Empatía

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

La empatía es la capacidad de comprender la vida emocional de otra persona,

casi en toda su complejidad. Esto no supone necesariamente compartir las


mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción que
expresa la otra persona. Ni siquiera significa estar de acuerdo con el modo de
interpretar las situaciones con carga afectiva del interlocutor.
La empatía está referida entre otras cosas a la escucha activa, la comprensión
y el apoyo emocional. Además, la empatía implica tener la capacidad
suficiente para diferenciar entre los estados afectivos de los demás y la
habilidad para tomar perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, respecto a la
persona que nos expresa su estado emocional.
Como elemento de naturaleza íntimamente arraigada en la estructura característica de
algunas especies, notablemente de la nuestra, la empatía merece ser estudiada como
mecanismo cerebral de nuestro mayor interés y requerida atención.
La empatía, a menudo se confunde con la simpatía que consiste en la armonía personal y
concordancia social con los intereses y las actitudes de los demás.
Puesto simplemente, y como la resumiera una de mis pacientes: Yo entiendo como
te sientes = simpatía. Yo siento lo que tú sientes = empatía

Enjaezando emociones
La capacidad de experimentar emociones ajenas como si fuesen propias es la base de la
empatía. Esta habilidad, a su vez, contribuye a nuestro ajuste social y asimismo, en el
estado salvaje, contribuiría a nuestra supervivencia.
Adivinar qué emociones alberga nuestro interlocutor, cuán fuertes son dichas emociones y
qué las ha desencadenado puede parecer una labor de adivino, pero todas las personas,
en un grado u otro, deben ser capaces de emprender esta tarea. Para los terapeutas, esta
capacidad bien aguzada resulta casi una facultad sine qua non. No se trata sólo de ser
atentos. Invitamos a alguien a tomar café, escuchamos observadoramente sus
exposiciones y nos mostramos congruentes con su estado de ánimo, adivinando pesares o
reforzando alegrías... Eso es simple interés social o simpatía.
Si no entendemos las emociones que nuestro invitado expone hasta el punto de identificar
su origen, no seremos capaces de completar el círculo empático. La simpatía es un
proceso puramente reflejo y cortés, que tiene con la empatía la misma relación que puede
tener un dibujo con el objeto que representa.
La empatía, por su parte, involucra las emociones propias; sentimos lo que sienten los
demás porque vivimos de modo íntimo las mismas percepciones. De esa manera, no
captamos solamente la vibración ajena, la sentimos como si fuera nuestra y la razonamos
con nuestra propia cognición emotiva. Incluyendo aquí perspectivas, pensamientos,
deseos o creencias que importamos en nuestra mente --- incorporándolos como propios ---
de quien está sentado ante nosotros.
Es similar a una reacción de espejo, pero llevada a un nivel más profundo y de mayor
impacto emocional.
Sus componentes

Quizá en algunas ocasiones no te has sentido escuchado por falta de feedback,


apoyo o comprensión. En otras muchas ocasiones, quizá sientas que no has
sabido atender adecuada y empáticamente al estado emocional de la otra
persona y te preguntes: ¿Qué necesito o debo hacer para ser más
empático?
Fundamentalmente, los componentes de la empatía son los siguientes:

1. Saber escuchar
Presta atención a lo que explica o argumenta la otra persona, atiende a las
manifestaciones no verbales, como sería en el caso de los gestos que se
corresponden con el estado de ánimo que se verbaliza y no interrumpas el
discurso verbal.
La empatía es una de las competencias más importantes de las que están
incluidas en la inteligencia emocional. La palabra procede de los vocablos
griegos en que significan “dentro de él” y “lo que se siente”.Sin embargo, el
significado real de este fenómeno psicológico es aún más importante que la
capacidad de ponerse en el lugar de otro.

 Artículo relacionado: “¿Eres empático? 10 rasgos típicos de las


personas empáticas”

¿Qué es la empatía?

La empatía es la capacidad de comprender la vida emocional de otra persona,


casi en toda su complejidad. Esto no supone necesariamente compartir las
mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción que
expresa la otra persona. Ni siquiera significa estar de acuerdo con el modo de
interpretar las situaciones con carga afectiva del interlocutor.
La empatía está referida entre otras cosas a la escucha activa, la comprensión
y el apoyo emocional. Además, la empatía implica tener la capacidad
suficiente para diferenciar entre los estados afectivos de los demás y la
habilidad para tomar perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, respecto a la
persona que nos expresa su estado emocional.

Sus componentes

Quizá en algunas ocasiones no te has sentido escuchado por falta de feedback,


apoyo o comprensión. En otras muchas ocasiones, quizá sientas que no has
sabido atender adecuada y empáticamente al estado emocional de la otra
persona y te preguntes: ¿Qué necesito o debo hacer para ser más
empático?
Fundamentalmente, los componentes de la empatía son los siguientes:

1. Saber escuchar
Presta atención a lo que explica o argumenta la otra persona, atiende a las
manifestaciones no verbales, como sería en el caso de los gestos que se
corresponden con el estado de ánimo que se verbaliza y no interrumpas el
discurso verbal.
Además, reflexiona sobre lo que la otra persona te está comunicando, expresa
señales de seguimiento activo a modo de feedback: mira a la cara, asiente
con la cabeza o refleja expresiones faciales congruentes con aquello que te
está explicando la otra persona.
Por otro lado, es necesario mostrar interés preguntando detalles sobre el
contenido de la conversación.

2. Interpretar las señales no verbales


Comprende los mensajes transmitidos de carácter paralingüístico, tales como
la entonación, el tiempo de respuesta, el volumen…

3. Mostrar comprensión
Podemos mostrar comprensión congruente a aquello que nos explican a través
de frases como:" Comprendo que actuases así". "Entiendo cómo te sientes".
"La verdad es que debiste pasarlo genial"…
No se deben invalidar, rechazar o juzgar las emociones de la persona que
las expresa ya que esta es una premisa fundamental para mostrar sensibilidad
empática.

4. Prestar ayuda emocional si es necesario


Es importante preguntar siempre a nuestro interlocutor si necesita algún
tipo de ayuda. Sin embargo, en muchas ocasiones con el simple hecho de
escuchar activamente al otro le permitimos “ventilar” y gestionar su estado
emocional. De esta forma siente alivio por tener un oyente confiable a
quien transmitir sus emociones.
Cuando la persona que escucha empáticamente ha vivido una situación
emocional semejante a la que se está expresando, el proceso comunicativo es
más fluido, ya que se produce una mayor sintonía emocional.

¿Para qué practicarla?

La empatía, como habilidad de la inteligencia emocional, es importante


porque posibilita experimentar diferentes beneficios.

 Permite disfrutar de relaciones sociales participando más con el grupo


de amigos, compañeros o familiares.
 Ayuda a sentirse personalmente mejor.
 Facilita la resolución de conflictos.
 Predispone a ayudar a los demás y compartir.
 Aumenta el carisma y el atractivo.
 Permite ser más respetuoso.
 Desarrolla capacidades de liderazgo, negociación y colaboración, así
como ser mejor considerado por los demás.

¿Cómo cultivar la empatía?

Practicar la empatía nos ayuda a ampliar nuestras perspectivas y con ello


a enriquecer nuestro mundo con nuevas ideas, puntos de vista y
oportunidades.
Es una habilidad social clave que, como ya hemos visto, nos permite escuchar
mejor, comprender y formular mejores preguntas, tres aspectos fundamentales
de una buena comunicación. Además, es una de las bases para construir
relaciones sólidas y enriquecedoras.
Cultivar la empatía es un proceso necesario ya que esta capacidad es aprendida, quiero
decir que no nacemos naturalmente empático.
La autora Karla McLaren identifica 6 niveles de empatía, cada cual necesita
ser desarrollado para poder llegar a comprender realmente la vivencia ajena, sin dejarnos
manipular ni invadir por ella aun pudiendo ayudar y ofrecer sostén y apoyo.
Lo vamos viendo brevemente, para que cada uno pueda reflexionar sobre la calidad de las
interacciones que mantenemos en la vida.
Un primer nivel es lo que podríamos definir  de “contaminación emocional”. En este
estadio, inconsciente y primario, absorbemos las emociones ajenas como si fuésemos
esponjas. El riesgo está vinculado propio a esta capacidad inconsciente de empaparnos de
las tonalidades emocionales de los otros, ya que es posible que nos sentamos invadido y
vencidos por ellas a nuestro pesar. Desarrollar una buena consciencia emocional ayuda,
ya que nos permite detectar las emociones que habitan en nosotros, propias o asumidas
por “contaminación”.
En un nivel sucesivo, íntimamente relacionado con el desarrollo del primero, encontramos
lo que se define la precisión emocional. En este nivel se evidencia la capacidad de
identificar y entender las emociones, pensamientos e intencionalidad del otro.
La regulación emocional Implica la capacidad de entender, gestionar y trabajar con las
emociones ajenas y propias, para no ser vencido o dominado por ellas. Una vez
reconocidas y entendida sé cómo poderla expresar y modular.
Para seguir avanzando en el desarrollo de nuestra capacidad empática es necesario ahora
poderse poner en los zapatos del otro. Este proceso se diferencia mucho del hacerse
contagiar por la emoción del otro, ya que se trata de entender la naturaleza de sus
emociones para poder entender las necesidades, expectativas, intenciones y miedos del
otro. Este cambio de perspectiva implica lo que podríamos definir como una empatía
“cognitiva”
El nivel siguiente se relaciona con la posibilidad de preocuparse por los demás. O más
bien la capacidad de cuidado que se activa favorecida por la empatía. En este sentido no
es tanto una pre-ocupación, sino una ocupación consciente. El cuidar sin descuidar de uno
mismo. Una actitud que concierne más el preservar el interés y la fascinación hacia el otro,
el desarrollar nuestra capacidad de compasión.
En el nivel más completo encontramos laimplicación intuitiva que podemos definir como
la capacidad de actuar conformemente al haber entrado en resonancia empática con el
otro. No únicamente puedo entenderle sino me siento libre de elegir como ayudarlo según
lo que el manifiesta necesitar.
Para concluir este breve comentario sobre la empatía quiero decir algo respecto a la
compasión, término que evoca en alguien ideas religiosas pero que tiene más bien a qué
ver con el buen vivir.
Para mostrar compasión con los demás es necesario mostrarla primero hacia uno mismo.
Si estamos continuamente juzgándonos y reprochándonos estamos elevando barreras a
nuestro alrededor. Nos sentimos menos y esto de alguna forma marca una separación
(pasa lo mismo cuando nos creemos “mas” y vamos juzgando y criticando los otros).
Cultivar el sentimiento de la separación es el opuesto de cultivar lo de la conexión con el
otro, cimento de la compasión.
Para avanzar en la (auto)compasión recuerda desarrollar:
 (auto)-gentileza. Presta atención a cómo te diriges a ti mismo y a los demás, cuida
tus palabras y pensamientos como si estuvieses hablando con tu más querido y apreciado
amigo.
 Todos somos mortales, vulnerables e imperfectos. No hay porque aislarse
creyendo ser los únicos que se equivocan o sufren (o a revés pensar ser los únicos que no
lo hacen)
 Practica la atención plena. Aprender a observar desde la distancia, con abertura y
transparencia nos ayuda a ganar una perspectiva más amplia y equilibrada. En este
espacio es posible el encuentro enriquecedor entre las diferentes “realidades” de las que
somos portadores.

También podría gustarte