Delitos Contra La Vida
Delitos Contra La Vida
Delitos Contra La Vida
Art. 119: "no es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la
mujer embarazada o de su representante legal. si lo tuviere, cuando ex el único medio
para salvar la vida de la gestante ti para evitar en su salud un mal grave o permanente."
En el aborto terapéutico entran en juego dos bienes jurídicos, la vida del embrión o feto y la vida y
salud de la mujer embarazada. Ambos bienes gozan de la misma importancia en la medida en que se
trata de vida humana, pero en caso de conflicto entre estos bienes, el legislador ha opiado por dar
preferencia a la vida y salud de la gestante.
Esta situación obliga a plantear cómo se relaciona este artículo con el estado de necesidad
justificante y exculpante previsto en el art. 20,4° y 5° CP, respectivamente.
En principio, algunos autores sostienen la ¡[-relevancia del art. 119 CP, en la medida en que aquí se
acoge un caso particular de estado de necesidad. Sin embargo, no puede realizarse esta afirmación
de una manera contundente, por cuanto pueden apreciarse ciertas diferencias con el contenido del
estado de necesidad descrito en el art. 20, 4° CP"''.
Desde este punto de vista, en el art. 119 CP se acoge un supuesto especial de exención de
responsabilidad por el aborto anisado ante una situación de peligro para la mujer, que ve
privilegiado su derecho u la vida y la salud frente al del feto o embrión. No obstante, ello sólo será
posible en tanto que ésta preste su consentimiento, siendo éste el dato que nos impide identificar
plenamente esta exención con la naturaleza propia del estado de necesidad justifícame, donde la
concurrencia del peligro justifica de por sí la directa intervención en aras de la salvaguardia del
interés preferente.
1°.- El aborto ha de practicarlo un médico: Por tanto, quedan excluidos otros profesionales, en
tanto no sean médicos, así, por ej.. las matronas o enfermeras. Además, se requiere que dos
médicos emitan un informe favorable respecto a la necesidad de practicar el aborto, de
conformidad con el art. 2 1 del Código sanitario. Es una forma de evitar, por parte del
legislador, cualquier posible error médico; pero al establecerse esta exigencia nos enfrentamos
a un problema de nuestra realidad, porque qué sucede en aquellos lugares de nuestro país en los
que hay un solo médico, o no hay ninguno, ¿se admitiría el aborto terapéutico? En una situación
límite habría que trasladar a la gestante a un lugar donde puedan emitirse los informes médicos,
pero habrá casos en que, por su misma urgencia, esto no sea posible. Ante tales situaciones,
la única manera de solucionar el problema sería admitiendo la concurrencia de un estado de
necesidad -art. 20. 5° CP.
3°.- El aborto ha de ser el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar un
mal grave y permanente en su salud: Se distinguen dos supuestos: en primer lugar, si está en
peligro la vida de la gestante, donde se da preferencia a la vida de ésta frente a I u del embrión
o feto.
En segundo lugar, el aborto puede ser para evitar un mal grave y permanente en la salud
de la propia gestante. Por mal permanente y grave se entiende tanto un mal físico como
psíquico. De otro lado, el mal grave lo va a tener que determinar el médico tomando en
consideración la opinión de la gestante. Se deja un amplio margen para la aplicación de este
supuesto, si bien, la otra posibilidad sería detallar las enfermedades graves que entrarían en
juego, lo cual acarrearía más problemas. De todas formas, un dato que va a ayudar a restringir
lo que se entienda por mal grave es que éste sea de carácter "permanente".
5.5. La Pena
Otra separata
En el análisis de las diversas figuras delictivas que van a ser materia de esta obra se seguirá el
siguiente método:
1.- La descripción típica: Se indica el texto del artículo del Código penal o de la ley penal especial
relativo al delito a analizar.
2.- El bien jurídico protegido: Se precisa cuál es el objeto de tutela penal en el delito.
El sujeto activo y pasivo del delito:-por sujeto activo se entiende aquella persona que realiza el
comportamiento típico. En cambio, sujeto pasivo es el titular del bien jurídico protegido en cada
precepto penal.
E1 comportamiento: es la conducta descrita en el tipo penal. Se tendrá en cuenta que ésta puede ser
realizada mediante una acción o mediante una omisión.
En relación con el concepto de omisión se seguirá clasificación que distingue entre omisión
propia, cuando el propio texto legal establece que el
Comportamiento se tiene que realizar por un "dejar de hacer" del sujeto activo por ej.. art. 126
CP. Y omisión impropia, cuando del texto legal se puede deducir que el comportamiento admite la
omisión, -por ej., art. 106 CP.
4.- La tipicidad subjetiva: Se analiza, en primer lugar, la exigencia de dolo o culpa, teniendo en
cuenta lo dispuesto en el art. 12 CP, según el cual, en principio, las penas previstas para los delitos se
establecen cuando su comisión es dolosa, y sólo cuando expresamente esté prevista en el tipo será
castigada la forma culposa.
Respecto al dolo, será necesario advertir las diferentes clases que en la actualidad distingue la
doctrina:
- Dolo directo, también denominado dolo directo de primer grado: existe cuando el autor
quiere realizar la acción que se establece en el delito. Por ej., a) Luis quiere matar a Juan y para
conseguirlo le dispara en el corazón; b)Pedro quiere obtener dinero, y para ello le sustrae la
cartera a María en el micro.
- Dolo eventual: este es uno de los puntos más problemáticos analizados por la doctrina
penal moderna. El dolo eventual marca el límite entre el dolo y la culpa. Cuando el sujeto actúa con
dolo eventual se representa el resultado como probable, y aunque no lo quiere y a pesar del
conocimiento de la probabilidad de que éste se produzca, sigue actuando. Por ej., a) dos personas
se apuestan 500 dólares a la "ruleta rusa" -un revólver es cargado con una sola bala, haciéndose
girar la recámara de manera que se desconoce el disparo exacto en el que saldrá la bala-, en la
segunda ronda, uno de ellos fallece a consecuencia del disparo; b) Guillermo, en la feria del
pueblo, se-dedica a apostar a que acertará darle con su flecha a la manzana que su hijo tiene
colocada en la cabeza, a una distancia de 100 metros. El niño muere al fallar el padre su disparo.
En la culpa se distingue entre culpa consciente y culpa inconsciente. El sujeto actúa con culpa
consciente cuando, si bien no quiere causar la lesión, advierte la posibilidad de que ésta se
produzca, confiando, no obstante, en que ésta no llegará a tener lugar6. Existirá culpa inconsciente
cuando el sujeto activo no sólo no quiere el resultado lesivo, sino que ni siquiera prevé su posibi-
lidad.
Además. existen ciertos tipos penales que requieren para su configuración. aparte del dolo; algún
elemento subjetivo del tipo. Así, por ej., en el delito de hurto, el art: 185 CP exige que el autor
tome un bien mueble ajeno para obtener provecho. En este caso, el solo tomar un bien mueble ajeno.
sabiendo lo que se hace y queriéndolo, no da lugar aún al tipo de hurto. Es preciso que además de
ese conocer y querer (dolo), el autor realice el comportarme! to con esa especial intencionalidad, .que
se identifica, en tal caso, con el "ánimo de lucro". De ahí que. quien sustrae bienes a su deudor
moroso para hacerse pago con ellos' no comete el delito de hurto.
conclusión, los elementos subjetivos del tipo son todos aquellos requisitos de carácter subjetivo,
distintos del dolo, que el tipo exige para su realización.
5.- Grados de desarrollo del delito: Se analiza la forma en la que se consuma el delito y, en su
caso, si admite la tentativa como forma imperfecta de ejecución.
Se distingue entre tentativa acabada e inacabada. Existe tentativa inacabada cuando el autor no ha
realizado todavía todos los actos necesarios para consumar el delito: por ej., Jacinto, en el momento
que apuntaba a Ruperto, es detenido por la Policía, aquí Jacinto no ha realizado todos los actos
necesarios para consumar el delito, en la medida en que le faltó apretar el gatillo de la pistola con
la que apuntaba contra Ruperto.
• Habrá tentativa acabada cuando el autor ha realizado todos los actos necesarios para consumar
el delito, pero éste no tiene lugar por razones ajenas a él. Por ej. Pablo quiere matar a Claudio y le
dispara, pero gracias a la pronta . intervención médica, Claudio no llega a fallecer: en este
supuesto, Pablo ha realizado todos los actos necesarios para consumar el delito, pero éste no se
consuma por circunstancias ajenas a él. En algunos Códigos penales se denomina a esta
modalidad de tentativa "frustración"; esta misma terminología es empleada también por parte de
la jurisprudencia que. no obstante, la utiliza en un sentido más amplio, al no distinguir según que
estén o no realizados todos los elementos del tipo que deberían dar como consecuencia la
consumación del delito. El dato que según esta interpretación tiene relevancia a los efecto de
considerar como frustrado el delito, es que el sujeto no haya alcanzado I; consumación por
causas ajenas a su voluntad, con independencia de que con curran, en sentido estricto, una
tentativa acabada o inacabada.
EJ grado siguiente en la ejecución del delito es la consumación, que existirá cuando el sujeto
ha realizado todos los elementos del tipo objetivo. Por lo tanto, la diferencia entre consumación y
tentativa se basa en la ejecución completa del tipo objetivo por parte del sujeto activo del delito,
dado que, desde el punto de vista del contenido del tipo subjetivo dolo y elementos subjetivos
del tipo-, en ambas es igual. Por ej., tanto en la tentativa de hurto como en el delito de hurto
consumado será necesario que el sujeto quiera sustraer el bien mueble con intención de obtener
un determinado provecho.
6.-La pena: Hay que diferenciar entre mínimo legal y mínimo de la pena. El mínimo legal es
el que se establece para un delito en particular, así, por ej., en el caso de delito de homicidio es de
seis años, según el art. 106 CP El mínimo de la pena es el mínimo que establece el Código penal
para esa clase de pena; el mínimo de la pena, por ej., en la pena privativa de libertad viene, fijado
en el art. 29 CP, donde se distinguen dos modalidades:
A parte de estos puntos, y en los supuestos donde adquieran una relevancia especial, se analizan
también los problemas de autoría -autoría directa, autoría mediata y coautoria y participación
-instigador (o inductor), cómplice primario (o necesario), y cómplice secundario (o innecesario);
así como los que se plantean en el ámbito del concurso aparente de leyes y concurso de delitos
concurso ideal y real.
3 SEPARATA
Respuesta: Según Gómez López, el aborto se puede definir como la interrupción provocada
dolosamente del proceso de la gestación, con o sin expulsión del feto o producto de la
concepción, pero con muerte del mismo
Sería la expulsión del feto en cualquier mo mento después de la fecundación, sean cuales
fueren las etapas del embarazo y el desarrollo del feto, en cuanto a edad, peso, porte, etc.
Para otros la muerte del feto, la que puede producirse con o sin expulsión. Una tercera
posición: el aborto sería la interrupción del embarazo en que tiene cabida la muerte sin
expulsión, como la expulsión sin muerte. No hay acuerdo ni en la doctrina ni en la
jurisprudencia.
3.- Definiciones de aborto, desde el punto de vista penal
a) El Nuevo Diccionario Médico Larousse define así el aborto: Expulsión del producto de la
concepción antes de ser viable. El aborto es embrionario antes de los noventa días, fetal hasta el
séptimo mes; a partir de esa fecha ya no se trata de aborto, sino de parto prematuro,
considerándose entonces al niño viable desde el punto de vista legal; en realidad, desde el uso de
las incubadoras, la viabilidad es posible desde los seis meses. El aborto puede ser espontáneo o
provocado (terapéutico y criminal).
b) Para Dorland, el aborto es: "Expulsión prematura (antes del sexto mes) del producto
de la concepción (embrión o feto no viable). Los síntomas clásicos generalmente presentes en
cualquier tipo de aborto son: dolor y hemorragia uterinos, reblandamiento y dilatación del
cuello y presentación o expulsión de todo el huevo o parte del mismo. Producto de la
concepción expulsado prematuramente. Detención prematura de un proceso normal o
morboso.
c) Según Duranteau, el aborto es: "Interrupción del embarazo antes del sexto mes, es
decir, antes de que el feto sea viable. Pérdidas de sangre y dolores son los signos que advierten acerca
del aborto espontáneo que, con suma frecuencia, debe completarse con un legrado. Convendrá
investigar la causa de los abortos expontáneos de repetición: malformación uterina,
desequilibrio de las acciones estrógeno progesterónicas, isoinmunación al factor Rhesus,
enfermedad infecciosa, etc. El aborto provocado clandestino, en vías de desaparición, criminal en
razón de la frecuente incompetencia de quienes la practican utilizando los instrumentos mas
variados, comporta riesgos considerables: muerte por embolia gaseosa (inyección de agua
jabonosa), perforación uterina con peritonitis, infección local, hemorragia cataclísmica,
septicemias particularmente graves, tétanos, ulteriormente anexitis, esterilidad. Si bien la
ley autoriza en ocasiones, bajo determinadas condiciones, la interrupción voluntaria del
embarazo, ello constituye en realidad una protección. Pero es preciso saber que incluso
practicado en las mejores condiciones, en un medio médico especializado, se trata de un acto
quirúrgico que conlleva cierto número de riesgos (riesgo anestésico, lesiones uterinas,
perforación, hemorragia)".
Respuesta: Es la vida del feto. Como señalan CarboneUMateu y Gomales Cussac: "La
fundamentación última de la regulación de los delitos de aborto obedece, probablemente, a
razones de muy diversa índole. No resulta difícil establecer una relación entre las necesidades
demográficas y la mayor o menor dureza de las regulaciones del aborto. No obstante, es obvio que el
bien jurídico protegido no es sino la tutela de la vida prenatal.
Característico de este delito es la destrucción del feto, objeto material, portador de la esperanza de
vida o lo que algunos han llamado vida humana dependiente. La tipificación del aborto supone
la ampliación de la consideración del ser humano como persona a momentos anteriores al
nacimiento"
Respuesta: Es la muerte del feto realizada por la madre misma o ayudada por otro sujeto
mediante su consentimiento (art.114 C.P. 91).
Pregunta N° 57.- ¿Cuáles son las agravantes especificas del delito de aborto?
Respuesta: El aborto se agrava por la calidad del agente que lo realiza. Así, el art.117 del
Código Penal precisa una circunstancia agravante cuando es un médico, obstetra, farmacéutico,
o cualquier profesional sanitario, que abusando de su ciencia o arte, causa el aborto
Pregunta N° 58.- ¿Qué plantea la solución del plazo y la de las indicaciones para despena-
lizar el aborto?
(La solución de las indicaciones, excepto la indicación social, es defendida en España por José
Cerezo Mir, entre otros).
La solución de los plazos plantea la despenalización del aborto cuando el médico provoca el
aborto con el consentimiento de la mujer o cuando la mujer consiente dicho aborto o se lo
causa a sí misma en las primeras doce semanas del embarazo. (La solución de los plazos es
defendida en España por Gimbernat Ordeig, Quintero Olivares y Francisco Muñoz Conde).
En algunas ocasiones se argumenta en favor de la solución de los plazos, que el embrión no es
aún un ser humano o no tiene vida humana propiamente dicha en los tres primeros
meses del embarazo. Gimbernat y Muñoz Conde, por ejemplo, argumentan que en el embrión
no se registra una actividad bioeléc-trica cerebral, se obtiene un electroencefalograma plano
en los tres primeros meses del embarazo. Si se considera que el electroencefalograma plano
es la prueba más eficaz para determinar el momento de la muerte, habría que estimar que en
el embrión no hay vida mientras en él no se registre una actividad bioeléctrica cerebral.
Cerezo Mir considera que esta argumentación es falaz. El momento de la muerte viene
determinado por el cese irreversible de la actividad cerebral. En el embrión, antes de
transcurrir los tres primeros meses del embarazo, el electroencefalograma es plano, pero
estamos ante un ser humano en desarrollo y es sólo cuestión de días o semanas el que
registre en su cerebro una actividad
,La regulación del aborto en el proyecto de nuevo Código Penal Español. En la Reforma
Penal, cuatro cuestione* fundaméntale». Edita Instituto Alemán. Madrid, 1982. p. 35).
Respuesta: Es un aborto por indicación médica que consiste en causar la destrucción del
feto para salvar la vida o evitar graves riesgos en la salud de la madre
4 separata
CAPITULO
VI ABORTO TERAPÉUTICO
El presente dispositivo legal, nos plantea el caso de la única figura abortiva que
no es reprimible en nuestro ordenamiento jurídico penal. Nuestro Código sanitario
expresamente prohibe todo otro tipo de aborto, aunque esté basado en
consideraciones de orden moral, social, económico o dirigido como un medio de
control de la natalidad (Ats. 22 y 23, D.L. 17505).
En la actualidad, el tratamiento legal de esta figura la encontramos tanto en el
Código penal como en el Código sanitario, estableciéndose este último como
complemento del primero. Existe para nosotros una concatenación legislativa entre
ambos dispositivos legales, donde el primero (artículo 119), es complementado por
el segundo (Art. 21, C.S.). Por ello no estamos de acuerdo con quienes
manifiestan que el artículo 119 ha sido modificado tácitamente por el referido
artículo 21 de nuestro cuerpo normativo de la salud, y que en la actualidad el aborto
terapéutico se encuentra regulado por el Código sanitario (155). Pensamos que no se cumplen
los requerimientos del principio de «lex posterior! derogat priori», y que, por el contrario, tales
dispositivos, lejos de excluirse, mantienen una íntima y complementarla relación.
El Código sanitario es un Código técnico en salud, por ello es Justo que trate y reglamente
el aborto terapéutico.
2.- DEFINICIÓN
El aborto necesario o terapéutico, conocido también como aborto clínico, permitido, lícito o
impune, puede ser definido en general, como la interrupción artificial de la gravidez, para
evitar un peligro cierto e inevitable de otro modo a la vida o salud de la gestante.
El maestro Brámont Arias, siguiendo el texto original del Código penal, había dicho que este
tipo de aborto, en lenguaje de la ley, «es el practicado por un médico, con el consentimiento de
la mujer encinta, si no hay otro medio de salvar la vida de la madre o de evitar en su salud un
mal grave y permanente' ti 56),
Desde una óptica eminentemente normativa, para nuestro Derecho positivo, el aborto
terapéutico es una figura abortiva exenta de antljuricidad, que implica la producción del
aborto por un médico, con el consentimiento de la gestante y la opinión favorable
de oíros dos médicos, como último medio para evitar la muerte de la misma o
preservarla de un mal grave y permanente en su salud.
Sabemos, por nuestro estudios de la parte general, que existen conductas que por
su especial naturaleza, se les considera como exentas de responsabilidad y que
dichas conductas son recogidas y taxativamente especificadas en el artículo 20 en
sus diferentes incisos. Si esto es así, ¿Por qué no se consideró esta conducta del
artículo 119 dentro del referido artículo 20?. Los estudiosos han querido sumergir
esta conducta, dentro de la eximente de responsabilidad que se refiere al estado de
necesidad, pero consideramos que no tiene fundamentos sólidos, como la ha
demostrado Luis Brámont Arias en su estudio comparativo de los elementos
necesarios en ambas figuras.
A decir de Cuello Calón, en tales casos (en la decisión por parte de la madre de
sacrificar su vida o la del feto), existe un verdadero conflicto de bienes de valor desigual: el
bien de mayor importancia, la vida de la madre, fruto ya logrado, ser con vida consciente y
cuya vida tiene honda eficacia sobre otras vidas; y el de menor importancia, la vida del
feto, vida inconsciente, puramente fisiológica, vida que no anima a un ser hu mano
propiamente dicho, sino a una esperanza de él. La solución Jurídica de este conflicto es el
sacrificio del bien menor.
La presente figura hace permisible y/o imputable la conducta abortiva del médico, pero
evidentemente el tipo legal subsiste y cobrará vigencia en cuanto tal médico no obre respe-
tando una serte de requisitos que la ley reclama; así, si tal profesional no cumple con
ellos, entonces puede ser Incriminado como autor del delito de aborto.
La ley requiere la existencia de un peligro, tanto para la vida como para la salud
(física o mental) de la mujer, que devenga como consecuencia del desarrollo del
feto que alberga en sus entrañas. No se trata de cualquier peligro, éste debe ser
grave e imposible de salvar sino es con la muerte del feto. Asimismo, para que
funcione la figura que estudiamos, el peligro que se cierne sobre la salud de la
mujer, debe ser de tal magnitud, que haga posible un mal grave y permanente.
Al respecto, el texto legal también posibilita que quien preste el consentimiento requerido,
sea el representante legal de la embarazada.
Nos parece que con la exigencia planteada por el Código sanitario, de que sean dos médicos
en consulta los que determinen la necesidad del aborto, el escollo de la falta de consenti-
miento, en el caso presentado, resulta, en cierto modo, menos escabroso.
- CASO CUATRO.- Caso en el que la gestante se niega a someterse al aborto. «El consentimiento
de la mujer no constituye el fundamento de la impunidad del aborto terapéutico» (159), y
aunque es cierto que debería respetarse su «derecho heroico a la maternidad» (160),
considerarnos que ante ciertos casos, que impliquen un desperdicio inútil de la vida, podríamos
asimilar esta situación al caso anterior.
Está por descontado que nos referimos a médicos profesionales titulados y conocedores de
la materia. Están excluidos 3 prácticos o cualquier otro profesional sanitario (odontólogo
farmacéutico, etc.).
5 separata
ABORTO TERAPÉUTICO
La fuente inmediata del art. 163 de nuestro C.P. la encontramos en el art. 107 del proyecto
suizo de 1918. En cuanto a los antecedentes nacionales señalamos el art. 282 del proyecto
de 1859.
2..—Naturaleza jurídica
El art. 85 contiene una regla válida para todos los delitos, y no hace referencia al
consentimiento; esta referencia es propia del dispositivo en el aborto impune; de ahí que
al identificar la impunidad del aborto con el estado de nece sidad, podría llegarse al
absurdo de reputar válida para otra figura la regla del consentimiento que contiene el art.
163.
Queremos dejar en claro que para la debida procedencia del aborto terapéutico, los
facultativos tendrán que haber agotado previamente todos los medios científicos disponibles
que habitualmente se emplean para contrarrestar la producción del resultado no deseado. La
utilización de tales medios científicos han debido caer en e) fracaso o en su defecto
resultar impracticables.
La ley, estrictamente, indica que el único habilitado para practicar este aborto es el
médico titulado, la especialidad de éste no es tomada en cuenta puesto que se supone que
todo médico posee los conocimientos clínicos necesarios que lo condicionan para efectuar
con toda seguridad y diligencia la maniobra abortiva. En lo referente a los prácticos o
profesionales de especialidades afines a la medicina, éstos no son tomados en cuenta,
aunque merece destacarse que pueden alegar a su favor la justificante del estado de
necesidad .
Conforme al espíritu de este requerimiento, se logra advertir que el legislador al momento de
establecer las reglamentaciones del caso solamente advirtió el área urbana (hospitales,
clínicas, postas, etc.), es decir, centros médi cos en donde el galeno dispone del
instrumental necesario, así como de las comodidades de la ciencia' moderna que hacen
más segura y efectiva la practica de la embriotomía. Decimos esto, porque de otra manera
no nos explicamos como por ejemplo, se exige una serie de complicados requisitos que deben
de observarse para la practica del aborto, cuando es sabido que en la mayor parte del
territorio nacional los médicos brillan por su ausencia. Sin embargo, es justo reconocer
que esta excesiva diligencia legal busca ofrecer todo tipo de garantías sanitarias a la
mujer que debe abortar, y que mejor para ello que reconocerle al profesional médico tal
facultad.
b) Consentimiento de la grávida.
Por nuestra parte, consideramos que la inclusión del consentimiento en esta figura
reafirma el hecho que es la mujer la que tiene, en última instancia, la libre y difícil op -
ción de decidir entre el seguro resguardo de su vida o salud y su deseo de afrontar todos
los riesgos inherentes al embarazo riesgoso.
La doctrina señala con razón que muchas veces el consentimiento suele presentar serias
dificultades. En primer lugar, la ley solamente otorga relevancia a la anuencia de la grávida,
restando toda significación a la opinión del marido o de los padres de la gestante;
igualmente, vemos problemas en los casos de inconciencia di: la mujer, es decir, que
dado su estado de salud, la gestante se encuentra absolutamente imposibilitada de expresar
sus deseos, o¿ cuando la mujer es menor de edad, incapaz o imputable. etc. En tales
casos debe de precederse de la siguiente manera: si la mujer se en cuentra en estado de
inconciencia y nú licué a su lado una persona obligada civilmente a dar el
consentimiento por ella. el médico actuará amparado en la justificante del estado de
necesidad o cumplimiento de un deber de profesión. En los otros supuestos deberán de
observarse las reglas del Código civil (tutela, cúratela, patria potestad).
" También pueden presentarse situaciones censurables, co mo, por ejemplo, el del
esposo que, ante la impasibilidad física de la gestante para expresar sus deseos, da su
consentimiento por hallarse interesado en la muerte de la cónyuge, o en la
supervivencia del hijo, con el fin de obtener una herencia. Puede también suceder que
la madre' en un impulso noble decida sacrificar su vida en beneficio de la de su hijo.
La ley prohíbe la libre disposición- de la vida por parte de una persona, aunque es
preciso aclarar que la ley no precisa sanciones para los sujetos que atenten contra su
propia vida o integridad personal. El art. 6 del Código civil regula ciertos actos de
disposición del propio cuerpo.
La exigencia legal del consentimiento entorpece la labor del médico y no hace más
que atemorizarlo, cuando se encuentra frente a un peligro inminente para la
embarazada.
c) Que se cuente para la ejecución del aborto con la opinión favorable de dos médicos,
distintos al practicante, que hayan estudiado el caso en consulta.
Para el aborto terapéutico se precisa, previamente, de la opinión de dos médicos. Los
médicos consultantes requisito es procedente la represión del galeno. Sin duda
alguna, la ley persigue eliminar la práctica clandestina, abusiva e injustificada del aborto,
pero si analizamos el caso desde la óptica de la política crimina!, fácilmente advenimos
que con nuestra geografía nacional sería prácticamente imposible cumplir con tal
requerimiento. Una solución racional en tales casos, sería la del estado de necesidad
(cuando el caso se presenta, por ejemplo, en zonas donde no existen más de un médico o
en casos de suma urgencia).
d) Que el aborto constituya el único medio disponible para poner a salvo la vida de la
embarazada o para evitarle un mal grave y permanente a su salud.
Es evidente que la ley brinda a las personas una protec ción amplia que comprende
tanto a su salud física como también a su salud psíquica. "La constatación de este riesgo
para la mujer es practicado, en primer lugar por el médico tra tante; y, en segundo
lugar, por los médicos llamados en consulta por dicho galeno" 17°.
El aborto terapéutico o necesario debe de ser el único medio con el que cuente la ciencia
médica, apropiado, para salvar la vida de la gestante o evitarle en su salud un mal
grave o permanente 171 . Si el médico practica el aborto movido por el afán de evitarle
a la mujer una simple afectación a su salud, será responsable penalmente.
El origen del peligro, generalmente, proviene del estado de embarazo, no obstante hay
casos en donde el peligro puede ser causado por un proceso patológico ajeno al
embarazo, cuando la mujer es afectada por una meningitis, re sulta imprescindible
practicarle el aborto, ya que el sumi nistro de los antibióticos acarrean una serie de
complicaciones en el embarazo que a la postre significarían un serio peligro para la vida o
la salud de la gestante.
4.—Fundamento de impunidad
,.- Antecedentes. 2.- PoliUca criminal. 3.- Ponderación de bienes \.- Criterios para una
reforma penal en materia de aborto. 5.-ilstemas de despena!Izaclón; a) Solución de los
plazos, b) Solución te las Indicaciones.
Débil y eufemistico es el significado de las proclamas "derecho al propio cuerpo", "mi vientre me
pertenece". Efectivamente, lo que viene a afectar decidida y gravemente la prohibición el aborto no
es la violación a la decisión de la mujer de no tener un hijo; lo que se atenta es primordialmente
la opción a desarrollar su personalidad y el derecho a la reserva de su intimidad. Esta concepción
es más seria porque se edifica sobre una realidad antropológica nada desdeñable.
De obro lado, la obligatoriedad a la maternidad es la compulsión a una comunicación no
deseada -con el hijo o con el padre-. Las resonancias se sentirán en las alteraciones y en las
diversas Intensidades de las relaciones humanas futuras.
Los menoscabos a los bienes Jurídicos en mención adquieren más gravedad en nuestro mundo social.
No hay una política clara de paternidad responsable, no hay información precisa sobre la
sexualidad y los métodos anticonceptivos.
En suma, el amparo de la vida en formación colisiona con otros bienes jurídicos también
Importantes y que la Constitución garantiza a la mujer; derecho a la vida y a la salud, derecho a la
libertad personal y al desarrollo de la personalidad y derecho a la intimidad.
El legislador debe tratar de resolver racionalmente los conflictos entre bienes Jurídicos. Para su
solución debe acogerse a un principio que se conoce con el nombre de "ponderación de
bienes". Este principio le permite construir una jerarquía de los bienes Jurídicos en las hipótesis
colisionantes. Este principio no Impide buscar soluciones que entrañen un sacrificio necesario del
bien que se supone de menor estimación valorativa. Se debe contar con todas las normas
afectadas o relacionadas con el problema que se pretende resolver.
El principio de ponderación de bienes debe tener por objetivo la plena realización de los bienes en
conflicto. Así, tiene sentido que la Jerarquía de los bienes se incline a favor de la libertad, de la
intimidad, la salud, y sobre todo de la vida, pues son intereses imprescindibles y derechos
humanos primordiales. De obro lado.
El problema que examinamos ofrece un marcado interés ya que nuestra ley penal se caracteriza
por su destacable repercusión represiva, que si comparamos con lo que se viene produciendo en
el Derecho extranjero la distancia se hace más extensa. A estas alturas de nuestra historia,
comprobamos que considerar todo aborto no espontáneo como delictivo, es hacer de la ley un
instrumento rígido e irreal, además de verificarse ya una categórica ineficacia en la lucha no
solamente contra la eliminación del aborto no espontáneo, sino de su mera disminución. Y es que
como lo expresan C. Duffi y A. Hírshberg, el aborto de la misma forma que el juego o la bebida no
es algo que pueda ser suprimido simplemente por un decreto.
En el fondo de la criminalización del aborto consensúa! parecería que la misión del Derecho en su
rol de garantía de la normal convivencia entre las personas carecería de gravitación en el ámbito del
aborto no espontáneo. De ahí que si hay valladar serio que se levante contra el aborto es.
precisamente, la religión. La conciencia del creyente es indudablemente el terreno más fértil para
aceptar obligaciones de conservar el fruto de las relaciones sexuales. Para el cristianismo el
nasclturus es un ser humano, obra de Dios y, por lo tanto, los padres carecen de libre disposición.
El Derecho no puede, ni tiene capacidad para entrar en la Intimidad de la persona, ámbito
solamente reservado para la moral y la religión.
Es Inaceptable el razonamiento farisaico de que sí bien es cierto la pena del aborto no moraliza
al ciudadano, se sostiene desaprensivamente que por lo menos se puede evitar. La realidad es bien
diversa: el aborto es con toda probabilidad el delito que presenta en todos los países una cifra
negra o zona oscura bastante amplia, es decir, en que es mayor la diferencia entre los hechos
delictivos realizados y los condenados o, con otras palabras, en que la represión es más ineficaz.
Nuestra legislación sólo admite el aborto terapéutico, afortunadamente ratificado por el Decreto
Legislativo 121, que modifica la aberración jurídica del art. 21 del Código Sanitario.
La Política del Estado, ahora y antes, es contraria al control de la natalidad. El Código
sanitario adviene que está prohibido el aborto como medio de control de la natalidad" (art. 23).
Inclusive agrega una idea obsoleta al declarar que "todo anticonceptivo será usado bajo control
del médico quien es directamente responsable de los efectos secundarios consecuentes de su uso"
(art. 24). Y para analizar con su rossrio de desatinos, el Código sanitario enfatiza que "es
prohibida la venta de anticonceptivos sin receta médica" (art. 24 in fine).
Como puede advertirse, el Estado y la sociedad peruana se inclinan por las bondades de la
represión y exhibe su creencia en el carácter preventivo general (intimidación) de la pena. Para
nuestro legislador el medio adecuado para evitar los abortos clandestinos es la sanción efectiva e
inflexible. Si a esto agregamos la ausencia de un programa de educación sexual completamos el
cuadro de nuestra Política Criminal miope e ineficaz10.
La ineficacia de la persecución criminal en el aborto crea además la atmósfera de
desprestigio de la ley penal, pues es sabido que en la mayoría de los casos la ley no es aplicada;
mas bien su vigencia condiciona que la práctica abortiva clandestina menoscabe la salud de las
mujeres e, inclusive, ocasiona la muerte en algunas situaciones.
Esto lleva a decir a Landrove Díaz que el mantenimiento de una sanción nominal -ya que no se
aplica exige evidentemente un alto precio. El desgaste del Derecho Penal es en estos casos
indudable, ya que los miembros de la comunidad se habitúan en la práctica de actividades
consideradas delictivas. Estado de cosas que hiere agudamente la sensibilidad del Jurista11.
La realidad delictiva del aborto en el Perú ofrece una abultada cifra negra. No existen
estadísticas Judiciales. Las fuentes policiales son limitadas y el desorden penitenciario
permite la no confiabilidad de sus registros. Es por ello que consideramos conveniente apelar
a las hipótesis sobre el índice de criminalidad abortiva en el Perú: Primero, es fácil observar
que siempre el aborto ha constituido una infracción de poca frecuencia en el quehacer policial
y Judicial. Segundo, que las diferencias existentes entre la información hospitalaria y la
policial, por cierto muy marcadas, nos permiten Inferir una espontánea flexibilidad en la
persecución de las prácticas abortivas. Tercero, la actividad delictual del aborto
-necesariamente superior a la que Indican, las estadísticas judiciales y policiales-, como la
acción desarrollada por los órganos de defensa social frente a ella, proponen la Ingente
necesidad de adoptar lineamientos político-criminales distintos12.
Evidentemente, el legislador antes de convertir sus Ideas en cristalizaciones legales debe estudiar si
realmente la colectividad rechaza plenamente una conducta como intolerable, pues si la comunidad no
solamente no rechaza determinada conducta sino que la mira con simpatía, una ley eminentemente
represiva tiene que caer en el vacío; la opinión pública acepta de buen grado
las sanciones severas que se aplican a los contraventores a las normas de tránsito -e incluso con
frecuencia las considera insuficientes- porque tiene conciencia de la necesidad de esta legislación.
En cambio, la represión del aborto le parece anacrónica e. incluso, inútil, por lo menos en lo que
concierne a la mujer que padece la intervención. La población toma entonces la costumbre de violar
la ley y entregarse a prácticas ilegales; en este sentido, puede decirse que la no aplicación de una
legislación severa, no adaptada al sentimiento de la colectividad corrompe a la sociedad"13.
Es conveniente invocar el pensamiento de Quin Lano Ripollés cuando dice que la vieja idea romana de
ser el feto una especie de víscera materna, de absoluta disponibilidad de la mujer se halla sumamente
arraigada en las mentes, haciendo difícil su sustitución por la abstracta de ser el nasciturus una
persona portadora de derechos y susceptibles de plena protección. Y ante esta realidad social es
claro que, como suele acontecer las leyes penales poco puedan, máxime tratándose de una delincuencia de
tan fácil comisión como difícil descubrimiento1*.
En definitiva, la legislación prohibitiva no ha conseguido sus objetivos15. El aborto voluntario no ha
desaparecido ni tampoco ha disminuido. En cambio, los efectos intimidantes de la ley ha
conseguido el lado negativo: propiciar que las prácticas abortivas sean torpes y sanitariamente
contrarias a la salud de la mujer embarazada. Esta tolerada práctica clandestina ha llevado a
Locht. P. a exclamar desgarradoramente que esto constituye la solución más degradante y la más
destructiva de la ley y de la autoridad pública16.
a) Aborto eugenésico
Se considera a la indicación facultativa que se orienta a la prole misma, y no, precisamente,
a la salud de la madre. Un defecto somático psíquico incurable del feto, ocasionado por factores
hereditarios mórbidos debido a los padres, o también, podría ser por daños que haya sufrido la
madre durante el embarazo (medicamentos como la talidomida. se le haya suministrado
anticonvulsionantes o anticoagulantes, haya padecido de una enfermedad como la rubéola).
ABORTO
1.- Definición. 2.- Bien jurídico. 3.- Tipo objetivo: A) Preexistencia de un embarazo, B}b.l.-
Procedimientos mecánicos. b.2.- Procedimientos físicos, b.3.- Procedlmlentos tóxicos. b.4.
Procedimientos psíquicos. C) Muerte del producto de la concepción. 4.- Tipo subjetivo.
1.- Definición
El aborto se puede definir como la imemipción provocada dolosamente del proceso de la
gestación, con o sin expulsión del feto o producto de la concepción, pero con muerte del mismo3*.
Consideramos de vital Importancia para la configuración de este delito la viabilidad del feto. Para
cuello Calón el feto debe ser viable, si no lo fuere, si no pudiere Ilegal al fin del proceso de su
madurez no existiría delito, pues el aborto es aniquilamiento de una esperanza de vida
humana37. Por viabilidad entendemos la posibilidad que tiene el feto, al dejársele a su
natural ¡evolución, de convertirse al final del proceso en un ser humano.
Vegetales como el azafrán en dosis elevadas ejerce presión sobre el útero, provocando
hemorragia y, por tanto, la interrupción del embarazo. Otras plantas ricas en aceite aunque menos
extendidas, son el laurel, la menta y la nuez moscada.
Hay otros fármacos que en grandes dosis pueden producir aborto, ver la penicilina, las
prostoglandinas, ésta última de reconocida eficacia abortiva.
Siendo éste, delito contra la vida, no se dará infracción cuando la muerte del feto es anterior a
las maniobras abortivas. Provocar la expulsión de un feto muerto no es delito34.
En tal sentido, el delito se consuma con la muerte del feto. La tentativa es admisible. Esta figura
puede darse ora en las prácticas sin éxito, ora en la expulsión del feto que logra vivir
autónomamente.
Ojo aquí se repite con otra separata pero le falta algunas cosas como este amiga mili
ABORTO TERAPÉUTICO
La figura se encuentra contemplada en el art. 119 del Código penal, donde se regula el aborto impune
en los siguientes términos:
"No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer embara-
zada o de su representante legal, si lo tuviera, cuando es el único medio para sainar la vida de la
gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente".
No es dable que el facultativo sienta la coacción de la sanción penal. En este ámbito es mejor apelar
a la conciencia del profesional. Tratándose de la calidad de estas personas, es preferible buscar las
fuentes en el área de la ética teniendo en cuenfa, como afirma Guillermo Cabanellas, que la
práctica de la medicina constituye en realidad un sacerdocio para el cumplimiento de sus
deberes; en la mayoría de los casos la amenaza de la ley penal es impotente contra el médico, pero
en cambio logra sus efectos el propio control profesional que exige e impone ese decoro sin el cual
el profesional no puede vivir73.
Consideramos que esta eximente, no constituye un estado de necesidad, ni contiene una
hipótesis idéntica a la que informa esta causa de justificación 74. El art. 119 al describir el aborto
terapéutico, y el art. 20, inc. 6 del Código penal peruano, al recoger el estado de necesidad, supone
el caso de quien produce un mal para impedir otro mayor e inminente al que ha sido ajeno. Para
la Justifican te del aborto terapéutico, no es necesario que el mal sea inminente; es suficiente que, a
criterio del médico exista un peligro presente y futuro para la vida o la salud de la madre. •:'; En la
segunda hipótesis, el médico es extraño ala situación de peligro que atraviesa la gestante; no ocurre
así con la previsión general del estado de necesidad. En el aborto ginecológico, la ley no admite la
intervención de cualquiera; la del médico es indispensable. En cambio, en el estado de necesidad
no opera la tranquila consulta considerada en el art. 119, y, por lo tanto, la emergencia ampara a
cualquier persona.
Finalmente, la previsión particular exige el requisito del consentimiento de la madre, en cambio, el
inc. 6 del art. 20 no lo contempla.
El art. 20 contiene una regla válida para todos los delitos, y no hace referencia al
consentimiento; esta referencia es propia al dispositivo en el aborto impune; de ahí que al identificar
la impunidad del aborto con el estado de necesidad, podría llegarse al absurdo de reputar válida
para otra figura la regla del consentimiento que contiene el art. 119.
En definitiva, nuestro Código contiene un acierto en el art. 119. La función que desempeña y su
carácter singular, son de una utilidad intransferible.
La falta de una figura que contemple el aborto terapéutico en un Código penal, no significa el
desamparo Jurídico del médico que lo realiza; aqui funciona, precisamente, el estado de necesidad.