol y
otras sustancias psicoactivas. Los mismos dependen de organismos con diferentes
competencias: Salud (pública, privada y obras sociales), Desarrollo Social, Sedronar, áreas de
Infancia, Trabajo, Cultura, Derechos Humanos, Educación, ongs y organizaciones sociales, entre
otros.
Sin embargo y aún con esa transversalidad, subsisten problemas históricos de fragmentación
entre instituciones, de barreras de accesibilidad de distinto tipo y de fracturas en los circuitos de
trabajo, sumado a que se configuran de diferente manera según el territorio. Por eso se vuelve
necesario propiciar acciones de articulación y consenso en las acciones de atención y
prevención.
Cartilla federal unificada
Proponemos conformar una cartilla virtual unificada con los dispositivos nacionales, provinciales y
municipales, que se actualizará periódicamente. La misma tiene como objetivo visibilizar los
recursos, mejorar la accesibilidad y ampliar cobertura para la población general e Instituciones,
jerarquizando los dispositivos y su calidad prestacional. Que la población y las instituciones
cuenten con los llamados “recurseros” permite integrar información diversa y propiciar -y
fortalecer- los vínculos entre sectores y organizaciones, sostenidos institucionalmente, y no que
solamente dependan de contactos informales entre personas de forma eventual.
Campañas de comunicación
Las bebidas alcohólicas están simbólicamente disponibles y generan demanda, por medio de las
propagandas comerciales que el mercado promueve. Circulan imágenes y escenas que
promueven satisfacciones inmediatas de anhelos y fantasías. Además, los consumos forman
parte de muchas prácticas sociales como reuniones, recitales y festivales, comidas, y últimamente
“bombardean” en las redes sociales. Por su fuerte presencia e impacto, se requieren diversas
estrategias comunicacionales preventivas en forma masiva para desnaturalizar el consumo
de bebidas alcohólicas y la falta de cuidados frente a las problemáticas que generan. 
¿Sabías que? Las campañas tienen que generar movimientos culturales que impacten en los
patrones de consumo para disminuir los usos problemáticos, buscar que descienda la edad de
inicio de ingesta, evitar el consumo en las personas gestantes, en las que conducen vehículos y
en las que son menores de 18 años.
Las campañas convocan a todos los actores: Estados, público objetivo, industrias, medios de
comunicación (en todas sus variables virtuales) y en los puntos de distribución y venta. Entre sus
objetivos, se puede proponer: interrogar estereotipos y mitos sobre el consumo de alcohol,
informar acerca de los riesgos y los cuidados, los recursos socio sanitarios disponibles para dar
respuesta a los problemas asociados, el marco regulatorio, y poner en cuestión la asociación
cultural: consumo de alcohol = diversión, desinhibición, éxito y libertad.
Otros propósitos de las campañas comunicacionales pueden ser informar que las bebidas
alcohólicas también son drogas. Por otra parte, como hemos reflexionado es central pensar
las situaciones de consumo problemático desde la multiplicidad de dimensiones que
involucra. Nos hemos referido a la “sustancia alcohol” que es un objeto material. Pero sólo es uno
de los elementos. Cada sujeto en un contexto particular se vincula subjetiva y colectivamente de
modo particular con esos objetos, con vínculos heterogéneos debido a que se manifiestan de
múltiples modos, y dinámicos porque van cambiando a lo largo del tiempo. El concepto
de situación también es relevante porque la época y el territorio son coordenadas imprescindibles
para comunicar de tal modo que se problematicen estereotipos y se generen lógicas inclusivas y
de cuidados para las personas que atraviesan un consumo problemático.
Multiplicidad de voces
Las diferentes actividades se enriquecen con la diversidad de voces y la visibilización de
diferentes miradas y perspectivas en torno a la problemática del consumo de alcohol en nuestro
país. Para tal fin, es importante promover la convocatoria de diversos actores sociales e invitarlos
a participar en diferentes espacios destinados al intercambio de saberes.
Una acción posible, con el objeto de promover la instalación de la temática en el debate público y
de colaborar en la difusión de un mensaje preventivo y de problematización dirigido a la población
en general, es generar piezas comunicacionales (spots audiovisuales) que integren las múltiples
miradas que existen sobre la problemática.
Para reflexionar… Creemos imprescindible contar con la “polifonía” de voces existentes que
funcionen como “caja de resonancia”, para que puedan acordar acciones para los territorios y sus
habitantes.
Acciones de visibilización de los marcos de regulación estatal sobre la publicidad y la
mercadotecnia
Como fuimos desarrollando, el mercado de la producción y venta de bebidas alcohólicas es un
actor social que busca ampliar sus negocios e influye con sus estrategias de marketing en las
creencias y en las prácticas de consumo de alcohol. Para pensar las implicancias de la publicidad
de las bebidas alcohólicas en el marco de la sociedad de consumo, los invitamos a ver estos dos
videos que presentamos a continuación. En el primero se trata el tema de la incidencia del alcohol
en la vida de los jóvenes, en el segundo la afectación del consumo en la vida social:
 Publicidad polémica y el consumo de alcohol en los jóvenes  (Se recomienda mirar del
minuto 3´50¨ al 6´09¨)
 Consumismo en la sociedad actual
Frente a esta realidad, es importante la promoción de espacios donde se difundan las
diferentes leyes que enmarcan la temática de alcohol. Como hemos mencionado en la clase
anterior, la Ley Nacional Nº 24.788 (Lucha Contra el Alcoholismo) en su artículo 6º y su decreto
reglamentario Nº 688, define cómo se regula la publicidad actualmente.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que las Industrias de bebidas alcohólicas se
manejan con su propio Código de Autorregulación, evitando mayor intervención desde el Estado
Nacional y Local. La autorregulación publicitaria es un sistema adoptado por la misma industria,
en la mayoría de los países del mundo, con el objeto de preservar la ética profesional y la práctica
de una publicidad responsable en defensa de la libertad de expresión comercial.
Conceptos calves - Regular es determinar las reglas o normas a la que deben ajustarse un grupo
de personas. Las regulaciones frente al alcohol a nivel macro pueden estar dirigidas al precio, la
comercialización y la producción. Cualquier punto que cubra la regulación, será una incidencia en
la disponibilidad.
Estrategias en escenarios educativos
En un ámbito específico como el de educación, se observa que existen situaciones problemáticas
relacionadas al consumo de sustancias que pueden vulnerar el acceso y permanencia de las
personas en el sistema educativo. Estas situaciones interfieren en su pleno desarrollo psicofísico,
vulneran el derecho a la educación y a la sustentabilidad de las trayectorias, y dificultan el acceso
a ese espacio tan valioso para la socialización que es la escuela.
Las situaciones vinculadas a los consumos de sustancias, en especial de bebidas alcohólica -si
bien no siempre se gestan en dicho ámbito- requieren ser abordadas por la institución. Por lo
tanto, es necesario incluir la prevención de los consumos en los procesos de enseñanza en los
niveles de escolarización, primaria, secundaria, terciaria y universitaria.
Los contenidos pueden contemplar un criterio amplio de intervenciones preventivas que permitan
incorporar aspectos vinculados a:
 Impulsar la inclusión de los lineamientos curriculares en los materiales educativos y los
núcleos de aprendizaje prioritarios establecidos en la Resolución del CFE 256/15.
 Acompañar la elaboración, implementación y monitoreo de guías y protocolos de
intervención en el ámbito educativo ante situaciones vinculadas al consumo problemático
de alcohol.
 Promover la formación docenteespecífica en la temática desde una perspectiva integral, de
derechos y con perspectiva de género.
 Propiciar prácticas institucionales de cuidado integral para el acceso a derechos y el
desarrollo personal y colectivo.
 Brindar espacios de participación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes estudiantes,
a los y las docentes y no docentes y referentes de alumnos/as, así como a los centros de
estudiantes, los equipos directivos y de orientación escolar, en la elaboración de
discusiones frente al consumo de alcohol.
 Brindar información e interpelar los discursos, los mitos y las prácticas asociadas al
consumo de alcohol en particular.
Desde una perspectiva de derechos y de promoción y producción de la salud integral, los ámbitos
educativos pueden ser espacios de detección de problemáticas complejas donde el vínculo
cotidiano y continuo brinda una oportunidad única para escuchar y hacer una lectura de las
situaciones. En Argentina, el alcance del sistema público de educación del Estado favorece esa
posibilidad de prevención y/o de asistencia con respuestas articuladas con otras instituciones.
Te invitamos… A ver este capítulo de la serie Consumo Cuidado , Temporada I, Capítulo I,
Alcohol 0.1, realizado el 3 de junio de 2014 por Canal Encuentro: Consumo cuidado (T1), La
cultura del consumo
Estrategias en ámbitos laborales
Otro ámbito clave para la prevención es el del mundo del trabajo, con toda su diversidad y sus
particularidades, tal como lo trabajamos en la clase anterior.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) propone una serie de “recomendaciones” a los
países miembros frente al consumo de sustancias psicoactivas y en especial el de bebidas
alcohólicas, entre las que destacan:
 Promover la puesta en marcha de políticas de acción y los servicios necesarios para
reducir o, eventualmente, erradicar el abuso de drogas, en especial alcohol, en el medio
laboral.
 Impulsar el desarrollo de mecanismos de consulta entre organizaciones empresariales y
sindicales para participar en la formulación de estrategias a nivel nacional, organizacional y
empresarial, frente al consumo problemático de sustancias.
 Poner en marcha acciones destinadas a ayudar a aquellas personas que estén
experimentando, o en alto riesgo de experimentar, problemáticas de este tipo en sus
ámbitos de trabajo.
La relación laboral parte de una base de desigualdad de fuerza entre la persona trabajadora y la
empleadora; esto coloca a una de las partes, la trabajadora, en condiciones de vulnerabilidad
desde el origen de la relación. Luego, en el desarrollo de esa relación, las condiciones y medio
ambiente de trabajo agudizan, muchas veces, esa desigualdad, aun cuando existe un conjunto de
normas que tutelan, es decir protegen, desde el Orden Público Laboral, como la Ley de Trabajo
(Ley Nº 20.744).
¿Sabías que? Los convenios colectivos de trabajo son el instrumento clave para acordar
nuevas regulaciones en torno a este tema. Fijar nuevas condiciones de trabajo que permitan
generar ambientes propicios y saludables para las personas que trabajan, con la posibilidad de
transformar los reclamos en derechos.
Según las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las empresas
deberán impulsar áreas específicas formadas en la temática de prevención de alcohol, que
permitan abordar de modo integral esta problemática, incluyendo la realización de campañas de
sensibilización que contengan material de difusión claros, folletería, material gráfico visible y
jornadas de cuidado, en conjunto entre la empresa, la ART y el sindicato. Estas se comprometen
a garantizar el fácil acceso al servicio de medicina laboral, brindando una prestación con
profesionales cuya formación específica permita contener, orientar y eventualmente derivar al
consultante.
Las diferentes organizaciones laborales deberán promover conjuntamente perspectivas comunes
que aporten a la discusión sobre las condiciones laborales de las y los trabajadores/as, desde una
mirada preventiva frente al consumo de alcohol y otras sustancias, articulando para ello, la
formación de preventores/as laborales.
Estrategias barriales
El espacio público, es decir el extra-doméstico, constituye un escenario en el que se despliega y
desarrolla la vida cotidiana. El barrio, la plaza, el bar, el club, la cancha, el espacio de trabajo, los
lugares de encuentro y de paseo son territorios donde circulamos y nos relacionamos con otrxs.
Partimos de pensar esa realidad como interpretada a partir de las relaciones vinculares, y de
hábitos y rutinas dinámicos y cambiantes en el marco de particularidades espacio-temporales.
Son escenarios donde las situaciones de consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias
psicoactivas se desarrollan y experimentan entre los diferentes grupos etarios y culturales con
diferentes sentidos, ritos y regulaciones grupales y territoriales.
¿Por qué es importante prevenir y cuidar en el barrio?:
 Porque debemos reconocer el trabajo en territorio e identificar a los actores intervinientes,
actualizando los diagnósticos que puedan identificar las problemáticas de la comunidad y
las preventivas frente a los diferentes consumos, en especial los de alcohol.
 Porque los dispositivos socio sanitarios promocionales, preventivos y asistenciales
disponibles, en muchos casos están desarticulados, generando sensaciones de falta de
contención.
 Porque es necesario ofrecer a las personas afectadas y a sus referentes, la oportunidad de
acercarse a dispositivos de acompañamiento, cuidado y demás recursos territoriales como
eje central en la reconstrucción de la corresponsabilidad social.
 Porque durante todo el proceso de acompañamiento y cuidado lo que se ofrece son
espacios y propuestas integrales, desde lo social, cultural, educativo, sanitario, deportivo y
los tiempos dedicados al ocio.
Proponemos el desarrollo, ampliación y formación de operadores y operadoras, así como de
organizaciones que trabajen con las personas en el espacio del barrio con estrategias de cuidado
y acompañamiento en relación a los consumos problemáticos de alcohol y otras sustancias. Una
estrategia posible es reforzar y/o proponer la creación de puestos fijos y móviles visibles, sobre
todo los fines de semana y feriados, donde se ofrezca información, orientación y se facilite el
acceso a la red socio sanitaria local de contención.
Transversalización de la perspectiva de género
Como mencionamos, abordar el tema de los consumos de sustancias requiere de un análisis que
involucre a las personas en su contexto y en su singularidad, y eso implica necesariamente
analizar la época, la sociedad, el contexto sociopolítico y cultural, y el territorio donde se
producen.
Por eso es muy importante, interrogar desde una perspectiva de derechos el modo en que el
patriarcado y el capitalismo en tanto sistemas, organizan y estructuran la vida en nuestra época.
Son sistemas que moldean desde los roles de género y las relaciones sociales, hasta la división
del trabajo y los modos de satisfacer las necesidades. Y por consecuencia, producen y
condicionan nuestras subjetividades, nuestros cuerpos, nuestras identidades y modos de
relacionarnos, no sólo en las prácticas cotidianas sino en todos los aspectos de nuestras vidas.
Entonces, cuando nos planteamos estrategias preventivas, es central incorporar una perspectiva
de género y diversidad en el abordaje de los consumos problemáticos ¿Es lo mismo atravesar
una situación de consumo problemático para varones, mujeres o lesbianas, gays, bisexuales,
trans, interesex (LGBTI+)? ¿Cuáles son las especificidades del abordaje y las intervenciones en
las situaciones de consumo problemático? ¿Cómo podemos pensar intervenciones con
perspectiva de género?
Recordemos que el género se define social, cultural e históricamente. Abarca el conjunto de
ideas, representaciones y prácticas que se esperan de cada persona según el sexo anatómico
asignado al nacer. Refiere a aquello que la sociedad, a través de sus instituciones, ha establecido
como patrones de conducta para cada une de nosotres.
Interrogar esos estereotipos fijos y binarios permite develar posiciones de desigualdad y
subordinación. Al mismo tiempo, permite visibilizar los modos en que se determinan y moldean
los vínculos entre las personas. Hacer una lectura crítica desde esta perspectiva nos permite
comprender cómo las relaciones de desigualdad entre los géneros producen y reproducen
distintos grados de violencia adquiriendo expresiones concretas en todos los ámbitos en los que
nos desenvolvemos las personas: el trabajo, la familia, la política, las organizaciones, la salud, la
sexualidad.
Por eso, la perspectiva de género y diversidad que nos permita comprender con mayor
complejidad las situaciones de consumos, por ejemplo, de mujeres y población LGBTI+, y al
mismo tiempo revisar la construcción de las identidades masculinas condicionadas a cumplir con
ciertos mandatos patriarcales ligados también a las modalidades de consumo de las
masculinidades hegemónicas, e identificar las violencias desprendidas de las desigualdades
basadas en el género.
Las personas que se autoperciben mujeres y beben alcohol, están más expuestas a prejuicios,
estigmatización y condena social. Estos mitos sostienen una visión de mayor vulnerabilidad y
esperándose de las mismas conductas de mayor estándar moral que para los varones. A su vez
para las mujeres(cis) adultas, el consumo problemático de psicofámacos, como ansiolíticos y
antidepresivos, sin prescripción es una práctica frecuente especialmente en sectores medios y
altos. Ese malestar que se medica no suele ser considerado como un posible emergente de otras
problemáticas como situaciones de violencia, sobrecarga de trabajo (doble o triple jornada
laboral) y porque además solo impacta en ámbitos privados como es el espacio doméstico.
Si lo hacen personas que se auto perciben como varones, hay una mayor permisividad social,
disculpándose las conductas y adjudicándose las mismas a la edad o al entorno. Se espera como
mandato patriarcal que los varones no muestren su fragilidad ni sus sentimientos y, en muchos
casos, tampoco expresar los afectos; ser prácticos, no complicar las cosas. También es lo
opuesto a ser niñx: ya que los varones deben asumir todas las responsabilidades, no tener miedo,
enfrentar las situaciones y demostrar siempre ser los más fuertes. Generalmente se tiende a
interpretar que el consumo asociado al riesgo y al aguante puede ser una forma de poner en
“valor su masculinidad”. Esto, en muchos casos, puede llevar a des-responsabilizar al varón por
su estado de embriaguez.
En tal sentido es menester del Estado abordar estos prejuicios y promover la ampliación de
derechos y acceso en materia de géneros.
Capacitación a equipos socio sanitarios
Por lo desarrollado anteriormente, una herramienta de prevención para transformar estas
matrices de creencias y prácticas, es proponer capacitaciones para las personas que integran
equipos locales de los centros de integración social, de los centros de primer nivel sanitario, de
los servicios hospitalarios de salud mental, de los DIAT y las CAAC, etc, con el objetivo de
visualizar diferentes estereotipos frente al uso de bebidas alcohólicas existentes hoy en nuestra
cultura, así como posibles alternativas de atención y acompañamiento a las personas.
La perspectiva de género nos desafía a tener en cuenta las diferentes realidades y necesidades
de mujeres, varones y personas del colectivo LGTB+ pudiendo así identificar las relaciones de
poder, privilegios, estigmas, discriminaciones y violencias que quedan asociadas a los consumos
de sustancias. Los espacios de formación y sensibilización apuntan a revisar los propios
estereotipos, conocer ejes poder-discriminación y des-patologizar la mirada. Como así también
conocer y revisar los temas específicos donde impacta la socialización de género: autoestima de
género, vínculos sexo afectivos, maternidad y paternidad, violencias machistas, etc.
Por otra parte, es clave utilizar protocolos de atención y prevención ya elaborados o generar
nuevos en relación a su contexto y realidad. Y en el mismo sentido articular con áreas estatales u
organizaciones sociales que trabajen con problemáticas específicas como la violencia de género.
Talleres y estrategias comunicacionales
El trabajo con la perspectiva de género implica un trabajo con unx mismx, revisando e
interrogando las propias creencias y formas de vincularse. Por eso las estrategias
comunicacionales son tan importantes, porque permiten deconstruir estereotipos tradicionales y
mandatos que reproducen desigualdades.
Introducir esta mirada crítica pone en tensión la naturalización de las situaciones de consumo,
pudiendo relacionar éstas con los estereotipos, roles y mandatos de género. Por el contrario,
tenemos que tener en cuenta que no necesariamente trabajar con mujeres y personas del
colectivo LGTB+ implica tener perspectiva de género; si no revisamos constantemente nuestras
propias prácticas podemos estar reproduciendo estereotipos y violencias basadas en el género.
Algunos problemas específicos en los que se podrían centrar estrategias preventivas
comunicacionales, como talleres:
 A pesar de que va disminuyendo la brecha de género en relación a los patrones de
consumo de alcohol, los varones siguen bebiendo más alcohol que las mujeres. El uso de
alcohol por parte de las mujeres ha ido en aumento en consonancia con el desarrollo
económico, el cambio de roles de género, el marketing dirigido a las mujeres, etc.
 Uno de los mayores problemas de salud estaría dado en las personas gestantes que no
abandonen el consumo de alcohol durante el embarazo y la lactancia. Pudiendo generar
trastornos fetales y neonatales de leves a graves con alto riesgo de padecer el Trastorno
de Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). Estos efectos indeseados se mitigarán generando
estrategias de comunicación y de reflexión por medio de talleres de sensibilización y
concientización en los centros socio sanitarios, organizaciones sociales y clubes
deportivos. A su vez, como señalamos en la clase anterior, por la condena social que
implica para las mujeres incumplir con el mandato de la maternidad idealizada y sacrificial,
son consumos que con frecuencia se ocultan lo que genera a su vez una barrera de
acceso a la atención de la salud.
Talleres de discusión sobre masculinidades y el uso de bebidas alcohólicas
Retomando la cuestión de las masculinidades, recordemos que no son categorías fijas, ya que
sus características varían de acuerdo con una serie de características sociales: clase social,
grupo cultural, edad e identidad de género.
Las bebidas alcohólicas se promocionan como estímulo para tomar riesgos y generar una
percepción socialmente ligada a la “masculinidad", asumiendo atributos y roles que constituyen
instrumentos sociales para negociar estatus y poder en los grupos.
En talleres de este tipo, se busca despatriarcalizar e interrogar los mandatos de una masculinidad
única que el estereotipo ordena, para dar lugar a las diferentes necesidades, identidades y
trayectorias e identificar las relaciones de poder, privilegios, estigmas, discriminaciones y
violencias que puedan estar asociadas a los consumos. Es clave consensuar la igualdad en los
derechos y las responsabilidades entre las personas, independientemente de su autopercepción

Regulación del mercado


Licencias (Registro provincial para la comercialización de bebidas alcohólicas)
¿Por qué son importantes las licencias respecto del expendio de alcohol? Una de las formas de
regular la disponibilidad y la cantidad de puntos de venta por habitantes, es por medio del
otorgamiento del Estado Provincial de licencias para la venta, expendio y distribución de bebidas
alcohólicas
Dado que el aumento de la densidad de puntos de venta de bebidas alcohólicas en las
localidades indica que se produce un mayor consumo, con las consecuencias socio sanitarias
correspondientes, es importante señalar la importancia de las licencias de venta para:
1. Poder visibilizar los puntos de venta.
2. Definir la densidad de estos sitios por cantidad de habitantes.
3. Recaudar y financiar políticas preventivas locales.
4. Jerarquizar el expendio por: fabricantes, importadores, distribuidores, bares y
restaurantes, boliches nocturnos y kioscos.
5. Evitar la comercialización ilegal de bebidas alcohólicas.
Es menester alcanzar el consenso entre los Ejecutivos locales, las instituciones, la ciudadanía y
los mercados. Será la Legislatura Provincial la encargada de generar el nuevo Marco Regulatorio
correspondiente.
Contención y cuidados en rutas nacionales y provinciales
La realidad de la siniestralidad vial evidencia la incompatibilidad del consumo de alcohol y otras
sustancias psicoactivas con la conducción de vehículos. La propuesta de la Ley de alcohol cero al
volante en rutas como política costo-efectiva, implica la regulación de las condiciones que hoy
rigen sólo para conductores profesionales, eliminando la distinción entre tipos de conductores y/o
vehículos.
Otras estrategias preventivas pueden ser el incremento y la coordinación de puestos fijos y
móviles de alcoholemia a nivel nacional, provincial y municipal como medidas de cuidado. Como
ya se mencionó, estas acciones se pueden reforzar con campañas comunicacionales destinadas
a todas las personas, promocionando medios alternativos de transporte en la nocturnidad en el
marco de una lógica de cuidados.
Etiquetado preventivo
¿Sabías que? Las fábricas y empresas comercializadoras, enmarcadas en la ley Nº 24.788, solo
destinan el 2% de la superficie de las etiquetas impresas en los envases para difundir leyendas
sanitarias y mensajes de advertencia. El actual etiquetado pasa desapercibido por los
consumidores.Además, la legislación exime a la industria de bebidas alcohólicas de incluir
advertencias sanitarias en sus envases.
Entre las acciones preventivas, se pueden diseñar estrategias para colocar en los envases de
bebidas alcohólicas, etiquetas que incluyan los mensajes preventivos en relación a la conducción
de vehículos, embarazo y consumo de personas menores de 18 años.
Acciones específicas en contextos de nocturnidad
Oferta de agua y otras estrategias de cuidado
En fiestas o eventos nocturnos, muchas personas necesitan poder tomar agua para saciar su sed.
A tal fin, brindar jarras de agua gratuitas y apta para consumo humano, es esencial para disminuir
los riesgos que se generan por el uso de bebidas alcohólicas.
Desde 2010, las Naciones Unidas incluyen el derecho al agua como un bien de primera
necesidad para la vida. Esta propuesta ética y ecológica, está llamada a ser replicada a partir de
asegurar su accesibilidad, disponibilidad y potabilidad.
Esta propuesta contempla:
 Que en los locales haya disponibilidad y accesibilidad de agua potable y gratuita para las
personas. Especialmente en periodo estival o en espacios donde la temperatura sea
elevada.
 Que haya lugares de descanso, con cartelería identificatoria y señalética, con música a
volumen bajo, con iluminación estable y ventilación, con mobiliario acorde al descanso:
sillones, poltronas, etc.
 Que en locales gastronómicos figure en el menú la oferta de jarras de agua potable “sin
costo” a disposición.
 Que los clientes puedan decidir si consumir agua potable, embotellada o no, según sus
necesidades y posibilidades.
 Que haya “puestos de hidratación” señalizados, en lugares accesibles y con teléfonos para
denuncias. Para estas acciones hay que considerar la capacidad del local, se tiene que
garantizar un puesto de hidratación cada cierta cantidad de personas; como mínimo,
deberá haber tres puestos y al menos uno deberá estar a no más de 10 metros de los
baños y de la barra.
 Que en recitales y/o fiestas masivas haya puestos que distribuyan agua y espacios de
descanso y que sean visibles con cartelería acorde.
 Que se acuerde con empresarios/as y operadores/as de servicios de recreación nocturna,
la garantía del correcto y permanente flujo de agua y su señalética. Dado que el acceso a
la información es un derecho y la desinformación un riesgo, los mensajes deben ser claros,
por ejemplo: “En este comercio tenés derecho a que se te provea de agua en forma
suficiente y gratuita”.
Transporte seguro
El consumo de bebidas alcohólicas disminuye y lentifica todas las reacciones asociadas a la
conducción. Por tal motivo, se propone concientizar a la comunidad a evitar la conducción
riesgosa bajo los efectos del alcohol.
Una de esas estrategias para evitar riesgos en la nocturnidad, es la del “conductor designado”,
que consiste en que una persona del grupo asuma voluntariamente consumir sólo bebidas sin
alcohol ni otras drogas para manejar el vehículo, y recibe como beneficio que los lugares de
expendio le brinden dichas bebidas.
La premisa es promocionar conductas responsables y solidarias al conducir, para la persona que
conduce y para terceros, haciendo foco en momentos como el encuentro previo, las salidas en
grupo y la concurrencia a locales nocturnos.
Sin perjuicio de lo antedicho, se podría generar una cooperativa de vecinos (taxistas, remiseros,
entre otros) que desarrollen un servicio de transporte seguro con costos accesibles.
Además, el municipio que lo decida, podrá aportar vehículos de traslado colectivos de lugares
céntricos a los lugares de festejo en forma gratuita o a bajo costo.
Capacitaciones a personal de la nocturnidad
Es importante que quienes trabajan en establecimientos donde se vende y/o consumen bebidas
alcohólicas, tengan un adecuado conocimiento sobre lo que genera consumir alcohol; las
cantidades presentes en los diferentes tragos; sus posibles efectos; los problemas que pueden
ocurrir derivados de su consumo; los signos e indicadores a tener en cuenta para acompañar la
situación en caso de ser necesario, entre otros aspectos.
En aquellas personas que trabajan en la venta de bebidas alcohólicas en lugares habilitados, es
pertinente promover el desarrollo de habilidades en el manejo de situaciones para evitar o
disminuir conflictos a partir de los efectos del consumo problemático de alcohol en los asistentes.
El trato hacia las personas bajo los efectos del alcohol se espera que sea amable, respetuosa y
de acompañamiento, con el objetivo de cuidar y evitar riesgos.
Para reflexionar… Creemos que las personas que expenden alcohol deberían contar con un
carnet habilitante que les permita trabajar en vinculación con la venta del alcohol y sus
consecuencias en los consumos de las personas en los locales. Entendemos que es necesario
poseer un conocimiento respecto de “qué hacer”, dónde recurrir para solicitar ayuda y derivación
en caso de percibir efectos nocivos por la ingesta tales como intoxicación aguda, violencias,
desmayos e inconsciencias.
Cooperativas de alimentación para comer antes y después de beber
Cuando se consumen bebidas alcohólicas, la velocidad de absorción y metabolización dependerá
de variables tales como: ingesta previa de alimentos, funcionamiento renal, interacción
medicamentosa con otras sustancias, la velocidad de ingesta, entre otras.
Es altamente recomendable la ingesta de alimentos previa al consumo de alcohol: quesos, aceite
de oliva, frutos secos, carbohidratos, proteínas y grasas. También será importante la ingesta de
alimentos destinados a fortalecer la hidratación, destacándose la fruta, ya que posee tres
componentes valiosos: la fructosa, un carbohidrato que nos hará recuperar los niveles de glucosa
en sangre; agua, que servirá para paliar la deshidratación; y una gran cantidad de vitaminas y
antioxidantes. Por eso apostar por los licuados es una buena forma de compensar los riesgos.
Por tal motivo se propone la promoción de venta de alimentos en puestos ambulantes en los
ingresos y salidas de los bares, boliches y festivales que se realicen en contexto de
nocturnidad. De este modo, se favorece la hidratación y la recuperación de sales esenciales.
 Intervenciones en el nivel meso
En este apartado, en el marco de abordaje territorial, nos abocaremos a los siguientes puntos :
capacitaciones de carácter focalizado, instancias de foros participativos, eventos de
esparcimientos alternativos, la importancia de los controles de alcoholemia y finalmente nos
detendremos en los proyectos preventivos como herramientas de fortalecimiento institucional.
También reflexionaremos acerca del concepto de responsabilidad adulta y nos adentraremos en
algunas las estrategias preventivas de par a par.
Abordaje territorial
Capacitaciones focalizadas
Para mejorar los procesos de toma decisional, de gestión y de cobertura frente a las
problemáticas por los consumos de bebidas alcohólicas, los equipos profesionales, técnicos y
de operadores/as socio sanitarios locales necesitan perfeccionarse y actualizarse, en
servicio, por medio de capacitaciones preventivas sobre la temática. Pueden ser virtuales
tutoriadas o autoadministradas, además de presenciales.
Por esto se ofrecen desde el Campus Virtual de Sedronar diferentes cursos de formación, que
sensibilizan y forman sobre la prevención de los consumos de sustancias psicoactivas, en
especial el consumo de alcohol, como así también estrategias colectivas de cuidado, con
protocolos de actuación para los equipos intervinientes.
El campus virtual es gratuito y accesible, y todas las capacitaciones están a cargo de expertos en
la temática y se certifican al finalizar cada curso.
Con esta estrategia se busca dar respuesta y acompañar la generación de competencias, tanto
teóricas como prácticas, a través de una variada oferta de cursos y capacitaciones virtuales para
fortalecer la labor cotidiana de los equipos técnicos y profesionales que trabajan en la prevención,
la investigación, la atención y el acompañamiento de la problemática. También pueden formarse
los y las familiares, así como los entornos afectivos de personas que atraviesan situaciones de
consumo problemático, que son agentes clave para la prevención y el acompañamiento.
Foros de participación
Pensando en esta escala meso de las intervenciones sociales, un espacio privilegiado es el
territorial municipal que es el más adecuado para desarrollar y planificar estrategias
preventivas en el marco de una lógica colectiva de cuidados, con el objeto de disminuir la
tolerancia social y aumentar los cuidados, contemplando la singularidad de la comunidad. Para
esto se propone el desarrollo de espacios de participación que denominaremos Foros o la
inclusión de esta temática en otros espacios de debate ya existentes y consolidados.
¿Por qué son importantes los Foros?
Porque proponen la implementación de mesas de intercambio y gestión que sensibilizan a las
personas involucradas en la temática, y articulan enfoques y posiciones para elaborar
colectivamente las estrategias y acciones preventivas adecuadas, capaces de contemplar las
particularidades del problema en su contexto. Los Foros promueven que se habilite la puesta en
palabra, la escucha, el debate, la discusión y las acciones concretas acerca de este fenómeno. A
través de diferentes técnicas se establecerán acuerdos de corresponsabilidad, integralidad y
seguimiento de las líneas de acción propuestas.
En los Foros se consensuan y elaboran estrategias relacionadas con diversos temas, tales como:
liderazgo, concientización y compromiso, respuestas de los servicios de salud, acciones
comunitarias, políticas y medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol, disponibilidad
de alcohol, creencias y sentidos acerca de los consumos, diferencias por sector poblacional a
nivel socioeconómico, de género y de generación como claves para intervenir, marketing de las
bebidas alcohólicas, políticas de precios, mitigación de las consecuencias negativas del consumo
de alcohol y la intoxicación etílica, reducción del impacto en la salud pública del alcohol ilícito y el
alcohol de producción informal, seguimiento y vigilancia.
De ser posible, es el Poder Ejecutivo Municipal quien tiene el conocimiento del territorio y la
articulación cercana con cada población como para ser el anfitrión y asumir la decisión y el
posicionamiento de liderar estas estrategias, en conjunto con las instituciones, organizaciones
sociales y el mercado zonal.
Eventos culturales y de diversión alternativos
Existen espacios públicos locales (plazas, costaneras, parques, etc.) propicios para
desarrollar eventos de diversión intergeneracionales, que busquen el esparcimiento y la
recreación de la identidad colectiva, promoviendo la ampliación de perspectivas para el
disfrute y los encuentros, desde opciones inclusivas y saludables.
Son espacios cargados de saberes populares histórica y socialmente construidos, que buscan el
fortalecimiento de los vínculos solidarios a nivel comunitario, la difusión del arte local, las
actividades lúdicas y la socialización de tradiciones populares.
La diversión en eventos, compartidos entre grupos (de la misma edad y cultura o sumados con
otros diversos) es una estrategia inespecífica que produce salud en un plano colectivo y por eso
opera de modo preventivo y genera pertenencia, identidad y sentido de comunidad. Como en los
contextos de nocturnidad, se pueden implementar estrategias de prevención diversas y
articuladas. La propuesta contempla la sucesión de eventos periódicos con cronograma y
promoción comunicacional, en red con las áreas de Cultura, DDHH, Deportes y Desarrollo Social.
Controles de alcoholemia fijos y móviles
Siguiendo con el desarrollo de posibles estrategias preventivas a nivel territorial, destacamos
que los controles del CAS (concentración de alcohol etílico en sangre), denominados
también controles de alcoholemias, son herramientas necesarias y probadas científicamente
que previenen accidentes viales en las rutas. Pueden implementarse a través de puestos fijos y
móviles.
Además de aplicarse en ocasiones de: siniestro vial, conductores con indicios de efectos del
consumo de alcohol, como así también con toda aquella situación que el equipo de control
vehicular lo considere pertinente, son herramientas que buscan generar concientización acerca
de los riesgos de conducir bajo los efectos de bebidas alcohólicas y otras sustancias que alteran
el comportamiento y disminuyen la capacidad sensomotora para la ejecución de la conducción de
vehículos.
Entendemos que es importante el carácter recurrente de los controles como si fueran “controles
de presión arterial comunitarios”, sumado a la adecuada difusión y promoción en los medios
masivos de comunicación de concientización y respeto por los y las agentes que los llevan
adelante en los diversos contextos de actuación y en todo tipo de circunstancias (eventos de
esparcimiento masivo como recitales, salida de lugares bailables, y rutas en el ejido urbano o
rural, etc.)
Es de suma importancia hacer campañas de comunicación a la población local, para que
respeten la intervención de los inspectores como estrategias de cuidado colectivo.
Respecto a las modalidades de implementación, se recomienda su carácter no previsible y de
ubicaciones geográficas al azar teniendo en cuenta las particularidades locales. Los equipos de
inspectores/as y fuerzas de seguridad deberán ser capacitados y fortalecidos brindándoles
equipamiento acorde.
Proyectos preventivos de fortalecimiento institucional
Una estrategia efectiva para la implementación de políticas preventivas frente al consumo de
bebidas alcohólicas será centrarse en la promoción socio sanitaria, promoviendo la participación
social y fortaleciendo a los equipos técnicos locales con herramientas y protocolos.
Para esto se propone la elaboración de un diagnóstico situacional a nivel local y, a posteriori,
el desarrollo de Proyectos Preventivos que contemplen líneas de acción que tiendan a modificar
los problemas identificados.
Es necesario el fortalecimiento de mesas de trabajo intersectorial, permitiendo el proceso de
formulación de proyectos, siendo el resultado del diagnóstico situacional el punto donde hacer
foco en la identificación y en el abordaje de sus múltiples dimensiones. El Estado nacional más el
provincial y el local sostendrán dichos proyectos.
¿Sabías que? Nos proponemos generar un instrumento que permita evaluar en forma constante
el proceso y resultado de nuestras intervenciones.
El papel de las organizaciones y las instituciones
En cada sociedad y en diferentes momentos históricos hay Instituciones que reproducen la
cultura. Desde las organizaciones del campo de la salud y la educación, hasta los partidos
políticos, desde las instituciones vinculadas a la economía y la justicia hasta las organizaciones
comunitarias y las propias familias con sus diversas configuraciones, tienen ideas, valores,
creencias, leyes y costumbres, atravesadas por la permanencia y lo institucional. Son ámbitos
propicios para articular acciones preventivas. A continuación, presentaremos algunas.
Responsabilidad adulta
El desarrollo desde la infancia y la adolescencia de las personas conlleva la evolución de
diferentes capacidades (biológicas, cognitivas, emocionales y adaptativas) para la adquisición y
puesta en acto de habilidades singulares y sociales.
Tal desarrollo requerirá del acompañamiento de sus referentes que funcionen como adultos
responsables: familiares, vecinos, personal de escuelas, cultos, espacios cívicos, deportivos,
organizaciones sociales, Estado nacional, provincial y municipal. Es precisamente la continuidad
en la permanencia, la que permitirá desarrollar factores de cuidado y protección que disminuyan
las posibilidades de riesgos y problemas.
En la ingesta excesiva, problemática y dependiente de bebidas alcohólicas, como de otras
sustancias psicoactivas, se registra esa falta de acompañamiento por parte de los adultos
responsables. Entonces, se propone la generación de espacios de concientización sobre los
derechos y deberes de las y los adultos responsables, y de las infancias y adolescencias, además
de otros espacios de intercambio, donde se puedan consensuar estrategias y acuerdos.
Se necesitan campañas de comunicación locales donde se proponga la necesidad de empoderar
a los adultos responsables a fin de poder cumplir con su finalidad.
Estrategias preventivas de “par a par”
Es un rasgo inherente de las personas la necesidad de pertenencia a grupos con los que
comparten vínculos y experiencias. Permiten recrear un espacio personal y social, desarrollar
ámbitos de intercambio, de contención afectiva, de conocimientos y de aprendizajes, y se
sustentan en una red de relaciones, en cuyo marco se editan las búsquedas iniciales de
autonomía.
Estos grupos pueden promocionar actitudes positivas y/o negativas en forma paralela; estas
paradojas necesitan ser contenidas por medio de la intervención de “referentes” adolescentes y
jóvenes que puedan brindar herramientas de cuidados y expresión a otro/as que estén en riesgo.
El concepto es que los mismos jóvenes puedan promover comportamientos de cuidados
saludables entre sus pares como estrategia para influir positivamente frente al consumo de
bebidas alcohólicas. Las amistades fortalecen las percepciones de control y autonomía en la toma
de decisiones.
Por esto es necesario que los adultos responsables locales, escuchen, capaciten, sensibilicen a
personas adolescentes y jóvenes de su comunidad para que puedan acompañar y referenciar a
otras. Las escuelas, otras instituciones, clubes sociales y deportivos, cultos religiosos, partidos
políticos y organizaciones sociales son lugares propicios para estos objetivos que amplíen
derechos, y promuevan la participación y el protagonismo de las y los jóvenes.
 Intervenciones en el nivel micro
En este apartado, trabajaremos acciones que ejemplifican aspectos esenciales relacionados a
intervenciones breves y continuidad de cuidados. Ejemplo de ello son las capacitaciones en
temas como escucha activa y herramientas de consejería destinadas a las redes afectivas
primarias.
Intervenciones breves
Espacios intergeneracionales (clubes sociales, organizaciones, instituciones) de reconstrucción
del lazo social
Los espacios sociales nos ofrecen una oportunidad para reforzar cotidianamente nuestra relación
con los y las otros/as, constituyéndose en lugares de pertenencia, que alojan y contienen a las
diferentes personas desde sus singularidades. Este diálogo intergeneracional y cultural, permite
nutrir de experiencias y novedades, además de generar espacios solidarios, dando fundamento a
diferentes acciones preventivas, entre las que se encuentran la prevención del consumo de
bebidas alcohólicas.
En los barrios y comunidades existen diferentes espacios que cumplen con estas características,
y que posibilitan desarrollar redes de contención e intercambio. Las personas, desde sus diversos
grupos etarios y sociales, pueden brindar a otras, sus habilidades y conocimientos a fin de
conformar una comunidad más organizada, integrada, respetuosa y cuidadosa.
Familias y entornos afectivos significativos
Hay una multiplicidad de modelos y formas de familias, y de configuraciones posibles de los
entornos afectivos de las personas. Más allá de eso, junto con otros espacios de socialización
como los vínculos barriales, escolares, etc., las familias son significativas para la constitución y
trayectoria subjetiva. Pueden ser, incluso al mismo tiempo, espacios de contención y respeto, y
también de agresión, maltrato o abandono. Por esto, es necesario, desde lo local, fortalecerlas y
acompañarlas, distinguiendo las funciones y vínculos de sus diferentes integrantes. A veces, es
una madrina, un vecino, una abuela, un hijo con quienes podemos contar para estrategias
preventivas en un proceso de acompañamiento.
Las familias, en un sentido amplio, y en conjunto con otros espacios y organizaciones, pueden
constituirse en lugares capaces de generar redes de contención y fomentar un trabajo
colaborativo, priorizando la corresponsabilidad de sus miembros frente a las problemáticas que se
generan por los consumos de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
Es necesario fortalecer y empoderar a las familias por medio de:
 Sensibilización en las problemáticas que se generan por el consumo de alcohol.
 Constitución de grupos de familiares y referentes de personas afectadas por el consumo
de alcohol y otras sustancias psicoactivas. Podrían abordarse temáticas como: gestión de
conflictos, mejoramiento de la convivencia, derechos y responsabilidades, regulaciones, y
sentidos y modos de diversión.
 Campañas comunicacionales locales de fortalecimiento de las familias, referentes y
espacios comunitarios.
 Actividades de participación de las familias y referentes, en forma colectiva, en las
temáticas del consumo de alcohol: vial, nocturnidad, diversión.
Orientaciones y consejería
¿Sabías que? La función de los espacios de orientaciones y consejerías consisten en informar
sobre prácticas de cuidado y promoción sociosanitarias, apoyando a las personas para que
puedan reflexionar sobre sus acciones, promoviendo la toma de decisiones autónomas,
facilitando el empoderamiento para el desarrollo de una mejor calidad de vida.
En los diferentes espacios sociosanitarios (cultos, clubes, centros sociales, organizaciones
sociales, dispositivos sanitarios del 1er nivel o específicos de la temática del consumo de alcohol
y otras sustancias psicoactivas) surgen demandas de acompañamiento para personas con
problemas del consumo.
Es de vital importancia generar intervenciones (contención, escucha y acompañamiento)
oportunas con estas situaciones a fin de empezar a contenerlas. Una forma son las orientaciones
y consejerías.
Las personas con sensibilización y preparación en la temática (profesionales, técnicos,
operadores, etc.), pueden capacitarse y realizar las prácticas que consisten en:
 Ayudar a visibilizar en qué situación está la persona con el consumo de alcohol.
 Tratar de consensuar cambios en los hábitos y conductas.
 Ampliar el conocimiento y la reflexión acerca de las diferentes dimensiones vinculadas al
consumo.
 Intervenir de modo empático y respetuoso, sin ningún criterio de juzgamiento.
 Provocar motivaciones por medio de preguntas abiertas.
 Visibilizar inquietudes y anhelos.
 Planificar la organización diaria.
 Que el espacio donde se desarrolla la entrevista, tenga intimidad.
 Utilizar un consentimiento informado como resguardo ético para las personas.
Evaluaciones preventivas
Con los tamizajes (cuestionarios diagnósticos) se busca disponer de “fotos de situación” y de
indicadores de riesgos y cuidados, a los efectos de hacer diagnósticos tempranos en las
comunidades, lo más cercano a las personas.
En la actualidad se dispone de una amplia variedad de instrumentos, los cuales pueden ser
utilizados como herramientas de sensibilización y de diagnóstico, siempre adecuadas a los
contextos particulares, por lo que es útil agregar preguntas que permitan complejizar la mirada.
Se pueden realizar en las orientaciones y consejerías.
Entre los más utilizados encontramos:
AUDIT
AUDIT es la sigla de Alcohol Use Disorders Identification Test (Prueba de Identificación de
Trastornos Relacionados con el Consumo de Alcohol), una prueba simple de diez preguntas
desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que sirve para determinar si el
consumo de alcohol de una persona puede considerarse peligroso. Es un cuestionario breve,
rápido y flexible, para evaluar el riesgo de padecer un trastorno debido al consumo de alcohol.
Fue diseñado para los integrantes del Equipo Sanitario del primer nivel de atención, también
utilizado como sensibilizador.
ASSIST V 3.0
Es la Prueba de Detección de Consumo de Alcohol, Tabaco y Sustancias (Alcohol,
Smoking and Substance Involvement Screening Test, ASSIST, siglas en inglés). La misma
fue desarrollada por laOMS, junto a un grupo internacional de investigadores y médicos, como
una herramienta técnica para ayudar a la identificación temprana de riesgos para la salud y
trastornos debido al uso de sustancias en la atención primaria de salud, la atención médica
general y otros entornos. Es también un cuestionario breve, y está destinado a evaluar nivel de
compromiso con varias de sustancias psicoactivas (legales e ilegales). Puede ser administrado
por un miembro del equipo de salud o ser autoadministrado.
CAGE
El cuestionario Cortar, Enojo, Culpa y Copa Matutina, CAGE (Cut, Anger, Guilt, Eye
Opener; en inglés) fue originalmente desarrollado por Ewing y Rouse en 1968 para detectar
bebedores rutinarios (diarios). En 1974, Mayfield publicó el primer estudio de validación y
posteriormente su fiabilidad y validez ha sido bien documentada en diferentes medios (hospital,
otras áreas clínicas...) y poblaciones. Representa, por tanto, un método eficaz de screening
(pantallazo presuntivo) en el abuso de alcohol. Cómo cuestionario es el más breve, y evalúa el
consumo abusivo de alcohol. Es tal vez uno de los instrumentos más utilizados, aunque no está
validado por la Organización Panamericana de la Salud.
CIWA - AR
La Evaluación de la Abstinencia del Instituto Clínico para el alcohol, abreviada comúnmente
como CIWA o CIWA-Ar, es una escala de 10 ítems utilizada en la evaluación y el manejo de la
abstinencia de alcohol. Es por tanto un cuestionario que evalúa la severidad del síndrome de
abstinencia alcohólica.

Intoxicaciones y continuidad de cuidados


Se trata de tener algunas ideas del quehacer en situaciones especialmente complejas en las que
ya hubiera riesgos físicos y/o de sufrimiento psíquico.
Protocolos de continuidad de cuidados asistenciales por territorio

Conceptos claves - Continuidad de cuidados es un concepto que hace referencia a mejorar el


seguimiento y el acompañamiento de las personas, propiciando la comunicación entre las
diferentes prácticas sociosanitarias para dar una mejor respuesta desde los diferentes tipos de
dispositivos. Esta lógica de cuidados se enmarca en una perspectiva psicosocial de la
subjetividad, en el contexto de su trayectoria de vida, sus situaciones globales de salud, lúdicas,
culturales, económicas, deportivas, etc.
Los circuitos de acompañamiento a las personas que tienen problemas con los consumos, y en
especial de alcohol, se van conformando a partir de intervenciones, prácticas, pasajes por
eventuales dispositivos, contemplando su trayectoria de vida. Cuando nos encontramos con ella y
sus problemáticas, consideramos el aquí y el ahora, con qué posibilidades, logros, fortalezas y
derroteros han transitado, en qué contextos y lógicas culturales fueron desarrollándose.
Estos circuitos contemplan la continuidad de cuidados (acciones de referencia y
contrarreferencia), con acciones que favorecen la atención oportuna y de calidad, entre los
centros, dispositivos, servicios y lugares de atención. Asegurando así un adecuado flujo entre los
diferentes espacios de atención de la red sociosanitaria local. Dichos circuitos permiten dar
respuestas efectivas al modelo de atención integral.
Una red local sociosanitaria consensuada entre sus diferentes actores, homologando prácticas y
acordando mecanismos operativos del circuito, facilita la labor de los equipos, mejora la calidad
de vida de las personas afectadas y desarrolla una comunidad organizada. También es
importante identificar debilidades y fortalezas, en forma periódica, analizando los factores que son
singulares a cada territorio, con sus lógicas de poder locales.
Que las personas accedan a la red permite diferentes prácticas en distintos niveles de
complejidad, con una buena comunicación y la correcta coordinación/conducción local (como
torre de comando en la aeronavegación), entre los distintos niveles de la misma.
Se implementa una lógica de continuidad de cuidados luego de realizada la evaluación del estado
clínico general de la persona que consume alcohol, debiendo contemplarse el riesgo cierto e
inminente como una urgencia. Se identifican otros aspectos sociales a ser abordados en
diferentes espacios de la red.
Luego es de fundamental importancia contar con un plan de seguimiento que permita realizar las
intervenciones en otros dispositivos, que pueden ser paralelos. Es importante antes de efectuar
una referencia asegurarse que la misma disponga de recursos acordes a las necesidades de la
persona referenciada.
En todos los casos es imprescindible hacer un registro del seguimiento de las diferentes
referencias realizadas. Y es de gran importancia que en el registro conste el diagnóstico y las
recomendaciones para su correcto manejo integral. Todas estas acciones coordinadas nos
permitirán optimizar los recursos humanos y edilicios disponibles, agilizando los tiempos de
espera.
Una lógica de continuidad de cuidados es una estrategia que suma personas, organizaciones,
dispositivos e instituciones sociosanitarias con la finalidad de garantizar una mejor calidad de
vida, con intervenciones respetuosas, eficaces y oportunas, en un territorio determinado, lo más
cercano al domicilio.
Para alcanzar este objetivo se necesita que en cada jurisdicción, se constituya una Mesa de
Dispositivos conducidos por el Municipio, donde se diseñe la Red y sus diferentes funciones.
 Reflexiones finales
En nuestra sociedad, se ha naturalizado el consumo de las bebidas alcohólicas, ya sea como
consumo recreativo, moderado, excesivo y/o de dependencia. Las bebidas alcohólicas están
disponibles y promocionadas a través de publicidades comerciales masivas, que naturalizan su
uso corriente.
A través de campañas preventivas se busca obtener impacto en los patrones de los consumos
para que tiendan a la reducción de los usos problemáticos del alcohol, específicamente lo que
respecta a retrasar la edad de inicio, y evitar los consumos de sustancias en personas gestantes,
niños, niñas y adolescentes, y entre quienes conducen vehículos.
Es importante tener en cuenta el papel de los medios de comunicación social y las vías de
expresión cultural en la formación de la opinión social y sus representaciones sobre el consumo
de drogas. No debemos olvidar que el problema del consumo de alcohol no puede analizarse sin
considerar la producción de dichas bebidas y su impacto en la economía
Son importantes las licencias respecto del expendio de alcohol como formas de regular la
disponibilidad y la cantidad de puntos de venta por habitantes. Sabemos que el aumento de la
densidad de puntos de venta de bebidas alcohólicas en las localidades está asociado con un
mayor consumo en las mismas. Se apunta de este modo a: visibilizar puntos de venta, densidad
de los mismos, jerarquizar el expendio y evitar la comercialización ilegal. En este sentido, es
también clave impulsar el etiquetado en los envases orientados a leyendas sanitarias y de
advertencia.
Debemos promover en conjunto con empresarixs y operadorxs de servicios de recreación
nocturna, que se garantice el correcto y permanente flujo de agua en dichos ámbitos. Se
considera necesario impulsar la capacitación de las personas que vendan alcohol para que
desarrollen la habilidad necesaria respecto dónde recurrir para solicitar asistencia en caso de
percibir efectos nocivos por ingesta de alcohol, como puede ser una intoxicación aguda por
alcohol.
La idea es involucrar a todos los actores, como los distintos sectores de los Estados, el público
objetivo, las industrias, y los medios de comunicación, entre otros, para interrogar estereotipos y
mitos sobre el consumo de alcohol; informar acerca de los riesgos y de los cuidados, y los
recursos sociosanitarios disponibles, para dar una respuesta a los problemas asociados, los
marcos regulatorios necesarios y actuales. Al mismo tiempo, poner en debate la asociación
cultural unívoca: “consumo de alcohol = diversión, desinhibición, éxito y libertad” a través de
diversas estrategias como por ejemplo campañas que se orienten a brindar espacios de
participación, promover prácticas institucionales de cuidados e interpelar discursos y prácticas.
A nivel laboral, es importante recordar que los convenios colectivos de trabajo son el instrumento
clave para discutir y acordar nuevas regulaciones en torno a ese ámbito, a fin de fijar nuevas
condiciones de trabajo que brinden ambientes saludables. Las organizaciones laborales deben
contribuir a la mejora de condiciones laborales de las/los trabajadores desde una mirada
preventiva.
Otro espacio privilegiado para la prevención es el territorial. Son claves las acciones articuladas
que partan de diagnósticos dinámicos y situados que faciliten el acceso a los dispositivos de
acompañamiento y cuidado. La implementación de mesas de intercambio y gestión, que
sensibilizan a las personas involucradas en la temática, articulan enfoques y posiciones de
manera colectiva, y aportan a las estrategias porque son capaces de contemplar las
particularidades del problema en su contexto. En esa línea, propiciamos el desarrollo de foros
participativos territoriales con el fin de fortalecer las redes locales en el desarrollo de
estrategias preventivas.
También es fundamental sumar en estas tareas conjuntas a las familias y los entornos
afectivos y de referentes cercanos de las personas que atraviesan situaciones de consumo
problemático. Sus formas vinculares, particulares y dinámicas, le dan sentido y acompañan las
trayectorias subjetivas como redes significativas primarias. Las funciones de contención, amparo
y cuidado precisan ser fortalecidas.
Asimismo, es fundamental promover la generación de espacios destinados a problematizar el
atravesamiento de las construcciones de los géneros en las situaciones de consumo de
alcohol, en tanto herramientas para ampliar el acceso a derechos y la justicia social. Analizamos
la categoría de género como un aporte fundamental en las dimensiones contextuales,
relacionándose, con la clase social y otras diferencias como la edad, la nacionalidad o grupo
étnico, que suelen darse por supuestas y nos llevan a hablar con frecuencia, por ejemplo, de “las
mujeres” como de un colectivo homogéneo, como si fueran todas iguales, invisibilizando una
infinidad de experiencias e intersecciones. Ocurre lo mismo cuando hablamos de la diversidad
sexual.
Finalmente, y en consonancia con lo expuesto, se destaca la función de orientación y consejería,
consistentes en informar sobre prácticas de cuidado y promoción sociosanitarias, apoyando a las
personas para que puedan reflexionar sobre sus acciones. Esta lógica de cuidados como eje de
las intervenciones, se enmarca en una visión psicosocial de las personas, y sus situaciones
globales que las incluye en todos sus aspectos: sanitario, lúdico, cultural, económico y deportivo,
entre otras.

Trabajo integrador final


Consigna: 
Elabora una actividad preventiva que puedas realizar en tu espacio de trabajo o
comunidad. Esta actividad debe ser pensada a partir de un abordaje de los consumos
problemáticos de bebidas alcohólicas.
Para esta propuesta de actividad, podes retomar alguna que ya hayas diseñado y modificarla o
adaptarla en base a los conceptos y herramientas vistas en el curso.
La elaboración de esta propuesta debe incluir:
1. Una fundamentación que dé cuenta de por qué es importante desarrollar dicha
actividad.En esta fundamentación deben aparecer, al menos, dos conceptos que se hayan
trabajado durante las clases.
2. El desarrollo y descripción de la actividad en sí misma: cuál es el objetivo y en qué
consiste.
Extensión máxima: 500 palabras.

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